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Manioshu Coleccion para Diez Mil Generaciones Ed Antonio Cabezas PDF
Manioshu Coleccion para Diez Mil Generaciones Ed Antonio Cabezas PDF
poesía Hiperión
MANIOSHU
Colección para diez mil generaciones
Tradu cción, presentación y notas de
A n ton io Cabezas G arcía
i
Hiperión
poesía H ipcrión
Colección d irigid a p o r Jesús M unárrix
Diseño gráfico: E q u ip o 109
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' Las p ala b ras japonesas que aparecen en este libro léanse
com o si se tratara de vocablos castellanos. L a com binación SH ,
com o en inglés. La W, com o en W ashington.
7
cadencia no m uy d iferen te de la cueca larga chilena, ese
ritm o que en ocasiones m anipuló el in m ortal N eruda. El
M a n ios h u contiene unas 260 odas.
La tonada es una sexteta en 5-7-7-5-7-7, de fu erte sabor
popu lar, y m uy escasa, ya que sólo perduran unas 60.
La sexteta búdica es llam ada en japonés literalm en te
« P ie de B u d a », pero no vo y a dem orarm e en ex p lica r por
qué. Se trata de una sexteta en 5-7-5-7-7-7, aún más insó
lita que la tonada: sólo se han con servad o 21, una de ellas
en el Manioshu.
Esta co lección contiene un solo eje m p la r de «r e n g a »,
tanka cuya terceta inicial es ob ra de un poeta y el rem ate
de o tro distin to. La renga alcanzó gran popu laridad en el
siglo X I V , dando origen al jaiku , que con la tanka fo rm a
el dúo de m ódu los m étricos típicos de la lírica japonesa.
S ob re el ja ik u hay en castellano un m agistral estu dio del
p ro fe s o r de F ilo lo g ía en S evilla, Fernando R o d ríg u ez I z
q u ierd o { E l haiku japonés, Ed. G uadarram a, M adrid,
1972). T am bién es trascendental la traducción que el gran
poeta azteca O cta vio Paz hizo con E ik ich i Jaiashiia de la
ob ra de M átsuo Basho Sendas de O ku (B arrai, B arcelona,
1970). M ucho ha hablado de la renga, y dado m ucho que
hablár, el gran O ctavio Paz, llegan do a escrib ir rengas
p o líglo ta s al alim ón con poetas gabachos y gringos.
En conclusión: aun tratándose en su m ayoría de pie
zas breves, el M a niosh u no deja de ser m onum ental.
Antigüedad
Valor
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ni fabu larios m oralizantes, ni un m ero eflu v io ante la
noche estrellad a.l Sus tres grandes temas son el am or, la
sociedad h is tó ric a con sus lealtades y elegías y la natu
raleza. A m or, am istad, ám bito. N o faltan, con todo, algu
nos poem as de tem a insólito: jácaras, baladas, odas cen
sorias, a d m o n ic io n e s !..
Cuando el M a n ios h u roza los temas históricos, se re
quiere muy poca erudición para com p ren d er esos poem as
m ilenarios, sus alusiones, connotaciones v su supuesta
y cacareada im pen etrab ilidad.
Para a p rec ia r los poem as dedicados a la naturaleza,
se precisan to d a vía m enos datos de to p o g ra fía local, flora
o fauna. Quien más, quien m enos, los actuales hispano
hablantes han vis to en la p a n ta lla 'o en fotos, serigrafías,
porcelanas y dem ás virgu erías para las que los japoneses
se pintan solos, cóm o es la naturaleza japonesa. A pie de
página se dará en cada caso un b revísim o glosario de flo ra
exótica, y basta y sobra.
Él tem a a m o ro so pide aún m enos explicaciones. Se
podría a d ve rtir: que las m isivas am orosas iban en verso;
que en buena superstición el estorn udo repentino, el esco
zor de las cejas o el espontáneo a flo ja rse de fajas o ceñi
dores le indicaban a la m u jer cóm o algún apuesto galán
pensaba en ella; que tocar la hem erocálide o flo r del o lv i
do p rovocaba el o lv id a r y ser olv id a d o del am ante; que el
declarar el p ro p io nom bre im plicaba para la muchacha
acéptar los avances del varón; que siendo las poblaciones
pequeñas y sus vecinos im pertinentes curiosos, se im p o
nía el sigilo en las citas nocturnas ν la discreción en las
conversaciones. Y poco más. L o dem ás lo dicen los poetas.
Democratismo
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M a n i o s h u *, publicada en 1940, en plena época m ilitarista,
no vacilaba en señalar el espíritu d em ocrá tico que im p reg
na la an tología. Se incluyen poem as de la fa m ilia im perial
al lado de otros populares y anónim os. L o que contaba
era el va lo r de la lírica en sí, y no el nom b re o la clase
social del autor, que es co m o debe ser.
El M a niosh u es la vo z lírica de todo el pueblo japonés
en la edad en que se gestaba su nacionalidad.
M odernidad
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m ism o tiem po despliega su m ayor o r ig in a lid a d »6. A con
tinuación W a ley citaba varios ejem p los, dos de los cuales
presento aquí en la versión inglesa del p ro p io W a ley y en
la española m ía:
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C riterios de traducción
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Véase una m uestra de la traducción de Petit y José
Luis M artínez, seguida de la versión mía del m ism o
poema:
En el m ar de los cielos E n el m a r del c ie lo
sobre olas de nubes c o n olas de nubes
la barca de la luna boga la luna
parece que navega a un b o s q u e de e stre lla s
entre un bosqu e de estrellas. v en ellas se e n c u b re .
Ambientación histórica
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Sin em bargo, ord in aria m en te descollaba algún clan
prepotente, que acaparaba el p oder efec tiv o influ yen do
de un m odo especial sobre la volu ntad im perial, y situán
dose, p o r tanto, en una posición interm edia en tre el sobe
rano y los dem ás señores feudales. Estos luchaban a
veces en tre sí p o r in crem en tar su poderío.
N o faltaban escarceos expansionistas, y se sabe que
la em p era triz Yingu, allá p o r el caligin oso año 200, había
organ iza d o una exped ición con qu istadora contra Corea.
Durante varios siglos la C orte japonesa con servó cierta
soberanía o p ro tec to ra d o sobre algunos pequeños reinos
o territo rio s al sur de la península coreana.
El año 405 em pezó a estudiarse la escritura china, a
través de eru ditos coreanos. Pero el p rim er lib ro japonés
tardaría aún trescientos años en aparecer.
En 550 el rey de Kudara, pequeño rein o del sur de
Corea, en vió a bonzos que p redicaron el bu dism o en el
país. Era una religión oriu nda de la rem ota India, desde
donde llegaba al Japón en un trip le salto: a China, a Co
rea, a Japón. El shintoism o o shinto, la relig ió n ancestral
de las islas, cuyo p o n tífice m áxim o era el p ro p io em pe
rador, en con tró con el bu dism o un « m odus v iv e n d i» tanto
d o gm á tico co m o práctico, en tre otras razones porqu e la
religión foránea, de la que p ron to llegaron a con tarse has
ta seis sectas, aceptó co m o suyos los dioses del panteón
shintoista, declarando que eran m an ifestaciones de un
solo Buda cósm ico. En Japón el pensam iento budista
recalcaba lo e fím e ro de la existencia, el p e lig ro de los
deseos, ciertos prem ios y castigos en la u ltratu m ba (con
trasm igración del alm a hasta el d e fin itivo asentam iento
en el N irva n a ) y el respeto a los superiores.
R esp ecto a las m etafísicas y esoterism os búdicos, reba
saban p o r supuesto el ca letre de las masas populares, ya
que no de pocos adeptos, que nunca fa ltaron en el país.
El shinto, por una parte, y m irán d olo aviesam ente,
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constaba de un b a tib o rrillo de vaguedades, supersticiones
y ritu alism os: culto a los dioses (o a la divin idad, si
así se p re fie re ), rogativas y fiestas de acción de gracias
por las cosechas, ofren d a de vin o y prim eros fru tos, pu ri
ficaciones, abluciones y otras cerem onias innocuas. Pero,
por otra parte, el shinto exaltaba varias ideas centrales
m agníficas, que perdu raron y perduran: la naturaleza y
todo lo natural es bueno; hay que respetar la tradición
y los antepasados; el h om b re debe conservarse lim p io
y ob edecer al m onarca.
De no h aber recib id o la in filtración , a la vez ilum ina
dora y contam inadora, del bu dism o, los japoneses hubie
ran term in ad o p o r ser el único y fe liz pueblo sobre la faz
del glob o sin a d m itir el lib re albedrío. Aun así, y a pesar
denlas doctrin as budistas sobre culpa m oral y castigos
u ltraterrenos, el subconsciente atávico siem pre inclinó al
pueblo ja p on és a red u cir el pecado a sim ple e r r o r o lam en
table im pu reza ex terio r, si no fá cilm en te condonable, sí
exped itivam en te lustrable. ¡L ib re a lb ed río! ¿Quién se
pone a especular aquí sobre tan vid riosa cuestión?
El bu dism o llegó a ser aceptado plenam ente gracias
a la p rotección del p rín cip e Shótoku, santón, escoliasta,
mecenas, p o lític o y vision a rio, que v iv ió en trç 573 y 621,
siendo regente de la em p era triz Suiko, y contándose entre
los hom bres más grandes de la historia universal (un re
trato suyo de la época del M a niosh u aparece en los b ille
tes de diez m il yenes). En su época la penetración de la
cultura china llega a intensidad m áxim a, pues la China
de los T a n g atravesaba entonces su edad áurea. A rq u itec
turas co m o el sublim e Joriu-yi, esculturas de sesgo hindú,
artesanías de toda clase, instrum entos m usicales, plantas,
ciencia, m atem áticas, urbanización y hasta leyes se fu e
ron tom an d o del continente, siem pre adaptándose a las
condiciones y gustos de las islas.
