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DEONTOLOGÍA

MÉDICA

Sabrina A. Persico| Curso Medicina Legal 2020


La Deontología Médica (DEON deber; LOGOS
tratado), comprende el estudio de los deberes y derechos
de los médicos enmarcados en la ÉTICA.
La ética es la parte de la filosofía que trata la valoración
moral de los actos humanos, tomando como
referencia los principios del bien y del mal.
CONCEPTOS La ética sin ciencia es ineficiente y la ciencia sin ética es
peligrosa.
GENERALES La ética es una disciplina académica considerada como
disciplina normativa de la MORAL que a su vez es un
conjunto de creencias por las que las personas
consideran lo que es correcto o incorrecto, bueno o
malo.
CÓDIGOS DE ÉTICA

♦ Código de ética para el equipo de salud de la AMA (2011)


constituye un cuerpo normativo de 610 artículos que incluyen
cuestiones asistenciales, científicas, docentes, de investigación,
legales, gremiales, de gestión.
▪ Libro I: ÉTICA GENERAL
▪ Libro II: DEL EJERCICIO PROFESIONAL
▪ Libro III: DE LA INVESTIGACIÓN Y
EXPERIMENTACIÓN HUMANA
▪ Libro IV: SITUACIONES ESPECIALES
▪ Libro V: DE OTROS PROFESIONALES QUE INTEGRAN
EL EQUIPO DE SALUD
▪ Libro IV: DE LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS
ÉTICOS
CONFLICTOS O DILEMAS ÉTICOS
♦Informe Belmont (1978): analiza los preceptos generales que sirven
como justificación básica para la evaluación de las acciones humanas.
Estos principios fueron aplicados en la práctica médica por Beuchamp y
Childress (1999) bajo los siguientes lineamientos:
▪ Formula juicios morales y toma decisiones teniendo en cuenta los desarrollos
científicos, técnicos y sociales.
▪ No plantea criterios definitivos sobre la naturaleza del bien.
▪ Ofrece directrices a fin de orientar la acción para resolver conflictos morales.
▪ Hace referencia a lo que es correcto, o no, en virtud del consenso en lugar de
utilizar conceptos como el bien o el mal.
AUTONOMÍA BENEFICENCIA

PRINCIPIOS ÉTICOS
FUNDAMENTALES

NO MALEFICENCIA JUSTICIA
BIOETICA EN LA LEGILACIÓN ARGENTINA
Esta foto de Autor desconocido está bajo licencia CC BY
♦El término bioética fue acuñado en el Siglo XX por el filósofo y pastor protestante
Fritz Jahr y adquirió difusión a partir de la publicación en Estados Unidos del artículo
del oncólogo Van Rensselaer Potter.

♦El nuevo CCyC dedica el Capítulo 3 del Libro I a los derechos y actos
personalísimos (en tanto reafirman la centralidad de la persona humana y su dignidad
intransferible) y ha dado un paso significativo en la regulación de temas bioéticos.
♦ Transplantes y certificación de muerte: Desde ♦ El consentimiento informado fue incorporado por el
1993 la ley 24.193 “Transplantes de órganos y decreto ley 17.132 y recogido luego por el artículo 13
materiales anatómicos” constituye el marco legal de la ley 24.193. Hasta el dictado de la ley 26.529 vino
general de la actividad transplantológica, con las siendo analógicamente aplicado por la doctrina y la
modificaciones incorporadas por las leyes 25.281 – jurisprudencia como regla interpretativa y práctica
que modificó dos de sus artículos y agregó el 22 bis- para situaciones en que era preciso asegurar -
y 26.066 –que reformó otros incorporando la formalmente- el derecho del paciente a decidir.
presunción de donación-, además de la ley 25.392,
♦ La legislación de transplantes se mantiene vigente en
que en 2001 creó el Registro Nacional de Células
función de lo dispuesto por el artículo 56 del CCyC.
precursoras hematopoyéticas (“Transplante de
(Derechos y actos personalísimos)
órganos y tejidos”).
♦ Relación médico-paciente: es uno de los aspectos en
♦ Antes de esta ley, las normas sobre el ejercicio
los que la bioética ejerció mayor gravitación, al
profesional consagraban algunas obligaciones para los
someter a reflexión el modelo médico-hegemónico,
médicos (17.132/67, cuyo art.19 Ins. 3º los obligaba a
según el cual el paciente se limitaba a aceptar
respetar la voluntad del paciente a tratarse o
pasivamente lo decidido por el profesional.
internarse y hasta recabar su conformidad por escrito
cuando se trataba de operaciones mutilantes) pero la ♦ El pensamiento bioético daría base filosófica a la
relación médico-paciente y la responsabilidad concepción del paciente como sujeto moral, con
derivada de la actuación profesional respondían al facultad no sólo de aceptar o rechazar determinado
principio de la hegemonía médica en las decisiones. tratamiento médico, sino también la posibilidad de
ejercer atribuciones y elecciones en cuanto a la
prestación de servicios.
