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Ensayos sobre la
propaganda fascista
Psicoanálisis del antisemitismo
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THEODOR w. Al)ORNO

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Paradíso
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Adorno, Thendor W. Índice


Ensayos sobre la propaganda fascista : psicoanálisis del antiseniir.isn'lO
· la ed. · Buenos Aires : Paradiso, 2005.
96 p.; 2lxl4 cm.
ISBN 987-9409-48-5

'L Ensayo Alemán. L Tituló


CDD 834

Artículos extraídos de los volúmenes 8, 10 y ?.O de las obras de Nora preliminar s


Theodor W/. Adorno Gesammelte Scbrihen, publicadas por la
editorial Suhrkump, Frankfurr, 1970-1986. ,e Ant.isemitisnrn y propaganda fascista 7
© La teoría freudiana y los
Tirulos originales y traducciones: esquemas de la propaganda fascista 21
A1t1i·Se111itis111 ami Fascist Propogandn
Traducción de inglés: Eduardo Giordano ©¿Qué significa elaborar el pasado? 52
P,.c11dítJ11 Tbeory aud tbe Pauern of Fascis: Pro¡1<1gtmrla <;, Para combatir el antisemitismo en la actualidad 71
Traducción de inglés: Marcos Cánovas

Was bedeutet: Au(mbnit1mg der Vergangen/1eit


Znr l3ekamp(1mgd~s Aruisemiiismas heute
Traducciones del alemán: Wenceslao GnLín y Adán Kovscsics

© Suhrkamp Ver lag, Frunkfurt, 1972, 1977, 1986


© Ediciones Voces y Culturas, 2003

Realizado eón el apoyó del fondo de C11ltura B.A.


de la Secretaria ele Cultura del G.C..B.J\.

Disdi<): Adriana Yod


Ilustración de Tapa:
Mu1úch .• desfi!« pm la apertura de la Casa del arte alemán, 1937

De esta edición:
© Parudiso ediciones
Feo. Acu~a de Figuerca 786, 1180 Buenos Aires
\V'NW.parad isoed iciones.com.s r
© Ediciones Voces y culturas
Apartado de Correos 7002 - Ba rcelona · 08080
ISBN: 987-9409-4 8-5
1 ºedición, 200.5
Hecho el depósito que indica la ley 11.723

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NOTA PRELIMINAR

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La pub! icación en castellano de esre conjunto de ensayos de
Theodor W. Adorno sobre las estrategias psicológicas de la pro·
paganda fascista conserva una especial actualidad a medio siglo
de haber. sido escritos. La pertinencia de sus análisis no es menor,
hoy que cuando fueron publicados en su versión original. Losv,
textos referidos a Ja retórica....p.u.blicítaci.a .. del tnt;;dit;aci.srno fu. )
cribe.n de hecho mecanismos y nocedimi.ent0s hegcrnóuícos ;,;1 /
los e iscursos socia es contemporáneos, en el func' · f' de [
La cultura de.+nasas, y © ™i;¡, ··oso de la su
d a re fas · · resortes de mistificación »ublicitaria. Los lecto-
res de Adorno recono('erán de inmediato el
~'~~ª -~~fl\:~LSMl!~;:~.lf\li1~.- ~tt~Y'ª~;. .
: ~le ·s' 19~ El u tuno texto "Para com · atir el anriserni-
tismo en la actualidad" es un conjunto de proposiciones peda-
gógicas destinadas a educadores alemanes de la posguerra que
se inscriben en una línea de actualización del rasgo civiliza torio
: .:.
de la ilustración y que afirman positivamente las iniciativas de
la razón como obstáculo y resistencia a la extensión ciega de la
barbarie. Estos ensayos constítuye.n a su vez. una ocasión pro-
picia parn rinovar el debate adorniano acerca derpñpe!CtefaeiTI-
tura y la memoria, dc.l tt>o de algunas categonas freud1anas yde
llü figurqs ele delirio colectivo encarna:claseñl1 relación dra-
E:'.,ática entre un padre terrible, el líder, y las masas. -
Los dos textos escTif(Y!·. flisrwrt¡fztffüstis~

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1 "~J~~f~~;·:~~~~!::;/i; P,~~fpf1,~W~J1,~~!~:¡~,J~s,tatlbt1l?:;~::;~~·t
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el que colaboró con Max Horkheirner en diversos proyectos de ANTISEJvlJTIS.M.O Y PROPAGANDA .FASCISTA
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investigación realizados bajo el auspicio del [eunsb American - -- -
Committee. Estos textos son correlativos al espíritu con que fue
' ' pensada la personalidad autoritaria (Nueva York, 1950).
1y~).?tise(·tlf[)~¡jfo:f
1 1P'r /:lpag'~f!~l~~:'.m~~~~a~'es la ponencia que Adorno
¡¡ presentó en el "Congreso sobre Antisemitismo" convocado en San
t;
1: Francisco en junio de'l;~:~~it';'tposteriorrnenteincluido en la obra
li'I colectiva Antisanútism, a Social Disease, publicada en 1946 a
i'
¡l cargo de E. Sirnmel, "La teoría freudiana y los esquemas de la pro-
¡: paganda fascista" es un. ensayo de elaboración psicoanalítica Las observaciones que contiene este trabajo se basan en
l! más minucioso, incluido en una obra posterior y en colaboración tres estudios realizados por el Research Project on Anti-Semi-
'.
'!; con varios autores, Psychoanalysis and tbe Social Sciences, vol 3, tism,' bajo los auspicios del Insritute of Social Research de la
~!
' :¡ (Nueva York, 1951), cuya edición estuvo aJ cuidado de 'Geza \ Universidad de Columbia. Estos estudios an<dizan un e.xrenso
!! Róheim. cor us de propaganda antldenwcrática y an tisemira, consritui-
'i Los dos textos publicados originalmente en alemán (Was esencia mente por a transcripción estcno ri:áfica de las ei:;;I-
¡¡ bedeutet: Aufarbaitimg der Vergctrigenheit y Zur Bekiimpf!tng des sienes ra 10· omcas de al· unos a 1tadotes de la costa occ1c en-
!1 Antisemitismus heute¡ corresponden a conferencias impartidas por " · ~t.a,das Unid.os así como por panfletos y publi'cadon~
Adorno en Alemania, la primera en 1959 y la segunda en 1962, en ~o.n ante todo de naturaleza psicológica, aunque
el contexto de una serte de encuentros promovidos por el conse- con frecuencia aluden a problemas económicos, políticos y so-
jo de coordinación de la Sociedad para la Cooperación Cristiano- ciológicos. En consecuenci · '·· ·. q' -'' .. ,- ... r'dü.~<iJ

Hebrea. La conferencia acerca de Ja elaboración ele! pasado fue - , é,s: ,silé'cii-i · ,,J~áli . ) ~)-~~r;ai í
publicada en Frankfurr, en 1960, en el volumen colectivo l\!as {!¡¡¡. ~l .1te;r1}dqJ:~lff 'itelé?1&sca,.¡~r6Pag~iiclÍt:~1No se ha \
"I'i: bedeutei: Aufarbaitung der \fergangenheit? El texto sobre la intentado ni una exposición exhaustiva de los métodos, ni la I
u
[: lucha contra el antisemitismo fue publicado por primera vez en el enunciación de una teoría psicoanalítica concluyente sobre la
1 libro Erziebung vorurteilsfreier .Menscben, Frankfurt, 1963. propaganda antidemocrática, Además, se han omitido hechos
!
e interpretaciones que en general ya conocen quienes están fa-
1
1

rniliarizados con el psicoanálisis. El objetívo fue, más bien, lla~l


s comtarnc.:iones que pudieran su~!
preliminar y fragmentarla, u .eriores 1
...............~.i.1.1.J.l.&i~'il.s~ic~o~au.n~a:!:lí:=t~ic~as. ~)
El material estudia o ya revela en sí mismo un enfoque
psicológico. Está concebido en términos 111ás psicológicos que
objetivos. · .,. · hf.\r · ·· · ··;,á)'i~s ('¡. · Ql IA 1~.xposición.¡, l
Cl'e i&~#Y ,. C:tl'.riiT'f' Nf.St,791w4~~!:/.~1fioi;/

L Auwrc:s: T. \V Adorno, Leo Lowenrhal, Paul VI. Massing,

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·, ítuJqn~aietites de l.as p(}ts.o,n as·.~~No sólo la técnica oratoria de 1


Los agir·a<:kites rrrhn::rn cualquier pretcnsiui de super 1:, • '· ,¡_
los demagogos l:a.sc.rstas es de taru raleza astuta mente ilógica y insinuando el lí<1er que ha de llegar es tun débii (·r_:,·,,
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seu~o-emoc.ional; :[o peor es qu.c ·~~}f>,s .PE~&5PPJ-~S; p nlfríc1)~ J~ 1


propios hermanos, pero que se atreve n coufr,,_,. ,,1.- de;.,.(, i,: .J
a,_gq., .. . . cl~ ' r~i.aa id.ea' olftte<t dt sin inhibicioucs y que, por eso mismo, está destinado ,1 t.r;·ir·•
'· Jí.cle\ ... ). rá fo.o.' con l(js formarse en el hombre fuerte.
·· e <D~·1Wkb égiG'.~s: ~1.1~:Jg)~9,s ..~•. ~,\;,dip.1'i.Ói,:.m~·1~.~!:>ih~1:~s _gbi;~ 2.• · l
· · ,~~.w~~~ . · · ~1G$...1:ic;;u:J..
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cis....m.
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(Ijf,fs.~~y1,é~tGí$.esJ(1fttild,$ºY.~~t~;·n}f~b'.i1~c~$:'.'~:u,~P.8d~mds,:i\1e1~·\. ~~·i . tñé5 ;ll'i;'i~&~~.b»l]f.0i1L.1;1;L~c~~ u
t~~~l1F¡,tit~~4k"éJ.~st~uti$(1),f)9P~~:~if~:~·~ls,~~~; 'ín~ts . ~t~l¡ji·,1)pl'.' 'las v:aga,~, ~'fülY.ia~·,~:~' .~f~1:0:il.íli;i;~f". .· ;,''·;~~dosJJnjdos que ellos es-
o(;.t!iflJ:§Ji.s 'i~i.a,filafo en l~S··q ~& é'xptes;a~t perau.grovoca5;;ero ~-Y rara vez dic,en algo gue pct:mit'!_ su-
VeamosJre.~~ca.ni,.ct>r'sticas.Yde' e.fo üc,., red e-e ~~:r acló~~:va este movim~ento..;)ara qué sirve la organi-
llJQnt,ei11es,i<:¡"oJ.@·~9.,:.; ~;);a ª9.i!~tal.l1JJO'p¡:¡,ga1~j~cisll9:es.~:it:dollni1t. zacion o que se intenta conseguir en concreto con ese misterio-
d:e-t1s·e-,.1•• so renacimiento. Veamos un típico ejemplo de descripción re-
~.;. ELl!.ll.•1-~'f;'.rn,~t~8f-f~~4,aresenciaJr~ien 1·e no
dundante de la idea de renacimiento, en boca ele uno de los
ob¡enva. Los ag1.fado1.:es inv.i~rten gr,ap parte de.s11. tiempo C.lJ. agitadores de mayor predicamento en la C' sta occidental:
!Htblª,f ~í.1;p.i,sµ;iq,s.a..dt• ..~u•.,¡2J.Í~~~~;-Se presentan a sí mismos
Amigo mío, no hay más que un modo de conseguir un renacimien-
como lobos solitarios, como saludables ciudadanos estadouni-
to, Y toda América necesita este. renacimiento, y todas las iglesias
denses con sanos instintos, corno peJi!onas fiables, altruistas, también. La historia del gran renacimiento galc>.5 es simplemente és-
infatigables; y divulgan constantemente intimidades reales o ta. Los hombres sintieron una enorme necesidad de la presencia de
ficticias acerca de sus vidas y las de sus familias. Además, Dios en el mundo, y empezaron a rezar; implorando que se les en·
muestran un cálido interés humano por las pequeñas pi:eocu- viase un renacimiento (I), y dondequiera que iban hombres y muje-
paciones cotidianas de sus oyentes, a quienes representan co- res se producía el renacimiento.
mo verdaderos cristianos, pobres pero honrados, con sentido
La glorificación de la acción, de lo que está en curso, eli-
común, au.nque no intelectuales, ,~.s.,idcn~]J\[~i:1,.C~)H_ §US ..oyente;;
mina y al mismo tiempo sustituye la finalidad del así llamado
&_X.~tando ,su pro17ja.: St\ll~-~,dasJ_q¡;, ~F f!lpcfcstos hq_mbre~ :;<t-
movimiento. El fin es «que podernos demostrar al mundo que
i;r.ientes .~:, ..al mismo. ~le'.;Al ,9,, líde~~-~ de J'!XCepci9~1eJ <;:~Hb~.~
·?1es~t14~~,si; r.~!i.~ren a ~! rn.isft1.~~. :co:no_~jm~ .. ~s _r.;1e71?a¡eros ~.e. todavía existen patriotas, hombres y mujeres cristianos, teme-
rosos de Dios, dispuestos a entregar sus vidas a la causa de
a uel. h~ de yenll'
LJ~ .. un .fwfiIU
conoc1a9)~A l9;; . díscur- 10. N
Dios, del hogar y de su patria».'
¡; ~.c:>¡; pt,"nttt ii!d~ Es proba . le gue esta técnica se vincule estr echa-
ff ;mente a las ~s&stttúc'l0Jt: · e. :tt1íini'á;irnii:tfa~p·ftteú:irilt'¡>(ji~,·nfr Y© cdi. ©~;(;1~$1!t;l'K!i~f;t;'Q'J:li0i,~~-L·~faiú?;~~'e.s.§a propi'lganda se po-,
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!fü~.h/::!J>;; .~;0,~;µQNi<:;.t;;tl~s?~l~,··0s:····;es, · .•. ;.o a-ranc,.1111sma a qne 1.'
le§;tfi;;it)l~~(Dnoesquema de perso.nah:r..ac16n pred.ilecto consiste . .i. i~·,fi
OQtt'l;JtJiuMe··e l '"Ní!i!);,Cl.aµe.rc0¡>1(féI',4~!}) n.i !ilm En o rra s p a labras lif\i'fi'f\4 P
en insistir reiteradamente en sus modestas necesidades finan- J f . 'lí.ft. •• ~,.. ~;:~,
JY:'.Rª,F~(fl ·: .ti~i!:)tqtJ~{s!it/!PJcr¡¡'.i;¡:tl¡:(fo"iJ11a ,'dtfrsdJi.~ftú:cfü 11,· del·· tf:t:s&@-
J.~ -· '··~

cieras y solicitar al auditorio pequeñas cantidades de dinero. E ·-; . . , .


Pi., •• .:....... • ... d·I- , ' ~ ' ~ '')if'lé>" ') 1 ., 1 ... .., ' ' ....

rssta es una de sus pautas más importantes. :El:t~;}p.egf;i'frá~~idr!'

2. Ver Max Horkhcimer: «Sociological Background of rhc Psychoanalyric


3. Todas las citas cstiin tornadas literalmente, ;in ninguna modificación, de
Approach», en Antísemitis111. A. Social Desease, Ernsr Simmel (cd.),Jnterna-
las transcripciones estenográficas.
tiorral Univcrsiries Press, Nueva York, l.946,

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·>'Cenos.u. pertenencia .·al• vn )~>·,,,aecedei1.\~ '.iüfori1"i1 aoienes.supnes- se atrapados más tarde. También deberíamos señalar que, con
, me.ni:ei11P·r,l.v.ilie :riada$, ~P!''J~bj·e~,(1.: e¡•;con 1de:nolas~·1s(ll!Jf<1.tr.1- r~1¡ect~ al cerror :iTu,s m~dida.s_Je.1.:u;_~_.s .•~.rno-e.u....ge-
,, 9QJirli(1)J1nli'ern:br0.s~;d~,. l~ éli:lie~q'l.le ·:,i:n~g,e K · ;' .. ,:. : l~n~
1 1 neral va más allá de lo que previamente ha anunciado. El to-
-.cistís:;os~.1'.!JJ¡iil·er~s~.QU~ 1.P~~aia. oc~t .~W!l. Jmfü;:fü10.s .. A t;lítarisiñO'Si'gñffiéa'"'lraT!sencirc!e limites, la no concesión de
un mismo tiempo se alienta y se satisface el eseo desenfre- · tregua alguna, la conquista con dominación absoluta, hasta el
nado por el fisgoneo. exterminio completo del enemigo escogido. Teniendo en cuen-
_fonsrantemente se cuentan hisrorias de escándalos1 lama- ta que el «dinamismo» fascista tiene este sent.i.do,,~,r.f~l:l: a,11:1;1p.iell
·,~'¡lj,:w.¡ ' *"' ' .
Y2,E part!Lli.crii:iQ.§.~rticular sobre excesos WJJ.'l.ciclades s~ r~~~.~fü\lt~.!~~~R';~~li.tfi-f~~~:~\9~f~1~~~'~·~·~.\J.~·~.f1}1:1.\.1•1;1mª'.'tn:n~~¡;l611,·
~1~1les; perQ la lg,dignadon ante las obscenidades y crueldades incluso corno 'una forma de garantía para el adversario. Para
es una racionalización muy teJllle, in.teitcjooalli\.mente transpa- la dominación totalitaria es esencial que nada esté garantiza-
rente, del 1¿,lace.r q~stos relatos transmiten. al oyente. A ve- do, que no se interponga ningún límite a la arbirrariedad im-
ces algún lapsus nos permTté"icleñtifícar fá'Cílrnenre cltní fico de placable.
escándalos como un fin en sí mismo. Por ejemplo, cierta vez un
rkrnagogo de la costa occidental prometió que en su discurso
siguiente daría más detalles sobre un falso decreto del Gobier-
no soviético mediante el cual se pretendía organizar la prosri-
tución de las mujeres rusas. AJ anunciar esta historia, el ora-
dor dijo que no podía existir un auténtico varón que no se es- ',,'
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tremeciese hasta la médula al oír esa noticia. La ambivalencia Sin em argo, precisamente este último aspecto requiere un -
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implícita en esta estratagema de aludir al «estremecimiento


medular» es evidente.
aná~i·s.·i5, ~.~et~11. i?o";,~/;e c~üi~.~e .. '..T9Ífl~l~ÍZaJ .•l!l~~:aU,¡¡í : . e} rri-« ].
lla~() to ?'!C; !~fi)breliil h~.pf'XBsts de i;nasas. a¡o_.e fa~~!Sll'IQr Si hay,
¿
Hasta cierro punto, rodas estas formulaciones pueden ex- algu.na. a guna orrna c. e upnosis masiva en el fascismo o si se · ~
plicarse racionalmente .. Muy pocos agitadores estadounidenses trata de una metáfora ligera destinada a que el observador re- ~
osarían profesar abiertamente fines fascistas y. antidernocrári- nuncie a, análisis posteriores, es en realidad un asunto extre- "'-~
t
...e.os. A diferencia de Alemania, la ideología democrática en Es·- m~clam~nte dudoso. -~f9~a,bl.~1J~R$.J.i.c!'I'.~ifm~fü.l.?,.fLfa?SÚ~ta~e;, S-;
tados Unidos ha desarrollado ciertos tabúes, cuya violación C~ct:e:!:1:!;!.!!?-itE2f.,_l,~i-,~,gbs1.~... i;t~
,.SHHGi'LFlu~.pq,i:Ja inw:)}.i.~.<)CiQg
podría comportar algunos riesgos para las personas compro- j2StcO@.~tSª- Ademas, a nadie que rt"aya renia.o fa' ocas:ó~1 éle 'olf-
mecidas en actividades subversivas. En consecuencía..el.dema- servar comportamientos fascistas puede pasarle inadverrido el
g~muchas más res.trirri cH;i,e.u.ol:u:.e.lo..qHe...pk1.;- hecho de que> incluso en esas fases de entusiasmo colectivo a las
de decir, ramo. por razone~ de censllJa polftica corno de t<1sfil:a que se refiere el término «hipnosis de masas», aparecen indicios
p~ reo lúg jea . de una manipulación consciente, tanto por parte del líder como
Además,~í1' también del mismo sujeto individual, la cual difícilmente pue-
rr~1~tr~>·~4;J~W1ét , . '· { Ello se dej;¡un parte a su na- da considera.rse como resultado de un simple contagio pasivo ..
tnra l.ez.a intrínsecamente no t~órka,-y
en_P.aree al hecho de que lln .t~_¡)si~o!Q¡¡~~J=JXC>_~~mP.J?új,au.n aapel slem¡i~JA~ ..'\
sus seguidores serán a! final embaucados, de modo que los lí- ~1\1\'!1,~Q):fa.me CILl.aj~!iL9J)4lidad fascist<t P!!Jl.admitfr.1¡m1 in.~ '

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deres deben evitar cualquier fonñüiacíÓn en 1a que puechrn ver- 'férpcetación
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del supuesto
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éxtasis
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corno una' .•. mera
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nianifostaciÓt1
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·actual cultura de masas, como en el cine o la radiodifusión.


:• No obstante, aunque fuese verdad que la mentalidad ele los
agi~adores fascistas se asemejase de algún modo a [,1 confusión
¡ne.ntal de sus potenciales pa rtidarios, y·que los mismos líderes
. ,· . fueran «tipos histéricos o incluso paranoides», estos habrían
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aprendido a usar} partiendo de su prolongada experiencia y del
impresí.ona.nte ejemplo de Hitler, sus propias tendencias neuró-
ticas o psicóticas con fines completamente adaptados al prin-
cipio de realidad (realitaetsgel'ec:ht). Las condiciones imperan-·
tes en nuestra sociedad tienden a eransformar las neurosis, y has-··
ta una leve demencia, en mercancía, toda vez que el afectado,
puede venderla fácilmente tras descubrir que muchos oeros "
sienten alguna afinidad por su propia enformedacLJl a,&Jta~r
fnsc.ista es habitualmente un vendc~lm p¡.agjstraj de sus r.¡.q-
¡@.§,;;liif~ctpri.,,J;LSÍcgJ(~~~-· f~ sólo es po;?il~le ep vi51JJ(I de
...-L'H'l'ft..¡r;¡,1¡¡¡::ü1.¡fiit~l.tt11!:llti:t~Lgé,dJ::i~iAtté;R1Jí1:Ie~~süs'~wlrci.dai.i.~i·
;E'i:~§.~ivq 1:1" JJ pto,~aggi.ncla.es .i.firm.a-da ¡.u:monfa:.entre.ello~. e
1:ri'?:s.' ·t1e. t1;.ans1;qj:ti¡:;.a. Jos oye:ntes ·cual uie·r i,dea. 0 e¡noci()n ue"
-.)Ji~,~~.:_''.:'_ · es. é·e m1c1.:. Po!Jo tantoi el problema de la ver-
dadera narurakzi.J~Ológica de la propaganda fascista puede
:;¡;;¡;n;i,LiJ~~.J.,TIOdo:;!ielt f;1Ué;(:il,hsisFe~a refa(!;jq¡1~!ltri::,1;Jr
. ''·. · .. · líder' . . ··¿· r- ·¡·1·~··'··•"""""·· 6··. *¡-'• r~ ...
., •,,· lf~--~_L"X s1¡s P~!~!. ~qo~_,en ;..;s~~u.ªq n· e,(:,;pJ:~paga11C1q1r
~fj!i!,i¡J.lñ.eI'a11i;iiifilQ¡fü¡~procedecle!)Uestras observaciQ¡,Jes
~f.lr d sentido dbqiu:·~»>d~ 'f~r:,op:~.gai)dn(1'.fttt'ltil'.HW rnm<r
1;J.-g11ij!iiÍ~((!~ll·¡!i;l.>1Podrfarnos compararla con el fenómeno so-
1:'1 cial de los folletines radiofónicos [soap opera]. Tal como el ama
H
n¡:,¡ de casa que, después de disfrutar durante un cuarto de hora de
emisión de las desdichas y parabienes de su heroína favorita, sien-
¡ J'.; te la obligación de comprar el jabón que vende el patrocinador,
'.i i así acrúaé , da.:~aSG:·s~a: t:J¡:i.\\'i,'~}al:¡ti;. .e:'.(pe.~
'·:11 . ··'1
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/¡¡:! .ui,p.r.Q.Q~llledo líder es u¡ta actuación con rerni9jsce;nci.~tr4-
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Ié~.,. .:l_~l~º~~Xg~· los ásí ifomadosrez1tvals r~líf¿iosos. Ur;a ~~:-
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haber sido héroes deportivos en su juventud. Así es como actúan .


. Gritan y claman al cielo, representan lo. pantomima de la lucha
contra el demonio, y se quitan la chaqueta para atacar «esos si-
niestros poderes». ·
La 'eifiSQrioili'ctl~d ~~.e 1 ,_


4. Famoso actor vienés ~e principios del siglo xx.

14 15
9 de 50
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10 de 50
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¿No se dan cuenta de que si. no exaltamos Ja santidad de nuestro


Dios, si mi proclamarnos la justicia de Dios en este nuestro mundo,
si no proclamamos la existencia del cielo y del infierno, si no p¡o-
clamamos el hecho de que sin la remisión, sin el derraniamietuo ele
sangre, no hay remisión de los pecados/ ¿No se dan cuenta (fe que
sólo Cristo y Dios nos dominan y de que la revolución se apodera-
tá finalmente de esta nuestra nación?

:,,::: La transformación de la doctrina cristiana en eslóganes de


. ·~olencia política no podría ser más brutal que en este pasaje.
~a Idea de un sacramento, del «derramamiento de sangre» de
(!)risto, se interpreta literalmente en términos de «derrama-
· .. ., 5;\'.~i~nto de sangre» en general, pensando en un cataclismo po-
. :'··~'.~~,.~l,,'}mco. Se preconiza el verdadero derramamiento de sangre,
· · !/·l~_('.;;.. ·pórque supuestamente el mundo fue redimido derramando la
, hi·ke sangre de Cristo.Ff;!ll:as~s·n}\t,Gi'~\;\ed¡¡;Ai'-N'~stfrl@'.de·til1ií'',at\fepW
') . >~{·:y §"\"g l~~!}fü:t~HrAsí,'·clre~·;;·i: ~;6~6"~ :~ 1'~··:. : ~'~:~: '.:r;s· ~ ·sa~ri'ic~d~
,&:·;,,-.en la propaganda fascista es «[udenblut rnuss [iiossen» («la '·'·.'
\ •: ....

