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1 Her Wolf PDF
1 Her Wolf PDF
De Traducción:
Moderado por:
Evelin (?)
Traductoras:
Aaris Flochi
Alexiacullen Gabi828
Akanet Gry
Clau12345 Konyxita
Eve2707 Rihano
Evelin
De Corrección:
Recopilado por:
Xhessii
Correctoras:
Ann!! Nanis
Beatriix Extrange Niii
Maggiih Nikola
Xhessii
Diseño por:
Lissarizz
«Contenido»
«Sinopsis» .......................................................................................................................................... 5
«Capítulo 1» ........................................................................................................................................ 6
«Capítulo 2» ..................................................................................................................................... 27
«Capítulo 3» ..................................................................................................................................... 43
«Capítulo 4» ..................................................................................................................................... 56
«Capítulo 5» ..................................................................................................................................... 69
«Capítulo 6» ..................................................................................................................................... 83
«Capítulo 7» ...................................................................................................................................... 93
A
shlee Morrison tiene una secreta obsesión con un hombre
oscuro y misterioso. El único problema es que él es un lobo
y ella se está convenciendo de que está demente. Pero el lobo
de Ashlee no es un canino ordinario; es Tristán Kane, el tercer hijo en la
familia real de la manada de Lobos de Westervelt.
A
shlee Morrison automáticamente lo buscó en la multitud.
Cuando lo encontró, dejó de respirar por un segundo
mientras el placer se arremolinaba en su pecho. Con su
melena oscura y su postura orgullosa, él hubiera sobresalido aún si no
evitaba a los demás. Se acercó sólo hasta el borde de donde él era visible,
tratando de no llamar la atención.
Caminaba por los alrededores del Polloza Park y del gran recinto
para lobos del Zoológico, se detenía cada pocos metros para mirar por el
alambrado. En la última semana, los lobos habían empezado a jugar como
cachorros. Corrían uno tras otro, los más grandes saltaban por encima de
los más pequeños mientras se mordían. En realidad no era un juego (sabía
eso) todo se trataba de conseguir la atención de una de las hembras que
estaba en celo.
Pero, ¿quién era ella para juzgar algo como raro o diferente? Si
literalmente no había perdido su mente y empezado a desvariar con
escenarios imposibles para que cualquiera los pudiera escuchar, ahora
terminaría la universidad y no regresaría a vivir con sus padres. Tendría
un trabajo real en vez de su voluntariado en el zoológico local. Los doctores
que su padre le había hecho ver la habían ayudado. Finalmente podría
decir la diferencia entre lo real y lo imaginario.
Lo real era el día a día. El trabajo, la familia y los amigos eran las
cosas que necesitaba para enfocarse. Existían realmente. Las fantasías
neuróticas de su hermana siendo encerrada en una jaula no eran nada
más que manifestaciones de una psiquis interna que estaba todavía
devastándola por la traición de Tom. Junto con los celos internos que los
doctores insistieron que tenía hacia su hermana, lo cual hacía evidente
que la cabeza de Ashlee que era un desastre. Aún si nunca hubiera sido
consciente de los celos hacia Summer antes del episodio hace seis meses.
Creía en los psiquiatras; si decían que era envidiosa, no estaba en posición
para discutir con ellos. Eran profesionales altamente calificados y para
alivio de Ashlee, en la última sesión le habían dicho a su familia que
estaba mejor.
—Muchas gracias, linda dama. —El niño de tres años le dio una
gran sonrisa y tiró de la mano de su madre hacia el camino al baño.
Asumía que para este tiempo que Tom se habría casado con la
madre de su hijo por nacer.
—No puede ser divertido estar tan solo aquí. A lo mejor habrías sido
más feliz con una manada diferente. —Acababa de romper su regla de oro
y le había hablado al animal. Cerró los ojos por el desliz que acababa de
tener.
—No sé cómo te escucho, pero sí, puedo hacerlo. A menos que haya
perdido la razón que es lo más probable que está pasando aquí. Por eso no
te respondí. Ya no quiero ser una loca.
¿Loca? Nunca has perdido la razón. Tal vez yo sí. Su lobo olfateó el
aire y se acercó. Él aulló y Ashlee dio un paso hacia atrás. Ese olor. Tú
aroma. Lo sabía. Nunca te acercaste lo suficiente para dejar que te oliera. El
hechizo tiene que haber limitado mis otros poderes. Mi sentido del olfato es
peor que el de algunos humanos. ¿Podría serlo?
—¿Salir de la jaula? ¿Estás loco? Mira, sabía que era sólo cuestión
de tiempo antes de que mi delirios quisieran que hiciera algo que estuviera
en contra de la ley. No, estoy a cargo de mi propia mente. Sólo tengo que
decir lo que haré y lo que no. Todo esto va mucho más allá del dominio de
lo normal y ya ni siquiera puedo ver el borde. No puedo sacarte de la jaula.
No puedo dejar a un lobo correr por el parque en donde hay niños. Me
encerrarán y te dispararán.
Sí. Lo siento estoy un poco abatido. He estado por cinco meses en esta
jaula. Por favor no te preocupes esta noche. Podemos poner todo en orden
mañana cuando vengas.
* * *
Tristán se paseó por la jaula tal vez por trigésima vez esa noche.
¿Cómo pudo su compañera haber estado parada fuera de esta jaula de
mala muerte por cinco meses sin olerla? Era un hechizo. Esa tenía que ser
la razón. El traidor de Rex lo había atrapado de esta forma y había alejado
de él sus habilidades extrasensoriales, lo cual ahora lo hacía el más débil
y patético lobo de la existencia.
* * *
Ashlee pensó que sabía lo que su madre diría. Ese era el trabajo de
los mayores, tranquilizar a los niños diciéndoles que todo lo aterrador no
era real.
Mamá y papá:
Puedo haber tocado fondo pero hay un lobo que me habla en el zoológico.
Lo sé, lo sé. Estoy loca. Pero él necesita que lo libere y voy a hacerlo. Si tienen
que llamar a los doctores y apartarme de su lado, lo entiendo. Los amo y deseo
que no tuviera que hacer esto, pero lo haré, incluso si no tiene sentido.
Ella tragó saliva. Todavía podía oírlo. Todavía era un lobo que
hablaba. Eso no había cambiado.
—Tuve un sueño.
—Se sintió como si fuera muy real. Voy a sacarte de aquí antes de
que los hombres que te hicieron esto lleguen. —Ella hizo una pausa—.
Unos hombres te hicieron esto, ¿verdad? ¿Te atraparon de esta manera?
Esto sería muy fácil. Dejaría libre a Tristán, él se iría a donde quiera
que fuera y luego las cosas volverían a la normalidad. Asumiendo que no
fuera atrapada por la fuga del lobo (lo cual por supuesto iba a suceder) y
también asumiendo que sus padres no la encerraran y botaran la llave.
—Tristán, no puedo dejar que los otros lobos salgan. A menos que
sean humanos atrapados como animales.
Tristán resopló en lo que podría haber sido algo parecido a una risa.
No, ellos son lobos. No llegaran cerca de la entrada. Él se dio vuelta, le
gruñó a la manada y mostró sus dientes. Su significado fue claro: aléjense.
Sabía que no debería haber aceptado esto como si fuera algo normal,
ciertamente era raro, pero —metida la mano, metido todo el cuerpo—, los
sueños proféticos raros, lobos que hablan, cambiadores… ¿Por qué no? Se
sentía bien para ella. De la misma manera que sabía que tenía cabello rojo
y sabía que esto era real.
Y así puedo ser un hombre cuando elija y un lobo cuando quiera, sí.
Ellos pueden ayudarme con esto.
—Sí, lo haré.
Su voz vaciló.
—¿Tristán?
Ella siguió su mirada y dio la vuelta. Detrás del coche, tres hombres
salieron de las sombras. Eran los hombres de su sueño. Se dio la vuelta y
miró fijamente a Tristán que mostraba sus dientes y gruñía fuertemente.
Su suave y dulce lobo había quedado atrás en su lugar había un aterrador
animal. Ella tenía una sensación de que esta situación exigía este tipo de
criatura.
¿Qué tan duro se había golpeado la cabeza? ¿De dónde había venido
el segundo lobo?
—¡Tristán, él me salvó!
—No fui yo, Trip. Lo juro. Sé que crees que fui, pero no lo hice.
