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Sinopsis _____________________________________________________________ 4
Uno_________________________________________________________________ 5
Dos ________________________________________________________________ 15
Tres ________________________________________________________________ 33
Cuatro _____________________________________________________________ 43
Cinco ______________________________________________________________ 53
Seis ________________________________________________________________ 66
Siete _______________________________________________________________ 79
Ocho _______________________________________________________________ 95
Nueve _____________________________________________________________ 106
3
Diez ______________________________________________________________ 118
Próximo Libro ______________________________________________________ 126
Sobre la Autora _____________________________________________________ 127
Créditos ___________________________________________________________ 128
Asquerosa. Repugnante. Basura indigna. Los mismos pensamientos
siguen dando vueltas en la mente de Sally. Está rota y nadie puede arreglarla…
ni sus amigos, por más que lo intenten, ni su hermoso compañero.
Había pensado cuando Costin la rescató de las garras de Jericho, rompió
el hechizo que el hombre lobo renegado le había lanzado, y dejó al perro tirado
en pedazos ensangrentados en el piso de un bar de Ocean Side, que algún día
podría encontrar algo de paz. Quizás, con el tiempo, podría olvidar las cosas
horribles que había hecho. Quizás podría olvidar cómo había traicionado a su
único compañero verdadero.
Ahora, varias semanas después, los recuerdos y las pesadillas solo se
han vuelto más fuertes. Sin que Sally lo supiera, aunque el brazalete mágico
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que borró sus recuerdos fue destruido, el dispositivo mágico depositó algo
siniestro en la mente de la chica. Ahora, en un último esfuerzo por encontrar
algún tipo de curación, Sally será enviada a su ciudad natal: Coldspring, TX.
Poco sabe ella que allí le esperan sorpresas que sacudirán los cimientos de todo
lo que ha conocido.
¿Serán estas revelaciones nuevas la clave para erradicar la oscuridad que
ha echado raíces en la sanadora? ¿O los secretos que se descubren serán
demasiado para que Sally los cargue?

The Grey Wolves #10.5


“¿Cuándo se vino abajo todo? Sigo intentando averiguar cuándo las cosas pasaron
de sol y arcoíris a aguas residuales y nidos de ratas. Sin importar lo mucho que lo
intente, no puedo precisar el momento exacto en el que ya no estaba parada en
tierra firme. De repente, simplemente se había ido, y estaba cayendo. Aún estoy
cayendo. Una parte de mí quiere tocar fondo, pero otra parte espera no hacerlo
nunca porque tengo miedo de lo que tendré que enfrentar cuando llegue allí”.
~ Sally

Muerte. Un tema que la gente evita a toda costa. Nadie quiere morir,
por supuesto, pero la gente se siente incómoda simplemente discutiéndolo.
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Odiamos darnos cuenta de que esta vida es temporal. Ninguno de nosotros
quiere pensar en el dolor que puede venir antes de la muerte o el dolor que
otros sentirán una vez que nos hayamos ido. Es más fácil fingir que el dolor
de la muerte solo llega a otras personas.
Entonces, ¿qué decía de Sally que la muerte parecía un tema
bienvenido? De hecho, no podía pensar en nada mejor que cerrar los ojos por
última vez y no tener que abrirlos nunca más. Dejar atrás su cuerpo profanado,
dejar de estar atrapada en una mente que continuaba recordando cosas que
anhelaba olvidar, dejar de ser una carga para los que amaba tan
desesperadamente, parecía la solución perfecta.
Pero solo había un problema. Su muerte también le quitaría la vida a
Costin debido al vínculo verdadero de pareja. También destruiría a Jacque,
Jen, y los propios padres de Sally, y dejaría a Titus sin sus padres, nada menos
que por segunda vez. Estaba lo suficientemente cuerda como para admitir que
terminar con su vida sería una salida egoísta. Podría decirse a sí misma todo
el día que sería una bendición para aquellos que constantemente se
preocupaban por ella, pero, en verdad, sería solo para ella escapar del dolor.
Sally suspiró mientras se recostaba contra la barandilla de la glorieta. El
jardín interior de la mansión de la manada rumana se había convertido en una
especie de refugio. Era el lugar al que se retiraba cuando se sentía abrumada,
que era prácticamente todos los días, todo el día. Había pasado una semana
desde que la encontraron en Ocean Side y se reunió con su pareja y su familia,
una semana desde que recuperó su memoria incluso cuando su vida se
derrumbó al mismo tiempo. Habían sido apenas siete días, pero se sentían
como meses. Estaba exhausta. Luchaba para pasar cada minuto del día. No
había descanso, ni cuando se sentaba, sin hacer nada, ni cuando dormía, ni
cuando se mantenía ocupada con la esperanza de mantener los pensamientos
a raya. Se sentía como una bomba de relojería: en cualquier momento, su
tiempo se acabaría. ¿Cuántas personas serían daños colaterales cuando
finalmente explotara? ¿O simplemente implosionaría y se llevaría toda su
angustia y miseria con ella, dejando a aquellos a quienes amaba relativamente
ilesos?
—No puedo hacer esto —susurró, agradecida de que nadie la escuchara.
El muro en su mente, que mantenía firmemente en su lugar, impedía que
Costin escuchara sus pensamientos. Se asustaría si supiera que ella estaba
pensando así. No, estaría más que asustado si supiera lo que pasaba en su
cabeza. La tendría encadenada a su lado y nunca la perdería de vista… no es
que alguna vez la dejara voluntariamente fuera de su vista como estaba. A
regañadientes le daba algo de privacidad cuando ella insistía, pero nunca se 6
hallaba más allá de la puerta de cualquier habitación que ella ocupara.
Costin la miraba con una intensidad que muchos habrían encontrado
desconcertante y espeluznante. Pero Sally sabía por qué lo hacía. El vínculo
de pareja único que tenían los verdaderos compañeros le daba una entrada que
nadie más tenía. Y por eso supo que él entendía la desolación que la llenaba,
sin importar cuánto intentara ocultarlo. Darse cuenta de eso solo empeoraba
las cosas porque, no solo Sally estaba siendo acosada por recuerdos que la
estaban matando lentamente, Costin también estaba sufriendo. Lo estaba
lastimando y se sentía impotente para parar.
Sally sintió que se le cortó el aliento cuando dejó que el lazo se abriera
ligeramente. El amor abrumador y la preocupación que sintió derramarse
sobre ella fueron mucho más de lo que se merecía. Cerró el lazo rápidamente
antes de que él pudiera sentir su angustia y repugnancia. Estaba sucia,
contaminada e indigna de su afecto.
—Tramposa —escuchó la oscuridad susurrar en su mente—. Infiel,
adúltera —siseó como una serpiente.
Palabras, todas ciertas, que la describían ahora, aunque no eran
adjetivos con los que hubiera imaginado que alguna vez la asociarían. Después
de todo, ¿quién crece pensando “algún día engañaré a mi cónyuge”, como si
el hecho fuera algo inevitable y debería aceptarse? Había crecido en una
familia con padres que se amaban. No eran demasiado cariñosos, pero
cualquiera podía ver la adoración en los ojos de sus padres cuando se miraban.
Le habían enseñado que para que una relación funcione, debe haber confianza,
sacrificio, respeto y amor. Siempre le habían dicho que el amor era una
elección, no una emoción quisquillosa en la que entrabas y salías.
Sus padres le habían dado una base sólida sobre la cual apoyarse con
respecto al éxito relacional. Pero no la habían preparado para saber qué hacer
si su mente se borraba sobrenaturalmente. No había un manual de
instrucciones para navegar por los problemas.
Eso venía con ser lanzada a una vida que no era real y perseguida por
un hombre que no era su alma gemela. No había ningún libro titulado
Aventuras Sobrenaturales para Tontos. ¿Dónde estaban las instrucciones sobre
cómo lidiar con esos dilemas? ¿Dónde estaban los libros de autoayuda, los
grupos de consejería, las pastillas para ayudarla a sobrellevar el dolor que venía
de olvidar por completo al hombre que tenía la otra mitad de su alma y
entregar su cuerpo a otro?
Sally lo sintió antes de que abriera la puerta y entrara en su santuario.
Sus ojos color avellana se encontraron con los de ella y le sostuvieron la mirada 7
con una confianza que envidiaba ahora más que nunca. Acechó hacia ella con
un propósito en cada paso. Sus movimientos eran calculados, pausados y
elegantes. Era, sencillamente, impresionante.
—Es tarde, Sally mía — retumbó su voz profunda. Le tendió la mano—
. Ya he acostado a Titus. Ven a la cama.
Su estómago se apretó con culpa cuando escuchó el nombre de su hijo
adoptivo. Debería haber estado allí para darle las buenas noches. Aún era muy
nueva en todo el asunto de las madres y apestaba a lo grande.
—Entiende más de lo que te das cuenta —dijo Costin como si no
estuviera manteniendo su mente cerrada y él pudiera escuchar sus
pensamientos—. Por favor, ven a la cama.
Se levantó y caminó hacia él. Le temblaban las manos, así que se las
metió detrás de la espalda con la esperanza de ocultar los temblores. También
era conveniente porque les impedía hacer contacto. Sally no merecía tocarlo.
Había perdido el derecho a ponerle las manos encima cuando había tocado a
otro hombre.
—Pareces cansada, mo… —Sus palabras se congelaron en su garganta
antes de que pudiera terminar la oración que habría terminado con un apodo
que ya no podía escuchar de sus labios—. Necesitas descansar —dijo
finalmente después de varios segundos incómodos.
—Podrías haberme avisado cuando ibas a acostar a Titus —dijo en
tanto caminaban, uno al lado del otro, sin tocarse, pareciendo más conocidos
que verdaderos compañeros. Los verdaderos compañeros se tocaban sin un
pensamiento consciente. La necesidad era tan grande que rara vez ocupaban
la misma habitación sin tocarse de alguna manera, como se suponía que debía
ser—. Habría ido a darle las buenas noches.
—Intenté decírtelo— dijo mientras se golpeaba la sien—. Pero es como
Fort Knox allá arriba.
No sabía qué decir, así que no dijo nada. Caminaron en silencio hacia
su suite, aunque podía sentir sus ojos en ella cuando él la miraba
periódicamente. No se encontró con su mirada, sino que simplemente miró
hacia el suelo, permitiendo que sus pasos la guiaran.
Después de que la puerta se cerró detrás de ellos y la cerradura se deslizó
en su lugar, Sally sintió que el pánico demasiado familiar comenzaba a surgir.
Había comenzado dos días después de que regresara a casa. Cada noche,
cuando ella y Costin se preparaban para ir a la cama, parecía estar más y más
ansiosa. Sentía como si necesitara salir de su propia piel. Ni siquiera podía
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mirar la cama antes de que fuera hora de subirse porque le faltaba el aire.
Ya no sentía que pertenecía a la cama de Costin. Ni siquiera podía
pensar en ello como su cama. Cada vez que se acostaba, su mente se llenaba
de imágenes de su piel contaminando las sábanas con su inmundicia. Y
cuando Costin la abrazaba, estaba segura de que sus recuerdos tóxicos lo
envenenarían. La sanadora no sabía cómo detenerse. Ya no sabía cómo ser
Sally.
—Puedo dormir en mi forma de lobo en el suelo —dijo Costin. Estaba
parado a varios metros de distancia y no hizo ningún intento por acercarse.
—¿Cómo hiciste…? —comenzó, pero él la interrumpió, sacudiendo la
cabeza.
—No, no puedo escuchar tus pensamientos, pero tu rostro, lo leo alto y
claro. Estás mirando nuestra cama como si fuera la guarida de un león y
mirándome como si fuera el león. No me da mucha confianza que me quieras
en ella contigo.
Y ahora sentía como si quisiera vomitar. Estaba haciendo esto. Estaba
causando que él se sintiera incómodo en su propia casa. ¿Por qué no podía
simplemente controlarse?
—Oye. —Su voz se suavizó, y se acercó a ella lentamente, como si fuera
un animal herido que pudiera atacar—. Sally, cualquier cosa que estés
pensando, está bien. Va a estar bien.
Dejó escapar el aliento cuando sus manos se cerraron en puños a su
costado.
—¿Cómo puedes decir eso? En primer lugar, no tienes idea de lo que
estoy pensando y, en segundo lugar, no sabes si todo va a estar bien. No sabes
si todos vamos a volar por los aires por algún terrorista chiflado o si un gran
huracán arrasará con la mitad del mundo. Tú. No. Sabes. —Espetó las
palabras con los dientes apretados. Tenía la mandíbula apretada con tanta
fuerza que no se habría sorprendido si le hubiera roto algunos dientes—. Y,
francamente, Costin, no creo que vaya a estar bien. Creo que está tan lejos de
estar bien como podemos estar, y el abismo de no estar bien a estar bien es
demasiado grande. —Respiraba con dificultad al final de su diatriba, pero él
parecía tan tranquilo como siempre.
—¿Terminaste? —preguntó, su voz áspera y sus ojos brillando con su
lobo—. Prepárate para ir a la cama y luego duerme un poco —dijo cuando ella
no respondió.
—No tiene sentido ni siquiera meterse en la cama. No puedo dormir.
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—Estoy seguro de que Rachel podría ayudar o tal vez Alina podría darte
un comando Alfa —dijo, una sugerencia que Costin había hecho antes y que
ella aún no había aceptado.
Negó con la cabeza.
—No quiero que nadie juegue con mi mente. Ya le han hecho suficiente
daño. —Se dio la vuelta y corrió hacia la seguridad del baño. Al menos allí
podría cerrar la puerta con llave y revolcarse sin público.
—Sally, no me excluyas —le dijo.
—Costin, es más seguro de esta manera —dijo mientras entraba al baño
y se giraba para mirarlo—. No quieres saber lo que hay en mi cabeza. Lo juro.
—Ahí es donde te equivocas. Soy tu compañero, tu esposo —gruñó
prácticamente—. No solo los quiero a todos, incluidos los pensamientos y
recuerdos oscuros, sino que los merezco a todos. Tengo derecho a todo de ti.
No puedes hacer esto sola, y nadie espera que lo hagas, y menos yo. Solo ha
pasado una semana, Sally mía. Date tiempo para curarte.
—No es como si tuviera gripe —gritó—. Mi cuerpo no ha resultado
herido. Ninguna cantidad de tiempo arreglará lo que se ha roto. ¿No lo
entiendes? Estoy. Rota.
—Incluso las cosas rotas se pueden volver a armar —dijo a medida que
la lucha parecía agotarse. Sus ojos continuaron brillando, pero dio un paso
lejos de ella—. Sally, no iré a ninguna parte. Ayudaré a ponerlos de nuevo
juntos. Entiendo que estés sufriendo y tal vez las cosas parezcan sin
esperanzas, pero si esperas que te deje recostarte y morir, entonces no me
conoces tan bien como pensé que me conocías.
Las lágrimas habían comenzado a fluir por su rostro en algún momento
mientras él había estado hablando. Podía oír la sinceridad en su voz. Sabía en
su alma que él se quedaría a su lado, pero era su mente la que cuestionaba todo
lo que alguna vez supo que era verdad. Sin nada más que decir, cerró la puerta.
Sus ojos nunca dejaron los de ella, y sabía que aún estaba mirando la puerta
después de que se cerró.
Sally se giró y presionó su espalda contra ella y se deslizó hasta el suelo.
Durante los primeros días, había podido estar cerca de Costin. Le permitió que
la tocara y se permitió las mismas libertades con él. Pero luego comenzaron
las pesadillas y la frágil curación que había comenzado se desgarró. Todo lo 10
que quedaba eran sus emociones, en carne viva y expuestas. Después de la
quinta noche de sueños inquietantes, la muerte comenzó a parecerle una
agradable alternativa al infierno en el que vivía.

El chasquido de la cerradura se sintió como un golpe en el estómago.


Costin se quedó mirando la puerta que lo separaba de su pareja y luchó contra
el impulso de arrancarla de las bisagras. Quería rugir y enfurecerse, pero
hacerlo no resolvería nada. Su nivel de frustración estaba en su punto más alto
cuando comenzó a darse cuenta de que no había nada que pudiera hacer para
arreglar el lío en el que se habían encontrado. Estaba bien y verdaderamente
indefenso. La única otra vez que sintió algo parecido a esto fue cuando estuvo
en el Intermedio. Pero esto era realidad, no alucinaciones inducidas por magia.
Y fue mucho peor que todo lo que había soportado en el Intermedio.
Costin había estado intentando darle espacio durante los últimos días.
Esperaba que el tiempo a solas la ayudara a superar sus emociones. No quería
asfixiarla, pero parecía estar empeorando en lugar de mejorar. Había cosas de
las que aún necesitaban hablar, como el hecho de que había matado a alguien,
pero aún estaba luchando contra la oscuridad que había crecido tanto en él
mientras su pareja había sido capturada. Mantuvo todos esos pensamientos
escondidos para ser tratados más tarde. Tenía que concentrarse en su
compañera. Costin podía sentir la oscuridad dentro de ella. Vivía de los humos
de la ira, la culpa y la desesperanza. No lo dejaría entrar en su mente, y no
tenía dudas de que estaría muy enojado por lo que encontraría si ella lo hiciera.
Sally no se dio cuenta de que, a pesar de no poder escuchar sus
pensamientos, él podía sentir sus emociones alto y claro. Las cosas que sentía
eran tan fuertes que a menudo dejaban sin aliento a Costin. No sabía cómo
ella podía soportar todo ese peso, y anhelaba que lo dejara soportarlo con ella.
Pero no lo haría. No solo se negaba a abrir su vínculo, sino que no permitía
que él la tocara. Y tampoco había hecho ningún movimiento para tocarlo.
Su lobo estaba hambriento de ella. Cualquier toque, por pequeño o
inocente que fuera, sería codiciado. Pero mantenía la distancia entre ellos cada
vez que estaban juntos. Sabía por qué ella no lo permitiría, pero incluso saberlo
no impidió que las inseguridades lo llenaran. Le preocupaba que ya no se
sintiera atraída por él o que tal vez no se comparara con el lobo que acechaba
sus recuerdos. Se esforzó mucho en no darle ninguna consideración a ese
pensamiento porque casi le hizo perder el control de la bestia dentro de él.
11
Pero, ¿cómo no podía compararse con el único otro hombre con el que ella
había estado?
Recuerdos, sus recuerdos, destellaron en su mente, y sintió que la sangre
en sus venas comenzaba a calentarse hasta que era como lava ardiente
fluyendo dentro de él. No fue su culpa; no había sido su elección. Él mismo se
dijo esto una y otra vez, pero no cambiaba el hecho de que le dolía saber que
había estado con otro. Sus recuerdos no eran los de una mujer luchando contra
un hombre no deseado, sino los de una mujer perdida en la pasión. Sabía que
su atracción por el otro hombre era el resultado del brazalete hechizado, pero
no podía evitar querer saber si ella disfrutó su tiempo con él. Era como un
horrible choque de trenes, salpicado de cuerpos salvajes. No importaba cuán
espantosa fuera la escena, no podía apartar la mirada. No podía dejar de ver
las cosas que había visto en la mente de Sally antes de que ella cerrara su
vínculo.
Con una última mirada a la puerta detrás de la cual se escondía su Sally,
dio media vuelta y atravesó la suite. Sus pasos eran largos y decididos,
cubriendo la distancia hasta la puerta en medio segundo. Necesitaba aire. Las
paredes de las habitaciones se cerraban sobre él y sentía como si no pudiera
respirar. Cuando cerró la puerta detrás de él y estuvo de pie en el pasillo,
sonaba como si hubiera corrido una maratón.
—¿Quiero saber por qué estás respirando tan fuerte después de haber
salido de tu suite? Porque ambos sabemos que no tienes ningún equipo de
ejercicio allí —dijo Jen mientras se detenía a mitad de camino. Colocó una
mano en su cadera e inclinó su cabeza al tiempo que lo miraba fijamente.
Sacudió su cabeza—. No importa. Eso definitivamente no es el jadeo de un
hombre bien satisfecho.
—Jennifer, ¿por qué hablas de hombres jadeantes y satisfechos con
Costin? —preguntó Decebel cuando se colocó detrás de ella.
—Aprieta los frenos, B. Solo estoy intentando averiguar por qué Costin
prácticamente salió corriendo de su suite tan tarde en la noche.
—¿Por qué estás deambulando por los pasillos tan tarde en la noche? —
respondió Costin, con la esperanza de desviar la atención de sí mismo.
La sonrisa de Jen era astuta.
—Porque soy una vagabunda y propenso a vagar.
El ceño de Costin se profundizó. 12
—¿Qué?
Agitó su mano hacia él.
—Nada. Estoy diciendo tonterías porque me estás cabreando al evitar
el problema. ¿Por qué estás aquí afuera —señaló el pasillo— y no ahí adentro?
—preguntó, y luego señaló la puerta detrás de él.
—Jen, amor, ¿recuerdas eso de lo que hablamos… los límites? —le
preguntó Decebel.
Ella soltó una carcajada.
—Sí, B, lo recuerdo. Sally no tiene límites. Es prácticamente una
hermana. Y como ella no tiene límites, tampoco el chico hoyuelo. Ahora… —
Entrecerró los ojos y dio un paso adelante—. ¿Qué está pasando?
Costin estaba prácticamente temblando por la necesidad de correr. No
quería hablar de lo que estaba pasando entre él y su pareja. Ya se sentía como
un fracaso. No necesitaba que todos en la manada supieran lo mal que había
arruinado las cosas, aunque no tenía ni idea de lo que había hecho mal.
Miró a Decebel, esperando que su viejo amigo viera en la breve mirada
que necesitaba que la pareja del hombre retrocediera.
—Creo que escuché a Thia llamándote —dijo Decebel mientras
agarraba a Jen por los hombros y empezaba a tirar de ella hacia atrás—. Estoy
casi seguro de que está gritando que necesita a su mami.
Jen puso los ojos en blanco.
—En primer lugar, ni siquiera puede hablar en oraciones completas y,
en segundo lugar, solo sabe una palabra: papi. Lo balbucea constantemente
porque es una vándala. —Jen intentó quitarse de encima a su pareja, pero
Decebel no la iba a soltar.
—Oh, ahora escucho a Jacque llamándote —comenzó.
Jen se dio la vuelta para mirarlo.
—No escuchas a nadie llamándome, así que deja de intentar que me
vaya. ¿Y por qué diablos estás intentando encontrar razones para hacer que
me vaya? Por lo general, simplemente me cargas sobre tu hombro como un
neandertal.
—Estaba probando algo nuevo —dijo Decebel, levantando los
hombros—. Falló. Así que volvamos a lo que funciona. —Se inclinó, la cargó
sobre su hombro y saludó a Costin. 13
Jen levantó la cabeza, colocando sus manos en la parte inferior de la
espalda de su compañero para poder levantarse y mirar al lobo torturado, su
forma en retirada ahora rebotaba en su visión mientras Decebel se alejaba.
—Costin, esto es simplemente un respiro. No creas que tú y Sally
pueden esconderse para siempre. No habrá relaciones rotas en esta manada.
El círculo debe estar intacto, poco a poco, y toda esa basura, así que no te
atrevas a pensar que lo dejaré pasar. —Golpeó a Decebel con fuerza y le dijo
que se detuviera. Cuando él obedeció, ella miró a Costin a los ojos—. Me
preocupo demasiado por ustedes dos. ¿Me escuchas?
Costin sostuvo su mirada durante varios segundos antes de finalmente
asentir.
—Sí, te escucho, Jen.
Ella asintió y golpeó a su compañero en la espalda.
—Continúa, neandertal. Vamos a ver a Jacque.
—¿Qué tal si volvemos a mi cueva de Neanderthal? —sugirió Decebel.
Jen se rio.
—Muy malo para ti. Jacque me estaba llamando, ¿recuerdas? Ahora
tenemos que ir a ver qué quería.
Costin escuchó a Decebel decir algunas maldiciones en voz baja, lo que
solo hizo que su compañera se riera más fuerte. Parecían tan felices, tan bien
juntos.
Costin y Sally habían sido así alguna vez, pero, en un abrir y cerrar de
ojos, toda esa felicidad les había sido robada. Se volvió en la dirección opuesta
a la de sus dos amigos, bajó las escaleras a toda prisa y salió por la puerta
principal de la mansión. Para cuando llegó al borde del bosque, su lobo estaba
salivando ante la idea de ir de cacería. Necesitaba matar algo. Se quitó la ropa
y cambió en menos de un minuto.
Cuando golpeó el suelo a cuatro patas, echó la cabeza hacia atrás y dejó
escapar un largo y fuerte aullido. Escuchó otro aullido en respuesta y lo
reconoció como el de su Alfa. Aparentemente, Vasile también estaba cazando.
Sin duda, ahora que sabía que Costin estaba allí, recibiría la visita del lobo
anciano. Sabiendo que no estaba de humor para hablar racionalmente, echó a
correr, alejándose de la dirección del eco del sonido. También se estaba
alejando de la mansión, donde su Sally estaba asustada y sola. Ella era la única
persona con la que quería estar cerca, pero era inalcanzable. Deseaba saber 14
cómo atravesar sus defensas, pero no tenía ni idea.
“Si escucho una película o programa de televisión más diciéndole a una
chica que siga su corazón, voy a vomitar mis cereales. ¿Seguir mi corazón? Mi
corazón es tan quisquilloso como un maldito gato. Si dejo que mi corazón me guíe,
un día estaría follando con chicos calientes y atragantándome con barras de helado
y rogando por la atención y el afecto de Dec al siguiente. Lo que deberían decirles a
las chicas es que usen el cerebro que les dieron y aprendan a aguantarse cuando las
cosas se pongan difíciles. La vida es dura y no siempre serán pedos de unicornio y
eructos de Ositos Cariñositos. Pero cuando las cosas se ponen difíciles y dices: «Voy
a aguantarme. No estoy feliz en este momento, pero estoy dispuesta a hacer lo que
sea necesario para hacer este trabajo». Bueno, tal vez eso no sea tan bonito como
«Sigue tu corazón», pero al menos no terminará en una serie de relaciones rotas.
Boom.”
~ Jen
15
—Sally, abre la maldita puerta —gruñó Jen. Le había dado espacio y
tiempo a su amiga, pero ya no era considerada. Sally estaba sufriendo y Jen
no se iba a quedar sentada sin hacer nada—. ¿Y por qué siento que he dicho
eso antes?
—Tal vez intenta no gritarle. —La voz de Jacque salió más suave y
vacilante.
Sally seguía sentada en el suelo del baño donde se había encerrado hacía
una hora. Costin se había ido. Lo había sentido alejarse más y más de ella,
pero aún no había sido capaz de obligarse a moverse del lugar en el azulejo
frío.
—Sally, por favor, abre la puerta —dijo Jen de nuevo en una voz mucho
más baja. Menos de medio minuto después, su voz volvió a entrar por la
puerta—. Mira, no gritar no trajo su trasero gitano aquí. Eso significa que los
gritos y la violencia física son las únicas opciones que quedan.
—Jennifer, nada de violencia física —ordenó Jacque.
—No la voy a golpear con un palo. Maldita sea, pelirroja. Voy a derribar
la puerta y sacarla a rastras por los tobillos.
—Ah, bueno, si eso es todo, entonces cómo no, adelante —dijo Jacque
secamente.
Sally quería sonreír, pero su rostro no funcionaba. Quería reírse, pero
las emociones parecían estar fuera de su alcance. Así que, en cambio, hizo lo
único de lo que parecía capaz. Se acostó en el suelo, se llevó las rodillas al
pecho y las rodeó con los brazos. Enterró la cara en las rodillas y lloró.
Recordó cómo Peri, Jen y Jacque la encontraron en Ocean Side y se hicieron
amigas de ella. En ese momento, Sally no había reconocido a las mujeres. Pero
cuando las conoció, Sally sintió que habían sido amigas desde siempre. En el
fondo de su alma las conocía. ¿Por qué las había olvidado? ¿Por qué se sentía
como si su mente estuviera fracturada? Siguió intentando reconciliar su tiempo
en Ocean Side con su vida real, pero fue muy difícil porque todo lo que había
sucedido cuando le borraron el cerebro fue real. Era una mentira, pero aun así
fue muy real.
—Sally, cariño. —La voz de Jacque salió por la parte inferior de la
puerta donde había una pequeña grieta. Sally abrió los ojos y pudo ver el rostro
de su amiga a través de ese espacio. Jacque estaba acostada en el suelo con la 16
mejilla presionada contra el suelo—. No sé por lo que estás pasando, pero
cariño, no tienes que pasar por eso sola. No nos excluyas. No te juzgaremos.
No daremos nuestro consejo. No diremos una palabra. Pero déjanos estar ahí
para ti.
Sostuvo la mirada de Jacque mientras respondía.
—Jacque, es demasiado. Pensé que podría manejarlo. —Sus palabras
sonaron ahogadas en tanto hablaba a través de las lágrimas—. Pero no puedo.
No puedo vivir así. —Hizo una pausa a medida que trataba de trabajar a través
de los pensamientos caóticos—. Veo a Costin, pero escucho la voz de Jericho.
—Un sollozo se abrió paso—. ¿Qué tan enfermo es eso? Escucho la voz de
otro hombre cuando habla mi pareja. Sé que las manos de Costin están
intentando tocarme, pero siento a Jericho. Siento su aliento en mi nuca. Siento
sus ojos cuando cierro los míos. Lo recuerdo todo, cada palabra susurrada, cada
risa, cada toque, y no puedo soportarlo. No puedo hacer esto. —Exhaló
mientras perdía el control de las lágrimas. Su cuerpo tembló, y ya no intentó
quedarse quieta—. No quiero vivir, no así. Quiero olvidar. Quiero dejar de
lastimar a Costin. Quiero dejar de ser una carga para ustedes dos. Solo quiero
que todo termine.
—Jacque, muévete. —La voz de Jen ya no era simplemente la suya,
sino que estaba llena de la esencia del poder Alfa que fluía dentro de ella. Sally
sabía que Jacque tendría que obedecer.
Escuchó el pomo de la puerta girar hasta que dio un fuerte chasquido,
y luego la puerta se abrió. Se detuvo justo antes de golpear a Sally en la frente.
No levantó la vista, simplemente cerró los ojos llenos de lágrimas. Dos pares
de brazos la envolvieron, envolviéndola en su calidez. Sintió temblar el cuerpo
de sus dos amigas y supo que estaban llorando con ella, por ella. No dijeron
palabras de consuelo, ni la regañaron por su arrebato morboso. Simplemente
la abrazaron, haciéndole saber con su presencia y contacto que estarían ahí
para ella sin importar qué. Cada palmadita de su mano en su espalda o su
cabello era un recordatorio. Estamos aquí. Eres amada. No estás sola.
Sally se relajó por primera vez en días y se permitió caer en el sueño.
Estaba exhausta. Se había estado guardando todo por dentro, temerosa de
decirle a alguien lo que estaba soportando y, finalmente, no era su carga para
llevarla sola. Por primera vez en tres días durmió sin soñar.

