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LA ALEGRÍA DEL PENTECOSTÉS

¿Qué es el Espíritu Santo?


El Espíritu Santo es miembro de la Trinidad. Es un "carácter espiritual", no tiene
carne ni sangre. Su influencia puede estar en todas partes al mismo tiempo. Su
misión es dar testimonio del Padre y del Hijo y de toda la verdad. Además, el
Espíritu Santo nos purifica o santifica para prepararnos para vivir en la
presencia de Dios. El Espíritu Santo purifica nuestros corazones de tal manera
que ya no tenemos el deseo de hacer el mal.A
En el libro de los Hechos, lo que sucedió el día de Pentecostés se describe con
palabras que conviene leer de nuevo:
"Estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un gran ruido
descendió del cielo, como un fuerte viento, y sonó en la casa donde estaban.
Entonces vieron lenguas como de fuego, cayendo sobre cada uno de ellos por
separado. Ellos fueron todos llenos del Espíritu Santo. , comenzaron a hablar
diferentes dialectos, según el Espíritu les permitía expresarse”.
Viento, fuego, lenguaje que los extranjeros entienden en su propio idioma,
todos los símbolos utilizados en la narración expresan una experiencia
profunda que no se puede transmitir con conceptos y palabras "racionales". La
única explicación posible que encontraron los discípulos fue que el Espíritu de
Jesús estaba en ellos y Cristo vivía en ellos. Esta experiencia atraviesa todas
las historias sobre la vida temprana de la iglesia y luego se extenderá a la vida
de muchas personas y comunidades.
Pentecostés, una fiesta de fe y alegría:

La Iglesia nos invita a prepararnos para la fiesta de Pentecostés. Con ella se


corona la Pascua, fiesta muy importante porque es cuando se derrama el
Espíritu Santo sobre la iglesia de arriba. Según el libro de los Hechos, María, la
apóstol y madre de Jesús, reunió a 120 discípulos.

Pentecostés es el día que celebramos cincuenta días después de la


resurrección del Señor año tras año, y debemos celebrar este Pentecostés con
fe y alegría.

Por fe, porque la Palabra de Dios es viva, la promesa de Jesucristo a sus


discípulos, pero esa promesa también es para nosotros hoy. Jesucristo dijo a
sus discípulos antes de su crucifixión:

“Mucho tengo todavía que decirles, pero ahora no podéis con ello. Cuando
venga el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad completa, pues no
hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y les explicará lo que ha
de venir”.
Estas palabras de Jesús son también para nosotros los que tenemos fe, los
que creemos en las promesas de Dios, los que sabemos que Pentecostés no
es solo un hecho histórico que sucedió hace más de dos mil años y que hoy es
solamente un recuerdo. No, estas palabras de Jesús, son para nosotros y nos
deben producir alegría porque no estamos solos, porque el Espíritu Santo está
a cargo de guiarnos a la verdad completa, y nos explicará lo que ha de venir.

Pentecostés es una Solemnidad posterior a la Pascua en la que recordamos


que no caminamos solos. Después de la Ascensión de Jesús, nos deja el
Espíritu Santo para llenarnos de valentía y así continuar el anuncio del
Evangelio y ser sus testigos en el mundo.

Símbolos del Espíritu Santo


En el antiguo y nuevo testamento aprendemos que existen ciertos símbolos
que representan al Espíritu Santo. Cada uno nos revela algún aspecto de su
carácter, o de su obra en la iglesia y en el creyente.
La paloma: Inmediatamente después que Jesús fue bautizado, dice Lucas 3:22,
el cielo se abrió y se escuchó la voz de Dios bendiciendo a su hijo y se vio al
Espíritu Santo descender en forma de una paloma. Esta fue la primera y única
vez que los discípulos vieron al Espíritu Santo en forma física. Su presencia en
ese momento fue para ungir a Jesús antes de empezar su ministerio y llenarlo
de su poder. Jesús es el mesías y mesías significa "el ungido".
La paloma representa el amor (Cantares 5:2), la paz (Génesis 5:8) y la ternura
(Isaías 59:11) del Espíritu Santo.
El fuego: El fuego del Espíritu Santo se presenta de dos formas y tiene dos
propósitos. Cuando Dios se le presento a Moisés en el desierto lo hizo en
forma de fuego que no era consumidor. Leyendo a Éxodo 3:1-6 vemos que la
llama de fuego en medio de la zarza no la consumía. Esa llama representaba a
la presencia de Dios, que es capaz de ser poderosa y tierna a la misma vez.
El fuego del Espíritu Santo también representa purificación--es el quien nos
santifica.  Juan el Bautista dijo de Jesús en Mateo 3:11, "Yo a la verdad los
bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado
yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él los bautizará en Espíritu
Santo y fuego." Este fuego también conmueve a la persona a dejar cualquier
pecado que exista en su corazón.
También se representa como las llamas de fuego que se posaron sobre los
discípulos que les hicieron hablar en distintas lenguas.
El viento: Hablando del nuevo nacimiento con Nicodemo, Jesús dice del que ha
nacido del Espíritu lo siguiente: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su
sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es
nacido del Espíritu."-Juan 3:3-8. Con esto Jesús simplemente explicaba que el
Espíritu Santo toma todo el control sobre sus seguidores. Es él quien dicta el
camino de la vida del creyente y lo lleva hacia el propósito que tiene con esa
persona. Una forma simple de decir esto es que nosotros vamos donde
el Espíritu nos guía.  
También vemos que el Espíritu Santo entró en la casa donde los hermanos de
la primera iglesia estaban reunidos en el día de Pentecostés como un gran
viento que soplaba y llenaba la casa (Hechos 2:2).
Así también lo sentimos nosotros ahora, como una fuerte brisa que nos llena,
como una fuerte ráfaga de viento.

¿Cómo puedes vivirla mejor?

 Acércate al Espíritu Santo: Si no es la Persona de la Trinidad a la que


tienes más presente, este es el mejor momento para conocerla más.
Pide constantemente que puedas recibirlo con buena disposición. 
 Renueva tu fe. Este es un tiempo especial para volver a Dios,
transformar nuestros corazones. ¿Cómo hacerlo? Si es un tiempo difícil
para ti o sientes que te has alejado, vuelve a lo básico: las oraciones, el
rosario y el tiempo a solas con Dios. Pide al Espíritu Santo que te ayude
a confiar tus cosas a Dios, lo bueno y malo. Si sientes que estás en un
buen momento, aprovecha y comparte en comunidad, por ejemplo 
transmite la alegría de ser parte de la Iglesia.
 Ten presentes los dones. Para comenzar, ¿sabes cuáles son los dones
del Espíritu Santo? Son siete: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza,
ciencia, piedad y temor de Dios. Siempre necesitamos más de uno y qué
mejor que pedirlo en esta celebración. Estos regalos nos sostienen y nos
iluminan para saber mejor el camino que Dios tiene preparado para cada
uno.

¡Haz que sea un Pentecostés diferente y que toda la acción


del Espíritu Santo obre en ti!

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