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Colección Continente/Contenido

DIRIGIDA POR LA DRA. MERCEDES VELO

JOYCE MCDOUGALL

Teatros
del cuerpo

. .
JULIAN YEBENES, S.A.
ARGENSOLA, 2
. . --\7.\-u \o ov-jl ,11o..\ O\ ~V\c.-l:i : \ ~é&..\-.res clu c_o ... f8. 28004 MADRID
-· ~-··~-- trk.fioV\) ((t¡ll~vvttvd r ":Pa.v:s , \C\.89 . ESPAÑA

.//~ ·. Co\ecclb>" CoN"i.1f:,6Ñíe/ C!:>N'(f;N\VC.


Título original en francés: THÉÁTRES DU CORPS.
Editions Gallimard , París, 1989.
Traducción: Ana Domínguez Pabón.

-~ ·-

Derechos exclusivos de edición en español para todos los países de ha-


bla castellana y su área idiomática y propiedad de la traducción . Ni la to-
talidad, ni parte de este libro pueden reproducirse o transmitirse por nin- A Sidney, con amor
gún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, graba-
ción magnética o cualquier otro almacenamiento de información y sistema
de recuperación, sin permiso escrito de Julián Yébenes, S. A .

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© Julián Yébenes, S. A.
Colección Continente/Contenido .
Dirigida por la Dra. Mercedes Velo.

I.S.B.N.: 84-404-9855-1.
Depósito Legal: M-24178-1991.
Impreso por: Gráficas Clarión, S. A. Valentín Llaguno , 14.
La joule de ceux quin 'ont pas vécu assez ...
Ce n 'est pas une pleureuse qu 'il leur faut,
e 'est un devin. Il leur faut un .CEdipe qui
leur explique leur propre énigme dont ils
n 'ont pas le sens... Il faut entendre
des mots qui ne furent jamais dits , qui
resterent au fond des coeurs (fouillez le
votre, ils y sont); il faut /aire parler les
silences de l 'histoire. 1
Jules Michelet
(Journal, 30 janvier 1842)

1 Para aquéllos de la humanidad que no han vivido lo suficiente ... A éstos no les hace falta

llorar, necesitan un adivino. Necesitan un Edipo que les explique su propio enigma del que
ellos no tienen conocimiento ... Necesitan oír las palabras que no han sido dichas jamás, que
quedarán en el fondo de los corazones (buscad las vuestras, ellas están ahí); se hace hablar a
los enigmas de la historia.
ÍNDICE

Introducción: El psicosoma y el viaje analítico......... 11


/ l. Mater ....................................................................... 23
f II. La matríz del psicosoma ... .. .. .. .. .. . .. .. .. .. ....... ............. 41
1
/ III. De la privación psíquica.................. ......................... 61
IV. Las parejas psicosomáticas ... ................................... 81
,/ v . Del sueño y de la muerte............... ........................... 93
/ VI. Afectos: dispersión y desafectación ... .. ....... ............. 105
7 VII. La desafectación en acción .. .............. ...................... 123
/ VIII. Las razones del corazón .. ................. .. ... ... ................ 139
/ IX. El dolor sin lágrimas .. ........... ... ... ... .. .. ... ................... 149
/ " X. Uncuerpoparados ........... ............... ........................ 159
¡/ XI. Los frutos de Madre.... ....................... ...................... 181
Bibliografía.............................................................. 191

9
INTRODUCCIÓN

EL PSICOSOMA Y EL VIAJE PSICOANALÍTICO

Teatros del cuerpo: ¿por qué este título? Mientras estaba escribiendo
Teatros de la mente (1982) 1 me fui dando cuenta gradualmente, como
suele suceder cuando se escribe, de que otro libro empezaba a tomar
forma a partir del que me tenía ocupada. Al escoger el teatro como
metáfora de la realidad psíquica, quizás seguía yo los pasos de Anna O.
quien, a mitad de siglo, durante su terapia con Breuer, llamaba a sus
"libres asociaciones" su "teatro privado". Para el analista, se trata de un
teatro ue sus analizados consienten en com artir é de
<;_lebe representar diferentes papeles . Pero, al contrario que Breuer, a
quien le asustaba el papel que le obligó a representar Anna O., el
analista intenta observar atentamente su propio teatro interior e inter-
pretarlo lo mejor posible antes de interpretar el de sus pacientes.
No puedo decir que haya conseguido siempre realizar esta tarea
como lo hubiera deseado ; tanto más cuanto que el primer desafío con
el que me enfrenté fue el de intentar comprender el significado
subyacente de los complejos guiones psíquicos que son las desvia-
ciones sexuales (McDougall, 1964 ). Estas creaciones psíquicas me
parecían ajenas, y tuve que dejarme guiar por mis analizados en todos
los meandros de su historia psicosexual, hasta la prehistoria donde las

1 N. del T.: En el original francés Théiitres du Je, Paós, Gallimard, 1982.

11
INTRODUCCIÓN 13
12 INTRODUCCIÓN
Al término de su tratamiento se dedicó al arte, y se convirtió en un
alabrassonmenosim ortantes uelas rce cionesolfativas, táctiles,
creador de fama internacional. Luego, años más tarde, volvió a ver a su
visuales y auditivas, para entender por fin el vínculo entre sufri-
analista para anunciarle que estaba muriéndose de un cáncer de gar-
miento, angustia y placer. Fue al intentar escribir lo que creí haber
ganta cuyos síntomas anteriores no se habían manifestado en los teatros
comprendido sobre el significado oculto de las desviaciones sexuales
de su "yo". El escenario había quedado vacío, las palabras habían per-
y las homosexualidades, cuando me di cuenta de que la creación de
manecido ahogadas, lo que impidió oír a viso alguno. De haber podido
"obras de teatro interior" inscrita en la primera infancia, con efectos
percibir aquel drama silencioso, quizás hubiera sido posible salvarle la
duraderos sobre la sexualidad adulta, se extendía también a las ma-
vida.
nifestaciones neuróticas y psicosomáticas. Había observado igualmente
Todos nosotros hemos tenido conocimiento de estos dramas ocul-
en pacientes que no eran ni neuróticos ni psicóticos ni desviados se-
tos que se desarrollan en los teatros del "yo" de nuestros pacientes. De
xuales, otra manifestación huidiza que llamé "pseudonormalidad".
hecho, estos dra~as tienen lugar a menudo en un clima vago y
Esto me condujo a publicaren 1978Alegato por una cierta anormali-
angustioso, no únicamente en nuestros analizados, sino también en
dad. Más tarde, al empezar a escribir Teatros de la mente, me esforcé
nuestros colegas, nuestros amigos o nuestra familia.
en definir las diferentes escenas en las cuales el "yo" (Je) re resenta
Así pues, en este libro nos ocuparemos de los sujetos que reac-
us dramas , así como los guiones los e s a que
cionan al desamparo psicológico mediante manifestaciones psicosomáti-
constituyen el repertorio psíquico. Tras haber descrito el teatro
cas, pero también del ruru<n.cialp..tjcasamático,o.Ia-paFte.psicosomática
"neurótico", y luego los teatros "psicótico", "transicional" y "narci-
de t in . Todos tenemos tendencia a somatizar cu Ciertas
sista"' me encontré frente a otro que llamé provisionalmente "el
circunstancias intetoas..n..ex.tem.a.s¿ nosotros sobre asan nuestros
psicosoma en la escena psicoanalítica". Este teatro resultó ser un tema
~odas si coló icos habituales de resistencia. También sucede a menudo
demasiado amplio para incluirlo en mis Teatros de la mente, ya que
que ciertos fenómenos psicosomáticos, al igual que ciertas tendencias
amenazaba con invadir el libro entero. Es evidente que Teatros del
recurrentes a caer físicamente enfermo, desaparezcan como un impre-
cuerpo se me presentó como título mucho antes de comenzar a
visto efecto secundario del tratamiento psicoanalítico, y en ocasiones
escribir este libro.
sin una investigación específica del significado subyacente de tales en-
Espero poder proporcionar actualmente una visión más extensa
fermedades en la economía psíquica.
de estos "teatros somáticos" que surgen en la escena analítica, cen-
Dicho esto, es evidente que en principio los analistas no aceptan
trándome en la comprensión y la exploración de fenómenos psi- pacientes para una cura psicoanalítica basándose únicamente en proble-
cosomáticos aunque, por supuesto, desde un punto de vista únicamente mas psicosomáticos. Aunque éstos puedan reflejarun sufrimiento psi-
psicoanalítico. Creí al principio que, en los estados psicosomáticos, el cológico, no constituyen necesariamente una indicación de análisis.
cuerpo reaccionaba ante una amenaza psicológica como si ésta fuera Quienes emprenden la aventura sicoanalít ·ca son a uéllos
de orden fisiológico, como si existiera una aguda escisión entre psique delimitar los continentes desconocidos, los terrae incognitae ~
y soma, y que aquello se debía, en gran medida, a la ~ción de los mente. Los individuos que se embarcan en una expedición de este tipo
~ec.tiY.us de mis pacientes frente a casi toda situación que- lo hacen con la es eranza de ue sus d.escubrimientos les p...e.rmita
udiera mov· iz r t · d ·' . En cierto sacar rovecho de la aventura de la vida y...afron.tar..mejorJas toa:nenlas.
modo, el telón se encontraba herméticamente cerrado sobre la escena Y'las contrariedades que todo individuo, inevitablemente, conoce.
psíquica: ningún sonido llegaba a oídos de los que se encontraban Como en todos los viajes es preciso, antes de partir, establecer un plan
fuera, y sin embargo se representaba un drama en la escena interior de y discutirlo con los compañeros de viaje. Y de igual forma, es impor-
aquél cuya vida misma estaba amenazada. tante decidir si la cura psicoanalítica puede aceptar de forma adecuada
Recuerdo un paciente alcohólico que siguió durante algunos años un desafío terapéutico. ¡Pues a menudo se levan anclas para un viaje
un trabajo psicoa~alítico difícil, pero que aparentemente fue un éxito. que no es el apropiado!
14 INTRODUCCIÓN lNTRODUCCIÓN . 15

ELINICIODEL VIAJE ¿QUÉ ES UNApEMANDA DE AYUDA "PSICOANALÍTICA"?

Escuchemos al Sr. Z. quien, desde hace más tiempo de lo que ¿Cómo evalúa el analista unademandadeayuda?En la medida en que
quiere recordar, sufre un insomnio tenaz cuya causa médica no puede es preciso, desde las entrevistas preliminares, emitirunjuicio sobre la
ser hallada, Un psicoanalista tradicional diría que este insomnio sig- demanda de ayuda del futuro paciente, es importante determinar
nifica que el enfermo, aunque agotado, tiene miedo a dormirse, miedo exactamente qué debe ser escuchado. Aunque reconozco que en este
a los sueños que pudiera tener, miedo a perder su control sobre el día tema las respuestas difieren según los analistas, formularé mi propio
y el mundo exterior. Este analista tendería a pensar además que la in- punto de vista sobre esta compleja cuestión. ¿Qué quiero saber?
vestigación psicoanalítica puede revelar las razones ocultas de estos ¿Cómo debo proceder para obtener la información que necesito?¿ Y
miedos. qué es preciso escuchar para apreciar la naturaleza de la demanda de
Un psiquiatra tradicional, por su parte, prescribiría un somnífero análisis?
eficaz que garantizara al Sr. Z. cinco o seis horas de sueño reparador La forma de abordar la cuestión será la misma, ya tenga el deman-
dante trastornos psicosomáticos, síntomas neuróticos, psicóticos o
y el sentimiento de poder afrontar la jornada al despertar. De acuerdo
caracteriales, o problemas de adicción. Los síntomas dicen poca cosa
con su carácter, el Sr. Z. podría decir al analista: "No me interesa la
sobre las posibilidades de ayudar.al candidato al análisis mediante una
causa de mi insomnio. Todo lo que deseo es librarme de él". O decir
u otra ·forma de terapia psicoanalítica. Todo analista ha tenido la
al psiquiatra: "No quiero estar drogado toda mi vida para poder
experiencia de aceptar en análisis a alguien que parecía (según las
dormir, pero sí quiero saber por qué no puedo conciliar el sueño como
teorías en curso y según su propiaexperienciaclín.ica) aparentamente
todo el mundo." "accesible" a la aventura psicoanalítica, para descubrir uno o dos años
Es evidente que el Sr. Z. se arriesga, si la verdadera naturaleza de más tarde que el paciente está aún en la misma fase que se encontraba
su búsqueda no es comprendida, a encontrarse comprometido en un en las entrevistas preliminares. A mi entender, para apoyar un alegato
tratamiento que, más adelante, quizás años después, puedacuestionár aceptable de ayuda psicológica es reciso cum lir varios im erativos
o lamentar. cate óricos. ¡Y estos imperativos no siempre resultan evidentes en la
En los guiones creados por el Sr. Z. nos enfrentamos con dos tipos entrevista preliminar! Les pasaremos revista brevemente.
de demanda de ayuda. Tanto al psiquiatra a quien se consulta y que
cura con medicamentos como al psicoanalista cuyo instrumento de
trabajo es el método analítico, s~ les requiere que descubran, si es 1. Percepción del sufrimiento psíquico
posible, lo ue el aciente busca dentro de sí mismo. El psiquiatra
espera que el tratamiento cuidados~nte prescritOPermita estabi- Parece obvio que aquél que demanda ayuda psicoanalítica está su-
friendo desde el punto de vista psicológico. ¿Por qué sino iría al
lizar los síntomas del paciente, mientras que el psicoanalista espera
psicoanalista? Y sin embargo esta condición no siem re s~ump .
que la profundización en el conocimiento de sí mismo reduzca en el
Consideremos algunos ejemplos que se presentan con frecuencia.
analizado la tendencia a la re etición al desencad a ie Hay gente que pidta1.yJJdapara contentara 110 tercero. Por ejemplo
~ntomas, y le conduzca a vías más crea ti vas donde investir la en~gfu el cónyuge o el/la amante puede declarar que él o ella no quiere
psí uica. Puesto que todo analista reconoce que el psicoanálisis no es continuar la relación a menos que el otro "haga algo" para resolver sus
el tratamiento obligado para todos los trastornos psicológicos (y a problemas. O quizás el médico de la familia aconseje un psicoanálisis,
mayor razón para las perturbaciones psicosomáticas), el tema de la como es frecuente en el caso de algunos sujetos que sufren enferme-
elección merece una esmerada atención desde la primera entrevista 1 dades comúnmente consideradas de origen psicosomático. No obstan-
con un potencial analizado. te, numerosos pacientes que presentan trastornos psicosomáticos son
INTRODUCCIÓN . 17
INTRODUCCIÓN
16
porque así lo exigen los tribunales o un instituto de formación 0 por
totalme ·entes de cualquier tipo de @lor me 1, y suelen ' d' . f , que
su m_e 1co, su je e o su cónyuge se lo ha aconsejado. Com rometer a
negar todo vínculo potencial entre el sufrimiento físico y el desam- alguien e~ unaave~tura ~erapéutica orestas únicas razones uivale
paro psicológico. Llevar a este individuo al psicoanálisis puede a SQ.!!.Y.e~~Irse ~12.. comphce de un sistema de defensa ru;dado en la
resultar no solamente inútil, sino también peligroso. Cuando un ren~gac10~ ue ~e.resultar impo · erar. Cuando un potencial
paciente persiste con firmeza en hablar únicamente de su sufrimiento paciente pide ay~da ante todo porque hace sufrir a un tercero, 0 porque
físico, y no muestra consciencia alguna de sufrimiento psicológico, es los _<lemas le ~x1gen dar este paso, es muy posible que necesitemos
posible que se haya equi vacado de puerta. vanas entrevistas para determinar si el individuo en cuestión está
Otro ejemplo es el de los andidJili>s a una formación psico-· verdaderamente buscando un conocimiento profundo de sí mismo. y
analítica, de quienes se requiere emprender previamente un análisis esto nos lleva a la segunda imperiosa condición.
personal:Se concibe fácilmente que el análisis personal sea una ex pe-
riencia esencial para quien se destina a practicar el psicoanálisis o una
terapia de inspiración psicoanalítica. Pero, en mi opinión, esta exigen-
cia pedagógica no constituye por sí sola razón suficiente para em- . -----
2. La búsqueda del conocimiento de sí mismo

prenderunanálisis. Sin duda, es comprensible que el futuro psicoana- , El hecho ~e que; en el primer encuentro con el analizado potencial,
lista añada al deseo de conocer sus problemas psicológicos personales este no me~d1g~e pildoras, o no se encuentre allí por instigación de un
la esperanza de lograr, gracias a esta experiencia psicoanalítica, no tercero, no 1mph_ca necesariamente que crea que su sufrimiento emana
solamente comprender y ayudar mejor a los demás, sino también de factores lo~ahzados dentro de sí mismo y que él desconoce. Muchos
protegerles impidiéndoles contaminarse con sus propios problemas y d_e los_ ~ue p1~~n una terapia tj.enden ulpar a a sociedad, a su
sus propias fragilidades. s1tuac10n fam1har, su raza, su religión, su herencia 0 su sexo, Y. a
Lo mismo sucede con l!Q.Ué s gue envían los tribunales o los hacer~es _espons~bles d~ ~us problemas. Ni que decir tiene que Ja
centros de desintoxicación (alcohólicos u otros) para emprender un expenencia del ps1coanáhs1s no modificará estos datos fundamentales.
tratamiento psicoanalítico. En ninguno de estos casos se trata de una Aunq_ue ~~da uno de estos factores uede ha er-contribuicw a la
búsqueda auténticamente psidoanalítica. constituc10n de sus problemas, si el individuo en cuestión no desea
Es esencial, en suma, que todo candidato al análisis, sea cual fuere saber IZ._º.r qué continúa vi viendo estos factores inalterables de un modo
el motivo que le incite a emprenderlo, desee un análisis por sí mismo. ~raur:i~tico, que resta toda _c~eatividad .ª su vida, es que s_e niega *
Los sujetos que no tienen ningún reconocimiento de sufrimiento psi- 1m hc~tamente 1 responsab1hdad de la d!íección de su propia yjda un
cológico no son verdaderamente candidatos al análisis, aunque los buen ejemplo de ello es el sufrimiento de la Sra. O. en el capítulo VI).
demás les demuestren con insistencia que necesitan una ayuda te- ~l deseo ?e acced~r a u~a mayor lucidez para descubrir el signifi-
rapéutica. ¡No todos aquéllos que "necesitan" un análisis son nece- cado inconsciente de s1tuac10nes difíciles de vivir o de síntomas incom-
sariamente analizables! · gÚJl individuo e n cuales fueren sus . prensibles implica aceptar el hecho de que a fin de cuentas las causas
síntomas, está en cond\Eiones de obtener beneficios del psicoanálisis de estos sí_nto_mas psicológicos residen en el fondo de uno mismo. Este
o de la sicot~pia, si o acepta plepamente ue es de su propio deseo_ ~onc~~to md1ca que el futuro analizado, el analizado venidero, acepta
del ue se trat , cuando emprende esta aventura tan difícil como fas- 1mphc1tamente el concepto de un"yo" inconsciente.
cinante. De esta forma, lo que exigimos en prioridad a los futuros
analizados es reconocer que están angustiados o deprimidos, de-
cepcionados o perplejos, que presentan síntomas cuyo significado no 3.¡§s tolerable la situación psicoanalítica?
pueden descubrir; o que han hallado en sí mismos una tendencia a la
repetición sin fin de las mismas experiencias desgraciadas. Entre los numerosos individuos que, a causa de su sufrimiento
Personalmente, no aceptaría en psicoterapia o en cura psiCo- buscan ayuda en el psicoanálisis, algunos son incapaces de utilizar l~
analítica a aquellos sujetos que demandan un análisis únicamente 1

1
INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 19
18

situación psicoanalítica. Esta situación (o ~ncuadre) donde se i a de los pretendidos "buenos neuróticos" pueden resultar desesperada-
analizado "decirlo todo", y al mismo ti.emp "ne hacer.nad "es para mente inanalizables, mientras que más de un paciente narcisista frágil,
algunos muy difícil de soportar. Cuando parece improbable que un borderline o polisomatizador, es capaz de lanzarse a una experiencia
paciente ued ortartanto rigor y obtener así beneficio de esta ex- psicoanalítica excitante, creativa y gratificante.
periencia, corresponde al analistaEecidir qué forma de tratamie~ es os c es más "difícile "_¡1.quéllos..qJJ._e.no pue ....,........,...,...,~.......
la más apropiada: psicoterapia, terapia de grupo, psicodrama o trata- v.arte de res · onsabilidad en la creación de ~qs síntomas _g_,que no
miento psiquiátrico. Incluso cuando juzgamos que un paciente (narci- pueden recibir ayuda a causa de su fragilidad narcisistª, pueden
sista, infantil, impulsivo, perverso, gravemente dependiente de la suscitar dolorosos sentimientos contratransferenciales, en la medida
droga, apartado de lo real, etc.) es sin embargo capaz de soportar los en que parecen contrainvestir el trabajo analítico o no hacer progresos
aspectos dolorosos de la relación analítica, debemos también pregun- a primera vista. Su estado puede incluso empeorar aparentemente: son
tamos si nosotros queremos embarcamos en la aventura psicoanalítica más desgraciados, más coléricos, están más desesperados que antes de
con él. ¿Estamos dispuestos a aguantar la tensión que tal relación comenzar su viaje analítico. Por razones que ellos mismos ignoran, les
parece deber crear en los dos participantes, y afrontar el potencial aterroriza el riesgo de un cambio psíquico gu hargo, buscan__y.
fracaso que resulta a menudo de tan complejos problemas? No se desean. Puesto que los síntomas psicológicos de este tipo son técnicas
puede negar que a veces el viaje es desagradable, cuando se desea· de supervivencia psíquica es comprensible que el sujeto mismo lleve
ayudar a ciertos pacientes a acceder a una forma de ser más creativa. a cabo una encarnizada lucha por no abandonar su tabla de salvación,
si no tiene confianza en su capacidad para soportar el cambio en el
terreno psíquico, o si está convencido e que todo cambio será para
4. ¿Se puede depender de otro sin miedo? peor.
El último factor a tener en cuenta es el de saber si el paciente está
dispuesto a recibir ayuda. La mayoría de los candidatos al análisis ¿UN PRONÓSTICO PARA
consideran que el analista es en cierto modo omnisciente, que ya sabe LASENFERMEDADESPSICOSOMÁTICAS?
todo lo que el paciente no sabe de sí mismo. Otros, por el contrario,
muestran una cierta ªrrogam:i5 (normalmente debida al miedo) que Las afecciones psicosomáticas graves, así como las fragilidades
permite pensar que los conocimientos que no han realizado de sí psicosomáticas que virtualmente afectan a cualquiera, se consideran
mismos pudieran, más que ayudarles, heri en el- lano nar.cisista, o con frecuencia un terreno dudoso para la investigación psicoanalítica.
incluso todo ca iio p qui e d temei y pueden entonces Se corre el riesgo, cuando éstas se hacen patentes a lo largo de un
reaccionar de forma negativa frente a la terapia. Esta vulnerabil~ análisis, de que el analista las desdeñe como material potencial de
· ~arcisist~ terror pueden originar una ex er ·encia analítica inter-
interpretación. Durante mis primeros años de práctica psicoanalítica,
~~ie. prestaba poca atención a las incursiones del cuerpo en el proceso, pero
De hecho~oda etición de ser liberado de síntomas sicológ_icos es
más tarde me llamó la atención el velo de silencio que cubre el
~una paradoja, en la medida en que s 'ntomas re resentanintento
desamparo psicosomático hasta que resulta ya imposible negarlo.
infantiles de autocurªQi..ón y se crearon como soluciones para un dolor
mental intolerable. Consecuentemente, existe una potente fuerza in- Aquel "silencio" se me hizo comprensible cuando empecé a per-
terna ue.teme rición de los sínt esar de- ri- catarme de que los orígenes de tales fenómenos tienen sus raíces muy
mientos que ésto c_cau.srui.. Esto tendrá como efecto una sólida resis- amenudo en la primera infancia.
tencia a proceso analítico. Basándome en aquella época en mis observaciones, empecé a
De esta forma, si nos basamos únicamente en los síntomas, tene- 1 pensar que, a causa de la rotunda escisión entre la psique y el soma, mis
mos pocas certezas en cuanto al resultado del viaje analítico. Muchos
i pacientes somatizadores~o percibían sus emociones en situaciones m-

l
20 INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN 21
iustiosa!: las ideas asociadas a todo afecto conflictiYQ im.r.ortante no
se reprimían, como en las neurosis, sino que se borraban inme.:_ Antes de concluir esta introducción a los múltiples teatros del
diatamente el cam o de conocí · (el mecanismo que Freud cuerpo que se revelan en la escena psicoanalítica, consideremos una
llamó en 1918 ,VÚ weffun -repqdio- en relación con los estados última perspectiva contratransferencial. Las manifestaciones de los
psicóticos). fenómenos psicosomáticos nos toman la mayoría de las veces por
El estudio de los trabajos especializados sobre las manifes-
sorpresa, en la medida en que nuestros pacientes omiten a menudo
taciones psicosomáticas de la primera infancia me hizo comprender
mencionarlas . Cuando éstas forman parte de las asociaciones analíti-
que en ocasiones mis pacientes adultos funcionaban psíquicamente
cas del paciente, tienden a revelar la ausencia total o parcial de vínculos
como niños pequeños que, al no poder utilizar las palabras como
verbales con las fantasías subyacentes, como se encuentran en los
vehículo del pensamiento, no podían reaceionar más que psi-
síntomas neuróticos o en la parte neurótica de la estructura psíquica de
cosomáticamente a una emoción dolorosa. Aunque las madres pien-
sen con ayuda de un código de lenguaje (y la mayoría de las madres cualquier paciente. Además, pueden transcurrir años antes de que se
hablan constantemente a su bebé), las estructuras psíquicas más creen estos vínculos verbales. Ésta es la razón por la que ciertos
antiguas del niño pequeño se articulan alrededor de significantes no analistas tienen tendencia a recibir con desagrado las quejas somáticas.
verbales, donde las funciones corporales y las zonas erógenas desem- El hecho de que el significado de la aparición de los fenómenos
peñan un papel primordial. No nos extraña que un bebé brutalmente psicosomáticos escape a menudo al analista se considera a veces como
separado de la madre durante un período prolongado, o sometido a un una afrenta narcisista, y puede llevar a ciertos analistas a pensar que los
shock, .reaccione con un hiperfuncionamiento gástrico o con una problemas psicosomáticos deberían tratarse en otra parte, y que nuestros
colitis. Cuando un adulto, en circunstancias psíquicas similares, cae esfuerzos deberían limitarse a lo que es psicológico y puede ser
también somáticamente enfermo, es tentador concluir que nos encon- verbalizado.
tramos frente a un modo arcaico de funcionamiento mental que no se A estas actitudes contratransferenciales se añade la impresión
sirve del lenguaje. creada por las publicaciones consagradas a la búsqueda psicosomática,
Llegué a comprender, además, que en la medida en que el niño que subrayan la ausencia de afecto, la falta de capacidad imaginativa
vive intensas experiencias somáticas en los primeros meses de su y la dificultad de la comunicación verbal. Es sabido que, desde su
vida, es decir mucho antes de tener una representación clara de su n~cir~iento, el psicoanálisis, siguiendo las huellas de Freud, ha pri-
imagen corporal, no puede experimentar su cuerpo o el de su madre vilegiado el papel del lenguaje en la estructuración de la psique y en la
más que como unidad indivisible. Aunque el bebé busque intercam- cura psicoanalítica. Pero existen otras vías de comunicación además
bios con la madre y desarrolle precozmente sus propias formas de del lenguaje. Al tratar de percibir ciertos pensamientos, ciertas fan-
relación con el entorno (como lo demuestran los trabajos de Stem, tasías o situaciones conflictivas capaces de crear sentimientos fuertes
1985), no realiza una distinción bien definida entre él y el objeto. (de dolor o de sobreexcitación) un paciente puede, por ejemplo, desen-
Cuando un adulto representa inconscientemente sus límites cor- cadenar una explosión somática en lugar de dar a luz un pensamiento,
porales como mal definidos o no separados de los demás, las experi- una fantasía o un sueño (un elocuente ejemplo es la explosión psi-
encias afectivas con otra persona importante para él (o a veces con cosomática de Christophe en el capítulo III, y luego su transformación
cualquiera que consiga movilizar por casualidad la memoria del en sueños y en fantasías susceptibles de verbalizarse).
cuerpo de u_n trauma psíquico antiguo) pueden provocar una ex- Por estas diversas razones, y por miedo a asistir a un recrudecimiento
plosión psicosomática, como si, en tales circunstancias, no existiera
de la enfermedad en los pacientes propensos a so matizaciones graves,
más que un cuerpo parados. Los ejemplos clínicos proporcionados a
es comprensible que ciertos analistas no acojan con entusiasmo a estos
lo largo de este libro clarifican esta noción, al igual que el trabajo con
sujetos. Sin embargo, si se han tomado las precauciones precedente-
mis pacientes clarificó mi propio viaje psicoanalítico hasta llegar a
mente expuestas, no hay razón alguna para que un paciente conocido
una comprensión más profunda de los misterios cuerpo-psique.
por su vulnerabilidad en el plano psicosomático y un terapeuta benevo-

1
22 INTRODUCCIÓN

lente y atento al psicosoma no puedan emprender juntos el viaje 1


psicoanalítico, aun cuando este viaje nunca carezca de riesgos. In-
cluso cuando el psicosoma amenaza con explotar o con escabullirse
del trabajo analítico, la gratificación psicológica que, tanto para el
analista como para el analizado, reside en la otorgación de sentido,
puede impulsar cambios considerables, como espero demostrar en
esta obra.

MATER

Tenía cinco años cuando descubó que el cuerpo tiene su propio


lenguaje. Desde mi más tierna infancia solíamos ir dos veces al año
a pasar las vacaciones a casa de los abuelos paternos, los Carring-
ton, que tenían una granja en la Isla del Sur de Nueva Zelanda, a
varios cientos de kilómetros de Dunedin, donde vivíamos nosotros.
Criaban vacas, ovejas, cerdos, y también gallinas y caballos, pero
estaban particularmente orgullosos de sus vacas de raza "Jersey",
que todos los años obtenían algún premio en la feria agrícola de la
región. Mi abuela, una mujer menuda, pionera, era el vivo retrato
de la Reina Victoria. Tanto sus cinco hijos y su única hija como su
esposo la llamaban siempre "Mater". Reinaba sobre "Pater", el
pintor soñador que era su marido, sobre eJ tío Cedric, el benjamín
de la casa, y sobre los numerosos mozos de la granja, como un
coronel del ejército.
Yo odiaba a Mater. No me permitía mirar mis libros de estam-
pas. Cuando intentaba pintar y dibujar como Pater, me tomaba el
pelo. Me ordenaba salir fuera, para lo que ella llamaba "llenarme
los pulmones de un buen chorro de aire fresco", porque yo tenía "el
aire paliducho de una niña de ciudad". Mis sentimientos hostiles
hacia ella se fortalecían sin duda por el hecho de que mi madre, en
su propio santuario que era nuestra casa de Dunedin, se burlaba de

23
24 MATER MATER 25

Mater evocando airadamente el aprecio que en secreto le profesa- a tener urticaria! Ya podía beber la leche cremosa de las vacas del
ban mi padre, su hermana y sus cinco hermanos . Pero yo sabía tío Cedric hasta hartarme. Han pasado varias décadas desde en-
también que mi madre temía a esa pequeña emperatriz y que, para tonces, y nunca más he vuelto a padecer alergias de ningún tipo.
compensar el hecho de ser la "extranjera" traída desde Inglaterra A esto hay que añadir que a raíz de su partida de la granja fue
por mi padre, se esforzaba lo indecible en aparentar la imagen de Mater quien entró en la escena psicosomática. Si hoy en día tuviese
una perfecta nuera. Mi madre hubiera deseado que yo, hija de un que encontrar una explicación a la enfermedad que se abatió sobre
padre neocelandés de tercera generación, estuviese también a la ella, diría que fue debida a la ira, al despecho y al sentimiento de
altura de las circunstancias, que pareciese una niña modelo . Pero traición que le provocó el anuncio de la boda relámpago del tío
desgraciadamente, todas las vacaciones, se me presentaba al cabo Cedric . Una vez en Napier, y por el resto de su larga vida, Mater
de cuarenta y ocho horas una terrible urticaria, fenómeno éste que padeció una angina de pecho .. . como si su hijo pequeño le hubiese
no se producía en ningún otro lugar y que duraba el mismo tiempo clavado un puñal en el corazón. Durante los treinta años siguientes
que nuestra estancia en la granja. toda la familia estuvo preocupada, temiendo su muerte día tras día.
Después de dos o tres años, la familia Carrington decidió de Recuerdo haber pensado que Dios la estaba castigando por su
común acuerdo que mi urticaria era debida a la leche excesivamente carácter despótico. Aunque también debí sentirme culpable por lo
cremosa de las vacas de Jersey, que tanto me gustaba. Esta teoría que le sucedía, porque rezaba a Dios constantemente para que la
familiar no se tambaleaba en modo alguno por el hecho de que la mantuviera con vida. A pesar de que aparentemente mi plegaria fue
misma ieche, en otro lugar, no me provocara esas vergonzosas escuchada, a los quince años declaré sin rodeos y para conster-
"pupitas" en la cara. Exasperada por tener que exhibir una vez más nación de toda la familia que me había vuelto atea y que en lo
a esa hija imperfecta ante la mirada reprobadora de Mater, mi sucesiv~ velarí~ por la educación de mi hermana pequeña para
madre me dijo , la noche anterior a nuestro viaje por Navidad: converllrla a mis nuevas convicciones. Creo ahora que transferí
"Escúchame bien, estamos todos hartos de tus pu pitas. Así que no sobre Dios los sentimientos ambivalentes que había antes depo-
vas a beber ni una sola gota de leche de la granja". Mi respuesta fue sitado en Mater.
inmediata: "¡No es la leche lo que me da granos, es Mater!" Esta Hoy en día, me parece evidente que Mater con su angina
réplica, producto de la inocente sabiduría de mis cinco años, entró pectoris y yo con mi urticaria no teníamos otra elección que la de
de inmediato a formar parte de la leyenda familiar. hacer "hablar" a nuestro cuerpo, en lugar de sentir nuestros dolores
Curiosamente, los acontecimientos posteriores confirmarían mi respe~tivos, y de elaborar psíquicamente sentimientos de despecho,
teoría infantil según la cual era mi abuela quien me daba alergia. La de miedo, de angustia o de cólera. Evidentemente la ciencia no
urticaria siguió apareciendo, bebiera o no la leche de Jersey. Más esperó a las fantasías de una niña sobre el origen de la urticaria y
tarde, cuando tuve más o menos ocho años, mi tío Cedric, que hasta de las patologías cardíacas para dar cuenta de los enigmáticos
entonces había ocultado celosamente que le hacía la corte a una fenómenos somáticos . Muchos años después iba yo a saber que la
muchacha de la región, la presentó, sin avisar, en los siguientes investigación sobre el "lenguaje" somático tiene una larga historia.
términos: "¡Ésta es Edith! Nos casamos a fin de mes ." A partir de Ya a principios de siglo, William Osler (1910) en un tratado dedi-
entonces, se declaró entre Mater y su nueva hija política una guerra cado al estudio de la angina de pecho, dibujó un retrato, hoy ya
fría cuyo resultado fue el traslado de mis abuelos a la ciudad de
clásico, del enfermo coronario. Osler observaba que estos pacien-
N apier (¡para mí en el otro extremo del mundo!) en la Isla del Norte
tes no eran, como se tenía tendencia a pensar, ni emocionalmente
de Nueva Zelanda. Allí les acogió el tío Earnest, último hijo soltero
a quien Mater podía imponer su voluntad. Por nuestra parte,
seguimos pasando las vacaciones en la granja pero, sin Mater y sin
1 frágiles ni abiertamente neuróticos sino que, muy al contrario, se
preocupaban tan poco por sí mismos como por los demás (¡la
sombra de Mater invade mi ánimo al leer estas líneas!).
Pater, ya nada fue como antes; ¡incluido el hecho de que no volví

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26 MATER MATER 27

UNA ODISEA TEÓRICA este mecanismo durante el análisis de un paciente aquejado de


úlceras gástricas y que, invariablemente, sufría una crisis la se-
Esta pequeña anécdota psicosomática de mi infancia no debe mana anterior a mis vacaciones. Me sorprendí entonces a mí misma
dar a entender que fuera yo más sensible que otros, al principio de pensando, como una madre cuando su hijo se resfría: "Ya me ha
mi carrera de psicoanalista, a las manifestaciones somáticas cuando vuelto a coger una úlcera".
éstas aparecen en la escena analítica, ni que me preocupara espe- Pero mi interés científico hacia la economía psíquica que sub-
cialmente la relación cuerpo-psique. Había aceptado por aquel tendía el"sí mismo somático" se nutrió sobre todo de un campo de
entonces la postura implícita de Freud quien, aun sabiendo que observación clínica mucho más amplio, que abarcaba todo lo que
existen a menudo causas psíquicas ocultas para la enfermedad tiende a escapar al proceso psicoanalítico. Me refiero a esos dolo-
orgánica, decidió sin embargo mantener ésta última fuera del
rosos sentimientos que jamás aparecen en el discurso asociativo de
campo de la investigación y del tratamiento psicoanalítico.
la sesión, que en lugar de ello se descargan en un acto fuera del
Tanto esta separación como la concentración sobre el sistema
análisis -y los cuales, evidentemente, nunca llegaba yo a conocer.
representativo del lenguaje pueden sorprendernos. En efecto, Freud
De no haber puesto toda mi atención hubieran escapado senci-
fundó toda su teoría del aparato psíquico sobre unas bases biológi-
llamente tanto a mi comprensión como, naturalmente, a la de mis
cas; insistió siempre en el hecho de que el ser humano funciona
analizados. A decir verdad, comprendí que no se descarga en la
como una unidad cuerpo-mente. Y lo que es más, aseguró que todo
acción más que cuando la sobrecarga afectiva y el dolor mental
proceso psíquico se construye a partir del modelo de un proceso
sobrepasan la capacidad de absorción de las defensas habituales.
biológico. Pero a pesar de esta fascinación por la interconexión
En vez de contener nuestras emociones y reflexionar sobre ellas
entre psique y soma, Freud opinaba que el ámbito de acción del
para encontrarles una respuesta adecuada, tenemos todos tenden-
psicoanálisis abarcaba únicamente los síntomas y las funciones
cia a hacer algo en su lugar: comer demasiado, beber demasiado,
psicológicas. fumar demasiado, pelearnos con la pareja, destrozar el' coche .. . o
En los años cincuenta, época en la que comenzó mi formación
coger una gripe. Estas diferentes "expresiones-actuadas" cuya
analítica, y hasta 1962, año de la publicación de L 'Investigation
meta es dispersar el afecto lo más rápidamente posible, son a
psychosomatique (David, Fain, Marty, De M' U zan) escuché, como
menudo el origen de interminables curas analíticas.
la mayoría de mis colegas, el relato de las enfermedades psíquicas
Al reflexionar sobre ello, los "actos" más incomprensibles me
de mis pacientes como hubiera podido escuchar cualquier otra aso- parecieron los fenómenos psicosomáticos . Me planteé entonces la
ciación, es decir, como parte integrante de una cadena inconsciente cuestión, por lo demás compleja, de la distinción entre expresiones
de pensamientos, y como soporte de otras preocupaciones precons- psicosomáticas y expresiones histéricas . ("Estados psícoscimáti-
cientes e inconscientes: fantasías de castración, intentos de seduc- cos, neurosis de angustia e histeria", McDougall, 1982). ¡Como si
ción hacia el analista, etc. (hoy podría decir que confundía los no fuera ya bastante difícil manejar el concepto de histeria por sí
mensajes originados por la imagen del cuerpo con los procedentes solo, cada vez que el cuerpo y sus funciones entraban en los
de la percepción del soma). Si bien me preguntaba el por qué de su discursos de mis pacientes! Sentí entonces la necesidad de "nom-
aparición en el discurso asociativo, prestaba sin embargo poca brar" los síntomas para percibir mejor su significado inconsciente
atención a la comunicación virtual, de orden no-verbal, cuyo signo potencial, con el objeto de distinguir entre la imagen corporal y el
externo puede ser la enfermedad somática. No pensé (como tam- funcionamiento somático, ya que la primera tenía relación con la
poco lo hubiera hecho de haberme hablado un analizado, por imaginación, y el segundo con la realidad del cuerpo. Mi primer
ejemplo, de una serie de accidentes de coche): "¿Por qué su~e~e intento de desentrañar estas cuestiones dio lugar a un artículo
esto en este preciso momento? ¿Qué significa? ¿Cuál es el mensaJe titulado "Le psychosoma et la psychanalyse" ( 197 4 ). Más adelante
cifrado que se me está enviando?" Me interesé por primera vez por volveré sobre este tema.

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MATER 29

28 MATER
amp~i~mente reconocidos como psicosomáticos. Las expresiones
som~t~cas como_la úlcera gástrica y la rectocolitis hemorrágica
LA CONVERSIÓN HISTÉRICA Y SUS CONFUSIONES
1 mamfte~ta~ el hiperfuncionamiento y la descarga directa fruto de
acontec1m1~ntos cargados de afecto pero no elaborados psíqui-
En aquella época retomé los Estudios sobre la histeria porque camente, mientras que manifestaciones como el asma o la tetania se
sentía la necesidad de un nuevo enfoque teórico sobre las manifes- sitúan en el polo opuesto de la retención.
taciones clínicas de las perturbaciones corporales. En mis pacien- No obstante, y en el marco de mi propia experiencia clínica
tes, como en tantos otros, destacaban síntomas dignos de Frau obse_r:é ~ue los analizados poco afectados por lo que se llama l~
Emmy von N. y de Frau Cacilie M. No siempre podían éstos alex1tlmta y el pensamiento operatorio perdieron sus síntomas re-
atribuirse a un cuerpo imaginario, portador de un significado pura- lativ_amen~e pront_o en el transcurso de un largo análisis (trastornos
mente simbólico, aunque sí ofrecían una dimensión histérica evi- respiratonos de tipo asmático, úlceras gástricas ciertos casos de
dente. Como es sabido, el síntoma histérico clásico se manifiesta rectocolitis ~emorrágica). Estaban dotados, se~ún creo, de una
por una disfunción corporal cuando una de las partes del cuerpo, un fuerte capacidad de "metaforización" de su conflicto, ya fuere del
órgano sensorial por ejemplo, se convierte en el soporte de un lado de la "descarga" o de la "retención". Es preciso considerar sin
significado simbólico inconsciente. Dicha parte puede convertirse ~mbarg~ muchos otros factores, como por ejemplo el significado
en el equivalente inconsciente del órgano sexual, y dejar de fun- inconsciente de la manifestación somática en términos de eco-
cionar normalmente cuando una inhibición masiva afecta a la nom,ía libidin~l- ~rcaica (un b~en ejemplo lo constituye la muy
sexualidad adulta. tardta desapanc10n de las alergias de Georgette, citada en el último
Pero el tema se complicaba al entrar en juego perturbaciones capítulo de este libro: sus síntomas representaban un vínculo extre-
físicas como el estreñimiento, la dispepsia, el insomnio, la esterili- 'To1ªd~~ente primitivo con la madre, revestido tardíamente de un
dad psicógena, la impotencia sexual o la frigidez . Entonces asistía s1~mficado edípico donde la atracción prohibida hacia el padre era
a tJna especie de "salto" de la mente en el cuerpo que resultaba ser evidente). t
de naturaleza muy diferente a la "histeria de defensa". Al principio, Las so matizaciones antes mencionadas, cuyo significado simbólico
Freud (1894-1895) recurrió al concepto de "histeria de retención" puro puede ponerse en duda (impotencia sexual, insomnio, etc.) re- f
para describir lo que diferencia tales perturbaciones de las conver- sultan ser a menudo el signo externo de los deseos libidinales
siones simbólicas "puras". Más adelante asimiló sin embargo la prohi?idos, ~l ~iempo qu~ ~irven de defensa contra las pulsiones 1
histeria de retención a las demás histerias, apoyándose en meca- agresivas y sadicas preedipicas, e incluso contra fantasías arcaicas
nismos fundamentales que le parecieron comunes a ambas. basadas m~s e~ el miedo a perder una identidad subjetiva que en 1
Por mi parte, llegué a la conclusión de que los síntomas de una angustia ligada a las pulsiones y a la identidad sexual. No
"retención"' mediante los cuales la psique utiliza al cuerpo para obstante, la psique utiliza el cuerpo continuamente. La tarea del 1
traducir las inhibiciones de las pulsiones del Ello (todas ellas rela- anal!sta consis~e por tanto en distinguir las fantasías reprimidas de
cionadas con las funciones somáticas) eran por su estructura de- aquellas que aun d~ben ser construidas, puesto que no han llegado ·1
cididamente más "psicosomáticos" que las somatizaciones por ª,entrar en el código del lenguaje, antes de poder decidir si un
conversión, y no tenían el mismo sentido que éstas (McDougall, s_mtoma co~respo~de a una problemática caracterizada por angus- 1
1974). En relación a estas dos formas de manifestación histérica, tias neuróticas o si responde a angustias psicóticas.
me planteé la siguiente pregunta: "¿Es acaso posible que la pausa !ornemos por ejemplo el caso corriente del paciente aquejado 1
implícita en la inhibición (tanto psíquica como física) señale una d~ impotenci~ s~xual siempre que desea hacer el amor, y cuyo
diferencia importante relacionada con el principio de realidad y la discurso a~ociativ~ permite comprender que toda mujer deseada 1
mentalización del conflicto?" repr~senta mconscientemente a su madre. La mujer se convierte in-
En un primer momento, me pregunté si esta misma distinción mediatamente en un objeto de deseo prohibido y los hombres se 1
podía aplicarse igualmente a las diferentes formas de fenómenos
1
1
30 MATER MATER 31

perciben como castradores potenciales. Es fácil comprender que a una imagen corporal de límites consolidados e impermeables. En
un guión interno como éste convierte en necesaria la creación del
síntoma, y que el analizado, por decirlo de algún modo, se castra a
sí mismo, preventivamente. Resulta también evidente que una
1 el mejor de los casos, la nostalgia de la fusión primordial así como
el temor a la supervivencia psíquica que esta fantasía provoca se
resuelven en gran medida en la fase fálico-edípica, porque se
construcción sintomática de este tipo puede equipararse a una inviste al padre del papel hegemónico de protector contra este
solución histérica por conflictos neuróticos fálico-edípicos. deseo primitivo. Por consiguiente, los temores primarios se re-
Consideremos ahora otro analizado aquejado del mismo síntoma sorben y transfieren su fuerza a las angustias más elaboradas del
de impotencia, cuyas fantasías revelan un miedo inconsciente a complejo de Edipo.
perder el sentido de sus límites corporales. Si osara penetrar a una Cuando la angustia psicótica domina el. cuadro clínico ' no nos
mujer sería a riesgo de desaparecer en ella, incluso de volverse encontramos ya frente a una problemática histérica en el sentido
idéntico a ella, perdiendo por tanto no únicamente su identidad clásico del término, aunque los analizados que aquí nos interesan
sexual sino también su identidad como sujeto. Con tales fantasías, (aquejados de síntomas a medio camino entre la neurosis y la
abandonamos el ámbito de la angustia neurótica para entrar de somatización) no sean en modo alguno psicóticos. Quizás debamos
lleno en el terreno de los temores psicóticos. Bajo una óptica que ya preguntarnos si muchas organizaciones neuróticas, histéricas y
expuse anteriormente ("Reflexiones sobre el afecto", McDougall, obsesivas no están construidas, en el fondo, a partir de un núcleo
1982a), estas perturbaciones pueden considerarse más "psicosomáti- psicótico.
cas" que "histéricas". En otras palabras, la psicosomatosis se De la misma manera, tampoco podrían compararse estas expre-
aproxima mucho a la psicosis en lo referente a las angustias y a la siones somáticas intermediarias entre la neurosis, la psicosis y la
aparición de éstas. Quizás pueda incluso hablarse, por analogía con psicosomatosis, a las enfermedades psicosomáticas que se han des-
las "neurosis actuales" de Freud, de psicosis "actual". A pesar de crito bajo el término de "Chicago Seven'; (el asma bronquial, la
la notable diferencia entre el individuo que funciona con un pen- úlcera gástrica, la artritis reumatoide, la rectocolitis hemorrágica,
samiento psicótico y aquél que "somatiza" sus angustias, encontra- las neurodermatosis, la tirotoxicosis, la hipertensión esencial), que
mos en ambos la misma confusión inconsciente en cuanto a la re- fueron estudiadas en principio por Franz Alexander ( 1950), y luego
presentación del cuerpo como continente, los mismos temores en por Alexander, French y Pollock (1968) en Chicago. Estas ma-
cuanto a sus límites y su impermeabilidad y, a partir de fantasías de nifestaciones se consideraban carentes de significado simbólico.
fusión corporal, un terror idéntico tanto a perder el derecho a la Las ~nvestigaciones de Alexander le llevaron sobre todo a concep-
identidad separada como a tener pensamientos y emociones per- tuahzar organizaciones específicas de la personalidad correspon-
sonales. La comparación entre estas dos organizaciones no se dientes a una u otra expresión psicosomática. Actualmente estas
limita a la fuerza dinámica de las fantasías primitivas, sino que concepciones se ponen en duda, lo que no ha impedido definir, en
además, en algunos casos, revela una similitud en lo referente a los investigaciones más recientes sobre las enfermedades cardíacas
medios económicos movilizados para defenderse de estos terrores un tipo de personalidad llamado "tipo A" (Friedman, ·1959; Rosen~
arcaicos (McDougall, op. cit.). man, 1975) .
A pesar de todo, es preciso señalar que estos miedos primitivos
dejan huellas psíquicas en todo individuo, que están relacionadas
con los deseos y los temores de todo infans (volveremos sobre el LA PSIQUE Y LA ENFERMEDAD PSICOSOMÁ TICA
tema en el capítulo siguiente). Estas fantasías, asociadas a las
angustias infraverbales propias de la relación madre-lactante, pueden En las afecciones psicosomáticas, el daño físico es real, y su
considerarse el prototipo de lo que devienen las angustias de descripción durante un análisis no revela a primera vista un con-
castración originadas en la crisis edípica. Como es sabido, estas flicto neurótico o psicótico. El "sentido" es de orden presimbólico
últimas se asocian a las representaciones verbales y corresponden e interfiere en la representación de palabra. Tratemos en este punto
32 MATER MATER 33

de llevar a cabo una comparación con la manera en que los psicóti- como intento de autocuración. Ante el conflicto mismo, este indi-
cos tratan el lenguaje. El pensamiento del psicótico puede con-
cebirse como una "inflación delirante" del uso de la palabra, cuya
meta es llenar espacios de vacío aterrador (Montgrain, 1987),
1 viduo creará una neurosis, y aquel otro desarrollará una perversión
sexual, un delirio o una enfermedad psicosomática. En la práctica,
sólo con posterioridad se puede determinar por qué cierto sujeto
mientras que los procesos de pensamiento de las somatizaciones resolvió su problema de identidad sexual forzándose a ser eyacula-
intentan vaciar la palabra de su significado afectivo (McDougall, dor precoz u obligándose a un ritual compulsivo de lavado de
1982a). En los estados psicosomáticos es el cuerpo quien se com- manos. Frente al mismo problema, otro sujeto conservará una
porta de forma "delirante"; ya sea "superfuncionando", ya sea actividad sexual asociándola a una conducta fetichista o sado-
inhibiendo funciones somáticas normales, y esto de un modo insen- masoquista. Finalmente, un tercer individuo más afectado se sumirá
sato en el plano fisiológico. El cuerpo se vuelve loco. El hecho de en un delirio que someta su sexualidad a los extraterrestres o a la
que las organizaciones psicóticas y psicosomáticas sean al mismo influencia de alguna máquina, cuando no "la emprenda" con su
tiempo similares y muy diferentes me inquietó durante años, sin propio cuerpo (sin síntoma sexual manifiesto) en forma de úlcera
que pudiera encontrar una solución teórica adecuada. péptica, de alergias cutáneas, de asma o de tetania. El análisis
A medida que indagaba en las expresiones somáticas de mis podrá reconstruir la historia de estos conflictos libidinales y narci-
analizados, llegué a la conclusión de que, desde el punto de vista sistas, pero no predecir las condiciones de su producción (la
psicoanalítico, no debieran limitarse los fenómenos psicosomáti- desaparición de los síntomas psicosomáticos en el caso de Isaac,
cos a las enfermedades del soma, y que debieran incluir teóricamente, relatada en Teatros de la mente (McDougall, 1982a) donde los con-
teniendo en cuenta la economía psíquica, todo lo referente al flictos no elaborados psíquicamente fueron puestos en palabras por
cuerpo real (a diferencia del cuerpo imaginario de la conversión primera vez, es demostrativa en este sentido).
histérica), incluidas sus funciones autónomas . Llegué así a consi- La cuestión de la causalidad se complica con la necesidad deJ
derar ligado a los fenómenos psicosomáticos todo atentado a la distinguir entre las causas de la actualización del síntoma (como la
salud o a la integridad física donde intervinieran los factores psi- excitación sexual) y su origen en las primeras transacciones entre
cológicos. Aquí incluí, por ejemplo, las predisposiciones a los madre y lactante, y el efecto de éstas sobre la organización y la
C.é:t1c.Q i accidentes corporales y las brechas en el escudo inmunitario de un estructuración precoz de la psique. En lo referente a las afecciones
- " sujeto (McDougall, 1978)~--La...in~estigación industrial, por no psicosomáticas, parece probable que ciertos modos de funciona-
mencionar más que ésta, demuestra que los seres humanos son más miento mental adquiridos en los primeros meses de vida puedan
__ propensos a caer enfermos y a ser víctimas de accidentes cuando predisponer a eclosiones psicosomáticas antes que a soluciones
e:>tán ansiosos, deprimidos o cansados, que cuando la vida y el neuróticas, psicóticas o perversas.
futuro les sonríen. La adicción, a mi entender, también está re- A decir verdad, mi interés por la causalidad psíquica en su
lacionada con esto. Efectivamente, puede ser considerada como un relación con las pulsiones libidinales precoces no me llevó inme-
intento "psicosomático" de acabar con el dolor mental, recu- diatamente a interrogarme sobre las produccionespsicosomáticas.
rriendo a sustancias exteriores que tranquilizan la mente, y pro- Al contrario,_no llegué a éstas más que muy tardíamente. En un
visionalmente suprimen el conflicto psíquico. El inconveniente de primer momento, fue en la perversión donde descubrí, más allá de
esta solución es que debe repetirse indefinidamente. los conflictos edípicos evidentes, sus orígenes más precoces (McDou-
gall, 1964, 1978, 1982). Necesité algún tiempo para postular la
existencia de una sexualidad aún más primitiva, dotada de aspectos
EL CUERPO COMO JUGUETE DE LA MENTE sádicos y fusionales, que quizás fuera el origen de regresiones
psicosomáticas que pueden considerarse defensas contra vivencias
Aunque la angustia sea la fuente principal de todos nuestros mortíferas. En este universo, donde se esfuma la indistinción entre
síntomas, sigue abierta la cuestión de la "elección" del síntoma, uno mismo y el otro, no existe más que un cuerpo para dos. Aun a
34 MATER MATER 35

riesgo de provocar una confusión terminológica, vine a hablar de echar un vistazo a los trabajos procedentes de los centros psi-
"histeria arcaica" para calificar estos síntomas psicosomáticos. cosomáticos. Éstos han enriquecido considerablemente la com-
Digamos, para diferenciarlos, que la histeria neurótica se cons- prensión de las eclosiones psicosomáticas en la cura psicoanalítica.
truye a partir de vínculos verbales, mientras que ésta que describo Algunos psicosomatólogos de orientación psicoanalítica han
bajo el término de histeria arcaica trata de preservar no ya el sexo venido publicando desde hace veinte años los resultados de una in-
o la sexualidad del sujeto, sino su cuerpo entero, su vida, y que se vestigación llevada a cabo a partir de centenares de entrevistas con
construye a partir de vínculos somatopsíquicos preverbales. pacientes de centros especializados. En un primer momento, sus in-
vestigaciones permitieron la creación de dos importantes concep-
tos, así como el esbozo de una "personalidad psicosomática". El
EL PSICOSOMA EN LA ESCENA PSICOANALÍTICA primer concepto, el pensamiento operatorio 1 se refiere a una forma
de relación con los demás y con uno mismo, y a un modo de pen-
Con los años fui prestando más atención al modo en que fun- samiento y de expresión. Este modo de pensamiento, de alguna
cionaban algunos de mis analizados que, además de los problemas manera "deslibidinizado" y pragmático en extremo, fue descrito
psicológicos, sufrían alergias cutáneas, afecciones cardíacas, respi- por los psicoanalistas de la Sociedad Psicoanalítica de París (Marty,
ratorias o ginecológicas, cuya aparición y desaparición parecían De M'Uzan y David, 1963; Marty y De M'Uzan, 1963). A estos
estrechamente ligadas a perturbaciones afectivas. Empecé en- trabajos vino a añadirse el importante concepto de neurosis de
tonces a leer las obras y los artículos de analistas-psicosomatólo- comportamiento (Marty, 1976, 1980).
gos por ver si me ayudaban a comprender mejor a mis propios ·- Tuve la fortuna de oír las grabaciones de las entrevistas y de
pacientes. La experiencia clínica me había enseñado que todos los asistir a algunos seminarios organizados por estos colegas. Más
analizados (¡y también los analistas!) somatizan un día u otro, y tarde, estuve presente en las ponencias clínicas de Michel Fain
además las eclosiones somáticas coinciden la mayoría de las veces (1971, 1974) y comencé a escuchar con otra actitud a mis anali-
con acontecimientos que sobrepasan su capacidad de tolerancia zados, a reconocer aquellos extraños discursos que habían llamado
habitual. Pero aquéllos que reaccionan a casi toda situación mo- mi atención en el pasado y de los que había hablado bajo otro punto
vilizante de emociones fuertes (ira, angustias de separación) con de vista ("El anti analizado en psicoanálisis", McDougall, 1982).
fenómenos psicosomáticos atraían especialmente mi atención. Por Entonces me vino a la memoria una de mis primeras pacientes en
otro lado, es notable que estas enfermedades hayan estado siempre análisis. En la entrevista preliminar que tuve con Dorothée, ob-
presentes, pero que sólo hablaran de ellas en raras ocasiones, por servé que se refería con mucha facilidad a su salud física cuando
creerlas carentes de significado psicológico. evocaba su infancia: "En mi infancia tu ve.asma, pero me desapare-
Aún me sorprendió más darme cuenta de que aquellos pacien- ció cuando me fui de casa para casarme. Me vuelve siempre que
tes, de alguna manera, preservaban inconscientemente esta ca- voy a pasar las vacaciones con mi madre. Los síntomas empiezan
pacidad para caer enfermos como si les permitiera una "salida", en cuanto salgo de mi casa, y se van haciendo más violentos a
como si necesitaran, en períodos de crisis, palpar sus límites medida que me acerco a la ciudad de mi madre." Le pedí entonces
corporales y asegurarse así un mínimo de existencia separada de que me hablara de su madre. Dorothée me respondió en estos
cualquier otro objeto significativo. términos: "Bueno, pues es más bien grande, bastante fuerte, bas-
tante guapa, siempre está ocupada en mil pequeñas tareas ... En fin,
ya no es tan activa como antes ... Ahora tiene reuma, sabe usted .. ;"
LA INVESTIGACIÓN PSICOSOMÁ TICA Aquellas palabras suscitaron en mí una extraña impresión y pensé:
"Me .d escribe a su madre desde el exterior, como lo haría un
Antes de considerar un acercamiento específicamente psico- extraño." Cuando más adelante intenté que hablara de sus senti-
analítico en relación con la teoría de causalidad psíquica, conviene mientos hacia su madre, desde su interior, se mostró confusa, como

