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Pequeña propiedad, poder y economía de mercado

Acos, valle de Chancay

Isabelle Lausent

DOI: 10.4000/books.ifea.1547
Editor: Institut français d’études andines, Instituto de Estudios Peruanos
Año de edición: 1983
Publicación en OpenEdition Books: 28 mayo 2014
Colección: Travaux de l'IFEA
ISBN electrónico: 9782821845169

http://books.openedition.org

Edición impresa
Número de páginas: 424

Referencia electrónica
LAUSENT, Isabelle. Pequeña propiedad, poder y economía de mercado: Acos, valle de Chancay. Nueva
edición [en línea]. Lima: Institut français d’études andines, 1983 (generado el 14 août 2019).
Disponible en Internet: <http://books.openedition.org/ifea/1547>. ISBN: 9782821845169. DOI:
10.4000/books.ifea.1547.

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1

De las comunidades campesinas del valle de Chancay, estudiadas por el Instituto de Estudios
Heñíanos desde 1964, aparte de su ubicación geográfica, el tipo de tenencia y conducción de la
tierra es el rasgo distintivo de Acos.
Acos es la única comunidad campesina del Perú, onde sus habitantes poseen, además de 118.64
Has. de tierras comprendidas en sus linderos, 61 Has. en "fundos" de las comunidades vecinas y,
donde, paradójicamente, los comuneros controlan casi 40 Has. de tierras como propiedad
privada.
Isabelle Lausent, autora del presente estudio, es geógrafa graduada en la Universidad de París,
investigadora del Centre Nationale de la Recherche Scientifiquc y miembro del Instituto Francés
de Kstudios Andinos.
2

ÍNDICE

Introducción

I. Aproximación histórica al proceso de apropiación de tierras

1. Tierras y hombres
1. Las chaupi-yungas, medio insalubre para el hombre
2. Posibilidades de asentamiento humano
3. Referencias toponímicas relativas al paisaje, a la flora y a la fauna así como a las actividades y
huellas de asentamiento
4. Toponimia y huellas de asentamiento

2. La colonización de los fundos de los siglos XVI al XVIII


1. Los siglos XVI y XVII: dos siglos de expectativa
2. El siglo XVIII, una etapa decisiva: reconocimiento de linderos e inicio de los conflictos jurídicos
en las tierras de fundos
2. Una comunidad expulsa a la otra

3. El siglo XIX o el “comunero pequeño propietario”


1. Disturbios políticos y libre compraventa de la tierra
2. Los acosinos: del chino al austriaco, del peón al negociante de ganado
3. La colonia china de Acos: comerciantes contra propietarios de tierras y mestizos

II. Poder y pequeña propiedad privada: 1890 -1950

4. La investidura de la tierra: fundamentos de la legitimidad del poder


1. Las familias legítimas de Acos y el monopolio de la tierra
2. Poder y estrategia de alianzas entre las familias
3. Posesión de la tierra y poder comunal

5. “Los nuevos términos del poder”


1. El comercio de 1920 a 1950
2. “La era de la alfalfa”

III. La fruticultura y la pequeña propiedad agrícola: 1950-1979

Introducción

6. La fruticultura, una nueva opcion economica


1. La fruticultura
2. Los mercados y las formas de venta
3. Un ejemplo de mercado: Huaral, “del productor al consumidor” Tierras comunales
3

7. La pequeña propiedad actual


1. Conjunto de parcelas y tipo de conducción
2. Conducción mixta y poseedores de tierras
3. Fuerza de trabajo y forma de explotación agrícola

Conclusión
La tierra
El comercio

Archivos y documentos

Bibliografia
4

Introducción

MAPA N° 1

1 ENTRE LOS PRIMEROS decretos, promulgados a partir de 1824, está el destinado a favorecer
la transformación de las tierras comunales en propiedad privada. Según José María de
Pando lo importante era “aumentar el número de propietarios o de productores; aliviar la
suerte de los indígenas; poner en circulación y cultivo una riqueza estancada y estéril;
preparar nuevos ingresos al erario público y formar ciudadanos de la masa de (nuestros)
infelices proletarios”. (Quiroga 1915).
• Describir la evolución histórica del paso de la propiedad privada de las tierras cálidas de
yungas de quebrada, donde se encuentra Acos.
• Relacionar este proceso con el papel desempeñado por los grupos de parientes que tienen el
poder.
5

• Asociarlo con la precoz penetración de la economía de mercado, cuyos efectos se han dejado
sentir muy pronto en la comunidad.
2 A medida que nuestra investigación progresaba, nos pareció, en efecto, que en ningún
momento se podía disociar la propiedad privada de la tierra y poder (como origen o
consecuencia); que tampoco era posible separar economía de mercado y poder;
finalmente estos dos últimos aspectos no podían tratarse sin considerar la tenencia de la
tierra.
3 Siendo éste un tema nuevo en relación al conjunto de estudios hechos sobre las
comunidades del valle de Chancay, esta investigación se inscribe entre aquéllas que han
sido iniciadas desde 1964 por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) dirigidas por José
Matos Mar. Los tres grandes ejes de investigación del IEP y de la Universidad
norteamericana de Cornell habían sido definidos así:
• destacar los modelos de asentamiento de la población del valle,
• hacer un balance de las estructuras agrarias,
• estudiar los cambios socioculturales contemporáneos.
4 Finalmente, la atención se centró en 7 asentamientos humanos correspondientes a 3
comunidades de altura (Pacaraos, Huayopampa, Lampián), las haciendas Caqui, Esquivel,
Miraflores y Chancay-11o, y también sobre 2 asentamientos humanos compuestos de
pequeños propietarios y situados en el valle bajo: la comunidad costeña de Aucallama y la
irrigación de La Esperanza.
5 Esta división geográfica que opone costa y sierra no considera la parte estrecha y
encajonada correspondiente a las tierras cálidas del valle interandino o yungas de
quebrada,1 en la que justamente se encuentra Acos, a 1,650 m.s.n.m. Su situación
geográfica es el primer rasgo distintivo de Acos. Existen, en efecto, pocas comunidades
cuya existencia se remonte al siglo XVII instaladas en este piso ecológico de la vertiente
occidental de los Andes, infestado hasta este siglo por las “fiebres” y enfermedades
parasitarias, además y sobre todo sin tener acceso a otros pisos. Por otro lado, debido a su
situación geográfica, Acos, situada en la confluencia de 3 cursos de agua (el Chancay, el
Palca y el Chacur), presenta además la originalidad de ser un antiguo “tambo” y de haber
cobijado en sus “fundos” poblaciones dedicadas a los cultivos sagrados de la coca y el
maíz. Este aspecto es muy importante ya que las primeras tierras arrebatadas en el
momento de la Conquista fueron las tierras sagradas.
6 El asentamiento de Acos presenta todavía muchos aspectos originales: por una parte su
población local ha estado y está todavía dominada por las familias llamadas “legítimas”
que concentran tierras y poder, y por otra parte se basa en familias de migrantes, tanto
serranas como costeñas. La migración más interesante y espectacular fue la de una
microcolonia china cuya instalación en Acos tuvo, entre fines del siglo XIX y principios del
XX, repercusiones económicas muy importantes; chinos y miembros de las familias
legítimas se enfrentaron, los primeros para conseguir el poder económico, los segundos
para conservarlo.
7 La tenencia de la tierra y el tipo de conducción distinguen una vez más a Acos del resto de
las comunidades estudiadas por el equipo pluridisciplinario de José Matos Mar. Es, en
efecto, la única en el valle donde los habitantes poseen además de las tierras
comprendidas en sus linderos (118.61 Ha.), 61 Ha. dispersas en los “fundos” de las
comunidades vecinas, y donde, paradójicamente, los “comuneros propietarios” controlan
6