17
«Consigue a Rachel, Alina y Lilly», le dijo Jen a su pareja a través de su
vínculo mientras sostenía a su mejor amiga, que ahora dormía. Ella y Jacque
habían estado acostadas en el piso del baño con Sally durante más de una hora.
La gitana se había quedado dormida y parecía estar en un profundo descanso.
No querían molestarla, así que simplemente se acostaron y la abrazaron.
—No sabía que era tan malo —susurró Jacque.
—No quería que lo supiéramos —dijo Jen—. Ella misma dijo que cree
que es una carga para nosotros.
—Dijo que no quería vivir. ¿Crees que lo ha considerado?
Frunció el ceño.
—¿Te refieres a quitarse la vida?
—Sí.
—Hace unas horas, hubiera dicho absolutamente que no. Pero ahora,
no sé, pelirroja. Ella está rota. Todos pensábamos que se las estaba arreglando,
pero simplemente lo estaba ocultando todo. —Dejó escapar un suspiro—. Vi
a Costin antes en el pasillo. Salió de su habitación respirando como un toro a
punto de embestir. Intenté que me dijera qué estaba pasando, pero no se
inmutó.
—¿La dejó? —preguntó Jacque.
—Lo vi bajar las escaleras. De ahí no sé a dónde se fue.
—Para Costin, el más paciente de nuestros hombres, dejarla de lado
después de todo lo que ha pasado… eso no es una buena señal —señaló
Jacque.
Llamaron a la puerta.
«Solo entra. No queremos despertarla», le dijo Jen a Decebel.
Escuchó pasos, y luego la luz del dormitorio fue bloqueada por cuatro
cuerpos.
Jen se llevó un dedo a los labios y susurró:
—Rachel, necesitamos que pongas algo de tu mojo gitano en nuestra
sanadora. Pero necesita quedarse dormida.
Rachel asintió mientras daba un paso adelante y se arrodillaba junto a 18
ellas. Colocó una mano sobre la cabeza de Sally y cerró los ojos. Su mano
comenzó a emitir un brillo suave y luego se desvaneció.
—No se despertará —dijo Rachel.
—Dec, ¿puedes ponerla en la cama, por favor? —dijo Jen mientras ella
y Jacque se ponían de pie.
—¿Por qué nos necesitas a todas? —preguntó Alina.
—Necesitamos mamás —dijo Jen—. Y no me refiero a nosotras, las
nuevas mamás, que aún caminamos como gallinas con la cabeza cortada.
Necesitamos el tipo de madres que han estado en las trincheras. Han soportado
los horribles desastres del peinado infantil y se han arrastrado a través de los
valles del síndrome premenstrual mezclados con emociones adolescentes
hormonales. Han dado consejos a hombres jóvenes que necesitaban
orientación para convertirse en hombres y han golpeado a algunos que no
siguieron sus consejos. Necesitamos ese tipo de madres. Esas serían ustedes.
—Señaló a Lilly y Alina—. Felicitaciones, pero su trabajo no ha terminado.
—¿Alguna vez lo hace? —preguntó Lilly secamente.
Jen dijo inexpresivamente:
—No. Nunca. —Miró a Rachel—. ¿Puedes escarbar en su cabeza y ver
qué está pasando? —Jen levantó la mano—. Y antes de que me digas lo
intrusivo que es eso y una invasión de la privacidad, bla, bla, bla, estoy
llamando a la posible tarjeta de suicidio. Sally hablaba como si estuviera a
punto de tirarse por un precipicio. Nos ha dado una idea de lo que está
pensando, pero es una de las pocas personas en este mundo sin la que no
viviría, así que si tengo que invadir su privacidad para asegurarme de que siga
respirando, lo haré. ¿Puedes hacer eso?
Rachel asintió bruscamente.
—También me preocupo por Sally.
—En realidad, no puedes conocer a Sally y no preocuparte por ella —
dijo Jacque—. Es como un gatito lindo. No puedes no amarla.
—Totalmente cierto —coincidió Jen—. Ahora. —Exhaló y señaló a
Alina y Lilly—. Ustedes dos, si no les importa, únanse a mí y a Jacque afuera.
Tenemos planes que hacer, una vida que salvar, un matrimonio que restaurar
y toda esa basura noble.
Las cuatro mujeres salieron al pasillo dejando a Rachel examinar la
mente de Sally. Decebel fue el último en salir y cerró la puerta en silencio. 19
Fane caminaba por el pasillo luciendo tan serio como Jen se sentía.
—Jacquelyn —dijo cuando alcanzó a su pareja—. ¿Estás bien?
—No sé la respuesta a esa pregunta, hombre lobo. Sally está en un mal
lugar.
—Dec, ¿pueden tú y Fane ir y vigilar a Costin? —preguntó Jen—. No
necesitamos que se entrometa en nuestra intervención y se vuelva todo un
hombre de las cavernas con nosotras.
Decebel se inclinó y le dio un beso en la frente.
—Ella estará bien —dijo en voz baja.
—Es fuerte.
—Sí, lo es —concordó Jen—. Pero todo el mundo tiene un punto de
quiebre. Me temo que Sally ha conocido el suyo.
Una vez que Decebel y Fane se fueron, Jen respiró hondo y lo dejó salir
lentamente. Miró a Jacque, luego a Lilly y Alina.
—Tenemos que enviar a Sally a casa.
—¿Qué? —preguntó su amiga rápidamente, incluso cuando Lilly y
Alina asintieron. Jen sabía que las dos mujeres lo entenderían.
—Estoy de acuerdo —dijo Lilly—. Sally creyó que sus padres estaban
muertos durante meses. Al principio, pensamos que tal vez sería prudente
darle tiempo antes de acudir a ellos, pero después de escucharte decir que tiene
tendencias suicidas, estoy de acuerdo en que necesita una sensación de
normalidad.
—Para volver a lo que es dolorosamente familiar —agregó Alina.
Jen asintió brevemente.
—Exactamente.
—¿Vamos a ir con ella? —preguntó Jacque.
Jen negó con la cabeza.
—No. Creo que ella y Costin necesitan ir. Titus puede quedarse aquí
con nosotros y podemos corromperlo. Tal vez en unas pocas semanas
podamos volar con él a Coldspring. Pero creo que Sally necesita que le
recuerden de dónde vino, quién es y que sigue siendo la misma mujer increíble.
Necesita ver a su familia enamorarse de Costin como sabemos que lo harán. 20
De esa manera, ella entenderá que él aún encaja en su vida.
—¿Crees que Costin aceptará? —preguntó Jacque.
—Hará lo que sea necesario para recuperar a su pareja —dijo Jen con
confianza.
—Llamaré a sus padres —dijo Lilly mientras sacaba su teléfono celular
de su bolsillo trasero.
Jen sacó su propio teléfono.
—Estoy reservando su vuelo.
—¿No podríamos ver si uno de los fae podría llevarlos? —preguntó
Alina.
Jen negó con la cabeza.
—Dejemos que ella haga todo a la manera humana. El viaje le dará
tiempo para prepararse para ver a sus padres. —Miró los vuelos y rezó por
haber tomado la decisión correcta.
Rachel se sentó en la cama al lado de la joven sanadora dormida. Había
círculos oscuros debajo de los ojos de Sally, y su piel se veía tirante como si
estuviera demasiado estirada sobre su rostro. Pasó una mano suavemente por
la frente de Sally y echó hacia atrás sus largos mechones castaños.
—Eres demasiado joven para estar pasando por esto —susurró—.
Deberías preocuparte por si Titus está aprendiendo el abecedario y cómo evitar
que Jen lo corrompa demasiado. No esto.
Sabía que no necesitaba demorarse más, pero la verdad era que no
quería ver en la mente de Sally. No porque no quisiera invadir la intimidad de
la chica, aunque eso sí le remordía la conciencia, sino porque tenía miedo de
lo que pudiera encontrar allí.
Dejó escapar un suspiro y luego presionó su mano en la frente de Sally.
La sanadora mayor cerró los ojos y dejó que su luz y su poder fluyeran hacia
la joven. Se encontró con una resistencia inmediata y luchó contra el impulso 21
de alejarse. La oscuridad cubría la mente de Sally. Le susurró a Rachel como
un amante, pero las palabras que llenaban la mente de Sally eran veneno. Una
y otra vez, Rachel escuchó el siseo de una voz que acariciaba los pensamientos
de Sally, diciéndole lo indigna y corrupta que era. Estás arruinada, canturreaba.
Arruinada y manchada.
«Mentiras, Sally», dijo Rachel en la mente de la niña. «Rechaza las mentiras
que tan fácilmente enredan. Eres preciosa y amada. Has sufrido una horrible injusticia,
pero no estás más manchada que un niño que ha sido abusado. Eres la víctima, y sé que
es una etiqueta horrible, pero eso no significa que estés contaminada. Defiéndete, Sally.
No dejes que esto te robe la alegría y la vida que puedes tener».
Intentó una y otra vez llegar a la mente de Sally, pero no pudo atravesar
la oscuridad. Ni siquiera sabía si Sally podía escucharla en su mente. Después
de varios minutos más, retiró la mano. Las lágrimas corrían por su rostro
mientras se levantaba y daba un paso atrás de la cama. Quería darse la vuelta
y correr, alejarse lo más posible de cualquier mal que se hubiera aferrado a
Sally. Pero no le haría eso a alguien por quien había llegado a querer. Sally
necesitaba ayuda. La joven sanadora necesitaba el apoyo y el amor de todos
ellos.
Cuando finalmente salió de la habitación, estaba repasando en su mente
las cosas que había visto y escuchado dentro de Sally, y tratando de determinar
una manera de decírselo a sus dos mejores amigas. No quería parecer
desesperanzada, pero así es como se sentía, como si nada fuera a volver a estar
bien. Todo se estaba desmoronando y…
—¿Rachel?
Sus pensamientos fueron interrumpidos abruptamente cuando Jacque
colocó una mano sobre su brazo.
—¿Estás bien?
—Yo… —comenzó pero luego se detuvo. ¿Estaba bien? No lo creía así.
Pero, ¿qué no estaba bien en ella?—. La mente de Sally está envuelta en la
oscuridad. No estoy segura si es magia o su propio desprecio por sí misma.
Está ocultando su mente. Intenté hablar con ella, pero no sé si me escuchó. —
Respiró hondo varias veces antes de volver a hablar—. Le estaba susurrando.
Cosas feas, horribles. Casi como si estuviera vivo.
Alina colocó una mano sobre el brazo de Rachel. La sanadora miró
hacia abajo. No se había dado cuenta de que se había estado frotando el brazo.
—Se siente como si mi piel se erizara —dijo—. La… oscuridad, o lo que
22
sea, se siente como si intentara meterse en mi propia mente.
—¿Qué tipo de magia era? —preguntó Alina.
Pensó en la pregunta por un momento y luego se encogió de hombros.
—Honestamente, no puedo decir que podría decirlo. Había tanta
malicia en ello.
Alina se volvió hacia Lilly.
—¿Tienes alguna sensación rara de que Sally y Costin viajen?
Lilly levantó una ceja ante la hembra Alfa.
—Así no es cómo funciona. No puedo simplemente hacer que las
visiones sucedan. Tengo una sensación de inquietud, pero no creo que sea
porque Sally o Costin estén en peligro si viajan.
Jen se acercó y miró a Rachel.
—Escuché un poco de lo que dijiste. Hemos decidido que Sally y Costin
necesitan hacer un viaje para ver a sus padres. Tal vez la ayude a superar el
dolor y las mentiras que está empezando a creer.
Asintió.
—Creo que es una buena idea. —Estaba a punto de decir algo más
cuando escuchó la voz de su compañero bramar por el pasillo.
—Rachel —dijo Gavril por segunda vez, solo que esta vez no gritó—.
¿Qué está mal? Podía sentirte. Algo no está bien.
—Sally está siendo consumida por la oscuridad. Se está
autodestruyendo, y tu compañera entró en su mente para verificarlo. Eso es
todo. Caray, ustedes los hombres pueden ser tan dramáticos —espetó Jen.
Los ojos de Gavril se abrieron de par en par.
—¿Qué oscuridad? —le preguntó a Rachel.
—No estoy segura, mi amor —le dijo—. No podía decir si era magia o
su propia psique.
—¿Dónde está Sally ahora? —preguntó Gavril.
Cinco manos femeninas estuvieron inmediatamente en el aire,
señalando la puerta de la suite de Sally.
—Está durmiendo —le dijo Jen. 23
Él asintió.
—Es tarde. Quizás todos deberíamos seguir su ejemplo y descansar un
poco.
Rachel dejó que se la llevara, pero miró por encima del hombro y sus
ojos se clavaron en los de Lilly. La compañera del rey hechicero estaba
escondiendo algo. Lo había oído en la mentira que la mujer le había dicho a
Alina.
Lilly había sentido algo acerca de Sally y Costin. Sabía que Lilly amaba
a Sally como a una hija, de modo que no podía imaginar que guardaría algo
para sí misma que pudiera poner a la chica en peligro. Entonces, ¿qué era lo
que la reina estaba escondiendo y por qué?

Decebel se detuvo cuando sintió que su pareja se agitaba en su mente.


«¿Está todo bien, Jennifer?»
«Tan bien como puede estar», respondió ella, sonando muy cansada y
preocupada. «Reservé boletos de avión para Costin y Sally a Coldspring. Salen
mañana por la tarde. Lilly ha llamado e informado a los padres de Sally de su regreso
inminente».
«¿Regreso inminente?», preguntó, incapaz de mantener el humor de su
voz. «¿Desde cuándo empezaste a usar palabras como inminente?»
«Desde que mi vida se convirtió en una batalla súper larga contra un mal tras
otro. Decir que Lilly les dijo que regresarían a casa simplemente no refleja la gravedad
de la situación. Y he estado leyendo mucho últimamente. Déjame disfrutar de mi
creciente vocabulario, B».
«Como quieras», le dijo. «¿Terminaste de reunirte con las otras hembras?»
«Sí. Voy a ver cómo está nuestra rata de alfombra en persona. He conectado el
vigilabebés a mi teléfono y no se ha movido. Luego veré si puedo descansar un poco. Haz
que Costin lleve su trasero a casa, por favor. No me gusta que Sally esté sola en su cama.
Y por mucho que los lobos se quejen de que sus compañeras deben estar a su lado, él
necesita practicar lo que predica».
Decebel podía sentir la frustración saliendo de ella en oleadas. Estaba
enojada con Costin por dejar a Sally y él no podía decir que no estaba de 24
acuerdo con ella. Los machos de su raza eran posesivos y protectores. No
estaba bien que Costin exigiera que Sally se mantuviera cerca de él y luego la
abandonara cuando las cosas se pusieran difíciles.
«Me encargaré de él y regresaré para calentar nuestra cama lo más rápido que
pueda. Compórtate», añadió antes de sentir que ella se alejaba de su mente, sin
cerrarla, más bien permaneciendo en un segundo plano.
Empezó a correr de nuevo con Fane a su lado. Decebel asomó la nariz
al aire y respiró hondo. Allí, a la izquierda, podía oler el débil rastro de Costin.
Viró en esa dirección y aceleró el paso. A medida que descendían por una
pendiente empinada, tanto él como Fane tuvieron que clavar las patas en el
suelo para detenerse. Allí, junto a un pequeño arroyo, estaba sentado Costin.
Se hallaba en su forma humana, arrancando hierba del suelo y triturándola.
Decebel cambió, al igual que Fane. No había ropa para ponerse, pero
solo había hombres presentes, y no les molestó la falta de cobertura.
Caminaron hacia donde estaba sentado Costin y se sentaron en la mullida
hierba frente a él.
—Háblanos —dijo después de varios minutos de silencio.
El labio de Costin se curvó en un gruñido silencioso.
—¿Esta es una intervención? —Su voz era áspera y amarga. Los miró y
Decebel vio que sus ojos brillaban intensamente. Su lobo tenía el control.
Decebel invocó a su propio lobo y dejó que el poder que venía con ser
un Alfa fluyera sobre él. Supo el minuto en que golpeó a Fane y Costin porque
ambos inclinaron la cabeza instintivamente.
—Aún no he renunciado a mi título, Beta —gruñó—. Conoce tu lugar,
o te lo recordaré. Soy tu Alfa y, lo que es más importante, soy tu amigo.
Estamos aquí porque nos preocupamos por ti y por Sally. Eres manada,
familia, y no dejamos a los nuestros solos para enfrentar las pruebas. Ahora
dinos qué diablos está pasando.
Los hombros de Costin se hundieron hacia adelante cuando el peso de
lo que estaba cargando pareció presionarlo. Fue su lobo quien habló.
—Ella es nuestra —gruñó—. Nuestra para proteger, amar, apreciar.
Nuestra verdadera compañera, pero nos aleja. —La voz de Costin se hizo más
profunda a medida que hablaba, y su cuerpo comenzó a temblar.
—Contrólate —dijo Decebel en voz baja y feroz.
Costin respiró hondo y, cuando miró a Decebel, sus ojos ya no brillaban
con la ira de su lobo.
25
—No me deja tocarla. Apenas me habla. Cada minuto de cada día, me
empuja un poco más lejos. Su mente está completamente cerrada para mí. No
sé si aún quiere ser mía.
—Costin, ha pasado por algo muy traumático. Sé que esto no es lo que
quieres escuchar, pero debes darle tiempo —dijo—. Es tu verdadera
compañera. No puede vivir sin ti. No la vas a perder.
Costin dejó escapar una risa sin humor.
—Podrías decirme eso todo el día, Alfa. Pero eso no cambia la realidad.
No voy a perderla. Ya la he perdido.
Fane gruñó.
—No, no lo has hecho. Aún está allí en la mansión, dormida en tu
cama.
—Su cuerpo físico —espetó Costin—. Pero esto —golpeó su mano
contra su pecho, justo sobre su corazón—, ya no tengo el de ella. Puede que
no se lo haya dado a ese otro lobo, pero en algún punto del camino decidió
que estaba demasiado roto para dármelo incluso a mí, su maldito compañero.
—Ambos están sufriendo. Has pasado por mucho durante los últimos
cuatro meses. Puedo entender todas las dudas, pero no me quedaré de brazos
cruzados viendo cómo ustedes dos se dan por vencidos. Eres su verdadero
compañero. No hay nadie más en la tierra que pueda amarla como tú. Déjame
preguntarte esto… —Decebel se removió inquieto, odiando abordar este tema,
pero esperando que ayudara—. ¿Recuerdas cómo te sentiste en el Intermedio?
—Como era de esperar, Fane respiró hondo y el cuerpo de Costin se puso
rígido una vez más.
—No es algo en lo que me permita detenerme —dijo Costin.
—Estoy seguro de que no, pero para esta lección necesito que pienses
en esos sentimientos. Piensa en cómo te sentiste cuando tu mente evocó esos
miedos. Recuerda cómo el dolor y la vergüenza amenazaron con partirte en
dos. Recuerda cómo te sentiste indigno de tu pareja, independientemente del
hecho de que ninguna de las cosas que viste o experimentaste realmente
sucedió. Comparar sus sentimientos con lo que está experimentando Sally es
como comparar un corte de papel con quemaduras de tercer grado. Pero… —
Levantó un dedo—. Debería permitirte tener una pequeña muestra de lo que
está soportando tu pareja. —Dejó escapar un suspiro de resignación antes de
continuar. 26
»Nunca pensé que vería el día en que tendría que ordenarle a una
verdadera pareja que luche por su hembra. —Entrecerró los ojos en su Beta y
amigo—. Costin Miklos. —El poder que venía con ser Alfa surgió en sus
palabras mientras hablaba—. Regresarás con tu compañera. Dejarás de lado
cualquier duda, cualquier miedo, cualquier ira que puedas tener, y estarás a su
lado, donde perteneces, hasta que ella supere este momento oscuro. Tienes
miedo de perderla, y lo entendemos, pero huir de ella no te ayudará a
conservarla. Tienes que luchar por tu pareja. Lucha por tu relación, porque si
no lo haces, Jeremiah y La Orden ganan. Independientemente de si pudieron
mantener a Sally bajo su control, si dejas que esto destruya tu matrimonio,
entonces ellos ganan. Harás esto.
Costin le mostró el cuello a Decebel.
—Sí, Alfa. —Hizo una pausa y luego miró a Decebel a los ojos durante
un par de segundos antes de bajarlos—. ¿Qué pasa si fallo?
—No lo harás. El fracaso no es una opción cuando se trata de nuestras
compañeras. Aguanta, Costin. Fuiste creado para ella, y ella para ti. Empieza
a actuar como tal.
Costin cerró la puerta de su suite en silencio y caminó hacia el baño. No
había luces encendidas, pero con su vista de lobo no tuvo problemas para ver.
Necesitaba una ducha antes de ir con su pareja.
Su Alfa tenía razón e, incluso sin el comando Alfa, habría regresado a
ella preparado para luchar por lo que era suyo. Él estaba herido. Estaba solo.
Estaba aterrorizado. Pero no la perdería, ni siquiera por un recuerdo. Su Alfa
había hecho bien en recordarle el Intermedio, aunque apestaba a las bolas de
dragón pensar en ello. Sí recordaba cómo se había sentido. Se había
considerado indigno de Sally en todos los sentidos. Le dio náuseas pensar que
ahora ella se consideraba indigna de él.
El agua se precipitó sobre su cuerpo, lavando la suciedad y el sudor.
Cerró los ojos y respiró hondo, dejando que lo calmara y lo limpiara.
Necesitaba recordar quién era cuando ella lo conoció, confiado y seguro de sí
mismo. Tenía todo el derecho de estar cerca de ella, de hablar con ella y de
que ella le hablara, de tocarla. Lo necesitaba desesperadamente, y ni siquiera
27
se dio cuenta, pero eso iba a cambiar. Sally estaba a punto de obtener lo que
se merecía, un compañero que le mostraría cuánto la amaba, la deseaba y
estaba preparado para luchar por ella.
Se vistió en silencio y luego entró en su dormitorio para encontrarla
durmiendo más tranquila que en días. Parecía serena. Sus manos ansiaban
acariciar su piel y hacer un túnel a través de su cabello. Su cuerpo anhelaba
estar cerca del de ella, acomodándola contra él donde pertenecía. Habían
pasado días desde que la había sentido, y había terminado de esperar.
Caminó resueltamente a su lado de la cama y retiró las sábanas. Sin
pausa, se subió y se deslizó más cerca de ella, rodando sobre su costado. Costin
envolvió su brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia él. Antes de que
todo sucediera, habían dormido así, todas las noches. Sintió que su lobo se
calmaba por primera vez en días a medida que dejaba que el calor del cuerpo
de Sally se filtrara en el suyo. Tenía que convencerla de que esta unión los
ayudaría a superar este momento difícil. Necesitaban estar uno al lado del
otro, apoyarse el uno en el otro y amarse. Eso los ayudaría a superar todo el
dolor y la tristeza, y sabía que saldrían sanos del otro lado. Pero no tenía idea
de lo que podía hacer, aparte de intentar juntar sus cinturas.
Sabía que debía dormir, pero no quería. Tenía miedo de perderse un
momento de finalmente tenerla de vuelta en sus brazos. Ella comenzó a
moverse y se preguntó si se estaría despertando, pero simplemente se dio la
vuelta y se acercó a él. Enterró la cara en su cuello y dejó escapar un suspiro
de satisfacción. Tenía la otra mitad de su alma. Y supo que era su alma la que
se acercaba a él en ese momento. Estaba buscando comodidad, aceptación y
seguridad.
—Te tengo, Sally mía. Te tengo y no iré a ninguna parte —susurró en
su cabello.
«No te rindas con nosotros». Su voz habló en su mente, y supo que era su
alma hablando con la suya.
«Nunca», prometió.
Cuando el sol comenzó a salir y su pareja comenzó a retorcerse
inquietamente, se debatió entre dejarla ir y darle algo de espacio o seguir
abrazándola. Para ser completamente honesto, estaba harto del espacio entre
ellos. Quería que ella lo acosara. Se quedó justo donde estaba. Sus piernas se
habían enredado con las de él en algún momento de la noche, y la mitad de su
cuerpo yacía sobre él. Se necesitarían mil lobos para moverlo de ese lugar en
ese momento. Ni siquiera pensó que su lobo obedecería una orden Alfa para
28
moverse. La apretó más contra él y frotó sus manos por su espalda y hacia
arriba de nuevo. Quería tocarla mucho más, y quería que fuera piel con piel,
pero no la presionaría para que tuviera intimidad con él ahora. No quería
asustarla. Sin embargo, no iba a permitir que lo alejara por más tiempo.
—¿Costin? —Su voz cansada irrumpió en sus pensamientos.
Se tensó cuando comenzó a alejarse de él.
—No, Sally, no te dejaré ir. —Su voz era firme, y su lobo empujaba
hacia adelante, ansioso por ayudarlo a hacerla entender.
—No deberías tocarme —dijo ella, sin levantar la cabeza para mirarlo,
pero mirando hacia abajo de manera sumisa—. No puedes.
—Sí, puedo. —La cortó—. Soy tu compañero. Te amo. No te voy a
lastimar. Nunca voy a dejar de quererte. No puedo dejarte ir, ni aunque creas
que es lo mejor para nosotros. No puedo seguir dejando que me alejes. He
terminado, Sally mía. —Puso un dedo debajo de su barbilla y la obligó a
levantar la cabeza hasta que pudo ver sus ojos—. Escúchame y escucha bien.
Vamos a superar esto, pero lo vamos a hacer juntos. Ya no vas a retener tu
toque de mí o evitar que te toque. Necesitamos ese toque. Mi lobo está
desesperado porque tu piel esté en contacto con la mía. Vas a hablar conmigo
y dejarme entrar. —Tocó suavemente su frente—. El monstruo que te lastimó
está muerto, y si dejamos que esto nos separe, ellos ganarán. —Repitió las
palabras de Decebel y sintió con más convicción que su Alfa tenía razón.
—Dime de nuevo. —Sally dijo las palabras que le había dicho a él la
primera noche de regreso de Ocean Side. Ella le había permitido que le hiciera
el amor y luego él le había dicho una y otra vez cuánto la amaba y cuánto
significaba ella para él. Costin había dicho que se lo diría todo el día, todos los
días, si eso era lo que necesitaba.
—Te amo. Eres mía. Eres preciosa. Eres hermosa por dentro y por
fuera. Te necesito desesperadamente. Cada parte de mí, desde mi cuerpo físico
hasta mi alma, está sufriendo por ti.
Un sollozo se desató de ella cuando las lágrimas que se habían
acumulado en sus ojos comenzaron a caer.
—Otra vez —pidió.
Sintió que su mente se abría y el vínculo entre ellos se completaba de
nuevo. Alcanzó la intimidad de hablar con ella a través de su vínculo en lugar
de decirlo en voz alta.
«Te amo, Sally». Su voz era aún más profunda cuando habló en su mente.
29
«Eres un tesoro que no merezco, pero soy demasiado egoísta para renunciar a ti. Le das
a mi vida mucho sentido y luz. Incluso ahora tu luz me alcanza para mantener a raya
mi oscuridad. Eres mía. Dilo», gruñó.
—Soy tuya —dijo entre lágrimas.
—Otra vez —dijo.
—Soy todo tuya.
—Tienes toda la razón —dijo antes de inclinar la cabeza hacia abajo y
presionar sus labios contra los de ella. Quería llevar el beso más profundo,
empujarla sobre su espalda y cubrir su cuerpo con el suyo. Pero podía sentir
que estaba cediendo, y no quería presionar demasiado.
Sus mejillas estaban sonrojadas cuando se apartó, y sus labios
hinchados por la fuerza de su beso.
—¿Me deseas? —preguntó.
Costin no respondió. Simplemente le envió sus pensamientos. Dejó
perfectamente claro a través de las imágenes en su mente que la deseaba en
todos los sentidos.
Ella se sonrojó y agachó la cabeza, presionándola contra su pecho. Pero
él no cedió, a pesar de su vergüenza. Costin continuó asaltando su mente con
recuerdos de su tiempo juntos y deseos que quería cumplir con ella y solo con
ella. Necesitaba entender que nada había cambiado la forma en que la veía.
Nada de lo que había sucedido había hecho que él perdiera su necesidad o
deseo de ella. Podía sentir sus inseguridades, y la mayor parte provenía de su
temor de que le disgustara.
—No voy a parar hasta que ya no dudes de mí —dijo en voz baja.
Sus ojos se abrieron de par en par.
—No puedes andar poniendo esos pensamientos en mi cabeza todo el
día.
Sonrió, y se sintió tan jodidamente bien.
—¿Eso es un desafío, Sally mía?
Sacudió su cabeza.
—No, no, idiota, por supuesto que sé que puedes, pero quiero decir que
no puedes porque me veré como un maldito tomate todo el día.
—Nadie sabrá lo que pongo en esa hermosa cabeza tuya, a menos que
30
se lo digas.
—¿De dónde viene esto? —le preguntó—. Has estado callado durante
los últimos días. Sé que me has estado dando mi espacio.
—Eso no estaba funcionando, así que estoy probando una nueva
táctica. Se llama seducir a mi pareja hasta que sea un charco a mis pies,
rogando por mi toque. —Sabía que su rostro debía estar cubierto de presunción
porque ella le estaba dando una mirada irritada. Lo tomaría. Era mejor que
ella mirándolo como si fuera su pasado y no bienvenido en su futuro.
—No fue mi intención hacerte sentir de esa manera —dijo en voz baja,
captando sus pensamientos—. Costin, algo está mal conmigo. Tengo miedo…
no, tengo miedo de perderte.
Sacudió la cabeza.
—Imposible. El mundo se romperá hasta que todo lo que quede sean
pequeñas partículas antes de que te deje.
Lo miró a los ojos y él supo que estaba buscando incluso una pequeña
mentira en sus palabras. No encontraría ninguna. Decebel dejaría que Jen se
desnudara en una habitación llena de hombres solteros antes de que Costin
dejara ir a su pareja.
—¿Puedo decirle que pensaste eso? —preguntó con una sonrisa
pequeña.
—Puedes hacer lo que quieras si te pone una sonrisa en la cara —dijo
con toda seriedad.
Antes de que pudiera responder, hubo un fuerte golpe en la puerta y
luego la voz de Jen.
—¡Despierten! Deben empacar y luego pasar un tiempo con su hijo
antes de ir al aeropuerto. Si llegan tarde y pierden su vuelo, me voy a enfadar.
—Um, Costin, ¿de qué está hablando?
Estaba tan confundido como su compañera.
—No tengo ni idea.
—¡NO ME HAGAN ENTRAR AHÍ! Ah, y tengo a su hijo. Lo
secuestré antes cuando Thia me despertó. Deben pensar en algún tipo de
seguridad si duermen tan profundamente que puedo robarle a su hijo —gritó
Jen.
31
Sally comenzó a enterrar la cabeza en su pecho, pero luego se dirigió
hacia la almohada. Costin no lo iba a aceptar. Movió sus hombros para que su
frente aterrizara en su esternón.
—Te apoyas en mí, Sally. ¿Entendido? De ahora en adelante, te apoyas
en mí.
Asintió después de unos segundos.
—Tú. Me apoyo en ti —repitió.
Besó la parte superior de su cabeza.
—Buena chica. Ahora… —La empujó suavemente hacia atrás y la hizo
rodar—. Déjame tratar con tu mejor amiga antes de que eche abajo nuestra
puerta. Averiguaré qué ha hecho con nuestro hijo y luego podremos
prepararnos.
Ella le sonrió. No era su gran sonrisa habitual, pero era un comienzo.
Costin agarró una bata del respaldo de una silla mientras se dirigía hacia
la puerta principal de su suite. Sus pasos se sentían más ligeros que la noche
anterior y, aunque las cosas no estaban del todo arregladas, ni mucho menos,
finalmente sintió que se estaban moviendo en la dirección correcta.
Abrió la puerta para encontrar a una Jen que parecía perturbada
mirándolo fijamente.
—Caminas demasiado lento —dijo con frialdad.
—¿Qué es eso de empacar y volar? —preguntó, ignorando su
comentario.
—Sally es una de mis mejores amigas. Haría cualquier cosa por ella.
Verla en un montón roto en el piso de su baño anoche no fue genial, chico
hoyuelo, no fue genial en absoluto. Ahora, basándome en tu rostro relajado,
puedo decir que se han hecho algunos arreglos entre ustedes dos. Está bien.
Pero aun así me incliné sobre ti y tomé la decisión, junto con Alina, Lilly y
Jacque, de enviarte a ti y a Sally a un pequeño viaje. Los informaré a ambos
abajo. Date prisa.
Empezó a responder, pero Jen lo empujó lo suficiente hacia el interior
de la suite para poder agarrar la puerta y cerrarla de golpe en su cara.
—Muévete, CH, se está desperdiciando el día. —La escuchó gritar a
través de la puerta cerrada, sus pasos se alejaban cada vez más.
32
Costin se frotó la cara mientras su lobo gruñía. No le gustaba que otra
hembra lo tocara, por breve que fuera. Habiendo pasado tanto tiempo sin el
toque de Sally, el de ella era el único que deseaba.
Con un gruñido final, regresó a su habitación, dispuesto a seguirle la
corriente a Jen, pero no estaba dispuesto a apresurarse en ningún momento
que tuviera con su pareja. Preferiría soportar la ira de Jen que sacrificar un
segundo con Sally.
“Dicen que se necesita un pueblo para criar a un niño. Y aunque estoy de acuerdo
con ese sentimiento, no creo que una persona alcance una edad mágica en la que
ya no necesite el pueblo. Creo que incluso cuando un niño se ha convertido en un
adulto, el pueblo sigue siendo tan importante como lo fue cuando eran más
jóvenes. Aún necesitan apoyo, amor y orientación. Aún necesitan sentir esa
aceptación de las personas que se mantendrán a su lado pase lo que pase. Así que,
en realidad, se necesita un pueblo para ayudar a una persona desde el momento en
que abre los ojos por primera vez hasta que los cierra por última vez”.
~ Sally

