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El estudio de momias como parte


del conocimiento del fenómeno humano

Josefina Mansilla Lory

Importancia y vínculo con la Licenciatura


en Antropología Física
El primer curso profesional de momias, el Proyecto de Investiga-
ción Formativa “Momias y momificación”, a mi cargo, se imparte
desde 2005 en la Licenciatura en Antropología Física de la enah.
Este logro se obtuvo gracias al interés de la jefatura de la licenciatura
y de los alumnos.
En este sentido es importante la incorporación de nuevos
problemas por estudiar en la curricula de la Escuela, ya que abrió
nuevas líneas de investigación y ha permitido enriquecer la mi-
rada del fenómeno humano. De este modo, la enah se distingue
como una de las instituciones educativas pioneras, en México y
en el ámbito mundial, en la enseñanza de este fenómeno.
La investigación sobre momias ha ido cobrando cada vez más
interés e importancia a nivel mundial, como lo muestra el cre-
ciente número de artículos científicos y el surgimiento en 1992
del Primer Congreso Internacional de Estudios sobre Momias.

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Este proceso de aprendizaje plantea innumerables preguntas bioarqueológicas,


socioculturales y biomédicas, entre otras. La importancia del estudio de momias
radica en que éstas son seres humanos que nos pueden enseñar cómo fue su vida
y, así, conocer parte de nuestra historia. El análisis de estos organismos con la par-
ticipación de distintas percepciones disciplinarias nos ofrece una mirada a la vida
cotidiana de poblaciones desaparecidas, de esta manera se pueden conocer algunas
enfermedades, lesiones, traumatismos, tatuajes, peinados, además de vestuario, lu-
gar y forma de depósito, utensilios y objetos que acompañan al muerto. El conteni-
do del estómago e intestinos puede revelar datos acerca del modo de subsistencia y
de la ecología local, el análisis de los elementos traza del cabello puede mostrar una
exposición a elementos tóxicos como el mercurio y el plomo. En ocasiones es po-
sible conocer la causa de muerte por algún padecimiento en proceso o las lesiones
ocasionadas por traumatismo, y/o patología que dejaron su huella durante el trans-
curso de su vida. Estos vestigios pueden conducir en ocasiones a determinar el caso
de un asesinato o sacrificio. También es posible realizar reconstrucciones faciales y
obtener muestras para análisis de adn y otros elementos que pueden proporcionar
información médica y genética muy importante. Por lo tanto, el estudiar pobla-
ciones desaparecidas que incluyan no sólo las lesiones esqueléticas sino también
las de los tejidos blandos puede significar un aporte íntegro con el cual se logre un
mejor acercamiento a diferentes procesos, transformaciones y experiencias de vida,
como vida-muerte, salud-enfermedad y crecimiento-longevidad de estos grupos
[Mansilla y Leboreiro, en prensa].
Por qué, cómo, dónde y desde cuándo se han preservado cuerpos momificados
son preguntas de interés para la antropología física. El acervo de conocimientos por
descubrir sobre momias y momificación en México es amplísimo; el avance tecno-
lógico y la transdisciplina en poco tiempo han mostrado datos únicos que contri-
buyen al conocimiento del hombre a través del tiempo y espacio en nuestro país.

El estudio de momias
Para abordar este tema se tomaron en cuenta los conceptos de Lizarraga [Liza-
rraga, en Vera, 2002:138-139] del cuerpo humano como fenómeno bio-psico-
socio-cultural complejo, multicausal y multifacético en constante cambio, que
es transformado y resignificado por la acción de la naturaleza o del hombre aun
después de la muerte del individuo y de la mirada del cuerpo humano, como ser
biológico y soma, a partir de un continuo evolutivo y sociocultural, tomando en

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cuenta tiempo, espacio, sociedad, cultura, historia, sentidos, afectos, emociones,


motivaciones, carne, piel, cabellos, huesos y dientes, órganos y sistemas, así como el
devenir y la presencia, comportamiento, deseo de permanencia, memoria, olvido y
significación, también como modelo único, referente, homogéneo y a la vez diverso,
heterogéneo y complejo, cotidiano, ajeno y propio, particular y general, en constan-
te interacción con su entorno, cambio, transformación, adaptación y continuidad,
además de dinámico e inerte. Ha despertado el deseo de alcanzar conocimiento,
reconocimiento, entendimiento, clasificación, evaluación, identificación, sentido,
orientación y trascendencia. Es así como en esta visión se plantea que el cuerpo es
un microcosmos que revela el mundo exterior y la naturaleza humana.
La separación de vivos y muertos abarca un sistema de pensamiento tan diver-
so como el hombre mismo. El tratamiento del cuerpo en diferentes modalidades
como entierro, cremación, exposición, depósito o preservación (momificación,
embalsamamiento) supone concepciones socioculturales complejas. El cavar una
sepultura, depositar al muerto en un lugar predeterminado y colocar allí ofren-
das manifiesta una creencia en otra vida, postula un esbozo de religión, rituales,
ceremonias, o bien, pone de manifiesto la permanencia de algún tipo de vínculo
(ancestro-descendiente) entre los vivos y los muertos.
La momificación es un fenómeno en el cual intervienen una amplia gama de
procesos y factores bioquímicos, geofísicos y climatológicos que interactúan de
manera externa e interna en los organismos después de la muerte. Estos aconte-
cimientos no son exclusivos de algún espacio geográfico en específico sino que
se presentan prácticamente en todo el mundo, haciendo de la momificación un
fenómeno que podemos calificar de global [Leboreiro y Mansilla, 2008].
Las momias egipcias son las más conocidas y abundantes. Las chinchorro, lla-
madas “momias artesanales” (desierto de Atacama, Chile), parecen ser hasta ahora
las más antiguas. Una momia de tipo natural se remonta a hace 9 mil años (7  000
aC) y una intencional a 7  800 años (5000 aC). Su presencia en tan distintos lu-
gares, a través del tiempo, permite considerar a este fenómeno como emergente
también de diferentes fuentes socioculturales e ideológicas y de un deseo universal
de permanencia [Aufderheide, 2003].
En cada cultura y sociedad donde ha sido analizada, se ha visto que los obje-
tivos son distintos y corresponden a diversas maneras de concebir la existencia y a
una particular cosmovisión. La motivación para querer conservar un cuerpo se ha
ligado al significado que se tiene de la muerte.

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El propósito de la momificación artificial es satisfacer alguna necesidad es-


pecífica de los sobrevivientes que momificaron el cuerpo. Estas necesidades han
variado a lo largo de la historia humana en todo el mundo. Pueden referirse a
la consolidación del poder político, o la necesidad de comunicación con fuerzas
sobrenaturales, entre otros motivos. Las analogías etnohistóricas algunas veces
pueden ser útiles para inferir la posible motivación de ciertos grupos ya desapare-
cidos. Algunos de estos propósitos pueden deducirse de hallazgos arqueológicos;
los datos así obtenidos pueden sugerir varias posibilidades, que se analizan bajo la
lente de la información histórica o etnohistórica con que se cuente. Sin embargo,
en otros casos, la información disponible puede no permitir llegar a conclusiones
[Auferderheide, 2003:40].