39.67 Ha. de tierra como propiedad privada. Frente a los grupos de familias legítimas que
poseen 90.25 Ha., la comunidad no cuenta sino con 8.45 Ha.
8 Debido al tema de la investigación y a la elección de la comunidad de Acos, esperamos
contribuir a un mejor conocimiento de las comunidades del valle de Chancay.

***

9 La primera parte recurre a la etnohistoria para tratar de reconstruir el desarrollo de este


proceso. Para tal fin hemos debido buscar más allá de los archivos comunales
(desaparecidos antes de 1895), las huellas de asentamientos poblacionales de estas
chaupiyungas y emitir hipótesis que exigen discusión y crítica. Es en Lampián donde
hemos encontrado los rastros de la “Visita de Venta y composición de tierras de esta
Provincia de Canta” y numerosos testimonios de conflictos de tierras en los siglos XVII y
XVIII, poco conocidos.

10 Finalmente, en la Biblioteca Nacional, entre los nombramientos de Notarios, hemos


tenido la suerte de ver a Acos mencionado en 1687 como pueblo anexo de Lampián y
sobre todo como tambo.
11 Cada uno de los períodos indicados nos han parecido interesantes y dignos de
presentación, de allí este desarrollo cronológico, “evolutivo”. Acerca del primero de estos
períodos —“ocupación prehispánica y siglo XVI”— se han formulado hipótesis
concernientes a la posible ocupación de estas yungas de quebrada. El primer documento,
publicado por María Rostworowski en la Revista del Museo Nacional (Rostworowski 1974:
215-216), prueba que ya en 1558 uno de los curacas del valle se había apropiado de estas
tierras cálidas de coca y maíz. Este documento, entre otros, reviste una gran importancia
ya que por vez primera aparece citada la familia de los caciques Pariasca, que se
encuentra hasta principios del siglo XX como familia legítima de Acos.
12 El período republicano será sin duda considerado por muchos como el más importante. Es
cierto que todos los pequeños conflictos de los siglos XVII y XVIII se agravan en la medida
que las comunidades ya no son protegidas. Históricamente, es un efecto del desarrollo de
la economía liberal y de la propagación de la ideología de la pequeña propiedad individual
integrada a una economía nacional. Este es el período más característico de la evolución
de Acos.
13 Para el siglo XX y aparte del estudio sobre el poder, lo que más ha retenido nuestra
atención ha sido el desarrollo del cultivo de la alfalfa como planta forrajera —lo que hacía
de Acos un eslabón esencial en el sistema de producción para las comunidades ganaderas
ubicadas hasta 60 Km. de los fundos — , así como un cultivo semi-comercial cuando se
explotaba para la producción de semillas destinadas a la exportación. Había especial
interés en seguir la progresión de los tipos de cultivo al mismo tiempo que la penetración
de la economía de mercado, pues es así como la fruticultura reemplazó al cultivo de la
alfalfa.
14 En lo que se refiere a la tenencia de la tierra pudo ser estudiada gracias a un “catastro”
levantado entre 1967 y 1970 que fue necesario actualizar y a menudo corregir a partir de
encuestas. Pero el hecho de que hayamos trabajado sobre el tema de la propiedad de la
tierra, en particular en su forma privada, provocó en algunos comuneros una oposición
que se tradujo en una espera de nueve meses antes de lograr la consulta de los archivos;
de lo que quedaba, por lo menos, ya que el año anterior (1975) un incendio criminal hizo
7

desaparecer una parte de los documentos y que otros fueron sustraídos a fin de eliminar
los rastros de usurpaciones.
15 Fuera de esto, los contactos personales con los acosinos han sido ricos en enseñanzas y las
personas de más edad han podido aportar testimonios orales de lo que fue la “era de la
alfalfa” y de la colonia china. Nunca se hizo un cuestionario sistemático, oral ni escrito.
16 Por último, en nuestro trabajo sobre la comercialización, hemos emprendido un estudio
de mercado del que sólo se presenta un aspecto en esta publicación.
17 Nuestro trabajo ha podido realizarse también gracias a la colaboración y amistad de los
acosinos y a la del personal del Ministerio de Agricultura (Zona Agraria IV), de la
Universidad Nacional Agraria La Molina y del Ministerio de Alimentación.

NOTAS
1. En la parte etnohistórica designaremos estas tierras con el término “chaupi-yungas” que
significa “entre cálido y frío” y que conviene a las poblaciones residentes en estas quebradas.
Posteriormente, tal como lo hacen los habitantes de la región, utilizaremos una terminología
menos rigurosa, es decir yunga y yungas de quebrada.
8

I. Aproximación histórica al proceso


de apropiación de tierras
9

1. Tierras y hombres

MAPA N° 2

1. Las chaupi-yungas, medio insalubre para el hombre


1 Las características ecológicas de las chaupi-yungas llevan a plantear el problema del
origen y función de las poblaciones establecidas en esas quebradas, pues pese a su
exuberancia estas regiones son inhóspitas. Pedro Pizarro las describe así:
“Son estos valles muy enfermas para la gente serrana y de mucha arboleada y
cañaverales hay en los más valles destos muchos mosquitos de día y noche que
fatigan a las gentes” (Pizarro 1571).
10