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MATER MATER 37
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si hubiera estado lejos de su propia realidad psíquica. "No com- congelado y la representación verbal que lo connota pulverizada,
prendo exactamente lo que quiere usted decir", me respondió tras
un momento de silencio. Fue con posterioridad cuando pude re- 1 como si nunca hubiera tenido acceso al sujeto.
Como ya he dicho, a mi interés por los modos de pensamiento y
de relación "desafectivizados" se añadía mi deseo de comprender
conocer lo que mis colegas habían descrito bajo el término de
pensamiento "operatorio". Era como si Dorothée no hubiera tenido lo que aparentemente escapaba al proceso psicoanalítico. Algunos
acceso a las representaciones de palabra que pudieran expresar los de mis analizados se negaban a reconocer sus dolores psíquicos, ya
sentimientos ambivalentes hacia su madre, que ella escondía; por fueran causados por afectos penosos o excitantes. Demostraban
el contrario, su cuerpo sí "reconocía" lo que Dorothée sentía hacia una capacidad poco común para expulsar de su discurso analítico
ella. ¿Puede hablarse en este caso, entonces, de representación de algunas experiencias cargadas de afecto, que por consiguiente
cosa inconsciente? Es una pregunta que aún me planteo. encontraban su expresión fuera del análisis, en cierto modo fuera
Algunos años más tarde, las publicaciones de la Escuela de de la psique. Estas experi~ncias que se descargaban en la acción, o
París inspiraron la investigación de los psicosomatólogos de Bos- sobre el entorno, no se hacían accesibles a la palabra más que
ton que crearon el concepto de~ (Sifneos, 1973, 1974, mediante una preocupación contratransferencial. Esto hacía que
1975; Nemiah y Sifneos, 1970a, 1970b, 1978). Este término de fuera más difícil establecer la relación entre la experiencia afectiva
origen griego (a= sin; lexis =palabra-; thymos =corazón o afecto) repudiada y las manifestaciones somáticas. Por otra parte, estos
analizados se quejaban a menudo de un sentimiento de vacío, de
quiere designar el hecho de que .el sy~. i::_ªx:_ei;5:a.de palabras.pa.ta ·•.
una ausen.c ia de contacto con los demás, o encontraban que su vida
nombrar sus estados af~, o bien (si puede nombrarlos) el
carecía de sentido.
h~cho de qu~ no llegue a disting;¡¡~-~-;;os de Q![9;;·.-Ñc»se-ríá-ci¡laZ,
Se necesitaron largos años de análisis con ciertos pacientes para
por e]~mplo:· de distinguir la angustia de la depresión, el miedo de
comprender que era en situaciones de estrés cuando se revelaban
la irritación, la excitación del cansancio, la ira del hambre, etcétera. alexitímicos u operatorios. Aquello me llevó a pensar que estas
Las observaciones de los psicosomatólogos sobre el pensa- reacciones eran otras tantas medidas draconianas para combatir
miento operatorio y la alexitimia me parecieron sin duda acertadas. dolores mentales no elaborados o angustias psicóticas. Al intentar
Pero había comprobado, al menos en mis propios pacientes, que conceptualizar estos fenómenos, me alejaba necesariamente de la
estos fenómenos cumplían ante todo una función defensiva, re- postura de los psicosomatólogos que exponían conceptos de causali-
montándonos a una fase del de§..ª-.rr_ollo donde la distinción entre el dad muy diferentes, en términos de desorganización progresiva o
sujeto y el objeto aún no es ~~e y pue_g~_ CJ~.~r.Jl,P~Stia. Esta de falla neuroanatómica (de ahí el pesimismo que rodeaba el
regresión explicaba, en mi opinión, el hecho de que los mensajes posible tratamiento psicoanalítico de los grandes somatizadores).
enviados por el cuerpo a la psique, o viceversa, se inscribieran Estos fenómenos, observables en los centros psicosomáticos espe-
psíquicamente, como en la primera infancia, sin representaciones cializados, no se aplicaban a aquellos de mis propios analizados
de palabra. El infans, antes de la palabra, es necesariamente "alexi- aquejados de una grave regresión somática. Evidentemente, se
tímico" (McDougall, 1982, cap.VII). Esto me llevó a hablar de trata de dos poblaciones diferentes: aquéllos que acuden a un
"afecto repudiado", arriesgándome una vez más, como en el caso psicoanalista lo hacen en función de su sufrimiento psíquico,
de la histeria arcaica, a una confusión terminológica. Es evidente 0:~11e.. mientras que aquéllos que acuden a un psicosomatólogo por
que para aquél que posee el don de la palabra, la forclusión o el prescripción médica pueden ser totalmente inconscientes de sus
repudio de la psique de una idea insoportable se realiza, como dice problemas psicológicos y de ahí no aptos a una intervención de tipo
Freud, sobre la representación de palabra, es decir sobre pensa- psicoterapéutico. Es probable incluso que las defensas masivas
mientos que no pueden recibir su quantum de afecto. Por ello contra el reconocimiento del conflicto mental sean necesarias para
intenté añadir a los destinos del afecto inaccesible al consciente su equilibrio psíquico. En mi opinión (compartida por la mayoría
que Freud describió, un cuarto destino donde el afecto estaría de mis colegas psicosomatólogos) todo intento de reconstruir estas

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38 MATER MATER 39

defensas sin el consentimiento y la cooperación del paciente puede su madre. Otro fenómeno, ligado sin duda a las defensas primitivas
resultar peligroso, ya que puede aumentar sus problemas somáticos contra la emotividad, es el recuerdo de una ;::;---4----------
precocidad notable en
y psíquicos. Por eso es importante detectar, desde las primeras la adquisición de la autonomía (caminar, utilización del lenguaje,
entrevistas ' la existencia de una dimens10n neurótica en los soma-
-~-·---- --~ ---· ------~· ·-·-- .
hmpieza). Las investigaciones de Piera Aulagnier ( 1975, 1984) en
tizadores graves. el terreno de la psicosis y de su génesis específica lo tienen
igualmente en cuenta. La relación primitiva entre la madre y el
niño nos revela la misma "violencia de la interpretación" . Pero es
EL CORAZÓN DEL PROBLEMA posible que la "elección" entre la psicosis y la psicosomatosis se
deba, en cierta medida, a la constelación familiar y al pa_pel
Esta reflexión me remite de nuevo a la patología cardíaca y a los ~Qlico ~ desemQ~ ~ ~!1.-~a..?~~?~~~=!_ón Psfqui"Ca.
conceptos de causalidad y de personalidad de "tipo A", propuestas
por los investigadores americanos. Tim, a quien conoceremos en el
capítulo VIII de este libro, sufrió un infarto de miocardio durante SOLUCIÓN NEURÓTICA, SOLUCIÓN PSICOSOMÁ TICA
su análisis. Manifestaba una estructura psíquica que, a primera
vista, se parecía curiosamente al retrato clínico pintado por los psi- En cierta época me sorprendió la aparente "normalidad" de
cosomatólogos. Sin embargo, aquel acontecimiento trágico y algunos de mis analizados somatizadores. Llegué a ver poste-
traumático nos permitió, a Tim y a mí, realizar algunos descubri- riormente una oposición entre manifestaciones neuróticas y sínto-
mie~tos cruciales. Su funcionamiento mental, aunque conforme en mas somáticos, y consideré que estas manifestaciones revestían
algunos aspectos a las hipótesis de los psicosomatólogos, revelaba una función de protección contra las explosiones psicosomáticas.
no obstante factores dinámicos inconscientes que contribuían a Las investigaciones pioneras de George Engel (quien expuso en
este tipo de funcionamiento. Además de una economía psíquica 1962 que los fenómenos psicosomáticos pueden evitarse cuando
caracterizada por un modo de funcionamiento operatorio y alexi- una organización neurótica sirve como "escudo" contra la soma-
tímico, descubrimos una capa de traumatismos precoces que re- tización) estimularon mi propia reflexión. Supuse entonces que se
mitían a su primera infancia y a la relación primordial con su podía asistir en el adulto a "regresiones psicosomáticas" parecidas
madre. a las que se observan en los niños pequeños psicosomáticamente
Las investigaciones actuales (Brazelton, 1982; Stern, 1985; perturbados. El actuar adictivo es otro ejemplo de esto.
Debray, 1988) ponen de relieve la importancia de las pr~s A medida que empecé a observar detalladamente el discurso de
interacciones madre-lactante, y eíhecho de que cada bebé envía mis analizados somatizadores y la relación transferencia! que
constantemente señales a la madre ue indican sus preferencias y establecían conmigo, me sorprendió otra dimensión. Había ya
sus aversiones. Cuando a madre está libre de barreras internas, descrito un cierto tipo de pacientes que parecían no presentar
sabe "escuchar" las comunicaciones precoces del lactante. Pero dolor neurótico y que mostraban toda la apariencia de normalidad:
puede suceder que una madre, presa de desamparo o angustia una especie de pseudonormá-lidac:L"Les"ífaffié "ii6rmópatas"; observé
interior, no sea capaz de observar e interpretar las sonrisas, los al mismo tiempo-·que-mañífestaban todas lasCfaraéterísticas de lo
gestos y las quejas de su hijo, y que por el contrario le coaccione, qu~llamó el ''falso self". Me parecía que este falso self
por la imposición de sus propios deseos y necesidades, creando en debía servir, como indica Winnicott, para proteger al "verdadero
el lactante un sentimiento constante de frustración y de rabia impo- self" que de otro modo no hubiera quizás sobrevivido (McDou-
tente. Una experiencia de este tipo puede empujar al bebé a cons- gall, 1978). Pero necesité muchos años para poder conceptualizar
truir, con los medios a su disposición, modos radicales de pro- mejor este modo de funcionamiento mental puesto que, por una
tección contra las crisis afectivas y contra el agotamiento resul- parte, no todos los normópatas somatizaban y, por otra parte,
tante. Es típico el retrato que hacen muchos de estos pacientes de aquéllos que sufrían enfermedades psicosomáticas habían podido

