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TWICE TEMPTED
Dos Veces Tentado
Prólogo
Esta no era la primera vez que despertaba cautiva. Ni siquiera la
segunda. Necesitaba revaluar mis opciones de vida.
A partir de la experiencia pasada, supe que no debía abrir mis ojos ni
alterar mi respiración. En vez de eso, tomé inventario mientras fingía que
seguía inconsciente. Dolor de cabeza, sin sorpresa, pero además de eso me
sentía bien. Mis brazos estaban atados detrás de mi espalda, la presión
alrededor de mis manos eran guantes, la presión alrededor de mis tobillos,
restricciones. Incómoda mordaza en mi boca, evidentemente.
Una vez hube terminado de verificar mi condición física, seguí con los
alrededores. El cabeceo y balanceo debajo de mí debían ser ondas, lo que
significaba que estaba en un barco. Alguno de mis captores estaba arriba, por
las voces, pero uno de ellos estaba en la habitación conmigo. Él no había dicho
una palabra, pero años de vivir con vampiros, me había vuelto experta en notar
hasta los más imperceptibles sonidos que había hecho.
Así que cuando abrí mis ojos, mi mirada se fijó infaliblemente en el
vampiro de cabello negro que cruzaba la habitación. La única sorpresa que
mostró fue un parpadeo.
―No esperaba que despertaras tan temprano ―arrastró las palabras
Eché una mirada a mi mordaza y luego a él, levantó una ceja.
Tradujo el silencioso mensaje.
―¿No necesito decirte que gritar es inútil?
Rodé mis ojos. ¿Que era esto, el día de los aprendices? Sonrió antes de
levantarse de la litera opuesta.
―Creo que no.
Por el poco tiempo que le tomó cruzar la habitación y remover la
mordaza, también supe de lo que era capaz, el vampiro lucía alrededor de mi
edad, pero con su cabello corto, su cara limpia, libre de cicatrices y muy bien
afeitada, más el promedio normal, juzgue que tenía menos de cien años.
Vampiros mayores que eso tendían a tener más marcas en la piel y por lo
general despreciaban los peinados modernos. Pero el aspecto más delator era su
mirada. Realmente los viejos vampiros tenían un cierto…. Peso en su mirada.
Como si el paso de los siglos dejara una pesadez tangible. Mi secuestrador sin
nombre no tenía eso, y si tenía suerte, nadie más en este barco.
Los vampiros jóvenes eran fáciles de matar.
―Agua ―dije una vez que la mordaza fue removida.
Entre eso y el efecto posterior a ser drogada, mi boca estaba tan sedienta
que mi lengua la sentía como un calcetín arrugado.
JEANIENE FROST FORO AD’ 4
Capítulo 1
Cuatro semanas antes
Estaba de pie bajo una cascada de llamas. Bermellón y oro derramándose
sobre mí, entrelazándose sobre mi cabello, separándose en arroyos a lo largo de
mi cuerpo antes de deslizarse entre mis dedos y caer a mis pies. Las llamas eran
tan densas que no podía ver entre ellas, reduciendo mi mundo a una brillante
arena de tonalidades solares. Estar envuelta de esta manera debió matarme,
pero estaba ilesa. Ni siquiera tenía miedo. Una extraña sensación de nostalgia
me llenó en su lugar. Seguí tratando de atrapar una de las llamas pero nunca lo
logré. El fuego podía cubrirme de pies a cabeza, pero se las arregló para evadir
mi alcance.
―Leila ―me llamó una voz, demasiado débil para discernir quién era―.
Vete antes que sea muy tarde.
La lógica me urgió a hacer lo que el desconocido decía, pero no quería.
Las llamas tampoco parecían querer que me fuese. Ellas seguían cayendo sobre
mí, acariciando en vez de quemar mi piel. ¿Ves? Pensé desafiantemente. Ellas no
me lastimarían.
―Leila. ―Esa voz otra vez, más enfáticamente―. Vete.
―No ―repliqué, y traté de abrazar el fuego otra vez. Como de costumbre,
esas bandas iluminadas se deslizaron de mis manos, pero esta vez, su brillante
color se oscureció. Cuando aterrizó en mis pies, parecían cintas hechas de
alquitrán. Entonces bruscamente la cascada sobre mí se disipó, dejándome
desnuda y temblando en la súbita y abrumadora oscuridad.
El miedo volvió mi interior en hielo. La voz tenía razón. Algo malo
estaba a punto de ocurrir…
No tuve tiempo de correr antes de que el fuego iluminara la oscuridad
otra vez. No se vertía sobre mí suavemente como hacía antes, sino que se
estrelló contra mí por todas partes. El dolor me embistió cuando las llamas me
atacaron con todo su devastador poder, carbonización y quemaduras en cada
centímetro que tocaron.
―¿Por qué? ―lloré, solo la traición superaba la agonía que sentía.
―Te lo advertí ―replicó la desconocida voz, a salvo fuera de la pared de
fuego―. No quisiste escuchar.
Entonces deje de oír, sólo mis propios gritos mientras el insensible fuego
continuó aniquilándome.
―¡No!
En mi cabeza la palabra aullaba de angustia; en la realidad, salió de mis
labios en un susurro. Eso fue suficiente para despertarme, sin embargo, me
sacudí horrorizada hasta darme cuenta de que estaba cubierta en sábanas y no
JEANIENE FROST FORO AD’ 6
nadie limpiar esta habitación, pero tampoco la había visto nunca sucia. Los
sirvientes debían esperar como ninjas hasta que saliera para así dejar este lugar
impecable otra vez.
Ellos no tendrían que esperar demasiado. Tenía que ir al baño, y a pesar
de la esplendorosa habitación de mi novio, al baño le faltaba un inodoro. Al ser
un vampiro con siglos de antigüedad, no necesitaba uno.
Me puse la camisa desechada. Era lo bastante larga para cubrir mi sostén
y bragas, aunque nunca me encontraba con nadie en el camino de su habitación
a la que era oficialmente mía. El piso que albergaba las dos habitaciones no era
utilizada por nadie más.
Esta privacidad y elegancia hacia un camino más digno que vergonzoso,
al menos.
Una vez de regreso a mi habitación, una pequeña versión del verde
medianoche y la magnificencia del caoba de tonos claros que acaba de dejar, fui
directo al baño.
―Luces encendidas ―dije, agregando―: Tenue. ―Cuando el haz de luz
me hizo entrecerrar los ojos.
El suave ámbar iluminó el cremoso mármol, destacando su oro y las
venas azul-verdoso. El vidrio de la ducha del tamaño de un auto compacto
también se encendió, como también el sector del sanitario. La primera vez que
había visto todos los adornos de fantasía me había intimidado. Ahora
murmuraba por lo bajo cuando me apresuré a la esquina discretamente
protegida.
―Cuarenta metros cada mañana porque no añade un inodoro a su cuarto
de baño. No es más de lo que gasta cada noche en la cena y él nunca come.
Parte de mí sabía que la molestia era para enmascarar mi inquietud
acerca del incremento de la cama vacía, pero mi vejiga se retorció como si
estuviera de acuerdo. Después de lidiar con esto, iría a la ducha, cuidadosa de
tocar solo lo que pudiera con mi mano izquierda. A pesar de que la corriente
estuviera apagada por el momento, no había necesidad de freír tuberías
accidentalmente enviando una dosis de voltaje a través de ellas.
Después de ducharme y vestirme, descendí cuatro tramos de la escalera
principal. En la parte inferior de la escalera, había un pasillo de techos altos,
columnas de piedra, antiguos escudos y frescos adornados repartidos frente a
mí. Solo el jardín interior se mantuvo de parecer el escape gótico de Bill Gates.
Y al final del pasillo estaba mi frecuente ausente novio, Vlad. Sí, ese Vlad,
pero pocas personas cometían el error de llamarlo Drácula. Su negro cabello
estaba del mismo color que sombreaba su mandíbula por la tarde. Las cejas
enmarcaban sus ojos que eran una mezcla del cobre y esmeralda, y un suave
tejido cubría su cuerpo endurecido de décadas de lucha cuando era humano.
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Capítulo 2
Esta es la única cosa de Rumania que no ha apestado hasta ahora ―dijo
mi hermana mientras dejaba un montón de ropa frente a la cajera.
Cerré los ojos, sin saber a quién pedir disculpas primero: a la cajera por la
observación de Gretchen sobre su país, o Maximus, que ahora tenía que añadir
más bolsas a la media docena que ya cargaba. Esto es lo que pasaba cuando le
dabas a mi hermana la tarjeta de crédito de otra persona. Vlad tenía la
permanente regla de que las compras de sus invitados fueran cargadas a su
tarjeta.
Podría reconsiderarlo cuando llegara la factura. Mis intentos de fomentar
la frugalidad no habían funcionado, tampoco. Sólo había molestado a Gretchen
hasta el punto que dejó de probarse las cosas antes de comprarlas.
―Estoy cansada. Deberíamos regresar ―le dije, cambiando de táctica.
La mirada azul de Gretchen se estrechó.
―De ninguna manera. He estado encerrada en el castillo de tu novio
durante semanas a pesar de que su enemigo vampiro tiene que estar muerto o
Marty y papá no habrían conseguido irse.
No señalé que nuestro padre y mi mejor amigo, Marty, eran menos
propensos a la imprudencia. Las probabilidades eran escasas, pero si el némesis
de Vlad, Szilagyi había sobrevivido, entonces, Gretchen estaba más segura aquí.
No podía mantener un perfil bajo si su vida dependiera de ello, como lo había
demostrado. Eché un vistazo a la cajera, forcé una sonrisa, y agarré la manga de
Gretchen para tirarla hacia mí.
―No hables de ya-sabes-qué en público ―susurré.
―¿Por qué? ―replicó ella en el mismo volumen―. La mitad de la gente de
este pueblo sabe sobre vampiros ya que Vlad es el dueño y utiliza a algunos de
ellos como aperitivos. En cuanto al resto, Maximus puede hipnotizarlos para
que olviden lo que ya saben.
Mis ojos vacilaron mientras miraba a la cajera. Ella levantó una mano al
vampiro rubio y le dijo algo en rumano.
―No te preocupes, ella es leal a Vlad ―resumió para mí. Entonces su
tormentosa mirada gris se posó en Gretchen―. Necesitas mostrar mayor
discreción o la persona siguiente que hipnotice serás tú.
―No lo harías ―resopló ella.
Maximus se irguió con su metro noventa y ocho, como si su densa
musculatura no fuera lo suficientemente impresionante.
―He hecho cosas mucho peores para proteger a mi príncipe.
Aún tenía ganas de golpear a Gretchen, pero nadie, ni siquiera un amigo
como Maximus, conseguía asustar a mi hermana pequeña.
JEANIENE FROST FORO AD’ 12
―No vas a siquiera darme una pista sobre lo que está pasando, ¿verdad?
―pregunté a Maximus.
Su sonrisa era un poco demasiado tensa.
―Como he dicho, he hecho cosas mucho peores para proteger a mi
príncipe.
miradas compasivas de las personas que la veían por primera vez, se habían
vuelto viejas.
―Leila.
La forma en que dijo mi nombre me hizo levantar la cabeza. Los ojos de
Vlad habían cambiado de nuevo a su color caoba, el verde en ellos era ahora
sólo el anillo natural que rodeaba su iris.
―No te escondas de nadie ―afirmó, empujando mi cabello fuera de mi
hombro―. Sólo los tontos sienten lástima por las cicatrices de los sobrevivientes
y nunca debes doblegarte a los tontos.
Entonces extendió su mano, sus propias desvanecidas heridas de guerra
recorrían su piel como diminutas rayas pálidas.
―Ven.
Tomé su mano, ocultando la emoción que constreñía mi corazón con
invisibles
bandas. Entonces comencé a recitar canciones en mi cabeza, ocultando la idea
más peligrosa antes de que lo alcanzara.
Esa es una de las razones por las que te amo. No te inclinas ante nadie.
Desafortunadamente, ese mismo rasgo también podría separarnos.
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Capítulo 3
Resultó que, reconocí a algunos de nuestros invitados, aunque un
montón de caras nuevas también estaban presentes. Maximus estaba sentado a
la mesa al lado de Shrapnel, el fornido y calvo, tercero al mando de Vlad. Junto
a él estaba Mencheres, el vampiro egipcio de largo cabello negro a quien Vlad
describía como su sire honorario, un título que aún no acababa de entender. La
rubia esbelta junto a Mencheres era su esposa, Kira. Gretchen también estaba
allí, sentada más lejos de la cabeza y viéndose molesta al respecto. Todo el
mundo se puso de pie cuando Vlad y yo entramos, lo que hizo aún más extraña
la escena. No habíamos llegado tarde, así que, ¿por qué estaba ya todo el
mundo en la mesa? ¿No eran los anfitriones de la casa quienes se suponía
recibían a los invitados antes de que tomaran sus asientos, no llegar últimos y
tener a todo el mundo de pie y en posición firme antes que ellos?
Los vampiros, me decidí por enésima vez, tenían la forma más extraña
de hacer las cosas.
Vlad me condujo a mi lugar habitual en la cabecera de la mesa, lo que
causó algunas miradas entre los invitados que no reconocía. Una vez allí, me
paré en la silla vacía a su derecha, dudando. ¿Me siento ahora, o espero una
señal?
―Me alegro que hayan venido ―dijo Vlad, el tamaño de la habitación no
disminuyó el tenor de su fuerte voz―. Sé que algunos de ustedes viajaron
grandes distancias para estar aquí.
Me esperaba algo más, tal vez un agradecimiento a aquellos huéspedes
de lugares lejanos, pero luego se sentó en su silla. Antes de Vlad, nunca había
imaginado que el simple acto de sentarse podía verse majestuoso e intimidante,
sin embargo, él lo lograba en todo momento.
Todos los demás se sentaron, así que yo lo hice también, deseando haber
tenido un manual de Etiqueta de los No-muertos para Estúpidos. Por la forma
demasiado fluida en que se movían, ninguno de los invitados era humano.
Estaba acostumbrada a estar rodeada de vampiros en un ambiente informal; o
violento, pero este era mi primer acontecimiento formal. Si meto la pata en algo,
será por tu culpa, le dije mentalmente a Vlad mientras mostraba una agradable
sonrisa en mi cara.
Su boca se torció, la única indicación de que me había escuchado. Luego
hizo un gesto a su izquierda.
―Leila, ya conoces a Maximus, Shrapnel, Mencheres y Kira, pero
permíteme presentarte al resto de nuestros invitados.
Mantuve esa sonrisa agradable durante todo un listado de nombres que
esperaba que no se esperara que recordara, porque todos los veintiocho asientos
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en la gran mesa estaban ocupados. La primera vez que había visto el comedor
con su chimenea de pared, el techo de tres pisos, y la araña gigantesca, pensé
que era una deslumbrante pérdida de espacio, ya que sólo yo y Vlad comíamos
aquí. Ahora su tamaño y esplendor resultaba práctico. Necesitaríamos otra
mesa si invitaba a más amigos, y a juzgar por las joyas de las mujeres y
resplandecientes trajes de los hombres, los presentes estaban acostumbrados al
lujo.
Yo no lo estaba. Tampoco Gretchen, que se veía tan incómoda como yo.
Nuestro padre había sido un hombre de carrera militar, por lo que habíamos
crecido en un ambiente modesto que con frecuencia variaba dependiendo de su
cambio de lugar de trabajo. Cuando me fui por mi cuenta a los dieciocho años,
busqué trabajos que no implicaran tecnología o tocar a la gente; y todos los
puestos de trabajo decentes bien remunerados requieren la una o la otra. Si no
hubiera conocido a Marty y no me hubiese unido a su acto de carnaval, podría
haber terminado en la calle.
Sin duda, no habría terminado con Vlad, sonriendo a desconocidos a
través de un mar de copas de cristal que los sirvientes llenaban con un líquido
rojo oscuro demasiado espeso para ser vino. Esos mismos sirvientes luego
llegaron con suficiente comida para alimentar a todos dos veces a pesar de que
Gretchen y yo éramos las únicas humanas. Los nervios me habían quitado el
apetito, pero comí con entusiasmo fingido, preguntándome cuándo Vlad
revelaría el verdadero propósito detrás de esta ocasión. No invitaría a más de
dos docenas de personas a su casa sólo para presumir. Vlad era muchas cosas,
pero pretencioso no era una de ellas.
La bomba detrás de este evento cayó durante el postre. Acababa de
poner en mi boca una cucharada de crème brûlée bourbon butterscoth cuando
Vlad se levantó y todo sonido se detuvo.
―Gracias a todos por venir ―dijo en el repentino silencio―. Como todos
ustedes son amigos o miembros de honor de mi línea, quería que cada uno de
ustedes presenciara mis acciones ahora.
Luego se colocó detrás de mí silla, apoyando su mano en mi hombro. Me
resistí a la tentación de girar para poder verlo. ¿Qué está pasando?, pensé
nerviosamente.
Hizo caso omiso de la pregunta.
―La mayoría de ustedes saben que Leila ha sido mi amante durante los
últimos meses. Además, también arriesgó su vida para salvar a mi gente y
demostró una lealtad inquebrantable incluso durante tortura. Debido a su gran
valor para mí, ahora le ofrezco un vínculo eterno, si ella acepta.
Luego se inclinó, su cálido aliento en mi cuello mientras susurraba sus
siguientes palabras.
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―Te has preguntado si me sentía diferente sobre ti, desde que tus
habilidades disminuyeron. Que esto sirva como respuesta.
Alcancé a ver su mano llena de cicatrices antes de que colocara una
pequeña caja de terciopelo delante de mí. Mi corazón empezó a latir con fuerza
mientras mi mente se sobrecargaba por el shock y la alegría. En el otro extremo
de la mesa, oí jadear a Gretchen. De todas las posibles razones detrás de esta
sorpresiva y lujosa cena, no esperaba esto. Las cosas habían cambiado entre
nosotros, de la mejor manera posible.
―Vlad, yo…
Mi pensamiento coherente y las palabras me habrían fallado, pero mis
habilidades motoras no. Con las manos temblorosas de alegría, poco a poco abrí
la caja de ébano.
Gretchen salió disparada de su silla para venir hacia mí. En algún
momento, lágrimas de felicidad deben de haber salido de mis ojos porque el
contenido de la caja era borroso. Aun así, pude distinguir un anillo. Una
avalancha de felicidad me invadió. No fue sino hasta ahora que me di cuenta de
lo mucho que amaba a Vlad y el fervor con el que esperaba que él me amara
también. Parpadeé para ver el anillo más claramente… y luego mi júbilo se
convirtió en confusión.
Maximus cogió el brazo de Gretchen antes de que me alcanzara, pero
estaba lo suficientemente cerca como para mirar en el interior de la caja.
―¡Tú tacaño, eso no es un diamante! ―anunció con su falta de tacto
habitual―. ¿Qué tipo de anillo de compromiso es ese?
Me pregunté el porqué de su elección, también, ya que me di cuenta de
que el anillo era una réplica de la herencia que había sido transmitido del padre
de Vlad a él. Sin importarme, amaría cualquier anillo de compromiso que me
diera. Además, tal vez proponer con una réplica era una tradición de la familia
Drácul…
―No es un anillo de compromiso ―respondió secamente Vlad a
Gretchen―. Es el símbolo de la membresía de mi línea. Todos los vampiros que
he hecho llevan uno.
Al oír estas palabras, mi extático revoltijo de pensamientos se cristalizó
en una comprensión desgarradora: No me está proponiendo matrimonio. ¡Sólo está
ofreciendo hacerme vampiro!
Vlad se enderezó y su mano dejó mi hombro. Había oído eso. Con lo que
tenía
rugiendo a través de mi mente, tendría que ser telepáticamente sordo para no
haberlo escuchado.
Sabía que debía cantar algo para que no oyera nada más, pero no podía
pensar en un solo verso. Mi orgullo me gritó que actuara como si no lo hubiera
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mal entendido, sin embargo, lo único que pude hacer fue apretar la caja
mientras mi alegría anterior se convertía en cenizas. Nada había cambiado,
excepto que Vlad pensaba que mi humanidad necesitaba una mejora, y había
decidido que me informaría con una habitación llena de vampiros como
testigos.
Miré hacia arriba. Las miradas de los huéspedes saltaron lejos con
rapidez, mientras que su cambio incómodo me dijo que Vlad no era el único en
descubrir mi mala interpretación. Si no me hubiera sentido como si mi corazón
hubiese sido arrancado y flameado en frente de mí, me habría sentido
mortificada.
La voz Gretchen rompió el silencio cargado.
―¿Quieres que Leila se convierta en un vampiro? ¡Eso es tan
escalofriante!
―Maximus ―dijo Vlad.
El vampiro musculoso alzó a Gretchen con la mano sobre su boca antes
de que pudiera parpadear. Normalmente, dichas manipulaciones a mi hermana
me habrían indignado. Por el momento, estaba tratando demasiado duro
reponerme para responder.
―Leila ―comenzó Vlad.
―No.
La palabra sacó con fuerza todas mis esperanzas rotas. Me levanté, casi
volcando la silla, pero era salir de aquí ahora mismo o echarme a llorar, y todavía
tenía el orgullo suficiente como para no hacer eso en frente de todos.
―Necesito un poco de aire ―murmuré.
Y algunas maquinillas de afeitar para terminar el trabajo que comenzaste cuando
tenías dieciséis años, mi odiosa voz interior suministró.
Ignoré eso, comenzando a tararear la primera canción que me vino a la
mente para ocultar mis pensamientos. Resultó ser Taps.
Imagínate.
Luego me fui tan rápido como mis nuevos tacones me pudieron llevar.
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Capítulo 4
Fui directamente a la pequeña habitación revestida de goma en el sótano
que Vlad había creado para mí. Una vez dentro, me quité el guante derecho.
Tan pronto como lo hice, la electricidad saltó de mi mano como hilos
chispeantes, como si las emociones que trataba de controlar se manifestaran en
rayos de energía en miniatura. Reuní esas corrientes en una cuerda vibrante y
entonces la dirigí a la estatua de piedra de la habitación.
Su cabeza se desprendió, rebotando en la base en la que estaba soldada.
Otro chasquido de corriente y la estatua perdió un brazo. Entonces el otro
brazo. Entonces todo por encima de la cintura, pero mi dolor en ebullición,
decepción y humillación no disminuyó. A pesar de eso, sentí como que podría
volverme nuclear en cualquier momento.
No dejé de azotar la estatua hasta que yacía en decenas de pedazos
irregulares. Antes de Vlad, sólo había trabajado en suprimir mi poder, igual que
había hecho con la soledad que venía de mi incapacidad para tocar a nadie sin
dañarlo.
Vlad había cambiado todo eso. Me enseñó a convertir mis habilidades en
un activo y despertó sentimientos en mí que nunca había pensado que
experimentaría. Era más que mi primer amante. También fue mi primer amor,
pero me enamoré demasiado profundamente. A pesar de todas las
advertencias, me atreví a esperar que un día, él podría sentir lo mismo por mí.
Aquí es donde esa esperanza me había conducido: a un sótano, lanzando mis
sueños machacados sobre un objeto inanimado.
Miré los restos de la estatua y sentí una especie de sombrío parentesco.
Como yo, solía ser sólida y completa. Ahora, también como yo, estaba tan
destrozada por las emociones destructivas que ninguna de las dos sería la
misma.
―Maldita sea ―susurré, y no sabía si me dirigía a mí, o al vampiro del
que tontamente me había enamorado.
Mi precioso vestido estaba ahora húmedo por mis esfuerzos, pero no me
importaba. No iba a volver a la cena. Todo el mundo había descubierto la razón
por la que me había ido así que entenderían mi prolongada ausencia. Si no, que
se jodan. Me había cansado de ser el entretenimiento de la noche.
Agotada, subí los múltiples trozos de escaleras hasta mi habitación,
contenta de no cruzarme a nadie por el camino. Con suerte, Vlad estaría hasta
tarde con sus invitados y no lo vería hasta mañana. Me daría un poco de la
soledad que tanto necesitaba.
Por eso gruñí cuando vi que mi habitación no estaba vacía. Vlad estaba
junto al sofá, con las manos entrelazadas detrás de él, afortunadamente el
JEANIENE FROST FORO AD’ 21
Él me acarició la cara.
―¿Y cuál es?
No me inmuté.
―Puedes leer mi mente así que ya deberías saberlo. Te quiero, Vlad, así
que más que los lazos de sangre o la posibilidad de vivir para siempre, quiero
que digas que me amas, también.
Sus manos cayeron en puños a su lado.
―Hemos hablado de esto.
―Lo recuerdo ―le interrumpí―. La primera noche que dormimos juntos,
me dijiste que me darías pasión, honestidad, y monogamia, pero no amor,
porque eres incapaz de ello. Lo creí entonces, pero lo llamo mierda ahora. ¿Te
acuerdas de lo último que dijo Szilagyi antes de detonar esa explosión?
Por su mandíbula como granito, lo hacía, pero no lo iba a decir de forma
voluntaria. Continué.
―Szilagyi dijo que me iba a matar con él porque eso te haría daño. Incluso
tu peor enemigo podía ver que era más que una amante para ti, pero te niegas a
ofrecerme nada más. Hasta que lo hagas, no puedo…
Mi voz se quebró, y a pesar de mi resolución, dos lágrimas se deslizaron
desde mis pestañas. Las enjugué, obligándome a hablar a través del nudo en mi
garganta, dolorosamente apretada por la emoción.
―No puedo estar contigo ―resumí―. Me duele demasiado estar cerca de
ti, pero siendo continuamente rechazada.
Su expresión cambió a la incredulidad.
―¿Me estás dejando?
Por su tono, la idea era más impactante que hiriente. Otro mazazo me
golpeó en el pecho, haciendo que más lágrimas se deslizaran sin poderlas
reprimir.
―¿Qué otra opción tengo? Sé cómo terminará esto. Con mis habilidades,
he revivido a través de incontables parejas. Incluso vi a mi madre dar todo a un
hombre que seguía dejándola en segundo lugar y me niego a cometer el mismo
error.
A pesar de saber que cada palabra era verdad, no podía detener la
avalancha de pensamientos que corrían por mi mente.
Dime que me amas y me quedaré. Diablos, dime que estarás abierto a la IDEA de
amarme y me quedaré. Dime cualquier cosa excepto que me resigne a estar siempre en
un distante segundo lugar en la frialdad que mantienes alrededor de tu corazón.
No dijo nada de eso. En cambio, dijo:
―No es seguro. Hemos excavado gran parte de lo que quedó de su
guarida en la montaña, sin embargo, todavía no hemos encontrado los restos de
Szilagyi. Si se las arregló para sobrevivir, vendrá por ti.
JEANIENE FROST FORO AD’ 24
Capítulo 5
El coche se detuvo en el interior del hangar. Abrí la puerta
inmediatamente, sin querer que Maximus o Shrapnel lo hicieran por mí. A unos
diez metros de distancia, un reluciente jet de color marfil esperaba. Bajo mi
miseria, me pareció una buena cosa viajar de regreso a Estados Unidos en el
avión privado de Vlad. Incluso si mis problemas eléctricos desaparecían por
arte de magia, si intentaba un vuelo comercial, mi expresión sombría
garantizaría ser "seleccionada al azar" para un cacheo.
Un joven de cabello rojizo esperaba en la escalera plegable al lado del
avión, pero al verme, se precipitó hacia abajo.
―¿Dónde están sus maletas, señorita? ―preguntó en inglés con acento.
―No tengo.
―Sí que tiene ―respondió Maximus, saliendo del asiento del conductor―.
Están en el maletero.
Sólo la presencia de Gretchen me impedía perder los estribos.
―Te dije que no quería ninguna de esas cosas. Vine con la ropa a la
espalda y así es como pretendo irme.
―Te las llevas, órdenes de Vlad ―dijo Maximus en un tono que hizo
apurarse al pelirrojo a la parte posterior de la limusina―. Lo que hagas con ellas
una vez que estés en casa depende de ti.
Vlad no debía querer ningún recuerdo mío estorbando en su casa. En
una ocasión me dijo que si alguna vez quería salir de esta relación, me dejaría ir
sin discutir. Tuve que admitir que el hombre cumplía su palabra. No sólo no
había discutido, no lo había visto desde la noche que dejó mi habitación. Ni
siquiera para decir adiós antes de que Gretchen y yo nos fuéramos al
aeropuerto.
No importa lo mucho que intentara decirme a mí misma que era lo
mejor, dolía más que cualquier cosa que hubiera sufrido.
―Está bien ―le dije, forzando una sonrisa para beneficio de Gretchen.
Mi caustica hermana había sido inusualmente protectora conmigo los
últimos dos días. Me recordó lo cerca que habíamos estado antes del accidente
que se cobró la vida de nuestra madre y me había dado mis habilidades. Yo le
decía que estaba bien, así que no podía arruinarlo informando a Maximus de
que preferiría ir desnuda a torturarme con los recuerdos manteniendo las cosas
que Vlad me había comprado.
Además, él tenía razón. Podría tirarlos a la basura después.
―Bueno... adiós ―dije cuando Maximus y el otro hombre terminaron de
transportar el equipaje desde el maletero al avión.
Él sonrió ligeramente.
JEANIENE FROST FORO AD’ 26
―Todavía no. Voy a viajar contigo para asegurarme que eres entregada
de forma segura a Marty.
Entregada, como un paquete. Una vez más, me mordí la lengua para no
perderlo delante de mi hermana.
Gretchen resopló.
―¿Qué pasa conmigo? ¿A nadie le importa si consigo llegar a mi
apartamento de una pieza?
Maximus asintió con la cabeza al calvo vampiro de piel de moka que
salió de la parte de delante de la limusina.
―Shrapnel cuidará de ti.
Él sonrió, mostrando sus dientes blancos y perfectos.
―Pensamos que Marty no querría volver a verme.
Dado que Shrapnel había torturado a Marty una vez, probablemente no.
Por otra parte, Marty podría no estar muy contento de verme, tampoco. Mi
mejor amigo y compañero de feria me había advertido no involucrarme con
Vlad. Parece que le debía una disculpa a Marty. Se la daría, probablemente
mientras caía en sus brazos y sollozaba. No había dejado de llorar desde la
noche que Vlad se fue. Con Marty, sin embargo, finalmente podía dejar de
fingir que no estaba devastada por la ruptura. Él siempre había estado ahí para
mí y lo necesitaba ahora más que nunca.
Eché una última mirada alrededor, odiando esa parte de mí que esperaba
que Vlad se hubiera presentado, diciendo todo lo que se había negado a decir
antes. Luego sonreí a Gretchen, preguntándome cuándo sería capaz de hacerlo
sin que se sintiera como una mentira.
―De acuerdo, hermanita. Vayámonos a casa.
Capítulo 6
Maximus me ofreció manejar cinco estados lejos de Gretchen. Marty se
negó y dijo que teníamos que resolver esto. No sabía cómo, pero no estaba
dispuesta a involucrar a Maximus en nada más. Le di un abrazo y le dije que
estaría bien. Eso era bastante fácil de decir. Tal vez pronto, incluso me lo creería.
Marty espero hasta que Dawn, el verdadero nombre de la nueva
Fantástica Frankie, volviera a la cama en mi antigua habitación antes de ofrecer
su idea.
―Le diré si puede terminar este evento, entonces ella tendrá que buscar
otro trabajo. Bill, el hombre escarabajo, podría necesitar una asistente.
―No puedes hacer eso ―dije. El cansancio hacia mi voz aguda―. Ser una
carnie1 no es la primera ni segunda opción de una carrera para nadie. ¿Dawn
está desesperada, verdad?
El asintió con tristeza.
―Síp, además tiene múltiples cargos por hurto. La gente parece olvidar
que comer no es gratis. Ella podría pasar un largo tiempo, si la atrapan.
Y así venia Marty al rescate de esta chica, dándole un trabajo, un lugar
donde vivir y la seguridad de una mirada verde a cualquier policía sospechoso
que anduviera alrededor. Había hecho lo mismo por mí cuando tenía la edad de
Dawn y estaba un poco más desesperada. No podía tomar la mejor oportunidad
que tenía esta chica, sin importar mis circunstancias de mierda. Le sonreí y
espere que no pareciese una mueca.
―Mira, no puedes echarla. No te preocupes por mí. Yo, ah, tengo algunas
joyas que puedo vender y mantenerme durante un año más o menos. ―Algo
bueno de Vlad es que insistió en que me fuera con todo lo que me había dado ―.
Mientras tanto, voy a crear mi acto en solitario.
Él se inclinó sobre la mesa plegable y agarró mi mano.
―Quédate aquí hasta que hayas hecho algunas reservaciones para este
acto.
―No, realmente…
―No discutas ―me cortó, apretando mi mano―. No eres mi hija de sangre
pero te amo tanto como a Vera, Dios la tenga en gloria, así que cállate y
busquemos un lugar para que puedas dormir.
Me reí de eso, conteniendo las lágrimas del pasado que en cambio ahora
fueron causadas por la felicidad.
―También, te amo Marty, y siempre he pensado que el sofá es realmente
cómodo.
1
Carnie: persona de carnaval.
JEANIENE FROST FORO AD’ 30
Capítulo 7
―¡Tenemos a uno vivo!
Deseé no haber oído la voz. Así no habría sentido el dolor al darme
cuenta de su lado perverso. Y de forma adicional a eso, había algo muy pesado
que estaba encima de mí y me dolía respirar. Entonces me arrepentí de respirar
y oler la esencia de carne quemada que llenaba mis pulmones.
Realmente me arrepentí de abrir mis ojos. Un ennegrecido cráneo
envuelto en una horrible y pálida manta fue lo primero que vi. Eso me
presionaba, aplastando mis extremidades y enviando fisuras de agonía a través
de mí. Grité, pero eso surgió como un ahogado suspiro.
―No te muevas ―indicó una urgente voz.
Estiré mi cuello lo más que podía. A la derecha del cráneo, detrás de la
retorcida manta, había un casco de bomberos.
―Te vamos a sacar de ahí ―continuó, su voz amortiguada por una
máscara de aire―. No te muevas.
