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Publicación impresa | Año: 2014 | Autor: Sannuti, Ángela La autora es Licenciada en Psicología
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Poder acceder a las emociones ocultas y a nuestra verdadera historia nos protege de trastornos y
enfermedades.
La Verdad tiene Poder de Curación...
Desde pequeños aprendemos a reprimir nuestras auténticas emociones por tabú, por
conveniencia social, por educación, por creencias familiares o por principios religiosos.
Hemos sido educados para ser hipócritas: se nos enseña a expresar las emociones
“correctas socialmente” que nos alejan, muchas veces, de los verdaderos sentimientos que
albergamos.
Y ni siquiera se tiene idea del enorme sacrificio emocional que se asume ocultando la
Verdad...
Las emociones y los sentimientos son los que nos permiten comunicarnos, es el lenguaje de lo
vivo y de lo humano...
Y no son sólo los sentimientos “positivos”, bellos, complacientes los que nos permiten estar
vivos, los que dan profundidad a nuestra existencia o nos proporcionan ideas decisivas,
sino los que a menudo nos resultan incómodos y que preferimos evitar como la impotencia,
la vergüenza, la envidia, los celos, la confusión, la rabia y la tristeza.
Más tarde, ya de adultos, la gran mayoría experimenta un vacío emocional –al que muchos
llaman vacío existencial– y no logran darse cuenta de que es la corrosiva consecuencia de
ese destino inicial.
La llave perdida
Cuánto más separados estamos de nuestros sentimientos, tanto más los proyectamos en el
afuera.
Estamos constantemente proyectando y nuestro entorno más cercano –familia, amigos,
relaciones laborales y sociales– como el más lejano –al que llamamos sociedad– no es más
que la proyección de lo que no aceptamos ni integramos en nosotros mismos.
Como estamos divididos y fragmentados por dentro no advertimos el afuera como el espejo
más fiel de lo que somos.
Completar nuestra Madurez es integrar toda esa zona oscura de la personalidad… que debió
permanecer en el olvido para poder sobrevivir bajo el peso de una educación poco atenta a
nuestras potencialidades y muy severa con nuestras limitaciones.
Los no dichos, los sentimientos que tuvimos que enmudecer y mantener en secreto y
aislamiento, las heridas silenciadas, los miedos inconfesados, nuestros deseos más vivos y
jamás escuchados, la necesidad de ser tal cómo somos sin máscaras ni subterfugios
conforman la historia oculta de nuestra historia.
Otro de los grandes errores es seguir creyendo que hay emociones “buenas” y emociones
“malas”.
Cada emoción y cada sentimiento son señales de vida que nos aportan información acerca
de nuestra verdad existencial; sin ellas sería imposible orientarnos en este mundo.
Los sentimientos no nos matan, muy por el contrario, pueden liberarnos de muchos de
nuestros malestares.
¿Cómo acceder a las emociones reprimidas, a los sentimientos más genuinos y verdaderos
para recuperar la salud?
La vida es un espejo
La vida, tal como la vivimos, refleja con asombrosa precisión el estado de nuestro ser, tanto
en sus aspectos más manifiestos como en los más ocultos que no llegamos a ver.
En la vida cotidiana contamos con verdaderas “herramientas preciosas” para conocernos, si
estamos dispuestos a vernos en los múltiples espejos a nuestro alrededor…
Las capacidades innatas para recuperar el Equilibrio y el Bienestar tan Anhelados, sólo esperan ser
Activadas, para ello lo único necesario es “abrir los ojos” y Despertar…
Nos hace ser sinceros con nosotros mismos para transformarnos y ser coherentes…
Si aprendemos a mirar nuestras relaciones como los espejos maravillosamente precisos que
son, nos revelarían hasta dónde debemos llegar en nuestro proceso interior.
Si lo permitimos, podemos ver mucho de nosotros mismos que, de otro modo, nos sería
difícil reconocer.
Lo que amamos o aborrecemos en los demás son los mismos aspectos que amamos y
aborrecemos en nosotros; el problema es que no somos conscientes.
