EN EL BICENTENARIO

N E S T O R L U J A N , F E D E R I C O SOPEÑA, R O S E N D O U L A T E S ,
JOSEP CASANO V AS, XAVIER M O N T S A L V A T 6 E Y J O S E PAL Al)

^ ^ ^ ^ ^

1
P A R A Q U I

N O B E B E N

S O L O

L A E T I Q U E T A

la afirmación
"Sólo para entendidos"
referida al C a v a Segura V i u d a s ,
nó queda en simple frase
de inspiración publicitaria.

Quienes saben beber

no aceptan otro.

Oc U Heredad Segura Viudas. San Sadumí de Moya

 Barcelona. 12 de diciembre de 1970 — Número de 64 páginas — 15 pesetas.
Segunda época — Año XXXII — N." 1.732
Director;
Xavier Uontsalvatge Bassols
Editada por •Publicaciones
y Revistas. S. A.»
Consejo de Ciento. 425.
Tel. 246 23 05(5 líneas)
Barcelona
Depósito legal B 5097 - 1958
Impreso en
Gráficas Industriales. S. A.
Consejo de Ciento. 425 - Barcelona
SUMARIO El premio Nobel
«Sr. Director de DESTINO
Notas Con relación al premio Nobel a Soljenit-
M Delibes 9 "L'lsard". Se trata de "On día d'lvan
sin, tu colaborador Pere Gimferrer (DES-
TINO, 17-10-70) escribe, entre otras cosas:
"Que los burgueses y reaccionarios de la
Cartas de Sempronio 10 Academia Sueca aprovechen las ocasiones
para hacer "su" política no puede extra-
ñamos".
Cartas de Italia (2) Al entrecomillar "su" política, déla que
Urfoino flote en el aire un olor gratuito que sólo
José Pía 12 la palabra corrupción puede venir a soco-
rrernos. Pero aguí su colaborador va equi-
vocado, y por muchas razones: Si una
José María Castellet: academia, un jurado, debe tener un plan
El desafio a sí mismo (¿su política?) para conceder un premio,
para enriquecer el conocimiento del señor
Carmen Alcalde 14 Gimferrer, paso a informarle algunos de-
talles que rigen para la concesión del pre-
La muy Real Academia, mio Nobel: "Se señala que son competen-
o los estertores del moribundo tes para proponer candidatos: los ante-
riormente laureados, en su dominio espe-
Baltasar Porcel 17 cial, los miembros de Zas instituciones en-
cargadas de adjudicar los premios y los in-
dividuos que forman parte de los comi-
Camisa de fuerza para los tés Nobel (Si. cada uno en su sección, los
sindicatos británicos titulares de una cátedra de la especialidad
M. Madridejos 18 en cuestión, en alguna de las universida-
des mencionadas en los reglamentos, y los
sabios que hayan sido especialmente invi-
Los problemas del libro religioso tadas a emitir su opinión, los presiden-
J. Jiménez Lozano 21 tes de las sociedades literarias represen-
tativas (premio Nobel Literatura), los in-
El blcentenario de Beethoven dividuos de ciertas organizaciones extran-
jeras, parlamentarias o jurídicas (premie
Néstor Lujan 23 de la Paz). Todo aquel que proponga su
propia candidatura queda automáticamen-
Beethoven, un clásico de la juventud te excluido. Las proposiciones a candida-
tos deben ser presentadas a más tardar el
Federico Sopeña 26 31 de enero a la respectiva. institución.
Las propuestas que lleguen después de esa
El verdadero maestro de Beethoven lecha generalmente son estudiadas ya el
Rosendo Llates 28 próximo año. Hay seis comités Nobel, que
actúan independientemente entre sí y ba-
jo riguroso secreto. De acuerdo con el de-
L. v. Beethoven, un proceso abierto seo del testador, los jurados no deberán
Josep Casanovas 30 tener en consideración la raza, la nacio-
nalidad, ni la religión de los candidatos
sino seto los méritos de cada uno. Bien,
1770 - Beethoven -1827. ahí está el armaje de la "política" que ya
Un mito musical entre dos épocas no le causa "extrañeza" y que con toda
sangre fría escribe "los burgueses y reac-
Xavier Montsalvatge 32 cionarios de la Academia Sueca".
Lo que al parecer causa extraña en Bar-
Beethoven visto por Wagner celona, ya que Gimferrer dice "no puede
José Palau 36 extrañamos", en Italia, por ejemplo, la
concesión del premio no causó estupor,
sencillamente porque ya se esperaba algo
Palma de Mallorca: en ese sentido, que el premio iba a ir este
Exposición antológica de Guinovart año a Rusia o a la Argentina. Veamos.
Maria Lluisa Borris 44 El sesudo "Corriere della Sera" hizo este
año un sondeo internacional sobre el po-
sible ganador del Premio Nobel de Litera-
tura 1970. E l resultado: 1) A. Soljenítsin.
2\ Jorge Luis Borges. Esto fue publicado
en dicho matutino el día 6 de octubre —o
Portada el 7. no recuerdo exactamente ahora, pero
fue con seguridad en los primeros diat de
Un retrato del joven octubre—. E l día 8 de octubre, a la una de
Ludwig van Beethoven en sus la tarde, se leía en Estocolmo el nombre
primero.*' años de Viena. del ganador.
St lo que deja implícito el señor Gimfe-
Con motivo del blcentenario rrer y no tiene el coraje de decirlo (dará-
de su nacimiento, que se celebra mente en su citado comentario sobre la
i la semana próxima Academia Sueca, de estar más o menos
¡ —por lo menos el del bautizo. corrupta, es algo que no le agradezco, y
que rechazo por incompetente. Ignorancia
7 de diciembre, única fecha y desconocimiento del asunto que trata.
:onocida exactamente—, Instituciones que premian regularmen-
jublicamos una serie te, con respeto y seriedad absolutos, hay
muchas en el mundo, nadie lo duda. Sin
ie artículos sobre la figura del embargo, y quitando de lado nuestro típi-
qtan músico. co chauvinismo latino —invención de Na-
poleón—. que creemos que todos los pre-
mios deben caer "en casa", si el pre-
mio Nobel tiene fama es precisamente
por su seriedad, y no por ninguna políti-
ca rastrera*
BERNARDO GARCETE SALDIVAR
iCopenhague)
L a s traducciones
de Soljenítsin
.Sr. Director de DESTINO
A propósito del premio Nobel Alexan-
der Isaievítch Soljenítsin se ha dicho por
el señor Pere Gimferrer y por unos comu-
nicantes de la sección "Cartas al Director"
que "las traducciones del mismo no ofre-
cían ninguna garantía de autenticidad».
Referíanse a las traducciones castellanas de
"El primer círculo" y "Pabellón de cance-
rosos". Olvidaban unos y otros que la prime-
ra traducción de Soljenítsin que se hizo
"directamente del ruso" en los países de
Occidente lo fue al catalán, y la publicó
Editorial Vergara en 19S4 en su colección
Denissovitx". traducida por August Vidal,
catalán de Llagostera. profesor de la Uni-
versidad de Moscú a partir de 19SS, tra-
ductor, además, directamente del ruso
claro está, de Dostolewskí. Chehov. Ilya
Ehrenburg. Esta traducción de Soljenít-
sin hecha por August Vidal, profesor de
Filología en la Universidad de la capital
de Rusia, ofrece, pues, "todas las garan-
tías de autenticidad".»
RAUON CIRERA
Una nota del diario de
Miguel Delibes
«Si. Director de DESTINO
En el número de DESTINO de 14 de no-
viembre. Miguel Delibes publica, entre
otras, la siguiente nota:
10 de agosto. — Esta nocti? se nos
presentó inopinadamente Edgar Pauk
Traía su tesis —"Miguel Dell bes: De-
velopment oí a writer"— terminada.
Dn enorme volumen de más de 500 fo-
lios. Apenas llegado me preguntó:
"¿Qué tiene Viñó contra usted?"
•"¡Oh. nada! —le dije—, son dos ma-
neras diferentes de entender la tras-
cendencia. Para él llamar Plerre al
protagonista de una novela, ambien-
tarla en París y arrancar diciendo:
""Hoy he roto cor Dios", es muy tras-
cendente. Para mi. la trascendencia
depende de la carga humana de la
novela, aunque el protagonista se lla-
me Crescenciano". " i Ah!". dijo él. Ce-
namos juntos y charlamos largo rato.
A grandes rasgos me explicó el trabajo,
ya que no leo inglés. Me parece bien
orientado. Pauk ha dejado la Univer-
sidad de Yale y está ahora en Queens
College. en Nueva York.
No oculto que me conmueve en las li-
bras más profundas que un hombre que
no se llama Crescenciano Pérez, sino na-
da menos que Edgar Pauk, que frecuenta
lugares tan exóticos como el Queens Co-
llege y que escribe cosas de titulo tan so-
noro coma "Miguel Delibes. Development
of a writer", viaje desde los Estados Uni-
dos y lo primero que haga al llegar sea
preguntar por mi. Ahora bien, si leemos
entre líneas, se llega a estar seguro de que
también a Miguel Delfbes le halaga que el
autor del mamotreto sea Mr. Pauk. más
que si lo hubiese sido el Crescenciano.
Tanto que. según se desprende de su no-
ta, si llega a saber inglés se lee los qui-
nientos folios en la sobremesa.
Menos mal que la explicación de Deli-
bes sobre mi supuesta postura fue clara
y contundente y el avispado Mr. Pauk la
comentó con un simple "¡Ahí", que, ti
no. se enfría la sopa- St yo tercio ahora,
es para aclúrar extremos que me concier-
nen. En primer lugar, para decir que yo
no tengo nada contra Miguel Delibes. Yo
he juzgado sus obras un poco menos fa-
i-orablemente de lo que se acostumbra, en
mi libro Novela española actual (Guada-
rrama. Madrid. 1967), pero desde un pun-
to de vista meramente estético-cultural
Y lo he hecho, creo, razonadamente, en
un considerable número de páginas y
aportando textos de sus obras, que —afli
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El esperaba en su apartamento a una chica muy mona. 'Lo
Se puso su nueva camisa TERLENKA YOUNG, su pantalón A
TERLENKA YOUNG, su americana TERLENKA YOUNG. san
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Notaba que sería su día de éxito, i Que bien le sentaba pre
está moda ¡oven! De repente entró ELLA, con un delicio- te
so traje... de novia! mu
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. . . Y A C O S T U M B R E S E A G U S T A R ! TY-OI-70
® Marca ragiafada por LA S€OA OE BARCELONA, 3. A. para loa artieulot (abocados a basa Qa to ítbra-nllo podaatar u homotogadoa aagún norma
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ie puede ver— no desdrño en absoluto, ni Opino que si un kilo de pan tiene que
mucho menos. valer el doble, para que desde el agricultor
No recuerdo Haber afirmado nunca que hasta la dependienta que lo expende sean
la trascendencia consista "en llamar Fie- bien remunerados y con todas tas venta-
rre al protagonista de una novela, am- jas sociales, ¡que lo valga! Pero podemos
bientarla en París y arrancar diciendo: y debemos comer pan, sin aditivos ni téc-
"Hoy he roto con Dios." Más aún, niego nicas perjudiciales para la salud humana.
que tal conclusión pueda sacarse de la En el reciente aniversario de las Nacio-
lectura de mis novela*. Ninguna de ellas nes Unidas, el doctor Puigvert hablaba de
tiene un protagonista llamado Fierre ni la importancia que ciertos países dan a la
ningún otro nombre extranjero. Todos mis medicina preventiva. Pues bien, yo vivo Cuando la moda pasa por Modelo, se convierte en algo
protagonistas son españoles y, con excep- la experiencia de que muchas personas,
ción de Nos matarán Jugando (Cid, Ma- especialmente jóvenes, ante dos panes, estrictamente personal.
drid, 1962), a la que alude Delibes {tu normalmente elaborado uno y artificial- Estamos especializados en realzar la elegancia de una persona:
primera frase es "Ayer he roto con Dios", mente el otro, optan contentos por el úl- Usted
no "hoy"), cuya acción se desarrolla mi- timo. Opino que esto entra de Ueno en el
tad en Sevilla, mitad en París, como la campo de la educación, lo que no té si Abandone lo "standard"
juventud de la mayoría de los pintores se- nuestra ley lo habrá previsto. Pues no se y admire su propia colección
villanos que conozco, y el protagonista es trata de tener más o menos conocimientos de prendas de abrigo.
un pintor sevillano; con excepción de matemáticos, literarios, artísticos, etc.. etc.
Nos matarán Jugando, digo, todas mis no- tino conciencia ciudadana de lo que es Visítenos,
velas, que son once, se desarrollan en Es- la medicina preventiva, superlativamente estará de acuerdo
paña; algunas de ellas, en pequeño» pue- rentable para todos. con nosotros.

el
blos de Sierra Morena.
Imposible no es, por supuesto, que una A. GALLEGO CALAF
novela con protagonista de nombre Cres-
cenciano resulte una novela trascendente, Tito en Barcelona
pero el cato curioso es que el fenómeno
es, de existir, bastante excepcional. T ello tSr. Director de DESTINO:
porque existe —y sería muy interesante
estudiarlo— una estética, como existe una En el número ¡,729 de la revista de su
sociología de los nombres propios en la digna dirección y en la sección "Cartas
novela. Quien bautiza a su protagonista ai Director", he leído una carta suscrita
como Crescenciano o Restítuto es evidente por Nuria Rosell, en la que se afirma que
que tiene, al menos en su subconsciente, el actual mariscal Tito estuvo en Bar-
la intención de hacer literatura costum- celona.
brista. Extraigan ustedes nombres sueltos Efectivamente, es ello totalmente cierto,
de las novelas de Cunqueiro, de Andrés pues dicho político, y con el nombre de
Bosch, de Rafael Sánchez Ferlosio, y, aun José Brocz, formaba parte de las Brigadas
fuera de tus respectivos contextos, refle- Internacionales y, con el grado de coronel,
jarán contenidos cttlturales: sociológicos, mandaba el Regimiento del Servicio de
estéticos, aun económicos. Un nombre Tren del Ejército cuyo cuartel ocupaba
bien colocado a un personaje de novela el convento de las Religiosas del Sagrado
vale por toda una etopeya. Y cualquier Corazón de Jesús que poseen aún en la
novelista conocedor del material que ma- barriada de Sarria de '.a ciudad de Bar-
neja, como el propio Miguel Delibet, in- celona, el cual, como todos los demás con-
tuye esto y actúa en consecuencia. ventos religiosos, había sido previamente
Me gustaría mucho tener ocasión de - confiscado, lo que puedo asegurar formal-
explicar las razones por ¡as cuales mi mente, por cuanto yo serví como soldado
critica a Miguel Delibes tuvo unos ribetes en dicto regimiento durante la pasada
de dureza, que yo reconozco, de los que guerra civil.
evidentemente carecen otros capítulos del Vivía muy bien instalado en una gran
libro, aun conteniendo críticas desfavora- torre del paseo de la Bonanova, asimis-
bles; y pido permiso al director de esta mo incautada, y diariamente se traslada-
revista para explayarlas en otro escrito. ba al cuartel en un severo sedán precedi-
Este ya va resultando demasiado largo. do de dos motoristas que le daban es-
Quiero recalcar solamente que, de tener colta.
algo contra, seria contra la obra, no con- Algunas veces se apeaba a tomar un re-
tra la persona, que me merece todos los fresco en un bar que aún existe y está si-
respectos. tuado en la que se considera como la pla-
ta Mayor de Sarriá, formando esquina
M. QARCIA-VIÑO con el citado paseo de la Bonanova.
(Madrid) En el citado cuartel del S.T.E., se re-
pasaba el material móvil y se organiza-
El pan que comemos ban los servicios que efectuaban los en-
laces-motoristas del ejército rojojt
«Sr. Director de DESTINO: JUAN A. DE CHOPITEA
En el DESTINO nr 1.729 del día Tito en San Quirico
21-11-70, nos hablan del daño que han he-
cho a ciertos productores de panificación de Besora
los persulfatos empleados en la elabora-
ción del pan. Mi más sincera felicitación tSr. Director de DESTINO:
a todos por divulgar este grave atentado
a productores y consumidores de tan bá- En el n - 1329 de DESTINO, leo una
sico alimento. carta de Nuria Rosell que asegura vio al
Soy panadero de oficio, si bien actual- famoso dictador yugoslavo Tito en Barce-
mente no lo ejerzo, pero he laborado siem- lona, como contraste de las afirmaciones
pre en el ramo de la alimentación y estoy de José Fia que dice son falsos los infor-
al tanto de tales transgresiones. Hace unos mes de que Tito estuvo en Cataluña.
meses, se intentó dar un poco de luz so- Para fortalecer la breve carta de Nuria
bre la mala calidad del pan a raíz de Rosell y para dar unos datos curiosos so-
unas cartas al director de "La Vanguar- bre el famoso Tito, puedo añadir que en
dia", las cuales fueron eclipsadas con 1938 las Brigadas Intefnacionales perma-
una columna de humo mediante tres ar- necieron bastantes días en San Quirico de
tículos consecutivos, me parece recordar Besora, y Tito, que por aquel entonces se
de un tal señor Almagro; dando teda hacía llamar José Broz, o algo asi, era eZ
clase de excusas a las simientes, a la ma- mandamás de la tropa. Hablan invadido
la calidad de los trigos y harinas, a los varios garajes que habilitaron para cuar-
silos, productores, etc., etc. Algo había de teles, y Tito, con varios oficiales, estaba
verdad en dichos artículos, pero nadie ha hospedado en una casa más o menos im-
divulgado la cruda realidad como lo hace portante del pueblo, donde te le conside-
el señor Elíseo Bayo en su revista DESTI- raba invitado de honor. En aquel tiempo,
NO y que yo conocía, por habérseme lla- en San Quirico de Besora, como supongo
gado la boca más de una vez, por haberlo en ta mayoría de los pueblos, se pasaba
debatido más de una vez entre amigos, e hambre, y, coincidiendo con fechas de ene-
incluso, en una sección de estudio en el ro y febrero un frío atroz asolaba al pue-
Club de Amigos de la UNESCO sobre blo. Se consideraba gente privilegiada
"Los aditivos en los alimentos." a las casas que podían matar un cerdo,
Ahora bien, ¿cómo es que la inspección ya que estaba totalmente prohibido, igual
sanitaria no se dio cuenta} No se necesita (y ahora rememoro el film de Autant-La-
ser ningún lince para alarmarse ante la ra, "Travesía de París") que la resistencia
presencia de ese pan tan exageradamen- francesa en la ocupación nazi.
te voluminoso, en relación a su peso, que
muchas (no todas) panaderías expenden,
Por entonces, el alcalde del pueblo, ti
mal no recuerdo, José Reixach Perolíu,
El P r i m e r C e n t r o C o m e r c i a l d e l V e s t i r
1875
está cargado de aditivos. Porque no hay obsequió a Tito y tu* oficiales con una
ninguna harina de trigo, por rica en glu- matanza de cerdo como una fiesta ex- Rambla de Canaletas, 131
ten que sea. que haga semejantes pro- traordinaria, de la que se habló en todo
digios. el pueblo como un despilfarro de lujo en I Aparcamiento gratuito en Plaza de Cataluña, Haza Garduña
lej O I G A N T E : C E R V A N T E S
Miguel de Cervantes Saavedra. 1547-1616. Este es el tema del primer libro de la colección "Los Gigantes, la nueva
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EDITORIAL PRENSA ESPAÑOLA - Serrano, 61 - Madrid-6

 DmiNO
14 CAMPEONAS
PUBLICARA LA PROXIMA SEMANA EL NUMERO EXTRAORDINARIO DE NA-
75 ANIVERSARIO DEL CINE DEL CALCULO
VIDAD DEDICADO AL:
y puestas silenciosas, inmediatas... |y luminosasl
EN ESTE NUMERO SE ABORDARAN LOS SIGUIENTES TEMAS:
• EL CINE: PASADO. PRESENTE Y FUTURO
•
•
EL CINE ENTRE LA CIENCIA Y EL ESPECTACULO
EL CINE COMERCIAL Y EL CINE ESPECULATIVO
• LA HISTORIA DEL CINE DESDE EL PUNTO DE VISTA DE UN ESPECTADOR
• EL CINE DE VANGUARDIA
• LOS FESTIVALES CINEMATOGRAFICOS Y SU ALCANCE
• CRONOLOGIA
• REVISTAS DE CINE BARCELONESAS
UN CENTENAR DE PAGINAS EN HUECOCOLOR
un momento critico de la guerra españo-
la, en este caso el hambre que corría por
doquier*
JOAQUIN ROCA VILAGELW
Concentración en el Prado
«Sr. Director de DESTINO:
Nos dirigimos a usted con el ruego de
que haga pública en las páginas de DES-
TINO —sin amparamos en más requisi-
tos que en los de la ética profesional-
la presente carta colectiva, suscrita por
un grupo de artistas plásticos que nos
consideramos mora!mente agraviados por
el artículo "Entre Atocha y el Prado".
aparecido en el número de DESTINO
correspondiente al pasado Zl de noviem-
bre y firmado por Francisco Umbral.
Lamentamos muy de veras que en una
revista tan aguda y solventemente diri-
gida por usted —y cuya tónica general
nos garantiza siempre un riguroso enfo-
que de los distintos problemas plantea-
dos—, haya aparecido una "Crónica de
Madrid" como la que motiva esta répli-
ca. Como usted fácilmente podrá compro-
bar, y con independencia de los erróneos
datos que en dicho articu'o se manejan,
el señor Umbral utiliza una frivola pre-
ponderancia de la burla a todas luces im-
procedente. Creemos que no es ésa una
forma mínimamente correcta para expo-
ner una cuestión que para todos nosotros
obedeció a razones de integra solidaridad
humana y de espontánea actitud ética an-
te un hecho concreto: la detención de un
profesional de la crítica de arte y la so-
licitud de libertad para alguien en preca-
rio estado de salud. ¿Cómo puede otro
profesional del periodismo degradar el
planteamiento de ese serio problema a
unos términos francamente injuriosos pa-
ro cuantos de algún modo intervenimos
en él!
El relato que hace el señor Umbral de
los hechos adolece, por otra parte, de una
mínima objetividad informativa, aún más
palpable por la alegre irresponsabilidad
del tono. Ni los que nos concentramos
en el Museo del Prado —unos 70. según
desde l a
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p a r a todas las empresas
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datos facilitados por la prensa diaria—
estamos unidos a los Intereses de una mis-
ma galería de arte, ni se encontraba en-
tre nosotros el actor Francisco Rabal, ni
un buen número de los congregados pro-
fesa a Moreno Galván —como tal críti-
co— un especial agradecimiento, ni se
personó en el museo el señor Pérez Em-
bid, ni la policía procedió a ningún tipo
de explicaciones al respecto, etc. Quien
se entrevistó con nosotros fue el señor
Salas, subdirector del Musco, por cuyo
digno conducto nos llegó la notificación
oficial de que Moreno Galván iba a re-
cíbir el tratamiento médico que su salud
'.ligia y se (ba a iniciar la inmediata
tramitación de su libertad condicional.
Exactamente con esos auténticos fines nos
concentramos en el Prado: no nos movió
otro impulso que el emanado de un noble
H decidido sentimiento de solidaridad hu-
mana y profesional. Se podrá estar en
desacuerdo con esa actitud nuestra, pero
lo que no resulta admisible es que se ai-
ree públicamente una irrespetuosa y ten-
denciosa información al respecto*
ARCADIO BLASCO
(Siguen diez firmas) C O M P E T C S - 6 6 1 . Circuito integrado con capacidad para
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tos, memorias para almacenarlos, etc. Pregúntele sobre
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Les envío ésta para comunicarles que
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mación, les diré que soy estudiante de
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Mi dirección es:
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Rodríguez 70 (Altos)
Entre Rabí y San Indalecio Iparraguirro, 64 - S E V I L L A , San Roque, 2 - V I S O , Policarpo Sanz, 14 -
Santos Suárez M U R C I A , Florídablanca, 3 - S A N T A C R U Z T E N E R I F E , Robayna.B
La Habana. Zona Postal, 5
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< J O Y E R I A - P L A T E R I A - R E L O J E R I A - P A S E O D E G R A C I A . 18 - BARCELONA es
 puro beneficio, sino que permitan em-
prender otras aventuras de mayor am-
crónicas bición. Pero ocurre, además, que el
cine-taquilla madrileño también está

NOlAS
haciendo crisis, como consecuencia de
^ / l a d n d una crisis económica que parece ser
más amplia y como resultado de la
inevitable saturación de los públicos
del fin de semana, que a veces digieren
el trasplante de secuencias enteras de
unas películas a otras, siempre en tor-
no de los mismos tópicos y los mismos
Francisco Umbral chistes. Incluso nuestro cine-risa tiene Miguel Delibes
que renovarse, porque los que han ve-
nido detrás de Masó se han limitado
en muchos casos a copiarle, sin apor-
tar nada personal, y el público, que ni
es tonto ni lo parece, está empezando
a quedarse en casa viendo por la tele
viejos celuloides de mejor calidad, ba-
ñados además por la nostalgia del
tiempo en que se estrenaron.
L a gente del cine dice que el mal
de éste, en España, es la censura. «El
jardín de las delicias» debe de ser pe-
lícula con clave, según dicen. Elias
Querejeta es un productor joven y va-
liente que está produciendo lo mejor
de Saura y que parece dispuesto a 28 de agosto. — Hoy estuvimos en R. Los dos últimos matrimonios que
jugárselo todo a un cine que diga co- vivían allf el año pasado se han bajado al valle y el pueblo ha quedado

El
sas, a un cine digno estéticamente y
comprometido en lo ideológico. E l caso
de Elias Querejeta no tiene muchos
imitadores en Madrid. Emiliano Pie-
dra, productor de «Fortunata y Jacin-
ta», está jugándose una fortuna a la
vacío. Recorrer las callejas casi obstruidas por la ortiga y la zarzamora en
medio de un silencio sepulcral, impresiona. Casi lo más patético es
que falte el cacareo de una gallina y el rebuzno de un asno. Me acordé de
una novela que tengo empezada y que ignoro si terminaré algún día, en
la que desarrollo el tema del éxodo rural castellano. Aparte este problema,

cine
renovación del cine que se hace en
Madrid. Mientras el eje Pledra-Fons
tiende muy cuerdamente a la revitali-
zación cinematográfica de nuestros
grandes novelistas, como Baroja y Oal-
dós, el eje Saura-Querejeta apela a Ra-
fael Azcona para crear historias con
significación actual. Pero duele ver a
estos hombres jugándose su suerte y
su dinero de manera personal, sin una
estructura económica que los respalde.
Fernando Fernán-Gómez, que es un
talento demasiado importante para lo
que puede digerir el cine español, ha
hecho recientemente una película para
Masó.
incidiría una vez más en el del cainismo español. Los dos matrimonios
supervivientes de R. que marcharon este año estaban regañados entre
sí. Pero no sólo no se hablaban, sino que unos a otros se ahorcaban los
gatos y se envenenaban los perros. Yo le preguntaba al señor P. cuando
me acercaba por allí qué hacía en los largos inviernos, bajo la nieve.
•jCofto! ¿Qué quiere usted que haga? Cojo una carga y a esperar a que
escampe.» «Bueno, señor P. — le decía yo —, ¿y si se tira nevando tres
semanas?». Yo quería saber hasta dónde llegaban sus defensas contra la
soledad. •¡Coñol — r e p e t í a é l — . Pues agarro otra carga y listo.» Poco a
poco iba centrándole sobre lo que me interesaba: -Pero leerá usted o
pensará algo, ¿no?». -Mire usted, a mí leer no me gusta. En cuanto a pen-
sar, ¿qué quiere usted que piense? Lo único, de Pascuas a Ramos, me
decía: Anda P., que si te da un mal, te mueres aquí como un perro.» El
señor P. no pensaba m á s . Le he recordado al ver mudo el reloj de la
iglesia. Y he recordado las mil historias que me contaba cada verano. Las

E
l cine español recibía una ayuda
ministerial proporcional a los be-
neficios de taquilla. Esto no dejaba
de tener sus inconvenientes. De
ahora en adelante, la ayuda será en
proporción inversa a esos beneficios,
basta llegar a un limite de taquilla je
en que la ayuda desaparece por com-
pleto. Nuestro cine está en un momen-
to económico delicado. ¿Por qué iba a
ser una excepción el cine? Primando al
cine m á s comercial no se primaba la
calidad, es obvio, sino que se contri-
bula a redondear un negocio. Primando
al cine no comercial se corre el peligro
de proteger mediocridades, pero tam-
bién se amparará de alguna forma el
cine de ambición artística y baja co-
mercialidad.
E l señor Masó, el productor m á s
activo del país, es además guionista.
Escribe muchos guiones y los cobra
bien, pues su comercian dad está ase-
gurada. Cuando la distribuidora, con-
vertida en productora, le acepta un
guión a Masó, le paga asimismo para
que se encargue de dirigir la produc-
ción. Y luego le paga un tanto por
ciento sobre los beneficios de la pelí-
cula. Esto no quiere decir que el señor
Masó disfrute de un trato de favor,
sino que ha conseguido acertar con la
comercialidad máxima dentro de un
cine de mercados limitados. Otros le
imitan con menos éxito. Desde la pura
exigencia artística e intelectual, hay
gente que le reprocha a este cine su
falta de ambición. E n todos los países
existe un cine de consumo que es la
base económica e industrial imprescin-
dible para que unos cuantos artistas
puedan hacer el otro cine.
E l problema es que en Kspañ» nos
hemos quedado en esto, en el juego
económico, en el cine de consumo, y
que, salvo la catalana Escuela de Bar-
celona, casi nadie ha encontrado los
cauces adecuados para que los bene-
ficios del cine de la Oran Via reviertan
de alguna forma, siquiera sea modes-
tamente, en el celuloide experimental.
Digamos que el cine-taquilla ha cum-
plido o está cumpliendo su misión. Ha-
bría que encontrar la manera de que
esas películas no se transformen en
Masó le rogaba a Fernán-Gómez que
rodase algunos planos supletorios y
Fernán-Gómez decía:
—No quiero que me pase lo que a
Orson Welles. Orson Welles rueda mu-
chos planos supletorios, de reserva, y
acaba poniéndolos todos en la pelícu-
la. Yo no los ruedo, y asi no caigo en
la tentación de ponerlos.
Vicente Escrivá rueda una película
ambiciosa. L a protagoniza Alfredo Lau-
da. Alfredo Landa es otro gran actor
desaprovechado. Nuestra rutina mental
tiende a hibernar al actor en su pri-
mer papel de éxito para que lo repita
hasta la muerte. Alfredo Landa da bien
de hortera madrileño y va a ser difícil
que le dejen hacer otra cosa. Hay sub-
venciones estatales a las películas en
proporción al volumen del presupuesto
del film, y algún experto en estas
cosas piensa en hinchar ese presu-
puesto y alargar las semanas de rodaje
para cobrar m á s subvención. Seguimos
en plena picaresca, en el cine como
en todo. Madrid es corte de los mila-
gros picaros y el picaro madrileño
siempre encuentra la manera queve-
desca de sacarle los cuartos a alguien.
Un director de cine madrileño viene
a ganar medio millón de pesetas por
película. Quienes se llevan los grandes
beneficios son las distribuidoras, es
decir, los intermediarios, como en tan-
tos otros negocios. E s un fenómeno
típico del capitalismo español. E l con-
trol de taquilla está muy confuso y pa-
rece que el dinero gordo se lo puede
llevar alguien que no ha puesto las
manos en la película. Los americanos,
que tienen debilidad por hacer pelícu-
las rusas, han alquilado el teatro Espa
ñol de Madrid por una quincena para
convertirlo en el teatro Real de Moscú
y rodar en él unas escenas con muchos
zares y muchas bombas. Parece evi-
dente que a los americanos les gustaba
más la Rusia de los zares. E n estas
películas americanas se apunta todo el
que puede, desde el ayudante de direc-
ción madrileño al figurante tránsfuga
que maneja un inglés de Torremolinos
y puede ganarse mil pesetas por hacer
de anarquista y tirar un petardo en
la Revolución de Octubre.
casas de piedra noble, la mayor parte de ellas blasonadas y con arcos de
dovela en los zaguanes, empiezan a derrumbarse bajo la presión de la
madreselva y la zarzamora.
29 de agosto. — La inestable paz de Oriente Medio no parece que vaya a
durar mucho. E s una pena. Este verano ha traído cuatro noticias para mí
muy esperanzadoras: el acuerdo germano-ruso, el nombramiento de repre-
sentante del Vaticano en Yugoslavia, la buena marcha de las conversacio-
nes ruso-americanas para la limitación de armas estratégicas y el alto el
fuego en Oriente Medio. Todo, especialmente esto último, un tanto preca-
rio; pero ciertamente durante los últimos años no han abundado las no-
ticias positivas. Mientras no lo tengamos frío continuaremos agarrándo-
nos a un clavo ardiendo.
1 de septiembre. — Falleció Mauriac. Me ha afectado la noticia aunque la
esperaba. Estos grandes cerebros cristianos estimulan mi fe. No importa
que la lectura de Mauriac — cuyas novelas tal veZ por seguir el consejo de
Glde, su contradictor (-es con los buenos sentimientos con los que se
hace mala literatura»), estaban cargados de pecado— me desconcertara.
Me bastaba su fe. En uno de sus libros más íntimos afirma que a menudo
le producía repugnancia acercarse a comulgar junto a ciertas personas.
Yo he notado a veces la misma sensación, tan poco cristiana. Tenía un
gran talento Mauriac aunque el momento no sea muy propicio para reco-
nocerlo. He pensado en Jiménez Lozano. Para él sí habrá sido un gran
golpe la pérdida de Mauriac. Le seguía semana a semana en su •blok-
notes» del «Fígaro» y conocía su obra a fondo.
2 de septiembre. — Al fin se ha incorporado a «El Norte» Paco Martín
Abril. Creo que esta nota diaria de Paco, cargada de nostalgia y de acen-
drado vallisoletanismo. viene muy bien al periódico. Sedante, literalmente
impecable, es un contrapeso conveniente a las páginas inquietas y tensas
que solemos hacer.
3 de septiembre. — Se c a s ó mi hija Angeles — la primera en desfilar —
en una ceremonia impresionantemente sencilla, muy de mi gusto, en la er-
mita de Moradillo de Sedaño (ocho vecinos). Siento una gran conmoción
Interior.
4 de septiembre. — Concluí «Los rusos de hoy», del periodista soviético
recién exiliado Leonid Vladimirov. La lectura me ha Interesado aunque el
libro, sin pretensiones filosóficas por supuesto, es demasiado esquemáti-
co e incompleto. De todos modos, d e s p u é s de lo visto en Checoslovaquia,
lo de Rusia no me ha sorprendido. Los miembros del partido equivalen a
los privilegiados en los sistemas capitalistas. Su dios es también la pro-
ducción. El hombre sirve a las máquinas. Y los desheredados, como en
Occidente, viven hacinados esperando ocho o diez años a que el Estado-
padre les ceda un piso de treinta metros cuadrados. El capítulo referente
al control de la prensa lo podía haber escrito yo. Es la misma cosa.
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«El nuevo movimiento obrero a par-
tir de una situación que le viene dada,
en la que Impera una concepción cor-
porativa del sindicato, basada en la
supuesta armonía entre las clases, ma-
nifiesta con fuerza desde un principio
su carácter de clase. Pues por muchas
frases que se redacten y muchos de-
cretos que se publiquen sobre la "su-
peración" y la "armonía", los obreros
ingiilmos siendo explotados y al defen-
demos creamos necesariamente instru-
Rostropovich y los once solistas. — La "vie-
mentos de clase. Y en las condiciones
de nuestro pais. con grandes necesida- jentud" triunfa con el tango. — "Caribes"
des insatisfechas, con ciertas dificul-
tades s la hora de ejercer ciertos dere-
chos y libertades y una larga tradición
y contraministros en la recepción cubana. —
societaria, el conflicto de clases ad-
quiere con gran celeridad un carácter Siguiendo el rastro tarrasense de Torres
de contestación, difícilmente integra
ble en sistema capitalista, por muchos
malabarismoe que hagan nuestros teó-
García
ricos del neocapitallsmo.
•Es importante constatar que el nue-

vo movimiento obrero ha nacido con .
un gran contenido anticapitalista, con
una clara vocación de emancipación de
U D e l f í n la clase obrera, y esta esperanza e.*-
hoy ya patrimonio común de toda la
clase y no de este o aquel partido.
Otra cosa seria a la hora de discutir
las formas que deberá adoptar la nue-
va sociedad. Aquí surgirían posible-
Arte, Arquitectura, mente discrepancias, pero lo que está
claro para todos es la necesidad de
Filosofía, E c o n o m í a , superar la sociedad capitalista en cual-
quiera de las formas que se presente:
neo. sub. pro. infra o supra.
Sociología,
»En este sentido se puede decir tam-
Psiquiatría, Literatura bién que el nuevo movimiento obrero
es emancipador en dos direcciones:
Cine, Teatro. primero, porque entre sus objetivos fi-
nales está la emancipación total de la
clase obrera y la construcción de una
sociedad nueva; en segundo lugar, por-
que todas sus reivindicaciones^ por pe-
queñas que sean, están inscritas en las
Avda. G i m o . Franco. 564
perspectivas de los cambios de estruc-
Tels. 227 II 75 - 227 61 42 tura y, en su conjunto, son inasumibles
por el sistema de producción capitalis-
Barcelona-II
ta. E s decir, se trata de mejorar las
condiciones de vida de loe trabajado-
res al mismo tiempo que se avanza ha-
cia la emancipación completa. De esta
forma, las reivindicaciones adquieren
S e c c i ó n especial de un carácter permanente, sin treguas
pactadas ni acuerdos vinculantes a
libros de obsequio
nacionales y extranjeros plazo fijo. L a dase obrera plantea sus
demandas al margen de las posibilida-
des de la "economía", precisamente
porque sabe que su satisfacción plena
sólo se dará cuando se cambien las
bases de dicha "economía".»
N. S. ALVAREZ
f/Cuaderno» paro el Diálogo»)
RESTAURANTE D E L
SANTUARIO D E NTRA. 21.600 PESETAS AL ANO
SRA. D E LA «El 4.9 por ciento de las familias es-
MISERICORDIA pañolas ingresa al arto menos de 21.600
pesetas; el 41.3 por ciento, entre 60.000
y 120.000; y el 0'5 por ciento, m á s de
M
i querido amigo:
Me sorprendió no verle a usted
en el concierto de Rostropovich.
Estábamos todos, desde el fi-
nanciero Ignacio Ventosa al escritor
García Márquez. Los artistas soviéti-
cos están de moda. Una soprano y un
tenor rusos acababan de llevarse de
calle el Concurso Francisco Viñas. E l
próximo lunes viene el violinista Ois-
trach... Lo de Rostropovich fue apo-
teósico. Jamás habla oído yo a un pú-
blico de conciertos m á s rugiente. Y los
comentarios, en entusiasmo, no queda-
ban en zaga. Algunos hablan observado
que un diario de la mañana, en el epí-
grafe de la fotografía de la llegada de
Rostropovich. habla escrito que era
«considerado actualmente el mejor vio-
loncelista del mundo». Pero, luego, el
respeto y el recuerdo de Pau Casáis
hablan seguramente hecho borrar la
frase al pie de la fotografía, de ma-
nera tan tosca, que se lela perfec-
tamente...
No nos libremos al Juego de las com-
paraciones. Item m á s cuando deter-
minados concurrentes me hicieron no-
tar que. de la cabeza. Casáis y Ros-
tropovich guardan cierta semejanza.
L a calva, la forma de torcer la boca
cuando toca... Pepe Blajot. el abogado,
definió físicamente al violoncelista
ruso: «Está entre Pau Casáis y el es-
cultor y perfumista Esteve Monegal».
Quizá si. Por cierto, ahora que cito a
Blajot, ¿sabe usted que en su casa no
tiene ya aquel ascensor que ascendía
tirando de una cuerda desde dentro, y
que era una auténtica rareza en Barce-
lona? Me lo dijo la otra noche, y crea
usted que lo sentí. Uno no puede ya
confiar en nada.
Volviendo a Rostropovich, sobre la
marcha cambió una parte del progra-
ma. Hablan anunciado un concierto de
Haydn. pero mientras la orquesta, días
antes, habla recibido el material del
«Concierto en re», se presentó Rostro-
povich con el «Concierto en do». Cor-
tando por lo sano, el violoncelista pres-
cindió de Haydn y dijo al maestro Ros
mi querido amigo, que a usted como
a todos los barceloneses, se 16 erizan
los pelos ante la esquina de la calle de
Pelayo con la Plaza de Cataluña. L a
llamada Estación de Sarria es una ver-
güenza ciudadana. Pues bien, tan ho-
rrendo edificio abriga un estableci-
miento lleno de buenas Intenciones.
Es el café Zurich. que ha tenido la
buena idea de celebrar sus bodas de oro
con una exposición de recuerdos grá-
ficos y escritos acerca de la Plaza de
Cataluña. Se la recomiendo. Postales,
dibujos, recortes de periódicos anti-
guos, etc. L a Plaza de Cataluña, nacida
por azar, sin que los urbanistas se lo
propusieran, resulta un ciempiés arqui-
tectónico. Pero, con sus vicios y vir-
tudes, es nuestra y la queremos. E l
propietario del Zurich, don Andrés
Valldeperas. ha estado acertado rin-
diéndole este homenaje. Y en la pre-
sente ocasión he conocido un dato de
la pequeña historia local y deportiva,
que acaso también a usted le encante
conocer. E n el café Zurich n a d ó el
hockey español. Sabido es que en Te-
rrassa aparecieron sus primeros prac-
ticantes, quienes para establecer con-
tacto con los barceloneses que se su-
maban a la afición, eligieron el café
Zurich por la obvia razón de su con-
tigüidad a la estación de su tren. E n
las mesas del Zurich se esbozaron re-
glamentos, se concertaron partidos, se
organizaron torneos. Por mucho me-
nos, hay quien propone la colocación
de una lápida.
Coincidiendo en lo de la nostalgia
que. como he consignado anteriormen-
te, provócame la desaparición del pos-
trer ascensor hidráulico barcelonés,
compruebo cómo una serie de viejas
cosas, de antiguallas, recobran vigencia
en la consideración de los Jóvenes. Ca-
da vez. lo m á s nuevo va siendo lo viejo.
E l peluquero Alberto Cebado ha bau-
tizado «Garcone 71» un peinado que
dice que será el que se llevará dentro
de poco... Pero no es de peluquería,
asunto intrincado, de lo que yo quiero
hablarle a usted, sino de la idea que Ce-

CAHET DE MAR 500.000. según datos facilitados por el

Ambiente tranquilo rodeado de parque.
Reoeuda sus actividades ofreciendo sus
servicios para bodas, banquetes y de-
más celebraciones.
MILLOR QUE TREBALLAR ES FER
PEINA...
Lleglu:
VIDA I MIRACLES DE LA PETITA
EMPRESA
Instituto Nacional de Estadística refe-
ridos a los dos últimos años.
E l término medio de miembros de
una familia rural es de 4.05 personas
y el de una familia urbana de 3.91 per-
sonas. Viven en ciudades 5.443.115 fa-
milias y en el campo 3.473.199.
Entre las familias españolas de ma-
yor renta, el 15.6 por ciento pertenece
a las de profesiones liberales; el 2.4
por ciento, a los altos cargos adminis-
trativos ; y el 1.3 por ciento, a patronos
y trabajadores independientes.»
(tSuropa Presst)
Marbá: «Nada. nada. Tocaremos el
"Concierto en re mayor" de Bocche-
rini. y lo dirigiré yo mismo. Usted no
se preocupe lo m á s mínimo. Me da on-
ce solistas...». A Ros Marbá. oyendo
esto, se le puso la piel de gallina.
«Maestro, yo le daré once buenos mú-
sicos, y que Dios nos ayude», musitó.
Una hora antes de empezar la velada,
el solista y loa once primeros atriles
de la cuerda de nuestra orquesta en-
sayaban todavía. Mas la improvisación
resultó genial. E l público enloqueció de
olacer y el violoncelista soviético soltó
el arco para aplaudir a sus compa-
ñeros, afirmando que eran once solis-
>«« como una casa.
Pasando a otro tema, me consta ya.
bado nos comunicó el otro día. Tiene
el propósito, dentro de unas semanas,
de celebrar una noche de gala de la
moda, ¿dónde diría, usted? ¿En el
Ritz? ¿En el Palacio de las Naciones?
Pues. no. Más moderno: en «El Mo-
lino» del Paralelo. Desde hace unos
años, este último superviviente de los
cafés conciertos barceloneses es obje-
to de la creciente estimación de inte-
lectuales y artistas. Julián Grau Santos
lo ha pintado y dibujado desde todos
los ángulos. Cuando su padre, Grau
Sala, viene a Barcelona, jamás deja de
ir una noche por allí. Y yo puedo dar
fe de que varios extranjeros de cate-
goría, recién llegados a nuestra ciudad,
me han preguntado por «El Molino

