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Luis Ángel Lima López

6to cuatrimestre
Psicología social y comunitaria
“El insaciable deseo de olvidar y recuperar”

“El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que lo corrompe” -Jean Jaque
Rousseau

Me gusta esta frase porque se me hace algo paradójica, porque por un lado, un hombre
primitivo, completamente natural, si se puede decir así, no conocerá como tal el
significado que las personas hemos adoptado como bueno y malo, y que hemos ido
compartiendo y llevando generación tras generación, él simplemente irá adoptando un
estilo de vida guiado por la supervivencia, pero también es nuestra propia naturaleza, la
naturaleza del ser humano, la que nos guía a buscar pareja, a no estar solos, a
reproducirnos. Para mí esto supone un ciclo vicioso, donde pareciera que estamos
condenados a conocer tanto el amor y la felicidad, como el dolor y el sufrimiento que nos
da, casi nunca por partes iguales, el ser parte de una sociedad.

De igual forma elegí el título porque siento que representa algo similar, una paradoja.

Cuando afrontamos una pérdida, nos causa dolor, sufrimiento, nos deja un vacío, en
primera instancia nuestra respuesta es buscar el olvido de aquello que ya no tenemos,
pero al mismo tiempo estamos en constante búsqueda de estímulos que nos lo puedan
recordar, tratamos firmemente de olvidar lo que nos causa dolor, pero permanecemos en
una búsqueda insaciable por recuperarlo, teniendo la esperanza de algún día volverlo a
tener

En la película, “la invitación”, podemos ver a una sociedad llena de dolor y sufrimiento,
cada uno sufría a su manera y era atormentado por esto, una pareja en particular había
sido llevada al límite de ese sufrimiento al punto de unirse a una especie de culto, el cual
le prometía que encontraría paz, armonía y compañía en la muerte, Bauman (2008)
señala “el conocimiento de los límites puede ser estimulante en infundir energía, pero
también puede ser descorazonador y limitativo” (p. 82), podemos tomar esto en el aspecto
del sufrimiento, ¿qué tanto puede una persona soportar un sufrimiento extremo?, al punto
de aceptar cualquier otra realidad impuesta por otro, tomarla como propia, poder perder
nuestros propios ideales con tal de abandonar eso que nos causa dolor. Esta pareja en
cuestión manda una invitación a sus amigos, y a su expareja, con la cual compartió su
sufrimiento.
Luis Ángel Lima López
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Psicología social y comunitaria
En la misma película hay un hombre, el cual compartió el mismo sufrimiento de la pareja
antes mencionada, no quiero entrar completo en detalles, sufrieron la pérdida de su hijo lo
que lo llevó a separarse de su pareja, y éste desde un inicio desconfía, del
comportamiento, de la hospitalidad, Bauman (2008) nos dice “si las normas no son como
debieran ser, o como creemos que podrían ser, estamos inclinados a sospechar, como
mínimo, la existencia de una falta censurable de buena voluntad” (p. 83), él comienza a
dudar, y al mismo tiempo es atacado por recuerdos de su pasado al estar en su antigua
casa, donde vivió con su pareja y con su hijo ya fallecido, podemos marcar esto en cierto
grado como natural, ya que estamos sujetos a desconfiar del exogrupo (Rocabert, 2014),
y toda razón tenía al ver cómo, en un intento por unirlos a la paz que ellos buscan
comienzan a matarlos, todo aquello que en lo social es traumático, y no se puede
resolver, ocasiona una pulsión de muerte, agresión o delincuencia (Bauman, 2008), esto
es justo lo que su grupo o culto ocasionó en ellos, insertando una idea que les traería la
paz, una idea que dejaron pasar a su inconsciente y que se apoderara de ellos,
generando una patología social al pertenecer al grupo, para después pasar a la personal.
Y creo yo que es algo muy normal en las personas, en la sociedad, nos aferramos a
esperanzas absurdas y muchas veces sin fundamento, que tal vez en el fondo sabemos
que no tiene caso, pero aun más en el fondo, queda esa esperanza, ese rayo de luz, es
incógnita de: “y si…?”, porque a pesar de ser seres sociales, de que la misma sociedad
nos cause dolor y tristeza, somos seres que buscan el bien propio, el no sufrir, el no pasar
penas ni angustias, y si alguna creencia o pensamiento de alguien mas nos lo puede
otorgar, si nos puede quitar toda esa carga y generar bienestar, creo yo que la mayoría de
las veces sino es que todas, vamos a aceptar, y es más probable en una sociedad como
la es hoy en día, donde podemos creer hasta el pensamiento más ilógico, porque estamos
en un constante flujo de información, porque hoy en día ya no adquirimos conocimientos,
sólo prejuicios, los cuales conforme pasa el tiempo, y la tecnología y las redes sociales
crecer, van sustituyendo el conocimiento, el conocimiento el la única manera de liberarse
de los prejuicios, pero muchas de las veces éstos son sustituidos por los mismos
prejuicios (Rocabert, 2014), creemos todo lo que se impone ante nuestra vista.

Si me preguntaran como primera impresión que pienso de la ideología de ese culto, lo


más probable ficticio, podría decir que se me hace algo completamente absurdo, pero
reflexionando un poco más, y viendo lo influenciable que somos hoy en día, me daría
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curiosidad el llegar a ver con cuantas pláticas podría empezar a hacerme reflexionar o
inclusive llegar a considerar la idea que manejan.

Referencias:

Bauman, Z. (2008). Tiempos líquidos. Tusquets editores México.

Robercart, J. V. (2014). El siglo del prejuicio confrontado. Paradiso editores.

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