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Ensayo sobre la pulsión en Freud

Leydi Damaris Restrepo Giraldo


Estudiante programa de maestría en Investigación Psicoanalítica
Séptima Cohorte Universidad de Antioquia-Sede Medellín 2019

2019
A continuación abordemos diversos aspectos sobre el concepto de pulsión en

Sigmund Freud, para diferenciarlo del instinto y ubicarlo del lado de la representación

como efecto del ingreso de los seres humanos al lenguaje y ubicarla en el territorio del

cuerpo. Precisaremos algunos puntos sobre su origen, su objeto, la meta, el fin y su fuerza

que se caracteriza por ser constante. A su vez, estableceremos su relación con la represión y

el inconsciente, mostrando un sencillo ejemplo de pulsión agresiva en el contenido de un

sueño, para ilustrar que no sólo la pulsión de vida hace vínculo entre los humanos sino

también las pulsiones hostiles.

Para comenzar, hemos de decir que según Strachey, Freud no presenta una

definición unívoca sobre el concepto de pulsión y nos ofrece sobre el mismo diversas

acepciones. Es así, como por ejemplo, en el texto pulsiones y destinos de pulsión, la define,

como “un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante

{Reprasentant} psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo que

alcanzan el alma” (Freud, 1915, p. 17). Por otra parte, en el texto puntualizaciones

psicoanalíticas sobre un caso de paranoia, la describe como “concepto fronterizo entre lo

somático respecto de lo anímico, vemos en ella el representante {Reprasentant} psíquico de

poderes orgánicos” (Freud, 1911-1910, p. 68) y finalmente, en el texto Tres ensayos para

una teoría sexual la precisa como:

“la agencia representante {Reprasentanz} psíquica de una fuente de estímulos

intrasomática en continuo fluir; ello a diferencia del «estímulo», que es producido por

excitaciones singulares provenientes de fuera. Así, «pulsión» es uno de los conceptos -del

deslinde de lo anímico respecto de lo corporal ”. (Freud, 1905, p. 153).

En las anteriores definiciones ofrecidas se evidencia cierta dificultad para aprehender

y unificar de manera clara el concepto de pulsión, a fin de ubicarlo de manera precisa en


algún lugar, dejándolo como un concepto fronterizo o límite entre lo anímico y lo somático.

Las tres definiciones presentadas, tienen en común sin embargo, la palabra representante

anudada a la pulsión para introducirla al orden de lo psíquico y trascender lo puramente

orgánico.

Por otra parte, según Corsi (2002):

“Cuando Freud plantea el concepto de pulsión (2) lo hace basándose en la

descripción de la sexualidad humana, definiendo a la pulsión como un impulso que se

origina en una excitación corporal (fuente) y que moviliza al organismo para conseguir

suprimir el estado de tensión en el que se encuentra a partir de esta excitación” (p 362)

A partir de lo anterior y habiendo dicho que la pulsión trasciende el plano de lo orgánico

para acercarse al plano del lenguaje y de la representación, es posible decir que su fuente se

ubicar en el territorio del cuerpo, en diversos partes, de las cuales unas tienen mayor

dominancia que otras. La pulsión causa en dicho cuerpo estados de excitación que lo llevan

a buscar su descarga en un objeto ya sea por vía directa o indirecta, puesto que ella siempre

quiere ser satisfecha.

Por otra parte, es necesario establecer una diferencia entre instinto y pulsión. Del

primero diremos que es propia de los animales, hace referencia a un saber fijo y ya sabido

por la especie, que pauta formas estereotipadas de comportamiento y una repetición al

servicio de la reproducción y la biología; donde la meta es la cópula, la fuente son los

órganos genitales, el fin, la reproducción y el objeto es el macho o la hembra de sexo

contrario. El instinto no cambia y se ubica en el plano de estímulos-respuestas. Está en el

orden del organismo, de lo heredado, de la necesidad y no lo modifica la experiencia.

La pulsión en cambio, es propia de los humanos, está en relación con el cuerpo, el

lenguaje, el otro, y se produce a partir del ingreso a lo simbólico vía la perversión del
instinto. Aunque, Freud ubica la pulsión inicialmente en lo orgánico, luego la saca de ese

terreno y la ingresa a la dimensión psíquica en conjunción con la representación.

De la pulsión podemos decir que no estuvo presente desde el origen como el instinto,

sino que se produce en el niño a partir de un objeto externo, que por excelencia es el pecho

materno y otras zonas del cuerpo que con sus cuidados erotizan la corporeidad del infante.