No podía aunque quisiera. Mis ojos ardían, pero antes de parpadear, vi
que el cráneo encima de mí no usaba una manta. Lo que lo cubría era
demasiado duro y grueso, como plástico…
El último vestigio de confusión fue disipada. No era plástico. Era la mesa
blanca de acrílico que estaba entre Edgar y yo cuando la explosión ocurrió, lo
que significaba que el ennegrecido cráneo pertenecía a Edgar. El fuego debió
estar tan caliente que derritió la mesa alrededor de él como una asquerosa
cubierta. Eso, decía algo más de la pesadez que me inmovilizaba.
―¿Qué sucedió? ―me las arreglé por decir―. ¿Hay alguien más herido?
El bombero no contestó. Pregunté otra vez, pero mi única respuesta fue
una máscara de oxígeno sobre mi cara. Entonces afloró la actividad mientras
más bomberos llegaban y trataban de despejar los escombros que había sobre
mí.
―Se ve como si los muebles se hubieran derretido alrededor de ella
―murmuró uno de ellos, la incredulidad era clara en su voz―. ¿Cómo es posible
que siga viva?
Yo sabía la respuesta, pero esa era la menor de mis preocupaciones.
Marty y Dawn se habían ido a su remolque para cambiarse después de terminar
su espectáculo. Y eso era solo unos pocos metros más allá. ¿Y si la explosión los
había alcanzado también?
―Mi amigo es un enano ―dije obviando cuanto dolía hablar―. Su
remolque no está lejos. ¿Alguien lo ha visto?
No hubo respuestas, pero ellos intercambiaron miradas de lastima.
Entonces recordé las palabras que me habían despertado. ¡Tenemos a uno vivo!
JEANIENE FROST FORO AD’ 34
Miedo mezclado con dolor me atravesó. Marty era un vampiro, pero no era a
prueba de fuego. Solo yo lo era. ¿Y si Edgar no era la única persona que había
muerto esta noche?
Incliné mi cabeza hasta que moví la máscara de oxígeno parcialmente a
un lado. Entonces, olvidando el dolor, comencé a gritar tan fuerte como pude,
esperando desesperadamente que estuviera vivo y pudiera oírme.
―¡Marty! ¡Marty! ¿Dónde estás?
Fuertes manos forzaron la máscara a su lugar. Alguien dijo que me
dieran un sedante. Seguí gritando, aumentando mi angustia ya que solo
trabajadores médicos aparecían. Marty debía venir ya. Incluso con todos los
otros ruidos, él debería haberme oído. Grité más fuerte en desesperación. ¡Por
favor, Marty, por favor que estés bien!
De pronto, se despejó un camino donde la gente estaba agrupada
alrededor de mí. El alivio se convirtió en confusión cuando recibí una mirada
del vampiro que se arrodillo a mi lado.
―Leila, estas viva ―susurro Maximus.
Empezó a decir algo más, pero mi oído fallaba y mi boca se sentía
algodonada. La última cosa que vi fueron sus ojos cambiando del verde
mientras se levantaba y se daba la vuelta.
tenía en mí, por decir algo tan horrible que no podía, ¡no podía!, ser cierto, pero
todo lo que podía hacer era pelear por mantener el control mientras absorbía la
noticia de que mi mejor amigo había muerto.
Maximus no trato de consolarme. Cualquiera podía sentir el peligro en
mi chispeante mano o a él no le importaba cómo me sentía. Entonces mis
sollozos disminuyeron mientras la sospecha atravesaba mi dolor
―¿Qué paso? ¿Y qué estás haciendo aquí? ¡Tendrías que estar en Rumania
justo ahora!
Su boca se torció.
―No cause la explosión, si es eso lo que estas pensado. Si lo hubiera
hecho, te hubiese matado cuando vi que sobreviviste. Que tú estés viva es una
prueba de que no estoy detrás de esto.
Corriente aún palpitaba en mi mano
―¿Quién está detrás de esto?
―No lo sé.
Maximus se levantó y empezó a caminar, difícil ya que sus tres zancadas
cubrieron el largo de la habitación. Sus ropas estaban rotas y manchadas de
hollín, haciéndome preguntar otra vez dónde estaba el chico siempre listo
cuando ocurrió la explosión.
―El bombero dijo que fue un corte en la conexión del gas ―continuó―. Lo
llamaron un accidente. Pero como se rompió justo al lado del remolque de
Marty. Lo dudo.
Capítulo 8
Maximus sacó un encendedor, elevando la llama. Sostuve mi mano sobre
ella, y de inmediato la retiré con un grito.
―¡Eso duele!
Cerró el mechero.
―¿Estás diciendo que durante varias semanas no lo hizo, porque el aura
de Vlad te mantuvo a prueba de fuego?
―Eso es. El fuego pasaba sobre mí como lo hace con él. ¿Cómo más
explicas que sobreviviera a una explosión que fue tan intensa que destruyó el
remolque en el que estaba?
Y mató a otro vampiro, no lo dije en voz alta. Si pensaba en la muerte de
Marty, empezaría a llorar y no pararía.
―Estar en esas intensas llamas debe haber agotado los restos de su aura
sobre ti ―dijo Maximus en tono pensativo. Luego frunció el ceño―. Vlad me
contó que tus habilidades psíquicas funcionaban mal. ¿Por qué no me dijo de
esto?
Suspiré. No quería pensar en Vlad ahora.
―¿Tal vez porque nunca lo había hecho antes y quería mantener su
capacidad de mantener a alguien temporalmente a prueba de fuego en secreto?
―Quizás ―reflexionó.
No me importaba por qué Vlad no se lo había dicho a nadie. Mi
protección contra el fuego se había ido, mis habilidades estaban de vuelta, y
alguien que había intentado matarme había asesinado a mi mejor amigo, una
chica inocente, y a muchos otros, también. Encontrar a esa persona y hacerle
pagar era mi nueva meta en la vida.
―Está bien, recoger impresiones de un objeto funciona. Vamos a ver si
aún puedo encontrar a alguien en el presente.
Y diciendo esto, acaricié la mesita de noche con mi mano derecha. Mesas,
puertas y otros accesorios son áreas de alto tráfico para improntas emocionales.
De inmediato, varias imágenes cruzaron por mi mente. Me moví a través de
ellas hasta que encontré el hilo más fuerte. Entonces me concentré en él, en
busca de la persona en el otro extremo de ese camino de esencia invisible.
La habitación del hotel se transformó en una oficina decorada en tonos beige. Un
hombre cuarentón estaba sentado detrás de un escritorio, equilibrando el teléfono con el
hombro, mientras tomaba una libreta.
―No, eso no es lo que acordamos ―dijo mientras garabateaba―. No me importa
lo que su abogado quiera... ¡por el amor de Dios, ya está recibiendo la mitad de mi
cheque en pensión alimenticia y manutención de los niños!
JEANIENE FROST FORO AD’ 40
Aunque todo estaba ligeramente turbio como siempre eran las imágenes
en el presente, la palabra PUTA en el bloc de notas estaba clara. No deberías haber
engañado a tu esposa en moteles cutres, pensé, soltando el enlace y trayéndome de
vuelta a la realidad.
Maximus se quedó mirándome sin parpadear.
―¿Funciona?
―Sí.
Una implacable anticipación empezó a crecer dentro de mí. Ahora podía
empezar a cazar a la persona que mató a Marty. Todavía no creía que fuera
Vlad, pero si estaba equivocada...
―Maximus, gracias por sacarme de debajo de los escombros, sanarme y
traerme aquí. Te debo mi vida. ―Hice una pausa para tomar una respiración
profunda―. Pero ahora tienes que irte.
Dos cejas doradas se elevaron.
―¿Qué?
―Si Vlad está detrás de esto, no puedo confiar en ti ―le dije sin rodeos―.
Puede que yo te guste, pero los dos sabemos que no vas a traicionar siglos de
lealtad por un capricho pasajero.
Esperaba muchas respuestas. La risa que sonaba como piedras de moler
juntas no era una de ellas.
―No me conoces tanto como piensas ―dijo, y luego me agarró la mano
derecha. Mi poder respondió, llevándome del presente hacia su pasado.
Múltiples heridas me cubrían, pero estaba jubiloso. La Ciudad Santa era una vez
más nuestra.
―¡Allah Akbar! ―gimió una voz por encima de nuestros gritos de victoria.
Tontos. Si su Dios era realmente genial, no habríamos vuelto a tomar Jerusalén.
Los supervivientes de la batalla, la mayoría mujeres y niños, nos miraban con odio
asustado.
Entonces la voz de mi primo Godfrey sonó.
―¡Hombres de Dios! Destruyan la suciedad que ha ensuciado Jerusalén. ¡Que
nadie sobreviva!
Me quedé helado. La luz del sol se reflejaba en cientos de espadas cuando los
otros soldados levantaron sus armas. A continuación, las espadas cayeron acompañadas
de gritos agudos.
―¡Obedece! ―exhortó el caballero más cercano a mí. Él no dudó cuando atacó a
los que tenía delante.
―¡Dios lo quiere! ―continuó Godfrey rugiendo mientras se unía a la
destrucción―. ¡Hay que limpiar esta ciudad!
Una forma se precipitó hacia mí. Por reflejo, lo agarré, mirando hacia abajo la
cara llena de lágrimas de un niño, con los ojos marrones muy abiertos mientras
sollozaba una petición de clemencia en su lengua nativa.
JEANIENE FROST FORO AD’ 41
Capítulo 9
―Me veo ridículo.
No me giré, sino que continué a zancadas por los restos del
estacionamiento de empleados como si perteneciera a allí. Pasamos junto a
algunos reporteros mezclados con la multitud de espectadores. La explosión
había atraído tanto a los mirones como a los desconsolados.
―Tú eres el que insistió en venir ―hablé bajo para que sólo me escuchara
él―. Por lo menos ya no pareces una reencarnación de Eric el Rojo, lo que es
llamativo, por cierto.
Una burla.
―¿Y esto no lo es?
Ahora sí que le eché un vistazo, cabello negro y espeso cubría cada
centímetro de su piel expuesta y cejas pronunciadas que había aplicado con cola
y un poco de plastilina. Teniendo en cuenta la falta de tiempo, había hecho un
buen trabajo haciéndole parecer como si tuviera hipertricosis, más comúnmente
conocida como la enfermedad del hombre lobo.
―No, en una feria no lo es.
Mi disfraz era menos dramático. Llevaba una peluca corta rubia que
hacía juego con el color de mi barba hirsuta nueva, además de cerca de dos kilos
de inserciones de gel para darme la talla doble D que la naturaleza no se había
molestado en darme. Mi cintura y las nalgas estaban acolchadas de manera
similar, completando una figura de proporciones irreconocibles. Maquillaje de
teatro cubría mi cicatriz donde la barba no lo hacía, y gafas oscuras
completaban mi look de incógnito. Bueno, de incógnito para una feria. La
mayoría de ellas tenían al menos una mujer barbuda.
Por la mirada que el policía de barriga cervecera nos echó a Maximus y a
mí, habíamos tenido éxito con la elección.
―Les dije a todos ustedes que se mantuvierais apartados ―ladró.
Levanté mis tetas falsas más arriba en sus confines encorsetados.
―Mi remolque apenas sufrió daños ―le dije, señalando la caravana que
tenía menos hollín―. ¿Por qué no puedo ir a tomar mi bolso? ¡Necesito dinero
para pagar una habitación de hotel!
―Te has dado cuenta de la gran explosión, ¿no? Una vez que terminemos
nuestro trabajo, todo el mundo puede venir por sus cosas. Hasta entonces,
alójate con un amigo. ¿No tiene Lobezno una manada a la que pueda llamar?
El oficial se volvió para irse tras su réplica mordaz, pero el gruñido de
Maximus lo detuvo. Supongo que se estaba tomando su nuevo disfraz muy en
serio.
JEANIENE FROST FORO AD’ 44
Terminado. Miré con orgullo la bomba. De lejos, mi mejor trabajo. Lástima que nadie
apreciaría su intrincado diseño, pero la mayor parte se desintegraría con la detonación.
Justo como el cliente quería.
Esa imagen se disolvió y estaba de vuelta en el puesto de comida con un
enorme vampiro disfrazado de hombre lobo. Le sonreí a Maximus con una
frialdad de la que no me había creído capaz.
―Tengo al fabricante de la bomba.
JEANIENE FROST FORO AD’ 47
Capítulo 10
Su nombre era Adrian, y tomó dos días vincularlo para descubrir dónde
vivía. Uno de los inconvenientes de la búsqueda de personas en el presente era
no estar dentro de sus cabezas. La gente no tenía su dirección tatuada en sus
antebrazos, así que determinar su ubicación no siempre era fácil. Adrian
tampoco me ayudó ese primer día. En su mayoría durmió.
A la mañana siguiente, se dirigió a un local de Starbucks, ordenó un
espresso doble, y luego leyó las noticias en su iPhone. Veinte minutos más
tarde, Maximus y yo estábamos de camino a Chicago.
Él conducía. Caballeroso o controlador, no lo sabía, y después de varias
horas, no me importaba. Me había quedado la mayor parte de la noche anterior
tratando de determinar la ubicación de Adrian. Por encima del sueño perdido,
vincular con alguien por lapsos muy largos de tiempo me drenaba. Había
estado determinada a mantenerme despierta en caso de que Maximus cambiara
de opinión acerca de compartir la conducción, pero en algún momento entre
Atlanta y Chicago, me quedé dormida.
Flotaba por encima de un pasillo blanco. Puertas de principio a fin, una ancha,
con un teclado numérico de ordenador al que una mujer de cabello rizado se sentó a un
lado, las otras tan anodinas como para ser monótonas.
Esa segunda serie de puertas se abrieron y Vlad las atravesó caminando. Su
abrigo estaba abierto, los lados revoloteando como alas oscuras. Jadeé, tratando de
desaparecer en el techo, pero él no pareció notar mi presencia. Continuó por el pasillo a
un ritmo que tenía el médico detrás de él corriendo para mantenerse al día.
La guardia de cabello rizado se levantó.
―¿Quién es usted?
―Cállate y abre esa puerta ―gruñó Vlad.
Él me había adelantado, así que no pude ver si sus ojos estaban iluminados.
Incluso si no lo estaban, la violencia apenas contenida en su voz debe haber sido
suficiente para la guardia. Marcó unos cuantos números en el teclado y la puerta ancha
se abrió.
Tan pronto como el médico lo alcanzó, Vlad lo agarró por el cuello, levantándolo
sobre sus pies.
―Ahora, muéstrame su cuerpo.
Otro gruñido que palpitaba con la promesa de la tumba. El médico asintió con la
cabeza tanto como el puño de Vlad alrededor de su cuello le permitió. Vlad lo soltó, y
una vez que se enderezó, el médico se apresuró a entrar en la habitación, con Vlad justo
detrás de él.
Sabía que debía marcharme, pero no pude dejar de flotar hacia la puerta abierta.
Antes de que la alcanzara, escuché un crujido metálico y luego la voz áspera de Vlad.
―Ahora vete.
JEANIENE FROST FORO AD’ 48
El doctor salió corriendo de la habitación, con la cabeza pasando por mis piernas
mientras su cuerpo brevemente convergía con el mío. Mi estado informe debería
haberme preocupado, sin embargo, estaba extrañamente despreocupada. Si estaba
muerta, no había nada que pudiera hacer para cambiar eso. Además, mientras no tuviera
un cuerpo real, Vlad no sabría que estaba aquí. Floté más allá de la guardia, que estaba
acurrucada detrás de su silla, murmurando algo que sonaba como una oración.
A pesar de que nadie había sido capaz de verme hasta el momento, solo me asomé
dentro de la habitación. Esta tenía varias mesas de metal, un largo fregadero con varios
sumideros, y una pared enteramente hecha de lo que parecían ser cabinas cuadradas de
acero.
Vlad estaba de pie junto a una cabina abierto en la pared. Una plancha
sosteniendo una bolsa negra de plástico sobresalía frente a él. Su cabeza estaba
inclinada, oscuro cabello ocultaba su expresión mientras abría la cremallera de la bolsa.
El fuego lo rodeó desde las manos a los hombros mientras miraba su contenido.
Entonces, muy lentamente, esas llamas se extinguieron mientras llegaba a su interior.
Ahora sabía dónde estaba. Una morgue, y aunque tenía una buena idea de lo que
había en la bolsa, tenía que estar segura. Flotaba por encima, manteniéndome cerca del
techo, y miré hacia abajo.
Mi primera sorpresa fue lo poco que contenía. Un cráneo, dos fémures, y una
columna vertebral compuesta por piezas suficientemente grandes como para que yo lo
identificara. Después de eso, sería la conjetura de alguien saber qué eran los otros añicos
carbonizados. Mi siguiente sorpresa fue ver a Vlad acariciar los huesos. Él trazó la
curva de la columna vertebral, la longitud de los fémures, y luego el cráneo, todo con un
toque tan suave que apenas los perturbó. Todavía no podía ver su rostro, pero la luz
penetrando a través de su cabello era tan intensa que casi esperaba que quemara los
huesos como dos láseres esmeraldas.
Mi mayor sorpresa fue oírlo suspirar “Leila” mientras acariciaba los huesos.
¿Pensaba que eran míos? Pero Vlad estaba en Rumania y yo supuestamente había sido
volada en pedazos en Georgia…
Espera. Vlad había hablado con la guardia y el doctor en inglés. Miré a mi
alrededor. Las señales estaban en inglés, también. ¿Había ido Vlad a Georgia, al
enterarse de mi supuesta desaparición?
Si era así, ¡me hubiera gustado saber lo que estaba sintiendo en este momento!
¿Satisfacción, si de verdad él estaba detrás de la bomba de la gasolinera? ¿O pena, si
alguien más la había plantado y pensaba que el contenido de esta bolsa era todo lo que
quedaba de mí?
Su cabeza permanecía inclinada, ocultando su expresión. ¡Mira hacia arriba,
Vlad! Rugí en silencio. Si él sonreía mientras acariciaba los restos, esto confirmaría mis
peores sospechas, pero, ¿y si el dolor estaba dibujado en su rostro en su lugar?
De repente, levantó la vista, y parecía estar mirando directamente a mí. Eso
seguía sin responder mi pregunta. Su mirada era tan brillante que su expresión era
borrosa en comparación.
JEANIENE FROST FORO AD’ 49
―Leila.
Di un salto, pero no fue Vlad, quien dijo mi nombre. Era la voz de otro
hombre, acompañada por un zarandeo fuerte. Salté en estado de alerta, la
morgue transformándose en el asiento delantero de un coche. Maximus soltó mi
hombro, frunciendo el ceño antes de volver su atención a la carretera.
― Debe haber sido un sueño. Comenzaste a temblar.
No lo dudaba. Mis manos todavía temblaban y no dejaba de mirar
alrededor del coche como si esperara que Vlad apareciera por arte de magia.
Había tenido sueños vívidos antes, pero ninguno se había sentido así de real.
Miré mis manos, aliviada de que todavía tenía mis guantes. No sólo
mantenían mi corriente dentro, también mantenían mi capacidad para
accidentalmente conectar con alguien. No que me hubiera vinculado a alguien
en mi sueño antes. Conectarse tomaba concentración, y dormir era la antítesis
de la concentración.
―Todavía estás temblando. ¿Estás bien?
―Sí ―le contesté―. No es nada. Ni siquiera recuerdo de qué trataba el
sueño.
Su ceja levantada dijo, Mentira, más elocuentemente que las palabras,
pero no insistió y yo fingí que no había mentido.
―Ahora que estás despierta, vincúlate al bombardero. Estamos a sólo
una hora de Chicago. Si él no está en casa, quiero saber a dónde fue.
Buena idea. Saqué la bolsa que había amarrado en el contenedor de
bebida y luego me quité el guante derecho. Habíamos devuelto la bolsa plástica
de evidencia al oficial menos una pieza de alambre.
Froté ese cable, pasando por alto las primeras imágenes para
concentrarme en la repetición de Adrian silbando mientras hacia la bomba. Su
impronta era tan fuerte como antes, pero cuando traté de seguirlo de regreso a
su fuente, me fui contra una pared de ladrillos de… nada.
Lo intenté de nuevo, concentrándome hasta que el sonido de tráfico se
desvaneció en suave ruido blanco. Aunque me concentré con todas mis fuerzas,
no pude encontrar nada al final de ese rastro de esencia.
―¿Todavía está en casa? ―presionó Maximus.
La frustración se mezcló con un sentimiento de aprensión.
―No lo sé. No puedo verlo. O estoy temporalmente sin energía, o…
No tenía necesidad de terminar la frase. Los labios de Maximus se
presionaron en una dura línea. Luego pisó el acelerador.
JEANIENE FROST FORO AD’ 50
ninguna emoción real. Esta vez, estaba llena con tal dolor de soledad que
exploré su boca tan a fondo como él lo hizo con la mía. No importaba que no
fuera el hombre que yo amaba. Lo único que importaba era que él estaba aquí.
Después de unos momentos, Maximus se alejó.
―Ojala no me preocupara tanto por ti.
―¿Qué? ―pregunté sin aliento. Los vampiros pueden no necesitar
oxígeno, pero yo no podía besar así sin pagar un precio.
Sus ojos se parecían al semáforo cercano de lo verdes que estaban.
―Estás estresada, cansada y vulnerable emocionalmente. No voy a tomar
ventaja de eso, pero si me preocupara menos por ti, Leila… ―Su voz se
profundizó―… estaríamos en el callejón más cercano con tus piernas envueltas
alrededor de mi cintura justo ahora.
El calor debería haber aumentado ante esa imagen explícita. En su lugar,
un cubo de hielo de vergüenza se apoderó de mí. ¿Qué estaba haciendo? A
pesar de mis acciones, no quería empezar nada con Maximus. Quería encontrar
al asesino de Marty, quien esperaba que no llegara a ser Vlad, asesinar a esa
persona, y luego llorar por mi mejor amigo mientras ponía mi vida de nuevo en
orden. Involucrarme con el hombre que era la mano derecha de mi ex no estaba
en ninguna parte de mi lista.
Maximus debió haber sentido el cambio porque me dejó ir, su mirada de
regreso del esmeralda brillante al gris ahumado.
―Exactamente mi punto ―dijo él, la sequedad grabada en cada palabra.
Crucé los brazos sobre mi pecho, deseando no haber tirado mi chaqueta
y la camiseta.
―Lo siento. No era mi intención, ah…
―Ahórratelo ―interrumpió secamente. Entonces su voz se suavizó―.
Entiendo. Necesitabas sentir algo bueno en medio de todo desmoronándose a
tu alrededor, incluso si era sólo por un momento. Los humanos no tienen un
monopolio sobre eso, Leila. Los vampiros lo necesitan a veces, también.
Luego él recogió su camisa y abrigo descartados, dándome una simple y
dura mirada antes de darse la vuelta.
―Pero en este momento, tenemos que volver al coche y entonces tú tienes
que averiguar quién mató al que hizo la bomba.
JEANIENE FROST FORO AD’ 53
Capítulo 11
No tomó mucho tiempo encontrar las imágenes que buscaba. Aunque
nada estaba más densamente lleno de recuerdos que los huesos de una persona,
la muerte no es un espectáculo para todos. Lástima que las imágenes
funcionaban como clips de películas dentro de un rollo de película en vez de
estar yo misma dentro de la cabeza de Adrian cuando su asesino llamó.
―¿Quién es? ―replicó Adrian al llamado, como si no estuviera mirando hacia el
otro lado de la puerta por una cámara de seguridad.
―No estés aburrido, querido ―fue la réplica que recibió. Mis cejas se levantaron.
El asesino de Adrian era una mujer. Ella no tenía un acento mucho más bonito que su
discurso, pero dudaba que su nacionalidad fuera americana.
Adrian minimizó la pantalla antes de abrir la puerta. La mujer entró, usando
anteojos oscuros y un pañuelo alrededor de su cabeza. Para empeorar las cosas, lo que
podía ver de su rostro estaba borroso. Qué momento para mi visión psíquica de necesitar
un descanso.
―Siéntete como en tu casa ―Adrian arrastró las palabras, cerrando la puerta
tras ella―. ¿Tienes sed?
―Por supuesto ―ronroneó ella. Ese tono me hubiera gritado, ¡Peligro! Pero
Adrian parecía no notarlo.
―¿Qué sería? ―le preguntó.
―Cuando haya acabado, tu sangre ―le respondió amablemente.
Él se dio vuelta, sorprendido, y se congeló cuando ella se quitó los anteojos.
Aunque su rostro era aún borroso, el inhumano resplandor de sus ojos llegó a
través de la claridad. Casi podía ver la voluntad de Adrian siendo robada bajo esa
hipnótica mirada. Si no hubiera hecho una bomba para matar a mi mejor amigo, me
hubiera apiadado de él.
―Vas a borrar todo registro de nuestros negocios, desde las transacciones
bancarias a la cámara de vigilancia de tu puerta ―dijo la mujer.
¡No!, pensé, pero por supuesto eso no cambió las acciones de Adrian. Él fue a su
computadora, arrancando un montón de archivos y luego metódicamente los borraba.
Incluso borró las copias de seguridad y también los respaldos fantasmas, muy a mi
pesar.
―Está hecho ―dijo inexpresivamente una vez que había terminado.
La mujer se quitó el pañuelo. Cogí un flash de su rico y oscuro cabello antes de
que todo se volviese confuso otra vez.
―Hora de tomar ese trago, querido.
Entonces tiró de la cabeza de Adrian a un lado y mordió su cuello. Cuando
murió, la visión se terminó, mi frustración creció.
Ni una vez conseguí un buen vistazo de su cara.
JEANIENE FROST FORO AD’ 54
―uno sesenta y cuatro, sesenta kilos, cabello negro y un ligero acento que
podría ser gales, inglés, escocés o irlandés.
Maximus frunció el ceño.
―¿Eso es todo lo que tienes? ¿Una vampiresa que podría ser del Reino
Unido?
Sabía cuán inútil era esa información.
―Voy a tratar de vincularme con ella otra vez, a ver si funciona mejor
esta vez.
A pesar de mi disgusto, por segunda vez froté la pieza quemada que
Maximus había arrancado del cuerpo quemado de Adrian. Destellos de luces
seguidos de una sensación de balanceo, pero cuando me concentre aún más,
esas imágenes se desvanecieron y empecé a sentirme mareada.
―¿Leila? ¿Estás bien?
―Bien. Solo un poco mareada ―murmuré, intentando otra vez. Después
de un momento, tuve una visión de una mujer que llevaba la misma ropa que la
asesina de Adrian, pero eso y el grueso trozo de cabello coloreado de nuez eran
el único medio por el cual podía estar segura que era ella. Sus rasgos eran
completamente indistinguibles. La pequeña y azul habitación se sacudió, lo cual
era extraño. Entonces toda mi atención se centró en lo que ella estaba diciendo.
―… no, no fue demasiado arriesgado… me encargué de eso, querido.
Está muerto, poniendo fin a cualquier posibilidad de que esto pueda ligarnos a
nosotros.
Por como hablaba, debía estar al teléfono. Me quedé mirando el punto
borroso que era su cara, concentrándome, pero en vez de mejorarlo, causó una
peor confusión.
―Estas exagerando ―continuó―. Incluso si hubiera sospechas, no
conducirían a ninguna parte. Independiente que ella le hubiera servido estando
viva, es menos peligrosa para nosotras muerta…
Traté de concentrarme más en ella, pero entonces mi mareo volvió con
una venganza. Me zumbaron los oídos también, y sentí algo húmedo goteando
de ellos.
Maximus maldijo. Entonces el auto se volvió tan fuertemente que coleó,
añadiendo el estrellarse a mi lista de preocupaciones. Sin embargo no era capaz
de expresar una queja, y ahora lo único que veía eran grandes manchas negras.
Eso no puede ser bueno, pensé, justo antes de que algo duro me golpeara la frente.
JEANIENE FROST FORO AD’ 55
Tuve unos minutos de feliz nada hasta que me di cuenta que me estaba
ahogando en un líquido sabor cobrizo. Traté de escupir, pero una mano me
tapo la boca.
―¡Traga, maldita sea!
Dejarlo no era una opción, lo hice, realizando una mueca cuando
reconocí el sabor. Sangre de vampiro. Puré de monedas de un centavo hubiera
sido menos repugnante. Abrí los ojos para encontrar a Maximus inclinado sobre
mí. Mi cinturón de seguridad estaba fuera y mi asiento estaba completamente
reclinado. Al menos se había detenido por completo antes de ignorar la
carretera.
―Asqueroso ―dije una vez que finalmente dejo caer su mano.
Él no pareció ofendido tanto como aliviado. Ahí fue cuando noté que
ambas manos estaban manchadas de rojo, como también el frente de su camisa.
No todo esto podía ser de Maximus forzándome a beber su sangre. Toda esa
falta de pulso debe significar que los vampiros no sangran mucho cuando son
cortados. Añadiendo que el volante había sido arrancado, yo me había perdido
algo grande.
―¿Que sucedió?
Arrojó el volante a la parte posterior antes de volver al asiento del
conductor.
―Comenzaste a sangrar por los ojos, oídos y nariz. Entonces tu corazón
se detuvo. Tuve que hacer RCP2 y darte sangre hasta traerte de vuelta.
Oyendo como estuve tan cerca de morir debió aterrorizarme, pero todo
lo que pude murmurar fue un cansado:
―Este día apesta.
La expresión de incredulidad de Maximus me dio ganas de reír, una aún
más irracional respuesta, pero, ¿qué se supone que debía hacer? No podía llorar
porque eso no arreglaría nada y tampoco teníamos el tiempo para que me
meciera mientras me recuperaba, que era la única otra cosa que me parecía
atractiva.
―Debo estar usando mucho poder en lapsos muy cortos ―dije―, además,
ya no soy a prueba de fuego, pero los restos del aura de Vlad podrían estar
jugando con mi sistema. Entre los dos, debería haber adivinado que mi cuerpo
no podría manejarlo.
Maximus aún me miraba como si no pudiera creer mi indiferencia acerca
de mi casi muerte. Lo ignoré, dirigiendo mi atención a cuestiones más
importantes.
―¿Que sucedió con el volante?
―Estaba en mi camino cuando necesitabas ayuda ―fue su respuesta.
―Bien. ―Forcé una sonrisa que debió estar demasiado ladeada―. Gracias.
Es una lástima que debamos conseguir otro auto ahora.
Sus dientes destellaron en una sonrisa sin sentido del humor.
―Ese es el último de nuestros problemas.
Genial.
―¿Cuál es el peor de ellos?
Maximus sacó su celular y lo movió hacia mí. No sonó pero la pantalla se
ilumino, mostrando una llamada.
―Esta es la tercera vez que Vlad trata de ubicarme. Debo contestar o
sospechará.
―¡No lo…!
Maximus alzó un dedo.
―Ni siquiera respires fuerte ―murmuró antes de contestar el teléfono con
un breve―: ¿Sí?
Me congelé cuando oí la voz de Vlad, esa familiar, cadencia culta me
afecto bastante por unos pocos momentos, no respiré.
―Maximus ―dijo mi ex fríamente―. ¿Interrumpo algo?
Unos ahumados ojos grises se clavaron en los míos mientras Maximus
respondió:
―No, ¿por qué? ―En tono tan casual que parpadeé. Buen mentiroso, anoté
para futuras referencias.
―Porque esta es mi tercera llamada. ―Fue la implacable replica de Vlad.
Supuse que era demasiado tarde para no considerarlo un sospechoso.
―Dejé mi celular en el auto mientras encontraba a alguien para comer
―dijo Maximus con soltura―. ¿Está todo bien?
Incluso si no estuviera a unos centímetros de distancia en un espacio
cerrado… aun así habría oído el latigazo de respuesta de Vlad.
―No, todo está mal. ¿Cuándo fue la última vez que viste a Leila?
No pude evitarlo, ahogué un audible respiro. Maximus me miró con el
ceño fruncido antes de responder:
―La semana pasada, cuando la dejé en el remolque de Marty en Atlanta.
No hubo nada de Vlad por un tiempo, me pregunté si estaba hablando
en voz demasiada baja para un oyente no vampiro. Entonces Maximus
preguntó:
―¿Estas aún ahí? ―Disipando esa idea.
―Sí.
Una palabra, forzosamente dura que me estremecí. Algo tenía a Vlad
furioso. Deseaba agarrar el teléfono y demandar saber si había tratado de
matarme, pero por supuesto, no lo hice. Espere, respirando tan superficialmente
como podía a pesar de mi acelerado corazón.
JEANIENE FROST FORO AD’ 57
―¿Por qué preguntas por Leila? ―probó Maximus, aun haciendo un gran
trabajo de sondeo y engaño.
Otro silencio incómodo. Entonces Vlad respondió:
―Está muerta. ―En un tono tan casual que lagrimas brotaron de mis ojos.
Incluso si él no lo hubiera ordenado, no le importaba. Oír la apatía en su voz me
cortó en lugares que ni siquiera sabía que tenía.
Debí hacer algún sonido porque Maximus frunció el ceño mientras
mantenía el dedo en los labios en la orden universal de silencio. Entonces dijo:
―¿Qué? ¿Ahora? ―Con tan creíble impresión que mentalmente lo eleve
de Buen Mentiroso a uno Fantástico.
―Una instalación de gas cerca del tráiler de Marty. Me han dicho que
murieron dos instantáneamente en la explosión. Me voy a América esta noche
para regresar los restos de Leila a su familia.
¡Oh mierda! En medio de todo, había olvidado que Gretchen y mi padre
también creerían que había muerto. Comencé una mímica a Maximus para
detener a Vlad, pero él puso una mano sobre mi boca, apretándola cuando
gruñí.
―Eso es terrible ―dijo, bajando la ventanilla del auto con su otra mano. El
ruido del tráfico pronto se fusiono con mis gruñidos, amortiguándolos. Si no
me hubiera salvado la vida dos veces en la pasada semana, me habría quitado
los guantes y le habría dado energía suficiente para hacerlo brillar, pero todo lo
que hice fue pincharlo.
Bueno, eso y lo mordí. Se lo merecía.
