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Dialnet LaCognicion 6123456 PDF
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Los autores revisan diferentes maneras en The authors review from an historical pers-
que los procesos cognitivos fueron tratados pective different ways of concieving the
desde el punto de vista histórico. Luego anali- cognitive processes. Then they analize the role
zan el rol que diferentes estructuras nerviosas played by severa! nervous structures in rela-
juegan en reJación a los actos superiores para tionship to cognition. Finally they explain
finalmente repasar cada una de las dimensio- dimensions of cognitive processes linking
nes de la cognición en relación con su sustrato them to neurological research.
neurológicos.
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Conocer es el acto de aprehensión de un objeto, por parte de un suje-
to. No es posible referirse al conocimiento sin aclarar lo que la palabra
aprehender significa. En realidad existen diversos modos como un objeto
puede ser aprehendido. Las acepciones que vamos a utilizar aquí son la
motora (se adquiere conocimiento de un objeto cuando se lo usa para cier-
tos fines) y la fenomenológica (que se refiere a la aprehensión como fun-
damento de un enunciado).
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casos particulares de los que por inducción se pasa a los universales. Qué
cerca se halla aquí de los empiristas el Estagirita.
Locke por su parte, piensa que el alma es una "Tabula Rasa" vacía de
todo carácter, sin ninguna idea. Las ideas y los materiales que constituyen
el fondo de todos sus razonamientos provienen de la experiencia. Ella es el
fundamento de todos nuestros conocimientos. Las fuentes de las que el
entendimiento recibe las ideas son: la sensación, que proporciona la repre-
sentación del mundo exterior y la reflexión, que consiste en la percepción
de las operaciones de nuestra alma sobre las ideas que ha recibido a través
de los sentidos.
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no son ellas mismas tal como las percibimos. Asume además que existe
una facultad de conocer, pero que esta es inválida sin la experiencia.
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ciencias del hombre ha conducido a la extensión del concepto a estas cien-
cias. La importancia de la noción es tal que se habla de estructuralistas pa-
ra referirse a determinados estudiosos que han florecido especialmente en
Francia (Levy Strauss, Lacan, Foucault, etc.).
Neurologz'a de la cognición
El sistema nervioso central es el órgano cognitivo, que permite el con-
trol del medio interno, la aprehensión del medio externo y la constitución
de un Yo consciente. Posee dispositivos que le permiten entrar en contac-
to con el medio interno y externo y modificarlos para poder conservar el
precario equilibrio que permite la supervivencia de un organismo y su re-
producción. Para ello es capaz de tratar la información que recibe y de eje-
cutar programas de acción.
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En todos los niveles de su integración, desde el químico hasta el es-
tructural (circuitos), el cerebro puede considerarse corno un órgano infor-
mático, sin que con esto se pretenda que el cerebro es una gran computa-
dora. La analogía puede ser tentadora pero no pasa de ser una analogía, le-
jana de la verdad. Pero esto no quita que el encéfalo trata información a
nivel subcelular, a nivel neuronal, a nivel de microcircuitos y al de áreas
corticales.
La minicolumna cortical.
La unidad funcional de la corteza cerebral estaría constituida por el
ordenamiento vertical (en columna) de un grupo de células interconecta-
das. Esta unidad de base contendría unas 11 O células organizadas en un ci-
lindro de 300 micras de diámetro. La rninicolurnna contiene un cierto nú-
mero de neuronas efectoras piramidales y de neuronas estrelladas recepto-
ras. Estas últimas son también interneuronas y pertenecen al tipo 11 de
Golgi; las primeras son del tipo I de Golgi. Antes de adentrarnos en la que
sería la manera de funcionar de este módulo, vale la pena recalcar que pa-
ra Mountcastle la rninicolurnna es la misma en toda la corteza, la que sería
un enorme conjunto de rninicolurnnas adosadas las unas al lado de las
otras. Sin embargo, esto está lejos de estar demostrado y podríamos tam-
bién suponer que la corteza está constituida por módulos diferentes; cada
área poseyendo su propia rninicolurnna. De esta manera, desde el punto de
vista estructural, las áreas no diferirían únicamente por sus conexiones, si-
no también por la organización de sus rninicolurnnas (módulos).
