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Oscar Huerta - La Problemática de La Buena Fe en El Tercero Registral PDF
Oscar Huerta - La Problemática de La Buena Fe en El Tercero Registral PDF
CON LA
JURISPRUDENCIA
LA PROBLEMÁTICA DE LA BUENA FE
DEL TERCERO REGISTRAL
PRIMERA EDICIÓN
AGOSTO 2013
7,040 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D. LEG. Nº 822
ISBN: 978-612-311-085-7
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Lucy Morillo Olivera
Impreso en:
Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
IN T R O D U C C IÓ N
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La problemática de la buena fe del tercero registral
La reflexión, entonces, que hay que hacernos es que si con esa postu-
ra no se afecta a la seguridad de las transacciones económicas, y si no hubie-
se sido más sencillo que el artículo 2014 del Código Civil señale que: “El ter-
cero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho de persona que
en las partidas registrales aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su
adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después se anule, rescinda
o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no consten en los asien-
tos registrales”; sin embargo, circunscribir la fe pública solo a los asientos
registrales no ha sido la intención del legislador de 1984, así como tampoco
del anteproyecto de reforma del Código Civil.
Asimismo debe tenerse en cuenta que conforme a la Norma VIII del
Título Preliminar del Reglamento General de los Registros Públicos: P R I N -
C I P I O D E F E P Ú B LI C A R E G I S T R A L.- La inexac titud de los asientos
registrales por nulidad, anulación , resolución o rescisió n del acto q ue los
origina, no perj udicará al tercero registral q ue a tí tulo oneroso y de bue-
na fe h ubiere contratado sobre la base de aq uellos, siempre q ue las causas
de dich a inexac titud no consten en los asientos registrales.
En tal sentido se advierte que no existe concordancia entre el Código Ci-
vil y el Reglamento General de los Registros Públicos, por lo que el análisis
de la fe pública registral conforme a doctrina, legislación y jurisprudencia re-
sulta de suma importancia.
Por ello, la fe pública registral debe ser analizada conforme a nuestro sis-
tema registral, que –como ya indicamos– no es perfecto, tiene fallas pero
también fortalezas y ha realizado muchos avances, justamente analizando el
particular sistema peruano nos permitirá entender la fe pública registral, sus
alcances y limitaciones.
Pero no debemos olvidar el origen del problema, es decir, no se hablaría
de fe pública registral si es que no existiera la inexactitud registral, casos de
nulidad, recisión y resolución de los actos que no van ser oponibles al terce-
ro registral que se encuentre amparado en la fe pública registral y también co-
rresponde verificar si esta causa de inexactitud registral se debe encontrar en
los asientos registrales o también en los títulos archivados, y sus consecuen-
cias negativas en la adquisición de bienes y como perjudica a la seguridad de
tráfico.
Igualmente, cabe recordar que el principio de legitimación como efecto de
las inscripciones registrales, tiene una gran importancia en las transacciones
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S E G U R I D A D JU R ÍD IC A
(1) RIVERA S., José Antonio. “El derecho a la seguridad humana”. En: <http://www.lostiempos.com/diario/
opiniones/columnistas/20110609/el-derecho-a-la-seguridad-humana_129128_260746.htmlIbidem>.
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(2) OROPEZA BARBOSA, Antonio. “La seguridad jurídica en el campo del Derecho Privado”. En:
<http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revjurdp/cont/2/art/art3.pdf>.
(3) Ídem.
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(5) Ídem.
(6) Vide: <http://www.sunarp.gob.pe/qSomos.asp?mnuid=2&mnusubid=>.
(7) AMORÓS GUARDIOLA, Manuel. “La teoría de la publicidad registral y su evolución”. Real
Academia de Jurisprudencia y Legislación, Madrid, 1998, p. 27 citado por: HUANCA QUISPE,
Gerbert Augusto. “La oponibilidad de derechos reales”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 172,
Año 18, Gaceta Jurídica, Lima, enero de 2013, p. 297.
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bienes, ocasionada por la expansión del comercio y de los tráficos, así como
por la intensificación del ritmo de las relaciones económicas, ha impuesto una
protección reforzada de los terceros y, en sentido contrario, una menor garantía
de los derechos preexistentes y de las situaciones jurídicas preconstituidas”(8).
Con relación a la seguridad jurídica, se ha sostenido la existencia de la se-
guridad jurídica en sentido estricto (estática) y la seguridad de tráfico (dinámi-
ca) gracias al jurista alemán Víctor Ehrenberg, así, para este jurista, “la segu-
ridad jurídica (en el sentido estricto de la expresión) consiste en que no puede
llevarse una modificación desfavorable de la situación anterior de las rela-
ciones patrimoniales de una persona sin el consentimiento de esta. La segu-
ridad del tráfico consiste en que la previsiblemente favorable modificación
de las relaciones patrimoniales de una persona no puede frustarse por circuns-
tancias que le sean desconocidas a esa persona”(9).
Al respecto, según el citado autor cuando se usa la expresión “seguridad
jurídica”, se está haciendo referencia a la situación del suj eto legitimado, es
decir a la seguridad del disfrute del derecho. Y cuando se dice que el individuo
debe sentirse satisfecho de esa seguridad, no se está pensando tanto en la tran-
quilidad que garantizan las leyes penales, como en la posibilidad que garanti-
zan las leyes penales, como en la posibilidad que el individuo tiene de ejerci-
tar, sin trabas y amparado por el Derecho público y privado, las facultades que
integran los derechos subjetivos. Esa seguridad puede verse favorecida o ame-
nazada por los propios órganos encargados de su protección: los tribunales y
la policía; en ese sentido, se dice que en un país existe una gran seguridad ju-
rídica, o, al revés, que esta no es buena. Igualmente, sobre todo en el ámbito
del Derecho privado, puede resultar perjudicada por aquella normativa que se
establece, precisamente, para proteger la seguridad del tráfico. Así pues, segu-
ridad jurídica y seguridad del tráfico vienen a ser, en cierto modo, térmi-
nos contrapuestos, alcanzables uno a costa del otro. Por eso, cuando ambos
términos contrapuestos, alcanzables uno a costa del otro”(10).
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(11) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Tomo I, 3ª edición, Jurista Editores,
Lima, 2012, p. 119.
(12) Ídem.
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Tal como se indicó anteriormente, la seguridad jurídica en el caso de los
Registros Públicos se efectúa mediante la publicidad registral.
La publicidad, en sentido amplio y general, es el conjunto de medios que
se emplean para divulgar y extender el conocimiento o noticia de determi-
nadas situaciones o acontecimientos, con el fin de hacerlo llegar a todos, de
modo que estos, en cuanto objeto de publicidad, adquirirán la calidad o estado
de públicas; esto es, serán notorias, manifiestas y patentes para todos. Así la
publicidad se opone a la clandestinidad, en tanto la primera supone divulga-
ción y conocimiento, mientras la segunda, ocultación y desconocimiento.
El objeto de este tipo de publicidad –es decir, aquello que es materia de
publicación– puede ser, en principio, cualquier clase de acontecimiento, y la
divulgación del mismo busca, principalmente, producir un conocimiento efec-
tivo entre las personas hacia quienes va dirigida.
A la publicidad en sentido jurídico, en cambio, y dentro de esta a la publi-
cidad registral, le corresponde un concepto mucho más estricto(13).
En tal sentido, la publicidad en general busca la divulgación y conoci-
miento de acontecimientos de cualquier tipo, lo cual no ocurre con la publici-
dad registral.
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(14) Ídem.
(15) DELGADO PÉREZ, César Enrique. “El principio de publicidad registral en la jurisprudencia.
¿Qué se debe analizar en el Registro para ser considerado un tercero registral?”. En: Diálogo con la
Jurisprudencia. Nº 17, Año 14, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2008, p. 324.
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inscritos que –con mayor o menor vigor– establecen todos los sistemas
registrales inmobiliarios, más allá de la prueba de la existencia del negocio y
de su plena eficacia entre partes, así como los efectos sustantivos derivados
de la inscripción, que colocan a los derechos publicados en planos superio-
res de legitimación, como consecuencias naturales de la idea misma de pu-
blicidad jurídica, constituyen el más eficaz instrumento de seguridad jurídica
en el tráfico inmobiliario(16).
En esta misma línea, Delgado Scheelje, señala que la publicidad jurídica
registral es la exteriorización sostenida e ininterrumpida de determinadas si-
tuaciones jurídicas que organiza e instrumenta el Estado a través de un órgano
operativo, para producir cognoscibilidad general respecto de terceros, con el
fin de tutelar los derechos y la seguridad en el tráfico de estos(17).
Según Hernández Gil, cuando ese sistema de divulgación se instrumenta
a través de un órgano especializado, creado y organizado por el Estado para
tal fin, dando lugar, a una heteropublicación o exteriorización de situaciones
jurídicas realizada por un sujeto extraño a la verificación del evento publica-
do, –cual es la Administración pública–, estamos ante la publicidad jurídica
registral(18).
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García García destaca como notas distintivas de la publicidad jurídica
registral las siguientes:
1. Se trata de una exteriorización y, aunque la forma también lo sea, debe
diferenciarse de esta. La forma es anterior en el tiempo a la publicidad
y la efectúan las mismas partes del negocio jurídico; en cambio, la pu-
blicidad exterioriza el acto en unos libros y asientos.
(16) MANZANO SOLANO, Antonio. “Investigación acerca de la publicidad registral y su estructura jurídica”.
En: <http://helvia.uco.es/xmlui/bitstream/handle/10396/9262/braco158-159.1.pdf?sequence=1>.
(17) DELGADO SCHEELJE, Álvaro. “Interrelaciones entre la publicidad registral y el derecho a la
intimidad”. Loc. cit.
(18) Citado por MANZANO SOLANO, Antonio. “Investigación acerca de la publicidad registral y su
estructura jurídica”. Loc cit.
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1. P rincipio de consentimiento
La publicidad jurídica registral no es un trámite o requisito más en el pro-
ceso creador de los derechos, sino la elevación del derecho ya creado y per-
fecto, cumplida la forma exigida por la ley para esa perfección, a un plano su-
perior de legitimación, de garantía y de eficacia. Esa nueva situación ha de ser
querida por los interesados en que sus derechos se sometan al tratamiento de
la publicidad jurídica, de la que todos los sistemas registrales predican efectos
sustantivos, –en mayor o menor medida– que serían rechazables sin el previo
consentimiento de aquellos a quienes directamente van a afectar.
(19) Ídem.
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(20) Ídem.
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Por otra parte, quien publica es el Estado. Este fenómeno es el que la doc-
trina ha denominado la heteropublicación y consiste, en palabras de Lacruz y
Sancho, en la “(...) publicación por parte de un sujeto extraño a la verificación
del evento publicado; más exactamente, consiste en una publicación de acon-
tecimientos que interesan a situaciones de Derecho privado, realizada por la
Administración”(22).
El “sujeto extraño” es el Estado, a través de la Administración Pública
y, concretamente, de un órgano operativo generalmente creado y organiza-
do para tal fin. En nuestro caso, así como en la mayoría de países, este órga-
no operativo se encuentra conformado por los Registros Jurídicos o Públicos
(Registro de Propiedad Inmueble, Registro Mercantil, etc.).
Con relación a los efectos (para qué se publica), a diferencia de lo que
ocurre con la publicidad en sentido lato, en que lo importante es que el cono-
cimiento exteriorizado llegue efectivamente a sus destinatarios, la publicidad
jurídica material tan solo busca que estos tengan la posibilidad de conocer.
Esta posibilidad es lo que la doctrina denomina cognoscibilidad general. Y, fi-
nalmente, respecto a los fines (por qué se publica), el fin de la publicidad ju-
rídica registral consiste en otorgar una completa seguridad jurídica, en toda la
extensión del concepto. Esto es, apunta tanto a la seguridad de estática como
a la seguridad dinámica(23).
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Acerca de los alcances de la publicidad registral, no existe uniformidad
en la doctrina peruana, toda vez que si bien existe uniformidad con relación a
que la publicidad registral comprende las inscripciones, toda vez que confor-
me el artículo 2012 del Código Civil: “Se presume, sin admitirse prueba en
contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido de las inscrip-
ciones”, y el Reglamento General de los Registros Públicos aprobado por Re-
solución Nº 126-2012-SUNARP-SN (publicado el 19 de mayo de 2012) se-
ñala en su artículo I:
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“(…) Sin embargo, los sostenedores de la vida propia del asiento registral
no se quedaron con los brazos cruzados y acudieron a los consabidos ar-
gumentos económicos, como aquel referido a la necesidad de reducir los
costos de transacción (...). Desde luego nadie está en contra de la simplifi-
cación, de la eliminación de formalismos innecesarios y de facilitar los in-
tercambios dentro de un contexto de seguridad jurídica. Sin embargo, de
allí no puede concluirse que la “reducción de los costos de transacción” se
convierta en un principio general del derecho o de un canon cuasi-sagrado
e inconmovible de justicia material.
De ser así, entonces todos los valores trascendentes sobre los que se asien-
ta nuestra civilización deberían quedar en segundo plano frente a este criterio
meramente formal y de dudosa justicia cuando se trata de relaciones entre po-
derosos y débiles. No puede admitirse que los valores y principios en que se
asienta nuestra Constitución, tales como la dignidad del hombre, la igualdad, la
libertad, etc., deban quedar sometidos a un criterio económico de tipo formal.
Tal vez podría bastar este análisis teórico para descartar la sobrevalora-
ción que se pretende dar al criterio de reducción de costos. Sin embargo,
también vamos a hacer un análisis práctico a la luz del conflicto de inte-
reses que se pretende solucionar en virtud a las posturas de primacía del
asiento o del título. (…) Nótese que muchas veces los dos sujetos (propie-
tario originario y tercero) son inocentes, pues actúan con desconocimien-
to del hecho motivador de la inexactitud, pero si el tercero pudo conocer
esa situación con una simple consulta al título material de su transmiten-
te, ¿cómo puede recibir protección? ¿en virtud de qué principio del dere-
cho se puede dar primacía a la culpa frente a la no-culpa? La fe pública
debe considerarse un mecanismo excepcional por cuanto deroga la reali-
dad jurídica, es decir elimina el efecto de arrastre de la nulidad, e impone
una ficción. Siendo ello así, solamente puede llegarse a ese extremo cuan-
do el beneficiado con la protección ha actuado en forma diligente y no te-
nía forma racional de conocer la causa de nulidad. Por tanto, estamos ante
un concepto de moralidad social y jurídica que permite actuar la justicia
en el caso concreto, y sin estrechos moldes dogmáticos.
La Corte Suprema ha interpretado en forma reiterada, y con una unifor-
midad que llama la atención en cien años, que existe una evidente prima-
cía del título material por sobre el asiento registral, ya que este último se
considera un simple “resumen” de aquel, sin sustantividad propia. Dentro
de las múltiples ejecutorias pronunciadas en este tema, y cuya recopilación
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bien merecería una tesis, tenemos las signadas con los números: 2356-98-
Lima (diario oficial: 12 de noviembre de 1999), 415-99-Lima (diario oficial:
01 de septiembre de 1999), 158-2000-San Martín[19] (diario oficial: 30 de
octubre de 2000), 1322-2001-Lima (diario oficial: 01 de octubre de 2002) y
2580-2001-Lima (diario oficial: 2 de mayo de 2002). Por lo tanto, debe con-
cluirse en que existe una consolidada corriente jurisprudencial que avala la
posición aquí sostenida, por la cual los asientos registrales solo se entien-
den en concordancia con el título del que proceden, y jamás priman sobre él.
Sin embargo, en forma reciente una Sala Civil de la Corte Suprema ha
emitido una descuidada sentencia en la cual sostiene que la verificación
de los títulos archivados solo es necesaria cuando en el asiento registral
exista información insuficiente, pues de otra manera se ‘eleva el costo de
los actos jurídicos’. Sobre el particular nótese lo deleznable que significa
PRIVARLE DE SU LEGÍTIMO DERECHO A UN PROPIETARIO por
la simple circunstancia de que el tercero no quiso gastar CUATRO NUE-
VOS SOLES en la lectura de un título archivado. ¿Acaso eso es una ele-
vación de los costos de transacción?, y si lo fuera ¿eso permite despojar a
alguien? ¿se puede eliminar derechos a favor de un tercero que actúa con
culpa? ¿desde cuándo la reducción de los costos de transacción es un prin-
cipio general del derecho? No puede colocarse en un mismo nivel la pre-
tendida reducción de costos con los principios de justicia material, tales
como la dignidad del hombre, su libertad, autonomía privada y tutela efi-
caz de los derechos adquiridos. (...) Por tal razón, los sistemas jurídicos
que acogen este principio registral lo hacen en forma mediatizada, con la
imposición de distintos requisitos (buena fe, onerosidad, que en el registro
no consten las causas de nulidad, etc.), o en otros casos simplemente no se
le acoge por respeto a la realidad jurídica y a los valores que ella encarna.
Por lo tanto, la afirmación referida a la hipotética primacía del asiento por
‘reducción de costos’ no pasa de ser un teórico canto de sirena sin ningún
sustento en los Principios Generales del Derecho.
Afortunadamente hace poco una Sala de Derecho Constitucional y Social
de la Corte Suprema ha regresado a la buena doctrina mediante la emisión
de una ejemplar sentencia en la que analiza, con gran detalle y precisión,
los requisitos de aplicación del principio de fe pública. No es el caso hacer
un análisis de toda la decisión, que por cierto es muy interesante, sino cir-
cunscribirse a la relevante definición que hace del asiento registral como
simple resumen o extracto del título material, por lo que nunca puede te-
ner independencia o sustantividad. De esta manera, debe considerarse que
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(25) GONZALES BARRÓN, Gunther. “Fundamentos que explican la primacía del título frente al asien-
to registral Contribución que pone punto final a un debate innecesario”. En: <http://www.derechoy-
cambiosocial.com/revista019/titulo%20frente%20al%20asiento%20registral.htm>.
(26) Ver: <http://es.scribd.com/doc/31707524/Exposicion-de-Motivos-Oficial-del-Codigo-Civil-
Registros-Publicos>.
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(29) MONSERRAT, Antonio. Derecho Inmobiliario Registral. Civitas, Madrid, 2000, p. 29.
(30) Ibídem, p. 36.
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Es por ello que tenemos normas en el Código Civil como los artículos
2012, 2013, 2015 y 2016 que hacen referencia a las inscripciones, mientras
que en el artículo 2014 del Código Civil usa el término genérico de “registros
públicos” y además, como lo señalamos anteriormente, en la medida que con-
tamos con un sistema causalista, el Reglamento General de los Registros Pú-
blicos diferencia entre la publicidad material –en la cual solo se refiere a las
inscripciones–, en cambio en la publicidad formal también se abarca a los títu-
los archivados. Negar nuestra realidad es imposible, nuestros legisladores han
copiado ideologías de otros países y los han mezclado, sin poder examinar si
encajaba en nuestra realidad social y cultural y peor aún sin verificar las con-
tradicciones del propio sistema que “creaban”, y si dicho sistema funcionaría.
Tal como lo señalaba el maestro Hurtado Pozo: “Nuestras leyes han sido
frecuentemente inspiradas por –cuando no copiadas de– la legislación extran-
jera. Esta forma de producción legal revela algo más que la tendencia imita-
tiva de la clase dominante con respecto a la metrópoli y su explicación tiene
que ir más allá de la referida a nuestra condición de dependientes. Explicar
por qué ocurre la ‘importación’ de la ley y cuáles han sido sus efectos, se con-
vierte así en una cuestión esencial para la comprensión científica del derecho
dentro de nuestro proceso social. Es una manera de preguntarse por qué nues-
tro derecho no es propio y cuáles han sido las consecuencias sociales de ello.
La respuesta –como es obvio– interesa a un público más amplio que el de los
profesionales del derecho”(31).
También es cierto que el artículo 3 de la Ley N° 26366, Ley de creación
del Sistema Nacional de los Registros Públicos y de la Superintendencia de
los Registros Públicos señala: Son garantías del Sistema Nacional de los Re-
gistros Públicos:
a) La autonomía de sus funcionarios en el ejercicio de sus funciones
registrales.
b) La intangibilidad del contenido de los asientos registrales, salvo
título modificatorio posterior o sentencia judicial firme.
c) La seguridad j urí dica de los derech os de q uienes se amparan en la
fe del R egistro; y
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(32) GONZALES BARRÓN, Gunther. “Fundamentos que explican la primacía del título frente al asiento
registral. Contribución que pone punto final a un debate innecesario”. Loc. cit.
(33) TARAZONA ALVARADO, Fernando. “Algunas consideraciones sobre el principio de fe pública
Registral”. Loc. cit., p. 28.
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Asimismo, Mendoza del Maestro señala: “El registrador, toda vez que
nuestro sistema es causal, se basa en una serie de documentos para emitir
el respectivo asiento de inscripción y dar lugar a la publicidad erga omnes.
Ahora bien, luego de inscrito el título ¿qué sucede con los documen-
tos? ¿qué rol tienen los mismos en el sistema registral? (…) Toda vez
que el registrador luego de practicado el asiento ordena el archivamiento
de los documentos, consideramos que dichos títulos archivados solo tie-
nen una función de complementariedad cuando falten datos en los asien-
tos registrales”(34).
Al respecto, cabe señalar que si el mismo Reglamento General considera
a la expedición de los títulos archivados como parte de la publicidad formal y
el artículo 2014 del Código Civil se refiere al término: “Registros Públicos”, la
publicidad que se emita debe ser jurídica registral, porque si no, en dicho caso,
tendríamos que sostener que solamente para efectos de la aplicación del Prin-
cipio de la Fe Pública Registral tienen valor jurídico los títulos archivados, lo
cual no sería coherente en nuestro sistema registral.
Si bien es cierto que tanto el artículo 2012, 2013, 2015 y 2016 del Código
Civil hacen referencia a las inscripciones; sin embargo, también es cierto que
la interpretación debe efectuarse en forma sistemática y en el caso de nuestro
sistema registral depende de los títulos archivados en muchos sentidos, para
hacer una rectificación, para inscribir una modificación de reglamento inter-
no, ampliación de fábrica, etc.
Es tal la importancia del título archivado, que en mérito de las mismas se
pueden efectuar cancelaciones de asientos registrales conforme lo señala el ar-
tículo 95 del Reglamento General de los Registros Públicos:
C ancelación por inexi stencia del acto causal o de la rogatoria.-
También se cancelarán de oficio o a petición de parte, los asientos de ins-
cripción o de anotación preve ntiva cuando contengan actos q ue no cons-
ten en los tí tulos consignados como sustento de los mismos o cuando se
h ayan ext endido sin estar comprendidos en la rogatoria de inscripción .
(34) MENDOZA DEL MAESTRO, Gilberto. “La fe pública registral y la falsificación de documentos (Apuntes
sobre la legitimación aparente y el poder de disposición)”. En: <http://www.derechoycambiosocial.
com/revista033/FE_PUBLICA_REGISTRAL_Y_FALSIFICACION.pdf>.
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(35) GONZALES BARRÓN, Gunther. “Fundamentos que explican la primacía del título frente al asiento
registral. Contribución que pone punto final a un debate innecesario”. Loc, cit.
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Conforme al artículo 2012 del Código Civil: “Se presume, sin admitirse
prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido de las
inscripciones”.
Al respecto consideramos que dicha norma deberá ser interpretada con-
juntamente con lo dispuesto por el artículo II del T.P del RGRP, que establece
que la publicidad formal La publicidad registral formal garantiza que toda per-
sona acceda al conocimiento efectivo del contenido de las partidas registrales
y, en general, obtenga información del archivo registral.
En tal sentido se ha pronunciado la Sala Civil Transitoria de la Corte Su-
prema de Justicia de la República en la Casación N° 2580-01-Lima, Publi-
cado en El Peruano el 02/05/02) al señalar: “Los títulos archivados también
forman parte de la publicidad de los Registros Públicos, puesto que, en con-
cordancia con los artículos 160 y 184 del Reglamento General de los Regis-
tros Públicos (del 16 de mayo de1968), el asiento registral es solamente un re-
sumen, en el que consta el título que da origen al asiento, el cual se encuentra a
disposición de toda persona, porque forma parte del asiento y de la publicidad
registral. Es por ello, que a fin de asegurar la buena fe registral, no solo es ne-
cesario leer el resumen del asiento registral, sino además tomar conocimien-
to del título archivado que le dio origen. De lo cual se concluye que el princi-
pio de publicidad registral recogido por el artículo 2012 del Código Civil será
aplicable también a cualquier título archivado que no haya logrado en su mo-
mento calificación positiva por parte del registrador, a cuyo conocimiento no
podrá oponerse por tanto a buena fe registral consagrada por el artículo 2014
del Código citado”(36).
Concuerdo con esta resolución en lo referente a reconocer la extensión de
la publicidad registral a los títulos archivados; sin embargo no en cuanto a lo
referente que el artículo 2012 del Código Civil también será aplicable a cual-
quier título que no haya tenido calificación positiva, en la medida que nuestro
procedimiento registral es de evaluación previa, por lo que es relevante la ca-
lificación registral, sin dicho elemento no se podría dar los efectos de la publi-
cidad a un título presentado.
(36) DONAYRE OCHOA, Guillermo Fabián. “Jurisprudencia del principio de publicidad registral”. En:
<http://es.scribd.com/doc/31391802/Jurisprudencia-Del-Principio-de-Public-Id-Ad-Registral>.
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(37) Ídem.
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La problemática de la buena fe del tercero registral
(38) Ídem.
(39) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., p. 128.
(40) Ibídem, p. 130.
