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ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA PSICOLOGIA CLINICA

INICIOS DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA

El campo clínico ha sido, tal vez, el primero en constituirse como ámbito profesional; también el
más amplio, y el que atrae la atención de un mayor número de profesionales, movidos por un
sentimiento humanitario de solidaridad con los que sufren algún tipo de problema o alteración
que afecte a sus vidas. Su inicio está asociado con los mismos orígenes de la Psicología como
ciencia, cuando Wilhelm Wundt funda el primer laboratorio de Psicología en Leipzig, Alemania en
el año de 1879. En aquel momento, la mayor parte de la investigación se centraba en los procesos
de sensación y percepción para así encontrar evidencia consciente sobre los problemas de la
conducta humana.

Lighter Witmer, discípulo de Wundt y cabeza del departamento de psicología de la Universidad de


Pensilvania, utilizó el término “PSICOLOGÍA CLÍNICA” por primera vez en 1907 para descubrir la
práctica que había realizado durante 10 años en una clínica fundada por él mismo, para niños
establecida en 1896 en la Universidad de Pensilvania, fue la primera clínica en existir. Por tal razón
la figura del profesional clínico debe mucho a Lightner Witmer, quien abrió la marcha de la vía
profesional del psicólogo en este campo. Incentivó el estudio de individuos por observación y
experimentación, con la intención de promover cambios. También fundó la primera revista de
psicología clínica, “PSYCHOLOGICAL CLINIC”.

El llamado de Wimer para el involucramiento de los psicólogos en el área clínica fue de lenta
aceptación, sin embargo, para 1914 tan sólo en Estados Unidos había 26 clínicas más. Mientras
Witmer se enfocó en niños con atraso intelectual y déficits, otras clínicas surgieron con un
enfoque en malestares emocionales, la psicología se estaba desarrollando en hospitales mentales,
por cuanto psicólogos clínicos asumían puestos reconocidos hasta ese momento como psiquiatras.
Los psicólogos generalmente no se abocaban a la psicoterapia, pues ella estaba en manos de
médicos psiquiatras, en cambio, se empleaban mayormente en tareas de evaluación. Esta
tendencia evaluativa llegó a su máxima expresión durante la primera guerra mundial, para efectos
de selección de reclutas. Así fue como, la Primera Guerra Mundial movilizó la construcción y
aplicación de test psicológicos y, también, el papel del psicólogo clínico.

Los psicólogos clínicos empezaron a organizarse bajo ese nombre en 1917, con la fundación de la
American Association of Clinical Psychology. Ello duró poco, pues en 1919 la Asociación Americana
de Psicología desarrollo una división formal para la psicología clínica.

En Europa, los primeros psicólogos clínicos se establecieron en Gran Bretaña como reflejo de los
sucesos en Estados Unidos. En Francia, una tradición europea fue fundada por el psicoanalista
Daniel Lagache, que consideró a la Psicología Clínica como un área distinta a la psiquiatría, que si
bien integraría elementos propios de la psicopatología debería entender al individuo en su
totalidad más allá de la patología, pudiendo así obtener un conocimiento amplio y certero del
funcionamiento psíquico y su relación con los fenómenos de agonía y sufrimiento.
En cualquier caso, la Psicología Clínica como disciplina y profesión se fundamentó en sus inicios
sobre la evaluación psicológica y en muchas otros como una práctica dependiente de la del
psiquiatra, con el desarrollo de la teoría y de la técnica la Clínica evolucionó hacia el desarrollo de
tratamientos y técnicas de intervención desde un paradigma propiamente psicológico, dando paso
a lo que hoy en día conocemos como psicoterapia, la cual desde una mirada actual y moderna
genera sus diagnósticos y procesos con una postura menos psicopatológica (psiquiátrica) y mucho
más desde la psicología positiva y humana, en tanto área de ejercicio propio de los psicólogos
contemporáneos empezó a ser reglamentada mediantes leyes, códigos de ética, bioética y
colegiada para resguardar su ejercicio profesional.

Según aumentaba el número y funciones de los psicólogos clínicos, empezaron a sentir


descontento con el apoyo recibido por sus colegas de la APA mayormente académicos y
científicos, de modo que en 1937 constituyeron una organización separada, la American
Association of Applied Psychology, para 8 años después integrarse nuevamente a la APA. Al final
de la década de 1930, el campo de lo que sería la Psicología Clínica moderna ya se había
organizado con 6 actividades principales: EVALUACIÓN, TRATAMIENTO, INVESTIGACIÓN,
ENSEÑANZA, ASESORAMIENTO y ADMINISTRACIÓN. Para entonces los clínicos se habían extendido
más allá de sus clínicas, podían trabajar tanto en hospitales como en prisiones, tanto con adultos
como con niños etc.