ATENCIÓN DE PACIENTES GRAVES
♦ Pacientes en estado crítico: son los pacientes que ♦ La muerte digna: para algunos autores tiene ciertas
atraviesan un estado agudo de descompensación por características,
un proceso patológico. Corren riesgo de muerte pero ▪ Sobreviene sin el estrépito frenético de una tecnología
con posibilidad de recuperarse. puesta en juego en otorgar al moribundo algunas
horas suplementarias de vida biológica;
♦ Pacientes en estado terminal: son los pacientes que
▪ Se muere sin dolores atroces;
estima que van a morir en un lapso relativamente
breve. Este tipo de pacientes presentan una ▪ Se muere en un entorno propio de un ser humano;
enfermedad causal de evolución progresiva, tienen ▪ Se muere mantenido en contacto con las personas con
una posibilidad de sobrevida menor a un mes; los las que se han tenido profundos lazos afectivos.
tratamientos son comprobadamente ineficaces y no
hay esperanza razonable de curación.
TRATAMIENTOS. TIPOS
♦ El médico tiene la responsabilidad de brindar al ♦ Tratamiento inútil o futil: tratamiento bien indicado
enfermo todos los cuidados posibles que que no alcanza el resultado previsible.
proporcionen al paciente un beneficio saludable.
♦ Caso ejemplo Karen Killian. Se establecen los
♦ Obligación de practicar todos los cuidados Comités de Bioética Hospitalarios.
“proporcionados”.
♦ Son los que guardan relación de debida proporción
entre los medios empleados y el fin perseguido, se
llaman también ordinarios, y ofrecen una razonable
esperanza de beneficio para el paciente.
♦ Los métodos desproporcionados o extraordinarios
son los que no ofrecen una expectativa razonable de
mejoría. (Gasto excesivo, mayor sufrimiento)
DIRECTIVAS ANTICIPADAS
♦ Los interesados pueden efectuar disposiciones y estipulaciones en previsión/para su propia, futura y eventual
incapacidad, a fin de que aquellas se cumplan si sobreviene esta última. Esto se realiza en diversos países en
contexto de un marco legal y con distintos alcances. (Cánada, amplio, Francia con restricciones)
♦ Las directivas médicas anticipadas (DMA) corresponden a una variedad de documentos mediante los cuales una
persona civilmente capaz y bioéticamente competente, sana o enferma y en ejercicio de su autonomía, consigna
determinadas pautas y/o indicaciones referentes a cómo deberá procederse a su respecto en materia de la
atención médica que se le prestará ante un futuro estado patológico y/o su desenlace, en caso de incompetencia
sobreviniente.
♦ Se trata de decisiones informadas (dadas por adelantado) con respecto a los tratamientos médicos que se aceptan
y/o rechazan, que constituyen una indicación válida para sus familiares y para los profesionales de la
Salud, destinadas a la toma de decisiones relacionadas con contingencias graves de salud o en la etapa final de la
propia vida, por todo lo cual merecen respeto y acatamiento.
♦ Las DMA han de considerarse sustitutivas de la futura expresión de voluntad oral del paciente y que, frente a ellas,
no cabe duda de que la solicitud que contengan es voluntaria y ha sido bien meditada, por cuanto presume la
existencia del diálogo, de la veracidad, de la deliberación y de la confianza propias de una buena relación
médico/equipo de salud-paciente, asegurando así las preferencias del paciente para la toma de futuras decisiones.
DIRECTIVAS ANTICIPADAS
♦ “Testamento de vida”, “Testamento vital” o “Testamento biológico” (expresiones provenientes de la Bioética y
del derecho anglosajón, de las que cabe prescindir, pues no son propiamente “testamentos” en sentido jurídico
[art. 2462, CCyC], documento que generalmente contiene la solicitud de una persona para que, en caso de padecer
una enfermedad fatal e irreversible, en fase terminal y pérdida de la capacidad para decidir, no se prolongue
artificialmente su vida sometiéndolo a medios de soporte vital –que así rechaza– cuando no exista esperanza
razonable de recuperación.
♦ La designación de un “representante legal” (o “apoderado”) en cuestiones de salud, quien será el interlocutor
válido y necesario del equipo médico para adoptar decisiones terapéuticas por el paciente que se ha tornado
incompetente, para lo cual se lo autoriza.
