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Fiesta del Espíritu O
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PENTECOSTÉS R
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AÑO 2018 G
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Con la alegría que nos ha traído el tiempo pascual, queremos presentar a las comunidades educativas
este material que nos dispone para recibir al Espíritu Santo, en la fiesta de Pentecostés. Pensado y di-
señado para contribuir al trabajo y misión que realizan los equipos pastorales en la evangelización y en
Queremos invitarlos a celebrar la fiesta de la Iglesia, la fiesta del Espíritu Santo, vivirla con el entusias-
mo y la fuerza que nos da el Espíritu Santo, pero sobre todo con ALEGRÍA, la alegría es el distintivo de
los cristianos.
Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros.
Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. 1 Jn 1, 3 – 3
Este recurso contiene los significados en torno a la fiesta de Pentecostés, además lleva celebraciones.
Deseamos que este material preparado por el Área de Animación y Gestión Pastoral de la Vicaría para
la Educación, pueda ayudarles a motivar a los estudiantes a vivir en lo cotidiano la presencia del Espíritu
Santo.
ORIGEN DE LA CELEBRACIÓN DE PENTECOSTÉS
Los judíos celebraban una fiesta donde daban gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De
ahí viene el nombre de Pentecostés. Después, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por
En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió los mandamientos de la Ley
y enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamen-
to que el pueblo estableció con Dios, como un compromiso para vivir según sus mandamientos.
La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés. En el mar-
En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo aparece moviendo a Jesús durante toda su vida. Fue el Espíri-
tu Santo quien cubrió el seno materno de María antes de que Jesús naciera. Más tarde, descendió de for-
ma visible en el momento del bautismo de Jesús, y posteriormente lo condujo al desiertos para devolver-
lo luego a Galilea.
El primer sermón de Cristo comienza así: «El Espíritu del Señor está sobre mí».u De allí que el Espíritu
Santo aparezca en la Biblia operando en la misma línea que Jesús.6 Ireneo de Lyon lo resumió en la si-
guiente frase: «El Padre se complace y ordena, el Hijo obra y forma, el Espíritu nutre e incrementa».7
El libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles. (Hch 2 1.4). A partir de este
Tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia.
Siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsán-
La Palabra PENTECOSTÉS viene del griego y significa “el día cincuenta”. Es la fiesta que celebramos cin-
cuenta días después de la Resurrección del Señor. La celebramos el domingo siguiente a la celebración
de la Ascensión.
de la Iglesia. A los 50 días de la Pascua, los judíos celebraron la fiesta de las siete semanas. Esta fiesta se
convirtió después en un recuerdo de la Alianza del Sinaí, ya que conmemora el día en que Dios bajó del
monte Sinaí para establecer el pacto con su pueblo, dándole las leyes de Moisés. Al principio los cristia-
nos no celebraban esta fiesta. Con el tiempo se le fue dando mayor importancia a este día, teniendo pre-
sente el momento de la venida del Espíritu Santo sobre María la madre de Jesús y los Apóstoles.
El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el
El Espíritu Santo es santificador, para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos
entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda per-
El Espíritu Santo ora en nosotros, necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza
espiritual para pedir que obre en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios obre en nosotros siendo dóci-
El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos
muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de cre-
ciente esperanza.
LA PROMESA DEL ESPÍRITU SANTO
Jesús en la Última Cena, promete a sus apóstoles: “Mi Padre les dará otro Abogado, que estará con
ustedes para siempre: es el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17). Cristo prometió que este Espíri-
tu de Verdad iba a venir y moraría dentro de nosotros. "Yo rogaré al Padre y les dará otro Intercesor
que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad que el mundo no puede recibir
porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes saben que él permanece con ustedes, y estará en uste-
des" (Jn 14, 16-17)
El Espíritu Santo vino el día de Pentecostés y nunca se ausentará. Cincuenta días después de la
Pascua, el Domingo de Pentecostés, los Apóstoles fueron transformados de hombres débiles y tí-
midos en valientes proclamadores de la fe; los necesitaba Cristo para difundir su Evangelio por el
mundo.
En estos días de preparación para la fiesta del Espíritu Santo, pidamos: ¡Ven, Espíritu Santo, ven y
dame un corazón que sea capaz de amar con humildad, con mansedumbre, un corazón grande pa-
ra amar.
