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LECTURA 1 DERECHO PROCESAL GENERAL

El derecho procesal es el conjunto de normas que regula el proceso judicial, es decir, que regula los
requisitos, el desarrollo y los efectos del proceso.
El derecho procesal es una rama del derecho público que incluye al conjunto de actos mediante los
que se constituye, desarrolla y determina la relación jurídica que se establece entre el juzgador, las
partes y las demás personas intervinientes. Dicha relación jurídica tiene como finalidad dar solución
al litigio planteado por las partes, a través de una decisión del juzgador basada en los hechos
afirmados y probados, y en el derecho aplicable.
El objeto del derecho procesal es el proceso judicial. El proceso judicial es a su vez una de las
soluciones posibles para dirimir conflictos con relevancia jurídica.
Cuando se produce una violación de los preceptos establecidos por la ley (cuando hay
una insatisfacción jurídica, una discordancia entre la ley y lo que sucede), debe buscarse un medio
para solucionar y cesar el conflicto. Son posibles al menos tres soluciones: la autotutela, la
autocomposición y el proceso mismo.1

1. La autotutela es la acción directa y personal de quien se hace justicia por mano propia. En
general esta se ve limitada —y en algunos casos prohibida— por la ley. Entre los casos en
que se la admite está el derecho de huelga o la legítima defensa. La autotutela significa una
solución parcial en favor del interés privado de una parte.1
2. La autocomposición (también llamada sumisión o renuncia) es la renuncia total o parcial de
quien sufre el perjuicio, de su pretensión. Ejemplos de esto son la remisión de la deuda o la
transacción.1
3. El proceso, en el que las partes dirimen su controversia ante el tribunal —imparcial— y que
las partes quedan sometidas a su decisión

Jurisdicción y competencia

Antes de abordar el estudio de los organismos encargados de administrar justicia es necesario hacer unas
breves consideraciones sobre lo que es la jurisdicción y la competencia.

Por jurisdicción debemos entender la potestad que tiene el Estado para aplicar el Derecho y decidir de
manera definitiva los conflictos de intereses. Es una potestad general ya que el Estado está investido de
soberanía en cuanto a la aplicación de la ley pero, para una mayor eficiencia en el desarrollo de su
función jurisdiccional, ha dividido esta potestad en sectores que conocemos de manera genérica como
jurisdicción; es así como hablamos de la jurisdicción civil y agraria, la jurisdicción penal, la jurisdicción
laboral, jurisdicción de familia y la jurisdicción contencioso administrativa. Debemos, entonces, entender
cada una de estas llamadas jurisdicciones como simples divisiones operativas de la potestad jurisdiccional
del Estado.

Ahora bien, por competencia entendemos la capacidad tanto funcional como territorial que el estado
confiere a determinados funcionarios para que ejerzan la jurisdicción; tenemos entonces funcionarios que
pueden realizar determinadas actuaciones en un determinado territorio, pues están investidos por el estado
para ejercer exclusivamente dichos actos dentro de los límites específicos que el mismo estado les
demarca. Si ejercen actos diferentes o por fuera del territorio asignado estarían entonces obrando por
fuera de su competencia y sus actuaciones carecerían de valor.

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