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1.

Reclutamiento de unidades motoras


Unidad motora- La unidad motora está constituida por una célula nerviosa motora o neurona (que
se origina en la medula espinal) y por todas las fibras musculares (del mismo tipo y que se
encuentran distribuidas en diferentes haces del musculo) que son activadas por esa neurona.

El numero de unidades motoras de la mayoría de los músculos, esta comprendido entre 100 y 700
unidades, y cada unidad motora, dependiendo del musculo, puede poseer desde 3 a cerca de
2.000 fibras (Bosco, 2000). La unidad motora lenta (ST) tienen pequeño cuerpo celular e inervan a
pocas fibras musculares 10 – 180, sin embargo, las unidades motoras rápidas (FT), poseen cuerpos
celulares mas grandes, e inervan entre 300 y 800 fibras musculares (Costill y Wilmore, 1998).

La tención desarrollada por la unidad motora, dependiendo del musculo, va desde 0,1 gr de
tensión tetánica en uno de los músculos del ojo, a 50 gr para el bíceps (Cometti, 98). Todas las
fibras musculares de una unidad motora se contraen o relajan casi simultáneamente.

(https://www.lifeder.com/wp-content/uploads/2017/03/neurona-motora.jpg)

Si el estímulo que llega al músculo es suficiente, las fibras estimuladas se contraen, si el estímulo
no es suficiente, no superan el umbral mínimo y no se contraen. Así pues, para que el musculo
pueda ejercer más fuerza, debe incrementarse el número de unidades motoras puestas en acción,
con lo que se incrementará el número de fibras en contracción.
Según la mayoría de autores, el reclutamiento de las unidades motoras sigue la ley de Henneman.
El reclutamiento se efectúa por el principio del tamaño; primero se reclutan las motoneuronas de
tamaño más pequeño, que son también las más lentas, así para movilizar una carga liviana se
activarán primero las fibras lentas que son la que requieren una frecuencia más baja de
estimulación; si la carga se incrementa y por tanto se requiere aplicar más fuerza, deberemos
activar además de las fibras lentas las rápidas de tipo 2a, que necesitan una frecuencia de estimulo
más elevada que las anteriores. Finalmente, si la carga a movilizar es muy grande, para poder
desplazarla, debemos activar también las fibras 2b que exigen una frecuencia de estímulo más
elevada.

Ejemplo: si un sujeto realiza el ejercicio de press de banca con cargas progresivas, el desarrollo de
la fuerza se realiza gradualmente hasta llegar progresivamente a aplicar su fuerza máxima y la
representación gráfica del reclutamiento de fibra sería como se indica en la figura (Costill en
Bosco, 1988).

Para que un esfuerzo realizado con cargas explosivas (de forma no explosiva) puedan actuar las
fibras rápidas, es necesario que se apliquen cargas pesadas, es decir, cargas de más del 80% del
máximo posible (Federación Española de Halterofilia. Según Sale (en Bosco, 2000), cuando se
contraen músculos pequeños, casi todas las unidades motoras ya se activan cuando se movilizan
cargas del 50% de 1RM, para que ocurra lo mismo en músculos grandes, se ha de movilizar cargas
del 80-85% de 1RM. Si con estas cargas (del 50% en músculos pequeños y del 80-85% en los
grandes), ya se reclutan todas las fibras que tiene el músculo, ¿Cómo es posible generar más
fuerza? La respuesta está en la capacidad del sistema nervioso (SN) de generar impulsos de mayor
frecuencia, pero este punto lo veremos en el siguiente apartado.
Parece que un movimiento muy veloz con desarrollo elevado de fuerza en el menos tiempo
posible (como es el caso de los saltos con contramovimiento CMJ), se reclutan directamente las
fibras rápidas y las lentas quedan inhibidas (Minigawa en Bosco, 1988); en este caso, las unidades
motoras no siguen el principio de reclutamiento progresivo (Ley de Henneman), es decir, primero
las lentas tipo 1, después las tipo 1 + tipo 2a y finalmente se unirían estas a éstas las de tipo 2b,
sino que directamente se activarían las unidades motoras que inervan las fibras 2b. Por otro parte,
resultados obtenidos por Bosco y Komi en 1979 (Bosco, 2000) demuestran, que sujetos con
muchas fibras rápidas en los extensores de las piernas, consiguen mejores saltos que los sujetos
con menos fibras rápidas y sin embargo la fuerza que se emplea en este tipo de actividad es el 30-
40% de la fuerza isométrica máxima, por consiguiente, Bosco interpreta que esto se debe a una
intervención preponderante de las fibras rápidas en este tipo de acciones. Este tipo de actividades
(saltos) mejoran la fuerza y la hipertrofia selectiva de las fibras rápidas, responsables principales
de los movimientos que exigen elevada participación de la fuerza y de la velocidad.