10
 antes que por la Sagrada Familia o por
la plaza de toros... Por lo que a Qe-
bado se refiere, en ese su amor por
«El Molino» involucra el recuerdo del
salón de peluquería que su abuelo te-
nia en un piso de la Rambla al lado
del Liceo. E n el techo. T o m á s Padro
habij^. pintado una alegoría de «El
Barbero de Sevilla* y el salondto de
damas se decoraba con una pintura
denominada «El tocador de Venus». Yo
evoco, con frecuencia y con tristeza,
cuando después de nuestra guerra, co-
razones y manos insensibles retiraron
del balcón de la peluquería el rótulo
en hierro fundido y letras doradas. Y
los arcos voltaicos que. por la noche,
iluminaban el reclamo.
¿No le importa, mi querido destina
tarío. que sigamos derramando lágri-
mas sobre el pasado? Exponiéndome a
aguar la tinta con que le escribo... L a
otra noche, en el estudio de una pin-
tora, nos reunimos varios amigos, de
quienes solamente escribiré el nom-
bre de los varones, pues dada la Indole
de lo que voy a relatar, seria poco ga-
lante identificar a las mujeres. Una
de éstas, famosa por su contagiosa vi-
talidad, se sentó al piano y tocó un
tango. Al cabo de un rato, un coro de
voces masculinas (algunas de ellas muy
buenas) exhumaba La letra y la músi-
ca de todos los éxitos de Gardel y de
frusta. Estábamos allí el cronista de
los nuevos Episodios Nacionales. Ricar-
do Fernández de la Reguera, los críti-
cos Cesáreo Rodríguez Aguilera y Co-
rredor Matheos. el escultor Abel Vall-
mltjana, el pintor Fluviá. el marchan-
te René Metrás... Poníamos tanto sen-
timiento en el canto, nos produjo tanta
euforia esta inmersión en el tiempo
perdido, que una voz. aprovechando
una pausa, gritó: «; Viva la viejentud!».
Como un grito de guerra. Luego. Fer-
nández de la Reguera expuso su voto
favorable a la incorporación de esta
palabra, «viejentud». al Diccionario de
la Real Academia, pues define exacta-
mente, de manera prodigiosa, a esas
treneraciones machuchas que se resis-
ten heroicamente a jubilarse de la ja-
rana, y que en «bolles» y fiestas toda-
vía disputan la pista a los jóvenes.
Yo pensé —y me atrevo a sugerírselo
a usted tan dispuesto siempre a cap-
tar matices— que a veces nos revol-
vemos contra Barcelona acusándola de
ser un pueblo, cuando la verdad es
que este pueblo nos sorprende a me-
nudo con reflejos de auténtica capital.
Aludo a su poder de creación de nom-
bres, a su inventiva para catalogar
ambientes y personas bajo la m á s cer-
tera y gráfica etiqueta. De Barcelona,
y para calificar a cierta y frivola «inte-
lligentsia», surgió el término «gauche
divine», y de Barcelona está surgiendo
eso de «viejentud». destinado asimismo
a una amplia difusión internacional.
No creo sorprenderle si le digo, apre
ciado amigo, que Cuba disfruta entre
nosotros lo que los franceses llaman
«cote d'amour». Bastaba ver el gentío
que se estrujaba en los salones del
hotel Diplomatic ( j a m á s tan bien nom-
brado) en la recepción que el cónsul
general cubano en Barcelona, señor
Estévez. dio en honor del encargado de
negocios de la República de Cuba en
España, señor Martin Mora Díaz Y
era curioso, por cuanto la concurren-
cia habría podido casi y exclusivamen-
te dividirse entre dos bandos que. a
primera vista, semejan opuestos: co-
mercio e intelectualidad. Mercurio y
Minerva; el administrador de la Adua-
na, el secretario de la Cámara de Co-
mercio, el director de la Feria de
Muestras, etc. Y el rector de la Univer-
sidad, el doctor Piugvert; el poeta Ba-
rral. el critico de arte Clrici Pellicer.
etcétera. Y muchas mujeres, encanta-
das de ver cómo al tan rutinario whis-
ky habíanle previsto la alternativa de
unos atractivos cócteles de jugos de
fruta, denominados «caribes», dulces
como un bolero o un danzón.
Pasando de un grupo a otro, en de-
terminado momento me encontré, co-
mo en un bocadillo, entre Manuel Ji-
ménez de Parga y Eduardo Tarragona,
uno a cada lado. « ; T o m a ! —exclamé—.
Un par de contraminlstros...» Refería-
me a la clasificación que el sociólogo
Amando de Miguel ha establecido den-
tro del libro «Los 90 ministros de Fran-
co», donde se sugieren nombres de mi
nistrables. de ex ministrables y de con-
traministros. A esta última clasifica-
ción pertenecen los susodichos amigos
según De Miguel, que me gustarla que
fuera un vidente. , E s tan agradable
relacionarse con gente importante!
Naturalmente que el campo de mi-
nistrables. de ex ministrables y de
contraministros es infinito. E n la pre-
sentación del mentado libro, que tuvo
lugar en el «Club Mundo», Federico
Gallo prolongó todavía la lista de per-
sonalidades a quienes espera el m á s
halagüeño futuro político señalando a
Sebastián Auger. presidente de «Edi-
ciones Mundo» y delegado municipal
de Servicios. Por cierto, que Gallo GALES PASEO DE GRACIA. 32
aludió al hermetismo de la portada del S e ñ o r a s . Caballeros. Chicos y Júniora
libro «Los 90 ministros de Franco», GALES D I A G O N A L . 490
donde aparece fotografiada una jugada S e ñ o r a s . Caballeros y Juniors
de ajedrez. Dama y torre blanca dan GALES TUSET, 1
jaque mate al rey negro. También el Young style I
delegado de Información y Turismo
señor Herrero Tejedor, confesó jovial
mente su perpejidad ante el esotérico
significado de esta portada. Yo espe
raba que el señor Auger. en su parla
mentó final, descorriese el velo de las
Intenciones de los editores. Pero él.
«muts i a la gábia», como decimos en
catalán. Indudablemente, es hombre
que llegará lejos.
Probablemente, mi querido amigo
habrá oído hablar estos dias de otro
hombre público, el concejal Vicente
Febrer, «Vicentet» para sus amigos y
vecinos de Sants. L a campaña electoral
y su subsiguiente triunfo en las urnas
han difundido por toda la ciudad no
solamente su fama, sino también Ja
de su león. E l señor Febrer es dueño
de un león de tamaño natural, como
diría un humorista queriendo signifi-
car que no se trata de ningún cachorro,
sino de un león con toda la barba, un
auténtico ejemplar de rey de la selva.
Era lógico, e n t o n e » , que los del «Arca
de Noé» sentaran a su mesa al bisoñe •
concejal, quien, según lo convenido,
presentóse con un camión transportan-
do el león dentro de la Jaula. A la puer-
ta del restaurante, el señor Febrer hizo
una demostración penetrando en la
Jaula. Luego, la fiera volvió a Sants y
los del «Arca» se fueron a comer con
su invitado. Este, entre plato y plato,
hizo una confidencia al presidente del
«Arca», señor Gallo Lacárcel. «Ustedes
no saben que acabo de Jugarme la
vida —les dijo—. E l león sólo me reco-
noce cuando voy desnudo, cuando me
ve con mi equipo de luchador... Haber
entrado en la Jaula con chaqueta y
corbata es una temeridad que he hecho
en honor de ustedes.»
Cada cual, en este mundo, persigye
metas distintas. Yo. que soy un román-
'ico —usted ya me conoce—, perseguí
el último fin de semana unas pinturas
de Torres García. E s la segunda vez
que acompaño a Terrassa al tratadista
de arte y biógrafo Enríe Jardí, que
anda escribiendo un libro acerca de
aquel pintor uruguayo que pasó por
Barcelona sembrando inquietudes y co-
sechando escándalos. E n la ciudad de
los telares y las iglesias románicas en-
contró trabajo y protectores. Entre
éstos, el hilador Emili Badiella Ribas,
auténtico patricio, mecenas de muchas
empresas culturales. Para el comedor
de su casa solariega y para su masía.
Torres García pintó al fresco y al
óleo. Ignorábase el paradero de estas
pinturas, que ahora han aparecido,
honradas y estimadas por los herederos
del señor Badiella Ribas. Enríe Jardí
que ha viajado recientemente a Nor-
teamérica para ver exposición an-
tológica de Torres García, ahora se
muestra encantado localizando tan cer-
ca de Barcelona un surtido de obras
desconocidas de su biografiado. Joan
Morral, eficiente elemento de los
«Amics de les Arts» de Terrassa, que
es quien sigue el rastro de Torres Gar- una Idea que se hacia necesaria
cía en su ciudad, promete a Jardí: SUSCRIPCION GALES
«Ya verás cómo todavía te encuentro gustosamente le informaremos
más». E l anuncio hace torcer el gesto
a los coleccionistas, temerosos de que
Don
la abundancia haga descender !os
precios... Dirección
De ocurrir algo de esto, le tendré al
Deseo me Informen sobre su sistema de venta
corriente a usted, que también hace
sus pinitos coleccionadores. E n el ín- SUSCRIPCION GALES
terin, reciba mi afecto, y hasta la GALES, Oficina Comercial Avenida J o s é Antonio, 629
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11

José Pía
GALES P A S E O DE GRACIA. 32
S e ñ o r a s . Caballeros. Chicos y Júniora
GALES D I A G O N A L . 490
S e ñ o r a s . Caballeros y Jumors
GALES TUSET. 1
Young style I
URBINO
E
n el curso de este viaje a I t a l i a ,
visitamos t a m b i é n Urblno, c i u -
dad literalmente excepcional.
C u a n d o uno penetra u n poco en
el meollo de I t a l i a , los recuerdos se
convierten en Inolvidables. C u a n -
do uno h a viajado u n poco por l a
vida, casi todas l a s formas se d i l u -
yen, se desfibran, e n t r a n en u n
punto de densa vaguedad. L o que
se recuerda m á s es siempre lo que
h a visto en I t a l i a . E l i m i n e n de s u
e s p í r i t u l a posibilidad de conocer
con u n a c i e r t a p r e c i s i ó n a l g ú n a s -
pecto concreto de l a p e n í n s u l a i t a -
l i a n a : l a arquitectura, por e j e m -
plo. L a s ilusiones excesivas suelen
ser decepcionantes.
C a d a dia es mayor el n ú m e r o de
personas de este p a í s —sobre todo
j ó v e n e s — que v a a I t a l i a p a r a ver
las obras de arte. Se visita sobre
todo l a T o s c a n a , l a U m b r í a , R o m a
y N á p o l e s . E s t o es lo que yo hice
t a m b i é n , siendo muy joven, l a p r i -
m e r a vez que ful a I t a l i a . ¡ I n m e -
jorables y hambrientos viajes! E n -
tonces se v i a j a b a por este p a í s de
u n a m a n e r a precaria. A h o r a todo
es u n a m a r a v i l l a . S i se v i a j a e n
coche, las autopistas son fabulo-
sas y abundantes. L o s trenes son
perfectos. L o s aviones no digamos.
Sobre los progresos materiales que
h a hecho I t a l i a no hay preceden-
tes en Europa. Partiendo aproxi-
madamente de cero, se h a llegado
a resultados prodigiosos. Perdonen
estas constataciones t a n elemen-
tales. E s l a realidad entre las per-
sonas que tienen u n a Idea, no de
los p e r i ó d i c o s , n i de l a propagan-
una Idea que se hacia necesaria
da, sino de l a v i d a habitual. E s por
SUSCRIPCION GALES esta r a z ó n que yo me atreverla a
gustosamente le informaremos aconsejar a estas personas que v a n
a I t a l i a que se den u n a vuelta por
l a otra parte del Apenino, es d e -
Don
cir, por l a parte del A d r i á t i c o . Se
Dirección - p o d r í a decirles con exactitud l a
e n c o n t r a r á n c o n . maravillosos es-
Deseo me informen sobre su sistema de venta. pectáculos.
SUSCRIPCION GALES
GALES. Oficina Comercial Avenida J o s é Antonio. 629 U r b l n o es u n a p e q u e ñ a pobla-
c i ó n situada e n u n alto y toda-
12
Cartas
de Italia
v í a fabulosamente a m u r a l l a d a . S i -
guiendo l a costumbre del p a í s , l a
parte importante de «borgo» m i r a
a Poniente p a r a aprovechar el sol
de l a tarde. Pero en Urblno a p a -
rece u n a novedad y es que, así co-
mo en l a T o s c a n a y l a U m b r í a el
estilo de los p e q u e ñ o s pueblos y
ciudades tiene u n a c a r a c t e r í s t i c a
medieval especifica, que se ve en
el estilo u r b a n í s t i c o general y en
las obras de arte de que e s t á n so-
brecargadas, en Urblno se r e s p i -
r a n y a otras dimensiones, u n p u n -
to de grandiosidad inseparable del
R e n a c i m i e n t o papalino romano. E n
el sistema municipal de l a p e n í n -
sula, en sus siglos de a b y e c c i ó n ,
Urbino fue u n ducado infeudado
al poder temporal del papa. L a s
Marcas y l a R o m a g n a fueron h a s -
ta el triunfo de l a casa de Saboya,
del papa y las familias decisivas
estuvieron Infeudadas a l poder del
P o n t í f i c e M á x i m o . Todos los t í t u -
los llamados de nobleza de las
M a r c a s son pontificios, como es n a -
tural.
Se e n t r a en Urbino por l a puer-
ta de Poniente, que se l l a m a l a
plaza del Mercado —como en G e -
rona, en l a o t r a parte del rio, e s t á
el Mercada!—. Se sube u n a calle
y se llega a u n a plaza bastante
amplia e irregular. E s e l centro de
la p o b l a c i ó n , su parte m á s a n i m a -
da, l l e n a de bares, de estableci-
mientos p ú b l i c o s y de e s p e c t á c u l o s
locales. Siempre hay gente que h a -
bla en esta plaza, campesinos, co-
merciantes, gente que va y viene,
de paso. L a a n i m a c i ó n se a c r e c i e n -
ta en esta p o b l a c i ó n , porque h a y
destacada en ella alguna facultad
universitaria —sospecho de l a U n i -
versidad de Perugia, que segura-
mente es l a m á s cercana—. No
clase de estudios que se producen
en l a p e q u e ñ a ciudad: lo que si
digo es que e n Urbino hay m u -
chos estudiantes, m u c h a c h a s e n -
cantadoras y muchachos ligera-
mente petulantes, muchos de los
cuales llevan l a barba y alguno los
cabellos largos. E s Impresionante
hoy el n ú m e r o de personas que en
el continente europeo se dejan la
barba. L a h r s u t e z capilar, mucho
menos. ¡La barba, la barba! P r e -
g u n t é a algunas de las s e ñ o r i t a s
si les gustaba l a barba de sus com-
p a ñ e r o s de clase y me contestaron
que l a barba era lo de menos y que
lo que realmente les interesaba era
la cultura, l a i n s t r u c c i ó n , casi t a n -
to como l a r e a l i z a c i ó n de sus e n -
s o ñ a c i o n e s sentimentales y f a m i -
liares. E r a n s e ñ o r i t a s culturales y
desde luego familiares. Me p a r e c i ó
que le c o n t e s t a c i ó n ha1 l a sido un
poco a c a d é m i c a pero muy bien
presentada.
T a m b . é n me p a r e c i ó muy bien
pensado que si en el t é r m i n o geo-
g r á f i c o de la Universidad de Pe-
rugia hubo de producirse una ex-
crecencia de la Universidad se cen-
trara en Urblno, y ello por una
t a z ó n muy clara. Urbino seria un
«borgor como tantos existen en
I t a l i a , si en sus alrededores no h u -
biera nacido R a f a e l Sanzio, que
durante tantos siglos h a sido con-
siderado uno de los m á s grandes,
q u i z á s el mayor pintor del R e n a -
cimiento italiano. R a f a e l . . ¡ a h i es
n a d a ! Pero es que. a d e m á s , en los
alrededores de esta ciudad n a c i ó
—y esto se sabe menos— otro fe-
n ó m e n o : el B r a m a n t e , c e l e b é r r i m o
arquitecto, genial artista, que
cuando el papa d e c i d i ó aterrar la
f á b r i c a antigua de S a n Pedro, n o m -
bró a B r a m a n t e para que formara
una nueva b a s í l i c a , que es l a a c -
tual. Por otra parte. R a f a e l apren-
d i ó l a pintura en el taller que en
Perugia tenia E l Perugino, pintor
frió, fabricante de santos. L a pro-
y e c c i ó n universitaria sobre esta
p e q u e ñ a ciudad conocida en el
mundo entero gracias a sus artis-
tas e s t á muy bien acordada. E l
B r a m a n t e era tio de R a f a e l . L e
abrió todas las puertas de R o m a .
Ambos fueron muy corteses y a m a -
bles, excelentes personas, sin ene-
migos, infatigables trabajadores,
que ganaban mucho dinero, de vi-
da amplia y abundante. R a f a e l fue
un maravilloso artesano que llegó
a escribir algunas cartas. E l B r a -
mante fue m á s cultivado, m á s geo-
m é t r i c o y m a t e m á t i c o , que llegó a
construir a l g ú n soneto: fue muy
campechano. Glorglo V a s a r i dice
que l a m a y o r í a de artistas que co-
n o c i ó eran unos tipos s e l v á t i c o s y
tristes, abstrae toldes y m e l a n c ó l i -
cos, generalmente intratables. B r a -
mante y R a f a e l fueron todo lo con-
trario: enormemente discretos y
s i m p á t i c o s . E l arte es largo.
De la plaza de Urbino a r r a n c a
u n a calle muy amplia, directa al
Sur, que produce un Impresionan-
te efecto. A la izquierda de esta
calle e s t á primero el palacio de los
duques de Urbino, enorme palacio
de proporciones literalmente fabu-
losas, impresionante. E s un palacio
muerto, en g r a n parte v a c í o —hay
en é l alguna dependencia del E s -
tado—, pero que produce una I m -
p r e s i ó n extraordinaria. L a f á b r i c a
del palacio y sus edificios a d y a -
centes dedicados al servicio ocu-
pan u n a buena parte de las m u r a -
llas de la ciudad encaradas a Po-
niente. L a s paredes del palacio
sobre l a calle son Inacabadas y
contienen los huecos que d e b í a n
haber servido para adaptar las pie-
dras nobles — ¿ m á r m o l ? — que de-
b í a n cubrirlos. E s el palacio que
mandaron construir los duques de
Urbino, sin duda grandes propie-
tarios de la r e g i ó n y que fueron
ennoblecidos por el papa con un
t í t u l o singular en la I t a l i a del
tiempo —un ducado—, debido se-
guramente a sus buenos modales,
constante a d h e s i ó n y comporta-
miento correcto. E s t a gran familia
de Urblno, por los papeles que h?
leído sobre ella, no se c a r a c t e r i z ó ,
como tantas en el transcurso de
su existencia, por los asesinatos,
degradaciones, violencias, explosio-
nes de individualismo injusto, tan
frecuente en el desarrollo de t a n -
tas familias s e ñ e r a s en la p e n í n -
sula en la é p o c a de la a t o m i z a c i ó n
feudal y municipal. No fue una f a -
milia humilde, pero muy bonacho-
na, sin explosiones de locura, de
violencia o de erotismo, tranquila
y sosegada y una de cuyas m a n í a s
fue, en determinados momentos, el
mantener un teatro en su palacio,
un teatro un poco amanerado y
d u l z ó n , sin trascendencia alguna,
pero muy familiar y bonito — u n
teatrillo Insignificante, de puro
yeso, m á s muerto que vivo, pero
para el gusto ducal entretenido y
divertido—. No d e j a de ser curioso
s e ñ a l a r que los dos fenomenales ar-
tistas que se trasladaron desde los
terrenos p l á c i d o s y u n poco ador-
mecidos de los duques de Urbino a
la v o r á g i n e de la R o m a de los Bor-
gias —el B r a m a n t e y su sobrino
Rafael Sanzio— vivieron, traba-
jando como personas decentes, sin
entrometerse en Intrigas y en su-
ciedades, de una m a n e r a magnifi-
ca. E n la Italia del Renacimiento,
el B r a m a n t e y R a f a e l son dos fi-
guras de elevada c a t e g o r í a moral
—que es lo que importa—, sin adu-
l a c i ó n alguna y conservando su
enorme capacidad a r t í s t i c a .
D e s p u é s del palacio de los du-
ques, aparece en el mismo sentido
de la calle la catedral de Urbino.
( E n Urblno, hay arzobispo.) E n la
fachada hay unas columnas i m i -
tadas de los estilos griegos a n t i -
guos. E n el interior la catedral es
enyesada y glacial, con pocas co-
sas para ver, en este c r e p ú s c u l o ,
con m u c h a gente dentro y el susu-
rro del rosario, mientras la luz va
cayendo.
L a calle va siguiendo s.empre
hacia el Sur y en una ligera cues-
ta. E l final parece cerrado por las
piedras del urbanismo (antiguo).
Siguiendo entonces un laberinto
de callejones se llega a l a puerta
meridional de las m u r a l l a s de la
ciudad, puerta cortada a pique,
desde la cual se divisa un gran La ciudad de Urbino
panorama de colinas Interminables,
en planos superpuestos, perspecti-
va profunda, hasta que el final se
pierde en la bruma de la l e j a n í a
E s el mismo paisaje que Leopardi
c o n t e m p l ó tantas veces desde las
alturas de Recanati. Esta contem-
p l a c i ó n de la tierra, proyectada en
profundidad, le dio l a idea del n a u -
fragio en el infinito —que los leo-
pardianos saben que no fue un
naufragio en el m a r , sino en la
perspectiva de la tierra—. E s la
poesía que empieza diciendo: S e m -
prc caro mi fu, quel ermo colle...,
etcétera.
Recuerdo haber l eí d o hace m u -
chos a ñ o s en el Vasari que Rafael
hizo alguna obra de arte para el
duque de Urbino de su tiempo. No
he visto en Urbino conservado n a -
da de Rafael, nt del B r a m a n t e . E n
Loreto, si. Inlclalmente. la obra de
la Madonna de Loreto es del B r a -
mante. Obra que fue continuada
por el Sansovlno. Lo que hizo R a -
fael para el duque e s t á en el pala- Autorretrato
cio Pltti de Florencia. de Rafael Sanzio
13
 Sí alguien cr$e que
"todos los trajes
de hombre son iguales".
precisa que conozca, Carmen Alcalde
urgentemente, la
genuina Linea Inglesa

A U S T I N R E E D

José María Castellet:

Conviene que visite

el desafio a sí mismo
E
Ready ra Rambla Cataluña. 8 - Barcelona sprín no opina nada todavía, por-
que no lo ha leído. A lo mejor no
está de acuerdo. E s probable. Y
es que yo mismo me he negado a
ver a Espriu. Porque le habría hecho
preguntas que probablemente, con todo
el derecho, no me habría contestado.
Ha sido como una especie de desafío
a é l y a mi mismo; una investigación
policiaca porque es la historia de los
descubrimientos, el sondaje hacia este
mundo misterioso espriuano...
José María Castellet. E x «gauche
divine». Ex politice en activo. Ex mili-
tante de la polémica. Critico de naci-
miento y creador «restret», según Bal-
tasar Porcel. Uno de los hombres im-
portantes, intelectualmente hablando,
del país.
—Verás, eso de importante... E n cier-
to modo yo pienso que en país de los
ciegos, el tuerto es el que brilla, el
que luce un poco. Mi biografía tiene un
tono m á s importante que a lo que, en
realidad, responde nú obra.
—¿Qué has pretendido, y qué pre-
tendes, como critico?
— E n lineas generales, en todo lo que
he hecho, he tendido siempre hacia lo
mismo, es decir, a traspasar mi expe-
riencia como lector hacia otros lectores
que quizá puedan encontrar cierta difi-
cultad en las obras. Para ello he hecho
de recopilador de datos para poder ha-
cer panorámica histórica, cronología
catalana contemporánea. Siempre en-
focándolo hacia lograr que, el crítico
haga de, o sea. mediador entre el autor
y el lector. Claro, esto lleva muchas
veces a teorizar y ya sabes lo que
ocurre...
realmente, antes, parecías m á s bien un
descubridor que un critico. Pretendías
detectar valores e imponerlos.
—Quizá si, porque en aquellos mo-
mentos yo creo que no hacía auténti-
camente critica literaria, sino que in-
tentaba establecer un balance de la
situación de un país en el que faltaban
muchas cosas. Fue como una especie de
fracaso generacional de la lengua. Es-
tábamos sin elementos culturales. En-
tonces, este balance de la situación era
como un poco una sustitución. Todo el
trabajo que hizo la gente de mi genera-
ción fue lo mismo. E s decir, añadir en
las obras, en los artículos que hacía-
mos, una parte de voluntarismo polí-
tico para cubrir agujeros. Lo que ocu-
rre es que creo que nos pasamos de
rosca porque detrás del voluntarismo
político nos olvidamos un poco de la*
obras literarias. Fue una generación
que estaba m á s o menos mezclada con
lo que podríamos decir generación cas-
tellana y catalana, con problemas dis-
tintos... Estas panorámicas tienen siem-
pre este elemento de voluntarismo po-
lítico que está bien pero que nos lleva
a esta parte programática que no se
ajusta auténticamente a la literatura,
es decir, que tiene demasiados elemen-
tos políticos mezclados.
— T esta generación fracasa, por de-
cirlo asi...
—Sí. Y fracasa en bloque. Y en este
mismo momento, entrada ya la década
de los a ñ o s sesenta, nos damos cuenta
de que una serie de esfuerzos que ha-
bíamos hecho no han funcionado; llega
el momento de la reflexión y yo en esto
he participado igual que la otra gente,

5
—Que te han llamado dogmático.
—Si. y ello empalma con la falsa
imagen que creo que de mí mismo tie-
ne mucha gente, en el sentido de que,
por haber hecho un par de libros (las
dos antologías) m á s o menos progra-
máticos, han tenido un poco la idea de
que yo quería ser un director, un rec-
tor, un dictador de la literatura. E n
todo caso, la verdad es que nunca lo he
pretendido, pero reconozco que. en l a
es decir, hay una especie de periodo si-
lencioso —aunque no sea estrictamente
silencioso pero en el que he producido
menos de lo que he producido antes y
menos de lo que puedo producir des-
pués—, que es el momento de refle-
xión y de lectura, hasta que poco a
poco vuelvo a hacer unos planteamien-
tos nuevos, abandonando en cierta for-
ma esta parte programática que está
hecha con una metodología falsamente

•
S A B A e n Paseo de G r a c i a y Plaza C a t a l u ñ a
- P a r k i n g C O L I S E U M (frente cine)
medida en que hay tina parte progra-
mática en estas antologías, lo parece y,
en la medida en que lo parece, la
gente tiene derecho a opinar.
—Esta es una etapa, sin embargo, que
pareces haber superado ahora. Pero
sociológica y yo creo que, incluso, fal-
samente marxista. cuyos frutos y re-
sultados era la presentación de un pa-
norama que tenia un cierto interés pero
que no profundizaba en las obras de
sus autores.

14

José M • Castellet.
— Y ahora te has pasado al otro ex-
tremo, a la profundlzación de la obra
por la obra.
— Y a volver a abrir los procedimien-
to» críticos a través de una formulación
teórica mucho m á s abierta, es decir
que, contra lo que pueda creer la gen-
te, yo no he renegado ni un poco de
tos métodos sociológicos manistas uti-
lizados en un principio, pero creo que
no forman m á s que una parte de la
aproximación a la obra, y toda obra
debe ser enfocada bajo muy diferen-
tes puntos de vista.
—¿Cuál es pues, en definitiva, tu si-
tuación actual? Se dice que te has
•hecho» estructuralista. E3 sambenito
ya te lo han colgado.
— Y a lo s í . Pero es que es verdad.
Por ejemplo, este libro es la primera
tentativa de realizar lo que podríamos
decir la operación estructural que con-
siste en coger una obra, descomponerla
en todos sus elementos, lo m á s desme-
nuzados posibles, y reconstruirla de
nuevo.
Esto es lo que ha permitido ver la
obra de Espriu desde todos los puntos
de vista y no sólo bajo el que se ha
venido dando de él, como un poeta
civil, un poeta patriótico, un poeta po-
lítico, un poeta moral.
—Es que quizás, de Espriu, ésta es
su parte m á s inteligible.
— S i que decir tiene que esta inteli-
gibilidad general» era lo que nos ten-
taba ante nuestra incomprensión bási-
ca —estructural— de la poesía espríua-
na. Hasta el momento, nuestro punto
de partida había sido la consideración
de los «contenidos evidentes» de esa
poesía: la elegía por un mundo perdi-
do; el dolor por la muerte de seres
queridos; la rebelión ante la humilla-
ción a que había sido sometida la len-
gua del poeta; la sátira ante un mun-
do en el que los humanos nos movía-
mos como seres grotescos; la admoni-
ción severa ante el crimen de la guerra
fratricida; la tentación de la evasión
mística; el retomo al mundo por la
piedad y la solidaridad...
—Combinemos en que sea pues. ésta,
sólo una parte de los poemas espriua-
nos. ¿Cómo nos descubres el resto?
—Verás. E l primer tdécoupage» de la
poesía espriuana resultó fructífero: no
sólo había descubierto todo un sistema
de imágenes, símbolos y mitos, « n o
también una tentativa de estructura-
ción numérica, cuantitativa que, por
misteriosa que me pareciera, me daba
una primera idea del esfuerzo de Es-
priu por construir una obra coherente,
cerrada sobre sí misma, y. en cierto
modo, completa ya, por lo menos en
sus elementos esenciales. Por otra parte
advertía una dinámica interna, un mo-
vimiento cíclico, que relacionaba unos
libros con otros y que los englobaba
en un mismo conjunto. Empecé a sos-
pechar que se trataba de una poesía en
¡a que ningún elemento era gratuito y,
por lo mismo, en la que jugaban un
papel fundamental tanto las citas co-
mo los títulos de los poemas de que
se componía cada libro, como su orden
interno.
—¿Tu adopción del método estruc-
turalista te permitía llegar a compren-
der este todo esprluano que no hablas
conseguido hallar antes, con tus viejos
métodos?
—Mira, no se trataba de pedir de nue-
vo prestado otro m é t o d o ; ahora habla
que intentar establecer un método pro-
pio, probablemente integrador y abier-
to, que me permitiera enfrentarme no
sólo a la obra de Espriu, sino a cual-
quier obra con la seguridad de que
las «cuestiones de método» no serian
ya un obstáculo, m á s que una ayuda,
para operar con ella ese «simulacro
de creación del objeto» del que habla
Barthes como uno de los objetivos de
una crítica creadora. Se trataba, en
definitiva, de establecer unas bases me-
todológicas de una crítica que proce-
11
diera del mismo modo que la litera-
tura de creación.
—¿Por qué escogiste a Espriu, qué
oportunidad única te ofrecía su poesía,
sobre cualquier otra de su misma ca-
lidad?
— E n la poesía de Espriu se reúnen
los elementos visibles contradictorios,
aparentemente irreconciliables, sobre
los que se desarrolla, al m á s bajo nivel
ideológico, la polémica que nos opone,
en nuestro país, a tépicos» y a flirteos»;
en una palabra, a los partidarios de
una poesía como arma al servicio de
una hipotética revolución y a los que
creían que la poesía es producto de un
azar individual para consumo de almas
gemelas y elegidas.
—¿Quieres decir que Espriu, en su
poesía, es a la vez «real» e «ideal», eva-
sivo y comprometido?
—Quiero decir, sí, que Espriu lo es
todo a la vez. Social, político, compro-
metido y progresista y evasivo, intimis-
ta, espiritualista y reaccionario. Y te
recuerdo aquí, como la recuerdo en mi
tjustificación» del libro, aquella frase
de Pascal: «Para comprender el sen-
tido de un autor hay que hacer concor-
dar todos los pasajes contrarios... No
basta dar un sentido que convenga a
varios pasajes concordantes, sino que
es preciso encontrar uno que haga con-
cordar incluso a los contrarios».
José María Castellet se apoltrona en
su diván, un poco de «gin-tonic» delante
y boquilla entre las manos. E l director
literario de «Edldons 82» y «Ediciones
Península» tiene este aspecto de padre
espiritual de literatos que tanto ha
hecho rabiar a muchos.
—Á mi la polémica siempre me ha
molestado mucho, porque es la polé-
mica de la posición moral o de la po-
sición política. Y acabamos siendo to-
dos lo mismo que antes de discutir,
y ninguno avanza m á s adelante. Todas
estas polémicas que ha habido, en
tSerra Í O r » , en los diarios, son como
una especie de afán de exhibicionismo.
Yo soy el mejor... ¿entiendes? E l pro-
blema es m á s de fondo. Es el proble-
ma de una cultura que no tiene los
medios normales de extenderse y hay
todo el despecho concentrado de los
fracasos individuales, debidos, a veces,
a la falta de calidad de cada uno, en-
mascarados bajo enemigos falsos, etc.
Yo no creo, te lo juro, en todo esto.
Todo es falso.
Me enseña el original de su libro y
leo que va dedicado a Ramón Vidal
Teixidor. el psiquiatra de la «gauche di-
vine» y la humana. Se sonríe. José Ma-
ría Castellet lleva una larga historia
de peripecia intelectual y unos cuantos
libros sobre su vida de escritor-critico.
—¿Harás otra tentativa, como ésta,
con otro autor?
—Si, me gustarla. Con otro autor ca-
talán porque tengo la impresión de
que en el campo castellano ya está
cubierto...
Afuera ha oscurecido y seguimos
hablando de Espriu. del país, de los
intelectuales. Isabel, su mujer, pien-
sa como yo, hablando de esta cier-
ta postura de privilegio como intelec-
tual, que defiende José María Caste-
llet, que es preciso hacerse entender
por la masa. E l dice que no hace falta,
que ios escritores y los artistas van a
la vanguardia. Que siempre ha sido
asi. Traicionando en cierto modo su
voluntad de critico yo termino el re-
portaje con las palabras del poeta
estudiado:
He donat la meva vida a les páranles
i m'he fet lenta pastura ctaquesta fam
Ide gos.
Vaig enfonsar les mans en l'or miste-
Irtós
del meu vell catato 1 te les mostró
tttmi, sense cap guany, blanques de
[cendra...
15
 e <I>pe()ue
observa
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3s
PIEITUHIIU. II
M t l l l t i , 11
Carteras documentos. Extenso
surtido.
Josep María Espinas
CIIZ CIIIEITt. SI
ARTICULOS de CALIDAD
NAVIDAD Y AÑO MUEVO EN OPINION DE JURAI
CALIFOUÍ
N
S I T G E S ( B a r c e l o n a ) T . 894 15 OO Temperatura media: 15* oviembre y diciembre son, para
determinados ciudadanos de este
pais, meses de lectura obligada. Me
cuento, desde hace ya demasiados
años, entre el censo de jurados que
tienen a su cargo otorgar premios li-
terarios. Acabo de intervenir en un
interesante concurso convocado por
«Oriflama»; cuando se publiquen estas
lineas estaré a punto de cumplir mi
obligación en el Premio Víctor Cátala
para libros de narraciones y espero
que «cerraré la temporada» votando el
día de Reyes en el «Premi Josep Pía».
Trabajar como jurado se ha conver-
tido ya para mi en una costumbre, con
sus molestias y sus satisfacciones. Las
molestias consisten en el esfuerzob fí-
sico de tener que leer millares y mi-
llares de páginas, y las satisfacciones
2n el placer y la alegría de encontrar
•ilgunos textos dignos de la mayor aten-
ción y respeto. No me parecía que mi
labor se prestara a consideraciones de
m e n ú especial otro tipo, hasta que el otro día un
joven y cordial periodista con el que
charlaba dio a entender —como de
d í a de Navidad paso y sin darle importancia, por ser
cosa sabida— que la «presión comer-
cial» de los editores influía sobre el
voto de los jurados.
RESERVE SU M B A PARA REVHUON Y COTILLON Naturalmente, de vez en cuando he
leído en los periódicos este tipo de
opiniones, pero hasta ahora no me ha-
DE FIN DE AÑO • PLAZAS LIMITADAS bía ocurrido que alguien la formulara
(en vivo» ante mi con una naturalidad
debida al más profundo convencimien-
to. Será ingenuo, si ustedes quieren,
pero me quedé estupefacto —mucho
más estupefacto que irritado—. Claro
la novela 1962 está, no puedo «posar les mans al
y ahora foc» defendiendo la independencia de
latinoamericana mano vargas llosa la obra cumbre
en seíx barral
todos los jurados que han funcionado
la ciudad y los perros de un novelista y funcionan en el mundo; tengo, sin
excepcional
1964 ámbargo, mi modesta pero ya larga
g. cabrera infante
EL experiencia personal, y me asombraba
tres tristes tigres que mi amigo diera por sentado que
1967 OBSCENO vo había sido «manejado» en determi-
carlos fuentes nados premios, sin prueba alguna para
cambio de piel PAJARO afirmar tal cosa. Al parecer, esta opi-
DE L A nión está tan extendida, el hecho se
considera tan «normal», que puede for-
NOCHE mularse ante el propio jurado sin te-
ler la sensación de que se le está in-
por josé donoso sultando o calumniando.
Le tocó entonces el tumo de asom-
biblioteca breve brarse al joven colega cuando le ase-
-ruré que durante la larga serie de
'ños en que fui jurado del Premio
Eugenio Nadal, durante la también lar-
ga actuación del Premio Víctor Cá-
ya está tala y ahora en esta historia, más
a la venta reciente, del «Premi Pía», en ninguna
en todas ocasión tuve que adaptar mi voto —ni
las librerías mis compañeros de jurado el suyo—
a influencia de ninguna clase. Repitió
EDITORIAL varias veces que mi noticia le dejaba
de una pieza.
SEIX BARRAL, 8. A. La realidad es asi. Habré colaborado
BARCELONA unas treinta veces a dar algún premio.
—
16
y en todas estas ocasiones he votado
siempre lo que me ha parecido mejor.
Con un lógico riesgo a equivocarme,
claro, pero con una libertad total.
Pues no faltaría más. No me parece di-
fícil entender este argumento: después
de tantas horas robadas al propio tra-
bajo o a la propia distracción leyendo
las obras de ¡os concursantes, después
de que por esta inveifiión de tiempo uno
no cobra ni cinco céntimos, ¿qué me-
nos se puede pedir, como compensa-
ción, que la satisfacción de votar lo
que a uno le gusta verdaderamente
votar?
Esto es lo que volveremos a hacer,
mis compañeros de jurado y yo, este
día 13 de diciembre con motivo del
Victor Catalá, y el día 6 de enero al
conceder el Josep Pía.
Y sin quebrantar secreto alguno, y
sin conocer aún la opinión de mis co-
legas —puesto que aún no hemos teni-
do ningún cambio de impresiones cuan-
do escribo (día 3) estas lineas— quiero
anticiparles mi punto de vista franca-
mente optimista respecto de lo que
ocurrirá en esas dos votaciones: se cita-
rán libros muy interesantes, siempre
según mi criterio peculiar.
El número de originales presentados
al Víctor Catalá es reducido, pero de
los diez libros que llevo leídos ocho me
parecen muy dignos y tres de ellos
podrían ganar el premio; aunque yo
tenga mi preferencia personal, el triun-
fo en la votación de cualquiera de es-
tos tres lo estimaría justificado.
En cuanto al «Pía», la competencia
as numéricamente mayor, y en la fase
actual de lectura tengo ya seis libros
destacados —todos ellos estimables
por distintas razones—, alguno de los
cuales tendré que silenciar por fuerza
3n el momento de la votación, ya que
sólo dispondré de cinco votos regla-
mentarios.
Para mayor satisfacción, en ambos
premios, entre los nombres de los con-
cursantes de mayor interés abundan
los desconocidos —al menos para mi—,
desconocidos pero reales, puesto que
en estos certámenes no se admiten seu-
dónimos.
Para una literatura que se desenvuel-
ve entre tantas limitaciones, el balance
de estas lecturas me parece, pues, po-
sitivo. Este adjetivo, «positivo», intenta
escapar de un posible triunfalismo
irreal y a la vez de una hipercrítica
no menos irreal —dos actitudes opues-
tas que suelen tener en común el
desprecio por ciertos factores que con-
dicionan nuestra realidad.
No pasa de ser, desde luego, una
opinión de Jurado, esa persona que
siempre está dispuesta a reconocer
que puede equivocarse, y que sólo es-
pera de los demás que le consideren lo
bastante decente para equivocarse solo.

Baltasar Porcel
La
muy
Real Academia,
oíos
estertores
del
moribundo
L
a Real Academia Española ha de-
cretado, entre otras órdenes lin-
güisticas cuya materialización apa-
recerá en la nueva edición de su
diccionario, que la palabra «casette» no
es aceptable debido a que existe en
castellano la expresión «cajita», que
significa exactamente lo mismo. Y o la-
mento mucho declararme en franca
rebeldía, por cuanto al escribir en cas-
tellano usaré el-término «casette» —o
«caset», con el tiempo—, ya que en mi
opinión una «cajita» es una caja peque-
ña y una «casette» un muy determina-
do recipiente, generalmente de plástico,
que contiene cintas magnetofónicas
grabadas o por grabar y cintas filma-
das. Del mismo modo, si veo un madro-
ñ o no diré que contemplo un arbolillo,
ya que dicha planta, además de tener
un tamaño determinado, posee unas
características propias, diferenciadas.
Y no es que yo tenga un especial em-
peño en la utilización del vocablo «ca-
sette». E n rigor, tanto me da. Tanto me
da lo de la «casette» como lo referente
a una serie m á s de términos en conflic-
to, también vetados por la ilustre ca-
sa radicada en Madrid. Y ello es asi
porque yo creo que una lengua no es
un problema de academias, por muy
reales que sean, sino una «creación de!
mundo»: una forma vital e histórica de
expresión surgida, insolublemente, al
compás de la vida y de la historia
misma. E n modo alguno se trata, en-
tiendo, de una técnica de mero alcance
funcional fabricada en un laboratorio.
Por tanto, con «casette» y otras mu-
chas palabras ocurre algo muy senci-
llo: han nacido —o han encontrado una
nueva aplicación— por exigencias ine
ludibles de la aparición de un nuevo
objeto, trabajo, situación, etc. Y si es-
te hecho se ha producido en un deter
minado ámbito idiomático y técnico,
no veo razón alguna para rechazar ni
el objeto ni su denominación, porque
ambos forman una sola e insoluble rea-
lidad. «;Pero esto atenta a la pureza
de la lengua!», se me puede objetar con
pasión patriotera. A lo que me apre-
suraré a contestar que es cierto, la-
mentablemente cierto. Tanto —o pue-
de que menos— como que la dichosa
«casette» no haya sido inventada en te-
rritorio de habla española. Porque, en
definitiva, si no tenemos vitalidad ni
poder científico para inventar ni fabri-
car, ¿por qué extraña regla de tres de-
bemos, en cambio, sacarnos de la man-
ga rebautizar palabras? Una lengua
es la «vertiente hablada» de una socie-
dad y de la sutileza y amplitud de ésta
será su reflejo y expresión. Quiérase
o no. el castellano no es hoy un idioma
que segregue vocablos técnicos: falta
la previa creación científica, la cual
tiene lugar en otros ámbitos idiomá-
ticos y sociales.
Pero todavía hay j n á s , en relación
con la institución que «limpia, fija y
da esplendor». Y este m á s es muchí-
simo: todos los territorios —naciones
y naciones— donde se habla castellano
y donde, lógicamente, al paso de los
siglos han hervido una creación y un
trastrueque idiomáticos sencillamente
fabulosos, en directa correspondencia
con la evolución histórica, existencia!,
cultural, de cada país y aun de cada
región. Bien: el fenómeno ha sido con-
templado siempre por la Real Acade-
mia Española —aunque con relativa
suavizaclón estos últimos años— con
engolada y desconfiada superioridad.
El diccionario que edita la citada ins-
titución es. en este aspecto, de monu-
mental parquedad. O. mejor dicho, par-
cialidad, porque es evidente que un li-
bro de este tipo no puede ser exhaus-
tivo. Pero si podría ser representativo.
Y no lo es. Que el castellano haya na-
cido en Castilla, que sea España su cu-
na y su exportadora, es un aconteci-
miento, desde luego, importante, pero
circunscrito a su realidad histórica,
gramatical. Lo surgido después tiene
la misma validez e importancia. No es
ni una bastardía ni una segunda cate-
goría. Yo afirmarla, incluso, que se
trata obviamente de una prueba de la
frondosa exuberancia de la lengua, de
un portentoso enriquecimiento, de una
envidiable variedad.
¡Qué m á s quisiera yo que con el
catalán ocurriera lo mismo! Como me
figuro que lo querrían los alemanes,
los italianos, los holandeses, los sue-
cos, todos aquellos cuya lengua queda
limitada a sus fronteras, porque su
sociedad no ha tenido la oportunidad
o la fuerza de expansión que han goza-
do, en diferentes épocas y circunstan-
cias, Inglaterra. Francia. Rusia... y Es-
paña.
Pero, en fin, todo esto son asuntos
que se desarrollan con una naturalidad
perfecta, por muchos discursos acadé-
micos que se le echen encima. Lo que
acontece, en el fondo, es el patético
espectáculo de un moribundo que se
agita en un postrer e inútil intento
de salvación: la Real Academia Espa-
ñola, ese anacronismo. Montada según
el patrón francés en 1713, cumplió en-
tonces, y durante los lustros que fue-
ren, una misión codificadora supongo
que excelente —aunque no imprescin-
dible: otros idiomas hay sin reales aca-
demias, porque quien estudia y nor-
maliza no son las instituciones oficia-
les ni oficiosas, sino los filólogos y los
gramáticos—, pero que en la actuali-
dad, por propia dinámica del tiempo,
ha quedado desplazada. Desplazada
hasta geográficamente, porque si Rea!
Academia tuviera que haber, tendría
que ser Buenos Aires, en todo caso, su
sede, con sus casi siete millones de
habitantes, capital de un continente
lingüístico. Pero para la Real Academia
de Madrid, un señor que vive en Bue-
nos Aires no es ni siquiera un miembro
numerario, sino sólo correspondiente,
creo. Resulta grotesco.
El nuevo edificio de la Real Academia el día de su Inauguración el 1 de abril de 1894
ñ
Como tampoco constituye un espec-
táculo en modo alguno «cultural» ese
ir y venir en tomo a las vacantes que
la muerte de los inmortales ocasiona
en la doctísima casa, y que, paradóji-
camente, diagnostican el verdadero es-
tado de la situación. Porque ingresar
en la Rea! Academia no es incorporar-
se a una tarea de limpiar, fijar y dar
esplendor a nadie m á s que a la propia
e hinchada vanidad. Una ojeada super
fíela! a la lista de sus socios de hoy y
de ayer nos facilitará esencialmente
un nomenclátor de mediocridades li-
terarias —y políticas—, que, además,
nada tienen que ver con la lingüistica,
sí exceptuamos el pergeño de sus as-
máticas lucubraciones. De ahí, me fi-
guro, que entre las auténticas autori-
dades filológicas el Diccionario de la
Real Academia sea mirado con un grue-
so punto de desconfianza: su solidez
se tambalea en demasía.
Ingresar en la Academia es, básica-
mente, un «honor». No un honor a la
pata la llana, consecuencia de la propia
dignidad, etc.. que hace que una per-
sona centre en este concepto la línea
divisoria entre lo que cree que debe
o no debe hacer cara a sí mismo y a
los demás. E s un «honor», el acadé-
mico, de absoluta raigambre «antiguo
régimen»: que viene dado desde arri-
ba, por obra y arte del formalismo li-
túrgico m á s momificado, previo y aje-
no a cuanto uno pueda hacer, crear, a
cuanto es y significa. Una categoría
ficticia, ajena a la personalidad, a la
vida. Esterilizador. Todo lo contrario
de la invención lingüística que realiza
el pueblo, que crea un escritor, que
analiza el científico. Las medallas y
los títulos nobiliarios no son risibles
por lo que tienen hoy de opereta, sino
porque provienen de una concepción
estática de la sociedad. Creer en ellos
equivale a aceptar que la función vital
se halla en los cadáveres en lugar de
pertenecer a los seres vivos. Don Amé-
rico Castro ha explicado con cruda
agudeza lo que significó, para la socie-
dad barroca española, el «punto de ho-
nor castellano»: la anquilosada esteri-
lidad.
L a perduración de artificios como el
de la Real Academia y sus «categorías
prefabricadas» es otra prueba de la
crisis cultural —no sólo literaria, por-
que ¿qué pensamiento filosófico hay?,
¿qué labor científica se desarrolla?,
¿qué pintura rebasa, en calidad y en
experimentación, el circulo de lo ha-
bitual, r e f r i t o ? - española: a falta de
hondo poder creador, el encorsetado
consuelo de una valoración convenida.
Sin genio, pero con Academia.
Felizmente, todo esto es incidir en
un tema en vías de defunción, cuya
única vigencia no se debe a si mismo,
sino a la congelación general, ambien-
tal, que lo conserva. Un salto hacia
adelante de la sociedad peninsular, una
evolución franca, barrerán silenciosa
y distraídamente una considerable pro-
cesión de mustias fantasmagorías.
Claro que entonces quizá quede un
dilatado, impresionante vacio. Que ten-
dremos que llenar... Pero éste es ya
otro pleito.
i
i .