· . i<'> sangre judía debe ser derramada» )._La crucifixión se nansfor-


'' ,1 ••• '

•• .'1 .~" •••

;'.";·',:;, ma en un sfrnbolo del pogrom .. Ps¡cológicamente, toda pr6':¡3a-


9an.da l·ascista no es más que un sistema arriculado sobre estos
·,:.:··_;·,
}ft>.~ :.~ÍJT1bolos.

18 19
11 de 50
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l.J\. TEOR[A FR EODIANA Y LOS ESQUE1v1AS
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DE LA PROPAGANDA FASCISTA1
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Durante la pasada década, la naturaleza y el contenido de los


: disctn:sos y panfletos de los agitadores fascistas norteamericanos
';Wian sido objeto de minuciosas investigaciones en el campo de las
· '1~cn.cias sociales. Algunos de estos estudios, emprendidos desde la

{~t~C:tí'l del análisis de contenido, han dado finalmente lugar a


a amplia perspectiva en el libro Prophet~ ofDec..eit (Profetas del
gaño), de L. Lowenthal y N. Guterman.7· El retrato global qne
tenemos se caracteriza p.or dos rasgos principales. En primer Ju-
~
· ; • '~ ··' · ras recomendaciones ext.rava~;intes )'
tn Jetarnente ne atívas -enviar a los extranjeros a campos ae
iii:;entt:ación o expatriar a los sionistas-1~1iwteri¡il de prnp;-
nda fascista de Esta.dos Unidos tiene ·ca
relación con cuestio-
)~Üticas concretas tan ibles, La may¿>r parte de las veces, las
laraciones de todos los agitadores están dirigidas ad bominern.
l~~Í(1men1:e, se basan más en cálculos psicológicos que en la in-
.hción de lograr seguidores a través de la afirmación racional de
opósitos racionales. ]~l término ,.,,~·Li/a.·r.(.l.U..s.li!.t-~.g.itacloLdc
!§,ma» }, aunque objetable a causa de si.i inherente desprecio de
üiasas, resulta adecua o en la medida en que expresa a atmós-
a. de a resivi.dad viscer< e i:rracwna promovJC a e i)era · men-
:! ~ . or twestros hitlers en ciernes. Ciertamente, es una impertiñen-
i,~iS llamar a las personas «e usrna», pero también es verdad que
~~:1~~~---
/Este articulo forma parte de la estrecha colal;iop1ció11 del autor con 1\11ax
;t>(qrkheimc,< ' e!'.'"....,.,·;.;:.:.:;::.::.::.:.:_;;:.:.;_ .......:..._ __

~'Hatpei: Brothers, Nueva York, 1949. Cf. también: Leo Lowenr.hal y Nor-
.Jt:
Gntermari, -Portrait of the American Agitator» [Retrato de! agitador
nnea1uerlc.mo), Public Ü/Ji11ion Qua1i, 1948, pp. 417 y ss.

21
20 12 de 50
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L\~ .: 1 r, 1 '1.' ~r'o;•''l :~··,¡,,.. f
' ',I; .. 1 .~

b intención del a itador es .necisamenre transformar a esas mis- u1it<.1do de recursos qne entran en juego, hallarnos un sinfín
n as personas en <<chusrna», es decir, muche um r:es u1c 1 as a de repeticiones. De hecho; !.a reite.rnción constante y la esca-
la aécJon vio enta sm · meo razonable, con la in- .s.i>z de ideas son dos factores esenciales del procedimiento.'
r.t:.Dclon de crear nna atmósfera ptop1c1a al pogrom. El propósito Nlientras la rigidez mecánica del esgnema es obvia y en
universal de estos agitadores es la promoción :metódica de lo . · . ' i.eo!! ele la n.:i.e.utali-
que, desde el famoso libro de Gusta ve Le Bon, se conoce como «la
psicología de las masas». ·,,
En segundo lugar, el enfoque de los a ritad~1:.es s erda-
der~rnente ·s1steiñ ·1 v sigue up esquema rígido de «recur-
sos» bien definidos. roo
no sólo tiene gue ver con la unidad \.'.ª!parece re .erirse a la implicación políric~1 imp íc1ta, a.sí co-
.~J:amenpl de su objetivo político -.la abolic16n de lade- ;rno a ja esencia psicológica. E-lasta el momento, s6!o ha reci-
rnocracia por medio del enfrentamiento a Jos principios de- ';bi,lo
' , ~.
'
atención científica la naturaleza independiente
.
y de al-
mocráticos con el apoyo de las masas--, sino gue se relací9·· guna forma aislada de cada uno de los recursos utilizados; las
-..;J • avh más con la naturaleza in trínsec~:¡· y el contenido y 'hnnotaciones psicoanalíticas de estos recursos han sido des-
presentación ele la propagan a misma. o ¡;rnrcc1c o entre los ,._~adas y elaboradas .....{\hora que los elementos se han defiqí-
en uncia dos de diversos agitadores, desde figuras tan conocí- ,. c:pnvenientememe ha le ado el momento de centrar la
das corno Coughlin >' Gemid Smith hasta provocadores pco- ~·ión en el sistema )sicol6 ico -y puede no ser del codo
vincianos de poca monta, es tan grande que, de entrada, bas- idenral que. ello concite la asociación con la paranoia--·
ta con analizar las declaraciones de uno de ellos para cono- .·, comprende y e11gendra estos elementos. Esto parece ser
cerlos a todos.' Además, los discursos son tan monótonos más apropiado, ya que de otro modo a interpretación psi-
que, tan pronto cómo nos familiarizamos con el número li- ógica ele los recursos aislados resultará hasta cierto punto
. , 'ordenada y arbitraria. Se tendrá que desarrollar algún ti-
3. fara afirmación exige algunas matizaciones. Hay cierra diferencia entre los que, fl,.1de marco teórico de referencia. ~n la medida en q~s
especulando =-acerrndarneruc o no-e- con un apoyo económico a gra n escala, in- dcursos aisL1dos piden ele una manera casi irresisüble una in-
rentan mantener un aire derespetabilidad y megan ser antiserniras antes de. dedi- ·pretación psicoanaHrica, lo más ló rico es postu ar que es ..
carse a provocar a los judíos, y los nazis decl;rndos que pretenden actuar por su · nHH'Co de re;erencia cons·~ta en a )l"-ar . na teoría sicoa-
cuenta --u por lo menos quieren hacer creer que. es así-y que se dejan llevar por
el lenguaje violento y obsceno. Además, cabe distinguir entre los agitadores que
. "lobal al enfo ue encral del a ritador,
interpretan el papel de conservadores cristianos algo chapados a la antigua y
amantes de los placeres hogareños y que pueden sei lácilml'nte reconocidos por
su hostilidad con los «subsidiados», y los que, siguiendo una versió.o. más rnodcr-
na y eficiente, apelan sobre todo a los jóvenes y en ocasiones pretenden ser rcvo-
lucionarios. De todas maneras, estas diferencias no clcben set sobrev.ulor;1das. La
estructura bi:lsit:a dt sus alocucioru .~. ysu arsenal d~ ; ~ ursos ~ori idénticos, a pe ..
sar de las diferencias cuidarlosarnenre elaboradas en ! , . · .,¡¡noracione:;. Mns que
a auténticas diferencias, nos enfrentamos a una division ,J,·l rwbajo. Podernos fi-
jarnos en el hecho de que el Partido Naciona lsocialisra mantuvo asturarnenre dí- · 111as del 30 de junio de 1934 eran revoluciona ríos es pum mitología. La pur-
ferencias parecidas, pern éstas nunca. llegaron a significar nada ni llevaron a nin- }lf,;riema fueuna cuestión de nvalidades entre diferentes facciones y 110 pJr·
gún choque serio de ideas políticas en el seno del parrido. La creencia de que las tle cnnflictos sociales.

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13 de 50
comportaba el fascismo alemán.' No es una exageración de- ¡'i'ró se puede afirmar que, al mismo ríempo, sefi<iló ei:::1 árn-
cir que Freud, aunque estaba apenas interesado por la vertien- ;j,¡j·p monado[6¡pco su
del individ11o::G:S lrndlas dt· cr1~0-
te política del problema," anticipó claramente la expansión y funda su disposición a ceder de manera .mcuest1onable an-
la naturaleza de los movimientos fascistas de masas en cate- te ]O'S po .erosos me ios externos y co ectivo s. Sin habe~se--de-
0

gorías puramente psicológicas. Sí es cierto que el inconscien- dic;tdo al estucho de los desarrollos sociales contemporáneos,
te del analista percibe el inconsciente del paciente, también se Freud ha apuntado rasgos históricos a partir del progreso de
1 :·.· •••• '
puede suponer que sus intuiciones teóricas son capaces de an- su propio trabajo, de la elección ele' los temas y de la evolu-
.' .:~ .' •• .._1
ticipar tendencias que están latentes en el ámbito de lo racio- ti~)n de los conceptos clave de su obra.
1 .;1'.• nal y que se manifiestan en un nivel más profundo: Puede no El método del libro de Freud constituye una interpreta-
ser c.asual el hecho de que, después de la Primera Guerra ción dinámica de la descripción de Le l~on acerca de la menta-
' '' 1 '•' ~. '

Niunclial, Freud centrara su a ten,ción en el na:rcisismo y lqs lidad de la masa y una crítica de una serie de conceptos dogrná-
p;;;blemas del yo, en el sentido específico del término. Los rj~os -palabras mágicas=- que empican Le Bor1 y otros psicó-
mecanismos y los conflictos pulsionales implicados desempe- logos preanalíticos como si fueran las claves de algún fenóme-
ñan un papel cada vez más importante en la época presente, no exüaorclinario. Entre estos conceptos destaca el ele la suges-
. ", · ...... mientras que, de acuerdo con el testimonio de los analistas, tión que, por cierto, todavía desempeña un papel como recur-
las neurosis «clásicas» como la histeria de conversión, que sir- !i.Q fácil en el pensamiento popular acerca del hechizo ejercido
vieron de modelos para el método, son ahora menos frec.uen- sobre las masas por Hitler y sus secuaces. Freud no cuestiona
tes que en la época en que Freud desarrolló sus teorías, cuan- la exactitud de las conocidas caracterizaciones de la masa que
. 1. do Charcot trataba clínicamente la histeria e Ibsen la tornó postula Le Bon, para quien la masa. es en gran medida desin-
como terna eu.algunas de sus obras teatrales. Según Freud ...el dividualizada, irracional, fácilmente influenciable, propensa a
problema de la psicología de masas aparece estrechamente re- la acción violenta y al mismo tiempo de naturaleza regresiva.
'[, : a.do co.n un nuevo ti .JO de dolencia p:;1colog1ca carac- Lo gue distingue a .Freud de Le r~on es más bien la attsencia del
terístico del oerío -~tadicio1~al desprecio hacia las m:.1sas que es el thenut {1rob!!J1-
dum de la mayoría de lo$ anttgLios psicólogos. En lugar de in-
siguiente. frel!d no se preocupó por los cambios sociales, pe- - ferir de las conclusiones descriptivas habituales que las masas
son inferiores per se y que lo más probable es que no cambien,
frend se pregunta, imbuido del espíritu de la ilustración aurén-
4. El título en alemán con que se publicó el libro en 1921 es M¡;:ssen{JE)'cho- lica: ¿qué hace que las masas sean masas? Rechaza la hipóte-
logie und. lclianaiysc, El traductor inglés, James Srrachey, destaca certera- sis fácil de una pulsión socta! o gregaria, que para él denota el
mente que el término group (~grupo") es aquí equivalente ,1! vocablo [oule
problema, no su solución. Además de las razones puran;entc
ele Le Bon y al alemán 1\1.!as.~e. Hay que añadir que en es!~. libro el término
«yo» no denota el medio psicológico específico descnro en las últimas obras psicológicas que fundan este rechazo, también tiene un apoyo
de Freud en. contraste con d ello y con el superyó: simplemente se n·fiert~ al sociológico. La comQ.§.nic:ión &recta de las modernas forma·
individuo. Una de las implicaciones más importantes de fo Psicologia de las ¡ciones ele ma~a~ con un fenómeno bi.oló ico difícilmenre . ue-
masas de Freud es Ja de que no reconoce una «mentalidad de la multinrd» i.le cori.si.denu:se vá ic.a esde el momento en gue los miembros
independiente e hiposrárica, sino que reduce e] fenómeno observado por au-
ele las mas·as actuales son, por lo menos /Jrima /acie, indivi-
tores como Le Bon y McD1>11pll a regresiones que tienen lugar en cada uno
de los individuos que forman un grupo o que caen bajo su hechizo,
_duos: hiios de una sociedad liberal, competitiva e H.túividualis-

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14 de 50
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,:¡ En opinión de lvld)OL1ga.ll, las emociones humanas se enardecen en
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'i' ra, y están condicionados a manten se como unidades inde-


'"1 el seno ele un grupo hasta un extremo al que rara vez, o nunca, lle-
:!',
,¡, pen.dic.ntes ~úicosost:enibles; continuamen,te se es a.e, 1e e ganen otras condiciones; es una experiencia placentera para los im-
:!I' i que sean «duros>; y que no se e e¡en someter. ne uso si supu- plica.dos rendi,rse tan inmoderadamente a su> pasiones y, por consi-
''I'• 1
,ii'; siéramos que estos instintos arcaicos y p~evios al individuo so- g1.1ienre, fusionarse.con el grupo y perder el sentido de los límites de
1 breviven, no podríamos limitarnos a señalar la herencia, sino su individualidad.~
"l
que tendríamos ql1e explicar por qué el ser humano moderno
F(eud va más allá de estas observaciones ~1 explicarJ41,,co-
vuelve a patrones de comportamiento que, en el estado presen-
,1
1 1
' "•! rencia de las masas en. términos del princiJ:.~O del placer, es
l (:¡ re de la civilización tecnológica y de progreso, contradicen fla- ,,. ,•, I,',:•:
111' granrernente su propio nivel racional. Y esto es precisamente
Gir, de h1s grati icac10nes directas o indirectas ue os indivi- '•':11

1
1·1
1~• ' :
duos obtienen e su so~netimiento a 1a. 1w1~. Hitler, p<)r cier-
j '.:,1
lo que pretende Freud. Intenta descubrir las foeqas psicglé~-
: ' to, era plen;:imente consciente de la fuente Iibidinal de la fer-
,"I ..f-US que dan como 'resultado la transforrnaci6n de los indivi-
···1 cnación de las masas en el sometimiento cuando atribuía carac-
1
: duos en masa.
: rerísticas cspedficameme femeninas y pasivas a los participan-
, !
1 ,¡ Silos individuos del grupo se combinan en una unidad, debe haber res en sus mítines e insiitnaba así el papel de la homosexuali-
algo que los una, i' en este lazo puede radicar precisamente aquello .: dad inconsciente en la psicología de las masas.' La consecuen-
que es caracreristico de un grupo.' : .ia rnás importante de la introducción fre11diana de la Hbido en
i ·, . : sicolo 'Ía ,e as masas es q t:1e os rasgos que genera menté
.¡ Esta búsqueda, sin embargo, es equivalente a una exposi- s~ adscriben a los grupos pierL en el carácter enganosamente
1. ción del asunto fundamental de la manipulación fascista. Por- ~primordial e irreduwble refle¡ado pot: la construcción ai:fütra-
,•¡ que el demagogo fascista, que debe ganarse el apoyo de millo- , ria de 12ulsiones específicas de la masa o de la mulrit:ucL Estos
:{ nes de personas para lograr objetivos que son en buena medí- últimos son efecros más que causas. Lo que resulta peculiar en
'¡,
,,¡ da incompatibles con e.l propio interés racional de estas perso- las masas es, de acuerdo con Freud,'no tanto un nuevo atribti·
f¡, •\
nas, sólo puede lograr lo que pretende si crea arrifieialruente el ~i;Qmo la maru.fcstac1ón efe atnbutos conocidos qne habitual-
lazo que Freud busca. Si el enfoque del demagogo es realista .. .'

me,me permanecen ocultos.


-y su éxito popular no deja dudas acerca de que sí lo es-, se
_)
puede plantear la hipótesis de que el lazo en cuestión es lo mis-
lu.Q. que el dern'agogo intenta producir sintéticamente,; de he-
~, este es el principio unificador que se halla tras sus dn~- 6. lbtd.; p. 27.
7. El libro Je Freud no dt:sarrolla este aspecto de la cuestión, pero un frag-
sos recursos.
De acuerdo con la teoría psicoanalítica general, Freud cree mento del apéndice indica que era consciente de él: «De la misma manera, el
amor hacia las mujeres rompe los vínculos del grupo de raza, (;Sp~cificidad
que el lazo que inte, ra a los individuos en una masa es nacional y sistema de clase social, y por consiguiente desencadena deC[OS im-
rnra eza libid11icil. Los prinwrns psico ogistas se han fijado en portantes como factor de civilización. Parece cieno que el amor homosexual
alguna· ocasión en este n ·;pu.:co de la psicología de las masas. es mucho más compatible con los vincu.los de grupo, incluso cuando toma la
forma. de tendencia sexual desinhibida» (p. 123 ). Esrc fue cierraruente corro-
bocado por el fascisrno alemán, en el que la frontera entre la homosexunli-
dad abierta y la reprimida,¡,[ igual que entre el sadismo explícito y el conte-
nido, era mucho más permeable que en b sociedad liberal de clase media.
5. S. Freud, Group f'sychology and the Analysis o( ih« Ego, Londres, 1922, p. 7.

15 ~~ 50
26
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Desde nucstl·o punto de vista no es necesario dar tunru i11q•cirra11<.:.i:1 PL:(;:.to que d la.t.(l Jibidinal entre; )S .1; 'I J· "1, , .•.
. ...... a la aparición de nuevas característicos. Nos hasta cr » ,1 -c.rr que P11 ··"·''": . .,¡,q¡r·""c ........ s~tenatL"··dezi'.lsexua'.·I·· 1nl·": :., 1-;-,
..
' ;,. : ·.·:',
. '.~· el seno de un grupo el individuo esui sometido ,1 k1 ·,.., •.'í' uriones
l~rn;t esta "!J ver c:uáks son I·;.-, rneca ¡'st .i· 1.1~.. ·,,cv~
-' .. que le permiten dejar de lado la represión de sus pulsiou, iucous-
;
·.·.
cientes.'
m1u:dormu1! .1 enc..mía Sf":>ual_¡W!J1ari:i en ~,,,, : '~·ntos r; ;,. .
llllCD a [;1s masas. Freud se enfrenta é\J probk . ... r• r m;;rro tk
Esto no solamente prescinde de hipótesis auxiliares ad hoc, "un análisis de los fenómenos relacionados con la sc1g:·'.:t·<·>11 y la
sino que también hace justicia al simple hecho de que é!guellos sugestibilidad. Reconoce la sugestión como el «n:íugi:i ·:.(f._ la
: 1 que se incorporan a las masas no son hombres primitivos, más :pantalla» gue oculta •<rclacjooes amorosas». Es escnci<il qt1e
'
~n desarrqllao actitudes primitivas que son contradictorias éou · · ' '611 amor:osa» e ue hay detrás de t:'~1a-
s,u comportamiento racional normal. Sin embargo, ni siquiera las ~--.l..W~.Lis~c::,:ie:;:,.:1.:,:H~e:.:. .9Freud se fija en el hecho de que en un.gru-
descripciones mas tnv1ales de¡an duda alguna acerca de la afini- o organizado como el ejército o la Iglesia, o bien no aparece
dad con rasgos arcaicos de ciertas peculiaridades de las masas. . cnción alguna al amor entre sus miembros, o bien este amor
h. J:?ebe hacei;se mención explícita del dcsvfo que potencíalmentc se ·.~,.expresa solamente <le manera su blimada e indirectaa través
puede producir desde las emociones viol.entas hacia las acc1ofics c)a mediación de alguna imagen religiosa en cuyo amor los
v.!Qlcntas, sef'iálado por rodas los amores que han estudiado la iernbros se unen y cuyo amor, que todo lo abarca, éstos de-
sicología de las masas, un fenómeno e ue eo los escritos ele' 1 imitar en el trato rnutuo-Resnlta signific:1tivo que en 1.a so-
F.i:c..ud so re as cu turas prnn nvas .lleva a la suposición de· e¡~ dad actual, con masas fascistas inte radas artificialmente, la
el as ·· ' · el Jadrc en la horda primitiva no ~s imag.inario, si- 1'enc;ia al a.mor está casi >Or completo excluida. w Hit erre-
u.9 que corresponde a a rea 1 a.e prenistórica. En términos de .-~ el papel. tradicional de pa re amoroso y lo reemplazó
teoría din.ámi.ca el resurgimiento de estos rasgÓs Clebe entender:" .~leqnnente por la representación negativa de la autoridad
como el resultado de n. 'cto, También puede ayudar a ex- nazadora. El concepto de amor quedó relegado a la noción
plicar algunas de las manifestaciones de la mentalidad fascista racta de Alemania y rara vez se mencionaba sin el epíteto
que apenas podrían captarse sin la suposición de un anragonis- .fanático)>, con el cual este amor se rodeaba de un halo de
mo entre fuerzas psicológicas variadas. Se tiene que pensar aquí ilidad y agresividad contra quienes no estaban comprendí-

..
..
sobre todo en Ja categoría psicológica de Ja destructividad de la
que habla Frcud en El malestar en la cultura. Como xebelión con- l .. ] las relaciones amorosas [ ... ] también constituyen la esencia de l;i
tra la civilización. el fascismo no es solamente la. rea p<Hici6n de · lidad de grupo. Recordemos que las autoridades no hacen mención de
O' arcaico, sino su reproducción por la civilización y en el pro- iJi<nle relaciones» iIbtd., p. 40).
~izás una ~e l~s razones de este llamnr ivo fenómeno sea el hecho de que las
--.p.iQ_ seno e a misma. No resu ta muy a ecua o e 'uur las s a las que el agitador fascista =-antes de lograr su favor-se tiene que en-
fuerzas de la rebelión fascista simplemente como una poderosa r; no suelen ser las que están organizadas, sino l~s multitudes de la g1:a11 ciu-
. :, '
serie de energías identitarias que soslayan la presión del orden so- ; l carácter escasamente entretejido de estas multitudes variopintas hace im-
: ·.··, -.' cial existente. Por el contrario, la rebelión roma en parte su ener- yo que se refuercen hi disciplina l' la coherencia, a expensas del impulso cen-
. :· : . . ' gía de otros agentes psicológicos ob11gados a ponerse a 1 servicio u Y no canalizado de amar. Parte de la tarea del agitador consiste en hacer
a la multitud que está organizada como el ejercito o In Iglesia. De ahí la ten-
del inconsciente. >1_ a Lu1 exceso de organiz ...KÍÓn.. La organización e11 sí misma se convierte en
lche; rasa a ser un fin en lugar de un medio y esta e~ una tendencia que prc-
8. 0¡1. cit., pp. 9-10. e en los discursos de los agitadores,

28 29
16 de 50
' • ~ 1 •

dos en él. Un principio básico del liderazgo fascista consiste en En realidad- esto define la naturaleza y el contenido de
conservar una energía primaria libidinal en el nivel inconscien- lli 12r~paganda fascista. Es psicológica debido a sus o.bjetivo~
te con el objeto de desviar sus manifestaciones de una manera ~ur-;ótarios e irracionales, que no pueden con se 'lllrse ror
adecuada hacia objetivos políricos. guamo menos desempeñe ·~'ledio de convicciones racional.es sino sólo a través de un há-
una idea objetiva, como la salvación reli •.iosa, un )a el en la '¡¡ cfepertar de «mHl parte de herencia arcaica del suieto»:
ormación de masas. y en la me ida en que la manipulación de "ª.agitación fa:.scisra se <;:entra en la idea del líder, sin im:~H-
masas se convierta en el único objetivo, más se tendrá que re- : . ie éste sea el que manda realmente o que sólo sea el e ue

¡;¡rimir y moldear en obNljencia t'! amor c!esjnhibido. En el con- . za los intereses e gru o )Or ue únícam.ente fa ima-
tenido de la ideología fascista no hay demasiadas cosas que se ~n.psicol6gica cid líder es apta para reanimar la idea del t'.~-
puedan amar, oclei:oso · , tl'l'dt7t · · · ).sta es la raíz úl-
'.l ese •· · a · · · · rnl del fascismo es autoritario, así como [ma de .la ·enigmática perscnalizacián de la propaganda fas-
la.técnica de los demago¡;¡os fascistas. Agt~J es Oñae las técni- ¡'sta, de su incesante publicidad de nom bres y supuestos
31s del demagogo y1 del hipnotizador coinciden en el. mecanis- 'imd.es hombres, en lugar de la consideración de causas ob-
1'
1 JJl.QJ2_sicol6gico por el que se conduce alos indtvithms a expe- · ivas. La formación de la imaginería .de.una fign1·a patriar-
<@1entar las regresiones que los reducen a meros miembros de .<~mn ipotente y desenfrenada, que va rnucho más atlá cid
-~rnpo.
.. ()p. ca., pp. 99-100. Esta frase clave en la teoría de: Freud sobre ~a psi-
Por medio de los tproccdimientos que adopta, el hipnonzadcr des- lQgía de las masas también explica una de las observaciones más decisivas
pierta en el sujetd una porción de la herencia arcaica que también f)r~ la personalidad fascista: la externalización del superyó. El término
le había hecho sumiso hacia sus padres y ,que ya había experimen- · ;11 del yo» es In expresión. que de entrada utilizó Freud para. lo que más
rado una reanimación individual en la relación con el padre: lo que, 'e llamaría superyó. Su sustitución por un <•yo de grupo» es exactamente
por consiguiente, se despierta es la idea de una personalidad crucial ue sucede a las personalidades fascistas. No consiguen desarrollar un
y peligrosa, hacia la cual solo es posible una actitud pasiva. y maso- sciente independiente y autónomo y lo sustituyen por una identificación
quista y respecro a la que no cabe sino el sometirnienroc=rnienrras Li autoridad colectiva que, en los términos en que Freud la describió, es
que estar a solas ton este individuo o mirarle a la cara se presenta .acional, heterónoma, rígidamente opresora, considerablemente ajena al
como una empresa arriesgada. Únicamenre de esta manera podemos nsamienro propio de los individuos y, por consiguiente, muy fácil de inrer-
representar la relación del miembro individual de la horda primitiva mbiar a pesar de su rigidez estructural. Este fenómeno se expresa de rna-
con el padre pri'11itivo [ ... J Las características extraordinarias v jeru ilustrativa en la fórmula nazi de que lo que sirve al pueblo alemán es
coercitivas de las llormaciones de masas, que se muestran en sus fe- ·;·ueno. El esquema reaparece en los discursos de Jos demagogos fascistas nor-
nómenos de sugestión, pueden por consiguiente ser en [usticia de- "can,1eri<:ano:;,,quíenes jarniís apelan a la posible conciencia de sus.seguidores, .
vueltas al hecho de su origen en la horda primitiva. El líder del gru- lqo que constantemenrc invocan valores externos, convencionales y cstereo-
po sigue siendo el remido padre primitivo; el grupo todavía quien: i()ados que se dan poe supuestos y están considerados con valor de aurori-
ser gobernado por una fuerza que no encuentra restricciones, tiene [ad sin que nunca hayan sido objeto de experiencias reales o de exámenes
una pasión extrema por la autoridad; en frase de Le Bon, tiene sed iscursívos. Tal como se señala con detalle en el libro The AurhoriÚll'ian Per-
''',• f.fün11/ity, de T. W. Adorno y otros (Harper Brorhers, Nueva York, 1950), fas
de obediencia. El padre primitivo es el ideal del g.cupo, que gobier-
Tl)í~rsonas con prejuicios normalmence creen en valores convencionales en lu-
aa el yo en lugar del ideal del yo. La hipnosis puede ser descrita co-
f·'gar de tornar decisiones morales por su cuenta, y les parecen bien «Ías cosas
.·.. ¡ rno un grupo de dos; de ahí se deriva una definición para la suges-
,:.'cQnw son». A través de la identificación tienden a someterse a un yo de gru-
rión. una convicción que no se basa en Ja percepción y en el razona-
....Pó a e)(.pcnsas de su propio ideal del. yo, que se funde virtualrnenre con los
miento, sino en un lazo erótico."
valores externos.