LA RELACIÓN DE LA GUERRA CON LA HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA

La psicología se vio favorecida por la intervención que los psicólogos realizaron en el


primer conflicto bélico mundial. Esta intervención produjo un progresivo asentamiento y
reconocimiento de la psicología, de su profesionalización. El periodo entre las 2 guerras
mundiales propició, dado el prestigio adquirido, la demanda creciente de psicólogos en los
ámbitos de diagnóstico y tratamiento. Por otro lado, la psicología había ido asentando su
posición aplicada exclusivamente en estas 2 actividades dejando a la psicoterapia en
manos de los psiquiatras. Nuevamente sería la guerra la que le diera un giro a la
trayectoria de la psicología. El gran número de soldados con trastornos psicológicos y
neurosis de guerra fue el fruto del conflicto bélico que planteó la necesidad de un número
creciente de especialistas para su atención y tratamiento, para ello se pensó además que
los psiquiatras no eran los únicos que pudieran dar psicoterapia.

El compromiso de los psicólogos clínicos en la Segunda Guerra Mundial, fue mucho más
importante que en la Primera. 1.500 psicólogos sirvieron en la Segunda Guerra Mundial. En 1944,
veinte millones de militares y civiles fueron sometidos a unas sesenta millones de pruebas
psicológicas. Ya en 1940, habían aparecido tal cantidad de pruebas, más de quinientas, que se
necesitó un Mental Measurement Yearkbook para catalogarlas, y el desarrollo, la aplicación y la
evaluación de estos instrumentos siguieron estimulando el diagnóstico y la investigación de los
psicólogos clínicos.
La aplicación de pruebas, comenzó además, a ser un negocio. Se comercializaron las pruebas y por
ende se ofreció asesoría a negocios e industrias. Además de aplicar pruebas, los psicólogos
tuvieron que hacer entrevistas, escribir informes psicológicos, y debido al enorme número de
trastornos psicológicos durante y después de la guerra, tuvieron que realizar terapia ,
paradójicamente psicoanalítica. Esto pone en evidencia que los psicólogos clínicos no estaban
capacitados para hacer intervenciones psicoterapéuticas. De lo anteriormente enunciado se deriva
que, debido a la premura de los intereses de los Estados Unidos durante su participación en las
guerras, para ser psicólogo clínico (aplicando pruebas mentales), sólo era necesario recibir cursos
para aplicación de pruebas, de psicología anormal, tal vez algo de desarrollo infantil y estar
interesado por la gente. Esto muestra lo poco claro que era ser psicólogo clínico para la época. Los
psicólogos clínicos además de estar catalogados como profesionales de segunda clase, eran
confundidos con técnicos de pruebas psicológicas, recibían poca ayuda de los colegas de otras
Universidades y de la APA (American Psychological Association), que no se preocupaba por
mejorar su imagen.

Por otro lado, los psicólogos académicos objetaban la validez de la Psicología aplicada y se daban
cuenta de los costos que significarían los programas de Psicología clínica, por esto los
departamentos de psicología de las universidades tardaron en organizar programas de postgrado
en Psicología clínica. A partir de las necesidades de intervención de los psicólogos clínicos bien
formados, en aquellos casos en que se ameritaba un tratamiento que promoviera la salud psíquica
pública de los excombatientes, el departamento de salubridad y la administración para veteranos
se convirtieron en las instituciones que más contribuyeron a la cualificación de los psicólogos
clínicos, estableciendo una alianza con las mejores universidades de la nación, ofreciendo grandes
donativos.

En la Segunda Guerra Mundial se derivaron 40 000 personas a los hospitales neuropsiquiátricos de


la Veteran Administration en Estados Unidos, lo que supuso de nuevo un impulso a la
consolidación de la psicología clínica. Puesto que los psicólogos clínicos existentes fueron
insuficientes, la Veteran Administration se adelantó a la APA y apoyó en la capacitación requerida
para el ejercicio de la rama. Un documento de la Veteran Administration en 1946 definió a la
psicología clínica como una profesión que implicaba el diagnóstico, tratamiento e investigación
relativos a los trastornos de los adultos. Para ello el psicólogo clínico debería poseer el grado de
Docto (PhD). Esta instigación de la VA junto con el respaldo del Servicio de Salud Pública de
Estados Unidos fue un reforzador para que la APA y las universidades definieran los programas de
formación en psicología clínica, dando lugar en 1947 un comité encargado de rediseñar tales
directrices.