Definiciones, tipos y mecanismos de momias y momificación


El fenómeno de la momificación es una de las posibles transformaciones del or-
ganismo que se pueden llevar al cabo por la acción de la naturaleza o del hombre
después de la muerte del individuo. Ocurre cuando bacterias y hongos (flora y
fauna cadavérica) son imposibilitados de crecer y causar descomposición [Mansi-
lla y Leboreiro, en prensa]. La momificación también es definida en términos de
una preservación de los tejidos blandos frente a la acción y al proceso enzimático
de putrefacción postmortem. Por otra parte, una momia es en general un cadáver que
no se convirtió en esqueleto ni en fósil sino que retiene parte de sus componentes
orgánicos (piel, cabello, uñas, músculos, tendones, órganos internos, etc.), es decir,
que ha resistido la descomposición durante un periodo prolongado y que refleja en
alguna medida la fisonomía que tuvo en vida [Aufderheide, 2003].
En general existen tres tipos de momificación: 1) la natural, también conocida
como espontánea o accidental (debida a factores del medioambiente físico como
la desecación, efectos químicos, anaerobiosis, quelación, congelación, etc.); 2) la
artificial, llamada intencional o antropogénica, como resultado de la intervención
humana deliberada (es lograda por medio de una variedad de técnicas que inclu-
yen la evisceración, embalsamamiento, plastinación, criogenización, desecación
inducida, entre otras) y 3) un tipo intermedio entre los dos anteriores denominada
natural inducida, es decir, ocurre cuando determinado grupo adquiere conoci-
miento por experiencia de lugares o situaciones propicias para la momificación
natural y los aplica a sus muertos con ese propósito (utilización de aire frío o ca-
liente, envolver al cuerpo con materiales absorbentes o colocar al cuerpo en áreas

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favorables para su conservación) [Aufderheide, 2003; Mansilla y Pijoan, 2008;


Leboreiro y Mansilla, 2008 y Mansilla y Leboreiro, en prensa].
Entre los procedimientos utilizados para la preservación de cuerpos, el embal-
samamiento, por ejemplo, es un proceso derivado de la impregnación del cadáver
con especies aromáticas y aceites, con el fin de preservarlo de la putrefacción; un
ejemplo son las momias egipcias. Los métodos para preservar un cuerpo han va-
riado, por ejemplo, a partir del siglo xvii cobra cierto auge el deseo de conseguir
disecciones anatómicas; actualmente, y con otras significaciones, se puede solicitar
la criogenización. Así, durante la década de los ochenta, en Alemania surgió la
plastinación (reemplazo del agua tisular por polímeros y resina) con fines de ense-
ñanza y exposición [Aufderheide, 2003:41; Brier, 1998:144-146].

Técnicas utilizadas en el estudio de cuerpos o restos momificados


Los datos acerca de la obtención de información de tipo sociocultural y del eco-
sistema así como los de exploración, recuperación, traslado, limpieza y guardado,
manejo, cédulas de registro, preservación, conservación y exhibición, no serán
abordados aquí por ser este un texto breve. Sí se menciona la necesidad de estudios
inter y multidisciplinarios que integren estudios sobre el ecosistema, investigacio-
nes bioarqueológicas, etnohistóricas, históricas y actuales de grupos de la región
que se trate, o en su caso de alguna cultura con tradiciones culturales similares.
Asimismo, si se trata de una recuperación de cuerpos momificados por medio de
una exploración, se utilizará la metodología bioarqueológica convencional.

Examen macroscópico
Se trata de observar y registrar en cédulas las características visibles que conserva
el cuerpo o restos corporales y de los materiales que lo acompañan: la posición en
la que fue depositado el cuerpo, el ajuar funerario, objetos personales o cualquier
otro que se haya encontrado en el lugar del depósito. También se considera el estado
de conservación de las momias y procesos tafonómicos que hayan tenido lugar.
De este análisis, si es posible, se hará un perfil básico, se registrará el sexo
por observación directa de los órganos sexuales externos. La asignación de edad,
si no se cuenta con el dato cronológico, se puede realizar de manera visual para
determinar en primera instancia si se trata de un infante o de una persona adulta.
Posteriormente, para la determinación del grupo de edad biológica se recurre a
la imagen radiográfica para hacer la valoración ya sea de la edad dental o por las

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técnicas comparativas de estadios de fusión de huesos y de cambios por degenera-


ción ósea [Harnishms e Iscan, 1989; Ferembach et al, 1979; Ubelaker, 1989], la
asignación de afinidad racial (morfología dental, características faciales), modifi-
caciones culturales como la alteración cefálica intencional, el limado y/o incrusta-
ción dental, valoración de la respuesta del organismo a las agresiones ambientales
(estrés). Se buscará en la piel cualquier característica evidente como vestigio de
tatuajes, lesiones, tanto traumáticas como patológicas, malformaciones, cambios,
degeneraciones, características, cantidad y distribución de la pilosidad, coloración,
impronta de textil o huella de presión. También es factible encontrar hongos, in-
sectos, chinches, piojos y demás fauna cadavérica.
Del cabello se anotará su cuidado, peinado, longitud, coloración, clasificación
y se buscarán larvas o piojos.
Este examen macroscópico puede complementarse utilizando lupas de diferentes
aumentos para conocer los detalles. Así, se observa, anota y fotografía cualquier cam-
bio, ya sea morfológico, de coloración y/o patológico, así como destrucción de algún
tejido o zona corporal, partes faltantes, deterioradas o esqueletizadas. La morfología
corporal o, en su caso, esquelética por medio de radiografías también es valorada.
Se observan y anotan los detalles del ajuar funerario (envoltorios, ropa, objetos
personales, artefactos y otros). Si existen datos documentales se pueden contrastar
con los observados.

Imagenología
El análisis de imagenología permite conocer las estructuras internas así como de-
tectar la presencia de órganos internos y/o objetos que se encuentren dentro de un
bulto mortuorio, y contribuye al diagnóstico diferencial de algunas patologías.
En caso de existir alguna característica que se desee radiografiar, puede re-
currirse a la radiografía convencional con bajo kilovoltaje y miliamperaje para
obtener imágenes de alta resolución, o si se requiere una mayor precisión se puede
utilizar la tomografía axial computarizada, utilizada desde 1977, y la reconstruc-
ción tridimensional por tomografía computarizada, cuyo uso se inició a finales de
la década de los ochenta. Ésta se aplicará si se tiene el presupuesto necesario, si es
indispensable por su alta precisión o porque el espécimen es catalogado como muy
importante. Si se tiene un bulto mortuorio, se utilizan estas técnicas para conser-
var intacto el fardo y conocer su interior [Pineda et al., 1998; Mansilla y Pijoan,
2000; Amezcua et al., 2005].

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Figura 1

Bulto mortuorio infantil de la Cueva de la Candelaria, Coahuila. Foto: Ramón Enríquez (daf-
inah).

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Figura 2

Imagenología del mismo bulto mortuorio infantil de la Cueva de la Candelaria, Coahuila. Foto:
Ramón Enríquez (daf-inah).

Los rayos x se empezaron a emplear en momias un año después de su descubri-


miento, en 1895 [Rodríguez-Martín y Cárdenas-Arroyo, 2001:15].
La resonancia magnética ha sido utilizada en segmentos corporales, sin embar-
go, ésta requiere la rehidratación de tejidos, lo cual deteriora a la momia. Existe
además la xeroradiografía como método no invasivo utilizado desde 1976 [Auf-
derheide, 2003:385; Rodríguez-Martín y Cárdenas-Arroyo, 2001:16].

Otras técnicas para la observación del interior del cuerpo: endoscopía y disección
En este caso es importante señalar que si se efectúa una autopsia habrá destruc-
ción. Aufderheide [2003] discute su conveniencia y presenta su protocolo para las
disecciones de cuerpos momificados.

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La videoendoscopía, por otra parte, permite explorar las estructuras anatómicas


internas, tener un registro y detectar de manera macroscópica condiciones patoló-
gicas, así como obtener biopsias de tejidos para llevar a cabo un análisis para identi-
ficar agentes patógenos y/o estudios moleculares sin que se deteriore la momia. Los
endoscopios flexibles pueden ser introducidos a través de orificios naturales, tam-
bién por orificios creados por el deterioro de los tejidos o inclusive con ayuda de
trocares laparoscópicos. En la videoendoscopía se utilizan videogastroscopio de 7.2
mm de diámetro, videobroncoscopio de 5.2 mm de diámetro y videolaparoscopio
flexible para puertos de entrada de 5 mm. En este caso la radiografía simple previa
funciona como guía para la exploración. Las muestras obtenidas serán colocadas
en contenedores estériles cerrados para su análisis posterior. Se recomienda que las
porciones de tejidos seleccionadas para análisis de reconstrucción química de la
dieta, estudios genéticos, análisis inmunológicos y datación por C14 también sean
colocadas en algún recipiente debidamente desinfectado y rotulado [Mansilla et
al., 2008]. Rodríguez-Martín [2003] encomienda tomar estas muestras del muslo
en su región cercana a la rodilla en donde es posible obtener, por medio de una
pequeña incisión, fragmentos de piel, tejido muscular, tendón, cartílago articular
o tejido óseo. Para el análisis de cabello es preferible obtenerlo, de ser posible, de la
parte posterior del cráneo y con todo y la raíz [Brothwell y Grime, 2002; Ródenas
de la Rocha et al., 2003].