Todas las relaciones que aparecen en nuestras vidas están cumpliendo el papel que les
corresponde para que podamos Crecer y Madurar –aunque nos duela, nos desestabilice o
nos desarmonice–.
Aún caemos en la trampa de creer que son los demás los que nos privan de la libertad y la
felicidad: si vivo inconscientemente una profunda desvalorización o sometimiento, me
encontraré con personas a las que desvalorizaré o someteré; o bien, me lo harán vivir a mí.
¿Para qué? Para integrar esos aspectos sombríos y recuperar la Autonomía y la Libertad.
Nuestras relaciones son el espejo tanto de nuestros Dones… como de nuestras heridas y
limitaciones…
Cada momento vital que atravesamos nos revela cómo están nuestro Corazón y nuestra Alma: las
circunstancias y situaciones que se presentan en la vida también reflejan como un espejo lo que
somos y sentimos...
“Si andas preocupado por problemas financieros, amorosos o de relaciones, busca en tu interior la
respuesta para calmarte. El afuera es el reflejo de lo que llevas dentro” (Aristóteles).
La gran dificultad es que todos seguimos atrapados en los viejos paradigmas del azar y de la
dualidad;
creer que la vida es un accidente y vivir sus manifestaciones como algo separado o
desconectado de la interioridad, son creencias muy limitantes y que bloquean y nos impiden
asumir nuestra Autonomía y Libertad.
En el Centro de nuestro Corazón, despojados de todas nuestras máscaras –tanto de las que la
sociedad nos asigna como de las que nosotros generamos por miedo– Encontraremos el auténtico
tesoro que cada uno lleva dentro de sí…
Estamos programados para tener miedo y los miedos anulan nuestro poder desde la niñez .
Vivimos la vida con una gran dependencia emocional, estamos a la espera de que “algo” o
“alguien” nos “salve” de lo que simplemente se encuentra en nosotros mismos.
Vivimos alimentándonos de miedo y de impotencia y de allí, obviamente, se derivan múltiples
trastornos y enfermedades.
Uno de los grandes bloqueos que nos impiden evolucionar es el del victimismo: creer que la
causa de todos nuestros males siempre está afuera y en los demás.
Donde hay dependencia hay adicciones y conductas violentas. ¿Por qué? Porque la
dependencia está basada en la dominación, en el control y en el miedo.
Donde hay dependencia no hay Amor –aunque culturalmente se acostumbre a disfrazar de
“amor” relaciones basadas en el sufrimiento propio del afán de poseer y dominar–.
La sumisión destroza la dignidad y genera terror en los vínculos. Muchos creen poder
escapar de tanto dolor con la ayuda de drogas o conductas destructivas pero acaban
experimentando una soledad absoluta.
Podemos elegir seguir siendo “víctimas” o ser maestros de nuestra propia vida.
¿Cómo se puede Amar de Verdad cuando se necesita tanta aprobación de los demás?
¿Por qué mucha gente sigue aferrada a la idea de que para ser aceptada por los otros es
inevitable la deslealtad con uno mismo?
La necesidad esencial de todo ser humano es poder articular libremente sus sentimientos y
necesidades y, sólo así, dejar de ser un enigma para sí mismo…
Vivir de forma responsable con nuestros sentimientos, sin negarlos, es la base de una relación
sana y auténticamente amorosa…
Podemos elegir cómo vivir y no dejarnos llevar por nuestras cargas emocionales
inconscientes, que nos mantienen presos del miedo ante la Verdad.
Nunca es demasiado tarde para aprender y buscar Soluciones Creativas a los conflictos.
Para romper las pesadas cadenas de dolor y sufrimiento, es Necesario enfrentarse con la
Verdad, con la propia Verdad Emocional.
Todos nacemos con una fuerte y clara necesidad de conservar nuestra vida y de poder amar y ser
amados…
El Amor es un estado del Ser: o nos sentimos Unidos a todo o nos sentimos separados de todo…
Entonces, nuestro Poder Creador pasa por la Vida como una Verdadera Bendición que Ilumina…
y nos conecta con las Infinitas Posibilidades de Todos y de cada uno de nosotros…
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