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Ahora bien, cuando nos dicen que tenemos que apelar a la insulina como terapia
de reemplazo de la que nuestro cuerpo no está produciendo o no está
aprovechando como es debido, ya ahí nos suena diferente y nos provoca temor.
Sí, la insulina es importante cuando la produce nuestro organismo, pero si la
tenemos que incorporar por medio de un fármaco, ahí empezamos a asustarnos.
Lo primero que tiene que analizar cualquier persona que debe empezar a tomar
insulina y no está convencido de ello, es que si no lo hace, probablemente su
enfermedad va a avanzar mucho más y en menos tiempo. Además, no sirve creer
que el destino nos puede deparar algo parecido a lo que sufrió un familiar, que
lamentablemente tuvo un desenlace terrible.
Cada paciente es único y cada enfermedad evoluciona más o menos rápido,
siempre de acuerdo a la celeridad con que se diagnostique y la eficacia del
tratamiento.
Hoy en día hay mucho más conocimiento del tema y podemos estar prevenidos de
los síntomas que pueden preanunciar la enfermedad. Cuanto antes la detectemos
y tratemos, obtendremos mejores resultados.
Resulta importante que establezcamos una buena comunicación con el médico
que nos atiende y que con él mismo evacuemos la enormidad de dudas que nos
carcomen. Podemos escribir en casa todas las preguntas que tenemos para
hacerle y repreguntarle tantas veces como lo creamos necesario, hasta poder
llegar al punto de entender claramente qué es lo que nos está pasando.
¿Por qué temerle a la insulina? Si es porque nos parece que nunca vamos a poder
inyectarnos por nuestros propios medios o va a resultar doloroso, tenemos que
saber que podremos aprender, así como que las agujas son tan cortas y finas que
prácticamente no se sienten en la piel.
Si le vamos a hacer caso al médico pero no estamos convencidos de la insulina es
lo que estamos necesitando, empecemos por informarnos. Lo ideal puede ser que
nos conectemos con grupos de autoayuda de pacientes o familiares con diabetes,
los hay en hospitales y vinculados a otros centros de salud. Estos grupos suelen
funcionar como una psico-terapia grupal, donde las personas involucradas
exponen sus experiencias, sus temores y sus preguntas. Unos a otros se escuchan
y se va armando una especie de red solidaria, donde tanto hace bien hablar como
prestar oído al prójimo. Y si la experiencia de muchos es que la insulina resulta
beneficiosa es porque es así. Las personas que han experimentado una notable
mejoría en su salud luego de empezar con el tratamiento con insulina podrán dar
cuenta de ello. El grupo nos va a dar confianza en nosotros mismos, sabremos
que no estamos solos y nos animaremos a preguntar cuanto se nos ocurra, ¡hasta
cómo darnos un pinchazo sin sufrir en el intento!
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