Los análisis de muestras de tejidos momificados


Estudios histopatológicos
Para caracterizar histológicamente a los tejidos momificados es necesario rehidra-
tarlos. Rodríguez-Martín [2003] hace un recuento de los procedimientos de esta
técnica, Reverte también [1999] menciona varios modos para obtener, con esta téc-
nica, huellas dactilares en restos momificados. Fernández y Farré [2003], además de
la rehidratación, describen el procesamiento histopatológico habitual para tinciones
histoquímicas de microscopía óptica o electrónica.

Estudios al microscopio
La microscopía óptica es el primer paso que detecta la presencia de cambios pato-
lógicos que, de ser necesario, se pueden observar con mucho mayor detalle y bene-
ficio con el microscopio electrónico en sus diferentes modalidades: de transmisión,
analítico y de barrido. De manera reciente, en México, se incorpora el análisis por

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microscopía de fuerza atómica que permite imágenes tridimensionales [Pijoan et


al., 2008; Rodríguez-Marín, 2003; Wilson et al., 2003].

Figura 3

Imagen de microscopía de fuerza atómica de un cabello de la momia Tarahumara La Ventana Núm.


2. Foto: Carlos Flores (iim-unam).

El uso de electrones como fuente de radiación, en lugar de los fotones utiliza-


dos por el microscopio óptico, logra una resolución más de mil veces superior en
el microscopio de transmisión. La nitidez de cada zona de la muestra es propor-
cional al número de electrones transmitidos a través de ella. En el microscopio de
barrido (meb) las señales generadas por electrones secundarios dan información
sobre las capas más superficiales de la muestra y las producidas por los electrones
retrodispersados proporcionan una imagen con expresión química o de composi-
ción. También se puede utilizar espectroscopía de la energía dispersiva de los rayos
x (eds, edx), microscopía de barrido confocal, de emisión de campo (mebec)
y de espectrometría de la longitud de onda dispersiva de los rayos x (wds). En
ocasiones es imprescindible combinar diferentes técnicas para lograr los objetivos
planteados, por ejemplo, el binomio meb-edx permite efectuar determinaciones
analíticas de la composición química de materiales o compuestos presentes dentro
o sobre los tejidos [Farré y Fernández, 2003].
Rodríguez-Martín y Cárdenas-Arroyo [2001] mencionan a Czermak como
probablemente el primer investigador en utilizar el microscopio en tejidos mo-
mificados, y para el uso de la microscopía electrónica señalan a Lewin en 1967 y
1968. Agregan como primer gran estudio seriado por microscopía electrónica al
proyecto del Museo de Manchester que introduce la escanografía.

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Estudios genéticos
Lalueza-Fox [2006] señala que el desarrollo de técnicas de biología molecular,
especialmente la invención de la pcr (reacción en cadena de la polimerasa), han
permitido el surgimiento del campo del adn antiguo, es decir, la recuperación
del material genético de restos del pasado. Este autor resume las técnicas y afirma
que el estudio del adn antiguo, a pesar de las dificultades metodológicas, puede
aportar información muy importante en diferentes campos, como en la evolución
o reconstrucción paleoecológica, también, para clarificar migraciones pasadas y
confirmar hipótesis de poblaciones antiguas a partir del análisis de actuales. A
su vez, Rodríguez-Martín [2003] asevera que por medio de los estudios de adn
antiguo se puede obtener información genética individual acerca del parentesco y
orígenes de diferentes poblaciones, averiguar la distancia biológica entre distintos
grupos y conocer el grado de relación evolutiva interpoblacional. También señala
que por medio de la amplificación de segmentos de adn bacteriano de tejidos
momificados se ha logrado el diagnóstico de tuberculosis o treponematosis. El
éxito de estos estudios, según Rodríguez-Martín y Cárdenas-Arroyo [2001], ra-
dica en prevenir el daño de los tejidos momificados producido por diagénesis
(temperatura, humedad, radiaciones ultravioleta, microparásitos) y en mejorar los
procedimientos de extracción y reparación para restaurar secuencias de longitud
apropiada.

Análisis por inmunohistoquímica


Esta técnica consiste, según Fulcheri y Rabino [en Rodríguez-Martín, 2003], en
la reacción de un anticuerpo con una proteína tisular para la identificación de esa
proteína. Baxarias [en Campillo, 2001:456] afirma que con las técnicas inmuno-
histológicas es posible detectar la presencia de sustancias antigénicas, fisiológicas
o patológicas de un organismo mediante pruebas inmunológicas humorales. Fue
Lowenstein, en 1981, quien las empleó por primera vez.
De esta manera, Rodríguez-Marín [2003] menciona que se ha intentado la
detección de: hemoglobina, factor ocho de la piel, tejido muscular, tiroideo, que-
ratina, actina, mioglobina y tiroglobulina, asimismo, se han hecho estudios para
tratar de identificar los antígenos de las células sanguíneas para determinar los di-
ferentes grupos sanguíneos en restos humanos. Quedan por resolver los problemas
técnicos y los sistemas de control.

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Análisis de coprolitos humanos


Comprende la búsqueda por microscopía óptica y electrónica, así como por re-
hidratación e identificación inmunológica de diferentes materiales como restos
alimenticios, polen, huevos de parásitos, así como la identificación de la especie
tanto de los parásitos como de la carne o pescado ingerida y si las plantas fueron
tragadas crudas o cocidas [Reinhard en Rodríguez-Martín, 2003].

Análisis por espectroscopia de infarrojo


Esta técnica de reflectancia atenuada (atr) resulta ser muy sensible en la caracteri-
zación de la piel de momias. Mediante el análisis de la región más sensible que es la
ventana de 2800 a 3000 cm-1 en donde aparecen las vibraciones de estiramiento c-h,
asociadas a cadenas alquilo de lípidos, es posible identificar una piel de adulto de una
piel de infante, si se mantiene constante la parte del cuerpo y el lugar de hallazgo
de donde proviene la piel. También se pueden observar diferencias entre pieles que
provienen de diferentes lugares. Esto particularmente en las bandas de la región de
absorción de oh y h2o que varían significativamente [Lima et al., 2008].

Técnicas utilizadas en el estudio de cabello


El análisis de cabello hoy en día se reconoce como una aportación bioarqueológica
muy enriquecedora para el conocimiento del hombre y su entorno. Se ha logrado
desde la reconstrucción de dietas y análisis de drogas hasta la determinación de la
posible procedencia geográfica del individuo, la exposición a algún elemento con-
taminante, la asignación de la cronología y la recuperación de adn mitocondrial.
Estos estudios, por otro lado, han hecho necesaria la investigación de los procesos de
degradación y del estado de conservación de los cabellos para discernir los procesos
diagenéticos que se pueden presentar y sus consecuencias para la interpretación de
los resultados de los distintos análisis. En este sentido, en fecha reciente se incorporó
el uso del microscopio de fuerza atómica (afm, por sus siglas en inglés) que es un
instrumento mecano-óptico capaz de detectar fuerzas del orden de los piconewton.
Al rastrear una muestra, es capaz de registrar continuamente su topografía mediante
una sonda o punta afilada de forma piramidal o cónica. La sonda va acoplada a
un listón o palanca microscópica muy flexible de sólo unos 200 µm de longitud.
Se trata de un método de caracterización novedoso y no destructivo, con el que se
logra obtener, además de micrografías de altísima resolución, mapas de altura de
la superficie estudiada. Es muy apropiado para determinar la morfología local de

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cabello en el nivel nanométrico, para observar la homogeneidad de la cutícula o la


disposición de las células [Wilson et al., 2003; Pijoan et al., 2008].
También se utiliza el estudio del cabello por medio de técnicas como la ac-
tivación de neutrones, por emisión de rayos x inducida por protones (pixe, por
sus siglas en inglés) que permite conocer la proporción de elementos esenciales
de manera simultánea y los tóxicos (como el plomo). Esta técnica, además, sólo
requiere una pequeña cantidad de muestra [Du et al., 1996:674].