2.Aumento de la activación agonista


La actividad electromiográfica integrada (EMGI) registra por electrodos de superficie en los grupo
musculares sometidos a un programa de entrenamiento ha sido utilizada en diferentes estudios
para medir las adaptaciones neuromuscular. La EMGI no revela con detalle los mecanismos de la
adaptación neural, pero sugiere que el incremento en la excitación neta de las neuronas puede ser
debido a un aumento en su activación e inhibición (Komi, 1986; Sale, 1986).

Los aumentos en la fuerza máxima durante las primeras semanas de entrenamiento se deben en
gran medida al aumento de la activación en los músculos agonistas entrenados, siempre y cuando
los sujetos no hayan estado sometidos a un entrenamiento previo (Moritani y deVries, 1986)

Los trabajos que han estudiado los efectos del entrenamiento sobre los factores neurales
muestran que se producen cambios diferentes en los patrones de activación de las Ums en función
del diseño del programa (p.e. con cargas máximas y velocidades de ejecución lentas o con cargas
ligeras y velocidades máximas). Por dicho motivo, los cambios en la EMGI inducidos por el
entrenamiento de fuerza son aparentemente contracciones. Desde estudios donde no se
encuentra ningún efecto (Cannon y Cafarelli, 1987; Thorstensson , 1976) hasta trabajos que
reportan incrementos de un 38% en la EMGI.

Por Ejemplo, en el trabajo desarrollado por Hakkinen (1985) se examinó la influencia del
entrenamiento de tipo explosivo sobre el tiempo de producción y relajación de fuerza isométrica y
la actividad eléctrica de los músculos extensores de los miembros inferiores. Los sujetos
estuvieron realizando saltos explosivos con cargas ligeras y sin carga adicional durante 24
semanas.

Los resultados mostraron un aumento mayor en la producción de fuerza rápida respecto a la


máxima. Las ganancias en fuerza rápida fueron concomitantes con un incremento en la activación
de las Ums (a partir de la EMGI) y con el aumento de la proporción (en el ratio) entre el área de las
fibras musculares de tipo 2 y tipo 1. Se concluyó que el entrenamiento por medio de saltos
explosivos puede causar adaptaciones neurales y musculares significativas, facilitando así la
mejora del resultado.

El incremento de la fuerza explosiva también se acompaña de cambios significativos en la curva


EMGI-Tiempo. En trabajos con un grupo de personas jóvenes (Hakkinen, 1995) se observaron
incrementos en la máxima pendiente de activación nerviosa de las Ums y una hipertrofia selectiva
de las fibras musculares de tipo 2. Estos estudios muestran las importancias de las adaptaciones
neuronales inducidas por el entrenamiento de tipo explosivo.

Moritani (1987) investigaron las adaptaciones producidas por un programa de entrenamiento de


fuerza explosiva consistente en realizar a la máxima velocidad, con cargas del 30% de la IRM, 30
repeticiones al día, 3 días por semana durante 2 semanas. Los resultados mostraron que los
cambios inducidos por el entrenamiento eran debidos sobre todo a adaptaciones te tipo neural.
En este estudio se vio un gran incremento en la activación muscular acompañado de un aumento
en la sincronización de la activación de las Ums tras del entrenamiento.

