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El numero de unidades motoras de la mayoría de los músculos, esta comprendido entre 100 y 700
unidades, y cada unidad motora, dependiendo del musculo, puede poseer desde 3 a cerca de
2.000 fibras (Bosco, 2000). La unidad motora lenta (ST) tienen pequeño cuerpo celular e inervan a
pocas fibras musculares 10 – 180, sin embargo, las unidades motoras rápidas (FT), poseen cuerpos
celulares mas grandes, e inervan entre 300 y 800 fibras musculares (Costill y Wilmore, 1998).
La tención desarrollada por la unidad motora, dependiendo del musculo, va desde 0,1 gr de
tensión tetánica en uno de los músculos del ojo, a 50 gr para el bíceps (Cometti, 98). Todas las
fibras musculares de una unidad motora se contraen o relajan casi simultáneamente.
(https://www.lifeder.com/wp-content/uploads/2017/03/neurona-motora.jpg)
Si el estímulo que llega al músculo es suficiente, las fibras estimuladas se contraen, si el estímulo
no es suficiente, no superan el umbral mínimo y no se contraen. Así pues, para que el musculo
pueda ejercer más fuerza, debe incrementarse el número de unidades motoras puestas en acción,
con lo que se incrementará el número de fibras en contracción.
Según la mayoría de autores, el reclutamiento de las unidades motoras sigue la ley de Henneman.
El reclutamiento se efectúa por el principio del tamaño; primero se reclutan las motoneuronas de
tamaño más pequeño, que son también las más lentas, así para movilizar una carga liviana se
activarán primero las fibras lentas que son la que requieren una frecuencia más baja de
estimulación; si la carga se incrementa y por tanto se requiere aplicar más fuerza, deberemos
activar además de las fibras lentas las rápidas de tipo 2a, que necesitan una frecuencia de estimulo
más elevada que las anteriores. Finalmente, si la carga a movilizar es muy grande, para poder
desplazarla, debemos activar también las fibras 2b que exigen una frecuencia de estímulo más
elevada.
Ejemplo: si un sujeto realiza el ejercicio de press de banca con cargas progresivas, el desarrollo de
la fuerza se realiza gradualmente hasta llegar progresivamente a aplicar su fuerza máxima y la
representación gráfica del reclutamiento de fibra sería como se indica en la figura (Costill en
Bosco, 1988).
Para que un esfuerzo realizado con cargas explosivas (de forma no explosiva) puedan actuar las
fibras rápidas, es necesario que se apliquen cargas pesadas, es decir, cargas de más del 80% del
máximo posible (Federación Española de Halterofilia. Según Sale (en Bosco, 2000), cuando se
contraen músculos pequeños, casi todas las unidades motoras ya se activan cuando se movilizan
cargas del 50% de 1RM, para que ocurra lo mismo en músculos grandes, se ha de movilizar cargas
del 80-85% de 1RM. Si con estas cargas (del 50% en músculos pequeños y del 80-85% en los
grandes), ya se reclutan todas las fibras que tiene el músculo, ¿Cómo es posible generar más
fuerza? La respuesta está en la capacidad del sistema nervioso (SN) de generar impulsos de mayor
frecuencia, pero este punto lo veremos en el siguiente apartado.
Parece que un movimiento muy veloz con desarrollo elevado de fuerza en el menos tiempo
posible (como es el caso de los saltos con contramovimiento CMJ), se reclutan directamente las
fibras rápidas y las lentas quedan inhibidas (Minigawa en Bosco, 1988); en este caso, las unidades
motoras no siguen el principio de reclutamiento progresivo (Ley de Henneman), es decir, primero
las lentas tipo 1, después las tipo 1 + tipo 2a y finalmente se unirían estas a éstas las de tipo 2b,
sino que directamente se activarían las unidades motoras que inervan las fibras 2b. Por otro parte,
resultados obtenidos por Bosco y Komi en 1979 (Bosco, 2000) demuestran, que sujetos con
muchas fibras rápidas en los extensores de las piernas, consiguen mejores saltos que los sujetos
con menos fibras rápidas y sin embargo la fuerza que se emplea en este tipo de actividad es el 30-
40% de la fuerza isométrica máxima, por consiguiente, Bosco interpreta que esto se debe a una
intervención preponderante de las fibras rápidas en este tipo de acciones. Este tipo de actividades
(saltos) mejoran la fuerza y la hipertrofia selectiva de las fibras rápidas, responsables principales
de los movimientos que exigen elevada participación de la fuerza y de la velocidad.