―Sí, trágico ―dijo Vlad, sonando aburrido esta vez―. Encuéntrame en
Atlanta mañana. Vamos a volar a donde Gretchen.
―Eso podría ser difícil ―replicó Maximus, mostrándome sus colmillos
mientras yo seguía mordiendo la parte carnosa de su mano. Lo tomé como un
“Sigue mordiendo y te muerdo de vuelta”, así que lo dejé después de un furioso
final.
La frialdad volvió a la voz de Vlad.
―¿Por qué?
―Te dije que estaría revisando a alguna de mi gente mientras estuviera
en Estados Unidos. Al parecer un par de los más jóvenes se han aficionado a la
alimentación abierta. Tengo que tratar con eso, por supuesto.
―Por supuesto ―Vlad casi ronroneo―. Si no castigas su desobediencia
ahora, ¿quién sabe qué traiciones causen en tu contra en el futuro, no?
Por como las fracciones de Maximus se endurecieron, también pensó que
esos comentarios eran más una advertencia que una instrucción.
―Entrega mis condolencias a la familia de Leila ―dijo, modulándome no
hagas ningún sonido.
JEANIENE FROST FORO AD’ 58
Capítulo 12
Los ojos verdes de Maximus hipnotizaron a un motorista que pasaba
para llevarnos a un Motel 63 en la frontera con Indiana. Una vez allí, me forcé a
comer la comida para llevar que Maximus me había conseguido aunque viajar
con parte de un cuerpo había matado mi apetito. Después me duché antes de
caer rendida en la segunda cama libre.
A pesar de haber dormido pocas horas los últimos dos días, estaba
completamente despierta, Maximus, por otra parte, pareció caer dormido tan
pronto como su cabeza tocó la almohada.
Eché un vistazo a la bolsa de plástico en la mesa entre nosotros. Al
menos el olor de la crujiente... lo que fuera que contenía de Adrian. No podía
arriesgarme a usarlo de enlace a la mujer vampiro de nuevo durante unos días.
Necesitaba dosis regulares de sangre de vampiro para continuar viva incluso
cuando no estaba sobre utilizando mis habilidades, o haciendo frente a las
persistentes secuelas de un aura piroquinética integrada en mí.
De nuevo, me encontré envidiando a los vampiros, esta vez por su
curación instantánea. Si no fuera humana, podría empezar a rastrear al asesino
de Adrian ahora en lugar de dentro unos días. Estar limitada por mi frágil
mortalidad era frustrante, pero había rechazado mi oportunidad de cambiar de
bando. Con Marty muerto y la ruptura con Vlad, no había otro vampiro en el
que confiara lo suficiente para ser mi "maestro". Vlad había estado en lo cierto
sobre que era un vínculo inquebrantable. Dudaba sentirme lo suficientemente
cerca a otro vampiro para querer esa conexión permanente con él.
Aun así, el descanso, alimentación regular y sangre de vampiro debería
recuperarme lo suficiente para rastrear a quien quería matarme sin arriesgarme
a otra hemorragia o ataque cardíaco. Incluso si abandonaban, yo lo intentaría de
nuevo en unos días. La cara bonita del vampiro moreno cruzó por mi mente,
trayendo una nueva clase de determinación. Marty y Dawn merecían ser
vengados y mi familia merecía estar a salvo. Parar a esa mujer, y quien fuera
que la enviara, valía el riesgo.
Flotaba en un avión privado de lujo, sabiendo enseguida dónde estaba, en el
avión de Vlad. Él estaba sólo a unos metros, llevaba un abrigo gris marengo sobre
pantalón y camiseta negros. Era el mismo traje con el que lo imaginaría en la morgue,
pero no estaba amenazando a nadie ahora. Sus ojos estaban cerrados, el cabello cayendo
sobre sus hombros hasta mezclarse con su ropa oscura.
3 Motel 6: Es una de las mayores cadenas de moteles, con más de 850 locales en Estados Unidos
y Canadá, operados por Accor Hotels.
JEANIENE FROST FORO AD’ 61
Tenía que ser otro sueño. Ya que nada de esto era real, podía hacer lo que
secretamente había deseado estas dos últimas semanas. Floté sobre Vlad y descendí hasta
estar a su lado, extendiendo la mano para acariciar su rostro.
No sentí la barba en su mandíbula. En cambio, mi mano desapareció a través de
su cara. Aun así, tocarlo respondía a una necesidad que me había desgarrado noche y día
desde que le dejé. Incluso aunque todo se había ido al infierno y Vlad podría ser la
persona de la que estaba huyendo, no pude evitar tocar su mejilla, sus cejas y finalmente
sus labios. Una parte de mí lo odiaba por su trato cruel, pero el resto todavía lo
extrañaba tanto que dolía.
―Veo que tus poderes han vuelto, Leila.
Me aparté, huyendo hacia el otro lado del avión. Los ojos de Vlad todavía estaban
cerrados, pero la curvatura sardónica de su boca me dijo que no había imaginado las
palabras.
―Esto es sólo un sueño ―declaré, más para mí que para él―. Y estamos en tu
avión porque le dijiste a Maximus que estabas volando a América, así que mi
subconsciente usó ese detalle.
¿Ves? Nada de qué preocuparte, me tranquilicé. Lástima que no se callara para
que pudiera disponer de unos momentos más de solaz. Fíjate que ni en un sueño, Vlad
podía ser cooperador.
―Estás con Maximus. ―Una afirmación, no una pregunta.
Me encogí de hombros aunque él no podía verlo.
―Eso no es asunto tuyo.
Aparecieron llamas, ascendiendo desde sus manos hasta sus brazos.
―Oh, pero lo es.
Entonces sus ojos se abrieron y se sentó, mirando alrededor como si quisiera
adivinar mi ubicación. Agité la mano hacia los lados, agradecida cuando no miró en mi
dirección. Vlad siempre parecía saber dónde estaba antes cuando le espiaba, otra prueba
de que nada de esto era real.
―Dejó de ser asunto tuyo cuando te alejaste sin siquiera mirar atrás ―dije,
disfrutando la oportunidad de descargar algo de dolor. ¡Gracias, subconsciente!
―¿Me alejé? ―Su resoplido se las apañó para ser al mismo tiempo despectivo y
elegante―. Te ofrecí todo y lo despreciaste. He tenido enemigos menos despiadados en su
trato.
Lo tomé de los hombros pero mis manos le atravesaron. ¡Demasiado para meter
algo de sentido en él!
―¿Yo despiadada? Todo lo que quería era que me amaras, pero según tú, ESO
era pedir demasiado.
Las llamas se apagaron. Bien. No quería soñar con él explotando
accidentalmente su avión.
―Palabras. ―Su tono era afilado―. Compartí mi casa, mi cama y mi sangre
contigo, te ofrecí un lugar en mi vida para siempre. ¿Qué son las palabras comparado
con eso?
JEANIENE FROST FORO AD’ 62
Suspiré, mi ira disipándose tan rápidamente como lo habían hecho las llamas.
―Oh, Vlad, si creyeras eso, me habrías dicho lo que quería oír sólo para
apaciguarme. No lo hiciste, lo que prueba que decir “Te amo” significa más para ti que
todo lo demás.
Sus cejas se unieron como nubes de tormenta.
―Suficiente de esto. Dime dónde estás.
Casi digo, "South Bend, Indiana" porque, ¿qué peligro había en decírselo al Vlad
de los Sueños? Entonces me paré. ¿Por qué iba a satisfacer al Vlad de los Sueños,
tampoco?
―Estoy en la esquina de No es Asunto Tuyo y Jódete.
Su puño se cerró bruscamente, golpeando el reposabrazos.
―No me pongas a prueba. Sabes que la explosión de la tubería de gas no fue un
accidente.
―Y también sé quién podría haber estado detrás de eso ―repliqué con maldad
aunque no lo creía.
Sus puños se abrieron y cerraron. Si esto no fuera un sueño, juraría que olía a
humo.
―No puedes creer que fuera yo.
Otro encogimiento de hombros que no podía ver.
―Maximus dice que tu orgullo podría haber provocado una pequeña venganza
por dejarte.
Un ruido escapó de Vlad demasiado visceral para ser llamado gruñido.
―Ha firmado su propia sentencia de muerte dos veces, entonces.
Incluso imaginariamente, no se podía razonar con él.
―Necesito despertarme. Este sueño apesta.
―¿Estás dormida? ¿Por eso tu voz es débil y no puedo agarrar la mayoría de tus
pensamientos?
Las alarmas empezaron a sonar. Mejor que esto fuera mi subconsciente siendo
MUY creativo.
Debió tomar mi silencio como un sí. Vlad sonrió, de una expresión aprensiva a
una de exasperante satisfacción.
―No contactas conmigo cuando estás despierta, pero me alcanzas en tus sueños.
Eso debería decirte en quien confías en realidad.
Comencé a pellizcar mi brazo. Fuerte. Sueño o no, era demasiado molesto seguir
hablando con él.
―Piensa en esto cuando te despiertes ―continuó, miel de acero goteando en cada
palabra―. Maximus siempre te ha deseado. Desde la explosión, te ha hecho creer que es
tu salvador y que no puedes confiar en nadie más. ¿Una feliz coincidencia?
¡Despierta, despierta!, canté mentalmente. En voz alta, dije:
―Maximus no me haría daño, como tú has estado haciendo incluso cuando no
era tu intención.
JEANIENE FROST FORO AD’ 63
Capítulo 13
El sudor humedecía mi ropa y mis músculos gritaban, pero continué
elevando y bajando mis piernas con un ritmo suave y controlado. Ciento treinta
y nueve... ciento cuarenta...
―Tienes que parar. Esto no es sano.
Los brazos de Maximus estaban cruzados, sus guapos rasgos fruncidos
en una mueca. Le ignoré y seguí levantando las piernas.
Unas manos frías se cerraron alrededor de mis tobillos, impidiéndome
seguir con mi siguiente serie de elevaciones.
―Lo digo en serio, Leila. Para.
Le miré fijamente.
―Suéltame.
Su agarre sólo se estrechó.
―No hasta que me digas lo que has comido los últimos días.
Solté algo mitad risa mitad jadeo por el esfuerzo.
―¿Debería comenzar con mi mejor amigo volado en pedazos o saltar a la
parte donde piensas que su asesino podría ser mi ex-novio?
¿O incluso quizás tú?, añadió mi desagradable voz interior.
Traté de ignorar esa voz, pero se estaba haciendo más fuerte. Maximus
decía que no sabía lo de mi resistencia al fuego, pero podría haberlo oído
cuando estaba viviendo con Vlad. Me había ayudado a encontrar el que puso la
bomba, pero, ¿y si fue porque sabía que Adrian ya estaría muerto? Desde
entonces, había sido inflexible en que siguiera buscando a la vampiresa, citando
preocupación por mi salud. Pero, ¿y si el ataque al corazón nunca sucedió? ¿Y si
la única consecuencia de abusar de mis poderes era una hemorragia nasal?
―Algo más te está molestando ―dijo Maximus, soltando mis tobillos. Me
senté y cuidadosamente elegí mis palabras.
―El ejercicio me ayuda a mantenerme fuerte y lo necesitaré para
vincularme mañana a la vampiresa. Ya he esperado suficiente.
Maximus gruñó.
―Algunos días me recuerdas a Vlad.
―¿Qué quieres decir? ―pregunté bruscamente.
―Tu obsesión con la venganza. Lo próximo que querrás será estacarle un
palo una vez que la encuentres.
La idea era atractiva, pero...
―No es sólo venganza. Mi familia va a tener dianas en la espalda tan
pronto como los asesinos descubran que estoy viva. ―Luego cambié de
táctica―. Además, sigo teniendo pesadillas donde Vlad nos encuentra. El
ejercicio me ayuda a dormir sin tenerlas.
JEANIENE FROST FORO AD’ 66
―No quiero hacerte daño, pero no quiero ponerme los guantes de nuevo.
―Me tragué un nudo que no era por completo por el nerviosismo―. Yo... quiero
tocarte.
Un gruñido bajo envió escalofríos sexys por mi columna vertebral. Antes
de volver a respirar, ya estaba en sus brazos. Me besó con una intensidad que
brevemente me hizo olvidar mi objetivo. Entonces me puso en su regazo,
colocándome hasta que estuve a horcajadas.
Un bulto grande sobresalía entre mis muslos. Agarró mis caderas y me
apretó contra él, esa dura longitud frotando mi punto más sensible. Me quedé
sin aliento, pero con un toque de desesperación. Se sentía bien, pero también...
sin sentido.
Con claridad repentina, comprendí la diferencia entre la lujuria y hacer el
amor. Si yo tuviera sexo con Maximus, disfrutaría de la misma manera que
disfrutaba la comida china... con la certeza de que muy pronto, me sentiría
vacía otra vez.
¡Maldito Vlad! Incluso en los brazos de otro hombre, el recuerdo de ese
vampiro duro de corazón me atormentaba. Aparté la boca.
―Maximus, para.
Sus manos se detuvieron, pero le dio a mi cuello un largo y hambriento
lametón.
―¿Qué pasa?
Para empezar, no eres el hombre del que todavía estoy enamorada. Además de
eso, no estoy segura de que pueda confiar en ti.
―Yo... es demasiado pronto.
Bajé la cabeza mientras decía las palabras, dejando que mis dedos
jugaran sobre sus hombros como si me disculpara. No había rastro de esencias
extrañas ahí. Me senté de nuevo con un suspiro, arrastrando mis manos hacia
abajo por sus brazos. Una esencia demasiado familiar apareció, haciéndome
maldecir a Vlad en silencio otra vez. No sólo estaba en mi piel; en la de
Maximus también.
Sus manos se deslizaron por mis muslos.
―Demasiado pronto para sexo, quizás, pero hay otras cosas que
podemos hacer.
Detuve sus manos, bajando por sus brazos para agarrarlas.
―Lo siento. Es, ah, demasiado pronto para eso también.
Su suspiro de decepción me hizo sentir culpable. ¡Buuu! Se burló mi
conciencia. A esa desviada voz interna no le importaba. Me urgía a agarrar las
manos de Maximus con el pretexto de preocupación mientras buscaba trazos de
esencia incriminatorios.
La luz de la luna cayó sobre el rostro del hombre con la capa, dejando al
descubierto el cabello corto negro, una mandíbula suave y una boca amplia y
llena. No era Vlad, descubrí, o nadie a quien reconociera. ¿Quién demonios era?
El desconocido sonrió, mostrando los colmillos.
―Tienes preguntas, pero sólo tenemos tiempo para responder a una. ¿Va
a vivir o a morir? ―Dedicó un guiño menospreciativo a Maximus, que se
retorcía de dolor―. Si quieres que muera, pelea conmigo. Perderás porque no he
venido solo y luego te llevaré de todas maneras y le mataré. Ven conmigo por
tu propia voluntad, sin embargo, y le dejaré vivir.
―No le escuches ―consiguió decir Maximus.
No miré hacia él porque eso requeriría apartar los ojos del desconocido;
un error que no cometería.
―¿Por qué debería confiar en ti? ―pregunté con gran sarcasmo.
Sus ojos brillaron verdes.
―Porque preferiría no perder mi mejor ventaja sobre ti.
Esa sola frase lo decía todo. Quienquiera que fuese, no era estúpido.
Tampoco era uno de los hombres de Vlad. Vlad no intentaría utilizar a
Maximus como ventaja contra mí. Sabría que era inútil ya que ya me había
dicho que iba a matarle.
Las sirenas sonaban a lo lejos. El desconocido suspiró.
―Se acaba el tiempo, pajarito. ¿Qué va a ser?
Mi mano dolía por la sobrecarga de las corrientes que corrían por ella,
pero lentamente, la bajé. Ahora no era el momento. Maximus maldecía entre
entrecortados gemidos de dolor. El desconocido sonrió.
―Escuché que eras lista. Esperemos que tu amigo lo sea también.
Algo duro se clavó en mi pecho. Miré hacia abajo y vi lo que parecía un
dardo saliendo de mí. Cuando volví a mirar al desconocido, mi visión ya estaba
empezando a desdibujarse y mis piernas se sentían como si hubieran sido
reemplazadas con gelatina.
―Asegúrate de que recoges sus guantes. ―Fue lo último que oí antes de
que todo se oscureciera.
JEANIENE FROST FORO AD’ 70
Capítulo 14
Cuando volví en mí, no abrí los ojos ni alteré mi respiración. En vez de
eso, tomé inventario mientras pretendía que continuaba inconsciente. Dolor de
cabeza, sin sorpresa, pero aparte de eso me sentía bien. Mis brazos estaban atrás
de mi espalda. El grosor alrededor de mis dedos eran guantes, la tensión
alrededor de mis muñecas y tobillos eran restricciones. La incómoda mordaza
en mi boca se explicaba por sí misma.
Entonces seguí con el entorno. El cabeceo y balanceo debajo de mi tenían
que ser ondas, lo que significaba que estaba en un barco. Algunos de mis
secuestradores estaban en la parte superior, por las voces, pero podía decir que
había alguien en la habitación conmigo.
Así que cuando abrí mis ojos, mi mirada aterrizó en el vampiro de
cabello negro que había disparado en el hotel la noche anterior. La única
sorpresa que mostró fue un parpadeo.
―No esperé que estuvieras despierta tan pronto ―arrastró las palabras.
Mire hacia abajo a mi mordaza y de regreso a él, levantando una ceja.
El tradujo el silencioso mensaje.
―¿No necesito decirte que gritar no servirá de nada?
Rodeé mis ojos. ¿Qué era esto, el día del amateur? Sonrió antes de
abandonar la esquina contraria.
El vampiro lucía alrededor de mi edad, pero juzgué que tendría al menos
cien años de edad. Los vampiros viejos tenían una… cierta mirada, como si los
siglos les dejaran una sensación de pesadez tangible. Mi captor sin nombre no
tenía eso y si yo tenía suerte, tampoco ninguno de los otros que estaban en este
bote.
Los vampiros jóvenes eran fáciles de matar.
―Agua ―dije una vez que la mordaza fue removida. Entre eso y las
secuelas de ser drogada, mi boca estaba tan seca que mi lengua se sentía como
un calcetín arrugado.
El vampiro desapareció y regresó con una lata de Coca-Cola. Incluso
mejor. La cafeína me ayudo con mi dolor de cabeza, y mirarlo destapar la soda,
significaba que no había manipulado el contenido, por lo que no estaba a punto
de ser drogada nuevamente.
Tragué saliva cuando el vampiro lo alejo de mis labios, lo que significaba
que dejé escapar un gran eructo en el momento que deje de tragar. Si ese eructo
fue dirigido al rostro de mi secuestrador, bueno, no era mi culpa. Estaba atada.
―Encantador ―dijo secamente
JEANIENE FROST FORO AD’ 71
Capítulo 15
Afortunadamente, conseguí soltarme sin perforar más agujeros en el
suelo, pero escasamente pude hacerlo sin que me vieran tras la puerta antes de
que el siguiente guardia viniera a revisarme. Maldije mi latido de corazón
al tiempo que escuchaba esos tenues pasos que se acercaban. ¿Podría el guardia
adivinar que no seguía asegurada a la baranda? Si era así, estaba asegurándome
mi propia muerte. La advertencia de Hannibal hizo eco a través de mis
pensamientos. Muerta sigues siendo un buen día de pago para mí…
Nervios y miedo se agregaron al disparo de electricidad en mi mano,
haciendo que una pequeña lluvia de chispas saltaran de esta. El aire se sentía
sofocante, y capté un olor a ozono. Entonces el guardia se detuvo en la entrada
antes de irrumpir a través con un susurro.
―¿Qué?
Mi muñeca chasqueó, el arco cruzo a través de él antes de que pudiera
pensarlo. El guardia rubio no pronunció otra palabra, pero su boca se seguía
moviendo cuando su cabeza golpeo el suelo. El resto de él permaneció de pie
por pocos segundos, sus brazos agitándose como si aún tratara de conservar el
equilibrio. Estaba muy ocupada para sentirme asqueada. El miedo fue un
combustible para aumentar la adrenalina a través de mí, actuando como cables
para mi corriente. Eché un vistazo hacia debajo del corredor, no había nadie, y
pensé una manera de atraer a otro guardia en la habitación sin despertar
sospechas.
―¿Qué estás haciendo? ―pregunté en una estridente voz―. ¡Detente!
Quita tus asquerosas manos de mí.
Me interrumpí haciendo un sonido como de una bofetada y luego lloré
de dolor. Después de eso, hice ruidos de gimoteos irregulares intercalados con
lloriqueos de:
―¡No, no, detente!
Momentos después, Hannibal murmuró:
―Te dije que no dañaras la mercancía, Stephen. Folla a otra en vez de
esta.
Mi muñeca crujió tan pronto como Hannibal cruzo el umbral, pero él dio
una mirada al cuerpo y golpeo la puerta hacia mí. El látigo de corriente cortó su
cintura en vez de su cuello, pero no lo suficientemente profundo. Seguía de pie.
―¡Perra! ―gruño Hannibal mientras algo rojo golpeaba el suelo.
Parte de mí estaba gritando horrorizada, pero mi instinto de
supervivencia sobrepaso a todo lo demás. Aníbal rió hacia mí, y yo azoté otra
chisporroteante corriente hacia él. Esto corto a través de su hombro todo el
JEANIENE FROST FORO AD’ 75
Capítulo 16
Busqué en los cuerpos de los vampiros. Hannibal tenía el único teléfono
móvil, e incluso éste había sido cortado a la mitad con el resto de la parte
superior de su cuerpo. Así que gasté varios minutos inútilmente tratando de
usar el sistema de comunicación del bote, pero lo sobrecargue cuando maté al
vampiro que se desplomó sobre él. Incluso si un 1-900-VAMPIRO existiera, no
tenía manera de contactarlos. No veía luces de botes cercanos tampoco, ni
alguno hacia el que pudiera dirigirme. El motor estaba frito al igual que el
sistema de comunicaciones.
Quería gritar de pura frustración. ¡Tenía que haber algo que pudiera
hacer! Entonces mi frustración comenzó a desvanecerse mientras la lógica se
hizo cargo. Podía esperar hasta que eventualmente fuéramos a la deriva o en
camino de otro bote, pero eso podría ser demasiado tarde para los demás. Pero
había un vampiro que podía buscar sin la ayuda de la tecnología, y a pesar de
todas las razones del por qué no quería hacerlo, a menos que estuviera
dispuesta a permitir que Maximus enloqueciera y los demás humanos
murieran, no tenía otra alternativa.
Me senté en una parte de la plataforma que no estuviera llena de partes
de cuerpos. Con la fresca brisa golpeando mi cabello, mantuve mi mano
derecha sobre mi piel hasta que encontré una pista de una esencia familiar y la
seguí. A los pocos segundos, la plataforma desapareció y me encontré mirando
hacia el estacionamiento del Motel 6 en la curva sur.
Luces provenientes de tres carros de policía arrojando flashes rojos y azules desde
las ruinas del exterior de mi antiguo cuarto de hotel. La mayoría de las ventanas estaban
destrozadas y las paredes exteriores estaban picadas de agujeros de balas. Con todos los
disparos, el interior debería lucir como queso suizo, también. Entonces noté a la figura
de cabello moreno en la esquina del estacionamiento, ladrando furiosamente en su
teléfono en rumano.
Verlo a él en lugar de mi secuestrador no presagiaba algo bueno, pero si
fracasaba con Maximus y esa pobre gente al no tomar esta oportunidad, no podría vivir
con eso.
―Cuelga, Vlad ―dije―. Necesitamos hablar.
Conmoción paso por su rostro. Él se giró como si tratara de localizar mi
ubicación, colgando sin decir otra palabra.
―Leila. Dónde…
―¿Estas admirando la obra de tu lacayo? ―lo corté, yendo a la defensiva―. Si
es así, debes estar orgulloso. Hannibal disparo en este lugar con una completa
indiferencia hacia las vidas de las personas inocentes, todo para hacer que Maximus
estuviera los suficientemente lleno de plata liquida para que no fuera capaz de moverse.
Fuego emano de sus manos.
JEANIENE FROST FORO AD’ 80
―No tengo nada que ver con esto, así que dime dónde estás. Ahora.
Él podía estar tratando de encontrar mi ubicación en caso de que se hubiera dado
cuenta de que me había liberado, pero como le dije a Maximus, si Vlad quería matarme,
esperaba que fuera un poco menos cobarde sobre eso. Yo seguía preguntando sobre la
cuestión más obvia, aún.
―¿Entonces por qué estás aquí? Apaga tus manos, los policías están en todo el
lugar.
Para puntualizar mi punto, un oficial de policía se acercó, mirando a Vlad de
una manera sospechosa que ninguna persona en su sano juicio haría.
―Tú. Que está mal con tus manos…
―Cierra la boca y vete ―dijo Vlad con un destello de su mirada, aunque apagó
las llamas. El oficial se dio la vuelta de regreso al hotel y Vlad continuó como si no
hubiera sido interrumpido―. Estoy aquí porque rastreé el teléfono de Maximus hacia
esta área, pero no estoy detrás de este ataque.
―Entones tenemos otro problema, porque el vampiro que me raptó sabía cosas
sobre mis habilidades que solo tú y unos pocos de tus guardias sabían.
Los rasgos de Vlad se endurecieron como diamantes.
―¿Oh?
―Primero lo primero. No estás sorprendido de que este viva, así que en realidad
hice conexión contigo en mis sueños, ¿no es así?
Sus manos no se encendieron de nuevo, pero brevemente se volvieron naranjas,
como si el fuego tratara de liberarse solo pero él lo retuviera.
―Sí. Quizás no necesitas tocar nada físicamente para conectarte conmigo porque
hemos compartido la sangre del otro, quizás porque tus poderes son más grandes que lo
que te imaginas. De cualquier manera, tus “sueños” eran reales.
Suspiré. En el fondo, siempre supe eso, aunque desesperadamente quería negarlo.
Claro, eso significaba que tenía un negocio que resolver primero.
―Prométeme que no matarás a Maximus y te diré que es lo que sé sobre mi
ubicación.
Vlad gruñó algo en rumano. No pude traducirlo, pero reconocí varias
maldiciones.
―No tenemos tiempo para juegos ―finalizó él.
―Lo sé ―disparé de vuelta―. Tengo a varios humanos que necesitan atención
médica y un vampiro enloqueciendo por veneno de plata, pero dijiste que ibas a matar a
Maximus. Así que a menos que jures ante las tumbas de tu padre y tu hijo que no lo
harás, no te daré mi ubicación. Oh, y no podrás torturarlo, tampoco ―agregué,
recordando el modo ambiguo en que él había guardado la promesa de no matar a Marty.
Los ojos de Vlad cambiaron de cobre a verde, brillando con tanta vehemencia que
me encontré a mí misma pensando en que si lo dragones fueran reales, tendrían ojos
iguales a los suyos. Mi siguiente pensamiento fue que había sido engañada, porque
entonces sonrió de esa letalmente agradable manera que había visto justo antes de que
quemara a alguien hasta convertirlo en cenizas.
JEANIENE FROST FORO AD’ 81
El sol se había levantado hacía tres horas, pero aún no había visto otro
bote. De alguna manera, eso era bueno. No podría explicar el desastre en la
cubierta a la guardia costera, y eso significaba que el jefe de Hannibal no había
descubierto que su “paquete” había matado a sus mensajeros.
Estaba debajo de la cubierta, alternando entre vigilar a Maximus e ir a
hacer lo que pudiera por las victimas desangradas. Eso no consistía en mucho
más que dejar caer las cobijas, un canal de vendas y fabricar curas, y vasos de
agua para las personas conscientes. Consideré cortar a Maximus para darles
algo de su sangre, pero la última vez que me acerqué, solo un rápido salto lo
detuvo de morder un pedazo de mi pierna. O el dolor lo hacía retorcerse
instintivamente, o la locura había comenzado.
Me encontré rezando a cualquier persona que pudiera escuchar que la
ayuda no llegara demasiado tarde.
Estaba en mi camino de vuelta de la bodega de carga cuando, de repente,
no pude moverme. Era como si un invisible, solido puño me apretara de la
cabeza a los dedos de los pies, sacándome el aliento tan pronto me congelé en
mi lugar. Pánico gritó en mi mente, pero no podía sacudirme o sacar un
aliento. Incluso se sentía como si la corriente en mi interior se detuviera en
seco.
Un zumbido empezó a sonar en mis oídos, volviéndose más ruidoso
mientras los segundos se hacían más largos. Entonces, tan abruptamente como
había venido, esa sensación de restricción se desvaneció. Caí hacia adelante,
tomando enormes tragos de aire. Tuve que parpadear repetidamente para
ahuyentar las lágrimas y los puntos negros en mi visión. Una vez que pude ver
claramente de nuevo, miré hacia arriba… y me congelé por una razón diferente
esta vez.
Vlad se acercaba a mí, el cabello oscuro enredado salvajemente, su barba
incipiente le daba a sus rasgos una mezcla de ferocidad y triunfo. Sus
JEANIENE FROST FORO AD’ 82
pantalones y camisa estaban empapados, su color azul claro haciendo que casi
se pudiera ver a través de ellos. Parpadeé, preguntándome si no había caído en
el borde de la inconciencia sin darme cuenta.
Una débil sonrisa atravesó su boca.
―Soy real, Leila. ¿Lo ves?
Agarró mis brazos y me levantó. Mis piernas temblaron pero resistieron,
y con desiguales trozos de goma que seguían colgando de mis manos, toqué sus
muñecas desnudas. El calor me quemó la piel en el mismo instante que la
corriente crepitaba en su interior.
Oh sí, era definitivamente real.
De todos los pensamientos que cruzaron mi mente en ese instante, luce
aún mejor de lo que recordaba era lo último que quería que Vlad oyera. Eso no
importaba. Su sonrisa creciente me dijo que lo había hecho. Lo deje ir,
centrándome en un tema más importante.
―¿Qué está pasando? No puedo moverme.
―Mencheres está conmigo ―dijo, como si eso explicara todo.
Mi frente se levantó.
―¿Y?
Él dejo caer una mano pero apretó la otra.
―Ven.
Seguí a Vlad por las estrechas escaleras. Una vez en la parte superior, vi
al vampiro egipcio, también empapado, inspeccionando los restos de mis
secuestradores con admiración. Entonces Mencheres se giró, protegiéndose los
ojos contra el brillo, del sol de mediodía.
―Mis disculpas por usar mis poderes contigo, Leila. Pensábamos que era
necesario inmovilizar al bote entero en caso de que uno de tus captores hubiera
sobrevivido.
¿Piensas que no me hubiera dado cuenta si alguien más hubiera tratado de
matarme?, pensé cansadamente.
―Uno podría haber saltado sobre la cubierta y esperado a cogerte de
improviso. ―replicó Mencheres, recordándome que Vlad no era el único lector
de mentes en el bote―. Ese es el por qué nosotros nadamos los pocos últimos
kilómetros. Nos notarían menos si estamos debajo del agua.
―¿Así que tú eres la razón para que me sienta como si estuviera
recubierta de carbón invisible?
El vampiro se encogió de hombros.
―Puedo controlar cosas con mi mente ―dijo, su tono implicando que eso
no era gran cosa.
Con esa increíble habilidad, Vlad debería tomar a Mencheres para cada
misión de rescate. En todos sus ataques, también.
JEANIENE FROST FORO AD’ 83
Capítulo 17
Mencheres y Vlad permanecían muy juntos, hablando en voz demasiado
baja para poder oírlos. Aun así, se detuvieron tan pronto como regresé a
cubierta.
El cansancio me ayudó a contener un resoplido. Ni siquiera intentaban
ser sutiles, ¿no?
―Mi socio estará aquí dentro de poco para transportarnos ―dijo
Mencheres.
Bien. Había ido a comprobar a Maximus otra vez, ya que se veía en
peores condiciones que los humanos, que ya era decir algo.
―Solo déjame en cualquier lugar después de que te ocupes de ellos ―dije
echando una mirada intencionada a los cadáveres. No me habían importado
antes mientras buscaba un celular, pero algunos llevaban dinero. Lo necesitaría
para continuar mi caza de la mujer vampiro.
―Robarles no será necesario. Vienes conmigo.
La incredulidad me hizo levantar la cabeza bruscamente. Vlad me dedicó
una sonrisa a la vez encantadora y desafiante. Su expresión casi me retaba a
discutir.
Acepté ese desafío.
―No voy a ir contigo porque mis problemas ya no te conciernen. ―El
hielo era más cálido que mi tono―. Así que gracias por la suposición arrogante,
pero no gracias.
―Sí me concierne ―respondió, su tono frío tan amable como el mío―. Si
no hago nada, después de que alguien intenta explotar y secuestrar a mi
antiguo amor, mis enemigos pensarán que soy débil y atacarán a más de los
míos.
―No soy uno de los tuyos y no necesito tu protección. Todos los cuerpos
en este barco lo atestiguan.
La encantadora sonrisa de Vlad nunca decayó. Me puse rígida,
recordando que nunca era tan peligroso como cuando sonreía.
―Como quieras. ―Miró hacia la puerta que conducía a la bodega de
carga―. Sus latidos son débiles y podrían no vivir lo suficiente para llegar al
hospital. Qué pena.
Mis puños se cerraron, única señal de la furia que me recorría.
―Prometiste sanarlos.
JEANIENE FROST FORO AD’ 86
cuando lo amenacé antes. La explosión del barco fue tan devastadora como la
de una bomba de gas.
―Mierda ―estallé cuando algo se me ocurrió―. No recogimos ningún
hueso de esos vampiros.
También había perdido, carbonizada, la parte del cuerpo de Adrian. No
es que Hannibal lo hubiera traído con nosotros, incluso si se lo hubiera pedido.
Los secuestradores eran notoriamente poco cooperativos.
―Contrataron mercenarios; dudo que sus huesos contengan nada útil
―dijo Vlad. No me pidió que le explicase el contexto tras mi pensamiento sobre
Adrian. Debía de haber descubierto por qué Maximus y yo habíamos ido
acarreando por ahí un trozo de cuerpo―. Exploté el barco para ocultar la
evidencia de lo que hiciste y para enviar un mensaje al hombre que contrató a
Hannibal. Ahora tendrá que vérselas conmigo. O la mujer ―añadió
reflexivamente.