Momificación en México
Los hallazgos de cuerpos y restos momificados o semimomificados en México se
remontan a la época prehispánica y continúan en la actualidad, la mayoría pro-
vienen de sitios con clima árido o semiárido o microambientes equivalentes, de
cuevas, criptas, subsuelo de iglesias o lugares en donde los cadáveres se desecan
de manera rápida evitando el proceso natural de la putrefacción. También existen
referencias acerca de embalsamamientos durante el virreinato para el traslado de
grandes personajes como arzobispos y virreyes a España, así como también de épo-
cas posteriores, por ejemplo, el del emperador Maximiliano de Habsburgo (1867),
que fue embalsamado dos veces, la pierna de Santa Anna, la mano de Obregón y el
cuerpo del presidente Benito Juárez García (1872). En nuestro país las momias son,
en la mayoría de los casos, producto fundamentalmente de un proceso natural de
desecación causado por una gran variedad de factores (clima, temperatura, lugar y
forma de depósito, ajuar funerario, preparación del lugar de la inhumación, edad,
sexo, y varios más) que generalmente actúan de manera sinérgica.
Existen restos momificados o semimomificados en Baja California, Coahui-
la, Chihuahua, Sonora, Durango, Zacatecas, Morelos, Guanajuato, Guadalajara,
Tamaulipas, Querétaro, Hidalgo, Puebla, Oaxaca, Ciudad de México, Yucatán y
Chiapas. En el acervo de la Dirección de Antropología Física del inah se cuenta
con una colección proveniente de varios sitios y temporalidades. La momia más
antigua hasta ahora procede del estado de Tamaulipas, fechada recientemente, por
el método de carbono 14, en 670 aC.
En el periodo prehispánico, la momificación ocurre generalmente en la zona
norte llamada Aridoamérica, en cuevas mortuorias y abrigos rocosos, donde el cli-
ma semidesértico es favorable para la preservación orgánica y la preparación de la
superficie sobre la que depositaron los fardos sobre el suelo de la cueva. Por otro
lado, como parte del rito funerario, los cuerpos eran envueltos intencionadamente

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en mantas tejidas con fibras vegetales absorbentes o en petates y pieles de animales,


conformando bultos mortuorios atados que favorecen la rápida desecación tisular.
Los órganos internos son los últimos en desecarse, lo cual los hace susceptibles a
la putrefacción y rara vez se conservan. Los difuntos eran colocados comúnmente
en una posición sedente o de decúbito lateral, flexionados, con los brazos y rodi-
llas sobre el tórax y la cabeza hacia delante. Esta posición se conservó gracias a la
sujeción del cadáver con las mantas, ataduras y petates del bulto. Los cuerpos, en su
mayoría, muestran huellas de diferentes textiles: tule, yute, palma, ixtle, algodón
y también plumas, hojas, pieles, etc. En algunas se identifican varias envolturas, la
más reciente, por lo general, hecha de petates de tule o ixtle, como se conservan
varios bultos infantiles [Mansilla y Leboreiro, en prensa].

Figura 4

Momia 247 entierro siete Cueva de Romero, Tamaulipas. Fotografía: Ilán Leboreiro Reyna (daf-inah).

En el área de Aridoamérica en donde se han encontrado momias las caracte-


rísticas de las prácticas funerarias, en general, pueden resumirse de la siguiente
manera: 1) cuerpos depositados en cuevas mortuorias y abrigos rocosos; 2) deposi-

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tados generalmente en bultos mortuorios, con mantas, petates y otros también con
pieles de animales; 3) inhumación de todos los miembros del grupo; 4) de todas
edades; 5) ambos sexos; 6) objetos asociados con insuficiente evidencia arqueoló-
gica para determinar estratificación social; 7) continuidad de esta práctica hasta el
siglo pasado (según datos etnohistóricos); 8) referencias paleopatológicas muestran
enfermedad infecciosa endémica (treponematosis) [Mansilla y Pijoan, 2005].
López Austin menciona que después de la llegada de los españoles, en la nueva
sociedad novohispana, la religión mesoamericana dejó de existir al terminar la au-
tonomía indígena que la sustentaba. Se impuso la religión cristiana con una evan-
gelización forzada incompleta, en donde se identificaron semejanzas y se sumaron
dioses y costumbres indígenas y españolas; fue un periodo de imposiciones, con-
tradicciones, desconcierto, incomprensión, rechazos, enfrentamientos, acomoda-
mientos, incorporaciones, sobreposiciones, combinaciones, cambios, asimilación,
resistencia, adaptaciones, supervivencia y modificaciones entre conquistadores y
conquistados. Así se logró, en general, una mezcla de tradiciones, de imágenes y
ritos y fusión de conceptos que da lugar a la formación de las religiones indígenas
coloniales [López Austin, 1999].
Es en el norte donde prevalecen las costumbres indígenas por más tiempo y
siguen utilizando las mismas cuevas mortuorias; en el resto de la Nueva España,
entre los indígenas cambia el ritual después de la muerte, el lugar del entierro, la
posición y el ajuar funerario. Sólo los grandes personajes españoles y los santos son
conservados para ser exhibidos, como es costumbre dentro de la religión cristiana.
Los demás ejemplos de momificación se dan en construcciones religiosas y cemen-
terios. Estos casos son de tipo natural que ocurren gracias a que este nuevo espacio
para ser enterrado en el virreinato, es decir, el suelo santificado, podía propiciar la
momificación. En general, para las clases privilegiadas se reservaban los sitios de
inhumación al interior de las iglesias, sitio de donde se han extraído numerosas
momias, debido a una arquitectura particular y a que los cadáveres no estuvieron
en contacto directo con los elementos, por ejemplo, en nichos altos dentro de las
criptas de algunos templos, como las momias halladas en 1861 en el templo de
Santo Domingo entre las que se encontraba el cadáver momificado de fray Servan-
do Teresa de Mier [Mansilla y Pijoan, 2008 y Leboreiro y Mansilla, 2008].
También determinadas criptas, como las que dan lugar a las momias del Con-
vento del Carmen en la Ciudad de México, la iglesia de Tlayacapan, Morelos,
por su clima cálido y seco y un suelo con alto contenido de sales minerales, en

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Josefina Mansilla Lory

Figura 5

Momias de Santo Domingo tomada de Antonio García Cubas 1986. Fotografía: Ilán Leboreiro
Reyna daf-inah.

especial de nitratos, permitieron la momificación de algunos cuerpos. Santa Elena


en Yucatán y las de la ciudad de Guanajuato de finales del siglo xix que, por las
características del suelo poroso, seco y con nitratos del cementerio municipal han
permitido la momificación natural de estos cuerpos [Mansilla y Pijoan, 2008].
En Mesoamérica las momias encontradas hasta la fecha son sólo tres, todas de tipo
natural, dos de ellas encontradas en cuevas y la tercera, que desafortunadamente, fue
robada. Las dos primeras son cuerpos infantiles, uno hallado en la Cueva del Gallo,
Morelos, que corresponde al periodo Preclásico o Formativo, y otro en la cueva de La
Garrafa, Chiapas, sin datación precisa. La última es un individuo adulto masculino
cuyos datos arqueológicos desaparecieron por la acción de los ladrones de tumbas.

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Libro complejidad tomo II.indb 212 07/09/2011 05:12:15 p.m.


La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

Existen referencias sobre el propósito de momificación en Palenque por la se-


mejanza de sus máscaras y ajuares funerarios con poblaciones en China y otras cul-
turas [Auderheide, 2003]. En Calakmul, Campeche [García y Schneider, 1996;
Gallegos, 2001], se han encontrado vestigios de fardos funerarios, de grandes per-
sonajes, en cámaras dentro de pirámides que permiten hipotetizar que se trata de
un intento de preservación en un medio ambiente que, por el contrario, propicia
la desintegración, no sólo de los tejidos blandos, sino también del esqueleto [Man-
silla y Pijoan, 2008].
Por otro lado, el objetivo de la momificación antropogénica que se practicó
durante el virreinato y fechas posteriores, en el resto del país, obedece de mane-
ra general a que se le da una importancia mayor a la vida presente y se utilizan
estos cuerpos momificados para su exhibición con ciertos fines específicos que
satisfacían a los dirigentes [Mansilla y Pijoan, 2008].
Las momias de Guanajuato, sin duda las más conocidas en México, fueron
descubiertas cuando el cementerio de San Sebastián se saturó y se construyó un
nuevo cementerio municipal en 1861. Cuatro años después, con la exhumación
de un médico francés cuyo cuerpo quedó momificado de manera natural, co-
menzó la recuperación de momias y en 1870 ésta fue la primera momia expues-
ta. Desde entonces el número de momias asciende a más de cien, actualmente
en exhibición en el Museo de las Momias. Su apariencia es llamativa por la
abertura de la boca que devino en muecas, debido a la falta de sostén de la man-
díbula. Los cuerpos conservan piel y músculos, no los órganos. La desecación es
atribuida al efecto del suelo árido, poroso, con nitratos; sin embargo, no todos
los muertos del cementerio llegan a momificarse. El clima seco de la región
seguramente juega un papel importante ya que minimiza el agua subterránea y
mantiene bajo el nivel de humedad. Han servido de inspiración a Ray Bradbury
para su novela de The next in line y para un libro con fotografías editado jun-
to con Lieberman en 1978; así como en un poema en inglés de Phyllis Janik.
Hay por lo menos ocho películas mexicanas sobre momias, la más famosa es El
Santo contra las momias de Guanajuato [Auderheide, 2003:88 y 89 y 532; Brier,
1998:72, 130 y 131 y 199].