Junto con el bu dism o penetraron de China dos siste
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mas filo s ó fic o s que in flu yeron más o menos, según épocas
y personas, sobre la m entalidad del Japón. Uno fue el con-
fu cion ism o, sistem a ético con gran énfasis sobre la piedad
filia l, la obediencia, la sinceridad y la etiqueta. H ubo em
p erad or que d efin ió en una pragm ática: «L a paz y la p ros
peridad del m undo dependen de la música y de la cere
m on ia .» O tro sistem a im p orta d o fue el taoísm o de Lao
Tse, un tanto epicúreo, im pregn ado de fábulas y duendes,
y que predicaba el retiro del m undo y la conversación
serena.
£La organ ización desorganizada de los clanes fue ter
m inada con las reform as del año 646. Los jefes del clan
dom inante, llam ado Soga, fu eron asesinados en una re
vuelta palaciega encabezada p o r el p rín cipe que luego,
ascendido al trono, se llam ó Tenyi, y por K am atari, señor
del clan Fuyiw ara. Este clan poco a poco fue ganando
ascendencia política, y desde m ediados del siglo ix se
co n virtió en dueño indiscu tible del p oder politicoTJ
ICom o efec to de las reform as, se red istrib u yeron las
tierras entre los clanes. Los Ó tom o, Saeki, Fuyiw ara,
Ishikaw a, N ak atom i, Tachibana, K i, Abe, T a y iji, Kasa,
K u m e y Osakabe — doce fa m ilia s— son los que partirán
y rep artirán el bacalao hasta el encu m bram ien to de los
Fuyiw ara. El gob iern o fue centralizado y se prescindió
de cargos políticos h ereditarios. El país fue d iv id id o en
provincias y distritos. N ob les y cortesanos recibieron ran
gos áulicos. Se tendió una red de correos. Se establecie
ron «p a s o s » o puestos de co n trol m ilita r y com ercia l en
puertos de m ontaña, ciudades m arítim as y otros lugares
estratégicos.}
[Estas reform as pasaron p o r un p eríod o de reajustes
e innovaciones entre 673 y 710, y en los cincuenta años
siguientes llegaron a su pleno asentam iento.
La época en que se com p ilab a el M a niosh u (630-760)
fue, pues, un p eríod o dinám ico, renovador, en que se via
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jaba m ucho y se adoptaban productos e ideas venidas de
China o del extra n jero, en general.l P erío d o exuberante
de un pueblo joven , calien te e im aginativo. Pu eblo fin o
y ardiente.
Al n orte del país se llevaban a cabo esporádicas op e
raciones m ilitares contra los Iezos, aborígenes que recha
zaban la hegem onía im perial, y al sur, contra la tribu
Jaia, cuyos guerreros, una vez som etidos, fu eron enviados
a la capital com o centinelas nocturnos, haciéndose fa m o
sos p o r su voz estentórea.
Hasta el año 646, año de reform as, la capital había
estado ubicada en Ásuka, en la llanura de Iam ato, que es
hoy la p rovin cia de Nara.| Iam ato, «G ran P a z», vin o en
ocasiones a denotar a tod o el país japon és.[S egú n tra d i
ción sem im itológica, el p rim er em perador, Yinm u, había
puesto su sede en la población de K ashiw ara, tam bién
situada en la vega de Iam ato. A causa de los disturbios
que acom pañaron a las reform as, la C orte se trasladó en
el año 646 a N an iw a o K uni (la actual Ósaka), donde p er
maneció nueve años. V o lv ie ro n los cortesanos cerem on io
sam ente a Ásuka, que p rob ab lem en te nunca pasó de ser
un m odesto villo rrio , y a llí aguantaron doce años viendo
nevar y vien do flo re c e r los cerezos, hasta que en 667 el
susodicho em p erad or Tenyi, m onarca núm ero 37, se tras
ladó a Om i, en la punta sur del gran lago B iw a, así llam a
do por parecerse a una «b iw a » o vihuela. Esta capital de
Omi fue destruida cinco años después, durante la lucha
entre los príncipes Ú tom o y Óama, que fueron los em pe
radores 39 y 40, adoptando, respectivam ente, los nom bres
de K obu n y de Tenm u al subir al trono. Salió vic to rio so
Tenm u, y se llevó la C orte de nuevo a Ásuka. M u erto él
y sucedido por su esposa Y itó , se d ecid ió que la nueva
sede del gob iern o pasara a Fuyiw ara, a un tiro de piedra,
y allí se m antuvo el palacio hasta la erección de Nara, en
el año 710, p o r orden de la em p eratriz Guenm ió.
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|Nara, que es actualm ente ciudad «h e rm a n a » de la im
perial T o le d o sefardita, fue ya una urbe de postín: doce
m illas cuadradas, avenidas de sauces y naranjos, dos m er
cados, docenas de tem plos y palacetes, y gran anim ación
cultural. En N ara se m an tendría el M icad o setenta y cinco
años, y era, p o r tanto, villa y co rte cuando se conclu ía la
com p ilación del Manioshu.\
ÍPara d efen d er el país de posibles incursiones del con
tinente, había en la isla m erid ion al de Kiushu una gran
base m ilita r llam ada Dazaifu, donde servían gu erreros de
tod o el país.
Se ob servará que no había inconveniente alguno en
que las princesas ocupasen el tro n o im perial. De 593 a 760
nada m enos que siete de los quince soberanos fu eron m u
jeres. Tan m al sabor d e jó la últim a, que m andó asesinar
al em p erad or a n terio r y fu e pública querendona de un
bonzo tan guapo com o bellaco, que la C orte, escarm enta
da, decid ió regirse en lo sucesivo p o r una especie de L ey
Sálica tácita e im prom u lgada.
De los 631 poetas con obras recogidas en el Manioshu,
setenta son m ujeres. \
Creencias y costumbres
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ponentes co m o el Fuyi, ríos im petuosos, rocas e x tra o rd i
narias, á rb oles o hierbas curiosas. D entro de esta catego
ría, au n q u e no se vea la relación , gozaba de especial
p rom in en cia la Alta Palabra, p ro tec to ra de tod o el país.
El sh in to, co m o los indios m esoam ericanos, atribu ía p o
deres m ágicos a la palabra. C on ocer el n om b re de una
cosa e r a com o apropiársela. De ahí que cuando la m ucha
cha c o rte ja d a revelaba el p ro p io n om b re al galán, ello
e q u iva lía a acep ta rlo com o esposo o amante.
P a ra ro g a r a los dioses, se ponían una estola, se apre
taban los hom b ros y las am plias m angas con una cinta
y, p o stra d o s de rodillas, alzaban los brazos suplicantes.
L a p u rific a c ió n se hacía golpeán dose el pecho con una
rama del arbusto cleyera 7, talism án al que se traspasaban
las im pu rezas; el sacerdote a rro ja b a la ram a al río, que
se la llevab a al m ar; la im pureza había desaparecido.
Las adivin aciones se hacían de muchas m aneras. Al
caer de la tarde se acercaban a los cam inos a o ír lo que
hablaban los itinerantes, y de ello sacaban conjeturas.
O bien se aproxim aban a paso rítm ico hacia algún g u ija
rro o pedru sco distante, y se averigu aba la suerte según
con qu é pie se pisara. Los hechiceros ponían sobre el fu e
go el caparazón de alguna tortuga, y adivinaban p o r la
fo rm a de las grietas. Tam bién se recu rría al peso de las
piedras.
Su persticiones a granel. Si yendo de cam ino el caballo
tropezaba, era señal de que los fa m iliares del via ja n te
deseaban su p ron to retorn o. Para hacer que los dioses
concedieran los deseos, o una vid a larga, colgaban lacitos
de papel de las ramas de los árboles, especialm ente de los
pinos, costu m bre que subsiste en pleno siglo xx. Para
com unicarse con los difu n tos recu rrían a b ru jos o a m e
dios, los cuales p rofería n sus m ensajes entre paroxism os.
21
En graves contingencias nacionales se indagaba de esta
fo rm a la voluntad de la diosa Am aterasu.
P o r supuesto, creían en sueños y sus interpretacion es.
Cuando se soñaba con alguien, era que el espíritu visitaba
al soñador.!
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el te jid o las flo res y hojas de diversas plantas com o la
lespedeza l0, el lirio y el m ercu ria l.!
lEn la C orte cada uno de los rangos tenía el c o lo r del
kim ono estatuido por ley. Estos rangos y colores, em p e
zando p o r los superiores, eran: sapán, escarlata, naranja,
gutagam ba, ro jo , verdiazu l y celeste, i
lAdem ás de la túnica o kim ono, se usaba co m o indu
m entaria el fa ld ón o m andil que colgaba p o r detrás, y que
era usado indistintam ente p o r varones y hem bras; las
bom bachas para los hom bres, pellizones, chales, bufan
das. La m u jer no usaba bragas, pero sí enaguas sujetas
con cinta o ceñidorl
[C om o ornam entos se llevaban collares, pulseras, cas
cabeles, peinetas de b o j, diadem as... Los siete m etales
o piedras más estim ados eran: oro, plata, lapislázuli, per
la, nácar, ágata y granate. La m u jer se recogía el pelo en
peinado alto por p rim era vez el día de los desposorios.
Las vivien d as eran de m adera, resistentes al terrem oto
hasta cierto punto, con techum bre de bálago, usando ge
neralm ente los tallos del m iscanto. En las urbes se usaban
tejas negruzcas. El tatam i, o gruesa estera tejid a con los
tallos de ciertos juncos, era todavía un lujo. Las casas
nobiliarias poseían jard in es que im itaban en m iniatura
bellos paisajes naturales: rocas, guijas, arena, cascadas,
estanques, arbustos y plantas tom aban form as irregulares
y caprichosas.
