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LA IGLESIA ES INVENCIBLE

Mt. 16:13-18 “Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos,
diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14Ellos dijeron: Unos, Juan
el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 15El les dijo: Y vosotros,
¿quién decís que soy yo? 16Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente.  17Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás,
porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18  Y yo también
te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella. 19Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que
atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado
en los cielos.”
¿POR QUÉ ESE ESCENARIO?
Para hacer aquella confesión, el Señor no se conformó con hacerlo en donde ellos estaban en
aquel momento junto al Mar de Galilea, sino que escogió un paraje muy determinado, un
lugar siniestro de terrible fama y negra historia en la cercana ciudad de Cesárea de Filipo, a
40 km. del Mar de Galilea donde ellos estaban, y más concretamente se los llevó a una
enorme cueva que había situada al pie del Monte Hermón en los Altos del Golán allí en
Cesárea de Filipo.

En este pasaje Jesús estaba advirtiendo y previniendo a sus discípulos acerca de que una
sangrienta y devastadora guerra se iba a desatar entre el cielo y el infierno teniendo como
objetivo común a la iglesia; el cielo queriendo protegerla, pero el infierno queriendo
destruirla.
HISTORIA DE CESÁREA DE FILIPO
Siglos antes del tiempo de Cristo, y antes de que aquella ciudad se llamara Cesárea de Filipo
los habitantes de aquella región le pusieron el nombre de Panias en honor a “Pan” dios griego
de la fertilidad.
En días de Jesús, el rey Herodes I el Grande construyó allí un templo en mármol blanco para
la adoración del emperador, situado a lo largo de los acantilados del norte de la ciudad, que
incluía patios, una gruta, y espacios para los rituales. Luego su hijo Herodes Felipe, amplió y
enriqueció la ciudad y le cambió el nombre de Panias por el de Cesárea en honor al César
Augusto, a lo que añadió “de Filipo” en honor a sí mismo, CESAREA DE FILIPPO.
Aquel paraje, era uno de los lugares más bellos de todo Israel con abundantes corrientes de
agua que fluyen hacia el Jordán, y multitud de cascadas entre las que destaca una de 10
metros de altitud, la más alta de todo Israel.
Sin embargo, a la vez, era uno de los sitios más lóbregos, siniestros, y temidos debido a su
oscuro pasado y a las prácticas y ritos que en aquella cueva se celebraban, ya que el

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manantial que emergía de la gran cueva se convirtió en centro de culto pagano donde se
realizaban todo tipo de ofrendas y sacrificios horribles al dios Pan.
¿QUIEN ERA EL DIOS PAN?
Pan, dios griego de la fertilidad – Fauno para los romanos – era el más horrible de todos los
dioses, con cuernos de cabra en la cabeza, cascos de cabra en lugar de pies, y con el cuerpo
recubierto de pelambre de cabra.
Este medio hombre, medio dios y medio chivo, era alegre, y andaba brincando por los
matorrales y montañas, tocando su flauta de caña, según nos cuenta el poeta griego Homero
autor de obras como “La Ilíada” epopeya que narra los acontecimientos ocurridos durante
los 51 días en el décimo y último año de la toma de Troya (gr. Ilión), o “La Odisea”, que es
como una segunda parte, en la que cuenta las aventuras de Odiseo (Ulises) en su viaje de
regreso a su patria, Ítaca, desde el momento en que finaliza la guerra de Troya.
Según Homero, Pan se dedicaba a perseguir por los bosques a las ninfas – deidades
femeninas que moraban en los árboles, en las cimas de las montañas, en los ríos, arroyos,
cañadas y grutas – y a las jóvenes doncellas que pasaban por allí, en busca de sus favores,
por lo cual causaba verdadero terror entrar en sus dominios, y de ahí se originó la palabra
“pánico”.
¿QUÉ TENÍA DE ESPECIAL AQUEL LUGAR?
Los adoradores del dios Pan arrojaban cabras desde lo alto del precipicio – unos 80 m. de
altitud – a la boca de la cueva con la esperanza de que su sacrificio fuera aceptable a Pan
quien también exigía sacrificio humano. Por eso es que en la primavera cada año, los
sacerdotes de Pan lanzaban una joven virgen a las fuertes corrientes de agua que surgían de la
base del Monte Hermón.
De manera que las aguas que fluían de la salida de la cueva se teñían de rojo por la sangre de
las víctimas tanto humanas como animales dando una imagen realmente espeluznante y
tenebrosa de lugar. Y así es como se extendió la creencia de que aquella era realmente la
puerta del infierno o del hades.
Jesús había escogido aquel lugar dominado por la presencia demoníaca, un lugar con historia
de adoración pagana y sacrificios humanos. La inmoralidad sexual era creciente, e incluso la
prostitución religiosa era exigida; y era práctica común, con la intención de apaciguar a sus
dioses, que se mataran a los niños y los enterraran en las bases de sus casas o edificios
públicos al momento de su construcción.
Por eso es que Jesús quería que sus discípulos le escucharan hacer esa gran declaración desde
el mismo centro del poderío infernal.
Parece que Jesús quiso ir al lugar más malvado posible y pararse ante la puerta principal del
Diablo, proclamando que Él triunfaría sobre las fuerzas del mal, y para ello no iba a usar a
ejércitos celestiales, poderosos Arcángeles, brillantes serafines, ni imponentes querubines,