Estudios sobre momias en México


En México el estudio sistemático de momias es reciente; sin embargo, la primera
referencia se remonta a 1889, cuando se describió el cuerpo incompleto de un

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Libro complejidad tomo II.indb 213 07/09/2011 05:12:15 p.m.


Josefina Mansilla Lory

hombre momificado atribuido como el primer descubrimiento de una momia


antigua en territorio mexicano. Lo encontraron en Comatlán, Huajuapan de León,
Oaxaca, y es Leopoldo Batres quien lo estudia y publica. Su adscripción a la cultura
tolteca se debe a los dibujos geométricos en sus brazos.
Roberto Palazuelos presentó un informe el 30 de agosto de 1934, en el que des-
cribe dos momias encontradas en la cueva de Pitahaya, región del Mezquital, en el
estado de Durango. Estas momias llegaron al Departamento de Antropología Física
del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía para su estudio y dicta-
men, ya que se afirmaba que eran de pigmeos. El análisis antropológico de estos dos
cuerpos es detallado y abarca los datos del hallazgo, su llegada al departamento, los
análisis textiles hechos por la unam, la comparación de sus observaciones y análisis
con las características similares descritas por Lumholtz, encontradas por Bennett y las
de otros ejemplares de este mismo museo de la región norte de México. Concluye que
se trata de dos cuerpos infantiles, uno de ellos probablemente de una niña de seis años
en mal estado de conservación y el otro de un niño de cuatro años; ambos guardan
una posición fetal y no son pigmeos. El autor afirma que no son prehispánicos, sin
embargo, esta aseveración actualmente está en duda [Leboreiro y Mansilla, 2008].
En el trabajo publicado en 1974, Heinemann [en Aufderheide, 2003] describe
otra momia infantil encontrada en una cueva cercana a la ciudad de Durango. La
cronología determinada es de 950 ± 300 años, su edad calculada es de entre tres
y tres y medio años, el sexo no pudo ser observado, su estudio xeroradiográfico
reveló una masa en su tórax cuya etiología no pudo ser determinada en los análisis
histológicos.
Otra referencia sobre el tema es de Juan Comas en 1974, quien ofrece defini-
ciones y características de la momificación, se discute el origen de este proceso en
América y menciona el sistema de cremación para Mesoamérica.
En 1985 se publica otro estudio, que editan Tyson y Elerick, de un grupo es-
tadounidense multidisciplinario bajo el auspicio del San Diego Museum of Man.
En octubre de 1966 dos jóvenes estadounidenses decidieron hacer un viaje a Chi-
huahua, con el fin de saquear momias. Después de un mes de expedición guiada
por la Sierra Madre Occidental, encontraron una cueva con objetos arqueológicos
y momias. Hallaron el cuerpo incompleto de un infante parcialmente expuesto y
empezaron a cavar, a 70 cm de profundidad encontraron el primer bulto mortuo-
rio cerrado (cosido), muy bien preservado, enterrado bajo capas de corteza de pino
y tierra. Abrieron el bulto y sacaron el cuerpo de una mujer en posición flexionada

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Libro complejidad tomo II.indb 214 07/09/2011 05:12:15 p.m.


La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

que tenía su ofrenda en la cavidad de entre las piernas y el torso. Esta ofrenda de
alimentos “desapareció” antes de la entrega de las momias al museo. Por debajo
de este bulto se encontraban otros, aparentemente uno sobre el otro formando
capas. Una vez logrado su objetivo decidieron llevar a Estados Unidos esas dos
momias. En la retirada uno de los jóvenes se accidentó y tuvieron que regresar en
avioneta con todo y momias. Las momias permanecieron en cocheras diferentes
de Lemon Grove, California, y uno de los adolescentes combatió en Vietnam.
Luego de 14 años, durante la limpieza de su garaje, la madre de una amiga de uno
de los americanos descubrió con horror dentro de una caja el cuerpo de la mujer
y, así, después de la averiguación policíaca, las momias terminaron en el Museo
del Hombre de San Diego. Los estudios multidisciplinarios revelaron que se trata
de una adolescente de aproximadamente 15 años, con 155 cm de estatura, en po-
sición fetal, con una cronología con radio carbono calibrada de entre 1040-1260
aC. Por medio del estudio radiográfíco descubrieron en su vientre un feto de entre
28 a 32 semanas. Encontraron también evidencia de anemia y el grupo del Museo
del Hombre presenta dos hipótesis de la causa de muerte: ruptura de placenta y
muerte por hemorragia interna producida por un traumatismo, o bien, eclampsia
o toxemia metabólica del embarazo. El cuerpo infantil —sin cabeza ni gran parte
de su costado izquierdo— afirman es de una niña de entre seis meses y un año y
medio de edad, las radiografías muestran periostitis en los huesos largos que su-
gieren sífilis congénita. En esta publicación se incluyen las investigaciones sobre el
hallazgo y el proyecto de investigación, la descripción de los cuerpos, estudio de
grupos sanguíneos, tomografía computarizada, estimación histológíca de edad a
la muerte, deficiencia proteico-calórica, causa de muerte, estudios al microscopio
electrónico de objetos botánicos, plantas medicinales de los indios tarahumaras,
shamanismo tarahumara, notas etnoecológicas de Chihuahua y un análisis etno-
gráfico. Estas momias se exhiben en el Museo del Hombre.
También de 1985 es la publicación del análisis de las momias de Santa Elena,
Yucatán, que muestra la momificación que ocurre dentro de iglesias —en este caso
de 1980—. En medio de obras de reconstrucción dentro de la iglesia, se descubrie-
ron varios ataúdes con cuerpos momificados de manera espontánea. Son cuatro
infantes de entre uno a siete años que conservan su vestimenta. Para el estado de
salud de los niños se refiere que hay evidencias de infecciones. La momificación
natural de estos cuerpos se atribuye al clima caliente con una temporada de verano
muy seca y prolongada y a la alternancia de capas de tierra y arcilla que permitió un

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Libro complejidad tomo II.indb 215 07/09/2011 05:12:15 p.m.


Josefina Mansilla Lory

drenaje en el subsuelo [Márquez y González, 1985]. Estos cuerpos se muestran en


un local adjunto a esta iglesia.
Para 1990, Oliveros publica su estudio sobre otras momias que también co-
rresponden a la época colonial, las encontradas en Tlayacapan, Morelos. En 1982,
en la iglesia de esta localidad, fueron hallados varios cuerpos momificados de ma-
nera natural, dentro de ataúdes de madera. Los encontraron ricamente ataviados,
enterrados a una profundidad de 1.60 m en la zona de la nave de la iglesia que
data de 1574. La momificación espontánea por deshidratación se atribuye al clima
árido caliente y a la protección de los cuerpos por la construcción. En este caso las
momias también son mostradas al público.
Otros estudios son los análisis de la momia de “Pepita” con el título “Origen
genético de una momia de Querétaro (Pepita)” [López et al., 2008]. Además, se
encuentra la tesis de licenciatura en biología de Blanca Edith Millan Chiu [2004],
Aislamiento y control de hongos causantes de biodeterioro en momias del Museo del
Carmen inah, Ciudad de México (de la unam), y una tesis más de Licenciatura en
Antropología Física de la enah, de Febe Rojo Pérez [1998], Riesgos ocupacionales
por manejo de restos momificados.