1
MATER
40

en muy raras ocasiones establecer un vínculo de causalidad entre 11


sus enfermedades y la aparición en su vida de acontecimientos
perturbadores.
Fue en aquel punto cuando las investigaciones de mis colegas
psicosomatólogos me resultaron esclarecedoras. Pude entonces
reconstruir paso a paso cómo estos analizados expulsaban fuera de
la psique algunos traumas, y esto de un modo que difería notable-
mente del modo de funcionamiento neurótico. No existía en ellos
ninguna huella de aquelhts señales de a_~gusti~ que permiten a la
psique prepararse para hacer frente a la situación problemática. Es LA MATRIZ DEL PSICOSOMA
lo mismo que decir que aquellas fuentes potenciales de angustia
no habían sido simbolizadas, como es el caso de las organizaciones
neuróticas, puesto que no habían sufrido ni renegación (déni,
désaveu) ni represión. Este modo de funcionamiento repe~utía ~?
el discurso asociativó,- oaiiaole Ü -na 'tonalidad desafeciivizada o
aTien-ánte, y"moviliziñte de reacciones contratransferenciales por
mi parte. No encontré mejor metáfora que ésta: el discurso de mis
pacientes me hacía pensar en una canción de la que sólo hubiera LOS ORÍGENES DEL INDIVIDUO
oído la música, y las palabras permanecieran inaudibles. Unas
palabras por decirlo de algún mo<fo c!~~~Í~º-ti_vjz_¡u!ll.1 (McDougall, ¿Cómo adquiere el lactante el sentimiento de una identidad sub-
1981, y el capítulo VI de la presente obra). Pude observar que jetiva?¿ Cómo se convierte cada uno de nosotros en una "persona"
aquella forma de confiscar un acontecimiento cargado. de de- diferente a las demás personas, esto es, en un "individuo" (del latín
individuum: "unidad indivisible")? Puede decirse que la vida psíquica
masiado afecto sin darle salidas psicológicas estaba presente . c ·,<"'~~d' f
igualmente en pacientes que, sin ser grandes somatizadores, rea- comienza con una experiencia de fusión que conduce a la fantasía "
lizaban aquí o allá descompensaciones pasajeras, o sufrían trastor- de que sólo existe un cuerpo y una psique para dos personas, y que
nos en cierto modo psicosomáticos (como el insomnio o l~ impo- éstas constituyen una unidad indivisible. El bebé, aunque es ya un
ser separado, con aptitudes innatas cuyos potenciales aún no se han
tencia sexual).
En los siguientes capítulos volveré sobre las premisas que realizado, no es consciente de esto. Para el niño muy pequeño, él y
acabo de esbozar, e intentaré ilustrarlas con ejemplos clínicos. No su madre constituyen una única y misma persona. Mamá no es
olvidemos, sin embargo, que este trabajo sobre los misteriosos todavía un "objeto" distinto para el lactante pero, al mismo tiempo,
saltos de la psique en el cuerpo no es más que uno de los eslabones ella es algo mucho más amplio que cualquier otro ser humano. Es ·1
de una investigación que aún prosigo, y cuyas lagunas intento un entorno total, una "madre-universo" y el bebé no es sino una
colmar. pequeña parcela de esta unidad inmensa y apasionante.
Profundamente enterrada en el fondo de cada uno de nosotros,
existe la nostalgia de un regreso a esta fusión ilusoria, el deseo de
convertirse de nuevo en una parte de aquella madre-universo om-
nipotente de la primera infancia, sin ninguna frustración, ninguna
responsabilidad y ningún deseo. Pero, en un universo así, no existe
~~~
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42

identidad individual. Podría incluso decirse que la realización de pletamente de ella. Los bebés intentan por todos los medios de los
este deseo equivale a la pérdida de la identidad personal, a la muerte que disponen, especialmente en períodos de sufrimiento físico o
psíquica. c .-~ enc ,\;.\ ':lo/ (f\ ;,,,.,-hJº'
psicológico, recrear la ilusión de la unicidad corporal y mental con
La fantasía del "cuerpo-único", primordial en todo ser humano, el pecho-universo mágico pero, en otros momentos, lucharán con
tiene, naturalmente, un prototipo biológico que nace en la vida in- igual energía para diferenciar su cuerpo y su sí mismo naciente del
cuerpo y del SÍ mismo de la madre. S¡...-.\,;o:,·,_:,. s~p<Ñ<>Li~- \.,J,;11 ..\ <J<)c i<;ll
trauterina, cuando el cuerpo-madre debe atender verdaderamente a
las necesidades vitales de dos seres. La prolongación imaginaria de Mientras los deseos inconscientes de la madre no le lleven a
esta experiencia no sólo va a desempeñar un papel fundamental en contrarrestar esta tendencia universal a la fusión y a la diferencia-
la vida psíquica del recién nacido, sino que también regirá su ción, cada bebé, utilizando los diferentes procesos psicológicos de
' la internalización de que dispone la psique (incorporación, in-
funcionamiento somatopsíquico. Todo lo que amenace con destruir
la ilusión de indistinción?·entre el prop10
.
cuerpo y e 1cuerpo materno
f troyección e identificación), construye primero una imagen del
impulsará al bebé a una búsqueda desesperada por recuperar el l' entorno materno y luego una representación mental de la madre
paraíso perdido intrauterino . Del mismo modo, el llanto del bebé y misma como figura tranquilizante y acogedora, capaz de calmar las
sus señales de desamparo incitan a la madre a responder intuitiva- tormentas afectivas del bebé y de modificar su sufrimiento sin
mente a este requerimiento urgente, consolando al lactante y re- contrariar su constante deseo a acceder a la autonomía somática y
creando la ilusión del Uno: para conseguirlo utiliza su calor, el . psíquica. Esto pondrá los cimientos de una identificación ulterior
ritmo,-la proximidad protectora de su cuerpo y la música de su voz. ·en el mundo interno del bebé, con una imago atenta y reconfor~
Con su capacidad para mantener esta ilusión, la madre otorga al tante, beneficiando la constitución de su propio Yo.
bebé la posibilidad de integrar una imagen interna esencial del
entorno materno, que le tranquiliza o simplemente le permite
LOS ORÍGENES DEL UNIVERSO SIMBÓLICO
abandonarse apaciblemente al sueño .
Pero existe también en el bebé una necesidad importante de se- 00:' o- {1
paración. En función de sus propios conflictos inconscientes, l~ Es en este punto del desarrollo del niño pequeño cuando éste ,. !,.) "'· ·• ~ (>.,

madre puede entorpecer el avance del niño hacia su diferenciación . comienza a inventar "security-blankets" (que en la mente del lac-
Si contraría por ejemplo la necesidad del bebé de renunciar a su tante encarnan la esencia misma de las funciones protectoras y
presencia física para entrar en el mundo del sueño, puede desen- tranquilizantes de la madre). Estos "objetos pretranlli;.ionales"
cadenar uno de los trastornos psicosomáticos más graves de la (Gaddini, 1971, 1975, 1976) son frecuentemente una prenda de
primera infancia: el bebé que sufre insomnio y sólo consigue vestir de la madre, o un pequeño trozo de tela impregnado de su olor
y asociado a la naturaleza táctil y al calor de su cuerpo. Más
dormir entre los brazos de su madre.
Cuando la relación madre-hijo es "suficientemente buena" ("good- adelante, estos objetos fuertemente in vestidos que permiten al bebé
enough" según la terminología de Winnicott), a partir de la matriz dormir con la ilusión de la presencia materna se reemplazan, si todo
somatopsíquica original se desarrollará una diferenciación progre- se desarrolla con normalidad, por sustitutos maternos más sofisti-
siva en la estructuración psíquica del niño pequeño entre su propio cados, corno osos de peluche o rituales especialmente encaminados
cuerpo y esta primera representación del mundo exterior que es el al mismo fin (la ruptura de este proceso será ilustrada en varios
capítulos). o h_)é1of. l """"S·ua t\().lt. s
cuerpo materno, el "pecho-universo". Paralelamente, lo psíquico
irá distinguiéndose poco a poco, en la mente del niño, de lo Éste es también el momento en que , el lenguaje comienza a
sustituir los modos más primitivos de comunicación corporal y
somático.
Esta lenta "desomatización" de la psique se acompaña a partir de cuando el niño es capaz de concebir y pronunciar 1ª palabra
"mamá", creando así la posibilidad de evocar su calor y la pro-
entonces de una doble búsqueda psíquica: fusionarse completamente
con la "madre-universo" y al mismo tiempo diferenciarse com- 1 tección que ésta garantiza únicamente mediante esta palabra, sin

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44 LAMATRÍZ DELPSICOSOMA
1, psique para dos, e incluso una única vida para dos. Tanto la
tener obligatoriamente necesidad de su presencia reconfortante.
conceptualización de estos modos primitivos de funcionamiento
Esta representación mental de la madre como persona que puede
ser nombrada y evocada es esencial para la estructuración de la
psique, y a fin de cuentas, permitirá al niño asegurar por sí mismo
las funciones maternas introyectadas, siempre que la palabra "mamá"
represente realmente un sentimiento reconfortante y tranquilizante
'_de consuelo y seguridad.
' mental como la red de defen sas constituida desde la primera infan-
cia para enfrentarse al peligro que les es inherente, presentan
ciertos escollos teóricos, aunque sólo fuera porque un modelo de
funcionamiento del aparato psíquico basado únicamente en el sig-
nificado, no basta para comprender el modo en que se organiza la
vida psíquica en sus comienzos, desde la fase no verbal (el bebé , el
Vemos así que a medida que disminuyen el contacto corporal y
las formas gestuales de comunicación con la madre, van siendo infans) hasta la fase verbal (el niño). De la misma forma , estos
reemplazados por el lenguaje, por la comunicación simbólica. El modelos no consiguen explicar el modo en que la psique y el soma
lactante se convierteen un nifio dotado de palabra. A partir de esta se diferencian progresivamente, aun permaneciendo ligados para
fase, se reprime el deseo contradictorio de ser él mismo sin dejar de siempre.
ser parte indisoluble del otro, y se compensa la nostalgia con la Mi primera experiencia de la concepción de la fantasía de una
Q.ri le.. doble ilusión de poseer una identidad separada y firme, y conservar psique para dos se sitúa en la época en que trabajé con niños
{0<~Ó';,;c. al mismo tiempo un acceso virtual a la unidad original e inefable. psicóticos (McDougall y Lebovici, 1961) y se extendió poste-
Todo fracaso en este proceso fundamental comprometerá la ca- riormente a un trabajo clínico con analizados que sufrían diferentes
pacidad del niño para integrarse y reconocer como propios su
fragilidades narcisistas. Aquellos pacientes me comunicaron su
cuerpo, sus pensamientos y sus afectos. Este libro se propone
estudiar las diversas consecuencias de tales fracasos en la edad dificultad para distinguir entre su mente y la mía, dificultad que
adulta. Subrayemos, en primer lugar, que el deseo de deshacerse de repercutía también en su percepción del mundo exterior. A menudo
estas identificaciones para acceder a la plena posesión de sí mismo, estos analizados estaban convencidos de que sus fantasías sobre
y la búsqueda arcaica que representa el deseo de fundirse en la mis pensamientos eran certezas absolutas. Planteaban también con
madre-universo, persisten en el fondo de la psique humana, y no frecuencia la exigencia implícita de ser comprendidos sin tener que
implican necesariamente un destino patológico . Dejarse arrastrar recurrir al lenguaje, exigencia legítima en el lactante pero que
física y psíquicamente hacia este ombligo contribuye, entre otras puede crear malentendidos portadores de estrés en el marco de las
cosas, a la realización de dos experiencias esenciales, ambas psi- relaciones entré adultos.
cosomáticas por excelencia: la satisfacción del~eño y el ori..asmo. Más adelante, con pacientes homosexuales y neosexuale~· (McDou-
Correlativamente, estas dos experiencias pueden verse perturbadas gall, 1978, 1982, 1986) pude reconocer la fuerza del sentimiento
en caso de que el miedo a la madre mortífera, aquélla que conduce inconsciente de que sólo existe un sexo para dos. Estas elecciones
a la pérdida irrevocable de sí mismo, triunfe sobre aquélla que es el
sexuales desviadas intentaban crear una protección no solamente
soporte imaginario de la unión erótica y mística.
contra terrores inconscientes frente a una sexualidad adulta (es
decir, todo lo que se incluye bajo el concepto psicoanalítico de
UN .CUERPO, UN SEXO, UNA PSIQUE PARA DOS "angustia de castración") sino también contra la pérdida de la
i~ent~dad _sex~al , e incluso de la identidad subjetiva. La apropia- l
c16n 1magmana del sexo de la pareja revela invariablemente la re- L
Durante muchos años intenté "oír" en mi trabajo analítico esta
muda petición de unión fusional en un sólo cuerpo, sobre todo cuperación fantasmática de su propia integridad sexual, que sofoca j
cuando va asociada al terror a perder el sentimiento del sí mismo la ang~sti_a .de castraci~n ~que tranq~il~za al sujeto contra el miedo,
corporal e individual. Traté igualmente de representar sus prolon- más pnm1t1vo, de la perdida de los hm1tes corporales o del sentido
gaciones fantasmáticas: un cuerpo para dos, un sexo para dos, una de la integridad personal.
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46
incluyen bajo el rubro de "histéricos" a sujetos que sufren las
En cuanto a la fantasía de un cuerpo para dos, pude vislumbrar la secuelas de una carencia afectiva precoz, y cuyos gritos de desam-
importancia de este modo de relación con los otros, que se me pa~o ~ratan de llamar la atención más sobre el peligro de muerte
impuso a traves de mis intentos, de años diría, por comprender el ps1qmca que sobre el de castración fálico-edípica; a lo sumo se
impacto económico y dinámico de fenómenos psicosomáticos repe- puede plantear la hipótesis de una "histeria arcaica". Por eso no
titivos, a lo largo del análisis de algunos de mis pacientes. Conseguí encontramos aquí aquellas soluciones de compromiso frente a los
formular la paradójica problemática de aquellos analizados en los problem~s se_ x,uales. y ~~ípicos propios de la neurosis, sino más bien
siguientes términos: la fantasía fundamental es que el amor lleva a una erot1zac10n pnm1t1va . que implica al cuerpo entero, que se
la muerte y que solamente la ausencia de toda libido garantiza la of~ece como lugar.de co~fhct?. Esta organización pretende consti- -)
supervivencia psíquica; y por tanto el sujeto busca, mediante un tmr una ~pa~tencia de 1dent1dad subjetiva y proteger contra la ,
trabajo de desafectación (ver capítulo VI), proteger su super- muerte ps1qu1ca. )
vivencia mental, ya que teme perder no solamente las barreras Con fre~uencia la "zona muerta" de desesperación que existe en
psíquicas contra la implosión provocada por los otros, sino también estos anal.izado~ está enmascarada por una dependencia adictiva a
la pérdida de sus propios límites corporales. Se hace entonces ne- pers~n~s mvest1das narcisistamente, y consideradas como partes
cesario mantener una barrera desvitalizada frente a la investidura de s1 mismos . Toda perturbación en la relación con estos "objetos
narcisista de su propio cuerpo y de su propia psique. A su vez, esto de~ self" puede sumir al paciente en una angustia extrema, acom-
puede aumentar la vulnerabilidad psicosomática hasta un grado pa~ada ~~r un re~~udecimiento de los síntomas psicosomátic 0 s. En
alarmante, y convertirse así en una amenaza contra la vida misma. l~ ~1tuac10n anahtica tales fenómenos tienden a resurgir como reac-
El extracto clínico expuesto en los capítulos VIII y IX ilustra este c10n a toda separación del analista, ofreciendo así la posibilidad de
modo de organización psíquica, pero propone una concepción del po,:ier en ~al~~ras, por primera vez en la vivencia del paciente, las
estado de desafectación diferente al descrito en los trabajos y las in- sena~es pnm1t1va~ no ve~bales relegadas por la psique y expresadas
vestigaciones sobre psicosomática. me~iante el func10nam1ento somático. De esta forma, represen-
La zona de insensibilidad interior que tiende a infiltrar la reali- tac10?es no reconocidas cargadas de afecto, de terror 0 de rabia
dad psíquica de estos pacientes conduce con frecuencia a la incuria co~stttuye? frecuentemente elementos de precipitación de fenómenos
física y a la insensibilidad al sufrimiento, a la ausencia de emociones ps1cosomat1cos.
(o incluso de excitación y de placer) hasta tal grado que se produce .Tambié~ e~ ~recis? reconocer que, para cualquier niño, el ca-
una resomatización regresiva de la experiencia afectiva rechazada, mmo de la md1v1d~~-c1.§_n (que, completamente integrada, funciona
que puede acarrear, entre otras cosas, ~l desmor.o.n.amient_g_Q~J~ como unabarrerapotencial
___ . ·----.---; ·: _ .... . ------- c ont- ~-g!.~_y(!~.!-~&r_e-81.2..J!.1'.!S
· ----···- ··· ·
psicosomáti-
barreras inmunitarias. ·cas
. ·· __o... ~---- ; - ,_ es to r t uoso y esta' 11 eno de trampas.
ps1cot1cas) -- -·- Al
-- --
mismo
Conviene sin embargo subrayar que muchos de los pacientes que hem~o ~s evidente ~ue buena parte de la identidad de un individuo
presentan todos los signos de alexitimia y de pensamiento operato- estara hgada pa~a s1e.mpre a lo que este individuo represente para
rio no caen somáticamente enfermos y que otros tantos, que sufren otro, porqu,e ~a 1dent1dad subjetiva, como demostró Lichtenstein
ciertas afecciones psicosomáticas graves, no presentan la coraza (1961), esta siempre determinada por dos dimensiones: "lo que s
operatoria y alexitímica que caracteriza a los pacientes psicosomáti- me parece" Y "lo que es diferente a mí". . e
cos más estudiados en el marco de la investigación y en los Lo~ ser~s que han contado para un niño desde su nacimiento sus
servicios de psicosomática. He hallado, por el contrario, en la expe~1e~c~as psíquicas y físicas, e incluso su cuerpo, se viven d~sde
práctica, cierto número de pacientes aquejados de enfermedades e~ pnnc1p10 .com? pertenecientes al mundo exterior. Pero sigue
auténticamente psicosomáticas, y que luchaban intensamente con- siendo un misteno cómo lo que pertenecía primitivamente a ese
tra sus experiencias afectivas y su realidad psíquica. Estos anali- ~un~o exterior se convierte en una parte integrada del mundo
zados son frecuentemente polisomatizadores desde su más tierna mtenor, para formar representaciones psíquicas estables. El hecho
infancia. No se trata aquí de histeria clásica. Muy a menudo, se

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LAMATRÍZ DELPSICOSOMA
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cas q~e exi~ten en todo ser_h~mano. Aunque Winnicott, Bion y
de no llegar a comprenderlo no debería impedirnos buscar respues- otros rnvestigadores postklemianos hayan realizado avances clíni-
tas a las preguntas que plantea este complejo acontecimiento psíquico cos y teóricos de inmenso valor, en cuanto a los fundamentos
que es la i~t~n~~~~~c_ión. Acuden a mi mente las siguientes pregun- ar~aic~s de la ps_ique, en gran medida la metapsicología de la
tas: psicosis y de la psicosomatosi~ aún está por formular. Pero de algo
- ¿Cómo consigue un niño pequeño adquirir una representación podemos estar seguros: las mamfestaciones psicóticas y psicosomáti-
de su propio cuerpo y tomar consciencia de que este cuerpo es c~s, como l~s neurosis, los trastornos de carácter y las perver-
r únicamente suyo? ¿Y cuáles son las consecuencias cuando esta s10nes, son mtentos de autocuración. Estas construcciones son
! apropiación psíquica no se efectúa verdaderamente? ., otras tantas ilustraciones del trabajo psíquico de un niño pequeño
- ¿Cómo se convierte la identidad sexual en una representac10n sometido a un sufrimiento mental, causado por factores situados
\ psíquica segura, y qué es lo que permite adquirir la convicción de mucho más allá de su capacidad de control.
\ que nuestro aparato genital es también una posesión perso~al Y Recordemos que la primera realidad exterior de un bebé está
! única, convicción afianzada por la certeza de que no es, por ejem-
~ons~ituida por el_inconsciente de la madre, en la medida en que
plo, propiedad de los padres? este impone la calidad de su presencia y el modo de relación con el
- ¿y la psique, en todo esto? ¿Cómo consigue comprender el lactante (y que el inconsciente de la madre está estructurado en
niño que su mente es la cueva del tesoro de la que es único ~ran ~arte por sus propios padres y sus propias experiencias
propietario, disfrutando con pleno derecho de los pensamientos, los 10fant1les). Otro factor casi tan fundamental como el anterior es la
sentimientos y los secretos íntimos que contiene? relación de la madre con el padre del bebé, la calidad de gratifica-
Desde Freud, disponemos de modelos tópicos y económicos de ción de sus relaciones amorosas de adulto, y el grado de investidura
la organización edípica, en su vertiente fálico-genital, que no cesan real y simbólica del padre a los ojos de la madre. Esto nos lleva a
de enriquecerse en sus aplicaciones clínicas y teóricas. Hemos ad- considerar que el universo presifI!bólico y preverbal pudiera ser
quirido, en lo que va de siglo, una mayor comprensión de los una clav~ para la comprensión de los potenciales psicóticos y psi-
conflictos y los tropiezos en aquellas fases de organización ·y de cosomáticos del ser humano .
estructuración mental que pueden crear neurosis y perversiones. Ahora bien, estas organizaciones psíquicas exigen de nosotros
También hemos recopilado numerosos datos sobre el esquema modelos de fun~ionamiento que remiten al modo en que se cons-
corporal y el sentimiento de la identidad sexual, tal como _se t~uye ,n_uestra vida mental en sus principios, en un universo pre-
invisten en las organizaciones neuróticas, perversas y caractena- s1mbohco, cuando es la madre quien asume en primera instancia la
les. Éstas son otros tantos intentos de autocuración del niño en función de aparato de pensar de su hijo. Sabemos cuán ávidos están
lucha con sus conflictos y con el dolor psíquico resultante. Con los niñ~~ pequeños de descubrir y controlar los orígenes del placer,
ayuda de los modelos psicoanalíticos de los que disponemos, somos Y ~a~bien sabemos de la avidez de sus intentos para escapar al su-
capaces de demostrar claramente el modo de emergenc~a de estas fr~miento. Un lactante aprende muy pronto los gestos y los movi-
¡,
,.,
organizaciones, como reacción a lo que los padres han dicho -o no m_ientos que le acercan a su madre, y los que no obtienen respuesta
han dicho- al niño. A partir de aquí, podemos describir cómo el o mcluso provocan el rechazo. Las investigaciones de estos últimos
niño que sigue viviendo en el individuo adulto ha tratado, durante ~ños so~re l~ rela~ión madre-hi~o han permitido descubrir que las
1(
r¡,' su infancia, de interpretar los mensajes incoherentes revelados por comumcaciones entre el bebe y la madre pueden interrumpirse
¡ los deseos y los miedos inconscientes de sus padres. pronto en la relación, a causa quizás de la especial sensibilidad de
Pero nuestros conocimientos son mucho menores en lo referente cierto~ niños pequeños, pero también a causa de la mayor o menor
a la estructuración precoz de estas representaciones, las infraestruc- c~pacidad de la madre para comprender e interpretar las nece-
turas preedípicas que se perfilan, por ejemplo, tras las organi- sidades de su hijo y los primitivos modos de comunicación de estas
zaciones psicóticas y psicosomáticas. Por consiguiente también necesidades. A veces es incluso posible que la madre, a causa de
sabemos menos cosas sobre las fragilidades psicóticas y psicosomáti-
LAMATRÍZDELPSICOSOMA LAMATRÍZDELPSICOSOMA.
so SI

sus propios problemas internos, pueda imponer excesivamente sus importante concepto de P. Aulagnier (1974, 1980, 1984) de "picto-
propias ideas sobre lo que quiere que su hijo sienta o ~obre sus n~­ grama" y lo que ésta describió de la compleja relación entre el
cesidades, en lugar de tratar de interpretar los mensajes del bebe. "proceso original" y los procesos primario y secundario.
De la misma manera, ciertos acontecimientos externos catastróficos, Mi propia reflexión se vio considerablemente enriquecida por la
como la muerte súbita de un objeto importante en el mundo de la lectura o los intercambios amistosos que pude mantener con todos
madre o del padre, conflictos socio-económicos, o acontecimientos estos autores . Las cuestiones teóricas que quisiera profundizar aquí
como la guerra o el holocausto desempeñan evidentemente un se me fueron imponiendo a lo largo de los años, en ocasión de
papel pernicioso. Muchas cosas dependen de la presen~ia y de la impasses en largos análisis cuyos procesos de desarrollo se vieron
capacidad de los padres para contener y elaborar su propio de~am­ entorpecidos por " huidas" somáticas, acaecidas en substitución de
paro traumático y el de sus hijos, y en lo referente a la.s mamfes- fantasías arcaicas de cariz a veces psicótico . Se trataba a fin de
taciones psicóticas y psicosomáticas en el adulto es posible hallar, cuentas de la problemática de la alteridad en tanto en cuanto el
durante el análisis, mecanismos de defensa arcaicos al alcance de cuerpo del sujeto se distinguía poco o nada del cuerpo del otro.
todos los niños, puesto que la parte infantil primitiva está "encap-
sulada" dentro de la personalidad adulta, pero siempre presta a
ocupar la escena psíquica cuando las circunstancias provocan un LA ROCA DE LA ALTERIDAD O
estrés excesivo. LA MITAD FALTANTE DE UN SER

La realidad psíquica de cada uno debe, como ya se ha dicho,


A PROPÓSITO DE LA ORGANIZACIÓN combinarse durante toda la vida con el deseo primitivo de regresar
PRECOZ DE LA PSIQUE al estado de fusión con la madre-universo; esto es, en otras pala-
bras, con el deseo de no-deseo : la afanasis . Como es sabido, la
Numerosos investigadores psicoanalistas han formulado con- lucha contra este deseo, y el duelo que ésta impone, se compensan
ceptos para definir la organización primera de la psique a partí~ del con la adquisición de la subjetividad. Lo que supone que el niño ha
nacimiento, e incluso para describir sus orígenes desde el penodo podido investir, libidinal y narcisistamente, las heridas fundamen-
prenatal. Todos ellos intentan conceptualizar las form~s en que el tales e inevitables que son las experiencias de separación y de re-
bebé reacciona frente a las experiencias y a los objetos de su conocimiento de las diferencias sexuales y existenciales . Éstas se
entorno, y el modo en que acaba por apropiarse psíquicamente de convertirán en los centros alrededor de los cuales se articulen el
su cuerpo, su identidad sexual y su mente. Evocadoras metáforas sentido del Yo y el de la identidad individual , y serán celosamente
caracterizan diferentes aspectos de· los procesos psíquicos, como protegidas.
los trabajos de W. Bion sobre "las transformaciones de los elemen- Siempre que la separación y la diferencia no se experimenten
tos beta en funcionamiento alfa" (1962, 1963), la "falta de ser" de como adquisiciones psíquicas subsecuentes a la acepción de la
J. Lacan (1966), el concepto de Melanie Klein (1935) de las alteridad y, más tarde, de la monosexualidad, serán temidas como
posiciones "esquizo-paranoide" y "depresiva", la fase de "sim- pérdidas, duelos que amenazan la imagen del sí mismo. Entonces
biosis" y de "separación-individuación" de M. Mahler, el concepto se mantendrá la ilusión de una unión fusiona! con la imagen-madre
de D. Winnicott de "espacio transicional" y de la existencia de un arcaica de la primera infancia.
"verdadero self" (1935), el concepto de H. Kohut (1971, 1977) de La mayoría de los autores antes citados estarían de acuerdo
"objeto-sel!", la teoría de D. Stern (1985) de la "conciencia" también en afirmar que para acceder a un sentido del sí mismo
pre verbal y el sentido de un self naciente o un "núcleo-sel!", la sólidamente amarrado, el lactante necesita establecer una relación
"jerarquización de las funciones" de P. Marty (1980), la "censura con una madre que desempeñe de modo adecuado su papel de
precoz" de D. Braunschwieg y M. Fain (1975) , y finalmente el escudo protector contra potentes estímulos venidos del exterior,
LAMATRÍZDELPSICOSOMA LAMATRÍZ DELPSICOSOMA 53
52

que sea capaz de descodificar las comunicaciones de su hijo con que ciertos estados emocionales primitivos no han podido realizar
ella y de comprender su necesidad recurrente de estimulación y de una elaboración mental de naturaleza simbólica o verbal.
quietud. Así, no todo el mundo vive separación y diferencia como adqui-
La representación psíquica de la madre tal como se dibuja len- siciones psíquicas que enriquecen y dan sentido a la vida pulsional.
tamente para el niño pequeño está íntimamente ligada a la ca- Pueden temerse, por el contrario, como a realidades que dis-
pacidad materna de modificar el sufrimiento físico o psicológico minuyen al sujeto o le vacían de lo que le parece vital para
del lactante. Un bebé que tiene hambre, que está mojado, que ha sobrevivir. La lucha contra la división primordial que es el origen
sido herido, que tiene miedo o que está enfadado no puede en forma de un in-dividuo puede dar lugar a compromisos muy variados : la
alguna influir en estos estados, salvo en fugitivos momentos de sexualización del conflicto, la construcción de modelos de perso-
satisfacción alucinatoria. A medida que se va llevando a cabo la nalidad narcisista o borderline, soluciones adictivas como la de-
lenta introyección del entorno materno, el lactante empieza a di- pendencia de la droga o de los medicamentos, el alcoholismo, la
ferenciar entre él y su madre, y a recurrir a ella con toda confianza, bulimia, etc. , o una profunda fisura entre la psique y el soma.
para que le aporte consuelo y alivie su sufrimiento físico o mental. Existen dos tipos de solución: la primera lleva a una patología
Pero si la madre, especialmente cuando el bebé sufre, no consigue, autista donde el cuerpo y su funcionamiento somático permanecen
por razones inconscientes, protegerlo de una sobreestimulación intactos mientras que la mente se cierra al mundo exterior; la
traumática, o bien le expone a una su bestimulación también traumática, segunda mantiene intacta la relación con la realidad exterior, pero
puede conducir a una incapacidad para distinguir entre la represen- arriesgándose a ver el soma reaccionar y funcionar de un modo que
tación del sí mismo y la representación del otro, y crear, por podríamos llamar "autista", apartado de los mensajes afectivos de
consiguiente, una representación corporal arcaica donde los con- la psique en términos de representaciones verbales, reducido a
tornos del cuerpo, la investidura de zonas erógenas y la distinción representaciones de cosa muy fuertes y por consiguiente, a una
entre el cuerpo materno y el del niño permanezcan confusos. expresión no verbal.
Al discutir los problemas de la proyección ligada a la inca- Por esta causa, y más adelante en la vida, en lugar de reconocer
pacidad para mantener este escudo protector, Freud, en "Más allá a nivel del pensamiento verbal el dolor psíquico y el conflicto
del principio de placer" ( 1920), afirma lo siguiente: "Hacia afuera mental que emanan de una fuente de estrés interno o externo (y
hay" (en el aparato psíquico) "una protección antiestímulo, y las poderlos de este modo evacuar mediante formas de expresión
magnitudes de excitación accionarán sólo en escala reducida; hacia psíquica como los sueños, la ensoñación, la meditación u otros
dentro, aquella es imposible" ( ...) "Esta constelación determina modos de actividad mental capaces de aliviar o reducir Ja tensión)
netamente dos cosas: la primera, la prevalencia de las sensaciones
dolor y conflicto pueden desembocar en soluciones psicóticas de
de placer y displacer (indicio de procesos que ocurren en el interior
tipo alucinatorio o descargarse en manifestaciones psicosomáticas
del aparato) sobre todos los estímulos externos; la segunda, cierta
como en la primera infancia. En la práctica psicoanalítica, nos
orientación de la conducta respecto de las excitaciones internas que
produzcan una multiplicación de displacer demasiado grande. En enfrentamos a menudo a dramas somáticos que son los signos de
efecto, se tenderá a tratarlas como si no obrasen desde adentro, sino inaccesibles, es decir de inexpresables, dramas psicológicos. Sin
embargo, estos signos son portadores de un mensaje para la psique,
desde afuera, a fin de poder aplicarles el medio defensivo de la 1l aunque a primera vista parezcan escapar a la representación. Pero

·¡.
protección antiestímulo" ( op. cit. pp. 28-29). Podemos así com-
prender el modo en que ciertos pacientes psicosomáticos que hayan el cuerpo, al igual que la mente -no lo olvidemos- está sometido a
¡
~ podido estar expuestos a traumatismos continuos en la primera su propio modo de repetición-compulsión. ¿Cómo oír estos signos?
l
infancia (de forma que los estímulos externos se vuelven tan ¿Cómo descodificarlos para hacerlos simbólicos? ¿Y cómo, a fin
1' de cuentas, esperamos poder hacerlos simbólicos y de ahí comuni-
sumamente potentes que rompen el escudo protector) tienden a
íl atribuir sus problemas a circunstancias externas, en la m·e dida en cables mediante el lenguaje?
l
LAMATRÍZDELPSICOSOMA LAMATRÍZ DEL PSICOSOM'A 55
54

Existe otra complicación en el análisis de los grandes somati- ahogado en su expresión, sin ninguna compensación por la pérdida
zadores. Observaremos tarde o temprano que rehúsan con ve~ de la experiencia y de la representación del acontecimiento al cual
hemenciaindagar los factores psíquicos que alimentan la vulnera- estaba ligada. Lo que significa que este rechazo fuera de la psique
bilidad psicosomática. Luchan, como nuestros pacientes neuróti- no se compensa por la formación de síntomas neuróticos o por la
cos o psicóticos, con una determinación de la que ellos mismos no recuperación de fantasías y de percepciones rechazadas de la
son conscientes, para proteger sus creaciones somáticas . Sería psique en forma de ideas delirantes (es lo que Freud describió, por
incluso temerario incitar a ciertos pacientes a examinar estos ejemplo, en el caso Schreber; 1911 ). En esta eventualidad podemos
factores mentales, cuando la resistencia que oponen es demasiado plantear que la psique se encuentra en un estado de privación.
fuerte o cuando el deseo de profundizar en sus causas está to- 3. La mayoría de los analizados con tendencia a somatizar sus
talmente ausente. No obstante, cuando la estructura del paciente se conflictos psíquicos han alcanzado al parecer una fase normal de
presta a ello, el encuadre analítico, como la relación con el analista, organización edípica, y están igualmente en condiciones de llevar
se presenta como un lugar seguro, al abrigo del cual puede sin adecuadamente una vida sexual y social de adulto. Sin embargo, el
peligro expresar sus fantasías primitivas disfrazadas y los guiones proceso analítico tiende a demostrar, salvo algunas excepciones,
profundamente arcaicos de su teatro psíquico interno. que a esta estructura edípica se ha incorporado una organización
En tales circunstancias favorables podemos darnos cuenta de mucho más primitiva, donde la imago paterna aparece deteriorada
que las manifestaciones psicosomáticas se sitúan en el marco de o está incluso totalmente ausente, tanto del mundo simbólico de la
una historia que es posible reconstituir, o de una mitología que aún madre como del niño. Este último parece creer que el sexo y la
está por construir. presencia del padre no han desempeñado más que un papel ínfimo
A continuación expondré un breve resumen de mis reflexiones en la vida de la madre, y este padre se presenta a menudo como un
anteriores sobre estos temas, en la medida en que ilustran la evolu- ser al que está prohibido amar o que no es digno de estima. Así, el
ción de mi visión actual en cuanto a los fenómenos psicosomáticos sexo y la presencia paternas parecen haber desempeñado un papel
en el proceso psicoanalítico. estructurante mínimo en la organización psíquica del niño.
4. Por consiguiente, la imagen de la madre interna se vuelve ex-
tremadamente peligrosa. Cuando no existe fantasía del pene paterno
TRAYECTORIA DE UNA REFLEXIÓN que desempeñe un papel libidinal y narcisista complementario en
SOBRE LA SOMA TIZACIÓN la vida de la madre, la representación mental del sexo de ésta (que
ella trasmite a su hijo) se convierte en la de un vacío ilimitado.
En los anteriores escritos (McDougall, 1978, 1982) traté de Desde ese momento, el niño corre el riesgo d~ proyectar sobre este
aislar los elementos que se hallan con más frecuencia en pacientes telón de fondo, sobre este vacío, todas las expresiones de su
que presentaban una clara tendencia a la somatización. Sobre la megalomanía infantil, sin encontrar ningún obstáculo. La fantasía
base de estas observaciones, propuse las siguientes ideas: del espacio interno materno regresa así en su imaginario bajo
1. Es posible hallar el "eslabón faltante" entre los estados histéri- aspectos pavorosos y mortíferos, sin dejar de ser constantemente
cos y psicosomáticos en la concepción articulada por Freud (1898, atrayente.
1914, 1916, 1917) de las "neurosis actuales". 5. Otra consecuencia de esta estructuración fantasmática es que
2. Este "eslabón faltante" está estrechamente ligado a la me- el pene del padre, desprendido de su papel fálico simbólico, se
tapsicología del afecto. Freud (1915a, 19 lSb) indicó tres "transfor- escinde: por una parte existe un pene idealizado, más allá de la
maciones" posibles del afecto inaccesible al consciente: conver- capacidad ~el niño para desearlo o para identificarse con él, y por
sión histérica, neurosis obsesiva, neurosis actual. Me pareció plau- otra parte, un pene que es un objeto parcial destructor y persecuto-
¡ sible añadir una cuarta eventualidad donde, siguiendo el repudio rio omnipotente. '
~ psíquico de ciertas representaciones mentales, un afecto puede ser 6. La imago materna y las fantasías articuladas alrededor del
1
j
¡

·~
1.1
LAMATRÍZDELPSICOSOMA LAMATRÍZDELPSICOSOM'A 57
56

cuerpo de la madre también son heterogéneas, y se escinden tal como los ha descrito Winnicott (1951). Este espacio transi-
igualmente en dos: una representación idealizada que ofrece la cional potencial empieza a construirse durante el primer año de
eterna promesa de una inefable felicidad, coexiste con un objeto vida, permitiendo crear al niño pequeño, lentamente, un espacio
parcial que lleva la amenaza de la muerte psíquica e incluso física. psíquico personal; es decir que el bebé comienza a internalizar las
7. Esta constelación familiar introyectiva, desequilibrada y an- primeras huellas de funciones maternas con las cuales puede iden-
siógena refleja los conflictos inconscientes y las contradicciones tificarse durante breves momentos, hasta alcanzar la fase de madu-
existentes en los mismos padres. En este clima, el niño destinado a ración donde accede a la "capacidad para estar a solas en presencia
la vulnerabilidad psicosomática trae muy a menudo a la escena psi- de su madre" (Winnicott, l 960). En la primera fase, la relación que
coanalítica recuerdos de precoz autonomía ligada a una objeti- Winnicott presenta como "preocupación materna primaria", y que
vación prematura de los primeros objetos. Cuando, por ejemplo, la es el signo clásico de la relación entre la madre y el recién nacido,
madre no se ha introyectado en el universo psíquico de su bebé una parte de la madre está también fusionada con el lactante, lo que
como un "universo", fusionada por tanto con el hijo, dando lugar a hace que en cierta forma ella comparta la misma ilusión de ser una
un estado interno pleno de funciones reconfortantes y protectoras, parte de la unidad madre-hijo. Esto permite a su vez al niño vivir la
sino que cuando por el contrario se alcanza demasiado de-prisa el relación del mismo modo. Sin embargo, ciertas madres viven a sus
status de objeto total y separado (Ogden, 1987), esta imagen mental hijos como pequeños cuerpos extraños, diferentes a ella. Estos
se carga de cualidades omnipotentes e ideales inaccesibles, acom- niños se sienten abandonados y presentan a menudo reacciones psi-
pañándose por la instalación de un modo de autonomía demasiado cosomáticas precoces. Por el contrario, otras madres no pueden,
precoz que convierte al niño y al adolescente futuro en víctimas de por su parte, resignarse a abandonar la relaciónfusional, prepa-
sentimientos de total inadecuación. El niño pequeño siente la ne- rando así y exponiéndose a una situación propicia a problemas de
cesidad vital de mantener la ilusión de formar uno con su madre tipo alérgico y a serios trastornos del sueño y del comportamiento
durante un período muy largo, lo que hace que la unidad bebé- alimentario. En cada uno de estos casos, el niño pequeño corre el
madre se diferencie gradualmente en una madre y un niño. Es esta riesgo de establecer muy difícilmente el sentimiento vitalmente
fusión ilusoria la que permite que los niños pequeños duerman, necesario de una identidad separada. Si la madre no llega a crear
digieran y eliminen la comida; en otras palabras, que funcionen para su bebé la ilusión de que la realidad exterior y la realidad
somáticamente sin problemas, aun estando convencidos de que la interior son una misma y única cosa, si no es cap.az de entender,
madre-universo se encargará de todo. alternativamente, los deseo de fusión, de diferenciación y de indi-
P. Marty también señala la representación de la madre ideal y viduación de su hijo, corre el riesgo de confrontarlo a las condi-
peligrosa a la que me he referido, por un procedimiento clínico di- ciones que, más adelante, pueden llevarle a la psicosis o a la
ferente. EnL 'ordre psychosomatique (1980), y al hablar de sujetos psicosomatosis. Esto impide entonces que el niño se adueñe psíqui-
alérgicos, Marty observa que "una representación de la madre ideal camente de su cuerpo, sus emociones y su capacidad de pensar o de
( ... )crea un desfase (entre su representación de ellos mismos y de relacionar pensamientos y sentimientos.
la madre) que se traduce por un conflicto interno desgarrador y 10. Inevitablemente, el inconsciente de la madre, tal como se
desorganizador". De acuerdo con mi propia experiencia de ana- refleja en la representación mental del niño, emerge lentamente
lista, las observaciones de Marty sobre los pacientes alérgicos se durante el tratamiento psicoanalítico del adulto. Las prohibiciones
aplican a la mayoría de los polisomatizadores, y se refieren a prematuras -prohibición de gestos, de movimientos y de la expre-
conflictos extremadamente precoces. sión espontánea de estados emocionales- pueden ser captadas muy
8. Esto nos lleva de nuevo al inconsciente de la madre y a lo que pronto por el niño pequeño, antes incluso de la adquisición del
representa para ella el niño en cuestión. Otra consecuencia de la lenguaje, y se presentan como un importante obstáculo en el trabajo
perturbación de la comunicación madre-lactante es una ruptura en analítico. Aulagnier (1980, 1984) ha subrayado la importancia de
la cadena de los fenómenos transicionales normales en la infancia, la prohibición de pensar en los psicóticos y la compara con el
LAMATRÍZDELPSICOSOMA LAMA TRÍZ DEL PSICOSOMA 59
58
"doble-pensamiento" (double-think) descrito en la visión aterra- lam.ente su cuerp~ y sus zonas erógenas sino también su mente, es
d~cir .sus pensamientos y sus sentimientos. Cuando una elabora-
dora de George Orwell. Los únicos pensamientos autorizados son
ción .r nadecuada y la descarga de la tensión psicológica en un
los de la madre, lo que hace que a fin de cuentas el niño deba
trab~Jº .º una acción psíquica se unen a la incapacidad de ocuparse
inventar su propia visión del mundo para escapar al terror de
encontrarse preso en la mente de su madre. En aquéllos que no son de_si mismo, o?s~rvamos que estos pacientes tienden a ignorar las
senales de sufnmiento del cuerpo y no consiguen oír las señales de
en modo alguno psicóticos, pero que padecen enfermedades psi-
de~amparo de la mente. En tales casos, la escisión resultante entre
cosomáticas, he podido observar que ciertos pensamientos carga-
psique y soma puede tener consecuencias catastróficas
dos de afectos intolerables para la madre se convierten en su hijo en
Pierre Marty, hablando de lo que él llama la "caden~ evolutiva
pensamientos totalmente prohibidos o cargados de repudio .
alérgica", formuló la hipótesis de las "fijaciones de orden sensorio-
De la misma forma, ciertas zonas corporales y ciertas funciones
motor cuya natu~al~za conocemos mal. Éstas, instituyendo posi-
fisiológicas no deben representarse, o bien deben vaciarse de todo
placer (es decir que queda prohibido investirlas libidinal y narcisis- blemente un sentimi~nto _particular, atípico del propio cuerpo, van
tamente) a causa del modo en que han sido investidas por la madre: a p~rturbar la organización habitual de las representaciones su-
cesivas del espacio y el tiempo. Estas perturbaciones serán a su vez
un paciente que sufría úlceras gástricas y diversas afecciones neu-
respon~a~les e.n parte del cortocircuito, aquí considerable, que se
rodermatológicas "descubrió" a lo largo de su análisis que "por
primera vez en su vida poseía un ano y las funciones que le son produ.c1ra a ~1vel de c~ertos sectores del preconsciente y que
reducHá ampliamente, si no la hace imposible, la organización de
propias" (McDougall, 1978). t un Yo clásico".
La renegación de una u otra parte del cuerpo o de una u otra
función, como el repudio de pensamientos cargados de afecto, . Volv~remos a encontrar algunas de estas características en las
1l~strac~ones psicoanalíticas que voy a utilizar para aclarar mis
constituye un intento del niño pequeño para impedir la ruptura del
af1rmac1ones, i::on la esperanza de que mi reflexión esclarezca por
1 indisoluble vínculo madre-bebé. Asimismo, surge la fantasía de
, .
que la madre del niño será hecha añicos o dejará de existir si no se
mantiene esta identificación primaria. También aquí la imagen de
la madre es doble: la de una figura omnipotente y omnipresente, y
poco que sea, estas "fijaciones ( ... ) cuya naturaleza conoce,mos
mal".
Otro objetivo de esta obra es estudiar el significado inconsciente
de los .síntomas psicosomáticos, y examinar en qué medida éstos
la de una mujer frágil y fácilmente dañable est~n l~g.ados a las vicisitudes inherentes al hecho de convertirse en
Cuando persiste la representación de una fusión entre los cuer-
un individuo~ a los. fracasos en los procesos de internalización que
pos respectivos del niño y de la madre, esto conduce a una renega-
construyen la identidad subjetiva. He planteado preguntas teóricas
ción casi total de la importancia de los demás o, por el contrario, a
que se tra~a~án más adelante, tras haber meditado sobre aquellas
un estado de pánico ante toda evidencia del estado de separación y
cu~as .anahticas q~e parecen fracasar porque el conflicto y el dolor
de la alteridad. La identificación con una madre cariñosa y solícita
psiqmco, que hubieran debido verbalizarse, se expresaron en gran
está ausente, lo que da origen a menudo a la convicción de que un
individuo no es responsable del bienestar de su cuerpo. La fantasía medida a través de descargas somáticas.
de no ser verdaderamente dueño de su propio cuerpo o, lo que es lo .Desde el punto de vista de la teoría clínica, se plantea una
mismo, la fantasía inconsciente de que su cuerpo está bajo el pnmer~ _ p regunta: .¿cuál es la relación entre los fenómenos psi-
control de otro, desempeña un papel importante. Así, tienden a cosomaticos y la srntomatología de la neurosis y de la psicosis?
surgir expresiones somáticas en lugar de terrores o deseos psicóti- ¿P.uede hablar.se, como lo he hecho, de una histeria arcaica, y de la
p~icosomatosis como de una psicosis actual? Frente a las forma-
cos no reconocidos.
Este fracaso en el proceso fundamental del desarrollo del indi- c10nes neuróticas y psicóticas, ¿podemos considerar, cuando exis-
viduo comprometerá inevitablemente la capacidad del niño pequeño ten P?cos signos de síntomas de recuperación de lo que se ha
para integrar y reconocer como propiedades personales no so- excluido del consciente, que se puede descargar verdaderamente la
1

·I
1i
LAMATRÍZDELPSICOSOMA
60

psique de alguna experiencia que antaño hubiera formado pa~t~ de


111
ella, dejando así al cuerpo expuesto a l~ n_e~esidad de descodificar
de transformar en actos señales pnm1t1vas,_ no·verba:es, pro-
~enientes de la psique? La cuestión de la privación potencial cons-
tituirá la parte principal del próximo capítulo.

DE LA PRIVACIÓN PSÍQUICA

1
I'
¡ Este capítulo se propone explorar, por una parte, la relación entre el

fracaso de la función del soñar y los fenómenos psicosomáticos, y por
r¡\.
otra parte su eventual conexión con la relación precoz entre madre e
1
\i hijo. Para ilustrar mis palabras, tomaré un fragmento del análisis de un
11 paciente que, por otra parte, no era un somatizador grave. Se trata de
\¡ un hombre de cuarenta años en quien no podían encontrarse rastros de
li
'I'
I'
identificación con ningún objeto maternizan te en su interior, y que a mi
l entender (McDougall, 1978, 1982) podía portanto considerarse sus-
'\ ceptible de desarrollar accidentes psicóticos o psicosomáticos.
l1
Universitario, muy apegado a su mujer y a sus dos hijos, Christophe
llevaba una vida que, vista desde fuera, evidenciaba un éxito tanto
profesional como personal. Había seguido ya diez años de provechoso
análisis con un famoso analista. Pero las cosas volvían a irle mal, y
deseaba continuar el análisis con una mujer.
Todos sus recuerdos, igual que sus síntomas, hacían pensar que la
relación con su madre había estado muy perturbada. Hijo único, Chris-
tophe había escuchado durante toda su vida que su nacimiento no fue
deseado, y que fue Ja única razón por la que sus padres se vieron
obligados a casarse. De pequeño siempre tenía miedo a "perderse" y se
pegaba a su madre "para encontrar sus límites". Recordaba espe-
cialmente su "terror a perderse" cuando su madre se encerraba con

61
DELA PRIVACIÓN PSÍQUICA DELA PRIVACIÓN PSÍQUICA 63
62
Además, se sentía responsable de la pérdida reciente de una amiga
pestillo en el tocador, cuya puerta él golpeaba con los puños hasta que
que se había suicidado. Esta mujer, una antigua conocida, era su
ella salía. . , vecina. Iba a visitarlos a menudo, aél y a su esposa, porque estaba muy
De acuerdo con la opinión de su madre, se le considero, durante l~s
doce primeros años de su vida, un niño casi retrasado; hasta que su tio, preocupada por la relación con su propio marido y sus tres hijos. Se
que le quería mucho, declaró que, tras su forma de s~surrar y de dirigía sobre todo a Christophe porque él era para ella un "maestro" y
esconderse de los demás, se ocultaba un niño muy intehgente . A los por tanto en posesión de un saber especial. Él, como buen vecino, la
doce años, una primo-infección le llevó al ho~~ital, donde a p_esar de escuchaba largamente, intentando concienzudamente comprenderla y
todo se desarrolló bien tanto psíquica como flSlcamente. Chn stophe calmarla. Se había tomado incluso la molestia de hablar de ella a un
opinaba que aquel año separado de sus p.adres fue muy saludable para amigo psiquiatra que declaró que "seguramente sufría una psicosis".
él: se convirtió en un niño activo y despierto. Poco antes de las vacaciones, esta mujer acudió a casa de Christo-
phe y su esposa, en un estado de evidente desamparo. La noche anterior
había tenido una terrible pesadilla, y gritaba que presentía un desastre.
LA DEMANDA DE ANÁLISIS Había soñado en efecto que cocía a su tercer hijo "hasta que sólo quedó
su pequeño corazón aún palpitante". En el sueño corría hacia Christo-
Tras nuestro primer encuentro, observé que Christophe me h~bía
referido, amén de las circunstancias biográficas que acabo de citar, phe, con el corazoncito en la mano, para que él reviviera al niño.
diversos sufrimientos que motivaban su actual de~e? ~e reanudar el Christophe recordaba el malestar que sintió durante el relato de este
análisis. Comenzó hablando de sus diez años de anahs1s con el Dr. X. sueño, y la distancia que estableció inmediatamente frente a la mujer.
C.: "Fue un análisis típicamente lacaniano. El Dr. X. ~uarda,ba un Le explicó entonces que su esposa y él se disponían a pasar fuera las
silencio total mientras escuchaba lo que yo pensaba que el quena q.ue vacaciones de Navidad y que lamentaba no tener más tiempo para
dijese. Esto me llevó a realizaruna investig~ción profunda sobre el sig- hablar con ella aquel día. A su regreso de las vacaciones se enteraron
nificante en su relación conmigo y con m1 nombre. ~quello fue mu~ de la muerte de la vecina que, según les dijeron, se había rociado de
benéfico en el terreno profesional, porque he de deci~ q~e ~n~es de mi gasolina antes de quemarse vi va. Aunque no pudiera reprocharse nada,
análisis había fracasado en todo." Y añadió, con un ai.re m~m~t-amente Christophe se sentía culpable y se preguntaba si aquella muerte atroz
triste: "Todo mi análisis fue un trabajo de cabeza. Sigo smtte~dome no estaba relacionada en cierto modo con el efecto que le produjo el
mal dentro de mi ser, e incluso dentro de mi cuerpo. Como s1 no lo sueño, y la reacción defensiva que había experimentado entonces.
habitara .. . o quizás ... como si no me habitara." . Estaba casi convencido de que aquella solución fatal e imprevista
Tanto en su vida personal como en su vida profesional, Ch~1s.tophe
, ;,.madecuado" y "confuso" frente a sus problemas hubiera podido evitarse de haber escuchado mejor la pesadilla de la
se sentia , cotidianos,
" mujer y de haber podido dedicarle algunas palabras tranquilizadoras.
y "perplejo" en cuanto a las deci~i~n~s que tomar. As1.~ue era mu~
dependiente" de su mujer, de sus J~ic~os, de su apr?bac1on.~ desap:o,, Todo esto, en efecto, no había hecho más que reforzar su sentimiento
bación. El tema de la pérdida volvia sm cesar. Chnstophe se perd1~ •
~
de nulidad. Era un "mal amigo" .
en sus propios pensamientos, en sus papeles, en sus proyecto.s. P~r?ia • En cuanto a su "sí mismo somático", Christophe sólo había men-
también sus objetos personales (durante su análisi~ ~~nmigo man t.. cionado de pasada dos síntomas con matices psicosomáticos. El primero
desapareciendo regularmente, y a veces de formadef1mt1va, su carnet l era una colonopatía para la que no se había descubierto ninguna causa
de identidad, su cartera, su máquina de fotos ~ _sus ~laves; aquellos orgánica; este fenómeno, por lo demás, sólo ocurría en raras ocasiones,
acting resultaban naturalmente ricos en sigmf1cac10nes). Durante y le preocupaba poco. El segundo, en cambio, le hacía sufrir desde
aquella primera entrevista, Christophe relató estos hechos con una voz hacía muchos años. Le sucedía por épocas no conciliar el sueño durante
triste y apagada, como un hombre que ha perdido la esperanza de poder muchas horas, mientras que otras veces era la angustia lo que le
disfrutar algún día de la vida.
DELAPRIVACIÓNPSÍQUICA DE LA PRIVACIÓN PSÍQU!Ci'. 65
64

despertaba, sin poder recordar el más mínimo sueño. Tomaba somníferos EL SOMA SE HACE OÍR
con regularidad.
Mi primera impresión fue que Christophe mostraba poco insight en Antes de estudiar de cerca una repentina somatización que ocurrió
lo referente a sus estados depresivos que, por momentos, rayaban en la durante el análisis de Christophe, quisiera recordar brevemente el
acontecimiento somático que mencionó Christophe en nuestro primer
despersonalización. No sólo parecía no comprender su tristeza, sino
encuentro: la súbita eclosión de una tuberculosis pulmonar a los doce
también prestar poca atención a su relación primitiva con aquella
años; muchos recuerdos y asociaciones le vinieron a la mente al evocar
madre de la que me dibujó tan cruel retrato. Me pregunté si la trágica
aquella época. Nos pareció que, entre ellos, ciertos acontecimientos
muerte de su vecina no venía a confirmar fantasías ya antiguas, pero
angustiosos contribuyeron, muy probablemente, al hecho de que Chris-
sólo tenía vagas suposiciones sobre el significado inconsciente del tophe enfermara en aquel preciso momento.
incidente. El hecho de que esta significación fuera tan oscura para Habiendo sido siempre, según sus propias palabras, un niño triste y
Christophe favoreció quizás, durante el análisis, una violenta ex- reservado, una tendencia relacionada, en su opinión, con el miedo a no
plosión psicosomática, que comprendí parcialmente a la luz de la ser amado por su madre, Christophe había investido a su padre del
elaboración que siguió. papel esencial: ser el soporte de una imagen narcisista no demasiado
No es mi intención resumir este análisis que duró varios años (y deficiente de sí mismo. Pero, poco antes del descubrimiento de su
donde los elementos psicosomáticos no eran el ~je central); sólo primo-infección, su padre había sufrido no solamente un revés pro-
pretendo ilustrar un funcionamiento mental que, en mi opinión, se fesional sino también un grave accidente físico. Christophe recordaba
instala precozmente cuando la relación madre-hijo no ha permitido la la visión de la sangre y el terror a que su padre muriera. Me parece muy
elaboración interna de una madre protectora. La imagen de la madre se probable que aquel episodio dramático, que ocurrió además en el
escinde entonces en dos partes : la primera es una imagen idealizada, momento de su pubertad, pudiera acentuar la gravedad de la angustia
y de la depresión de Christophe, favoreciendo así su vulnerabilidad a
omnipotente e inaccesible, una madre imaginaria capaz de conjurar