Llegué muy tarde. Lo juro, hermano. Te he buscado por seis meses. No te
vendí a los hombres de papá. Los he estado siguiendo, buscándote. —Su
voz sonaba con falta de emoción, Ashlee podía escucharlo jadear mientras
él trataba de tomar aire—. Desgarra mi garganta hermano, si no me crees.
Desgárrala.
Tragó saliva y se dio vuelta para no poder verla. Ella abrió los ojos.
—No, Ashlee, creo que soy la que tiene cosas que explicar. Cuando
llegué a casa, leí tu nota y pude oler tu miedo por toda la casa, por lo que
seguí la señal del GPS que tu padre instaló en tu coche. —La voz de su
madre sonaba cansada.
—Soy yo, Rex. Todo el mundo aquí me llama Vicki. Estoy exhausta.
No he estado en forma de lobo en casi dos décadas. Ven. Mi compañero es
un cirujano y sabe sobre todo esto.
—Sabía que eras extraordinaria, Ash, pero pensé que eso era parte
de mi orgullo como madre. Nunca, ni en un millón de años pensé que
podrías terminar siendo la compañera de uno de los Seis Miembros de la
Familia Real.
¿Compañera?
—¿De qué?
Rex se quejó.
Cállate, Rex.
Rex se detuvo.
Él se agarró el hombro.
—Porque es más cortés que decir “oye tú”. Ashlee, ¿me prestarías tu
teléfono celular?
Un poquito.
A
shlee se sentó frente a su padre mientras terminaba de coser
el hombro de Rex. El hermano de Tristán, sin camisa pero
vestido de la cintura para abajo, que soportó la ayuda de su
padre sin quejarse.
—Comienza con cómo sabías sobre todo esto. Por qué puedes
convertirte en un lobo como Tristán y Rex y yo no lo sabía. Y por qué si
sabías que lo imposible podía ser verdad, por decir, que es posible que una
persona tenga visiones que podrían de hecho convertirse en realidad, por
qué me dejaste pensar que estaba loca por el último medio año. ¿Cómo
pudiste no decirme que esas cosas que estaba viendo podrían de hecho ser
verdad?
—Se trata de una historia muy larga. Pero supongo que, para
responder primero tu última pregunta, tu padre y yo te permitimos pensar
que estabas loca porque esperábamos que lo estuvieras. Nunca has
mostrado ningún signo de lobo. No tenía ninguna razón para creer que
contenías la magia en tu interior. Los médicos dijeron que estabas
mostrando síntomas de estrés post-traumático relacionados con la
terminación de tu compromiso, y elegí creer que eso era cierto. No quería
que te involucraras en esta locura. Pensé que si creía lo suficientemente
fuerte que eras una chica hermosa, inteligente, sensible, sin habilidades
especiales, entonces eso era lo que serías. Te debo una disculpa. Lo siento,
mi amor.
¿Nuestra clase?
Su padre negó con la cabeza. —No bebé, no soy un lobo. Sólo un ser
humano ordinario.
Ashlee negó con la cabeza. —¿Por qué tienes que estar con la
manada?
—Así que sabías que podría ser, ¿cuál es la palabra, latente, y aun
así no dijiste nada? —Su madre asintió con la cabeza y Ashlee se mordió la
lengua. Ya habían pasado por esto, pero todavía se comía sus entrañas.
Basta, Rex.
Ashlee se alegró de que Tristán hubiera dicho algo. Una cosa era que
ella estuviera molesta con su familia, otro cosa era que otra persona se
entrometiera.
¿Suicidio?
Su madre se paseó por la habitación. —Por lo tanto, cariño, comencé
a envejecer cuando conocí a tu padre. Hasta entonces había tenido treinta
por alrededor de setenta y cinco años. Rex aquí, aunque parece de treinta
años, es tres años mayor que yo. No sé qué tan viejo es Tristán. Tú estabas
con la manada cuando llegaron a Maine hace cien años, ¿no?
Ella hizo un gesto hacia Rex y Tristán. —Hace treinta años, todos se
volvieron locos. —Su madre tragó. Rex golpeó su espalda contra la pared,
lo cual sacudió la acuarela pastoral que colgaba allí tan violentamente que
casi se cae de la pared. La mano de Rex la estabilizó antes de que lo
hiciera. Su madre continuó—: Nuestro líder de manada llevó a Claudius a
la isla. Eso parecía extraño. Los únicos que no eran lobos en la isla eran
Compañeros de los cambiadores. Él no lo era. Claudius quería tomar la
esencia de lobos en nosotros y encontrar una manera de inyectarla en los
seres humanos normales. Pensó que podría crear un ejército de humanos
que parecen animales, súper fuertes y agresivos, que pudieran servirle.
Kendrick quería que le permitiéramos experimentar con nosotros. Nos
opusimos. Si no recuerdo mal, Trip era el más entusiasta contra los
procedimientos. —Tristán gruñó y Ashlee le acarició la cabeza de nuevo. Él
se acomodó y cerró sus ojos.
Ashlee había oído esa historia antes. Pero habían dicho que su
madre había sido una estudiante ganando dinero extra en el hospital. Esta
versión era muy diferente.
Los ojos de su madre brillaron y Ashlee sabía que lo que fuera que
iba a decir sería la última palabra de su madre sobre el tema. Veintidós
años le habían enseñado a Ashlee a ser cuidadosa con la obstinación de su
madre. —Ella está en la universidad, y no voy a entregarla a la manada
hasta que tenga por lo menos la edad de Ashlee, y además sólo si tiene
una pareja, como Ashlee. No la haré pasearse alrededor de su grupo sólo
porque están solos y en busca de compañía femenina.
No me importa.
No.
¿Quién es Tom?
Su madre negó con la cabeza. —Más allá de los sueños de los que tu
padre acaba de recordarme, no, no lo había. No olvides, Ashlee, que no
tenía a nadie que me guiara en la crianza de un medio cambiador. No tenía
ni idea de qué buscar o cómo decirlo. Eras una niñita inteligente,
imaginativa y maravillosa. Pero cuando no empezaste a enfurecer
alrededor de la pubertad, cuando no comenzaste a exigir la liberación de
nuestros límites como padres, no pensé que tenías al lobo en ti.
—Y es por eso que hemos tenido que ser tan duros con ella, tan
controladores con respecto a dónde va y a quien conoce. Sé que ella tiene
el lobo. Pero no lo dejaré salir, no hasta que sea lo suficientemente madura
como para protegerse.
Todo comenzó a tener sentido para Ashlee. Tenía que decir algo y no
estaba segura de que pudiera hacerlo. Tragó saliva y apretó los puños a su
lado. —Nunca has entendido mi naturaleza. —La voz de Ashlee vaciló y se
obligó a serenarse. Señaló a su padre—. Pero tú debes haberlo hecho.
Ashlee no dijo nada por un momento. ¿Lo quería? Esta podría ser
una oportunidad para empezar de nuevo. ¿No había estado pensando justo
esa mañana que era el momento de seguir adelante? Sus manos
hormigueaban. —Si todo esto es cierto, entonces creo que debería ir a verlo
por mí misma, ¿no? Pero quiero que me prometas, Tristán, que puedo irme
cuando quiera. —Su madre sonrió orgullosa de su petición.
Ella podría optar por seguir o no, como mis tías lo hicieron.
* * *
Tristán vio a Ashlee subir las escaleras para empacar algo de ropa.
Su madre le había dicho que empacara suficiente ropa para una semana.
Ella se iría por mucho más tiempo que una semana, si Tristán tenía algo
que decir al respecto. Era su Compañera, eso era cierto, pero los
problemas que tanto Ashlee como Victoria habían planteado eran
legítimos.
Y, ¿si quería irse para llevar una vida fuera de la manada? Eso era
fácil. Se iría con ella. Si Vicki pudo vivir fuera de la isla como un ser
humano durante décadas, él también podía, una vez que volviera a su
forma humana. Con gusto iría a donde Ashlee quisiera.
Eso esperaba.
«Capítulo 3»
Traducido por: Evelin
R
ex fue cargado con analgésicos y se quedó fuera de combate
en el asiento trasero de la minivan de su madre. Ella había
insistido en que usaran la van porque era más segura que la
camioneta de Ashlee. Le había puesto las llaves en la mano a Ashlee antes
de que le susurrara que no debería preocuparse por encontrar a Tristán
guapo, porque Trip siempre había sido atractivo.
