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Muerte. Un tema que la gente evita a toda costa. Nadie quiere morir,
por supuesto, pero la gente se siente incómoda simplemente discutiéndolo.
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Odiamos darnos cuenta de que esta vida es temporal. Ninguno de nosotros
quiere pensar en el dolor que puede venir antes de la muerte o el dolor que
otros sentirán una vez que nos hayamos ido. Es más fácil fingir que el dolor
de la muerte solo llega a otras personas.
Entonces, ¿qué decía de Sally que la muerte parecía un tema
bienvenido? De hecho, no podía pensar en nada mejor que cerrar los ojos por
última vez y no tener que abrirlos nunca más. Dejar atrás su cuerpo profanado,
dejar de estar atrapada en una mente que continuaba recordando cosas que
anhelaba olvidar, dejar de ser una carga para los que amaba tan
desesperadamente, parecía la solución perfecta.
Pero solo había un problema. Su muerte también le quitaría la vida a
Costin debido al vínculo verdadero de pareja. También destruiría a Jacque,
Jen, y los propios padres de Sally, y dejaría a Titus sin sus padres, nada menos
que por segunda vez. Estaba lo suficientemente cuerda como para admitir que
terminar con su vida sería una salida egoísta. Podría decirse a sí misma todo
el día que sería una bendición para aquellos que constantemente se
preocupaban por ella, pero, en verdad, sería solo para ella escapar del dolor.
Sally suspiró mientras se recostaba contra la barandilla de la glorieta. El
jardín interior de la mansión de la manada rumana se había convertido en una
especie de refugio. Era el lugar al que se retiraba cuando se sentía abrumada,
que era prácticamente todos los días, todo el día. Había pasado una semana
desde que la encontraron en Ocean Side y se reunió con su pareja y su familia,
una semana desde que recuperó su memoria incluso cuando su vida se
derrumbó al mismo tiempo. Habían sido apenas siete días, pero se sentían
como meses. Estaba exhausta. Luchaba para pasar cada minuto del día. No
había descanso, ni cuando se sentaba, sin hacer nada, ni cuando dormía, ni
cuando se mantenía ocupada con la esperanza de mantener los pensamientos
a raya. Se sentía como una bomba de relojería: en cualquier momento, su
tiempo se acabaría. ¿Cuántas personas serían daños colaterales cuando
finalmente explotara? ¿O simplemente implosionaría y se llevaría toda su
angustia y miseria con ella, dejando a aquellos a quienes amaba relativamente
ilesos?
—No puedo hacer esto —susurró, agradecida de que nadie la escuchara.
El muro en su mente, que mantenía firmemente en su lugar, impedía que
Costin escuchara sus pensamientos. Se asustaría si supiera que ella estaba
pensando así. No, estaría más que asustado si supiera lo que pasaba en su
cabeza. La tendría encadenada a su lado y nunca la perdería de vista… no es
que alguna vez la dejara voluntariamente fuera de su vista como estaba. A
regañadientes le daba algo de privacidad cuando ella insistía, pero nunca se 6
hallaba más allá de la puerta de cualquier habitación que ella ocupara.
Costin la miraba con una intensidad que muchos habrían encontrado
desconcertante y espeluznante. Pero Sally sabía por qué lo hacía. El vínculo
de pareja único que tenían los verdaderos compañeros le daba una entrada que
nadie más tenía. Y por eso supo que él entendía la desolación que la llenaba,
sin importar cuánto intentara ocultarlo. Darse cuenta de eso solo empeoraba
las cosas porque, no solo Sally estaba siendo acosada por recuerdos que la
estaban matando lentamente, Costin también estaba sufriendo. Lo estaba
lastimando y se sentía impotente para parar.
Sally sintió que se le cortó el aliento cuando dejó que el lazo se abriera
ligeramente. El amor abrumador y la preocupación que sintió derramarse
sobre ella fueron mucho más de lo que se merecía. Cerró el lazo rápidamente
antes de que él pudiera sentir su angustia y repugnancia. Estaba sucia,
contaminada e indigna de su afecto.
—Tramposa —escuchó la oscuridad susurrar en su mente—. Infiel,
adúltera —siseó como una serpiente.
Palabras, todas ciertas, que la describían ahora, aunque no eran
adjetivos con los que hubiera imaginado que alguna vez la asociarían. Después
de todo, ¿quién crece pensando “algún día engañaré a mi cónyuge”, como si
el hecho fuera algo inevitable y debería aceptarse? Había crecido en una
familia con padres que se amaban. No eran demasiado cariñosos, pero
cualquiera podía ver la adoración en los ojos de sus padres cuando se miraban.
Le habían enseñado que para que una relación funcione, debe haber confianza,
sacrificio, respeto y amor. Siempre le habían dicho que el amor era una
elección, no una emoción quisquillosa en la que entrabas y salías.
Sus padres le habían dado una base sólida sobre la cual apoyarse con
respecto al éxito relacional. Pero no la habían preparado para saber qué hacer
si su mente se borraba sobrenaturalmente. No había un manual de
instrucciones para navegar por los problemas.
Eso venía con ser lanzada a una vida que no era real y perseguida por
un hombre que no era su alma gemela. No había ningún libro titulado
Aventuras Sobrenaturales para Tontos. ¿Dónde estaban las instrucciones sobre
cómo lidiar con esos dilemas? ¿Dónde estaban los libros de autoayuda, los
grupos de consejería, las pastillas para ayudarla a sobrellevar el dolor que venía
de olvidar por completo al hombre que tenía la otra mitad de su alma y
entregar su cuerpo a otro?
Sally lo sintió antes de que abriera la puerta y entrara en su santuario.
Sus ojos color avellana se encontraron con los de ella y le sostuvieron la mirada 7
con una confianza que envidiaba ahora más que nunca. Acechó hacia ella con
un propósito en cada paso. Sus movimientos eran calculados, pausados y
elegantes. Era, sencillamente, impresionante.
—Es tarde, Sally mía — retumbó su voz profunda. Le tendió la mano—
. Ya he acostado a Titus. Ven a la cama.
Su estómago se apretó con culpa cuando escuchó el nombre de su hijo
adoptivo. Debería haber estado allí para darle las buenas noches. Aún era muy
nueva en todo el asunto de las madres y apestaba a lo grande.
—Entiende más de lo que te das cuenta —dijo Costin como si no
estuviera manteniendo su mente cerrada y él pudiera escuchar sus
pensamientos—. Por favor, ven a la cama.
Se levantó y caminó hacia él. Le temblaban las manos, así que se las
metió detrás de la espalda con la esperanza de ocultar los temblores. También
era conveniente porque les impedía hacer contacto. Sally no merecía tocarlo.
Había perdido el derecho a ponerle las manos encima cuando había tocado a
otro hombre.
—Pareces cansada, mo… —Sus palabras se congelaron en su garganta
antes de que pudiera terminar la oración que habría terminado con un apodo
que ya no podía escuchar de sus labios—. Necesitas descansar —dijo
finalmente después de varios segundos incómodos.
—Podrías haberme avisado cuando ibas a acostar a Titus —dijo en
tanto caminaban, uno al lado del otro, sin tocarse, pareciendo más conocidos
que verdaderos compañeros. Los verdaderos compañeros se tocaban sin un
pensamiento consciente. La necesidad era tan grande que rara vez ocupaban
la misma habitación sin tocarse de alguna manera, como se suponía que debía
ser—. Habría ido a darle las buenas noches.
—Intenté decírtelo— dijo mientras se golpeaba la sien—. Pero es como
Fort Knox allá arriba.
No sabía qué decir, así que no dijo nada. Caminaron en silencio hacia
su suite, aunque podía sentir sus ojos en ella cuando él la miraba
periódicamente. No se encontró con su mirada, sino que simplemente miró
hacia el suelo, permitiendo que sus pasos la guiaran.
Después de que la puerta se cerró detrás de ellos y la cerradura se deslizó
en su lugar, Sally sintió que el pánico demasiado familiar comenzaba a surgir.
Había comenzado dos días después de que regresara a casa. Cada noche,
cuando ella y Costin se preparaban para ir a la cama, parecía estar más y más
ansiosa. Sentía como si necesitara salir de su propia piel. Ni siquiera podía
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mirar la cama antes de que fuera hora de subirse porque le faltaba el aire.
Ya no sentía que pertenecía a la cama de Costin. Ni siquiera podía
pensar en ello como su cama. Cada vez que se acostaba, su mente se llenaba
de imágenes de su piel contaminando las sábanas con su inmundicia. Y
cuando Costin la abrazaba, estaba segura de que sus recuerdos tóxicos lo
envenenarían. La sanadora no sabía cómo detenerse. Ya no sabía cómo ser
Sally.
—Puedo dormir en mi forma de lobo en el suelo —dijo Costin. Estaba
parado a varios metros de distancia y no hizo ningún intento por acercarse.
—¿Cómo hiciste…? —comenzó, pero él la interrumpió, sacudiendo la
cabeza.
—No, no puedo escuchar tus pensamientos, pero tu rostro, lo leo alto y
claro. Estás mirando nuestra cama como si fuera la guarida de un león y
mirándome como si fuera el león. No me da mucha confianza que me quieras
en ella contigo.
Y ahora sentía como si quisiera vomitar. Estaba haciendo esto. Estaba
causando que él se sintiera incómodo en su propia casa. ¿Por qué no podía
simplemente controlarse?
—Oye. —Su voz se suavizó, y se acercó a ella lentamente, como si fuera
un animal herido que pudiera atacar—. Sally, cualquier cosa que estés
pensando, está bien. Va a estar bien.
Dejó escapar el aliento cuando sus manos se cerraron en puños a su
costado.
—¿Cómo puedes decir eso? En primer lugar, no tienes idea de lo que
estoy pensando y, en segundo lugar, no sabes si todo va a estar bien. No sabes
si todos vamos a volar por los aires por algún terrorista chiflado o si un gran
huracán arrasará con la mitad del mundo. Tú. No. Sabes. —Espetó las
palabras con los dientes apretados. Tenía la mandíbula apretada con tanta
fuerza que no se habría sorprendido si le hubiera roto algunos dientes—. Y,
francamente, Costin, no creo que vaya a estar bien. Creo que está tan lejos de
estar bien como podemos estar, y el abismo de no estar bien a estar bien es
demasiado grande. —Respiraba con dificultad al final de su diatriba, pero él
parecía tan tranquilo como siempre.
—¿Terminaste? —preguntó, su voz áspera y sus ojos brillando con su
lobo—. Prepárate para ir a la cama y luego duerme un poco —dijo cuando ella
no respondió.
—No tiene sentido ni siquiera meterse en la cama. No puedo dormir.
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—Estoy seguro de que Rachel podría ayudar o tal vez Alina podría darte
un comando Alfa —dijo, una sugerencia que Costin había hecho antes y que
ella aún no había aceptado.
Negó con la cabeza.
—No quiero que nadie juegue con mi mente. Ya le han hecho suficiente
daño. —Se dio la vuelta y corrió hacia la seguridad del baño. Al menos allí
podría cerrar la puerta con llave y revolcarse sin público.
—Sally, no me excluyas —le dijo.
—Costin, es más seguro de esta manera —dijo mientras entraba al baño
y se giraba para mirarlo—. No quieres saber lo que hay en mi cabeza. Lo juro.
—Ahí es donde te equivocas. Soy tu compañero, tu esposo —gruñó
prácticamente—. No solo los quiero a todos, incluidos los pensamientos y
recuerdos oscuros, sino que los merezco a todos. Tengo derecho a todo de ti.
No puedes hacer esto sola, y nadie espera que lo hagas, y menos yo. Solo ha
pasado una semana, Sally mía. Date tiempo para curarte.
—No es como si tuviera gripe —gritó—. Mi cuerpo no ha resultado
herido. Ninguna cantidad de tiempo arreglará lo que se ha roto. ¿No lo
entiendes? Estoy. Rota.
—Incluso las cosas rotas se pueden volver a armar —dijo a medida que
la lucha parecía agotarse. Sus ojos continuaron brillando, pero dio un paso
lejos de ella—. Sally, no iré a ninguna parte. Ayudaré a ponerlos de nuevo
juntos. Entiendo que estés sufriendo y tal vez las cosas parezcan sin
esperanzas, pero si esperas que te deje recostarte y morir, entonces no me
conoces tan bien como pensé que me conocías.
Las lágrimas habían comenzado a fluir por su rostro en algún momento
mientras él había estado hablando. Podía oír la sinceridad en su voz. Sabía en
su alma que él se quedaría a su lado, pero era su mente la que cuestionaba todo
lo que alguna vez supo que era verdad. Sin nada más que decir, cerró la puerta.
Sus ojos nunca dejaron los de ella, y sabía que aún estaba mirando la puerta
después de que se cerró.
Sally se giró y presionó su espalda contra ella y se deslizó hasta el suelo.
