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Mónica Anaid Gheno Vázquez.

Apuntes:

Mi voz.

Voz del Autor.

EL CONOCIMIENTO ENCANTADO.

No es un secreto, que la política (incluyendo a la política misma) que mejor se ha


sabido y se sabe ejercer ‘aquí’, pero no sólo aquí, es la de cambiar, sin cambiar
realmente:

“Esta es una sociedad que insume problemas, y consume soluciones.”

“…más de lo mismo. El exceso es la forma de nuestro vacío”

Pero por lo mismo, tampoco me resulta una obviedad, pues la estrategia es


taquillera (queda decir ‘fusionable’); sin embargo algo pasa que, colectiva,
contrastante y complementariamente, concluimos:

“Y es que la realidad es el producto de lo que pensamos de ella y la realidad


que hoy tenemos está defectuosa desde antes de empezar, porque lo
defectuoso es el conocimiento con que nos aproximamos a ella.”

Aunque sí, esto último me suena a que hay verdades más verdaderas que otras,
entiendo que “el conocimiento encantado” no busca tanto encantar, como
encantarse por y para conocerse. Porque sí, cuando se tiene un encendedor que
funciona, y de pronto ya no da: unx, se detiene, lo mira, lo toca, lo agita, lo voltea;
busca herramientas para abrirlo e inspeccionarlo y entonces … enciende; y esos
“…” diría que es la pausa que origina el encanto, de que “un objeto” al no
funcionar ante tanto intentos, en realidad le estuvo diciendo al “sujeto”: estás mal,
ahí no es, ahí tampoco, eso no está mal; hasta que se entendieron y entonces el
encendedor –en este bonito ejemplo (que a su vez, forma mi escrito practico-
teórico de mi ‘epistemología del conocimiento encantado’) – funcionó:

“En estos ejemplos hay una relación nueva entre sujeto y objeto, de simpatía
o antipatía suficientemente justificable: el sujeto no se aleja del objeto ni
tampoco se confunde con él.”

“Lo que está sucediendo en esta epistemología es que el sujeto, el conocedor,


dota al objeto de conocimiento, esto es, le inculca, le otorga sus propios
pensamientos y sentimientos, y luego permite que el objeto los desarrolle en
términos suyos según su naturaleza, de manera que si el objeto es una
piedra, piense y sienta como piedra...”

Yo miro que la neutralidad, objetividad, racionalidad, triunfan en tanto no tengan la


otredad, contraste, contradicción y por eso aquellas, se empeñan en controlar,
manipular, para comprobar y conseguir: tener la razón; y así, lograr el poder, ¿de
qué? Afortunadamente todavía lo desconozco, pero lo más seguro es que de
réplica.

Es complejo, y angustia la realidad de esto último porque despersonaliza todo, y


todo es una palabra muy pequeña para lo que significa, pero es que eso también
hace esta realidad última: des-significa, porque justo no sabes para qué tienes
trabajar tanto para ganar poco, para vivir menos: desdignifica.

“En suma, en la epistemología del encantamiento, sujeto y objeto establecen


un nivel de inteligibilidad mutua que les permite internalizar las
características del otro, comprenderse, empatizar y establecer un diálogo en
el que cada uno expone sus necesidades y ofrecimientos.”

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