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Créditos:

De Traducción:
Moderado por:
Evelin (?)

Traductoras:
 Aaris  Flochi
 Alexiacullen  Gabi828
 Akanet  Gry
 Clau12345  Konyxita
 Eve2707  Rihano
 Evelin

De Corrección:
Recopilado por:
 Xhessii

Correctoras:
 Ann!!  Nanis
 Beatriix Extrange  Niii
 Maggiih  Nikola
 Xhessii

Diseño por:
 Lissarizz
«Contenido»
«Sinopsis» .......................................................................................................................................... 5

«Capítulo 1» ........................................................................................................................................ 6

«Capítulo 2» ..................................................................................................................................... 27

«Capítulo 3» ..................................................................................................................................... 43

«Capítulo 4» ..................................................................................................................................... 56

«Capítulo 5» ..................................................................................................................................... 69

«Capítulo 6» ..................................................................................................................................... 83

«Capítulo 7» ...................................................................................................................................... 93

«Capítulo 8» ................................................................................................................................... 102

«Capítulo 9» ................................................................................................................................... 110

«Capítulo 10» .................................................................................................................................. 120

«Capítulo 14» .................................................................................................................................. 154

«Capítulo 15» .................................................................................................................................. 164

«Un año después» .......................................................................................................................... 175

«Fin» ............................................................................................................................................... 176

«Siguientes Libros»........................................................................................................................ 177

Libro 2: Summer’s Wolf (El lobo de Summer) .................................................................................. 177

Libro 3: Wolf Reborn (Lobo Renacido) ............................................................................................178

Libro 3.5: Wolf’s Valentine (El Lobo Valentine) .............................................................................. 179


Libro 4: Wolf’s Magic (Magia de Lobo) ......................................................................................... 180
Libro 5: Alpha Wolf (Lobo Alfa) .................................................................................................... 181

Libro 6: Angel’s Wolf (El Lobo de Angel) .......................................................................................182

Libro 7: Darkest Wolf (El Lobo Más Oscuro) ................................................................................. 183

«Sobre la Autora» ...................................................................................................................... 184


«Sinopsis»
Corregido por: Maggiih

A
shlee Morrison tiene una secreta obsesión con un hombre
oscuro y misterioso. El único problema es que él es un lobo
y ella se está convenciendo de que está demente. Pero el lobo
de Ashlee no es un canino ordinario; es Tristán Kane, el tercer hijo en la
familia real de la manada de Lobos de Westervelt.

Atrapado en su forma de lobo por los malvados hombres de su


padre, Tristán ha buscado desesperadamente una manera de salir de la
situación y se sorprende al encontrar que la triste pero hermosa pelirroja
que ha venido a la jaula del lobo no sólo puede oírlo sino que despierta en
él la certeza de que es su compañera, la otra mitad de su alma.

Ashlee, sin saber que es mitad Cambiadora, se compromete a


acompañar a Tristán de regreso a su manada en Maine para buscar
respuestas a su pasado y entender su futuro. Pero mientras Tristán y
Ashlee se acercan más, las traiciones familiares amenazarán con destruir
el frágil amor que han comenzado a construir.

Con el montón de obstáculos en su contra, Ashlee y Tristán se


aferraran a su amor tanto como para salvar a los Lobos de Westervelt o se
perderán para siempre en la desesperación.
«Capítulo 1»
Traducido por: Evelin

Corregido por: maggiih

A
shlee Morrison automáticamente lo buscó en la multitud.
Cuando lo encontró, dejó de respirar por un segundo
mientras el placer se arremolinaba en su pecho. Con su
melena oscura y su postura orgullosa, él hubiera sobresalido aún si no
evitaba a los demás. Se acercó sólo hasta el borde de donde él era visible,
tratando de no llamar la atención.

La soledad colgaba como un tangible manto alrededor de él. Ashlee


sonrió por sus locos pensamientos. Dios, si alguien escuchaba su diálogo
interno, pensaría que estaba hablando de un hombre y no de un lobo.

Caminaba por los alrededores del Polloza Park y del gran recinto
para lobos del Zoológico, se detenía cada pocos metros para mirar por el
alambrado. En la última semana, los lobos habían empezado a jugar como
cachorros. Corrían uno tras otro, los más grandes saltaban por encima de
los más pequeños mientras se mordían. En realidad no era un juego (sabía
eso) todo se trataba de conseguir la atención de una de las hembras que
estaba en celo.

Eso es lo que los zoólogos le explicaron ayer cuando había


preguntado sobre el extraño comportamiento de la manada. Bueno, le
parecía extraño de todos modos.

Pero, ¿quién era ella para juzgar algo como raro o diferente? Si
literalmente no había perdido su mente y empezado a desvariar con
escenarios imposibles para que cualquiera los pudiera escuchar, ahora
terminaría la universidad y no regresaría a vivir con sus padres. Tendría
un trabajo real en vez de su voluntariado en el zoológico local. Los doctores
que su padre le había hecho ver la habían ayudado. Finalmente podría
decir la diferencia entre lo real y lo imaginario.

Lo real era el día a día. El trabajo, la familia y los amigos eran las
cosas que necesitaba para enfocarse. Existían realmente. Las fantasías
neuróticas de su hermana siendo encerrada en una jaula no eran nada
más que manifestaciones de una psiquis interna que estaba todavía
devastándola por la traición de Tom. Junto con los celos internos que los
doctores insistieron que tenía hacia su hermana, lo cual hacía evidente
que la cabeza de Ashlee que era un desastre. Aún si nunca hubiera sido
consciente de los celos hacia Summer antes del episodio hace seis meses.
Creía en los psiquiatras; si decían que era envidiosa, no estaba en posición
para discutir con ellos. Eran profesionales altamente calificados y para
alivio de Ashlee, en la última sesión le habían dicho a su familia que
estaba mejor.

Era exactamente por eso que no le decía a nadie sobre los


sentimientos de claustrofobia que la sobrecogían cada vez que se acercaba
demasiado a la jaula del lobo o la extraña voz del hombre que escuchaba
en su cabeza a diario.

Una punzada de dolor atravesó y se llevó la mano al estómago. Nada


como el hambre para sacarla de sus reflexiones internas y traerla de vuelta
a la realidad. Necesitaba permanecer en el aquí y ahora, además, no
debería de haberse saltado el almuerzo. Al menos su apetito había vuelto;
eso tenía que significar que estaba volviendo a la normalidad. Se apoyó
contra el muro exterior del cercado y trató de disfrutar el espectáculo
natural del apareamiento.

No todos los de la manada se unieron a la diversión. “El lobo


solitario”, como había llegado a pensar de él, no parecía tener el más
mínimo interés en las payasadas de la manada. De hecho, lucía aburrido.

Los otros lo evitaban como si estuviera enfermo. Tal vez lo estaba.


¿No sabían los animales cuando uno de su tipo estaba enfermo y lo
evitaban o mataban incluso al que no estaba bien? ¿Eso ocurría en las
manadas? No era una experta en animales, sólo era una voluntaria cuyo
trabajo era dirigir a los visitantes a la tienda de regalos o al baño si se lo
pedían.
Pensar en él siendo excluido, o peor aún, siendo denigrado, la
entristecía pero apartó el sentimiento. Los pensamientos tristes tenían
prohibido formarse en su mente; porque se salían de control. Sacó su
chaqueta de voluntaria color verde oliva y la ajustó a su alrededor para
protegerse de la caída de la fría brisa, por alguna razón durante los
últimos cinco minutos había comenzado a pensar en el lobo como suyo, lo
cual era estúpido, por supuesto, pero lo había adoptado en su corazón de
todos modos. Incluso estaba convencida de que era su voz la que podía oír.
La veía caminar y se preocupaba por su salud mientras discutía sobre ser
encerrado y traicionado. Ashlee supuso que eso podría ser peor. Sus
delirios eran por lo menos amables con ella y también concernían su
bienestar. No le pedía que afeitara su cabeza o que matara a alguien.

Una mujer la tomó de la manga y llamó su atención.

—Disculpe, señorita, ¿en dónde queda el baño? Mi hijo tuvo un


accidente.

Ashlee miró a la madre y a su pequeño hijo. La mujer tenía unos


treinta y cinco años, tal vez más, con cabello marrón que ya tenía algunas
canas. Suponía que el niño estaba alrededor de los tres años. Notó que su
disfraz de Halloween (una calabaza) tenía una mancha de orina en el
frente. Ashlee le sonrío al niño con carita redonda y hoyuelos en las
mejillas.

—Derecho por este camino y a la izquierda. —Esperaba que no


luciera triste.

—Muchas gracias, linda dama. —El niño de tres años le dio una
gran sonrisa y tiró de la mano de su madre hacia el camino al baño.

¿Linda dama? No recientemente. Tenía veintidós años y estaba


demasiado cansada, apenas podía ver bien. Su cabello rojo, una vez rubio,
parecía haber entorpecido junto con su cerebro. Con ojos verdes insulsos,
piel pálida y una figura que necesitaba otras diez libras para tener curvas,
lucía enferma en vez de delgada.

Se aclaró la garganta y miró al lobo. En estos días todo lo que


necesitaba eran esas breves miradas para sentirse contenta, otro hecho
que la mantenía alejada del equipo de psiquiatras. Su padre la había
contratado para este trabajo incluso cuando sollozaba en la cama todos los
días. Él había pensado que eso sacaría a Tom de su mente y la mantendría
alejada de otro incidente.

Tenía razón. Su posición de voluntaria se había extendido hasta el


otoño y ahora a dos semanas de Halloween no había ganado un centavo
pero tampoco llevaba luto por la relación de cinco años que había
terminado tan mal. Y lo más importante, no estaba teniendo extrañas
manifestaciones de una muerte inminente.

Asumía que para este tiempo que Tom se habría casado con la
madre de su hijo por nacer.

Ashlee se encogió de hombros y dejó que los recuerdos se


desvanecieran. Se acercó a la puerta de la jaula del lobo que la observó
fijamente. Por lo general, no se acercaba a las jaulas de los animales, se
sentía invasivo hacerlo y algunas veces juraría que se sentía como si
estuviera personalmente atrapada en la jaula. Los animales pasaban todo
el día con gente que se presionaban contra sus jaulas señalando y
mirando. Por lo que prefería darles algo de espacio. Parpadeó y entrecerró
los ojos. El lobo solitario tenía pelaje rojizo. ¿Por qué no lo había notado
antes? Porque no había sido capaz de concentrarse en algo antes y porque
se apartaba para no pasar mucho tiempo concentrándose en el lobo
solitario.

Ashlee sonrió y el lobo levantó los ojos para mirarla. Se ruborizó, lo


cual la hacía sentirse ridícula. Era un lobo, por el amor de Dios, pero sus
ojos lucían tan humanos, tan compasivos. Esa compasión la atrajo dentro.
Se acercó a la jaula. Soltó un bufido. Por los últimos diez minutos, no hizo
nada más que personificar animales. Hablando de desesperadas. Tal vez
era tiempo de volver a la escuela.

—No puede ser divertido estar tan solo aquí. A lo mejor habrías sido
más feliz con una manada diferente. —Acababa de romper su regla de oro
y le había hablado al animal. Cerró los ojos por el desliz que acababa de
tener.

¡Ja! No en esta manada, eso es seguro. De vez en cuando, mi familia


camina en dos piernas, me encantaría llevarte para que los conocieras.
Apuesto a que si te llevo, podrías sonreír. Odio esa mala cara a la que
pareces estar tan apegada.
Ashlee saltó para alejarse de la jaula, tan sorprendida que cayó en
su trasero. ¿El lobo le acababa de hablar en su mente o sus alucinaciones
habían empeorado? Se puso de pie y miró a su alrededor con las mejillas
ruborizadas. No había clientes u otros voluntarios que estuvieran a punto
de verla actuar como una demente, lo cual era fortuito o pronto sería
despedida de su posición de voluntaria.

Se aclaró la garganta y miró de nuevo a su alrededor. No había nadie


cerca, sólo los árboles con sus hojas coloridas, el viento y los lobos. El
trasero le dolía por la caída anterior. Entrecerró los ojos para mirar al lobo.

—¿Dijiste algo? —gimió. ¿Por qué estaba jugando a esto? La gente no


habla con el producto de su imaginación.

¿Me oíste pequeña? Las orejas del lobo se avivaron y él se puso en


cuatro patas para caminar hacia el lado en donde ella estaba. ¿Es posible
que hayas estado todo este tiempo aquí conmigo y en realidad puedas
oírme? ¿Por qué no me respondiste antes?

Debería ponerle fin a esto ahora mismo y alejarse. Pero no lo hizo.


Sus pies se sentían como si estuvieran pegados en el suelo en donde
estaban. Sintió un ligero viento recorrerla y apartar el cabello de sus
hombros. Sin saber que más hacer, se tragó la bilis de los nervios que se
habían formado en su garganta.

—No sé cómo te escucho, pero sí, puedo hacerlo. A menos que haya
perdido la razón que es lo más probable que está pasando aquí. Por eso no
te respondí. Ya no quiero ser una loca.

¿Loca? Nunca has perdido la razón. Tal vez yo sí. Su lobo olfateó el
aire y se acercó. Él aulló y Ashlee dio un paso hacia atrás. Ese olor. Tú
aroma. Lo sabía. Nunca te acercaste lo suficiente para dejar que te oliera. El
hechizo tiene que haber limitado mis otros poderes. Mi sentido del olfato es
peor que el de algunos humanos. ¿Podría serlo?

El corazón de Ashlee latía con fuerza en su pecho.

—Guau, realmente estamos teniendo una conversación, ¿verdad?

Tú… eres… mía.

Ella miró alrededor para asegurarse de que nadie se aproximaba.


—¿Qué significa eso?

¿Cómo pudiste estar aquí a menudo, durante tanto tiempo y no lo


supe? Mataré a Rex y a cualquier otro que produjo este intolerable estado
sobre mí.

¿Matar? El pulso de Ashlee se aceleró. Sus palmas se volvieron


sudorosas y se las secó en sus pantalones.

—Lo siento, me tengo que ir.

No, no pequeña, no me puedes dejar en este encierro. Tienes que


sacarme y regresar conmigo a mi casa en donde mi manada puede
restaurarme. Necesito decirle a mi familia quién nos ha traicionado.

—¿Salir de la jaula? ¿Estás loco? Mira, sabía que era sólo cuestión
de tiempo antes de que mi delirios quisieran que hiciera algo que estuviera
en contra de la ley. No, estoy a cargo de mi propia mente. Sólo tengo que
decir lo que haré y lo que no. Todo esto va mucho más allá del dominio de
lo normal y ya ni siquiera puedo ver el borde. No puedo sacarte de la jaula.
No puedo dejar a un lobo correr por el parque en donde hay niños. Me
encerrarán y te dispararán.

Nunca lastimaría a un niño. Pero tú todavía sigues creyendo que soy


un simple animal y por alguna razón piensas que no estás mentalmente
bien. No hasta que regrese a casa y te demuestre lo contrario.

El lobo se tendió en su vientre con la cabeza sobre el suelo.


Maldición. Los ojos de Ashlee se llenaron de lágrimas ante la angustia de
su voz y la derrota en su lenguaje corporal. Hacía unas semanas se había
encendido a llorar y no quería empezar ahora.

—Tengo que irme. Lo siento. —¿Por qué le estaba pidiendo disculpa


a su fantasma? Ella se limpió con la mano una lágrima que se le escapó
del ojo y se dio vuelta para irse.

Espera. Su lobo gruñó y se levantó. Ashlee se dio vuelta hacia él con


los ojos bien abiertos. No llores, no puedo soportarlo. Por favor, niña
hermosa, ¿me dirías tu nombre?
—¿Mi nombre? Oh. —Se ruborizó—. Mi nombre es Ashlee Morrison.
—Ella comenzó a caminar para irse pero se dio la vuelta—. ¿Cuál es tu
nombre? —Al menos podría darle a su delirio una etiqueta.

Mi nombre es Tristán Kane. Mi familia me llama Trip.

Levantó la ceja. Había un chico en la escuela secundaria que era


llamado Trip. No se había dado cuenta de lo popular que era ese apodo.

—¿Tienes un nombre tan bonito como Tristán y te llaman Trip? Oye,


espera un segundo, un chico que conocí con ese apodo lo llamaban así por
una razón. Era el tercer hijo en su familia. ¿Te pasa lo mismo? ¿Eres el
tercer hijo?

Sí. Lo siento estoy un poco abatido. He estado por cinco meses en esta
jaula. Por favor no te preocupes esta noche. Podemos poner todo en orden
mañana cuando vengas.

Ella sacudió la cabeza.

—No voy a venir mañana. Es mi día libre y al día siguiente es


domingo así que no estaré de regreso hasta el lunes.

¿Tanto tiempo? Tristán sacudió la cabeza. No te preocupes por mí. No


quiero que te molestes. Ashlee, hagas lo que hagas, no dejes que alguien te
diga que esto no es real. Lo que está pasando es muy complicado, pero
explicable. Soy real y tú puedes escucharme porque me perteneces.

Ashlee se dio vuelta y corrió como si alguien la persiguiera. No se dio


vuelta para mirar a Tristán. Cuando llegó a su Lexus RX híbrido, color
negro, abrió la puerta y condujo su monstruoso coche como si su vida
dependiera de él. Lo que debería haber sido un camino a casa de quince
minutos, lo hizo en menos de cinco. No fue sino hasta que llegó a casa que
recordó que su cambio no terminaba hasta dentro de otra hora. Estaba
segura que recibiría una discusión severa.

* * *
Tristán se paseó por la jaula tal vez por trigésima vez esa noche.
¿Cómo pudo su compañera haber estado parada fuera de esta jaula de
mala muerte por cinco meses sin olerla? Era un hechizo. Esa tenía que ser
la razón. El traidor de Rex lo había atrapado de esta forma y había alejado
de él sus habilidades extrasensoriales, lo cual ahora lo hacía el más débil
y patético lobo de la existencia.

Un lobo atrapado con sentidos humanos. ¿Qué clase de Cambiador


no reconocería automáticamente a su compañera? Él dio un suspiro de
frustración. Si hubiera estado en su forma humana hubiera golpeado algo,
ya que las únicas opciones que tenía para desahogarse eran los lobos en la
jaula. ¡Qué mala suerte tenían sus compañeros de desahogo!

Su compañera. Pero, Dios, era hermosa. Ashlee. La había visto desde


hace meses. Cada semana adelgazando y en verdad se preocupaba por su
salud y antes de hoy le preocupaba que hubiera estado tan obsesionado
con ella. Ahora, por lo menos, su nivel de interés tenía sentido. ¿Estaba
enferma? Los curanderos podrían arreglar lo que fuera. Era una loba,
incluso si no lo sabía todavía. Las piezas finalmente estaban encajando.
Tenía la edad apropiada. Tuvo que haber sido apartada para protegerla. Su
manada había comenzado a creer que todas sus mujeres estaban muertas.
Pero su compañera vivía. Eso era tan extraordinario para creerlo.

La convencería para que lo dejara salir y luego se la llevaría a casa.


Era tan joven, pero era suya. Tan pronto como saliera del zoológico, la
cuidaría hasta que dejara de respirar. Su cuerpo se sacudió ante el
pensamiento. Si él vivía otros cien años, nadie lo encerraría de nuevo o lo
alejaría de Ashlee.

* * *

Ashlee luchó para despertarse. Abrió los ojos y trató de calmar su


respiración. El corazón le latía fuerte en su pecho y las lágrimas caían por
sus mejillas. Tristán, su lobo. Había soñado con él. No era un sueño, se
corrigió a sí misma, había tenido otro episodio y esta vez no había sido de
su hermana Summer, era Tristán quién había aparecido en él. Pero no se
parecía a un lobo —había sido un hombre, siempre había sabido que lo
era. Alto, con cabello marrón y motas rojizas. Su nariz larga y majestuosa,
bordeada por unos pómulos que un modelo de GQ envidiaría. Tenía una
barba incipiente a lo largo del mentón. Sus ojos marrones estaban
encapuchados y tristes. Los hombres estaban persiguiéndolo, los hombres
que lo habían atrapado en forma de lobo y que lo matarían si lo
encontraban. Terminarían el trabajo que habían comenzado hace meses.

¿Cómo sabía esto? El sueño, la alucinación o lo que fuera había


parecido muy real. No, se corrigió, no sólo se había parecido, era real.
Tristán insistía en que ella no estaba loca. Pero, ¿no era eso lo que una
ilusión sin sentido diría? Ashlee cerró los ojos contra el conflicto que
estalló en su cabeza. Había dos opciones. Necesitaba ser internada y
vigilada por doctores profesionales que podrían ayudarla a separar lo real
de lo imaginario o estaba sana y todo esto en realidad estaba sucediendo.
¿Los enfermos mentales sabían que no estaban bien? ¿Acaso el hecho de
que cuestionaba lo que le pasaba significaba que todavía era capaz de
decir qué era cierto y qué no? Abrió los ojos. Necesitaba tomar una
decisión sobre esto inmediatamente. Si había hombres tras Tristán,
entonces, se estaba quedando sin tiempo.

Ashlee no escuchó ningún ruido en la casa, sus padres no habían


regresado. Salieron a una gala en donde su padre recibió otro premio. Él
era el líder de la cirugía plástica en el hospital local. No estaba segura de
dónde había sacado el tiempo para hacer todas las cosas que hizo. Él
dedicaba horas a cirugías gratuitas que ayudaban a restaurar los rasgos
faciales de las víctimas de quemaduras. Era agradable que estuviera
siendo reconocido, pero en realidad podría pedirle un consejo a su madre y
aunque no la podría ayudar, deseaba que ya hubieran llegado a casa. Su
madre sabría qué hacer e irónicamente, Ashlee no estaba segura de que
Victoria Morrison dudaría de su cordura.

Una imagen de su infancia se arremolinó en su mente, tomando


posesión y por un momento sintió como si estuviera allí de nuevo. Se
había sentado en la cama cuando tenía ocho años mientras Victoria le
peinaba el cabello rubio. Summer estaba acostada a su lado, rubia de ojos
azules como Victoria, casi una perfecta copia de su madre. Ashlee se había
sentido perturbada por el horror de la película que habían visto —o al
menos se sentía como si hubiera sido molestada por las imágenes gráficas,
ya que las otras chicas de la fiesta de pijamas estaban asustadas. Le
preguntó a su madre si existían cosas como los monstruos. Victoria detuvo
el cepillo a mitad de camino y la miró con una expresión de sobresalto que
estropeaba sus perfectos rasgos nórdicos. Y luego recuperó su postura
rápidamente.

—¿Crees que los monstruos existen, Ash?

Ashlee no sabía que decir. Algo en el tono de su madre la había


puesto más nerviosa que el monstruo de la película con el psicópata
asesino que empuñaba una motosierra. ¿Qué era? Pensando con su mente
adulta y no con la joven, Ashlee se dio cuenta de que su madre había
sonado ansiosa. Catorce años después, Ashlee no podía recordar haber
escuchado a Victoria hablando de esa manera.

Summer había interrumpido; nunca quedaba satisfecha hasta que


tuviera todas las respuestas que necesitaba.

—¿Tú, Mamá? ¿Tú crees?

Ashlee pensó que sabía lo que su madre diría. Ese era el trabajo de
los mayores, tranquilizar a los niños diciéndoles que todo lo aterrador no
era real.

—Sí, sí lo creo niñas. Algunas de las cosas que asustan en la noche


son reales y siempre tenemos que estar en guardia para hacerles frente.
Pero no se preocupen, nada les hará daño mientras esté con ustedes.

El recuerdo, como polvo en el cielo, salió de su mente y Ashlee


regresó al presente con su decisión ya tomada. ¿Por qué no era posible que
Tristán pudiera hablarle, incluso si era un lobo? No era más irrazonable
que cualquier otra cosa.

Las personas creían en fantasmas y nadie los llamaba locos.


Demonios, había tenido una amiga cuya madre asistía a conferencias
sobre aliens. Declararse como una loca no había funcionado tan bien, tal
vez era tiempo de tratar un método diferente. Sólo por esta noche, creería.
Tristán era un lobo que hablaba y ella iba a salvarlo de los hombres que
estaban tras él.
Miró a su pequeña alarma en la mesita de noche. 10:30 PM. Sólo
había dormido una hora. Vestida con su pijama de franela roja y negra,
Ashlee saltó de su cama y salió corriendo de su habitación. No tenía
tiempo para cambiarse la ropa, la urgencia de alcanzar a Tristán en el
zoológico era muy grande. Se apresuró por la casa y se detuvo sólo para
escribirles una nota a sus padres.

Mamá y papá:

Puedo haber tocado fondo pero hay un lobo que me habla en el zoológico.
Lo sé, lo sé. Estoy loca. Pero él necesita que lo libere y voy a hacerlo. Si tienen
que llamar a los doctores y apartarme de su lado, lo entiendo. Los amo y deseo
que no tuviera que hacer esto, pero lo haré, incluso si no tiene sentido.

Con amor, Ash.

Se apresuró al garaje. Agarró las llaves de la pared en donde


colgaban y se subió en su camioneta. Salió del camino de entrada lo más
rápido que pudo y dio vuelta en la esquina por la calle suburbana. Las
llantas chirriaron y la obligaron a reducir la velocidad. La cárcel… podría
irse hondo esta vez. Iba a liberar a un lobo del zoológico que era propiedad
del gobierno. Eso significaba que era un delito grave. Ella tragó la saliva
que se había agrupado en su boca y apretó los dientes hasta que le
dolieron. Ya era demasiado tarde para arrepentirse. Al menos sus padres
podrían permitirse un buen abogado cuando la policía la arrestara y
tuvieran su nota como prueba de lo loca que estaba.

Ashlee se detuvo en un aparcamiento cerca a la entrada de empleados —el


zoológico estaba vacío, tomó coraje— y salió del coche. Su llave encajó
perfectamente en la puerta y entró. Rápidamente, digitó el código de la
alarma silenciosa. Su código la identificaría ante la seguridad del
zoológico. Ellos sabrían exactamente quién había liberado al lobo basados
en eso. Suspiró. En silencio, siguió el camino hacia los lobos. Los monos
chillaron cuando ella pasó cerca de ellos, pero sólo el silbido de las débiles
luces de gas advirtieron su llegada. Llegó al muro y miró hacia abajo. Las
orejas de Tristán se alzaron y se pusieron alerta mientras se paraba para
correr hacia el muro.

¿Qué estás haciendo aquí, mi Ashlee?

Ella tragó saliva. Todavía podía oírlo. Todavía era un lobo que
hablaba. Eso no había cambiado.

—Tuve un sueño.

¿Uno malo? Él se paseaba en círculos frente a ella.

—Se sintió como si fuera muy real. Voy a sacarte de aquí antes de
que los hombres que te hicieron esto lleguen. —Ella hizo una pausa—.
Unos hombres te hicieron esto, ¿verdad? ¿Te atraparon de esta manera?

Es correcto. ¿Tienes estos sueños psíquicos a menudo, pequeña


Ashlee?

Ella sacudió la cabeza y caminó hacia la entrada.

—No. Este fue mi primero y espero que el último.

Esto sería muy fácil. Dejaría libre a Tristán, él se iría a donde quiera
que fuera y luego las cosas volverían a la normalidad. Asumiendo que no
fuera atrapada por la fuga del lobo (lo cual por supuesto iba a suceder) y
también asumiendo que sus padres no la encerraran y botaran la llave.

—Tristán, no puedo dejar que los otros lobos salgan. A menos que
sean humanos atrapados como animales.

Tristán resopló en lo que podría haber sido algo parecido a una risa.
No, ellos son lobos. No llegaran cerca de la entrada. Él se dio vuelta, le
gruñó a la manada y mostró sus dientes. Su significado fue claro: aléjense.

Ashlee abrió la puerta y Tristán salió. Olfateó el piso frente a él.


Ashlee cerró la entrada. De cerca, Tristán era incluso un animal más
impresionante. Pelaje grueso con parches rojizos, profundos ojos marrones
con manchas grises y llenos de inteligencia. Distraídamente, ella estiró la
mano para acaríciale el pelaje pero se apartó cuando se dio cuenta lo que
estaba haciendo. Ella contuvo el aliento. Una cosa era contemplar liberar a
un lobo y otra cosa era estar a solas con uno y tocarlo. Esos dientes le
arrancarían la mano. Ella dio un paso hacia atrás y golpeó el muro detrás
de ella con fuerza. Tristán la siguió y acercó la cabeza hasta que lo tocó
por su propia voluntad. Con gran temor, Ashlee acarició a Tristán en la
cabeza y luego en la espalda y los costados. Él era grueso bajo su toque y
olía a limpio, como el aroma del primer aire fresco de una mañana de
verano. Ella se rió ante el pensamiento y él se acercó más a ella.

Nunca debes temerme. Nunca te haré daño. Sólo a ti te lo prometo.

—Ven conmigo. Tenemos que salir de aquí. —Ella escuchaba el


chasquido de las uñas en sus patas mientras la seguía. Corrió hacia la
entrada, miró alrededor y la abrió, observando la forma en la que los rayos
de la luna jugaban con los barrotes, dándoles la impresión de que estaban
nadando en la luz de la luna. Tristán galopaba hacia la salida en la
sombras. El aliento de Ashlee se agitaba en su garganta.

—Entonces, ¿qué pasa ahora? ¿Corres hasta tu casa o algo


parecido? —No sabía qué hacer con sus brazos y piernas. Se sentía
perdida en el espacio alrededor de ella. ¿Cómo le dices adiós a un lobo
mágico que habla? Por un momento, el silencio se unió a su duda.

Ashlee, no puedo dejarte. Tengo la esperanza de que me llevarás a


casa de vuelta a mi manada y conocerás mi familia. Pero si no puedes
hacerlo, entonces me quedaré contigo.

Sabía que no debería haber aceptado esto como si fuera algo normal,
ciertamente era raro, pero —metida la mano, metido todo el cuerpo—, los
sueños proféticos raros, lobos que hablan, cambiadores… ¿Por qué no? Se
sentía bien para ella. De la misma manera que sabía que tenía cabello rojo
y sabía que esto era real.

—No puedes quedarte conmigo. ¿Dónde te pondría? Además, si


vuelves a tu casa, te pueden ayudar, ¿verdad? Lo pueden hacer y así
puedes ser un hombre de nuevo.

Y así puedo ser un hombre cuando elija y un lobo cuando quiera, sí.
Ellos pueden ayudarme con esto.

Ella dejó escapar un aliento que había estado conteniendo


inconscientemente.

—Entonces, supongo que te llevaré a casa. ¿Dónde vives?


En una isla, fuera de la costa de Maine.

—¿Una isla fuera de la costa de Maine? Estamos en New Jersey.


¿Eso queda a ocho o nueve horas de aquí? —Ella sacudió la cabeza.
¿Cómo explicaría a dónde había ido? Su familia se preocuparía.
Necesitaría una buena excusa. Sus padres la habían tratado como si ella
fuera una niña desde su colapso nervioso.

Me imagino que son más de diez horas considerando que tendremos


que esperar el bote.

Una muy, pero muy buena excusa.

Caminó hacía su camioneta y abrió la puerta.

—Móntate. Te llevaré a Maine y luego daré la vuelta y regresaré.


Puedo estar de vuelta para la cena mañana en la noche. Me inventaré
alguna excusa.

El lobo soltó un bufido. No estarás de vuelta para la cena mañana en


la noche.

Ella frunció el ceño ante su tono autoritario.

—Sí, lo haré.

Tristán permaneció en silencio. Entrecerró los ojos y se frotó la


nariz. Ella sabía que no había ganado la discusión, sólo la había
complacido. Este día realmente no iba según lo planeado. Ella se dio la
vuelta para entrar al coche pero se detuvo cuando vio la cabeza de Tristán
moverse hacia arriba. Su nariz se movía frenéticamente en el aire mientras
olfateaba algo. Él gruñó y ella se sacudió.

Su voz vaciló.

—¿Tristán?

Entra en el coche, pequeña.

Ella siguió su mirada y dio la vuelta. Detrás del coche, tres hombres
salieron de las sombras. Eran los hombres de su sueño. Se dio la vuelta y
miró fijamente a Tristán que mostraba sus dientes y gruñía fuertemente.
Su suave y dulce lobo había quedado atrás en su lugar había un aterrador
animal. Ella tenía una sensación de que esta situación exigía este tipo de
criatura.

El primer hombre dio un paso hacia adelante. Su cabello, largo y


rubio colgaba por su espalda. Él se dio vuelta en la luz y ella vio que la
mitad de su cara estaba tatuada con el símbolo de una serpiente.

—Hola, Tristán. Te hemos estado buscando —siseó el rubio. En


realidad sonaba como una serpiente.

Tristán gruñó y se movió hacia el hombre serpiente que se dio vuelta


para sonreírle a los otros dos posibles atacantes, ambos con el cabello
oscuro. Uno de ellos era pequeño en estatura, el otro era exactamente lo
opuesto, enorme y acuerpado como un jugador de futbol americano.

—Miren chicos, no creo que él pueda cambiar en este momento.


Creo que nuestro querido chico todavía está atascado. —Él se rió—.
Clásico. —Los otros dos hombres se rieron—. Saquen la correa y atrapen a
su chica antes de que se escape.

El que parecía futbolista se dio la vuelta para agarrar a Ashlee. Ella


no pensó, sólo reaccionó. Abrió con fuerza la puerta de la camioneta
mientras el tipo se acercaba. Colisionó con el estómago del tipo gigante. Él
dio un paso hacia atrás. Hizo un sonido por el dolor y siguió caminando.
El instinto la hizo correr. No había dado más de diez pasos cuando su
mente le gritó que se diera vuelta y ayudara a Tristán.

Un grito de agonía cortó el aire de la noche mientras Tristán atacaba


al perseguidor de Ashlee. Su lobo fue directo por la garganta del gigante.
Tristán la rasgó y la desgarró en pedazos mientras mordía y atacaba al tipo
con dientes y garras. La sangre salpicó y cubrió el pelaje de Tristán. El
concreto debajo de ellos se volvió rojo por las heridas abiertas.

Ashlee trató de no jadear y dio la vuelta en un intento por evitar la


escena que se había desarrollado. Ella perdió el balance, tropezó y cayó al
suelo. Gruñó cuando el hombre se llevó la peor parte de su peso, seguido
inmediatamente por su cabeza cuando esta golpeó el pavimento.

Sus dientes se apretaron en su lengua, vio estrellas y escupió sangre


que provenía de la mordedura que se había dado en la lengua.
El agresor bajito se acercó a ella. Se agachó para cogerla. De
repente, él estaba en el suelo. Otro lobo, no, Tristán lo atacó y literalmente
le arrancó la piel del rostro. El grito fue de corta duración, y sólo unos
minutos después el lobo agarró la garganta.

¿Qué tan duro se había golpeado la cabeza? ¿De dónde había venido
el segundo lobo?

A diferencia de Tristán, este lobo era enteramente negro. El atacante


alcanzó su cinturón para sacar algo que tenía oculto. Sacó un cuchillo y
apuñalo al lobo negro en el hombro izquierdo. Fue un acto de
desesperación porque Ashlee suponía que el hombre estaba de camino a la
puerta de la muerte.

El lobo gimió por un momento, pero no detuvo su asalto mientras


sacudía la mano que sostenía el cuchillo. Ashlee rodó sobre un costado y
miró a Tristán. Él gruñó y acechó al hombre rubio que sostenía la correa
que les había ordenado a los otros que consiguieran. Ella había visto este
tipo de alambre antes. Si el tipo serpiente se las arreglaba para tocar a
Tristán con la punta de ella, un choque eléctrico sería liberado y
paralizaría a Tristán por un momento. Tiempo suficiente para que lo
atraparan.

No había pasado todo el problema de haber liberado a Tristán para


perderlo por un choque eléctrico. Ella se agachó y su cuerpo gritaba por el
dolor. La furia llenó su cuerpo y ella sonrió. ¿Alguna vez había estado tan
furiosa? Antes de que se pudiera parar, un tercer lobo, esta vez pequeño y
blanco salió de la oscuridad detrás del hombre serpiente. Él se puso sobre
su vientre. Tristán atacó desde el otro lado mientras el lobo blanco lo
acababa por detrás desgarrándole la garganta. Los gruñidos llenaron el
aire y se ahogaron los gritos. Momentos después, no había nada más que
silencio.

La cabeza de Ashlee giraba. Ella se sentó sobre su trasero y se tocó


la frente. La sangre manchó su mano derecha cuando la apartó. Tenía que
tener la cabeza realmente abierta. Con nauseas por ver su propia sangre,
miró al suelo para recuperar el equilibrio. Dos pies descalzos
obstaculizaban su visión y levantó la cabeza para mirar.
Un hombre estaba de pie frente de ella, completamente desnudo. Su
cabello era del mismo tono negro que el del lobo que había atacado al
agresor bajito y la había salvado.

Él se arrodilló en el suelo a su lado. Su mano se presionaba sobre el


hombro para hacer presión a la herida sangrante. Este hombre era el lobo
negro. Ella había pensado que aceptaba lo fantástico cuando liberó a
Tristán de la jaula, pero su estómago todavía se arremolinaba al pensar
que esta persona y el lobo eran el mismo ser.

Las cejas del hombre se levantaron, él la miró.

—¿Está herida, señora?

¿Señora? Ella tuvo un segundo para registrar la voz del hombre en


su cerebro antes de que Tristán lo atacara. Su lobo saltó en el aire y tumbó
al extraño sobre el suelo, mostrando los dientes él gruñó tan ferozmente
como lo había hecho con sus agresores. El rostro de Tristán se cernía a
pocos centímetros del extraño.

Ashlee se tambaleó por el miedo.

—¡Tristán, él me salvó!

Él no luchó contra el ataque de Tristán. El extraño de cabello negro


se quedó perfectamente quieto.

—No fui yo, Trip. Lo juro. Sé que crees que fui, pero no lo hice.
Llegué muy tarde. Lo juro, hermano. Te he buscado por seis meses. No te
vendí a los hombres de papá. Los he estado siguiendo, buscándote. —Su
voz sonaba con falta de emoción, Ashlee podía escucharlo jadear mientras
él trataba de tomar aire—. Desgarra mi garganta hermano, si no me crees.
Desgárrala.

Tristán se quedó mirando fijamente a su hermano y dejó de gruñir


pero no dejó su postura de ataque.

—Salvé a tu mujer. Es tuya, ¿verdad? Puedo olerlo. ¿Por qué la


salvaría si te quería muerto?

Tristán agachó la cabeza y su hermano tomó aire. Ashlee miró a


Tristán bajarse del cuerpo del otro hombre y cojear hacia ella.
Ella jadeó.

—¿Estás herido? —Ashlee se inclinó para tocarle la parte delantera


de la pata. Él gimió.

—Sí, los dos están heridos. Y es exactamente este tipo de


grandilocuencia que no he extrañado en los últimos treinta años.

Ashlee sacudió la cabeza y se quedó con la boca abierta. Su madre


estaba parada frente a ella, completamente desnuda. Avergonzada, Ashlee
se cubrió los ojos con la mano para no ver la forma desnuda de su madre.

Tragó saliva y se dio vuelta para no poder verla. Ella abrió los ojos.

—Mamá, ¿qué estás haciendo aquí? Quiero decir… no puedo


explicar. —Ella no sabía cómo iba a explicar, ya había confesado sus
intenciones en la nota que había dejado. Espera un minuto, ¿qué estaba
haciendo su madre? Y, ¿por qué estaba desnuda?

—No, Ashlee, creo que soy la que tiene cosas que explicar. Cuando
llegué a casa, leí tu nota y pude oler tu miedo por toda la casa, por lo que
seguí la señal del GPS que tu padre instaló en tu coche. —La voz de su
madre sonaba cansada.

¿La señal GPS en su coche? ¿Por qué había sentido su padre la


necesidad de espiarla? Y, ¿a qué se refería su madre con el olor de su
miedo? Ashlee abrió la boca para preguntárselo a su madre pero Rex
contestó primero.

—¿Victoria? —Ashlee abrió los ojos y vio al hermano de Tristán


pararse y caminar hacia su madre con la mano en el hombro otra vez.

—Soy yo, Rex. Todo el mundo aquí me llama Vicki. Estoy exhausta.
No he estado en forma de lobo en casi dos décadas. Ven. Mi compañero es
un cirujano y sabe sobre todo esto.

Tristán gruñó ante la última afirmación.

—Silencio, Trip. ¿Por qué nos expondría? Estaría condenando a su


propia hija si lo hiciera.

Ashlee se dio la vuelta para mirar a su madre y su boca se abrió de


la incredulidad. ¿Su madre también era un lobo? ¿Qué demonios estaba
pasando? Su madre la miró fijamente, con la boca ligeramente
entreabierta.

—Sabía que eras extraordinaria, Ash, pero pensé que eso era parte
de mi orgullo como madre. Nunca, ni en un millón de años pensé que
podrías terminar siendo la compañera de uno de los Seis Miembros de la
Familia Real.

¿Compañera?

—¿De qué?

Tristán se acercó a su pierna y con la nariz la empujó hacia el coche.

Te lo explicará cuando lleguemos a tu casa. O yo lo haré. La voz de


Tristán calmó los nervios de Ashlee.

Su madre se dio vuelta para caminar hacia la oscuridad.

—Me encargaré de limpiar este desastre y los veré de vuelta en casa.


Ashlee, lleva a los príncipes a nuestra casa. —Ashlee asintió aunque
dudaba que su madre pudiera verla.