Debió haber leído mis pensamientos también. Entonces Maximus dejó
escapar un largo gemido, llamando mi atención.
―¿Por qué no has empezado a sacar la plata?
La sonrisa de Vlad se mantuvo, pero se endurecieron sus rasgos.
―Va a requerir cortes amplios. Si lo hago, entonces seré culpable de
torturarlo. Gorgon conduce el helicóptero y aunque Mencheres podría sujetarlo,
no tienes la experiencia para extraerla correctamente.
Tragué saliva. Por mucho que odiara la idea de que Maximus siguiera
sufriendo, no quería liberar a Vlad de su promesa de no torturarlo. Tocaba
esperar, entonces.
―¿A dónde vamos? ―Por favor no digas que de regreso a tu castillo, por favor
no digas que de regreso a tu castillo…
―Está bien ―destellos esmeralda surgieron en los ojos de cobre
bruñido―. No lo diré.
Por segunda vez en diez minutos, la palabra mierda escapó de mi boca.
Vlad solo se rió, el sonido era tan atractivo y despiadado como el hombre
mismo.
―¿Es eso lo que te dices a ti mismo? ―le dije mientras dejaba escapar una
suave burla.
―Es lo que sé ―dijo, un toque de ira tiñó su tono.
―¿Recuerdas el sueño que seguía teniendo? ―susurré―. ¿El de la
cascada de fuego? Finalmente me di cuenta de qué voz me seguía advirtiendo
que me fuera. Era la mía y tú, eras el fuego que no podía aferrar sin importar lo
mucho que lo intentara. Es por eso que me fui Vlad. Si me hubiera quedado, tu
negativa a considerar siquiera la posibilidad de amarme habría terminado por
destruirme.
Puse un dedo sobre sus labios cuando tomó aire para responder y cerré
los ojos.
―No quiero discutir. En este momento, quiero hacer lo que intenté hacer
cuando soñé que estaba en este avión hace unos días.
Apoyé la cabeza en el hueco de su hombro, colocando mi otro brazo
sobre su pecho. Se puso rígido, pero no hizo ningún movimiento para alejarme.
―¿Esto es lo que intentabas hacer cuando viniste a mí esa noche? ―Su
voz era áspera.
Asentí, preguntándome si estaba enfadado. Es cierto que era una
violación de su espacio personal y Vlad era quisquilloso acerca de que la gente
lo tocara, pero en mi defensa, pensé que estaba soñando...
Su brazo libre se deslizó a mi alrededor y la rigidez dejó su cuerpo.
Entonces algo rozó la parte superior de mi cabeza, demasiado brevemente para
decir si era su barbilla o sus labios. En algún lugar muy dentro de mí, ese
retorcido nudo lleno de dolor empezó a aflojarse. Y de repente, deseé que el
vuelo a Romania durara más de doce horas.
JEANIENE FROST FORO AD’ 91
Capítulo 18
O bien los fármacos que me inyectó Hannibal eran de larga duración, o
no me había dado cuenta de lo agotada que estaba. Fuera lo que fuese, terminé
durmiendo casi todo el vuelo. Cuando me desperté, Vlad había vuelto a su
distanciamiento de costumbre. Mejor, me dije. Nada había cambiado realmente,
excepto la certeza de que no era la única molesta por nuestra separación. Un
pobre consuelo para mi orgullo y de ninguna utilidad para mi aún herido
corazón. Pasamos las últimas dos horas en tenso silencio. Una vez que
aterrizamos y nos trasladamos a un coche, no podía esperar a llegar a su casa
para poder poner algo de distancia entre nosotros.
Por supuesto al igual que con todos mis deseos, en vez de la cereza,
obtuve una bomba fétida.
Había visto su casa muchas veces, pero cuando llegamos y nos bajamos,
la vista me cortó la respiración de nuevo. Cuatro pisos de reluciente piedra
blanca y gris se elevaban por encima de mí, viéndose aún más imponentes por
las torres triangulares que se elevaban desde cada esquina. Tallas ornamentales
adornaban cada pilar, balcón y ventana al exterior y gárgolas de piedra
vigilaban en lo alto de las torres. La limusina podría caber a través de los doce
metros de altura de la casa y los cinco metros de ancho de las puertas, con
dragones en las aldabas de aspecto antiguo que no eran necesarias. Tan pronto
como nuestro vehículo se detuvo, las puertas se abrieron y permanecieron
abiertas, apareciendo un guardia a cada lado.
Estaba admirando lo verde que se habían puesto todos los árboles
cuando una chica pequeña con el cabello negro largo hasta los hombros se
acercó desde la entrada.
―Gretchen ―dije sorprendida, encantada de ver a mi hermana―. ¿Qué
estás haciendo...?
Mi pregunta fue interrumpida por una sonora bofetada. Aturdida, la
miré boquiabierta mientras acunaba mi mejilla.
―¿Cómo pudiste? ―gritó―. ¡Nos dejaste pensar que estabas muerta!
Papá y yo estábamos planeando tu jodido funeral cuando él ―hizo un
movimiento brusco hacia Vlad―, se presentó para decir que estabas viva y
teníamos que volver aquí por nuestra propia seguridad. ¡Entonces no llamas ni
una vez y nadie nos dice nada hasta hace diez minutos cuando dicen que vas a
llegar pronto!
―¿Papá está aquí también?
―Sí, estoy aquí ―dijo una voz acerada detrás de Gretchen.
JEANIENE FROST FORO AD’ 92
4 The Stepford Wives (Las mujeres perfectas), es una novela de 1972, escrita por Ira Levin.
JEANIENE FROST FORO AD’ 95
Capítulo 19
Después de un par de horas agradables donde me puse al día con Sandra
y los demás, regresé al piso de arriba. Allí pasé otro par de horas no-tan-
agradables con Gretchen y mi padre, intentando explicarles que alguien había
colocado una bomba en la tubería de gas y que ese mismo alguien consideraría
a mi familia un excelente cebo si él, o ella, se daba cuenta de que había
sobrevivido. Mi padre, un ex teniente-coronel, lo entendía y parecía dispuesto a
perdonarme. Me pregunté si Gretchen alguna vez lo haría.
Por fin, regresé a mi habitación y tomé otra ducha. Una vez limpia y
cambiada de ropa, miré por la ventana el cielo oscuro e intenté no preguntarme
si Vlad estaría despierto. De todas las personas que estaban enfadadas conmigo,
él era el que más derecho tenía de estarlo. A pesar de la forma fría en que había
terminado nuestra relación y lo difícil que era estar cerca de él, todavía le debía
una disculpa por creer que había estado detrás de la bomba en el circo. La
próxima vez que lo viera, pagaría esa deuda.
Mientras tanto, me distraje pensando cómo estaría Maximus. No le iba a
preguntar al personal y preguntárselo a Vlad equivalía a provocar fluidos
inflamables. Sin embargo tenía otra manera de ver si Maximus se había
recuperado.
Pasé la mano derecha sobre mi piel, encontrando el rastro de esencia que
Maximus había dejado. Entonces me centré en él hasta que la Habitación Azul
se desvaneció y una completa oscuridad me rodeó. Por un segundo, me quedé
confundida. Entonces vi un resplandor verde y oí la voz de Vlad.
―... no era lo que yo quería. Preferiría matarte.
Un profundo suspiro.
―Entonces, ¿por qué no lo haces?
La voz de Maximus. Aún no podía verlo, pero sonaba sano, para mi
enorme alivio. ¿Dónde estaban que la única luz provenía de los ojos de Vlad?
―Leila. ―Mi nombre colgó en el aire estigio5. Después soltó una breve
carcajada―. Ella se negó a decirme dónde estaba hasta que prometiera no
torturarte ni matarte.
Maximus se rió también. Una risa sin humor igual a la de Vlad.
―Olvidó algunas cosas, como prisión eterna.
―Es joven ―dijo Vlad―, y puede no ser eterna. En un siglo o dos, podría
superar mi enfado y dejarte salir.
Mis pies acababan de tocar el suelo cuando la voz de Vlad tronó a través
de la oscuridad cavernosa que nos rodeaba.
―¿Qué demonios está haciendo ella aquí?
JEANIENE FROST FORO AD’ 100
Capítulo 20
Un resplandor naranja precedió a su aparición, mostrando que el
monolito de piedra en el centro no estaba vacío como la última vez que había
estado en la mazmorra. Dos vampiros colgaban clavados de las cadenas de
plata incrustadas en la roca, un tercero empalado en frente de ellos. Cuando
Vlad se acercó, más luz de sus manos llameantes mostraba cuál parte de él, a lo
largo del poste de madera, había entrado de primero.
―Eso es enfermizo. ―Suspiré, temporalmente distraída.
Él hizo caso omiso de eso, apuntando un dedo flameante al guardia.
―Has comprado para ti mismo algo de tiempo doloroso para pensar,
Jameson.
―¡Pero ella está sangrando! ―protestó el guardia, dándome un pequeño
empujón hacia adelante.
―Así que vienes y me encuentras ―dijo Vlad fríamente.
Las llamas en sus manos desaparecieron mientras se apoderaba de mi
mandíbula, volviendo mi cabeza y forzadamente evitando que mirara a sus
prisioneros.
―No la traigas hasta aquí sin permiso, nunca ―continuó él, hablándole
aún a Jameson, mientras me miraba―. Una semana en el poste te recordará eso.
―No iba a dejar que te tiraras uno de tus habituales actos de
desaparición, así que lo engañé fingiendo que me había desmayado ―le espeté,
tratando sin éxito de golpear la mano―. ¿Quieres castigar a alguien? Castígame.
Él agarró un puñado de mi cabello. Entre eso y su agarre en mi
mandíbula, no pude moverme cuando se inclinó, colocando directamente sus
labios por encima de mi oreja.
―Te estoy castigando ―susurró―. Sufrirás de culpa cada día que él esté en
ese poste. Entonces, tal vez la próxima vez, lo pensarás dos veces antes de
engañar a mis guardias.
Empujé su pecho en el mismo instante en que mi liberó, así que terminé
empujando sólo aire. Vlad se paró a unos metros, casi invisible contra la
oscuridad con su camisa gris marengo y pantalón negro. Si no fuera por el
resplandor esmeralda viniendo de sus ojos, no habría sabido dónde estaba.
―Ahora, discúlpate por interrumpir. ―No susurró. En su lugar, la orden
resonó en el interior cavernoso. A pesar de eso, no pude contener mi bufido.
―Preferiría sangrar hasta la muerte.
―Si fueras cualquier otra persona, esas serían tus últimas palabras. ―De
repente, me estaba acordando que el calabozo era un lugar de donde la mayoría
de las personas que entraban nunca salía. Había asumido el asalto aquí desde
mi punto de vista: iba a quebrar a mi ex-novio de una nueva manera por su
JEANIENE FROST FORO AD’ 101
solapada manera de romper una promesa, y tenía que conseguir pasar a través
de algunos de sus compinches primero.
Desde la perspectiva de un vampiro, había engañado a guardias
altamente capacitados, traicionando a su Maestro, para llevarme a la que se
suponía que era la zona más segura de su casa. Que hubiera hecho eso en frente
de combatientes enemigos probablemente lo hizo peor. Supongo que el
equivalente humano sería perra golpeando a mi ex novio en su boda, mientras
le contaba a todo el mundo que tenía un pene pequeño, sin embargo, eso
tendría consecuencias a corto plazo.
Con el sistema feudal basado en el miedo bajo el que vivían los vampiros, las
repercusiones de esto podrían durar durante siglos, y yo ni siquiera podría
reclamar ya más la exención de la novia.
―Por fin, empiezas a entender ―dijo Vlad, la ironía fijándose en su tono.
Ya no veía el guardia rubio que había engañado para traerme aquí abajo,
pero incluso si Jameson se había ido, seguía escuchando. Todos los guardias que
había engañado estarían escuchando, y ellos repetirían mis siguientes palabras
al resto del personal de Vlad, quienes las repetirían a otros vampiros, quienes
eventualmente las repetirían a sus enemigos. Yo podría preferir cualquier
represalia que Vlad se viera obligado a repartir tomándola como disculpa, pero
esto era más grande que yo.
Eso no significaba que estaba pasando por alto lo que él le había hecho a
Maximus. Voy a pasar de largo hoy, pero si te niegas a verme después de esto, voy a
hacer que me empales con el equipo que escoja, pensé desafiante. Entonces me aclaré
la garganta y pronuncié una disculpa que nunca tuve la intención de dar.
―Por favor, perdona la intromisión. No debería haber llegado hasta aquí
y lo siento. ―Mi tono era bueno, pero si pequeñas chispas se disparaban de mi
mano derecha en señal de protesta, no podía hacer nada acerca de eso.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Vlad.
―Te perdono, pero sólo porque dijiste “Por favor".
Imbécil, pensé. Entonces me quejé ante el coro instantáneo de "¡Por favor!"
mezclado con los gritos por liberación de los presos de Vlad. No me asombraba
que estuviera tan enfermo de la palabra.
―Sólo soy misericordioso con una persona al día ―lanzó él por encima
del hombro―. Como va el dicho, hoy no es tu día y mañana no se ve bien,
tampoco.
―Luego su mirada aterrizó de nuevo en mí―. Ahora, pídeme que te cure.
REALMENTE te estás extralimitando, pensé, mirándolo.
Enseñó sus dientes en una encantadoramente feroz sonrisa.
―Mi mazmorra, mis reglas.
Mentalmente, lo maldije en inglés y rumano, pero en voz alta dije:
JEANIENE FROST FORO AD’ 102
Capítulo 21
Entre en la sala exactamente a las diez de la noche. Vlad estaba en el sofá,
dos vasos de vino y una botella de obsidiana frente a él. El televisor estaba
apagado, y la luz de la chimenea lanzaba un suave resplandor sobre el color
ladrillo del sofá. Recuerdos me asaltaron sin piedad como mi temor. Vlad y yo
habíamos pasado muchas tardes relajándonos con una botella de vino en ese
sofá. Habíamos hecho otras cosas también. Sin invitación, amablemente se
deslizo junto a mí, que no tuve nada que hacer ante el fuego abrazador. Trate de
hablar con aspereza.
―¿No sabes por qué pedí hablar contigo, no es así?
Él rió, medio gruñido y medio ronroneo entretenido, haciendo un caos
de mis sentidos, que mis cabellos se pararon.
―¿Piensas que estoy tratando de seducirte? Que presuntuosa,
considerando que nunca permitiría que una ex amante volviera a mi cama.
Lancé una mirada a las copas de vino, la luz romántica, y finalmente a él
de nuevo. Si Vlad no estaba seduciéndome, entonces estaba tentándome con
aquello que yo no podía tener.
Me había vestido con un simple vestido marino que llegaba hasta mis
rodillas. Su pantalón negro se aferraba a su parte inferior, mientras su camisa
blanca contrastaba como nieve sobre su chaqueta de color ébano a medida. La
camisa estaba abierta, revelando su garganta y unos cuantos centímetros de su
pecho. Sus mancuernillas plateadas destellaron cuando capturaron la luz del
fuego, y su largo, oscuro cabello estaba peinado hacia atrás, todo mejorando la
luz para sus esbeltos, sensuales rasgos y captando también sus impresionantes
ojos.
Lo único que faltaba era el caliente maquillaje cubriendo esa parte
descubierta de su pecho. Así que ningún tribunal en el mundo podía entender
esta cacería sexual.
Su sonrisa se amplió. Maldición, olvidé cantar algo para mantenerlo fuera de
mis pensamientos.
―Bien, ambos estamos aquí por razones totalmente platónicas y vamos a
dejar esto como esta ―dije, odiando como de ronca se estaba volviendo mi voz.
―Bien.
Repentinamente él estaba a solo centímetros, poniendo a nivel de mi ojo
su cuello y la piel que solo imaginaba untar con chocolate. Tragué. Piensa en la
mazmorra y en su promesa rota, no en cuán intoxicante sabe siempre que está cubierto
de postre.
La imagen de la mazmorra ayudo
―Debes dejar ir a Maximus ―le declaré, mi voz fuerte ahora
JEANIENE FROST FORO AD’ 105
―No. ¿Vino?
Parpadeé, enfado cubriendo mi deseo.
―Prometiste que no lo torturarías, pero ser aprisionado en una
mazmorra por siglos cuenta como tortura.
Vlad saco un vaso y bebió de él cuándo yo me negué con una afilada
sacudida de cabeza.
―No, no lo es ―dijo, continuando con ese terriblemente sereno tono―.
Desde que tuve mi primera experiencia con ambos, te puedo asegurar que
tortura y aprisionamiento son dos cosas diferentes.
―Estas siendo sutil. Sabes exactamente qué te estaba pidiendo que me
prometieras.
Se encogió de hombros.
―Hago honor a mi palabra según como fue dada. Si quieres más tal vez
deberías ser más específica.
―Estaba drogada.
―Y yo estaba siendo coaccionado ―replico, fijando su estrecha mirada en
mí―. Muchos podrían considerar eso como una razón para invalidar una
promesa. Yo no, y Maximus sabía lo que le costaría el traicionarme. Por ti no le
costó lo que debería haberle costado.
―Esto es exactamente lo mismo que hiciste con Marty. ―Estaba furiosa―.
Dándome una promesa que después usaras para hacer juegos de palabras con
ello, entonces te ofendes porque te llamo mentiroso.
Vlad estrelló su vaso tan fuerte que me sorprendí que el eje no se hubiera
roto. En ese momento fue hacia la puerta. Cuando la abrió, pensé que iba a
ordenarme que me fuera. Al instante, él se fue.
―¿A dónde vas? ―le pregunté.
―A matar a Maximus ―fue la réplica que lanzo al aire―. Si soy un
mentiroso, podría obtener algo bueno de ello.
―Espera.
Él iba ya al final del pasillo sin tiempo para que corriera y lo alcanzara,
pero tras mi frenético grito, se dio la vuelta.
―No puedes elegir los dos caminos, Leila. Ambos, si soy un mentiroso o
no, y si no lo soy, entonces no tienes causa para estar llorando por lo que le
estoy haciendo a Maximus.
La frustración hizo que fuera directo a la yugular.
―Él es la única razón de que sobreviviera a la bomba de gas. ¿Eso no
significa nada para ti?
Él vino hacia mí con la tranquilidad de un depredador, haciendo que el
pasillo se encogiera a mi alrededor. Cuanto más se acercaba, más me alejaba
JEANIENE FROST FORO AD’ 106
instintivamente. No fue hasta que vi los paneles de caoba que me di cuenta que
él me estaba maniobrando de nuevo hacia la sala.
―Sí, lo hace. Eso es por lo que perdure el que me dijera que estaba
revisando a su gente cuando en realidad estaba acosándote. No perdonaré, sin
embargo, sus repetidas mentiras después de la explosión. Esas no fueron para
salvarte. Ellas eran para alejarte de mí porque te quería para sí mismo.
―Realmente pensaba que estabas detrás de esto ―murmuré.
Vlad rodó sus ojos.
―Tú creías eso, pero Maximus sabía que no mataría a una chica inocente
por rencor.
―Él pensaba que tu orgullo herido te haría más homicida de lo normal.
―No, él quería follarte.
Su tono incluso se desvaneció, reemplazado por uno que sonaba como
maquinillas de afeitar sobre vidrio roto.
―Si él creyera cualquier cosa de lo que te dijo, era solo por aliviar la
culpa por traicionarme. ―Sus ojos cambiaron de cobrizo a esmeralda en un
pestañeo―. Él te quería desde el principio. Cuando descubrí que estabas viva,
me pregunté si lo habías conseguido y que los dos arreglaron la explosión para
desaparecer juntos.
―¿Piensas que maté a un montón de personas para fingir mi propia
muerte y así poder huir con Maximus? ―Si mi voz fuera más alta el vidrio más
próximo podría haberse roto.
―Tú creíste que ordené tu muerte por mi orgullo herido, porque me
dejaste. ―Su mirada recayó en mí―. No pretendas ser la parte ofendida cuando
también llegaste a la conclusión equivocada.
Ante eso, mi temperamento explotó.
―De los dos, ¿quién es más probable que haya matado a esas personas?
Su sonrisa fue como la de un tiburón; solo dientes y nada de humor.
―Yo, pero tú deberías de saberlo mejor. Martin, a quien torturé el día en
el que lo conocí, me contacto al otro día de la explosión porque sabía que yo no
haría eso. Sin embargo, tú, mi una vez apreciado amor, estabas muy convencida
sobre dejarme creer que estabas muerta.
Apenas escuché la última parte de la frase. Mi mente se agarraba a solo
una cosa, conmoción reemplazando el enfado.
―¿Marty te contacto después de la explosión? Pero eso no puede ser… él
no estaba…
―No murió en la explosión ―me informo Vlad, sus labios curvándose―.
Terriblemente cruel de mi parte dejarte creer que alguien que te importa está
muerto, ¿no?
JEANIENE FROST FORO AD’ 107
Esos labios de fuego hacían que la presión de sus colmillos fuera mucho
más erótica. Sin embargo, un sentimiento profundo cortó entre toda la pasión
que hervía en mí.
―No todas tus reglas.
Vlad hizo un sonido demasiado fuerte para considerarlo un gruñido.
―No estarás satisfecha hasta que no me tengas de rodillas. ¿Verdad?
―¿Por qué no? ―salió de mí con toda la imprudencia de mi corazón
todavía roto―. Me pusiste sobre las mías.
Me soltó tan abruptamente que tuve que utilizar el sofá para no perder
el equilibrio. Sin su cuerpo pegado al mío, sentía frío a pesar del agradable calor
que había en la habitación.
―Te dije que no podía elegir ambos caminos, y eso era verdad para los
dos.
¿Me había perdido de algo?
―¿De qué estás hablando?
―Soy Vlad el empalado ―dijo, mordiendo cada palabra―. He
sobrevivido durante más de quinientos años porque si alguien se cruza en mi
camino, lo mato, y si soy traicionado, obtengo mi venganza. Te dije esto cuando
nos conocimos, y a ti todavía te molesta cuando lo hago.
―Oh, no tienes que recordarme cuán despiadado eres ―dije, amargura
saltando a la superficie.
―Obviamente lo hago ―replicó. Tomó mi rostro con sus manos
intensamente sintiéndose como hierro―. Dices amarme, pero el hombre al que
amas no existe. Ese hombre no hubiera sobrevivido años de peleas y violaciones
cuando era un niño porque su odio no lo hubiera dejado quebrarse. Ese hombre
no hubiera empalado a veinte mil prisioneros para aterrorizar a las tropas
porque el miedo era la única ventaja que tenía, y ese hombre podría no haber
aprisionado a uno de sus mejores amigos por mentirle por una mujer de la que
estaba enamorado. No soy ese hombre.
Dejó caer sus manos bajaron y dio un paso atrás, su expresión seguía
siendo alarmantemente intensa.
―Ya ves, no me quieres amándote. Quieres la versión que creaste. El
caballero, cuando soy el dragón y siempre lo seré.
Entonces se fue. En ese momento, a pesar de que lo llamé, no se detuvo.
En los segundos que me tarde para llegar al pasillo, se había ido. Las dos
ventanas del extremo aun vibrando por su salida a través de ellas.
JEANIENE FROST FORO AD’ 109
Capítulo 22
Bajé al segundo piso, muy molesta por las acusaciones de Vlad, caminé
junto a mi familia sin verlos.
―Leila ―espetó Gretchen, quitando mi atención de la sala de estar que
acababa de pasar.
―¿Cuál es tu problema?
―¿Cuál es mi problema? ―Risa histérica burbujeó, pero la reprimí―. No
sabría por dónde empezar.
La mirada de mi padre se posó sobre mí, capturando mi cabello revuelto,
mi boca hinchada, y chispeante mano derecha.
―Gretchen, quiero tener una palabra con tu hermana.
Ella se encogió de hombros.
―Adelante, no te estoy deteniendo.
―Él quiere decir que te vayas ―dije con cansancio.
Esto era lo último que necesitaba, pero lo había puesto en un infierno
recientemente, y todos sabían cómo los reembolsos funcionaban.
Ella se levantó, murmurando:
―Eres afortunada que Vlad cubrió mis gastos por el año. ―En voz baja.
―¿Qué?
―Gretchen, ve ―ordenó mi papá.
Ella lo hizo, dejándome sola con mi padre.
Me desplomé en el sofá opuesto a él, notando la diferencia entre ésta sala
de estar y la que había dejado. Los colores eran más claros y no había armas o
escudos barbáricos sobre la chimenea. Todo de una vez, odié la decoración de
albaricoque y crema y la blanca chimenea con la insípida pintura al óleo de un
paisaje sobre ella. Este cuarto carecía de complejidad, ferocidad, pasión…
Carecía de todo lo que era Vlad.
―Así que está cubriendo los gastos de Gretchen por el año. ―Por
supuesto él no me había dicho eso. Vlad raramente mencionaba sus actos
atentos―. Eso es muy generoso de su parte.
Mi papá miró alrededor con intención.
―Él puede permitírselo.
―Él también puede hipnotizarla para que olvide que lo conoció y
enviarla de vuelta a su apartamento sin un centavo ―dije en un tono tajante―.
Vamos, papá. Da crédito donde es debido.
Esa cabeza de sal-y-pimienta se levantó.
―Lo hago. Él prometió que nos devolvería a nuestras vidas cuando el
peligro hubiera pasado y le creo. Pero se rehúsa a prometer dejarte en paz, y
JEANIENE FROST FORO AD’ 110
Después de que el tercero cayera sin vida al suelo, arrojé el sangriento mazo al
horrorizado enviado.
―Aquí está mi respuesta a los términos del sultán.
Salí de ese recuerdo hacía otro más rápido que los que había registrado
cuando toqué el siguiente.
Mi visión se arremolinó mientras más imágenes del pasado superaban el
presente. Entonces vislumbré a una mujer con un exuberante cabello castaño,
pero cuando intenté ver su rostro, se puso borroso. Luego ella se había ido
mientras tocaba algo más en mi determinación de ver todo lo que Vlad pensaba
que no podía manejar. Dolores fantasmas y malditas emociones dentro de mí
con cada objeto nuevo, viniendo tan rápido y violentamente que comencé a
perder el foco en lo que era real. Ya no era más una mujer buscando validación
sobre sus sentimientos por su ex amante.
Yo era Vladislav Basarab Dracul, permutado por mi padre a una infernal prisión
política siendo un niño, luego fui un hombre joven, peleando guerra tras guerra para
mantener mi país libre, sólo para ser traicionado por mis nobles, la iglesia, e incluso mi
propio hermano. Luego fui abandonado por el vampiro que era mi Sir, viudo por una
mujer quien me evitaba por mis actos, y aprisionado de nuevo por Mihaly Szilagyi, un
vampiro quien deseaba reinar Valaquia a través de mí. Traición, dolor, y muerte fueron
mis compañías constantes, con todo no podía permitirles romperme. En vez los usaría
para romper a mis enemigos.
―¡Leila!
Como si proviniera de muy lejos, oí la voz de Vlad. Lo sentí agarrarme,
pero no podía verlo. Mi visión había sido reemplazada con rojo.
Vlad llamó mi nombre otra vez, pero su voz se hizo borrosa. Pronto no
podría escucharlo o sentirlo. Bien. ¿No podía ver que estaba tratando de
dormir?
Algo se vertió en mi garganta y la conciencia regresó. A través de una roja
niebla, vi el rostro de Vlad. Sentí sus brazos fuertes alrededor de mí mientras su
muñeca presionaba en mi boca.
―Leila, ¿puedes oírme? ―preguntó, moviendo su muñeca para
permitirme responder.
Parpadeé, pero el rojo no dejaba mi visión. Luego le entregué el objeto
que aún estaba aferrado en mi mano, vagamente notando que era una antigua
corona.
―Estás equivocado ―susurré―. Realmente te amo.
Si Vlad respondió, no lo escuché. Una explosión de mareos seguidas por
un dolor ciego rasgó a través de mi mente, y luego no sentí nada en lo absoluto.
JEANIENE FROST FORO AD’ 113
Capítulo 23
¿Se puede estar despierto lo suficiente para escuchar qué pasa a tu
alrededor, pero también lo suficiente atontado para no hacer nada ante eso?
Porque al parecer durante las siguientes horas, permanecí en un extraño estado
de semiinconsciencia, escuchando fragmentos de las voces de Gretchen, de mi
padre, de Vlad e incluso de Marty. En un punto de la conversación, empezaron
a gritar, pero cuando las cosas se volvieron inteligibles, caí en el olvido de
nuevo.
Cuando volví, estaba supremamente alerta por dos cosas: el olor a sangre
y el sonido de tambores. Entre ese olor y los irritantes buh-boom, buh booms, no
había manera de que pudiera dormir, lo que apestaba porque estaba realmente
cansada. Con sorprendente reticencia, abrí mis ojos, viendo un brillo pálido y
borroso, con varas plateadas encima de mí.
―Dejen de… tamborilear ―chirríe.
Algo oscuro bloqueo mi visión. Eso me tomo varios parpadeos antes de
que me diera cuenta de que era la cara de Vlad. Su barba incipiente era
abundante, y su cabello grumoso y tieso en algunos lados. Tenía la misma
desordenada apariencia de las personas después de pasar la noche bebiendo,
pero me sorprendía ver a Vlad luciendo como alguien al final de un ataque de
tequila. Y, al aspirar, ¿él era el que olía a sangre? ¿Qué era lo que estaba
pasando?
―Papá, Leila despertó.
Gretchen grito excitada cortando a través del aire. Los tamborileos se
hacían más ruidosos, también, su ritmo aumentando como si más gente se
uniera a la banda.
Yo gemí, cerrando mis ojos. ¡Alguien, por favor, haga que pare!
―Ambos, largo. ―Vlad manifestó―. Esto es mucho para ella
―Ella es mi hija, tú lárgate ―gritó mi padre.
Eso hizo que abriera mis ojos. Hugh Dalton raramente alzaba la voz, y ¿a
nadie le importaba que esa maldita banda sonara como si golpeara acero a
ritmo de tambores?
―Váyanse. Ahora ―chasqueó Vlad, sus ojos destellando verdes.
Iba a discutir sobre él usando su control de mentes con mi familia,
excepto que tres cosas se hicieron evidentes. Lo primero que pensé eran varas
plateadas era altos postes IV, estaba usando nuevos guantes de goma, y una vez
que Gretchen y mi papa dejaron el cuarto sin una palabra, el único tamborileo
que escuchaba provenía de mi pecho.
―¿Qué está pasando? ―pregunte haciendo una mueca de dolor ante el
estallido de mi voz―. ¿Y por qué luces como si hubieras rodado en el piso de un
JEANIENE FROST FORO AD’ 114
Cerré mis ojos. ¿Fueron esos los gritos que escuché en mi estado de
semiinconsciencia? Te traeré de vuelta haciendo cualquier cosa que sea necesaria,
Vlad había dicho, y aparentemente lo decía en serio.
Le importaba más de lo que él admitía.
¿Había esperanza para nosotros después de todo?
JEANIENE FROST FORO AD’ 118
Capítulo 24
La Dra. Natalie Romanov era el médico en la casa de Vlad, y a diferencia
de los otros miembros de su personal, no era nada agradable. Cuando le
pregunté en broma si era su primera paciente este año, pensando que un doctor
no podría ser llamado mucho en una casa de vampiros, Natalie replico que
monitoreaba a todos lo humanos de Vlad para asegurarse de que estaban lo
suficientemente saludables para alimentarlo y asistía a las víctimas de tortura
desde que era una experta en manipulación neuromuscular.
Bueno, yo pregunté.
Después de que se fue, mi papá y Gretchen vinieron a verme. Les pedí
disculpas por Vlad poniendo su golpe mental en ellos, lo cual no altero a mi
padre en nada. Gretchen, particularmente satisfecha, se veía más fascinada que
enojada.
―No quería irme, pero mis piernas me llevaron fuera de la habitación de
todos modos. ¿Él puede hacer que haga lo que quiera, no es así?
―Sí ―dije, odiando que los rasgos de mi padre se endurecieran como si
fuera a tragar un vaso molido. En ese momento el murmuro algo bajo su
aliento, sin mis súper sentidos, nunca hubiera podido escucharlo.
―No, él no está usando control mental en mí. Por un lado, toda la sangre
vampiro que bebo me hace inmune a esto. Por el otro, si lo hubiera hecho, no
habríamos roto, porque podría haberme hecho creer que estaba encantada con
todo lo que había entre nosotros.
Mi padre me miró fijamente, la sospecha dando paso a la convicción en
su rostro.
―Qué me escuches prueba lo peligroso que es ese hombre para ti. Te está
cambiando a algo inhumano. Dejarlo ha sido la decisión más inteligente que has
tomado.
Gretchen se encogió de hombros.
―Después de ver como actuó cuando ella casi muere, empiezo a entender
por qué está con él. ―Entonces su voz se endureció―. Y en serio, Leila. Esta es la
segunda vez ahora.
Cerré mis ojos, la culpa asaltándome. Sí, esta era la segunda vez que
Gretchen me veía balancearme al borde de la muerte, pero a diferencia de mi
intento de suicidio a los dieciséis, esto había sido un accidente. Esto no hacía
que el miedo disminuyera. De muchas maneras, el accidente con el cable de
electricidad puso a Gretchen en medio del infierno, mucho más que a mí, lo
único es que ella no tuvo las gratificaciones extras.
―Lo siento ―dije, abriendo mis ojos.
JEANIENE FROST FORO AD’ 119
Capítulo 25
Con la ayuda de Gretchen, tomé una ducha, alegre de lavar el resultado
de tres días de estar en coma y en resumen muriendo. Luego tomé un bol de
sopa y una siesta, despertando para otra revisión de la Dra. Romanov y más
visitantes como Sandra, Joe, y los otros humanos de los que me había hechos
amiga pasaron. Por la mañana, Marty y Gretchen volvieron a venir. Incluso mi
padre trajo libros, así tenía algo que hacer aparte de mirar el goteo de mi
intravenosa, pero la persona que más quería ver nunca se apareció.
