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CASO CLINICO

PRESENTADO POR:

FRANCY GUEVARA 460962

YENNY MILENA MUÑOZ 460221

YENNY MARCELA LOZADA 461062

TUTOR
ADELAYDA BEDOYA

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES
PSICOLOGÍA VII SEMESTRE
PSICOLOGIA CLINICA
BOGOTA, D.C.

1
1 DESCRIPCIÓN DEL CASO CLÍNICO

PACIENTE: Carolina Cepeda


EDAD: 26 Años
Joven de 26 años que vive en la ciudad de Bogotá se desempeña laboralmente como enfermera
en un hospital de la ciudad y vive sola.
PERSONAL: paciente refiere que se levantaba por las noches, iba a la cocina y comía todo lo que
hubiera a su alcance. Se detenía sólo después de una o dos horas cuando no podía encontrar
nada más que comer. Los ataques de gula siguieron durante cinco años hasta que consultó a su
médico general, quien la derivó para tratamiento psiquiátrico, por una supuesta depresión
relacionada con sus ataques de ansiedad comer. Sus episodios de gula estaban precedidos por
sentimientos de tensión severa y obtenían una cierta relajación, aunque esto iba acompañado por
vergüenza y desesperación. Durante el año anterior a la derivación los períodos de gula habían
aumentado de dos a tres veces por semana. Por lo general ocurría a la noche después de dormir
algunas horas. Después de comer como desaforada se sentía explotar, pero no vomitaba. Trataba
de deshacerse de la comida tomando grandes cantidades de laxantes. Su peso era inestable, pero
había logrado mantenerlo dentro de los límites normales simplemente ayunando entre sus crisis de
gula. Odiaba la gordura pero en realidad, nunca había sido delgada. Sus ataques de comer en
exceso la hacían sentir culpable y desesperanzada. Había pensado en el suicidio tomando una
sobredosis de los somníferos que su médico clínico le había prescripto para su insomnio. Podía
hacer su trabajo adecuadamente y sólo había tomado unos días de licencia por enfermedad.
SOCIAL: Exceso de sensibilidad a las críticas, baja autoestima, dificultad para establecer
relaciones íntimas y evitación de las actividades sociales por temor al rechazo y a los juicios de los
otros. Tenía sólo unas pocas amigas íntimas porque le resultaba difícil hacer amigos. A menudo se
sentía tensa e incómoda al estar en compañía.
LABORAL: Estudió para ser enfermera y tuvo varios trabajos en salas geriátricas.
FAMILIAR: La paciente creció en un pueblo donde su padre era maestro.
Se había enamorado más de una vez, pero nunca se animó a comprometerse porque tenía miedo
al rechazo y posiblemente por temor a una relación sexual.

conducta cognición emoción

* aislamiento social *insomnio *ansiedad


*Inseguridad *pensamientos de suicidio *baja autoestima
*ataques de gula *tensión severa

DIAGNÓSTICO: F50.3 Bulimia Nerviosa Atípica


Con diagnóstico subsidiario de
F60.6 Trastorno ansioso (con conducta de evitación) de la personalidad
2. SOPORTE DEL DIAGNÓSTICO

F50.3 Bulimia nerviosa atípica

2
Este término debe ser utilizado para los casos en los que faltan una o más de las características
principales de la bulimia nerviosa (F50.2), pero que por lo demás presentan un cuadro clínico
bastante típico. Los enfermos tienen con frecuencia un peso normal o incluso superior a lo normal,
pero presentan episodios repetidos de ingesta excesiva seguidos de vómitos o purgas. No son
raros síndromes parciales acompañados de síntomas depresivos (si estos síntomas satisfacen las
pautas de un trastorno depresivo debe hacerse un doble diagnóstico.

Incluye: Bulimia con peso normal.

F60.6 
Trastorno ansioso (con conducta de evitación) de la personalidad 

Se trata de un trastorno de la personalidad caracterizado por:

a) Sentimientos constantes y profundos de tensión emocional y temor. 


b) Preocupación por ser un fracasado, sin atractivo personal o por ser inferior a los demás. 
c) Preocupación excesiva por ser criticado o rechazado en sociedad. 
d) Resistencia a entablar relaciones personales si no es con la seguridad de ser aceptado.
e) Restricción del estilo de vida debido a la necesidad de tener una seguridad física.
f) Evitación de actividades sociales o laborales que impliquen contactos personales íntimos, por el
miedo a la crítica, reprobación o rechazo.