Sally se mordió el labio cuando las manos de Costin se deslizaron por


su costado mientras le bajaba la camisa. Desde el momento en que se
33
levantaron de la cama, él no había estado a más de medio metro de ella. Él la
tocaba cada vez que tenía la oportunidad, con una mano en su cadera, los
dedos rozando la nuca de su cuello, o sus labios rozando su hombro. La estaba
abrumando, pero no de mala manera.
Cuando fue al armario para vestirse, la siguió y comenzó a ayudarla a
desvestirse. Había sentido la determinación en su mente y sabía que no tenía
sentido discutir con él. Lo dejó ayudar, y los pequeños toques continuaron.
Cuando toda su ropa estuvo en su lugar, él le dio un beso en los labios
y le sonrió.
—Eres hermosa —dijo, y, a través de su vínculo, ella pudo sentir cuánto
quería decir esas palabras.
—Gracias —respondió, sintiendo como si sus palabras fueran una
respuesta increíblemente inadecuada.
—Cuando quieras, amor —murmuró contra su mejilla, su cálido aliento
hizo que un escalofrío le recorriera la espalda.
Al menos sabía que la atracción que sentía por él no se había ido. Costin
aún podía hacer que su cuerpo se sonrojara y que su respiración se acelerara
simplemente pronunciando palabras sensuales o tocándola suavemente. Se
había sentido atraída por él desde el momento en que se conocieron, y esa
atracción solo había aumentado a medida que avanzaba su relación. A veces
se sentía tan crudo y animal, que era extraño para ella.
«Sally, lo que estás sintiendo es a mi lobo», ronroneó en su mente. «La mayor
parte del tiempo puedo mantener sus deseos ocultos de ti. Pero estoy empezando a pensar
que tal vez necesites sentir lo que el hombre y el lobo juntos sienten por nuestra pareja».
El tono sensual de su voz y los ojos de alcoba que se clavaban en los de
ella parecían empujar los pensamientos oscuros que aún cubrían su mente.
Quería creer cada palabra que salía de la boca de su pareja. Pero estaba tan
asustada.
Sintió sus dedos deslizarse entre los de ella, y luego la estaba sacando
del armario.
—Necesitamos ponernos en marcha o Jen vendrá detrás de nosotros.
Lo siguió, pero comenzó a retirar su mano a medida que caminaban
hacia el pasillo. Costin solo la sostuvo con más fuerza.
—No dejar ir, ¿recuerdas? —preguntó, mirándola por el rabillo del
ojo—. Eres mía, Sally. Y hasta que vuelvas a creer eso por completo, no te
34
perderé de vista.
Siguieron el sonido de las voces hasta que entraron en la cocina. Era
una ráfaga de movimiento. Sally pensó que parecía un caos sincronizado
mientras se repartía comida, vasos llenos de jugo de naranja o leche
intercambiaban manos y cuerpos se deslizaban uno al lado del otro en
dirección a un destino u otro. Ni una sola vez nadie chocó entre sí.
Jacque fue la primera en notarlos, y se congeló a mitad de un bocado,
con un trozo de tocino colgando fláccidamente de sus labios cerrados. Fane
notó su reacción y también se detuvo, siguiendo la mirada de su pareja.
Entonces toda la cocina se detuvo y todos los ojos se posaron en ellos. Sally se
movió nerviosamente bajo su escrutinio. Se sentía como si estuvieran
esperando a que tuviera otra crisis nerviosa.
—Buenos días —dijo Costin, rompiendo el silencio—. Nos hubiéramos
movido más rápido, Jen, si hubieras mencionado que los cerdos habían
descendido a la cocina y estaban en proceso de asaltarla.
—¿No mencioné eso? —preguntó Jen en tanto sus ojos se abrían
inocentemente. Se encogió de hombros—. Se me debe haber olvidado.
Alina se adelantó desde la cocina abarrotada y les indicó que se
acercaran.
—Les guardé un plato a ambos. Sabía que no quedaría nada si no lo
hacía.
—Espera, ¿hay más tocino? —preguntó Fane, su cabeza girando
rápidamente hacia los platos que su madre estaba sacando de detrás de dos
cajas de cereal.
—No para ti —dijo Alina.
Fane miró a su pareja, que aún tenía tocino colgando de su boca.
Jacque entrecerró los ojos y habló alrededor del tocino.
—Ni siquiera lo pienses.
Finalmente cedió con un resoplido y se sentó junto a ella. No fue hasta
que Fane miró a su lado que Sally se dio cuenta de que Slate estaba sentado
en un asiento hinchable en el suelo.
—No dejes que tu compañera te haga un desaire con tu tocino, Slate.
Hazte respetar. 35
—¿Hacerte respetar por tocino? —preguntó Jen secamente.
—No puedo pensar en una causa más digna —dijo Decebel mientras
metía un trozo en su boca.
—¿En serio? —preguntó Jen con una chispa en sus ojos—. Porque
puedo pensar en algunas cosas que te gustan incluso más que el tocino,
como…
—¡NO! —La sala estalló de inmediato, e incluso Sally se unió a la
declaración.
—¡NO! —gritó Thia desde la silla alta donde estaba sentada y luego
sonrió cuando todos se volvió hacia ella.
—Traidora —se quejó Jen a su hija, aunque su voz estaba llena de
afecto.
Sally miró a su alrededor y luego a Jen.
—¿Dónde está Titus?
—Gavril se lo llevó después de comer. Está en buenas manos. Oh, Dec,
olvidé decírtelo. —Jen le dirigió una sonrisa peligrosa—. Le encargué a Slate
una casa de juegos de castillo de madera. —Hizo una pausa y luego sonrió
más ampliamente—. En realidad, pedí dos.
Wadim y Zara entraron al final de la declaración de Jen, y Zara sonrió
ampliamente.
—¿Esta es otra discusión de Alfa-Luna sobre el que puedo comentar?
—No —gruñó Decebel—. El comentario es completamente
innecesario.
—Siento que es necesario —dijo Jacque.
Jen asintió.
—De acuerdo, totalmente necesario.
Sin siquiera pensarlo, Sally hizo un gesto con el pulgar hacia arriba
mientras clavaba el tenedor en los huevos.
—Estoy con ellas. —Se sentía tan bien sentirse parte de su manada. No
estaba ni cerca de superar nada, pero, por el momento, estaba rodeada de
personas que la amaban y ella encajaba con ellos.
El desayuno continuó de la misma manera. Pullas siendo pasadas entre 36
Jacque y Jen, o Jen y Decebel, o Jen y Fane. No pasó desapercibido que Jen
era el denominador común en todas las discusiones. Incluso Zara se involucró
un poco con Wadim, lo que le encantó a Jen.
—¿Tienes que discutir con todo lo que decimos? —Jacque finalmente
resopló cuando algunos de ellos comenzaron a ponerse de pie y llevar sus
platos al fregadero.
—Pelirroja, piensa en lo aburrida que sería la vida si todos nos
lleváramos bien todo el tiempo.
—Creo que algunos lo llamarían pacífico —dijo Fane.
Jen resopló.
—Eso no es pacífico. Eso es complacencia. No hay nada de malo en un
argumento bueno y saludable para hacerte ver si tus propias opiniones son
herméticas.
—Jen, estábamos hablando de la marca de pañales en la que Slate
parece funcionar mejor. ¿Por qué diablos nuestras opiniones sobre los pañales
deben ser herméticas? —preguntó Jacque.
—Tener una base firme sobre su posición en las marcas de pañales es
esencial tener una experiencia de compra más rápida cuando estás en la tienda
con un niño que grita. No tienes que pensar. Simplemente tomas lo que ya
sabes que es exactamente lo que quieres. —Jen sonrió como si acabara de decir
lo más inteligente desde el discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln.
Sally resopló.
—Lo siento, Jen, pero eso fue patético.
—Creo que esa debería ser mi próxima camiseta —dijo Wadim. Se
agachó cuando una galleta voló sobre su cabeza.
Lilly entró con Cypher a su lado, y su mano se estiró y atrapó el pastel
horneado volador. Ni siquiera perdió el ritmo cuando le dio un mordisco y
empujó a su pareja hacia adelante.
—Buenos días —dijo Lilly, con una ceja levantada mientras miraba
alrededor de la habitación—. ¿Debería preocuparme que haya comida volando
por la cocina?
Vasile se levantó de su lugar en la cabecera de la mesa y negó con la
cabeza. 37
—En realidad, no es un desayuno si Jen no le ha arrojado un producto
horneado a alguien. Y ahora que lo ha hecho, voy a empezar mi día. —
Presionó un beso en los labios de su compañera y luego salió de la habitación.
No pasó mucho tiempo después de que Vasile se fue que la habitación
se despejó gradualmente hasta que Sally, Costin, Jen, Jacque, Alina y Lilly
fueron los únicos que quedaron.
—¿Por qué siento que esto es una intervención? —preguntó Sally
lentamente.
Jen golpeó el hombro de Jacque.
—Te dije que ella pensaría eso. Deberíamos haberle tendido una
emboscada en la cama.
—¿Y eso no se habría sentido como una intervención? —preguntó
Jacque.
Sally se mordió el labio inferior al tiempo que negaba con la cabeza.
—No, eso se habría sentido como si Jen fuera la vaca entrometida que
conocemos y amamos.
—Buen punto —dijo Jacque—. La próxima vez lo haremos a tu
manera.
—Si todos aprendieran a hacerlo a mi manera la primera vez, entonces
no nos meteríamos en la mitad de nuestros líos habituales —se quejó Jen.
Jacque estaba a punto de discutir, pero Lilly levantó la mano.
—Tenemos cosas más importantes que discutir.
Las dos chicas asintieron. Jen agregó:
—Tienes razón. Puedo reprenderlos a todos más tarde.
Sally miró a Lilly a los ojos mientras la mujer que era como una madre
para ella sonreía.
—No voy a endulzar nada. Nos tienes preocupados… muy, muy
preocupados. Anoche, mientras dormías, Rachel echó un vistazo dentro de tu
cabeza.
Los ojos de Sally se abrieron como platos y sintió una opresión en el
pecho.
—¿Ella miró en mi mente? 38
—Sin su permiso —gruñó Costin.
Sally puso una mano en su brazo, con la esperanza de calmar a su lobo.
No estaba feliz de que Rachel se metiera en su cabeza, pero tampoco quería
que su compañero hiciera algo de lo que se arrepintiera.
—Sally, sabes por qué lo hicimos —dijo Jen—. Las cosas que estabas
diciendo, cariño. No podíamos simplemente hacerlos pasar como si estuvieras
triste.
La cabeza de Costin se giró para mirarla.
—¿Qué cosas estabas diciendo?
Sally sabía exactamente de lo que estaban hablando. Básicamente les
había dicho que tomar su último aliento se veía cada vez mejor a medida que
cada día empeoraba y la oscuridad dentro de ella continuaba carcomiendo su
alma. La sanadora cerró los ojos. No quería mirarlo cuando respondió, pero
debería haberlo sabido mejor que pensar que él la dejaría salirse con la suya.
—Sally, mía, abre los ojos y mírame.
Ella lo hizo.
—¿Qué dijiste que los tenía lo suficientemente asustados como para
dejar que una sanadora entre en tu cabeza sin tu consentimiento?
Abrió la boca y luego la cerró, la volvió a abrir y la cerró. Sabía que
parecía un pez fuera del agua jadeando. Sus ojos se clavaron en los demás y
Lilly asintió alentadoramente.
Finalmente exhaló.
—Sería más fácil para mí mostrártelo. No puedo decírtelo, no a ti,
Costin. —Buscó su mente a través de su vínculo y, con mucho dolor en su
corazón, le mostró a su compañero cuán lejos había caído en las oscuras
profundidades de su propia mente. Le dejó ver los sueños, las veces que lloró
en la ducha, incapaz de recuperar el aliento. Le mostró la angustia que sintió
justo antes de que Jen y Jacque irrumpieran en el baño. Confesó que había
tenido pensamientos de dejar este mundo. Le rompió el corazón dejar que él
viera esas cosas, y sintió vergüenza ahogándose en sus vías respiratorias.
«Shhh, Sally», escuchó su voz tranquilizadora en su mente. «No hay
vergüenza aquí, amada compañera. Nunca tienes que esconderte de mí, nunca».
Sally sintió que sus brazos la rodeaban y abrió los ojos. Estaban solos.
Todos se habían ido y se encontró agradecida por su consideración. 39
Derrumbarse con Costin era bastante difícil, no necesitaba más audiencia.
Miró a Costin y ahogó un sollozo cuando vio una lágrima rodar por su mejilla
cincelada. Ella había causado eso. Solo seguía lastimándolo.
—Oye —dijo suavemente—. Mis lágrimas son para ti, Sally, no por ti.
Tu dolor es mi dolor. Tu pena es mi pena. Cada sonrisa que me das es mía.
Cada lágrima que derramas también es mía. No sé lo que hará falta para
demostrarte que nada ha cambiado entre nosotros. Hemos pasado por un
infierno, pero podemos dejar que nos haga más fuertes o dejar que nos
destruya. Yo personalmente preferiría lo primero.
Costin se levantó y se arrodilló frente a ella. Fue entonces cuando vio la
palangana con agua, una toallita y una toalla.
—Gracias, Alina —dijo cuando la hembra Alfa, que Sally ni siquiera
había notado, los dejó.
Él le sonrió y aparecieron esos asombrosos hoyuelos. Aún hacían que
su corazón se acelerara.
—Siento que es necesario recordarte mi lugar en tu vida. Cuando
comenzamos este viaje, me arrodillé ante ti y profesé mi deseo de ser un líder
servidor en nuestra familia. Eso significa que estoy dispuesto a hacer cualquier
tarea que nos mejore como pareja, cualquier tarea que te sirva y te muestre mi
amor. —Deslizó los zapatos de sus pies y luego le quitó los calcetines. Sus
manos eran firmes mientras le subía los jeans. Su piel se calentó bajo su toque,
y vio su sonrisa cuando notó su reacción hacia él.
Las yemas de sus dedos recorrieron sus pantorrillas, haciéndola
temblar. Costin levantó su pie derecho y lo apoyó en su muslo. Luego tomó la
toallita y la sumergió en el agua. Sally no creía que pudiera amarlo más de lo
que ya lo hacía. Estaba equivocada.
—¿Me recuerdas susurrándote al oído la noche en que nos unimos y nos
casamos? ¿Las cosas que te dije cuando nos unimos como uno por primera
vez?
Asintió lentamente, intentando averiguar a dónde iba con esto.
—Eres el aire que respiro, la comida que como, el agua que apaga mi
sed, Sally mía.
Tragó pesado cuando se dio cuenta de que él estaba repitiendo las
palabras que había dicho en su habitación después de la ceremonia de unión y
la boda. Sus manos subieron por su pantorrilla, tal como lo había hecho la
primera vez que le lavó los pies, siempre empujando los límites. 40
—Eres lo que he esperado, lo que necesitaba tan desesperadamente y lo
que nunca podría merecer. Cada promesa susurrada, cada confesión, cada
anhelo, esperanza y sueño que he compartido contigo desde esa noche hasta
esta mañana. Esos son mis votos para ti, mi amor. Todo lo que necesitas saber
es que soy tuyo, inequívocamente, y tú eres mía.
Puso su pie derecho en el suelo y recogió el izquierdo, de nuevo
apoyándolo en su muslo, y comenzó el proceso de nuevo.
—Lo que agregaría a esas palabras que compartí contigo la noche en
que te hice mía en todos los sentidos es esto. —La miró directamente a los
ojos, prácticamente desafiándola a mirar hacia otro lado—. Cada prueba que
hemos enfrentado desde esa noche solo me ha hecho más decidido a
asegurarme de que permanezcas conmigo para siempre. Te quiero conmigo,
Sally, porque sé que elegiré amarte incluso cuando creas que no debería. Te
quiero como mi compañera, mi esposa, porque sé que cuando me equivoco y
meto la pata, elegirás amarme. Eres mi verdadera compañera, mi mejor amiga,
mi amada. Vínculo o no, te elegiría incluso si no existieran verdaderos
compañeros.
—Haciendo una pausa, secó cada pierna y cada pie, luego enrolló sus
jeans en su lugar. Con ternura le volvió a poner los calcetines y los zapatos.
Pero en lugar de ponerse de pie, le separó las piernas y caminó de rodillas hasta
que estuvo entre ellas con las manos agarrando firmemente sus caderas—. Te
voy a pedir que hagas algo por mí y yo haré lo mismo por ti.
—Está bien —dijo vacilante.
—Quiero que escribas las cosas que necesitas de mí. ¿Como puedo
servirte? ¿Cómo puedo satisfacer tus necesidades? ¿Cuáles son las cosas que
puedo hacer para ayudarte a superar los pensamientos que te dicen que no me
mereces? Yo, a su vez, voy a escribir las cosas que necesito de ti. Las acciones
que satisfagan mis necesidades, me hacen sentir amado y respetado. ¿Estás
dispuesta a hacer eso?
—¿Es justo de mi parte pedir esas cosas?
Su ceja se elevó.
—Absolutamente. Soy tu compañero. Tus necesidades antes que las
mías. Tus deseos antes que los míos. Tú vienes primero. Así es como funciona
esto.
—¿Y yo hago lo mismo por ti? ¿Tus necesidades son lo primero y tus
deseos antes que los míos? —preguntó, comenzando a sentir una pequeña
astilla de esperanza.
41
—Sí —respondió y luego se inclinó hacia adelante y presionó sus labios
contra los de ella. Con el vínculo más abierto de lo que había estado en días,
Sally sintió que las emociones de Costin la inundaban cuando él apretó más y
separó sus labios. El calor llenó su sangre, ahuyentando el frío desde la parte
superior de su cabeza hasta la punta de los dedos de sus pies. Levantó una de
sus manos y la envolvió alrededor de su cuello, su palma descansando sobre
la marca de su mordedura.
El aliento de Sally salió rápidamente de sus pulmones cuando abrió los
labios y sintió el calor de su boca y saboreó su sabor familiar. Se sentía tan bien
simplemente aceptar el amor que Costin estaba ofreciendo. Por este breve
momento, pudo ver que tal vez, solo tal vez, había una luz al final del
increíblemente largo y oscuro túnel.
—Odio interrumpir este hermoso y conmovedor momento. —La voz
de Jen llenó el silencio que los había envuelto. Sally se apartó del beso, aunque
no quería que terminara, y giró la cabeza para mirar a Jen—. Pero ustedes dos
tienen un avión que tomar. Así que menos tiempo sexy y más tiempo lleno.
Jacque rodeó a Jen y miró a la rubia.
—Eso fue patético. Otra vez.
Los labios de Sally se curvaron ligeramente.
—Jen, tengo que estar de acuerdo con ella. Eso fue patético con P
mayúscula. —Luego frunció el ceño—. Mencionaste un avión en nuestra
puerta esta mañana. ¿Qué quieres decir con que tenemos que tomar un avión?
Jen sonrió y le recordó a Sally la forma en que el Joker le sonreía a
Batman: espeluznante.
—Te enviaremos a ti y a hoyuelos de regreso a Coldspring.

42
“No puedo quitar mis ojos de ella. Sé que probablemente la estoy asfixiando, pero
no sé de qué otra manera ser. Mi preciosa Sally había considerado dejar este
mundo. Me siento como un fracaso como pareja. ¿Cómo puedo hacerle entender
que estaré a su lado sin importar lo que haya pasado? ¿Cómo hago que crea que la
necesitan, la quieren y la aman tan increíblemente, no solo yo, sino toda su
manada? ¿Cómo me aseguro de que nunca vuelva a sentirse así?”.
~ Costin

Costin envolvió sus brazos alrededor de su pareja, de pie detrás de ella,


y la atrajo con fuerza contra su pecho. Habían hecho las maletas y llegado al
aeropuerto con tiempo de sobra, y ahora estaban parados en su puerta
esperando para abordar un vuelo internacional. Su lobo estaba inquieto
43
mientras sus ojos escaneaban continuamente el área circundante. Todos los
hombres que miraban en su dirección bajaron los ojos de inmediato, aunque
no entendían por qué. Era instintivo incluso para un humano reconocer
cuando alguien era más dominante que ellos mismos.
No le preocupaba que coquetearan con Sally, ni su comportamiento se
debía a la posesividad natural de su especie. Estaba preocupado porque sabía
que los que dirigían la Orden de la Garra Ardiente probablemente estaban
furiosos por haber perdido a Sally. Hicieron todo lo posible no solo para
secuestrarla, sino también para despojarla de sus recuerdos e identidad con la
esperanza de enseñarle sobre el mundo sobrenatural desde su perspectiva. En
esencia, habían intentado lavarle el cerebro. Sabía que él y Sally aún no
estaban fuera de peligro. Hasta que descubrieran a los miembros de la Orden
y los derribaran, estaría más alerta cuando no estuviera en las paredes
protegidas de la mansión de la manada.
Aunque Vasile estaba seguro de que estarían a salvo volando a
Coldspring, Costin no quería correr el riesgo con su pareja. Sin embargo, fue
Lilly quien cambió de opinión. Los llevó a él y a Sally a la biblioteca y les
explicó que había tenido una visión y que era muy importante que Sally fuera
a casa. Fue vaga, pero dijo que era vital para su futuro.
Entonces, se habían ido. Durante todo el tiempo que estuvieron
empacando, Sally estuvo cuestionando su decisión. No había querido dejar a
Titus. Lilly insistió en que el chico se quedara con la manada. Sally fue
igualmente firme en quedarse con su hijo. Eran familia, después de todo, había
argumentado. Por supuesto, su hijo increíblemente astuto había tranquilizado
a su madre. Costin apoyó la barbilla en la cabeza de Sally en tanto recordaba
cómo se había desarrollado la escena solo una hora antes de que se fueran.
—Si vamos, entonces nuestro hijo debería venir con nosotros —dijo
Sally mientras desdoblaba y volvía a doblar la misma camisa cinco o seis veces.
Costin se acercó y le quitó la camisa. La hizo rodar en una bola y luego
la metió en la esquina de su maleta. Problema de plegado de camisetas resuelto.
¿Por qué no puede ser todo tan simple?
—¿Mami? —Una voz feliz vino desde la puerta de su habitación.
Sally se volvió y su rostro se iluminó cuando se arrodilló y abrió los
brazos. Titus no dudó en correr hacia ella y le echó los brazos al cuello. Un
par de minutos después, Titus se apartó para mirar a su madre adoptiva. Había
algo tan intenso en mirar fijamente a los ojos del chico, algo increíblemente
convincente. 44
—Tienes que irte, y yo necesito quedarme —dijo suavemente—. El
hecho de que yo esté aquí y tú estés allí no significa que ya no seamos una
familia.
Los ojos de Sally se llenaron de lágrimas no derramadas.
—¿Cómo sabes qué decir siempre?
Su sonrisa de respuesta fue brillante, y sus ojos brillaron con picardía.
—Mi ángel vino a verme anoche.
Los ojos de Sally se agrandaron.
—¿La mujer vestida de blanco?
Asintió.
—Ella me dijo que a veces, para que una herida cicatrice, tiene que ser
reabierta para que se pueda limpiar cualquier infección interna. Tienes que
retroceder para poder avanzar. También me dijo que me necesitaban aquí para
mantener a la tía Jen alerta.
Costin se rio y sintió algo del peso de dejar atrás a Titus.
—Gracias por decirme esto, Titus —dijo Sally—. Sabes que te queremos
mucho. Y lamento no haber estado aquí mucho últimamente. No siempre será
así, ¿de acuerdo?
—Incluso esto es mejor que donde me encontraste, mami mía —dijo y
le acarició la mejilla con su pequeña mano. Escucharlo llamarla con el mismo
cariño que Costin pareció ser la piedra que rompió el dique. Las lágrimas
corrían por el rostro de Sally cuando una vez más tomó a su hijo en sus brazos.
—Pasajeros que tengan boletos para el vuelo 432, diríjanse a la puerta
doce. Comenzaremos a abordar en cinco minutos. —La voz a todo volumen
en el intercomunicador devolvió a Costin al presente, y su lobo lo regañó por
desviar su atención de su entorno. Estabas vigilando las cosas, le dijo Costin a su
lobo. Su lobo gruñó. Los ojos vigilantes de dos son mejores que uno. No te arriesgues
con nuestro compañera. Costin no se molestó en responder. Su lobo estaba en un
estado de constante agitación. A la bestia no le gustaba que Sally estuviera a
más de treinta centímetros de distancia de ellos. Su lobo quería estar tocando
su piel en todo momento. Necesitaba la seguridad de que ella era real, tangible
y que no los dejaría.
«No voy a ir a ninguna parte», dijo Sally suavemente a través de su vínculo
y dirigió el pensamiento a su lobo. 45
«Puedes ir a donde quieras, compañera», rugió su lobo. «Pero iremos contigo».
«Tu lobo se siente extra posesivo», le dijo a Costin.
«En realidad es tu lobo, y sí, si fuera por él, te llevaríamos a todas partes solo
para tocarte. Te anhela, igual que yo, Sally. Él te adora». Sintió la alegría que
causaron sus palabras y la apretó brevemente. No estaba lo suficientemente
cerca. La ropa estúpida estaba en el camino, y él y su lobo estaban de acuerdo
en que la ropa debería prohibirse una vez que las parejas verdaderas se
hubieran unido.
«Entonces, ¿nos tendrías parados completamente desnudos en este aeropuerto?»,
preguntó Sally, un poco de risa uniéndose a sus palabras.
Costin gruñó, en parte porque, diablos, no, no la quería desnuda frente a
un montón de gente, y en parte porque amaba la idea de ella desnuda.
—Los que tienen boletos en primera clase pueden abordar ahora —dijo
la mujer por el intercomunicador.
—Somos nosotros —dijo Sally por encima del hombro y comenzó a
avanzar.
Cuando estuvieron en sus asientos y se acomodaron, estiró las piernas
frente a él y suspiró.
—Gracias a la Gran Luna que Jen nos consiguió en primera clase.
Sally se rio entre dientes.
—No creo que hubieras cabido en las sillas de clase económica. —Lo
miró de arriba abajo como para juzgar sus medidas.
—Hubiera sido un poco incómodo —admitió. Permanecieron en
silencio a medida que el resto de los pasajeros subían. Costin se acercó y tomó
su mano entre las suyas, entrelazando sus dedos. Estaba sentado en el asiento
del pasillo, por lo que no tenía una ventana a través de la cual pudiera mirar
hacia afuera. Así que, en cambio, presionó su cabeza contra el asiento de felpa
y cerró los ojos. Permitió que sus sentidos de lobo se hicieran cargo para
proteger a su pareja. Casi se rio cuando su lobo comenzó a distraerse con Sally.
Su olor los envolvía en el pequeño espacio. El latido de su corazón era un
ritmo constante que de alguna manera se había vuelto hipnótico. Su piel contra
su mano era suave como la seda, y su boca se hizo agua con la necesidad de
saborearla.
Gruñó por lo bajo al pensar en las veces que ella le había permitido 46
refrescar la marca de mordedura que tenía en el cuello. No necesitaba
refrescarse, pero le gustaba tener su aroma corriendo por sus venas después de
tomar una pequeña cantidad de su sangre y probar su piel porque ella le
pertenecía y tenía derecho a su sangre.
—Sin gruñidos —susurró Sally mientras golpeaba su pierna con la de
ella—. Y santos hombres lobo bebés, dejen de pensar en lo que están pensando.
Él sonrió y sus ojos se abrieron de golpe. Bajó la cabeza y se volvió hacia
ella.
—¿En qué estoy pensando, Sally mía?
Puso los ojos en blanco.
—Sabes exactamente de lo que estoy hablando. No puedes pensar en
ese tipo de cosas en público. —Su voz era corta y entrecortada, pero apenas
podía contener la sonrisa que intentaba extenderse por su rostro.
—¿Y en qué debo pensar en público entonces? —preguntó.
—Impuestos —murmuró.
—¿Estás en un escritorio cubierto de documentos fiscales lista para ser
violada por tu esposo?
Se atragantó cuando intentó tragar.
—Bien, piensa en las ardillas con crack.
—¿Estar capturando a las ardillas con crack para librar su plaga del
mundo y luego convirtiendo su piel en un abrigo de piel que podrías usar sin
nada debajo y sorprenderme en el bar?
Ella resopló, y él se esforzó mucho por no reírse. Era muy divertido
jugar con ella. Su lobo quería aullar y rodar por el suelo como un idiota con
los pies en el aire.
—Bien, piensa en limones. —Pareció satisfecha con esa sugerencia.
—¿Estar exprimiendo los limones sobre tu cuerpo en bikini?
Levantó las manos en el aire.
—Maldita sea, ¿puedes convertir todo en algún tipo de referencia
sexual?
—Es un talento. No lo comparto con cualquiera, ¿sabes?
—¿Estás seguro de que tú y Jen no son primos muy lejanos? Porque a
veces solo eres la versión masculina de ella. —Hizo una pausa y su rostro se 47
arrugó en una linda mirada de disgusto—. Y, es un poco espeluznante.
—¿Es tan espeluznante que no puedes estar cerca de mí y, por lo tanto,
tienes que fantasear conmigo en la noche tranquila, escondida en nuestra cama
con tu cabello esparcido a tu alrededor y tu piel enrojecida…? —Sus palabras
fueron amortiguadas cuando la mano de su compañera se estrelló contra su
boca.
—Ni siquiera termines ese pequeño escenario, señor Miklos. —Le
siseó—. Eres incorregible.
Cuando empezó a apartar la mano, él se movió rápido, la agarró y se la
llevó a la boca. Besó su muñeca y luego la palma de su mano, sus ojos nunca
dejaron los de ella.
—Eres inigualable, única, excepcional y, lo más importante —le guiñó
un ojo—, eres mía.
Sally estaba casi sin aliento por los bombardeos de pensamientos,
coqueteos juguetones y declaraciones sensuales de Costin. El guiño fue casi su
perdición. Perdición a qué, no estaba segura. Tal vez lo arrastraría al baño y
se convertiría en parte del club de las alturas, o tal vez simplemente lo atacaría
allí mismo en su asiento de primera clase. ¿No sería eso un recuerdo para la
gente del vuelo 432? De todos modos, tenía que admitir que se sentía bien
bromeando con él y, por primera vez en días, sintió que podía respirar.
Una vez que todos estuvieron sentados y la puerta de la cabina cerrada,
la azafata comenzó su perorata sobre todas las características de seguridad del
avión. Sally estaba convencida de que no importaba si el cojín de su trasero
podía flotar o si alguna máscara de oxígeno caería y probablemente la
golpearía en la cara en caso de una emergencia. La gente estaría tan asustada
que no sería capaz de pensar racionalmente. En serio, ¿quién piensa en agarrar
un cojín cuando todo lo que puedes pensar es que podrías estar tomando tus
últimos respiros?
El avión comenzó a moverse en reversa, y miró por la pequeña ventana.
Había gente corriendo por todos lados, algunos con bastones iluminados en
sus manos, agitándolos para dirigir el avión. Otros iban en pequeños vehículos
que los conducían como si los persiguieran perros del infierno. ¿Cómo diablos
no chocaban contra una persona, un avión o entre ellos? Sus pensamientos se
48
alejaron de su tiempo y lugar actuales y fueron reemplazados por visiones de
sus padres.
No los había visto desde que se fueron de casa mientras intentaban
esconderse de Rayaz. Eso resultó ser un fracaso épico de un plan. Se preguntó
qué habrían pensado sus padres si hubieran sabido la verdadera razón por la
que habían regresado a Coldspring. Sonrió para sí misma en tanto consideraba
la reacción de su padre. Chris Morgan era del tipo serio y muy analítico.
Habría estado intentando determinar la probabilidad estadística de que Rayaz
descubriera dónde estaban. Su madre probablemente habría estado intentando
tramar su propio plan para mantenerlos ocultos y, al mismo tiempo, actuar
como si estuvieran huyendo de un gato enojado y no de un hechicero
trastornado. Su madre a menudo lidiaba con los conflictos simplemente
minimizándolos, como si eso de alguna manera cambiara la situación.
Los extrañaba a ambos. Pero aún estaba asustada de verlos. ¿Y si
pudieran decir que estaba contaminada? ¿Y si pudieran ver lo lejos que había
caído en el oscuro pozo de la desesperación? Aún la amarían porque eran sus
padres, por llorar en voz alta. ¿Pero estarían decepcionados de ella? Debería
haber sido capaz de luchar contra cualquier magia que le hubieran hecho.
Debería haber sido capaz de decirle que no a Jericho. Pero no lo hizo. Se había
doblado como un castillo de naipes.
Su atención se desvió momentáneamente cuando sintió que el avión
comenzaba a acelerar. Siempre se le revolvía el estómago cuando un avión
corría por la pista, intentando obtener la velocidad suficiente para asegurar el
despegue. En cada vuelo que había tomado, había sentido que la enorme pieza
de metal no alcanzaría la velocidad suficiente para levantarse de la pista y
seguirían adelante, atravesando un campo y chocando contra un árbol o un
poste o algo así. Por supuesto, eso nunca había sucedido, y tampoco sucedió
esta vez. En cuestión de segundos, estaban subiendo más y más alto en el cielo.
Miró por la ventana y vio cómo el suelo de abajo se hacía más y más pequeño.
—Todo se ve tan pequeño —dijo cuando Costin se inclinó sobre ella
para mirar por la ventana—. Si supiéramos dónde está nuestra manada,
podríamos aplastarla con los dedos.
—¿Y por qué querríamos hacer eso? —preguntó Sally.
Sonrió y se encogió de hombros.
—Porque aplastar a la gente es divertido.
Ella negó con la cabeza y luego se acomodó en su asiento. Iba a ser un
49
largo viaje a casa.
—No creas que voy a dejar que vuelvas a entrar en esa cabeza tuya —
susurró Costin, y sus labios rozaron su oreja. Se inclinó hacia atrás y sonrió,
su magnífico hoyuelo hizo acto de presencia—. Vamos a jugar al dígalo con
mímica —dijo, moviendo las cejas hacia ella. Se desabrochó el cinturón de
seguridad y prácticamente saltó de su asiento.
Sally se acercó a él.
—¡Costin, espera! —Se movió demasiado rápido. Ya estaba fuera de su
asiento y tres filas más adelante en el pasillo, hablando con la azafata que
parecía que iba a empezar a jadear en cualquier momento. Sally quería poner
los ojos en blanco, pero tampoco se atrevía a apartar los ojos de la mujer que
estaba tan cerca de su pareja.
Finalmente, se volvió y se enfrentó a todos los asientos de primera clase.
Tenía los hombros echados hacia atrás y se sostenía con un aire de confianza
que hacía que otros hombres agacharan la cabeza.
—Hola, damas y caballeros —dijo con su voz suave y tentadora—. Me
preguntaba, dado que va a ser un vuelo bastante largo, y también porque mi
hermosa esposa se ha sentido un poco deprimida, ¿si todos estarían interesados
en jugar un juego de dígalo con mímica?
Sally se golpeó la cara con la mano y gimió. Solamente. Costin.
—Ahora, antes de que se quejen —dijo, levantando un dedo—,
escúchenme. Por cada suposición correcta, personalmente les haré una bebida
mezclada y cubriré la cuenta.
—¿Puedes incluso hacer bebidas? —Un hombre de traje en la segunda
fila, con un peinado que rivalizaba con el de Donald Trump, preguntó en voz
alta.
—Soy dueño de mi propio bar y hago que Tom Cruise en Cocktail
parezca un niño de dos años jugando con botellas de Coca-Cola. —En ese
momento, la azafata sacó un carrito cargado con varias botellas de alcohol, un
tazón de hielo, y algunos limones y limas.
Sally no pudo evitar la sonrisa estúpida de su rostro en tanto observaba
a su compañero demostrarle a la multitud escéptica cuán locas eran sus
habilidades como barman. Lanzó botellas, las atrapó, las hizo girar y las vertió
con tal velocidad y habilidad que prácticamente hizo de la coctelería un arte.
Cuando terminó, los pasajeros de primera clase rompieron en aplausos.
50
Y así fue como Sally se vio envuelta en jugar al dígalo con mímica con un
grupo de extraños en un avión, a cuarenta mil pies de altura. Jen iba a
disfrutarlo.

