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Introducción
Existen personas capaces de resaltar sobre los demás. Si nos fijamos en los grandes líderes de
nuestros tiempos, podremos modelar en ellos las características comunes que les han hecho
ser diferentes, especiales, líderes influyentes. En el terreno organizacional esas conductas se
aplican a los grupos y equipos, haciendo que las personas sigan al líder y hagan lo que de otra
manera no harían.
Contenido
Existen enfoques teóricos que han definido el liderazgo (ya sabemos que es un concepto que
viene siendo complejo de determinar). Estos enfoques buscan saber cómo actúan los líderes,
cuáles son sus cualidades, de dónde surgen y cuáles son sus efectos e influencias.
a. Enfoque de rasgos: enfatiza los atributos personales y las competencias. Algunas personas
tienen ciertas características físicas o psicológicas que otras no tienen. Consideran que los
líderes tienden a ser más altos, más atractivos, más inteligentes, con alta autoconfianza,
dominantes, sanos psicológicamente, extrovertidos y sensibles a los demás. (Gibb 1969).
En 1974, Stodgill determinó que los factores que definen al líder son el uso efectivo de sus
habilidades interpersonales, administrativas-técnicas e intelectuales y en segundo lugar cómo
conecta el líder con el grupo (cohesión, motivación, rendimiento, calidad de trabajo).
b. Enfoque conductual: destaca la conducta y estudia lo que los líderes hacen. Estas
conductas no son innatas, sino que se pueden aprender. Este enfoque se preocupa por
distinguir los estilos más eficaces. A los planteamientos de las diferentes propuestas de
“estilos” de liderazgo dedicaremos un apartado específico en la clase 4. La noción de
“estilo” plantea que los líderes se comportan siempre de la misma manera, siguiendo
patrones.
Ya hemos visto algunos conceptos básicos a lo largo de la historia del liderazgo. Algo que no
hemos comentado y se hace necesario, es remarcar que el liderazgo como tal podría ser
positivo o negativo. Encontramos en la historia líderes que han construido y líderes que han
destruido. Todos ellos sin embargo han ejercido algún tipo de influencia y convencimiento
sobre el resto, algún tipo de persuasión que se asocia al liderazgo.
Para fijarnos en los líderes como modelos nos detendremos en aquellos líderes cuyo liderazgo
ha estado al servicio de la humanidad y no lo contrario. Entenderemos por liderazgo ese
conjunto de habilidades y competencias que el líder despliega como aporte a su equipo, para
su beneficio y el de la organización.
Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Henry Ford, Albert Einstein, Esteve Jobs… todos ellos
tienen rasgos en común:
La inteligencia emocional entró en juego de la mano de Daniel Goleman, quien la definió como
“Impulsos arraigados que nos llevan a actuar”.ii Cada emoción cumple una función, juega un
papel singular y prepara al organismo con distintas respuestas fisiológicas. La ira, el miedo, la
felicidad, el amor, la sorpresa, el disgusto, el odio, rabia… todas nuestras emociones nos sirven
para algo y no hay realmente ninguna “negativa” como es frecuente que las califiquemos. Nos
ayudan y nos dan información valiosa para sobrevivir a nuestro entorno y para relacionarnos
con él.
¿Qué tienen que ver las emociones con el liderazgo?
La respuesta parece obvia: si lideramos personas… estamos liderando seres emocionales… por
lo tanto… ¿tiene sentido ignorar aquello que nos hace más humanos; nuestra propia esencia?
Entonces… si esto resulta tan obvio… ¿por qué en nuestra sociedad y nuestras organizaciones
las emociones han sido denostadas, ignoradas, incluso acalladas?
Hace tiempo que existe un debate entre aquellos que han defendido el liderazgo basado en la
gestión eficaz y los resultados, y aquellos que defienden un líder que posee un equilibrio entre
el gestor eficaz y la orientación hacia las personas.
Liderar requiere humildad para mirarse en un espejo, valentía para afrontar esa imagen y
coraje y respeto para modificarla.
La mayoría de nosotros no nos damos cuenta de la cantidad de roles que asumimos, de cuánta
gente depende de nuestro liderazgo ni de cómo reacciona nuestro poder.
Las personas que se dan cuenta de su poder tienden a utilizarlo de manera más concienzuda y
consciente. Por tanto, tienden a desarrollarse más a mejorar y entrar en un círculo de
aprendizaje continuo.
La inteligencia emocional permite a los líderes afrontar sus propias reacciones internas, y sus
estados de ánimo y mentales. La inteligencia social nos informa de cómo hemos de interactuar
con los demás. Los líderes que han desarrollado Inteligencia emocional y social son eficaces y
capaces. Se auto gestionan con eficacia bajo presión y en circunstancias ambiguasiii.
Y continúa:
Los líderes emocionalmente inteligentes motivan, inspiran, gracias a compartir con los demás
la esperanza, y una perspectiva optimista de futuro llegando a crear un clima de emoción
audacia y apoyo.
i
A. Ars Parra: Liderazgo de Grupos” www.antonioares.es/documentos/lecturas/Liderazgo_en_los_grupos.PDF
ii Daniel Goleman, “La Inteligencia emocional” Ed Vergara, 2006
iii R. Boyatzis, A. Mckee, Frances Johnston “ Líder emocional” Ed Deusto 2008