2 Los testimonios que califican como insalubres las quebradas de yungas son numerosos:
“Dicen también que la tierra donde se cría esta coca es caliente y humida y muy
enferma para los indios de la sierra y que comúnmente mueren muchos indios que
andan en el beneficio de ella, y otros cobran una enfermedad que llaman de los
Andes, que se comen las narices como el mal de san Lázaro, (...) y pues esto procede
de labrar y beneficiar la coca que es cosa muy perniciosa a los indios... El mal de los
Andes les solía venir del desmontar las tierras nuevas para plantar la coca”
(Matienzo 1567).
3 Esta enfermedad llamada “de los Andes”, y en la costa, “enfermedad de las llagas” o “de
los llanos” (Basto Girón 1957) no es otra cosa que la Leishmaniasis (Pulgar Vidal 1946).
Parecida a la lepra, impresionó mucho a los españoles, que evitaron las yungas y chaupi-
yungas. Comúnmente se conoce como uta o llaja, por el nombre del insecto que la trasmite
(la titira o Phlebotomus verrucarum) y que es el parásito del huanarpo, planta frecuente en
las yungas.
4 Muchas otras enfermedades endémicas hacen malsanas a las quebradas, por ejemplo: la
caracha (escabiosis) o disentería, el chuccho, llamada también “calenturas” en las regiones
yungas de Yauyos y Chancay.
“Tal vez en los lugares citados identificaban las calenturas con el paludismo o mal
del valle como se le llamaba también” (Basto Girón 1957).
5 Las observaciones anteriores recuerdan un hecho importante: los habitantes de la sierra y
más aún los del altiplano tenían repugnancia a cambiar de medio y permanecían lo menos
posible en las chaupi-yungas y en la costa.1
“Para que no enfermase la gente que bajaba a los llanos, se hacía sacrificios al mar
porque creían que era poderoso para sanarlos”. Juana Conua 1160, III, 18, Chancay
(Basto Girón 1957).
6 En cuanto a los costeños parece que temían menos el clima de las quebradas, pues las
enfermedades allí dominantes eran las mismas que las de sus oasis. Podían pues invocar la
protección de dioses familiares y a sus curanderos no les faltaba recursos para los males
conocidos, mientras que los de la sierra se sentían impotentes ante un mal que les era
desconocido.2
7 El carácter inhóspito de la chaupi-yunga se sufría pues con mayor o menor intensidad
según se procediera de la sierra o costa. Sin embargo, este medio es en general insalubre.
8 ¿No se podría, en este caso, plantear la hipótesis de que la ocupación de estas yungas de
quebrada no fue el resultado de una colonización espontánea y permanente? Parecería
entonces posible sugerir que las poblaciones asentadas en las yungas corresponden a
grupos desplazados temporalmente para cultivar allí la coca. En este caso, dichos grupos
debían llevar con ellos los productos de su piso de origen, o bien ser aprovisionados por
miembros de su etnía.

2. Posibilidades de asentamiento humano


9 Así como las partes bajas de los valles, donde desembocan las quebradas, son ricas en
restos arqueológicos de asentamientos humanos, santuarios y cementerios que aportan
pruebas de fuertes concentraciones, las quebradas, por el contrario, parecen vacías y sin
vestigios que testimonien de su pasado. Las llanuras costeñas de los valles del Rímac,
Chillón y Chancay, por ejemplo, presentan numerosas necrópolis como Ancón, Chancay, y
de poblaciones como Boza, Maranga, La Huaca, Collana, Pan de Azúcar y, la más
11

importante, Pachacamac. Aunque el clima desértico de la costa haya sido particularmente


favorable a su conservación, ya no quedan sino vestigios de estas poblaciones construidas
con barro y adobe.
10 Hacia los 600 m. de altura, cuando los valles comienzan a estrecharse y las vertientes se
aproximan unas a otras, cambia el material y tipo de construcción para dejar paso a
materiales más resistentes:
“siguiendo el canal por la margen derecha del río, se halla igualmente restos de
antiguas poblaciones de piedra de yungas” (Villar Córdova 1935).
11 Este tipo de habitat se encuentra con frecuencia en las vertientes del Chancay, en
Pisquillo Chico, Lumbra y San Miguel; pero los derrumbes de las vertientes o las crecidas
de los torrentes cercanos han terminado por destruirlos en su mayor parte. 3
12 Más arriba, en las quebradas de yungas entre 1,200 y 1,600 m. no es común encontrar
restos de establecimientos nucleados, construidos con piedra. Sin embargo, debieron
existir centros que albergaran de manera permanente o temporal a las poblaciones
encargadas de cultivar la coca y/o el maíz, pero nada ha quedado en pie y es casi
imposible encontrar estructuras intactas.4

Posibilidades de asentamiento en las yungas de quebrada

(?) Este signo convencional muestra que la hipótesis considerada no se excluye totalmente por falta
de informaciones complementarias, pero que se ha preferido otra posibilidad más acorde con los
factores considerados determinantes para este medio.

13 Pedro Pizarro (1571) ha señalado lo siguiente sobre este medio:


“Estos Yungas.. . no llueve mucho en ellos sino una mollenita en el invierno muy
poca cosa, que no han menester buhios (bohios) sino unas ramadas rescadas con
cañas y esteras de eneas”5
14 Si la choza o la cabaña era el tipo de vivienda dominante en la chaupi-yunga a la llegada
de los españoles, es lógico que queden tan pocas huellas.
15 Para las diferentes quebradas de los valles de los Andes Centrales no existen censos
sistemáticos de esta época y la búsqueda de huellas de poblaciones se hace muy difícil. Por
la ausencia de excavaciones, sólo queda imaginar cuál pudo ser este tipo de asentamiento
en la quebrada del valle de Chancay, situada entre 1,200 y 1,750 m.
16 El cuadro 1 de p. 22 reproduce todas las posibilidades asentamiento. Si bien no
corresponde necesariamente a la realidad, indica la dirección de la investigación. Así en
estas quebradas, a menudo muy estrechas, los únicos lugares para un establecimiento
12

humano cerca a las orillas de los torrentes, eran algunas terrazas aluviónicas, siendo
necesario que no fueran sólo zonas rocosas sino que estuvieran fuera del alcance de las
inundaciones. Estos lugares privilegiados fueron seguramente consagrados
prioritariamente a la coca y se puede pensar que las poblaciones se instalaron más bien en
los rellanos de las vertientes o en terrazas de confluencia.
17 El mapa 3, por su parte, muestra los restos reales del asentamiento humano prehispánico.
Lo que sorprende es, en primer lugar, la densidad de los andenes construidos en las
vertientes y la gran cantidad de lugares que testimonian la antigua presencia humana, sea
por las construcciones (casas de piedra más o menos grandes y “chulpas”), sea por su
misma toponimia.
18 Finalmente, debe señalarse la presencia conjunta de casas, abrigos, terrazas y tumbas en
la región de Acos, en el lugar donde los ríos Palca, Chucar y Lampián aportan sus aguas al
Chancay. Esta triple confluencia que se realiza solamente en 6 kms. de largo, es la primera
de este tipo que se encuentra ascendiendo desde la costa. Este fenómeno hace pensar que
se trata de un importante nudo de comunicación en el valle.
19 El estudio de la toponimia de esta parte de la quebrada yunga confirma la hipótesis de un
antiguo asentamiento humano y trae indicaciones complementarias al respecto.

