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DEBATES Y PROBLEMÁTICAS CONTEMPORÁNEAS:

COLONIALIDAD Y LIBERACIÓN.
Dos pensadores centran sus preocupaciones en éstas problemáticas: Aníbal Quijano e Inés
Fernández Mouján.

En primera instancia, nuestro análisis profundiza en los elementos centrales de la teoría de la


colonialidad del poder (concepto central del pensamiento decolonial) para luego abordar algunas
otras nociones que plantea Anibal Quijano, tales como la experiencia histórica de la formación de la
colonialidad, la tensión entre la reoriginalización- resistencia- subversión y la represión-
reabsorción cultural.
En segunda instancia, abordaremos las reflexiones que propone Inés Fernández Mouján respecto a
las marcas de la colonialidad y la liberación en la educación. Allí, trabaja por una historización
de las marcas de la colonialidad y la liberación en la educación tanto en nuestro país como en
América Latina, teniendo en cuenta, la noción de pedagogía de la liberación planteada por Paulo
Freire.

El inicio de ésta lección consiste en plantear la importancia que tiene la contextualización de


los debates en relación con la educación y los aportes de éstos al campo problemático de la
Filosofía de la educación. (ESTA PARTE, ENTIENDO YO, ES LO QUE EXPLICA POR QUE
HABLAMOS DE EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, COLONIALIDAD, Y TODOS LOS
CONCEPTOS… NOS UBICA EN EL TIEMPO PARA PLANTEAR COMO LLEGAMOS A LA
EDUCACIÓN QUE TENEMOS HOY EN DÍA)

Algunas nociones centrales del pensamiento de Anibal Quijano:


Este autor señala que desde la colonización- colonialidad es claro que existen unos Estados con
mayor poder que otros. Se pone de manifiesto en las diferencias que se establecieron entre las
metrópolis y sus colonias, lo que a su vez instauró un esquema mental que justificó y legitimó la
desigualdad en el moderno sistema mundo. La colonialidad se refiere, justamente, a esto.
Varios intelectuales coinciden en que la conquista de América fue condición de posibilidad para la
construcción del moderno sistema- mundo. El descubrimiento de América dio lugar a la imposición
de un sistema jerárquico de clasificación de poblaciones, articulado sobre la idea de raza; y a formas
de control sobre el trabajo y sus productos.
Quijano concuerda y plantea que la colonialidad y la modernidad son ejes del patrón mundial de
poder capitalista, que se propaga al conjunto del mundo con la constitución de América.
La modernidad implica, entonces, un particular universo de relaciones intersubjetivas de
dominación, de hegemonía eurocentrada, que funde las experiencias del colonialismo y las de la
colonialidad con las necesidades del capitalismo, puesto que esta clasificación racial/ étnica va
dando forma a las nuevas identidades societales de la colonialidad.

Para Quijano la noción de “colonialidad del poder” implica tres ideas centrales:
- Poder como red de relaciones: Quijano sostiene que el poder, a escala societal, es un espacio
y una malla de relaciones sociales de explotación/ dominación/conflicto, articuladas, básicamente,
en función y en torno de la disputa por el control de:
El trabajo y sus productos; “la “naturaleza y sus recursos de producción; el sexo, sus productos y la
reproducción de la especie; la subjetividad y sus productos, materiales e intersubjetivos, incluido el
conocimiento; y la autoridad y sus instrumentos de coersión en particular, para asegurar la
reproducción de ese patrón de relaciones sociales y regula sus cambios.
- Heterogeneidad estructural: Esta idea entiende que existe un patrón de poder que articula los
diferentes elementos que constituyen la sociedad sin implicar un reduccionismo o simplificación.
Para Quijano no es posible comprender el modo en que existe una determinada formación social y
la manera que opera el poder que la configura.
- Totalidad: Para Quijano la totalidad es un campo de relaciones que articula un conjunto de
elementos heterogéneo, discontinuo y conflictivo. Es el campo de relaciones en que un determinado
hecho social puede ser explicado y adquirir sentido.
En síntesis, la noción de “colonialidad de poder” acuñada por Quijano, se sostiene en la siguiente
premisa; las diferencias que se establecieron a partir de la conquista/colonización entre la metrópoli
y sus colonias instauraros un esquema relacional que justificó y legitimó la desigualdad en el
contexto del moderno sistema mundial, persistiendo como colonialidad más allá y más acá de la
colonización.
Otro concepto que propone Quijano, es la noción de reoriginalización; se sostuvo de manera
permanente, aunque no logró establecerse como un patrón de poder, quedando subsumido en la
colonialidad del poder.

