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I.

El Contrato

Acuerdo legal, oral o escrito, manifestado en común entre dos o más


personas con capacidad jurídica (partes del contrato), que se obligan en
virtud del mismo, regulando sus relaciones a una determinada finalidad o
cosa, y a cuyo cumplimiento pueden compelerse de manera recíproca, si el
contrato es bilateral, o compelerse una parte a la otra, si el contrato
es unilateral.1Es el contrato, en suma, un acuerdo de voluntades que
genera «derechos y obligaciones relativos», es decir, sólo para las partes
contratantes y sus causahabientes. Pero, además del acuerdo de
voluntades, algunos contratos exigen, para su perfección, otros hechos o
actos de alcance jurídico, tales como efectuar una determinada entrega
(contratos reales), o exigen ser formalizados en documento especial
(contratos formales), de modo que, en esos casos especiales, no basta con
la sola voluntad. De todos modos, el contrato, en general, tiene una
connotación patrimonial, incluso parcialmente en aquellos celebrados en el
marco del derecho de familia, y es parte de la categoría más amplia de
los negocios jurídicos. Es función elemental del contrato originar efectos
jurídicos (es decir, obligaciones exigibles), de modo que a aquella relación
de sujetos que no derive en efectos jurídicos no se le puede atribuir
cualidad contractual.

En cada país, o en cada estado, puede existir un sistema de requisitos


contractuales, diferente en lo superficial, pero el concepto y requisitos
básicos del contrato son, en esencia, iguales. La divergencia de requisitos
tiene que ver con la variedad de realidades socio-culturales y jurídicas de
cada uno de los países (así, por ejemplo, existen ordenamientos en que el
contrato no se limita al campo de los derechos patrimoniales, únicamente,
sino que abarca también derechos personales y de familia como, por
ejemplo, los países en los que el matrimonio es considerado un contrato).
II. La publicidad

Debemos comprender que la publicidad es una fórmula de


comunicación que utilizan los proveedores en el mercado para ofrecer sus
productos y servicios a los consumidores.

En la antigüedad, las comunicaciones a larga distancia tomaban mucho


tiempo, siendo que, si en Europa ocurría algún suceso, en América Latina
tomábamos conocimiento luego de un largo tiempo de sucedido este. Hoy
en día, la tecnología ha ayudado ha vuelto más eficaz la comunicación, y es
a través de medios tecnológicos que las noticias, mensajes, sucesos, etc,
están más al alcance de las personas.

Esto ha sido tomado también por la publicidad, para comunicar a través de


medios tecnológicos las ofertas de los proveedores hacia los consumidores.

El derecho debe tener una posición respecto de la publicidad, por lo que


abordaremos en primera instancia algunos aspectos básicos sobre la
publicidad.

II.1. Bienes jurídicos protegidos:

II.1.1. La Competencia: Los mensajes publicitarios deben respetar los


márgenes de la competencia leal entre proveedores, por lo que no
cabe la posibilidad de mostrar publicidad lesiva a la imagen de los
competidores en el mercado; por lo que la publicidad comparativa
debe ser regulada. Ante ello nuestro sistema se encuentra regulado a
través del artículo 12° del DECRETO LEGISLATIVO Nº 1044,
Decreto
Legislativo que aprueba la Ley de Represión de la Competencia
Desleal ”1.

1
Artículo 12.- Actos de comparación y equiparación indebida. –
12.1 Los actos de comparación consisten en la presentación de las ventajas de la oferta propia frente a
la oferta competidora; mientras que los actos de equiparación consisten en presentar únicamente una
adhesión de la oferta propia sobre los atributos de la oferta ajena. Para verificar la existencia de un

2
II.1.2. Libertad de Expresión: El autor del mensaje publicitario, debe actuar
dentro de los límites que la norma prescribe. Si bien es cierto la
libertad de expresión es un bien jurídico que debe ser protegido, este
debe tener sus limitaciones. No podemos amparar conductas
antijurídicas por parte de creador del mensaje publicitario,
sustentando actuar en ejercicio de su libertad de expresión.

