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Resumen Farmacología
Resumen Farmacología
Ingestión de fármacos
Biodisponibilidad:
Efecto de un fármaco: interferir con una función celular (nunca genera una nueva
función celular). Sitios de acción están relacionados con los receptores, que son una
zona de reconocimiento de sustancias endógenas y cuyo rol fisiológico se relaciona
con:
Membrana celular
• Estabilidad química
• Forma farmacéutica
Distribución
Las células endoteliales están "soldadas" entre sí mediante uniones estrechas, de tal
manera que no queda ninguna solución de continuidad, abertura o poros entre ellas, a
través de los cuales la sustancia activa pueda salir sin dificultad desde la sangre y
pasar hacia el líquido intersticial. La barrera hematohística se encuentra en la red
capilar de nuestro organismo de maneras diferentes. La permeabilidad de la pared
capilar para los medicamentos está determinada por las particularidades estructurales
y funcionales de las células endoteliales. En la mayor parte de las redes capilares, por
ejemplo en el musculo cardiaco, las células endoteliales se caracterizan por una
pronunciada actividad transcitótica. Esto se demuestra por las numerosas
invaginaciones y vesículas que se observan en las células endoteliales. La actividad
transcitótica produce un transporte de líquido desde el torrente sanguíneo hacia el
intersticio y viceversa. Las sustancias disueltas en este líquido, es decir, también los
medicamentos, pueden atravesar la barrera hematohística. En esta forma de
transporte, las propiedades fisicoquímicas de las sustancias activas no desempeñan
ningún papel de importancia. Por otra parte, existen redes de capilares (p, ej., en el
páncreas) cuyas células endoteliales presentan las denominadas ventanas. A pesar de
que las células están estrecha mente unidas entre sí aparecen poros que contienen
una estructura denominada diafragma. Este diafragma y la membrana basal pueden
ser atravesados sin dificultad por sustancias de bajo peso molecular, es decir, por la
mayoría de los medicamentos: pero también en cierto grado por macromoléculas, por
ejemplo, proteínas como la insulina. Su capacidad de pasaje está determinada por el
volumen y la carga de las macromoléculas. Los endotelios con ventanas intracelulares
se encuentran, por ejemplo, en las redes capilares del intestino y de las glándulas
endocrinas. En el cerebro y en la medula espinal, es decir en el sistema nervioso
central (SNC), las células no poseen poros y no existe prácticamente ninguna
actividad transcitótica. Para traspasar la barrera hematoencefálica, la sustancia activa
debe pasar entre las células endoteliales, es decir, atravesar las membranas luminal y
basal. Este tipo de pasaje a través de la membrana requiere determinadas
propiedades fisicoquímicas de la sustancia activa 0 un mecanismo de transporte (p.
ej., L-DOPA). En el endotelio de los capilares del cerebro existe otro mecanismo de
protección. Una proteína transportadora (glucoproteina P) tiene la capacidad de
bombear de regreso a la sangre determinadas sustancias extrañas que han
penetrado. 10 En el hígado no existe ninguna barrera para el intercambio de
sustancias entre la sangre y el intersticio, y las células endoteliales presentan grandes
aberturas o ventanas (100 nm de diámetro) hacia el espacio de Disse, donde ningún
diafragma ni membrana basal dificulta el intercambio de sustancias. Las barreras de
difusión también pueden estar localizadas más allá de la pared capilar como la barrera
placentaria, que está formada por las células del sinciciotrofoblasto amalgadas una
con la otra, o la barrera hematotesticular, formada por células de Sertoli unidas entre sí
por uniones ocluyentes.
Las enzimas de la fase 1 introducen a los llamados grupos funcionales, que modifican
al fármaco anexándole un grupo —OH,¬ —COOH, —SH, —O— o —NH2. La adición
de grupos funcionales aumenta muy poco la hidrosolubilidad del fármaco, pero puede
alterar de manera sorprendente sus propiedades biológicas. El metabolismo de la fase
1 se conoce como fase de funcionalización del metabolismo del fármaco; las
reacciones que llevan a cabo las enzimas de esta fase inactivan al medicamento
activo. En ciertos casos, el metabolismo, por lo general la hidrólisis de un enlace de
éster o amida, provoca la activación biológica del fármaco. Los fármacos inactivos que
son metabolizados hasta activarse se denominan profármacos. Las enzimas que
llevan a cabo las reacciones de oxidación de la primera fase son CYP,
monooxigenasas con flavina (flavincontaining monooxygenases, FMO) e hidrolasas de
epóxido (epoxide hydrolases, EH).