En las últimas décadas, principalmente a partir de los años 70, el patrón del poder se ha afirmado,
dando surgimiento a la globalización (la estructura financiera y comercial tiende a ser más integrada
que antes. Con la formación de un bloque de poder que aparece como la autoridad de todo el orden
mundial). Esta globalización también incluye la lucha de los explotados y dominados del mundo.
Esta re- concentración del poder (globalización), no afectó de modo igual, sistemático y coherente a
todos los países, puesto que el ejercicio del poder es heterogéneo, contradictorio y conflictivo.

Para Quijano desde el inicio de este proceso operó la destrucción de las sociedades y las culturas de
los pueblos dominados. Este patrón de poder se configuró de la siguiente manera:
1. Se organizó sobre la idea de raza.
2. Se definió la nueva identidad de los colonizados.
3. Se atribuyeron nuevas identidades sociales.
4. Fue impuesto un patrón de poder racionalizado: jerarquización, desigualdad, reproducción de
nuevas identidades (europeas y no- europeas)
5. Se crearon instituciones y mecanismos de dominación que preservaran el nuevo fundamento
histórico de clasificación social.
6. Se denominó a las poblaciones campesinas, nómades e iletradas.
7. Se impidió a los pueblos colonizados objetar sus imágenes y símbolos. Se les obligo a abandonar
sus prácticas de relación con lo sagrado.
8. Se explicitó la conflictividad como un rasgo necesario y permanente.
9. Se estableció el antagonismo histórico entre: europeos o blancos y los indios, negros y mestizos.

De este modo, la vergüenza por la propia cultura, la simulación de los ajeno y la mímesis operaron
como patrón de disciplinamiento social.

La colonialidad y la liberación en la educación (Inés Fernández Mouján)


La autora plantea la necesidad de historizar las marcas de la colonialidad y la liberación en la
educación en Argentina y en América Latina. Para ello tiene en cuenta la noción de pedagogía de la
liberación planteada por Paulo Freire.
Fernández Mouján aborda la cuestión de la “colonialidad del poder” como una matriz que
organiza las relaciones sociales de un modo particular: jerárquico, clasista, sexista y racializado.
Esta modalidad se remonta a los procesos de la conquista de América y tiene luego su impacto
en la educación. Su intención es desocultar esas marcas de la “colonialidad” que se
entrometieron, y todavía perduran, en los Estados nacionales conformados en el siglo XIX y
en sus programas educativos. Su objetivo es poner esas marcas en vinculación con la noción
de “liberación”; más precisamente con la pedagogía de la liberación de Paulo Freire.
Su análisis parte de una noción de “identidad” histórica, que busca poner de manifiesto los recursos
y discursos de las élites criollas que pretendieron hegemonizar un relato único de identidad, como
algo dado de suyo, acabado e indiscutible en nombre del cual se ha exterminado y sometido a gran
parte de la población nativa. Este relato ha sido transmitido a través del sistema educativo.

Señala que América tiene dos fases en relación con su invención/ descubrimiento:
- La que corresponde al Renacimiento europeo, y coincide con una primera modernidad (siglo XV);
“Europa” queda convertida en centro de la historia mundial, otorgándole carácter de subalternidad
al resto de las regiones y situándolas en la periferia. La autora afirma que “En la huella de la
modernidad/ colonialidad se inician en América Latina los procesos emancipatorios, procesos de
independencia que se proponen, entre sus objetivos, construir un sistema educativo propio y
determinar las funciones que se le asignará a la educación en la constitución.