N U E V A N A R R A T I V A
SEIX BARRAL
H I S P Á N I C A
BARCELONA
Gabriel Celaya, LOS buenos negocios.
A n t o n i o Rabinad, A veces, a esta hora.
Carlos Martínez Moreno, Con las primeras luces.
Darwin J. F l a k o l l y C l a r i b e l Alegría, Cenizas de
Izalco.
Marta Traba, LOS laberintos insolados.
E. L . Revol, L o s intrusos.
J. García Hortelano,
Gente de Madrid.
Germán Sánchez Espeso, Experimento en Génesis.
]. A. Marín Morales, Carril de un cuerpo.
Jorge Eowards, L a s máscaras.
Jorge Guzmán, Job-Boj.
José María Guelbenzu, E l mercurio.
José Donoso, Coronación.
Alfonso Grosso, Inés just coming.
Julio C o r t á z a r , Ceremonias.
Jorge Onetti, Contramutis.
C a l v e r t Case y, Notas de un simulador.
Ramón Hernández, Palabras en e l muro.
A n t o n i o Rabinad, -Marco en e l s u e ñ o .
A n t o n i o Martínez-Menchén, L a s tapias.
Manuel Vázquez M o n t a l b á n , Recordando
Mario Vargas Llosa. Conversación e n L a
(Dos tomos)
Germán Sánchez Espeso, Síntomas de é x o d o .
Juan Marsé, L a oscura historia de l a prima
Jesús Fernández Santos, L a s catedrales.
A n t o n i o Ferres, E n e l segundo hemisferio.
Ana María Moix, Julia.
Vicente Molina-Foix, Museo provincial de los horrores.
José María Guelbenzu, Antifaz.
José Agustín, Inventando que s u e ñ o .
Enrique Lafourcade, Frecuencia modulada.
Sergio Fernández, LOS peces.
Francisco Tario, U n a violeta de m á s .
Juan García Ponce, L a cabaña.
Pedro Juan Soto, E l francotirador.
H é c t o r Sánchez, L a s maniobras.
Augusto Monterroso, L a oveja negra y d e m á s fábulas.
W i l l i a m Agudelo, Nuestro lecho es de flores.
Ricardo Garibay, LO que es del César.
H é c t o r Manjarrez, Acto propiciatorio.
Roberto Ruiz,
i
LOS jueces implacables.
JOAQUÍN MORTIZ
MÉXICO
18
Camisa de fuerza para
los sindicatos
británicos
E l mismo día en que el Gobierno
conservador británico publicó su
proyecto de ley sobre las relacio-
nes industriales, los periódicos
anunciaban que la British Leyland iba
a despedir a m á s de cinco mil traba-
jadores. Unas semanas antes, el Gobier-
no de mlster Heath, mediante un prés-
tamo de varios millones de libras es-
terlinas, salvó de la bancarrota a la
célebre Rolls-Royce. Tras conocer el
Pus. texto del proyecto de ley para combatir
110 las llamadas «huelgas ilegales», la se-
ñora Barbara Castle, que fue ministro
120 en el último gabinete laborista, dijo
110 solemnemente: «Hoy es un dia aciago
para los sindicatos». Todos los analis-
tas están de acuerdo en que el Gobier-
125 no conserrador, al apartarse del control
de precios y salarios patrocinado por
110 los laboristas, se enfrenta a una peli-
110 grosa curva inflacionaria, con la con-
secuencia de reducir drásticamente el
110 poder de compra de los trabajadores.
125 L a «ley y el orden», tal y como la
125 entienden mlster Heath y sus colegas,
consiste en meter en cintura a los sin-
100 dicatos y devolver, al mismo tiempo,
130 la máxima libertad a las empresas in-
dustriales para organizar los despidos
140 y recurrir a los esquiroles que pone
110 en el mercado de trabajo una política
despiadada. Por eso mister Wilson. con
150 una ingenuidad conmovedora, los ha
130 acusado de practicar «una política de
clase». Los laboristas, que hicieron es-
i 110 fuerzos extenuantes por transformarse
100 en «un partido de gobierno», despoján-
dose de las últimas ataduras de la
180 ideología, se encuentran con la aparen-
150 te sorpresa de que los «tories», desde
el poder, dirigen una ofensiva impre-
115 sionante contra todos los instrumentos
a Dardé. 110 del «Estado benefactor» soñado por
Catedral los herederos de la Pablan Society.
Mister Wilson y toda la izquierda del
300 «Laboun, que compartieron el poder
con los gnomos de Zurich, en una mu-
200 tación acelerada de todos sus ideales,
Montse. 150 se encuentran ahora, como de súbito,
transportados a la Inglaterra de Dic-
110 kefiS- t»'. liberalismo ultraortodoxo de
115 algunos medios de la City.
120 Nadie se atreve a predecir, sin em-
bargo, si esta tardía glorificación de
90 un «laisser-faire» que creíamos feneci-
120 do resolverá los graves problemas eco-
nómicos que el país tiene planteados.
El aumento de los precios, la subida de
las cuotas de la seguridad social y los
160 nuevos impuestos que se anuncian pa-
ra la primavera, y que afectarán p r o
bablemente a los artículos de primera
necesidad, revelan la existencia de un
160 peligroso desequilibrio. L a incertidum-
bre que pesa sobre la adhesión a la
Comunidad Económica Europea, a pe-
224 sar de los progresos realizados en Bru-
selas, está creando una mentalidad de-
224 rrotista en la pequeña y mediana em-
115 presa.
Nadie discute el derecho de mister
250 Heath a presentar en los Comunes un
190 proyecto de ley para combatir lo que
algunos políticos llaman la anárquica
situación de las relaciones industriales.
Los conservadores tienen un mandato
del electorado y la opinión pública bri-
tánica, según se desprende de los c o
mentarlos publicados por todos los pe-
riódicos, no toleraría que los sindicatos
o la presión de la calle se interfirieran
en las tareas propias del Parlamento.
En este sentido, la amenaza de la se-
ñora Castle de «destruir» el proyecto
de ley traduce una mera irritación re-
tórica, sí no demagógica, que no podrá
ir m á s allá de la guerrilla parlamenta-
ria que exige la clientela.
Lo que se reprocha al Gobierno es
la complicación innecesaria del pro-
yecto de ley, sus acentos dictatoriales
y el peligro de que, al fortalecer a los
multantes sindicalistas, acentúe el caos
que pretende corregir. Las acusaciones
lanzadas por los dirigentes conserva-
dores contra los presuntos «comunis-
tas» que están aprovechando la coyun-
tura para introducir la confusión hue-
len a «caza de brujas», quizá porque
están persuadidos de que la ley en
ciernes irá m á s lejos de lo que la opi-
nión pública considera justificado e
incluso necesario. Una cosa son las
prácticas restrictivas de los sindicatos,
que tanto daño han hecho a la indus-
tria británica, y otra muy distinta el
ataque frontal dirigido contra la obli-
gatoriedad práctica de la sindicación.
Más que por las multas, los sindicatos
se ven amenazados por el intento del
Gobierno de asegurar la «libertad sin-
dical», es decir, de proteger a los tra-
bajadores que no quieran sindicarse.
Mlster Wilson ha dicho que se trata
de una «cruzada» conservadora contra
el poder de los sindicatos.
A este nivel, el debate es esencial-
mente político, pues la debilidad del
movimiento sindical sólo puede favo
recer a los «tories», y los laboristas te-
men incluso una drástica reducción de
los ingresos que les permiten sufragar
las campañas electorales. Además de la
contradicción que existe entre la «Ubre
empresa» y la imposición de una ca-
misa de fuerza a los sindicatos, mister
Heath y sus ministros no han oculta-
do sus propósitos de desmantelar al-
gunas empresas nacionalizadas, preci-
samente las m á s rentables, para entre-
garlas de nuevo a la iniciativa privada.
Las libertades sindicales se verán
gravemente afectadas por la ley que se
propone introducir el Gobierno, pero
los laboristas se sienten m á s alarma-
dos por los aspectos globales de la po-
lítica «tory». Cuando mister Wilson
asegura que mister Heath se propone
retrasar el reloj de la historia, no está
pensando ciertamente en los sindicatos,
sino en la ruptura del equilibrio socio
económico que ha prevalecido en Gran
Bretaña desde que el Gobierno de
mister Atlee inició después de la guerra
la construcción del «Estado benefac-
tor». Los gobiernos conservadores se
limitaron a introducir pequeños reto-
ques en la política social Uevada a cabo
por la «austeridad socialista»; ahora,
por el contrario, los intentos de volver
a una economía de libre mercado ame-
nazan el sistema mixto imperante
desde 1945.
Para responder a semejante desafío,
el partido laborista y las Trade Unions
se encuentran en una situación incó-
moda. No se atreven a propugnar la
lucha abierta contra los proyectos del
Gobierno, ante el temor de enajenarse
las simpatías de una opinión pública
instalada en el conformismo, ni desean
tampoco aparecer como los albaceas
testamentarios del sindicalismo comba-
tivo y clasista. A l politizarse el pro-
blema, los dirigentes de las fuerzas
enfrentadas pierden su capacidad de
análisis y se dejan arrastrar por la re-
tórica o la impotencia.
Sin embargo, Gran Bretaña tiene
graves problemas que mister Heath no
podrá resolver con su nueva «estrate-
gia de la libertad». Los conservadores
están jugando con la carta marcada de

muSfdo,
c a d a
s e m a n a j
Mateo Madridejos
que el proletariado ha perdido la con-
ciencia de clase y se encuentra plena-
mente integrado, aunque sea alienado,
en una sociedad en la que persisten de-
masiadas injusticias. E l laborismo, co-
mo demostró lamentablemente mien-
tras estuvo en el poder, carece de una
alternativa válida, al menos a corto
plazo. Ante la incapacidad manifiesta
de las fuerzas políticas que en otras
circunstancias históricas propusieron
soluciones eficaces, con independencia
de su popularidad inmediata, cabe su-
poner que los problemas se están en-
conando y acabarán por salir a la su-
perficie de manera muy poco acadé-
mica. Los británicos no podrán man-
tener su nivel de vida, en las actuales
circunstancias, si no modernizan todas
sus estructuras. Esta es la cuestión.
El divorcio en Italia
A
l aprobar la ley del divorcio por
una mayoría de 33 votos, la Cáma-
ra de Diputados italiana puso fin
la semana pasada a la m á s violen-
ta batalla parlamentaria de la historia
de la República; pero la guerra con-
tinúa y continuará por otros medios.
E l Papa ha expresado su «profundo
dolor» ante las perspectivas sociales
de una ley que, según los portavoces
vaticanos, «causa un grave daño a la
familia italiana y viola el concordato
en un punto de importancia fundamen-
tal». Aunque la Santa Sede y la demo-
cracia cristiana no se han pronunciado
oficialmente sobre la conveniencia de
convocar un referéndum para abrogar
la ley aprobada por el Parlamento, nu-
merosas personalidades católicas de
todas las tendencias políticas, entre las
que destaca el señor L a Pira, que fue
alcalde «rojo» de Florencia, han mani-
festado su propósito de recoger las
cincuenta mil firmas que exige la Cons-
titución para poner en marcha el pro-
cedimiento referendario.
L a impresión general, desde luego, es
que los antidivorcistas están librando
una batalla de retaguardia. L a preten-
sión de organizar un referéndum, que
en la práctica se transformarla en un
plebiscito contra toda «reforma revolu-
cionaria», encubre evidentes tentacio-
nes antidemocráticas en una sociedad
donde existen excesivos controles so-
ciales de carácter tradicional. No obs-
tante, debemos convenir en que la in-
troducción del divorcio se ha hecho a
nivel de superestructura, mediante los
votos de una coalición disparatada, lla-
mada «Fronte laico», en la que se in-
cluían los partidos con vocación pro-
letaria y los defensores liberales del
supercapitalismo. Por otra parte, el
hecho de que el Parlamento haya su-
perado su inmovilismo en esta cuestión
no debe hacemos olvidar que se mues-
tra obstinadamente remiso en la apro-
bación de otras reformas, algunas de
las cuales, desde luego, tendrían mayo
res efectos liberadores sobre el con-
junto de la sociedad italiana. Los cató-
licos progresistas que se oponen al di-
vorcio no lo hacen ciertamente por ra-
zones reaccionarías, sino porque esti-
man, en último extremo, que la disolu-
ción del vínculo matrimonial, para no
introducir nuevas desigualdades socia-
'es, debería ser exclusivamente el pun-
to culminante de un vasto programa de
reformas que devolviera al hombre
parte de la identidad perdida, a comen
^ar por el derecho de familia como un
todo.
•
La polémica sobre las consecuencias
del divorcio continúa en la calle •
después de haber sido
aprobada la ley en la
Cámara de Diputados
Desde un punto de vista jurídico, el
referéndum abrogatorío quebrantaría
el principio de la igualdad de todas los
ciudadanos ante la ley, pues un con-
siderable número podría divorciarse en
los dos o tres próximos años, mientras
que esta posibilidad se negará a los
que no hubieran visto sustanciada su
causa en el momento de la consulta.
Por lo tanto, se considera muy proba-
ble que el Tribunal Constitucional se
niegue a admitir en este caso la apli-
cación del referéndum.
L a ley del divorcio ha suscitado una
polémica sutil entre constitucionalistas,
canonistas y especialistas de Derecho
Público. E n la Cámara de Diputados ha
triunfado la tesis de que los acuerdos
de Letrán (1929), que regulan las reía
clones entre Italia y la Santa Sede, in
corporados a la Constitución republi-
cana de 1947, no restringen la sobera-
nía del Estado para definir los efectos
civiles del matrimonio. E l Vaticano sos-
tiene, por el contrario, que la intro-
ducción del divorcio viola el articulo 34
del concordato, que exige una revisión
bilateral de cualquiera de sus cláusulas.
Los exegetas laicos argumentan que la
Constitución, al no añadir el término
«indisoluble» a la palabra «matrimo-
nio», había otorgado al Estado la po-
sibilidad de una decisión autónoma o
soberana. La Secretaría de Estado va-
ticana considera que el Parlamento
italiano ha procedido a la revisión uni-
lateral de un tratado entre dos estados.
L a opinión en el seno de la Iglesia no
es tan rígida como pudieran dar a en-
tender los portavoces oficiales. Tres
profesores de la Universidad gregoria-
na, entre ellos el español Diez-Alegría,
han sostenido la tesis de que la decla-
ración del Concilio sobre el principio
de la libertad religiosa no permite a
la Iglesia solicitar del Estado la inter-
dicción del divorcio. Estos jesuítas con-
sideran también que la distinción entre
matrimonio civil y matrimonio concor-
datario establece una discriminación
Intolerable entre los ciudadanos cató-
licos y no católicos. Puesto que la
Iglesia, de acuerdo con la doctrina
conciliar, renuncia a emplear el poder
jurídico y político del Estado para im-
poner a los fieles la observancia de la
disciplina eclesiástica, el Estado no
puede imponer a todos los ciudadanos
la indisolubilidad del vinculo matrimo-
nial. Estos jesuítas consideran incluso
que la introducción del divorcio tendrá
además el efecto positivo de obligar a
la Iglesia a la formación de la concien-
cia de los fieles en materia de matri-
monio.
Políticamente, el divorcio, sueño do-
rado del «Risorglmento», entra en vigor
el mismo a ñ o en que se cumple el cen-
tenario de la unidad italiana y es muy
probable que sirva para acentuar el
sentimiento de independencia nacional
I
frente al poder de la Iglesia, al menos,
a nivel de las clases acomodadas. No
obstante, la prudencia de algunos par-
tidos políticos, como el comunista y
el socialista, nos alertan sobre las limi-
taciones profundas de la medida. Na-
die está seguro de que la introducción
del divorcio vaya a acelerar los cam-
bios que demanda la sociedad italiana.
La coalición que ha conseguido el triun-
fo parlamentario es irrepetible, al
menos cuando se trata de repartir los
grandes beneficios del «milagro». Hay
quienes abrigan el temor de que el
divorcio acentúe el dualismo irritante
de la sociedad Italiana
 Puros Habanos
El regalo que no falla
En nuestra vida se nos presentan numerosas ocasiones de hacer un regalo. No pierda tiempo pensando
en lo que ha de regalar. Obsequie con un presente que siempre le agradecerán: una caja de puros ha-
banos. Las hay de todos los tipos.
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tados de Cuba, y desde 14 ptas.
Acuda a su expendeduría, donde gustosamente le informarán.

1 H A B A N O
sabor total

José Jiménez Lozano
Los
problemas
del libro
religioso
E
l presente y el porvenir del
libro religioso en España
presenta, por lo pronto, u n a
c a r a c t e r í s t i c a que es apre-
ciable incluso para quienes e s t á n
m í n i m a m e n t e p r ó x i m o s tanto a l
mundo de los libros como a l de los
problemas religiosos: l a caracte-
r í s t i c a de l a crisis. Y eso t a m b i é n
es lo que sucede, por ejemplo, a l
libro religioso f r a n c é s , a Juzgar por
u n r e c e n t í s i m o c d o s s i e r » , publica-
do en « I n f o r m a t i o n s Catholiques
I n t e r n a t i o n a l e s » . L o s autores de
e s t e «dossier» se preguntaban:
¿crisis e c o n ó m i c a o crisis intelec-
tual?
Pero, por lo que respecta a l l i -
bro religioso e s p a ñ o l , hay que pre-
guntarse antes por otras cosas. De
momento, por esa aparente i n f l a -
c i ó n del libro religioso en los ú l t i -
mos a ñ o s . ¿ I n f l a c i ó n ? E n m i opi-
n i ó n lo que h a ocurrido es que las
editoriales se h a n lanzado a llenar
u n tremendo v a c í o del libro r e l i -
gioso y, como ese v a c í o era muy
grande, es n a t u r a l que h a y a sido
t a m b i é n grande el n ú m e r o de t í -
tulos publicados, aunque el vacio.
por otra parte, siga existiendo, por-
que, seguramente por motivos co-
merciales muy respetables, se h a
acudido a la e d i c i ó n de t í t u l o s m á s
llamativos o m á s actuales, d e j a n -
do de lado libros de gran entidad,
absolutamente c l á s i c o s e impres-
cindibles, pero cuyo costo de edi-
c i ó n seria tremendo y c u y a venta
seria p r á c t i c a m e n t e nula.
Y no me estoy refiriendo exclu-
sivamente a estudios especializa-
dos de t e o l o g í a , historia de l a Igle-
sia o bíblicos, sino a libros que p u -
d i é r a m o s 11 a m a r imprescindibles
para el hombre culto, p a r a u n a bi-
blioteca seria de cuestiones r e l i -
giosas. ¿ D ó n d e e s t á , por poner un
ejemplo « m u y gordo», u n a e d i c i ó n
e s p a ñ o l a de las « C a r t a s provincia-
les» de Pascal? L a s viejas edicio-
nes estaban hechas por a n t i c l e r i -
cales bastante obtusos o superfi-
ciales, que no h a b í a n entendido
nada de lo que allí h a b í a n leído,
y las nuevas no tienen ni u n a sola
nota, no van precedidas de n i n g ú n
estudio serio y el desnudo texto do-
co puede decir al hombre de nues-
tros d í a s no iniciado en estas cues-
tiones. Y , sin embargo, serian s u -
ficientes q u i z á s unas notas h i s t ó -
ricas para hacerle ver lo a c t u a l í s i -
mo de dichas «Cartas» y p a r a pro-
corcionarle, a d e m á s , uno de los
m á s felices ratos de lectura, por-
que l a i r o n í a h u m a n a y c r i s t i a n a
pocas veces h a alcanzado u n a a l -
t u r a como en este libro, si es que
h a habido alguien que l a h a y a s u -
perado.
Y no digo n a d a respecto a otros
textos: pongo por caso los textos
claves de l a crisis de l a cristiandad
burguesa del X I X , los de l a c r í t i c a
bíblica, o los del modernismo. P o r
lo menos historias responsables so-
bre esos momentos cruciales, s i n
conocer los cuales no s é c ó m o se
puede hablar de cuestiones reli-
giosas o incluso dar u n a cateque-
sls seria al hombre de hoy. H a y
toneladas de libros sobre los temas
de moda: marxismo o s e c u l a r i z a -
c i ó n , pero no s é c ó m o se puede a s i -
milar todo esto sin haber leído a
los t e ó l o g o s de l a I l u s t r a c i ó n a l e -
mana, por ejemplo, y el resto de
esos textos o historias a que acabo
de referirme.
Mas claro e s t á que, desde el p u n -
to de vista e c o n ó m i c o , no s é c u á n -
ío duraría el editor que a estos
menesteres se dedicase. E n el p a í s
se lee poco y, naturalmente, m u -
cho menos libros de temas religio-
sos. Al filo del Concilio hubo c u -
riosidad, m á s o menos « m a l s a n a » ,
tespecto a estas cuestiones, como
la hay cuando u n libro queda pro-
hibido, y en este sentido l a desapa-
rición del « I n d e x librorum p r o h l -
bUorum» y l a l i b e r a l i z a c i ó n esta-
tal respecto a las publicaciones h a
sido afortunadamente nefasta: el
i n t e r é s desaparece. Porque el I n -
t e r é s no e s t á en los problemas, s i -
no en otros sitios; y como a d e m á s
el libro h a comenzado a consumir-
se s e g ú n las reglas del mercado de
cualquier otro producto comercial
en vista de los criterios del « b e s t -
seller», de lo que se lleva, de lo
que dicen los p e r i ó d i c o s y l a publi-
cidad, el libro religioso serio lleva
las de perder. E x a c t a m e n t e como el
l'bro no religioso igualmente se-
rio, cero m á s a ú n .
Mucho m á s , digo, porque lo r e -
i g oso, en nuestro mundo moder-
no, interesa poco y. sobre todo, por-
que entre las gentes que leen en
este p a í s y entre las que se cuentan
como lectores y siguen l a u l t i m í -
s i m a de las modas lo religioso i n -
teresa menos a ú n y h a s t a se tiene
d o g m á t i c a m e n t e como cosa defini-
tivamente superada como no sea
que el supuesto libro religioso to-
que temas p o l í t i c o s y, si puede ser,
del famoso d i á l o g o c a t ó l i c o - m a r -
x'sta o cosas asi y en u n plano
político concreto, porque no creo
pue tuviera clientela ni siquiera u n
estudio sobre l a t e o l o g í a de Marx
y de Bauer. de tanto i n t e r é s sin
en bargo para comprender tantas
cosas.
Otra c a r a c t e r í s t i c a del libro r e -
: gioso en E s p a ñ a es l a inmensa
proporción de traducciones extran-
jeras f í e n t e a l a m i n ú s c u l a pro-
c u c c ' ó n nacional. Pero esto creo
que no tiene remedio. No se í m -
orovísan t e ó l o g o s , n i historiadores,
ni esoecialistas en S a g r a d a E s c r i -
tura, ni escritores cristianos que
aborden lemas e s p e c í f i c a m e n t e re-
ligiosos Y , sin embargo, no vamos
a decir que muchos, pero los h a y ;
s ó l o .que tienen que h a c e r otras
uchas cosas, a d e m á s de escribir,
o, mejor dicho, s ó l o escriben c u a n -
do Ies dejan tiempo las otras co-
sas; lo cual no es seguramente el
mejor m é t o d o p a r a hacer n a d a s ó -
lido. Y luego h a y que contar con
que u n libro sobre cuestiones r e -
ligiosas puede traerle a su autor
m á s complicaciones que satisfac-
ciones, y todos somos hombres y
no se puede pedir a todo el mundo
esa especie de h e r o í s m o que s e r í a
preciso p a r a u n a tarea como de l a
que estoy hablando. No h a y t r a d i -
c i ó n intelectual c r i s t i a n a en este
p a í s y no l a h a b r á en mucho tlem-
bo, teniendo en cuenta lo que ven-
go diciendo y, a d e m á s , esa excesi-
va orocllvidad del c a t ó l i c o h i s p á -
nico al cultivo de los temas p o l í t i -
co-religiosos o r e l i g i o s o - p o l í t i c o s o
incluso al activismo de este tipo y
su miedo o su inapetencia y, a
veces, t a m b i é n su Imposibilidad de
dedicarse a u n a labor de Investiga-
c i ó n , de c r í t i c a o de c r e a c i ó n I n -
telectuales y literarias.
¿Qué Iban a hacer entonces los
editores? Naturalmente, ir a bus-
car fuera lo que no hay en casa.
¿Vamos a reprochárselo? Realmen-
te e s t á n haciendo u n gran servicio
a esta cristiandad, y frente a los
editores franceses, por ejemplo, de
su m i s m a especialidad e s t á n d a n -
do u n a soberbia l e c c i ó n de a u s e n -
cia de chauvinismo, mientras este
chauvinismo o complejo de supe-
rioridad abunda tanto en aquellos.
Y e s t á n dando a l a vez u n ejemplo
de constancia y lealtad, primero
frente a un lector como el e s p a ñ o l ,
bastante a p á t i c o y con poco presu-
puesto n a r a este «deporte» de l a
lectura, sobre todo de l a c u l t u r a
religiosa, que a muchos les parece
un «hobby» tan raro como l a a s i -
riologia, y frente a u n a critica l i -
teraria como l a n u e s t r a que, en ge-
neral, no parece considerar muy
importante p a r a l a vida intelec-
tual l a t r a d u c c i ó n del libro de
Moltmann « T e o l o g í a de la espe-
r a n z a » , o l a de « R e s i s t e n c i a y s u -
m i s i ó n » , de Bonhoeffer, p a r a h a -
blar solamente de dos textos de r e -
ciente t r a d u c c i ó n y capitales no
s ó l o para l a t e o l o g í a , sino p a r a l a
cultura h u m a n a en general. Y tex-
tos de extraordinaria belleza lite-
raria, a d e m á s , en e x c e l e n t í s i m a s
traducciones y p r e s e n t a c i ó n edito-
rial.
Posiblemente todos somos res-
ponsables de este estado de cosas
y no se t r a t a de culpar a nadie,
pero el libro de tema religioso, co-
mo por otra parte l a o r g a n i z a c i ó n
de conferencias, seminarios y de-
m á s instrumentos culturales dedi-
cados a estos problemas, debe ocu-
par un mayor lugar en las preocu-
paciones de l a Iglesia. Y crear u n
clima de confianza y apoyar las
iniciativas intelectuales y creado-
r a s quizá sea lo primero, lo m á s
urgente. E s decir, hacer u n a i n v e r -
s i ó n en materia gris. L o s proble-
mas concretamente editoriales tie-
nen luego toda l a complejidad de
lo e c o n ó m i c o y del estudio de m e r -
cados y no es seguramente n a d a
fácil su s o l u c i ó n , pero entiendo que
no s e r í a n a d a descabellado pensar
en gastos de Iglesia en este s e n t i -
do, como sugiere Pierre Mouliner.
Y pienso t a m b i é n que a l g ú n pre-
mio de literatura e s p e c í f i c a m e n t e
religiosa, que se acreditase en unos
a ñ o s , a t r a e r l a de a l g ú n modo l a
a t e n c i ó n sobre esta á r e a cultural,
sobre el f e n ó m e n o mismo de l a fe
y sobre l a vida de l a Iglesia de a l -
guna m a n e r a m á s reposada y pro-
funda que l a que en ios p e r i ó d i c o s ,
por ejemplo, queda r e f l e j a d a . Y
que seguramente a y u d a r í a a des-
cubrir nuevos valores. E l esfuerzo
de estos a ñ o s merece, a l menos,
consolidarse.
21
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Codormu que ha ofdo el dulce vais c
viejos t i e m p o s y la alegre polca... I
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SWBSíSS ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^
Néstor Luján
Un mito del romanticismo
E
l poeta L u d w i g Rellstab, que co-
n o c i ó a Betthoven en 1825, dos
a ñ o s antes de su muerte, e s c r i -
bió: «De entrada, sus rasgos p a -
r e c í a n poco notables: el rostro era
mucho m á s p e q u e ñ o de lo que h a -
bla imaginado a t r a v é s de los r e -
tratos que le infundieron el aire
c a s i feroz de u n poderoso genio.
Nada t r a s l u c í a aquella adustez,
aquella tempestuosa indisciplina
que se h a prestado a s u flsnnnmín
a fin de ponerlo en a r m o n í a con
sus obras. ¿Por q u é l a faz de Bee-
thoven tenia que semejarse a sus
composiciones?».
B i e n vemos que el mito se apo-
d e r ó bien pronto de aquel hombre
independiente y m e l a n c ó l i c o para
convertirlo-en un ardiente r o m á n -
tico, en u n t i t á n . S i leemos las des-
cripciones de otros c o n t e m p o r á -
neos, veremos c ó m o se v a creando
la repetida leyenda. T a n t o un m é -
dico como K a r l von B u r s y , o un
m ú s i c o como Weber, o u n poeta
r o m á n t i c o como Grillparzer, o u n
pintor como J u l i u s S c h m l d , o
u n fabricante de arpas como el
inefable J o h a n n Stumpff, dejaron
descripciones en las que se subraya
el aire a p o c a l í p t i c o , iracundo y de-
sabrido del Genio. No digamos ya
u n a Bettina Brentanno, que era
u n a « a l l u m e u s e » espiritual de u n a
enorme carga literaria, o su secre-
tario S c h l i n d e r (que cuidaban ce-
losamente, u n a su f a m a de delica-
do planeta que recibe los rayos de
l a s estrellas —de Goethe a Beetho-
ven—, el otro su n o m b r a d í a de
atento memorialista del genio), lo
que llegaron a escribir.
No es aquí el lugar p a r a trazar
u n a siempre desairada desmitifi-
c a c i ó n . C o n explicar a Beethoven
como fue realmente, a vuela p l u -
ma, y a creemos que tiene suficien-
te f a s c i n a c i ó n l a e v o c a c i ó n de su
figura.
No se sabe e l d í a en que Beetho-
ven n a c i ó , en B o n n . S ó l o que fue
bautizado el 17 de diciembre de
1770. S u f a m i l i a tenia u n a cierta
t r a d i c i ó n musical aunque p r o c e d í a
del comercio. S u abuelo, L u d w i g
van Beethoven, de ascendencia
flamenca, se e s t a b l e c i ó en B o n n ;
c a s ó con M a r í a Josefa Pohl, pro-
pietaria de u n comercio de vinos
y d i p s ó m a n a inveterada. E l abuelo
Ludwig es « K a p e l l m e i s t e r » hono-
rario de l a catedral. S u hijo, J o -
h a n n , h e r e d a r í a el gusto por l a
m ú s i c a de su padre — é s t e fue
chantre, J o h a n n , tenor— y el de-
EN EL
BICENTENARIO
DE BEETHOVEN
Ludwig van Beethoven tres anos antes de su muerte
sequilibrio de l a madre, junto con
su inmoderada a f i c i ó n a l a bebi-
da. S u p r i m o g é n i t o , el g r a n L u d -
wig, t e n d r á u n a i n n a t a predispo-
sición por l a m ú s i c a . A los ocho
a ñ o s , debuta como n i ñ o prodigio;
a los trece, publica tres sonatas. S u
maestro, Neefe, le l l a m a «el segun-
do M o z a r t » . Pero su n i ñ e z es des-
graciada, amarga. A los diecisiete
a ñ o s parte h a c i a V i e n a p a r a estu-
diar con el mismo Mozart. S e g ú n
una t r a d i c i ó n no comprobada, fue
bien recibido por é s t e que profe-
tizó su valia, pero no le i n t e r e s ó
como discípulo. Regresa a B o n n a
la muerte de su madre y es profe-
sor de piano de varias familias
a r i s t o c r á t i c a s - E n 1792, a ú n no
cumplidos los v e i n t i d ó s a ñ o s , a b a n -
dona su ciudad n a t a l a l a que no
r e g r e s a r á , y se intaia en l a aco-
gedora Viena, que era l a capital
musical de) mundo. Acababa de
morir Mozart, vivía t o d a v í a H a y d n ,
que no e r a pedagogo, a pesar de
lo cual le a t e n d i ó con solicitud. Sus
maestros y consejeros son Schenk,
Salieri, Albrechtsberger. Aparecen
sus primeros protectores: son unos
impresionantes nababs f i l a r m ó n i -
cos, como el principe Lichowsky,
excelente pianista; s u c u ñ a d o , el
conde Razumowsky, buen violinis-
ta; el jovial b a r ó n Z m e s k a l l ; el
b a r ó n V a n Swleten, compositor; el
propio archiduque Rodolfo, m á s
tarde cardenal, que fue s u a l u m -
no, compositor, y generoso. No le
f a l t ó a Beethoven el mecenazgo, a
pesar de que sus convicciones po-
l í t i c a s jacobinas le h u b i e r a n debi-
do alejar del g r a n mundo aristo-
crático. Su situación económica,
sin ser floreciente, estuvo asegu-
r a d a desde 1809. E n 1800 se i n i c i a
la enfermedad del o í d o que le lle-
varía a l a sordera absoluta en 1819:
a partir de este a ñ o se ve obligado
a comunicarse a t r a v é s de los c a r -
nets de c o n v e r s a c i ó n , que se h a n
conservado en g r a n parte, aunque
s u secretario Schlinder, llevado
por una peligrosa piedad, destru-
yera muchos. S u humor, entre r a -
belesiano y explosivo, se va con-
virtiendo en m i s a n t r ó p i c o . Siente
necesidad de cambiar constante-
mente de domicilio. E s u n enorme
solitario, enfermo y poderoso. S u
salud i r á empeorando y al c o m -
plicarse en 1826 u n a cirrosis o
u n c á n c e r con u n a p u l m o n í a , se
produce l a h i d r o p e s í a . Muere el 26
de marzo de 1827, en medio de u n a
tempestad espectacular; asi fine
quien tanto a m ó , vehemente y
olimpico, las tempestades. S u e n -
tierro tuvo u n c a r á c t e r solemne.
Se cerraron las escuelas, hubo po-
licía para ordenar el paso de la
multitud que le d e s p e d í a . O c h o di-
rectores de orquesta, con cirios e n -
lutados por crespones, daban es-
colta al f é r e t r o . E n t r e l a multitud,
F r a n z S c h u b e r t s e g u í a , emociona-
do. H a b í a n vivido en l a m i s m a c i u -
dad, y s ó l o se h a b í a n visto dos o
tres veces. Ante s u tumba, G r i l l -
parzer p r o n u n c i ó u n discurso. Y
allí r e p o s ó — h a s t a 1888 en que se
trasladaron sus restos al cemente-
rio central de V i e n a — , en el viejo
cementerio de W á h r i n g . Muy cer-
ca, u n a ñ o m á s tarde, d e b í a ser e n -
terrado Schubert.
La vida amorosa
L a vida amorosa de Beethoven
es u n verdadero enigma. Infinitos
y bellos nombres de m u j e r j a l o n a n
su existencia. Y uno de los moto-
res esenciales de su obra, si no el
primero, es el amor. Desde su j u -
ventud, las amistades amorosas,
los enamoramientos no formula-
dos, las pasiones contenidas e n r i -
quecen su vida. Se h a querido de-
cir que su fealdad f í s i c a , su de-
s a l i ñ o indumentario, su c a r á c t e r
brusco, y finalmente su enferme-
dad hicieron que se viera r e c h a z a -
do por aquellas a las que quiso des-
posar. Ciertamente el aspecto f í s i -
co no h a sido n u n c a u n inconve-
niente en hombres excepcionales
para ser amados por las mujeres.
Si se quieren dos ejemplos parale-
los y c o n t e m p o r á n e o s , e s t á n el viz-
conde de Mirabeau y F r a n c i s c o de
Goya, t a n parecidos a Beethoven
f i s o n ó m i c a m e n t e , a l menos en sus
respectivas i c o n o g r a f í a s .
E l problema se plantea cuando
se le considera desde u n á n g u l o
p s i c o l ó g i c o : su naturaleza m e l a n -
cólica, h i p o c o n d r í a c a , que se pue-
de explicar a t r a v é s de u n a Juven-
tud difícil, de l a escabrosa vida de
su padre, de l a f a l t a de salud, de
las primerizas dificultades e c o n ó -
micas. Sus a ñ o s de B o n n son s i n -
gularmente infelices. Ni su primer
amor, Jeannette von H o n r a t h , de
Colonia, ni l a Joven baronesa de
Westerholt, ni B á r b a r a K o c h co-
rresponden a sus asiduidades. L u e -
go en V i e n a su amor por G i u l i e t t a
Guicciardi, una adolescente c a p r i -
chosa, se ve defraudado t a m b i é n .
M á s tarde se liga con dos primas
de Giulietta, Josefina y T e r e s a de
Brunswick. Josefina se casa y, se-
23