Ashlee había hecho una mueca por ese comentario. Era incómodo
que su madre hubiera estado alguna vez en la posición para notar si
Tristán era atractivo de esa manera o no. Pero honestamente, esa no era la
parte más extraña de toda la situación, por lo que también tenía que dejar
de preocuparse.
Tristán yacía a lo largo del asiento delantero con los ojos cerrados y
jadeando pesadamente. Había estado manejando por cuatro horas y
estaba a punto de entrar en el área de Boston. Sus parpados le pesaban,
caían mientras se concentraba en no dejar que se cerraran. Sus padres
habían querido que se quedaran esa noche en casa, pero la idea del pobre
Tristán teniendo que pasar más tiempo del necesario atrapado como un
lobo le parecía demasiado cruel. Ahora deseaba haber tomado su oferta.
Necesitaba detenerse para dormir o encontrar un hotel. Pero, ¿a qué clase
de hotel llevaría a un lobo y a un herido drogado a las seis de la mañana?
Sus parpados se movieron tremulantemente. Los abrió de golpe y encendió
el aire acondicionado. Incluso con el aire frío pegándole en el rostro a toda
potencia, apenas podía mantenerlos abiertos.
Ella sacudió la cabeza. ―Creo que has pasado por una experiencia
más dura que yo.
Rex, ¡levántate!
―Eres creativo con las palabras cariñosas. ―Pero ella le dio gusto
cerrando los ojos.
* * *
¿Ashlee?
Ella abrió los ojos. ―Te dije que no sería capaz de dormir.
Hemos llegado al ferri. Has estado dormida por cinco horas, pequeña.
Él resopló con un bufido que tenía que ser la risa en versión lobo. Ashlee
se sentó y estiró el cuello. Sus músculos se sentían rígidos. Debió de haber
dormido en la misma posición las cinco horas.
―Gracias, pero estoy bien. ―No iba a dejar a Tristán y a Rex. Estaba
parada cerca a la baranda y miraba hacia el agua mientras el bote
lentamente se abría camino en el mar. El agua se encrespaba.
Normalmente, no se mareaba pero este viaje la había llevado a sus límites.
El bote se sacudió y el motor rugió debajo de ellos. Ashlee escaneó la
cubierta para buscar salvavidas y no vio ninguno.
Miró a lo lejos y vio una isla acercarse. Allí estaba: La Isla Lobo —
ellos la habían llamado Westervelt— en donde los Cambiadores habían
vivido por un siglo sin ser molestados por la humanidad. El lugar del que
su madre había huido en medio de la noche en una carrera por su vida.
Las visiones de una joven escondiéndose asustada, sabiendo que no
volvería nunca a casa llenaron la mente de Ashlee.
Ashlee lo miró con la boca abierta lista para hablar pero Rex estuvo
repentinamente detrás de ella.
Ashlee finalmente se las arregló para zafarse del agarre del hombre y
casi cae hacia atrás por el esfuerzo. Cuando se dio vuelta, tuvo que
aguantar un gemido. Un gruñido surgió de la jaula de metal pero eso no la
atemorizó. Los ojos de Rex eran oscuros y amenazantes. Eran sus ojos de
lobo. Ashlee se preocupó de que en un momento Rex pudiera cambiar y
entonces los días de Peter estarían terminados.
―Esta tiene que ser tu Compañera. ―El tipo alto que Rex había
abrazado dio un paso al frente―. Toda la isla te espera con una gran
anticipación. Tenemos una buena opinión de su madre. Yo soy Michael
Kane.
Nuestro Alfa.
Ashlee tuvo que esforzarse para quedarse quieta cuando Theo dio un
paso hacia adelante. Sus ojos eran enormes y de color marrón; él apretó la
mandíbula tan fuerte que Ashlee pudo ver sus músculos tensarse.
¿Acaso ya le disgustaba?
¿Revisando qué?
Por alguna razón, eso les pareció tan divertido a los seis que todos se
echaron a reír histéricamente. Ella trató de sonreír. Incluso Tristán dio un
bufido a través de su nariz.
¿Algunos?
La habitación estaba más fría que antes y abrió la maleta para sacar
su suéter. Insegura sobre si se tenía que quedar o no, no había
desempacado nada. No había ningún sitio para poner las cosas que quería.
Tristán obviamente no había estado esperando una compañera de
habitación cuando había dejado el lugar. No había lugares vacíos en el
closet ni espacios en los cajones.
* * *
Ashlee despertó sobresaltada y se cayó de la silla. Cerró los ojos para
evitar la tortura que la había despertado. Rodó en el suelo y gritó de dolor
y agonía. Cada hueso en su cuerpo se sentía como si se acabara de
romper. Trató de usar sus piernas y no pudo. Abrió los ojos y se miró las
manos. Se sacudieron de forma voluntaria y rápidamente el pelaje se
extendió por su piel. Gritó del dolor pero nadie contestó. ¿Cuánto tiempo
había estado dormida? ¿En dónde estaba Tristán? ¿Quién le estaba
haciendo esto? Su madre le había dicho que necesitaba estar con la
Manada para Cambiar.
Soy un lobo.
Sola. Estoy tan sola. No tengo familia. Estoy destinada a estar sola.
No tengo una Manada que me quiera.
Aulló en agonía, esta vez no por dolor físico sino por la soledad.
Necesitaba salir de esta habitación. Esta no pertenecía a ella. No conocía a
estas personas y ellos no la amaban. Habían dejado que afrontara todo por
sí misma. Corrió a la puerta pero no pudo abrirla con la pata ni el hocico.
Mala suerte. No abriría.
Ashlee corrió hacía el bosque delante de ella. Cada paso que daba
era una agonía. Si iba a estar sola, este sería el mejor lugar para perderse.
«Capítulo 4»
Traducido por: Alexiacullen
T
ristán se dirigió hacia la casa principal, o el Instituto como el
mundo de fuera lo conocía, y sacudió sus miembros. Sus
hermanos seguían cerca, detrás de él, pero ninguno de ellos
estaba con una prisa grande por volver como él lo estaba.
—¿Trip? —Theo golpeó a Tristán que se giró para ver qué había
sucedido.
—¿Ashlee?
—¿Papá? —Se giró hacia Theo, Mike y Rex quienes se habían unido
a él dentro de la habitación—. ¿La cogió Papá?
Tristán tragó saliva con fuerza. Corrió hacia la ventana, luego sacó
su cabeza fuera e inhaló. —Tiene que estar aterrada, pero se adentró en
los bosques.
* * *
Olfateó el terreno. Ashlee había venido en esta dirección y había
sangrado cuando pasó por aquí. ¿Lesionada?
Corrió hacia adelante mientras seguía su olor, a cada paso que daba
su olor crecía más fuerte. Olió el aire. Tierra mojada, hojas húmedas,
vegetación húmeda, y alguna otra cosa, Ashlee. Como una humana, Ashlee
había olido como a granos de vainilla y canela. Incluso olía a otras cosas
ahora pero su lobo le añadía el olor de las hojas de pino y el pelo. Sí, ella
estaba cerca.
¿Ashlee?
Ashlee se quejó.
¿Tristán?
Ven aquí.
Cansada.
Ella abrió sus ojos para mirarle fijamente. —No quiero hacerlo
ninguna otra vez. —Su cabeza cayó hacia atrás y sus ojos se quedaron en
blanco bajo sus párpados.
—No, no, no. —La levantó en sus brazos y corrió en dirección hacia
la casa. Sus hermanos podrían haber encontrado a sus tías por ahora.
Ellas podrían saber cómo solucionar esto.
* * *
Ashlee primero volvió a ser consciente de la sensación de ir a la
deriva. Se sentía como si estuviera en una balsa en lento movimiento que
ligeramente la movía en el océano. Ella estaba cálida y acomodada y no
apreciaba las voces que hablaban de ella. Ellos intentaban extraerla de su
balsa tranquila y pacífica.
La voz de la mujer no era familiar para Ashlee. Ella iba a abrir sus
ojos en un momento y la daría una patada por detrás por hablar con tanta
dureza a Tristán. Ashlee intentó hacer eso pero sus ojos se sentían tan
pesados. Sus párpados se agitaron pero no se abrieron.
En cierto modo, había sido tan fácil cuando él era un perro; ella
podía alcanzarle y tocarle cada vez que quería, de la misma forma que
podías acariciar a un perro. Ahora todo él era un hombre, y ella no podía
simplemente acariciar su cara. ¿Podía?