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En los últimos años se ha hecho hincapié en los llamados "circuitos
locales". Se llama así a circuitos en los que se hallan fundamentalmente
implicadas las células del tipo 11 de Golgi. Contrariamente a las células del
tipo 1, que tienen un axón largo, las neuronas del tipo 11 poseen un cilin-
droeje corto que se ramifica localmente. Estas células participan en una
organización sináptica local, al núcleo o área al que pertenecen, pues no
pueden actuar a distancia. En realidad sabemos en la actualidad que estas
células poseen dendritas presinápticas, que establecen contactos locales
con otras dendritas; su acción haciéndose sentir a nivel local. En otras pa-
labras son activadas por corrientes electrotónicas graduadas y no por po-
tenciales de acción. Las sinapsis dendro-dendríticas que se establecen per-
miten una enorme elasticidad, un ahorro de espacio y se hallan, probable-
mente, determinadas por la influencia del ambiente. Son de dos tipos: si-
napsis químicas y sinapsis eléctricas. Es posible imaginar la organización
de las minicolumnas corticales: poseen uno o varios aferentes, uno o varios
efectores hacia otras áreas corticales y subcorticales y entre los dos nume-
rosas interneuronas del tipo 11 de Golgi que establecen circuitos locales en-
tre ellas, que permiten un tratamiento muy elaborado del mensaje.
Vale la pena recalcar que existen argumentos para pensar que los cir-
cuitos dendro-dendríticos locales se establecen, al menos en parte bajo la
influencia del medio ambiente. Al hablar de medio exterior es imposible
ignorar la vieja querella entre inneistas y ambientalistas, que traducida en
términos actuales podría esquematizarse de la siguiente manera: ¿La influen-
cia que ejerce el medio ambiente sobre la organización de los circuitos ce-
rebrales cae dentro de los límites de lo que está previsto genéticamente o
pueden originarse circuitos que no han sido previstos por el código genéti-
co?
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Como ya hemos expuesto más arriba el encéfalo y los organismos vi-
vientes pueden ser considerados como sistemas cibernéticos, es decir como
estructuras que tratan información. En lo que respecta al sistema nervioso
se trataría del órgano más perfeccionado para tratarla. En efecto el código
genético o el medio ambiente son fuente de procesos de información, que
tratados y elaborados, originan el comportamiento. La tendencia a conser-
var el equilibrio del medio interno y del intercambio con el exterior es una
hipótesis sobre entendida en el modelo neurológico. Por otro lado para el
neurólogo los procesos mentaies son numerosos, aislables y específicos.
Cada subestructura, constitutiva del todo, puede identificarse y aprehen-
derse por métodos particulares. Del mismo modo, la organización del me-
dio no puede ser anexada tal cual por el cerebro. Es más bien su estructura
propia la que determinará,los esquemas de organización del medio, quepo-
drán transferirse al organismo.
La atención
Ningún conocimiento puede lograrse sin una buena concentración.
Esta, depende de determinadas estructuras encefálicas y de un período de
maduración, sin el cual la concentración no es buena. En la atención pode-
mos distinguir dos componentes fisiológicos: un tono atencional y un véc-
tor. El tono atencional constituye una matriz de fondo que mantiene al in-
dividuo en estado de alerta y le permite inhibir una serie de estímulos no
relievantes. Sobre esta matriz actúa él componente vectorial que dirige la
actividad atencional del individuo hacia un determinado aspecto de la rea-
lidad. El tono de atención es regulado fundamentalmente por la formación
reticulada activadora del mesencéfalo y el diencéfalo. El aspecto vectorial
(de dirección de la atención) depende de la corteza parietal y sobre todo
de la parte posterior del área "7 ".
