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4.1.1.

Los distintos tipos de libertad en la persona

la libertad puede ser estudiada desde diversos puntos de vista y además se analiza de modo
muy sintético siguiendo precisamente lo que dijo anteriormente mi compañera acerca de
las facultades humanas, sus tendencias y aquello que las perfecciona. Se habla de distintos
tipos de libertad comenzando por el plano material o de lo corporal.
El tipo más básico de libertad es el que se da en el plano físico. Podemos mencionar por
ejemplo la «caída libre de los cuerpos», otro ejemplo sería el hecho de «dejar en libertad»
a un animal que se encontraba en cautiverio, o a la «libertad bajo fianza» que se concede a
quien se encontraba encerrado en la cárcel.
Ahora bien, hablando de La libertad física que es la que constituye la ausencia de coerción
o constricción física. O sea que La acción puede ser realizada cuando no hay una fuerza en
contra que la impida. Este concepto de libertad es el que pertenece al ámbito de lo corporal,
es un tipo de libertad que se da en los cuerpos físicos, se da en los animales y en las
personas, y que se caracteriza por tener limitaciones y admitir ciertos grados.
Como la libertad física tiene limitaciones es lógico pensar que no cabe una libertad física
absoluta. Todo cuerpo se halla sometido a limitaciones, propias de su corporalidad. Todo lo
corporal está sujeto a las leyes de la naturaleza física, de modo que la ley de la gravedad
constituye una limitación evidente de la libertad física Y del mismo modo, las leyes de la
naturaleza química y biológica.
Si no cabe una libertad física absoluta, es razonable concluir que este tipo de libertad admita
grados. La persona que se encuentra encarcelada está privada de libertad física, por
ejemplo, pero sólo hasta cierto nivel, pues la total inmovilidad equivaldría a la muerte. Del
mismo modo, un animal puede cambiar de ambiente para vivir, hasta los límites que
permiten las facultades de su organismo, o sea la capacidad de adaptación. Este tipo de
libertad puede tener connotaciones en el comportamiento humano, pues la mayor o menor
libertad de movimiento que se permite en determinados trabajos puede tener repercusión
directa en el comportamiento de la persona. Cuando la libertad física se limita, puede surgir
la desmotivación. Eso sí, no toda carencia de libertad en este nivel no es negativa.

El siguiente tipo de libertad es La libertad psico-afectiva que es la capacidad de hacer lo


que se desea, lo que apetece, sin demandas o restricciones externas. En este nivel, el
individuo es libre de hacer lo que le plazca en la medida en que desea lograr un fin, aunque
deba poner ciertos medios para lograrlo. En términos absolutos, sólo cuando aparecen
otros individuos se ve limitado este tipo de libertad.
Se puede ver en este nivel de libertad de acción, de libertad de hacer lo que uno desea,
entra en conflicto con el concepto de responsabilidad, puesto que La libertad entendida
como capacidad de hacer lo que me da la gana supone no tener que dar respuestas a nadie
acerca del actuar, lo que en definitiva lleva al individualismo. Tal es así que de este concepto
de libertad surge la frase de «tu libertad termina donde comienza la mía».
Entonces Cuando la libertad humana es entendida exclusivamente en el plano psico-
afectivo ésta entra en conflicto con la de los demás, de modo que el otro es visto como un
problema, y hay que llegar a un acuerdo. Por lo tanto, La responsabilidad con la sociedad
constituye, en este nivel de análisis una restricción, una imposición. Por eso podemos decir
que «Los individuos serían totalmente libres en este nivel de acción si sólo tuvieran que
hacer aquellas cosas necesarias para los fines que desean».
No cabe duda de que la libertad psico-afectiva es necesaria para alcanzar la plenitud
personal, pero una libertad ilimitada en este nivel es algo imposible y además indeseable.
Incluso los animales viven en grupos, y de modo instintivo se mueven conjuntamente para
auto protegerse. Entonces, Es cierto que debe considerarse lo que otros desean, y esto
inevitablemente limita nuestra libertad, pero, de hecho, los seres humanos apenas pueden
perseguir o disfrutar de un bien si no es con otras personas. Como mencione anteriormente,
el ser humano es social, y esto contribuye a su crecimiento como persona.
Del estudio del comportamiento en el ámbito psico-afectivo se desprende un concepto de
libertad más amplio que es la libertad individual de hacer lo que se desea. Ambos tipos de
libertad son «libertad de», ¿Cómo así?, libertad de movimiento y libertad de deseos. Dando
un paso más en el análisis de los tipos de libertad, cuando se analizan las facultades
superiores del ser humano, el entendimiento y la voluntad, surgen dos tipos de libertad que
podrían denominarse «libertad para». Así, cuando se analiza la dimensión racional, es
posible hablar de libertad para pensar.