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p a r a d a del marido, d a a luz a u n a
h i j a . M i ñ o n a , c u y a paternidad h a
sido a t r i b u i d a a Beethoven. Luego
se c u e n t a n sus relaciones con B e t -
u n a Brentano, con l a cantante
A m a l i a Sebald, y, y a e n sus ú l t i m o s
a ñ o s . Incluso con l a ilustre s o p r a -
no Henrlette Sontag, de t a n es-
p l é n d i d a historia musical y amo-
rosa.
E n esta l i s t a olvidamos a m u -
chas. L o que resulta evidente es
que no existe prueba de que t u -
viera relaciones profundas con n i n -
guna de ellas. E n cambio, en sus
cuadernos y diarlos, se h a b l a muy
a menudo de matrimonio que J a -
m á s l l e g ó a plantear de u n a m a n e -
r a firme. H a y quien h a querido ver
e n ello l a n a t u r a l r e t e n c i ó n que en
un hombre de su r í g i d a moral po-
d í a ocasionar u n a enfermedad i n -
curable como l a sífilis. 81 esto fue-
r a cierto s e r l a u n caso paralelo al
de Schubert, pero no existe n i n g u -
n a prueba serla de que estuviera
aquejado por u n a I n f e c c i ó n l u é -
tlca.
Sus constante y complicadas re-
l a c o n e s con las mujeres no le h a n
liberado de l a a c u s a c i ó n de posi-
bles tendencias homosexuales: su
afecto por su sobrino K a r l , t a n d í s -
colo e Indigno, tiene aspectos sos-
pechosos, evidentemente. Sobre to-
do en el momento del Intento de
suicidio del muchacho, que en Bee-
thoven produjo u n a c o n m o c i ó n te-
rrible. Pero en un c a r á c t e r t a n ex-
c é n t r i c o , concentrado y abrupto
como el de Beethoven su desespe-
r a c i ó n parece h a s t a cierto punto l ó -
gica. Puede olvidarse l a a c u s a c i ó n .
S e a como fuere, a m é n de sus
obras musicales, existe u n docu-
mento amoroso impresionante, de
p u ñ o y l e t r a de Beethoven: s u
« C a r t a a l a B i e n a m a d a » , que n a -
die sabe q u i é n era. L a vida amo-
rosa de Beethoven, su constante y
apasionada c o n t e n c i ó n , sus e v i -
dentes represiones sexuales, son
24
Anuncio del estreno de
•Fidelio o el amor conyugal» en la
segunda versión da 1805
La primera no fue representada.
— «4
necesarias p a r a completar el r e -
trato p s i c o l ó g i c o de este hombre,
tan lacerado f í s i c a y moralmente.
Posiblemente a r d i ó por dentro to-
d a l a vida. A m ó de verdad a d a m a s
que estaban por encima de é l , ex-
p e r i m e n t ó u n a timidez sexual con
violentas r e c a í d a s en o s a d í a s des-
plazadas. Como en todo, fue des-
mesurado y su vida e r ó t i c a es u n
enorme silencio en el que s ó l o s u
obra, e n el camoo libre de l a m ú -
sica, le p e r m i t i ó expresarse.
S u obra, intensa y rotunda
De los 137 opus clasificados nos
referiremos a los m á s I m p o r t a n -
tes. E s u n a r e c e n s i ó n s i n l a menor
I n t e n c i ó n exhaustiva. L a s s i n f o n í a s
son nueve, aunque se quiere a ñ a d i r
a ellas u n a — l l a m a d a 0 y t a m -
b i é n s i n f o n í a J e n a — descubierta
en 1909 en l a Universidad de aque-
lla ciudad a l e m a n a y compuesta en
1792. S e r i a , pues, su p r i m e r a s i n -
f o n í a s i l a c r i t i c a y l a investiga-
c i ó n —en este orden— no l a h u -
biesen desechado. L a critica, es-
c é p t i c a ante el estilo de l a obra;
l a i n v e s t i g a c i ó n , descubriendo a s u
verdadero autor, F r i e d r i c h Wltt, a
t r a v é s de l a e r u d i c i ó n del m u s i c ó -
logo americano Robblns L a n d o n .
Sigamos l a c l a s i f i c a c i ó n tradicio-
n a l : l a primera, prudente y bella,
data de 1800; l a segunda, de dos
a ñ o r m á s tarde, da y a l a medida
de nobleza resplandeciente de s u
modo s i n f ó n i c o . L a tercera (1804),
l l a m a d a l a Heroica, es u n a de las
cumbres del pensamiento s i n f ó n i -
co beethoveniano y en ella se r e -
fleja, a d e m á s , s u ideario p o l í t i c o ,
republicano y d e m ó c r a t a . L a c u a r -
ta (1806), r i s u e ñ a y feliz, se dice
fue i n s p i r a d a por T e r e s a de B r u n s -
wick. L a quinta, que t a r d ó ocho
a ñ o s en componer, se e s t r e n ó el
mismo d í a que l a sexta, conocida
Teresa de Brunswick,
por Pastoral (22 de diciembre de
1808). L a Q u i n t a S i n f o n í a con su
t e m a inicial —sol, sol, sol, m i be-
mol— h a dado origen a u n a som-
bría y romántica Interpretación:
el « D e s t i n o que l l a m a a l a p u e r t a » ,
que tiene s u base en u n quid-pro-
quo, en u n a c o n t e s t a c i ó n posterior
de Beethoven, y a sordo, a otra pre-
g u n t a Por lo d e m á s , este t e m a
solemne aparece en siete obras
anteriores ( p a r a los Interesados
en estas minucias, e n los opus
3, 6, 10, 18, 37 y 58). S i n e m b a r -
go, l a leyenda e s t á t a n a c r e d i -
t a d a que cuando l a B B C , durante
la guerra, abría sus emisiones con
los cuatro sones del timbal, como
s i n t o n í a , muchos creyeron que u s a -
b a n l a trascendental s i g n i f i c a c i ó n
beethoveniana. Olvidaban que este
juego de p e r c u s i ó n (... — ) e r a l a V ,
inicial de l a palabra «victory» e n
el alfabeto Morse. S e a como fue-
re, e l t e m a y su desarrollo es uno
de los temas sonoros m á s impor-
tantes de l a m ú s i c a s i n f ó n i c a . P e n -
semos que de este n ú c l e o t e m á t i c o
oarten no menos de quinientos
compases. L a sexta s i n f o n í a se p u -
b l i c ó con el subtitulo de « S i n f o -
n í a pastoral o recuerdo de l a v i d a
campestre o, por mejor decir, expre-
s i ó n de l a s e n s a c i ó n m á s que p i n -
t u r a » , con lo que Beethoven pre-
t e n d í a defenderse como copista de
l a n a t u r a l e z a , defensa i n ú t i l por-
que en este sentido h a merecido los
m á s duros ataques, como veremos,
de hombres tan diversos como
Debussy y Ortega y Gasset. E n l a
s é p t i m a (1812), Wagner vela l a
apoteosis de l a danza, y l a octava
(1812 t a m b i é n ) , alegre y amable,
de menores dimensiones, se l a h a
llamado t a m b i é n l a del m e t r ó n o m o
por el t i c - t a c negligente y delicado
de su a l l e g r e t t o - s c h e r z a n d o . » U n
g r a n amigo de Beethoven, Maelzel,
acababa de Inventar el m e t r ó n o m o ,
que é s t e quiso utilizar como u t i l i z ó
su Panharmonikon para u n a cu-
La soprano Amalia Sebald.
riosa y desenfadada obra de c i r -
cunstancias, «La victoria de W e l -
lington, o l a batalla de l a victo-
r i a » , cuyo primer tiempo u s ó el
raro aparato. L a obra tuvo u n c l a -
moroso é x i t o (8 de diciembre de
1813). E l P a n h a r m o n i k o n e r a u n a
« m á q u i n a - o r q u e s t a » , compuesta de
instrumentos de viento y b a t e r í a y
es u n claro precedente del desa-
rrollo de l a m ú s i c a m e c á n i c a . B e e -
thoven c r e í a poco en l a calldacLde
su divertida batalla. «Es u l B R m u -
p i d e z . . . » , g r u ñ ó ante el é x i t o .
L a novena s i n f o n í a h a sido posi-
blemente sobreestimada. Pretende
ser u n a summa. S u esbozo procede
de 1792, aunque hasta 1824 no l a
dio por concluida. E n ella e s t á todo
su ideario: s í n t e s i s del sentimien-
to religioso y mesianismo m a s ó n i -
co, utopia de u n futuro tiempo me-
jor, l a s a l v a c i ó n por a l e g r í a , liber-
tad igual a gozo, a base de los
ideales de l a R e v o l u c i ó n F r a n c e s a ,
que e r a n una penetrante nostalgia
cuando redactaba el « C a n t o a l a
a l e g r i a » de Schlller, en pleno go-
bierno reaccionarlo de M e t t e r n l c h
P a r a ello, el t e m a m e l ó d i c o e s t á
estrechamente ligado a l a m ú s i c a
l í r i c a de l a R e v o l u c i ó n F r a n c e s a y
a los nobles y rebeldes himnos re-
volucionarios (Monsigny, Gertry,
Mehul, Cherublni, etc.). E n l a no-
v e n a s i n f o n í a rompe con las for-
mas tradicionales, como es bien
sabido, introduciendo coros, i n f u n -
diendo u n dinamismo a l a e s t r u c -
t u r a s i n f ó n i c a y abriendo el c a m i -
no p a r a l a libertad formal y espi-
ritual del romanticismo.
Beethoven e s c r i b i ó una sola ó p e -
r a , «Fidelio», en tres versiones
(1805. 1805 y l a definitiva, 1814).
E s t a ó p e r a , que primero se l l a m ó
« L e o n o r a » , tiene cuatro oberturas
que conozcamos (Leonora I , 1805;
Leonora I I , 1805; L e o n o r a I I I ,
1806, l a m á s interpretada, y F i d e -
lio, 1814). A m é n de «Fidelio» y sus
oberturas, existen fragmentos p a -
 El palacio Lobkowitz en un grabado
de la época. Su dueño fue
un decidido mecenas de Beethoven.
que le dedicó la •Sinfonía Heroica»
que fue estrenada en este palacio.
Giulletta Gulcclardl
r a teatro, < E g m o n t » (1810), t L a s
r u i n a s de A t e n a s » y el «El rey E s -
t e b a n » (1812). Oberturas que no
preceden a n i n g u n a obra teatral
son cuatro, de las cuales l a m á s
importante es «Coriolano» (1807).
L a s misas son dos: l a S o l e m n í s
(1818-1823). y l a e n do mayor
(1807). E l grave oratorio «Cristo en
el Monte de los Olivos» (1802), es-
crito en doce días, por u n Beetho-
ven enfermo y m i s a n t r ó p i c o , y dos
c a n t a t a s llamadas imperiales, c o m -
pletan el cuadro de l a m ú s i c a po-
l i f ó n i c a . Conciertos de piano y or-
questa son seis: e l m á s conocido
es el quinto (1809), dedicado a l a r -
chiduque Rodolfo y llamado «del
E m p e r a d o r » . U n triple concierto
(piano, v i o ü n y violoncelo, 1804),
y u n concierto de violín y orquesta
(1806) son otras obras s e ñ e r a s .
L a m ú s i c a de c á m a r a a b a r c a
p r á c t i c a m e n t e todas las combina-
ciones: piano, v i o l í n y piano, vio-
loncelo e instrumentos diversos,
trios, cuartetos, conjuntos de cuer-
das... P a r a el piano e s c r i b i ó 32 so-
n a t a s entre las que sobresalen l a 8,
l l a m a d a « P a t é t i c a » (1799), nombre
que le puso, por e x c e p c i ó n , el pro-
pio Beethoven como reflejo de s u
estado espiritual cuando l a e s c r i -
b i ó ; l a 12 ( « M a r c h a f ú n e b r e » ) ; l a
13 ( « F a n t a s í a » ) ; l a 14 ( « C l a r o de
luna»), «composta e dedícala a la
Damigella Contessa G i u l i e t t a G u í c -
c lar di de Luígi v a n B e e t h o v e n » ;
l a 15 ( « P a s t o r a l ) ; l a 21 (llamada
«Aurora» o « W a l d s t e i n » ; l a 24 (de-
dicada a T e r e s a de B r u n s w i c k ) ; l a
26 (de los «Adioses, l a Absencia y
el R e t o m o » , totalmente desnatura-
lizada por l a f a m a pósturna). Pero
las tres ú l t i m a s , 30, 31 y 32, que
afortunadamente no llevan apodo,
son, p a r a nuestro gusto, las m á s
admirables, sobre todo l a 30, ver-
dadero monumento de c r e a c i ó n
pianística.
P a r a violin y piano existen diez
sonatas: l a m á s c é l e b r e es l a de-
dicada a l violinista f r a n c é s Rodol-
phe Kreutzer, que habla seguido a
las tropas n a p o l e ó n i c a s h a s t a V i e -
na. L o curioso es que K r e u t z e r no
llegó j a m á s a tocar esta sonata que
la novela de Tolstoi a c a b ó de h a -
cer famosa. « J a m á s se debiera to-
car esta pieza donde hubiese d a -
mas d e s c o l a d a s » , a f i r m a c o l é r i c o
el conde. L a m á s completa y a c a -
bada de estas sonatas es l a dedi-
cada a l archiduque Rodolfo (1812),
r o m á n t i c a y libre, p a r e j a en c a l i -
dad de i n s p i r a c i ó n y densidad a
las ú l t i m a s sonatas de piano. Los
trios de juventud son lodos ellos
a base de instrumentos de cuerda;
los de madurez —seis— con l a pre-
sencia del piano. Diecisiete cuarte-
tos de cuerda, los tres quintetos de
cuerda, cuatro con piano, tres sex-
tetos, el célebre « S e p t i m i n o » y un
octeto menos conocido, completan
su obra de c á m a r a junto con sus
cinco sonatas p a r a violoncelo, las
variaciones y las f a n t a s í a s . De sus
m e l o d í a s con piano y entre sus 66
«lieder», el archiconocido « A d e l a i -
da» ocupa un lugar popular entre
su p r o d u c c i ó n , h a r t o modesta en
este sentido (pensemos en s u c o n -
t e m p o r á n e o y conciudadano, el t r á -
gico y transparente F r a n z S c h u -
bert).
El gran prerromántico
Beethoven h a sido considerado
un mfisipg r o m á n t i c o , aunque, por
mejor decir, fue apropiada í n t e -
gramente su obra y su nombre por
la g e n e r a c i ó n r o m á n t i c a . Fue un
rapto ciego, u n a i n t e g r a c i ó n de l a
obra y l a vida de u n hombre, a b u -
siva y entusiasta. S u vida se con-
virtió en sagrada, atormentada,
m í t i c a . S u personalidad fue t r a s -
mutada y a en vida, e incluso sus
c o n t e m p o r á n e o s ofrecen u n a u n a -
gen de adulterada semejanza al
verdadero Beethoven. T é c n i c a m e n -
te, por otra parte, h a sido r o m a n -
tizado por sus i n t é r p r e t e s y direc-
tores de orquesta. J a m á s un com-
positor h a sido m á s bienintencio-
nadamente traicionado por sus I n -
t é r p r e t e s . A raíz de l a i n v e n c i ó n
del m e t r ó n o m o , nota el director de
orquesta a l e m á n H e r m a n n S c h e r -
chen, Beethoven m a r c ó e s t r i c t a -
mente todos los tiempos en sus s i n -
f o n í a s . «Más tarde, desgraciada-
mente — s e ñ a l a el director—, el ro-
manticismo a l e m á n c o m e n z ó a i g -
norar las prescripciones del maes-
tro, y el deseo de alcanzar u n p a -
tetismo en l a e x p r e s i ó n l l e v ó poco
a poco a interpretar las s i n f o n í a s
m á s lentamente siempre del tiem-
po prescrito... E l resultado h a sido
que se h a transformado el vuelo
ligero y feliz de esta m ú s i c a en u n a
m a r c h a t o r p o n a » . Incluso, pues,
en las s i n f o n í a s el conjunto de su
obra dista mucho de ser absoluta-
mente r o m á n t i c o . Ello es l ó g i c o :
Vivió Beethoven treinta a ñ o s del
siglo X V i n de los 56 de su vida y
fue, en muchos aspectos, u n h o m -
bre de su é p o c a . L o fue desde el
punto de vista espiritual: su obra
respira un Indeclinable optimismo,
una confianza en l a h u m a n i d a d
y . e n Dios, un humor a veces t r u -
culento —que el romanticismo pre-
firió ignorar—, u n a serenidad so-
brehumana. T é c n i c a m e n t e , como
muy bien subraya Alfred Einstein,
abrió con su libertad aparente l a
libérrima forma del romanticismo.
«Hoy, en l a antigua forma, otro es-
píritu, verdaderamente p o é t i c o , de-
be e n t r a r » , escribió. E v i d e n t e m e n -
te, como Novalis creia que «la poe-
s í a es el camino misterioso que
conduce b a c í a el i n t e r i o r » . Todo
ello le convierte en un t í p i c o pre-
r r o m á n t i c o : el mayor de ellos, por
s u fondo, oor su vida, por s u pe-
renne ardor espiritual.
Por esta r a z ó n , Beethoven h a s i -
do u n a victima de l a r e a c c i ó n a n t i -
r r o m á n t i c a . Debussy decia: «Es
mejor m i r a r u n c r e p ú s c u l o que es-
cuchar l a P a s t o r a l » . Nuestro Orte-
ga y Gasset, que d e b i ó de leer esta
frase, ejecuta, en 1919 —en u n a r -
ticulo precisamente sobre Debus-
sy—, a Beethoven a base de su P a s -
toral. F á c i l e j e c u c i ó n , a fe m í a .
«Son los sentimientos que c u a l -
quier hombre de tipo moderno ex-
perimenta bajo e l influjo de los
alientos b o t á n i c o s y el festival l u -
minoso que con honesta p u n t u a l i -
dad da de si l a Naturaleza. L l a m a d
a un g r a n m ú s i c o y haced que pon-
ga en sonido esos sentimientos
vulgares, filisteos, mediocres. E l
resultado s e r á aquel trozo de l a
"Sexta S i n f o n í a " que se titula
"Sentimientos agradables al llegar
al campo". E l trozo es admirable:
no cabe expresar m á s perfectamen-
te emociones m á s perfectamente
triviales.» De ello deduce don J o s é
que j a m á s a g r a d a r á el «Preludio a
la siesta de u n f a u n o » de Claude
de F r a n c e , como le l l a m ó D ' A n n u n -
zio, y siempre l a Pastoral s e r á pas-
to de filisteos y mediocres. Hoy tan
popular es l a sonata «Claro de l u -
n a » de Beethoven como l a no me-
nos m a n i d a «Clair de l u n e » de l a
« S u i l e B e r g a m a s q u e » del propio
y refinado Debussy.
L a obra de Beethoven h a supe-
rado y a los movimientos de flujo
y reflujo que l a posteridad depara
incluso a los mejores. Hoy, al lado
del m ú s i c o , de su obra imponente,
. e s t á vivo, e x c é n t r i c o , tierno y a l a
vez tempestuoso, palpitante, el
. hombre. Y este hombre es consi-
derado como u n h é r o e del pensa-
miento humano. E l , independiente,
celoso de su soledad, a n h e l ó siem-
pre esta desafiante esbeltez. E s c r i -
b i ó en su « D i a r i o i n t i m o » : «Tú eres
un héroe, t ú eres lo que representa
diez veces m á s : u n hombre verda-
dero». Asi fue y asi hoy lo vemos.
25
 BEETHOVEN, CLASICO DE LA JUVENTUD
Partitura original de la «Tercera Sinfonía-, conocida por el nombu da •Heroica», donde aparece tachada la dedicatoria a Napoleón.
Federico Sopeña
M
e defiendo de l a a p a r i e n c i a Xe
t ó p i c o que puede haber en el
titulo: no es defensa s ó l o t e ó -
rica, sino experiencia viva a l
terminarse l a c o n m e m o r a c i ó n del
centenario. Sobre Beethoven —bien
es verdad que con el titulo de « B e e -
thoven, artista comprometido»—
he hablado casi cada semana, en
Madrid y fuera de Madrid y siem-
pre p a r a estudiantes. H a y , y a lo
creo, estudiantes muy r e a c c i o n a -
rios en m ú s i c a que p o d r í a n a m p a -
rarse en Beethoven, pero lo inte-
resante de mi experiencia, creo yo,
lo he viv.'do entre los m á s abiertos,
entre los m á s obsesionados por lo
que se l l a m a « a p e r t u r a a l a dimen-
sión sociológica». A n t a ñ o podían i n -
vocar los marxlstas l a p r e c a u c i ó n
de L e n l n ante l a m ú s i c a , como si
fuera el otro opio: ahora, c o n t a r -
les, como lo he contado y a desde
P a r í s , que l a g r a n fiesta popular
26
de « L ' H u m a n i t é » c o n s i s t i ó , p r e c i -
samente, en traerse a l a vieja o r -
questa de l a Oewaudhaus de L e i p -
zig para hacer l a « N o v e n a Sinfo-
n i a » , les puso pensativos.
Siempre, hoy m á s a ú n , existe si
no enemistad, si l e j a n í a , l ó g i c a , e n -
tre juventud y clasicismo: p o d r á
e n s e ñ a r s e el arte, l a literatura, cor
orden c r o n o l ó g i c o , pero l a cultura
como « v i d a » , lo que planta raices
en l a juventud se vive desde el
presente. E l joven estudia por obli-
g a c i ó n a l c l á s i c o , si lo estudia, pero
lo ve como estatua: luego, en l a
madurez, l a estatua. Cervantes, nos
da una mano no de m á r m o l &no
de carne. No ocurre esto con Bee-
thoven: a t r a v é s de u n a d i m e n s i ó n
muy tiplea del clasicismo — l a d i -
m e n s i ó n de grandeza— se viv j esa
m ú s i c a como «actual» y esa viven-
cia no es Incompatible con lo m á s
a u t é n t i c o de l a m ú s i c a del siglo X X ,
con l a m á s h u m a n a , sea l a de B a r -
io k en el ayer o l a del Stockausea
de hoy, pero cuando se dirige a la
juventud. Desde que se traspasa la
frontera entre l a adolescencia y
la juventud hay l a difícil pero glo-
riosa o b l i g a c i ó n de i n t e n t a r «vivir»
todas las edades: si a l oir Mozart
la sonrisa duele porque nos lleva
al p a r a í s o perdido de l a n i ñ e z ,
cuando u n joven quiere gustar rte
Bach está anticipándose a la m a -
durez y cuando, ahora, los mayores
olmos Beethoven nos o í m o s en lo
mejor de nuestra juventud.
E l joven m i r a como valor m á x i -
mo el de l a autenticidad, se des-
consuela y se i r r i t a cuando ve des-
glosadas y aun enemigas la vida
y l a obra del a r t i s t a : h á g a s e l a
prueba contando l a «verdadera»
b i o g r a f í a de Wagner. E n Beetho-
ven, hablando con t é r m i n o s de a c -
tualidad e s t é t i c a , l a « e s t r u c t u r a »
m i s m a , sin necesidad de a ñ a d i d o s
literarios, i n d i c a l a inseparabilidad
entre b i o g r a f í a y obra, su explica-
c i ó n mutua. Hay, como « c o n s t a n -
te» en l a e v o l u c i ó n de esa estruc-
t u r a , la t e n s i ó n entre t é c n i c a y m i s -
terio; hay no menos l a m ú s i c a co-
mo exigencia de l a m á x i m a t e n s i ó n
amorosa y de la m á x i m a limpieza
moral; el paisaje como « p a i s a j e
del a l m a » , ¡ t a n t a s cosas! Cuando
luego pasan a l a b i o g r a f í a detalla-
da se encuentran con ese primado
de l a « l i b e r t a d h e r o i c a » , con ese
vivir el « c o m p r o m i s o » como destino
virilmente aceptado. SI S h a k e s p e a -
re, otro c l á s i c o de l a juventud, pue-
de ser como «más» por l a riqueza
s e m á n t i c a que l a palabra lleva c o n -
sigo —sobre los dos se edifica lo
m á s creador del romanticismo— es
menos en cuanto a realidad de
« c o m p r o m i s o » , de exigencia. E x p l i -
car «Fidelio» a los j ó v e n e s , expli-
carles ese segundo acto a t r a v é s
de lo que buscaba Beethoven en
los libretos de ó p e r a — u n a ense-
ñ a n z a por « d i g n i d a d m o r a l » — es
redescubrirles c ó m o l a verdadera y
limpia p a s i ó n amorosa no es e v a -
s i ó n sino e n t r a ñ a m i s m a de l a p a -
s i ó n por l a libertad. Luego, darles
como contraste las « c a n c i o n e s para
la a m a d a l e j a n a » , es decir, que en
el aparente reposo del e n s u e ñ o se
a m a s a n las grandes reservas y re-
taguardias de l a c r e a c i ó n . E l que
Beethoven no muriese viejo, el que
no h a y a tenido s u «Parsifaí» o su
« F a l s t a f f » , l a imposibilidad de s i -
tuarle en el Olimpo fija y a u m e n t a
esa vivencia de juventud. Por eso,
en l a universidad, en los colegios
mayores, nadie, joven, se h a s e n -
tido reaccionario al conmemorar el
bicentenario de BeethoVen: yo hice
la prueba de j u n t a r «Fidelio» con
«El prisionero» de Dallapiccola
—recuerdo qué Beethoven h a c i a i l
plano y a d ú o con Gaspar C a s s a -
dó— y l a prueba dio resultado.
 ®

El meyba

No se bañe con este meyba:

E s t e e s e l M e y b a d e d o r m i r : el S k K J a m a ®
U s t e d q u e c o n o c e el n o m b r e , ¿ c o n o c e t a m b i é n s u c a l i d a d ? N o t o d o s los p i j a m a s
d e p u n t o se l l a m a n S k i - J a m a . S k i - J a m a , el c ó m o d o S k i - J a m a d e p u r o a l g o d ó n , s ó l o e s M e y b a .
S e r e c o n o c e f á c i l m e n t e , p o r q u e el S k i - J a m a d e a l g o d ó n
es lo m e j o r p a r a d o r m i r . ¿ D e a c u e r d o ?

c o m o d i d a d y a l e g r í a d e v i v i r

de nacimiento de Ludwig van Beetdoven.
Rosendo Llates
a fecha de 1783 es una clave en la
historia del futuro autor de la No-
I vena Sinfonía. E l muchacho de do
ce aflos ien realidad él cree tener
sólo diez, porque su padre, para poder
explotarlo como nifto prodigio, le ha
quitado dos a ñ o s de encima; Beethoven
morirá creyendo tener menos años de
los que tiene) dará un decisivo paso
adelante en la formación de su perso-
nalidad. Muere su viejo maestro, el or-
ganista Egidius van den Eeden. Se en-
cargó de su plaza un músico de 34
años. Christian Neefe. nacido en Chem-
nitz el aflo 1784. Neefe. además de una
buena formación musical, había cursa-
do Derecho en la Universidad de Leip-
zig, como otros muchos músicos ale-
manes que fueron universitarios. A
Neefe se le encargó el continuar la
instrucción musical de Beethoven. cu-
yo talento precoz habla sido ya ob-
servado por el principe elector de Co-
lonia, que tenia su corte en Bonn.
Neefe no era solamente un músico
profesional, como lo hablan sido exclu-
siva y estrechamente los maestros que
le habían precedido en la instrumenta-
ción musical del pequeño Beethoven;
poseía una real cultura no circunscrita
meramente a la música, sino también
a las letras en el amplio sentido de la
palabra.
Su método no se dirigía únicamente
a la práctica musical. Participaba del
espíritu de esa época de transición que
precede al romanticismo en los países
germánicos, sin dejar de ser. por prin-
cipios arraigados, un clasico. «La teo-
ría de Neefe —dice Nottebohm. un eru-
28
El
verdadero maestro
de
Beethoven
dito beethoveniano. muy amigo de los
grandes músicos románticos alema-
nes— consistía en sostener que las le-
yes y los fenómenos de la música de-
ben referirse a la vida psicológica del
hombre y. hablando con propiedad, tie-
nen que tomarla como su base.» Y
continúa observando:
«En resumen, podemos decir que las
enseñanzas de Neefe eran insuficientes
desde el punto de vista técnico; pero
que. desde el punto de vista de la edu-
cación del gusto y del sentimiento mu-
sical, no podían menos que ser estimu-
lantes y llenas de eficacia.»
Beethoven. en Neefe y sus criterios
acerca de la naturaleza de la música,
encontró exactamente la propia intui-
ción que individualmente existía en su
ser; pero magnificada por el estudio,
la experiencia y la edad. Más que un
estudio formalístico. su genio necesita-
ba dominar las fuerzas interiores de su
inspiración, lo que le bacía, a él. sen-
tirse músico. Años m á s tarde, cuando
perfeccionará sus estudios técnicos mu-
sicales en Víena con Haydn, Albrechts-
berger y Salierí. no podrá menos que
burlarse de los formalismos técnicos;
del segundo dirá que «sobresalía en
el arte de fabricar cadáveres musica-
les». En cambio, en 1793. desde Víena y
empezando a gustar las primeras dul-
zuras de la celebridad, escribe a su an-
tiguo maestro, que permanecía en
Bonn: «Si llego a ser un gran hombre
(de eso él estaba archiseguro). vuestra
participación en ello será importante.»
Neefe. en Leipzig, había sido discí-
pulo de J . A. Hiller. uno de los propul-
sores de la difusión popular de la mu-
sica en Alemania y de la creación de
públicos musicales, hasta entonces re-
ducidos a los miembros de las cortes
principescas (con alguna excepción en
Inglaterra y Francia). E n Leipzig, asi
mismo, su maestro le inició, sobre to-
do, en el culto de J . 8. Bach. entonces
casi arrinconado. Neefe reveló a su
discípulo, el Beethoven adolescente, las
maravillas del Clave bien temperado.
de Juan Sebastián, que el discípulo asi-
miló muy pronto. Con el Clave, le hi-
zo conocer las sonatas del hijo de
Bach. Fellpe-Emmanuel. y el método de
clavicémbalo de éste, obras que repre-
sentaban el m á x i m o progreso musical
de aquellos días.
Al propio tiempo, logró que su discí-
pulo fuese admitido en el teatro de la
Corte, donde Neefe era el director de la
orquesta. Beethoven desempeñó el car-
go de acompañante al clave un breve
tiempo; pero durante su paso por el
teatro de la Corte, tuvo ocasión de co-
nocer las óperas cómicas francesas, al-
gunas de ellas francamente sentimen-
tales, concebidas en el espíritu de la
«comedie íarmoyente», inventada por
Diderot. y. sobre todo, a Shakespeare
y Schiller. que marcaron profundamen-
te la personalidad del adolescente has-
ta el final de su vida.
Neefe en seguida adivinó la persona-
lidad de Beethoven. No sólo fue su
maestro, sino que lanzó su nombre en
las revistas musicales de la época. E l
2 de marzo de 1782. escribió en el «Ma-
gazin der Musik». de Cramer. que te-
nia un discípulo llamado Ludwig van
Beethoven «dotado de las m á s raras
disposiciones». De su protegido dice
que «toca el pianoforte con un talento
notable, que descifra muy bien y. en
una palabra, interpreta corrientemen-
te el Clave bien temperado de Sebas-
tián Bach. en cuya obra le ha iniciado
el señor Neefe». E l articulista (que era
el propio Neefe) encarece mucho la
importancia del Clave bien tempera-
do: «Todo aquel que conoce esta co-
lección de preludios y fugas en todos
los tonos, obra de la mayor dificultad,
podrá juzgar el grado de ciencia que se
necesita para poder interpretarla. E3
señor Neefe también le ha encaminado
en el estudió a fondo del contrapunto,
en el grado en que las ocupaciones se
lo han permitido. Mientras tanto, se
ejercita en la composición y. para es-
timularlo, ha hecho que le grabasen en
Mannheím Nueve variaciones para cla-
ve sobre una marcha de Dressler».
La conclusión de la nota de Neefe
es categórica y. teniendo en cuenta que
por aquellos días de poco antes de la
Revolución Francesa aún no se había
llegado a la inflación del elogio propia
del romanticismo (ni mucho menos al
abuso trivial de los publicitarios, esos
«hinchas» de nuestra sociedad de
consumo), tales alabanzas indican un
grado de fe y entusiasmo nada c o m ú n :
«Este joven genio —escribe— merece
ser sostenido y que pueda viajar. Será
ciertamente un segundo Wolfgang-
Amadeus Mozart. sí continúa como ha
empezado».
Vicent d Indy. fervoroso beethove-
niano. que en cierto sentido ha per-
judicado a su ídolo, intentando dictar,
a base de análisis —por otra parte ex-
celentes— de las obras del maestro,
una especie de código de la composi-
ción musical, doblado de una estética
musical que viene a ser la traducción
en música del «purismo» de los Nazare-
nos en pintura (Overbeck, Cornelius,
etcétera) —posición, por cierto, la m á s
antíbeethoveniana que existe, ya que
el compositor siempre reaccionó con
desdén y hasta enojo a toda coacción y
todo intento de separar la música de la
vida con pretendidas legislaciones y
abstracciones estéticas—, Vicent d'In-
dy, repetimos, miraba con desvio esas
primeras composiciones, «deberes o es-
bozos sin interés auténtico». Evidente-
mente, dichas primeras composiciones
no son dignas de ser analizadas; pero
en ellas hay una constante beethovenia-
na muy digna de ser tenida en cuenta:
se trata de variaciones. No es del todo
casual que la primera composición fir-
mada por Beethoven. a los doce años
de edad, y la última también para pia-
no, en el a ñ o 1823, a los cincuenta y
dos, sean variaciones < la última, las cé-
lebres variaciones sobre un vals de
Diabelli. op. 121 a).
 Toda la obra de Beethoven. en efec- Christian Gottlob Neefe.
to, consistirá en una variación sobre músico notable y hombre de gran cultura.
ideas que se presentan a su conciencia maestro del joven Beethoven.
con una contundencia maravillosa.
De esto Beethoven tuvo siempre
clara conciencia. Años m á s tarde,
cuando estaba componiendo la Novena
Sinfonía, responde a unas preguntas
que le hace un Joven músico. Luis
Schltisser, que ha venido desde Lon-
dres a visitarle: «Me preguntáis de
dónde saco las ideas? No lo puedo
decir con certeza; mis ideas brotan sin
haber sido solicitadas, directa o indi-
rectamente. Casi podría cogerlas con
las manos...» Y añade, ampliando la
explicación: «Lo que la suscita son
disposiciones de espíritu que se expre-
san con palabras en el poeta y que en
mi se expresan con sonidos, resonando,
alborotando, agitándose, basta que den-
tro de mí se convierten en música».
De Neefe, asimismo, que fue para
él no sólo un maestro, sino también
un educador, pudo Beethoven haber ad-
quirido también el amplio sentido po-
pular y social que informa una gran
parte de su obra: las sinfonías y casi
toda la producción de la llamada «se-
gunda manera» del compositor. Esa fa-
ceta de su genio, su gusto por los te-
mas simples claros y directos, que en
m á s de una ocasión le hace rozar con
la vulgaridad, pero que dan una formi-
dable fuerza de penetración a su arte,
una proyección social como pocos mú-
sicos han alcanzado. De eso es m á s
que probable que haya que buscarse
su origen en las ideas sobre la música
y su misión social concreta que Neefe,
le había transmitido, y a su vez asimi-
lado de su maestro cuando estudiaba
con él en Leipzig. Fue éste. Johann
Adam Hiller, como hemos dicho, un
Impulsor de la expansión de la cultu-
ra musical entre las masas populares.
Digamos, para entendemos, una espe-
cie de Anselmo Clavé de nuestro siglo
pasado, o Luis Millet, en el actual —na-
turalmente con una fuerte preparación,
de la que carecían los nuestros, sobre
todo el primero, un puro autodidacta
que, sin embargo, fue quien inició a los
barceloneses en el conocimiento de
Wagner—. Hiller, desde 1763 (siete
afios antes del nacimiento de Beetho-
ven y trece después del fallecimiento
de J . 8. Bach) organizó en Leipzig una
serie de conciertos de abono —o sea,
destinados a la burguesía y el estamen-
to popular— y se convirtió en maestro
de canto «para enseñar al pueblo ale-
mán a cantar», como dijo él textual-
mente. Hiller fue autor de singspiele
(pequeñas óperas populares en estilo
alemán; algo parecido, muiatis matan-
dis, a las tonadillas escénicas españo-
las contemporáneas). Precisamente
Dressler. cuya marcha el inicípiente
Beethoven escogió como tema para sus
variaciones, estaba adscrito al movi-
miento del singspiele y del lied prerro-
mántico alemán. Esas raíces no son
para olvidarlas.

Beethoven. el m á s humano —y a mi
entender, divino de los compositores;
admitido en todo el mundo por el
pueblo (y a regañadientes y con todo
el pesar del alma por los pedantes y
«preciosos»)— es único en haber salido
de la pura miseria; Bach y Mozart pro-
cedieron de jerarcas musicales; el pa-
dre de Haendel fue un barbero-sangra-
dor bien visto por la corte del duque
de Weíssenfelds. Schubert. uno de los
numerosos hijos de un sencillo maes-
tro de escuela «pobre, pero honrado».
Beethoven nació de un músico borra-
cho, casado con la viuda de un ayuda
de cámara. Conoció, y superó por si
mismo, a copia de voluntad, la autén-
tica miseria. Tuvo que ahondar mucho
ya desde la infancia. Circunstancias
que condicionan su arte, y explican
muchas cosas del mismo.
Nada m á s elocuente y significativo
que la «Ocha» del padre y la del hijo,
datada de 1784. obrando en los regis-
tros de la capilla de la corte de Bonn.
«Johann Beethoven tiene una voz
cascada, está en servicio desde hace
tiempo, muy pobre, de una conducta
bastante buena, y casado.»
«Ludwig Beethoven... es capaz, aun
joven, de buen y diestra conducta, y
pobre.»

29

Josep Casanovas
N
ingún otro compositor como Bee-
thoven habrá dado lugar a tantos
comentarios y estudios aceres de
su personalidad y de su produc-
ción. Su bibliografía se extiende a mi-
llares de títulos. Ningún otro músico
creador puede tampoco disputarle la
primacía en materia de popularidad.
Seria hasta cierto punto Imposible
intentar una síntesis de este acopio
de materiales y menos a ú n pretender la
formulación de nuevas tesis interpre-
tativas. Dos hechos fundamentales son.
sin embargo, a considerar: que la ma-
yor parte de la tinta vertida sobre el
tema responde al enfoque romántico,
absolutamente Inválido en el momento
actual; y que la evolución experimen-
tada por la música toda durante el
segundo tercio de nuestro siglo ha pro-
porcionado una nueva óptica para la
valoración del pasado, en especial los
compositores de aquella dimensión a la
cual perteneció Beethoven.
Cualquier interpretación impiifff en
estas circunstancias una definición de
cualidades y de contorno; operación
por otra parte evidentemente informu-
lable en nuestro caso: por la entidad
misma de la personalidad beethovenia-
na la cual, antes que en un hecho mu-
sical univoco se articula, como vere-
mos, como un proceso abierto; por el
peso especifico del actual concepto in-
tuitivo y convencional que sobre Bee-
thoven existe en plena circulación, par-
te de cuya música parece confirmar;
y finalmente porque la música autén-
tica comporta siempre su posibilidad
histórica de realización.
Toda música implica la intersección
histórica de dos procesos: el creacional
del compositor sobre si mismo y el de
la sociedad que lo ha de recibir en ca-
da instante; cuyo segundo proceso se
escinde a su vez en un haz de subes-
tructuras evolutivas, entre las que se
cuentan la capacidad de receptividad y
emocional de dicha sociedad, el estado
de las distintas técnicas de ejecución o
incluso, hoy dia, de la reproducción, e n
tre otras. Cuán distinto puede ser —y
es en realidad— el Beethoven de nues-
tro tiempo, en versiones disco gráficas
perfectas, del que fuera en su momento
inicial, con tres directores en escena
—sin técnica alguna de conducción por
lo demás— y conjuntos que boy nos re-
sultarían Inmirtlhlp»
Y no obstante, el secreto beelhove-
nlano por antonomasia —como en to-
dos los grandes compositores y acaso
como en ningún otro— reside en es-
ta multiformidad inicial y en la multi-
plicidad de posibilidades abiertas al
tiempo. Beethoven será pues, ante to-
do, el músico «abierto» por excelen-
cia, aquel que se Inicia como un proce-
so y continúa abierto a un proceso
continuo.
30
L. v. Beethoven,
proceso
abierto
Beethoven cerrado
Existe, desde luego, un clisé bee-
thoveniano que nos lo muestra
cerrado, ocluido entre unos mol-
des estrechos de proyección limita-
d a E s éste precisamente el compositor
popular, el burgués, el «mass media» de
todos los tiempos. E s el m ú s i c o biogra-
fiado hasta la saciedad, el «sordo ge-
nial», el de las estampas románticas,
el decimonónico. E s el m ú s i c o de la
inspiración pastoral, de los amores Im-
posibles y desgarrados, el de la ama-
da lejana E n una palabra, el hom-
bre frustrado, panacea Ideal para to-
das las frustraciones de un público fiel
y no demasiado exigente en materia de
música.
En este ámbito, nadie como él habrá
sabido conjugar un máximo de calidad
con un m á x i m o de comunicabilidad
con el oyente. Por ello son sus grandes
producciones sinfónicas, sus m á s divul-
gadas sonatas para piano, su «Sonata a
Kreutzer», las que proporcionan a la
audición un inapreciable material inme-
diato, de confort auditivo sensiblemen-
te primario. (Por esta misma razón ha-
bremos de toparnos poco después con
un Brahms que hace de esta mentali-
dad sonora una academia, un fin en
si mismo, perfecto y cerrado.)
Precisamente esta versión, perfecta-
mente segregable, de un Beethoven
popular es la que le hizo ganar el pues-
to único en el marco de la historia
Sus componentes son. siempre desde
' este punto de vista, geniales y se arti-
culan ante todo a través de la estruc-
tura m á s asequible, la lineal. E s el
músico de las lineas melódicas rotun-
das, con un Unte de neta abstracción
que raramente le harán caer en el em-
palago. Son lineas de una irrefrenable
seducción inmediata que a su vez vie-
nen apoyadas, como en los m á s cono-
cidos casos de sus sinfonías, en una
sabia arquitectura interna, la cual les
Insufla, sin que apenas nadie se aper-
ciba de ello, toda la fuerza de la célula
generatriz, de la mlcroforma.
Junto a este inapreciable material se
dan otros dos componentes fundamen-
tales: los factores fenomenológico y de
sorpresa. E l oyente medio Jamás llega
a Insinuarse en el tedio con esta clase
de Beethoven pues su plan estructu-
ral —o mejor dicho sobreestructural—
salta Inmediatamente a la vista (como
también en Brahms). Y además de po-
der ser captado casi a primera audi-
ción, responde a una eficacia Indiscu-
tible. Todo parece trazado según un
plan severo, dispuesto, sin embargo, a
una audición inmediata casi ingenua.
Los acontecimientos sonoros llegan a
su Justo Instante, la progresión de las
variaciones, la culminación de los pro-
cesos de tensión, las apoteosis de los
insinuantes temas rusos, como presen-
tidos. Y cuando no sucede precisamen-
te asi. es para dar paso a las sorpre-
sas armónicas y tlmbricas. a los espa-
cios de un contrapunto robusto pero
también destinado a una comunicación
clara y fácil.
Es. pues, en este sentido de la enor-
me comunicabilidad en el que se ha
exaltado y mitificado hasta el máximo
la figura de un Beethoven «humano».
proyectando sobre el músico su capaci-
dad de comunicación sobre el resto de
los hombres. Y para ello vienen a la
medida todos los datos biográficos y
los estudios críticos que hacen depen-
der cualquiera de sus producciones de
la m á s leve de sus alternativas patoló-
gicas o eróticas, de las famosas anota-
clones o del testamento de Helligens-
tadt. E l camino para toda clase de dis-
tinciones sutiles está ya expedito, aun-
que siempre dentro del marco limitado
de esta óptica unilateral. Unas veces se-
rá descubierto su pretendido decoratl-
vismo y, una vez m á s , la «humaniza-
ción» del mismo. De una u otra forma
se comprende que bajo este punto de
vista sea el compositor situado en el
óptimo marco histórico para el servi-
cio a la humanidad.
Pero ésta serla, no obstante, su li-
nea de acción menos evolutiva, la que
nos provee de una misma Imagen in-
conmovible desde, por ejemplo, la «He-
roica» al himno final de la Novena. Se-
ria éste el músico de producción «equi-
valente», como en el tipleo caso antes
citado de Brahms, cuyas cuatro sinfo-
nías nos aparecen ante todo como esen-
cialmente permutables, sin apenas
marcar una Idea de progreso entre si.
En una palabra, el Beethoven puramen-
te «humano» se nos aparece como el
aspecto del músico m á s alejado de to-
da noción de progreso, del proceso ge-
nerador de auténticos valores musi-
cales.
El proceso Beethoven
En la realidad las cosas discurren en
él de manera muy distinta, precisamen-
te a través del proceso que Justifica de
verdad la enorme dimensión de su arte.
Las grandes realizaciones vigentes, en
el terreno sinfónico y de sus conciertos,
se han lanzado casi exclusivamente a
exacerbar ante todo aquel pretendido
decora tivismo empleando a fondo to-
da la riqueza de medios y de la técni-
ca actuales. Probablemente Jamás lle-
garán a superarse en este aspecto las
soberbias versiones dlscográficas en
boga; que. no obstante, no dejan de
hacemos pensar también en una músi-
ca de consumo —excelente consumo—
en un atisbo de Industrialización del
repertorio.
Afortunadamente existe frente a to-
do esto una segunda realidad, la m á s
Importante, que asegura a Beethoven
la permanencia en un proceso perma-
nentemente abierto y que no corres-
ponde ya a una personalidad «huma-
na» a grandes rasgos sino a la m á s
precisa del músico de torre de marfil.
Semejante proceso no es del todo una
fórmula nueva, sino advertida en parte,
incluso hasta el tópico, por la tradi-
ción. Serian en este aspecto los tres
grandes periodos clásicos en que se
le quiso encasillar; tan cerrados, sin
embargo, a pesar de las apariencias.
Son tres periodos que parecen marcar
un proceso evolutivo, aunque en rea-
lidad apuntan, a pesar de todo, a un
concepto único, inmovillsta. cerrado
aún. Hablar de un primer periodo de
gravitación haydniana, de uno de ple-
nitud y de un tercero de delirio, es lo
mismo que pretender afirmar una sola
fórmula válida, genulna. enmarcada
dentro de unos determinados números
de opus. Semejante concepto ha que-
dado definitivamente superado por las
modernas exégesls y sustituido por la
afirmación de una versión procesal úni-
ca.
En poco menos de treinta años de
auténtica carrera de compositor —con
muy escasas excepciones de conce-
sión al arte de consumo de su época—
se produce una única ascensión indi-
ferenclable que clausura definitivamen-
te el clasicismo, para proyectarse, con
genialidad suprema, primero hacia la
Imagen del creador libre del romanti-
cismo y luego hasta nuestro tiempo
m á s actual. Todo este proceso no será
otro que el de la continua huida de
cualquier tentación de decora ti vismo
m á s o menos sublimado.
Para comprobarlo habremos de par-
tir de aquellas obras de pretendida ple-
nitud en las que se descubre la ne-
cesidad de incorporar a la rotundidad
externa una nueva densificación Inte-
rior, a la mera habilidad genial del
desarrollo una nueva cohesión Insólita.
Desde aquel momento Beethoven
actuará ya con la misma actitud
creacional de un experimentador
de nuestro tiempo. Su ecuación
procesal está ya trazada De una
parte se producirá una paulatina
desconfianza hacia la envoltura, que a
veces permanecerá aún fiel a las exi-
gencias del consumo m á s inmediato
—una vez m á s el final de la Novena—;
otras dará lugar a un fenómeno de ma-
yor desgarro como con sagacidad apun-
ta T . W. Adorno en uno de sus perspi-
caces ensayos acerca de las últimas
producciones de Beethoven. concreta-
mente a través de algunas de sus so-
natas para piano. Una serie de proble-
mas de tipo «figurativo» han dejado
de existir para él. No permanece ya
sino la otra dimensión, aquella a la
que se accede con mayor dificultad,
con menor confort auditivo, la Inhu-
mana, la delirante. De hecho sus últi-
mas obras se convierten en una obse-
siva búsqueda de insólitas estructuras
sonoras, casi exclusivamente en el cam-
po del cuarteto de cuerda Nos halla-
mos, pues, en el ámbito de la «suite»
pictórica moderna, monográfica. Por
ello el proceso no sólo no se ha cerra-
do con el fantástico puente entre dos
siglos, sino que se abre aún con ma-
yor Impetu. Hace su aparición el ar-
tista netamente actual, Incapaz de tra-
bajar en una sola obra y a través de
millares de bocetos. E s el momento de
mayor Impetu genial en el que las com-
posiciones surgen nerviosas, como
prendidas taquigráficamente a expen-
sas de una plenitud desbordante de
ideas. E l proceso de este Beethoven
«f)ngiiiar y aún desconocido práctica-
mente no se detiene en un momento
determinado de filiación estética ro-
-mántica. sino que penetra con plenitud
de derechos hasta nuestros días, en los
que hemos logrado presenciar la liqui-
dación de los últimos estertores del
romanticismo musical y la necesidad
del replanteamiento fundamental de
unas estructuras arcanas del sonido.
 Beethoven en los días en que escribió
la •Sinfonía Pastoral»,
litografía del almanaque
de la -Sociedad Musical de Zurich.

m
Entierro del compositor
Ludwig van Beethoven. en Viena. Litografía
de Franz Stober, que se conserva
en la Biblioteca Nacional de Viena.

La casa de Bonn en la que nació

Beethoven

¡i .