30 31
17 de 50
i ,,
:· ..... ,. . . . :,l. Ll:',,
l
¡~dre individual y que por consiguiente resulta apta para ser \le; [u fase oral de la organización de la libido" y lo desarrolló
j' ' e,kyada a un «yo ·de la masa», es la Cll1ica manera de prom~1l- ·~H una teoría analítica del antisemitismo.
~ar 1.a «actitud )asiva-maso uista ... ] a la que se tiene que ·',. Nos contentaremos con unas cuantas observaciones-acerca de
rendir Ia voluntad del individuo>>, una actitud que se e exi- 9 pertiuencia de la doctrina de la identificación con respecte a la
ge cada vez más al seguidor fascista, en la medida en que su _,rop<lganda y la mentAli?ad fascistas. Diversos autores hanseña-
·comportamiento político se ha.ce u:reconc1tial1'le con sus pro- ,. do, y Erik Hornburger Erikson en particular, que el tipo de líder
pios intereses racionales como · ersona 1mvada asf como con · .cdficamentc fascista no parece ser una figura patriarcal como
::
1;, .:

' J.os el grupo o clase al que realmente pextenece. La irracro- r ejemplo la de los antiguos reyes. Sin embargo, la f~lta de afi-
nulidad despertada en el seguidor es, por consiguiente, delto- _nd' de esta teoría con la de Freud, que considera al Líder como
do racional desde el punto de vista del. líder: debe ser nece- )adre primitivo, es sólo aparente. Su análisis de la identificación
sariamente «una convicción no basada en la percepción y el ~-1 piiede ayudar a entender, en términos de dinámica subjetiva,
razonamiento sino en un vínculo erótico». tos cambios que en realidad se deben a condiciones históricas
':
1' ¡
1
· : 1ecanismo e ue tran el lazo entre el , tivas. La identificación es· «Ia · ril;i~ra expresión de un víncu-
líder y sus seguidores entre los se
1 ~......,........,r.u..w.i.......,, ....·~sc)Aa» ~~<;.· 'p~ QC-
identificació11. Buena parte del libro de Freud se ec ica a ana- IJo inicial del complejo de Edipo» .1.1 Puede ser que este com- J

~nte ) e .e 1 tco e a K ent1 .1cación facíl.ite, a partu· dn-:t
Iizarlo." Res~lta imposi ble analizar aquí la sutil diferenciación
· p real del padre, la caracterízac.i6n de la imagen del líder co- 1

ll
.. e:. teórica, en particular la que concierne a la identificación y la
1 inrroyección. Hay que señalar, sin embargo, que el fallecido •1dre ximmvo toe opo ctoso .. uesto que . a 1clentifíCac10ild'él
_·con. su padre corno respuesta al complejo ele Edipo es· sola-
r :

1· Ernst Simmel, a quien debemos valiosísirnas contribuciones a


¡I la psicología del fascismo, tornó el concepto freudiano d.e la ~ un fenómeno secundario, la regresión .infantil puede ir
.'" \','
i I'·1, 1 natura Ieza arn bivalente de la identificación. como un derivado Ilá de esta imagen paterna y a través.de un proceso «anali-
1

l
i¡ '1
. legar a una más arcaica. Además,~ aspecto primirivarnen-
1 12'. El hecho de que el masoquismo del seguidor fascista sevea inevitable· ·s.ista ele ~a identificación como un acto devorador, C<lpf!Z de

¡
·¡,,
~ 1 ;, • mente acompañado de impulsos sádicos concuerda con fo teoría general de ,:que el objeto a ruado llegue a formar parte de uno. mismo,
e
; ~ ,r

Freud sobre fo ambivalencia, desarrollada originalrnenre en conexión con el ll-


¡( complejo de Edipo, Dado que 111 inregracién fascista de los individuos en la.
ICC e . Oner SO re a 1Sta e leC lO . e que a unagen .
. '-cierno a . ece ser una pro ,ongaCl n e raDFOi)'ja
¡:': masa satisface a éstos sólo de manera indirecta, su resenrim ienro contra las
[rustraciones' de la civilización pervive, pero se canaliza para hacerlo cornpa ..
'· lidacl del sujeto,'una JCO ección colectiva de sí rnism(), más
a ima0en del padre, cu o a eI durante las últimas ases
!.[ ,. ti ble con los propósitos del líder; se fusiona psicológicamente con la sumisión
autor itaria. Aunque Freud no plantea el problema de lo que más adelante se . el su·ero ha podido decaer en la sociedad ac- J
llamó «sadomasoquismo», fue sin embargo consciente de él, como prueba su 'Todos estos aspectos exigen una ulterior aclaración. ·l
l1'•'l'- aceptación de la idea de Le Bon (le que «puesto que la masa no tiene ningu-
11 .. na duda con respecto a lo que constituye verdad o error, y es consciente, ade-
1

:1

más, de su propia fuerza, es intolerante en la misma medida en que obedece
a la autoridad, Respeta la fuerza y por medio de la amabilidad -que inrer- '·d., P• 61. 1
prera como una forma de debilidad-e- se le puede influir poco. Lo que pide a ., p. 60.
sus héroes es fuerza· y hasta violencia. Quiere ser goben1ada y oprimida, )' Max f-forkbcimer, ~Authoritarian:i~m and 1:Í-ie Farnily Today,,, en The
quiete rcmer a .sus líderes» (Freud, op. cit., p. 17). '! 1• Functi'on ant] Destiny, ed. por R, N. Anshen (Harpcr Brorhcrs..
· ork, 1949).
13. o». cit'. pp. 58 y ss.

32 33 ¡
18 de 50 t

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1 ,,
':·:· ...
1
~l papel esencial del narcisismo re~pecto a la.s identific1a-
cienes qne enrran en juego en la forrnac16n de las masas fams;
t;~ está reconocido en Ja teoría freudiana de Ja idealizacién.
c<bbservamos que el objeto es tratado de la misma manera que
nuestro propio yo, así CJLle cuando estamos enamorados una
. ~ . . ..
cantidad considerable de libido narcisista se vierte sobre este . . :'·
objeto. Es incluso evidente, en muchas formas de elección
amorosa, que el objeto sirve de sustituto a cierto ideal del yo
propio e inalcanzado. Amamos en razón de las perfecciones
que hemos intentado alcanzar para nuestro propio y~ y qt~e ¡,'. .
tentamos procurarnos por medio de este procedimiento indi-
recto de satisfacer nuestro narcisismo»." Es recisamente esi:a
idealización de sí mismo -que está reforzada por la .r eo ogra '. ¡,

d~I hihrer- lo qu'e erlíder fascista intenta p.romover en sus se-


guidores. as
. e sonas a las qt1e se d1~lge generalmente cx.Pe-
r.i:l!:_entan el característi.co con 1cto mo erno entre a ag~nc¡¡1 2
o ocranizada de manera rnciona.l auto rofectora, "la
i.n.Qwacidad continua de satisfacer las demandas; e. pr~p10
~Este conflicto da como resultado _fuertes ir:1pulsos narcifí~-
tas que solamente l)ueden ser absorbidos y sansfechos a trave.s Él, en los comienzos de la historia de la humanidad, era el super-
J · · 1 ea.1zac1on entendida como transferencia parcial de la D- hombre" que Nietzsche esperaba para el futuro. Incluso en la actua-
bi@ narcisista a o ¡ero .. ~vamente, esto está. de acuer~lo lidad los miembros de un grupo necesitan mantener la ilusión de
e n la a ariencia ¡:le la imagen del líder como a1 · liación del que son amados por el líder de manera igualitaria y justa; sin em-
bargo, el lider mismo no tiene necesidad de amar a nadie y posee
suieto: al hacer del líder su i eal se arna a sí mismo, ero se li-
una naturaleza magistral y absolurarncntc narcisista, aunque al mis-
buL ··e as ma11c. a; e orustraci6n y descontento gue ~esluc~~1 mo tiempo segura de sí misma e independiente. Sabemos que el
a imagen de su propio yo empírico. Este esquema. de idenrifi- amor limita el narcisismo y se podrfa demostrar cómo, al actuar de
cación a través e a 1 ea ización, que se puede ver corno una esta manera, se convierte en un Iacror de civilización."
caricatura de la solidaridad consciente y auténtica es, sin em-
bargo, de carácter colectivo. Se hace efectivo en un considera- De esta manera se explica una de las características más
ble número de personas con disposiciones caracteroiógicas y notables de Jos discursos de los agitadores, es decir; la ausen-

19. lbid.
P. Freud, op. cit., p. 74. . 20. Quizás no sea superfluo puntualizar que el concepto uicrzscheano de su-
l8 . La traducción al inglés del libro de Freud propone el término «Iaculry»
pcrhombre tiene tan poco que ver con estas imágenes arcaicas como su vi-
(«facultad») como equivalente de «Instanz», sin embargo, se trata de tina pa- sión de futuro con el tascisrno. La alusión de Freud, obviamente, sólo es vá-
labra que no incorpora la connotación jerárquica del original alemán.
lida J)ilrn. el «superhombre» ral como Jo popularizaban los eslóganes baratos,
«Agency» (u agencia») parece más apropiada.
21. Op. cit., p.. 93.

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cia de un programa positivo y de cosas para «ofrecer», así co- ho111bre», una persona que sugiere tanto la
rno la paradójica prevalencia de la amenaza y la negación: el '--;Ta idea de que es LU1 indl · s · 'k,ano
líder puede ser amado sólo si él mismo no ama. Sin embargo, ·c.u.aJquiera que no posee .r.i ueza material o es oiritual, La arn-
Freud es consciente de otro aspecto de la imagen del líder que )1Va enc1a psico ogica ayuda a obrar un milagro social. La
aparentemente contradice el primero. M'ientras aparece como ¡;nagen del líder gratifica el deseo dual del
seguidor de sorne-
un superhombre, el l.íder debe. al mismo tiempo obrar el mila- , terse a la autoridad y de ser él mismo una autoridad. Esto en-
-: . ',

ro de )arecer una ersona normal, de la misma manera que caja con un mundo en que se ejerce un control irracional, aun-
',,'
Flitler se resentaba como nna rnezc a e e rng- .. ong y ar e- que el pensamiento racional le haya hecho perder la convic-
. ' .~ ' . ~ :: ' ' :
ro de barrio. Esto también lo explica Freud a través e e su reo- .ción interna. Las personas que obedecen a los dictadores tarn- ·
ría del narcisismo. Según él: ' bién tienen la sensación de que éstos son superfluos. Reconci-
. lían esta contradicción cuando asumen que el dictador despia-
[ ... ] el individuo renuncia a su ideal del yo y lo sustituye por el ideal ·'.dado son ellos mismos.
del grupo tal como .lo encama el líder. [Sin ernbargo.] en muchos in- Tu.dos los recursos habituales de los agiradores están diseña-
dividuosla separación entre el yo y el ideal del yo no es demasiado
dos siguiendo La línea de Ja revelac10n freudiana de lo gue llegó a ...,.
significativa, los dos coinciden .fácilmente; el yo a menudo ha pre-
servado su autocomplacencia inicial. La selección del líder la facili-
er más tarde la estructura b<ísica de la demagogia fascista, la téc-
ta esta circunstancia . Solamente debe poseer las cualidades típicas \pica de la personalizaci6nH y la idea de pequeno gran 1om re.
de los incÍividuos implicados de una manera part.iculannenre marca- :·Nos limita:remosa unos cuantos ejemplos tomados al azar. ·•
da y pum, y sólo tiene que dar una impresión-de mayor fuerza y ma- Freud ofrece una descripción exhaustiva del elemento je-
yor. libertad de libido; en tal caso, la necesidad de un jefe fuerte se . rárquico en los grupos irracionales. «Es obvio que un soldado
manifestará por sí sola y este jefe se investirá de un predominio al
considera a su superior, que es en realidad el líder del ejército,
que en otras circunstancias no hubiera podido acceder. Los demás
corno su ideal, mientras que se identifica a sí mismo con sus
miembros del grupo,, cuyo ideal del yo, aparte de esto, no se hubie-
ra encarnado en otra persona sin ser objeto de correcciones, se de- iguales, y deriva de esta comunión de sus yos las obligaciones
jan llevar con los otros por sugestión, es decir, por medio de la iden- de ayudarse mutuamente y de compartir los bienes que impli-
tificación." · ca la camaradería. Pero resulta ridículo si intenta identificarse
con el general>" de manera consciente y directa. tos fascíst~s,
Incluso los asombrosos síntomas de inferioridad del líder
fascista, su parecido con los actores histriónicos y los psicópa- 23. Para más detalles sobre ¡,. personalización, cf. Freud, op, eit., p. 44, nota al
.
4:
•' ras asociales, están anticipados en la teoría de Freud.~ pie, donde analiza la relación entre las ideas y las personalidades de líder; y p. 53,
. ·~ tisfacer aquellas partes de la libido narcisista del seguidor que donde define como "lideres secundados» a aquellas ideas esencialmente irracio-
:)
no se proyectan en .la imagen del líder, qne permanecen ligadas nales que unen a los grupos. En la civilización tecnológica, no es posible una trans-
<ll ropio yo del segmdor, el superhombre deOelgualmente pa- forenci~ inmediata al líder, que es desconocido y disranre. Lo <]ue sucede es más
bien una re-personalización regresiva de los poderes sociales, que en sí son imper-
recerse al seguidor y presentarse como su «amp. iación». Por
; ¡ "'-~~~~~-"'~~...,...:-;!----,,--~~~~--;:--:-~~--;-<"-;-~~~---- sonales y autónomos, Esra posibilidad fue claramente prevista por Freud. «[ ... }
con si g me me, uno de los ínstrurnentos b<1sicos de la pro a an- una tendencia. común, un deseo que puede ser compartido por cierro número de
da ascis a persona iza a es e concepto de «pequeño gran personas, puede ] ... } servir <le sustituto, Esta abstracción, de nuevo, puede estar
.____~_:.~~~~~~---~~~_.!.........!-~_,..__ más o menos complerarnenre encarnada en la figura de lo que podríamos llamar
un líder secunda río".
22. Ibid., p. 102. 24. oi: cit., p. 110.

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desde el primero hasta el últírno, ponen continuamenre énfasis ep condiciones de prescindir de la ilusión liberal de que el ': 1 :.~··'

rin las cerem.onias rimales y en las diferenciaciones jenfrquicas. . gr:eso de la civilización iba a comportar de manera aurorná-
'.';1 un incremento de la tolerancia y una disminución de la
~:nanto menos se justifique la jerarquía en la estructura ele una
~ociedad industrial.altamente racionalizada, rnás jerarqu'ías ar- .ol.~ncia contra los de fuera del grupo.
tificiales sin razón de ser ob¡etJVa desarrollan e imponen ngi-
Incluso en el reino de Crisro, los que no pertenecen a la comunidad •·,,' ''
i.lli}nente Jos fascistas por razones puramente psicorérn'icas." de creyenres, aquellos que no lo aman y aquellos a los que no arna ,
Conviene añadir, sin embargo, que no solamente entra en jue- quedan fuera de este vínculo, En consecuencia, una religión, aunque
go esta fuente libidinosa. Así, las estructuras jerárquicas están se autodenomine religión del amor, debe tratar eón dureza y sin
en com !eta consonancia con lo el seos del carácter sadoma- amor a Jos que no perrenecen a ella, 'Fundamentalmente, toda reli-
sognista. La famosa fórmula de Hitler, Vérantwortzmg nac gión es, de esta manera, LU1U religión de amor para todos aquellos a
los que acoge, mientras que la crueldad y la intolerancia hacia los
oben, /vutoritdt nach unten («la responsabilidad hacia a rríba,
que no pertenecen a ella le es connatural. Aunque personalmente lo
la autoridad hacia abajo»), racionaliza satisfactoriamente esra podamos encontrar dificil de aceptar, no tenernos qne reprocharse-
a m bivalencia de carácter. is lo demasiado severamente a los creyentes: las personas que '.uo son
La tendencia a pisar a los que están más abajo, que se ma- creyentes o son indiferentes están en mejor situación psicológica con
nifiesta de manera .desastrosa en la persecución de minorías respecto a esta cuestión, Si la intolerancia acrua] no se muestra ran
débiles e indefensas'es tan data corno el odio hacia los de afue- violenta y cruel como la de siglos anteriores, no se debe a que los
'1 .·.,
ra. En la práctica, estas dos tendencias a menudo coinciden. La comportamientos humanos se hayaf suavizado. La causa hay que
buscada, más bien,~n el innegable debilitamiento de. los sentimien-
t oría de Freucl arroja lnz sobre la penetrante )' rígida di~
tos religiosos y los vínculos libidinales que dependen de ellos. Si
_ción .entre el mieml~ro del grupo, que es quen o, y e que 1 otro tipo de vínculo roma el lugar del religioso -y e! vínculo socia·
e¿ 1111.embro del gn'jpo, que resulta rechazado. l!n el seno de.,,. lista parece que lo está logrando-- entonces habrá la misma intole-
nuestra cultura esta manera de pensar y de cd'rnpor:tarse se da rancia respecto de los extraños que en la época de las guerras reli-
por supuesta de una manera tal que la pregunta de por qué las giosas."
personas aman lo que se les parece y odian lo que es diferente
rara vez se plantea con la seriedad necesaria. Aquí, como en El error de Freud en su pronóstico político, el hecho de
otros casos, la productividad de la aproximación de Freud ra- echar la culpa a los socialistas de lo que hicieron sus grandes ene ..
dica en que. cuestiona. lo que generalmente se acepta sin más. rnigos alemanes, llama tanto la atención como su profecía del
Le Bon había señalado que la muchedumbre irracional «va di- poder destructor fascista, la tendencia a eliminar a los ajenos al
rectamente a los extremos» .16 Freud desarrolla esta observa- grupo." De hecho, la neutralización de la religión parece haber
ción r setiala e a 1ecer al grnpo y es- llevado a lo contrario de aquello que el visionario Freud anti-
JJ!.r fuera de él es de una naturaleza tan profundamente arn11- cipaba: la división entre los creyentes y los no creyentes se ha
.. ~ gada L Lte. afecta incluso a -aquellos gru os cuyas «ideas» apa~
'¡ renremente excluyen reacciones de este tipo. Ya en l · esta- 27. 0/1. cit., pp. 50-5 'I
¡ ¡. 18. Con respecto al papel de lo religión «neutralizada» y diluida en la forma-
25. El folclore alemán rieue un símbolo drástico para este rasgo. Habla de cióri de: Ja mentalidad fascista, cf. The A11thoritnriau Personality, En las
Radfa1>rerntllur1m, caracteres de ciclista. Se arquean hacia arriba, dan pata- obras Der eigen« und der [remde Gott, de Theodor Reik, y Die uaterlose Ge-
das hacia abajo. selischaft, de Paul Fedem, se encuentran import aures contribuciones psicoa-
26. [bid. na líricas relacionadas con este campo de problemas.

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1

mantenido y se ha concretado. Sin embargo, se ha convertido En las antipatías indisiinuladas y aversiones que las personas sien-
por sí' misma en una estructura independiente de cualquier con- ten hacia los extraños que tienen que tratar, podemos reconocer la
1 tenido ideológico y defendida incluso con más ahínco desde que expresión del amor hacia uno mismo, del narcisismo. Este amor ha-
1
cia uno mismo favorece la autoafirrnación del individuo, y se maní-
,',:,,
se perdió la convicción interna. Al mismo tiempo, se ha desva-
·!· fiesta como si la aparición de alguna divergencia originada en sus lí-
necido el impacto mitigador de la doctrina religiosa del amor,
Esta es la esencia del instrumento del «ciervo y la oveja» emplea-
neas de desarrollo particulares implicara una crítica y una demanda l1
de que se modifiquen. ~1
do por todos Jos demagogos fascistas. Puesto que no reconocen i
criterio espiritual alguno con respecto a quién resulta escogido La ganancia narcisista que proporciona. la propaganda
y quién rechazado, emplean en sustitución un criterio pseudo- fascista es evidente. Sugiere continuamente, y de manera arte-
natural corno el de raza," que parece inapelable y puede aplicarse

ra, que el se uidor, por el simple hecho de pertenecer al grupo,
de un modo todavía más despiadado que el concepto de here- s n;e'or más elevado y nü1s puro que os que están excluic os.
jía durante la Edad Media. Freud ha logrado identificar la fun- . l mismo tiempo, cua qu1ei: case e cnt1ca o autoconocirnién-
ción libidinal de
este instrumento. Actúa como una fuerza de in- to se percibe como una per 1, rovoca una. E"s-
,, tegración negativa. Puesto que la libido os1t1va e ue inv.ie.r~e to exp. rea a reaccion violenta de los fascistas contra lo que
om letarnente en la· ima ·en e. padre primitivo, el líder, y pues- consideran zersetzend, aquello que desacredita Jos valores pro-
t'?_SllC ha y pocos contenidos positivos disponi es, res u ta nec~- pios sostenidas con obstinación, y también explica la hostili-
sario enconrrnr nno negativo. «El líder o la idea principal deben dad y el prejuicio hacia cualquier tipo de introspección.
ser también, por así decirlo, negativos; el. odio hacia una perso- ~.orrelativameme, la conce~1-d:e-fi.0,~espect~
na o institución concreta puede actuar exactamente de la mis- externo al grupo elimina la .iJ1t:ole.rancia en el seno del pro-
¡·.
ma manera y podría evocar los mismos tipos de lazos emocio- ·, .e e· -caso , a re <.'K1· 11 :el mdtv.1düo con
p10 grupo; s1· no ·uera este
.
nales como vínculo positivo»." Es obvio que esta integración ne: el g~upo resultar.fa ambivalente.
g_at:iva se alimenta de la pulsión destructiva a la que Freudnose
refiere explícitamente en su Psicología de las masas, d papel Pero esta intolerancia desaparece, temporal o permanentemente, co-
':1 decisivo de la cual ha reconocido, sin embargo, en El malestár mo resultado de. la formación de un grupo, y dentro de un grupo.
e1.z la cultura. En el contexto presente, Freud explica con el nar- En tanto la formación de grupo persista o en la medida en que se
prolongue, los individuos se comportan como si fueran uniformes,
cisismo la hostilidad hacia lo externo al grupo:
toleran las peculiaridades de otras personas, se ponen al mismo ni-
vel que ellas y no tienen ningún tipo de disposición o aversión ha-
cía ellas. Esta limitación del narcisismo solamente puede producir-
2.9. Se puede observar que en la ideología de Ja raza se reflej11 con claridad la idea se, de acuerdo con nuestra postura teórica, por un facror, el víncu-
de horda fraterna, la cual, según Frcud, es vivificada por Ja regresión primitiva que lo libidinal con otras personas."
se. determina en la fonnación de la masa. El. concepto de raza comparte dos pro-
piedades con la relación fraterna; es considerado «natural», un lazo de «sangre»,
y está desexualizado. En el fascismo la semejanza se mantiene inconsciente. La re-
Esta es la dirección a la que apunta la:\trampa de la u.ni-.
lación fraterna se menciona relativamente poco, y normalmente sólo con relación d.ad», común a todos los agitadores. Dan énfasis al hecho de
a los alemanes que viven fuera de las fronteras del ~eich \ «uuestros hermanos sn- se:.r diferentes ele los gue no pertenece:il. al grupo, peto qtrrem
deres» ). faro, por supuesto, obedece en parte: a que recuerda el ideal de [ralerni-
'1é de. la Revolución Fr;111crn1, tabú para los nazis. 31. Op. cit.; pp. 55,56,
1
JO. Op. cit., p. 53, 32. Op. cit., p. 56. ¡

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22 de 50 i
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;I J° nor.tancia a estas diferencias den·· • ro .io nipo y tien-
(lµrnativa y frecuente, Freud y Rank señalaron que, en los
:'1'
''
d 1:
· ~alar los elementos distintivos entre sus miern )ros, con
~uentos de hadas, los animales pequeños corno las abejas y las
·.. b~rmigas «son los hermanos de la horda primitiva, del mismo
~xcepcwn d~l componente jerárquico. «Estmnos en e rnismo
ba~co», nadie debe situarse por encima de los demás: el esnob ,\nodo que en el simbolismo de los sueños los insectos o anima·
~J inte~ect~a.l, el vividor, siempre serán atacados. La rendenci; '' les dañinos significan hermanos y hermanas (considerados
j ·_despectivamente como niños pequeños)»." Los miembros del
1 '
1mp_lfc1ta al igualirarisrno malicioso, la fraternidad de la humi-
Ilación ~eneral, _es nn componente de la propaganda fascista y . grupo, en tanto se supone que «han tenido éxito al identificar-
11\,, del f~.~c1smo n:usmo. Encontró su símbolo en la notoria- ins-
. se entre sí por medio de un amor similar al mismo objeto»," '•\ •'

,,
,,t • ,' no pueden admitir este desprecio mutuo. En consecuencia, es· ·''
trucción ~e Hider del Eintopfgericht. Cuanto menos desean
to· se expresa por medio de una catexis completamente negati-
' ~ 1