la infección.
todo sufrimiento y de satisfacer todo deseo (y que por esto se con vierte
El siguiente fragmento de análisis ha sido extraído de las notas que
en una imagen persecutoria, ya que el niño no llegará jamás a merecer
tomé durante dos sesiones consecutivas, en el transcurso del quinto año
ni a alcanzar por sí mismo tan grandioso ideal). La otra imagen es la de
de nuestro trabajo en común. Redacté estas notas, como suelo hacerlo,
una madre rechazante, incluso mortífera, madre interna con la que el
durante la primera sesión tras una larga separación.
niño, una vez adulto, se identificará : y a causa de esto se convertirá Christophe : "Las vacaciones han ido mal por culpa de un barco
1'
Ir en una madre persecutoria para sí mismo. nuevo que no logré manejar. .. y la mayoría de las veces, ni siquiera
¡:
11
Cuando, además, el padre desempeña un papel sin relieve en el poner en marcha. Y encima pasé una noche horrible de la que guardo
q mundo interno del sujeto, y se representa únicamente como alguien un recuerdo candente. Sólo dormí una hora, porque me desperté brus-
indiferente al bienestar de su hijo, tales pacientes se convierten en camente con una monstruosa hinchazón en el vientre. Tu ve una diarrea
"padres terribles" para sí mismos y tienden, durante toda su vida, a impresionante, y gases que me duraron toda la noche, algo espectacu-
buscar en los demás (o en sustancias adictivas) la solución a su lar. Un dolor atroz. No había comido nada especial. Conseguí controlar
desamparo y la reparación de su indecible sentimiento de herida. Todos el dolor con medicamentos, pero a pesar de eso no pude dormir el resto
estos factores contribuyen a alterar su sentimiento de identidad y les de la noche. Y la diarrea continuó desde entonces. Verdaderamente no
hacen vivir momentos donde la distinción entre ellos mismos y los comprendo lo que me pasó aquella noche."
demás se vuelve borrosa. Este estado psíquico favorece la persistencia Desde hace años he aprendido a escuchar los relatos somáticos en
de angustias de tipo psicótico (no reconocidas conscientemente) en una sesión, no solamente como parte de una cadena de asociaciones,
,,
!t.
torno a su integridad corporal y psíquica, y pueden eventualmente sino también como una comunicación infraverbal con un significado
exacerbar, entre otras cosas, su vulnerabilidad psicosomática. dinámico y económico propio; de alguna manera, un sueño fallido .
66 DELA PRIVACIÓN PSÍQUICA DE LA PRIVACIÓN PSÍQUICA.
67
Efectivamente, suelo enfocar este tipo de comunicación casi como si Entonc~s me invadió el horror de mi crimen, y un pánico tal que me
escuchara comunicaciones de sueños, buscando por ejemplo la huella desperte;, Estaba empapado en sudor y no pude dormir en toda la
de restos diurnos, o representaciones sobrecargadas de afecto y aptas noche ...
a ser repudiadas del consciente. Pregunté a Christophe si recordaba lo La sim~litu~ y al mismo tiempo la diferencia entre aquella pesadilla
que había sucedido el día anterior a aquella brutal eclosión. y la pesad11 la sm sueño de la noche de vacaciones, de la que me había
C.: "Pues bien, sí, es tu ve luchando con el barco durante todo el día, hablado Christophe en la sesión anterior, llamó mi atención. Pero no la
era imposible ponerlo en marcha. Al cabo de dos horas mi mujer me de Christophe. Sus primeras asociaciones le llevaban directamente a su
dijo: 'Lo que necesitamos es un hombre que nos ayude'. ¡Ahora que lo vecina psicótica, al recuerdo del sueño que el la le había contado donde
pienso, no hay nada mejor para castrarle a uno completamente! Pero en cocía a su hijo menor, y luego su suicidio.
aquel momento estuve de acuerdo con ella. Además volvió a comentar . He aquí _mis propias asociaciones al escuchare! sueño y sus evoca-
su deseo de tener un tercer hijo. Y siempre me siento amenazado por c10nes: Chnstophe había recordado recientemente la ambivalencia que
esa idea. Es demasiado .. . no es el momento ... " expresaba aquella mujer hacia su tercer hijo, así como su propio
J.M.: "Se diría que no 'digirió' usted bien las observaciones de su malestar al escuchar el sueño de ella; las asociaciones que le hicieron
mujer.¿ Cree usted que su cuerpo estaba expresando en lugar de usted recor~ar a esta mujer y asu sueño (que seguía intentando comprender)
sentimientos y pensamientos relacionados con los acontecimientos del
día?" i le habian llevado, algunas semanas antes, a preguntarse si el "corazon-
cito que aún latía" no era también el corazón de niño de ella. Lo mismo
. C.: "Quizás estaba gestando un hijo, en lugar de ella ... aquella •
t
sucedía sin duda con el "brazo del niño devorado" del sueño de
explosión de monstruosas hinchazones ... fue como un parto." i C~ristophe, qu_e iba a hacerle un "atrofiado de por vida". ¿No era él
Pensé, sin decírselo , que si su interpretación era correcta, su es- mismo el atrofiado que no había sabido amar a su madre, ni poner en
cenificación somática parecía más un aborto que un nacimiento. Me marcha un barco para ganar la estima de su mujer? ¿Acaso ofrecer su
pregunté igualmente, al volver a pensar en las anteriores asociaciones braz~ (¿~n regalo de ~astración?) a su madre o a su esposa, era para él
de Christophe, si su interpretación de su enfermedad somática expre- una tecmca de superv1 vencia?
saba una envidia consciente de la capacidad de la mujer para engen- Pero, bajo mi punto de vista, lo que aquí se apuntaba era una
drar. Si mi hipótesis era correcta, es posible que las manifestaciones fantasía aún más primitiva, según la cual su propia avidez podía ser la
somáticas desvelen igualmente un deseo de expulsar tales ideas, lo que causa de sus desgracias. La escena del sueño nos muestra a Christophe-
daría a este incidente somático un matiz histérico. el-caníbal, devorando a los bebés de los demás. ¿Quizás tomaba el
lugar.~e ~a ?1adre, proyectando en ella su propio amor oral peligroso?
Era hijo un:co, n? des~ado y, a causa de esto, podía temer la llegada de
EL HIJO NO DESEADO otro, que s1 hubiera sido deseado, y que sí mereciera el amor de su
?1adr~. ¿Hacía desaparecer fastasmáticamente de este modo (como lo
En la siguiente sesión, Christophe contó un sueño. 1magman a menudo los niños pequeños) a los hijos que pudiera tener
C.: "He tenido una pesadilla terrible. Tenía entre las manos a un la rhadre? ¿Acaso no me había dicho una vez que se sentía "deso-
recién nacido y lo ensartaba para asarlo. Vigilé atentamente la cocción llado" en su relación con su madre, de tanto como ella le parecía fuera
sin el menor rastro de inquietud o de culpa, y después empecé a des~ alcance y carente de ternura? ¿Podía desembarazarse pues de los
saborearlo. Me comí primero la mano, y ofrecí el brazo a otra persona, bebes no deseados devorándolos, quemándolos o cociéndolos? Visi-
quizás mi mujer. Luego reparé por primera vez en el pequeño muñón blemente, el sueño de su vecina cociendo a su tercer hijo había causado
y empecé a angustiarme. En el sueño me decía: 'Has cometido un en Christophe una impresión fuerte y duradera; acaso el relato del
sueño había tenido un-efecto tan traumático como la noticia de su
crimen; está prohibido devorar a los niños. Cuando sea mayor quedará
j:. muerte por fuego. No era de asombrar que no llegara a comprender
completamente atrofiado. ¡Le he desgraciado para toda la vida!'
aquel sueño, ¡ni a olvidarlo! Christophe se vivía a sí mismo, en aquel
DELAPRIVACIÓNPSÍQUICA DELAPRIVACIÓNPSÍQUJCÁ 69
68

asunto, como una "mala madre". Empecé a pensar que se identificaba C.: "¡Me encuentro tan psicótico como esa mujer! Ahora com-
no solamente con el niño atrofiado sino también con la madre aterra-
~L .
1 prendo por qué se suicidó. Me odio ... no puedo soportar aquel sueño
que tuve."
J.M.: "En este momento hay dos personas que hablan en usted: una
En resumen, el texto del sueño podría entenderse así: "Mua, las
madres asan a sus hijos y luego los devoran". Mientras que el tema de es el adulto que se llama a sí mismo psicótico, y la otra es la que ha
su explosión psicosomática se enunciaría de esta forma: "Mi_ra có~? tenido el sueño; se trata de la fantasía de un niño muy pequeño
las madres quieren abortar a sus hijos". ¿Hasta qué pu~to se identi;1- aterrorizado por la idea de que otros niños puedan venir a quitarle el
caba Christophe con una madre asesina? Algunos suenos y fantasias sitio, y hacer de él un atrofiado. La insistencia de su esposa en tener un
agresivas anteriores, referentes al vientre de la m~jer y al embar;izo, tercer hijo le amenaza tanto, quizás, como si este deseo lo hubiera
me hicieron tener presente esta posible interpretacion; por lo de~as, la anunciado su madre . ¡Hay que devorar a los niños para hacerlos
actual resistencia de Christophe a complacer el deseo de su mujer de desaparecer! El que no tolera el sueño es el adulto que hay en usted, que
tener un tercer hijo iba en este mismo sentido. no quiere escuchar al niño desesperado, ni reconocer que quizás tenga
Me limité a decirle: "No todos los hijos son deseados." el monstruoso deseo de matar esta parte-bebé."
Esta observación tuvo el efecto de crear un vínculo en la mente d_e ; C.: "¡El hijo no deseado! ¡Desde luego que no lo quiero!"
Christophe, por primera vez en aquella sesión, -~on la insis~ente peti- J.M.: "¿Entonces es usted la madre-asesina?"
ción de su mujer de tener otro hijo, deseo, me diJO, que habia vuelto a C.: "¡Eso es! Ese soy yo. Me porté mal con mi vecina. ¡Como ella,
expresar nuevamente la noche a~terior. . _ soy una madre incapaz y asesina!"
c.: "No consigo soportar la idea de que he podido sonar aquello. Me pareció entonces oportuno recordar a Christophe que en la
Sólo pensarlo me pone enfermo." . sesión anterior me había contado una pelea con su esposa, pelea
En efecto, me dije, tales pensamientos, excluidos del consciente, seguida por una noche de insomnio y por una diarrea "monstruosa";
:1 contribuyeron quizás a ponerlo físicamente enfermo durante la~ vaca- mientras que esta vez había tenido un sueño, también seguido por una
!1 ·
¡· ciones ... al no poder ser contenidos en un sueño o hacerse acce,s1b~es al noche de insomnio. Como si existiera aquí una correspondencia entre
1
pensamiento consciente pór otros caminos. ¿Acaso no me habi~ d1c~o, las dos situaciones.
además, que guardaba un recuerdo "candente" de aquella ex~en~ncia? Por supuesto, la elaboración de estas nociones se prosiguió, gracias
Pero esta metáfora no había abierto en él ninguna puerta_psiqu~ca, n? a otras asociaciones, durante muchos meses. Aquel trabajo posibilitó
l.¡ más que la metáfora contenida en mi discurs? cuando mtervme di- un viraje decisivo en el análisis de Christophe, permitiéndole, entre
¡ 1
'1
ciendo que no había "digerido" bien las reflex10nes de su esposa. otras cosas, entender mejor su relación con su sí mismo niño, cuyos
·¡.
Quisiera proponer la siguiente hipótesis: las fantasías aterradoras mensajes de desamparo siempre había tratado de asfixiar. Esto nos dio
\\i
:¡ que no encuentran salida por el lado de los sueños se bloquean po~ no igualmente la posibilidad de explorar su profunda ambivalencia hacia
! tener la psique acceso a las palabras que podrían expresarla~, precisa- la mujer y descubrir deseos homosexuales renegados.
! mente porque están asociadas a experiencias precoces ocurridas antes
de la adquisición de la palabra. Las p.alabras q~~ podrí~n h~cerlas
decibles en la vida cotidiana y en las ses10nes anahticas es tan pnvadas PRIVACIÓN PSÍQUICA Y EXPRESIÓN SOMÁTICA
de su verdadera impregnación afectiva, y de valor simbólico. Cua~do
las palabras cumplen su función simbólica, resultan ser extraordma- Quisiera ahora intentar delimitar los procesos que intervienen en
rios continentes para representaciones de ideas fuertemente cargadas ' este tipo de so matizaciones puntuales. Me viene.a la mente una primera
de afecto (lo que Andr·é Green llamó Le discours vivant, 1973). Cu_a~do
el sujeto dispone de ellas libremente, las palabras pueden permi~u la
i
l
pregunta: ¿puede privarse verdaderamente a la psique de lo que una
vez le perteneció? Lo reprimido, lo renegado, lo proyectado, lo repu-
descarga de un modo no devastador en el funcionamiento somático o ~ diado pueden hacer desaparecer del consciente experiencias psíquicas
en el actuar. i
; vividas. Pero no por ello la psique queda "privada" de algo que en un
70 DELA PRIVACIÓN PSÍQUICA DE LA PRIVACIÓN PSÍQUICA 71

primer momento formó parte de ella, algo que pudo ser represent~do bloqueadas, esta falta de integración o esta apertura bajo la presión de
mentalmente, aunque más adelante este contenido ya no sea accesible las pulsiones primitivas hacen que resurjan angustias narcisistas y
ala consciencia. En cambio puede resurgir en circunstancias propicias: deseos prohibidos con sus afectos reprimidos. Esta reaparición siempre
ya se desliza en la vida onírica y en los sueños diurnos , ya en nue~tras es virtual, y puede dar lugar, como es sabido, a síntomas neuróticos y
inhibiciones, en nuestros síntomas, en nuestras actividades sublima- psicóticos que permiten a veces al sujeto seguir con su vida normal,
das. Estos acontecimientos psíquicos nos revelan que la psique nunca pero a un precio exorbitante. Este fenómeno confirma, una vez más,
pierde verdaderamente los pensamientos, las percepcion~~· las que Ja psique, en Jo que tiene de inconsciente, nunca queda verdadera-
sensaciones, los traumatismos y los placeres que una vez conocio, aun mente amputada de una parte de sí mi sma. El síntoma neurótico y Ja
cuando estas experiencias sean inaccesibles a toda consciencia. eclosión psicótica representan, ambos, una compensación por lo que ha
Todos ignoramos, la mayoría de las veces, gran parte ~e lo que sido reprimido del consciente.
sucede en nuestra realidad psíquica y en nuestros teatros mternos;
como lo evidencian aquellos descubrimientos que nos desvelan, en el
transcurso de un análisis y a menudo por primera vez, el sentido oculto RESTOS DIURNOS
de los sueños y de los síntomas. En ocasiones nos dejan perplejos,
porque se nos antojan tan ilógicos, tan gratuitos, como nuestros sueños. A pesar del equilibrio establecido para mantener la homeostasia
Como declaraba Freud en "Construcciones en el análisis" (1937): psíquica, todo el mundo encuentra en su vida cotidiana circunstancias,
" .. . [el trabajo analítico] muestra vastas coincidencias con el ~el ar- incluso simples percepciones capaces de movilizar representaciones
queólogo que exhuma unos hogares o unos monu~entos dest:u~dos Y conflictivas o dolorosas. Éstas tomarán la forma de pensamientos,
sepultados ( ...) sólo que el analista trabaja en mejores condic10nes, fantasías o sensaciones inquietantes, que invaden Ja mente. Basta ver
dispone de más material auxiliar, porque su empeño se dirige a algo un cartel en la calle o un relámpago en el cielo, escuchar el sonido de
todavía vivo, no a un objeto destruido." un trueno, una conversación, a veces una sola palabra insólita, para que
El hecho de que Ja psique funcione, tanto en su dinamismo ~o~o. en vuelvan a la superficie representaciones psíquicas amenazantes, dolo-
su economía, de un modo del que no somos conscientes, no sigmfica rosas o sobreexcitantes. Sin embargo, sabemos que el ser humano
que el material vivo e intacto sea aceptado, o siquiera reco~ocido ~orno reprime de inmediato, regularmente, este tipo de representaciones, sin
posible, por la mayoría de los individuos. Pocos adultos siguen siendo lo cual el equilibrio de la vida psíquica se vería constantemente
conscientes de sus deseos infantiles, porque éstos están impregnados comprometido. Podría por ejemplo ser objeto de vivencias alucinato-
de pregenitalidad y de deseos incestuosos con metas homosexuales Y rias (lo que ocurre cuando se dan brutales descompensaciones psicóti-
heterosexuales; como tampoco son conscientes de su hostilidad, de su cas o cuando un individuo se encuentra bajo la influencia de ciertas
mortificación narcisista megalómana, de las intenciones envidiosas Y drogas). Pero la mayoría de las veces estas experiencias y las fantasías
asesinas que el niño escondido en el adulto ha abrigado, y aún abriga, que engendran, una vez reprimidas, se convierten en el decorado de la
hacia aquéllos que más ha amado. Estas pulsiones primitivas disponen vida onírica o en el ombligo de creaciones artísticas e intelectuales. Sea
en efecto de un poder de investidura bastante amplio. Idealmente, cual fuere su destino, insisto en este punto : existe compensación para
nuestras metas narcisistas, agresivas y libidinales encuentran una con lo que ha sido rechazado del consciente.
expresión adecuada en nuestras relaciones sexuales y amo~o~as, en Sucede, por el contrario, que bajo el impacto del mundo exterior,
nuestra vida social y profesional, así como en nuestras actividades con su desfile de percepciones invasoras, de traumas físicos o psíquicos,
llamadas sublimadas. Y por esQ lo conflictivo, lo prohibido Y lo o bajo el impacto de acontecimientos'que el sujeto vive traumáticamente
imposible permanecen, la mayor parte del tiempo, fuera del cons- (nacimientos, muertes, matrimonios, separaciones, pérdidas narcisis-
ciente, reprimidos. tas) ciertas experiencias psíquicas se excluyan no solamente del cons-
Por el contrario, cuando estos deseos conflictivos no se compensan ciente, sino también de la cadena de representaciones. Un aconte-
parcialmente, o cuando sus vías de investidura se encuentran de pronto cimiento de este tipo puede quedar no .compensado. Los diversos
DELAPRIV ACIÓNPSÍQlnCA DELA PRIVACIÓN PSÍQlnCA 73
72

modos de recuperación, en forma de compensación sintomática o de tratan como cosas; la experiencia psíquica que debieran contener (es
reinvestidura en la vida imaginaria, social o amorosa, no funcionan . En decir, las representaciones de palabra y el afecto que les está ligado) es
otras palabras: bajo la presión del mundo pulsional interno, las frustra- eyectada fuera de la psique, en lugar de ser reprimida para alimentar el
ciones libidinales objetales o narcisistas, o ciertos impulsos primitivos capital psíquico del que se sirve la psique para fabricar síntomas
como la rabia, la envidia destructiva y la agresividad continua, pueden psicológicos; éstos servirán eventualmente para preservar el cuerpo de
no desembocaren una representación mental, lo que al mismo tiempo la explosión somática.
les impide toda salida en forma de producción de síntomas neuróticos Cuando, por el contrario, la psique dispone únicamente de las
o delirantes. palabras escindidas de la representación de cosa para rendir cuenta de
acontecimientos que además han perdido su valencia afectiva,
despojados por tanto, según los términos de Bion ( 1967) de su "índice
LASPALABRASYLASCOSAS de verdad", nos encontramos ante lo que podríamos llamar registros
psíquicos primitivos: no queda más que el registro de la representación
Cuando para una representación rechazada del consciente no existe
de cosa. Su evocación no puede hacerse sin riesgo de descarga
posibilidad de recuperación en forma de síntoma o de sublimación se
corporal.
puede hablar, posiblemente, de privación psíquica. La psique, en este
estado, intentará colmar el vacío así creado. Para lograrlo tendrá que Es entonces cuando la vulnerabilidad psicosomática puede agudi-
limitarse a emplear mensajes primitivos, señales de orden soma- zarse súbitamente. Cuando el soma en disfunción logra expresarse en
topsíquico, como en la primera infancia. El infans no es capaz de el discurso psicoanalítico, ¿cómo debe oírlo el analista?
utilizar el pensamiento verbal y, cuando falta la función materna de
paraexcitación, debe encontrar otro modo de enfrentarse a las tormen-
tas afectivas o a los estados de excitación y de dolor inelaborables. EL SÍNTOMA PSICOSOMÁ TICO
Observamos entonces que de lo que verdaderamente carece la psique ENLAESCENAPSICOANALÍTICA
es de palabras, o más exactamente de lo que Freud llamó la represen-
tación de palabra (1915b). En su lugar, la psique sólo dispone de Hay que considerar en primer lugar lo siguiente: la recuperación de
representación de cosa. De esta última noción Freud observa que un modo de reacción infantil es producto de un cortocircuito en el
"consiste en una catexis, si no de imágenes mnémicas directas de la lenguaje y en los procesos secundarios. Naturalmente, estas vías regre-
cosa, por lo menos de huellas mnémicas más alejadas, derivadas de sivas están al alcance de todos durante toda la vida, pero no pueden
¡ comprenderse como una simple regresión. Otra forma de teorizar este
aquéllas". Laplanche y Pontalis (1967) en su comentario de esta
definición observan que "la representación se distingue aquí clara- l proceso nos la proporciona el concepto bioniano de los "elementos
mente de la huella mnémica: aquélla reinviste, reaviva ésta, que no es
en sí misma más que la inscripción del acontecimiento". Más adelante,
los autores del Diccionario observan que Freud (en "Complemento
l beta". Dichos elementos pueden tener destinos variados, como los
"objetos extraños" descritos por Bion, bajo las condiciones que con-
sidero en este capítulo, que pueden igualmente expresarse mediante
somatizaciones, tomando así una vía regresiva, pero donde faltará la
metapsicológico a la doctrina de los sueños", 1917) mostró que en la
esquizofrenia las representaciones de palabras son tratadas como alucinación. El mensaje primitivo proveniente de la psique repercutirá
representaciones de cosas. en el funcionamiento somático del sujeto, siguiendo las huellas con-
Espero haber podido mostrar, con ayuda del fragmento del análisis tenidas en la memoria de la que está dotado el funcionamiento
de Christophe, que en la regresión psicosomática se produce un automático del cuerpo. Todos somos capaces, en aquellos momentos
fenómeno psíquico similar a lo que sucede en la psicosis. Las palabras, en que fracasan nuestras defensas habituales ante el desamparo psíquico,
vaciadas de su contenido afectivo, pierden su valor simbólico y se de "so matizar" nuestro dolor mental.
DE LA PRIVACIÓN PSÍQUICI\ 75
74 DELA PRIVACIÓN PSÍQlnCA

perturbación que da origen al insomnio infantil que puede poner la vida


¿PUEDE HABLARSE DE UNA HISTERIA "ARCAICA"?
en peligro es una de las manifestaciones clásicas de este tipo de falta en
los primeros meses de vida (corno evidencia el fragmento de análisis de
Los analistas tienen numerosas ocasiones de observar, en el Sophie en el capítulo V).
transcurso de un largo análisis, este tipo de acontecimientos puntuales,
y es pertinente estudiar bajo esta perspectiva las eclosiones somáticas
en aquellos sujetos que no suelen utilizar la somatización como modo EL "LENGUAJE" DEL CUERPO
de defensa predominante. Mi propia experiencia clínica me ha enseñado
que la "desorganización psicosomática" descrita por Pierre Marty La disfunción psicosomática como respuesta a todo tipo de conflic-
(1980) puede producirse también esporádicamente-e incluso constan- tos puede concebirse como un síntoma donde la psique busca (como en
temente- en sujetos que no son ni histéricos clásicos ni "operatorios" la histeria neurótica clásica), con medios primitivos e infraverbales,
desafectivizados. Las fantasías y las emociones primitivas que subtien- enviar mensajes que serán interpretados somáticamente. Así, en esta-
den ciertas eclosiones psicosomáticas justificarían aquí la noción de dos psicosomáticos, un órgano o una función corporal, en modo alguno
histeria arcaica. La histeria clásica, como es sabido, depende sobre perturbados por razones orgánicas, puede actuar como si debiera res-
todo de vínculos verbales, y trata de compensar ciertas angustias ponder psíquicamente a una situación conflictiva que se considera
referentes al derecho del adulto a las gratificaciones sexuales y narci- biológicamente peligrosa. El cuerpo de un individuo puede, por ejem-
sistas. Los síntomas que crea la psique en estas circunstancias están plo, comportarse como si buscara desembarazarse de una sustancia
destinados a reemplazar los deseos libidinales y narcisistas sentidos tóxica sin haber estado expuesto a ningún tipo de veneno (larectocoli-
como prohibidos (o a castigarlos). El nivel de conflicto que intento tis hemorrágica es un buen ejemplo: es el intestino vaciándose sin re-
poner de manifiesto aquí a través del término de histeria arcaica es el tención). En otros casos, lo que se inhibe es la función respiratoria (en
conflicto sobre el derecho a existir, más que el derecho a las satisfac- el asma bronquial, el sujeto es a menudo incapaz de expulsar el aire de
ciones libidinales normales de una vida adulta. Las angustias están los pulmones). ¿Por qué razón sigue vaciándose el intestino en ausen-
entonces ligadas al temor de perder la identidad subjetiva, o incluso la cia de toda patología orgánica? ¿Por qué razón un sujeto retiene el
vida. Los objetivos libidinales del lactante pueden concebirse como un aliento, deja casi de respirar, en ausencia de toda justificación física?
movimiento perpetuo entre el deseo de fusionarse con el cuerpo Este tipo de fenómenos somáticos son mensajes enviados por la
materno y su contrario, el deseo de independencia total (sin dejar de psique cuando ésta se ve en peligro por el resurgimiento de aconte-
formar parte del universo materno). A menos que el consciente materno cimientos dolorosos, culpabilizantes o amenazantes, pero cuya repre-
esté poblado de miedos y de deseos que hagan a la madre incapaz de sentación es inmediatamente expulsada del consciente. Es como si
interpretar los estados afectivos de su bebé y de modificar consecuen- éstos se asimilaran a sustancias tóxicas contra las cuales el cuerpo debe
temente su sufrimiento psíquico y físico, la madre permitirá al lactante, reaccionar. Paradójicamente, aunque tales reacciones puedan poner en
en los momentos de desamparo, mantener la ilusión de formar uno con peligro la vida del individuo, en principio están destinadas a proteger
ella. Cuando el inconsciente materno obstaculiza la escucha de las ne- al sujeto de un daño psíquico. De este modo, en tanto en cuanto forman
cesidades del bebé, el niño pequeño se ve frenado en su intento de parte del cuadro de la histeria arcaica, estos fenómenos, aunque
construir, lentamente, en su interior, la representación de un entorno dotados de un sentido psicológico, pertenecen a un orden presimbólico
maternizante que proteja y que consuele. También se le negará for- y son una respuesta somatopsíquica que da la psique en sus esfuerzos
zosamente la posibilidad de identificarse un día con esta "madre por prevenirse contra angustias que serían quizás psicóticas si alcan-
interna"; esta falta de imagen protectora interior persistirá hasta la edad zaran la consciencia. En los casos que aquí nos ocupan, faltan las com-
r.q adulta y durante toda su vida. Como lo demuestran Fain, Kreisler y pensaciones, tanto neuróticas como psicóticas, a lo que ha sido bru-
1 ,·
Soulé, en su extraordinario trabajo L 'Enfant et son Corps (1974), la talmente expulsado del consciente. Las experiencias ansiógenas,

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DELAPRIVACIÓNPSÍQUICA DELA PRIVACIÓN PSÍQUICá 77
76

movilizadas un instante, no han podido dar origen a una representación madre e hijo (lo que significa en inglés una relación "adecuada sin
mental verbal. Es decir, a una representación del orden de lo pensable. más").

ELPSICOSOMA YLOS SUEÑOS LAFUNCIÓNDELOSSUEÑOSYDELINSOMNIO

Volvamos a la conceptualización de los procesos empleados en las En lo que se refiere al grave insomnio de Christophe, creo que las
dos experiencias de pesadillas de Christophe. Formularé la hipótesis investigaciones de Lewin ( 1946, 1948) sobre la función de los sueños
siguiente: los acontecimientos del día que precedieron a las perturba- pueden semos útiles. Este último pensó en efecto que los sueños eran
semejantes a la proyección de una película sobre "la pantalla del
ciones gástricas masivas, seguidas por una noche de insomnio, movi-
sueño" Yque aquella pantalla era una imagen introyectada del "seno
lizaron fantasías, extremadamente primitivas, de desamparo, de rabia
materno" (yo diría más bien que esta pantalla fundamental es una
y de sadismo oral totalmente ignoradas por Christophe, y que le hun-
representación del entorno matemizante, tranquilizadora imagen de
dieron. Propondría la idea de que su cuerpo reaccionó como si hubiera
fondo, necesaria a todo niño para poderdonnir sin miedo). Apoyándonos
sido envenenado, porque carecía del conocimiento de los terrores sin
en la teoría de Lewin, podemos planteamos la siguiente pregunta: ¿qué
nombre y de las fantasías arcaicas que apenas empezaban a poder puede suceder cuando esta primera representación de la función
verbalizarse. materna, esta "pantalla en blanco'', ha sido vivida como inestable o
Estos temas de horror se asemejan más a las fantasías y a las faltan te? Es probable que el sujeto dude en recurrir a ella sin angustia,
angustias propias de la psicosis que a los temores típicos de la neurosis. creyéndola demasiado frágil, y por tanto incapaz de expresar conflic-
En el caso de Christophe, el repudio de ciertas representaciones impor- tos inconscientes muy cargados de emociones. Así, la descarga normal
tantes, y la asfixia de los afectos que les estaban asociadas, no fueron de los conflictos inconscientes fuertemente investidos no se producirá
ni recuperados por el delirio ni compensados de ninguna otra forma. En a través de los sueños o los ensueños.
su lugar, se produjo una ruptura radical entre soma y psique, de manera . En.cuanto a Christophe, puede creerse que fue por haber podido
i que los mensajes amenazantes (de castración, de pérdida de la propia mvestlr el encuadre analítico por lo que se permitió tener y vivir su
.¡'\ estima y del sentimiento de identidad, frente al material primitivo que pesadilla aterradora. ¡Puede también pensarse que en mi ausencia por
¡!
·! pudiera surgir) no se trasmitieron por los eslabones simbólicos del motivo de las vacaciones, me equiparó a las madres-asesinas de su
pensamiento verbal, por representaciones de palabra. En vez de ello, se mundo interior!
registraron únicamente representaciones inconscientes de cosa que, Sobre este particular, puedo añadir que he observado en otros
una vez solicitadas, proporcionaban respuestas somáticas directas, pacientes insomnes una representación semejante de la madre interna
como sucede con todo niño pequeño, para quien el propio cuerpo y sus ausente, abandonadora, imprevisible. Esta imagen se transfiere inde-
mensajes se representan como una "cosa" perteneciente al mundo fectiblemente sobre el analista, de tal forma que cada cambio en el
exterior. La persistencia en la edad adulta de este modo de funciona- ent~rno del analista puede hacer resurgir síntomas de este tipo. He

miento se ve favorecida, en mi opinión, por el tipo de relación madre- P?d1do observar notables regresiones en estos analizados frágiles, por
bebé que he intentado describir. Los problemas inconscientes de la ejemplo con motivo de una mudanza.
madre de Christophe parecen haberla obstaculizado en su función de Estos pacientes adquirieron a menudo una autonomía precoz que
les hace parecerse a los "bebés sabios" descritos por Ferenczi . Al no
mantener para su lactante un espacio protegido en cuyo interior éste
poder confiar en nadie, se plantean como una obligación el ocuparse de
pudiera desarrollar un modo de organización psíquica más evolu-
su propia seguridad física y psíquica, como si nadie más pudiera ser
cionado que le permitiera hacer frente a los estados de desamparo y a
realmente fiable. Dicho de otro modo, comprendieron demasiado
las crisis emocionales de la primera infancia, como a los de la edad
pronto en la vida que deberían ser sus propios padres. Los insomnes
adulta. Dicho de otro modo, no se dio una relación good enough entre
78 DE LA PRIY ACIÓN PSÍQUICA DE LA PRIY ACIÓN PSÍQUIC~
79
deben velar constantemente sobre su ser-lactante, para asegurarse que neurosis de angustia, la neurastenia y Ja hipocondría (estas últimas,
están fuera de peligro. Es su modo de mitigar una angustia de separa- como puede observarse, se describen casi por completo en términos de
ción que les podría asaltar súbitamente. desequilibrio somático y pueden por tanto constituir el eslabón faltan te
Volviendo a Christophe, su constante angustia sobre la separación entre l~s estados histéricos y los estados psicosomáticos, tal y como
y la pérdida, asociada a los trastornos del sueño, permite pensar que su plante~ ~n Teatros ~e la mente (1982, capítulo V: "Estados psi-
madre no pudo asegurar la función materna fundamental, que consiste cosomat1cos, neurosis de angustia e histeria").
en mantener en toda circunstancia una pantalla protectora contra los ~lo~ tre.s destinos del afecto descritos por Freud, me pareció que se
estímulos desbordantes que asaltan al niño tanto desde dentro como podia anadir un cuarto, cuyo mecanismo él concibió de hecho en el
desde fuera. Los somníferos, de los que abusaba, debían desempeñar caso Schreber. Se trata del repudio, que consiste en el rechazo, no
el papel de un objeto transicional, porque le faltaba este objeto interno solam_en.te de la represe~tación'. sino también del afecto intolerable que
que le hubiera asegurado el sueño. Como observó Winnicott ( 1961 ), la le esta vmculado. El SUJeto qmere hacer como si esta representación
repetición de experiencias de fallos en el mantenimiento de la función n~nca hubiera tenido acceso a sí mismo. En su intento de regresar, ésta
"paraexcitación" de la madre contribuye ampliamente a la creación de solo alcanza a encontrar una salida en la realidad externa, en el delirio
un "falso self". En Christophe, esto tomó la forma no de una autonomía psicótico, o por intermediario del otro, que se convierte en portador de
exacerbada sino de su contrario, a saber, de una falsa "debilidad lo que el sujeto rehúsa reconocer en sí mismo. Pienso aquí en el
mental" que cedió en la adolescencia. Más adelante, creó defensas mecanismo de identificación proyectiva descrito por Melanie Klein.
caracteriales que le daban igualmente el aspecto de un niño en peligro Por mi parte, me gustaría proponer otro desenlace a este cuarto
e incapaz de protegerse en Ja vida. Estas defensas servían sin duda para destino que he mencionado más arriba. Tiene una relación más directa
prevenir la aparición de angustias arcaicas, con su quantum de afecto con el afecto que se descubre "sofocado" al no haber podido expresarse
depresivo y de rabia infantil impregnada de sadismo oral, así como mediante síntomas neuróticos, P.Sicóticos o caracteriales. El afecto se
para mantener en el inconsciente una imagen persecutoria de su madre. presenta como congelado en su capacidad para ser representado. El
En un libro anterior (Teatros de la mente, 1982, capítulo VII: peligro reside en que se realice entonces una ruptura entre psique y
"Reflexiones sobre el afecto") insistí sobre la idea de que los afectos
soma, que iría acompañada de otra ruptura, esta vez entre los procesos
son los vínculos más privilegiados entre la psique y el soma. El afecto,
primarios y los procesos secundarios. Estas rupturas de vínculos se
al ser un concepto límite (como el de la pulsión) se encuentra a medio
camino entre lo somático y lo psíquico. Ya conocemos las dudas de descubren del mismo modo entre el consciente y el inconsciente, como
Freud en cuanto al concepto del afecto, que trató en un primer momento si el preconsciente se viera obstaculizado en su funcionamiento.
distinguiendo entre representante-representativo (de palabra o de cosa), Solamente el análisis permitirá a ciertos analizados descubrir-tal fue
y lo que pudo llamar la "representación-afecto". Es probable que este el caso de Christophe- que no estaba prohibido ni era peligroso
"representativo" se integrara, más adelante, al concepto de "represen- fun cionarpsíquicamente, y que era posible enfrentarse a situaciones
tante psíquico" (Laplanche y Pontalis, 1967). cargadas de afecto.
Este "representante-afecto" también es susceptible de mantenerse La pérdida de la función onírica, por no hablar de otras, impide
fuera de la consciencia. Me planteé entonces la siguiente pregunta: descargar la tensión por la satisfacción alucinatoria. La psique se ve
¿por dónde pasa el afecto que es rechazado (con la representación entonces forzada a emitir, regresi vamente, señales somatopsíquicas,
asociada) del consciente? Freud aporta una respuesta parcial a esta infraverbales y arcaicas, para salvar al Yo de una muerte psíquica. De
pregunta de los destinos del afecto inaccesible. Descubre tres: su esta forma se corre el riesgo de que las descargas tomen el camino más
conversión en síntomas histéricos; su desplazamiento sobre represen- corto, el más cercano a lo fisiológico. ¡La psique evacua sus tensiones
taciones de calidad diferente (como sucede en la neurosis obsesiva); y, sin palabras!
finalmente, su transformación directa en angustia, asimilándose este Los sueños permiten al sujeto delirar y alucinar saludablemente. El
último destino al concepto freudiano de neurosis actual, que incluía la ensueño también. Es una libertad que, una vez adquirida, contribuye
80 DELA PRIVACIÓN PSÍQUICA

sin duda a impedir que el psicosoma reaccione con respuestas "deliran-


IV
tes" que no obedecen a ninguna necesidad fisiológica.
En cuanto a Christophe, fueran o no acertadas mis interpretaciones
(quizás otras interpretaciones hubieran tenido el mismo efecto), se
confirmen o se invaliden con el tiempo mis hipótesis teóricas, una cosa
sí fue patente: sus colitis cesaron. A medida que se fue volviendo más
tolerante frente asu sí mismo-niño salvaje, se comportó como un padre
mejor con aquel niño primitivo que hasta el momento había tomado LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS
siempre la delantera en la escena de su vida psíquica. Paralelamente
dejó de identificarse con una madre rechazante y mortífera y se
autorizó a tener sueños que cumplían mejor su función. Al mismo
tiempo, su insomnio disminuyó. Poco a poco se curó de ser un "bebé
quemado", se sintió menos perdido en la vida y comenzó a esperar con
agrado aquel tercer hijo que quería su mujer, sin temer perder su sitio.

¿UNA VIDA PARA DOS?

Este capítulo no pretende ser más que un esbozo de cierto tipo


de relación madre-hijo que parece íntimamente ligada a una grave
somatización. Mi encuentro con las dos pacientes que evocaré a
continuación tuvo lugar durante un período relativamente breve.
Ambas estaban aquejadas de la misma grave enfermedad y, en
ambos casos, el recrudecimiento de la enfermedad parecía ligado
a la relación que cada una de ellas mantenía con su único hijo.
Veremos que las fichas clínicas mostraban en aquellas madres
desamparadas el mismo rechazo inicial a considerar que una dimensión
psicológica pudiera ser la base de su enfermedad. Las entrevistas
permiten entrever la dificultad (y quizás el error) que entraña el
hecho de encaminar a estos pacientes hacia la psicoterapia. Aquellos
dos encuentros me produjeron una impresión duradera, y suscitaron
en mi mente un cierto número de hipótesis de trabajo que tuvieron
que esperar a una experiencia clínica más avanzada para obtener
cierto grado de confirmación.
La señora A. vino a verme bajo los insistentes consejos de un
!~ gastroenterólogo. El médico, que yo no conocía, había leído algunos
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LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS 83
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analítica. En la carta que me remitió me informaba de que, durante ganas de impedírselo?"), intenté crear una atmósfera reconfortante
los tres años precedentes, la señora A. había sido víctima de dos donde pudiera sentirse segura para explorar sus sentimientos frente
graves crisis de rectocolitis hemorrágica, de las cuales la segi:_nda a la idea de perder "el centro de su vida"; ¡quizás después de todo
requirió una intervención quirúrgica. Delgada y elegante, la senora había sentido que se le arrebataba la vida misma!
A. se sentó formalmente con las piernas cruzadas, y el rostro J.M.: "Es totalmente comprensible que deseara usted que su hija
impregnado de gran dignidad y serenidad. Nuestro diálogo se prosiguiera sus estudios, pero ¿a pesar de todo debió sentirse algo
desarrolló más o menos como sigue: triste después de su marcha?"
Señora A.: "Mi médico me ha dicho que era conveniente venir Sra . A.: "Es normal que los niños prosigan sus estudios."
a verla, ya que es usted psicoanalista." No queriendo inmiscuirme en lo que tenía tintes de ser un dolor
J.M. : "¿Habría usted acudido a un psicoanalista si su médico inexpresable, pedí entonces a la señora A. que me hablara de la
no hubiera insistido?" segunda crisis de rectocolitis durante la cual "estuvo a punto de
Sra. A.: "Pues .. . ¡no! Tengo la mente más sana que la mayoría perder la vida" (la pregunta que me planteaba era: "Había tenido
de la gente que conozco. Pero mi médico me ha dicho que la la impresión de perder más aún a su hija?").
rectocolitis hemorrágica tiene un origen psicológico." Sra. A. : "¿La segunda crisis? Veamos .. . ¡Ah, sí! Mi empresa
J.M.: "¿Y qué opina usted? ¿Cree usted tener problemas psicoló- evolucionaba rápidamente, volviéndose cada vez más compleja, y
gicos?" . . . comprendí que necesitaba ayuda. No podía arreglármelas sola."
Sra. A.: "Lo cierto es que tengo gran confianza en m1 cirujano. J.M.: "¿Sucedió alguna otra cosa importante durante aquella
Pero, tal como me ha explicado, la segunda crisis hubiera podido época?"
costarme la vida. Y sin embargo no llego a comprender cuáles son Sra. A.: "Veamos ... Sí, fue justo después de la boda de m1
exactamente mis problemas." hija ."
Renunciando a mi enfoque inicial, la invité a hablarme de sus J.M.: "¿Cómo sintió usted aquello?"
crisis y de las circunstancias de su aparición. Sra. A.: "Naturalmente me gustó. Después de todo, los hijos
Sra. A.: "La primera fue hace tres años. Me encontraba agotada deben crecer y casarse. Cuando se casaron, ella sólo conocía a su
por el excesivo trabajo que requería poner en marcha mi nueva futuro marido desde hacía unas semanas, pero aparentemente había
empresa. No tenía ni un minuto para mí misma. Pero me gusta encontrado al hombre que necesitaba."
mi trabajo. Para mí no es una fuente de problemas." J.M. : "¿Le gusta a usted su marido?"
Silencio. Sra. A.: "Bueno, apenas le conozco. Es yugoslavo. Viven en
J.M.: "¿Hubo entonces otros acontecimientos importantes aparte Belgrado . Así que ya no la veo."
de su nueva empresa?" Me dije a mí misma que la hija de la señora A. había sabido
Sra. A.: "Pues .. . fue justo después de que mi hija se fuera de
poner una considerable distancia entre su madre y ella, y me
casa para proseguir sus estudios en París." pregunté si aquella exigencia inconsciente que su madre le imponía
J.M.: "¿Cómo le afectó a usted su marcha?"
al decir que ella era "su vida" le había resultado difícil de soportar.
Sra. A.: "¡Estaba tan entusiasmada por continuar sus estudios
Indiqué solamente que su hija era a pesar de todo" un personaje
después del doctorado! Mi hija es el centro mismo de mi vida.
muy importante en su vida. Ella proclamó que lo consideraba
Hasta que se fue de casa, ella era mi vida."
normal, en la medida en que las madres están siempre muy unidas
J.M.: "¿Debió usted sentir mucho su partida?"
Sra. A.: "¡Oh, no! ¡Nunca la hubiera impedido marcharse!"
a sus hijos; prosiguió diciendo que ella había soportado durante
Sintiendo la reticencia de la señora A. a seguir por este camino, veinticinco años un matrimonio desgraciado por la única razón de
a causa del ligero error de comprensión de mi pregunta (ya que que no quería apenar a su hija. Nunca había amado verdaderamente
había respondido como si la hubiera preguntado : "¿No tuvo usted a su marido, pero su familia jamás hubiera admitido que se divorciara.
LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS
84 LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS 85

Aunque era un gran trabajador, su marido ganaba menos dinero aquello, Y le pregunté por qué sentía tal necesidad de la aprobación
que ella. Además bebía mucho y había mostrado siempre más interés de los demás.
por sus amigos varones que por su vida en familia. Sra. A.: "Me gustaría marcharme. Sé que a mi marido no le
La señora A. describió sin dudarlo los aspectos irritantes de su importa.ría. Pero esta decisión está absolutamente descartada. No
vida conyugal; en cambio parecía totalmente incapaz de elaborar puedo irme".
sus emociones sobre la relación con su hija, sobre la decisión de J.M.: "¿Puede usted decirme algo más?"
proseguir sus estudios en París o su repentino matrimonio dos años Sra. A.: "¡Me da tanto miedo lo que pueda pensar mi hija!"
más tarde. Apartó toda referencia a sentimientos personales refe- J.M.: "¿En qué atañe esta decisión a su hija?"
rentes a aquellas dos marchas sucesivas, seguida cada una de una Sra. A.: "A ninguna hija le gusta que su madre se divorcie
grave crisis de rectocolitis hemorrágica que estuvieron a punto de ¿no es así?" '
costarle la vida. Me pareció que no hacía ninguna relación entre J.M.: "Quizás no sea esa la cuestión. Su hija es adulta. ·Cree
su enfermedad y la separación de su hija y, en aquel contexto, se usted que las decisiones que conciernen a su vida personal ~eben
refería únicamente a su trabajo, que devoraba todo su tiempo. Podía ponerse en manos de su hija?"
deducirse entonces que no disponía de tiempo para preocuparse de
S~a. A.: "Pues ... nunca había visto la cuestión bajo ese punto
ninguna otra cosa, como si no reservara espacio para posibles
sentimientos de tristeza o de ira hacia aquella hija por quien, a de vista. ¿Qué sentirían la mayoría de las madres?"
pesar de todo, era consciente de haber sacrificado veinticinco años J.M.: "¿Quizás tengamos que hacer una distinción entre usted
de su vida de mujer. como mujer y usted como madre?"
Le dije -como ya me había dicho ella- que, aunque empleara ~ra. A. (en un to_ no de asombro): "Sí, ya veo lo que quiere
sus días en trabajar duramente, el matrimonio de su hija y su traslado decir. .. Esto no tiene absolutamente nada que ver con mi hija ·no
a un país lejano le habían enfrentado a la pérdida de alguien que es así?" '"
le era muy querido, tanto más cuanto que se sentía privada de una Silencio.
relación amorosa con su marido. Añadí que esto podía constituir Sra. A.: "Aún hay otra cosa ... Ahora pienso que es una idea
una situación dolorosa en el plano emocional. Me miró con fijeza estúpida, pero tengo que decírsela. El médico me ha informado,
como intentando comprender el significado de lo que le estaba en efecto, de que la rectocolitis es una enfermedad psicosomática.
diciendo y luego añadió, como si se tratara de una vergonzosa Y temo que mi relación con este hombre pueda provocar una nueva
confesión, que sentía la necesidad de ser amada y deseada. crisis."
Aquella declaración fue seguida por un largo silencio. J.M.: "¿Como si se tratara de un castigo?"
Sra. A.: "¿Me permite comentarle un asunto personal muy im-
Sra: A.: "¡Precisamente! Y es la principal razón por la que
portante?" he vemdo a verla. Pero empiezo a ver las cosas de forma diferente.
J.M.: "¡Naturalmente!"
¡Pensaba que estaba siendo desleal con mi hija, que la estaba
Sra. A.: "Pues bien, necesito ayuda en mi trabajo. He abierto
ya dos sucursales, y he aquí que aparece un hombre que solicita robando algo!"
ser mi asistente. Es muy joven, pero sumamente entusiasta e l.J:l,.: "¿Com_~ si no ?udiera usted amar a ese hombre y amar
inteligente. Estoy empezando a considerar el tomarle como socio." tambien a su hija al mismo tiempo?"
Con mucha dificultad me dijo entonces que se había enamorado Sra. A .: "Sí, eso es. Una idea totalmente ridícula, ¿no cree?"
locamente de ella. Y ella de él. Por primera vez en su vida vivía J.M.: "Las ideas que sentimos fuertemente no son nunca 'to-
una relación pasional con un hombre. Estuvo tentada de dejar a talmente ridículas'. Aunque sean erróneas, tienen a pesar de todo
su marido, con quien no había tenido más que sinsabores, para ir un sentido más profundo."
a vivir con su joven amante. ¿Estaba mal por su parte tener tales Ahora ~u.e había podido verbalizar su fantasía de querer que
pensamientos? Le dije que yo no era quien para pronunciarme sobre su rectocohtis fuera una forma de castigo a sus deseos sexuales,
86 LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS LAS PAREJAS PSICOSOMÁ TICAS 87
fui capaz de mostrarle que ella creía, en algún lugar dentro de sí que se perfilaban tras su enfermedad psicosomática; y que eran
misma, que no tenía derecho al placer en sus relaciones amorosas. precisamente las que no quería seguir explorando más a fondo.
Lo admitió y declaró que esta nueva relación era uno de los mayores Aquellos problemas se apoyaban casi con certeza en numerosos
descubrimientos de su vida. Durante su infancia y su adolescencia, terrores primitivos, ligados a emociones causadas por la rabia y
nunc~ había comprendido que aquello era algo que había que confiar el miedo a ser abandonada, de las que no era consciente. Además,
ardientemente en alcanzar o bien creía que, si el amor y el placer en cierto modo, aquéllas eran las razones por las que su cirujano
sexual existían, no eran para ella. quiso que consultase a un psicoanalista. Él no estaba al corriente
La señora A. estuvo entonces en condiciones de hablarme poco de sus problemas neuróticos sobre el derecho a tomar por sí misma
a poco de un vínculo muy fuerte que la unía a su propia madre. las decisiones relativas a su vida amorosa, y que para ella eran
Hizo de ella un retrato muy idealizado en el cual ciertos elementos la única razón, como acababa de admitir, por la que aceptó venir
a verme.
que subra-yaban sentimientos extremadamente negativos parecían
Como la señora A. parecía firmemente convencida de no necesitar
escapar totalmente a su consciencia. Me pareció evidente que había
psicoterapia, y no veía interés en una segunda entrevista, pensé que
investido a su hija de numerosos rasgos de carácter que de hecho
debía respetar su decisión. Después de todo, quizás fuera ella la
pertenecían a su madre, y que le atribuía igualmente ~n papel
más indicada para saberlo. Supuse que había construido sólidas
materno. El hecho de que su hija hubiera sido concebida poco
defensas contra fantasías de fragmentación corporal y mental, y que
después de que ella abandonara la casa paterna sirvió quizás para
se impedía a sí misma tomar consciencia de otros estados emocio-
enmascarar lo que a mí se me antojó una incapacidad muy acusada nales primitivos. Me pareció pues que podía ser peligroso alterar
para separarse de su madre, quizás incluso para reconocer que ella sus estructuras sin su consentimiento explícito. Temí por otra parte
y su madre no eran más que una sola persona fusionada. Cuando que en caso de ruptura con su amante hubiese un peligro: el de
se rompió bruscamente la imagen mental que ella alimentaba de hacer resurgir inconscientemente las angustias primitivas origi-
la pareja que constituía con su hija, fue como si la imagen inco~sciente nalmente ligadas a la separación de su madre, de igual modo que
de sí misma sufriera un desgarro. Incapaz de soportar o mcluso se reactivaron estas angustias en el momento de la separación de
de permitirse reconocer los sentimientos así suscitados, se lanzó su hija.
desesperadamente a una actividad incesante, desencadenando al Le pedí únicamente que recordara que algunas relaciones im-
mismo tiempo la terrible hemorragia que casi le costó la vida. Pero portantes despertaban seguramente en ella sentimientos mucho más
su mente no sabía nada de todo esto. Sólo su cuerpo gritó su de- intensos y mucho más violentos de lo que creía. Le aconsejé, en
sesperación. el caso en que surgieran tensiones o dificultades entre ella y su
Hablamos un poco más de lo que me había contado sobre la amante, que intentara reflexionar sobre lo que sentía en lugar de
relación con su madre y con su hija como substituto materno, y simplemente precipitarse a una actividad incesante para encontrar
de su tendencia hasta entonces inconsciente a considerarlas respon- remedio a un dolor mental. No debía dejar a su cuerpo "todo el
sables de su vida de adulta y de su bienestar, como si aún fuera trabajo de sentir y de pensar". "Si esto se produjera, dijo, y después
una niña pequeña. de todo sucede a veces que las parejas rompan, me pondré en
Sra. A.: "Me ha ayudado usted a ver las cosas con claridad contacto con usted." Un año después me escribió para decirme que
P primera vez. Creo poder asumir mis propias elecciones
or
·-,,, en mi se encontraba en excelente salud y que sus asuntos personales y
vida de mujer. ¡Después de todo ya no soy u_na nma. . profesionales progresaban satisfactoriamente.
Prosiguió diciendo que ahora estaba convencida de no necesit~r Durante casi veinte años, la señora A. había conseguido per-
una psicoterapia. Pensé que efectivamente sería capaz de prosegmr manecer totalmente inconsciente de las excesivas demandas que
por sí sola una reflexión sobre los aspectos neuróticos de sus re- exigía de su hija para completar su propio sentimiento de ser, para
laciones. Subsistían sin embargo ciertas angustias mucho más graves ayudarse a sentirse en el mundo y para sentir que su vida valía
88 LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS LAS PAREJAS PSICOSOMÁ TJCAS 89

la pena ser vivida. Seguía siendo inconsciente de su rabia y de Le pregunté a la señora B. por qué era ella, y no Bobby, quien
su desesperación cuando su hija adulta, prosiguiendo su vida de había venido a verme. Respondió a mi pregunta enlazando inme-
adulta, -estudios superiores y matrimonio- abandonó a su madre diatamente con algo que le concernía a ella.
y a su propio desgraciado matrimonio. Podría decirse que la señora Sra. B.: "No di sfruto de buena salud, y he de tener cuidado.
A. había hecho un trabajo de duelo "psicosomático", como con- He padecido durante casi toda mi vida una rectocolitis hemorrágica
secuencia de la inmensa pérdida que había padecido. Sangrando crónica. Y agravada por las preocupaciones . Viene y se va, pero
mentalmente, había encontrado sin .embargo otro ser capaz de curar en general puedo controlar la enfermedad con medicamentos. A
sus heridas, pero había tenido que ver la muerte muy de cerca antes los veintiún años, Bobby encontró un empleo muy interesante en
de hallar aquella solución. El hecho de que fuera capaz de descubrir los Estados Unidos. Poco después de que se fuera tuve la crisis
su "necesidad de amor" y también de cuestionar la frustrante de rectocoliti s más terrible que he tenido nunca. Los médicos
relación conyugal que había tenido, proporcionaba alentadores creyeron que me moría, y se pusieron en contacto con mi hijo.
indicios en cuanto al mantenimiento del contacto con su realidad Regresó inmediatamente y, ¡como por milagro!, la hemorragia se
psíquica. Pero mostraba muy poca curiosidad para ir más allá en detuvo dos días después." Tras una breve pausa sonrió y añadió:
el conocimiento de su Yo interno, resistiéndose sin duda de este "No volvió a marcharse nunca más."
modo a lo que temía descubrir. La señora B. me desveló finalmente la razón de su visita. Se
Veamos ahora la historia de una segunda "pareja psicosomática" había enterado recientemente por un amigo de que su hijo se drogaba
que pondrá de manifiesto otros aspectos de dependencia madre- con heroína. Su trabajo en un medio artístico "le dejaba demasiada
hijo ligados a fenómenos psicosomáticos . En el siguiente caso, en- libertad", en opinión de su madre. Se ponía furioso cuando ella
contraremos trágicamente ilustrado el profundo impacto que la intentaba saber cómo le iba, y recientemente había tenido "una crisis
fantasía de identidad fusiona! puede tener sobre cada uno de los de rabia sin razón alguna", porque ella le había pedido noticias
miembros de la pareja. suyas a la mu-chacha que vivía con él. Añadió, como si se tratara
Por consejo de un colega, la señora B. me telefoneó para decirme de otro síntoma, que la joven pareja tenía un hijo de un año. Cuando
que necesitaba urgentemente entrevistarse con alguien para hablar le dije a la señora B. que no se podía hacer nada por su hijo si
de su hijo. Insistió afirmando que el problema era tan sumamente él mismo no veía ninguna razón para venir a consultarme, pareció
complicado que no podía decirme nada más por teléfono. terriblemente alterada. Aquello me hizo preguntarle si quería hablar
Señora B.: "Toda mi vida he estado preocupada por Bobby . Era de su p:opia angustia, y del sentí-miento de que no podía ejercer
muy inteligente, pero demasiado nervioso. No me hacía a la idea ningún control sobre él y sobre lo que hacía. No pareció dispuesta
de enviarle a un campamento de vacaciones, como a los otros niños. a explorar esta cuestión. Con la impresión de que la señora B. había
Ahora, naturalmente, hace lo que le da la gana." dicho todo lo que quería decirme, continué explicándole que nuestras
¡Para mi sorpresa, me enteré de que Bobby tenía veintiocho años! relaciones con los hijos tienen rasgos de similitud con nuestras
Cuando la señora B. abandonó los Estados Unidos para seguir a relaciones con los padres, con la esperanza de que me dijera algo
su marido que había obtenido un puesto en París, Bobby ya tenía de su propia problemática. Me contó entonces que su madre había
diez años. Nunca fue feliz en Francia, y hablaba constantemente fallecido poco tiempo antes de su propio matrimonio, y añadió que