Proyecto Las Momias de México


Surge con el propósito de llevar a cabo un estudio sistemático del fenómeno de la
momificación en nuestro país, y parte de los proyectos de la Dirección de Antropolo-
gía Física (daf ). El principal objetivo es contribuir al conocimiento del hombre en el
México antiguo y de su devenir a través del tiempo y espacio, así como conservar este
patrimonio nacional de restos humanos momificados. Además de analizar y discutir el
fenómeno de la momificación desde la época prehispánica hasta la moderna dentro de
su contexto socioecocultural, incorporando información sobre la variabilidad, modo
y calidad de vida. Se trata de un proyecto multi e interdisciplinario constituido por
historiadores, biólogos, médicos, antropólogos, químicos y físicos del inah y de otras
instituciones, como el Instituto Nacional de Cardiología, el Instituto Nacional de
Rehabilitación, el Instituto de Investigaciones de Estudios en Materiales de la unam,
ct Scann de México, uam Iztapalapa, entre otros [Leboreiro y Mansilla, 2008].
Los integrantes del proyecto nos hemos dedicado a hacer el recuento y ubica-
ción de las momias mexicanas en México y Estados Unidos (museos de California
y Arizona), la valoración de su estado de conservación y medidas necesarias al
respecto, así como su estudio individual y colectivo.

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Libro complejidad tomo II.indb 216 07/09/2011 05:12:15 p.m.


La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

Se pretende conocer en lo posible la ubicación en tiempo y espacio, ecosistema


y cultura y sociedad de las momias. Algunas de las características mas importan-
tes a determinar y estudiar son el sitio de depósito, las prácticas funerarias, la
posición del cuerpo, la asignación de edad y sexo, así como la filiación étnica, las
evidencias de enfermedades y de indicadores de respuesta a agresiones ambientales,
causa de muerte, tatuajes o cualquier alteración corporal (si se logran encontrar y/o
detectar), ropaje, mortaja o bulto funerario, objetos personales, ofrenda, objetos o
materiales asociados al individuo y cualquier otro vestigio arqueológico o histórico
(fuentes escritas o verbales). Se pretende incorporar un estudio de etnografía com-
parada con grupos actuales.
Una de las características de casi todas estas momias es la posición en que
fueron depositadas; según la costumbre funeraria la mayoría está en posición fetal,
que se logró mantener porque estuvieron atadas dentro de bultos funerarios. En
la época colonial esto cambió con la nueva religión cristiana, en donde el ritual
indica la posición del entierro en decúbito dorsal extendido, como lo muestran
las momias del ex convento de El Carmen en la Ciudad de México, Tlayacapan,
Morelos, o Santa Elena, Yucatán.
En su mayoría, los cuerpos presentan huellas de diversos textiles, así como de
plumas, hojas, pieles, etc. Generalmente, la última de las envolturas que tenían
algunos eran petates de tule o ixtle.

Breve resumen de los estudios que se han llevado a cabo


por el grupo de trabajo del proyecto
Estudios sobre las momias del acervo de colecciones
de la Dirección de Antropología Física
pcr microbiano en momias mexicanas
De la colección de 36 cuerpos momificados preservados en el acervo de la Di-
rección de Antropología Física del inah, cinco cuerpos desecados naturalmente
fueron seleccionados para un estudio endoscópico, con base en su estado de con-
servación y su probable ascendencia prehispánica sugerida por las características
bioarqueológicas de los entierros (posición, plumaje, textiles, cordeles, materia-
les arqueológicos asociados y resto del ajuar funerario). Cuatro de los cuerpos
seleccionados (momias 1, 2, 3 y 5) fueron recuperados de la cueva mortuoria
de La Ventana, que se localiza en la zona desértica del estado de Chihuahua. La
momia cuatro proviene de una cueva ubicada en el estado de Durango, también

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Libro complejidad tomo II.indb 217 07/09/2011 05:12:15 p.m.


Josefina Mansilla Lory

Figura 6

Momia infantil núm. 2. Muestra detalle de impresión textil. Foto: Ilán Leboreiro Reyna (daf-
inah).

en el norte de México. Se llevó a cabo una evaluación paleopatológica tanto ma-


croscópica como radiológica, se determinaron la edad biológica y el sexo de las
momias y se elaboró un estudio paleobotánico con microscopio estereoscópico
y de luz polarizada. En todos los casos se realizó videoendoscopía con video-
gastroscopio (7.2 mm de diámetro), videobroncoscopio (5.2 mm de diámetro)
y videolaparoscopio flexible (para puertos de entrada de 5 mm). El abordaje
endoscópico se efectuó a través de orificios naturales para evitar que se dañaran
las estructuras presentes y preservar los tejidos, con toma de muestras de sitios
apropiados. Las muestras obtenidas se analizaron para búsqueda de material
genético de Helicobacter pylori.
El estudio paleobotánico de los textiles determinó que están compuestos por
fibras vegetales del género Yucca sp.; los cordeles están formados por dos cabos
entrelazados con torsión en forma de “s”.

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Libro complejidad tomo II.indb 218 07/09/2011 05:12:15 p.m.


La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

Las biopsias obtenidas de las dos momias fueron sometidas a búsqueda de


adn de H. pylori. La amplificación del adn de H. pylori a partir de la subunidad
ribosomal 16S de adn por pcr fue positiva en dos muestras de remanentes gástri-
cos, ambas provenientes de la momia número dos; el resto de las muestras fueron
negativas.
El H. pylori es una bacteria capaz de causar diferentes enfermedades, espe-
cialmente úlceras gástricas o duodenales, cáncer gástrico y linfoma gástrico. En
nuestro trabajo, la detección de material genético del h. pylori directamente en
tejido gástrico demuestra la presencia de adn de esta bacteria en momias prehispá-
nicas mexicanas, sugiriendo que este agente patógeno infectó a los habitantes del
continente americano aun antes de la penetración española. También se muestra el
papel fundamental de las técnicas de videoendoscopía en las investigaciones paleo-
patológicas, ya que en estas condiciones la disección está contraindicada [Mansilla
et al., 2008].
Asimismo, el trabajo de “Las momias de la Capilla de los Sepulcros: Monaste-
rio de Santo Domingo, Ciudad de México”, de Ilán Leboreiro y Josefina Mansilla
[2008], describe el devenir de 13 cuerpos momificados ubicados en el presbiterio

Figura 7

Momia de la Cueva de la Ventana, cuyo análisis para detección de Helicobacter pylori resultó positivo.
Foto: Ilán Leboreiro Reyna.

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Libro complejidad tomo II.indb 219 07/09/2011 05:12:16 p.m.


Josefina Mansilla Lory

de la capilla del monasterio de Santo Domingo de México en el transcurso de 145


años, entre ellos el de Fray Servando Teresa de Mier y 12 de sus hermanos domini-
cos, de los cuales, entre circos, museos y destinos inciertos, 11 se han desvanecido
en el tiempo, por lo que sólo nos queda su nombre y una pequeña biografía de
cada uno. Sin embargo, desempolvados del olvido y ubicados en museos mexica-
nos con sólo un número por nombre, se logró identificar a dos como pertenecien-
tes al grupo original de 1861. También merece ser mencionado el trabajo “Cómo
estudiar una momia. El caso de San Andrés Epazoyucan, Hidalgo” [Mansilla et
al., 2004]. Este estudio comprende su ubicación temporoespacial y sociocultural.
En la iglesia del convento de San Andrés Epazoyucan, Hidalgo, al levantar el piso
encontraron el cuerpo momificado de una mujer. No se cuenta con datos de re-
gistro arqueológico, sólo una descripción general del hallazgo y extracción. De su
estudio bioarqueológico se pudo determinar que probablemente se trate de una
mujer de familia acomodada, joven, con sobrepeso, y que tuvo que ser amarrada
para poder acomodarla dentro del ataúd; como hipótesis se propone que la causa
de muerte fue una serie de complicaciones después del parto (eclamsia, fiebre
puerperal, entre otras).
Además, cabe mencionar el asunto de la “guerra contra las momias” en el siglo
xx, el caso de la momia “extraterrestre”. En febrero de 2000 ingresó al acervo de
colecciones de la daf el cuerpo de un individuo adulto incompleto, parcialmente
momificado. Dado que el hallazgo y recuperación no fueron producto de una
exploración arqueológica sino de saqueo, no se cuenta con el contexto correspon-
diente, sólo se tienen los datos proporcionados en la entrega. Al parecer los restos
fueron sustraídos de una cueva en la zona entre Puebla y Oaxaca. Del estudio del
cuerpo podemos señalar que se trata de un hombre probablemente mesoameri-
cano de entre 21 a 29 años de edad ósea, con alteración cefálica intencional del
tipo tabular oblicua, dientes con morfología “en pala”, estatura de 163 cm aproxi-
madamente. Es imposible conocer y analizar el espacio cultural y ritual y llegar a
mayores conclusiones.
Otro trabajo es “Estudio comparativo de piel humana por espectroscopía
Raman con transformada de Fourier”, respecto al estudio de la piel a lo largo
del tiempo. Mondragón et al. [2006] describen su estudio comparativo de pieles
humanas de diferente antigüedad, a nivel molecular, con la técnica de Raman.
La energía de la luz de la dispersión de Raman corresponde a la energía de mo-
dos de vibración de las diferentes moléculas que constituyen el material. De este