'· que cam.b1e la estructura social inherente, más discursean acer-


',," va de estos animales inferiores, que está unida al odio por los
ca de la jus:icia social, en el sentido de que ningún miembro de
ajenos al grupo y que se proyecta sqbre estos últimos. En rea-
la «comt:in1da_d de personas» debe caer en la tentación de Jos
lidad, comparar a todos Jos extraños al grupo, a los extranje-
placeres. ~nd1v1duales. El igLialítarismo represivo, en lugar de la
..;::!1zac10n de la aurénr.ica igualdad a través de la aboliciÓnde ros y particularmente a los refugiados y a los judíos, con insec-
','

a re . res1ón forma '.arte de h . Helad fascista se refleja"' tos y alimañas, es uno de los procedimientos favoritos de los ,•,

~1 el mstrumento del· (<SÍ tú s.upieras»1 característico de Jos agi-


agitadores fascistas, tal como ha examinado con detalle Leo
~ores, que promete la revelación, con ánimo de venganz~, de Lowenrhal."
Si suponemos la correspondencia de los estímulos del pro-
~dos .los placeres prohibidos de que disfrutan Jos demás.
Freud. , tntequ-era esre fenómeno en términos de r1. r rn. t ra ns·f o.r_ pagandista fascista con los mecanismos que se describen en la
.
. manon 'de los individuos en miembros de una «horda de fra- Psicología de las masas de Freud, no tendremos más remedio
que formularnos una pregunta inevitable. ¿cómq pudier~n, los
~dad» psicológica. Su coherencia es una formación reacri-
va contra los celos rima.ríos de cada uno con res ect - agitadores fascistas, primarios y escasamente forma.dos, acce-
der al conocimiento de estos mecanismos? Las referencias a 1~
5lern~s, e ma.nera que todos se ponen al servicio de la cohe--
renc1.a del grupo. > influencia ele lvfein Kamp], el libro de Hitler, sobre los dema- '··,.·: .. ·
gogos norteamericanos no nos llevarían demasiado lejos, ya
Lo _que_ aparece más adelante· en la sociedad bajo Ja forma de Ge- que parece imposible que los conocimientos teóricos de Hitler
mcrng~1st,. ~sprit de corps, «espíritu de cuerpo», erc., deja traslucir sobre la psicología de las masas fueran más allá de unas cuan- , .... !.,.'
su derivación de lo que originahnenre es envidia. Nadie quiere Ir por tas observaciones triviales derivadas de versiones divulgativas
delan_re, todos quieren ser iguales a los demás y tener Jo mismo . ta ~
de Le Bon. Tampoco se puede sostener que Coebbels fuera un
rusncia social consiste en negarnos cosas a nosotros mismos, de ma-
maestro de la propaganda plenamente consciente de los últi-
nera que los demás también rengan que arreglarse sin esas mismas
mos avances de la psicología profunda moderna. Un examen
cosas o, lo que es igual: que no estén en situación de pedirh1s.1'
de sus discursos y fragmentos de sus diarios, de reciente publí-
Se ruede añadir que la ambivalencia hacia el hermano ha cación, dan la impresión de una persona Jo bastante astuta to-
encontrado en la técnica del agitador una expresión bastante
34. Op. cit., p. 11.4.
35. Op. cit., p. 87.
33. Op. cit., pp, 87-88. 36. Cf. Prophets o( Deceit,

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1
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111

1
1 rno para seguir eJ juego de la política de poder, pero completa- · ,0sibilita hacer exactamente esto la l':X · exien ···.1 1, ha en e-
/1 mente ingenua y superficial con respecto a las cuestiones socia- ""ado a exp otar conscientemente esta facultad, a h¡¡ccr un uso
'1
les o políticas que pudiera haber tras sus propias muletillas y .,r·· na e su urnc10nalidad de manera pareci " r o a
editoriales de periódicos. La idea de Gocbbels corno intelectual i;.)crto tipo de periodista que sabe cómo vender sus inervacio-
sofisticado y «radical» forma parte del mito diabólico asocia- nes y su sensibilidad. Sin saberlo, puede de esta manera hablar
do a su nombre y promovido por los medios periodísticos in- · y actuar de acuerdo con la teoría psicológica por fo sencilla ra-
teresados; un mito que, por cierto, exige una explicación psi- zói: de que la teoría psicológica está en lo cierto;.-Lo único que
coanalítica. El mismo Goebbels pensaba por medio de estereo- -t4si:ie q11e· hacer para crear una afinidad en la psicología d~u
tipos y estaba totalmente sometido al hechizo de la personali- audiencia es explotar ~~i.l.iQnd s11 pr_Qpia psicolo~ía.
zación, En consecuencia, para el ampliamente publicitado con- "' La adecuación de los instrumentos ele los agitado/es a los
trol fascista de las técnicas psicológicas de manipulación de fundamentos psicológicos de sus objetivos se amplía además
masas tenemos que pensar en otras fuentes que no sean la eru- por otro (actor. Como sabemos, la agitación fascista se con-
dición .. ~_fuente principal parece ser la anteriormente citada virtió en una profesión, en un medio de vida. Hubo tiempo pa-

'. identidad básica del líder y el seguidor, que circunscribe uJ10 de


los aspectos e e a 1 cnt1 1cac1011. 1 · e e a 1vrn· ·
ta comprobar la efectividad de sus diversos atractivos y, a tra-
vés de lo que podría llamarse selección natural, sólo los que te-
ces.idadcs y deseos rs.icol6gicos de aquellas . crsonas que pue- nían más "gancho" han sobrevivido. La efectividad es por sí
.den ser receptivas a su ro a anca or ue sicoló .icamente misma una función de la psicología de ios consumidores ..J.Jlr._
~~arece a e as, y se djstingue, más que por una superioridad ll'lcdio de un proceso de <<congelación» uc se · ·~ ol servar
intrínsec<1, por la capacidad de expresar sin inhibiciones lo~.J.le en las diferentes tccn1cas emp ea as en la moderna cultura de
tml.os otros está latente. Los líderes responden generalmente a ,;iasas los atractivos que sobrevivieron se estru1darizaron, de
tipos de carácter oral, con compulsión a hablas incesanternen- :Uodo 'semejante a los eslóganes publicitarios que resultaron
te y a enredar a los demás. El famoso hecbiw qne ejercen so- inás efectivos en la promoción comercia.!. E_sta estandariza-
bre sus seguidores depende en buena n~dicla de su oralidad: el SQn, a su vez, encaja con el pensa'miento estereotipado, es de-
r: . :
en ua ·e mismo, e.es H·ov1sto e e su si n t 1cac1on rac1.ona , un-
i

cir con la «estereo )atía» de las personas susceptibles a esta


c.i.Q.na de manera ruágica y fomenta regresiones arcaicas gue re- ¡,~xopaganda y con su deseo infantil e repet1c1011 Hrn tera a e
. .. . ,, . _tluceu al individuo a miembro de la multitud. Este carácter de- i!1finita. Es difícil predecir si esta última disposición psicológi-
',.
sinhibido pero ampliamente asociativo del discurso, dado que ca evita que los instrumentos habituales de los agitadores pier-
1 • ..;

... :.,: presupone una pérdida de control del yo -por lo menos rern-
·.l.·.•',' • dan eficacia a causa de la aplicación excesiva. En la Alemania
'• "•.'.- ,;·,:
·~ . poral=-, puede muy bien indicar debilidad en lugar de fortale- nacionalsocialista la gente se reía de ciertas frases de propa-
za. La jactancia de los agitadores fascistas con respecto a la ganda como «sangre y tierra» (Blut und Boden) y se refería en
fuerza está frecuentemente acompañada de indicios de esta de- broma a Blubo, así corno del concepta de rnza nórdica, del que
bilidad ---que se amalgaman hábilmente con la idea de fuer- se derivó el verbo paródico aufnorden ( «nordizar» ). Sin em-
·' za-, sobre todo cuando piden contribuciones económicas. El bargo, estos gauchos no parecen haber perdido su atractivo.
· ador ara satisfacer de un modo aceptable las inclioa~¡;.- Por el contrario, su misma falsedad puede haber sido fuente de
u · conscientes del público, derrama su 111consc1ente, por asr goce cínico y sádico, expresión del hecho de que en el Tercer
... :· -; .. .eio, hacia afuera. Su particular sín rome caractero og1co' e Reich el poder decidió el destino de los hombres por sí mismo,

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,·.:·;· 24 de 50
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sin encomendarse a nada ni a nadie; es decir, un poder que no '. , le" inconscientes v regresivos. El estado de ánimo de
reconoce obstáculos en la la objetividad racional. ona s, ~ 1':-c, . . . 1 •.'': .··
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43fié1~'rre-su'.l"re
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frustraciones
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sin
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senuc o•
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.t Por orro lado, podría plantearse la pregunta siguienrs- · ue desarrolla una mentalidad atrapadad e iracional, Faci- ..
. :¡ ·:'
¿por qué la psicología de las masas aplicada, de la que aquí
'
'I \. ''1
t'~ esta rarea. Podría.resultar que el secret? ~e la p1:opaga1:-
se trata, es caracterlstica del fascismo más que ele los otros mo- ... ascista fuera ue, en lugar de fijarse ob1envos cuya real1-
vimientos que buscan el apoyo de las masas? Incluso la más ··.6n trascienda el o co O e :o-
superficial comparación de la propaganda fascista con la de ~1., simplemente toma a los hombres por lo gue s?n) aute1~-
Jos partidos liberales y progresistas mostrará que es así. Sin t· niños de la actual cultura de masas estandariz~da ;n-
embargo, ni Freud ni Le Bon previeron esta distinción. Habla- vados en buena meclit a e autononna es, onrane.1.dad. La
ron simplemente de masas, de un modo semejante al de los propaganda fascista solamen.tc tiene. que refn-odu~ir para su.s
conceptos de la sociología formal, sin diferenciar entre los ·,¡:opios propósitos Ja mentalidad existente -no tten~ necesi-
I,,:•,'.

objetivos políticos de los grupos implicados. De hecho, am- ~ad de inducir' a un cambio-y la repetición compulsiva, que
bos pensaron en los movimientos socialistas tradicionales más es una de sus ca racjeristicas más destacadas, irá a la par con
qu(! en sus contrarios, aunque debe señalarse que la Iglesia y esta necesidad de 'reiteración continua. Depef1de absoluta-
el ejército =-Ios ejemplos escogidos poi: Freud para la demos- 'mente de la estructura global, así como de cada uno de los ras-
tración de su teoría- son instituciones esencialmente con- .gos del carácter autoritario que en ~í mi~mo es el proclL1c,to de.
servadoras y jerárquicas. Le Bon, por otro lado, se ocupa so- una interiorizadón de los aspectos irracionales de la s~cted.ad
bre codo de muchedumbres espontáneas y sin organización, ,:mode.rna. 5ometida a las cond.iciones dominantes, la Jt~a~~
efímeras. Sólo una recria explícita de la sociedad, que trascien- . a.lidad de la propa anda fascista pasa a ser i:acwnal des etc .d
da con mucho el ámbito de la psicología, puede dar una res-
puesta satisfactoria a la pregunta planteada. Nos tendremos
J?.nnto de vista de la economía pu sio1:~ . Pu~sto <~~~ ~1 e
, t ·,5 qiio se da or su pues ro y queda f1Jado, se neces1t<l un es
st:~·~ ' 't:
. ,···.,;··
1

que comentar con unas cuantas sugerencias. En primer lu- · fuerzo mucho mayor ara 1stanciarse de él que par_a adap-
gar, l,ruLpeopó;;,i.¡:;g,; e~bjetives del fa¡:cirn~o son en buena medi- tarse r 0 ·) •. er orlo menos cierta •ratncacio:n por mee w de
_¿!_a irracionales, en tÁnto contradicen los intereses materiales . a identificación con lo ne existe --el punto oca e ª· p_ro-
de un número importante de aquellos a quienes se diri , ~sto pag:anda fascista. Esto puede exp icar por qué los rnovirnien-
e Hitler du~ante los ... ros de masas ultra n'1ccionarios usan la «psícología de las
masas» mucho más que Jos movimientos que demuestran te-
ner más fe en las masas. Sin embargo, no existe ninguna du-
da de que, cuando Los contenidos racionales s~ quebranta~ de-
bido al retorno de poder ciego, hasta el movimiento P?lmco
mis progresista puede deteriorarse hasta alcanzar el n ivel de
la « psicologia de masas» y la manipulación de los grupos.
La llamada psicología del fascismo está engendrada en
buena parte por la manipulación. Una s~rie de técnicas cal-
culadas racionalmente ocasionan lo que mgenuameme ha si-
do considerado como la irracionalidad «natural» de las ma-

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'··'
.' 1 ~:

sas. Esta idea nos puede ayudar a solventar el problema de , ¡~ a ropiacíón de la sicolo ,ía de las masas or los opre-
si el fascismo corno fenómeno de masas se puede explicar en r. . Este proceso tiene con tocia seguridad una dimensión
términos psicológicos. ~.i ?ien es verdad que por parte de las 'sicológica, pero también indica una tendencia creciente ha-
masas der:ramcnte existe una potencial susceptibilidad hacia cia [a abolición de la motivación psicológica en el sentido li-
el fascismo, resulta igualmente cierto que la manipulación del 'l;)eral tradicion::d. Tal motiv:~ción es si:stemáticam~nte c~n.tro-
inconsciente, el tipo de sugestión que heud explicó en tér.mi- Jada y absorbida por mecanismos sociales que están dirigidos
Jl9S genéticos. es inc 1spensa Jle para poner en ·unc10nam1en- desde arriba. Cu ando los .líderes se hacen conscientes de la
t<2,_esta susceptibilidad. Esto, sin embargo, corrobora la supo- iwlo 1fa de las masas y la toman en sus manos en cierto
sición de que el fascismo como tal no es una cuestión psico- sentido ele' a de existir. Esta potencialidad está contenida en
lógica y todo intento de comprender sus raíces y su papel his- e: cónstructo básico del psicoanális1.s en Ia medida en que pá-
tórico en términos psicológicos -como el de las «fuerzas ~r~ Freud el concepto de .a psicologí.a es esencia merite rfeg;i-
irracionales»; que promueve el fascismo mismo- se queda en ~Define el ámbito de la psicología por fo Sll~)remacía del
el nivel de las ideologías. Aunque el agitador fascista sin du- inconsciente y postula que debe llegar a convertirse en el yo.
da incita ciertas tendencias en aquellos a los que se dirige, lo : La emancipación del hombre de las reglas heterónomas de su
hace llevado por poderosos intereses económicos y políticos. '.,¡¡1c<msciente equivaldría a la abolición de su «psicología~
Las inclinaciones Jsicoló icas no causan realmente el fascis· · seismo promueve esta abolici6n en eJ sentido opnestn po~
1no; Io que sucede más bien es que el ascismo e. ine un ar~ medio ele· a perpetuación e a e1 · encia en lugar de la
í)sicológica gue puec e ser cxp otac a con ex1to por )a~ fu;!._ . · · zación de la libertad potencial> a través Cie la expropra-
zas qnc lo promueven a partir del í.nterés propio, y que no son . G-H~ .. : nscie · control social en u ar e iaccr
) ·· ·· · ' .icas. Cuando la ro a .;anda fascista atra- : .;;¡JoS sujetos conscientes de so inccnsciente Así. mientras que
pa a las masas no se produce una expresión espontánea y pri- laJ2Sicología siempre denota un grado de esclavitud del indi-
ma?'ta de las pulsiones y los lm ulsos su10 una rev1tah~ac16n viduo, también presupone libertad en el sentido de cie au-
_::_uasi científica e su psicología -la regresión artificial des- .tosu iciencia y autonom1a e este individuo. No por casuali-
crrta por Freud en su ana.lisis de los grupos organizados=-. La . dad el siglo XIX es la gran era del pensamiento psicológico.
psicología de las masas ha sido asumida poi; sus líderes y En una sociedad muy estructurada, en la que virtualmente no
transformada en un medio para dominar a estas masas. No hay relaciones directas entre los hombres y en que cada per-
se expresa por sí misma directamente a través de movimien- sona se ha visto reducida a un átomo social, a una mera fun-
tos de masas. Este fenómeno no es completamente nuevo, si- ción de la colectividad, los procesos psicológicos, aunque per-
no que fue anunciado por todos los movimientos contrarre- sisten en cada uno de los individuos, dejan de aparecer como
volucionarios de la historia. Lejos de ser la fuente del fascis- fuerzas determinantes del proceso social. En consecuencia, la
Q19, la psicología se ha converrido en un elemento más de un psicología del individuo ha perdido lo gue Hegel hubiera lla-
s!.:'._rema superpuesto cuya totalidad vien.e exigida por el po- mado su sustancia. El gran mérito del libro de Freud, aunque
··í··,.
Jencial de resistencia de la masa -Ja propia racionalidad' de se limita al campo de la psicología del individuo y se abstie-
las masas-. fil_contenido de la teoría de Freud, la sustittl1;ión ne ele introducir factores sociológicos externos, consiste na-
:•.·. d L narcisismo individua! por la identificación con las imár;re- da menos que en haber alcanzado el punto del que la psico-
nc:,: del líder, serlala en la dirección <:e o que. podrfa llamar- logía abdica. S:,I «empobrecímientc>n p~iC4&ki;.;.co del rnjuo

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. Este [uego se ha difundido socialmente y las consec~i:ndas
que <<se enrreg;;i ni• objst:on, qne Jia sido sttstituido por sti
an resultado gra vísimas. Freud estable.ció una chsrmc10.n e_I~.- ..:'.)'
c;>nstituyente más importante,31 es decir, el superyó, anticipe;
e hipnosis y psico.loiii~1 de grupo al defrn_1r que la pnrnera r~c-
·,.,' casi de manera clarividente los átomos sociales desindiv.idua-
, ., lizados ·coló icos e ue forman las colectiv1dae!es fas-
'e lugar entre d.os personas solamente. Sin er~1ba.rgo.)a ae~-
".·
. iación de la ps.icología de las masas JOr los lideres 'la cons~-
~ En estos átomos sociales Ja .' inam1c<'l psico g1ca det:1
·, "1Jlt!
.·. ite,, raciona
·' . . ' . • . e e a técnica han permitido.
izaci · n co .ecrrvi-
..
formación de grupos va demasiado lejos >' deja de ser real. La , , r el hechizo 111 n t1co. E gri.to e e guerra nazi. «Despierta
categoría de «falsedad» puede aplicarse a los líderes y al ac-
l em.r ania» oculta ¡)recisamente lo contrarío. Poi: otra. parte, la
to de identificación de las masas y su supuesto frenesí e. his- ' ' . . l. 1· .
· .·.. · · · ·1 izacíón del hec uzo 11c1.eron \le
teria. Así, en el fondo de su corazón, las personas no creen · :' i.ndirecta y precaria, de rna-
que los judíos sean el demonio, ni creen completamente en el
, . ue el as )ec: · )resentación, la « alsi icacion» de
líder. No se identifican realmente con él pero teatralizan es-
la identificación entusiasta y de la dinámica tradicional de }a
ta identificación, representan su propio entusiasmo y partici-
.. ·vs1co.o¡pL-·-
· ¡ ·.· ', de _.,
g•·ipor. •s ¡;¡,} i1;1· ~r~emaron. tremendamente. Este
d:
pan en la representación del líder, En esta representación . .
:incremento puede acabar con una súbita conc1e~c1a. la 11;e1:-
encuentran el equilibrio entre las pulsiones que contíuuarnen-
. tira del hechizo y con el derrumbe de éste, I ª. h1pnos1s sociaJ.1-
re movilizan y la etapa histórica de iluminación a la que han
llegado y que no puede ser revocada arbirra.riatnente. Es pro-
za . . limenta dentro de si las fuerzas e ue eltmman d fama:-
,•
, .. '. mu de la regresión por control remoto, y fina menre hace abrir
,•I bablemente la sospecha del carácter ficticio de la «psicologfa
J•
los ojos a los que, aunque no estén dormidos, los mant1e.~éu
de grupo» lo que hace que las multitudes fascistas sean tan
cerrados.
despiadadas e inaccesibles. Si se detuvieran a razonar duran-
te un instante, roda [a representación se ha tía añicos y la gen-
re se sumiría en pánico.
..~ .. •· .. '' ·~· ~ ~ ... ''

Freud dio con este elemento de «falsedad» dentro de un


contexto inesperado: cuando analizaba la hipnosis como re-
gresión de los individuos a la relación entre la horda primitiva
y el padre primitivo.

Corno sabemos por otras reacciones, los individuos han preservado


un grado variable de aptitud personal para revivir situaciones arcai-
cas de esta clase. Puede permanecer cierto conocimienro de q\ie, a
! pesar de todo, la hipnosis es sólo un luego, tina renovación engaño-
1 sa de estas impresiones antiguas, un conocimiento que garantiza re-
i sistencia a los efectos demasiado serios de Ja suspensión de la volun-
rad en la hipnosis."

1
! 37. Op. cit., p. 76.
l
l
38. Op. cit., p. 99.
' .
~ ,•,•'".r,,

l
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50 ·.'·.· ·,.
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..r-r
¿QUÉ SIGNfFICA ELI\ BORAR EL .PASADQ? :1110 en la democracia es potencíalmente más peligroS<l ~¡u~la
, ·~·yivencia el.e tendencias fascistas contra ~a democnic1~ L'1
1~ 1filtcación es un hecho objetivo. Figuras ambiguas 'pueden
volve.r a ocupar cargos ele poder porque las circunstancias los
i flilvorecen. . .
, Es incuestio • 1, sacio en Alema.1118 no ha sido
:;: d.~ ningún modo superado, y no sólo en el. círculo e e os c~n-
r ,
: siderados inc()rregibles. Una y otr'a vez. se remi,te al llamado
' ,• .~¡ -.
<l>mplejo de culpa, aiiadie,ndo a menudo la asociación de ~~e
La pregunta «¿Qué significa elaborar el pasador» necesita una )icho complejo sólo ha sido crea.do 1:1ed!ante ,la cons'trucSJ.g.n
aclaración. Parre de una expresión que, como lema, se ha vuelto , de la culpa cnlt>criva alem<!:!!!!· Hay sin duela mucha neurosis
rnuy s.c~spechosa en los últi~os aii.~s. E!!,este w¡o lingüfatico, ela- ~ en esta relación con el pasado: gestos de defensa allí donde
bora.c1on del pasado no quiere decir que se reelabore seriamente uno no· ha sido atacado; reacciones virulentas en lugares que
~asado, que se rompa con e ara conciencia su ec 1120. , as bien apenas las justi fican; falta de emoción frente a los asuntos r;1ás
se le quiere poner un punto final y, de ser posible, borrarlo del re- serios y, con frecuencia, simple represión de aquello que mas o
;'.ir 1 cuerdo. El gesto de olvidar y perdonarlo todo, qué corresponde- menos se sabe. Así, el experimento grupal realizado por el Ins-
. ~ l , •. ría a quienes han sufrido injusticia, es practicado en cambio por tituto ara la lnvestÍgac16n . octa nos 'a · · e escu irir
. ·.: . >·'
1

los partidarios de quienes la cometieron. Escribí una vez en una e ue, al recordar e e ortac10nes y asesinaros en masa, a menu-
....,. " controversia científica: que no se nombre la soga en casa del ver- do se eligen expresiones atenuantes o descripcló[lCS eu. ,emísrí-
dugo, porque provoca resentimiento. Pero ~l l1echo de que la ten- C'ás-; o ue el discurso forma al~( . J . na cavidadalr?de-
dencia a rechazar la culpa -de forma inconsCi.ente o no .. , se vin- dor de ague los hechos. La expresión casi inocente de Kristali-
cule de rnodo t::m absurdo a la i ' de elaborar el , asado es mo-> nacht (<<noche ele los cristales roros») que se ha impuesto para
rivo su icicnte >ara reflexionar sobre un árnbito al ue uno dn a referirse al pogrom de noviembre de 1938 prueba esta inclina-
• n Ila1 · todavía suscita. ción. Es muy alto el número de los qne pretenden no haber sa-
Sit-p-t:e.t.en.dc _un d.espre1~dim Íf'lll'O del.....p.a..sa..~, bido nada ele los acontecimientos de aquel entonces, a pesar de
porque no es posible vivir ba10 s11 sornhra y porq~I horror no que los judíos desaparecían por doquier y de que difícilmente
,acaba nunca cuando la culpa y Ia violencia deben pagarse siern- pudiera creerse que quienes vivieron los sucesos en el Este ca-
. pre con nueva cu. )a v vi ,· renovada· y sin razón, porque llarían siempre sobre algo que a ellos debía de significarles una
~lpasado del qne se qtüei:e escapar sig_t,_te muy vivo. -~ carga insoportable. ~ien uede su onerse que existe 1.1,na rel_a-
socialismo sobrevive, y hasta hoy no sabemos si como mero _>ión 12roporcional entre el no-haber-sa l o-naoa-t e-na .a y' ,Iª-,.
fantasma de algo que, siendo tan monstruoso, ni siquiera al- indiferencia como mínimo obtusa y temerosa. En todo caso,
canzó su propia muerte, o si es que no llegó a morir en absolu- los . enemigos declarados del naclonalsocjalismo estuvieron
to; no sabemos si la disposición a lo indecible sigue viva tanto muy pronto perfectamente informados.
en los hombres como en las circunstancias que los envuelven. Conocemos tan1bién la disposición actual a negar o ernpe-
No quisiera entrar en la cuestión de las organizaciones queáecer lo ocurn<lo, pof_..cli.Bc;l que resulte concebir que tter:
neonazis. (~?!::1der~ que la pervívencia del nacionalsocialis- tas personas nóS'e avergüencen de argumenrnr que, como mu-