Puede presentarse también una hipersensibilidad al rechazo y a la crítica.

CONDUCTA: Trataba de deshacerse de la comida tomando grandes cantidades de laxantes. Su


peso era inestable, pero había logrado mantenerlo dentro de los límites normales simplemente
ayunando entre sus crisis de gula. Odiaba la gordura pero en realidad, nunca había sido delgada.
Sus ataques de comer en exceso la hacían sentir culpable y desesperanzada.

COGNICIÓN: Sus episodios de gula estaban precedidos por sentimientos de tensión severa y
obtenían una cierta relajación, aunque esto iba acompañado por vergüenza y desesperación.
Durante el año anterior a la derivación los períodos de gula habían aumentado de dos a tres veces
por semana

EMOCIÓN: Ansiedad, vergüenza, odio, desesperanza, culpabilidad

EVALUACION MULTIAXIAL

Eje I 
50.3 Bulimia nerviosa atípica

Eje II
F60.6 Trastorno ansioso (con conducta de evitación) de la personalidad 

Eje III 
Ninguno

Eje IV 
Problemas relativos al ambiente social

3
Eje V 
EEAG = 85 mínimas relaciones sociales

3. INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN

A.ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA Y TEST 26

Instrumentos de evaluación

La evaluación se llevó a cabo durante 4 sesiones, centrada en la sintomatología presente en la


paciente en el momento de la exploración, incidiendo en diversos factores que podrían explicar el
origen y cronificación de la sintomatología así como las relaciones funcionales entre conductas
problema. Para lograr una comparativa de los efectos del tratamiento se administraron los
siguientes instrumentos pre-tratamiento y post-tratamiento:

1. Entrevista inicial que se completó con la aplicación de la revisión española del Cuestionario
Multimodal sobre la Historia de Vida de Lazarus (1986).

2. Medida de Ansiedad. Se utilizó el Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad, ISRA


(Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 2007). El ISRA es un inventario con formato S-R, basado en el
modelo interactivo de la ansiedad (Endler, 1975) y en el modelo del triple sistema de respuesta
(Lang, 1968). Consta de 22 situaciones y 24 respuestas de ansiedad. El sujeto debe evaluar la
frecuencia con que se manifiestan una serie de respuestas de ansiedad, ante cada una de las 22
situaciones que se le presentan. En total el sujeto debe responder a 224 ítems (interacción
situación x respuesta). Por medio del ISRA obtenemos puntuaciones en ocho escalas. Las tres
primeras correspondientes a los tres componentes de la respuesta de ansiedad ante distintas
situaciones: reactividad cognitiva, fisiológica y motora. La cuarta al Rasgo o nivel general de
ansiedad. Finalmente, las cuatro últimas corresponden a áreas situacionales que reflejan los
niveles de ansiedad ante diferentes categorías de situaciones: ansiedad ante la evaluación,
ansiedad interpersonal, ansiedad fóbica y ansiedad ante las situaciones de la vida cotidiana.

3. Medida de Personalidad. Se administró el Inventario de Personalidad NEO Revisado, NEO-PI-R


(Cordero, Pamos y Seisdedos, 2008). El inventario se basa en el modelo de los Cinco Grandes
factores de personalidad, por lo que ofrece una medida de: Neuroticismo, Extraversión, Apertura,
Amabilidad y Responsabilidad. Una de las ventajas del mismo es la posibilidad de obtener una
puntuación general en los 5 factores de personalidad, y una puntuación más específica en las 6
escalas que componen cada uno de estos factores. Se le administró en el contexto de las prácticas
de una asignatura del Grado de Psicología.

4. Medida de la capacidad para solucionar problemas. Se administró el Inventario de Solución y


Afrontamiento de Problemas, ISAP (Miguel-Tobal y Casado-Morales, 1992): Su objetivo es evaluar
la capacidad que muestra el sujeto para afrontar y solucionar problemas de González García, C. y
Martín-Javato Romero, L. © Revista de Casos Clínicos en Salud Mental (2015) 1: 19-41 la vida
cotidiana, así como la forma en que lo hacen, con 25 ítems y facilita puntuaciones en tres factores:
Confianza/ Inseguridad en sí mismo, Reflexividad/ Impulsividad y Estrategias de resolución;
incluyendo en último lugar una puntuación total que surge de la suma de los tres anteriores.