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C A P Í T U LO III
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Los dos sistemas de protección registral del adquirente: el sistema fran-
cés y el sistema germánico. El sistema francés está pensado para proteger al
adquirente de una venta anterior por parte del transmitente y se expresa en el
principio lo no inscrito no perj udica a tercero. Se protege la diligencia en la
inscripción en el Registro: adquiere la cosa el primero que inscribe sin más re-
quisitos (ni que haya adquirido de un titular inscrito, ni que su adquisición sea
onerosa, ni que sea de buena fe, es decir que ignore la existencia de una venta
anterior). Pero no protege de un vicio en la titularidad del transmitente, a dife-
rencia del sistema germánico. En este se protege la confianza que en el terce-
ro suscita el Registro y, por tanto, el que el adquiere de un titular registral, ad-
quiere el derecho tal como aparece en el Registro, aunque el transmitente no
sea el verdadero titular. También se exige, para la protección del adquirente,
su buena fe, pues si falta esta, no hay confianza en el Registro que proteger. El
sistema alemán exige la onerosidad de la adquisición, pero no porque sea con-
sustancial al principio de la confianza registral, sino porque estima más equi-
tativo proteger el interés del verdadero titular que el del adquirente del título
gratuito. Por supuesto, como en el sistema francés, se exige que el tercero pro-
tegido inscriba su adquisición, requisito común a todo sistema de protección
registral(41).
De inicio cabe preguntarnos qué es la fe pública. Una interesante aproxi-
mación al tema es la realizada por la Dra. Gabriela Vázquez, destacada inte-
grante del Instituto de Derecho Civil de la Academia, quien desde el punto de
47
O scar H uerta A yal a
(42) Citada por: ALTERINI, Jorge Horacio. “La buena fe y la titulación como desmitificadoras de las
llamadas legitimación y fe pública registral”. En: <http://www.alteriniabogados.com.ar/images/La_
buena_fe_y_la_titulacion.pdf>.
(43) CABRERA YDME, Edilberto. “La fe pública en el sistema registral”. En: <http://forodelderecho
blogcindario.com/2007/12/00030-la-fe-publica-en-el-sistema-registral.html>.
(44) TARAZONA ALVARADO, Fernando. “Algunas consideraciones sobre el principio de fe pública
registral”. En: Fuero Registral. Nº 8-2011, Sunarp, Impreso en talleres gráficos de Rapimagen S.A.
Lima, 2011, p. 15.
48
La problemática de la buena fe del tercero registral
I I . R E LA C I Ó N D E LA F E P Ú B LI C A R E G I S T R A L C O N LO S
D E M Á S P R I N C I P I O S R E G I S T R A LE S
Si queremos estudiar una institución como la fe pública registral conviene
preguntarnos el rol que cumple en nuestro ordenamiento jurídico, así por ejem-
plo para Roca Sastre: “El principio de fe pública determina uno de los efec-
tos básicos de nuestro sistema inmobiliario de Registro y, en consecuencia,
(45) GONZALES BARRÓN, Gunther. Tratado de Derecho Inmobiliario. 2ª edición, Jurista Editores,
Lima-Perú, 2004, p. 1050.
(46) ROCA SASTRE, Ramón M.; ROCA-SASTRE MUNCUNILL, Luis y BERNA I XIRGO, Joan.
Derecho Hipotecario. Tomo II, 9ª edición, Bosch, Barcelona, 2008, p. 7.
(47) Ibídem, p. 9.
(48) BIGIO CHRERM, Jack. Exposición oficial de motivos del Código Civil. Lima, 1998, p. 197.
49
O scar H uerta A yal a
(49) ROCA SASTRE, Ramón M.; ROCA-SASTRE MUNCUNILL, Luis y BERNA I XIRGO, Joan. Ob. cit.,
p. 7.
(50) FAUDOS PONS, Pedro; GÓMEZ VALLE, María Belén; GONZÁLEZ GARCÍA, Isabel; MARTÍN
ALÍAS, José Ignacio y SANTOS LLORO, Mónica. Lecciones de Derecho Inmobiliario Registral.
Atelier, Barcelona, 2008, p. 193.
(51) CHICO Y ORTIZ, José María. Estudios sobre Derecho Hipotecario. Tomo I, Marcial Pons, Madrid,
1994, p. 289
(52) RODRÍGUEZ OTERO, Lino. Elementos de Derecho Hipotecario. Tomo I, 4ª edición, Bosch,
Barcelona, 2011, p. 169.
50
La problemática de la buena fe del tercero registral
(53) ROCA SASTRE, Ramón; ROCA-SASTRE MUNCUNILL, Luis y BERNA I XIRGO, Joan. Ob.
cit., pp. 8 y 9.
51
O scar H uerta A yal a
(54) MEJORADA CHAUCA, Martín. “La nueva fe pública registral”. En: Diálogo con la Jurisprudencia.
Nº 150, Año 16, Gaceta Jurídica, Lima, marzo, 2011, p. 116.
52
La problemática de la buena fe del tercero registral
I I I . F U N D A M E N T O S D E L P R I N C I P I O D E F E P Ú B LI C A R E G I S T R A L
Los fundamentos del principio de fe pública registral según Gonzales
Barrón son:
a) Fundamento dogmático jurídico: “El fundamento dogmático es sim-
ple: se trata de una modalidad de adquisición a non domino, previs-
ta por el legislador en aras a la seguridad jurídica de tráfico. De esta
forma, el tercero mantiene su adquisición, aun cuando el transmi-
tente no sea el titular del derecho por efecto de la nulidad o extin-
ción de su propio título. Esta anomalía solo se explica por ‘razones
prácticas’, en las que el legislador interviene para el logro de un fin
superior. En tal sentido, la seguridad de uno autoriza el despojo que
se hace en el otro”(56).
b) El fundamento moral del principio de la fe pública registral según
Gonzales Barrón, está referido a: La fe pública registral es una hipó-
tesis de tutela de la apariencia, en consecuencia, es figura excepcional
y de aplicación in extremis, por lo que señala: En nuestra opinión, por
el contrario, el fundamento de la fe pública no es el heroico objetivis-
mo plasmado en un simple concepto o política jurídica, sino en el con-
creto subjetivismo. La tutela del registro necesita evaluar la conducta
del tercero en contraposición a la del propietario que se pretende des-
pojar. En otras palabras, necesitamos recurrir a fundamentos morales
para enjuiciar las posiciones jurídicas contrapuestas(57).
(55) GONZALES BARRÓN, Gunther. “El Derecho Registral se debate hoy entre dos visiones antagónicas:
análisis del ‘realismo’ frente al ‘extremismo’”. En: <http://www.registradoresperu.org/wp-content/
uploads/2013/02/Debata_Dos_Visiones_Antagonicas_Realismo_Extremismo.pdf>.
(56) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., pp. 402-403.
(57) Ídem.
53
O scar H uerta A yal a
I V . I N T E R P R E T A C I Ó N D E L A R T Í C U LO 2 0 1 4 D E L C Ó D I G O C I V I L
Conforme a la redacción del artículo 2014 del Código Civil, para la existencia
de la buena fe, el desconocimiento de la inexactitud debe ser de las causas que no
consten en los Registros, lo cual engloba no solamente a las partidas registrales,
sino también a los títulos archivados. Así lo entendió el legislador de 1984 en la
exposición de motivos: “limitar la aplicación del principio de fe pública registral
solo al contenido del asiento, tendría lógica si el público, y en particular el que pre-
tende ser tercero, tuviera acceso solamente a los asientos. Sucede, sin embargo,
que tenemos también a los libros, títulos archivados, índices y demás documen-
tos, lo cual puede permitir que la publicidad y sus distintas manifestaciones pue-
dan extenderse en el concepto más general del termino inscripción, esto es, a todo
lo que tiene acogida en el registro y no solo al término restringido de asiento”(58).
Al respecto, si bien coincido que conforme al artículo 2014 del Código en
el caso de la buena fe pública registral, las causas del desconocimiento de la
inexactitud registral no solo debe constar en el asiento registral, sino también
en los antecedentes registrales, tal como también consta en el proyecto de re-
forma del Código Civil.
“Artículo 2014.- Principio de fe pública registral.
1. En el caso del Registro de Bienes, el tercero que de buena fe adquiere
algún derecho de persona que en el asiento registral aparece con facul-
tades para otorgarlo, mantiene su adquisición una vez inscrito su de-
recho, aunque después se declare nulo, se anule, rescinda o resuelva
el del otorgante por virtud de causas q ue no consten en los asientos
registrales o en los tí tulos arch ivad os correspondientes.
2. En el caso de los Registros de Personas Jurídicas y Naturales, la pos-
terior inexactitud o invalidez de los asientos registrales no perjudicará
a quien de buena fe hubiere adquirido un derecho u obtenido algún be-
neficio patrimonial sobre la base de ellos, siempre que las causas de
dicha inexactitud o invalidez no consten en los asientos registrales o
en los títulos archivados correspondientes.
(58) ARIAS-SCHREIBER PEZET, Max. Exégesis del Código Civil peruano de 1984. Tomo II, Gaceta
Jurídica, Lima, 2006, p. 863.
54
La problemática de la buena fe del tercero registral
5
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56
C A P Í T U LO IV
R E Q U I S I T O S D E A P LI C A C I Ó N D E L
P R I N C I P I O D E F E P Ú B LI C A R E G I S T R A L
57
O scar H uerta A yal a
(62) ARIAS-SCHREIBER PEZET, Max. Exégesis del Código Civil peruano de 1984. Tomo II, Gaceta
Jurídica, Lima, 2006, pp. 860 al 863.
(63) TARAZONA ALVARADO, Fernando. Ob. cit., pp. 19 al 24.
58
La problemática de la buena fe del tercero registral
I. A D Q U I S I C I Ó N V Á LI D A A T Í T U LO O N E R O S O
En primer lugar, cabe señalar que el carácter de esta adquisición, es
adq uisició n a non domino: Las posturas más características son las de
Zanz, quien considera que si el titular inscrito tiene la facultad de disponer,
aunque su titularidad no exista, es evidente que su adquisición habrá de ser
considerada como a non domino. En el mismo sentido se pronuncia Roca
Sastre, al decir que el tercero habrá efectuado una adquisición a non domi-
no, o una adquisición de persona que estando facultada para transmitir, sin
embargo, no lo puede hacer civilmente: Dicho autor considera que la adqui-
sición a non domino constituye, pues, un concepto central de la fe pública
registral y, concretamente, de sus efectos en nuestro ordenamiento jurídico
inmobiliario(65).
De la misma postura es Gonzales Barrón al señalar como uno de los fun-
damentos del principio de fe pública registral al fundamento dogmático jurídi-
co: “El fundamento dogmático es simple: se trata de una modalidad de adqui-
sición a non domino, prevista por el legislador en aras a la seguridad jurídica
de tráfico”(66).
En esta misma línea Mendoza del Maestro al referirse al principio de fe
pública registral señala: “Nos podemos aproximar a este principio como aquel
en virtud del cual el tercero que adquiere confiando en ‘la legitimación’ del
titular registral es mantenido en la adquisición –a non domino– que reali-
za a pesar de que luego se verifique alguna patología en la adquisición del
otorgante”(67).
En nuestro ordenamiento se han regulado diferentes supuestos heterogé-
neos de la adquisición a non domino. Así, pues, encontramos el supuesto en
bienes muebles, 115 del heredero aparente, el de fe pública registral, 116 las
(64) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., pp. 420 al 447.
(65) CHICO Y ORTIZ, José María. Ob. cit., pp. 300-301.
(66) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob cit., pp. 402-403.
(67) MENDOZA DEL MAESTRO, Gilberto. “La fe pública registral y la falsificación de documentos
(Apuntes sobre la legitimación aparente y el poder de disposición)”. Loc. cit.
59
O scar H uerta A yal a
(68) Ídem.
(69) CHICO Y ORTIZ, José María. Ob. cit., pp. 301-302.
(70) MENDOZA DEL MAESTRO, Gilberto. “La fe pública registral y la falsificación de documentos
(Apuntes sobre la legitimación aparente y el poder de disposición)”. Loc. cit.
60
La problemática de la buena fe del tercero registral
(71) ALIAGA HUARIPATA, Luis. “Principio de fe pública registral”. En: Código Civil comentado.
Tomo X, 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 319.
(72) CHICO Y ORTIZ, José María. Ob. cit., p. 299.
61
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(73) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., p. 421.
(74) ARIAS-SCHEREIBER PEZET, Max. Ob. cit., p. 485.
(75) MONSERRAT, Antonio. Ob. cit., p. 263.
(76) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., p. 422.
62
La problemática de la buena fe del tercero registral
(77) FAUDOS PONS, Pedro; GÓMEZ VALLE, María Belén; GONZÁLEZ GARCÍA, Isabel; MARTÍN
ALÍAS, José Ignacio y SANTOS LLORO, Mónica. Ob. cit., p. 195.
63
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64
La problemática de la buena fe del tercero registral
Así, el citado autor señala que están excluidas del ámbito de aplicación de
la fe pública registral:
1. Las adquisiciones por mandato legal, como es el caso de las sucesio-
nes hereditarias, los legados o sucesores a título particular.
2. Las adquisiciones en las que esté interesada una misma persona tam-
poco se sustentan en negocios del tráfico.
3. Igualmente se excluye de la categoría de “negocios de tráfico” al con-
junto de titulares que aparecen transmitiéndose a sí mismos un dere-
cho sobre el inmueble, pero bajo otro ropaje jurídico.
4. También deben excluirse los remates judiciales, ya que la fe pública
registral protege a los terceros que adquieren por negocio jurídico y
confían en la situación que les informa el registro(81).
Al respecto, debemos señalar que en la medida en que la aplicación del
principio de fe pública registral es restringida, las exclusiones deberían cons-
tar en un listado a efectos de facilitar su aplicación por los órganos jurisdic-
cionales correspondientes, si bien es cierto que se entiende vía interpretación
a contrario sensu del artículo 2014 del Código Civil, que se encuentran exclui-
dos las adquisiciones gratuitas, en los demás casos la exclusión debería ser de
forma expresa.
I I . C O N F I A N Z A E N E LR E G I S T R O
Según Gonzales Barrón, se trata de un elemento de regularidad sustentado
en las inscripciones del Registro. Según el artículo 2014 del CC, la protección
se da a quien adquiere algún derecho respecto de persona que aparezca en el
Registro con facultades para otorgarlo. El tercero protegido debe adquirir, por
consiguiente, de un titular inscrito(82).
Para la protección al tercero resulta necesario no solo que en el Registro
el transferente del derecho figure con facultades para otorgarlo, aunque en
la realidad extrarregistral no las tenga, sino que además se requiere que del
65
O scar H uerta A yal a
6
La problemática de la buena fe del tercero registral
I I I . LA B U E N A F E
Según Alterini, el principio de la buena fe ilumina las soluciones: “Una de
las ideas que más me ha motivado, especialmente en los últimos años, es la
de la trascendencia de exaltar el principio de la buena fe. Creo que también es
una directriz idónea para superar muchos de los problemas de la temática no-
tarial-registral. He llegado a decir que si el derecho debiera expresarse en una
sola norma, acaso la formulación de mayor riqueza sería la que impusiera a las
personas comportarse de buena fe. Recuerdo que tal aserto es compatible con
una Constitución japonesa del año 604, dictada durante el principado de Sho-
toku, de solo 17 artículos, que proclamó que la buena fe es la fuente del dere-
cho. Por cierto que la clarificación de la temática que nos ocupa depende de
lo que entendamos por buena fe, la que por otra parte creo que se corresponde
con el ‘vivir honestamente’”.
El eminente filósofo italiano Norberto Bobbio, sostenía que si tuviera que
propiciar una sola norma, recomendaría la que impusiera el no dañar a los de-
más. El tan solo no dañar a los demás conduce a resultados escasos. He dicho
que no se me escapaba la trascendencia de la regla del “neminen laedere”, es
decir del no dañar a los demás, que junto con las directivas del vivir honesta-
mente y del dar a cada uno lo suyo, conformaron el arquetipo de comunidad
jurídica que imaginaron los juristas romanos, según el feliz tríptico de Ulpiano
recogido por el Digesto. Sin embargo, deja afuera al vivir honestamente y al
dar a cada uno lo suyo. En cambio, el vivir honestamente supone el no dañar a
los demás. ¿Cómo una persona que vive honestamente va a dañar a los demás?
(86) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., p. 431.
67
O scar H uerta A yal a
(87) ALTERINI, Jorge Horacio. “La buena fe y la titulación como desmitificadoras de las llamadas
legitimación y fe pública registral”. En: <http://www.alteriniabogados.com.ar/images/La_buena_
fe_y_la_titulacion.pdf>.
(88) ROPPO, Vicenzo. El contrato. Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 460.
(89) Ibídem, p. 463.
68
La problemática de la buena fe del tercero registral
Tal como lo señala Gabriel de Reina Tartiére: “La buena fe surge como la
clave de bóveda de nuestro sistema de contratación inmobiliaria”(90).
Tal como lo señala Fernández Cruz: “Si bien entonces la buena fe tiene un
significado bastante amplio dentro de la Teoría General del Derecho, ya que la
misma actúa como principio general que informa a todo nuestro ordenamien-
to, sin embargo, dentro del ámbito de la contratación, la misma adquiere con-
tornos definidos.
Así, la buena fe, entendida dentro del tema de la interpretación del con-
trato como medida de corrección a la cual se deben ceñir las partes, adopta un
matiz de regla, concerniente a los usos sociales, dentro de la teoría declara-
cionista, dado que son precisamente los usos sociales los que definen cuáles
son las medidas de corrección que se acostumbran a seguir dentro de un deter-
minado ambiente histórico-social, señalándonos cuáles son los parámetros de
desenvolvimiento de la vida en sociedad”(91).
En tal sentido, la buena fe es una institución relevante en el Derecho que
actúa como principio general, pero también para la interpretación de los con-
tratos y justamente el instituto de la fe pública registral está vinculado en su
mayoría a los contratos en mérito a la cual se efectúan las adquisiciones de
bienes.
Tal como lo señala Gonzales Barrón: “La buena fe implica confiar en la
exactitud de los pronunciamientos del Registro, y principalmente D E S C O -
N O C E R la inexactitud del mismo. Por tanto, la buena fe es un estado psico-
lógico o un hecho intelectivo, consistente en el desconocimiento o ignorancia
de una determinada situación jurídica (...)”(92).
Asimismo, el mismo autor señala que existe otro criterio de buena fe, por
el cual se exige en el tercero una conducta diligente al momento de la adqui-
sición, por lo que se impone deberes elementales de verificación e informa-
ción, de suerte que no basta alegar simple desconocimiento, sino que, además,
el sujeto que pretende la tutela se encuentra obligado a realizar una actuación
(90) DE REINA TARTIÉRE. Principios registrales. Heliasta, Buenos Aires, 2009, p. 67.
(91) FERNÁNDEZ CRUZ, Gastón. “Introducción al estudio de la interpretación en el Código Civil
peruano”. En: Estudios sobre contratos en general. Ara Editores, Lima, 2004, p. 824.
(92) GONZALES BARRÓN, Gunther. Tratado de Derecho Registral Inmobiliario. Ob. cit., p. 1015.
69
O scar H uerta A yal a
(93) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., p. 437.
(94) Ibídem, pp. 438-400.
(95) MENDOZA DEL MAESTRO, Gilberto. “La fe pública registral y la falsificación de documentos
(Apuntes sobre la legitimación aparente y el poder de disposición)”. Loc. cit.
70
La problemática de la buena fe del tercero registral
71
O scar H uerta A yal a
buena fe del tercero no solo sirve como fundamento para privar el derecho del
verdadero propietario. Este también tiene buena fe y va a ser privado de un
bien que puede constituir su principal fuente de riqueza o de su habitación. Por
tanto, es necesario proceder a una ponderación de intereses entre los dos suje-
tos y sacrificar al verdadero titular del derecho solo, en la medida en que este
haya tenido la posibilidad de impugnar anticipadamente el negocio inválido
[SOTTOMAYOR, Maria Clara, Invalidade e registo, A protecção do terceiro
adquirente de boa fé, Edições Almedina, Coimbra, 2010, páginas 912-913].
La exigencia de la buena fe representa una ligazón entre el derecho y la moral,
un criterio valorativo, y no solo un criterio pragmático de resolución de con-
flictos. La verdadera ratio de esta normativa es la protección de la seguridad
del tráfico jurídico. Pero el sentido de la norma no es aplicar tal protección a
aquellos que asumen comportamientos desleales en el tráfico jurídico. La ley
no quiere proteger todo el tráfico jurídico, como un valor en sí mismo,
sino el tráfico jurídico leal y honesto. Este valor jurídico no es tomado en
cuenta en nuestro medio como la j urisprudencia mencionada q ue idola-
tra la seguridad j urí dica sin tomar en cuenta el concepto de buena fe. Ello
se vuelve más grave cuando los terceros adquirentes son ostensiblemente es-
tafadores. De ahí que el intérprete de la norma no puede desconocer esa reali-
dad jurídica la cual es más amplia que la realidad registral”(98).
El citado autor hace referencia a la jurisprudencia como a la Casación
N° 2029-2005-La Merced-Junín. Lima, 15 de marzo de 2007, emitida por la
Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, la cual
se prefirió proteger el interés del Banco Continental en lugar del interés de la
cónyuge (Mery Marlene Melgarejo Roja de Ñaña) que no celebró el contra-
to de préstamo con garantía hipotecaria. En el fundamento octavo se indicó
que el cónyuge (Metodio Ñaña Sora) debió informar su calidad de casado al
contratar y, por lo tanto, su conducta fue irregular. En el fundamento noveno
se mencionó que la “Seguridad es la razón fundamental del Derecho. El De-
recho surge como instancia de aquello a lo cual las personas tienen que ate-
nerse en sus relaciones con los demás: certeza, pero no solo teórica (saber lo
que se debe hacer) sino también certeza práctica, es decir: seguridad; saber
que esto tendrá que ocurrir y que, si es preciso, será impuesto por la fuerza,
inexorablemente. La seguridad jurídica es la que nace del Derecho”. Ambos
(98) MORALES HERVIAS, Rómulo. “El principio de la fe pública registral como instrumento de los
estafadores inmobiliarios”. En: < http://enfoquederecho.com/el-principio-de-la-fe-publica-registral-
como-instrumento-de-los-estafadores-inmobiliarios/>.
72
La problemática de la buena fe del tercero registral
73
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I V . E LE M E N T O D E N O C O N T R A D I C C I Ó N : LA S C A U S A LE S D E
N U LI D A D O E X T I N C I Ó N D E L T Í T U LO A N T E C E D E N T E N O
D E B E N C O N S T A R E N E LR E G I S T R O
Por lo que en el caso de nuestro sistema registral depende de los títulos ar-
chivados en muchos sentidos, para hacer una rectificación, para inscribir una
modificación de reglamento interno, ampliación de fábrica, etc.
74
La problemática de la buena fe del tercero registral
V . E LE M E N T O D E C I E R R E : I N S C R I P C I Ó N D E L T Í T U LO
Según Gonzales Barrón, el último requisito para consumar la protección
del tercero “cualificado”, es que inscriba su título adquisitivo (...). La juris-
prudencia ha reconocido en forma reiterada que la consumación de la pro-
tección registral (“el cierre del círculo”) se produce cuando el tercero inscri-
be su propio título. Por ejemplo, la Corte Suprema ha dicho sobre este tema:
“(...) La principal finalidad de la inscripción es amparar a los terceros que
contraten de buena fe, a título oneroso y sobre la base de lo que aparezca en
el registro, tal como lo establece el artículo 2014 del Código Civil, de esta
manera una v ez inscrito el derech o, el titular mantiene su adq uisició n,
aunque después se anule el derecho del otorgante, en virtud de causas que
no consten en los Registros Públicos (...)” (Casación Nº 2210-99) (el resal-
tado es nuestro)(101).
Como dice Roca Sastre, la exigencia de este requisito es lógica: el Regis-
tro debe proteger la adquisición cuyo título acude a él y no la adquisición del
título que lo rehúye. Si el tercer adquirente no inscribe y mientras tanto se ins-
criben títulos incompatibles con el suyo, ya no podrá inscribir ni gozar de la
protección registral. Y en cuanto inscriba, goza de la protección registral y ya
no podrán inscribirse títulos incompatibles con su derecho, aunque sean de fe-
cha anterior a la de su adquisición(102).
1. T ercero registral
El tercero registral es aquel que resulta protegido por el ordenamiento ju-
rídico en el sentido de mantener su derecho inscrito en el Registro, aunque el
de su transferente se ha anulado, rescindido o resuelto en mérito a causas que
no constaban en el Registro.
Según Barrueto Salas, en un primer significado, es tercero registral aquel
que, de buena fe, adquiere un derecho a título oneroso de quien aparece en el
registro con derecho inscrito y, a su vez, ha inscrito su adquisición. Es decir,
un determinado adquirente registral ha alcanzado la situación jurídica en que
es protegido por el principio de la fe pública registral.
La misma autora señala que en un segundo significado, también es tercero
registral quien, ya amparado por la fe pública, opondrá con éxito tal situación
(101) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., pp. 446-447.
(102) Citado por MONSERRAT, Antonio. Ob. cit., p. 264.
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O scar H uerta A yal a
76
C A P Í T U LO V
F A LS I F I C A C I Ó N D E D O C U M E N T O S
Y F E P Ú B LI C A R E G I S T R A L
El tema ha sido analizado por Mendoza del Maestro que señala: “Situacio-
nes lamentables como la falsificación de documentos han puesto en problemas
al principio de fe pública registral toda vez que frente a ‘casos reales’ parecería
que este principio ha quedado rezagado”.
I. C O N C LU S I O N E S D E L P LE N O JU R I S D I C C I O N A LC I V I L
En octubre del año 2012 se llevó a cabo el Pleno Jurisdiccional Nacional
Civil cuyo segundo tema fue: la fe pública registral en los casos de falsifica-
ciones de títulos.
Así, pues, la primera ponencia señaló que el principio de fe pública
registral debía aplicarse en los supuestos de falsificación de documentos:
“P rimera P onencia:
La fe pública registral protege a los terceros de buena fe cuando el acto
previo es nulo o falso, pues el artículo 2014 del Código Civil, no distin-
gue, en consecuencia, por efecto de la seguridad jurídica del tráfico, no
importa la magnitud del vicio que afecte el título, pues basta que el tercero
cuenta con título oneroso, sea de buena fe e inscriba su derecho, para go-
zar de la tutela legal”.