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La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

Figura 8

Momia encontrada en la iglesia del Convento de San Andrés Epazoyucan, Hidalgo. Foto: Ilán
Leboreiro Reyna (daf-inah).

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Libro complejidad tomo II.indb 221 07/09/2011 05:12:16 p.m.


Josefina Mansilla Lory

Figura 9

Cabeza de momia sustraída de una cueva en la zona entre Puebla y Oaxaca. Foto: daf-inah.

modo, a través de un espectro Raman, en el que se observan bandas a diferentes


frecuencias, es posible identificar los diferentes modos de vibración de los en-
laces moleculares presentes. La espectroscopia Raman transformada de Fourier
(FT-Raman) ha sido aplicada exitosamente para estudiar materiales biológicos, ya
que al utilizar como fuente de irradiación luz láser infrarroja y potencias bajas de
irradiación, permite obtener espectros de buena calidad con un mínimo de fluo-
rescencia. Con este propósito, se estudió la piel de una momia de mujer prehispá-
nica, encontrada en una cueva en Chihuahua, así como piel de un sujeto de una
colección de Puebla con una antigüedad de 100 años aproximadamente. Como
referencia, también se analizó piel contemporánea de un individuo fallecido re-
cientemente. Adicionalmente al estudio por ft-Raman de las muestras de piel, se
tomaron fotografías por microscopía electrónica de barrido de cortes transversa-
les de piel para comparar el estado de las capas dérmicas en la piel momificada
y la piel contemporánea. Como resultados, entre los espectros Raman se observa
que la porción proteínica del estrato córneo se degrada más rápidamente que la
componente lipídica. Esto se hace evidente por la pérdida de la banda en 1656 cm-l

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Libro complejidad tomo II.indb 222 07/09/2011 05:12:17 p.m.


La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

en ambas muestras de piel humana antiguas, mientras que la banda 1302 cm-l
experimenta un decremento progresivo en intensidad conforme a la antigüedad de
la muestra. También la pérdida del modo amida III indica alteraciones severas de
conformación en la estructura de las proteínas para las muestras de piel antiguas.
Asimismo, los resultados Raman no muestran rastros de manipulaciones químicas
en ninguna de las dos muestras antiguas. La preservación de estos tejidos humanos
únicos es una prioridad y requisito para las investigaciones del hombre del pasado,
por lo que la pertinencia de la aplicación de la espectroscopia ft-Raman a este
tipo de materiales ha sido demostrada en trabajos anteriores y se confirma con esta
contribución. De los resultados al microscopio electrónico de barrido se establece
que la estructura básica del tejido dérmico prevalece en la piel momificada, ya que
se distingue la estructura en capas de la piel, aunque en un estado menos organi-
zado en el estrato córneo, y más comprimidas y laminadas en la dermis que en la
piel de la muestra contemporánea.
En 2005, Leboreiro publica “Procedencia F10: una momia traspapelada”, uno
de los resultados de la revisión de diversos archivos y fotografías para poder iden-
tificar y ubicar los cuerpos del acervo de la daf. En este caso se trata de la momia
catalogada como F10. Señala cómo las momias del acervo de colecciones de la daf
fueron ingresando de manera paulatina al entonces Museo Nacional desde 1825.
La documentación acerca de este caso fue profusa. Los datos encontrados descri-
ben el hallazgo de la F10 en 1912 en un panteón abandonado de Tlalpan; se in-
formó del hecho al Museo Nacional y es así como en octubre de 1912 ingresa con
anuencia de la familia Olvera, con el nombre de don Juan Olvera, comandante de
caballería de las tropas republicanas en la invasión norteamericana de 1845 y en
la intervención francesa de 1862 a 1867. En su estudio, Leboreiro logra rectificar
que se trata, en efecto, de un comandante condecorado pero de las tropas imperia-
listas de Maximiliano. Para la corroboración de su identificación se determinó un
perfil biológico básico y se hicieron estudios radiográficos que concuerdan con los
datos documentales y con los de la actividad que realizaba.
“Comparación morfológica entre el cabello de momia y el contemporáneo
a nivel micrométrico”, de Pijoan, et al. [2008] es otra investigación en la cual
se utiliza la microscopia de fuerza atómica para analizar y comparar la morfolo-
gía del cabello de individuos contemporáneos con el de momias prehispánicas
encontradas en la zona norte de México (Cueva de la Ventana). Se trata de un
método de caracterización novedoso y no destructivo con el que se logra obtener,

223

Libro complejidad tomo II.indb 223 07/09/2011 05:12:17 p.m.


Josefina Mansilla Lory

además de micrografías de altísima resolución, mapas de altura de la superficie


estudiada.
En el trabajo “Estudio por espectroscopía infarrojo de piel de momias mexica-
nas” de Lima Muñoz et al. [2008] se utilizó la técnica de atr que resulta ser muy
sensible en la caracterización de las pieles momificadas; si se mantiene constante la
parte del cuerpo y el lugar de hallazgo de donde proviene la piel, es posible identifi-
car una piel de adulto de una piel de infante. En este caso, la región más sensible es
la Ventana de 2800 a 3000 cm-1 en donde aparecen las vibraciones de estiramiento
c-h, asociadas a cadenas alquilo de lípidos. En el estudio que realizamos, también se
observan diferencias entre pieles que provienen de diferentes lugares. Particularmen-
te, las bandas en la región de absorción de oh y h2o varían significativamente.
“Las Momias de Mac Neish” es una investigación más, en ésta se rescata la iden-
tidad de varios cuerpos momificados y se da a conocer el fechamiento de la momia
mexicana más antigua hasta ahora. El trabajo fue presentado en el xiv Coloquio
Internacional de Antropología Física “Juan Comas” [Leboreiro y Mansilla, 2007].

Estudios en otras momias de México del proyecto Las Momias de México


En el trabajo “Estudio sobre la momia infantil de la Cueva de la Garrafa, Chiapas”,
se establece que el hallazgo de momias en el área cultural de Mesoamérica no es
común. El contexto en el que se describe que se encontró una niña momificada, en
una de seis cuevas de la Sierra de Chiapas, es sin duda muy importante y motivo
de discusión. De ahí el estudio realizado, del cual exponemos enseguida un breve
resumen [Leboreiro et al., 2005].
En el municipio de Siltepec, como parte de un rescate arqueológico en 1967, se
descubrió el cuerpo de una niña con momificación espontánea, dentro de un cesto
tejido de palma. Su estado de conservación es muy bueno. Los materiales de estas
cuevas habían sido removidos por los saqueadores, sin embargo, la pequeña fue
recuperada y hoy se exhibe en el museo del inah de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Se trata de una niña, de 1.5 años de edad aproximadamente, que es posible que
haya sido ofrendada a los dioses del agua, ya que en ese sitio fueron encontrados
algunos objetos con una cronología de finales del siglo xv o principios del xvi,
como huipiles y jícaras. Por otro lado, el ritual debió haberse efectuado cuando
la niña ya estaba muerta, por tanto, sugerimos se trata de ofrenda y no de sacri-
fico. En el análisis del cuerpo de la niña no se encontró evidencia de lesiones por
enfermedades, ni de violencia o traumatismo. Desconocemos la causa de muerte,

224

Libro complejidad tomo II.indb 224 07/09/2011 05:12:17 p.m.