L-V

Xavier Monsalvatge
p 1 p r ó x i m o 17 de diciembre, el
k mundo musical conmemora el
L , segundo centenario de Beetho-
ven, aunque l a fecha exacta de
su nacimiento no sea del todo se-
gura. L u d w i g van Beethoven, de
origen flamenco, hijo de un c a n -
tante al servicio del principe elec-
tor de T r é v e r i s y de l a h i j a del Jefe
de cocina de l a corte, fue bautiza-
do en B o n n el 17 de diciembre de
1770, lo que hace suponer, consi-
derando las costumbres de l a é p o -
ca, que h a b l a nacido aquel mismo
d í a , a pesar de que figure en el
respaldo del acta de bautismo una
a n o t a c i ó n escrita no se sabe c u á n -
do por el propio Beethoven en l a
que se lee: «El certificado no p a -
rece exacto, pues hubo otro L u d -
wig antes que y o » , a ñ a d i e n d o i a
fecha de 1772, que t a m b i é n se c i t a
e n alguna de sus primeras biogra-
f í a s . S i n embargo, actualmente ie
h a aceptado el certificado de b a u -
tismo como v á l i d o y correspon-
diente a l d í a en que vio l a p r i m e r a
32
1770 - BEETHOVEN -1827
UN MITO MUSICAL ENTRE
IS EPOCAS
luz el que seria el compositor m á s
mitificado en toda l a historia de l a
música.
E n l a E u r o p a de 1770, cuando
n a c i ó Beethoven, empezaba a divi-
nizarse otro genio. Mozart, a los 14
a ñ o s , era y a famoso como clavecl-
n i s t a y m a r a v i l l a b a a todos por ra
I m a g i n a c i ó n creadora. R a b i a com-
puesto m ú s i c a religiosa, algunas
sonatas y variaciones p a r a el clave
y cinco piezas para l a escena, l a
ú l t i m a con el titulo de « M i t r i d a t e s ,
rey de P o n t o » , dada a conocer en
diciembre de aquel mismo a ñ o , r e -
presentando l a primera I n c u r s i ó n
del precoz a r t i s t a en el dominio de
la « ó p e r a s e r l a » .
L a m ú s i c a i b a a cambiar de con-
tenido y s i g n i f i c a c i ó n mientras el
Joven Bfeethoven, forzado por f l
trato brutal de su padre, a l c o h ó -
lico, torpe y vulgar, empezaba a
significarse como n.'ño prodigio l e
la i n t e r p r e t a c i ó n , e x h i b i é n d o s e c
los ocho a ñ o s en Colonia y en u n a
gira por Flandes.
H a c i a veinte a ñ o s que habia
muerto J u a n S e b a s t i á n B a c h y su
testamento musical estaba en m a -
nos de sus descendientes, de sus
hijos compositores, organistas o
maestros de c a p i l l a : W i l h e l m F n e -
demann, Cari Philipp Emanuel,
Johann Chrlstoph Friedreich y J o -
h a n n C h r i s t i a n . Antes de t e r m i n a r
aquella d é c a d a , Gluck, d e s p u é s de
Imponer su credo e s c é n i c o con «Or-
feo» y « A l c e s t e » , renovarla t r i u n -
fos con « I f i g e n i a » .
Pero no s e r i a h a s t a el t é r m i n o
del siglo X V I I I cuando l a personali-
d a d de Beethoven e m p e z a r í a a a f i r -
marse para corroer las mismas b a -
ses de l a t r a d i c i ó n c l á s i c a , y este
objetivo inconsciente, que presen-
timos como u n misterioso i m p u l -
so b i o l ó g i c o del artista, y a se a d i -
v i n a en sus primeras sonatas para
piano fechadas en 1796, cuatro
a ñ o s d e s p u é s de l a muerte de M o -
zart en un transitorio olvido, dos
a ñ o s antes de que H a y d n fuera
admirado por su oratorio «La C r e a -
c i ó n » . Impresiona a h o r a conside-
rar que esta ambiciosa, serena y
i l g i d a c a n t a t a a p a r e c i ó cuando en
la I m a g i n a c i ó n de Beethoven h e r -
vía o t r a c r e a c i ó n diametralmente
opuesta a l a del que, parece, fue
s u c i r c u n s t a n c i a l maestro: l a so-
n a t a « P a t é t i c a » , opus 13, que darla
a conocer u n a ñ o d e s p u é s , en 1799,
publicada por el editor Hoffmeis-
ter, que l a a n u n c i ó como « n o u v e a u -
t é » , con el titulo que le puso el
autor d e d i c á n d o l a a l p r í n c i p e C h a r -
les de Lichnowsky. Como i g u a l -
mente resulta impresionante notar
que el siglo empezarla p a r a Beetho-
ven con u n a nueva e x p r e s i ó n de .su
impulso renovador que gravita en
Beethoven 1819.
Retrato de Josef Karl Stleler.
el « S e p t i m i n o » , l a primera sinfo-
n í a , los primeros seis cuartetos,
seguidos inmediatamente por i a
« S o n a t a quasi una f a n t a s í a » , l a se-
gunda de l a opus 27, bautizada
d e s p u é s por L u i s Rellstab con l a
d e n o m i n a c i ó n «Claro de l u n a » , que
tanto h a ayudado a su populariza-
c i ó n ; obras coincidentes c r o n o l ó -
gicamente con otro testimonio ae
l a vigencia c l á s i c a , efectiva en
aquellos a ñ o s : l a nueva c a n t a t a de
Haydn, la gran construcción n a -
turalista de «Las E s t a c i o n e s » .
De 1800 a 1810 empieza a con-
cretarse en l a mente del m ú s i c o
el f a n t a s m a alucinante de s u sor-
dera progresiva que intenta con-
j u r a r con l a c o m p o s i c i ó n de las
partituras que r e p r e s e n t a r á n l a
plenitud de s u estilo: l a aludida
sonata «Claro de l u n a » , en cuyos
acordes parece ocultarse u n a de las
m á s intensas pasiones s e n t i m e n t a -
les de su vida por l a Joven i t a l i a n a
de 16 a ñ o s G i u l i e t t a G u l c c i a r d i ;
la sonata « A p p a s l o n a t a » , l a dedi-
c a d a a K r e u t z e r p a r a piano y vlo-
lin, las oberturas de « L e o n o r a » , las
s i n f o n í a s h a s t a l a sexta, con i a
«Heroica» y l a «Pastoral» de i n -
tensa fuerza descriptiva, l a sonata
El músico dibujado en 1823
por Martin Tejcek.
ñ
^ ^ ^ ^ B H Ü H I I I H H I I ^ H I l i l l l i m

«Les adieux, l'absence et le r e -

to ur>, l a ú n i c a a l a cual Beethoven
a ñ a d i ó u n t í t u l o aclaratorio, dedi-
c a d a a l archiduque de Austria, a u n -
que todo hace pensar que i b a des-
t i n a d a a T e r e s a von Brunswick, «la
a m a d a i n m o r t a l » , obra escrita an
1809, el a ñ o de l a muerte de H a y d n ;
los tres ú l t i m o s conciertos de p i a -
no, el de v i o l í n y orquesta y « F i -
delio».
Desde h a c i a tiempo Beethoven se
p r o p o n í a realizar u n a ó p e r a , pero
no fue h a s t a 1804 cuando escribi-
ría a J o h a n n F r i e d r i c h R o c h l i t z :
« . . . He hecho que me adapten un
antiguo libreto f r a n c é s y comienzo
ahora a trabajar en él». Se trata-
ba de « L e o n o r e ou l'amour c o n j u -
g a l » , de J . Bouilly, u n a ó p e r a de
las llamadas «de s a l v a c i ó n » , e n l a
que u n a j u s t i c i a superior s a l v a de
u n a muerte segura a l a inocencia
perseguida. C o n el texto traducido
el estreno e n noviembre de 1805
fue u n fracaso, lo que i m p u l s ó a l
compositor a efectuar en l a p a r t i -
t u r a diversos y sucesivos cambios.
S ó l o e n una tercera e l a b o r a c i ó n
Beethoven l o g r ó el triunfo, en 1814.
« F i d e l i o » , en l a v e r s i ó n definitiva,
es a ú n u n a e x t r a ñ a ópera, opuesta
a todas las tradiciones y conven-
cionalismos de l a é p o c a . R e p r e s e n -
ta por ello el testimonio de u n
nuevo arte, -del «lied», transfe-
rido a l a escena lírica. E l compo-
sitor s o ñ ó en este canto a l a fide-
lidad u n a s í n t e s i s de l a g r a n for-
m a s i n f ó n i c a con l a i n t i m i d a d de
l a c o n f e s i ó n sentimental, i n c l i n á n -
dose h a c í a esta ú l t i m a vertiente
en l a ú n i c a pieza que d e d i c ó es-
p e c í f i c a m e n t e a l teatro.
Deseaba t a m b i é n a partir de e n -
tonces reconstruir el sentido de 'as
grandes arquitecturas de Haendel
y B a c h dándoles un inédito í m p e -
tu, lo que con esfuerzo y no con
total acierto lo c o n s i g u i ó e n l a
« M i s s a S o l e m n i s » , de colosales d i -
mensiones, p a r t i t u r a violenta y no-
ble, intensamente d r a m á t i c a , v a -
gamente l i t ú r g i c a , que fue proba-
blemente l a p r i m e r a obra t r a s c e n -
dental que y a no pudo escuchar.
L a «Missa S o l e m n i s » no fue ter-
m i n a d a h a s t a mediados del a ñ o
1823, e s t r e n á n d o s e en Petersburgo
en abril de 1824. De aquella é p o c a
son t a m b i é n l a s ú l t i m a s sonatas
p a r a piano y l a « N o v e n a s i n f o n í a » ,
esbozada en los a ñ o s 1817-18, es-
t r e n a d a el 7 de mayo de 1824.
L a sordera del compositor era
entonces absoluta. B a j o el peso de
esta terrible realidad, las ú l t i m a s
obras del artista cobran u n a s i g -
n i f i c a c i ó n sobrecogedora. L a « N o -
v e n a s i n f o n í a » , terminada a n t a g ó -
nicamente con l a «Oda a l a ale-
g r í a » , de Schiller, l a postrera so-
n a t a p a r a piano opus 111, el f i n a l
de l a serie de sus magistrales c u a r -
tetos de cuerda, revelan toda l a
grandeza y tragedia de aquel ocaso
vital que aproximaba a l artista s
su definitivo destino, p r o y e c t á n d o -
se en el de los que le s u c e d e r í a n
infundiendo a l arte u n a nueva d i -
mensión.
H a c i a las seis de l a tarde del 26
de mayo de 1827, L u d w i g v a n Bee-
thoven m o r í a en Viena. D e j ó l e
existir cuando empezaba a concre-
tarse el oerfil de l a nueva m ú s i c a
europea a l a luz del plenilunio
r o m á n t i c o . U n a ñ o antes de l a de-
s a p a r i c i ó n de Beethoven, moría
Weber. U n a ñ o d e s p u é s , Schubert.
E n 1827, S c h u m a n n y C h o p i n c o n -
taban 17 a ñ o s ; Llszt, 16; Wagner,
Busto de Beethoven 14. L a sombra de Beethoven pronto
realizado por Antón se proyectarla sobre ellos con m á s
Dietrlch en 1822. o menos fuerza, pero con u n a pre-
sencia intangible, r e a l y c a t e g ó r i c a .

34
 b hay mejor
ir galo que

II

-SÍ*/1' ' «

Concesionarios:
ft. Puig, S. A. Barcelona

'"^nSSííí i;, ••••

 Beethoven visto por Wagner
José Palau

• a n s von Bulow con el prestigio Dlbu)o que se conserva en el Museo

U d e su batuta aportaba u n a v a - de Viena y que reproduce
| llosa c o n t r i b u c i ó n a l a causa «I estudio de Beethoven
w a g n e r l a n a cuando tuvo que
sufrir l a gran desgracia que le s u -
p o n í a ver c ó m o el genial composi-
tor, al que con tanto fervor habla
estado defendiendo, se enamoraba
de su esposa C ó s i m a . H a n s von B u -
low se i n c l i n ó , resignado, y l a h i j a
de L l s z t se c o n v i r t i ó en C ó s i m a
Wagner. S u c e d i ó a c o n t i n u a c i ó n
que los sentimientos del famoso
director de orquesta con respecto
a l a « m ú s i c a del futuro» c a m b i a -
ron, a d h e r l é n d o s e al partido con-
trario, representado por la m ú s i c a
pura. S u s posteriores campañas
a c r e d i t a r í a n l a c é l e b r e f ó r m u l a de
las tres B ( B a c h , Beethoven y
B r a h m s ) y, para rescatar errores
pasados l u c h a r l a contra todo c u a n -
to a t e n t a b a a la m ú s i c a I n m a c u -
lada. Por ejemplo, si d i r i g í a l a No-
v e n a s i n / o n l a p r e s c i n d í a del final.
¿ P o r q u é u n a conducta t a n i n s ó l i -
t a ? Contestar p o d r í a ser el objeto
de las lineas que siguen, aunque,
anticipando l a c o n c l u s i ó n , diremos
que se s u p r i m í a el final porque f a -
v o r e c í a u n a e s t é t i c a en l a que Wag-
ner se encontraba a gusto.
Wagner durante su primera es-
tancia en P a r í s (1839-41) p u b l i c ó
en l a G o z e í í c musicale u n a breve
n a r r a c i ó n titulada U n a v i s i t a a
Beethoven en l a que cuenta el oe-
regrinaje de u n pobre m ú s i c o ale-
m á n a V i e n a con objeto de visitar
al a r t i s t a que p a r a él representa
l a m á s a l t a e n c a r n a c i ó n del genio
musical. E n el curso de l a entrevis- c
ta el compositor, interrogado sobre r
sus ideas sobre el teatro y l a m ú -
Beethoven interpretando una de sus
s i c a vocal, se explica y pronto el obras ante un pequeño auditorio.
lector advertido cae en l a cuenta
que quien se explica es el propio v
Wagner, que y a entonces ( a ú n no D
habla compuesta el T a n n h a u s e r ) a
estaba en p o s e s i ó n de las ideas b á - g
sicas que m á s tarde e x p o n d r í a y b
defenderla con todo lujo de razo- I
nes y documentos. Beethoven, des- D
p u é s de declarar que l a m ú s i c a i n s - e
trumental se siente a t r a í d a por l a c
palabra, de aludir a Fidelio y de n
afirmar su creencia de que n i n g ú n t
teatro a l e m á n e s t á en s i t u a c i ó n de V
aceptar l a obra que él quisiera ver
representada, termina diciendo: o
« P e r o pronto daré a conocer u n a
nueva s i n f o n í a que os r e c o r d a r á las ti
deas que a h o r a acabo de f o r m u -
SI
lar. E s u n a s i n f o n í a con coros. Me p
he decidido por el hermoso himno C
de S c h l l l e r "Oda a l a a l e g r í a " . Son X
versos muy bellos, aunque e s t á n ti
lejos de expresar todo lo que x^e c
s o ñ a d o a este p a r t i c u l a r ) . n
T r e i n t a a ñ o s d e s p u é s , en l a cere- d
monia que tenia lugar e n B a y r e u t h ti
con motivo de l a c o l o c a c i ó n de l a t;
primera piedra de su teatro, Wag- h
ner d i r i g i ó l a Novena s i n f o n í a , co- d
mo aquel que proclama u n m a n i - si
fiesto, que apela a u n precursor. n
Se c u m p l í a aquel dia el s u e ñ o e n - P'
trevisto en aquellos dias en que, S(
m ú s i c o errante por las calles i e rr
P a r í s , cuando germinaban en BU bi
mente aquellas ideas que y a enton- C(
fi
36
 ¿ Us agrada
suau el conyac ?
bebeu
ees h a b í a desarrollado y expuesto
s i s t e m á t i c a m e n t e , como resultado
t r a t a a h o r a de discutir un Juicio
tan discutible, se t r a t a de tomar
Brandy
PENYAFORT
de u n a vasta encuesta h i s t ó r i c a - nota de que tales palabras pueden
c r i t l c a sobre l a e v o l u c i ó n de ! a decirse y decirlas una autoridad.
p o e s í a d r a m á t i c a y de l a m ú s i c a Por otra parte, el acuerdo s e r á m á s
instrumental. fácil de establecer reconociendo,
E l d r a m a musical, presentado con P a u l Dukas, m á s atento a los
como l a r e c o n c i l i a c i ó n de estas dos matices, que, a p a r t i r de Beetho-
lineas de fuerza, alineadas desde ven, a l a m ú s i c a se h a n adherido
que, con l a decadencia de l a trage- implicaciones p s i c o l ó g i c a s (para
dia antigua, declinaron, para vivir Dukas, por supuesto, l a m ú s i c a
en r é g i m e n separado. Wagner h a - posbeethoveniana es l a m ú s i c a del
bla de l a tragedia griega como de XIX). Con o sin r a z ó n , a j e n a s al
la obra de arte total dirigida •ü a n á l i s i s estrictamente musical, !o
hombre integro, captado armonio- cierto es que estas implicaciones,
samente en todas sus facultades. apelaciones a l a v i d a interior, c u e n -
C r e a c i ó n suprema s ó l o posible m tan en l a f r u i c i ó n , c o m p r e n s i ó n de
el seno de u n a sociedad o r g á n i c a las obras, por parte de l a Inmensa
en l a que e r a inimaginable diso- m a y o r í a de los auditores. E s t a es
c i a r l a r e l i g i ó n del arte, l a sociedad la s i t u a c i ó n denunciada por l a
del individuo. R a m a s desprendidas asombrosa a f i r m a c i ó n de Vincent
de u n tronco c o m ú n , l a p o e s í a d r a - d'Indy: « B e e t h o v e n es m á s que u n Alguna establiments on el podeu trobar:
m á t i c a y l a m ú s i c a llegan a s i t u a - compositora
ciones limites e n c a r n a d a s en S h a - Cuando uno de nuestros m u s i c ó -
Primera llista
kespeare y Beethoven. E n el p r i - logos dijo aquello de « ¡ q u é bien es-
mero, el d r a m a se exterioriza; en taba l a m ú s i c a antes de Beetho- Isidre Busqué Prancesc Romagosa
el segundo, se interioriza. C l a r o v e n ! » , a lo mejor h a b r í a suscrito el Alt Sant Pere, 14 Diputacló, 47
que, m á s que de situaciones, cabe Juicio de V i n c e n t d'Indy, pero, n a -
hablar de tendencias, direcciones, turalmente, p a r a condenar a Beet- Josep Torres Josep Mora
por cuanto c a d a u n a de ellas i m - hoven, por haber comprometido. Aragó. 3S2 Diputacló, 200
plica, exige, como complemento l-i Exactamente l a tesis de Wagner.
otra. M á s adelante, a l aludir bre-
Ramón Gual Vicenc Peñarroja
Compromiso nupcial tal como pue- Aríbau, 15 Diputacló. 259
vemente a l a i n t e r p r e t a c i ó n pro- de explicarse a l a luz del f a s c i -
puesta por Nietzsche, el problema nante libro de Nietzsche sobre el Ignasi Antiga Pere Caro!
revestirá u n a significación m á s origen de la tragedla naciendo del Aribau. 69 Enríe Cranados, 57
profunda que l a que pueden dar a espirito de l a m ú s i c a , Nietzsche
entender r e s ú m e n e s t a n elementa- joven, que h a b í a suscrito las ideas
Jacinta Capel Raventós Bardelia
les como el que a h o r a estamos r e - Aríbau. 89 Enten^a. 68
de Wagner consignadas en su e n -
dactando. sayo Beethoven y que, a su vez. Supermercats Caprabo Demetri Planas
interpretaba el T r i s t á n en t é r m i - Aribau, 176 Fellp II. 200
A h o r a bien, Beethoven, siempre Compositor Beethoven, 16
nos de u n a r e c o n c i l i a c i ó n de D i o -
desde el punto de v i s t a wagneria-
niso ( l a orquesta) y Apolo ( l a es- Calaf. 25 Melcior Morató
no, h a b r á sido el a r t i s t a que l u c h ó Mandri. 11-13 Feliu Casanovas, 8
cena). I n t e r i o r i z a c i ó n y exteriori-
toda su vida p a r a realizar u n pro- Sant Antonl M.° Claret. 320
yecto que t r a s c e n d í a los limites
z a c l ó n , d e c í a m o s antes. Josep Solé
dentro los cuales se h a b l a n desen- E l genio se debe al e g o í s m o de Autoservei Sancho Florídablanca, 95
su obra. Todo p a r a su obra y t s Balmes. 430
vuelto sus antecesores. H a s t a aquí, iaume Pontnou
u n Juicio que se inserta dentro del porque vive por un proyecto, por Pere Parré Fluvlá. 198
ambiente r o m á n t i c o en el que ta unos trabajos, por u n a r e a l i z a c i ó n ,
Bailen. 129
gesta beethoveniana se glorifica- que en este caso son los t í t u l o s Xarcuteria Gaiileo
ba por lo que t e n í a de libertadora, que todo lector tiene en su mente; Ramón Pont Calileo. 3
pero, ya m á s e s p e c í f i c a m e n t e wag- es l a r a z ó n por l a cual desde l a Blasco de Caray, 5
ó p t i c a wagneriana se Justifica co- Antoni Sabas
neriano, es cuando se a ñ a d e que MarceLlí Solé Gal íleo. 159
da una i n t e r p r e t a c i ó n de Beetho-
este proyecto b e e t h o v e n í a n o t r a s - Bruc. 66
ven que fue l a suya y que no puede
c e n d í a t a m b i é n los limites de ia ser la de los otros, l a de Berlioz Josep Tort
m ú s i c a estrictamente i n s t r u m e n - y de Schubert, l a de B r a h m s y
Josep Pujol Rbla. Gulnardó. 36
tal, con lo que vamos a parar a los Calvet, 2
Bruckner. M ú s i c o s todos que, sien- Bodega Vemeda
versos de S c h l l l e r Incluidos en u n a do tan distintos, se creyeron igual- Bar Bodega Radium
obra s i n f ó n i c a . Huelva, 110
mente fieles a l a h e r e n c i a beetho- Carders, 31
Porque es u n hecho incontrover- veniana. Hablar aquí de verdad o Bodegas Joanic
tible que el f e n ó m e n o e s t é t i c o no de error no tiene sentido. Beetho- Santiago Benedé Pl. Joanic
se produce n u n c a q u í m i c a m e n t e ven tiene para todos su luz propia, Casp. 92-94
puro, sino que en l a experiencia y que h a y a tenido tantas conse- Julia Quilez iosep Salat
concreta se da siempre en cone- cuencias dice mejor que n a d a su Joaquín Valla. 51
enorme vitalidad, su fecundidad Rbla. Catalunya. 63
x i ó n con factores p s i c o l ó g i c o s ex-
traartisticos, es l a r a z ó n por l a histórica. Enríe Travé Miguel Pelanas
cual se producen reacciones ge- Cigne, 16 Gran Via. 576
nuinamente personales, surgen las Joan Carrabina
disidencias, son inevitables las con-
Cuando d e s p u é s de los a ñ o s te- Bodega Parré
rribles de l a guerra, B a y r e u t h r e a - Concill do Trento. 190 Gran Vía. 734
troversias. Consideren c ó m o resul- nudo sus festivales, W i l h e l m F u r t -
tan de instructivas a este particu- wangler, repitiendo el gesto de Jaume Gabriel Comestibles Murria
l a r las palabras de un V i n c e n t d l n - Wagner, subió la colina que domi- Córsega, 206-208 Uúria. 85
dy, wagneriano ortodoxo, cuando na la ciudad b á v a r a y volvió a di-
se expresa en los siguientes t é r m i - rigir l a Novena s i n f o n í a , fiel al
Joan Uadó Caries Virgili
nos: cHaydn y Mozart cantaron Córsega. 450 Lepanto. 280
pacto Beethoven-Wagner, por creer
por cantar, sin ver en sus precio- que u n a f i l i a c i ó n inmutable per-
sos hallazgos m e l ó d i c o s otra cosa m a n e c í a firme, vigente, por e n c i -
m á s que m a t e r i a m u s i c a l ; en c a m -
bio, Beethoven fue m á s que u n
m a de las corrientes y contraco- DESTIL LERIES GALLEMÍ
rrientes que h a n podido y pueden
compositor, fue el hombre que s u - ahora disputarse l a conciencia a r - Vllafranca del Penedés Tel. 892 00 33
fre el hombre moderno>. No se tística contemporánea.

37
 I Ya tiene que ser L
m BUEN RON
\ para ser el de más
I venta en el mundo

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ment
pío
piar,
berro
Son millones los buenos conocedores de ron y tor n
muchas las marcas que se los disputan. Para ser el timic
come
primero, para merecer día tras día confianza, • Res
BACARDI tiene que ser como es: el más ligero, el magr
más suave y seco, el más profundo y penetrante inten
en sabor y aroma... a su
tra 7
RON BACARDI: insustituible para preparar vieja
sabe
auténticos Cuba libre, Daiquiri y Ron Bacardi Tónica que
exactj

BACARDI
bres
con í
confi
mos
tan é
recue
dad.

"BACARDI". la figura del murciélago y "Ron Carta Blanca "son marcas registradas de Bacardi and Company Limited.

media
go umna
Joan Teixidor
TAPIES
ESCRITOR
C uando un hombre vale comproba-
remos el rastro de su calidad en
cualquiera de las cosas que ha-
ce. La unidad de su espíritu se refle-
ja en hechos y palabras. Así. ahora re-
sulta que Antón! Tépies. cuyos méritos
de pintor son obvios, es también un
admirable escritor. Su libro -La prácti-
ca de l'art-. publicado recientemente,
es una prueba irrecusable de ello. Po-
díamos Imaginar que se trataría tan
sólo de una serle de artículos escritos
al azar de las circunstancias, y con
un interés más bien histórico. Pero
resulta que agrupados, sucediéndose
y completándose, estos artículos ad-
quieren una coherencia extraordinaria.
En ellos un pensamiento profundo lle-
ga a su concreción y aún más. una ac-
titud, una moral, un modo de ser en
el mundo.
Nos Interesa la parte técnica y polé-
mica de estas páginas. Su defensa casi
romántica del artista en una sociedad
hostil, incluso su retomo a las gran-
des palabras, que si de momento fue-
ron abandonadas por miedo a los tó-
picos sufrieron también el acoso inne-
cesario de una frivolidad gratuita. Le
seguimos siempre en sus fidelidades,
en su inmersión en la raíz de las co-
sas y en el amor inalterable a una
tierra y a unos hombres. Poro donde nos
Impresiona más es en aquellos mo-
mentos en que nos habla de su pro-
pio arte con una ponderación ejem-
plar. Es evidente que todos los que
hemos escrito libros sobre este pin-
tor no hemos llegado nunca a tanta In-
timidad y a tanta precisión. Capítulos
como •Comunícació sobre el mur« y
• Res no é s mesquf» constituyen una
magnífica introducción no sólo a las
Intenciones de una obra, sino aún más
a su último sentido. Con ellos demues-
tra Tápies que no es verdad aquella
vieja afirmación de que el artista no
sabe lo que se hace. Lo que pasa es
que la conciencia del artista no es
exactamente igual como la de los hom-
bres • demasiado sabios-, para decirlo
con sus mismas palabras. Por eso nos
confundimos tantas veces y necesita-
mos de vez en cuando que una voz
tan estremecida como la suya nos lo
recuerde devolviéndonos a la reali-
dad.
ARTEYLETRAS
Ipie
de las l e t r a s
Robert Saladrigas
MONOLOGO
CON
RAMON CARNICER
L
e bailo sentado, entregado a la lec-
tura de una selección de prosas de
José M.* de Pereda, el grande y
semlolvidado escritor ochocentista de
la Montaña, católico y carlista. Auto-
máticamente echo una ojeada a mi
reloj. Llego con minutos de adelanto
a la hora de nuestra cita, pero Ramón
Camicer está ya ahí, aguardándome
en la lectura perediana. E s un hombre
de 57 años que me rebasa en altura,
viste inmaculadamente de gris con un
toque de distinción natural muy acen-
tuado, tiene las manos grandes y los
dedos largos, activos, cuidadas las
uñas. Su cabeza es de corte profeso-
ral, respetable cal vicia, los ojos lige-
ramente oblicuos y risueños, con un
fulgor de ironía que transparentan los
cristales. Pero, con todo, es su voz lla-
na, o mejor aún, la manera que tiene
de pronunciar las palabras y engar-
zarlas, lo que m á s sorprende y atrae
de su persona. Ramón Camicer es de
los hombres de mejor y m á s correcta
prosodia que he conocido. Pausado,
con una dicción perfecta, escucharle
es una invitación constante a dejarse
seducir por los atractivos nada fre-
cuentes de la belleza gramatical, in-
serta en el lenguaje llano usado en el
coloquio.
—Me pide usted que hable de nú
mismo. ¡Dio» mío. y qué poco de in-
teresante tengo yo que decir/ Empe-
cé a escribir bastante tarde. Mi primer
libro apareció en 1961, y desde enton-
ces he publicado otros seis. Mi vincu-
lación a Cataluña me llevó a dedicar
mis dos libros más extensos a dos de
sus hombres: Piferrer y Cubi. E l pri-
mero de estos libros responde a mó-
dulos académicos (lúe mi tesis doc-
toral), y tuvo el premio Menéndez y
Pelayo. E l dedicado a Cubi es muy
diferente. L a aportación documental o
erudita, como quiera llamársele, es de
cierta entidad, pero está equilibrada
por ingredientes conceptuales y litera-
rios que al parecer han divertido al lec-
tor. Esta es una de mis preocupacio-
nes fundamentales: divertir al lector.
No con payasadas, sino ordenando el
contenido según arte, tal como dispo-
nían las viejas recetas de los médicos,
cosa no siempre fácil. Para mis valo-
raciones y mi interpretación personal
de los datos acudo frecuentemente a
la irania. Uno nunca sabe el destino
y el grado de perennidad de su obra.
I
nuestro caudal de ideas e impresiones
puede llegar a sorprendernos como co-
sa ajena a nosotros mismos. Si no fue-
ra idea tan vieja y menospreciada, uno
diría que existen la inspiración, ¡as
musas y hasta la mediumnidad espiri-
tista y otros factores mágicos de la
creación literaria. Cuando menos, uno
llega a la conclusión de que el autor
es un instrumento, no siempre cons-
ciente, de la comunidad y tradición a
que pertenece. Con todo, hay un aspec-
to del cual el autor es enteramente res-
ponsable y cuyos méritos y fracasos
han de serle atribuidos. Me refiero a
la forma. E n este orden, el escritor ha
de esforzarse continuamente, sin ceder
nunca a la pereza. Ingrediente sustan-
cial de la forma literaria es el lengua-
fe, de tal manera que hay autores ca-
paces de construir grandes obras a ba-
se de elementos puramente Ungitísti-
cos. Pienso en lina parte considerable
de la creación de Quevedo. en casi to-
do Valle-Inclán y. en nuestros días, en
Cela. Sobre mi entendimiento de la
vida queda dicho algo ya. A uno le
gustaría vivir en un mundo en que la
ética fuese la preocupación rectora, lo
cual no es proponer el aburrimiento
y la ascesis. Me gustaría también un
empeño menos áspero en formular jui-
cios definitivos y tajantes sobre las
personas, porque la verdad es difícil-
Pero lo, cierto es que siempre se aspi-
ra a ella. Hecha esta confesión, en-
mente alcamable. Me gusta la armo-
nía conviviente, y si bien no es despre-
ciable para ella la cortesía verbal, me
interesa mucho m á s la cortesía de las
tiendo que la irania es el camino m á s acciones. Quisiera ver en las ciudades
aconsejable para- eludir el ridiculo en
menos bancos y agencias bancarias.
que con el tiempo vienen a parar las Cuando Marx montó su teoría en tor-
más de las afirmaciones y de los jui-
no al capital, no pudo imaginar que el
cios humanos. Dentro de la narración capitalismo del siglo X I X habría de
tengo un libro resultante de un viaje dar paso al anónimo y devorador tban-
a pie: «Donde las fiurdes se llaman quismo» del siglo X X . que somete a
Cabrera», titulo que no necesita mu- su servidumbre a Todos los seres la-
chas explicaciones. Con él, m á s que borantes. Todos trabajan para la ban-
tropezar con ¡a Iglesia, conforme ocu- ca, y acuden a sus colmenas de bronce
rrió a Don Quijote y a Sancho en E l y mármol con la mié/ de su trabajo
Toboso, la Iglesia me salió al encuen- o con el zumbido pedigüeño de su mi-
tro en l a figura del obispo de la dió- seria o sus fraudes. Pero a fin de
cesis, que me aludió de una manera cuentas uno es optimista. Aquella bur-
muy poco conciliar, diríamos hoy, en la de Voltaire haciendo decir al doctor
una pastoral y en una entrevista. Si yo Pangloss, en medio de las mayores ca-
fuera partidario de ponerme medallas
tástrofes, que «todo sucede de la me-
en el tórax, me pondría este libro co- jor manera posible», puede decirse que
mo símbolo de solidaridad con una es mi divisa, porque, en efecto, tarde
desdichada parcela humana. Otro li- o temprano, cuanto m á s se alzan la
bro de viajes, que es lo último publi- ridiculez y el abuso, m á s visible resul-
cado, opera en un mundo absolutamen-
te opuesto: Nueva York. Se ha comen-
tado de manera favorable, salvo en dos
o tres casos, en que se me reprocha Ramón Camicer.
un predominio de factores negativos.
; Bueno sería que me pusiera a ento-
nar cantos a Wall Street, y a contar
con la punta de un alfiler los pisos
de los rascacielos que reproducen las
tarjetas postales! .Pues si!
El señor Ramón Camicer es nacido
en Villafranea del Bierzo (León), tie-
rras muy próximas a Galicia. Sus an-
tepasados, por vía materna, procedían
de la parte oriental de la provincia, y
por vía paterna de Aleo ra (Castellón).
Pero me cuenta que en su ascendencia
se encuentran apellidos vascos, de la
meseta y del Sur. T a l vez se deba a
eso que él hable correctamente el ga-
llego y el catalán. Lo cierto es que ha
pasado la mitad de su vida en Barce-
lona. Aquí se doctoró en Letras, y en
la Universidad fundó la Escuela de
Idiomas Modernos y el curso de Estu-
dios Hispánicos para Extranjeros. Y
acaba de elaborar el proyecto de un
Instituto de Idiomas, que iniciará sus
actividades en el próximo curso esco-
lar en la Universidad Autónoma.
—¿Mis ideas sobre lo literario? No
creo que la obra haya de atribuirse
enteramente a su autor. Todos los que
escribimos sabemos muy bien que en
el rumbo de nuestro hacer se abren
de pronto sendas insospechadas, y que
39
 A^EY^TRAS
ta la seguridad de su derrumbamiento
y la posibilidad de una nueva esperan-
za.
Posee e! aire de hombre escéptico,
Ramón Camicer. Los pliegues de sus
labios aportan una mueca espontánea
de desdén. Ha rebasado con largura
el medio siglo de vida, ha viajado mu-
cho, sus ojos han escudriñado el mun-
do, experimenta día a día la cotidia-
nidad. ¿Se puede acaso aspirar a otra
conclusión que no sea la mas benigna
del escepticismo? ¿Puede sobrevivir al-
go m á s sin renunciar por ello a una
E L LIBRO DE BOLSILLO
UN CORDIAL DESAFIO AL BUEN • GOURMET
EN LA
LITERATURA CATALANA
E
n muy diversas ocasiones se ha
insistido en tomo a la necesidad
de fomentar las colecciones de
bolsillo en la literatura catalana, para
que asi pudiera desenvolverse por cau-
Scotch-bar ces auténticamente competitivos. E s
obvio que los libros catalanes arras-
tran consigo el lastre de su carestía.
Restaurante Hasta ahora se ha aducido que la cau-
C e n a s amenizadas por el Maestro sa primordial de su encarecimiento re-
DOCHADO. al ó r g a n o , con Interpre- sidía en los tirajes forzosamente redu-
taciones a petición. (Edificio CLIMA- cidos, pero es muy posible que aun
TIZADO). aceptando el hecho incuestionable de
LORETO. 25 Tel. 239 20 03 • BARCELONA quedar constreñidos a un área lin-
güistica de proporciones menores, y
(EN EL MISMO EDIFICIO DEL HOTEL-
RESIDENCIA DERBY)PARKING PROPIO teniendo en cuenta que la mayoría de
los tirajes no son sensiblemente mu-
cho m á s pequeños que la media de las
ediciones castellanas, la propia carestía
L A P I D A S del libro influya de forma decisiva en
m u n t a n e r izr\r\ la imposibilidad de alcanzar sectores
TE L 2í.76e'=5 D\J\J más amplios de lectores, y por consi-
guiente el incremento de las tiradas.
E n el fondo se reproduce el sempi-
LA PIRAMIDE MAGICA... terno problema del pez que se muerde
Comoditat I éxit pels qul saben apro- la cola. Salvando las excepciones de
fitar-ia. rigor, entre un libro catalán de 200
Uagiu: pesetas y otro castellano, de bolsillo,
a 50. 75 o 100 pesetas, la elección a
VIDA I MIRADLES DE LA PETITA nivel de público medio no creo que
EMPRESA ofrezca serias dudas. Entiendo que las
ediciones populares, las publicaciones
en formato de bolsillo y a precios ase-
y D e l f í n
L
Arte, Arquitectura, a crisis editorial no cede en viru-
lencia. A fuer de optimistas, se po-
Filosofía, Economía, dría tal vez deducir que ha entra-
do en un período de estabilización. Pe-
Sociología, ro es lógico presumir que en tanto
persistan las causas, subsistirán los
Psiquiatría, Literatura, efectos. E s el de ahora un compás de
espera de que sobrevengan nuevos acón-
Cine, Teatro.
ironías de
Avda. Gimo. Franco, 564
Tek. 227 I I 75 - 227 61 42
Barcelona-11
mom. 6
Sección especia! de
libros de obsequio
nacionales y extranjeros
—Mira por dónele, se va a acabar el problema de si los españoles leen o no..
40
postrera vislumbre de esperanza? Para
salir, Ramón Camicer se ha encasque- RALPH ELLISON,
tado un sombrero flexible, y, con el
gabán colgado del antebrazo, dibuja
la silueta de un perfecto «gentleman».
NOVELISTA Y
Con tal apostura deambula este hom-
bre por los claustros universitarios y PROFESOR
por los vericuetos de las letras, con la
L
a Universidad de Nueva York ha
apacibilidad de un profesor de Huma- incorporado a su cuadro de profe-
nidades de Oxford que entretiene la sores al novelista negro Ralph Elli-
espera sumergiéndose en la prosa fa- son. E s autor de aquella espléndida
rragosa, en los personajes de encama- y discutida novela «El hombre invisi-
dura montañesa de Pereda. Con el res- ble», que escrita en 1952 nos llegó tra-
peto, la ironía y la dignidad que le son ducida en 1967. Ralph Ellison. en tan-
connaturales. to que escritor negro, y pese al odio
que. según Norman Mailer, «llena
cuanto escribe», despierta controver-
sias entre los intelectuales de su raza.
Le Rol Jones no vaciló en afirmar:
«Ralph es mi hermano, pero también
pienso que sus valores, su visión del
mundo y todo su pensamiento, descan-
sa sobre una visito blanca: E s de su-
poner, tal como están las cosas, que
el ingreso de Ellison en la Universidad
neoyorquina no contribuirá precisa-
mente a eliminar las susceptibilidades
quibles, deben constituir la meta que algunos de sus colegas alientan
inmediata de conquista por parte de respecto a su actitud racial
las editoriales catalanas. Las circuns-
tancias obligan a luchar arduamente
contra una serie de dificultades atávi-
cas, políticas, sociológicas, comercia-
les, que en determinadas disyuntivas
adoptan la fisonomía de obstáculos in-
superables, pero en cualquier caso ha-
brá que llegar lo m á s pronto posible
a la fórmula popular, por imperativos e t r a s ,
de mercado y asimismo de divulgación
culturaL
c a t a a n a s
En estos momentos contamos con
una sola colección de tales caracterís-
ticas: «Llibres de Butxaca Pórtic». Con Pere Gimferrer
anterioridad hubo la «CoLlecció Lie-
tres», del editor Alberti. y la «Novel.la
Popular Catalana», de Alfaguara, am-
bas sorprendentemente desaparecidas
cuando parecían haber encontrado su
senda de desarrollo. ¿Escasa rentabi-
lidad? ¿Falta de apoyo decidido por
parte del lector? Probablemente. Pero
los tiempos han cambiado, el libro de
bolsillo se ha Impuesto clara y defini-
tivamente en el panorama editorial
castellano, y el catalán no puede igno-
rar semejante evidencia. Creo, since-
ramente, que de su decisión de asumir
esta realidad y planificar de acuerdo
con sus dictados depende en buena
parte su supervivencia.
Joan
LA CRISIS Pujol:
EDITORIAL Y LA r e c u p e r a c i ó n
"IRONIA" DE CESC
de
un
tecimientos en pro o en contra. De ahí
que la «ironía» de Cese aparecida en
«El Correo Catalán» del día 25 de no-
clásico
viembre sea absolutamente válida, y
en tanto que reflejo de la situación
crítica por la que sigue atravesando
el mundo editorial español y sus gra-
ves repercusiones considere de interés
reproducirla.
rk.'E-BdfcfsSA
E n 1574 aparecía en Barcelona la
primera —y única hasta la fe-
cha— edición de la obra poética
de Joan PujoL Pujol es, pues, un clá-
sico, aunque perteneciente al hasta
ahora denostado período que se con-
Be vino durante largos años en sepultar
bajo el epíteto peyorativo de «Deca-
dencia». L a aparición, ahora, por pri-
mis mera vez. de su «Obra poética» (1)
completa, prologada y reunida por

Karl-Heinz Antón con un notable apa-
rato critico de variantes y un satisfac-
torio glosario, proporciona una buena
ocasión, a la vez que para situar la
figura de este poeta hasta hoy oscure-
cido, para reflexionar, siquiera muy so-
meramente, sobre algunos de los pro-
blemas centrales de nuestra historio-
grafía literaria. E s de todos sabido que
ésta ha debido desarrollarse en cir-
cunstancias del todo anómalas y adver-
sas; no está de m á s hacer destacar,
con todo, que ni estas circunstancias
son únicas ni —sobre todo—, tenien-
do en cuenta los obstáculos y corta-
pisas de toda Indole que han pesado
sobre la investigación y el desarrollo
editorial, puede subestimarse el es-
fuerzo y la entrega de nuestros estu-
diosos: una colección como cEls nos-
tres clássics», de Editorial Barcino, es,
me atreverla a afirmarlo, única en el
mundo de las lenguas romances, y la la-
bor de esta «Antología catalana» a la
que pertenece el volumen de Pujol que
comentamos no podría, pese a las limi-
taciones de espacio y presupuesto que
fatalmente la condicionan, hallar fá-
cilmente parangón en culturas que se
han beneficiado de una situación har-
to más' favorable. Bien es verdad que
siglos enteros de nuestra literatura
permanecen prácticamente en la oscu-
ridad, sin la deseable discusión de edi-
ciones criticas; sin embargo, ¿quién,
en castellano, podrá decir que existen
ediciones satisfactorias y completas de
la mayoría de poetas barrocos o pro-
sistas del X V I I I ? No es un problema
de calidad literaria lo que aquí se de-
bate, sino, ante todo, un problema de
documentación: la existencia de edi-
ciones modernas accesibles y autoriza-
das es un primer supuesto indispen-
sable, e ñ toda cultura normalizada, pa-
ra el conocimiento de la historia lite-
raria de un país.
Hasta el presente, Joan Pujol ha fi-
gurado princípaT'y casi exclusivamen-
te en nuestros textos acerca de los
clásicos como seguidor de Ansias
March y testimonio fehaciente de la
continuidad de la influencia de este
gran poeta a lo largo del siglo X V I .
Ciertamente, en el actual volumen de
la «Obra poética» —que reproduce el
manuscrito de París, donde se contie-
nen poemas no recogidos en la edición
barcelonesa de 1574, y algunos de los
publicados entonces presentan nota-
bles variantes— aparecen cinco glosas
de Ansias March y una «Visió en som-
ni» que, con el ropaje alegórico rena-
centista, toma al poeta de Gandía por
personaje central. Pero, a todas luces,
seria empobrecer el alcance de l a pro-
ducción poética de Joan Pujol limi-
tarla a este aspecto, que a fin de cuen-
tas representa incluso numéricamente
un sector reducido de su obra. De he-
cho, el grueso del presente volumen de
«Obra poética» está constituido —apar-
te algunos poemas didáctico-sati ricos
y una copiosa serie de poesías religio-
sas no demasiado inspiradas— por un
extenso poema narrativo en tomo a la
batalla de Lepante: «La singular i ad-
mirable victoria que per la gracia de
N.S.D. obtingué el Serenissim Senyor
don Joan d'Austria de la potentissima
armada turquesca». E l interés históri-
co de este poema es extraordinario y
al solo hecho de reproducirlo integra-
mente bastarla para hacer de la pu-
blicación de esta «Obra poética» un
acontecimiento para los estudiosos de
bistoriografia literaria catalana.
Ante todo, importa destacar que «La
singular i admirable victória...» cons-
tituye prácticamente la única muestra
que nos ha llegado integra —existe no-
ticia de otras, y de alguna se han ha-
llado fragmentos— de la presencia en
la poesía catalana de uno de los m á s
típicos géneros renacentistas: el poe-
PLANING
AGENDA
ma épico, narrativo, sobre sucesos con-
temporáneos, subdivisión del poema
épico que excluye prácticamente otra
fantasía que la alegórica y contiene
una toma de posición del poeta ante
acontecimientos no muy alejados en el i
tiempo mediante una técnica realista y
un trasfondo político-moralizante. Este
género constituye, de hecho, una for-
ma híbrida, en tránsito hacia la esté-
tica del barroco, y darla a la poesía
castellana algunas de sus obras m á s
tediosas y a la francesa, ya en la pri-
mera década del siglo siguiente, una
obra maestra: «Les tragiques», de
Agrippa d'Aubigné. No be citado en va-
no al gran poeta hugonote: por una
parte, su poema, aunque publicado en
1610, fue empezado a redactar por los
mismos años en que aparecía «La sin-
gular i admirable victória...»; por otra,
obedece claramente a la mi«TT"' con-
cepción, sólo que bajo supuestos anta-
gónicos. Ambas son obras de apologé-
tica y de combate, que alternan minu-
ciosas descripciones realistas con vi-
siones y apostrofes teñidos del apa-
sionamiento que en aquellos siglos des-
pertaban las guerras de religión. Era,
en suma, toda una cosmogonía lo que
estaba en juego: la jerarquía del hé-
roe, el monarca, el papado y la cris-
tiandad, para Joan Pujol; los ideales
de la Reforma, para Agrippa d'Au-
bigné. Prescindiendo ahora de que al
extraordinario genio poético de Agrip- BIS
pa d'Aubigné sólo podía oponer Joan
Pujol corrección académica y «buenas
intenciones», importa destacar, pues, la
coherencia histórica y literaria de «La
singular i admirable victória...» en el
momento de su aparición; una vez
más, la simple publicación de un texto
evidencia hasta qué punto el califica-
tivo de «Decadéncia» y el olvido de
toda una época literaria no constituye SEMANA A LA VISTA
sino una convención que debe revisar-
se enteramente, por cuanto ha volido * SU PLANIFICACION
autosilenciando del modo m á s injusto PR06RAMA0A
y derrotista aquello que precisamente
m á s hubiéramos debido poner de re- * TODA SU ACTIVIDAD
lieve : la continuidad y evolución, a tra-
vés de las m á s diversas circunstancias EN LA MANO
históricas, de la litefatura catalana.
•* VARIOS FORMATOS DE
Dicho esto, es evidente que «La sin- BOLSILLO Y SOBREMESA
gular i admirable victória...» incurre
a menudo en un prosaísmo excesivo
—defecto muy común en el género, por
lo demás— y que su ritmo narrativo
es a veces vacilante y cansino, lo que
no significa ciertamente que la obra EVITA INDISCRECIONES *
carezca del todo de interés extrahis-
tórico: como pone de relieve Karl- TRASLADO COMODO
Heinz Antón en su magnifico estudio FACIL LOCALIZACION DEL DIA *
preliminar, el sistema de imágenes de
irax-p
Pujol posee a menudo una densidad
ideológica considerable y refleja, con ¡GRAN NOVEDAD!
un racionalismo antipoético a veces,
pero también con capacidad visiona-
ria, los ideales de la Contrarreforma
EN PAPEL DE COLORES
acuñados en Trento. a los que el sacer-
dote Pujol adicto al ideal de los Aus- PIDALO EN PAPELERIAS
trias, se propone servir en su poema. Y LIBRERIAS
Este presenta hoy, pues, por una par-
te un maniqueismo simplista y reac-
cionario acerca del cual no es preciso
BLOC
insistir; por otra, una coherencia con
los ideales de un sector de su época
correspondiente en todo a cierta lite-
CALENDARIO
ratura europea del barroco, que hacen
de Pujol una figura relevante, por su
signifleatividad histórica, en la recupe-
ANILLAS
ración de los clásicos catalanes. L a edi-
ción de Pujol —como la de Prancesc
Moner— debe considerarse, pues, ante
todo, como parte de una empresa ur- 20
gente y necesaria: la obra de Francesc
Fontanella. la de Prancesc Vicenc Gar-
cía y tantas otras esperan a su vez
una rehabilitación que normalice el es-
tado de nuestros conocimientos acerca
del periodo quizá m á s ignorado de la
literatura catalana.
(1) Ed. 62. Barcelo-
na. 1970.
41