La puerta de su carro estaba todavía abierta y a pesar de su pata


herida, Tristán saltó con facilidad en el asiento trasero. Ashlee cerró la
puerta y se subió en la parte delantera del coche. Rex, como su madre
había llamado al pelinegro hermano de Tristán, se subió en el asiento del
pasajero en la parte delantera. Ashlee le entregó a Rex la manta de
emergencia que sus padres le hacían mantener en el asiento trasero. Él se
envolvió en ella. Tristán gruñó.

Rex se quejó.

—Vamos, Trip. Acabo de regresar. No estoy seduciendo a tu


compañera. Ella ya comparte tu olor. Es tuya. Lo entiendo. Me subiré
atrás si eso te hace sentir más cómodo.

Rex se dio la vuelta en el asiento, todavía con la mano sobre su


hombro y se las arregló para pasarse al asiento trasero, Tristán pasó por el
centro y se sentó en el asiento del frente a su lado. Ashlee incapaz de
resistir la necesidad, extendió su mano y le acarició el pelaje. Él se acostó
en el asiento y levantó la cabeza para mirarla fijamente. Se tragó la
extraña sensación que desconocía y que se había formado en su estómago.

Ashlee puso las llaves en la ignición y el coche arrancó. Rex estaba


tendido en el asiento trasero, bostezó antes de decir: —Mi hermano no es
normalmente tan posesivo. Pero nunca ha estado emparejado así que a lo
mejor esto es como es él en realidad.

Cállate, Rex.

Ashlee se echó a reír y Rex también. Ella dejó el estacionamiento del


zoológico, dejando atrás tres cuerpos muertos con todas las gargantas
desgarradas y su código de alarma digitado en el sistema de seguridad del
zoológico. Iba a estar en un gran problema.

—Voy a ser culpada por todos esos cuerpos.

Rex se inclinó hacia adelante en el asiento trasero.

—Puedo escuchar a tu madre en el coche. Está hablando por


teléfono con alguien que se encargará de esto. No tendrás ningún
problema. Victoria parece ser una mujer influyente incluso en círculos no
tan honrados.

Rex se detuvo.

—Discúlpeme, señorita, lo siento. No sé su nombre.

Su nombre es Ashlee, cachorro. Pero no veo por qué tienes necesidad


de usarlo.

Rex se echó a reír de nuevo y luego gruñó.

Él se agarró el hombro.

—Porque es más cortés que decir “oye tú”. Ashlee, ¿me prestarías tu
teléfono celular?

—No lo tengo conmigo. Salí de la casa en pijama. —Ella apartó la


vista del camino y se examinó por un momento antes de gemir por su
apariencia.

Hizo una mueca y regresó sus ojos al camino oscuro.


—Tengo muchas preguntas.

Por supuesto que las tienes.

Ella le tocó la cabeza de nuevo. Por lo general no era cariñosa pero


necesitaba tocar a Tristán.

—¿Tienes mucho dolor?

Él cerró los ojos bajo su toque.

Un poquito.

Ashlee miró en el espejo retrovisor a Rex. Sus ojos miraron la


ventana antes de cerrarlos. Los dos lobos en el coche estaban exhaustos.
Dos lobos. En el coche, con ella. ¿Por qué las cosas que no tenían sentido
parecían estar bien?

Y, ¿qué había querido decir su madre por compañera?


«Capítulo 2»
Traducido por: Akanet

Corregido por: Nanis

A
shlee se sentó frente a su padre mientras terminaba de coser
el hombro de Rex. El hermano de Tristán, sin camisa pero
vestido de la cintura para abajo, que soportó la ayuda de su
padre sin quejarse.

Cuando llegaron a casa, su papá se había puesto inmediatamente a


trabajar en ella, y le cosió la frente con cuatro impecables puntos. Ella no
se había comportado tan estoicamente como Rex. Era buena cosa que su
padre fuera un cirujano plástico, o podría llevar una cicatriz muy
desagradable para el resto de su vida, un recordatorio constante de su
noche. No es que fuera probable que alguna vez la olvidara.

Su madre, que ahora estaba completamente vestida, se sentó frente


a Tristán y envolvió su pata con una venda. Cuando terminó, se puso de
pie y examinó la habitación de la manera que sólo Victoria podía hacerlo.
Ashlee la había visto hacerlo un millón de veces. Era como si calculara el
riesgo que cada persona en la habitación presentaba para ella. Ahora que
sabía que su madre podía convertirse en un canino a voluntad, las
acciones de su madre tenían mucho más sentido. Finalmente, cuando ella
terminó, cruzó la habitación para sentarse al lado de Ashlee.

—Muy bien, Ash, voy a hacer mi mejor esfuerzo para explicar...

Ashlee la interrumpió furiosamente, sus palabras teñidas con la


indignación que sentía.

—Comienza con cómo sabías sobre todo esto. Por qué puedes
convertirte en un lobo como Tristán y Rex y yo no lo sabía. Y por qué si
sabías que lo imposible podía ser verdad, por decir, que es posible que una
persona tenga visiones que podrían de hecho convertirse en realidad, por
qué me dejaste pensar que estaba loca por el último medio año. ¿Cómo
pudiste no decirme que esas cosas que estaba viendo podrían de hecho ser
verdad?

Su madre suspiró y miró hacia abajo por un momento.

—Se trata de una historia muy larga. Pero supongo que, para
responder primero tu última pregunta, tu padre y yo te permitimos pensar
que estabas loca porque esperábamos que lo estuvieras. Nunca has
mostrado ningún signo de lobo. No tenía ninguna razón para creer que
contenías la magia en tu interior. Los médicos dijeron que estabas
mostrando síntomas de estrés post-traumático relacionados con la
terminación de tu compromiso, y elegí creer que eso era cierto. No quería
que te involucraras en esta locura. Pensé que si creía lo suficientemente
fuerte que eras una chica hermosa, inteligente, sensible, sin habilidades
especiales, entonces eso era lo que serías. Te debo una disculpa. Lo siento,
mi amor.

Los ojos de su madre se habían llenado de lágrimas que Ashlee vio


como apartaba al parpadear. Quería estirar la mano y tocar a su madre
pero no lo hizo. Estaba enojada. Sus padres, quienes sabían que era
posible que pudiera tener visiones y exhibir comportamiento fuera de lo
común, ¿la habían dejado creer que estaba loca porque tenían miedo? Eso
tenía sentido, pero igual la enfurecía. Apretó sus dientes para no gritar.
Sabía que no debía hacer una escena delante de extraños. Eso sólo
empeoraría la situación.

Su padre tomó la palabra, sus ojos marrones dando vueltas. —Es


por eso que te envié al zoológico, Ashlee. Pensé que tal vez si tuvieras el
don, entonces estar cerca de todos los animales podría ayudar de alguna
manera.

—Traté de hacerlo cambiar de opinión. Me equivoqué de nuevo, si tu


padre no te hubiera enviado allí, nunca habrían encontrado a Trip. Te pido
disculpas de nuevo. —Su madre miró sus manos.

Ashlee quería golpear su cabeza contra la pared por lo


absolutamente incorrecto de toda esta situación. —Está bien. Suficiente de
disculpas. Lo que se hizo se ha terminado. No lo entiendo, tal vez nunca lo
haga. Pero fue un recuerdo de ustedes diciéndome que los monstruos eran
reales lo que me convenció para ir y ayudar a Tristán esta noche. Así que
en última instancia, nos ayudaron a todos, supongo. Por favor, continúen
con su historia. —Ella se sorprendió de lo razonable que sonaba y,
evidentemente también sus padres se sorprendieron, ya que compartieron
un momento de contacto visual que Ashlee sólo podía llamar sorpresa. Su
padre levantó sus cejas marrones con asombro.

Su madre se aclaró la garganta. —Está bien. Rex y Tristán pueden


completar lo que yo no sé. Todos debemos ser capaces de escucharnos el
uno al otro. Tu padre es mi Compañero, hemos pasado por el ritual de
emparejamiento, y eso lo hace parte de la manada. Él también escuchará a
Tristán. Tú puedes escuchar a Tristán, porque eres su pareja, a pesar de
que aún no han hecho el ritual. —Hizo una pausa para tomar un respiro
luego hizo un gesto hacia el hermano de Tristán—. Ahora, tú no serás
capaz de oír a Rex si utiliza la telepatía hasta que pases por el ritual y te
conviertas oficialmente en parte de la manada, así que Rex, mantén la
conversación en el tipo “habla” por el bien de Ashlee.

Rex asintió con la cabeza.

Ashlee se quedó mirando a su madre y se preguntó si alguna vez la


había visto realmente antes. Siempre la mujer más bonita en la habitación,
para Ashlee y su hermana era etérea, intocable. Pero ahora, Ashlee podía
ver que más allá del pelo rubio y la apariencia de ojos azules de Victoria,
había una mujer que poseía una voluntad de acero. Había atacado al
hombre serpiente sin dudarlo a pesar de que era la loba más pequeña del
grupo.

¿Había habido alguna señal de algo de esto cuando había estado


creciendo? Su madre había sido fuerte y confiada. Nunca había quedado
atrapada en ninguna de las mezquindades de las que algunas de las
madres de sus amigas habían parecido preocupadas. A menudo ellos la
atraparían con su mirada fija en la distancia, perdida en sus
pensamientos. Había empujado a su padre profesionalmente y él había
prosperado bajo su influencia. Ashlee había estado menos motivada por la
participación de su madre, siempre sintiendo como si no estuviera a la
altura, o que estaba siendo juzgada de alguna manera para ver si era
diferente.

Pero Ashlee nunca podría haber previsto este nivel de extrañeza.

—Veras cariño, somos Cambiadores. —Ashlee abrió su boca para


hacer una pregunta pero su madre la interrumpió levantando su dedo
índice izquierdo—. O, en términos simples, podemos tomar la forma de un
lobo cuando queremos. De hecho, algunos de nosotros prefieren vivir como
animales. Pero yo no, siempre me he sentido más humana. No está claro
por qué podemos hacerlo, pero las personas de nuestra familias han tenido
esta habilidad por al menos quinientos años o más. Algunas personas
piensan que es magia. Algunos de los nuestros incluso pueden hacer
magia. Antes de salir de la isla, había aprendido unos cuantos hechizos
simples que podía controlar bastante bien. He visto lo suficiente como para
creer que nuestros cambios tienen un origen místico. A diferencia de otros,
no necesito otra razón para lo que puedo hacer. —Ella dejó escapar un
suspiro y se sentó en silencio.

¿Nuestra clase?

¿Qué significaba eso?

Ellos no eran humanos. Su madre había dicho que había esperado


que Ashlee fuera sólo una chica humana. ¿Qué era ella si no era humana?
Se pellizcó la cara interna de su brazo. Sin duda se sentía humana. No
sabía qué decir así que se limitó a no decir nada en absoluto, su corazón
latiendo con fuerza en su pecho.

Tristán cruzó la habitación para sentarse a sus pies. Ashlee, ¿no


tienes ninguna pregunta acerca de esto?

—Vi lo que pasó esta noche. Sé que todos ustedes se convirtieron en


lobos. —Tragó—. ¿Papá también es un lobo?

Su padre negó con la cabeza. —No bebé, no soy un lobo. Sólo un ser
humano ordinario.

Ashlee asintió con la cabeza. —Como yo. Nunca me he convertido en


un lobo.
Su madre se levantó. —No, cariño. No sabemos si puedes convertirte
en un lobo o no. Nunca vi ninguna señal de ello en ti, pero la verdad es
que eso realmente no significa nada. Tu primer cambio, la primera vez que
cambies a forma de lobo, debe ser con una manada. La magia es
importante, debe estar presente para facilitar el primer cambio. Hice un
esfuerzo extraordinario para no utilizar nunca magia a tu alrededor, pero
mi poco de habilidades místicas no habría sido suficiente, incluso si
tuviera que impulsar un cambio en ti.

Ashlee negó con la cabeza. —¿Por qué tienes que estar con la
manada?

—Bueno, no tienes que estar. Pero es peligroso si no estás. Si un


lobo solitario se despierta por su cuenta, podría ser perjudicial. El lobo
necesita sentir la manada de inmediato para saber que no está solo en el
mundo. A veces también en el segundo y tercer cambio, pero mi familia
siempre ha sido fuerte, y el lobo y la persona están generalmente bien
después de la primera vez. También, por lo general toma un esfuerzo
combinado de toda la manada y la influencia del Alfa para hacer surgir la
suficiente magia. —Su madre se retorcía las manos—. Te he mantenido
alejada de la manada. Por lo tanto, no sabemos si puedes hacerlo o no.
Incluso si no puedes cambiar, todavía eres obviamente única, lo que
llamamos un latente. Aun así tendrías algunos dones paranormales que
los seres humanos normales no tienen.

—Así que sabías que podría ser, ¿cuál es la palabra, latente, y aun
así no dijiste nada? —Su madre asintió con la cabeza y Ashlee se mordió la
lengua. Ya habían pasado por esto, pero todavía se comía sus entrañas.

Tristán levantó la cabeza por un momento. Ella tuvo un sueño


profético esta noche. Es por eso que vino al zoológico.

Su madre contuvo el aliento y se agarró el brazo de Ashlee. —¿Esto


sucede todo el tiempo? O, ¿sólo fue la vez con esa visión horrible y ahora
ésta?

Ashlee de repente se sintió muy incómoda ya que todos en la


habitación la estaban mirando. Se puso de pie. —No. Creo que esto fue
sólo esas dos veces.
Su madre miró al suelo y su padre negó con la cabeza. —Siempre
tenías pesadillas muy feas cuando eras una niña, tan intensas, tan reales
para ti. El pediatra nos dijo que era normal, que simplemente tenías una
imaginación muy activa. Deberíamos haberlo sabido mejor. Una vez más,
tu madre y yo nos hemos convertido en el Rey y la Reina de auto-engaño.

Rex soltó un bufido. —Eso es absolutamente seguro.

Basta, Rex.

Ashlee se alegró de que Tristán hubiera dicho algo. Una cosa era que
ella estuviera molesta con su familia, otro cosa era que otra persona se
entrometiera.

—Hace unos treinta años, cariño, el líder de nuestra manada, el


padre de Tristán y Rex, llegó a conocer a un hombre llamado Claudius
Brouseaux. Nuestra manada había vivido tranquilamente y sin problemas
por cien años en una isla frente a la costa de Maine llamada Westervelt. No
lo encontrarás en ningún mapa. Es muy pequeña, de unos veinticuatro
kilómetros cuadrados, la mayor parte es bosque. ¿Supongo que sigue
siendo el caso? —Su madre miró a Tristán y Rex y ambos asintieron—.
Kendrick era nuestro líder de la manada, y confiábamos en él
implícitamente.

Tristán saltó sobre el sofá y puso su cabeza en el regazo de Ashlee.


Rex se paseó hasta la ventana y luego dio la vuelta antes de hablar. —
Claudius convenció a mi padre, o tal vez mi padre convenció a Claudius,
que se podía conseguir dinero de los Cambiadores. Somos humanos y
animales. Pensamos y razonamos como los seres humanos y poseemos la
lealtad y el instinto de los lobos. Ambos viven dentro de nosotros y es una
batalla constante por el control, pero una gloriosa. Vivimos vidas muy
largas. Hasta que tenemos treinta años envejecemos como los humanos lo
hacen, y a continuación nos detenemos, y no envejecemos de nuevo hasta
que nos emparejamos.

—¿Ustedes no envejecen hasta que tienes relaciones sexuales? —La


mente de Ashlee da vueltas. Sólo la cabeza de Tristán en su regazo la
mantuvo sentada.

No, pequeña, por emparejarse él quiere decir unirse. Es mucho más


parecido al amor, pero aún más. Es eterno, de la forma en que todo amor
debería ser pero no siempre es. El nuestro es en realidad para siempre, no
puede ser destruido una vez que es encontrado. Reconocemos en la otra
persona la otra mitad de nuestra propia alma y permanecemos juntos hasta
la muerte.

—¿Qué pasa cuando mueres? —Los ojos de lobo de Tristán se


entrecerraron ante la pregunta y Ashlee tragó saliva.

Por lo general, cuando uno muere, el otro también lo hace.

Ashlee trató de hablar pero su voz salió en un susurro. —Eso es


horrible.

Su madre le respondió en lugar de Tristán. —Es hermoso... no me


gustaría vivir un segundo sin tu padre, ni siquiera una milésima de
segundo.

Ashlee miró a Tristán hacer el equivalente de un lobo de


encogimiento de hombros.

El cónyuge que queda se siente abrumado por el deseo de seguir a su


otra mitad a la próxima vida.

Ashlee no podía creer lo que oía. ¿El cónyuge que queda


simplemente cae muerto?

—¿Cómo funciona eso?

Se comprometen en lo que llamamos ritual suicidio. Menos si hay un


niño que criar, en cuyo caso el padre espera para morir hasta que el niño
tenga la edad suficiente. Entonces, ellos también, son abrumados por la
necesidad de irse. Nosotros simplemente no podemos vivir sin el otro. Y los
que tratan de resistir la tentación están condenados a vivir para siempre en
agonía... la mayoría no trata de resistir.

La cabeza de Ashlee daba vueltas y se estremeció. —¿Qué pasa si no


encuentras a tu pareja? ¿Te quedas de treinta años eternamente?

A menos que nos suicidemos, sí, o son asesinados.

¿Suicidio?
Su madre se paseó por la habitación. —Por lo tanto, cariño, comencé
a envejecer cuando conocí a tu padre. Hasta entonces había tenido treinta
por alrededor de setenta y cinco años. Rex aquí, aunque parece de treinta
años, es tres años mayor que yo. No sé qué tan viejo es Tristán. Tú estabas
con la manada cuando llegaron a Maine hace cien años, ¿no?

Eso es correcto. Yo tenía un año de edad. Los ojos de lobo de Tristán


perforaron los de Ashlee. ¿Estaba él esperando que ella enloqueciera? Otro
par de minutos y se vería obligada si no tenía un ataque de pánico antes
de eso. Una vez más, limpió sus manos sudorosas en su pantalón. Soy el
tercero de seis niños. Mis dos hermanos mayores son tan viejos que han
dejado de contar.

—¿Cómo es que siquiera conociste a papá, mamá? ¿Por qué no estás


en la isla con todos ellos?

Ella hizo un gesto hacia Rex y Tristán. —Hace treinta años, todos se
volvieron locos. —Su madre tragó. Rex golpeó su espalda contra la pared,
lo cual sacudió la acuarela pastoral que colgaba allí tan violentamente que
casi se cae de la pared. La mano de Rex la estabilizó antes de que lo
hiciera. Su madre continuó—: Nuestro líder de manada llevó a Claudius a
la isla. Eso parecía extraño. Los únicos que no eran lobos en la isla eran
Compañeros de los cambiadores. Él no lo era. Claudius quería tomar la
esencia de lobos en nosotros y encontrar una manera de inyectarla en los
seres humanos normales. Pensó que podría crear un ejército de humanos
que parecen animales, súper fuertes y agresivos, que pudieran servirle.
Kendrick quería que le permitiéramos experimentar con nosotros. Nos
opusimos. Si no recuerdo mal, Trip era el más entusiasta contra los
procedimientos. —Tristán gruñó y Ashlee le acarició la cabeza de nuevo. Él
se acomodó y cerró sus ojos.

»Yo todavía estaba sin pareja. En el medio de la noche, la esposa de


nuestro Alfa, Mary Jo, la madre de Tristán y Rex, me despertó. Parte de lo
que hace a la realeza tan especial, tan única entre nosotros, es que algo en
su línea de sangre es diferente. Un Alfa y su Compañera pueden vivir para
siempre, hasta que él dimita o se muera. Mary Jo parecía de veinte años
pero había estado viva por siglos. Nos dijo que su Compañero había
perdido la razón. Que había traído a una bruja...
Ashlee se sacudió bruscamente en su silla. —¿Una bruja? —Ella
podía aceptar a los cambia formas, no tenía elección porque lo había visto
por sí misma, pero ¿brujas?

¿Has estado escuchando toda esta historia y la bruja es a lo que te


opones? Ashlee creyó oír una risa en la voz de Tristán.

Rex dio un paso adelante. —Kendrick, nuestro padre, había traído a


una bruja. Iba a matar a todas las hembras sin pareja, incluyendo a bebés
y niños, y luego usar a la bruja para emitir un hechizo que haría que
nuestros hombres mataran a sus Compañeras si no dábamos el
consentimiento para la prueba. Había ido a buscar a la bruja de la parte
continental. Nuestra madre era una mujer extraordinaria. Se necesita de
mucho para desafiar a tu pareja, especialmente si es el Alfa de la manada.
Pero lo hizo. Tomó a todas las mujeres no apareadas y las envió por todo el
mundo. Cuando los hombres se despertaron, no sabíamos qué les había
sucedido. Nuestra madre era una extraordinaria mística en su propio
derecho. Las enmascaró con su magia para que no pudiéramos
encontrarlas. Sin embargo, las mujeres emparejadas se negaron a irse.

Ashlee tragó saliva. —¿Y sus Compañeros las mataron?

Sí. Ellos cambiaron completamente por el hechizo, no podían


controlarse o detener la necesidad de matar a sus Compañeras. Todos
excepto dos, es decir. Mis tíos, los hermanos de mi padre, no lastimaron a
sus mujeres. Se quitaron su propia vida en su lugar. Mis tías siguen vivas
por estos días en agonía, pero como son las únicas mujeres aún presentes
en nuestra manada, y como sólo las mujeres pueden ser curanderas, deben
permanecer con nosotros hasta que algunas mujeres regresen y puedan
hacerse cargo de las posiciones místicas. Cada día, durante los últimos
treinta años ha sido una lucha para mis tías... cada minuto que están vivas,
están deseando la muerte, para volver a reunirse con sus Compañeros.

—¿Siguen viviendo entonces, durante todos estos años, con el dolor?


—Los ojos de la madre de Ashlee se llenaron de lágrimas y Ashlee tuvo que
tragarse su asombro. Su madre no lloraba nunca y habían sido dos veces
en diez minutos donde casi lo había hecho.

—Nuestro padre mató a nuestra madre antes de que el hechizo


incluso hubiera terminado. Él también está vivo. Parece que ha encontrado
una manera de eludir el impulso de suicidarse cuando tu Compañera
muere. —Rex soltó un bufido—. Los otros hombres, cuando se dieron
cuenta de lo que pasó, lo que le habían hecho a la cosa más preciosa en el
mundo para ellos, sus Compañeras, se suicidaron inmediatamente. Fue
horripilante y terrible. —Rex hizo una pausa en su discurso, con los ojos
profundos e insondables. Ashlee se preguntó si estaba reviviendo ese
momento. Ella estaba agradecida de no tener esos recuerdos.

»Mi padre pensó que podría controlarnos con la amenaza de matar a


nuestras futuras Compañeras, pero ya se habían ido, enviadas fuera por
nuestra madre. Él la mató antes de saberlo, por lo que no podía decirle
dónde estaban. Trip y Theo, nuestro quinto hermano, el que está justo por
encima de mí en edad, dirigió el ataque contra nuestro padre, pero se
escapó.

»Nuestra madre había hecho el hechizo para que sólo cuando el


peligro hubiera pasado pudiéramos ubicar a nuestras mujeres
desaparecidas. Es por eso que el hechizo no se ha levantado y que no
hemos sido capaces de encontrar a nadie. Treinta hombres viven en la isla
esperando el regreso de nuestras chicas perdidas, o al menos la capacidad
de encontrarlas, para saber si aún viven. Nuestro hermano mayor,
Michael, ha estado actuando como Alfa interino desde entonces. Pero no
tiene gusto por el trabajo. Y obviamente, el peligro no ha terminado,
cuando los hombres de papá trataron de atrapar a Tristán hace seis
meses. Temimos que estuviera muerto. Pero, evidentemente, sólo ha
estado atrapado como un lobo y viviendo en un zoológico.

Después de que me sorprendieron con su magia mientras te esperaba,


me las arreglé para cojear hacia el interior del bosque. Cuando me desperté
me encontraba en la parte trasera de un camión de control de animales de
camino a Nueva Jersey sin forma de cambiar de nuevo. Cualquier cosa que
me hicieron con su magia, me atrapó en esta forma y ha sido una agonía.
¿Por qué ninguna de ustedes ha tratado alguna vez de volver a casa
Victoria?

—Mary Jo nos dijo que fuéramos a vivir nuestras vidas como


humanas. Dijo que nuestra magia nos mantendría seguras siempre y
cuando no estuviéramos juntas. Así que nos separamos, las niñas fueron
enviadas a orfanatos y casas de familia. No sé dónde están. Pensé en
esperar hasta que el peligro hubiera pasado y así podría volver a casa. —
Victoria giró hacia Ashlee. Ella tenía una pequeña sonrisa en su rostro―.
Estaba muy perdida al principio. ¿Vivir como una humana? ¿Qué
significaba eso? Habíamos sido educadas para temer la exposición, para
mantenernos alejadas de pasar demasiado tiempo fuera entre los no-
cambiadores. Kendrick apenas podía soportar a los cambiadores cuyos
Compañeros eran humanos. Mary Jo me envió a la ciudad de Nueva York.
Fue horrible al principio. ¿Dónde estaban los lugares para correr como un
lobo? Había demasiado ruido, demasiada gente. Trabajé en trabajos
extraños. Fui camarera, pero rompía todo lo que tocaba y no podía seguir
órdenes directamente. Finalmente, una mujer que conocí en el metro que
se apiadó de mí me consiguió un trabajo en la cafetería del Columbia
Presbyterian1. Me corté la mitad superior de mi dedo y así es como conocí
a Scott. Y el lobo quiere lo que quiere. Mi Compañero era un ser humano.
Kendrick me odiaría y me importaba un bledo. —La mamá de Ashlee
levantó la mirada y le sonrió—. Te tuve a ti y a tu hermana y no tuve
necesidad de volver. Me obligué a olvidar.

Ashlee había oído esa historia antes. Pero habían dicho que su
madre había sido una estudiante ganando dinero extra en el hospital. Esta
versión era muy diferente.

La cabeza de Rex se irguió. —¿Hermana?

Los ojos de su madre brillaron y Ashlee sabía que lo que fuera que
iba a decir sería la última palabra de su madre sobre el tema. Veintidós
años le habían enseñado a Ashlee a ser cuidadosa con la obstinación de su
madre. —Ella está en la universidad, y no voy a entregarla a la manada
hasta que tenga por lo menos la edad de Ashlee, y además sólo si tiene
una pareja, como Ashlee. No la haré pasearse alrededor de su grupo sólo
porque están solos y en busca de compañía femenina.

Ashlee respiró profundo y cortó la respuesta de Rex. Se quedó


mirando fijamente a Tristán, y las palabras que pronunció eran de suma
importancia. —No puedo ser tu Compañera, Tristán. No puedo tener hijos.
Querrás encontrar a alguien más.

1 Columbia Presbyterian: Hospital en la ciudad de Nueva York.


Su padre parecía triste. —Los médicos nos han dicho que los
órganos reproductivos de Ashlee, sus ovarios y su útero, simplemente no
funcionan. El embarazo es imposible sin ovulación y los médicos no están
seguros de que su útero podría soportar un embarazo, incluso con el óvulo
de alguien más. Está mal formado. —Ashlee gimió. Odiaba cuando su
padre hablaba acerca de lo que era un hecho tan personal y terrible de su
vida como si fuera simplemente otra discusión médica.

Las lágrimas picaban en la parte posterior de los ojos de Ashlee, pero


no las arrojó. Había recorrido este camino antes. Tom había estado tan
seguro de que su familia nunca aceptaría que se casará con una mujer
estéril que había ido y la había engañado con una chica que trabajaba en
el Dairy Queen 2 , y la ironía final de todo el asunto era que él la había
dejado embarazada. Ashlee ni siquiera conocía a Tristán. Perderlo no
podría ser una pérdida tan grande como haber perdido a Tom por su
infertilidad.

No me importa.

—¿No te importa? —Ashlee y su madre soltaron al mismo tiempo.

No.

Su madre entrecerró sus ojos hacia Tristán. —Con los hombres


cambiadores todo se trata del apareamiento y los bebés. ¿Cómo puede no
importarte?

Tristán hizo un ruido de resoplido y abrió los ojos.

Podría hacer generalizaciones acerca de las mujeres cambiadoras, ¿le


gustaría eso, Victoria?

Su madre negó con la cabeza y no dijo nada más.

Rex avanzó hacia su madre, con su mano en su cadera. —Deberías


haber llevado a tus hijas con nosotros en el momento en que nacieron.
Deberían haber sido criadas en nuestra isla. Con la manada.

2Dairy Queen: Es una cadena internacional de helados y restaurantes de comida


rápida.
Su padre, siempre el pacificador, habló en voz baja. —Lo
consideramos. Sin embargo, Vicki estaba preocupada de que ya que no la
buscaron, el peligro podría no haber desaparecido, lo cual evidentemente
no ha sucedido. Además, Ashlee se unió tan temprano a Tom que
pensamos que debía ser su Compañero.

¿Quién es Tom?

Ashlee apartó suavemente a Tristán de su regazo y se levantó.


Caminó hacia el otro lado de la habitación. —Eso no importa. Él ya se ha
ido. Se casó con alguien más. No sé acerca de esta cosa de Compañeros. —
Ella todavía tenía que aclarar algunas cosas en su propia mente. Giró
hacia su madre—. ¿No había nada en mí cuando era niña que te llevara a
creer que podría ser como tú?

Su madre negó con la cabeza. —Más allá de los sueños de los que tu
padre acaba de recordarme, no, no lo había. No olvides, Ashlee, que no
tenía a nadie que me guiara en la crianza de un medio cambiador. No tenía
ni idea de qué buscar o cómo decirlo. Eras una niñita inteligente,
imaginativa y maravillosa. Pero cuando no empezaste a enfurecer
alrededor de la pubertad, cuando no comenzaste a exigir la liberación de
nuestros límites como padres, no pensé que tenías al lobo en ti.

Ashlee contuvo el aliento. Un pensamiento repentino se le ocurrió. —


Pero Summer enfureció, todavía lo hace. Te desafía a cada paso. —Su
madre asintió con la cabeza lentamente—. Oh, ya veo, pensabas que yo era
normal, pero no creías que Summer lo fuera.

—Y es por eso que hemos tenido que ser tan duros con ella, tan
controladores con respecto a dónde va y a quien conoce. Sé que ella tiene
el lobo. Pero no lo dejaré salir, no hasta que sea lo suficientemente madura
como para protegerse.

Todo comenzó a tener sentido para Ashlee. Tenía que decir algo y no
estaba segura de que pudiera hacerlo. Tragó saliva y apretó los puños a su
lado. —Nunca has entendido mi naturaleza. —La voz de Ashlee vaciló y se
obligó a serenarse. Señaló a su padre—. Pero tú debes haberlo hecho.

Su padre bajó la mirada y su madre puso sus manos en sus


caderas. —¿Qué quieres decir Ash?
Ashlee colocó sus manos sobre su corazón. —Yo enfurecí aquí. —Su
voz fue un susurro pero ahora sabía lo suficiente como para saber que con
su audición de lobo todos oyeron lo que dijo. No había terminado. Tristán
necesitaba una respuesta de su parte—. Acabo de conocerte y ni siquiera
sé cómo te ves como humano. —Salvo en mis sueños, agregó
silenciosamente.

Trabajaremos en todo esto cuando volvamos a casa. Rex, llama a


Michael. Yo no puedo. Rex asintió y siguió al padre de Ashlee por la
habitación.

Su madre dio la vuelta, con expresión afligida. —Ash, ¿quieres ir a


Maine con Trip y Rex?

Ashlee no dijo nada por un momento. ¿Lo quería? Esta podría ser
una oportunidad para empezar de nuevo. ¿No había estado pensando justo
esa mañana que era el momento de seguir adelante? Sus manos
hormigueaban. —Si todo esto es cierto, entonces creo que debería ir a verlo
por mí misma, ¿no? Pero quiero que me prometas, Tristán, que puedo irme
cuando quiera. —Su madre sonrió orgullosa de su petición.

Sus ojos se volvieron suaves cuando miraron a Ashlee. En cualquier


momento. No te mantendría en contra de tu voluntad. Nunca.

Ella suspiro aliviada.

—Trip, te lo suplico, ella ha sido criada completamente como


humana. Eso fue mi culpa, mi decisión. No sabe nada de nuestras
costumbres. Por favor trátala con amabilidad. Su lobo debe ser muy fuerte
si está forzando visiones sobre ella sin siquiera haber cambiado. Tal vez
debería ir con ella.

Victoria, nosotros veneramos a nuestros Compañeros. ¿Has estado


ausente por tanto tiempo que no te acuerdas? Resolveremos lo del cambio de
Ashlee cuando lleguemos a Westervelt. Eres bienvenida si quieres venir, esa
es tu casa, siempre.

El padre de Ashlee negó con la cabeza. —No. —Su madre levantó la


mirada, sorprendida—. Si Ashlee hace esto, es su experiencia. La hemos
escondido de sí misma. No interferiremos en su emparejamiento.
La voz de Victoria tembló, pero sostuvo su postura. —Tenía otras
razones para mantenerla aparte de la manada y no dejarla entrar en
contacto con la magia. No permitiría que ella se emparejara con un
hombre que puede ser embrujado para matarla. —Su madre mantuvo su
cabeza en alto, pero el miedo hervía en sus ojos. Los ojos de Ashlee se
abrieron como platos. Estas personas eran la realeza para su madre y sin
embargo se mantuvo firme ante ellos.

Me mataría antes de que eso sucediera.

—Entonces, ¿condenarías a ambos a la muerte?

Ella podría optar por seguir o no, como mis tías lo hicieron.

—¿Y condenarla a una existencia tortuosa? —Su madre se acercó de


modo amenazador al lobo—. Eres el hijo de tu padre, ¿cómo puedes estar
tan seguro de lo que harías? —El silencio llenó la habitación, del tipo que
suele precipitar una de las explosiones de mi madre, pero Tristán apoyó su
cabeza en el suelo.

Soy el hijo de mi madre.

—Esperemos que así sea, ¿de acuerdo?

* * *
Tristán vio a Ashlee subir las escaleras para empacar algo de ropa.
Su madre le había dicho que empacara suficiente ropa para una semana.
Ella se iría por mucho más tiempo que una semana, si Tristán tenía algo
que decir al respecto. Era su Compañera, eso era cierto, pero los
problemas que tanto Ashlee como Victoria habían planteado eran
legítimos.

Y, ¿si ella no pensaba que era guapo?

Y, ¿si quería irse para llevar una vida fuera de la manada? Eso era
fácil. Se iría con ella. Si Vicki pudo vivir fuera de la isla como un ser
humano durante décadas, él también podía, una vez que volviera a su
forma humana. Con gusto iría a donde Ashlee quisiera.

Pero la mayor acusación de Vicki aún resonaba en sus oídos. ¿Era él


el hijo de su padre? ¿Podría la bruja blandiendo la magia negra obligarlo a
hacerle daño a su amada? No. Sus tíos se habían resistido. Así que él
podía.

Eso esperaba.
«Capítulo 3»
Traducido por: Evelin

Corregido por: Nanis

R
ex fue cargado con analgésicos y se quedó fuera de combate
en el asiento trasero de la minivan de su madre. Ella había
insistido en que usaran la van porque era más segura que la
camioneta de Ashlee. Le había puesto las llaves en la mano a Ashlee antes
de que le susurrara que no debería preocuparse por encontrar a Tristán
guapo, porque Trip siempre había sido atractivo.

Ashlee había hecho una mueca por ese comentario. Era incómodo
que su madre hubiera estado alguna vez en la posición para notar si
Tristán era atractivo de esa manera o no. Pero honestamente, esa no era la
parte más extraña de toda la situación, por lo que también tenía que dejar
de preocuparse.

Tristán yacía a lo largo del asiento delantero con los ojos cerrados y
jadeando pesadamente. Había estado manejando por cuatro horas y
estaba a punto de entrar en el área de Boston. Sus parpados le pesaban,
caían mientras se concentraba en no dejar que se cerraran. Sus padres
habían querido que se quedaran esa noche en casa, pero la idea del pobre
Tristán teniendo que pasar más tiempo del necesario atrapado como un
lobo le parecía demasiado cruel. Ahora deseaba haber tomado su oferta.
Necesitaba detenerse para dormir o encontrar un hotel. Pero, ¿a qué clase
de hotel llevaría a un lobo y a un herido drogado a las seis de la mañana?
Sus parpados se movieron tremulantemente. Los abrió de golpe y encendió
el aire acondicionado. Incluso con el aire frío pegándole en el rostro a toda
potencia, apenas podía mantenerlos abiertos.

¿Qué pasa, pequeña?


Ashlee se asustó y se echó a reír. Miró a Tristán, él tenía los ojos
bien abiertos. Había pensado que estaba dormido.

―Me estoy quedando dormida en el volante. Tenemos que


detenernos.

Estoy tan cansado de estar atrapado en esta forma. Debería de estar


manejando. Tú tienes que descansar. Has pasado por una experiencia
realmente dura.

Ella sacudió la cabeza. ―Creo que has pasado por una experiencia
más dura que yo.

Rex, ¡levántate!

Rex saltó en su asiento con los ojos abiertos. ―¿Qué pasa,


hermano? ―Él se frotó los ojos.

¿Tu mente está clara?

―No puede ser posible, Tristán. Mi papá le dio un montón de


pastillas.

Absorbemos los analgésicos de forma diferente que los seres


humanos. Mi hermano debería de ser capaz de tomar un volante. Mira… hay
una parada de camiones en la próxima salida y podemos detenernos.

―Yo conduciré. ―Rex asintió. Ashlee estacionó el coche en la parada


y dejó que Rex se pasara al frente. Ella se subió al asiento trasero y Tristán
paso por la consola del centro para estar con ella.

―¿Rex es tu nombre real? ―Era un poco gracioso que su nombre


fuera Rex cuando pasaba tiempo como un canino. Ashlee recordó las
historias que leía de niña en dónde casi todos los perros siempre se
llamaban Rex.

―No. Randolph Kane, a su servicio. ―Él le dio un saludo burlón por


el espejo retrovisor. Ella se echó a reír y Tristán gruñó.
―Sus celos se desplomaran después de que realicen el ritual de
apareamiento. Entonces serás capaz de hablarle a los otros hombres sin
preocuparte que su cabeza comience a dar vueltas.

Una cálida sensación se propagó a lo largo de Ashlee. Nunca había


tenido a alguien que se pusiera celoso.

Duerme. Tristán yacía en el suelo frente a ella.

Ahora que ya no estaba manejando, se sentía inquieta, su corazón


latía con fuerza en su pecho y no se podía calmar. ―No creo que pueda.

Tú puedes. Cierra los ojos, mi Ashlee. Te dormirás en unos minutos.

―Eres creativo con las palabras cariñosas. ―Pero ella le dio gusto
cerrando los ojos.

* * *
¿Ashlee?

Ella abrió los ojos. ―Te dije que no sería capaz de dormir.

Hemos llegado al ferri. Has estado dormida por cinco horas, pequeña.
Él resopló con un bufido que tenía que ser la risa en versión lobo. Ashlee
se sentó y estiró el cuello. Sus músculos se sentían rígidos. Debió de haber
dormido en la misma posición las cinco horas.

―Lo siento, me quedé dormida por mucho tiempo, Rex.

Él se encogió de hombros. ―Me gusta manejar. Esta cosa tiene un


buen rendimiento de consumo.

Ashlee se asomó por la ventana para ver sus alrededores. Estaban


estacionados en un muelle, aunque sin ningún bote a la vista. Una vieja
cabaña de madera estaba a la izquierda del muelle.

Ella abrió la puerta y salió. ―Oh. ―Se estremeció y se frotó los


brazos. Hacía mucho más frío en Maine que en New Jersey. Los colores de
las hojas variaban desde un profundo marrón, rojo y llegaban al dorado,
incluso púrpura, un hecho extraño para estar comenzando la temporada,
especialmente porque cuando regresara a casa todavía estarían verdes.

El viento la perseguía y se estremecía de nuevo. Rex se acercó a su


lado y se apoyó en la van. Él vestía los pantalones y una sudadera gris, los
cuales le quedaban pequeños, como si la ropa se hubiera encogido en la
secadora.

Tristán se frotó contra sus piernas y ella lo miró. Le acarició


distraídamente la cabeza y él cerró los ojos bajo su toque. Ella sonrió.

―¿Se siente bien estar casi en casa?

Me sentiré mejor cuando me baje del bote y toque tierra. Rex, ve a


traer la jaula. Oigo el bote.

Rex asintió y caminó hacía la parte trasera de la casa de botes.


Emergió con una jaula de metal que abrió rápidamente.

El corazón de Ashlee golpeó contra su pecho. ―¿Por qué tienes que


ser enjaulado?

El hombre que trabaja en el ferri no sabe quiénes somos. Cree que


esto es una reserva de lobos y que la dirigimos. Él probablemente no estaría
feliz con un lobo suelto en su bote.

―Oh. ―En verdad odiaba la idea de que Tristán estuviera enjaulado.


Pero a él no parecía preocuparle. Caminó a la jaula de metal y Rex cerró la
puerta.

―Qué suerte la nuestra, Ashlee. ―Él le guiñó el ojo―. Es la única


manera de tenerlo a raya. ―Tristán gruñó en la jaula de metal―. Estoy
bromeando, hermano, eso es todo.

