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CENTRO DE FORMACIÓN HUMANÍSTICO MATEMÁTICO ALBERT EINSTEIN

TALLER EVALUATIVO FÍSICA – GUÍA 1


DOCENTE: Juan Carlos Bárcenas Alvis PERIODO ÁREA GRADO FECHA
WhatsApp: 3216866777 Ciencias Naturales 11 25 julio – 1 agosto
Email: barcenas302@yahoo.com

Explica el concepto de física, las unidades de medición, su uso, manejo y aplicación.


Estándar
Comparo masa, peso, cantidad de sustancia y densidad de diferentes materiales.
DBA Comprende el concepto de la física ciencia y se reconoce a sí mismo como agente activo de la investigación.
Caracteriza algunos fenómenos de la naturaleza justificando el análisis de la información y conceptos propios del conocimiento
Aprendizaje esperado científico.
Eje temático El proceso de la medición. Sistemas de unidades. Uso y manejo del plegable de Factores de conversión y la calculadora científica

EL PROCESO DE LA MEDICIÓN

En nuestra vida cotidiana constantemente requerimos hacer mediciones. Responde:


1. ¿Qué mides cuando se practica algún deporte? (considera un deporte, el que más te gusta)
2. ¿Qué mides para saber si estás subiendo de peso?
3. ¿Qué necesitas medir para organizar tus actividades del día?
4. Los profesionales de la salud frente al problema del COVID-19. ¿Cómo detectan que una persona padece de ella? Explica.
Video: CORONAVIRUS - Precauciones y medidas preventivas COVID-19 (Puedes apoyarte de este video o consultar por internet)
https://www.youtube.com/watch?v=XUb1pkst49U

BREVE HISTORIA DE LAS MEDICIONES. Consulta y responde según lo que se plantea a continuación.

Observa el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=hTyMRFTqvyw


(o puedes leer el documento anexo de la lectura y responder las siguientes situaciones)

1. ¿Por qué son importantes las medidas? Menciona ejemplos de medición.


2. Realiza brevemente un resumen de la lectura. Rescata las ideas principales de ella.
3. Consulta sobre: magnitudes fundamentales, derivadas, escalares y vectoriales. Dar dos ejemplos de cada una.
4. Consulta sobre los sistemas: Sistema Internacional (SI), Sistema Cegesimal (CGS) y el Sistema Británico Inglés
5. Menciona ejemplos de los calendarios que han existido y el actual de uso mundial. ¿Por qué crees que se han cambiado?

EVALUACIÓN DE LA ENSEÑANZA. Consulta y responde según lo que se plantea a continuación.

Responde verdadero (V) o falso (F) a las siguientes afirmaciones:


1. Las magnitudes son características que pueden ser definidas de forma numérica. ( )
2. Las magnitudes fundamentales son aquellas que no se pueden definir en función de ninguna otra magnitud. ( )
3. El tiempo es una magnitud derivada. ( )
4. La medición de magnitudes se realiza por medio de instrumentos calibrados. ( )
5. Una unidad es una magnitud. ( )
6. El Sistema Internacional de Unidades surgió para intentar que todas las regiones del mundo utilizasen las mismas unidades
( )
7. La unidad de medida del tiempo en el Sistema Internacional es la hora (h). ( )
8. La unidad de medida de la masa en el Sistema Internacional es el kilogramo (kg) ( )
9. Una magnitud fundamental se define a partir de una o varias magnitudes derivadas. ( )
10. La masa es una magnitud derivada. ( )
11. La fuerza es una magnitud escalar. ( )
12. Medir una magnitud es comparar una cantidad de esa cantidad de la misma magnitud que se usa como patrón. ( )

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UNA BREVE HISTORIA DE LA
MEDIDA
Tomado de: Federico Menéndez-conde Lara + Universidad Autónoma Del Estado De Hidalgo, Centro De Investigación En Matemáticas (2011). Una breve historia
de la medida: AlephZero-Comprendamos No.60 [en linea] (25/07/2020). http://www.comprendamos.org/alephzero/60/unabreve.html