II.1.3. Protección al Consumidor: La publicidad puede contener mensajes


que no atenten contra el orden público, buenas costumbres u otro
imperativo establecido por la normatividad nacional. Asimismo, este
bien jurídico converge conjuntamente con el de la Competencia, pues
cuando hay competencia desleal, nos encontramos ante un daño
concurrencial ilícito, que motiva que los consumidores no
necesariamente hagan una elección correcta del bien o servicio a
adquirir. De igual forma, la información que se ofrece a través de la
publicidad, debe ser idónea para que el consumidor haga una
elección del bien

III. La actividad publicitaria

En la gran mayoría de mercados del mundo, los agentes económicos


cuentan con una herramienta principal a través de la cual informan a los
consumidores sobre la existencia de sus bienes y/o servicios. Dicha
herramienta es la actividad publicitaria, que permite dar a conocer sus
ofertas y persuadir a los consumidores para que contraten las mismas.

Sin embargo, la actividad publicitaria igualmente resulta ser una


herramienta para reducir la asimetría informativa existente entre los
consumidores y los proveedores de bienes y/o servicios, dado que procura

acto de comparación o de equiparación se requiere percibir una alusión inequívoca, directa o indirecta,
sobre la oferta de otro agente económico, incluso mediante la utilización de signos distintivos ajenos.
12.2.- Estos actos se reputan lícitos siempre que cumplan con lo indicado en el párrafo 11.2 de la
presente Ley, caso contrario configurarán actos de competencia desleal

3
que los destinatarios de la publicidad tomen sus decisiones basados en la
satisfacción de sus necesidades y/o el ajuste a sus intereses.

El Tribunal Constitucional ha tenido la oportunidad de señalar que en la


actividad publicitaria se distingue una triple función: (i) la de ser informativa;
(ii) la de ser persuasiva; y, (iii) la de constituir un mecanismo de
competencia2. Agregando que:

“A través de la publicidad comercial se informa al


público en general, de la existencia de un determinado
producto o servicio, lo que ayuda a reducir los costos de
transacción de acceder a información en que deben incurrir
los consumidores para adquirir y contratar bienes y
servicios. La publicidad comercial conlleva una finalidad
persuasiva que es la de atraer clientela mediante la
presentación de las características favorables y ventajas de
los productos o servicios ofrecidos o la exaltación de
sentimientos en el consumidor que puedan ser vinculados
con aquello que se ofrece. Finalmente, al ser la publicidad
comercial parte integrante de la actividad empresarial, es
un mecanismo típico de competencia puesto que constituye
una de las herramientas que disponen los oferentes para
desviar la clientela hacia sus productos o servicios, y así
incrementar su participación y poder en el mercado y,
consecuentemente, sus ganancias.”3

De manera que, la publicidad comercial resulta ser un elemento esencial


para que nuestro sistema económico funcione adecuadamente. Es por ello
que las afirmaciones que se consignen en estos mecanismos de difusión
necesitan gozar de dos (2) principios importantes: (i) el principio de
veracidad; y, (ii) el principio de sustanciación previa.

2
Fundamento jurídico 2, Expediente N° 185-2007-PA/TC
3
Fundamento jurídico 3, Expediente N° 185-2007-PA/TC

4
IV. El principio de veracidad publicitaria

De acuerdo con el principio de veracidad, las informaciones y/o


imágenes que se difundan mediante un anuncio publicitario deben ser
ciertas y no deben inducir a error al consumidor, ni de manera directa, ni
por ambigüedad, ni por omisión, ni por exageración.