Ahslee se estremeció de nuevo, pero esta vez no de frío. ¿No había


pensado Tristán que Rex lo había traicionado? ¿Qué sabía ella de Rex? No
es que supiera mucho de Tristán tampoco. El pulso de Ashlee se apresuró
y su estómago se retorció. ¿Por qué había pensado que era una buena idea
venir a este lugar?
El bote corría sin problemas por el agua junto al muelle. Se veía
como un pequeño bote de pesca del tipo que había visto en el viñedo de
Martha cuando habían estado de vacaciones hace diez años. No parecía un
ferri. De madera y viejo, dejó escapar una bocanada de humo negro
cuando se detuvo completamente.

―No te preocupes, flotará. Y no le hables a Trip en el camino. El


marinero pensará que estás loca. Tenemos que remplazarlos cada cinco
años para que no se den cuenta que no envejecemos ―susurró Rex.

―¿Por qué alguno de ustedes no aprende a manejar el bote? Podrían


enviar uno de esos mensajes telepáticos a través del agua “manda rápido el
bote” ―Ashlee miró el agua áspera y oscura que estaban a punto de
cruzar. No es que quisiera manejar el bote. No se estaba postulando como
voluntaria o algo parecido.

Rex se encogió de hombros. ―Tenemos muchas cosas, las cuales


tenemos que actualizar, las costumbres al igual que el barquero, no han
cambiado en mucho tiempo. Uno de nosotros debería convertirse en un
Capitán, pero la cosa de la telepatía no funciona en distancias tan largas
como esta.

Ashlee asintió. ―Oh. ―¿Qué otra cosa necesitaban actualizar?


¿Vivían en chozas sin fontanería? Ashlee tragó saliva pero su boca estaba
reseca.

―¿Está trayendo un lobo, Señor Kane? ―El viejo marinero parecía


sacado de una película. Portaba un parche en su ojo izquierdo. Su cabello
era completamente blanco, diluido en la espalda. Llevaba un impermeable
negro.

―Sí, Peter. No tienes por qué preocuparte, está debidamente


enjaulado. Además este ha sido castrado. No te hará daño. ―Ashlee oyó a
Tristán dar un gruñido en la jaula. Quería desesperadamente estirar la
mano a la jaula y tocarlo. Pero no haces eso normalmente con los lobos y
no podía levantar sospecha en el Capitán―. Esta es Ashlee Morrison. Se
nos unió en el Instituto.
―Bienvenida. ―Peter extendió la mano y ella le dio la suya―.
¿Dónde está su abrigo?

―Guardado. ―Ella esperaba que se hubiera acordado de empacar el


abrigo.

―¿Por qué no va a donde está más cálido?

―Gracias, pero estoy bien. ―No iba a dejar a Tristán y a Rex. Estaba
parada cerca a la baranda y miraba hacia el agua mientras el bote
lentamente se abría camino en el mar. El agua se encrespaba.
Normalmente, no se mareaba pero este viaje la había llevado a sus límites.
El bote se sacudió y el motor rugió debajo de ellos. Ashlee escaneó la
cubierta para buscar salvavidas y no vio ninguno.

Miró a lo lejos y vio una isla acercarse. Allí estaba: La Isla Lobo —
ellos la habían llamado Westervelt— en donde los Cambiadores habían
vivido por un siglo sin ser molestados por la humanidad. El lugar del que
su madre había huido en medio de la noche en una carrera por su vida.
Las visiones de una joven escondiéndose asustada, sabiendo que no
volvería nunca a casa llenaron la mente de Ashlee.

Una lágrima se deslizó por la visión de una Victoria joven y Ashlee


tomó aire. Parecía tan real lo que había imaginado. Ashlee quería estirar la
mano y alcanzar a la joven y asegurarle que un hombre en la sala de
emergencias ―su Compañero— la esperaba en la Ciudad de Nueva York
para coser la parte superior del dedo después de que se lo cortara en la
cafetería donde trabajaba. Pero la visión se desvaneció y Ashlee fue
devuelta a su situación actual.

Se enfocó en ver la tierra mientras se acercaban. Westervelt no era


muy grande y la mayor parte de la isla parecía ser bosque. Grandes,
gruesos y densos árboles llenos de color tierra. No veía ninguna vivienda.
Dormían en el interior de algo, ¿verdad? Su corazón golpeó fuertemente su
pecho. Rex parecía contento de no hablar lo cual la dejaba sola con sus
pensamientos. Ashlee no sabía si era algo bueno o malo. Finalmente
después de lo que se sintió como un largo tiempo, llegaron a la isla.

Rex cruzó la cubierta para recuperar la jaula de Tristán. Ashlee


comenzó a caminar hacia adelante cuando Peter la agarró del brazo. Él tiró
de ella hacia su lado. Ella se apartó de su agarre pero sus uñas se
clavaron en su piel. Ella gritó.

―Regrésese. Le llevaré de regreso ahora mismo. Las cosas no están


bien por allí. Satanás vive en esta isla. Los animales no están bien. Esta
gente hace trabajos raros con los lobos. La llevaré de regreso, Señorita.
Venga conmigo ahora.

Ashlee lo miró con la boca abierta lista para hablar pero Rex estuvo
repentinamente detrás de ella.

―Peter, ¿qué cree que le está haciendo a la Señorita Morrison?

Ashlee finalmente se las arregló para zafarse del agarre del hombre y
casi cae hacia atrás por el esfuerzo. Cuando se dio vuelta, tuvo que
aguantar un gemido. Un gruñido surgió de la jaula de metal pero eso no la
atemorizó. Los ojos de Rex eran oscuros y amenazantes. Eran sus ojos de
lobo. Ashlee se preocupó de que en un momento Rex pudiera cambiar y
entonces los días de Peter estarían terminados.

―Gracias por su preocupación, Señor. Estaré bien. ―Ella trató de


sonreír mientras pasaba entre Rex y la jaula y luego a la salida del bote.
Miraba hacia abajo mientras caminaba, contenta de estar en tierra firme.
Cuando Rex bajó la jaula del bote y se le acercó, se dio vuelta para
mirarlo.

―Pensé que ibas a cambiar allí.

―Lo tenía bajo control. Pero hubiera cambiado si no te hubiera


soltado. Es lógico que necesitáramos un nuevo operador de ferri. Es una
amenaza para la Manada.

Tiene razón, pequeña. No dejamos que otros lastimen a quienes nos


pertenecen.

Tristán no tenía que decir más. Las palabras no dichas se


expusieron frente a ellos como un puente que necesitaba cruzar. Era de la
Manada, le pertenecía a ellos ya que ella le pertenecía a Tristán. Tragó
saliva con dificultad. ¿En realidad quería pertenecerle a alguien de esa
manera? Una vez el bote se alejó, Rex abrió la jaula y Tristán salió y se
estiró en el suelo.
Ashlee no se movió ni un centímetro cuando dijo: ―No le pertenezco
a nadie. Me dijiste que me podría ir cuando quisiera, Tristán.

Puedes hacerlo. Pero incluso si vas al final de la tierra, seguirás


perteneciendo a nuestra Manada. Eres una de nosotros.

Eso sonaba como un gran problema. No tuvo la oportunidad de


responder cuando cuatro lobos salieron de los árboles. El más grande
sostenía una maleta en su boca que dejó caer en el suelo frente a él.
Supuso que no eran lobos normales. Podría apostar que eran Cambiadores
que venían a saludarlos.

Una banda de luz blanca de repente envolvió a los cuatro lobos.


Ashlee se cubrió los ojos con las manos ya que la luz momentáneamente la
cegó. Cuando pudo ver, los huesos de los lobos se rompían y se hacían
más largos frente a sus ojos. Jadeó. Nunca había visto a nadie Cambiar.
Además, podía sentir la magia en sus propios huesos. Su estómago rugió.
Puso la mano sobre su vientre para calmar la queja. No tenía hambre, era
más como un dolor que atravesaba sus intestinos, su estómago y que no
sabía cómo controlar.

El Cambio terminó y cuatro hombres de varias alturas —todos altos


y desnudos— se pararon frente a ella. Rex se acercó al más alto y lo abrazó
con torpeza. Ellos se abrazaron por un momento antes de que los cuatro
hombres desnudos abrieran la maleta que habían arrastrado y
rápidamente se vistieron.

Cuando estuvieron listos, el más alto del grupo habló. ―Saludos,


Rex. Veo que encontraste a nuestro hermano. Estaba atrapado en un
zoológico, ¿verdad? ―El hombre que hablaba tenía que medir casi dos
metros o más. Tenía el cabello rubio y los ojos marrones iguales a los de
Rex. ¿Era así como lucían los ojos de Tristán cuando no era un lobo?

Atrapado en un zoológico. Sí. Ríanse si quieren.

―Sí, queremos ―dijo el hermano más alto y los otros tres se


rompieron de la risa. Ella lo miró. El cabello corto de cada uno de ellos
variaba entre el rubio y el castaño. El más oscuro del grupo era el más
pequeño. Ahora que podía ver a los cinco hermanos de Tristán juntos,
podía ver la similitud entre ellos. Los hermanos Kane poseían los mismos
pómulos altos. Narices idénticas que sobresalían orgullosamente en sus
rostros. Era la línea de la mandíbula y los ojos que los diferenciaban.

―Esta tiene que ser tu Compañera. ―El tipo alto que Rex había
abrazado dio un paso al frente―. Toda la isla te espera con una gran
anticipación. Tenemos una buena opinión de su madre. Yo soy Michael
Kane.

Nuestro Alfa.

―Sólo por ahora. ―Michael corrigió a Tristán―. Y este es Gabriel.


―Él señaló al hombre que estaba parado a su izquierda. Gabriel dio un
paso al frente y se inclinó en una reverencia. Ashlee tragó saliva sin saber
qué hacer. ¿Cómo se respondía ante tal gesto? Gabriel era un poco más
pequeño que Michael. La línea de su mandíbula era redonda, mientras que
la de Michael era larga. Además tenía una hendidura en la barbilla y los
mechones de su cabello estaban cortados desigualmente.

Rex rodó los ojos a Gabriel. ―No te molestes con Gabriel, no ha


dejado la isla mucho. No sabe que ya no hacemos reverencias a las
mujeres.

Gabriel parecía afligido y dio un paso hacia atrás.

―Es… ah… un placer conocerte. Y gracias por la reverencia, fue una


manera agradable de ser bienvenida. ―Se apresuró a añadir, movida por
su evidente incomodidad. Sus ojos la miraron amablemente.

―Y este, que es un año menor que Trip, es Theo. No seas gruñón…


ven a saludar a la Compañera de Trip.

Ashlee tuvo que esforzarse para quedarse quieta cuando Theo dio un
paso hacia adelante. Sus ojos eran enormes y de color marrón; él apretó la
mandíbula tan fuerte que Ashlee pudo ver sus músculos tensarse.

¿Acaso ya le disgustaba?

―Te pareces a tu madre. ―Él extendió la mano y ella la tomó. Su


voz sonaba fría. Tal vez, ¿era su madre la que no le gustaba? Pensó que
estrecharía su mano pero él la llevó a sus labios y la besó. Tristán gruñó.
Theo levantó la cabeza para mirar a Tristán―. Sólo estaba revisando.

¿Revisando qué?

―Y finalmente aquí tenemos uno que es un año mayor que Rex, y


este es Azriel.

La barbilla de Azriel era muy similar a la de Michael pero nadie los


mezclaría. Él era el más pequeño del grupo. También tenía hombros
anchos. Una cicatriz larga y delgada en su rostro desde su ojo izquierdo
hasta su cuello. Él le dio la mano cuidadosamente y ella sonrió.

Necesitaba decir algo. ―A su madre le gustaba los nombres muy


fuertes.

Por alguna razón, eso les pareció tan divertido a los seis que todos se
echaron a reír histéricamente. Ella trató de sonreír. Incluso Tristán dio un
bufido a través de su nariz.

―Sí. ―Sonrió Michael―. Bienvenida a casa.

¿A casa? ¿Podría alguna vez pensar en esto como su casa? Lo


dudaba. La casa de estuco de sus padres parecía más y más atractiva.
Miró por encima de su hombro. Tal vez podría escapar. Todo lo que tenía
que hacer era nadar seis kilómetros.

Mmm, tal vez no.

Michael miró a Tristán con seriedad. ―Tenemos que ocuparnos de


tu problema de inmediato, Trip, así podremos averiguar cómo ocurrió,
cómo podemos hacerle frente y quién nos traicionó. Tengo que decirte que
algunos empezaron a temer que estuvieras muerto.

¿Algunos?

Michael sonrió. ―Bueno, yo.

Déjame establecer a Ashlee y luego me encantaría que todos me


trajeran de vuelta.

Theo sonrió. ―Cuenta con eso, hermano, cuenta con eso.


* * *
Ashlee estaba en el centro de la habitación de Tristán. Caminaba de
un lado a otro mientras admiraba el arte. Tenían eso en común. Si no
podía encontrar algo más qué decirle al menos podrían hablar de pintura.
“Establecer a Ashlee” había significado depositarla en su dormitorio y
preguntarle si estaría bien sola por unas cuantas horas. Había asentido y
él se había dado vuelta para irse antes de que le dijera una extraña
advertencia.

No te preocupes si oyes cosas raras esta noche. Ellos estarán


forzando mucha magia en mí para poder traerme de vuelta. No tengas
miedo, pequeña.

Luego salió corriendo. Apreciaba que Tristán se hubiera tomado el


tiempo para advertirle. Ahora podía obsesionarse con lo que estarían
haciendo allí afuera esta noche. Escuchó un aullido a lo lejos y caminó
hacia la ventana. No había nada más que árboles y oscuridad y treinta
machos Cambiadores que no habían visto a una hembra de su raza en
treinta años. Se estremeció ante el pensamiento. Caminó hacia la puerta y
la cerró. No era como si eso fuera a mantener a alguien lejos de lo que
realmente quería obtener, pero eso la hacía sentirse moderadamente más
segura.

Tristán no podría tardar mucho tiempo… ella se levantaría y lo


dejaría entrar cuando él tocara la puerta.

La habitación estaba más fría que antes y abrió la maleta para sacar
su suéter. Insegura sobre si se tenía que quedar o no, no había
desempacado nada. No había ningún sitio para poner las cosas que quería.
Tristán obviamente no había estado esperando una compañera de
habitación cuando había dejado el lugar. No había lugares vacíos en el
closet ni espacios en los cajones.

Lo más sorprendente era el televisor pantalla grande frente a la


cama. Había esperado que todo fuera rústico, pero dentro, la casa era
moderna y actualizada. Encendió el televisor. ¿Tenían señal o sólo veían
DVD’s? Ashlee cambió el canal y suspiró de alivio cuando encontró una
amplia gama de canales satelitales. De manera que había algunas
comodidades modernas en este extraño lugar. Otro aullido arruinó su
estado de ánimo para ver a Jay Leno y apagó el televisor. Caminó a la
ventana y miró hacia afuera. ¿Era Tristán el que estaba aullando? Se le
pusieron los pelos de punta en los brazos e intentó masajearlos con sus
manos. En toda su vida, nunca se había sentido tan sola.

Se acercó a la silla junto a la cama y se sentó. Se frotó lo ojos y


bostezó. Cuando Tristán volviera le diría —sin importar que fuera en forma
de lobo o humana— que la llevara a su casa. Cerró los ojos para
descansarlos por un momento. Sólo por un momento…

* * *
Ashlee despertó sobresaltada y se cayó de la silla. Cerró los ojos para
evitar la tortura que la había despertado. Rodó en el suelo y gritó de dolor
y agonía. Cada hueso en su cuerpo se sentía como si se acabara de
romper. Trató de usar sus piernas y no pudo. Abrió los ojos y se miró las
manos. Se sacudieron de forma voluntaria y rápidamente el pelaje se
extendió por su piel. Gritó del dolor pero nadie contestó. ¿Cuánto tiempo
había estado dormida? ¿En dónde estaba Tristán? ¿Quién le estaba
haciendo esto? Su madre le había dicho que necesitaba estar con la
Manada para Cambiar.

¿Algo malo le pasaría si estaba sola?

¿Ellos estaban haciendo que esto sucediera? ¿Tristán la estaba


torturando por no estar segura de que podría ser su Compañera? Había
sabido que esto sucedería. Sin embargo, la dejó sola.

Contuvo el aliento y dio un último grito que sonó como un grito


ahogado. Rodó sobre su estómago y se paró en cuatro patas. Miró
alrededor. Todo se sentía diferente. La ropa se había hecho pedazos y se
extendía en el suelo a su alrededor. Su piel estaba cubierta por pelaje
blanco y rojo.

Soy un lobo.

Su cabeza se disparó hacia arriba. Todo se sentía increíblemente


claro. Podía oler las esencias en la habitación que no había notado antes.
Tristán. Estaba en todas partes y él olía como la noche y los pinos. ¿Por
qué no lo había notado? Sus ojos se movían de lado a lado y puso la
cabeza sobre el suelo.

Sola. Estoy tan sola. No tengo familia. Estoy destinada a estar sola.
No tengo una Manada que me quiera.

Aulló en agonía, esta vez no por dolor físico sino por la soledad.
Necesitaba salir de esta habitación. Esta no pertenecía a ella. No conocía a
estas personas y ellos no la amaban. Habían dejado que afrontara todo por
sí misma. Corrió a la puerta pero no pudo abrirla con la pata ni el hocico.
Mala suerte. No abriría.

Salir. Necesito salir.

Sólo había una manera de dejar la habitación. Miró por la ventana


hacia abajo. No estaba muy lejos. Dos pisos. Podría hacerlo si rompía la
ventana. Utilizo su peso para hacerlo. Cuando el cristal se hizo añicos
cerca de ella, cortó sus patas delanteras y sus costados. Aulló de nuevo
cuando su impulso la llevó por la ventana. Golpeó el suelo con un ruido
sordo y las patas quemadas. Caminó por un momento a pesar de la cojera
que se había ganado.

Soy libre y estoy completamente sola. Por siempre.

Ashlee corrió hacía el bosque delante de ella. Cada paso que daba
era una agonía. Si iba a estar sola, este sería el mejor lugar para perderse.
«Capítulo 4»
Traducido por: Alexiacullen

Corregido por: Ann!!

T
ristán se dirigió hacia la casa principal, o el Instituto como el
mundo de fuera lo conocía, y sacudió sus miembros. Sus
hermanos seguían cerca, detrás de él, pero ninguno de ellos
estaba con una prisa grande por volver como él lo estaba.

Se sentía increíble estar de vuelta en su cuerpo humano. Sus


miembros se sentían tan holgados. Michael estuvo con el mismo sonsonete
sobre sus planes para finalmente encontrarse a su padre, pero Tristán no
estaba escuchando. Su mente al completo estaba intentando regresar con
Ashlee. El paquete había tomado mucho más tiempo de lo que él había
esperado para llevarlo a cabo con su cuerpo de lobo. Ocho horas de magia
y esto le había dolido como el infierno todo el tiempo.

Tiró de su camiseta sobre su cabeza y sus pantalones ya estaban, y


una vez más agradeció la suerte de que Theo había pensado en traer una
muda de ropa para él. Tristán necesitaba cortejar a Ashlee, y llegar a ella
completamente desnudo no sería una buena manera de empezar. Ella
había sido criada como una humana. Ella no iba a aceptarle porque su
lobo la reivindicara. Sonrió cuando la imaginó deambulando por su
habitación, ¿qué había pensado ella de su obra de arte?

—¿Trip? —Theo golpeó a Tristán que se giró para ver qué había
sucedido.

Tristán no vio nada malo. —¿Qué?

—Mira. —Theo señaló a la segunda planta de la casa y la mirada de


Tristán siguió su dedo hacia la ventana destrozada de la habitación de
Tristán. La hierba de debajo estaba llena de vidrio. Su corazón se sintió en
su estómago.
—¡Ashlee! —corrió, más rápido de lo que nunca había hecho con
piernas humanas, al interior de la casa. Theo estaba justo detrás de él, y
sabía que los otros deberían estar también. Se giró hacia la esquina de
abajo a lo largo del recibidor que lleva a su habitación, su pulso golpeando
fuerte en sus orejas. El lobo quería regresar e intentó forzarse a sí mismo
dentro de sus ojos cuando la sequedad que precipitaba su cambio de
hombre a lobo empezó dentro de él.

Agarró el pomo de la puerta. Estaba cerrada con llave. ¿Qué


demonios? Aporreó la puerta.

—¿Ashlee?

No hubo respuesta. Empujó su peso contra ella.

—Espera —dijo Theo cuando lo alcanzó—. Tengo llaves de todas las


habitaciones. —Tristán miró cuando Theo lo intentó torpemente con las
llaves en sus manos.

Tristán paseaba con presura en frente de la puerta. —Vamos.


Vamos.

—Lo tengo. —Theo apenas desbloqueó la puerta cuando se abrió.


Tristán empujó a su hermano a un lado para entrar en la habitación.
Vacía. Sus ojos recorrieron la escena. El vidrio de la ventana. Sus ropas,
desgarradas, en el suelo. Oh, Dios, no.

—¿Papá? —Se giró hacia Theo, Mike y Rex quienes se habían unido
a él dentro de la habitación—. ¿La cogió Papá?

—Cálmate. —Mike puso su mano en su hombro—. Date un respiro.


Es un lobo, pero no Papá, y ninguno cuyo olor reconozca.

Tristán se forzó a sí mismo a enfocarse. Irse medio loco no podría


ayudar a encontrar a Ashlee. Cerró sus ojos e inhaló profundamente. Mike
estaba en lo cierto. Un lobo. Ashlee había estado aquí. Él podía oler todos
los sitios a los que ella había ido en la habitación. Cogió los jirones de sus
ropas y la olisqueó. Un lobo. Había un lobo en sus ropas.

La comprensión dejó estupefacto a Tristán. Tomó una respiración


más profunda en la tela de sus manos. Ella había cambiado. Era la loba.
La magia que ellos habían lanzado sobre él la noche pasada había sido
fuerte y poderosa. De manera que mucha magia había hecho su camino
hacia Ashlee y la forzó a cambiar. Tristán podía sentir su presión arterial
subir. Ella había estado sola.

—No es bueno —susurró Mike—. Ella misma está cambiada del


todo. ¿Cómo es que incluso sucedió? No debería de haber sido capaz de
suceder sin la magia de la manada. Ella está sola.

Theo asintió y la desesperación se retorció en las tripas de Tristán.


—Puedes perderte en tu lobo la primera vez si estás del todo solo. —
Tristán era más que consciente de este hecho.

Tristán tragó saliva con fuerza. Corrió hacia la ventana, luego sacó
su cabeza fuera e inhaló. —Tiene que estar aterrada, pero se adentró en
los bosques.

—Ella no sabrá cómo cazar. —Theo se encontraba junto a Tristán,


Mike estaba en el otro lugar. Michael asintió—. Algunas cosas son
instintos, pero necesitamos traerla de regreso. Necesita establecer vínculos
con la manada, convirtiéndose en un miembro y respondiendo ante
nosotros. Pero apenas me conoce. No soy su Alfa. Tristán, vas a tener que
ir y traerla. Tú eres su pareja. Ella te reconocerá, se dé cuenta o no.

Maldita sea, realmente le había fallado. Debería haber estado allí,


estando para ella cuando hiciera el cambio por primera vez. Maldita sea.
¿Y qué si la había perdido? Él sólo la había encontrado. Pero la posibilidad
de perder a su lobo para siempre era grave.

Se giró hacia su hermano. —Todavía hay tiempo suficiente para


salvarla. Tiene que ser así.

Michel asintió. —Tienes que darte prisa, Tristán.

Demonios, sí, tenía que darse prisa. No perdería a su compañera


loba sin que él diera su último respiro.

Tristán llamó al cambio en su cuerpo. —Trae a las Tías. Tenlas en


alerta para cuando regrese con ella.

Completó su cambio, tan fácil para él de hacer como respirar. Sus


huesos se resquebrajaron, dando una nueva forma, y al final se reajustó
hasta que fue lobo. Después de muchos años de hacerlo, y seis meses
desde que había sido capaz de cambiar de nuevo, su cuerpo canino era tan
fácil de adecuarse para él. Saltó por la ventana rota después de Ashlee. La
encontraría y la llevaría a su casa. Y luego nunca la permitiría marchar.

* * *
Olfateó el terreno. Ashlee había venido en esta dirección y había
sangrado cuando pasó por aquí. ¿Lesionada?

No, no era aceptable.

Corrió hacia adelante mientras seguía su olor, a cada paso que daba
su olor crecía más fuerte. Olió el aire. Tierra mojada, hojas húmedas,
vegetación húmeda, y alguna otra cosa, Ashlee. Como una humana, Ashlee
había olido como a granos de vainilla y canela. Incluso olía a otras cosas
ahora pero su lobo le añadía el olor de las hojas de pino y el pelo. Sí, ella
estaba cerca.

Escuchó un gemido cerca de él y se dio la vuelta.

¿Ashlee?

Pequeñas vibraciones en la tierra detrás de él le alertaron cuando


apretó el paso hacia los espesos arbustos. Si pudiera haber abierto la boca
habría tenido a Ashlee cubierta de rojo y blanco. Muy raro. Nunca había
visto a nadie que le gustara antes. Sus ojos taladraron en él antes de que
ella bajara su mirada en sumisión y gimió de nuevo. Su lobo aulló por la
angustia de su compañera. Tristán se forzó a sí mismo a enfocarse.
¿Pequeña Ashlee? Eres una loba hermosa. ¿Puedes escucharme?

Ashlee se quejó.

Estás herida. Ven conmigo. Cambiaremos de forma juntos y


conseguiré curarte.

La loba Ashlee alzó sus ojos hacia él durante un momento. Sola. Su


voz era tan suave en su cabeza que apenas la escuchó.

Está bien. Te dejaré sola. Lo siento. No sabía que esto pudiera


suceder.
Su loba parpadeó un par de veces rápidamente. Bien, eso significaba
que entendía al menos algo de lo que él había dicho.

¿Tristán?

Todo está bien, Ashlee. Soy yo... He venido por ti.

Sigues siendo un lobo. ¿La magia no funcionó?

Él sacudió su cabeza. Funcionó. Cambié de nuevo para encontrarte.


Ven conmigo.

Ella cerró sus ojos. Me duele, Tristán.

Lo sé. Necesitamos regresar a casa y volver a tu otra forma.

¿Cómo haremos eso? No sé cómo me hice una loba.

Ven aquí.

Finalmente Ashlee cedió y dio un paso hacia él. Hundió su nariz en


el pelaje de él y él se estremeció. Su loba quería rienda suelta, pero él no lo
podía permitir.

¿Macho? Su voz sonó tensa.

Soy tu macho. Lo entiendes ahora.

Lo hago. Cerró sus ojos.

No, no, no Ashlee. Voy a cambiar de nuevo y te voy a agarrar. Mi


magia podría hacerte cambiar a humana cuando estés en mis brazos. ¿Lo
entiendes?

Cansada.

Sé que estás cansada. Por favor, no te vayas a dormir. Internamente


su lobo le aulló para no permitirle que se durmiera. Ella había perdido
mucha sangre. Mordió suavemente en su hombro y ella gritó en señal de
protesta. Llamó a su magia y sintió que los rodeaba. Tomó una respiración
profunda. Debía funcionar, tenía que hacerlo. Sintió sus huesos empezar a
cambiar y Ashlee chilló. Al principio fue un grito desgarrador de un animal
con dolor pero rápidamente fue su propia voz humana. Cuando pudo,
envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo desnudo. Ella se estremeció en
sus brazos.

La sujetó con más fuerza. —Te tengo, no voy a dejarte ir.


Conseguiremos resolverlo ahora.

Sacó hacia atrás su cabeza para mirarlo, aturdida y ligeramente


desenfocada. Él secó el sudor de la frente de ella y la besó en la frente. Ella
era su tesoro y protegida, dada a él por el destino como un regalo y había
permitido que ella se lesionara. La furia consigo mismo se llenó dentro de
él. Ella se rio débilmente de él.

Su voz sonó ronca. —Soñé contigo.

—¿Me viste como un hombre en tus sueños, no como un lobo? —


Ella asintió con la cabeza y cerró sus ojos. Él bajó la mirada hacia su
figura desnuda e intentó forzarse a sí mismo para catalogar sus lesiones y
no ser distraído por su encanto. A pesar de sus buenas intenciones, él
sintió un tirón de su ingle. Los pechos de Ashlee eran pequeños y
coquetos, perfectos para su cuerpo. Quería estirar el brazo y tocarlas,
después lamer el sudor de su cuerpo. Su lobo aulló por el pensamiento. Sí,
él podría acariciarla con su lengua por todo el recorrido desde el interior de
su cuello a su hermoso pelo rubio que formaba una V entre sus piernas.
Ansiaba el sabor de ella, tanto en su piel y dentro de sus bellos pliegues
donde sabía que el cielo lo esperaba.

Pero él no era un animal, no enteramente, e incluso su lobo sabía


que no era tiempo para eso. Se forzó a sí mismo a enfocarse en sus
heridas. Sus manos estaban destrozadas. Sus lados parecían crudos y la
sangre salía con velocidad de una herida particularmente mala.

Ella abrió sus ojos para mirarle fijamente. —No quiero hacerlo
ninguna otra vez. —Su cabeza cayó hacia atrás y sus ojos se quedaron en
blanco bajo sus párpados.

—No, no, no. —La levantó en sus brazos y corrió en dirección hacia
la casa. Sus hermanos podrían haber encontrado a sus tías por ahora.
Ellas podrían saber cómo solucionar esto.

* * *
Ashlee primero volvió a ser consciente de la sensación de ir a la
deriva. Se sentía como si estuviera en una balsa en lento movimiento que
ligeramente la movía en el océano. Ella estaba cálida y acomodada y no
apreciaba las voces que hablaban de ella. Ellos intentaban extraerla de su
balsa tranquila y pacífica.

—¿Por qué no puedes simplemente dejarla dormir? —Ah, Tristán. Sí,


él lo entendería, él podría hacer que ellos la dejaran sola.

—Necesita líquidos para que podamos bajarla la fiebre. Despiértala,


muchacho.

La voz de la mujer no era familiar para Ashlee. Ella iba a abrir sus
ojos en un momento y la daría una patada por detrás por hablar con tanta
dureza a Tristán. Ashlee intentó hacer eso pero sus ojos se sentían tan
pesados. Sus párpados se agitaron pero no se abrieron.

—Ashlee, ¿puedes oírme? —Tristán quería su atención pero ella no


podía dárselo. La calidez de la espera de su balsa la llamaba y ella se fue
con mucho gusto.

La siguiente vez que Ashlee se despertó, estaba oscuro. Forzó a sus


ojos a abrirse sólo para encontrar que la habitación en la que dormía
estaba casi tan oscura como el interior de sus párpados había estado. Su
cabeza golpeaba, pero había tenido peores dolores de cabeza; su cuerpo se
sentía dolorido y realmente no se podía mover.

El origen de su problema resultó ser Tristán. Él estaba dormido, con


su cabeza presionada a la parte de atrás de la suya, sus brazos la
envolvían alrededor de su cuerpo. Ella cerró sus ojos y forzó a su mente a
no empezar a idear con razones para estar molesta con que él la sujetara.
No funcionó. En realidad ellos no se conocían uno al otro. Ella tan sólo le
había visto como un humano una vez. Él le había contado que ella le
pertenecía, y que a donde ella fuera, él iría, pero la había dejado sola para
enfrentarse a su primer cambio por ella misma. Nada de esto era suficiente
para ella para forzarle a mover sus brazos, así que decidió escucharle
respirar durante un momento.

No roncaba; eso era un alivio. Si hubiera incluso una posibilidad de


que fuera a funcionar y fuera una posibilidad pequeña a mejor, ellos iban
a necesitar ser compatibles de muchas formas. Ella nunca había sido
capaz de tolerar un ronquido fuerte. La satisfacción fluyó a través de ella
cuando tentativamente acarició su brazo. Lo que ella podía recordar de
cuando le había visto como un humano había confirmado la afirmación
anterior de su madre de que él era atractivo. La atracción no iba a ser un
problema, al menos en su extremo.

Tristán cogió una respiración profunda y la atrajo contra él. Bien,


ahora estaba demasiado apretada. Iba a herir una de sus costillas. Ella
cogió sus manos grandes en las de ella y suavemente intentó aflojar su
agarre de ella. Él murmuró algo pero no la dejó ir. ¡Maldita sea! Iba a tener
que levantarle.

—Tristán. —El silencio la respondió. Él había tenido un sueño más


ligero cuando había sido un lobo. Lo intentó de nuevo, esta vez más
fuerte—. Tristán.

—¿Qué? —La atrajo totalmente contra su cuerpo cuando se


despertó, lo cual la hirió incluso más. Ella gruñó y él la soltó y ella lo
apartó lo suficiente para conseguir un pequeño espacio para respirar.

—Lo siento, ¿te estaba aplastando? Quería estar despierto, supongo


que me quedé dormido.

Ashlee dio una buena mirada a Tristán, y estaba sorprendida por


cómo la claridad, dentro de la oscuridad, ella podía distinguirle. Aquí él
era… el hombre de su sueño, el que la había rescatado en el bosque. Sus
rasgos eran reales, su cuerpo duro y presionando contra el de ella. Ella se
estremeció contra él. Él parecía arrugado, con sueño y sexy como el
infierno. Su pelo estaba cortado cerca de su cabeza, su color de un marrón
dorado se difuminaba con reflejos rojos como su piel de lobo. Tenía
rastrojos esparcidos por su cara y un hoyuelo en su mejilla izquierda. En
su sueño, sus ojos marrones habían estado tristes pero ahora ella le
miraba fijamente, estaban cansados pero felices. Manchas de color gris,
las mismas que había notado cuando él había sido un lobo, salpicando su
iris.

En cierto modo, había sido tan fácil cuando él era un perro; ella
podía alcanzarle y tocarle cada vez que quería, de la misma forma que
podías acariciar a un perro. Ahora todo él era un hombre, y ella no podía
simplemente acariciar su cara. ¿Podía?
—Estoy un poco insegura de mi misma —No era por lo general tan
audaz. Tragó saliva y sintió sus mejillas enrojecerse con el calor
vergonzoso.

Él asintió—. Yo también.

—¿De verdad? Tienes cien años. ¿No te has encontrado en casi todas
las situaciones a esta altura?

—Me siento como si verdaderamente tuviera treinta de nuevo. Es un


poco como que he rebobinado unos setenta años. —Ashlee le vio arrugar
su frente—. No debería haber dicho eso. Eres muy nueva en esto. Necesito
tratarte como a una chica humana, y no tengo casi nada de experiencia
con esto, pero tengo entendido que es importante para ti tener elecciones,
que no te sientas apresurada u obligada a hacer algo.

—Es cierto. Necesito ser yo misma, pero entiendo un poco mejor


ahora lo que está sucediendo. Cuando estaba en el bosque, me sentí sola
en el mundo y sabía que no debería sentir de esa forma. Debería tener una
mochila. Luego tú viniste y pude olerte. Sabía que eras mío por la forma en
la que olías. Me llamó, alimentó mi alma de una manera que no podía
entender cuando no había sido una loba. —Ella se paró para considerar
sus palabras siguientes y estaba agradecida de que le diera tiempo para
hacerlo—. Todavía lo siento conmigo, la loba. Estoy sujeta por ella, incluso
ahora como una humana.

Tristán asintió. —Ella siempre va a estar contigo ahora. Ha estado


durmiendo toda tu vida; ahora se ha despertado, vas a tener que luchar
con ella para dominar durante un tiempo, y luego, al final, te fundirás con
un solo ser donde ambas estén siempre. Aunque a veces todavía me dejo
desaparecer en el lobo cuando estoy a cuatro patas porque me gusta la
sensación. Pero él nunca desaparece dentro de mí. Él es demasiado
dominante para eso.

—Me siento valiente y sincera; generalmente no soy ninguna de esas


cosas.

—Eso es ella entonces. No estoy sorprendido. Ella, o más bien tú, es


una loba exquisita. Nunca he visto una como tú antes.
Ashlee puso sus manos en su regazo y se sentó recta. —Así que
desde que estoy con un estado de ánimo sincero, te diré que si bien, no
estoy segura de que quiera ser de tu propiedad. —Tristán abrió su boca,
pero ella siguió hablando y no le dio una oportunidad para responder—.
No sé si puedo ir sin olerte, tocarte, o tenerte alrededor, así que creo que
vamos a tener que trabajar en algo.

—Tus ojos apenas fueron de lobo, pequeña.

Ashlee alcanzó a tocar sus ojos, se sentían secos. Parpadeó dos


veces e intentó limpiarlos pero no sirvió de nada.

—Toma una respiración profunda. Está tratando de protegerte


porque no sabe cómo tomar ese discurso. Tranquilízala, no soy molesto e
incluso si lo fuera, nunca te haría daño.

Ashlee dio una respiración profunda y cerró sus ojos. ¿Cómo se


suponía que tenía que tranquilizar a su loba de algo? Con sus ojos
cerrados, Ashlee podía sentir ahora la loba dentro de ella. Una presencia
en su mente. ¿Había estado siempre ahí?

¿Está todo bien?

Su loba le habló con dulzura a su mente. Ella se abrió a sus


pensamientos y sentimientos. La canina se sintió aliviada de estar con ella
ahora, se disculpó de que su cambio hubiera llegado con tanta violencia, y
se alegró de que no estén tan solas. Además, adoraba a Tristán, en quien
ella pensó como una sola identidad, no como hombre o lobo. La loba de
Ashlee ya había hecho su elección; ella estaba con Tristán a largo plazo.
Ella sólo quería a Ashlee para ponerse al día.

Ashlee decidió responderla. Todo está bien.

Te di tus sueños. Era la única manera de hablarte. Podemos ver cosas


que otros no pueden.

Ashlee asintió. Lo sé. ¿Debería darle las gracias? Gracias por salvar a
Tristán.

Él me pertenece a mí también.
Su loba suspiró, dando vueltas dentro de ella. Pensarías que estabas
loca. Te traicionaste cuando permitiste que esas personas te digan lo que
eras.

Lo sé. Había negado su propia verdad, y había permitido a otros que


la definieran. No sucederá de nuevo. Me siento como que ahora me conozco.

Esa era la declaración que la loba había estado esperando, y se


acomodó dentro antes de añadir un último pensamiento. Si lo olvidas te lo
recordaré.

Ashlee abrió sus ojos. Tristán la sonreía.

—Lo hiciste rápido.

—De hecho, un poco como ella. Ella es muy fácil de entender; anhela
la lealtad y el amor. Es muy fácil amar a una criatura como esa.

—¿No está intentando dominarte?

Ashlee sacudió su cabeza. —Por lo menos ahora no.

—Entonces el tuyo es más bonito que el mío. —Se rió en voz alta e
hizo una mueca—. Mi lobo no pensaba que fuera muy divertido. De hecho,
ahora que te he encontrado está más bien contenido y discreto.

Ashlee se lanzó hacia adelante y capturó la boca de Tristán con la


suya. Él se quedó paralizado y Ashlee se preguntó si él estaba sorprendido
por un segundo, pero luego empujó su cabeza cerca de la de él de manera
que sus labios se apretaron con más fuerza. Quizás su loba tenía más
control del que ella reconocía porque Ashlee no tenía ni idea de lo que se
había apoderado de ella. Ella no se estaba quejando… Tristán la saboreó
estupenda. Sus labios se movían sobre los de ella con una firmeza que ella
amaba. Luego, deslizó su lengua por delante de ellos y su sabor entró de
sopetón en su boca… menta y sexo.

Una de sus manos la sujetaron bien fuerte contra él, y la otra


recorría su espalda para rastrear su diseño con sus dedos debajo de su
camisa, contra su piel. Ella se estremeció y sus pezones se endurecieron.
Las sensaciones la dejaron sin aliento. Ella le quería dentro de ella ahora.
Separó sus labios de los de él y le empujó sobre la cama para que ella
pudiera subir encima de él. Parecía desesperadamente importante que ella
tuviera derecho sobre él en ese segundo.

Su cuerpo le mostró que él estaba de acuerdo. El bulto en sus


pantalones de pana le decían que él estaba duro y listo, le hacía señas
para que alcanzara su interior y lo viera por ella misma. Desesperada por
tocarle, Ashlee le acarició su gran asta a través de la tela aterciopelada de
sus pantalones. Él gimió y cerró sus ojos.

—Ashlee, si hacemos esto —habló aunque con los dientes


apretados—, completaremos el ritual de apareamiento. Estaremos atados
juntos. No quiero que hagas esto y no sepas las consecuencias. —Un golpe
a destiempo en la puerta detuvo cualquier respuesta que ella pudiera
haber hecho.

—Tenéis un montón de tiempo para aparearos más tarde, chicos.


Necesito comprobar al paciente.

—¡Maldita sea! —Tristán lanzó una maldición en bajo y se metió su


camiseta en sus pantalones. Se levantó y Ashlee le miró intentando
acomodarse. Le debía haber dolido porque con una mueca en su cara se
volvió hacia la pared.

Ashlee se miró a sí misma. Ella era un río revuelto, pero lo era todo
lo que había allí, y Ashlee en realidad tenía que reprimir las ganas de oler
para ver si reconocía el aroma… sabía lo que ellos estaban haciendo aquí.
Sintiéndose cómoda en su estado con la ropa arrugada, se sentó en la
cama.

—¿Lista para conocer un poco más de familia?

Ashlee ladeó su cabeza hacia un lado. —¿Están relacionados


conmigo?

—Todo el mundo está en la manada, pequeña Ashlee, todos somos


familia aquí.

El golpe llamó a la puerta de nuevo. —Deja de quejarte contigo


mismo, chico, y abre la maldita puerta.