—Estoy un poco insegura de mi misma —No era por lo general tan
audaz. Tragó saliva y sintió sus mejillas enrojecerse con el calor
vergonzoso.
Él asintió—. Yo también.
—¿De verdad? Tienes cien años. ¿No te has encontrado en casi todas
las situaciones a esta altura?
Ashlee asintió. Lo sé. ¿Debería darle las gracias? Gracias por salvar a
Tristán.
Él me pertenece a mí también.
Su loba suspiró, dando vueltas dentro de ella. Pensarías que estabas
loca. Te traicionaste cuando permitiste que esas personas te digan lo que
eras.
—De hecho, un poco como ella. Ella es muy fácil de entender; anhela
la lealtad y el amor. Es muy fácil amar a una criatura como esa.
—Entonces el tuyo es más bonito que el mío. —Se rió en voz alta e
hizo una mueca—. Mi lobo no pensaba que fuera muy divertido. De hecho,
ahora que te he encontrado está más bien contenido y discreto.
Ashlee se miró a sí misma. Ella era un río revuelto, pero lo era todo
lo que había allí, y Ashlee en realidad tenía que reprimir las ganas de oler
para ver si reconocía el aroma… sabía lo que ellos estaban haciendo aquí.
Sintiéndose cómoda en su estado con la ropa arrugada, se sentó en la
cama.
La tía de Tristán puso sus manos en sus caderas. —Así que nos
diste un buen susto anoche. La lesión no habría sido tan mala si tu cuerpo
no estuviera ya bajo una enorme cantidad de tensión por falta de alimento.
T
ristán estaba en la cámara del consejo y escuchó los planes
de Michael para capturar y en última instancia eliminar a su
padre. Era bueno volver a estar con sus veintiocho
compañeros de la manada.
—No creo que quiera una pareja si ella me hace mirar hacia el
espacio, desconsolado como un chico de quince años —comentó Theo
trayendo a Tristán al presente. Veintiocho pares de ojos molestos se
clavaron en él.
Tristán esperaba que su voz sonara en tono de disculpa, pero lo
dudaba. —Lo siento, ¿me perdí de algo?
—No. Yo no soy el Alfa. —Rex cruzó los brazos sobre su pecho y miró
a Tristán.
De hecho, todos los ojos en el cuarto estaban puestos sobre él. ¿Por
qué diablos todos estaban mirándolo?
—Y mira lo fabuloso que resultó. Tal vez debería haber sido el primer
nacido en lugar de nuestro padre clínicamente demente.
—Sólo estás nervioso porque no quieres ser como papá. Naciste para
hacer esto.
Él abrió la boca para hablar, para decirles que estaban todos locos y
que cualquier persona que no apoyara a Michael era tan útil como un
traidor, pero cualquier intento de discutir fue olvidado mientras un lobo
negro y gris se abría paso en el grupo. Aunque nadie se atrevería a
quejarse, la llegada de Cullen hizo la ya tensa situación aún peor. La luz
blanca que siempre acompañaba el cambio rodeó a Cullen por un
momento antes de que su cuerpo se estirara en su formidable forma
humana. Tristán observó mientras Cullen se dirigía al fondo de la sala y se
puso un par de pantalones de chándal y una camiseta que siempre
estaban almacenadas allí.
Cullen enarcó una ceja, lo cual, se dio cuenta Tristán, era similar a
otras personas volteando sus ojos. —Por favor, no confundas mi interés en
la supervivencia de esta manada con el deseo de hacerme cargo de tu
posición, mi Alfa interino. —Tristán intentó no sonreír. Era difícil
reprender a Michael pero Cullen lo hacía cada vez que se le presentaba.
Cullen asintió con la cabeza. —Sí. ¿Cómo sabía usted eso, príncipe
Tristán? —Interiormente, Tristán se estremeció por el título. Su padre
había insistido en tonterías como el rango y el orden, pero él y sus
hermanos nunca lo habían mantenido.
Trató de no reír.
Michael hizo un ruido que fue algo entre un gruñido y una sonrisa.
—Sin duda, debes ir a algún lugar para dormir por la noche, un lugar
donde te duchas. Puedes dejar el teléfono móvil allí y revisar tus mensajes
para que al menos te pueda decir que mi hermano ha sido secuestrado y
que le tememos muerto, o cuando ha regresado con su compañera en el
remolque. Sin duda, Tristán es lo suficientemente importante para
justificar en gran parte ese respeto de ti.
—¿Victoria tiene una hija? ¿La joven que provocó que me distrajera
con sus acciones histéricas, está emparejada y es madre de tu compañera?
Cullen bajó los ojos. ¿Por qué todos estaban haciendo eso? —¿Dónde
está tu pareja ahora, príncipe Tristán?
—La última vez que la vi, las tías la estaban volviendo loca. Creo que
está tratando de digerir toda una vida de estudio y conocimiento antes de
la comida.
Al otro lado del cuarto, Michael hizo una mueca. —Teníamos a las
Tías.
Ella era un regalo precioso que no merecía, pero uno que él iba a
mantener de todos modos.
* * *
El alivio surgió a través del cuerpo de Ashlee cuando vio el ánimo de
Tristán alegrarse. Si su presencia trajo esa cantidad de oscuridad a sus
facciones, ella se mantendría alejada de él. Salvo se encontró con que
desde que había saltado a sus huesos en su dormitorio antes, no podía
dejar de anhelarlo. Si él era una droga, ella era adicta.
Cuando decidieron que era hora para Ashlee de reunirse con el resto
de la manada, la arrastraron por el Instituto hasta las cámaras de
reunión, donde ahora se estaba sintiendo como la nueva chica en la
escuela al que el maestro hacia ponerse de pie y hablar de ella en clase.
Tristán se acercó a ella y puso su brazo alrededor de su cintura. Sabía que
debería querer ser más independientes y no ser etiquetada como “su
mujer”, pero a ella le gustaba. A su loba, que se había vuelto más y más
hablador mientras el día avanzaba, también le gustaba. Tristán había
dicho que con el tiempo ella y la loba se convertirían en una unidad, y
Ashlee podía ver como eso funcionaría mejor que este debate constante
entre las dos sobre la forma correcta de comportarse.
Rex sacudió la cabeza. —No fui yo. Llegué tarde; siempre llego tarde.
Te eché de menos a los quince minutos. Cogí tu aroma, sabía que habías
cambiado. Podía olerlo. Sabía que tú nunca habrías hecho eso en el centro
de Portland si hubieras tenido una elección. Seguí tu aroma por millas
antes de perderte. Así que llamé a Michael y decidimos que me escondería
en las instalaciones de papá y vería si te presentabas allí. Cuando esos
tres matones salieron la semana pasada, los seguí y terminé en New
Jersey. —Rex se quedó en silencio por un segundo, pero la expresión de su
rostro, la forma en que sus cejas se inclinaron hacia abajo, llevó a Ashlee a
creer que no había terminado de hablar—, sabía que pensarías que te
traicioné, pero esperaba que me conocieras mejor.
—Tú no eres el único con trucos, viejo. —El tono de Rex era jovial,
pero sus ojos se habían vuelto de lobo. Ashlee tragó, recordando como él
había hecho eso en el barco, también. Rex debe dejar a su lobo suelto más
a menudo que los demás. Cullen hizo un gruñido sordo en su garganta.
Alfa.
—Tu padre les hizo eso a propósito. Mantuvo a los seis débiles así
ustedes nunca serían una amenaza real para él. No me di cuenta de que es
lo que estaba haciendo en ese momento, no me di cuenta de muchas cosas
acerca de nuestro ex líder, pero eso es lo que hizo. Pero tu madre te hizo
fuerte. Sólo busca su poder. —La voz de Cullen desde la derecha detrás de
ella asustó tanto a Ashlee que dio un salto. Tristán puso la mano en su
hombro estabilizándola mientras Cullen giró sobre sus talones y dejó la
habitación.
Así que Cullen fue duro pero no brutal. Ashlee podía respetar eso.
Eso es lo que ella había pensado. Si sus mejillas estaban tan rojas
como ella pensaba que lo estaban, ella era del color de un tomate.
«Capítulo 6»
Traducción SOS por: Akanet & Evelin
――¿Q
ué pasa con ésta?