En diversos pronunciamientos4 de la Comisión de Fiscalización de la


Competencia Desleal, en adelante la “CDC”, se ha destacado que para
establecer si un anuncio induce a error a los consumidores, previamente
deberá determinarse cuál es el contenido del mensaje publicitario. Así, una
vez delimitado dicho mensaje, luego de una revisión general de todos los
elementos comprendidos en el anuncio, se puede deducir el significado que
le atribuiría el consumidor a quien va dirigida dicha publicidad, el mismo
que debe ser corroborado con la realidad. En caso exista una discordancia
entre ellos, podrá concluirse que el anuncio publicitario es falso o induce a
error y que, consecuentemente, infringe el principio de veracidad. Sin
perjuicio de lo anterior, el principio de veracidad no tiene un carácter
absoluto debido a que la propia legislación limita su ámbito de aplicación a
aquellos supuestos en los que estemos frente a publicidad que trasmita un
mensaje objetivo. De este modo, solo aquellas afirmaciones objetivas
pueden ser evaluadas a la luz del principio de veracidad publicitaria.

Sin perjuicio de lo anterior, el principio de veracidad no tiene un carácter


absoluto debido a que la propia legislación limita su ámbito de aplicación a
aquellos supuestos en los que estemos frente a publicidad que trasmita un
mensaje objetivo. De este modo, solo aquellas afirmaciones objetivas
pueden ser evaluadas a la luz del principio de veracidad publicitaria 5.

V. El deber de sustanciación previa

4
Resolución N° 2378-2013/SDC-INDECOPI; Resolución N° 235-2014/CCD-INDECOPI; y, Resolución N°
0139-2015/SDC-INDECOPI.
5
Resolución N° 123-2012/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0363-2014/SDC-INDECOPI.

5
El deber de sustanciación previa constituye la única forma como el
anunciante debe ejercer la actividad probatoria propia del deber de
veracidad, conforme a lo estipulado en el artículo 8.4 del Decreto Legislativo
N° 1044. De esta manera, las reglas de pertinencia y admisibilidad de los
medios probatorios ofrecidos en un procedimiento por las partes se deben
guiar por la regla general de sustanciación previa, con lo cual se deben
admitir y evaluar solo aquellos medios probatorios pre-constituidos
presentados por el anunciante, esto es, aquellos que han sido elaborados
con anterioridad a la difusión del anuncio publicitario 6.

Ello implica que los anunciantes se encuentran obligados a probar, a través


de medios idóneos, la veracidad de las afirmaciones objetivas que difunden
en cada uno de sus anuncios, con la finalidad de ayudar a los consumidores
a tomar la mejor decisión de consumo.

Esta objetividad incluida en los mensajes publicitarios se sustenta sobre la


base de elementos comprobables, que son tomados en serio por los
consumidores. Por ello, cada uno de los anunciantes debe contar con los
medios probatorios necesarios (tales como la naturaleza del producto,
investigaciones desarrolladas sobre el producto que muestren la efectividad
obtenida por el uso del mismo, entre otros) que acrediten de manera veraz
las afirmaciones respecto de las características que gozan y mediante las
cuales son promocionados los productos y servicios, antes de la difusión de
los anuncios en el mercado.

A modo de ejemplo, es el caso en donde una empresa promocionaba


mediante un anuncio televisivo el producto “Modeline 20mg Parche”,
señalando diversas afirmaciones respecto del mismo como por ejemplo
“sistema coadyuvante en tratamientos reductores de peso” y “contiene fucus
vesiculosos, un extracto de alga marina que ha sido utilizado por la
medicina oriental desde hace más de cien años para controlar la obesidad”.
Es así que la CDC apreció que las afirmaciones cuestionadas tenían un
carácter objetivo y, por lo tanto, estaban sujetas al principio de
6
Resolución N° 0883-2013/SDC-INDECOPI.

6
veracidad. Al respecto, de la revisión de los documentos presentados
por la empresa imputada, se concluyó que ninguno tendría aptitud
para contribuir a la acreditación de dichas afirmaciones, dado que no
se tenía certeza de que estos fueron realizados de manera previa a la
difusión de la publicidad materia de imputación, por ello no habría
dado cumplimiento al principio de sustanciación previa que obliga a
los anunciantes a contar con los medios de prueba idóneos antes de la
difusión de su publicidad7.

