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La protección civil
David Alexander (2002) ha sugerido que el término protección civil se ha venido usando
gradualmente en el mundo como uno que describe actividades de protección a la población civil
contra incidentes y desastres; y que en EEUU han adoptado, alternativamente y sólo en ese
país, el término preparativos de emergencia y que, sin embrago, el término protección civil es
más fácil de traducirse en las lenguas romances. Esta es una afirmación que adolece de
muchas imprecisiones y que nos da oportunidad para definir los orígenes de la protección civil y
sus principales diferencias, no con los preparativos de emergencias como dice Alexander, sino
con el manejo de emergencias, nombre adecuado, como vimos, para ese modelo de
organización desarrollado en los Estados Unidos de América.
En los EEUU y en la mayoría de los países europeos (también en otros países de otros
continentes, como se verá más adelante) se impulsaron las actividades de defensa civil al estilo
de la Primera Guerra Mundial, es decir, con limitación a los ataques aéreos y a sistemas de
sirenas y refugios.
Fue sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando ya existía la nueva amenaza
nuclear (que supone muertes masivas), y la entrada a una nueva etapa (la Guerra Fría), que
significó una condición de peligro real de ataques con bombas nucleares sin necesariamente el
contexto de actuación militar, que se tuvo que recurrir a una nueva fórmula defensiva contra el
ataque enemigo y la protección de la población civil.
A partir de las propias experiencias sufridas durante la Segunda Guerra Mundial, de torturas y
masacres de civiles, entre otras atrocidades, así como la nueva disposición diplomática de la
organización internacional resultante de esa conflagración bélica, la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), exigían la adopción de acuerdos de protección de personas no
militares en condiciones de guerra y la entrada en una nueva era de derecho internacional
humanitario.
“El gran avance en este tema se hizo efectivo con posterioridad a la Segunda Guerra, cuando
los gobiernos adoptaron los cuatro Convenios de Ginebra de 1949. En esa oportunidad se
reescribieron los Convenios existentes y se añadió un cuarto, relativo a la protección de la
población civil que se encuentra bajo el control del enemigo” (CICR, 2010)
Como dato interesante, tenemos que señalar que para México la fecha en que se ratificó el
documento en cuestión fue el 10 de marzo de 1983, entrando en vigor ese mismo año.
Tareas de protección civil de 1949, según las fases del manejo de emergencias
El Artículo 66 del documento considerado se refiere a la identificación del personal, del material
y de los organismos de protección civil en los siguientes términos: “El signo distintivo
internacional de protección civil consiste en un triángulo equilátero azul sobre fondo color
naranja, cuando se utilice para la protección de los organismos de protección civil, de su
personal, sus edificios y su material o para la protección de los refugios civiles”.
La protección civil, como vemos, tiene su antecedente claro en esos acuerdos internacionales
realizados entre representantes de muchos gobiernos tanto de la órbita capitalista como de la
socialista de esa época, y que habrían de ser los principales polos del riesgo nuclear durante la
Guerra Fría. El origen de la protección civil, subrayemos, se remite a las condiciones de guerra
y, dentro de ésta, a un conjunto de actividades humanitarias que requerían ser protegidas.
Las organizaciones de protección civil en el mundo, y sobre todo en Europa, debieron seguir el
mismo camino de la defensa civil en los Estados Unidos, en términos del referente de la
doctrina del uso dual, es decir, mantener las organizaciones y recursos de defensa o protección
de civiles aptas para actuar tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz. En los tiempos
de paz, los desastres, mediados ya sea por fenómenos naturales potencialmente desastrosos o
por fenómenos destructivos antropogénicos, ocuparían la atención y se desarrollarían con
mayor vigor frente a las condiciones de guerra que resultaban ser, en términos globales, menos
concurrentes, incluso con la amenaza de la guerra nuclear.
México creó una organización gubernamental para enfrentar desastres que adoptó el nombre
de protección civil, asimilando los supuestos básicos señalados anteriormente para este tipo de
organizaciones, pero incorporando, al menos nominalmente, algunas tareas producidas en la
esfera del manejo de emergencias estadounidenses, como las que aluden a la prevención de
desastres mediante el Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) (1986).