Tristán negó con la cabeza. —No. La última vez que diseñé algo fue
hace ochenta años. Todo es muy diferente ahora. Puedo usar una
computadora tan bien como cualquiera, pero nunca he siquiera probado el
software. —Tristán tragó—. Pero si quieres irte de aquí, para ir a vivir en
otro lugar, haré eso, volver a la escuela. Aprender el nuevo material y
empezar de nuevo con otra carrera la arquitectura.
—Sólo estoy dejándote saber que iré a donde quieras. —Tragó saliva.
Había tenido esa intención cuando lo dijo antes, pero ahora algo parecía
estar cambiando dentro de él. Haría cualquier cosa que Ashlee quisiera
pero no parecía poder deshacerse de la sensación de que lo necesitaban
aquí. ¿Qué había querido decir Michael cuando le había dicho que habían
estado perdidos sin él?
Ella le agarró las manos y las sacó de su cabello. —No estoy diciendo
que soy infeliz. Creo que podemos hacer espacio para mí aquí. Pero...
bueno, creó que vi algunas casitas de campo viejas, y que lucían
decrépitas en el lado sur de la isla cuando caminaba con las tías hoy... —
Su voz se desvaneció, y parecía insegura.
—No podemos tener hijos. Pero tal vez podamos traer este lugar de
nuevo a la vida. —La picardía dejó sus ojos mientras hablaba.
Sus ojos estaban tan serios que casi detienen su corazón. —Te creo,
pero tienes que entender... cuando mi prometido se enteró de que no podía
tener hijos, se alteró tanto que salió corriendo y tuvo sexo con la cajera en
el Dairy Queen local. Irónicamente, esa pequeña indiscreción la dejó
embarazada y llegué a estar tan perturbada por eso que tuve un colapso
nervioso, abandoné la universidad, y aterroricé a mis padres. —Tristán vio
como Ashlee de repente se interesó en sus zapatos. Había estado
preocupada por contarle de su pasado—. No puedo evitar tener la creencia
de que los hombres quieren mujeres que pueden tener su descendencia.
Tú y yo somos parte animal y los animales quieren procrear.
* * *
Ashlee subió sus manos por los esculpidos brazos de Tristán
mientras la lengua de él conquistaba su boca. Sus labios se encontraron
una y otra vez y sus lenguas inventaron juegos que jugar. Ella quería estar
más cerca de él por lo que no detuvo a sus caderas cuando se aplastaron
fuertemente en las de él. Él apartó su boca de la de ella y luego la aplastó
en la de ella con una pasión que ella amó.
Ellos eran lobos, y podían oler la excitación el uno del otro. Entre más se
excitaba Tristán, más olía a almizcle y a calor, la clase de calor que sólo
había conocido de una sauna. Era una estimulación total.
¿Por qué era tan afortunada? ¿Qué había hecho para merecer ser
tocada en una manera tan intensa por un hombre tan extraordinario?
—Sí puedes. —Su voz había bajado el tono y eso envió temblores a
través de su cuerpo. Los dedos se deslizaban de adentro hacia afuera, una
y otra vez. Ella explotó. Ashlee vio estrellas frente a sus ojos. De adentro
hacia afuera, Ashlee se vino alrededor de sus dedos.
Tristán gimió encima de ella. Su beso se tragó cada grito que salía de
sus labios. Mientras ella todavía temblaba, él entró en ella con un fluido y
fuerte movimiento que la llenó. La cavidad de Ashlee tuvo que estirarse
para acomodar el tamaño de él. Fue un glorioso tirón; su cuerpo pronto
hizo espacio para él y cada pulgada de Tristán trajo estremecimientos de
placer a su cuerpo.
—Fuiste hecha para mí. Como puedes ver, fuimos creados el uno
para el otro.
—Eres mala, Ashlee. Voy a amar hacer esto contigo por siempre.
Por siempre. Tan sólo ayer eso la había aterrorizado. Pero desde que
había despertado esta mañana y conoció su lobo, la promesa de un por
siempre con Tristán se sentía bien. Él nunca la dejaría. Tristán le besó las
mejillas y ella se dio cuenta de que las lágrimas rodaban por ellas.
—No me dijiste que esto iba a pasar. —Ella bromeó con él porque
sabía que podía hacerlo. Sabía que más allá de una sombra de duda ahora
Tristán siempre la amaría, nunca la dejaría y le sería por siempre leal.
Ella cerró los ojos, contenta de flotar con él en la luz blanca y los
cordones de colores que habían hecho juntos hasta que pasó. Y si eso
nunca hubiera ocurrido, también estaba bien para ella.
* * *
Los ojos de Tristán se abrieron de golpe. ¿Cuándo se habían
quedado dormidos? Eso no importaba, la luz blanca había desaparecido y
en su lugar había dolor. Un dolor increíblemente insoportable. Llenaba
cada uno de sus poros, se escurría por sus párpados y hacía que su
vientre se retorciera.
Necesitaba algo que liberara este dolor. Algo o alguien le dijo cómo
podía hacerlo detener.
Mátala.
—Tristán, ¿qué es? ¿Qué está pasando? —Su voz sonaba asustada
pero él no se atrevía a abrir los ojos para mirarla.
—Ashlee —dijo con dolor—. Necesito que corras o voy a matarte. —Él
tomó un profundo respiro, tratando de combatir la enferma y pesada
niebla que inundaba su mente—. Tengo que obedecer a mi Alfa. Corre,
cariño, corre ahora y escóndete de mí. No dejes que te encuentre.
Mátala.
Gritó tan alto como pudo. Ni siquiera estaba segura de lo que decía
pero cuanto más corría, más gritaba. Se estaba acercando; en un momento
la atraparía. Su corazón golpeaba y jadeó por aliento. Podía oler su
acercamiento. Unos momentos antes el olor de Tristán —el bosque, la
brisa y el agua— había significado el cielo para Ashlee. Ahora la
aterrorizaba.
—¿Qué es?
Esta era la segunda vez hoy que le habían dicho que huyera, y una
vez más obedeció. Ashlee se volvió hacia las escaleras y corrió. Oyó
gruñidos detrás de ella y aún cuando sabía que era una tontería, cuando
alcanzó el rellano de la escalera se dio la vuelta para mirar la escena a
medida que sucedía. Su loba no le dio ninguna otra opción. Quería ver a
su compañero, y con la misma intensidad, no quería que ningún otro
miembro de la manada se hiriera en su nombre.
Quédate.
* * *
Tristán despertó sobresaltado. Gruñó y miró en torno a su jaula con
impotente furia. Atrapado de nuevo. Las barras se cerraron sobre él por un
momento, luego se serenó y caminó la extensión de su celda de cinco por
cinco. Conocía las medidas porque él diseñó la maldita cosa. Era el
Príncipe Tristán; encontraría una manera de salir de aquí. Aporreó la
puerta.
—Rex, por favor, será muy rápido. Ni siquiera la dejaré sufrir. Un,
dos, tres y le romperé el cuello y luego tú y yo podemos ir a Portland a
hacer lo que sea que hagas allí. —Estaba siendo razonable, a pesar del
palpitar en su lóbulo frontal y las agujas que punzaban en cada centímetro
de su cuerpo. Seguramente, Rex vería eso.
—Si tan sólo pudieras oírte a ti mismo, Tristán. Suenas igual que él.
Es horrible. —La voz de Rex sonó afectada.
¿Qué? Algo de lo que Rex dijo le chocó a Tristán por extraño. ¿Qué
era la mejor cosa del mundo? Sólo necesitaba matar a Ashlee y luego
recordaría, y después el dolor se detendría. Ashlee… su nombre trajo un
dolor a su estómago y se dobló. Su amor, su vida, su compañera. La
quería, necesitaba que ella lo amara.
Obedéceme.
Oh, no.
Mátala.
No.
No.
Entonces sufrirás.
* * *
Ashlee supo el segundo en el que Tristán se despertó y el segundo en
el que perdió el conocimiento de nuevo.
Parpadeó con frustración y se mordió las uñas hasta la piel. Se
estaba quedando sin uñas que destrozar.
Cullen suspiró.
L
os ojos de Tristán se abrieron de golpe. Aspiró el aire y
sonrió. Rex había abandonado su posición al lado de la
puerta y había otra persona observando el exterior. Ella.
¿Habían sido tan estúpidos como para dejar a Ashlee a menos de cinco
pies de él? Derribaría la maldita puerta para matar a la perra.