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usaría a débiles seres humanos como nosotros, lo cual explica muy bien el apóstol San Pablo
en su epístola a los Corintios cuando dijo:
1 Cor. 1:26-28 “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según
la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios,
para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo
fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo
que es.”
Para llegar hasta aquel lugar, Jesús y sus discípulos tuvieron que caminar una larga distancia
de 40 km. cuesta arriba. El Mar de Galilea se encuentra a como 213 metros bajo el nivel del
mar, y Cesárea de Filipo se encuentra a 350 metros sobre el nivel del mar, por lo tanto,
tuvieron que salvar un desnivel de 563 m. No fue una sencilla caminata.
Cuando por fin llegaron a las cercanías de aquella horrible gruta, la supuesta entrada al
Hades, Jesús se detuvo, y con aquel aterrador escenario enfrente les prometió: “Yo edificaré
mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18).
Desde entonces hasta el día de hoy, han trascurrido 21 siglos de historia en los que nunca han
faltado episodios donde no se hayan librado batallas a muerte del infierno contra la iglesia.
HISTORIA DE LAS PERSECUCIONES
Esas batallas han tenido diferentes grados de intensidad, desde el arresto sin causa y sin
garantías, el encarcelamiento sin juicio, el azotamiento injusto y las torturas más crueles
imaginables, hasta la “ejecución” llamada martirio, pasando por el pago de impuestos
abusivos, la confiscación de bienes, la destrucción de propiedades y de obras de arte, la
quema de libros y símbolos cristianos, o la incitación a renegar de sus principios y delatar a
otros cristianos.
Partiendo del martirio de Esteban, el primer mártir de la era de la iglesia que murió
apedreado, hasta el día de hoy, la historia está llena páginas negras de dolor, sufrimiento y
derramamiento de sangre de los cristianos.
PERSECUCIONES ROMANAS
El historiador Tertuliano y padre eclesiástico del siglo II, explica cuál era la fama y los
delitos que se les imputaban a los cristianos:
 Que en la nocturna congregación sacrificamos y nos comemos un niño.
 Que en la sangre del niño degollado mojamos el pan y empapado en la sangre
comemos un pedazo cada uno.
 Que unos perros que están atados a los candeleros los derriban forcejeando para
alcanzar el pan que les arrojamos bañado en sangre del niño.
 Que en las tinieblas que ocasiona el forcejeo de los perros, alcahuetes de la torpeza,
nos mezclamos impíamente con las hermanas o las madres.

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 De estos delitos nos pregona reos la voz clamorosa popular, y aunque ha tiempo que la
fama los imputa, hasta hoy no ha tratado el Senado de averiguarlos.

Empezando por Nerón en el año 64 d.C. hasta el año 310 con Juliano el apóstata, fueron casi
3 siglos de dura persecución y mortandad contra los cristianos en los que fueron pasando los
siguientes emperadores romanos.
1. Domiciano 5. Antonino Pío 9. Decio
2. Trajano 6. Marco Aurelio 10. Valeriano
3. Plinio 7. Septimio Severo 11. Diocleciano
4. Adriano 8. Maximino 12. Juliano el apóstata.

Persecuciones, torturas, hogueras, leones, desmembramientos, aserramientos, calderas de


aceite hirviendo, y un sinfín de maneras de infringir dolor y sufrimiento fueron practicadas
contra los cristianos, hasta que en el año 311 el Emperador Galerio publicó en Nicomedia
(actual Izmit, Turquía) el “Edicto de Tolerancia” por el cual se daba una tregua y el imperio
dejaba de perseguir a los cristianos.
Por eso hoy tengo que recordar una frase que dijo el ya citado Tertuliano:

“SANGUIS MATIRUM, SEMEN CHRISTIANORUM”


(La sangre de los mártires es semilla de cristianos)