La segunda ponencia, por el contrario señaló, que ante la presencia de
“vicios radicales de nulidad” no se aplica la fe pública registral:
7
O scar H uerta A yal a
“S egunda P onencia:
La fe pública registral no protege a los terceros de buena fe cuando se tra-
ta de vicios radicales de nulidad, como es el caso de la falsificación de los
títulos, pues el artículo 70 de la Comisión del Estado, dice que la propie-
dad es inviolable, lo que no es coherente si admitimos que un titular pue-
da ser despojado fácilmente a través de una falsificación. El artículo 2014
del Código Civil debe leerse desde la perspectiva constitucional de protec-
ción de la propiedad, evitando que los actos ilícitos consumen derechos”.
Como fundamentos de la defensa del principio de fe pública se brindó la
protección del “tráfico patrimonial”:
“F undamentos de la primera ponencia:
El soporte jurídico de la primera ponencia está constituido por la Casa-
ción N° 1845-2000- Junín que señala que el artículo 2014 del Código Sus-
tantivo desarrolla el principio e instituto de la buena fe registral según el
cual se protege la adquisición de buena fe, de quien aparece en el registro
como titular registral, que se inscribe en el registro, contra cualquier in-
tento de enervar dicha adquisición que se fundamente en causas no inscri-
tas antes. El fundamento del principio de la fe pública radica en la necesi-
dad de asegurar el tráfico patrimonial cuyo objeto consiste en proteger las
adquisiciones que por negocio jurídico efectúen los terceros adquirientes
y que se hayan producido confiados en el contenido del registro; para ello,
la ley reputa exacto y completo el contenido de los asientos registrales, en
efecto las inscripciones del registro se consideran exactas y completas res-
pecto de terceros adquirientes de buena fe, y quien adquiere el derecho de
propiedad, una servidumbre o un derecho de hipoteca, confiado en la acti-
tud del registro deviene en propietario, titular de la servidumbre o de la hi-
poteca (Casación N° 1168-98-Lambayeque)”.
Como fundamento de la tutela del verdadero propietario se encuentra el
artículo 70 de la Constitución que regula la inviolabilidad de la propiedad,
siendo que la interpretación contraria sería irracional dado que se estaría “le-
galizando un despojo”:
“F undamentos de la segunda ponencia:
El artículo 70 de la Constitución del Estado preceptúa que: ‘El derecho de
propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza. Se ejerce en armonía con
el bien común y dentro de los límites de la Ley. A nadie puede privarse
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La problemática de la buena fe del tercero registral
I I . E L P O D E R D E D I S P O S I C I Ó N E N LA F E P Ú B LI C A R E G I S T R A L
El segundo extremo del primer párrafo del artículo 2014 nos dice “man-
tiene su adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después se anule, res-
cinda o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no consten en los
Registros Públicos”.
Entendemos que este artículo, a pesar de no existir transferencia válida
en el primer negocio jurídico, ya sea por nulidad, anulabilidad, resolución o
rescisión.
Dicho artículo no hace la distinción, como la hace la primera ponencia,
entre “vicios radicales de nulidad” y “vicios atenuados de nulidad.” Enten-
demos que nuestros magistrados han querido mostrar que la intensidad en
los supuestos de falsificación de documentos es gravosa por la no participa-
ción del verdadero titular, sin embargo, consideramos que se puede llegar al
mismo resultado con una aplicación adecuada de los conceptos previamente
explicados.
Téngase en cuenta, que en cualquier supuesto de adquisiciones a non do-
mino existe un “despojo” de titularidad al verdadero propietario, no obstante
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O scar H uerta A yal a
lo cual no consideramos que los magistrados hayan deseado extender dicha in-
terpretación a cualquier supuesto de adquisición a non domino como los men-
cionados en los artículos 948 y 194, entre otros.
En principio, deberíamos señalar que en los supuestos de falsificación de
documentos nos encontramos en el supuesto de ausencia de manifestación de
voluntad, lo cual es pasible de nulidad.
Dicha nulidad no puede ser saneada ni susceptible de ser aplicable el ins-
tituto de la conversión, por tanto en este extremo sería aplicable el principio
de la buena fe registral.
Ahora bien, dado que el registro no convalida nulidades, el transferente no
podría derivar su titularidad al tercero de buena fe, dado que no goza de la le-
gitimidad causal. No obstante ello, sí tiene legitimación aparente, dada su ins-
cripción en el registro, la cual se presume exacta y válida.
Entonces, dicho legitimado aparentemente, a pesar de no ser titular goza
del poder de disposición Verfügungsmacht, por ello y en virtud de su fuente
de validez normativa que autoriza ello Ermächtigunsnorm (el artículo 2014),
lo cual permite que se despliegue la eficacia en la adquisición del tercero de
buena fe, es decir, que sea el nuevo titular.
En ese sentido, sigue estando vigente la afirmación de Oertman cuando se-
ñala que la apariencia (que en este caso se configura en la legitimación aparen-
te del otorgante) se configura como presupuesto de eficacia del acto o negocio,
y no como elemento constitutivo.
No obstante ello, dado que aparentemente se ha configurado la adquisi-
ción a non domino, falta un requisito que analizamos en el supuesto del ar-
tículo 948: El titular aparente debe haber obtenido mediante un título la posi-
ción externa de propietario.
En otras palabras, el propietario aparente tiene como base un título trasla-
tivo de propiedad formado por la declaración de voluntad del verdadero titu-
lar del inmueble, aunque dicho título sea inválido o ineficaz. Queda fuera de
este concepto las falsificaciones de documentos, dado que no existe voluntad
de declaración.
Es por esta razón que en los casos de falsificación de documentos, no se
aplica el principio de fe pública registral, toda vez que no cumple con todo
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La problemática de la buena fe del tercero registral
(103) MENDOZA DEL MAESTRO, Gilberto. “La fe pública registral y la falsificación de documentos
(Apuntes sobre la legitimación aparente y el poder de disposición)”. Loc. cit.
(104) Ídem.
(105) GONZALES BARRÓN, Gunther. Derecho Registral y Notarial. Ob. cit., p. 415.
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C A P Í T U LO V I
JU R IS P R U D E N C IA
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C A S . N ° 2397- 20- U C A Y A LI
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C A S . N ° 364- 20 - U C A Y A LI
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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A U T O C A LI F I C A T O R I O D E LR E C U R S O
C A S . N ° 257- 20- IC A
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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C A S . N ° 2605- 20- A R E Q U IP A
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C A S . N ° 2619- 20- C A JA M A R C A
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La problemática de la buena fe del tercero registral
Por las razones expuestas y en uso de la facultad prevista en el artículo 393 del Código
acotado: declararon P R O C E D E N T E el recurso de casación de fojas quinientos tres, inter-
puesto por don César Alberto Soto Sánchez; por las denuncias calificadas positivamente en
los considerandos tercero y cuarto de la presente resolución; en los seguidos por el Banco
de Crédito del Perú, sobre ejecución de garantía hipotecaria; en consecuencia, desígnese.
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A U T O C A LI F I C A T O R I O D E LR E C U R S O
C A S . N ° 2749- 20- LA LI B E R T A D
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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C A S . N ° 2807- 20- S A N T A
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C A S . N ° 3412- 2 02- IC A
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C A S . N ° 62- 20 3- JU N ÍN
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C A S . N ° 634- 203- LA LI B E R T A D
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La problemática de la buena fe del tercero registral
se inscribió la compraventa, por lo que se puede inferir que en el fondo la denunciante pre-
tende una revaloración de los medios probatorios, circunstancia ajena al debate casatorio
cuando se denuncian errores in iudicando los cuales están limitados exclusivamente a exa-
minar la normatividad de fondo con prescindencia de lo que se estima probado; S ext o.-
Que, por estas consideraciones, se concluye que el presente recurso no satisface el requisi-
to de fondo previsto en el acápite dos punto dos del inciso segundo del artículo trescientos
ochentiocho del Código Procesal Civil, por lo que en aplicación del artículo trescientos no-
ventidós del mismo cuerpo legal, declararon: I M P R O C E D E N T E el recurso de casación
interpuesto a fojas quinientos setentiocho contra la resolución de vista de fojas quinientos
cincuentisiete su fecha veintidós de enero del dos mil tres; C O N D E N A R O N al recurren-
te al pago de las costas y costos del recurso, así como a la multa de tres Unidades de Refe-
rencia Procesal; D I S P U S I E R O N la publicación de la presente resolución en el diario ofi-
cial El Peruano; en los seguidos por Flor Marina Rodríguez Rodríguez contra Martha Aidé
Narváez Zúñiga, sobre nulidad de Acto Jurídico; y los devolvieron.
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S E N T E N C IA
C A S . N ° 583- 20- C H IM B O T E
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S E N T E N C IA
C A S . N ° 59- 20- H U Á N U C O
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La problemática de la buena fe del tercero registral
se tiene convicción de que la demandante conocía de los hechos y los ha consentido, desde
que ha iniciado una acción de embargo sobre el inmueble materia de garantía hipotecaria,
en un proceso de alimentos que le siguiera a su cónyuge, tal como se advierte de los actua-
dos de fojas doce a dieciséis. S ext o.- En tal sentido es incuestionable la primacía del ar-
tículo 2012 del Código Civil relativa al principio de publicidad con relación a las normas
materiales invocadas. Admitir lo contrario importaría hacer tabla rasa del sistema registral
que nos rige y haría ineficaces los principios registrales de legalidad que preconiza que
todo título que pretende su inscripción debe ser compatible con el derecho ya inscrito, de
impenetrabilidad que preconiza el de impedir que se inscriban derechos que se opongan o
resulten incompatibles con otros aunque sean de fecha anterior y el de publicidad, recogi-
do por el artículo 2012 del Código Civil que preconiza la presunción absoluta sin admitir
prueba en contrario de que toda persona tiene conocimiento del contenido de las inscrip-
ciones. Las razones anotadas conducen a establecer que las normas materiales invocadas
no resultan de aplicación al caso de autos. 4. D E C I S I Ó N : a) Por las consideraciones ex-
puestas y de conformidad con el artículo 397 del Código Procesal Civil: declararon I N -
F U N D A D O el recurso de casación interpuesto por doña Gema Ramírez Paredes median-
te escrito de fojas doscientos nueve; en consecuencia N O C A S A R la resolución de vista
de fojas ciento ochentiséis su fecha veintitrés de enero del dos mil dos. b) C O N D E N A -
R O N a la recurrente al pago de la multa de dos Unidades de Referencia Procesal, así como
al pago de las costas y costos originados en la tramitación del recurso. c) D I S P U S I E R O N
la publicación de esta resolución en el diario oficial El Peruano bajo responsabilidad; en
los seguidos con don Mario Alberto Mays Bedoya y otro sobre otorgamiento de escritura.
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C A S . N ° 374- 20- C U S C O
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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C A S . N ° 36- 203- A R E Q U IP A
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La problemática de la buena fe del tercero registral
en la escritura pública del treintiuno de octubre del dos mil, extendida en base a una minu-
ta celebrada en la misma fecha no se hace mención al contrato privado; que en la escritu-
ra pública se hace mención a una hipoteca a favor del Banco Wiese Sudameris, la que no
aparece inscrita y que por tanto debe colegirse que la referencia es al embargo que se vie-
ne cuestionando; que analizado el contrato privado con la escritura pública, el primero no
le produce convicción en su contenido, debiendo tomarse como fecha cierta la escritura
pública del treintiuno de octubre del dos mil; y que por tanto la demandante al celebrar la
escritura pública de compraventa tenía conocimiento del gravamen, el que se encontraba
inscrito de modo que la inscripción a favor del Lima Sudameris Holding le otorgaba pre-
ferencia de derecho; y que estando inscritos ambos derechos (el de la actora y el de la en-
tidad demandada) pero precediendo la inscripción a favor del Banco de Lima (Hoy Lima
Sudameris Holding) la tercería resultaba improcedente; Q uinto.- Que, considerados los
argumentos de la Sala Superior, resulta que tal Colegiado, valorando la prueba actuada, ha
concluido que la fecha en que se efectuó la adquisición por parte de la actora data del trein-
tiuno de octubre del dos mil, cuando se celebró la escritura pública de compraventa; do-
cumento que evidentemente por su rango y por no contener ninguna referencia al contrato
privado de fojas tres lo dejó sin efecto, siendo que a dicha fecha ya se encontraba inscrito
el gravamen a favor de Lima Sudameris Holding (antes banco de Lima), hechos en base a
los cuales se debe analizar la causal invocada y que no corresponden ser modificados por
este Supremo Tribunal, que es uno de iure y no uno de facto; S ext o.- Que, el artículo dos
mil dieciséis del Código Civil recoge el principio de prioridad expresado en el apotegma
“prior tempore, potior jure” (el primero en el tiempo es mejor en el derecho), en atención a
la cual la prioridad en el tiempo de la inscripción determina la preferencia de los derechos
que otorga el registro; S é timo. - Que, conforme a la base fáctica arribada en la sentencia de
vista, la medida cautelar inscrita a favor del Banco de Lima, es de data anterior a la adqui-
sición de la propiedad del bien sublitis por la accionante efectuada el treintiuno de octu-
bre del dos mil e inscrita con posterioridad; de modo que, confrontados los derechos de las
partes, y a fin de dilucidarse preferencia, es de aplicación el artículo dos mil dieciséis del
Código Civil, conforme al cual prima el derecho del Banco en mérito a que es anterior a la
adquisición de la demandada y por ende obviamente anterior a la inscripción de su domi-
nio; y en ese entender no se advierte la aplicación indebida de la norma en cuestión; máxi-
me si de acuerdo a lo dicho precedentemente, por la tercería de propiedad el actor debe
acreditar su derecho con anterioridad al momento en que se constituyó el gravamen y al no
haberse acreditado ello, no puede prosperar la demanda; O ctavo.- Por tales consideracio-
nes, de conformidad con el artículo trescientos noventisiete del Código Procesal Civil; de-
clararon: I N F U N D A D O el recurso de casación de fojas doscientos setentitrés interpues-
to contra la resolución de vista de fojas doscientos sesenticuatro su fecha nueve de octubre
del dos mil dos; C O N D E N A R O N al recurrente al pago de las costas y costos del recur-
so, así como a la multa de una Unidad de Referencia Procesal; D I S P U S I E R O N la publi-
cación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano; en los seguidos por Juana
Jesús Cabala Cabala contra Banco de Lima (ahora Lima Sudameris Holding) y otros, so-
bre tercería de propiedad; y los devolvieron.
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C A S . N ° 347- 20- S A N M A R T ÍN
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La problemática de la buena fe del tercero registral
que la cesión de una hipoteca puede hacerse sin cederse el crédito u obligación principal,
lo cual según los impugnantes no procede como propuesta de interpretación señalar que la
cesión de la garantía hipotecaria por su naturaleza accesoria necesariamente debe hacerse
también con la cesión de la obligación principal que en este caso es el crédito para que así
tenga validez. Sin embargo del análisis del auto final y de la resolución recurrida, específi-
camente del considerando quinto se advierte que el a quo ni el Colegiado han establecido
lo que manifiestan los impugnantes, que la cesión de hipoteca puede hacerse sin cederse el
crédito u obligación principal, tampoco se advierte que se haya hecho distingos entre obli-
gaciones principales y accesorias; por el contrario lo que han establecido las instancias de
mérito es la facultad del acreedor de hacer uso del derecho de cesión sin asentimiento del
deudor, lo que está autorizado por las norma[s] denunciadas, motivos por los cuales no se
evidencia la interpretación errónea de la norma. C uarto.- En cuanto a los errores in pro-
cedendo, los recurrentes denuncian los siguientes agravios: a) que se ha incumplido con la
formalidad procesal respecto a las cuestiones probatorias formuladas, pues el auto final y
la resolución de segunda instancia no han cumplido con declarar fundadas las tachas pro-
puestas contra los asientos registrales cuatro y cinco del certificado de gravamen corrien-
te a fojas siete conforme se pidió; analizada la denuncia, se concluye que esta resulta im-
procedente, pues las conclusiones fácticas al que han llegado las instancias de mérito no
constituyen infracción a las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos proce-
sales; b) señalan también que se ha incumplido la formalidad procesal referida a la escritu-
ra pública de constitución de hipoteca pues esta no concuerda con su inscripción registral,
es decir en la constitución de la garantía hipotecaria donde aparece como acreedor hipote-
cario otra persona distinta a la que aparece en el asiento registral; analizada la denuncia se
advierte que los impugnantes no cumplen el requisito de fondo, es decir, no señalan cuál es
la formalidad procesal que consideran incumplida, motivo por el cual este agravio resulta
improcedente; c) por último denuncian que no se ha dado cumplimiento a las formalida-
des previstas en el artículo 720 del Código Procesal Civil, en lo que se refiere a la tasación
o valorización del inmueble hipotecado pues esta es falsa, no actualizada y no ha sido fir-
mada por dos peritos, no pudiendo realizarse otra con posterioridad tal como lo ha ordena-
do el a quo, toda vez que la tasación comercial constituye un recaudo para poder emitir el
auto de pago; que de la revisión de los actuados se advierte que la tasación presentada a fo-
jas diez por el demandante cumple con todas las formalidades exigidas por el artículo 720
del Código Procesal Civil, por lo que no se verifica infracción alguna a las formas esen-
ciales para la eficacia y validez del proceso. En consecuencia no habiéndose cumplido con
los requisitos de fondo señalados por los numerales 2.1 y 2.3 del inciso 2 del artículo 388
del Código Procesal Civil y en concordancia con lo dispuesto por el artículo 392 del cita-
do Cuerpo Legal: Declararon I M P R O C E D E N T E el recurso de casación interpuesto por
don Manuel Roosvel Gómez Tesheira y Fidelia Alegría Arévalo, en los seguidos por Pro-
motora Oriental Sociedad Anónima Cerrada, sobre ejecución de garantía; C O N D E N A -
R O N a los recurrentes al pago de la multa de tres Unidades de Referencia Procesal, así
como al pago de costas y costos originados en la tramitación del recurso; D I S P U S I E R O N
la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, bajo responsabili-
dad; y los devolvieron.
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A U T O C A LI F I C A T O R I O D E R E C U R S O
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La problemática de la buena fe del tercero registral
C A S . N ° 35- 20 02- LI M A
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C A S . N ° 27- 20- A R E Q U IP A
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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La problemática de la buena fe del tercero registral
E X P . N ° 673- 203- A A /T C -I C A
S E N T E N C I A D E LT R I B U N A LC O N S T I T U C I O N A L
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La problemática de la buena fe del tercero registral
Turno, para que proceda conforme a ley, dando cuenta al Tribunal Constitucional de las
medidas adoptadas. Dispone la notificación a las partes, su publicación conforme a ley y
la devolución de los actuados.
SS. ALVA ORLANDINI; AGUIRRE ROCA; GARCÍA TOMA
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E X P . N ° 016- 20- A I / T C - LI M A
S E N T E N C I A D E LT R I B U N A LC O N S T I T U C I O N A L
1 1 6
La problemática de la buena fe del tercero registral
porque, de acuerdo con los antecedentes legislativos y sus reglamentos, el empleo del for-
mulario registral brinda una mayor seguridad jurídica. Sostiene que no es correcto afirmar
que el formulario registral carece de matriz, pues la Ley del Notariado prevé la posibilidad
de que el formulario legalizado se incorpore al protocolo notarial, indicando, además, que
el archivo registral conserva los formularios registrales, posibilitando que se pueda obte-
ner una copia del documento original. Asimismo, afirma que es incorrecto sostener que la
legalización del formulario registral implica una simple legalización de firmas, ya que se
trata de una función más compleja, respaldada por las normas y principios de la función
notarial. Por otro lado, señala que para que el formulario sea inscrito requiere, además de
la legalización por parte del Notario Público, la posterior calificación por parte del Regis-
trador, quien puede observar, e incluso tachar, los actos pendientes de inscripción si es que
determina que estos no se ajustan a las normas jurídicas aplicables. Asevera que es erró-
neo afirmar que la escritura pública se trata de un documento que tiene “superioridad” so-
bre cualquier otro, dado que esta también puede devenir en nula por contravenir las forma-
lidades establecidas en la ley. En ese sentido, indica que no todo acto o contrato inscribible
se formaliza en una escritura pública, pues el artículo 2010 del Código Civil dispone que
la inscripción se hace en virtud del título que conste en instrumento público, salvo disposi-
ción contraria, de lo que se desprende que la inscripción puede tener lugar a partir de cual-
quier instrumento público, no solo la escritura pública, e incluso de un documento privado,
si así lo dispone la ley. F U N D A M E N T O S : 1. Aunque la demanda no es lo suficientemen-
te precisa en determinar cuál es el derecho o el principio constitucional que se considera
afectado, del tenor de la misma es posible concluir que es el principio de la seguridad ju-
rídica el que se entiende vulnerado por la disposición impugnada. En efecto, el recurrente
manifiesta que aceptar la alternativa de que la inscripción de los inmuebles que no tengan
un costo mayor de 20 UIT pueda ser efectuada mediante formulario registral legalizado
por Notario supone una afectación del principio de seguridad jurídica, pues el formulario
registral no presta las mismas garantías de una escritura pública; por su parte, el deman-
dado considera que la utilización del formulario registral aminora los costos de inscrip-
ción, razón por la cual se fortalece el principio de seguridad jurídica, al permitirse que más
personas gocen de un título de propiedad inscrito en los registros públicos. Así, aunque la
divergencia en el presente caso pudiera aparecer como una relativa simplemente a la rela-
ción costo-beneficio de una opción legislativa, al estar comprometida la seguridad jurídica
y con ella el correcto desarrollo que debe merecer el derecho constitucional a la propiedad,
el Tribunal Constitucional considera que existe materia que justifica un pronunciamiento
sobre el fondo de la cuestión.
La seguridad j urí dica como principio constitucional
2. En primer término, y dado que a diferencia de otras constituciones comparadas, nuestra
Norma Fundamental no reconoce de modo expreso a la seguridad jurídica como un princi-
pio constitucional, es menester que este Tribunal determine si el principio aludido es uno
de rango constitucional, y, por ende, si es susceptible de alegarse como afectado a efec-
tos de determinarse la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una ley o parte de
esta. 3. El principio de la seguridad jurídica forma parte consubstancial del Estado Cons-
titucional de Derecho. La predecibilidad de las conductas (en especial, las de los poderes
públicos) frente a los supuestos previamente determinados por el Derecho, es la garantía
que informa a todo el ordenamiento jurídico y que consolida la interdicción de la arbitra-
riedad. Tal como estableciera el Tribunal Constitucional español, la seguridad jurídica su-
pone “la expectativa razonablemente fundada del ciudadano en cuál ha de ser la actuación
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del poder en aplicación del Derecho” (STCE 36/1991, FJ 5). El principio in comento no
solo supone la absoluta pasividad de los poderes públicos, en tanto no se presenten los su-
puestos legales que les permitan incidir en la realidad jurídica de los ciudadanos, sino que
exige de ellos la inmediata intervención ante las ilegales perturbaciones de las situaciones
jurídicas, mediante la “predecible” reacción, sea para garantizar la permanencia del statu
quo, porque así el Derecho lo tenía preestablecido, o, en su caso, para dar lugar a las debi-
das modificaciones, si tal fue el sentido de la previsión legal. 4. Así pues, como se ha di-
cho, la seguridad jurídica es un principio que transita todo el ordenamiento, incluyendo,
desde luego, a la Norma Fundamental que lo preside. Su reconocimiento es implícito en
nuestra Constitución, aunque se concretiza con meridiana claridad a través de distintas dis-
posiciones constitucionales, algunas de orden general, como la contenida en el artículo 2,
inciso 24, parágrafo a) (“Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido
se hacer lo que ella no prohíbe”), y otras de alcances más específicos, como las contenidas
en los artículos 2, inciso 24, parágrafo d) (“Nadie será procesado ni condenado por acto
u omisión que al tiempo de cometerse no este previamente calificado en la ley, de mane-
ra expresa e inequívoca, como infracción punible, ni sancionado con pena no prevista en
la ley”) y 139, inciso 3, (“Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeter-
minada por la ley, ni sometida a procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni
juzgada por órganos jurisdiccionales de excepción, ni por comisiones especiales creadas
al efecto, cualquiera que sea su denominación”).