Durante los largos via jes m arítim os, algunos navios
podían a com od ar a más de cien pasajeros; pero en ríos
y lagos, así co m o en las zonas costeras de baju ra, las bar-
quichuelas se m ovían cin glan d o con pagaya o im pulsadas
con una garrocha. Los via jes p o r tierra ofrecía n d ificu l
tades por la escasez de m esones, falta de cam inos trillados
23
y la inseguridad de orien tación . «D o r m ir con hierbas p o r
a lm oh ad a» era sin ónim o de viajar.]
24
de am or. Los cu atro ú ltim os, que siguen un orden cron o
lógico de co m p osición , tienen p o r co m p ila d o r principal a
Iakam ochi, cu yo gusto era tan am p lio co m o refin ad o, ya
que escogió poem as de todas las clases sociales y de todos
los estilos; adem ás, in corp oró más de cu atrocientos p oe
mas de su p rop ia creación, volum en que representa la
décim a parte de la antología. Parece tam bién p rob ab le
que muchos de los demás libros fu eron com p ilad os por éh
T ra d u cir tod o el M anioshu parece innecesario hoy día.
De esta colección , com o del Capital, efe M arx, puede d ecir
se que es un lib ro que nadie ha leíd o de punta a rabo,
m ientras no se dem uestre lo con trario.
Los m ism os japoneses, al term in ar el b a ch illerato, no
conocen sino una veintena de piezas. Y los u niversitarios
especializados en literatu ra clásica no suelen pasar de
más de cien poem as. ¿Se pretenderá que seam os más
japoneses que los japoneses?
Se im pon e una selección. E l prob lem a estriba en el
criterio a seguir. C onozco dos selecciones, de m il poem as
cada una, hechas p o r críticos japoneses: la p rim era en
el año 1939, con o b je to de ela b o ra r la traducción inglesa
ya m encionada, y la segunda en 1979, p o r una com isión,
y para ser in corp ora d a a un lib ro sobre el M a n ios h u pu b li
cado p o r la revista literaria Bunguei-Shunyu. Estas dos
selecciones sólo se ponen de acu erdo en trescientos poe
mas. Se v'e que existe poca u nanim idad en Japón.
C onozco tam bién otras dos selecciones, de unos cu atro
cientos poem as cada una, hechas por dos em inentes c ríti
cos japoneses: la de M okich i S aito en 1938 y la de m i buen
am igo el p ro fe s o r Jirishi Tsuchijashi, de la U niversidad
Doshisha, realizada en 1978.
Pues bien, todas estas selecciones com binan el criterio
de va lor litera rio con la im portan cia histórica o p a trió ti
ca. Aunque nos lim itáram os al aspecto litera rio del asun
to, tam poco p odríam os guiarnos exclu sivam ente por el
25
ju icio japonés. Y a observaba O ctavio Paz sobre Q uevedo
que nos llam an más la atención aspectos que para sus
contem poráneos pasaban inadvertidos, m ientras que nos
dejan in d iferen tes rasgos que en el siglo xvn tenían aga
rre. Igual acontece con las preferencias literarias de los
pueblos.
La selección que aquí aparece se ha hecho después
de tradu cir unos tres m il poem as, los dos tercios del
Manioshu. En estos tres m il poem as estaban incluidos
todos los seleccionados p o r los críticos y com isiones que
acabo de m encionar, pero se añadieron otros m uchos que
se recom endaban solos. Se hizo una criba final para
quedarnos con un «c o rp u s » tan brilla n te com o d ig erib le ".
Lo escogid o se presenta con un orden p arecido al de
la traducción inglesa de 1940.
Una prim era parte presenta los poem as de autores
conocidos, proced ien d o por épocas. D entro de cada época
van p rim ero los poem as de la casa im perial, que siem pre
e je rc ió un generoso m ecenazgo sobre las letras, y de la
que siem pre surgieron excelentes poem as. Véanse com o
dign ísim o eje m p lo los cantares que el actual em p erad or
com puso para ser recitados en palacio a com ienzos de
los años 1979 y 1980:
C O L IN A CEREZOS
26
La segunda parte está dedicada a poem as anónim os.
Concluyo esta m astodóntica introdu cción confesando
que no me gustan los prólo go s largos. L íb re te Dios de
ellos, lector. « Y de los m alos ep íte to s», añadía Q uevedo.
Ei. T raductor
27
PRIMERA PARTE
Poemas de autoría establecida
P R IM E R P E R IO D O
(630-672)
31
Iam a to del em p erad or Y ó m ei; la oda a los am ores de las
m ontañas (en que T en yi alude al « a ffa ir e » N u k ad a), y las
dos tankas que escribió el p rín cipe A rim a yendo al lugar
de su ejecu ción.
E N D E C H A S A LA M U E R T E DE SU ESPO SO
M A D R IG A L A U N A JO V E N C A M P E S IN A
32
El celivisto, el país de Iam ato,
yo m ism o soy el que lo senderea,
yo m ism o soy el que lo señorea,
yo m ism o, quien te habló de su casa y su nom bre.
EG LO G A
H IM N O A IA M A T O
H ay en Ia m a to m anadas de m ontañas,
pero es la p ro c er K agu la celestial.
Cuando la subo y con tem p lo el país,
sobre la vega el hum o sube y sube,
y sobre el lago la gavia sube y sube.
Es país b ello la isla libélula,
el país de Iam a to. 2
33
EM PERAD O R T E N Y I, m onarca X X X V I I I (vivió: 626-671;
reinó: 664-671).
ODA A LO S A M O R E S DE LA S M O N T A Ñ A S
(y aludiendo a que le q u itó a su herm ano m en or Tenm u
su esposa fa vo rita , la princesa N ukada)
P A IS A J E
C A N T O DE A M O R A K A G A M I
E N D E C H A A LA M U E R T E DE SU ESPO SO
34
E L E G IA PO R SU E S PO SO CO M PUESTA A O R IL L A S
D EL LAGO DE O M I
35
ODA C O M P U E S T A C U A N D O E L E M P E R A D O R T E N Y I
M A N D O A K A M A T A R I DE F U Y IW A R A Q U E D E C ID IE S E
C U A L E R A M E JO R, S I E L C AM PO E N P R IM A V E R A O E L
C AM PO E N O T O Ñ O
R E S P U E S T A A U N P O E M A D E L P R IN C IP E IU G U E ,
S E X T O H IJ O DE T E N M U
36
ESPERAND O A T E N Y I
P R IN C IP E A R IM A (640-658)
DOS C A N T A R E S C O M P U E S T O S C A M IN O
D E L D E S T IE R R O
(Sus guardianes tenían orden de m atarlo p o r el ca m in o)
K A M A T A R I DE F U Y IW A R A
39
Pu diera decirse que Jitom aro, com o Juan Ram ón, no
es uno, sino va rios poetas: el de las coplas de am or, el de
las odas y elegías de m odu lación solem ne, pública, y el
de las odas íntim as y cantares a la naturaleza.
O tro poeta excelente de este p erío d o es K u r o jito , p re
cu rsor de A k a jito , y que escrib ió coplillas paisajísticas
m uy delicadas.
A NUKADA1
A L P A IS A J E DE IO S H I-N O (C A M P O -B U E N O )
40
Una nube azul, nube que flu ctú a
p o r M on te K ita ,
cruza las estrellas y cruza la luna. 161
E N D E C H A S A LA M U E R T E DE SU ES PO SO
A U N A A N C IA N A L L A M A D A S H II, Q U E L E C O N T A B A
C U E N T O S C U A N D O Y IT O E R A N IÑ A
LA A N C IA N A S H II L E R E S P O N D IO :
41
E N LA C O R T E DE N A N IW A (año 706)
A L U S IO N A P R IN C IP E S A M B IC IO S O S COMO
SU P R IM O O TSU
M A D R IG A L ROCOCO
C A N T A R DE P R IM A V E R A
C U A N D O U N G U A R D IA M A R IN A H IZ O UN A G Ü E R O
Y R E V E L O LOS A M O R E S S E C R E T O S E N T R E O TSU
E IS H IK A U A
42
LAM ENTO AN TES DE S E R EJE C U TAD O A O R IL L A S
DEL LAGO IW A R E
A U N A JO V E N
C A N T A R C O M P U E S T O E N T R E 710-715
SU PO E M A F A V O R IT O , Q U E S O L IA C A N T A R
EN B A N Q U E T E S
43
P R IN C E S A O K U , hija de Tenm u y tam bién herm ana de m adre
del príncipe Otsu. A sus catorce años de edad
ofició com o sacerdotisa vestal en Ise durante
trece años.
Y E N D O DE IS E A L A C A P IT A L P A R A A S IS T IR A LOS
F U N E R A L E S DE O TSU
JITO M AR O DE K A K IN O M O T O (636-710) y
E L E G IA A LA S R U IN A S D E O M I
44
que cruzó el m onte de N ara verdin egra,
y que debió de haber considerado
que en la cam pestre, lejana co m o el cielo
región de Om i, de rocas y torrentes,
desde el palacio de Otsu, la de olas tiernas,
rigió el país. Dicen que estaba aquí
el gran palacio de aquel em p erad or
esclarecido; dirán que estaba aquí
su magna corte. Pero vien d o crecer
estos yerb a jos, matas de prim avera,
y la calina, niebla de prim avera,
aquí que fue ca stillo de cien piedras,
me em barga la tristeza. 29
A n tistrofa
C A N T A R E S DE V IA J E
ODA A LA C A C E R IA D E L P R IN C IP E N A G A
E N E L LAGO K A R IY I
A n tistrofas
46
DOS E L E G IA S DE D E S P E D ID A A SU E SPO SA
A n tistrofas
47
Susurran las sasas ', desasosegadas,
en tod o el m onte, y yo pienso en ella
ya tan alejada. 133
II
48
A n tistrofas
DE IO S A M I A J IT O M A R O : E N L A D E S P E D ID A
Tú m e repetías: « ¡N o m e quieras ta n to !»
Si yo supiera cuándo vu elvo a verte
¿te qu erría tanto? 140
DOS C O P L IL L A S
E L E G IA A L A M U E R T E D E L P R IN C IP E T A K E C H I
50
con nubarrones que ocu ltaron al sol,
cu briendo al m undo con tinieblas eternas.
Igual que un dios gobernaba el país
rico en arroz, por él pacificado,
el serenísim o nuestro príncipe augusto;
y dom inaba sobre la haz de la tierra,
y parecía que resplandecería
cual flo r de g ü iro 1 por mil generaciones.
R em od eló su sede principesca
en m ansión sacra; v sus vasallos fieles,
vistien do togas de gü iro inm aculado,
en cuanto el sol salía rubicundo
al im perial valle de Janiiasu,
se prosternaban com o si fueran ciervos;
y las som brías noches de belancada
el gran palacio postrados contem plaban.
Cual codorn ices vagan ya decaídos:
servir quisieran, pero servir no pueden;
cual gem idoras aves de prim avera,
su pesadum bre no había aún pesado,
su sentim iento no había aún cesado,
cuando en el valle de Kudara rem ota
fue sepultado en sepu lcro divino,
y reposó el descanso de un dios,
en tron iza d o en su palacio eterno,
sobreem in ente palacio de K in oe,
país de lienzos. Pero el palacio
de la m ontaña Kagu, que nuestro príncipe
se quiso ed ificar, y que durase
por m il generaciones, no pasará
en m il generaciones. Lo m iraré
com o el que m ira al cielo/y reverente
lo unciré a m i recuerdo co m o espléndida estola.
E L E G IA A M O R O SA
E L E G IA A LA M U E R T E D E SU ESPO SA
52
y aunque soy hom bre, lo a p rieto contra el pecho.
Y en tro en la alcoba donde do rm im os juntos,
donde están puestas nuestras dos alm ohadas,
y m e anochece tras días de hundim iento,
y m e am anece tras noches de suspiros;
con lam en tarm e no sé qué d ebo hacer;
con anhelarla no habrá fo rm a de verla.
Dicen que a llá ,e n el m onte Jagai
de grandes aves, está m i com pañera,
la que yo anhelo; y h ollan d o roquedales
me afané y vine, pero fue in fru ctu oso
porqu e m i am ada, la que creía eterna,
no aparecía ni en la más vaga som bra
donde b rilla n las gem as. 210
A n tistrofas
E L E G IA A U N H O M B R E AH O G AD O C U YO C A D A V E R
SE E N C O N T R O E N LO S A C A N T IL A D O S D E L A IS L A
DE S A M IN E , P R O V IN C IA D E S A N U K I
53
y en plena m ar bogando navegaba,
cuando sopló nubloso un vendaval,
que por la m ar se alzaban altas olas
y por la costa giraban olas blancas.
H o rib le el m ar donde pescan ballenas,
que ya el tim ón estaba por rom perse.
Acá y allá mil islas se veían,
y enderezam os a la ilustre Sam ine,
y en su a rre cife nos guareció una choza.
A llí en la playa batida por las olas,
dura alm ohada que no de blanco güiro,
en duro lecho postrado estabas tú.
Y o m ism o iría, si supiera tu casa;
tu esposa m ism a, si supiera, vendría.
Pero no sabe la senda de alabarda,
y zozobrosa esperará anhelando
tu desgraciada esposa. 220
A n tistrofa
T R E S C A N T A R E S DE V IA J E
54
En el m ar de K ei habrá buena pesca.
Salen en haces, cual jo y o s segados,
las barcas pesqueras.. 256
C A N T A R Q U E C O M PU SO S O B R E E L R IO U Y I,
V IN IE N D O DE LA P R O V IN C IA DE O M I
C A N T A R Q U E C O M PU SO E N E L LAG O DE O M I
C A N T A R E S C O M P U E S TO S V IA J A N D O A T S U K U S H I
E N D E C H A A UNA H IJA J O V E N DE J IY IK A T A ,
S E P U L T A D A E N E L M O N T E JA TSU SE
55
C A N T O S DE A M O R
C A N T A R A LO S A M O R E S E N T R E LA E S T R E L L A V E G A
(L A H IL A N D E R A ) Y E L A S T R O A S T A IR (E L B O Y E R O ),
D IR IG IE N D O S E A LA E S T R E L L A
P O E M A F IN A L , E S T A N D O E L P O E T A A LA M U E R T E
E N T IE R R A S DE IW A M I
C A N T O S DE A M O R DE LA C O L E C C IO N DE J IT O M A R O
56
figu raba el nom b re de o tro poeta) al p ro p io Jitom aro.
Siguiendo a los dos grandes críticos K eichú (1640-1701)
y M abuchi (1697-1769), la crítica decim on ón ica se inclina
ba a a trib u irlos a otros autores, d ejan do sólo unos cuan
tos al patriarca de la lírica japonesa, el cual hubiera sido
reducido a m ero co m p ila d o r y a lo más a au tor de sólo
unos cuantos cantares. P ero los argu m entos irreba tib les
aducidos recentísim am ente p o r el crítico Takeshi Ume-
ja ra devu elven la paternidad litera ria de casi todos los
poem as al p ro p io Jitom aro. In clu so no hay inconvenien te
en a trib u irle los cantos de a m o r puestos en boca de
la amada.
Más del 70 p o r 100 de los poem as de la C olección de
Jitom aro son am orosos. Sigu iendo la pauta del Manioshu,
los cla sifica m os en:
4) D iálogos am orosos.
M A D R IG A L E S D E L H O M B R E , A L U D IE N D O
A D IV E R S A S COSAS
57
Mi pecho es un m onte que una nube esconde,
pero las hojas del bosque del m onte
bien que lo conocen. 1304
58
Mi am or no es la ola que salta el rom p ien te
y retrocede.
De ti no me aparta ni la m ism a m uerte. 2434
60
E stará en su lecho, ondeante alga,
sin desnudar su b razo de güirp,
esperando en ansia. 2483
N o d o rm í p o r ti y al am anecer
pasó un lavanco: m en sajero tuyo
sería tal vez. 2491
M A D R IG A L E S D E L H O M B R E . E S T A C IO N A L E S
PRIM A V E RA
62
He pensado en ti todo un largo día
de frío y niebla; ya cerró la noche
¿N o te bastaría? 1894
OTOÑO
IN V IE R N O
63
M ira que la nieve se d errite a veces
en pleno aire, y que y o ya llevo
sin ti m uchos meses. 2333
E L E G IA S D E L H O M B R E
M A D R IG A L E S D E L H O M B R E , E S C R IT O S D E S D E
E L V IA J E
64
C A N T A R E S S E N C IL L O S , E N BOCA D E L H O M B R E
65
A la nieve blanca la d errite el sol.
Tú, que no escribes, ¿se te ha d erretid o
hasta el corazón? 1782
66
Que estar en el m undo no es más que penar,
bien que lo sé. Pero no te olvid o,
y te qu iero más. 2383
68
P o r v e r de olvid a rte, hablé con la gente.
Pero engañar, no engañé m is penas,
ni m e serené. 2845
M A D R IG A L E S E N B O CA DE LA M U JE R
70
Si vas a acotarm e sin con sid erar
las consecuencias, qu ererte no tiene
posibilidad. 2481
71
Para hacer seguro que nos enlacem os
en el fu tu ro, m e pongo mi bata,
y solita duerm o. 2853
C A N T A R E S S E N C IL L O S E N BOCA DE LA A M A D A
C O LO Q U IO A M O RO SO
72
Ella: La senda en la fé rtil Jatsuse fu rtiva
es resbaladiza: el qu ererm e puede
costarte la vida. 2511
TO N A D A S E N BOCA D E L H O M B R E
73
Y o a ti te q u iero hasta el u ltim o aliento,
pero hay tantas m iradas...
¡Ay, si yo fu era viento que vaya y venga,
cuántas veces te viera! 2359
T O N A D A S DE LA AM AD A
O TR O S PO E M A S DE LA C O LE C C IO N DE J IT O M A R O
74
¿Se orlaron los hom bres de edades antiguas
com o nosotros, desm ochando ramas
de ciprés 1 de M iw a? 1118
75
¿Es que vienen juntos in viern o y verano?
N i su abanico ni su pellizón
suelta este erm itaño. 1682
76
Sin nubes el cielo, cam ina la luna
por una noche com o belam canda.
¡Qué pena que huya! 1712
77
P O R F IA DE AM O R
EL A M A N T E
LA A M A D A
A n tistrofa, de am bos
DOS C A N T A R E S P A IS A J IS T IC O S
78
N o habiendo una nube sobre los cipreses 1
del M ikim uku, m ollizn a en los pinos
una espum a-nieve. 2314
C A N T A R A LA S R U IN A S DE O M I
PA IS A J E Y R E C U E R D O
OCHO C A N T A R E S DE V IA J E
79
Al ir orilla n d o los cabos de playa,
graznaban grullas en el lago Om i,
en ochenta calas. 273
A LO S A M IG O S
PA IS A J E
80
A LA S R U IN A S DE O M I
T R IS T E Z A
H oy que m e a lo jé b a jo la nevada
que en C am po M ei agobia miscantos \
siento triste el alma. 4016
EL G E N E R A L IS IM O
M IIU K I D E ÓTOM O, terminada la guerra de Yinshin, año 672
81
S E Ñ O R A I S H IK A W A
R E S P O N D IE N D O A L P O E M A 107 DE O TSU
A S U K U N A M A R O DE Ó TO M O
S A M I D E M I K A T A , A SU E S PO SA
R E S P U E S T A D E LA E S P O S A
82
S A M I D E M IK A T A
A SU E S PO SA
IO S A M I, E S P O S A D E J IT O M A R O
COMO R E S P U E S T A A U N PO E M A (782) DE SU ESPO SO
S E Ñ O R A IS H IK A W A
D IS F R A Z A D A DE A N C IA N A , H A B IA V IS IT A D O A
T A N U S H I DE O TO M O , D E L Q U E E S T A B A E N A M O
RAD A; P E R O E L N O SE D IO C U E N T A DE LA
E S T R A T A G E M A Y NO L E D IO A L O J A M IE N T O .