3. Referencias toponímicas relativas al paisaje, a la


flora y a la fauna así como a las actividades y huellas
de asentamiento6
a. Paisaje

20 Huayanpampa7 —2—: pampa cubierta de hierba (Espinoza Galarza).


21 Acos —1—: arenas, limos (Espinoza Galarza).
22 Quipullin —7—: “quebrada”, garganta (Espinoza Galarza).
23 Quisque —6—: paso muy estrecho (Espinoza Galarza)
24 Palca —3—: unión; corresponde a la confluencia de los ríos Palca y Chancay (Espinoza
Galarza).
25 Lacsacocha —1—: fuente abundante (Espinoza Galarza) o fuente de la luna, según Villar
Córdova.
26 Collpa —7—: tierra salada o salitrosa (Espinoza Galarza).
27 Hoyo —1—: lugar malsano a causa de aguas estancadas (Espinoza Galarza).
28 Calpa —4—: lugar estéril (Espinoza Galarza).
29 Huayo —4—: lugar féril que da frutos (Espinoza Galarza).
30 Huachipa —1—: lugar muy soleado (Espinoza Galarza).
31 En el mapa 3 los topónimos forman un conjunto para el que no será fácil encontrar una
interpretación definitiva. Se podría pensar, considerando sólo los términos “residuos de
minas”, “monte de carbón”, “monte amarillo” y “monte de cobre”, que habría existido
una de esas pequeñas minas que se encuentran en la sierra, pero las pruebas que
sustentan esta suposición no son suficientes. La toponimia no ofrece una sola
interpretación, lo que puede ser tanto ventaja como causa de error. Así, si no se acepta la
13

primera versión, debe aceptarse que esta terraza fue uno de los numerosos espacios
sagrados que se encuentran esparcidos en las quebradas yungas. Paria coto —1 — : Según
Villagómez (1919), “paria” quiere decir tierra extraida de las minas, de allí la
interpretación: monte de los residuos de minas. Si no, se puede tratar simplemente del
monte de los pájaros (Espinoza Galarza 1973). Carbón monte —1 — : los habitantes lo
llaman también “carhua (n)” monte. Carhua(n) monte — 1 —: más acertada que monte
amarillo parece la interpretación de Aguilar Páez (1970). Carhuan viene de “charan” que
significa lodazal, y justamente este rellano bordea el curso de agua y su base se inunda a
menudo. Antacoto — 1 —: Anta tendría dos sentidos (Santillán 1950): animales como la
vaca, mineral de cobre (en el sentido más común). En cuanto al término coto, puede ser un
simple monte, rellano o terraza, o como lo piensa Villar Córdova, un espacio sagrado, un
adoratorio:
“donde se halla situada alguna aldea que forma parte de una ciudad o marca”
(Villar Córdova 1935).8

MAPA N° 3

b. Flora y fauna9

32 Además de los numerosos términos como: Pacas, Acay, Cabulla, Chirimoyo, Guayabo,
Tunas, Molle, Lúcuma, etc., la toponimia permite una aproximación más detallada
todavía:
33 Picanchinche — 1 —: maíz molido con una hierba odorífera (Tagetes alliptoca) (Espinoza
Galarza 1973). Hualhuarache — 1 —: lugar donde se cosecha una planta odorífera (Psoraela
glandulosa) (Espinoza Galarza 1973). Mantaga + —1 — : viene de manta que significa, dulce
delicioso y de tánger, fruta llamada también “zarzamora” (mora salvaje — Rubus roseus).
Esta traducción ha sido preferida a tanka que significa: lugar de arrepentimientos, que
14

también es posible (Espinoza Galarza 1973). Huanchuy —7 — : árbol muy frondoso


(Espinoza Galarza 1973). Matara —6 — : Junco, enea (Espinoza Galarza 1973).
34 Cuca punco — 5 —: puerta o límite de la cuca (coca). Cucapunco está a una altura de 1,650
m. (Espinoza Galarza 1973). Pomas — 1 —: pumas (Espinoza Galarza 1973). Añas mayo — 5
—: torrente al que llegan zorrillos (Espinoza Galarza 1973).

c. Actividades

35 Patería y Patapata — 1 —: andenes. Chahuay paque — 1 —: viene de chahua: pez, y de


paque: cordones; se trata sin duda de la pesca con red, como la pesca de camarones que
hasta hoy se practica de este modo. Maraniyoc —1,7 —: Maran, raran o maray (Aguilar
Páez 1970 y Espinoza Galarza 1973), ver Raran. Raran, Maran, —4—: (Espinoza Galarza
1973), los tres se traducen por “batán”, término bastante utilizado en las yungas de
quebrada. Por ejemplo Raran se encuentra cerca del depósito de granos de Palca —4— y
Maraniyoc o “el que posee un batán” se encuentra cerca del río Chancay, no lejos de un
molino.
36 Colca pampa10 — 4 —: depósito, especie de granero.
37 Este último detalle da una imagen de lo que era la vida cotidiana: al pie de San Juan, no
lejos de una zona de andenes pre-hispánicos y de un rellano antiguamente habitado, se
encuentra Huachac. Huachac — 1 —: viene de Huacchaj que significa parir. Situado al
borde del río Chancay, un poco aislado, este lugar evoca una observación de P. Pizarro:
“Acontecía que yendo cargadas, parían en el campo y para parir, se desviaban del
camino y pariendo, llegábanse adonde había agua y lavaban la criatura y a si
mismas” (Pizarro 1571: 175).