El SINAPROC no surgió de condiciones que tuvieran alguna referencia con la guerra, sino que
como consecuencia de la necesidad por eventos sísmicos en septiembre de 1985 el gobierno
federal se unió para atender los problemas de la Ciudad de México (aunque desde luego otras
ciudades del interior del país también fueron afectadas), desastre de proporciones enormes,
tanto por los daños y pérdidas de vidas como por lo que simbolizaba.
El manejo de emergencias
El manejo de emergencias (en inglés: emergency management) no tiene que ver con la guerra
directamente, sino que es resultado de una concepción administrativa empresarial que se
trasladó a la administración pública de varios países desarrollados y en los Estados Unidos la
adopción general de esos procedimientos se aplicó a las intervenciones en desastres para que
surgiera el emergency management como tal.
Los antecedentes del sistema federal de manejo de emergencias de los Estados Unidos
pueden remontarse hasta antes del siglo pasado, pero tienen un fuerte anclaje en periodo del
presidente Woodrow Wilson (1913-1921), en el cual se estableció el denominado Consejo de la
Defensa Nacional, mismo que estaba contemplado en la Ley de Apropiación del Ejercito de los
Estados Unidos. Según Kreps (1990), ésa fue la primera acción legislativa relacionada con la
defensa civil, ya que dicha ley y el propio Consejo de la Defensa Nacional establecieron otro
consejo, el de Industrias de Guerra.
Hasta que el Departamento de Defensa (DOD, por sus siglas en inglés) se creó en 1947, la
oficina responsable de planear manejo de emergencias se había mantenido dependiente
directamente de la Casa Blanca. A partir de la creación del DOD, mantuvo cierto control de la
organización de la defensa civil, hasta que se creó la Administración Federal de la Defensa
Civil (FCDA, por sus siglas en inglés), de nuevo en la Casa Blanca, bajo la que permaneció de
1950 a 1956. Es importante recordar que en 1949, Estados Unidos detectó la explosión de la
bomba atómica soviética, es decir, a partir de esa fecha el territorio de Estados Unidos se vio
realmente amenazado por un eventual ataque nuclear soviético y ello definía nuevos términos a
la defensa del territorio y de la población.
A mediados de los años setenta, en EUA ocurría una suerte de coincidencias entre el
incremento de riesgos tecnológicos y el aumento de personal y los costos de equipo de las
organizaciones vinculadas al Sistema Federal de Manejo de Emergencias; circunstancias,
según Whittaker, exigieron que los gobiernos en los niveles federales, estatales y locales
coordinaran sus recursos para mitigación de emergencia y recuperación a largo plazo, además
de la preparación y la respuesta: “Estas mismas fuerzas requieren el uso más amplio de los
recursos disponibles para satisfacer necesidades sin incrementar los costos”.
El estudio de Hilary Whittaker sobre las condiciones en las que operaban las organizaciones de
su país frente a emergencias y desastres ofreció muchos elementos críticos básicamente
ligados a problemas de dispersión, incoherencia y desvinculación entre las agencias
participantes, tanto porque correspondían a conceptos igualmente fracturados como por
problemas creados por intereses de protagonismo en el desempeño de la función pública.
De forma interesante, ese estudio encontró vínculos de gestión directa entre los diferentes tipos
de amenazas y desastres y lo que definieron como las cuatro fases de actividad del manejo de
emergencia. Señalaron:
Manejo de Emergencias.
1. Mitigación
Deben reducir la probabilidad de algunos desastres y aminorar los efectos de todos ellos.
2. Preparación (preparativos)
Deben reducir la probabilidad de las muertes, lesiones y daños a la propiedad causados por
situaciones de emergencia.
3. La respuesta
Inmediata según las medidas necesarias del desastre.
4. Recuperación
A largo plazo, si se administran en el contexto general de la planificación estatal para el
desarrollo de la comunidad, pueden acelerar el regreso a la normalidad y contribuir
significativamente al desarrollo del estado.
El caso de la reorganización que nos ocupa fue muy relevante porque no se limitó a la creación
o a la reubicación de agencias dentro de la administración pública, sino que creó conceptos y
procedimientos para la acción. De un análisis empírico de las intervenciones gubernamentales
en la esfera del riesgo-desastre, lograron captar la forma en que se proyectaba el mismo
proceso de desastre. Además, avanzaron mucho en el tema del tipo personal adecuado para
esas nuevas propuestas: