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E. Gómez Carrillo
5$:
Otro ejemplo :
¡
Oh ! brisa celeste
Cierra con tu soplo las
Aberturas de las nubes
Para que la belleza de las muchachas
No se escape de la tierra.
En la cima de Taka-no-yama
A pesar de la tempestad
Amenazadora, mis versos
Perpetuarán mi memoria.
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El Alma Japonesa
di brevi sonni e gioia,
per farmi innamorata
ín fino á che non muoia?
CRUDELTA d'aMORE
Mi sonó addormentato
pensando a te. Sognato
t'lio forse per cotesto.
Stanotte ero beato,
stamani, ahimé!... son desto.
AVANTI GIORNO
COMPARAZIONE
Se la notte é maggiore,
le stelle han piü splendore;
se son meno le paci
che tumulti d'amore,
i
PREGHIERA
Fu l'esperienza d'una
notte. Non dirne alcuna
cosa, origlier, su cui
posai la testa bruna
dandomi tutti á luí.
FRAMMENTO
1
La casa de Mioua
Famosa por su sabroso sakó!
Desde por la mañana
Hagamos abrir su puerta.
¡
Olí la puerta de Mioua
Oid
Yo he pensado viendo
Las hojas caídas
Las pobres hojas caídas
Vuelven á sus ramas :
i
Ay, no son sino mariposas 1
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E. Gómez Carrillo
El Alma Japonesa
minislrativa y militar del país, cobra nuevas fuer-
zas y nuevo orgullo en los triunfos nacionales.
i^
10
E. Gómez Carrillo
no
Ei Alma Japonesa
nadas. Esto en la forma. En el fondo nada cambió
nunca, y las bellas páginas en que Tsurayuki pintó
el alma de los poetas, allá en el siglo x,
siguen
rentes.
171
E. Gómez Carriüo
existencia, ni las grandes acciones de los hombres,
parecen á los japoneses asuntos versificables. Otro
autor inglés, Aston, ha compuesto un catálogo de te-
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!
El Alma Japonesa
ííí
i
Cae suavemente,
¡ Oh ! tú lluvia de Primavera !
Es la aurora.
No duermo pensando en ella.
i
Ah cuándo terminará
!
La estación ardiente
De los amores 1
i
Ah ! si las olas blancas,
Del lejano mar de Isé,
Fueran flores
Y yo pudiera recogerlas,
¡ Qué ramillete para mi amada 1
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10.
; ,
E. Gómez Carrillo
Si tu mano
Estrechara la mía, i
i
Qué me importaría I
riquisima ;
El Alma Japonesa
La nieve cae, cae,
Y las hojas no blanquean
¡
Qué me importa convertirme
En una existencia futura
En insecto ó comadreja 1
5{í
175
!
i^
¿O la voz de mi amada?
En una rama seca
He visto un cuervo.
Esta noche tengo
'O"-
miedo.
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El Alma Japonesa
cesas se quejan, en versos de cinco y siete sílabas,
de que no todos los que fueron á la guerra hayan
regresado. « El Japón — dice deliciosamente un
viajero — es la tierra en que, á cada cambio de
estación, las palabras de los antiguos poetas,
y sus
finos y sus ingeniosos gongorismos, se
ritmos,
animan revoloteando de labio en labio. » Todos
cantan, en efecto, en esta tierra de encanto — todos
cantan y todo canta !
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