♦ Resulta de una combinación de las dos anteriores, instrumentada en un solo documento, de tal modo que el
representante cuenta aquí con instrucciones escritas a seguir, también dirigidas al médico tratante. (Mandatos de
autodeterminación médica)
♦ Las DMA pueden referirse al rechazo de un solo tratamiento, independientemente de cual fuere la patología que
presentase su otorgante. (Testigos de Jehová)
DMA
♦ El Comité de Bioética de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva en sus “Pautas y Recomendaciones
para la abstención y/o retiro de los métodos de soporte vital en el paciente crítico” (1998), al indicar que la
existencia de una DMA, convenientemente verificada en su existencia y actualidad, “deberá constituir una
prioridad para ser respetado con independencia de la opinión del médico (equipo asistencial) y de
la familia”.
♦ Las DMA fueron contempladas por el artículo 11 de la ley 26.529 (reformada por la ley 26.742) de
“Derechos del Paciente” (LDP): “Toda persona capaz mayor de edad puede disponer directivas
anticipadas sobre su salud, pudiendo consentir o rechazar determinados tratamientos médicos, preventivos
o paliativos, y decisiones relativas a su salud. Las directivas deberán ser aceptadas por el médico a
cargo, salvo las que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas, las que se tendrán como
inexistentes” (cabe entender por no escritas). “La declaración de voluntad deberá formalizarse por escrito
ante escribano público o juzgados de primera instancia, para lo cual se requerirá de la presencia de dos (2)
testigos. Dicha declaración podrá ser revocada en todo momento por quien la manifestó”.
DIRECTIVAS MÉDICAS ANTICIPADAS
♦ El Código Civil y Comercial (CCyC) dispuso más ampliamente que: “La persona plenamente capaz puede
anticipar directivas y conferir mandato respecto de su salud y en previsión de su propia incapacidad. Puede
también designar a la persona o personas que han de expresar el consentimiento para los actos médicos y para
ejercer su curatela. Las directivas que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas se tienen por no escritas. Esta
declaración de voluntad puede ser libremente revocada en todo momento” (art. 60). Agregando
concordantemente que la persona capaz puede designar por este medio “a quien ha de ejercer su curatela” (art.
139), lo cual también es aplicable para la elección de figuras de apoyo en los casos de capacidad restringida,
pudiendo designarse a más de un curador o un apoyo (arts. 32, 43 y 105), quienes pueden y deben intervenir en la
internación del afectado (art. 41).
♦ Siendo que el artículo 11, LDP, no fue derogado, corresponde integrarlo con el artículo 60, CCyC, que requiere de
plena capacidad para otorgar DMA, la cual exige la mayoría de edad, en un todo de acuerdo con dicho artículo 11.
Por tanto, aunque el artículo 26, CCyC, reconoce la autonomía progresiva de niños, niñas y adolescentes
y determina que con dieciséis años su consentimiento informado vincule al médico, en estos casos, se
trata de actos actuales que se diferencian de la posibilidad de emitir DMA, habiéndose dicho que, por ello,
ese artículo 26 no rige en la especie
DMA
♦En cuanto a sus formas, si bien es cierto que el recaudo de que las DMA se
formalicen por escrito, ante escribano público o juzgados de primera instancia (por la
vía procesal más breve que contemple cada código procesal local, es claro), les otorga
autenticidad, más allá de que esos dos testigos resulten innecesarios en ambos casos
(ello atendiendo a la fe pública con la que la intervención del notario o del juez
invisten al acto), por diversas razones, creemos que estos recaudos son excesivos (cfr.
Juzgado Criminal de Transición Nº 1, Mar del Plata, 25/7/05) e inconstitucionales, y
que, por tanto, corresponde admitir otras formas más sencillas de
instrumentarlas. Por ejemplo, que la DMA se plasme mediante la declaración
escrita, datada y fehaciente, prestada por el paciente frente a su médico
tratante, y aún con presencia de testigos, registrándola en el nosocomio del
caso (cfr. ley 4263, art. 2º, de Río Negro; ley 2611, art. 13, b], Neuquén; asimismo, en
el Hospital Italiano de Buenos Aires se instrumentó un “Programa de Directivas
Anticipadas”, contando con un prolijo formulario de ellas).
HOMICIDIO PIADOSO
♦ El homicidio piadoso (HP), pietístico, por piedad o por compasión (también llamado homicidio misericordioso o
altruista) –matar a otro para liberarlo de un padecimiento psicosomático insoportable–, es una figura de derecho
penal que parte del concepto de homicidio como delito doloso:
1) para atenuar la sanción (una escala penal menor a la establecida para el homicidio simple)
2) o despenalizarlo en tales circunstancias
3) o bien contemplándolo como causal de impunidad, de darse ciertos recaudos.