—No hay ningún sitio al que puedas ir, Ashlee, en el que no pueda
encontrarte. Te cazaré hasta los confines de la tierra y a través de los
tiempos si es necesario, me perteneces. Eres mía para hacer lo que yo
quiera.
Mátala.
—Me voy para poder ayudarte. Cuando regrese, todo esto habrá
terminado. Por favor, créeme.
Oh, él sabía que ella decía la verdad. Todo esto acabaría muy pronto,
pero no sería porque ella se hubiese ido a alguna parte.
—Perdóname, Ashlee.
¿Qué voz había sido esa? Tristán olfateó el aire. Parker, un guardia
de la élite dominante. ¿Qué estaba haciendo Parker aquí? El hombre no
tenía nada que hacer cerca de Ashlee. Corrió hacia la puerta otra vez.
—Las Tías han solicitado tu presencia en la plataforma de
observación.
* * *
Ashlee salió por las puertas de la plataforma de observación y
contuvo el aliento. Era un jardín botánico. Plantas de todas las formas se
alineaban en las paredes y los techos. Flores exóticas con colores que
nunca había visto antes, excepto en los sueños, llegaban a alturas por
encima de su cabeza.
—¿Quién posee esas dos islas? —Ashlee señaló hacia las masas de
tierra, pero las Tías ni siquiera se habían dado la vuelta para mirar hacia
donde ella indicaba.
—No eres estúpida, así que sospecho que ya sabes lo que hay que
hacer para salvar a Tristán. La bruja tendrá que morir, tal como ya lo has
sentido. Luego se realizará un hechizo ritual de limpieza, uno muy
complicado y poderoso, sobre Tristán. Incluso entonces se usará mucha
magia, magia de una manada fuerte con todos los miembros trabajando
juntos para arreglarlo. Limpiar una isla es una cosa, salvar a una persona
que ha sucumbido a un hechizo, eso es harina de otro costal.
—Sí, podemos. Pero el hechizo tiene que ser hecho por ti. Eres su
compañera —explicó Clarinda—. Y la mala noticia es, que estás lejos de
ser lo suficientemente poderosa como para siquiera intentar el ritual. Te
mataría y todo esto sería en vano.
Sin embargo, golpeó el suelo, duro. Sus manos picaban por debajo
de ella y se volteó en cuatro patas para mirar a Las Tías. Ambas estaban
bañadas en luz blanca.
C
uando Ashlee recobró el conocimiento, la cabeza le daba
vueltas.
—Siento que se hayan ido. Yo sólo las conocí dos días, pero me
cayeron muy bien.
—Sabes todo lo que ellas sabían. Sus poderes son tuyos. Nunca he
oído hablar de alguien haciendo eso por trescientos años. —Le pasó el vaso
que había llenado—. He sido un poco duro contigo. Tenía miedo cuando
Tristán te conoció… miedo de lo que eso significara para la manada. El
hechizo mató a todos hace treinta años, pero para mí, se sentía como si
fuera ayer y tenía miedo de que todo eso volviera a comenzar de nuevo.
Siento si he resultado ser el Cassandra de la manada. Te aseguro que esa
no era mi intención. Preferiría haber estado equivocado. —Theo se detuvo
por un segundo, sus castañas cejas apuntaron hacia abajo. Ashlee estaba
impresionada por cómo la inseguridad de Theo le recordaba a Tristán,
entonces se acordó que Theo y Tristán habían nacido sólo con un año de
diferencia por lo que tuvieron que haber sido criados casi como gemelos.
Theo asintió.
—Estaré de vuelta con las dos antes de que tú regreses. —Los ojos
de Theo mantenían la determinación.
* * *
—Es unos cincuenta años mayor que tú, papá. —Ashlee se echó a
reír.
—No importa, quiere casarse con mi hija. —Su voz sonaba áspera—.
Ese chico Tristán, si él muere, tú también lo haces, ¿verdad?
—La gente siempre me dice que con mi cabello rojo y ojos verdes, me
parezco a tu mamá más que a la mía. —Summer se parecía su madre.
Siempre lo había hecho.
Bien. Tristán.
* * *
Tristán sabía que Ashlee no estaba en la isla. La ira surgía en su
interior con tanta intensidad que pensó que podría explotar. Junto con las
agujas afiladas, las picaduras de abejas y las quemaduras por todo su
cuerpo —a pesar de que no podía ver las lesiones, sabía que estaban allí—
ahora tenía que enfrentarse a una mujer que lo había desobedecido. Le
había dicho qué pasaría si ella se iba y no había estado mintiendo.
—¿Príncipe Tristán?
—Le dije a Ashlee lo que iba a suceder. No escuchó, así que ahora
todo este lugar arderá en llamas.
E
l primer vistazo de Ashlee del Instituto para la Superación
Personal y Crecimiento anudó su estómago. Levantó la
cabeza para mirar por la ventanilla del auto mientras se
acercaban. El edificio, hecho de ladrillos en tonos blanco bronceado,
parecía tener por lo menos quince pisos de altura. Dos chimeneas de
ladrillo rojo se elevaban por encima del edificio y se mezclaban en el
paisaje detrás de él.
Trago saliva.
—Ashlee.
—Soy Az. Michael me pidió que te llamara. Tristán se desató. Tiene
un rehén y va a quemar el lugar si no regresas inmediatamente. Estamos
haciendo nuestro mejor esfuerzo para no dejar que esta situación se vaya
de las manos, pero no pierdas el tiempo. —Ashlee escuchó exhalar a Azriel
en el teléfono.
—¿Ash?
—No quise ser tan ruda con Michael como pareció. —Su padre
levantó una ceja. Nunca había entendido su inquietud y estaba bien.
Ashlee necesitaba a su loba para tranquilizarse antes de bajar del coche.
Az se echó a reír.
Ashlee sonrió. Hermana. Ella era, para todos los efectos, la esposa
de Tristán, lo que los hacía familia ahora.
—¿Quiero saber?
Scott asintió.
—Otras cuatro horas, lo que debería ser tiempo más que suficiente
para someter a cualquier súbdito de la bruja con esto... —Ashlee sacó una
aguja hipodérmica de su bolsillo, que estaba llena de una combinación de
nembutal y fenobarbital, suficiente de ambas para noquear a un elefante,
pero no para matar a la bruja—, ...o ser atrapada por los guardias
armados y encerrada en una celda para ser un experimento el resto de mi
vida.
—Nunca he usado una, pero me imagino que tiene que ser algo así
como apuntar y jalar el gatillo.
Oh, sí, hombre malo. ¿Había hecho cosas malas a su lobo? ¿Qué
significaba eso?
No es de la manada.
No, no es de la manada.
* * *
La idea del nombre de Ashlee hizo que el lobo aullara más fuerte.
Tristán cayó de rodillas. Había algo en Ashlee que al lobo no le gustaba.
Su lobo estaba hablando con él. ¿Cuando había sido la última vez
que lo escuchó? ¿Cuántas horas habían pasado? Tristán cayó aún más
profundo en el suelo, yació extendido sobre su estómago, sus manos
todavía en sus oídos para ahogar el ruido que su lobo hacía.
No es el Alfa.
Mátala.
Se puso de pie.
Mátala, muchacho.
Entonces mátame.
«Capítulo 11»
Traducido por: Eve2707
Su lobo quería sangre, pero Ashlee sabía que era sabio ser prudente
y no sólo asumir que todo estaría mejor con la muerte de la bruja. Ellos
podrían necesitar a la mujer. Cerró sus ojos y dejó que el conocimiento de
las Tías fluyera dentro de ella. ¿Cómo es que alguien escoge una bruja de,
digamos, una persona no mágica sólo viéndolas?
Una bruja también huele diferente. Ella usa muchas hierbas en sus
pociones y hechizos. Busca específicamente valeriana; es un mal olor.
Bingo.
Toda esta cosa iría mucho mejor si sólo pudiera cambiar a su forma
de lobo. Alejó ese pensamiento. La última vez que había cambiado, lo
había hecho sola y todavía estaría así si Tristán no hubiera ido a
rescatarla. Así que no intentaría el cambio aquí en medio de esta zona de
peligro, sola, sin importar cuánto lo quiera su loba.
* * *
Tristán resopló.
Mátala.
—No lo haré.
Mátala.
Mi turno.
Tendré cuidado.