3.Frecuencia de activación de las fibras motoras


Todas las unidades motoras no se activan al unísono, sólo lo hacen para conseguir un esfuerzo máximo. En
las contracciones submaximales, algunas unidades motoras están en reposo, mientras otras producen la
fuerza necesaria. Las unidades motrices activas y en reposo, intercambian su papel frecuentemente, de
modo que, se evita la fatiga de estas unidades. Aumentando la frecuencia con la que cierto número de
unidades se estimulan, se pueden activar más en cualquier tiempo dado, proporcionando mayor fuerza de
contracción.

Un ejemplo que puede hacernos ver lo que ocurre con la frecuencia sobre las unidades motoras sería:
imaginemos 100 tiras de bombillas, estas representan las distintas unidades motoras de un músculo, y cada
tira está formada por 100 bombillas (cada bombilla representa una fibra muscular, por tanto 100 fibras). Si
cada tira se enciende con tal frecuencia que en todo momento tenemos 3 tiras conectada, si se
incrementase la frecuencia con la que se enciende cada una de ella, en cada momento tendríamos más tiras
dando luz, en definitiva, con mayor frecuencia, habrá más unidades motoras activadas en todo momento y
por tanto se producirá más fuerza.

(Costil en Bosco,1989)
Para Tihany (1989) , la sucesión con la que se activan las unidades motoras simples, parece que se puede
acortar, pudiéndose de este modo conseguir una contracción casi simultanea de todas las fibras musculares;
esto se debe a que el tiempo de contracción de las fibras rápidas es casi la mitad del de las lentas; las rápidas
consiguen la máxima tensión más rápidamente que las lentas (aunque estas hayan comenzado a contraerse
antes, por tener un umbral de excitación más bajo).

4.Sincronización de las unidades motrices


La sincronización, consiste en la actuación simultanea del mayor número posible de unidades
motoras. Según apunta Grosser(1992), personas no entrenadas, únicamente pueden reclutar
simultáneamente el 45-55% de sus fibras en esfuerzos máximos, es decir, su sincronización es muy
mala, y por tanto su fuerza máxima será escasa. El máximo número de unidades motoras que un
sujeto puede activar de forma voluntaria según Ehlenz, Grosser y Zimmerman (1990) es del 80%. El
entrenamiento de fuerza hace que se incremente este porcentaje de unidades motoras activadas
simultáneamente.

Toda neurona motora está inervada por neuronas que desciende del S.N.C; unas con estímulos
excitadores y otras con estímulos inhibidores. También le llegan estímulos de otros niveles de la
médula, así como del propio musculo, a través de los receptores tendinosos de Golgi y de los
husos musculares, incluso de las articulaciones a través de receptores articulares. Para que una
neurona motora actúe, es preciso que haya un mínimo de estímulos excitantes por encima de los
inhibidores (pongamos que, si son 100 a diferencia entre ambos, la neurona no se activa). Así
pues, una posibilidad según Lamb (1978), para conseguir mayor fuerza (sin variar el volumen
muscular) será el poder inhibir más neuronas inhibidoras, de modo que más neuronas motoras
puedan conseguir su umbral de partid. El trabajo con cargas pesadas puede actuar en este sentido
anulando neuronas inhibidoras. Esto daría explicación que por qué bajo ciertas circunstancias
afectivas, un sujeto es capaz de desarrollar una fuerza inexplicable, gracias a la activación de todas
las unidades motoras. González y Gorostiaga (1995) con respecto a la sincronización (a la que
denominan “coordinación intramuscular”) dicen: “En los deportistas de élite, habituados al trabajo
de fuerza, la coordinación intramuscular óptima, se produce cuando el peso utilizado es igual o
superior al 85-90 de su mejor marca personal y se realiza con máxima velocidad”.
El progresivo incremento de aplicación de fuerza durante una contracción (como vemos en la
figura 2.17 se tarda cierto tiempo en conseguir la fuerza máxima isométrica) se produce por una
elevación progresiva de la inhibición del circuito de Renshaw.

También se expone, que este circuito de Renshaw es posible que esté en conexión con el S.N.C,
recibiendo de éste, estímulos inhibidores o facilitadores. Durante los movimientos balísticos
reciben un máximo de inhibición (Hulbon y Pierrot-Dseillingny en Cometti, 1998) y, en
consecuencia, se produce una elevada coordinación de unidades motoras.