Durante los primeros días, había podido estar cerca de Costin. Le permitió que
la tocara y se permitió las mismas libertades con él. Pero luego comenzaron
las pesadillas y la frágil curación que había comenzado se desgarró. Todo lo 10
que quedaba eran sus emociones, en carne viva y expuestas. Después de la
quinta noche de sueños inquietantes, la muerte comenzó a parecerle una
agradable alternativa al infierno en el que vivía.
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«Consigue a Rachel, Alina y Lilly», le dijo Jen a su pareja a través de su
vínculo mientras sostenía a su mejor amiga, que ahora dormía. Ella y Jacque
habían estado acostadas en el piso del baño con Sally durante más de una hora.
La gitana se había quedado dormida y parecía estar en un profundo descanso.
No querían molestarla, así que simplemente se acostaron y la abrazaron.
—No sabía que era tan malo —susurró Jacque.
—No quería que lo supiéramos —dijo Jen—. Ella misma dijo que cree
que es una carga para nosotros.
—Dijo que no quería vivir. ¿Crees que lo ha considerado?
Frunció el ceño.
—¿Te refieres a quitarse la vida?
—Sí.
—Hace unas horas, hubiera dicho absolutamente que no. Pero ahora,
no sé, pelirroja. Ella está rota. Todos pensábamos que se las estaba arreglando,
pero simplemente lo estaba ocultando todo. —Dejó escapar un suspiro—. Vi
a Costin antes en el pasillo. Salió de su habitación respirando como un toro a
punto de embestir. Intenté que me dijera qué estaba pasando, pero no se
inmutó.
—¿La dejó? —preguntó Jacque.
—Lo vi bajar las escaleras. De ahí no sé a dónde se fue.
—Para Costin, el más paciente de nuestros hombres, dejarla de lado
después de todo lo que ha pasado… eso no es una buena señal —señaló
Jacque.
Llamaron a la puerta.
«Solo entra. No queremos despertarla», le dijo Jen a Decebel.
Escuchó pasos, y luego la luz del dormitorio fue bloqueada por cuatro
cuerpos.
Jen se llevó un dedo a los labios y susurró:
—Rachel, necesitamos que pongas algo de tu mojo gitano en nuestra
sanadora. Pero necesita quedarse dormida.
Rachel asintió mientras daba un paso adelante y se arrodillaba junto a 18
ellas. Colocó una mano sobre la cabeza de Sally y cerró los ojos. Su mano
comenzó a emitir un brillo suave y luego se desvaneció.
—No se despertará —dijo Rachel.
—Dec, ¿puedes ponerla en la cama, por favor? —dijo Jen mientras ella
y Jacque se ponían de pie.
—¿Por qué nos necesitas a todas? —preguntó Alina.
—Necesitamos mamás —dijo Jen—. Y no me refiero a nosotras, las
nuevas mamás, que aún caminamos como gallinas con la cabeza cortada.
Necesitamos el tipo de madres que han estado en las trincheras. Han soportado
los horribles desastres del peinado infantil y se han arrastrado a través de los
valles del síndrome premenstrual mezclados con emociones adolescentes
hormonales. Han dado consejos a hombres jóvenes que necesitaban
orientación para convertirse en hombres y han golpeado a algunos que no
siguieron sus consejos. Necesitamos ese tipo de madres. Esas serían ustedes.
—Señaló a Lilly y Alina—. Felicitaciones, pero su trabajo no ha terminado.
—¿Alguna vez lo hace? —preguntó Lilly secamente.
Jen dijo inexpresivamente:
—No. Nunca. —Miró a Rachel—. ¿Puedes escarbar en su cabeza y ver
qué está pasando? —Jen levantó la mano—. Y antes de que me digas lo
intrusivo que es eso y una invasión de la privacidad, bla, bla, bla, estoy
llamando a la posible tarjeta de suicidio. Sally hablaba como si estuviera a
punto de tirarse por un precipicio. Nos ha dado una idea de lo que está
pensando, pero es una de las pocas personas en este mundo sin la que no
viviría, así que si tengo que invadir su privacidad para asegurarme de que siga
respirando, lo haré. ¿Puedes hacer eso?
Rachel asintió bruscamente.
—También me preocupo por Sally.
—En realidad, no puedes conocer a Sally y no preocuparte por ella —
dijo Jacque—. Es como un gatito lindo. No puedes no amarla.
—Totalmente cierto —coincidió Jen—. Ahora. —Exhaló y señaló a
Alina y Lilly—. Ustedes dos, si no les importa, únanse a mí y a Jacque afuera.
Tenemos planes que hacer, una vida que salvar, un matrimonio que restaurar
y toda esa basura noble.
Las cuatro mujeres salieron al pasillo dejando a Rachel examinar la
mente de Sally. Decebel fue el último en salir y cerró la puerta en silencio. 19
Fane caminaba por el pasillo luciendo tan serio como Jen se sentía.
—Jacquelyn —dijo cuando alcanzó a su pareja—. ¿Estás bien?
—No sé la respuesta a esa pregunta, hombre lobo. Sally está en un mal
lugar.
—Dec, ¿pueden tú y Fane ir y vigilar a Costin? —preguntó Jen—. No
necesitamos que se entrometa en nuestra intervención y se vuelva todo un
hombre de las cavernas con nosotras.
Decebel se inclinó y le dio un beso en la frente.
—Ella estará bien —dijo en voz baja.
—Es fuerte.
—Sí, lo es —concordó Jen—. Pero todo el mundo tiene un punto de
quiebre. Me temo que Sally ha conocido el suyo.
Una vez que Decebel y Fane se fueron, Jen respiró hondo y lo dejó salir
lentamente. Miró a Jacque, luego a Lilly y Alina.
—Tenemos que enviar a Sally a casa.
—¿Qué? —preguntó su amiga rápidamente, incluso cuando Lilly y
Alina asintieron. Jen sabía que las dos mujeres lo entenderían.
—Estoy de acuerdo —dijo Lilly—. Sally creyó que sus padres estaban
muertos durante meses. Al principio, pensamos que tal vez sería prudente
darle tiempo antes de acudir a ellos, pero después de escucharte decir que tiene
tendencias suicidas, estoy de acuerdo en que necesita una sensación de
normalidad.
—Para volver a lo que es dolorosamente familiar —agregó Alina.
Jen asintió brevemente.
—Exactamente.
—¿Vamos a ir con ella? —preguntó Jacque.
Jen negó con la cabeza.
—No. Creo que ella y Costin necesitan ir. Titus puede quedarse aquí
con nosotros y podemos corromperlo. Tal vez en unas pocas semanas
podamos volar con él a Coldspring. Pero creo que Sally necesita que le
recuerden de dónde vino, quién es y que sigue siendo la misma mujer increíble.
Necesita ver a su familia enamorarse de Costin como sabemos que lo harán. 20
De esa manera, ella entenderá que él aún encaja en su vida.
—¿Crees que Costin aceptará? —preguntó Jacque.
—Hará lo que sea necesario para recuperar a su pareja —dijo Jen con
confianza.
—Llamaré a sus padres —dijo Lilly mientras sacaba su teléfono celular
de su bolsillo trasero.
Jen sacó su propio teléfono.
—Estoy reservando su vuelo.
—¿No podríamos ver si uno de los fae podría llevarlos? —preguntó
Alina.
Jen negó con la cabeza.
—Dejemos que ella haga todo a la manera humana. El viaje le dará
tiempo para prepararse para ver a sus padres. —Miró los vuelos y rezó por
haber tomado la decisión correcta.
Rachel se sentó en la cama al lado de la joven sanadora dormida. Había
círculos oscuros debajo de los ojos de Sally, y su piel se veía tirante como si
estuviera demasiado estirada sobre su rostro. Pasó una mano suavemente por
la frente de Sally y echó hacia atrás sus largos mechones castaños.
—Eres demasiado joven para estar pasando por esto —susurró—.
Deberías preocuparte por si Titus está aprendiendo el abecedario y cómo evitar
que Jen lo corrompa demasiado. No esto.
Sabía que no necesitaba demorarse más, pero la verdad era que no
quería ver en la mente de Sally. No porque no quisiera invadir la intimidad de
la chica, aunque eso sí le remordía la conciencia, sino porque tenía miedo de
lo que pudiera encontrar allí.
Dejó escapar un suspiro y luego presionó su mano en la frente de Sally.
La sanadora mayor cerró los ojos y dejó que su luz y su poder fluyeran hacia
la joven. Se encontró con una resistencia inmediata y luchó contra el impulso 21
de alejarse. La oscuridad cubría la mente de Sally. Le susurró a Rachel como
un amante, pero las palabras que llenaban la mente de Sally eran veneno. Una
y otra vez, Rachel escuchó el siseo de una voz que acariciaba los pensamientos
de Sally, diciéndole lo indigna y corrupta que era. Estás arruinada, canturreaba.
Arruinada y manchada.
«Mentiras, Sally», dijo Rachel en la mente de la niña. «Rechaza las mentiras
que tan fácilmente enredan. Eres preciosa y amada. Has sufrido una horrible injusticia,
pero no estás más manchada que un niño que ha sido abusado. Eres la víctima, y sé que
es una etiqueta horrible, pero eso no significa que estés contaminada. Defiéndete, Sally.
No dejes que esto te robe la alegría y la vida que puedes tener».
Intentó una y otra vez llegar a la mente de Sally, pero no pudo atravesar
la oscuridad. Ni siquiera sabía si Sally podía escucharla en su mente. Después
de varios minutos más, retiró la mano. Las lágrimas corrían por su rostro
mientras se levantaba y daba un paso atrás de la cama. Quería darse la vuelta
y correr, alejarse lo más posible de cualquier mal que se hubiera aferrado a
Sally. Pero no le haría eso a alguien por quien había llegado a querer. Sally
necesitaba ayuda. La joven sanadora necesitaba el apoyo y el amor de todos
ellos.
Cuando finalmente salió de la habitación, estaba repasando en su mente
las cosas que había visto y escuchado dentro de Sally, y tratando de determinar
una manera de decírselo a sus dos mejores amigas. No quería parecer
desesperanzada, pero así es como se sentía, como si nada fuera a volver a estar
bien. Todo se estaba desmoronando y…
—¿Rachel?
Sus pensamientos fueron interrumpidos abruptamente cuando Jacque
colocó una mano sobre su brazo.
—¿Estás bien?
—Yo… —comenzó pero luego se detuvo. ¿Estaba bien? No lo creía así.
Pero, ¿qué no estaba bien en ella?—. La mente de Sally está envuelta en la
oscuridad. No estoy segura si es magia o su propio desprecio por sí misma.
Está ocultando su mente. Intenté hablar con ella, pero no sé si me escuchó. —
Respiró hondo varias veces antes de volver a hablar—. Le estaba susurrando.
Cosas feas, horribles. Casi como si estuviera vivo.
Alina colocó una mano sobre el brazo de Rachel. La sanadora miró
hacia abajo. No se había dado cuenta de que se había estado frotando el brazo.
—Se siente como si mi piel se erizara —dijo—. La… oscuridad, o lo que
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sea, se siente como si intentara meterse en mi propia mente.
—¿Qué tipo de magia era? —preguntó Alina.
Pensó en la pregunta por un momento y luego se encogió de hombros.
—Honestamente, no puedo decir que podría decirlo. Había tanta
malicia en ello.
Alina se volvió hacia Lilly.
—¿Tienes alguna sensación rara de que Sally y Costin viajen?
Lilly levantó una ceja ante la hembra Alfa.
—Así no es cómo funciona. No puedo simplemente hacer que las
visiones sucedan. Tengo una sensación de inquietud, pero no creo que sea
porque Sally o Costin estén en peligro si viajan.
Jen se acercó y miró a Rachel.
—Escuché un poco de lo que dijiste. Hemos decidido que Sally y Costin
necesitan hacer un viaje para ver a sus padres. Tal vez la ayude a superar el
dolor y las mentiras que está empezando a creer.
Asintió.
—Creo que es una buena idea. —Estaba a punto de decir algo más
cuando escuchó la voz de su compañero bramar por el pasillo.
—Rachel —dijo Gavril por segunda vez, solo que esta vez no gritó—.
¿Qué está mal? Podía sentirte. Algo no está bien.
—Sally está siendo consumida por la oscuridad. Se está
autodestruyendo, y tu compañera entró en su mente para verificarlo. Eso es
todo. Caray, ustedes los hombres pueden ser tan dramáticos —espetó Jen.
Los ojos de Gavril se abrieron de par en par.
—¿Qué oscuridad? —le preguntó a Rachel.
—No estoy segura, mi amor —le dijo—. No podía decir si era magia o
su propia psique.
—¿Dónde está Sally ahora? —preguntó Gavril.
Cinco manos femeninas estuvieron inmediatamente en el aire,
señalando la puerta de la suite de Sally.
—Está durmiendo —le dijo Jen. 23
Él asintió.
—Es tarde. Quizás todos deberíamos seguir su ejemplo y descansar un
poco.