Este comité (David Shakow´s Commite on Training in Clinical Psychology) tenía encomendado
recomendar el contenido de los programas. Presentó un informe en el que determinaba las
características que debía tener la formación de psicólogos que aspiraban a ser clínicos en las
universidades e internados. El informe de Shakow sentólas bases para la eterna discusión entre los
psicólogos dedicados a la ciencia pura y los psicólogos que consideraban a la Psicología como
profesión. Los primeros considerando a los segundos como intrusos patrocinados y pagados por el
gobierno.

Dos años después de la publicación del informe de Shakow, hubo una convención nacional de
formación de Psicología clínica en Boulder, Colorado, en la que oficialmente se aceptaron sus
recomendaciones, y a partir de entonces la APA autorizó a los psicólogos el ejercicio de la
psicoterapia, que antes era ejercida, principalmente, por los psiquiatras en su mayoría de
formación filosófica-fenomenológica y psicoanalítica

Las 3 principales recomendaciones del informe Shakow para el entrenamiento clínico fueron las
siguientes:

1. El psicólogo clínico sería formado antes que nada como psicólogo (y por tanto como
científico) contando con ello como profesional práctico.
2. El entrenamiento clínico será tan riguroso como lo pueda ser la formación en áreas no
clínicas de la psicología, lo que supone el establecimiento de criterios estándar de pos
graduación.
3. El contenido de la preparación clínica se centraría en la evaluación, tratamiento e
investigación.

Aunque la primera toma de contacto de la psicología aplicada norteamericana con el ejército


podríamos datarla en 1915, cuando el profesor de la Universidad de Harvard William Marston
(1893-1947) desarrolla varias investigaciones sobre la detección psicofisiológica del engaño en una
base militar de Georgia, podemos considerar que la colaboración institucional entre la Armada y
los psicólogos sociales estadounidenses tiene su punto de partida en los trabajos realizados por
Robert Yerkes (1876-1956) y sus colaboradores sobre las actitudes de los soldados alistados en las
fuerzas armadas durante la Primera Guerra Mundial (mediciones en test Army Beta y Army Alpha).

La campaña de propaganda y persuasión producto de los resultados de los trabajos psicológicos,


se completó con las siguientes actuaciones de guerra psicológica (psychological walfare) contra las
fuerzas del Eje: a) Crear un clima actitudinal de sospecha y desconfianza entre los nazis
extremistas y los conservadores alemanes. Orígenes y desarrollo de la investigación psicosocial
norteamericana aplicada durante la II Guerra Mundial 81 Revista de Historia de la Psicología, 2011,
vol. 32, núm. 2-3 (junio-septiembre) b) Fomentar el desánimo y el pesimismo entre los alemanes
haciéndoles dudar de la victoria final, victoria que no se ha podido conseguir por culpa de los
conservadores alemanes que han querido negociar la paz. c) Culpar a los extremistas nazis de
dificultar las negociaciones de paz, argumentando que la política desplegada por el Tercer Reich
estaba orientada únicamente a satisfacer la ambición de los líderes nazis.

De hecho, en un informe interno realizado por el profesor R. Hartshorne (1943) para la dirección
del Research and Analysis Branch, se apunta la existencia de «cierta falta de cohesión y de moral»
en los investigadores. La cadena de mando ha de hacer un solidario esfuerzo por entender y
mejorar el estado anímico de estos profesionales de la investigación, cuya motivación, entrega e
intenciones difieren en gran medida de los intereses estratégicos y de seguridad de los militares. Si
estos profesores e investigadores son los engranajes de una gran maquinaria, queremos que la
maquinaria funcione, es preciso que tengan alguna satisfacción como seres humanos que son, lo
cual pasa inevitablemente por comprender los objetivos de aquellos que han diseñado y que
controlan los entresijos de la maquinaria.

INICIOS DE LA PSICOTERAPIA

La psicoterapia surge a fines del siglo XIX, y en un principio estuvo al margen de la medicina oficial.
En contra de ciertas posturas como la de Wundt, crece a principios del siglo XX la idea de que debe
desarrollarse una psicoterapia como una especialidad de la Psicología clínica, aun cuando la
Psicología no había alcanzado suficiente fundamentación epistemológica y metodológica.

En Estados Unidos se desarrollan psicoterapias para resolver problemas prácticos, polarizándose


más las diferencias entre académicos y clínicos. Luego de la primera guerra mundial, el
psicoanálisis hace sentir más su influencia en la Psicología clínica. Aparecen las primeras obras
sobre la personalidad, y con la Segunda Guerra Mundial la conciencia de acciones
psicoterapéuticas aumenta, sobre todo por demandas sociales. Los psicólogos reclaman su
derecho a diagnosticar y curar, pese a las resistencias de los psiquiatras.

Con el auge del psicoanálisis en Norteamérica, las críticas de la extrapolación del modelo médico-
biológico al ejercicio de la psicoterapia se hicieron más fuertes. Fueron los psiquiatras y los
psicólogos clínicos psicoterapeutas quienes acogieron y apoyaron la difusión del psicoanálisis en
Norteamérica.

