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Jacob Levy Moreno es el creador del psicodrama nació en la Bucarest del año
1889 en el seno de una familia judía sefardí. Algunos años después de establecerse en
Viena en el año 1915, Levy Moreno empezó una iniciativa basada en la improvisación
teatral, lo que daría paso a una propuesta psicoterapéutica a la que llamó psicodrama. El
psicodrama se basaba en la idea de que expresarse a través de la espontaneidad y la
improvisación suponía una clase de liberación a través de la creatividad, lo cual tuvo que
ver con sus propias experiencias subjetivas a través de las dramatizaciones no
planificadas.
En primer lugar debemos partir del concepto de catarsis, explicado en primer lugar
por el filósofo Aristóteles, como un fenómeno por el cual la persona se entiende mejor a sí
misma después de haber experimentado una obra que representa una serie de hechos.
Esto era muy aplicable a las dramatizaciones teatrales, en las que casi siempre había un
punto culminante que buscaba despertar emociones intensas en los espectadores y
ofrecer un desenlace que representase un proceso de liberación emocional.
Para Jacob Levy Moreno, la idea en la que se basaba el potencial terapéutico del
psicodrama era que permitía hacer que la catarsis pasase de ser secundaria,
experimentada por el espectador, a ser una catarsis activa, experimentada por
protagonistas de dramatizaciones.
La teoría de la Espontaneidad-Creatividad
¿Y por qué se suponía que esta forma de catarsis era mejor? Esta idea se basaba
en la teoría de Espontaneidad-Creatividad, según la cual las respuestas creativas ante
situaciones imprevistas es el mejor mecanismo para descubrir nuevas soluciones a viejos
problemas que permanecen enquistados durante mucho tiempo.
En otras palabras, la incapacidad de ver más allá del sendero mental al que nos
hemos acostumbrado para analizar un problema debe romperse mediante la participación
en situaciones imprevistas. De este modo, el proceso de liberación emocional nace de un
hecho creativo y espontáneo, algo más significativo para uno mismo que una ficción vista
desde fuera de la obra. Para que esta catarsis creativa se produzca no es necesario
reproducir experiencias pasadas con exactitud, sino que hay que hacer que la sesión
evoque elementos que en el presente el o la protagonista cree que son significativos y
están relacionados con el conflicto a tratar.
Para Moreno, el psicodrama permite hacer que los síntomas del problema sean
reproducidos mediante los propios actos guiados por la parte consciente de uno mismo;
de algún modo, se reproduce el problema, pero esta vez el proceso es orientado por la
consciencia, permitiendo esto que uno mismo se apropie del conflicto que permanecía
bloqueado y los integre a su personalidad de manera saludable.
1. CALDEAMIENTO:
2. DRAMATIZACIÓN
3. COMENTARIO O EGO-GRUPAL
Es decir , la última etapa finaliza con un tiempo para compartir, para expresar las
sensaciones y vivencias que resuenan en nuestro interior después de la dramatización
.En un grupo, los participantes comparten desde su vivencia, y no desde el juicio o desde
el análisis, sino desde sus propias experiencias vitales, desde su sentir.
- Los compañeros de grupo que cumplían con el papel de espectadores activos comentan
sus vivencias y sentires en relación a la escena, lo que beneficia al protagonista y le
ayuda en su proceso de elaboración emocional. Se procura evitar comentarios
interpretativos y racionales y, en cambio, se anima a expresar las emociones, es decir, lo
sentido.
- Por otra parte, los miembros del grupo, desde el eco grupal, contactan con sus propias
escenas evocadas a partir de la que fue representada.
Efectos terapéuticos
Es una forma de tratamiento que se ha aplicado a casi todos los tipos de poblaciones de
pacientes y de cualquier edad. Se puede utilizar en pacientes ambulatorios u hospitalizados,
ya sea de forma individual o en grupo.
En todos los terrenos en el que las personas reciben educación sobre la forma de
relacionarse más efectivamente en situaciones de la vida real, puede ser utilizado el
Psicodrama. El abanico va desde, la dirección ejecutiva, la pedagogía, las ciencias de la
salud o las ciencias sociales.
Por otra parte ver un acto no es lo mismo que hacerlo, entre ellos está la distancia
que separa lo abstracto de lo concreto, entre la palabra y la acción. El que ve el acto
compromete sus capacidades cognitivas y sus emociones desde la percepción externa. El
que hace el acto, compromete además la memoria corporal y las emociones e integra la
vivencia a lo que se desea aprender. Este último es “menos objetivo” por estar dentro del
juego dramático. Los que observan son “más objetivos”, porque involucran menos las
emociones, aunque también tiene un más limitado registro de lo ocurrido.
La utilización del cuerpo permite al Yo disponer todas las posibilidades para la expresión
de sus formas psicológicas y sociales. Con un adecuado manejo técnico en el Psicodrama
Pedagógico, el Yo consciente podrá expresar su espontaneidad a través de la palabra y
del cuerpo hecho también “palabra”. Que el Yo acepte ser movido por estímulos
exteriores o técnicas de expresión (como la música), implica la entrega, el compromiso, y
la sobreposición a la autovaloración que hace de sus movimientos, a la posible
desvalorización de su capacidad expresiva, al temor al ridículo, etc.