S eguridad j urí dica y d erech o de propiedad
5. Pero cuando se trata de vincular la seguridad jurídica al derecho de propiedad, tal como
ocurre en el caso de autos, aquella no solo debe garantizar el mantenimiento del statu
quo, de forma tal que al individuo se le asegure el mantenimiento de su situación jurídica
en la medida en que no se presenten las condiciones que la ley haya previsto para su mu-
tación, sino que el principio se convierte en requisito indispensable para el desarrollo de
los pueblos, en tanto permite crear la certidumbre institucional que dota a los individuos
de la iniciativa suficiente para, a partir de la titularidad del derecho de propiedad, dar lu-
gar a la generación de riqueza. En efecto, el derecho constitucional a la propiedad tiene
una incuestionable connotación económica, y así lo ha entendido nuestra Carta Fundamen-
tal cuando no solo reconoce a la propiedad dentro de la enumeración de su artículo 2, que
agrupa a los principales derechos fundamentales, sino que en su artículo 70 establece que:
“El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo garantiza (...). A nadie puede privarse
de su propiedad sino, exclusivamente, por causa de seguridad nacional o necesidad pública
(...)”. De este modo, el derecho a la propiedad no solo adquiere la categoría constitucional
de derecho fundamental, sino que su defensa y promoción se constituyen en garantía insti-
tucional para el desarrollo económico. Tal conclusión se ve reafirmada cuando en el título
“Del Régimen Económico”, específicamente en el artículo 60 del texto constitucional, se
dispone que: “El Estado reconoce el pluralismo económico. La economía nacional se sus-
tenta en la coexistencia de diversas formas de propiedad y de empresa (...)”. Empero, para
el pleno desarrollo del derecho de propiedad en los términos que nuestra Constitución lo
reconoce y promueve, no es suficiente saberse titular del mismo por una cuestión de sim-
ple convicción, sino que es imprescindible poder oponer la titularidad de dicho derecho
frente a terceros y tener la oportunidad de generar, a partir de la seguridad jurídica que la
oponibilidad otorga, las consecuencias económicas que a ella le son consubstanciales. Es
decir, es necesario que el Estado cree las garantías que permitan institucionalizar el dere-
cho. Es la inscripción del derecho de propiedad en un registro público el medio a través
1 1 8
La problemática de la buena fe del tercero registral
del cual el derecho trasciende su condición de tal y se convierte en una garantía institucio-
nal para la creación de riqueza y, por ende, para el desarrollo económico de las sociedades,
tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
T est de proporcionalidad
6. El Tribunal Constitucional considera que tal como aparece planteada la cuestión contro-
vertida, esta puede resolverse bajo el test de proporcionalidad. En efecto, es pertinente pre-
guntarse si el propósito legislativo de hacer del derecho de propiedad un derecho oponible
frente a terceros (registrarlo), a través de la reducción de los costos que supone la obliga-
toria utilización de la escritura pública para la inscripción del mismo, no termina por sacri-
ficar en tal grado el principio constitucional de la seguridad jurídica, que termina resultan-
do desproporcionado aun cuando el fin resulte legítimo. Y es que si bien es cierto, tal como
ha quedado dicho, la inscripción en el registro del derecho de propiedad dota de seguridad
jurídica al ejercicio del mismo, también lo es que es importante que la legislación cree las
condiciones suficientes para que la seguridad jurídica esté del mismo modo presente en el
procedimiento previo a la inscripción, sobre todo si se considera que de lo que se trata es
que el contenido de la inscripción sea fiel reflejo de la realidad.
De la legitimidad constitucional del fin perseguido
7. Es bien conocido el grave problema que atraviesa nuestra sociedad en lo que a la ins-
cripción del derecho de propiedad se refiere. Es considerable el número de propietarios en
nuestro territorio que no poseen un título de propiedad inscrito en registros públicos, lo
que supone que no sea posible ejercer a plenitud el derecho constitucionalmente recono-
cido. En ese sentido, es reconocible la intención del legislador, quien, a través de la utili-
zación del formulario registral, procura crear para los propietarios de escasos recursos una
vía menos costosa para inscribir su derecho. El fin perseguido, por lo pronto, aparece como
constitucionalmente legítimo, pues se pretende dotar al derecho de propiedad de las garan-
tías suficientes para su pleno desarrollo, a través del registro del mismo.
De la adecuación del medio utilizado para alcanzar el fin buscado
8. De otra parte, se puede concluir razonablemente que la reducción de los costos de
transacción en la búsqueda de inscribir el derecho de propiedad, generará que un mayor
número de personas puedan acceder a dicha inscripción, razón por la cual se entiende que
la medida adoptada es idónea para alcanzar el objetivo que se busca. En efecto, la escritura
pública es sin duda más costosa que la utilización de un formulario registral legalizado por
Notario Público; por tanto, prever la alternativa de utilización de este último por quienes,
encontrándose dentro del supuesto de la norma, así lo deseen, es un medio adecuado a
efectos de alcanzar el fin perseguido.
D e la necesidad del medio utiliz ado
9. Sin embargo, para concluir la proporcionalidad de la disposición cuestionada, no es su-
ficiente la legitimidad del propósito buscado, ni tampoco la adecuación de la medida al
fin perseguido. Es imprescindible valorar la necesidad de que sea esa medida la utilizada
y no otra la que pueda sacrificar en menor grado el principio constitucional comprometi-
do, en este caso, la seguridad jurídica. A efectos de determinarse la necesidad o no de la
medida adoptada, es del caso preguntarse cuál es el verdadero grado de afectación que su-
fre el principio de la seguridad jurídica, cuando se propone como alternativa la utilización
del formulario registral legalizado por Notario Público, en lugar de la escritura pública. Al
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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La problemática de la buena fe del tercero registral
regla está recogida en el artículo 315 del Código Civil. C uarto: De otro lado están las re-
glas de los Registros Públicos y las que amparan un derecho real de hipoteca. Los Regis-
tros Públicos, tienen como principal finalidad publicitar situaciones jurídicas; asegurar el
tráfico patrimonial, proteger al tercero de buena fe. De allí que se presume de pleno dere-
cho que todos tenemos conocimiento del contenido de las inscripciones, que estas se pre-
sumen ciertas, mientras judicialmente no se modifique su contenido, y que para oponer de-
rechos reales sobre inmuebles, es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con
anterioridad, como bien establecen los artículos 2012, 2013 y 2022 del Código Civil, que
sustentan la Sentencia de vista. Q uinto.- En realidad no hay conflicto ni oposición entre
dichas normas, sino que se complementan, pues el bien común de la sociedad conyugal,
inscrito con tal calidad, en el Registro Público, recibe la protección de su publicidad. Esa
no es la situación en el presente caso, pues habiéndose inscrito el inmueble como de exclu-
siva propiedad de Ñaña Sora, la recurrente no puede oponer su derecho de cónyuge al de
los demandados, en aplicación de lo dispuesto en las normas el artículo 2022 del Código
Civil, en que se sustenta la de vista. Así se resolvió en las Casaciones números mil cuatro-
cientos noventa y cinco- noventa y siete, mil trescientos treinta y siete - noventa y ocho,
y dos mil doscientos noventa y nueve - noventa y ocho. S ex to. - La recurrente no ha de-
nunciado la aplicación indebida de los artículos 2012, 2013 y 2022 del Código Civil, que
dan sustento a la recurrida, por lo que consiente en su aplicación y estos mantienen su
vigencia y vigor. No corresponde analizar su pertinencia, pues se ha consentido en ella.
S é timo.- En consecuencia la denuncia de interpretación errónea del artículo 315 del mis-
mo Código, que la sentencia de vista considera como una regla general, que no obsta fren-
te a casos especiales, como cuando se contrata bajo la fe del Registro Público, es infunda-
da, y corresponde añadir, que una situación que se mantuvo oculta, no puede prevaler
sobre la publicidad del Registro Público, sin poner en grave riesgo la seguridad jurídica.
Por la misma razón es infundada la denuncia de inaplicación del artículo 219 incisos 1 y 3
del Código Sustantivo, así como el artículo V del Título Preliminar del mismo Cuerpo de
Leyes, pues precisamente el orden público exige que se respeten los contratos celebrados
al amparo de la fe del Registro Público, no siendo del caso analizar el artículo VII del mis-
mo Código, por ser una norma procesal. O ctavo .- No se presentaría este conflicto si el
deudor y demandado, Metodio Ñaña Sora, hubiera cumplido con las obligaciones que con-
trajo con el Banco de los Andes. Como no lo hizo y se puso en mora fue materia de ejecu-
ción. Eso explica que la demandante, primero intentara una tercería excluyente de domi-
nio que se declaró infundada, y ahora intenta esta demanda de nulidad. Tampoco se hubiera
presentado esta situación, si Ñaña Sora hubiera informado [de] su calidad de casado al
contratar. Es claro entonces que esta situación ha sido provocada, por señalar lo menos,
por la conducta irregular de Metodio Ñaña Sore. N ove no.- La Seguridad es la razón fun-
damental del Derecho. El Derecho surge como instancia de aquello a lo cual las personas
tienen que atenerse en sus relaciones con los demás: certeza, pero no solo teórica (saber lo
que se debe hacer) sino también certeza práctica, es decir: Seguridad; saber que esto ten-
drá que ocurrir y que, si es preciso, será impuesto por la fuerza, inexorablemente. La Se-
guridad Jurídica es la que nace del Derecho. 4. D E C I S I Ó N : a) Por estas consideraciones:
Declararon I N F U N D A D O el recurso de casación interpuesto por doña Mery Marleny
Melgarejo Rojas de Ñaña, en consecuencia N O C A S A R la sentencia de vista de fecha
veintitrés de junio del dos mil cinco obrante a fojas trescientos catorce; en los seguidos
con el ex Banco los Andes –sucursal La Merced– hoy Banco Continental, y otro sobre
nulidad de acto jurídico. b) C O N D E N A R O N a la parte recurrente al pago de la multa
de dos Unidades de Referencia Procesal, así como de las costas y costos originados en
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La problemática de la buena fe del tercero registral
precisar que el artículo V del Título Preliminar del Código Civil es aplicable al caso de au-
tos. Respecto a la inaplicación del artículo VII del Título Preliminar del Código acotado,
se debe tener en cuenta que dicha norma consagra el principio iura novit curia, por lo tan-
to, no se ha considerado que el recurso de casación por la causal denunciada solo está re-
servado para normas de índole material o sustantivo; entendiéndose como tal a todas aque-
llas normas generales y abstractas que regulan y establecen derechos y obligaciones, mas
no aquellas que determinan la forma de hacerlos valer ante el órgano jurisdiccional; inde-
pendientemente del cuerpo legal en que se encuentren; como es este caso, el Código Civil
que contiene una norma de índole procesal. Q uinto.- Que, respecto a la inaplicación del
artículo 219 incisos 1 y 3 del Código Civil; la recurrente sostiene como fundamentos de su
demanda y su recurso extraordinario que se encuentra casada con el demandado don Me-
todio Ñaña Sora desde el veinte de mayo de mil novecientos ochenta y seis, habiendo ad-
quirido el bien sublitis dentro del matrimonio cuyo contrato de adquisición fue celebrado
el veinticinco de noviembre de mil novecientos ochenta y siete, siendo una propiedad que
pertenece a la sociedad de gananciales; no obstante ambos cónyuges necesariamente de-
bieron manifestar conjuntamente su voluntad en el contrato de garantía hipotecaria y su
ampliación, celebrado entre el ex Banco de los Andes-Sucursal La Merced (hoy Banco
Continental) y su cónyuge quien se presenta a título personal como soltero; por tanto, si el
inciso 1 del artículo 219 del Código Civil prevé que el acto jurídico es nulo cuando falta la
manifestación de voluntad del agente, es del caso indicar que en los de autos, no se está
alegando un supuesto de disenso, sino la ausencia de manifestación de voluntad por parte
de uno de los polos de la relación jurídica, atendiendo a que quien debió manifestar su vo-
luntad debió haber sido la sociedad de gananciales y no solo uno de los cónyuges; pode-
mos concluir que en los de autos sí existió una manifestación de voluntad por parte del
agente; a mayor abundamiento, cuando en un determinado acto jurídico se aprecia una
ausencia de manifestación de voluntad, ello involucra que nos encontramos ante supuestos
tales como la incapacidad natural del agente, el error en la declaración, la declaración he-
cha en broma y la violencia, supuestos en los que evidentemente no se pueden subsumir a
los autos, dado que quien transfirió es un sujeto con plena capacidad jurídica, habiéndose
presentado a título personal como único propietario y expresando su voluntad de acuerdo
a su designio interno; de manera que a los de autos no resulta aplicable el supuesto de nu-
lidad previsto en el inciso 1 del artículo 219 del Código Civil. S ext o.- Que, por último, res-
pecto a la inaplicación del inciso 3 del artículo 219 del Código Civil, esta norma indica que
el acto jurídico es nulo cuando su objeto es física y jurídicamente imposible o cuando es
indeterminable; además, al estar ante unos contratos de Concesión de Línea de Crédito y
Constitución de Garantía Hipotecaria del veinte de diciembre de mil novecientos noventa
y su ampliación de Concesión de Línea de Crédito y Constitución de Garantía Hipotecaria
del veinticinco de noviembre de mil novecientos noventa y uno, respecto de un bien per-
teneciente a la sociedad de gananciales, la recurrente denuncia que el objeto del contrato
es imposible jurídicamente al haberse celebrado un negocio jurídico contrario a la Ley y al
orden público; en ese sentido, cabe precisar que conforme lo establece el artículo 1402 del
Código Civil, el objeto del contrato consiste en crear, regular, modificar o extinguir obli-
gaciones; de ello se desprende, que el objeto del contrato es la obligación; por ende al ana-
lizar si el objeto es jurídicamente posible, ello debe diferenciarse claramente de su licitud
o no, dado que la licitud está referida a la finalidad del acto; asimismo, la imposibilidad ju-
rídica es entendida cuando es jurídicamente imposible la prestación que implica la discon-
formidad de ella con un precepto de derecho, o sea cuando existe un obstáculo legal; con-
secuentemente, conforme a lo expuesto y , atendiendo a que el bien pertenece a la sociedad
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La problemática de la buena fe del tercero registral
C A S . N ° 308- 06 - LI M A
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propiedad inmueble de La Libertad con vigencia hasta el cuatro de octubre del dos mil
diez, dichos predios fueron posteriormente adquiridos por Servicios Motorizados Socie-
dad Anónima, cuya denominación fue variada a Servicios Petroleros Sociedad Anónima
Cerrada, con quien el dieciséis de setiembre de mil novecientos noventa y ocho suscribió
un contrato de usufructo sobre el bien inmueble de su propiedad e inscrito en la ficha
50338, se constituye una hipoteca sobre los inmuebles inscritos precitados a favor de la de-
mandante, modificándose el contrato de usufructo ampliando su plazo por cinco años, esto
es, hasta el cuatro de octubre del dos mil quince no obstante al presentarse para la inscrip-
ción respectiva, el registrador omite inscribir dicha ampliación de usufructo; que con pos-
terioridad Servicios Petroleros Sociedad Anónima Cerrada transfiere la propiedad de di-
chos bienes dados en usufructo al señor Juan José Amaya Medina quien inscribe su
derecho de propiedad el veintidós de junio de mil novecientos noventa y nueve; que ha-
biendo solicitado la empresa actora se extienda el asiento de inscripción de la ampliación
del plazo de usufructo citada, esta fue tachada por el registrador; que interpuesto recurso
de apelación respectiva esta fue confirmada por el Tribunal Registral mediante Resolu-
ción N° 113-2002-SUNARP/TRN. S egundo.- Que, efectuado las actuaciones procesales
pertinentes, por sentencia de primera instancia de fecha quince de diciembre del dos mil
cuatro se declaro infundada la demanda, la misma que fuera confirmada por resolución de
vista del veinticinco de abril del dos mil seis, señalando básicamente que no resulta posi-
ble extender la publicidad registral relacionada con el acto de ampliación del lazo de usu-
fructo debido a que dicho acto no aparece inscrito en las fichas registrales, y que si bien
existe un título archivado dentro de la cual se encuentra el citado acto de ampliación, este
no puede reputarse como válido a los efectos de señalar que el tercero registral Juan José
Amaya Medina tuvo conocimiento de dicha ampliación al momento de inscribir las pro-
piedades usufructuadas. T ercero.- Que, al respecto, el artículo 2012 del Código Civil re-
coge literalmente el contenido del artículo V del Título Preliminar del Reglamento Gene-
ral de los Registros Públicos que contiene el principio de publicidad, al establecer que toda
persona tiene conocimiento del contenido de las inscripciones y el artículo 2013 del aco-
tado establece que el contenido de las inscripciones de presume cierto y produce todos sus
efectos mientras no se rectifiquen o se declare judicialmente su invalidez; el primero
contiene una presunción iure et de iure, el segundo una presunción juris tantum, en otras
palabras, todos conocen el contenido de las inscripciones y su contenido será cierto
mientras no se declare lo contrario. C uarto. - Que asimismo, el artículo 2012 del Códi-
go Sustantivo debe de complementarse con lo dispuesto en el artículo 184 del Regla-
mento General de los Registros Públicos, el que establece que a fin de asegurar la publici-
dad de los registros los funcionarios de los mismos están obligados a manifestar a toda
persona los libros, los títulos archivados, índices y además documentos que obran en las
oficinas registrales. Q uinto.- Que, la exposición de motivos del artículo 2012 bajo comen-
tario, confirma esta apreciación al sostener que la presunción cerrada de conocimiento del
contenido registral, encierra solo un aspecto parcial de la publicidad al sostener una ficción
legal, pues su aplicación aislada sin otorgar la posibilidad efectiva de acceso al Registro
“implicaría un grave problema, referido al hecho de que las personas no puedan material-
mente conocer aquello que la ley presume de su conocimiento” y que “la primera publici-
dad, a la que podemos llamar sustantiva, no es posible considerarla sin que exista amplia-
mente garantizada la segunda, es la que se puede llamar procesal” (Exposición de Motivos
Oficial del Código Civil, Registros Públicos, Lima, mayo de mil novecientos noventa y
ocho Jack Biggio Cherem, página ciento noventa y uno). S ext o: Que, esto determina que
forman parte de la publicidad de los Registros Públicos, los títulos archivados, lo que
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La problemática de la buena fe del tercero registral
guarda concordancia con el artículo 160 del Reglamento antes citado, porque como el
asiento registral es solamente un resumen, en el que consta el título que da origen al asien-
to, dicho título está a disposición de toda persona, porque forma parte del asiento y de la
publicidad de los registros. S é timo.- Que, por ello y a fin de asegurar la buena fe registral
no solo es necesario leer el resumen del asiento registral, sino tomar conocimiento del
título archivado que le dio origen, más aún cuando el artículo 185 del Reglamento, dispo-
ne que para conseguir la manifestación de los libros y demás documentos, no se requiere
tener interés directo o indirecto en la inscripción o documentos; ni expresar el motivo o
causa por las cuales se solicitan. O ctavo.- En tal contexto, es menester precisar que cuan-
do el Código Civil emplea el término “registro público” su concepto y alcances no puede
ser interpretado de manera restrictiva, limitándolo solo al conocimiento del asiento
registral, dado que la presunción absoluta de que toda persona tiene conocimiento del con-
tenido de las inscripciones implica el conocimiento tanto del asiento registral como de los
títulos y documentos que lo sustentan y que se encuentran archivados en los Registros Pú-
blicos, de lo cual además se desprende la obligación de que tienen los funcionarios de la
entidad registral de dar a conocer los títulos archivados, índices y demás documentos que
obran en las oficinas registrales. N ove no.- Que, en tal sentido, en el caso de autos, el ter-
cero registral Juan José Amaya Medina se encontraba en la obligación de efectuar la bús-
queda de todo aquello que pudiera afectar su futuro derecho de propiedad, por consiguien-
te, en el caso de autos se verifica una interpretación errónea del artículo 2012 del Código
Civil que rige el principio de publicidad. D é cimo.- Que, por su parte, el artículo 2014 del
Código Sustantivo consagra el principio de la buena fe registral, en el que para su aplica-
ción deben concurrir copulativamente, los siguientes requisitos: a) El adquirente obtenga
el derecho a título oneroso; b) El adquirente actúe de buena fe tanto al momento de la ce-
lebración del acto jurídico del que nace su derecho, como al momento de la inscripción del
mismo, buena fe que se presume mientras no se acredite que tenía conocimiento de la in-
exactitud del registro, es decir, se trata de una presunción iuris tantum; c) El otorgante apa-
rezca registralmente con capacidad para otorgar el derecho del que se tratase; d) El adqui-
rente inscriba su derecho; y e) Que ni de los asientos registrales ni de los títulos inscritos
resulten causas que anulen, rescindan o resuelvan el derecho del otorgante. D é cimo P ri-
mero.- Que, en ese entendido, el principio de buena fe registral persigue proteger al terce-
ro, que ha adquirido un derecho de quien finalmente tiene capacidad para otorgarlo, lo que
implica buscar la seguridad en el tráfico inmobiliario, sin embargo, la búsqueda de la se-
guridad en tal tráfico puede importar un sacrificio de la seguridad del derecho, por ello es
que para morigerar tal sacrificio el legislador ha dificultado el acceso al principio de la
buena fe registral, el que para ser alegado debe cumplir con los requisitos señalados en el
considerando precedente; en consecuencia, la norma que contiene el mencionado princi-
pio debe ser interpretada en forma restrictiva. D é cimo S egundo.- Que, uno de los requisi-
tos que tiene que cumplir quien alega el principio de la buena fe registral para que su de-
recho resulte oponible, es que actúe de buena fe tanto al momento de la celebración del
acto jurídico del que nace su derecho, como al momento de la inscripción del mismo. D é -
cimo T ercero.- Que, en tal sentido, en el caso de autos se aprecia también la interpretación
errónea del artículo 2014 del Código Civil pues a don Juan José Amaya Medina no le al-
canzan los efectos de la buena fe registral dado que se encontraba a su alcance conocer de
la ampliación en el plazo del usufructo de cinco años más, esto es, hasta el cuatro de octu-
bre del dos mil quince, ello en el entendido que en la buena fe de naturaleza objetiva, la
protección al tercero no se basa en la buena fe que ha demostrado en su intervención con-
tractual, pues en realidad la buena fe consiste en estar convencido de haber obrado
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de manera diligente, prudente y honesta, esto es, estar convencido de la certeza, licitud y
legitimidad de su conducta, por ello, para sostener dicho convencimiento se debe verificar
la realización de las diligencias necesarias de la manera antes descrita, por consiguiente,
en el caso concreto, no se llega a evidenciar que el tercero en mención haya actuado de
buena fe. D é cimo C uarto.- Que, en consecuencia, resulta amparable la casación por la
causal prevista en el inciso 1 del artículo 386 del Código Procesal Civil, correspondiendo
actuar con carácter jurisdiccional para resolver el conflicto de conformidad con el artículo
396 inciso 1 del Código Adjetivo. 4. D E C I S I Ó N : Por los fundamentos expuestos, decla-
raron: F U N D A D O el recurso de casación interpuesto por doña Sandra Gonzáles Castro,
en representación de Mobil Oil del Perú Sociedad de Responsabilidad Limitada; en conse-
cuencia N U LA la resolución de vista de fojas seiscientos doce, su fecha veinticinco de
abril del dos mil seis expedida por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de la Re-
pública; y, actuando en sede de instancia R E V O C A R O N la sentencia apelada de fojas
cuatrocientos noventa y tres, su fecha quince de diciembre del dos mil cuatro que declaró
Infundada la demanda de tercería de propiedad; R E F O R M Á N D O LA declararon F U N -
D A D A la demanda; en consecuencia N U LA la Resolución del Tribunal Registral N°
113-2002-SUNARP/TRN del catorce de agosto del dos mil dos; D I S P U S I E R O N que se
emita nueva resolución en los términos precedentes; disponiendo la inscripción de la am-
pliación del usufructo conforme a ley; O R D E N A R O N la publicación de la presente reso-
lución en el diario oficial El Peruano; en los seguidos por Mobil Oil del Perú Sociedad de
Responsabilidad Limitada contra el Tribunal Registral del Norte y otros, sobre Impugna-
ción de Resolución Administrativa; y los devolvieron. SEÑOR VOCAL PONENTE FE-
RREIRA VILDOZOLA
SS. GAZZOLLO VILLATA; PACHAS ÁVALOS; ESTRELLA CAMA; FERREIRA VIL-
DOZOLA; SALAS MEDINA
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La problemática de la buena fe del tercero registral
C A S . N ° 2458- 20 05- LI M A
( El Peruano, 31/ 01/ 207)
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el legislador, concuerda con esta interpretación, según la cual, la fe pública registra) pro-
tege la adquisición efectuada a título oneroso y con buena fe de quien aparece en el regis-
tro como titular registral, que se inscribe en el registro, contra cualquier intento de enervar
dicha adquisición que se fundamente en causas no inscritas antes (Exposición de Moti-
vos Oficial del Código Civil, Editorial Cuzco, mil novecientos noventiocho, páginas cien-
to noventicuatro y ciento noventisiete). C uarto.- Que, si bien es verdad el artículo ciento
ochenticuatro del Reglamento General de los Registros Públicos, vigente a la fecha de los
hechos, establece que a fin de asegurar la publicidad de los Registros, los funcionarios de
los mismos están obligados a manifestar a toda persona los libros, los títulos archivados,
índices y demás documentos que obran en las oficinas registrales, ello no debe ser inter-
pretado como que el principio de publicidad registral se extiende también por regla gene-
ral a los títulos archivados, sino en el sentido de que dicha extensión alcanzará a los títu-
los archivados si existiera insuficiente información en el asiento de inscripción; dado que
estimar que los interesados deben recurrir a los títulos archivados o a procedimientos ex-
traordinarios para la determinación de con quien están contratando generaría un obstáculo
para la realización de actos jurídicos y una elevación del costo de los mismos, lo cual aten-
taría contra la fe pública registral y la seguridad jurídica. Q uinto.- Que, en este caso, el
demandado Ricardo Antonio Montalbán Ahuite mantiene o conserva la eficacia de su de-
recho en virtud del principio de fe pública registral, toda vez que cuando adquirió por com-
praventa el inmueble sub júdice de parte de Noelia Irene Lau Vilcachagua, en la Ficha
Registral número uno seis tres nueve cuatro cuatro uno, continuada a la Partida número
cuatro nueve cero tres cuatro nueve ocho dos, su vendedora no aparecía con el estado ci-
vil de casada, sino que se identificó como soltera; derecho conservado que ha sido trans-
mitido al litisconsorte necesario Vicente Inoñán Ventura; por consiguiente, la interpreta-
ción que desarrollan: los juzgadores del artículo dos mil catorce del Código Civil para la
desestimación de la presente demanda se encuentra arreglada a ley; y si bien se ha produ-
cido la inaplicación expresa del artículo dos mil doce del mismo Código; su aplicación no
desvirtúa el criterio y sentido de la sentencia de vista sino que, por el contrario, la sustenta
más. S ext o.- Que, en tal virtud, no habiéndose configurado los errores jurídicos denuncia-
dos, corresponde desestimar el recurso, de conformidad con el artículo trescientos noven-
tisiete del Código Procesal Civil; estando a las consideraciones que preceden; declararon:
I N F U N D A D O el recurso de casación interpuesto a fojas cuatrocientos setentinueve por
Teodoro Walter Ruiz Gómez; en consecuencia N O C A S A R O N la resolución de vista de
fojas cuatrocientos sesentisiete, su fecha veinticinco de mayo del dos mil cinco; C O N D E -
N A R O N al recurrente al pago de las costas y costos del recurso, así como a la multa de
dos Unidades de Referencia Procesal; O R D E N A R O N la publicación de la presente re-
solución en el diario oficial El Peruano; en los seguidos Teodoro Walter Ruiz Gómez con
Noelia Irene Lau Vilcachagua sobre Nulidad de Acto Jurídico; y, los devolvieron
SS. TICONA POSTIGO; CARRIÓN LUGO; PALOMINO GARCÍA; HERNÁNDEZ
PÉREZ
E L V O T O E N D I S C O R D I A D E L S E Ñ O R V O C A L S U P R E M O F E R R E I R A V I LD O -
Z O LA , E S C O M O S I G U E : V I S T O S : De conformidad con el dictamen Fiscal Supremo;
en audiencia pública llevada a cabo en la fecha, y producida la votación con arreglo a ley,
emite la siguiente sentencia:
M A T E R I A D E L R E C U R S O : Se trata del Recurso de Casación interpuesto a fojas cua-
trocientos setentinueve, por don Teodoro Walter Ruiz Gómez, contra la sentencia de vista
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La problemática de la buena fe del tercero registral
de fojas cuatrocientos sesentisiete, su fecha veinticinco de mayo de dos mil cinco expedi-
da por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima que confirmando la
sentencia de primera instancia, su fecha siete de noviembre de dos mil dos; declara infun-
dada la demanda de nulidad de acto jurídico; en el proceso seguido por don Teodoro Wal-
ter Ruiz Gómez con doña Noelia Irene Lau Vilcachagua. F U N D A M E N T O S D E L R E -
C U R S O : Mediante resolución de fecha veinticinco de octubre de dos mil cinco, obrante
fojas veinte del cuadernillo formado en este Supremo Tribunal, se ha estimado proceden-
te el recurso por las causales de: I) Interpretación errónea de una norma de derecho mate-
rial, refiriendo que los Juzgadores han interpretado erróneamente el principio de buena fe
pública registral contenida en el artículo dos mil catorce del Código Civil, toda vez que la
codemandada Noelia Irene Lau Vilcachagua requería la participación del demandante para
poder transferir el inmueble sublitis, no pudiendo considerarse que el codemandado Ricar-
do Antonio Montalván Ahuite se encuentre protegido con la buena fe pública registral por
cuanto la referida demandada aparecía como casada en el documento titulado de cesión de
derechos y acciones de fojas doscientos noventiuno, extendido mediante Escritura Pública
de fecha veinte de julio de mil novecientos noventidós e inscrito mediante título número
catorce mil cuatrocientos veinticinco y registrado en el asiento tres-C de la ficha un millón
seiscientos treintinueve mil cuatrocientos cuarentiuno. II) Inaplicación de una norma de
derecho material sosteniendo que en el caso de autos no se ha aplicado el artículo dos
mil doce del Código Civil referido al principio de publicidad registral, en virtud del cual
se presume sin admitir prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del
contenido de las inscripciones, dado que se presume que el demandado Ricardo Antonio
Montalván Ahuite tenía conocimiento del estado civil de casada de la vendedora Noelia
Irene Lau Vilcachagua conforme al citado contrato de Cesión de Derechos y Acciones
debiendo entenderse que el citado principio de publicidad está referido no solamente a
los asientos registrales sino también a los títulos archivados. C O N S I D E R A N D O : P ri-
mero.- Que, conforme al análisis de lo actuado se llega a verificar lo siguiente: a) Median-
te escrito de fojas diecisiete don Teodoro Walter Ruiz Gómez interpone demanda de nuli-
dad de acto jurídico del contrato de compraventa de fecha veintiocho de octubre de mil
novecientos noventiocho celebrado entre la codemandada, su cónyuge, Noelia Irene Lau
Vilcachagua con el codemandado don Ricardo Antonio Montalván Ahuite, respecto del
inmueble ubicado en la Calle Trabajo número ciento noventidós del Distrito de Ate Vitar-
te, alegando que dicho inmueble constituye un bien de la Sociedad Conyugal; acumulati-
vamente solicita la nulidad del asiento registral efectuado por este último. b) Según la fi-
cha registral número un millón seiscientos treintinueve mil cuatrocientos cuarentiuno el
citado inmueble fue de propiedad de don Lau Cam Tim, quien al fallecer en mil novecien-
tos setentiuno dejó como herederos a sus hijos Rolando Domingo, Isabel Emma, Luis
Teófilo, Noelia Irene Lau Vilcachagua y Bertha Genoveva Lau Pum. c) Mediante escritu-
ra pública de cesión de acciones y derechos del veinte de julio de mil novecientos noven-
tidós don Luis Teófilo y Noelia Irene Lau Vilcachagua adquieren las acciones y derechos
correspondientes a sus hermanos. d) Por escritura pública de compraventa del siete de
agosto de mil novecientos noventiocho doña Noelia Irene Lau Vilcachagua adquirió las
acciones y derechos correspondientes a su hermano Luis Teófilo Lau Vilcachagua. e) Por
escritura pública de compraventa del veintiocho de octubre de mil novecientos noventio-
cho doña Noelia Irene Lau Vilcachagua, consignando como estado civil soltera, transfiere
el bien a favor de don Ricardo Antonio Montalbán Ahuite, procediendo este a inscribir su
derecho en los Registros Públicos. f) Según partida de matrimonio de fecha dos de
setiembre de mil novecientos sesentisiete la codemandada Noelia Irene Lau Vilcachagua y
el demandante Walter Ruiz Gómez contrajeron matrimonio civil. S egundo.- Que,
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C A S . N ° 210- 9- C H IN C H A
( El Peruano, 08/ 01/ 20)
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Huarcaya Pachas adquirió el inmueble de don Roberto Freddie Morales Herrera el veinti-
séis de agosto de mil novecientos noventisiete, de buena fe, a título oneroso y de quien te-
nía su derecho inscrito, (motivo sétimo de la apelada). S egundo.- Que la sentencia de vis-
ta no ha modificado esta última apreciación de la apelada, y en su motivo quinto, se limita
a sostener que de la anterior relación de hechos se desprende que el acto jurídico es nulo,
siendo su fin ilícito comprendido dentro de los alcances del inciso cuarto del Artículo dos-
cientos diecinueve el Código Civil, considerando como tal el celebrado por doña Zenaida
Huarcaya. T ercero.- Que sin establecer una nueva relación de hecho, y sin explicar cómo
es que se establece la ilicitud se anula la venta otorgada por don Roberto Freddie Mora-
les en favor de doña Zenaida Huarcaya Pachas, lo que es materia de revisión en casación.