DE\TINO
recomienda:
POESIA
Francesc Parcerisas Hornea que es
banyen (Proa Barcelona. 1970).
ENSAYO
Antón I Táplea: La práctica de l art
(Ariel Barcelona. 1970).
J. Ferrater Mora: El» mola I els ho-
rnea (Ed 62. Barcelona. 1970).
TEATRO
Joan Olivar Ouatre comédlea en un
acte (Aymá. Barcelona. 1970).
CUASICOS
Francesc Moner: 06ra« catalanes
(Editorial Barcino. Barcelona, 1970)
Joan Pujol: Obra poética (Ed. 62. Bar
celona. 1970).
TRADUCCIONES
Charles Oickens: Olh/er Twlat (Proa.
Barcelona. 1970).
cPsas
vistas
OLIVER TWIST",
NUEVAMENTE
Al amparo de ia efímera populari-
dad de la reciente adaptación cinema-
tográfica, y viva la presencia del cen-
tenario del gran escritor inglés, los
lectores catalanes de Dickens nos ve-
mos recompensados con la reaparición
de la excelente versión de «Oliver
Twlst» que en 1939 publicara Pau Ro-
meva en la biblioteca «A tot vent», don-
de boy reaparece, al tiempo que se
anuncia asimismo la reimpresión del
memorable «Pickwick» debido a Josep
Carner. No menos que la buena lite-
ratura, el buen catalán —y ambas co-
sas no se dan todos los días— gratlfi-
sará el interés de unas reimpresio-
nes para las que desearíamos el m á s
amplio público posible.
DOS NUEVOS
VOLUMENES DE
"LLIBRES A
L'ABAST"
E n la colección «Uibres a l'abast».
de Edicions 62, han aparecido última-
mente dos notables traducciones que
no dejarán de reclamar la atención
de los lectores interesados en las res-
pectivas materias. De un lado, «Ini-
ciació al métode filosóflc». de K a r l
Jaspers, una serie de conferencias que
el filósofo alemán desaparecido el a ñ o
pasado pronunció en la T V a lo largo
de tres meses del a ñ o 1964, resumien-
do algunos de los problemas centrales
de su linea de pensamiento. Por otra
parte. «L'home «Mitra ef mite», del
pensador norteamericano Barrows
42
ARTEYLETRAS
Dunbam. responde a una intención ge
nerosa: «Un desig urgent 1 vivissim
de salvar la bumanitat. en la mesura
que ho pot fer rintel.lectual. mitjan-
cant l'ezposició senzilla de la veritat».
Asi. Dunham —en la linea de la iz-
S1
k ^ % liicniria
Rafael Vázquez Zamora
RAMON SOLIS: "LA ELIMINATORIA"
"DICCIONARIO DE LAS MUJERES
CELEBRES"
JOAQUIN CARO ROMERO:
"VIVIR SOBRE LO VIVIDO"
O
tra novela de Ramón Solis (1).
que dio en 1965. con aquel per-
sonaje relevante, el torero reti-
rado Antonio Carmena, «El canto de
la gallina», dos a ñ o s antes «Un siglo
llama a la puerta», novela histórica
muy notable, y en 1962 «Ajena crece la
yerba». Son también de muy buena
calidad algunos de sus relatos, como
los de «El mar y un soplo de viento»
(1968), Solis se ha mantenido fuera
de las corrientes que han constituido
pasajeros oleajes en nuestra literatura
de los años pasados y ha atendido so-
bre todo a sus propias vivencias y al
mundo observado sin prejuicios. Dirige
«La Estafeta Literaria». L a obra suya
que m á s prestigio le dio es un impor-
tante estudio histórico y social que le
valló el Premio Fastenrath de la Real
Academia Española: «El Cádiz de las
Cortes», prologada por Gregorio Ma-
raflón.
En «LA eliminatoria», que acaba de
publicar Ramón Solis, aparecen ciertos
cambios en su manera de estructurar
y bien puede decirse que, dentro de la
sencillez a que él se atiene incluso pa-
ra llegar a veces a la hondura, es la
mejor de sus novelas. E s de un am-
biente provinciano bien estudiado y
reflejado, y si presenta los días pre-
vios a un partido que ha de ser deci-
sivo para el deseo del equipo local de
fútbol de pasar a primera división y
los intereses encontrados y palpitantes
en torno a la eliminatoria, no es ése el
verdadero motor de la novela, sino su
ruidoso fondo, pues lo que en ella
interesa ante todo son las historias
—presentadas en hábil contrapunto-
de los personajes: Maribel. telefonista
del hotel en el cual se alojan los fut-
bolistas del equipo visitante que ha de
disputar al equipo de la capital de pro-
vincia el no descender ellos a segunda
división y que no asciendan a primera
los visitantes; el entrenador Juanjo,
casado con Mely, que será la esposa
nasajeramente adúltera; el poeta-con-
ferenciante Alvaro de Mesa; el muy
cotizado jugador Paqui: el alcalde, don
quierda «radical» americana a la que
pertenece— refuta uno por uno algu-
nos de los principales mitos que en
nuestro siglo se han utilizado «direc-
tament o indirecta, per pal liar, excu-
sar o justificar la matanza d'homes».
Matías, que para salvar su prestigio
político local ha de contribuir a que
el equipo de su ciudad pierda; el po-
bre don Gregorio, ingeniero jefe de
Obras Públicas en la provincia y tan
creído de si mismo como de la fide-
lidad de su protegida y tonta Marisol;
el entusiasta comerciante Menéndez.
^residente del club de fútbol de la
ciudad: Avelino, el aburrido e inocente
novio de la telefonista Maribel; y otros
muchos personajes que pueblan una
acción bien llevada en la que el autor
pone toques irónicos y de moderado
costumbrismo. Sin duda, la sencillez
del relato de Solis, su eficaz diálogo y
su evidente deseo de evitar compleji-
dades innecesarias para sus fines na-
rrativos, rinden buenos dividendos lite-
rarios para la lectura, que se hace
fácil e interesante dentro de ese am-
biente buscadamente vulgar, pero en
el que hallamos buen número de obser-
vaciones agudas e incluso a veces la
elemental poesía que puede emanar de
la vida.
No ha adoptado Solis una actitud pre-
venida contra la felicidad, que no sue-
'e estar de moda en la literatura, sino
que sus personajes —incluso el apa-
gado Avelino— la buscan cada uno a
su manera; y Maribel al huir de la mo-
notonía a que la obligaba su noviazgo
con aquél y enamorarse de! futbolista
Paqui, va realmente hada un final
feliz. Y Mely. al reverdecer lo que
fue su amor al poeta Alvaro, se equi-
voca en su calda y se fortalece su ma-
trimonio con Juanjo. E n cuanto a las
oasiones futbolísticas, que como es
bien sabido son una eficaz droga para
tantos españoles, tienen en esta novela
un excelente tratamiento. Ese partido
que ha de perder el equipo local, como
vienen preparando las «fuerzas oscu-
ras» para que se salve el equipo de
fuera, es lástima que no lo «veamos»,
aunque supongamos que perderán los
de casa. Se ha ido creando tal interés
en el lector por la pequeña maquina-
ción que seguramente le gustarla saber
cómo queda el asunto. Sin embargo.
Solis renuncia a los fáciles recursos
atractivos y cuando presenta una si-
tuación que podría implicar «misterio»
expuesta de otra manera, la deja como
un sencillo suceso: asi. el fallido chan-
taje que preparan Manolo y su amante
Marisol, y la muerte de don Gregorio
por aquél y no precisamente por celos.
Se funden bien las varias historias
que, presentadas de modo paralelo
hábilmente fragmentadas, constituyen
«La eliminatoria». A pesar del tono
voluntariamente contenido que domina
en esta novela, asoman en ella de mo-
do muy relevante las ilusiones y los
apasionamientos que en muchos casos
se esfuman y alguna vez logran resul-
tados concretos o se espera que lleguen
a ellos. E n filigrana, muestra «La eli-
minatoria» al lector la visión critica
del autor en cuanto a ciertos aspectos
de la vida provinciana, que en algunos
casos son los mismos que los de las
grandes capitales E n cuanto al con-
traste entre el decidido apoyo al fútbol
y la poca atención prestada a la Socie-
dad de Conferencias y Conciertos, fácil-
mente resalta la actitud del autor.
Es curiosa la mentalidad del servicial
Reguera que, como escape a su vida
mediocre y monótona, necesita hacer
diariamente una «página mental» de
su novela y que cuando se indigna con
alguien o por alguna injusticia de la
sociedad, se dice a si mismo: «Lo sa-
caré en mi novela». Pero el buen Re-
guera, dice Solis. «aunque es posible
que algún día termine su novela y que
la publiquen, e incluso que obtenga el
premio literario que ambiciona, no es-
cribirá nunca una novela buena, por-
que, a fuerza de sentirse dominado por
los demás, es demasiado absorbente
con sus personajes y no les deja la su-
ficiente libertad para que hagan lo
que quieran y digan lo que les venga
en gana». Complicado problema es este
de la libertad que se les deja a los
personajes y de cómo pueden ellos
tenerla, aunque el autor sea decidi-
damente liberal, como lo es el pro-
pio Solis, SI éste fuese como su
personaje Regué-a tan limitado de
horizontes, sus personajes lo estarían
igualmente. E n cambio, Ramón Solis
•osee la excelente condición novelísti-
ca de dejar a sus personajes que res-
pondan en su actuación a la variedad
temperamental y caracterológlca que
?1 mismo crea porque la reconoce y
admite en la vida corriente.
Rara vez un libro es a la vez una
aportación cultural y una muestra de
galantería y este «Diccionario de las
mujeres célebres» (2) cumple muy bien
ambos propósitos. E n su prólogo uno
de los autores, A. Jourcin (el otro es
Ph. van Tieghem). empieza preocupán-
dose por el sentido etimológico de ¡a
palabra «célebre» (frecuentado) y d"
que no exista el femenino de supsr
hombre y llega a la conclusión de oue
en este libro se tratará de las mujeres
equivalentes a los «hombres providen-
ciales»: de mujeres conocidas o dema-
siado conocidas, de santas o de lo con-
trario, de autoras renombradas por
sus obras femeninas y de otras ilus-
tres por su genio científico o literario,
«inmortales, en suma, como mascaro-
nes de proa».
Ha habido demasiadas mujeres im-
portantes en el mundo y a los autores
se les presentaba la dificultad de ele-
gir entre casi cinco mil, cuyos méritos
«casi nunca fueron insignificantes» pa-
ra figurar en un diccionario como éste.
Para que las seleccionadas (sólo entre
las ya desaparecidas) no fuesen tan nu-
merosas. Jourcin y Van Tieghem se li-
mitaron a las «indiscutibles», que ellos
han reducido a unas ochocientas. Esto
de la importancia de las mujeres es un
asunto muy delicado, pues siempre hay
una mujer que es m á s importante para
un hombre determinado que todas las

Joaquín Caro Romero.
demás. De todos modos, se trata de
mujeres que han pasado «a los ojos
del público» lo mismo que los hombres
muy relevantes. Lo que ha de admirar-
nos es que a lo largo de los siglos
tantas mujeres hayan logrado el admi-
rativo reconocimiento de los hombres
en general cuando éstos han insistido
tanto en mantenerlas alejadas de las
actividades que se consideraban como
exclusivas del hombre.
Pero tanto en las letras y las artes
como en las ciencias y en la política,
las mujeres han estado ahí detrás ha-
ciendo una gran labor muchas veces
entre bastidores. «La diferencia —como
bien dice Jourcin— es que las mujeres
raras veces se jactaban de ello». Y han
tenido que aprender mucho de lo que
se les prohibía y conquistar derechos
que les eran denegados. «Hoy conducen
nuestros coches como sus abuelas mon-
taban a caballo». T van conquistando
altos puestos del poder público (la
India. Israel, por ejemplo). De todos
modos, son tan hábiles que dan la prl
macla en sus buenos éxitos a su domi-
nio del corazón, el atractivo sexual, la
maternidad, su inmensa superioridad
que nadie lea puede discutir, y ese om-
nipresente- mundo sutil, que lo invade
todo, de la femineidad. Tienen que
ocultar, en lo posible, su poderosisi
ma fuerza y dar por bueno eso de
«sexo débil» que los hombres les lla-
maron para sentirse fuertes.
Este diccionario, en breves y bien
informados artículos —con un gran
número de reproducciones de cuadros,
fotografías y dibujos—, ofrece al lec-
tor un magnifico despliegue de mujeres
notabilísimas que en. el mundo han
sido: pintoras, actrices, bailarinas, avia
doras, cantantes, poetisas, novelistas,
mujeres de ciencia, santas, mujeres in
fluyentes la política, aventureras,
amantes de vida brillante y novelesca,
reinas famosas por su actividad polí-
tica o por su vida privada, y hasta al-
guna exploradora. Por ejemplo, en la
letra «X». la única donde sólo encon-
tramos dos mujeres, éstas son Xantipa.
la esposa de Sócrates, y Margarita
Xirgu. Y si vemos otras páglnt^ ele-
gidas al azar, tenemos a la poetisa nor-
teamericana Emily Dickinson; la ar-
queólogo y escritora francesa Mme.
Dieulafoy. precedidas por la amante
titular de Enrique n . Diana de Poitiers
(1499-1566), y seguidas por Doan Thl
Diem. poetisa vietnamita de principios
del siglo X V U I ; la actriz Mme. Doche
(m. en 1900); Yekaterina Mijailovna.
esposa morganática de Alejandro 11;
Domicia Longina, la depravada esposa
del emperador Domiciano; la poetisa
norteamericana Hilda Doolittle, esposa
del novelista inglés Richard Aldington;
la actriz Francoise Dorleac, que murió
en un accidente de automóvil y que
era hermana de Catherine Deneuve...
Las condensadas biografías Incluidas
en este diccionario están bien hechas
y el libro no sólo viene a ser de con-
sulta, sino que lee uno muchas páginas
seguidas por su amenidad e interés.
Joaquín Caro Romero es uno de los
mejores poetas que ha dado Andalucía
en estos últimos decenios (él tiene
ahora treinta años). Fue premiado con
el A donáis en 1965 por su Ubre «El tiem-
po en el espejo». Ha publicado luego
«Tiempo sin nosotros» y, hace unos diez
años. «Espinas en los ojos» y «El tran-
seúnte». «Vivir sobre lo vivido» (3), que
aparece ahora, es una antología de su
obra poética seleccionada por él mis-
mo. Son poemas escritos entre sus die-
Los 4 Mínís en
nueve y sus veintinueve años. Además,
incluye en este libro cinco poemas de
los que ha escrito en 1969-70. Jorge
Ouillén escribió para «Vivir sobre lo
vivido» un «poema-prólogo» que em-
pieza: «Viendo nacía el poeta / Cómo
en su mundo Inmediato / L a gracia se
da completa».
ROMAGOSA y cia.
Con razón dice José Luis Cano que
Caro Romero tiene el ángel de la ver-
dadera poesía. Porque en Andalucía
—y este poeta que ahora se autoanto-
logiza es sevillano— hay varias cate-
blenda, 299 Tel. 2570787
gorías de ángeles inspiradoras y los Travesera de Grada,32 Td. 2271540
hay extraordinariamente delicados,
muy dados a la poesía. Son algunos
de ellos muy sensibles al amor. E l de
MAXIMAS FACILIDADES DE PAGO
Caro Romero es de ésos: «Vuelvo a
nacer si tú me quieres. / E l mundo
es uno y de los dos. / Muerdo la vida
y no me engaño. / L a sangre alumbra
como un dios». Cuando la amada no
está, el poeta se sacude la niebla «de
un sueño que nunca duerme. / pero
D i s t r i b u c i ó n r a c i o n a l d e l
tampoco despierta».
E l tiempo obsesiona poéticamente a e s p a c i o e n s u o f i c i n a
Caro Romero. E s uno de sus grandes
temas, y sabe «que el tiempo es como
2l vino / recogido en la copa, /'des-
graciado en el suelo / y feliz en la
boca». De evidente elegancia en su ex-
presión poética, pura y luminosa, este
poeta sevillano pone melancolía en sus
evocaciones y gracia en sus Imágenes
como cuando, ante la noticia de que
fue descubierta una tumba con dos
esqueletos estrechamente abrazados de
hace trescientos años, dice: «Sorpren-
dadlos aquí, como dos vivos. / tenaz-
Fabricación Impecable,
mente abrazados, muerto con muerta».
Admirable poema es «Descubrimien- anclaje en t e c h o s y
to de la sencillez», como también lo
suelos sin ningún de-
son «Muerte de una sirvienta» o la
«Excursión a las ruinas de Itálica» y terioro, desmontables,
la emoción del amor incluso por telé-
variedad de medidas y
fono en «La llamada». Pero en cuanto
al amor, hay otros varios poemas de modelos en paneles de
excelente calidad en esta antología rea-
chapa, madera, cristal
lizada con muy buen criterio por el
propio Caro Romero. Sólo me refiero transparente, translú-
aquí a aquella misma, pues ya he co-
cido de fácil traslado
mentado los libros de los que han sido
seleccionados veinticinco poemas. Her- y rápida instalación.
moso, entre los cinco nuevos, es el que
dedica a una Venus aparecida en Itá- Aislamiento, comodi-
lica, esa Venus «lejos del culto y los dad y distribución r a -
catálogos». E n su nueva producción,
aunque parece estar buscando nuevos cional de su espacio.
caminos, el poeta se mantiene esencial-
mente fiel a si mismo. Y es deliciosa
esa caja de los lápices, casi un Juguete
que merecía tener música, en «Juguete
para la muerte». -UN DRAGON (GUIPUZCOA)
(1) Ramón Solls: La eliminatoria. Colección
• Los tres dados». Editorial Prensa Española. SOLICITE INFORMACION. PROYECTOS Y
Madrid. 1970. PRESUPUESTOS A NUESTRO DISTRIBUIDOR
(2) WLCIW—ID da las mutarsi célebre»,
por A. Jourcin y Ph. van Tlegham. Colección CASA GUILLAMET, S. A.
•Los diccionarios del siglo XX. Plaza-Janés.
Barcelona, 1970. Ecuador. 43 - TI. 239 20 08 - 250 13 56 - BARCELONA
(3) Joaquín Caro Romero: Vivir sobre lo
vlvkto. (Antología poética 1960-70). Insula. Ma-
drid. 1970.
43

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44
Noticia de Palma de Mallorca
EXPOSICION
ANTOLOGICA DE
GUINOVART
Marta Uuísa Borras
l pasado octubre acudíamos con
gran expectación a Palma de Ma-
l ó n » para asistir a la primera ex
posición de Joan Miró que se or-
ganizaba en la isla, que, como es sabi-
do, ha sido elegida como lugar de tra-
bajo y residencia permanente por la
máxima figura del arte catalán. Nos
hablan llegado ecos de que la exposi-
ción tendría lugar en una galería nue-
va que se habla propuesto el ambicioso
proyecto de dotar a Mallorca de un au-
téntico centro cultural —de los que an-
da tan ciertamente escasa, como abun-
dante, en cambio, de una creciente pro-
liferación de «centros» turísticos o si-
milares— en espera de que la continua-
da reivindicación de una Universidad
dé sus frutos prácticos. Efectivamente,
durante la exposición Miró acudieron a
dicha galería alumnos de la casi tota-
lidad de centros docentes y para ellos
se abrió un concurso de trabajos sobre
la plástica contemporánea que ha de
tener como galardón una litografía de-
dicada de Joan Miró. Todo ello habla
forzosamente de provocar en el dulzón
ambiente artístico de la isla —un post-
impresionismo de academia— una viru-
lenta reacción de repulsa. Asi sobre
Miró y «su obra, tan personal como
discutida e incomprendida», se abrió
una polémica que llevó a la Sala Pelai-
res— tal es el nombre de la galería
en cuestión— a dar publicidad, acogién-
dose al derecho de réplica, a la defini-
ción adoptada por el m Congreso I n
ternacional de las Artes Plásticas, que
se reunió en Viena hace diez afios, ya
que se aludía a la obra gráfica de Miró
DE A R T E : TEIDE con el término «reproducciones* en el
sentido peyorativo del mismo. Y podía-
mos decir que la sangre llegó al rio,
T E I D E , S. A . porque tuvimos ocasión de leer en la
prensa mallorquína una larga nota,
acogida a una sección que lleva por tí-
tulo «Gaceta Musical», sin duda por la
resonancia de bombo y platillo que se
le pretendía dar, subtitulada «Los crí-
ticos se solidarizan» y que acababa su
culen lamente como transcribimos: «Los
firmantes manifiestan que, si persiste
la actitud de la Sala Pelaires respecto
al libre ejercicio de la critica, lamen-
tándolo mucho se verán obligados a
dejar de ejercer esta función en las
manifestaciones que tengan por escena-
rio el referido local». (Seguían siete
firmas con el nombre del órgano de di-
fusión respectivo.)
Habida cuenta de todo ello, los lec-
tores comprenderán que acudimos al
siguiente «vemissage» en Sala Pelaires
con mal disimulada expectación. L a cri-
tica de Madrid y Barcelona estaba re-
presentada —por cierto que tuvimos
ocasión de abrazar cordialmente a Mo-
reno Oalván después de los desdicha-
dos sucesos que ustedes ya conocen—
y coincidió en su opinión de que Sala
Pelaires va en camino de convertirse
en una de las galerías de arte m á s In-
teresante del país. Presenta este mes la
primera exposición antológica de Gui-
ño varí reunida hasta hoy en España:
una muestra de su labor en estos últi-
mos veinte afios que no ha hecho m á s
que confirmamos la creencia de que
este artista se halla precisamente en su
momento m á s prometedor e inquietan-
te.
Se cumple en Guinovart una voca-
ción decidida de hallar un lenguaje
plástico adecuado a la protesta y a la
denuncia; de partir de una idea critica
para desarrollar una obra contundente
en la que la anécdota diaria cobre una
dimensión universal y cuya lectura pro-
ponga una toma de conciencia. Una
vez m á s el artista se lanza a la lucha
desigual: los «mass media» importantes,
aquellas que habrían de ponerle en con-
tacto con las gentes, le están vedados,
como lo están para todo elemento «in-
quietante» de la sociedad. E l artista de
hoy halla en esta lucha desigual por
llegar a una mayoría el abismo de la
incomprensión que se abre entre él y
su gente, aquella para la que él traba-
Ja sabiendo, sin embargo, que difícil-
mente le podrá leer.
Guinovart ha de merecernos un serio

respeto. Porque no ha pactado. Por-
que ha tenido la fuerza tenaz de vencer
a su destino —ser pintor de paredes
como su padre— sin otra escuela que
la de la vida. L a vida campesina en
Agramunt, la vida amenazada día a día
por una guerra civil, la vida tediosa y
asfiziante de la posguerra.
Acabamos de ver en Mallorca aqu&
líos dibujos suyos de principios de los
años cincuenta, poéticos y expresivos,
en los que se adivina su amor por las
gentes que trabajan la tierra. Hemos
visto sus músicos en los que se lee el
hechizo del mundo del Jazz recién des-
cubierto por un adolescente sensible.
Y también sus mujeres, firmes y valien-
tes, compañeras decisivas del hombre.
Siempre con la voluntad de partir de
una realidad cotidiana y abrir un inte-
rrogante. A lo largo de los a ñ o s cin-
cuenta Guinovart se planteaba una pre-
gunta ; y si registraba paisajes y gentes
era para hallar contestación a su inte-
rrogante inmenso. Pero no pudo ha
llar la respuesta que buscaba en la gen
te sencilla, aparentemente sumisa y pa-
siva, con sólo un relámpago hosco de
rebeldía impotente o de- ira contenida.
Y casi insensiblemente comenzó a bus-
car la gran respuesta partiendo de la
exploración artesana del material. E n
la madera o en el fibrocemento. en una
cretona o en una arpillera. Con el ma-
terial asequible y sencillo creó sus pro-
pios seres, nuevos interrogantes sin res-
puesta, y halló lo m á s personal y con-
vincente de todo su haber de artista.
Aquello que no logró escudriñando pa-
cientemente rostros, paisajes y actitu-
des lo ha logrado hoy en sus objetos
monstruosos y patéticos, repulsivos e
inolvidábles. Con ellos ha logrado la
denuncia, la descripción de un panora-
ma sociopolítico que le desasosiega,
siempre con un lenguaje plástico en
que poesía y ruptura son una cosa mis-
ma. Pienso ahora en su Homenaje al
pintor de paredes de 1965 o en el Ho-
menaje a Picasso de 1966. o en el Na-
palm lava mejor de 1968. E n ellos sus
colores son precisamente aquellos «cou-
leurs de la liberté» de que hablaba An-
draé Bretón.
E n el avión de regreso a Barcelona
nos interrogábamos sobre el impacto
que habría causado en Palma de Ma-
llorca la vigorosa obra de Guinovart.
cuando la azafata nos ofreció el perió-
dico. Abrimos esperanzados el «Diario
de Mallorca» por la página de las artes
y hallamos una sección titulada «El
arte y sus galerías». Reconocimos en
el nombre del que la suscribía el de
uno de los firmantes de la nota a que
hemos hecho alusión anteriormente. Al
parecer no habría asistido a la inaugu-
ración" de Guinovart en Sala Pelaires,
porque no lo mencionaba y nos ofrecía,
en cambio, tres crónicas sobre el arte
académico de siempre, el único que la
isla parece aceptar. Iban acompañadas
de tres imágenes: la fotografía de uno
de los artistas, un suntuoso Jarrón de
flores perfectamente escolar y un ca-
serío al borde del mar con una barqui-
chuela amarrada a la orilla. E n cuanto
al texto, consignamos, a título de ejem-
plo, que decía refiriéndose a las flores:
«Resuelve problemas de luz, de dimen-
sión y de calidad de manera muy atrac-
tiva. Las obras expuestas además de lo
expresado destacan por la sensibilidad,
frescura y gracia del color». E l reloj
parecía parado un siglo atrás.
Nos quedamos pensando que no va
a ser nada fácil la tarea cultural que
se ha impuesto Sala Pelaires en Ma-
llorca. Desde estas lineas se nos ocurre
brindarle aquella máxima oida tantas
veces en las horas difíciles de la nada
fácil vida de nuestro querido Joan
Prats:
—Nois, endavant, I com m é s mar,
m é s vela!
Sección dirigida por
María Uuísa Borras
recomienda
ENSAYO
LA PRACTICA DE L'ART. de Antoní Tépies.
73 pógs. de 23 x 16. Colección -Cinc
d Oros: Ed. Ariel. 1970.
Dieciséis ensayos escritos por el pintor
catalán que reveían en él un gran polé-
mico de la libertad en el arte: «libertad
para practicarlo y libertad para leerlo».
Quizá sin proponérselo consigue una cer-
tera descripción de la situación cultural
de nuestro país.
ESCENOGRAFIA DE UN CUADRO, de Jean
Louls Schefer. 183 págs. de 20 x 13. Ed.
SelxyBarral. 1970.
Una aportación a la Investigación es-
tructuralísta en la pintura a base del aná-
lisis semiológico de un cuadro del pintor
renacentista Italiano París Bordone (1500-
1571).
MONOGRAFIAS
MARCEE BREUER. de Tlclan Papachrlstou.
Guinovart. 240 págs. de 26 x 27. Ed. Gustavo Gilí.
Dibujo, Año 1970.
1952.
Una visión «en directo» de la obra y
personalidad de este arquitecto húngaro,
alumno del Bauhaus, que tanto ha influido
en la nueva arquitectura de los USA, ya
que su autor, Papachrlstou, arquitecto
también, pertenece desde 1965 al equipo
Breuer. que trabaja en Nueva York. Un
libro útilísimo, absolutamente Indispensa-
ble para el estudio de Maree! Breuer.
MANOLO MILLARES, de José María More-
no Galván. 66 págs. de 16 x 20. Colec-
ción -Nueva Orbita: Ed. Gustavo Glll.
Año 1970.
Interpretación biográfica de la obra plás-
tica de Millares a cargo de uno de los más
agudos críticos deí arte actual, profundo
conocedor de ella, por lo que consigue
una muy válida aproximación a pesar de
la brevedad del tomo.
ARQUITECTURA
AROUITECTURA ESPAÑOLA DE LA II RE-
PUBUCA. de Oriol Bohlgas. 116 págs. de
18 x 11. 'Cuadernos Infimos'. Tusquets
Ed. 1970.
Guinovart. Obra de investigación que descubre
• Personatges-
una arquitectura (en términos de Influen-
1970.
cia cultural e ideológica) de espíritu pro-
gresivo y que coincide con el GATEPAC,
cuyos resultados en Cataluña estuvieron
a la altura de la mejor vanguardia euro-
pea. Una visión del periodo, de gran clari-
videncia e interés.
^ Mi CUBA. ARQUITECTURA DE LA REVOLU-
CION, de Roberto Segre. 230 págs. de 21
por 15. Ed. Gustavo Glll. 1970.
Un revelador estudio do los cambios
producidos en la arquitectura cubana a
raíz de la Revolución, a partir de los pri-
meros trabajos de emergencia hasta los
últimos planes de ordenación, industria-
lización o de enseftanza universitaria. Ro-
berto Segre, profesor de Historia de la Ar-
quitectura de la Universidad de La Haba-
na, que tuvimos el año pasado en Barce-
lona como conferenciante, consigue un
texto ágil y profundo a la vez, al incidir
en una de las más apasionantes revolucio-
nes culturales de nuestra época.
• Gracias a una exposición que ha
tenido lugar en las Halles de París, los
franceses se han enterado de la enver-
gadura del programa llamado del «uno
por ciento». Esta denominación aparen-
temente enigmática se refiere a una
ley francesa que dispone dedicar el
1 % del presupuesto de toda nueva
edificación docente, tanto escolar como
universitaria, a una •decoración» rea-
lizada por un artista plástico. Este 1 %
que pudiera parecer nimio es en reali-
dad la mayor contribución económica
del Gobierno francés a las artes plásti-
cas, puesto que en estos diez años
se han realizado 900 proyectos a car-
go de 1.500 artistas en 66 poblacio-
nes distintas. Para dar una idea de
la envergadura económica de este 1 %
basta apuntar que en 1969 ascendió a
casi dieciocho millones de francos. La
idea es antigua. Fue lanzada por el
Frente Popular en 1936 pero no fue
recogida de forma oficial hasta 1951 y,
cuando pasó a ocuparse del asunto Mal-
raux. lo precisó en estos términos
• Promocionar un arte monumental de
calidad que se Integre en los nuevos
edificios escolares. Dar a los artis-
tas ocasión de expresarse. Poner a los
jóvenes en contacto con las realiza-
ciones de su época». Si bien la expo-
sición nos pareció magnífica, tanto
por su finalidad informativa como por
la calidad de muchas de las obras in-
tegradas en los nuevos edificios do-
centes, advertimos cierta arbitrarie-
dad en la elección de los artistas lla-
mados a colaborar, elección que de-
pende exclusivamente del arquitecto
que realiza la obra. Y conste que esta
observación no es motivada por envi-
dia. Envidia de las posibilidades de
que goza el arte de nuestro vecino
país.
• Nos enteran de que el Empire Sta-
te Building neoyorquino, con sus 102
pisos, ha dejado ya de ser el más
alto rascacielos del mundo. El World
Trade Center, proyectado también en
Nueva York, con 110 pisos, por el
arquitecto norteamericano de origen
japonés Minou Yamasaki, le ha su-
perado ya en altura. Hoy por hoy. la
carrera parece destinada a ganarla Chi-
cago, cuna del rascacielos y de gran
tradición arquitectónica, puesto que
los almacenes Sears cuentan tener
acabado en 1974 su nuevo edificio de
480 metros de altura.
• En ia National Galerie de Berlín
occidental se celebra una exposición
retrospectiva de la obra de Jacques
Lipchitz, escultor de origen Judio, for-
mado en Viena y París, que desde 1941
reside en los USA. Su obra no había
sido expuesta en Europa desde 1958 y
de los 78 bronces que figuran en la
actual exposición hay una buena re-
presentación del período más Intere-
sante de su evolución que se centró
en los años treinta.
45
sus auriculares

S egu
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DE SICA, TERCERA FASE
S eguimos fieles a Vittorio de
Sica. ¿Por qué no? Un
nombre, una obra que han
significado tanto para noso-
tros explica que nos resulte
imposible desentendemos de
sus trabajos, aunque última-
mente estos trabajos hayan
podido ser motivo de inquie-
tud para cuantos quisiéramos
continuar creyendo en la sin-
ceridad y seriedad de su com-
portamiento artístico. Porque
cintas como (Amantes* y «Los
girasoles», caso de proceder
de gente desconocida, podrían
resultamos gratas e incluso
sorprendentes —son brillan-
tes, hábiles—, pero, como
mucho se exige de quien mu-
cho ha dado, resulta que otra
ha de ser la estima que nos
merecen, mayormente si no
responden, sino que m á s bien
contradicen las directrices en
que se hablan inspirado las
grandes creaciones que, ayer,
prestigiaron su nombre. En-
tonces, perplejos ante este
cambio de frente y de calidad,
nos interrogamos y caemos en
la cuenta de que ya ha lle-
gado el momento de hablar
de una nueva fase De Sica,
que en tal caso seria la ter-
cera.
De la primera ya nadie se
acuerda. L a centraríamos allá
por el año 1940. a ñ o de «Ro-
sas escarlatas», cuando De Si-
ca era un actor preferente de
la pantalla italiana, joven de
treinta años, galante y desen-
vuelto, que en su manera de
Vittorio de Sica
te fue desplazándose, para de-
jar de ocupar el puesto pro-
minente que. junto al de Ros-
sellini. le estábamos otorgan-
do.
Consciente de esta situación.
De Sica realizó un viraje con-
siderable al producir «Aman
tes». Una sorpresa. Dejando a
un lado sus valores intrínse-
cos, lo cierto es que era im-
posible reconocer en la cinta
la impronta del De Sica admi-
rado. E r a otro autor. Otra la
temática, otros los procedi-
mientos y, sobre todo, otro
el acento, la sensibilidad.
Una obra romántica, casi una
variante de la historia de la
Margarita Gautier de Dumas,
puesta al día. Eso sí, una ex-
periencia cinematográfica de
vastos alcances, aunque desen-
volviéndose con ánimos con-
servadores. Juicios, todos, que
pueden repetirse a propósito
de «Los girasoles».
¡Vittorio de Sica practican-
do en gran escala el film co-
mercial! Producida por Cario
Ponti, un experto negociante.
pronunciarse en comedias li- Dos estrellas entre las m á s ta-
quilleras, Sofía Loren y Mar-
geras en nada hacia presentir
celo Mastroianni. Narración ro-
el campeón del neorrealismo,
seriamente preocupado por mántica, sentimental, apasio-
dar al cine una proyección so- nada. Escenarios cosmopoli-
cial. Entonces ya trabajaba tas. Italia y Rusia. Sin preo-
con Camerini, Genina Braga cuparse gran cosa por la uni-
güa, a la vez que realizaba dad estilística, empezamos a
sus primeros films contempo- la napolitana en son de co-
media picante y, luego, prose-
ráneos de sus primeros con-
guimos por los campos de
tactos con Césare Zavattinl.
Rusia acompañando a una des-
Habrá que esperar la paz pa-
ra que después de «La porta consolada mujer que busca
con una fotografía en la ma-
del cielo» se dé a conocer con
«Sciuscia». E s el a ñ o 1946. no a su esposo desaparecido,
un soldado que fue a comba-
Son los primeros pasos del
neorrealismo. tir en los campos de batalla.
Llega a encontrarle, pero ca-
Y aquí empieza la segunda sado con una rusa que le ha
fase, que por ser tan conocida
lado un niño. Situación paté-
no vamos a recordar. Unica- tica, motivo de muchas lágri-
mente, y con vistas a lo que
mas, pero insoluble. Después
se dirá después, recordaremos de vanos intentos para revo-
cómo fue de aventurero el ci-
carla, será aceptada por todas
neasta que, trabajando en dos las partes interesadas.
frentes a la vez —director e
De Sica, astuto, ha multi-
intérprete—, tuvo el coraje de
realizar «El techo» y «Umber- plicado los alicientes con los
que atraerse los públicos y
to D». condenadas las dos al
fracaso. Dio pruebas de un retener la -atención de los es-
pectadores. Realmente es un
espíritu de independencia que
era la mejor prueba de la sin- hombre que conoce mucho los
resortes del espectáculo cine-
ceridad de sus propósitos, de
la que tampoco cabla duda al- matográfico en función de los
sentimientos del espectador
guna para quienes eran sen-
sibles al acento de autentici- medio, el mismo que se entu-
siasmó con «El doctor Zhiva-
dad que transpiraban sus
grandes películas. Ellas sinto- go», al que hemos recordado
viendo el largo episodio ruso
nizaban con la hora correspon-
diente y porque esta hora em- que aquí tiene muchos m á s
rasgos de autenticidad por
pezó a declinar para dar paso
a otro dima estético en cone- cuanto, rodado en la URSS,
xión con otras coordenadas so- ofrece vivas estampas de la
ciales, es la razón por la cual vida moscovita y del campo
el cine De Sica paulatinamen- ruso, que tienen innegable
atractivo. E n cuanto a los pro-
tagonistas, se bastan para ani-
mar la historia y concederle
interts.
Estamos en una tercera fase
De Sica. Nada tiene que ver
con la anterior. L a rutura no
puede ser m á s radical. Esta
novela romántica que habría
podido escribir Lajos Zilahy.
filmada en términos cinema-
tográficos a la antigua usanza,
nos deja con la añoranza de
un cine que fue y que por lo
visto ya no puede repetirse.
Y por cierto que se necesita
estar muy seguro de su presti-
gio y muy despreocupado por
la critica para filmar, hoy.
con un espíritu tan conser-
vador como el que ha afirma-
do De Sica en esta su última
película.
Miquel Porter Moix
BENALMADENA,
UN DIALOGO EN PELIGRO
(id
A propósito
de tos «largos»
L
a verdad ante todo: poco
hemos encontrado en esta
Semana de Cine de Autor
que de veras nos parezca
de autor. Entre los intentos,
en su mayoría fallidos, de
los «cortos» todavía podría-
mos admitir una posibilidad
de «autor» y ello, como se ve-
rá en el tercero y último escri-
to de esta serie, no resulta
en absoluto tranquilizante.
De todos modos, no cabe du-
da de que en la Semana han
existido cintas de real valor,
de contenido o de forma lo
suficientemente interesantes
como para considerar válido
al ensayo. Quizá dentro de al-
gunas décadas la expresión
filmica no será el resultado de
una tecnología m á s o menos
secreta —y. por ende, hasta
cierto punto mágica—, sino
que va a devenir el m á s sen-
cillo, corriente y vulgar de los
sistemas de transmisión. Hoy
por hoy. de todos modos, esta
consideración queda lejos.
El renacer
del cine alemán
Cuando «El joven TOrless»
puso en pista a los críticos,
cuando se pasó de la imita-
ción de Edgar Wallace a la
analítica de hechos propia-
mente alemanes, el cine ger-
mano dio un paso definitivo,
uno de aquellos pasos que
quizá se paren pero de los
cuales no se puede volver
atrás. Así, la muestra de lar-
gos alemanes, m á s allá del
hecho de que haya o no con-
seguido determinados pre-
mios, en los que cada vez
creemos menos y que consti-
tuyen la rémora moral, esté-
tica y sociológica de muchas
manifestaciones cinematográ-
ficas, ha sido tremendamente
convincente. Tanto las aventu-
ras interiores y terribles de
«Warum lauft Herr R. Amok»,
de Rainer Vemer Fasbínde
—lenta y osada cinta que no
podrá llegar fácilmente al es-
pectador—, como «Jagdeze-
nen aus Niederbaryem», de
Peter Fleishmann, o «Wie ich
ein neger wurde», de Roland
Gall, tienen la suficiente en-
tidad como para que haga-
mos punto y aparte de todas
las consideraciones que a lo
largo de los años, desde 1961,
hemos tenido que hacer del
conjunto del cine de la Re-
pública Federal Alemana. E n
efecto, tanto «Las escenas de
caza en la baja Baviera» co-
mo «Cómo me convertí en un
negro» son cintas tan llenas
de verdad, de adquisición len-
ta y transmisión directa de lo
real, que no pueden quedar
en el simple comentario apre-
surado a los resultados apre-
suradamente expuestos de
una muestra colectiva. Valga
decir, de momento, que pocas
veces un país ha tenido la sin-
ceridad de mostrar de modo
más fehaciente los orígenes
de sus propios errores que en
estas dos valientes cintas. Si
el primero de los films, m á s
bello, m á s completo en el
circulo cerrado de una estéti-
ca inteligente puesta a dispo-
sición de una voluntad com-
bativa, es de una ternura y de
una crueldad dignas de los li-
teratos, poetas y pintores ale-
manes del rico siglo X I X , que
hicieron llegar al hombre eu-
ropeo la profundidad del al-
ma germánica, no resulta me-
nos importante el segundo
film. En efecto, «Cómo me
convertí en un negro», situa-
da en los primeros años de
la implantación del nazismo,
sirve no tan sólo para un cier-
to aspecto del alma europea
—la Baviera meridional de
«La caza»—, sino que puede
resultar de una inevitable elo-
cuencia para el resto de eu-
ropeos, ya que los problemas
del profesor son los de todos
47