5. Medida de Inteligencia Emocional. Trait Meta Mood Scale-24, TMMS-24 (Fernández Berrocal,
Extremera y Ramos, 2004): Se trata de un instrumento basado en el modelo de Inteligencia

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Emocional de Mayer y Salovey, y diseñado para la medición de los aspectos de la IE intrapersonal
del paciente. Recoge información de las habilidades para atender, discriminar y reparar los estados
emocionales propios, de forma que a través de 24 ítems se obtiene un índice en cada una de estas
dimensiones.

6. Medida de la Bulimia. Cuestionario de Bulimia revisado, BULIT (Mora y Raich, 1993): Se le


administró con el objetivo de detectar, de modo cuantitativo, el riesgo de padecer bulimia y poseer
un registro claro de aquellas conductas y cogniciones presentes en la paciente en relación al
desorden alimentario, desde su punto de vista. El cuestionario se aplica en población general y
mide tanto la presencia como la gravedad de la sintomatología, se basa en criterios DSM-IV
haciendo referencias a los atracones, conductas compensatorias y preocupación por el peso.
Ofrece información cuantitativa y cualitativa ya que las puntuaciones de 8 de los 36 ítems que
contiene se evalúan de forma individual para comprobar criterios diagnósticos.

7. Medida de la Tristeza/Depresión. Cuestionario Tridimensonal de Depresión, CTD (Jiménez-


García, Miguel-Tobal y Cano-Vindel, 1996): Se le administró este cuestionario para comprobar
posibles síntomas depresivos residuales o aún activos y comprobar su intensidad. Se basa en la
teoría tridimensional de respuesta y por ello permite obtener información en estos sistemas por
separado (Cognitivo, fisiológico y motor), consta de 70 ítems, agrupados en cuatro subescalas, las
tres primeras referentes a los sistemas de respuesta y la cuarta subescala que recoge aquellos
ítems relacionados con la ideación suicida como la desesperación o sensación de encontrarse en
una situación sin salida.

8. Inventario de Expresión de Ira Estado-Rasgo, STAXI-2 (Miguel Tabal, Casado Morales, Cano-
Vinel y Spielberg, 2001): Se decidió administrar este Inventario con el propósito de conocer cómo
se manifestaba en M. la experiencia de la ira de modo que se tuviera una medida del
temperamento, la forma de expresión externa o interna y las estrategias de control que ponía en
marcha en el momento. Se trata de la adaptación española del State-Trait Anger Expression
Inventory-2 STAXI-2 (Spielberger, 1999) y consta de un total de 49 ítems distribuidos en tres
escalas: ira estado, compuesta por 15 items; ira rasgo, compuesta por 10 ítems y expresión de ira,
compuesta por 24 ítems. A partir de los ítems de la escala de estado se obtienen tres subescalas:
sentimiento, verbal y física. También la escala de rasgo nos permite llegar a dos nuevas
puntuaciones: temperamento y reacción de ira. De igual modo, de la escala de expresión de ira se
obtienen cuatro subescalas: ira interna, ira externa, control interno y control externo. Finalmente,
esta prueba nos proporciona una puntuación general de expresión de ira, referida a la frecuencia
con la que se expresa esta emoción, independientemente de la dirección de dicha expresión
(interna o externa). 9. Autorregistros. Por otra parte, durante toda la evaluación (y de nuevo más
tarde en el tratamiento) se le pidió a M. que llevara a cabo varios autorregistros para conocer las
pautas alimentarias y las conductas de tipo purgativo o atracones que llevaba a cabo, tanto como
Eficacia del tratamiento cognitivo conductual para un caso de bulimia nerviosa. © Revista de Casos
Clínicos en Salud Mental (2015) 1: 19-41 línea base como para comprobar la mejora del
tratamiento. Solía comer sola lo que le dejaba su madre preparado, cuando se trataba de comida
ligera “que no engorda” no tenía problemas, pero con alimentos que “engordan” como pasta o
carne de cerdo, se sentía mal por no seguir una dieta; una vez que empezaba a comer pensaba
“ya que he empezado aprovecho” y acababa comiendo patatas, postre, picoteo… a continuación
cuando se encontraba completamente llena e incluso le dolía el estómago se sentía molesta,
imaginaba como iba a engordar, reaparecían los pensamientos negativos y la ansiedad y llevaba a
cabo la purgación mediante el vómito y un ayuno esa noche. Por otra parte se llevaron registros
cognitivos (situación, pensamiento, emoción y conducta) a los que a medida que avanzada el
tratamiento se les incluía el cambio a pensamientos racionales y alternativos0