C uarto.- Que en el Sistema Registral Peruano, la inscripción no bonifica ni sanea el título,
pues es posible que los asientos de inscripción sean rectificados o anulados, como resul-
ta de lo dispuesto en el Artículo dos mil trece del Código Civil, y habiéndose probado que
con Roberto Freddie Morales actuó con conocimiento, se anula la adquisición que él hizo,
y su correspondiente inscripción en el Registro. Q uinto.- Que distinta es la situación de
la señora Zenaida Huarcaya Pachas quien, como se ha establecido, procedió de buena fe,
a lo que se agrega que adquirió a título oneroso de quien en el Registro aparecía con dere-
cho inscrito, y que ella a su vez ha inscrito su adquisición, de tal manera que ha cerrado el
círculo, y debe obtener la protección del artículo dos mil catorce del Código Civil. S ext o.-
Que la principal finalidad de la inscripción es amparar a los terceros que contraten de bue-
na fe, a título oneroso y sobre la base de lo que aparezca en el Registro, como establece el
artículo dos mil catorce del mismo Código, de tal manera que una vez inscrito su derecho,
mantiene su adquisición, aunque después se anule el derecho del otorgante en virtud de
causas que no consten en los registros públicos. S é timo.- Que en consecuencia, la nulidad
del título de Morales no acarrea la nulidad del título de doña Zenaida Huarcaya, y en aten-
ción a la cuestión de hecho se da la aplicación indebida del artículo doscientos diecinue-
ve inciso cuarto del Código Civil y la inaplicación del Artículo dos mil catorce del mismo
Código; por estas consideraciones, declararon: F U N D A D O el Recurso de Casación inter-
puesto por doña Zenaida Huarcaya Pachas a fojas trescientos treintiuno. N U LA la senten-
cia de vista de fojas trescientos veintiuno, su fecha cinco de agosto del año en curso, y en
conformidad con lo dispuesto en el Artículo trescientos noventiséis inciso primero del
Código Procesal Civil, actuando en sede de instancia: C O N F I R M A R O N la sentencia de
Primera Instancia de fojas doscientos ochenticinco, fechada el veinticuatro de mayo del
presente año; D I S P U S I E R O N la publicación de la presente resolución en el diario oficial
El Peruano; en los seguidos por el Instituto Peruano de Seguridad Social (Hoy EsSalud)
con María Dominica Cossío Borda viuda de Tangüis y otros, sobre nulidad de actos jurí-
dicos y otros; y los devolvieron.
SS. URRELLO A.; ORTIZ B.; SÁNCHEZ PALACIOS P.; ECHEVARRÍA A.; CASTI-
LLO LA ROSA S.
138
La problemática de la buena fe del tercero registral
C A S . N ° 2580- 01 - LI M A
( El Peruano 02/ 05/ 20)
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O scar H uerta A yal a
140
La problemática de la buena fe del tercero registral
Civil, al Banco recurrente le era conocida la existencia del referido embargo, por tanto
bajo su cuenta, costo y riesgo celebró el contrato de Hipoteca perdiendo así el derecho de
preferencia inherente a este derecho real de garantía de conformidad con el artículo 1097
del Código Sustantivo en beneficio de Mitsui Automotriz Sociedad Anónima, quien con
arreglo a ley ha formulado la presente demanda de Tercería de Derecho Preferente de
Pago; perdiendo también el Banco Continental el beneficio del principio de la buena fe
registral recogido por el artículo 2014 del Código material, por tanto no se ha configurado
los errores jurídicos denunciados; estando a las consideraciones que preceden declararon:
I N F U N D A D O el Recurso de Casación interpuesto a fojas 462; en consecuencia N O C A -
S A R la sentencia de vista de fojas 453 su fecha 15 de junio del 2001, que confirmando en
la parte materia del recurso la sentencia apelada de fojas 399 fechada el 1 de setiembre del
2001 que declara fundada la pretensión de tercería preferente de pago respecto del inmue-
ble situado en la Calle el Polo, lote N° 24, manzana “E”, distrito de Lurigancho en mérito
al embargo que corre inscrito en el asiento D-00001 de la partida N° 42877840; C O N D E -
N A R O N al recurrente al pago de las costas y costos del recurso así como a la multa de 02
URP; D I S P U S I E R O N que la presente resolución sea publicada en el diario oficial El Pe-
ruano; en los seguidos por Mitsui Automotriz Sociedad Anónima con el Banco Continen-
tal y otros sobre Tercería Preferente de Pago; y los devolvieron.
SS. VÁSQUEZ; LAZARTE; INFANTES; SANTOS; QUINTANILLA
14
O scar H uerta A yal a
C A S . N ° 1 104- 02- LA LI B E R T A D
( El Peruano 03/ 02/ 203)
142
La problemática de la buena fe del tercero registral
antes mencionada, prevaleciendo de esta manera el principio de un derecho real sobre uno
de naturaleza personal, que contiene el artículo dos mil veintidós del Código Procesal aco-
tado. S egundo.- Que, la aplicación de los citados artículos no es correcta pues la inscrip-
ción de ese embargo rige para cualquier otro derecho real que pudiera existir si no estuvie-
se previamente inscrito; la razón estriba en la naturaleza y fines de los Registros Públicos
sujeta a los principios de legalidad, publicidad, por el cual se presume sin admitir prueba
en contrario (iure el de iure), que toda persona tiene conocimiento del contenido de las ins-
cripciones; y, la de fe pública registral que da seguridad, permanencia y efectividad a los
actos jurídicos que se realizan en base de la situación que fluye de las inscripciones que
existan. T ercero.- Que, en tal sentido la sentencia apelada, ha establecido, que el embargo
se inscribió el veintitrés de agosto de mil novecientos noventiséis, y lo que se ha denomi-
nado como cancelación, no fue sino un mandato de suspensión de medida cautelar, orde-
nada por el Juez de la causa el cuatro de setiembre de mil novecientos noventisiete, la mis-
ma que recupera sus efectos el veintitrés de julio de mil novecientos noventinueve, luego,
si hubo una venta en el periodo en que se encontraba suspendida la medida cautelar, no
puede afectar la validez del embargo inscrito. C uarto.- Que, al haberse dado la aplicación
indebida de los artículos dos mil diecisiete, referido al principio de impenetrabilidad o de
prioridad excluyente y dos mil veintidós del Código Civil, se dejó de aplicar el artículo dos
mil dieciséis de la misma norma sustantiva, que señala que la prioridad en el tiempo de la
inscripción determina la preferencia de los derechos que otorga el registro, consagrando
así el principio de prioridad y de la regla “quien es primero en el tiempo es mejor en el de-
recho”, pues, como se ha indicado la inscripción del embargo es de fecha anterior al de la
actora que se produce el dieciséis de diciembre de mil novecientos noventiocho, siendo así
no se ha orientado a dar valor prevalente al derecho que surge de la citada inscripción del
embargo. Q uinto.- Que, asimismo, el Colegiado Superior ha considerado que resulta de
aplicación el artículo dos mil doce del Código Civil, por cuanto los títulos que dieron ori-
gen a la inscripción, esto es el legajo que forma parte de la inscripción, no es exhibido a
los solicitantes, determinándose de esta manera que el principio de buena fe registral
también le es aplicable, pues no se ha demostrado que la actora haya adquirido el bien de
mala fe; además que lo ha hecho a título oneroso, cuya adquisición se encuentra apoyada
en la previa inscripción del trasmitente y cuyo título de adquisición ha sido debidamente
inscrito. S ext o.- Que, al respecto el artículo dos mil doce del Código material recoge lite-
ralmente el contenido del artículo quinto del Título Preliminar del Reglamento General de
los Registros Públicos que contiene el principio de publicidad, al establecer que toda per-
sona tiene conocimiento del contenido de las inscripciones, el mismo que se complemen-
ta con lo dispuesto en el artículo ciento ochenta y cuatro del Reglamento General de los
Registros Públicos, que establece que a fin de asegurar la publicidad de los registros, los
funcionarios de esta entidad están obligados a manifestar a toda persona los libros, los tí-
tulos archivados, índices y demás documentos que obran en las oficinas registrales; lo que
determina que forma parte de la publicidad de los Registros Públicos, los títulos archiva-
dos; lo que guarda concordancia con el artículo ciento sesenta del Reglamento antes cita-
do, porque como el asiento registral es solo un resumen en el que consta el título que da
origen al asiento, dicho título está a disposición de toda persona ya que forma parte del
asiento y de la publicidad de los registros. S é timo.- Que, por ello y a fin de asegurar la bue-
na fe registral no solo es necesario leer el resumen del asiento registral, sino tomar cono-
cimiento del título archivado que le dio origen, más aún cuando el artículo ciento ochenta
y ocho del Reglamento dispone que para conseguir la manifestación de los libros y demás
documentos no se requiere tener interés directo o indirecto en la inscripción o documen-
tos, ni expresar el motivo o causa por las cuales se solicitan. O ctavo.- Que, en tal sentido,
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O scar H uerta A yal a
14
La problemática de la buena fe del tercero registral
C A S . N ° 2186- 20 3- JU N ÍN
( El Peruano, 30/ 03/ 205)
145
O scar H uerta A yal a
jurídica impertinente, esto es, que no se ajusta a las consideraciones fácticas del proceso.
S ext o.- Que, conforme se ha descrito en el considerando tercero, la Sala de mérito no ha
considerado que la operación efectuada por el Banco recurrente y la codemandada sea
pasible de un ilícito penal, sino que ha pretendido extraer una conclusión ilustrativa de
cómo la recurrente debió de actuar para la determinación de la identidad de sus clientes,
esto es, la Sala Superior procura sostener que la norma empleada puede aplicarse, extensi-
vamente, no solo para los clientes o cuentas sospechosas sino que, además, puede o debe
ser aplicado a todos los clientes de la entidad bancaria o financiera. S é timo.- Que, en con-
secuencia, respecto de este extremo, no se habría configurado la causal de aplicación inde-
bida de una norma de Derecho material, toda vez que la Sala Revisora no ha aplicado para
resolver el conflicto intersubjetivo de intereses el artículo trescientos setenticinco de la
Ley de Bancos vigentes, sino que ha pretendido extraer, extensivamente, una conclusión
sobre el actuar del Banco, por lo que este extremo debe ser desestimado. O ctavo.- Que,
con relación a la inaplicación de normas de derecho registral, es preciso recordar que esta
causal casatoria se configura cuando los magistrados de mérito inaplican las disposiciones
jurídicas pertinentes y necesarias, a la litis, siendo que, dicha omisión, cambia el sentido
de la decisión adoptada. N ove no.- Que, las presuntas normas inaplicadas son las siguien-
tes: artículo dos mil trece del Código Civil, la cual prescribe que: el contenido de la ins-
cripción se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras no se rectifique o se de-
clare judicialmente su invalidez; asimismo, el artículo dos mil catorce del mismo cuerpo
legal refiere que: el tercero que de buena fe adquiere a título oneroso algún derecho de per-
sona que en el registro aparece con facultades para otorgarlo, mantiene su adquisición una
vez inscrito su derecho, aunque después se anule, rescinda o resuelva el del otorgante por
virtud de causas que no consten en los registros públicos. La buena fe del tercero se presu-
me mientras no se pruebe que conocía la inexactitud del registro; y por último, el artículo
dos mil veintidós del Código Sustantivo, señala que: Para oponer derechos reales sobre in-
muebles a quienes también tienen derechos reales sobre los mismos, es preciso que el de-
recho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquel a quien se opone. Si se trata
de derechos de diferente naturaleza se aplican las disposiciones del derecho común. D é ci-
mo.- Que, la entidad recurrente sostiene que se habrían inaplicado las disposiciones
registrales antes invocadas y que determinarían que la recurrente ha actuado de acuerdo a
lo contenido en el asiento registral, que produce publicidad registral; en consecuencia, es
preciso analizar el principio de fe pública registral previsto en el artículo dos mil catorce
del Código anotado, para luego seguir con el principio de legitimidad regulado en el ar-
tículo dos mil trece del mismo código. U ndé cimo.- Que, el fundamento del principio de fe
pública registral radica en la necesidad de asegurar el tráfico patrimonial cuyo objeto con-
siste en proteger las adquisiciones que por negocio jurídico efectúen los terceros adquiren-
tes y que se hayan producido confiados en el contenido del registro; para ello, la ley reputa
exacto y completo el contenido de los asientos registrales: es así que, las inscripciones del
registro se consideran exactas y completas, respecto de terceros adquirientes de buena fe,
ya que quien adquiere el derecho de hipoteca, confiado en la exactitud del registro devie-
ne en titular de la hipoteca. D uodé cimo. - Que, el legislador, al redactar el Código Civil,
esta de acuerdo con esta posición (Exposición de Motivos Oficial al Libro de los Regis-
tros Públicos: doctor Jack Bigio Chrem); siendo esto así, la fe pública registral protege
la adquisición efectuada a título oneroso y con buena fe de quien aparece en el registro
como titular registral, que se inscribe en el registro, contra cualquier intento de enervar di-
cha adquisición que se fundamente en causas no inscritas antes (Exposición de Motivos
Oficial del Código Civil, Editorial Cuzco, mil novecientos noventiocho, páginas ciento
146
La problemática de la buena fe del tercero registral
147
O scar H uerta A yal a
E LV O T O D E LS E Ñ O R V O C A LT I C O N A P O S T I G O E S C O M O S I G U E : V I S T O S :
y, C O N S I D E R A N D O : P rimero.- Que, aparece de autos a fojas uno que don Jorge Eleo-
doro Urruchi García interpone demanda de tercería excluyente de dominio, a fin de que se
excluya del remate ordenado en el Expediente número dos mil uno - cero doscientos seten-
tinueve (sobre ejecución de garantía hipotecaria que sigue el Banco Wiese Sudameris con-
tra Julia Mercedes Gutiérrez Zárate y Eva Gutiérrez Zárate) al bien inmueble ubicado en
el Jirón Francisco Bolognesi número trescientos quince, Distrito de El Tambo, Provincia
de Huancayo, en razón a que el mismo pertenece a la sociedad conyugal conformada con
su esposa Eva Gutiérrez Zárate, quien adquirió el citado bien durante la vigencia de la so-
ciedad de gananciales que formaron con la unión matrimonial contraída el siete de agosto
de mil novecientos setentiuno, por lo que constituye un bien social y no un bien personal
de la indicada Eva Gutiérrez Zárate, razón por la cual aquella no podía otorgarlo en garan-
tía sin intervención ni consentimiento del otro cónyuge. S egundo.- Que, al absolver el
traslado de la demanda, el Banco Wiese Sudameris señala que el título de dominio del
inmueble sublitis aparecía inscrito en los Registros Públicos a favor de Eva Gutiérrez
Zárate como soltera, habíendolo adquirido con ese estado civil de sus anteriores propieta-
rios con fecha veintiséis de noviembre de mil novecientos setentisiete, reiterando el mis-
mo estado al suscribir la Escritura Pública de Garantía Hipotecaria y Restricción Contrac-
tual de fecha trece de noviembre de mil novecientos noventisiete a favor del Banco.
T ercero.- Que, la sentencia de primera instancia declaró infundada la demanda interpues-
ta aplicando el principio de legitimidad previsto en el artículo dos mil trece del Código Ci-
vil, conforme al cual el contenido de la inscripción se presume cierto y produce todos sus
efectos mientas no se rectifique o declare judicialmente su invalidez; y, en consecuencia,
advirtiéndose en autos que en los registros públicos aparece consignado que Eva Gutiérrez
Zárate adquirió el inmueble sublitis como soltera de sus anteriores propietarios, declaran-
do como tal su estado civil al momento de la suscripción de la Escritura Pública de Garan-
tía Hipotecaria y Restricción Contractual, el demandante tercerista no puede pretender ex-
cluir del remate aquello que se apoya en la fe del registro. La sentencia de vista, sin
embargo, revocó la apelada y declaró fundada la demanda interpuesta, alegando como fun-
damento principal que si bien la señora Eva Gutiérrez Zárate no mencionó su condición de
casada al tramitar y obtener el préstamo hipotecario, ni inscribió el bien común a nombre
de la sociedad conyugal, la entidad financiera estaba en la obligación de ultimar los trámi-
tes para percatarse del estado civil de la prestataria, recurriendo para ello a la búsqueda
computarizada de los asientos registrales, sin dejar de observar de modo adicional los sis-
temas de identificación de clientes y mantenimiento de registros dispuesto por el artículo
trescientos setenticinco de la Ley veintiséis mil setecientos dos, y que al inobservar estos
detalles de obligatorio cumplimiento ha motivado el otorgamiento de un préstamo a quien
no tenía facultad para gravar a título individual un bien del patrimonio social. C uarto.-
Que, en autos la institución demandada denuncia la aplicación indebida del artículo tres-
cientos setenticinco de la Ley veintiséis mil setecientos dos, Ley General del Sistema Fi-
nanciero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros,
pues refiere que aquella se relaciona con transacciones financieras sospechosas, que no es
el caso, pues este proceso surge a raíz de un préstamo bancario que no puede considerarse
como sospechoso. No obstante los argumentos expuestos por la emplazada, la norma aco-
tada, si bien se encuentra comprendida dentro de la Sección Quinta de la Ley veintiséis mil
setecientos dos, dedicada en efecto a las Transacciones Financieras Sospechosas, aquella
desarrolla en sus seis incisos las pautas que deben adoptar las empresas del sistema finan-
ciero para la identificación de sus clientes, sean ocasionales o habituales, y el manteni-
miento de sus registros dentro del establecimiento de sus relaciones comerciales, sin
148
La problemática de la buena fe del tercero registral
aludir directa ni indirectamente que sus efectos se circunscriban únicamente a ese tipo de
transacciones; más aún, esta norma ha sido citada por la sentencia impugnada solo como
un fundamento jurídico adicional a la posición adoptada en este extremo por el Colegiado
Superior, en el sentido de que existiría una supuesta falta de diligencia de la entidad ban-
caria al no efectuar una búsqueda minuciosa de los asientos registrales, por lo que no se
advierte que la norma denunciada sea impertinente con las conclusiones arribadas por la
Sala de mérito. Q uinto.- Que, de otro lado, la entidad financiera denuncia la inaplicación
del artículo dos mil trece del Código Sustantivo, el mismo que contiene el principio de le-
gitimación, según el cual el contenido de la inscripción se presume cierto y produce todos
sus efectos, mientras no se rectifique o declare judicialmente su invalidez. Este principio,
según informa la Exposición de Motivos Oficial del Código Civil “establece una presun-
ción de exactitud entre la realidad y lo que publica el registro (...) Se presume, por medio
de esta disposición que el derecho o la titularidad del registro existe y que pertenece a di-
cho titular, por lo cual este podrá ejercerla sin ninguna clase de impedimento legal (...) La
prueba en contrario a la que se alude en este artículo va a permitir que se produzca la rec-
tificación a la que se refiere los artículos ciento setenticinco del Reglamento General de los
Registros Públicos respecto de los errores materiales, y ciento setentiocho del mismo cuer-
po legal relativos a los errores de concepto; todo ello sin perjuicio de que por medio de
sentencias, se declare nulos, anulables, ineficaces, rescindidos o resueltos los actos jurídi-
cos que contienen los derechos o titularidades admitidas por el registro” (Jack Bigio
Chrem. Exposición de Motivos Oficial del Código Civil. Cultural Cuzco S.A. Editores,
Lima, 1998, páginas 192 y 193). En autos la presunción de veracidad contenida en este
principio asiste al Banco en razón a que aquel verificó en los registros pertinentes –es de-
cir, el de la propiedad inmueble– que el derecho de propiedad sobre el bien sublitis se en-
contraba inscrito únicamente a favor de Eva Gutiérrez Zárate en calidad de soltera, y que
fue en esa calidad que aquella adquirió la titularidad del dominio de los anteriores propie-
tarios y constituyó garantía hipotecaria a favor de la entidad emplazada; en consecuencia,
corresponde a la parte que niegue la certeza de lo verificado en los registros acreditar la
oportuna rectificación de los datos inscritos o que existe una declaración judicial de inva-
lidez de esa inscripción, lo que no aparece configurado en autos. S ext o.- Que, igualmente
se denuncia la inaplicación del dos mil catorce del Código Civil. Esta norma, consagra el
principio de fe pública registral que, para su configuración, exige la concurrencia copula-
tiva de determinados requisitos, como son: a) que el adquirente sea a título oneroso; b) que
el adquirente actúe de buena fe, tanto al momento de la celebración del acto jurídico del
que nace su derecho, como al momento de la inscripción del mismo, buena fe que se pre-
sumirá mientras no se acredite que tenía conocimiento de la inexactitud del registro (pre-
sunción iuris tantum); c) que el otorgante aparezca registralmente con capacidad para otor-
gar el derecho del que se tratase; d) que el adquirente inscriba su derecho; y, e) que ni de
los asientos registrales ni de los títulos inscritos en los Registros Públicos resulten causas
que anulen rescindan o resuelvan el derecho del otorgante. Este principio busca proteger
al tercero que ha adquirido, de buena fe, un derecho de quien finalmente carecería de ca-
pacidad para otorgarlo, lo que implica la búsqueda de la seguridad en el tráfico inmobilia-
rio, y que supone a veces un sacrificio en la seguridad del derecho, conforme aparece en
la Exposición de Motivos Oficial del Código Civil, “la buena fe que se exige a una per-
sona a efectos de constituirse en tercero registral, es la de ignorar la existencia de inexac-
titud en lo publicado por el registro. En otros términos, si en verdad existen razones de
nulidad, rescisión o resolución, que no aparecen en el registro, ellas deben ser además
desconocidas por quien pretende ampararse en el principio estudiado” (Ob. cit, página
200). S é timo.- Que, el contrato de otorgamiento de garantía hipotecaria es sin duda un
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O scar H uerta A yal a
contrato oneroso, porque oneroso es todo aquello que genera una obligación; en conse-
cuencia, en autos se cumple con el primer requisito señalado en el considerando anterior.