•Cómo me convertí en un negro».
• Un asunto amoroso-.
•Tiempo sin guerra».
• La balada de Cari Henning.
48
los profesores actuales de la
rica, orgullosa y falsa Europa
occidental y de los de parte
de la Europa oriental.
Cintas hechas con fotógra-
fos ..formidables, con una do-
sis de cultura asimilada ha-
cia el futuro y no hacia el pa
sado, aunque ambos argu-
mentos pertenezcan a un mun-
do que ya se fue en lo his-
tórico. Jugadas por unos au-
tores de una vis tan adecua-
da que nadie puede dudar de
su existencia real, nos han in
teresado porque demuestran
la perdurabilidad del genio
poético alemán: escenas co-
mo el amor adolescente de la
segunda o de la matanza del
cerdo en la primera son dig-
nas de todos los tiempos, aun-
que representen al nuestro.
Tal fue el interés despertado
en nosotros por estos dos
films que tan sólo deseamos
que alcancen el gran mérito
de una importación oficial y
no recortada en nuestro país
para dedicarles un respectivo
y amplio espacto de comen-
tario. Y si, precisamente por
su Sinceridad y por su alto
valor cívico, no fueran exhibi-
das de modo corriente, tam-
'olén las comentaremos con
mayor amplitud; para infor-
mación de los felices poseso-
res de pasaporte.
La Muestra
de Cine Danés
Algo parecido podríamos
decir de la Muestra de Cine
Cañés que tuvo lugar durante
la Semana. A concurso, o fue-
ra de él, se presentaron algu-
nas producciones danesas que
merecen algo m á s de lo que
hoy podemos dedicarles, por
no decir mucho m á s . L a s dos
cintas de Henning Carlsen,
«Hambre» y «Todos somos
diablos», tienen una tal fuerza
de penetración y una seriedad
de procedimientos que el des-
pacharlas en un par de lineas
resulta m á s bien una traición
que una ayuda, y lo mismo
podemos escribir sobre el ma-
ravilloso contrapunto musi-
cal-signiñcatlvo de «La balada
de Cari Henning». Quizá re-
sultó bastante m á s floja la co-
medíela de Tom Hedergard
«Juguemos al escondite», pe-
ro en ella los elementos
para una verdadera repre-
sentatí vi dad del vivir danés,
aun tomado a chacota, nos in-
clinan a pesar en la necesidad
de que, asi como hace algunos
números tuvimos ocasión de
escribir sobre el añejo cine
danés, dediquemos ahora un
articulo completo a esta cine-
matografía de lengua minori-
taria, excelente exponente de
lo que, si se quisiera y pu-
diera, podría ser un cine ca-
talán.
La aportación italiana
y ios tremendos
peligros de la cultura
Los italianos nos ofrecie-
ron dos cintas a las que. de
algún modo, habremos de in-
cluir, en principio, en el ape-
lativo «vanguardia». Ambas
cintas son de difícil aprehen-
sión para el espectador me-
dio. Una, «Tomás y los en-
demoniados», de Pupi Avatti,
es, sin embargo, una conside-
ración interior y muy libre
en la intención de lo que es
la vida interna del mundo
teatral. Muy llena de sugeren-
cias musicales plásticas y dra-
máticas —moviéndose entre
la música del barroco, la pin-
tura metafísica de un Chirico
y la teatralidad de Píran-
dello—, se desarrolla en una
encrucijada croccíana que fue
muy injustamente acogida por
los contestatarios y por los
snobs-é-la-page-de-Paris. Y sin
embargo se trata de una
obra perfectamente válida y
no tan complicada como para
no encontrar una explicitación
rápida ante públicos medios
catalanes.
L a segunda de las cintas ita-
lianas, en cambio, se movió
en un experimentalismo bas-
tante m á s extremoso, con un
desprecio absoluto de la cul-
tura de la que se sirve, aun-
que sea para jugar a la con-
tra. «Necrópolis», de Franco
Brocani, se mueve, no en una
linea admitida, sino a partir
—más lejos— de las experien-
cias de los Tavianni pero con
una voluntaria falta de cohe-
rencia admisible que daña en
mucho unos indudables valo-
res fragmentarios, como los
de la conversación absoluta-
mente lúcida y cruel de una
esposa amargada con un ma-
rido estúpido.
Pese a los indudables valo-
res de ambas cintas, entre los
que no negaremos nuestra
clara preferencia por la pri-
mera, la representación italia-
na resultó extremadamente
ambigua, al moverse entre los
Juegos perfeccionistas de los
unos, las mostraciones psico-
cosiales de los otros y las
barbaridades rompeculturas
de los de m á s allá.
La tremenda libertad
del Este .
Si algo une a todas las cin-
tas que presenciamos proce-
dentes del Este europeo es la
tremenda libertad de critica
interna de la que hacen gala.
En efecto, tanto la visión re-
trospectiva de «Los amores de
una rubia» como «Valeria», ta-
bulación en clave de Jaromil
Jires, demuestran una sazón
de rabia critica en el cine che-
co. Y lo mismo podríamos de-
cir de las mostraciones yugos-
lavas —«Un asunto amoroso»,
de Dusan Makaveíev, y «Tiem-
po sin guerra», de Bamco
Ivanov Gopo.
No vamos a insistir sobre
los valores de «Los amores de
una rubia», que los cine-
clubistas y aficionados del
país ya conocen. Pero si que
hemos de referirnos a la de-
senfadada critica en clave,
con una valoración poética y
formal francamente impresio-
nante que Jires ha conseguido
con su «Valeria», extraña his-
toria de vampiros que le sirve
para hacer •jritíca interna de
la situación de su país en los
m á s difíciles momentos de la
historia contemporánea. No
se cala, no deja de mostrar
nada de cuanto ha sucedido,
y si la clave existe, no es m á s
secreta a partir del momento
en que a alguien se le ocurra
identificar a Valeria con la jo-
ven Checoslovaquia de la pos-
guerra, que ha llegado a su
primera menstruación y que
se enfrenta con las m á s temi-
bles fuerzas represivas. Lo
bueno, o lo malo, del caso es
que todo termina en una tre-
menda contradanza en la que
todos los elementos se entre-
mezclan hasta llegar a una es-
pecie de hedonismo m á s bien
aterrador.
De las dos cintas yugosla-
vas, no cabe duda de que la
agria broma de Makaveíev
con su «Un asunto amoroso»
está por debajo de otras cin-
tas suyas anteriores —recor-
demos su extraordinario «E3
hombre no es un pájaro»—.
pero, aun y pon ello, al ver el
film no puede dejar de sor-
prendernos la tranquilidad
;on que el autor, usando de una
figura real —un profesor de
sexologia— y de un hecho sa-
cado de los periódicos, es ca-
paz de poner al descubierto
la flojedad y el vacio que se
han producido en algunos as-
pectos del socialismo-huma-
nismo yugoslavo, y podría
mos comentar parecidamente
la cinta de Ivanov Gopo, en la
que las cuatro formas de vida
social yugoslava —la tradicio-
nal, la socialista estricta, la
cooperativista y de autoges-
tión— son presentadas y con-
trapesadas con un desparpajo
de veras impresionante. Si las
gentes de este país tuviesen
un mínimo de instrucción cí-
vico-política harían bien en re-
comendar a sus hijos el asistir
a las proyecciones de cintas
de esta índole: las cosas se
muestran y se dicen sin amba-
ges, llanamente, a fin de que
nadie quede sin entender.
Aquí no se escabulle el bulto
ni se necesitan claves: todo
está evidenciado.
Tiempo tendremos, por otra
parte, de dedicarnos al resto
de films exhibidos. Quede de
todos modos patente que tan
sólo por lo que acabamos de
reseñar valía ya la pena de
asistir a la Semana.
royector
Antoni v. Kirchner
PETER ULIENTHAL
EN EL INSTITUTO
ALEMAN
S
emanas atrás comentába-
mos la actividad de los cí-
neclubs en la presente tem-
porada. Ahora nos dispo-
níamos a escribir de las ma-
nifestaciones cinematográficas
de los institutos extranjeros
cuando nos llegan dos buenas
noticias.
La primera, y que supone un
auténtico esfuerzo de organi-
zación, proviene del Institu
to Alemán. Para esta misma
semana ha programado un ci-
clo de películas de Peter U -
llenthal. de quien nuestros lec-
tores posiblemente conozcan
su última obra. «Malatesta».
presentada en la pasada Se-
mana de Cine en Color. L a ftl-
mografia de Lüienthal es de
las m á s extensas: 23 películas,
si tenemos en cuenta que su
primera experiencia como rea-
lizador date de 1955. Es. tam-
bién, uno de los autores del
cine germánico actual que
m á s recompensas ha obtenido
por su labor (Premio de Arte
de Berlín. Premio «Joven Ge-
neración», Premio de la Aca-
demia de Artes Escénicas
de Frankfurt. Premio Adoll
Orimme. Premio Dag. «Banda
de Oro» por «Malatesta») y.
tanto en su fllmografía como
en sus actividades docentes,
ha laborado en el cine y en
la televisión. Después de ha-
ber dirigido el departamento
artístico de la Radiodifusión
de Baden-Baden y de Berlín
asume, en 1966. la cátedra de
dirección artística de la Aca-
demia de Cine y Televisión de
Berlín.
Peter I.ilienthal presentará
personalmente en Barcelona
su película «Horror». Anterior,
mente, en la sede del Institu-
to, se habrá revisado una pe-
queña muestra de su filmo-
grafía: el jueves día 10 «Ma-
latesta» y el viernes U «Cri-
men con premeditación» (ver
«Sesiones especiales»). Todo
ello merced al interés que el
Deutsches Kulturinstitut de-
dica al fenómeno cinematográ-
fico. Porque, si bien es cierto
que la actividad de este ins-
tituto no resulte tan pródiga,
en materia de cine, como de-
searíamos, tampoco debemos
ocultar que en estas últimas
temporadas centra toda su
atención hacia la programa-
ción de obras y autores que
difícilmente llegarían hasta
nuestras pantallas por otros
medios, y también hay que
subrayar el interés que la di-
rección del instituto muestra
por conseguir la asistencia
personal de los autores, quie-
nes pueden intercambiar im-
presiones con los aficionados
y la critica barcelonesa. Una
buena noticia para todos supo-
ne esta próxima visite de Pe-
ter Lilienthal.
E l Instituí Franjáis ha pro-
gramado, para el próximo jue-
ves, día 17, un film de monte-
je de Marc Allegret con las
obras de los hermanos Lumié-
re. E n vísperas del 75 aniver-
sario de aquella primera se-
sión, este programa será co-
mo el primer acto cultural de
los que tendrán lugar en Bar-
celona durante los últimos
días del corriente mes. Reco-
mendamos este sesión a quie-
nes no conozcan la obra, por-
que es un buen compendio de
los primeros balbuceos de es-
te cine que, quién más. quién
menos, todos llevamos den-
tro-
I N S T I T U T F R A N J A I S . — Av.
José Antonio, 617. Barcelo-
na. — Tarde 4'30 y 7'30. No-
che 10: LUMTERE I. Un mon-
taje de films de los hermanos
Lumiére realizado por Marc
Allegret en 1966. Este pro-
grama se repetirá mañana,
viernes, a las mismas horas
SESIONES
ESPECIALES
Viente». 11
C I N E C L U B CASINO SANTA
EULALIA. — Cte. Sta. Eula-
lia. 168. Hospitalet. — Noche
10.30, en la tercera sesión del
curso «75 años de cine», Joan
E. Lahosa disertará sobre «La
construcción de un lenguaje»,
con proyecciones de Eísens-
tein, Dreyer y Gríffíth.
DEUTSCHES KULTURINS-
T I T U T . — Avda. José Anto-
nio, 591. Barcelona. — Tarde
7,30, segunda sesión dedicada
a la obra de Peter Lilienthal
con proyección de E I N VER-
BRECHEN MIVORBEDACHT
(«Crimen con premedita-
ción») (1967), basada en la no-
vela de Witold Oombrowícz.
Limes, 14
DEUTSCHES KULTURINS-
T I T U T . — Avda. José Anto-
nio. 591. Barcelona. — Tarde
7,30 proyección de HORROR
(1968), de Peter Lilienthal,
que asistirá personalmente a
este sesión.
LLU1SOS D E GRACIA. —
Plaza del Norte, 7. Barcelo-
na. — Noche 10: continúa el
cursillo de formación cinema-
tográfica con «Panorámica del
cinema actual» a cargo de Mi-
quel Porter, con proyecciones
ilustrativas.
«fortes, 15
Avda. José Antonio, 617. —
INSTITUT FRANQAIS. —
Tarde 7,30: sesión especial de
«Cinéma medical». Mme. Mo-
nique Romañá. jefe del Servi-
cio Científico del Instituí,
presentará L E S HEPAT1TES
VIRALES y TRAITEMENT
DE L A MALADIE D E HODG
KIN.
Miércoles, 16
C I N E C L U B VALLS. — Cine
Apolo. — Noche 10: estreno
del film de Luis Bufiuel NA
ZARDí, con comentarios ac
Jordi Toe.
C I N E C L U B VILAFRANCA. —
Cine Bolet. — Noche a las 10:
sesión especial con NOCHE
DE VINO TINTO, de José M.»
Nunes.
C I N E C L U B ASOCIACION IN-
GENIEROS. — Via Layetena,
núm. 39, 5.°, Barcelona. —
Tarde TJO: F U G I T I V O S EN
LA NOCHE (1960), de Roberto
Rossellíni. Pere I. Fages co-
mentará las implicaciones po
Utico-económicas de los años
1960-70.
Jueves. 17
r e c o m i e n d a
LA OBRA D E
BEETH0VEN
En conmemoración del 200 aniversario de
LUDWIG VAN BEETHOVEN
1770 -1970
recomienda:
LA LEYENDA DE LA CIU-
DAD SIN NOMBRE (F«n-
tasio-P«rls)
Un gran aqulpo formado sn la
comadla musical y unoa bu»-
nos actofaa conjuMadoa par-
Lámanla por Joahua Logan
consiguen un auténtico espec
tteulo an al que coincidan dos
etamas constantas del cine
americano: el mualcal y al
THE DAMNED (ESTOS L A S " SINI Ü N I A Ü
SON LOS CONDENA-
DOS) (Arcadia) Bf i(nK;v i \
Un paitacto anilláis del con-
trasta entre al Irraclonallamo a
que puede conducir el desarro-
llo de la ciencia, supeditado
al no menos Irracional del
sistema. Losey nos ofrece las
más sobracogedoras Imáganea
de un mundo Inquietante.
'A
• DARUNG (Rex)
Una excelente Introepecclón
de Schlesinger en cierto sec-
tor del mundo femenino de
nuestros dlaa servida por un
excepcional aqulpo da acto-
res. Loa .retratos, que al rea-
lizador ha sabido transmitir
son da los meleras del gé-
nero.
La colección comprende 12 álbumes conteniendo
( ) • CONFIDENCIAS DE 76 LP's stereofónico - compatibles
MUJER (Montecario-Pe-
layo) "La obra de Beethoven" puede adquirirse
Partiendo del famoso estudio como colección completa, es decir
de Klnsey sobre el comporta-
miento sexual de los america- los 12 álbumes a la vez, al precio de
nos. Gaorge Cukor ofrece une
visión absolutamente incisiva
da algunas costumbres de la
sociedad americana. Sin em-
bargo —y por ello otorgamos
19.140 ptas.
esta doble calificación al al adquirir la
film— la obra original de Cu-
kor. según manifestación del
propio autor, ha sido torpaman-
ta mutilada y alterada por
colección completa
Zanuck. al productor.
a h o r r a r á
• LAS COSAS DE LA VIDA
(Aribau)
El realizador galo Claude Sau- 6.000 Ptas.
tat ha sabido encontrar al
punto eetilistlco iusto para tra-
ducir una tragedla tan con-
temportnoa como la que pro
voca un accidente automovilís- • alMdeAbrildeJ971-
tico
•° UN HOMBRE LLAMADO
CABALLO (Comedia) Para facilitar la difusión de la colección completa de
"La Obra de Beethoven", se ha previsto un sistema
Un •westem- que se sale de
lo ordinario y que contiene de venta a plazos, (consulte a su proveedor)
dosis Importantes de una emo-
tividad inteligente, aal como
motivos para hacer pensar. La colección discográfica "La Obra de Beethoven",
puede ser también adquirida por álbumes sueltos,
AEROPUERTO (Coliieum) es decir, cada uno de los álbumes por separado.
Un muy buen espectáculo a la
americana con excelentes pa-
peles saciad» loa y emoción
a raudales, dirigido por un
veterano.
Avdo. Generalisimo, 500 - tel. 227-14-03
••• Extraordinaria.
Buen». Trovesero de Grocio, 10 - te». 228-94 60
* Viíibte.
• Interesante por APARQUE GÍAIUlTAMENTf FÍENTE ÍIENDA TRAVESERA
nadui conceptos.
49
Si quiere que le recuerden
¡REGALE U N
NILFISK!
A d e m á s d e u n excelente a s p i r a d o r

-el m e j o r - U d . obsequiará, c o n -

fort, bienestar, c o m o d i d a d y l a

m e j o r solución a todos l o s p r o -

b l e m a s d e l i m p i e z a e n el h o -

gar.

D e s d e 1 9 0 6N I L F I S K satis-
i
face, e n t o d o el m u n d o , l o s E ccl
lll
«C
deseos d e l a sp e r s o n a s m á s press
pecie
vel fc
exigentes e n m a t e r i a d e las
de Id
limpieza. S i n o h u b i e r a las a
cesld
ralezs
p e r s o n a s exigentes, n o teatn
mos
mo «t|
existiría N I L F I S K . esta
d'EstJ
nudai
E n u n N I L F I S K to- rádlc
pasad
d o e sbrillante; s u p o - ¿onUi
obras
i cargo
tencia d e aspiración, todo
actriz
rés e
su m a n e j o , el diseño, Se I
lectur
sus accesorios, s u sre^ 17. F r
al me
festivs
sultados, incluso... s u obra
«MeriJ
donad
precio. de Tei
ultime
dos a
resade
obra i
reció
va teri
cional
recetó

NILFISK ro. po
co. l a f
será

¡Para los que con leí

ganó ti
sep MÍ

aspiran a lo mejor! dido

de esti
A lal
i paral
tir de
Tebddd
Terend
Josep
todos
con lal
El preferido p o r las industrias para s f
terial
y empresas de limpieza dan sai
esta a l
P í d a l o e n los m e j o r e s establecimientos.
concesionario C E M E L I M Centro M e c a n i z a c i ó n Limpieza
 o
sibilidades teatrales del vals.
Los valses, en su ballet, se
exaltan a modo de fuegos ar-
' tif iciales, de encendida y arre-
batadora seducción, y se tifien
de poesía Poesía melancólica
programa sobre el Pakistán
de gran interés y desarrollado
de forma viva y periodística
que centró al espectador y lo
situó dentro del drama de los
sucesos del 13 de noviembre.
tando a los cantantes de cada
semana aptos o no aptos para
representamos, acompañados
de los consabidos negativos,
sobreimpresiones, etc., «op» y
«pop» « n a d e ín Lazarov».

Tarro
con elegancia y pudor, acá;
poesía de lirismo diverso, que
va de lo airullador a lo viril,
acullá y. en todo momento,
poesía de encanto sutil, pre-
ciosa en su espíritu, refinada
Santiago Sans Sebastián Gasch
en su forma. Porque la poesía,
como el vals, es inmarcesible.
Todos los miembros del
cuerpo de baile del Liceo po-
seen a fondo el amplio regís-
tro técnico que Ies ha propor-
cionado Juan Magriñá. Asun-
ción Aguadé y Alfonso Rovíra,
resplandecientes de inspira-
ción danzante, se producen
con una gracia y una sensibili-
dad rebosantes de fragante ju-
SESIONES, ^OIREE ventud, y la primera bailarina
Angeles Aguadé, las bailari-
nas solistas Elena Bonet, Car-
DEBATES VIENESA", men Cavaller, Guillermina
Coll, María Dolores Escriche.
¿Es menester que los niños
que actúan en los anuncios
sean tan impertinentes, sa-
sabihondos y repipis?
A pesar de que estoy ex-
puesto a las iras de mis veci-
nas y sobre todo de mi sue-
gra, la «Novela», esta vez de
Gregorio Martínez Sierra,
«Mamá», fue de un aburri-
miento terrible. Obra apta pa-
ra nuestros abuelos, situada
en su tiempo, a ñ o s 30. pero
sin evolucionar, dio la impre-
sión de que se realizó sin ga-
nas alcanzando esta apatía a
Irene Daina, quien estuvo fal-
sa y artlflcial en un papel que
no le va.
«Pasaporte a Dublin» si-
guió como siempre, presen-
preparados, suponemos, para
marear al telespectador.
Cayetano Luca de Tena rea-
lizó una estupenda versión de
la obre de Edgar Neville «El
baile», con muy buena puesta
en escena teniendo en cuenta
los simples elementos disponi-
bles: tres actores, M.* Luisa
Merlo. Angel Picazo y Rafael
Alonso, y un solo decorado.
Es innegable que ahora, y
que Julio Veme me perdone,
es cuando la ciencia ficción ha
alcanzado su m á x i m o esplen-
dor, contándose por miles los
amantes del género. «El enig-
ma de otro mundo», de Chrís-
tían Niby, es cinta vieja pero
interesante, que entretuvo y
no molestó volverla a ver.

Y LECTURAS BALLET todo el cuerpo de baile, dotan

sus interpretaciones respecti-
DE JUAN vas de una especie de transpa-
rencia que nos permite perci-
bir directamente sus emocio-

E l jueves día 10, coinciendo

con la aparición de estas
lineas, tendrá lugar, en el
«Centre d'Estudis d'Ex-
MAGRIÑA nes m á s íntimas.
Diego Monjo ha puesto en
escena «Soirée vienesa» con iisíai
pressió» (Aribau, 112) una es- su destreza y habilidad nunca

pecie de acto informal, a ni-
vel teórico y abierto a todas
las posibles consideraciones
de los asistentes, acerca de
las actuales posibilidades, ne-
cesidad, características, natu-
raleza etc., de una actividad
teatral que hasta ahora he-
mos venido denominando co-
mo «teatro independiente». De
esta manera en el «Centre
d'Estudis d'Ezpressió» se rea-
nudan las sesiones que espo-
rádicamente se iniciaron la
pasada temporada da y que
continuarán con la lectura de
obras de autores jóvenes a
cargo del propio autor o, en
todo caso, de algún actor o
actriz que tenga especial inte-
rés en hacerlo.
Se ha previsto iniciar estas
lecturas el próximo jueves día
17. Franéese Alborch (premio
al mejor actor en el último
festival de Sitges) leerá la
obra de Jaume Melendres
L
a empresa del Oran Teatro desmentidas: Alfonso Rovíra
del Liceo, con muy buen firma los evocadores decora-
acuerdo, suele presentar dos, y el maestro Adrián Bar- J. Casanovas
«Soirée vienesa» después de dó ha dirigido la orquesta con
la representación de «Elektra». su habitual autoridad, firme y
Tras el intenso dramatismo, flexible a la vez.
la tragedia horrenda, la ale-
gría embriagadora de los val-
ses. T no es extraño que Juan
Magriñá se haya sentido atraí-
do por la deliciosa partitura
de «El caballero de la rosa»,
de Richard Strauss. No sólo La semana
por la sugestión de Víena
—esa ciudad adorable, clava- en T V
da en el corazón de la tierra
austríaca como una sonrisa,
ciudad cortesana, victima de
guerras y revoluciones y eter-
LA
namente victoriosa, porque ja-
m á s ha dejado de reír, cantar
y bailar—, sino también por
F. d'A. Ferrer-Vives
PERSONALIDAD
los valses que alberga la obra
de Strauss. E l vals, siendo
acaso la m á s frágil, es la m á s
DE
ROSTROPOVICH
•iva, la m á s expresiva de
cuantas cosas pueden quedar
de los tiempos que fueron, y
se presta admirablemente a la

S
«Merldians i paral.lels». galar- traducción coreográfica. e inicia mi colaboración en
donada con el «Premi Reus este semanario con un rue-

de Teatren en el mes de junio
último. Ocasión para que to-
dos aquellos que estén inte-
resados puedan conocer la
obra que en un principio pa-
reció iba a inaugurar-la nue-
va temporada del Teatro Na-
cional barcelonés bajo la di-
rección de Ricard Salvat. Pe-
ro, por causas que desconoz-
co, la obra de Melendres no
será estrenada de momento,
con lo que este autor —que
ganó también, en 1965, el «Jo-
sep M.* de Sagarra»— ha per-
dido una nueva posibilidad
de estrenar por primera vez.
A la lectura de «Merldians
i paral.lels» seguirán —a par-
tir de enero— obras de Jordl
Teúddor, Alexandre Bailester,
Terenci Moix. Xavier Romeu.
Josep M.* Benet i Jomet....
todos ellos jóvenes autores
con la reconocida capacidad
para suministrar textos —ma-
terial dramático— que pue-
dan sacar al teatro catalán de
esta abulia actual.
E
go a T V E : no cambien de
Juan Magriñá ha llevado a programas sin avisar previa- l Patronato Pro Música ha con orquesta, la Ciudad de
cabo una interpretación libre cumplido de nuevo con su Barcelona. Con ello ha sido po-
mente y con tiempo al sufri- programa básico y acaba sible captar aquel fenómeno
de la música de Strauss, y se do telespectador... Gracias.
ha valido de la técnica pura- de presentar a Mstislav Ros- de intensidad, de entrega y de
mente clásica. Así, pues, en E n «Estudio abierto» José tropo vich, quien debe de ser el participación que sólo en con-
«Soirée vienesa» las «puntas» M.' Iñigo siguió presentando más grande violoncelista del tados casos habremos podido
y los «tutús» campan por su personajes, suponemos de ca- momento actual y acaso la constatar (Oistrakh. Menu-
feudo. E n las primeras esce- lidad. Digo suponemos por- m á s importante personalidad hin). Y aun en el presente,
nas del ballet, los valses de que las preguntas del presen- musical completa que en mu- llevado hasta una escala infini-
salón, bailados por parejas, tador no dieron motivo de lu- chos a ñ o s haya actuado en tamente superior. Dicho asi
cuyo número aumenta en pro- cimiento a nadie. A un cate- Barcelona. Sus bazas positivas parece una evidente exagera-
gresión creciente, dejan paso drático de Universidad se le más inmediatas son tan exce- ción; pero quienes acertaron
a la m á s depurada expresión preguntó por el resultado de lentes que pronto se encuen- a hallarse en el concierToTia-
de l a danza clásica: los pasos la visita de los vikingos a tran definidas: técnica prodi- brán de convenir en ello. Ros-
a dos, a cuatro, a seis, pue- América, el interés de la lista giosa, intensidad de sonido tropovich hace de su arte una
blan el escenario, si no de de los reyes godos, la auten- total, temperamento arrolla- evidente pasión total, de mo-
recuerdos, sí de evocaciones, dor, dulzura exquisita. Pero do que no sólo puede hallarse
de nostalgias. E n ellos, Magri- ticidad de los restos de Co- todo ello, que detallamos con en cada instante de su con-
ñ á introduce la efusión inspi- lón... Suerte que se nos comu- adjetivación tan irrisoria, es cierto (y ensayos previos) en
rada de un temperamento ex nicó que el español de m á s sólo la parte m á s externa, la comunicación constante con
cepcionalmente dotado, al de 25 años que se ha presen- sola corteza de lo que sin du- el m á s leve de los fenómenos
igual que el poeta aprisiona, tado a ingreso en la Universi- la ha impresionado hasta a los sonoros del conjunto, sino
bajo las palabras, el instante dad gracias al nuevo plan menos entendidos en música que incluso llegamos a creer
fugaz de una sensación in- presenta un coeficiente inte- de verdad que los goza antes que los
tima. lectual equivalente al sexto suyos propios. E s de estos mú-
curso de bachillerato, o sea, Esta sobredimensión de la sicos provistos de una tal per-
Con «Soirée vienesa», en su- el subdesarrollo tan cacarea- personalidad de Rostropovich sonalidad completa, que ne-
ma, nuestro primer coreógrafo do no es tan real por parte ha podido ser apreciada, so- cesitan proyectarla también
ha «teatralizado» el vals, ha del pueblo. bre todo, merced al hecho de sobre la dirección de la or-
logrado extraer todas las po- «A toda plana» presentó un haber actuado precisamente

51
 ha creado para el hombre
un fuera de serie:
el superslip R

» -
i m m
sin la engorrosa

cinta elástica

tejido

f i n í s i m o tacto

sedoso

n o se d e f o r m a
no desboca por m á s

que se lave

se a d a p t a ai

cuerpo c o m o una

s e g u n d a piel

En dos modelos: mini. normal.

En tres colores: blanco, azul celeste, a/ul marino

mmmm
jeneral de Confecciones. S A

Marca registrada de Du POP(

pa'a su fiDra etastomera

Rostropovlch, la personalidad musical más completa y arrolladora
de estos últimos años.
questa. Esto se vio sobre todo
a través de su primera inter-
pretación, el «Concierto en re
mayor» de Boccherinl. con
acompañamiento de excelente
doble cuarteto de cuerda segre-
gado de la propia orquesta.
Ejecutar el mismo como un
extraordinario virtuoso, pero
reservando al tiempo la mitad
de su cerebro para «estar» en
todas partes, con una leve in-
dicación, con un breve gesto
de rostro, incluso «durante»
los momentos de mayor difi-
cultad técnica —o expresiva—,
es algo que aún no llegamos a
comprender, Porque si bien
esto quedó m á s aparente en
esta primera interpretación,
prosiguió exactamente igual
durante todas las «Variacio-
nes» de Tchaikovsky y el
concierto de Dvorak. Incluso
hasta el extremo que, de otro
que no manifestara tanta sin-
ceridad y humanidad a flor
de piel, cabria interpretarlo
como incorrección para con
el propio director del con-
junto. Acaso otros, qué duda
cabe desde luego, sientan igual
deseo de participación con el
conjunto y la lleven a cabo
también aunque con menos
emotividad exterior.
Sea como fuere, la manera
de «vivir» rotunda e intensa
de la müsica por parte de es-
te violoncelista es la m á s ex-
traordinaria que jamás se nos
haya planteado. Detalles que
captamos en este solo concier-
to llenarían muchas páginas.
Recordemos, por ejemplo, la
introducción emotiva a su pri-
mer solo en el concierto de
Dvorak, seguida, aun antes de
su ataque, de unos instantes
de relajamiento fisico y cul-
minando finalmente en un bru-
tal golpe de arco sobre el que
gravitó toda la fuerza de su
cuerpo. Son cosas que no se
pueden explicar en pocas pa-
labras y que dejan profunda
huella permanente.
L a Orquesta Ciudad de Bar-
celona, aplicando su gran mo-
mento actual a la catarsis pro-
vocada por el solista y una
muy tensa dirección de Ros
Marbá, aportó algunos de los
momentos m á s importantes
de toda su carrera. E s un mo-
mento que entre todos hemos
de ayudar a mantener para
siempre.
L a «Electra» del Uceo par-
ticipó hasta cierto punto de
esta situación, porque parece
ser que se incrementó su or-
questa titular con un gran nú-
mero de músicos de la Ciudad
de Barcelona. Y el resultado
fue evidente. De otro modo,
semejante partitura resulta ya
imposible incluso de montar.
Nos sorprendió, pues, el no-
table nivel alcanzado, del que
sin duda llevó la mejor parte
la dirección de un gran maes-
tro como Janes Kulka. Man-
tuvo con eficacia prácticamen-
te total lo m á s importante de
esta ópera, su brutal tensión
sonora, su personalisima in-
tensidad. Lástima que una
buena e incluso notable can-
tante como la Calomfirescu
no manifestara suficientes
cualidades como para resistir
la prueba de esos siete cuar-
tos de hora de continua ex-
plosión Urica. Su intervención
fue con todo dignísima, aun-
que por lo dicho no llegó a
crear el clima de gran éxito
que pudo haber alcanzado.
Perfectos estuvieron en cam-
bio los restantes personajes,
comenzando con nuestra com-
patriota Enriqueta Tarrés,
que puede desempeñar —co-
mo ya ha venido haciendo—
este tipo de papeles en cual-
quier escenario de la máxima
categoría. E s una de las ar-
tistas ya en el cénit de su ca-
rrera, con todos los resortes
vocales, expresivos y de esce-
na en la mano. Lo mismo que
la veterana Sona Cervena y
los demás personajes mascu-
linos. Absolutamente dignos y
eficaces nuestros nombres lo-
cales como Fontdevüa, To-
rrentó, Barda]!, Campos y
otros que materialmente no
podemos mencionar.
«Electra», que ha podido
gustarse últimamente a través
de versiones discográficas im-
presionantes, pertenece a este
fabuloso mundo de los años
del segundo y tercer lustro
de nuestro siglo. Creemos
abiertamente en su importan-
cia, que marca una modalidad
única dentro de la produc-
ción de Strauss; aquella que F U S I O N
le pone en contacto m á s es-
trecho y estéticamente equi-
valente con una nueva expre- D E T R E S I M P O R T A N T E S
sión distanciada ya de sus pre-
cedentes wagneríanos. Mucho C O M P A Ñ I A S
m á s densa y mucho menos
decora tivis ta que «Salomé»,
marca una voluntad de inten-
sidad que hace lamentar no
tuviese su continuidad por la
misma linea.
Alberto Ma bfré
De izquierda a derecha: E l doctor A. J . M. Weebers, pre-
sidente del Consejo de Administración de Intermarco N. V.;
Mr. E . A. Jones, presidente del Consejo de Administración
de MacManus. John & Adams Inc.; Mr. Oh. Adams. presi-
I FESTIVAL dente de la misma firma, y Mr. J . B. Orthwein, presidente
de D'Arcy en la reunión de trabajo celebrada para firmar
PERMANENTE la fusión de sus respectivas compañías.
DE LA MUSICA
PROGRESIVA.
CONCLUSION
r p ra atractivo el planteá-
i s miento de Oriol Regás al
presentar el I Festival Per-
manente de la Música Progre-
siva, para dar a este movi-
NUEVAS
miento musical unos «cauces
auténticos donde poder mani-
festarse, de forma coherente
CINTAS
y organizada». Se acertó en la
elección del local, el Salón MAGNETOFONICAS
Iris, y fue también un factor
positivo para el éxito el sis-
tema de actuaciones semana- Grabados
les dobles (de viernes y do-
mingo) evitando la congesti-
va acumulación de aconteci-
mientos en un corto espacio
de tiempo. Todo el Festival,
en efecto, estuvo muy bien or-
denado y por él desfilaron
dieciséis conjuntos españoles
designados entre los m á s
«progresivos», viéndose todas
las sesiones refrendadas por
el apoyo masivo y caluroso
de una masa juvenil que de-
mostró estar en posesión de
altas cualidades cívicas y
sensitivas como auditorio de
fina preparación.
E l festival encerró un inte-
rés palpable y sus enseñanzas
no deben ser echadas en saco
roto. L a conclusión primor-
dial es la naturalización y ciu-
dadanía de esta clase de mú-
sica que entendemos por «pro-
gresiva», ya ampliamente en-
raizada en el país. Sólo por
llegar a esta contestación irre-
futable valia ya la pena el fes-
tival. R a m b l a C a t a l u ñ a , 13
Pero profundizar en el tema
nos conducirá a otras deduc- Aparcamientos
ciones de ulterior significa-
ción. Una de ellas es la de frente C o l i s e u m , Pl. C a t a l u ñ a
que los conjuntos españoles
P.0 d e G r a c i a y R a m b l a C a t a l u ñ a . 26
se encuentran todavía en un
53
 9 P

NOCHES DEL UCEO estado de preparación, técni-
requiero un ca y artística, desde el que
bien poca cosa puede obrar-
Maquillaje se para hacer progresar real-
Helia" mente a esta música llamada
«progresivas. L o s conjuntos
CLINICA DE BELLEZA españoles, efectivamente, han
-HELIA» estado hasta ahora progre-
, 5. 1.' T. » 57 90 sando por reflejo, asidos a la
cuerda de los grupos propul-
sores anglosajones. Situados
en la escena mundial, y vis-
tos alli desde un prisma am-
plio, los conjuntos españoles
de «música progresiva» no re-
presentan ningún papel. Exa-
minando la cuestión con un
«close-up» m á s próximo, vere-
mos en seguida que para ha-
cer progresar la música 'si-
quiera la música ya autoca-
liflcada como «progresiva») es
necesario poseer unos conoci-
mientos técnicos muy consis-
A n c o r a tentes. Tocar un instrumento
de modo «progresivo» porque
U D e l f í n no se sabe tocar de nin-
guna otra forma es un me-
Alternar los m á s destacados
conjuntos españoles con unos
cuantos de los extranjeros
que marchen a la cabeza del
«progreso» parece ser la úni-
ca receta ideal para un festi-
val «progresivo» en Barcelona,
que sea un fiel exponente de
lo que pasa con la música
«peluda» en el mundo y que
atraería, sin duda, la atención
de capas muy amplias de
nuestra población. Y que se-
ria, en verdad, una manera
efectiva de poner en hora
nuestros particulares relojes
«músico-progresisticos». Oja-
lá pueda Oriol Regás afron-
tar la mayor envergadura de
un festival concebido en estos
términos; valdría la pena.
luckythompsoniana tan per-
fectamente que no aparece un
divo discurseando con una sec-
ción rítmica que subraya sus
parrafadas, sino un verdadero
cuarteto unitario, compacto y
definido.
Además, el material que es
objeto de ejecución es agra-
dable y atractivo, poseyendo
la belleza de las cosas claras
y sencillas, que pueden ser ad-
miradas con tanto fervor por
los m á s escrupulosos especia-
listas como por los observa-
dores profanos. Francamente,
nunca habíamos visto a Lucky
Thompson mejor, ni tampoco
a Tete Montoliu y su trio. E s
un disco francamente óptimo,
que recomendamos de veras a
los adictos al jazz y a cual-
quier oyente indeterminado
que tenga una sensibilidad
despierta. Y no lo recomenda-
mos para favorecer a Lucky
Thompson (ni a la compañía
editora del disco, por supues-
to), sino en beneficio directo
título del volumen) entre to-
da la producción ellingtonia-
na. desde «Creóle Love Cali»
a «Take the 'A' Trata», pasan-
do por «Perdido». «Solitude».
«Mood Indigo», «Sophistica-
ted Lady», «I got it bad».
«Black and T a n Fantasy»,
«Concertó for Cootie» (con
Cootie), etcétera. Registros
nuevos, obtenidos muy recien-
temente, con la orquesta en el
magnífico grado de madurez
de sus últimos tiempos, con
todos sus solistas legendarios
y con la agilidad y vigor in-
creíble de ese Duke Elltagton,
que es el anciano m á s joven
del mundo. O el joven de
mayor experiencia, según se
mire.
Cuenta a d e m á s este disco
estupendo con la ventaja de
los adelantos técnicos de los
modernos estudios de graba-
ción estereofónica, que sí no
suplen deficiencias artísticas

ro subterfugio Hacer mú-
sica «progresiva» en un con-
junto porque se descono-
Arte, Arquitectura,
cen las m á s elementales no-
ciones de la música «conven-
Filosofía, Economía, cional» es una salida que no
puede conducir m á s que al
Sociología, vacio. L a mayoría de los con-
juntos españoles «progresi-
Psiquiatría, Literatura, vos» son dueños de una for-
Cine, Teatro. mación musical harto exigua,
con la que difícilmente se
puede crear música. Ni «pro-
gresiva» ni de ninguna clase.
Avda. Gimo. Franco. 564
L a formación musical bási-
Tels. 227 I I 75 - 227 61 42 ca es una premisa fundamen-
Barcelona -11 tal que no puede ser orillada.
Ni siquiera para la música
«progresiva», que no es 'in es-
cudo para esconder la igno-
rancia, sino una doble exigen-
Sección especial de cia de mayor alcance. Porque
libros de obsequio para empujar la música ha-
nacionales y extranjeros cia adelante, para hacer que
progrese en alguna dirección,
es preciso saber m á s música
que los músicos convenciona-
les. Estudíense de cerca, en su
misma constitución, los con-
juntos anglosajones que han
impulsado la música «progre-
siva» entre los grupos mele-
nudos y se encontrarán siem-
pre ideas frescas apoyadas en
una facultad técnica suficien-
P I C A S S O
te para poder expresarlas. Al-
gunos de los conjuntos espa-
ñoles que han desfilado por la
347
plataforma del Festival Per-
manente de la Música Progre-
GRABADOS siva han exhibido ideas origi-
nales y atrayentes, pero rara-
16-3-68 5-10-68 mente estas ideas se han vis-
to facilitadas por una consti-
INAUGURACION tución musical suficientemen-
te sólida para que pudiesen
D
sí sirven para poner m á s en
de quien quiera seguir el con- evidencia las virtudes. Y como
sejo. este segundo es el caso de la
ISCOS
orquesta ellingtoniana en los
registros que nos ocupan, Ja
estereofonía es un factor po-
BLOOD SWEAT AND T E A R S .
Alberto Mallofré sitivo que viene muy bien.
Disco «CBS». S-64.024. Sirve además este volumen
como compendio de la temá-
Naturalmente, entre los tica ellingtoniana. ya que en
conjuntos peludos hay sus su selección figuran once de
m á s y sus menos. No se pue-
de juzgar a todos por el mis- los temas históricamente m á s
mo rasero. Blood Sweat and representativos.
Tears es «lo más» de «los
más». Dentro de lo que cabe,
L U C K Y THOMPSON. «SOMTS y salvando las distancias con
niíe outa. Disco «Ensayo». los verdaderos grupos de jazz
Stereo Eny-35. progresivo a quienes tratan de
emular, los Blood Sweat and
He aquí un disco espléndi- Tears navegan por un nivel
do, grabado en Barcelona. Y de musicalidad que tiene poco recomienda:
permítaseme puntualizar, de que ver con los promedios de
cara a las susceptibilidades calidad establecidos por los
usuales en nuestros pequeños conjuntos melenudos al uso.
círculos domésticos, que no Y por ello mismo pagan las MUSICA CLASICA
me parece espléndido «por- consecuencias (Igual que los
que» ni «a pesar de que» se conjuntos de jazz-prog antes **• BRAHMS. DOBLE CON-
aludidos), pues según mis in-
haya grabado en Barcelona. CIERTO. OISTRAKH. ROS-
Simplemente se ha grabado en formes no logran la acepta- TROPOVITH. SZELL. Ola
Barcelona y es espléndido. ción popular de que disfrutan
otros conjuntos de recursos veland Orchestra. EMI.
1 (J063-02.009).
Está protagonizado por Luc- musicales y técnicos mucho
ky Thompson, que es u n mú- m á s primarios. E s posible que Comentarlos, elogios, resultan
sico ilustre. Además de mú- sea cierto el viejo axioma de superfluos en este caso. Con
sico es poeta, filósofo y un que en este mundo de la can- los dos grandes concertistas
rusos tenemos una versión
hombre excepcional, pero esto ción y la música ligera la magistral del célebre 'Con-
ya no cuenta tanto a la hora calidad no rinde dividendos. cierto* de Brahms
de valorar su labot en el dis- Pero en todo caso es a corto
co que nos ocupa. E s compo- plazo cuando no los rinde. E l •*• STRAWINSKY. PETBUSH-
sitor y saxofonista y en este camino de la calidad no está
KA. ZUBIN METHA. Or-
momento puede ser considera- movido por apetencias lucra- questa Filarmónica de
do el solista que mejor ha tivas, sino que es hondamente
sabido utilizar todas las posi- vocacional y es a distancia Los Angeles. DECCA.
bilidades sonoras del saxo- donde encuentra su premio. SXL 6324.
soprano, en la historia del L a historia está rebosando Nueva -lectura- de la partitura
jazz. Además, como instru- ejemplos. más popular de Strawinsky por
mentista de saxo-tenor, es parte de uno de los directores
quien m á s amplia y positiva- que hoy gozan de mayor pres-
tigio.
mente ha sabido amalgamar Blood Sweat and Tears, si

smmm
Viernes día 11
¿CUANTO VALE USTED?
Conózcase y resolverá más
fácilmente sus problemas. Es-
tudio psicológico por CORRES-
PONDENCIA (o en nuestros
locales). Pida información sin
compromiso a: CIAPPE - Ge-
rona. 113, pral, letra A. Te-
léfono 257 58 87. BARCELO
NA (9).
tomar estado formal.
Por todo lo cual parece que
un eventual I I Festival Per-
manente de la Música Pro-
gresiva, que esperamos no de-
je de celebrarse, tendría que
dar cabida a conjuntos extran-
jeros de vanguardia, y no pa-
ra una mera gala final de
clausura, sino para tomar
parte a lo largo del certamen,
junto a los conjuntos españo-
les m á s prominentes. De esta
forma tendría ciertamente el
festival su exacta dimensión.
Porque no interesa tanto la
música «progresiva» que se
hace en España como la que
se hace en el mundo, desde el
momento en que aquélla no
es m á s , por ahora, que u n pá-
lido reflejo borroso de ésta.
los avances de los músicos de se mantiene firme y unido,
vanguardia con las estructuras encontrará a la larga la acep- ••* Extraordinario.
clásicas edificadas por Cole- tación popular que en lo inme- ** Muy bueno.
man Hawkins y los demás, uti- diato se le niega. Su éxito mul- * Bueno.
lizando sabiamente ambos tidimensional se ha de produ-
conceptos unificados al servi- cir fatalmente, tarde o tem- • Interesante por determi-
cio de su propia inspiración, prano, porque es el mejor de nados conceptos.
que por cierto es sumamente todos los conjuntos melenu-
fértü. dos, el m á s inspirado, el m á s
técnico, el m á s completo, el
que m á s progresa y aquel
E n este disco, Lucky Thomp- cuyas obras mejor resisten el fe
son nos ofrece un abanico de paso del tiempo. E n una pa-
temas originales propios, es- labra, el que m á s lo merece.
TENEMOS A SU DISPOSI
critos para la ocasión, con un
cierto sabor hispanófilo a tra- CION TODOS LOS DISCOS
DE ESTA LISTA Y LOS
vés de prisma negro-nortea-
mericano, junto a diversos te- E L POPULAR D U K E E L L I N G - EQUIPOS DE ALTA FIDE-
LIDAD DE LAS MEJORES
mas clásicos del jazz. Y para TON. Disco tRCA Victor».
esta empresa está respaldado MARCAS MUNDIALES
LSP-3J76.
por el trío de Tete Montoliu,
brillante y preciso como nun- Avda Generalisimo. 590
Once temas clásicos entre
ca, y encajando en la obra Travesera de Gracia, 10
los m á s populares (de ahí el