de su voluntad de regresar a su país natal cuando fuera mayor. era una mujer maravillosa que siempre encontraba la solución a
Sra. B.: "Siempre le ayudé en su trabajo escolar y 'obtuvimos' cualquier problema que pudiera presentarse (me pregunté si había
excelentes resultados. Pero tenía trastornos de sueño y no le gustaba venido a verme con la esperanza de que yo fuera como su madre
estar con otros niños. Engordó mucho. Sus amigos se burlaban de a ese respecto). Le proporcioné la dirección de un centro de atención
él y le llamaban 'Fatty' ." a heroinómanos, y los nom~res de varios espacialistas, para el ca-
LAS PAREJAS PSICOSOMÁTÍCAS 91
90 LAS PAREJAS PSICOSOMÁTICAS

A. a refugiarse en el matrimonio y a vivir lejos de su familia, y


so en que consiguiera convencer a su hijo de que pidiera ayuda, en qué medida también este vínculo había contribuido a empujar
así como una dirección donde podría conocer a otras madres con al hijo de la señora B. a la muerte . Sin embargo, en el próximo
problemas similares. _ capítulo tendremos ocasión de seguir el periplo analítico, también
Mi colega me informó más adelante de que la senora ~: no mortífero, de una paciente adulta cuya madre (vista a través de
había seguido las indicaciones que le di para ayudar a su h1JO, y los ojos de su hija) evidenciaba de diversas formas la misma
que tampoco había hecho nada para recibir ayuda e~~a misma. investidura materna que la descrita por la señora A. y por la señora
Aunque la señora B. se preocupara mucho por su h1JO,. no me B. respecto a sus hijos.
extrañó. Bobby, en cierta forma, era su "síntoma", pero era mcapaz Quizás sea un factor importante el hecho de que, en estos tres
de ver la relación con su hijo bajo aquella luz, y de tomar las casos, cada una de las madres afirmara que nunca había querido
medidas pertinentes para que Bobby pudiera curarse. Por el contrario, tener más de un hijo, como si este hijo estuviera destinado a cumplir
ejerció todo tipo de presiones para que Bobby volviera a vivir con una función única para ella: la de colmar una profunda laguna
ella. Dos años más tarde supe con tristeza que Bobby se había en el sentimiento de identidad subjetiva de la madre. Este problema
suicidado, pero que la señora B. estaba bien. La compañera de implica factores conexos que afectan a tres generaciones.
Bobby había acudido a ella para obtener ayuda financiera \~ue en
su situación podía proporcionarle), pero la señora B. le d1JO que
se buscara un trabajo, y tomó totalmente a su cargo al hijo de Bobby.
A pesar de no haber conocido a Bob_by, y de hab~r ~~nocido sól~
muy brevemente a su madre, la noticia de aquel su1c~d10 m~ a~e~t?
profundamente, y me hizo recordar con extrema claridad ~1 ?1f1cil
entrevista con la señora B. La secuencia de Jos acontec1m1entos
ofrecía Ja imagen de un destino ineludible, como si entre Bobby
y su madre no pudiera haber más que una vida para dos.
La señora B. y Ja señora A. se sintieron "desgarradas" cuando
su único hijo se convirtió en adulto, y en ambos casos dejó la familia
para irse a vivir a un país lejano. El tipo de relación que mantenían
con sus hijos me era familiar, a causa de mi trabajo con pacientes
gravemente afectados psicosomáticamente. En un texto anterior ~ice
referencia a este tipo de vínculos, como el "de la madre abisal
y del hijo-tapón" (McDougall, 1982a, capítulo IV). Aquel estudio
de un caso clínico seguía la aventura psicoanalítica del "hijo-tapón"
puesto que era él, y no la madre, quien sufría enfermedade~
psicosomáticas. En tales relaciones fusionales es probable que m
la madre ni el hijo hayan podido apropiarse totalmente de su cuerpo
en el plano psíquico, no más que en el de su Yo individual, Y
consecuentemente ambos se ven potencialmente amenazados por
trastornos psicológicos o psicosomáticos.
Puesto que no tuve ocasión de conocer a los hijos adultos de
la señora A. y de la señora B., no puedo saber cuáles eran sus
sentimientos hacia este vínculo materno tan sumamente estrecho,
ni en qué medida aquello había podido llevar a la hija de la señora
V

DEL SUEÑO Y DE LA MUERTE

.J
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Es natural que una madre considere a su hijo recién nacido como


una prolongación narcisista de sí misma, y que mantenga con él una
relación fusiona!. Esto le permite interpretar a su manera los estados de
desamparo de su hijo y decidir por lo tanto lo que éste siente o necesita.
Del mismo modo , las madres intentan intuitivamente proteger a sus
bebés del impacto de factores de entorno demasiado dolorosos. Pero
hay madres (como la señora A. y la señora B., que acabo de mencionar)
que, por razones inconscientes, continúan viviendo a sus hijos, mucho
más allá de la infancia, como una parte de sí mismas . Si hay poco
"espacio" psíquico potencial entre madre e hijo (como puede ser el
caso cuando la madre siente la necesidad angustiosa de controlar los
pensamientos, las emociones y las fantasías de su progenie) entonces
el niño, que ha estado falto de espacio vital durante toda la infancia,
puede tener alguna dificultad para organizar su propia realidad psíquica,
para protegerse de las situaciones que le amenazan, para consolarse en
momentos de dolor psíquico, es decir, para desempeñar por sí mismo
las funciones maternizantes.
Estas deficiencias en la comunicación entre bebé y madre se mani-
fiestan a menudo desde los primeros meses de vida. Invariablemente,
el lactante expresa los conflictos psíquicos de un modo psicosomático,
cuyo signo más precoz es la alteración de una de las funciones fi-

93
94 DEL SUEÑO Y DE LA MUERTE DELSUEÑOYDELAMUER'J;p
95

siológicas fundamentales, como la respiración, la digestión, la evacua- La~ investigaciones de Freud sobre la psicología de los sueños le
ción o el sueño. Los trastornos psicosomáticos del bebé pueden afectar con?UJeron a postular que, cuando nos dormimos, una parte de la libido
a una u otra de estas funciones vitales. pero aquí me limitaré a re~usa_regresar a aquel estado desprovisto de sueños del narcisismo
considerar los trastornos del sueño en el niño pequeño. En esta pnman~ . Es~a parte pone en movimiento el proceso alucinatorio que es
elección han influido varios factores: el insomnio infantil es un fenómeno la esencia mISma del soñar. Su función, según la teoría freudiana es
común, el ciclo sueño-estado de vigilia es un indicador sutil de las ocuparse de las necesidades fru stradas y de los deseos excitant~s 0
primeras fase s del desarrollo del Yo. En la capacidad del niño para aterr_adore~ que, de otra forma, perturbarían al durmiente. A causa de
dormirse y mantenerse dormido, podemos localizar el prototipo más I~ ex1stenc1_a, _desde el nacimiento, de condiciones neurobiológicas que
antiguo de actividad psíquica. Y finalmente, esta capacidad propor- n gen la ac_t1v1dad a~ucinatoria (e incluso antes del nacimiento, puesto
ciona una ilustración esclarecedora del funcionamiento psíquico del qu~ es pos~bl~ local_1zar los ciclos REM en el feto) puede suponerse que
niño pequeño, y los estudiosos del tema la consideran el modelo de toda el msommo 1~fantil grave es el signo de que el bebé no es capaz de
la patología psicosomática precoz (Fain, Kreisler, Soulé, 1974). efe~tu_ar ~a :et1rada del mundo libidinal y narcisista, acto para el cual
El insomnio infantil, cuando es lo bastante grave como para com- esta b~olog1camente programado. Si el pediatra descarta problemas
prometer el pronóstico vital, se manifiesta generalmente durante las orgánicos y condiciones de entorno perturbadoras, es muy probable
primeras semanas de vida; los bebés en cuestión sólo duermen entre que se trate de un caso patológico de relación padres-hijo.
tres y cuatro horas, en un ciclo de veinticuatro. Muchos de estos niños En este contexto podemos preguntarnos por qué ciertos niños
pequeños presentan también descargas motrices de tipo autodestructivo, peque_ños parecen incapaces de internalizar el papel de la madre como
durante las cuales se hieren físicamente. La capacidad de dormir, guardiana del sueño. Al contrario, estos bebés inquietos buscan sin
incluso la de soñar, no pueden reducirse a un ni ve! de funcionamiento desc~~so en el mundo exterior la fuente de satisfacción libidinal y
puramente neurobiológico. Aun cuando, durante las primeras semanas narc1s,1sta _qu~ debiera prevalecer en su mundo psíquico interno . La
de vida, el sueño y el despertar están íntimamente iigados a ciertas energ1a ps1qu1caexpresadaen la actividad ,1;h1rt1 .... -::.1"a.n1
J ........ "" .. ~ ... ;r1 .... ..-1 r1 ......
... ..., ... ~J. .1.1.u..1.
U.\,;l.1 V J.Uü.U UV \,,;J..I. .tu.

necesidades biológicas (a saber, que el hambre despierta al bebé y que bú_squ:d~ de objeto tiene un efecto desorganizador, tanto en el nivel
la satisfacción de esta necesidad provoca el sueño), el acto de dormirse p~1colog1co como somá_tico del desarrollo, con consecuencias poten-
-y en especial el de mantenerse dormido-, debe sin embargo investirse cialmente mortales. El ciclo del lloriqueo incesante, de Ja inquietud, de
libidinalmente, para que el bebé pueda alcanzar en un futuro no los cabezazos, sólo se rompe cuando la madre vuelve a coger al bebé
solamente la salud física, sino también la salud mental. El adorme- en brazos para acunarlo. Las investigaciones de Fain, Kreisler y Soulé
cimiento y el sueño mismo deben vivirse como actividades que aportan demuestran que estas madres manifiestan dos modos distintos de
al bebé un sentimiento interno de bienestar. Si, por el contrario, el bebé :elaci~n con su bebé: por una parte, tenemos las madres que parecen
vi ve el hecho de dormirse como un estado de abandono angustioso, los mves~1r al bebé de un interés narcisista desbordante, lo que conduce a
trastornos del sueño constituirán un riesgo potencial. una h1perestimulación constante; por otra parte, tenemos las madres
Fain ( 1971, 197 4) describe dos esquemas de sueño infantil. En el que expres~n un interés p~r, el beb~ claramente insuficiente, lo que
primero de estos esquemas, el niño experimenta un sentimiento de ~rov~ca en este una frustrac10n considerable. Cierto número de madres
satisfacción y de fusión con la madre, y esto mismo le lleva a un estado mclu1das en_tr: los sujetos estudiados practicaban una especie de
libidinal de paz interior que después de Freud podemos llamar el constan te va1 ven entre es tas dos posiciones, lo que sumía al bebe en un
narcisismo primario. El segundo modelo de sueño está precedido por estado de evidente confusión.
un episodio de frustración, de desamparo y de tensión dolorosa, A partir de las investigaciones realizadas sobre los trastornos del
durante el cual el niño se duerme como por agotamiento. El segundo su~ño en_ la primera infancia, podríamos concluir que es la calidad de
tipo no es más que un sueño puramente fisiológico, mientras que el la mvest1dura narcisista de la madre lo que determina la calidad del
primero está profundamente impregnado de elementos libidinales y sueño de su bebé. Cuando la internalización del universo casi fusiona!
narcisistas. madre-hijo se desmorona, el bebé no es capaz de ligar libidinalmente
••
96 DEL SUEÑO Y DE LA MUERTE

sus necesidades fisiológicas en el plano interno, y en consecuencia


éstas no funcionan normalmente.
DEL SUEÑO Y DELAMUER1'E

alcoholismo cada vez más grave. Sus problemas con el alcohol se


97

remontan al principio de su adolescencia: robaba whisky en casa de sus 1



Para resumir, el bebé que solamente puede dormirse cuando su padres y bebía de buena gana un vaso cuando se sentía tensa o febril.
madre le acuna no ha sido capaz de construir una imagen interna de la Se ha consagrado a los enfermos a los que trata dentro de un marco 1
madre que en circunstancias normales le permitiría conciliar el sueño hospitalario, pero teme que su tensión y su compulsión a beber acaben
después de mamar. Pero esto requiere no sólo que la madre posea un por afectar la calidad de su trabajo. Ha tenido ya dos graves accidentes 1
mundo interno que le permita funcionar de un modo narcisista con su de coche cuando conducía en estado de ebriedad.
bebé durante el período de lactancia, sino también que quiera que su También intenta descubrir la razón de sus fracasos en las relaciones 1


bebé prescinda de ella durante cierto número de horas; esto implica amorosas. Exclusivamente homosexual, no tiene ningún deseo de con-
una madre que concede importancia a otros aspectos de su vida de vertirse en heterosexual, pero sueña con poder construir una relación
adulto, su vida sexual, sus intereses profesionales y familiares así como más estable con una amante. Piensa que "exige demasiado" ocupar el
su vida social. Si el bebé está destinado a ser-únicamente el objeto de tiempo de sus amantes, que siempre está queriendo "recrear" o "reparar 1
gratificaciones libidinales y narcisistas de la madre, no sólo existe un lo que les faltó en la infancia" pero también a veces "intenta humillar-
grave riesgo de problemas precoces, sino que ya podemos prever un las" por razones que no comprende. En lo referente al aspecto sexual 1
desmoronamiento, en una fase ulterior de maduración, de los fenómenos de sus relaciones, afirma que para ella siempre ha contado únicamente
transicionales descritos por Winnicott. Esto a su vez predispondrá al el placer de su pareja; pero ella misma no soporta ningún tipo de 1
futuro adulto a crear lo que he llamado objetos transicionales patológi- caricia. La presencia de una amante por la noche tiene para ella una
cos u "objetos transitorios" (McDougall, 1982a). Éstos pueden asumir enorme importancia, en la medida en que no puede dormir si está sola. 1
el aspecto de sustancias o de dependencias relacionales adictivas, así Esto nos llevó a hablar de su insomnio. Recordaba que toda su vida
como comportamientos sexuales adictivos. Los modelos adictivos había tenido dificultades para adormecerse y que, una vez dormida, se 1
están destinados a reducir el sufrimiento mental y los conflictos despertaba muchas veces con sentimientos de terror, pero sin recuerdo
psíquicos, y en esta medida son necesarios para representar el papel de alguno de sus sueños . Sus padres recordaban a menudo sus insomnios t
la madre en la infancia del individuo. Las adicciones son también cuando era un bebé. "Según mi madre, le era imposible soltarme,
intentos mágicos para llenar el vacío del mundo interior donde falta una ponerme en la cuna. Me ponía a chillar inmediatamente. Dice que no
1
representación intemalizada de una instancia materna reconfortante, Y dormía prácticamente nunca, salvo cuando me acunaba." Sus padres
para restaurar, aun brevemente, el ide_al diádico primitivo donde cesa se quedaron con la impresión de que, durante los seis meses siguientes
1
toda excitación afectiva. Una economía psíquica adictiva está a veces a su nacimiento, ellos tampoco durmieron prácticamente nunca: So-
ligada a una disfunción psicosomática, en la medida en que las dos phie lloraba, se arañaba o se movía agitadamente en !a cuna. De&pués
1
tendencias tienen orígenes similares. El siguiente relato, fragmento del de aquel período, la intensidad del insomnio disminuyó. Sophie em-
análisis de una paciente cuyos síntomas incluían, además de un insom- pezó a dormir más normalmente, aunque su sueño siguió siendo muy
1
nio persistente (desde la primera infancia hasta entonces), crisis de ligero. También tuvo asma infantil y algunas alergias alimentarias, .(
eczema y un principio de alcoholismo desde la adolescencia, podría pero aquellos trastornos desaparecieron hacia los diez años. Estas
servir para ilustrar algunas de las consecuencias a largo plazo de esta reminiscencias llevaron a Sophie a hablar de sus padres. Es hija única
falta precoz de internalización de la instancia materna protectora. de un padre italiano de clase obrera y de una madre francesa pro-
veniente de un medio burgués. Ambos tuvieron una rígida educación
católica. Su padre en particular era muy severo para todo lo re-
ENTREVISTAS PRELIMINARES lacionado con la sexualidad (más tarde llegué a saber que solía contar
-~
con orgullo cómo había regañado en público a su hermana de diecisiete _
Sophie, psiquiatra de veintiséis años, tiene un puesto importante años porque ella y un chico iban cogidos de la mano). "Comprendí muy
para su edad. Presenta una demanda de ayuda urgente por depresión Y pronto que, para mi padre, todas las mujeres encamaban el mal." Con
98 DELSUEÑOYDELAMUERTE DEL SUEÑO Y DELA MUERTE 99

los años, su padre puso en pie un negocio muy lucrativo. "~s muy A partir de estas entrevistas preliminares, concluí que los padres de
generoso. Siempre está ofreciéndome dinero, pero tengo la impresió~ Sophie sufrían ambos de un considerable desamparo interno y de
de que intenta comprar mi cariño( ... )" "Se ocupa muy poco de .m1 angustia neurótica, y que su madre luchaba sin duda también contra
madre, como si ella estuviera bajo mi responsabilidad. Cuando se iba angustias psicóticas, ligadas a las funciones corporales, y que proyectaba
de viaje tenía la costumbre de decir: 'Cuida de tu madre. Ahora er~s ~l sobre su hija. Estuvieran o no fundadas estas hipótesis, lo cierto es que
hombre de la familia'. Acabé por estar harta del modo en que ella ex1gia era de ese modo como Sophie vivía las imágenes internas de sus padres.
constantemente mi presencia, y me quejé a mi padre. Finalmente, me Consecuentemente, y a pesar de la irritación que le inspiraban por su
dio dinero para comprar el apartamento donde vivo, ¡pero pienso constante intrusión en su vida y por todas sus exigencias, Sophie
pasaba gran parte de su vida "reparándoles" a su manera. No so-
devolvérselo en su totalidad!"
lamente era un atento médico de cabecera para ellos y para otros
La madre de Sophie no desaprovechaba una ocasión para declarar
miembros de la familia, sino que además, por vías inconscientes, como
que la familia de su padre era muy inferior a la suya. Su padr~ Y su
supe más tarde, sus elecciones profesionales y su preferencia sexual
madre hacían constantes comentarios despectivos sobre las relac10nes
eran también una respuesta a lo que creía que esperaban de ella.
sexuales y sobre el amor, así como sobre el destino de las mujeres. Su inteligencia y su profundo desamparo me hicieron aceptarla en
"Parecían desear que yo llevara una vida donde no hubiera lugar para análisis, aunque era bastante pesimista en cuanto a los eventuales
el sexo. Cuando decidí decirles que era homosexual, mi padre expresó resultados terapéuticos, en función de sus terrores que me parecían
su desprecio, pero mi madre aceptó la noticia con tranquilidad." - $ muy arcaicos, pero enmascarados por su sintomatología manifiesta.
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Sophie describió a su madre como una mujer que se preocupaba El análisis comenzó algunos meses después, a razón de cuatro
excesivamente por el modo en que su hija se alimentaba, se lavaba o se sesiones por semana, y duró seis años. Hacia el final del primer año,
vestía. Durante toda su infancia y su adolescencia fue sometida a Sophie se decidió a hablar de su primera crisis de eczema. Tuvo su
frecuentes la va ti vas, y se le suministraron toda clase de medicamentos, primera experiencia sexual, en la adolescencia, con una profesora del
por oscuras razones. Su madre hablaba siempre ~e la dificultad ~e colegio, una mujer a quien admiraba mucho. Al día siguiente, advirtió
educar a los hijos. Antes del nacimiento de Soph1e, su madre habia que su mano derecha y su brazo estaban cubiertos por una erupción
estado embarazada de unos gemelos que nacieron muertos. "Después masiva, roja· e irritante. Esa misma semana el médico de cabecera
de mi nacimiento juró ~o volver a tener otro hijo" (más adelante resultó diagnosticó un eczema. Después de aquello, tuvo erupciones varias
que Sophie estaba convencida de que había nacido con ~n sexo que ~o veces en la mano derecha, pero no pudo nunca relacionarlas con una
era el suyo propio y que, además, alimentaba la fantasia de que debia experiencia concreta, como la de la primera crisis. Naturalmente,
ser igual a dos niños). , . Sophie interpretó aquella erupción como un castigo somático a su
Al término de nuestra segunda entrevista, cuando le pregunte s1 culpa sexual. Sin duda, ésta era una interpretación plausible. Pero, a
tenía algo más que decirme, me informó de que había sufrido eczema medida que el análisis fue progresando, no solamente descubrimos
durante los diez últimos años, pero que no pensaba que fuera algo lo que, cuando el eczema de Sophie era especialmente grave, el acceso
bastante importante como para tenerlo en cuenta. La primer~ crisis coincidía con la puesta en acto de deseos incestuosos prohibidos
sobrevino después de su primera relación sexual con una muJe~. ,L~ (donde sus amantes representaban el papel de la madre tan deseada en
reticencia con que me hablaba me impidió examinar en profundidad la infancia y que la tenía eternamente en brazos) sino que también nos
aquel hecho, aunque debo admitir que me hubiera gustado saber más dimos cuenta de que estas crisis surgían en relación con una rabia hasta
sobre ello, porque había tenido otra paciente, también homosexual, que entonces insospechada y una ira destructiva contra sus amantes. Tras
tuvo la primera crisis de eczema ·después de una aventura amorosa. estas manifestaciones puntuales conseguimos comprender que Sophie
Esto me llevó a formular diversas hipótesis que ya he descrito en otra buscaba en sus parejas la imagen idealizada de su madre, mientras que
parte (McDougall, 1982a, capítulo I). su odio a su madre, igualmente fuerte, había sido apartado y negado.
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.1
100 DEL SUEÑO Y DE LA MUERTE DEL SUEÑO Y DE LA MUERT<E
101

Cuando Sophie sentía que yo era incapaz de aportarle la paz interior como si se arañara las manos, y cuando evocaba incidentes acaecidos
y la certeza de tener legítimo derecho a vivir y a amar que tan en sus relaciones con sus amantes expresaba sentimientos de abandono
desesperadamente necesitaba, su ira se focalizaba en la relación y de desolación. Entonces pensé que quizás revivía en su cuerpo los
analítica. Aquellas manifestaciones transferenciales nos llevaron a sentimientos de la niña pequeña desamparada que, según le habían
reconstruir su origen hasta recuerdos dolorosos de la relación de dicho, se arañaba en su cuna en una búsqueda desesperada de la madre
Sophiecon su madre. Habiendo mantenido siempre una imagen altamente ausente, grito mudo para ser tomada en unos brazos que eran los únicos
idealizada de su abnegada madre, añadió una segunda representación que tenían el poder de concederle el sueño. Estuvieran o no fundadas
fundada en la convicción de que su madre quería ejercer "un control estas hipótesis, su eczema se disipó lentamente, cuando la dimensión
físico y mental absoluto sobre ella". Un día, mientras evocaba el
profundo interés que le merecía el estudio de las lenguas extranjeras,
a
subyacente de ira y de terror ligada la relación con su madre pudo ser
verbalizada, y en los últimos años de análisis no volvió a presentarse.
dijo: "A mi madre sólo le interesan las lenguas muertas ... Creo que es
Asimismo, el alcoholismo de Sophie desempeñaba el papel de un
la lengua que me tenía reservada ... Su deseo no era que yo tomara mi
intento de huir de los estados afectivos intolerables, de ira y de aban-
lugar entre los vivos, sino que viviera en su mente, muerta."
dono, que no podía contener ni elaborar. Le era mu y difícil soportar el
Por aquella época, Sophie me contó un importante acontecimiento
dolor mental causado por intensos sentimientos negativos y, durante
de su pasado referente a su insomnio y a su necesidad de tener una
los tres primeros años de nuestro trabajo conjunto, recurría constante-
pareja, una mujer, cerca de ella para poder dormir. "Tenía nueve años
cuando mis padres me permitieron tener una habitación para mí sola. mente al alcohol para reducir este tipo de tensiones. Se negaba a seguir
Estaba justo enfrente de su dormitorio, y mi madre no me dejaba cerrar los consejos de sus amigos de ingresaren la asociación de Alcohólicos
la puerta. Puso en su puerta un espejo y, como esa puerta también Anónimos, arguyendo que estaba decidida a descubrir por medio de la
estaba siempre abierta, podía vigilarme en todo momento para ver lo investigación psíquica las razones de su fragilidad. Poco a poco alcan-
que hacía, o si dormía. Ejerció sobre mí esta vigilancia-en-el-espejo zamos esta meta, de forma que beber ya no representó para ella una
durante años, durante toda mi adolescencia. Después de mi primera amenaza suicida. Es relevante el hecho de que durante aquellos tres
experiencia homosexual, cerraba todas las noches de un portazo la años, fuera cual fuere su desamparo y fuera cual fuere el grado de
puerta al ir a acostarme." Y concluyó: "Sé que me amaba, y al mismo tensión interno y su estado de salud, Sophie no abandonó nunca a sus
tiempo asfixiaba mi vida, desgarrándome con sus propias manos." enfermos y subordinó constantemente las necesidades de éstos a las
El amor-odio de Sophie hacia su madre se resumía en estos recuer- suyas propias . Aunque su dedicación fuese una ayuda inestimable en
dos: exigía una atención constante, pero al mismo tiempo la temía su actividad profesional, ésta era tan sumamente absorbente que desa-
como a un maleficio mortal. Fue tomando consciencia poco a poco del tendía a la niña desamparada en su mundo interno; puesto que esta niña
hecho de que, en su relación con sus amantes, ella se identificaba en abandonada por ella tenía tantas necesidades, este desequilibrio consti-
cierta medida con su madre. Las manos amantes no querían solamente tuía una especie de hemorragia narcisista.
acariciar y poseer, sino también asfixiar y desgarrar. Mediante un arduo trabajo analítico sobre sus sentimientos apasiona-
Puede suponerse que aun cuando tales sentimientos no puedan . <lamente ambivalentes para con sus parejas sexuales, Sophie llegó a ser
proporcionar una explicación adecuada al eczema de Sophie, ni consti- capaz, finalmente, de establecer una relación amorosa con una mujer
tuir un síntoma histérico, sin embargo el hecho de que el eczema sólo algo más joven que ella, Beatrice, que parecía necesitar la fuerza de
atacara sus manos hace pensar en un simbolismo de tipo pregenital Sophie, sus consejos y sus cuidados. Aunque ella misma se sintiera
primitivo. Quizás debiéramos una vez más pensaren un modo arcaico sobredependiente de su amante, y sufriera crisis de angustia difícil-
de histeria, donde los vínculos verbales y el esquema corporal consoli- mente controlables, y de insomnio tenaz cada vez que Beatrice debía
dado sólo representan un papel menor. ¿Quizás, de haber podido ausentarse por razones de trabajo, su desesperada necesidad era
Sophie realizar sus fantasías de agresión y de violencia, no hubiera evidente. Me comunicó su decisión de suicidarse si aquella necesidad
sufrido este síntoma? Hablando de sus afectos, efectuaba movimientos se volvía demasiado intensa. Tenía una cajita llena de píldoras que le
102 DEL SUEÑO Y DE LA MUERTE
DELSUEÑOYDELAMUERTÉ
103
permitirían llevar a cabo el proyecto. Le pedí que me las entregara.
Pareció muy conmovida por mi ruego, pero se negó. grave~ intensa ?e Sophie. Sin embargo, y para mi gran consternación
Llegó un momento en que una infidelidad de Beatrice la hizo adv~rt_1 que alh donde uno hubiera esperado encontrar la fechad~
barruntar planes concretos para matar a su amante, y compró incluso un nac1m1ent~ y l_a fec~a de defunción, sus padres, quizás anegados de
revólver con el que pensaba ejecutar su plan. Fue un período muy tenso ~ol~r, ~a~ian mscnto fechas que parecían indicar que Sophie sólo
para Sophie y para mí. Traté su proyecto como un delirio paranoico y ~bia v1v1do entre el día de su muerte y el día de su entierro es d . .
·cmcod 1'as'• p ensecontnstezaqueeracomosisuh··
, · • ec1r.
gradualmente Sophie empezó también a considerarlo así. Gracias a lo ·1
·d IJa, tan sumamente
tnvestJ a por ellos de modo narcisista, no hubiera obtenido
cual, estuvo en condiciones de recuperar el amor de Beatrice y,
verda?eramente una existenci~ personal y diferenciada. Quizásnf~:~:
lentamente, su vida se estabilizó de nuevo. A causa de ciertas cir-
exces1v,o ~sperarque comprendieran que la homosexualidad de So hie
cunstancias que despertaron su miedo a perder aquel amor, que ella
er~ su umca protección contra la autodestrucción. La amaban p la
consideraba su vida misma, decidió finalmente marcharse de París con odiaban com~ a una parte de sí mismos, más que como a un indi vi~uo
su amante y dio entonces fin al análisis. con sus p~opias neces!dades y sus propios deseos. ¿Accedió a un
Un año después recibí una carta de Sophie informándome de que su estatus de mdependencia a sus ojos solamente en el momento e
amiga la había abandonado. Me recordó su antiguo proyecto de asesi- mat ' , .. nquese
~·u~ acto. qu~ no habian pJamf1cado en modo alguno y sobre el 1
nato, pero añadió que ahora era ya incapaz de ponerlo en práctica. Le no eJercian mngun control? cua
pedí que viniera a verme, pero respondió que no me permitiría "infun- Q~izás aquel trágico error por parte de los padres de So hie
dirle esperanzas una vez más". Dos meses más tarde se suicidó. La trasmita algo de estas insospechadas fuerzas mortíferas que pu:den
noticia de su muerte me produjo un intenso dolor, y me invadió un pasar ~e una a o~ra -~eneración y que pueden trasmitir a los niños
amargo sentimiento de fracaso . En mi intento por ocuparme de mi peque~os _Ia_conv1cc10n de que su destino es aceptar su no-existencia
propio sufrimiento y por profundizar en la comprensión de mi paciente, como md1v1duos separados a los ojos de sus padres . Las defensas
comencé a redactar mis pensamientos y los compartí con mis colegas conce?tradas para enfrentarse a esta amenaza de aniquilamiento psíquico
con ocasión de un congreso de psiquiatría (McDougall, 1985). ~mpujan a mu_c~o_s adultos-a través del abuso de la droga, del alcoho-
Supe que antes de llevar a cabo su desesperada decisión, Sophie hs~o o d~I suic1d1~- a re~l~zar Jo que inconscientemente creyeron en
había dejado una carta para sus padres (como en su día me dijo que su mfancia que abna un umco camino hacia la libertad.
11aría) en la cual les aseguraba su cariño, pero explicaba que no podía
vivir sin Beatrice. Uno de los colegas de Sophie me contó que sus
padres se negaban acreer que la pérdida de su amante fuera la causa de-
terminante del suicidio de su hija. Con toda probabilidad, eran inca-
paces de comprender que Beatrice había sido investida en tanto que
substituto materno vital, y que su marcha dejó a Sophie tan vacía y tan
perdida como lo estuvo en su primera infancia, cuando se agitaba
llorando en la cuna, incapaz de conciliar el sueño. ¿Cómo hubieran
podido comprender que Sophie, despojada a la vez de una madre
interior y de una madre exterior que la consolara, no deseaba más que
¡. '.

la muerte?
L: Queriendo contactar con las personas que habían sido importantes
' para Sophie, sus padres enviaron la reproducción de una foto de su hija
para anunciár su pérdida. Yo también recibí una. Habían escogido una
fotografía un poco trágica, pero que plasmaba muy bien la expresión
VI

AFECTOS: DISPERSIÓN Y DESAFECTACIÓN

Quizás fuera útil, en el punto en el que nos encontramos, enlazar


todo lo que hasta ahora hemos sobrentendido sobre la experiencia
afectiva y sus incidencias en las perturbaciones psicosomáticas, así
como su papel en los problemas de adicción. Mediante diversos estu-
dios de casos, hemos podido ver en los anteriores capítulos hasta qué
punto algunos sujetos, en ciertas circunstancias, llegan a pulverizar
todo rastro de sentimiento profundo, lo que implica que una experien-
cia que ha originado una emoción intensa no se reconoce como tal y por
ello no puede elaborarse psíquicamente.
La economía del afecto, al igual que las razones inconscientes que
~1 conducen a ciertos individuos a aniquilar gran parte de su experiencia
emocional, se convirtieron para mí en un tema de interés y de obser-
1 ¡ vación a causa de mis propias reacciones transferenciales frente a
ciertos analizados propensos a este tipo de destrucción de su vivencia
·1 afectiva. En varios casos, el proceso psicoanalítico parecía estancarse
t' l
1 •
durante largos períodos, o incluso no haber comenzado nunca. Los
mismos analizados se quejaban de que "no pasaba nada" en su aventura
1 analítica, y sin embargo todos ellos se aferraban a su análisis como un
náufrago a un salvavidas. El grito mudo que conseguía percibir a través
de las acusaciones y las denigr~iones de las que era objeto, me

105
AFECTOS: DISPERSIÓNYDI.lSAFECTACIÓN 107
AFECTOS: DISPERSIÓNYDESAFECTACIÓN
106
UN FRACASO EN EL DIAGNÓSTICO
incitaba a tratar de descubrir quién, en el mundo psíquico de mi
analizado, suplicaba desesperadamente ser escuchado. Aunque los
.R~cuerdo ~una paciente procedente del norte de Europa que vino
pacientes en los que estoy pensando hubieran buscado ayuda analítica
a v1vu a Francia con su marido, por razones profesionales de éste. Su
por muy di versas razones, tenían en común un rasgo de personalidad:
~ayor sufrimiento, afirmaba, venía del hecho de que la mayor parte del
sus relaciones con los demás se presentaban a menudo de forma
~:ei:ipo estaba.enfadada. Lo atribuía fundamentalmente a dos razones:
pragmática, carente de emoción, como si se sintieran obligados a negar
N mg~na mujer puede ser feliz en un mundo de hombres" y "Ningún
la importancia de su dependencia de los demás. Es evidente que la
extranjero ~odría ser feliz viviendo entre franceses, a causa de su
relación psicoanalítica creará dolorosos problemas de naturaleza nar-
co.mporta~1~nto". Le dije que al final de su análisis [porque ella
cisista en aquéllos que tienen dificultades para admitir su necesidad de
afirma~a ms1stentemente que era eso lo que deseaba) seguiría siendo
ayuda. una mujer, y los franceses seguirían comportándose como suelen ha-
cerlo. N ~c~sitamos tres entrevistas preliminares antes de que aceptara
que~qmzas-.el modo en que vivía su feminidad y-quizás-el conflicto
EL AFECTO Y LA TRANSFERENCIA DEL ANALISTA
deb1.do.a las diferencias culturales y sociales, pudieran ge-nerar menos
s~fnnnento. Fue entonces y sólo entonces cuando sentí que era poten-
Hablar de contratransferencia es hablar esencialmente del afecto:
cialmente analizable.
el afecto positivo o negativo, suscitado por algunos analizados, o porun
De todas formas~ fue u.n desast.roso error de juicio por mi parte ya
discurso en concreto. Naturalmente, las fuentes de los afectos contra-
que, durante todo su trabajo conmigo, la señora O. siguió convencida
transferenciales son múltiples. Pueden depender únicamente de la
de que ella no era responsable de su ira continua, y que era yo quien
realidad psíquica del analista, o de lo que sucede en aquel momento en estaba enfe~ma. La prueba de mi locura residía en el hecho de que yo
su vida privada. Lógicamente, los afectos de la transferencia del no ~onsegma ~omprender o reconocer cuán trágico era haber nacido
analista están también íntimamente ligados a su formación, a las teorías mujer o cuán msoportables eran los franceses . Pero había decidido
por él privilegiadas, y por lo tanto a sus expectativas. Y el placer de emprender un análisis porque alguien a quien ella admiraba lo había
analizar puede desaparecer con aquellos pacientes que no responden a hec~o. y se había vuelto rico, lo que era, a su entender, un efecto
nuestras expectativas. Esta dimensión particularmente activa -la for- benefico de .l a terapia. La señora O. no se hizo rica, pero descubrió un
mación analítica- puede también hacer de pantalla a nuestra escucha, n~evo pa~ahempo de carácter artístico que le reportó muchas satisfac-
de tal modo que el analista, y no el analizado, se convierte entonces en c10nes . Sm embargo, seguía pensando que "la vida le había dado muy
la fuente del problema. mal~s ~artas''. y que hubiera podido igualmente realizar aquel des-
ll
Por lo tanto, me veo obligada a suponer que, en lo que voy a cubnm1ento sm ayuda del análisis.
I· describir a continuación, mi vi vencía contratransfer-encial no dependía E~prendí la c~ra de la señora O. en parte porque yo era una analista
1 únicamente de mis problemas personales y de mi escucha teórico- muy joven, ent~s~a~ta del trabajo, y convencida de que todo aquél que
ll demanda ~n anahs1s merece seguirlo. Ella manifestaba graves sínto-
clínica, sino también de un tipo de trabajo analítico que tiene tendencia
,!
f
a suscitar afectos negativos en la mayoría de los analistas.
Con los analizados en los que estoy pensando experimentaba, a
~a~ obs.~s1vos que, según me habían enseñado, constituían una "buena
md1cac10~" de tratamiento psicoanalítico (pero que, como pude com-
medida que iba pasando el tiempo, una impresión de parálisis en mi prob_a~ mas adela~te, no le mteresaban como objeto de investigación
funcionamiento analítico. No podía ni ayudarlos a volverse más vivos, ~n~htica). Ademas, durante nuestras entrevistas preliminares cuando

ni incitarlos a terminar el análisis. Ciertas sesiones carentes de afecto ms1stí en "su s~ntimiento doloroso de ser una mujer", es,talló en
me cansaban, y me daba cuenta de 11ue ya no conseguía concentrarme. s~llozos, lo que mterpreté como una llamada de socorro un deseo de

Por ende, la ausencia espectacular de progreso analítico me culpabi- :ivir s~ femi~idad de modo diferente. A medida que pasaba el tiempo,
mtente también, señalando alguna frase aquí o allá, que se interesara
lizaba.
1
1
108 AFECTOS: DISPERSIÓNYDESAFECTACIÓN AFECTOS: DJSPERSIÓNYD~AFECTACIÓN 109
1
por el significado subyacente de su frigidez. "¡Es ridículo! ¡Todo el fue imposible estudiar más a fondo este estado de ánimo; pero aventuré
mundo sabe que sólo los hombres disfrutan haciendo el amor!" me la hipótesis de que probablemente estuviera muy extendido entre la 1
replicó un día que le pregunté si su ausencia de placer le planteaba población : podría ser incluso el caso de todos aquéllos que llamamos
algún problema. Acabamos por comprender que la exasp~ración hacia "gente normal" .. . Más adelante llegué a comprender que el modo de 1
su marido, hacia sus hijos y hacia sí misma, era de la misma naturaleza funcionamiento psíquico de estos analizados saboteaba constante-
que su exasperación hacia los franceses, pero aquel descubrimiento no mente el proceso analítico. 1
nos llevó a ninguna parte . En aquella época yo no sospechaba que el Este sabotaje, a veces totalmente inconsciente y a veces conscien-
cambio en sí fuera tan aterrador para los pacientes como la señora O. temente fomentado, (pero por razones que el sujeto ignora) puede efec- 1
Me cegaba sin duda mi propio deseo de que le gustara ser mujer y vivir tuarse con un número infinito de medios que, en la mayoría de las
en Francia, y yo era incapaz de alcanzar aquel abismo de desesperación ocasiones, se incluyen bajo el rubro acting out. Son los pacientes que 1
del que se negaba, violentamente, a salir. faltan regularmente a las sesiones, que llegan tarde por costumbre, que
Me sentía cada vez más incapaz de analizar de forma satisfactoria se tienden en silencio para decir, en el mismo momento en que acaba ~
mis afectos contratransferenciales frente a la reacción terapéutica la sesión "he tenido un sueño ... " o que aunque ofreciendo un material
constantemente negativa de la señora O., y ello a pesar de la gran rico, aparentemente interpretable, no recuerdan absolutamente nada 1
cantidad de apuntes que tomaba sobre este análisis, y que estudiaba con de lo que sucedió en la sesión anterior, o que encuentran que "están
aplicación. ¡Así que empecé a sentirme decepcionada porque ella lo peor que nunca" . Es evidente que este "sabotaje" no es gratuito y que, 1
estaba de mí! Inspirada por mi fracaso, conseguí superarlo escribiendo tras esta aparente desinvestidura, se esconde un terror al análisis, al
sobre lo que había comprendido de mi difícil encuentro analítico con analista, y al proceso en sí; al mismo tiempo, un sufrimiento-sin-
la señora O. En mi primer intento de conceptualizar aquel modo de nombre alimenta el sentimiento de necesidad de continuar el análisis.
funcionamiento mental, apelé a los pacientes que se parecían a la Entre los diferentes factores que contribuyen a este modo de defensa,
señora O., los "anti-analizados en análisis" (McDougall, 1972) porque subrayaría aquí la grave perturbación en la economía afectiva que
parecían oponerse ferozmente a analizar cualquier cosa que tuviera decidí llamar, hace diez años, la desafectación.
una relación con su mundo psíquico interior: parecían convencidos de
que la realidad exterior era la única dimensión digna de interés. Hoy en
día diría que aquel artículo no exploró con suficiente profundidad el DE LA DESAFECTACIÓN
abismo de desesperación y la experiencia de muerte interior que se
encuentran tras el sufrimiento y las protestas indignadas de pacientes ¿Qué significa para mí la palabra "desafecti vizado" que utilizo para
como la señora O. La resistencia al cambio psíquico es muy fuerte , ilustrar este fenómeno? Dos cosas: una persona se "desafecta" de
porque estos analizados están convencidos de que el cambio no puede alguien o de algo cuando se aparta de ello o le retira su afecto; la
ser más que desfavorable. Su fuerza de inercia es su única protección "desafectación" remite también a un objeto que ha perdido su destino
contra el regreso a un estado traumático insoportable e inexpresable. "primario" (una iglesi!l, un templo, un comedor... ). El término contiene
¿Hubiera aceptado la señora O. explorar aquellos sentimientos? ¿La a menudo una idea de desacralización y de extrañamiento. Un lugar
hubiera hecho esto menos impermeable al proceso psicoanalítico? "desafecti vizado", que no reviste ya su utilidad original, conserva no
Nunca lo sabré. obstante algo de su anterior utilización.
Algunos de estos pacientes eran considerados por los demás y por He aludido también a otros dos sentidos: el prefijo latino "des" (que
sí mismos como eminentemente "normales". Esto me llevó más tarde conlleva una idea de separación o de pérdida) puede sugerir,
a llamarlos "normópatas", es decir, individuos que, aun siendo profun- metafóricamente, que ciertos individuos están psíquicamente "se-
damente desgraciados, tratan de encontrar refugio tras un muro de parados" de sus emociones y pueden haber "perdido" la capacidad de
"pseudo-normalidad" para intentar protegerse de toda toma de cons- mantenerse en contacto con sus realidades psíquicas; el prefijo griego
ciencia de su vivencia afectiva (McDougall, 1974 ). Sin embargo, me "dys", por su parte, evoca la idea de enfermedad (¡pero no pretendo dar
AFECTOS: DISPERSIÓN Y DESAFECTACIÓN AFECTOS: DISPERSIÓNYDE~AFECTA CIÓN 111
110

la impresión de haber "inventado" una enfermedad!). Aunque, en lo miento operatorio, la alexitimia, la neurosis de comportamiento),
que se refiere a la patología del afecto, podamos afirmar que la inca- quería indicar que estos sujetos habían sentido precozmente la vivencia
pacidad casi total para mantener contacto con las propias emociones es de ~moc_iones intensas que amenazaban su sentimiento de integridad y
un grave trastorno psíquico, a la larga estos términos nos llevan a de identidad, y que debieron erigir, para sobrevivir psíquicamente, un
clasificar a la gente, y luego a clasificar nuestros pensamientos, petri- sistema muy sólido que previniera el regreso de la vivencia traumática
ficándolos así e impidiendo que evolucionen. La palabra "alexitimia", que amenazaba con aniquilarles. Reflexionando sobre los casos de mis
pongamos por caso, es un buen ejemplo: algunos médicos dicen con pacientes que se revelaban incapaces de reprimir las ideas ligadas al
mucha naturalidad: "Esta persona sufre alexitimia", como si se tratara dolor emocional, e igualmente incapaces de proyectar estos sentimien-
de una enfermedad definible, y no un fenómeno que se observa pero sin tos d~ m_od~ delirante, sobre las representaciones de los demás, llegué
a la h1potes1s de que eyectaban de forma brutal -y preventivamente-
comprenderlo del todo. del ámbito de lo consciente toda representación sobrecargada de
¿A qué remite la desafectación en análisis? En primer lugar al afectos.No sufrían una incapacidad para sentir o expresar una emoción
discurso que calificaré como palabra desafectivizada, y en el cual las sino una incapacidad para contener un exceso de experiencia afectiv~
palabras pierden su utilización primera, es decir, su función de ligazón (pró~i~a a la angustia psicótica) y por tanto una incapacidad, en estas
pulsional; existen solamente como estructuras petrificadas, vacías de cond1c10nes, para reflexionar sobre esta experiencia. Cuando se pro-
sustancia y de significado. Este tipo de discursos puede ser inteligible, duce -~l fenómeno ?e desafectación, resulta evidente que el sujeto
e incluso sumamente intelectualizado, pero totalmente desprovisto de tamb1en corre el pel~gro de ver alterada su capacidad para soñar, lo que
afectos. puede aumentar el nesgo de un desmoronamiento psicosomático.
Por otra parte, el discurso sin afecto evidencia siempre un alto en el Hoy en día tengo algunas hipótesis que proponer sobre el fun-
proceso analítico. Puede tratarse sólo de una pausa; a menos que este cionamiento mental que engendra este estado de desafectación. Versan
tipo de comunicación domine por completo la aventura analítica, así en primer lugar sobre los factores dinámicos que pueden subtender la
como la vida del sujeto que encuentra su equilibrio gracias a una exi~tencia de una brecha psíquica entre las emociones y las represen-

economía psíquica donde faltan los vínculos afectivos. En ese caso, tac10nes mentales a las que están ligadas, y en segundo lugar sobre los
podemos decir que el mismo analizado está "desafectivizado", alejado medios económicos por los que funciona esta forma de vivir, que no
dependen ni de los sentimientos, ni de los acontecimientos cargados de
de su propia realidad psíquica.
Además, ni la angustia ni toda la gama de afectos le sirven ya de afecto, ni de la realidad psíquica de otros individuos. Es difícil no llegar
a la conclusión de que una estructura tan herméticamente cerrada sobre
señales que le permitan comunicar consigo mismo. Se siente conde-
sí misma.debe estar al servicio de una función de defensa sumamente
nado a vivir en un vacío afectivo que no consigue ni conceptualizar ni
potente, aun cuando los pacientes no sean conscientes de ello, y aun
describir, salvo quizás para decir que "no sabe por qué vive ... ni para
c_ua~do el analista sólo disponga, para apoyar sus hipótesis, de un
quién". Gracias a algunos preciados recuerdos de infancia, quizá sea
limitado material de observación.
posible captar la imagen de un niño que, en otra época, vivió en una
casa soleada, pero que ahora se encuentra encerrado de por vida en una
lúgubre prisión, sin luz. Lo que puede decirse de esta prisión es que el
LA DISPERSIÓN DE LOS AFECTOS
sujeto se encuentra protegido, y que sobrevive. Este prisionero corre
O LA SOLUCIÓN ADICTIVA
ei riesgo de mirar a los demás, a los de "fuera", pensando que se
comportan de forma incomprensible e irrazonable. Puede suceder
En algunos sujetos, la vivencia afectiva escapa a la comunicación
también que diga que los demás se equivocan, que no se atreven a mirar
en las sesiones de análisis, en la medida en que estos pacientes se
"la realidad" de frente . esfuerzan constantemente por dispersar inmediatamente, en forma de
Al preferir el término de des afectación a los términos que se utilizan
acción, el impacto de ciertas experiencias emocionales. Esto puede
habitualmente hoy en día en la investigación psicosomática (el pensa-
112 AFECTOS: DISPERSIÓN Y DESAFECTACIÓN AFECTOS: DlSPERSIÓNYDESAFECTACIÓN
113

aplicarse tanto a afectos generadores de placer como de sufrimiento. so~át~cas, cuando se producen ciertos acontecimientos (accidentes,
Examinemos ahora más atentamente el mecanismo de descarga-en-la- nac1m1entos, duelos, divorcios, abandonos) . En tales ocasiones las
acción que rige la economía psíquica cuando esta dispersión se hace soluciones adictivas pueden también resultar inoperantes: la econ;mía
necesaria. ps~qui:a . adictiva no permite ya entonces escapar a las presiones
Hace algunos años la madre de un niño psicótico -que ya mencioné ps1colog1cas y a la sumersión afectiva.
en: Diálogo con Sammy ( 1960)- vino a pedirme ayuda poco tiempo Es igualmente importante subrayar que con ciertos pacientes estas
después del regreso de su hijo a los Estados Unidos. Extrañaba mucho barreras defensivas contra el pleno reconocimiento del afecto 0 su
a Sammy; temía ver agravarse su alcoholismo, porque se sentía to- rápida descarga en la acción, pueden pasar a menudo desapercibidos
talmente "vacía" sin él. Al intentar describir lo que sentía en esta en el encuadre analítico durante muchos meses. La angustia le vuelve
dolorosa situación, me dijo un día: "Nunca puedo decidir si tengo a uno ingenioso. Sin estas señales de aviso (las representaciones dolo-
hambre, si estoy enfadada, si estoy angustiada o si tengo ganas de hacer rosas son, o bien inmediatamente eyectadas, o bien descargadas en la
el amor, y es entonces cuando empiezo a beber". Aunque yo era acción), algunos individuos corren el riesgo de ignorar que se sienten
entonces una analista que empezaba, y tenía poca experiencia, advertí psíquicamente amenazados. Puede suceder que el analista tampoco
que ella era incapaz de reflexionar sobre acontecimientos movilizan- sospeche que estos analizados están evacuando psíquicamente los
tes de emoción. Comencé desde entonces a preguntarme si la meta de problemas que se les presentan, y que en lugar de afrontarlos sienten
los comportamientos adictivos no era oscurecer y alejar de la conscien- una incontrolable necesidad de medicamentos, de comida, de tabaco,
cia experiencias psíquicas intolerables e irreprimibles, porque la fuer- de alcohol, de opiáceos, etc. Otros pacientes se entregan a frenéticas
za de los afectos en juego y su naturaleza conflictiva provocaban con- proezas sexuales de carácter compulsivo, y a veces desviado donde la
fusión. Muchos años después, cuando me interesé por el concepto de pa:ej~ sólo desempeña un reducido papel como persona, y 'funciona
alexitimia, reconocí inmediatamente el fenómeno que ya había obser- mas bien como una droga, de la que es el equivalente.
vado antes: la incapacidad para distinguir un afecto de otro. Algunos Aqué.llos que utilizan a los demás (no como parejas sexuales, sino
pacientes eran alexitímicos en la medida en que no parecían conscien- c?~º objetos de necesidad adictiva) presentan una economía psíquica
tes de su vivencia emocional; otros, como la madre de Sammy, eran s1m1lar. Como al~unos de los analizados a los que nos hemos referido
conscientes de la fuerza de sus sentimientos, pero tenían tendencia a más arriba, estos pacientes se quejan con frecuencia de sentirse vacíos
dispersarlos y a emprender una u otra forma de acción. De aquel modo incomprendidos o separados de los demás. A lo largo del análisi;
evacuaban una intolerable excitación afectiva. hablan larga~ente de las personas que cuentan en su vida, quejándose
Todos somos capaces de descargar nuestras tensiones mediante la con frecuencia de que raras veces están presentes cuando se les
acción cuando las circunstancias son especialmente generadoras de nece.~ita y, a causa de esta ausencia, les juzgan decepcionantes 0
estrés (comemos, bebemos, fumamos más que de costumbre, etc.). ne~hge.~tes. E~tos "otros" que se inscriben en la categoría de los "self-
Pero aquéllos que, de forma continua, utilizan la acción como una ob1ects descnto.s por Kohut (1971) se utilizan como objetos que hay

¡, defensa contra el dolor mental (cuando serían más apropiadas la


reflexión y la elaboración mental) corren el riesgo de ver aumentar su
· vulnerabilidad psicosomática.
que ª.ta~ar y domI?ar (éste es también el destino del verdadero objeto
trans:c10nal de la rnfancia, que se muerde, se desgarra, y de múltiples
y variadas formas "se castiga" tanto como "se ama"). Pero, a diferencia
¡·,¡ El afecto no puede concebirse como un acontecimiento puramente del obje~o transi,cional, los objetos de necesidad adictiva no llegan a
1 mental o puramente físico. La emoción es esencialmente psicosomática. proporc10nar mas que durante un breve período el consuelo buscado
¡.
¡;'V¡:.¡.
Así, el hecho de eyectar la parte psíquica de una emoción permite que Y l~ que ofrecen e~ raras veces suficiente para el niño desesperado;
¡., se exprese la parte fisiológica como en la primera infancia, lo que funoso que sobrevive en los pacientes. Se les trata inconscientemente
conduce a la resomatización del afecto. La señal de la psique se reduce como a la "madre-pecho" de la primera infancia, que es considerada
a un mensaje de acción no verbal. Los individuos que tratan la emoción responsable de todo el placer y de todo el sufrimiento que siente el
11! r de este modo son víctimas en potencia ·de todo tipo de explosiones bebé. Los "otros" que permiten inconscientemente que s~ les mani-

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AFECTOS: DISPERSIÓNYDESAFECTACIÓN AFECTOS: DISPERSIÓN Y D~AFECTACJÓN 115
114

pule, que se les obligue a desempeña~ el ~a~el requerido,_ que s~ les dero objeto transicional. Si se considerara como tal, sería entonces un
haga vivir por procuración las crisis ps1colog.1.cas que e~ p~ciente ruega objeto transicional de naturaleza patológica. Por tanto, me pareció más
en sí mismo, encuentran también un modo caracter~al de resolver pertinente hablar de objetos "transitorios" (McDougall, 1982).
problemas similares. Inconscientemente, cada uno ehg~ a otro capaz Subrayando la similitud entre sustancias adictivas y objetos transi-
de interpretar correctamente el papel que se le ha _asignado. Esto cionales, quiero llamar la atención una vez más sobre el hecho de que
también escapa a menudo a la observación ~el an~l~s~a, a pesar del en aquellos sujetos que funcionan con una economía psíquica adictiva
efecto de lente de aumento que tiene el ps1coanahs1s. Ya expuse para hacer desaparecer el dolor psíquico, falta la representación in-
anteriormente estas formas de relación adictiva (McDougall, 1982a, terna de la madre como introyecto dispensador de cuidados, madre con
capítulo III). . . la que poder identificarse en situaciones de tensión o de conflicto.
Otros, como los pacientes cardíacos observados P~.r W~ll~am Osl~r, Como ya demostré anteriormente, la fragilidad interna aumenta por la
pueden entregarse a lo que pudiéramo~ llamar una actividad-adic- falta (también importante) de un introyecto paterno potente.
ción" es decir una relación con el trabajo (como otros con la droga) o A lo largo del análisis de este tipo de pacientes, descubrimos que la
la tendencia a consagrarse a otras muchas actividades (q~e a men~do madre era considerada como demasiado frágil emocionalmente para
incluso no les interesan) con el fin inconsciente de no dejar espac10 a desempeñar un papel materno coherente. El analizado se refiere a ella
la relajación, 0 a la ensoñación. Son sujetos que tienden constante- con frecuencia recordando que prohibía al niño toda demostración de
mente hacia el "hacer" más que hacia el "ser". . , . emoción, como si ella misma tuviera dificultades para soportar y
Naturalmente, los sujetos que buscan una ayuda ps1coterapeut1ca elaborar sus propias experiencias afectivas. Tiro y Georgette (que
por problemas adictivos no son totalmente alexi~í~c~~: aun cuand~ ~u aparecerán en los siguientes capítulos) llegaron a comprender que ésta
angustia se dispersa rápidamente gracias a la ut1hzac1on de la solu~10n era la razón del comportamiento de sus madres; buena parte de la
adictiva (especialmente en el caso de abuso ~e diversas sustancias), amargura heredada del pasado pudo así atenuarse. La falta de ayuda
siguen siendo conscientes del sufrimie~to ~~e mtentan hacer desapare- por parte del padre, o su muerte -que a los ojos del niño en duelo
cer así como del que les impone su ad1cc10n. . . representa un cruel abandono- pudieron igualmente ser asumidas,
'La paradoja que presenta el objeto adic,t~vo es ~a s1gmente: a p~sar incluso a veces perdonadas en gran medida.
de su potencial a veces letal, siempre esta mvestido como un O~Jeto El paciente que solicita un análisis para librarse de sus tendencias
bueno, por una u otra parte de la mente. Sea cual fuer~ es~: objeto, adictivas plantea un problema especial, porque lo que persigue a
siempre tiene el efecto de hacer que la víctima de la ad1cc10n pueda menudo un paciente así no es un conocimiento de sí mismo más
reducir rápidamente, aunque sólo sea por breves momen~os, su c?~­ profundo, sino una voluntad -más fuerte que la suya- que evidente-
flicto mental y su dolor psíquico. Bajo la misma perspec_tiva, es facil mente somos incapaces de darle. El psicoanalista o la terapia psi-
comprender por qué los afectos de placer, cuando se sienten co~o coanalítica no reemplazan ni a los "Alcohólicos Anónimos" ni a
prohibidos 0 peligrosos, pueden crear ~n _esto~ analizados u~~ sensac1~n ningún centro de tratamiento para drogadictos. El tratamiento por el
de imperiosa necesidad del objeto ad1ct1 vo, igual que un nmo pequeno psicoanálisis es potencialmente eficaz únicamente cuando el paciente
en un estado de excitación necesita que su madre haga las v~ces de desea verdaderamente descubrir por qué él o ella recurre al objeto