Así también, un caso que se ha dado en la práctica es la denuncia realizada


en contra de una empresa que produciría infusiones y bebidas calientes. La
imputada habría promocionado su producto “Herbi, Choco Taza de 90
gramos”, incluyendo en la publicidad en empaque la frase “con canela y
clavo”. Es así que, luego del análisis realizado por la CDC respecto de
los medios probatorios, se concluyó que el informe que habría
adjuntado como medio probatorio para certificar dichas afirmaciones,
tendría fecha posterior a la difusión de la publicidad en el mercado,
por lo que dicha prueba no podría haber sido tomada en cuenta para el
análisis de la veracidad de la afirmación en cuestión toda vez que al
momento de lanzar al mercado el producto no se contaba con los
estudios necesarios que respaldasen que parte de su composición era la
canela y el clavo de olor8 .

A modo de conclusión, el deber de sustanciación previa implica que


antes de publicitar determinados atributos de un producto o servicio,
todo agente económico que califique como anunciante debe haber
comprobado dichas características y poseer las pruebas pertinentes 9.

Finalmente podemos ver que el deber de sustanciación previa deja de ser


una mera obligación formal debido a que adquiere relevancia como un
mecanismo de garantía que minimiza estos riesgos. En esa línea, al exigirle
al anunciante que cuente con pruebas previas a la exteriorización de su
7
Resolución N° 150-2012/CCD-INDECOPI.
8
Resolución N° 137-2015/CCD-INDECOPI.
9
Resolución N° 0083-2012/SC1-INDECOPI.

7
publicidad, se generan incentivos para que, desde el inicio de su difusión, la
pieza publicitaria cuente con un respaldo suficiente 10.

VI. El contenido del mensaje publicitario

VI.1. Mensaje publicitario subjetivo

Son las afirmaciones contenidas en un anuncio que, por la forma en


que son presentadas al consumidor, dan la impresión de que el anunciante
presenta declaraciones de parte mediante las cuales intenta convencer de
que se consuma el producto anunciado o se adquiera el servicio
promocionado

A modo de ejemplo, una empresa fabricante de pasta dentales, en su


publicidad utilizaba las frases “la mejor marca, al mejor precio”. La CDC
señaló que el término “mejor”, tanto en su calidad de adjetivo como de
adverbio, tenía diversas connotaciones de naturaleza subjetiva,
relacionadas con lo “preferible” o “conveniente”, por lo que su sola
inclusión, no era capaz de dotar al mensaje publicitario de parámetros
objetivos que permitieran determinar su veracidad, por lo que se
declaró infundada la denuncia11.

Otro ejemplo, aplicable a este tipo de mensajes fue el de una empresa


fabricante de salsas rojas para pastas, anunciaba que su producto es
una “salsa completa”. Al respecto, la CDC señaló que el término
“completa”, tenía diversas connotaciones de naturaleza subjetiva,
relacionadas con lo “perfeccionado” o “acabado”, por lo que su sola
inclusión en el anuncio analizado, no era capaz de dotar al mensaje
publicitario de parámetros objetivos que permitían determinar su
veracidad, en la medida que no existía un criterio unívoco de medición
que permitían concluir qué podía ser considerado como una “Salsa

10
Resolución N° 0271-2014/SDC-INDECOPI.
11
Resolución N° 189-2009/CCD-INDECOPI y Resolución N° 2337-2010/SC1-INDECOPI.

8
completa” considerando que dicho aspecto se encontraba relacionado a
los gustos de los consumidores que eran disimiles 12.

Adicionalmente, otro ejemplo que puede ayudar a esclarecer la idea sobre


de qué hablamos cuando estamos frente a mensajes publicitarios subjetivos
es el caso de una empresa que comercializaba maquinarias pesadas. Esta
empresa difundió un anuncio por el cual señalaba la siguiente afirmación:
“Maquinas – Herramientas Robustas de Alta Calidad”. En particular, la CDC
indicó que dicha frase no era capaz de inducir a error a los consumidores
respecto de las características y atributos de sus productos en tanto no se
presentaban parámetros objetivos que determinen exactamente en qué
consistía que sus productos eran de alta calidad. En tal sentido, dicho
colegiado destacó que resultaba evidente que los consumidores percibirían
dichas afirmaciones como un juicio de valor estimativo y unilateral del
anunciante respecto de sus productos, por lo que no era capaz de inducirlos
a error13.