—Ella es encantadora, te lo aseguro. —Tristán le dio una sonrisa


torcida y caminó hacia la puerta—. Por favor, ¿no entrarás, tía?
Abrió la puerta y una alta y llamativa mujer entró en la habitación.
Era por lo menos uno con ochenta y dos de alto con el largo pelo gris que
se extendía hasta sus pies. Una banda de goma elástica la aseguraba
detrás de su cabeza. Llevaba gafas enormes que cubrían la mayor parte de
su cara, una falda hasta la pantorrilla púrpura y una camiseta verde en la
que se leía “Rhode Island Rocks” en la parte delantera.

Ashlee nunca había visto a nadie que se pareciera a la tía de Tristán.

La tía de Tristán puso sus manos en sus caderas. —Así que nos
diste un buen susto anoche. La lesión no habría sido tan mala si tu cuerpo
no estuviera ya bajo una enorme cantidad de tensión por falta de alimento.

—Lo sé, he estado hambrienta. Pero lo haré de ahora en adelante. —


Ashlee había estado escuchando el mismo discurso de su madre durante
meses pero parecía más importante escucharlo de la tía. Con todas su
ropa de colores brillantes y su pelo largo alocado, ella todavía se
encontraba increíblemente intimidante.

—Bien. Así que te vamos a echar un vistazo, Ashlee. Y, por cierto,


tengo un nombre, a pesar de esta preferencia de llamarme Tía. Es
Clarinda. Y después de que te atienda, voy a enseñarte a hacer lo que
puedo hacer para que mi hermana y yo finalmente nos matemos.
«Capítulo 5»
Traducido por: rihano

Corregido por: Ann!!

T
ristán estaba en la cámara del consejo y escuchó los planes
de Michael para capturar y en última instancia eliminar a su
padre. Era bueno volver a estar con sus veintiocho
compañeros de la manada.

Siempre sería más cercano a sus hermanos, pero él había conocido a


los otros toda su vida y se preocupaba por cada uno de ellos. Sabía que
debería preocuparse por las decisiones que ellos tomaban, pero no podía
concentrarse en nada que no fuera el hermoso cuerpo de Ashlee. Más que
nadie en la habitación él tenía razones para querer a su padre destruido.
Pero no podía dejar de pensar que, de una manera verdaderamente
perversa, le debía a su patriarca una gran deuda.

Si no hubiera sido atrapado en su forma de lobo y colocado en el


zoológico, nunca habría encontrado a su compañera.

No es que intentara mantenerse al margen de la misión de eliminar a


su padre, solo que él no estaba todo lo interesado en la planificación y el
trazado del momento. Él suspiró y miró su reloj de nuevo, por quinta vez
en cinco minutos. Ashlee estaba con las tías, que estaban tratando de
enseñarle a aprovechar su energía interior, algo con lo que Tristán no
podía ayudarla. La manada puede ser dominada por los hombres en su
jerarquía, pero las hembras pueden hacer cosas asombrosas a sus
contrapartes del cromosoma. Y que no podía ni siquiera imaginar.

—No creo que quiera una pareja si ella me hace mirar hacia el
espacio, desconsolado como un chico de quince años —comentó Theo
trayendo a Tristán al presente. Veintiocho pares de ojos molestos se
clavaron en él.
Tristán esperaba que su voz sonara en tono de disculpa, pero lo
dudaba. —Lo siento, ¿me perdí de algo?

Michael soltó un bufido—. ¿Quieres decir aparte de los últimos seis


meses?

Tristán puso los ojos. —Aparte de eso, sí.

—Te pregunté pensabas sobre el plan de asalto.

—Creo que cualquiera que mi Alfa presente es el más adecuado para


nuestra manada.

—Ese es exactamente el asunto, Trip. Como el único miembro de


esta manada con una compañera, sentimos que tal vez es un signo del
destino que tú deberías tomar el cargo de Alfa. Nunca he sido oficialmente
nombrado nuestro líder, y tal vez ese es el por qué siempre se supone que
te ha pertenecido a ti.

Tristán quedó boquiabierto ante Michael. —Harías cualquier cosa


para negar que eres nuestro Alfa, ¿no?

Michael abrió la boca y Tristán sabía que él estaba a punto de


defender su punto.

Internamente, Tristán se preparó para el encuentro, esperando que


la discusión lo afectara mucho.

Eso siempre lo había puesto un poco enfermo, discutir sobre su


padre. Su lado lobo odiaba cualquier confrontación con el Alfa. Pero
cuando Michael habló, la sensación de malestar que Tristán había
anticipado nunca surgió.

—Yo soy tu hermano mayor, Tristán. Siempre lo seré. Pero seamos


sinceros, conseguí este trabajo por defecto porque nací primero. No tengo
las habilidades para conducir. Ni siquiera tenía idea de cómo encontrarte
cuando estabas desaparecido. Rex tuvo que rastrearte.

Junto a Michael, Azriel se echó a reír. —¿Quieres ser Alfa, Rex?

—No. Yo no soy el Alfa. —Rex cruzó los brazos sobre su pecho y miró
a Tristán.
De hecho, todos los ojos en el cuarto estaban puestos sobre él. ¿Por
qué diablos todos estaban mirándolo?

Se aclaró la garganta. —Michael, cuando Padre hizo lo que hizo, el


trabajo recayó en ti. Eres el más viejo. Nuestro líder nato.

Michael negó con la cabeza. —Padre no fue el primer nacido, Tristán.


—Los ojos de Michael se clavaron en los de Tristán. Nunca había visto a su
hermano esforzándose por hablar así antes—. Él fue el tercer hijo.

—Y mira lo fabuloso que resultó. Tal vez debería haber sido el primer
nacido en lugar de nuestro padre clínicamente demente.

Tristán escuchó refunfuñar detrás de él, pero no se dio la vuelta


para ver acerca de lo que ellos murmuraban.

—Tú no eres Padre, y cuando te fuiste… estábamos perdidos.

—¿Qué diablos significa eso? —Ahora ellos estaban empezando a


molestarlo. Si Michael tenía un punto, necesitaba que llegara a este.

—Yo no soy el Alfa. Lo sé. Mi lobo lo sabe. Aquí todos lo saben.

—Sólo estás nervioso porque no quieres ser como papá. Naciste para
hacer esto.

Gabriel se echó a reír, un sonido frío y duro, y dio un paso


aproximándose a Michael. —¿Por qué otra razón debería ser Michael el
Alfa, Tristán, que no sea su orden de nacimiento? ¿De verdad crees que él
es el Alfa? Mira dentro de ti, ¿qué ves? —Gabriel bajó los ojos después de
haber hecho ese discurso en un gesto de sumisión. Tristán se dio la vuelta
y miró a sus compañeros de manada. Ni uno solo de ellos lo miró a los
ojos. No tenía idea de lo que estaba pasando, pero que iba a poner fin a
esto ahora.

Él abrió la boca para hablar, para decirles que estaban todos locos y
que cualquier persona que no apoyara a Michael era tan útil como un
traidor, pero cualquier intento de discutir fue olvidado mientras un lobo
negro y gris se abría paso en el grupo. Aunque nadie se atrevería a
quejarse, la llegada de Cullen hizo la ya tensa situación aún peor. La luz
blanca que siempre acompañaba el cambio rodeó a Cullen por un
momento antes de que su cuerpo se estirara en su formidable forma
humana. Tristán observó mientras Cullen se dirigía al fondo de la sala y se
puso un par de pantalones de chándal y una camiseta que siempre
estaban almacenadas allí.

Cullen Murphy, el más antiguo Cambiador vivo en su manada, de


altura un poco menos de dos metros: más pequeño que los Reales, pero lo
que le faltaba en altura lo compensaba en fuerza y poder. Tristán siempre
pensó que Cullen se parecía a una excavadora. Él podía golpear a
cualquier potencial enemigo, duro, y en un movimiento rápido, hacerse
con ellos.

Cuando Tristán había sido un niño, Cullen había sido tan


aterrorizante que Tristán se había comportado en cada junta de la manada
para que éste no volviera su mirada encantada sobre él. Había sido el
Consejero más cercano de su padre. Había muchos en la manada que
desconfiaban de él, y sentían que aún trabajaban para su ex-Alfa. Pero
Tristán no compartía esa opinión. A pesar de que Cullen parecía de treinta
años al igual que el resto de la manada no emparejada, sus ojos eran
antiguos.

Había sido tan traicionado, como el resto de ellos.

—Por mucho que me encantan estas pequeñas discusiones donde


los Seis Reales discuten como niños pequeños la posición del Alfa,
tenemos grandes problemas. —La voz rasposa de Cullen fue un disparador
para Tristán. Sólo un segundo de escucharlo y Tristán no era el hombre
con casi un siglo a sus espaldas, sino un niño aterrorizado de cinco años
que se había colado a ver a la manada realizar los ritos de muerte de un
miembro cuya esposa había fallecido. Tristán cerró los ojos por un
momento en respeto al recuerdo.

Michael se quedó en silencio por un momento frente a Cullen. —¿Y


cuáles serían los asuntos más importantes? ¿Tal vez te gustaría ser Alfa?
Lástima que tu sangre no tiene la magia necesaria para vivir eternamente
después de encontrar a tu pareja, o estaríamos todos encantados de
pasarte el trabajo.

Cullen enarcó una ceja, lo cual, se dio cuenta Tristán, era similar a
otras personas volteando sus ojos. —Por favor, no confundas mi interés en
la supervivencia de esta manada con el deseo de hacerme cargo de tu
posición, mi Alfa interino. —Tristán intentó no sonreír. Era difícil
reprender a Michael pero Cullen lo hacía cada vez que se le presentaba.

Tristán observaba a Michael volverse hacia la ventana y mirar hacia


afuera. Habló sin darse la vuelta. —Adelante con ello, Cullen. Tu llegada
de México sólo puede significar que trajiste noticias de nuestro padre. —
Tristán tomó una respiración profunda. Si Cullen trajo noticias de su
padre, eso significaría que había llegado la hora para ir y destruir a
Kendrick, el señor de los seis reales. Como el ex segundo al mando de su
padre, Cullen había tomado la búsqueda para encontrarlo y destruirlo
como una venganza personal. El trabajo era lo que mantenía vivo a Cullen.
Se rumoreaba que había vivido cuatrocientos años sin una compañera. La
mayoría de los cambiaforma elegían realizar el ritual de suicidio en menos
tiempo, sintiéndose desesperanzados, sin un compañero.

Pero no Cullen. Había vivido como segundo de su Alfa, el hombre del


saco para los niños de la manada, y ahora como un asesino en potencia,
por mucho que Tristán pudiera imaginar. Si Cullen estuviera algo
interesado en contar historias, Tristán estaba seguro de que podrían
aprender mucho de él, pero Cullen no estaba dispuesto a compartir o
instruir. Era más probable para aterrorizar y destruir.

—Hay movimiento en el interior de las instalaciones. Parece que


trajo personas. Varios de sus lacayos salieron hace un mes y no han
regresado. Creo que nos conviene saber lo que quieren. —Cullen cruzó las
manos sobre su pecho mientras miraba la espalda de Michael.

—¿Eran tres hombres? ¿El hombre rubio con el tatuaje de serpiente


y los otros dos? —preguntó Tristán rompiendo el silencio que se había
apoderado del ambiente.

Cullen asintió con la cabeza. —Sí. ¿Cómo sabía usted eso, príncipe
Tristán? —Interiormente, Tristán se estremeció por el título. Su padre
había insistido en tonterías como el rango y el orden, pero él y sus
hermanos nunca lo habían mantenido.

—Ellos me atacaron a mí y a mi compañera hace dos días después


de que ella me rescató del zoológico donde me encontraba detenido.

Cullen se le quedó mirando. —Creo que me he perdido un poco.


Tristán pensó que era quizás la primera vez que había visto a Cullen
confundido antes.

Trató de no reír.

Michael se apartó de la ventana. —Hemos estado tratando de


contactarnos contigo por algún tiempo. Necesitas comenzar a llevar un
teléfono celular.

—Mientras estoy vigilando la instalación como un lobo, no hay


realmente un lugar para llevar un teléfono celular.

Michael hizo un ruido que fue algo entre un gruñido y una sonrisa.
—Sin duda, debes ir a algún lugar para dormir por la noche, un lugar
donde te duchas. Puedes dejar el teléfono móvil allí y revisar tus mensajes
para que al menos te pueda decir que mi hermano ha sido secuestrado y
que le tememos muerto, o cuando ha regresado con su compañera en el
remolque. Sin duda, Tristán es lo suficientemente importante para
justificar en gran parte ese respeto de ti.

Cullen asintió con la cabeza y Tristán resopló, lo que le valió una


mirada de Michael. Tristán no había visto nunca a Cullen consentir a
cualquier cosa antes.

—¿Cómo escapó de los tres atacantes, príncipe Tristán?

Tristán deseó corregirlo sobre el título de príncipe, pero él hace


tiempo había dejado de intentarlo.

—Rex, Victoria, y yo los matamos fuera del zoológico donde me


habían retenido.

—¿Victoria es tu pareja? —gritó Cullen y Tristán parpadeó


sorprendido.

—Ah... no, aunque, no sé por qué eso te sorprendería tanto. Su hija


mayor, Ashlee, es mi compañera.

—¿Victoria tiene una hija? ¿La joven que provocó que me distrajera
con sus acciones histéricas, está emparejada y es madre de tu compañera?

Nunca se le había ocurrido a Tristán que alguna de las travesuras


que él y los otros habían hecho como miembros jóvenes de la manada
había afectado a Cullen en algo. Ellos habían parecido por debajo de su
interés.

—Victoria tiene dos hijas y ella está emparejada con un cirujano


plástico en Nueva Jersey, que sabe todo sobre nosotros. Sin embargo,
hasta hace dos días, su hija mayor no sabía nada acerca de su herencia, y
la más joven aún no lo hace.

Cullen miró a su alrededor. —¿Crees que encontraste a tu pareja


porque, finalmente, el peligro ha pasado, así como que el hechizo de Mary
Jo está anulado, finalmente?

—O eso, o que realmente estaba justo en el lugar correcto en el


momento oportuno. —Tristán no lo sabía. Las cuestiones metafísicas
nunca habían sido su área de interés. Cuando llegó a la dinámica de la
manada, prefirió ser el Consejero de su hermano, un guerrero dominante,
y ahora el compañero de Ashlee. Aunque en este momento, podría matar a
sus hermanos por su indecisión. La manada necesitaba fortaleza y
seguridad. Nunca sería capaz de cumplir su papel como asesor si Michael
nunca tomaba plenamente su posición de Alfa. Joder, si él no fuera tan
completamente inadecuado para el puesto, ¿no se lo había dicho su padre
un millón de veces?, la habría tomado para sí. Fuera de la manada,
pintaba y vendía su obra de arte. En cuanto a Tristán se refería, los
místicos podían ocuparse de las necesidades mágicas de la manada sin su
participación.

Algo acerca de sus últimos pensamientos molestó a Tristán. Su


padre le había dicho más veces de las que podía contar que él haría un
pésimo Alfa. ¿Por qué había hecho eso?

La piel de Tristán empezó a estremecerse.

—¿Dónde está tu pareja ahora?

—¿Qué? —La atención de Tristán estaba de regreso al presente.


Averiguar por qué su padre había sido tan firme en que nunca sería Alfa
tendría que esperar hasta más tarde.

Cullen bajó los ojos. ¿Por qué todos estaban haciendo eso? —¿Dónde
está tu pareja ahora, príncipe Tristán?
—La última vez que la vi, las tías la estaban volviendo loca. Creo que
está tratando de digerir toda una vida de estudio y conocimiento antes de
la comida.

Theo se metió en la discusión recordándole a Tristán que estaba en


una habitación con otras veintiocho personas además de Cullen y él
mismo. — Nunca mencionaste a una hermana.

—Victoria no nos la va a entregar hasta que esté al menos de la edad


de Ashlee, y no hasta que ella tenga la oportunidad de terminar la escuela.
Ambas chicas fueron criadas como humanos. Ashlee está tomando todo
esto muy bien, pero Victoria no está dispuesta a limitar las opciones de la
hermana sólo para nuestra conveniencia.

Theo se echó a reír, duro y fuerte. —¿Ella comprende que hemos


estado viviendo aquí en agonía por treinta años sin mujeres? ¿O no?

Al otro lado del cuarto, Michael hizo una mueca. —Teníamos a las
Tías.

Como si fuera el momento justo, la puerta de la cámara se abrió y


las dos tías de Tristán entraron, seguidas por Ashlee. La mera visión de
ella le quitó el aliento. Todos los otros espectáculos y sonidos en la sala se
desvanecieron y se dio cuenta de cómo la madre de Ashlee podría haber
vivido fuera de la isla durante tanto tiempo como ella lo hizo. Tristán
podría vivir en cualquier parte, hacer cualquier cosa, y ser alguien que
Ashlee necesitara. Ella le sonrió y él le devolvió la sonrisa.

Ella era un regalo precioso que no merecía, pero uno que él iba a
mantener de todos modos.

Otros habían sufrido mucho más que él, el derramamiento de sangre


que había seguido al hechizo que la bruja colocó en la isla había sido
devastador para Tristán. Había perdido a su madre en una muerte violenta
perpetrada por su padre. A pesar de que había tenido setenta años de edad
y bien pasado del punto de la infancia, él había perdido su inocencia.

Ahora que realmente entendía la magnitud total de lo que había


sucedido ese día.
Los miembros de su manada habían despertado de lo que parecía
ser un sueño de borracho para descubrir que habían asesinado a sus
compañeras. Tristán podría realmente sentir la angustia que ellos habían
sentido ese día porque sabía sin ninguna sombra de duda que si él alguna
vez perjudicaba incluso un cabello de la cabeza de Ashlee, el dolor que
sufriría iría más allá de toda agonía física que hubiese sufrido nunca.

Algo en su rostro debe haber traicionado sus pensamientos, porque


los ojos de Ashlee se estrecharon y ella lo miró con preocupación. Pensó
que algo andaba mal con él. Él parpadeó y trató de animarla. Tuvo suerte.
Podía considerar estar con Ashlee para el resto de su vida, una existencia
que finalmente tenía una fecha final determinada.

* * *
El alivio surgió a través del cuerpo de Ashlee cuando vio el ánimo de
Tristán alegrarse. Si su presencia trajo esa cantidad de oscuridad a sus
facciones, ella se mantendría alejada de él. Salvo se encontró con que
desde que había saltado a sus huesos en su dormitorio antes, no podía
dejar de anhelarlo. Si él era una droga, ella era adicta.

Las tías de Tristán, Clarinda y Adeline, habían pasado toda la


mañana enseñándole sobre la dinámica de la manada y tratando de
hacerla “sentir la mística en esto”. Ashlee aprendió las reglas de la manada
con bastante facilidad; algunas las sentía de forma intuitiva, como si ella
ya las supiera, y el resto las absorbió sin ningún problema. Sin embargo,
despertar su magia era otra cosa. Si Ashlee tuviera alguna opinión, ella no
tenía ningún tipo de magia que despertar. Sin embargo, las tías eran
persistentes. Le dijeron que una mujer joven podría convertirse en un lobo
completo por su cuenta, con sólo poner un pie en Westervelt debía ser
llenada hasta el borde con las capacidades sin explotar. Habían sido muy
pacientes con ella, lo cual Ashlee apreciaba.

Si el estilo de vestir de Clarinda era excéntrico y ecléctico a lo más,


Adeline parecía como si hubiera salido de un desfile de moda de Nueva
York. Su cabello, teñido de negro, Ashlee podía ver sus raíces grises,
estaba peinado hacia atrás con espuma y cortado cerca de su cabeza. El
vestido sin mangas, color amarillo mostaza que llevaba mostraba sus
torneados brazos que tenían que tomar una cantidad enorme de trabajo
mantener. Zapatos bajos de color rojo y medias negras de seda remataban
el equipo; Ashlee no se habría puesto el color amarillo mostaza, pero este
funcionaba para la mujer de más edad.

Cuando decidieron que era hora para Ashlee de reunirse con el resto
de la manada, la arrastraron por el Instituto hasta las cámaras de
reunión, donde ahora se estaba sintiendo como la nueva chica en la
escuela al que el maestro hacia ponerse de pie y hablar de ella en clase.
Tristán se acercó a ella y puso su brazo alrededor de su cintura. Sabía que
debería querer ser más independientes y no ser etiquetada como “su
mujer”, pero a ella le gustaba. A su loba, que se había vuelto más y más
hablador mientras el día avanzaba, también le gustaba. Tristán había
dicho que con el tiempo ella y la loba se convertirían en una unidad, y
Ashlee podía ver como eso funcionaría mejor que este debate constante
entre las dos sobre la forma correcta de comportarse.

Tristán sonrió al grupo. —Esta es Ashlee. Ella me rescató del


zoológico de Nueva Jersey. Es mi compañera, y como la mayoría de
ustedes saben, ella se transformó en un lobo por sí misma sin ayuda
externa.

Ashlee sintió sus mejillas calentarse. —La última no fue enteramente


mi propia obra. Créanme, preferiría no haber pasado por eso sola. —Las
risas respondieron a su comentario y estaba aliviada de ver que casi todos
en la sala la miraban con una actitud amistosa. Theo todavía parecía un
poco hostil, pero tal vez eso era sólo el aspecto que tenía la mayor parte del
tiempo. Un hombre que no conocía se paró en el círculo junto a Michael,
mirándola con un comportamiento distante que los otros no compartían.

—Estábamos discutiendo los planes para ir detrás de mi padre.


Cullen… —Michael señaló al hombre junto a él, quien le había hecho la
distante evaluación—, …estaba contándonos que los cuarteles generales
de nuestro padre han estado activos y en movimiento.

—¿Él tiene un cuartel general? —Ashlee estaba confundida. ¿Por qué


ellos no lo habían eliminado hasta ahora si sabían dónde estaba?

Michael asintió con la cabeza. —Él y algunos de sus menos que


renombrados socios médicos dirigen un centro de salud mental en México,
donde realizan procedimientos médicos innecesarios en la demencia
criminal. Tristán nos acaba de decir que tú te encontraste con tres de sus
antiguos pacientes fuera del zoológico antes de venir aquí.

Una visión del hombre-serpiente se sumergió en su mente. Su


sonrisa enferma, la mitad de su cara diseñada para parecerse a una
serpiente. Ashlee no había pensado en él desde que lo habían dejado
muerto en el estacionamiento. Sólo la idea de su rostro le heló hasta los
huesos. El padre de Tristán había experimentado en él, lo había hecho de
esa manera, y ahora ellos querían a Tristán.

Nadie estaba a salvo en esta isla, no por un largo tiempo.

De repente, Ashlee necesitó conocer todos los detalles de la prisión


de Tristán.

—Tristán, ¿cómo te atraparon en primer lugar?

—Rex y yo fuimos a Portland para conseguir algunas provisiones que


necesitábamos.

—Tristán quería acuarelas y yo me quedé sin Yuengling Lager. —Rex


cortó la historia de Tristán.

—No mientas —escupió Tristán—. Tú querías más que cerveza, Rex.


Le encanta la música y puede pasar horas y horas en esa tienda de CD
usados en la calle Fore. Después de esperar una hora y media, finalmente
tenía suficiente de sus reflexiones acerca de Nirvana y Garbage, así que le
dije que iría a la tienda de arte yo mismo y que lo encontraría en frente del
bar de Gritty McDuff por la cuadra. Esperé fuera del bar durante veinte
minutos antes de que fuera asaltado. Supuse que ellos tenían a Rex por lo
que me defendí en lugar de perderlos, lo cual es el protocolo en las
ciudades o alrededor de las grandes multitudes de personas. Pensé que
podría rescatarlo. Pero me golpearon con este hechizo. Se sentía como
gusanos arrastrándose por todo mi cuerpo, y cambié contra mi voluntad.
Debimos haber ocasionado una conmoción, porque la gente venía saliendo
de la taberna. Los hombres de papá corrieron. Entonces corrí, porque no
iba a ser de utilidad para Rex atrapado como un lobo. No sé, en realidad, a
dónde fui pero cuando me desperté me encontraba en la parte trasera de
un coche de control de animales en mi camino a New Jersey.
Ashlee palideció por la forma en que Tristán contó la historia, su voz
desprovista de cualquier emoción.

Se dio cuenta de que en algún momento durante ese viaje, Tristán


debe haber llegado a la convicción de que Rex lo entregó a su padre. No era
cortés, pero ella le iba a preguntar acerca de eso.

—Después de la pelea en el estacionamiento, actuaste como si Rex te


hubiera traicionado. ¿Por qué?

—Cuanto más tiempo permanecía en esa jaula, más me convencía


de que él debía haberles dicho dónde estaba. Era el único que sabía que
estaba en Portland ese día y donde estaría.

Rex sacudió la cabeza. —No fui yo. Llegué tarde; siempre llego tarde.
Te eché de menos a los quince minutos. Cogí tu aroma, sabía que habías
cambiado. Podía olerlo. Sabía que tú nunca habrías hecho eso en el centro
de Portland si hubieras tenido una elección. Seguí tu aroma por millas
antes de perderte. Así que llamé a Michael y decidimos que me escondería
en las instalaciones de papá y vería si te presentabas allí. Cuando esos
tres matones salieron la semana pasada, los seguí y terminé en New
Jersey. —Rex se quedó en silencio por un segundo, pero la expresión de su
rostro, la forma en que sus cejas se inclinaron hacia abajo, llevó a Ashlee a
creer que no había terminado de hablar—, sabía que pensarías que te
traicioné, pero esperaba que me conocieras mejor.

Cullen, el distante, miró a Rex. —Nunca te olí en la instalación.

—Yo te olí; y si yo podía, sabía que papá también podía. Me quedé lo


más lejos posible, no quería que me reconociera.

—¿Pero por qué no pude recoger tu esencia?

—Tú no eres el único con trucos, viejo. —El tono de Rex era jovial,
pero sus ojos se habían vuelto de lobo. Ashlee tragó, recordando como él
había hecho eso en el barco, también. Rex debe dejar a su lobo suelto más
a menudo que los demás. Cullen hizo un gruñido sordo en su garganta.

—Muy bien. —Michael interrumpió su exhibición—. Ambos son


hombres grandes. Por el momento, estoy a cargo aquí y digo que es
suficiente. Ashlee va a tomar a Trip y salir corriendo de aquí más rápido de
lo que cualquiera de nosotros pueda imaginar si no empezamos todos a
comportarnos como gente civilizada.

Ashlee abrió la boca para protestar, pero luego la cerró, mientras su


lobo le gruñó.

Alfa.

Ashlee no estaba segura de lo que eso significaba, pero tenía la


sensación de que era la forma de su lobo de decirle que no discutiera con
el jefe.

—Trip, no me convienes así, todo atontado y con mirada perdida.


Quiero que mi guerrero regrese. Así que toma a tu pareja y haz el ritual
para que podamos tenerte de regreso. Esta noche correremos como una
manada. Quiero que Ashlee se integre ahora. Y mañana nos reuniremos y
resolveremos un plan de juego para hacer frente a papá y a la bruja.
Cullen, espero que te quedes y corras con la manada. Nadie desaparece
justo ahora. —Michael asintió con la cabeza a todos y salió de la
habitación.

—¿Por qué no acaba de convertirse en el Alfa de pleno derecho? —Le


susurró Ashlee a Tristán.

Tristán miró al suelo. —Porque tiene miedo, como todos nosotros, de


que seamos demasiado parecidos a papá. Que el poder del Alfa, después
de la ceremonia, sea tan intenso que se volverá loco con éste como hizo
papá y traicione a todos los que amamos.

—Tu padre les hizo eso a propósito. Mantuvo a los seis débiles así
ustedes nunca serían una amenaza real para él. No me di cuenta de que es
lo que estaba haciendo en ese momento, no me di cuenta de muchas cosas
acerca de nuestro ex líder, pero eso es lo que hizo. Pero tu madre te hizo
fuerte. Sólo busca su poder. —La voz de Cullen desde la derecha detrás de
ella asustó tanto a Ashlee que dio un salto. Tristán puso la mano en su
hombro estabilizándola mientras Cullen giró sobre sus talones y dejó la
habitación.

—Él es un poco mucho, ¿no? —Ashlee observó a Cullen andando


hasta salir de su vista.
—Puede serlo, sí. Él es el hombre del saco para los niños lobo. No te
portes mal en las reuniones de la manada, escucha a tu Alfa, no traiciones
nuestros secretos, o Cullen vendrá a recogerte. Él realmente vino y me
agarró una vez, cuando había desobedecido. Es innecesario decir que
nunca desobedecí otra vez.

—¿Qué te hizo? —preguntó Ashlee, mientras imágenes de oscuras


mazmorras y golpes llenaron su cabeza.

—Me hizo hacer trabajos manuales durante un mes. Este lugar


brillaba como una moneda nueva, cuando lo estuve fregando.

Así que Cullen fue duro pero no brutal. Ashlee podía respetar eso.

—Una cosa más, Tristán. ¿Cuál es el ritual de apareamiento que


necesitamos hacer para que puedas dejar de estar con la mirada perdida?

—Michael acaba de ordenarnos que vayamos a tener sexo.

Eso es lo que ella había pensado. Si sus mejillas estaban tan rojas
como ella pensaba que lo estaban, ella era del color de un tomate.
«Capítulo 6»
Traducción SOS por: Akanet & Evelin

Corregido por: Xhessii

――¿Q
ué pasa con ésta?

Tristán sonrió. La pintura que


Ashlee señaló era su favorita. Ella había
estado caminando alrededor de su cuarto preguntándole acerca de cada
una de sus creaciones. No podía imaginar estar más feliz de lo que estaba
justo en este momento.

—Esa fue una de las primeras que hice en acuarela. Ni siquiera


estaba seguro de que podría utilizar un pincel. Todo mi trabajo antes de
esa había sido en carboncillo.

Se había sentado afuera por horas y había observado a los pollos en


el corral de su madre cacarear y picotear a través de su suministro de
alimentos para el día. Capturó a dos de ellos de memoria durante su
alimentación. Era una imagen muy simple, sólo dos pollos siendo pollos,
pero eso le había demostrado que podía pintar con un pincel.

Ashlee pasó de examinar la pintura a sonreírle. Él extendió la mano


y tocó un lado de su cara. Tristán observó como ella cerró los ojos por un
segundo y luego volvió a abrirlos. Sí, esta era la felicidad.

—¿Por qué era todo tu trabajo anterior en carboncillo?

—Me capacité en arquitectura. El Instituto fue mi diseño. —Ella le


sonrió y él sintió como si hubiera crecido cinco centímetros—. Así que
cuando empecé a tratar de hacer arte eso no era diseño de edificios, fui
inmediatamente al carboncillo, porque podía sostener el bloque de
carboncillo como sostenía un lápiz.

—¿Todavía haces diseño arquitectónico?

Tristán negó con la cabeza. —No. La última vez que diseñé algo fue
hace ochenta años. Todo es muy diferente ahora. Puedo usar una
computadora tan bien como cualquiera, pero nunca he siquiera probado el
software. —Tristán tragó—. Pero si quieres irte de aquí, para ir a vivir en
otro lugar, haré eso, volver a la escuela. Aprender el nuevo material y
empezar de nuevo con otra carrera la arquitectura.

Ella lo miró, levantó la ceja derecha, y Tristán deseaba poder leer su


mente. Ese podría haber sido un truco útil para darle a los compañeros, el
poder de leer la mente. —¿Qué te hace pensar que quiero irme de aquí?

No le importaba la pregunta. Por lo menos no estaba negando que


estarían juntos.

—Sólo estoy dejándote saber que iré a donde quieras. —Tragó saliva.
Había tenido esa intención cuando lo dijo antes, pero ahora algo parecía
estar cambiando dentro de él. Haría cualquier cosa que Ashlee quisiera
pero no parecía poder deshacerse de la sensación de que lo necesitaban
aquí. ¿Qué había querido decir Michael cuando le había dicho que habían
estado perdidos sin él?

¿De verdad no lo sabes?

¿Era molestia lo que escuchó en la voz de su lobo? ¿Qué quieres


decir?

Le pareció oír a la criatura suspirar. No importa ahora.

—Yo quería estudiar diseño de interiores. También pinto. —Ashlee le


sonrió.

El corazón de Tristán dio un vuelco. —Vaya. Eso es increíble. —En el


interior, su lobo saltó de alegría, su extraña conversación de momentos
antes olvidada instantáneamente. Quería cambiar a cuatro patas y saltar
en el aire. Se conformó con sólo inhalar el aroma único de Ashlee. Canela y
vainilla. Lo había notado cuando había estado atrapado en el recinto del
lobo y se ahogó en la gloria de ello ahora.
—No sé si quiero vivir en tu habitación por el resto de mis días. No
hay donde poner mis cosas.

En el interior, su lobo cayó en cuatro patas con disgusto. Idiota.

Había tenido tiempo suficiente para limpiar algunos cajones para


ella, ¿por qué no lo hizo? No utilizó el pequeña partecita de modales que su
madre le había enseñado. Su compañera estaba actualmente viviendo con
la maleta hecha.

Ella le agarró las manos y las sacó de su cabello. —No estoy diciendo
que soy infeliz. Creo que podemos hacer espacio para mí aquí. Pero...
bueno, creó que vi algunas casitas de campo viejas, y que lucían
decrépitas en el lado sur de la isla cuando caminaba con las tías hoy... —
Su voz se desvaneció, y parecía insegura.

Él las conocía. Todas se habían ido a la ruina hace treinta años,


cuando la locura había descendido en la isla. Todos los machos no
apareados restantes se habían mudado al Instituto y dejaron que sus
hogares de la infancia se desmoronaran. Había parecido adecuado, ya que
sus vidas antes del hechizo también habían sido destruidas.

—Quiero que me construyas una casa de campo. No quiero vivir


aquí, en tu habitación como de residencia de estudiantes, para siempre.
Quiero un hogar. Un verdadero hogar.

Tristán quería saltar de nuevo. —Sí, puedo hacer eso, pequeña


Ashlee. Lo construiré yo mismo, con mis propias manos. Nuestro hogar, sí.

—A veces, cuando te emocionas mucho, la forma en que dices las


cosas se vuelve anticuada. Es adorable. —Sus ojos eran juguetones, su
sonrisa una burla sexual, si alguna vez había visto una. Su ingle se
endureció.

—No podemos tener hijos. Pero tal vez podamos traer este lugar de
nuevo a la vida. —La picardía dejó sus ojos mientras hablaba.

—Realmente no me importa eso. No necesito niños. Ni siquiera estoy


seguro de que me gustan. Además, prefiero no tener que compartir tu
atención —No estaba mintiendo, no le habría importado tener hijos algún
día, pero no era un “debo tener”. Se sentía tan bendecido con Ashlee en su
vida que no la cambiaría por un millón de niños.

Sus ojos estaban tan serios que casi detienen su corazón. —Te creo,
pero tienes que entender... cuando mi prometido se enteró de que no podía
tener hijos, se alteró tanto que salió corriendo y tuvo sexo con la cajera en
el Dairy Queen local. Irónicamente, esa pequeña indiscreción la dejó
embarazada y llegué a estar tan perturbada por eso que tuve un colapso
nervioso, abandoné la universidad, y aterroricé a mis padres. —Tristán vio
como Ashlee de repente se interesó en sus zapatos. Había estado
preocupada por contarle de su pasado—. No puedo evitar tener la creencia
de que los hombres quieren mujeres que pueden tener su descendencia.
Tú y yo somos parte animal y los animales quieren procrear.

Caminó los pocos pasos hacia ella y presionó su cuerpo contra el


suyo. Ella se movió hacia atrás hasta que fue detenida por la pared detrás
de ella. —Tú y yo somos seres sensitivos, humanos, que tenemos este don
especial dentro de nosotros, una capacidad que muchos no tienen. Nos
hace leales, atentos y orientados a la familia, pero aún así somos seres
humanos. Eres mía. Punto. No me importaría si te faltara un miembro,
todavía te querría como lo hago ahora, y me gustaría pensar que si hubiera
un problema equivalente conmigo, te sentirías de la misma manera. —Se
inclinó hacia abajo hasta que su boca estaba justo sobre la suya—.
Pequeña Ashlee, eres mi compañera, después de esta noche siempre
estarás conmigo. Nunca he estado emparejado, obviamente, pero me han
dicho que es muy intenso.

Presionó su boca en la suya y perdió todo pensamiento coherente.

* * *
Ashlee subió sus manos por los esculpidos brazos de Tristán
mientras la lengua de él conquistaba su boca. Sus labios se encontraron
una y otra vez y sus lenguas inventaron juegos que jugar. Ella quería estar
más cerca de él por lo que no detuvo a sus caderas cuando se aplastaron
fuertemente en las de él. Él apartó su boca de la de ella y luego la aplastó
en la de ella con una pasión que ella amó.

Mío. Su loba sonrió, una gran sonrisa canina.


Nuestro. La corrigió Ashlee.

Pero entonces, toda su atención se centró en Tristán. Los


sentimientos que sólo con besar a Tristán se despertaban en su cuerpo no
se parecían a nada que hubiera sentido alguna vez antes. Sus pezones se
endurecieron bajo su camisa, y quería que el material ofensivo se fuera,
ahora. Tristán pareció entender sus deseos. La recogió y la llevó hasta la
cama. La besó una vez más, duro, y luego le arrancó la camisa del cuerpo.
Los botones volaron y la tela se rasgó mientras él tiraba la camisa en la
esquina. Tristán pasó sus manos hacia arriba desde su estómago hasta
sus pechos. Ella se estremeció bajo su toque y él le sonrió. Ella iba a tener
toda una vida para ver esa sonrisa, pero sabía que nunca olvidaría el
aspecto que tenía justo en este mismo momento. La sonrisa apreciativa de
Tristán era sincera, enfocada, y devota.

Levantó la mano para arrancar la camisa de su cuerpo, pero al final


tuvo que ayudarla. Sus manos temblaban y no podía hacerlas trabajar. Sin
camisa, se agachó y tomó uno de sus dedos en su boca. Lo chupó, estaba
duro, y ella pensó que podría morir de placer. Sus bragas, que ya habían
estado mojadas, de repente estaban empapadas. Él inhaló abruptamente y
ella se ruborizó. Él parecía querer estar aún más cerca, presionó su nariz
sobre la cima de sus muslos y tomó una respiración larga y profunda
antes de pasar rozando su nariz por la parte superior de sus pantalones.

Ellos eran lobos, y podían oler la excitación el uno del otro. Entre más se
excitaba Tristán, más olía a almizcle y a calor, la clase de calor que sólo
había conocido de una sauna. Era una estimulación total.

Ella estaba avergonzada. Acababa de empapar su ropa interior, y él


lo sabía. Por la sonrisa en su rostro, le encantaba, así que decidió no
preocuparse por ello y perderse en el momento. No era una tarea difícil
mientras le quitaba su sujetador y tomaba uno de sus pezones en su boca.
Ella hizo un sonido que debe haber sido un gemido, él gruñó en respuesta.

¿Por qué era tan afortunada? ¿Qué había hecho para merecer ser
tocada en una manera tan intensa por un hombre tan extraordinario?

Todavía encima de ella, él le quitó los pantalones del cuerpo, seguido


inmediatamente por los suyos. Ashlee tomó un momento para admirar el
físico casi desnudo de Tristán. Él podría haber sido esculpido en piedra;
sus músculos eran fuertes y ella podía ver su pene duro presionándose en
sus bóxers azules. Ella levantó la mano para agarrar la punta de su
miembro a través del algodón y él siseó. Ashlee le bajó la ropa interior y él
hizo lo mismo quitándole la de ella.

Los dos estaban en un completo estado de desnudez y ella estaba


tan caliente que tenía miedo de que pudiera encender las alarmas de
humo si él no la tocaba inmediatamente.

Ella apretó la boca contra la suya. Extrañaba su sabor en la lengua.


Tristán gruñó con un sonido proveniente del lobo y su animal respondió.
Si hubiera sido parte gata, hubiera gemido pero siendo una loba, ella
comenzó a frotarle el cuerpo. De arriba abajo, alrededor del cuello, el
estómago y abdomen —cualquier parte que pudiera alcanzar, ella lo
acarició con la lengua. Tristán cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás
por un segundo antes de gruñir de nuevo y empujarla en la cama con su
cuerpo presionándose encima de ella.

Ashlee apretaba los hombros de Tristán y se retorcía de placer ante


la sensación del calor de su cuerpo derritiéndose sobre ella. Su cuerpo
latía por todos lados. Tristán se agachó y tocó su punto húmedo con la
mano.

—Oh, Dios, Ashlee, estás tan mojada, me encanta.

Él revistió su dedo con el placer de Ashlee y lo chupó.

—Hmm. —Él cerró los ojos.

—¿Tristán? —Ashlee no estaba segura de lo que pedía. Nunca antes


había estado tan excitada; pensaba que había tenido orgasmos y había
sentido placer real. Había estado equivocada. Dentro de Ashlee, su lobo se
retorcía y rogaba por más —más aromas, más sabores, más… Tristán— y
él obedeció, inclinándose y acariciando su duro y punzante clítoris con sus
manos. Sus caderas se levantaron de la cama en respuesta. Sus dedos se
deslizaron en el interior y su juego sexual la volvió loca. Una presión se
acumuló en su interior. Nunca, nunca, había sentido algo tan intenso. Ella
pensó que podría explotar.

La cabeza de Ashlee se agitaba de atrás hacia adelante en la cama.


Ella contuvo el aliento.
—Tristán, por favor. No puedo.