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4. FORMULACIÓN CLÍNICA

Durante la valoración neuropsicológica la paciente se presentaba callada y reticente. Su estado de


ánimo era moderadamente depresivo y lloraba silenciosamente mientras describía sus dificultades.
No se sospecharon elementos psicóticos. Era saludable y su peso estaba en el promedio. Ella
percibía su peso como un poco más del de lo que deseaba. Dijo que tenía miedo de volverse
obesa.

HIPOTESIS
La paciente no cuenta con red de apoyo debido a que su padre se encuentra viviendo en otra
ciudad, además manifiesta pocas relaciones íntimas, Exceso de sensibilidad a las críticas, baja
autoestima, dificultad para establecer relaciones íntimas y evitación de las actividades sociales por
temor al rechazo y a los juicios de los otros. Tenía sólo unas pocas amigas íntimas porque le
resultaba difícil hacer amigos. A menudo se sentía tensa e incómoda al estar en compañía.

Sus ataques de comer en exceso la hacían sentir culpable y desesperanzada. Había pensado en el
suicidio tomando una sobredosis de los somníferos que su médico clínico le había prescripto para
su insomnio. Podía hacer su trabajo adecuadamente y sólo había tomado unos días de licencia por
enfermedad.
Hay evidencia de comportamiento anormal evasivo en las áreas de afectividad y relaciones
interpersonales desde su juventud.

5. DESCRIPCIÓN DE LA PROPUESTA DE INTERVENCIÓN

Objetivos del tratamiento

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Como objetivo general de la terapia se plantea suprimir la sintomatología característica del
Trastorno de Bulimia Nerviosa (atracones, conductas purgativas, preocupación y malestar excesivo
por la figura), y descender el malestar emocional que lo acompaña (ansiedad, tristeza e ira),
llegando a restaurar el nivel funcional óptimo.

Los objetivos terapéuticos específicos que se plantearon fueron:

1. Reducir la activación de forma adaptativa. 2

. Suprimir los atracones y las conductas purgativas mediante técnicas conductuales.

3. Identificar y ajustar las distorsiones cognitivas sobre la figura corporal, peso y comida.

4. Adecuar los patrones de alimentación y ejercicio según estándares saludables.

5. Mejorar la identificación y regulación de las emociones (tristeza, ira y ansiedad)

6. Mejorar la autoestima.

7. Mejorar la solución de problemas.

8. Dotar de habilidades para prevención y detección de recaídas.

Etapa I La primera etapa se compone de 7 sesiones (de 50 minutos) además de la sesión inicial, y
se desarrolla a lo largo de cuatro semanas con una frecuencia de dos sesiones por semana.
Sesión Inicial Es la sesión más larga (90 minutos) y debe cubrir siete componentes:

 motivar a la paciente en el tratamiento.


 evaluar la naturaleza y severidad de la psicopatología.
 formular, conjuntamente con la paciente, los mecanismos de mantenimiento del problema
alimentario.
 describir el tratamiento; explicar la monitorización de la ingesta de medicamentos sin
control
 aclarar las tareas para la próxima sesión, y resumir la sesión antes de concertar la
siguiente cita.

Sesión 1

La primera sesión tiene como prioridad conseguir que la paciente se comprometa con la terapia.
Además, deben conseguirse los siguientes objetivos:

Revisar los auto riesgos diarios que deben incluir la información siguiente: todas las ingestas
(comidas y bebidas), señalando la hora y el lugar en que se producen, indicando si alguna de las
ingestas se considera excesiva (presencia de atracones objetivos o subjetivos), anotar los vómitos
y uso de laxantes o diuréticos y, por último, anotar comentarios, según las indicaciones del
terapeuta en cada etapa (pensamientos, emociones o circunstancias importantes relacionadas con
ingestas o atracones). Formulación del caso para asegurarnos de que la paciente entiende el
modelo, para utilizarlo como guía durante el tratamiento. Educar a la paciente sobre el peso y
sobre las conductas de comprobación del peso (el papel mantenedor de conductas como pesarse
con frecuencia o mirarse continuamente al espejo).