Rachel dejó que se la llevara, pero miró por encima del hombro y sus
ojos se clavaron en los de Lilly. La compañera del rey hechicero estaba
escondiendo algo. Lo había oído en la mentira que la mujer le había dicho a
Alina.
Lilly había sentido algo acerca de Sally y Costin. Sabía que Lilly amaba
a Sally como a una hija, de modo que no podía imaginar que guardaría algo
para sí misma que pudiera poner a la chica en peligro. Entonces, ¿qué era lo
que la reina estaba escondiendo y por qué?
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“No puedo quitar mis ojos de ella. Sé que probablemente la estoy asfixiando, pero
no sé de qué otra manera ser. Mi preciosa Sally había considerado dejar este
mundo. Me siento como un fracaso como pareja. ¿Cómo puedo hacerle entender
que estaré a su lado sin importar lo que haya pasado? ¿Cómo hago que crea que la
necesitan, la quieren y la aman tan increíblemente, no solo yo, sino toda su
manada? ¿Cómo me aseguro de que nunca vuelva a sentirse así?”.
~ Costin
52
“Hola, mamá y papá. Este es mi esposo/compañero rumano, sexy, hombre lobo y
cantinero”, dijo ninguna chica nunca… excepto yo.
~ Sally
—Si una mujer más te pide un autógrafo y se toma una foto contigo,
voy a llamar a Jen para que se burle de ti. —Sally se rio cuando Costin rechazó
a la quinta o sexta mujer que le había preguntado si era modelo en alguna
portada de romance paranormal y bla, bla, bla, bla, bla, bla. Aterrizaron en el
Aeropuerto Internacional de Houston, que en realidad parecía un gran maldito
centro comercial con una pista, y desde el momento en que bajaron del avión,
los ojos, en su mayoría pertenecientes a mujeres, estaban fijos en su pareja. 53
—Hola, lamento molestarte, pero ¿no eras ese modelo en el libro My
Mate the Vampire? —le preguntó una mujer con un falso acento sureño que
salió mal a Costin.
Costin simplemente sonrió y sacudió la cabeza mientras decía algo en
rumano, fingiendo que no hablaba inglés. Sally gruñó por lo bajo, emitiendo
una risita de Costin en tanto la mujer se alejaba.
—¿Un vampiro? —preguntó mientras colocaba su mano en la parte baja
de su espalda para guiarla a través de la multitud.
—Deberías haberle dicho que no, que eras el modelo en el frente de la
portada del libro My Mate the Werewolf —espetó Sally, señalándose a sí misma.
Costin la golpeó en el trasero y ella tuvo que reírse por las miradas de
envidia que recibió de las mujeres que simplemente no podían quitarle los ojos
de encima. ¿Estaban envidiosas porque él la azotó?
—En serio, creo que podrías escupirme en el cabello ahora mismo y me
envidiarían. —Se burló en tanto sacaba su teléfono de su bolsillo trasero.
—No, tendrían envidia de tu cabello porque tuvo el privilegio de tener
mi escupitajo en él, que antes estaba en mi lengua. Se trata de la lengua, Sally
mía. Eso es lo que envidian.
Se mordió el labio intentando con todas sus fuerzas no reírse.
—Solo necesito que sepas que grabé lo que acabas de decir y se lo
enviaré a Jen y Jacque.
Cuando se acercaron a la recogida de equipajes, Costin le guiñó un ojo.
—Para ver esa sonrisa en ti y escuchar esa risa, lo diré por el
intercomunicador por ti.
Sally lo agarró del brazo cuando se dio la vuelta y actuó como si fuera
a cumplir su oferta.
—No, no, está bien. Estoy sonriendo. ¿Ves? —Señaló su cara.
Costin le tomó la cara entre las manos y se inclinó para que sus frentes
casi se tocaran.
—Ya veo —susurró—. Veo a la mujer más increíble que he conocido y
puedo llamarla mía. —Presionó sus labios contra los de ella y Sally sintió que
el aeropuerto y todas las miradas envidiosas se desvanecían. Todo lo que podía
sentir era a él. Una de sus manos deslizándose en su cabello a medida que la
otra se deslizaba por su costado y alrededor de su espalda, presionándola
contra su cuerpo. Sintió sus dedos bailar sobre su columna mientras trazaba 54
las marcas parecidas a tatuajes que coincidían con las suyas, marcas que solo
él tenía el privilegio de ver. Sally pasó las manos por su pecho y alrededor de
su cuello mientras se ponía de puntillas para acercarse a él. Alguien
aclarándose la garganta y parándose muy cerca de ellos finalmente la sacó de
la burbuja de Costin en la que había sido absorbida.
Sally se echó hacia atrás y se volvió en la dirección del ruido, y sus ojos
se abrieron como platos.
—Hola, mamá y papá. Jen dijo que nos reuniríamos con ustedes en
Coldspring.
«¿La burbuja de Costin? Suena pervertido», dijo su compañero a través de su
vínculo justo cuando se volvió y le tendió la mano a su padre.
—Señor Morgan, soy Costin Miklos, el esposo de Sally. —Se volvió
hacia su madre y dio un paso adelante, depositando suavemente un beso en su
mejilla—. Señora Morgan, es un placer conocerte finalmente.
Sally sonrió cuando su mamá se sonrojó. No podía culparla. El hoyuelo,
el acento, la maldita apariencia de modelo. Tendría que estar muerta para no
sonrojarse bajo la atención de Costin.
«No te estás sonrojando, y solo le hice el amor a tu boca», dijo, al mismo tiempo
que tenía una conversación con sus padres.
«No digas cosas como le hice el amor a tu boca mientras hablas con mis
padres».
«¿Por qué? ¿Crees que pueden sentir que te estoy diciendo que te hice el amor con
la boca y estoy decepcionado de que no te hayas sonrojado?»
—¿Esposo? —La mamá de Sally ya no se sonrojaba—. Entonces, ¿Jen
no estaba bromeando? ¿De verdad estás casada?
Sally asintió mientras se mordía el labio inferior.
—Lo supe cuando Costin me llamó y me pidió algo viejo y le envié el
relicario que ustedes dos se casarían en algún momento, supongo que la
realidad nunca se hundió. Supongo que te lo dio como regalo de bodas.
—Lo hice —dijo Costin—. Y me gustaría decir que tuve una excusa
increíble para casarme con su hija sin pedirles permiso —dijo Costin mientras
envolvía un brazo alrededor de la cintura de Sally y la apretaba con fuerza
contra él—. Pero no la tuve. Y, para ser justos, como dijiste, les dije que iba a
casarme con ella. Sabía que ella es mi alma gemela. En realidad no vimos una
razón para esperar una vez que ambos nos dimos cuenta de que éramos el uno
55
para el otro.
—Lamento no haberte dicho, mamá —dijo Sally en voz baja—. Quería
hacerlo, pero las cosas sucedieron tan rápido. De hecho… —Se detuvo cuando
su madre levantó una mano.
—Sally, eres una mujer adulta. Admitiré que odio el hecho de haberme
perdido la boda de mi única hija, pero supongo que viviré.
Sally se volvió hacia su padre, que parecía estar perdido en sus
pensamientos.
—¿Papá?
Miró de Costin a ella y luego de nuevo a Costin.
—¿Amas a mi Sally?
Costin la miró, sus ojos llenos con cada onza del amor que sentía por
ella.
—Sí, señor Morgan. La amo, la adoro e incluso me gusta la mayor parte
del tiempo.
Su padre asintió.
—Eso es todo lo que cualquier padre puede desear para su hija. Ser
amado, adorado y cuidado. ¿Eres feliz? —Se volvió hacia Sally y sonrió.
—Lo soy. —Y en cierto modo, ella era feliz. No había necesidad de
vomitar emocionalmente su equipaje sobre sus padres en este momento.
—En cuanto a por qué estamos aquí —intervino su madre—. Pensamos
que el viaje sería un buen momento para hablar y conocer a Costin —dijo,
envolviendo su brazo con el de Sally y guiando a su hija hacia la salida.
Sally miró por encima del hombro para ver a Costin y su padre
recuperando el equipaje de una cinta transportadora giratoria. Su compañero
la miró y le guiñó un ojo. Maldito guiño, compañero caliente.
Mientras subían al auto, el cambio de horario y el vuelo de trece horas
comenzaron a afectar a Sally. Salieron de Rumania a las tres de la tarde, pero
eso significaba que eran las siete de la mañana en Texas. Con el cambio de
hora, retrocedieron ocho horas, por lo que, aunque era un vuelo de trece horas,
cuando llegaron a Texas, solo eran las ocho de la noche. Pero para el cuerpo
de Sally, eran las seis de la mañana del día siguiente, y había dormido muy
poco. Iba a ser difícil permanecer despierta.
El viaje a casa fue un poco más de una hora, y Sally no tenía dudas de 56
que sus padres iban a usar cada minuto para interrogar a su pareja, no es que
pudiera culparlos. No era como si lo hubieran conocido antes de que ella se
casara con él. Y él era mayor que ella. Y se casaron literalmente menos de un
año después de conocerse. Entonces, tal vez tenían una pequeña cantidad de
razones para sospechar de él y sus intenciones. Solo piensa si supieran que es un
hombre lobo. Resopló para sí misma. Se preguntó si su papá hubiera querido
que él se sentara al frente si hubiera sabido esa pequeña información.
—¿Qué haces, Costin? —preguntó su papá mientras salía del
estacionamiento del aeropuerto.
«No te atrevas a decirlo», siseó Sally a través de su vínculo antes de que él
pudiera hablar, lo que provocó que su pareja se riera. Se recuperó disfrazando
la risa de tos. Tal vez permanecer despierta no iba a ser demasiado difícil
después de todo, si eso significaba evitar que su compañero les diera respuestas
ridículas a sus padres.
—Soy dueño de un bar —respondió finalmente Costin.
Sally observó el rostro de su padre mientras procesaba la información.
—¿Un bar?
Costin asintió, y ella pudo sentir su orgullo por ser dueño de su propio
negocio y ser un muy buen cantinero.
—Probablemente no sea el tipo de bar en el que estás pensando —
explicó Costin.
—Entonces… ¿es un bar familiar? —preguntó su mamá, siempre
intentando darles un giro positivo a las cosas.
Sally no pudo evitar reírse.
—Oigan, es un bar, no un club de striptease, ni un garito, ni un lugar
para moteros —les aseguró—. Costin lo mantiene como un establecimiento
respetable.
—Con la ayuda de su increíble hija —agregó.
«¿Pescando puntos brownie?», bromeó.
«Tu papá se ve un poco horrorizado, y no sé si las marcas en mi cuello me están
dando algún punto».
Sus padres pensarían que Costin tenía un tatuaje grande y oscuro en él,
ya que no tenían idea de que era un ser sobrenatural y las marcas en realidad
significaban algo.
57
—¿Tus padres están en Rumania? —preguntó su madre. Sally sintió su
pena inmediatamente.
—Mis padres ya no viven.
—Oh. —Su madre se acercó y le dio unas palmaditas en el hombro—.
Lo siento mucho. Eres tan joven para haberlos perdido.
—Sí, hablando de eso, ¿cuántos años tienes exactamente? —preguntó
su padre.
«Sí, Costin, por favor diles exactamente cuántos años tienes».
«Estás disfrutando demasiado de esto», dijo con un suspiro mental.
—Tengo veinticuatro años —respondió—. Aunque con tantas horas
como trabajo, se siente más como sesenta y cuatro.
Sally tosió para ocultar su propia risa. Sus padres iban a pensar que
ambos tenían algún tipo de condición que causaba movimientos espasmódicos
esporádicos.
—¿Alguna vez has estado casado antes?
—¡Papá! —gimió Sally. Tiene veinticuatro años, no cuarenta y cuatro.
Su padre se encogió de hombros.
—La gente está casada y divorciada a los veinticuatro en estos días.
¿Qué hay de hijos? ¿Tienes hijos con otras mamás de bebés?
Sally se golpeó la cara con la mano. ¿Su papá en serio acaba de decir
mamás de bebés?
—Mamá, haz que se detenga, por favor.
Su mamá se rio.
—Chris, eso no es algo que Cost…
Costin la interrumpió.
—Su hija es en realidad la única mujer con la que he compartido el lecho
matrimonial, y eso solo sucedió después de que nos casamos.
Él. No. Lo. Hizo. Sally sabía que su rostro tenía todos los matices de
rojo en la rueda de colores.
—¿En serio? —La voz de su padre se elevó con admiración—. ¿Virgen
a los veinticuatro?
58
Podía sentir el deleite de Costin por su vergüenza.
—Pero Sally me ha corrompido por completo.
—¡Deténganse! —casi gritó—. Ustedes dos… —señaló entre su padre y
Costin sentados en los asientos delanteros—, no deberían estar discutiendo
camas matrimoniales o la virginidad de Costin o que yo lo corrompa. En serio,
papá.