♦ Su tipo penal alude al pedido y consecuente consentimiento (el primero lo implica) del sujeto pasivo, requisito que
algunos códigos no contemplan expresamente. Por lo tanto, sus diferencias con el derecho a morir dignamente, con
la eutanasia (en sentido estricto) y con el suicidio asistido (por un médico [SMA] o no [SA]) son abismales.
♦ El Código Penal (CP) español trata conjuntamente al HP y a la ayuda al suicidio, al aludir a quien “causare o
cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca
de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o
que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar” (art. 143, inc. 4).
HOMICIDIO PIADOSO
♦ Esta figura penal no se encuentra prevista en nuestra legislación, en la cual la eutanasia, el SMA y el
HP (solicitado o no) –que en casos límite parecerían éticamente admisibles (p.ej., de fracasar la
“escalera analgésica modificada” de la OMS)– quedarían comprendidos en el tipo penal del delito de
homicidio (arts. 79 y ss., CP) y el suicidio asistido –por un médico o no– quedaría punido por la figura
del artículo 85 del CP (instigación o ayuda al suicidio).
♦ Su tipicidad dependerá, en definitiva, de su contemplación –o no– por el ordenamiento jurídico del
país de que se trate.
♦ En materia de HP, desde el momento en que el afectado solicita que lo maten y el autor del hecho así
lo hace, estamos ante un HP consentido. Esto último, sea que se efectúe en el marco de una situación
propiamente eutanásica o no (abstracción hecha de que, en ocasiones, se practique veladamente la
eutanasia, a pedido del paciente y/o con la anuencia familiar). Lo cual, de no trascender al ámbito
judicial, quedará en la conciencia de sus actores.
MORIR CON DIGNIDAD
♦ En el ordenamiento jurídico argentino, es un derecho personalísimo (DMD), cuyo análisis requiere diferenciarlo
de la eutanasia, del suicidio asistido y del homicidio piadoso (HP).
♦ Eutanasia, es la acción médica con la cual se pone fin, intencional, anticipadamente y en forma directa (muerte
provocada), a la vida de un paciente próximo a la muerte y que así lo solicita, para lograr de este modo dar
término a los padecimientos (dolor, sufrimiento, angustia) de su agonía. Ello mediante un procedimiento seguro
en cuanto a que su aplicación producirá su deceso en un tiempo mínimo y sin provocarle dolor ni sufrimiento: la
administración de alguna/s droga/s en dosis letal.
♦ Quedan así excluidos del concepto de eutanasia tanto la negativa informada de un paciente a una práctica médica
aconsejada que podría preservar su vida, como así también la abstención, limitación y retiro de medios de soporte
vital .
♦ En tanto que si no se prestase dolosa o culposamente a un paciente cualquier tratamiento disponible, ordinario o
proporcionado, que le es debido, no corresponde hablar aquí de eutanasia “por omisión” (“indirecta” e
“involuntaria”), sino que estamos ante un delito de abandono de persona o de homicidio.
MORIR CON DIGNIDAD
♦ Asistencia al suicidio: (es un delito penal) el propio interesado, sano o enfermo (en este último caso, sea que lo
aqueje o no una enfermedad en estado terminal), recurre a medios letales para matarse, los cuales le son
proporcionados por otra persona, siendo punible esta última por haber cooperado con actos necesarios para la
consumación de esa muerte.
♦ El suicidio asistido por un médico (o suicidio médicamente asistido, legalmente admitido en algunos países)
(SMA), es este último quien pone al alcance del paciente el mecanismo y/o la droga necesaria para provocar su
muerte, que es finalmente así instrumentada por el mismo paciente.
♦ Llamamos “disidencia terapéutica”: ante una determinada propuesta de tratamiento que el médico considera
como la más efectiva, el paciente, por sus propias razones, opta por otro tratamiento, convencional o no, que
reputa mejor o más adecuado para él.
♦ Los pacientes pueden negarse a recibir a un tratamiento determinado y eligen otro, por conocer las alternativas
médicas disponibles y sus posibles efectos. Y es a ese otro tratamiento al que prestarán su consentimiento
informado (arts. 5º a 10, LDP, y 59, CCyC).
MORIR CON DIGNIDAD
♦ Puede ser que un paciente rechace algún tratamiento específico que médicamente se considera indispensable para
que la enfermedad que padece no evolucione, y aún para preservar su vida, careciéndose de alternativas
terapéuticas, o bien, que se rehúse a prestarse a todo tratamiento: aquí estamos ante una negativa al tratamiento
propiamente dicha.
♦ En todos estos supuestos, legal y, desde siempre, jurisprudencialmente (p.ej., CSJN, caso “Bahamondez”, 6/4/93),
nadie puede obligar a un paciente a someterse al tratamiento que los médicos consideren más idóneo o
indispensable. Porque todo paciente cuenta con el derecho personalísimo de disentir o de rechazar cualquier tipo
de tratamiento (DRT), ejercitando su autonomía personal mediante una conducta autorreferente (exclusiva del
sujeto que la adopta, librada a su criterio y referida sólo a él) de disposición del propio cuerpo (arts. 17, 51, 56 y
59, CCyC).