Sesiones 2-7 A

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Partir de la segunda sesión, el tratamiento debe centrarse en obtener cambios. La terapia seguirá
una estructura fija: pesar a la paciente, revisar los últimos autorregistros, establecer los puntos a
tratar en la sesión (de forma conjunta), trabajar sobre los puntos establecidos, aclarar las tareas
para la próxima sesión y, por último, resumir lo tratado en la sesión.

En estas seis sesiones de la primera etapa se cubren los siguientes objetivos:

❖ Establecer un patrón regular de ingesta planificar cinco comidas diarias (de este modo las
pacientes con atracones se benefician porque estos se desplazan, las que tienen hábitos
de alimentación caóticos adquieren una estructura y un control sobre sus comidas, y las
que restringen la ingesta empiezan a regulan sus sensaciones de hambre y saciedad).
❖ También han de tratarse en este punto: las conductas de purga, el ejercicio excesivo y la
sensación de “estar llena” o “hinchada” tras las comidas. Hacer partícipes a otras personas
en la terapia: familiares y amigos que puedan ayudar a conseguir el cambio, o aquellos que
estén obstaculizando el proceso.
❖ Etapa II La segunda etapa del tratamiento es de transición, se compone de una o dos
sesiones (una por semana) en las que se revisa el progreso obtenido hasta el momento y
se toman decisiones con respecto a la etapa III.

Sesiones 8-9 Se establecen los siguientes objetivos:

1. Revisar el progreso alcanzado: la magnitud del cambio durante las primeras semanas es
un fuerte predictor de los resultados del tratamiento. Por tanto, conviene volver a evaluar a
la paciente y comparar los registros de las últimas sesiones con los obtenidos en las
primeras entrevistas. Cuando las afectadas llegan a esta etapa, habitualmente han
mejorado su patrón de alimentación y han reducido la frecuencia de atracones y otras
conductas compensatorias.
2. Identificar las posibles barreras que dificultan el cambio: discutir con la paciente los
posibles mecanismos que estén obstaculizando el proceso (p.e. miedo al cambio, eventos
externos, dificultades interpersonales, incompatibilidades de la terapia con el trabajo o la
vida familiar, depresión clínica, desagrado con la terapia, etc.).
3. Revisar la formulación del caso: considerando si hubiese que cambiar algún elemento,
aunque no suele ser necesario.
4. Decidir entre continuar con la versión focalizada o aplicar a partir de ahora la versión
“extendida”: a partir de esta etapa se continuará con la versión focalizada en la gran
mayoría de los casos, pero ha de contemplarse la posibilidad de utilizar la versión
extendida con pacientes en los que existen mecanismos externos al trastorno alimentario
Es importante que el terapeuta conozca la importancia que cada uno de estos mecanismos
mantenedores tiene en cada paciente, a la hora de decidir sobre cuales se trabajará y en
qué orden

A lo largo de las sesiones que se dediquen a este módulo, han de cubrirse los siguientes
elementos en el orden propuesto: I. Identificar la sobrevaloración y las consecuencias derivadas.

 Hay que educar a la paciente sobre el concepto de auto-evaluación, los aspectos


importantes sobre los que las personas podemos juzgarnos y cómo en los TCA existe una
idea sobrevalorada acerca de la figura y el peso. Una forma de trabajar este tema es
proponerle que represente, mediante un gráfico de pastel, la importancia de distintas áreas
de su vida a la hora de auto-evaluarse (la mayoría de pacientes con problemas

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alimentarios dibujarán una gran parte del gráfico con cuestiones relacionadas con el
aspecto físico, la delgadez, etc., y dedicarán un porcentaje muy pequeño a otras áreas
como la familia, los estudios o el trabajo).