—Sí puedes. —Su voz había bajado el tono y eso envió temblores a
través de su cuerpo. Los dedos se deslizaban de adentro hacia afuera, una
y otra vez. Ella explotó. Ashlee vio estrellas frente a sus ojos. De adentro
hacia afuera, Ashlee se vino alrededor de sus dedos.

Tristán gimió encima de ella. Su beso se tragó cada grito que salía de
sus labios. Mientras ella todavía temblaba, él entró en ella con un fluido y
fuerte movimiento que la llenó. La cavidad de Ashlee tuvo que estirarse
para acomodar el tamaño de él. Fue un glorioso tirón; su cuerpo pronto
hizo espacio para él y cada pulgada de Tristán trajo estremecimientos de
placer a su cuerpo.

—Tristán… eres tan grande. —Ashlee no podía creer el sexy


ronroneo que era su propia voz.

—Fuiste hecha para mí. Como puedes ver, fuimos creados el uno
para el otro.

La embestida de Tristán en su interior la hizo gemir.

—Oh, Dios, Ash, apenas puedo respirar por desearte tanto.

Tristán retomó el ritmo de sus embestidas y Ashlee gimió de la


emoción. Sintiéndose desorbitada, deslizó las manos por su espalda para
agarrar su duro y tonificado trasero.

—Eres mala, Ashlee. Voy a amar hacer esto contigo por siempre.

Por siempre. Tan sólo ayer eso la había aterrorizado. Pero desde que
había despertado esta mañana y conoció su lobo, la promesa de un por
siempre con Tristán se sentía bien. Él nunca la dejaría. Tristán le besó las
mejillas y ella se dio cuenta de que las lágrimas rodaban por ellas.

Ella comenzó a venirse de nuevo y justo en ese momento fueron


bañados en una luz cálida y blanca. Ella sintió su cuerpo liberarse y el de
Tristán la siguió minutos después. Se sintió como si estuviera flotando en
una luz pura, ella y Tristán juntos. Una calma relajante la sobrecogió. Sus
pensamientos parecían salir de ella y meterse en la mente de Tristán aún
cuando los de él entraban en la suya. ¿Es esto a lo que se referían por
ritual de apareamiento? ¿Por qué era más que sólo hacer el amor?
Ella podía escuchar a Tristán en su mente. Pedazos de su alma
entraban en su cuerpo y echaban raíces allí. Por primera vez en su vida se
sintió completa. No había espacio para la inseguridad, ni sentimientos de
ser menos de lo que ella debería ser. Tristán la llenaba. Al mismo tiempo
ella podía decir que lo mismo le pasaba a Tristán. Él cerró los ojos, su boca
formó una sonrisa. Las partes de ella que él recibió, le gustaron. Ella cerró
los ojos y trató de determinar que partes del alma de Tristán residían
ahora con ella.

En lo profundo de su alma ella podía sentir el alma de Tristán


manifestándose. Lealtad —estaba codificada en su psique ahora, una
profunda línea azul que ella podía encontrar si la buscaba. Intensidad —
no la sorprendía, era un cardenal rojo, su sistema de creencias, su
optimismo infalible. Su amor por ella —esta última parte era el cordón
más grueso; era negro y si los demás parecían seda, este era una cuerda
de acero. Todo esto la ataba a Tristán y flotaba de su alma a la suya.

—No me dijiste que esto iba a pasar. —Ella bromeó con él porque
sabía que podía hacerlo. Sabía que más allá de una sombra de duda ahora
Tristán siempre la amaría, nunca la dejaría y le sería por siempre leal.

—No lo sabía. Nadie habla del ritual de apareamiento. Se considera


muy privado y ya puedo ver por qué. Mi Ashlee, tienes la más hermosa
alma.

Ella cerró los ojos, contenta de flotar con él en la luz blanca y los
cordones de colores que habían hecho juntos hasta que pasó. Y si eso
nunca hubiera ocurrido, también estaba bien para ella.

* * *
Los ojos de Tristán se abrieron de golpe. ¿Cuándo se habían
quedado dormidos? Eso no importaba, la luz blanca había desaparecido y
en su lugar había dolor. Un dolor increíblemente insoportable. Llenaba
cada uno de sus poros, se escurría por sus párpados y hacía que su
vientre se retorciera.

Necesitaba algo que liberara este dolor. Algo o alguien le dijo cómo
podía hacerlo detener.
Mátala.

¿Quién había dicho eso? No era su lobo. No, su lobo aullaba en su


interior, necesitaba ser liberado también.

Muy simple. El dolor se detendrá cuando la mates. Mátala,


Tristán.

Él conocía esa voz. Era su padre, su Alfa. Su padre todavía era su


Alfa, ¿verdad?

Algo estaba mal —pero el dolor, le impedía pensar claramente. No se


podía concentrar en una sola cosa, no podía darle sentido a la insensatez.

Pero su Alfa le hablaba y le decía qué hacer, le ordenaba que


actuara.

Mátala, Tristán. Obedéceme.

Los ojos de Ashlee se abrieron para mirarlo. Sus hermosos ojos


verdes le sonrieron en su frenesí.

Hazlo. Hazlo. Hazlo. Hazlo. Hazlo.

Él se agarró la cabeza y rodó por el suelo. Cerró los ojos. No, no


quería hacerlo. Tenía que haber otra manera que detener el dolor. Gritó,
pero no sabía si fue sólo en su cabeza. Los brazos de Ashlee lo rodearon.

—Tristán, ¿qué es? ¿Qué está pasando? —Su voz sonaba asustada
pero él no se atrevía a abrir los ojos para mirarla.

Mátala. Obedece a tu Alfa.

—Ashlee —dijo con dolor—. Necesito que corras o voy a matarte. —Él
tomó un profundo respiro, tratando de combatir la enferma y pesada
niebla que inundaba su mente—. Tengo que obedecer a mi Alfa. Corre,
cariño, corre ahora y escóndete de mí. No dejes que te encuentre.

El dolor lo apuñaló y se sintió como si estuviera siendo destripado.


Las luces brillantes bailaban detrás de sus párpados cerrados. Una niebla
se formó sobre su mente y trató de llevarlo a un profundo sueño. Él se
defendió, pero el comando para que obedeciera era fuerte. Sintió una
lágrima escapar de su ojo y el aullido de su lobo parecía no ceder para
luchar con el dolor y no matarla. Apenas podía escuchar a su constante
compañera. Ashlee dejó el cuerpo de Tristán y la escuchó correr en el
vestíbulo. Bueno, él había querido eso, ¿no?

Ashlee tenía que morir y él se encargaría de ello. Luego podría


descansar y el dolor se detendría. Si ella quería correr, él la perseguiría.
Era un lobo después de todo. Cambió y siguió a su compañera.

Mátala.

Sí, mi Alfa, lo haré.


«Capítulo 7»
Traducido por: AariS

Corregido por: Xhessii

S hlee se lanzó al pasillo desde su habitación como si los


sabuesos del infierno fueran tras ella. Y la parte más
terrorífica era que no estaba lejos de la verdad. Sus pies
descalzos golpearon el suelo mientras forzaba a su cuerpo privado de
sueño y recientemente saciado a moverse más rápido.

Algo le había pasado a Tristán y Ashlee no tenía ni idea de lo que


era. Pero le había dicho que corriera, le dijo que la mataría si la
encontraba. Echó sus orejas de loba hacia atrás y gimió por dentro.
Tristán estaba en su persecución. Su loba podía sentirlo.

Si me atrapa, estoy muerta. Pero incluso peor: él lo estará también.

Poseía parte del alma de Tristán ahora. Si la asesinaba, luego se


vería obligado a quitarse su propia vida también, y nunca se perdonaría
por su dolor. No podía permitir que eso ocurriera.

Volvió la esquina, sus manos raspando en las paredes. Cada paso,


cada respiración entrecortada ponía más distancia entre ella y Tristán. O
eso esperaba.

Gritó tan alto como pudo. Ni siquiera estaba segura de lo que decía
pero cuanto más corría, más gritaba. Se estaba acercando; en un momento
la atraparía. Su corazón golpeaba y jadeó por aliento. Podía oler su
acercamiento. Unos momentos antes el olor de Tristán —el bosque, la
brisa y el agua— había significado el cielo para Ashlee. Ahora la
aterrorizaba.

Theo y Rex corrieron hacia el pasillo. Ashlee tuvo apenas unos


segundos para asumir su apariencia. Theo estaba medio vestido, sin
camiseta, y la expresión de su cara decía que no estaba feliz de haber sido
molestado. Rex lucía exactamente como lo había hecho antes en su
reunión pero ahora sostenía una botella de cerveza en su mano izquierda.
Ella se lanzó rápidamente a los brazos de Rex.

Rex casi se cae de espaldas mientras Theo le preguntaba.

—¿Qué es?

—Es Tristán… se levantó y ahora quiere matarme. Me dijo que


corriera justo antes de perder el control. Ayúdale, tienes que ayudarle. —
Ashlee dejó salir jadeando cada palabra, mientras luchaba por recuperar el
aliento. Su loba aullaba por liberación, por que se le permitiera cambiar,
quería a su compañero de vuelta, y quería a Tristán. Los ojos de Ashlee se
llenaron de lágrimas. Ella quería lo mismo.

Rex la puso en el suelo y la empujó a su lado.

—¿Siguieron el ritual de apareamiento?

Ashlee asintió. Se sentía mal aún ponerle voz a esa respuesta. El


tiempo entre ellos había sido tan privado. Se dio cuenta de repente de lo
que Rex acababa de preguntar —no quería saber si habían tenido sexo.
Pensó que el hechizo había regresado, que Tristán había estado afectado
con el interminable deseo de matarla, como su familia lo había estado
treinta años antes. ¿Era eso, era lo que había sucedido? Ashlee soltó un
medio sollozo y cubrió su boca con las manos.

—Mierda —gritó Theo—. Está justo a la vuelta de la esquina. Lo


vamos a interceptar. Ashlee, Trip es feroz y mortal. Nuestro padre lo
entrenó a él y a Gabriel como asesinos cuando era Alfa. Probablemente nos
dominará a Rex y a mí en cuestión de segundos. Busca a Gabriel y
Michael. Están dos pisos más arriba. Usa las escaleras, corre, ahora.

Esta era la segunda vez hoy que le habían dicho que huyera, y una
vez más obedeció. Ashlee se volvió hacia las escaleras y corrió. Oyó
gruñidos detrás de ella y aún cuando sabía que era una tontería, cuando
alcanzó el rellano de la escalera se dio la vuelta para mirar la escena a
medida que sucedía. Su loba no le dio ninguna otra opción. Quería ver a
su compañero, y con la misma intensidad, no quería que ningún otro
miembro de la manada se hiriera en su nombre.

Quédate.

Su loba suplicó. Ashlee se sorprendió de ver que ella estaba de


acuerdo. No iba a dejar esto a otros. Si esto iba a ser su destino, lo
enfrentaría con dignidad. Contuvo la respiración. Este no había sido su
propio pensamiento; era el de Tristán. Era la parte de su alma que ella
ahora compartía hablándole. Tristán no correría lejos del peligro y ahora
tampoco lo haría Ashlee.

Theo y Rex habían cambiado a su forma de lobo. Theo era marrón


con franjas de piel plateada entrelazadas, Rex todo negro como lo había
visto aquella noche en el zoológico. Cuando Tristán apareció ante ellos, la
cantidad de tiempo que le tomó fue un tributo a la cantidad de tiempo que
se había retenido a sí mismo de acecharla.

Theo y Rex gruñeron al unísono. En respuesta, Tristán enseñó los


dientes y rugió. Tristán levantó la cabeza para mirar más allá de ellos
adonde ella estaba en el rellano. Podía ver la saliva gotear de su boca y
llegar al suelo. Sus ojos hablaban de amenaza y el duro ajuste de su
mandíbula hizo a Ashlee jadear. No necesitaba ser una lectora de mentes
para saber a lo que había venido. Quería su muerte. Ashlee tragó y se
obligó a sí misma a ser valiente.

Dio un paso hacia delante.

—Tristán, no quieres herir a tus hermanos.

Tristán gruñó más alto y se abalanzó hacia delante. Theo lo


interceptó, usando su propio cuerpo para bloquear el camino de Tristán
hacia Ashlee. Se gruñeron y rasgaron el uno al otro. Fugazmente, Ashlee
se dio cuenta de que tendría que reformular su opinión de Theo. Había
resultado tan frío, tan brusco pero cualquier cosa que fuera, era el tipo de
hombre que ponía su cuerpo, sin pensar, entre una mujer y el hombre que
quería matarla. Incluso cuando el hombre era su propio hermano.
—Detente, Tristán —gritó Ashlee, y su voz sonaba histérica a sus
propios oídos. Su rostro se sentía tirante. Apretó los puños a los lados.

Tristán se quitó de Theo y los dos retrocedieron y se rodearon el uno


al otro en posiciones de combate. Rex gruñó, y el pelo de su lomo se erizó.
Atacaría a Tristán el siguiente. La loba de Ashlee sabía lo que pasaría. Si
Tristán era atacado por ambos lados, mataría a sus atacantes. Estaba
segura de ello. E incluso si encontraban entonces un modo de parar esta
locura, Tristán nunca estaría bien de nuevo.

En ese momento, la puerta de la escalera se abrió de golpe detrás de


ella. Ashlee fue de repente consciente de la cantidad de ruido que hacían
porque Michael, Gabriel y Azriel se colaron a través de la puerta uno
detrás de otro, cada uno de ellos jadeando. Debían haber sido atraídos por
los sonidos de la pelea. Ashlee miró como Gabriel evaluaba la escena y en
cuestión de segundos el lobo apareció en sus ojos. De acuerdo con Theo,
realmente podría ser capaz de estabilizar a Tristán. Menos de un minuto
después, las Tías y el distante hombre al que llamaban Cullen siguieron
sus pasos a través de la puerta.

—Todos están aquí, Tristán —susurró Ashlee, agachándose en el


suelo para actuar de forma no amenazadora.

—Oh Dios, otra vez no —gritó Adeline—. No como Chester. —El


marido de Adeline había sido Chester, como Ashlee había aprendido el día
anterior. Él se había suicidado en lugar de matarla a ella, aunque por su
desesperación por terminar con su propia vida a Ashlee le parecía que ella
habría preferido la otra opción.

—Silencio —ordenó Ashlee a todos—. Tristán, tú no quieres


matarme. Me dijiste que corriera. Estás ahí en algún lugar. —Las lágrimas
llenaron los ojos de Ashlee pero no las dejó caer. No era el momento para
la histeria, pero sus ojos quemaban por el esfuerzo de contenerlas—.
Ninguno de nosotros tiene que morir. Puedes superar esto. ¿Me oyes? Lo
que acabamos de compartir, nos hace más fuertes. Los otros, ellos no
sabían qué ocurrió, no podían razonarlo. Pero nosotros conocemos el
pasado, conocemos los sucesos de hace treinta años. Podemos superar
esto ahora. Le dijiste a mi madre que eras el hijo de tu madre, no el de tu
padre. Ella frustró a tu Padre, su Alfa, hace treinta años. Destrocémosle
ahora también.
Una luz blanca invadió a Tristán y cambió de nuevo a su forma
humana. Se retorció en el suelo, desnudo, y Ashlee tuvo que resistir cada
instinto primario que poseía y detenerse a sí misma de correr hacia él.
Tragó con fuerza; su boca estaba muy seca, su garganta dolía.

—Hermano —Tristán llamó a Theo—. Por favor, hermano, te lo


suplico. Mátame o dame algo para hacer el trabajo yo mismo. Por favor…
es demasiado doloroso. No puedo soportarlo más. Se está comiendo mi
cerebro, devorándome desde dentro hacia fuera. Por favor.

Theo se dio la vuelta hacia ellos y Ashlee lo vio parpadear alejando


las lágrimas.

Michael dio un paso hacia delante.

—Si te suicidas, hermano, condenarás a Ashlee a seguirte o a vivir la


vida a medias como nuestras tías lo han hecho todos estos años. No
quieres eso. Tú y Ashlee son nuestra salvación. Si mueres, toda la
esperanza estará perdida. Soy tu Alfa; te ordeno resistir.

—¡Ja! Tú no eres mi Alfa. —La saliva escapó de la boca de Tristán


mientras rodaba sobre su estómago. Intentó levantarse y falló—. Nunca
has estado dispuesto a ser mi Alfa, así que no puedes reclamar serlo
ahora. Haz la ceremonia si quieres la consideración.

Ashlee dio un paso hacia Tristán y él se sacudió en el suelo como si


estuviera poseído. Se dio la vuelta y se quejó.

—Déjalo fuera de combate, Gabriel. No lo mates, sólo déjalo


inconsciente y luego lo encerraremos donde no pueda herirse a sí mismo
mientras resolvemos qué hacer para librarlo de esto.

Gabriel miró a Michael por confirmación; él asintió. Mientras Gabriel


daba un paso hacia Tristán, gruñó bajo en su garganta. Tristán respondió
del mismo modo. Los vellos de los brazos de Ashlee se elevaron con
alarma. No quería ver esto. Incluso si era lo mejor posible para Tristán, no
podía ver a su compañero siendo herido y no interferir. Ashlee se dio la
vuelta para no mirar a lo que estaba a punto de ocurrir. Cubrió sus orejas
con las manos, y cuando esta no fue suficiente separación, corrió hacia las
escaleras.
Ashlee llamó a la gente reunida detrás de ella mientras corría.

—Todos ustedes quienes no necesitan estar aquí, vengan conmigo,


por favor. Tenemos trabajo que hacer.

Tenían que encontrar a la bruja que había hecho esto y eliminar el


hechizo de los cambiadores para que la salud de Tristán pudiera ser
restaurada. Y cuando todo esto estuviese hecho, iba a encadenar a la
miserable mujer al techo del Instituto. La dejaría allí fuera para pudrirse o
congelarse, y se reiría cuando los cuervos fueran a por ella.

Por un momento, se preguntó si estaba canalizando los sentimientos


de Tristán otra vez, pero no, eran los suyos propios. Parecía que cuando se
trataba de proteger a las personas que amaba, era una perra sedienta de
sangre.

* * *
Tristán despertó sobresaltado. Gruñó y miró en torno a su jaula con
impotente furia. Atrapado de nuevo. Las barras se cerraron sobre él por un
momento, luego se serenó y caminó la extensión de su celda de cinco por
cinco. Conocía las medidas porque él diseñó la maldita cosa. Era el
Príncipe Tristán; encontraría una manera de salir de aquí. Aporreó la
puerta.

—Déjenme salir —bramó.

Los guardias siempre le respondían. Competían por su buen favor.


Uno de ellos iba a ayudarle a ocuparse del dolor en su cabeza. Miró hacia
abajo a sus manos. Temblaban violentamente. Aporreó la puerta de nuevo.

—No vamos a dejarte salir, Trip —contestó la voz de Rex. Habían


sido inteligentes, habían sabido que podía haber mangoneado a los
guardias. Pero Rex nunca toleraría sus demandas. No iba a ser tan fácil.

—Rex, por favor, será muy rápido. Ni siquiera la dejaré sufrir. Un,
dos, tres y le romperé el cuello y luego tú y yo podemos ir a Portland a
hacer lo que sea que hagas allí. —Estaba siendo razonable, a pesar del
palpitar en su lóbulo frontal y las agujas que punzaban en cada centímetro
de su cuerpo. Seguramente, Rex vería eso.
—Si tan sólo pudieras oírte a ti mismo, Tristán. Suenas igual que él.
Es horrible. —La voz de Rex sonó afectada.

—¿Sonar como quién? ¿Acerca de qué estás parloteando, Rexy? —


¿Por qué no podía Randolph sólo ser razonable esta única vez? ¿Por qué
debía siempre soportar semejante cantidad de incompetencia de su
familia?

—Suenas como nuestro jodido padre. Incluso tu tono de voz ha


cambiado. Trata de mantenerlo a raya, Trip; tienes la mejor cosa del
mundo, y ella está trabajando como una loca para salvarte.

¿Qué? Algo de lo que Rex dijo le chocó a Tristán por extraño. ¿Qué
era la mejor cosa del mundo? Sólo necesitaba matar a Ashlee y luego
recordaría, y después el dolor se detendría. Ashlee… su nombre trajo un
dolor a su estómago y se dobló. Su amor, su vida, su compañera. La
quería, necesitaba que ella lo amara.

Obedéceme.

Oh, no.

Mátala.

No.

Obedéceme. Soy tu Alfa.

No.

Tristán sacudió la cabeza y cayó sobre sus rodillas. Apretó su


cabeza.

Entonces sufrirás.

El dolor empezó en sus pies; cientos de agujas atacándole, y luego el


ardor comenzó. Ni siquiera supo cuando empezó a gritar, pero estuvo
agradecido cuando perdió el conocimiento de nuevo.

* * *
Ashlee supo el segundo en el que Tristán se despertó y el segundo en
el que perdió el conocimiento de nuevo.
Parpadeó con frustración y se mordió las uñas hasta la piel. Se
estaba quedando sin uñas que destrozar.

Michael, Gabriel, Azriel, Theo —quien estaba un poco peor vestido


después de su pelea con Tristán—, Adeline, Clarinda, Cullen, y los otros
cinco miembros de la manada a quienes Michael llamaba los “Máximos
Dominantes” los cuales se llamaban, según el orden en el que estaban
sentados, Parker, Sean, Jack, Don y Marlin.

Ashlee parpadeó de nuevo.

—Dímelo otra vez.

Cullen suspiró.

—La bruja está en las instalaciones con nuestro antiguo Alfa; es


prácticamente inalcanzable.

—No es cierto. Solamente no hemos descifrado cómo llegar a ella


todavía.

Ashlee tenía razón y nadie le diría lo contrario.

—Digamos que realmente te las arreglas para sacarla de allí. Es una


bruja muy poderosa. ¿Cómo planeas dominarla? —El tono de Cullen
comenzaba a molestarla.

Ashlee sacudió la cabeza.

—Llegaremos a eso. Quiero enfocarme en conseguir sacarla del


edificio. Infórmame acerca de las instalaciones.

—Es un edificio médico donde llevan enfermos mentales. Tienen


doctores, ninguno de la variedad respetable, y usan magia para intentar
construir súper soldados y mercenarios imbuidos de lobo que puedan
controlar haciendo a Kendrick su Alfa a quien estarán forzados a obedecer.
Todavía no han sido capaces de duplicar nuestras habilidades. Cualquiera
que sean las fuerzas mágicas que nos forman, están muy por encima de
sus capacidades científicas o místicas.

Ashlee se puso de pie.


—¿Tienen una página Web? ¿Cómo financian a sus turbios
doctores?

Azriel sonrió y saltó de su silla.

—Tienen una página Web. —Se apresuró a la esquina de la


habitación y sacó un ordenador portátil que Ashlee no había notado que
estaba almacenado allí—. Soy el friki de los ordenadores residente por
aquí. He estado haciendo un seguimiento de su página desde que la
subieron hace unos ocho años. —Azriel llevó el ordenador a Ashlee y ella
miró hacia abajo a la pantalla.

—El Instituto para el Desarrollo y el Crecimiento Personal. IDCP.


Tomó el nombre Instituto a propósito, porque eso es lo que ustedes llaman
a ese lugar. Ubicado a 24 kilómetros al sureste de Playa del Carmen,
México… he estado ahí de vacaciones. Lo ha construido prácticamente en
la cima de las ruinas Mayas.

Ashlee hizo click en el botón de ‘Contáctanos’ y se movió a la


siguiente página del sitio. En el Instituto siempre estamos ansiosos de
escuchar a otros profesionales de la medicina que puedan ayudarnos a
desarrollar y fortalecer nuestro programa. Así era como ella conseguiría
entrar en el maldito edificio.

—Michael, necesito llamar a casa.


«Capítulo 8»
Traducido por: clau12345

Corregido por: Beatriix Extrange

L
os ojos de Tristán se abrieron de golpe. Aspiró el aire y
sonrió. Rex había abandonado su posición al lado de la
puerta y había otra persona observando el exterior. Ella.
¿Habían sido tan estúpidos como para dejar a Ashlee a menos de cinco
pies de él? Derribaría la maldita puerta para matar a la perra.

—Hola Ashlee, mi amor. Qué bien que hayas venido a visitarme. —


Esperaba poder mantener el gruñido fuera de su voz, pero la verdad,
¿importaba? Ella sabía que estaba muerta. Tal vez había llegado a aceptar
lo inevitable y a simplemente terminar con todo el atroz proceso. Sería
bueno finalmente hacer que cesara la quemadura que acosaba su cuerpo.

—Tristán. —Pensó que había oído un suspiro y un sollozo. Algo


dentro de él se retorció ante el sonido de su voz tensa. Empujó el
sentimiento hacia abajo, lo ignoró—. Rex tenía razón, ya ni siquiera
suenas como tú mismo. —¿Por qué todos seguían diciendo eso? En cuanto
a lo que él podía decir, nunca se había sentido tanto como sí mismo, tan
vivo. Era fuerte y poderoso, sin estar restringido por las insignificantes
tradiciones de moral y falsedad.

—Bla, bla, bla, querida, violincitos y todo eso. —Tristán abrió la


mano en el aire en un gesto despectivo, molesto porque no había nadie en
la sala para presenciar su dramatismo. ¿Qué había de bueno en ser
fabuloso si no había nadie alrededor para presenciarlo?

—Escúchame, Tristán. —Oyó sus dedos arañar la puerta—. Sé que


todavía debes existir, en el fondo, incluso si estás escondido en las
profundidades de tu alma, pero me estoy yendo.
Tristán gruñó y sintió que sus ojos se volvían lobos. Excelente.
Sentiría un gran el placer al arrancarle la garganta.

—No hay ningún sitio al que puedas ir, Ashlee, en el que no pueda
encontrarte. Te cazaré hasta los confines de la tierra y a través de los
tiempos si es necesario, me perteneces. Eres mía para hacer lo que yo
quiera.

—Creo que es verdad, Tristán. Sé que siempre me encontrarías.


Estás comprometido conmigo para siempre. —El sollozo volvió a su voz y
pensó que había escuchado sus arañazos al otro lado de la puerta. ¿Por
qué el exasperante sonido de las lágrimas de esta mujer hacía que sus
intestinos se apretaran de esta manera? ¿No era suficiente con que
estuviera atrapado en esta sala donde abejas invisibles picaban su cuerpo
cada segundo? ¿Cuándo obtendría por fin un alivio?

Mátala.

Lo estoy intentando, mi Alfa.

Pero no lo estaba intentando. Por alguna razón, luchaba una batalla


y no sabía por qué. O cuál sería el resultado, incluso aunque ganara.

—Me voy para poder ayudarte. Cuando regrese, todo esto habrá
terminado. Por favor, créeme.

Oh, él sabía que ella decía la verdad. Todo esto acabaría muy pronto,
pero no sería porque ella se hubiese ido a alguna parte.

—Ashlee, si dejas el Instituto lo voy a quemar y matar a cada


persona que haya aquí hasta que regreses. Créeme, porque lo digo con
cada fibra de mi cuerpo, nadie aquí estará a salvo si te vas. —Se lanzó
contra la puerta que lo separaba de Ashlee. Un grito de rabia salió de su
garganta cuando no se movió.

—Perdóname, Ashlee.

¿Qué voz había sido esa? Tristán olfateó el aire. Parker, un guardia
de la élite dominante. ¿Qué estaba haciendo Parker aquí? El hombre no
tenía nada que hacer cerca de Ashlee. Corrió hacia la puerta otra vez.
—Las Tías han solicitado tu presencia en la plataforma de
observación.

Ashlee tosió. ¿Se estaba enfermando? ¿Por qué se preocupaba?

Escuchó a Ashlee a través de la puerta.

—¿La plataforma de observación?

El techo. ¿Por qué nunca había llevado a la chica en un recorrido


por el edificio? Oh, bueno, no tenía tiempo para eso ahora que ella estaba
a punto de morir. Una lástima, la verdad.

Ella tiene que ser eliminada.

Lo sé, mi Alfa, estoy trabajando en ello.

—Me quedaré y vigilaré al Príncipe Tristán hasta que otro de la


familia real pueda llegar hasta aquí.

Parker seguía llamándolo Príncipe Tristán. Iba a poner eso a su favor


tan pronto como Ashlee se fuera. Entonces, la encontraría, terminaría
esto, detendría el dolor y volvería a las cosas que disfrutaba, fueran lo que
fueran.

* * *
Ashlee salió por las puertas de la plataforma de observación y
contuvo el aliento. Era un jardín botánico. Plantas de todas las formas se
alineaban en las paredes y los techos. Flores exóticas con colores que
nunca había visto antes, excepto en los sueños, llegaban a alturas por
encima de su cabeza.

Se dio la vuelta en un éxtasis momentáneo. La sala entera se sentía


tranquila, serena y le dejaba una sonrisa en el rostro.

—Aquí afuera, querida niña.

Ashlee se dirigió hacia el sonido de la voz de Clarinda. Caminó toda


la longitud de la habitación hasta que salió por la puerta al otro lado. Dio
un paso a través de ella y por el techo del Instituto. Clarinda y Adeline
estaban en el centro de un círculo de piedra. Ashlee abrió la boca para
preguntarles qué querían, pero cambió de idea. Le dirían cuando
estuvieran listas. El alma de Tristán le había dado una nueva visión de la
mejor manera de comunicarse con los miembros de su manada.

Ashlee miró a su alrededor hacia la vista que se extendía ante ella.


Podía ver la isla entera, el bosque seguido por las casas abandonadas.

Las hojas de los árboles oscilando de morado a naranja y el


escalofrío que sintió le dijo que los árboles pronto perderían sus colores y
se desnudarían preparándose para el invierno. A lo lejos, vio dos islas;
ambas parecían deshabitadas, sin casas o edificios visibles. Cada isla
estaba a no más de una milla de la costa occidental de Westervelt.

—¿Quién posee esas dos islas? —Ashlee señaló hacia las masas de
tierra, pero las Tías ni siquiera se habían dado la vuelta para mirar hacia
donde ella indicaba.

—Nosotras, por supuesto. No podemos tener a nadie viviendo o


trabajando tan cerca de nosotras. Sería peligroso ser descubierto.

Adelina le hizo una seña y Ashlee se unió a ellas en el interior del


círculo de piedra. La ansiedad agrió su estómago. Ashlee no sabía si era
por el próximo viaje a México, o porque estaba parada en un círculo de
piedra con dos mujeres tan místicamente poderosas, que habían logrado
resistir el impulso primordial de seguir a sus compañeros a la muerte
durante tres décadas.

—Hermana y yo hemos estado discutiendo este problema de la


bruja. A decir verdad, pensamos que habíamos eliminado este hechizo
hace mucho tiempo cuando pusimos las guardas a la isla. No tomamos en
cuenta que el hechizo estaba en realidad aquí en la isla y no lanzado a la
isla desde afuera. Tu madre pudo aparearse con tu padre sin ningún
problema, ya que no residían aquí y nunca pusieron un pie aquí juntos.
Tristán y tú ejecutaron el ritual de apareamiento aquí, así que Tristán
sucumbió. —Los ojos de Adeline perforaron fuertemente a Ashlee. La
mujer mayor inclinó la cabeza hacia la derecha como si estuviese
pensando en algo que debería tener en cuenta.

Ashlee asintió con la cabeza.


—Así que, si fallo en esto, ustedes tendrán que limpiar la isla. Nadie
puede tomar compañeros aquí.

Clarinda negó con la cabeza.

—No es una opción, niña querida. ¿No lo entiendes? No, por


supuesto que no, ¿cómo podrías? Estábamos equivocadas. Terriblemente
equivocadas. Asumimos que Kendrick había maldecido la isla. Hemos
limpiado la tierra. Ya no queda ninguna maldición aquí. No había ayer por
la noche cuando se aparearon. No, no, nosotras erramos el hechizo. Nunca
estuvo en el lugar. Estaba en el envase. El pueblo mismo. Así que cuando
Tristán se apareó contigo, despertó la maldición que ya estaba en él, la
cual había permanecido inactiva todos estos treinta años.

—¿Pero dejar la isla? No, querida. Esta es nuestra casa. Hemos


estado aquí por cien años. Antes de eso, las historias dicen que nuestra
gente se estuvo metiendo en problemas casi constantemente. Ésta es la
primera paz que hemos tenido desde hace un siglo y no la vamos a perder.
Eliminar la presencia del hechizo en la isla no era complicado. Lo
verificamos esta mañana. Los demás estarán a salvo aquí con sus
compañeros tan pronto el hechizo sea removido de Tristán.

Ashlee negó con la cabeza.

—¿Por qué? ¿Por qué no todos sufren como Tristán?

Clarinda levantó una ceja.

—Porque él es muy importante, Ashlee. ¿O tampoco te has dado


cuenta de eso todavía? El destino de Tristán está articulado a la manada.
Dónde él vaya, irán todos los demás. Teníamos la esperanza de que se
hubiese dado cuenta de eso para este momento. Pero el niño parece haber
invertido en una autonegación y no la dejará ir. Tal vez cuando todo esto
termine, quizás lo vea.

La cabeza de Ashlee daba vueltas. Lo que le acababan de decir, todo


tuvo sentido de repente. Michael nunca había asumido plenamente el
papel de Alfa. ¿Por qué no? Tristán pensó que lo haría. Pero estaba
equivocado. Tristán era el Alfa. Oh, Dios mío, Tristán era su Alfa y se había
visto atrapado en un hechizo que no sólo acabaría con su vida o la de ella,
sino con la de todo el mundo. Él era el Alfa y ella era su pareja.
Sólo que él todavía no tenía ni idea. Ella había estado resuelta a
salvarlo desde el momento en que había sido afectado, pero ahora sabía
que caminaría a través de los fuegos del infierno para traerlo de vuelta, si
era necesario. Podía no haber conocido al lobo en ella por mucho tiempo,
pero podía sentirlo en cada poro de su cuerpo.

Tristán era su Alfa y serían fuertes de nuevo.

Mientras no perecieran en la tragedia.

Ashlee tragó saliva.

—Quitaron el hechizo de la isla. ¿Ahora pueden quitárselo a Tristán?


—Si había alguna posibilidad de que esto sólo terminara y que no tuviera
que ir a México, la tomaría.

—No. Lo sentimos, querida. —La voz de Adelina era mucho más


seria que la de Clarinda.

—No eres estúpida, así que sospecho que ya sabes lo que hay que
hacer para salvar a Tristán. La bruja tendrá que morir, tal como ya lo has
sentido. Luego se realizará un hechizo ritual de limpieza, uno muy
complicado y poderoso, sobre Tristán. Incluso entonces se usará mucha
magia, magia de una manada fuerte con todos los miembros trabajando
juntos para arreglarlo. Limpiar una isla es una cosa, salvar a una persona
que ha sucumbido a un hechizo, eso es harina de otro costal.

—¿Pueden hacer un hechizo tan poderoso? —La pregunta de Ashlee


generó en Las Tías un ruido de polluelos, que debía ser risa.

—Sí, podemos. Pero el hechizo tiene que ser hecho por ti. Eres su
compañera —explicó Clarinda—. Y la mala noticia es, que estás lejos de
ser lo suficientemente poderosa como para siquiera intentar el ritual. Te
mataría y todo esto sería en vano.

—Incluso si te hubiésemos entrenado desde que tenías diez años, no


serías todavía lo suficientemente fuerte —terminó Adeline.

Un sentimiento de terror llenó por completo a Ashlee. Se lo tragó de


inmediato.
—Voy a tener que ser lo suficientemente fuerte. —No había otra
opción. La cara de Tristán cuando se retorcía en el suelo del pasillo, la
mirada en sus ojos cuando le dijo que corriera, todas las imágenes antes
de su cambio apuñalaban la mente de Ashlee. Era suyo para honrarlo y
protegerlo; ella no podía fallar—. Tengo que serlo.

Adeline sonrió. Ashlee dio un paso atrás de al ver la dureza en un


gesto generalmente reservado para la felicidad o la tranquilidad.

—Si tan solo fuera así de simple.

—Nosotras te podemos ayudar —dijo Clarinda, siempre más suave


que su hermana—. Y admitimos que eso también nos conviene. Estamos
cansadas. Pero va a ser una gran carga para ti. Nosotras somos de mente
abierta en cuanto a que puedes manejarlo.

—¿Manejar esto? —Ashlee de repente quería estar en otro lugar de


inmediato. Necesitaba escapar—. Mi avión sale en seis horas.

—Lo sabemos, así que nos apuraremos.

Ashlee oyó crujir un trueno en el cielo. Levantó la vista. Había estado


claro y hermoso momentos antes. Un rayo cayó sobre el suelo delante de
ella y saltó hacia atrás aterrorizada. Se dio la vuelta para correr hacia la
puerta de la arboleda.

Sin embargo, golpeó el suelo, duro. Sus manos picaban por debajo
de ella y se volteó en cuatro patas para mirar a Las Tías. Ambas estaban
bañadas en luz blanca.

Adeline levantó los brazos y la luz de su cuerpo voló de sus manos


hacia Ashlee. El poder golpeó con fuerza a Ashlee, quien gritó de dolor. La
comida en su estómago se retorció y vomitó en el suelo.

—¡Deténganse! —rogó, suplicó, cualquier cosa para que el dolor se


detuviera.

—Lo sentimos, Ashlee, no hay otra manera. Sé una buena chica y


hazte cargo de Tristán.

Ashlee debió haberse desmayado en ese momento, porque no oyó


nada más.
«Capítulo 9»
Traducido por: Evelin

Corregido por: Beatriix Extrange

C
uando Ashlee recobró el conocimiento, la cabeza le daba
vueltas.

Abrió los ojos pero la luz brillante dolía demasiado y su


mano voló para protegerlos. ¿Dónde estaba? Un poco menos aturdida,
sintió las suaves sábanas y el edredón bajo su cuerpo. Ya no estaba en el
techo.

—Te dieron su poder. Ahora se han ido, pero se sacrificaron para


que fueras lo suficientemente fuerte.

Theo estaba con ella.

Ashlee miró de reojo a Theo quien estaba parado en el lado izquierdo


de su cama. Tragó saliva. ¿Por qué Theo tenía que estar con ella cuando se
despertó? Sabía, a diferencia de todo el mundo, que no le caía bien en lo
más mínimo. Él probablemente la culparía de la condición de Tristán. La
verdad era que ella también se creía responsable de ello. Si se hubieran
tomado tan sólo el tiempo de considerar la posibilidad de que el hechizo
todavía estuviera activo, no estarían en esta situación ahora. Su corazón
dio una punzada en su pecho, si viviera otros cien años, siempre se
culparía a sí misma por esto.

Ashlee se sentó. Su cabeza daba vueltas. No quería que Theo se


cerniera sobre ella.

¿Las Tías estaban muertas?


Esa era la razón por la que se habían comportado tan extrañamente.
Le habían dado su poder, lo cual había terminado con sus vidas. Una
punzada de remordimiento la perforó. Ashlee no había tenido ni siquiera la
oportunidad de decirles adiós.

Theo se aclaró la garganta.

—No sé si ellas lo llamarían sacrificio. Han querido estar con sus


seres queridos por un tiempo muy largo.

Ella se tocó la cabeza y gimió.

—Creo que podrían haber encontrado un método mejor para darme


lo que necesitaba o al menos uno menos doloroso.

—Lo siento, puede que ‘sacrificio’ no fuera la palabra correcta. Fue


un poco sorprendente cuando el suelo empezó a moverse y todos te
escuchamos gritar como si estuvieras siendo asesinada. Para cuando
Michael subió al tejado era demasiado tarde; todas ellas habían
desaparecido. No había nada a qué aferrarse. Tan sólo se desvanecieron en
la nada. Pero no es tu culpa y en realidad no te culpo.

¿No la culpaba? Podría haberse convertido en el Conejo de Pascua y


hubiera estado menos sorprendida. Ashlee miró fijamente a Theo. La
rudeza y su actitud habitual estaban ausentes en su rostro y postura.
Parecía muy relajado.

La garganta de Ashlee se secó, su voz sonó tensa.

—Siento que se hayan ido. Yo sólo las conocí dos días, pero me
cayeron muy bien.

Theo se levantó y cruzó la habitación hasta la cómoda que sostenía


una jarra de agua hecha de acero inoxidable.

—Sabes todo lo que ellas sabían. Sus poderes son tuyos. Nunca he
oído hablar de alguien haciendo eso por trescientos años. —Le pasó el vaso
que había llenado—. He sido un poco duro contigo. Tenía miedo cuando
Tristán te conoció… miedo de lo que eso significara para la manada. El
hechizo mató a todos hace treinta años, pero para mí, se sentía como si
fuera ayer y tenía miedo de que todo eso volviera a comenzar de nuevo.
Siento si he resultado ser el Cassandra de la manada. Te aseguro que esa
no era mi intención. Preferiría haber estado equivocado. —Theo se detuvo
por un segundo, sus castañas cejas apuntaron hacia abajo. Ashlee estaba
impresionada por cómo la inseguridad de Theo le recordaba a Tristán,
entonces se acordó que Theo y Tristán habían nacido sólo con un año de
diferencia por lo que tuvieron que haber sido criados casi como gemelos.

—Estabas preocupado por tu hermano. Lo entiendo. —Ashlee sonrió.


Buscó un reloj alrededor en la habitación. ¿Qué hora era? ¿Había perdido
su vuelo a Cancún?

—Sales en aproximadamente una hora para el aeropuerto. —Theo


tuvo que haber leído sus señales. Sus ojos brillaban con admiración antes
de que los bajara en un gesto de sumisión—. No corriste, te dije que
corrieras cuando Tristán atacó, pero te quedaste y lo dejaste callado, le
hablaste y razonaste con él cuando eso debería de haber sido imposible.
Ahora estás corriendo para enfrentar a nuestro padre y su bruja. Creo que
eres la mujer más valiente que jamás he conocido y estoy orgulloso de
llamarte hermana.