Ello pone al educando en una posición de contacto con todo su potencial creativo y, por
otra parte, evita que atribuya dicho potencial a elementos ajenos a él mismo. El educando
reconoce la pertenencia a si mismo de la vivencia.
La labor terapéutica estará por encima del encuadre formal que abarcará toda la sesión de
Psicodrama, aunque no se ejerce de igual manera en las distintas etapas de la misma.
En la primera parte explora y realiza los primeros pasos destinados a obtener material a
tratar en la segunda etapa y finalmente en la tercera compartirlo con el Auditorio y hacer
una lectura global de lo ocurrido.
El director debe mantener el encuadre en cada una de las etapas. Iniciará la sesión,
realizará el Caldeamiento específico e inespecífico, detectará el emergente grupal y
facilitará su concreción en un Protagonista, intervendrá en la puesta en escena, dirigirá y
seleccionará la dramatización, introducirá al Yo-auxiliar cuando sea oportuno y dará las
consignas introduciendo las distintas técnicas; dará por terminada la dramatización,
estimulará los comentarios del Auditorio analizando el análisis individual o grupal y dará por
finalizada la sesión.
6. ENCUADRE
Cada vez que el encuadre es quebrantado, sea por los pacientes, por los Yo-
auxiliares o por el Director, emergen riesgos importantes para la integridad de los
miembros del grupo y se distorsiona severamente el proceso psicoterapéutico grupal.
El encuadre es relevante porque permite que cada uno de los que participa del
psicodrama terapéutico sepa a qué atenerse y qué esperar del funcionamiento del método
psicodramático. Por ello es muy importante que el Director informe apropiadamente sobre
todos y cada uno de los aspectos del encuadre. Esta información puede ser brindada en
la primera sesión del psicodrama terapéutico o en las entrevistas previas, de modo tal que
el paciente sepa cómo funciona la terapia y qué se espera de él.
El encuadre no puede ni debe ser ambiguo, cambiante o alterado. Este debe ser
fijo y con una relación espacial estable, de modo tal que las variaciones que se produzcan
provengan de los pacientes y no del encuadre.
1. Componentes Formales
Los aspectos o componentes formales del encuadre son: local, frecuencia de las
sesiones, horarios, tiempo de las sesiones, honorarios y formas de pago, ausencias de los
pacientes, vacaciones.
Es muy importante dejar en claro cuál es la política a seguir ante las ausencias de los
pacientes a las sesiones. La mayoría de los Directores cobran la sesión a la que el
paciente se ausenta. En cuanto a las vacaciones, se establece al empezar el proceso
terapéutico cuando se producirá el receso anual para las vacaciones del Director y los Yo
auxiliares. En general, este receso no se cobra.
2.1. Contextos
2.2. Instrumentos
2.2.1. Director
2.2.2. Yo auxiliares
2.2.3. Protagonista
2.2.4. Escenario
2.2.5. Auditorio
2.3. Etapas de la sesión
2.3.1. Caldeamiento
2.3.2. Dramatización
2.3.3. Comentarios o análisis
Esto no quita que el psicodrama se siga practicando, tal y como ocurre con
las constelaciones familiares, cuyas sesiones pueden parecerse a las del psicodrama
clásico de Jacob Levy Moreno. Es por eso que, ante problemas relacionados con la salud
mental, se opte por alternativas con eficacia demostrada en diferentes tipos de problemas,
como por ejemplo la Terapia Cognitivo-Conductual.
A) APERTURA DE LA SESIÓN:
Se debe preparar el ámbito psicodramático colocando las dos sillas, que simbolizan el
Psicodrama, en el centro del Escenario. Deben estar en una posición determinada
contactando por una de sus patas delanteras en un ángulo de 90º, aproximadamente.
Esta posición corresponde "al encuentro", al contrario que en el teatro donde los
personajes juegan los papeles previamente aprendidos que no precisan interaccionar para
desarrollar un vínculo.
Las sillas, además, remarcan el Escenario y constituyen desde antes de sesión un foco
de estímulos con respecto a la técnica a utilizar.
C) CIERRE DE LA DRAMATIZACIÓN:
Corresponde al cierre de la última escena, al igual que el cierre de todas las escenas, se
marca con la aproximación de las sillas, que equivaldría al cierre del telón en el teatro.
D) CIERRE DE LA SESIÓN:
Técnicas de psicodrama
El soliloquio o pensar en voz alta. Se pide al paciente que ponga voz a sus
emociones, sentimientos y pensamientos, pudiendo hablar de sí mismo o de lo
que ocurre a su alrededor en primera persona y tiempo presente. El protagonista
que está dramatizando puede usarla para comentar algo que no diría a su
interlocutor, o para dirigirse al público. Equivale, en narrativa escrita, a un texto
entre paréntesis. El terapeuta suele recurrir a esta técnica, que puede usarse tanto
en la modalidad individual como en la grupal, cuando percibe que el paciente
piensa o siente algo que no expresa, tratándose, en este caso, de un material no
explicitado pre-consciente o consciente.
Auto-representación: presentarse a sí mismo.
Juegos: "el como sí" del juego espontáneo permite dar rienda suelta a la
naturalidad y a la fantasía, caldear o preparar la dramatización.