CONVERSIÓN DE CONSTANTINO I
El día anterior a la batalla que tuvo lugar el 28 de octubre del 312 entre los ejércitos de
Constantino I y Majencio emperador romano de occidente en el Puente Milvio sobre el río
Tíber en Roma, Constantino oró a su dios-solar y se nos dice que observó en el cielo una
señal.
Vió como las nubes dibujaban una cruz sobre el sol poniente y unas letras que decían: IN
HOC SIGNI VINCCES, “En esta señal vencerás”.
El escritor y apologista romano Lactancio convertido al cristianismo, nos cuenta que
Constantino obedeció e hizo marcar todos los escudos de sus soldados con el símbolo de
Cristo, una cruz latina con su extremo superior redondeado en forma de P.
El historiador y padre eclesiástico Eusebio de Cesárea, nos cuenta que Constantino salió a la
batalla bajo el Lábaro (estandarte) cristiano del Crismón (Chi y Rho=X y R, primeras dos
letras de Christos) que es un símbolo o monograma de Cristo que después se empleó en las
monedas y estandartes romanos, finalmente Constantino logró una aplastante victoria sobre
Majencio tras lo cual fue proclamado César de Roma y profesó convertirse al cristianismo.
A raíz de aquella victoria Constantino:
 Declaró el cristianismo como religión co-oficial del estado
 Eximió al clero de impuestos.

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 Subvencionó a la iglesia asignando un sueldo para el clero
 Construyó iglesia, ermitas, y catedrales

Así nació lo que se conoció posteriormente como la Iglesia católica, apostólica y romana.

Algunos cristianos sucumbieron ante la idea de formar parte de la religión oficial del estado y
se anexionaron a ella, pero otros viendo el peligro que ello conllevaba decidieron no
participar y quedarse fuera.
Lo cierto es que es que la conversión de Constantino no fue más que un truco, y la más clara
indicación de que su conversión no fue genuina, puede notarse en el hecho de que después de
la supuesta conversión, cometió varios asesinatos, ¡incluso el de su esposa e hijo!
A cambio de todas las concesiones hechas a la iglesia, el emperador impuso que en los cultos
cristianos no se dejaran de practicar los ritos paganos ni la idolatría, y que no se prohibiera
adorar a los dioses romanos; obligó a los líderes a la coexistentencia entre paganismo y
cristianismo, y obligó a llenar las iglesias de ídolos e imágenes y a celebrar ciertas liturgias
heredadas de la vieja Roma.
La iglesia cedió a las exigencias del Emperador e incluyó entre su liturgia ritos como el de la
eucaristía (“acción de gracias”), los rosarios, los discos solares, los obeliscos, el culto a la
diosa madre, diversos días de fiesta, la adoración de reliquias, el celibato, los 7 sacramentos,
o la figura antibíblica del Papa basándose en la afirmación de Jesús a Pedro “Sobre esta roca
edificaré mi iglesia”.
Pero además la iglesia metió en sus templos las figuras de dioses paganos romanos, a quienes
hábilmente les cambiaron los nombres originales romanos por el de mártires cristianos
asesinados por la propia Roma y así los paganos romanos podrían entrar a las iglesias y
seguir venerando a sus antiguos dioses como si fueran héroes de la fe cristiana.
A partir de entonces, surgió una nueva forma de persecución, porque ahora los cristianos se
perseguían entre sí, la guerra ahora era desde dentro, las puertas del infierno se habían
plantado dentro de la misma iglesia, y de nuevo se inició una nueva etapa de persecuciones y
muertes entre los propios “cristianos”.

Para este fin se crearon organizaciones tan poderosas como el Santo Oficio, más conocida
como “La Santa Inquisición” que habiendo sido establecida en 1184 mediante la bula del
Papa Lucio III, duró más de siete siglos quemando en la hoguera sodomitas, moriscos,
esclavos, brujas, judíos no cristianizados, y cristianos herejes que no aceptaban el dogma
católico. Hasta que en diciembre de 1808 la Inquisición española fue abolida por Napoleón
Bonaparte mediante los decretos de Chamartín que se aplicaron en la España «afrancesada»,
mientras que en la España «patriota» la abolición se produjo el 28 de febrero de 1813 durante
la Regencia de María Cristina de Borbón, al inicio del reinado de Isabel II, y bajo el
pontificado del Papa Pío VII.