Los ojos de Ashlee se llenaron de lágrimas inesperadas. No


necesitaba el alma de Tristán para decir que Theo no era un hombre que
expresara las emociones tan fácilmente o confiara en los otros con sus
sentimientos. No iba a decepcionar a ninguno de ellos. Traería a Tristán de
vuelta.

Theo se echó a reír.

—Gabriel y Cullen han estado discutiendo todo el día sobre quién va


a ir contigo y tu padre a México. No pueden llegar a un acuerdo así que los
dos van. Michael quiere ir también pero no lo dejaremos. Es nuestro Alfa
provisional.

—Él tiene que hacer la ceremonia. —Ashlee sabía lo que implicaba la


ceremonia del Alfa; con el conocimiento de las Tías, sentía como si hubiera
estado en presencia del padre de Tristán.

Theo asintió.

—Lo hará. Yo creo en él.

—¿Puedes hacer algo por mí, Theo?


Theo asintió, sin dudarlo, sin evasivas. Ni siquiera le preguntó qué
quería. Así era como él trataba a su familia. Se sintió honrada.

—Envía a Rex al vivero; necesito hierbas. Voy a ocultar mi olor para


que tu padre no sepa que soy un lobo. Ahora sé como hacer eso. También
intentaré hacerlo para Gabriel y Cullen, pero él los conoce; no me conoce a
mí. Luego coge el ferri hasta la orilla, toma mi coche y conduce hasta
Nueva Jersey. Ve por mi madre y exígeles que ella y mi hermana vengan a
la isla. El hechizo que necesito hacer en Tristán requiere un líder y dos
otros místicos. Dos Cambiadoras. Las Tías sabían esto. Ellas debieron de
haber sabido que necesitaría a mi familia. Mi madre se opondrá —no
quiere a Summer aquí todavía— pero no hay otra opción. Si mi mamá
rehúsa, ve y trae a Summer por ti mismo o al menos amenázala para que
venga. Asiste a la Universidad Columbia en la Ciudad de Nueva York.

—Estaré de vuelta con las dos antes de que tú regreses. —Los ojos
de Theo mantenían la determinación.

—Bien, entonces es tiempo de que vaya de cacería de brujas, ¿no


crees?

* * *

El vuelo de Portland a Cancún fue un borrón. Cada vez que Ashlee


cerraba los ojos, veía a Tristán como lo había visto por última vez, en el
suelo retorciéndose del dolor. O escuchaba su voz, tan fría e insensible,
cuando le había gritado y amenazado a través de la puerta de su celda.

El vuelo que había reservado paraba en Newark, Nueva Jersey, en


donde recogió a su padre en su casa; afortunadamente recordó su
pasaporte. Theo, viajando en coche, no había llegado para recoger a su
madre todavía y Ashlee decidió no decirle eso a su padre. Estaría muy
molesto. No le gustaba que la gente le diera órdenes a Victoria. Ashlee
sonrió. Scott no era un lobo, pero podía ver ahora por qué el lobo de su
madre se había enamorado de él.

Papá. Familia. Amor.


Su lobo se extendía en su interior, contenta de estar con su padre
incluso cuando se preocupaba interminablemente por Tristán.

Ashlee se paró junto a su padre fuera del aeropuerto de Cancún. El


calor no era la única cosa que la hacía sudar. Cullen y Gabriel habían
esperado dentro del aeropuerto y el plan para ellos era que siguieran unos
cuantos minutos atrás y rompieran la seguridad de IDCP después de que
Ashlee y su padre entraran. Esto significaría que necesitaban de alguna
manera pasar por la entrada principal; Gabriel y Cullen le habían
asegurado que ellos eran capaces de manejar esto, aunque los dos habían
sido poco concisos con los detalles de su plan.

El conductor de IDCP enviado había corrido para recuperar su coche


después de que les informó que les tomaría una hora el llegar a donde se
dirigían.

—Estuviste muy callada en el avión, Ash. —Ésa fue la primera vez


que ella y su padre habían hablado en una hora.

—Lo siento, papá. Realmente apreciamos tu ayuda con esto. Te estás


poniendo en peligro.

—Eres mi bebé, ¿qué creías que haría? —dijo Scott—. Cuando tu


madre me dijo que no me dejaría, que moriría cuando yo lo hiciera, todo
pareció muy romántico. La primera vez que vi su lobo, estaba asombrado.
Nunca podría haberme convertido en todas las cosas que me he convertido
sin tu madre. Ella me presionó en la mejor manera posible. Nunca me dejo
conformarme con la mediocridad. Siempre ha sido mi fuerza, mi vida.

Ashlee sonrió, su madre sabía como presionar, aún si Ashlee no


siempre encontraba que fuera en la “mejor manera posible”. Su padre
siempre había sido el corazón de la familia, el gentil.

—Aún antes de saber que eran compañeros, encontré el amor que se


tienen el uno por el otro como una fuente de inspiración.

—Este chico, Tristán —comenzó su padre.

—Es unos cincuenta años mayor que tú, papá. —Ashlee se echó a
reír.
—No importa, quiere casarse con mi hija. —Su voz sonaba áspera—.
Ese chico Tristán, si él muere, tú también lo haces, ¿verdad?

—Ahora que estamos emparejados, sí. Es eso o estoy condenada a


vivir una vida a medias, nunca completa, siempre sola. Nunca feliz. —Las
Tías se habían sentido de esa manera. Ella podía sentir su dolor ahora en
su interior. Apartó el pensamiento, no necesitaba los rostros de los
hombres que ellas habían amado inquietándola en este viaje. Tenía
suficiente con sólo tener a Tristán en su mente.

—No parece romántico ahora —se quejó su padre—. ¿Y estás segura


de que no hay ninguna ciencia médica que pueda ayudarlo? Yo podría
darle Valium, llevarlo al Instituto Bergen Pines y dejar que el Doctor Lewis
le eche un vistazo. Saldrá con un buen cóctel de psicofármacos y a lo
mejor eso se encargará del problema.

Ashlee se echó a reír, seguido de unas palabras contundentes.

—No, papá pero gracias por el ofrecimiento. Y él no quiere casarse


conmigo. Por todos los intentos y propósitos, ya estamos casados.

Scott sacudió la cabeza y sacó el pañuelo del bolsillo para limpiarse


el sudor de la frente.

—Sólo soy un humano, Ash. Este hombre no ha venido a mí, no ha


pedido mi permiso y yo no te he llevado por el pasillo así que no, no estáis
casados todavía.

—Te digo algo papá, si salimos de esta y encontramos a la bruja —lo


cual es poco probable— digamos que lo logramos, de alguna manera la
someto y la arrastro fuera de la instalación sin ser atrapada, otro gran
problema. Luego la ponemos en el coche la llevamos de regreso a los
Estados Unidos y la ponemos en el bote hacia la isla, en dónde
milagrosamente realizaremos y sobreviviremos al hechizo de purificación,
que es después de que yo la mate…

Su padre hizo una mueca.

—De acuerdo, cuando deje que alguien más la mate y salve a


Tristán, entonces tendremos una ceremonia tradicional de matrimonio y
me podrás llevar por el pasillo. ¿De acuerdo?
—Sólo esa pequeña cantidad de cosas, ¿uy? —Scott le sonrió.

Lo amo. Su lobo sonrió.

Yo también. Ella sonrió.

—Ahora mismo te pareces mucho a tu madre. —Scott le tocó el


rostro, en su pómulo, suavemente.

El gesto trajo lágrimas a sus ojos.

—La gente siempre me dice que con mi cabello rojo y ojos verdes, me
parezco a tu mamá más que a la mía. —Summer se parecía su madre.
Siempre lo había hecho.

—No me refiero a tu apariencia. Aquí. —La tocó en la línea de la


mandíbula de nuevo.

—Te he amado toda la vida, desde el momento en que naciste. Pero


por los últimos, no sé, los últimos doce años, has parecido tan perdida.
Oh, pretendías estar enamorada de Tom. Tal vez incluso lo amabas un
poco, pero siempre pareciste oculta, como si no estuvieras completa. Tu
madre tenía esta fuerza interna —sé que es su lobo. Es inamovible, segura,
completa en sí misma. Cuando te miro ahora, estamos en el medio de un
terrible peligro y sin embargo pareces más tú de lo que has sido antes.

Ashlee nunca tuvo la oportunidad de contestarle a su padre cuando


el coche se detuvo y el apologético conductor, que no podía creer el tiempo
que le había tomado en llegar al estacionamiento, los apresuró en el coche.

Aquí estamos, Ashlee le dijo a su lobo.

Bien. Tristán.

Sí, salvaremos a Tristán.

* * *
Tristán sabía que Ashlee no estaba en la isla. La ira surgía en su
interior con tanta intensidad que pensó que podría explotar. Junto con las
agujas afiladas, las picaduras de abejas y las quemaduras por todo su
cuerpo —a pesar de que no podía ver las lesiones, sabía que estaban allí—
ahora tenía que enfrentarse a una mujer que lo había desobedecido. Le
había dicho qué pasaría si ella se iba y no había estado mintiendo.

Olfateó el aire. Parker todavía estaba afuera en su labor de guardia.

—Parker, mi viejo amigo, ¿qué me está sucediendo?

El silencio se unió a su consulta por un momento antes de que él


oyera el rechinar de una silla corriéndose en el suelo.

—¿Príncipe Tristán?

—¿Dónde está Ashlee? ¿Por qué estoy en esta habitación? ¿Ha


ocurrido algo terrible?

Créeme, silenciosamente se dirigió hacia el guardia fuera de la


puerta.

—Príncipe Tristán, tal vez debería buscar a su hermano.

Mala idea, Michael vería sus intenciones.

—Por favor, Parker, no me dejes aquí.

—Has estado atrapado por la maldición que destruyó a nuestros


parientes hace treinta años. Ashlee ha dejado la isla, tal vez esa es la razón
por la que te estás sintiendo mejor.

Bien. Tristán se puso en pie con exceso de energía.

—¿Por qué no abres la puerta, Parker, así podría obtener algo de


comer? No dejaré esta habitación si quieres, pero no puedo soportar estar
enjaulado mucho tiempo después de mi experiencia en el zoológico.

—Abriré la puerta, Tristán, y luego iré a buscar a tus hermanos.

Tristán asintió y trató de utilizar la expresión más sincera cuando


Parker abrió la puerta. Oyó el pestillo de la cerradura y la puerta se abrió
revelando a un Parker sonriente en frente de él. Era algo bueno que
Tristán hubiera ganado tanta lealtad al pasar los años por ser digno de
confianza y respeto, de lo contrario nunca hubiera logrado que Parker
abriera la maldita puerta.

Sin querer arriesgar su suerte, tan pronto como Parker fue


completamente visible, Tristán saltó sobre él. Siendo superior en fuerza y
agilidad, fácilmente tiró a Parker en el suelo. Pero su oponente era un lobo
dominante y de clase alfa, por lo que no cedió inmediatamente al ataque
de Tristán.

Parker empujó a Tristán y pronto rodaron por el suelo, cada uno


ganando y luego perdiendo la posición.

Mátalo y termina con esto.

—Pero él no es Ashlee. Matarlo no detendrá el dolor, mi Alfa.

Parker consiguió tener un sólido y buen agarre en el cuello de


Tristán y lo inmovilizó en el suelo. Tristán notó que los ojos de Parker se
habían convertido en los de su lobo. En un momento, cambiaría.

—¿Con quién hablas, Tristán? ¿Quién te controla en esta locura?

—Nadie me controla, Parker, o tú ya estarías muerto. —La


quemadura que afectó a Tristán comenzó a deslizarse por la piel de su
cuello. Tristán levantó la rodilla y golpeó a Parker en la ingle. Fue un golpe
bajo y Tristán lo sabía, pero eso sorprendió a Parker lo suficiente para
ganar la posición superior en la pelea.

Ahora sometido, Parker gimió de dolor. Tristán golpeó la cabeza de


Parker en la pared y su oponente perdió el conocimiento.

—Le dije a Ashlee lo que iba a suceder. No escuchó, así que ahora
todo este lugar arderá en llamas.

Tristán levantó a Parker del suelo y se lo echó al hombro. No dejaría


que se quemara hasta morir. Después de todo, no tenía sentido perder un
buen rehén.
«Capítulo 10»
Traducido por: gaby828

Corregido por: Niii

E
l primer vistazo de Ashlee del Instituto para la Superación
Personal y Crecimiento anudó su estómago. Levantó la
cabeza para mirar por la ventanilla del auto mientras se
acercaban. El edificio, hecho de ladrillos en tonos blanco bronceado,
parecía tener por lo menos quince pisos de altura. Dos chimeneas de
ladrillo rojo se elevaban por encima del edificio y se mezclaban en el
paisaje detrás de él.

No había señales adornando el exterior, ninguna indicación de lo


que el edificio institucional era, y no había vecinos en varios kilómetros
para escuchar a alguien en el interior en caso que gritara.

Si todo había salido según lo planeado, Gabriel y Cullen estarían


veinte minutos detrás y dispuestos a entrar y salir de la instalación
cuando les llamara al móvil. Ashlee se tragó el miedo, no había tiempo
para la ansiedad ahora.

Tenía un trabajo que hacer, y un amor en casa que necesitaba que lo


hiciera. Su móvil sonó y miró a su padre en estado de alarma. Michael le
había dado este móvil en caso de una emergencia. Su padre mantuvo
contacto visual por un momento sin hablar, mientras el repique
continuaba. Finalmente, su padre asintió con la cabeza hacia el móvil. Ella
lo miró y contestó.

Trago saliva.

—Ashlee.
—Soy Az. Michael me pidió que te llamara. Tristán se desató. Tiene
un rehén y va a quemar el lugar si no regresas inmediatamente. Estamos
haciendo nuestro mejor esfuerzo para no dejar que esta situación se vaya
de las manos, pero no pierdas el tiempo. —Ashlee escuchó exhalar a Azriel
en el teléfono.

—No tengo ninguna intención de perder el tiempo. —¿No perder el


tiempo? ¿Qué diablos pensaban que había ido a hacer a México, tomar el
sol?—. Dile a Michael que acabo de llegar al IDCP y espero que él haga
todo lo posible para mantener seguro a Tristán hasta que vuelva. —Colgó
el teléfono. Su loba aulló.

¡Alfa! Por ahora.

Ashlee hizo una mueca. Su loba estaba en lo cierto. Provisional o de


otra manera, todo en el interior de Ashlee rechazaba la idea de hablar en
cualquier modo irrespetuoso a Michael. Tristán lo odiaría. Pero, la mujer
que había sido criada para ser, a pesar de su crisis sobre Tom, no la
dejaría flaquear. El mayor deber de Michael tenía que ser mantener Tristán
seguro hasta que ella volviera con la bruja.

El remordimiento inundó su sistema. Cogió el teléfono y llamó a


Azriel. Respondió a la primera.

—¿Ash?

—No quise ser tan ruda con Michael como pareció. —Su padre
levantó una ceja. Nunca había entendido su inquietud y estaba bien.
Ashlee necesitaba a su loba para tranquilizarse antes de bajar del coche.

Az se echó a reír.

—He modificado un poco el mensaje que has enviado cuando se lo


pasé a él, hermana.

Ashlee sonrió. Hermana. Ella era, para todos los efectos, la esposa
de Tristán, lo que los hacía familia ahora.

—Gracias, Az. —Ella utilizó deliberadamente su apodo.

—No hay de qué.


—Oye, Az, por cierto, antes de entrar, ¿alguna vez llegaste a ver ese
programa de televisión, Los Pitufos?

—Odio a ese ese gato estúpido.

Obviamente, lo había visto.

—Buena suerte, Ash. —Lo escuchó cortar la llamada antes de oír el


tono de marcado. Cerró el teléfono y sonrió a su padre.

Scott se desabrochó el cinturón de seguridad cuando el coche se


detuvo en el interior de las puertas de IDCP.

—¿Quiero saber?

Ashlee negó con la cabeza.

—No. Es la política de la manada.

—Técnicamente, soy de la manada.

—Aún así no quieres saber.

Scott asintió.

—Muy bien, ¿durante cuánto tiempo disfrazarán tu olor a lobo esas


hierbas que tomaste?

Ashlee miró su reloj.

—Otras cuatro horas, lo que debería ser tiempo más que suficiente
para someter a cualquier súbdito de la bruja con esto... —Ashlee sacó una
aguja hipodérmica de su bolsillo, que estaba llena de una combinación de
nembutal y fenobarbital, suficiente de ambas para noquear a un elefante,
pero no para matar a la bruja—, ...o ser atrapada por los guardias
armados y encerrada en una celda para ser un experimento el resto de mi
vida.

—Nadie te va a encerrar ni a experimentar en ti, cariño. — Scott se


levantó la camisa para revelar un arma debajo de su suéter.

La boca de Ashlee cayó abierta. Contuvo el aliento.

—¿De dónde sacaste eso? ¿Tenías eso en el avión?


—No, Cullen me la pasó en el aeropuerto. Pensó que tal vez la
necesitaba más que a una política de seguro.

—Papá, ¿siquiera sabes cómo usar esa cosa?

—Nunca he usado una, pero me imagino que tiene que ser algo así
como apuntar y jalar el gatillo.

Ashlee negó con la cabeza. Visiones de su padre disparando a


alguien, o algo peor, llenaron su cabeza y se estremeció.

—Prométeme que no la utilizarás. No tienes experiencia con ella y si,


Dios no lo quiera, en realidad tienes que recurrir al uso de la pistola,
entonces el plan ha fracasado de todos modos y lo mejor que puedes hacer
es salir de ahí y regresar con mamá.

—Estás tan centrada en salvar a Tristán. Lo amas tanto que harías


cualquier cosa para salvarlo. ¿Crees que tu madre y yo te amamos menos?

Ashlee nunca tuvo la oportunidad de responder, ya que la puerta del


auto se abrió y una mano se extendió hacia el interior para ayudarla a
salir del auto. Tomó la mano y salió. El contraste entre el coche con aire
acondicionado y el calor del desierto mexicano dejó a Ashlee sorprendida
por un momento. Sintió que alguien la aferraba por los hombros para
mantener su posición vertical en caso de que se desmayara.

Ashlee no tenía intención de desmayarse o sufrir un golpe de calor.


Parpadeó
rápidamente para despejar su cabeza y sonrió, con la esperanza de crear
una imagen de chiquilla tonta, en mal estado, su personalidad camuflada
durante el resto de su tiempo en el IDCP.

—Papi. —Ashlee dio la vuelta para mirar a su padre, que había


salido del coche detrás de ella—. ¿Cuánto tiempo va a tomar esto? Quiero
ir a Señor Frog esta noche. —Ella pisoteó con el pie derecho. El club había
sido uno de los favoritos de sus amigos quienes habían pasado las
vacaciones de primavera en Cancún el año anterior.

Su padre le dio una mirada indulgente, y Ashlee tuvo que suprimir


una risita. Si ella se hubiera en realidad comportado de esa manera, sus
padres la habrían castigado.
—Iremos, cariño, te lo prometo. — Él le dio una palmadita en la
espalda.

El padre de Ashlee se volvió hacia el hombre frente a ella. Él le


tendió la mano.

—Soy el Dr. Scott Morrison y esta es mi querida hija, Ashlee. —


Ashlee sintió sus hombros relajarse y se giró para mirar al hombre que
estrechó la mano de su padre.

—Soy Kendrick Kane. Es un placer tenerlo a usted y a la joven


Ashlee aquí con nosotros, doctor. El Instituto ha estado tratando de
conseguir un médico de su calibre interesado en ayudarnos a desarrollar
este lugar desde hace algún tiempo.

Ashlee contuvo el aliento y luego lo cubrió con una tos. Nadie le


había dicho
cuánto Tristán se parecía a su padre. Era la viva imagen del hombre.
Todos los hombres Kane se parecían entre sí, y claramente se parecían a
Kendrick, pero Tristán tenía la semejanza más cercana. Tenían el mismo
tono de pelo castaño-rubio con una infusión de color rojo. Tranquilos ojos
marrones con igual que los de su compañero se quedaron mirando a Scott
mientras asentía con la cabeza a algo que su padre había dicho. Pero los
ojos de Kendrick Kane estaban fríos, como el acero. Incluso cuando estaba
enloquecido en el pasillo, los ojos de Tristán nunca se habían visto tan
calculadores.

Ashlee fingió estornudar y aspiró profundamente. No olía para nada


como Tristán, tampoco. Olía antinatural, como las herramientas de
esterilización del hospital y colonia barata. ¿Cómo podía siquiera soportar
a su propio olor? Ella nunca confundiría a Kendrick con Tristán, ni
siquiera en un cuarto de color negro. Anhelaba el olor amaderado que
cargaba Tristán y en silencio, le rogó al universo que no la dejara fracasar
en su tarea para poder estar cerca de la esencia de Tristán de nuevo.

Hombre malo. Él hace cosas malas a su lobo.

Oh, sí, hombre malo. ¿Había hecho cosas malas a su lobo? ¿Qué
significaba eso?

No es de la manada.
No, no es de la manada.

Las presentaciones básicas entre Kendrick y su padre terminaron y


Ashlee tuvo la oportunidad de actuar de nuevo.

—Papá, ¿pensé que dijiste que era un spa? —¿Debería golpear el


suelo otra vez o sería una exageración? ¡Ah, que demonios! Pisoteó.

—Dije que podría haber un spa, cariño. Puede que ayudemos a


agregar un spa aquí para que mis pacientes se puedan relajar y vacacionar
después de haber tenido un traguito o degustar uno. También serán
capaces de participar de las técnicas de actualización de esta institución
de bien que les ayudará a convertirse en más fuertes y mejores personas.

Ashlee puso las manos en sus caderas.

—Estoy aburrida, papá. Y no me gusta estar aburrida.

El padre de Ashlee se volvió hacia Kendrick.

—¿Hay algún lugar para que mi hija pueda sentarse y entretenerse a


sí misma mientras me muestra las instalaciones y hablamos?

—Mi oficina tiene un televisor y conexión a Internet.

Ashlee rodó sus ojos.

—Supongo que podría ordenar las nuevas sandalias de Gucci que he


estado esperando mientras te espero.

Kendrick extendió el brazo.

—Por aquí, señorita Morrison.

El padre de Ashlee puso su brazo alrededor del hombro y apretó.

—¿Tiene usted hijos, señor Kane?

Kendrick negó con la cabeza.

—No, no tengo. Nunca he estado casado, nunca tuve hijos.

Malvado. Quiero morderlo y volver a Tristán.


Ashlee negó con la cabeza para despejar los pensamientos de su
loba. A Ashlee le encantaría romperlo en pedazos pequeños, minúsculos y
desechar las piezas. Pero primero tenía una bruja que capturar.

* * *

Tristán dio un paso atrás y observó el Instituto ardiendo de color


naranja brillante y rojo en la distancia. A lo lejos, en el fondo de su mente,
sabía que debía sentir algo acerca de la destrucción de un edificio que una
vez había diseñado y ayudó a construir con sus propias manos. Sin
embargo, apenas se atrevía a centrarse en él. Cerró los ojos y aspiró el
humo en sus pulmones. La madera ardió en primer lugar; el aislador sería
lo siguiente. Cuando eso ocurra, empaparía la isla en un olor húmedo y
sucio del que nunca se desharían. Afortunadamente, no era su problema.

Sus hermanos estaban cerca. Podía olerlos. Se mantuvieron a


distancia, y eso era inteligente. La brisa bailaba sobre su piel y sonrió ante
la sensación. Era agradable tener incluso el más mínimo alivio de la
quemadura constante. Miró su piel. No había ninguna manifestación física
de su dolor, quemaduras ni erupciones para indicar el trauma que estaba
pasando dentro de él. Si eso era extraño, Tristán no sabía por qué.

Mátala, Tristán, mátala.

Me encantaría, pero ella no está aquí.

Cansado de los reproches constantes de su padre, Tristán puso los


ojos en blanco.

En la distancia, oyó a un lobo aullar. ¿Qué lobo era? No sonaba


igual que su manada. El mismo aullido llegó a través de la noche otra vez.
Tristán contuvo el aliento.

Conocía ese ruido. Era su lobo.

Se tapó los oídos, incapaz de desaparecer el sonido. ¿Qué pasaba


con su lobo? El aullido llegó más fuerte, su lobo estaba enojado. Pero, ¿por
qué? Había estado tratando de aliviar su dolor, no era su culpa que Ashlee
no hubiera vuelto todavía.

La idea del nombre de Ashlee hizo que el lobo aullara más fuerte.
Tristán cayó de rodillas. Había algo en Ashlee que al lobo no le gustaba.

Ashlee tiene que morir.

Compañera. Morimos por nuestra compañera, no la matamos. O


terminamos con nuestra propia vida y la esperamos a ella en la siguiente,
donde pedimos perdón por causar su dolor.

Su lobo estaba hablando con él. ¿Cuando había sido la última vez
que lo escuchó? ¿Cuántas horas habían pasado? Tristán cayó aún más
profundo en el suelo, yació extendido sobre su estómago, sus manos
todavía en sus oídos para ahogar el ruido que su lobo hacía.

Su lobo estaba en lo cierto. Ashlee era su tesoro. Él tenía parte de su


alma en su interior y, necesitándola desesperadamente, la llamó a él. Esta
se levantó dentro de él. Tristán podía sentir la bondad de Ashlee
envolviéndose en torno a él como una manta caliente. Cerró los ojos por
un momento, pero Ashlee le rugió para que se levantara y hiciera algo para
solucionar su problema. Si se estaba quemando, necesitaba apagar el
fuego.

Mátala. Aquella voz, su Alfa.

No es el Alfa.

Tristán se puso boca arriba y gritó. ¿Qué le estaba pasando?

Le dijiste que eras el hijo de tu madre.

Le había dicho a la madre de Ashlee que era hijo de su madre. Había


estado tan seguro de que no perdería el control.

¿Cómo había podido permitir que esto sucediera? Rugió, su dolor no


físico sino una angustia mental en esta ocasión.

Mátala.

En el fondo de su mente, oyó el alma de Ashlee hablarle otra vez.


Quería que él apagara el fuego. La brisa fresca le tocó de nuevo y suspiró.
Ashlee estaba en lo cierto. Necesitaba refrescarse, esa era la clave. Pero,
¿dónde? Los acantilados donde estaba de pie le daban una visión perfecta
del agua que rodeaba la isla.

Se puso de pie.

Mátala, muchacho.

Su lobo aulló y Tristán corrió por el borde del acantilado. El agua


debajo haría el truco. Dio un salto.

A lo lejos, oyó a Michael gritar su nombre de Michael mientras el


agua fría y áspera le rodeaba.

Si no la va a matar, vas a morir.

Entonces mátame.
«Capítulo 11»
Traducido por: Eve2707

Corregido por: Niii

D iez minutos después de que su padre y Kendrick Kane la


dejaran con un enojo pretendido, Ashlee se sintió lo
suficientemente segura para empezar la primera parte de su
plan. En el poco tiempo que había tenido para prepararse
para esta pesadilla, había tratado de ser meticulosa y
organizada. Metió las manos en el bolsillo de su pantalón y busco la aguja
que contenía su mejor esperanza de éxito. Aún estaba ahí.

Su lobo quería sangre, pero Ashlee sabía que era sabio ser prudente
y no sólo asumir que todo estaría mejor con la muerte de la bruja. Ellos
podrían necesitar a la mujer. Cerró sus ojos y dejó que el conocimiento de
las Tías fluyera dentro de ella. ¿Cómo es que alguien escoge una bruja de,
digamos, una persona no mágica sólo viéndolas?

La voz de Adeline llenó su cabeza.

El aura de una bruja es diferente del aura de otra persona. La magia


que carga, la altera. Cierra tus ojos y deja que tu magia te abra al universo.
Una vez que lo hagas, verás auras y verás que la de ella es diferente.

Infiernos. ¿Por qué nada podía ser simple?

Una bruja también huele diferente. Ella usa muchas hierbas en sus
pociones y hechizos. Busca específicamente valeriana; es un mal olor.

Localizar la valeriana era algo que Ashlee podía hacer. La valeriana


también era encontrada en el popurrí; Ashlee había creado un poco un
verano que durmió en un campamento. Tenía propiedades relajantes, y
cuando era mezclada con hierbas más amables, tomaba la esencia de las
plantas que olían mejor.
Ashlee abrió la puerta a la oficina y estuvo aliviada de no ver a nadie
alrededor. Tenía sentido. Kendrick y Claudius no querían que su padre
supiera acerca del aspecto no legítimo de su clínica; nunca serían capaces
de explicar los guardias armados o los mercenarios alrededor de los
pasillos. En menos de cuatro horas, su esencia de lobo regresaría, así que
Ashlee necesitaba apresurarse.

Iluminado por las luces fluorescentes, el pasillo fuera de la oficina


parecía institucional; le recordó a Ashlee los innumerables hospitales que
había visitado cuando su padre la arrastraba por todo el país para ver
especialistas en ginecología. Cerró sus ojos y olfateó. Dentro ella podía
sentir su loba ponerse alerta. Las esencias eran la especialidad de loba y
Ashlee miró hacia adelante para dejar actuar sus habilidades.

A la derecha ella no olió nada, ni siquiera la esencia de un roedor.


De repente sintió la necesidad de voltear alrededor y comenzar a oler las
paredes para ver si había algún redor de algún tipo que pudiera rastrear…
por un momento su loba actuó más como un sabueso. Ashlee recordó que
las hierbas que había tomado para suprimir el olor de su loba podían
desequilibrarla un poco. Se sacudió el sentimiento y volteó su cabeza hacia
la izquierda para oler en esa dirección.

Bingo.

Todas las criaturas vivientes que respiraban en el edificio estaban en


esa dirección. Al menos había un lugar para comenzar. Caminó
casualmente a lo largo del corredor. No quería verse como si no
perteneciera aquí.

Se preguntaba qué diría Tristán acerca de todo este arreglo, el


interior de este mundo que Kendrick había creado. Kendrick regía las
cosas aquí y era tratado como un hombre importante, mientras treinta
machos cambiadores esperaban en una isla por alguien que les explicara
lo que había pasado con su mundo.

En treinta años, ellos ni siquiera habían hecho la ceremonia Alfa.


Técnicamente, el hombre que creó todo esto era todavía su feroz líder. La
respiración de Ashlee se atoró mientras su loba aullaba en descontento.
Ella misma, estaba enojada como el demonio y tenía que calmarse
apretando sus manos en puños para manejar la ira.
Olfateó el aire otra vez. Olió gente detrás de las puertas cerrada de la
oficina. Eran sólo humanos, probablemente unos malos, pero no la bruja
que necesitaba encontrar. Hierbas, ella olía a hierbas, y estaban
definitivamente en la dirección la que caminaba. No sintió nada más que
frustración cuando llegó al final del corredor y no localizó a la bruja.

Toda esta cosa iría mucho mejor si sólo pudiera cambiar a su forma
de lobo. Alejó ese pensamiento. La última vez que había cambiado, lo
había hecho sola y todavía estaría así si Tristán no hubiera ido a
rescatarla. Así que no intentaría el cambio aquí en medio de esta zona de
peligro, sola, sin importar cuánto lo quiera su loba.

Miró alrededor. La esencia era más fuerte debajo de ella; lo que


significaba que la bruja estaba en el piso de abajo. Ashlee consideró sus
opciones; había un elevador, pero ella no tendría muchas opciones de
escapar si la atrapaban. O tenía las escaleras. Escaleras tendrían que ser.

Bajó las escaleras de dos en dos, sus tacones resonando mientras se


apresuraba, el único sonido que se oía mientras descendía al primer nivel.

Empujó la puerta. Se abrió fácilmente, haciendo un fuerte bang


cuando golpeó la pared detrás de ella. Ashlee hizo una mueca por el
sonido. Escaneó el cuarto, preocupada de que alguien hubiera escuchado
el golpe de la puerta. Pero no había nadie. Suspiró de alivio y se preguntó
si todos estaban escondidos por la visita de su padre o si las cosas en el
IDCP estaban siempre así de cerradas y silenciosas.

Este pasillo era diferente al de arriba. Más oscuro tanto en


iluminación como en el diseño interior. Las paredes eran de un color azul
marino oscuro y las luces no estaban trabajando tan perfectamente como
las del piso de arriba. Ashlee adivinó que no podían mostrarle a su padre
esta porción del “hospital” en su “recorrido”. Inhaló el aire para ver qué
esencias podía atrapar.

El piso en el que ella se encontraba de pie estaba contaminado con


esencias, una que ciertamente pertenecía a una bruja. Ashlee sonrió;
pronto esta prueba rigurosa se habría acabado.

Caminó hacia adelante, manteniendo su nariz en el aire como


precaución extra. Mientras más usaba su habilidad de olfatear, se hacía
más fácil y se amplificaba su capacidad. Encontró la esencia de su padre
en la distancia, restos de canela y goma de mascar de menta. Kendrick, y
el olor de su lobo enfermo, estaba con él. Al menos sabía que él aún estaba
bien.

Ashlee pasó un camino lleno de ventanas de vidrio. Jadeó y se


cubrió la boca para amortiguar el sonido. Veinte hombres eran visibles,
aunque había partes del cuarto que no podía ver. Estaban atados a las
camas y a las líneas intravenosas que les inyectaban un líquido azul en
sus brazos. Las correas de metal que los aseguraban a las mesas de metal
los amarraban por la frente, los omóplatos, caderas y el área del pie. Tres
hombres vestidos en batas blancas de laboratorio iban y venían del cuarto.
Una mujer vestida con una falda larga lavanda y un top negro se movía
alrededor de los pacientes.

Ashlee inhaló el amargo y mal olor de la mujer. Ahí estaba: su bruja.


¿Pero qué les estaba haciendo a esos hombres?

* * *

Tristán se sintió hundirse profundamente en el agua. No podía


recordar como nadar, y eso estaba bien, porque el agua fría era lo que
quería en su piel. Enfriando y aplacando sus sentimientos, ya no sentía el
ansia de matar a Ashlee, y tampoco podía escuchar la voz de su padre en
su cabeza. Cerró sus ojos y decidió que podría quedarse bajo el agua para
siempre. En algún lugar de su mente, algo se agitaba para recordarle que
había algún tipo de problema con su plan pero no podía ver cuál era.

Brazos fuertes, cuatro de ellos, lo jalaron hacia la superficie. Él


luchó. No quería regresar a la superficie; solo podía permanecer donde
estaba. Un tercer juego de manos se unió a las otras. Incapaz de luchar
con los tres de sus atormentadores, finalmente golpeó la superficie. Abrió
sus ojos para ver quiénes lo habían capturado y se sorprendió de ver que
eran Michael, Rex y Azriel.

¿Por qué no lo dejaron solo?


Michael, tomando sus brazos, lo arrastró hacia la playa.

—¿Estás loco? ¿Tu mujer está en México luchando por tu vida y tú


decidiste cometer suicidio ahora, condenándola a media vida o muerte?

Tristán gruñó. Nadie podía hablarle de Ashlee. Él la quería muerta.

—No estaba tratando de matarme. El agua fría ahoga la voz de


nuestro padre. Me hace no querer matarla. Sólo quería quedarme ahí
permanentemente.

Los ojos de Azriel se volvieron lobunos y le gruñó: —¿El hechizo ha


freído todo tu cerebro? No puedes respirar bajo el agua, Trip. Quedarte
bajo el agua significaría la muerte, imbécil.

Rex se alzó sobre él.

—¿Qué escuchaste, Trip? ¿Quién te está controlando? ¿Quién te dijo


que eliminaras a Parker? ¿Por qué quemaste nuestra casa?

Tristán resopló.

—Nuestro Alfa me lo dijo.

Michael lo fulminó con la mirada.

—Yo no te he dicho eso, Trip.

—Tú no eres mi Alfa, hermano. No quisiste el trabajo. No eres nada.

Rex y Azriel bramaron, luz blanca formándose a su alrededor como


si fueran a cambiar.

—¿Miento, hermanos? ¿Podría pasarnos esto con un Alfa fuerte que


controlara y protegiera su manada? Amamos a nuestro hermano, pero él
es débil, y nos ha fallado.

Los ojos de Michael estaban completamente abiertos mientras


bajaba su mirada hacia Tristán.

—Nunca quise este trabajo. No estoy hecho para ser un Alfa.

Tristán sacudió su cabeza.


—Entonces todos estamos condenados. Debieron haberme dejado
ahogarme en el agua, donde al menos Ashlee se encontraría a salvo.

Mátala.

Tristán sacudió su cabeza, y sus hermanos se le quedaron viendo


con expresiones en blanco.

—No lo haré.

—¿A quién le hablas, Trip? —Michael se le quedó viendo y Tristán no


necesitó leer su mente para saber que pensaba que estaba loco.

—Mi alfa, mi líder, nuestro padre.

Tristán vió cómo Michael se volteaba hacia Azriel.

—Llama a Gabriel. Averigua si Ash ya tiene a la bruja. No creo que


tengamos más tiempo.

Mátala.

Tristán cerró sus ojos mientras el fuego lento comenzaba de nuevo, y


esta vez cuando gritó, tres pares de ojos se le quedaron viendo con horror.
«Capítulo 12»
Traducido por: Gry

Corregido por: Nikola

A shlee tenía que entrar en aquel cuarto y sacar a la bruja de


IDCP antes de que su olor regresara y Kendrick pudiera olerla
dentro del local. El primer problema iba ser sacar a los tres
hombres del cuarto y así poder llegar a la bruja. Al menos el
otro hombre, independientemente de lo que pasaba con ellos,
estaba atado con una soga. Tenía una aguja con droga, tenía que ser
guardada para la bruja.

Un plan vino a ella y supo en seguida que era muy peligroso. Si


fuera atrapada, estaría muerta en el lugar. Cerró sus ojos y pensó en
Tristán, la forma en que sus ojos marrones brillaban cuando la miraban, y
las lágrimas llenaron sus ojos. Buscó profundamente dentro de ella y
encontró su alma. Él no querría que hiciera lo que estaba a punto de
hacer. Se habría opuesto al esquema entero desde el principio al final. Pero
la necesitaba, y su amor por él persuadía sus argumentos contra ello.

Sabía que estaba a punto de acabarse el tiempo de todos modos, y


su lobo sería mejor en la lucha que estaba a punto de empezar de lo que
ella sería. Llamó al Cambio y fue sorprendida por como vino esta vez
fácilmente. Sumergida en una luz caliente, blanca, su cuerpo sin dolor se
reformó a sí mismo hasta que fue otra vez un lobo cubierto de piel.

Mi turno.

Tenía que estar de acuerdo, había dado seguramente su permiso al


lobo para controlar la situación. Buscó su ropa rasgada y recogió la aguja
que iba a necesitar para someter a la bruja con su boca. Particularmente
procuró no inyectarse. La peor cosa que podía hacer en ese segundo era
desmayarse con la maldita cosa.

Tendré cuidado.
Bueno.

Su lobo miró alrededor y vio la entrada. La puerta del cuarto con la


bruja estaba abierta una cantidad minúscula, sólo lo suficiente para que
su nariz pueda dar un codazo abriendo la puerta.

Ella empujó y caminó dentro. Parecía que nadie notó su entrada; los tres
hombres en delantales de laboratorio y la bruja estaban concentrados en
mirar a un hombre que había comenzado a gritar.

—¿Crees que él va a cambiar, Mina? —El hombre a la izquierda de la


bruja la miró y luego de nuevo al hombre atado con correa.

Mina, la bruja que ahora tenía un nombre, asintió. —Tal vez.


Deberíamos no tenerlo atado con correa; el cambio es demasiado doloroso
cuando ellos están atados con correa. Eso mató al último.

El lobo de Ashlee olió el aire silenciosamente.

Lobos enfermos aquí.

¿Lobos, dónde?

Hombres en la mesa. Cosa muy malas, no son lobos normales.

Los hombres en la mesa eran lobos, pero no “normales”. ¿Qué


significa eso?

Ellos hacen un lobo donde ningún lobo debería estar.

Ah no. La intravenosa, lo que sea que haya en la intravenosa


convertía a esos hombres en Cambiadores, en lobos enfermos.

El hombre a la derecha de la bruja garabateó en una tablilla con


sujetapapeles. —¿Cuánto antes de lanzar el asalto?

La bruja se encogió de hombros. —Él quiere más de veinte soldados,


pero creo que podría tomar Westervelt mañana con dos hombres fuertes.
Treinta años han pasado y ellos están todavía desmoralizados. No será
nada destruirlos.

La eliminaré.

No. La necesitamos.
¿No puedo matarla?

No.

¿Debería deshacerme de los hombres con ella?

No los mates.

El lobo puso la aguja en el suelo y se puso en cuclillas cuando se


preparó a brincar.

Su primer objetivo era el hombre a la izquierda de Mina, y saltó


hacia él. Él apenas tuvo tiempo de gritar antes que el lobo lo había lanzado
a la tierra y, usando sus dientes, tomó su cabeza y lo golpeó contra la
tierra varias veces. Él perdió el conocimiento después de unos segundos.

Ella dio vuelta y contempló el cuarto. El hombre a la derecha de la


bruja con la tablilla con el sujetapapeles chilló y saltó sobre una mesa
metálica desocupada.

Hombre tonto.

Usando sus piernas traseras, el lobo de Ashlee golpeó la mesa en la


cual él estaba de pie, se cayó hacia atrás al suelo y se desmayó.