Cuyo objetivo es orientarla a visualizar y comprender cómo el tener un área tan dominante a la
hora de auto-evaluarse es perjudicial, porque disminuye notablemente la importancia de otras
áreas (p.e. amigos, pareja, actividades de tiempo libre, etc.) y hace a las personas vulnerables a
evaluarse de forma negativa cuando no pueden controlar el área dominante en todo momento.

Aumentar la importancia de otras áreas implicadas en la auto valía. Continuando con la idea
anterior, hay que mostrar a la paciente que la sobrevaloración del peso y la figura margina otras
áreas importantes de la vida, que pueden contribuir a una auto-evaluación más positiva de uno
mismo.

Se trata de recuperar actividades que se han dejado de realizar a partir del TCA (incluyendo
nuevos elementos al gráfico de pastel dibujado anteriormente), por ejemplo, retomar relaciones
interpersonales, comenzar nuevas actividades de tiempo libre, etc., que la paciente debe intentar
durante las próximas semanas. III. Tratar los rituales de comprobación y las conductas de
evitación. Es importante hacer preguntas directas y educar sobre las conductas de comprobación y
evitación relacionadas con el cuerpo y la comida, ya que muchas pacientes no suelen hablar de
ello directamente o no son conscientes de realizar estas conductas. Los rituales de comprobación
del peso y la figura incluyen conductas como mirarse frecuentemente al espejo, medirse ciertas
partes del cuerpo, apretar o tocar zonas del cuerpo determinadas, compararse constantemente con
otras personas o mirarse continuamente el cuerpo (p.e. muslos o barriga). Entre las conductas de
evitación destacan: no llevar ropa ajustada, evitar los espejos, no mirar fotografías de una misma o
cubrirse ciertas partes del cuerpo. El terapeuta puede pedir que estas conductas se incluyan en
una nueva columna del autorregistro, durante algunas semanas de esta etapa, mientras la paciente
aprende a eliminarlas.

La sensación de “sentirse gorda. Las personas con TCA suelen equiparar el “sentirse gordas” con
estar realmente gordas o tener sobrepeso. Esto debe tratarse en esta etapa, ya que contribuye al
mantenimiento de ciertas conductas problemáticas (p.e. evitar ciertos alimentos o realizar ejercicio
físico excesivo). La sensación de “sentirse gorda” fluctúa a lo largo del tiempo a pesar de que el
peso corporal se mantenga estable. Hay que ayudar a la paciente para que pueda distinguir
exactamente en qué consiste esa sensación, es decir, preguntarle cuándo ocurre, bajo qué
circunstancias, qué sensaciones fisiológicas le acompañan, etc. La gran mayoría de los
desencadenantes de la sensación de “sentirse gorda” están asociados a estados de ánimo
negativos (p.e. aburrimiento, soledad, tristeza, etc.) o se derivan de conductas o sensaciones
físicas normales (p.e. sentirse llena después de comer, notar la ropa ajustada, compararse con
otras personas, tener calor, estar sudando, etc.). Una vez detectados los desencadenantes, se
entrena a la paciente en la técnica de resolución de problemas para aprender a manejarlos. V.
Explorar los orígenes de la sobrevaloración. En las últimas sesiones de la etapa III es aconsejable
indagar en los posibles orígenes del trastorno alimentario y en cómo se ha mantenido en el tiempo.
Para ello se le pide a la paciente que recuerde si en distintos periodos de su vida (p.e. hasta un
año antes del inicio del TCA, durante el año anterior a su inicio, el primer año de evolución y hasta
el momento actual) se dio alguna circunstancia o evento que pudo contribuir al desarrollo de la
sobrevaloración del peso, la figura y su control. A partir de esta información se crean hipótesis
sobre el origen y mantenimiento del problema, que ayudan a la paciente a entender su proceso y a
verlo como algo más “normal” y menos “patológico”. VI. Aprender a controlar los pensamientos y
creencias relacionados con él TCA: este último módulo suele tratarse en las últimas sesiones de la

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tercera Consiste principalmente en hacer entender
a la paciente que “hacer dieta” es una conducta contraproducente porque mantiene el
problema alimentario y produce efectos adversos como la disminución de la capacidad de etapa, y
constituye la parte más cognitiva del tratamiento. Consiste en identificar los pensamientos y
creencias problemáticos que contribuyen al mantenimiento del problema, con el objetivo de
cuestionarlos y modificarlos. El núcleo psicopatológico de los TCA puede ser entendido como un
sistema de creencias que lleva a la paciente a filtrar la información que recibe del exterior, así
como la relacionada con sus estímulos internos, en forma tal que la lleva a malinterpretar ciertas
experiencias y a realizar conductas etapa III.

