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Existen muchos tipos diferentes de distrofia muscular. Los síntomas de la variedad más
frecuente comienzan en la infancia, principalmente en los varones. Otros tipos no
aparecen hasta la adultez.
Algunas personas que tienen distrofia muscular tarde o temprano perderán la capacidad
de caminar. Algunas pueden tener problemas para respirar o tragar.
No existe una cura para la distrofia muscular. Pero los medicamentos y el tratamiento
pueden ayudar a controlar los síntomas y a disminuir el avance de la enfermedad.
Síntomas
El principal signo de distrofia muscular es una debilidad muscular progresiva. Los signos
y síntomas específicos comienzan a diferentes edades y en diferentes grupos
musculares, según el tipo de distrofia muscular.
Aproximadamente la mitad de las personas con distrofia muscular tienen esta variante.
Si bien las niñas pueden ser portadoras y estar levemente afectadas, la enfermedad
generalmente afecta a los varones.
Los signos y síntomas generalmente aparecen entre los 2 y 3 años de edad y pueden
comprender los siguientes:
Caídas frecuentes
«Marcha de pato»
Los signos y síntomas son similares a los de la distrofia muscular de Duchenne, pero
generalmente son más leves y avanzan más lentamente. Los síntomas suelen comenzar
en la adolescencia, pero es posible que no se manifiesten hasta promediar los 20 años
o incluso más tarde.
Algunos tipos de distrofia muscular se definen por una característica específica o por
dónde comienzan los síntomas en el cuerpo por primera vez. Por ejemplo:
Las células satélite son un tipo de células que están indiferenciadas, es decir, no son células
musculares, neuronas o cualquier otro tipo de células, no obstante, pueden convertirse con
el estímulo apropiado en una célula diferenciada, como por ejemplo una célula muscular o
fibra muscular. Se puede decir que son iguales, en este sentido, que las células madre.
Las células satélite fueron descubiertas en el 1961 por Mauro, esto supuso un avance para
entender los mecanismos de adaptación utilizados por el cuerpo para adaptarse al ejercicio.
Mauro denominó a estas células con este nombre porque se encuentran ubicadas en la
periferia de la fibra muscular esquelética.
Como dice el dicho, “una imagen vale más que cien palabras”, así que vamos a verlo
gráficamente e intentar comprender mejor dónde están ubicadas las células satélite respecto
a la fibra muscular:
En esta imagen
vemos las
diferentes
partes de una
célula muscular
o fibra muscular
y, podemos
observar que,
como se dijo
antes, las
células satélite están fuera de la propia célula. Antes de continuar voy a poner otra imagen
para recordar las partes de un musculo esquelético, recordamos que: El músculo está
compuesto por varios fascículos musculares, éstos a su vez están compuestos por varias
fibras musculares y éstas a su vez por miofibrillas musculares:
MECANISMO DE ACCIÓN Y FUNCIÓN DE LAS
CÉLULAS SATÉLITE
Una vez activadas las células satélite, es importante comprender la teoría del dominio
mionuclear para entender su mecanismo de acción. Las fibras musculares, a diferencia de
otro tipo de células que solo tienen un núcleo, tienen varios núcleos. En base a ello la teoría
del dominio mionuclear propone que cada núcleo es capaz de controlar una cantidad
determinada de tejido muscular. Por tanto, si después de un estímulo para que el músculo
crezca, éste lo hace, necesitará nuevos núcleos para regular el funcionamiento de este
nuevo tejido muscular.
Aquí es donde las células satélites cobran una importancia vital en el aumento de la masa
muscular, ya que, después de producirse un daño muscular, como dije antes, se produce
una síntesis proteica en base a la que pueden ocurrir dos cosas:
• 1º Formación de nuevas fibras musculares, debido a que, las células satélite se activan
y se diferencian formando nuevas fibras musculares. Esto produciría una hipertrofia
sarcomérica.
• 2º Donación del núcleo de la célula satélite a otra fibra muscular que lo necesite por el
aumento del tejido muscular (recordamos que si aumenta el tejido muscular se necesitan
nuevos núcleos para controlar este nuevo tejido) y se produciría, por tanto, una hipertrofia
sarcoplasmática.
Si atendemos al Efecto del entrenamiento a largo plazo, las mejoras son aparentes y los
individuos entrenados presentan muchas más células satélites que los sedentarios. Por
ejemplo, Kadi et al. (1999) midieron la cantidad de células satélite de culturistas de alto nivel
y de sujetos sanos activos y se observó que los culturistas tenían hasta un 70% más de
células satélite. Este porcentaje tan elevado, además de por el entrenamiento, los autores
añadían que se debía a la ingesta de sustancias dopantes. En cuanto a los efectos del
entrenamiento a corto plazo, en algunas investigaciones en las primeras semanas de
entrenamiento no se encuentran aumentos muy importantes de células satélite. Por ejemplo,
en la investigación de Hikida et al. (1998) se observaron los cambios producidos tras un
entrenamiento de fuerza de 16 semanas en sujetos jóvenes y mayores. Se concluyó que,
tras este período de entrenamiento no se produjo un aumento significativo de las células
satélite, pero sí que aumentó el número de núcleos de las fibras musculares. Otras
investigaciones como la de Roth et al. (2001) y la de Olsen et al. (2006), sí que muestran un
aumento significativo de las células satélite desde las primeras semanas de entrenamiento.
BIBLIOGRAFÍA
1.- Kadi. F, Charifi. N, Denis. C, Lexell. J. (2004). Satellite cells and myonuclei in young and
eldery women and men. Muscle Nerve 29(1): 120-7
2.- Mauro A. (1961).Satellite cell of skeletal muscle fibers. J. Biophys Biochem Cytol. 9:493-
3.- Brown, L. (2008). National Strenght and Conditioning Association: Entrenamiento de la
fuerza. Madrid: Editorial Médica Panamericana
4.- Kadi. F, Eriksson. A, Holmner. S, Butler-Browne. GS, Thornell. LE. (1999). Cellular
adaptation of the trapezius muscle in strength-trained athletes. Histochem Cell Biol.
111(3):189-95