Giró hacia Mina, cuyos ojos eran enormes. Se había apoyado contra
la pared. Ashlee llamó al Cambio en ella y abrazó la luz blanca caliente. La
bruja abrió la boca pero ningún sonido salió. Ashlee sabía que estaba
desnuda y no le importó. Si eso aumentaba el shock en Mina y así se
mantenía más indefensa, por ella estaba bien. Sonrió y esperó que
pareciera tan loca como se sentía.

Ashlee giró su cabeza a un lado. —¿Tienes miedo?

—Ah. —La bruja tembló en sus zapatos y agarró su garganta como si


Ashlee pudiera rasgársela en su forma humana, también.

—¿Es muy fácil, verdad? ¿Blasfemar a mi gente, hacerlos matar a


sus compañeros? No tan fácil verme en persona. —Ashlee caminó a un
lado y recogió la aguja que había dejado caer. Se puso realmente cerca de
Mina, colocó su cara contra la garganta de la otra mujer hasta que
pudiera sentir su aliento en su cara—. Te llevaste a mi compañero; él está
rabioso ahora mismo. Lo quiero de vuelta. Me dicen que usted tiene que
morir para eso, y estoy contenta de dejar a mí alfa y sus hermanos
matarla, a menos que me dé una mejor opción. —Tan cerca estaba de la
bruja, que Ashlee podía ver las arrugas en su cara y el gris que había
comenzado a exponerse bajo su tinte de pelo.

La bruja todavía no había pronunciado una palabra. —¿Nada para


decir? ¿Qué prometió que iba a hacer dentro de treinta años? ¿Eterna
juventud? ¿Poder? ¿Qué? —Ashlee pinchó la aguja en el cuello de la
mujer. Mina inhaló su aliento en un pequeño quejido antes de que sus
ojos rodaran a la espalda de su cabeza y cayó contra la pared.

Ashlee dejó a la mujer caerse al suelo mientras caminó rápidamente


al pasillo y recogió su teléfono celular de su ropa desechada. Marcó a
Gabriel. Sonó una vez y él contestó.

No había tiempo para detalles. —Está inconsciente. ¿Estás aquí?

—Estamos aquí.

Ashlee suspiró. —Un gran problema que no pensamos.

—¿Qué es eso, hermana? —La voz de Gabriel había ido con fuerza; él
pareció enfocado. Sospechaba que él rompería la puerta de IDCP para
rescatar a la compañera de Tristán si lo necesitaba.

—¿Cómo voy a conseguir sacarla? No soy lo bastante fuerte para


llevarla.

—Usa al lobo.

—¿Usar al lobo? ¿Quieres que la agarre con mis dientes, como si


fuera una maldita rama de un árbol?

—Sí.

Ashlee asintió con la cabeza, aunque Gabriel no pudiera verla. —


Bien.

Llamó al Cambio, y esta vez fue más difícil porque estaba cansada.
El blanco de la luz la golpeó y ella sintió el cambio. Todavía era indoloro,
pero la primera inclinación de su lobo cuando ella aparecía era irse a
dormir. A Ashlee no le habría gustado nada más que encontrar unos lobos
más y enroscarse como cachorros durante unas horas, pero no había
tiempo para eso. Ella bostezó a pesar de sus mejores intenciones de actuar
alerta.

Un grito sonó de una de las camas atadas con correa. Un pequeño


sonido al principio, se convirtió en un rugido lleno de gran dolor. Él había
comenzado a cambiar y él estaba atado con correas a la mesa. Ashlee no
podía presenciarlo. Ella trotó hacia allá y examinó el mecanismo de cómo
se sostenían las correas que ligaban al hombre a la mesa. Otra vez, ella
llamó a su cambio para volverse humana. Todo el tema del cambio la hacía
sentirse mareada. Ella movió su cabeza para limpiar la sensación.

Ella enroscó las perillas que controlaban las correas que lo


dominaban. Las correas comenzaron a soltarse del cuello del hombre y su
cabeza primero. Él levantó su cabeza de la mesa y empezó a girarla de un
lado al otro. Sus párpados estaban abiertos, pero sus pupilas habían
rodado a la espalda de su cabeza, entonces todo lo que Ashlee podía ver
era lo blanco de sus ojos.

Ella cambió tan rápido como podía. No quería que él cambiara atado
a la mesa.

Lobo malo.

Tan concentrada estaba Ashlee en su tarea que durante un


momento no escuchó a su lobo. Alivio corrió por Ashlee cuando ella soltó
la última restricción y los gritos del hombre cesaron. Delante de sus ojos,
su cuerpo comenzó a enroscarse y torcerse. No había ninguna luz blanca,
ninguna elegancia sobre su cambio. Su lengua colgaba de su boca, baba
corría de los lados como un grifo lento.

Ella metió prisa por soltar el resto de las restricciones, odiando el


sonido de los gritos del hombre. Cuando el último vino, él dio una vuelta
en su estómago y Ashlee se apoyó. Sus huesos se rompieron, su cabeza
tembló de acá para allá, y él se resistió de acá para allá en la mesa. Gris
pelaje apareció en su piel, y parecía que cada nueva cosa causaba al
hombre más dolor. Él rodó en su espalda hasta que finalmente estaba
tranquilo.

Cuando se levantó de un salto, él era un gran lobo gris y estaba loco.


Él gruñó a Ashlee y ella tomó dos pasos hacia atrás. Él embistió contra
ella, y sin pensarlo ella cambió a su forma de lobo.
Lobo malo.

Ashlee no podía pensar en nada que ella hubiera hecho para


garantizar la agresión de este lobo, pero ella iba a defenderse. Mordió su
oído derecho y le gruñó. Él babeó y ella de repente se preocupó de que
estuviera rabioso. Decidió no morderlo otra vez.

¿Pero cómo podía luchar contra un lobo que podía hacerla enferma?
Respuesta corta, ella no podía.

¿Huir? Su lobo pareció decepcionado.

Sí huir, pero no abandonar a la bruja.

El lobo de Ashlee corrió hacia Mina y mordía su pelo. La mujer ni


siquiera se estremeció, el brebaje de drogas que hizo su padre debe haber
sido potente. Ashlee agarró su pelo y la arrastró a lo largo del suelo detrás
de ella. El lobo gris enloqueció, gruñó y embistió contra ella. Dejando a la
bruja durante sólo un momento, Ashlee chocó una de las mesas de
examen. Eso lo paró el suficiente tiempo para que Ashlee pudiera tomar de
nuevo el pelo de la bruja en su boca y arrastrarla del cuarto.

Alcanzó el vestíbulo y utilizando su nariz, cerró la puerta detrás de


ella. Ella jadeó e intentó recobrar su equilibrio. Olió el aire, notando que su
padre y Kendrick habían vuelto al piso donde la oficina de Kendrick
estaba, donde ella debería estar. Ashlee sabía que tenía que apresurarse.

Tiró, tan rápido como fue posible, hacia atrás, así ella podía
arrastrar el cuerpo inconsciente de la bruja detrás de ella. Cavando
profundamente por la fuerza, la llevó por las escaleras hacia el frente de la
puerta del Instituto.

—¡Paren a aquel lobo!

Maldita sea, alguien la había visto. Una bala silbó por su cabeza,
contestada inmediatamente por otra bala detrás de ella. Dejó caer a la
bruja y se balanceó alrededor para mirar quién la había defendido. Cullen
y Gabriel estaban de pie detrás de ella, cada uno en su forma humana, el
arma de Cullen levantada como si él había sido el que disparó. Ellos se
habían expuesto a la captura por ella.
Ella gimió con angustia por su comportamiento. No había sido el
plan. No se suponía que ellos deberían dejarle saber a su padre que
estaban alrededor.

Gabriel la miró y su sonrisa se parecía tanto a la de Tristán que ella


sintió dolor en su pecho con la vista. —¿Cómo dejaríamos a nuestra
hermana tener toda la diversión aquí?

No lo que arreglamos. Era su primera posibilidad de usar la telepatía


con cualquiera en la manada además de Tristán pero eso vino a ella
fácilmente.

―Nunca estuve de acuerdo, y tampoco Cullen. Lo siento. —Al sonido


de su nombre, Cullen miró hacia abajo y sonrió abiertamente también. Era
desconcertante ver a Cullen sonreír; ella había pensado que él estaba
permanentemente enojado.

Gabriel se agachó y lanzó a Mina sobre su hombro. —Cullen,


consigue a Scott. —Con su mano libre, Gabriel recogió el lobo de Ashlee y
lo balanceó sobre su otro hombro.

—Estaremos en el coche.

El lobo de Ashlee gimió. No le gustaba ser maltratada por Gabriel y


sintió que ella podía caminar seguramente. Pero si Gabriel oyó su queja, él
no hizo caso de ella.

Ashlee oyó cinco cañonazos más detrás de ella y se esforzó por ver
cuál era el acontecimiento pero Gabriel la tenía fuertemente en su apretón
y no la dejaría irse.

¿Papá?

Tanto ella como su lobo estaban petrificados por su padre. Ellos


pasaron la puerta delantera y Ashlee miró abajo para ver tres guardias
muertos, incluso el conductor que los había traído al complejo, cada uno
con su garganta arrancada, tumbados en la tierra. Ashlee recordó una
escena similar en el aparcamiento fuera del zoológico. Aquella vez habían
sido Tristán y Rex quienes habían arrancado las gargantas de sus
atacantes. Al menos la manada era consistente en su violencia.
Gabriel abrió el baúl de su coche y tiró a la bruja en él antes de que
lo cerrara de un golpe. Él abrió de golpe la puerta trasera y deslizó a
Ashlee dentro.

—Lo tengo. —Ella oyó que Cullen decía mientras la puerta de atrás
se abrió otra vez y su padre brincó dentro. Su corazón palpitó con fuerza
en su pecho y si ella hubiera estado en su forma humana ella hubiera
lanzado un grito con el alivio que ella sentía de verlo vivo e ileso. Gabriel y
Cullen tomaron sus asientos al frente, Cullen en el asiento del conductor,
se apresuró calle abajo.

Su padre levantó una ceja. —¿Ash?

Soy yo, Papá.

—¿Crees que podrías cambiar ahora? No tengo ningún problema con


tu madre así, pero verte a ti como un lobo me hace enloquecer.

No tengo ninguna ropa. Si cambio estaré completamente desnuda.

—Aquí Ashlee. —Gabriel se quitó la camisa y se la dio a su padre.

Gracias.

Ella llamó al cambio y esta vez fue difícil. Sus huesos dolían, su
cabeza aporreaba, hasta sus dientes dolieron. Ashlee no sabía si todos los
cambiadores tenían un tiempo difícil cambiando de acá para allá tantas
veces como ella tenía, había alcanzado su límite físico.

Dentro, su lobo se acurrucó y fue a dormir. Ashlee lamentó que ella


no pudiera hacer lo mismo.

Ella tomó la camisa de su padre y cubrió su forma desnuda.

—Es bueno verte de nuevo. —Su padre pareció aliviado.

—¿Cómo fue con Kendrick? ¿Qué pasó cuándo la alarma sonó?


¿Donde está él ahora? ¿Viste a Claudius? —Las palabras salían de su boca
tan rápido que ella intentó reducir la velocidad.

—Al hombre le gusta oírse hablar. Todo lo que él podía ser, está
totalmente destinado a su lugar. Cree que va a cambiar el mundo aquí.
Cuando las alarmas terminaron, él me pidió disculpas y me abandonó
estando de pie allí en el vestíbulo. Traté de mirar discretamente y huir por
la puerta principal pero nunca lo logré. Debe haber sospechado que estaba
de alguna manera implicado, porque volvió y me atrapó por el brazo. Yo
pensaba por seguro que iba a tener que usar aquella arma, pero entonces
Cullen apareció y pienso que Kendrick se veía realmente alarmado. Él me
dejó y escapó. Encontré a Claudius en uno de los laboratorios. Kendrick lo
convirtió en su investigador médico principal. Pero sólo lo vi brevemente.

Ashlee asintió. —Él puede haber cambiado el mundo ya.

—¿Qué quieres decir? —Cullen la miró por el retrovisor.

—Él ha armado un ejército y ellos se preparan para venir detrás de


nosotros. —Ella realmente estaba cansada; miró abajo y estaba
sorprendida de ver que sus manos temblaban.

—¿Dirías que has cambiado más de dos veces hasta ahora? —


Gabriel giró en el asiento de modo que la miraba fijamente, sus cejas
apretadas, una mirada severa en su cara.

—¿Dos veces? Prueba con cinco o seis veces.

—Vas a colapsar, hermana.

Ashlee abrió su boca para preguntar a Cullen como tenía la


intención de llevarlos a la frontera de los Estados Unidos con una bruja
inconsciente en el baúl, pero ella nunca tuvo la posibilidad porque la
oscuridad la golpeó y ella se durmió.

* * *

Tristán miró a sus brazos. Estaban cubiertos de quemaduras y


urticaria. Se rió, sonó ahogado y chirriante. Al menos su exterior coincidía
con sus ilusiones ahora. Bajo circunstancias normales, él podría curarse
usando la meditación, pero no había forma en que pudiera reunir mucha
concentración ahora.
—¿Trip? —Tristán volvió su cabeza al sonido de la voz. Sus ojos
dolían pero vió la silueta de Theo por la ventana. Theo anduvo más cerca
de Tristán—. ¿Estás con mucho dolor, Trip?

Tristán se ahogó. —Sí.

—Victoria está aquí con la hermana de Ashlee, Summer. Ellos están


fuera de la puerta. Michael dice que Gabriel, Cullen, Ashlee, y su padre
están en camino. Ellos están a una hora de distancia, tal vez menos.
Cuando ellos lleguen aquí comenzaremos la ceremonia y estarás mejor.

Tristán apagó su aliento. Theo realmente trataba de ser consolador.


Él realmente debería estar muriendo. —No lo sé, pequeño hermano, no
estoy seguro de que todavía esté aquí en una hora. Siento que voy hacía
algún sitio, desvaneciéndome.

—Nadie ha pasado alguna vez lo que pasaste. Estabas aquejado hace


tres días; todavía estás aquí, y Ashlee también. Lo harás, y ella también.

Mátala, esto cesará.

—Cuando dices su nombre se hace difícil para mí resistir los


impulsos, estoy enfocado en mantenerme a raya.

Theo asintió con la cabeza. —Lo siento.

—Está bien, voy a hacer todo lo posible para pasar por esto pero
debes prometerme algo. No me dejarás matarla. Me matarás, en cambio.
Sé que ambos estamos condenados, pero no puedo ser la causa de ello. La
luz de Ashlee no puede ser apagada debido a mí. No puedo irme a la
siguiente vida así.

Theo pareció solemne. —Lo prometo. No te dejaré hacerle daño a


ella.

Tal vez ellos pasarían esto, pero Tristán no apostaría su dinero en


ello. Al menos él estuvo con Ashlee una noche. Era más de lo que alguna
vez imaginó.
«Capítulo 13»
Traducido por: Konyxita

Corregido por: Nikola

A shlee se paró en el centro del círculo sagrado que acababa de


crear. Cien rocas grises, cada una colocada exactamente a
cinco centímetros una de la otra. Las mujeres nunca habían
hecho este hechizo para salvar a cualquiera de los hombres
de la manada. Cuando por primera vez lo habían escrito, no
había habido tiempo. Todo el mundo había muerto antes de que hubiera
tiempo para reflexionar, incluso en lo que pasó. Ashlee con la
desafortunada circunstancia de no estar cien por ciento segura de lo que
estaba a punto de experimentar, incluso si iba a funcionar.

Su madre y Summer estaban en el otro lado de las rocas, cada una


con una expresión pensativa en su cara. Su madre parecía preocupada, la
preocupación causando estragos en sus rasgos y Ashlee no tenía que leer
la mente para saber que los nervios de Victoria la estaban fusilando. Si
esto no salía bien, su hija mayor, estaría cometiendo un ritual suicida por
el final de la noche.

Summer parecía confundida, pero como era típico de su hermana,


todavía tenía un brillo desafiante en los ojos. Ella apenas se había
enterado de la parte medio lobo palanca de los cambios de su patrimonio.
De una manera típica Summer, que era un poco escéptica.

Summer se cruzó de brazos sobre el pecho. —Ashlee, realmente no


puedes hablar en serio.

Ashlee suspiró. Su hermana le había hecho la misma pregunta diez


veces. —Estoy completamente seria, Summer.
—¿Realmente estas pensando matarte a ti misma por algún tipo?

—No es sólo un chico, Summer. Él es mi pareja y eso lo hace el


equivalente a mi marido. Tal vez aún más poderoso que eso. Algún día lo
entenderás.

Ashlee se apartó el pelo de la frente, que había estado cubierta de


sudor durante horas.

—Y en serio, realmente no se puede esperar que crea que esto


repentinamente va a comenzar a convertirse en un lobo.

Summer, su hermana pequeña, siempre había sido la más escéptica


de ellas.

Pelo rubio y de ojos azules, parecía un clon en miniatura de su


escultural madre. Si no fuera por la diferencia de altura entre la madre y
la hija. Summer era de cinco pies de altura. Ashlee siempre consideró que
sería difícil diferenciar a Victoria y Summer separadas. La única otra
diferencia era que Summer había usado anteojos desde la infancia y su
madre nunca los había necesitado.

Ashlee esbozó una sonrisa de complicidad a su madre. —Mamá, ¿te


importaría? Tengo que reservar toda mi energía para el hechizo.

Su madre asintió con la cabeza e hizo el cambio en sí misma.


Summer gritó y dio dos pasos hacia atrás cuando su madre se convirtió en
un lobo blanco.

Ashlee ladeó la cabeza hacia un lado. —¿Aún así no lo crees?

—¿Y tú puedes hacer eso? —dijo Summer sacudiendo la voz.

—Sí.

Ashlee vió como se acercaba Summer a su madre, poco a poco. —¿Y


yo voy a hacer eso?

—Tal vez.

Ashlee volvió a mirar a su círculo de piedras. Tenía a sus dos


cambiadoras femeninas, su círculo de rocas y su comprensión de cómo las
cosas se supone que deben ir en el hechizo. Lo que significaba que sólo
necesitaba a la manada y a Tristán. Todos ellos deben estar llegando en un
momento.

Michael le había advertido que iban a traer Tristán en cadenas para


que no se haga daño a sí mismo o a ella.

La madre de Ashlee llamaba al cambio de nuevo y se puso delante de


ellas desnuda.

Summer cerró los ojos y se dio la vuelta. Ashlee sonrió y se preguntó


de repente si realmente había sido sólo una semana desde que ella había
conocido a Tristán y tuvo la misma reacción que la de su hermana al ver
un cuerpo desnudo.

Un dolor agudo golpeó su abdomen y se dobló en el suelo. Su madre


se interpuso rápidamente sobre las piedras y la agarró por los hombros
mientras ella la tomó en una posición sentada.

—¿Qué ocurre, Ash?

—El dolor en el abdomen —pasó, pero todavía sentía sacudidas. Ella


no sabía lo que era, y lo último que necesitaba Ashlee era que cualquier
otra cosa la distrajera.

Voces en la distancia alertaron a Ashlee que la llegada de la manada


era inminente. Se puso de pie y se sacudió a sí misma. Al final la
ceremonia probablemente estarían desnudos, pero ella quería empezar
viéndose presentable.

La madre de Ashlee todavía tenía una mirada de preocupación en su


rostro. No quería que su madre se obsesionara con el dolor que no podía
investigar en este momento, cambió de tema. —¿Dónde dejaste a papá?

—En una de las cabañas abandonadas. No puedo creer que Tristán


quemó el Instituto.

—Cuando esto termine, él se va a vencer a sí mismo por ello. —Era


importante sonar confiada, Ashlee se recordó. Ella se agachó para tocar en
lo más profundo del alma a su amado. Su amor disparada hacia fuera de
ella y ella cerró los ojos y sonrió. Cuando esto termine, ella nunca se
separaría de él por ningún periodo de tiempo otra vez.
Sus ojos de repente cayeron sobre la forma en la que estaba
encadenado Tristán. Azriel y Theo lo llevaron a la colina. Michael caminaba
un paso detrás de ellos, Rex a la izquierda del grupo. Tristán levantó los
ojos para mirarla y ella contuvo el aliento. Sus pupilas eran enormes, lo
blanco estaba inyectado en sangre. Lo que ella podía ver en la piel de sus
brazos y piernas parecía quemado. Realmente había estado en el infierno,
mientras ella había estado ausente.

Ella luchó contra la necesidad de correr hacia él, deshacerlo de sus


cadenas, y abrazarlo con tanto amor para curar sus heridas. Ya habría
tiempo para todo eso después de haber conseguido eliminar el hechizo de
él. Tenía que ser.

Tristán luchó con sus cadenas, haciendo que el corazón de Ashlee


sintiera una estocada. De una forma u otra el dolor terminara hoy, ella se
encargaría de eso. Ella bien podría quitar el hechizo o dar su vida por él.
De cualquier manera, sería su regalo para él.

—Escuchen. —Ella mantuvo su voz autoritaria, ella era la única


persona que podía llevar a cabo esta ceremonia y todo el mundo va a
cumplir con sus reglas—. Una vez que haya comenzado la ceremonia,
nadie, y me refiero a nadie, puede cruzar la barrera de roca. Podrían
hacerse daño. Voy a estar pidiendo la magia comunal de la manada para
que me ayude hacia el final del hechizo. Es posible que se sienta extraño
cuando lo haga, pero no se preocupen, están perfectamente a salvo. —
Ashlee se detuvo y se tragó su miedo.

Vas a estar bien.

Ashlee se alegraba por su voto de confianza de lobo y ella respiró


hondo. —Theo, por favor pongan a Tristán en el centro del círculo y
desaten las cadenas.

Tristán gruñó y tiró de sus cadenas mientras trataba de llegar a ella.


Theo miró a Tristán y luego a Ashlee. —No sé si eso es una buena idea,
hermana.

Ashlee sacudió la cabeza y apretó los dientes. Ella no pondría en


peligro la legitimidad del hechizo. Esas cadenas eran de metal, podrían
alterar la pureza del círculo de piedra. —Tiene que ser desencadenado
para que esto funcione, Theo.
Michael interrumpió el argumento de Theo con Ashlee. —Como tú
digas, Ashlee. —Theo trajo a Tristán al centro del círculo y le quitó las
cadenas. Cuando se desprendieron, Tristán cayó al suelo y permaneció allí
durante un momento antes de que se sentara y mirara a Ashlee.

—Esto no es seguro para ti, pequeña —gruñó—. Pensé que te dije


que corrieras.

—Y así lo hice, Tristán. —Ashlee parecía salir del círculo de


Michael—. ¿Se hizo?

Ashlee necesitaba saber si se había deshecho de la bruja. Antes de


ese momento, Ashlee iba pensando la idea de que alguien a quien ella
había matado asociada con otra persona la haría sentirse rechazada, pero
se sentía todo lo contrario al respecto. Necesitaban a Mina muerta, su
sangre era parte de la ceremonia, y además, la mujer había firmado su
propia sentencia de muerte, treinta años antes, cuando maliciosamente
había maldecido a los cambiadores de lobos.

Ashlee había visto a su madre, a Rex, y a Tristán disponer de los


secuestradores fuera del parque zoológico sin muchas consecuencias
mentales. Evidentemente, eran más fuertes de los que ella había dado
crédito.

—Cullen, complétalo ahora. Tú no lo necesitas hasta el final de la


ceremonia, ¿no?

Ashlee suspiró, ella realmente hubiera preferido tenerlo ahora. Pero


el sol estaba en lo cierto en el cielo, por lo que tendría que contar con
Cullen con la sangre.

—Yo lo tengo para el final. En realidad, no es una mala idea para


que todos sepan esto en caso de que no sea capaz de hacerlo. Viertan la
sangre de la bruja en el centro del círculo. Se finalizará el hechizo y
suspenderá la magia.

—Ashlee. —Michael se quedó en el suelo—. Yo no soy el Alfa. En


realidad no.

Ashlee asintió con la cabeza. —Sé quién es el Alfa.


—¿Crees tú que tengo la energía suficiente sin las mujeres para
manejar esto?

—Es lo mejor. —Ella no podría estar más segura de eso. A decir


verdad, Ashlee no tenía idea de lo que sucedería si fallaba.

Ashlee cerró los ojos para prepararse para su tarea. Ojala pudiera
haber practicado esto una vez antes de que ella tuviera que actuar frente a
la manada entera. Tristán hizo un ruido gimiendo y ella abrió los ojos.
Podía ver que estaba luchando, sabía que se estaba quedando sin tiempo.

Lo primero que tenía que hacer era invocar la protección de su


círculo de piedra. Ella levantó la mano izquierda hacia la puesta del sol en
el cielo.

—Hago un llamado a ti, Atalaya del Oeste. Protege este círculo y a


los que lo rodean. Hago un llamado a la santidad contra aquellos que nos
hacen daño.

La brisa se levantó y se recuperó a través del pelo de Ashlee, la falda


que llevaba revoloteaba alrededor de sus tobillos. Ashlee sonrió, se sentía
poderosa y capaz.

Sigue adelante. Manteniendo el enfoque.

Ashlee podría ser nueva en el misticismo, pero su lobo actuó como si


fuera un experto de edad.

—Hago un llamado a ti, Atalaya del Sur. Protege este círculo y a los
que lo rodean. Hago un llamado a la santidad en contra de quienes nos
hacen daño.

Un rayo cayó en el cielo seguido de inmediato por una fuerte


explosión de un trueno. Ashlee levantó los ojos para mirar a las nubes.
Ellas se arremolinaban sobre sus cabezas, hacia la izquierda. Había
conseguido la atención de alguien.

—Hago un llamado a ti, Atalaya del Este. Protege este círculo y a los
que lo rodean. Hago un llamado a la santidad que en contra de quienes
nos hacen daño.
Dentro del círculo, la lluvia empezó a caer sobre Ashlee y Tristán,
pero Ashlee pudo ver que los otros se quedaron secos. Su madre gritó algo
a ella, pero Ashlee no podía oír el viento y la lluvia, podía ver la boca de su
madre en movimiento, pero las palabras sonaban como una tontería. Ella
se volvió para mirar atrás a Tristán, que se había levantado.

Parecía pegado al suelo al otro lado del círculo, con las manos en
puños.

—Ashlee, ¿qué estás haciendo? No se puede ganar a esto. Es


demasiado tarde para mí. Corre, mientras que todavía se puede. —Su voz
sonaba desesperada—. Encuentra un hechizo que nos separe, que deshaga
nuestro apareamiento. Entonces tú estarás a salvo. Déjame.

Los ojos de Ashlee se llenaron de lágrimas, y el poco control que


poseía en sus emociones se perdió. —¿Qué me vaya? Fuera de todo lo que
me han dicho desde que despertaste del hechizo, eso es lo peor. No puedo
salir, nunca lo haré. Estoy llevando un pedazo de tu alma en mi interior,
igual que tú la mía. Ninguno de los dos va a estar bien sin el otro. Si uno
de nosotros muere, el otro también lo hace. Deja tus ideas machistas.
Estoy en esto por un largo tiempo.

El viento aceleró su paso por su cara y ella levantó el brazo para


bloquear su camino. Tristán se quedó inmóvil, su respiración viene afilada.
Sus puños apretados a los costados, rugió con fuerza antes de hablar. —
No quiero que te hagas daño, Ashlee. No puedo ser la causa o porque se
vean perjudicados tratando de ayudarme.

Ashlee sabía que ella sentiría lo mismo si la situación fuera al revés.


Pero ella no podía concentrarse en eso ahora. Si estuviera maldita, Tristán
movería cielo e infierno para salvarla.

Ella no haría nada menos por el hombre cuya existencia había


alterado su vida por completo.

—Hago un llamado a ti, Atalaya del Norte. Protege este círculo y a los
que lo rodean. Hago un llamado a la santidad en contra de quienes nos
hacen daño.

A partir de las rocas grises que Ashlee había tendido en el suelo, el


vapor se elevó hacia el cielo. Rodeó a Tristán y Ashlee hasta que ella podía
verlo sólo a él. Fue como si fueran las dos únicas personas que quedaban
en la tierra.

—Bueno, Tristán, de un modo u otro, este hechizo dejará de


atormentarnos, mi amor.

—Ashlee, no creo que aprecies el tenue control que tengo sobre mí.

Tristán parecía desesperado y Ashlee lo odiaba. Pronto sería el


hombre que el destino había elegido para ella de compañero, que le había
ordenado que lo libre de la jaula y la rescató cuando había estado a solas
en el bosque. Si Ashlee se salía con la suya, Tristán no volvería a tener que
sufrir de esta manera.

Ashlee se echó hacia atrás y levantó ambos brazos para abrazar el


cielo. La lluvia golpeaba hacia ella, que estaba fría. Cerró los ojos y corrió a
través de su profundidad de conocimiento una vez más. Lo que las tías
habían conocido, ella lo sabía. Tendría que ser suficiente.

Cuando abrió los ojos, se sintió tranquila y segura de sí misma,


clara en su resolución.

—Hago un llamado a los destinos que nos han creado, el poder de la


magia que corre por nuestras venas, el espíritu que guarda todos los
animales. Te pido el poder de ver. —Ashlee se sentía un poco mareada,
pero no iba a caer—. Ruego a usted por el poder de la vista para que pueda
salvarlo. —Ashlee cayó hacia adelante, abrumada por el incremento que
golpeó su cuerpo.

Se sentía como si hubiera caído veinte pisos. De alguna manera


encontró la fuerza para soportar. Cuando miró a Tristán, ella sabía que
había tenido éxito en su tarea. Podía ver el hechizo sobre él.

Tristán se puso en pie, todavía alto y orgulloso a pesar de sus


hombros caídos. Su rostro, una máscara de leer de emociones, parecía
agotado. Sin embargo, ahora Ashlee podía ver el hechizo que la bruja
había echado tantos años atrás como si fuera un ser vivo, una entidad en
Tristán. Se alimentaba de él, comportándose como un parásito, come en
su alma al tiempo que se inyecta en el torrente sanguíneo. La maldita cosa
era tóxica, y si ella no lo extraía fuera de Tristán, lo mataría.
Ashlee podía ver el hechizo. Cubrió todo el cuerpo de Tristán. Líneas
formadas que van desaparecido a medida que avanzaban sobre él y le
carcomían el alma. El hechizo maligno, en un tono verde enfermizo, Ashlee
no podía dejar de recordar la forma en que viñas acaban estrangulando a
los árboles que vivieron en la muerte. Eso era lo que le estaba sucediendo
a Tristán. Pero ahora ella podía ver, y ahora lo destruiría.
«Capítulo 14»
Traducido por: Akanet

Corregido por: Xhessii

A
shlee lanzó sus brazos hacia el cielo. Era hora de reducir la
separación entre Tristán y los otros. La magia de la manada
era todo lo que podía ayudarles ahora. Tenía que invocar la
magia que conjuntamente compartían, los dones especiales que les
permitían cambiar y hablar entre ellos telepáticamente. En esencia, Ashlee
iba a pedir prestada la magia de sus parientes y verterla en Tristán hasta
que estuviera libre del hechizo. Luego acabarían con ello vertiendo la
sangre de la bruja, esperaba que Cullen ya hubiera acabado con la bruja,
en el terreno del círculo sagrado, lo cual limpiaría la isla y evitaría que
otras brujas realizaran hechizos para que los maldijeran.

Muy fácil.

Si tan sólo ella compartiera la confianza de su contraparte de cuatro


patas. Si el conocimiento de las tías era de fiar, invocar los elementos
como protección y ser dotada con la visión era la parte fácil. Esta parte que
seguía podía ser complicada.

—Barreras abajo. —A su orden, la niebla que los había rodeado se


levantó hacia el cielo. La manada una vez más la rodeaba.

Su voz sonaba segura y eso era lo mejor que podía hacer. Los ojos de
Tristán se volvieron de lobo y ella esperaba que no fuera a llamar al
cambio en sí mismo. Con este Tristán podía trabajar, como un lobo, bien
podría recostarse y dejar que la matara.

Ella respiró hondo y se recordó que cuando esto hubiera terminado,


tendría a su Tristán de vuelta. El hombre que le había prometido un futuro
en el que en realidad había creído, al que no le importaba que no podía
concebir hijos, y que había estado dispuesto a dejar todo lo que había
conocido o querido alguna vez por estar con ella. Era una persona
extraordinaria cuya alma sostenía con la suya. Al final, todo esto sería un
recuerdo, y su futuro sería lo que contara.

Por última vez, Ashlee levantó sus manos mientras miraba a


Michael. Todo esto vendría de él, el Alfa. Su poder era el suyo. —Convoco
los poderes que nos hicieron para que me llenen con la magia de nuestra
manada para que pueda curar a Tristán de este hechizo maligno y liberar
a la manada de esta carga. —Las palabras, formales y distantes, no eran
suyas, pero fluyeron de su lengua como si ella las hubiera dicho durante
años.

Ashlee miró fuera del círculo a la manada. El hechizo recurriría a


ellos ahora. Michael cayó de rodillas. Gritó de dolor y una luz roja salió de
su cuerpo y entro en el de ella. Ashlee se preparó para que el poder entrara
en ella, pero la oleada que se dirigió a su cuerpo era leve y fácil de manejar
para ella. Frunció el ceño. Ciertamente no se sentía más poderosa, pero tal
vez así era como debía funcionar.

Tristán se agarró la cabeza y cayó al suelo y no emitió ni un sonido.


Ashlee podía ver que el hechizo que se tejía alrededor de Tristán
comenzaba a pulsar, como si entendiera que ella iba a librar a Tristán de
su impureza. Incluso en su pánico por su amado, Ashlee no pudo evitar
pensar que la bruja que lo diseñó había sido particularmente retorcida.
Ante la primera señal de que iba a ser retirado, se había fijado para matar
a la víctima. Bueno, ella sería más rápida.

Combinó la poca magia de la manada que había recibido a través de


su cuerpo y levantó su mano, permitiendo que el poder viajara a través de
su cuerpo, y hacia su mano, y luego afuera hacia Tristán. Entonces, si
tenía suerte, sería capaz de dirigir el poder sobre el cuerpo de Tristán
hacia donde el hechizo se lo comía.
Ashlee empujó el poder desde su cuerpo. Salió sin demasiado
alboroto y Ashlee se preguntó dónde estaba el dolor insoportable de las
tías habían pensado que acompañaría a la transferencia de poder. El
cuerpo de Tristán absorbió el poder y Ashlee creyó oír algunos jadeos
provenientes de la manada que estaba en silencio alrededor de su círculo
de piedras.

El hechizo, de un color marrón verdoso en el cuerpo de Tristán, se


desvaneció un poco. Ashlee vio a Tristán tomar una respiración profunda,
el alivio evidente en sus hermosos rasgos. Levantó la mirada hacia ella
desde el suelo donde estaba y abrió su boca para decir algo. Con un
gruñido distorsionado, se volteó, con el dolor una vez más evidente en su
rostro.

Ashlee sacudió fuerte su mano. ¿Dónde estaba el poder? Todo el


poder había desaparecido, ella se lo había pasado todo a Tristán y aún así
no había sido suficiente. Frente a los ojos de Ashlee, aparecieron estrellas.
Sacudió su cabeza para tratar de borrar la sensación pero eso no sirvió. La
sensación aumentó hasta que no tuvo más remedio que descender hasta
sus rodillas para tratar de eliminar el mareo.

No se siente bien.

¿Qué significa eso, que su loba se sentía enferma? El conocimiento


de las tías se precipitó en su cabeza. Cerró los ojos primero en contra de la
oleada y luego para bosquejar lo que las tías habían sabido acerca de la
falla del ritual. Ashlee no habían accedido a estos datos en particular
antes, o tal vez no había querido saber, lo cual admitió en silencio
probablemente era el caso. La verdad era que una vez que un cambiador
invocaba los poderes que los crearon, los únicos resultados eran el éxito en
el hechizo, o la muerte por ello.

Ashlee falló al salvar a Tristán. No había sido lo suficientemente


poderosa, y ahora moriría. Bajó la mirada hacia sus manos. Se sacudían
violentamente. Las lágrimas brotaron de sus ojos por la injusticia de este
resultado. ¿El destino los había unido para separarlos tan pronto? ¿Sería
la muerte de esta manera dolorosa? Deseaba poder estirar su mano y
agarrar a Tristán, sentir sus brazos a su alrededor mientras se desvanecía.
Ashlee cerró los ojos para tocar el alma de Tristán. Todavía estaba allí, aún
intacta. Él no la culparía de lo sucedido, podía sentir eso en esa parte de él
que llevaba.

En algún lugar de la distancia, oyó voces en aumento por la


preocupación. Una de ellos era claramente la de Tristán, la otra la de su
madre. Ashlee no podía estar segura, pero pensó que tal vez había oído a
su hermana gritando también. Levantó su cabeza para tratar de mirarlos a
todos, pero todo se ponía borroso.

Cerró sus ojos. ¿Qué pasaba con la persona que fracasaba con el
hechizo? ¿Tendrían la oportunidad de encontrarse con su pareja en la
próxima vida o era sufrimiento eterno? Ashlee golpeó duro el suelo,
incapaz incluso de reunir la fuerza necesaria para detener su caída. La
tierra se sentía fría. Eso la reconfortó hasta que la oscuridad rodeó todos
sus pensamientos.

* * *

Tristán vio con horror como Ashlee golpeaba el suelo. Lo que sea que
ella había hecho, había aclarado su cabeza, y por cuanto eso durara, no
iba a desperdiciar tiempo. En el interior, su lobo aulló con preocupación,
desesperado por el cambio, morir para salvar a su compañera. La agonía
estropeaba los músculos tensos para cambiar la forma de su cuerpo
musculoso, mientras su mente luchaba por mantener la bestia interior
enjaulada. Tristán se lo impidió, no había nada que su lobo pudiera hacer
ahora mismo.

Giró hacia la manada que estaba de pie horrorizados alrededor del


círculo sagrado. Miradas de terror se mostraban en sus rostros. La madre
de Ashlee lloraba, sostenida por una joven mujer joven que se parecía
muchísimo a Victoria, Tristán tuvo que asumir que era la hermana menor
de Ashlee.

Corrió hasta el borde del círculo, justo enfrente de Victoria,


consciente del hecho de que no podía cruzar las piedras sin arriesgar al
peligro a todos. —¿Qué estaba tratando de hacer?
Victoria olfateó. —Invocó la magia de la manada para liberarte de tu
hechizo pero no debe haber funcionado.

Tristán se sentía un poco mejor, pero sí, Victoria tenía razón, él no


estaba libre. Podía sentir la locura, como gusanos arrastrándose por todo
su cuerpo, empezando a tomar control de su conciencia de nuevo.

Tristán negó con la cabeza. —¿Por qué no funcionó? —Su corazón


latía fuerte en su pecho. Quería correr hacia Ashlee, levantarla en sus
brazos, pero si el hechizo volvía a surgir no podía confiar en sí mismo para
estar cerca de ella.

Michael se aclaró la garganta. —La manada es débil. Su magia,


nuestra magia, no es lo suficientemente fuerte para lo que ella necesitaba.
—El rostro de su hermano era tosco, su voz tensa. Esto se iba a comer a
Michael vivo.

Tristán miró a Michael. Su hermano era un buen hombre, había


entrenado como un guerrero, y su lobo era fuerte, pero era un líder
terrible. No había sido el primero de sus hermanos en levantarse en contra
de su padre. En su lugar, había esperado una solución pacífica. Tal así
era, que él todavía no podía decidir un curso de acción para atacar el
IDCP. No tenía el estómago para el trabajo de Alfa, lo haría mejor como un
asesor.

Todos habían estado tratando de decirle. Pero no había escuchado.


Ahora eso parecía muy claro.

Tristán sabía lo que tenía que hacer, y sabía que no tenía mucho
tiempo para hacerlo.

Se acercó al centro del círculo. —Soy el Alfa de esta manada. —Su


voz sonaba
fuerte, y dentro de él su lobo aulló de placer. Sí, esto se sentía correcto. La
manada necesitaba un líder fuerte, y ese era él. Había sobrevivido por
meses en una jaula de lobo y logró resistir el hechizo de una bruja que
había terminado con las vidas de muchos otros. Ashlee lo hizo fuerte.
Podía soportar cualquier cosa. Por ella, lideraría a la manada en la
dirección que tenía que ir.
—¿Quién me desafiará? —Tristán, como todos los miembros
entrenados de la manada Westervelt, sabía que tenía que haber un desafío
para consolidar el reclamo de liderazgo. El ritual de Alfa exigía un desafío.
Tristán miró alrededor del grupo y esperó el anuncio de su oponente,
totalmente esperando que Michael diera un paso adelante. Su hermano
mayor se aclaró la garganta y abrió la boca. Tristán se encogió. No quería
pelear con Michael. En el pasado, el retador con frecuencia moría mientras
la furia del Alfa superaba a los dos oponentes. Michael nunca tuvo la
oportunidad de continuar.

Desde detrás del grupo, Cullen dio un paso adelante. —Te desafío. —
El más temido cambiador con vida, el más antiguo de todos ellos, ejecutor
de su padre dio un paso adelante. Tristán vio como Cullen le tendía una
taza llena de líquido a Theo y luego cruzó las piedras para entrar en el
círculo. En la parte baja del lado de la cara de lo Cullen habían cinco
sangrientos rasguños que parecían haber sido hechos por las uñas de
alguien mientras excavaba en la piel de Cullen.