4. Toponimia y huellas de asentamiento11


38 Aunque es raro encontrar en el valle bajo ruinas importantes de pueblos establecidos en
las márgenes del Chancay, cuando el valle se estrecha y se entra en la quebrada,
desaparece esta clase de habitat. A nuestro entender, no hay ruinas de poblaciones en los
niveles 0 ó 1 (veáse cuadro 2), con una excepción: Marcahuasi.

entre los niveles 1 y 2 el desnivel varía entre 40 y 100 m


entre los niveles 1 y 3 el desnivel varía entre 60 y 200 m.
entre los niveles 1 y 4 el desnivel varía entre 200 y 500 m.
15

39 Marcahuasi — 1 —: casas del ayllu. En ciertos casos “marca” también puede significar:
colonia (Espinoza Galarza 1973). Este pueblo, por su posición y su estructura, plantea
muchos problemas. Su construcción recuerda bastante la de los pueblos fortificados y
establecidos hacia los 3,600 m.s.n.m. Los restos de muros de piedra que subsisten sugieren
casas de por lo menos dos pisos. El pueblo está cortado netamente en dos por un camino,
y, sobre las casas, contra la pared rocosa, invadido de escombros, se encuentra un
cementerio compuesto de numerosas chulpas redondas, de unos 0.80 m. de altura y
diámetro. Marcahuasi parece aislado, arrinconado entre una vertiente abrupta y el curso
alto del Chancay. Hacia arriba, la pendiente hace muy difícil el acceso a otra terraza
aluviónica llamada Obraje, sobre la que hay antiguos andenes y chulpas. Hacia abajo, un
camino que sigue la ladera, une Marcahuasi a Antacoco. Ahí, cerca de un reservorio
prehispánico y de algunas casitas de piedra totalmente destruidas, existen ruinas sobre
las que se ha colocado una cruz muy reveladora de lo que hay en la enorme terraza
inferior. En efecto, quedan los restos de una imponente construcción, pero de otro tipo,
con base de piedras y muros de adobe que se dice fue hecha por los curas. 12
40 La casa-hacienda habría pertenecido a una orden religiosa. ¿Sería como en Obraje, a la
orden de los franciscanos? En cuanto al sitio mismo de Marcahuasi es inesperado. Su
situación en un medio sometido a inundaciones, insalubre y sin espacio, se explica
defícilmente. Su disposición es también un enigma: dividido en dos por una vía central
con un cementerio a su alrededor, hace pensar por su estructura en una “reducción”
española dominada, por un lado, por un obraje y, del otro, por un espacio sagrado
ocupado por una orden religiosa. Se recuerda entonces la lista de las “reducciones”
formadas por los españoles hacia 1570 en esta parte de Atavillos Bajos. Entre los ocho
pueblos entonces creados, uno desapareció inmediatamente después de su fundación, del
que no existe mención mayor en los archivos: San Gregorio de Antacoto (Degregori y
Golte 1973). Entonces es muy posible que aunque aparezca bajo la forma de un
establecimiento prehispánico, Marcahuasi haya sido una tentativa de reagrupamiento de
poblaciones chaupiyungas,13 antes dispersas sobre la margen izquierda de esta quebrada,
intento fracasado a causa de la mala ubicación y de su dificultad de acceso.
41 Construido sobre la terraza de la margen derecha, Acos no ha conservado mayores
vestigios de establecimiento prehispánico, aunque es seguro que el sitio estuvo ocupado
antes de la llegada de los españoles.14 Para Acos, a la traducción corriente de arena o limo,
se preferirá la de Espinoza Galarza:
42 Acos — 1 —:
“Acos, en el caso de Canta es de origen aymara y deriva de Aco que significa
Hombre. Otros piensan que deriva del Cauki con el mismo significado de hombre. La
“s” terminal es plural castellano”.
43 A igual distancia entre dos antiguos tambos,15 uno costeño: San Miguel (1,000 m.), el otro
último pueblo antes de llegar al altiplano: San Miguel de Vichaycocha, San Miguel de Acos
puede también haber sido un tambo16 ya que, como importante eje de comunicación,
nunca ha dejado de ser un sitio de etapa.
44 Los principales caminos incas son los que recorren la sierra y el que sigue la costa. Entre
ambos ejes se encuentran numerosas ramificaciones que, a través de los valles
interandinos, unen costa y sierra. En el caso del valle de Chancay, el camino pasa por
Huaral viejo, Lumbra y Acos. Enseguida parten varios caminos, hacia Huánuco y Bombón
por la margen derecha o hacia Huancayo o Cusco siguiendo la margen izquierda.
16

45 Huamanmarca —2 — : territorio del ayllu del águila o halcón. Esta vez el ayllu se
encuentra en la terraza que desciende a Anta-coto, frente a Acos. Se sabe que las
poblaciones chaupiyungas estaban organizadas en clanes totémicos, de ahí la costumbre
de atribuir un emblema animal no sólo al linaje, sino también a los lugares sagrados y al
área de la población.
46 En el valle mismo, este hecho está ilustrado por una leyenda que describe una guerra
entre dos tribus en tierras de yungas: la tribu Chaucarrume (dependiente del actual
pueblo de Chaupis) tenía por totem al puma, mientras que la de Piscocoto adoraba la
serpiente, amaru, (también venerada por los Incas). Transformándose en un torrente
impetuoso, la serpiente impidió a los Chaucarrumes que pasaran a la otra vertiente e
invadieran las tierras de los Piscocotos. Este torrente se llama también Añasmayo o
torrente de los zorrinos (añás), animal totémico importante en la mitología yunga
(Arteaga León 1976).
47 Tambo silencio —2—: al centro de la terraza redonda empedrada, justo al final de un
camino escarpado y duro, se encuentra una construcción aislada. Sin duda, como lo
prueba el término “silencioso”, este tambo dejó de usarse después de la llegada de los
españoles.

MAPA N° 4

48 Pampa Carahuay — 1 —: plataforma actualmente cubierta por cultivos, Carahuay se


extiende delante de Acos. cara: viene de qara (ccara) que se traduce por vacío; huay es una
abreviación de huasi, casas. Carahuay: casas inhabitadas o lugar desierto. La presencia de
un ayllu allí donde se ha instalado Acos parece ahora evidente.
49 Pirquihuay —3 — : del mismo origen que Pircahuasi, que se encuentra al lado, y donde se
observan numerosos andenes y restos de casas, en grupos de dos o tres, dispersas sobre la
vertiente. Pirqui: o pircas, piedras. Huay: que viene de huasi, casa. Pirquihuay o casa de
17

piedras. Al pie de este lugar se ha instalado la comunidad de Canchapilca (recinto de