En lo que respecta al segundo requisito, debe precisarse que el acto jurídico del matrimo-
nio civil se inscribe en los Registros Civiles, los que por su naturaleza no gozan del prin-
cipio de publicidad registral consagrado en el artículo dos mil doce del Código Civil, es
decir, que su contenido no se presume conocido sin admitir prueba en contrario, no habién-
dose acreditado en autos que la entidad financiera recurrente haya tenido conocimiento del
verdadero estado civil de Eva Gutiérrez Zárate; en tal sentido, se presume que actuó de
buena fe. En cuanto al tercer y cuarto requisitos, el Banco Wiese Sudameris adquirió un
derecho real de garantía mediante Escritura Pública del trece de noviembre de mil nove-
cientos noventisiete de aquella persona que aparecía en el registro como único titular del
inmueble gravado, procediendo a inscribirlo el veinticuatro de noviembre del mismo año.
El quinto y último requisito se verifica igualmente, porque al tiempo de constituir y regis-
trar su derecho el Banco demandado, no aparecía en los asientos registrales ni de los títu-
los inscritos causal alguna que anule, rescinda o resuelva el derecho de la otorgante Eva
Gutiérrez Zárate. O ctavo.- Que, de lo establecido en los considerandos precedentes, que-
da claro que el derecho del recurrente se encuentra protegido por el principio de buena fe
registral, y no constando en el registro que la codemandada Eva Gutiérrez Zárate haya sido
casada al momento de adquirir el derecho de propiedad sobre el bien sub litis, y que por
tanto este fuere un bien social, este derecho no puede ser opuesto al Banco emplazado. N o-
ve no.- Que, finalmente se denuncia la inaplicación del artículo dos mil veintidós del Códi-
go Civil. Esta norma señala que para oponer derechos reales sobre inmuebles a quienes
también tienen derechos reales sobre los mismos, es preciso que el derecho que se opone
esté inscrito con anterioridad a aquel a quien se opone; y si se trata de derechos de diferen-
te naturaleza se aplican las disposiciones del derecho común. Sin embargo, no resulta per-
tinente la aplicación de esta norma para la solución de la presente controversia, toda vez
que no nos encontramos ante dos derechos reales inscritos, pues solo se encuentra registra-
do el derecho real de garantía a favor del Banco demandado, mas no el derecho de propie-
dad que alega la parte actora a favor de la sociedad conyugal conformada por Jorge Eleo-
doro Urruchi García y Eva Gutiérrez Zárate, por lo que resulta imposible establecer la
prioridad que invoca la entidad recurrente; de otro lado, tampoco nos encontramos ante
dos derechos de diferente naturaleza, pues los derechos que se invocan son ambos de na-
turaleza real. D é cimo.- Que, por las razones expuestas, configurándose la causal prevista
en el inciso segundo del artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil, por
inaplicación de los artículos dos mil tres y dos mil catorce del Código Civil, de conformi-
dad con lo dispuesto en el artículo trescientos noventiséis inciso primero de la citada nor-
ma procesal, debe ampararse el recurso presentado; por cuyas razones: M I V O T O es por-
que se declare F U N D A D O el recurso de casación interpuesto por Banco Wiese Sudameris
mediante escrito de fojas trescientos treintiséis; en consecuencia, N U LA la sentencia de
vista de fojas trescientos veinte, su fecha once de julio de dos mil tres; y actuando en sede
de instancia: S E C O N F I R M E la sentencia apelada de fojas doscientos sesentidós, su fe-
cha siete de febrero de dos mil tres, que declara infundada la demanda interpuesta, con lo
demás que contiene; S E D I S P O N G A la publicación de la presente resolución en el diario
oficial El Peruano; en los seguidos por Jorge Eleodoro Urruchi García contra Banco Wie-
se Sudameris y otros sobre tercería excluyente de dominio; y los devolvieron.
SS. TICONA POSTIGO
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La problemática de la buena fe del tercero registral
C A S . N ° 172- 02 -S A N T A
( El Peruano 03/ 02/ 203)
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O scar H uerta A yal a
del acotado. O ctavo.- Que, el inciso segundo del artículo sesentiséis del Código adjetivo
prescribe que: En caso de falta, ausencia o Impedimento del representante del incapaz, se
aplican las siguientes reglas: Cuando la demanda se dirija contra un incapaz que carece de
representante o este se halle ausente, el Juez le nombrará un curador procesal o confirma-
rá el propuesto por el incapaz relativo, si lo considera idóneo; Asimismo, el inciso cuarto,
prescribe que: También se procederá al nombramiento de curador procesal cuando el Juez
advierta la aparición de un conflicto de intereses entre el incapaz y su representante legal,
o confirmará el propuesto por el incapaz relativo. N ove no.- Que, de acuerdo a la escritura
pública de anticipo de legitima, al treinta de junio de mil novecientos noventinueve, la re-
currente contaba con dieciséis años de edad, esto es, que era un sujeto procesal que debie-
ra estar representado por sus padres puesto que, procesal mente, carecía de capacidad pro-
cesal, la cual: “(...) solo la tienen aquellas personas naturales que por si mismas pueden
intervenir en el proceso; más preciso, aquellas personas que se hallan habilitadas por la ley
para hacer valer sus derechos pos si mismas planteando una demanda, contradiciéndola y
realizando determinados actos procesales (...)” (Tratado de Derecho Procesal Civil (volu-
men I); Jorge Carrión Lugo; Editorial Jurídica Grijley; Segunda reimpresión; Lima -Perú;
página doscientos seis). D é cimo.- Que, si bien es cierto que, al momento de la interposi-
ción de la demanda y hasta la presentación de la escritura pública de anticipo de legítima,
el juez, como sujeto procesal, a diferencia de los propios demandados, no habría podido
saber que la codemandada era menor de edad, puesto que el anticipo de legítima proce-
de contra cualquier heredero forzoso, sin importar la edad de este; también lo es que,
este vicio pudo haber sido advertido por la parte actora puesto que ella tenía o pudo ha-
ber tenido, anteladamente, conocimiento de la edad de la beneficiaria del anticipo de
legítima, debido a que la actora no puede limitar su conocimiento a lo establecido en la
ficha registral sino que debe extenderse a los títulos archivados que formaron estos. D é -
cimo P rimero.- Que, sin embargo, luego de la incorporación al proceso, de la escritura
pública de otorgamiento de escritura, todos los sujetos procesales, tenían pleno conoci-
miento de que uno de los co-demandados era menor de edad, debiéndosele, de oficio, o a
pedido de parte, nombrársele Curador Procesal, para la defensa de sus derechos, ante la re-
nuencia de sus representantes legales de defenderlos. D é cimo S egundo.- Que, la omisión
incurrida por el padre de la recurrente, al no advertir a la Magistratura, de la edad de la be-
neficiaria del anticipo, al momento de contestarla demanda y la renuencia de la madre de
la recurrente, que motivará que fuera declarada rebelde, no pueden perjudicarla, puesto
que la recurrente no tenía capacidad legal para comparecer por sí. D é cimo T ercero.- Que,
por ello, el Juez debió advertir esta situación y nombrarle un Curador Procesal a la menor,
para que defendiera los derechos de esta, mientras no pueda ejercerlos personalmente. D é -
cimo C uarto.- Que, en consecuencia, se ha configurado la causal denunciada, al afectarse
el derecho al debido proceso de la recurrente, causando indefensión durante el desarrollo
del proceso, por lo que deberán renovarse los actos procesales, tendientes a que puedan de-
fenderse en este proceso; por las razones expuestas y de acuerdo con el apartado dos pun-
to cuatro inciso segundo del artículo trescientos noventiséis del Código Procesal Civil: de-
clararon F U N D A D O el Recurso de Casación de fojas cuatrocientos dieciocho; y en
consecuencia N U LA la resolución de vista de fojas cuatrocientos once, su fecha dieciocho
de abril del dos mil dos; I N S U B S I S T E N T E la apelada de fojas trescientos veintitrés; y
N U LO todo lo actuado; D E B I É N D O S E renovar el acto jurídico procesal de notificación
con la demanda a la recurrente Denisse del Pilar Takamura Feria; M A N D A R O N que el
Juez del Primer Juzgado Civil de Santa expida nuevo fallo con arreglo a Ley; D I S P U -
S I E R O N la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano, en los
152
La problemática de la buena fe del tercero registral
seguidos por el Banco de Crédito del Perú sucursal Chimbote con Víctor Ricardo Takamu-
ra Salazar y otros; sobre Acción Pauliana; y los devolvieron.
SS. ECHEVARRÍA ADRIANZÉN; MENDOZA RAMÍREZ; LAZARTE HUACO;
INFANTES VARGAS; SANTOS PEÑA
153
O scar H uerta A yal a
C A S . N ° 3682- 02 - LI M A
( El Peruano 30/ 10/ 203)
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La problemática de la buena fe del tercero registral
de fojas trece, ordenada a perfeccionarse mediante escritura pública por mandato judicial,
la antes citada Rosa Quispe Rubio vendió el referido inmueble al codemandado Aníbal Al-
fonso Medina Marchand, quien al contradecir la demanda en este proceso, que postula la
nulidad de dicho acto jurídico de compraventa, afirma que adquirió el bien bajo la fe del
registro y a título oneroso, amparado en el artículo dos mil catorce del Código Civil, pues-
to que, al recabar la ficha registral del inmueble no pesaba sobre él ningún gravamen ni
medida que restringiera su derecho de libre disposición. Q uinto.- Que, con estos antece-
dentes, se ha dictado la sentencia de vista que haciendo suyos los fundamentos del a quo
ha desestimado la demanda basándose además, en que al tiempo de producirse la transfe-
rencia impugnada no constaba en el registro público limitación alguna para el ejercicio
pleno del derecho de propiedad sobre el inmueble dado en anticipo de legítima, aplicando
los principios de publicidad y legitimidad contenidos en los artículos dos mil doce y dos
mil trece del Código Sustantivo, debiendo destacarse que ambos fallos omiten pronunciar-
se sobre la pretensión indemnizatoria accesoria demandada, por carecer de objeto, en vis-
ta de haberse declarado infundada la pretensión principal. S ext o.- Que, precisamente la ca-
sación interpuesta denuncia la interpretación errónea del artículo dos mil doce del Código
Civil, a cuyo respecto debe acotarse que esta norma recoge literalmente el contenido del
artículo V del Título Preliminar del Reglamento General de los Registros Públicos, que
contiene el principio de publicidad al establecer que toda persona tiene conocimiento del
contenido de las inscripciones, lo que se complementa con el artículo ciento ochenticuatro
de dicho Reglamento, que estipula que a fin de asegurar la publicidad de los registros los
funcionarios de esta entidad están obligados a manifestar a toda persona los libros, los tí-
tulos archivados, índices y demás documentos que obran en las oficinas registrales, toda
vez que, los asientos registrales solo contienen un resumen del título presentado, por lo que
para alegar buena fe registral no solo basta enterarse de tal resumen sino llegado el caso,
tomar conocimiento del título, sea en la notaría de origen o en el propio registro inmobi-
liario, como así lo tiene establecido esta Sala Casatoria en precedentes ejecutorias.
S é timo.- Que, siendo esto así, carece de consistencia lo alegado por el demandado y am-
parado por las instancias inferiores, en el sentido de que en el registro público no constaba
limitación alguna para el ejercicio pleno del derecho de propiedad sobre el inmueble sub-
materia, pues la escritura pública de compraventa, y anticipo de legítima del mismo que
contienen la prohibición de enajenar en su segunda cláusula adicional, figura inscrita en el
asiento C-dos de la ficha registral correspondiente formando parte del título archivado al
que el comprador ha podido tener acceso de acuerdo a las disposiciones reglamentarias ya
precisadas, por lo que, debe concluirse que en efecto, se ha incurrido en la causal in iudi-
cando de interpretación errónea del artículo dos mil doce del Código Civil. O ctavo.- Que,
sin embargo, no es posible que esta Sala Suprema se pronuncie definitivamente en sede de
instancia, pues no existe pronunciamiento del a quo y del Colegiado Superior respecto de
la pretensión indemnizatoria demandada, cuyo análisis y determinación importarían valo-
ración de prueba que no corresponde a esta Sala de Casación, por lo que es del caso que
las instancias inferiores, en calidad de reenvío, se pronuncien sobre dicha materia, ampa-
rándola o desestimándola; N ove no.- Que, estando a las razones expuestas de conformidad
con el acápite dos punto uno del inciso segundo del artículo trescientos noventiséis del Có-
digo Procesal Civil; declararon: F U N D A D O el recurso de casación de fojas cuatrocientos
quince; en consecuencia N U LA la resolución de vista de fojas trescientos ochentisiete su
fecha diecisiete de setiembre del dos mil dos; I N S U B S I S T E N T E la apelada de fojas dos-
cientos treintidós; O R D E N A R O N que el Juez expida nuevo fallo con arreglo a ley; D I S -
P U S I E R O N la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Peruano; en los
15
O scar H uerta A yal a
seguidos por Elvira Rubio Cubas contra Aníbal Alfonso Medina Marchand, sobre Nulidad
de Acto Jurídico; y los devolvieron.
SS. ECHEVARRÍA ADRIANZÉN; AGUAYO DEL ROSARIO; LAZARTE HUACO;
PACHAS ÁVALOS; QUINTANILLA QUISPE
156
La problemática de la buena fe del tercero registral
C A S . N ° 590- 20 4- LI M A
( El Peruano 30/ 1 1/ 205)
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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C A S . N ° 284- 20 05- P U N O
160
La problemática de la buena fe del tercero registral
de cualquiera de los Registros contemplados en el artículo dos mil ocho del Código Sus-
tantivo y si bien es verdad el artículo ciento ochenticuatro del Reglamento General de los
Registros Públicos, vigente a la fecha de los hechos, establece que a fin de asegurar la pu-
blicidad de los Registros, los funcionarios de los mismos están obligados a manifestar a
toda persona los libros, los títulos archivados; índices y demás documentos que obran en
las oficinas registrales, ello no debe ser interpretado como que el principio de publicidad
registral se extiende automática e ineludiblemente a los títulos archivados, sino en el sen-
tido de que dicha extensión alcanzará a los títulos archivados en tanto y en cuanto la infor-
mación contenida en la inscripción resultare insuficiente para el negocio o acto jurídico ce-
lebrarse o por la naturaleza de dicho negocio se requiera el conocimiento de toda
información relevante; dado que estimar que los interesados deben recurrir obligatoria-
mente a los títulos archivados o a procedimientos extraordinarios para la determinación de
con quien están contratando generaría un obstáculo para la realización de actos jurídicos y
una elevación del costo de los mismos, lo cual atentaría contra la fe pública registral y la
seguridad jurídica. Q uinto.- Que, en este caso, el demandante pretende enervar el princi-
pio de fe pública registral que se le reconoce a favor de los demandados respecto del
inmueble sublitis, aduciendo que existe un derecho inscrito a su favor en cuanto el mismo
inmueble, anterior al de los demandados consistente en el Testamento Ológrafo Protocoli-
zado de autos otorgado por Isabel Argandoña Cáceres e inscrito en el Registro de Testa-
mentos él nueve de setiembre de mil novecientos ochentisiete, en cuyo contenido la
otorgante constituye como herederos a Mariano Álvarez Reyes, Guido Enrique Álvarez
Argandoña y Yony Vladislaw Álvarez Argandoña y les deja en herencia el inmueble sub-
materia. S ext o.- Que, sin embargo, tanto el a quo como el ad quem han considerando que
el inmueble sub júdice aparece inmatriculado a favor exclusivamente de Zoila Rosa Ar-
gandoña Bejar, esto es distinta del testador de la parte actora, y en virtud a ello se ha repro-
ducido sucesivas compraventas y una hipoteca; por consiguiente, partiendo de la referida
valoración probatoria cuya revisión no es materia del recurso de casación, se puede con-
cluir respecto de la causal denunciada de inaplicación de los artículos dos mil dieciséis y
novecientos veintitrés del Código Civil, que para la primera compraventa cuestionada del
inmueble submateria; así como de la segunda compraventa y la posterior hipoteca, los su-
cesivos adquirientes no se encontraban impedidos de celebrar los referidos actos jurídicos
por el conocimiento, en aplicación del principio de publicidad registral, del contenido de
la inscripción a que hace referencia el actor, puesto que este solo informaba del existencia
de un testamento en virtud del cual la referida testadora constituía como herederos a las in-
dicadas personas, información ajena a la vendedora, Zoila Rosa Argandoña Bejar; por lo
que el principio de publicidad registral no tenía por qué extenderse al contenido del título
archivado o Testamento que dio lugar a la referida inscripción. S é timo.- Que, en tal virtud
el principio de prioridad registral contenido en el artículo dos mil dieciséis del Código Ci-
vil no resulta pertinente para la solución de la presente controversia y el derecho de pro-
piedad contemplado en el artículo novecientos veintitrés del mismo Código ha sido tácita-
mente aplicado en beneficio de los demandados; por consiguiente; no se configura el error
jurídico denunciado; no habiendo lugar entonces a casar la sentencia de vista sino, por el
contrario, a desestimar el recurso de conformidad con el artículo trescientos noventisiete
del Código Procesal Civil; estando a las consideraciones que preceden y de conformidad
con la conclusión del dictamen de la señora Fiscal Supremo en lo Civil; declararon: I N -
F U N D A D O el recurso de casación interpuesto a fojas ochocientos diecisiete por Mariano
Álvarez Reyes; en consecuencia: N O C A S A R O N la resolución de vista de fojas ocho-
cientos nueve, su fecha veintinueve de setiembre del dos mil cinco; C O N D E N A R O N al
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La problemática de la buena fe del tercero registral
Mejor Derecho de Propiedad. Lima, trece de diciembre del dos mil seis.- LA S A LA C I -
V I L T R A N S I T O R I A D E LA C O R T E S U P R E M A D E JU S T I C I A D E LA R E P Ú B LI -
C A ; vista la causa número dos mil ciento veintiséis - dos mil seis, en Audiencia Pública de
la fecha, y producida la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia; M A T E -
R I A D E L R E C U R S O : Se trata del recurso de casación interpuesto por Luis Castro Var-
gas mediante escrito de fojas trescientos ochentidós, contra la sentencia de vista emitida
por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Callao, obrante a fojas tres-
cientos sesentidós, su fecha cuatro de octubre del dos mil cinco, que confirma la sentenció
apelada de fojas doscientos noventa que declara fundada en parte la demanda interpuesta
y, en consecuencia, que Alejandro Pio Picho Chamorro tiene mejor derecho de propiedad
que el demandado Luis Castro Vargas respecto del lote de terreno sub litis, e improceden-
te la demanda en lo que respecta a la entrega del bien inmueble, con lo demás que contie-
ne; F U N D A M E N T O S D E L R E C U R S O : Que, el recurso de casación fue declarado pro-
cedente por resolución del primero de setiembre del dos mil seis, por las causales previstas
en los incisos primero y segundo del artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal
Civil, en virtud de lo cual la recurrente denuncia: 1) la interpretación errónea de normas de
derecho material, como son: a) el artículo dos mil veintidós del Código Civil, pues el mis-
mo debió aplicarse a favor del recurrente, quien detentaba un derecho real inscrito con an-
terioridad al de aquél que se opone. El error se evidencia cuando se aplica el principio de
prioridad registral a un hecho no apropiado, ya que en autos se deben aplicar las normas
del derecho común y, en su defecto, la doctrina jurídica; b) el artículo dos mil catorce del
Código Civil ya que se probó oportunamente que el demandante conocía de la inexactitud
del registro, conforme a la copia literal de la anotación de demanda de otorgamiento de es-
critura publica, la cual en todo momento ha permanecido inscrita, aunque no se trasladara
a la ficha registral de independización, colisionando con el artículo dos mil doce del Códi-
go Civil, ya que se presume, salvo prueba en contrario, que toda persona tiene conocimien-
to de las inscripciones; II) la inaplicación del artículo setenta de la Constitución Política
del Estado y el artículo novecientos veintitrés del Código Civil, pues la Sala Superior vul-
nera su derecho de propiedad, ya que la recurrida, en su octavo considerando, admite que
la anotación de la demanda de otorgamiento de escritura pública interpuesta por el impug-
nante se encontraba registrado con anterioridad al derecho de propiedad del demandante,
y sin embargo se sostiene que no se encuentra acreditado que el demandante tuviera cono-
cimiento del mismo, infringiéndose con ello lo regulado en los artículos doscientos trein-
ta y cinco y doscientos cuarenta y cinco del Código Procesal Civil, sobre validez y priori-
dad de los documentos públicos de fecha cierta; Y, C O N S I D E R A N D O : P rimero.- Que,
en el presente proceso sobre mejor derecho de propiedad del Lote veinticuatro de la Man-
zana mejor con frente a la Avenida B de la Urbanización La Colonial del distrito del Ca-
llao, las instancias de mérito han establecido que el demandante Alejandro Pio Picho Cha-
morro adquirió el inmueble sub litis mediante Escrituras Públicas del treinta de julio y
veinticinco de setiembre del dos mil tres las cuales fueron inscritas en la Ficha nueve mil
ciento seis y su continuación Partida siete cero cero cuatro nueve siete cinco cinco del Re-
gistro de Propiedad Inmueble de la Oficina Registral del Callad el veintiséis de agosto y
veinte de octubre del mismo año, respectivamente; siendo que el título que opone el de-
mandado Luis Castro Vargas es una escritura publica de compraventa del veinticuatro de
163
O scar H uerta A yal a
febrero de mil novecientos noventa y cinco otorgada por el Tercer Juzgado Civil del Ca-
llao en rebeldía de la Compañía Inmobiliaria La Colonial Sociedad Anónima, la misma
que sin embargo no fue inscrita en los registros públicos, por lo que prevalece el derecho
del demandante sobre el del demandado, de conformidad con los presupuestos señalados
en los artículos dos mil doce, dos mil trece, dos mil catorce, dos mil dieciséis y dos mil
veintidós del Código Civil, y si bien es cierto que la anotación de la demanda de otorga-
miento de escritura pública interpuesta por el demandado se registró en la copia literal que
obra a fojas ciento veintiséis, aquella no se registró en la Ficha nueve mil ciento seis ni en
la Partida siete cero cero cuatro nueve siete cinco cinco, por lo que no puede oponerse al
demandante, más aún si en autos no se ha acreditado que aquel conociera de la misma, por
lo que su buena fe no ha sido desvirtuada. S egundo.- Que, los fundamentos que sustentan
las causales materiales admitidas en casación giran en torno a la inscripción que obra en la
copia literal del Asiento ciento diecinueve, fojas trescientos setenta y nueve del Tomo dos-
cientos diecisiete del Registro de la Propiedad Inmueble de la Oficina Registral del Callao,
corriente a fojas ciento veintiséis, en la cual, con fecha cinco de marzo de mil novecientos
noventa y tres, se registró la anotación de la demanda de otorgamiento de escritura pública
que interpuso Luis Castro Vargas contra los esposos Augusto Osma e Irma Román, ins-
cripción que el recurrente considera determinante para definir el mejor derecho de propie-
dad a su favor, no solo por ser anterior a la inscripción del derecho de propiedad que os-
tenta el demandante, sino porque además estima que con ella se acredita que el demandante
conocía de la inexactitud del registro. Cabe advertir que al analizar una causal material en
sede casatoria, este Supremo Tribunal está impedido de revisar nuevamente las pruebas
que obran en autos, pues debe limitar su estudio al debate jurídico o de derecho, con pres-
cindencia de lo que se estima probado; sin embargo, habiendo ya establecido las instancias
de mérito que la inscripción, si bien es anterior, no pudo ser conocida por el demandante
y, por tanto, no afecta el mejor derecho de propiedad que se ampara en la buena fe registral,
este Colegiado considera conveniente absolver las causales materiales denunciadas. T er-
cero.- Que, existe interpretación errónea de una norma de derecho material cuando: 1) el
Juez establece determinados hechos a través de una valoración conjunta y razonada de las
pruebas aportadas al proceso; 2) que estos, así establecidos, guardan relación de identidad
con los supuestos fácticos de una norma jurídica determinada; 3) que elegida esta norma
como pertinente (solo ella o en concurrencia con otras) para resolver el caso concreto, la
interpreta (y aplica); 4) que en la actividad hermenéutica, el Juzgador, utilizando los mé-
todos de interpretación, yerra al establecer el alcance y sentido de aquella norma, es decir,
