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Universidad Industrial de Santander

Facultad de Ciencias Humanas

Escuela de Filosofía

Profesora: Adriana Patricia Carreño

Estudiante: Katerin Julieth Romero Gracía

Relatoría: Tercera parte DE LA NATURALEZA Y EL ORIGEN DE LOS AFECTOS.

La presente relatoría tiene como objetivo presentar, de manera breve, la tercera parte DE
LA NATURALEZA Y EL ORIGEN DE LOS AFECTOS, expuesta por Baruj Spinoza en su
libro
LA ETICA DEMOSTRADA SEGÚN EL ORDEN GEOMETRICO, para con ello, hacer
énfasis en la envidia como afecto del ser humano. Así pues, Spinoza, inicia el capítulo con
una crítica a los pensadores que han descrito los afectos como cosas externas a la naturaleza
del hombre y, al hombre mismo, como un contenedor de imperios dentro de la naturaleza.
Igualmente, vigila en Descartes la idea de concebir los afectos como lo opuesto a la razón,
además, de que estos (afectos) puedan llegar a ser dominados por el alma. No obstante,
Spinoza propondrá que el fin no es dominarlos sino entenderlos.

A medida que avanza en la tercera parte de la Ética, Spinoza, establece que las pasiones son
afecciones; imágenes de cosas que afectan el cuerpo humano y que indican la presencia de
un cuerpo pero no su esencia. Sin embargo, estas afecciones aumentan o disminuyen la
potencia de actuar, así mismo, para que este estado potencial de acción suceda, es menester
la presencia de dos cuerpos (Afectante y el afectado). Estas pasiones son tanto de alegría y
tristeza, cuando su estado de perfección aumenta o cuando disminuye respectivamente
según los afectos que le compongan. En este sentido, el alma puede sufrir grandes cambios
de perfección.
Ahora bien, la envidia es una afección, que disminuye la capacidad de actuar del hombre,
en otras palabras, es en relación a la tristeza en cuanto la perfección del alma se ve
afectada. “Si imaginamos que alguien goza de una cosa que uno solo puede poseer, nos
esforzaremos en lograr que no la posea.” (3/32). Esta apreciación ocurre en la medida en
que se imagina las virtudes del otro como iguales al sujeto deseante.

Posteriormente, se explica que la envidia es en contraposición a la misericordia, dado que,


la ambición que genera el desear lo otro no permite imaginarle con amor al gozar de la
debilidad de sus iguales. “Está claro, pues, que los hombre son proclives al odio y a la
envidia por naturaleza, a la cual se añade la misma educación, ya que los padres suelen
incitar a sus hijos a la virtud con el único estímulo del honor y de la envidia” (3/55e). En
esta medida, la envidia se fortalece cada vez que la educación procurada por los padres, se
construye a partir del odio por lo semejante.

A modo de conclusión, la envidia o el odio relación a la imaginación del disfrute del otro
con el objeto amado, afectan de odio a la cosa amada y de envidia, al otro que disfruta de
mi objeto amado, a estos dos efectos que reprimen la potencia de <el amante> se le
denominan celos. Por tanto, toda afección que conlleve la tristeza, obstruye la potencia de
actuar. Si se piensa que todo hombre es susceptible a ser afectado por la envidia, se dirá
que en la educación actual, pensada desde la competitividad, se condena al conjunto de
hombres y mujeres con sus potencias respectivas, a ideas inadecuadas, y por tanto, a un
estado sostenido de fluctuaciones de tristeza.

Referencia

Spsinoza B. La ética demostrada según el orden geométrico. Traducido por Atilano


Dominguez. Madrid. Alianza Editorial, 2015.

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