pantalla de paraexcitación, que le proteja y le im~ida ser sumergido por adictivo a la primera señal de estrés.
sus propias emociones . Puesto que ningún obJ,eto :eal puede reem- Es necesario subrayar que la experiencia de la ruptura con cualquier
plazar al objeto fantasmático (que falta o ~~e esta danado) en el mundo tipo de adicción permite al analizado realizar descubrimientos a lo
interno, la sustancia maternizante-tranqmhzadora debe ~uscarse ~ons­ largo del viaje analítico. En la medida en que las recaídas son más la
1'. tantemente en el mundo de fuera, y normalmente en cantidad creciente. regla que la excepción, puede ser interesante para el analizado elaborar
.1
Mientras desempeñe de hecho el papel de las actividades o de los los sentimientos de heridas narcisistas y libidinales que le empujan ala
:i trampa de la adicción. El análisis de tales experiencias revelará en
objetos transicionales de la primera infancia, no se trata de un verda-
l\'
ti
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AFECTOS: DISPERSIÓN Y DESAFECTACIÓN AFECTOS : DISPERSIÓNYDESAFECTACIÓN 117
116

ocasiones traumatismos precoces de la primera infancia, así como la acepte representar este papel. Las dificultades aparecen en el mismo
organización de la personalidad y la economía psíquica que ~e de~arro­ momento en que estos pacientes, aterrorizados por una relación íntima
llan más adelante, dejando al niño (que sigue viviendo en el mtenor de y prolongada, tienden a destruirla. La satisfacción de la necesidad es
la psique adulta) desprovisto de los recursos internos adecuados para ciertamente gratificante, pero se niega la existencia de una angustia
dominar el desencadenamiento de sus emociones. narcisista ligada a la relación amorosa en sí. En este sentido, estos
pacientes se parecen a ciertos homosexuales que, aunque se aferran a
la fanta sía de encontrar a alguien a quien amar y con quien vivir, se
LA SEXUALIDAD COMO DROGA encuentran dominados, como bajo las garras de una fuerza compul-
siva, por un hambre insaciable de cambiar continuamente de pareja.
Otro aspecto de la solución adictiva, de carácter diferente al abuso Las presiones inconscientes que actúan contra una relación más estable
de una u otra sustancia, ha sido ya evocado más arriba: se trata de la se traducen como sigue: la pareja sexual se considera frecuentemente
1 búsqueda de una descarga sexual compulsiva en los momentos de como a un objeto de consumo antes que como a un ser humano (es la
1 estrés. Para caracterizar los diferentes tipos de relación sexual donde es "sexualidad adictiva") y el continuo cambio de pareja funciona como
el acto y no la pareja quien se inviste, propuse el neologismo de una protección contra la toma de consciencia de deseos castradores y
1\ "sexualidad adictiva" (McDougall, 1982a, 1986). Este concepto sur-
1· de miedos inconscientes, asociados a la pareja.
gió como consecuencia de un trabajo analítico, para tratar de compren- Podría concluirse que, tanto en relaciones homosexuales como
der mejor las desviaciones sexuales. Muchos homosexuale_s -com~ es heterosexuales, cuando la pareja es antes un "estado" que una "per-
sabido-tienen una relación adictiva y compulsiva con vanas parejas.
sona", existen fantasías inconscientes que amenazan la relación amo-
Pero esto es también cierto en el caso de numerosos pacientes hete-
rosa en sí. Éstas incluyen (entre muchas otras) fantasías de castración
rosexuales que han construido lo que llamé "neosexualidades". Estos
clásicas. El miedo a ser poseído y herido por el otro sólo se ve igualado
últimos ponen en escena complicados guiones, a menudo de natur_a~eza
por el miedo inconsciente a implosionar en la pareja y herirla, o a
fetichista osado-masoquista. A veces estos actos rituales, escemf1ca-
perder su identidad individual en la fusión con el otro.
dos en soledad, se sienten como una necesidad similar a la de la droga,
y portadores de una fuerza compulsiva de la que los mismos paci~ntes En la escena psicoanalítica, como puede preverse, los analizados
se quejan. Su objeto es proteger a su creador contr~_ la an_gust1~ de que se encuentran en una de estas categorías tienen tendencia a la
perder no solamente su identidad sexual, sino tamb1en su 1dent1dad adicción también en lo que concierne a su propia experiencia analítica.
El analista corre el riesgo de convertirse en el objeto sobre el cual será
subjetiva.
Podríamos añadir a estos "adictos sexuales" los heterosexuales que transferido el papel de la madre (decepcionante) que no puede ser
no han construido neosexualidades, pero a cuyos ojos la relación introyectada y no puede crear la posibilidad de consolarse y ayudarse
sexual funciona como una droga, en la medida en que la pareja sólo uno mismo. Sucede a veces que estos analizados son incapaces de
desempeña un papel secundario como sujeto: el otro es más un objeto utilizar fas interpretaciones de su analista, pero tampoco pueden poner
de necesidad que un objeto de deseo. Un comentario extraído del fin a la relación analítica, a pesar de su amargura y su decepción
análisis de Pe ter Pan (que veremos en el próximo capítulo) ilustra este constantemente renovadas. Algunos afirman de buena gana que quienes
tipo de vivenc;ia: "Siempre estoy hablando de mi necesidad de tene~ les rodean les encuentran "mucho mejor", es decir, viven más fácil-
cerca de mí a una mujer, y usted me dice que no hablo nunca de fil mente con ellos. Y, al mismo tiempo, el analizado proclama que el
deseo por un~ mujer. ¿Pero cómo se puede desear a alguien que no está analista es un incompetente, que no comprende nada, que no le ayuda
aquí?". Mi paciente prosiguió diciendo que el acto sexual era muy y que el análisis es un fracaso.
i
importante para él, ya que le permitía conciliar e_l sueño. ¡Al_gunos J
Enfrentados a semejante dilema, los analistas se sienten parali-
sujetos "toman" a la pareja en lugar de un sommfero! Este tipo de zados, como si su propio funcionamiento analítico se hubiera vuelto
relaciones pueden durar mucho tiempo, tanto como el "somnífero'' 1 inoperante. Así, un sentimiento de muerte interna impregna la relación
118 AFECTOS: DISPERSIÓNYDESAFECTACIÓN AFECTOS: DISPERSIÓNYDÉSAFECTACIÓN
119

analítica. Advertimos entonces, a través de nuestra propia vivencia las fantasías que éstas han creado, en relación con los objetos paren-
contratransferencial, la existencia de factores mortíferos en nuestros tales de la primera infancia. Cuando las palabras no cumplen esta
pacientes cuya meta es, para sobrevivir psíquicamente, congelar toda función (por razones aún hipotéticas) la psique se ve obligada a emitir
vitalidad afectiva. Esta dimensión inconsciente, enormemente impor- señales de desamparo de tipo presimbólico, eludiendo con ello los
tante, habría estado hasta entonces enmascarada por la sintomatología vínculos apremiantes del lenguaje. Existe entonces un riesgo conside-
neurótica y los diversos modos de comportamiento adictivo. rable de provocarrespuestas más somáticas que psíquicas, frente a una
angustia indecible.
Me pareció que los modos de funcionamiento descritos por Jos
ALGUNAS CONSIDERACIONES ECONÓMICAS Y DINÁMICAS investigadores psicosomatólogos no proporcionaban una explicación
suficiente a los fenómenos psicosomáticos que había observado en mis
Al intentar conceptualizar mejor los procesos mentales que inter- analizados. Aun cuando ciertas graves perturbaciones en la economía
vienen en la dispersión profunda o en Ja descarga compulsiva de la afectiva desempeñan un papel importante en la génesis de las afecciones
experiencia afectiva, encontré una ayuda considerable consultando los psicosomáticas, estos fenómenos van más allá del problema del afecto
trabajos de los psicosomatólogos-analistas (Marty, De M'Uzan y "congelado"; sin embargo, las investigaciones de los psicosomatólo-
David, 1963; Marty y De M'Uzan, 1963; Nemiah y Sifneos, 1970). gos nos ayudan a escuchar mejor a nuestros pacientes somatizadores,
Estos investigadores fueron los primeros en construir hipótesis que ex- y a prever mejor la potencial fragilidad de estos sordomudos del afecto
plica.ran el hecho de que ciertos pacientes parecieran poder vivir que no somatizan, o que todavía no lo hacen.
consigo mismos, y comunicar con los demás, sin afecto alguno. En un El cuestionar la validez de los conceptos de los psicosomatólogos,
primer momento sus investigaciones les llevaron a esbozar una "per- en lo que a mis propios analizados se refiere, se debe sin duda al hecho
sonalidad psicosomática", así como a los conceptos ya expuestos, de de que nos ocupamos de dos poblaciones diferentes y que la solicitud
pensamiento operatorio, alexitimia y neurosis de comportamiento. de ayuda del paciente es, también, distinta. De igual modo, es compren-
Aunque bastante perpleja en cuanto a Ja validez de sus conceptos en sible que los fenómenos psicosomáticos observados en un encuadre
lo referente a mis propios pacientes, mis observaciones me llevaron a psicoanalítico den origen a conceptos diferentes a los que se llega en
advertir que un funcionamiento psíquico de este tipo parecía en oca- los centros de investigación psicosomática, aun cuando las manifes-
siones aumentar notablemente la tendencia a la somatización de taciones somáticas sean similares, en la medida en que los puntos de
algunos de ellos. Pero observé igualmente que otros muchos, aque- vista científicos derivan de teorías de causalidad diferentes (McDou-
jados de enfermedades tradicionalmente consideradas psicosomáticas, gall, 1982a, capítulo VII).
no funcionaban necesariamente de esta manera. No obstante, estos El psicoanálisis, como ciencia, se centra en el significado (y en
trabajos me ayudaron a tomar consciencia del hecho de que los especial en el significado de las relaciones), y su lógica subyacente es
pacientes que llamé "normópatas", "personalidades adictivas" y la lógica del lenguaje. Tratando de conceptualizar la relación cuerpo-
"desafectivizados" tendían con frecuencia a somatizar en situaciones psique en el infans, debemos formular al menos una pregunta funda-
de estrés. La reacción psicosomática era a menudo una consecuencia mental: ¿cuáles son los mecanismos de defensa que utiliza la psique
del fracaso de su modo habitual de dispersión, o de un desbordamiento infantil para protegerse contra el regreso de una (o una serie de)
del funcionamiento alexitímico, cuya función defensiva (en mi opinión) experiencia(s) traumática(s) con la vivencia-de nuevo-de la angustia
consiste en exorcizar angustias arcaicas de tipo psicótico. Se abre destructiva intolerable para un bebé? Antes mencioné la importancia
entonces la puerta a una disfunción psicosomática como respuesta a la que, para la comprensión de los fenómenos psicosomáticos, reviste a
señal primitiva proveniente de aquella parte de la psique que no posee mi juicio el mecanismo arcaico (como lo describe Freud) de Verwer-
las palabras para delimitar y contener estas fantasías aterradoras. Las fung, es decir, "una defensa( ... ) que consiste en lo siguiente, el yo
palabras, como ya hemos apuntado en múltiples ocasiones, son los rechaza ( verwirft) la representación intolerable, simultáneamente con
diques más eficaces para contener la energía ligada a las pulsiones y a su afecto, y se comporta como si la representación no hubiera llegado
120 AFECTOS: DISPERSIÓN y DESAFECTACIÓN AFECTOS: DISPERSIÓNYDESAFECTACIÓN 121

jamás al yo" (Freud, 1894), la eyección total de la psique. Más permanece intacta en el modo de pensamiento (o el modo de "no-
adelante, Freud ( 1911 b, l 9 l 5a, 1924, 1938a, 1938b) desarrolló, para pensamiento", de lo "impensable") del adulto que reacciona frente a
profundizar en ellos y compararlos, tres mecanismos de defensa que los acontecimientos de la vida cotidiana.
trataban de negar, de deshacer o, de otras formas, de desembarazarse
de experiencias intolerables para la psique: la negación ( Verneinung),
larenegación (Verleugnung) y el repudio de la psique (Verwerfung). CONSIDERACIONES ETIOLÓGICAS
De estos tres conceptos, el último es el más difícil de manejar en cuanto
a su aplicación clínica. Freud consideraba la capacidad de la psique Como puede observarse en el transcurso del análisis, la extrema
para eyectar completamente una experiencia vital del campo de la fragilidad de la economía narcisista de numerosos analizados que han
consciencia (en lugar de conservarla en forma de represión) como una encontrado "soluciones" de adicción o de desafectación, y que también
manifestación típicamente psicótica. En el caso Schreber (l911a) presentan somatizaciones, nos proporciona algunas hipótesis referen-
demostró que lo que es expulsado de la consciencia sin ser después tes a los factores etiológicos. En el ámbito de la rememoración, a
reintegrado en el inconsciente del sujeto (al contrario de lo que sucede menudo se hace referencia a un discurso familiar que preconizaba un
en la represión) retorna en forma de alucinación o de delirio. Lacan ideal de inafectividad, y que condenaba toda experiencia imaginativa.
(1954, 1959, 1966) propuso el término de repudio para este meca- Más allá de estos elementos conscientes en el discurso del sujeto,
nismo, centrándose en la exigencia de Freud de definir un mecanismo llegué a veces a reconstruir con mis pacientes, a través de los sueños,
de defensa que fuera específico de la psicosis (más adelante, Lacan las asociaciones y la vivencia transferencia!, la existencia de una pa-
desarrolló esta noción dentro del marco de su teoría de lo "simbólico"). radójica relación madre-hijo, donde se sentía a la madre como incapaz
Una cosa está clara: las huellas "experimentales" que perduran no son de interpretar las señales emocionales de su hijo. Quizás, como reac-
las mismas en el caso del rechazo (o del repudio) y en el caso de la ción al miedo inconsciente frente a su propia vida afectiva, controlara
represión. A mi juicio (McDougall, 1974, 1978, 1982a) este mismo ella al máximo (como recordaba el analizado) los gestos espontáneos
mecanismo desempeña un papel importante en el fenómeno psi- y, más adelante, los pensamientos y los sentimientos de su hijo. Aunque
cosomático. nunca podamos llegar a saber lo que, en los intercambios íntimos
Basándome en mi experiencia clínica, diría que esta capacidad para corporales y psicológicos entre madre y bebé, provocó que el niño
eyectar fuera de la psique percepciones, pensamientos, fantasías y pequeño desvitalizara su vivencia emocional, sí estamos en condi-
otros acontecimientos de carácter psicológico (frecuentemente creados ciones de observar lo que sucede cuando en la relación psicoanalítica
por situaciones triviales en el mundo exterior pero cargadas para el o en la vida cotidiana se dan experiencias cargadas de afectos. En el
sujeto de dolor mental, registradas pero no reconocidas como tales) mundo psíquico interno, el continente del afecto sirve a veces de
puede producir, en el adulto, una regresión hacia respuestas somáticas Atlántida.
en lugar de una respuesta psicótica. Existe una disociació~ entre la Cuando hay ausencia de sueños y de fantasías, en situaciones en que
representación de palabra y la representación de cosa, lo que hace que hubieran podido esperarse, es frecuente encontrar en su lugar sensaciones
las señales de angustia se conviertan en el equivalen te de una represen- corporales, pseudopercepciones transitorias o reacciones somáticas.
tación de cosa, separada de la representación de palabra que daría Estos "equivalentes-de-sueños" que obedecen al proceso primario,
sentido a la experiencia (recordemos que, en el niño pequeño, el cuerpo pueden también considerarse como "equivalentes de afecto".
es vivido como un objeto-cosa perteneciente al mundo exterior). La in- La consecuencia de esto es que los pacientes "desafectivizados",
vestigación de las razones históricas que originan esta separación incapaces de representar mentalmente una idea ligada a su calidad
cuerpo-psique y cosa-palabra abre el camino a muchas hipótesis emocional e incapaces también, por razones ya mencionadas, de re-
conjeturales sobre la relación transacional más antigua entre madre Y primir estas representaciones, deben recurrir a los mecanismos más
bebé. Aunque posiblemente jamás sepamos lo que sºucedió verdadera- primitivos de la escisión y de la identificación proyectiva, para pro-
mente, podemos observar la forma en que la versión del niño pequeño tegerse contra el desencadenamiento del sufrimiento moral. El indi-
1
1
1 122
AFECTOS : DISPERSIÓNYDESAFECTACIÓN

viduo eyecta entonces de su consciencia tanto la idea com~ el afecto VII


1 que la acompaña, 0 bien los proyecta sobre la representación de otra
persona existente en su mundo interno. Más a?elante, se busca un
1 representante de este objeto interno, la mayona .de las ~eces en el
1 mundo externo. De este modo, estos sujetos evocan mcon~ci~ntemente
en los demás, por su forma de hablar y de actuar, los sentimientos ~ue
. do en sí mismos. De hecho, muy a menudo hablan·-y actuan
1 h anrepu d1a A ,
como sus propios padres lo hicieron con ellos cuando eran mnos. si, LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN
1 puede suceder que estos adultos no tengan ning~n. otro modo de
comunicar sus sentimientos de parálisis y de sufnmiento que el de
1 provocar, involuntariamente, estos afectos en el otro. . .
Este aspecto del discurso del analizado, por ~os_ sentimientos de
1 confusión, de angustia, de irritación y de abummiento, que ~uede
provocar en la relación psicoanalítica, puede alertar a~ anahst~ Y
hacerle capaz de oír, de forma desgarradora, los mensajes del t~~o
"d bl -b· d" así como el dolor olvidado y el desamparo del nmo
ou e m , . "d d.
pequeño que tuvo que aprender a aminorar su vitah a mterna para Entre las diferentes curas analíticas de cuyas sesiones hubiera
sobrevivir. Mostraremos algunos aspectos clínicos de este problema en podido extraer fragmentos para aclarar las propuestas del capítulo
1 el siguiente capítulo. anterior advertí, con algún retraso, que casi siempre se trataba de
pacientes en segundo y a veces en tercer ¡:i_nálisis. Un segundo análisis
1 es un poco como un segundo matrimonio, del que Samuel Johnson, el
1
famoso crítico y lexicógrafo inglés del siglo XVII dijo que es "el

' triunfo de la esperanza sobre la experiencia". Como el segundo


matrimonio, el segundo análisis está menos impregnado de ilusión, y a
veces trae consigo el proyecto de hacer pagar a la segunda pareja los
fallos de la primera, y pedir compensación por los daños sufridos. En
cualquier caso, la segunda relación se fundamenta en objetivos mani-
fiestos muy diferentes a los que motivaron la primera.
El primer viaje psicoanalítico se emprende a menudo a causa de un
sufrimiento neurótico que, habiendo disminuido considerablemente,
ha dejado al descubierto otro mal, hasta entonces ignorado por el
sujeto. Aquí tropezamos, evidentemente, con la cuestión de los límites
de lo analizable. jPuede resultar muy aventurado curarse la neurosis,
sobre todo cuando el resultado es la revelación de un vacío interior que
la problemática neurótica encubría! Ante este "vacío" descubierto es
cuando se tropieza entonces con una profunda disfunción de la eco-
I' nonúa afectiva. Esta perturbación afectiva puede haber sido camuflada,

123
LA DESAFECTACIÓN EN ltCCIÓN 125
LA DESAFECT ACIÓN EN ACCIÓN
124
d~scubrióamos más tarde, había sido construido para protegerlo contra
a su vez, no solamente por síntomas neuróticos sino también por miedos arcaicos. Si hablo en el momento actual de Times con el fin d
comportamientos adictivos o problemas caracteriales, es decir, por s~
comparar orga?ización psíquica con Ja de Peter Pan, y de opone~
formas de ser en relación consigo mismo y con los demás, de las que ambos func10nannentos.
el sujeto no se habría valido nunca en su primer análisis . Se trata en Peter P~?· el niño eter?o con poderes mágicos pero que, no obs-
definitiva de la ignorancia por parte del sujeto de gran parte de su tante, perd1~ su sombra, vmo a verme para convencerme de que todo
vivencia afectiva. era culpa mia. Peter empleaba en la relación analítica un sistema de
Comprendí entonces que este tipo de problemas podía pasar fácil- d_efen~a completamente diferente al de Tim. En Jugar de luchar en un
mente desapercibido durante años. Los pacientes en los que estoy s1le~c1~ ,de rete?ción o mediante la expeditiva eliminación de toda
pensando no tenían en modo alguno consciencia de sufrir una inca- exc1tac10n afectiva, recurría a medios más bien "orales" de ataque y de
pacidad para reconocer sus experiencias emocionales o una tendencia de~ensa. En v~z de callarse, lanzaba palabras e improperios como
a pulverizarlas, en la medida en que éstas, conscientes solamente por qmen l_anz~ ,p1e,dras. A pesar de esta forma aparentemente viva de
un breve momento, habían sido totalmente eyectadas fuera de la psique comum~a~10n, el también estaba, en muchos aspectos, profundamente
o inmediatamente atomizadas en cualquier forma de acción. desafect1v1zado.
Lo que dominaba en aquellos analizados era la consignación de un Antes de venir a verme, Peter ya se había sometido a un análisis
fracaso: haber pasado al lado de la esencia misma de la vida, consig- durante doce ª?~s. con do~ analistas masculinos . Como apoyo a su
nación unida a un interrogante sobre su vida privada que, contra- demanda de anahs1s conrmgo, me trajo, como una ofrenda dos sínto-
riamente a la de los demás, parecía vacía, aburrida y penosa. Si los mas muy "neuróticos" (que tenían ambos una resonancia psic¿somática)
primeros años de análisis sirvieron, en el mejor de los casos.para Peter había conseguido_mantener;~~ cuarenta años de existencia y~
vencer inhibiciones y síntomas diversos, después aparecía, a plena luz ~esar de ~us muchos anos de anahs1s anterior, una cierta forma de
del día, una profunda impresión de insatisfacción de la que los anali- impotencia sexual, así como un insomnio rebelde que le atormentaba
zados no habían tomado consciencia hasta entonces. De esta forma, el desde la adole~cencia. A lo largo de nuestras dos entrevistas prelimi-
desarrollo del proceso psicoanalítico desembocaba en el descubri nares, expreso la profunda convicción de que yo sería incapaz de
miento de estados subyacentes de desesperación irrepresentable o de comprenderle, y por lo tanto incapaz de ayudarle. Aparte del hecho de
angustia innombrable. tener pr?bl~mas neuróticos que él pensaba hubieran debido desapare-
La elaboración de esta problemática nos llevó también, a mis cer hac~a tiempo, _Peter me parecía dotado con una interesante y
pacientes y a mí, a reconocer el hecho de que poseían muy poca c?_mpleja persona~1dad, con además una especie de toque infantil. Le
tolerancia afectiva, lo que a menudo hacía que fuera urgente la dije que estaba dispuesta a correr el riesgo de verme incapaz de
"descarga" de la vivencia emocional en la acción. ~º-~~renderle y ayu_darle, si é~ mismo lo consentía. Un año después se
En definitiva, estos analizados revelaban un auténtico terror a su . m1c10 nuestro trabajo en comun, al ritmo de tres sesiones por semana
realidad psíquica, de la que estaban en cierto sentido desconectados. y duró ocho años. '
Algunos de ellos conseguían eliminar de su memoria casi todas mis
intervenciones, lo que se integraba evidentemente en su blindaje de _ He aq~í_e~ _breve fragmento de una sesión que tuvo lugar en el sexto
desafectación. Tim (cuyo caso evocaremos en el próximo capítulo) en ano ,de.~na~1s1s. Desde hacía varios años, Peter llegaba, como él mismo
lugar de abandonarse al lujo de la asociación libre había desarrollado dec_ia deliberadamente con quince minutos de retraso" a todas las
una especie de fortificación "anal" de un poder casi inexpugnable, y se ses10nes, "~or~ue este aná_I~sis no tiene ninguna utilidad" (a pesar de
mantenía cerrado a lo imaginario como a toda huella de afectos aquella escept1ca declarac10n no faltó a una sola sesión en ocho años)
transferenciales; el contenido de las sesiones, mis intervenciones, No entraré en los detalles de aquellos largos años de análisis per~
nuestra relación: todo parecía someterse a un proceso de desafectación trataré de ilustrar la singular naturaleza de la relación analítica ; de la
antes de ser eyectado, en cierta forma como una "caca" que había que economía afectiva que mostraba Peter. Cada vez que yo ha~ía una
expulsar al final de cada sesión. Este modo de funcionamiento, como
126 LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN
127

observación me replicaba de este modo: "Le aseguro que no com- los a~pectos _potencialmente válidos de estos objetos parciales, no
prendo cómo, ni dónde, ha conseguido usted su buena fam~ de ana- const1tu~e m ~ucho ~enos el verdadero problema, porque estas
lista" . O sino: "¡Me pregunto de qué libros saca usted sus interpre- proyecc10nes mconsc1entes son la señal misma de que algo "está
1 taciones! En cuanto a sus pequeños artículos, se diría que siempre trata pasando" entre el analista y el analizado. Además, a pesar de todo lo
de ser comprensible, sin duda para seducir a sus lectores". Al cabo de que era constantemente negativo en el proceso analítico de los dos
l dos años, aquella queja se modificó un poco: "Quizás pu~da usted pacientes que estoy comparando, su problemática y su funcionamiento
hacer algo por los demás, pero se lo digo desde ahora, ¡connugo nunca psíquico me intrigaban, y me había encariñado con los dos. Sin em-
resultará! Yo me estoy volviendo cada día más viejo y más enfermo. bargo, había días en que estaba verdaderamente harta. Este desaliento
·Éste es el resultado de su precioso trabajo!" Cuando le hice observar mío provenía del hecho de que, a pesar de los indicios evidentes de
~ue aquella situación debía ser bastante incómoda para él, record~ algo afec~os callados, y de un drama subyacente que intentaba expresarse a
que había oído sobre los doberman, esos feroces perros .guardian~s. traves ~e las palabras, aquellos análisis se estancaban. La aparente
Estos animales, según parece, sufren trastornos caractenales. Segun ausencia de toda señal de cambio psíquico-al igual que en la reacción
Peter, se encariñan apasionadamente de su primer dueño, Y pueden a terapéutica negativa- tiene tendencia a evocaren el analista sentimien-
veces transferir su afecto a un segundo, pero serían perfectamente tos contratransferenciales negativos, acompañados de una sensación
capaces de destrozar al tercero. de parálisis interna. El ataque incesante -contra el encuadre 0 la
Sintiendo la desesperación del ser prisionero dentro de Peter, en rela~ión analítica, y contra el proceso en sí- tiene, naturalmente, un
eterna búsqueda del padre que le ayudara en definitiva a liberarse-y s~nll.do, Ypuede proporcionar una visión global profundamente signi-
que podría también odiar con toda impunidad- le dije: "Y yo soy su ficativa de la organización subyacente del paciente y de sus técnicas de
tercer analista". Reinó un profundo silencio antes de que Peter se supervivencia psíquica. Pero si este significado potencial no reviste
recobrara, para decirme finalmente : "¡Verdaderamente! ¡Usted Y sus ningú~ interés para el analizado, o si no se ha comprendido bien, y se
pequeñas interpretaciones analíticas!" Como puede suponerse, el ha olvidado o negado de inmediato, entonces debemos aceptar que
análisis del afecto transferencia! no fue nada fácil. De hecho, cuando probab!emente estemos ante una forma de defensa primitiva, nacida de
se me ocurría (muy rara vez, todo hay que decirlo) poner de relieve una la puls1ón de muerte, y que quizás se haya establecido para luchar
asociación o una palabra, Peter me interrumpía la mayoría de las veces contra la se~sación de un peligro inminente, incluso mortal, provocada
en medio de una frase, como si yo no estuviera hablando. Cuando un por~l camb10 o por ~a mera idea del cambio. Es comprensible que estos
día se lo hice observar, me respondió que yo estaba allí para escuchar, anahza~~s, que estan como ausentes de su propio discurso, tengan a
y que no tenía ningún interés en oír nada de lo que yo d!jera. . veces d1f1cultad para comprender la experiencia afectiva del otro
Los meses pasaron y me di cuenta de que Peter tema tendencia a ~.nclui~a la del analist~. ¡La eco.secuencia en cualquier caso es que lo~
percibir como una herida narcisista cada interpretac~ón que yo 1: otros , Ya mayor razon el analista, corren el riesgo de ser "afectados"
proponía. Empecé a sentirme desanimada pero, con e~ tiempo: llegue en su lugar!
a comprender que ahí residía precisamente el mensaje esencial, una La problemática fundamental que intento definir aquí es de carácter
comunicación primitiva cuya meta era hac~rme co.m prender lo que el preneurótico. Estos analizados actúan como si estuvieran sometidos a
niño que habitaba en el mundo psíquico interno de Peter, ni~o d~sam­ una inexorable ley materna que pusiera constantemente en duda su
parado e incomprendido, había sentido un día: que la comumcac1ó~ ~o de:ec~o a la existencia y a la independencia. En algunos casos, se vi ven
tenía ninguna utilidad y que no había esperanza alguna de una relac1on a s1.m1smos como una extensión narcisista de la madre, y se sienten
viva impregnada de afecto. obligados a completar su sentimiento de identidad y a subvenir a sus
Con Peter, pues, yo no era una "caca" que debía evacuarse, co~o necesidades. La experiencia clínica me convenció de que esta "ley" tan
fue el caso con Tim, sino más bien un "pecho defectuoso" que merecia profundamente enraizada en ellos era uno de los elementos fundamen-
ser destrozado. El hecho de ser denigrado o eliminado constantemente, tales en la construcción de su identidad subjetiva, y que era trasmitida
porque uno es vivido como caca o pecho, y sin encarnar aparentemente desde el nacimiento por la madre, a través de sus gestos, de su voz, de
LA DESAFECT ACIÓN EN ACCIÓN LA DESAFECTACIÓN EN AC€IÓN 129
128

su forma de mirar, de reaccionar y respondera los estados de excitación se refiere, soy mucho más desgraciado que nunca. Mi síntoma, mi
y a las tormentas afectivas del lactante. Porque sola~ente la madre verdadero síntoma, es que yo no sé vivir."
(influenciada. a su vez, por los objetos de su mundo mterno y por su Mas allá del patetismo perceptible en estas palabras, podríamos
propio pasado) decide lo que hay que alentar o restringir de la espon- también preguntarnos quién en el mundo interno de Peteres "yo". ¿Es
taneidad de su hijo (esta trasmisión incluye también lo que Jean el adulto que ahora duerme bien? ¿El hombre que hace el amor sin
Laplanche ( 1985) llama los "significant~s enigmáti~os" , t,ras~tidos inhibiciones? Es como si estas experiencias no formaran parte de "él":
de madre a hijo y registrados desde el ongen de la vida psiqmca). quedan excluidas de lo que piensa su "verdadero yo". Su "yo" íntimo
No es mi intención examinar en detalle, en este capítulo, los efectos tiene un profundo sentimiento de muerte interior, como si este "yo" no
del pasado personal sobre las organizaciones fálico-edípi~a~ Y pre- hubiera estado jamás verdaderamente vivo. Además, en caso de que
genitales de los pacientes aquí evocados (estos aspectos seran ilustra- aquella parte muerta hubiera amenazado con vivir, debíaserde nuevo
dos con más detalle en otros capítulos). Quiero centrarme sobre todo, despojada, casi en el mismo momento, de vida, de sensibilidad y, por
con ayuda de los ejemplos clínicos, en los factor~s, tal ~orno pude lo tanto, de significado.
observarlos, que se refieren a las formas de func10namiento de la Nuestro trabajo analítico prosiguió y llegué a la conclusión, no sin
economía psíquica. cierta inquietud, que los anteriores síntomas psíquicos de Peter habían
Al postular que estos problemas son de naturaleza preneurótica, no servido para camuflar la tramoya de su teatro interno; una vez desa-
quiero decir que falten aquí síntomas neuróticos o modelos de ca~ácter parecidos, dejaban tras de sí una vivencia de desafectación y de
neurótico. Éstos, evidentemente presentes, pueden no obstante impe- depresión que marcaba con su huella su sueño desprovisto de sueños y
dirnos reconocer las angustias más profundas. Quizás sea ésta la razón su vida sexual desprovista de ensueños. Vida a medias tintas, pero a la
por la que los propios analizados no sienten la amplitud de su sufri- cual se aferraba como un náufrago a una tabla de salvación. La imagen
miento, o se desinteresan totalmente de él. Cuando los aspectos que tenía de su identidad personal se parecía en cierto modo a una
neuróticos se hacen accesibles al proceso analítico, advertimos a fotografía ajada a la que, a pesar de todo, se agarraba como a un signo
menudo que han permanecido intactos para servir de defensa contra un de supervivencia psíquica. Me pregunté: "¿Me he convertido acaso en
el marco donde este retrato sepia puede estar seguro de encontrar su
potencial desbordamiento de angustias narcisistas y psicóticas, que
lugar?" Peter afirmó que le era imposible dejarme, a pesar de su
amenazaba con hacer vacilar el propio sentimiento de identidad sub-
convicción de que yo no podía volverle a la vida.
jetiva. · ¿Cómo debemos comprender esta impresión de muerte psíquica
Por ejemplo, los dos "buenos" síntomas neuróticos (insomnio,
que congela todo impulso vital? Era como si a Peter le estuviera
impotencia) aportados por Peter al principio de su análisis estaban
prohibido, por razones incomprensibles, gozar de la vida, gozar de su
ligados, entre otros elementos conflictivos, al temor de deseo~ homo- propia experiencia de la vida, y aceptar también aquellos momentos de
sexuales hasta entonces inconscientes; los síntomas desaparecieron en decepción, de ira, o de dolor narcisista que todo el mundo, inevitable-
el transcurso de los tres primeros años de nuestro trabajo en común. mente, conoce.
Pero estos cambios estaban lejos de hacer feliz a Peter. Sería más Para vol ver a mi pregunta central -¿qué sucede en estas circunstan-
exacto decir que estaba resentido por ello: "Sin duda se felicita usted cias con el afecto inaccesible?- con toda evidencia no sigue los
por la desaparición de mis dos síntomas. No ha cambiado nada caminos económicos y dinámicos descritos por Freud en las estructu-
fundamental. Es completamente normal dormir por la noche, Y en ras histéricas y obsesivas y en las neurosis actuales (la "neurastenia" y
cuanto a mi vida sexual, usted sabe perfectamente que para mí tiene la la "histeria de angustia" que hoy en día llamaríamos más bien estados
misma importancia que lavarme los dientes. Es algo necesario Y a de grave patología afectiva: depresión esencial y angustia catas-
menudo me siento mejor después." Esta triste negación traicionaba el trófica). En los analizados como Pe ter, existe por el contrario una grave
temor de que la desaparición de los síntomas pusiera de manifiesto una deficiencia de defens¡is protectoras y de acción eficaz en la confron-
problemática mucho más mortífera. Pe ter siguió: "Pero en lo que a mí tación con el dolor psíquico, ya se origine ésta en la investidura de la

1
130 LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN
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libido narcisista o de la libido objetal. El miedo a ser sumergido, a elegante!) "Y además, parecía que no tuviera usted cabeza; también
experimentar la implosión o la explosión en las relaciones con los por eso tuve la impresión de que era más bajita. Quiero decir que
demás, obliga a menudo a estos analizados a atacar no solamente a la parecía empequeñecida, minúscula, sin color, vamos."
percepción de sus emociones sino también a toda percepción exterior Tratando de analizar los sentimientos negativos que, como le hice
capaz de provocar movimientos afectivos. Dentro de la relación observar, había podido provocar su larga espera, dedujo que, como se
analítica somos a veces observadores privilegiados de esta eliminación trataba de un ejercicio de lógica, quizás hubiera debido tener senti-
radical de la percepción, luego del reconocimiento, de acontecimien- mientos vagamente hostiles, pero que de hecho no había sentido nada
tos aparentemente nimios pero fuertemente cargados emocionalmente, de eso y dudaba mucho que fuera capaz de una emoción así en mi
lo que nos permite seguir las huellas de lo que sucede con el afecto contra. A partir de ahí, se lanzó a una cadena asociativa y evocó
asfixiado. algunos recuerdos encubridores, así como algunas fantasías que habíamos
Aunque existan numerosos rasgos interesantes a tener en cuenta en elaborado durante aquel análisis. Podrían considerarse como "recuer-
la organización psíquica de pacientes como Pe ter, mi intención aquí es dos encubridores reconstruidos" o construcciones que se habían con-
utilizar un fragmento de su análisis con el único fin de ilustrar la vertido en parte integrante de nuestro trabajo (como sucede a menudo
naturaleza del trastorno afectivo, así como lo que sucede en aquellos cuando un análisis dura varios años).
momentos en que este tipo de analizados pierden el contacto con los En aquel momento Peter recogió uno de aquellos "recuerdos"
aspectos afectivos de su realidad psíquica. convertido para él en una certeza: algo catastrófico había sucedido
entre su madre y él cuando tenía cuatro meses. Sus pensamientos se
d~s~iaron entonces hacia una fotografía que le representaba a los
PETER ATACA A LA REALIDAD EXTERIOR d1ec10cho meses y que él llamaba, cada vez que la mencionaba, la foto
del "bebé en la nieve": De hecho, aquella foto, que me trajo un día, le
En general, como ya he dicho, Pe ter llegaba a las sesiones con diez mostraba sentado al sol en una playa de arena blanca.
o quince minutos de retraso, proclamando que, de todas formas, estaba En a~uel preciso instante de la sesión, dejando vagar mis propios
mejor en la sala de espera que en el diván. Llamé varias veces su pensanuentos en respuesta a sus asociaciones, pensé:"¡ He aquí a Peter
atención sobre esta forma de acting out; como consecuencia de lo cual Pan, 'bebé en la nieve', sintiéndose aún helado y desvalido, abando-
se interesó, en nuestro quinto año de trabajo, por el significado in- nado de nuevo, dejado-en-la-estacada en mi sala de espera! Pero Peter
consciente de aquella falta de puntualidad, y me dijo que tenía inten- Pan parece determinado a no enterarse de sus sentimientos actuales, y
ción de llegar puntual la próxima vez. Llegó con diez minutos de sobre todo, a evitar toda representación que pudiera resucitar una
antelación. Y yo misma, a causa de circunstancias imprevistas, llegué situación traumática del pasado."
con diez minutos de retraso. Teniendo en cuenta el contexto, consi- Sin percibir vínculo alguno entre sus pensamientos, Peter vino
deré este retraso totalmente lamentable, y se lo dije. Echándose en el entonces a rememorar el momento de nuestro segundo año de trabajo,
diván, dijo: "¡Dios mío, me da absolutamente igual! Estaba muy a cuando expresó de pronto su deseo de finalizar el análisis. En la medida
gusto solo en la sala de-espera. El tiempo ha pasado volando, porque en ~~e. ya me había descrito la forma brusca en que interrumpió sus dos
estuve leyendo un artículo excelente. De hecho, cuando apareció usted anahs1s precedentes, le sugerí que nos diera tiempo para examinar las
en la puerta no la vi ... bueno, sí la vi, pero tuve la curiosa sensación de razones de aquella súbita decisión, y poner término a la cura si fuera
que era usted sorprendentemente pequeña. Y observé que va usted necesario, en lugar de reaccionar siguiendo un antiguo modelo y sin
vestida de una forma bastante vulgar. .. no tan elegante como de comprender lo que estaba sucediendo. A partir de aquel momento,
costumbre. Lleva usted, según creo, un traje muy soso, como de color Pe ter m~ reprochó continuamente no haber comprendido la capital im-
rosa-gris sucio." (¡En realidad, llevaba un vestido color albaricoque portancia de su deseo de abandonar el análisis, y afirmó que yo había
con un largo echarpe blanco, lo que, en mi opinión, era bastante destruido definitivamente sus posibilidades de experimentar un ver-
l
j
LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN 133
132

dadero deseo: "Hubiera debido usted comprender que de todos modos autista". Tiro se refirió a sí mismo en nuestra primera entrevista como
no la habóa dejado. Pero no, tenía que estropearlo todo. Ahora sí, que un "individuo esquizoide" y Christophe, de quien hemos hablado en el
está todo perdido. Nunca jamás volveré a tener un deseo espontaneo capítulo III, afirmaba que era "un niño retrasado en un mundo psicótico".
Pero, tanto en uno como en otro, se trataba de la parte adulta del
que sea verdaderamente mío." individuo que observaba y que comentaba el estado del niño traumati-
He aquí que tenía ante mí a 1 pequeño Peter Pan, de cuatr~ meses
-o dieciocho meses- lleno de vida, y que ha osado una vez mas tener zado y desconcertado que cada uno llevaba dentro de sí. En cierto
un gesto espontáneo hacia su madre-analista. Pero.ella resulta ser una sentido, lo que operaba aquí en cada uno de estos pacientes era un modo
madre implacable, sin ternura o ausente, que le o?hga a a~ep.ta~ de una de d.efensa intelectual, cuyo fin era permanecer sordo a los mensajes
vez por todas que jamás podrá aspirar a u~a libertad md1v1dual, a .\ enviados por el niño y evitar así ocuparse de aquella parte infantil
deseos que Je sean propios, y a gozar de la vida, excepto ~agando un herida.
precio exorbitante: perder el amor de su madre y su pr~senc1a reconfo~­ \ Las dificultades contratransferenciales que, casi inevitablemente,
tante. Su reacción era \a de todo niño pequeño que tuviera que co~battr surgen en este tipo de trabajo no residen en la incapacidad de identifi-
1

su percepción de Ja madre que creía l~ había r~chazado Y he~1do: su carse con el lactante oculto en los mundos interiores de nuestros
madre no tiene cabeza, ha empequeñecido y no tiene color, una imagen analizados. Estriban más bien de su total incapacidad para creer que
disecada y desvitalizada de la que debe huir a toda costa ..Pe~o, al alguien les pueda ayudar, a pesar del desamparo que les consume.
hacerlo la internaliza, de tal forma que es con esta madre desv1tabzada Prefieren destruir todo ofrecimiento de ayuda antes que volver a
con qui~n ahora se identifica. Porque el bebé que sigue teniend~ la sumirse en las experiencias traumatizantes de la primera infancia. A
impr~sión de ser, no puede prescindir de su madre. Ella es la v~~a causa de la falta de un "introyecto benevolente y materno" (Krystal,
misma. Renuncia por tanto a su propia vitalidad interna. Pre~enna l 978a, l 978b) no pueden escuchar de forma significativa lo que
congelarse "de verdad" en aquella imagen de "bebé solo en la meve", ocurre. Esto se hace evidente en la relación analítica cuando el analista
desempeñando ahora un papel doble: el del niño pequeño desesperado se ve relegado al papel de la madre inadecuada, incompetente o
y el de la madre que le desaprueba, que le rechaza, que no ,le com- totalmente ausente con la que el analizado siempre está tratando, en sus
prende. En la transferencia, sólo fue capaz ~e proy,e~tar en m1 aquella fantasías inconscientes, de "ajustar cuentas", cuentas que se remontan
representación en particular (entre otras mas benef1cas) de su madre a las cosas inacabadas de la infancia. U na vez estas fantasías y el com-
interna. · , · d portamiento que provocan se vuelven verbalizables y analizables,
André Green ( 1973 ), haciendo referencia a las formas ps1cottcas e otras imágenes de la madre y del padre se hacen accesibles a la
vivir el afecto, observaba que "la afectividad paradójic~ se expresa en elaboración, lo que muy bien puede desencadenar un cambio psíquico
acto por impulsos( ... ) explosivos e inesperados. El v1~culo entre el (ver el caso de Georgette en el capítulo X).
afecto y la representación se percibe a través de las relac10nes ~~tre el Al margen de esta compleja proyección de un objeto materno
acto y la alucinación. El afecto es actuado, l.a rep~esentac10n no
·.h.

inadecuado, el analista debe también aceptar ser vivido como el padre


obedece ya a la prueba de realidad". Green prosigue c~tando el.punto
de vista de Bion ( 1959) que piensa que en algunos pacientes existe un
.. que ha fracasado en su tarea, la de proteger al niño contra la imagen-
madre implosiva. Así, la falta de identificación con una madre interna
odio a la realidad como tal, y como consecuencia una inhibición de la
protectora se hace sentir do loros-amente en el trabajo analítico, tanto
vivencia afectiva para la psique. Al mismo tiempo tienen lug~ "ataques
como la falta de identificación con un padre .válido; padre que, al
destructivos sobre todos los procesos psíquicos: so~reel objeto, sobre
tiempo que se vive como prohibente de la madre-pecho, se siente
el cuerpo del sujeto, y ante todo sobre su pensamiento. El afecto no es
también como no teniendo nada que ofrecer para compensar tal
solamente infiltrado por el odio, sino odiado como afecto.".
renuncia. Y es este padre, desmesuradamente cruel y superyoico,
Los pacientes como Peter y como Tiro uti!izan ~fecttva~ente
1 ciertos mecanismos de defensa psicóticos, pero m uno m otro t:nian. ~n
quien constituye realmente el soporte de la demanda de análisis: padre
arcaico que impide el acceso a la madre primaria.
modo de pensamiento psicótico. Pe ter observó a veces que era un nmo

1
LA DESAFECTACIÓN EN ACCIÓN LA DESAFECTACIÓN EN ACt:IÓN 135
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A menudo, esta organización edípica desequilibrada puede con- cambio psíquico, y que nuestros analizados desafectivizados y desen-
ducir a un intento de reemplazar la intemalización faltante de una gañados tendrán algún día el valor suficiente para abandonar sus
instancia maternizante por sustancias, objetos, o actos adictivos. De endebles muletas de supervivencia y comenzar a vivir verdadera-
esta forma la madre se convierte, como en la primera infancia pertur- mente.
bada, no en un objeto de búsqueda y de deseos libidinales, sino pura y Esta reflexión sobre las actitudes contratransferenciales plantea
simplemente en un objeto de necesidad. La representación del padre se otra pregunta, también pertinente. ¿Por qué aceptamos en análisis a
inviste entonces como alguien que niega al niño-lactante no solamente sujetos cuyo objetivo es resistirse al proceso analítico, atacar sin tregua
Ja realización de un deseo incestuoso, sino también y sobre todo, el el encuadre y la relación, eliminar todos los hallazgos de esta aventura?
derecho a vivir. Es entonces Narciso más que Edipo quien nos implora Pacientes que se empeñan en no conservar nada válido, decible o
que acudamos en su ayuda, al tiempo que nos pide que s~portemos los inteligible, que pueda esclarecer, siquiera un poco, su dolorosa expe-
golpes del niño rabioso que lucha, con los pobres me~10s d': lo.s que riencia de vida, ¿como si, de obrar de otro modo, peligrara su vida?
dispone, por su derecho a otra e~istencia ~ue es~e ~efl~JO d~ si rrusmo, - !' Pero, para el niño completamente desesperado que se esconde en el
buscando, como lo hizo el Narciso del mito, la umca identidad que le fondo de estos adultos recalcitrantes, el cambio no puede llevar más
ofreció su madre, ninfa de las aguas, y su padre, fugitivo en las olas. que a lo peor. Este miedo no hace sino aumentar y reforzar los
Desde el punto de vista contratransferencial, nuestro propio "Nar- continuos acting, y redoblar los ataques contra cada descubrimiento
ciso" se ve puesto adura prueba. Nos vemos tentados a preguntarnos: iluminado por una luz esperanzada que haga pensar que la vida puede
"¿Por qué necesita este niño más comprensión, m~s c~idados Y ~ás convertirse en una aventura creativa antes que en un campo de batalla.
alimento que otros?" Pero el niño desposeído en su mten~r lo ~ecesita La llamada de socorro de estos analizados se expresa a veces de un
verdaderamente, más que aquel paciente cuya problemática ti~ne una modo que recuerda al credo del adicto: "Ayudadme, por favor. Pero ya
dominante neurótica (porque el neurótico posee en su mundo mterno veréis como soy más fuerte que vosotros. No conseguiréis nada."
dos padres good-enough). Será necesaria mucha paciencia, holding, De hecho, el fondo del problema consiste en lo siguiente: cuando
en el sentido que da Winnicott a este término, que implica no solamente nos internamos en este tipo de análisis, a menudo desconocemos el
Ja necesidad de esperar, de controlar nuestra "neutralidad malévola" difícil camino analítico que se extiende ante nosotros. ¡Muchas veces,
sino también de restringir al otro si es necesario, es decir, de mantener sin duda, estamos moti vados por el deseo narcisista de triunfar donde
intacto (en la medida en que este mantenimiento permita que el proceso otros fracasaron! Por ende, existe también una tendencia a proyectar en
analítico continúe) el encuadre analítico. Así, es necesario poder cada futuro analizado un potencial considerable para la puesta en
restringir y elaborar nuestras propias relaciones afectivas confiando en marcha de este análisis. ¿Acaso no tenemos siempre tendencia a dar .
que el otro llegue a creer que dispondrá de un espacio-tiempo sufi- crédito al otro, a creer que sabrá cómo utilizarnos, y a convencemos,
ciente para que nazca un deseo, y un pensamiento verdadero se elabore en las entrevistas preliminares, de que hemos descubierto en el dis-
dentro de él; este deseo será distinto a una exigencia iracunda de curso latente que se esconde tras el discurso manifiesto dimensiones de
venganza o a la espera de una reparación total. Esta tarea presenta su ser psíquico de las que sigue siendo inconsciente?
considerables riesgos, en la medida en que nos enfrentamos a una Es un próblema de contratransferencia. Nos decimos que estos
dimensión de muerte interna que infiltra el discurso analítico Y que pacientes piden ayuda de un modo desesperado, y otorgamos a este
amenaza a nuestra propia vitalidal También nosotros podemos ser grito un signo positivo; sin duda queremos creer que todos aquéllos que
víctimas del desencanto de nuestros pacientes sobre su capacidad para demandan un análisis, que reconocen su sufrimiento psíquico y quieren
gozar plenamente de la vida, y a nuestra vez desinvestir un viaje descubrir las causas, son analizables. ¡Probablemente existe oculto en
psicoanalítico laborioso y aparentemente interminable. En otras pala- el fondo de cada uno de nosotros un doctor Knock convencido de que
bras, podemos acabar por convencemos de que el viaje no merecía la todo demandante de análisis puede aprovechar esta experiencia, que
pena. Tenemos que persuadimos de que es posible una forma de todo viaje psicoanalítico merece la pena!
136 LA DESAFECT ACIÓN EN ACCIÓN LA DESAFECTACIÓN EN ACeióN
137
Cuando un potencial paciente manifiesta el deseo de realizar descu-
analítico despiertan en nosotros el terror de una experiencia intermi-
brimientos sobre su mundo interior desconocido, evoca en mí un deseo nable , podemos estarles reconocidos por habernos abiert 1 .
similar. Incluso aquéllos que han pasado ya muchos años sobre el sobre un terren_~ de investigación que aún está en barbecho~ os OJOS
diván, y que continúan su búsqueda, tienen el deseo de saber más, de
Como ?1e d~JO un día Peter Pan, tras ocho años de investigación de
descubrir lo que queda aún por esclarecer, como si se tratara de un
su mundo mtenor: "~a he neutralizado completamente. Poco importa
desafío lanzado a nuestra capacidad de avanzar aún más en nuestra ex-
lo que ,haga~ lo que diga. No conseguirá usted nada conmigo ,, C d
le ped1 perrruso_p~a utilizar el extracto de análisis antes citado y~::e~
ploración. ¿Quizás la trampa contratransferencial sea el deseo de saber
demasiado? Bion declaró en una ocasión que un analista es alguien que
,• uso de ~~- ~.~nt1m1ento de ~es:s?eración sobre nuestro trabajo, me
prefiere leer un ser humano antes que un libro.
respond10. ¿Porquéno?M1anahsisescompletamenteinútil ·pe .
¿Y si estuviéramos contándonos cuentos de hadas?¿ Y si no hubiera duda conseguirá usted sacar de él algún articulito !" '1 ro sm
ninguna historia que leer en ese libro, porque el autor no se ha dado
jamás las palabras para empezarlo?¿ O no se ha atrevido nunca a volver
la primera página por miedo a lo que pudiera leer y revelarse a sí mismo
y a nosotros? Quizás el principio de la historia sea también el final, con
lo que estaríamos girando en círculos constantemente, tratando de leer
algo más. De todos modos, una vez que el viaje ha comenzado,
,;J;
debemos asumir la responsabilidad de la empresa realizada en común. , .~
1
Cada uno sabe que hemos de pagar un precio. Los analizados que
1 paralizan nuestra función de "lector-analista" suscitan en nosotros
dolorosos sentimientos de malestar. ¿Cómo podemos dar la vida a . :~

aquéllos que lo único que piden es que dejemos intactos los muros de ·~
1 sus prisiones, y que guardemos para nosotros nuestras reacciones afec-
l tivas? ¿Cómo vamos a enfrentamos con el reconocimiento de nuestra
impotencia en ayudarles a volverse más vivos, a hacerlos menos
desafectivizados, menos desesperados, para que puedan a fin de
cuentas querer abandonarnos y vivir?
Y finalmente, ¿qué vamos a hacer con nuestros propios sentimien-
tos de desesperación hacia nosotros mismos y hacia nuestro trabajo? Se
dice que si alguien mira algo durante el tiempo suficiente, ese algo se
vuelve interesante. Aunque siempre estemos solos en la observación
de nuestros pacientes desesperados y desafectivizados, y aunque
'I
j' sepamos que nadie puede venir a ayudarnos, tenemos al menos la
¡l posibilidad de compartir nuestra inquietud, nuestro sentimiento de
11 incompetencia y nuestra incomprensión. ¡Ésta es la razón de que
'1
11 i escribamos artículos, organicemos coloquios y publiquemos libros! Y
l gracias a esto, algunos analistas tanto como algunos analizados, sin
olvidar a aquéllos que se interesan por el tema y que, sin ser analizados
ni analistas (¡pero quizás capaces de ser su propio psicoanalista!),' ~
pueden compartir nuestra experiencia clínica y nuestras investiga.:,'·:;~ ..
11 ciones teóricas. Aun cuando los pacientes que resisten al procesOi_:!"

ll
VIII

LAS RAZONES DEL CORAZÓN

Desde siempre los poetas, los amantes, los místicos, han sabido lo
que Pascal comprendió hace cuatro siglos, que el corazón tiene sus
propias razones, que la razón ignora. Han presentido que el corazón es
el órgano privilegiado del afecto, la metáfora del amor, del dolor y de
la nostalgia, y también del odio, de la violencia y de la ira. El fragmento
de análisis que sigue cuenta la historia de un hombre que soñaba, desde I•
su más tierna infancia, con ser inaccesible al dolor psíquico tanto como :1
i
al dolor físico, que soñaba con ser un hombre "sin corazón".
El entorno instiló en la mente de aquel valiente niño un ideal de
·;1
invulnerabilidad afectiva, de desafectación, y ello en circunstancias i
muy traumáticas. Quizás malinterpretara las palabras de su madre; de
cualquier modo, parece probable que ésta, en sus intentos por superar .¡
su propio dolor mental, haya preconizado para sus hijos el control :¡
absoluto de todo signo de afecto profundo. Nada de llantos, nada de . il
miedo, nada de ira tampoco, so pena de perder su amor. Porque había ;¡,
1.:'
:1·
amor, aunque no se hablara de él.
¡/1
Treinta y tantos años, gafas, suéter de cuello redondo, el aspecto de i¡ ..
1
un "joven y serio profesor", Tim se dirigió a mí para reanudar un
análisis interrumpido dos años antes, y que había durado cinco años , '/'
11
11·
con un analista masculino. Aquella experiencia le "ayudó en su ¡¡:
malestar", decía Tim; se sentía "más seguro de sí mismo", "pensaba li'
1:
139 1!
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LASRAZONESDELCORAZÓN LASRAZONESDELCORAZÓN • 141


140
tonces, a gozar de la vida, a cualquier nivel? Al autorretrato desvitali-
mejor, se vestía mejor"; como si hubiese adquir~do nuevo~ derecho~. zado que Tiro esbozaba en mi honor, se añadía otro pequeño matiz: no
"Pero mis problemas fundamentales no han vanado: me siento vac10
recordaba haber soñado nunca, ni llorado. Emanaba de él un senti-
dentro de mí, y sin contacto con el mundo externo". miento de desesperación y de muerte interior que iba más allá de las
Por lo que podía recordar, siempre había sido as~. ~isto ~esde fuera. lágrimas. "Supongo", dijo en un tono lúgubre, "que soy un poco
Tiro parecía llevar una vida tranquila y llena de. ex1to. ~1ertament:,
esquizoide".
tenía una situación profesional aparentemente sat1sfactona. pero habia Le pregunté entonces lo que esperaba obtener de la reanudación de
cambiado en dos ocasiones su plan de estudios. y su trabajo actua_l en
su an á li~is . " ~uizás mis problemas estriban en cosas más profundas,
una universidad de provincias había perdido a su vez todo atract~vo.
co~? '.111 relaci~n con mi madre. Hablé mucho de mi padre en el primer
Ciertamente, quería a su mujer y a sus dos hijas, pero no compartia la an_ah s1s, y de m1 convicción de que iba a ocupar su lugar en la cama de
alegría de vivir que ellas parecían sentir de forma :otidiana. A veces _se m1 madre. Recuerdo con toda claridad mi decepción. Pero, antes de
preguntaba si fingían, de tan lejos como se sentl~ de aquella alegna. eso, nada. Ningún recuerdo. Pensé que quizás, con una analista
Ciertamente, tenía relaciones sexuales con su mujer ~e forma regular pudiera ir más lejos". Tras un breve silencio añadió: "Es como sÍ
y sin problemas, pero desde hacía algunos años se desmteresaba por su
