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Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar con la moneda, Jack, que además
era bastante tacaño, la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de
plata. Incapaz de salir de allí el diablo ordenó al granjero que le dejara
libre, pero Jack respondió que no lo haría a menos que prometiera volver
al infierno para no molestarle durante diez años
Pasado ese tiempo, el Diablo apareció de nuevo ante Jack para llevárselo
al infierno, pero Jack pensó de nuevo rápidamente y pidió un último deseo:
Lucifer accedió, pero cuando se hallaba subido en el árbol, Jack talló una
cruz en su tronco para que no pudiera escapar. En esta ocasión pidió que
nunca más pudiera el diablo reclamar su alma para el inframundo. Satanás
accedió y Jack se vio libre de su amenaza.
Tras morir Jack se dirigió al cielo, pero fue detenido en las puertas de San
Pedro, impidiéndosele el paso pues no podían aceptarle por su mala vida
pasada, y le enviaron al infierno. Pero en el infierno tampoco podían
aceptarlo ya que el Diablo se lo había prometido en el trato que hizo con
él.
Y arrojó a Jack unas ascuas ardientes, las cuales el granjero atrapó con
una calabaza hueca que llevaba, mientras burlonamente agradecía la
improvisada linterna que así obtuvo.
Condenado a deambular por los oscuros caminos, anduvo sin más luz que
la linterna en su eterno vagar entre los reinos del bien y del mal. Con el paso
del tiempo Jack el Tacaño fue conocido como Jack el de la Linterna o
«Jack of the Lantern», nombre que se abrevió al definitivo «Jack O’Lantern».
FIN