La mañana siguiente, el Dr. Romanov anunció que estaba lo
suficientemente bien para dejar la enfermería. Estaba emocionada. Estar
atrapada en una pequeña, y sin ventanas, habitación mientras la intravenosa de
suero-y-sangre-de-vampiro podría haber curado mi cuerpo a las mejores
condiciones, pero era como el infierno en mi mente sobre estimulada. ¿Por qué
Vlad no había vuelto? Había pasado tres días a mi lado cuando estaba en coma,
pero ahora que estaba mejor, ¿yo ni si quiera garantizaba hacer correr la
corriente?
Quizás él sólo estaba preocupado que podría perder su arma psíquica, se burló
mi voz interior.
Cállate, espeté en respuesta.
Vlad no me había pedido extraer la impresión de ningún objeto desde
que regresé. Verdad, había pasado la mayor parte de ese tiempo inconsciente,
pero eso no significaba que él sólo se preocupara por mis habilidades. Mi
antipática pequeña voz interior podría susurrar todo el veneno que quisiera. No
me alejaría del hecho que algo todavía ardía entre Vlad y yo. En cuanto al por
qué me había evitado en las pasadas veinticuatro horas, intentaba averiguarlo.
Cuando dejé la enfermería, fui a mi habitación, tomando una ducha
luego de liberar mi electricidad reprimida en el pararrayos que Vlad había
colocado afuera de mi ventana. Luego fui al antiguo armario, abrí las puertas, y
miré.
Vacío. Ni siquiera permanecía una sola percha. Luego fui a las cómodas,
abriendo cada una con creciente incredulidad.
Hasta el último punto de ropa se había ido. Si no fuera por las toallas y la
bata en el baño, estaría desnuda.
Apreté esa bata a mi alrededor y tiré la larga borla en la puerta. Luego de
un par de minutos, el vampiro de aspecto albino llamado Oscar apareció.
―¿Cómo puedo ayudarla? ―preguntó con una inclinación.
―¿Sabes qué ocurrió con las ropas en esta habitación?
―Sí.
Esperé, pero cuando no dijo nada más, apreté mis dientes y lo intenté de nuevo.
JEANIENE FROST FORO AD’ 121
Capítulo 26
Las palabras sonaban como una amenaza, sin embargo, fui incapaz de
detener la sonrisa que tiraba de mi boca.
―¿Eso significa que ya no estás tratando de echarme?
Él se giró, mirando hacia la entrada de su armario.
―Mira.
Con una mirada inquisitiva, fui hacia el armario. Sí, aún era del tamaño
del remolque en el que había vivido con Marty, y sí, aún pensaba que el sistema
automático que movía sus atuendos a lo largo con el accionar de un interruptor
era genial. ¿Así que, qué era…?
Mi aliento contenido coincidió me arrastraba hacia él, sus brazos
rodeándome desde atrás.
―¿Eso responde tu pregunta?
Lo hacía, había completamente malentendido las declaraciones de Oscar,
“Usted ya no se está quedando más aquí.” Pensé que se refería a la casa de
Vlad. A lo que se refería era en esa habitación. Toda la ropa que había tenido en
mi armario y cómodas estaban aquí, los sujetadores ocupaban la sección que
una vez usaron las corbatas de Vlad.
Incluso cuando había estado en su vida como novia, ninguna de mis
cosas había estado aquí. Habían estado en la habitación contigua donde dormía
a veces, también. Vlad no podía haber sido más claro sobre quererme de vuelta,
pero en su forma usual, había asumido porque quería algo, era eso.
Si íbamos a arreglar las cosas, eso tenía que parar.
Me di vuelta, tratando de refrenar mis agitadas emociones.
―No puedes mover mis cosas a tu cuarto sin hablar conmigo primero.
¿Qué si no quiero tomar las cosas tan rápido?
Un bufido escapó de él.
―Estuviste a punto de morir para probar que soy el hombre que amas,
sin embargo ¿esto es excesivo para ti?
Levanté mi mentón.
―Sólo se requiere una persona para amar, pero se requieren dos para
hacer que una relación funcione. Si vamos a intentarlo de nuevo, se necesita
más que tu manera o tu súper-manera, Vlad.
Sus manos se deslizaron por mis brazos mientras me miraba en una
forma que me hizo pensar en los gritos eufóricos y la sangre chorreando de
acero. La posesividad era tan trivial en comparación.
―No quiero intentar nada, quiero que te cases conmigo.
JEANIENE FROST FORO AD’ 125
Pensé que había estado sorprendida antes. Ahora realmente sabía lo que
la palabra significaba. Por varios momentos, estuve convencida que no lo había
oído correctamente.
La sonrisa de Vlad tenía un toque de salvajismo.
―El amor es una terrible debilidad. Les da a tus enemigos el blanco
perfecto, nubla tu juicio, te hace imprudente… y eso es en un buen día.
Sus manos continuaron acariciando el camino a mi cintura, su calor
apenas se reducía por el material de mi bata.
―En un mal día ―siguió, su voz tornándose dura―, puede destruirte.
Nunca quise someterme a eso de nuevo, así que sí, te mantuve lejos. Y casi te
dejo ir para probarme a mí mismo que no significabas más que mis amantes
previas. Y luego llamó Marty, diciendo que habías sido asesinada.
Su agarre se apretó dolorosamente antes de que me liberara, sus manos
apretándose en puños a sus lados.
―No me preocupaba por nada entonces. No aplastar a mi enemigos,
proteger a mi gente, o cómo exasperantemente estabas esperando que me
comportara como un hombre moderno, como si pudiera hacer caso omiso de
medio milenio de vida, basándome en tu capricho.
Ese último comentario era injusto, pero lo abordaría más tarde.
―Luego fui a la morgue y vi que esos huesos no eran tuyos, oí tu voz de
nuevo en mi cabeza. ―Sus ojos se cerraron―. Y una vez más, nada más
importaba.
Su boca se torció mientras abría sus ojos.
―Luego, por supuesto, descubrí que saliste corriendo con Maximus
porque pensaste que era el que trató de matarte. Me enfureció, pero estaba
determinado a encontrarte. Una vez que lo hice, me enfadaste no menos que
antes, aunque al pasar un par de días, me di cuenta que era muy tarde.
Vlad ahuecó mi rostro mientras me miraba con una intensidad que hacía
latir mi corazón como un martillo pilón.
―Te amo, Leila, y nada más importa.
Nunca pensé que la alegría podía ser una sensación física, pero no estaba
imaginando la corriente que se extendía desde la cabeza a los dedos de los pies.
Mi garganta contraída, mi pecho expandiéndose, y mis dedos hormigueando.
Mientras tanto, algo roto hace mucho en mi alma parecía reintegrarse a
su lugar, y aunque no lo sentía físicamente, era igual de real , y poderoso.
―También, te amo, Vlad.
Habría dicho más, excepto que su boca quemó la mía con un beso tan
apasionado, que no podía respirar. Era incluso difícil pensar más allá del
ferviente, revoltoso mantra de ¡teamonecesitoquererte!
JEANIENE FROST FORO AD’ 126
Capítulo 27
Ahora sabía en qué había estado Vlad ocupado ayer cuando no había
venido a verme: preparándose para una boda sobre la que yo no sabía nada. No
había bromeado sobre las costureras, las flores y todo lo demás. Su personal iba
tropezándose a velocidad borrosa, colocando decoraciones, haciendo suficiente
comida para un ejército a juzgar por el caos cerca de la cocina, y sacando tantas
velas que el condado de al lado sufriría pronto de escasez de cera. A diferencia
de la frialdad que había experimentado antes, la gente de Vlad era ahora todo
sonrisas, y si una persona más se inclinaba ante mí, esperaría que una tiara
brotara por arte de magia de mi cabeza.
Pero antes de elegir un vestido o alguno de los otros puntos en mi lista
de Cosas Urgentes por Hacer, tenía que hablar con mi familia, incluso con el
vampiro con el que no compartía lazos de sangre.
Vlad se sentó junto a mí en el Salón de Tapices. Imágenes de la vida
medieval, batallas y naturaleza estaban tejidas intrincadamente en las enormes
cubiertas de las paredes. El techo tenía cajas interiores talladas en diseños que
reflejaban escenas de las tapicerías. El efecto era impresionante, pero no creo
que mi padre lo apreciara en ese momento. Él me miraba con el mismo horror
que había visto en las caras de la gente justo antes de ser ejecutados.
―¿Te vas a casar con él esta noche?
Gretchen, por una vez, fue más cortés.
―Eso explica por qué todo el mundo está corriendo como si tuvieran el
culo en llamas.
La cara de Marty estaba cuidadosamente en blanco, pero su mirada iba
de Vlad a mí de una forma que difícilmente podría describirse como feliz.
―¿Por qué la prisa? ―preguntó Gretchen. Entonces miró a mi cintura―.
No estás embarazada, ¿verdad?
―Los vampiros son incapaces de dejar embarazadas a humanas ―dije.
El alivio cruzó la cara de mi padre pero yo era ambivalente. Incluso si
Vlad fuera humano, sabía desde que era adolescente que no podría tener hijos.
Ningún bebé podría sobrevivir al alto voltaje de mi cuerpo.
Entonces el gesto de mi padre se endureció.
―No puedes esperar que dé mi bendición a este error desastroso.
Las palabras iban dirigidas a mí, pero Vlad respondió.
―No le insultaría pidiéndosela. Ambos conocemos su desaprobación y
ambos sabemos que no me importa. La opinión de Leila es la única que importa
y ha dicho que sí.
Mi padre lanzó una mirada calculadora a los elementos de plata de la
bandeja delante de él. Vlad le dirigió una sonrisa encantadora.
JEANIENE FROST FORO AD’ 131
―Nunca lo lograrías.
Durante un segundo, no entendí. Entonces mi boca se abrió.
―¡Papá! ¡No estabas pensando en estacar a mi prometido con un cuchillo
de plata!
Marty saltó sobre mi padre.
―Hugh, necesitas calmarte ―murmuró mientras lanzaba miradas
cautelosas a Vlad―. Vamos a dar una vuelta, ¿eh?
―Eso no es necesario, no le mataré ―dijo Vlad en el mismo tono que la
mayoría de la gente usaba para hablar sobre el tiempo.
―Esto es demasiado retorcido ―murmuró Gretchen―. Voy a tener a
Drácula de cuñado.
Ignoré eso, todavía mirando fijamente a mi padre.
―No esperaba que esto te hiciera feliz. Esperaba que no te volviera un
homicida. He vivido con un vampiro durante años, ¿recuerdas? No son tan
diferentes a nosotros.
―¿Crees que me opongo porque es un vampiro? ―espetó mi padre―. Si
te casaras con Marty, te daría mi bendición porque es un buen hombre. Él…
―un dedo apuntó en dirección a Vlad―… no lo es.
Suspiré.
―Viste los cadáveres en el jardín, ¿verdad?
Mi padre dejó escapar un sonido de burla.
―Como si no lo supiera antes. Te lo dije, Leila, puedo leer a la gente y, sin
duda, Vlad es la persona más violenta que he conocido.
―Tienes razón.
Vlad no se había movido de su posición relajada, ni había perdido su
sonrisa afable. Hizo un gesto con la mano a Gretchen y Marty.
―Ustedes dos están resignados a esta boda, así que dejen la habitación.
Gretchen se levantó, echando una mirada de reojo a mi mano.
―Todavía no hay anillo de diamantes. Esto es lo que pasa cuando no te
haces difícil de conseguir, hermanita.
Giré los ojos.
―Si quieres ayudarme a diseñar el vestido, reúnete conmigo en la
biblioteca dentro de media hora.
Marty me dirigió una larga mirada.
―Espero que sepas lo que estás haciendo, muchacha ―dijo. Luego siguió
a Gretchen fuera de la habitación.
Miré de nuevo a Vlad, percibiendo que mi padre y él estaban
participando en un concurso de miradas. Los ojos de Vlad eran de su color
normal cobre profundo, pero incluso sin el realce vampírico, Hugh Dalton no
tenía ninguna posibilidad.
JEANIENE FROST FORO AD’ 132
―Papá, sé que tienes ciertas opiniones sobre Vlad, pero una vez que
llegues a conocerlo, estoy segura... ―empecé, sólo para que la risa de Vlad me
detuviera.
―Eso no ayudará porque tiene razón. Soy un hombre violento y siempre
lo he sido. Cuando tenía la mitad de su edad y era humano, invité a los nobles
locales a mi casa a una fiesta. Mientras todavía tenían comida colgando de sus
labios, los maté a todos y la consideré una noche excelente.
―Demasiada información ―murmuré.
Hizo caso omiso de eso, encontrándose con la mirada azul áspera de mi
padre.
―Esto es lo que no sabes: nunca soy violento sin motivo. Esos nobles
habían traicionado a mi padre, dejándolo ciego y enterrado vivo. Algunos de
ellos lo habían encerrado en su tumba por sí mismos, aun así vinieron a mi casa
sin miedo porque me subestimaron. Usted no lo hace, que es una de las dos
razones por las que le respeto.
Luego se inclinó hacia delante, su sonrisa se desvaneció.
―La otra razón es esta: la lealtad. Usted ha visto las riquezas que poseo y
el poder que ejerzo, sin embargo, nunca ha pensado en utilizar a sus hijas para
conseguir esas cosas para sí mismo.
―Eso no es lealtad. Se trata de ser un padre ―rechinó mi padre.
―Mi padre nos entregó a mi hermano pequeño y a mí a su peor enemigo
a cambio de seguridad política ―dijo Vlad rotundamente―. He visto cosas aún
peores en estos siglos. La paternidad no es por lo que valora a sus hijas más que
al dinero, el poder o incluso sanar su pierna, lo que puedo hacer. Es la lealtad y
espero que la honre más ahora después de la pérdida que sufrió cuando la
traicionó antes.
No sé lo que me sorprendió más... Vlad diciendo que podía sanar la
pierna lisiada de mi padre o que le echara en cara su antiguo adulterio. Vlad lo
sabía por la culpa que yo todavía acarreaba por la muerte de mi madre. Le
conté a ella lo de las cartas incriminatorias que encontré en la bolsa de mi padre
porque estaba enfadada por trasladarnos lejos de mi entrenador para irnos con
papá a Alemania. A los trece años, me preocupaba más entrar en el equipo
Olímpico que el corazón roto de mi madre. Cuando ella lo dejó nos fuimos a
casa de mi tía, donde murió intentando ayudarme después de que tocara una
línea eléctrica caída.
Mi padre también parecía aturdido, pero luego se levantó, golpeando
con el extremo de su bastón a Vlad.
―Cómo te atreves.
Las palabras temblaban de ira. Vlad ni siquiera parpadeó.
JEANIENE FROST FORO AD’ 133
Capítulo 28
En algún momento, estuve segura de que despertaría. No era la chica que
tenía un exquisito vestido hecho a mano con rapidez para su boda por algo
parecido a su hada madrina. Era la chica que perdió a su madre antes de que
pudiera realmente llegar a conocerla. Aquella cuyos sueños se habían
aplastado, cuya familia albergaba resentimientos, la que no podía tocar a nadie
sin arriesgar sus vidas y la que se ahogó en la oscuridad por todos los pecados
que sus habilidades le obligaron a vivir.
Esa no se parecía a la chica del espejo. Mi vestido tenía un corpiño color
crema solapado en el busto para aumentar mis modestas curvas. Debajo, una
falda de gasa de múltiples capas tenía embutidos racimos de encaje y diminutas
perlas. La chaqueta bolero de encaje dejaba mi escote al descubierto, pero
abrazaba mi cuello y hombros antes de descender en mangas tan finas como
telarañas. Llegaban a mis dedos, con racimos bordados que ocultaban mi larga
y zigzagueante cicatriz. Mi cabello estaba levantado, con un broche de
diamantes por debajo del moño. El broche sostenía un enorme velo catedral,
con más adornos de perlas. El frente del velo estaba actualmente echado hacia
atrás por si necesitaba algún retoque final en el maquillaje.
No, la chica del espejo no parecía haber sufrido de soledad, aislamiento o
un flujo de imágenes de los peores actos que las personas se infringían unos a
otros. Ella parecía feliz. Se podría atrever incluso a usar la palabra bendecida.
¿Acaso era extraño que me costara reconocer que era yo?
Gretchen apareció en el reflejo.
―No se te ocurra llorar durante los votos. Arruinará tu maquillaje.
El comentario de mi hermana trajo una pizca de realidad en estas
circunstancias irreales, pero estuvo bien. Estaba aquí, con un vestido de satén
sin tirantes de color amatista que mostraba las curvas para las que yo necesitaba
un drapeado creativo para duplicar. El cabello negro por los hombros estaba
recogido, añadiendo un aire de sofisticación y su maquillaje de ojos negro le
hacía parecer mayor de sus veintidós años.
―Estás increíble ―le dije.
―No ―dijo, su voz suavizándose―. Tú lo estás.
Entonces me sorprendió abrazándome. Bajo la laca y la leche hidratante,
me llegó su aroma a limones y espuma de mar. Inhalé, sabiendo que nunca
volvería a cruzarme con ellos sin pensar en mi hermana.
Me dejó ir con un bufido.
―¿Acabas de olerme?
Avergonzada, asentí.
JEANIENE FROST FORO AD’ 135
―Toda la sangre que me dio Vlad puso a toda marcha algo más que mi
oído.
Otro bufido.
―Te vuelves más rara cada día, ¿sabes? ―Entonces miró alrededor, pero
las tres geniales costureras se habían ido―. Bueno, ¿huelo bien? No puedes
pedir, sobornar o robar perfume en este lugar.
¿En una casa de gente con sentidos olfativos hiperactivos? No lo dudaba.
El perfume sería como mazas para los vampiros.
―Hueles bien ―le aseguré.
Sonaron golpes en la puerta. Gretchen la abrió, mostrando a Marty.
Vestía un esmoquin negro que debía ser recién hecho porque él no tenía
ninguno y le sentaba como un guante. Sus pobladas patillas estaban recién
cortadas y su espeso cabello negro peinado hacia atrás, añadiendo un toque
disoluto a su apariencia formal.
―Es la hora ―dijo. Entonces se quedó mirando―. Guau, chica. Las dos
―añadió apresuradamente.
Me giré para que Marty pudiera ver mi vestido entero, con cuidado de
no tropezar.
―Todavía no puedo creer que Sinead, Frances y Bertrice hicieran esto en
seis horas. Esos vampiros cosen tan rápido que casi incendian los hilos.
Mi voz se apagó cuando alguien más apareció detrás de Marty. Hugh
Dalton también llevaba un esmoquin, y su cabello negro grisáceo estaba recién
cortado. Las líneas de su rostro parecían más marcadas, pero sus labios
apretados se suavizaron un poco cuando me miró.
―No importa lo que piense acerca de esto, Leila, eres mi hija, por lo que
no vas a caminar por ese pasillo sola.
Tragué saliva. Gretchen susurró:
―¡El maquillaje de ojos! ―Y me dio un codazo, pero sus ojos tenían un
nuevo brillo, también. Hacía mucho tiempo que no habíamos hecho nada juntos
como una familia.
Marty tomó a Gretchen del brazo.
―Vamos, guapa. Te voy a mostrar dónde ir.
Ella le dio a su cabello un retoque final y entonces me sopló un beso.
―Te veo pronto, hermanita.
Se fueron los dos. Mi padre continuó mirándome. Entonces dejó escapar
un suspiro que parecía venir de muy dentro.
―¿Está segura de que quieres hacer esto?
―Estoy segura ―le dije con voz firme.
JEANIENE FROST FORO AD’ 136
Capítulo 29
Descubrí quiénes eran el noventa y cinco por ciento de los invitados
mientras aceptaba sus felicitaciones. Los miembros de primera generación de la
línea de Vlad, lo que quería decir vampiros a los que había transformado él
mismo. Aparentemente, su linaje era tan extenso que incluso su enorme casa no
podía albergar a todos los vampiros que su gente había transformado también.
Dada su variedad de acentos, los descendientes no-muertos de Vlad provenían
de todas las partes del mundo. Debían haber dejado todo para correr hasta aquí
esta noche.
Por otra parte, podrían haber tenido miedo de no hacerlo. No me
imaginaba a Vlad tomando "no me apetecía" como una razón aceptable para
perderse su boda.
Debido al gran número de invitados pase las primeras tres horas con mi
mano enguantada siendo besada y oyendo nombres que nunca recordaría. La
siguiente hora consistió en pequeños bocados de un festín tan grande que la
ciudad cercana podría comer de las sobras durante días. Entonces vino una
avalancha de brindis, hasta que tuve que aparentar beber o arriesgarme a caer
borracha en mi propia boda.
Gretchen no tenía tales preocupaciones. Había pasado la etapa risueña y
avanzado hasta la fase de ¿es la habitación la que gira o soy yo? Mi padre se
quedó cerca, observando a cada hombre no-muerto que la miraba dos veces. No
había ofrecido un brindis, pero todavía estaba aquí.
El gigantesco reloj dio las dos de la mañana cuando Vlad se levantó y me
tendió la mano. La tomé, sorprendida por los aplausos que siguieron. ¿Era esa
la señal para Nos vamos de aquí? Eso esperaba. Mi energía estaba empezando a
decaer y no quería gastar la que me quedaba aquí, por muy increíblemente
lujosa que fuera la recepción.
Vlad se rió bajo.
―Créeme, no lo harás.
Luego me levantó en sus brazos al son de más aplausos y las risas
conocedoras de unos cuantos. Ni siquiera tuve oportunidad de decir buenas
noches antes de que saliéramos del salón de baile y subiéramos las escaleras.
Entonces el pasillo se convirtió en un borrón que culminó en la puerta
cerrándose con decisión detrás de nosotros.
Yo no era la que había llevado a alguien más de cien metros en menos de
cinco segundos, y aun así mi corazón empezó a saltar. A una velocidad
diferente a la anterior, Vlad dejó mi cuerpo deslizarse sobre él, tentadoramente
centímetro a centímetro, hasta que me colocó sobre mis pies. Todo el tiempo
JEANIENE FROST FORO AD’ 140
mirándome con una intensidad que hacía que las palabras parecieran
insultantemente triviales en comparación.
Olvidé las miles de personas con oído supernatural una planta debajo de
nosotros. No me importaba que en algún lugar, una vampiro y otros aspirantes
a asesinos hubieran descubierto que estaba viva y que me había casado con
Vlad. Bajo el peso de su mirada, todo eso desapareció hasta que no hubo nada
más excepto nosotros dos.
Vlad desenganchó la cadena de oro que sostenía su regia capa escarlata,
cayó al suelo con un ruido sordo. Saqué el broche que sostenía mi velo y
desenrollé el cabello del moño. El espumoso encaje cayó a mis pies al mismo
ritmo que mi cabello se derramaba sobre mis hombros.
Sus manos se entrelazaron en esa masa oscura antes de deslizarse hacia
abajo a los broches ocultos en mi espalda. Lancé un suspiro cuando el encaje y
la gasa fueron reemplazados por el toque abrasador de sus dedos. Entonces
intenté quitarle la chaqueta, pero mis guantes eran demasiado engorrosos. Me
los quité, incluso antes de poder tomar el anillo que salía con ellos, Vlad lo hizo.
El verde brillando en sus ojos mientras lo deslizaba en mi dedo desnudo.
Luego su mano bajo por su pecho, abriendo los botones como por arte de
magia. Sólo tuve un segundo para ver su camisa debajo antes de que también se
hubiera ido y estuviera desnudo de cintura para arriba. Bebí la vista de su
pecho musculoso con la capa de vello oscuro y numerosas cicatrices. Vlad
parecía lo que era, un guerrero que había hecho su camino a través de batallas
que habían matado a hombres menores. Desnudo, no disminuía su plena
masculinidad y su peligro inherente. En cambio, aumentaban, y no me gustaría
que fuera de otro modo. Un gemido se me escapó cuando extendí la mano y
puede tocar su dura y caliente carne.
Deslizó el vestido por mis hombros y bajó cada manga por mis brazos,
dejándome en corsé, bragas y medias de seda. Ni siquiera estaba desnuda, pero
cuando su mirada se deslizó sobre mí, me sentí más expuesta de lo que nunca
había estado antes. Vlad parecía mirar más allá de mi piel en los lugares de mi
alma que nunca había compartido con nadie, y en ese momento, los reclamó
como suyos.
Y lo miré con la misma posesión. Lo que fuera que hubiera hecho, donde
quiera que hubiera estado antes y quienquiera que fuera en el futuro, era mío.
Si todavía tenía escudos en ciertas partes de su corazón, los derribaría o los
explotaría hasta abrirlos. Puedes tener todo de mí, le dije silenciosamente, pero
tomaré todo de ti a cambio.
Su sonrisa fue sensual y desafiante, un reto a que mantuviera esa
promesa. Entonces me tomó en sus brazos, su piel desnuda enviando ondas de
JEANIENE FROST FORO AD’ 141
Capítulo 30
Ayer, me desperté en la enfermería aún cuidando de un roto corazón.
Hoy, me desperté en la cama de Vlad como la señora Drácula. Qué diferencia
hizo un día.
Por otra parte, yo estaba aquí para ver a alguien que había hecho exactamente
eso.
Marty me llevó más allá de la escalofriante sala de máquinas a otro
pasillo estrecho. Éste no se abrió a una gran antecámara. En su lugar, una
cadena de celdas fue cortada en la roca.
La mayoría eran tan altas como Marty, dejando para esos desafortunados
lo suficiente para ser incapaces de pararse. Esta parte de la mazmorra era más
fría, también. Mi falda turquesa colgaba hasta mis tobillos y tenía una camiseta
de manga larga, pero debería haber tomado un abrigo, también.
Mientras pasaba las celdas más pequeñas, nada se movía en ellas. Al
igual que el resto de la mazmorra hasta el momento, parecían vacías.
Tuve que preguntar.
―¿Sabes dónde están los presos?
Marty abrió la boca, pero otra voz se le adelantó.
―Vlad los ha ejecutado a todos en honor de su boda.
El tono de Maximus era más duro que los muros de piedra que nos
rodeaban. Tragué saliva y luego la seguí hasta el final del pasillo, donde las
últimas pocas celdas eran de tamaño normal, por lo menos.
―Que magnánimo.
No estaba siendo sarcástica. Preferiría la muerte a experimentar todo lo
que este calabozo tenía que ofrecer, y si alguien perjudicaba a Vlad lo suficiente
para terminar aquí, la muerte era la única salida.
Bueno, casi la única salida.
JEANIENE FROST FORO AD’ 147
―Leila, si hubiera sabido antes cómo se sentía Vlad realmente por ti, no
habría tratado de…
―¿Convencerme de que él podría estar detrás de la bomba? ¿Mentirle
sobre mí estando viva? ¿O seguir tratando de dormir conmigo?
―Todo ello ―respondió de manera llana―. Pero tú todavía necesitas
tener cuidado. No lo conoces tan bien como yo.
Él tiene razón, no lo conoces, susurró mi odiosa voz interior.
Me di la vuelta otra vez. Si yo estaba enojada con Vlad o no, no iba a
escuchar ningún descrédito más sobre él.
―Él te está dejando salir de aquí, Maximus. Apuesto a que no viste venir
eso, así que tal vez tú eres el que no lo conoce tan bien como crees.
JEANIENE FROST FORO AD’ 150
Capítulo 31
Con todos los invitados a la boda la noche anterior, la casa debía haber
estado bullendo con gente, en cambio, todo se veía normal, lo cual era un alivio
para mí. No estaba para hacer charla social con cientos de extraños. Contrario a
la opinión popular, no sabía qué podía y qué no podía manejar. Aunque
pensándolo era una humana rodeada de vampiros que habían dormitado por
mucho más tiempo de lo que yo había vivido, ese era el mejor de mis juicios.
―Gracias Marty ―dije cuando alcanzamos el pie de la escalera―. Voy a
volver a mi habitación ahora.
―¿Directamente? ―preguntó mirándome de soslayo.
Yo esperaba que él no pudiera oler la mentira cuando dije:
―Por supuesto.
Otra mirada de sospecha fue mi respuesta, pero se fue.
Mientras me apuraba por la gran escalinata, la canción Ice, ice baby
retumbaba fuera de mi cabeza. Deja que Vlad trate de forzar su camino a través
de eso para oír mis intenciones reales. Aun así no tenía mucho tiempo. Pronto
Vlad se daría cuenta que mi visita de despedida con Maximus terminó hace
veinte minutos.
Fui directo al cuarto piso, pero en lugar de dirigirme a mi nuevo
dormitorio, elegí el pasillo donde nunca antes había entrado. Alguien en este
piso, el traidor ha tenido que dejar un rastro de esencia. Entonces jalé mi guante
derecho y tracé levemente mi mano por el primer pomo de la puerta que pasé.
Imágenes de Oscar inundaron mi mente. Así como el espigueo de que el
vampiro albino estaba cansado cuando entró en su habitación. Solté el agarre,
haciendo un rápido inventario de mí misma. No cansancio o sangrado por la
nariz, bien. Mi poder no había tocado la zona de peligro, vamos al siguiente.
Le tocó el turno al antiguo cuarto de Lachlan, sin usar desde que había
sido asesinado en una emboscada por Szilagy hace meses. Después de otra
saludable revisión, todavía no exhibía ninguna señal de alerta, así que me sentía
lo suficientemente segura para tratar en el tercer pomo de puerta.
Éste era el cuarto de Maximus, y una profunda soledad estaba en ese
toque que tomó la punzada de mi enojo fuera de sus atrevidas predicciones.
¿Fue esa parte, la razón por la que le mintió a Vlad sobre mí? ¿Por qué estando
con la mujer equivocada era mejor que pasar otra dolorosa noche solo?
Solté mi agarre. Cualesquiera que fueran las razones de Maximus lo
hecho, hecho estaba y no tenía tiempo para ponderar el por qué. Fui a la tercera
puerta, pero antes de que pudiera tocarla, se abrió. Shrapnel me miró, la
sorpresa crecía en sus facciones.
―Leila, ¿qué estás haciendo?
JEANIENE FROST FORO AD’ 151
―¿Qué es eso?
―El año en que nací, lo que no es como notarás, ayer.
Reprimí un gemido, me atrapó:
―Vlad yo…
―Aquí no. ―Me interrumpió, tomándome del brazo. Entonces me
condujo abajo del salón y a nuestro cuarto menos románticamente que la noche
anterior. Una vez que la puerta se cerró detrás de nosotros, comencé a alegar en
mi defensa.
―Mira, he estado siendo cuidadosa, ¿ves? No hay sangre, no hay
problema.
Vlad se incline hasta que su boca estaba cerca de mi oído.
―Antes de que Maximus saliera de esta casa, no te había pagado tu
regalo de novia todavía. Pudiste haber elegido usar tus poderes para encontrar
al traidor en lugar de su libertad.
―Eso no es justo ―susurré, mi voz igual de baja. Un ligero beso precedió
a su respuesta.
―Nada en esta vida lo es.
Lo empujé, mandando el siguiente mensaje con mi mente porque estaba
muy enojada para mantener la voz baja. No puedes esperar que no haga nada
cuando mis habilidades pueden encontrar al traidor que está filtrándole información a
Hannibal Y probablemente ayudó a la persona que voló el carnaval también.
Vlad cruzó sus brazos sobre su pecho casualmente.
―Cuando podría matarte en cualquier momento, si puedo.
¡Estoy bien!, le solté mentalmente.
―Estabas bien también en el momento en el que tus poderes te causaron
una hemorragia y casi mueres en mis brazos.
Habló en ese tono de látigo con el que los vampiros de siglos de edad se
escudan. Todo lo que hizo fue agregarle más a mi creciente ira.
Oh, ¿pero está bien si me desangro de muerte en tus brazos mientras me
conviertes en vampiro?
Ni un asomo de vergüenza coloreó su tono cuando dijo:
―Sí.
Mi espalda se tensó por orgullo.
A menos que me encierres en este cuarto, no puedes detenerme de usar mis
poderes para encontrar al traidor.
La mirada que me dio me dijo que cometí un terrible error.
―No te atrevas ―dije en voz alta.
Cerró el espacio entre nosotros, con esa encantadora sonrisa lobuna que
nunca dejó su rostro. Entonces sus brazos me rodearon. Yo permanecí rígida a
pesar de las cosas que me hacían reaccionar al sentir su cuerpo.
En serio, Inténtalo y habrá serias consecuencias.
JEANIENE FROST FORO AD’ 155
Capítulo 32
Horas después, me levanté, envolviendo la sábana alrededor de mí como si
fuera una enorme toalla.
Un bufido divertido sonó desde el otro lado de la cama.
―Es un poco tarde para la modestia.
Mi vejiga rogaba menos charla y más caminar al baño más cercano.
―No es por ti. Es en caso de que tu personal decidiera limpiar la sala
cuando estoy atravesándola.
―Supongo que no notaste la nueva adquisición al baño esta mañana.
¿Nueva adquisición?
Entré al baño de mármol negro, que no había usado desde temprano
porque me había duchado en mi ducha antigua por costumbre. En el espacio
que solía abarcar la enorme bañera y ducha de vidrio ahora estaba un brillante
inodoro negro. Tal artículo innoble, sin embargo su presencia era como ser
sorprendida con un cuarto lleno de rosas.
―Vlad, es…
―Se supone debes usarlo, no componer sonetos sobre ello.
Cerré la puerta del baño. Podía burlarse todo lo que quisiera, pero estaba
conmovida por el gesto de cualquier manera. Unos minutos después volví,
cabello peinado y dientes cepillados, también. El inodoro no había sido la única
nueva adquisición. La mitad de la vanidad del mármol estaba ahora surtido con
todo lo que podría alguna vez necesitar.
―Tu gente debe haber estado locamente ocupada ayer. ―Noté.
―No fue puesto ayer ―dijo él sin abrir sus ojos. La luz del fuego a través
de su cuerpo, convirtiendo su pálida piel en una cálida de color ámbar. Volví a
la cama y tracé el surco en su pecho antes de seguir hacia abajo a su duro, plano
estómago.
