Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El hombre como ser social buscó desde sus orígenes relacionarse con otros, sea por razones de seguridad, de
subsistencia, desarrollo personal y se agrupó paulatinamente en sociedades y en su interacción social surgen
relaciones de poder y conflicto.
Sabemos que el derecho no es una realidad esencial sino una construcción socialmente definida y que junto
al sistema penal son una herramienta poderosa de dominación de grupos privilegiados para someter a otros
que representan un peligro a sus intereses y que acompañado del discurso legitimante de la criminología de
tipo etiológica que explicaba el delito como profecía autocumplida, se trasladó de Europa a América.
La centralización del poder económico mundial en los países europeos que participaron de la acumulación
originaria del capital hizo que éstos ejercieran su poder de diversas formas, muchas veces ocultas, sobre los
países de la periferia desde el descubrimiento de América.
La feroz reacción del sistema penal contra los nativos en nuestro continente fue muy evidente lo que motivó
el surgimiento de corrientes de pensamiento deslegitimantes de la falsedad del discurso criminalista
positivista que ampliaba las desigualdades e injusticias sociales.
A pesar que los modelos criminológicos europeos respondían a necesidades de esas sociedades y se
tornaban inaplicables a una realidad como la de la periferia caracterizada por una gran desigualdad social y
pobreza, igualmente fueron importados a Latinoamérica con consecuencias no felices para nuestros pueblos
y cuya influencia aún hoy subyace.
Sin embargo fue a mediados del XX cuando en nuestro continente se produjo un movimiento criminológico
acompañando lo sucedido en Europa que quebró el modelo etiológico positivista, produciendo un cambio de
paradigma en torno a la llamada criminología crítica
La colonización americana por España y Portugal impuso un sistema de control y represión acorde al interés
de las potencias coloniales.
Más tarde al perder hegemonía de poder, surgen nuevas potencias en Europa de la mano de la expansión
del capitalismo que fue acompañado de un discurso justificante de la marginalidad, siendo Hegel su mayor
exponente.
La población nativa fue sometida a un proceso de genocidio físico, social y cultural de la mano del discurso
etnocéntrico Hegeliano que los consideraba inferiores sin posibilidad de alcanzar la elevación espiritual, así
fue que, mediante la adhesión de teóricos locales defensores de los intereses económicos de las clases
dominantes locales, indígenas, negros, gauchos fueron celosamente controlados, reprimidos y hasta
eliminados de la sociedad en pos del lema “orden y progreso” del discurso dominante.
La elite criolla adoptó los modelos políticos europeos aunque fueran impracticables eficazmente por la
realidad diversa de nuestro medio.
El contractualismo que pugnaba por ideales de igualdad y fraternidad es el discurso del que se valió la elite
criolla burguesa durante el proceso de independencia para acceder al poder, una vez consolidada en el
poder se abocó a crear un nuevo discurso que legitimara su poder.
Eliminada la amenaza colonial, sin enemigos externos, adopta el discurso disciplinarista del positivismo en
sus nuevos enemigos, los pueblos indígenas y los criollos cuya idiosincrasia atentaba contra los ideales de
orden y progreso
El proceso de emancipación americana comprometió no solo a la elite criolla sino a distintos sectores
sociales: militares, criollos, mestizos, esclavos y una vez consolidado su poder vieron en estos un peligro por
lo que enarbolaron el discurso positivista rascista, tendiente a ejercer un férreo control sobre estos.
Así el discurso racista fue plasmado en planes de estudio como ciencias racistas en muchas casas de estudio
del continente, pudiendo clasisficarse en cuatro:
Euclides Da Cunha
Decía que el indoeuropeo, el negro, el indígena representaban estados evolutivos y que el cruzamiento del
europeo implicaba un retroceso evolutivo resultando de ello en un retrógrado
Olivera Viana
Consideraba al negro un inferior, mediocre y conformista, aferrado a las tradiciones de sus antepasados era
incapaz de mejorar su nivel de vida y adecuarse al progreso
La idea de orden y progreso que traía la revolución industrial y que motorizaban las clases dominantes en el
continente, se mostraba incompatible con el espíritu del gaucho el cual representaba un obstáculo para
dichas ideas.
Así es que el gaucho sería despreciado por las elites latinoamericanas y especialmente en Argentina se
destacan los discursos racistas de Sarmiento y Bunge que consideraban al mestizo (gaucho) un ser inferior,
haragán, supersticioso e incluso José Ingenieros considera que el hombre de color no debe ser considerado
personas desde el punto de vista jurídico y que debe ser tratado como un incapaz.
Se dio una circunstancia particular ya que las persecuciones tanto de indios como contra mestizos tuvieron
como consecuencia una serie de rebeliones de las cuales surge Porfirio Díaz, también mestizo, como
presidente de la nación. Aún así no fue impedimento para que se instaurara un discurso no ya contra la
totalidad de los mestizos sino sobre aquellos de condición humilde y sin instrucción.
Los grandes movimientos inmigratorios de finales del siglo XIX e inicios del XX cambiaron paulatinamente el
mapa social en el país convirtiéndose en un contrapeso para las clases patricias, fue así que los inmigrantes
latinos fueran considerados por la clase dirigente, según expresiones de Francisco de Veyga como vagos y
degenerados reclamando además instituciones para su eliminación
Las teorías criminológicas racistas europeas pronto fueron recogidas por las elites latinoamericanas debido
estrecho vinculación de las economías locales subordinadas al poder económico de los países centrales.
Para Lombroso los rasgos físicos y especialmente los faciales eran el reflejo de las almas, así los
estéticamente feos, aquellos con alguna deformidad y los que no representaban la estética del época solo
podían ser portadores de almas oscuras y perversas. Estos individuos eran caracterizados como el objeto de
la ciencia de la criminalidad.