E L L A LE E S C R IB IO M AS T A R D E :
S E IS E L E G IA S
DE D IV E R S O S V A S A L L O S
LAM ENTANDO
D E L P R IN C IP E K U S A K A B E
LA M U E R T E DE SU S E Ñ O R
83
A l v e r el estanque donde él tanto iba,
en la rib era han nacido yerbas
que antes no nacían. 181
E N D E C H A S A L P R IN C IP E T A K E C H I
84
S E Ñ O R IS H IK A W A
E N S H IK A , T S U K U S H I
.S E Ñ O R T A G U C H I
E N E L CAB O K II O M I DE SU R U G A
O T A R I D E JATA
M A N ZE I D E SAM I
E L E G IA A LA M U E R T E DE T A B IT O
SEÑO R A ABE.
T R E S C A N T A R E S A SU ESPO SO
A Z U M A T O DE N A K A T O M I
UNA JOVEN D E J IT A C H I
A U M A K A I DE F U Y IW A R A ,
A L V O L V E R E S T E A LA C A P IT A L
86
M IM IC H I D E J A N IS H I
V O L V IE N D O DE T S U K U S H I A LA C A P IT A L
* IO T S U N A D E ÓTO M O ,
D E S P ID IE N D O A L S E Ñ O R D E L C L A N
M IIO R I D E O TO M O
V O L V IE N D O A V E R S E CON U N A M U JER
O I A K E M E , M U C H A C H A DE B U ZE N
87
LA J O V E N T O B IR A DE A T O
O K A M A R O D E A M A N O -IN U K A I
U N B O N Z O D E L T E M P L O G A N G Ó . Habiendo obtenido la
iluminación espiritual,
pero siendo despreciado
por la gente:
La perla blanca
de nadie es conocida.
¡Pues que no la conozcan!
Si yo con ozco
la que nadie conoce,
¡pues que no la conozcan! 1018
T E R C E R P E R IO D O
(710-733)
La época está dom inada por dos figu ras tan gigantes
cas co m o dispares: el divin o A k a jito , poeta de la d ia fa
nidad, y Okura, autor c o m p ro m etid o con los problem as
sociales. A k a jito sólo ha d ejad o 13 odas de va lo r m ed io
cre, pero sus 36 tankas son insuperables. De Okura p re
sentam os 11 odas y 33 poem itas de inm enso valor. N ad ie
más ha vu elto a tocar en toda la historia de la literatu ra
japonesa algunos de los tem as de Okura, p o r lo que algu
nos com entaristas han llegado a sospechar que fuese chino
o coreano.
En este p eríod o descuellan tam bién otros cinco gran
des poetas: tres hom bres y dos m ujeres.
T a b ito fue padre de Iakam ochi, el cual fue el co m p ila
d o r principal del Manioshu. Entre las piezas seleccionadas
figu ran sus trece «lo o re s al v in o », de fu erte epicu reism o
laotziano, y la «S a ga de las serranas pescad oras», precu r
sora de las narraciones líricas («u ta -m o n o g a ta ri»), cuyo
m áxim o exponente son los Cantares de Ise, ya traducidos
al castellano.
M ushim aro es un poeta único por sus rom ances las
civos. Tam bién es fam osísim a su balada del jo v en pes
cador Uráshim a, leyenda que fue tradu cida al castellano
p or Juan Valera.
89
K anam ura descuella p o r sus paisajes.
La Señora de Sakanoe, herm ana m enor de T a b ito
y tres veces viuda en plena juventud, ha d e ja d o seis odas
y 72 tankas de gran ternura.
Finalm ente, la Señora Kasa fue am ante de Iakam ochi,
al que le en vió casi 30 cantares, nueve de los cuales esco
gim os para esta edición.
IN P R O M P T U
C O PLA E N LA C O N C L U S IO N DE U N A L B E R G U E
IM P E R IA L
C O PLA A L C U C L IL L O
90
EM PERAD O R SHOM U, monarca X L V (vivió: 701-756; reinó:
724-749 ).
O F R E C IE N D O V IN O A T R E S IN S P E C T O R E S
G E N E R A L E S A N T E S DE QUE S A L IE S E N
A D IV E R S A S P R O V IN C IA S
A L O T O R G A R E L A P E L L ID O T A C H IB A N A
(M A N D A R IN O ) A L P R IN C IP E K A Z U R A I, QUE
H A B IA S O L IC IT A D O PA S A R A L E S TA D O
PLEBEYO
91
C O PLA DE A M O R
DOS C A N T A R E S A L A N S A R
A LA R E S ID E N C IA DE M O R O E T A C H IB A N A
A SU E S PO SO A U S E N T E
AL ANSAR
92
E N E L T E M P L O DE K Á S U G A , P ID IE N D O U N
V IA J E SE G U R O P A R A SU S O B R IN O K I I O K A N A
DE F U Y IW A R A (C IN C O A Ñ O S M A S J O V E N Q UE
E L L A ), Q U E IB A COMO E N V IA D O A C H IN A
E N D E C H A S A LA M U E R T E DE LA P R IN C E S A T O C H I
(Aunque herm anastra, tal vez esposa de T a kech i)
A K A J IT O DE IA M A B E (?-736)
93
N i en el río Ásuka la niebla se aparta
de los rem ansos, ni se difum ina
jam ás m i añoranza. 325
En Bahía N aw a se ve en lontananza
la isla de Oki, y la ronda un barco:
parece pescar. 357
94
Planté en mi ja rd ín un m oco de pavo
y se secó. Sin escarm entar
o tro m e he plantado. 384
M añana andaré p o r la b a ja m a r
de playa Akashi, en m i pecho el gozo
de acercarm e a casa. 941
96
N o m e gustaría si estuviese en flo r
días'sin cuento la flo r del cerezo
del m onte fragoso. 1425
• OKURA DE IA M A N O E (659-733)
L A M E N T O D E L P O B R E (D IA L O G O )
98
hasta la choza llega la voz de m ando
del alcaldazo con látigo en la mano.
¿Así será sin quite ni rem ed io
el cam ino del m undo? 892
A n tistrofa
PO E M A C E N S O R IO
99
A n tistrofa
E L E G IA A LA C A D U C ID A D DE L A V ID A
100
P ron to, ya viejos, arrastrando un bastón,
irán a llá y alguien saldrá con burlas,
y si acullá, serán aborrecidos.
Quien llega a v ie jo , esto es lo que le espera.
Tensa es la vida y una desilusión,
pero ¿tiene rem ed io? 804
A n tistrofa
M A D R IG A L A LO S H IJO S
A n tistrofa
T O N A D A DE LA S S IE T E F L O R E S DE O TO Ñ O
A n tistrofa
E L E G IA A L A M U E R T E DE SU H IJO F U R U JI
102
y ju stiprecian ? Mi h ijo Furuji,
el que nació a la vida cual blanca perla
de nuestras dos entrañas, por la mañana
al b rilla r el lucero, sin levantarse
del acolchado lecho ora sentado
ora brincan do ju gaba con nosotros;
y p o r la tarde cuando salía el véspero
al acostarse, tom aba nuestras m anos
y nos decía gracioso y zalam ero:
«P a p á y m am á no qu iero d o rm ir solo;
ju ntos los tres com o la sakikusa»
103
A n tistrofas
DOS E N D E C H A S A L A M U E R T E DE SU E S PO S A
E L E G IA E N B O CA DE K U M A G O R I Ó TO M O , Q U E
M U R IO A SUS D IE C IO C H O A Ñ O S DE EDAD, Y E N D O
A L A C A P IT A L
104
«A llá en mi tierra m i padre m e cuidara;
allá en m i casa m i m adre m e cu idara.»
¿Así será el cam ino del m undo?
¡Que com o un perro, ten d id o en el cam ino
acabe así m i vida! 886
A n tistrofas
E L E G IA D E D E S P E D ID A A J IR O N A R I T A Y IJ I,
L E G A D O I M P E R IA L E N V IA D O A C H IN A E L
A Ñ O 733
A n tistrofas
106
En cuanto me digan que ha llegado el barco
a N aniw atsu, iré a recibiros
m ed io enchancletado. 896
R O M A N C E DE LA E S T R E L L A H IL A N D E R A
Y E L ASTRO B O YERO
A n tistrofas
del Pastor a la H ilandera
C O PLA DE N O S T A L G IA P O R LA C A P IT A L , C O M P U E S T A
EN TSUKUSH I
C O PLA DE D E S P E D ID A DE U N B A N Q U E T E
C A N T A R E S DE D E S P E D ID A
SO LE D A D
108
E N D E C H A S A U N H U M IL D E M A R IN O L L A M A D O ARAO ,
Q UE SE O F R E C IO A IR A U N V IA J E A P E T IC IO N DE
UN A M IG O , Y M U R IO E N E L M A R
E N D E C H A A L P R IN C IP E A R IM A
E L E G IA F IN A L , E S T A N D O E L P O E T A A L A M U E R T E
109
y que «a l caballo cargado con el fa rd o
más on eroso lo azoto y so b reca rg o»,
a este m i cuerpo, que está ya en vejecid o,
ahora agobian achaques y dolencias.