1. Introducción

Medir. La distancia entre dos ciudades, el tamaño de un edificio, la velocidad de un pájaro, el peso de una molécula, la temperatura del centro
de la tierra, la probabilidad de que llueva mañana... La necesidad de medir es inherente al ser humano y a la civilización, y se remonta incluso
a tiempos prehistóricos, y posiblemente hasta el origen mismo del homo sapiens. En matemáticas, de acuerdo a la teoría de la medida, medir
conjuntos significa asignar un número (una medida) a cada conjunto de forma que: (a) El conjunto vacío tiene medida igual a cero. (b) Todo
conjunto tiene medida no negativa. (c) Si A1, A2, A3,…es una colección de conjuntos disjuntos a pares (es decir, que cualesquiera dos de ellos
no tienen elementos en común), la medida de su unión es igual a la suma de sus medidas. Lo anterior, describe lo que podemos entender a
nivel de la intuición lo que significa "medir cosas"; la primera propiedad nos dice que "la nada no mide nada", mientras que la tercera nos dice
que "el todo debe medir lo mismo que la suma de sus partes".

A diferencia de las otras dos, la segunda de estas tres propiedades resulta en realidad prescindible; en ocasiones se permite en la definición
que las medidas tomen valores negativos (o incluso complejos). El pedir que la medida sea no negativa, corresponde con muchas situaciones
de medición de la vida real; por ejemplo, para medir áreas, volúmenes, lapsos de tiempo, pesos.

Hay otros casos, como cuando se miden cargas eléctricas, en los que el valor de la medida puede tener signos positivos o negativos. Las
abstracciones más exitosas en la historia de las matemáticas – y la teoría de la medida es una de ellas – no han surgido de afanes gratuitos por
generalizar, sino como recursos novedosos para resolver problemas considerados de importancia para los cuales las teorías preexistentes no
ofrecían soluciones adecuadas. La teoría de la medida es muy general, y tiene profundas conexiones con las más diversas ramas de las
matemáticas puras y aplicadas. Una muestra muy matemática rigurosa de la teoría de probabilidad, propuesta por Andrey Kolmogorov en
[Kol] en 1929. Sería en extremo extenso hacer un recuento de las áreas en las que la teoría de la medida (y la integral de Lebesgue, que fue la
semilla de la que surgió) ha impactado y de las que se ha retroalimentado; por citar algunos otros ejemplos relevantes, mencionamos al análisis
armónico, las ecuaciones diferenciales parciales, el análisis funcional, la mecánica cuántica, la tomografía computarizada, los fractales, los
sistemas dinámicos, las finanzas matemáticas y la geometría diferencial.

2. De la Luna a la Tierra, midiendo el Tiempo y el Espacio

Al hablar de medir, hay dos tramas sobresalientes desde el punto de vista histórico. La primera de estas cuestiones es la historia de la medición
del tiempo; el organizar los días y las noches mediante calendarios, y el dividir el día en secciones de tiempo con el uso de relojes. La segunda
es la medición del mundo y el espacio en el que vivimos, es decir el calcular las dimensiones del planeta Tierra, y yendo más allá, la medición
del Cosmos. En su gran mayoría, los calendarios más antiguos que se conocen se basaron en los ciclos lunares. Esto repercute en que los
términos latinos mensura y mensis ("medida" y "mes"), así como los griegos metron y mene ("medir" y "luna") provienen todos de la misma
raíz indoeuropea. De la misma raíz, provienen palabras como mes, menstruación, metro, medir; y palabras inglesas como measure, moon,
month, meter, menstrual. Numerosos ejemplos de ese tipo pueden encontrarse en muchos otros idiomas indoeuropeos, tanto vigentes como
extintos.

¿Qué tan antiguo es el uso de la luna para medir el tiempo? No se sabe con exactitud, pero ciertamente es muy antiguo, y se remonta a la Era
Paleolítica. En el año de 1973 fue desenterrado en las montañas de Lebombo, situadas en la frontera de Sudán y Swazilandia, el fósil de un
peroné de babuino de 35 mil años de antigüedad; en ese hueso, pueden distinguirse con claridad 29 muescas talladas.

¿Es el Hueso de Lebombo un calendario lunar primitivo? No es seguro, pero el número 29 resulta más que sugerente. El ciclo lunar dura en
promedio 29 días y medio, por lo que doce meses lunares suman 354 días, y trece duran 383 días y medio; está claro que no es sencillo hacer
cuadrar eso con el año solar de 365 días y fracción, así que un calendario lunar está predestinado a fracasar miserablemente si se quiere usar
para predecir las estaciones.