Costin empujó el reposabrazos central hacia arriba y tiró de Sally hasta


que su cabeza quedó en su regazo. La cubrió con la manta que les había dado
la asistente de vuelo y le apartó el cabello de la cara.
—Estás tan loco —dijo en voz baja.
Le encantaba cómo sus labios se convertían en una pequeña sonrisa
cuando estaba complacida con algo que había hecho. Puede que se burle de él,
pero se divirtió jugando. Todos lo hicieron. Costin había hecho el truco en un
esfuerzo por evitar que se sentara y pensara. El juego se había caldeado varias
veces, pero el alcohol mantuvo a la mayoría de los demás pasajeros en un
estado de felicidad. Había estado escatimando a propósito en la cantidad de
alcohol que estaba poniendo en sus bebidas. Quería que todos se divirtieran,
no que se golpearan. Tuvo suerte. Algunos de los pasajeros sabían adivinar y
tenían una pila de vasos de plástico vacíos sobre la parte trasera de sus
bandejas. Se podía escuchar a una pareja en toda la cabina roncando
ruidosamente.
—Te divertiste —respondió—. Está bien si quieres admitirlo.
Sintió que su cabeza se movía arriba y abajo en un movimiento
afirmativo.
—Me divertí. Gracias.
«Haría cualquier cosa por ti», dijo, cambiando a la forma más íntima de
comunicarse a través de su vínculo.
«¿Incluso gastar cientos de dólares en alcohol para jugar al dígalo con mímica
con pasajeros de primera clase solo para evitar que me trague mi propia mente?»
«Sí, Sally mía, incluso eso».
Se acurrucó más cerca de él, y el suspiro de satisfacción que dejó su
cuerpo hizo que él quisiera animarla. Estaba relajada, no del todo, pero más
de lo que había estado en días. Se había divertido, sonreído, reído y bromeado.
Su lobo había estado hipnotizado por ella y se enojaba cada vez que Costin 51
apartaba los ojos de ella. Es hermosa, dijo su lobo. Sí, lo es.
«Te amo, amada compañera», le susurró en la mente mientras la sentía
quedarse dormida.
«Y yo te amo, chico hoyuelo».
Se rio del apodo que Jen le había dado. A Sally aún le gustaba usarlo.
No le importaba porque, conociendo a Jen, podría haber sido mucho peor.
Apoyó la cabeza contra el asiento y pasó los dedos por el cabello de su
compañera. Sus ojos se cerraron, pero no dejó de acariciarla, acariciarla o
tocarla. Incluso mientras dormía, sus manos encontraron el camino hacia su
piel. El tacto era increíblemente vital para los de su especie y más aún entre
compañeros. Mientras Sally siguiera dejándolo tocarla, él podría ayudarla con
la oscuridad que estaba atacando su mente. Y ella lo ayudaría sin siquiera
saberlo. Habían progresado tanto en muy poco tiempo. Quería mantener su
ímpetu avanzando en tanto ella analizaba los acontecimientos de los últimos
cuatro meses. Esperaba que ir a casa a ver a sus padres fuera el movimiento
correcto. Las otras mujeres estuvieron de acuerdo en que sí, y él estaba al punto
de que la llevaría a donde ella quisiera ir si la ayudaría a sanar.
«¿Puedes decirlo?» Su voz en su mente lo sobresaltó. Había pensado que
estaba dormida. Cuando no respondió de inmediato, ella volvió a preguntar:
«¿Puedes decirlo?»
«Te deseo. Te adoro. Te amo. Eres mía y yo soy tuyo», canturreó a través de
su vínculo tal como lo había hecho ese mismo día, y una semana antes, la
noche en que la llevaron a casa.
«Otra vez», susurró.
«Eres hermosa. Te necesito. Te deseo. Eres mía».

52
“Hola, mamá y papá. Este es mi esposo/compañero rumano, sexy, hombre lobo y
cantinero”, dijo ninguna chica nunca… excepto yo.
~ Sally

—Si una mujer más te pide un autógrafo y se toma una foto contigo,
voy a llamar a Jen para que se burle de ti. —Sally se rio cuando Costin rechazó
a la quinta o sexta mujer que le había preguntado si era modelo en alguna
portada de romance paranormal y bla, bla, bla, bla, bla, bla. Aterrizaron en el
Aeropuerto Internacional de Houston, que en realidad parecía un gran maldito
centro comercial con una pista, y desde el momento en que bajaron del avión,
los ojos, en su mayoría pertenecientes a mujeres, estaban fijos en su pareja. 53
—Hola, lamento molestarte, pero ¿no eras ese modelo en el libro My
Mate the Vampire? —le preguntó una mujer con un falso acento sureño que
salió mal a Costin.
Costin simplemente sonrió y sacudió la cabeza mientras decía algo en
rumano, fingiendo que no hablaba inglés. Sally gruñó por lo bajo, emitiendo
una risita de Costin en tanto la mujer se alejaba.
—¿Un vampiro? —preguntó mientras colocaba su mano en la parte baja
de su espalda para guiarla a través de la multitud.
—Deberías haberle dicho que no, que eras el modelo en el frente de la
portada del libro My Mate the Werewolf —espetó Sally, señalándose a sí misma.
Costin la golpeó en el trasero y ella tuvo que reírse por las miradas de
envidia que recibió de las mujeres que simplemente no podían quitarle los ojos
de encima. ¿Estaban envidiosas porque él la azotó?
—En serio, creo que podrías escupirme en el cabello ahora mismo y me
envidiarían. —Se burló en tanto sacaba su teléfono de su bolsillo trasero.
—No, tendrían envidia de tu cabello porque tuvo el privilegio de tener
mi escupitajo en él, que antes estaba en mi lengua. Se trata de la lengua, Sally
mía. Eso es lo que envidian.
Se mordió el labio intentando con todas sus fuerzas no reírse.
—Solo necesito que sepas que grabé lo que acabas de decir y se lo
enviaré a Jen y Jacque.
Cuando se acercaron a la recogida de equipajes, Costin le guiñó un ojo.
—Para ver esa sonrisa en ti y escuchar esa risa, lo diré por el
intercomunicador por ti.
Sally lo agarró del brazo cuando se dio la vuelta y actuó como si fuera
a cumplir su oferta.
—No, no, está bien. Estoy sonriendo. ¿Ves? —Señaló su cara.
Costin le tomó la cara entre las manos y se inclinó para que sus frentes
casi se tocaran.
—Ya veo —susurró—. Veo a la mujer más increíble que he conocido y
puedo llamarla mía. —Presionó sus labios contra los de ella y Sally sintió que
el aeropuerto y todas las miradas envidiosas se desvanecían. Todo lo que podía
sentir era a él. Una de sus manos deslizándose en su cabello a medida que la
otra se deslizaba por su costado y alrededor de su espalda, presionándola
contra su cuerpo. Sintió sus dedos bailar sobre su columna mientras trazaba 54
las marcas parecidas a tatuajes que coincidían con las suyas, marcas que solo
él tenía el privilegio de ver. Sally pasó las manos por su pecho y alrededor de
su cuello mientras se ponía de puntillas para acercarse a él. Alguien
aclarándose la garganta y parándose muy cerca de ellos finalmente la sacó de
la burbuja de Costin en la que había sido absorbida.
Sally se echó hacia atrás y se volvió en la dirección del ruido, y sus ojos
se abrieron como platos.
—Hola, mamá y papá. Jen dijo que nos reuniríamos con ustedes en
Coldspring.
«¿La burbuja de Costin? Suena pervertido», dijo su compañero a través de su
vínculo justo cuando se volvió y le tendió la mano a su padre.
—Señor Morgan, soy Costin Miklos, el esposo de Sally. —Se volvió
hacia su madre y dio un paso adelante, depositando suavemente un beso en su
mejilla—. Señora Morgan, es un placer conocerte finalmente.
Sally sonrió cuando su mamá se sonrojó. No podía culparla. El hoyuelo,
el acento, la maldita apariencia de modelo. Tendría que estar muerta para no
sonrojarse bajo la atención de Costin.
«No te estás sonrojando, y solo le hice el amor a tu boca», dijo, al mismo tiempo
que tenía una conversación con sus padres.
«No digas cosas como le hice el amor a tu boca mientras hablas con mis
padres».
«¿Por qué? ¿Crees que pueden sentir que te estoy diciendo que te hice el amor con
la boca y estoy decepcionado de que no te hayas sonrojado?»
—¿Esposo? —La mamá de Sally ya no se sonrojaba—. Entonces, ¿Jen
no estaba bromeando? ¿De verdad estás casada?
Sally asintió mientras se mordía el labio inferior.
—Lo supe cuando Costin me llamó y me pidió algo viejo y le envié el
relicario que ustedes dos se casarían en algún momento, supongo que la
realidad nunca se hundió. Supongo que te lo dio como regalo de bodas.
—Lo hice —dijo Costin—. Y me gustaría decir que tuve una excusa
increíble para casarme con su hija sin pedirles permiso —dijo Costin mientras
envolvía un brazo alrededor de la cintura de Sally y la apretaba con fuerza
contra él—. Pero no la tuve. Y, para ser justos, como dijiste, les dije que iba a
casarme con ella. Sabía que ella es mi alma gemela. En realidad no vimos una
razón para esperar una vez que ambos nos dimos cuenta de que éramos el uno
55
para el otro.
—Lamento no haberte dicho, mamá —dijo Sally en voz baja—. Quería
hacerlo, pero las cosas sucedieron tan rápido. De hecho… —Se detuvo cuando
su madre levantó una mano.
—Sally, eres una mujer adulta. Admitiré que odio el hecho de haberme
perdido la boda de mi única hija, pero supongo que viviré.
Sally se volvió hacia su padre, que parecía estar perdido en sus
pensamientos.
—¿Papá?
Miró de Costin a ella y luego de nuevo a Costin.
—¿Amas a mi Sally?
Costin la miró, sus ojos llenos con cada onza del amor que sentía por
ella.
—Sí, señor Morgan. La amo, la adoro e incluso me gusta la mayor parte
del tiempo.
Su padre asintió.
—Eso es todo lo que cualquier padre puede desear para su hija. Ser
amado, adorado y cuidado. ¿Eres feliz? —Se volvió hacia Sally y sonrió.
—Lo soy. —Y en cierto modo, ella era feliz. No había necesidad de
vomitar emocionalmente su equipaje sobre sus padres en este momento.
—En cuanto a por qué estamos aquí —intervino su madre—. Pensamos
que el viaje sería un buen momento para hablar y conocer a Costin —dijo,
envolviendo su brazo con el de Sally y guiando a su hija hacia la salida.
Sally miró por encima del hombro para ver a Costin y su padre
recuperando el equipaje de una cinta transportadora giratoria. Su compañero
la miró y le guiñó un ojo. Maldito guiño, compañero caliente.
Mientras subían al auto, el cambio de horario y el vuelo de trece horas
comenzaron a afectar a Sally. Salieron de Rumania a las tres de la tarde, pero
eso significaba que eran las siete de la mañana en Texas. Con el cambio de
hora, retrocedieron ocho horas, por lo que, aunque era un vuelo de trece horas,
cuando llegaron a Texas, solo eran las ocho de la noche. Pero para el cuerpo
de Sally, eran las seis de la mañana del día siguiente, y había dormido muy
poco. Iba a ser difícil permanecer despierta.
El viaje a casa fue un poco más de una hora, y Sally no tenía dudas de 56
que sus padres iban a usar cada minuto para interrogar a su pareja, no es que
pudiera culparlos. No era como si lo hubieran conocido antes de que ella se
casara con él. Y él era mayor que ella. Y se casaron literalmente menos de un
año después de conocerse. Entonces, tal vez tenían una pequeña cantidad de
razones para sospechar de él y sus intenciones. Solo piensa si supieran que es un
hombre lobo. Resopló para sí misma. Se preguntó si su papá hubiera querido
que él se sentara al frente si hubiera sabido esa pequeña información.
—¿Qué haces, Costin? —preguntó su papá mientras salía del
estacionamiento del aeropuerto.
«No te atrevas a decirlo», siseó Sally a través de su vínculo antes de que él
pudiera hablar, lo que provocó que su pareja se riera. Se recuperó disfrazando
la risa de tos. Tal vez permanecer despierta no iba a ser demasiado difícil
después de todo, si eso significaba evitar que su compañero les diera respuestas
ridículas a sus padres.
—Soy dueño de un bar —respondió finalmente Costin.
Sally observó el rostro de su padre mientras procesaba la información.
—¿Un bar?
Costin asintió, y ella pudo sentir su orgullo por ser dueño de su propio
negocio y ser un muy buen cantinero.
—Probablemente no sea el tipo de bar en el que estás pensando —
explicó Costin.
—Entonces… ¿es un bar familiar? —preguntó su mamá, siempre
intentando darles un giro positivo a las cosas.
Sally no pudo evitar reírse.
—Oigan, es un bar, no un club de striptease, ni un garito, ni un lugar
para moteros —les aseguró—. Costin lo mantiene como un establecimiento
respetable.
—Con la ayuda de su increíble hija —agregó.
«¿Pescando puntos brownie?», bromeó.
«Tu papá se ve un poco horrorizado, y no sé si las marcas en mi cuello me están
dando algún punto».
Sus padres pensarían que Costin tenía un tatuaje grande y oscuro en él,
ya que no tenían idea de que era un ser sobrenatural y las marcas en realidad
significaban algo.
57
—¿Tus padres están en Rumania? —preguntó su madre. Sally sintió su
pena inmediatamente.
—Mis padres ya no viven.
—Oh. —Su madre se acercó y le dio unas palmaditas en el hombro—.
Lo siento mucho. Eres tan joven para haberlos perdido.
—Sí, hablando de eso, ¿cuántos años tienes exactamente? —preguntó
su padre.
«Sí, Costin, por favor diles exactamente cuántos años tienes».
«Estás disfrutando demasiado de esto», dijo con un suspiro mental.
—Tengo veinticuatro años —respondió—. Aunque con tantas horas
como trabajo, se siente más como sesenta y cuatro.
Sally tosió para ocultar su propia risa. Sus padres iban a pensar que
ambos tenían algún tipo de condición que causaba movimientos espasmódicos
esporádicos.
—¿Alguna vez has estado casado antes?
—¡Papá! —gimió Sally. Tiene veinticuatro años, no cuarenta y cuatro.
Su padre se encogió de hombros.
—La gente está casada y divorciada a los veinticuatro en estos días.
¿Qué hay de hijos? ¿Tienes hijos con otras mamás de bebés?
Sally se golpeó la cara con la mano. ¿Su papá en serio acaba de decir
mamás de bebés?
—Mamá, haz que se detenga, por favor.
Su mamá se rio.
—Chris, eso no es algo que Cost…
Costin la interrumpió.
—Su hija es en realidad la única mujer con la que he compartido el lecho
matrimonial, y eso solo sucedió después de que nos casamos.
Él. No. Lo. Hizo. Sally sabía que su rostro tenía todos los matices de
rojo en la rueda de colores.
—¿En serio? —La voz de su padre se elevó con admiración—. ¿Virgen
a los veinticuatro?
58
Podía sentir el deleite de Costin por su vergüenza.
—Pero Sally me ha corrompido por completo.
—¡Deténganse! —casi gritó—. Ustedes dos… —señaló entre su padre y
Costin sentados en los asientos delanteros—, no deberían estar discutiendo
camas matrimoniales o la virginidad de Costin o que yo lo corrompa. En serio,
papá.
—En realidad —dijo Costin lentamente—, hubo un momento en la
historia en el que el estado de la virginidad de una mujer era de conocimiento
público.
—¡NO! —Sally levantó las manos y sacudió la cabeza—. Ni se te ocurra
ir allí. Solo para.
Su madre no fue de ninguna ayuda, riéndose como una maldita
colegiala. Sally la fulminó con la mirada y Cindy Morgan simplemente se
encogió de hombros y articuló: Me gusta.
—Si se habla más de sexo, doncellas o cosas por el estilo, me arrojaré
físicamente del vehículo.
«Qué dramática, Sally mía», murmuró en su mente.
«¿Doncella, Costin? ¿En serio?»
«No te avergüences, dulzura. No es un secreto que el tuyo definitivamente no está
intacto».
«Te voy a asfixiar mientras duermes. Solo haciéndote saber con anticipación para
que no te sorprenda».
Se rio a carcajadas y su padre lo miró de soslayo.
—Lo siento, solo pensé en una buena broma.
—Oh, me encanta una buena broma. Por favor, comparte —dijo su
padre, sonando muy parecido al nerd que era.
El resto del viaje en automóvil lo pasó con su padre y Costin
intercambiando chistes cursis. Los de Costin solían ser chistes de bar, y los de
su padre eran chistes de nerd. Costin los encontró hilarantes.
Su madre se inclinó con una sonrisa astuta.
—Es hermoso, tiene una gran personalidad y es ambicioso. ¿Qué está
mal con él? Ningún hombre es tan perfecto —susurró su madre. 59
Sally sonrió.
—Bueno… —comenzó ella.
«Sally», advirtió la voz de Costin.
—Es mandón. Es posesivo. Es un poco pegajoso. Dice cosas
inapropiadas solo para verme sonrojar…
—Ella adora todas esas cualidades, señora Morgan —interrumpió
Costin—. Justo ayer me estaba diciendo que le encantaba cuando le ordené…
Sally saltó hacia delante y le tapó la boca con la mano.
«Si alguna vez quieres volver allí, no termines esa frase. Así que ayúdame, Costin,
me pondré como Jen en tu trasero con hoyuelos».
«Mi trasero no tiene hoyuelos, hermosa».
«No es el punto, mi amor».
—Ustedes dos son demasiado lindos —dijo su madre con una sonrisa
radiante.
Bueno, al menos sus padres no querían empacarlo y enviarlo de regreso.
Eso era algo, ¿verdad?

Cindy Morgan observó cómo Costin ayudaba a su hija a bajar del auto.
Observó cómo sus ojos se iluminaban cuando aterrizaban en Sally y cómo sus
manos casi siempre la tocaban de alguna manera. Todo tenía sentido ahora
que el hechizo se había levantado. Cuando las niñas originalmente se fueron
a Rumania, Alina Lupei había usado algún tipo de magia de manada en ellos
para convencer a sus padres de que todo era normal. Luego, meses después,
una mujer llamada Peri se acercó a ellos y usó magia con ellos nuevamente.
Hace cuatro meses, la magia que Peri había usado para distorsionar sus
creencias con respecto a la ubicación de su hija y lo que estaba haciendo, se
rompió. Con un poco de indagación en los pocos libros de historia que aún
tenía de su propia clase, Cindy obtuvo las respuestas que necesitaba. Ella y
Chris se dieron cuenta de que Sally les estaba ocultando muchas cosas, pero
ella era una mujer adulta y podía tomar sus propias decisiones. Cindy no pudo 60
evitar arrepentirse de no haberle dicho la verdad a Sally. Entonces no habría
tenido que huir a Rumania con un grupo de hombres lobo sin decirles a sus
padres lo que estaba pasando.
Por el aspecto de las cosas, Sally tenía un compañero hombre lobo, lo
que significaba que solo podía ser una de dos cosas: una sanadora o un lobo,
y como Cindy sabía que su hija no era un lobo, Sally había sido elegida para
ser una sanadora gitana. Era un honor increíble pero, al mismo tiempo,
también una carga enorme. Podía admitir que parte de ella deseaba que Sally
no se hubiera encontrado a sí misma como parte de la comunidad
sobrenatural, pero, entonces, las probabilidades estaban en su contra. Su
familia estaba inmersa en lazos sobrenaturales, y era solo cuestión de tiempo
antes de que se eligiera a uno en la línea familiar de Cindy.
—¿Mamá? —La voz de Sally llamó su atención—. ¿Estás bien?
Cindy sonrió.
—Lo estoy. Y parece que tú también estás bastante bien.
Su hija sonrió, pero faltaba una luz en sus ojos. Cindy vio más allá de
la máscara que Sally había estado intentando usar y vio la tristeza que
intentaba abrumarla. No le haría ninguna pregunta frente a su pareja, pero
muy pronto, Cindy descubriría lo que había sucedido hace cuatro meses que
rompió el hechizo y puso esa mirada angustiada en los ojos de su hija. Ella no
creía que fuera Costin. Estaba completamente enamorado de Sally. Pero si por
alguna razón inimaginable fue el hombre lobo quien lastimó a Sally, Cindy no
dudaría en hacer estofado de lobo y darlo como regalo en el refugio de
animales local.

A Costin le gustaron inmediatamente los padres de su pareja. Aunque


ya había hablado con Cindy Morgan por teléfono justo antes de que Sally y él
se unieran y se casaran, no había podido hacerse una idea de cómo era ella.
Ahora, estando frente a ella y observando cómo interactuaba con Sally, podía
decir que la señora Morgan no estaba tan despistada como intentaba parecer.
Vio la aguda inteligencia en sus ojos y el interés que despertaba en ellos cada
vez que los miraba a él y Sally. Y los miraba mucho. Una parte de él quería
agarrar el tentador trasero de su pareja solo para ver cómo reaccionaría su
madre. 61
«No te atrevas. No habrá agarre de la parte trasera», gruñó Sally en su mente.
«¿Qué hay de tus pechos? ¿Puedo agarrar tus pechos para ver cómo reacciona?»
«Por supuesto».
—¿En serio? —Estaba tan sorprendido que ni siquiera se dio cuenta de
que estaba hablando en voz alta y no a través del vínculo.
Sally se volvió justo cuando llegaba al pie de las escaleras que conducían
al segundo piso.
—No, no de verdad, idiota.
Costin echó la cabeza hacia atrás y se rio mientras cargaba sus maletas
y seguía a su compañera por las escaleras.
—Costin, estoy segura de que todos están cansados.
La voz de la señora Morgan lo detuvo justo cuando llegaba al último
escalón. Se volvió para mirarla.
—Vamos a dar por terminada la noche —continuó—. Si ustedes dos
necesitan algo, no duden en preguntar.
—Gracias, señora Morgan —dijo—. Espero interactuar más con usted
y el señor Morgan.
Ella le dio un pequeño saludo con la mano y se volvió, dirigiéndose en
la dirección opuesta. Se dio cuenta de que eso significaba que el dormitorio
principal estaba abajo, mientras que la antigua habitación de su pareja estaba
arriba. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando se giró para seguir el olor de
Sally por el pasillo.
—Puedes borrar esa sonrisa de tu cara, Costin Miklos. No habrá
travesuras en la casa de mis padres. —Sally tenía los brazos cruzados frente a
su pecho y el ceño fruncido firmemente cuando entró en su habitación.
—Entonces déjame aclarar esto —dijo en tanto dejaba sus bolsas. Estiró
los brazos por encima de la cabeza, intentando relajar sus cansados
músculos—. ¿No habrá agarre de traseros o senos y no habrá travesuras?
—Exactamente. Mis padres viven aquí, Costin. Podrían, como, no sé,
entrar o algo así.
Dio un paso hacia su irritada compañera.
—Sally mía, recuerdas que estamos casados, ¿verdad? 62
Puso los ojos en blanco.
—Por supuesto, lo recuerdo.
Dio otro paso hacia ella.
—Y eso significa que se nos permite, corrijo, se espera que participemos
en un montón de travesuras. Tus padres no te van a regañar por tener a un
chico en tu cuarto, hermosa. —Dio un paso final y luego tomó su rostro entre
sus manos. Se inclinó, sus labios apenas tocaron los de ella mientras
susurraba—: Oye.
Soltó una carcajada. Toda la irritación pareció desaparecer de ella con
su toque.
—Oye, tú.
—¿Estás bien?
Asintió.
—Simplemente no quiero que mis padres sepan que estamos teniendo
sexo.
—Estamos casados. Estoy bastante seguro de que ya lo saben.
—Conocer en teoría y conocer por escuchar o ver realmente son dos
cosas totalmente diferentes. ¿Cómo diablos podría mirar a mi padre a los ojos
si escucha algo?
Costin se rio entre dientes ante la mirada horrorizada en su rostro.
—¿Qué es exactamente lo que escucharía? —Su voz había bajado más
y sintió que su lobo se movía cuando su compañero reaccionó ante ellos. Su
olor cambió ligeramente, y era un olor con el que podía emborracharse.
—Hola, papá.
Costin se congeló.
—Él escucharía “¿Hola, papá?” Sally, sé que nunca hemos discutido de
verdad qué palabras nos excitan, pero voy a lanzar esto. “Hola, papá” no
enciende mi interruptor.
Ella resopló y le pellizcó el costado. «Maldita sea, eso dolió».
—Mi papá está en la puerta —dijo cuando Costin se apartó para
mirarla.
Sus palabras finalmente se registraron a través de la niebla inducida por
la lujuria. Costin se giró y obligó a su lobo a no gruñir al hombre, padre o no,
63
que había interrumpido su cacería.
«¿Tu cacería?», preguntó Sally a través de su vínculo. «¿Quiero saber qué
estabas cazando?»
«Tan pronto como tu padre se vaya, con gusto te mostraré».
—Sally. —La voz de su padre llamó la atención de ambos—. Solo
quería decirles a ambos que su madre y yo estamos muy contentos de que estén
aquí.
Costin miró a su compañera, cuyos ojos se veían un poco húmedos.
—Gracias, papi. También estoy muy contenta de que estemos aquí —
dijo Sally y se apresuró a cruzar la habitación. Abrazó a su padre y el lobo de
Costin gruñó. No pudo detenerlo. No estaba acostumbrado a ver a su pareja
mostrar afecto a otro hombre, incluso si era su padre.
Ella dio un paso atrás rápidamente, y se dijeron buenas noches. Cuando
la puerta se cerró y la cerradura hizo clic en su lugar, Costin ya no estaba
pensando en cómo no le gustaba ver a su pareja abrazar a otro hombre cuando
él deseaba desesperadamente que ella lo invitara a su cama. No estaba
pensando en el hecho de que Sally acababa de expresar, hace unos momentos,
su deseo de no tener intimidad en la casa de sus padres, y en realidad no estaba
pensando en el hecho de que tal vez tenía razón. Todo lo que estaba pensando
cuando sus ojos brillantes se volvieron hacia su pareja fue que ella estaba
demasiado vestida y que no estaba lo suficientemente cerca de él.
—Costin. —Sally dijo su nombre lentamente, una advertencia.
Su lobo escuchó un desafío y se animó aún más.
—Compañera —retumbó.
—Te dije que no —dijo ella, como si estuviera regañando a un maldito
cachorro.
Costin sonrió. Necesitaba recordarle a su compañera que él no era un
cachorro para que ella le ordenara. Sus pies se movieron incluso antes de tomar
la decisión. Sus labios encontraron los de ella al tiempo que sus manos
comenzaron a remover la ropa que él le había ayudado a ponerse esa mañana.
«¿Aún quieres decirme que no?», susurró en su mente cuando ella jadeó. Sus
dientes se habían hundido en su marca en el hombro, y su sabor inundó sus
sentidos.
«Deberíamos…» comenzó a hablar en su mente, pero se detuvo cuando 64
Costin la levantó y la llevó a la pequeña cama que estaba contra la pared más
lejana. La acostó e inmediatamente cubrió su cuerpo con el suyo.
«Muérdeme», gruñó mientras lamía la herida que había reabierto.
—Eso suena tan mal. —Sally exhaló.
Costin levantó su cabeza e inclinó la suya, llevando su cuello hacia ella.
—Sabes que quieres —se burló. Pasaron varios latidos antes de que
finalmente sintiera los dientes de ella hundirse en su carne, y todo estaba bien
con el mundo jodido.
«Mía», gruñó a través de su vínculo. Sintió el amor de ella fluir hacia él
incluso cuando su sangre fluía hacia su boca. Le encantaba saber que su aroma
se infundiría en sus venas y el de ella en las de él.
Su hermosa pareja no opuso más resistencia cuando dio lo que era de
ella y tomó lo que era suyo. Sus dedos eran como llamas diminutas que
danzaban sobre su piel, y los suaves sonidos que emitía casi lo volvían loco de
deseo. Probablemente debería haber estado preocupado de que sus padres la
escucharan, pero estaba demasiado ocupado asegurándose de que su mujer
fuera atendida de todas las formas posibles. Cuando finalmente se quitaron
toda la ropa y estaban piel contra piel, el lobo de Costin aulló por dentro.
—Te amo, Sally —le susurró al oído mientras le hacía el amor. Palabras
de amor brotaron de él a medida que se maravillaba del increíble regalo que
ella era.
—Te amo también, chico hoyuelos. —Suspiró una hora o más después.
Amado y satisfecho, Costin la abrazó y escuchó los latidos de su corazón
mientras se dormía.
Media hora más tarde, estaba empezando a quedarse dormido cuando
sintió que algo oscuro crecía dentro de él. Su lobo comenzó a sentirse agitado
e inquieto en tanto se movía en la cama, intentando ponerse cómodo. La
inquietud siguió creciendo y, en cuestión de minutos, sintió una opresión en
el pecho y sintió como si se estuviera asfixiando.
Costin sintió que Sally se movía a su lado y luego sintió que sus uñas se
clavaban en su brazo donde lo tenía agarrado con fuerza.
—¿Sally? —susurró al tiempo que se giraba para mirarla. Tenía los ojos
cerrados y aún estaba profundamente dormida. Empujó más allá de su mente
dormida, usando su vínculo para permitirle ver lo que estaba pasando en su
sueño que estaba causando que le dejara rasguños en la carne. Inmediatamente
se vio rodeado de oscuridad y lleno de desesperación. 65
«Sally, mía», la llamó, pero ella no respondió. Hubo otro gemido, y luego
vio el sueño, o más bien la pesadilla, en la que estaba inmersa su mente. Sally
estaba de pie en una habitación oscura mirando una cama. No estaba vacío.
En la cama había dos cuerpos. Uno era el lobo macho que Costin había
destrozado y el otro era su pareja.
Gruñó, y Sally se giró para mirarlo. Sus ojos se agrandaron mientras se
llenaban de puro horror.
«¿Costin? ¡No puedes estar aquí! Tienes que irte. Despierta», le rogó. Su cabeza
giraba de un lado a otro entre él y la pareja en la cama. Parecía un animal
acorralado listo para atacar cualquier cosa que se moviera.
«Sally, ven aquí», dijo suavemente, intentando ignorar los sonidos que
venían de la cama. Le gustaría decirse a sí mismo que solo fue un sueño, pero
sabía que, más que probable, era un recuerdo.
«¡Tienes que irte!», le rugió. «No puedes ver esto. Por favor, por favor, no quiero
que veas esto».
“Solo quiero arreglarlo. Solo quiero hacer que todo tu dolor y miedo
desaparezcan. Dime cómo, amor, y lo haré”.
~ Costin