Las enzimas que participan en la fase II del metabolismo de los fármacos son las
responsables de la inactivación de los metabolitos activos o inactivos formados en la
fase I, produciendo sustancias que pueden ser eliminadas fácilmente del organismo.
Aunque las reacciones de la fase II son básicamente reacciones de destoxicación, en
ocasiones el compuesto conjugado puede ser activo (p. ej., la morfina-6-glucurónido) o
tóxico. Las reacciones de conjugación más habituales son las realizadas por las
siguientes enzimas: glucuronil transferasas, N-acetil transferasas, metiltransferasas,
sulfotransferasas, y glutatión transferasas. Los metabolitos resultantes de los procesos
de la Fase I pueden no ser suficientemente hidrosolubles como para eliminarse
rápidamente por la orina. Por ello, la finalidad de los procesos metabólicos de Fase II
es la formación de metabolitos más hidrófilos y de rápida eliminación,
fundamentalmente a través de la orina. Los procesos de la Fase II reciben también el
nombre de conjugaciones, que pueden tener lugar con diversos compuestos
endógenos, tales como el ácido glucorónico, el sulfato, el glutatión o ciertos
aminoácidos, entre otros. Glucuronidación Los glucorónicos son los metabolitos
resultantes de los procesos de conjugación del ácido glucorónico, uno de los
metabolitos de oxidación de la glucosa. La forma reactiva del ácido glucorónico en el
organimso es el UDP-glucoronato, en el que el ácido glucorónico se
SISTEMA NERVIOSO
. El sistema nervioso autónomo (SNA) está constituido por circuitos neuronales que
regulan la función de órganos periféricos como el corazón, el pulmón, el sistema
vascular y el tracto gastrointestinal. Como sistema visceromotor eferente, coordina las
respuestas adaptativas que permiten mantener el equilibrio del medio interno; su
función principal es el mantenimiento de la homeostasis y, como su nombre indica, no
está sujeto al control voluntario. La importancia funcional del SNA se pone de relieve
durante el envejecimiento, cuyos cambios alteran el control de los órganos periféricos,
o en condiciones patológicas como resultado de una lesión de las neuronas periféricas
durante un traumatismo o por una enfermedad metabólica como la neuropatía
diabética. A nivel periférico, el SNA consta de tres divisiones: el sistema nervioso
simpático (SNS), el sistema nervioso parasimpático (SNP) y el sistema nervioso
entérico (SNE). El SNS y el SNP se distinguen por su organización anatómica; las vías
eferentes del SNA pueden separarse en una división craneosacra correspondiente al
sistema parasimpático, y una división toracolumbar, correspondiente al sistema
simpático.
NEUROTRANSMISIÓN
NEUROTRANSMISIÓN COLINÉRGICA
ACETILCOLINA/RECEPTOR
3) placas motoras terminales del músculo esquelético, inervadas por los nervios
motores somáticos.
4) ciertas sinapsis en la periferia y dentro del sistema nervioso central (SNC), donde
las acciones pueden ser presinápticas o postsinápticas. Cuando se administra ACh por
vía sistémica, tiene la capacidad de actuar en todos estos sitios; sin embargo, como
compuesto del amonio cuaternario, su penetración en el SNC es limitada, y la
butirilcolinesterasa del plasma reduce las concentraciones de ACh que llegarían a las
zonas de la periferia con el flujo sanguíneo. Los receptores muscarínicos se
encuentran también en las células ganglionares autónomas y en la médula
suprarrenal. La estimulación muscarínica de los ganglios y de la médula suprarrenal
suele considerarse moduladora de la estimulación nicotínica.
Propiedades farmacológicas
Aparato cardiovascular.