S2
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,. .. :..,·.,'

cho, fue~on _cinc~ 1 .no s¡;is los n1i llones de judíos gasea.dos. y ~f;onu sana Y' realista se ocupa del presente y de las meras prác-
es taml_rn~n trrac1ona1Ja e;:crendida equiparac1on e . cu a dcas? En tal caso, la moral sería la resultante de aquel «es tan
corno
- st Dresde hubiese compensado Ausc ' , .. l·1w1'1 .., E••11 lae 1.el· ac1on
. ·'·· :~' bueno como si no hubiera ocurrido» de Goethe, pronunciado
ele. , estos cálculos,
. en las prisas por dispensarse de la autorr . e. fl e· ·1 por el diablo en un momento decisivo de Fausto, precisamen-
xion recurnend_o a contraacusaciones, hay de entrada algo in- te para descubrir su principio más profundo: la destrucción del
humano; y acciones de guerra cuyos prototipos se llamaban i:ecnerclo. Así se despoja a las víctimas de lo único que nuestra
por cierro,. Coventry y Rotrerdam, apenas son cor~1parable~ impotencia puede regalarles, la memoria. La pertinaz obstina-
con el ases1~1ato administrativo de millones de personas ino- . ción de quienes no quieren oír hablar de ello coincidiría con
cente~. Se mega has~a esta inocencia, o sea, lo más simple y una poderosa tendencia. histórica. Hermana Heimpel ha rnen-
plausible. La enormidad del crimen sirve incluso para [ustifi- clonado repetidamente la atrofia de la conciencia histórica en
cad?: algo así -se consuela la conciencia fláccida=- no habría Alemanía, un síntoma de aquel deblliramienro social del yo
podido ocurr~ si las víctimas no hubiesen dado algún motivo; . qne Horkheimer y yo ya. intentamos reconstruir en Dialéctica ··1 .• .. ·.•
Y esta palabreja, «algún», puede multiplicarse a discreción. La '1 de la Ilustración. Ciertos datos empíricos, según los cuales <da
ofuscación ignora que existe una estridente desproporción en- nueva generación no c~noce quiénes fueron Bismarck y el Ern-
tre una culpa extremadamente ficticia y un castigo extremada- r. peraclor Guillermo I», confirman la sospecha de una pérdida
mente real. Otras veces se conviene a los vencedores en auto-
de la historia.
res de lo que hicieron los vencidos cuando aún estaban en Ja El olvido del nacionalsocialism©, pues, se entiende mejor
c~?sta de la ola; así pu.es, se responsabiliza de los crímenes de ' por la situación social general que por la psicopat:ol.ogía. Inclu-
Hitler a quien~s tol~raron. que tomase d poder y no a quienes so Ios mecanismos psicológicos de rechazo de recuerdos desa-
lo ~clamaron. La 1dwtez de todo esto es verdaderamente indi- gradables y embarazosos sirven a propósitos muy ajustados a
~au_va de que algo no_ ha sido superado en el plano psíguiéo.; la realidad. Aquellos que practican este rechazo los revelan in-
J.Ud1canva de upa henda, aunque la idea de la herida clebeTra cluso cuando, con sentido práctico, señalan que recordar con-
reservarse mas bien para las. víctimas. creta e insistentemente el pasado podría dañar la imagen de
En rodo este asunto, sin ernba~go, el discurso sobre el Alemania en el extranjero. Este empeño se aviene mal con la
omJle·o de culpa tiene algo de falaz, En la psíquiatría, de sentencia de Ríchar~l \Xlagner -que ya era bastante naciona-
, oma e conce ro y cuyas asociaciones arrastra vie- lista- según la cual ser alemán significa hacer una cosa porsf
~ sigoi.ficar qne el sentimiento de en pa es parol6gico, ina- misma, siempre y cuando tal cosa no esté determinada a prio-
(~ec:uado a la realidad, psicógeno, como dicen los analistas. ri como negocio. J,a supresión de la memoria es 1m1s el esfuer-
Con la aynda del t:éní1.mo «comple¡o» se da a enrenderque la zo de una concienci,a demasiado desp1erra que d re;7ltado de
culpa --:-cuyo sentimiento muchos rechazan, descargan o de- su debilidad frenre al predominio de los procesos inconsc1e1l-
forman con racionalizaciones de lo más absurdas- no es cul- "tes. En e o Vt( o de pasa o reciente resuena a u:a e tener . ue
p .al un~ sino ~ue sólo se ~encuentra en la consrirución síqui- Fonvencerse nno mismo e a mexistencia e e ague o sabido
gi de grnen la siente: e pas.a. o terriblemente real se reduce a J)Or todos, ames de poder convencer a !os demás. __..
~1na mera sugestión de quien se siente afectado or él. ¿C~s · Ciertamente, estos sentimientos y estos comporramientos
en general, la cu pa rnisrna un simple complejo? ¿Debe consi- ne~ son racionales e.;;ntido estricto, puesto que desfiguran los he-
derarse patológico cugar con el pasado, mientras que la per- chos a los que hacen referencia. Pero son racionales en el senrldo

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·:.t. '''

de ue se apoyun en tendencias sociales, y quien así reacciona se j:iresión de su emancipación. f.a democr~,sla..es-v-a-l.era-Eka~1:i..iw.iJ;.i6n
sabe. conformé con e espíritu
.. __ •
de la e'¡)oca
• • ..,,.
srat' reaccio
,'1,,,.(:1: ' .ece
- el éxito o del fracaso, en los cuales estan rnvolucr.:1clos los mrere-
ele forma du;ec:ta d progreso. Quien no se dedica a ideas inútiles es in vl.C ua. es, pero no como una ' ·. @<!J.1-~¡:¡.1,~¡¡(l's pa.njcuJ.á r
no pone ob~táculos al engranaje. Lo que se recomienda es hablai'. con el general. Desde luego, la delegación parlamenraria de la vo-
en con~orrrudad con lo que Franz Bohrn llamó tan concisarnenrs :limtad popular en los moderuos estados ele masas lo vuelve bas-
la op111 t611 no-pública. ~ienes se adecuan a un ambie1~te ruante- . til.I) te difícil.
~·tdo a raya por los 1·abúes oficiak\<;, y que precisamente por eso po- A menudo se encuentra en Alemania, entre alemanes, la
s~e una m'.tyoi: v1rul.encia, se califican a la vez como om res p.er- .·extraña afirmación de que los alemanes no están maduros pa-
ru1er.1t:es e mdepend1entes. Al fin y al cabo, el movmucnto de resis·- ra la de.mocrac.ia. Se hace de la prc1pia inmadurez una ideología,
t_~nc1a alemán IlO tlts )USO nunca de una base de masas ésta di- como los adolescentes que, sorprendidos en un acto de violen-
h~ncnte pudo_ ser LtJvcntacla por a derrota. Se puede suponer, sin cía, se escudan en su pertenencia al grupo ele los teenagers. Lo
du a, ,que Ja de1.nocracia ha arraigado más profundarnenre que grotesco de este modo de argument:ar señala una flagrante con-
después de la Primera Guerra Mundial; mediante la politización ~radicción en la conciencia .. Las personas c¡ue utilizan de rn;1~-
de las ~11asas, el nacionalsocialismo, anti-feudal y absolutamente ra muy poco ingenua su propia íngenui.dad e inrnaaurez políti-
burg~1es, F"reparó en cierto sentido contra su voluntad la dernocra- é~L a se s1ertten, por un lado, suietós poll.t1cos a quienes corrC'S-
tización. Ian~o !ªcasta de los aristócratas terratenientes prusianos ponde e eterminar su · esrmo y organizar ~ soctec a . en 1~
corno el movirruento obrero radical han desaparecido: por prime- pOt' ot.ro, sin embargo, se topan con los hm1tes 1.nVellc1 des gÜt~
r~ vez se ha creado algo así como una situación burguesa hoino- 1~1pond las circunstanctas. Pero con10 no están e.n cond~
genea, Pero que la democracia llegara a Alemania de1.:n::isiado tar- de penetrar en estos limites con su prop10 pensam1.ent0, se an:i:
de, es decir, que no coincidiese en el tiempo con el esplendor del li- buyen a si nusmos -o a los pod'erosos o a los otros en general-
beralismo económico y que fuera introducida por 5 vencedores, ¡¿ esá 1n:1pos1bd1dad que de hecho les es impuesta. Por asi decirlo,
no deja de afectar la relación ele! pueblo con ella. Pocas veces se ~uelveu a drv1dírse a sí mismos en sujetoy objeto. De acuerdo
menciona directamente este hecho, porgue las cosas van bien con con la ideología dominante en la acnrnlidad, se esrnbkce e uc
la democracia por el momento y porque conviene a la comunidad cuanto más se encLLentran los hombres a mercec e e constelacio-
de intereses .que se ha institucionalizado mediante alianzas políri- ~-es' objetivas sobre las que no pueden influir o creen no ">otkr
cas con Occidente, sobre todo con Estados Unidos. Pero el rencor hacerlo, tanto mas su 1ec1vizan su incapacidad. Atendiendo al
hacia Ja re-educación habla con suficiente claridad. Puede decir- toptEo según el cuattodo depende de los seres humanos, se atri-
se que el sistema político democrático ha sido aceptado en Alerna- buye a ellos lo que depende de las circunstancias, de manera
m~ como e-so que en Estados Unidos se llama una tuorhing propo- que éstas pueden seguir intactas, sin que nadie las molest&.En-
sition, como algo que funciona y que hasta ahora ha permitido o el len >ua·e de la filosofía podría decirse c¡u.e la alie:nación del') 1e·
fomentado la prosperidad. Pero la_ dernocracia no se ha afirmado blo respecto de¡,, cem.ocracía re. e¡a a autoa ientlción de fa so-
dc,modo . u: las personas realrncnrc Ja viva11 como cosa propia, sa- ciedad.
b1.endos1: su¡etos ae os procesos p 1( s. .a ernocracra se per- ·---¡:;a u1ás influyente de estas constelaciones objetivas es qui-
cibe como un sistema entre otros, como si uno, en un muestrario zá la evoluc1on acia polltica mternacional. és1a parece jusrifi-
entre comunismo, democracia, fascismo y monarquía, pudiese ele- éar a posteriori la agresión de Hitler a la Unión Soviética.~
gi i' democracia; pero no corno idéntica al pueblo mismo, como ex- de el 1nornenro en que el mundo occicle11tal determina su umdad

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•,.. .
. : ', ~ . .. '

esencialmente mediante el rechazo de la amenaza rusa, parece . estigaciones norre::imericanas han dernosrr:-ido que esta esrruc-
como si los vencedores de 1945lrnbieran destruido el probáCfo ~~~a del carácter no.depende tanto de criterios polírico·t:~on_6-
l:llisr·í7)i)conrra el bolchevismo por mera necedad, para .volver a . · . Más bien la definen rasgos cales como pensar segun ca· .:.. :' /\,,'.: .>
-'a· d
'' '
in1cos. ~ . . . . . ·
~2.!}struirlo po~ños desp;-;¿s. Partiendo del tan trillado «ya o rías de »otenci a-irn orencia , mflextbd1dad e inca aci a ' '
,;¡1 1 '' ..:

lo decía Hitler» se puede concluir rápidamente que también te-


nía razón en otras cosas.Sólo edificantes oradores dominicales
pueden ¡~r PELlllroJaJatali.dad histórica ~ueJ en cierro sen-
tido, la concepción que llevó a Chamberlain y a sus seguidores
- -
~ tolerar a I-fitlercomo oolicía frente al Este ha sobrevivido a
.
· la~da~ropio Hitler. Es realmente una fatalidad. Porque an identi ·icarse con ra · cu vos que. os e ·1en< an. . ue
la amenaza del Este de apoderarse del promontorio llamado uno se reencuentre a cada paso con personajes como os de la
Europa occidental es evidente. Quien no se enfrenta a ella se ha- pcl[cula Wunderkinder (Niños prodigio) no depende c'.e I~ mal-
ce literalmente culpable de repetir la política de appeasement dad del mundo en cuanto tal, ni de las presuntas peculiandacks
(conciliación) de Cha~nberlain. Sólo se olvida -¡sólo!- que del carácter nacional alemán, sino de la identidad de aquellos
esta amenaza fue provocada precisamente por la acción de Hi- conformistas qi:ie tienen ante todo relación con la.s palancas de
tler, el cual trajo sobre Europa lo que, según la voluntad de los mando de la maquinaria del poder, Je los potenciales secuac~s
conciliadores, debía evitar mediante su guerra expansiva. La del coralitarismo- Por mea parte, es una ilusión pens~r que el '.·e-
trama política, más que el destino individual, es un contexto ele gimen nacionalsocialista sólo hubiera significado miedo Y sufri-
culpa. La resistencia contra el Este genera una dinámica que miento, aunque también significara eso para muchos ~e sus se-
tles. ierra el )asa l ernania. No s o 1 eo gtcarnenre, si- guidores. A mucha gente no le fue nada mal ba10 el tasc1srn.o.
no también realmente, pues el ema Je la lucha contra el bolche- El terror extremo iba diri ido sólo contra unos pocos gru Jos 1 e-
vismo siempre ha servido de camuflaje a aquellos que no te-
nían sobre la libertad una mejor opinión que éste. Según una ob-
lativ;imente bien definidos. Tras las experiencias ele crisis de la
época anterior a Hitler, prevaleció el senti~1ienrn ,de que_ ",~l- ..
servación realizada ya durante el período hitleriano, la fuerza or- guien cuida de nosotros», y no sólo como la ldeclogía de los v ra-
ganizariva del sistema totalitario impone a sus enemigos algo de jes l(raft durch Freude (energía mediante al~gría)_o_ de las carias-
su propia esencia.~.e nrnorenga el desnivel económico tillas de flores en las fábricas. Frente al laissez [aire, el m,undo
wre c•I Est1, y Ql Oío'm·, h WJ rinme fosrisra rend rá rna.y:cu:es...<1por- hitleriano protegía en alguna medida a los suyos de las catastro-
~un idadcs sobre las masas gue la propaganda oriental, siempre fes naturales de la sociedad a las que estaban cxpuesras la.s pe1 -
, :1 . el ·o est:'\ no nos veamos a.rrastrados hasta la 11/tima son as. Anticipó violentamente el actual control de las crrsis; ~ue
mtjc) fascista. Pero es el mismo tipo de persona e que está pre·- un. exoenmento
· bá
. ar b aro d. e ges, t''1011 estaraal de la sociedad
. . 111-
,
dispuesto hacia ambas formas de roralitarisrno. ·n general, se dusui;l. La cantas veces invocada inregrnción, la concen~i:ac1on
Luz >a de rnaner· · .. o a la autoridac cuan o organizativa de la red social qu~ lo arrapaba todo, \.Jru1~al~a. •,
se cree qtg; se consrmye a partir de una dcrerminada 1 eolo&ín asimismo protección conti:a el miedo universal a caer_ª na:,es
político-económica; las conocidas Jlucrnaciones de rnillones Je de las mallas y hundirse. · · e 1os la frialdad~dc la sHuac1011
e• - re el.nacionalsocialismo y el partido comunisra ari- de alienación les areció suprimida por el ca or que da el estar
res.de :1933 no son una casua ida·. psico.lógico-socia l. Diversas
.-
-unos cQJ.l...Qol;ros, a~u;1i;.¡nf éste uera arti icial y rnarnpn a o; la

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50
,,
e Jmunidad de hombres no-libres 1 desi >ua[es era a ni entJ.·ra
1i11
. • • . e
0 0 dicho de otro modo, la var~i.~~.E!_n3_g,i.onal.~s
1,! que dese~, · J • ~ .ª.sic!? también una pesadilla. EJ sis;e111; ls10 a ,.s a· ·ci-s-.
· ' · · · · · · tos a los....qpe
· un mundo
. - ·
durecido promete cnda vez m.e < s S<ttisfacc.'one que c<~rf!J-
que ofre.c1a e~tas grar1.licacrones llevaba imp feíto e potencial de
1:,
, erviv.iendo mientras la civ.ilizac· es nie a ta.n.ras~~:)-
', su propia ruma. La prosperidad económica del Tercer H.eidi
~· ! . - · nn u1 '.. satisfacci6n sustiniriva en la identificación
·,,
d~s~-~nsaba ;n bu.ena medida en el rearme para la guerra que )fO-
...,
.. 1
·,, '
1~ ptcio la catastrofe. · I 'ldo. Este narcisismo colectivo se vio gravemente caña-
. el hu;1dimiento del ré imen ele I ..i.t er. { ano se P dt1-
Pero la memoria debilitada de la que hablé antes S" 1·es1·5•
''
,'·.' • e • '-..:. • .,.~ . Le en el ámbito de la mera facticidad, sin que los individuos lle-
1: a a~eptar e~tas argumentaciones. ,lcle~tliza tenazmente fa fase
1 , ••
!: nac1o?alsociahsta en la . ue se realizaron las fanrasfasCle poder aran a tornar conciencia de él y fueran capaces de s~1pera.do.
\, ,. { . colectiva~ de aquellos que individualmente eran i.J.nporentes y que tal es el sentido pertinente, desde el punto de v1sta.1;s1cosocwl,
.
'", > . •,: .
. .! : el discurso sobre la. no superación del pasado. Ian:poco se
''•''
,,•1.:,'.'
'
S(ilo podran creer ser7[ m~J'"'PO(!er colect1Vo. NuJ<>'
"<:, 'j'. . -- ~n )~oclujo ese pánico que, según la teoría expuesta por: Freud en
ª.na rs1s, p.or co.nvmcente que sea, . ue ~ ,¡> ll.!JJ.al:..,¡¡Qsterionne.n::.,.
t~ del 1i:u11c o. a~ a· e e a reaJ1zacwn de estas fantasfas ni
Psiccflogía de las masas )' análisis del yo, se instala. donde ~e
las .nds1ones e ue se 1.nvil.'t!eron en e.11a. l.nduso el juego arrié;- ¡ 1,tiebran las identificaciones colectivas. Si uno no quiere des.01r
ga · b d~ .l:·:litler no foe tan inac1ona. como pareció entonces a· a la indicación del gran psicólogo, sólo le queda una ~on~lus1611
Í)osible: qlle l.· · · · , ,· ·'s ' eJ narcisismo colectivo no
rr.rzón .libera o como aparece 1oy en una retrospectiva histó~i~
,• ••. ~ • v'
e d(~ Sll fracaso. El dkulo de Hitler e aprovechar la ventaja ¡:fueron destruidos, sino q,us; pecxiv~e.l.auwwec.r:• . >-~Q.l:F,
; .:.~~: ~' \·;·:
' ,.•
temporal que un rearme exagerado le daba sobre Jos otros es- ·inconsciente y, por tanto, con redoblac!o w;ider. lntenorm;:ntc,
'\' ., '
... :'::,.
tad?s 110 fue, en fu'.1ción de lo que éJ pretendía, en modo algu-
la derrota ha quedado tan poco ratificada como después de
'' ~. ~ 19 l 8. Incluso anre la evidente catástrofe, el grupo aglutinado en
no insensato. A quien contemplc la historia del Tercer Reich y
torno a Hitler se mantuvo unido y aferrado a quiméricas espe-
sobre todo la de la guerra, sele antojarán casuales los diferen-
tes momentos en Jos que Hitler fue sucumbiendo v necesario . ranzas, tales como las armas secretas que en realida~ pose.í.an los
sólo el desarroUo de Ja totalidad, donde acabó itnpo.niéndose el otros. A esto habría que añadir, cLesde una ~¡¡,eclJ..la.RS~
lnay~r pNencial técnico-económico del resto de la tierra, que no cial, que el narósismo colectivo dafiado espera una reQ_aracwn,
quena de¡arse engullir. Fue en cierto modo una necesidad esta- se aferra a todo aquello que, en el ámbito de la conc1encrn.!.~a·
dística, pero en absoluto un proceso lógico que pudiera perci- ga coincidir el )asado con los aeseos narcisistas, y re1n~dela _lue-
~trse paso a paso. i.íLJlersístente sj moatía por d naciona lsocja- ... go la real.ida el de i:nodo que e (afio pase. a ser al,~5:...no acaecido.
lisrno .no necesita recurrir a muchos sofismas para convencerse Hasta cierro punro, esto ha sido posible gracias al mige eco-
nómico y a la conciencia de «lo hábiles y capaces que somos»,
-~ st n~:tsrna : ~on vence~ :1 los emás e ue as c.::osas _ odría11 ha-
' er tia1. s · , · en de otra manera . ue en re, Ji ólo Sin embargo, iuclo que el llamado n1ilagro económi~o, del, que~
S~ con:etieron a!g.unos errores, y gue la caída de Hitler 6w uua codos si.n duda participan, pero del que hablan al 1msmo ucrn~
casual1da¿ h1SX(>nq n.rnndial qtw po.s.iLiJemG~-~ii-oor;..w""' ~po con cierta sorna, haya calaao tan hondo desde el pm:to d~
n_:r.g1d;a ·;:u 1:p p0r eil espfrtr11 pp·ivers;d~ Vista ps1tMm:!a:I corno pueCla pensarse en tiempos de relat~
_ En el as )ecto subjetivo en fa )S¡ · ue de las iersonas el na- -crlJtlrnm'l. l'1atl!e se atreve a aleg!"árse ali1ertarnente1le su bienes-
tar, porque d hambre sigue afligiendo continentes enteros, a un-
..2..2.!:!alsocia.~ elevó basta lo inverosímil el narcisismo colee-
que técnicamente pueda ser eliminada. Como cuando en una pe-
60
6J

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¡vil_izatori:a y antiocci.dental propia de la tradición alemana; y
· si en Alemania se vislumbra una convergencia entre el
111bién
a.cionalismo fascista y el comunista. Hoy en día el nacionalis-
ro es a la vez algo superado y actual. Superado, porque debi-
'.dq a la obligada unión de las naciones en grandes bloques ba-
:·¡é> la supremacía de la más poteme-···-u11ión que ha sido forza-
da por el mero desarrollo de la técnica armamentlstica+-, la '.
•'
, nación soberana singular ha perdido su sustancialida el históri-
. . sa¡ca a presumo . ¡· . ca, al menos en la Europa con tinen tal avanzada. La idea de na-
realida su supuesta . . . rnatena 1smo debe en . eión, que en otro tiempo agrupaba en una unidad económica
· pro, une t a a inst t ·;,,,,•' •'
a lasatis acc. . . . Al . . ll1 os re mm1 . os. ?. oc JO los inrereses de los ciudadanos libres e independientes frente a
r• r zasado se ·d ¡ ., en · . emama e m·~I • es t ar .oor eJ bienes-
.
las barreras territoriales del feudalismo, se ha convertido a.su
~ e i ea iza en clave de t ' d. P
ta r rH.> procede única ·J f
menet te .rage ta. ,· ero este males- vez en una barrera frente al evidente potencial de. la sociedad
. - · uentes tnrbi .,
algo basranre más racional El b. . . ras, sino también de global. PerO' el nacionalismo es actual en c1;rnnto que s.()lo una
confía en su duración ·f . : J . renestar es coyuntural, nadie i.dea de fuerte carga psicológica como es la idea heredada de
r l
r-

.
. • • ,
¡ a convicción de oue ¡. h
. . J 11n1tac a. El consuelo oue
. . . . ·1 .• 1ec os como el del Viernes N . . • . '1
l.·
. b ,.
uno usca en !1ación siem )te en cuan . ' . . . . na comunidad ae
in .. •'.!

> a cons1gu1ence cnsis · · e con ómica .· .


difícil . . egro de l9 .... 9 ' :ereses en la comunidad~nternacional, tiene la foe.rza su .icien-
se, lleva implícita la cohf.: .. ' i mente pueden repetir- t;S_.Para con uc1r a cien os de millones de personas hada <9je-
~ , ianza en un pode. . , 1 1·
mete protección a un ue n i f . : . . J ~stt.1ta .uerre que pro- tivos que no pueden, de manera directa, considerar como pro-
~ . q . , < . uncionen la liberta l , .
po ] mea, Incluso en medio d l.· . · . ac econorruca y _.¡:iios. ~ nacionalismo 'ª no cree del !'()do en sí mismo, pero es
· e a p1ospend·1d J
casez temporal de rnai o d br . e , Y lasta en plena es-
políticamente necesario como e mee io 1!1ás e ·icaz. para m .Il-
. 1 e o ra es prob bl 1
te de las personas se s ie . ' . . . . .ª e que a mayor par- cir a las personas a mantener estructuras objerivame,nte anti-
. i man en su interro . - 1
potencia les rece1)tores de . d . r como e esocupados cuadas. Por eso ha adquirido rasgos grotescos, como algo no
.-
tos que como sujetos de la . . 1
·
d ,.
ayu as Y por tant -'
o, mas como obje-
. . ·
del todo bueno, como algo deliberadamente ofuscado, Estos
nera legítimo y raciona] el· soc1e<.ª1·; este e.s e.J fon.do sobrerna- rasgos nunca le faltaron, desde luego, en cuanto herencia de
. · < e su 1na esta F · ·
momento dado did . 1 r. ~s evidente que en un estructuras tribales bárbaras y primitivas, pero estuv.ieron do-
. io ma estar puede usarse . f . . .
rroceso y renovar, Ja· e a t'astro fe . para orza: un · re- minados mientras el liberalismo garantizaba rambién realmen-
. ~~oy en día, el ideal fascista se f¡ · . .. te el derecho del individuo corno condición del bienestar colee"
el nac1on"iilismo de·· 1() . . lSJOna srn problemas cc¿,,n rivo. Sólo en el período en que ya había dado un vuelco, el na-
- s paises conside - d bd -
los gue ya no se · Hl. os su esarrollados a cionalismo se convirtió en algo completamente sádico }' des-
~ • conoce como tales-¡--,- 5 -,- ~,,
·4'-le..desarro!Jo r a co· . . .. ' no como paises e.n vías tructivo. La ira del mundo hitleriano contra todo lo diferente
· ·'' · · mc1.c 1 encia con a . ti º .--.-/ - - -
se quedado atrás e11 ¡. . . . . , _que os que sentían haber- --el nacionalismo como sistema paranoico y delirante- ya
· · e a cornpencion 101 ·• ¡· . .
lug·ar en la . , , · iperra isra Y deseaban un
" mesa ya se expreso d . . l· era de esta calaña. El atractivo de estos rasgos difícilmente ha
relativos a las plurocr ·.. . ·1 t.1.rante a. gue.·rra en eslóganes menguado en la actualidad. La paranoia, la manía persecuto-
J acms occic enral 'S . 1· .
tarias. Resulta difícil ~ bl . e. y a as naciones pro.le- ria que persigue a los otros, sobre los cuales pro1recra lo que
. · esta ecer si esta t. el • · l·
cado ya -yen qué medida- I· . en.· encra ia desernbo- ella misma desea, resulta contagiosa. Las alucinaciones colee-
en a corriente su brerrá nea anti-