En nuestro país la inmigración trajo a los marginados (“feos”) en sus países de origen, que además no
poblaron el campo sino que se asentaron en las ciudades, facilitó el discurso biologicista lombrosiano, de
gran utilidad para las clases dominantes para controlarlos socialmente, haciéndolos acreedores de los
requisitos propios del criminal.
Entre los adeptos a esta escuela podemos citar las obras de:
Todas de corte racista asociando las características físicas del inmigrante con la marginalidad
13)- Supervivencia de la teoría positivista
La influencia de las ideas racistas del positivismo subsisten aún hoy en el inconsciente colectivo y
especialmente en las agencias del sistema penal y hasta en los claustros universitarios en los estados
latinoamericanos.
El devenir histórico de nuestro continente posibilitó la supervivencia del discurso, funcional a los distintos
gobiernos (democráticos y autoritarios), en gran medida por la fragilidad del orden institucional, la
dependencia económica con el poder central, las frecuentes crisis económicas que derivaban en aumento de
la pobreza y la conflictividad social, discurso al cual se acudía para explicar las reacciones sociales como
producto de factores biológicos individuales que hacían peligrar el orden social y no como consecuencia de
la situación económico-social.
Una de las ideas centrales del positivismo fue la finalidad resocializante de la pena que con el tiempo ganó
adeptos en posturas idealistas que la consideraban fuera de toda discusión
Sin embargo por más empeño que se pusiera en intentar resocializar a los criminales esta idea chocaba con
la realidad, dado que resultaba impracticable en nuestro medio debido al atraso económico-social y la falta
de infraestructura adecuada.
De este modo la legislación penal que acompañó la idea de la pena resocializante nunca logró efectividad ya
que los institutos y cárceles no estaban preparadas para tal fin y más que resocializar los empeoraban.
A partir de la década del ´60 se produce en el mundo movimientos intelectuales, sociales y políticos de gran
trascendencia que cuestionaban las estructuras de dominación del poder central, así se difundirán
contraculturas en el plano intelectual, artístico y cultural en general favorecidas por el avance de los medios
de comunicación.
Fue en este contexto en que nace el Labelling Approach como corriente criminológica en el centro mundial
La guerra fría impactó fuertemente en nuestro continente a partir de la Revolución Cubana que tuvo dos
consecuencias fundamentales:
. Por un lado la motivación de quienes veían la causa de todos los males del subcontinente en el
sometimiento económico a los centros de poder mundial que fomentó la aparición de organizaciones
insurgentes que abrazaban la idea del socialismo en la región
. Por otro lado el temor de los EEUU de una expansión del comunismo en su “patio de atrás” y que derivó en
la formulación de la Doctrina de la Seguridad Nacional que diera lugar al episodio más sangriento en el
continente como fue la persecución y eliminación de toda oposición política, practicada de manera
institucional a los gobiernos de facto y que se llevó la vida de miles de personas.
Está última situación tornó más evidente la selectividad e ilegalidad del ejercicio del poder punitivo por el
sistema penal a la par que los delitos económicos de las élites y la corrupción oficial quedaban impunes
. Creación del Centro internacional de Criminología comparada en la Universidad de Zulia (1974) y sus
distintos seminarios
Esta labor estuvo dirigida a erradicar la explicación etiológica de la criminalidad y a manifestar la crítica hacia
la criminalización selectiva del sistema penal que servía de instrumento para el mantenimiento del status
quo signado por la desigualdad social, la persecución de las minorías y la impunidad de los poderosos
Desde los ´70 la criminología local abandona la vieja criminología positivista a la que se denunciaba como
legitimante de un sistema penal genocida, caracterizado por la violación de los derechos humanos, con una
altísima cantidad de detenidos sin condena, corrupción oficial, impunidad de los delitos de los poderosos
que no eran prácticamente regulados por la ley penal.
Fue así que la nueva criminología se abocará al estudio de los delitos internacionales, los de cuello blanco,
delitos de las agencias estatales y delitos ambientales que acercó esta ciencia un alto grado de realismo.
Entre los trabajos importantes de éste período podemos citar:
. Proyecto sobre control social en Latinoamérica: que realizó un minucioso examen sobre el papel de las
agencias desde donde se proyectó.
. Proyecto del Instituto Interamericano de DDHH: conducido por Zaffaroni que propicia el desarrollo del
derecho penal y la criminología bajo los ideales del respeto a los derechos humanos
1. Se autoproclama contraria el positivismo (negativa), es decir que se aborda la criminología con una actitud
valorativa
4. Denuncia el sometimiento por el control social institucionalizado de una enorme masa de personas
marginadas y la falta de acceso de estas a la justicia, mientras las clases altas eran impunes
Dentro de la Criminología Crítica surge una corriente crítica al control social, denominada de la Liberación
Partiendo de la idea de que el control social se ejercía de manera informal a través de la familia, escuela,
iglesia, medios de comunicación y formal a través de las agencias penales, se sostuvo que el control social
informal pasaba a ser formal cuando alguna de las conductas moralmente no aceptadas (control informal)
pasaba a ser tipificado penalmente como delito (control formal) por lo que el delito era una cuestión
definicional
- Desenmascarar toda legitimación ideológica del control social y exigir una discusión sobre las relaciones
fácticas del poder.
- Revalorizar el respeto por los derechos humanos en el accionar del sistema penal
1. El respeto a los derechos humanos como marco de acción del control penal
4. El acento en el gran número de presos sin condena y soluciones a las paupérrimas condiciones carcelarias
7. La reflexión sobre una alternativa que minimice la intervención del sistema penal