♦ Para los pacientes mayores de edad, civilmente capaces y bioéticamente competentes, y que cuenten con
la información sanitaria suficiente y necesaria, por el artículo 2º, e), LDP, el cual, en lo que a los menores de edad
hace, ha quedado modificado por el artículo 26, CCyC, en cuanto establece presunciones de aptitud para decidir
por sí a los adolescentes de trece a dieciséis años con respecto a determinados tratamientos, y otorga
plena capacidad a partir de los dieciséis años “para las decisiones atinentes al cuidado del propio
cuerpo”. Y en caso de pacientes incompetentes que no hubiesen emitido una directiva médica anticipada (arts.
60, CCyC y 11/12, LDP), se brindará la información a sus cuidadores primarios (art. 59, CCyC, que modifica al
art. 4º, LDP), quienes serán los que presten el consentimiento sustitutorio, subrogado o por representación.
MORIR CON DIGNIDAD
♦ El ejercicio del DRT puede llevar a la muerte del paciente, a quien también le asiste el DMD (que es un derecho
distinto del primero), se alude a la exigencia ética (que atiende a la forma de morir, acorde con la dignidad
humana) y al derecho con el que cuenta todo ser humano para elegir o exigir, para sí o para otra persona a su
cargo (cfr. arts. 5º, e], y 6º, LDP y 59, CCyC), una “muerte a su tiempo”, es decir, sin abreviaciones tajantes
(eutanasia) ni prolongaciones exageradas e irrazonables (distanasia) o cruelmente obstinadas del proceso de morir
(aludimos al “encarnizamiento terapéutico”.
♦ El derecho a Morir con dignidad alude a una serie de exigencias:
▪ Prolongación de su vida humana (no puramente biológica), eligiendo las medidas disponibles que se consideren más
beneficiosas para el control de la enfermedad
▪ Eliminación, minimización o alivio del dolor– (p.ej., sedoanalgesia, la Escalera Analgésica y la Escalera Analgésica
modificada de la OMS, que comprende técnicas invasivas en dolor crónico: neurocirugía).
▪ Posibilidad de asumir su propia muerte, optando por vivir lúcidamente aunque sea con dolores y/o sufrimientos.
Debiendo admitirse que, a su pedido, se le presten tratamientos no convencionales (p.ej., acupuntura) y aún otras
intervenciones de apoyo (p.ej., Reiki).
▪ alivio de molestias frecuentes en la etapa final de la vida (náuseas, vómitos, estreñimiento, astenia, disnea, prurito, etc.) y
confort material.
▪ Presencia y asistencia de sus seres queridos, con capacidad de recibir y brindar afecto.
▪ Contención del sufrimiento (afectivo: psíquico); asistencia psicológica y/o religiosa.
MORIR CON DIGNIDAD
♦ Derecho con cuyo ejercicio no se busca a la muerte (sino humanizar el proceso de morir, sin prolongarlo
abusivamente: permitir morir) ni se la provoca (ya que resultará de la propia afección que el sujeto padece). Y que
no constituye alguna imaginaria “eutanasia pasiva”, ni consiste en un “derecho a morir” puramente potestativo y
autónomo (eutanasia y SMA). Y que, en tales términos, hace referencia a la ética del final de la vida y a la calidad
de vida (psicosomática y social) del mal llamado “paciente terminal”. (Paciente en una etapa terminal de su
enfermedad)
♦ La Ley Nacional 26.742 puso las cosas en su lugar en materia del DMD (atento al contenido de este último,
llamarla “Ley de Muerte Digna” es inapropiado) y, además, brindó una categórica seguridad jurídica a sus efectos a
los profesionales de la Salud (art. 11 bis), para que ellos “puedan” hacer lo que, médica y deontológicamente,
“deben” hacer. Máxime siendo que, aún en ausencia de dicha ley, jamás podrían tipificarse fantaseados “delitos”
(homicidio, abandono de persona, ayuda al suicidio), que no los hay ni puede haberlos, simplemente, porque las
normas penales reprimen al daño injusto, que aquí, por definición, no existe.
VIDA EN MÍNIMA CONCIENCIA
♦El concepto de muerte establece que “la muerte es la cesación permanente de las
funciones críticas de un organismo como un todo” (Bernat, 1998), es decir que ésta
es, en la práctica, lo opuesto a la vida. Médicamente hablando, las funciones de un
organismo como un todo son la respiración y la circulación, con sus mecanismos
respectivos de control (Korein y Machado, 2004).