Bueno.
Ella empujó y caminó dentro. Parecía que nadie notó su entrada; los tres
hombres en delantales de laboratorio y la bruja estaban concentrados en
mirar a un hombre que había comenzado a gritar.
¿Lobos, dónde?
La eliminaré.
No. La necesitamos.
¿No puedo matarla?
No.
No los mates.
Hombre tonto.
Giró hacia Mina, cuyos ojos eran enormes. Se había apoyado contra
la pared. Ashlee llamó al Cambio en ella y abrazó la luz blanca caliente. La
bruja abrió la boca pero ningún sonido salió. Ashlee sabía que estaba
desnuda y no le importó. Si eso aumentaba el shock en Mina y así se
mantenía más indefensa, por ella estaba bien. Sonrió y esperó que
pareciera tan loca como se sentía.
—Estamos aquí.
—¿Qué es eso, hermana? —La voz de Gabriel había ido con fuerza; él
pareció enfocado. Sospechaba que él rompería la puerta de IDCP para
rescatar a la compañera de Tristán si lo necesitaba.
—Usa al lobo.
—Sí.
Llamó al Cambio, y esta vez fue más difícil porque estaba cansada.
El blanco de la luz la golpeó y ella sintió el cambio. Todavía era indoloro,
pero la primera inclinación de su lobo cuando ella aparecía era irse a
dormir. A Ashlee no le habría gustado nada más que encontrar unos lobos
más y enroscarse como cachorros durante unas horas, pero no había
tiempo para eso. Ella bostezó a pesar de sus mejores intenciones de actuar
alerta.
Ella cambió tan rápido como podía. No quería que él cambiara atado
a la mesa.
Lobo malo.
¿Pero cómo podía luchar contra un lobo que podía hacerla enferma?
Respuesta corta, ella no podía.
Tiró, tan rápido como fue posible, hacia atrás, así ella podía
arrastrar el cuerpo inconsciente de la bruja detrás de ella. Cavando
profundamente por la fuerza, la llevó por las escaleras hacia el frente de la
puerta del Instituto.
Maldita sea, alguien la había visto. Una bala silbó por su cabeza,
contestada inmediatamente por otra bala detrás de ella. Dejó caer a la
bruja y se balanceó alrededor para mirar quién la había defendido. Cullen
y Gabriel estaban de pie detrás de ella, cada uno en su forma humana, el
arma de Cullen levantada como si él había sido el que disparó. Ellos se
habían expuesto a la captura por ella.
Ella gimió con angustia por su comportamiento. No había sido el
plan. No se suponía que ellos deberían dejarle saber a su padre que
estaban alrededor.
—Estaremos en el coche.
Ashlee oyó cinco cañonazos más detrás de ella y se esforzó por ver
cuál era el acontecimiento pero Gabriel la tenía fuertemente en su apretón
y no la dejaría irse.
¿Papá?
—Lo tengo. —Ella oyó que Cullen decía mientras la puerta de atrás
se abrió otra vez y su padre brincó dentro. Su corazón palpitó con fuerza
en su pecho y si ella hubiera estado en su forma humana ella hubiera
lanzado un grito con el alivio que ella sentía de verlo vivo e ileso. Gabriel y
Cullen tomaron sus asientos al frente, Cullen en el asiento del conductor,
se apresuró calle abajo.
Gracias.
Ella llamó al cambio y esta vez fue difícil. Sus huesos dolían, su
cabeza aporreaba, hasta sus dientes dolieron. Ashlee no sabía si todos los
cambiadores tenían un tiempo difícil cambiando de acá para allá tantas
veces como ella tenía, había alcanzado su límite físico.
—Al hombre le gusta oírse hablar. Todo lo que él podía ser, está
totalmente destinado a su lugar. Cree que va a cambiar el mundo aquí.
Cuando las alarmas terminaron, él me pidió disculpas y me abandonó
estando de pie allí en el vestíbulo. Traté de mirar discretamente y huir por
la puerta principal pero nunca lo logré. Debe haber sospechado que estaba
de alguna manera implicado, porque volvió y me atrapó por el brazo. Yo
pensaba por seguro que iba a tener que usar aquella arma, pero entonces
Cullen apareció y pienso que Kendrick se veía realmente alarmado. Él me
dejó y escapó. Encontré a Claudius en uno de los laboratorios. Kendrick lo
convirtió en su investigador médico principal. Pero sólo lo vi brevemente.
* * *
—Está bien, voy a hacer todo lo posible para pasar por esto pero
debes prometerme algo. No me dejarás matarla. Me matarás, en cambio.
Sé que ambos estamos condenados, pero no puedo ser la causa de ello. La
luz de Ashlee no puede ser apagada debido a mí. No puedo irme a la
siguiente vida así.
—Sí.
—Tal vez.
Ashlee cerró los ojos para prepararse para su tarea. Ojala pudiera
haber practicado esto una vez antes de que ella tuviera que actuar frente a
la manada entera. Tristán hizo un ruido gimiendo y ella abrió los ojos.
Podía ver que estaba luchando, sabía que se estaba quedando sin tiempo.
—Hago un llamado a ti, Atalaya del Sur. Protege este círculo y a los
que lo rodean. Hago un llamado a la santidad en contra de quienes nos
hacen daño.
—Hago un llamado a ti, Atalaya del Este. Protege este círculo y a los
que lo rodean. Hago un llamado a la santidad que en contra de quienes
nos hacen daño.
Dentro del círculo, la lluvia empezó a caer sobre Ashlee y Tristán,
pero Ashlee pudo ver que los otros se quedaron secos. Su madre gritó algo
a ella, pero Ashlee no podía oír el viento y la lluvia, podía ver la boca de su
madre en movimiento, pero las palabras sonaban como una tontería. Ella
se volvió para mirar atrás a Tristán, que se había levantado.
Parecía pegado al suelo al otro lado del círculo, con las manos en
puños.
—Hago un llamado a ti, Atalaya del Norte. Protege este círculo y a los
que lo rodean. Hago un llamado a la santidad en contra de quienes nos
hacen daño.
—Ashlee, no creo que aprecies el tenue control que tengo sobre mí.
A
shlee lanzó sus brazos hacia el cielo. Era hora de reducir la
separación entre Tristán y los otros. La magia de la manada
era todo lo que podía ayudarles ahora. Tenía que invocar la
magia que conjuntamente compartían, los dones especiales que les
permitían cambiar y hablar entre ellos telepáticamente. En esencia, Ashlee
iba a pedir prestada la magia de sus parientes y verterla en Tristán hasta
que estuviera libre del hechizo. Luego acabarían con ello vertiendo la
sangre de la bruja, esperaba que Cullen ya hubiera acabado con la bruja,
en el terreno del círculo sagrado, lo cual limpiaría la isla y evitaría que
otras brujas realizaran hechizos para que los maldijeran.
Muy fácil.
Su voz sonaba segura y eso era lo mejor que podía hacer. Los ojos de
Tristán se volvieron de lobo y ella esperaba que no fuera a llamar al
cambio en sí mismo. Con este Tristán podía trabajar, como un lobo, bien
podría recostarse y dejar que la matara.
No se siente bien.
Cerró sus ojos. ¿Qué pasaba con la persona que fracasaba con el
hechizo? ¿Tendrían la oportunidad de encontrarse con su pareja en la
próxima vida o era sufrimiento eterno? Ashlee golpeó duro el suelo,
incapaz incluso de reunir la fuerza necesaria para detener su caída. La
tierra se sentía fría. Eso la reconfortó hasta que la oscuridad rodeó todos
sus pensamientos.
* * *
Tristán vio con horror como Ashlee golpeaba el suelo. Lo que sea que
ella había hecho, había aclarado su cabeza, y por cuanto eso durara, no
iba a desperdiciar tiempo. En el interior, su lobo aulló con preocupación,
desesperado por el cambio, morir para salvar a su compañera. La agonía
estropeaba los músculos tensos para cambiar la forma de su cuerpo
musculoso, mientras su mente luchaba por mantener la bestia interior
enjaulada. Tristán se lo impidió, no había nada que su lobo pudiera hacer
ahora mismo.
Tristán sabía lo que tenía que hacer, y sabía que no tenía mucho
tiempo para hacerlo.