estuviera buscando una parte perdida de mí mismo". Fue aquella frase
vida amorosa, porque raramente experimentaba placer durante el acto
según creo, lo que me decidió a aceptar a Tim como futuro analizado'.
sexual. Sin embargo no parecía considerar esta falta de placer co~o un Se declaró dispuesto a emprender el análisis y a esperar el lugar que
síntoma. Trabajaba en un ambiente donde estaba rodeado de mujeres podía reservarle dieciocho meses después .
jóvenes; y algunas de ellas se interesaban por él, pero tampoco sentía U~a vez comenzado el análisis, me sorprendió mucho comprobar
la apetencia de soñar despierto con ellas o de emprender alguna que T1m llegaba a todas las sesiones entre quince y veinte minutos
aventura amorosa. tarde, sistemáti~ame~te. Luego, en el diván, con el cuerpo rígido,
De su infancia, Tim no me proporcionaba más que escasos detalles.
guarda_ba unos diez mmutos de silencio, quitándose y poniéndose las
Era el único varón de una familia con tres hijos, su padre había m~erto
ga:as sm cesar, como preguntándose si era oportuno trasmitirme lo que
súbitamente cuando él tenía siete años. Ningún otro hombre v~no_ a veia. Muy pronto empezó a faltar a las sesiones sin razón aparente. En
ocupar el lugar del padre, y su madre, trabajando duramente, sigmó
cuanto yo anunciaba la fecha de mis vacaciones, desaparecía de la
educando sola a sus tres hijos. escena analítica una semana antes de mi partida. Mis interpretaciones
Tim había guardado un recuerdo muy vivo de la muerte de su padre.
sobre el tema no conducían a nada. Tim reconocía intelectualmente
"Yo había salido de casa, solo, para pasar unas vacaciones con mi tía.
que s_us retrasos, sus silencios, sus ausencias, seguramente pudieran
El día anterior a su muerte tuve un pequeño accidente fecal, aconte-
reflejar angustia u h?stilid~~ hacia mí, o denotar un ataque dirigido
cimiento insólito para mí a aquella edad. Estaba avergonzad?·. Al día contra nu~stro trabajo anahtico; aceptaba igualmente la hipótesis de
siguiente, mi tía vino a decirme que ten~a que darme una n~ticia ~uy una necesidad en él de controlar toda experiencia de separación. Sin
triste sobre mi padre. Mi primer pensamiento fue que le habian ~etido embargo, no descubría ninguna huella de tales emociones. Insistía en
en la cárcel. Cuando me dijo que no, que había muerto, qued~ con- que mis interpretaciones, que consideraba "interesantes", le parecían
vencido de que era culpa mía, por lo del día anterio~, lo del ~cci?ente "acertadas" por pura deducción lógica. Pero no sentía nada.
en el pantalón. Como si le hubiera matado con mis heces . Tim no
En la evocación de algunos escasos recuerdos de infancia que a mí
recordaba que la muerte de su padre le hubiera trastornado. "No lloré".
me parecían conmovedores, Tim se mostraba como desprovisto de
añadió como prueba de su estoicismo. _ . . afecto. Yo era la única "afectada".
A mi pregunta de si tenía otros recuerdos~~ su ~.adre, Tn~-~e dio De vez en cuando, al lado de la imagen del padre risueño, de-
una respuesta inesperada: "¿Mi padre? Un vividor . ¡Pad~rojica ex-
rra'.11ando alegría por toda la casa, amante de beber un trago con los
presión para describir a un padre muerto! ¿Era ~c~so posible que el amigos (a pesar de la desaprobación materna), aparecía otro recuerdo:
pequeño Tim de antaño hubiera sepultado co~ el viv1~or d: su padre su
1 el del padre matando al gato de la familia con un hacha. Aquel acto
! propia vivacidad? ¿Había renunciado para siempre Jamas, desde en-
¡,

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cruel fue, según Tim, culpa de su madre, que se quejabacontinuame~te provocaban ningún cambio psíquico. Durante aquella fase del análisis
al padre de la suciedad del animal. Mi propu~st~, según.la cual ::1m tomé nota de dos momentos relevantes.
habría podido temer una reacción paterna similar hacia los nmos Un día, como Ti m se quejaba continuamente de que la vida carecía
sucios, no encontraba ningún eco en su mente. No más que un eventual de sentido, le dije que detrás de aquel retrato de un hombre que pone en
vínculo entre aquella escena y su convicción infa~til de hab~: matad~ duda el valor y el sentido de la vida, oía a un niño triste y amargado que
al padre suciamente, por expulsión fecal. Aquella mtervencion ~or m1 había enterrado una parte vital de sí mismo junto con su padre muerto
parte tuvo no obstante algún efecto, porque un recuerdo emergió a la y a quien, desde aquel la época, le costaba creer que su existencia fuera
superficie: durante sus insomnios infantiles, que le ha~ían merodear importante, para él o para los demás. ¿Creía acaso que su madre, su
por toda la casa en un estado de tensión, Tim temía dernbar los muros mujer, sus hijas y su analista eran indiferentes a la supervivencia de
de la casa, y matar así a su madre y a sus hermanas. Estas diferentes aquel niño desgraciado? Siguió un silencio, durante el cual Tim
evocaciones crearon en mi mente la imagen de un niño aterrorizado por respiraba pesadamente, como si sollozara. "Lo que acaba usted de
su propia violencia, y por su poder omnipotente de matar a aquéllos ~ue decirme, esa idea de que no existo para los demás, dijo en voz baja, me
amaba. Bautizamos a este personaje, que mataba a la gente por medios ha impresionado tanto que me cuesta trabajo respirar".
mágicos, su ser "King Kong" (fabricado quizás después del ::padre- Esperé con impaciencia la siguiente sesión. Tim guardó sus diez
matador-de-gatos" y de quien había que proteger al otro, al padre- minutos de silencio ritual y finalmente me dijo: "Estoy harto de este
vi vidor"). Pero este pequeño King Kong totalmente encade~ado desde análisis. No pasa nada.Nunca dice usted ni una sola palabra. ¡Hubiera
hacía años resultaba ser otra parte perdida. Mis intentos de mterpretar tenido que ir a un kleiniano !"Toda huella de la sesión del día anterior
el significado subyacente de aquellos recuerdos, y ~ni~los al prese~t:, había desaparecido. Más tarde comprendí que en el mismo momento
seguían siendo estériles. Tim declaraba que no sen tia n~nguna e~ocion en que Tim comenzaba a res pirar con dificultad, ya estaba expulsando,
especial por nadie de su entorno y que tampoco creta haber sido de a través de su cuerpo y fuera de su psique, el recuerdo de mis palabras,
pequeño ansioso, violento o desgraciado; sólo era reservado, Yun poco y dispersando así su repercusión tanto psíquica como física; es decir,
apartado de los demás. . procediendo a la pulverización de su impacto afectivo, movilizado en
En cuanto a su relación analítica, a veces se lamentaba de no sentir él por un breve instante.
nada, ni positivo ni negativo, hacia mí. Cuando.le. hice obs~rvar que, Su fortificación de invulnerabilidad, que había resistido a todas mis
quizás, así se sintiera más seguro conmigo, le v1meron, en mglés, las interpretaciones y durante tantos años, cedió una vez más cuando le
palabras"/ [ove you ", y esto para su gran sorpresa, t.anto más cuanto hice observar que había debido ser muy difícil para él, un niño de siete
que no era consciente de ningún sentimiento de este tipo. Es prob~b~e, años, convertirse de pronto en el hombre de la familia, sin un padre que
no obstante, que estas palabras fueran una respuesta a la sub1ta le enseñara cómo ser un hombre. Para mi sorpresa y su consternación,
sensación de ser comprendido por mí, y su desafectación, que yo Tim estalló en sollozos: sus primeras lágrimas desde hacía muchos
aceptaba, le resultaba tranquilizadora. Pero en seguida volv~ó ~los años. Durante aquella sesión aceptó mi propuesta: había reaccionado ·[
¡;
retrasos, a las ausencias y los silencios, ahogando todo reconocimiento a la muerte de su padre no solamente con sentimientos de culpa y de '1
1

de sus emociones, restando todo sentido potencial al vacío así crea~o desamparo olvidados después, sino también con la impresión de un
entre nosotros, insistiendo en la deducción lógica como único trabaJO ataque narcisista que le produjo una imagen desvitalizada, sin utilidad.
analítico posible. La muerte interna que parecía habitar su mundo Algunos días después, cuando me dirigí al niño en duelo que dormía
psíquico amenazaba por moment~s con instalar~~ dentro d~ mí. ~uve dentro de él, apenas recordaba sus lágrimas ni el contenido de la sesión.
que combatir la tentación de sumume, yo tamb1en, en un s1~enc10 de Pude observar en más de una ocasión la forma en que Tim llegaba a
muerte. De modo que traté de intervenir con mayor frecuencia. Ah?:ª pulverizar y a evacuar de su mente todo pensamiento capaz de movi-
bien Tim no recordaba ninguna de mis intervenciones de una sesion lizar en él emociones intensas. Tenía que cortar los vínculos con toda
para' otra. Al no suscitar afecto alguno en él, mis intervenciones no l.:..-. representación cargada de afecto, agradable o doloroso. 1

•'):'i

.!! '
11
LAS RAZONES DEL CORAZÓN • 145
LASRAZONESDELCORAZÓN
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de la memoria de Tim. En su opinión, siempre fue un niño reservado
Asistimos aquí a un mecanismo defensivo de la psique, encaminado
tranq~ilo y apartado. Pensamos que aquel cambio de carácter s~
a expulsar rápidamente tanto la representación como el afecto adya- produjo tras la muerte del padre.
cente, dejando aquélla en estado de falta. Es importante subrayar que C?n la ii:t~nción de crear un encuadre más estable para nuestro
este tipo de repudio psíquico es de naturaleza diferente a la represión trabajo anahttc?, seguí haciendo hincapié en sus ausencias y en el
o la renegación, que juegan un importante papel en la organización hech? de que !tm desapar~ciera siempre algunas sesiones antes de
neurótica. Este mecanismo se asemeja más a lo que Freud llamó cada mter;upc10n por_vacac10nes. Sobre sus precipitadas partidas antes
Verweifung(Freud, 1894, 1911, 1924), mecanismoqueLacandemos- de los peno?os vacac10nales, le propuse las siguientes hipótesis: por un
tró estaba asociado específicamente a la psicosis. Mi experiencia lado, me asignaba el papel del padre que murió durante las vacaciones
clínica me hizo advertir que, en algunos analizados, estas formas cuando Tim_~o estaba en casa; por otra parte, yo era el soporte de un~
primitivas de defensa contra el dolor mental, uti !izando la escisión y la r~presen_tac10n de su madre que, según Tim, tomaba todas las deci-
proyección en lugar de la represión, a menudo está asociado a una ~10nes sm ~onsultar a nadie. Tim se mostró de acuerdo con estas
historia de traumatismo psíquico precoz. También observé que este m~erpretac1ones ... tanto más cuanto que a menudo se le había ocurrido
tipo de funcionamiento mental se daba no solamente en pacientes bor- ~a idea, según dijo, de que yo podía morir durante las vacaciones. Era
derline o psicóticos, sino igualmente en sujetos indemnes de psicosis, 1~_ualmente consciente des~ resentimiento porque era yo, y no él, quien
pero marcados por una economía adictiva y por manifestaciones ft~aba la fecha de las vacac10nes . Así, hacia el final de nuestro segundo
psicosomáticas. Sin embargo, no me parecía que fueran éstos los ano d_e ~r_a.bajo , dejó de llegar con retraso, no faltó ya a ninguna sesión
problemas de Tim. Más tarde comprendí que hubiera debido prestar Y~ec1d1~ mcluso, dos meses antes de las vacaciones de verano de aquel
mayor atención a los signos de falta en su funcionamiento psíquico, ano, vemr hasta la última sesión .
para intentar que también él se interesara por su modo de funciona- Al acercarse el verano apareció un nuevo tema en su discurso: el
miento ante cada pensamiento y cada acontecimiento cargados de hec~o de que pronto iba a cumplir los cuarenta volvía con insistencia.

afecto. A m~ pregun~a: "¿Qué son cuarenta afios ?"respondió: "Bueno, cuando


En aquella fase precoz de nuestro trabajo supuse que, tras el era jO~en siempre pensé que no vi vi ría hasta los cuarenta años.
traumatismo que debió seguir a la brutal pérdida de su padre, se Des~ues de los cuarenta, se vi ve de prestado". ¿De prestado? Aunque
encontraba un desamparo más arcaico que había complicado sin duda tardiamente, se me ocurrió preguntarle a qué edad había muerto su
la labor, ya de por sí difícil para un niño pequeño, de elaborar el trabajo padre. Lo pensó durante un buen rato. " Vamos a ver. .. era en verano.
de duelo. ¿Acaso no había declarado Timen nuestro primer encuentro Ah, pues sí, ¡tenía justo cuarenta años!" Mis intentos porque asociara
que intentaba descubrir los aspectos cm1flicti vos de Ja relación con su a~go de aquella evocación a su preocupación actual, no nos llevaron a
madre? Pero al parecer seguía siendo incapaz de proporcionarme ~mgu~a parte.¿ Tenía fantasías sobre su propia muerte? ¿Un deseo
indicios sobre aquella sospecha de trastorno precoz. Sin sueños, sin mfantil de reunirse con su padre? ¿Un sentimiento de culpa por
fantasías y sin asociaciones libres que nos ayudaran en nuestra búsqueda, sobrevi virle? Tim no pensaba nada, no sentía nada.
ambos éramos conscientes de una sensación de parálisis del proceso . Lleg~ :hora al momento más dramático, el más traumático de toda
analítico. m1 rel~c10n con Tim. U na_ semana antes de la fecha prevista para mis
Para ayudarse en su busca del pasado perdido, Tim llegó incluso a
vacac10nes, la esposa de T1m me telefoneó, en el momento de la sesión
preguntarle a su madre si algún acontecimiento insólito había marcado
p~ra dec~rme que la noche anterior su marido había tenido un infarto d~
su infancia. Ésta respondió que la guerra y la muerte del padre habían m10card10. Me aseguró que estaba fuera de peligro. En respuesta a una
hecho la vida muy difícil para la familia y añadió, ante la sorpresa de
pregunta m_ía, me ~ijo que Tim no había mostrado nunca el menor signo
Tim, que en su primera infancia había sido muy testarudo y rebelde, y
de patologia cardiaca, aunque fumaba un cigarrillo detrás de otro y a
que fue necesaria una férrea disciplina para obligarle a portarse correc-
menudo le costaba trabajo respirar. Le pedí las señas de la clínica antes
tamente. Todo rastro de aquellos años de oposición había desaparecido
146 LASRAZONESDELCORAZÓN LASRAZONESDELCORAZ~
147

de derrumbarme en el sofá, con una sensación de shock traumático. recibí una respuesta inmediata: me decía que en el momento en que
Durante toda la sesión de Tim (que se convirtió en la mía) traté de leyó las palabras "querido Tim" tuvo la sensación, por primera vez en
concretar mis ideas, de tomar notas; y también enjugué alguna lágrima ... su vida, de que ese nombre le pertenecía. Lo que confirmaba mi
Naturalmente, ignoraba que Tim fumara en exceso, pero volví a intuición de que Tim ponía en duda su derecho a la existencia, o al
pensaren ciertas fantasías repetitivas que había podido aclarar con él: menos su derecho a disfrutarla plenamente.
temía envenenarme, inquietándose por haber tirado alguna colilla en Me repetía insistentemente las mismas preguntas: ¿trataba Tim de
mi escalera, por haber dejado barro en mi entrada, o por haber traído ajustar cuentas con la imagen arcaica de una madre que no entendía
has ta mi gabinete de consultas, pegado a las suelas de los zapatos, algún n~~ª· ni de sus necesidades, ni de sus deseos? ¿Que no deseaba que él
excremento de perro que seguramente me asfixiaría; total, era como si v~v~era? ¿Buscaba en consecuencia una fusión erótica con el padre
me penetrara metafóricamente con sus heces, igual que, en su fantasía v1v1dor muerto ? ¿Estaba castigándose por haber dejado morir a su
infantil, había matado a su padre. Me pregunté entonces si no había padre? Y también esta pregunta inquietante: ¿había dejado en mis
tratado, mediante aquellas imágenes, de protegerme del peligro de sus ma~os su deseo de existir, de soñar, de fantasmatizar, de desear por él,
deseos de muerte. Como si sólo pudiera ocuparse vitalmente de sí cediendo así a una depresión irrepresentable y a un impulso irresistible
mismo a través de mí, reservándose la muerte para él. ¡Pero era él de claudicar ante la vida?
mismo quien, sin escuchar a su soma enfermo, se envenenaba los Las escasas respuestas que pude darle a estas preguntas, por pocas
pulmones! . que sean, son el fruto de cinco años de construcciones y reconstruc-
Volviendo a reflexionar sobre mis reacciones contratransferencia- ciones. Tim aprendió a soñar, a soñar despierto, y a llorar. El arduo y
les conTim, comprendí que predominaba el sentimiento imperioso de extenso pr?ceso que permitió estas adquisiciones, así como la amarga
no jugar a la muerte, el temor a alcanzar también, por una parálisis de lucha de T1m contra su tabaquismo (que se convirtió en una amenaza
mi función analítica, la muerte interna que siempre sentía en él , la para su vida) serán objeto del próximo capítulo.
dificultad que yo experimentaba para intervenir, el deseo de actuar, de
fantasmatizar por él, de estar viva en su lugar. Me había convertido
también en su memoria, puesto que él eliminaba de su mente la casi
totalidad del contenido de las sesiones. Me repetía una pregunta con
insistencia: ¿Me traspasó Tim su deseo de vivir, aun a riesgo de guardar
la muerte dentro de él, dejando que el mortal proceso continuara su
obra insidiosa? ¿Qué era lo que no había oído? ¿La violencia de su
agresividad? ¿Sus deseos de muerte hacia mí, como hacia él? ¿Había
sido yo una madre demasiado invasora para el niño en duelo pero
destruido dentro de él?¿ Y no suficientemente un padre vivo, capaz de
imponer el reconocimiento de su odio, de su ira y de sus metas
fantasmáticas ocultas? Sea como fuere, lo cierto es que se trataba de
algo vital, y que él esperaba de mí sin saberlo, porque, incluso cuando
yo le hablaba mucho, afirmaba que no decía absolutamente nada.
Seguramente, desde su punto de vista tenía razón.
Me decidí a escribirle una notita, comenzando, tras muchos titubeos
porque nunca le había llamado por su nombre, por "Querido Tim". Le
dije lo afectada que me sentía por lo que le había sucedido, y que
cuando estuviera en condiciones de volver a emprender su análisis
tendríamos que hablar de "cuestiones vitales". Para mi gran sorpresa
EL DOLOR SIN LÁGRIMAS

A su regreso, algunos meses de spués, Tim y yo hablamos mucho,


cara a cara, de lo que le había sucedido. Le hice ver dos factores entre
otros que, según me parecía, amenazaban su vida: lo que pude captar
de su modo de funcionar frente a los pensamientos y los acontecimien-
tos cargados de afecto, y el papel que desempeñaba su tabaquismo en
su economía psíquica.
Por primera vez Tim se mostraba deseoso de estudiar más a fondo
su modo de funcionar psíquicamente. Se decía al fin consciente de su
tendencia a eyectar de su mente toda huella de emoción fuerte que
pudiera invadirle. Se preguntaba, como yo, si esta forma de tratar su
vida afectiva había contribuido a sus problemas cardíacos, aún más
cuando los especialistas declaraban que su cardiopatía era probable-
mente consecuencia de varios años de disfunción. Le dije que tampoco
podríamos evitar someter a juicio nuestra relación analítica y los
efectos del proceso analítico en sí, puesto que las dos cosas podían
aumentar sus movilizaciones afectivas de una forma que ambos des-
conocíamos. Tim asintió y declaró que esperaba volverse más cons-
ciente de sus reacciones emocionales, aunque tuviera serias dudas
sobre su capacidad para cambiar su forma de reaccionar.
Después hablamos de la advertencia de sus médicos sobre el peligro
que representaba el tabaco para su salud. Tim declaró con insistencia
que no podía vencer su tabaquismo, pero estaba de acuerdo conmigo el

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EL OOLOR SIN LÁGRIMAS
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EL OOLOR SIN LÁGRIMAS 15I

dimensión suicida, porque aquel acto le ayudaba a soportar, es decir, a


intentar descubrir al menos las razones psicológicas de su necesidad de
d~spersar rápidamente toda movilización afectiva, de alegría o de
fumar tanto. Aceptó mi intervención según la cual el acto de fumar
podía representar una forma de descargar sus sentimientos antes que tnsteza.
percibirlos y pensar en su significado; quizás como si tratara de emitir Al final de la sesión Tim recogió mi intervención: "Alegría y
una pantalla de humo permanente entre él y aquella parte de su realidad tristeza, sí, forman parte de mí. Como usted dice, tesoros psíquicos."
Y al día siguiente resultó, para nuestra mutua satisfacción, que Tim no
psíquica que captaba sus experiencias afectivas.
También había consideraciones prácticas. Desde hacía algún tiempo había perdido la huella de sus nuevos insights. "Cuando acabó la sesión
tenía previsto, de acuerdo con Tim, aumentar el número de sesiones, me sentía conmovido y, ya en el coche, tenía los ojos llenos de
pero aquello ya no era posible: habría que contentarse a partir de lágrimas. Me dije que era necesario que comprendiera aquella emoción
y de pronto se me ocurrió que era increíble, que mi analista se
entonces con dos sesiones por semana.
Entre los muchos aspectos intrigantes del análisis que siguió, me preocupaba por mí, que se preocupaba porque yo no reconocía mis
emociones." Más tarde, ya en camino, volvieron las lágrimas y se dijo:
limitaré a describir dos, que ya había elaborado con Tim: su desafec-
tación y su tabaquismo, y que creo están ambos ligados a los trauma- "¿Pero por qué ha sido ella y no mi madre quien me ha enseñado que
tismos precoces, tanto con respecto al modo de funcionamiento del es bueno saber lo que uno siente?"
aparato psíquico como a lo que representan los objetos de adicción. En los dos años que siguieron a aquella sesión, los primeros senti-
Pasaron los meses, y los años, con un Tim que acudía regularmente, mientos, aparte de la alegría y la tristeza, y las fantasías a las que Tim
intentando con todo su empeño descubrir en sí mismo su problema tenía acceso, fueron afectos de rabia y fantasías impregnadas de
fundamental, la incapacidad para reconocer sus afectos y para ligarlos violencia. El temor a su propia destructividad así como el miedo a que
a representaciones. Es difícil observar un fenómeno que falta, que no el entorno, incluyéndome a mí, no pudiera hacer nada por contenerla,
se manifiesta ni en síntomas ni en sueños nocturnos o diurnos, ni en se elaboraron repetidas veces.
aquella interpenetración del proceso primario y del proceso secundario Otros recuerdos se recuperaron mediante esta búsqueda, entonces
que caracteriza al discurso asociativo de los pacientes con estructura ya insistente, de Tim, para encontrar la "parte perdida". A medida que
iba consiguiendo ligar acontecimientos pasados y presentes a su expe-
neurótica. Poco después de la reanudación de su análisis, Tim declaró
un c}ía: "Le va a parecer raro, pero no sé realmente lo que es una riencia afectiva, Tim se sentía "más vivo" y ganaba una nueva con-
emoción. ¡Bueno, sí! Tuve una, el día que lloré aquí. Para mí fue la peor fianza en su capacidad para comunicar consigo mismo y con los demás.
de las catástrofes, pero después me sentí más real, más yo mismo ." Y Pero, a~ mismo tiempo, estos cambios Je asustaban, y volvían a erigirse
siguió: "Pero también hay otra, está la alegría,¿ verdad? Supongo que sus antiguas defensas contra su vivencia afectiva. Para justificarlo, Tim
eso es todo." Era sorprendente darse cuenta de que Tim no reconocía insistía en el hecho de que simplemente tenía más control sobre su vida
en sí mismo, o no podía nombrar, sus afectos de rabia, de angustia, de emocional que la mayoría de la gente. Esta capacidad para poner entre
culpa, de amor, de nostalgia -y tantos otros- y por tanto no podía paréntesis sus estados afectivos resultaba ser para él una virtud. Por
pensar en los acontecimientos capaces de provocar tales afectos. ejemplo, había comprobado que en los momentos de urgencia (como
Conociendo su temor al desbordamiento afectivo, le hice observar accidentes de coche) a menudo era el único que mantenía la sangre fría
solamente que la alegría y la tristeza son preciosas propiedades psíquicas, y que proporcionaba una ayuda apropiada.
. En repetidas ocasiones,' consideramos la otra cara de aquellas situa-
tesoros personales. Guardé para mí misma la idea de que quizás su
c10nes, para comprender mejor el guión que paralelamente se repre-
corazón hubiera recibido las repercusiones de todo lo que su psique se
negaba a registrar y a elaborar (salvo quizás la emisión de un mensaje sentaba en su teatro interno. "Estoy escuchando al Profesor L., el
primitivo que no podía expresarse somáticamente) cada vez que adulto que siempre ha controlado sus emociones. ¿Pero qué pasa con
·sucedía en su vida cotidiana un acontecimiento que era fuente poten- el pequeño Tiro que quisiera quizás gritar su miedo y expresar todo lo
cial de una representación cargada de afecto. Además, estaba con- que siente en esos momentos?" Pregunté a Tiro con quién parecía iden-
vencida de que Tim seguía fumando frenéticamente a pesar de la tificarse íntimamente aquel adulto tan frío y tan controlado dentro de
EL DOLOR SIN LÁGRIMAS EL DOLOR SIN LÁGRIMAS • 153
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sí mismo. Recordó de pronto que, a la muerte de su padre, su madre le de palabra o de gesto espontáneo en sus hijos. Aquella tensión continua
prohibió llorar. Y Tim lloró durante el resto de la sesión, como si, por le dio la impresión de estar encerrado en la mente de su madre
primera vez, pudiera escuchar y tranquilizar al niño en duelo de su paralizado en su interior, de por vida. El armario de castigo le vin~
muchas veces a la mente, lo que me llevó a decirle que era él quien se
interior. encerraba en el armario, haciendo las veces de carcelero de sí mismo
Poco después, tuvo otros recuerdos del mismo tipo, como el díaen
que su madre abofeteó a su hermana mayor porque ésta temblaba tratando sus propios estados afectivos como crímenes. '
durante un bombardeo: un ladrillo más en la fortificación alexitímica En aquel período del análisis, Tim había llegado a la convicción de
y desafectivizada que el joven Tim se había esforzado en edificar que la desobediencia y las actitudes de oposición a los deseos de su
contra toda potencial emergencia de sus reacciones afectivas ... i A él madre de los primeros años de su vida (de los que sólo recordaba los
castigos) equivalían a desesperados intentos de combatir la asfixia por
nunca le cogerían temblando como una chica!
Durante aquel período, recordó sueños diurnos de su infancia: a la parte de su madre de su afectividad y de su vivacidad, hasta el fatídico
edad de ocho o nueve años pasaba horas enteras imaginando que era día en que murió su padre. Ahora tenía la prueba de que sus impulsos
torturado por la Ges tapo; no decía una palabra, no mostraba ninguna agresivos e incontrolados podían matar, como una masa fecal asesina.
huella de miedo, de dolor o de rabia hasta que, finalmente, le tortura- Así se convirtió en un niño silencioso, reservado y apartado del mundo
ban hasta la muerte. Muerto sin haber mostrado nunca su dolor. exterior y, más adelante, en el adulto "esquizoide" que acudió al
Aquellas historias, Tim lo recordaba, le procuraban un enorme placer análisis en pos de una parte perdida de sí mismo. Al menos así fue como
construim~s el drama psíquico de Tim tras la súbita muerte de su padre,
y le daban un sentimiento de tranquilidad. Tranquili<lad fundada, sin
duda, en la impresión de que alcanzaba el ideal de su madre, que podía, construcción que permitió iniciar el trabajo de duelo, y posibilitó que
la vida afectiva de Tim comenzara a renacer en su interior.
al fin, merecer su amor. Al intentar reconstruir un retrato psíquico verdadero de su madre
Tim seguía sin soñar, pero se presentaron fantasías que parecían
surgir espontáneamente en su mente, como venidas de otra parte, a Tim recordó lo que un día le contara un joven tío suyo que vivió con l~
semejanza de un sueño. "Estoy encerrado en un hospital psiquiátrico, familia de Tim durante los primeros años de su vida: Tim fue destetado
en una celda acolchada. Mi mujer está en otra, no lejos de la mía. Me muy pronto, porque rechazaba el pecho, y luego se negaba a que su
doy cuenta con horror de que el director del hospital está loco; ha madre le alimentara con biberón . Sólo su padre y su tío podían darle el
biberón. "Ya de pequeño tuve que protegerme de ella." Sea lo que fuere
realizado un falso diagnóstico y seguiremos allí encerrados, solitarios,
hasta el fin de nuestros días." Analizamos aquellas fantasías como si de la verdad de estas evocaciones, Tim vivía con esta imago en su
fueran sueños. Sus asociaciones en aquella ocasión le llevaron al mundo interior.
armario donde le encerraba su madre cuando era pequeño, por travesu-
ras que ya había olvidado, y también a mi gabinete de consultas que, en
aquella época, era oscuro, aislado e insonorizado. Después pensó en EL DRAMA DE LA ADICCIÓN
aquella separación fantasmatizada de su mujer, y en el hecho de que su
madre se hubiera opuesto siempre a su elección matrimonial. Aquella evocación de la falta en el mundo interno de Tim, falta de
El "director" loco, le dije, era, entre otras cosas, una imagen de mí, una imagen materna protectora, falta de un objeto introyectado que
sobre todo desde el momento en que me creía loca por querer animarle proporcionara la capacidad de contener estados afectivos y de pensar
a salir de su celda acolchada, arriesgándome a que no pudiera controlar en su significado, es decir, de mitigar los dolores mentales, nos lleva de
su violencia. Y Tim me dijo entonces: "Pero en resumidas cuentas he nuevo a la necesidad, en Tim compulsiva, de encontrar fuera de sí
huido de usted durante dos años; y sin embargo fue usted quien me hizo mismo un substituto a la instancia maternizante, esto es a su adicción
descubrir que había una puerta de salida." En las semanas que siguieron al tabaco, que seguía siendo su principal medio para reducir la tensión
reconstruyó, mediante escasos recuerdos de infancia, el retrato de una psíquica. Dada su potencialidad mortífera, Tim llevaba a cabo una
madre que temía, de forma patológica, toda manifestación de emoción, lucha interminable contra esta constante "necesidad". A menudo lo
·: 1r-

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dejaba "de verdad", para volver a coger el cigarrillo cuarenta y ocho Entonces empecé a sentirme irritada, con la sensación de que me
horas después. Como era mi costumbre con todos mis analizados, no estaba obligando a observar cómo se dirigía alegremente hacia la
permitía que Tim fumara durante las sesiones y le invitaba, también, a muerte, y ello a pesar de mis intentos desde hacía cuatro años por
hablar de ello siempre que sintiera la imperiosa necesidad de fumar. Así comprender e interpretar aquella conducta mortífera. Como respuesta
descubrió cuán frágil era su capacidad para contener y elaborar sus a su espera "de un pequeño acontecimiento", me oí decir:
estados de afectividad. Repetidas veces pudimos descubrir que el acto J.M.: "¿Un segundo infarto, sin duda?"
de fumar servía para apartar pensamientos conflictivos, impregnados Tim: "Creo que tiene razón ... sí, estoy esperando el segundo."
de decepción, de ira, de mortificación narcisista, o incluso de agradable Habiendo tomado cierta distancia frente a mi manifestación contra-
excitación. A lo largo de las distintas sesiones en las que Tim trataba de transferencial, indagué la fuente de mi respuesta desprovista de em-
comprender la parte de sí mismo que deseaba su muerte, vine a decirle, patía. Me parecía que Tim me invitaba con sus observaciones provo-
una vez, que "su coqueteo con la muerte era quizás un intento de cadoras a comprender algo que no podía formular. Tu ve la visión de un
reunirse con su padre en la tumba". Aquella interpretación le conmovió niño de dos años que tira la sopa al suelo para ver si se le quiere "de
· especialmente. Tratamos asimismo de delimitar los personajes interi- verdad". ¡Y yo le había dado una bofetada! Aquel insight me llevó a
ores que hubiera querido asfixiar con el humo, incluida su analista que una intervención diferente.
constantemente intentaba comprender su comportamiento suicida. l.M.: "De todos modos, creo que espera otra cosa, algo que no es
Pero a pesar de mis esfuerzos, no llegué a encontrar la llave de aquella la muerte. Un acontecimiento que diera sentido a la vida, ¿es 'algo' tan
caja fue~e psíquica. Por momentos me sentía desalentada, deprimida e pequeño como eso? ¿Qué tipo de acontecimiento puede imaginar?"
invadida por la fantasía de que Tim quería asfixiarnos a los dos en una Siguió una larga pausa antes de que Tim volviera a tomar la palabra.
nube de humo. Tim: "En fin ... algo como lo que acaba de decir hace un momento,
que estaba jugando a la ruleta rusa con mi vida. Se me hizo un nudo en
la garganta ... como si usted sintiera que lo que me sucede es realmente
EL CORAZÓN QUE LLORA grave."
J.M.: "¿Como si su vida me importara?"
Para ilustrar la última fase de mi trabajo con Tim, citaré una sesión Tim: "Exactamente. Y además, como si yo también pudiera
anotada durante el sexto año de su análisis. tomarla en serio. (Una larga pausa). Sabe usted, mi mujer y mis hijas
Tim empezó describiendo los problemas de su coche, un tema saben perfectamente que he vuelto a fumar dos paquetes diarios. Y no
frecuente en sus asociaciones. hacen absolutamente nada."
Tim: "Naturalmente, he vuelto a olvidarme de cambiar el aceite. l.M.: "¿Y son ellas quienes tienen que hacer algo? Pero si ése es un
Me había dado cuenta de que 'tosía' un poco, pero no hice caso, así que ~ntiguo guión suyo, en el que se esfuerza por probar que a nadie le
ahora está otra vez en el garaje." importa que siga viviendo o no, y que por tanto no merece la pena
Le hice observar que muchas veces tratamos a nuestro coche como preocuparse. Si está precipitándose hacia la muerte, es por culpa de
nos tratamos a nosotros mismos; por su parte, era como si quisiera, al ellas y no suya. Como si el hecho de que su mujer no pueda impedirle
fumar dos paquetes diarios fuera la prueba de que desea su muerte."
ignorar los ataques de tos de su coche, empujarlo a la muerte.
Tim: "Sí, lo que dice es verdad. Sé muy bien cuánto me quiere mi
Tim: "Sabe usted, no quería decírselo, pero ahora he llegado a fumar
mujer y cómo le duele que no lo deje."
dos paquetes diarios, exactamente igual que antes del infarto."
l.M.: "¿En otras palabras, es alguien de su interior quien se ríe de
Al escuchar estas palabras, sentí una vez más aquella inquietud usted y de su vida?"
familiar, y le dije:
Tim: "¿Pero quién es? A mi madre siempre le afectaron mucho I'
J.M.: "¿Así que está jugando a la ruleta rusa con su vida?"
nuestras enfermedades. ¡Aunque, desde luego, no hizo nada por impe- :1
Tim: "Sí... y sin embargo tengo la impresión de que necesitaría poca dir que muriera mi padre!"
cosa para dejarlo. Un pequeño acontecimiento." 1
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continuaran. Por razones que ignoramos, ella no pudo hacérselo sa-
J.M.: "¿Cómo?" (¡Erala primera vezqueexpresabaaquellaidea!)
ber."
Tim: "¡Bah! Sabía perfectamente que su asma era grave y que para
Tim se. ausentó una semana para asistir a un congreso. A su regreso
él sería fatal beber y fumar tanto." me anunció que la última sesión le había trastornado, y que no había
J.M.: "¿Y su padre era un gran fumador?" sentido la necesidad de fumar, ni siquiera un cigarrillo. De hecho, y
Tim: " ¡Y tanto!" durante el resto de su análisi s conmigo, Tim no volvió a fumar. Este
J.M.: "¿Y era deber de su madre impedírselo?" acontecimiento, que por sí solo evidenciaba un cambio considerable en
Tim: "Yo sí se lo impido ami mujer, que ha dejado de fumar, cada el funcionamiento psíquico de Tim, se unió a circunstancias exteriores
vez que tiene ganas de volver a empezar." que n?~ l~evaron a plantearnos el final de nuestro trabajo. Sabíamos que
J.M.: "¿Una vez más, hace por los demás lo que se niega a hacer por el anahsis no estaba terminado, y hablamos de reanudarlo más ade-
sí mismo?" lante, quizás con un analista masculino. Me sentí dividida entre la
Tim: "Es curioso. Me ha dicho eso mismo muchas veces. ¿Qué es necesidad de tratar a Tim como a un chico grande, y dejarlo partir, y el
lo que estoy negando ahí?" deseo de analizar su propósito de partida como un acting para evitar
J.M.: "Creo que está negando tener en su interior una madre futuros conflictos. Pero no me sentía lo bastante segura de mí mi sma
protectora. ¿Quizás sigue esperando que sea ella quien venga a ocu- para insistir y afirmar que aquel trabajo debía realizarse entre nosotros.
parse de usted? Y, en la espera, utiliza el cigarro como una especie de ¿ ~caso no había tenido un infarto durante aquel análisis?¿ Y cuál era
madre sustituta que calme su inquietud" mi parte de responsabilidad en aquel grave accidente? No estaba en
Tim: "Ella no me inspiraba confianza. ¡Vaya! Recuerdo algo absoluto convencida de ser capaz de entender lo que había que captar
curioso: cuando era pequeño estaba seguro de que era ella quien había en su .mundo interno. Pero ante todo me parecía probable que Tim
matado a mi padre-con un cuchillo-y que mis dos hermanas lo sabían. necesitara volver a encontrar la imagen de un padre " vividor" que le
Lo creí firmemente durante dos años más o menos." acompañara más lejos en su viaje analítico. Con mi reticencia a dejarle
Dejo de lado diferentes aspectos de esta fantasía infantil, así como marchar, aun contemplando la posibilidad de continuar más tarde con
las referencias a su representación imaginaria de las mujeres y del sexo un analista masculino, ¿no corría el riesgo de llevar a la acción la
femenino, que nos ocuparon durante las sesiones siguientes, para actitud de su propia madre, que le trasmitió la convicción deque debía
centrarme en la cuestión fundamental del funcionamiento psíquico de olvidar a su padre lo antes posible?
La anticipación del final del análi sis llevó a Tim algunas veces hasta
Timen lo referente a su padre y al duelo interrumpido.
las lágrimas, y yo misma me sentí muy conmovida. En los dos últimos
J.M.: "¿Ypudo asegurarse de que no fue usted quien lo mató con
meses de análisis, el vivo interés que expresaba Tim hacia su trabajo y
su ira fecal?" sus proyectos de futuro , así como el optimismo que sentía hacia sí
Tim: "Sí... y además así tampoco me había abandonado."
mismo -en intenso contraste con el chico "esquizoide" que vino
J.M.: "Entonces de ese modo pudo guardar una buena imagen de
algunos años antes en busca de su parte perdida-me convenció de que
él en su interior. No era responsable de nada, ¿ni siquiera del hecho de podía dejar tras él la muerte interna que le atormentó durante tantos
beber y fumar en exceso, en el estado en que se encontraba?" a~~s y reunirse con un padre y una madre internos que deseaban que
Tim: "Usted dijo una vez que si fumaba tanto era para poder viviera.
reunirme con mi padre en la muerte, por amor a él. ¡Eso es algo que mi En la última sesión, Tim me dijo: "Ahora sé muchas cosas sobre mi
madre no podía entender!" relac~ó.n con mi madre. ¡Pobre madre! Si solamente hubiera podido
J.M.: "A mí también me costó comprenderlo. Ni usted ni yo
permitirse llorar la muerte de mi padre, y permitirme llorar con ella
podíamos 'entender' lo que el desamparo interior de su madre le quizás aquel infarto no hubiera sido necesario!" '
comunicaba, a usted, el niño. Necesitó entender que estaba bien querer Cuando se marchó aún tomé algunas notas, tratando de comprender
a su padre y llorar su muerte, y que era bueno que usted siguiera con el papel que desempeñaba el corazón de Tim, aquel corazón que acabó
vida, y que su madre deseaba que su vida y su alegría de vivir

1
158 EL DOLOR SIN LÁGRIMAS 1
ocupando un lugar tan importante en la escena analítica, ~ermitiendo X
así iniciar el proceso psicoanalítico y emprender el trabaJO de duelo.
Reflexionando sobre ello, me vinieron a la mente las palabras pronun-
ciadas hace un siglo porun psiquiatra inglés llamado Henry Mau~~ley:
"The sorrow that has no vent in tears makes other organs weep .

1 "Cuando el dolor no encuentra salida en las lágrimas son otros órganos los que lloran ."
UN CUERPO PARA DOS

Quisiera presentar ahora la historia de una paciente con una ex-


trema vulnerabilidad psicosomática, pero cuyo funcionamiento mental
contrastaba intensamente con el de Tim.
Se trata de una exploración más profunda de las fantasías de
analizados polisomatizantes pero que sólo lentamente, tras muchos
años de análisis, acceden a la palabra. Estos pacientes han vivido de
forma intensa, y a veces cruel, la imposibilidad, incluso la prohibición
fantasmatizada de individualizarse, de abandonar el cuerpo-madre,
creando así un cuerpo combinado en lugar del propio cuerpo, cuerpo-
monstruo que la psique intenta hacer "hablar". Estos intentos se
asemejan a las fantasías y esquemas corporales que se observan clási-
camente en la psicosis, compuestas de mitos, de fragmentos y de
quimeras, pero con la diferencia de que para el psicótico el cuerpo sirve
de código, mientras que en el polisomatizante no psicótico, el cuerpo
mismo tiene un funcionamiento "autista".

¿DE QUIÉN ES ESTE CUERPO?

Los fragmentos de análisis que voy a presentar son extractos de las


sesiones que tuvieron lugar durante el quinto año de nuestro trabajo en
común. Sólo dos años después pedí a mi paciente permiso para utilizar,

159

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para una ponencia científica, estas pocas notas fuera de contexto, gamos a comprender también que aquellas eclosiones somáticas, no
sacadas de una serie de sesiones que habían tenido lugar anteriormente. simbólicas, eran no obstante una forma muda de comunicar pensa-
Le pregunté igualmente (como lo hago a menudo) el nombre que quería mientos y sentimientos que no habían podido ser elaborados psíqui -
que le diese. Tras una profunda reflexión me respondió : "Me gustaría camente; una expresión de temores libidinales arcaicos y de deseos
llamarme Georgette". Las razones conscientes de aquella elección fusionales accesibles a la consciencia, pero acompañados por una rabia
estaban ligadas en su mayoría a los aspectos positivos de la transferen- narcisista y un miedo primitivo totalmente inconscientes. Por otra
cia: San Jorge, el santo patrón de Inglaterra; una mujercon este nombre parte, sus enfermedades le confirmaban que su cuerpo estaba vivo, y
que le atendía sus trastornos físicos, etc. Le pregunté, teniendo en que en el interior de aquel cuerpo ella era un individuo de pleno
cuenta la reconstrucción de los dramas que la invadían y que llevábamos derecho, sin riesgo a perder su identidad como sujeto. Aunque tales
años elaborando, si no podríamos escoger como título Santa Georgette fantasías no fueran en modo alguno la causa de sus enfermedades
y el Dragón. Respondió, riendo, que reconocía muy bien en este título psicosomáticas, cumplían por así decirlo la función de beneficios
su teatro psíquico y su aventura psicoanalítica, tanto más cuanto que el secundarios.
mayor shock que había sufrido, en el segundo año de nuestro análisis, Lo que voy a describir a continuación es la revelación de este
fue una intervención mía en la que le dije que parecía existir para material, y el descubrimiento de una sexualidad arcaica, tal como se
probar a todo el mundo que era una santa. presentaron en nuestro quinto año de trabajo. Pero volvamos antes a la
Hubiera podido añadir que aquella pequeña santa incubaba toda primera entrevista con Georgette.
una camada de dragones: diferentes aspectos de su madre y de mí
misma, más adelante el padre-dragón, y luego la dolorosa revelación Treinta y dos años, delgada y bonita, Georgette llegó embutida en
de la faceta "dragón" de la misma Santa Georgette, dispuesta a hacer una grotesca falda de tejido espeso y un jersey de color gris-marrón,
cenizas con ardiente ira todo lo que, según creía, había tomado su lugar calzada con esas zapatillas planas que llevan las colegialas. Tuve la
o le había cerrado el paso, abandonándola con una sensación de des- impresión de que intentaba así disfra~ar su aspecto delicado y fe-
membramiento y de vacío. De forma que aquel pequeño dragón menino. Se desplomó en la esquina del sofá como si quisiera hacerse
virtuoso, para no hacer daño a nadie y para mantener una imagen entera invisible, o como si tuviera que compartirlo con una o dos personas
más .
y aceptable de sí misma, se comportaba como una santa, mientras su
Georgette: "Realmente necesito ayuda. Estoy tan deprimida ...
cuerpo escupía fuego en todas direcciones. Su dragón, símbolo donde
desde hace años tengo una especie de angustia que no me deja vivir. Por
los haya de vigilancia, mantenía permanentemente una pantalla contra
ejemplo, cuando mi marido se va por cuestión de negocios ... "
toda posible simbolización de los dramas tan primitivos como aterra-
Se interrumpió como si lo que quería expresar fuera demasiado
dores que llenaban su mundo interno. Y el hecho de ser pediatra no era difícil de comunicar.
ajeno a aquella problemática; sólo a través de los demás podía ocuparse J.M.: "¿Siempre ha sido así?"
de la niña herida que había dentro de sí misma. G.: "Toda mi vida. Y, como ahora, se lo ocultaba a todo el mundo.
Georgette sufría una serie de alarmantes enfermedades psicosomáti- Cuando era pequeña veía signos de muerte por todas partes ... tenía que
cas, y ello desde su primera infancia. Pero estas manifestaciones no hacer gestos mágicos para protegerme y para no caerme a pedazos.
eran en modo alguno la razón de su deseo de emprender un análisis. Por Tenía tanto miedo de que Dios y me llevara que rezaba al demonio
el contrario, parecía tranquilamente desapegada de su lastimado cuer- constantemente para que me protegiera."
po y de su estado casi permanente de malestar físico, como se hizo Ya vemos que Georgette, aún de pequeña, era una niña soñadora y
evidente desde las primeras entrevistas. creativa (¿y no había nadie más a quien pudiera dirigirse para pro-
De hecho, las dos necesitamos un largo trabajo analítico para des- tegerse de aquellos peligros fantasmatizados?, me pregunté). Geor-
cubrir que, paradójicamente, cuanto más sufría Georgette por sus gette prosiguió contándome los cinco años de análisis que ya había
enfermedades interminables, más se sentía psíquicamente en paz. Lle- llevado a cabo, con un hombre. Aquel trabajo le permitió terminar con
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UN CUERPO PARA DOS 163
éxito sus estudios, de forma que ahora estaba establecida como pedia-
¿Quizás Ja contradicción entre estos dos retratos pueda parecerle un
tra. Pudo igualmente poner fin a un matrimonio a todas luces desgra- poco loca?"
ciado y que, según ella, le había impuesto su madre. Había podido G.: "Sí, es extraño. Cuando era pequeña me pegaba a ella. Y al
elegir una pareja más conveniente; llevaban casados algunos años Y mismo tiempo no la tocaba, a ella no le gustaba. Pero tenía que estar ahí,
tenían dos hijos. . sino yo me vol vía transparente. La misma contradicción que ahora. La
G.: "Durante mis cinco años de análisis no pude hablar de m1 quería muchísimo, y ~acía todo lo posible para gustarle. Nunca le he
cuerpo ni de mi vida sexual." dicho cuánto miedo tenía de caerme a pedazos. Tenía que mantenerme
Al decir esto, Georgette evitó mi miradacomoibaaevitar, durante viva por mis propios medios. Pero nunca he podido hablar de estas
dos años, hablarme -de su vida sexual. Todo lo concerniente a su cosas con mi madre ... igual que nunca, nunca, he llorado delante de
representación de su cuerpo de mujer le repugnaba, le angu stiaba ella. No me estaba permitido."
incluso de forma catastrófica y le impedía seguir pensando. Durante este relato, Georgette parecía ignorar totalmente la inten-
G.: "Algunas veces pierdo el sentido de la realidad. A menudo me sidad del odio que se expresaba en el lugar de aquella imago materna
pongo a cantar, como los niños autistas, para no oír mis pensamientos. que, como iba yo a saber más tarde, era vivida como invasora,
Me vuelvo realmente loca por momentos. Espero poder mostrarle lo asfixiante, narcisistamente volcada en sí misma, pareciendo no tolerar
que nadie más sospecha. Porque he leído algo suyo que me dio valor. .. a aquella niña más que en la medida en que ésta respondía exactamente
como si usted me permitiera estar muy enferma psíquicamente ..." a lo que la madre esperaba de ella y luego, desinvistiéndola cuando la
J.M.: "¿Puede hablarme más de esta parte loca?" niña no se adaptaba a sus expectativas. Iba a descubrir, naturalmente,
G. : "Pues no dejo de pensar en mi madre. A veces, me despierto Y que aquella madre llevaba dentro de sí una historia de desolación y de
no me encuentro. Entonces salgo corriendo al pasillo llamando 'mamá' ... desamparo que, a su vez, afectaba la relación con su hija mayor.
Sin embargo sé muy bien que vive a mil kilómetros de aquí" (añadió Pienso aquí en el trabajo de Haydée Faimberg ( 1985) donde seña-
que su madre vivía en el sur de Francia, en su ciudad natal, allí donde laba una relación patológica entre padres e hijos en la que los hijos
murió su padre doce años antes) . están destinados a encarnar los personajes del pasado de los padres, y
G.: "Pero, en ese momento, tengo la certeza de que puede oírme y son desinvestidos en cuanto no cumplen este papel narcisista. Pienso
de que vendrá a ayudarme. Y lo que realmente es una locura en todo también en los Visitantes del Yo (A. de Mijolla, 1981) que estudia de
forma diferente ciertos destinos familiares responsables de los "fantas-
esto, es que siempre me siento muy mal en su presencia. Una tensión
mas de identificación", fantasmas de objetos del pasado que parecen
constante. Ella me anula, me mira como si no existiera. Recientemente,
"poseer" al sujeto a pesar suyo. Estos dos autores muestran de forma
reuní suficiente valor para decirle que tenía la impresión de que no me
convincente la manera en que algunos niños sólo existen en la medida
quería y que no me estimaba.¿ Y sabe lo que me dijo? "Claro que me
en que desempeñan este papel predestinado que a menudo es el de un
intereso por ti. ¡Le cuento a todo el mundo lo inteligente que es tu
muerto. La relación madre-hija coincide, finalmente, con lo que
marido!' Nunca es de mí de quien habla; o sino me mirade una forma
exp1:1so André Green (1980) en su trabajo sobre "La madre muerta". En
agresiva y erótica a la vez. Siempre está criticando mi aspecto, me
cierto modo, la madre de Georgette murió para ella narcisistamente,
arregla el pelo, me dice que no lleve colores vivos. No me deja respirar;
por la des in vestidura materna (como pudimos reconstruir durante el
a veces creo que voy a explotar. Pero cuando no está conmigo, empiezo
análisis) que siguió al nacimiento de su hija menor.
a sentir nostalgia y a desear su presencia.¿ Cree usted que estoy loca?"
Hacia el final de nuestra entrevista, todavía incómoda y desplo-
Habiendo tomado nota del hecho de que Georgette ya me pre-
mada en el sofá, Georgette me preguntó, con voz ansiosa, si podría
sentaba dos madres internas de carácter opuesto, y ante su aparente
reservarle sitio con cierta rapidez. Le repetí lo que ya le había dicho por
angustia, aventuré una pequeña intervención.
teléfono: que no habría sitio antes de un año, pero que podía ayudarle
J.M.: "Parece tener en mente a dos madres diferentes, una a quien
a encontrar otro analista. Al oírme, su rostro enrojeció violentamente,
llama para que la ayude y la tranquilice, y otra que Ja anula y la asfixia.
empezó a temblar y parecía tener dificultades para respirar.

l :..
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164

G.: "Discúlpeme, me siento muy rara. Es como si se me hinchara G.: "Pues ... tuve una grave anorexia durante muchos años. Y toda
mi vida he tenido asma. Desapareció cuando me casé y me volvió
el cuerpo ... "
Era evidente que mi falta de disponibilidad me convertía inmedia- después del nacimiento de mi primera hija."
tamente en aquella mala madre, de quien se sentía terriblemente de- (Algunos años después, tras la desaparición total de su asma,
pendiente, pero que sin embargo la anulaba. Conmovida por esta muda Georgette y yo reconstruimos el guión inconsciente que en aquella
comunicación somática, me vi a mí misma tomando en brazos a una época se representó sin duda en su psicosoma. Es evidente que su
niñita, como para asegurarle que no la abandonaría, que su cuerpo no marido, en un primer momento, había sido vivido como una madre que
iba a explotar. Sin duda alguna su discurso, como una comunicación sólo se ocupaba de ella, lo que explica la desaparición de sus crisis de
primitiva inconsciente, estaba destinado a crear aquella reaccióncon- asma. Volvió a ser la hija única que, por fin, encontraba "su sitio". Pero
tratransferencial. el nacimiento de su hija le arrebató aquel sitio ... )
G.: "No me rechace, la esperaré el tiempo que sea necesario." G.: "Y siempre tengo anginas, rinitis y gripes. Y, naturalmente,
Le dije que necesitaba una segunda entrevista para conocer mejor sigo teniendo asma. Pero nada de eso es importante."
su proyecto de análisis, y que entonces veríamos si era conveniente que Se interrumpió, incómoda. Le pregunté si, aparte de sus problemas
esperara un año. Era evidente que estaba sufriendo, pero su historia y respiratorios, tenía buena salud.
su demanda seguían pareciéndome oscuras. Debo decir que encon- G.: "No me gusta mucho hablar de eso ... porque ... me niego a
traba a aquella mujer interesante, conmovedora, y creativa en su forma someterme a tratamiento; odio los medicamentos. ¡Una verdadera
de pensar. En la siguiente entrevista, una semana más tarde, Georgette fobia! Y también tengo úlcera gástrica y reumatismo, que son muy
dolorosos. Pero no es nada. Sé lo que tengo que hacer para curarme yo
me contó dos sueños que me concernían.
G.: "Yo estaba aquí, y usted estaba embarazada, a punto de dar a misma."
luz. También tenía en las rodillas una niña pequeña. Me desperté brus- Como a regañadientes, Georgette siguió relatándome sus sufri-
mientos físicos, sus problemas ginecológicos y especialmente ciertos
camente, muy angustiada." inquietantes síntomas de arritmia y taquicardia. Escuchando aquel
El tema del segundo sueño era opuesto al primero. Ella estaba en mi
desfile de dramas somáticos, observé que ahora Georgette sí podía
casa y me miraba jugar con una niña pequeña de unos dos años. Se
mirarme a los ojos, como si los sufrimientos físicos la tranquilizaran;
sentía feliz y en paz, como si ella, una niña, se encontrara al fin a solas
quizás incluso temiera perderlos. ¿Era aquella la afirmación de su
con la madre-analista. existencia, de.que su cuerpo, su piel y sus bronquios eran efectivamente
La invité a hablarme un poco más de su infancia. Supe que suyos? ¿Que ya no podía volverse "transparente", "anulada"? ¿Sería
Georgette era la mayor de tres hijas, que tenía quince meses cuando posible que, en cierta forma, aquellas enfermedades le devolvieran la
nació su primera hermana y tres años cuando llegó la siguiente. El vida? Iba a tener que esperar muchos años antes de obtener respuestas,
contenido manifiesto de su sueño me sugería la ansiedad de una niñita aun parciales, a estas preguntas. Una cosa me parecía sin embargo muy
de quince meses sentada en las rodillas de una mamá embarazada de clara: Georgette se vivía a sí misma como propiedad de su madre;
nueve meses, situación en la cual podía temer que no hubiera sitio para ¿quizá solamente su cuerpo le pertenecía verdaderamente?
ella, situación que en efecto se reproducía conmigo que, a mi vez, no Hablando de su patología cardíaca, Georgette añadió que aquellos
tenía "sitio" para ella. Me pregunté si Georgette se había sentido fenómenos podían ser también histéricos, porque su padre murió,
"anulada" por primera vez cuando nació su hermana pequeña. La cuando ella tenía veinte años, de un infarto de miocardio. Repitió que
invité a hablarme un poco más de lo que creyera significativo de su le incomodaba hablar de sus manifestaciones somáticas, y que no eran
primera infancia. esas las razones de su demanda de análisis. Tuve la impresión de que
G.: "Bueno, siempre estaba enferma. (Largo silencio) Pero no tiene trataba estas dolencias como secretos eróticos.que había que esconder.
importancia." Aparentemente también, se identificaba, a través de algunas de sus en-
J.M.: "¿Podría hablarme más de aquellas enfermedades?" fermedades, con su padre y su madre.
UN CUERPO PARA DOS UN CUERPO PARA DOS 167
166

Me contó después que desde su primera infancia había cuidado los había encontrado y leído mi diario íntimo donde contaba un flirteo muy
bebés de los vecinos. ¿Existía en ella la representación de una madre apasionado con mi primer amante. Mi padre me pegó como un salvaje,
protectora con la cual podía identificarse para ser una buena madre llamándome puta y gritando que era igual que mi madre. Su orgía de
para sí misma? Me parecía que no , salvo a través de su cuerpo enfermo, odio duró tres días. Se puso como loco."
o mediante los niños de los demás . Frente a aquella Georgette que me Georgette se había puesto colorada contándome aquella historia, y
aseguraba que todas sus enfermedades carecían de interés para ella, mantenía los ojos bajos, como si ella también se acu sara de ser una
una advertencia interior me acon sejaba no tocar demasiado aquella di- puta. Luego añadió que no era una persona colérica, y que siempre le
mensión psicosomática tan extensa. Hice entonces una observación había sido imposible enfadarse con alguien.