♦Todas estas funciones son dependientes del sistema nervioso central. La práctica
clínica es la única capaz de diagnosticar con fundamentos científicos la muerte del
individuo.
♦La muerte como cesación de las funciones vitales del individuo puede establecerse
mediante criterios cardiorrespiratorios o neurológicos. Desde el punto de vista
neurológico, el paciente con muerte cerebral y no aquel en estado vegetativo o de
conciencia mínima es quien muestra pérdida de las funciones vitales críticas
para la existencia de vida orgánica.
VIDA EN MÍNIMA CONCIENCIA

Estado vegetativo Mínima Conciencia


♦ En un extremo está la muerte cerebral, definida ♦ El estado de mínima conciencia, cuya reciente
como el cese total y permanente de todas las definición clínica (Giacino et al., 2002) involucra un
funciones neurales; siguiente a este estado se mínimo estado de conciencia de uno mismo o del
encuentra el estado vegetativo persistente (EVP). entorno en forma no consistente, debe presentar al
menos un comportamiento que manifieste presencia
♦ En el EVP se disocian dos elementos cardinales de la
de conciencia.
conciencia: la capacidad de permanecer en vigilia y la
capacidad de tomar conciencia (wakefulness without ♦ El “síndrome de enclaustramiento” (locked in
awareness), puesto que en el EVP permanece la syndrome) es un estado en el cual la conciencia y las
capacidad de alternar entre la vigilia y el sueño pero funciones cognitivas están presentes, pero los
no existe conciencia de sí mismo ni del entorno. movimientos son imposibles porque hay parálisis del
sistema motor voluntario.
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
♦ Jurídicamente, la Libertad de Conciencia (LC) –que es una variante de la libertad de pensamiento (la cual a su vez
es una especificación del derecho a la privacidad: art. 19, CN), que comprende a la libertad de creencias, sea en
materia política, social, filosófica o religiosa (siendo un derecho más amplio que la libertad de cultos, que alude al
derecho de practicar una determinada confesión religiosa)– abarca el derecho a pensar libremente, el derecho de
cada uno a formar su propio juicio, sin interferencias del Estado ni de los demás hombres. Todo lo cual resulta a
las claras del Pacto de San José de Costa Rica (PSJCR), en cuanto indica que “toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento” (art. 13.1.), contemplando también expresamente a la libertad de conciencia (LC) y de
religión (art. 12).
♦ La licitud de la objeción de conciencia (OC), que es una concreta manifestación de la LC, consistente en negarse a
intervenir (ejecutar, participar, soportar y aún presenciar) en un hecho o acto de cualquier índole que violente las
convicciones éticas y/o a las creencias religiosas propias, es decir, a la LC. En definitiva, a la autonomía moral.
♦ Algunas normas legales son absolutamente facultativas para uno de sus destinatarios, pero no lo son plenamente
para el otro: al facultar a la gestante la práctica de un aborto, la ley a la vez determina que alguien debe efectuarlo:
el médico. Y si este último no admite practicarlo por razones de conciencia (motivos religiosos, su interpretación
del juramento hipocrático, etc.), es la propia ley la que lo faculta a ello mediante el ejercicio de la OC: la mujer
embarazada no necesita aquí dar razones para no proceder a la práctica del aborto; los médicos, sí.
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
♦ Si un médico considera que sus convicciones no le permiten aconsejar y/o realizar una
determinada práctica, ello es aceptable y puede retirarse del caso, siempre que haga saber
oportunamente su OC tanto al paciente como a su superior jerárquico (en su caso) y que
responsablemente asegure la continuidad de la asistencia médica por otro profesional idóneo
para alcanzar el fin indicado.
♦ No es admisible aquí la sola negativa a efectuar tal o cual práctica médica, dado que el
paciente cuenta con derecho a que aquella se le realice, no debiendo el médico calificar de
moralmente indeseable a una decisión que no comparte si ella es autónoma y, en su caso,
facultada por la ley. Y de allí que la OC obligue a la derivación a otro profesional, cuya
conciencia sí le permita proceder en el caso, bajo las mismas condiciones de información y
libertad que debe gozar quien la requiere.
♦ Por tratarse de una decisión propia, es inadmisible alguna suerte de OC “institucional”.
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
♦ Es más, toda OC formulada por un médico debe estar fundada, y por tanto, de acuerdo con
Tinant, debe ser: a) idónea: el profesional que invoque la OC debe acreditar que la praxis de
que se trate violenta sus creencias o convicciones íntimas (sinceridad y seriedad de su
oposición); y b) oportuna, esto es, que su decisión no ponga en peligro cierto ni la vida ni la
salud del paciente, para lo cual debe procurar ser reemplazado a tiempo (adecuada
instrumentación). Por supuesto, las autoridades hospitalarias tienen el deber de respetar dicha
OC, y deben disponer el relevo pertinente.