54
 ^^^^HIHHIHiíHH^IÍHHHBHi

ares
•

AULLE
i MEMORIAS DE ESPERANZA

i LA RENOVACION
I

1HV
•;

T R U R U S E D I C I O N E S
 VISTA
es
ALTA
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Cápsula magnética Shure My j -E

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V I E T A A U D I O E L E C T R O N I C A S.A.
 Do m e d k ü y a
.1 1II«'«IÍ.IIMM l l l '

L a memoria prodigiosa del siembras a partir del 20 de excursiones que tenemos pre-
fervoroso aficionado al teatro noviembre. vistas para las vacaciones de
A LA don Juan Creus Balada ha Se siembran en invernadero, Semana Santa 1971.
ayudado a la mía, que ya em- con una temperatura en el E l referido programa cons-
pieza a ser flaca, en la redac- suelo de 20° a 23°, empleando tará de diez itinerarios dis-

fMnrlMiri}
ción de este articulo sobre Jo-
sé Parera. Este popularisimo
DEL
barítono trabajó con los me-
RECUERDO jores artistas del género. E n
1915 o 1916, en el teatro de
la Zarzuela, de Madrid, se dio
una representación extraordi-
Sebatiián Gatch naria de «Las golondrinas»,
interpretando el primer acto
Emilio Sagi-Barba; el segundo,
Juan Bautista Cortis, y el ter-
cero, de enorme efectismo,
José Parera. Algunos críticos
dijeron que fue este último
quien recibió los m á s caluro-
sos aplausos. Hay que oponer
serios reparos a esta afirma-
ción, máxime cuando Sagi-
Barba tomó parte en esa me-
morable representación.
EL BARITONO E n el viejo Tivoll, en la tem-
porada de 1915-16, Parera pro-
tagonizó «Las golondrinas» y
JOSE PARERA «El vals de los pájaros», en
unión de las celebradas tiples
Cayetana Lluró y Asunción
Betoré, entre otras artistas de
sólida fama. Parera triunfó en
toda la linea en esos dos pa-
una tierra ligera, por ejemplo
tres partes de turba y una de
arena. Para corregir la acidez
de tal compuesto se puede
añadir algo de cal. Puede sem-
brarse también empleando
perilla, vercumlllta, bakelita o
Magda materias semejantes.
L a germinación es m á s rá-
pida de lo que pudiera supo-
nerse en una planta vivaz.
Brotan a los ocho o diez días,
con un resultado m á s que sa-
tisfactorio: un 90 por 100 de
nacimientos, empleando semi-
llas selectas. (Casi el 100 por
100, según un catálogo inglés
que tengo a la vista, con las
LOS NUEVOS semillas de los «Carefree»,
previamente escarificadas, es-
GERANIOS
to es, recubiertas con una ma-
teria inerte, que aumenta su
tamaño y facilita su manejo
AMERICANOS
y distribución en el semillero.)
Nacidas las plan ti tas, se
mantienen a una temperatura
de 18° a 20°, hasta que abra la
DE SEMILLA primera flor. Repicarlas an-
tes, cuando tienen un par de
tintos, entre rutas nacionales
y extranjeras. Un tour de
forcé que no solamente ofre-
cerá una sustanciosa variedad,
sino que, además, se adapta-
rá a distintas fechas de salida
al objeto de que cada cual en-
cuentre la excursión que me-
jor se ajuste a sus días de
vacación.
L a leyenda según la cual es
difícil conseguir plaza para
los viajes que patrocinamos es
infundada. Basta proceder con
cierta anticipación para ase-
gurarse las plazas para cual-
quier itinerario. Intuyo la ré-
plica que «in mente» apuntará
algún lector: «Yo, al aparecer
el anuncio, corrí a inscribirme
y el autopullman estaba prác-
ticamente lleno». Permítame
que le recuerde, mí buen ami-
go, que tal hecho únicamente
se produce, y aun en parte,
cuando desde esta sección in-
formativa, con una antelación
de varias semanas, se ha dado
aviso de lo que posteriormen-

Q uien esto firma es un vie-

jo aficionado a la zarzuela
y, entre sus mejores recuer-
dos, figuran las actuaciones
del barítono José Parera. E l
público las coronaba con cla-
morosas ovaciones, aplaudía
entusiásticamente la vehemen-
cia de su temperamento dra-
mático, la amplitud de sus
registros vocales, el buen arte
de su escuela de actor, y le
obligaba a repetir todos sus
números. E n rigor, Parera era
m á s bien un barítono ligero.
No llegó nunca a la altura de
un Sagi-Barba, de un Marcos
Redondo, de un Caballé. Pero,
si su valia como cantante po-
día ser puesta en entredicho
por los puristas, sus maneras
de intérprete y. sobre todo, la
simpatía fundamental de sus
actuaciones, su prestancia, su
arrogancia le colocaban entre
los primeros.
L a popularidad de José Pa-
rera fue enorme. Fue el pri-
mer barítono del Paralelo que
cobró veinte duros diarios. Su
indiscutible creación fue en
el papel de protagonista de
«Las golondrinas», de Usandi-
zaba, que es una obra maes-
tra en su género y que tuvo
mucho éxito. Parera bordaba
literalmente ese papel, lo con-
vertía en un juego emotivo,
lleno de fantasía, de senti-
miento y de una fuerza joven,
dulce y viril a la vez. Él autor
de estas lineas le recuerda
igualmente en las revistas de
Sugrañes. E n 1925, «Kiss Me»
proclamó el reinado de Ma-
nuel Sugrañes en el Cómico,
iniciando la tradición reviste-
ril de ese escenario, y, en esa
peles, que se ajustaban, como
la espada a la vaina, a sus fa-
cultades de barítono y actor.
E n 1916. en el mismo Tivoll.
Parera. con Santpere. Paco
Gallego, Ricardo Puentes y
Adela Tabemer, estrenó «Las
alegres chicas de Berlín». L a
opereta de Rafael Millán obtu-
vo tal éxito que se mantuvo en
el cartel durante toda aquella
temporada veraniega.
E n 1917, José Parera figuró
como figura principal en la
compañía de zarzuela que ac-
tuó en el teatro Victoria, el
cual registró Ilenazos impo-
nentes, desbordándose el en-
tusiasmo del público durante
las representaciones de «Las
golondrinas» y «El vals de los
pájaros», las dos obras predi-
lectas de Parera. Más tarde,
en 1924, nuestro barítono al-
canzó un éxito resonante, en
calidad de actor, en el papel
de «José Luis» en «La beja-
rana». Posteriormente, al men-
guar sus dotes de barítono,
José Parera se convirtió en
un estupendo actor genérico,
haciéndose indispensable en
todas las formaciones Uricas
que se creaban. Dejó de exis-
tir en los primeros años 50, al
poco tiempo de regresar de su
gira por América del Sur.
José Parera en -La viuda ale-
gre-
nuevos híbridos F l america-
nos («Carefree», «Sans Souci»
y «Nwe Era») y a las ventajas
de su reproducción por siem-
bra.
E l titulo que encabeza estas
lineas fue el tema de la
magistral lección desarro-
llada el pasado día 16 dentro
del ciclo de conferencias pro-
gramado, según anuncié a su
tiempo, por «Amigos de los
Jardines».
E l conferenciante, don Juan
Pañella, tiene un público adic-
to, que sigue con atención y
provecho sus lecciones en la
Escuela de Jardinería y en los
cursillos de divulgación de los
«Amigos». Me he referido m á s
de una vez al excepcional inte-
rés de estas conferencias, tan-
to por el conocimiento teóri-
co y práctico de los temas,
como por la claridad con que
se exponen. Procuraré resumir
el de esta ocasión en el breve
espacio de que diapongo.
Prescindiré, en aras a la
brevedad, del origen del gera-
nio, sus especies y sus usos.
Tan sólo diré que entre tales
usos incluyó el señor Pañella
el cultivo como planta de in-
terior, emplazándolo detrás
de ventanales soleados. Aña-
diré, por mi cuenta, que asi
se cultiva en muchos países y
que en catálogos y tratados ex-
tranjeros se le cita a menudo
entre las plantas de interior
y de invernadero.
E l punto clave de la con-
ferencia fue el referente a los
Y a sabemos que los híbridos
hojas verdaderas, evitando co-
gerlas por el tallo.
Recomienda el señor Pañe-
lla abonar con nitrato potási-
co al uno por mil durante
los primeros meses y a partir
del tercero con un compuesto
de nitrato, potasa y fósforo.
Creíamos que los geranios
eran plantas inmunes a las
enfermedades. Pero estos úl-
timos años se han visto ataca-
dos en nuestro litoral por una
tenaz epidemia de roya (man-
chas oscuras en el envés de
las hojas, que acaban por
caer). Contra esta y otras
enfermedades criptogámicas,
recomienda el conferenciante
tratamientos preventivos con
fungicidas que contengan Zi-
neb o Maneb. Contra los in-
sectos, los preparados comer-
ciales nicotinados o con D D T
y, por supuesto, aireación, vi-
gilancia y supresión de plan-
tas enfermas.
carnet de ruta
Manuel Amat
te seria programado. E l aním-
elo aparece a fin de ampliar
detalles de horario, definitivo
recorrido y otras noticias
complementarias de última
hora.
E n octubre, por ejemplo, ya
adelanté los próximos viajes
de Navidad. Naturalmente, a
los que han aguardado el mes
de diciembre para formalizar
su inscripción, no siempre ha
sido posible complacerles.
Nuevamente advierto que el
hecho de inscribirse con anti-
cipación no implica efectuar
el total desembolso del im-
porte del viaje. Una simple
entrega a cuenta es suficiente
para poder asignarle su plaza
y acomodación. Y en el im-
probable caso —que, natural-
mente, no le deseo— de que
por causas de fuerza mayor
no pudiese efectuar el viaje,
tenga la seguridad que sol-
ventaríamos su problema y
que trataríamos por todos los
medios de conseguir que su
dispendio económico fuese to-
do lo reducido posible. No de-
be olvidarse, sin embargo, que
cualquier anulación implica
gastos, a menudo ineludibles,
por parte de hoteles y me-
dios de transporte contratados
en firme. Intemacionalmente
asi está reconocido, admitido
y reglamentado.
En lo que a los viajes de la
próxima Semana Santa se re-
fiere, motivo de estas líneas,
tome nota, por favor, que vi-
sitaremos la Costa Blanca, Na-
varra y Guipúzcoa, Castilla.
Andalucía, L a Ríoja, el Am-
purdán y Francia, y los valles

V
obra, Parera triunfaba rotun- F l se caracterizan por su vi-
damente en el cuadro «Porce- gor y por su desarrollo parejo.
lanas». Y al a ñ o siguiente, en Me he referido m á s de una
1926, en otra revista de Sugra- vez a los magníficos tagetes,
ñes, «Oui. Oui», habla el «Pe- antirrinos y petunias obteni-
ricón de las Mimosas», que dos por tal procedimiento.
cantaban José Parera y Con- Pero, además, los geranios
chita Garzón y que obtenía F l tienen otras ventajas. En-
gran éxito: tre ellas, la de obtener plan-
tas en flor a los cinco o seis
meses de la siembra. Efec-
tuándola del 20 de diciembre
Tú eres mi linda flor al 20 de enero, florecerán en
de Andorra. Y en cuanto a
programas europeos, volare-
mos a Bélgica. Holanda y
Luxemburgo; a Roma y Ñá-
peles ; y —atención— a Viena
y Budapest. Este último viaje,
NOTICIARIO a juzgar por los cambios de
impresiones sostenidos con va-
rios lectores que nos han tele-
foneado y escrito, parece ha-
ber despertado un extraordi-
nario interés. Me apresuro a

S
¡a que me dio su amor. junio. Si se siembran en fe- EMANA SANTA. — Dentro consignar que las plazas serán
Son las mimosas flores que brero o en marzo, lo harán en de breves días nuestros limitadas, si bien para tal ex-
[ nos dan amores julio. E s posible incluso con- lectores dispondrán del cursión el hecho de efectuarse
y hablan de felicidades... seguir flores en mayo, con programa completo de las por vía aérea evita cualquier

57
 I •••«!CIÍ«IIIO«Ju*

preferencia en cuanto a a c ó
modación. E n los recorridos
de visita a ciudad y otros des-
plazamientos turísticos las
plazas de autopullman no se-
rán numeradas, por ser la
fórmula habitual adoptada
por las agencias extranjeras.
6?
ultimes Téngase en cuenta, además,
que el turismo en el Este fun-
novetats ciona asi. Bien es verdad que
el hecho no tiene ninguna im-
2 3 A S « 7 « « t o l l

portancia por tratarse de tra

aedicions yectos de reducido kilometra-
je. Empero, yo estimo que no
estará de m á s dejarlo bien
destino sentado... para cuando llegue
el oportuno momento de sen-
tarse.
Hemos optado por el avión
a fin de ahorrar tiempo y con-
flictos de carretera en unas
fechas punta, las de Semana
Santa, que en Europa prácti-
camente no queda sin salir un
solo automóvil de los garajes
y aparcamientos. Los trayec-
Estanislao Torres tos aéreos se efectuarán uti-
I Francesc Catald Roca lizando las m á s prestigiosas
compañías, o sea. en servicios

el pivineu
de linea normal.
También estamos pugnando
por conseguir un acreditado
Col lecció Imatge do Catalunya hotel que nos permita ofrecer
p»>»#rQ* m •» v*"» i mwMtnyt 0«' Pfnmu
La v i s . f a t é t l
una Semana Santa en Cana- NUMERO 1.410
Clt imctoft lfOb»'*r< eo aqu^n ihtrm un» »c>.laco precss < «««cía « "ur rias. Será cosa de ver si los
m*p*"ftc>» tf••cu'i*on««íe» «tf«nmmormts dm tas nosirts mufitanyea alemanes. los ingleses y los H.: 1. Dfcese de los dos cartílagos de la laringe colocados a ca-
escandinavos nos hacen un p o da lado de la línea media, en la parte superior y posterior del
quitin de sitio. cartílago cricoides. — 2. Cabeza de ganado. Cuerpo compuesto
Josep Pía de un ácido y una base, y a veces de dos cuerpos simples.

veti*ats de
Nombre de letra. — 3. Símbolo del cloro. Abreviatura. Consonan-
te repetida. — 4. Villa de la provincia de Lérida. Muro. — 5.
Pierna de un animal. Acusados de un delito. — 6. Informar,

passapovt VIAJES
instruir, dar cuenta. — 7. Al revés, arma de fuego. Dícese del
dolor vivo e intenso. — 8. Consonantes. Movimiento alternati-
vo de ascenso y descenso de las aguas del mar. Letras consecu-
tivas. — 9. Hidrocarburo liquido que se encuentra en la esencia

MTINO
Col l e c c i ó Obra Completa. Volum XVIf* de trementina. — 10. Poéticamente, duración sin término. Inter-
Cent parsonatga» ó m a t t o s parhiati smb i v l inimitable de Josao P1» jección familiar con que se expresa aprobación o aquiescencia.
Qua ans aiudaran a Comp<»rxJ'e fiWor fofa uñéépoca Ce Caltlunya Apócope de valle, usado en la formación de nombres geográfi-
cos. — 11. Echar en frascos.
Domingo, día 20 diciembre
Joaquim de Camps I Arbolx 1970 V.: I . Dignidad en las catedrales. — 2 Tersa. Transporte o con-

historia de
duzca. — 3. Repetido, deidad de los antiguos egipcios. Al re-
vés, producto de la concepción en las hembras vivíparas, desde
PALS Y COMIDA pasado el periodo embrionario hasta el parto. Bebida espiri-

la solidavilal
tuosa. — 4. Exánime. — 5. Afluente del Duero. Echar trabas. —
DE LA MATANZA 6. Al revés, isla británica del Mar de Irlanda. Pronombre refle-
DEL CERDO xivo. Conjunto de barras de hierro paralelas o entrelazadas que

catalana
Col lecció El Dofl
• HORA DE SALIDA: A LAS
8 H. EN CALLE PELAYO.
se pone en puertas y ventanas para seguridad o adorno. — 7:
Ciudad de la provincia de Gerona. Al revés, dar condiciones de
salubridad. — 8. Político italiano contemporáneo. — 9. Preposi-
ción. Uno de los países hispanoamericanos. Nombre de mujer. —
26. BARCELONA. 10. Cuerpo simple. Dar. — 11. Ciudad de Rusia.
Un mstudi ptotund i obiaciiu tobfm éQuail* gran atiméiidaa Qum
parfila 'eídevenfdo' poAfc da Caimlunya, 9*D'**S'0 subafanoel • EXCURSION A PALS Y EL L. C .
(ffdaalt i da *»nttmanta ancormlt »n e' subttrélufi mat mum PEDRO. SOLUCION AL NUMERO 1.409
Oal poOJe caíala
• COMIDA TIPICA DEL DIA H.: 1. Acromegalia. — 2. Rúa. Ava. MML. — 3. Ir. Olost. Pe. —
DE LA MATANZA DEL 4. Siglo. Aarau. — 5. Taro. O. Gurb. — 6. O. Ariscas. I . — 7.
CERDO EN «HOTEL CO- Balón. Elote. — 8. uF. Seudo. Rr. — 9. Lecorbusier. — 10. Oae.
Josep Vallverdu LON-, DE ARGENTONA.

pwses
Tal. IpE. — 11. Recetario.
(Todos los extras Inclui-
dos.) V.: I . Aristóbulo. — 2. Curia. Afear. — 3. Ra. Gral. Cea. — 4. O.

de ponent
Oloroso. C. — 5. Malo. Inerte. — 6. Evo Os úbaT — 7. Gasa. Cé-
• ENTREGA DEL CLASICO dula. — 8. A. Tagalos. R. — 9. Un. Ruso. 111. — 10. Impar. Tre-
• PRESE NT- A TODOS pó. — 11. Alcubierre.
LOS ASISTENTES.
Col lecció El Dofl • SORTEO DE UBROS POR
Un laslwnoni vtu. actual • apsu-onal del nlma pacu'**' da tida dm
GENTILEZA DE -EDICIO- HUMOR
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58

R a m ó n Grabotosa
A hora que tanto se habla
de la polución del aire y
de la contaminación de
ríos y mares, lacra que ca-
racteriza nuestro tiempo, bue-
no será referirnos a ello,
aunque sea circunscribiendo
el problema en una área co-
marcal como la nuestra. Esta
circunstancia, desgraciada-
mente, registra la complicada
situación de emergencia, co-
mún en otros lugares y que
también adquiere entre noso-
tros caracteres de gravedad.
Dentro del conglomerado
de tierras que constituyen la
Garrotxa, la vena fundamen-
tal de su complejo hidrográ-
co es el rio Pluvia. Tiene sus
fuentes principales en las
montañas que limitan la Pla-
na d'En Bas y recoge aguas
de todas las vertientes que
drenan los sistemas orográ-
fleos que forman los valles
estrictamente olotinos. Y m á s
aún. Considerando la comar-
ca en sus limites oficiales, no
podemos olvidar el rio Bru-
gent; originándose en el coli
d'En Boa —correspondiente a
la cuenca del Ter—, discurre
a través de un cauce también
industrializado. A partir de
Sant Feliu de Pallerols la
realidad que ofrece es pareci-
da a la del Pluvia; reviste y
plantea las mismas caracterís-
ticas y exige soluciones idén-
ticas e inaplazables.
Nuestro rio por antonoma-
sia, el Pluvia, siempre ha si-
do el vertedero público oficial
y oficioso de todas las pobla-
ciones situadas en sus orillas.
Desde Olot a Besalú —pres-
cindimos de su recorrido
hasta el mar—, se conducen
a su cauce todas las aguas re-
siduales y en algunos lugares
incluso se vierten basuras.
Tanto el Pluvia como sus
afluentes —el Ser, en Santa
Pau, y el Toronell. que atra-
viesa el llano de Begudá—,
tienen el destino vergonzoso
de haberse convertido en re-
cipientes malolientes y nau-
seabundos. Muy a menudo sus
tramos m á s perjudicados
arrastran aguas espesas, flo-
tando en ellas toda clase de
despojos sólidos y líquidos y
con grandes colonias de ra-
tas que campean por sus fue-
ros, ofreciendo un espectácu-
lo repugnante y deprimente.
Basta dar un paseo breve,
partiendo de los lugares co-
nocidos por E l Tussols reco-
rriendo el rio hasta las Tries,
con sus piscinas, sus manan-
tiales y su camping. Andan-
do algo m á s , después de la
POSTAL
DE OLOT
La
contaminación
de nuestros ríos
confluencia de las riberas de
Ridaura y Bianya y antes de
la vecina población de Sant
Joan les Ponts —cuando el
rio serpentea las cingleres de
Poní/reda—, recibe sistemáti-
camente grandes cantidades
de basuras en espera de cual-
quier riada bienhechora que
las desperdigue por el Em-
pordá. E l Ser, en Santa Pau,
sus aguas sucias recorren el
reducto arqueológico de la vi-
lla, que espera ser declarado
monumento nacional; el To-
ronell, en su breve y lángui-
do recorrido desde el coll de
2a Boixeda a Castellfollit de
la Roca, debido a los despo-
jos que reciben las aguas, no
pueden abrevarse en ellas ni
las vacas que pacen por su
alrededor.
Todo este problema, provo-
cado, naturalmente, por el
crecimiento demográfico y el
desarrollo Industrial, se agu-
diza a tal extremo que ya al-
canza limites sensibles y qui-
zá peligrosos. Incluso de tras-
cendencia imprevisible para
la comunidad. Ignoramos las
disposiciones municipales que
se aplican o deben aplicarse
con todo el rigor que señala
la ley, pero siempre hemos
confiado en ellas porque de-
ben proteger los cursos flu-
viales, tanto en la defensa de
la salud pública, como en la
integridad del paisaje que ci-
ñen a su curso.
En la prensa local a menu-
do aflora esta situación anó-
mala, en forma de cartas que
escriben sus lectores o en no-
tas de protesta que publican,
avaladas por los responsa-
bles de la sociedad de pesca-
dores porque la contamina-
ción atenta la riqueza pisci-
cula. Nosotros pudimos cons-
tatar el envenenamiento ocu-
rrido el pasado septiembre;
la mortalidad se calculó en
una media tonelada de espe-
cies, que aparecieron inertes
en la superficie de la corrien-
te.
Insistiendo en el rio Plu-
viá, y a su paso por Olot, po-
demos añadir el abandono
V
que se observa en sus márge
L A OBRA D E
nes y que a la gravedad del
problema apuntado son el
marco que complementa la
falta de salubridad de las
BEETHOVEN
aguas. Por todo ello se hace En conmemoración del 200 aniversario de
necesaria la puesta en mar-
cha de una operación de lim-
LUDWIG VAN BEETHOVEN
1770 -1970
pieza, desratización y ajardi-
namiento. Desearíamos que
el Pía de Llacs. en el que don
Manuel Malagrida s o ñ ó su
ciudad-Jardín, frustrado su
aspecto urbanístico al menos
recuperase el adecentamien-
to de la zona ribereña. Hoy
por hoy sigue siendo un son-
rojo cotidiano para el oloten-
se que de verdad estime la
ciudad.
Huertas
La colección comprende 12 álbumes conteniendo
Una escuela 76 LP's stereofónico - compatibles
"La obra de Beethoven" puede adquirirse
nocturna menos como colección completa, es decir
los 12 álbumes a la vez, al precio de
EN UN
19.140
ptas.
BARRIO al adquirir la
BARCELONES colección completa
(LA TRINIDAD ahorrará
SINDICAL) 6.000 Ptas.
CON DEFICIT
ESCOLAR
omo todas las Trinidades,
C ésta también está atrave-
sada por postes de alta
tensión. L a s Trinidades no es
ningún grupo de señoras ni
tampoco el nombre de una
zona residencial. Son tres ba-
rrios —otros opinan que
dos— que se encuentran si-
tuados m á s allá de Sant An-
dreu. cuando Barcelona em-
pieza a dejar de serlo.
En ulia de esas Trinidades
—la Sindical, que las otras
son la Nueva y la Vieja— ha
dejado de funcionar una es-
cuela nocturna y se han mar-
chado tres monjas. Dos noti-
cias no demasiados relevan-
tes para la gran ciudad, pero
que han trastocado un tanto
la vida del barrio. Rambla Cataluña, 13
Aparcamientos
frente Cdiseum. Pl. Cataluña
E n un principio fueron las P." de Grada y Rambla Catalurta, 26
casas. Y nada más. Como en
59
 • m«»cli«lnoclie
tantos otros casos, para pa-
liar el problema de la vivien-
da se construyeron unos blo-
ques en un terreno que habla
sido agrícola, y a eso se limi-
tó la conversión de unas vi-
ñas en barrio. Al cabo de los
aílos. de mucho protestar y
de aquello de que el tiempo
^LTÚI t e cerámica — todo lo cura, aparecieron los
autobuses, las escuelas, el
Cerlmica española y extranjera.tradicional alumbrado, el mercado, un al-
y contemporánea. Modelos únicos y exclusivos, macén con el pintoresco nom-
Cristaleri&a. c u b e r t e r l » » y selectos bre de «El ahorro obrero» y
alguna escuela. «Alguna es-
objeto» del hogar.
cuela» llegó de las manos de
Loreto. 36 (Avda. Sarril) Tel. 321 7491 tres monjas concepcionistas
que decidieron instalarse allí.
L a gente está separada de
la Iglesia con razón, porque
nuevas loa cristianos no damos tes-
timonio. Se ha de vivir como
lentes ellos viven.
Durante once años esas
de contacto monjas dieron clases diurnas
y nocturnas en un barracón
de madera —ahora ya es de
"Curva continua" piedra—, pusieron inyeccio^
* Aumenta la agudeza visual. nes, compartieron los proble-
* Seguras y cómodas. mas de todo tipo que se da-
* Mínimo tiempo de adaptación. ban en el barrio, incluso in-
* Uselas sin compromiso, antes de tervinieron para arreglar una
encargarlas; comprobará su tolerancia separación matrimonial,.. Y
comodidad y perfecta visión. ahora se han ido. No por su
voluntad. Las superioras opi-
PRUEBAS GRATUITAS naron que no vivían suficien-
temente el sentido de comu-
RAMBLA UTUUllA. 87 AV. GUIPUZCOA, 8C nidad.
w. cura sumo, 10 AV. MERIDIANA, 174
•V. GML. FRANCO, S78 MANSO, 33
Una de ellas aún sigue en
PtOVWZA, m PROGRESO, 48 (Collhlanch) el barrio, pero ya no vive. Da
EN MANRESA, ALICANTE Y TODO EL NORTE DE ESPAÑA clases por la mañana, va a
comer al colegio de la orden,
vuelve al barrio a dar clases,
y marcha de nuevo al cole-
gio.
TRENES —Pero no es lo mismo —di-
ELECTRICOS cen los vecinos.
Y TODA C I A S E Las madres, los padres,
DE ACCESORIOS afectados por una medida
I M B E R T S A
SCALEXTRIC VIA IAYETANA, 38
Estudiantes del
Abierto los sábados por la tarde Knox College
en Destino
• os estudiantes norteameri-
I canos que siguen en Espa-
" ña el programa del Knox
College pretenden, durante un
año de apretada estancia en-
tre nosotros, conocer la cultu-
ra española, nuestras costum-
bres reales, al margen de los
consabidos tópicos.
También grandes v i n o s de
mesa con "bouquet" francés
Conozca nuestras instalaciones
A p r o v e c h e s u p a s o p o r VIHatranca d e l P a n a d é s
para visitar en d í a s laborables nuestras centenarias bodegas
e n l e s q u e a e r a i n v i t a d o a d e g u s t a r l o s GRANDES VINOS TORRES
C/. Comercio, 22 - Tal. M2 01 00 (3 limas)
60
que ha suprimido de raíz la
posibilidad de un bachillera-
to nocturno para una cin-
cuentena de sus hijas, y tam-
bién por lo que humanamen-
te significa la marcha de las
tres monjas para el barrio,
han escrito cartas. A la su pe-
rio ra, a la provincial, al Papa,
a los diarios...
«... CON E S T A ACTUA-
CION. E L B A R R I O NO PUE-
D E V E R OTRA COSA QUE
UN D E S P R E C I O A S U PO-
SICION SOCIAL, A L A CO-
MUNIDAD D E L O S P O
BRES...»
De pagar las 125 pesetas
que ese colegio costaba, aque-
llos padres de familia que de-
sean que sus hijas sigan es-
tudiando han de pasar a pagar
mil pesetas en las academias
de la barriada, ya que las Tri-
nidades no tienen otro tipo de
escuelas nocturnas.
Seguro que la solución a
los problemas escolares de
Un barrio no radica en que
tres monjas se pongan a di-
rigir un barracón-escuela, pe-
ro seguro tíimbién que mien-
tras no se realice una revo-
lución escolar en los barrios
obreros habrá muchos ejem-
plos como éste que acabo de
narrar.
Una madre alega para de-
fender que sigan viviendo las
monjas en el barrio: «No son
mujeres metiditas entre cua-
tro paredes...».
Y las superioras, en cam-
bio, aducen: «Si se ponen us-
tedes ("ustedes" son las ma-
dres) en ese plan, habremos
de pensar incluso en dejar la
escuela...».
. Los dieciocho estudiantes
que han venido este a ñ o a
Barcelona cursan en nuestra
Universidad una serie de disci-
plinas humanísticas explica-
das por los profesores Badia
Margarit. Blecua, Cerdá, Se-
rrano y Marsá. E n las horas
libres de clase asisten a confe-
rencias, visitan museos y se
relacionan con otros mucha-
chos de su edad
Los estudiantes del Knox
College se mostraron particu-
larmente Interesados en cono-
cer DESTINO, algunos de cu-
yos números les hablan llega-
do anteriormente a su país.
Visitaron nuestra redacción y
sostuvieron un animado y es-
pontáneo coloquio sobre el
ejercicio de la profesión pe-
riodística en nuestro país.
Después, recorrieron los talle-
res y quisieron observar el
proceso de impresión.
E l promotor del programa
de estudios del Knox College
en Barcelona es el doctor Jor-
ge Orau. y la cooordinadora
cultural es la escritora, tam-
bién catalana, Ana María 8a-
RÍ. ambos residentes en la
Universidad de Illinois.
L uis A bert
Audiciones de la
presente semana
SABADO, DIA 12
EN BARCELONA: A las 19.15.
Plaza de San Jaime. Por la Cobla
Barcelona. Audición organizada
por la «00118 Vióleles del Bosc,
con motivo del XXV aniversario
de su fundación.
DOMINGO. DIA 13
EN BARCELONA: A las 12. Plaza
de San Jaime. Cobla Popular.
A las 18. Plaza de San Jaime.
Doble audición, por las coblss
Barcelona y Popular.
EN GRANOLLERS: A las 12. Co-
bla Genisenca.
EN SANTA OOLOMA D€ GRA-
MANET. A las 12. Plaza Ayunta-
miento. Cobla Verneda.
EN RUBI: A las 12. Plaza Pear-
son. Cobla La Pral. de Tarrassa.
EN SABADELL: A las 12. En el
Paseo. Cobla La Pral. del Vailés.
EN SANT FELIU DE GUIXOLS: A
las 12. 'Casa deis Vells». Cobla
• Els Montgrins-.
NOTICIARIO
El dia de Navidad, a las 2245.
tendrá lugar en la Sala Peques
(Travesera de Gracia, núm. 55)
a cargo de las coblas Barcelona
y Popular, el tradicional concier-
to que organizan conjuntamente
cada alio la «Obra de Divulgs-
cló Musical da la Unió da Coiles
Sardanlstss» y -Amics deis Con-
certé, de la Agrupacló Cultural
Folklórica Barcelona».
En el programa figuran conocidas
obras de J . Marimón, R. Serrat.
J. Manen, R. Viladesau, E. Casáis.
J. Blanch Reynalt, Josep y Joa-
qulm Serra, E Toldré. J . Grava-
losa y T, Gil. Además se estre-
narán cuatro de las sardanas
clasificadas en el •! Concurs
Experimental per a la Promoció
d'Autora de Sardanas», convoca-
do por la -Agrupacló Cultural
Folklórica Barcelona».
 1
á

d i s t i n t o s . . . m u c h o s .

RADIANT
BIJOUX
istinción f e m e n i n a a u n precio tentador.
UNSEGLE
DE POESIA A. Mareé Várela
CATALANA
Una panorámica histórica, completa i
constructiva a la vegada, de la poesía Clay - Frazier,
el combate
catalana, on queden reflectides totes
les tendéncies, totes les escoles des de
la Renaixenca fins ais nostres dies.
de 1971
E
l n s u l U d o del Bonavena-Clay del
lunes último ha rodeado de mayor
Una visió molt completa expectación, si cabe, la próxima pe-
de la nostra poesía lea del nntigiin titular mundial de
todos los pesos, contra el actual cam-
en un volum de 1.400 págs. peón de los pesados Joe Frazier.
Casslus Clay sabe ambientar perfec-
tamente bien su campaña personal.
Esmaltada de insultos al adversario,
de crueldades como la reflejada en su
afirmación de que deseaba prolongar
el combate con el único objeto de In-
fligir al argentino mayor corrección
y m á s profundo dolor. Muhammad Ali
conoce, mucho mejor de lo que parece,
la sensibilidad pasional del gran públi-
co. No en vano, un gran rotativo neo-
yorquino tituló aquel combate como
«Retorno del "metteur en scéne" de
los grandes espectáculos».
L a pérdida de su titulo mundial por
rehusar cumplir sus deberes militares
en el Ejército americano, su agitación
como objetor de conciencia convertido
al islamismo, su acción como recu-
rrente contra una sentencia que le
condenó a cinco años de cárcel y a una
multa de 5,000 dólares, todo ello han
sido otras tantas campanadas de Clay
para llamar la atención de la masa.
Tanto la que acude a sus combates
como la que deja sus buenos dólares
en las salas que proyectan, en directo,
pero en circuito cerrado, sus peleas.
También la inmensa masa de teles-
pectadores que siguen su carrera pugi-
listica a través de la televisión y per-
miten al boxeador de color encajar las
fabulosas sumas que por la publicidad
televisiva se pagan en todo el mundo,
acusa sensiblemente todas las accio-
nes del antiguo campeón.
En la acera de enfrente se halla el
actual campeón mundial Joe Frazier.
un pugilista bien organizado, totalmen-
te en orden con la Justicia, con los im-
puestos y con todo su mundo. Se casó
con una amiga de Infancia, tiene cinco
hijos, y se afirma que técnicamente,
es el peso pesado m á s completo que
existe. Pero Frazier necesita imprescin-
diblemente de su técnica para boxear
con éxito, ya que su envergadura es
m á s bien corta. Mide solamente un
metro ochenta y la cortedad de sus
brazos se hace sentir en todos sus
combates, que podría terminar con
mayor rapidez y rotundidad de no te-
ner aquel hándicap. Ello le impide lle-
gar al estilo y brillantes propios de
Edicions Destino todos los campeones que han gozado
de una envergadura a tono con su
Consell de Cent, 425 peso.
- Barcelona-9
62
Frente a este artesano del boxeo,
afectado por tal servidumbre de limi-
tada envergadura. Cassius Clay brilla
con mil resplandores, novecientos de
los cuales se hallan fuera del ring.
Clay, justo es reconocerlo, ha lucha-
do porfiadamente para obtener una li-
cencia de boxeador. Para poder pelear
en el combate de su reaparición contra
Jerry Quarry, después de tres a ñ o s y
medio de suspensión, le era indispen-
sable una licencia de boxeador. Sin
ella no era posible resucitar a Clay. ni
mantener el fenómeno Muhammad AU.
Finalmente, un grupo político de Atlan-
ta, en el Estado de Georgia, logró por
milagrosos medios una licencia única
para una pelea, oponiendo Clay a Fra-
zier. el actual campeón del Mundo. T a
que la versión oficial de los organiza-
dores de la pelea (un senador negro
del Estado de Georgia y un agente de
seguros, que reflejan bien ese increíble
mundo de los pequeños negocios, que
dan millones, en los Estados Unidos)
es que se les habla prometido a Frazier
como adversario de Clay. Lo único que
no se les habla asegurado era la fecha
del combate. Quienes hablan hecho
aquella promesa del combate eran una
amalgama de organizaciones fantas-
mas, como «Tennis Unlimlted». «Sports
Actlon». «House of Sports» y otros cla-
nes que cuentan con distintos directo-
res y coopropietarios comunes, lo que
les permite una gama de maniobras
increíblemente amplia.
Aquella aventura del Frazier-Clay de
Atlanta, que permitió la obtención de
una licencia a nombre de Cassius. no
ha quedado muy clara. Yante Durham.
manager de Joe Frazier. afirma no
haber suscrito nunca ni conocer nada
de aquel combate-pretexto. Además de
Durham, son varios los personajes de
quienes se habla afirmado eran partí-
ciñan tes en aquel proyectado combate
entre el actual y el antiguo campeón,
v que afirman no haber intervenid"
nunca en aquel tejemaneje.
El primer sorprendido de la apari-
ción de Clay sobre un ring de Atlan-
ta fue el gobernador de Georgia. Lester
Maddox, que proclamó «jornada de luto
nacional» el 28 de octubre, por aquel
combate de «un hombre que rehusaba
servir a su país».
SI las grandes celebridades del ring,
los antiguos púgiles que hablan dado
gloria y prez al boxeo de la «edad de
oro», no ocuparon las sillas de ring
cuando Cassius Clay se encerraba entre
las doce cuerdas. Muhammad Ali habla
llevado al Fórum de Atlanta y al Ma-
dison de New York a otro mundo: al
actor Sidney Poitier. a la bellísima
Audrey Hughes, maniquí y comenta-
dora del grand «show» de la moda ne-
gra «Ebony Falr»; a Diana Ross en ropa
transparente que permitía contemplar
su precioso busto; al Joven político
negro Julián Bond, y a todo un surtido
de jóvenes dandys de la nueva sociedad
negra que crea y luce una moda pe-
culiar para la gente de color. Sombre-
ros y abrigos de piel, botas de cosacos,
grandes y aparatosas joyas, transpa-
rentes y sugestivas ropas para esbeltas
y seductoras muchachas, collares y
pendentifs para hombres. E n fin, una
varia y nueva colección que puede
producir en el arte del vestido una
revolución semejante a la que causó
la audaz y graciosa británica Mary
Quant con su espléndida y triunfal mo-
da de hace cuatro años.
Pero, en el fenómeno Clay. hay otros
condicionantes. Desde que Jack John-
son, primer campeón del Mundo de
color, apareció en el firmamento pugi-
listico. en 1906, los segregacionistas
americanos —los inteligentes solamen-
te, claro está— se dieron cuenta de que
el deporte era el primer enemigo de la
segregación y la discriminación racial,
y podía ser para ellos la tribuna ideal
para sus reivindicaciones. Ahora, Cas-
si us Clay recoge los frutos que tantas
figuras del ring. Joe Louis, Ray Sugar
Robinson, Joe Walcott. Floyd Patter-
son. etc.. fueron madurando y cultivan-
do para llegar a la actual igualdad de
derechos en el mundo del deporte.
Ahora, fue todo el mundo civilizado
que se insurgió cuando el Gobierno de
Pretoria negó el visado al tenista negro
Arthur AShe para jugar en Africa del
Sur. Ello costó la expulsión de aquel
país de la Federación Internacional, y
Barcelona contará con uno de
los complejos polideportívos
más importantes de Europa:
el Club de Tenis Pedralbes
H
a nacido en nuestra ciudad un
nuevo club de tenis. Pero el Club
de Tenis Pedralbes no pretende
concentrar su actividad sólo en el sec-
tor de este deporte sino que, con
un ambicioso proyecto de instalacio-
nes polideportivas. piensa abarcar una
amplia gama de especialidades: des-
de la natación a la petanca, desde el
automovilismo a la gimnasia, desde
2l frontón al mlnigolí. Y , como no-
vedad absoluta en España, en Bar-
celona se podrá practicar también el
zsqui. E l club construirá, en la ladera
de San Pedro Mártir, la primera pista
de nieve artificial en nuestro país:
doscientos metros de longitud, vein-
ticinco de anchura, un recorrido estu-
diado de tal forma. que reproduzca
fielmente las pistas de las instalacio-
nes invernales. Se trata de una nueva
pista de deslizamiento, de material
plástico, de reciente invención france-
sa y satisfactoriamente comprobado
por los servicios técnicos de la Fede-
ración de Esquí de Francia que. según
un informe de este organismo, han
constatado una similitud perfecta en-
tre la nieve natural y esta pista arti-
ficial a efectos de la práctica de los
deportes de invierno. Adjunto a esta
pista de esquí, se construirá un circui-
to para trineos y «bobs», y un tele-
silla faciUtará el ascenso de los es-
quiadores. E n su conjunto, por tanto,
estas instalaciones supondrán para
Barcelona una «estación invernal» a
orillas del Mediterráneo. E n efecto,
el Club de Tenis Pedralbes dispondrá
también de una pista construida con
m á s tarde del Comité Olímpico Inter-
nacional. Ello habría pasado en silen-
cio y sin protestas hace solamente un
decenio.
ATENCIÓN sacha ES
Cassius Clay se siente el héroe de
esta lucha y quiere aprovecharse de
ella. Cada vez que sube a un ring sus
guantes son empujados no solamente
por sus potentes puños, sino también
por millones de sus compatriotas. L a
ñ ^PRIMEFWCAUDAD,
retransmisión de sus combates por te-
levisión en circuito cerrado a otras
salas americanas tiene como especia
dores a una masa que. en un 85 por
ciento está formada por un público de
color.
En nada cambiará que la pelea Joe
Frazier-Cassius Clay sea librada entre
dos negros con el título mundial en
LA PRIMERA EN CESTAS
"tego. Joe Frazier es presentado por el
clan de Muhammad Ali como el «usur-
pador», como uno de esos «negritos
I DE NAVIDAD,
buenos» que. como Floyd Patterson.
Sonny Listón. Sugar Robinson. afirma-
ron que su dinero y gloria la debían a
una federación y a una afición al boxeo
en donde los blancos lo hacían todo.
La victoria de Cassius Clay, aunque
YIAPRIMERIIENS01UCI0NIIRE16IUN
sea lograda frente a otro boxeador
negro, será siempre la de la comuni-
dad de color, la del poder negro.
Desde que John Carlos y Tommle
Smith levantaron el puño enguantado
' bajaron la cabeza frente a la bande-
PROBLEMA DE ACERTAR EN El OBSEQUIO
ra estrellada de los Estados Unidos, en
el pódium olímpico de México, al re-
cibir las medallas de oro y bronce por
sus victorias en los 200 metros lisos,
para los negros americanos toda victo-
ria de un atleta de color lo es política,
DE NAVIDAD.
toda humillación es colectiva, todo
combate es por la misma causa.
De ahí la Importancia del combate
del lunes último en el Madison Square
Garden.
sacha TELEFONOS 227 40 94 - 227 99 99
AVDA. G E N E R A L I S I M O F R A N C O . 5 3 8 (11)
material plástico sobre la cual se po-
drá practicar el patinaje artístico y de
velocidad sobre cuchillas y el hockey
sobre hielo, asi como el «curling». es-
pecialidad hasta ahora inédita en Es-
paña y que goza de extraordinaria
popularidad entre los aficionados a
los deportes de invierno.
Veinte pistas de tenis, de las cua-
les una de tierra batida y cubierta, y
seis sobre pavimento «Barrets». uti-
lizado ya en varios países, incluso en
competición de Copa Davis; dos pis-
cinas, una de ellas olímpica, una pista
polideportiva, un gimnasio, un muro
de aprendizaje de escalada, unos ser-
vicios perfectos, una acertada ubica-
ción a la entrada de Barcelona por la
carretera de Madrid, completan el
cuadro de este gran complejo deporti-
vo, cuya construcción se Iniciará la
semana próxima, con un plan de dos
años, dividido en tres fases, y con un
presupuesto de 200 millones de pese-
tas cuya financiación se realizará por
medio de aportación de socios que
se transformarán así en copropieta-
rios del terreno y del complejo polide-
portivo. L a ceremonia de colocación
de la primera piedra se celebrará el
próximo día 14 de diciembre.
EN ELS NEGOCIS
(vafAlAJf
NO ES POT ANAR A LA BASALA
Llegiu: OfÍCÍHJsS>:
VIDA I MIRACLES DE LA PETITA MOOOl£U-,dfl»j»
EMPRESA -r 250--H-Z7
Z S O £ 3 -40
63
 Otro encendedor Colibrí: Prestige,
otra pequeña maravilla
Porque Presuge. como lodos los colibrí,
tiene un mecanismo perfecto y seguro.
Puede encender diez, veinte, cien y mil
veces sin un fallo. Por eso se dice
que Colibrí es -la pequeña maravilla-.
Por eso j por la belleza de diseño
de todos sus modelos.

TLAMAGAS. S A