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33 de 50
1 '
. '/,'
,,
'''· ,•' ~ . '
t~vas como el autisen'.itismo confirman la patología del indivi-
d1 ue se mue~rra incapaz de enfrentarse psíq ui.camente al
1tJU11dO Y Se repJ1ega a U!1 ¡¡parente reUIO rntenor, fal vez sir-
. ' .. '.· .. van, el~ acuerdo con las tesis del psicoanalista Ernsr Simmel,
'
'·•; •,'
para dispensar al que está medio Joco de convertirse en loco
1 ,1. ~, ;:
completo. O:m.ln la locura del nacionalismo se manifiesta hoy_
PCJ:: - · rtamente en el miedo justificado a nuevas catás-
tro~e. esrj011da a110 más su prop-1ga~n. . · · uce- · ""d.-. Aquellos cuya impotencia real perdura ~10
_ci11,;:µ..l.U4...............
·~oportan la idea de lo mejor, ni siquiera como i_lusión; prefie-
~~~JJe la h11manjdad organkc el mu11do hu_-
1 desprenderse de la obligación de la autonorrua, pues sospe-
~ ;. ' ', ¡ '

1na¡1 a mente, 11 n s1 • ~i:i.G-<:¡-bl·~l-fl4-0-S{H;).e&t::ifl-a-M-{ju.it.a,i;J.e;..a rer . JJ " l 1 . 1


chan que no pueden vivir conforme a e a) y se anzan a cnso.
los . hnrn . " lrieerí, con
."· hi:(l>s · Al101"'
. · e 1 nacwna
· ¡ ismo
· y su patbos se
relaciona todo lo ocurrido entre 1.933 y 1945. del yo colectivo. .
He exagerado los aspectos sombríos, siguiendo la r~·1áxmrn.
Que el fascismo sobreviva; gue la tan trillada elaboración
del pasado no se haya conseguido hasta hoy y que haya dege- según la cual sólo Ja exageración es hoy _en dí~ el medio :k la
-verdad. No malinterpreten mis observac1opes fragmentarias Y
nerado en su propia caricatura, el olvido frío y vado, se debe
" a menudo rapsódicas en clave splengeriana: ésta hace causa
' a q~e 1-ºLJ?~uestos sociales objetivos que propiciaron el
común con el rna:bMLJ 1tención es dibujar L~1a tendencia ocul-
f~1scmno tod~1v~~n. En Io esencial, éste no puede ser de-
~ Ja tras la plana fachada de 1.1 cotic iancidad, an~<.'~ de que d~s-
ducido de d1spos1cJOnes subjeriva, .. ~J orden económico, así
botcle Jos d1qtíes-institUC1onales que por el ::n~iento la centre-
~orno 1,a or ~nización basada en su modelo, aún oh.ligan~ las
- ~l peligro es objetivo, no reside primariamente en las per-
rnayona~· a ~r1<4@.li- - contecimientos sobre los que no rie-
sorras. Como he dicho, muchas cosas indican que In democra-
nen control :ior tanto, a un estado de minoridad. · , el
cia con todo lo que ella implica, ha incidido más profunda-
vivir, no les ueda más remedio ue ada tarse a lo dado ; so-
meterse; deben anic uilar precisa.mente a L1e!k1 sub-ctividad. a.u-'
me~Jte en la gente que en la época de Weimar. i\l subrayar
aquello que no es tan evidente, he desatendido algo que la p~u-
l'S1.!,1b·m·a ª. a que apela la idea de democracia y sólo pueden sp-
dencia obliga a considerar: que desde 1945 hasta ho_t la vida
b,reviv1r s1 renuncian a su prnpio yo. Comprender el contexto
de ofuscación les exige un doloroso esfuerzo de couocimíenro,
material.si.e la sociedad se ha reproducido f'll el St"JlQ...de.la.de-
rnocracia alemana generando mayor: prosperidad que en cual-
que les es negado por la organización de Ja vida y tarnbíén,
quier otro mome o :re-se.~ tc1:~Gla-t:i:::G.G-t'¬ 11-a- 1';-kr-crra-lll:Sulrnre-
aun'.1ue no en úl.timo término, por una industria cultural hiper·
ievante esde un punto de vista psicosocial. La a.Fi.rmac1ón se-
~rofi~~a Y rntal1zadora. 4 necesidad de tal adaptación para
gunlnmrti:r-~10cracia ~rl-ernana no va m~I, al 1gt'.al que la
ide · - ·se con lo existente con lo dado, con el poder ~-
verdadera ~laboración del pasado -que solo precisa, entre
c,µ.anto ta 1 ge1u;ra el potencial torafüarjo. • · • · .. ·· · - o
otras cosas, de algo más de tiempo+- no es desde luego dema-
por eJ de2.~.~?~tento y la rabia que produce y reproduce Ja pro-
siado optimista. En el concepto de dar tiempó=al tiempo hay,
P1iª. obJ1gac1ün a adaptarse. Como la realidad no satisface
además, algo de ingenuo y a la vez negativamente cont~rnpla-
,•'·' aq:1eJla autonomía, ni cumple finalrncnre Ja prnmesa de un a
tivo. No somos meros espectadores de la historia mundial que
t·c/1c:cl.ad posib'.e que de hecho ofrece el concepto de democra-
podamos movernos en sus grandes espacios CJ:e manera más o
cia, :e vuelven rndiJerentes a ella o pasan a odiarla secreta1nen-·
menos incuestiona ble; ni la propia historia del mundo, cuyo

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65
34 de 50
.: :~.' .

! '
,.' :''•'
ritmo se parece cada. vez más al de la catástrofe, parece conce- 'afronta el horror con la ínerza necesaria 12ara comprender in-
der a sus sujetos el tiempo necesario para que las cosas puedan c·luso Jo incornprensíble. Para ello sería necesaria una educa-
ir a mejor por sí solas. Este hecho remite direcramcnre a la .!.le: ción de los educadores. Esto resulta sumamente dificultoso,
~ca. Ante todo, el esclarecimienro ele lo ocu- 'debido a que las ciencias que en Estados Unidos se llaman be-
. rrjdo ele · el olvido lo cual ec¡uLva.ieIT\"Cilffieñte . h1wíoral sciences no están representadas o H penas lo están en
j.,ipstificar lo olvidado; comil]¡;:\'-C.~Q. fe-Et~ .: .A)cmania. Se debería promover de manera urgente el desarro-
Jbünder a la embarazosa ~a-!le..snwos acerca ele Hitler [lo en la universidad de una sociología que coincida con los es- '
:)
'.: ~·
y . ue, para lavar sus culpas, hablan de las cosas positivas 1 d~ nidios históricos de nn~tra época.J?n lugar de de~variar cqn
que nada fue rcalrnente tan grave. ~n Alemania está de moda una hondura de segt.rnda mano sobre el ser del hombre, la r~
despor.r.icar contra la instrucd6n política, que seguramente po- ·1 •o ía deberfa asnmir precisamente la tarea ue a la reedu-
dría ser mejor, pero la sociología de la educación dispone ya de ción se le reprocha no haber desa :collac.o_canv_(:.t.1ientemc~Í1-
datos que indican que allí donde se aplica con. seriedad, y no , n Alemania, la criminología no ha logrado alcanzar eles-
como una obligación molesta, resulta. más positiva de lo que ;,ndar moderno. Pero pensemos sobre todo en el psicoanálisis,
uno pueda creer. No obstante, si se rrn:¡:¡.;a..e,u...seci.o ..e.Lp.mencig.J e sigue siendo reprimido. O bien está ausente por completo,
. objetivo de supei:vivenda del nacionals~al.ismo, como cr,eo ien ha sido sustituido por corrientes que, mientras se vana-
ue hay que hacer, también será preciso recor _ · ·ermslú.Ji- ;rlan de haber superado el tan denigrado siglo XIX, en ver-
:(;:s a a pe .agog1a ese; arece ora. a sea ésta de carácter socio- d se han quedado atrás respecto de la teoría freudiana,
lógico o psico ogtco, ~n a práctica sólo llega a aquellos que es- ando-no la han convertido en su contrario. El conocimiento
tán abiertos a ella y ~or eso mismo poco inclinados al fascis- acto y sólido de dicha teoria es de más actualidad que mm-
mo. En todo caso, de ningún modo reslllta s:up.exfü10 recurrir . El odio aJ psicoanálisis e.s..tá_djr_fctatneme unido al aurise-
.•ª la ilustrnción para°'"7eforzar a estos gi:u_P.os co~trn la opinión it.is.mo _[!_ero n~ólo porque Freud era judío, sino porq~ ~
.
.. pública . Más bien al contrario, pues cabría pensar
' ~
man.era se formarían al o as1 como cuadros cuya actividad en
~que~ de esta icoanálisis consiste Jrec1samente en el antocQno_i;;imientQ...crí-
.o que saca de quicio a los antisemitas. Si bien no se puede
· .. m ámhit0s más <livs:i?sos acabaría 12.9.!::. l egar al con] unto, y las ,.Var a cabo algo as: como un anat1sts-de masas, por una me-
posibilidades ~eguirlo serían más fa~rablITTu@to 1ñás ,q1est10n. e tl rnp , se .m auca -.ie que el~es-
cpnscientes fueran. Naturalmente, la ilustración no puede con- ero em.:ontrara un em J <za.miento mst1tt1cional e influ era
tentarse sólo con tales grupos. )re. el clirna cultura a D.M.,_1ll,lILqt~ esta influencia sol~
A todo esro, deseo prescindir de una cuestión tan delicacfa nsisticra en asumir corno natural que no es preciso dar gol-
y cargada de responsabilidad corno la pregunta de si conviene hacia fu~· · - · •· .c...so.b.r.e tIDO mismo y sobce la
insistir en el pasado, en los intentos de esclarecimiento públi- pia reJadón con aquellos a quienes la conc.i.encia obstinada
co de lo ocurrido, y si esta insistencia no suscitaría una tenaz )Stum ra a agrec u; n cuatguier caso, !os•rnte.nros de actuar
resistencia y el efecto contrario al buscado. Por lo que a mi res- )jetivamente contra el potencial objetivo ele la fatalidad no
pecta, r~ parece que lo conscíenrc no puede acarrear tanta fa- ~erían contentarse con rectificaciones que apenas consiguen
talidad como lo inconsciente, lo semicons~i~te y lo prec_'.:J1S- ver el peso de aquello que es necesario combatir. Señalar,
ciente. Lo realmente importante es la manera en que se r ejemplo, los grandes logros de los judíos en el pasado, por
"@iérc!a el pasado: si uno se q11eda en el me19 reproche o_ Sl .daderos que sean, apenas resulta provechoso, puesto que

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¡
\,'·.

huele a propaganda. Y Ja propaganda, la manipulación. racio- ras se muestran inaccesibles o que neutralizan tratándolos de
nal de lo irracional, es una prerrogativa de Jos totalitarismos. }:xcepc1ones. Aijtes bíCn, se delic:rtacenu:a..r:Ja...ar.gu.Ü:©1taéiói;
. : ,. Quienes se .oponen. a éstos, no deberían imitarlos de un rn()d o .. . en los propios sujetos a 1.os que se h.abl~ Habría que hacerles
.1·:,' que los obliga a ir a la zaga. Elogiar a los judíos los aísla co- ,_, ~ar conciencia de Jos. mecanismos que generan el prejüicio '
rno grupo Y concede demasiada ventaja al antisemitismo, Éste --
racial en ellos mismos. La elaboración del pasado corno escla-
.·,.J .'·•·> '

•--
•••

. ',•'• .. .
~ ,·. ' no se deja refutar fácilmente, pues la economía psíquica de in- recimiento es esencialmente este.giro ba<;:.,ia el sujeto, el refuer-
: :~ . .
'
. '
num.erables .personas Jo necesitó en su momenro y, en menor 'i@:<J.L;m autoconciencia y, por consiguiente, de su yo. El giro
medida, lo sigue necesitando hoy en día. Todo cuanto se real]. debería incluir el conocimiento de los pocos trucos prop<1gan··
za de manera propagandística permanece en la ambigüedad. dísticos que se ajustan precisamente a esas disposiciones psico ·
Me J~an explicado la historia de una mujer que asistió a una lógicas cuya presencia debemos suponer en las personas . Pues-
versión ~:eatra.~.del Diario de Arma Frank y que después dijo to que estos trucos son rígidos y limitados en núrnerq,J' no re-
c~nrnov.1da:. <cS1, pero por Jo menos deberían haber dejado vi- presenta una gran dificultad individualizarlos, darlos a cono-
vir a esta chica». Incluso esto es positivo, a buen seguro, corno cer y emplearlos como una especie de vacuna. El problema de
un primer paso hacía la comprensión. Pero el caso individual l.a..p.iJe$t~1.ct.ica..de...taLecSclarwmiento suhjetivo sólo ¡lQ:
CJ,Uc debería representar de manera ilustrativa el horror del to~ • '-1 ser resuelto mediante el esfuei:io común de edagogos y
do, se convierte al mismo tiempo, por su propia individuación, -Jud )a·0 e te to'de la obietividad
en coartada del todo, que aquella mujer no tuvo en cuenta. Lo ~ientífica, la.urgente rnn•a que s11s disciplinas tienelJ_~da
incómodo. de semeja nres observaciones es que no pretendían c;.en la. actualidad. Sin embargo, a la vista de la violencia objeti-
desaco~1s~¡ar representaciones de la pieza de Auna Frank y de va que perdura tras uu potencial todavía vivo, el esclareci-
otras similares, porque su efecto, por más que nos repugne 0 miento subjetivo no resultará suficiente, aunque sea acometi-
nos parezca ofensiva de la dignidad de los muertos, contribu- do con mayor energía y mayor profundidad que hasta ahora.
ye al potencial de mejoramiento. Tampoco creo que a través de " se e uiere oponer objetivamente algo a.l ~¡;_o objetivo . .no
rel11~1oncs, de encuentros entre jóvenes alemanes y jóvenes is- es suficiente una mer¡,1 i ea, ni siquiera la de libertad.o.Ja de
rael.1es y de otras manifestaciones de amistad se consiga dema- en
hurn.anidacl que,~corno hemos aprendido entretanto·, S\1 for-
siado, por muy deseables que siga1). siendo estos contactos. En 7ha abstracta fücen poca~-a-hrs-_pt•rgu1'l]rr.'"'rre'Sll.eel momen-
estos. casos, Se parte en exceso de la idea de que-el antisemitis- tiLJ:.llSIUe el potenciaJ .fascista se vincula cof-1 sus intereses, 12º!
mo tiene, en Jo esencial, algo quever con Jos judíos y puede ser. muy limi1-<idr.l$-qt,~és.tos sean, el .remedio más eficaz sigue sien-
combatido mediante experiencias concretas, cuando lo cierto d&-prrc:Tsa-t~9·ente refari.i;s•' a "llo.s, a IM intereses más mmedia:-
es q uc el antisernira genuino se define más bien por no escu- .tes, y bacerlo {k 1m ..medo.que resulte comprensiblí:' ]l!.>r su ve-r:
cha!· Y uo sacar provecho de ninguna experiencia. Dado que el ..dad...-Nós haríamos culpables de un psicologismo fantasioso si
~111sen~11:1snw tiene básicamente un fundamento ~bjetivo-so- en estos esfuerzos olvidáramos que la guerra y el sufrimiento
c!a l Y solo lue~o un fundan1ento en Jos propios antiscmit~1s, és- que padeció la población alemana, si bien no fueron suficien-
.-- · l 10 ta socm 1sta e e erían haber tes para anular aquel potencial, si pesan a la hora de. enfren-
.., le - j'ios· s1· no !· JU 1 )1eran
· tarse a él. El hecho de recordar a. !::is per;sonas l.o más seocil~-
t '
· r: ... ,Js JUC existido. Cuando se Jo
RJt¡:ttride comhat'.r en los sojerns. no conv1ene e~¡~· Jéfoai[a- a...saber, que las restauraciones fascistas, s~1 abiertas o C!!Il!a.,~;
d.~ referencta~chos concrt:tos, a los que Jos antiserni-
-
Ga.rndas, generarán guerra, suLrimiento l' escasez. bajo un sisre-

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ma coactivo -ypor último, probablemente, el predominio ru-
}?ARA COMBATIR EL ANTISEMITISMO
sG'~uropa , es decit, cu t'l.na ~al.ahn1, <:¡tte-cmrd.1'.lC'ir'ai1a
EN LA ACTUAL!DAD
L_tna 1olírica catastrófica, causará un impacto más profondo
que la referencia a c1eL"tos 1 e .es o a su nrn1ento e e os otros
'.Q..Ue, como bien sabía La Rochefoucauld, siempre se supera
con relativa facilidad. Frente a esta. perspectiva, el actual ma-
lestar viene a ser poco más que el lujo de un estado de ánimo.
Sin embargo, Stalingrado y los bombardeos nocturnos no es-
tán Tan olvidados, a pesarde tanta represión, como para que ·.:.,' ','

no se comprenda la relación existente entre una reactivación


Estimados señores y señoras:
de la polírica que condujo a aquello y la perspectiva de una ter-
Me siento empujado a la situación ele Hans Sachs cuando
cera guerra púnica. Pero aunque esto dé resultado, el peligro
dice: «Para ustedes es fácil, a mí me resulta difícil; a mí, el po-
persíste._.Sólo se hahrá elaborado el Flli.,<;ado cuando las cau 41§,
• ¡•,.
•;.
bre, me conceden un honor demasiado grande», Así entonces,
de lo ocurrido hayan sido eliminadas. Sólo porgue las causas
no deberían esperar mucho de lo que tengo qne explicarles.
snbsisten, hasta el día de hoy no se ha ioto'Su hechizo. ·
Querría delimitarme simplemente a la discusión de algu-
nos puntos críticos. Intentaré no decirles nada que ya les resul-
te más o menos familiar, sino alguna ql1e otra cosa que quizá : : !' ·, ' '~ ·,: . '
! no esté tan presente en~ conciencia general. Hablar del anti-
• §.emit.ismo existente hoy y de la posil;i.ki~.i.st;¡¡;.¡,J.Gi~~-
sulta, de entrada, nn póco anacrónico, porqtte como suele
ase nrnrse ef anclserntbsmo no representa en Alernania un
problema actual. As1 se o con. rrrnaran os resu radns de os
. sondeos de opinión, sobre todo los de las encuestadoras de
mercado, que nos informan sinpausa que el número de antise-
. mitas disminuye. Las razones de este proceso son de entrada
bien tangibles: por un lado, los tabúes oficiales que hoy pesan
sobre el antisemitismo en nuestra sociedad --al menos en Ale-
mania-c-, y por el otro, lo terrible: en Alemania apenas quedan
judíos en los que pueda fijarse el prejuicio antisemita. No pre-
·tendo negar todo esto, pero creo que la cuestión no es ean sen-
:ciUa como su estructura estadística. No deben ustedes suponer
qne el antisemitismo sea un fenómeno aislado y específico. An-
. tes bien, como Horkheimer y yo lo expresamos en su rnornen-
to en Dialéctica de la llustrasión, forma parte de un ticket, es
'una tabla más en una plataforma. Allí donde se predica un de-
terminado tipo de nacionaHsmo militante y excesivo se sumí-

70
3fhe so
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¡·. · :1 N-is.t:ra , a u to m ·5tira me 11 t·~.sefl'ti·l"is-m-0.. M ov irnien tos de es- po, una serie de autores anglosajones que, en referencia a la
'
te upo han demostrado ser el medio apropiado para poner fas cuestión sobre la culpa de la guerra, parecen eximir de ella a
fuerzas -pot lo demás bien divergenres-> de toda la extrema Alemania. Se los cita con entusiasmo, incluso aunque a juzgar
derech~ b~jo un ~cr:ominador común. A ello se suma que el por sus libros no sean en absoluto autores filogermanos. Pro-
potencial sigue existiendo. No tienen más que echar un vistazo bablemente pueda decirse, sin forzar nada, que sobre todo allí
a la prensa ultraderechisra de Alemania, que cuenta con un rui- donde esos efectos se producen, por un puro impulso de auto-
mero considerable de representantes, y encontrarán muclias defensa colectiva, se tiende a explicar también de forma algo
expresiones que ~ien .P.ueden calificarse de cri.ptoantisemitas y apologética el antisemitismo <ld Tercer Reich. Tan pronto se lo
que nutren el antisenntrsmo tamo a través de sus implicaciones hace siquiera plausible, con el argumento, por. ejemplo, de que
como de. ciertos gestos que son una suene de guiño, Por 1í!J:i- la influencia de los judíos era entonces indebidamente grande,
J~if@Gol"'' ·ente en nuestro lnstiruto para la I.nv• · ,, ·· ·· ~ ya se abre el camino que puede, por sí mismo, conducir a la
~~r tc1~e~10~ JJ1uc JOS motivos para no confi~ reavivación inmediata de los prejuicios. En este sentido, se es-
a~1to en J;1s-1Xil'rini s-e1 Í'rHs~qot;-nos·ofrecellíos organrsmos
0
cucha también con frecuencia que actualmente no debe conce-
ncargados <e os , opiruon, sr, por ejernp o, otra derse gran influencia a los judíos -cuyo número insignificante
:ncuesta revc .o ace a 0 in tempo que niños de círculos peque- tiende a desaparecer, como ya se ha señalado-e-, que no hay
no-bu rgueses -y en parte también proletarios- tienen cierta que admitirlos en altos cargos, y cosas por el estilo. Déjenme
tendencia a Jos prejuicios antisemitas. Nosotros lo asociamos decirles que por eso mismo, en interés de rechazar el antisemi-
con el hecho de que Jos padres de estos niños pertenecieron a tismo, no considero correcto negar Ja influencia de los judíos
su vez a.l séquito activo del Tercer Rcich, Obligados ahora a de- en la República de Weimar. Cuando uno se embarca en seme-
fender ante sus hijos la postura que entonces mantuvieron re- jante casuística, o incluso en un baile de cifras, ya se encuentra
c:lieuta.n automáticamente aquel antisemitismo suyo de' los de entrada en desventaja. 1-la)UJlre argumentar de ~rn modo
anos treinta. Nuestro colaborador Peter Schonbach ha acuña- mucho más radical, afir~nando que, en general, en una den1~-
do a ese respecto la afortunada expresión ele «antisemitismo \m.cia la cuest10n de la participación de diferentes grupos d,~
secundario». Habría que ocuparse de estas cosas. Para este fin poblaci6n en d1fei'entes ohcws vulnera ~l Pll~ de igual-
sería ~1:1portantc dirigir de antemano la atencióJJ a los grnpo~ ~ LQ..dig~porque me parece 9uc se da aguf un caso rnodéli-
esp~c. 1~0.s emro de os cua es se o serva a superv1venc1a el . de roblemas a los que nos enfrentamos s· · ·>..aJa...h..wa
annsermnsrno asc1st:a. ¿_1 a tra q¡o e e mvest1gacwn ~ d~ontraargumentar ante e anr1sernitisn,;o.
~este ambno debe estar dirigido por la idea de que es necesa':" Les h"C1Gi11aclo1hies la atenc1ó'n acerca del antisemitismo,
rioadm ti r; y
cO"Uf[5'r'é"ri'Cl.erla cx.1stl'!l'R"l'.l'i"1te-s-emejnnre-s-fuu€ur'l'C-
1 hoy en día oculto, con el que hay que vérselas a causa ele los
' . mani esta ez e majgnarse por ellcfs. Sófo tabúes oficiales. Este criproantisernirisrno es una función de la
cuando pu~. a . ~St.Pre-nl4s e,,.,-r,r,8FFI@• . o/"'DO de autoridad presente tras la prohibición de las manifestaciones

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. f~rma _mtu1uva, sino conforme a dererrninadbs esquemas- se- abiertamente antisemitas. Pero en este ocultamiento yace un
ra posible contran:estarlo en verdad y con sentido. Un síntoma peligro potencial. et cud1icheo.,. el rumO:r (alguna vez he dicho
del enorme poder colectivo que emana de la resistencia a todo que el antisemitisii'io es el rumor sobre los judíos}, la opinión
ese complejo de la culpa respecto al pasado es Ja entusiasta no"a.caba de decirse a las claras, son desde siempre el me-
.·· •.. · acogida que encuentra en Alemania, desde hace ya algún riem- dio en d que se mueven os descontentos i@..iate-nl.e mdo tipo
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y...q.ue., dentro dd orden soc[al, no osan salir a la lqz. Oc1íen se penas dejan sacudir su fe en ella, no se debe ren.m1ciar a la_ au-
,' ',.
dedica de este rnodo a fa opinión, al rumor, actúa de entra~la toridad. Allí donde se atreven a plantear en seno sus RUll'.illfes-
con:o _si perteneciese a una comunidad verdadera, oculta y caciones -;;tisemitas, los rned.ios de poder c,1ue hay cea.lrnente
oprimida por las formas superficiales de la sociedad, De he- §sgoinibleso'é15'en us~rse si.o se;rit,imemalismos, yero no' pb: ;, .·.i.·, ,.
cho, ~así como se especula con uno de los trucos esenciales ut~a ne~~ad sLe 9sri.g.Q,.Q..I;W5 veR~~n~.a, sn~b pifra m:;:st.ur~s 'i•¡''

del antisemitismo de ho : mrer retar el papel del )erse uicfo· ~<iu"e:.1'['1:1nico 9ue de verdad les i.m.p1·es1.ona, e.Sto ell, Faattft5'1'1-
~portarse com~ si, a través de a opinión pública que im¡;¡o- dad oci~l rea1~St:A 'pot"éfei)ro'ttto en .eilas.
contra de iñt.mso ···.:'',,,, 1

1_bil1ta las expresiones de antisemitismo, el aguijón social ;e t'OsTrgt'.imenr.os que se e$g1iman ante eítml~~resenta-
~1g1ese a neme e lwai:ít'1sem1ra, cuando resu~e dos de modo que, sin apartarse de la verdad, lleguen a perso- .'. ·.,:, . :\':

.::2n, en general, los ariimmtt'firrl'O"s 1 u1.: manejan, con In ntaY~r


',,. '1·,

nas con esta estructura de carácter, . .


~ueldad
*Y'(www
y elicaci2.i
?'-
el. ,agqfj'ói'i'
tjB
"t:fe''fa sociedad.
IMB IL&u
Ya que hablo de autoridad es inevitable ~!li..].us;t.o.-en
el cnproannsemiusmo conduce por sí mismo a la fe en la ñrrestro-e1f.é¡,¡ [o~~H1&s-1'>a·lil1i1as~so-G:1:~ el P r-ohlema..d.e.la..auto-
autoridad. El problema de la autoridad en la lucha conrrn el r~ religiosa: invocarla .)ª;r~ce un~ de.lo_s n~~1ios.~e res1.<;teJ1:
antisemitismo se presenta de un medo complejo. Para buscar c.m.!!!!s drásticos a :);,.prt;,¡u1c~ raciales. Soy c.onsuenre _de c'.~H.