♦ De lo contrario, la OC será, respectivamente, infundada (carente de sustento, sino antojadiza
y/o arbitraria) o inoportuna. En el primer caso, si una supuesta OC es empleada como medio
para diferir, impedir o no efectuar cualquier acto médico, este temperamento, a más de ser
éticamente incorrecto y de habilitar el ejercicio de la acción de amparo contra el nosocomio
y/o profesional/es renuentes (art. 43, CN), es pasible de generar responsabilidad jurídica
por daños y perjuicios de los anteriores (arts. 1716, 1737, 1749 y 1753, Cód. Civil y
Comercial [CCyC]), pues importa un incumplimiento doloso de los deberes
profesionales del médico remiso (art. 1724, CCyC).
OBJECIÓN DE CONCIENCIA ILE
♦ La objeción de conciencia no puede traducirse en un incumplimiento de los deberes profesionales, ni
dañar derechos de las pacientes (CSJN, 2012, Considerando 29).
♦ El objetivo de la objeción de conciencia es resguardar las íntimas convicciones morales de la persona
que objeta, no impedir el ejercicio de derechos por parte de las pacientes. En caso de que un/a
profesional de la salud desee ejercer objeción de conciencia, deberá notificar su voluntad
previamente a las autoridades del establecimiento de salud en el que se desempeñe (CSJN, 2012,
considerando 29); es decir que solo podrá ejercer la objeción cuando haya declarado y notificado
previamente a las autoridades pertinentes.
♦ La objeción puede ser invocada respecto a realizar la práctica concreta de la ILE, pero no para las
acciones necesarias para garantizar la atención integral, sean previas o posteriores a la
interrupción (por ejemplo: ecografías, toma de tensión arterial, etc.). Estas acciones no tienen como
finalidad interrumpir la gestación y se realizan de forma complementaria a un gran número de
prácticas de salud para garantizar la salud integral y, por tanto, no puede existir conflicto moral o
religioso con su realización en profesionales dedicados al cuidado de la salud.
OBJECIÓN DE CONCIENCIA ILE
♦ En caso de objeción, y/o ante la solicitud de una ILE, el/la profesional debe remitir
inmediatamente a la persona, a un/a profesional dispuesta/o y disponible para la realización
de la práctica para que continúe la atención, dejando sentado en la historia clínica dicha
derivación. La derivación debe estar guiada por la buena fe (Ver CSJN, 2012 considerando 29
y Ley 26.529).
♦ No podrá ejercerse la objeción de conciencia si no existiera un/a profesional disponible para
la realizar la práctica de forma oportuna, tal y como lo establecen las leyes de derechos del
pacientes y de ejercicio de la medicina (Ley 26.529, artículo 2.a; Ley 17.132, artículo 19.2).
Tampoco podrá ejercerse objeción en los casos de emergencia, cuando la práctica deba
realizarse de forma urgente, pues pondría en riesgo la vida o salud de la paciente.
♦ Las demoras innecesarias, el brindar información falsa o negarse a llevar a cabo el
tratamiento constituyen actos que pueden ser sancionados administrativa, civil y/o
penalmente.
COMITÉS DE BIOÉTICA
COMITÉS DE BIOÉTICA
♦Los distintos tipos de comités de Ética son herramientas esenciales para realizar
reflexiones y recomendaciones ancladas en la prudencia frente a los dilemas éticos
que plantea la cada vez más compleja actividad asistencial y experimental.
♦Uno de los primeros antecedentes de constitución del COB data de 1976, cuando el
juez Hughes de la Corte Suprema de New Jersey utilizó para los fundamentos de su
sentencia las sugerencias de un comité hospitalario en el paradigmático caso
"Quinlan".
♦Las comisiones nacionales de Bioética se han definido como órganos designados por
algún poder del Estado, colegiados, interdisciplinares, independientes, representativos
de diferentes sensibilidades morales, con fines altruistas; cuya función consiste en
emitir opiniones éticas no vinculantes acerca de problemas morales, jurídicos y
sociales producidos por la investigación, experimentación y aplicación de nuevas
tecnologías en el campo de las ciencias de la vida y la salud.
COMITÉS DE BIOÉTICA
♦En Argentina, las primeras iniciativas datan de la década de 1980, en el Hospital de
Clínicas de Buenos Aires (1984), el Servicio de Neonatología del Hospital Italiano de
Buenos Aires (1984) y el Centro Oncológico de Excelencia de la Fundación Mainetti
(1987). A partir de estas experiencias se han creado COBs en el Hospital Penna de
Bahía Blanca, Hospital de Niños de la Plata, Hospital Evita de Lanús, Hospital del
Niño de San justo, Hospital F. J. Muñiz, entre otros.