Los aumentos en la fuerza máxima durante las primeras semanas de entrenamiento se deben en
gran medida al aumento de la activación en los músculos agonistas entrenados, siempre y cuando
los sujetos no hayan estado sometidos a un entrenamiento previo (Moritani y deVries, 1986)
Los trabajos que han estudiado los efectos del entrenamiento sobre los factores neurales
muestran que se producen cambios diferentes en los patrones de activación de las Ums en función
del diseño del programa (p.e. con cargas máximas y velocidades de ejecución lentas o con cargas
ligeras y velocidades máximas). Por dicho motivo, los cambios en la EMGI inducidos por el
entrenamiento de fuerza son aparentemente contracciones. Desde estudios donde no se
encuentra ningún efecto (Cannon y Cafarelli, 1987; Thorstensson , 1976) hasta trabajos que
reportan incrementos de un 38% en la EMGI.
Por Ejemplo, en el trabajo desarrollado por Hakkinen (1985) se examinó la influencia del
entrenamiento de tipo explosivo sobre el tiempo de producción y relajación de fuerza isométrica y
la actividad eléctrica de los músculos extensores de los miembros inferiores. Los sujetos
estuvieron realizando saltos explosivos con cargas ligeras y sin carga adicional durante 24
semanas.
Un ejemplo que puede hacernos ver lo que ocurre con la frecuencia sobre las unidades motoras sería:
imaginemos 100 tiras de bombillas, estas representan las distintas unidades motoras de un músculo, y cada
tira está formada por 100 bombillas (cada bombilla representa una fibra muscular, por tanto 100 fibras). Si
cada tira se enciende con tal frecuencia que en todo momento tenemos 3 tiras conectada, si se
incrementase la frecuencia con la que se enciende cada una de ella, en cada momento tendríamos más tiras
dando luz, en definitiva, con mayor frecuencia, habrá más unidades motoras activadas en todo momento y
por tanto se producirá más fuerza.
(Costil en Bosco,1989)
Para Tihany (1989) , la sucesión con la que se activan las unidades motoras simples, parece que se puede
acortar, pudiéndose de este modo conseguir una contracción casi simultanea de todas las fibras musculares;
esto se debe a que el tiempo de contracción de las fibras rápidas es casi la mitad del de las lentas; las rápidas
consiguen la máxima tensión más rápidamente que las lentas (aunque estas hayan comenzado a contraerse
antes, por tener un umbral de excitación más bajo).
Toda neurona motora está inervada por neuronas que desciende del S.N.C; unas con estímulos
excitadores y otras con estímulos inhibidores. También le llegan estímulos de otros niveles de la
médula, así como del propio musculo, a través de los receptores tendinosos de Golgi y de los
husos musculares, incluso de las articulaciones a través de receptores articulares. Para que una
neurona motora actúe, es preciso que haya un mínimo de estímulos excitantes por encima de los
inhibidores (pongamos que, si son 100 a diferencia entre ambos, la neurona no se activa). Así
pues, una posibilidad según Lamb (1978), para conseguir mayor fuerza (sin variar el volumen
muscular) será el poder inhibir más neuronas inhibidoras, de modo que más neuronas motoras
puedan conseguir su umbral de partid. El trabajo con cargas pesadas puede actuar en este sentido
anulando neuronas inhibidoras. Esto daría explicación que por qué bajo ciertas circunstancias
afectivas, un sujeto es capaz de desarrollar una fuerza inexplicable, gracias a la activación de todas
las unidades motoras. González y Gorostiaga (1995) con respecto a la sincronización (a la que
denominan “coordinación intramuscular”) dicen: “En los deportistas de élite, habituados al trabajo
de fuerza, la coordinación intramuscular óptima, se produce cuando el peso utilizado es igual o
superior al 85-90 de su mejor marca personal y se realiza con máxima velocidad”.
El progresivo incremento de aplicación de fuerza durante una contracción (como vemos en la
figura 2.17 se tarda cierto tiempo en conseguir la fuerza máxima isométrica) se produce por una
elevación progresiva de la inhibición del circuito de Renshaw.
También se expone, que este circuito de Renshaw es posible que esté en conexión con el S.N.C,
recibiendo de éste, estímulos inhibidores o facilitadores. Durante los movimientos balísticos
reciben un máximo de inhibición (Hulbon y Pierrot-Dseillingny en Cometti, 1998) y, en
consecuencia, se produce una elevada coordinación de unidades motoras.
