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Cuento corto para hablar con los niños sobre la

vergüenza

Una mañana más, Teo se despertó sudando y muy alterado. Era una
pesadilla recurrente: a su alrededor había gente que no había visto en su vida.
De repente algo pasaba y empezaba a ponerse colorado como un tomate,
más que un pimiento morrón, y al ver cómo lo miraban y se reían de él deseaba
hacerse invisible y desaparecer para siempre de la faz de la tierra.

- ¿Qué te sucede, hijo? ¿Otra vez esa pesadilla? - preguntó alarmada la madre
acariciando su flequillo húmedo por el sudor.
- ¡Todos se ríen de mí! ¡Qué vergüenza! - dijo muy triste.

- ¿Sabes por qué se ríen? ¿Estás seguro de que se ríen de ti? - preguntó la
madre de nuevo.

Teo no encontraba respuesta a la pregunta de su madre, solo sabía que se


sentía muy avergonzado ante esas personas desconocidas.

Esa noche se acostó con el pensamiento de que debía averiguar el motivo por el
que sentía esa vergüenza que lo hacía sufrir tanto.

De nuevo estaba en la calle, iba solo, la gente paseaba a su alrededor sin


prestarle atención. Se acercó para ver algo en el escaparate de una tienda y, de
repente, se vio reflejado: ¡estaba desnudo!

Teo se miró al cuerpo y efectivamente iba desnudo por la calle. Dio un grito, a la
vez que se tapaba con una mano la boca y con la otra entre las piernas, y sus
aspavientos hicieron que los que por allí pasaban pusieran su mirada en él. En
ese momento sintió muchísima vergüenza y empezó a ponerse muy colorado.
Fue entonces cuando la gente empezó a reír al verlo tan nervioso.

Aún no había amanecido y Teo fue a despertar a su madre.

- ¡Mamá, mamá, ya lo sé! ¡Lo he descubierto! - le gritó - me miran porque voy


desnudo por la calle.

Su madre le pidió que le contara detalladamente su pesadilla.

- Así que - dijo su madre repitiendo las palabras del niño - ¿vas desnudo por la
calle, y nadie te mira hasta que te das cuenta al verte reflejado en un
escaparate? ¿Cuánto tiempo llevabas paseando? - le preguntó.

Teo miró a su madre dubitativo. Tenía razón. Nadie lo había mirado, nadie había
visto su desnudez hasta que él mismo gritó y llamó la atención de la gente.

Desde ese mismo día, Teo dejó de tener pesadillas.

Actividades de comprensión tras la lectura del cuento


infantil
La comprensión lectora es una destreza muy importante para el aprendizaje de
los niños, por eso, debemos trabajarla desde la escuela pero también desde
casa. A continuación te proponemos algunos ejercicios que están relacionados
con la lectura.

1. Preguntas de comprensión lectora y para reflexionar


Empezamos con una tanda de preguntas. Para atraer la atención y proporcionar
un repaso lúdico a los niños, te proponemos que se las hagas como si fuera un
juego o un concurso, más que como un examen. Algunas de estas preguntas
sirven como ejercicio de comprensión lectora y otras harán que el niño reflexione
y aprenda de lo que le ocurre al protagonista de la historia.
• ¿Qué pesadilla tiene Teo una y otra vez?
• ¿Cómo se siente en la pesadilla?
• ¿Qué le dice su madre que haga?
• ¿Alguna vez has tenido un sueño parecido a los de Teo?
• ¿Qué es la vergüenza? ¿Cómo te sientes cuando tienes
vergüenza?
• ¿Recuerdas alguna vez en la que te hayas sentido así?

2. Ilustrar el cuento infantil


Pídele a tu hijo o hija que haga un dibujo para ilustrar el cuento. Este es un
ejercicio muy creativo que sirve para que los niños practiquen sus habilidades
manuales. En el caso de los niños algo mayores, puedes proponerles que hagan
un cómic con distintas viñetas que narren la historia. De esta forma, también
estarán trabajando la comprensión lectora.

3. Inventar un nuevo final para el cuento


Un ejercicio muy divertido, y que suele dar lugar a resultados muy
sorprendentes, es pedirles a los niños que inventen un final alternativo o que
continúen la historia. Si les animamos, además, a escribir su final en una hoja,
estarán trabajando la expresión escrita, la ortografía, la caligrafía, etc.

Consejos para gestionar las situaciones vergonzosas


Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido vergüenza. Es una
emoción común que nos hace sentir algo desagradable, pero que resulta
inevitable. Tal y como se explica en 'Un recurso ante la vergüenza interna, la
autocompasión' de Elisa García para la Universidad de Comillas (España), la
vergüenza se considera una emoción autoconsciente, porque requiere que nos
evaluemos a nosotros mismos.

Esto significa que sentimos vergüenza según la experiencia que cada uno tiene
de sí mismo, lo que condiciona nuestra manera de ser y estar en el mundo.
Cuando sentimos vergüenza, nos sentimos expuestos y juzgados, ya sea a nivel
emocional o físico, porque nos sentimos por debajo del resto de la gente.
Los padres podemos ayudar a nuestros hijos a gestionar una situación en la que
sentimos vergüenza. Veamos algunos consejos.

- Evitar todas las frases que no validen la emoción


'¿Te ha mordido la lengua el gato?', 'sigue así y volvemos a casa', '¡ya se le
pasará!'. Estas son algunas de las frases que debemos evitar porque no ayudan
al niño o la niña a gestionar esta emoción, sino que la invalidan.

- Acompañar y explicar esta emoción


Cuando el niño o la niña tiene esta emoción que resulta un tanto desagradable,
quiere que le acompañemos, le consolemos y estemos a su lado (ya sea física o
emocionalmente, según cada niño). Podemos aprovechar una vez pasado el mal
trago, para enseñarle que eso que ha sentido es una emoción que se llama
vergüenza.

- Leer poemas o cuentos sobre la vergüenza


Leer cuentos como este de Teo o poemas como 'El oso infeliz' ayuda a los niños
a comprender en qué consiste esta emoción y a aprender.

- Trabajar la autoestima de los niños


Enseñarles a reírse de todo, darles un empujón de ánimo y motivación, decirles y
demostrarles todas las cualidades que tienen... Son recursos para trabajar la
autoestima de los niños y que se sientan con más fuerza para enfrentarse a los
momentos de vergüenza que puedan darse en su día a día.

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