Estima, que es posible que el trabajo explosivo mejore la sincronización, ya que, con ella, se
mejora la fuerza máxima isométrica. Si bien, en sujetos que no tienen muy desarrollada la fuerza
máxima, un trabajo explosivo (saltos) puede incrementar la fuerza máxima; cuando éstos la tienen
muy desarrollada, será muy difícil que un trabajo explosivo (saltos) la incremente
significativamente. Con esto, no estamos diciendo que no se debe trabajar los ejercicios
explosivos, todo lo contrario; pues aunque, no mejoran (en gran medida), la fuerza máxima
cuando está muy desarrollada, sí mejoran la explosiva.
Según Monnot (en Cometti, 1998) al final de una contracción isométrica sostenida, se produce una
intervención de la sincronización. Además, permite un mantenimiento más prolongado de
descarga elevada (hasta 6 sg. Cuando se trabaja con isometría máxima o 30.50 sg. Con isometría
sostenida).

Sale (en Cometti, 1998), considera a la sincronización, como la principal responsable de la más
rápida manifestación de la fuerza y no tanto de la fuerza máxima. Sin embargo, Zatsiorski,
considera que la sincronización de las unidades motoras, es el factor fundamental de la fuerza
máxima. No obstante, está admitido que los mecanismos nerviosos, son los primeros responsables
de la fuerza cuando un sujeto comienza un entrenamiento con cargas, posteriormente, esta
mejora dependerá de la hipertrofia.
5.Coordinación intermuscular
La coordinación intermuscular hace referencia a lo que conocemos como coordinación de movimientos. Es
decir, de la participación ajustada en el tiempo e intensidad de los músculos agonistas y antagonistas que
intervienen en un gesto deportivo.

En sujetos no entrenados, un entrenamiento con cargas, produce un incremento de la fuerza en


base no sólo a un aumento de la activación de los músculos agonistas, sino por una disminución de
la coactivación de los músculos antagonistas (Carolan y Caferelli 1992; Gasfinkel y Cafarelli, 1992)
que en sujetos inexpertos está más desarrollada que en los deportistas formados.

La mejora de la fuerza por este mecanismo, siempre será una fuerza específica para un
movimiento determinado, que es poco ó nada transferible a otros. Se trataría, por tanto, de
entrenar la fuerza a través del gesto específico de competición, o de ejercicios de estructura
similar combinados con los técnicos. Dado que la fuerza desarrollada con un ejercicio muy alejado
de las características del específico de un deporte, no tiene transferencia positiva, e incluso puede
producir interferencias, sería recomendable ser prudentes en la utilización de los mismos cerca de
la competición.

Consecuencias para el entrenamiento


- Como sabemos, en la mayoría de los deportes, lo que realmente interesa no es la fuerza
máxima, sino incremento de la fuerza que se aplica en el movimiento deportivo. Por
consiguiente el especto de coordinación intermuscular tiene mucha importancia por su
relación con el gesto deportivo y en consecuencia, cuanto más años lleve entrenando el
deportista y cuanto más cerca se esté de la competición, más importancia alcanzará, el
trabajar con movimientos relacionados con el gesto deportivo.
6.Frecuencia de activación de las fibras
Si bien se puede conseguir mayor producción de fuerza con el incremento de unidades motrices
puestas en marcha simultáneamente, también es posible generar más fuerza haciendo que cada
unidad motora puesta en marcha produzca mayor tensión. Esto se consigue incrementando la
frecuencia de descarga producida por el nervio moto. La fuerza de contracción de las fibras
musculares correspondientes a una unidad motora, va incrementando su fuerza de contracción
con el aumento de la frecuencia de estimulación al nervio motor, hasta llegar a un nivel que oscila
entre 10 y 60 Hz. (dependiendo del tipo de fibras inervadas) a partir del cual por más que se
incremente la frecuencia no aumenta la fuerza producida por las fibras, tal y como se representa
en la figura (2.12). Vemos como la tensión generada por las fibras crece hasta llegar a un máximo
que se consigue en este caso con 50 impulsos (Figura c), no obstante, si bien la fuerza generada no
puede incrementarse, sí puede generarse más rápidamente, y esto ocurre cuando recibe 100
impulsos (figura d).