“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en noso-
tros” (Rom 8,11)
LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
Los siete dones del Espíritu Santo son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer
que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con
ellos.
SABIDURÍA: Nos hace comprender las maravillas de Dios y nos impulsa a buscarlo sobre todas las co-
sas.
CIENCIA: Nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los de-
más.
CONSEJO: Nos enseña los caminos del amor y nos ayuda a buscar el querer de Dios en nuestra vida
diaria.
FORTALEZA: Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar con esperanza las dificultades. Para
conocer rectamente las cosas creadas por Dios.
PIEDAD: Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.
TEMOR DE DIOS: Nos invita a evitar las ocasiones de pecado para elegir el querer de Dios.
FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
Los frutos son el resultado de abrir el corazón al Espíritu Santo y dejarse transformar, nos ayudan y
comprometen a crecer.
Amor o Caridad: La actitud de amor a Dios y a los demás. “La medida del amor es amar sin medida”
Gozo espiritual o Alegría: La alegría que nace ante el amor divino y el bien de nuestro prójimo.
Dominio propio o templanza: Aprender acerca de saber controlar nuestro temperamento y deseos,
Ejemplo cuando se come mucho chocolate y nos enfermamos.
Bondad: Implica un compromiso de lo que está bien sobre lo que está mal. La bondad, conlleva hacer
el bien generosamente a los demás.
Fidelidad: Cumplir la palabra dada, las obligaciones asumidas, los compromisos adquiridos.
Longanimidad o Perseverancia: Es semejante a la paciencia, una disposición estable por la que espe-
ramos o actuamos con perseverancia, sin quejas ni amarguras. Con esfuerzo y constancia.
LITURGIA DE PENTECOSTÉS PARA NIÑOS
MOTIVACIÓN DE INICIO
Guía: Queridos estudiantes hoy celebraremos lo que vivieron los amigos de Jesús y como nosotros
también somos sus amigos; también nos regala su Espíritu. Recibir el Espíritu Santo nos llena de in-
mensa alegría y nos impulsa a ayudar a otros a ser felices también.
En ese lugar se encontraban reunidos los apóstoles junto a María, la madre de Jesús. Estaban en la casa de
un amigo esperando un regalo prometido por Jesús. La última vez que estuvieron con Él, les dijo que les
haría un regalo muy especial y que permanecería con ellos por siempre de modo que no lo olvidarían.
¿Saben guardar un secreto? Lo que los apóstoles no saben es que el regalo que recibirán los llenará de fuer-
za para poder contarle a todo el mundo las hermosas cosas que vivieron junto a Jesús.
los apóstoles están asustados… se han escondido de los soldados romanos quienes los buscan para casti-
garlos. Es por eso que mientras esperamos junto a ellos la gran sorpresa, asumiremos actitud de silencio y
nos uniremos a su oración. De repente, se sintió un fuerte ruido (un viento muy fuerte) proveniente del cielo
que estremeció toda la casa y aparecieron unas llamas, como de fuego, que se posaron sobre la cabeza de
cada uno de los apóstoles y de la Virgen María. ¿Sabías que personas de otros países habían llegado a cele-
brar la fiesta de Pentecostés a Jerusalén? Los apóstoles les hablaban a cada uno de ellos en su propio idio-
ma. Todos estaban muy sorprendidos y los apóstoles se dieron cuenta que ese era el regalo que tanto ha-
bían estado esperando.
¡Era el Espíritu Santo que les traía siete dones para poder compartirlos con la gente y así poder hablarles de
las maravillas de Jesús!
Guía: Ahora que Jesús está con nosotros, vamos a darle gracias por los regalos que nos da través del Es-
píritu Santo. ¿Veamos cuáles son los dones que nos regala?
(Se presenta cada don en una cartel bien preparado, y se lee una breve explicación del mismo. Mientras se
mencionan los dones, se va diciendo "Gracias Señor". Cuando se han mencionado todos, se enciende el cirio
o la vela.)
Guía: Los dones del Espíritu Santo son unas cualidades extraordinarias, que muchos pueden esforzarse
para conseguir, pero para que los desarrollemos en plenitud necesitan de la acción directa del Espíritu
Santo en nuestro corazón.
1. SABIDURÍA:
Nos permite descubrir la voluntad de Dios, lo que Él desea para que seamos felices.
2. ENTENDIMIENTO:
Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo, a ser exactos en el día a día.