El surgimiento de la pulsión requiere de un objeto primero, externo, que la movilice

y la produzca. Esta se produce gracias al encuentro con un otro en la experiencia de

satisfacción que el niño ahí encuentra, lo cual marca su cuerpo y su psiquismo. Podemos

decir entonces que ella no es heredada como el instinto, sino que más bien es causada y

provocada por un otro materno o quien haga las veces de cuidador, quien produce

experiencias de satisfacción y de placer, primero sentidas como propias en el interior del

propio cuerpo y luego sentidas como externas en tanto se representan como si estuvieran

afuera, llegando a fantasearlas en la exterioridad, lo cual hace que se produzca un

desplazamiento hacia la búsqueda de objetos para satisfacer la pulsión. Sin esa sensación

primera de placer no es posible establecer un enlace entre el objeto y la pulsión.

Según Freud, sabemos de la pulsión por sus representantes o sus estados afectivos,

pues en general permanece desconocida y oculta en el inconsciente.

En otras palabras:

Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia; sólo puede serlo la

representación que es su representante. Ahora bien, tampoco en el interior de lo inconciente

puede estar representada si no es por la representación. Si la pulsión no se adhiriera a una

representación ni saliera a la luz como un estado afectivo, nada podríamos saber de ella .

(1915, p 173).
La pulsión permanece en estado inconsciente, pero sus representantes psíquicos pueden

llegar a la conciencia cuando no son censurados, ni son objeto de la represión. Podríamos

decir a su vez de ella que es un estímulo para lo psíquico, que su lado cognoscible está del

lado de la representación. Lo que se reprime de ella es su representante que se aloja en el

inconsciente, pero el afecto queda libre y busca otras vías de satisfacción, ya sea ligándose

a otras representaciones o convirtiéndose en angustia, pues la pulsión es constante y

buscara satisfacerse, debido a la primera experiencia de satisfacción que dejo la

representación y el deseo de repetirla.

Según Freud (1915) la meta de la pulsión es la satisfacción, su fuente el cuerpo, su objeto

es variado y su fuerza, contante. Sin embargo, estos elementos se conjugan de manera

diferente para cada persona y no obedecen a un saber genético, sino aprendido en relación

con otros.

Freud propone en su texto pulsión y destinos de pulsión que lo más variado de ella es el

objeto, pero mirado de cerca, podríamos decir que no lo parece tanto, porque el objeto está

representado, tiene ciertos rasgos, cierta familiaridad y encanto que fascina a quien lo busca

y desea recuperarlo. Aunque los objetos de la pulsión son distintos para cada uno, podemos

decir que en cada caso ellos hacen serie y tienen elementos comunes. Esto sin desconocer

que la pulsión esta también subordinada con mayor predominancia a ciertas zonas del

cuerpo, únicas para cada caso.

Como la pulsión siempre busca ser satisfecha y a veces encuentra dificultades para

cumplir su cometido, pueden presentarse diversos destinos. Freud menciona al respecto los

siguientes, lo cual no significa que sean necesariamente los únicos: trastorno hacia lo

contrario (pasividad-actividad, trastorno del contenido), la vuelta hacia la propia persona

(masoquismo o exhibicionismo donde lo que cambia es el objeto), la represión y la


sublimación. (1915, p. 122). En este sentido podemos decir que hay ocasiones donde el

objeto de la pulsión se ubica en la propia persona, en el yo y que también puede asumirse

ante ella roles pasivos con es el caso del masoquismo.

Respecto de la pulsión y su relación con la represión diremos que ella escapa a la

censura, pero no así sus representantes, pues si estos son insoportables para el yo, son objeto

de represión. A continuación expondré un sueño que me fue relatado, donde la representación

de cierta pulsión agresiva es objeto de represión y desplazada de la conciencia, no así el

afecto que a ella estaba ligado.

Sueño:

Nos encontrábamos varios integrantes de mi familia reunidos en la casa familiar: mi

madre, yo y otras hermanas. Yo estaba muy enojada con una de mis hermanas y en medio de

la reunión familiar le proferí varios insultos haciendo uso de palabras elegantes, pero muy

hirientes, porque había hecho algo inapropiado. Ella, debido a mi enojo e insultos rompió en

llanto, se sintió avergonzada de su comportamiento y me pidió que la excusara. Las demás

personas que observaron en silencio lo que pasaba se sorprendieron mucho ante mis severas

palabras y dijeron que me había excedido en mis insultos con mi hermana. Mientras esto

ocurre esa hermana que insulté ha salido de la casa y regresa minutos después con una botella

de licor muy fina y me le da como regalo, ofreciendo a su vez disculpas por la equivocación

cometida.