Inhibidores reversibles
Los carbamatos son más resistentes que los acetatos frente a la hidrólisis debido al
menor carácter electrófilo de su grupo carbonilo. Esta menor velocidad de
regeneración de la enzima da lugar a su inhibición temporal, aunque reversible. Por
último, es interesante destacar que, de acuerdo con el mecanismo de acción de los
carbamatos como inhibidores reversibles de la enzima acetilcolinesterasa, la actividad
muscarínica del carbacol y del betanecol puede explicarse también a través de un
mecanismo de este tipo.
Hay varios grupos de anticolinérgicos debido a que existen varias zonas anatómicas,
con distintos tipos de receptores que son afectados por el neurotransmisor acetilcolina.
En este caso, nos referiremos a los anticolinérgicos con acción sobre los receptores
muscarínicos, llamados entonces antimuscarínicos, o antagonistas muscarínicos. Los
antagonistas muscarínicos responden al perfil característico del antagonismo
reversible competitivo ya que muestran elevada afinidad por los receptores
muscarínicos pero su actividad intrínseca es nula. Al impedir la unión de la acetilcolina
sobre sus receptores, su aplicación terapéutica se basa en aprovechar las
consecuencias derivadas del bloqueo del sistema parasimpático.
Como los compuestos cuaternarios penetran mal por la barrera hematoencefálica, los
antagonistas de este tipo ejercen poco o ningún efecto en el sistema nervioso central.
Las glándulas submucosas están inervadas también por las neuronas parasimpáticas
y tienen receptores M3 de manera predominante. Debido en gran parte a la
introducción del ipratropio y tiotropio inhalados, ha resurgido el tratamiento
anticolinérgico de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma (provocan
broncodilatación). Los alcaloides de la belladona inhiben las secreciones de nariz,
boca, faringe y bronquios y, por tanto, desecan las mucosas de las vías respiratorias.
Tubo digestivo: El interés por las acciones de los antagonistas de los receptores
muscarínicos en estómago e intestino culminó en su uso como antiespasmódicos en el
control de trastornos gastrointestinales y de la úlcera péptica. Disminuyen la motilidad
intestinal. Secreción. La secreción salival parece estar mediada por receptores M3 y
es muy sensible a la inhibición por los antagonistas de los receptores muscarínicos,
que pueden abolir por completo la abundante secreción acuosa inducida de manera
parasimpática. La boca se seca, y quizá se tornen difíciles la deglución y el habla. Los
antagonistas de los receptores muscarínicos reducen en grado notable las
secreciones gástricas durante las fases cefálicas y de ayuno. En contraste, sólo se
inhibe en parte la fase intestinal de la secreción gástrica. No necesariamente se
reduce la concentración de ácido. Las 66 células gástricas que secretan mucina y
enzimas proteolíticas se encuentran bajo una influencia vagal más directa que las
células secretoras de ácido, y la atropina disminuye su función secretora. Motilidad.
Los nervios parasimpáticos intensifican el tono y la motilidad y relajan los esfínteres, y
con ello facilitan el paso del contenido de las vías gastrointestinales. En sujetos
normales y en individuos con enfermedades de dichas vías, los antagonistas
muscarínicos originan efectos inhibidores duraderos en la actividad motora del
estómago, el duodeno, el yeyuno, el íleon y el colon, que se caracterizan por
disminución en el tono y en la amplitud y la frecuencia de contracciones peristálticas.
Se necesitan dosis relativamente grandes para obtener dicha inhibición. Otros tipos de
músculo liso. Vías urinarias. Los antagonistas muscarínicos disminuyen el tono y la
amplitud normales de las contracciones de uréter y vejiga y a menudo eliminan la
intensificación del tono ureteral inducida por fármacos. Vías biliares. La atropina ejerce
una acción antiespasmódica leve sobre la vesícula biliar y los conductos biliares en el
ser humano. Glándulas sudoríparas y temperatura. Las dosis pequeñas de atropina o
escopolamina inhiben la actividad de las glándulas sudoríparas, y la piel se torna
caliente y seca. La sudación puede deprimirse lo suficiente para que se incremente la
temperatura corporal, pero sólo después de grandes dosis o a temperatura ambiental
elevada.