4. CONSEJO:
Nos ayuda a saber qué es lo mejor para cada momento. Y nos capacita para ser buenos consejeros de los de-
más, guiándolos por el buen camino.
5. FORTALEZA:
Cuando los que no tienen fe pierden sus esperanzas, los cristianos tenemos la fortaleza de Dios para superar
los mayores peligros o dificultades. Nos ayuda a no caer en las tentaciones, y a seguir adelante con optimis-
mo.
6. PIEDAD:
El don de las personas santas, de las que viven en íntima unión con Dios. Estas personas están en constante
diálogo con Dios, el mundo lo ven todo con la mirada amorosa de Dios, y lo hacen presente con su vida y tes-
timonio.
7. TEMOR DE DIOS: Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena
del mundo, a nunca decir nada contra Él. A temer ofenderle, no por miedo, sino por amor.
Signo:
Como signo de esta fiesta del Espíritu Santo, recibiremos un don como símbolo del amor de Dios en
nuestras vidas.
Se hace entrega de un don para cada participante, los que se han confeccionado con anticipación. Una lla-
mita del Espíritu Santo para que puedan compartir alegremente esa luz como símbolo y se le envía a contar
esta noticia a todos. Para este momento se sugiere utilizar música instrumental.
Guía:
Ya que hemos recibido los regalos de parte de Jesús, y que sabemos que están con nosotros, se nos invi-
ta a que los hagamos crecer, a no esconderlos. Nuestro amigo Jesús no quiere verlos ocultos. Por eso le
vamos a pedir que nos ayude al igual que a los apóstoles, que tenían temor de hablar de Jesús. ¡A ser va-
lientes para contarles a todos nuestros amigos, en nuestra casa y donde nos encontremos, que Jesús no
nos dejó solos y que nos envió un amigo llamado Espíritu Santo! El viene a habitar en nuestro corazón
para quedarse y junto con sus dones, nos dará la fuerza para seguir a Jesús.
MOTIVACIÓN DE CIERRE
Guía:
Estos dones que hemos recibido, son los mismos que Jesús nos envía para esta Fiesta de Pentecostés,
este dones que el Espíritu Santo te entrega para que los lleves en tu corazón y los uses durante toda tu
vida. Expresando la felicidad de que el Espíritu de Dios está con nosotros, que nos da la fuerza y alegría
de contarle a todo el mundo lo bien que se siente estar con Él, terminamos esta celebración con la ben-
dición de Dios que es padre, Hijo y Espíritu Santo. Cantamos con entusiasmo.
MOTIVACIÓN INICIAL
Guía: El orante no ora ni actúa a solas. En todo momento se sabe acompañado por el Espíritu Santo. Él
le ayuda a discernir y a moverse entre las cosas del mundo con lucidez evangélica, le empuja a entrar en
la novedad del reino.
En la oración nos abrimos al Espíritu, para que nos llene y nos abra al plan de Dios en nuestra vida. A no-
sotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu; y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de
Dios. Haz silencio en tu interior. Ábrete al Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Acoge su presencia:
todo lo inunda, todo lo sabe, todo lo renueva. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Guía: Sin el Espíritu, Dios queda lejos, Cristo permanece en el pasado, el evangelio es letra muerta, la
Iglesia es pura organización, la autoridad es poder, la misión es propaganda, la liturgia es simple recuer-
do, y la vida cristiana un cumplimiento de deberes. Dispongamos nuestro corazón a la acción del Espíri-
tu y para escuchar y acoger la buena noticia de hoy.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él los guiará a toda la verdad; porque no hablará por sí mismo,
sino que hablará todo lo que oiga y les hará saber las cosas que han de venir.
REFLEXIÓN
Guía:
El Espíritu nos regala la interioridad, la creatividad, la comunión; nos introduce en la gracia de ser ama-
dos, nos enseña a valorarnos desde el don de Dios, nos propone como estilo de vida el camino de la con-
fianza y de la verdad. El Espíritu de la verdad es la presencia de la Trinidad en nosotros, es una expe-
riencia de comunión.
ORACIÓN UNIVERSAL
Guía:
El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene,
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones
sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Enséñanos siempre
a pedir lo que nos conviene. A cada oración respondemos ¡Ven, Espíritu divino!, manda tu luz desde el
cielo.