―¿Lo hiciste cuando estaba en coma?
Sus ojos permanecieron cerrados.
―Lo tuve todo hecho el día después que me dijiste que te ibas.
Me quedé sin palabras, pero ni mente no. ¿Qué? ¿Por qué? No actuaste
como si me quisieras de vuelta. ¡Me evitaste por días y ni siquiera dijiste adiós antes que
me fuera!
―Pensé que cambiarías de opinión. ―Sonrisa sardónica―. Mi orgullo no
me permitía creer que realmente te fueras, así que modernicé el baño mientras
esperaba porque te disculparas.
Un sonido estrangulado se me escapó. La boca de Vlad se curvó hacia
abajo.
JEANIENE FROST FORO AD’ 157
crepitación se mantenía. Eso no se comparaba con las sacudidas que sentía ante
la repentina intensidad de su mirada.
―Desprecio el discurso floreado desde que aquellos que lo usan son
usualmente culpables de las peores traiciones después. Eso y el tipo de vida que
he vivido me han hecho incapaz de decir las palabras bonitas que mereces
escuchar, sin embargo si te hago un vampiro, sentirás mis emociones tan
claramente como oyes tus pensamientos ahora.
Luego él atrajo mi mano a su pecho, colocándola sobre su corazón.
―Nunca convertí a ninguna de mis amantes previas porque no quería
que sintieran cuán poco me importaban. Te amaba, y sin embargo me dejaste
porque no podía verbalizar mis emociones. Eso probablemente pasará de
nuevo, pero si pudieras sentir lo que significas para mí, Leila. ―Su voz se
profundizo―. Las palabras no importarían.
Su corazón estaba silencioso debajo de mi mano. Había estado de esa
forma por siglos, aunque Vlad estaba más vivo que cualquiera que conociera.
También era el hombre más complejo que conociera, así que el pensamiento de
pelar sus capas a través de la conexión a sus emociones me llenaba con un voraz
anhelo. Quería conocer sus sentimientos, sus secretos, y todo lo demás que lo
convertían en el hombre que amaba. Pero por mucho que quería eso, no era
suficiente para hacerme decir sí.
Toqué mi propio pecho. Los latidos firmes debajo de mi mano me
mantenían viva, aunque no se tratara de la suma de vivir. Mis habilidades me
habían enseñado eso. En vez, los latidos del corazón sólo eran la suma de la
humanidad. Amor y odio, pasión y dolor, fuerza y tropiezos, desesperación y
perdón, eso era vivir, así que la verdadera pregunta era, ¿cómo quiero vivir?
¿Como una humana que necesita beber sangre de vampiro? O ¿Como un
vampiro que necesita sangre humana? Ambas venían con su parte de dolor y
felicidad, aunque cuando pensé en mi futuro, sólo veía un camino correcto.
Me giré encima de Vlad, cepillando su cabello negro así podría ver cada
matiz de su expresión cuando le diera mi respuesta.
―Ésta palabra importa. Sí, Vlad. La respuesta es sí.
Vlad se había ido cuando desperté, pero no fue una sorpresa esta vez.
Antes que me quedara dormida, él había dicho que tenía una reunión con
Mencheres esta mañana para comenzar a apretar la soga alrededor del traidor.
Desde que Vlad ya tenía todas las llamadas, textos, y e-mails monitoreados,
además que su personal no estaba autorizado para irse, bajo el pretexto de
JEANIENE FROST FORO AD’ 159
Capítulo 33
Vlad me dio una mirada de tal sospecha que, si yo hubiera sido alguien
más, habría esperado que hubiera seguido un interrogatorio.
―¿Quieres ir de compras? ―repitió.
―Sí ―dije, y era la absoluta verdad―. Vamos, nada de lo que estoy
usando siquiera me pertenece…
―Lo hacen, esas ropas son nuevas. ―Me interrumpió.
―Y tú hiciste todo para nuestra boda escogiendo tu propio anillo. Incluso
si no quisiera comprar un par de cosas para mí, cosa que quiero, también quiero
comprarte algo. Si vas conmigo, no será una gran sorpresa, ¿cierto?
Eso me hizo ganar otra mirada de qué-estás-realmente-buscando, pero
mis pensamientos estuvieron de acuerdo con mis palabras y mi expresión no
podría haber sido más inocente si la hubiese tomado prestada de un ángel.
―Vamos, eres dueño del pueblo al que vamos ―añadí―. No es como si
quisiera tomar prestado el jet para una rápida excursión a París.
Por su expresión, estaba sopesando sus recelos contra el tiempo de
prueba que a las mujeres les gustaba estar de compras.
―Guardias te acompañaran ―dijo al final.
―Por supuesto. Estoy llevando a Gretchen y Sandra, también.
Ondeó una mano, los humanos no le preocupaban. Sonreí interiormente,
pero continué pensando en nada más aparte de ropa, zapatos, lencería sexy. Por
el ensanchamiento de sus fosas nasales, lo último lo complació.
―Tendré a tu escolta lista para partir en veinte minutos. ―Luego se
inclinó, su barba rozando mi mejilla mientras murmuraba―: No te preocupes
por conseguirme algo. Tú eres todo lo que quiero.
No retuve mi sonrisa esta vez. Y dices que no eres bueno con las palabras
bonitas.
―No tardaré mucho ―prometí.
Veinte minutos después Sandra, Gretchen, y yo nos apilamos dentro de
la parte trasera de la limosina. Condujo Shrapel, desde que Maximus se había
ido, él pasó a ocupar la posición de la mano derecha de Vlad. Oscar manejó la
escopeta, y cuatro guardias más nos siguieron en otro vehículo.
―¿Qué pasa con el séquito? ―preguntó Gretchen. Me encogí de hombros
como si no tuviera idea.
―Como la esposa del voivode, se esperan los guardias ―dijo Sandra.
―¿Qué significa voya-voda? ―preguntó Gretchen, pronunciándolo.
―Príncipe, básicamente ―respondí―. Voivode era el título de Vlad en esos
días.
Mi hermana inclinó una sonrisa hacia mí.
JEANIENE FROST FORO AD’ 162
Él no habló, pero continuó acercándose hacia mí. Por alguna razón, el miedo se
coló a través de mis emociones. Eso no tenía sentido. Vlad no se presentaría ante
nosotros para ser tratado por enfermedad y yo había alimentado a este vampiro muchas
veces antes. Con todo cuando él alcanzó la cama, retrocedí, un instinto muy profundo
en mis huesos invalidando mi lógica.
¡No de nuevo! Quería gritar, aún no sabía porqué. Luego el terror y la culpa
crecieron, ambas sensaciones asquerosamente familiares y arrolladoras. Antes que
pudiera hablar, un brillo esmeralda me cegó. De una vez, mis preocupaciones
desaparecieron. Mientras el vampiro susurraba instrucciones, me encontré a mí misma
asintiendo. Por supuesto yo transmitiría su mensaje, y tenía un mensaje para él,
también…
El grito de Gretchen me tiro de vuelta antes de que las últimas imágenes
se desvanecieran. Por un momento, estuve suspendida entre la mentalidad de
Sandra y la mía. Es por eso que no reaccioné cuando el vampiro en el asiento de
en frente levantaba un pequeño dispositivo aunque sabía lo que era. Había visto
uno de esos antes, y aunque no era más grande que un teléfono celular, su
presencia significaba muerte.
Luego los últimos lazos con la memoria de Sandra se soltaron. Luz
blanca cubría mi mano mientras yo lanzaba corriente hacía el asiento del frente,
pero era muy tarde. Shrapnel presionó el botón del detonador el instante antes
que mi látigo cortara hacia él.
El subsiguiente ¡boom! sacudió la limosina, pero no explotamos. El auto
detrás de nosotros lo hizo, y la repentina bola de fuego reclamó mi atención por
un par de costosos segundos. Lo suficientemente largos para que Shrapnel
tirara del volante a la izquierda, apuntando nuestro vehículo directo a la
barandilla protectora antes de salir del auto.
El grito de Gretchen mientras nos precipitábamos por el acantilado fue la
última cosa que oí antes de que todo se volviera negro.
Sangre.
Su sabor sazonó mi boca mientras su esencia cobriza colgaba en el aire.
Tragué, esperando que el dolor radiando a través de mí desapareciera, pero no
lo hizo. Ahí fue cuando me di cuenta que no estaba tragando sangre de vampiro
para sanar. Era la mía.
Forcé a mis ojos a abrirse aunque se sentía como si navajas hubieran
reemplazado mis párpados. Luego lo que vi me hizo olvidar el dolor. Gretchen
colgaba encima de mí, su cabello negro escondiendo su rostro, gotas rojas
cayendo hacia los vidrios aplastados que me rodeaban. Sandra también estaba
JEANIENE FROST FORO AD’ 164
Capítulo 34
―Si corres ahora, quizá lo logres antes de que Vlad llegue ―dije
cambiando de táctica. No podía liberar a Gretchen y Sandra y pelear contra
Shrapnel antes de que el carro explotara. Los dos sabíamos eso.
―Ya es tarde. Tú no moriste en el choque y me va a tomar mucho tiempo
sanar antes de que llegue. ―Otra vez sonaba más cansado que malvado.
Incluso suspiró como si cargara más de lo que podía soportar―. Ahora todo lo
que queda es asegurar tu muerte.
―¿Qué te hice? ―le solté, esperando que alguien en la mansión hubiera
visto el humo y la ayuda viniera en camino.
―Es lo que harías si vives. ―Su mirada se posó en mi mano derecha―. Mi
muerte es algo cierto, la de ella no.
Ella. Tomé mi última oportunidad de hacerlo correr o cargarme.
―¿Quieres decir la bonita morena vampiro? ―dije, apostando que era
sobre la misma mujer que vislumbré en mi visión―. Odio decírtelo, pero ella fue
encontrada hace días, Vlad ya tiene gente cazándola, nosotros solo no sabíamos
quién era el traidor.
―Mentiras ―silbó Shrapnel.
Se acercó un paso y yo contuve mi respiración, ¡vamos solo un poco más
cerca!
―¿Cómo puede ser mentira? Ella es como de uno sesenta y cinco, más
curveada que yo, cabello delgado castaño, con un cadencioso acento… ¿quieres
que continúe?
No podía, pero el olor a gasolina subía así como mi desesperación. Me
debatía entre darle una descarga a pesar de la colina empinada y su increíble
velocidad. Entonces él se acercó un paso más.
―¿Cómo rompiste su hechizo para encontrarla?
―Oh, eso fue fácil ―dije pensando que era endemoniadamente bueno
que Shrapnel no fuera un lector de mentes porque no tenía idea de qué estaba
hablando―. ¿De dónde crees que tengo todo este cabello negro lacio? Soy una
cuarta parte Cherokee y mi abuela era una poderosa curandera. Nos enseñó a
mi madre y a mí toda clase de trucos místicos, así que el hechizo de tu pequeña
perra no era suficiente para la magia que yo conozco.
Excepto por la parte de un cuarto Cherokee, el resto eran todo mentiras.
Mantuve mi respiración esperando que Shrapnel no se diera cuenta.
―¡No hables de ella de esa manera! ―gruñó.
Tomó otro paso más cerca y esa fue mi oportunidad. Exploté hacia él,
descargando toda la electricidad que pude en un látigo que brilló como un
JEANIENE FROST FORO AD’ 167
relámpago. Se lanzó para evitarlo, pero aún con su velocidad no fue suficiente.
Aquél electrizante cordón lo atrapó en la cadera y continuó su camino a través.
Sus piernas cayeron como ramas de árboles talados, lanzando el resto del
cuerpo hacia delante con un impulso. Terminó cayendo encima de mí, su peso
me sacó el aire. Antes de que pudiera empujarlo me golpeó mientras sus
colmillos trataban de morder lo que estuviera suficientemente cerca.
Grité ante el brutal doble asalto. Ser casi cortado por la mitad no
disminuyó la ferocidad de Shrapnel, al contrario, se veía casi demoniaco en su
determinación por matarme. Un duro golpe cayó en mi caja torácica cortando
mi grito, el salvajismo del dolor robó todo pensamiento, descargando un
instinto de supervivencia ciega. No estuve consiente de tocarlo y mandar una
corriente hacia él. Todo lo que supe fue que su peso repentinamente se fue y yo
era transportada a un valle decrépito.
Las luces de la calle estaban rotas, pero no las necesité para ver que caminaba
hacia un estrecho sendero entre los edificios.
―¿Mataste al que hizo la bomba también? ¡Cuando vas a dejar de tomar tan
imprudentes riesgos! ―Mi bramido atrajo varias miradas, no me importaba. La mayoría
de los vampiros evitan los lugares de los desamparados. Ellos huelen demasiado para ser
comida apetecible.
―No fue demasiado riesgo. ―Fue lo respuesta ecuánime de mi amante ―. Tuve
cuidado de eso querido. Su muerte terminará con cualquier posibilidad de que nos
rastreen a nosotros.
La furia hizo que apretara el teléfono, me forcé a relajar mi mano para no
romperlo y terminar con nuestra llamada.
―Si no lo hubieras usado para matar a Leila, no hubiéramos tenido necesidad de
ocuparnos de él. No te hubiera dicho dónde estaba si hubiese sabido lo que intentabas. Si
Vlad no cree que la explosión fue un accidente, no descansaría hasta encontrar a sus
asesinos.
―Estás exagerando ―dijo ella, y el aburrimiento en su tono de voz me golpeo
como un balde de ácido―. Aun si sospecha, no llegara a ningún lado. Lo que podría
haber valido la pena, ella es menos peligrosa para nosotros muerta.
Mi risa fue dura.
―Un día me dirás la verdadera razón por la que no quieres que Vlad sepa lo
nuestro. Hasta entonces, el único motivo que veo que tienes para matar a Leila son celos.
Intenté que la acusación la picara, pero no había anticipado el veneno en su
respuesta.
―Mis razones no importan. Lo que importa es que tú fuiste el que me dio su
localización. Él te matará por eso, querido y eso solo después de años de torturarte. A
menos que eso suene atractivo, no tienes más opción que mantener esto en secreto.
Colgué, me sentí igualmente desesperado del conocimiento de que ella tenía
razón. Vlad respondería solo de una forma por mi parte en la muerte de Leila, y no se
JEANIENE FROST FORO AD’ 168
detendría ahí. Le haría lo mismo a ella, y por encima de mi furia no podía permitir que
eso pasara. La amaba, y si mintiendo la mantendría a salvo, entonces mentiría.
El callejón se disolvió y esperaba caer dentro de mi propia realidad, pero
sin siquiera intentarlo, me conecté con la cómplice de Shrapnel. Por una
fracción de segundo la vi, vistiendo un traje de falda y reclinada en un sofá con
un Martini en su mano. Antes de que pudiera enfocarme en su cara, sus
facciones se volvieron borrosas, dejando nada más que una burbuja rodeando
su lustroso cabello castaño.
Entonces una ola de mareo me asaltó, como si algo me hubiera golpeado
en la cabeza con una dos por cuatro. Solté el enlace, regresando al presente
dónde estaba acurrucada de lado, tosiendo entre jadeos torturados por
recuperar el aire. La sangre goteaba de mi boca y la presión de mi pecho crecía
hasta que era insoportable.
Esto no fue por los golpes que Shrapnel me dio. No, reconocí este dolor.
Mis habilidades habían golpeado la zona letal, y el único vampiro lo
suficientemente cerca para curarme me quería muerta.
La frustración me hacía querer aullar por lo injusto de todo esto. Solo
tenía que usar mis habilidades en Sandra, para ver si era culpable o inocente.
No tenía intención de presionar a Shrapnel por su peor pecado, y mucho menos
vincularme con la perra que había empezado todo este lío con la bomba en el
carnaval. Ahora esas cosas me matarían.
Un gemido me hizo abrir los ojos. A través de una neblina roja, le eché
un vistazo a Shrapnel. La corriente que le lancé lo había lanzado cerca de tres
metros y medio. Le faltaban ambos brazos además de sus piernas, y su piel se
veía como carne que hubiera pasado por un molino. A pesar de todo el daño
causado por la corriente, todavía estaba vivo, entonces su cabeza dio la vuelta
hacia mí y nuestros ojos se encontraron.
Un dejo de sorpresa paso a través de la niebla de mi conciencia
desvaneciéndose No esperaba ninguna empatía de su parte, pero no estaba
preparada para la mezcla de alivio y orgullo de su expresión, el alivio tenía
sentido, me quería muerta, y por el terrible dolor en mi pecho, pronto obtendría
su deseo. ¿Pero por qué orgullo? No tenía nada que ver con mis habilidades
sobrecargándose para poner los clavos finales en mi ataúd…
Demasiado tarde, me imaginé.
¿Cómo pudiste romper su hechizo para alcanzarla?, había preguntado
Shrapnel. Pensé que se refería a que la vampiro morena había preparado algo
mágico para evitar que tuviera una vista clara de su cara si la vinculaba, pero
era más que eso.
El hechizo también trataba de matarme.
JEANIENE FROST FORO AD’ 169
Capítulo 35
―¡Leila!
La voz de mi hermana atravesó la agonía que me hizo querer estar en
posición fetal y morir, lo que sea que doliera menos. Gretchen. Sonaba preocupada,
penetró a través de mi dolor, seguido por la siniestra memoria. La limo estaba
quemándose.
Me puse de rodillas, un grito gorgoteante escapo de mí. A través de mi
vista que estaba comenzando a obscurecerse, capté un vistazo de color naranja.
Las llamas se habían extendido más arriba del vehículo. Podrían alcanzar la
fuga de gasolina en un segundo.
Me lancé a la limusina, la sangre salía de mi boca mientras trataba de
respirar a través de la casi paralizante presión en mi pecho. Mi visión era
demasiado borrosa para encontrar el cuchillo que había tirado, y el dolor me
hacía sentir como si estuviera ardiendo. Tal vez lo estaba y no me había dado
cuenta de eso. Aun así no podía detenerme. Me enfoqué en los gritos de mi
hermana y eran como un golpe de adrenalina, dándome la fuerza para tratar de
lanzarme hacia adelante una y otra vez. El lado del carro me golpeó en la cara
mientras me tambaleaba hacia ella.
Mi visión ahora era totalmente negra y la voz de Gretchen era más débil,
pero mi mente seguía funcionando. Con mi mano izquierda, buscaba a tientas
hasta que encontré el seguro del cinturón de seguridad. Entonces arrastré mi
mano derecha sobre mi brazo hasta que alcancé el seguro, con el último poco de
energía que tenía, mandé un rayo de electricidad a través de él.
El repentino golpe de peso en mis hombros fue lo más maravilloso que
pude haber sentido alguna vez.
―Salva a Sandra ―traté de decir, pero todo lo que salió fue un murmullo
ininteligible.
Algo me empujó bruscamente, haciendo explotar más dolor en mí.
¿Había regresado Shrapnel?, me pregunté, y entonces nada me importo más que
el adorable entumecimiento que empezó a arrastrarse sobre mí. No es bueno, una
parte racional advertía. ¡No te desmayes! ¡No vas a despertar!
Traté de abrirme paso entre la obscuridad y la felicidad de la
disminución del dolor. Se sentía como nadar en arenas movedizas, mientras
más me resistía, más profundamente me hundía. Entonces la conciencia me
regresó a la brutal sensación de ser arrastrada. Mis costillas se sentían como
ramitas que alguien rompió dentro de mí, pero traté de manejar algunas
inhalaciones de aire. Eso y la nueva avalancha de dolor espantaron mi
maravilloso letargo. Entonces un ruido estruendoso me hizo abrir los ojos, una
ráfaga naranja me cegó momentáneamente.
JEANIENE FROST FORO AD’ 170
que yo cargaba se fue. Ella no dijo nada. No necesitaba hacerlo. Sentí que nunca
me había culpado de su muerte y me había perdonado por todos mis demás
errores. Corrí hacia ella, pero con su adorable sonrisa, levantó una mano
alejándome.
Todavía no nena, susurró a través de mi mente.
Entonces algo tiró de mí hacia abajo con una fuerza brutal. Su suave
esencia se desvaneció, como si fuera un rayo de sol cristalino y yo volara a
través de él, y comencé a caer con una velocidad aterrorizante, hice todo lo
posible para oponerme con otro tirón implacable. El suelo se aproximaba
deprisa y aun así no podía hacer nada para pelear contra la cuerda invisible que
sin piedad continuaba jalándome hacia abajo.
Cuando aterricé en la rígida superficie el impacto me rompió. Esperé por
la fría caricia suave de la muerte, pero no llegó.
En su lugar, todo lo que sentía era fuego.
JEANIENE FROST FORO AD’ 172
Capítulo 36
Sangre.
Mi boca estaba húmeda con ella mientras su aroma perfumaba el aire, ya
no cobriza y nítida, sino embriagadora e intoxicante. Tragué y respiré al mismo
tiempo, tratando de llenarme todos los sentidos con el maravilloso líquido que
hizo desaparecer el dolor. Por unos momentos, estuve perdida en la saciedad
tan completa, fue como bajar y subir una altura increíble al mismo tiempo.
Después, como toda altura, revivía a través de mis habilidades, el choque
me dejó temblando, sufriendo, y desesperada por otro golpe.
Alguien gruñó “Más", en un tono que cabría esperar de un animal
rabioso si este pudiera hablar. La respuesta fue un paño húmedo y frío en mi
cara que quitó la sangre que había estado lamiendo, y mis ojos se abrieron de
golpe por la indignación. Una vez que lo hicieron, todo fue tan brillante y
vívido que por un segundo, no pude concentrarme.
―¡Dije más!
Registre dos cosas al mismo tiempo. Esa voz salvaje salió de mí, y no
había respirado mientras hablaba. Sintiendo pequeñas dagas pinchándome en
el labio fue casi redundante.
Realmente la hiciste esta vez, se burló mi voz interior.
Mis dientes bajaron, impulsando lo que sabía que eran colmillos más
profundamente en el labio inferior. Parecía que morir y ser traída de vuelta
como un vampiro no había matado mi odiada voz interna.
A continuación, el caleidoscopio de colores se convirtió en formas claras
y Vlad entró en foco. Su pantalón negro y camisa índigo apestaban a humo y
plástico quemado, pero debajo de eso, capture el rico aroma de la sangre, y todo
lo demás desapareció.
Salté sobre él, en busca de las huellas deliciosas con una urgencia que me
tenía desgarrando su piel y ropa con mis nuevos colmillos. Murmuró algo que
no comprendí en mi búsqueda de la fuente de ese olor. Una parte de mí estaba
horrorizada por mi salvajismo, pero el resto sólo se preocupaba por una cosa.
Sangre. La necesitaba. AHORA.
Vlad me apartó de un empujón, una mano sosteniendo mi boca que daba
mordiscos mientras que la otra mano alcanzaba algo detrás de él. Ese ardor
interior había vuelto, me asolaba un dolor tan intenso que no podía pensar en
otra cosa que en la necesidad de hacer que se detuviera. Entonces la ambrosia se
deslizó por mi garganta, sofocando mi angustia tan a fondo que lágrimas de
agradecimiento se deslizaron por mis mejillas. Tragué como si estuviera
tratando de ahogarme, mis ojos se cerraron con un alivio tan profundo que
pensé que podría perder el conocimiento.
JEANIENE FROST FORO AD’ 173
Cerré los ojos, sintiéndome abrumada. No había querido esto tan pronto
y no sabía si podría soportarlo. Pero lista o no, ahora era un vampiro. Mi mano
se deslizó hacia mi pecho a mi corazón. Veinticinco años latiendo, y sin
embargo por siempre jamás sería tan silencioso como un tambor que alguien
había abandonado.
Cuando abrí los ojos, Vlad me miraba. No dijo nada, sin embargo, una
extraña mezcla de empatía e implacabilidad ametralló mi subconsciente. Te has
ocasionado esto a ti misma, sus emociones parecían trasmitir el mensaje, pero no te
enfrentarás a ello sola.
Miré de nuevo notando una pequeña cicatriz en su nariz que no había
visto antes. Eso no fue lo único. Su piel ya no parecía pálida, sino ligeramente
luminosa, como si estuviera cubriendo una luz que llevara dentro. Su cabello no
era solo de color marrón oscuro, sino de un rico collage de negro, ocre y
castaño. El aire alrededor de él crepitaba con energía, y cuando acarició mi
garganta otra vez, su mano se estremeció como si él fuera el que se impregnara
con electricidad interior.
―Tú también eres diferente ahora ―dije con asombro.
Su boca se curvó, medio burlón, medio divertido.
―Eres un vampiro. Puedes ver los detalles a los que los humanos son
ciegos, poderes sensoriales que ellos no entienden, y sentir emociones con más
fuerza de lo que ellos pueden siquiera imaginar.
Entonces me agarró del cabello y lo uso para tirar de mi cabeza hacia
atrás antes de bajar su boca.
―Ahora siente esto ―murmuró.
La caricia áspera de su barba y la suavidad sensual de sus labios
palidecían al lado de las emociones que salían a chorro a través de mi
subconsciente. La lujuria se desgarró través de mí como un fuego repentino,
casi haciéndome caer de rodillas. Esto quemó mis terminaciones nerviosas tan a
fondo como el hambre que tenía, pero no con el dolor. En cambio, me sentí
abrumada por la necesidad de dominar por placer hasta que gritos entusiastas
resonaban en mis oídos, y para hacerlo ahora mismo.
Mi boca se abrió, enredé la lengua con la suya mientras me agarraba de
su camisa. Esta se vino abajo en mis manos tan fácilmente como papel mojado,
y luego su calor me hizo jadear cuando me jaló hacia él. Siempre había sido
caliente, pero ahora se sentía como una llama encerrada en carne. Él arrancó mi
vestido, sujetador y bragas tan despiadadamente como yo había destruido su
camisa antes arrojándome sobre la colchoneta más cercana.
Gemí cuando su cuerpo cubrió el mío, sorprendida por lo diferente que
también era eso. Cada roce de su piel intensifica las sensaciones que me hacían
arquearme contra él con demanda primaria. Cada caricia parecía penetrar en las
JEANIENE FROST FORO AD’ 176
Vlad se echaba hacia atrás, rayas de color carmesí estropeaban la elegante línea
de su garganta. Luego bajó la cabeza y me miró mientras sus ardientes manos
acariciaban mi rostro.
―Y yo te amo a ti, mi esposa.
No tuve oportunidad de responder. Se deslizó hacia abajo, su boca
descendiendo entre mis piernas con una ferocidad apasionada. Yo me arqueé
contra él con un gemido que era mitad éxtasis, mitad frustración. Esto se sentía
increíble, pero lo quería dentro de mí de nuevo…
Todo pensamiento se desvaneció en mi mente cuando sus colmillos
sustituyeron la lengua, perforando mi clítoris en lugar de lamerlo. Placer al rojo
vivo atacó a través de mí, haciendo disparar la electricidad de mi mano
derecha. Humo encrespado se elevó del agujero que perforé en la cama, pero lo
único que pude hacer fue aferrarme a las sábanas cuando empezó a succionar
con empujes largos y profundos.
Su nombre salió de mi garganta en un sollozo ahogado. Otra fuerte
succión me tenía gritándolo, y después ya no podía pensar lo suficiente como
para hacer eso. Todo lo que podía hacer era sujetarme a él mientras llanto sin
palabras era arrancado de mí, y cuando me volteó boca abajo justo después de
una última succión enloquecedora, ya ni siquiera podía moverme.
Jaló mis caderas hacia arriba, una estocada profunda produjo otro grito
ahogado en mí. Mi carne palpitaba y se estremecía, apretando convulsivamente
a su alrededor mientras se retiraba. Me levantó, llevándome hacia su regazo.
Otro arco de sus caderas hundiéndose en mí otra vez. Agarré sus muslos
mientras me mecía hacia atrás contra él, sintiendo sus labios ardientes en el
cuello cuando hizo a un lado mi cabello para darme un beso allí. Entonces no
hubo nada, excepto el feroz ritmo que me llevó al clímax un instante antes de
que llegara él, y los estremecimientos nos conmovieron por dentro y por fuera.
JEANIENE FROST FORO AD’ 178
Capítulo 37
Cuando Vlad me liberó, caí contra el colchón, sin jadear solo porque no
necesitaba respirar. Nunca había fumado antes, pero si en esta celda hubiera
cigarrillos, hubiera encendido uno en saludable conmemoración.
Luego mi estómago se apretujó. Mi satisfacción se desvaneció,
reemplazada por un hambre tan intensa que comencé a temblar.
Vlad me levantó, empujándome contra el muro con una mano mientras
con la otra apretaba números en un teclado numérico que no había notado
antes. Una gaveta se deslizó fuera de la superficie de piedra, y un solo vistazo a
lo que contenía hizo que mi mente se fuera en blanco por la necesidad.
Los próximos minutos fueron un carrusel girando de dolor y alivio.
Cuando mi cordura volvió, seguía contra la pared, succionando los restos de
una bolsa plástica mientras Vlad observaba.
Extendió su mano y me forcé a abandonar la bolsa a pesar de que tenía
unas deliciosas rayas carmesí sobrantes. Aun así, no actuaría como un animal
un momento más de lo necesario. Él la tomó junto con la otra bolsa a mis pies,
depositándolas en la ranura de donde había salido.
―¿Cómo supiste? ―logré preguntar calmadamente
Un encogimiento de hombros.
―Es lo mismo con todos los nuevos vampiros. Sexo, furia y violencia
dispararan tu hambre. Hasta que puedas controlarla, debes aprender a
anticiparte.
Eché un vistazo abajo. La sangre salpicó frente a mí de lo loco que destruí
las bolsas de plasma, haciéndome lucir como una actriz de una película
pornográfica de terror. Tenía muchos días de frenética alimentación sin sentido
por venir, por algunas cosas no podía esperar a controlar mi nueva hambre.
Fui hacia la cama y me envolví en la sábana. Lo que tenía que decir era
demasiado serio para hablarlo todavía desnuda.
―Así que descubriste que Shrapnel era el traidor ―comencé.
Un corto bufido me interrumpió.
―No pensé que lo cortarías en pedacitos porque accidentalmente te tiró de
un acantilado.
Sostuve su mirada.
―Él era el único traidor en tu casa, pero no era el único cómplice.
La mirada de Vlad se volvió de un verde brillante.
―Explícate.
―Sandra estaba pasando mensajes…
JEANIENE FROST FORO AD’ 179
No alcancé a decir nada más antes que Vlad girara, presionando una
parte del muro que no se veía diferente del resto, pero igual una puerta de
repente apareció.
―Waters ―ladró en el espacio abierto―. Aseguren a Sandra
inmediatamente.
No, grité mentalmente. ¡No es su culpa!
Él no respondió. Correcto, ya no podía escuchar mis pensamientos.
Había puesto eso y un sexo espectacular en los pros de ser un vampiro.
―Ella no sabía ―dije―. Shrapnel la hipnotizó para que lo hiciera. Lo vi
cuando la toqué.
Él giró, su expresión no era menos aprehensiva, pero sí agrego:
―Asegúrenla gentilmente, Waters. ―Antes de cerrar presionando otro
panel indistinguible―. ¿Qué más viste?
No podría decir si el desagrado curvándose dentro de mis emociones era
debido a las acciones de Shrapnel o las mías.
―Primero promete que no lastimarás a Sandra.
Él cruzó sus brazos sobre su pecho. Con su constitución muscular y la
sangre salpicada sobre él por mi alimentación rabiosa, no podría verse más
amenazante pero me rehusé a retractarme.
―Promételo ―repetí.
―Tengo otras formas de descubrirlo ―dijo sedosamente.
Liberé un bufido siniestro.
―¿Por qué crees que lo hice a tus espaldas? Estoy bien consciente de tus
“formas” de obtener información. Es por eso que no voy a someter a mi amiga a
ellas si no ha hecho nada malo.
Su boca se tensó mientras ecos de su ira atacaron mis emociones, pero
eso no era todo. Tan mordaz como un recuerdo agridulce, el pesar flotó dentro
de mi subconsciente. Perder mi mortalidad era mi culpa, pero me di cuenta que
Vlad se culpaba a sí mismo también.
Luego presionó la pared y la puerta oculta apareció de nuevo.
―Está bien, ve ―dijo con un barrido de su mano.
Observé la entrada abierta sospechosamente.
―¿No se supone que esté encerrada debido a que mi sed de sangre es una
amenaza ahora mismo?
―Sí, pero vienes conmigo para ver por ti misma que Sandra no será
lastimada, siempre y cuando no me haya traicionado conscientemente. A menos
claro… ―una sonrisa como de tiburón―, que termines arrancándole la garganta
tú misma.
JEANIENE FROST FORO AD’ 180
Capítulo 38
Shrapnel me miró fijamente y su mirada de obsidiana se volvió brillante
por el verde.
―Me mentiste. No sabes quién es ella.
Sonaba más sorprendido que enojado, no es que tendría alguna razón
para señalar con el dedo el tema de la falta de honradez.
―No lo sabemos todavía, pero estamos a punto ―le respondí con
frialdad.
Con Shrapnel ahora al alcance de la vista, Vlad se acercó a Sandra.
―Si no fuiste consciente de ninguna de tus acciones porque ellos
alteraron tu memoria, te voy conservar sin culparte.
Palabras condicionales de consuelo, pero funcionaron. Sandra cayó sobre
una rodilla e inclinó la cabeza.
―Tú me sacaste de las calles después de que mis padres me
abandonaron. Me diste un hogar, una educación, y la promesa de un futuro
mejor. Nunca te traicionaría a sabiendas.
La boca de Vlad se curvó con ironía mientras echaba una mirada hacia
Shrapnel.
―Entonces tú serías más fiel de lo que dos de mis más cercanos amigos
resultaron ser.
Ante esas palabras, una mezcla punzante de ira y dolor se enroscó en mis
emociones. Hice una mueca de dolor, recordé que las acciones de Shrapnel eran
más que las de un vampiro yendo en contra de su señor. Un cuchillo en la
espalda dolía mucho peor cuando venía de un amigo.
Sandra se levantó y se empujó el cabello a un lado.