Esta situación originó que, alrededor del mundo y en casi todas las culturas que tomaron a la luna como su primer reloj, a los calendarios se
les fueron agregando meses y días, a partir de criterios de lo más variados (y en muchas ocasiones, demasiado complicados e irregulares); así,
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nacieron los calendarios llamados lunisolares, de los cuales existen muchos ejemplos, algunos de los cuales (como el chino y el hebreo) se
siguen usando hasta nuestros días, especialmente en conexión a festividades religiosas. Dos civilizaciones que excepciones a la regla de medir
el tiempo con la luna fueron la de los egipcios y la de los mayas, quienes usaron calendarios solares.

El calendario civil de los mayas, el haab, consistía en dieciocho meses de veinte días (ver Figura 1), más cinco días sin mes (a los que
consideraban peligrosos o de mala suerte). Los egipcios usaban ya el calendario solar más de tres milenios antes de su implantación en Europa,
derivada en buena parte por los devaneos de Cleopatra VII y Cayo Julio César; en honor de este último, este calendario se conoce como el
calendario Juliano. El año de ese calendario dura en promedio 365.25 días; si bien es muy bueno, avanza once minutos más rápido que el año
solar. Hubo que compensar el tiempo perdido, y un edicto papal promulgado por Gregorio XIII en 1582 quitó al calendario Juliano los diez días
que había avanzado hasta entonces, y estableció una nueva regla para los años bisiestos.

El Calendario Gregoriano, se ha convertido en el calendario civil usado por casi todo el mundo. Sin embargo, los ciclos solares no son relojes
del todo precisos; de entrada, la duración del año solar varía dependiendo de los puntos de referencia que se consideren para medir una vuelta
alrededor del sol: los años equinocciales, sideral y tropical no duran lo mismo; aún más, aunque se fije un punto de referencia, la precisión de
los ciclos solares es menor que la del reloj atómico de cesio que determina el "tiempo mundial" desde 1967.

La precisión de este reloj atómico hace que deba ser ajustado de tanto en tanto, agregando segundos según se vaya requiriendo, para
mantenerlo en sintonía con nuestros tiempos mundanos, regidos por el sol [Dun]. Un gnomon es un instrumento que consiste en una varilla
colocada verticalmente sobre el suelo, de forma que proyecta su sombra sobre el mismo (ver Figura 2); este instrumento tan simple, aunado
a la observación paciente y metódica, sirve de brújula, reloj, y calendario.

Eratóstenes de Alejandría, con el uso de este sencillo artefacto y una enorme dosis de ingenio, logró estimar el tamaño de la Tierra unos
doscientos años antes de Cristo; no hay acuerdo sobre la precisión de las mediciones de Eratóstenes, debido a discrepancias sobre la unidad
de medida que usó (un estadio); de cualquier forma, en el peor de los casos el error cometido fue de solo un 17%, aunque tal vez fuera mucho
menor. Para lograr tal hazaña Eratóstenes no requirió de viajar alrededor del mundo; fue suficiente ir de Alejandría hacia el sur, unos
ochocientos kilómetros, a la ciudad de Siena (hoy Asuán) situada en el Trópico de Cáncer [Oss]. El trabajo de Eratóstenes es muy significativo
desde varios puntos de vista; es una muestra de que la razón permite realizar mediciones de forma indirecta, sin la necesidad de tener acceso
al objeto de medición. Esto es un paradigma en la ciencia, en especial cuando se trata de medir lo muy pequeño o lo muy grande; los más
impresionantes gnomons de nuestra época (microscopios electrónicos, telescopios milimétricos, aceleradores de partículas) palidecen al
ponerlos al lado de las cosas que son capaces de medir; tanto como el humilde gnomon de Eratóstenes ante el tamaño de la Tierra. Figura 2.
Gnomon

3. Área, Volumen, Integral

La Teoría de la Medida surgió a partir del concepto matemático de integral, y más en concreto de la integral conocida como integral de
Lebesgue; a su vez, el estudio de la integral tiene sus raíces históricas en ancestrales en métodos para medir longitudes, áreas y volúmenes de
figuras geométricas. El planteamiento de estos problemas de medición ha estado presente – con diferentes grados de profundidad y
sofisticación – en tal vez todas las civilizaciones de la historia. Un papiro egipcio de cerca de cuatro mil antigüedades (el Papiro de Moscú),
contiene jeroglíficos con indicaciones para aproximar el área de un círculo, y para calcular el volumen de una pirámide truncada. Un
procedimiento para medir áreas y volúmenes que tiene una gran trascendencia histórica es el conocido como método de exhaución; la idea
de este método es sencilla: aproximar el área (o el volumen) de una figura rellenándolas de otras más simples, de las cuales se conoce su área.
Ejemplos típicos consisten en calcular áreas de círculos, elipses, y otras figuras "curvas", aproximándolas por polígonos (Figura 3). Figura 3:
Método de exhaución. Aproximación de una sección cónica por triángulos. Complementario al método de exhaución es el método de
compresión, donde en vez de rellenar la figura, se le cubre por figuras más simples. Arquímedes (287 –212 AC), combinó ambos métodos para
dar una prueba muy elegante de que el área de una circunferencia "es igual a la mitad del producto del radio por la longitud de la
circunferencia"; ese es solamente uno de los muchos resultados monumentales, para áreas y volúmenes, que Arquímedes hizo de estos
métodos (en [Hea] pueden consultarse muchos de esos resultados).