VI.2. Mensaje publicitario objetivo

Son las afirmaciones contenidas en un anuncio que un


consumidor percibe, mediante una interpretación integral y superficial
como objetivamente comprobable, es decir, mensurable mediante un
sistema de medición comúnmente aceptado.
De manera ilustrativa, afirmaciones tales como “con peso certificado”
o “Treinta por ciento (30%) de descuento en juguetes para niño de dos
(2) a tres (3) años”, son afirmaciones que los consumidores perciben
como comprobables.

A modo de ejemplo, podemos citar el siguiente caso que contenía


afirmaciones objetivas que no fueron acreditadas por los anunciantes. Es
así que una empresa dedicada a la venta de calzado, afirmaba que sus
sandalias y sus zapatillas estaban diseñadas para “bajar de peso”,

12
Resolución N° 044-2015/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0566-2015/SDC-INDECOPI.
13
Resolución N° 085-2015/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0602-2015/SDC-INDECOPI.

9
“tonificar los músculos” y “mejorar la postura”. Al respecto, la CDC
observó que el mensaje transmitido a los consumidores tenía carácter
objetivo, dado que un consumidor consideraría que dichos beneficios
eran consecuencia directa del uso de dicho calzado en las actividades
habituales que tendría una persona (caminar, por ejemplo). De este
modo, a criterio del referido colegiado, las afirmaciones incluidas en la
publicidad en mención transmitían a los consumidores el mensaje de
que, como consecuencia directa del uso del calzado cuestionado, la
persona que lo haría bajaría de peso, tonificaría los músculos y
mejoraría la postura, sin necesidad de ninguna actividad adicional
fuera de la habitual.14

Otro caso adicional que ayuda a determinar en qué casos encontramos


mensajes publicitarios objetivos fue aquel en donde una empresa dedicada
a la venta de pastas dentales, difundió un anuncio que indicaba que la
siguiente afirmación respecto de su producto: “Es la única crema
dental con doce (12) beneficios y doce (12) horas de protección”. En
particular, la CDC consideró que dicha frase era de carácter objetivo e
informaba claramente a los consumidores que el producto anunciado
ofrecía, de manera exclusiva y excluyente, el referido número de beneficios,
por lo que correspondía a dicha empresa acreditar la veracidad de la
misma; sin embargo, no lo hizo.15

VII. La interpretación de la publicidad

De acuerdo a nuestra legislación16, la publicidad es evaluada por la


autoridad teniendo en cuenta que es un instrumento para promover en el
destinatario de su mensaje, de forma directa o indirecta, la contratación o el

14
Resolución N° 090-2012CCD-INDECOPI, emitida bajo el Expediente N° 195-2011/CCD.
15
Resolución N° 176-2012/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0414-2014/SDC-INDECOPI.
16
Decreto Legislativo N° 1044, Decreto Legislativo que aprueba la Ley de Represión de la Competencia
Desleal.

10
consumo de bienes y/o servicios. En ese sentido, respecto a una pieza
publicitaria en particular, dicha evaluación debe ser realizada sobre todo el
contenido de un anuncio, considerando que el destinatario de la publicidad
realiza un análisis integral y superficial de cada anuncio publicitario que
percibe.