En el sueño se logra ubicar la presencia de un afecto muy fuerte: la ira, que se refleja

en la agresividad verbal hacia la hermana, y a causa de ello se propino algunos insultos

mordaces e hirientes, pero el motivo del enojo permanecía hasta entonces oculto a la

conciencia. Luego esta paciente, trato de hacer memoria y ubicar el motivo de tal afecto en

días y sucesos previos. Después de cierto trabajo de elaboración, recuerda que dos semanas
antes de ese sueño su padre había muerto a causa de un infarto, pero su hermana estuvo

ausente y no pudo asistir al velorio ni al entierro de su padre debido que estaba fuera del país

y no logró llegar a tiempo. Ese era el motivo de su ira que desconocía hasta esa fecha, pues

en la vida consciente su trato con la hermana era tierno, de comunicación fluida y no había

aparentes signos de hostilidad, ni presencia de afectos agresivos hacia ella; estos últimos sólo

fueron descubiertos después de un trabajo de interpretación en el dispositivo analítico. El

anterior sueño es un ejemplo claro de cómo la pulsión, en forma de afectos hostiles que

resultan insoportables para la conciencia, busca sus caminos para ser satisfecha, aunque para

ello tenga que engañar a la voluntad consciente y producir sueños que satisfacen deseos

inconscientes.

De la pulsión no se puede huir porque empuja e invoca desde el propio cuerpo y no

cesa de pulsar hasta ser satisfecha. Corresponde a un estímulo interno que busca ser

consumado. Según Freud, “La fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior de

un órgano, su meta inmediata consiste en cancelar ese estímulo de órgano”. (Freud, 1905,

p. 153).

Por otra parte, a lo largo de su obra, este pensador hace un distingo entre diversos

tipos de pulsiones: sexuales, yoicas, parciales, pulsiones de vida y de muerte, entre otras.

Inicialmente Freud, creía que el acontecer psíquico estaba regido fundamentalmente por

pulsiones de vida, pero posteriormente fue descubriendo a través de le experiencia clínica y

la observación, una tendencia contraria que se le oponía. Ahora bien, respecto de los

diversos tipos de pulsiones, por razones de tiempo, nos referiremos solamente a las de vida

y las de muerte, teniendo en cuenta que las otras en términos generales pueden ubicarse de

un lado o de otro.
Respecto de las primeras, podemos decir que están del lado de la vida, la fiesta, la

alegría y que se dirigen hacia la integración de unidades cada vez más ricas y complejas, en

expansión. La pulsión de muerte por el contrario, se orienta hacia la destrucción del otro, la

violencia y el odio. Según Corsi (2002), “Freud entiende la pulsión de muerte como una

necesidad primaria que tiene lo viviente de retornar a lo inanimado, reconociendo en ella la

marca de lo demoníaco donde impera la destrucción, la desintegración y la disolución de lo

vivo” (p. 362). A continuación se enumeran algunas de sus formas: narcisismo, melancolía,

sadismo, masoquismo, las guerras, la repetición del síntoma, el suicidio, las anorexias, las

adicciones o las actividades de alto riesgo. Otra expresión común de la pulsión de muerte

durante el tratamiento psicoanalítico es la oposición a la cura durante el mismo y la

tendencia a quedarse fijado al sufrimiento. Este tipo de pulsión hace unidades cada vez más

simples, es muda y silenciosa. Disuelve la vida y se orienta hacia lo inorgánico. En algunos

casos se orienta también de manera directa hacia la destrucción de sí mismo, porque su

objeto es el propio yo.

Para concluir hemos de decir que la vida del ser humano es fundamentalmente

pulsional y que ella no está necesariamente en el orden del bien, de lo bello, de la justicia,

del deber ser, ni del ideal, a veces, incluso se orienta hacia la dirección contraria.

La cultura, la educación y los procesos de socialización hacen múltiples esfuerzos

por encausarla hacia objetos y fines éticamente deseables, pero no siempre logran su

cometido, puesto que algo se escapa y queda libre de regulación.


Referencias

Freud, S. (2007b/1911-1910). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia


(Dementia paranoides). Descrito autobiográficamente. En J. Strachey (Ed.), Obras
Completas (J. L. Etcheverry, Trad., Vol. XII) (pp.1-76). Buenos Aires, Argentina:
Amorrortu.

Freud, S. (2007b/1905). Tres ensayos de teoría sexual. En J. Strachey (Ed.), Obras


Completas (J. L. Etcheverry, Trad., Vol. VII) (pp.109-224). Buenos Aires,
Argentina: Amorrortu.

Freud, S. (2007b/1915). Lo inconsciente. En J. Strachey (Ed.), Obras Completas (J. L.


Etcheverry, Trad., Vol. XIV) (pp.153-213). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

Freud, S. (2007b/1915). Pulsión y destinos de pulsión. (Ed.), Obras Completas (J. L.


Etcheverry, Trad., Vol. XIV) (pp.105-134). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

Corsi, P. (2002) Aproximación preliminar al concepto de pulsión de muerte en Freud A


Preliminary Approach To Freud's Concept of Death Instinct. Rev. Chil. neuro-
psiquiatr. v.40 n.4 Santiago oct. 2002. 40: pp. 361-70 Recuperado de:
http://dx.doi.org/10.4067/S0717-92272002000400008

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