Tristán tuvo un momento de registrar que las rocas lo habían dejado


pasar sano y salvo. Era el retador correcto. Cullen nunca podría ser Alfa,
ni siquiera si derrotaba a Tristán en esta lucha. Su sangre no era real. No
contenía suficiente magia. Sólo había una razón por la cual Cullen se
comprometería en una batalla que no podía ganar, quería perder. Oh,
Tristán sabía que Cullen lucharía hasta que no le quedara aliento, no
dejaría que Tristán lo derrotara deliberadamente. Pero si Tristán ganaba, y
lo intentaría, esta sería la salida de Cullen, su ritual suicida sin ritual.
Tristán podía respetar que él quisiera morir de esta manera. Era una
salida de guerreros.

La sangre dentro de Tristán empezó a calentarse. Sólo le tomó un


momento. Tristán podía sentir el cambio y toque de sus músculos y
huesos moviéndose debajo de su piel caliente, la bestia gruñendo por el
placer de luchar. Estaba listo para pelear con Cullen hasta la muerte,
sangrienta como sería. Cullen ansiaba la muerte, Cullen tendría la muerte
que deseaba y merecía como el guerrero que era.

—Mamá, ¿qué está pasando? —La hermana de Ashlee gritó con


miedo, y Tristán escuchó a Victoria calmarla.
—Es el reto del Alfa, Summer. Estará bien. Tristán va a salvar a
Ashlee. Va a salvarnos a todos.

La cabeza de Cullen se movió hacia un lado, sus ojos muy abiertos,


sorprendido. Tristán siguió su mirada mientras él miraba a Summer. El
reconocimiento golpeó fuerte a Tristán, Cullen Murphy acababa de
encontrar a su compañera y era la hermana de Ashlee. Tristán recordaba
bien la loca sensación, la locura que lo detuvo por un momento cuando se
había dado cuenta que finalmente había encontrado a su otra mitad, la
tranquilidad que había seguido inmediatamente a ese conocimiento.

En cualquier otra circunstancia, habría liberado a Cullen del


desafío, pero no hoy, no mientras que Ashlee estaba muriéndose. Ella era
su primera prioridad. Sólo mediante la realización del desafío podría
reclamar la posición de Alfa, y con ello salvar a Ashlee con la verdadera
fuerza de la magia de la manada. Su única oportunidad era hacer que
Cullen diera marcha atrás.

Tristán llama al cambio en sí mismo y saltó sobre Cullen, que


todavía estaba en su forma humana. Su lobo aulló. No le gustaba que
Cullen siguiera siendo tan débil, tan distraído. Cullen cambiaba más
rápido de lo que Tristán alguna vez había visto que lo hicieran antes y le
gruñó a Tristán mientras como arrojaba al lobo de Tristán con su cuerpo.
El lobo de Cullen era gigantesco. Se puso una cabeza por encima de los
demás y empequeñeció a Tristán cuyo lobo ciertamente no era pequeño.
Tristán se quedó mirando el lobo marrón de Cullen y sintió la furia del
Alpha llenarlo. Él era el Alfa y este subalterno se había atrevido a retarlo.

Tristán le enseñó los dientes. Rompería a Cullen extremidad por


extremidad. Tristán saltó en el aire y aterrizó en la espalda de Cullen. Sus
dientes mordían en el pelaje de Cullen. Furioso, desgarró y mordió al lobo
marrón oscuro. Él era Alfa, sería obedecido.

—Mamá, por favor, no dejes que Tristán mate a ese lobo.

La voz de Summer golpeó fuerte a Tristán. Pasó a través de su furia


de Alfa hacia su conciencia. Su voz era muy parecida a la de Ashlee.

—No hay nada que pueda hacer, nena.


Victoria dejó escapar un sollozo. Tristán dio cuenta de que ella sabía
exactamente lo que estaba sucediendo. Si no era cuidadoso, el compañero
de Ashlee mataría al de Summer.

Cullen, se liberó momentáneamente del asalto de Tristán, un poco


duro de parte de Tristán. Retrocedió, mostrando los dientes con furia.
Tristán no sabía si Cullen podría seguir siendo razonable o si se había ido
a la rabia que acompañaba la lucha del Alpha.

Ríndete ante mí, Cullen.

Cullen gruñó. Nunca.

Seré el Alfa y tú estarás muerto. ¿Quién va a cuidar de tu compañera?


Ella nunca te ha conocido, nunca tendrá un ritual de emparejamiento.
Ninguno de los dos conocerá nunca la alegría de eso.

Tristán se reclinó sobre sus patas traseras, listo para saltar si Cullen
no se rendía.

¿Ella es mía?

Sólo tú sabes la respuesta a eso

Piensas engañarme, para distraerme de esta lucha.

Tristán resopló a través de su hocico. Soy más fuerte que tú, podría
matarte en cualquier momento que tuviera ganas. En su lugar, te digo que te
rindas para que puedas conocer a tu compañera.

He esperado mucho tiempo. Me cuesta creerlo.

¿Te rindes?

Cullen se detuvo un momento y Tristán pudo ver una guerra de


emociones rugir en sus ojos de lobo.

Cullen se dejó caer al suelo, sus ojos bajos, su cuerpo en una


postura sumisa. Me rindo, mi Alfa.

Moviéndose sólo con el instinto, Tristán llama de nuevo el cambio en


sí mismo. Se puso de pie frente a la manada. Sudor goteando de sus
músculos, su respiración llegando en cortos jadeos mientras su forma
humana tomaba el control.

Mátala. Está casi muerta de todos modos.

Oyó la voz enferma de su padre en su cabeza, pero era débil, apenas


podía distinguir las palabras. Era el momento de completar el ciclo y poner
fin al hechizo. Miró a Ashlee, inconsciente en el suelo y se enfureció en su
interior.

Pronunció las palabras de los cambiadores Alfa habían dicho desde


el principio, salieron de él como si siempre hubiera estado destinado a
decirlas. —Soy su Alfa, soy su señor. Me deben su fidelidad. Tendré su
poder ahora.

Alrededor del círculo, obligados por la magia y la fuerza de voluntad


de Tristán, cada miembro de la manada cayó de rodillas. Una luz roja salió
de cada cambiador, provocando que cada uno de ellos cambiara a su
forma de lobo antes de que las luces se estrellaran contra Tristán. Él cayó
de rodillas y cerró sus ojos.

Escuchó el grito de Summer mientras fue su turno, su primer


cambio sobre ella, pero no pudo ver. Cada rayo de color rojo era parte del
alma de los miembros de su manada. Le pertenecían a él ahora, era para
que él la salvaguardara. La responsabilidad lo abrumó.

Dentro de él, su lobo paseaba de un lado a otro y rugió de alegría.


Había estado esperando por este día, siempre había sabido que era el Alfa.

Tristán trató de no sonreír. ¿Por qué no me lo dijiste?

No era algo que yo debía decir.

El poder del Alfa condujo el hechizo fuera de su cuerpo. Tristán


abrió sus ojos. Encima de su piel, su carne quemada desapareció,
reemplazada por una nueva piel. Sus ojos ardían y las lágrimas caían por
los lados de su rostro. Los cerró y cuando se volvieron a abrir, al parecer
por su voluntad, el mundo se veía diferente para él.

Ahora también veo afuera a ellos.


Sus ojos se habían vuelto de lobo, ahora permanecerían de esa
manera para siempre, como los de su padre habían sido antes de que los
traicionara. Tristán no seguiría el mismo camino.

Un lobo se frotó contra él, y él miró hacia abajo. Era blanco y rojo,
Ashlee. La acarició con su mano, le frotó la cabeza y finalmente puso su
pequeño cuerpo de loba en sus brazos.

El hechizo todavía no ha desaparecido por completo, mi Alfa.

Él se estremeció al oír la palabra utilizada por Ashlee. Así no es


como ella debería llamarlo, pero este no era el lugar para discutirlo ni el
tiempo para ello.

¿No lo ha hecho? Me siento libre.

Ashlee llamó el cambio en sí misma y brillaba en la luz blanca que la


rodeaba. Tristán contuvo su aliento, lo había hecho con mucha facilidad.
El hechizo había causado que él se perdiera de la transformación de
Ashlee en una loba segura, y mágicamente talentosa. Él vería a su padre
muerto sólo por eso.

Ella se acercó al lado del círculo y tomó el cáliz lleno de sangre roja
que Cullen había traído. Caminando hacia el centro del círculo, sus
piernas le temblaban como si no estuviera estable. Se puso de pie para
ayudarla y ella le sonrió débilmente.

—Me llamaste de vuelta desde la muerte. Oí tu grito de Alfa y tenía


que darte
mi lealtad. —Ella tocó el lado de su cara con su mano libre—. Ya tenías mi
amor. —Ashlee vertió el líquido rojo en el suelo frente a ellos. —Ahora
estás libre. —Con esta última frase, se desplomó en sus brazos.
«Capítulo 15»
Traducido por: flochi

Corregido por: Xhessii

A
shlee miró en torno suyo al abismo en que había despertado
y trató de darle sentido a lo que no podía recordar. Había
fracasado en su intento de remover el hechizo, pero Tristán
había hecho la ceremonia Alfa y se había vuelto en el líder de su manada,
liberándose de la maldición de su padre.

—He estado esperando conocerte por tanto tiempo. —Ashlee se dio la


vuelta. En frente de ella se encontraba una mujer que parecía de veinte
años, con pelo marrón castaño y ojos grises. Sonreía de oreja a oreja y
usaba un largo vestido blanco hasta los pies.

Ashlee tragó saliva. —¿Estoy muerta?

La mujer rió. —No, pasaste al más allá y te traje aquí durante unos
instantes, aunque le estoy dando a mi hijo un leve ataque al corazón en
este momento.

—¿Tu hijo? —La comprensión nació en Ashlee—. ¿Eres Mary Jo? ¿La
madre de Tristán?

Mary Jo asintió. —Y tú eres Ashlee, la compañera de Tristán. Ojala


hubiera vivido para conocer a los hijos que tendrán.

Ashlee abrió su boca para decirle a Mary Jo que no tendrían bebés,


pero antes de poder, Mary Jo colocó su mano sobre su vientre.
—Puedes ahora.

—¿Qué? —Ashlee estaba confundida.

—El dolor en tu abdomen que sigue llegando y yéndose, es tu lobo


sanando tus órganos reproductivos. Ella ha arreglado lo que estaba mal.

Las lágrimas brotaron en los ojos de Ashlee. ¿Bebés? ¿Algún día


podría tener hijos con Tristán? Tragó con fuerza y Mary Jo tiró de ella en
un abrazo. Se quedó así por un momento, sintiéndose contenida por
permitir que la madre de Tristán la confortara. Finalmente, cuando se
sintió una tonta, se apartó y secó sus ojos.

—¿Qué es este lugar?

Ashlee miró a Mary Jo ver la habitación. —Es donde esperamos a


nuestro compañero para unirse con nosotras y así poder ir juntos al más
allá. Fue muy concurrido durante un tiempo, cuando llegué primero. Hace
unos cuantos días, mis cuñadas finalmente se encontraron con sus
esposos los cuales habían estado esperando aquí. Ahora está tranquilo.

Ashlee entrecerró sus ojos hacia Mary Jo. —¿Todavía estás


esperando a Kendrick? ¿Por qué lo harías luego de lo que ha hecho?

Mary jo suspiró. —Es mi compañero, y a pesar de lo que le ha


sucedido para enfermarlo tanto como está, para hacer que haga las cosas
que ha hecho, siempre lo amaré, incluso si ni siquiera puedo perdonarlo o
empezar a entenderlo.

—Entonces, ha sido bonito conocerte, en serio. Criaste a seis


hombres maravillosos, y por supuesto le tengo cariño a uno en particular.
Pero si no estoy muerta, ¿por qué estoy aquí? —Ashlee quería volver a
Tristán. Él finalmente estaba curado, y necesitaba verlo.

—Quiero decirte cómo llevar a las mujeres de regreso.

Ashlee sonrió. —Entonces, están a salvo, ¿de la maldición?


¿Podemos traer a las otras mujeres de regreso?

Mary Jo asintió. —Sí, los cambiadores ya no tratarán de matar a sus


compañeras. Eliminaste la maldición cuando derramaste la sangre de
bruja, y Tristán es fuerte; su conexión mágica con la manada evitará que
los otros sean capaces de hacer lo que hizo la bruja. —Mary Jo se
aproximó a Ashlee y ubicó sus manos sobre sus hombros—. Pero el peligro
no ha acabado, cariño. Sólo es el principio. Los hombres necesitarán a sus
mujeres en las batallas que vendrán. No sé cómo Kendrick puede ser
detenido. Si lo supiera, lo habría detenido hace treinta años. Pero sé que
las parejas serán nuestra salvación.

—¿Cómo encontramos a las mujeres para traerlas de vuelta?

Mary Jo se inclinó y besó a Ashlee en la mejilla. La electricidad se


disparó a través del cuerpo de Ashlee y su cabeza pulsó. Casi se desmayó,
pero Mary Jo la sostuvo.

—Ahora sabes lo que yo sé. —Ella besó su otra mejilla—. Buena


suerte.

* * *

Tristán vio la cabeza de Ashlee moverse de un lado a otro en la


almohada y respiró hondo con alivio. Había estado tan quieta, casi sin
respirar, y eso lo había asustado. No le quedaba claro por qué ella había
estado inconsciente por doce horas cuando físicamente parecía estar
perfectamente bien.

—Ashlee, ¿estás volviendo en sí? —Se arrodilló junto a la cama y le


acarició el cabello de la frente para apartarlo. Casi había perdido su
precioso regalo. Silenciosamente, se prometió nunca llegar tan cerca de
perderla.

Con sus ojos todavía cerrados, ella susurró: —Estoy tan cansada
que estas mujeres me hagan eso.

¿Mujeres? —¿De qué estás hablando, pequeña?

Ashlee abrió sus ojos y miró con fijeza en los de él. Su corazón se
desplomó hasta su estómago y sintió una oleada de alegría atravesar su
sistema. Ella estaba despierta, y aunque no tuviera nada de coherencia,
ella habló. Ashlee lanzó sus brazos alrededor suyo y lo apretó con fuerza
contra ella. Él envolvió sus brazos alrededor de ella a la vez que su cuerpo
se estremecía con una emoción tácita y finalmente el miedo dentro de él
fue liberado.

Ella se apartó para hablar. Su voz temblaba. Le tocó el rostro,


suavemente acariciando sus rasgos a medida que la bajaba a la cama,
seguro de que ella debía sentirse débil.

—Las mujeres en tu familia siguen golpeándome con fuerza en el


trasero para entregarle conocimientos a mi cerebro. Uno de estos días, voy
a sufrir un cortocircuito, y entonces, ¿de qué les serviría? Respóndeme. —
Ashlee trató de sentarse una vez más y Tristán la recostó para ayudarla.
Cerró sus ojos nuevamente como si le dolieran y Tristán se movió para
sentarse junto a ella en la cama. La atrajo a sus brazos, necesitando sentir
su calidez contra él.

—Me temo que sigues sin tener ningún sentido. ¿Me he perdido de
algo?

—Cuando tus tías quisieron conocerme para saber cómo hacer los
hechizos para salvarte, importaron su conocimiento de vida en mí y me
dejaron inconsciente por cuatro horas. Duele como el demonio.

Tristán podía imaginarse la escena, y eso explicaría lo que le pasó a


sus tías. Se puso contento de que ellas estuvieran con sus compañeros,
pero furioso de que hayan puesto a Ashlee en peligro. Ella nunca debería
haberse quedado sola para enfrentar a los místicos. Era demasiado pronto.
Se tragó su temperamento. No había nada que pudiera hacer ahora sobre
ello.

—Entonces, ¿quién sigue haciéndote esto? ¿Mis tías? —Conseguiría


que Ashlee hablara con sentido.

—No, ahora es tu madre.

Entrecerró sus ojos para mirarla antes de masajear su cuello. —


Ashlee, nunca vi que te golpearas la cabeza, pero creo que debió haber
pasado eso. Tal vez deberíamos conseguir que tu padre vuelva para
revisarte otra vez. —Empezó a moverse cuando ella lo agarró del brazo.
—Tu madre está esperando a tu padre. Quiso que supiera como
traer de regreso a las mujeres, cómo restaurar la manada, así que me
impartió el conocimiento y me golpeó en el trasero nuevamente. —Ashlee
rió, y el sonido lo llenó—. Voy a tener que empezar a ser cuidadosa cuando
deje a las personas tocarme. Realmente me duele la cabeza cuando lo
hacen.

Le sonrió. Su afirmación sonaba imposible. Su madre había estado


muerta por años. Sin embargo… ¿por qué eso era menos posible que toda
las otras cosas con las que ellos habían lidiado en los últimos treinta
años? —¿Debería promulgar una ley? ¿Que nadie que quiera volcar la
información en el cerebro de Ashlee la pueda tocar sin permiso?

Bajó sus ojos por un momento y luego los levantó cuando extendió
su mano para tocar un lado de su cara. Su corazón se detuvo por un
momento antes de que empezara a latir otra vez. Solo su toque sobre su
piel era suficiente para ponerlo de rodillas.

—Tus ojos siguen siendo de lobo. —Su voz era poco más que un
susurro.

—Siempre lo será desde ahora. Viene con el trabajo de Alfa. —Se


detuvo, inseguro de cómo continuar—. ¿No te gusta?

Ashlee sacudió la cabeza. —Solo tengo que acostumbrarme.

—¿Me odias? —Y ahí estaba la pregunta que tenía que responder.


Había estado en su mente, enloquecido. ¿Podía ella perdonarlo?

—Por supuesto que no. Nada de esto fue tu culpa. Que pregunta
más ridícula. —le gruñó Ashlee, en voz alta. Reprimió las ganas de reírse.
Su compañera, quien apenas hace una semana no sabía que era una loba,
ahora gruñía como una profesional.

—Estaba preocupado.

Ashlee se apoyó contra él para besarlo, y por un momento él dejó de


respirar, pero mientras sus labios presionaron los suyos, él renació.
Tentadoramente, sintió la lengua de Ashlee empujar dentro de su boca
cuando él la recibió gustoso. Casi lo había perdido todo, y entonces él
había recibido más de lo que nunca creyó posible. Nunca más ella sería
decepcionada o herida.

Ella se apartó y lo miró. —¿Todavía sigues preocupado?

Él sacudió la cabeza y la besó nuevamente, orientando su cuerpo


para empujarla sobre la cama. Tristán trató de decirse de ir más lento, ella
había sido herida y estaba cansada, pero Ashlee pareció querer moverse a
un ritmo frenético, y se alegró de estar a favor a eso. Ella le quitó su
camisa y él la arrojó al suelo.

Sintiéndose dividido de si jugar limpio, rápidamente la imitó. Ella


sonrió ante él. —Vaya, para ser el Gran Alfa, todavía tomas las
indicaciones bastante bien. —Su voz era burlona y él quiso relamerse los
labios.

La besó en un camino ascendente y descendente por su cuello,


deteniéndose de vez en cuando para chupar una zona particularmente
sensible. —Me llamaste Alfa afuera en el círculo el día de hoy. No quiero
que lo hagas otra vez. Soy tu compañero, así es como quiero que pienses
de mí.

—Eres ambos, Tristán, y así es como se supone que sea. En


determinadas circunstancias, voy a pensar en ti como mi alfa. Mi loba no
lo quiere de otra manera. Y... oh, no puedo hablar mientras haces eso. —
Obviamente él había golpeado en un lugar que a ella le gustaba, por lo que
pasó tiempo adicional acariciándolo.

Suspiró, e hizo que dejara de hablar. La atrajo más cerca,


necesitando su calor, exigiendo la conexión entre ellos. Su boca era un
paraíso para él; cada presión que hacían sus labios o su naricita, le
enviaba oleadas de placer por su cuerpo hasta que pensó que podría
explotar con tan solo eso.

Fue diferente esta vez. Los días que habían pasado separados había
hecho que Ashlee tuviera más confianza, fuera más segura de sí misma, y
Tristán, quien juró que no podría sentirse más atraído hacia Ashlee de lo
que ya se sentía, cayó incluso más bajo su hechizo cuando su amor por
ella promovió sus instintos protectores. Ella era suya. Ella lo besaría solo a
él por el resto de su vida. Era un Alfa ahora, responsable por todos y de
todo lo que pasara en su manada. Era poderoso, pero le pertenecía a ella.
Con una mirada, ella podía destruirlo, y sin embargo la mujer había sido
un regalo para él que parecía dispuesta a perdonarlo por todas las cosas
horribles que había hecho. La anhelaba. Debido a Ashlee, podía vivir con
sus cargas, mientras ella siguiera besándolo así.

Su pecho se presionó contra ella, jugueteó con el cierre de su sostén


hasta que finalmente se apiadó de él y se abrió por sí solo. Ante la vista de
sus pechos liberados, su ingle se tensó dolorosamente contra sus
pantalones, pero no se apresuraría. Haría que durara para ambos.

La boca de Ashlee fue tan dulce debajo de la suya, tan suave. Le


preocupó que el crecimiento de los últimos días de su barba pudiera
irritarle su suave piel, pero cuando trató de apartarse, ella empujó su
rostro con más fuerza con él. Entonces todos los pensamientos de
delicadeza se desvanecieron. En el pasado cuando ellos se besaron, había
sido capaz de diferenciar los gustos de Ashlee, los sabores que la hacían
ser quien era, pero ahora su lobo rugió dentro de él ante lo que probaba
como suyo, como su hogar, y Tristán tuvo que estar de acuerdo.

Tristán se retiró del festín frenético de su boca para besarla por el


cuello bajando hacia su estómago. Sus manos acariciaron la piel tierna de
su abdomen. Lamió su ombligo y ella se rió a carcajadas.

Levantó una ceja mirándola fijamente. —¿Te estoy divirtiendo?

—Sólo las cosquillas.

Deslizó sus pantalones por sus piernas y miró sus bragas. Inhaló,
sus sentidos de lobo diciéndole que ella estaba tan trastornada como él.
Tristán cerró sus ojos ante su aroma. Cuando los abrió, los ojos de Ashlee
habían pasado a ser de lobo.

—¿Crees que eres la única persona que puede hacer eso?

Extendió su mano y ahuecó sus pantalones y casi pierde el control


allí mismo. Le gruñó y le bajó las bragas por sus piernas.

Enarcó una ceja cuando se inclinó para devorar su suave y húmedo


núcleo. —No es que me esté quejando, Tristán, pero estoy completamente
desnuda y todavía tienes tus pantalones puestos. —Cuando su lengua
saboreó su dulzura, ella gritó y su cabeza cayó contra las almohadas. Le
encantaba la manera en que sabía y fue feliz de dedicarse a su tarea. Su
orgasmo la superó y fue la vista más bella que haya visto jamás.

Arrojó rápidamente sus pantalones y sus calzoncillos, desesperado


por estar dentro de su calor. Mientras los últimos temblores de su orgasmo
la sacudían, se deslizó dentro de ella. Fue el paraíso y por un momento,
cerró los ojos y se dejó disfrutar de la sensación de estar clavado dentro de
ella. Ashlee levantó sus caderas y él estuvo perdido. Ella se arqueó y él se
hundió, disfrutando del baile, amando el ritmo hasta que se vino dentro de
ella en un momento de pura dicha como no había conocido que fuera
posible.

Con cuidado de no lastimarla, se retiró de ella y yació en la cama,


tirando de ella a sus brazos. Ella se estremeció suavemente, pero su
rostro, sus ojos cerrados, su boca relajada en una sonrisa, les dijo que ella
era feliz y no estaba lastimada de ninguna forma. Se inclinó para besarla
en la cima de la cabeza e inhaló la fragancia de su acto de amor.

Tristán se permitió cerrar los ojos y quedarse dormido.

* * *

Ashlee se despertó tarde y a juzgar por el ángulo del sol proveniente


de la ventana era de mañana. ¿Dónde demonios estaba? Miró en torno
suyo y decidió que tenía que ser una de las cabañas abandonadas, basada
en las paredes viejas de madera y los muebles que claramente eran de
1970, junto con la alfombra naranja de pelo largo. Tenía sentido. ¿Dónde
más estaría, considerando que Tristán había incendiado el Instituto?

Ella rodó para mirarlo. Con los ojos cerrados, parecía tan pacífico y
su corazón saltó de alegría. Las lágrimas llenaron sus ojos. Quizás no
había sido la que lo rescatara —sino que él se había salvado por sí
mismo— pero él estaba de regreso y eso era todo lo que importaba.

Abrió un ojo para mirarla. Ella tragó saliva con fuerza. Iba a tomar
algo de tiempo acostumbrarse a los ojos de lobo siempre con ella. Y
sinceramente, ella se había perdido en las profundidades de la mirada
humana de Tristán.

Extendió una mano para acariciarle la mejilla. —No podemos sacarte


de esta isla si no estás usando gafas de sol.

Sonrió y ella se inclinó para besarlo en los labios. Él se aclaró la


garganta. —Lo sé.

—¿Dónde están mis padres? —Se preguntó súbitamente si deberían


taparse en caso de que irrumpieran por la puerta.

Tristán se sentó en la cama, la mitad inferior de su cuerpo cubierta


con una delgada sábana. Ashlee sonrió, conociendo bastante bien lo que
se escondía debajo y pensando que en otro momento podría agarrarlo y
comenzar su diversión nuevamente. —Bueno, Summer no podía salir de
aquí lo suficientemente rápido. Se fue con tus padres hace varias horas.
No sé cuanto recuerdas, pero ella es claramente la compañera de Cullen.

La boca de Ashlee cayó abierta con sorpresa. No se lo había visto


venir. —Oh, por Cullen.

Tristán rió a carcajadas. —Tu madre está bastante alterada porque


ella tuvo una historia bastante difícil con Cullen. Ella solía meterse en
problemas todo el tiempo. Le informó a Cullen en términos inequívocos
que Summer estará terminando la universidad en los próximos dos años y
que la dejara en paz. Cullen está tan alterado por tener una compañera,
que no sabe cuál dirección es arriba o abajo, y ha desaparecido a donde
sea que se dirija. Mientras tanto, tu hermana, quien está aterrorizada por
su primer cambio —fue bastante dramático— ha anunciado que no va a
volver a la universidad, y pretende seguir una carrera de cantante. Eso
tuvo afligido a tu padre y los tres se fueron de mal humor antes de
trasladarte aquí, para asegurarme de que estuvieras bien.

Ashlee sacudió la cabeza con incredulidad. —Vaya. Cantar, ¿verdad?


Summer siempre fue la que pensaron que seguiría los pasos de papá e iría
a la escuela de medicina.

—He decidido no entormeterme en los problemas de pareja de


Cullen. Es privado; lo resolverán con el tiempo.
—Entonces, ¿quieres escuchar cómo vamos a traer de vuelta a todas
las mujeres?

Asintió con la cabeza. —Absolutamente.

—Vas a volverte realmente adepto a usar el software de arquitectura.

Levantó una ceja, una de las diez miradas que Tristán era capaz de
dar, decidió Ashlee.

—¿Sí?

—Sí y vas a reconstruir el instituto en los próximos seis meses.

Él sacudió la cabeza. —Eso podría empujar las cosas; el invierno


está llegando.

—Lo conseguirás. —No era una pregunta, estaba segura de que él lo


haría.

Se encogió de hombros. —Bueno.

—Entonces vas a consultar con mis padres sobre la apertura de un


resort en esa isla de ahí. —Señaló a la isla dos más allá de Westervelt.
Tristán se levantó y cruzó a la ventana para mirar afuera—. Vas a
necesitar diseñar y construir eso también.

Se dio la vuelta para mirarla. —Un montón de edificios habrá aquí.

—Será un éxito enorme. Mi padre va a hacer cirugías allí; lo


comercializaremos como una escapada privada de clase alta donde las
personas puedan recuperarse de sus cirugías estéticas, como un spa. Papá
es bastante famoso en su profesión, así que las personas vendrán.

—¿Crees que vamos a traer a las mujeres cambiadoras, a sus hijos,


y parejas de regreso con promesas de cirugías plástica?

¿Ella no estaba siendo perfectamente clara? Ashlee gimió. —¿Por


qué personas que tienen eternamente treinta necesitarían cirugía plástica?

Tristán se ahogó con una carcajada. —Ser eternamente de treinta no


garantiza la belleza, pequeña Ashlee.
Ashlee puso sus manos sobre sus caderas. —Algunos podrían venir
por las cirugías, algunos podrían venir por unas vacaciones, algunos
podrían venir a trabajar al resort, pero los humanos y los cambiadores
vendrán por igual porque colocaré un hechizo sobre el anuncio.

—¿Cómo podemos asegurarnos que lo verán?

—Vamos a pasar el anuncio por todas partes y por mucho tiempo, y


finalmente todos aquellos que necesiten verlo, lo verán.

Tristán se movió hacia ella y puso sus manos sobre sus hombros. —
Esto es mucho para construir. ¿Estás segura que funcionará? ¿Le has
preguntado a tu padre?

—Si a la primer pregunta, no a la segunda, pero no te preocupes, lo


hará. Soy la compañera de su Alfa y su hija mayor. —Ashlee bajó la vista
por un segundo, sin querer decirle la siguiente parte—. Mientras tanto,
Gabriel y Michael pueden entrenar a la manada por lo que está por venir,
una guerra que será más difícil para su padre de llevar a cabo a la vista
normal de un importante complejo funcionando.

Ashlee vio a Tristán exhalar su respiración. —¿Piensas que va a


llegar a eso? ¿No lo detendremos antes de que suceda?

—Lo siento Tristán, hice volar nuestra cobertura cuando removí a la


bruja de IDCP. No hay manera de que sea así de fácil otra vez.

—Colocamos a tu familia en peligro, y tu padre está en juego ahora.

Ashlee asintió pero no respondió. No pudo, la ponía demasiado


enferma pensar.

—Muy bien, pequeña Ashlee, haremos que esto empiece enseguida.

Ashlee sacudió la cabeza y extendió su mano para acariciar su ingle.


—Quizás no enseguida.
«Un año después»
Traducido por: flochi

Corregido por: Xhessii

A
shlee apretó a Braden contra su pecho para bloquear el
viento que golpeaba. Hizo un pequeño ruido de borboteo, y le
puso el traje de calabaza para asegurarse de que le entrara
cómodamente. Sus ojos atraparon a Tristán en la distancia. Todavía lo
encontraba automáticamente entre medio de una multitud. Estaba de pie,
con gafas oscuras puestas, y examinaba el revestimiento que el contratista
estaba a punto de colocar en el instituto.

Desde detrás de ellos soplaba un viento frío, y ni un segundo más


tarde, Tristán levantó su cabeza para mirarla. Debió haber capturado su
aroma. Le sonrió y besó la cabeza de su bebé. Con la excepción de Braden,
que había llegado de sorpresa para ellos, todo lo demás estaba saliendo de
la manera que lo había planeado.

Tristán asintió con la cabeza a los hombres con los que se


encontraba y cruzó la colina hacia ella. Ella le sonrió y levantó su boca por
un beso, el cual le dio.

—¿Casi listo?

Tristán se encogió de hombros. —Otra semana, creo. Quizás dos.


¿Cómo está nuestro pequeño cachorro?

Ashlee rió. —Durmiendo porque es de día. Estará despierto toda la


noche otra vez.
—Puedo quedarme despierto con él si quieres.

—Gracias por la oferta, pero eso no resultó tan bien la última vez. —
Escuchando nada más que conmoción, Ashlee había llegado a la
habitación de Braden para encontrar a Tristán cubierto de vómito
sosteniendo a Braden a la distancia del largo de un brazo mientras su hijo
orinaba por sobre toda la pared.

—Ahora soy un profesional, tengo un sistema.

Ashlee lo empujó a su brazo libre. Kendrick podría atacar cualquier


día y todavía tenían que completar el complejo para traer de vuelta a los
compañeros de la manada, pero todo eso estaría terminado pronto. La
confianza la llenaba. Tenía a sus lobos. A ambos.

Míos.

No… Nuestros.

«Fin»
«Siguientes Libros»
Hasta el momento esta serie se compone de:

Libro 2: Summer’s Wolf (El lobo de


Summer)

Hace tres años, la vida feliz y normal de


Summer Morrison fue puesta patas arriba. Fue
forzada a descubrir, antes de que estuviera lista, que
ella era una cambiante mitad loba y que era pareja
de alguien que la dejaba malhumorada, sacudida y
resentida. Con la tragedia que sacude a su familia,
Summer es forzada a regresar al mundo de los
Lobos Westerverlt… y a los brazos de Cullen
Murphy.

Cullen había esperado tres años por Summer, prometiéndole a su madre que
le daría tiempo para crecer. Pero él nunca olvidó a su pareja y ansió su presencia
desde la primera vez que la vio en el campo de batalla hace tres años. El problema
era, que ahora que Cullen tenía a Summer, él no tenía idea de qué hacer con ella.
Trescientos años de soledad habían dejado a Cullen socialmente inepto y más
solitario de lo que le gustaba admitir. Él vivía con la culpa y la vergüenza de sus
acciones, sabiendo que su rol era fundamentalmente la supervivencia de la manada.

Juntos, Cullen y Summer curarían sus heridas y descubrirían que la vida


valía la pena vivirla mientras siguieran juntos. Ahora sólo esta el pequeño asunto
de Kendrick y Claudius, sus malvados guardaespaldas, el ejército de los lobos
sinvergüenzas, y los demonios que seguían atacando. Si ellos podían sobrevivir, su
amor sería eterno. Pero si fallaban, no sólo significaba si destrucción, sino también
el final de los Lobos Westervelt.

Y cuando el amor es eterno, fallar no es una opción.

Traducido por: Xhessii

Libro 3: Wolf Reborn (Lobo


Renacido)
Un lobo solitario es una criatura peligrosa,
hasta que conoce a su pareja. Entonces, él se
convertirá letal para protegerla.

Faith Anderson nunca pidió ser una


cambiadora loba, pero un extraño encuentro con los
Lobos Westervelt y ella tenía un pasado que
desconocía y un futuro escrito con peligro. Nadie está
más decepcionado que ella al descubrir que la isla no
tiene una pareja para ella… eso, hasta que colisiona
con Theo Kane, el príncipe perdido de los Lobos Westervelt quién ha elegido el
aislamiento para salvar a su manada de lo que él cree tendencias dementes.

Theo no podía imaginar nada peor que la experiencia cercana a la muerte que
lo dejó asustado y cambiado para siempre. Hasta que algunas de las mismas cosas le
empezaron a pasar a Faith. Ahora él no tiene más opción que encarar lo que había
estado evitando por más de un año, y si no quiere que el pasado por sí mismo se
repita, esta vez se llevará a Faith. Juntos pelearán contra demonios, lobos invisibles,
y lo peor de todo: su padre, para que puedan encontrar el amor eterno.

Pero, si el precio es la eternidad, ¿están ellos dispuestos a arriesgarlo todo?


Traducido por: Xhessii
Libro 3.5: Wolf’s Valentine (El Lobo
Valentine)
Jana había pensado que había superado lo de
Westervelt. Huyó por su vida hace treinta años, y
ella se ha escondido como una humana desde
entonces. Pero un extraño llamado Valentine fue
enviado a su escritorio en su trabajo lo que le dio una
pausa.

Malcolm nunca pensó encontrar a su pareja


trabajando en una compañía deshonesta que fue
enviado a investigar en la ciudad de Nueva York.
Pero ahí está ella. Ahora, en el Día de San Valentín, ambos pelearán su atracción
mientras derrumban un conglomerado que fue construido con el sólo propósito de
destruir a los Lobos Westervelt.

¿Ganará el amor al final del día?


Traducido por: Xhessii
Libro 4: Wolf’s Magic (Magia de Lobo)
Magia de Lobo, es la historia de Azriel Kane, el
quinto hermano en el paquete de los lobos reales de
Westervelt. Siempre diferente a sus hermanos, Azriel
prefiere pasar su tiempo en un laboratorio en que
peleas y batallas para salvar a la manada de la
destrucción. En su manera, él siente que está
contribuyendo al éxito de la manada. Sin embargo,
cuando el destino planta a su pareja destinada en una
jaula donde él no puede ignorarla, Az será forzado a
encarar los demonios que lo habían plagado desde la
infancia y cambiar por lo que ella necesita que él sea.

Leah St. James no tiene idea de lo que ella es o cómo es que ella está atrapada
en una jaula en el laboratorio de Azriel. La única cosa de lo que está segura es que
no es una loba y que ella quiere salir de este falso cuerpo de loba tan pronto como sea
posible. Contando con Az para que la salve del mismo destino condenado al fracaso
mientras que él está con los otros lobos que le han sido dados para que estudie, desde
la distancia de su jaula ella puede ver a Az por lo que él es realmente y no por la
falsa portada que él le presenta al mundo.

Pero Kendrick Kane no ha terminado con Westervelt y cuando encamina a


su juego para eliminar a los Kanes de Westervelt, Az y Leah se necesitarán el uno
al otro para descubrir la verdad detrás de sus planes malvados, lo que será si Azriel
puede revelar finalmente los secretos que ha estado guardando desde que era un
niño.

Con la ayuda de Leah, ¿podrá Azriel finalmente tomar su lugar en la


jerarquía de la manda o fallarán y perderán a Westervelt para siempre?
Traducido por: Xhessii
Libro 5: Alpha Wolf (Lobo Alfa)
Al buscar a su hermana en Nueva Orleans,
Michael encuentra a su pareja. Pero Scarlett está
rota, casi destruida. Con la fatalidad a la vuelta de
la esquina, Michael Kane no tiene tiempo que
perder. Si él puede salvar a su pareja, quizás haya
una oportunidad para todos ellos. O quizás sea
demasiado tarde.

Sin otra elección, Michael tendrá enseñarles


a los lobos de la manada en Nueva Orleans cómo un
cambiador Alfa real se comporta, mientras que le
enseña a su pareja que él es un hombre que cumple su palabra.
Traducido por: Xhessii
Libro 6: Angel’s Wolf (El Lobo de
Angel)
Angel siempre ha conocido a quién es su
familia y porqué se ha escondido lejos de ellos en
Nueva Orleans. Ahora al huir, lo último que quiere
es cualquier cosa que potencialmente la ponga lejos
del plan que ella había hecho para sí misma. Eso es,
hasta que camina a una parada de camiones en
Nueva Jersey y encuentra a Parker Liberty: su
destino de loba ha elegido quién será su pareja
perfecta.

Parker Liberty no había pronunciado una sola palabra en casi cincuenta


años. No desde el día en que vio a su padre asesinar a su madre en la isla de
Westervelt. Él ignora a su lobo interior y se contenta consigo mismo al expresar sus
emociones internas a través de sus tatuajes. Pero cuando un par de brujas casi
matan a Angel, él regresará a Westervelt a salvarla.

Mientras tanto, Westervelt está bajo ataque constante de parte de Kendrick


Kane, el Alfa formador de la manada, cuya maldad no se detiene. Su última meta es
ver a todos sus hijos muertos: y eso incluye a su hija, Angel. Es cuestionable si la
manada Westervelt podrá sobrevivir la semana. La llegada de Angel y Parker
cambiará la marea de la guerra o acabará con la manada para siempre.
Traducido por: Xhessii
Libro 7: Darkest Wolf (El Lobo Más
Oscuro)

Rex Kane siempre ha sabido que es


diferente a sus hermanos, además del hecho que
cuando se convierte en lobo, su pelaje es
completamente negro. Siempre metido en
problemas, y le ha sido dada una oportunidad más
por su hermano Tristan, el alfa de la manada
Westervelt, para traer a su isla una bruja que sea
capaz de detener algunos de los asaltos mágicos que
han plagado su casa quebrada por la guerra. Rex sabe que tiene una última
oportunidad para hacer las cosas bien. Todo depende en él, y él no puede fallar.

Elizabteh Willow ha sido maldecida para verse tan repulsiva que ningún ojo
humano es capaz de soportar verla. Crecida en un aquelarre de brujas bondadosas,
ella está preparada para la realidad del mundo duro en el que ahora vive.

Crecida para desconfiar de los cambiadores-lobos como en los asesinos de


brujas, ella no puede ayudar a Rex. Incluso si ella no cree que ella es su llamada
pareja. Él puede ver quien ella es en realidad y es la primera persona que mira en
sus ojos en muchos años. Aunque no es taimada por naturaleza, ella no tiene opción
que usar a Rex para ganar su propia libertad y la seguridad de su familia.

Juntos, Rex y Elizabeth verán cómo la gente malvada que está a su alrededor
puede ser. Si ellos pueden confiar en sus corazones, quizás ellos sobrevivan otra
noche. Si no, las batallas de ambos nunca serán ganadas.
Traducido por: Xhessii
«Sobre la Autora»

Como una adolescente, me escondía en mi habitación a leer mis novelas


románticas favoritas cuando se suponía que estaba haciendo mi tarea. Espero, que
para estos días, mis padres piensen que eso valió la pena.
Soy la madre de tres chicos maravillosos y soy afortunada al haberme
casado con mi mejor amigo. Vivimos en el norte de New Jersey y tratamos de no
congelarnos tanto durante los meses de invierno.
Estoy enamorada de la ciencia ficción, la fantasía y lo paranormal y trato
de usar todos estos elementos al escribir. Me han dicho que soy un poco
sanguinaria así que espero que cuando lean mi trabajo disfruten la acción que
siempre termina en romance. Me encanta escribir series porque me encanta ver a
los personajes que se desarrollan en la historia y me hace feliz ver a mis
personajes favoritos hacer apariciones como invitados en otros libros.
En mi mundo todo es posible, cualquier cosa puede pasar, y puedes
sospechar que así será.
¡Me encantaría saber sobre ti!
¡¡Saludos!!
Traducido por: Xhessii

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