Sally rezó a la Gran Luna para que lo que estaba viendo no fuera real.
Seguramente la presencia de Costin en su sueño simplemente era parte de la
pesadilla. Seguramente, su compañero no estaba usando el vínculo para ver en
su mente. Sintió que su yo de ensueño golpeó el suelo y cerró los ojos. No
quería ver nada. No quería escuchar nada ni saber nada. Ni siquiera quería
existir. No de esta forma.
¿Cuántas veces puede romperse un corazón antes de ser destruido 66
completamente? No estaba segura de que su corazón pudiera aguantar más.
Estaba cansada. Las cosas habían estado tan bien desde que se había
despertado y Costin había tomado la iniciativa de sacarla de las profundidades
de la desesperación de su mente, pero debería haber sabido que no ganaría la
batalla tan fácilmente. De hecho, no había batalla. Ganar una batalla
significaba sangre, sudor y lágrimas. Significaba vidas perdidas y heridas
sufridas. Al final, uno solo podía esperar que la victoria valiera todo el
sacrificio que requería. ¿Esta victoria valdría la pena si pudiera ganar? Si eso
significaba tener a Costin y Titus en su vida, entonces sí, lo haría. Simplemente
no sabía cómo defenderse. No había espada que pudiera destruir los recuerdos
que vivían en su mente. No había escudo que pudiera bloquear sus golpes. Se
sentía como un ciervo en un campo abierto. No había cobertura y el animal
asustado estaba rodeado de cazadores, con sus armas apuntando directamente
hacia ella. Cualquier movimiento podría ser letal. Pero quedarse quieta
definitivamente sería fatal.
—Sally, abre los ojos.
Sacudió la cabeza ante la petición de Costin. No quería pararse en una
habitación, incluso si todo estaba sucediendo en una maldita pesadilla, donde
ella estaba en la cama con otro hombre mientras Costin estaba ahí de pie y
observaba. Solo pensar en eso la hizo querer vomitar.
—Despierta y abre los ojos —ordenó nuevamente—. No me hagas
arrojarte agua en la cara. Lo haré, especialmente porque significaría sábanas
mojadas en tu cuerpo muy desnudo. Ahora despierta Sally, mía.
Los ojos de Sally se abrieron de golpe y, alabado sea, no estaba en una
habitación oscura llena de ruidos que la hacían querer vomitar. Estaba en una
habitación oscura, pero era una habitación que le daba consuelo, no miedo y
confusión. Giró la cabeza para mirar a su compañero que la estaba observando
atentamente. Estaba apoyado en un codo, y su frente se dibuja hacia abajo en
una V. Levantó la mano y alisó la mirada preocupada.
—Lo siento —le dijo—. En un minuto, abordaré el hecho de que nunca
me echarás agua en la cama por ningún motivo, en ningún momento. Pero
primero necesito abordar la pesadilla.
Costin presionó un dedo contra sus labios.
—No necesitas abordarlo, hermosa. Fue una pesadilla. Todos tenemos
cosas en nuestras vidas que nos dan pesadillas. Tengo mi propia parte justa.
Lamento haber invadido tus pensamientos, pero estabas asustada y solo
necesitaba arreglarlo. Supongo que no lo hice.
—Estoy despierta —señaló. 67
—Aún estás aterrorizada de que te deje, que no te quiera si sé
demasiado. Hasta que ya no creas eso, entonces no te he ayudado.
—Costin, no necesito que arregles esto —dijo Sally después de varios
minutos de solo mirarlo. Ella estaba intentando organizar las palabras en su
mente en algún tipo de orden para que tuvieran sentido—. Solo necesito que
estés conmigo en medio de esto. ¿Tiene sentido?
Él pasó el dedo por su mejilla y le dedicó una pequeña sonrisa torcida.
—Lo hace, pero eso no me hace querer arreglarlo menos.
Suspiró y se tumbó de espaldas. Sally sintió frío sin él cernido sobre ella,
aunque la idea de eso la hiciera sonar como una debilucha. Se inclinó sobre el
costado de la cama y agarró una camisa de Costin y se la puso. Ya se sentía
demasiado vulnerable, y estar desnuda no ayudaba. Por alguna razón, la
camisa de Costin se sentía como una armadura para ella, lo cual era una
tontería ya que una armadura era dura y realmente protegida, y la ropa era
suave y tal vez ni siquiera te salvaría de un rasguño en el concreto. Se pellizcó
el puente de la nariz mientras se recostaba. Y ahora está pensando en las
cualidades protectoras de las prendas.
—Sally, qué mierda —gruñó para sí misma.
Costin se rio entre dientes.
—Me gusta cuando hablas contigo misma. Es adorable.
—¿Acabas de decir adorable?
Se encogió de hombros.
—¿Y qué si lo hice?
—Entonces eres un barman hombre lobo ardiente con un hoyuelo sexy
que habla como un idiota. —Sally se rio cuando fingió sentirse ofendido—.
¿Costin?
—Sí, ¿Sally mía?
—Gracias por… bueno… por quedarte. —Sus palabras se detuvieron, y
no estaba segura si tenían sentido una vez que salieron de su boca. A veces las
cosas que parecían claras en su cabeza salían tan claras como el barro.
—No tienes que agradecerme por el honor de ser tu verdadero
compañero. —Rodó hasta que estuvo sobre ella nuevamente. Sus anchos
hombros desnudos bloquearon el resto de la habitación, y su rostro
inhumanamente atractivo estaba a centímetros del suyo. La cautivó como
siempre lo había hecho—. ¿Crees que puedes volver a dormir?
68
Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y tiró de él hacia abajo
hasta que su cabeza descansó justo sobre su corazón. Sus brazos la rodearon,
y el peso de él apoyándose en ella debería haber sido sofocante, pero en cambio
se sintió protegida y segura.
—Si me abrazas así, entonces sí, creo que puedo.
—¿No soy demasiado pesado? —preguntó, pero no hizo un movimiento
para liberarla.
—En este momento, eres todo lo que me mantiene unida. Así que, no,
Costin, definitivamente no eres demasiado pesado.
Levantó la cabeza, presionó los labios contra su cuello y luego se recostó
sobre ella. Sally cerró los ojos y dejó escapar un suspiro lento. Mientras
exhalaba, sintió que la opresión en su pecho comenzó a disiparse, y el pánico
allí disminuyó lentamente. Esta vez, cuando se durmió, no hubo sueños.
Chris frunció el ceño a su esposa.
—¿Estás segura?
Cindy asintió.
—¿Cómo lo sabes?
—Me contactaron hace cuatro días.
Sus ojos se entrecerraron.
—¿Por qué me estás diciendo solo ahora?
—Porque no sabía que ella iba a volver a casa. No quería decir nada en
voz alta, dando poder a las posibilidades, a menos que fuera absolutamente
necesario. Pero ahora está aquí, y definitivamente hay algo que no está bien
con ella. —Cindy comenzó a caminar a medida que hablaba—. Chris, se ve
atormentada. Nuestra dulce y gentil Sally tiene los ojos de un espectro. Hay
una oscuridad en ellos. Algo sombrío la ha tocado.
—Entonces ha venido al lugar correcto. Jen tenía razón al enviarla a
casa —dijo.
—Lo estaba, pero Jen no sabe lo que soy. La envió a su casa porque 69
sabía que Sally necesitaba a su familia. —Suspiró y dejó de pasearse—. Solo
estoy agradecida de que haya venido. Si no lo hubiera…
Cindy se detuvo antes de decir algo en voz alta de lo que no pudiera
retractarse. Chris siempre había admirado eso de su esposa. Ella entendía lo
poderosas que eran las palabras y tenía cuidado de cómo las usaba y con qué
fin.
—Se levantará pronto. —Chris miró su reloj—. ¿Quieres contarles
juntos o quieres pasar un rato de madre/hija?
—Creo que esto debe ser algo de lo que hablemos solas. Puede hablar
con su compañero al respecto después de haberlo procesado. Entonces puede
proceder de la forma en que se sienta mejor.
Se puso de pie y le dio un beso en la frente.
—Ella va a estar bien.
Cindy asintió.
—Lo estará. Me aseguraré de eso. Sally, mi increíble hija, va a estar
mejor que bien.
Cindy terminó de vestirse después de que Chris salió de la habitación
para comenzar a preparar el desayuno. Estaba cansada y no había dormido
bien. Estaba inquieta, y sabía que era por Sally y la magia del collar que llevaba
su hija.
Cindy respiró hondo y expulsó toda la energía negativa que se había
acumulado dentro de ella.
Sally la necesitaba. Lo que sea que la chica hubiera pasado, o aún estaba
pasando, era lo suficientemente malo como para haber dejado una gran
cantidad de seres poderosos y mágicos para volver a casa con su familia, a
quienes creían que eran humanos. Era hora de que Sally supiera la verdad.
Cindy se lo debía a su hija. La mujer cuadró los hombros y se dio un empujón
mental para salir de su habitación.
Todos estaban reunidos alrededor de la mesa comiendo el desayuno que
Chris les había preparado cuando Cindy finalmente reunió el coraje. 70
—Sally, me preguntaba si podíamos tener un día de chicas.
Sally asintió.
—Eso sería genial. —Se volvió hacia Costin y entrecerró los ojos sobre
él—. Un día de chicas significa que te quedas aquí.
Costin sonrió inocentemente.
—No me atrevería a invadir un día de chicas.
Cindy se rio entre dientes.
—Por alguna razón, no le creo.
Sally apuntó su tenedor hacia ella.
—La primera regla general cuando se trata con Costin, es precavido
cuando se trata de tomar sus palabras al pie de la letra.
—Auch, hermosa —dijo Costin, poniendo su mano sobre su corazón—
. Dale un giro final y solo acaba conmigo.
—No quiero acabar contigo, solo que estés lo suficientemente débil
como para que no puedas mandonearme —replicó Sally.
Chris estaba sacudiendo su cabeza hacia ellos.
—Puedo decir que has estado mucho tiempo con Jennifer.
Sally sonrió.
—Me ayudó a refinar mi Jen interior.
—Por supuesto que sí —se quejó Chris.
Cindy se levantó y comenzó a recoger los platos vacíos.
—Sally, nos iremos en diez minutos —llamó sobre su hombro. Estaba
cada vez más ansiosa. Ya era hora de que despejara el aire, y Cindy estaba
lista para despojarse de la carga de sus secretos.
Después de lavar los platos y limpiar las encimeras ya limpias, se frotó
las manos y se obligó a dejar de hacer tiempo.
—Hagámoslo.

71
Sally frotó su rostro contra el pecho de Costin mientras él la abrazaba.
Parte de ella en realidad quería simplemente arrastrarse en su regazo y no
moverse. Nunca. Pero eso simplemente no era una posibilidad. Lo soltó y se
volvió para abrir la puerta del auto de su madre. Costin apartó su brazo y abrió
la puerta para ella.
—¿Acaso me han roto los brazos? —le preguntó con una sonrisa.
—Aún no. —El comentario afilado fue una broma, y podía decir que
Costin lo tomó de esa manera, pero la emoción detrás de ello no fue alegre. Se
sintió vengativo. No le gustaba decir algo así y no querer decirlo de una
manera completamente juguetona. No estaba en ella ser insolente sin razón, y
sin embargo, lo había sido.
—Oye. —Costin colocó un dedo debajo de su barbilla y levantó su cara
para mirarlo—. Está bien, Sally mía. Vas a estar bien. Estaré contigo todo el
día. Pero respetaré tu privacidad y no escucharé. Solo necesito sentirte.
Necesito esa conexión.
—Está bien —le dijo, sin siquiera abordar el comentario de todo va a estar
bien, vas a estar bien.
Costin se inclinó y presionó un beso suave en sus labios y luego dio un
paso atrás para que ella pudiera subir al auto. Cerró la puerta y lo saludó con
la mano cuando su madre salió del camino de entrada.
Condujeron en silencio. Su madre parecía tan perdida en sus
pensamientos como Sally. Se preguntó qué podría molestar tanto a Cindy
Morgan para que no intentara aliviar la incomodidad del momento como
siempre era propensa a hacer. Normalmente, Sally haría lo mismo, pero ahora
tenía miedo de vomitar emocionalmente sobre su madre y sonar loca al mismo
tiempo. Explicarle a su madre que su esposo era un hombre lobo no estaba en
la parte superior de su lista de deseos.
No fue hasta que su madre salió a un camino de tierra que Sally pudo
dejar de caminar penosamente a través de sus pensamientos oscuros. Se sentó
erguida y miró a su alrededor. Estaban rodeadas de bosque, bueno, tanto
bosque como se podía tener al sur de Texas.
—Um, mamá, ¿qué estamos haciendo aquí? —preguntó.
Su madre no respondió hasta que se detuvo del todo con el automóvil
completamente rodeado de árboles. Espera, Sally miró detrás de ellos. ¿De
dónde demonios habían venido estos árboles? No estaban aquí hace un
momento. ¿Seguía soñando? Eso debe ser. Estaba soñando y solo pensó que
72
se había despertado esa mañana.
—Sally, voy a explicarte todo. ¿Podrías venir conmigo? —Su madre
abrió la puerta y salió del auto. Se movía con una gracia delicada que le era
familiar a Sally, pero solo porque había estado viviendo con seres
sobrenaturales durante tanto tiempo. Soñando o no, tenía que saber lo que
estaba pasando. Era mejor que vivir en su propia vida desastrosa.
Salió del auto y siguió a su madre, que estaba a varios metros de
distancia. Cindy estaba parada frente a un árbol que se estaba haciendo más
grande ante sus propios ojos.
—Mamá, ¿qué rayos? —dijo Sally lentamente a medida que sus ojos se
abrían del todo, y su boca caía. El tronco del árbol comenzó a partirse hasta
que hubo una abertura lo suficientemente grande como para que una persona
pudiera atravesarla.
—Sé que estás confundida, pero necesito que confíes en mí.
—Dijo la bruja malvada que le entregó a Blancanieves la manzana
envenenada —murmuró Sally por lo bajo mientras caminaba hacia su madre,
que ahora se encontraba dentro del tronco. Sally entró en el árbol enorme y
sintió una calidez sobre ella. Su piel hormigueó, y una sensación de rectitud
fluyó a través de ella.
«¿Sally?» La voz preocupada de Costin llenó su mente.
«Nop. No puedo hablar. Estoy en un árbol, y la recepción es mala». Cerró su
extremo del vínculo para que Costin solo pudiera sentir sus emociones pero
no entrar en sus pensamientos. Definitivamente tendría algo que decir sobre
eso más tarde.
Dio unos pasos y volvió a emerger entre los árboles, pero ciertamente
no estaba en el mismo bosque que antes.
—Estamos en otro reino, ¿no? —preguntó.
Su madre asintió.
—¿Cómo sabes de esas cosas?
—De eso es de lo que necesito hablar contigo —respondió Cindy. Se
volvió y comenzó a caminar de nuevo. Apareció una cabaña pequeña,
aparentemente de la nada.
—Está bien, ahora sé que aún estoy dormida —dijo Sally—. Tengo que
estarlo.
73
—No estás soñando —le aseguró su madre.
Cuando su madre abrió la puerta de la cabaña pequeña, miró por
encima del hombro a Sally.
—En serio lamento haber esperado tanto para decirte esto. Espero que
entiendas por qué lo hice.
Sally siguió a su madre a la casa y cerró la puerta detrás de ella. El
interior era cálido y acogedor. No había nada mágico al respecto. Solo era una
casa con muebles, una cocina, una reina hechicera, un conjunto de escaleras.
Su cabeza se congeló, y luego se movió lentamente hacia la derecha de las
escaleras.
Allí, sentada en un cómodo sillón reclinable, estaba Lilly Pierce, esposa
del rey hechicero. Sin embargo, solo era una humana, no una hechicera. Al
menos, Sally pensó que simplemente era humana. También había pensado que
su madre era tan ajena cuando se trataba del mundo sobrenatural como un
pato ciego y sordo. Mira cómo le había resultado eso.
—¿Señora P? —preguntó tontamente.
—Hola Sally —saludó Lilly con una sonrisa que Sally conocía
demasiado bien—. Y no, no estás dormida.
—Gracias por aclarar eso. Ahora, ¿qué diablos haces aquí? ¿Cómo estás
aquí? ¿Por qué estás aquí? ¿Jacque sabe que estás aquí? Y de todos modos,
¿dónde es aquí?
—Sally, reduce la velocidad —dijo su madre mientras le indicaba que
se sentara en el sofá.
Ella lo hizo, pero fue más desplomarse que sentarse, como si algo
pesado hubiera aterrizado sobre sus hombros.
—Sabes que fui adoptada —comenzó Lilly.
Sally asintió.
—Nunca conocí a mis padres biológicos ni siquiera mi verdadero
apellido. Siempre fui diferente, pero no lo entendí hasta que me di cuenta de
que nadie más podía hacer lo que yo podía hacer. No fue hasta que el padre
de Jacque entró en mi vida que comprendí que existía un mundo sobrenatural
y que podría ser parte de él de alguna manera. ¿Entiendes hasta ahora?
Ella asintió nuevamente. 74
—Desde que conocí a Cypher y me mudé al reino de los hechiceros, he
tenido acceso a registros, registros sobrenaturales. Fue en esos registros que
encontré las respuestas a las preguntas que he tenido durante tanto tiempo.
¿Quién soy de verdad? ¿Qué soy? ¿Hay alguien más como yo? Peri pensó que
simplemente era una vidente, y sí, lo soy, pero soy más que eso. Verás, en esos
registros encontré dos nombres que son importantes para mí, Lillianna Nyx y
Cindira Nyx, de dos clanes de sprites del bosque. Parece que estas dos sprites
desaparecieron hace mucho tiempo.
Sally miró a su madre.
—Nicks es tu apellido de soltera.
—Lo es, pero escrito de manera humana. Me ha permitido un vínculo
sentimental con mi vida anterior —explicó su madre.
—Sabía que era el apellido de soltera de tu madre —continuó Lilly—.
Así que, hice lo que cualquier persona cuerda haría y llamé a tu madre para
preguntarle si era una sprite.
Sally no pudo evitar sonreír.
—Eso no suena como lo que haría cualquier persona cuerda.
—Me sentí un poco incómoda —coincidió Lilly—. Dejaré que tu madre
se haga cargo de la historia desde aquí.
—Confirmé la sospecha de Lilly sobre mí y ella —dijo Cindy.
—¿Eso significa que estoy relacionada de alguna manera con Jacque?
—preguntó Sally—. ¿Ya que ambas eran Nicks o lo que sea?
Lilly sonrió, pero negó con la cabeza.
—Según tengo entendido de lo que leí, los dos clanes tienen apellidos
diferentes, aunque no todos están relacionados. Así que, si bien nuestros dos
apellidos eran Nyx, es solo porque somos del mismo clan.
La madre de Sally continuó.
—Sabía desde que la conocí quién y qué era ella. Pero supuse, como yo,
que simplemente estaba intentando tener una vida normal lejos de los peligros
del mundo sobrenatural.
—¿Cómo te resultó eso? —preguntó Sally mientras cruzaba los brazos
sobre el pecho y se recostaba en el sofá.
—Tan bien como funcionó para tu madre —dijo Lilly. 75
—Sally, soy una sprite del bosque. Y esas son palabras que en realidad
nunca quise decirte, porque como estoy segura de que sabes bien, el mundo
sobrenatural es increíblemente peligroso.
Los ojos de Sally se volvieron hacia Lilly. Las palabras “como estoy
segura de que sabes bien” haciendo que su corazón latiera más rápido.
—¿Le dijiste?
Lilly sacudió la cabeza.
—No lo hice. No pensé que fuera mi lugar compartir con ella tu historia.
Sally dejó escapar un suspiro.
—Gracias.
—Parece que, sin importar mi deseo e intento de esconderte, de todos
modos el mundo sobrenatural te ha encontrado. Por supuesto, no lo sabía
hasta hace unos cuatro meses, cuando se rompió la magia que tu amiga fae
nos lanzó. Entonces pude pensar en lo que había sucedido. Quiero decir, te
fuiste a Rumania con gente que apenas conocíamos, y habíamos estado bien
con eso. Obviamente, nunca habríamos dejado que eso sucediera en nuestras
mentes cuerdas. Para mí estaba claro que nos habían hechizado. —Cindy
sacudió la cabeza como si se estuviera regañando a sí misma—. Desde que se
rompió el hechizo, he debatido contactarte muchas veces, pero tu padre y yo
decidimos permanecer en silencio. No quería arriesgarme a llamar la atención
de la Orden, lo que podría centrar su atención en ti.
—Demasiado tarde para eso —murmuró Sally.
Los ojos de su madre se abrieron por completo.
—¿La Orden sabe de ti? ¿Saben que eres una sanadora gitana?
—Podría decirse.
Lilly resopló.
—Sally, encierra a tu Jen interior y únete a la conversación de adultas.
—Auch, señora P —dijo Sally, pero luego asintió—. Primero terminen
y luego les contaré todo sobre mi feliz experiencia con la Orden.
Su madre la miró con sorpresa y miedo en los ojos, pero finalmente
comenzó a hablar otra vez.
—Hay diferentes tipos de sprites. Lilly es una sprite vidente. Hay sprites
elementales, sprites mentalistas, sprites luminosos y sprites sanadores. Soy una 76
sprite sanadora, aunque no he usado mi habilidad en décadas. Como estoy
segura de que has aprendido, la magia deja una marca y no quería compartir
la mía con nadie. Ahora estamos en el reino de los sprites, y esta es la casa que
ocupé antes de mudarme al reino humano de forma permanente. Mientras
estemos aquí, la Orden no podrá detectarnos, por eso te traje aquí para contarte
todo esto.
—¿Cuántos años tienes?
—Soy mayor de lo que parezco, aunque no recuerdo el número exacto.
Mi mejor conjetura es alrededor de ciento setenta. Y antes de preguntar, en el
ámbito humano, puedo envejecer como lo hace un humano si no uso mi
magia.
Sally parpadeó varias veces a medida que intentaba entender lo que su
madre le estaba diciendo.
No se conmovía porque toda la cosa de los sprites. A estas alturas ya sabía
que existían todo tipo de criaturas sobrenaturales además de los hombres lobo
y los fae. ¿Pero el hecho de que su madre era sobrenatural? Algo ciertamente
difícil de digerir.
—¿Qué hay de papá? —preguntó de repente.
—Es humano, aunque sabemos que el ADN de sanadora gitana en tu
sangre vino de él. El relicario que de alguna manera quedó al cuidado de mi
familia en realidad pertenece a su familia. De hecho, el relicario es cómo
casualmente nos conocimos. Lo llevaba puesto, y él lo reconoció como el de
sus viejas fotos familiares. El resto, como dicen, es historia.
Sally podía sentir la preocupación de Costin por ella viniendo fuerte y
claro a través de su vínculo, y sabía que era porque sus propias emociones
probablemente estaban en coro con las de él. Sin abrir mucho más el vínculo,
intentó enviarle sentimientos tranquilizadores de que estaba bien, aunque eso
no era estrictamente la verdad.
—¿Jacque lo sabe? —preguntó a Lilly.
—Aún no. Pero pronto lo hará.
—Sally, he compartido mis secretos contigo —dijo su madre—. En
serio, no quería lastimarte. Solo quería mantenerte a salvo. Ahora, necesito
que me digas por qué hay oscuridad dentro de ti, una sanadora gitana, nacida
de la luz y la bondad.
Sally sintió que su estómago se revolvía. Definitivamente no quería tener
esta conversación. Tomó una respiración profunda y empezó a contar a su 77
madre la historia de cómo se enamoró de un hombre lobo, se casó con él, luchó
contra brujas, hechiceros, duendecillos y vampiros incluso, adoptó un niño
con su esposo hombre lobo, fue secuestrada, le borraron la memoria, engañó
a su compañero mientras estaba bajo la influencia de un fuerte hechizo fae, y
estaba contemplando el suicidio solo veinticuatro horas antes. Cuando
terminó, sintió como si hubiera sido pisoteada por una manada de jabalíes.
Estaba exhausta, abrumada y unida por un hilo delgado.
«Es suficiente. Regresa a mí». Sintió el poder que Costin usó para derribar
las paredes forzándose a sí mismo en su mente.
«Creo que casi hemos terminado. Solo estoy abrumada, Costin. De lo contrario,
estoy bien».
«También eres un mentirosa jodidamente terrible. Ven a casa o iré a por ti».
Lo haría. No tenía dudas de que la encontraría usando el vínculo. Era
hora de terminar las cosas antes de que la caballería desacertada, una de un
solo hombre lobo, entrara a la carga.
«Estaré en casa mucho antes de que me encuentres. A menos que hayas
descubierto una forma de saltar instantáneamente al reino de los sprites».
«¿Qué?» Su confusión casi podría haber sido divertida si no hubiera
estado tan severamente agotada.
«No importa, te lo explicaré cuando regrese».
Su madre se sentó a su lado en el sofá y se giró para mirar a Sally
ligeramente.
—¿Tengo un nieto? —preguntó, su voz llena del asombro que Sally
había escuchado en Alina y Lilly la primera vez que se enteraron de sus
propios nietos.
—Sí, y él es increíble.
La sonrisa de su madre fue enorme, lo que pareció tan contradictorio
para su situación actual.
—Su nombre es Titus —dijo Sally. Parecía tan orgullosa, como si
hubiera sido la persona brillante de nombrarlo así.
—¡No puedo esperar para conocerlo! —La sonrisa de su madre se
redujo un poco cuando sus ojos se encontraron con los de Sally—. ¿Estarías
bien conmigo si echo un vistazo? —preguntó mientras levantaba su mano
hacia la frente de Sally. 78
Sally frunció el ceño.
—¿Puedes mirar dentro de la mente de alguien?
—Solo otro sprite, y tú eres medio sprite.
—Santos bebés gitanos sprites —susurró. Ni siquiera había considerado
ese pequeño detalle.
—¿Por qué no? Todos los demás han estado hurgando allí últimamente.
—Esto no debería doler —dijo su madre a medida que colocaba su
mano sobre la frente de Sally.
—Últimas palabras famosas, mamá —respondió Sally sarcásticamente
y cerró los ojos.
“La verdadera oscuridad es la ausencia total de luz. Es un refugio seguro para el
mal donde los secretos pueden infectarse y crecer. Es un distorsionador de la
realidad, impidiendo que mi creación vea lo que está justo delante de ellos. Los
deja sintiéndose desamparados y sin esperanza, sin alegría. Las cosas que
permanecen en la oscuridad se marchitan y mueren, ya que se necesita luz para
crecer y cambiar”.
~ La Gran Luna