—En realidad —dijo Costin lentamente—, hubo un momento en la
historia en el que el estado de la virginidad de una mujer era de conocimiento
público.
—¡NO! —Sally levantó las manos y sacudió la cabeza—. Ni se te ocurra
ir allí. Solo para.
Su madre no fue de ninguna ayuda, riéndose como una maldita
colegiala. Sally la fulminó con la mirada y Cindy Morgan simplemente se
encogió de hombros y articuló: Me gusta.
—Si se habla más de sexo, doncellas o cosas por el estilo, me arrojaré
físicamente del vehículo.
«Qué dramática, Sally mía», murmuró en su mente.
«¿Doncella, Costin? ¿En serio?»
«No te avergüences, dulzura. No es un secreto que el tuyo definitivamente no está
intacto».
«Te voy a asfixiar mientras duermes. Solo haciéndote saber con anticipación para
que no te sorprenda».
Se rio a carcajadas y su padre lo miró de soslayo.
—Lo siento, solo pensé en una buena broma.
—Oh, me encanta una buena broma. Por favor, comparte —dijo su
padre, sonando muy parecido al nerd que era.
El resto del viaje en automóvil lo pasó con su padre y Costin
intercambiando chistes cursis. Los de Costin solían ser chistes de bar, y los de
su padre eran chistes de nerd. Costin los encontró hilarantes.
Su madre se inclinó con una sonrisa astuta.
—Es hermoso, tiene una gran personalidad y es ambicioso. ¿Qué está
mal con él? Ningún hombre es tan perfecto —susurró su madre. 59
Sally sonrió.
—Bueno… —comenzó ella.
«Sally», advirtió la voz de Costin.
—Es mandón. Es posesivo. Es un poco pegajoso. Dice cosas
inapropiadas solo para verme sonrojar…
—Ella adora todas esas cualidades, señora Morgan —interrumpió
Costin—. Justo ayer me estaba diciendo que le encantaba cuando le ordené…
Sally saltó hacia delante y le tapó la boca con la mano.
«Si alguna vez quieres volver allí, no termines esa frase. Así que ayúdame, Costin,
me pondré como Jen en tu trasero con hoyuelos».
«Mi trasero no tiene hoyuelos, hermosa».
«No es el punto, mi amor».
—Ustedes dos son demasiado lindos —dijo su madre con una sonrisa
radiante.
Bueno, al menos sus padres no querían empacarlo y enviarlo de regreso.
Eso era algo, ¿verdad?
Cindy Morgan observó cómo Costin ayudaba a su hija a bajar del auto.
Observó cómo sus ojos se iluminaban cuando aterrizaban en Sally y cómo sus
manos casi siempre la tocaban de alguna manera. Todo tenía sentido ahora
que el hechizo se había levantado. Cuando las niñas originalmente se fueron
a Rumania, Alina Lupei había usado algún tipo de magia de manada en ellos
para convencer a sus padres de que todo era normal. Luego, meses después,
una mujer llamada Peri se acercó a ellos y usó magia con ellos nuevamente.
Hace cuatro meses, la magia que Peri había usado para distorsionar sus
creencias con respecto a la ubicación de su hija y lo que estaba haciendo, se
rompió. Con un poco de indagación en los pocos libros de historia que aún
tenía de su propia clase, Cindy obtuvo las respuestas que necesitaba. Ella y
Chris se dieron cuenta de que Sally les estaba ocultando muchas cosas, pero
ella era una mujer adulta y podía tomar sus propias decisiones. Cindy no pudo 60
evitar arrepentirse de no haberle dicho la verdad a Sally. Entonces no habría
tenido que huir a Rumania con un grupo de hombres lobo sin decirles a sus
padres lo que estaba pasando.
Por el aspecto de las cosas, Sally tenía un compañero hombre lobo, lo
que significaba que solo podía ser una de dos cosas: una sanadora o un lobo,
y como Cindy sabía que su hija no era un lobo, Sally había sido elegida para
ser una sanadora gitana. Era un honor increíble pero, al mismo tiempo,
también una carga enorme. Podía admitir que parte de ella deseaba que Sally
no se hubiera encontrado a sí misma como parte de la comunidad
sobrenatural, pero, entonces, las probabilidades estaban en su contra. Su
familia estaba inmersa en lazos sobrenaturales, y era solo cuestión de tiempo
antes de que se eligiera a uno en la línea familiar de Cindy.
—¿Mamá? —La voz de Sally llamó su atención—. ¿Estás bien?
Cindy sonrió.
—Lo estoy. Y parece que tú también estás bastante bien.
Su hija sonrió, pero faltaba una luz en sus ojos. Cindy vio más allá de
la máscara que Sally había estado intentando usar y vio la tristeza que
intentaba abrumarla. No le haría ninguna pregunta frente a su pareja, pero
muy pronto, Cindy descubriría lo que había sucedido hace cuatro meses que
rompió el hechizo y puso esa mirada angustiada en los ojos de su hija. Ella no
creía que fuera Costin. Estaba completamente enamorado de Sally. Pero si por
alguna razón inimaginable fue el hombre lobo quien lastimó a Sally, Cindy no
dudaría en hacer estofado de lobo y darlo como regalo en el refugio de
animales local.
Sally rezó a la Gran Luna para que lo que estaba viendo no fuera real.
Seguramente la presencia de Costin en su sueño simplemente era parte de la
pesadilla. Seguramente, su compañero no estaba usando el vínculo para ver en
su mente. Sintió que su yo de ensueño golpeó el suelo y cerró los ojos. No
quería ver nada. No quería escuchar nada ni saber nada. Ni siquiera quería
existir. No de esta forma.
¿Cuántas veces puede romperse un corazón antes de ser destruido 66
completamente? No estaba segura de que su corazón pudiera aguantar más.
Estaba cansada. Las cosas habían estado tan bien desde que se había
despertado y Costin había tomado la iniciativa de sacarla de las profundidades
de la desesperación de su mente, pero debería haber sabido que no ganaría la
batalla tan fácilmente. De hecho, no había batalla. Ganar una batalla
significaba sangre, sudor y lágrimas. Significaba vidas perdidas y heridas
sufridas. Al final, uno solo podía esperar que la victoria valiera todo el
sacrificio que requería. ¿Esta victoria valdría la pena si pudiera ganar? Si eso
significaba tener a Costin y Titus en su vida, entonces sí, lo haría. Simplemente
no sabía cómo defenderse. No había espada que pudiera destruir los recuerdos
que vivían en su mente. No había escudo que pudiera bloquear sus golpes. Se
sentía como un ciervo en un campo abierto. No había cobertura y el animal
asustado estaba rodeado de cazadores, con sus armas apuntando directamente
hacia ella. Cualquier movimiento podría ser letal. Pero quedarse quieta
definitivamente sería fatal.
—Sally, abre los ojos.
Sacudió la cabeza ante la petición de Costin. No quería pararse en una
habitación, incluso si todo estaba sucediendo en una maldita pesadilla, donde
ella estaba en la cama con otro hombre mientras Costin estaba ahí de pie y
observaba. Solo pensar en eso la hizo querer vomitar.
—Despierta y abre los ojos —ordenó nuevamente—. No me hagas
arrojarte agua en la cara. Lo haré, especialmente porque significaría sábanas
mojadas en tu cuerpo muy desnudo. Ahora despierta Sally, mía.
Los ojos de Sally se abrieron de golpe y, alabado sea, no estaba en una
habitación oscura llena de ruidos que la hacían querer vomitar. Estaba en una
habitación oscura, pero era una habitación que le daba consuelo, no miedo y
confusión. Giró la cabeza para mirar a su compañero que la estaba observando
atentamente. Estaba apoyado en un codo, y su frente se dibuja hacia abajo en
una V. Levantó la mano y alisó la mirada preocupada.
—Lo siento —le dijo—. En un minuto, abordaré el hecho de que nunca
me echarás agua en la cama por ningún motivo, en ningún momento. Pero
primero necesito abordar la pesadilla.
Costin presionó un dedo contra sus labios.
—No necesitas abordarlo, hermosa. Fue una pesadilla. Todos tenemos
cosas en nuestras vidas que nos dan pesadillas. Tengo mi propia parte justa.
Lamento haber invadido tus pensamientos, pero estabas asustada y solo
necesitaba arreglarlo. Supongo que no lo hice.
—Estoy despierta —señaló. 67
—Aún estás aterrorizada de que te deje, que no te quiera si sé
demasiado. Hasta que ya no creas eso, entonces no te he ayudado.
—Costin, no necesito que arregles esto —dijo Sally después de varios
minutos de solo mirarlo. Ella estaba intentando organizar las palabras en su
mente en algún tipo de orden para que tuvieran sentido—. Solo necesito que
estés conmigo en medio de esto. ¿Tiene sentido?
Él pasó el dedo por su mejilla y le dedicó una pequeña sonrisa torcida.
—Lo hace, pero eso no me hace querer arreglarlo menos.
Suspiró y se tumbó de espaldas. Sally sintió frío sin él cernido sobre ella,
aunque la idea de eso la hiciera sonar como una debilucha. Se inclinó sobre el
costado de la cama y agarró una camisa de Costin y se la puso. Ya se sentía
demasiado vulnerable, y estar desnuda no ayudaba. Por alguna razón, la
camisa de Costin se sentía como una armadura para ella, lo cual era una
tontería ya que una armadura era dura y realmente protegida, y la ropa era
suave y tal vez ni siquiera te salvaría de un rasguño en el concreto. Se pellizcó
el puente de la nariz mientras se recostaba. Y ahora está pensando en las
cualidades protectoras de las prendas.
—Sally, qué mierda —gruñó para sí misma.
Costin se rio entre dientes.
—Me gusta cuando hablas contigo misma. Es adorable.
—¿Acabas de decir adorable?
Se encogió de hombros.
—¿Y qué si lo hice?
—Entonces eres un barman hombre lobo ardiente con un hoyuelo sexy
que habla como un idiota. —Sally se rio cuando fingió sentirse ofendido—.
¿Costin?
—Sí, ¿Sally mía?
—Gracias por… bueno… por quedarte. —Sus palabras se detuvieron, y
no estaba segura si tenían sentido una vez que salieron de su boca. A veces las
cosas que parecían claras en su cabeza salían tan claras como el barro.
—No tienes que agradecerme por el honor de ser tu verdadero
compañero. —Rodó hasta que estuvo sobre ella nuevamente. Sus anchos
hombros desnudos bloquearon el resto de la habitación, y su rostro
inhumanamente atractivo estaba a centímetros del suyo. La cautivó como
siempre lo había hecho—. ¿Crees que puedes volver a dormir?
68
Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y tiró de él hacia abajo
hasta que su cabeza descansó justo sobre su corazón. Sus brazos la rodearon,
y el peso de él apoyándose en ella debería haber sido sofocante, pero en cambio
se sintió protegida y segura.
—Si me abrazas así, entonces sí, creo que puedo.
—¿No soy demasiado pesado? —preguntó, pero no hizo un movimiento
para liberarla.
—En este momento, eres todo lo que me mantiene unida. Así que, no,
Costin, definitivamente no eres demasiado pesado.
Levantó la cabeza, presionó los labios contra su cuello y luego se recostó
sobre ella. Sally cerró los ojos y dejó escapar un suspiro lento. Mientras
exhalaba, sintió que la opresión en su pecho comenzó a disiparse, y el pánico
allí disminuyó lentamente. Esta vez, cuando se durmió, no hubo sueños.
Chris frunció el ceño a su esposa.
—¿Estás segura?
Cindy asintió.
—¿Cómo lo sabes?
—Me contactaron hace cuatro días.
Sus ojos se entrecerraron.
—¿Por qué me estás diciendo solo ahora?
—Porque no sabía que ella iba a volver a casa. No quería decir nada en
voz alta, dando poder a las posibilidades, a menos que fuera absolutamente
necesario. Pero ahora está aquí, y definitivamente hay algo que no está bien
con ella. —Cindy comenzó a caminar a medida que hablaba—. Chris, se ve
atormentada. Nuestra dulce y gentil Sally tiene los ojos de un espectro. Hay
una oscuridad en ellos. Algo sombrío la ha tocado.
—Entonces ha venido al lugar correcto. Jen tenía razón al enviarla a
casa —dijo.
—Lo estaba, pero Jen no sabe lo que soy. La envió a su casa porque 69
sabía que Sally necesitaba a su familia. —Suspiró y dejó de pasearse—. Solo
estoy agradecida de que haya venido. Si no lo hubiera…
Cindy se detuvo antes de decir algo en voz alta de lo que no pudiera
retractarse. Chris siempre había admirado eso de su esposa. Ella entendía lo
poderosas que eran las palabras y tenía cuidado de cómo las usaba y con qué
fin.
—Se levantará pronto. —Chris miró su reloj—. ¿Quieres contarles
juntos o quieres pasar un rato de madre/hija?