- La invención de América Latina en el siglo XIX por Napoleón, en el contexto de la segunda


modernidad; Se hizo necesario fundar un nuevo legítimo, una nación que uniera a los hombres que
habitaban en un mismo territorio. Para algunos, la educación va a ser el camino para lograr ese
objetivo, la posibilidad de consolidar la identidad de una nueva república.

El enunciado pedagógico “educar al soberano” (propio de la Ilustración) junto a la máxima kantina


del uso público de la razón y la institución escolar, se convirtieron en pilares fundamentales para el
proyecto emancipatorio que arrancó en 1810. En ese mismo contexto, se diseñaron sistemas
escolares hegemonizados por la colonialidad. El programa intelectual de sarmiento es una expresión
contundente de lo anterior.
Sarmiento sostuvo una serie de acciones que oscilaban entre la represión física y el afán de
construir. Propuso la eliminación física de gauchos e indios, que eran la barbarie rural; (para él los
nativos resultan desacreditados como sujetos pedagógicos, no son capaces de ser educados) y se
inclinó por la idea de que la construcción de la nación solo sería perdurable si lograba producir
nuevos sujetos civilizados por medio de la educación. Más tarde, el imaginario sarmientino que
suponía la aniquilación de lo diferente se vería complementado por la campaña de exterminio
comandada por Roca en la Patagonia.

Además del discurso de Sarmiento, se hicieron oír en América del sur otras voces disonantes a los
programas eurocentrados. El marco de las nacientes repúblicas la educación latinoamericana tenía
como núcleo organizador y como sustento a la población pobre y marginada, a la que consideraba
con las mismas dotes intelectuales y con los mismos derechos de acceso a la educación que el resto
de los habitantes.
Tal es el caso del filósofo y educador venezolano Simón Rodriguez, antecedente insoslayable de la
pedagogía de la liberación. Desde su mirada ilustrada, pero en el reconocimiento del otro negado,
de aquel que la corona había excluido por no contar con atributos para ser sujeto de la historia, dado
que no tenia pureza de sangre, comienza a plantear que la educación debe cumplir un papel central.

Otros caso es el del conocido pedagogo brasilero Paulo Freire…

Después de las independencias, la pedagogía se constituye en esa tensión entre proyectos


hemogeneizantes e igualitarios, entre la lógica liberadora y la civilizada; tensión que se hace visible
en las políticas públicas y en la cotidianidad escolar.
Como se señala en la década del 50 y del 60 del siglo pasado, las marcas de la colonización
quedaron impresas en los cuerpos realizados, en las relaciones sociales jerarquizadas, en las lenguas
originarias amputadas, etc.
Siglos de colonización, de dominación, no quedan atrás fácilmente; por el contrario siguen
operando y teniendo sus efectos en el presente.

Concluyendo ambos planteos trabajados en la presente lección centran el interés en las trazas de la
colonialidad que persisten en las prácticas, instituciones y epistemologías en América Latina. El
poder se constituye en su materialidad y en el marco de procesos históricos y sociales. Es
fundamental reconocer que el modo en que el poder se distribuye y opera tiene una historia, que
deja sus marcas en múltiples niveles de la vida social.

LA EDUCACIÓN FUE PARTE VITAL DE LOS PROYECTOS INDEPENDENTISTAS EN


NUESTRA AMÉRICA QUE, SIGNADOS POR UNA LÓGICA EUROCENTRADA, SE
FOCALIZARON EN LA MÁXIMA ILUSTRADA DE “EDUCAR AL SOBERANO”. EN
CONSECUENCIA, LA ESCUELA COMO INSTITUCIÓN PRAGMÁTICA SE IRGUIÓ SOBRE
UN PATRÓN COLONIAL DE PODER.

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