Iba a matarlos. Eso era todo lo que había que decir al respecto. Tan
pronto como Cindy puso sus manos sobre la cabeza de su hija y profundizó en
su mente, los recuerdos se estrellaron contra ella y sellaron el destino de
aquellos que habían lastimado a su preciosa Sally. Aún la estaban lastimando.
79
La Orden había hecho que Sally pensara que Chris y ella estaban muertos,
obligando a la chica a enfrentar la pérdida prematura de sus padres. La habían
despojado de su identidad. Se la habían llevado de su alma gemela y de su hijo
recién adoptado. Era imperdonable. La pena por tales transgresiones, en su
opinión como madre, debía ser ensartados y luego quemado vivos. ¿Estaba
sedienta de sangre? Absolutamente.
Podía sentir la angustia y confusión de Sally. Quería seguir adelante con
su vida, pero algo la frenaba. Algo en su pasado falso se lo estaba
obstaculizando.
Cindy luchó para no apartar su mano cuando la oscuridad se alzó para
encontrarse con su propia luz. Se burló de ella en una danza sensual
embrujada, intentando envolverse a su alrededor. Pero Cindy no era una joven
sanadora inexperta usando su magia. Era una sprite experimentada. Aunque
su especie no era tan poderosa como la mayoría, era algo especial para su
especie. Mientras más luchó con la oscuridad, más comenzó a reconocer que
no solo era la mente de Sally lidiando con los eventos horribles que había
sufrido. Era más que eso. Esta oscuridad había sido colocada allí a propósito.
«No pueden tenerla», le dijo Cindy.
«Llegas tarde, sprite. Ya es nuestra».
La oscuridad estaba aumentando en poder y, cualquier cosa que la
alimentara, estaba suprimiendo la luz natural de Sally que emanaba de todas
las sanadoras gitanas. Alguien en la Orden le había hecho esto. La magia que
habían usado para llevarse sus recuerdos no fue el único hechizo que habían
lanzado. Deben haber plantado este segundo hechizo como una especie de
plan de respaldo a prueba de fallas sobrenatural que se activaría si se frustraban
sus esfuerzos. Cindy ahora reconocía la magia. Debería haberla reconocido de
inmediato, considerando que sus propios padres fueron alguna vez miembros
de la Orden. No le había dicho esto a Sally, y esperaba no tener que hacerlo
nunca.
Cindy dijo algunas palabras en el idioma de su gente, proyectando su
poder curativo sobre la mente de su hija. Pero sin importar lo mucho que lo
intentara, Cindy no pudo hacer que la oscuridad retrocediera. Tendría que
buscar ayuda. Esto significaba que iba a tener que hablar con la reina de los
sprites del clan del bosque. Y considerando que no había hablado con ninguno
de ellos en casi un siglo, Cindy no estaba segura de qué tan bien sería recibida.
Apartó su mano de la mente de Sally e intentó mantener su expresión
en blanco. 80
No sabía cuánto entendía Sally sobre lo que estaba sucediendo dentro
de ella, pero su hija estaba claramente al final de su cuerda. Lo que Cindy
había encontrado era increíblemente serio, y la aterrorizaba.
Y tan asustada como estaba Sally en su estado mental actual, compartir
esta información con ella podría empujar a la chica al límite.
—Tomará más poder del que poseo para curarte. Voy a necesitar ayuda.
—¿Curarme? —Sally frunció el ceño—. ¿Dañaron algo en mi mente
cuando me despojaron de mis recuerdos?
Cindy se estremeció ante la verdad a medias que estaba a punto de decir.
—Algo así.
—Bueno, ¿es algo así o es eso? —preguntó Sally.
Cindy suspiró.
—Me temo que es difícil decir exactamente qué es lo que te está
afectando. La magia mental es muy complicada, como estoy segura de que lo
sabes.
—Entonces, ¿quién puede ayudar?
—Los sprites luminosos. Llevan una luz dentro de ellos que es similar a
la tuya —explicó.
—¿Pueden sanar? —preguntó Sally.
Cindy vaciló y dejó escapar un suspiro fuerte.
—En cierto modo.
—¿Por qué siento que estás jugando “mira cuán tonta es mi hija” con
tus respuestas?
—Sally, sé que no eres tonta. Pero a veces, cuanto menos sepas sobre el
mundo sobrenatural, mejor. —Cindy sabía que era una excusa débil, pero
tenía que intentar algo, y esperar que Sally simplemente lo dejara pasar.
Sally pareció perdida en sus pensamientos por un momento, y luego su
cuerpo se puso rígido.
—Mi compañero está un poco molesto, y viene a buscarme.
Lilly se echó a reír. Sally la fulminó con la mirada.
—Esto no es gracioso. Ya sabes cómo son los Canis lupus.
Lilly levantó las manos.
81
—Oye, no me gruñas. Sabes que es divertido cuando Decebel se
convierte en un cavernícola con Jen y cuando Fane lo hace con Jacque.
—¿Un poco posesivo y sobreprotector? —supuso Cindy.
—Esa es una subestimación —dijeron Lilly y Sally al mismo tiempo.
—Será mejor que regresemos al auto. Si llega aquí y no puede
encontrarme, se volverá súper desquiciado.
—¿Eso es algo? —preguntó Cindy.
—Hoy lo es —bromeó Sally.
Lilly se paró al mismo tiempo que Cindy y Sally y la atrajo para
abrazarla.
—Tengo que volver con mi compañero. No le diré nada a Jacque hasta
que vuelvas a casa. Creo que deberíamos contarle todo al mismo tiempo.
—Va a estar enojada contigo —señaló Sally.
Lilly puso los ojos en blanco.
—No por mucho tiempo. Fane seguro hará algo para molestarla más, y
me libraré del problema.
Sally se rio tan fuerte que incluso resopló.
—Es divertido porque es verdad —dijo entre risas. Cuando Lilly se
volvió y caminó hacia una pared, y luego a través de ella, dejó de reír.
La cabeza de Sally giró de un lado a otro entre Cindy y la pared.
—¿Qué acaba de suceder?

Costin podía sentir el miedo y alarma de su compañera, y lo siguió


como un faro. Le había dicho al padre de Sally que iba a salir a correr. No
mencionó que estaría corriendo como un lobo grande y molesto.
El Beta intentó apegarse a las carreteras secundarias, pero tuvo que
seguir la dirección del tirón del vínculo, y eso requirió viajar en algunas
carreteras principales. Solo esperaba que la gente lo confundiera con un perro
82
muy, muy grande. Tal vez la magia de la manada lo ayudaría al darle a su
cuerpo tal ilusión. Tiró de su poder Beta y dirigió la magia para hacer su
voluntad. Era todo lo que podía hacer en ese momento, acelerando por el
camino. También rezó a la Gran Luna para que no fuera disparado por un
cazador demasiado entusiasta.
Había corrido solo unos pocos kilómetros cuando encontró el auto de
Cindy. Costin lo rodeó, con la nariz en el suelo, con la esperanza de oler hacia
dónde se había ido su Sally. De repente, captó el aroma de lo real. Su cabeza
giró justo a tiempo para ver a su compañera salir de un tronco enorme. Había
estado diciendo la verdad. Sally había estado en el tronco de un árbol. ¿Qué
demonios estaba haciendo ella saliendo del tronco de un árbol?
Y le preguntó exactamente eso.
«¿Por qué rayos estás saliendo del tronco de un árbol?»
«¿Por qué alguien sale del tronco de un árbol, chico con hoyuelos? Vengo de otro
reino, duh».
Él le gruñó. Esa respondona.
«¿Estabas en otro reino?» Iba a mantener la calma, eso era lo que se decía
a sí mismo. Solo permanece calmado. «Pensé que estabas bromeando».
«Te contaré todo», le aseguró Sally. «Solo dame un minuto para orientarme».
Estaba a punto de cambiar cuando Cindy se materializó del árbol.
Adivinando que estar de pie completamente desnudo frente a la madre de su
compañera no era la mejor idea, Costin permaneció en su forma de lobo.
«¿Estás bien?», le preguntó a Sally mientras se acercaba a ella y le rozaba
la cadera y la pierna.
—Estoy bien. No había necesidad de que vinieras —respondió su
compañera y luego miró a su madre—. Mamá, ¿tienes una manta en tu auto?
—preguntó a medida que lo miraba.
—Creo que hay una manta de emergencia en el maletero.
—¿Podrías conseguirla, por favor? Costin la necesitará después de que
cambie. Estoy bastante segura de que no quieres ver desnudo a mi pareja.
«¿Por qué tu madre no está sorprendida de que sea un hombre lobo? Quiero decir,
considerando que acaba de salir de un árbol de otro reino, obviamente sabe algo sobre el
mundo sobrenatural, pero ¿nunca ha actuado como si supiera lo que era?», preguntó 83
Costin.
«Explicaré todo en un segundo», le dijo.
Su madre se apresuró a buscar la manta, con una expresión de horror
en su rostro. Eso hizo que Costin quisiera reír.
Cuando Cindy regresó con la manta, se la entregó a Sally y luego se dio
la vuelta, dándoles la espalda. Su compañera comenzó a desplegar la manta
difícil de maniobrar, y Costin cambió. Antes de que Sally pudiera extender
completamente la tela, dio un paso adelante y le pasó el dorso de la mano por
la mejilla. Un sonrojo encantador se extendió por su rostro precioso. Comenzó
a tirar de la manta apresuradamente, solo haciendo que la cosa engorrosa se
resistiera aún más en sus esfuerzos torpes.
Decidiendo no torturarla por más tiempo, Costin tomó la manta de sus
manos torpes, la abrió, y luego la envolvió alrededor de su cintura.
Sosteniéndola con una mano, extendió la otra y la envolvió alrededor del
cuello de Sally y la atrajo hacia él. Enterró su rostro en su cabello y cerró los
ojos a medida que tomaba el aroma que solo él podía oler.
«Esto es lo que necesito», murmuró en su mente.
«Lamento no haber mantenido el vínculo completamente abierto. Me entró el
pánico. Y tú también lo habrías sentido cuando escuches lo que mi madre y Lilly me
dijeron».
Se apartó para mirarla.
—¿Estabas en otro reino, y Lilly estaba ahí?
Ella asintió.
—¿Puedo dar la vuelta? —preguntó Cindy.
—Sí —respondieron al mismo tiempo, pero se miraban el uno al otro.
—¿Qué reino? ¿Qué estaba haciendo Lilly ahí? ¿Cómo llegó ahí? —
preguntó, su mente moviéndose a un millón de kilómetros por hora intentando
descifrar por qué demonios la madre de Jacque había estado allí.
—Vino porque se lo pedí —respondió Cindy antes de que Sally
pudiera—. Su historia se entrelaza con la mía y, cuando se hizo evidente que
tendría que contarle a Sally su herencia, decidí que necesitaba saberlo todo.
—¿La herencia de Sally?
Cindy asintió. 84
—Es más que una sanadora gitana, y es más que tu compañera, lobo.
Costin miró de su compañero a Cindy.
—¿Y supongo que eres más que humana?

—¿Qué tal si vamos a casa, y discutimos esto en el camino? —preguntó


Cindy.
Costin accedió. Estar desnudo en el bosque con su pareja y su suegra no
era su idea de pasar un buen rato. Ahora, si Cindy quería dejarlos solos,
bueno…
—Auch. —Se apartó de Sally—. ¿Por qué fue eso?
«Sabes exactamente por qué fue, pervertido». Había una sonrisa escondida
debajo de su molestia. Había estado escuchando sus pensamientos. Y le
gustaba cuando ella hacía eso. Era una intimidad que no podía explicarse, y
era increíblemente especial.
La siguió hasta el auto. Cuando ella intentó subirse al asiento delantero,
él la empujó suavemente hacia atrás, cerró la puerta delantera, abrió la puerta
trasera y la hizo pasar. Se subió a su lado y apoyó la cabeza contra el asiento.
—Vamos a oírlo.
El viaje de regreso fue corto, de modo que Costin no escuchó la historia
completa, pero había tenido suficiente para leer entre líneas. Su compañera era
una mezcla de dos seres sobrenaturales. No era de extrañar que fuera una
sanadora tan poderosa.
Estacionaron y entraron, acordando encontrarse después de que Costin
se vistiera. Una vez que estuvo vestido, se encontraron en la sala de estar
donde Cindy retomó donde lo había dejado. Chris se unió a ellos, y Costin
tuvo que admirar la capacidad del hombre para manejar los eventos anormales
de su vida. Era humano, su esposa una sprite y su hija una mezcla de dos razas.
Chris solo se quedó allí sentado mirando de vez en cuando a Sally con
adoración y frotando la espalda de su esposa mientras hablaba.
—Eso es todo. —Cindy cruzó las manos sobre su regazo y observó a 85
Costin.
—¿Y ahora necesitas que tus primos sprites luminosos echen un vistazo
dentro de mi compañera? —preguntó por aclaración. Había algo que Cindy
no estaba diciendo, y no estaba dispuesto a dejar que otro ser sobrenatural se
acercara a su compañera a menos que supiera toda la información.
—Sí.
—¿Por qué no pudiste hacer nada con tu propia magia? Dijiste que eres
una sanadora para tu especie.
—Costin, no soy todopoderosa. Cualquier magia que usara la Orden no
la dejó ilesa una vez que fue removida. La forma en que lo recordó todo, el
volver conmocionada a la realidad, puede haber causado algún daño. Su
mente, en cierto modo, se fragmentó en dos cuando te vio en ese bar, y sus
recuerdos volvieron a inundarla.
Sintió que Sally se tensó a su lado en el sofá, y la apretó con fuerza
contra él.
«Te tengo, hermosa. No dejaré que esos recuerdos te tengan a ti».
Ella agarró su mano con fuerza y le dio un asentimiento sutil. Lo había
escuchado, pero Costin podía decir que estaba luchando contra las lágrimas.
La dulce y tierna Sally no quería que sus padres la vieran desmoronarse.
—Voy a solicitar una audiencia con la reina de los sprites del bosque
mañana mismo. Haré mi solicitud y , con suerte, estará dispuesta a permitir
que los sprites luminosos ayuden —dijo Cindy. Luego se volvió hacia su
esposo, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro—. ¡Tenemos un nieto!
Chris le devolvió la sonrisa y se echó a reír.
—Así parece. Felicidades —dijo él volviéndose para mirarlos—.
Aparentemente, incluso en medio de la oscuridad y el dolor, la alegría aún
encuentra una manera de darse a conocer. Y no hay nada igual que la alegría
de un niño.
Después de la conversación intensa, llamaron a Titus para ver cómo
estaba e incluso le dejaron hablar con los padres de Sally. Para cuando
colgaron, Cindy había decidido que sin duda era el niño más brillante,
hermoso e increíble que jamás haya adornado el planeta. Esas fueron sus
palabras exactas.
—Mamá, solo hablaste con él durante cinco minutos —señaló Sally. 86
Cindy se encogió de hombros.
—Es tan sorprendente que, me di cuenta en solo cinco minutos.
—No puedo discutir con su lógica, hermosa —dijo Costin—. Ella tiene
razón, y tú lo sabes.
Sally asintió.
—Es tan cierto. Oye, mamá, la próxima vez que veas a Jen, dile que
nuestro hijo es el niño más increíble que jamás haya honrado al planeta.
—Sí. —Costin se echó a reír—. Por favor, hazlo.
Pasaron el resto del día con Costin y Sally descansando en el sofá viendo
películas. Estaba acostado de lado con ella frente a él. Su brazo se envolvía
alrededor de su cintura estrecha y la sostenía fuertemente contra su pecho. De
vez en cuando la besó en el cuello, la oreja o el hombro, esperando que ella
sintiera su amor a través de su toque.
—¿Te estoy sofocando? —preguntó, inseguro de que pudiera detenerse
incluso si ella decía que sí.
—No. Te necesito tanto si no más —respondió—. Refutas lo que mente
me dice con cada toque. No irás a ninguna parte. Aún me quieres. Aún me
amas. Si eso es lo que alguien más consideraría sofocar, entonces, por
supuesto, sofócame.
Él sonrió ante sus palabras, y su lobo se conformó con la sinceridad que
escucharon en su voz. Intentó dejar de lado su preocupación por las cosas que
Cindy les había dicho. Estaba seguro de que ella no les estaba contando todo
y, según su experiencia, las personas que no decían toda la verdad tenían una
agenda o sabían que toda la verdad era demasiado terrible para enfrentarla,
como el terrible día D. No tenía planes de dejar que esos sprites se acercaran a
su compañera hasta que supiera exactamente lo que Cindy había encontrado
en la mente de Sally.

Cindy estaba sentada en la mesa de la cocina esperando. Se había


preparado una taza de café a pesar de la hora tardía. No tenía dudas de que el
compañero de su hija vendría a hacerle las preguntas que había visto en sus
87
ojos esa mañana cuando hablaron. Había oído que el Canis lupus tenía una
buena intuición e incluso podía oler el aroma de las emociones. Probablemente
había olido las mentiras que salieron de ella como peces de una semana. No
había decidido lo que iba a decirle. Pero cuando él entró con seguridad en la
habitación, supo que no se iría hasta que le dijera toda la verdad.
—Costin —saludó, dándole un asentimiento pequeño.
Él le devolvió la acción y sonrió.
—Veo que me estabas esperando.
—Eres protector con mi hija. Eso es algo muy bueno, pero también
puede ser molesto.
Se encogió de hombros, el movimiento pareciendo perezoso y
despreocupado.
—Era tu hija, pero ahora es mi compañera. En las buenas y en las malas
estuvieron en algún lugar de esos votos humanos que dijimos. Es mi trabajo
velar siempre por sus mejores intereses. No puedo hacer eso si no sé la verdad,
toda la verdad.
Después de varios minutos de silencio, ella le preguntó:
—¿Sientes la oscuridad en ella?
Él asintió.
—Yo la vi. La escuché. No es simplemente su propia conciencia la que
causa el dolor, la culpa y la angustia. La oscuridad creciendo en ella es mágica.
La Orden aún tiene sus garras en ella.
Costin gruñó. Sus ojos comenzaron a centellear, y Cindy luchó contra
el impulso de alejarse de la mesa.
Nunca huyas de un depredador, a menos que tengas ganas de ser la
presa. Se mantuvo firme.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó finalmente.
—Reconocí la esencia de la magia.
Su cabeza se inclinó en un gesto muy parecido al de un lobo.
—¿Cómo podrías siquiera saber algo sobre la magia de la Orden?
Cindy se negó a inquietarse bajo su escrutinio. No había hecho nada
malo. Sus padres fueron los culpables al unirse a la Orden. Simplemente había
sido una espectadora indefensa cuando era niña. 88
—Mis padres fueron miembros de la Orden —respondió simplemente.
—¿Fueron?
—Ahora están muertos. Pero crecí yendo a reuniones. He estado antes
cerca de ellos. Así es cómo lo sé. No es algo que me guste recordar, y nunca
deseé seguir los pasos de mis padres. Me fui tan pronto como tuve la edad
suficiente para estar por mi cuenta.
—Apuesto a que no fue muy bien —dijo.
—No, no estuvieron contentos. Pero me resguardé durante mucho
tiempo en mi propio reino. Nuestra reina no quería tener nada que ver con la
Orden, así que me refugié allí. He estado fuera de su radar toda mi vida hasta
hace poco. Me llamaron hace un tiempo y solicitaron una reunión. Por
supuesto, los rechacé. Aún no ha pasado nada, pero supongo que habrá una
reacción violenta por mi negativa.
—¿Saben que Sally es tu hija? —preguntó Costin.
—No lo hubiera creído posible antes de que fuera secuestrada. Pero
ahora… tengo que asumir que deben saberlo. Sería tonto creer lo contrario. La
Orden de la Garra Ardiente es una organización poderosa con miembros
poderosos. Han estado bajo el radar por mucho tiempo. El hecho de que hayan
resurgido es malo. Muy, muy malo.
—Eso significa que se han vuelto más fuertes —asintió Costin.
Ella asintió.
—Sally es mucho más poderosa que yo. Pero no tengo dudas de que a
la Orden le encantaría tenernos a ambas entre sus filas. Creo que usarán a una
de nosotras para intentar llegar a la otra.
—¿Por qué? Y perdóname, pero ¿por qué no te han perseguido hasta
ahora?
—Por un lado, no he usado mi magia en más de treinta años. Han
tenido que hacerme un seguimiento a la buena manera tradicional como lo
hacen los humanos, a través de los registros, porque no había una firma mágica
que seguir. Y dos, no han estado en condiciones de hacer un movimiento
contra nadie en mucho tiempo. La Orden en cierto modo… se derrumbó hace
un tiempo. En realidad no sé qué pasó, pero hubo disensión en las filas y su
liderazgo tambaleó. Si la bestia no tiene cabeza, no puede hacer ningún daño.
Ahora solo podemos suponer que alguien poderoso está nuevamente a cargo.
Los ojos de Costin se entrecerraron ligeramente.
89
—Pero ¿por qué las quieren a las dos? —preguntó de nuevo.
Cindy suspiró. No había querido decirle a Sally lo que era en realidad.
De hecho, cuantas menos personas supieran, mejor.
—Te dije que había diferentes tipos de sprites. Soy una sprite sanadora,
sí, pero soy más que eso. Es extremadamente raro que uno de mi especie reciba
dos habilidades, pero cuando lo hacen, es más probable que su descendencia
tenga una naturaleza dual. Lilly dijo que Sally es la sanadora gitana más
poderosa que han tenido en siglos. Eso no es una casualidad. Probablemente
tiene tanto poder porque soy una vidente.
—¿Como Lilly? —preguntó.
—Sí y no. —Cindy miró alrededor de la habitación. Aunque era
estúpido, se preguntó si habría oídos que no deberían haber escuchado—. Lilly
recibe visiones del futuro, pero no son a voluntad. No puede simplemente
manifestar sus poderes cuando lo desee. Está a merced de sus visiones. Van y
vienen a su antojo. Sin embargo, yo puedo controlar mi habilidad. Puedo ver
el futuro simplemente pensando en lo que quiero saber. Este es un don terrible,
por razones obvias. Pero puedo elegir no saber el futuro, cosa que he hecho
desde hace treinta años. Desafortunadamente, creo que mis padres
compartieron este conocimiento con algunos miembros de la Orden. El hecho
de que no me hayan perseguido durante todos estos años me dice que han sido
extremadamente desorganizados y débiles. Ahora, de repente, se están
acercando a mí, probando las aguas, por así decirlo. Esto significa que creen
que pueden enfrentarse a cualquiera que se les oponga.
—Te quieren porque podrías decirles cada movimiento que hagan sus
enemigos. —La declaración pareció más un pensamiento dicho en voz alta
que algo que requería una respuesta—. Está bien, eso es malo. Pero volviendo
a mi compañera. Dijiste que esta oscuridad en ella es de hecho mágica, de
modo que es algo que se puede eliminar.
—Teóricamente —dijo con cuidado—. Los sprites luminosos no son
sanadores, pero su luz es poderosa. ¿Qué combate la oscuridad?
—Luz —murmuró—. Siempre luz.
—Exactamente.
—Siempre estaré con ella. Por favor, no intentes llevarla a tu reino y
hacer esto sin mí. —Sus ojos centellearon de nuevo, y la estaba mirando con
una intensidad aplastante—. Tienes que entender que, no hay nada que no
haría, nadie que no destruiría, ningún lugar que no desgarraría, para poder 90
recuperarla. Ella es mi luz. No me apartaré, ni siquiera por ti. La forma en que
procedamos será nuestra decisión, Sally y yo, no tú o tu esposo. Estoy
agradecido de que la hayas traído a este mundo y la hayas cuidado hasta que
la conocí, pero ahora es mía. ¿Entiendes lo que digo?
Ella asintió. Y Lilly dijo que era el más dócil de la manada, pensó mientras
veía al hombre que acababa de dejar en claro que destruiría a los padres de su
compañera si eso significaba mantener a salvo a Sally. Tenía que concedérselo,
era lo que Jen sin duda llamaría… con agallas.
Se puso de pie y empujó su silla contra la mesa.
—¿Y sabremos mañana por la noche si tus amigos luminosos estarán
dispuestos a ayudar?
—Sí. Costin… —Se levantó y caminó hacia él—. No podría haber
elegido un mejor compañero para ella. En el poco tiempo que te conozco,
puedo ver que eres un hombre íntegro y de gran carácter. Gracias por amarla.
Sus labios se levantaron en una sonrisa pequeña.
—Te aseguro que no es ningún problema. Soy el que no la merece. Ella
no lo ve. No tiene ni idea de lo increíble que es. —Comenzó a caminar de
vuelta hacia las escaleras y luego guiñó un ojo cuando dijo—: He hecho mi
misión personal mostrárselo.
Cindy lo observó correr por las escaleras y se echó a reír. Era todo un
enigma. Serio y amenazante un minuto y guiños y hoyuelos al siguiente. Podía
ver por qué Sally estaba tan enamorada de él.
Sin nada más que hacer que esperar a la mañana, Cindy se fue a la cama.
Chris ya estaba allí, leyendo un libro que parecía tan viejo como ella.
—¿Cómo te fue? —preguntó mientras dejaba con cuidado el libro en su
regazo.
—Amenazó con matarnos si nos metíamos de alguna manera entre
Sally y él —dijo con voz alegre—. Así que, en general, diría que todo salió
bien.
Él asintió.
—Ambos estamos vivos, así que tendría que estar de acuerdo. —Tomó
su mano y la acercó al borde de la cama—. Es bueno para ella.
—Estoy de acuerdo, y se lo dije.
—No queríamos que la arrastraran al mundo sobrenatural, pero si tenía
91
que suceder, al menos su compañero es fuerte y capaz de luchar contra sus
enemigos. —Apretó su mano suavemente.
—También estoy de acuerdo con eso. —Señaló el libro—. ¿Qué es eso?
—Bueno, mientras compartías tus secretos con Costin, investigué un
poco por mi cuenta.
Levantó el libro y le mostró la portada. Los símbolos allí coincidían con
los del relicario de Sally.
—¿De dónde has sacado esto?
—¿Recuerdas esa caja de cosas que guardé cuando nos casamos? —
preguntó.
Cindy asintió.
—Dijiste que eran cosas que tu abuela había dejado a tu madre.
—En ese momento, no teníamos una hija, y no necesitaba la
información que contenía. Pero cuando comenzaste a hablar sobre el relicario
y tu propia historia, lo recordé. Recordé haber visto este libro cuando era niño.
Es un diario escrito por la tatarabuela de mi bisabuela. Dilo tres veces rápido.
—Se rio entre dientes—. Era una sanadora gitana —terminó en voz baja.
Cindy tomó el libro y lo abrió con cuidado. Era viejo y parecía que
podría desmoronarse si lo manejaba demasiado bruscamente. Comenzó a
pasar las páginas suavemente y se detuvo cuando vio un dibujo del relicario
de Sally. Miró la página al lado y comenzó a leer en voz alta.
—El relicario de la sanadora, o relicario de la Luna, como a veces se le
llama, fue bendecido en su creación por la Gran Luna. Se ha transmitido a
través de generaciones de sanadoras gitanas. Nadie sabe cuál es el propósito
exacto de la joyería o qué poder tiene. Y no siempre ha permanecido en la
misma familia. Ciertas sanadoras a lo largo de la historia están destinadas a
poseerlo, y el relicario siempre encuentra un camino hasta ellas. No se
equivoquen, el relicario fue creado por una razón, y llegará un momento en
que se revelará su poder.
—No es vago y menos que útil —dijo Chris sarcásticamente.
—No del todo —dijo ella mientras continuaba pasando las páginas—.
Sabemos que es importante, y se supone que debe estar con Sally. Con todo lo
que le ha sucedido, creo que es una buena señal de que haya terminado con él. 92
—¿Por qué no la protegió? —preguntó con una voz llena del dolor de
un padre que no pudo proteger a su hija.
—No sabemos si no fue así, mi amor —respondió a medida que
alcanzaba su mano—. ¿Quién sabe qué podría haberle sucedido si no hubiera
tenido el relicario en su poder? Debemos confiar en la Gran Luna, y debemos
estar dispuestos a oponernos a los planes de la Orden. Temo que la vida
pacífica que hemos tenido durante tanto tiempo ha llegado a su fin. Pero, en
una nota increíblemente positiva… —Sonrió—. Tenemos un nieto. Y eso,
querido esposo, vale la pena cualquier batalla que enfrentemos.

—No otra vez —dijo Sally apretando los dientes. Sabía que estaba
soñando, y eso la enfureció aún más porque no tenía la capacidad de detenerlo.
—Siempre estaré aquí, ojos marrones. —La voz de Jericho hizo que su
cabeza girara tan rápido que casi se cayó, si su yo de ensueño podía caerse.
Estaba sentado al borde de la cama. Estaba sin camisa, pero, gracias a
su mente subconsciente, llevaba pantalones.
—Estás muerto —gruñó—. No eres real. Mi compañero te hizo
pedazos.
Los labios de Jericho se levantaron en una sonrisa perezosa.
—Tal vez, pero tú me mantienes con vida.
Sacudió su cabeza.
—No. Estás muerto para mí. Muerto en todos los sentidos.
—Entonces, ¿por qué no puedes dejar de pensar en mí? Me extrañas,
¿no? No tienes que hacerlo. Puedes venir a la cama conmigo y dejar que te
abrace, dejar que te ame.
Sally se esforzó por no vomitar. Vomitar en un sueño era casi tan
asqueroso como vomitar en la realidad.
El infierno se congelaría y Jen besaría el trasero de Decebel antes de que
Sally se metiera en la cama con Jericho. Ni siquiera en un sueño.
—Ojos marrones —canturreó el apodo, que ahora estaba contaminado 93
para ella—. Mira tu muñeca, nena. Me extrañas tanto que incluso finges que
fue el brazalete lo que te hizo entregarte a mí.
Sally miró su brazo. Efectivamente, el maldito brazalete que le había
regalado estaba allí. Lo empujó furiosamente, intentando quitarse la cosa
ofensiva de la muñeca, pero no se movió.
—¡No me entregué a ti, estúpida bolsa de pulgas! Tomaste lo que no era
tuyo. Tú… tú… tienes la culpa.
—No lo recuerdo así. ¿Debería recordártelo? Recuerdo que dijiste mi
nombre, haciendo sonidos que me volvieron loco. Recuerdo que te divertiste
bastante. —Parecía presumido, y quiso golpear esa altivez con un bate de
ladrillo.
—Desearía que Costin pudiera destrozarte otra vez —dijo mientras
caían lágrimas de enojo.
—Pero no puede, Sally. Soy tuyo, seguro y protegido en tu mente
preciosa. Nunca te librarás de mí. Te hiciste una conmigo. Ese es un vínculo
inquebrantable. Eres mía, ojos marrones, y yo soy tuyo.
—¡NO! —gritó a todo pulmón. Tenía las manos apretadas en puños a
los costados, y sacudió la cabeza con fuerza, como si eso hiciera la palabra
más certera—. No, no, soy de Costin.
—Primero eres mía, niña.
Los ojos de Sally se abrieron de golpe, y cayó aliviada de rodillas.
—Gran Luna. —Exhaló el nombre como una oración. Sally inclinó la
cabeza y sus hombros se sacudieron a medida que su cuerpo respondía a la
adrenalina filtrándose en su sistema.
—Sally, ¿cuál es la verdad? Debes comparar las cosas que te confunden
con lo que sabes que es verdad.
—Pero es verdad que hacer el amor con alguien es convertirse en uno
con ellos —sollozó como un niño roto.
—¿Te entregaste a Jericho, el impostor, libremente?
—Siento como si lo hubiera hecho.
—Sally, la verdad. No más mentiras. ¿Te entregaste a él a sabiendas, y
por propia voluntad? 94
—No —respondió y deseó poder decirlo con más convicción.
—No lo hiciste. Él tomó lo que no era suyo. No fuiste una sola carne
con él porque tu espíritu y tu cuerpo no estuvieron realmente dispuestos a
unirse a él. Ahora escúchame, Sally Miklos. Tienes que mantenerte firme. No
puedes creer las mentiras que el mal quiere que creas. Enciende la luz en la
oscuridad, y revela el engaño que se ha plantado en tu mente.
—Gran Luna —dijo Sally—, no puedo hacer esto sin ti.
—Tienes razón.
—¿Estarás conmigo? ¿Con Costin y conmigo?
—Lo haré. Mantente firme contra los planes y mentiras del enemigo.
No dejaré que te tengan. Porque tú eres mi hija. Y tu tiempo en esta tierra no
ha terminado. —Sally sintió que su calidez fluyó sobre ella—. Sally, paz y
tranquilidad. Descansa esta noche.
No hubo más pesadillas. Simplemente durmió. Un sueño profundo y
reparador.
“No hay mayor batalla que las que enfrentamos en nuestras propias mentes. Ser tu
propio peor enemigo, ser incapaz de escapar, retirarte o rendirte, es una forma de
infierno. Pero cuando salimos victoriosos al ganar esa batalla, al negarnos a
inclinarnos ante las mentiras que nos atormentan, no hay mayor victoria”.
~ Sally

—Ha pasado mucho tiempo desde que nos has visitado, Cindira —dijo
la reina de los sprites del bosque con una voz sorprendentemente cálida.
—Pido disculpas por no haber venido antes —dijo Cindy mientras
inclinaba la cabeza hacia la reina de su gente.
—Admitiré que me decepcioné cuando te fuiste. Pero, bueno, todos
95
hacemos cosas extrañas en nombre del amor. ¿Cómo están tu compañero
humano y tu descendencia?
—Mi esposo está bien, gracias por preguntar. Sin embargo, mi hija es la
razón por la que he venido. Está lejos de estar bien y necesita mucha ayuda.
He venido a hacerte una petición y pedirte que permitas que cualquier sprite
luminoso dispuesto a ayudar lo haga.
—Eres una sanadora, y para nuestra especie, bastante poderosa. ¿Por
qué necesitas los luminosos? —preguntó la reina mientras apoyaba los codos
en los brazos de su silla y juntaba las manos debajo de la barbilla.
—Sally está más allá de mi capacidad de ayudar. Necesita la luz de los
sprites luminosos. La Orden la atacó. Lo que le hicieron es enfermo, y su
magia aún está afectando su mente. Es oscuro, más oscuro que nunca. Lo
intenté, pero no pude expulsarla. Te suplicaré si debo hacerlo. Por favor,
ayúdame.
—La Orden —la voz de la reina sonó helada cuando habló—. ¿Han
salido de su agujero?
—Parece que sí —respondió Cindy—. Están en marcha, ganándose más
seguidores. Ya me lo han preguntado.
—Y tú te negaste.
No era una pregunta, pero de todos modos respondió.
—Por supuesto. Moriría antes de trabajar con ellos.
—¿Por qué quieren a tu hija?
—Mi reina, es una sanadora gitana. Una poderosa. Y está relacionada
conmigo. Mi conjetura es que esperaban usarla contra mí para que acceda.
Pero subestimaron el impulso de su manada para rescatarla y el poder de
quienes cuidan de Sally.
—¿Manada?
—Es la compañera de un Canis lupus.
—Y ahora está de vuelta con su manada, ¿a salvo? —preguntó.
Cindy asintió.
—Regresó, pero no sé qué tan a salvo está. La oscuridad en ella es como
un parásito. Debe ser extirpada.
—Permitiré que los luminosos ayuden. Pero me gustaría conocer a tu
hija. Después de todo, es mitad sprite.
96
Cindy volvió a inclinar la cabeza y dejó escapar un suspiro de alivio.
—Gracias mi reina.
—Enviaré un aviso a los luminosos y pediré a cualquiera que esté
dispuesto a ayudar que venga dentro de una hora.
Exactamente una hora después, Cindy estaba de pie en el pasillo de la
reina, rodeada por doce sprites luminosas hembras.
Una sprite que Cindy reconoció dio un paso adelante, y Cindy sonrió.
—Diedre, es tan bueno verte. —Diedre envolvió sus brazos alrededor
de Cindy y la abrazó cálidamente.
—Hermana, te has ido por mucho tiempo. Te damos de nuevo la
bienvenida.
Cindy dio un paso atrás e hizo contacto visual con las demás.
—Me fui hace mucho tiempo. Desafortunadamente, regreso ahora en
circunstancias extremas. Necesito su ayuda.
—La reina dijo que tu hija está en problemas —dijo Diedre.
—Así es. Hay magia oscura afectando su mente. Mi curación no es
suficiente. Necesita luz. ¿Estarían todas dispuestas a compartir la suya?
Todas asintieron, pero Diedre habló por ellas.
—Lo haremos. Sin embargo, debo sugerir que esperemos tres días hasta
la luna llena. Nuestra magia es más poderosa esa noche. Bien podríamos darle
todo lo que tenemos la primera vez con la esperanza de que no tenga que haber
una segunda.
Cindy asintió.
—Estoy de acuerdo. Entonces, regresaré en tres días. Mi reina. —Se
giró hacia la reina del bosque que estaba sentada tranquilamente mirándolas—
. ¿Puedo traer a mi esposo y al compañero de mi hija a tu palacio?
—Sí, por supuesto. Espero conocerlos. Ve en paz, Cindira. Te veremos
en tres días.