una formula válida, no se deben simplificar los fenómenos allí las íuerzas mas activas y seguras que en general se enfrentan
donde las realidades no son simples sino llenas de contradic- hoy por hoy en Alemania a los movimientos antisemitas perte-
ciones. No puede decirse aucométicamente. «Combatir el an-
risemirisrno implicaría ser autoritario; y no se debe establecer
ninguna autoridad, tampoco contra el aurisemirismo.» Puedo
parte, en igual medida po~ cierto, de las =
necen con frecuencia a grupos religiosos; éstos a su vez form~n

nes cristianas. No tengo casi nada que decir acerca del enorme
gran~ks confe8.10-
·',·., ..-".

aclararles de manera drástica este punto.:E:s o1yin.¡;¡ue,,i1•0 p.ue- agradecimiento que se les debe por eso a dichos .grnpo.s. Pero pre ..
d! t'fegars_e~ po un segundo d es~recho vínculo de los 12rejp.i- cisamenté po.rque se toman tan en serio la resistencia contra, el.
c~s nntiserortas con la estnwmra del carácter lisado a la ~li!,!.Ó- antisemitism.o, así como lo que, en un sentido elevado, podría-
rJdad y con los oderes autoJitarios en general. Cuando se tra- mos llamar la reparación, se debe advertir también ace~~a de un
ta e os procesos 'orrna ores ce Ia personalidad, esto es, de la malentendido que se presenta con facilidad en la relación entre
educación en su sentido más extenso, hay que contrarrestar religión positiva y antisemitismo. No debe ~se po~· de~c~nra-
con toda firmeza la formación del carácter ligado a la autori- d-9-que..la.J.!eelación a la religi,Qn ..S.9..Dtrarreste e_l annsemmsmo; ,1 ~
sobr(( tQdo, no hax_gue deducir de la pertenen~1~ ,ª un g,rn120 r~-
1 •

dad y comportarse de forma consecuentemente anriauroritaria


en el sentido que indican los resultados de las modernas cien- -1.igioso algo así como un privilegio de la rehg1on '.:::. ~ ltt~ha
cias de la educación. Ahora bien, no tratamos sólo con perso .. cJJima el antisemitls~>, en el senr1d0Cle que 11110 pu~a,: ña~tar
nas a las que formamos o e . e o ar )iar sino de religióE:_, c"c;n los antis~~itas sier~~ y en;;,~Taoporturncl3'd
ra.mbién con eme ara uíen los án echados en- g~ ofrezca. Si no, se corre el peTígro de eso y_ue, e~-
,.:..re rnya..es, · · LC r ill., e caracteriza por nación estadounidense se llama «preachtng to the saued», esto
el hecho de estar en cierro modo endurecida, no abierta ver a- es el predicar a quienes ya están salvados. L¿__relación de l~:;:
c~i;i,1e:pre a la exper[ejKia1 de no seW@i¡wbleJJffiñ1t{;9 se¡ · uón con el anti,<;emirismo es la de una obligacton et; pi5s1c10-
de ser inacci;sfüle. Ante estas personas, que por principio más '.:'::-::-:=-:::7:"'~ffi'f~.....,.,.
narse en su con . • , _ .~~p
.v ta "" , .... , . . - i~ffltes1stencia
· _con-
bien responden únicamente a la autoridad y que sólo a duras trñ él. Adpnas, es pre''ciso tons1.C:l~~o de con-
...:....- - ~

74 75
39 de 50
-:- . 1 de los antisemitas
ciencia . . . .Las .personas
. '· ae las
<
que
. . uno pnede
r.urallsmo es de cabo a i:abQ, un oder antiil.ust.rado y pese a
cons1c
.. •- erar corno. , . miembros
- . .. _de Jos
_ grÜpos ñucle... a1.e· .s. d·e l antise,
· · su -uat:uralismo se ha . · · . · . siem · (e en rusca
mmsrno son d1f1c1Jmente acces!l:Jlesitlos argüi11ento-s I'~e-;-· cÚ~cíón con esa ilustración denostada en Alemania una 1 otra
Ta· 1 vez les ~impresione
• ..~ ~ • · ·
Cl j)Oaerdeti'.Sl""'--'gleslascoiño
t:ugi.osos
insa·t,.~ ·. ~z. G._omparte esa estrúct 1 a superstición, con la asno-
~-- ' UClO-
nes per,Q...eo
.. :.
o. ·
· . ~-
· ·" c
· ~~~
J •· · ~ • --
qerto tipo de darwinisipo
~ logía -···que busca en todo momento reforzar y explotar los irn-
~:~.' ª1. \1.~t uf.al~<i~ll!.~J!i!tili~n recorre laiagj1~~.~ laéf~pu- (If pulsos inconscientes-e- y con roda la propaganda al respecto;
~¡ a.Qg,Jiitk,¡:, M..e11Uif!1n'fd.J...os grupos annsemiras se re- siempre actúa de este modo. Por consiguienre, los 11.amad~s
clutaban en· gran medida · ' entre ca ., pas socia· 1es que manten], métodos propagandísticos están de antemano en desventaja
nna dobl · · · · ian frente al ant:isemitismQ....Et11tJe.r~ue prec=-isar.nen1¡e esrn fija-
· · · _' · u ·C. .res1sren.c1a: por tala parte, contra el socialismo; por
on a, contra lo que ellos llamaban clericalismo. Unían una re- cí 6¡1 racional de · . . n.e·' irrncion-ales su contirmac.1011 re-
s1;~tenc.1a al poder convencional-conservador con Ja qne le 0 o- pioducción a través de los (frversos nledios e e com.u 11,icae:ión
~~<~n a lo_s obr~~os: En .Au~~T'..ª fue ~Jgo especialmente desta~a- (.e :a'Hl.S - es ho una ele fas ·uerzas ideo!ó icas mas e !l~
·º· el qu~ 1~0 ern ru soc1alcustiano m socialdemócrata tendía ca- de:.la socjtJclad. Con ocasión e un tra ajo mío contra la astro-
si aut_o?1ancamente al nacionalismo alemán y por tanto al an- logía comercial en. fas secciones de los periódicos, publicado
nserrunsmo. Supongo que esa mentalidad vuelve a existir hoy. hace algún tiempo, LUl conocido psicólogo polemizó conmigo
.L~s estructur~s fund<'.mentales de los agrupamientos políticos son sin nombrarme expresamente, reprochándome que sobreesti-
1
j
de una exrrana tenacidad y por lo visto persisten incluso más allá mase cosas tan inofensivas corno esas; él decía que hubiera
c;e~_mundo en que hemos participado .. De ahí que las argurnen- siclo realmente bueno que la astrología llevase :1 la gente a ser
~~.crn'.1es religiosas presenten con facilidad desventajas ideológi- más amable con los demás y a conducirse con más precaución.
cas :1,en.te a _las person~.s. que viven en una esfera que ni les per-
1.·I111te
No pretendo sobreestimar la significación de la astrología, pe-
ro quiero advertir igualmente contra su menosprecio. La .s:_n-
j
. · acercarse
· . . . a lo religioso ' y donde · · sólo ·t · d
v,,. 1
·· · · !!"n. pre ensrones e
. :· .. ·r·.· º'.
e 11111.10 fict1c~~1s Y t.iltramontanas. También los grupos religio- dencia a no aclarar lo inconsciente latente sino a rnanipulado
sos -y eso exige cierra renuncia a sí mismos=- deberían inten- f-P.ºAe o a serv1C10 e a. gun rnteres particn a1; está tarn !én
~ar luchar contra el antisen:itismo en su propio terreno; ayu- .ea,el grejnicio annserrura. )o· na aportar es as pruebas de que
';1, :·'
d<~ndo por un lado a impedir la formación del carácter antise- existe, hasta en mio1mos detalles, una. correlación estructural
mita, Y p~r otro, ayudando a conectar, allí donde los antisemi- entre, si me permiten decirlo, el «estereotipo astrológico» Y el
tas ya. exisren,. . con lo que· va sabernos acerca de su conc1enc1a. . . «estereotipo antisemita», y de que los mecanismos implicados
,_;· ...., , ·" . ·
Y su mconsc1cnte para desde ahí 1legar un pee , ¡· · son al mismo tiempo las invariantes de Ja psicologia de la pu-
. ··.' ... : •'1,
l . d ·· . comas e¡os, en
ugar e afirmar Y propagar ante ellos la propia posición fun- blicidad. Podría decirse que el antisemitismo es algo así como
'• . !1'
~' .. , ·.
damental. ·· la ontología de la publicidad. Por eso opino que hay qne resis-
.'.·. ·' . Toco aqt~ la_ postura respecto del problema de la propa- tirse a todo cuanto parez.ca publicidad. Quien nada contraco-
ganda en su <.~n.¡unto .. Déjenme anticiparles, algo exagerada- rriente (y en eso tenemos que ser claros: hoy y en la situación
n:i;nte, una tesis: d aBt1.semitis1110 es ttn «medio de comunica- actual nadamos contracorriente con nuestro trabajo) no debe
ctorH.le (nasas•,, en et seuüdo <le tte se funda en mociones w: _ comportarse como si nadase a favor ele la corriente. ~qcre Ita-
~ fatta:c:t\úlu.s~ci·r;!líl; em sentido eoffi.úni, 1'CHIO la ve&(~1GI,
~~or.1a~lil~, e· l : . · s, 1nc u'.acio~1es y tendencía; g~e amplifica y .;wi.

atl:lj:lÚ:l-a, en \;,e¿ 'ffii'lillke.das conscientes y claras. Pesca su na- ~g:q ij1 renuncia estricta ;a tode fo que parca;E;l pnblicicl;icl. No

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der--, y lo de Dresde también fue terrible». Ninguna persona
rai:onable irnpugn:irá escas afirmaciones, pero sí todo el esque-
ma ele pensamiento, esto es: el que puedan compararse acciones
de guerra con el exterminio planificado de grupos de población.
O bien: «Ha pasado tanto tiempo que tendría que ponerse ya un
punto fínah>, argumento formulado siempre por quienes tienen
el mayor interés en ese punto. Habría que responderles que
1nientras quede una opinión similar a la de quienes practicaron
el horror, dicho punto final está fuera de lugar. O ese otro argu-
mento tao de su gusto: «[Hitler tuvo razón en tantas cosas! Por
ejemplo, reconoció a tiempo el peligro bolchevique. Así que a lo
mejor no se equivocó tanto con los judíos¡ ... \» Aquí. sí hay que
entrar de lleno en la dialéctica política y aclarar que los terribles
conílicros que ahora amenazan al mundo probablemente no se
habrían generado nunca de este modo sí Hitler no hubiese crea-
do una situación que luego condujo a estas amenazas.
~l:Jn ai:gumento especialmente agudo es el que afirma: «Hoy
1~dede'Clr ña<ta comta tCTs j'l'lTl~ITT'~dmt'.~n
argumentó 'al "q11e 1rrecí~"Ei157ípúblico sobre é[ annse-
~i;t1sJnO !J,rconv:em'Glo'en argumenm a -f:rvunl'ét""'ai1trnem@s-
<mo; si no se p~éc'1r 11aaa contrn 1ü.ijL1(líos, entonces --as1
cjisc~l.a-1.ifj;iGa-d;.i~ociaciones~ algo ae
verdad fí.':lbrá
~:u.e pueda afirmarse contra ellos. i\ctúa aquí un mecanis-
mo de proyección en virtud del cual los que eran los persegui-
dores --'Y [o son aún hoy en potencia- se representan a sí mis-
mos como perseguidos. Esto sólo se rebate sin idealizar, sin pro-
digar alabanzas sobre grandes personajes judíos, sin exhibir
preciosas imágenes sobre las instalaciones de riego israelíes o Jos
niños de los kibutzs, sino explicando los rasgos judíos a los que
se refieren los antisemitas, demostrando su razón de ser y su
contenido de verdad. En general, antes que quitar hierro a los
judíos, mostrándolos como corderit0s o radiantes jovencitos,
es preferible señalar que han tenido una historio ir.nporrnnre,
'j. .,
tormentosa y salvaje, que contiene tantas cosas terribles como
la de cualquier otro pueblo. Una imagen publicitaría sentimen-
tal seria repugnante. Tampoco se debe --,-como ocurre a rnenu-

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do, aunque sea con la mejor intenc.ión- identificar a los judíos
con su religión, intentando que resulten más «apetecibles» por mano. Por eso mismo habrfa que suprimir también Ja Iínea de
sus hechos y logros religiosos; antes bien, en ningún caso se de- argumentación según Ja cual los judíos de Israel están volvien-
be callar que fueron representantes esenciales de la ilustración do Iérti] la tierra con el sudor de su frente. Yo sería el último
~. . ' en la época burguesa y es preciso apoyar con ahínco esa posi- en quitar importancia al enorme logro que allí se ha consegui-
do. Pero él mismo no es en el fondo más que un reflejo del te-
ción. No existe postura posible contra el potencial antisemita que
no se ideruifi.que necesarian:1e11te con la ilustración. Quien se rrible retroceso social impuesto a los judíos por el antisemitis-
relaciona de forma ambigua con ésta no puede combatir el an- mo; y r~o hay que absolurizarlo ni pintarlo como si el sudor
'', '• ,, . fuese en sí mismo algo meritorio y positivo. Todo esto necesi-
tiseini.tisrno. No hay que equivocarse con Jos llamados resulta-
dos positivos (está claro que semejantes resultados existen), si- E de cierta distancia, de cierta soberarJÍa y ~
no tratar precisamente el punto crucial: el e¡emento crítico que d poner los fenómenos en su contexto y alcanzar de este mo-
se encuentra en el espíritu judío y que va ligado a su movilidad .o>. sm apo o tiea~s, a qulenes puedan pensar racio~
social. Como parte de la verdad misma, este elemento crírico es )";a'rmente, en vez dCCl~'l'5'g'íStrcaen la que· 1~
. " ':• ·'· ~ '· ''
:<f¡1e qrrrere'71.efun-clers~er1'1'¡'n'e··acabarestr "ail( o c. e ~~os
'
...
illdispensable para la sociedad. En su origen se hallaba en la
base clt; la propia sociedad burguesa que hoy, en su etapa tar- á~~s:- ·
día, procura deshacerse de dicho elemento en favor de un ide- " """""l'esearfa ofrecerles otro esquema estrechamente conecta-
al de positividacl insfpiclo y falso. do con los anteriores: el reproche a la actividad mediadora de
O bien, si me permiten improvisar algunos esquemas más: los juclíos. De allí se pasa rápidamente al reproche a Ja falta de
:··,,,,
•' ' ~. ,''• r ,
'
honradez, al fraude, al engaño -la palabra alemana Táuscbung
cuando por ejemplo, los antísenlitas señalan que Íos judíos se
escabullen del trabajo físico pesado, sería torpe replicar que en está emparentada con «intercambio» (Tausch). Rara vez se en-
el Este ha habido muchos sastres y zapateros judíos y que en trará en la teoría económica de tales prejuicios y en la refutación
la actualidad muchos taxistas de Nueva York lo son. Diciendo de éstos, pero sí podría indicarse que donde existe una sociedad
esto ya se da un pretexto al antiintelectuaJismo y se encuentra burguesa desarrollada y basada en el intercambio esta función
uno en el plano del enemigo, donde siempre se está en desven- mediadora resulta socialmente necesaria. De ahí que sea ilegí-
taja. Habría que responder, en cambio, afirmando que se tra- timo denunciarla por principio como parasitaria, inmoral y rna-
ta de una argumentación rencorosa: como uno se cree obliga- la, sólo porque en la actual época ele alta concentración del po-
.·,'{<.' •/'' do a trabajar muy duro -y quizá sea incluso cierro=-, como der económico haya pasado a un segundo plano. Habrá que re-
en el fondo u.no sabe que el trabajo físico duro resulta real- cordar también que existe cierta relación entre la actividad de
mente superfluo hoy en día, denuncia a aquellos de quienes se mediación, la esfera ele la circulación -como se la llama en
afirma, con razón o sin ella, que lo tienen más fácil. Una ver- · econornía->, la esfera del dinero y el espíritu, tal corno ha su-
dadei;a respuesta señalaría, pues, que el trabajo manual al es- brayado incluso un pensador de extrema derecha como Oswald
tilo de antes resulta hoy superfluo, que está superado gracias a Spengler, Sin la esfera de Ja mediación, del comercio, del capi-
la técnica y que, por lo tanto, reprochar a un determinado gru- tal monetario y de la movilidad, la libertad del espíritu, que se
po por el hecho de no trabajar físicamente con suficiente dure- desvincula de la mera inmediatez ele las relaciones dadas, sería
za tiene algo profundamente mendaz. No torturarse físicamen- inconcebible. l&_(jllíeJ~ '1]¡Uerjqo d.e.Qtlesbas~omeel\tlos es-
te y en cambio desarrollarse espiritual.mente es un derecho hu- •Uernas es.cogicl.os es. t1e sófo puede hablarse de.forn1a. efeS:t:~a

-----~----~--------._..-...- ..... ~._. ........,_. __


;'', •<':I
tl._a.atisemüisnrnsi se dice· la verda y se ven las cosas en
;·,·
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---
su co1nplejidad. y en su conexión con Ja particularidad social en
. ...
k'ígar de Limitarse relutaciones gra[·ü"ftas qu1e a'tra"eq. a su v:.c~-
íl
de la. Ilustración, obra de Horkheimer y mia, y que ahí se con-
cede la justa importancia a estos elementos psicológicos. Co-
~ contr~ggument9,s~.P,.Ullta11~w~'\ mal!.!!1fir).$.d. mo es natural, la objetividad en la que se sustentan los meca-
· · · ah ra en .los dos ti.pos fon.damentales de nismos psicológicos del antisemitismo pone ciertos límites al
d&fensa q.i,11•..s.;unsidern cleósi:xo~. I ara e o me SJ.rvo, e e un me- trabajo educativo. Pero haríamos bien en no interpretarlos co-
~r!:]u.>.:.sim.pie • ..df'.Ji: · · ·· 1010 ía estadourn'Cléñsé, que disi1n- rno sí atestiguasen que el antisemitismo es un fenómeno primi-
~1~12.1:Qgrmn y c. s 101" 'te ' · · gram, o sea, genio. También esos límites tendrían que deducirse de la diná-
etfi-1~1~'11'!,Glid~~~-la;rrrf:iean~~Q..plaz<> las que d'e- mica de la sociedad.
btm-<L¡ili&.ar~de.inn1edi~ Se los podría llamar ram ten, res- Se trata de impedir en lo posible q~ <:.!11ª esfrL"<i.~-
pectivamente, programa de educación y programa inmediato cacíOn-en senda'o ampL10- se 'forme algo así c00.10 un ca ác-
de defensa-Val 'ª para ello la distinción que sugería al princi- terligado a la ~urtoridai:{i<'.lopreMñ o recer aquí u:na teoría;
·l;llg, a saber e ue Jara a ) anificación e argo alcance ha e 1 ya pueden leer ustedes muchos textos al respecto. Sin embar-
Jtrarrestar en a formacion e e carácter ligado a go, tal vez me · errnitirán recordarles ne l'ii'\ tr:a:xtés de Ja re are-
la.4-u.1,t(.),r..iclad..J.Diem:rus...qu.e..en la a.cc1ó11 mmec ra a n) .s,jQr,i?> -Y. sobre todo de a autoriJad paterna brutal y vi.o len-
-w.i;wciarse del rodo a la autoridad . En el long term progiam, es ~ se c,gr1stituy;."con treEuenda eso que, et1 t~rminG>s psrcoa-
nalíticos se llama cl catácrer ectípico, esro es, personas que 1:2or
decir, en el tema ele una educación empeñada en acercarse ver- ' . ~
daderamente al antisemitismo, es importante subrayar algo ~~dn d'Om'lñ'ietas por una rabia re12x.u:ii).Qi ps;;r9;Aue
que con frecuencia se malentiende. A menudo se me reprocha, JOr otro, justo porque .IJW han podido desarrolforse, tienden a
1q
y no siempre de buena fe, ue el antisemitismo no es sólo un ~· véz7id'Cffffücarse cÜnla' auroriaad que las ;eprirne· y, de es~
problema psicológico sino que tiene también sus raíces econó- 1noi!Q, a desq;gp.qan~s,ak.i;.<iotrº1_-¡rtge1:\ei~(Sü'l)'['eT~)s
micas, culturales, y Dios sabe qué más. Aquellos de ustedes rná_ ·iébiles- sus instintos reprimidos y agresivos. El carácter
que estén un poco familiarizados con el pensamiento del que ligado a la autol.·1.da'd; etespecíficañ\érrte""a11r1seni'ft'a, es el del
respondo sabrán que el psicologismo es lo último por lo que súbdito sumiso tal como lo describió Heinrich Mann o, para
me inclino. No puede ha~.erse del antisemitismo una mera decirlo en palabras llanas, el de la «naturaleza de ciclista»
cuestión de actitud psicológica. Pero supongamos que el anti- (radfahrernc1tur), caracterizado por esa forma pseudo-rebelde
semitismo se remonte en buena medida a las primeras viven- del «aquí-tiene-que-_pasar-algo», del «aquí-habrá-que-poner-
cias infantiles o que, en todo caso, las bases para que las per- orden», pero dispuesto siempre a inclinarse ante quienes real-
sonas sean luego receptivas a los estírnulos antisemitas esténya mente detentan el peder, ya sea el económico o cualquier otro,
en la primera infancia: en tal caso se nos remire hacia el aspec- y a adaptarse a él. Cuando uno analiza la formación del carác-
to psicológico. Precisamente porque este aspecto se suele desa- ter del propio Hitler, como han hecho algunas investigaciones
tender, le dimos particular importancia en el estudio sobre La norteamericanas, vuelve a encontrarse con codos estos deta-
personalidad autoritaria, c9n la simple intención de añadir a lles. Pero habría que afiadir un complemento; X: con eso les ~e-
lo mucho que ya se sabe sobre el asunto algo que por lo visto a ue e uisiera ex onerles de todo corazón, ro-
no se sabía. Quizá se me permita agregar que ciertos elemen- gáJ; - iensen detenidamente en e' pero sin g l o
tos necesarios para formular una teoría completa del antiserni- ~.a_.of¡ecerles ninguna so ucíón 'aci. e re ¡eco a que a
cismo en nuestra sociedad se encuentran en el libro Dialéctica brl!,talídacLparern~ como en ~ ;~.so de Hitler, es hoy men~
.· .... '

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';

decisiva en lH educación que cierto tipo de frialdad y falta de


JliPos. Seria d~ la mayor importancia entrar en con_r~ctO ~on lo:~
1 relación que ~~erirnentan los _ci!};is des"S!e su
mástempraifii"'""
padres e influir en ellos ya en la fase en q~e los n:no.s v'.rn a la
1·· jnfall.CÍ,i. Esto, a su vez, se conecta protundamenre con la guarder.ía, cuando uno nota en los pequenos algún indicio de
transformación de la familia en uua «estación de servicio», co-
reacción ctnocéntrica, también contra los niños negros, pues, no
mo se la ha llamado ocasionalmente. fil.tipo de carácter 51u~, puedo repetirlo con suficiente insistencia, la estructur~ de es ros
~ 1 términos psicológicos y en relación con lo nuestro, resulta fenómcu os es exactamente la misma. Sin embargo, existe el pe-
ligro de que los propios padres tengan una fijac.ión ,antisemita
y de que no se los pueda convencer de Jo contT~w.~. En tales ca-
sos sería aconsejable acercarse a estos niños ya inocu la dos o
propensos al antisemitismo y hablar con ellos pers_onaln'1~~tc.J;s
e conce · ·· 'ón. Resulta extraordinariamente .n.c1 .uc iar ... ansiblc la hi. ótesís de que se trate con frecuencia de nmos re-
contra .a fonnaci6n de ese tipo ae persona i ac en . aprunera
J:lTitrtt"El<t-)'.~(~>"t<J;•ttaki t a nrt1cu ar fr" · .' E:Utranc o en u~
i~aucia. Se trata de una reacción a Irf:r~~- · ecesidacles individual.es, reJajamlo su endurec1rn1ento, se volve-
to no se puede predicar. Que no se produzca la libertad del
"'.faii..a&&~· ~~f)tleii,.,i;_e.~ e samente a lle . o . u 1 º. ~s-
.
afecto depende de nuestra propia sociedad. Es este uno de los 'lil'i~;i,temente necesitan, Los pedagogos que inciden en el runo
límites objetivos de la educación psicológica que antes les se- también deberían de alguna manera -yeste «de alguna mane-
ñalé. Se trata de una cuestión particularmente crítica. Hay que
ra» encierra todo el problema- ser capaces ele darle lo que fal-
pensar muy bien qué es lo que se puede hacer sin caer en la hi- ta en casa. Además, supongo que en estos en sos se debe tratar,
pocresía de un calor doméstico sintético, de un calor. dornésti-

'
primero en la guardería y luego en la escuela, con algún grupo
co con aire acondicionado, pues no hay mayor necedad que la clave formado por unos pocos niños (que son, por así decirlo,
de exhortar a las personas a que amen. usando la expresión en un contexto insólito, 1n1blic opiuion.lea-
Las siguientes observaciones se refieren más a mí experíen- ders, esto es, líderes de opinión) . .EJ trabajo eG:h1ca·~~v0 Y d.e 1l;!!!:
cia personal y no aspiran a una dignidad estrictamente cienrifi- . traeión en :la infancia cl.ebe1fa. concentrarse de emra.da e.l'l eltos:)
ca, pero al menos se adaptan con cierta oportunidad al concep-
to científico del carácter ligado a la autoridad.pl't)rig-&m"'tlt1'1'tpl'a- am
de <lis ersar laed~fll-C'fü esfei.tnifüt<Hle u1Ju1 manera
. · a 1~0 ca-rente--de. a de ida .intelilSÍ< aa.
La atencion
1~
amente infautil del atlt.sem't"s ha e ue bnsc ·o . o.rJo c;..o- debería concentrarse en el .os para ouscar el modo ele cambiar-
rn,J.í.n t:n li¿ casa Barnrna. Cuando se llega a la escuda, casi toe o
está ya decidido. La escuela es, en este sentido, una fuente se-
cundaria. Los compañeros de clase antisemitas ya han tenido
los. En los casos en que el hogar ejerza un.a contrapresión muy
fuerte, el educador no debería arredrarse ante los conflictos que 1