Por otra parte, en el caso de campañas publicitarias, éstas deben ser


analizadas en su conjunto, considerando las particularidades de los
anuncios que las conforman. En primer lugar, cabe resaltar que el análisis
integral se refiere a todo el contenido de un anuncio, incluyendo las
palabras y los números, hablados y escritos, las presentaciones visuales,
musicales y efectos sonoros. Para establecer si un anuncio infringe lo
dispuesto en las normas publicitarias vigentes, debe ser analizado de forma
conjunta, tal como un consumidor aprehende el mensaje publicitario. Debe
destacarse, además, que el examen superficial de un anuncio publicitario es
el que surge de manera natural a los ojos de un consumidor que observa un
anuncio publicitario sin recurrir a interpretaciones alambicadas, complejas o
forzadas.

Es así que el concepto de examen superficial de un anuncio no se refiere a


un examen descuidado o irresponsable, sino a que el consumidor no hace
un análisis exhaustivo, profundo o especializado los anuncios que se
difunden en el mercado. Conforme a este postulado, los anuncios van a ser
juzgados de acuerdo a su contenido y al significado que el consumidor les
atribuiría según el significado común y usual de las palabras, frases,
oraciones e imágenes. En base a los elementos expuestos, la autoridad
interpreta los anuncios publicitarios difundidos en el mercado, evaluando
caso por caso, cuales pueden inducir a engaño a los consumidores.

VIII. Los actos de competencia desleal en la modalidad de engaño

La Exposición de Motivos del Decreto Legislativo N° 1044 define a


los actos de engaño de la siguiente manera:

11
“(…) una manifestación típica de competencia desleal. Se
producen cuando un agente económico transmite a los
consumidores un mensaje erróneo respecto de su actividad
empresarial, lo que puede generar que un consumidor prefiera la
oferta de dicho agente económico en desmedro de otros. Esta
conducta se considera desleal porque tiene un doble efecto
negativo: (i) en el consumidor, quien, a raíz de un acto de engaño,
podría adoptar una decisión de consumo que no resulta adecuada
a sus intereses; y, (ii) en los competidores, quienes podrían
perder la preferencia de los consumidores que desviaron su
elección a favor del agente que realizó la conducta de engaño.
(…) Esta discordancia entre las afirmaciones de los agentes
económicos y la realidad afecta la transparencia en el mercado.”

Debido a que la publicidad comercial es una de las herramientas de


competencia más dinámicas, utilizadas por los agentes económicos para la
captación de los consumidores, suele ser una de las maneras más
frecuentes a través de la cual se materializan los actos de engaño. Por tal
motivo, respecto de todos los actos de competencia y, de la publicidad en
particular, recae la obligación de no inducir a error al consumidor sobre las
características, atributos o condiciones de los bienes o servicios que
ofrecen en el mercado. A esto se conoce en doctrina como la exigencia de
respeto al principio de veracidad publicitaria. De acuerdo con el principio de
veracidad, las informaciones y/o imágenes que se difundan mediante un
anuncio publicitario deben ser ciertas y no deben inducir a error al
consumidor, ni de manera directa, ni por ambigüedad, ni por omisión, ni por
exageración.

VIII.1. Engaño por falsedad

El engaño por falsedad resulta ser el caso más simple de infracción


al principio de veracidad publicitaria pues implica que las afirmaciones
empleadas no corresponden a la realidad. A manera de ejemplo podemos
citar los siguientes casos que se han dado en la práctica:
12
- Una empresa del rubro de tiendas por departamento difundió una
publicidad que indicaba que su producto “Juego de Cuchillería”, era de la
marca “Home”, pese a que, en realidad, era de una marca distinta; dicha
afirmación generó una circunstancia susceptible de defraudar las
expectativas de los consumidores que adquirieron dichos bienes en la
falsa creencia que eran de la marca determinada en la publicidad 17.

- Un ejemplo adicional que puede ilustrar este supuesto es el de una


empresa dedicada a la venta de productos de almacén que difundió
publicidad por el cual ofrecía el producto “Barbie Video Girl” con una
reducción de precio equivalente al cincuenta por ciento (50%) de
descuento. Sin embargo, el anunciante nunca implementó en el mercado
dicha promoción para hacerla efectiva a los consumidores 18.