yerra al establecer la verdadera voluntad objetiva de la norma, con lo cual resuelve el con-
flicto de intereses de manera contraria a los valores y fines del derecho y, particularmente,
vulnerando el valor superior del ordenamiento jurídico, como es la justicia. C uarto.- Que,
el artículo dos mil veintidós del Código Civil, establece las reglas para dilucidar la oponi-
bilidad entre derechos reales y entre derechos de diferente naturaleza. El primer párrafo de
la norma en comento guarda relación con el principio de prioridad registral entre derechos
reales, señalando que la prioridad entre ellos está determinada por la antigüedad en la ins-
cripción; por su parte, el segundo párrafo de la misma norma, alude a la oposición de de-
rechos de diferente naturaleza, en cuyo caso la prioridad entre ellos se determina aplican-
do las disposiciones del derecho común. Q uinto.- Que, en autos es claro que la demanda
sobre mejor derecho de propiedad persigue la confrontación entre dos derechos reales y no
entre derechos de diferente naturaleza, por tanto, primará el derecho real que se encuentre
primeramente inscrito en el registro, no siendo aplicable al caso las normas del derecho co-
mún. Es preciso señalar que la prioridad registral que reclama el recurrente no es respecto
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La problemática de la buena fe del tercero registral
165
O scar H uerta A yal a
de conocer la medida cautelar dictada a favor del demandado, desde que aquella jamás fue
inscrita en el registro correspondiente al predio sub materia, sino en otro distinto, se pre-
sume que ha procedido de buena fe al adquirir e inscribir la propiedad a su favor, y no ha-
biendo probado la parte emplazada lo contrario –pues la sola invocación del principio de
publicidad, al no ser absoluto, resulta insuficiente para destruir tal presunción– se conclu-
ye que la interpretación del artículo dos mil Catorce del Código Civil, realizada por las ins-
tancias de mérito se sujeta al mérito de lo actuado y de los hechos establecidos, razón por
la cual el segundo extremo de la causal de interpretación errónea de normas materiales
tampoco resulta atendible. N ove no.- Que, de otro lado, la causal de inaplicación de una
norma material se configura cuando concurren los siguientes supuestos: 1) el Juez, por me-
dio de una valoración conjunta y razonada de las pruebas, establece como probados cier-
tos hechos alegados por las partes y controvertidos; 2) que estos hechos guardan relación
de identidad con determinados supuestos fácticos de una norma jurídica material; 3) que
no obstante esta relación de identidad (pertinencia de la norma) el Juez no aplica esta nor-
ma sino otra, resolviendo el conflicto de intereses de manera contraria a los valores y fines
del derecho y, particularmente, lesionando el valor de justicia. D é cimo.- Que, al propug-
nar la aplicación del artículo setenta de la Constitución Política del Estado y del artículo
novecientos veintitrés del Código Civil, el recurrente nuevamente incide en la prioridad
del registro de su derecho frente al que ostenta el demandante y al mayor mérito que ten-
drían los documentos presentados en su contestación de demanda frente a los ofrecidos por
el actor en su escrito de demanda. Es oportuno precisar al impugnante que en los procesos
destinados a determinar el mejor derecho de propiedad nos encontramos ante dos o más
propietarios que acreditan derechos sobre un mismo bien, por lo que es tarea del órgano
jurisdiccional establecer cuál de todos los propietarios detenta un derecho preferente y
oponible al de los demás, lo que importa en el fondo desconocer el derecho de propiedad
de estos últimos, aunque haya sido válidamente adquirido, en aras de dar solución al con-
flicto de intereses que se presenta. Asimismo, conviene reiterar que la inscripción a que
alude el recurrente como anterior al derecho de propiedad inscrito que detenta el deman-
dante, no es respecto de similar derecho de propiedad, sino que se trata de una anotación
de demanda de otorgamiento de escritura pública que, como quedó establecido, fue regis-
trada en una ficha distinta a la que correspondía al bien sublitis. También debe señalarse
que el hecho de que los magistrados no hayan considerado determinante la prueba de la
anotación de la demanda de otorgamiento de escritura pública, para efectos de preferir el
derecho del demandado sobre el del demandante, no significa que se haya cuestionado la
validez del citado instrumento público. D é cimo P rimero.- Que, en este contexto, no se
puede afirmar que la determinación del mejor derecho de propiedad a favor del demandan-
te haya vulnerado el derecho de propiedad del demandado, pues la misma se sustentó vá-
lidamente en la aplicación de las normas registrales que otorgan prioridad a quien logre
inscribir primero su derecho de propiedad en los registros públicos, y habiendo efectuado
tal inscripción el demandante, y no el demandado, la propiedad debe dirimirse a favor del
primero de los nombrados. Por ello, si bien es cierto que el derecho de propiedad es invio-
lable y el Estado lo garantiza, también lo es que el demandado no era el único titular acre-
ditado del inmueble; en tal sentido, no se advierte que la aplicación de las normas materia-
les denunciadas vaya a modificar de forma alguna el sentido de lo resuelto. D é cimo
S egundo.- Que, siendo así, al no configurarse las causales materiales denunciadas, el re-
curso de casación debe ser desestimado, procediendo conforme a lo normado en los artícu-
los trescientos noventa y siete, trescientos noventa y ocho y trescientos noventa y nueve
del Código Procesal Civil; por cuyas razones, Declararon: I N F U N D A D O el recurso de ca-
sación interpuesto por Luis Castro Vargas mediante escrito de fojas trescientos ochentidós;
16
La problemática de la buena fe del tercero registral
E L V O T O E N D I S C O R D I A D E L S E Ñ O R V O C A L S U P R E M O F E R R E I R A V I LD O -
Z O LA , E S C O M O S I G U E : C O N S I D E R A N D O : P rimero.- Que, según lo previsto en
el artículo trescientos ochenticuatro del Código Procesal Civil el recurso extraordinario de
casación tiene por fines esenciales la correcta aplicación e interpretación del derecho obje-
tivo, así como la unificación de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justi-
cia; por lo que este Tribunal Supremo debe cumplir su deber pronunciándose acerca de los
fundamentos del recurso, por las causales declaradas procedentes. S egundo.- Que, de los
fundamentos del recurso de casación se advierte, que lo que en esencia cuestiona el impug-
nante es que en la sentencia impugnada no se ha tomado en cuenta que la inscripción de la
medida de anotación de la demanda en los Registros Públicos es anterior a la inscripción
del derecho de propiedad del demandante; por lo que es posible emitir pronunciamiento
conjunto acerca de los fundamentos del recurso por las dos causales por las que se ha de-
clarado procedente el recurso de casación. T ercero.- Que, hecha la advertencia anterior,
debe tenerse en cuenta que el presente proceso ha sido promovido por el actor con la fina-
lidad de que se declare que el demandante tiene mejor derecho a la propiedad del inmue-
ble ubicado en el Lote veinticuatro, Manzana “F”, con frente a la Avenida “B” de la Urba-
nización La Colonial, del Distrito del Callao; respecto del demandado Luis Castro Vargas
quien al igual que el demandante ostenta título de propiedad sobre el bien. C uarto.- Que,
tramitada que fue la litis con arreglo a ley, con fecha veintiuno de febrero de dos mil cin-
co, el Segundo Juzgado Civil del Callao ha pronunciado sentencia declarando fundada en
parte la demanda, en consecuencia que el demandante tiene mejor derecho de propiedad
que el demandado respecto del inmueble constituido por el Lote veinticuatro, Manzana
“F”, con frente a la Avenida “B” de la Urbanización La Colonial, del Distrito del Callao; e
improcedente la demanda en cuanto a la entrega del bien inmueble. Q uinto.- Que, apela-
da que fue la sentencia pronunciada por el A quo, con fecha cuatro de octubre de dos mil
cinco, la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Callao, ha expedido sen-
tencia de vista confirmando la apelada, básicamente debido a que la anotación de la de-
manda de otorgamiento de escritura pública interpuesta por Luis Castro Vargas contra Au-
gusto Osma Domínguez y esposa, no se encuentra registrada en la ficha número nueve
mil ciento seis ni en la partida número setenta millones cuarentinueve mil setecientos
cincuenticinco, por tanto no puede oponerse al demandante, máxime que no se ha acre-
ditado que el demandante conociera la anotación de la demanda, por lo que la buena fe
del demandante no ha sido desvirtuada, correspondiendo al actor el mejor derecho a la
propiedad. S ex to. - Que, sin embargo en el presente proceso no existe controversia acer-
ca de que con fecha cinco de marzo de mil novecientos noventitrés, se inscribió en la
partida registral número setenta millones noventiocho mil ciento sesentisiete, tomo dos-
cientos diecisiete, folio trescientos setentinueve del registro de predios de la Oficina
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O scar H uerta A yal a
Registral del Callao, la medida de anotación de la demanda interpuesta por Luis Castro
Vargas contra Augusto Osma Domínguez y esposa sobre otorgamiento de escritura; por lo
que el debate judicial, en el presente caso está orientado a determinar si tal anotación
registral destruye o no la buena fe del demandante, en su condición de tercero adquiriente
del bien materia de la demanda. S é timo.- Que, sobre el particular, debe tenerse en cuenta
que si bien el artículo dos mil catorce del Código Civil prevé: “El tercero que de buena fe
adquiere a título oneroso algún derecho de persona que en el registro aparece con faculta-
des para otorgarlo, mantiene su adquisición una vez inscrito su derecho, aunque después
se anule, rescinda o resuelva el del otorgante por virtud de causas que no consten en los re-
gistros públicos. La buena fe del tercero se presume mientras no se pruebe que conocía la
inexactitud del registro”, y que en el mismo sentido el artículo Octavo del Título Prelimi-
nar del Texto Único Ordenado del Reglamento General de Registros Públicos aprobado
por Resolución de Superintendente número cero setentinueve-dos mil cinco-SUNARP-SN
prevé: “La inexactitud de los asientos registrales por nulidad, anulación, resolución o res-
cisión del acto que los origina, no perjudicará al tercero registral que a título oneroso y de
buena fe hubiere contratado sobre la base de aquellos, siempre que las causas de dicha in-
exactitud no consten en los asientos registrales”; no es menos cierto que la presunción de
buena fe, no es de carácter absoluto sino relativa. O ctavo.- Que, en efecto con relación a
la buena fe registral, el ordenamiento jurídico ha previsto que la buena fe del tercero que
adquiere derechos de quien en el registro aparece con facultades para disponer de él, per-
siste mientras no se demuestre lo contrario, esto es que se acredite, en el caso de la com-
praventa, que el comprador conocía la inexactitud de los datos consignados en el registro.
N ove no.- Que, en el presente caso el demandante Alejandro Pio Picho Chamorro para am-
pararse por la buena fe registral, no solo debe acreditar que al momento de la compraven-
ta del bien este haya estado inscrito a nombre de su vendedor; sino que debido a la impor-
tancia de la compraventa de los bienes inmuebles, y los riegos de fraude que suelen
presentarse en este tipo de negocios, es preciso además, que el comprador actuando con la
diligencia ordinaria exigible en estos haya verificado los antecedentes dominales del
inmueble que es materia de adquisición; de tal modo, que tenga un conocimiento cierto
acerca de la historia de la propiedad y el tracto sucesivo de la misma. D é cimo.- Que, más
aún tratándose de un inmueble que ha sido independizado de otro bien mayor, la diligen-
cia ordinaria exigible al comprador, determina que este necesariamente tenga conocimien-
to de todos los antecedentes dominales del bien; por lo que no resulta válido sostener que
debido a que la anotación de la demanda fue efectuada en la partida número setenta millo-
nes noventiocho mil ciento sesentisiete, tomo doscientos diecisiete, folio trescientos seten-
tinueve y no así en la partida número setenta millones cuarentinueve mil setecientos cin-
cuenticinco, el demandante está amparado por la buena fe registral; como se tiene explicado
obra en los Registros Públicos la inscripción del asiento registral de anotación de la de-
manda de otorgamiento de escritura pública promovida por el demandado, que es de fecha
muy anterior a la compraventa e inscripción de la misma en virtud de la cual el demandan-
te alega tener mejor derecho a la propiedad sobre el inmueble ubicado en Lote veinticua-
tro, Manzana “F”, con frente a la Avenida “B” de la Urbanización La Colonial, del Distri-
to del Callao; U ndé cimo: Que, en consecuencia, queda claro que en el presente caso se ha
incurrido en interpretación errónea de los artículos dos mil catorce y dos mil veintidós del
Código Civil, normas que deben ser aplicadas al presente caso en el sentido expresado en
los considerandos precedentes. Por las razones expuestas, de conformidad con lo dispues-
to por el inciso primero del artículo trescientos noventa y seis del Código Procesal Civil:
M I V O T O es porque se declare F U N D A D O el recurso de casación de fojas trescientos
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La problemática de la buena fe del tercero registral
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O scar H uerta A yal a
C A S . N ° 695- 9- C A LLA O
( El Peruano, 04/ 1 1/ 19)
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La problemática de la buena fe del tercero registral
buena fe registral y que por lo tanto su derecho resulte oponible, es que del registro no apa-
rezcan causales de nulidad, rescisión o resolución del derecho de quien se lo otorgó. S ex -
to. - Que, siguiendo al tratadista Manuel de la Puente y Lavalle, el derecho de retracto debe
considerarse como un derecho de subrogación, en virtud del cual el comprador es sustituido
por un tercero, ajeno al contrato de compraventa que le da origen, quedando subsistente di-
cho contrato, subrogación que tiene su origen en la Ley, aun cuando opere por impulso per-
sonal (el de retrayente), y cuya naturaleza es real en cuanto incide sobre un bien y correspon-
de a su titular frente a cualquiera. (DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. Compraventa,
en Delia Revoredo De Debakey. Código Civil. Exposición de Motivos y Comentarios, Tomo
Sexto, Lima, mil novecientos ochenticinco, página doscientos treintinueve). En consecuen-
cia, al quedar intacto el contrato de compraventa que dio origen al retracto, este no lo anula,
ni lo rescinde ni lo resuelve; en consecuencia, el derecho adquirido en virtud de la buena fe
registral no puede oponerse al derecho nacido por vía de retracto; lo que se corrobora con la
Exposición de Motivos Oficial del Código Civil, cuando afirma que: “El propio texto del ar-
tículo dos mil catorce no establece que la adquisición por medio del Registro enerva una ac-
ción de retracto, situación, que sí extiende a un contrato que padece de una causal de nulidad,
anulabilidad, rescisión o resolución que no aparece del Registro” (Exposición de Motivos
Oficial del Capítulo del Derecho de Retracto del Código Civil, en el diario oficial El Perua-
no de fecha diecinueve de julio de mil novecientos ochentisiete, página número cuarenticin-
co); y tal posición se explica por cuanto tras el retracto existe un interés público, en la medi-
da que este opera por mandato de la ley y no por la voluntad privada. S é timo. - Que, siendo
preferente el derecho de la accionante, resulta amparable su pretensión reivindicatoria, sien-
do evidente que ha existido una interpretación errónea de la norma contenida en el artículo
dos mil catorce del Código Sustantivo. O ctav o. - Que, lo anteriormente vertido no trae como
consecuencia que la pretensión de nulidad de escritura pública, que en el fondo es una pre-
tensión de nulidad del acto jurídico que lo contiene, sea amparable, por cuanto tal nulidad se
fundamenta en el argumento que Margarita Checya Alata y su cónyuge vendieron un bien
que se hallaba en litigio, y que en consecuencia no setrataba de un objeto lícito; sin embar-
go, el inciso segundo del artículo mil cuatrocientos nueve del Código Civil señala claramen-
te que la prestación materia de la obligación creada por el contrato puede versar sobre bie-
nes ajenos o afectados en garantía o embargados o sujetos a litigio por cualquier otra causal;
y en lo concerniente a la pretensión indemnizatoria, determinar si en autos se ha acreditado
o no la causación de daños, no es objeto del Recurso de Casación, porque habría que anali-
zar el material probatorio. 4 . S E N T E N C I A : Que estando a las conclusiones arribadas y en
aplicación de lo dispuesto por el inciso primero del artículo trescientos noventiséis del Códi-
go Procesal Civil: declararon F U N D A D O el Recurso de Casación interpuesto por doña De-
lia López de Zevallos, en consecuencia C A S A R O N la sentencia de vista, de fojas doscien-
tos setenticuatro, su fecha treinta de diciembre de mil novecientos noventiocho, y actuando
en sede de instancia: R E V O C A R O N la sentencia apelada de fojas ciento ochenticinco su
fecha catorce de abril del mismo año, en cuanto declara infundada la demanda sobre reivin-
dicación y R E F O R M Á N D O LA en este extremo, declararon F U N D A D A la demanda sobre
reivindicación; en consecuencia O R D E N A R O N que doña Honorata Quispe Mamani entre-
gue el inmueble materia de autos a la accionante; y la C O N F I R M A R O N en lo demás que
contiene; en los seguidos con doña Margarita Checya Alata y otros, sobre nulidad de escritu-
ra pública y otros; D I S P U S I E R O N la publicación de la presente resolución en el diario ofi-
cial El Peruano, bajo responsabilidad; y los devolvieron.
SS. PANTOJA; IBERICO RONCALLA; OVIEDO DE A.; CELIS
17
O scar H uerta A yal a
C A S . N ° 2374- 98- JU LI A C A
C O R T E S U P R E M A D E JU S T I C I A D E LA R E P Ú B LI C A
LA S A LA C I V I L T R A N S I T O R I A D E LA C O R T E S U P R E M A D E JU S T I C I A D E
LA R E P Ú B LI C A : Vista la causa número dos mil trescientos setenticuatro-noventiocho;
en Audiencia Pública de la fecha; y producida la votación con arreglo a ley, emite la si-
guiente sentencia: M A T E R I A D E L R E C U R S O : Se trata del Recurso de Casación de fo-
jas trescientos sesentidós, interpuesta por Banco del Sur del Perú, sucursal de Juliaca, con-
tra la resolución de vista de fojas trescientos cincuentiséis, de fecha veintiuno de agosto
de mil novecientos noventiocho, expedida por la Sala Mixta Descentralizada de la Cor-
te Superior de Justicia de Puno, que confirmando la sentencia apelada de fojas trescientos
veinte, su fecha veinte de abril del mismo año, declara fundada en parte la demanda de fo-
jas veinte. F U N D A M E N T O S D E L R E C U R S O : El recurrente sustenta su recurso en la
causal prevista en el inciso segundo del artículo trescientos ochentiséis del Código Pro-
cesal Civil; fundamentando dicha causal denuncia que, la Sala Civil, ha inaplicado el ar-
tículo dos mil catorce del Código Civil, conforme al cual el tercero que de buena fe adquie-
re a título oneroso algún derecho de persona que en el registro aparece con facultades para
otorgarlo, mantiene su adquisición una vez inscrito su derecho; que este criterio legal, re-
fiere el impugnante es aplicable al caso y ampara su situación jurídica; por lo que, por re-
solución del veinte de octubre de mil novecientos noventiocho, se declaró procedente di-
cho recurso para la revisión del fallo. C O N S I D E R A N D O : P rimero.- Que, las instancias
inferiores, apreciando la prueba actuada en el proceso han establecido, que la demandante
doña Candelaria Centeno Apaza, tanto como coheredera de su padre don Víctor Centeno
Rojas y como retrayente en el proceso seguido contra su hermano Marcos Centeno Apa-
za y esposa Juana Coila de Centeno, como vendedores y contra Javier Pari Calsín, como
comprador, sobre retracto, adquirió el dominio del inmueble urbano ubicado en el Jirón Ig-
nacio Miranda números cuatrocientos veintitrés y cuatrocientos veintisiete del barrio San-
ta Bárbara del Cercado de Juliaca. S egundo.- Que, no obstante encontrarse en trámite el
referido proceso sobre retracto, don Javier Pari Calsín, que adquirió el inmueble aún sien-
do estudiante de veinticuatro años de edad, sin capacidad económica, lo transfirió a favor
de don Luis Alberto Monroy Pacha, el catorce de marzo de mil novecientos noventa, por
el precio de dieciséis millones de intis, quien a su vez gravó dicho predio a favor del Ban-
co del Sur del Perú –sucursal de Juliaca–, por la suma de dieciséis mil ochocientos noven-
tiún dólares americanos, dando lugar al proceso de ejecución de garantía, en el que el nom-
brado deudor no se defendió, permitiendo el remate y la adjudicación del bien a favor del
Banco ejecutante. T ercero.- Que, hasta la adquisición del inmueble por parte de don Luis
Alberto Monroy Pacha, el derecho de dominio no se encontró inscrito en el Registro de la
Propiedad Inmueble de Juliaca, de modo que cuando este recurre al Registro para inscri-
birlo solo obtuvo una anotación preventiva, según el certificado de fojas dieciocho, por no
estar inscrito el derecho de donde emana la transmisión, conforme al inciso tercero del ar-
tículo setentinueve del reglamento advirtiéndose que por lo prescrito en el artículo noven-
tidós del mismo reglamento, la mencionada anotación caducó a los sesenta días. C uarto.-
Que, conforme a la doctrina registral y el recto sentido de la ley, el tercero que adquiere un
inmueble a base del Registro de la Propiedad Inmueble, pero sin que el derecho del ena-
jenante se encuentre inscrito sino simplemente anotado preventivamente, no puede aco-
gerse a los beneficios del registro para exigir que prevalezca el título en el que apoya sus
172
La problemática de la buena fe del tercero registral
pretensiones; que lo expresado, resulta tanto más concluyente al caso, no solo por la cadu-
cidad anotada en el considerando anterior, sino también porque al haberse llevado a cabo
el negocio jurídico de su referencia durante el trámite del proceso sobre retracto, es de apli-
cación lo previsto en el artículo mil seiscientos uno del Código Civil, según el cual quedan
sin efecto las enajenaciones que se produzcan con posterioridad al inicio del aludido pro-
ceso. Q uinto.- Que, el Banco del Sur del Perú –sucursal de Juliaca– impugnante, contrató
en base a una anotación preventiva, que por disposición de la ley se había extinguido y que
consecuentemente para asegurar su crédito debió recurrir, en tal caso, a la llamada probatio
diabólica para establecer el origen del derecho de dominio y transmisión o de gravamen;
que en conclusión no se configura la causal de inaplicación de una norma de derecho ma-
terial, en el presente caso, por no ser de aplicación el criterio que informa el artículo dos
mil catorce del citado Código Sustantivo; que por las razones precedentes, de conformi-
dad con los dispositivos legales invocados y con la facultad que confiere la segunda parte
del artículo trescientos noventisiete del Código Procesal Civil; declararon I N F U N D A D O
el Recurso de Casación de fojas trescientos sesentidós, interpuesto por el Banco del Sur
del Perú –sucursal de Juliaca–, contra la sentencia de vista de fojas trescientos cincuenti-
séis, su fecha veintiuno de agosto de mil novecientos noventiocho; C O N D E N A R O N al
recurrente al pago de las costas y costos del recurso, así como a la multa de dos unidades
de referencia procesal; M A N D A R O N se publique la presente resolución en el diario ofi-
cial El Peruano, en los seguidos por doña Candelaria Centeno Apaza con el Banco del Sur
del Perú –sucursal de Juliaca– y otros, sobre declaración de ineficacia de contrato de com-
praventa y otros, y los devolvieron.
SS. URELLO A.; ORTIZ B.; SÁNCHEZ PALACIOS P.; ECHEVARRÍA A.; CASTILLO
LA ROSA S.
173
O scar H uerta A yal a
C A S . N º 983- 206- IC A
C O R T E S U P R E M A D E JU S T I C I A D E LA R E P Ú B LI C A
S ala de D erech o C onstitucional y S ocial
Lima, veintinueve de marzo del dos mil siete. LA S A LA D E D E R E C H O C O N S T I T U -
C I O N A L Y S O C I A L P E R M A N E N T E D E LA C O R T E S U P R E M A D E JU S T I C I A
D E LA R E P Ú B LI C A : De conformidad con el Señor Fiscal Supremo en lo Contencio-
so Administrativo; vista la causa en Audiencia Pública llevada a cabo en la fecha; luego
de verificada la votación con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia: 1. M A T E R I A
D E L R E C U R S O : Es materia del presente recurso la resolución de vista de fojas ochen-
ta y seis, su fecha nueve de noviembre del dos mil cinco, expedida por la Sala Civil de Ia
Corte Superior de Justicia de Ica, que confirmó el auto apelado que declaró fundadas las
excepciones de prescripción extintiva y caducidad deducidas por el demandado don Ro-
lando Rubén Fernández, en consecuencia nulo todo lo actuado y por concluido el proceso.