pudieran surgir con los padres. Debe enseñar a los niños qwe lo
tiempo 'de inocularse el antisemitismo en casa. En Ja escuela que escuchan en casa no va a misa, que ~us padres pueden es-
ocupan a:i.menudo una especie de posición clave. Como ya se- . tar equivocados y porqué. Cabría esperarde los educadores co-
ñalé antes, ·.n eli ro es ecial .lo constítuven los adres que·
raje civil ante semejantes conflicros. , .
quieren justificarse ante sus hijos por su J1tóQÍO pasa o uac10-
·· rw1f~_A\.e,..gll.M:t,Jl.~. ~a..,u~ome~ cat~&? _en la.
nalsocialisra y tienden por eso a recalentar en su propio dcS-
'1
~· • ". · . · . ' l!~\lt•ligri-ckii~u-ta~<J~,ys;i~l.fi.~J!:UICIO <1{J¡;
c~mrtosánÜSem1tas que Juego son refoillifdrJs pfü lbs .kise¿pitfu. Si no nJte e.quivoco, es el momento del mgreso en la

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. ". ',' ;.
'l.•.,.,.
•, ' .

escuela. (Lo digo con reservas; los pedagogos presentes entre forma de relación humana que se le opone no seda una co-
ustedes lo verificarán o lo negarán, pero en cualquier caso me- rnunidad de clase vagamente colectiva, sino ta amistad indi-
rece la pena reflexionar sobre el terna). Es exactamente el ü10- vidual. nistades individua.les y no ironizar sobre
_menro de entrar en un grupo secundario gue se planta, frío y _clla_u des reciarlas cosa gue segura gue ocurncnc o
~!;I,¡11~ frente a ,:ino; en 9;,1e se ciwlr,;..d~l,ll.·01Jt<l.; y en cierta , i la escuela, sería acruar en el sentir o e una )e a. o ía ue
medida de modo traumático- el calor dom~tico, si es que tal se opone al prejuicio; por orrn parte, habría que acrn.ar, en a
C0Ga..exis.r.e l!.Qt en día. El..u;auma 9ue se eroduce en ese mo- rnédida de lo pos16le, contra las pandiTlas cuch1chtantes x lós
_.... V)

rnento puede genera( con facil.idad endurecimientos antiserni- ....g.¡;JJ, s de ese ti o sol5'Ce't0clo cuanao as )Íran a ejercer un
...t;5· La presión y el fno que !;:¡- e;pertmentado et nrfio se trans- contrnl. La estructura de a formac1on de pan illas en In es-
rruten; como uno mismo se siente de pronto excluido, desea ""cuela es en general un fenómeno clave. Como un microcos-
excluir también a orros y busca a las personas apropiadas pa- mos, refleja la problemática de toda la sociedad. Evidente-
ra ello. Los pedagogos deberían dedicar su atención a este mo- mente, las pandillas responden a una especie de jerarquía se-
mento ele choque y tratar de frenado en la medida de lo posi- creta, opuesta a la jerarquía escolar oficial que se establece
ble. Antes, sobre. todo en las escuelas rurales, existía la cosrurn- según el rendimiento, En ella se valoran cualidades muy dis-
~
bre popular de qn<: el maestro regalaba a los alumnos recién tintas, que normalmente quedan relegadas: fuerza física, cier-
llegados unos pasteles, que por supuesto había recibido disi- to tipo de destreza, etcétera.
muladarnenrc de los padres. La costumbre de los pasteles reve- En esca dimensión, J.~ria ne señalar el pcli :rro de !::is or-
la una comprensión bastante profunda del problema. Siguien- ganizaciqnes c¡ue..~accrc.aQa las escuc as e esde friera y en J2.s
do este modelo antiguo, habría que intentar evitar el choque l{lle algunos niños in '.fresan }.'. otros no. Esro se convierte con
de la frialdad y, por consiguiente, el giro hacia la agresión; en faclliClad en un principio excluyente. Tal cosa no depende del
otras palabras, convertir 'la costumbre de los pasteles en una contenido ideológico de dichas organizaciones. ~ños _CU!,!
actitud que en las primeras semanas asimile, en la medida de t~tl..PeF~u.J..a.rme.11.r.e....~<U.Qrmaci6i~e tales pai-¡,dilla~ y '• •'

lo posible, la clase a la situación del juego. Sobre todo este fe- eutre-ellos sobre todo lo~etes de las ¡;¡andi,l).a.s. se.g;w.;arnoo-
nómeno complejo habría que realizar primero algunas obser-
vaciones sistemáticas, llevar a cabo una investigación socioló-
gica en la escuela, por así decirlo, antes de ponerse a idear me-
te s indinan en muchos casos hacia el anrisemirisrno y son

es una forma previa ele la posterior opinión «no pública». Es


-
ictér:rticos. a;;Jo:s;; u'l5il.rz::;JfEJ!tion lett. ers < is 1 'ftas. S11opini6n
.
::. ~. . :.. ; .
didas realmente contundentes. Sin embargo, en asuntos tan de- fundamental estudiar detenidamente el tipo del niño conta- .... . ·.. '
: ,,; .' :,
licados como éste, uno nunca sabe de cuánto tiempo dispone. giado de antisemitismo. El análisis fie su estructura de carác- . •,'

Por eso tendería a probar de entrada algunos efectos prácticos, ter ayudaría a desarrollar en otra dirección eL<;a.73.cte'.l; cle:é;;-
si mis observaciones resultan plausibles. tC:~.l\.i.fios. Los niños propensos se encOiñrarán con frecue~~a .
:-' ·
'•,
. .,,

En..general, habr[a gue estudiar en la escuela el proble- entre a,guellos que definiría, en sentido mernforic'O, daro está,
rna. d~ Jo e:xcluye;tte, la formación de g~ Rañd.l!las que COffH;) «proJerariado de [a cfase-;;esdecir, en ese w;~-

~.~.w·a:-'.
Ca&' :i.J.tq!R(e se <¡g1i,il9J1all.JW el hecho e e di¡,igg contra po de muy malos estudiantes que los maestros suelen macha-
otros e ue no ueden arrici ar: «Contigo no juego», o: «Mi- ,. . .....
car a pnon; Q los que 12.:.e~ntan de entra '.!i?~n
-¿-¡ (J.DJC ." :_ ~ . ·:·

-- ---
','.~" .•,'
ra a ése, con ése no juega nac 1e». Este fenómeno presenta en certeza de q.11.e la ~L2uest~erá e~nóneaJ y que.quedaa-exclui- ·: ;.-·.,::
principio la misma estructura que el fenómeno antisemita. La dos ,gor una serie de detalles, de la jerarquía escolar oficial.
.. ·,· .
',.·, .·.,· ..
,. :.•'/
86 87
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1
'l i
En general, este grupo se ve empujado a trasladar su situación de hablar son los más receptivos a los prejuicios antisemitas.
a otros, es decir, a excluir a su vez a otros. Sí mis observacio- Contraponen la habilidad y el sentido práctico al espíritu. Co-
nes no me engañan, se trata en muchos ~sos de niños suma- nozco pocos documentos tan típicos de la formación del carác-
mente talentosos, para nada tontos; talentosos en un sentido' ter antisemita como mio que recuerdo con precisión y que sin
eminentemente práctico-realista, no consiguen progresar con embargo ha caído en el olvido: se trata de un edicto promul-
su talento, como aquellas personas que no tuvieron éxito en gado por Hitler poco después de la toma del poder en el año
la vida a pesar de cierto talento organizativo y otras habilida- 1933. Venía a decir, más o menos, que ningún niño judío po-
des y que, al estallar el Tercer Reich, enseguida pasaron a ocu- día ser el primero de la clase. De este modo, los nazis, con su
par puestos importantes, resultaron productivos y pudieron olfato para estos complejos, tocaban uno de los estratos fun-
desfogarse. No pocos de estos niños provienen seguramente damentales del antisemitismo, el rencor al intelecto, el cual
,•, ,,
de un ambiente en que, como suele decirse, no se enteran de ª.'
exige demasiado de los niños y en muchos casos, a<l~pta.r la
mucho. La escuela los inhibe a la hora de mostrar lo que real- forma de la cultura tradicional, no les resulta significativo.
mente saben, a pesar de que sienten en SLL interior el potencial Ui~e k1>~ :g,·¡¡¡,~~s...cle.resistencia cdntra el 2!!!isemitismo 2e-
para ello. E1 rencor acumulado se vuelve entonces contra , · , · • <J str · ·la íde1 rificación tácita entre judíos e in-
',
otros. Por supuesto, el potencial antisemita estará muy exten- tr¡¡le~to. L~~~i;;.oti,;e_ 'manes , .uC!'íOs7"on-
. ·:~ . :,,,
dido entre los niños resistentes y refractarios, entre aquellos sisti.ría asimismo en no SUJ2.oner de forma autornat:1ca que to-
-,

que también en otros sitios tienden a Ja violencia y al. sadis- '"'7fus los judíos son inteli entes: al~-&165 son estúpi~los. Tomar
mo. Muchas veces ocupan puestos de liderazgo en las jerar- concie ncia de que la inteligencia no es la f:a.ractensuca. de. u'.1
quías no oficiales de la clase. grupo o raza o religión sino siempre sólo una cualidad indivi-
Cuando no se consigue influir individualmente en ellos, es. dual, ya supondría dar un paso adelante. .
preciso confrontarlos ya en la escuela con la autoridad, casti- ,IatnbLén habrfa1..<JL1e...tra bajar CQ..IJ.~P..!Ja forma~lón de ~os
gar su influencia ideológica sobre los otros y ejecutar también llam< dos esteseg~i,po4 E.QSitiY,OJ, tras los cuales acc~I= ~os :-
estos castigos. Sin embargo, má§. imeortante aún es hacer ha- ,...g.ati»ips•• C,µando uno dice: «Los judíos son todOS rnüJl1st~s»,
lar a estos !liños; ue aprendan a exp.s::sarse, y no sólo po1 ef se acerca peligrosamente, aunque lo diga en tono elogioso, a la
~Ho catártico !JUe emana etle1\g@Jeen gepq;al)~sos !UIÍ(W' siauiente ~onclusión: «pues sí, y por eso quieren engañarnos»,
-hablo, una vez más, sólo a partir de recuerdos y observacio- T~mpoco hay que dejar pasar una fórmula co~io ".los .judí?s
nes-- sienten muchas veces rencor por aquellos que saben ha- son un pueblo extraño, peculiar, profundo» .. M1 amigo Nevitt
blar, los más capaces de expresarse. Ahfirt y al cab·o, uno de los Saníord respondió al esterotipo antisemita de Some ~f n7 best
recursos más lflJl'f)OrtaQJCS y decentes de Ja ludia comra el"'ajl- [riends are [ews (algunos de mis mejores amigo~ son judíos) d,e
~
t~0 -senar: aumentar la ca
---
aciaaa
_ ...... Hlllf" ......
exr¡s,~_y~
i
manera muy divertida: Sorne o] my u/orst enenues are [eu/s (a1-
y reducir eJ rc:ncor por 1a
en::bla. , . mi jli'ício, cogestión de los gunos de mis peores enemigos son judíos). Em<!;,nciµáJ:!..d,ose~
afu.rnnos, la elección ~·epr;sent~:C~rer,tüdas lis estei·eot,Wo~ reli.ltiY.9·MJ! to!~J.1cl.a~ de u11 !Hupo, se obr.~1a
estas ¡i';';Jt;;:Jones, mdmdos 1~s par1ar~1~1htO'S-Feilumi'i'o';;~(te:"' pg.s.i.b!'.u~~..W~ c~1~t..ra los .eri;1~1.~.ue su-~t1tux,,e11do~~n~
....__.,... ~ •· ... · m!t ~---
se . enarnm una"iiea urg~füesarrouo ae la capac1'.d""'d

--r ._ . .
a . ~ga.tjvo.,¡Jm.Q.tr;.Q..f,l.GSLtib\L.Q..EU!:QRJesc1~d1ble d.esrn.ontar p1 ec1
clí::.habla y en a ruptura C!~ 1't<;J)'ecí1)31p'O<frr:h?- samente Jos juícios colectivos corno tales, extendidos de ~na
.ara11 a lüJ.!EULW' ']ifi"*'*"--1 . il!llJ&@=t+
IJHI~'. .0$ 111Jl0S que enuncian COlUO za;{nero 3. (JUC CS Capaz

~1lane?a''tfinesta eñ"'A:!'emahi'?'Y"''chí'i'g'i1'.k¡s""c'6ñtTarocfa clase de

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g,it,1po~·-i;lLJüng.úl;).>.1;n@dQ.rje.bs' un juicio coJecriyg erróneg s.er delaciones y el fisgoneo de opiniones. Sólo voy a nombrar pn:
c0.i:neg.¡cl0.w¡~0~¡ualmente euóneo.'.11 ,¡
problema muy grave, aunque no postularé su solución. É$fa.
Una palabra más sobre la cuestión del papel del maestro queda rfa realmente re~rvacla, sin duela, a 1 círculo pedagógi-
en la lucha contra el antisemitismo. Sospecho que un consi- co propiamente dicho. Precisamente el arnbiente de «NÓ se
~erable número de maestros sigue simpatizando tácitamente, "puede decir nada», o sea, la simpatía con la opinión «no pú.~
sin abrir la boca, sin expresarlo, con el antisemitismo. Preci- blica», unitá a tipos corno aquel maestro con la jerai:qqhi 'ra~
sarnenre por no decido abiertamente, sino por darlo a enten- tente en la clase, la ele los chicos fuertes, realistas, anti-rnre-
der de un modo apenas perceptible, gestual, establecen de en- lectuales. De ello resulta una comunidad conjurada de caéac.~
t;:ada u.na suerte de complicidad con los alumnos propensos. ter mny amenazador.
l~stos tienen entonces la'. sensación ele que por fin una auto- Déjenme decirles por último algo sobre la cuestión de im-
ridad social vuelve a respaldados. Se sienten. cubiertos y re- pulsar un programa a corto plazo. Ya les he señalado que no
forzados. Ya he dicho que la insinuación es caracrerística del tengo una opinión muy positiva respecto a la posibilidad de es"
antisemitismo mientras no tome el poder y que la forma de tablecer eso que llaman «contactos» con personas en las cua-
¡¡:;
les el prejuicio ya está muy arraigado. En su caso la capaddad
1

la insinuación es a veces más peligrosa que el discurso since-


ro. No pretendo establecer normas al respecto ni recomendar ck nperjencia está muy atrofiada. Es preciso oponerse de m~-
ningún tipo de test. ~11'.'.a la hora de-elegir a 1'¬ »»iw1&Stt~OH¬ - nera muy enér ica a las manifestaciones antisemitas: deben ad-
~se~~l~algun.os_cr,irnicic,) 'iJ.U·G-pe.1:.mitiei::;.H1 ~.i.1.1.i..i.lJ,llii.li.l!W'l.l..~.w.i.¡,¡,¿¡,~~¡,¡.¡,¡¡·l.ilg.-.i.:1o1o.1;t~1e¡¡¡,n;1,:¡e"""'
...1i11·.1ol. O. no impon e
respeto a un perro que muerde en cuanto éste se percata de qne
~r.•mmedtate a.qiui~rwa_üzan con el car ácterau-
e:J.an:t,.i,s_~1il&), Recuerdo a. un
to.ru~:,rj--: y.¡.p.@1;...J,~'1:it~
no se le tiene miedo; pero está perdido si el perro intuye que,
maestro de mi escuela muy moreno -bien podría haber si- en el fondo, uno tiembla ante la posibilidad ele que lo muerda.
clo t~rnado por judío- que no destacaba por sus capacida- Lo mismo sucede en estos casos.
Después ele mi regreso a Alemania tuve experiern;:ias direc-
des científicas; ninguno me enseñó menos que él, aunque nun-
ras con gente así. En una ocasión pasé junto a un grup9 de
ca me hizo ningún daño. Sin embargo, sabía establecer cier-
ta camaradería con los alumnos y era muy popular entre
choferes empleados en aquel entonces en el grupo de empresas
que trabajaban para -las fuerzas de ocupación nortearnerlca-
ellos, era un hombre del tipo boil-fellow-iuell-met, De mane-
ra sumamente sorpresiva, empezó a dar discursos incendia- nas. Despotricaban de manera descarada contra los judíos, M~
dirigí al policía más cercano y los hice detener. En la cornisa-
rios de carácter antisemita poco antes de concluir la Primera
'! ría conversé largo y tendido especialmente con el cabG~illa Y
Guerra Mundial, lo cual no le impidió casarse, gracias a su
escuché ele él una frase que se me quedó grn bada: "<<?ab•: usted,
simpatía, a sus gestos de galán y hombre sociable, poco des-
ayer éramos nazis, hoy somos americanos y m¡iñ.m1ª .serernos
pués, con la hija de un judío rico .. No sé qué fue de su ma-
cornunistas.» Sin querer, me reveló una verdad pr9fnm:.1a spJ;n·e
trimonio. Era la personificación misma de la escuela, un
la estructura del carácter de su tipo. En éste, Ja .rendencía a
demagogo, un fracasado. Esros tipos sociales entre los maes-
adaptarse a cualquier precio predomina por encima rle todo,
tros, que en absoluto prerendo enjuiciar sólo negativamente,
En estos casos, se puede conseguir algo cuando uno no se arre-
merecerían ser estudiados. Me gustaría hablar sobre la cues- 1.
· nquezu
dra y sobre todo cuan . d.O respon d e con f ra . · . a• los.~· '··'ll'gu-
: ·: .,
~ión de Ja selección de los maestros, cosa sumamente cornple- , l puntos Sea comctfoe,.
mentes de estas personas, en tocos l os · · · · · · .. . ; • ·
J ª por supuesto, sobre roda por el peligro que entrañan las

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1
re, yo tenía la sensación de que esos choferes, al menos en lo plano de su propio realismo algo exagerado; serla bastante
que respecta a sus convicciones conscientes, se marcharon de fructífero convencerlos de que consiguen precisamente lo con-
la comisaría con otra opinión, aunque fuese ligeramente dife- trario de lo que en realidad esperan. '
rente. Cu.afldo uno se encuentra con prejblicios fi.jos y e* )líci- En este momento, una situación particular alimenta, ade-
<11 tos, es preciso e n i. · · ' e_teraRw e choqt~. más, las tendencias antisemitas, Me refiero al sentimiento an-
l ay que ac optar la posición contraria más radical. El choque tiestadounidense. Si no me equivoco, va en aumento desde la
y la fuerza moral van juntos en estos casos. Lo malo es retro- crisis de Berlín, desde que todo el mundo se da cuenta de que
ceder. Precisamente quien está alejado del. carácter autoritario entre \"V'ash.ington y Berlln no todo son rosas. Se toca el instru-'
,··. r ,•' no insistirá. en la ejecución de castigos, etcétera. A nosotros, mento de siempre, por supuesto también a través de rumores
'.
. ~ ' ' . todo afán castigador =punitureness en inglés de Estados Uni- propagandísticos: «Nos traicionan, nos abandonan». El grito
.
. dos- nos resulta repugnante. Pero una actitud humana se sue- demagógico de «traición, traición» ha dado excelentes resulta- 1
le interpretar como un síntoma de debilidad o de mala con- dos a uno y otro lado del Rhin. Como el actual gobierno esta-
')•

ciencia y provoca un mecanismo de chantaje. Taotp Ptda..ac.ti.; dounidense es un gobierno de izquierdas y Kennedy cuenta sin
· d com e tac"ón e . .1:eciso tene.L· cuidado de no duda con una serie de asesores judíos, se comprenderá que jun-
ienc rae. d estereotipo ele la debilidad a. que recurren . os re- to con el complejo anti-Kennedy también medra el antisemita.
j "ci.Gs s contrn ~ J enescao .Jie!lsa~1 c-0111. eJ os. Es preciso u- La ·es-is1iencia eficaz contra el an.tisemitismo no mecle separar-
char por los argumentos hasta e mal. Por ejemplo: muchas .se de ~ma,.,resiste:ncia e i.:a'Z contra el naoionalisrno ce to o 1-
.': .·· veces se viene a decir, ruás o menos, «cuando el río suena, agua -.;a. No se puede estar en contra cielTnE1semmsmo Cle lirl. la{Jo
lleva» (o sea, si hay tanto antisemitismo, algo de ello se debe- y ser nacionalista militante de otro. \fu.uostura racio!!al re;
rá a Jos judíos); en tales casos, hay que explicar que este refrán 12ecto .a.las cuestioµes.,.¡;lr..,g.Q,l.Lt:i~1;ti;:~¡;¡,a.{;.~a,~1J;..~
actúa de entrada como defensa por «desplazamiento», que no rnacíonalismo ideológico lleno de rencor, es sin duda el .requ1SJ-
5
es cierto, sino mera ideología. En el caso de los prejuiciosos,
t:t . . . . . --...... . ~~ -t® ~se:r1.ei,il,;'.a-r~~~Já:fu""'iiiQ.ó'!i.
que sic,mp¡;e ¡ecur,(e.IULYJ..1..Jll?..Q..~~l""~1ado ce reamiñó-e-hi'.- &J;r~cj;1.amente vi!Jtulado a e.1fü>~ VJ,;Di;;.i:$QS se ~al!a enJ;I
sisten sin miramientos en. el Rrogio i~1te11SiñdiVfc:1ll'ffl}'""a>t1&i.0.~· -~-W>Jilil,al;Li:.Stlwgir del antünte1ectua1ismo. s.e lo encu~~~-
n.a-1, hav ue remitirse a las con.secuencias visil5tCs'y ·f'érñ=astrc-a-- ..¡¡a a cada paso, no sólo en la extrema derecha, smo tamb1en
bles del nacionalsocialismo. ·s preciso mostrar es a 01 ltt:-
>
_NOfüITTfamente enraizado en las mailffestacion~ ae
un llama-
va todo eso y lo que seguramente les ocurrirá bajo tui Iascis- :g1r krlll la fo;-
é~OT:lS-eil''i"a,QfITT?1f>'lt.lllrmM1iO.-;Jts;teJi&&~11e
rno renovado, sea pleno o pardal. Además, a estas personas JDA ~!CQ;JWJl'Ldd cgnforwismo. Sé que los anriinte!_ectnaks se
que, como hemos señalado, no son tontas, sino obstinadas y enfurecen sobremanera al oír la palabra cooformismo, pero
anquilosadas, hay que enseñarles qlle en nuestra sociedad a precisamente la rabia contra la palabra demuestra la violencia
nadie le gusta pasar po.r estúpido .. Hay_ gue demostrarles que del hecho: el conformismo sigue prestando buenamente sus
t , ' · de , ntisemitis!llo, tal como dic¿ia célebre o- servicios. f s e la o inión grnp_al establecida se con~<>l:,.
~'1 el socialismo de os estúpi os, unpuesto a a- 4kf§!¡¡.~ps¡;j¡ffüCQQfiP y Cb!»S,tiRnª.ble. u1e~1 noru ra !(is Cl'é}ectos CIC
s~Jiscursos !&ara convei:tiJ;lo~e.l.!..29Je os . e mani 1u aciori. un sistema o la problemática de una situación detcrmmada de-
Esta es la simple verdad, que difícilmente dejará de irnpresio- sernpeña un papel especial. Según el esquema de la traición, se
nara los prejuiciosos cuando uno se encuentra con ellos en el lo responsabiliza de los defectos, y a la situación definida por

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·~
...
'

-. 1,.,'

él se le quita hierro. .Sigue siendo válida la frase del viejo Hel- que vivimos. Sin embargo, esto no significa que se deba descui-
vetius según la cual la verdad no hace daño a. nadie salvo a dar un hecho sobre el cual ya llamó la atención hace poco un
quien la expresa. Habría que procurar que se torne conciencia pensador sociológico y filosófico en el congreso de filósofos de
i\![unster: la. circunstan.cisi. de .9He 5uant0 más pierdan estas
de este mecanismo. No se debería ceder a los argumentos an-
-· -n~i:t
irue ·da des stJ fundan1ento en una c1 v 1zac1on ca(1a vez mas
= _,
No habría que darles ninguna ventaja, haÜría .
','[

tiintelecruales. '
. . " . 1 •·a~· .
técnica y rac1onalizada1 tanto mas vtru enta se vo vera a mis-
que adoptar ante ellos una postura de ilustración militante. Es - meem· ...._:* • -· = mrau
decir, habría que afirmar qu.e para la consritución general de la mo tiempola tencíencrn a conservadas y a a.ferrarse < @]las.
h.uma1llilaa y ranil)i.én de la nación alemana, cuand()[a· con- ~:a lren,
.si se toma primero conciencia e e esta cont.n~dic-
,1· 1 :;1·
CiencíaCleias personas va no cst~LrtiváñTiñü"tiTaclapor @1 y luego se explica tambi'én a otros, se podrá avanzar fu.n-
toda clase de mecanismos ele influencia, el hecho de ser un in- .. cAarn.e11.talmerrr~cl-s·e!'ll~O"'Cle ,rq!le!t<f qus,.nQ...P.JJ,.l'.!~1r-
rZ!lernrál no sera un pri~llegio eriVidiadoydITaiñaao, pimro· se,,¿~: m a~ e ra.fñ<ii s Vt~ rd'rcfe'iVí~g..1edi ~rs:....es~i..~1:¡.1:r.;s,ii),b1.. ele
••e r ,
CjüefOclos podrán y aef1ed10Cle15'errnse731ueTioque en gene- la voluntad7"-;Q1ít· algo así no vuelva a suceder».
ral se reserva. a los intelectuales. Por cierto, las imágenes ciÍfa. ........ 4C ••SQ .Q
WWWWJ MC .... SJ A .:_.) -,

- c:!?-.at:orias dirigidas cc;:"tra IQ7°Truelecrüalesi ñOSOTOeiiAlema-~


nia, son a menudo meros estereotipos ligeramenre velados del i'
--
_a,.t1.t)se~10. , 1::r t< ,.--
J.auna que-~ mcncane a l a -. :r ~- cinemato-
muustna ......
'• ¡, l
gráfica que evite esta clase de estereotipos anriinteleccuales, •,
precisamente por estas implicaciones. De hecho, no se limitan
tan sólo a la industria cultural, también se pasean como fan-
tasmas por la llamada cultura elevada. En su momento expli-
qué que en una de las obras más célebres de la ópera alemana,
Los maestros cantores de Nuremberg, el personaje claramente
negativo de Beckmesser -que no podía ser, naturalmente, un
judío, porgue era miembro de un gremio-« está caracterizado
de manera tal que reaparecen en él todos los estereotipos anti-
semitas imaginables. Ante la cultura alemana tradicional y es-
tablecida, sería necesario expresar esta cuestión para quitarle
veneno. Apenas me atrevo a imaginar .el mal que hace incluso ¡i
en la actualidad la lectura de libros como Deber y haber de
Cusca v Freytag, El respeto a la llamada herencia cultural no
debería ser óbice para mirar estas cosas detenidamente. ~-
t~semitismo no fue inyectado desde · ra or Hirler enla enl-
ama, esra cultura estaba im re· nada de 1 · ,·
aTTri 1 as aun allí donde se creía sumamente culrivada.
Los prejuicios raciales de cualquier estilo resultan arcaicos
hoy en día y se contradicen radicalmente con la realidad en

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