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Y así llegamos hasta nuestros días. Hoy ya no hay hogueras, ni circos romanos con leones.
No hay persecuciones sistemáticas, ni hay abusos papales, pero al igual que en épocas
anteriores, sigue habiendo corrupción, carnalidad, abusos, injusticias, herejías y divisiones, lo
cual es un claro indicativo de que las puertas del hades siguen en pie de guerra contra la
iglesia y que están más activas que nunca.
¿Qué podemos hacer para no incurrir en los mismos errores del pasado? Pues aprender de la
historia y tomar lecciones para no volverá a repetirla.
Si el diablo se ha imaginado que con todo el dolor que nos está haciendo pasar ahora, la
iglesia se iba a rendir e iba a desaparecer de la faz de la tierra, creo que de nuevo se está
equivocando, porque estoy seguro de que, si el Señor no viene antes, cuando pasen muchos
años, los libros de historia de generaciones futuras contarán lo que todos nosotros vivimos, y
de qué manera tan valiente nos enfrentamos a este nuevo ataque por parte de las puertas del
hades.
Pero creo que la iglesia ha dado suficientes muestras de saber soportar y reponerse a
situaciones incluso peores.
Pero hoy tengo que citar las frases de un célebre traductor de la Biblia español, que dijo:
“No hay ciudad, villa, ni lugar, ni casa noble en España en la que no haya alguno o
algunos a quienes Dios por su infinita misericordia no haya alumbrado con la luz de su
evangelio, aunque nuestros adversarios han hecho todo lo posible por apagar esa luz
afrentando a muchos con pérdida de bienes, vida, y honra, pero es de notar que cuanto
más afrentan, más azotan, ensambenitan, echan en galeras, mente en cárcel perpetua, y
queman en las hogueras, mucho más se multiplican.”
Cipriano de Valera. Sevilla año de nuestro Señor de 1602.
Queda demostrado, la iglesia estamos hechos de un material diferente, a prueba de fuego, de
guerras, de persecuciones, y de muerte. Somos indestructibles, de otra pasta, porque como
canta Antonio Orozco: “estamos hechos de pedacitos de ti”.
De tu voz, de tu andar Del sentir, del despertar
De cada despertar Aunque la noche fue gris
Del reír, del caminar Del saber que estoy hecho
De los susurros de abril De pedacitos de ti

Así es mi querido hermano, porque los cristianos poseemos…

La fortaleza de un buey La adaptabilidad de un camaleón


La tenacidad de un Bulldog La visión de un águila
La osadía de un león Las melodías de un ruiseñor
La paciencia de un asno La mansedumbre de un cordero

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La piel de un rinoceronte La fidelidad de un profeta
La disposición de un ángel La ternura de un pastor
La resignación de un enfermo incurable El fervor de un evangelista
La lealtad de un apóstol Y la abnegación de una madre.

Así que no hay posibles excusas que justifiquen tu desconfianza ni tu debilidad porque con
nosotros está el más fuerte.
La tendencia natural humana ante las dificultades y los problemas es la de descender, bajar,
hundirse, pero los cristianos no debemos olvidar que Dios es el que lucha nuestras batallas.
Cuando el rey de Judá Ezequías se enteró de que Senaquerib rey de Asiria había acampado
contra Jerusalén con intenciones de atacarla, animó al pueblo con estas palabras:
2ª Cró. 32:7-8 “Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de
toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él.
8. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para
ayudarnos, y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de
Ezequías rey de Judá.”
Nunca debemos olvidar que por muy grandes que sean nuestros problemas, mucho más
grande es nuestro Dios, y que nuestra desolación y angustia en sus manos queda disipada en
un segundo.
El enemigo es experto en intimidar con situaciones desesperadas y con palabras extenuantes,
tal y como pretendió hacer el rey Senaquerib que mandó un mensaje a los israelitas en estos
términos
2ª Cró. 32:10-11; 13-14; 17 “Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis
vosotros al resistir el sitio en Jerusalén?
11. ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre, y a sed, al decir: ¿Jehová
nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria?
13. ¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra?
¿Pudieron los dioses de las naciones de esas tierras librar su tierra de mi mano?
14. ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis
padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros
de mi mano?
15. Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que, si
ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de
las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano?

17. Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel, y
hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los países no pudieron
librar su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos.”
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Este rey incircunciso trataba de minar el ánimo de los israelitas ninguneando al mismo Dios
y cuestionando su capacidad de reacción ante su poderosa maquinaria de guerra, pero
Ezequías oró a Jehová y Dios oyó su clamor, y mandó un ángel que luchó al lado de Israel
infringiendo una tremenda derrota entre los asirios.
Senaquerib regresó a su tierra derrotado y avergonzado pidiéndole explicaciones a sus dioses
y en su templo pagano le asesinaron sus propios hijos.
Nadie que ha osado enfrentarse a Dios ha salido bien parado ni victorioso, pues Jehová es un
Dios de batallas, es ELOHIM TZEVAOT, EL SHADDAY = “Dios de los ejércitos, Dios
Todopoderoso”.
Un claro ejemplo es el Emperador Juliano, nieto de Constantino apodado el apóstata por
los cristianos debido a sus esfuerzos por restaurar el culto a los dioses paganos en Roma, el
cual se atrevió a retar a Dios y siendo herido por una lanza en el campo de batalla, se la
arrancó y la arrojó hacia el cielo gritando «Vicisti Galilæ» («Has vencido, Galileo»)
Satanás ha intentado por todos los medios acabar con la iglesia, 21 siglos de persecuciones lo
demuestran, guerras, muertes, torturas, pero nada ha logrado porque aún sigue vigente la
promesa del Señor: “Yo edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra
ella.”

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