Los matemáticos chinos Liu Hui (siglo III) y Zu Chong (siglo V) dieron las mejores aproximaciones de pi (π) en su tiempo; para ello usaron el
método de exhaución y cálculos muy extensos. Alhazen Ibn al Haytham (965 -1040), haciendo estudios de óptica, usó el método de exhaución
en tres dimensiones para calcular el volumen de la región acotada por un paraboloide. Análogo al método de exhaución es el proceso de
rectificación que consiste en aproximar la longitud de una curva aproximándola por segmentos de recta. El uso de este método llevó a los
matemáticos de la escuela de Kerala (estado del sur de la India, donde se desarrollaron muchas de las matemáticas "premodernas" más
avanzadas) a considerar sumas infinitas (series). Uno de los más notables de entre los matemáticos de Kerala, fue Madhava de Sangamagrama;
entre otras hazañas sorprendentes, expresó al número " como la suma infinita que se conoce como serie de Leibniz, en honor al muy célebre
matemático y filósofo alemán Godfried Leibniz, quien redescubrió el mismo resultado doscientos años más tarde. Figure 4: Representación
gráfica de la integral de una función.

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Principia Mathematica de Isaac Newton. Un paso gigantesco en cuanto a los métodos para calcular áreas y volúmenes, fue el que significó el
desarrollo del cálculo diferencial e integral en el siglo XVII. En particular, el Teorema Fundamental del Cálculo significó una formidable
herramienta para calcular el área de una infinidad de figuras, mediante sencillos algoritmos. La idea de integral que llevó al descubrimiento
del teorema fundamental, no es más que una variante de los métodos de exhaución y compresión; en vez de los triángulos de la Grecia clásica,
o de otros polígonos, se usan rectángulos cada vez más y más delgados para aproximar el área bajo una curva (ver Figura 4). La integral, como
fue entendida por Leibniz, era la representación del área bajo una curva expresada como una suma infinita de áreas de rectángulos de altura
f (x) y base "infinitamente delgada" dx; esta interpretación se refleja en la notación de Leibniz usada hasta la actualidad. A partir de entonces,
la evolución del cálculo fue impetuosa, estando muchas veces motivada por el sinfín de aplicaciones que surgieron (sobre todo en física y
astronomía). En la primera mitad del siglo XIX aparecieron las primeras formulaciones matemáticamente rigurosas del cálculo; y en un artículo
póstumo [Rie], Bernhard Riemann definió la integral que lleva su nombre, es la integral que se estudia hasta hoy en los libros y cursos de
cálculo integral. Al inicio del siglo XX, el joven matemático francés Henri Lebesgue propuso una definición de integral que extendía a la
definición de Riemann; esta integral apareció en su tesis doctoral [Leb], considerada una de las tesis "más finas jamás escritas por un
matemático" [Bur]. La integral propuesta, conocida como la integral de Lebesgue, gozó de una gran aceptación de forma casi inmediata,
convirtiéndose muy pronto en la integral más usada y estudiada entre los matemáticos, y mantiene hasta ahora esa condición privilegiada,
más de un siglo después de haber sido introducida.

En una primera instancia, el éxito de esta integral no se debió tanto al hecho de que permitía integrar funciones demasiado patológicas para
la integral de Riemann (lo que por sí solo le hubiera dado el carácter de algo así como una simple curiosidad teórica); de mucha mayor
importancia, fue el hecho de que la integral de Lebesgue resultó ser una formidable herramienta para resolver de forma simple, clara y elegante
ciertos importantes problemas teóricos que resultaban muy complicados al usar la definición integral de Riemann. Entre estos problemas,
destacan los "teoremas de Fubini", término genérico usado en referencia a diversos criterios para establecer la validez de integrar
iteradamente integrales múltiples; si bien se conocían criterios de ese tipo, válidos para la integral de Riemann, sus formulaciones eran todas
en extremo complicadas y poco prácticas.