1. Pidamos para que el Espíritu nos capacite para compartir a Dios, para testimoniar lo espiritual por la
vía del diálogo, de la confianza, de la presencia inmediata en un mundo alejado de Dios. Aquí radica la
gran solidaridad de los seguidores de Jesús. ¡Ven, Espíritu divino!, manda tu luz desde el cielo.
2. Que aprendamos con la sabiduría que nos regala el Espíritu a decir “Todas mis cosas son tuyas y tus
cosas son mías” como esa conciencia que tienen los verdaderos orantes en la vida, que aprenden a vivir
con mucho menos y comparten lo que tienen con los más pobres. ¡Ven, Espíritu divino!, manda tu luz
desde el cielo.
3. Ayúdanos Señor a tomar conciencia de que somos amados, saber que tu Espíritu nos ilumina para
dejarnos amar por Dios. Y que no dejemos de reconocer que el amor no consiste en que nosotros ame-
mos a Dios, sino en que El nos amó primero y se entregó por nosotros. ¡Ven, Espíritu divino!, manda tu
luz desde el cielo.
4. Que en los momentos de sequía en la oración, sigamos sembrando una y otra vez, y todas las que ha-
ga falta, hasta que las nuevas semillas germinen. El agua del Espíritu no falta. El es siempre capaz de vi-
vificar y alentar lo nuevo que brota en la oración. ¡Ven, Espíritu divino!, manda tu luz desde el cielo.
ORACIÓN FINAL
Guía:
Te bendecimos, Padre, por el don del Espíritu, que por tu Hijo haces al mundo. Lo hiciste al principio,
cuando incubabas el universo al calor del Espíritu para que naciera un mundo de luz y de vida, que pudie-
ra albergar al ser humano. Te damos gracias porque, mediante el Espíritu, lo sigues creando, conservan-
do y embelleciendo. Te bendecimos por haber puesto tu Espíritu en la persona humana.
AMBIENTACIÓN
En el lugar donde se celebre la vigilia se colocará una mesa donde dejar los símbolos que se utilicen en la
vigilia: la biblia, un cirio, un cartel con una paloma dibujada y escrita la palabra PAZ, unas espigas, un cán-
taro de barro, un recipiente con tierra y varias semillas; un ramo de flores de varios colores, una lámpara
encendida; diez velas.
MOTIVACIÓN
Guía:
Nos reunimos junto a María en esta noche para esperar la venida del Espíritu Santo. Traemos a este en-
cuentro los gozos y las esperanzas, los dolores y las búsquedas de los hombres y mujeres que viven en
nuestro mundo. Nos ponemos en camino hacia el Manantial que nos indica Jesús: “El que tenga sed, que
venga a mí; el que cree en mí, que beba. De sus entrañas manarán torrentes de agua viva” (Jn 7, 37). Nos
abrimos a la Presencia amorosa del Padre que quiere inundarnos de su Amor.
Símbolo: Una persona entra con el Cirio encendido. (Permanece delante del grupo, con la luz en al-
to, mientras se lee el poema de la Llama de San Juan de la Cruz).
¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! pues ya no
eres esquiva, acaba ya si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro.
¡Oh cauterio suave! ¡oh regalada llaga! ¡oh mano blanda! ¡oh toque delicado,
que a vida eterna sabe, y toda deuda paga! matando, muerte en vida has trocado
¡Oh lámparas de fuego, en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego, con extraños primores color y luz dan junto a su querido!
¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno donde secretamente solo moras;
y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno, cuán delicadamente me enamoras!
Lector estudiante 1: ¿Qué hay en el centro de mi vida? ¿A qué llamo profundidad? ¿Qué pongo en el
centro de mi vida? ¿Alrededor de qué gira mi vida?
Lector estudiante 2: “El centro del alma es Dios, al cual, cuando el alma ha llegado según toda la capa-
cidad de su ser y según la fuerza de su operación e inclinación, habrá llegado al último y más profundo
centro suyo en Dios, que será cuando con todas sus fuerzas comprenda y ame a Dios”
Canto: Muévete en mi
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA: ROM 8, 22
Guía: ¿Qué gemidos se escuchan en la humanidad?; ¿Qué búsquedas hondas habitan los pueblos?; ¿Qué
gritos de esperanza se oyen en nuestras plazas? ¿Qué sed de Dios escuchamos a nuestro alrededor?
(Después de unos instantes de silencio entran 7 estudiantes con estos símbolos y se ponen en medio del gru-
po; el lector los va nombrando en voz alta e invitando a realizar los gestos correspondientes)
La voz de la comunidad: Todos piden este Espíritu de Amor, se proyecta en una diapositiva la oración.
