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LOS BARONES DEL ESTAÑO

Introducción.
Cuando se fundó la República la minería de la plata atravesaba por una profunda crisis,
minas abandonadas y otras inundadas. Potosí había dejado de ser un imán económico y
había decrecido la población, muchos de los cuales se fueron a Sucre. En aquellos años el
principal producto era la plata convertida en moneda sufría la ausencia de circulante,
razón por la que exportaba sus monedas de plata. Fue durante el mandato del mariscal
Andrés de Santa Cruz que se empezó a acuñar la moneda feble, que tenía un menor
contenido de plata. El llamado peso fuerte tenía una ley de 10 dineros mientras que el
peso feble tenía sólo 8 dineros.
Bajo la presidencia de Melgarejo se consolidaron los mineros, fue el mazazo final al
Estado. Los Aramayo, Arce, Argandoña y compañía, que defendieron a los compradores
de tierras de comunidad recibieron nuevas concesiones y Arce, a su turno, obtuvo para
Huanchaca el permiso de exportar directamente su producción, según cuentan Klein y
Vladimir Díaz en la “Breve Historia de la Minería en “Bolivia”.
La caída del monopolio estatal era ya una fruta madura que no tardó en caer. En 1872 se
acabó con el monopolio estatal sobre la comercialización de plata y se suspendió la
emisión de la moneda flebe. La nueva era de la plata estaba por hacer su entrada en el
escenario político
El ferrocarril Antofagasta – Uyuni completado en 1889 fue festejado por la oligarquía, con
él la compañía Huanchaca daría el salto definitivo, a través de este medio se pudo elevar
los niveles de exportación.
El ferrocarril rompió la unidad mina ingenio y Huanchaca con su capacidad de extracción
de mineral incrementada, ahora estaba en condiciones de hacer envíos de gran cantidad
de mineral a menor costo llenando los vagones del tren para ser procesados
posteriormente en Chile, en la fundición de Playa Blanca en Antofagasta.
Los documentos de entonces señalan que el control estatal era tan débil que no llegaba ni
al 3% de lo que se sacaba el impuesto que se pagaba. Parece que la historia no cambió
mucho, porque de acuerdo con la versión de Vladimir Díaz, las grandes cooperativas no
aportan más del 9% por concepto de impuestos, lo que abre un gran interrogante y dará
una razón a los que piden nacionalización, aunque muchos de ellos no saben si este es un
paso al frente en terreno seguro o al borde del precipicio.
Simón Iturri Patiño.
Simón Iturri Patiño, nació en Santibañez, Cochabamba, en junio del año 1860, hijo de
Eugenio Iturri, inmigrante del País Vasco, y de su esposa María Patiño, nacida en
Cochabamba.
Trabajó como administrativo en la Compañía Minera Huanchaca antes de mudarse a
Oruro, donde fue empleado de la firma comercial HermannFricke y Cia. Se trasladó a

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trabajar a la mina Huanchaca de Aniceto Arce, trabajando allí por algunos años, como
laborero.
Se casó con Albina Rodríguez Ocampo en Oruro en 1889 y tuvieron tres hijas, Graziella,
Elena y Luzmilla y dos varones, René y Antenor.
Su fortuna comenzó con el descubrimiento de una veta sumamente rica el año 1900, en la
mina La Salvadora, en el cerro Llallagua (Departamento de Potosí). En los años siguientes
fue adquiriendo otras minas y su fortuna creció vertiginosamente. Alrededor de 1910 había
formado un complejo minero poderoso con las minas de Llallagua, Catavi, Uncía y
Huanuni, entre otras. Además, para transportar minerales desde sus minas construyó el
Ferrocarril Machacamarca Uncía en 1911.
Patiño fue adquiriendo intereses de mineros chilenos en minas bolivianas mediante
compras secretas en la bolsa de valores de Santiago (Chile). Una vez que logró adquirir la
mayoría de las acciones de la Compañía Estañífera de Llallagua, hasta entonces en
manos de capitalistas chilenos, se sintió orgulloso de “nacionalizar” la minería boliviana.
En julio de 1924 consolidó sus intereses en la Patiño Mines and EnterprisesConsolidated,
Inc. que registró en Delaware, Estados Unidos. En ella agrupó a la Compañía
EstañíferaLlallagua, La Salvadora y el citado ferrocarril.
El hecho más importante de la historia de la minería de Bolivia antes de la revolución del
1952, fue la compra por parte de Patiño de la fundidora inglesa Williams Harvey & Co. con
sede en Liverpool, que controlaba un cuarto de los negocios de fundidoras y refinerías en
el mundo.
También adquirió minas en Malasia. El caso de Patiño es poco común, porque los
magnates sudamericanos raramente buscaron una integración vertical de sus intereses.
Esta integración le permitió desempeñar un papel clave en la conformación del Comité
Internacional del Estaño, que fue el primer cartel que intentó controlar el precio de una
materia prima. Con tal motivo, fue conocido como El Rey del Estaño. En los años 1940 se
encontraba entre los hombres más ricos del mundo.
Durante la Gran Depresión de 1929 jugó un papel importante en fundar el Comité
Internacional de Estaño para regular la oferta de estaño e intentar proteger su precio.
En 1906, Patiño fundó el Banco Mercantil en Bolivia, que sigue existiendo, si bien no está
relacionado a los intereses de sus herederos.
Patiño, junto a Mauricio Hochschild y Carlos Víctor Aramayo, fueron conocidos como los
barones del estaño y tuvieron una gran influencia política en Bolivia hasta la Revolución
Nacional de 1952, que nacionalizó las empresas mineras.
Los herederos de Patiño crearon la Fundación Patiño que se dedica a labores culturales y
beca a estudiantes bolivianos para seguir estudios universitarios en Suiza y Bolivia. La
fundación está a cargo del Palacio de Portales, una mansión que Patiño hizo construir en
Cochabamba que tardó en construir 15 años en la que pensaba descansar sus últimos
días, pero murió en el viaje, ahora es utilizada para reuniones y abierta al público. La