—Creo que esto debe ser algo de lo que hablemos solas. Puede hablar
con su compañero al respecto después de haberlo procesado. Entonces puede
proceder de la forma en que se sienta mejor.
Se puso de pie y le dio un beso en la frente.
—Ella va a estar bien.
Cindy asintió.
—Lo estará. Me aseguraré de eso. Sally, mi increíble hija, va a estar
mejor que bien.
Cindy terminó de vestirse después de que Chris salió de la habitación
para comenzar a preparar el desayuno. Estaba cansada y no había dormido
bien. Estaba inquieta, y sabía que era por Sally y la magia del collar que llevaba
su hija.
Cindy respiró hondo y expulsó toda la energía negativa que se había
acumulado dentro de ella.
Sally la necesitaba. Lo que sea que la chica hubiera pasado, o aún estaba
pasando, era lo suficientemente malo como para haber dejado una gran
cantidad de seres poderosos y mágicos para volver a casa con su familia, a
quienes creían que eran humanos. Era hora de que Sally supiera la verdad.
Cindy se lo debía a su hija. La mujer cuadró los hombros y se dio un empujón
mental para salir de su habitación.
Todos estaban reunidos alrededor de la mesa comiendo el desayuno que
Chris les había preparado cuando Cindy finalmente reunió el coraje. 70
—Sally, me preguntaba si podíamos tener un día de chicas.
Sally asintió.
—Eso sería genial. —Se volvió hacia Costin y entrecerró los ojos sobre
él—. Un día de chicas significa que te quedas aquí.
Costin sonrió inocentemente.
—No me atrevería a invadir un día de chicas.
Cindy se rio entre dientes.
—Por alguna razón, no le creo.
Sally apuntó su tenedor hacia ella.
—La primera regla general cuando se trata con Costin, es precavido
cuando se trata de tomar sus palabras al pie de la letra.
—Auch, hermosa —dijo Costin, poniendo su mano sobre su corazón—
. Dale un giro final y solo acaba conmigo.
—No quiero acabar contigo, solo que estés lo suficientemente débil
como para que no puedas mandonearme —replicó Sally.
Chris estaba sacudiendo su cabeza hacia ellos.
—Puedo decir que has estado mucho tiempo con Jennifer.
Sally sonrió.
—Me ayudó a refinar mi Jen interior.
—Por supuesto que sí —se quejó Chris.
Cindy se levantó y comenzó a recoger los platos vacíos.
—Sally, nos iremos en diez minutos —llamó sobre su hombro. Estaba
cada vez más ansiosa. Ya era hora de que despejara el aire, y Cindy estaba
lista para despojarse de la carga de sus secretos.
Después de lavar los platos y limpiar las encimeras ya limpias, se frotó
las manos y se obligó a dejar de hacer tiempo.
—Hagámoslo.
71
Sally frotó su rostro contra el pecho de Costin mientras él la abrazaba.
Parte de ella en realidad quería simplemente arrastrarse en su regazo y no
moverse. Nunca. Pero eso simplemente no era una posibilidad. Lo soltó y se
volvió para abrir la puerta del auto de su madre. Costin apartó su brazo y abrió
la puerta para ella.
—¿Acaso me han roto los brazos? —le preguntó con una sonrisa.
—Aún no. —El comentario afilado fue una broma, y podía decir que
Costin lo tomó de esa manera, pero la emoción detrás de ello no fue alegre. Se
sintió vengativo. No le gustaba decir algo así y no querer decirlo de una
manera completamente juguetona. No estaba en ella ser insolente sin razón, y
sin embargo, lo había sido.
—Oye. —Costin colocó un dedo debajo de su barbilla y levantó su cara
para mirarlo—. Está bien, Sally mía. Vas a estar bien. Estaré contigo todo el
día. Pero respetaré tu privacidad y no escucharé. Solo necesito sentirte.
Necesito esa conexión.
—Está bien —le dijo, sin siquiera abordar el comentario de todo va a estar
bien, vas a estar bien.
Costin se inclinó y presionó un beso suave en sus labios y luego dio un
paso atrás para que ella pudiera subir al auto. Cerró la puerta y lo saludó con
la mano cuando su madre salió del camino de entrada.
Condujeron en silencio. Su madre parecía tan perdida en sus
pensamientos como Sally. Se preguntó qué podría molestar tanto a Cindy
Morgan para que no intentara aliviar la incomodidad del momento como
siempre era propensa a hacer. Normalmente, Sally haría lo mismo, pero ahora
tenía miedo de vomitar emocionalmente sobre su madre y sonar loca al mismo
tiempo. Explicarle a su madre que su esposo era un hombre lobo no estaba en
la parte superior de su lista de deseos.
No fue hasta que su madre salió a un camino de tierra que Sally pudo
dejar de caminar penosamente a través de sus pensamientos oscuros. Se sentó
erguida y miró a su alrededor. Estaban rodeadas de bosque, bueno, tanto
bosque como se podía tener al sur de Texas.
—Um, mamá, ¿qué estamos haciendo aquí? —preguntó.
Su madre no respondió hasta que se detuvo del todo con el automóvil
completamente rodeado de árboles. Espera, Sally miró detrás de ellos. ¿De
dónde demonios habían venido estos árboles? No estaban aquí hace un
momento. ¿Seguía soñando? Eso debe ser. Estaba soñando y solo pensó que
72
se había despertado esa mañana.
—Sally, voy a explicarte todo. ¿Podrías venir conmigo? —Su madre
abrió la puerta y salió del auto. Se movía con una gracia delicada que le era
familiar a Sally, pero solo porque había estado viviendo con seres
sobrenaturales durante tanto tiempo. Soñando o no, tenía que saber lo que
estaba pasando. Era mejor que vivir en su propia vida desastrosa.
Salió del auto y siguió a su madre, que estaba a varios metros de
distancia. Cindy estaba parada frente a un árbol que se estaba haciendo más
grande ante sus propios ojos.
—Mamá, ¿qué rayos? —dijo Sally lentamente a medida que sus ojos se
abrían del todo, y su boca caía. El tronco del árbol comenzó a partirse hasta
que hubo una abertura lo suficientemente grande como para que una persona
pudiera atravesarla.
—Sé que estás confundida, pero necesito que confíes en mí.
—Dijo la bruja malvada que le entregó a Blancanieves la manzana
envenenada —murmuró Sally por lo bajo mientras caminaba hacia su madre,
que ahora se encontraba dentro del tronco. Sally entró en el árbol enorme y
sintió una calidez sobre ella. Su piel hormigueó, y una sensación de rectitud
fluyó a través de ella.
«¿Sally?» La voz preocupada de Costin llenó su mente.
«Nop. No puedo hablar. Estoy en un árbol, y la recepción es mala». Cerró su
extremo del vínculo para que Costin solo pudiera sentir sus emociones pero
no entrar en sus pensamientos. Definitivamente tendría algo que decir sobre
eso más tarde.
Dio unos pasos y volvió a emerger entre los árboles, pero ciertamente
no estaba en el mismo bosque que antes.
—Estamos en otro reino, ¿no? —preguntó.
Su madre asintió.
—¿Cómo sabes de esas cosas?
—De eso es de lo que necesito hablar contigo —respondió Cindy. Se
volvió y comenzó a caminar de nuevo. Apareció una cabaña pequeña,
aparentemente de la nada.
—Está bien, ahora sé que aún estoy dormida —dijo Sally—. Tengo que
estarlo.
73
—No estás soñando —le aseguró su madre.
Cuando su madre abrió la puerta de la cabaña pequeña, miró por
encima del hombro a Sally.
—En serio lamento haber esperado tanto para decirte esto. Espero que
entiendas por qué lo hice.
Sally siguió a su madre a la casa y cerró la puerta detrás de ella. El
interior era cálido y acogedor. No había nada mágico al respecto. Solo era una
casa con muebles, una cocina, una reina hechicera, un conjunto de escaleras.
Su cabeza se congeló, y luego se movió lentamente hacia la derecha de las
escaleras.
Allí, sentada en un cómodo sillón reclinable, estaba Lilly Pierce, esposa
del rey hechicero. Sin embargo, solo era una humana, no una hechicera. Al
menos, Sally pensó que simplemente era humana. También había pensado que
su madre era tan ajena cuando se trataba del mundo sobrenatural como un
pato ciego y sordo. Mira cómo le había resultado eso.
—¿Señora P? —preguntó tontamente.
—Hola Sally —saludó Lilly con una sonrisa que Sally conocía
demasiado bien—. Y no, no estás dormida.
—Gracias por aclarar eso. Ahora, ¿qué diablos haces aquí? ¿Cómo estás
aquí? ¿Por qué estás aquí? ¿Jacque sabe que estás aquí? Y de todos modos,
¿dónde es aquí?
—Sally, reduce la velocidad —dijo su madre mientras le indicaba que
se sentara en el sofá.
Ella lo hizo, pero fue más desplomarse que sentarse, como si algo
pesado hubiera aterrizado sobre sus hombros.
—Sabes que fui adoptada —comenzó Lilly.
Sally asintió.
—Nunca conocí a mis padres biológicos ni siquiera mi verdadero
apellido. Siempre fui diferente, pero no lo entendí hasta que me di cuenta de
que nadie más podía hacer lo que yo podía hacer. No fue hasta que el padre
de Jacque entró en mi vida que comprendí que existía un mundo sobrenatural
y que podría ser parte de él de alguna manera. ¿Entiendes hasta ahora?
Ella asintió nuevamente. 74
—Desde que conocí a Cypher y me mudé al reino de los hechiceros, he
tenido acceso a registros, registros sobrenaturales. Fue en esos registros que
encontré las respuestas a las preguntas que he tenido durante tanto tiempo.
¿Quién soy de verdad? ¿Qué soy? ¿Hay alguien más como yo? Peri pensó que
simplemente era una vidente, y sí, lo soy, pero soy más que eso. Verás, en esos
registros encontré dos nombres que son importantes para mí, Lillianna Nyx y
Cindira Nyx, de dos clanes de sprites del bosque. Parece que estas dos sprites
desaparecieron hace mucho tiempo.
Sally miró a su madre.
—Nicks es tu apellido de soltera.
—Lo es, pero escrito de manera humana. Me ha permitido un vínculo
sentimental con mi vida anterior —explicó su madre.
—Sabía que era el apellido de soltera de tu madre —continuó Lilly—.
Así que, hice lo que cualquier persona cuerda haría y llamé a tu madre para
preguntarle si era una sprite.
Sally no pudo evitar sonreír.
—Eso no suena como lo que haría cualquier persona cuerda.
—Me sentí un poco incómoda —coincidió Lilly—. Dejaré que tu madre
se haga cargo de la historia desde aquí.
—Confirmé la sospecha de Lilly sobre mí y ella —dijo Cindy.
—¿Eso significa que estoy relacionada de alguna manera con Jacque?
—preguntó Sally—. ¿Ya que ambas eran Nicks o lo que sea?
Lilly sonrió, pero negó con la cabeza.
—Según tengo entendido de lo que leí, los dos clanes tienen apellidos
diferentes, aunque no todos están relacionados. Así que, si bien nuestros dos
apellidos eran Nyx, es solo porque somos del mismo clan.
La madre de Sally continuó.
—Sabía desde que la conocí quién y qué era ella. Pero supuse, como yo,
que simplemente estaba intentando tener una vida normal lejos de los peligros
del mundo sobrenatural.
—¿Cómo te resultó eso? —preguntó Sally mientras cruzaba los brazos
sobre el pecho y se recostaba en el sofá.
—Tan bien como funcionó para tu madre —dijo Lilly. 75
—Sally, soy una sprite del bosque. Y esas son palabras que en realidad
nunca quise decirte, porque como estoy segura de que sabes bien, el mundo
sobrenatural es increíblemente peligroso.
Los ojos de Sally se volvieron hacia Lilly. Las palabras “como estoy
segura de que sabes bien” haciendo que su corazón latiera más rápido.
—¿Le dijiste?
Lilly sacudió la cabeza.
—No lo hice. No pensé que fuera mi lugar compartir con ella tu historia.
Sally dejó escapar un suspiro.
—Gracias.
—Parece que, sin importar mi deseo e intento de esconderte, de todos
modos el mundo sobrenatural te ha encontrado. Por supuesto, no lo sabía
hasta hace unos cuatro meses, cuando se rompió la magia que tu amiga fae
nos lanzó. Entonces pude pensar en lo que había sucedido. Quiero decir, te
fuiste a Rumania con gente que apenas conocíamos, y habíamos estado bien
con eso. Obviamente, nunca habríamos dejado que eso sucediera en nuestras
mentes cuerdas. Para mí estaba claro que nos habían hechizado. —Cindy
sacudió la cabeza como si se estuviera regañando a sí misma—. Desde que se
rompió el hechizo, he debatido contactarte muchas veces, pero tu padre y yo
decidimos permanecer en silencio. No quería arriesgarme a llamar la atención
de la Orden, lo que podría centrar su atención en ti.
—Demasiado tarde para eso —murmuró Sally.