piedras).
50 Este pueblo de quebrada, próximo a Acos, debe ser también un antiguo ayllu a partir del
cual, a la llegada de los españoles, se desarrolló un caserío que dependía de la reducción
de los Hurin Piscas de Lampián.17
51 Aún queda el problema de saber si estas poblaciones chaupi-yungas provenían realmente
de la región de Lampián y si se trataba de una misma etnía. Nada lo prueba, estos ayllus
podrían ser originarios de otra etnía o simplemente haber pertenecido a los Hanan Piscas,
lo que probaría de qué manera arbitraria fueron hechas las reducciones y las
demarcaciones de linderos.
52 Parece obvio que diferentes ayllus dominaron zonas o marcas ahora dificilmente
delimitables, aun con la ayuda de un estudio toponímico. Rostworowski (1973: 211-212)
sugiere que las tierras de los chaupiyungas durante la época preincaica estaban en manos
de pequeños curacazgos:
“Estaba en tiempos anteriores a la dominación Inca en manos de varios pequeños
señores como lo eran el de Sapan y el de Guancayo, en la margen izquierda del río
Chillón; y Maca y Guarauni en la derecha” (Rostworowski 1973: 210-211).
53 En el caso del valle de Chancay, no se sabe casi nada de la organización de los Piscas.
Rostworowski señala a los Piscas como un grupo étnico serrano que ocupaba las
quebradas altas del río Chancay, localizados en la margen derecha (Rostworowski 1973:
215). La etnía debía dividirse en curacazgos a la cabeza de los cuales se encontraba el
curaca. Cada curacazgo tendría acceso a tierras situadas en pisos ecológicos diferentes del
lugar de residencia habitual (pisos suni y quechua). Esto explica que en la zona yunga los
curacazgos poseyeran tierras de maíz y de coca, a manera de “islotes”.
54 Es probable que los ayllus que componían el curacazgo hayan tenido algunos miembros
encargados de cultivar la coca y el maíz. ¿Había una rotación entre los miembros
designados o se trataba de poblaciones directamente dependientes que ocupaban
permanentemente su territorio? En todo caso, es probable que en la “chaupi-yunga” del
río Chancay, descrita en parte en este estudio, se encuentren islotes de este tipo.
55 ¿Eran los asentamientos de la zona chaupiyunga de Chancay similares a los del valle del
Chillón, donde los diferentes curacazgos de la sierra tenían no solamente sus cocales, sino
que poseían los de las yungas de la costa y el de los chacha de Huarochirí que
representaban el Tahuantinsuyu?
“Los pueblos yauyos...18 se encuentran en los valles como en las alturas, lo cual les
permitió abastecerse de los productos de las quebradas y punas, y que ingresaban
en el circuito del intercambio y la reciprocidad y no del tributo; los productos del
mar y algunos objetos suntuarios (chaquiras y plumas) también los intercambiaban
con los yungas y la gente de la selva” (Gentille Lafaille 1976: 77-78).
56 Si bien es difícil juzgar adecuadamente este punto debido a la falta de estudios, los pocos
datos que se poseen sugieren que no por eso habría sido menos complejo.
57 ¿Cuáles son estas fuentes? Básicamente dos documentos de la época colonial, que
confirman la fragmentación de las tierras de ayllus en “islotes” y el acceso de los “Hanan
Piscas” (los Piscas de la mitad superior, aquellos que no poseen tierras de chaupi yungas
al pie de las vertientes donde viven) a las tierras cálidas del valle.
58 Documento N° 1: encontrado por María Rostworowski, fechado en 1558 (Rostworowski
1973: 215-216) se refiere a un crimen cometido en el valle. Para apoderarse
18

definitivamente de tres chacras de coca, Quilla, Sullca y Colipa, el curaca principal de los
Piscas, Alonso Pariacaca (o Pariasca) mata en el pueblo de Cuyan a su primo paterno,
Carayuna. El juicio por los españoles tiene lugar en los pueblos de Rauri y Cuyan; la
reconstrucción del crimen en Guanchocalla y Cuanchuy. Se trata de un conflicto debido a
la apropiación por los curacas de tierras que pertenecían a toda la etnía y de las que no
habían sido sino depositarios. En el vecino valle del Chillón, donde había un asentamiento
multiétnico, con la presencia de mitimaes y de miembros de los grupos serranos locales,
los curacas, jefes de ayllus, se apropiaron desde los primeros tiempos de la conquista
española de parte de esas tierras, al mismo tiempo que del trabajo de yanaconas 19
encargados anteriormente de cultivarlos para toda la etnía. Ha ocurrido, pues, el mismo
fenómeno en los valles, lo que prueba la rápida conversión a la propiedad privada y el
naciente individualismo que se percibe a través de los conflictos entre curacas.
59 Sin embargo, y considerando que los Atavillos y los Piscas pertenecían a dos etnías
distintas, pensamos a diferencia de María Rostworowski que tal vez hubo también en el
valle de Chancay un asentamiento multiétnico.
“Se desprende del documento que las tierras estaban en poder de personas y no de
grupos y que el más poderoso había despojado de sus bienes al que no lo era. Para
que este caso corresponda al de una colonia vertical hace falta uno de los requisitos
principales, o sea el de ser multiétnico”. (Rostworowski 1973: 216-217).
60 Ahora bien, la localización de las tierras, objeto del litigio lleva a sostener otra hipótesis,
ya que tres de estas tierras han podido ser ubicadas.
61 El crimen se produjo en el pueblo de Cuyan; se trata de Cayan, que se encuentra en la
quebrada de Pacaybamba, a una altura ideal (1079 m.) para el cultivo de la coca. Guanchuy
o Huanchuy, en la misma quebrada, existe hasta hoy: es un lugar donde todavía subsisten
numerosas ruinas prehispánicas. En cuanto a Rauri, ya no se le encuentra situado en esta
quebrada adyacente, sino en la quebrada principal del río Chancay, poco más abajo del
pueblo de Acos. En este mismo Rauri quedan algunas huellas del “pueblo” si fue allí donde
se habría llevado a cabo el juicio.
62 ¿Estaban las chacras de coca situadas en la quebrada de Pacaybamba? Si es así, es
interesante notar que los Piscas poseían tierras chaupi-yunga en la margen izquierda del
Chancay, que pertenecían teóricamente a la “etnía” de los Atavillos. Si, por el contrario,
los cocales se encontraban cerca de Rauri, los Piscas permanecían en su territorio, y es
entonces difícil explicar por qué el conflicto tuvo lugar en esas yungas de Atavillos.
63 De hecho, el segundo documento menciona Rauri como un maizal de los Hanan Piscas y la
toponimia en los alrededores de Cayan evoca el cultivo sagrado de la coca, así como los
ritos ligados a este cultivo (Cayan viene de Caljan, lugar de invocación a las huacas). La
segunda interpretación parece pues la más verosímil: confirma que pudo haber
asentamiento multiétnico en los “islotes” de yungas, lo que también se nota en el mapa de
la región de Acos, donde el territorio de Marcahuay se extendía a ambas márgenes del
Chancay.
64 Documento N° 2: encontrado por Carlos Degregori y Jürgen Golte en los archivos comunales
del pueblo de Pacaraos (Degregori y Golte 1973), relata un conflicto iniciado en 1596 y que
sólo concluye en 1687. Este conflicto revela el apego de los indios de la parte alta del valle
a la posesión de tierras chaupi-yungas. Los Hanan Piscas, agrupados por la política de
reducción de los españoles en territorios limitados desde el punto de vista ecológico,
quisieron recuperar el acceso a las tierras de Rauri, donde afirmaban haber cultivado
siempre maíz. “Los Hanan Pircas piden y obtienen a cambio de su trabajo, chacras de maiz
19

en Rauri, en la zona de Acos, cerca el mencionado puente de Bilcachaca. ..” (Degregori y