La explicación que da Lamb (1978), a la posibilidad de incremento de fuerza, aumentando sólo la


frecuencia de descarga es la siguiente: “cuando se produce una contracción con baja frecuencia de
descarga, parte de la energía contráctil es invertida en vencer la resistencia y cambiar la longitud
del tejido conectivo y otros componentes del músculo; sin embargo, cuando la frecuencia se eleva,
la fibra no tiene tiempo de volver a su longitud de reposo (debido a que cuando está regresando a
su posición de reposo. Sobreviene antes una nueva descarga) y por tanto no hay que vencer esa
resistencia pudiéndose emplear toda la energía generada por la actina y miosina en generar pura
tensión.”

Hemos dicho que, a partir de cierta frecuencia, el músculo no incrementa su fuerza de


contracción, no obstante, en deporte, generalmente interesa generar frecuencias lo más elevadas
posible, ya que si bien no se gana en fuerza máxima a partir de una frecuencia dada (25 Hz. Para
las unidades motoras que inervan fibras tipo 1, y sobre 30 Hz. Para las unidades motoras que
inervan fibras tipo 2ª y de unos 40-60 Hz, para las que inervan fibras 2b), sí se gana en velocidad
de producción de esa fuerza máxima, es decir se alcanzará la fuerza máxima en un menos tiempo
tal y como vemos en la figura 2.13(Grimby en Gonzalez y Gorostiaga, 1995). Esto se puede
conseguir, utilizando cargas muy pesadas movilizadas a la máxima velocidad posible, cuestión
básica para que el gesto deportivo sea más explosivo.

Las unidades motrices que inervan fibras rápidas, son capaces de reproducir frecuencias de 100-
120 Hz., con lo que pueden alcanzar muy rápidamente su fuerza máxima. Con movimientos
explosivos, se pueden obtener frecuencias de hasta 150 Hz., lo que implica, la activación de fibras
rápidas que consiguen su fuerza más rápidamente.

Según Cometti (1998) un entrenamiento de tipo isométrico es capaz de permitir un


mantenimiento de descarga elevada durante un periodo más largo, que un entrenamiento de
descarga elevada durante un periodo más largo, que un entrenamiento de movilización de cargas.
Siguiendo con el ejemplo anterior (figura 2.14), si el voltaje que le llega a las bombillas es inferior
al optimo (si reciben 125 voltios en lugar de 220 voltios), la intensidad de la luz de cada bombilla
será inferior a la optima que puede producir, por tanto, si se incrementa el voltaje de la corriente
(a 220 voltios) se obtendrá más luz con el mismo numero de bombillas encendidas.

Si incrementamos la frecuencia de estimulación de las fibras musculares, cada fibra podrá producir
el máximo de su fuerza potencial. Y por otra parte, incrementando aún más la frecuencia, se
conseguirá antes la fuerza máxima, es decir, se conseguirá mayor fuerza explosiva.

Consecuencias para el entrenamiento


- Para conseguir que las unidades motoras produzcan la máxima cantidad de fuerza, es
preciso producir frecuencias elevadas (sobre 60 Hz), y para ello es necesario trabajar con
cargas elevadas a la máxima velocidad posible.
- Sin embargo, si lo que deseamos es alcanzar rápidamente fuerzas (no máximas), debemos
hacer que se disparen las unidades motrices de inervan fibras rápidas 2b y con frecuencias
lo más altas posibles (más de 100 Hz.), por tanto, las cargas no serán máximas, sino cargas
medias. Si deseamos mejorar la fuerza específica de un movimiento deportivo concreto,
debemos movilizar cargas que provoquen tensiones cercanas a las que se producen en la
ejecución del gesto que se pretende mejorar, pero realizarlas a la máxima velocidad
posible; sobre todo, insistiendo en la aplicación rápida de la fuerza, pues de lo contrario si
bien es posible que estemos activando las fibras adecuadas, éstas, recibirán un estimulo
de baja frecuencia con la consiguiente pérdida de manifestación de fuerza explosiva.
- El entrenamiento isométrico permite mantener por más tiempo una descarga elevada,
aunque como ya es sabido, este tipo de trabajo solo mejora la fuerza en un arco muy
cercano al que se trabaja, por tanto, habrá que combinarlo siempre con otro tipo de
trabajo.
INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo se encarga de mostrar algunas adaptaciones neuromusculares en el momento