97
Pasaron dos días sin incidentes, y Sally sintió como si deberían hacer
una fiesta o marcar la ocasión de alguna manera. Nadie estaba en una batalla,
nadie fue asesinado, por lo que ella sabía, Jen no estaba desnudándose en
público, y ni siquiera había tenido pesadillas. Las cosas eran tan pacíficas
como lo habían sido antes de que supiera que existían los hombres lobo. Su
madre y ella se habían sentado y hablado sobre Titus durante la mayor parte
de esos dos días. Costin ofreciendo intermitentemente cómo su hijo haría que
la hija de Jen babeara y que el hijo de Jacque se sintiera inadecuado.
—No puedo creer que también tengan hijos —suspiró su madre. Era
temprano por la noche el día antes de que fueran al reino de los sprites y los
cuatro estaban descansando en la sala después de haber comido tacos.
—Jen es una gran madre —admitió Sally—. Quiero decir, está bastante
loca, pero es una madre realmente genial.
—¿Y Jacque? —preguntó su papá.
—También es una gran madre, pero Jacque es más natural. Jen es
menos June Cleaver y más Jessica Rabbit.
—Parece que deberías ser demasiado joven para conocer esas
referencias —se rio Costin.
—Amigo, veo televisión —dijo Sally sarcásticamente, empujándolo con
el pie—. En realidad no puedes ser demasiado joven para saber nada en estos
días. Todo lo que tienes que hacer es buscarlo en YouTube o ver si está en
Netflix.
—Eso es cierto —coincidió su padre—. Hace un tiempo, cuando algo
pasaba de moda en la televisión desaparecía en el cosmos, ahora solo se
almacena en Internet.
—Bueno, en mi época, esa cosa del Internet habría sido subir a una red
real —dijo Cindy con una sonrisa.
Sally gimió.
—¿Demasiado pronto? —Cindy se rio entre dientes.
—Solo es extraño —dijo Sally—. Pero bueno, estoy casada con un
hombre lobo y tengo un hijo adoptivo que aún no sabe lo que somos, así que
supongo que en realidad no lo es.
—Solo tienes que aceptar las cosas como son, pequeña —dijo su
padre—. Si no le sigues el juego, te dejarán inconsciente y luego solo pensarás
en todas las cosas divertidas que te perderás. Ah, este es un buen programa —
agregó rápidamente mientras detenía lo que Sally había considerado como una
98
búsqueda distraída. El programa que había llamado la atención de su padre
sucedía en el canal de historia y no era algo que mantuviera su mente lo
suficientemente distraída.
Sally no podía dejar de pensar en su inminente viaje al reino de los
sprites y la cosa extraña de exorcismo que iban a hacer. Bueno, al menos así
era como se refería a eso en su cabeza.
—No es un exorcismo, hermosa —dijo Costin con una sonrisa.
—¿Qué? —preguntó su madre, volviéndose para mirarla desde donde
ella y su padre estaban sentados en el sofá.
—Mi compañera cree que mañana le harán un exorcismo —dijo Costin
distraídamente, su atención aún en la televisión.
—Sally.
Intentó gemir cuando la voz de su madre adquirió el tono tan familiar
de por-qué-demonios-pensarías-eso.
—¿Por qué demonios pensarías eso? —preguntó su madre.
—Y ahí está, amigos —murmuró en voz baja.
Costin se echó a reír cuando su atención finalmente abandonó la
televisión.
—Tú lo dijiste —dijo levantando la mano para chocar los cinco.
—He escuchado mi nombre en ese tono de voz durante mucho tiempo,
muchas veces —admitió Sally.
Cindy entrecerró los ojos hacia su hija.
—Deja de intentar evitar responderme. ¿Por qué crees que van a hacerte
un exorcismo?
—Porque hay algo en mi cabeza que tiene que salir. Por lo tanto,
exorcismo. —Sally se encogió de hombros.
Su madre hizo un gesto a su padre y de repente la televisión estaba
apagada, y sus padres se enfrentaban a ella y a Costin.
—Siento que las cosas se pusieron serias, realmente rápido —murmuró
Costin.
—Serias como una intervención —susurró Sally prácticamente.
Su padre les dirigió una mirada extraña y luego sacudió la cabeza, y una 99
sonrisa pequeña apareció en sus labios.
—Ustedes dos fueron hechos el uno para el otro.
Costin le palmeó el muslo.
—Ves, te lo dije.
—Sally, al principio no quería decírtelo, pero creo que necesito hacerlo.
No quiero que salgamos mañana contigo pensando que hay un demonio o
algo dentro de ti —dijo su madre, ignorando a su padre y Costin.
—¿Decirme qué? —Su interior se apretó. Las cosas pasaron de serias
como una intervención a serias como un infarto.
—Cuando miré dentro de tu mente, encontré una forma de magia
oscura.
—¿Disculpa qué? —dijo sentándose más erguida. Olvídate del infarto,
las cosas acababan de llegar a serias como un Armagedón. ¿Había magia
oscura en su cabeza? ¿Por qué su madre no podía decir: “Encontré
pensamientos felices y unicornios en tu cabeza”?
—Lo que sea que le hizo la Orden a tu mente cuando alteraron tus
recuerdos, dejaron algo. No estoy completamente segura de qué es, así que lo
llamo seguro a prueba de fallas, un hechizo que se activaría si su plan no tenía
éxito. Has estado luchando constantemente con esa oscuridad dentro de tu
mente. No solo son recuerdos. No creo que el hechizo esté necesariamente
causando todos los malos pensamientos, pero sí creo que los magnifica
enormemente y los agrega donde puede. Sabremos más cuando los sprites
luminosos puedan verlo. Desterrar la oscuridad es su especialidad, de modo
que están muy familiarizados con las diversas formas de magia oscura.
—Tenía razón. Es un exorcismo —dijo Sally, casi para sí misma.
—No —la voz de su madre fue firme—. Piensa en ello más como una
limpieza. Todo se ensucia, ¿verdad? Y así, todo necesita una buena limpieza
de vez en cuando.
«Yo me ensucio. ¿Quieres limpiarme?» La voz sensual de Costin llenó su
mente.
Sally se echó a reír, aunque en serio intentó no hacerlo.
—¿Quiero saber? —preguntó su papá.
Sally sacudió la cabeza mientras intentaba controlarse. Solo su
compañero podía ayudar a reducir el drama una muesca o cinco. Se giró para
mirarlo.
100
—Gracias.
—Cuando quieras, Sally mía. Para eso estoy aquí. Bueno… —se
encogió de hombros y sonrió con aire de suficiencia—, eso y ser tu juguetito.
Le dio unas palmaditas en la pierna.
—Eso eres, chico hoyuelo. Eso eres.
Sus padres se pusieron de pie, ambos sonriéndoles pero luciendo muy
cansados.
—Una cosa más antes dar por terminada esta noche —dijo su padre—.
Ese relicario. —Señaló su cuello—. Encontré un diario de mi… bueno…
digamos que muchas bisabuelas atrás. Mencionaba el relicario. Sabemos que
siempre estuvo bajo el cuidado de una sanadora gitana, y fue bendecido por la
Gran Luna. Pero el diario no mencionó qué poder contenía, solo que de
alguna manera siempre terminaba con alguna sanadora pareciendo
necesitarlo.
Sally presionó su mano sobre el relicario.
—Entonces, supongo que es importante que lo tenga.
—Eso parece. Se suponía que terminarías con él. ¿Quién sabe? Quizás
mañana sea una ayuda. —Su padre se acercó y se inclinó. Presionó un beso en
su frente y le dio unas palmaditas a Costin en el hombro—. Descansen un poco
esta noche. Mañana seguramente será agotador.
—Buenas noches, Sally —dijo su madre lanzándole un beso—. Costin,
asegúrate de llevarla a la cama a una hora decente.
—No se preocupe, señora C. —Costin le guiñó un ojo—. Soy bueno
para llevar a tu hija a la cama.
Sally lo golpeó con un cojín en la cara cuando su madre se cubrió los
oídos y comenzó a cantar. Su padre solo se rio y sacó a su madre de la
habitación.
—¿En serio? —preguntó ella, volviendo su mirada entrecerrada hacia
él.
—¿Qué? —dijo, luciendo completamente inocente—. Es un hecho. Soy
bueno llevándote a la cama. Ustedes son los pervertidos que lo llevaron a un
nivel sexual.
—Como si no lo quisieras decir de esa manera —desafió. 101
—Nunca —jadeó, presionando su mano contra su pecho y abriendo
mucho los ojos—. ¿Cómo te atreves?
Sally resopló.
—Está bien, no vuelvas a hacer eso. Nunca.
—¿Demasiado?
Puso los ojos en blanco y luego se levantó.
—Vamos, tengo algo que mostrarte.
Costin se puso de pie de un salto y se frotó las manos.
—Bien, eso es lo que me gusta escuchar de mi mujer.
Se rio cuando él la levantó y la arrojó sobre su hombro, subiendo las
escaleras de dos en dos.
—¿Estás tan ansioso por leer un pedazo de papel?
Se detuvo justo afuera de su puerta.
—¿Papel?
—¡Ugh! Costin, bájame. Tu hombro está aplastando mi diafragma.
—¿Qué quieres decir con un papel? —preguntó, sonando como un niño
triste—. ¿No algo de tiempo sexy? —dijo mientras la deslizaba por su cuerpo
hasta que sus pies se plantaron en el suelo.
Ella sacudió su cabeza.
—Nop. Es momento de algo de tiempo para una relación saludable. —
Sally abrió la puerta de su habitación y entró, intentando no reírse ante la
expresión de su compañero.
—Pero tiempo para una relación saludable puede conducir a tiempo
sexy, ¿cierto? —Cerró la puerta detrás de él y pasó la cerradura en su lugar.
Sally tomó un diario de la mesita de noche y se sentó en la cama. Ella
lo miró y palmeó el lugar a su lado.
—No estoy diciendo que lo descarte ni nada así.
Su sonrisa volvió cuando se sentó a su lado.
—Toma. —Le entregó el diario—. Pasa a la página con el clip en el
borde.
Costin lo pasó a la página, y sus ojos comenzaron a moverse de un lado
a otro del papel. Una sonrisa lenta comenzó a formarse en sus labios sensuales.
102
—¿Cuándo hiciste esto?
Se obligó a no sonrojarse mientras hablaba.
—Anoche mientras me bañaba.
Se rio entre dientes.
—Así que eso es lo que te tomó tanto tiempo. —Le tendió el diario—.
Entonces, continúa. Vamos a escucharlo.
Los ojos de Sally se abrieron del todo a medida que su boca caía.
—¿Q-quieres que lo lea en voz alta? —Eso sonaba como la peor idea
que hubiera escuchado.
—Por supuesto —respondió y comenzó a recorrer su espalda con un
dedo mientras se recostaba de lado, apoyado sobre un codo—. Necesitamos
poder hablar sobre estas cosas y comunicar nuestras necesidades.
Ella resopló.
—Estoy comunicándolas, en este papel. —Le tendió el diario, y lo
sacudió como si él no supiera a qué papel se refería.
—¿Y si me quedo ciego y no puedo leer?
—Aprenderé a escribir en braille —contestó secamente.
—¿Y si me quemaran las yemas de todos los dedos y no pudiera sentir
nada?
—Depende. ¿Soy yo quien te quemó todas las yemas de los dedos? —
preguntó ella y luego se echó a reír ante la expresión de horror en su rostro—.
¿Qué? ¿De qué otra manera te quemarías las yemas de los dedos? Espera. —
Levantó la mano a medida que la risa continuaba saliendo de ella—. Ya sé,
las quemaste accidentalmente porque eres ciego, y Jen te dijo que quitaras las
migajas de la estufa y lo hiciste.
La mirada de horror desapareció, solo para ser reemplazada por una
mirada que hacía obvio que estaba cuestionando su inteligencia.
—Eso fue patético.
—Tienes razón. Bastante patético. Y probablemente te cansaste mucho
solo escuchando lo patético que fue y ahora quieres dormir. —Comenzó a
levantarse, pero Costin enganchó un mechón de su cabello y la mantuvo en su
lugar. 103
—Lee, Sally mía.
Dejó escapar un gruñido bajo.
—Bien. —Después de aclararse la garganta cuatro veces más,
finalmente comenzó a leer—. Me pediste que escribiera cosas que necesitaba
de ti. Aquí va. Necesito que me sonrías, especialmente cuando no tienes ganas
de sonreír, así que sé que no he hecho algo mal. Necesito que pases tus dedos
por mi cabello, así no tendré la tentación de cortarlo. Necesito que me digas
cuándo estoy siendo malcriada para que pueda parar porque quiero que quieras
estar cerca de mí, no solo tener que estarlo. Necesito que me abraces cuando
lloro. Odio llorar, y si me abrazas no me sentiré como una debilucha. Necesito
que me susurres cosas dulces cuando me hagas el amor. Necesito que te rías
conmigo y me hagas saber que crees que valgo la pena. A veces necesito que
me pidas que camine contigo porque me hace sentir que disfrutas estar
conmigo. Necesito que estés interesado, aunque solo sea el tiempo suficiente
para estar orgulloso de mí, en las cosas que me interesan y me va bien.
Necesito escuchar tus alabanzas. No sé si crees que he hecho un buen trabajo
si no me lo dices. Necesito que me digas que no cuando sabes que no es lo
mejor para mí o nuestra familia. Necesito que me digas que sí cuando algo es
mejor, incluso si será difícil para nosotros. Necesito que quieras mi opinión y
que te importe lo que tengo que decir. Sobre todo, te necesito: tu atención, tus
palabras, tu tiempo, tu afecto, tu ternura, tu alegría, tu compromiso y tu
fidelidad. —Cuando terminó, se quedó mirando el papel, incapaz de mirar la
cara de Costin.
—Gracias —dijo después de varios minutos de silencio—. Saber lo que
necesitas me ayuda a saber cómo puedo asegurarme de que sientas mi amor.
—¿Qué hay de ti? —Lo escuchó moverse y se giró para mirarlo. Sacó
un papel doblado de su bolsillo—. ¿Ya hiciste el tuyo?
Él sonrió.
—Yo también me baño.
Sally se rio.
—Estoy totalmente segura de que escribiste el tuyo en la bañera.
—Silencio mujer y escucha mis necesidades —le dijo juguetonamente—
. Necesito que me frotes los pies.
Las cejas de Sally se alzaron.
—¿En serio?
—Shh. —Se llevó un dedo a los labios—. No he terminado.
104
Hizo un gesto con la mano.
—Por supuesto, continúa.
—Necesito que tomes mi mano cuando me siento a tu lado. Necesito
que te rías de mis bromas. Necesito que me respetes. Necesito que te interesen
las cosas que me interesan. Necesito que luches conmigo.
Abrió la boca para decir algo, pero esta vez, Costin puso su dedo sobre
su boca.
—Necesito que me digas que sí. Necesito que me desees. Necesito que
uses ropa sexy en la cama. O bueno, desnuda también funciona.
Puso toda su mano sobre su boca, lo que la hizo querer reír.
—Necesito que sepas que siempre puedes decirme lo que necesitas de
mí. Y necesito saber que tengo la misma libertad contigo.
Cuando finalmente dejó caer su mano, se sentó y acunó su rostro.
—Te amo, Sally mía. Y haré todo lo posible para satisfacer tus
necesidades. Cuando no lo haga, entonces, seguro, revienta mis pelotas por
eso.
—Jen es más fanática de reventar las pelotas. Solo te empujaré con el
dedo del pie. En tu pierna, no en tus pelotas.
Su risa resonó y ella se unió a él, y se sintió tan bien reírse con él.
Sentirse viva, aunque en el fondo de su mente podía sentir la oscuridad
burlándose de ella, diciéndole que no duraría. En ese momento, iba a agarrar
la luz que encontraba en su amor y se aferraría a ella.
—¿Puedo empujarte? ¿Cuándo te necesite?
—¿Eso es lo que está sucediendo en este momento? —preguntó Sally
con una sonrisa—. ¿Me estás empujando?
—Eso es exactamente lo que es, hermosa. Relájate y déjame darte lo
que ambos necesitamos.
Ella se rio.
—¿Y qué es eso exactamente?
—Menos ropa.
Sally no sabía lo que iba a pasarle al día siguiente. No sabía si los sprites
luminosos freirían su cerebro con su luz, haciéndolo salir por sus oídos, o si se
convertiría en un demonio andante, pero lo que sí sabía, en este momento, en
105
su antiguo dormitorio, era que tenía a su compañero y que quería amarla. Y
no iba a dejar pasar ese momento con él.
“De vez en cuando, tenemos estos momentos en la vida cuando sabemos
exactamente lo que se supone que debemos hacer. Es como cada pequeña cosa:
nuestra respiración, nuestros movimientos, nuestros pensamientos y acciones, todo,
simplemente tiene sentido. Estamos donde se supone que debemos estar, haciendo
exactamente lo que se supone que debemos hacer, con exactamente con quién se
supone que debemos hacerlo”.
~ Costin