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La memoria
Desde los estudios de SCOVILLE, PENFIELD Y MILNER, es muy
conocido que las regiones del cerebro relievantes para la memoria se hallan
estrechamente asociadas con el circuito que PAPEZ describió en 1937. Sus
componentes son: la región Subicular del Hipocampo proyecta a través del
Fornix al cuerpo Mamilar, este envía fibras al núcleo anterior del tálamo,
el que a su vez proyecta al Gyrus Cinguli, éste es efector hacia el Presubicu-
lum, de donde parten fibras hacia la región Entorrinal (área 28) y de ésta
el mensaje regresa al Hipocampo. Una lesión bilateral de éste circuito pro-
voca un síndrome amnésico, caracterizado fundamentalmente por una am-
nesia anterógrada. Las lesiones aisladas de cada uno de estos circuitos de-
termina: una hipomnesia verbal, si la lesión es izquierda y una hipomnesia
no verbal, si la lesión es derecha. El circuito de Papez no parece ser el lu-
gar de almacenamiento, sino más bien un dispositivo inespecífico que de-
terminaría la consolidación de las trazas mnésicas a nivel del neocortex.
El lenguaje
Desde los estudios en el siglo pasado de BROCA, WERNICKE, DE-
JERINE y otros, sabemos que en la mayoría de las personas el lenguaje
depende del hemisferio izquierdo y dentro de él, de la llamada zona del
lenguaje, que DEJERINE describe de la siguiente manera:
La percepción
La percepción es un fenómeno sumamente complejo que recién co-
menzamos a entrever. La información de los receptores periféricos (ojos,
oídos, piel, etc.) llega a las áreas primarias del cerebro (17, 41, 3-1-2), en
donde existen analizadores especiales, a los que llamaremos células detec-
toras de características. Estas neuronas han sido magistralmente estudiadas
por HUBEL Y WIESEL en la corteza visual, en la que se ha demostrado
que existen neuronas de complejidad creciente, capaces de reaccionar ante
determinadas características del estímulo (orientación espacial, desplaza-
miento, etc.). La corteza asociativa, situada alrededor de las áreas prima-
rias, elabora esta información, a partir de los datos que le son proporciona-
dos por "los receptores" corticales.
El movimiento
La motilidad es una función difundida en todo el reino animal y pre-
sente, bajo forma de tropismos, entre los vegetales. Su organización ha al-
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canzado una enorme complejidad en el ser humano; al punto que uno de
nuestros antepasados es denominado el HOMO F ABER. Todo movimiento
es realizado por músculos insertados alrededor de articulaciones. Depen-
diendo del movimiento hay músculos agonistas (los que realizan el movi-
miento) y músculos antagonistas (los que se oponen al movimiento). El
biceps es el agonista de la flexión del antebrazo y el tríceps su antagonista,
por ejemplo. Salvo en casos excepcionales un movimiento implica la inter-
vención de varios músculos: los que se relajan (el tríceps al flexionar el ante-
brazo), los que se contraen (el bíceps Stl flexionar el antebrazo) y luego se con-
traen y se relajan en sentido inverso (relajación del biceps y contracción
del triceps para frenar el movimiento de flexión del antebrazo). Un acto
motor es pues algo sumamente complejo y más aun si se trata de acciones
tan elaboradas, como puede ser la escritura. Más allá del control de los
músculos por las motoneuronas medulares y del tronco cerebral, más allá
de los dispositivos que permiten mantener una actitud y un tono muscular
apropiados, lo esencial es la existencia de dispositivos que permiten organi-
zar, planificar y controlar adecuadamente los movimientos. Las regiones
del sistema nervioso central que ejercen estas funciones son: el cerebelo,
los ganglios basales, el lóbulo frontal (en su porción motora) y la corteza
parietal. En efecto un movimiento necesita ser planificado, es decir que se
necesita que se haga un plan de la secuencia en la que se relajarán y con-
traerán y con que' fuerza los músculos seleccionados para hacerlo. Esta
función la realizan de manera coordinada, el cerebelo, los ganglios basales
y la corteza premotora; el área motora primaria sólo sería un ejecutante.