―¿Lasă-mă să-? ¡Dovedesc, printul meu6!
Vlad agarró su cuello y bajó su boca. Mientras la mordió, algo se levantó
en mí que no esperaba. No el hambre, aunque el fresco olor de la sangre hizo
que mi propios colmillos bajaran. Ni la preocupación por Sandra perdiendo
más sangre ya que ella ya estaba en mal estado.
En cambio, tuve la imperiosa necesidad de arrancarla de los brazos de
Vlad y luego golpearla con un sofocante látigo eléctrico hasta que nada quedara
sino piezas irregulares.
Estaba celosa. Qué absurdo. Él era un vampiro, ella era un ser humano
que había tenido su mente alterada, y la mejor manera de moverse alrededor de
eso era tomar su sangre antes de hipnotizarla. Sabía eso, pero no detuvo la
oleada de emociones que hicieron que chispas cayeran de mi mano.
Su boca en ella. Su cabeza cayendo hacia atrás en una forma que no denotaba
dolor. La línea de su garganta mientras él tragaba…
Un chispazo golpeó en el suelo de roca debajo de mi mano.
Convirtiéndome en un vampiro que no había gastado mi electricidad interior ni
un poco. A la vez, cubrí la grieta con mi pie, como si eso evitaría que alguien
dejara de notarlo.
Vlad alzó la cabeza, su mirada yendo infaliblemente al lugar antes de
que él me mirara. Esperaba una rodada de ojos por mi muestra de celos
irracionales, pero en cambio, parecía pensativo.
Entonces soltó a Sandra, secando las heridas punzantes en su cuello con
su pulgar después de haberlo atravesado con un colmillo. Traté de frenar mis
emociones, y las corrientes que mantenían mi mano chispeando, mientras
mentalmente cantaba la canción de Sting “Every Breath You Take”. La vida y la
muerte siguen pasando, Leila. Mantén tus prioridades enfocadas.
―Entró en su habitación para hipnotizarla ―le dije, en caso de que ese
detalle ayudara.
Los ojos de Vlad se pusieron verdes mientras miraba a Sandra como si
fuera la única persona en la habitación.
―Shrapnel entró en tu habitación ―repitió él, su voz resonante―. Te
quería para transmitir un mensaje. ¿Cuál era?
―No lo sé ―susurró ella.
―Sí, lo sabes.
El aire crujía, haciendo que los vellos de mis brazos se erizaran. Una
onda invisible parecía rodar de Vlad, llenando la habitación con energía
suficiente para hacer que mi piel se estremeciera. ¿Qué estaba haciendo?
―Puedes verlo en tu habitación ―continuó Vlad en ese mismo tono
vibrante―. Escuchas su voz, incluso ahora. ¿Qué está diciendo?
―Él dice… ―Su rostro se tensó como si se esforzara en escuchar un
susurro lejano―. Dile que sus poderes están de vuelta. Ella casi murió
usándolos, pero Vlad la revivió y ahora no va a irse de su lado. Voy a tratar de
envenenar su alimento si se despierta.
Levanté una mirada acusadora en dirección de Shrapnel. ¿Mientras
estaba en coma, estaba planeando envenenarme?
La rabia rozó mis emociones, pero Vlad no dijo nada y no alejó la mirada
de Sandra.
―Ese no fue su único mensaje. ¿Qué más?
En el tono monótono que yo había llegado a asociar con las personas bajo
la influencia de un vampiro, Sandra relató que Shrapnel le dijo a su cómplice
todos los detalles de mis capacidades, mi posición en el carnaval, y mi
ubicación en el hotel con Maximus. Incluso afirmó que Maximus tendría que ser
JEANIENE FROST FORO AD’ 184
neutralizado por medidas extremas. Las balas de plata líquida cruzaron por mi
mente. No hay nada más extremo que eso.
Cuando Vlad le ordenó a Sandra que repitiera los mensajes de la mujer,
estos comenzaron como preguntas benignas acerca de mí que parecían más
curiosos que amenazantes. Eso cambió después del bombardeo del carnaval.
Una vez que sus intenciones reales fueron expuestas, no fue una sorpresa que
los mensajes subsecuentes consistieran en variaciones de Mata a Leila. Mátala
ahora. Mientras mi ira crecía, la mayor parte de esto ya lo sabíamos, y no
necesitaba sentir las emociones de Vlad para saber que se sentía frustrado por
eso, también.
―¿Dónde la encontrabas para pasar estos mensajes? ―preguntó él.
Sandra frunció el ceño.
―Nunca me he reunido con ella, pero cada dos días, voy a la ciudad a la
tienda de libros. Escribo los mensajes y los coloco en La Odisea de Homero. Si La
Odisea tiene un nuevo mensaje en espera de ella, lo memorizo, lo tiro, y luego se
lo repito a Shrapnel, pero sólo si me pregunta. De lo contrario, nunca lo
menciono. Incluso no recuerdo los mensajes.
Sandra dijo la última parte como si estuviera repitiendo un conjunto de
instrucciones. No hay duda de que lo estaba, y se las habían dado bajo las
mismas circunstancias de control mental en que estaba ahora.
―Ve a la tienda de libros ―dijo Vlad sin alejar la mirada de Sandra. Uno
de sus guardias se inclinó con elegancia y luego se fue―. Nunca la has conocido,
pero ¿él te dijo su nombre?
Más de esa energía escalofriante salió de Vlad, hasta que me estaba
frotando mis brazos para alejar las sensaciones de hormigueo. ¿Era esto lo que
Marty quería decir cuando me dijo que los vampiros podían medir la fuerza de
cada uno sintiendo sus auras? Si es así, entonces la de Vlad tenía escrito por
todas partes Peligroso: No ataques.
―No creo que se suponga que la conozca. ―Sandra parecía
desconcertada―. Pero una vez, Shrapnel la llamó Cynthiana.
Los rasgos de Vlad se endurecieron como si su rostro se hubiera
transformado en piedra. Claramente reconoció el nombre. Este me sonaba
familiar a mí también, pero no pude ubicar dónde lo había oído. Shrapnel cerró
los ojos, su expresión mostrando más dolor que cuando Vlad embistió un poste
largo de madera a través de su torso. A pesar de todo, Shrapnel seguía
amándola, y su peor temor ahora se había realizado porque ella acababa de
aterrizar a la cabeza de la lista de más buscados de Vlad.
Mi mirada se volvió hacia Vlad mientras el recuerdo encajaba.
―Cynthiana. ¿No es ese el nombre de la mujer con quien saliste antes de
mí?
JEANIENE FROST FORO AD’ 185
No lo toqué de nuevo, rastrillé mi mano sobre este tan duro que me corté
con los pequeños bordes de la piedra. Entonces me concentré hasta que no
escuché las continuas advertencias de Vlad de detenerme o la risa burlona de
Shrapnel.
Ahí está. No más fuerte que un susurro, mucho más fugaz que un vistazo,
pero algo estaba allí, ¡maldita sea! Me concentré hasta que todo mi ser estaba
enfocado en la piedra debajo de mi mano, y entonces lo vi. Imágenes
gloriosamente horribles de un vampiro calcinado golpeando el piso, con un
ruido sordo, donde yo tocaba, su boca abierta en un último grito silencioso.
Me levanté, notando sólo ahora que Vlad se arrodilló a mi lado,
dándome una mirada de exasperación mientras alejaba mi mano.
―Leila, suficiente…
Lo que sea que vio en mi rostro lo hizo dejar de hablar. Muy despacio,
me dejó ir.
Luego se levantó mientras la mezcla más extraña de orgullo e irritación
salpicaba mis emociones.
―La buena noticia es, que te salvas de la tortura ―le dije a Shrapnel―. La
mala noticia es, que voy tras tu novia, y ahora su hechizo no importa porque ya
estoy muerta.
JEANIENE FROST FORO AD’ 188
Capítulo 39
Quería comenzar la conexión con Cynthiana inmediatamente, pero Vlad
dijo que el amanecer estaba cerca. Tomé su palabra dado que no sabía qué hora
era. Además, Cynthiana no sabía que las gráficas habían cambiado. Ahora ella
sería la única en ser irremediablemente estacada y una vez que el sol diera paso
a la noche, la cacería empezaría.
Dejamos el nivel más bajo y nos dirigimos a la habitación de seguridad
en el cuarto piso. Estaba segura de que varios de los vampiros nuevos estaban
viviendo bajo el suelo cerca a la mazmorra, pero Vlad tenía el equivalente a una
suite presidencial para vampiros a los que él quería favorecer. Sin embargo, tan
pronto como estuvimos de vuelta al nivel principal de la casa, un exceso de
sonidos me asalto.
El clamor de pasos por encima y por debajo. Numerosos sonidos
metálicos en la cocina como si ollas y cacerolas estuvieran siendo usadas para
hacer el desayuno. Voces de gente o aparatos electrónicos, y por debajo de todo,
el rítmico palpitar de múltiples corazones.
Mi estómago se apretó y pequeñas dagas pincharon mi labio. Casi allí,
pensé con alivio al tiempo que pasábamos por el jardín interior y nos dirigimos
hacia la gran escalera. Todo lo que tenía que hacer era conservar mi hambre de
sangre por unos pocos minutos más.
―Leila, gracias a Dios.
La voz de mi hermana me hizo gemir ruidosamente. Gretchen corrió
escaleras abajo, mirándome aliviada e histérica.
―Sus matones dijeron que estabas bastante herida para nosotros como
para verte, lo cual es una mentira desde que te ves genial… ―Otro sonido
escapó de mi garganta que hizo que ella se detuviera a mitad de la frase―. ¿Me
acabas de gruñir? ―preguntó con incredulidad.
Vlad miro hacia mí y entonces sus manos se cerraron sobre mis brazos.
―Quédate atrás ―le dijo a Gretchen severamente. Demasiado tarde.
Dolor rasgo a través de mí, tirando de un interruptor en mi cerebro que me
hacía incapaz de ver a la pequeña hermana que amaba. En vez de eso, solo veía
la cura para mi agonía dentro de un paquete de carne que podía ser rasgado
fácilmente.
Los pocos siguientes momentos fueron una bruma de lucha seguida por
el alivio mientras un imposiblemente y delicioso néctar se deslizaba por mi
garganta, extinguiendo la quemazón que hacía que el fuego fuera un alivio en
comparación. Después de que tomé cada gota, comencé a darme cuenta de un
grito que consistía en la misma pregunta de pánico.
JEANIENE FROST FORO AD’ 189
―¿Qué está mal con ella, que está mal con ella, QUE ESTÁ MAL CON
ELLA?
―Nada.
La voz de Vlad. Escucharlo despejó la prolongada locura, mientras un
sentimiento de calma atravesaba a través de la capa de mis emociones. Él estaba
detrás de mí, sus brazos franjas irrompibles que me detenían de lastimarla a ella
o a cualquier otro. Me hundí en alivio contra él, la bruma sin sentido finalmente
dejo mi visión.
Gretchen estaba congelada en el último peldaño de las escaleras, ojos
anchos y una expresión tan afligida que creí que se desmayaría.
―Está bien ―le dije. Mi voz era ronca, pero al menos no era un gruñido
brutal esta vez.
―¿Está bien? ―repitió―. ¿Cómo puede estar bien cuando acabas de tratar
de matarme?
No tenía respuesta para eso. Gretchen se sentó repentinamente, como si
hubieran tirado de ella, y entonces puso su cabeza en sus manos.
―Ahora lo entiendo. Él tuvo que cambiarte por que estabas demasiado
mal como para curarte. Ese es el por qué no nos dejaban verte.
A diferencia de su chillido previo, su voz fue un susurro. Calambres de
diferentes tipos me hicieron retorcer interiormente. No había tenido la
oportunidad de decirle que esto era algo que tenía decidido en el futuro. Ahora
lo descubrió cuando intente comerla.
―Yo entendería si…si no puedes lidiar con eso ―empecé.
Su cabeza se levantó, su mirada azul brillando.
―No lo entiendes. Tú me salvaste, pero yo no pude salvarte a ti. ―Su voz
se rompió y lágrimas se derramaron de sus ojos―. Lo siento.
Lágrimas brotaban de mis propios ojos. Ella lucho a través de la muerte
de nuestra madre, mis habilidades de pesadilla, mi intento de suicidio, y mi
huida cuando pensé que cortar los lazos con mi familia sería lo menor por
hacer. Ella tenía sus propias fallas, pero debí saber que ni siquiera esto sería
mucho para ella.
―No. Si no me hubieras arrastrado lejos del coche antes de que este
explotara, realmente habría muerto.
Ante eso, Vlad me soltó.
―¿Jalaste a Leila fuera del vehículo?
Gretchen se tensó ante su tono cortante.
―Después de que ella cortó el cinturón de mi asiento, sí. Ella estaba en
mal estado y yo estaba asustada de que moverla pudiera empeorar todo, pero
eso iba a estallar.
JEANIENE FROST FORO AD’ 190
paso más lejos del mundo humano. Sin mencionar que papá se volvería loco cuando
lo descubriera.
―Wow, es como líquido para la velocidad ―murmuró ella. Entonces
miró fijamente con asombro como sus rasguños, costras, y cardenales
empezaban a desaparecer como si estuvieran siendo limpiado por un borrador
invisible.
―¿Qué está pasando aquí?
El tono furioso de mi padre cortó el aire como un machete. Me encogí al
pensar en cómo me vería, empapada de sangre y contenida por dos fornidos
guardias, y ese arrebato de sentimientos hicieron salir mis colmillos.
Lo cual, claro, era la reacción incorrecta.
―No ―susurró mi padre mientras miraba hacia mí, horror apretando sus
rasgos. Entonces, empezó a bajar las escaleras tan rápido como su agarrotada
pierna se lo permitía―. ¿Qué fue lo que le hiciste? ―tronó hacia Vlad.
Vlad le disparó a mi padre una hirviente mirada mientras caminaba
hacia mí y entonces me recogía en sus brazos, los guardias inclinándose
mientras retrocedían alejándose.
―Si dices alguno más de los pensamientos en tu cabeza, te quitaré la
habilidad para hablar por una semana.
La mandíbula de mi padre cayó. Yo me retorcí en los brazos de Vlad.
Esto tampoco era como había imaginado darle la noticia a mi padre.
―Ponme en el suelo, ya no me siento como una mordedora.
―Está amaneciendo ―replicó aún mirando hacia mi padre.
―Está bien, así que estaré cansada, pero eso no significa…
Mi boca dejo de funcionar. Lo mismo hizo cada musculo de mi cuerpo.
Antes del siguiente latido del corazón de mi padre, estaba completamente
inconsciente.
JEANIENE FROST FORO AD’ 192
Capítulo 40
Me vine a despertar tan de repente, que me sobresalté. En un segundo,
estaba muerta para el mundo, al siguiente, estaba de pie y hambrienta como el
infierno, mi mirada lanzándose alrededor en busca de alimento.
―Ahí ―dijo Vlad, apuntando hacia la gaveta abierta en la pared.
Caí sobre la bolsa que contenía, desgarrándola como el tiburón de
Tiburón. Cuando había terminado, la sangre goteaba de mi cara, manos y pecho.
Sólo me volví consciente de que había empezado a lamerme a mí misma,
cuando la baja risa de Vlad rompió el trance inducido por el hambre.
―Debo admitir que esto me da ideas.
La vergüenza se impuso, dándome la fuerza para detener la limpieza de
mis manos como algún gato loco. Vlad se sentó en el colchón, apoyado contra la
pared y las piernas extendidas casualmente. Se había cambiado desde la última
vez que lo vi, y aunque su camisa de color morado oscuro estaba impecable, al
igual que su pantalón negro ébano, con un olfateo, sabía dónde había estado
antes de venir aquí.
―Fuiste de nuevo al calabozo.
Su sonrisa contenía más que un toque de severidad.
―Tal vez voy a tener que rociarlo con Febreze después de todo.
Me pasé la mano por el cabello después de una lamida final.
―Acordamos que buscaría a Cynthiana de la otra manera.
―Contigo dormida, tuve que matar algo de tiempo.
Su voz era ligera, pero una corriente subyacente de mal humor rozó mis
emociones. Suspiré.
―Sé que no estás acostumbrado a explicarte, pero así es el matrimonio.
No estoy acostumbrada a despertar con un hambre incontrolable, por lo que los
dos estamos pasando por una fase de adaptación.
Ahora otro tipo diferente de sonrisa curvó sus labios.
―Los tuyos sólo van a durar una semana. Los míos, toda la vida.
Me reí con sequedad.
―Si querías una esposa que nunca cuestionara tus acciones, no deberías
haberte casado conmigo.
Algo más tentó mis emociones, deslizándose a través de ellas como
franjas de fuego sensual. Un aroma más cálido y rico llenó la habitación,
recordándome las especias a fuego lento y humo de madera.
―Concuerdo. Pero te quiero para algo más que servilismo.
Su voz era más gutural, endureciendo las cosas bajas dentro de mí.
Tragué saliva, el hambre de un tipo diferente haciendo que mis colmillos se
alargaran. Se veía tan bien arreglado en su ropa a la medida, tan relajado
JEANIENE FROST FORO AD’ 193
apoyado contra la pared, pero sus emociones contaban una historia diferente.
Podría ser la única con sangre y desaliñada, pero no era la verdadera criatura
salvaje en la habitación.
Y yo no lo querría de ninguna otra manera.
Entonces sacudí mi cabeza para aclarar los pensamientos explícitos que
comenzaron a inundarla. Tenía a una asesina que cazar más un padre
traumatizado que calmar. Mi tarjeta de baile no tenía espacio para horas de sexo
y Vlad no hacía rapiditos.
―Tengo que ducharme ―dije, y sonaba sin aliento a pesar de que no
respiraba.
Su sonrisa se volvió peligrosamente carnal.
―Después de esto.
―Vlad, realmente, hay tanto que necesitamos hacer…
―¿Recuerdas cuando dijiste que no aceptarías clasificar siempre de
segundo para otros? ―interrumpió con voz sedosa―. Yo tampoco.
Él estaba a mi lado en un abrir y cerrar de ojos, presionando un botón
interno en ese cajón retráctil.
Otra bolsa de sangre apareció como si se tratara de una máquina
expendedora. Antes de que pudiera hablar, Vlad la aplastó contra su pecho,
cubriéndose en riachuelos de color carmesí.
La necesidad se levantó con tal ferocidad que aniquiló mi conciencia. No
estaba avergonzada por cómo me lancé hacia él. No importaba que él arrancara
mi ropa tan salvajemente como yo arrancaba la suya en mi búsqueda de la
última gota, y realmente no importó cuando me apoyó en la pared y tiró de mis
piernas alrededor de su cintura. Entonces no había nada, excepto el sabor de la
sangre en su piel y la exquisita aspereza de su cuerpo sumergiéndose en el mío,
una y otra vez, hasta que el éxtasis ardiente a través de mí hizo que me olvidara
de mi hambre.
Eran las diez y cuarto cuando salí completamente vestida del baño. Vlad
estaba vestido de nuevo y esperando, ya que lo había hecho ducharse en otro
lugar. De lo contrario, habría sido incluso más tarde, a lo que él no tenía
reparos. Shrapnel no iba a ninguna parte, Cynthiana aún no sabía que había
sido descubierta, y nuestra luna de miel ya había sido arruinada lo suficiente,
indicó.
JEANIENE FROST FORO AD’ 194
―Antes de que empiece con Shrapnel, tengo que ver a mi papá ―le dije a
Vlad―. Está muy asustado. ¿Puedes quedarte cerca en caso de que me golpeé la
sed de sangre otra vez?
Vlad había estado bebiendo vino, pero ante eso, lo dejó.
―Muchas personas que saben acerca de los vampiros tienen dificultades
aceptando la transformación de un ser querido. Esto puede causar sentimientos
de miedo, alienación e impotencia. Para alguien acostumbrado a tener el
control, como tu padre, esos sentimientos a menudo se magnifican.
Sus declaraciones cuidadosamente dichas me pusieron incómoda.
Normalmente, Vlad era contundente hasta el punto de la brusquedad. Algo
estaba pasando.
―No lo endulces. ¿Qué pasó?
―No quiere verte en este momento, y está insistiendo en irse con
Gretchen ―respondió con su franqueza habitual―. Tengo otras casas en donde
estarían a salvo, pero me negué a que se fuera a menos que tú estuvieras de
acuerdo con esto.
Ahora yo tenía fuerza sobrehumana, pero me sentí como si mis rodillas
se hubieran convertido en gelatina.
―¿Gretchen no quiere verme, tampoco? ―Tal vez había malinterpretado
su actitud antes...
―No, tu hermana fue vehemente sobre su estancia aquí, lo que sólo hizo
a tu padre más decidido a llevársela con él. ―Entonces Vlad me dio una mirada
cansada―. Él no se da cuenta, pero está tratando de recuperar el control, donde
no hay ninguno. Todavía te ama. Si no lo hiciera, su reacción a tu conversión en
un vampiro no sería tan emocional.
No dije nada, pensando en lo extraña que era la vida. Cuando era una
niña, el trabajo de mi padre nos trasladaba de un lugar a otro sin tener en
cuenta lo molesto que eran esos trastornos. Ahora era mi situación la que lo
mantenía desarraigado de la vida que él había construido. El karma es una perra,
había dicho Cat, pero no quería que mi padre recibiera ningún castigo
merecido. Quería que fuera feliz, y estuviera a salvo.
―Déjalo ir, pero espera hasta mañana por la mañana. Quiero una
oportunidad de hablar con Gretchen primero.
Mi voz era suave pero firme. Sabía lo que era tener que irse, aunque sólo
fuera para demostrarte a ti mismo que podías. En cuanto a Gretchen, era mejor
que se fuera con él. Con mi nueva hambre voraz, no podía confiar en mí misma
para estar a su alrededor. Además, las cosas estaban a punto de volverse más
peligrosas por aquí, no menos.
Entonces me levanté, dándole a Vlad una sonrisa torcida.
JEANIENE FROST FORO AD’ 195
―Ahora, vamos a ver si puedo encontrar a esa perra loca con la que
solías salir.
Luego se inclinó, sus cálidos labios rozando los míos. Cuando empezó a alejarse,
me aferré.
―No te vayas ―susurré contra su boca.
Él se echó hacia atrás con el ceño fruncido.
―Uno de mi pueblo está perdido. No voy a esperar hasta mañana para buscarlo.
―Lo siento, por supuesto que no, querido ―le dije, sabiendo bien que no debía
señalar que podía enviar a otra persona.
Puso el cuchillo en su abrigo.
―Buenas noches, Cynthiana.
―Buenas noches, Vlad.
Lo observé irse, ocultando mi frustración con una sonrisa en el caso de que
mirara hacia atrás. No lo hizo. Él nunca lo hacía, y sus visitas se habían vuelto poco
frecuentes. No había vivido trescientos años sin saber lo que eso significaba. Estaba
empezando a cansarse de mí.
Mi sonrisa se volvió frágil. Había estado demasiado tiempo sin la protección que
merecía y no estaba a punto de perder mi casa al lado de tan poderoso vampiro.
Arriesgado o no, era hora de emplear medios más persuasivos para mantener a Vlad
conmigo. Si era cuidadosa, nunca sabría la causa de su afecto recién descubierto.
Mi vínculo con el recuerdo se disolvió y volví a la realidad para
encontrarme agarrando el cuchillo tan fuerte, que había cortado mi mano.
Entonces me quedé mirando a Vlad, una sospecha creciendo.
―¿Acaso Cynthiana se mudó contigo poco tiempo después de que ella te
diera esto?
Su frente se arrugó.
―Creo que sí, ¿por qué?
―Sólo me preguntaba. ¿Sabías que ella estaba en la magia?
Se encogió de hombros.
―Sabía que estaba interesada, pero la magia está en contra de la ley
vampiro así que una búsqueda más seria no valía la pena el riesgo para ella.
―O estaba más envuelta de lo que aparentaba.
¿Y si no era coincidencia que Cynthiana fuera a vivir con él poco después
de que decidiera utilizar medios más “persuasivos” para evitar que él la
despidiera? Si era así, entonces no estábamos tratando con un aficionado que
incursionó en un ocasional hechizo, sino con una bruja en toda regla que podría
ser más peligrosa de lo que incluso Vlad o yo nos diéramos cuenta.
JEANIENE FROST FORO AD’ 197
Capítulo 41
Miré el cuchillo con más cautela que antes. Como un vampiro, otro
ataque de corazón o una hemorragia espontanea podría lastimar, pero no sería
fatal. Sin embargo, si era una poderosa bruja disfrazada, había la posibilidad de
que Cynthiana, tendría preparado un encantamiento letal contra los vampiros,
también.
―Mantén un ojo en lo que hago con el cuchillo, ¿de acuerdo?
Cuando levanté la vista, los ojos de Vlad, se habían estrechado. Inhaló y
luego sonrió como si debiera tomar eso como una advertencia.
―¿Por qué?
―Si tu ex resulta ser más una malvada bruja de lo que creemos, hay una
posibilidad de que tenga un encantamiento que me obligue a tratar de
estacarme a mí misma, he, he, en el corazón.
Mi risilla indicó que no pensaba ni remotamente que eso funcionara. Su
cara entera comenzó a ensombrecerse, aunque esa encantadora sonrisa nunca
despareció.
―Puedes ser la persona más cruel que he conocido ―dijo en un tono
conversacional.
―¿Qué? ―jadeé.
―Mi primera esposa se mató a sí misma. Me tomó siglos recuperarme de
eso y amar de nuevo, aun así no ibas a mencionar que podrías ser forzada a
matarte a ti misma en frente de mí.
Su tono casual desapareció, reemplazado por uno de rabia pura. Eso no
era nada comparado con la furia que inundaba mis emociones, abruptamente
como una presa repleta y tan enérgica que di un paso atrás.
―Vlad, yo…
―No. Hables.
Fuego surgió de sus manos, escalando por sus brazos hasta sus hombros
antes de ser una aureola por todo su cuerpo con un resplandor naranja.
Pensaría que está tratando de intimidarme, excepto por el torbellino de sus
emociones, no puede detener esto.
―He tratado de permitirte hacer lo que sientes porque respeto tu
valentía, pero me estás empujando muy lejos. ―Otra llamarada de fuego―.
Intenta una vez más el arriesgar obstinadamente tu vida, y juro que voy a
encarcelarte.
Antes de que pudiera expresar mi indignación ante ese ultimátum, él se
desvaneció, sin dejar nada atrás excepto el olor a humo.
JEANIENE FROST FORO AD’ 198
―Hola, chica.
Eché una mirada hacia Marty en la puerta de la celda de piedra. Ni
siquiera me había dado cuenta que la habían abierto. Me encerré a mí misma
aquí porque no quería lastimar a nadie si otro ataque de hambre me golpeaba,
además tenía un sistema de entrega de plasma. Ahogar mi frustración con
sangre sonaba desagradable en teoría. En la práctica, era tan efectivo como licor
y helado combinado.
―Maximus tenía razón cuando me advirtió sobre Vlad ―dije con aire
sombrío―. ¿Lo oíste amenazarme con encarcelarme?
Una mirada compasiva cruzó el rostro de Marty, lo cual fue mi
respuesta.
―No sé qué es lo que voy a hacer ―continué, palmeando el lugar junto a
mí en invitación―. Amo a Vlad, pero a veces es tan anticuado. ¿Imaginas su
reacción si le dijera que no tiene permitido arriesgar su vida por su pueblo
nunca más?
―No escucharía ―dijo Marty, sentándose junto a mí en la cama.
―Correcto. ¿Así que, qué es tan diferente de mí asumiendo algo de riesgo
con el fin de cazar a la perra que estuvo cerca de matarme tres veces y tuvo
éxito en el cuarto intento?
―¿Es machista? ―ofreció Marty.
―Exactamente. ―-Entonces le eché un vistazo, viendo la ironía
estampada en su rostro―. ¿Qué?
―Tú eres la única que se sorprende con esto, pequeña. Te casaste con
alguien que está al borde de ser un psicótico, quien supera las circunstancias
brutales en las que creció siendo aún más brutal. Agrega el convertirte en un
vampiro y siglos de luchas de poder entre no muertos, y tienes el loco bastardo
cruel del que te enamoraste.
Me dio una palmadita en la rodilla de manera amistosa.
―¿Piensas realmente que alguien así permitiría que su esposa peleara
contra sus enemigos por él? Ellos lo llaman Vlad el Empalador, no Vlad el
Castrador.
Solté un bufido.
―No estoy tratando de pelear con sus enemigos por él.
―A sus ojos lo estás, y peor, estas dispuesta a morir por eso. ―Otra
palmadita―. Como ya hiciste una vez, vampirito.
Me apoyé en él, inclinando mi cabeza para que descansara en su hombro.
JEANIENE FROST FORO AD’ 199
―¿Qué se supone que debo hacer? ¿Permitirle ordenar cada uno de mis
movimientos porque es de la versión medieval de anticuado? No firmé eso.
Él soltó una risita seca.
―No, firmaste algo mucho más duro. Matrimonio.
―Sabelotodo. ―Pero mi voz carecía de rencor.
En el fondo, sabía que estaba en lo cierto. Casarme con un dragón
significaba lidiar con las veces en que exhalaba fuego, pero no iba a renunciar.
Estaba en esto por un largo plazo, así que era el momento para dejar de cavilar
sobre lo irregular que era el camino, y prepararme para los golpes,
manteniendo mi pie en el acelerador.
Besé a Marty en la mejilla.
―Gracias.
Él gruñó.
―¿Por qué? Te dije que no te involucraras con él y aún no he cambiado
mi pensar que esto era una mala idea.
―Gracias por ser un buen amigo.
Entonces me paré, llena de renovada determinación. Vlad podría ser un
cruel bastardo loco, pero era mi cruel bastardo loco y nosotros haríamos que
esto funcionara.
―Desde que estuviste escuchando a escondidas, ¿sabes a dónde fue? Oh,
espera, no importa. Ya lo sé.
Casi diez minutos después, Vlad apareció. Una capa de cenizas oscurecía
sus ropas, piel, y cabello, lo que era para puntualizar que era imposible ser
quemado. El color moreno agregado a su apariencia lo hacía lucir aún más
peligroso, como si su expresión no fuera un presagio suficiente.
―¿Que?
Una palabra que significaba devolverme por mi camino con esa
brusquedad, y el hecho de que no podía sentir ninguna de sus emociones.
Enderecé mis hombros y planté mis pies. Si realmente no quería verme, no
habría venido.
―Tengo una solución que podría funcionar para ambos ―dije
Una ceja se curvo. Lancé una mirada explícitamente hacia el guardia.
―¿Quieres hacer esto aquí?
La boca de Vlad se apretó, pero pasó por delante de mí y empezó a subir
las escaleras. Lo seguí al cerrado pasillo que era el principal corredor del sótano.
Allí se detuvo y me miró.
―¿Qué?
Seguía rudo, pero su tono era menos brusco. Cerré la distancia entre
nosotros y empecé a cepillar las cenizas de sus ropas. Se tensó, pero no hizo
intento de detenerme.
―Por tu humor, no has obtenido la ubicación de Cynthiana por Shrapnel
aún. ―Hice notar casualmente―. Él es resistente, además podría haberlo
hechizado así que no puede decirte dónde está ella.
Sus ojos seguían cada movimiento que yo hacía, aunque permanecía
completamente quieto.
―Eso también se me ocurrió.
―Claro que lo hizo. ―Corrí mis dedos a través su cabello para cepillar los
residuos en él―. Tú has hecho esto por mucho más tiempo que yo.
Su sonrisa era tan fría que hubiera podido convertir vapor en hielo seco.
―Si los cumplidos son tu solución, no te molestes. No usaras su cuchillo
para conectar con ella. Ya he dispuesto de él.
Continúe limpiando el polvo gris de él.
―Está bien.
Su mirada se estrechó ante mi conformidad.
―No tocaras a Shrapnel para hacer conexión con ella, tampoco.
―No lo necesito ―dije de forma ágil―. No puedo hacerlo sin evocar tus
técnicas de interrogatorio, gracias.
Ante eso, agarró mis manos y me empujó más cerca.
―Para de mentir, Leila. No te rendirás y ambos sabemos eso.
JEANIENE FROST FORO AD’ 201
Capítulo 42
Miré alrededor de la vieja habitación de Cynthiana con cínica curiosidad.
Así que aquí era en donde la bruja se quedaba.
Como todas las habitaciones en la casa de Vlad, esto era opulento. Esta
tenía también un tema obviamente femenino con la decoración lila y crema,
cortinas de encaje, delicadas lámparas de cristal, y un balcón que no daba
importancia al jardín externo. Flores secas sobre hilos delgados como telarañas
adornaban el marco de la chimenea, dándole a la habitación una agradable,
fragancia natural. Yo estaba más que contenta porque no olía el aroma de Vlad,
bendije a su equipo de limpieza.
―¿Hace cuánto que ustedes dos terminaron?
Mi voz era casual, controlando la confrontación que se desarrollaba en
mi interior. La Leila maliciosa se regocijaba que Vlad mantuviera a Cynthiana
dos pisos debajo de él en el mismo piso que todos los huéspedes. La Leila
práctica estaba decidiendo qué elemento tocar por una esencia lo
suficientemente fuerte.
―Hace unos pocos años.
Le di una mirada hastiada.
―¿Finges que no es lo suficientemente importante para recordarla?
¿Entonces por qué mantuviste su habitación exactamente igual a como le dejó
cuando se fue?
Él cruzó los brazos, la cadena de plata colgada sobre su hombro
traqueteó con el movimiento.
―Si ella siguiera importándome, no me habría casado contigo. Este
cuarto permanece sin usar porque tú fuiste mi siguiente amante y dormías
conmigo.
Miré hacia lo lejos, mi mirada paso a la cama. Fino material se envolvía
alrededor de los postes de la cama antes de flotar en el piso en elegante
montones. ¿Qué sería lo que vería si tocara esa cama? Cynthiana tiene
trescientos años de experiencia sobre mí. Tal vez vería que Vlad lucía más feliz
con ella que conmigo.
―Leila.