VIII.2. Engaño por inducción a error

Ocurre cuando las afirmaciones, aun siendo verdaderas, pueden


llevar a un consumidor a considerar que los productos y/o servicios
publicitarios poseen determinadas características de las que en realidad
carecen, lo cual depende de la forma en que son presentadas y/o de las
imágenes que las acompañan. Es decir, un consumidor considerará, en
base a la interpretación que ha dado al anuncio, que la oferta publicitada
posee determinadas características de las que en realidad carece.

- Un ejemplo que permite entender este criterio con claridad resulta ser el
caso de una empresa del rubro de combustibles, promocionaba la
participación de los consumidores en un sorteo, consignando como
ofrecimiento principal la siguiente frase: “Combustible gratis para toda la
vida”. Sin embargo, dicho premio sólo tenía una vigencia de veinticinco
(25) años, conforme se indicaba en el reverso del cupón. Al respecto, de
la revisión de la publicidad, la autoridad consideró que la frase

17
Resolución N° 117-2010/CCD-INDECOPI y Resolución N° 3210-2010/SC1-INDECOPI.
18
Resolución N° 059-2013/CCD-INDECOPI y la Resolución N° 2400-2013/SDC-INDECOPI.

13
“Combustible gratis para toda la vida” no era genérica, puesto que el
entendimiento usual de un consumidor lo lleva a concluir que, de ganar
el referido sorteo, tendría gasolina gratis para toda su vida. Por ello, un
consumidor entendería que el sorteo le otorgaría un premio que permite
a su ganador abastecerse indefinidamente de gasolina gratis, esto es,
sin sujetarse a algún límite de consumo y por toda la vida del elegido en
el sorteo. Sin embargo, conforme lo indicado por el denunciado, dicho
premio consistía en realidad en la entrega de S/. 180 000 en efectivo,
considerando un consumo mensual de S/. 600,00 por veinticinco (25)
años, por lo que el mensaje indujo a error a los consumidores y, por lo
tanto, se configuró un acto de engaño19.

- Como ejemplo adicional, respecto del presente tema fue el caso en


donde una empresa difundió anuncios sobre la organización de dos
diplomados de capacitación (“Recursos Humanos y su incorporación a la
Gestión Pública” y “Gestión Parlamentaria”), en los que consignó el logo
del Congreso de la República del Perú, dando a entender que los
referidos eventos cuentan con su respaldo. Sin embargo, la mencionada
empresa no presentó documento alguno que permita acreditar que
contaba con la anuencia de dicha institución para tal propósito 20.

VIII.3. Engaño por omisión de información relevante

Una modalidad de la inducción a error se genera mediante la omisión


de información, el cual puede verse expuesto el consumidor cuando la
publicidad carece de información respecto de algún aspecto esencial de un
producto y/o servicio.
Sobre el particular, se ha destacado que “para determinar si un anuncio
induce a error por omisión –y, en consecuencia, si se incurre en actos de
engaño– se debe analizar si los elementos que han sido mantenidos ocultos
son relevantes para formar en el consumidor una expectativa errónea en
relación con el mensaje publicitario que aprehende mediante un análisis

19
Resolución N° 3420-2012/SDC-INDECOPI.
20
Resolución N° 213-2013/SDC-INDECOPI.

14
integral y superficial del anuncio. Así, una publicidad será considerada
engañosa por omisión si un consumidor variase la expectativa que le
genera el mensaje publicitario y, en última instancia, su decisión de
consumo, al conocer los elementos omitidos en el anuncio. 21”

En particular, se han destacado dos (2) criterios para determinar si la


omisión de una información es relevante: (a) que, la información omitida no
resulte previsible por un consumidor razonable según los usos y costumbres
existentes en el mercado; y, (b) que la omisión de información desnaturalice
las condiciones en las que se realiza la oferta en el anuncio. En ambos
casos, la información omitida es relevante y, por tanto, su omisión
constituye un engaño al consumidor.