Golte 1973: 4).
65 Estos son los documentos disponibles; el enfoque toponímico puede todavía ser útil.
¿Hubo también mitimaes en el valle después de la conquista inca? Quizás fue éste el caso
para la población de Yunguy, a 1,600 m.s.n.m. en una pequeña quebrada; en ese caso,
Yunguy podría significar colonia de yungas, mitimaes. Sus habitantes serían entonces
también originarios de la sierra: se encuentra un topónimo Huamachuco para un lugar de
habitación situado ligeramente río abajo y que es también el nombre de una etnía. 20

NOTAS
1. Según Anne Marie Hocquenghem (tesis doctoral sobre la iconografía mochica) el mar, la
Mamacocha, representa la muerte y la costa el dominio de los muertos, de allí esta aversión.
2. En la costa se veneraba sobre todo a Pachacamac (creador de la tierra), al igual que a
Vichaycocha en la sierra; Pachacamac también era solicitado como dios curador, cualidad que
correspondía al dios Huari de la sierra.
3. Se piensa que la mayoría de ellas estaban ya “muertas” sólo algunos años después de la llegada
de los españoles, debido a epidemias y fugas de poblaciones.
4. Una excepción es el caso de Marcahuasi en el valle de Chancay y frente a Acos; pueblo de
piedras a 1,600 m. cuya historia es difícil de describir.
5. A este respecto se presenta un problema; parece que el clima de esta vertiente occidental de
los Andes ha cambiado durante estos últimos siglos (Juan de Matienzo describe el invierno
lluvioso de la sierra, comenzando en octubre y terminando en marzo) de manera que no se sabe
hasta qué altura las chaupi-yungas habrían gozado de un clima suficientemente seco que
permitiera la construcción de casas de cañas o bambú. Actualmente las chaupi-yungas situadas
entre 1,200 y 1,700 m. reciben en invierno frecuentes lluvias. Si el clima no ha cambiado desde
esa época es difícil concebir en esas chaupi-yungas un habitat únicamente vegetal a menos que
no haya sido sino temporal.
6. La toponimia ha sido tomada en el mismo terreno. Los topónimos en su mayoría quechuas han
sufrido algunas alteraciones a lo largo de los siglos. Algunos son fáciles de comprender, otros
necesitan más prudencia. Para cada uno de ellos se mencionará la referencia bibliográfica y la
elección hecha en la acepción de la palabra. Ejemplos de deformaciones encontradas en Espinoza
Galarza 1973: Collpa viene de Jollpa, Huala de Hualay o Huaray; arampacay se ha transformado en
aracay y ccarccoyo es otra forma de qarqoy o jarjoy, pongo es una deformación de puncu.
7. La cifra que sigue permitirá localizar mejor dichos lugares en el mapa; corresponde a:
—1— Acos y la zona yunga de la quebrada principal. —2— alrededores de la quebrada de Chacur.
—3— alrededores de la quebrada de Palca. —4— fundo y quebrada del río Lampián (margen
derecha). —5— quebrada Añasmayo. —6— quebrada de Huataya-Yunguy. —7— quebrada de
Pacay-bamba.
8. El autor piensa que el “wacoto” (después de la muerte, las almas debían errar, solitarias, hacia
el “wacoto” o camino de los muertos) pasa del valle de Canta al de Chancay. En efecto, se cuenta
una gran cantidad de lugares llamados Coto o Cuto con ruinas: Cuto en Pampas, Llipancoto,
Challan-coto (Huayopampa), Acocoto, Sococoto, Pumacoto, Ayacoto, Vilcacoto, Pish-cocoto y
20

finalmente el pueblo de Coto, situado sobre las ruinas de una antiquísima población aymara.
Agregamos a esta lista Antacoto —1— terraza sobre la que subsisten algunas ruinas y tumbas.
9. La interpretación y la traducción de los topónimos seguidos de un signo + son mucho menos
seguras. Conociendo casi todos estos lugares, la elección se ha hecho en función de lo que parecía
más verosímil.
10. Aunque ya no queda casi nada de estos depósitos Pizarro dice haberlos visto. “Y estos
depósitos ya dichos que tienen los yungas en la sierra, los indios comarcanos a ellos los toman y
los llevan al Cusco”.: (Pizarro 1571: 73).
11. Sólo han sido retenidos los sitios observados sobre el terreno y conocidos por los habitantes
de los pueblos. Las ruinas situadas en las quebradas de Yunguy y de Pacaybamba, poco conocidos,
no son mencionados en este trabajo. Los asteriscos indican que en esos lugares se encuentran
huellas de asentamiento humano, como casas, cementerios, templos o andenes.
12. Son las piedras del sitio destruido que han servido para hacer estas bases y para construir los
bellos muros que la rodean.
13. En efecto hay que distinguir la margen izquierda que formaba parte de un reino Atavillos y
que englobaba el valle adyacente del Chillón (margen derecha solamente), de la margen derecha
dependiente del cacicazgo de los Piscas.
14. Según los documentos a los que hemos tenido acceso, Acos ha sido siempre un centro de
población importante y sobre todo un sitio de etapa. La ausencia (aparente) de ruinas, se puede
explicar así: 1. un habitat construido en su mayoría con material ligero; 2. el deseo que han
manifestado, desde principios del s. xx las autoridades progresistas, de modernizar el pueblo. Por
ejemplo en 1930, algunas casas viejas fueron destruidas para agrandar o abrir nuevas calles y tres
años antes el pueblo había sido incendiado para luchar contra una epidemia de peste bubónica.
15. Los tambos podían estar situados cada 3, 4, 5 ó máximo 6 leguas uno de otro.
16. Es curioso encontrar estos tres pueblos bajo la protección de San Miguel. Es posible que este
santo haya sido elegido porque se trataba de antiguos tambos; en efecto, es el patrón de todos los
tenderos y comerciantes (véase Foster, 1959). Otra suposición: esta margen derecha del Chancay,
sobre todo en la parte alta de los Hanan Piscas, ha estado dominada por la orden de los
mercedarios, cuyo patrono era San Miguel.
17. La margen derecha del Chancay pertenecia a la etnía de los Piscas, dividida en Hanan Piscas,
que habitaban la parte alta del valle, y Hurin Piscas, que ocupaban la parte media de aquél. Los
Hanan Piscas fueron reagrupados en ocho reducciones y los Hurin Piscas en cuatro. Entre los
cuatro pueblos así creados, no se menciona a Acos. Sin embargo, tenemos un documento que data
de 1680, en el que Acos es un pueblo donde se detienen los religiosos, antes de subir hacia
Lampián u otros pueblos.
18. Los Yauyos conquistaron los valles de Lurín y Rimac y fueron detenidos en la parte superior
del valle del Chillón por los Chocorbas, los Chancas y los Yaros. Luego, aliados de los Incas, fueron
enviados por éstos como colonos o Mitimaes a ese último valle. (Gentille Lafaille 1977).
19. Estos yanaconas, enviados por sus ayllus para cultivar las tierras de chaupi-yunga,
permanecían ligados a su grupo de parentesco. Poco a poco, habrían perdido este lazo, para
convertirse en trabajadores dependientes de los curacas.
20. Los tocados diferentes según los grupos étnicos permitían distinguirlos. Por ejemplo la tribu
de los Huacra Chuco, de la de los Huamachuco cuyo tocado estaba coronado por una cabeza de
halcón.
21