anodina: le sugerí que su forma de maternizarse a sí misma, sin recurrir G.: "Mi madre siempre despreció a mi padre. Después de su
a los demás, podía darle la sensación de estar a gusto en su piel. Esta muerte, nos prohibió hablar de él, e incluso mirar las foto s de familia
referencia a su piel llevó a Georgette a añadir una pincelada más al en las que él aparecía. Mi abuela también le mantenía apartado. Mi
colorido retrato psicosomático que ya me había esbozado. padre vivió siempre en otro ala de la casa."
G.: "Realmente no me gusta hablar de esto. ¡En fin! Tengo un J.M.: "¿Y quién vivía en su ala?"
montón de problemas digestivos, hay muchos alimentos que no puedo G.: "¡Pues bien! mi madre, mi abuela, mis hermanas y yo. Mis
comer. Algunos me producen eczema y urticaria, y a veces una especie padres nunca compartieron el dormitorio. Desde siempre, era yo quien
de edema de Quincke: cuando se me hincha el pecho me aterrorizo. dormía con mi madre. O si no con mi abuela, que era alguien muy
Nunca he podido comer fresas ni frambuesas, ni pescado, ni mariscos, importante para mí. La adoraba. Era muy piadosa y fue ella quien se
sin graves reacciones alérgicas. La leche también me pone enferma. Y ocupó de mi educación católica. Era un ángel."
el pelo de los gatos me produce picores. A veces me hincho peligrosa-
J. M .: "¿Es decir?"
mente. No puedo respirar y me escuece la piel. A menudo me pregunto
G.: "Bueno, ya sé, se dice que los ángeles no tienen sexo. Pero era
si no es todo un síntoma histérico. Eso lo he heredado de mi madre.
cierto en el caso de mi abuela. Su marido murió poco después de su
Siempre sufrió alergias cutáneas y a veces había que llevarla a urgen-
matrimonio y ella no volvió a mirar a otro hombre. No puedo imaginar
cias. Siempre que yo tenía reacciones cutáneas agudas, me decía que
que nunca hubiera ... que tuviera ... una vida sexual. .. impensable. Las
era exactamente igual que ella."
Más tarde iba a saber que para Georgette aquello quería decir: "Tú paredes de su habitación estaban cubiertas de imágenes de santos."
eres yo; no existes". Quizás por es tarazón aquellos fenómeno s alérgi- [Abro aquí un paréntesis para referirme a aquella abuela y al padre
cos fueron los últimos en desaparecer del teatro somático de Georgette. de Georgette: se trata de un material al que sólo tuve acceso tras tres o
Por aquel entonces representaban un vínculo erótico y primitivo con el cuatro años de análisis. Iba a enterarme tardíamente de que aquella
cue~po materno y, como veremos más adelante, funcionaban también 1 abuela tan santa que mantenía alejado al padre no era la abuela
como una equivalencia simbólica que servía para combatir un in-
sospechado vínculo sexual con la imagen paterna.
Pero no anticipemos: en aquel momento, sentí la necesidad de
introducir en la conversación al padre de Georgette, quizás para
J materna, sino la madre del padre. Sin embargo, seguía flotando un aura
de mi sterio sobre todo aquello, que se revelaba en las lagunas del
discurso y de los recuerdos de Georgette. Más tarde, tras haber
intentado saber la verdad sobre la relación entre el padre y la abuela,
protegerme de la profusión de imágenes maternas que parecían invadir Georgette me contó que el padre era el hijo ilegítimo de una mujer de
su mundo interno. costumbres relajadas (la puta) y que había sido adoptado por la abuela-
G.: "Sufrí mucho cuando murió mi padre. Pero mi madre hablaba ángel-sin-sexo. Eso explicaba la rabia loca que se desató en el padre
tan mal de él que estaba convencida de que me estaba prohibido cuando descubrió que su hija tenía una vida sexual. "Realmente creí
quererlo. Ella siempre me repetía que yo le odiaba, y que no le dejaba que iba a matarme", dijo Georgette, "pero ahora comprendo que era a
besarme, ni siquiera tocarme. Yo misma, recuerdo que le tenía mucho su propia madre, a la mala mujerque le abandonó cuando era pequeño,
miedo. Pero mi peor recuerdo data de mis diecisiete años. Mi padre a quien quería castigar."
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UN CUERPO PARA DOS

Cuando hubo realizado aquel descubrimiento, Georgette dejó de ban un poco pero, igual que con las demás somatizaciones, siempre
verse obligada a cargar con el papel de la abuela-ángel-sin-sexo para retrasaba el momento de ir a consultar al especialista. Parecía casi
conservar el amor de su padre. Se hizo evidente que, hasta entonces, complacerse en su cuerpo sufriente, y nos hicieron falta tres o cuatro
Georgette se había comportado consigo mi sma como un padre loco y años antes de que Georgette pudiera hablar, por poco que fuera , de un
violento, siempre que se trataba de su feminidad o de sus deseos cuerpo de placer.
sexuales.] Si soportaba el dolor físico estoicamente, sin embargo se quejaba
G. : "Mi madre, por el contrario, tenía amantes, pero nadie hablaba amargamente del sufrimiento psíquico que experimentaba en la rela-
nunca de ello. De todas formas, yo no tenía derecho a ser seductora. ción transferencia!, una transferencia materno-pasional que le provo-
Sólo ella. No me dejaba llevar ropa de colores vi vos, decía que yo era caba angustia, a menudo acompañada de edemas o de reacciones
'la oveja negra' de la familia y que parecería una gitana. No podía cutáneas alérgicas, antes de cada separación. Cada fin de semana era
llevar encajes, ni nada rosa, se reía de mí, de mis gustos de niña ... me un drama, y la cercanía de las vacaciones era indefectiblemente
siento confusa ... no sé lo que quería mi madre para mí, salvo cuando me precedida por una serie de sueños en los que Georgette caía en abismos,
necesitaba. Me sentía constantemente en peligro de perderla." o se aferraba a oscilantes ventanas, suspendida en el vacío. Cuando me
Cuando le dije que la segunda consulta había finalizado, Georgette contaba sus sueños, se aferraba literalmente al diván, tratando de
volvió a enrojecer y a "hincharse", y empezó a jadear. Quizás fueran acurrucarse entre los cojines como un animalito muerto de frío .
los síntomas prodrómicos del edema de Quincke. Pero hoy por hoy
diría que estaba asistiendo también a fenómenos somáticos que aparecían
en lugar de sentimientos de rabia y de terror de los que Georgette no UN CUERPO PARA DOS: LA TRANSFERENCIA OSMÓTICA
tenía ninguna representación psíquica. Únicamente se manifestaba la
raíz fisiológica de sus afectos, en respuesta a una señal psíquica El análisis de las pulsiones homosexuales reprimidas en Georgette
primitiva. le era especialmente doloroso. Pero, más allá de sus miedos , luchaba
por mantener conmigo lo que acabé llamando un vínculo osmótico. La
lenta reconstrucción de su fantasía de "formar uno conmigo" nos llevó
LOS PRIMEROS CINCO AÑOS no obstante a dar un nuevo sentido a sus múltiples órganos febriles y a
sus dolorosas somatizaciones . A través de aquella transferencia en
Me limitaré a dar solamente algunos detalles de nuestros primeros
ósmosis pudimos comprender que no había límites entre mi cuerpo y el
años de trabajo. Una vez iniciado el análisis, Georgette lloró todas las
de Georgette, ni entre mi ser y el suyo. Dos ejemplos (aunque había
lágrimas de su cuerpo, cuatro veces por semana, durante dos años .
otros muchos) bastarán para ilustrar aquella fusión-confusión.
Hablaba con dificultad de aquel cuerpo que vivía como deformado,
monstruoso y repugnante, sobre todo durante la menstruación, o Un día regresé de vacaciones con la piel visiblemente quemada por
cuando evocaba pensamientos sexuales. Luchaba también conti-nuamente el sol. Al verme, Georgette exclamó: "¿Pero qué es lo que ha hecho a
por ocultar a los demás sus angustias y sus fases depresivas . mi cara?" Su angustia y su rabia eran tales que le costó mucho continuar
Entre estos llantos y el relato de sus diversas angustias fóbicas la sesión, que fue seguida por una pesadilla. Le hice una pregunta como
(tenía miedo a los aviones, a los ascensores, a los truenos, a ciertos eco a la suya: "¿ Y usted, qué le ha hecho a mi cara?" En su respuesta
lugares públicos, a ciertos olores, etc.), con frecuencia Georgette temía descubrimos que me había fantasmáticamente atacado con su pregunta
perder el sentimiento de sus límites corporales. En cuanto a su cuerpo, exagerada, y que de hecho se preocupaba a menudo por mi salud y por
no dejaba de manifestarse. Su salud física era muy frágil pero, aun con mi capacidad de resistencia frente a aquella demanda que ella califi-
gripe, casi paralizada por el reumatismo, asfixiada por las crisis de caba como "devoradora". Su extrema dependencia habría podido
· asma, sufriendo edemas alérgicos o cubierta de eczema, jamás faltó a "cansarme o ponerme enferma". ¡Georgette creía no solamente que mi
una sesión. Sólo sus trastornos cardíacos y ginecológicos la inquieta- rostro "le pertenecía" sino también que ella era la causa de la quemadura!
UN CUERPO PARA DOS 171
170 UN CUERPO PARA DOS

Todos sus sueños, así como sus fantasías de aquella época, mostra- acatarrada .. . A mi madre nunca le "conmovía" mi tristeza, pero cuando
ban claramente que sólo había un cuerpo para nosotras dos. Así que no sufría físicamente sí se ocupaba de mí. Tengo miedo de dejar de
me extrañaba que cada interrupción en nuestro trabajo estuviera mar- "conmoverla" a usted, de perderla también ."
cada por dolorosas erupciones cutáneas, como si la ruptura en la En un primer ni ve] de interpretación, pude formular la problemática
relación le desgarrara la piel. Pero al mismo tiempo, aquella piel que le actual como sigue: "Si dejo de sufrir físicamente, mi madre olvidará
picaba, que le quemaba, que se le hinchaba, estaba investida positiva- que existo, y usted, la madre-analista, me impedirá continuar con el
mente. En su fantasía inconsciente, cuando su cuerpo sufría un ataque, análisis".
el mío también lo padecía, y as í pues aquella comunicación somática Pero la in vestidura del sufrimiento físico resultaría ser mucho más
significaba al mismo tiempo su triunfo, porque era mi justo castigo por compleja de lo que sugerían aquellas asociaciones.
haberla abandonado, madre omnipotente que no le concedía ninguna
autonomía, ni física, ni psíquica. Pero, en verdad, era Georgette quien
me privaba de mi identidad como sujeto físico y psíquico. UN CUERPO QUE SUFRE ES UN CUERPO VIVO
Esta observación me lleva a la segunda ilustración de nuestra
ilusoria unicidad. Georgette se había cruzado alguna que otra vez con Una vez, hablando de sus afectos ambivalentes hacia su madre, me
mi marido, al entrar o salir de mi apartamento. Un día, se oyó decir a dijo: "Fue el asma lo que me salvó de la locura. Mi madre, que no me
sí misma, con cierto embarazo: "¡Qué sorpresa! Acabo de cruzarme en tocaba nunca, me penetraba sin embargo continuamente, con su mi-
la calle con nuestro marido." (Algunos años después, iba a sentir unos rada, con su voz, con sus palabras hirientes. Su mirada siempre era
celos feroces ante cada evocación de mi pareja, pero aún estábamos doble. O bien no me veía (salvo cuando yo era en cierto modo una parte
lejos de aquella problemática.) de sí misma) o bien me taladraba con los ojos, casi eróticamente. A
A partir de ahora voy a centrarme únicamente en las "comunica- menudo buscaba Dios sabe qué en mis cajones, riéndose al mismo
ciones" somáticas que surgen en la escena psicoanalítica, y en la lenta tiempo de forma extraña. Pero en las crisis de asma yo luchaba sola
construcción de su significado inconsciente. A medida que los deseos contra la muerte; me sentía a salvo de ella. Al mismo tiempo, me
y los temores de fusión fueron haciéndose verbalizables, tanto en su aferraba a su presencia porque ella representaba también la vida. Sin
dimensión de amor como de odio, Georgette empezó a sentirse más en ella yo no existía."
posesión de sí misma y más dispuesta a asumir sus sentimientos La representación de la madre "implosiva" surgía regularmente en
violentos y negativos hacia su madre, sus hermanas y -con cierta los sueños y las asociaciones de Georgette, y el análisis de esta imago
dificultad- hacia mí misma. De vez en cuando había que invitar a hizo perder a mi paciente varias de sus fobias "ambientales", entre
aquella niña rencorosa y colérica a expresarse, dándole así, a menudo otras, su fobia a las tormentas, ligada a la voz penetrante y destructiva
por primera vez en su vida, acceso a la palabra. de su madre, y su claustrofobia, íntimamente ligada a la imagen de una
Tras dos años de análisis, Georgette parecía liberada de la úlcera madre asfixiante. Era como si la rriadre de la primera infancia nunca
gástrica, y al cabo de tres años ya no tenía asma, y no sufría rinitis ni hubiera podido ser introyectada para convertirse en un objeto de iden-
anginas permanentes (yo diría que la llegada de la niña rencorosa a la tificación benéfica, que permitiera a la niña identificarse con una
escena analítica y la comprensión de algunas de las causas de sus madre que protege, que tranquiliza y que actúa sobre el sufrimiento
violentos afectos -hasta entonces totalmente congelados en su expre- físico y psíquico de su bebé.
sión- tuvieron un efecto liberador y redujeron la descarga somática Sólo citaré algunos fragmentos de sesiones para ilustrar aquella
directa que, anteriormente, había sido provocada por mensajes psíquicos fase de nuestro trabajo, así como el descubrimiento del papel oculto
primitivos no elaborados verbalmente). No obstante, aquellos cambios que desempeñaba la enfermedad para mi paciente.
la preocupaban. G.: "Si la piel dejara de picarme, de escocerme, de hincharse y de
G.: "Si pierdo esta capacidad para crearme úlceras, para resfriarme hablarme, ¿cómo sabría que estoy a gusto en mi piel? ¿Que vivo en mi
sin parar, dejaré de existir. Incluso tengo celos de usted cuando está
UN CUERPO PARA DOS UN CUERPO PARA DOS 173
172

cuerpo? Una vez me dijo usted que si la piel dejara de dolerme no En otro momento, Georgette añadió una dimensión más a la com-
estaría segura de tener una piel hermética, una piel para mí sola." prensión del consuelo que le aportaba su propio sufrimiento físico .
Era cierto que le había proporcionado aquel 1a i nterpretaci?n, pero G.: "A veces sienlo que me ahogan la rabia y el odio que les tengo
pensando también en una piel psíqu~ca, inter~a, cuya falta pahaba con a mi madre y mis hermanas . ¿Cómo he podido mantenerme durante
la fantasía de una piel común conmigo (Anz1eu, 1974, 1983). Por eso tanto tiempo al resguardo de este conocimiento? Tengo miedo de esta
se le desgarraba la piel en las separaciones y le ardía cuando la gente violencia dentro de mí ... y eso me hace pensar que la pérdida de mis
se acercaba demasiado. enfermedades me sigue aterrorizando. Cuando mi piel y mis bronquios
G. : "Necesito vigilar constantemente mis límites; sí, es como si la gritaban, y el estómago se me desgarraba, mi rabia sólo me dañaba a mí
piel, que tan mal me trata, me probara que ~stoy viva y que pued,o misma."
protegerme de mi madre y ocuparme de m1 misma; Cuan~o ?edia Hablamos mucho de sus fantasías de omnipotencia, de su rabia y de
protección al diablo, ¡era contra ella! S~ amor ?ºr ~1 me amqm~aba. su odio, provistos fantasmáticamente de propiedades mortíferas .
Mientras mi piel hable, mis bronquios gnten y m1 estomago arda, seque G.: "También tengo miedo, cuando mi cuerpo deje de estar en-
no he matado a nadie. Mis hermanas, mi madre, usted misma, todas fermo, de volverme loca. Y empezaré a ver signos de muerte por todas
están indemnes." partes, como en mi infancia. Enferma, mi cuerpo me pertenece, y mi
Dicho de otro modo, las dolorosas sensaciones de su piel herida la rabia también."
tranquilizaban sobre su integridad corporal porque, e~ su imaginari~, En aquella época me pregunté si la pequeña Georgette había vi vid o
algo de mi piel y de mi presencia física estaba inclmdo ~n su propia
alguna vez anteriormente momentos psicóticos alternados con eclosiones
superficie cutánea. A partir de aquella época comprendimos qu~ el
psicosomáticas. Comoquiera que fuese, Georgette se dio cuenta en-
cuerpo enfermo de Georgette desempeñaba el papel de un ob1eto
tonces de que había vivido desde hacía años en el temor de que
transicional (Winnicott, 1953) un tanto peculiar. Su piel ardiente le
regresaran las angustias de su infancia. Por otra parte, su represión dio
daba la sensación de estar viva, integrada, recordándole al mismo
lugar a numerosas fobias, entre las cuales las más invasoras eran el
tiempo un objeto externo (el analista Y_su "piel. comú~") que la
tranquilizaba, permitiéndole estar sola sm angustia. Hacia aq~el!.ª miedo al agua, a los viajes en avión, a los espacios cerrados, a las
misma época anoté que "un cuerpo que sufre es un cuer~o vivo ; tormentas y a los truenos, así como a algunos ruidos, olores y per-
además, aquel sufrimiento del cuerpo era capaz de resucitar el re- cepciones visuales capaces de provocarle sensaciones de intensa re-
cuerdo consolador de otro cuerpo. pugnancia, o una forma de pánico que le impedía pensar (y esta lista de
·Pero por qué era necesario que el cuerpo, la piel y el funciona- males psicológicos, no exhaustiva, era naturalmente el motivo de haber
¡, . . . l é t' ? reanudado el análisis).
miento somático hicieran las veces de objeto trans1c10na aut n ico.
Como con muchos de mis analizados polisomatizantes, existía eviden- A medida que Georgette fue verbal izando sus aterradoras fantasías,
temente un fracaso en la introyección de una imagen materna capaz de la mayoría de sus fobias paralizantes desaparecieron, dando lugar a la
proteger y de tranquilizar a la parte niño en el adulto, y por lo tanto una capacidad de crear en sí misma la representación de una instancia
falta de identificación con tal imago (Krystal, 1977, l 978a, l 978b ). La maternizan te que consolara a la niña desesperada y aterrorizada de su
investidura positiva del sufrimiento corporal hacía pensaren aquellos interior. Al mismo tiempo, las so matizaciones empezaron a ser menos
niños que se golpean sin cesar la cabeza contra los barrotes d~ la cuna, frecuentes y menos graves. A pesar dela angustia frente a la desapari-
como para encontrar la confirmación de que su cuerpo tiene sus ción de las enfermedades, Georgette ya no tenía dolores reumáticos
propios límites y evitar sentir, _al mismo tiem~o, ~mo~iones doloros~s. como antes, salvo en momentos puntuales de estrés. Cuando com-
Lo que hubiera tenido que vemr de fuente~ psiqu_1cas ~nt~rnas (es decir, prendió que su negativa a tratarse por sus crisis de taquicardia y sus
una representación de un entorno matermzante mtenonzado cap~~ de trastornos ginecológicos era una forma oculta de atacar al mismo
restituir al niño el sentimiento de sus límites corporales y permitirle tiempo a su cuerpo y al mío (es decir al cuerpo materno), accedió por
controlar sus emociones) debe buscarse ahora en el cuerpo que sufre.
174 UN CUERPO PARA DOS UN CUERPO PARA DOS 175

fin a visitar a un especialista. Pero su inquietud ante la posible Después, como Georgette parecía desinteresarse de la primera
desaparición de sus males no se disipó. parte de su sueño, empecé a dejar flotar mis propias asociaciones sobre
G.: "Sin mis enfermedades tengo frío. Me da miedo hablarlo aquí." el tem.a. Las "dos mujeres encerradas juntas en el ascensor" podían
J.M.: "¿Como si, sin enfermedades, no existiera para mí? Sería muy bien ser una representación de la relación analítica. ¿Acaso no me
incluso peligroso; ¿yo quedaría expuesta a su rabia, y usted a la mía?" había dicho, durante la sesión del día anterior, que esperaba seguir toda
G.: "Es cierto. Tengo miedo de perder esta identidad. Siempre he la vida en análi sis? Cuando le hice observar que lo que así expresaba
vivido a través de mi cuerpo enfermo. Me ha protegido de las im- era el deseo de una niña pequeña que se cree incapaz de aprender algún
plosiones de mi madre, y también de aquella otra madre que me día a andar, tuvo una reacción de pánico. Asintió en lo referente a mi
anulaba cuando ya no le era útil. Y sin embargo, desde hace algún interpretación sobre las dos mujeres, pero me dijo que el deseo con-
tiempo, empiezo a tener el valor suficiente para vivir en mi cuerpo, tenido en el sueño era también que yo sintiera, como ella, Ja angustia
separada de usted, y dejarla vivir también, por su lado ... se me han de la fobia de encierro. Era sin duda un deseo auténtico de que
helado las manos mientras le decía esto." fuéramos un ser indivisible, con pensamientos y sentimientos idénti-
J.M.: "¿Sólo me intereso por usted con la condición de que siga cos, le dije, pero añadí que el sueño ponía igualmente en escena la parte
siendo una parte de mí?" de terror vinculada al deseo de agarrarse a mí para siempre, de ser
G.: "¡Sí! Sólo a través de mi dolor corporal mantengo un vínculo idéntica a mí, porque la otra parte del sueño me representaba como una
profundo con usted. ¡Qué extraño descubrimiento!" madre mortífera de la que tenía que escapar a cualquier precio, la
Un sueño de aquella época ilustra de forma estremecedora algunas ma~re "espumosa" que se le pegaba a la piel. Aunque Georgette
de estas ideas. tuviera entonces un sentimiento de rabia hacia su madre que "la había
G.: "He soñado que yo misma y otra mujer estábamos encerradas hecho prisionera de sus propias necesidades", no experimentaba tales
en un ascensor y que las dos estábamos aterrorizadas. De pronto nos sentimientos en la transferencia.
encontramos en un cuarto de baño. Ella ya se había bañado y yo tenía Las metáforas contenidas en la "peligrosa substancia espumosa que
que hacerlo en el mismo agua. ¡Pero qué horror! Vi que la superficie del se le pegaba a la piel de forma repugnante" recordaba a las metáforas,
agua estaba cubierta de una espuma repugnante. Me metí en el agua a idénticas, que utilizaba al hablar de la forma en que su madre la miraba,
regañadientes, pero aquella espuma se me pegaba por todas partes. le tocaba el cabello o le arreglaba la ropa. Me pregunté entonces si las
Empecé a arañarme los brazos furiosamente, con las uñas, para emociones expresadas oníricamente, seguidas del ritual de lavarse la
quitármela, pero me desgarraba la piel, y la angustia me despertó." piel Y luego de la búsqueda de una camisa de tejido espumoso "para
Georgette me dijo entonces que había retomado, desde que se repararla" podían proporcionarnos algún indicio sobre fantasías cor-
despertó, algunos de sus antiguos ritos obsesivos. Primero estuvo toda porales arcaicas escondidas tras las diversas alergiaGdérmicas, fan-
la mañana lavándose las manos, con la impresión de que estaban tasías no verbales hasta el momento. Puesto que ahora Georgette podía
sucias, y luego se dedicó a otros rituales igualmente centrados en la concebir una imago materna escindida, con una faceta que repre-
fantasía de suciedad. Era como si quisiera probarme que era "una niña sentaba la vida (proyectada en la analista) y otra la muerte, traté de
muy limpia" (aquel material se refería, entre otras cosas, a la culpa interesarla por la segunda parte de su sueño en relación con aquel
masturbatoria, con una dimensión más profunda vinculada al cuerpo objeto parcial privilegiado y altamente investido: su piel.
matérno). Georgette siguió contándome su tarde, casi totalmente 1.M.: "¿Y qué hay de esa espuma pegajosa en su baño analítico?"
consagrada a la búsqueda de una camisa confeccionada con un tejido G.: "¡Pero si venir aquí es como respirar aire fresco! Salgo siempre
especial cuyo nombre no recordaba, pero que describía como "espu- con la sensación de ser más ligera, de estar más viva. Quizás la espuma
moso". Irritada por el hecho de no dar ni con el nombre del tejido ni con repugnante tenga alguna relación con mi madre, con la forma en que
la camisa, tuvo que renunciar a "alcanzar la paz y la tranquilidad" me miraba, casi eróticamente, que me daba la impresión de atacar a mi
perdidas desde la pesadilla de por la mañana. cuerpo."
UN CUERPO PARA DOS UN CUERPO PARA DOS 177
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J.M. : "Se ha quejado a menudo de que aquí se siente mal en s~ análisis) y, por otra parte, trajo a la escena analítica su intento infantil
cuerpo, con el deseo de taparse, de esconderlo a mi mirada, como si de crear un objeto con propiedades transicionales -el pañuelo espu -
también yo pudiera mirarla así. ¿Quizás ahora podamos comprender moso de "crepe georgette"- capaz de representar, como todo s lo s
mejor lo que eso significa?" . , . objetos pretransicionales (Gaddini, 1970, 1975) el cuerpo materno así
G.: "Sí, ya sé. y me sigue dando miedo hablar.aqm de cualq~ier como el olor y la textura de su piel. Pero lo sorprendente es la
cosa sexual, pero lo peor es la convicción de que m1 cuerpo es suc10 Y información proporcionada por el sueño, que nos reveló que aquel
deforme, y que debo esconderlo a su mirada." objeto espumoso que tanto necesitaba la pequeña Georgette para
Georgette evocó de nuevo a su madre , pero esta vez de ~na forma sentir cerca de ella la presencia de su madre, era al mismo tiempo un
ligeramente diferente, precisando que su madre era una mujer ?es gra- objeto de horror, objeto que había que arrancar rabiosamente de su
ciada, que estaba tan "pegada" a su hija como Georg~tte se s~ntia a ella. misma piel (aquella piel que más adelante se convirtió en el sustituto
Entonces se planteó esta pregunta:" ¿Pero por qué sigo sufriendo tanta del objeto transicional). Podríamos suponer por tanto que las imágenes
claustrofobia ... porque ahora la tengo mucho menos miedo que antes." de una madre que encama la vida y otra que es una amenaza de muerte
J.M.: "Es usted quien ha creado el sueño, así que podemos suponer se fusionaron, por no haber sufrido nunca la escisión normal de la
que hay una parte muy infantil en usted que desea estar encerrad~ con infancia entre objeto benéfico y objeto maléfico. Así el objeto transi-
ella, que desea agarrarse a ella de por vida, un poco como lo que siente cional no pudo cumplir su verdadera función, liberarla de la de-
usted aquí. ¿Quizás sea más fácil decir que es el deseo de su madre pendencia de su madre. Por ello su piel y su funcionamiento somático
antes que el suyo propio? ¿Podría ser que aquella espuma repugnante debieron hacer las veces de un objeto transicional auténtico (descubrí
expresara el deseo oculto del cuerpo y de la piel de ella?" frecuentemente este mismo obstáculo para la maduración de fenómenos
transicionales en los grandes somatizadores).
Las asociaciones de Georgette arrojaron una nueva luz sobre el
EL OBJETO TRANSICIONAL PARADÓJICO significado de la doble reacción que siguió a su pesadilla, primero se
sintió obligada a lavarse las manos durante toda la mañana como para
En la siguiente sesión, Georgette me trajo la confirmac_ión de'esta librarse del miedo a un contacto agresivo y erótico con el cuerpo
última interpretación, así como un importante recuerdo, olvidado hasta materno, pero después tuvo la compulsión igualmente fuerte de
pasarse toda la tarde buscando un equivalente metafórico de los
entonces. .
G. : "Al salir de aquí volví a pensar en aquella camisa que no aspectos benéficos (y libidinales) del cuerpo de su madre: la camisa
encontraba en ninguna de mis tiendas preferidas . Sigo sin aco~darm~ espumosa de "crepe georgette ".
del nombre, pero recordé un precioso camisón que pertenecia ~ m1
madre, y que guardaba en un cajón cerrado con llave. Aquel camisón
era del mismo tejido espumoso." LAS PARADOJAS AFECTIVAS LIGADAS A LAS ECLOSIONES
(¡Yo ya había adivinado que se trataba d e " crepe george tt e.1"1)
A
SOMÁTICAS
G. : "Creo que lo guardaba para sus amantes; de todas ~ormas, ~o no
tenía derecho a tocarlo. Pero tanto insistí, que un día me d10 un panuelo Quizás encontremos aquí una de las razones por las cuales las
hecho del mismo tejido. Dormí con él durante años ." , . reacciones somáticas de Georgette, en situaciones remitentes a un
Aquel recuerdo añadió un significado fundamental al pseudom~o deseo que estaba al mismo tiempo impregnado de terror y de muerte,
escogido por Georgette (porque aquella evocación surgió un ano fueron las últimas manifestaciones psicosomáticas que desaparecie-
después de que yo le pidiera permiso para citar un fragmento de su ron. Sus reacciones dérmicas frente a las separaciones (promesas de
vida independiente y al mismo tiempo amenaza de abandono y de
1 Crepe georgette : nombre francés con el que se designa cierta tela que es como muerte psíquica), así como sus reacciones alérgicas a ciertos alimen-
una gasa acresponada. (N. de la T.) tos (como los mariscos , que le provocaban "unas ganas terribles de
UN CUERPO PARA DOS J79
UN CUERPO PARA DOS
178
habitación. Me dijo: 'Dame esos dos jarrones'. Me parece que aquellos
comerlos" pero que al mismo tiempo la ponían siempre ~ravemente dos objetos me pertenecen, y no lo dudo ni un segundo, se los ofrezco
enferma) parecían incorporar Ja misma paradójica problemática. Aunque 1 diciendo: 'Ahora son suyos'."
tuvimos que esperar otro año antes de que las neurodermatos1s y las Al contarme Ja última parte del sueño, Georgette juntó las manos a
reacciones edematosas revelaran sus secretos, fue más o menos por la altura del pecho, y luego las tendió en un gesto de ofrenda. El mar
aquella época cuando Ja mayoría de las fobias de Georgette (al
amenazador y el estrépito de los truenos Je hacían pensar inmedia-
ascensor a los aviones, etc.) desaparecieron por completo.
tamente en su madre. Prosiguió diciendo que para escapar a la muerte
Sobr:vinieron otros cambios. Georgette empezó a vestirse con
le había dado todo, su feminidad, su sexualidad y su maternidad.
colores más vi vos y de forma más seductora, afirmaba estar más a gusto
Cuando me propuso esta interpretación, le hice observar que también
con sus amigas, y su vida profesional mejoró sensiblemente. Adei:iás,
podía decirse que, en aquel sueño, le "daba el pecho" a su madre.
experimentó un nuevo auge en su vida amorosa y sexual c~n su ma?do,
pero cuando estos pensamientos surgían durante las sesiones, aun la G. : "¡Es verdad! Me ocupaba siempre de el la como de un bebé. Y
aún Jo hago. Desde mi infancia, siempre he tenido mil delicadezas con
ponían ansiosa. .
Si tratara de resumir los cambios dinámicos que tu vieron lugar en ella, trayéndole regalitos. Ahora me doy cuenta, siempre ha esperado
la relación analítica, diría que la relación osmótica se volvió primero que me ocupara de ella, como si, sin mí, pudiera caerse a pedazos. Era
anaclítica, y luego homosexual. Con el análisis de la dimensión homo- mi razón de ser. ¡La niña perdida no era yo, sino ella!"
sexual, Georgette empezó a aceptar que pudiéramos estar separadas Así fue como comenzó la reconstrucción de un retrato materno muy
sin peligro para ella o para mí. Éramos (casi) dos individuos con pl~~o diferente, el de una mujer frágil, con los mismos temores que la propia
derecho. La representación de Ja madre de Georgette empezó tambien Georgette, y el mismo miedo a no existir como individuo. El peligro
a enriquecerse. que representaba la madre cambió de signo. En lugar de querer ser el
"galán" de su madre, Georgette intentó comprender por qué se com-
placía en aquel papel, y sólo se protegía con la somatización.
LA IMAGEN MATERNA Y SU TRANSFORMACIÓN G.: "Una vez usted me dijo que me hice mayor alaedaddequince
meses. ¿Le he dicho que empecé a andar con sólo nueve meses? A
Habíamos llegado al séptimo año de nuestro viaje analítico. Geor- partir de aquel momento traté de escaparme, de ser independiente."
gette estaba bien, con pocas somatizaciones; s~ angustia hab~a dismi- Asistimos aquí al drama del niño precozmente autónomo; un falso
nuido notablemente, así como sus fases depresivas. Pero tema mucho self que esconde a un bebé muy pequeño que busca una relación
miedo de que yo advirtiera aquellos cambios porque, bajo su punto de simbiótica, queriendo al mismo tiempo escapar de ella. Estos niños,
vista, aquel bienestar tan dolorosamente alcanzado representaría el cuando SO!l adultos, tienen a menudo miedo al éxito, porque éste remite
abandono. Cuando le hice observar que tenía que "pagar" su mejoría, inevitablemente al abandono original. Tuvimos a menudo ocasión de
pero que aún quedaba mucho camino analítico por hacer, e~~e~ó a analizar este aspecto de la vida fantasmática de Georgette, sobre todo
creer que podía estar bien y seguir al mismo tiempo con el anahsis. a través de su temor a triunfar en su aventura psicoanalítica porque
Un sueño, justo antes de que se fuera de vacaciones, resume de equivaldría a firmar su sentencia de muerte.
algún modo el trabajo de integración de su vínculo homosexual con su G.: "Yo que siempre me creí tan independiente, empiezo a com-
madre. prender que estaba totalmente adherida a mi madre. Me era imposible
G.: "He vuelto a tener una de esas pesadillas, como cuando aún desearotracosa que su propio deseo. Este odio que siento hacia ella aún
sufría asma. Estaba en un barco minúsculo, y el mar subía peligrosa- me asombra ... pero ya no me da tanto miedo. Como si ya no temiera que
mente· me iba a ahogar. Pero me escondí en una pequeña cabina donde mis sentimientos de rabia puedan destruir el amor que también siento
me cr;ía segura. El mar se volvía cada vez más amenazante, y ~abía un por ella."
estruendo de tormenta. Me di la vuelta y vi a una señora conmigo en la
UN CUERPO PARA DOS
180

Después de haber elaborado estos nuevos temas, Georgette tuvo un XI


sueño inaugural en el que, en una situación peligrosa, gritaba: "¡Papá!".
Al despertar, mirándose al espejo, se descubrió, por primera vez en su
vida, un fuerte parecido con su padre.
La introducción, tardía, del padre en su mundo interno era altamente
significativa. Desde hacía años, yo trataba de llamar la atención sobre
su ausencia, pero sin resultado; había que esperar a que el objeto
materno fuera vivido en su doble polaridad sin temor a perderlo. LOS FRUTOS DE MADRE
Aquella apertura nos acercó a un primer bosquejo de la organización
edípica de Georgette, así como a algunas inhibiciones y fallos en la
organización edípica precoz. Hasta entonces, el desamparo edípico en
estos dos niveles, pero sobre todo en su dimensión primitiva, sólo podía
expresarse en eclosiones arcaicas, somatopsíquicas, como veremos en
el próximo capítulo.

LOS FRUTOS DE LA MADRE

Durante el séptimo año de nuestro trabajo en común, Georgette


empezó a esperar con alegría la separación de las vacaciones, expe-
riencia nueva para ella. Antes de citar un nuevo fragmento de su
análisis quisiera precisar que, a pesar de la desaparición de sus otras
manifestaciones psicosomáticas, seguía sufriendo alergias cutáneas y
edematosas cuando comía ciertos alimentos, principalmente mariscos
y pescado. Basándome en la forma en que hablaba de estos pla-
tos -como de deseos prohibidos- les llamé los "frutos prohibidos". Las
notas que siguen fueron tomadas, una vez más, durante la primera
sesión después de las vacaciones.
G.: "Por primera vez en vacaciones me he sentido a gusto en mi piel,
a gusto en mi cuerpo. Sin miedo y sin angustia. ¡Y ni siquiera me da
miedo decírselo! Toda mi vida he tenido que hacer un esfuerzo
continuo para impedir que el cuerpo me estallara en pedazos. Sólo
ahora comprendo lo que me ha ayudado usted a descubrir durante todos
estos años -que tengo un cuerpo propio-y que no necesito pensar en
él continuamente para no caerme a pedazos."
Antes de exponer el resto de la sesión, debo subrayar la enorme
importancia (entre otros muchos signos de la "madre primitiva uní-

181
182 LOS FRUTOS DE MADRE
LOS FRUTOS DE MADRE 183

verso" en su estructura psíquica) que para Georgette tenía el olfato. táctiles que en la primera infancia se buscan ávidamente, es decir
Como todo el mundo, de vez en cuando se encontraba penetrada por los experiencias investidas positivamente por el niño.
olores, queriendo o sin querer. Pero para ella, siempre se trataba de una Siguiendo el rastro de la angustia que sentía Georgette tras el sueño
experiencia persecutoria, y además, ciertos olores le provocaban, apa- del mejillón y el sexo femenino, y en vista de que se acercaban las
rentemente, reacciones alérgicas. En los primeros años de análisis, vacaciones, aventuré algunas interpretaciones en este sentido, di-
Georgette se bañaba prácticamente en perfume, en parte para " marc~r ciéndole que en mi opinión los deseos de la niña pequeña de su interior
su territorio", como acabamos diciendo, con la esperanza de que mis que había querido oler, tocar y probar el sexo materno, como medio
otros analizados Jo notaran (lo que, en efecto, siempre sucedía, porque primitivo para convertirse en ella y para poseer así su propio sexo, sus
los demás se quejaban de aquel olor que percibían antes incluso de privilegios sexuales y el contenido imaginado de su cuerpo, estaban
entrar en el ascensor). Además, debíamos analizar una multitud de fuertemente contrainvestidos como deseos prohibidos y peligrosos.
fantasías eróticas y sádico-anales unidas a la exigencia de Georgette de Efectivamente, es indudable en mi opinión que tales deseos incor-
que ningún olor natural que emanara de sí misma fuera perce~ti ble. A porati vos, en los cuales uno se convierte en el otro al comer ya sea una
través de los sueños, de las asociaciones y los lapsus, se manifestaba persona, ya una parte deseada de esa persona, representan deseos
igualmente un importante vínculo entre los olores y la sexualidad, libidinales arcaicos casi universales. La persistencia, en la vida de
ligado al temor de que el sexo femenino tuviera un olor desagradable. adulto, de estas nostalgias primitivas eróticas en forma de eclosiones
Una vez, tras haber comido una ostra "para probar", lo que tuvo como psicosomáticas, evidencia una vez más una falla en los procesos de
consecuencia una grave reacción edematosa, Georgette soñó con el internalización y en la constitución de los objetos transicionales.
Cedo ahora la palabra a Georgette, para que nos permita compren-
cuerpo de una mujer que tomaba la forma de un mejillón . En sus
der la utilización que hizo su psique de estas interpretaciones.
asociaciones, recordaba que en su ciudad natal la palabra vulgar para
el sexo femenino era el "mejillón". Aunque el análisis de estos impor-
tantes significantes tuvo un efecto benéfico en la satisfacción sexual de
LOS FRUTOS DEL MAR
Georgette, no provocó ningún cambio en sus violentas reacciones
alérgicas. Estas últimas, como íbamos a descubrir, estaban ligadas a G.: "Tengo que decirle algo importante. ¡Ya no tengo alergias! Es
fantasías libidinales mucho más arcaicas, cuyo significado había sido extraordinario, pero durante las vacaciones he comido de todo, abso-
repudiado psíquicamente. lutamente de todo, todo lo que tiene el mar. He devorado ostras, meji-
Desde su primera infancia, Georgette sufría urticarias y edemas llones, almejas, langostas, vieiras. ¡Qué festín! ¡Y ni la más mínima
cuando comía alimentos "prohibidos". Permanentemente atraída por reacción alérgica! Hasta he comido fresas y frambuesas, todo lo que
los mariscos, a veces intentaba probarlos, pero siempre con el mismo me ha hecho sufrir durante cuarenta años (permaneció silenciosa unos
resultado catastrófico. Al querer decir poisson (pescado) decíapoison minutos antes de proseguir). Pensaba a menudo en lo que usted me dijo:
(veneno), y así sucesivamente. los frutos prohibidos ... los frutos de mi madre, sus pechos, su sexo, sus
Reflexionando sobre aquello, pensé que el niño pequeño intenta bebés, que una niñita dentro de mí quería devorar, para convertirme a
conocer el mundo, y primero el suyo, a través del sentido del olfato. mi vez en una mujer. Me parece profundamente cierto y no sé por qué
Entre otros signos, distingue con certeza a sus padres por su olor. Sin la idea me ha asustado tanto durante tantos años . (Largo silencio) Un
duda, el lactante conoce muy pronto en su vida el olor del sexo materno. día, estaba hablando muy entusiasmada con mi marido, con la inten-
Al volver a pensar en la historia de mis analizados "alérgicos", me ción de decirle cuánto me gustaban los mariscos 1, pero la frase que se
pareció muy posible que en aquella fase precoz empezara ya a orga- me escapó foe: "¡Cuánto me gustan los frutos del padre!"
nizarse la vulnerabilidad a futuras alergias alimentarias en función a
1
una relación madre-hijo precozmente perturbada. También me pareció Juego lingüístico con la expresión francesa fruits de mer, literalmente "frutos del mar"
que a menudo los alergenos resultaban ser olores, sabores y sensaciones (mariscos) y fruits de mere, "frutos de la madre", de parecida pronunciación. El juego se repite
a lo largo del capítulo. (N. de la T.).
LOS FRUTOS DE MADRE 185
LOS FRUTOS DE MADRE
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la muerte, como siempre me había dicho, sino también el reconoci-
Este acto fallido por el cual los frutos prohibidos pertenecían tanto miento de la relación sexual que existía entre sus padres?
al padre como a la madre, parecía restablecer aquel ~adre lagunoso en G.: "¡Pues sí, ahora empiezo a verlo!"
el mundo psíquico de Georgette. La invité a contmuar, con lo que J. M.: "¿Y a mirarlo?"
emergió un recuerdo olvidado. , G.: "Sí, sí. Y a comprenderlo. ¡Era el olor! ¡El olor de mis padres
G.: "Es increíble, pero había olvidado completamen~e cuanto le juntos, de su habitación, lo que había que evitar!"
gustaban a mi padre el pescado y los mari seos. Se los com1,a todos, con . Así, por primera vez en siete años de ¡málisis, Georgette me recono-
glotonería, mejillones, gambas, almejas, ostra,s ... ¡:Vaya. Eso i:ie re- ció que sus padres, hasta que ella tuvo ,tres años, dormían juntos. En
cuerda algo. Yo tenía unos tres años. Me acerque a m1 padre, fa~cmada, aquel preciso momento, me recordó un ~ueño que había tenido durante
ara mirarle comer. Entonces me ofreció un mejillón. Todavia puedo la primera semana de su análisis con1*igo. Veía ante ella un par de
~erlo, separando los dos pequeños ... ah ... las dos pequeñas partes. iIba pendientes de cristal, pero no podía ponérselos en las orejas. Por más
que traté de hacerle asociar sobre el "par", las "orejas", los "pen-
a decir 'los dos pequeños labios'! Si, y una vez separadas ~uso de~tro
dientes'', y el hecho de que no pudiera "ponerse" aquellos pendientes,
una gota de limón. Lo saboreé con deleite. ¿Cómo he podido olv~dar
sus asociaciones no nos llevaron a ningún lado. Ahora, exclamó con
que los mariscos eran la pasión de mi padre? ¡Eran su 'terreno particu-
placer: "¡Eran las perlas de cristal, en forma de gotas, que adornaban
lar'!" " · .. " l la lámpara de su mesilla de noche!"
Al escuchar las metáforas de Georgette sobre la pas10~ y ~ Así, a partir de aquel momento se forjó un nuevo eslabón vital entre
"terreno particular" de su padre, decidí interpretar la escen~ pnmana los diferentes dramas ocultos en el mundo interno de Georgette. Las
ue acababa de describirme con la visión ingenua y surre~hsta de una emociones edípicas se habían reprimido precozmente. Después, ante
~iña: el padre abriendo los labios del mejillón para depositar dentro la su amor-odio hacia el cuerpo y el ser de su madre, la representación de
gotadelimón. .. , . , . la "pareja combinada" dio paso a la fantasía del "cuerpo combinado",
J.M. : "Y los pequeños labios del meJillon '!la go~~de hmon ... lson y luego del cuerpo para dos, para superar la mortificación narcisista
también una imagen de su padre y su madre JUnto.s. " durante el embarazo de su madre ·y después del nacimiento de su
G.: "Me siento confusa. Todo se mezcla en m1 cabeza. hermana pequeña. A su mundo interior, brutalmente despoblado, se
J.M.: "¿Padre y madre?" , e incorporaba el recuerdo, convertido en encubridor-y que luego sería
G.: "¡Sí! y aquel olor tan especial. Mi padre tema un.~lor que n: reprimido- del padre gozando ávidamente del sexo materno, dis-
daba miedo. Por eso siempre evité besarle. Eso tamb1en lo habia frazado de "fruto de mar".
olvidado. (Largo silencio) Tengo una idea embarazosa: un hombre a Frente a su deseo de niña, caníbal enamorada, de comerse a su
quien le encanta el pescado -dígame que no estoy lo~~-.debe ole.r al madre (primer intento fantasmático del niño de internalizar y poseer li-
. y ahora tengo una idea aún más d1f1c1l de decir. .. bidinalmente a la madre-universo) Georgette no pudo acudir ni a su
sexo de l a mujer. . . .. , l
bueno, ayer le conté a una amiga mi descubnm1ento del meJl 11 on y e madre ni a su padre para obtener la más mínima confirmación de que
sexo femenino, y me respondió que el semen del hombre huele a ella también se convertiría algún díaen mujer, con derecho a una vida
gamba." amorosa y al placer sexual. Se vio por el contrario, por muchas razones
J.M.: "Los mariscos: ¿allí donde se mezclan los dos sexos? ¿Es esta de las cuales he citado algunas, sin lugar propio. Además, no había
una idea difícil de expresar y de reconocer.?" . , ningún modelo de pareja que se amara y sintiera placer haciendo el
Entonces recordé a Georgette cómo toda su vida habia estado amor. Su necesidad de introyectar a su madre como imagen narcisista
perseguida por los olores, como si no pudiera "oler" los olores sexua- de la feminidad también fracasó, dificultando más tarde la integración
les, y a lo que éstos remitían, a sus padres como pareja: Todos aquellos de sus deseos homosexuales (ya que todo intento por acercarse a su
ritos de cerrar la boca y retener el aliento, que practicaba en secreto madre la llevaba al terreno de las necesidades narcisistas de ésta, donde
cuando era pequeña, ¿acaso estaban destinados a evitar no solamente
186 LOS FRUTOS DE MADRE LOS FRUTOS DE MADRE • 187

en todo momento corría el peligro de ser desinvestida como objeto de por sí solo, para producir la grave regresión psicosomática que Geor-
amor o como sujeto con derecho a una existencia independiente). El gette había sufrido durante toda su vida.
complejo de Edipo incompleto que así se produjo la impidió finalmente Quizás podamos recurrir aquí al concepto freudiano (1926) de la
volverse hacia su padre, por miedo a perderlo todo, porque creyó que represión originaria en sus relaciones con los "factores cuantitativos
le estaba prohibido amarlo. Así no pudo apoyarse en el respaldo (... ) una excesiva fuerza de excitación y la ruptura de la paraexci-
paterno, como hacen la mayoría de los niños en su intento por 1iberarse tación" que, según Freud, proporcionarían "las primeras ocasiones en
del vínculo amor-odio con la madre. que se producen represiones originarias". Interfiriendo en las repre-
A raíz del nacimiento de su hermana pequeña y de la desinvestidura sentaciones de palabra y a través de una regresión a la expresión
materna de Georgette, que podemos imaginar fue brutal, su aferra- infantil del dolor mental, podemos suponer que la psique sólo dispone
miento a aquella madre psíquicamente ausente se volvió doblemente de representaciones de cosa, dinámicas y destructivas para el equilibrio
destructor. Temía no poder seguir existiendo sin aquel aferramiento psicosornático. Al no estar contenidas por las palabras que las signifi-
fusiona!, pero al mismo tiempo temía aún más destruir a su madre, a su can, estas representaciones de cosa habrían movilizado en Georgette
padre y a sus hermanas -frutos del padre y de la madre- y perder así potentes e incontrolables fuerzas ante cualquier acontecimiento ame-
doblemente su derecho a la existencia. Las fantasías enterradas en el nazante (como experiencias de separación o crisis de rabia) y vivido
sabor de las frambuesas y las fresas, y en el olor del pescado y los por tanto de forma traumática. Corno precisa Freud oportunamente
mariscos (es decir de los cuerpos y de la habitación de sus padres); el ( 1923) los afectos pueden eludir con facilidad las capas preconscien-
sabor y el olor impregnados para ella de percepciones primitivas de las tes en el funcionamiento mental. Así, podemos suponer que, en tales
que el cuerpo tenía memoria, cargadas también de la sexualidad circunstancias afectivas, la psique no envía ninguna señal de angustia,
arcaica del lactante, al no ser simbolizables, conservaron un status y sólo trasmite una señal somatopsíquica primitiva que inmediatamente
originario, quizás de "pictograma" (Aulagnier, 1975) o, en la terminol- se traduce en eclosión somática.
ogía de Bion (1963) de "elementos beta". El resultado fue que toda En el caso de Georgette, a estas mudas advertencias se añadieron
más tarde prohibiciones edípicas tanto heterosexuales como homo-
transgresión oral del amor se expresó mediante una explosión somática
sexuales. Estas "interdicciones", combinadas con representaciones
(y sádica) contra su propio cuerpo, con el fin de mantener fuera aquel
verbales, eran aptas para ser reprimidas, y proporcionar por lo tanto los
manojo de angustias, rastros de amor y de rabia inagotables. Aquella
elementos de los síntomas neuróticos (sus múltiples fobias y rituales
red inconsciente de deseos infantiles, sexuales y destructivos, que el
obsesivos). Pero al estar excluidas de las cadenas simbólicas del
análisis reconstruyó penosamente resultó haber sido, hasta entonces,
lenguaje, ninguna transgresión de los impulsos incestuosos arcaicos
inelaborable para la niña pequeña. (en forma de deseo hacia los frutos prohibidos) podía contar con este
Dicho de otro modo, los significantes preverbales de la relación tipo de barrera neurótica.
primera no remitían a los significantes propiamente dichos, contenidos Es tarea del analista recrear, o crear incluso las palabras y los
en los "frutos prohibidos", sino que dieron lugar solamente a lo que eslabones faltantes. Así, ese intento de autocuración que es la disfun-
Hanna Seg al ( 1957) llamó, asimilándolo a un mecanismo psicótico, la ción del soma se convierte en una potente fuente de resistencia al
"ecuación simbólica"; sólo de forma secundaria adquirieron los frutos proceso analítico.
prohibidos un significado verbal y edípico. ¿Acaso no es lícito pensar que los mensajes poco elaborados de la
De no haber existido un substrato primitivo del desamparo psico- psique, frente a una angustia y una desesperación irrepresentables,
lógico, estos mismos elementos hubieran podido utilizarse únicamente puedan permitir que el soma actúe fuerte y ciegamente sobre la vida
para crear los síntomas histero-fóbicos.y fóbico-obsesivos, sin ma- psíquica, como lo hace el lactante con los gritos de su cuerpo, comuni-
nifestaciones psicosomáticas. Sin una relación precoz perturbada, el cación no verbal que solamente la madre puede interpretar? Pero, a
recuerdo reprimido del padre ofreciendo a su hija el mejillón, con todo diferencia del niño pequeño que sólo puede expresarse somáticamente,
lo que aquella escena representaba para ella, no hubiera sido suficiente, Georgette (y otros pacientes como ella) pudo construir, gracias a un

j
188 LOS FRUTOS DE MADRE LOS FRUTOS DE MADRE. 189

primer encuentro (debido al azar) con una psique en pos de represen- representaban sus crisis de asma, mediante la rebelión del tubo diges-
taciones y con un cuerpo enfermo, un medio para comunicar su tivo, de las articulaciones, del corazón y de la piel, su determinación a
desamparo protegiéndose al mismo tiempo de lo que creía era su sobrevivir? ¿No podemos suponer entonces que las enfermedades de
fuente. Georgette tenían, entre otros objetivos, el de alejar el peligro implícito
Podemos ahora preguntamos por qué en circunstancias traumáticas
en un deseo primitivo, vivido como la exigencia de que sólo pudiera
precoces se escogen ciertas expresiones de la disfunción somática, y no
existir un cuerpo para dos? ¿Sólo una mente para dos? La continua
otras. Esta pregunta supera los objetivos de este libro, pero podemos
subrayar la posible importancia de este primer encuentro con la psique actuación del cuerpo en la escena psicoanalítica nos obligó a hacer
y el cuerpo enfermo (hipótesis que no excluye la tendencia hereditaria "hablar" al soma, a traducir sus mensajes en representaciones psíquicas
a la vulnerabilidad somática, como por ejemplo las alergias y los verbalizables, de forma que su bio-lógica se transformara, lentamente,
edemas que sufría la madre de Georgette ). Por otra parte, es evidente en una psico-lógica. Así aquel cuerpo anárquico, ahistórico, pudo
que el cuerpo está dotado de una memoria tenaz. A partir de esta empezar a convertirse en un cuerpo simbólico.
conjunción, esos elementos pueden quedar unidos de por vida, y no Con la historia de Georgette termina este libro. Mi esperanza es
ofrecer al sujeto más que esta forma de expresar conflictos afectivos haber podido comunicar a mis lectores un bosquejo de la forma en que
inaccesibles al lenguaje. una psicoanalista aprendió a escuchar el "lenguaje" del soma, lenguaje
En el caso de que existan fallas en los procesos introyecti vos de la que posee múltiples "dialectos", como muestra este libro. Cada paciente,
primera infancia, gracias a los cuales el bebé debería poder crear utilizando de forma diferente la compleja y deformada traducción que
lentamente en su mundo psíquico una representación de la función encontró su soma para responder a los mensajes primitivos de la
maternizan te con la que identificarse, algunos niños corren el peligro psique, revela un drama único y personal. Cuando el guión de esta obra
de mantener un vínculo somatopsíquico a un nivel presimbólico. muda pude narrarse por primera vez en la historia del individuo, y
Veamos un ejemplo simplificado: supongamos que un niño retenga el cuando puede compartirse en el marco de la situación psicoanalítica-
aliento en un momento de extrema angustia, y no encuentre ningún porque el trabajo del análisis es siempre una historia recreada por dos
continente materno para ali vi ar su sufrimiento, físico y psíquico: esta personas- la mente puede al fin dedicarse a la tarea de modificar la
reacción física puede entonces asociarse íntimamente a las situaciones historia psíquica. Así el cuerpo se libera de los intentos repetidos e
ansiógenas, proporcionando una base para los futuros síntomas (por infructuosos de llegar a acomodarse al dolor psíquico.
ejemplo el asma), reacción que puede volver a producirse siempre que No obstante, los factores responsables de que se produzcan los
el pequeño se encuentre en una situación ansiógena, impidiendo más cambios psíquicos siguen siendo ajenos a nuestra comprensión; inevi-
adelante la constitución de las representaciones verbales que la harían tablemente, nuestras teorías para explicar estos cambios han de ser
accesible a los procesos secundarios, capaces de desviar la expresión incompletas y arbitrarias. Por ello este libro plantea más preguntas que
somática directa, para poder pensar la angustia. respuestas aporta. Espero que mis colegas me comuniquen sus descu-
De esta forma las enfermedades psicosomáticas, incluso aquéllas brimientos y que nuestros esfuerzos, combinados con los de los inves-
que amenazan la vida biológica, pueden representar, paradójicamente, tigadores de otras disciplinas que estudian igualmenté 'los vínculos
una lucha por la supervi vencía psíquica, supervivencia que en el caso cuerpo-psique y sus misterios, contribuyan a ampliar riuestw cono-
de nuestra paciente exigía que se alejara de todo pensamiento hostil cimiento del sí mismo psicosomático y del ser humano. ·
hacia sus primeros objetos de amor, y que guardara, a cualquier precio,
los vínculos depurados, acorporales, tanto con la madre como con el
padre, expresándose la psique desamparada únicamente de forma
arcaica, no simbólica, por la disfunción somática. En lugar de una
historia psicosexual, ¿acaso no expresaba Georgette, mediante la
grave anorexia de su infancia, mediante la negativa a respirar que

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t
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7. La crisis juvenil, Dr. Pierre Male.
8. Teatros de la mente. Ilusión y verdad en el escenario psi-
coanalítico, Dra. Joyce McDougall.
9. Teatros del su eño, Dr. Salomón Resnik .
1O. Vida onírica. Una revisión de la teoría de la técnica psi-
coanalítica, Dr. Donald Meltzer.
11. A hombros de Freud. Psicoanálisis de una ideologíafálica,
Prof. Roberto Speziale-Bagliacca.
12. Paradojas y metamorfosis de los esquizofrénicos. Clínica
de la identificación proyectiva, Dr. Luis F. Crespo.
13 . La experiencia psicótica, Dr. Salomón Resnik.
14 . La mente en conflicto, Dr. Charles Brenner.

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198 TÍTULOS DELA COLECCIÓN CONTINENTFJCONTENIDO

15. La matriz de la mente. Las relaciones de objeto y el diálogo


psicoanalítico, Dr. Thomas H . Ogden.
16. Introducción a la teoría psicoanalítica, Compilador: Dr.
León Grinberg.
17. Sobre la cura psicoanalítica. Una palabra de amor, Dr.
Jaime l. Szpilka.
18. Pelusina. HiStoria de una pequeña serpiente, Dr. Mauro
Manci a
19. Proyección, Identificación, Identificación Proyectiva,
Compilador: Dr. Joseph Sandler.
20. Estudio sobre el «Análisis terminable e interminable» de
Sigmund Freud, Asociación Psicoanalítica Internacional,
Compilador: Dr. Joseph Sandler.
21. El sueño como religión de la mente, Dr. Mauro Mancia.
22. Interacciones terapéuticas. Fronteras psicoanalíticas, Drs.
M. Utrilla, S. Lebovici y J. Cosnier.
23. Comunidad Terapéutica Psicoanalítica de Estructura Multi-
familiar, Dr. Jorge E. García Badaracco.
24. Tratado Mayor del psicoanálisis de los sueños, Dr. Ángel
Garma.
25. Progreso y revolución, Dr. Robert Waelder.
26. Impasse e interpretación, Dr. Herbert Rosenfeld.
27. Nueva introducción a las ideas de Bion, Drs . L. Grinberg,
D. Sor y E. Tabak de Bianchedi.
28. Teatros del cuerpo, Dra. Joyce McDougall.

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