Estima, que es posible que el trabajo explosivo mejore la sincronización, ya que, con ella, se
mejora la fuerza máxima isométrica. Si bien, en sujetos que no tienen muy desarrollada la fuerza
máxima, un trabajo explosivo (saltos) puede incrementar la fuerza máxima; cuando éstos la tienen
muy desarrollada, será muy difícil que un trabajo explosivo (saltos) la incremente
significativamente. Con esto, no estamos diciendo que no se debe trabajar los ejercicios
explosivos, todo lo contrario; pues aunque, no mejoran (en gran medida), la fuerza máxima
cuando está muy desarrollada, sí mejoran la explosiva.
Según Monnot (en Cometti, 1998) al final de una contracción isométrica sostenida, se produce una
intervención de la sincronización. Además, permite un mantenimiento más prolongado de
descarga elevada (hasta 6 sg. Cuando se trabaja con isometría máxima o 30.50 sg. Con isometría
sostenida).
Sale (en Cometti, 1998), considera a la sincronización, como la principal responsable de la más
rápida manifestación de la fuerza y no tanto de la fuerza máxima. Sin embargo, Zatsiorski,
considera que la sincronización de las unidades motoras, es el factor fundamental de la fuerza
máxima. No obstante, está admitido que los mecanismos nerviosos, son los primeros responsables
de la fuerza cuando un sujeto comienza un entrenamiento con cargas, posteriormente, esta
mejora dependerá de la hipertrofia.
5.Coordinación intermuscular
La coordinación intermuscular hace referencia a lo que conocemos como coordinación de movimientos. Es
decir, de la participación ajustada en el tiempo e intensidad de los músculos agonistas y antagonistas que
intervienen en un gesto deportivo.
La mejora de la fuerza por este mecanismo, siempre será una fuerza específica para un
movimiento determinado, que es poco ó nada transferible a otros. Se trataría, por tanto, de
entrenar la fuerza a través del gesto específico de competición, o de ejercicios de estructura
similar combinados con los técnicos. Dado que la fuerza desarrollada con un ejercicio muy alejado
de las características del específico de un deporte, no tiene transferencia positiva, e incluso puede
producir interferencias, sería recomendable ser prudentes en la utilización de los mismos cerca de
la competición.
Las unidades motrices que inervan fibras rápidas, son capaces de reproducir frecuencias de 100-
120 Hz., con lo que pueden alcanzar muy rápidamente su fuerza máxima. Con movimientos
explosivos, se pueden obtener frecuencias de hasta 150 Hz., lo que implica, la activación de fibras
rápidas que consiguen su fuerza más rápidamente.
Si incrementamos la frecuencia de estimulación de las fibras musculares, cada fibra podrá producir
el máximo de su fuerza potencial. Y por otra parte, incrementando aún más la frecuencia, se
conseguirá antes la fuerza máxima, es decir, se conseguirá mayor fuerza explosiva.
La forma de sobre pasar los límites naturales es sólo con anabólicos o esteroides los cuales
aumentan la capacidad de recuperación de fibra, de respuestas coordinadas de las motoneuronas,
facilidad para adaptarse al estrés y sobre pasarlo de manera rápida. El aumento de los músculos
(Hipertrofia) se verá aumentado de manera extraordinaria gracias a estos productos.
CONCLUSIÓN
El entrenamiento de fuerza máxima combinada con ejercicios de tipo explosivo induce incremento
en la fuerza máxima (isométrica/dinámica) y se acompañan también con aumentos considerables
en la fuerza explosiva de los músculos entrenados, no sólo en los sujetos de 40 años, si no también
en los de 70. El incremento de la fuerza máxima se explica solo en parte por el aumento en el área
de sección transversal (AST), ya que la activación voluntaria de los músculos agonistas aumenta en
mayor grado en personas de mediana y avanzada edad. El entrenamiento también puede inducir a
una reducción en la coactivación de los músculos antagonistas en las personas de avanzada edad
hasta el mismo nivel de partida registrado para los de mediana edad.
Por otro lado podemos concluir que el primer factor para ganar fuerza no es el incremento del
músculo (Hipertrofia) si no que estas primeras ganancias de músculo se deben al adaptamiento
neural.
TRABAJO DE FISIOLOGÍA DEL EJERCICIO
UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
MONTERÍA
2019
TABLA DE CONTENIDO
5. Coordinación intermuscular.