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre si tu le faltas por dentro;
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía el que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Dinámica: En grupos se comparte la frase que más ha resonado en el interior de cada uno
Guía: ¡Oh llama del Espíritu Santo que tan íntima y tiernamente traspasas la sustancia de mi alma y la
cauterizas por tu glorioso ardor! Pues ya estás tan amigable que te muestras con ganas de dárteme en
vida eterna;… Si antes mis peticiones no llegaban a tus oídos ahora fortalecidos de ti mi corazón y mi
carne se gozan en Dios vivo (Sal 83,3)…Lo que tú quieres que pida pido, y lo que no quieres no quiero, ni
aun puedo, ni me pasa por pensamiento querer; y pues son ya delante de tus ojos más válidas y estima-
das mis peticiones, pues salen de ti y tú me mueves a ellas, y con sabor y gozo en el Espíritu Santo te lo
pido, … rompe la tela delgada de esta vida y no la dejes llegar a que la edad y años naturalmente la cor-
ten, para que te pueda amar desde luego con la plenitud y hartura que desea mi alma sin término y
fin” (Llama 1, 36).
Momento de silencio
Peticiones al Espíritu
Espíritu, aliento de Dios, danos vida para entregar la vida.
Espíritu, fuego de Dios, enséñanos a amar sin límites, como Jesús.
Espíritu, fuente de Dios, orienta nuestros pasos hacia el Manantial de la Vida.
Espíritu, sello de Dios, haznos servidores del Reino.
Espíritu, perfume de Dios, transforma nuestra vida en Buena Noticia de Jesús.
Espíritu, ungüento de Dios, derrama ternura en nuestros corazones para ser samaritanos de los orillados de
la vida.
Espíritu, abrazo de Dios, derriba los muros que nos separan y condúcenos hacia la fraternidad universal.
IV.- EL CANTO NUEVO DEL ESPÍRITU: “En vida la has trocado”
Guía: “El alma anda interior y exteriormente como de fiesta y trae con gran frecuencia en el paladar
de su espíritu un júbilo de Dios grande, como un cantar nuevo, siempre nuevo, envuelto en alegría y
amor, en conocimiento de su feliz estado” (Llama 2, 36)
Educador:
Al Viento de su Espíritu que sopla donde quiere, libre y liberador, vencedor de la Ley, del pecado y
de la muerte.
Al Viento de su Espíritu que se pacífico en el corazón y en el vientre, de una aldeana de Nazaret.
Al Viento de su Espíritu que se apoderó de Jesús, para enviarlo a anunciar la Buena Nueva a los po-
bres y la liberación a los cautivos.
Al Viento de su Espíritu que se llevó en Pentecostés: los prejuicios, los intereses y el miedo de los
Apóstoles , y abrió de par en par las puertas del Cenáculo, para que la comunidad de los seguidores
de Jesús fuera siempre abierta al Mundo y libre en su palabra y coherente en su testimonio e inven-
cible en su esperanza.
Al Viento de su Espíritu que se lleva siempre los nuevos miedos de la Iglesia y abrasa en ella todo su
poder, que no sea servicio fraterno y la purifica con la pobreza y el Martirio.
Al Viento del Espíritu que reduce a cenizas la prepotencia, la hipocresía, el lucro y alimenta las lla-
mas de la Justicia, de la Liberación y es el alma del Reino. Para que seamos viento en el Viento,
(Hno. Pedro Casaldáliga)
Símbolo final: Cada uno de los presentes, puestos en círculo, coloca las palmas de sus manos frente a
sí. Exhala sobre ellas su aliento y extiende, poco a poco sus brazos a lo alto trazando un círculo de suerte
que sus manos vayan a entrelazarse con las de quien está a su lado.
Bendición del Santísimo: Oremos. Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el me-
morial de tú Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuer-
po y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amen. Se realiza la reserva del santísimo
http://www.mercaba.org/FICHAS/Chile/que_es_pentecostes.htm
http://www.evangelizacioncatolica.org/dinaacutemicas.html
http://es.catholic.net/op/articulos/1350/cat/1160/especial-de-pentecostes.html
http://www.belendemaria.net/2015/05/01/llega-el-viento-abrasador-del-espiritu-santo
http://www.cipecar.org