Los ojos de su madre se abrieron por completo.
—¿La Orden sabe de ti? ¿Saben que eres una sanadora gitana?
—Podría decirse.
Lilly resopló.
—Sally, encierra a tu Jen interior y únete a la conversación de adultas.
—Auch, señora P —dijo Sally, pero luego asintió—. Primero terminen
y luego les contaré todo sobre mi feliz experiencia con la Orden.
Su madre la miró con sorpresa y miedo en los ojos, pero finalmente
comenzó a hablar otra vez.
—Hay diferentes tipos de sprites. Lilly es una sprite vidente. Hay sprites
elementales, sprites mentalistas, sprites luminosos y sprites sanadores. Soy una 76
sprite sanadora, aunque no he usado mi habilidad en décadas. Como estoy
segura de que has aprendido, la magia deja una marca y no quería compartir
la mía con nadie. Ahora estamos en el reino de los sprites, y esta es la casa que
ocupé antes de mudarme al reino humano de forma permanente. Mientras
estemos aquí, la Orden no podrá detectarnos, por eso te traje aquí para contarte
todo esto.
—¿Cuántos años tienes?
—Soy mayor de lo que parezco, aunque no recuerdo el número exacto.
Mi mejor conjetura es alrededor de ciento setenta. Y antes de preguntar, en el
ámbito humano, puedo envejecer como lo hace un humano si no uso mi
magia.
Sally parpadeó varias veces a medida que intentaba entender lo que su
madre le estaba diciendo.
No se conmovía porque toda la cosa de los sprites. A estas alturas ya sabía
que existían todo tipo de criaturas sobrenaturales además de los hombres lobo
y los fae. ¿Pero el hecho de que su madre era sobrenatural? Algo ciertamente
difícil de digerir.
—¿Qué hay de papá? —preguntó de repente.
—Es humano, aunque sabemos que el ADN de sanadora gitana en tu
sangre vino de él. El relicario que de alguna manera quedó al cuidado de mi
familia en realidad pertenece a su familia. De hecho, el relicario es cómo
casualmente nos conocimos. Lo llevaba puesto, y él lo reconoció como el de
sus viejas fotos familiares. El resto, como dicen, es historia.
Sally podía sentir la preocupación de Costin por ella viniendo fuerte y
claro a través de su vínculo, y sabía que era porque sus propias emociones
probablemente estaban en coro con las de él. Sin abrir mucho más el vínculo,
intentó enviarle sentimientos tranquilizadores de que estaba bien, aunque eso
no era estrictamente la verdad.
—¿Jacque lo sabe? —preguntó a Lilly.
—Aún no. Pero pronto lo hará.
—Sally, he compartido mis secretos contigo —dijo su madre—. En
serio, no quería lastimarte. Solo quería mantenerte a salvo. Ahora, necesito
que me digas por qué hay oscuridad dentro de ti, una sanadora gitana, nacida
de la luz y la bondad.
Sally sintió que su estómago se revolvía. Definitivamente no quería tener
esta conversación. Tomó una respiración profunda y empezó a contar a su 77
madre la historia de cómo se enamoró de un hombre lobo, se casó con él, luchó
contra brujas, hechiceros, duendecillos y vampiros incluso, adoptó un niño
con su esposo hombre lobo, fue secuestrada, le borraron la memoria, engañó
a su compañero mientras estaba bajo la influencia de un fuerte hechizo fae, y
estaba contemplando el suicidio solo veinticuatro horas antes. Cuando
terminó, sintió como si hubiera sido pisoteada por una manada de jabalíes.
Estaba exhausta, abrumada y unida por un hilo delgado.
«Es suficiente. Regresa a mí». Sintió el poder que Costin usó para derribar
las paredes forzándose a sí mismo en su mente.
«Creo que casi hemos terminado. Solo estoy abrumada, Costin. De lo contrario,
estoy bien».
«También eres un mentirosa jodidamente terrible. Ven a casa o iré a por ti».
Lo haría. No tenía dudas de que la encontraría usando el vínculo. Era
hora de terminar las cosas antes de que la caballería desacertada, una de un
solo hombre lobo, entrara a la carga.
«Estaré en casa mucho antes de que me encuentres. A menos que hayas
descubierto una forma de saltar instantáneamente al reino de los sprites».
«¿Qué?» Su confusión casi podría haber sido divertida si no hubiera
estado tan severamente agotada.
«No importa, te lo explicaré cuando regrese».
Su madre se sentó a su lado en el sofá y se giró para mirar a Sally
ligeramente.
—¿Tengo un nieto? —preguntó, su voz llena del asombro que Sally
había escuchado en Alina y Lilly la primera vez que se enteraron de sus
propios nietos.
—Sí, y él es increíble.
La sonrisa de su madre fue enorme, lo que pareció tan contradictorio
para su situación actual.
—Su nombre es Titus —dijo Sally. Parecía tan orgullosa, como si
hubiera sido la persona brillante de nombrarlo así.
—¡No puedo esperar para conocerlo! —La sonrisa de su madre se
redujo un poco cuando sus ojos se encontraron con los de Sally—. ¿Estarías
bien conmigo si echo un vistazo? —preguntó mientras levantaba su mano
hacia la frente de Sally. 78
Sally frunció el ceño.
—¿Puedes mirar dentro de la mente de alguien?
—Solo otro sprite, y tú eres medio sprite.
—Santos bebés gitanos sprites —susurró. Ni siquiera había considerado
ese pequeño detalle.
—¿Por qué no? Todos los demás han estado hurgando allí últimamente.
—Esto no debería doler —dijo su madre a medida que colocaba su
mano sobre la frente de Sally.
—Últimas palabras famosas, mamá —respondió Sally sarcásticamente
y cerró los ojos.
“La verdadera oscuridad es la ausencia total de luz. Es un refugio seguro para el
mal donde los secretos pueden infectarse y crecer. Es un distorsionador de la
realidad, impidiendo que mi creación vea lo que está justo delante de ellos. Los
deja sintiéndose desamparados y sin esperanza, sin alegría. Las cosas que
permanecen en la oscuridad se marchitan y mueren, ya que se necesita luz para
crecer y cambiar”.
~ La Gran Luna
Iba a matarlos. Eso era todo lo que había que decir al respecto. Tan
pronto como Cindy puso sus manos sobre la cabeza de su hija y profundizó en
su mente, los recuerdos se estrellaron contra ella y sellaron el destino de
aquellos que habían lastimado a su preciosa Sally. Aún la estaban lastimando.
79
La Orden había hecho que Sally pensara que Chris y ella estaban muertos,
obligando a la chica a enfrentar la pérdida prematura de sus padres. La habían
despojado de su identidad. Se la habían llevado de su alma gemela y de su hijo
recién adoptado. Era imperdonable. La pena por tales transgresiones, en su
opinión como madre, debía ser ensartados y luego quemado vivos. ¿Estaba
sedienta de sangre? Absolutamente.
Podía sentir la angustia y confusión de Sally. Quería seguir adelante con
su vida, pero algo la frenaba. Algo en su pasado falso se lo estaba
obstaculizando.
Cindy luchó para no apartar su mano cuando la oscuridad se alzó para
encontrarse con su propia luz. Se burló de ella en una danza sensual
embrujada, intentando envolverse a su alrededor. Pero Cindy no era una joven
sanadora inexperta usando su magia. Era una sprite experimentada. Aunque
su especie no era tan poderosa como la mayoría, era algo especial para su
especie. Mientras más luchó con la oscuridad, más comenzó a reconocer que
no solo era la mente de Sally lidiando con los eventos horribles que había
sufrido. Era más que eso. Esta oscuridad había sido colocada allí a propósito.
«No pueden tenerla», le dijo Cindy.
«Llegas tarde, sprite. Ya es nuestra».
La oscuridad estaba aumentando en poder y, cualquier cosa que la
alimentara, estaba suprimiendo la luz natural de Sally que emanaba de todas
las sanadoras gitanas. Alguien en la Orden le había hecho esto. La magia que
habían usado para llevarse sus recuerdos no fue el único hechizo que habían
lanzado. Deben haber plantado este segundo hechizo como una especie de
plan de respaldo a prueba de fallas sobrenatural que se activaría si se frustraban
sus esfuerzos. Cindy ahora reconocía la magia. Debería haberla reconocido de
inmediato, considerando que sus propios padres fueron alguna vez miembros
de la Orden. No le había dicho esto a Sally, y esperaba no tener que hacerlo
nunca.
Cindy dijo algunas palabras en el idioma de su gente, proyectando su
poder curativo sobre la mente de su hija. Pero sin importar lo mucho que lo
intentara, Cindy no pudo hacer que la oscuridad retrocediera. Tendría que
buscar ayuda. Esto significaba que iba a tener que hablar con la reina de los
sprites del clan del bosque. Y considerando que no había hablado con ninguno
de ellos en casi un siglo, Cindy no estaba segura de qué tan bien sería recibida.
Apartó su mano de la mente de Sally e intentó mantener su expresión
en blanco. 80
No sabía cuánto entendía Sally sobre lo que estaba sucediendo dentro
de ella, pero su hija estaba claramente al final de su cuerda. Lo que Cindy
había encontrado era increíblemente serio, y la aterrorizaba.
Y tan asustada como estaba Sally en su estado mental actual, compartir
esta información con ella podría empujar a la chica al límite.
—Tomará más poder del que poseo para curarte. Voy a necesitar ayuda.
—¿Curarme? —Sally frunció el ceño—. ¿Dañaron algo en mi mente
cuando me despojaron de mis recuerdos?
Cindy se estremeció ante la verdad a medias que estaba a punto de decir.
—Algo así.
—Bueno, ¿es algo así o es eso? —preguntó Sally.
Cindy suspiró.
—Me temo que es difícil decir exactamente qué es lo que te está
afectando. La magia mental es muy complicada, como estoy segura de que lo
sabes.
—Entonces, ¿quién puede ayudar?
—Los sprites luminosos. Llevan una luz dentro de ellos que es similar a
la tuya —explicó.
—¿Pueden sanar? —preguntó Sally.
Cindy vaciló y dejó escapar un suspiro fuerte.
—En cierto modo.
—¿Por qué siento que estás jugando “mira cuán tonta es mi hija” con
tus respuestas?
—Sally, sé que no eres tonta. Pero a veces, cuanto menos sepas sobre el
mundo sobrenatural, mejor. —Cindy sabía que era una excusa débil, pero
tenía que intentar algo, y esperar que Sally simplemente lo dejara pasar.
Sally pareció perdida en sus pensamientos por un momento, y luego su
cuerpo se puso rígido.
—Mi compañero está un poco molesto, y viene a buscarme.
Lilly se echó a reír. Sally la fulminó con la mirada.
—Esto no es gracioso. Ya sabes cómo son los Canis lupus.
Lilly levantó las manos.
81
—Oye, no me gruñas. Sabes que es divertido cuando Decebel se
convierte en un cavernícola con Jen y cuando Fane lo hace con Jacque.
—¿Un poco posesivo y sobreprotector? —supuso Cindy.
—Esa es una subestimación —dijeron Lilly y Sally al mismo tiempo.
—Será mejor que regresemos al auto. Si llega aquí y no puede
encontrarme, se volverá súper desquiciado.
—¿Eso es algo? —preguntó Cindy.
—Hoy lo es —bromeó Sally.
Lilly se paró al mismo tiempo que Cindy y Sally y la atrajo para
abrazarla.
—Tengo que volver con mi compañero. No le diré nada a Jacque hasta
que vuelvas a casa. Creo que deberíamos contarle todo al mismo tiempo.
—Va a estar enojada contigo —señaló Sally.
Lilly puso los ojos en blanco.
—No por mucho tiempo. Fane seguro hará algo para molestarla más, y
me libraré del problema.
Sally se rio tan fuerte que incluso resopló.
—Es divertido porque es verdad —dijo entre risas. Cuando Lilly se
volvió y caminó hacia una pared, y luego a través de ella, dejó de reír.
La cabeza de Sally giró de un lado a otro entre Cindy y la pared.
—¿Qué acaba de suceder?
—No otra vez —dijo Sally apretando los dientes. Sabía que estaba
soñando, y eso la enfureció aún más porque no tenía la capacidad de detenerlo.
—Siempre estaré aquí, ojos marrones. —La voz de Jericho hizo que su
cabeza girara tan rápido que casi se cayó, si su yo de ensueño podía caerse.
Estaba sentado al borde de la cama. Estaba sin camisa, pero, gracias a
su mente subconsciente, llevaba pantalones.
—Estás muerto —gruñó—. No eres real. Mi compañero te hizo
pedazos.
Los labios de Jericho se levantaron en una sonrisa perezosa.
—Tal vez, pero tú me mantienes con vida.
Sacudió su cabeza.
—No. Estás muerto para mí. Muerto en todos los sentidos.