Es necesario también la existencia de un comparador, que controle el mo-
vimiento en curso y pueda introducir modificaciones, si necesarias; este rol
parece recaer sobre el cerebelo y la corteza premotora.
Los griegos empleaban el término de Praxis a todo quehacer, es decir
a la acción de llevar a cabo algo. Para Aristóteles la Praxis es la actividad
en acto, es la acción misma; pero implica necesariamente un saber. Es el
saber emplear la acción correcta con habilidad. Praxis implica pues una sa-
piencia, una habilidad decimos actualmente, referida a la acción. En este
sentido podemos emplear el término para referirnos a ese aspecto del mo-
vimiento que se refiere a la habilidad, a la sapiencia para hacerlo. Más allá
que podamos hacer un movimiento complejo (jugar al fútbol, al tennis,
pintar, etc.) hay personas hábiles y hay personas torpes. En este continuo
nos situamos la mayoría de los seres humanos. Es probable que parte de
esta habilidad dependa de la organización de las unidades motoras y de
una mejor inserción muscular, pero indiscutiblemente una gran parte se
debe al "conocimiento" que se tiene de ella, a una mejor capacidad para
planificar y autoregular el movimiento y a una organización espacial del
acto más adecuada. Todo parece indicar que esta "Praxia" depende de la
interacción entre los lóbulos frontales y parietales (las áreas 5 y 7 proyec-
tan sobre la corteza premotora). Por otro lado esta habilidad, en los seres
humanos y probablemente en los monos superiores (RECAEN), está ligada
a una preferencia manual, que hay que reforzar en el nifto que no la tenga
totalmente desarrollada.
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La percepción espacial
La percepción de un espacio tridimensional dotado de profundidad, a
partir de imágenes retinianas bidimensionales, es una función de la corteza
visual, fundamentalmente de las áreas asociativas 18 y 19 (DAMASIO). En
ellas existen células binoculares, que reciben información de ambos ojos y
que serían las responsables de la estereopsis (visión de profundidad). Se
discute si existe o no una dominancia del hemisferio derecho.
La habilidad constructiva
La capacidad de construir todos organizados a partir de partes, es de-
cir de dibujar o copiar un dibujo, de armar un rompecabezas o de utilizar
los cubos de Kobs, se perturba en las lesiones parietales derechas o izquier-
das. Sin embargo el hemisferio derecho parece desempeñar un rol más im-
portante que el izquierdo en esta actividad.
La somatognosia
El hemisferio izquierdo controla las funciones lingüísticas; mientras
que el derecho se ocupa de las actividades viso motoras, espaciales y cons-
tructivas. El esquema corporal se constituye, fundamentalmente por ac-
ción de las regiones posteriores de ambos hemisferios. El derecho participa
en la toma de "conciencia" de nuestro cuerpo. El izquierdo se ocupa sobre
todo de su aspecto verbal.
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potencial de acción, potenciales locales, circuitos, etc.); el nivel comporta-
mental se refiere a la conducta misma, resultado de la actividad del nivel
fisiológico. El comportamiento inicia un proceso de asimilación y de aco-
modación en el que los primeros patrones de función nerviosa subyacen-
tes, a los "esquemas sensori-motores", empiezan a integrarse y organizarse
en todos cada vez más complejos. La representación y la simbolización,
posibles gracias al lenguaje, permiten la evolución hacia niveles reflexivos
(mente) y hacia estructuras de conocimiento más elaboradas.
BIBLIOGRAFIA
BROCA, P., (1865): Sur la faculté du langage articulé. Bull. Soc. Anthro-
pol. (Paris)6:337-393.
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MILNER, B. (1973): Hemispheric specialisation: scope and limits. En
Schmitt, FO, y Worden, FG, eds.: The Neurosciences: Third study
program. MIT. press, Boston.
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