También son de enorme importancia los llamados teoremas de convergencia, que permiten "meter y sacar" límites dentro y fuera del signo
de integral, que resolvieron importantes cuestionamientos acerca de la convergencia de series de funciones y de la integración de las mismas;
estos son problemas cruciales en el estudio de las representaciones de funciones por series trigonométricas, ampliamente estudiado a partir
de los trabajos – que en aquel tiempo eran ya considerados clásicos – de Joseph Fourier sobre la transmisión del calor. La diferencia
fundamental entre las definiciones de integral de Lebesgue y de Riemann es la siguiente: en la integral de Riemann se aproxima el área bajo
la curva particionando el dominio de la función, en la integral de Lebesgue lo que se particiona es el rango de valores que toma la función. De
esto resulta que, mientras que en la integral de Riemann el área se aproxima con rectángulos usuales (cuyas bases son siempre segmentos de
recta); en cambio, en la integral de Lebesgue las bases de los "rectángulos" correspondientes pueden en principio ser cualquier subconjunto
de números reales. La situación descrita hace necesario para definir la integral de Lebesgue, el tener una forma de medir subconjuntos
arbitrarios de números reales; de esta forma, Lebesgue tuvo que idear una forma de medir conjuntos generales de números reales, la medida
de Lebesgue, que fue la motivación original para la creación de la teoría de la medida. Cabe aclarar que, en realidad, los conjuntos que se
miden no son del todo arbitrarios; de hecho, son más numerosos los conjuntos que no se pueden medir que los que sí, con la medida de
Lebesgue. Esto no causa dificultad alguna en la práctica, ya que los conjuntos no medibles son muy extraños.

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, muchos matemáticos (Stolz, Harnack, Weierstrass, Peano, Jordan, Borel, y otros) habían abordado el
problema de medir subconjuntos de la recta, del plano, y del espacio, proponiendo diversas definiciones; en muchos casos, esas investigaciones
estaban ligadas al estudio de la integral ([Haw]). El concepto de "conjunto medible" apareció de forma natural en trabajos de Camille Jordan
y de Guisseppe Peano; al considerar conjuntos irregulares del plano, se preguntaron cuáles de ellos tenían área (es decir, podían medirse), lo
que es una condición necesaria para construir integrales sobre ellos. Los trabajos de Jordan y Peano influyeron de forma decisiva en Emile
Borel (quien fuera el director de la tesis de Lebesgue) y del mismo Lebesgue [Haw, Kup]. Una diferencia crucial en las medidas propuestas por
Borel y por Lebesgue con respecto a las anteriores, fue la idea de medir los conjuntos aproximando no con colecciones finitas de conjuntos
simples, sino permitiendo colecciones numerables infinitas (una especie de método de exhausión inifito). El primero en considerar cubiertas
numerables fue Axel Harnack [Har]; pero, aparentemente Harnack se mostró renuente a aceptar esa forma de medir, ya que encontraba
paradójica la consecuencia de que el conjunto de los números racionales tuviera medida cero. Eso puede parecer un paso un tanto obvio, pero
hay que tomar en cuenta que la teoría de los ordinales infinitos era reciente, y su aceptación general no había sido del todo inmediata.

Otro de los éxitos de la integral de Lebesgue son los espacios de Lebesgue que fueron originalmente definidos por F. Riesz; ello es una piedra
angular en el análisis funcional, y – entre muchas otras cosas – constituye un elemento fundamental en el sustento matemático de la mecánica
cuántica y otras ramas de la física [RSi]. Finalmente, la forma en que se construye la integral de Lebesgue, permitió que fuera generalizada sin
gran dificultad a la teoría de la medida, lo que significó otro gran triunfo. El artículo de Johann Radon [Rad], se considera el primer gran eslabón
hacia la generalización ( [Bog, Haw]); la teoría de la medida como tal, en toda su abstracción, fue introducida por M. Frechet [Fre], solamente
dos años más tarde.

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Otros matemáticos que contribuyeron de forma importante en el desarrollo inicial de la teoría fueron Carathéodory, Hahn, Lusin, Nikodym y
Sierpinski, por nombrar a algunos de los más sobresalientes [Bog]. Como se mencionó en la introducción, la teoría de la medida se convirtió
en una teoría matemática de gran trascendencia.

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