—Entonces, ¿por qué no puedes dejar de pensar en mí? Me extrañas,
¿no? No tienes que hacerlo. Puedes venir a la cama conmigo y dejar que te
abrace, dejar que te ame.
Sally se esforzó por no vomitar. Vomitar en un sueño era casi tan
asqueroso como vomitar en la realidad.
El infierno se congelaría y Jen besaría el trasero de Decebel antes de que
Sally se metiera en la cama con Jericho. Ni siquiera en un sueño.
—Ojos marrones —canturreó el apodo, que ahora estaba contaminado 93
para ella—. Mira tu muñeca, nena. Me extrañas tanto que incluso finges que
fue el brazalete lo que te hizo entregarte a mí.
Sally miró su brazo. Efectivamente, el maldito brazalete que le había
regalado estaba allí. Lo empujó furiosamente, intentando quitarse la cosa
ofensiva de la muñeca, pero no se movió.
—¡No me entregué a ti, estúpida bolsa de pulgas! Tomaste lo que no era
tuyo. Tú… tú… tienes la culpa.
—No lo recuerdo así. ¿Debería recordártelo? Recuerdo que dijiste mi
nombre, haciendo sonidos que me volvieron loco. Recuerdo que te divertiste
bastante. —Parecía presumido, y quiso golpear esa altivez con un bate de
ladrillo.
—Desearía que Costin pudiera destrozarte otra vez —dijo mientras
caían lágrimas de enojo.
—Pero no puede, Sally. Soy tuyo, seguro y protegido en tu mente
preciosa. Nunca te librarás de mí. Te hiciste una conmigo. Ese es un vínculo
inquebrantable. Eres mía, ojos marrones, y yo soy tuyo.
—¡NO! —gritó a todo pulmón. Tenía las manos apretadas en puños a
los costados, y sacudió la cabeza con fuerza, como si eso hiciera la palabra
más certera—. No, no, soy de Costin.
—Primero eres mía, niña.
Los ojos de Sally se abrieron de golpe, y cayó aliviada de rodillas.
—Gran Luna. —Exhaló el nombre como una oración. Sally inclinó la
cabeza y sus hombros se sacudieron a medida que su cuerpo respondía a la
adrenalina filtrándose en su sistema.
—Sally, ¿cuál es la verdad? Debes comparar las cosas que te confunden
con lo que sabes que es verdad.
—Pero es verdad que hacer el amor con alguien es convertirse en uno
con ellos —sollozó como un niño roto.
—¿Te entregaste a Jericho, el impostor, libremente?
—Siento como si lo hubiera hecho.
—Sally, la verdad. No más mentiras. ¿Te entregaste a él a sabiendas, y
por propia voluntad? 94
—No —respondió y deseó poder decirlo con más convicción.
—No lo hiciste. Él tomó lo que no era suyo. No fuiste una sola carne
con él porque tu espíritu y tu cuerpo no estuvieron realmente dispuestos a
unirse a él. Ahora escúchame, Sally Miklos. Tienes que mantenerte firme. No
puedes creer las mentiras que el mal quiere que creas. Enciende la luz en la
oscuridad, y revela el engaño que se ha plantado en tu mente.
—Gran Luna —dijo Sally—, no puedo hacer esto sin ti.
—Tienes razón.
—¿Estarás conmigo? ¿Con Costin y conmigo?
—Lo haré. Mantente firme contra los planes y mentiras del enemigo.
No dejaré que te tengan. Porque tú eres mi hija. Y tu tiempo en esta tierra no
ha terminado. —Sally sintió que su calidez fluyó sobre ella—. Sally, paz y
tranquilidad. Descansa esta noche.
No hubo más pesadillas. Simplemente durmió. Un sueño profundo y
reparador.
“No hay mayor batalla que las que enfrentamos en nuestras propias mentes. Ser tu
propio peor enemigo, ser incapaz de escapar, retirarte o rendirte, es una forma de
infierno. Pero cuando salimos victoriosos al ganar esa batalla, al negarnos a
inclinarnos ante las mentiras que nos atormentan, no hay mayor victoria”.
~ Sally
—Ha pasado mucho tiempo desde que nos has visitado, Cindira —dijo
la reina de los sprites del bosque con una voz sorprendentemente cálida.
—Pido disculpas por no haber venido antes —dijo Cindy mientras
inclinaba la cabeza hacia la reina de su gente.
—Admitiré que me decepcioné cuando te fuiste. Pero, bueno, todos
95
hacemos cosas extrañas en nombre del amor. ¿Cómo están tu compañero
humano y tu descendencia?
—Mi esposo está bien, gracias por preguntar. Sin embargo, mi hija es la
razón por la que he venido. Está lejos de estar bien y necesita mucha ayuda.
He venido a hacerte una petición y pedirte que permitas que cualquier sprite
luminoso dispuesto a ayudar lo haga.
—Eres una sanadora, y para nuestra especie, bastante poderosa. ¿Por
qué necesitas los luminosos? —preguntó la reina mientras apoyaba los codos
en los brazos de su silla y juntaba las manos debajo de la barbilla.
—Sally está más allá de mi capacidad de ayudar. Necesita la luz de los
sprites luminosos. La Orden la atacó. Lo que le hicieron es enfermo, y su
magia aún está afectando su mente. Es oscuro, más oscuro que nunca. Lo
intenté, pero no pude expulsarla. Te suplicaré si debo hacerlo. Por favor,
ayúdame.
—La Orden —la voz de la reina sonó helada cuando habló—. ¿Han
salido de su agujero?
—Parece que sí —respondió Cindy—. Están en marcha, ganándose más
seguidores. Ya me lo han preguntado.
—Y tú te negaste.
No era una pregunta, pero de todos modos respondió.
—Por supuesto. Moriría antes de trabajar con ellos.
—¿Por qué quieren a tu hija?
—Mi reina, es una sanadora gitana. Una poderosa. Y está relacionada
conmigo. Mi conjetura es que esperaban usarla contra mí para que acceda.
Pero subestimaron el impulso de su manada para rescatarla y el poder de
quienes cuidan de Sally.
—¿Manada?
—Es la compañera de un Canis lupus.
—Y ahora está de vuelta con su manada, ¿a salvo? —preguntó.
Cindy asintió.
—Regresó, pero no sé qué tan a salvo está. La oscuridad en ella es como
un parásito. Debe ser extirpada.
—Permitiré que los luminosos ayuden. Pero me gustaría conocer a tu
hija. Después de todo, es mitad sprite.
96
Cindy volvió a inclinar la cabeza y dejó escapar un suspiro de alivio.
—Gracias mi reina.
—Enviaré un aviso a los luminosos y pediré a cualquiera que esté
dispuesto a ayudar que venga dentro de una hora.
Exactamente una hora después, Cindy estaba de pie en el pasillo de la
reina, rodeada por doce sprites luminosas hembras.
Una sprite que Cindy reconoció dio un paso adelante, y Cindy sonrió.
—Diedre, es tan bueno verte. —Diedre envolvió sus brazos alrededor
de Cindy y la abrazó cálidamente.
—Hermana, te has ido por mucho tiempo. Te damos de nuevo la
bienvenida.
Cindy dio un paso atrás e hizo contacto visual con las demás.
—Me fui hace mucho tiempo. Desafortunadamente, regreso ahora en
circunstancias extremas. Necesito su ayuda.
—La reina dijo que tu hija está en problemas —dijo Diedre.
—Así es. Hay magia oscura afectando su mente. Mi curación no es
suficiente. Necesita luz. ¿Estarían todas dispuestas a compartir la suya?
Todas asintieron, pero Diedre habló por ellas.
—Lo haremos. Sin embargo, debo sugerir que esperemos tres días hasta
la luna llena. Nuestra magia es más poderosa esa noche. Bien podríamos darle
todo lo que tenemos la primera vez con la esperanza de que no tenga que haber
una segunda.
Cindy asintió.
—Estoy de acuerdo. Entonces, regresaré en tres días. Mi reina. —Se
giró hacia la reina del bosque que estaba sentada tranquilamente mirándolas—
. ¿Puedo traer a mi esposo y al compañero de mi hija a tu palacio?
—Sí, por supuesto. Espero conocerlos. Ve en paz, Cindira. Te veremos
en tres días.
97
Pasaron dos días sin incidentes, y Sally sintió como si deberían hacer
una fiesta o marcar la ocasión de alguna manera. Nadie estaba en una batalla,
nadie fue asesinado, por lo que ella sabía, Jen no estaba desnudándose en
público, y ni siquiera había tenido pesadillas. Las cosas eran tan pacíficas
como lo habían sido antes de que supiera que existían los hombres lobo. Su
madre y ella se habían sentado y hablado sobre Titus durante la mayor parte
de esos dos días. Costin ofreciendo intermitentemente cómo su hijo haría que
la hija de Jen babeara y que el hijo de Jacque se sintiera inadecuado.
—No puedo creer que también tengan hijos —suspiró su madre. Era
temprano por la noche el día antes de que fueran al reino de los sprites y los
cuatro estaban descansando en la sala después de haber comido tacos.
—Jen es una gran madre —admitió Sally—. Quiero decir, está bastante
loca, pero es una madre realmente genial.
—¿Y Jacque? —preguntó su papá.
—También es una gran madre, pero Jacque es más natural. Jen es
menos June Cleaver y más Jessica Rabbit.
—Parece que deberías ser demasiado joven para conocer esas
referencias —se rio Costin.
—Amigo, veo televisión —dijo Sally sarcásticamente, empujándolo con
el pie—. En realidad no puedes ser demasiado joven para saber nada en estos
días. Todo lo que tienes que hacer es buscarlo en YouTube o ver si está en
Netflix.
—Eso es cierto —coincidió su padre—. Hace un tiempo, cuando algo
pasaba de moda en la televisión desaparecía en el cosmos, ahora solo se
almacena en Internet.
—Bueno, en mi época, esa cosa del Internet habría sido subir a una red
real —dijo Cindy con una sonrisa.
Sally gimió.
—¿Demasiado pronto? —Cindy se rio entre dientes.
—Solo es extraño —dijo Sally—. Pero bueno, estoy casada con un
hombre lobo y tengo un hijo adoptivo que aún no sabe lo que somos, así que
supongo que en realidad no lo es.
—Solo tienes que aceptar las cosas como son, pequeña —dijo su
padre—. Si no le sigues el juego, te dejarán inconsciente y luego solo pensarás
en todas las cosas divertidas que te perderás. Ah, este es un buen programa —
agregó rápidamente mientras detenía lo que Sally había considerado como una
98
búsqueda distraída. El programa que había llamado la atención de su padre
sucedía en el canal de historia y no era algo que mantuviera su mente lo
suficientemente distraída.
Sally no podía dejar de pensar en su inminente viaje al reino de los
sprites y la cosa extraña de exorcismo que iban a hacer. Bueno, al menos así
era como se refería a eso en su cabeza.
—No es un exorcismo, hermosa —dijo Costin con una sonrisa.
—¿Qué? —preguntó su madre, volviéndose para mirarla desde donde
ella y su padre estaban sentados en el sofá.
—Mi compañera cree que mañana le harán un exorcismo —dijo Costin
distraídamente, su atención aún en la televisión.
—Sally.
Intentó gemir cuando la voz de su madre adquirió el tono tan familiar
de por-qué-demonios-pensarías-eso.
—¿Por qué demonios pensarías eso? —preguntó su madre.
—Y ahí está, amigos —murmuró en voz baja.
Costin se echó a reír cuando su atención finalmente abandonó la
televisión.
—Tú lo dijiste —dijo levantando la mano para chocar los cinco.
—He escuchado mi nombre en ese tono de voz durante mucho tiempo,
muchas veces —admitió Sally.
Cindy entrecerró los ojos hacia su hija.
—Deja de intentar evitar responderme. ¿Por qué crees que van a hacerte
un exorcismo?
—Porque hay algo en mi cabeza que tiene que salir. Por lo tanto,
exorcismo. —Sally se encogió de hombros.
Su madre hizo un gesto a su padre y de repente la televisión estaba
apagada, y sus padres se enfrentaban a ella y a Costin.
—Siento que las cosas se pusieron serias, realmente rápido —murmuró
Costin.
—Serias como una intervención —susurró Sally prácticamente.
Su padre les dirigió una mirada extraña y luego sacudió la cabeza, y una 99
sonrisa pequeña apareció en sus labios.
—Ustedes dos fueron hechos el uno para el otro.
Costin le palmeó el muslo.
—Ves, te lo dije.
—Sally, al principio no quería decírtelo, pero creo que necesito hacerlo.
No quiero que salgamos mañana contigo pensando que hay un demonio o
algo dentro de ti —dijo su madre, ignorando a su padre y Costin.
—¿Decirme qué? —Su interior se apretó. Las cosas pasaron de serias
como una intervención a serias como un infarto.
—Cuando miré dentro de tu mente, encontré una forma de magia
oscura.