Atravesar el árbol por segunda vez no le pareció a Sally tan emocionante


como lo había sido la primera vez. Pero entonces, la primera vez que no había
entrado en el reino de los sprites para encontrarse con la reina de los sprites y
para que su cabeza fuera examinada por algunos sprites luminosos. Resopló
106
para sí misma. Sprites luminosos.
«¿Estás tan estresada que todo te resulta divertido?», preguntó su compañero
a través de su vínculo.
«Prácticamente».
«Si te hace sentir mejor, eres jodidamente sexy».
«¿Incluso estresada y llena de oscuridad?»
Costin rio entre dientes.
«Hermosa, si llena de oscuridad me da otra noche como la de anoche, digo que
simplemente le digamos a los sprites luminosos que vayan a dar un paseo».
Sprites luminosos de paseo. Sally se mordió el labio para no reírse cuando
salió del árbol y se adentró en el bosque del reino de los sprites. Sus padres ya
habían cruzado y los estaban esperando.
—¿Todo bien? —preguntó su papá.
Sally ni siquiera pudo hacer contacto visual con su padre después del
comentario mental de su compañero.
—Todo está bien, papá.
—¿Dónde está el palacio? —preguntó Costin.
Cindy levantó la mano, pidiéndoles que esperaran. Luego, de la nada,
o al menos eso le pareció a Sally, vio un castillo pequeño a unos cien metros
de distancia.
—Justo ahí —dijo Cindy con una sonrisa astuta.
—Está bien, así que eso acaba de pasar, ¿verdad? —le preguntó Costin.
Sally asintió.
—Definitivamente pasó, cariño. No hay ningún castillo y luego, bam,
castillo.
Costin alzó el pulgar.
—Mientras no sea el único alucinando, entonces estoy bien.
Caminaron en silencio. La mano grande de Costin se envolvió con la de
ella mientras Chris sostenía la de Cindy. Sally sintió casi como si la llevaran a
la horca. Solo faltaba esa ingeniosa música de fondo indicando que su destino
estaba cerca. 107
—Esta mañana estás siendo un poco dramática —le susurró Costin.
—Anoche estuviste un poco dramático, pero no me escuchaste
quejarme, así que aguántate, peludito.
Costin le hizo gestos en forma de garra y siseó como un gato.
—Eso es perturbador. Déjame grabarlo en video para poder enviárselo
a Jen y Jacque. De lo contrario, nunca lo vuelvas a hacer —dijo Sally mientras
comenzaba a sacar su teléfono del bolsillo trasero.
—Te dejaré grabarme, si me dejas grabar…
—NOP. —Sally lo interrumpió rápidamente y se volvió hacia su
madre—. Entonces, mamá, ¿cómo va a funcionar todo esto?
Estaban entrando por la puerta grande cuando su madre comenzó a
responder, pero fue detenida por el sonido de varios jadeos. Sally levantó la
vista cuando entraron en el castillo y no pudo evitar poner los ojos en blanco.
Había un puñado de mujeres, sin duda sprites, dando vueltas por el gran
vestíbulo, todas mirando boquiabiertas… a Costin.
—¿En serio acaban de jadear? —preguntó su papá.
Sally se encogió de hombros.
—Al menos no están pidiendo su autógrafo, fotos o tener sus bebés.
—¿Eso realmente sucede?
Costin le guiñó un ojo a su padre.
—Todos. Los. Días. —Luego señaló a Sally—. Ella me ruega por ellos.
Sally comenzó a responder, pero se congeló cuando una hermosa mujer
vestida con un brillante vestido oscuro caminó por el medio del pasillo. Las
mujeres se apartaron pero continuaron mirando a los invitados.
Cindy inclinó la cabeza.
—Mi reina. —Su padre hizo lo mismo.
—Bienvenida de nuevo, Cindy. —La voz de la reina fue suave pero
segura—. Preséntame, por favor.
—Este es mi compañero, Chris Morgan.
—Su majestad —dijo su padre con una reverencia leve.
—Soy la reina Andora, Chris Morgan, de los humanos. Has cuidado 108
bien a Cindira. Te lo agradezco.
—Ha sido un honor —dijo—. Y también es un honor conocerte.
—Esta es mi hija, Sally, y su compañero, Costin, de la manada de lobos
de Serbia —continuó Cindy.
Andora se acercó a ellos y los miró críticamente.
—Es un honor conocerte, su Alteza —dijo Costin y tomó su mano,
presionando un beso en la parte superior de esta. La dejó ir y luego presionó
la palma de su mano contra la espalda de Sally—. Estoy muy agradecido de
que hayas permitido que mi compañera y yo ingresemos a tu reino.
—Nos sentimos honrados de tenerte —le dijo y luego miró a Sally
nuevamente—. Has tenido un mal momento recientemente. Dime, ¿cómo te
sientes?
—Estoy bien, su Alteza —dijo Sally—. Cansada, pero bien.
—¿Puedo? —La reina Andora levantó la mano para presionarla contra
su frente.
Sally asintió. ¿Qué iba a hacer, decirle que no a la reina?
Andora puso su mano sobre la frente de Sally y cerró los ojos. Sally
sintió que los dedos de Costin se cerraron alrededor de su camisa a medida
que daba un paso más cerca de ella. Sally bajó la mano y tomó la suya.
«Estoy bien».
«Sé que lo estás, Sally mía. Aun así es difícil para mí compartir el vínculo mental.
No sabía que tu madre estaba mirando dentro de tu cabeza el otro día. Pero saber que
alguien está rebuscando por aquí hace que mi lobo esté nervioso».
«Te amo», dijo con dulzura.
«Eso es algo bueno. Alguien tiene que hacerlo».
Ella sonrió y dejó escapar el aliento que había estado conteniendo
cuando la reina Andora dio un paso atrás. Su rostro lucía sombrío, y sus ojos
tenían una inteligencia aguda que Sally no había visto antes.
—Llévala a las habitaciones de los sanadores. Los luminosos te están
esperando allí. —La reina se volvió sin decir una palabra y volvió a caminar
por el pasillo.
Una mujer pequeña se adelantó y se inclinó ligeramente.
—Mis damas y señores, si me siguen.
109
Bajaron por el pasillo hasta una escalera que los llevó al segundo piso.
Cuando salieron de la escalera, Sally se sorprendió por lo poco que
parecía a la estructura de un castillo típico una vez que se adentraron en el
palacio. Ahora, simplemente parecía un hogar con una barandilla muy bonita
y una alfombra elegante.
Giraron a la derecha, siguiendo a la mujer pequeña con pies rápidos.
Después de cantar mentalmente hasta ochenta botellas de sprite en la pared,
finalmente se detuvieron en una gran puerta arqueada. Está bien, esto se ve un
poco más como un castillo.
La mujer llamó tres veces, y la puerta se abrió. Cuando entraron, Sally
sintió que el calor la atravesó, pero no permaneció. Se movió de su frente y de
su espalda, como si hubiera pasado por agua tibia y hubiera llegado fría al otro
lado. Se estremeció.
—¿Estás bien? —le susurró Costin al oído.
Asintió pero se frotó los brazos, intentando deshacerse del frío.
—Hola, Sally. —Una mujer con cabello castaño cayéndole por la
espalda y sobre los hombros dio un paso adelante. Tenía ojos agudos y una
sonrisa agradable. Llevaba un vestido con cuello redondo, mangas largas y
fluidas y un delgado cinturón plateado con cordón alrededor de su cintura
pequeña—. Mi nombre es Diedre. Soy la regente de mi clan, los sprites
luminosos.
—Es un gran placer conocerte. Y gracias, por estar dispuesta a hacer…
—Se detuvo—. Um, lo que sea que vas a hacer.
Diedre hizo una reverencia leve.
—Estamos encantadas de ayudarte. —Hizo un gesto hacia una cama
pequeña—. Por favor, acuéstate aquí para que podamos comenzar. La luna
saldrá en menos de un cuarto de hora, y queremos estar en el proceso antes de
que alcance su cenit.
Costin tomó su rostro en sus manos y presionó un beso suave en sus
labios.
—Estaré justo a tu lado.
Ella asintió.
—Por favor, mantén a tu bestia bajo control.
Le guiñó un ojo.
110
—No prometo nada, hermosa.
Sally sacudió la cabeza hacia él mientras les daba un abrazo rápido a
sus padres y luego se subió a la cama. Se tumbó de espaldas y dejó los brazos
a su lado. Sintió que en cualquier momento alguien saltaría y gritaría
“¡CAÍSTE!” y todo lo que había sucedido durante los últimos dos años iba a
ser un sueño extraño.
«Sé que soy demasiado bueno para ser verdad, Sally mía, pero soy real, no solo
un sueño», bromeó Costin a través de su vínculo.
Sally puso los ojos en blanco.
—Serías la parte de pesadilla del sueño.
Presionó una mano contra su pecho como si de verdad lo hubiera
herido.
—Sally, tus palabras cortan profundamente. En serio.
—Tu compañero es divertido —dijo Diedre a medida que caminaba
hacia el lado opuesto de la cama—. Apuesto a que estás feliz de que no sea
solo una cara bonita.
Sally se cubrió la nariz para no soltar una carcajada. De acuerdo, a ella
le agradaba Diedre.
—Es bueno que haya venido con cerebro.
—Anoche no estabas realmente preocupada por mi cerebro —murmuró
Costin en voz baja, lo que hizo que Sally tosiera.
Diedre hizo un movimiento con las manos y, de repente, había mujeres
rodeando la cama. No era una cama ancha, así que Sally estaba cerca del borde
por todos lados, lo que significaba que todas las mujeres no tenían problemas
para alcanzarla para poner una mano sobre su piel. Sally contó doce pares de
manos sobre ella antes de cerrar los ojos y tratar de relajarse. Intentó alejar
cualquier miedo y respirar profundamente mientras esperaba.
La habitación pareció desvanecerse, y estaba parada en una habitación
oscura. Podía sentir el piso debajo de sus pies y apenas distinguía las paredes
y una ventana pequeña donde un rayo de luz de luna muy escaso intentaba
entrar.
—¿Sally? —Oyó la voz de la sprite.
—¿Diedre? —preguntó. 111
—Sí, aquí estoy.
—¿Dónde es aquí?
—Estamos en tu mente.
Sally frunció el ceño.
—Solo es una habitación negra y vacía… —se estremeció—… y fría.
—Quiero que te concentres en la oscuridad y el frío.
La voz de Diedre sonó cercana, pero Sally no podía ver a la mujer. No
podía ver nada.
—Quiero que enfoques toda tu atención en esa oscuridad. Siéntela. ¿Es
parte de ti o es ajena?
—¿Qué quieres decir con, es parte de mí?
—Niña, cada uno de nosotros tiene algo de oscuridad dentro de sí. —
La suave voz de la sprite llenó el espacio. No sonaba severa, solo natural—.
Todos tenemos la capacidad de hacer un gran mal. Tenemos opción. ¿Debo ir
en esta dirección que conduce a cosas buenas y saludables, o voy en esta
dirección que me da la ilusión de satisfacción por un segundo breve mientras
lentamente mata mi alma? Pero no toda oscuridad viene del interior. A veces,
las influencias externas pasan desapercibidas. Quiero que sientas esta
oscuridad y determines si es tuya o algo más.
Sally se volvió hacia la oscuridad que ondulaba como una serpiente
encantada en un rincón de su mente. Era tan extraño ver su mente como una
habitación. Sally sabía que su cerebro era una masa rosa llena de sinapsis, pero
este lugar era una habitación rectangular con rincones oscuros ocultando los
secretos de la psique. La oscuridad se movió de nuevo, volviendo su atención
a sí misma.
Dio un paso hacia la masa negra, a pesar de que su cuerpo le gritaba
que se volviera y corriera.
Dio otro paso, y aún otro, hasta que pudo extender su mano y tocarla.
Escuchó el gruñido de Costin, pero no retiró la mano. La consecuencia
de su acción fue inmediata. Sally sintió como si se hubiera tragado una bolsa
de algodón. No podía tener aire en sus pulmones, sin importar lo mucho que
lo intentara. ¿Era real? ¿En serio no podía respirar, o solo era algo pasando en
su mente?
Tan rápido como el aire la había dejado, volvió, y estuvo rodeada de 112
recuerdos. Podía escuchar su voz, oler su aroma e incluso sentir su piel sobre
la de ella. Jericho.
—No —dijo con firmeza.
—¿Qué sientes? —La voz de Diedre se estrelló en los oídos de Sally,
ayudando a la sanadora gitana a retirarse del huracán de emociones
arremolinándose dentro de ella.
—Lo siento. El hombre lobo impostor. Está en esa oscuridad. Se burla
de mí.
—¿Es tuya?
—No. —Sally entendió ahora lo que quería decir la sprite. La oscuridad
que bailaba frente a ella no era suya. Había sido dejada allí por alguien más.
—Va a hacer calor aquí —dijo Diedre—. Y me disculpo, pero veremos
algunos de tus recuerdos. Sally, la luz visible no es lo único que elimina la
oscuridad. La oscuridad es engaño. Su intención es cubrir y ocultar, mentir.
Así que, mientras iluminaremos la luz en la oscuridad, también sacaremos la
verdad. La verdad rompe las cadenas con las que se unen las mentiras y el
engaño. Sally, ¿quieres que la verdad rompa las mentiras?
—Sí. —Sally retrocedió hasta que la presionaron contra una pared y se
deslizó hacia el suelo. No estuvo allí mucho tiempo.
—Párate, hija mía —dijo una luz brillante llenando su visión, y Sally
tuvo que cubrirse los ojos.
Sally obedeció y se puso de pie nuevamente.
—¿Gran Luna?
—Sufro contigo, Sally, preciosa compañera de Costin. He atrapado
cada lágrima que has llorado, pero no eliminé el dolor. Estás haciendo lo
correcto. Elimina lo que está en secreto, vierte luz en la oscuridad y exhibe la
mentira y la verdad. Bendeciré esto.
No había forma de relajarse. Un minuto no había luz y al siguiente la
inundó. Sally estaba segura de que la luz probablemente resplandecía por todas
partes derramándose de su piel. De repente estaba fuera de su mente y de
vuelta en su propio cuerpo. Ya no podía ver la habitación, pero estaba al tanto
de lo que estaba sucediendo. Podía sentir el calor irradiando a través de ella y
sentir el ardor de la verdad cuando comenzó a exponer las mentiras.
Los recuerdos comenzaron a ser sacados de la oscuridad, pero no eran
reales. Estas fueron las cosas que habían sido implantadas como mensajes
113
subliminales. Revelados uno por uno.
—Mi pequeña sanadora, él no te querrá si alguna vez te encuentra —
susurró Jericho a medida que caminaba junto a ella en el bar. Sally ni siquiera
actuó como si lo hubiera escuchado.
—Mi pequeña sanadora, tu valía está ligada a tu capacidad de ser fiel a
tu verdadero compañero. Ojos marrones, no has sido fiel. —Estas palabras le
fueron susurradas mientras él estaba de pie junto a sus vasos secos al final de
un turno. Y una vez más, Sally nunca se movió ni dijo nada.
—Mi pequeña sanadora, él siempre se preguntará si lo deseas más que
a mí.
A medida que la luz se mostró cada vez más brillante, los recuerdos
suprimidos quedaron expuestos hasta que solo quedó una sombra.
—Sally, esa sombra es tu propia oscuridad —dijo Diedre—. Hemos
extirpado la oscuridad implantada, pero solo tú puedes vencer tu propia
oscuridad. Ayudaremos. Escucha cuidadosamente.
Sally escuchó las voces de sus padres.
—Sally, te estás convirtiendo en una jovencita notable. —Sally pudo ver
el recuerdo. Estaba en su cocina, con apenas diez años.
—Quiero ser notable ahora. —. Sally suspiró—. Jacque tiene un espíritu
tan libre, y Jen tiene tanta confianza, y yo solo soy yo.
—Mírame, hija mía. —Su madre le acarició la barbilla con el nudillo de
su dedo—. No existe tal cosa como esa. Cada persona es única en este mundo,
y la singularidad es lo que hace que algo sea especial. Eso significa que todos
somos especiales a nuestra manera. Eres especial. Eres única. Solo hay una de
ustedes en este mundo entero. Algún día te darás cuenta de lo que vales,
aunque tu padre y yo seguiremos intentando que lo veas más temprano que
tarde.
Las voces de Jen y Jacque llenaron su cabeza entonces, y el recuerdo
floreció en su mente. Estaban sentadas en el patio trasero de Jacque mirando
el cielo nocturno. Eran estudiantes de primer año en la escuela secundaria, y
el año escolar casi había terminado. Recordó esa noche como si hubiera
sucedido ayer.
—Sally, desearía ser como tú —dijo Jen mientras se retrenzaba el
cabello, lo que había hecho unas cincuenta veces más esa noche. 114
—¿Por qué querrías ser como yo? ¿Para que los chicos no te noten y te
sonrojes si de hecho lo hacen? —preguntó Sally.
—¿En serio quieres que dignifique esas preguntas con una respuesta? —
preguntó Jen. Cuando Sally no respondió, continuó—: Ahora, como decía,
desearía ser como tú porque ves lo bueno en lo malo. Ves lo bueno en las
personas y las situaciones de una forma que no puedo.
—¿De qué estás hablando? —Sally frunció el ceño.
—Cuando contrajiste la gripe durante las vacaciones de invierno, nunca
te quejaste y dijiste: “Al menos no tengo que arrastrarme a lavar los platos de
las festividades”. Cuando nos detuvieron por el truco que hicimos en el campo
de fútbol con el talco para bebés, lo único que dijiste fue: “Es como un período
libre en el que podemos pasar el rato”. Cuando construiste ese volcán en
séptimo grado para la feria de ciencias, fue increíble, y todos sabían que
ganarías, y luego lo dejaste caer cuando saliste del auto. Te encogiste de
hombros y solo dijiste: “Quizás alguien más necesite ganar más que yo”. —
Jen se volvió para mirarla a los ojos—. Sally, no te ves. Pero nosotras lo
hacemos. Te vemos, y nos gusta mucho lo que vemos.
—Lo que ella dijo. —Jacque levantó la mano en el aire para chocar los
cinco—. Sabes que Jen habla en serio cuando empieza a maldecir algo como
marinero.
Ese recuerdo se desvaneció, y otro ocupó su lugar rápidamente. Esta
vez fue la voz de Costin. Estaban en su habitación, y él estaba acostado a su
lado en la cama. Costin no podía tocarla porque ella, junto con las otras
mujeres, había prohibido a sus compañeros que las tocaran. Incluso después
de que hubiera hecho eso, él aun así profesó su amor por ella.
—Sally, ahora que te tengo, no puedo vivir sin esas cosas. No solo por
los Ritos de Sangre, sino porque no podría seguir sin que estés en este mundo.
Así que ya ves, tienes que volver a mí cuando todo esto termine. Haré lo que
sea necesario, mi dulce amor. Te quitaré cada pesadilla, cada recuerdo
totalmente inquietante, y lo reemplazaré con mi amor. ¿Me oyes, Sally?
—Sí —susurró por su inconsciente. Ella lo escuchó entonces, y lo
escuchó ahora. El siguiente recuerdo fue de Costin abrazándola mientras se
desmoronaba. Escuchó las palabras que él había dicho en su mente entonces
igual de claro ahora.
«Te amo, Sally. Te amo y no voy a dejarte». 115
Los recuerdos volvieron a cambiar, y reconoció el siguiente de
inmediato, ya que había sucedido hace apenas dos semanas.
«Entiende que siempre serás más importante para mí que cualquier otra cosa.
Tú, tu seguridad, tu salud, tu dolor, tu alegría, todo eso es más importante que él. Ya
está muerto. No importa. Me ocupé de mis propios sentimientos cuando lo destrocé.
Ahora se trata de ti».
Sally no sabía cuánto tiempo pasó, recuerdo tras recuerdo de palabras
que contradecían todo lo que Jericho había intentado hacerle creer.
«¿Sally?» La voz de Costin sonó vacilante.
«Estoy bien», le dijo, y era la verdad.
«¿Ves lo que es verdad y lo que no?», preguntó Costin.
«Sí, lo hago». Y lo hacía. La luz en su interior seguía ardiendo,
desterrando la oscuridad. Cuando terminó, estaba de vuelta en la habitación
en su mente, pero ya no estaba cubierta de oscuridad. Era brillante y cálida, y
podía sentir los primeros hormigueos de esperanza.
—La verdad siempre vencerá —dijo la Gran Luna cuando apareció
frente a Sally, quien inclinó la cabeza hacia la creador de la raza Canis lupus—
. Mi verdad es la verdad suprema, así que escúchame ahora. No eres tu propia
dueña. Eres mía, y te daré fuerzas en tiempos difíciles. Contestaré cuando
llames. Brillaré mi luz en la oscuridad y te guiaré a través del fuego. Depende
de ti decidir que quieres lo que doy libremente. Continuarás luchando contra
la oscuridad porque el mal vive y respira en el mundo. Pero tu obediencia y fe
te harán victoriosa. Recuerda, no fuiste creada para ser una isla. Saca fuerzas
de los que te aman y están a tu lado. Tu batalla no ha terminado, Sally. Aún
tendrás problemas con el trauma de tu experiencia, pero también tendrás
muchas oportunidades para ofrecer consuelo a otros que están pasando por lo
que tú padeciste. Es servir a los demás, usar las cosas difíciles de la vida para
ayudar, que combate la influencia de la oscuridad.
—Gracias —dijo Sally mientras lágrimas nuevas corrían por su rostro.
Pero estas lágrimas fueron más que solo el dolor de su experiencia. También
fueron lágrimas que limpiaron y la llevaron a un lugar de paz.
—Aún duele, pero no estoy cegada por las mentiras. Y sé que superaré
esto y seré más fuerte por eso. Y sé que no podría hacerlo sin tu ayuda.
—Ve con paz y te prometo que no te abandonaré.
Los ojos de Sally se abrieron cuando su mente volvió a la conciencia.
Respiró hondo y sonrió cuando la cara de Costin apareció sobre ella. Su
116
sonrisa de respuesta llenó su corazón de tanto amor que sintió como si fuera a
estallar de su pecho.
La ayudó a sentarse y luego la rodeó con sus brazos fuertes. Sus labios
encontraron los de ella brevemente y después presionó su frente contra la de
ella.
—Sé que aún no hemos salido del bosque, pero al menos ahora
podemos ver los rayos del sol atravesando los árboles.
Ella asintió y miró a los que la observaban en silencio. Su madre le
sonrió y dio un paso adelante. Costin se hizo a un lado para que Sally pudiera
aceptar el abrazo de su madre. Su padre fue el siguiente, y Sally sintió como si
estuviera viendo las cosas con una luz diferente, como si antes hubiera estado
usando lentes de sol oscuras y alguien las hubiera apartado de sus ojos.
Miró a Diedre y frunció el ceño.
—Se siente tan anticlimático.
La sprite luminosa le sonrió.
—He descubierto que la curación más poderosa puede ocurrir cuando
estamos en un lugar tranquilo, dispuestos a escuchar a nuestro Creador,
siempre que estemos abiertos a ser cambiados. No es necesario que haya
espectadores, luces y humo, revelaciones explosivas o similares para que
ocurra un cambio. A veces, el cambio solo puede suceder cuando nos tomamos
el tiempo para detenernos y mirar dentro de nosotros mismos para ver qué
oscuridad tenemos dentro. Tal vez se siente menos que sorprendente, pero te
aseguro que es tan alentador como el cambio que ocurre de manera explosiva
y poderosa. Combatir el mal, negarse a ser parte de algo que solo se glorifica
a sí mismo, ese tipo de cambio siempre es poderoso.
—Gracias por tu ayuda —dijo Sally y miró a las otras mujeres—. A
todas ustedes. —Ellas bajaron la cabeza en respuesta. Cada una de sus caras
parecía retratar la misma paz que Sally estaba sintiendo.
—Independientemente de nuestra raza, nuestras diferencias, siempre
debemos estar dispuestos a ayudar a los demás. Siempre debemos estar
dispuestos a luchar contra nuestros enemigos y defender a quienes nos
necesitan —dijo Diedre—. Tú, sanadora, has pasado por mucho y, como dijo
la Gran Luna, podrás ayudar incluso más de lo que no lo habías hecho gracias
a ello. Sal de aquí con la cabeza bien alta. Aunque aún tienes cosas que sanar,
ten la esperanza de que esto también pasará, y que vendrán cosas más grandes.
117
“Algunos mirarían mi vida y dirían que me han repartido algunas cartas geniales
y otras no tan buenas. Pero en realidad, no lo veo así. En lugar de cartas, diría
que me han repartido experiencias. Algunas geniales, otros no tan geniales, pero
todas beneficiosas. Sinceramente, no sería la persona que soy si no hubiera tenido
esos momentos alegres o dolorosos. Y la mayoría de las veces, me gusta quién soy,
con la excepción de los días en que soy una idiota, pero me esfuerzo mucho por no
ser una idiota. ¿Cambiaría mis experiencias si pudiera? Si eso significara
cambiarme, que sería menos, que mi integridad y carácter serían menores,
entonces no. Aceptaría los desafíos, sabiendo que me harán crecer”.
~ Sally

Sally cerró la cremallera de su maleta, sintiéndose más ligera que en


118
semanas. No, no había superado por completo el tiempo que había pasado en
Ocean Side, pero podía tener la esperanza de que podría salir de sus pruebas.
Aun así le pidió a Costin que la tranquilizara con su amor. Aún tenía
momentos en los que un escalofrío la atravesaba por un recuerdo de su tiempo
con Jericho que pasaba por su mente. Pero la oscuridad que había sido
plantada en ella había desaparecido. Ahora solo tenía que lidiar con su propia
oscuridad, sus propias dudas. Esos se sentían mucho más superables. Tenía
una familia que la amaba y apoyaba. Tenía un compañero que lucharía por
ella, por ellos, y tenía una Creadora que quería lo mejor para ella.
—¿Estás lista para ir a casa? —preguntó Costin a medida que entraba a
su habitación—. Podemos quedarnos un poco más si quieres.
Respiró hondo y dejó escapar el aire.
—No, es hora. Estoy lista para volver con nuestro hijo y comenzar a
avanzar. Aunque, me gustaría hacer algo una vez que regresemos.
—Cualquier cosa —dijo sin pausa.
—Quiero perforarme la nariz.
Costin inclinó la cabeza de esa manera lobuna que amaba.
—Una petición extraña, pero voy a morder. ¿Por qué quieres hacer esto?
Sally se encogió de hombros.
—Siempre pensé que eran lindos y siempre quise uno, pero nunca fui lo
suficientemente valiente como para tener uno. Nunca le he dicho a Jacque y
especialmente a Jen.
—Porque te habrías despertado una mañana con la nariz perforada —
terminó por ella.
—Exactamente. Pero ahora, bueno, después de todas las veces que mi
cuerpo y mis acciones han sido tomadas de mi control, esto no es uno de ellos.
Esto está bajo mi control. ¿Estás de acuerdo con eso?
—Creo que son jodidamente sexis, pero incluso si no lo hiciera, si es lo
que querías, estaría de acuerdo.
Ella le sonrió y su sonrisa de regreso se sintió como la luz del sol en su
alma.
—Estoy asombrado con tu voluntad para no rendirte y morir —dijo
mientras la rodeaba con sus brazos y la apretaba contra él.
—No estés tan asombrado. Hasta cierto momento estuve intentando
119
hacerlo.
Se encogió de hombros.
—Todos tocamos fondo de vez en cuando. Algunos de nosotros nos
quedamos allí un poco más que otros, pero lo que importa no es el tiempo que
pasas en el fondo, Sally. Es el hecho de que te levantas eventualmente, creces
y cambias para mejor, y quieres usar esa experiencia para ayudar a alguien
más.
—¿Cuándo te volviste tan filosófico? —preguntó, sonriéndole.
—Creo que es porque no he estado cerca de Jen en un par de semanas.
Parece que las neuronas que mata se están regenerando.
Sally se rio.
—Voy a decirle que dijiste eso.
—Mujer, ¿por qué me torturas tanto? —gimió a medida que acariciaba
su cuello.
—No me culpes de eso. Tú eres quien dice que estar cerca de Jen mata
las neuronas, no es que esté en desacuerdo.
Recogieron su equipaje y bajaron las escaleras. Sally ya podía sentir las
lágrimas formándose. Tenía que irse. Era parte de la vida. Dejar a tus padres
para seguir por tu cuenta y dejar tu huella en el mundo. Pero eso no lo hacía
fácil.
Su madre estaba esperando junto a la puerta principal, secándose los
ojos con un pañuelo. Le sonrió a Sally y la desestimó.
—Lo sé, lo sé. Aún ni siquiera te has ido, y ya soy un desastre llorón.
—También voy a extrañarte —dijo Sally mientras envolvía sus brazos
alrededor de su madre. Sally la apretó con fuerza y cerró los ojos, respirando
el olor familiar de su madre y tratando de recordarlo.
Su padre dio un paso al frente y Sally se apartó de Cindy, solo para ser
apretada contra su pecho.
—Sally, te amo. Y estoy orgulloso de ti. ¿Me escuchas? Estoy muy
orgulloso de ti.
—Gracias, papá. Me criaron bien —dijo a medida que retrocedía y
miraba a sus padres—. Tengo que dar crédito donde se debe.
—Simplemente te dimos una base. El resto ha dependido de ti —dijo su 120
madre—. Me alegra que hayas vuelto a casa. Probablemente habríamos ido a
ti si no lo hubieras hecho. Pero creo que venir aquí fue mejor. Y quiero que
sepas que siempre puedes venir a nosotros, para cualquier cosa.
—Lo sé, y lo haré si es necesario. Tienen que ir a vernos muy pronto
para que puedan conocer a Titus. Podemos organizar videochats hasta que
puedan ir.
Su madre asintió y aplaudió.
—No puedo esperar para conocer a mi nieto. Ya lo amo.
—Titus también te amará —dijo Costin mientras abrazaba a su madre
y estrechaba la mano de su padre—. Gracias por todo.
Una mujer apareció de la nada junto a ellos.
—Me disculpo si los asusté —dijo la mujer, mirando a la madre de Sally
que había saltado un poco.
—No hay problema —respondió Cindy.
—¿Debes ser la fae enviada a recogernos? —preguntó Sally.
Ella asintió.
—Soy Nissa, miembro del Consejo Fae. Alina me contactó y me pidió
que los llevara a casa. Entiendo que Peri está indispuesta, y estoy feliz de estar
al servicio de aquellos que están bajo su protección. —Extendió su brazo, y
Costin y Sally pusieron una mano sobre él, ambos sosteniendo una maleta con
la otra.
—Ah, ¿Sally? —soltó su padre—. Tengo el presentimiento de que verás
lo que puede hacer ese collar muy pronto. Intenta no quitártelo.
—De acuerdo. No lo haré. Los amo a todos —dijo, y luego todo se
volvió negro. Cuando sus pies volvieron a estar en tierra firme, abrió los ojos
y los encontró en el vestíbulo de la mansión de la manada rumana.
Nissa se inclinó y luego destelló sin decir nada más.
—Qué habladora —dijo Costin sarcásticamente.
Sally golpeó su pecho.
—Compórtate.
Antes de que siquiera pudieran dar un paso, Jacque y Jen se apresuraron
hacia ellos. Ambas llegaron a Sally al mismo tiempo y casi la derribaron.
—¿Cómo estás?
121
—¿Tus padres están bien?
—¿Fue bueno verlos?
—¿Aún quieres morir?
Las preguntas salieron de sus bocas tan rápido que Sally se sintió sin
aliento por ellas. La última pregunta fue de Jen, que casi bailaba de un pie a
otro.
—No quiero morir —dijo Sally, queriendo sacar esa preocupación de
sus mentes.
Jen dejó escapar un suspiro de alivio.
—Eso es fantástico porque en realidad no quería tener que elegir a una
mejor amiga nueva para que nuestro trío dinámico permanezca intacto.
—Estoy tan contenta de no haberte molestado con eso —dijo Sally
poniendo los ojos en blanco con exageración.
Jacque empujó a Jen a un lado y le sonrió cálidamente a Sally.
—Te extrañamos.
—También me extrañé —dijo—. Y también a ustedes. ¿Cómo está
todo…? —Hizo una pausa cuando un aullido fuerte atravesó la mansión.
Costin se paró frente a las tres, sus ojos comenzando a brillar mientras
observaba por la entrada.
—¿Quién demonios fue ese? —preguntó Sally.
Jen suspiró.
—Bueno, porque nunca puede haber un momento aburrido en esta casa
infestada de pelos, nos hemos topado con una pequeña situación.
—¿Q-qué tipo de situación? —preguntó Sally, balbuceando las palabras.
—Ah, ya sabes, solo una en el que una latente ha accionado su
interruptor, entró en fase, y no parece ser capaz de volver a su forma humana.
Estoy segura de que no es gran cosa. Vasile probablemente puede ordenarle
que entre en fase y, puf, volverá a ser la misma descarada de siempre.
—¿Zara? —preguntó Sally con los ojos del todo abiertos—. ¿Se
encuentra bien?
—Si tu definición de bien es “atascada en su forma de loba”, entonces
está jodidamente bien.
122
—¿Qué rayos significa eso? —preguntó Costin, sus ojos aún pegados al
pasillo.
—Significa que está jodidamente bien.
Costin miró por encima del hombro a Sally.
—Mis neuronas ya están gritando “noooo, no nos maten”.
Sally contuvo su risa y se volvió hacia Jen y Jacque.
—¿Cómo está Wadim?
—Creo que necesita una camiseta nueva —respondió Jen.
Jacque asintió.
—Tiene que decir “Mi compañera es una loba salvaje. Pon eso en tus
libros de historia y fúmatelo”.
—Debe estar volviéndose loco —dijo Sally en voz baja.
—Un poco —dijo Jen, levantando su mano y apretando su dedo índice
y pulgar juntos.
Hubo otro gruñido fuerte y luego un portazo, seguido de gritos.
—¡ESCAPÓ! —retumbó la voz de Wadim en toda la casa.
—¿Escapó? —preguntó Costin.
—Estaba en la jaula. Aparentemente, la jaula no aguantó —dijo Jen
mientras corría hacia las escaleras.
—¿A dónde vas? —preguntó Sally, sonando un poco frenética.
—No tengas ganas de ser comida de lobo —dijo Jen a medida que sus
pies subían las escaleras de dos en dos—. Así que no me quedaré para ver de
cerca a nuestra nueva loba.
Costin agarró la mano de Jacque y Sally y comenzó a seguir a Jen,
empujándolas tan rápido que Sally casi tropezó. El gruñido se hizo más fuerte,
al igual que los gritos. Antes de llegar al primer rellano, vieron pasar a un lobo
de color óxido que se dirigía directamente a la puerta principal. Se movió
ligeramente a la derecha y se lanzó. El cuerpo del lobo atravesó la ventana de
vidrio sin disminuir la velocidad.
Jen maldijo.
—Maldita sea, esa es la quinta ventana en dos días.
123
Wadim estaba justo detrás de ella, en su forma humana, saltando por la
ventana en ruinas y saliendo a la noche.
—Bueno —dijo Sally, mientras su corazón latía dolorosamente en su
pecho—. Al menos está aquí con nosotros y no está atrapada con un vampiro
enloquecido. Podemos ayudarla a superar esto. Así como nos hemos ayudado
a superar tantas cosas.
Jacque y Jen asintieron.
—Definitivamente podemos con esto.
Jen tendió la mano. Jacque y Sally la miraron como si pudiera
morderlas.
—Venga —resopló Jen—. Saben que estamos teniendo un momento.
Somos como los tres mosqueteros. Tenemos que hacer la mierda de uno-para-
todos-y-todo-para-uno.
Costin puso su mano sobre la de Jen y le guiñó un ojo a su compañera.
Sally sacudió la cabeza, pero colocó su mano sobre la de él.
—Te das cuenta de que tu coeficiente intelectual acaba de caer veinte
puntos, ¿verdad?
Jacque colocó su mano sobre la de Sally.
—¿Quiero saber por qué dijiste eso?
Sally sonrió perversamente.
—Costin dijo que Jen mata las neuronas.
Jacque resopló.
—¿Ahora se está dando cuenta de eso?
—Duh —dijo Jen—. ¿De qué otra forma se supone que aplastaré a los
peones debajo de mis pies y tomaré el mundo si no los hago estúpidos? Ahora
a las tres.
Cuando Jen contó, Sally miró a su compañero y luego a Jacque.
—¿En serio creen que nos echaría de su grupo? —preguntó Sally
esperanzada.
Jacque sacudió la cabeza. 124
—Nos ha echado muchas veces, somos los únicos lo suficientemente
tontos como para ser su amiga. No podría encontrar a nadie más.
Gritaron el grito de batalla con Jen y se rieron cuando ella pareció tan
complacida consigo misma. Luego comenzó a bajar las escaleras.
—Ahora, ¿a dónde vas? —preguntó Costin.
—Vamos —respondió, enfatizando la palabra—, a cazar. Tenemos una
loba que salvar.
—Estabas huyendo de dicha loba no hace mucho —señaló Jacque.
—Sí, pero ahora hemos dicho el grito de batalla y nos hemos declarado
los rudos del momento. Si ahora huimos con la cola entre las patas parecemos
imbéciles.
Comenzaron a perseguirla, y Sally susurró.
—Estoy bastante segura de que, de todos modos, parecemos imbéciles.
Jacque levantó la mano y chocó las manos con Sally.
—Tú lo has dicho, hermana. Nada más que la verdad.
Jen abrió la puerta principal y salió a la noche. Podrían estar a punto de
ser mutilados por una loba enloquecida, pero al menos serían mutilados juntos
en un intento de ayudar a alguien que amaban, alguien necesitado y alguien
que tenía problemas para ver la luz en la oscuridad.
Sally se acercó a sus dos mejores amigas con su compañero al otro lado
y respiró hondo.
—Nunca dejamos a una chica atrás, y no vamos a comenzar ahora. Es
hora, señoras. Hagamos esto —exhaló.
Jen se echó a reír.
—Sabía que en el fondo amabas mi jerga militar.
—La operación Arrastra-a-una-loba-a-casa ha comenzado —agregó
Jacque.
—Agárrense fuerte —dijo Costin con una sonrisa con hoyuelos.
Otros dos cuerpos se detuvieron junto al grupo, y la sonrisa de Sally se
ensanchó.
—Qué empiece la batalla —dijo Decebel, citando una de sus películas
de robots favoritas.
125
—Preparen las armas —dijo Fane mientras aplaudía y las frotaba.
Se movieron como uno solo cuando comenzaron a bajar las escaleras,
corriendo a toda velocidad en la noche detrás de uno de los suyos. Sally sintió
esa chispa de esperanza creciendo dentro de ella y supo que, en poco tiempo,
sería un fuego irascible. Usaría su dolor, su tragedia, su historia para ayudar a
la compañera de Wadim. No dejaría que su pasado, tan reciente como pudiera
ser, la derribara y evitara que traiga luz a los perdidos en la oscuridad.
No los olvidaría, no se callaría y no se encogería bajo sus recuerdos.
—¡La comunidad vuelve a cabalgar! —gritó Jen y, a pesar de lo
desconocido que se extendía ante ellos y el miedo a lo que Zara estaba
soportando, Sally sonrió. No importaba cuán estúpidas sonaran las
declaraciones de Jen, eran verdad. Su comunidad se había convertido en un
vínculo inquebrantable, y continuarían manteniéndose firmes contra el mal en
el mundo. Unidos como uno: manada, amigos, familia, compañeros.
Los lobos grises rumanos han sido
pateados, golpeados y pisoteados, atacados
por todos lados. Sin embargo, cada vez que
el mal cree que ha tomado la delantera, los
lobos regresan rugiendo para proteger a los suyos. Ninguna oscuridad puede
hacerles frente, especialmente cuando luchan unidos con sus aliados
sobrenaturales. 126
Pero, ¿qué sucede cuando la oscuridad se niega a alzarse y luchar? En
cambio, huye, extendiéndose por todo un continente, infectando a las razas
sobrenaturales a medida que avanza. ¿Los lobos serán capaces de enfrentarse
a la oscuridad oculta, la Orden de la Garra Ardiente, o se derrumbarán cuando
los sacuda hasta sus cimientos?
Sally, la sanadora gitana del grupo, está en casa con su manada,
aparentemente recuperada del asalto psíquico contra su mente. Sin embargo,
sin el conocimiento de la manada y sus líderes, algo siniestro ha seguido su
estela. Vasile y sus lobos necesitarán la ayuda de Thalion, príncipe de los elfos,
si quieren encontrar una manera de luchar contra el mal velado que amenaza
tanto a los humanos como a los sobrenaturales. Pero Thalion tiene sus propios
misterios que desentrañar. Su padre, Ludcarab, el rey elfo, es descubierto con
vida, después de haber estado perdido durante siglos. Y ni Thalion ni Vasile
podrían adivinar que Ludcarab podría ser la clave para resolver el
rompecabezas de la Garra Ardiente.

The Grey Wolves #11


Quinn Loftis es una autora
premiada que vive en el hermoso Arkansas
Occidental con su marido, hijo, Nora el Doberman, y Phoebe la gata (quien
cree que es una ninja disfrazada). Es autora de ocho novelas, incluyendo el
best-seller de USA Today: Fate and Fury. Quinn está más allá de agradecida
por haber sido bendecida para ser capaz de escribir a tiempo completo, y
espera que los lectores sepan lo mucho que todo su apoyo significa para ella.
Algunas de sus aficiones son leer, hacer ejercicio, crochet, y pasar tiempo con
127
la familia y amigos. Le da todo el crédito de su éxito a Dios, porque él le dio
el espíritu creativo y la imaginación que se necesita para escribir.

Grey Wolves:
1. Prince of Wolves 13. The Burning Claw
2. Blood Rites 14. Forgotten Silence
3. Just One Drop 15. Resounding Silence
4. Out of the Dark 16. Tears of the Moon
5. Beyond the Veil 17. Alpha Rising
6. Fate and Fury 18. The Warlock Queen
7. Sacrifice of Love 19. A Grey Wolves
8. Sacred Silence Holiday
9. Resounding Silence 20. The Wolves Descend
10. Luna of Mine 21. The Hunt Begins
11. Piercing Silence 22. Reign of Blood
12. Den of Sorrows
LizC

LizC y Lyla

128
LizC

Bruja_Luna_
129

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