La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

Figura 10

Momia infantil de la Cueva de La Garrafa, Chiapas. Foto: Ilán Leboreiro Reyna (daf-inah).

no obstante, presenta alteración intencional de la cabeza e impresiones digitales


endocraneales que pueden atribuirse al aumento de la presión por una meningitis.
Este padecimiento se ha encontrado asociado a la deformación artificial en los
cráneos de los esqueletos infantiles de Jaina [Mansilla et al., 2005]. El ritual pro-
puesto en esta contribución coincide con otros ritos mesoamericanos que hacían
los mexicas en México Tenochtitlan, y esta zona de Chiapas perteneció a una de las
últimas conquistas de ese grupo, así que es posible que reprodujeran una ceremonia
semejante en este otro espacio conquistado.
“Dos bultos funerarios infantiles del área de Cuatro Ciénegas, Coahuila”
[Mansilla y Malvido, 2002], es el resultado de la investigación realizada en el área
de Cuatro Ciénegas, Coahuila, por la arqueóloga del Centro inah Coahuila, Leti-

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Josefina Mansilla Lory

Figura 11

Radiografía de la cabeza de la momia infantil de la Cueva de La Garrafa, Chiapas. Foto: Ilán Lebo-
reiro Reyna (daf-inah).

cia González Arratia, sobre el ritual mortuorio en el desierto del norte de México.
Destaca la presencia de tres bultos mortuorios infantiles, dos de ellos producto de
saqueo y uno de la excavación de 1941 del arqueólogo estadounidense Walter W.
Taylor. Los dos bultos sin contexto arqueológico, que pertenecen a dos infantes
con partes corporales momificadas de forma natural, fueron estudiados por Man-
silla y Malvido [2002]. La descripción con dibujo y fotografías de Taylor sobre su
hallazgo en la Cueva del Burro Gordo muestran características similares a la de los
otros dos bultos. Los tres comparten la característica de ser infantes muy pequeños
(dos de aproximadamente 6 meses de edad y el tercero de 9.5 meses lunares de ges-
tación), su posición es flexionada (fetal), presentan una envoltura externa de piel
(rasgo que comparten con lo referido para el grupo de los Basket Makers), además
de contener petate y ser encontrados en abrigos rocosos. Dos de ellos conservan

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La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

collares y una cama o nido de paja. El tercero fue objeto de saqueo y por lo tanto
se desconoce si fue inhumado con estas mismas peculiaridades. Este último es el
bulto que presenta un mayor deterioro, además de otras partes corporales, no
tiene cráneo ni la sección de recubrimiento de piel correspondiente a éste, y su
piel muestra evidencia de haber sido cortada. González Arratia infiere que tanto
la piel del bulto como otros objetos podrían indicar una relación intrínseca entre
la edad, y posiblemente el sexo del infante, con determinados animales.

Figura 12

Momia infantil “Jorita”, del área de Cuatro Ciénegas, Coahuila. Foto: Gabriel Figueroa Flores.

“A Preliminary Radiographic Survey of Ten Mummies in Museo El Carmen


in Mexico City, Mexico” es otro de los estudios sobre momias, presentado por
Conlogue et al. en 2004. En este trabajo preliminar se examinaron diez de los 12
cuerpos preservados que se encuentran en exposición muy cerca de su lugar de
inhumación, en el museo del Carmen en la Ciudad de México. El examen de estas
momias fue limitado a un sólo día por lo que únicamente se hicieron observacio-
nes macroscópicas y toma de cinco radiografías por cada sujeto, con una película

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Josefina Mansilla Lory

fotográfica instantánea Polaroid 803 que produce la imagen en 60 segundos. Las


momias permanecieron en su ataúd sin manipulación alguna, sólo fueron colo-
cadas en posición horizontal; de esta manera sólo se pudo hacer la investigación
en nueve de ellas; en dos, para cuidar su preservación, no fue conveniente cam-
biar la posición del ataúd y en otra éste era de plomo, lo cual impide la toma de
rayos x. Los resultados encontrados fueron momificación espontánea, vestuario
que corresponde a una clase socioeconómica alta, dos cuerpos con características
de obesidad, y grupo de edad ósea de adultos medios. Sólo en cuatro momias fue
posible la asignación de sexo por medio del ángulo subpúbico en las radiografías:
son tres mujeres y un hombre. Respecto a los cambios patológicos, se encontró
principalmente patología dental, incluyendo caries, evidencia de abscesos y pér-
dida de piezas dentales con resorción extensiva en todos los individuos (nueve
de 12). Asimismo, en seis de ellas las imágenes radiográficas muestran cambios
degenerativos en la columna vertebral.
La patología dental es consistente con el tipo de alimentación que correspon-
dería a gente con posición socioeconómica privilegiada, como los benefactores del
convento. Los cambios degenerativos no muestran una carga de trabajo intensa,
sin embargo, es necesario tomar otras radiografías de las articulaciones, así como
de la columna vertebral, en este caso para poder hacer el diagnóstico diferencial
entre dish y otras afecciones osteartróficas.

Tesis producto del pif Las Momias de México de la enah 2005


La tesis de Ma. Teresa Menéndez Taboada presentada en 2006 es la primera en
México que aborda un estudio bioarqueológico de cuerpos momificados. Su título
es Composición química del cabello en momias prehispánicas: una aproximación a la
dieta y al entorno. Se analizaron muestras de cabello de cuatro momias prehispánicas
provenientes del área cultural de Aridoamérica. Fueron empleadas las técnicas de
fluorescencia de rayos x (frx), análisis por activación neutrónica (aan), espectros-
copía infrarroja (atr-ftir), microscopía electrónica de barrido (meb), así como la
espectroscopía por dispersión de energía (eds). También se analizaron muestras de
tierra asociada a las momias, donde por medio de la difracción de rayos x (drx)
se detectaron compuestos químicos cristalinos. Los elementos detectados y que
pueden asociarse a la dieta de los tarahumaras son principalmente magnesio y
zinc. Tanto las momias como los individuos contemporáneos presentan mayor
concentración de magnesio que zinc, el cual está relacionado al consumo de maíz,

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La complejidad de la antropología física
El estudio de momias como parte del conocimiento del fenómeno humano

frijol y calabaza, alimentos básicos de este grupo indígena. A su vez, los individuos
contemporáneos tienen más zinc que las momias prehispánicas, por lo tanto hay
mayor consumo de proteína animal. Otros elementos presentes son calcio, potasio
y manganeso.
En 2008 se presentó “Una nueva perspectiva de estudio en momias. Recons-
trucción de la identidad: mujer, joven y madre”, de Samantha Vargas Velasco.
En 2008, de María del Carmen Lerma Gómez, Propuesta metodológica para la
problemática y limitantes en torno al estudio de cuerpos momificados en México. Y
en 2009, “Momificación natural: investigación en restos momificados contem-
poráneos del templo de San Juan Bautista en la región de Caltimacan Hidalgo”,
de Ricardo Ruiz Cázares. En curso se encuentra el trabajo de Ana Beatriz Serrano
Zamago y Mariel Durán Romero, “Análisis de la variación del adn mitocondrial
en dos muestras prehispánicas de México y en población indígena actual: valora-
ción de la utilidad de la filogeografía para establecer relaciones entre poblaciones
del pasado”. Además de trabajos de gran valor antropológico como el de Gabriela
Espinosa Verde sobre el enigma de las momias de pantano (en prensa en las Me-
morias de la enah, 2006).

Consideración final
La aportación multi e interdisciplinaria del estudio de momias en México, como se
ha señalado en las diferentes investigaciones mencionadas en este trabajo, ha dado
frutos contribuyendo al conocimiento del fenómeno humano, por ejemplo, con
la identificación de antigüedad y evolución de enfermedades, como lo muestra la
presencia de adn de Helicobacter pylori (la cual, como se dijo antes es una bacteria
capaz de causar diferentes enfermedades, especialmente úlceras gástricas o duode-
nales, cáncer gástrico y linfoma gástrico) en una momia prehispánica mexicana.
Con ello se enriquece el análisis e interpretación del modo y calidad de vida de
estos grupos desaparecidos.

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