♦Las primeras referencias normativas nacionales se encuentran en la ley 24.742; en la
provincia de Buenos Aires se sancionó el primer antecedente normativo provincial
que establecía la necesidad de aprobación de las investigaciones por parte del COB, a
través de la ley 11.044; en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(CABA) se dictaron dos leyes locales que regulan tanto a los comités de Bioética
Clínica, como los comités de Ética en Investigación; la inmensa mayoría de las
provincias tienen regulaciones propias en la materia.
COMITÉS DE BIOÉTICA
♦ El Comité de Bioética (COB), cualquiera sea su modalidad, ética clínica o investigación, se constituye
con el propósito de deliberar y argumentar racionalmente sobre los dilemas de orden moral que se
presentan en el campo de las ciencias de la vida y la salud, con el horizonte puesto en la protección de
la dignidad y derechos de las personas, amparando tanto el respeto por los derechos de los pacientes o
sujetos de investigación, como así también los intereses legítimos de las instituciones y los trabajadores
de la Salud.
♦ El COB se conforma con la participación de profesionales y personas vinculadas y ajenas al ámbito de
la Salud; la composición está dada por la presencia de médicos, enfermeros, trabajadores sociales,
agentes administrativos, personal de servicios complementarios, abogados internos y externos,
filósofos, antropólogos, sociólogos y representantes de culto, entre otros; también resulta insoslayable
la participación de representantes de la comunidad y de los pacientes.
♦ El COB debe mantener independencia funcional con los distintos estamentos institucionales, debe
asegurarse un accionar independiente, autónomo e inmune a presiones de cualquier orden (político,
gremial, religioso, etc.).
RESPONSABILIDAD DE LOS COB
♦ Irresponsabilidad e inmunidad de los comités: Se cita un caso de Los Ángeles, en donde la defensa esgrimida
por el médico, en cuanto a que su actuación fue realizada por la influencia del Comité, fue desestimada. Uno de
los argumentos gira alrededor de la intransferibilidad de la responsabilidad profesional; es decir cuanto un médico
o investigador produce un daño por el despliegue de su actividad, las consecuencias deben recaer sobre el mismo
y no deberían trasladarse al Comité que generó una recomendación. Por otro lado, si sobre los comités
sobrevolara el riesgo de la demanda judicial, ello podría coartar la libertad de actuación y opinión, generando el
desarrollo de una Bioética a la defensiva (Hartz).
♦ Responsabilidad por culpa grave, gran negligencia o total inhabilidad: En este caso la postura es intermedia
entre la inmunidad y la responsabilidad total de los comités, aquí se argumenta que solo responden cuando sus
acciones y/o omisiones se han producido de modo gravemente negligente, con total desconocimiento y
despreocupación del caso o por la comisión de errores inexcusables (Shapiro).
♦ Responsabilidad por confianza y dependencia en la decisión clínica: En este caso se determina que los
comités siempre responderán, tanto en ética clínica como en ética de investigación, ya que la fuerza moral de sus
recomendaciones son prácticamente vinculantes de hecho en todos los casos. Médicos e investigadores aceptan,
casi en la totalidad de los casos, las recomendaciones de los comités, entonces, dado el tremendo peso de los
comités para orientar las acciones, siempre responderán en aquellos casos en que los daños se encuentren
causalmente relacionados con la actuación condicionada por sus recomendaciones (Cohen).
RESPONSABILIDAD DE LOS COB
♦ En el ámbito local, la responsabilidad requiere la presencia concomitante de los presupuestos
de responsabilidad: acción, antijuridicidad, factor de atribución y relación de
causalidad. Para que exista posibilidad de demandar al COB, debe acreditarse en primer
lugar que la decisión o la omisión, ha sido antijurídica, en sentido amplio, por ejemplo haber
actuado en contra de una recomendación ética, receptada en la norma local (v.gr.,
Declaración de Helsinki), luego comprobar la presencia de un factor de atribución de
responsabilidad subjetivo (impericia, negligencia o imprudencia) u objetivo (incumplimiento
del deber de seguridad, riesgo creado) y, finalmente, acreditar que todo ello se encuentra
relacionado causalmente con el daño alegado por el paciente o sujeto de participación.
♦ Si el Comité no ha adoptado personería legal alguna, sus miembros serán individual y
solidariamente responsables; en tanto si se constituyó como persona jurídica, podrá ser
demandado como tal. De todas formas para la determinación de la responsabilidad y
eventuales acciones de regreso entre sus miembros, será determinante la fijación de
responsabilidades de sus miembros en los estatutos y procedimientos operativos
estandarizados (POEs).
GRACIAS

Correo electrónico
spersico.psiquiatria@gmail.com

Teléfono
1541644041

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