Concentración, el aumento de ansiedad y la restricción de los alimentos que pueden ingerirse


(pudiendo dificultar las relaciones sociales), además de ser el principal factor de riesgo para
los atracones. Es importante evaluar el tipo de comidas que se evitan (comidas prohibidas) y
las reglas dietéticas que se intentan seguir, para lograr un patrón de alimentación regular y variado
que pueda mantenerse después del tratamiento.
También hay que tratar en este punto la idea sobrevalorada de la necesidad de controlar
la alimentación, con experimentos conductuales en los que se le pide a la paciente que deje de
realizar conductas de comprobación o que rompa sus reglas dietéticas. C. Eventos externos,
estados de ánimo y hábitos de alimentación. En este módulo se insiste en la relación existente
entre los hábitos de alimentación en los TCA y su relación con eventos externos o con
cambios en el estado de ánimo, y se enseñan técnicas para resolver problemas concretos, con
ejemplos recientes tomados de la paciente. Enlos casos en que a pesar de la mejora conseguida
hasta la etapa III continúan con “atracones residuales” de manera intermitente, se utiliza
la técnica del “análisis de atracones” en la que se intenta reencuadrar la situación, como
consecuencia de alguno de los siguientes procesos: a) romper una de las reglas dietéticas, b)
desinhibirse a causa del consumo de alcohol u otras drogas, c) no comer lo suficiente a lo largo del
día, o d) estar facilitado por ciertos eventos externos o por estados disfóricos. Se trata de analizar
las situaciones, para que la paciente las vea como acontecimientos aislados, que tienen
solución si son detectados a tiempo, aplicando técnicas como el control de estímulos, la resolución
de problemas o la realización de actividades alternativas sustitutorias

EtapaIV
La cuarta etapa del tratamiento consta de tres sesiones, una cada 15 días, a lo largo de seis
semanas. Esta última etapa trata de consolidarlos avances conseguidos en las etapas anteriores
asegurando, en lo posible, el mantenimiento del progreso y minimizando las recaídas
en el futuro. En esta etapa hay que comprobar que las expectativas de las pacientes son realistas
y se adaptan a lo conseguido durante las sesiones anteriores, así como repasar los logros
alcanzados y las estrategias que han sido más útiles a lo largo de la terapia. Al finalizar el
tratamiento es posible que algunas pacientes sigan haciendo dieta, e incluso teniendo atracones o
vómitos ocasionales y manteniendo ciertas ideas disfuncionales sobre la figura y el peso. A pesar
de ello, es aconsejable terminar en el tiempo establecido y preparar un plan de mantenimiento
a largo plazo. Al finalizar la última de las sesiones se programa una sesión de revisión para 20
semanas después de finalizar el tratamiento. Sesión de Revisión.
En la revisión se vuelve a evaluar a la paciente y se contempla la necesidad de realizar alguna
otra sesión. Además, se evalúa el seguimiento del plan de mantenimiento, se analiza la
necesidad de seguir con el hábito de pesarse semanalmente, se discuten las posibles “caídas”
(recaídas leves) producidas desde el final de la terapia y se revisa el plan a seguir a largo plazo.
Específicas derivadas de dichas malinterpretaciones. Fairburn (2008) utiliza la metáfora del