Desde detrás del grupo, Cullen dio un paso adelante. —Te desafío. —
El más temido cambiador con vida, el más antiguo de todos ellos, ejecutor
de su padre dio un paso adelante. Tristán vio como Cullen le tendía una
taza llena de líquido a Theo y luego cruzó las piedras para entrar en el
círculo. En la parte baja del lado de la cara de lo Cullen habían cinco
sangrientos rasguños que parecían haber sido hechos por las uñas de
alguien mientras excavaba en la piel de Cullen.
Tristán se reclinó sobre sus patas traseras, listo para saltar si Cullen
no se rendía.
¿Ella es mía?
Tristán resopló a través de su hocico. Soy más fuerte que tú, podría
matarte en cualquier momento que tuviera ganas. En su lugar, te digo que te
rindas para que puedas conocer a tu compañera.
¿Te rindes?
Un lobo se frotó contra él, y él miró hacia abajo. Era blanco y rojo,
Ashlee. La acarició con su mano, le frotó la cabeza y finalmente puso su
pequeño cuerpo de loba en sus brazos.
Ella se acercó al lado del círculo y tomó el cáliz lleno de sangre roja
que Cullen había traído. Caminando hacia el centro del círculo, sus
piernas le temblaban como si no estuviera estable. Se puso de pie para
ayudarla y ella le sonrió débilmente.
A
shlee miró en torno suyo al abismo en que había despertado
y trató de darle sentido a lo que no podía recordar. Había
fracasado en su intento de remover el hechizo, pero Tristán
había hecho la ceremonia Alfa y se había vuelto en el líder de su manada,
liberándose de la maldición de su padre.
La mujer rió. —No, pasaste al más allá y te traje aquí durante unos
instantes, aunque le estoy dando a mi hijo un leve ataque al corazón en
este momento.
—¿Tu hijo? —La comprensión nació en Ashlee—. ¿Eres Mary Jo? ¿La
madre de Tristán?
* * *
Con sus ojos todavía cerrados, ella susurró: —Estoy tan cansada
que estas mujeres me hagan eso.
Ashlee abrió sus ojos y miró con fijeza en los de él. Su corazón se
desplomó hasta su estómago y sintió una oleada de alegría atravesar su
sistema. Ella estaba despierta, y aunque no tuviera nada de coherencia,
ella habló. Ashlee lanzó sus brazos alrededor suyo y lo apretó con fuerza
contra ella. Él envolvió sus brazos alrededor de ella a la vez que su cuerpo
se estremecía con una emoción tácita y finalmente el miedo dentro de él
fue liberado.
—Me temo que sigues sin tener ningún sentido. ¿Me he perdido de
algo?
—Cuando tus tías quisieron conocerme para saber cómo hacer los
hechizos para salvarte, importaron su conocimiento de vida en mí y me
dejaron inconsciente por cuatro horas. Duele como el demonio.
Bajó sus ojos por un momento y luego los levantó cuando extendió
su mano para tocar un lado de su cara. Su corazón se detuvo por un
momento antes de que empezara a latir otra vez. Solo su toque sobre su
piel era suficiente para ponerlo de rodillas.
—Tus ojos siguen siendo de lobo. —Su voz era poco más que un
susurro.
—Por supuesto que no. Nada de esto fue tu culpa. Que pregunta
más ridícula. —le gruñó Ashlee, en voz alta. Reprimió las ganas de reírse.
Su compañera, quien apenas hace una semana no sabía que era una loba,
ahora gruñía como una profesional.
—Estaba preocupado.
Fue diferente esta vez. Los días que habían pasado separados había
hecho que Ashlee tuviera más confianza, fuera más segura de sí misma, y
Tristán, quien juró que no podría sentirse más atraído hacia Ashlee de lo
que ya se sentía, cayó incluso más bajo su hechizo cuando su amor por
ella promovió sus instintos protectores. Ella era suya. Ella lo besaría solo a
él por el resto de su vida. Era un Alfa ahora, responsable por todos y de
todo lo que pasara en su manada. Era poderoso, pero le pertenecía a ella.
Con una mirada, ella podía destruirlo, y sin embargo la mujer había sido
un regalo para él que parecía dispuesta a perdonarlo por todas las cosas
horribles que había hecho. La anhelaba. Debido a Ashlee, podía vivir con
sus cargas, mientras ella siguiera besándolo así.
Deslizó sus pantalones por sus piernas y miró sus bragas. Inhaló,
sus sentidos de lobo diciéndole que ella estaba tan trastornada como él.
Tristán cerró sus ojos ante su aroma. Cuando los abrió, los ojos de Ashlee
habían pasado a ser de lobo.
* * *
Ella rodó para mirarlo. Con los ojos cerrados, parecía tan pacífico y
su corazón saltó de alegría. Las lágrimas llenaron sus ojos. Quizás no
había sido la que lo rescatara —sino que él se había salvado por sí
mismo— pero él estaba de regreso y eso era todo lo que importaba.
Abrió un ojo para mirarla. Ella tragó saliva con fuerza. Iba a tomar
algo de tiempo acostumbrarse a los ojos de lobo siempre con ella. Y
sinceramente, ella se había perdido en las profundidades de la mirada
humana de Tristán.
Levantó una ceja, una de las diez miradas que Tristán era capaz de
dar, decidió Ashlee.
—¿Sí?
Tristán se movió hacia ella y puso sus manos sobre sus hombros. —
Esto es mucho para construir. ¿Estás segura que funcionará? ¿Le has
preguntado a tu padre?
A
shlee apretó a Braden contra su pecho para bloquear el
viento que golpeaba. Hizo un pequeño ruido de borboteo, y le
puso el traje de calabaza para asegurarse de que le entrara
cómodamente. Sus ojos atraparon a Tristán en la distancia. Todavía lo
encontraba automáticamente entre medio de una multitud. Estaba de pie,
con gafas oscuras puestas, y examinaba el revestimiento que el contratista
estaba a punto de colocar en el instituto.
—¿Casi listo?
—Gracias por la oferta, pero eso no resultó tan bien la última vez. —
Escuchando nada más que conmoción, Ashlee había llegado a la
habitación de Braden para encontrar a Tristán cubierto de vómito
sosteniendo a Braden a la distancia del largo de un brazo mientras su hijo
orinaba por sobre toda la pared.
Míos.
No… Nuestros.
«Fin»
«Siguientes Libros»
Hasta el momento esta serie se compone de:
Cullen había esperado tres años por Summer, prometiéndole a su madre que
le daría tiempo para crecer. Pero él nunca olvidó a su pareja y ansió su presencia
desde la primera vez que la vio en el campo de batalla hace tres años. El problema
era, que ahora que Cullen tenía a Summer, él no tenía idea de qué hacer con ella.
Trescientos años de soledad habían dejado a Cullen socialmente inepto y más
solitario de lo que le gustaba admitir. Él vivía con la culpa y la vergüenza de sus
acciones, sabiendo que su rol era fundamentalmente la supervivencia de la manada.
Theo no podía imaginar nada peor que la experiencia cercana a la muerte que
lo dejó asustado y cambiado para siempre. Hasta que algunas de las mismas cosas le
empezaron a pasar a Faith. Ahora él no tiene más opción que encarar lo que había
estado evitando por más de un año, y si no quiere que el pasado por sí mismo se
repita, esta vez se llevará a Faith. Juntos pelearán contra demonios, lobos invisibles,
y lo peor de todo: su padre, para que puedan encontrar el amor eterno.
Leah St. James no tiene idea de lo que ella es o cómo es que ella está atrapada
en una jaula en el laboratorio de Azriel. La única cosa de lo que está segura es que
no es una loba y que ella quiere salir de este falso cuerpo de loba tan pronto como sea
posible. Contando con Az para que la salve del mismo destino condenado al fracaso
mientras que él está con los otros lobos que le han sido dados para que estudie, desde
la distancia de su jaula ella puede ver a Az por lo que él es realmente y no por la
falsa portada que él le presenta al mundo.
Elizabteh Willow ha sido maldecida para verse tan repulsiva que ningún ojo
humano es capaz de soportar verla. Crecida en un aquelarre de brujas bondadosas,
ella está preparada para la realidad del mundo duro en el que ahora vive.
Juntos, Rex y Elizabeth verán cómo la gente malvada que está a su alrededor
puede ser. Si ellos pueden confiar en sus corazones, quizás ellos sobrevivan otra
noche. Si no, las batallas de ambos nunca serán ganadas.
Traducido por: Xhessii
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