Habría que señalar que los EEUU de 1933 son todavía un país azotado por la crisis económica de
1929. La crisis de 1929, tuvo distintas expresiones en realidades sociales concretas, tales como
marginalidad, la cesantía y la falta de recursos para los programas de asistencia social. Esto resulta
importante para notar cómo los problemas que les toca enfrentar a los psicólogos clínicos y
psiquiatras dedicados a la psicoterapia se producen a partir de esta coyuntura histórica concreta.
En 1933, la llegada de muchos intelectuales judíos influenciados por las ideas psicológicas de
Brentano, Husserl, Droysen, Dilthey y Stumpf, que pertenecían a la otra propuesta filosófica y
psicológica presente en la Universidad de Berlín: las ciencias del espíritu , coincide con la elección
del presidente Roosevelt, quien gobernó durante cuatro períodos constitucionales hasta su
muerte en 1945.

Los psicoterapeutas desilusionados de las ingenuidades del modelo biológico de las enfermedades
mentales exploran las nuevas propuestas alternas, algunas de ellas olvidadas, otras desconocidas
y/o atacadas por ser subjetivas. Estos mismos psiquiatras y psicólogos psicoterapeutas critican el
trato inhumano que se les da a los pacientes y empiezan a implementar otro tipo de prácticas y a
preguntarse por el sentido de los síntomas y la enfermedad mental, introduciendo una concepción
alternativa de la clínica como una reflexión sistemática sobre el sufrimiento y el pathos humano y
las bases del alma humana, definiendo lo esencial de lo psíquico como las relaciones
interhumanas. Desde entonces la relación con el paciente se convirtió en el punto de partida para
el desarrollo del razonamiento clínico.

Mientras que en el contexto de la Psicología oficial se discutían los asuntos relativos a la formación
de los psicólogos clínicos y emergían las bases del modelo científico-profesional llevado hasta el
tratamiento terapéutico, en otros ámbitos, más marginales, se proponía romper con el
objetivismo y el atomismo de la Psicología clínica orientada por el modelo médico, para pensar
una práctica y una reflexión clínica centrada en las dimensiones subjetivas e intersubjetivas. Su
renuncia al método experimental y a los ideales de las ciencias positivas los alejaron en gran
medida de los grandes escenarios de la Psicología oficial, y por tanto de los principios establecidos
para la formación científico-profesional.
Muchos de estos psicólogos y psicoterapeutas permanecieron enseñando en las universidades,
poco interesados en adquirir un estatus de científicos, pero dedicados a la crítica académica de los
fundamentos mismos de la Psicología clínica, de la Psicología como ciencia y de una propuesta
terapéutica derivada del modelo de las ciencias naturales que poco o nada tiene que ver con el
cuidado del alma.

La palabra psicoterapeuta, es un término compuesto, derivado de dos vocablos griegos, a


saber: Psique y therapon, que a su vez significan: Alma (psique) y servidor (therapon). En
consecuencia podríamos sostener que ser psicoterapeuta significa fundamentalmente, ser
servidor del alma. Therapéuo: se refiere a Yo cuido y al acto del servicio, por lo tanto se puede
decir que al tratamiento del alma se le conoce como psicoterapia.
En la medida en que la psicoterapia apunta a un tratamiento del alma, a una modificación radical
de sí del propio sujeto, ha de atender fundamentalmente a lo peculiar del sujeto, esto es, a
aquello que lo caracteriza en cuanto tal y no a lo que le es común con otros sujetos. Para
intervenir ha de fundamentarse en el discurso del sujeto, y no en teorías psicológicas (Lopera,
2000).
Gran variedad de razones teóricas ligadas a la historia de la ciencia, de la Psicología y de las
ideologías en el ejercicio de la psicoterapia, han llevado a adjudicarle a este concepto una serie de
significados restringidos y mezquinos, empobreciendo y desvirtuando su significado original. Los
psicólogos terapeutas pragmáticos y fieles al modelo de las ciencias naturales, decidieron eliminar
toda referencia al alma, y decidieron traducir psique como mente Mind, y más aun siendo fieles al
juramento fisicalista, conjugan lo psíquico con lo físico, de tal manera que mente resulta ser lo
mismo que cerebro, y por lo tanto es posible terapiar la mente-cerebro y no hacer psicoterapia.

REFERENCIAS:

Grafield, L. (2005). Psicología Clínica. México: Manual Moderno.

Sánchez, M. (2011) Orígenes y desarrollo de la investigación psicosocial norteamericana durante la


II Guerra Mundial. España: Universitat de Valencia.

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