2. F U N D A M E N T O S D E L R E C U R S O : Mediante resolución corriente en el cuaderno de
casación de fecha veinticuatro de julio del dos mil seis se ha declarado procedente el re-
curso interpuesto por la representante del Procurador Público a cargo de los Asuntos Judi-
ciales del Ministerio de Agricultura, invocando la causal del artículo 386 del Código Pro-
cesal Civil relativa a la inaplicación del artículo 927 del Código Civil, argumentando que
su demanda de mejor derecho de propiedad se ampara en el artículo 923 del Código Civil
que reconoce, entre otras características, al derecho de propiedad como perpetuo, por con-
siguiente, su demanda no es prescriptible al no encontrarse bajo el supuesto comprendi-
do en el artículo 2001 numeral 1 del Código sustantivo, criterio que además es compartido
por jurisprudencia vinculante emitida por la Corte Suprema. 3. C O N S I D E R A N D O .- P ri-
mero.- La acción de mejor derecho de propiedad persigue la declaración judicial del mejor
derecho de dominio, en un proceso en el que se confrontan títulos contradictorios sobre el
mismo bien, que van a determinar el derecho de propiedad sobre el mismo inmueble. S e-
gundo.- La prescripción extintiva o liberatoria extingue la acción procesal por inactividad
del accionante de no acudir oportunamente al Órgano jurisdiccional, dejando aquel trans-
currir los plazos para el ejercicio oportuno de su demanda, anotándose que debe ser invo-
cado a pedido de parte interesada. T ercero.- De otro lado, en materia de derecho de pro-
piedad, la publicidad que brinda el registro, es un mecanismo por el que terceros ajenos a
la celebración del acto están en condiciones de tomar conocimiento de su contenido, cons-
tituyéndose así el sistema registral en garante de la seguridad, debido a que se presume sin
admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido de las
inscripciones, conforme al artículo 2012 del Código Civil. C uarto.- En autos ha quedado
establecido que el título del demandado don Rolando Fernández Martínez, deriva del pro-
ceso de formación de título supletorio seguido contra la ahora accionante en su condición
de emplazada, no habiéndose apersonado a dichos autos, cuestionando la pretensión del
indicado actor, obteniendo este resultado favorable, ordenándose la inscripción de su de-
recho en el registro correspondiente. Q uinto.- En efecto, las instancias de mérito, han es-
tablecido que el siete de mayo de mil novecientos noventa y dos, se inscribió el derecho
de propiedad del acotado demandado, por lo que la ley presume que desde esa fecha el re-
ferido derecho real era de conocimiento público, sin admitirse prueba en contrario. S ex-
to: Por tanto, la accionante tuvo expedito su derecho para accionar el mejor derecho de
propiedad de los bienes sublitis, desde el día siguiente de la indicada inscripción; empero,
174
La problemática de la buena fe del tercero registral
por inactividad atribuible solo a su parte, interpone su demanda doce años después, sien-
do evidente que ha transcurrido en exceso el plazo para interponerla. S é timo.- Por tanto,
la causal denunciada no se configura, porque ella supone que los jueces de grado dejen de
aplicar a la controversia una norma cuyos supuestos de hecho modificarían el resultado del
juzgamiento, lo que no ocurre con el artículo 927 del Código Civil, pues está referido a la
imprescriptibilidad de la acción reivindicatoria, supuesto distinto a la materia de autos en
el que se busca la declaración de propietario luego de la confrontación u oposición de tí-
tulos de dos o más sujetos que alegan el mismo derecho sobre el bien, en tanto que, en la
acción reivindicatoria se busca recuperar la posesión del inmueble ejercida por un posee-
dor no propietario, por lo que la casación sustentada en la causal denunciada no puede ser
amparada. 4. D E C I S I Ó N : Por las consideraciones expuestas, de conformidad con el ar-
tículo 397 del C6digo Procesal Civil, declararon I N F U N D A D O el recurso de casación in-
terpuesto a fojas ciento dos por doña Carmen Carpio Espejo en representación del Procu-
rador Público encargado de los Asuntos Judiciales del Ministerio de Agricultura contra Ia
resolución de vista de fojas ochenta y seis de fecha nueve de noviembre del dos mil cinco;
C O N D E N A R O N al recurrente al pago de la multa de dos Unidades de Referencia Proce-
sal; D I S P U S I E R O N la publicación de la presente resolución en el diario oficial El Perua-
no conforme a Ley; en los seguidos con don Rolando Rubén Fernández Martínez y otros;
sobre Mejor Derecho de Propiedad; y los devolvieron. SEÑOR VOCAL PONENTE SA-
LAS MEDINA
SS. SÁNCHEZ PALACIOS PAIVA; HUAMANÍ LLAMAS; GAZZOLO VILLATA;
FERREIRA VILDOZOLA; SALAS MEDINA
175
O scar H uerta A yal a
C A S . N ° 306- 20 7- LI M A
C O R T E S U P R E M A D E JU S T I C I A D E LA R E P Ú B LI C A
S ala C ivi l T ransitoria
M E JO R D E R E C H O D E P R O P IE D A D
Lima, veintinueve de agosto Del dos mil siete. LA S A LA C I V I L T R A N S I T O R I A D E
LA C O R T E S U P R E M A D E JU S T I C I A D E LA R E P Ú B LI C A , Vista la causa número
trescientos seis - dos mil siete, en Audiencia Pública de la fecha, y producida la votación
con arreglo a Ley emite la siguiente sentencia; M A T E R I A D E L R E C U R S O : Se trata del
recurso de casación interpuesto por doña Julia Zenaida Navarro Miranda mediante escrito
de fojas doscientos cincuentiocho, contra la sentencia de vista de fojas doscientos cuaren-
tiocho, su fecha trece de julio del dos mil cinco emitida por la Sexta Sala Civil de la Cor-
te Superior de Justicia de Lima, que revocando la sentencia apelada, declara Fundada la
demanda de fojas quince interpuesta por don Lucas Barrios Arquero contra doña Julia Ze-
naida Navarro Miranda sobre mejor derecho de propiedad y entrega de bien; F U N D A -
M E N T O S D E L R E C U R S O : Mediante resolución de fojas veinticuatro del cuadernillo
de casación, su fecha veintinueve de mayo del dos mil siete, esta Sala Suprema ha decla-
rado procedente el recurso de casación interpuesto por Julia Zenaida Navarro Miranda, por
las causales contenidas en los incisos 1, 2 y 3 del artículo 386 del Código Procesal Civil,
esto es, aplicación indebida de normas de derecho material, inaplicación de una norma de
derecho material y contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido pro-
ceso, respectivamente; denunciando: A) Aplicación indebida de los artículos 2012, 2013 y
2014 del Código Civil. Alega que la sentencia recurrida ampara su decisión en lo dispues-
to por los artículos mencionados, que están referidos al Libro IX del Código Civil que tra-
ta de las garantías que otorga el registro a los particulares una vez inscrito su derecho, mas
no contiene normas de derecho sustancial que de donde nacen los mismos; así, en la sen-
tencia se dice que Lucas Barrios Arquero adquirió el inmueble mediante contrato de com-
praventa del cinco de julio de mil novecientos noventa y nueve, de quienes aparecen en los
Registros Públicos como propietarios, lo cual es legal, pero resulta un imposible jurídico,
ya que no pueden vender un bien del cual ya no eran propietarios, porque en el año mil no-
vecientos ochenta y ocho se lo había vendido a la recurrente, lo que significa que no ha
existido una verdadera y real voluntad de vender de Luis Armando Ortiz Gamarra; B)
Inaplicación del artículo 140 inciso 1 del Código Civil, por cuanto la Sala Civil ha dejado
de aplicar el artículo 140, inciso 1 del Código Civil, ya que para determinar quién tiene
mejor derecho de propiedad se debe determinar si la persona que vendió a ambos le asis-
tía el derecho de hacerlo, lo cual, en el caso de autos, sería un imposible, dado que si el pro-
pietario vende el bien una vez, no puede volver a venderlo, porque ya ha perdido su dere-
cho de propiedad, lo que redundaría a que al celebrarse la segunda compraventa ya
carecería de una verdadera voluntad para vender, por consiguiente sería de aflicción al
caso el artículo 140 del Código Civil, por lo que no existiendo manifestación de voluntad
por parte del vendedor Luis Armando Ortiz Gamarra para venderle el inmueble al deman-
dante, no ha podido crearse ningún acto jurídico de compraventa entre ambos; y C) Con-
travención de los artículos 188 y 197 del Código Procesal Civil, en tanto que la Sala Civil
no ha analizado ni valorado todas las pruebas aportadas por el recurrente, porque de haber-
lo hecho hubiera llegado a la certeza de que su derecho de propiedad es anterior al derecho
176
La problemática de la buena fe del tercero registral
que reclama el demándate, violándose lo prescrito en los artículos 188 y 197 del Código
Procesal Civil, al no valorarse las pruebas como la Carta Notarial de fecha veinticinco de
enero de mil novecientos ochentiocho, la Carta de Aceptación de Ventas de fecha veinti-
cinco de febrero de mil novecientos ochenta y ocho, así como los procesos judiciales se-
guidos ante el Vigésimo Octavo Juzgado Civil de Lima, sobre consignación judicial y ante
el Noveno Juzgado Civil de Lima, sobre otorgamiento de escritura pública; Y, C O N S I D E -
R A N D O : P rimero.- Que, esta Sala ha establecido que cuando se invocan causales por vi-
cios in iudicando y causales por vicios in procedendo, es menester analizar primero estas
últimas, porque de ampararse un causal adjetiva resulta innecesario emitir pronunciamien-
to de los demás agravios sustantivos, atendiendo a que conforme al artículo 396 del Códi-
go Procesal Civil, se debe declarar la nulidad de la resolución recurrida y ordenar el reen-
vío de la causa al estadía procesal correspondiente, impidiendo que sea factible el análisis
de las normas materiales en las que se sustenta o debió sustentarse la resolución recurrida;
por lo que en este caso se analizará primero la causal de contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso. S egundo.- Que, la obligatoriedad de motiva-
ción de resoluciones judiciales es un principio constitucional que se halla reconocido en el
artículo 139 inciso 5 de la Constitución y además reproducido en los artículos 50 inciso 6
y 121 último párrafo del Código Procesal Civil, así como en el inciso 3 del artículo 122 del
glosado Código, que expresamente prevé que toda resolución debe contener la mención
sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las consideraciones, en orden
numérico correlativo, de los fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respec-
tivos de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según el méri-
to de lo actuado. Sobre este último punto, es importante destacar que “lo actuado” está re-
lacionado con el hecho claro de que en principio los medios probatorios - válidamente
incorporados al proceso - tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las par-
tes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus
decisiones conforme prevé el artículo 188 del Código Procesal Civil, concordante con el
artículo 197 del mismo Código, en virtud del cual “todos los medios probatorios son valo-
rados por el Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada. Sin embargo, en
la resolución solo serán expresadas las valoraciones esenciales y determinantes que sus-
tentan su decisión”. T ercero.- Que, la recurrente sostiene que la Corte Superior no valoró
todas sus pruebas aportadas pues de lo contrario hubiera llegado a la certeza de que su de-
recho de propiedad es anterior al derecho que reclama el demandante, (señalando como
pruebas la Carta Notarial de fecha veinticinco de enero de mil novecientos ochentiocho, la
Carta de Aceptación de Venta de fecha veinticinco de febrero de mil novecientos ochentio-
cho y procesos judiciales seguidos ante el Vigésimo Octavo Juzgado Civil de Lima, sobre
consignación judicial y ante el Noveno Juzgado Civil de Lima, sobre otorgamiento de es-
critura pública); C uarto.- Que, sin embargo, en la recurrida se han apreciado las pruebas
de ambas partes contrastándolas unas con otras, expresando solo las valoraciones determi-
nantes y esenciales, conforme el ad quem ha señalado expresamente en el considerando se-
gundo de su resolución. Es precisamente haciendo dicho análisis probatorio –que incluye
a la prueba ofrecida por la recurrente consistente en lo resuelto en el expediente sobre otor-
gamiento de Escritura Pública– que el Colegiado Superior ha establecido que la demanda-
da ha acreditado que cuenta con sentencia firme que amparó su derecho de otorgamiento
de Escritura Pública sobre el predio submateria, de lo que se desprende que la recurrente
cuenta con título válido de propiedad, siendo de considerar que la situación referente a que
en la recurrida no se haya hecho expresa alusión a las cartas notariales y el expediente de
consignación señalados por la recurrente ello no significa que no hayan sido merituadas
17
O scar H uerta A yal a
por el mencionado Colegiado, pues de acuerdo al artículo 197 del Código Procesal Civil,
este ha expresado en su sentencia las valoraciones que considera determinantes para sus-
tentar su fallo, calidad que no tendrían los documentos anteriormente citados. Q uinto.- Al
respecto, efectivamente si bien dichas cartas y el proceso de consignación acreditan un de-
recho de propiedad anterior al de la parte actora –como también lo acredita la sentencia fir-
me sobre otorgamiento de Escritura Pública a favor de la recurrente señalada en la recurri-
da– ello no es óbice para declarar que la recurrente tenga un derecho preferente o mejor
derecho que el de la parte actora, pues el ad quem consideró que tratándose de 2 derechos
de propiedad atribuidos sobre un mismo bien, la controversia debe dilucidarse en base a
los principios registrales, los cuales favorecieron a la parte demandante por haber esta[do]
inscrito en los Registros Públicos, su dominio sobre el bien a diferencia de la recurrente y
por no haberse demostrado la mala fe de dicha parte al momento de adquirir el predio
sublitis; razones por las cuales no se evidencia la contravención de los artículos 188 y 197
del Código Procesal Civil que cita la impugnante ni tampoco su afectación al debido pro-
ceso. S ext o.- Que en cuanto a la causal de aplicación indebida la recurrente señaló que son
impertinentes al caso submateria los artículos 2012, 2013 y 2014 del Código Civil, alegan-
do entre sus argumentos que la venta a favor del demandante del cinco de julio de mil no-
vecientos noventinueve, de quienes aparecen en los Registros Públicos como propietarios,
si bien es legal, también lo es que resulta un imposible jurídico, ya que no pueden vender
un bien del cual ya no eran propietarios, por lo que no ha existido una verdadera y real vo-
luntad de vender del primigenio propietario Luis Armando Ortiz Gamarra. S é timo.- Que,
antes de advertir si dichas normas resultan impertinentes al supuesto de facto establecido
en la sentencia de vista recurrida conviene analizar una a una su texto o contenido legal, a
fin de advertir si fueron aplicadas en contra de lo que estableció el Colegiado Superior
como supuesto fáctico en la presente causa. Así tenemos que el artículo 2012 del Código
Civil regula el Principio de Publicidad RegistraI y establece que: “Se presume, sin admi-
tirse prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido de las inscrip-
ciones”. Al respecto es adecuado citar el siguiente texto doctrinario: “Por el principio de
publicidad se presume, sin admitirse prueba en contrario, que todos están enterados del
contenido de las inscripciones. Esta presunción es iuris et de jure porque no se admite
prueba en contrario, es decir, que nadie podrá alegar desconocimiento o ignorancia de lo
que aparece inscrito en los tomos y/o fichas de inscripción que constan en los Registros
Públicos. “Derecho Registral”. Rubén Guevara Manrique, Editora Fecat, Quinta Edición,
año mil novecientos noventicuatro Lima-Perú. En este caso, no se advierte que dicha nor-
ma haya sido aplicada de manera impertinente o indebida en tanto que el ad quem consi-
deró en su sentencia que el demandante Lucas Barrios Arquero adquirió el inmueble por
contrato de compraventa del cinco de julio de mil novecientos noventinueve, de quienes
aparecen en el respectivo registro como anteriores propietarios, los señores Luis Armando
Ortiz Gamarra y Elsa gallegos Zegarra, es decir que su adquisición se realizó al amparo del
artículo 2012 del Código Civil, de lo cual se colige que adquirió el inmueble en alusión ad-
virtiendo previamente que –según el contenido de la inscripción registral correspondiente
al bien sublitis– quienes fueron sus vendedores los que ostentaban título o dominio inscri-
to sobre el bien vendido al momento de producirse la transferencia a favor del actor. O c-
tavo.- Que estrecha vinculación a la norma acotada (artículo 2012 del Código Civil) la tie-
ne el artículo 2013 del Código Civil, que consagra el principio de legitimación, en virtud
del cual: “El contenido de la inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos,
mientras no se rectifique o se declare judicialmente su invalidez”. Este principio, según in-
forma la Exposición de Motivos Oficial del Código Civil, “establece una presunción de
178
La problemática de la buena fe del tercero registral
exactitud entre la realidad y lo que publica el registro (...) Se presume, por medio de esta
disposición que el derecho o la titularidad del registro existe y que pertenece a dicho titu-
lar, por lo cual este podrá ejercerla sin ninguna clase de impedimento legal (...) La prueba
en contrario a la que se alude en este artículo va a permitir que se produzca la rectificación
a la que se refiere los artículos 1750 del Reglamento General de los Registros Públicos res-
pecto de los errores materiales, y 1780 del mismo cuerpo legal relativos a los errores de
concepto; todo ello sin perjuicio de que por medio de sentencias, se declare nulos, anula-
bles, ineficaces, rescindidos o resueltos los actos jurídicos que contienen los derechos o ti-
tularidades admitidas por el registro”. Exposición de Motivos Oficial del Código Civil.
Jack Bigio Chrem. Cultural Cuzco Sociedad Anónima, Editores, Lima, mil novecientos
noventa y ocho, páginas ciento noventidós y ciento noventitrés. Que, estando a lo señala-
do por la Sala de Mérito y a lo que se ha indicado en el considerando sétimo precedente,
la parte actora conoció del contenido de la inscripción donde figuraba como propietarios
quienes le vendieron el inmueble submateria, no habiéndose por otro lado establecido en
la impugnada que tal inscripción registral se haya rectificado o haya sido declarada judi-
cialmente inválida, por el contrario el ad quem señaló que la adquisición del actor respec-
to del bien submateria se amparó también en lo dispuesto por el artículo 2013 sub exami-
ne, por lo que no se explica en lo absoluto su aplicación indebida a la base de facto
establecida en la impugnada. N ove no.- Que, por su parte, el artículo dos mil catorce del
mismo cuerpo normativo consagra el principio de fe pública registral que, para su configu-
ración, exige la concurrencia copulativa de determinados requisitos, como son: a) que el
adquirente sea a título oneroso; b) que el adquirente actúe de buena fe, tanto al momento
de la celebración del acto jurídico del que nace su derecho, como al momento de la inscrip-
ción del mismo, buena fe que se presumirá mientras no se acredite que tenía conocimien-
to de la inexactitud del registro (presunción iuris tantum); c) que el otorgante aparezca re-
gistralmente con capacidad para otorgar el derecho del que se tratase; d) que el adquirente
inscriba su derecho; y, e) que ni de los asientos registrales ni de los títulos inscritos en los
Registros Públicos resulten causas que anulen rescindan o resuelvan el derecho del
otorgante. Este principio busca proteger al tercero que ha adquirido, de buena fe, un dere-
cho de quien finalmente carecería de capacidad para otorgarlo, lo que implica la búsqueda
de la seguridad en el tráfico inmobiliario, y que supone a veces un sacrificio en la seguri-
dad del derecho. Conforme aparece en la Exposición de Motivos Oficial del Código Civil,
“la buena fe que se exige a una persona a efectos de constituirse en tercero registral, es la
de ignorar la existencia de inexactitud en lo publicado por el registro. En otros términos, si
en verdad existen razones de nulidad, rescisión o resolución, que no aparecen en el regis-
tro, ellas deben ser además desconocidas por quien pretende ampararse en el principio es-
tudiado” (Ob. Cit.; página doscientos). En el caso que nos atiende, precisamente se ha es-
tablecido que el actor adquirió el inmueble sublitis consistente en el departamento número
diecinueve de la calle Alejandro Deústua número setecientos treinta (actualmente Jirón
Manuel Cisneros) La Victoria, mediante contrato de compraventa del cinco de julio de mil
novecientos noventinueve –que es sin duda un contrato oneroso–, cuyo testimonio de Es-
critura Pública corre a fojas dos a cinco, de quienes aparecen en el respectivo registro
como anteriores propietarios, los señores Luis Armando Ortiz Gamarra y Elsa Gallegos
Zegarra, logrando inscribir su derecho real el ocho de julio de mil novecientos noventinue-
ve conforme aparece de la partida electrónica número cuatro siete cinco siete nueve cero
siete cuatro (fojas ciento ochentisiete), no habiendo acreditado la demandada que el actor
haya tenido conocimiento de la existencia del proceso de Otorgamiento de Escritura
Pública en su favor, al momento de celebrar el citado contrato de compraventa; consecuen-
temente, estando a esta base de facto precisada en la impugnada, de la que puede
179
O scar H uerta A yal a
colegirse que se ha cumplido con los presupuestos necesarios para considerar al actor
como tercero registral, cuya adquisición respecto del bien submateria se mantiene una vez
inscrito su derecho independientemente de lo que ocurra con el título de su otorgante (sea
este anulado, rescindido o resuelto); resulta correcto que el ad quem haya aplicado esta
norma en su sentencia por ser completamente pertinente, siendo adecuado resaltar que en
realidad este principio de la publicidad registral se halla justificado por la necesidad de
proteger la seguridad jurídica de la contratación en base a los asientos de inscripción que
otorgan los Registros. D é cimo.- Que, en cuanto a la causal de inaplicación debe señalarse
que el artículo 140 inciso 1 del Código Civil denunciado como inaplicado está referido a
que el acto jurídico –entendido como la manifestación de voluntad destinada a crear, regu-
lar, modificar o extinguir relaciones jurídicas– requiere para su validez de agente capaz.
Sobre el particular, este Supremo Tribunal considera que la causal de inaplicación de una
norma material se configura cuando: a) el Juez, por medio de una valoración conjunta y ra-
zonada de la prueba, establece como probados ciertos hechos; b) que estos hechos guardan
relación de identidad con determinados supuestos fácticos de una norma jurídica material;
c) que no obstante esta relación de identidad (pertinencia de la norma) el Juez no aplica
esta sino otra, resolviendo el conflicto de intereses de manera contraria a los valores y fi-
nes del derecho y, particularmente lesionando el valor justicia. Asimismo, cabe destacar
que los recurrentes están obligados a demostrar –además de la pertinencia de la norma– de
qué manera la aplicación de la norma que invoca alteraría el sentido de lo resuelto. U ndé -
cimo.- Que, al respecto, se tiene que la sentencia de vista impugnada no ha declarado la
nulidad de la transferencia del bien sublitis elevada a Escritura Pública el cinco de julio de
mil novecientos noventinueve a favor del demandante ni en base a una supuesta incapaci-
dad o a una ausencia de manifestación de voluntad de las partes intervinientes en dicho ne-
gocio jurídico, por lo que no se explica la pertinencia de la norma al caso concreto, no pu-
diendo este Supremo Colegiado analizar la aplicación de la norma invocada pues para ello
debe partirse de presupuestos fácticos debidamente establecidos en la impugnada. Por otra
parte, siendo este proceso uno de mejor de derecho de propiedad, ambos adquirentes y par-
tes procesales (a quienes el primigenio propietario vendió el mismo inmueble) para poder
defender sus intereses entre sí, deben hacer uso en primer orden de las normas de derecho
registral; así, el primer párrafo del artículo 2022 del mismo Código establece: “Para opo-
ner derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen derechos reales sobre los
mismos, es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquél
a quien se opone”; norma en base a la cual y conforme también a lo previsto en el artículo
2014 del Código Civil, la Sala de Mérito otorgó la preferencia del derecho al actor, por ha-
ber este inscrito su dominio en Registros Públicos a diferencia de la recurrente y por tener
la calidad de “tercero registral” al haber adquirido de quien aparecía en registros como ti-
tular del bien, no habiéndose demostrado –según los propios términos de la recurrida –que
dicha parte actora al momento de su adquisición conocía de la inexactitud de los datos que
otorga el registro– es decir que no conoció del proceso de Otorgamiento de Escritura
Pública a favor de la accionada anterior a la transferencia a su favor; por lo que, estando a
lo expuesto, esta causal de inaplicación merece ser rechazada. D uodé cimo.- Que, en con-
secuencia al no haberse configurado en el caso de autos las causales denunciadas de: i)
contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso; ii) aplicación
indebida de normas de derecho material y iii) inaplicación de una norma de derecho mate-
rial, de conformidad con el artículo 397 del Código Procesal Civil, declararon: I N F U N -
D A D O el recurso de casación interpuesto por doña Julia Zenaida Navarro Miranda, en
consecuencia N O C A S A R O N la resolución de vista de fojas doscientos cuarenta y ocho,
180
La problemática de la buena fe del tercero registral
su fecha trece de julio del dos mil cinco; C O N D E N A R O N a la recurrente al pago de las
costas y costos originados en la tramitación del recurso; así como a la multa de una Uni-
dad de Referencia Procesal; D I S P U S I E R O N la publicación de la presente resolución en
el diario oficial El Peruano bajo responsabilidad; en los seguidos por Lucas Barrios Ar-
quero sobre mejor derecho de propiedad. Vocal Ponente Señor Solís Espinoza.
SS. TICONA POSTIGO; SOLÍS ESPINOZA; PALOMINO GARCÍA; CASTAÑEDA
SERRANO; MIRANDA MOLINA
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BIBLIOGRAFÍA
B I B LI O G R A F Í A
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19
ÍNDICE GENERAL
Í ndice general
Introducción ....................................................................................................... 5
C A P Í T U LO I
S eguridad j urí dica
C A P Í T U LO II
P ublicidad registral
I. Concepto ................................................................................................. 19
II. Características de la publicidad registral ................................................ 21
1. Principio de consentimiento ............................................................ 22
2. Principio de cognoscibilidad legal .................................................. 23
3. Principio del derecho al conocimiento efectivo .............................. 23
4. Principio de producción de efectos jurídicos sustantivos ............... 23
III. Alcances de la publicidad registral ......................................................... 25
IV. Interpretación del artículo 2012 del Código Civil.......................................... 43
C A P Í T U LO III
F e pú blica registral
I. Concepto ................................................................................................ 47
II. Relación de la fe pública registral con los demás principios registrales ... 49
195
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C A P Í T U LO IV
R eq uisitos de aplicación del principio
de fe pú blica registral
C A P Í T U LO V
Falsificación de documentos y fe pública registral
196
La problemática de la buena fe del tercero registral
C A P Í T U LO V I
Ju risprudencia
197
O scar H uerta A yal a
198
EMBARGO INSCRITO
Y TERCERÍA DE PROPIEDAD
Su oponibilidad en la jurisprudencia
ISBN: 978-612-311-058-1
9 786123 110581