Paso los días en m il lam entaciones,
paso las noches en vela suspirando;
por largos años se prolongan mis males,
meses y meses triste y tam baleando,
que en tales males más me vale la m uerte.
M o rir no qu iero ni abandonar mis niños,
tan retozones com o m oscas en m ayo;
cuando los veo, el corazón m e quema.
Qué no m e abrum an tantos padecim ien tos
que llo ro dando voces. 897
A n tistrofas
110
Aunque valgo m enos que vale un pechero
de sarga basta, quisiera v iv ir
m il años enteros. 903
L A M E N T O F IN A L
T A B IT O DE O TO M O (665-731)
LO O R E S A L V IN O
C A N T A R DE SO LE D AD
112
C A N T A R E S DE R E T O R N O A CASA
C A N T A R E S DE R E C U E R D O Y A Ñ O R A N Z A
C AD U C ID AD
R E G A L A N D O U N K O T O A F U S A S A K I F U Y IU A R A
E L K O T O , E N F IG U R A DE DONCELLA, SE APARECE
E N S U E Ñ O S Y D IC E :
113
¿Cuándo podrá ser, qué hora del día,
que quien m e entiende, en vez de alm ohada
m e dé sus rodilla s? 810
E L S O Ñ A D O R , T A B IT O , R E S P O N D E :
A L C IR U E L O
C A N T A R A Ñ O R A N D O LA C A P IT A L
C A N T A R E S A LOS C IR U E L O S
SAGA DE LA S S E R R A N A S PE S C A D O R A S E N E L R IO
114
casualm ente a unas jóven es pescadoras. Sus rostros, com o
flores, eran incom parables; sus cuerpos, resplandecientes,
eran sin par. Se arqueaban sus cejas co m o ramas de sau
ces lloron es; rojeaban sus m ejillas com o m elocotones. Su
sim patía llegaba a las nubes, y su elegancia no era de
este m undo. Les pregunté:
— ¿De dónde sois? ¿Quién es vuestro padre? ¿ N o seréis
hadas?
M e contestaron:
— Som os hijas de un pescador. N uestra choza no m ere
ce la pena de verse. N o tenem os pueblo ni casa. N o som os
dignas de decirte nuestro nom bre. Pero desde niñas nos
criam os en el agua, y dentro del corazón gustam os de las
m ontañas. Una vez, en la playa de Rakusui ', en vidiam os
el cu erpo de un pez gigantesco; otra vez nos recostam os
en los desfilad eros de F m a n y con tem plam os las nieblas
flotan do. Ahora sin pensar nos hemos en contrado con un
noble co m o tú, que va de via je. Sin pod er ocu ltar nuestra
alegría, te hemos revela d o nuestro corazón. ¿ N o quieres
darnos tu co m p rom iso hasta que se vuelvan canos nues
tros cabellos?
Y o les dije:
— Sí, sí; es un h on or hacer lo que decís.
Se ponía el sol y mi p o tro m oro estaba im paciente p o r
volver. Conque d ije:
Me contestaron:
115
Les d ije :
116
Los que p o r Tam áshim a, del río M atsura,
ven a las chicas pescando truchitas,
¡m e dan más pelusa! 863
EN TSU KU SH I
R E C O R D A N D O L A V I L L A IM P E R IA L DE IO S H IN O
E S T IV A L
DOS C A N C IO N E S DE O TO Ñ O
C A N C IO N DE IN V IE R N O
117
M U S H IM A R O D E T A K A J A S H I (com ienzos de la época de
N a ra ).
R O M A N C E DE T A M A Ñ A
A n tistrofa
R O M A N C E DE LA J O V E N D E L P U E N T E
118
¿D orm irá sola, cual fru to del m e l o j o l
Y o m ism o a ella se lo preguntaría,
si su casa supiera. 1742
A n tistrofa
R O M A N C E DE T E G O N A
119
A n tistrofa
R O M A N C E DE U N A I
120
Y a el dem orado, Unai, el o tro joven ,
m iró hacia el cielo, llo ró clam oreando,
dio un pisotón y rechinó los dientes,
d icien d o al ém ulo: «A ú n no estoy v e n c id o »;
desenvainó del h om b ro su puñal,
y los siguió, tenaz com o guanquí.
Se con vocaron los deudos y parientes,
y com o m uestra para edades futuras,
y co m o m arca para edades lejanas,
ed ific a ro n la tum ba de ella en m edio,
y dispusieron a un lado y o tro lado
las de los m ozos. De estas in form acion es
no estoy seguro, pero a voces lloré
co m o reciente duelo. 1809
A n tistrofas
B A L A D A DE U R Á S H IM A
121
Le cundió tanto que estuvo siete días,
y fue rem ando hasta el confín del m ar,
donde en con tró de una casualidad
a una doncella hija del dios del mar.
Se declararon y hubo consentim iento;
con que ju raron y fu éronse los dos
al reino eterno, en trando en el palacio
del dios del mar, y enlazadas sus manos,
vivieron ju ntos en una extraña alcoba.
N o en vejecían ni habían de m orir;
pero he aquí que cuando parecían
ser inm ortales, el jo v e n insensato
de nuestro m undo le habló a su esposa y d ijo :
«S ó lo un m om en to v o lv e r quisiera a casa,
con tarle todo a mi padre y mi m adre,
para v o lv e r mañana m ism o a qu í.»
Cuando esto d ijo , respon d ió la muchacha:
«S i v o lv e r quieres al país inm ortal,
y com o ahora v iv ir siem pre conm igo,
¡que no destapes este c o fre ja m á s !»
El p ro m e tió con grandes ju ram entos
y retorn ó a la playa Sum inoe.
M iró a su casa, pero no vio su casa.
M iró a su pueblo, pero no vio su pueblo.
Conque pensó todo m aravillado:
«¿ S e va a esfu m ar la casa y su vallado
en los tres años que de ella m e ausenté?
Tal vez con sólo a b rir esta cajita,
vo lverá a estar mi casa en su lu gar.»
Y en treabrien do el espléndido cofre,
v io que salía un hum o blanquecino
y que flo ta b a hacia el reino inm ortal.
E chó a correr, gritó, m o vió su manga,
se revolcó, pisoteó de rabia,
pero al instante p erd ió el conocim iento.
122
Su jo v en piel quedó llena de arrugas.
Su pelo negro encaneció al m om ento,
y poco a poco su alien to se cortó,
y fin alm en te quedó m uerta su vida.
En M izu noe se ven aún las ruinas
de la casa de Uráshim a. 1740
i
A n tistrofa
C A N C IO N O R G IA S T IC A
A n tistrofa
A n tistro fa
124
K A N A M U R A DE K A S A . Com ienzos de la era de N ara. De la
fam ilia de M anzei (K a s a m a ro ). Con
tem poráneo de Akajito. A com pañó
a los m onarcas en diversos viajes.
Sus o b ras fu eron com puestas entre
715-733.
DOS C A N T A R E S E N E L M O N T E S H IO T S U
D E V IA J E
R E S P U E S T A A U N P O E M A DE O TO M A R O
DE IS O N O K A M I
M A D R IG A L A U N A J O V E N Q U E E N C O N T R O E N A B R IL
DE 725 Y E N D O E L P O E T A E N E L S E Q U IT O D E L
E M P E R A D O R H A C IA LA V I L L A I M P E R IA L E N E L
V A L L E DE M IK A
125
en lontananza com o nube del cielo;
y al no p o d er hablarte una palabra,
lloraba a voces dentro del corazón.
Y a que los dioses del cielo y de la tierra
m e hicieron hoy recostarm e en tus mangas
de blando güiro y tenerte de esposa,
¡tenga esta noche la durabilidad
de cien noches de otoñ o! 546
A n tistrofas
126
P o r más que ese m onte lo acote el M icado,
y m ontaneros rondando lo guarden,
tengo que pasarlo. 950
C A N T A R E S DE A M O R A IA K A M O C H I
S U P L IC A A L D IO S O S H IJ I, T U T E L A R
DE LA F A M IL IA O TO M O
128
A n tistrofa
A L A M U E R T E DE L A M O N JA R IG A N , C O R E A N A
C A N T A R A SU SE G U N D O ESPO SO , M A R O
DE F U Y IW A R A
C A N T A R E S C R IT O A SUS T R E IN T A Y C U A TR O
O T R E I N T A Y C IN C O A Ñ O S , D E S P U E S DE
H A B E R P E R D ID O A SUS T R E S M A R ID O S
QUEJA DE A M O R
130
Que ya no vienes tú que tanto acudías,
ni ya se ve el bastón de catalpa
del m ensajero. Y aunque sin rem ed ia rlo
m e lam entaba lo que duran las noches
de belamcanda 1y hasta ponerse el sol,
el de arreboles, de nada m e servía;
y aunque anhelaba, no conocía a livio.
Con razón llam an frá g il a la m ujer,
que llo r o a voces com o una criatura,
m e in tran q u ilizo y desasosegada
espero al m ensajero. 619
A n tistrofa
C A N T O S DE A M O R
131
Cuando m e sonrías lum inosam ente
co m o la nube sobre el m onte azul,
tápalo a la gente. 688
EN UN BANQUETE
C O M P U E S T O P A R A E N V IA R S E L O A L E M P E R A D O R
JU N T O C O N U N A A R D IL L A
C A N T A R E S A L C U C L IL L O
132
A l que nunca viene p orqu e está sin tiem po,
p á ja ro cuco, ve vo lan d o y dile
lo que estoy su friendo. 1498
A U N A L E S P E D E Z A T A R D IA
C A N T A R E N SU Q U IN T A DE T A K E D A
A L A N IE V E
C A N T A R E N V IA D O A IA K A M O C H I, Q U E SE H A L L A B A
E N T IE R R A S DE K O S H I
133
C U A R T O P E R IO D O
(733-760)
135
E M P E R A T R IZ K O K E N , m onarca X L V I. V ivió: 718-770. Rei
nó dos veces, la p rim e ra vez con el
n om bre de K oken (749-758) y la se
gunda vez con el no m bre de Shóto-
ku (765-770), Iras d eponer y asesinar
a Yunnin.