—¿Disculpa qué? —dijo sentándose más erguida. Olvídate del infarto,
las cosas acababan de llegar a serias como un Armagedón. ¿Había magia
oscura en su cabeza? ¿Por qué su madre no podía decir: “Encontré
pensamientos felices y unicornios en tu cabeza”?
—Lo que sea que le hizo la Orden a tu mente cuando alteraron tus
recuerdos, dejaron algo. No estoy completamente segura de qué es, así que lo
llamo seguro a prueba de fallas, un hechizo que se activaría si su plan no tenía
éxito. Has estado luchando constantemente con esa oscuridad dentro de tu
mente. No solo son recuerdos. No creo que el hechizo esté necesariamente
causando todos los malos pensamientos, pero sí creo que los magnifica
enormemente y los agrega donde puede. Sabremos más cuando los sprites
luminosos puedan verlo. Desterrar la oscuridad es su especialidad, de modo
que están muy familiarizados con las diversas formas de magia oscura.
—Tenía razón. Es un exorcismo —dijo Sally, casi para sí misma.
—No —la voz de su madre fue firme—. Piensa en ello más como una
limpieza. Todo se ensucia, ¿verdad? Y así, todo necesita una buena limpieza
de vez en cuando.
«Yo me ensucio. ¿Quieres limpiarme?» La voz sensual de Costin llenó su
mente.
Sally se echó a reír, aunque en serio intentó no hacerlo.
—¿Quiero saber? —preguntó su papá.
Sally sacudió la cabeza mientras intentaba controlarse. Solo su
compañero podía ayudar a reducir el drama una muesca o cinco. Se giró para
mirarlo.
100
—Gracias.
—Cuando quieras, Sally mía. Para eso estoy aquí. Bueno… —se
encogió de hombros y sonrió con aire de suficiencia—, eso y ser tu juguetito.
Le dio unas palmaditas en la pierna.
—Eso eres, chico hoyuelo. Eso eres.
Sus padres se pusieron de pie, ambos sonriéndoles pero luciendo muy
cansados.
—Una cosa más antes dar por terminada esta noche —dijo su padre—.
Ese relicario. —Señaló su cuello—. Encontré un diario de mi… bueno…
digamos que muchas bisabuelas atrás. Mencionaba el relicario. Sabemos que
siempre estuvo bajo el cuidado de una sanadora gitana, y fue bendecido por la
Gran Luna. Pero el diario no mencionó qué poder contenía, solo que de
alguna manera siempre terminaba con alguna sanadora pareciendo
necesitarlo.
Sally presionó su mano sobre el relicario.
—Entonces, supongo que es importante que lo tenga.
—Eso parece. Se suponía que terminarías con él. ¿Quién sabe? Quizás
mañana sea una ayuda. —Su padre se acercó y se inclinó. Presionó un beso en
su frente y le dio unas palmaditas a Costin en el hombro—. Descansen un poco
esta noche. Mañana seguramente será agotador.
—Buenas noches, Sally —dijo su madre lanzándole un beso—. Costin,
asegúrate de llevarla a la cama a una hora decente.
—No se preocupe, señora C. —Costin le guiñó un ojo—. Soy bueno
para llevar a tu hija a la cama.
Sally lo golpeó con un cojín en la cara cuando su madre se cubrió los
oídos y comenzó a cantar. Su padre solo se rio y sacó a su madre de la
habitación.
—¿En serio? —preguntó ella, volviendo su mirada entrecerrada hacia
él.
—¿Qué? —dijo, luciendo completamente inocente—. Es un hecho. Soy
bueno llevándote a la cama. Ustedes son los pervertidos que lo llevaron a un
nivel sexual.
—Como si no lo quisieras decir de esa manera —desafió. 101
—Nunca —jadeó, presionando su mano contra su pecho y abriendo
mucho los ojos—. ¿Cómo te atreves?
Sally resopló.
—Está bien, no vuelvas a hacer eso. Nunca.
—¿Demasiado?
Puso los ojos en blanco y luego se levantó.
—Vamos, tengo algo que mostrarte.
Costin se puso de pie de un salto y se frotó las manos.
—Bien, eso es lo que me gusta escuchar de mi mujer.
Se rio cuando él la levantó y la arrojó sobre su hombro, subiendo las
escaleras de dos en dos.
—¿Estás tan ansioso por leer un pedazo de papel?
Se detuvo justo afuera de su puerta.
—¿Papel?
—¡Ugh! Costin, bájame. Tu hombro está aplastando mi diafragma.
—¿Qué quieres decir con un papel? —preguntó, sonando como un niño
triste—. ¿No algo de tiempo sexy? —dijo mientras la deslizaba por su cuerpo
hasta que sus pies se plantaron en el suelo.
Ella sacudió su cabeza.
—Nop. Es momento de algo de tiempo para una relación saludable. —
Sally abrió la puerta de su habitación y entró, intentando no reírse ante la
expresión de su compañero.
—Pero tiempo para una relación saludable puede conducir a tiempo
sexy, ¿cierto? —Cerró la puerta detrás de él y pasó la cerradura en su lugar.
Sally tomó un diario de la mesita de noche y se sentó en la cama. Ella
lo miró y palmeó el lugar a su lado.
—No estoy diciendo que lo descarte ni nada así.
Su sonrisa volvió cuando se sentó a su lado.
—Toma. —Le entregó el diario—. Pasa a la página con el clip en el
borde.
Costin lo pasó a la página, y sus ojos comenzaron a moverse de un lado
a otro del papel. Una sonrisa lenta comenzó a formarse en sus labios sensuales.
102
—¿Cuándo hiciste esto?
Se obligó a no sonrojarse mientras hablaba.
—Anoche mientras me bañaba.
Se rio entre dientes.
—Así que eso es lo que te tomó tanto tiempo. —Le tendió el diario—.
Entonces, continúa. Vamos a escucharlo.
Los ojos de Sally se abrieron del todo a medida que su boca caía.
—¿Q-quieres que lo lea en voz alta? —Eso sonaba como la peor idea
que hubiera escuchado.
—Por supuesto —respondió y comenzó a recorrer su espalda con un
dedo mientras se recostaba de lado, apoyado sobre un codo—. Necesitamos
poder hablar sobre estas cosas y comunicar nuestras necesidades.
Ella resopló.
—Estoy comunicándolas, en este papel. —Le tendió el diario, y lo
sacudió como si él no supiera a qué papel se refería.
—¿Y si me quedo ciego y no puedo leer?
—Aprenderé a escribir en braille —contestó secamente.
—¿Y si me quemaran las yemas de todos los dedos y no pudiera sentir
nada?
—Depende. ¿Soy yo quien te quemó todas las yemas de los dedos? —
preguntó ella y luego se echó a reír ante la expresión de horror en su rostro—.
¿Qué? ¿De qué otra manera te quemarías las yemas de los dedos? Espera. —
Levantó la mano a medida que la risa continuaba saliendo de ella—. Ya sé,
las quemaste accidentalmente porque eres ciego, y Jen te dijo que quitaras las
migajas de la estufa y lo hiciste.
La mirada de horror desapareció, solo para ser reemplazada por una
mirada que hacía obvio que estaba cuestionando su inteligencia.
—Eso fue patético.
—Tienes razón. Bastante patético. Y probablemente te cansaste mucho
solo escuchando lo patético que fue y ahora quieres dormir. —Comenzó a
levantarse, pero Costin enganchó un mechón de su cabello y la mantuvo en su
lugar. 103
—Lee, Sally mía.
Dejó escapar un gruñido bajo.
—Bien. —Después de aclararse la garganta cuatro veces más,
finalmente comenzó a leer—. Me pediste que escribiera cosas que necesitaba
de ti. Aquí va. Necesito que me sonrías, especialmente cuando no tienes ganas
de sonreír, así que sé que no he hecho algo mal. Necesito que pases tus dedos
por mi cabello, así no tendré la tentación de cortarlo. Necesito que me digas
cuándo estoy siendo malcriada para que pueda parar porque quiero que quieras
estar cerca de mí, no solo tener que estarlo. Necesito que me abraces cuando
lloro. Odio llorar, y si me abrazas no me sentiré como una debilucha. Necesito
que me susurres cosas dulces cuando me hagas el amor. Necesito que te rías
conmigo y me hagas saber que crees que valgo la pena. A veces necesito que
me pidas que camine contigo porque me hace sentir que disfrutas estar
conmigo. Necesito que estés interesado, aunque solo sea el tiempo suficiente
para estar orgulloso de mí, en las cosas que me interesan y me va bien.
Necesito escuchar tus alabanzas. No sé si crees que he hecho un buen trabajo
si no me lo dices. Necesito que me digas que no cuando sabes que no es lo
mejor para mí o nuestra familia. Necesito que me digas que sí cuando algo es
mejor, incluso si será difícil para nosotros. Necesito que quieras mi opinión y
que te importe lo que tengo que decir. Sobre todo, te necesito: tu atención, tus
palabras, tu tiempo, tu afecto, tu ternura, tu alegría, tu compromiso y tu
fidelidad. —Cuando terminó, se quedó mirando el papel, incapaz de mirar la
cara de Costin.
—Gracias —dijo después de varios minutos de silencio—. Saber lo que
necesitas me ayuda a saber cómo puedo asegurarme de que sientas mi amor.
—¿Qué hay de ti? —Lo escuchó moverse y se giró para mirarlo. Sacó
un papel doblado de su bolsillo—. ¿Ya hiciste el tuyo?
Él sonrió.
—Yo también me baño.
Sally se rio.
—Estoy totalmente segura de que escribiste el tuyo en la bañera.
—Silencio mujer y escucha mis necesidades —le dijo juguetonamente—
. Necesito que me frotes los pies.
Las cejas de Sally se alzaron.
—¿En serio?
—Shh. —Se llevó un dedo a los labios—. No he terminado.
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Hizo un gesto con la mano.
—Por supuesto, continúa.
—Necesito que tomes mi mano cuando me siento a tu lado. Necesito
que te rías de mis bromas. Necesito que me respetes. Necesito que te interesen
las cosas que me interesan. Necesito que luches conmigo.
Abrió la boca para decir algo, pero esta vez, Costin puso su dedo sobre
su boca.
—Necesito que me digas que sí. Necesito que me desees. Necesito que
uses ropa sexy en la cama. O bueno, desnuda también funciona.
Puso toda su mano sobre su boca, lo que la hizo querer reír.
—Necesito que sepas que siempre puedes decirme lo que necesitas de
mí. Y necesito saber que tengo la misma libertad contigo.
Cuando finalmente dejó caer su mano, se sentó y acunó su rostro.
—Te amo, Sally mía. Y haré todo lo posible para satisfacer tus
necesidades. Cuando no lo haga, entonces, seguro, revienta mis pelotas por
eso.
—Jen es más fanática de reventar las pelotas. Solo te empujaré con el
dedo del pie. En tu pierna, no en tus pelotas.
Su risa resonó y ella se unió a él, y se sintió tan bien reírse con él.
Sentirse viva, aunque en el fondo de su mente podía sentir la oscuridad
burlándose de ella, diciéndole que no duraría. En ese momento, iba a agarrar
la luz que encontraba en su amor y se aferraría a ella.
—¿Puedo empujarte? ¿Cuándo te necesite?
—¿Eso es lo que está sucediendo en este momento? —preguntó Sally
con una sonrisa—. ¿Me estás empujando?
—Eso es exactamente lo que es, hermosa. Relájate y déjame darte lo
que ambos necesitamos.
Ella se rio.
—¿Y qué es eso exactamente?
—Menos ropa.
Sally no sabía lo que iba a pasarle al día siguiente. No sabía si los sprites
luminosos freirían su cerebro con su luz, haciéndolo salir por sus oídos, o si se
convertiría en un demonio andante, pero lo que sí sabía, en este momento, en
105
su antiguo dormitorio, era que tenía a su compañero y que quería amarla. Y
no iba a dejar pasar ese momento con él.
“De vez en cuando, tenemos estos momentos en la vida cuando sabemos
exactamente lo que se supone que debemos hacer. Es como cada pequeña cosa:
nuestra respiración, nuestros movimientos, nuestros pensamientos y acciones, todo,
simplemente tiene sentido. Estamos donde se supone que debemos estar, haciendo
exactamente lo que se supone que debemos hacer, con exactamente con quién se
supone que debemos hacerlo”.
~ Costin
Grey Wolves:
1. Prince of Wolves 13. The Burning Claw
2. Blood Rites 14. Forgotten Silence
3. Just One Drop 15. Resounding Silence
4. Out of the Dark 16. Tears of the Moon
5. Beyond the Veil 17. Alpha Rising
6. Fate and Fury 18. The Warlock Queen
7. Sacrifice of Love 19. A Grey Wolves
8. Sacred Silence Holiday
9. Resounding Silence 20. The Wolves Descend
10. Luna of Mine 21. The Hunt Begins
11. Piercing Silence 22. Reign of Blood
12. Den of Sorrows
LizC
LizC y Lyla
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LizC
Bruja_Luna_
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