V de Venganza.

Evidencia #3

La historia, está ambientada en una Inglaterra gobernada por un partido de corte fascista,
que, por ser el único existente, no tiene nombre, se lo llama, simplemente, "the Party". Este
gobierno puede ser perfectamente descrito como un compilado de todas las tiranías de la
historia.

Persecución a opositores políticos, minorías religiosas, ideológicas, raciales, étnicas y

sexuales, censura a los medios de comunicación, limitación de las libertades individuales de
tránsito, opinión y asociación, racionalizaciones caprichosas y tendenciosas de alimentos,
son moneda común en este mundo y no faltan ni en el film, ni en la vida cotidiana.

La Venganza es respuesta a la opresión. El personaje V, es un símbolo en sí mismo, y no

pretende "simbolizar" nada. Se plantea como un producto de su contexto, un efecto del
gobierno opresivo al que pretende derrocar, la contraparte del tirano Adam Sutler. Así, la
misma sociedad que avala su propia opresión, generará el movimiento que la derroque,
porque ningún particularismo puede durar eternamente.

A lo largo de la película podemos observar como juega un papel importante los sistemas
simbólicos, ya que estos representan para cada grupo social una norma o una aspiración por
la que se sienten orgullosos o buscan hacer respetar esto, por todo lo que logran acarrear
estos. Los símbolos que vemos en la película y que van surgiendo en esta misma son; la
torre destruida por V, para hacer un llamado al pueblo diciéndoles que es hora de revelarse,
y por ello destruye el símbolo ya mencionado y de esta manera se desafía la autoridad del
momento y se crea una grieta en el orden estipulado logrando de esta forma introducirse en
el sistema para cambiarlo. También vemos que V crea su propio símbolo el cual es una uve
encerrada en un círculo, esto ayuda a inculcar una nueva ideología en la sociedad reprimida
la cual esta hambrienta de justicia, esta acogen este símbolo y la nueva ideología para
combatir al sistema opresor.

Libertad ontológica: significa que eres autónomo, que no necesitas de nada ni nadie para
existir.

Libertad situada: El ser humano cuenta con una libertad situada, pues es libre pero en lo
concreto, siendo determinado ser humano y en un momento preciso.
En el terreno ontológico del análisis del "ser", y con relación a la libertad, se podría tomar
el punto de vista de Jean-Jacques Rousseau; él decía que el hombre nace libre, nace como
un bruto feliz (lo que calificaría como "el buen salvaje"), pues no es más que un humano
con buenas intenciones, sin estar unido a nada. Y sin estar esclavizado. Es un ser libre. Pero
ese ser libre deja de serlo cuando aparece la sociedad (esta es la opinión del susodicho
filósofo francés), que corrompe al individuo, y lo convierte en un ser maligno, que reprime
al resto. Así aparecen las sociedades ricas, las pobres, las marginadas, las esclavizadas... El
ser-libre, para Rousseau, por tanto, sería el ser previo a la sociedad, o el ser posterior a la
misma, si se consiguiera abolir la misma.

El ser-libre es el ser-consciente. ¿Por qué? Porque se es libre cuando se quiere ser libre.
Alguien que no es consciente de su propia situación no puede ser libre, ni alguien que
rechace el conocimiento, así que tomaré la opinión platónica de la absoluta relevancia del
conocimiento. Pues, para ser libre, primero debes conocer qué es ser libre. Entonces, debes
aprender a serlo.