V IE N D O U N « R O M P E Z A R A G U E L L E S » 1 E N
L A M A N S IO N DE N A K A M A R O DE F U Y IU A R A
S IE N D O P R IN C IP E H E R E D E R O , E N U N B A N Q U E T E
E N P A L A C IO , Y A L U D IE N D O A L A R E B E L IO N DE
N A R A M A R O T A C H IB A N A Q U E H A B IA S ID O S O M E T ID A
F A C IL M E N T E
E N IO S H IN O
136
DOS C A N T A R E S A L A L U N A
A L G R IL L O
E N IS E (año 718)
E L E G IA A L S E R S E P A R A D O DE SU E S PO S A
N o t a h is tó ric a . Aki se casó, contra las reglas, con Iak am i, una
d am a de la corte, p o r lo que fue castigado, y ella enviada sola
a su pu eblo natal.
137
P R IN C IP E IC H IJ A R A , h ijo del príncipe Aki.
E N U N B A N Q U E T E , A SU PA D R E
Las yerbas vernales se m architan luego.
Sé tú perenne, venerable am igo,
igual que el roquedo. 988
B E B IE N D O V IN O BAJO U N P IN O , E N LA C U M B R E
D E L M O N T E I K U Y I (en ero 744)
L A M E N T A N D O S E R H IJO U N IC O
E N U N B A N Q U E T E E N C ASA DE K IIO M A R O
DE N A K A T O M I (p rim a vera de 759)
OTO ÑAL
138
P R IN C E S A JIR O K A W A, hija del príncipe Kam itsum ichi
y nieta del príncipe Jozumi.
C A N T O DE A M O R
P R IM A V E R A L
139
P R IN C E S A K U M E
IA K A M O C H I DE Ó TO M O (718-785)
E L E G IA A L A M U E R T E DE LA M A D R E DE T O IO N A R I
F U Y IU A R A , H IJO P O L IT IC O D E L P O E T A
140
com o el ro cío que cae y que se esfum a,
igual que un alga que flá ccid a se abate.
¿Fue disparate que la gente publica?
¿Fue desvarío que la gente pregona?
Y aunque es ru m or/lejan o co m o el eco
noctu rno y sord o del arco de catalpa,
llo ré al o ír lo com o inundante lluvia
que nunca fin aliza. 4214
A n tistrofa
A L A C AD U C ID A D
A n tistrofas
S E Q U IA
142
m iro a lo alto y espero agua del cielo.
N im b o del cielo que se ve en las cañadas
y los tollon es de los m ontes fragosos,
álzate y llega al palacio costeño
del dios del m ar, en tolda el firm a m en to
y concédenos lluvia. 4122
O F R E C IE N D O U N R A M O DE A Z A H A R A SU A M A D A
A n tistrofas
143
M A D R IG A L
A n tistro fa
144
Cada vez que veo una clavellin a,
¡cóm o m e acuerdo de cuando sonríen
tus roja s m ejilla s! 4114
R O M A N C E DE L A D O N C E L L A U N A I
A n tistro fa
145
E X H O R T A C IO N A LA F ID E L ID A D C O N Y U G A L ,
D IR IG ID A A O K U Y I O W A R I, M O D E S TO F U N C IO
N A R IO D E L G O B IE R N O P R O V IN C IA L DE E T C H U
146
tu corazón y no le prom etiste:
« N o será siem pre tan m ala nuestra suerte;
harán los dioses del cielo y de la tierra
que p rosperem os cual flo r de p rim a vera »?
Pues ya ha llegado esa prosperidad.
L ejos, tu esposa, llora n d o, viv irá
con añoranzas y esperando estará
que tú le envíes un m en sajero tuyo.
Y tú te enhebras com o cuenta de sarta
a esa Saburu que no tiene firm eza,
com o la espum a que flu ye en el Im izu
si sopla el noto que d errite las nieves.
Y te em parejas, los dos co m o colim bos,
y p revaricas com o el fo n d o profu n d o
del m ar de N ago. Ese corazón tuyo
no tiene solución. 4106
A n tistrofas
147
C O M P U E S T O C U A N D O L A E S PO S A DE O K U Y I SE
P R E S E N T O E N LA C IU D A D S IN P R E V IO A V IS O
ODA E N U N A F IE S T A S O B R E E L LA G O F U S E
A n tistro fa
148
A L O RO D E S C U B IE R T O E N M IC H IN O K U
149
los a gració hasta que se colm aron
las apetencias de cada corazón.
150
A n tistrofas
A L M A N D A R IN O
151
resplandecientes, halagan nuestra vista.
L leg a el invierno, cuando caen las nieves,
y ni la escarcha agosta su ram aje,
verde perenne que acrecienta su lustre.
P o r tal m otivo, ¡qué bien que le han llam ado
desde la edad sagrada de los dioses
al m an darin o «fru ta l de la fragancia
y de la p erm a n en cia »! 4111
A n tistro fa
C A N T A R A LA M O SQ UETA
ODA A L C U C L IL L O
152
se oye de día y en la noche plenaria,
y se dirá una vez y otra vez
que es ave am able que conm ueve las alm as
y despierta lam entos. 4089
A n tistrofas
T R E S C A N T A R E S A L C U C L IL L O
154
y rebasando el m onte Futakam i
se fue a las nubes y d esapareció.»
Ni había allí rem ed io que cupiera,
ni ya sabía qué pudiera decir;
el corazón me quem aba de rabia
y de añoranza, y tras m uchos suspiros
pensé que acaso en con trarlo pudiera:
aquí y allí, p o r los m ontes fragosos,
planté butrones y puse centinelas.
A n tistrofas
C AN TAR AL CO RM O RAN
DOS C A N T A R E S A LA C O R T E DE -N A N IW A
A LA G L O R IA D E L G U E R R E R O
156
Un paladín, ¿va a ser evanescente?
Levan ta ré el arco de catalpa,
lanzaré dardos m ás allá de m il brazas,
m e ceñ iré la espada y el puñal,
y cru zaré ocho cum bres fragosas
sin a flo ja r el corazón ardido,
d ejan d o un n om b re que sea ren om b rad o
en eras venideras. 4164
A n tistro fa
DOS C A N T A R E S A L A D E S P E D ID A D E L G U E R R E R O
E L E G IA E N BOCA DE U N G U E R R E R O E N V IA D O
A LA F R O N TE R A
157
por tu recaudo. ¡Que vuelvas pron to y salvo! »
Con sus dos mangas enjugaba las lágrim as,
y sollozan d o me hablaban de tal form a
que era un rig o r p a rtir cual ja b a rd illo
y me atascaba, y vo lvien d o la vista,
más y más lejos m i tierra la dejaba,
más y más altos los m ontes los cruzaba.
Llegu é a N an iw a, donde se esparcen cañas,
se b otó el barco al flu jo de la tarde,
y ya al zarpar en la calm a del alba,
al tantear nuestra oportu nidad,
se alzó una brum a que cu brió los isleos,
y fue tan triste el graznar de una grulla
que record é mi casa lejos, lejos,
con un suspiro que hizo traqu etear
las flechas de mi aljaba. 4398
A n tistrofas
158
A M O N E S T A C IO N A LO S V A S A L L O S D E L C L A N Ó TO M O
159
A n tistrofas
RENGA
Y he aquí la renga:
160
SU A M A D A S A K A N O E E N V IO A IA K A M O C H I
E S T E PO E M A :
D E S D E K O S H I, IA K A M O C H I L E C O N T E S T O :
C A N T O S DE A M O R
161
¿ D orm ir sin tus brazos de alm ohada mía,
lleno el ja rd ín de nieve burbuja,
en noche tan fría ? 1663
162
Ya no d iferen cio la noche del día.
Cuando tú sueñas, ¿no se te aparecen
las entrañas mías? 716
A m í no me im porta mi reputación:
si es por tu causa, ¡que caiga m il veces
sin apelación! 732
163
Estoy tan delgad o que hasta el ceñidor
que a tu cintura le diera una vuelta
me da más de dos. 742
164
R ecu erdo la cara triste y pensativa
que m e ponías una m adrugada
a la despedida. 754
E N D E C H A S A LA M U E R T E DE SU E S PO S A
A U N T A L M U R A Y IO DE IO S H ID A , APO D AD O
E L IS H IM A R O , FAM O SO PO R SU D E L G A D E Z
E N U N A F IE S T A C A M P E S T R E
E N U N A C E N A E N CASA DE U N M IN IS T R O ,
A F IN E S DE N O V IE M B R E
166
H A C IE N D O U N R E G A LO DE V IN O A U N B O N Z O DE
N A R A Q U E H A B IA V E N ID O A V IS IT A R L O A E T C H U ,
C R U Z A N D O E L PASO DE M O N T A Ñ A L L A M A D A O L A F I-
LAD A; E N U N B A N Q U E T E A N T E S DE QU E E L B O N Z O
V O L V IE R A A N A R A
EN UN B AN Q U E TE NO CTURNO
C A N T O DE LA G A R
C A N T A R E S C O M P U E S TO S E N LA SO LE D AD
DE SU C ASA DE N A R A
167
Ya ha llegado el mes en que van de caza
los paladines, estam pando lirios
su ropa galana. 3921
E N U N A F IE S T A
E N U N A F IE S T A E N SU CASA
E N U N A F IE S T A , R E S P O N D IE N D O A L A N F IT R IO N
Q U E LO D E T E N IA D IC IE N D O L E QUE H A B IA N IE V E
E N U N A F IE S T A DE D E S P E D ID A
168
A M O R O E T A C H IB A N A
E L E G IA S E S T A N D O E N F E R M O
E N U N A F IE S T A
C U A N D O E L E M P E R A D O R L E O B S E Q U IO CON
U N A E S C O B IL L A P A R A L IM P IA R LA S CAJAS
DE LOS G U S A N O S DE SED A
E N U N A F IE S T A
E N U N B A N Q U E T E DE D E S P E D ID A
P A IS A J E S O P O E M A S A D IV E R S O S L U G A R E S
170
Juntos los caballos, ¡hala!, vam os va
a Shibutani, a ver ven ir olas
a su lim pia playa.