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reproductor de DVD para explicar que la mente reproduce pensamientos diversos y que hay que
aprender a detectar cuándo se está reproduciendo el DVD de los problemas alimentarios,
reconociendo los primeros signos, para parar a tiempo y volver al camino correcto, siguiendo lo
aprendido durante la terapia y realizando actividades alternativas distractoras. B. Intentos de
restringir la dieta, reglas dietéticas y control sobre la alimentación. Frecuentemente este módulo se
incorpora al tratamiento después de varias sesiones en la etapa III. Consiste principalmente en
hacer entender a la paciente que “hacer dieta” es una conducta contraproducente porque mantiene
el problema alimentario y produce efectos adversos como la disminución de la capacidad de
concentración, el aumento de ansiedad y la restricción de los alimentos que pueden ingerirse
(pudiendo dificultar las relaciones sociales), además de ser el principal factor de riesgo para los
atracones. Es importante evaluar el tipo de comidas que se evitan (comidas prohibidas) y las reglas
dietéticas que se intentan seguir, para lograr un patrón de alimentación regular y variado que
pueda mantenerse después del tratamiento. También hay que tratar en este punto la idea
sobrevalorada de la necesidad de controlar la alimentación, con experimentos conductuales en los
que se le pide a la paciente que deje de realizar conductas de comprobación o que rompa sus
reglas dietéticas. C. Eventos externos, estados de ánimo y hábitos de alimentación. En este
módulo se insiste en la relación existente entre los hábitos de alimentación en los TCA y su
relación con eventos externos o con cambios en el estado de ánimo, y se enseñan técnicas para
resolver problemas concretos, con ejemplos recientes tomados de la paciente. En los casos en que
a pesar de la mejora conseguida hasta la etapa III continúan con “atracones residuales” de manera
intermitente, se utiliza la técnica del “análisis de atracones” en la que se intenta re encuadrar la
situación, como consecuencia de alguno de los siguientes procesos: a) romper una de las reglas
dietéticas, b) desinhibirse a causa del consumo de alcohol u otras drogas, c) no comer lo suficiente
a lo largo del día, o d) estar facilitado por ciertos eventos externos o por estados disfóricos. Se trata
de analizar las situaciones, para que la paciente las vea como acontecimientos aislados, que tienen
solución si son detectados a tiempo, aplicando técnicas como el control de estímulos, la resolución
de problemas o la realización de actividades alternativas sustitutorias (para más información sobre
estas técnicas consultar Fairburn, 1995). Etapa IV La cuarta etapa del tratamiento consta de tres
sesiones, una cada 15 días, a lo largo de seis semanas. Esta última etapa trata de consolidar los
avances conseguidos en las etapas anteriores asegurando, en lo posible, el mantenimiento del
progreso y minimizando las recaídas en el futuro. En esta etapa hay que comprobar que las
expectativas de las pacientes son realistas y se adaptan a lo conseguido durante las sesiones
anteriores, así como repasar los logros alcanzados y las estrategias que han sido más útiles a lo
largo de la terapia. Al finalizar el tratamiento es posible que algunas pacientes sigan haciendo
dieta, e incluso teniendo atracones o vómitos ocasionales y manteniendo ciertas ideas
disfuncionales sobre la figura y el peso. A pesar de ello, es aconsejable terminar en el tiempo
establecido y preparar un plan de mantenimiento a largo plazo. Al finalizar la última de las sesiones
se programa una sesión de revisión para 20 semanas después de finalizar el tratamiento. Sesión
de Revisión. En la revisión se vuelve a evaluar a la paciente y se contempla la necesidad de
realizar alguna otra sesión. Además, se evalúa el seguimiento del plan de mantenimiento, se
analiza la necesidad de seguir con el hábito de pesarse semanalmente, se discuten las posibles
“caídas” (recaídas leves) producidas desde el final de la terapia y se revisa el plan a seguir a largo
plazo.

6. RESULTADOS ESPERADOS

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Tras el tratamiento se espera que la paciente
Logre equilibrar sus emociones y sentimientos (teniendo en cuenta su depresión)
Superación de las limitaciones disfuncionales de forma progresiva y controlada,

A la vista de los resultados, se puede concluir que el Análisis Funcional y la intervención que se
llevó a cabo fue efectiva para resolver el trastorno bulímico expuesto

La intervención de este caso estuvo basada en la modificación de los hábitos alimenticios, el


entrenamiento en conductas alternativas, manejo de contingencias por parte de la familia, en la
exposición a las situaciones de riesgo y la prevención de respuestas, la adquisición de conductas
para afrontar la ansiedad (relajación) junto con las técnicas de control de estímulos.

BIBILIOGRAFIA

*Modificada de: López C, Treasure J. Trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes:


Descripción y manejo. Rev Med

Clin Condes 2011; 22 (1): 85-97.

Research paper (PDF): DSM-5 y los trastornos de la conducta alimentaria. Available from:
https://www.researchgate.net/publication/265729323_DSM-
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