Miré hacia atrás casi culpablemente. En ese momento me di cuenta de
que mis colmillos habían salido y estaba apretando mis dientes demasiado
fuerte, y había desgarrado la orilla de mi labio.
―Lo siento, no entiendo qué está mal conmigo ―murmuré, chupé mi
labio así no gotearía sangre sobre la gruesa alfombra blanca.
―No te disculpes.
JEANIENE FROST FORO AD’ 203
viviendo bajo las reglas inglesas. Corté esos recuerdos para dar una mirada crucial al
contenido de mi cesta. Probablemente más malva haría que el hechizo durara más…
Cuando regresé a mi mente, miré hacia las migajas de flor marchita en
mi mano, dividida entre rabia e incredulidad.
―¿Sabes qué es esto?
Él se encogió de hombros.
―Lilas, amapolas, amaranto…
―Ingrediente para un hechizo ―lo corté―. Lilas para provocar amor,
amapolas rojas para verdadero amor, malva para ser abrumado con amor,
amapola azul para que lo inalcanzable sea posible, amaranto para amor eterno...
¿Ves a dónde quería llegar con esto?
―Nunca la amé. ―Su voz vibraba con contundencia. Sonreí gravemente.
―Sí, y eso se debía a que eras demasiado fuerte para que su hechizo
funcionara completamente. Sin embargo, estuviste con ella durante la mayor
parte de tres décadas así que sus esfuerzos no fueron un fracaso total. ―Vlad
abrió su boca y… nada. Nunca lo había visto sin palabras antes, pero descubrir
que tu libre albedrio fue arruinado puede ser triste para cualquiera. Descubrir
esto cuando tienes su nivel de arrogancia puede ser pasmoso.
―Ve si puedes encontrarla ―fue lo que replicó. No quisiera ser Cynthiana
ni aun por todo el dinero del mundo en estos momentos. Acaricié la flor
marchita de nuevo. El recuerdo de ella recolectándolas era apenas visible ahora,
permitiéndome empujar el pasado para enfocarme en la pista de su esencia.
Ahí. Como una línea de pesca con ella nadando hasta el final de esta. Me
concentré, pero cada vez que jalaba esa línea, regresaba sin nada. Seguí
tratando, un reloj interno despiadadamente observando el paso del tiempo
mientras continuaba fracasando en encontrar el otro lado. Diez minutos. Veinte.
Treinta. Cuarenta.
―Leila, detente.
Vlad me quitó los trozos de flor de las manos. Frustrada, vi mientras
caían al suelo.
―No sé por qué no puedo verla. Tuve un vistazo de ella antes de que mi
condición se volviera un caos. Ahora, no puedo tener ni eso.
―Llevas siendo un vampiro exactamente un día ―dijo Vlad mientras
comenzaba a desenrollar mis cadenas―. Cada célula en tu cuerpo ha sido
drásticamente alterada. Es notable que seas capaz de usar alguna de tus
habilidades tan pronto.
―Notable. Eso y tres cuartos van a darme un dólar.
Tengo razón en estar abatida. Aún si la gente de Vlad no suelta una
palabra sobre Shrapnel a un forastero, un día, Cynthiana se daría cuenta que
algo anda mal e irá a esconderse. Cuando lo haga, serán años antes de que
salga a la superficie de nuevo. Seguro, Shrapnel puede romperse
JEANIENE FROST FORO AD’ 206
nada fue salvado de las cobijas, almohadas, colchón excepto una enorme pila de
fuego. En vez de esa delicada fragancia floral, la habitación ahora apestaba a
espuma de fuego y humo.
Las violentamente tiernas emociones que barrían en mí me dijeron por
qué hizo eso, y no tenía nada que ver con su furia hacia Cynthiana.
Simplemente quería destruir algo que me lastimaba.
No dije nada. Ninguno lo hizo. Las palabras eran innecesarias ahora.
JEANIENE FROST FORO AD’ 208
Capítulo 43
Desperté con la misma rapidez que los últimos cinco días, pasando de la
inconsciencia a estar en mis pies en tan poco tiempo como me tomo decir,
“Buenas tardes”. La única diferencia era que esta noche, mis primeros
pensamientos no fueron de hambre.
―¿Se lo tragó? ―pregunté a la vez.
Vlad estaba parado en la ranura abierta en la pared. En respuesta, me
tendió la bolsa de sangre sobre la que no había saltado primero.
Ignoré eso a pesar de que mis colmillos se dispararon hacia afuera y mi
estómago se contrajo como si fuera un puño abriendo y cerrando. Cuatro días
antes, Sandra le dejo un mensaje a Cynthiana diciéndole que Shrapnel quería
reunirse. Al día siguiente, el dueño de la librería, también hipnotizado para
traicionar a Vlad, condujo ciento doce kilómetros para hacer una llamada que
no se enrutaría a través de la señal de la torre de Vlad. Hoy en el día, mientras
dormía, Sandra fue de vuelta a la librería a ver si La Odisea contenía la
confirmación de asistencia de Cynthiana.
―¿Lo hizo? ―repetí.
―Sí y no. ―Acarició su mandíbula con una repentina mirada ausente,
hacía eso solamente cuando estaba profundamente concentrado―. Está de
acuerdo con encontrarse con él mañana a las siete, pero cambio el lugar al metro
de Bucharest.
Nunca tomé el subterráneo por obvias razones, pero no era difícil darse
cuenta del problema.
―Ella escogió la hora pico en un lugar de movimiento.
Habíamos escogido una bodega en una ciudad escasamente poblada.
Fácil de rodear, un menor número de transeúntes por los que preocuparse.
Cynthiana debió habérselo figurado también. Imaginando que Vlad y yo
estábamos tras esto. Podía ser lo suficientemente arrogante para venir, pero no
era lo suficientemente estúpida para hacerlo sin protección extra.
―Esto presenta demasiadas complicaciones, empezando porque es
imposiblemente seguro. ―Me dio una breve sonrisa sardónica―. Varios
miembros del gobierno rumano son de mi línea, sin embargo no puedo ordenar
que el metro se cierre por completo. Incluso Mencheres no podría congelar a
miles de transeúntes y docenas de trenes para cazarla.
―Y si el metro esta repentinamente lleno de vampiros, podría sospechar
y huir. ―Suspiré―. ¿Es el seguimiento de llamadas del dueño de la librería el
próximo movimiento?
Vlad continúo acariciando su mandíbula.
JEANIENE FROST FORO AD’ 209
―Ya fue hecho. Llevo a un teléfono desechable que lleva hacia ninguna
parte. Eso deja el metro.
―¿Dijo en qué estación?
Él resopló.
―No, pero es obvio.
Dejé pasar eso.
―Vlad, si tiene un vistazo de ti, huira. En realidad, después de vivir
contigo tres décadas, apuesto que conoce a bastantes de los vampiros de tu
línea y tus aliados, así que si entrevé a uno de ellos podrá hacer un conejo de
ella, también.
Él no disputó ninguno de los puntos.
―Después de mañana, se dará cuenta de que Shrapnel está en peligro.
Puse una gran recompensa sobre ella, pero atraparla puede llevar su tiempo.
Difícil o no, el metro sigue siendo mi mejor opción.
―Sí ―dije firmemente―. Eso es, pero te estás olvidando de algo
importante.
Una ceja se arqueó.
―¿Y eso es?
―Yo.
―No de nuevo ―masculló.
―Soy la elección obvia. No sabe cómo luzco o huelo, así que podría estar
parada a su lado y no sentiría la más mínima pizca de amenaza.
―¿Por qué debería? Es trescientos años mayor que tú.
Su tono era mordaz, pero no iba a permitir que me desviara de hacer esto
personalmente.
―Cuando nos conocimos, insististe en que aprendiera a usar mis
habilidades eléctricas para pelear, y estabas en lo correcto. Terminaron
salvando mi vida cuando me topé con vampiros bastante más viejos que yo.
Pero más que eso, tú sigues diciendo “yo” cuando esto no es solo sobre ti.
Cynthiana mató a mis amigos del carnaval. Me tuvo secuestrada. Entonces fue
su hechizo lo que robó mi mortalidad antes de que estuviera lista para darla. Si
fuera el tipo de persona que dejara todo deslizarse, tú no me amarías porque
seguro como el infierno ese no serias tú.
Su mirada podría haber doblado un láser por su intensidad.
―¿Esperas que olvide mi venganza en favor a ti?
―No ―dije, agregando una sonrisa de reflexión―. Ellos te llaman Vlad el
Empalador, no Vlad el Castrador. Todo lo que quiero es ir al metro y
encontrarla. Entonces le daré una descarga o la seguiré y te daré su localización.
De cualquier manera, tú serás el primero en tomarla y etiquetarla, pero ella
sabrá, y así lo haré yo, que ayude a derrotarla.
JEANIENE FROST FORO AD’ 210
Y eso fue por lo que la reconocí aun cuando nuestra reunión previa duro
tan solo segundos. No me asombró que Cynthiana estuviera usando un hechizo
que no solo hacía imposible localizarla, sino que me bloqueaba de ver su rostro.
Ese hechizo no solo nos impedía contratar a un artista para que hiciera un
boceto de su rostro. Inintencionadamente, también me había impedido
reconocerla como la misma vampiro que había visto en la última presentación
de Marty y Dawn la noche de la explosión en el carnaval.
Los oscuros ojos topacio se toparon con los míos cuando Cynthiana miro
hacia arriba y miró fijamente hacia mí.
JEANIENE FROST FORO AD’ 213
Capítulo 44
Tan casualmente como fuera posible, lancé una mirada a lo lejos,
fingiendo sonreír a alguien bajo el sendero peatonal. Solo otro vampiro
reuniéndose con un amigo, nada que ver aquí. Cuando pude seguir sintiendo su
mirada fija sobre mí, me dirigí en dirección hacia el lugar que había estado
mirando, esperando que el fregar de la piel en versión de un tratamiento
desodorante al que me había sometido hubiera removido todos los rastros de la
esencia de Vlad en mí. Entonces elegí a una persona casual, yendo hacia ella
mientras decía:
―¡Hola! ―dije en rumano como si fuéramos viejas amigas.
Algo me perforó en la espalda, un duro golpeteo doble que me hizo girar
rápidamente, salpicando café a la persona más cercana a mí. Mientras el
hombre comenzaba a murmurar maldiciones, otro doble golpeteo me golpeó
justo en el pecho.
Miré hacia abajo. Líquido plateado rezumaba de dos agujeros en mi
chaqueta, pero antes de que mi mente registrara que me había disparado, el
instinto tomo posesión. Salté hacia arriba, escaneando la multitud y golpeando
el techo del túnel en menos de un segundo. Una pieza de concreto explotó cerca
de mi cabeza y me giré lejos tan rápido como pude. La gravedad me llevó de
vuelta abajo entre la multitud. Caí sobre unas pocas personas,
inadvertidamente golpeando sobre ellos. Tan pronto como golpeé el suelo, los
gritos empezaron.
No podía ver nada a través del mar de piernas que me rodeaba, lo que
significaba que el tirador no podía verme, tampoco. Aun así, no iba a usarlos
como cubierta. Balas de plata líquida podían ser peligrosas para mí tanto como
eran para los humanos, sin embargo, gracias a la insistencia de Vlad, estaba
usando un chaleco antibalas bajo mi ropa. La gente a mi alrededor no tenía esa
protección. Empecé a gatear lejos de la multitud, lanzando mi taza de café a un
lado después de notar con incredulidad que la había estado sosteniendo todo el
tiempo. Mientras gateaba, presioné el cable bajo mi bufanda. No la había visto
hacer eso, pero no me tomó poderes mentales adivinar quién me había
disparado.
―La trampa fue descubierta ―dije cortamente―. Y disparo balas de plata
liquida.
Alcancé el final de la multitud y me levanté. Como si atrajera mi mirada,
vi a Cynthiana en medio de las aterrorizadas personas, casi casualmente
metiendo su arma en su chaqueta. Debió pensar que las balas de plata hicieron
su trabajo y estaba muerta bajo la estampida de la multitud.
La voz de Vlad ladró a través del auricular.
JEANIENE FROST FORO AD’ 214
concreto del túnel, abrazando las paredes mientras continuaba tan rápido como
podía caminar a lo largo de la ancha cornisa. Cuando el subterráneo me pasó, el
viento proveniente de la velocidad trato de absorberme en la ruta, sin embargo
mis nuevos músculos me sostuvieron a la pared mientras me fijaba. Una vez
que se hubo ido, salté hacia abajo corriendo sobre el camino, mi mirada fija
iluminando la oscuridad con verde.
Si no fuera por mi visión mejorada, podría haber ignorado la ranura en el
túnel a través de la vía que marcaba la entrada a otro pasillo. Ninguna luz brilló
desde dentro y las paredes estaban mojadas por lo que lucía como una fuga,
dejando un profundo y sucio charco en frente de la entrada. Debía ser uno de
los muchos pasajes no usados que componen el laberinto subterráneo del
metro. Me detuve, lanzando una mirada entre este y el resto del túnel. ¿Si fuera
Cynthiana, por cuál camino iría?
Viendo una huella de pie en el lodo llevando hacia el pasadizo alegró mi
mente. Corrí sobre la vía y entré en la angosta entrada, haciendo una mueca
ante el olor que sugería que los indigentes usaban esto como refugio. Ahora no
había objetivo en tratar de rastrear a Cynthiana por su esencia, aunque sobre el
hedor capté un olor raro a tierra. ¿Era ella? Si era así, necesitaba cambiar su
perfume.
Corrí más rápido cuando escuché sonidos en frente, casi como un
histérico rasguño. ¿Tenía Vlad personas introducidas en el pasadizo del otro
lado y la capturaron? El angosto túnel era bifurcado al frente así que no podía
ver. Solo en caso de que Cynthiana estuviera esperando con una arma apuntada
a mi cabeza, me encorvé así era unos pocos centímetros más baja de lo que
esperaba, entonces miré al otro lado de la esquina.
Lo que lucía como cientos de ojos brillantes miraban tras de mí. Ese
sonido de rasguño incrementó. Hice molestos sonidos de piar mientras una
masa de pelaje gris y colmillos cargaban contra mí.
―Tú, perra ―grité bajo el pasadizo.
Cynthiana no había acabado con los trucos. Ahora al parecer había
hechizado cada rata en estos túneles para atacarme. A pesar de mi repugnancia,
empecé a correr hacia ellas. Los vampiros no pueden obtener rabia, entoné
mentalmente mientras docenas de roedores se lanzaban contra mí, como
pensando que estaba cubierta en carne. Aplasté varios de ellos, mientras seguía
hacia adelante, pero solo los que se mantenían acuchillándome con dientes y
garras. El dolor explotó en casi cada parte de mí excepto lo que estaba cubierto
con mi camiseta antibalas. Algunos caían mientras masticaban la goma del traje
de buzo y mordían entre mi piel repleta de corriente, pero más de ellos tomaron
su lugar.
JEANIENE FROST FORO AD’ 216
Capítulo 45
Con las ratas aún masticándome, me quité el guante derecho. Una fina
línea blanca latía de mi mano, cada vez más gruesa, hasta que llegó al suelo. Los
ghouls lo miraron sin el más mínimo miedo, algo que no era necesariamente
bueno. Si hubiesen sido pobladores de túneles atacándome porque parezco
sabrosa, habrían cesado una vez hubiese demostrado no ser una presa fácil. Si
Cynthiana había logrado enseñarlos para que hicieran eso, entonces, como las
ratas, hubieran continuado viniendo hacia mí hasta que todos ellos estuviesen
muertos.
O yo lo estuviera.
No tenía tiempo para preguntarme cuál era su motivación. Tres de ellos
cubrieron la distancia entre nosotros con la rapidez propia de un guepardo.
Saqué el látigo y lo moví en círculos, enviando más corrientes en él ya que me
pareció sentir la resistencia de los cuerpos. Multitud de golpes sonaron y la
oleada de corriente eléctrica a través de mi cuerpo hizo que las ratas
abandonaran rápidamente el barco. Entonces saltaron de nuevo sobre mí, justo
a tiempo para permitirme ver que había decapitado a dos de los tres ghouls. El
tercero estaba tirado en el suelo, tratando de sacar la parte inferior de su cuerpo
del enorme tronco bajo el que estaba enterrada su parte superior.
Con un rugido, la manada restante de ellos cargó. Giré el látigo a mi
alrededor, como si fuese un lazo mortal, la corriente cortando a través de todo
lo que se atrevió a entrar en contacto con él. Dos ghouls más cayeron sin vida al
suelo uniéndose a una creciente pila de ratas, como la corriente, que subió en mí
hasta niveles que nunca antes había manifestado. Chasqueé el látigo hacia otro
ghoul que se había acercado demasiado y cayó partido en dos. La manada me
rodeó con más cautela ahora pero, por la mirada vacía de sus ojos, no tenían el
control de su voluntad. Querían seguir intentando matarme, sin importar las
consecuencias. Si no hubiese estado en una lucha a vida o muerte, me hubiera
maravillado ante el grado de poder de Cynthiana. ¡”Salpicada” de magia, mi
culo!
Otros dos ghouls cayeron en pedazos cuando sus embestidas se
encontraron con el haz blanco alrededor de sus cuellos. Sólo quedaban cuatro
para irme, y gracias a mi nueva fuerza de vampiro, mi brazo no estaba cansado.
Más ratas comenzaron a caer sobre mí, de modo que el traje de goma se rompió
en muchos sitios, y la electricidad se filtró como el agua por un colador. Los
cuerpos de los roedores crujieron bajo mis pies cuando comencé mi ofensiva,
embistiendo a los ghouls en lugar de retroceder, mi látigo acuchillando sin
piedad a través de ellos y las ratas que todavía venían hacia mí desde todas las
direcciones.
JEANIENE FROST FORO AD’ 218
luego me di cuenta de que las manos estaban calientes como un horno. Cuando
ellas apartaron mis brazos de mi cabeza, no me resistí, y cuando una bota pateó
el enjambre de ratas a mi alrededor, no dudé en sentarme a pesar del rugido
constante de las llamas.
Vlad se agachó. Exceptuando el perímetro de medio metro a nuestro
alrededor, el fuego llenaba el túnel del techo al suelo, tan fieramente que no
podía oír nada más que el crujido de las llamas. Entonces me levantó en sus
brazos y comenzó a andar a través del abrasador muro naranja y rojo.
El muro se abrió ante él como cortinas retenidas por manos invisibles.
Mientras andaba, pegué fuerte a las ratas que aún seguían encima de mí,
tirándolas hacia las llamas. En el momento en que llegó al final del túnel, donde
había una puerta cerrada, había sólo unas pocas a mi izquierda que no podía
alcanzar.
Vlad abrió la puerta, llevándome a un túnel muy reducido que podía
haber sido un pasillo de servicio abandonado. En lugar de estar lleno de llamas,
este lugar estaba lleno de gente de Vlad. Bueno, todos menos uno.
Cynthiana tenía a cuatro vampiros refrenándola, lo cual podría no haber
sido suficiente teniendo en cuenta que su verdadera fuerza reside en la magia.
Sin embargo, con una sola mirada, vi por qué Vlad no estaba preocupado de
que lanzara algún hechizo sobre sus hombres. Ella no podía pronunciar una
palabra. Su boca estaba tan llena de plata que algunos fragmentos sobresalían
de sus mejillas.
―¿Dónde conseguiste esa broma? ―pregunté.
Él me dejó en el suelo, mandando lejos a las ratas que se aferraban a mi
espalda antes de aplastarlas bajo sus pies.
―Fundí algunos cuchillos de plata juntos y se los metí en la boca.
A veces, adoro su lado oscuro.
―¿Por qué no esperaste en la estación de Crangasi? ―me preguntó,
agarrando mis hombros ahora que todas las ratas se habían ido.
―Ordenó a los pasajeros que me atacaran y entonces uno de ellos rompió
mi micrófono. No podía decirte qué camino había tomado así que la seguí.
―¿Por qué? ―preguntó con aún más énfasis.
Parpadeé.
―Porque ella estaba huyendo.
Su agarre se apretó mientras una ola de frustración y otra, la emoción
más fuerte se apoderó de mí.
―Cuando me enteré de que los ghouls iban por ti, lo único que me
importó fue llegar a tiempo. ¿Cuántas veces tengo que decirte que significas
más para mí que la venganza? Puedo vivir sin derrotar a mis enemigos, pero no
puedo vivir sin ti.
JEANIENE FROST FORO AD’ 220
Capítulo 46
Algunos de los hombres de Vlad se quedaron atrás para asegurarse de
que ninguno de los ghouls que sobrevivieron al fuego se encaminaran a las
estaciones del metro y trataran de comerse a los viajeros inocentes. El resto de
nosotros regresó a su casa a través de helicópteros. Tan pronto como
aterrizamos, lo seguí y al séquito de guardias de Cynthiana hacia la mazmorra.
Después de ser cubierta por ratas suficientes para provocarme pesadillas
estridentes, podía desear una ducha más intensamente de lo que Midas había
codiciado el oro, pero estaba viendo esto pasar.
Vlad ordenó encadenar a Cynthiana al enorme monolito de piedra.
Luego hizo traer a Shrapnel desde el otro lado de la mazmorra para ser
amarrado a su lado. Él había hecho todo lo posible para matarme, pero no
podía dejar de sentir una punzada de compasión ante el dolor en su expresión
cuando la vio. Cynthiana, por otra parte, no parecía estar en absoluto molesta
por la situación de su amante. De hecho, su mirada pasó por encima de él de
una manera que sólo podía ser descrita como molesta.
―Realmente él fue sólo un peón para ti, ¿no es verdad? ―le pregunté con
repugnancia.
No respondió, por supuesto. A pesar de ser capturada, amordazada con
plata y enfrentar un futuro verdaderamente horrible, Cynthiana no estaba
acobardada. Su mirada pasó sobre mí de la forma que las mujeres
perfeccionaron cuando querían arrasar tu autoestima sin decir una palabra, sin
embargo, todo lo que hice fue sonreír lo suficientemente amplio para mostrar
mis nuevos colmillos. Podía estar cubierta de mugre, sangre y pelo de rata, pero
un vampiro de siglos de antigüedad no tenía nada que ver con las miradas de
menosprecio que había recibido mientras asistía a la escuela secundaria con una
zigzagueante cicatriz, una cojera y la capacidad creciente de golpear a cualquier
persona que me tocaba.
―¿Te dije que fue un placer verte otra vez? ―casi ronroneé―. Aunque tú
no recuerdas la primera vez que nos conocimos, ¿verdad?
La mirada que Vlad me disparó era casi tan sorprendida como la de ella.
Luego se acercó a Cynthiana, arrancando la plata de su boca.
―Si pronuncias una palabra de magia, te llenaré con suficiente plata para
volverte loca antes del amanecer.
Cynthiana miró a Vlad durante un largo y silencioso momento antes de
mirar hacia mí despectivamente.
―No sé de qué estás hablando, querida. Nunca te he visto antes de esta
noche.
JEANIENE FROST FORO AD’ 222
¿Por qué Vlad pensaría eso? Cada mensaje que Cynthiana envió a
Shrapnel después del atentado había sido demandándole que me matara.
Entonces recordé lo que dijo Hannibal después de que me había
secuestrado. Eres tres veces más valiosa viva. Muerta era la única manera en que
Cynthiana me quería, así que Vlad estaba en lo cierto.
Alguien más había estado tirando de sus cadenas al menos parte del
tiempo.
Ella me miró. Con el odio puro que esperaba en su mirada; el miedo, no
lo esperaba. Después de la amenaza de Vlad, ¿por qué tendría miedo de mí? Yo
ya había hecho todo lo que podía, aunque averiguar su peor pecado había
revelado sólo repugnante información, inútil…
―Vlad, espera ―dije, algo acerca de esa sala de piedra persistiendo en mi
memoria―. Shrapnel te dijo todo lo que sabía acerca de mis habilidades ―dije
lentamente, la idea aún formándose en mi mente―, pero tú sabes más, ¿verdad?
Como, por ejemplo, mi capacidad para sentir las esencias de otras personas en
la piel de alguien más.
Su mirada se amplió mientras su aroma cambiaba a un aroma
asquerosamente dulce. Sabía lo que era eso. Lo había olido por toda esta
mazmorra. Era el olor del miedo.
Vlad lo notó, también. Su expresión cambió, los rasgos cincelados
cambiando de helada amabilidad a granito esculpido.
―¿Quién es él?
Tres palabras suaves que lograron ser llenadas con toda la amenaza de
un millar de gritos amenazantes.
Me quedé mirando a Cynthiana, midiendo los picos de odio y miedo en
su mirada mientras me acercaba.
―¿Sabes qué acerté a escuchar la primera vez que me vinculé a ti? Le
dijiste a Shrapnel, “Lo que sea que ella pueda haber valido para él viva, es menos
peligrosa para nosotros muerta”. ―Dejé escapar una breve carcajada―. En ese
momento, Shrapnel pensó que el “él” era Vlad, pero realmente querías decir tu
nuevo protector, ¿no es así? Él estaba interesado en mí y ya tenías dentro la
pista.
Entonces miré a Shrapnel.
―Cynthiana volvió a entrar en tu vida justo para el tiempo en que yo
entré a la de Vlad, ¿no es así?
El dolor arrugó su rostro, pero Shrapnel no dijo nada. Tal vez todavía
estaba tratando de protegerla. Lo más probable es que estaba bajo los efectos de
un hechizo. Tal vez no había traicionado a Vlad o tratado de matarme por su
propia voluntad.
JEANIENE FROST FORO AD’ 224
Alguien que la amaba había dejado una huella en su frente, y con una
punzada, reconocí la esencia de Shrapnel.
Seguí, al no encontrar nada más en la parte superior de su cuerpo. Había
llegado a su muñeca izquierda cuando lo sentí. Un hilo con una esencia muy
familiar, hecha por alguien tocándola con la suficiente amenaza para dejar una
huella permanente en su piel.
Dejé caer mi mano y abrí los ojos.
―Es él ―dije, simplemente, cuando encontré la mirada de Vlad.
Sus ojos parecían a punto de estallar en llamas verdes y un flujo de lava
de ira se vertió sobre mis emociones.
―¿Qué debo hacer para matar a ese hombre? ―murmuró él.
Entonces soltó a Cynthiana. Para el momento en que se movió a la parte
delantera del poste, su atronadora expresión había cambiado a una encantadora
sonrisa y ese flujo de lava de rabia a un glaciar de determinación.
―Cuéntame cómo conspiraste con Mihaly Szilagyi, y puedes comenzar
con cómo demonios se las arregló para sobrevivir a esa explosión.
―Creo que sé la respuesta ―le dije, mirando a Cynthiana sin piedad―.
Quema algo en ella.
Ambas piernas fueron pasto de las llamas. Ella gritó, retorciéndose en
sus ataduras.
Shrapnel comenzó a gritar también, suplicándole a Vlad que se
detuviera. Él no lo hizo hasta que todo, desde sus muslos hacia abajo, estaba
cubierto de carne carbonizada y ennegrecida.
Mientras yo observaba a Cynthiana empezar a curar con sólo las
capacidades regulares que todos los vampiros tenían, la pieza final del
rompecabezas cayó en su lugar.
―Tú no trabajaste ese hechizo contra fuego para ti misma. Lo hiciste para
Mihaly Szilagyi, el único vampiro que era a la vez tan fuerte como Vlad y tan
comprometido a hacerle daño como tú lo estabas. ―Mi mirada se volvió hacia
Vlad―. Ese es el por qué él no dudó en desencadenar esa explosión cuando lo
habías atrapado en la montaña. Sabía que si lo encontrabas ahí, la única forma
en que saldría con vida era si pensabas que estaba muerto. Al igual que lo hizo
hace siglos.
―El truco más grande que el diablo alguna vez sacó fue convencer al
mundo de que él no existía ―murmuró Vlad, sonando como si lo estuviera
citando de memoria. Luego sonrió a Cynthiana―. Ahora, querida ―dijo en su
tono más cordial―. Vas a decirme dónde está.
JEANIENE FROST FORO AD’ 226
***
7 Cat en ingles significa gato o también se utiliza como diminutivo para el nombre de Catherine.
JEANIENE FROST FORO AD’ 230
Unos ojos tan oscuros que parecían casi negros se encontraron con los
míos. Una vez que lo hicieron, mi diversión se convirtió en una apreciación
femenina primaria. Las mejillas de Bones estaban rojas lo que acentuaba el color
de su piel sin defectos, los rasgos cincelados y su sensual boca llena. Entonces se
quitó su abrigo, revelando una camisa índigo que se aferraba a sus músculos
como si disfrutara de ellos. Los jeans negros estaban ajustados en todos los
lugares correctos, destacando el estómago tenso, muslos fuertes y un culo que
podría funcionar como una obra de arte. Cuando regresé mi mirada de nuevo a
su cara, su leve sonrisa se había convertido en una de complicidad. Más
emociones envolvieron mi subconsciente mientras su aroma, una rica mezcla de
especias, almizcle y azúcar quemada, llenaba la habitación.
―¿Me extrañabas, Gatita?
No sé cómo se las arregló para hacer que la pregunta sonara indecente,
pero lo hizo. Habría dicho que el acento inglés ayudaba, pero sus mejores
amigos eran ingleses y sus voces nunca convertían mi interior en gelatina.
―Sí ―le contesté, levantándome y acercándome a él.
Él me miró, sin moverse cuando lentamente deslicé mis manos para
entrelazarlas detrás de su cuello. Tenía que ponerme de puntillas para hacerlo,
pero eso estaba bien. Esto nos acercó, y la sensación dura de su cuerpo era casi
tan embriagadora como los remolinos del deseo que se enrollaban alrededor de
mis emociones. Me encantaba poder sentir sus emociones como si fueran mías.
Si me hubiera dado cuenta de que eso era uno de los beneficios que obtenía de
convertirme en un vampiro completo, podría haber actualizado mi status de
mestiza años atrás. Después bajó su cabeza, pero antes de que sus labios
rozaran los míos, le di la espalda.
―No hasta que tú también digas que me has extrañado ―bromeé.
En respuesta, me tomó, su agarre con demasiada facilidad sometió mis
luchas simuladas. El suave cuero toco mi espalda cuando me puso sobre el sofá,
su cuerpo era una barrera que no quería desplazar. Sus manos se asentaron
alrededor de mi cara, sosteniéndome con posesividad cuando un verde llenó
sus iris y unos colmillos se deslizaron de sus dientes.
Mis propios colmillos se alargaron en respuesta, presionando contra los
labios que separé con anticipación. Su cabeza se inclinó, pero sólo rozó su boca
sobre la mía con una caricia fugaz antes de reírse.
―Dos son los que pueden gastar bromas, cariño.
Empecé a luchar en serio, lo que sólo hizo que su risa fuera más
profunda. Mi recuento alto de muertes me había hecho ganar el apodo de la
Red Reaper en el mundo de los no-muertos, pero incluso antes de los
sorprendentes nuevos poderes de Bones, no había sido capaz de vencerle. Toda
JEANIENE FROST FORO AD’ 231
mi pelea solo hizo que se frotara contra mí de la manera más erótica, por lo cual
continúe haciéndolo.
La cremallera de mi sudadera se corrió hasta bajo sin que sus manos se
movieran de mi cabeza. Mi ropa representaba la mayor parte de la práctica con
su telequinesis incipiente. Después el cierre frontal de mi sujetador se abrió,
dejando al descubierto la mayor parte de mis pechos. Su risa se convirtió en un
gruñido que envió deliciosos estremecimientos a través de mí, endureciendo
mis pezones. Pero cuando los botones de su camisa índigo se abrieron, su color
me recordó los ojos de Tate, y las noticias que tenía que decirle.
―Algo pasa ―le dije en un suspiro.
Los dientes blancos brillaron antes de que Bones bajara su boca a mi
pecho.
―Cuan cliché, pero es cierto, no obstante.
La parte más vil de mí me susurró que podía aplazar esta conversación
durante una hora más o menos, pero la preocupación por mis amigos tiró eso
abajo. Me di una sacudida mental y tomé un puñado de rizos castaño oscuro de
Bones, tirando de su cabeza hacia arriba.
―Lo digo en serio. Don vino y me transmitió cierta información que
puede ser inquietante.
Pareció tomar un segundo para que las palabras penetraran, pero luego
levantó las cejas.
―¿Después de tanto tiempo, por fin te ha dicho lo que ha estado
ocultando sobre Madigan?
―No, no lo hizo ―le dije, sacudiendo mi cabeza esta vez de verdad―.
Quería decirme que Tate y los otros no han regresado a casa en más de tres
semanas. Traté de llamarlos a sus celulares y sólo obtengo correos de voz. En
realidad, eso me distrajo de presionar a Don sobre su pasado con Madigan.
Bones resopló, la breve bocanada aterrizó en el valle sensible entre mis
pechos.
―Bastardo inteligente sabía que lo haría. Dudo que haya sido una
casualidad el que te diera esa información mientras yo estaba fuera.
Ahora que la preocupación por mis amigos no ocupaba toda mi mente,
también dudaba que hubiera sido una casualidad. Don había estado en mi casa
lo suficiente como para saber que Bones salía un par de horas cada pocos días
para alimentarse. Yo no iba con él debido a que mis necesidades nutricionales
recaían en alguien más. Interiormente me maldije. Averiguar si mis amigos
estaban bien seguía siendo de suma importancia, pero también lo era descubrir
lo que Don sabía de Madigan. Debía ser colosal para mi tío mantenerlo en
secreto, incluso cuando nosotros no nos habíamos hablado por meses como
resultado de ello. Después de todo, no es solo que yo fuera la única familia que
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Don había dejado, sino que como un vampiro, también era una de las pocas
personas que podía verlo en su nuevo estado fantasmal.
―Nos encargaremos de mi tío después ―dije, empujando a Bones lejos
con un suspiro de pesar―. En este momento, tenemos que encontrar una
manera de entrar a mi antiguo complejo que no implique acabar con los dos
dentro de una celda de la cárcel de vampiros.
JEANIENE FROST FORO AD’ 233
AGRADECIMIENTOS
TRADUCCION EN
FORO AD’
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–NIGHT PRINCE-