La libertad cognoscitiva o capacidad para pensar lo que se quiera sin obstáculos internos,
o la que denominan libertad ideal, es aquella que se posee cuando se es capaz de actuar de
acuerdo con un ideal; también llamada la libertad creativa, que aparece cuando se superan
las circunstancias y factores que tienden a la rutina, permitiendo la presencia de algo nuevo;
y la libertad política, para participar en el autogobierno social.
Entonces, La libertad cognoscitiva es sólo posible en el ser humano, puesto que las personas
somos capaces de pensar, tener ideales, crear o diseñar leyes. Sin duda, como en el resto
de acepciones del término libertad, en este caso también constituye un bien, y en particular
un bien para, en este caso una libertad para pensar. Como toda libertad, ésta tiene límites
propios que son, los límites del entendimiento. Al fin y al cabo, la racionalidad humana es
limitada. Pero este tipo de libertad es superior a la psico-afectiva que es de la que hablamos
anteriormente, pues que plantea que hacer siempre lo que a uno le gusta no es
necesariamente razonable.
A pesar de lo importante y necesario de este tipo de libertad para razonar, o libertad
«ilustrada» como se le llama también, se debe mencionar que esta libertad tampoco es la
concepción de la libertad más alta. Se trata de la libertad propia de la racionalidad teórica,
pero si no se da en unión con la racionalidad práctica, queda en un plano puramente ideal.
O sea que No es «realista».
Dicho de otro modo, la libertad cognoscitiva es una libertad que queda en el ámbito de lo
teórico, no es la libertad superior del ser humano puesto que, el necesario avance del
pensamiento y la permanente innovación y el continuo cambio en el pensar no dejaría
huella en la persona. Las ideas pasan, y en la sociedad moderna de una forma cada vez más
rápida, pero si no dejan huella en la persona y su acción, la libertad cognoscitiva acaba en
el pensamiento débil, en el que todo vale, pues todo se puede repensar. Por ese motivo,
siendo la libertad cognoscitiva necesaria en la persona, no puede identificarse con la
libertad en sentido moral.
Para finalizar con este tipo de libertad, Podemos concluir que, la libertad física, la psico-
afectiva y la cognoscitiva no pueden ser identificados como la libertad ética, pues ya se ha
visto que la ética tiene que ver con la acción humana práctica, con el comportamiento en
su conjunto, y la capacidad de la persona para ser mejor o peor, más o menos excelente, o
más o menos humana.

Para finalizar esta parte explicaré La libertad ética que es la capacidad de dar forma a la
propia vida, al yo, mediante las propias elecciones, es la capacidad de autodeterminación.
Entonces En este sentido, es también una libertad para, como la libertad cognoscitiva, pero
aquí se requiere de la participación del entendimiento acompañado de la voluntad, del
querer obrar de una forma u otra. En la libertad ética entran en juego conjuntamente las
dos facultades superiores del ser humano que son el entendimiento y la voluntad, y con sus
decisiones se ve determinada la persona en su totalidad, gobernando racionalmente las
demás facultades. Por esto, la acción humana se distingue del acto del animal precisamente
en la medida en que es consciente (entendimiento) y libre (voluntad).
Los distintos ámbitos de libertad pueden apreciarse en cualquier acción humana. Puede
pensarse por ejemplo en el caso del estudiante o del profesional que realiza tareas de
formación. Si se observa el comportamiento, «al estudiar, por ejemplo, al leer un capítulo
de un libro los ojos se mueven de una línea a otra, de una página a la siguiente. Este simple
proceso de mirar las palabras de una página es una actividad del primer nivel de acción».
Existe libertad física, propia del nivel corporal, esa libertad que permite leer, pero que a su
vez marca los límites de lo posible la (cantidad, calidad, etc.).
El mismo hecho de estudiar implica a las facultades del nivel psico-afectivo y las del plano
cognoscitivo. Si la acción se lleva a cabo por la ilusión o el deseo de obtener un título, o por
miedo a no dar la talla, o a perder un futuro prometedor, prima la dimensión psico-afectiva.
Cuando el que estudia se mueve por miedo, lo típico es que se reaccione al final y se estudie
precipitadamente para salir del paso. Este plano también tiene sus leyes y sus límites, que
no conviene sobrepasar, y que encuadran el marco de libertad psico-afectiva. En ocasiones
será bueno estar algo nervioso, para evitar confiarse, pero a la vez deberán evitarse excesos
de tensión.
En el plano estrictamente cognoscitivo se da libertad para estudiar simplemente como
medio para conseguir un fin, por ejemplo, aprobar un examen, o pueden tenerse otras
intenciones. La libertad en este sentido también tiene sus límites, pues el propio
conocimiento las tiene.
Cuando la misma acción se analiza en términos de finalidad última, del para qué se está
estudiando, entramos en el plano propio de la ética, de la determinación que tiene
consecuencias en toda la persona. Si el objetivo del estudio no es solamente alcanzar unos
objetivos posteriores por ejemplo (aprobar), que serán el resultado de estudiar o no, sino
participar además en un bien mayor (aprender), la misma acción de estudiar tiene un mayor
valor ético. Tiene mayores connotaciones en el mejoramiento personal, en el propio
desarrollo.

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