C A N T O S A LA N A T U R A L E Z A
172
Un b la n c o 'ro c ío hay en los m iscantos
de m i jardín. ¡Ay, quién lo ensartara
sin desb aratarlo! 1572
173
O culto en las nubes pensando en su tierra
el ánsar canta, y las golond rinas
a la suya llegan. 4144
174
El m ayor placer de la prim avera
es recorta r flo re s del ciru elo
y orlarse con ellas. 4174
176
C om o caen hoy las p rim eras nieves
de prim a vera de este nuevo año,
venturas, caed. 4516
C A N T A R E S C A M IN O D E L D E S T IE R R O
177
N o quieras pensar que en m i lejanía
pueda d e ja r de pensar en ti
de noche o de día. 3736
C A N T A R E S D E SD E E L D E S T IE R R O
178
C uclillo, yo llo ro de am ores y ausencias;
no cantes tanto a este desterrado,
que m i am or aum enta. 3781
C A N T A R E S DE D E S P E D ID A A IA K A M O R I
C A N T A R E S A IA K A M O R I, E S T A N D O E S T E
E N E L D E S T IE R R O
C A N T O S DE A M O R A IA K A M O C H I
E N V IA N D O U N R E G A L O A U N A A M IG A
M URAY I DE NAKATOM I
180
MAJITO DE TAYIJI
JIR O T S U G U D E F U Y IV A R A , E N V IA N D O F L O R E S
DEL CEREZO A UNA JOVEN
U N A H IJA D E T A M U R A D E ÓTOM O, A LA H IJ A
DE S A K A N O E
M O R O A I D E F U Y II
P O E M A C O M P U E S T O A P E T IC IO N DE LA E X
E M P E R A T R IZ G U E N S H O , A Ñ O 746
IÁ T S U K A D E F U Y IW A R A
E N U N B A N Q U E T E E N C ASA D E L P R IM E R M IN IS T R O
T A C H IB A N A , A Ñ O 752 (A S IS T IA E L E X E M P E R A D O R
S H O M U , A L C U A L SE L E D IR IG E E L P O E M A )
181
T O S H IT A R I D E IS H IK A W A
E N LA F IE S T A O T O Ñ A L DE O F R E N D A
DE LA C O SE C H A , A Ñ O 752, D U R A N T E
E L R E IN A D O DE K O K E N
M AJITO D E F U M U IA
E N LA F IE S T A DE LA S O F R E N D A S
(3 DE E N E R O DE 753)
C A N T A R E S DE A U S E N C IA C O M P U E S TO S E N D A Z A IF U
PO R D IV E R S O S G U A R D A F R O N T E R A S
M IM A R O D E W A K A -IA M A T O B E
M AM AR O D E JA SE B E
K O M AR O D E M O N O N O B E
182
OMARO DE MAROKO
JIR O M E D E T A M A -T S U K U R IB E
M ARO D E A K IN O O S A -N O -O B IT O
TO R I D E JASE BE
C H IF U M I D E O T O N E R IB E
183
MASHIMA DE MONONOBE
TAR U JITO D E JA SE B E
IS O S H IM A D E K IS A K IB E
184
SEGUNDA PARTE
Cantares anónimos
CANTARES A LA NATURALEZA
P R IM A V E R A L E S
E S T IV A L E S
188
Cuando aquel cu clillo se posó en la ram a
del m andarino, y em p ezó su canto,
cayó el azahar. 1950
¿Seré só lo yo en am oradizo?
¿ Y esa ch iqu illa con unas m ejilla s
más roja s que el lir io ? 1986
189
Ni el sol que b rilla n d o resqu ebraja el suelo
de ju n io aguoso,
seca lo que em papo lloran do p o r verlo. 1995
O TO ÑALES
190
Pienso en los m iscantos y las lespedezas
que y o veía al guardar m is cam pos
desde la cancela. 2221
IN V E R N A L E S
192
CANTARES DE AMOR
194
Y o quisiera ver con todas m is veras
a la que gana en gracilidad
a la lespedeza. 2284
196
R ecu erdo una niña de cabello co rto
p artid o en dos,
y que hierbas verdes lleva co m o adorno. 2540
197
Dicen que el qu erer se m itiga siem pre
con la presencia.
Después del encuentro, lo que hace es crecer. 2567
198
Sin h allar a livio de tanto quererte,
en m onte Unabi, el de bella estola,
ofren d é cordeles. 1335
199
/
Siento que la luna se oculte en la cim a
del Futagam i,
y estar de tus brazos lejos tantos días. 2668
200
Aunque no estuviera el guarda ju rado,
¿quién va a atraverse a toca rle al cerco
que tú has coloca d o? 402
La d e jé en terrada en m on te Jikide,
y al rec o rd a r la senda del m onte,
quisiera m orirm e. 215
201
i
P á ja ro cu clillo del bosque de Iw ase
en Kannabí:
no me cantes tanto, que crecen m is males. 1419
202
CANTARES VARIOS
203
M e te jí un paraguas corta n d o los cárices
que hay en Sakinu.
Esperando usarlo, los años transcurren. 2818
204
Jamás en m il siglos, m ientras en los cam pos
de T a k a m ato repte la pueraria,
o lv id o al M icado. 4508
207
Cuando yo m e vea cu bierto en la niebla
del m onte Fuyi,
¿en qué dirección llora ré p o r ella? 3357
208
Aunque te haga señas, jam ás te sonrojes
con el c o lo r
que en M uzashi tiene la flo r tra ctilod e 3376
210
¡Que dure tu vida hasta que los m ares
cubran la cum bre de Ona, la que cubren
las flo re s que caen. 3448
212
O rillan d o tierra, co rto yo las juncias,
y co rto juncos, pero la juncal
no m e arru lla nunca. 3499
213
C onejos en T o ia sí que levanté;
pero m e riñe la m adre 'e la niña
que nunca acosté, 3529
214
Más jo llín levanta la que no m e du erm e
que en M akuraga, en el m uelle K oga,
m eten los bueceyes. 3555
215
INDICE
Págs.
Presentación 7
Prim era Parte: P O E M A S D E A U T O R IA E S T A B L E C ID A 29
P r im e r p e r ío d o (630-672) 31
E m p e ratriz Iw a n o jim e 32
E m p e ra d o r Iú riak u 32
E m p e ra d o r Y óm ei 33
E m p eratriz K uguiok u 33
E m p e ra d o r Tenyi 34
E m peratriz Iam ato 34
Príncipe Shótoku 35
Princesa N u k a d a 35
Príncipe A rim a 37
K am atari de Fu yiw ara 37
S e g u n d o p e r ío d o (672-710) 39
E m p e ra d o r Tenm u 40
E m p eratriz Y itó 40
L a anciana Shii 41
Príncipe O m i 41
Príncipe Shiki 41
Príncipe Otsu 42
Príncipe T oneri 43
Príncipe Jozumi 43
Princesa O ku 44
Princesa Tam ochi 44
J itom aro de K akinom oto 44
K u ro jito de Takechi 79
M iiuki de ó to m o 81
O k im aro de N a g a 81
Señora Ish ik aw a 82
O tom aro de O sakabe 82
Sam i de M ikata 82
La esposa de Sam i de M ikata 82
217
Págs.
Señora Toyi de Fuki 83
Iosam i, esposa de Jitom aro 83
Señora Ishikavva 83
Seis vasallos del príncipe K usak abe 83
T a ru jito de K am o 84
Señ o r Ishikavva 85
Señ o r Taguchi 85
Otari de Jata 85
M anzei de Sam i 85
M iogun de Kon 86
Señora Abe 86
U na joven de Jitachi 86
M im ishi de Janishi 87
Iotsuna de Ótom o 87
M iiori de Ó tom o 87
O iakem e 87
T o b ira de Ato 88
O k am aro de A m ano-Inukai 88
Un bonzo del tem plo G an gó 88
T e r c e r p e r ío d o (710-733) 89
Emperatriz. Guenm ió 90
E m peratriz Guenshó 90
E m p e rad o r Shom u 91
E m peratriz K om io 92
Príncipe Takechi 93
A kajito de Iam ab e 93
O ku ra de Iam an oe 97
T abito de Ótom o 111
M ushim aru de T ak ajash i 118
K an am u ra de K asa 125
Señora de K asa 127
Señora Sakanoe 128
218
Páns.
Iak am o ri de N akatom i 177
Chigam i de Sano 179
L a hija de Sakanoe 180
Señora de Ki 180
M urayi de N akato m i 180
M a jito de Takiyi 181
Jirotsugu de F u yiw ara 181
U na hija de T am u ra de Ótom o 181
M oroai de Fuyii 181
Iátsu ka de Fu yiw ara 181
Toshitari de Ish ik aw a 182
M ajito de Fum uia 182
C antares de gu ard afron teras 182
219