de realizar ejercicios de fuerza o entrenamientos deportivos, ya que, el sistema nervioso adquiere
algunas adaptaciones importantes para el desarrollo muscular y el aumento de la fuerza, entre
otros. Los beneficios adquiridos por esta serie de adaptaciones, es primordial para la realización
más completa de entrenamientos de fuerza, ya sean con fines deportivos competitivos o con fines
personales. Conocer como se adapta el cuerpo o más exactamente los músculos y el sistema
nervioso a estímulos externos o internos que someten a dichas partes a un estrés que provoca o
desencadena unas series de respuestas y adaptaciones a largo plazo que permiten mejorar por así
decirlo al sujeto sometido, para que al volver a ser sometido, tenga una resistencia mayor a la
antes presentada lo cual ayuda a que no entre en estrés a menos que el aumento de la carga sea
mayor a la anterior. Así sucesivamente se va adaptando una y otra vez el cuerpo hasta llegar a sus
límites naturales, los cuales ya están predeterminados y se pueden alcanzar con un entrenamiento
bien planificado o estructurado, también, por una dieta adaptada a las necesidades requeridas.

La forma de sobre pasar los límites naturales es sólo con anabólicos o esteroides los cuales
aumentan la capacidad de recuperación de fibra, de respuestas coordinadas de las motoneuronas,
facilidad para adaptarse al estrés y sobre pasarlo de manera rápida. El aumento de los músculos
(Hipertrofia) se verá aumentado de manera extraordinaria gracias a estos productos.
CONCLUSIÓN
El entrenamiento de fuerza máxima combinada con ejercicios de tipo explosivo induce incremento
en la fuerza máxima (isométrica/dinámica) y se acompañan también con aumentos considerables
en la fuerza explosiva de los músculos entrenados, no sólo en los sujetos de 40 años, si no también
en los de 70. El incremento de la fuerza máxima se explica solo en parte por el aumento en el área
de sección transversal (AST), ya que la activación voluntaria de los músculos agonistas aumenta en
mayor grado en personas de mediana y avanzada edad. El entrenamiento también puede inducir a
una reducción en la coactivación de los músculos antagonistas en las personas de avanzada edad
hasta el mismo nivel de partida registrado para los de mediana edad.

Por otro lado podemos concluir que el primer factor para ganar fuerza no es el incremento del
músculo (Hipertrofia) si no que estas primeras ganancias de músculo se deben al adaptamiento
neural.
TRABAJO DE FISIOLOGÍA DEL EJERCICIO

ADAPTACIONES NEUROLOGICAS EN EL ENTRENAMIENTO DE FUERZA

JUAN CARLOS QUINTERO

LUIS FERNANDO PASTRANA

Doc. MIGUEL ÁNGEL TERÁN MARTÍNEZ

LIC. EDUCACIÓN FÍSICA RECREACIÓN Y DEPORTE

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y CIENCIAS HUMANAS

UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA

MONTERÍA

2019
TABLA DE CONTENIDO

1. Reclutamiento de unidades motoras.

2. Aumento de la activación agonista.

3. Frecuencia de activación de las fibras motoras.

4. Sincronización de unidades motrices.

5. Coordinación intermuscular.

6. Frecuencia de activación de las fibras.


BIBLIOGRAFÍA

Izquierdo, M, Aguado X. (2005). Adaptaciones neuromusculares durante el entrenamiento de


fuerza en hombres de diferentes edades. España: Panamericana.

Barbier M, (2000). La fuerza en el deporte sistemas de entrenamiento con cargas. España:


Librerías deportivas Esteban Sanz.

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