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fundación también está a cargo de Villa Albina, una vivienda señorial en Pairumani,
construida por Patiño para su esposa. Los esposos Patiño están enterrados en Pairumani.
La minería en el Presente.
“San Cristóbal, SinchiWayra y Manquiri, las tres empresas conjuntamente son
responsables de más de la mitad de la producción y exportación nacional de minerales; en
cambio, la Corporación Minera de Bolivia, que aglutina a empresas estatales, es
responsable del 9% de las exportaciones y en los últimos años no superó la barrera del
10%”, precisó Díaz.
La minera boliviana SinchiWayra, filial de la suiza Glencore, opera cinco minas en las
regiones de Oruro y Potosí, explotando principalmente estaño, plata, plomo y zinc.
Administra las minas Porco y Colquiri en contrato de arrendamiento, y Bolívar bajo
contrato de riesgo compartido con la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol).
Según sus datos su capacidad de producción es 205.000Mt concentrado de zinc;
15.000Mt de concentrado de plomo; y 6.000Mt de concentrado de estaño.
En tanto, la empresa minera Manquiri, subsidiaria de Couer d’Alene Mines Corporation
viene desarrollando en Potosí la operación minera “San Bartolomé” donde tiene previsto
invertir 220 millones de dólares.
San Bartolomé está orientado a la producción de lingotes de plata a partir de la remoción y
procesamiento metalúrgico de pallacos, sucus, desmontes y otros materiales superficiales
que se encuentran depositados en las laderas y periferia del Cerro Rico de Potosí.
Finalmente, la mina San Cristóbal dependiente de Sumitomo es una empresa productora
de concentrados de zinc-plata y plomo-plata. Realiza una operación a cielo abierto que
utiliza equipo y maquinaria de última generación, usando el método de análisis del cono
flotante. La planta concentradora procesa 40 mil toneladas de mena por día y cada
jornada se debe remover de la mina aproximadamente 150 mil toneladas de roca para
satisfacer la demanda de producción.
La mena extraída es transportada a la planta de trituración en camiones con una
capacidad de 200 toneladas. Una vez triturada la mena es llevada por medio de una
correa transportadora hasta la planta de concentración
Conclusión.
La historia de la minería en Bolivia es la historia misma del país. De sus entrañas salieron
y siguen saliendo toneladas de plata, estaño y zinc, entre otros minerales, que han
terminado por favorecer a determinadas personas o grupos, mientras el Estado intenta
recuperar aquellas vacas flacas, tras el pedido de los mineros que acuden al grito de la
nacionalización, para buscar mejores condiciones de vida.
Los Arce, Argandoña y Aramayo cedieron el bastón de mando a los Patiño, Hoschild y
Aramayo, nombres tan repetidos en la escuela que el hombre común los repite
mnemotécnicamente en ese orden. Hoy los nombres y apellidos cambiaron por los de

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empresas: Manquiri, SinchiWayra y San Cristóbal, que seguramente se repetirán con la
misma facilidad con el paso de los años.

“Si antes los minerales se llevaban en carretas y mulas, ahora se los llevan en vagones.
Parece que no hay un buen control o el registro está en manos de los técnicos, la mayoría
extranjeros que saben cuándo y cómo sacar esos minerales, mientras la mano de obra es
de los bolivianos y nosotros somos los testigos mudos”, nos narraba un maestro de una
escuela de Uyuni, en ocasión de una visita fugaz que hicimos por aquel lugar.

Bibliografía:
Ernesto Murillo, El Diario, La Paz,18/06/2012-10:25
https://es.wikipedia.org/wiki/Sim%C3%B3n_Iturri_Pati%C3%B1o
https://www.monografias.com/sign-up

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