De manera ilustrativa, podemos citar el caso en el cual una empresa


dedicada al rubro de telecomunicaciones difundió una promoción del
servicio de “Internet Móvil” a alta velocidad a solo S/.49.00 por los dos
primeros meses. En el interior del anuncio se indicaba que la velocidad de
navegación en cualquier plan era de 2000 kbps. Sin embargo, el anunciante
omitió informar que en realidad la velocidad mínima garantizada era solo el
10%, a pesar que dicha omisión era capaz de inducir a error a los
consumidores respecto de las reales ventajas del servicio ofrecido 22.

VIII.4. Engaño por información inexacta y/o ambigua

De manera adicional a los supuestos anteriormente tratados, se ha


resaltado que el anunciante debe asumir la responsabilidad por las distintas
interpretaciones razonables que se generen como consecuencia de las
afirmaciones publicitarias ambiguas. Por ello, la responsabilidad del
anunciante no solo radica en transmitir información verdadera a través de
su publicidad, sino asegurarse que esta no sea susceptible de inducir a
error a los consumidores, al presentar, por ejemplo, un contenido inexacto
y/o ambiguo, que pueda desvirtuar los términos de la oferta anunciada.

21
Resolución N° 060-2012/CCD-INDECOPI y Resolución N° 1217-2013/SDC-INDECOPI.
22
Ídem.

15
En dicha situación, se ha concluido que, de existir ambigüedad sobre un
mensaje publicitario debido a las diversas interpretaciones derivadas de los
términos de un anuncio, este deberá ser interpretado a favor del público
destinatario, es decir, del consumidor.

Al respecto, existe un caso bastante útil respecto del supuesto planteado, se


trata de una empresa dedicada a la venta de productos importados, que
comercializó condensadores secos consignando las frases “MADE DUCATTI
ITALY” y “MADE IN CHINA”, en los empaques y en los mismos productos. Al
respecto, se determinó que dichas frases transmitían a los consumidores un
mensaje ambiguo respecto a la procedencia geográfica del producto. Por tanto,
dicha presentación era capaz de inducir a error a los consumidores, quienes
pudieron haber interpretado que se trataba de productos de origen italiano,
cuando esto no era cierto, dado que provenían de la República Popular China,
conforme se verificó en el procedimiento 23.

23
Resolución N° 020-2015/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0520-2015/SDC-INDECOPI.

16
Bibliografía

- Artículo 12.- Actos de comparación y equiparación indebida


- Fundamento jurídico 2, Expediente N° 185-2007-PA/TC
- Fundamento jurídico 3, Expediente N° 185-2007-PA/TC
- Resolución N° 2378-2013/SDC-INDECOPI; Resolución N° 235-
2014/CCD-INDECOPI; y, Resolución N° 0139-2015/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 123-2012/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0363-
2014/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 0883-2013/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 150-2012/CCD-INDECOPI.
- Resolución N° 137-2015/CCD-INDECOPI.
- Resolución N° 0083-2012/SC1-INDECOPI.
- Resolución N° 0271-2014/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 189-2009/CCD-INDECOPI y Resolución N° 2337-
2010/SC1-INDECOPI.
- Resolución N° 044-2015/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0566-
2015/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 085-2015/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0602-
2015/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 090-2012CCD-INDECOPI, emitida bajo el Expediente N°
195-2011/CCD.
- Resolución N° 176-2012/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0414-
2014/SDC-INDECOPI.
- Decreto Legislativo N° 1044, Decreto Legislativo que aprueba la Ley de
Represión de la Competencia Desleal.
- Resolución N° 117-2010/CCD-INDECOPI y Resolución N° 3210-
2010/SC1-INDECOPI.
- Resolución N° 059-2013/CCD-INDECOPI y la Resolución N° 2400-
2013/SDC-INDECOPI
- Resolución N° 3420-2012/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 213-2013/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 060-2012/CCD-INDECOPI y Resolución N° 1217-
2013/SDC-INDECOPI.
- Resolución N° 020-2015/CCD-INDECOPI y Resolución N° 0520-
2015/SDC-INDECOPI.

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