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El Destrato es Maltrato: Indiferencia Emocional

Dra. Aida Bello Canto, Psicología, Gestalt, Emociones, Maltrato, Destrato

Cuando hablamos de maltrato, todos nos podemos hacer una idea de qué se trata e incluso lo
unimos a la violencia, sea física y/o emocional, a los vínculos tóxicos, lo reconocemos en las
relaciones laborales y hasta en su aparición en el trato cotidiano, sea donde fuere.

También hemos tocado el tema de la invisibilidad del maltrato, cuya presencia es tan
subterránea en muchas relaciones que cuando una persona puede darse cuenta de la
existencia del mismo, se le complica a la hora de registrar cuándo empezó ni de qué manera
quedó instalada esta forma de tratarse. Cuando se percata, por otros síntomas que se hacen
presentes, ya lleva tiempo en el vínculo, mas puede empezar a elegir la manera de hacer
frente a lo que "es", reconociendo que el maltrato está instalado. El recordar que se necesitan
dos personas para que esto acontezca es esencial, arribar a la difícil conclusión de que una de
las personas, el maltratado, jugó parte en el sostenimiento de esta dinámica, ya sea por los
muy diversos motivos emocionales (miedo, por ejemplo): mas el reconocer que formó parte
del "juego", ubica en un lugar de fuerza y posibilidad de cambio.

Hoy deseo recordarles otro tipo de maltrato que pasa altamente desapercibido y es
profundamente dañino: el Destrato. Se refiere a la indiferencia emocional a la que se somete a
una persona (o personas) no atendiendo sus necesidades, ni físicas, ni emocionales, siendo
tratado como si fuese un objeto o como si no existiese. La persona que recibe el destrato, se
siente invisible, no mirado, no registrado. Es un maltrato que no deja moretones "visibles",
mas sí profundas huellas internas de daño.

La indiferencia emocional va socavando la autovaloración, la autoestima, el propio respeto,


llegando a pensarse "no querible". En muchos vínculos, la persona que recibe el destrato,
puede pasar a ser dependiente emocional creyendo que el apegarse al otro, complacerlo,
aquietarse ante los conflictos, logrará como resultado el "ser visto", tomado en cuenta y
valorado. ¡Error! En este terrible juego tóxico, la persona que maltrata de ceba y va
aumentando la dosis de indiferencia emocional.

Otra forma de destrato, es cuando creemos pertenecer a un grupo y acontece una situación
ante la cual decimos ¡basta! y nos vamos de este grupo; de alguna manera esperamos que el
grupo o algunos de sus integrantes nos pregunten qué nos pasa, por qué hemos tomado esta
decisión de partir, desean conocer la causa para renunciar a la pertenencia ... ¡y esto no pasa!
nadie se acerca, por la vía que sea (en persona, un llamado, mensajes, ...), apareciendo un
vacío tremendo que hiere, daña, golpea.
Ser receptor del destrato, de la indiferencia emocional, invita a un aislamiento interior; todos
necesitamos ser mirados, escuchados, apreciados. Hay un viejo refrán que dice "lo que mata es
la indiferencia" ... y de ello habla el marasmo infantil. Mas no hemos de ser niños para que nos
hiera, aunque no nos mate.

Por supuesto que los heridos por el destrato podemos sanar rápido y vivenciar la experiencia
como una desilusión, mas la razón es porque poseemos herramientas internas basadas en
nuestra autoestima y adecuada valoración: nos sabemos queribles y elegimos la calidad de
relaciones en nuestra vida.

Pero si la herida sigue abierta por el destrato, ¡atención!

Un cálido saludo.

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