2. La colonización de los fundos de


los siglos XVI al XVIII

1. Los siglos XVI y XVII: dos siglos de expectativa


1 Los primeros mestizos
2 A falta de otras informaciones sobre la historia de los yungas del valle de Chancay
durante este período, hay que limitarse al conflicto que tuvo lugar en 1558, a propósito de
los cocales de Pacaybamba y que menciona a Rauri como el maizal de las poblaciones
piscas. Desgraciadamente, la parte publicada del documento no basta para abordar el
tema del cultivo de la coca y maíz en Rauri. Sin embargo, hay un detalle importante.
3 A la muerte de su hermano,1 el cacique principal, don Hernando Pariasca, fue el
encargado de los tres cocales que heredó su sobrino Francisco Tomavilca. A su muerte, su
hijo, don Alfonso Pariasca, siguió recibiendo una cosecha de cada dos. 2 Al ser nombrado a
su vez cacique principal, su poder fue bastante fuerte para apropiarse definitivamente de
las tres chacras a costa de sus primos, al menor de los cuales, Carruayama, asesinó.
4 Esta práctica recuerda la que hasta ahora se realiza, en la que por turno los coherederos,
tienen derecho a una cosecha para así mantener la herencia indivisa. Se trata
generalmente de parcelas pequeñas que divididas no serían rentables. Sin cuestionar el
carácter sagrado de estas yungas, es probable que los cocales no hayan sido tan
numerosos como en el valle del Chillón, donde estas chacras eran importantes. Este
documento confirma, en cambio, la importancia de los maizales a la altura de Acos.
5 Otro detalle puede ser importante:
6 “No contento con este despojo, Alonso Pariasca le quitó a Francisco Tomavilca los criados
heredados de su padre, llamados Hacha y Soca” (Rostworowski 1973: 216). Al mismo
tiempo, A. Pariasca se apoderó de la fuerza de trabajo que pertenecía a esa tierra, es decir
de los dos yanaconas. Se consideraba al yanacona más dependiente de la tierra que del
amo. Juan de Matienzo lo hacía notar en 1567: “Suelen decir también que el que tiene
chacaras y yanaconas en ellas los suele vender juntamente con la chacara”.
22

7 En el siglo XVI es difícil diferenciar el status de estos “criados heredados” que dependen
de los curacas o que cultivan estas tierras de yungas. Para Matienzo, los yanaconas se
transforman pronto en camayos, especie de feudatarios que reciben una tierra a cambio
de su trabajo para los indios o mestizos; y es difícil diferenciar estos dos grupos. Venidos
de la sierra a las yungas, algunos de estos indios se mantuvieron al servicio de un curaca,
mientras que otros se emanciparon y vendieron su fuerza de trabajo a cambio de parte del
usufructo de una parcela.
8 Se imponen así nuevas relaciones entre los propietarios de la tierra y quienes las trabajan;
pero cualquiera que sean estas formas “las contrataciones entre los indios y sus amos no
pueden ser muy libres de fuerza y de opresión” (Matienzo 1967: 180).
9 No sabemos nada de los indios encargados de cultivar maíz en Rauri; pero puede
suponerse que quienes escaparon a la mita, a las enfermedades, permanecieron
seguramente al servicio de los Pariasca, que en 1789 todavía poseían esas tierras.
10 Más que por la supresión del servicio personal gratuito, el siglo XVII se caracterizó por las
“composiciones de tierras”. Así, en 1647, se lleva a cabo la “visita y composición de
tierras” de Manuel del Castillo, seguida en 1659 por una nueva campaña de extirpación de
idolatrías.3 También fue el siglo de la penetración en las comunidades de “vecinos”
españoles o mestizos en busca de tierras y poder. Así comenzó un largo proceso de
usurpación de tierras, gracias a estas “composiciones de tierras”. Pero las quebradas, más
que un bien económico, representaban para caciques y principales el símbolo de la
permanencia de un poder pasado y presente. Abusando de la fuerza de trabajo gratuita,
fueron los únicos, con algunos mestizos, en seguir cultivando estas tierras. La comunidad
pareció renunciar a cultivarlas y a reivindicarlas, aunque sin olvidar sus derechos sobre
estas yungas.
11 A finales de siglo, la demanda de maíz aumentó; por lo que la parte baja de las vertientes
irrigadas de la quebrada volvió a su antiguo destino y las yungas atrajeron nuevos
mestizos. Ya se observaban conflictos entre arrendatarios y usurpadores, que al principio
se originaban sobre todo por la usurpación de pastizales o de rebaños comunales, ya que
la ganadería era el sustento de la economía comunal.
12 Cuando en la segunda mitad del siglo XVII, los fundos fueron nuevamente ocupados para
cultivar el maíz en los antiguos andenes, o para trabajar pequeños cañaverales, las
comunidades intervinieron e intentaron oponerse a esta usurpación. Así, los Piscas de
Pacaraos se levantaron para defender sus tierras de Rauri-Acos contra “una morena y un
mestizo” (Degregori y Golte: 1973). Pedro Sondor, “Cacique principal y gobernador del
pueblo Santa Lucía de Pacaraos” relató los hechos de la siguiente manera:
“...una morena se introdujo en dichas tierras, pretendiendo que el medidor de
tierras se las había entregado, y a su muerte (se introdujo) un mestizo valiéndose de
su matrimonio con una india cacique4 de dicha doctrina (Pacaraos), y que dicha
morena había nombrado su heredero y ejecutor testamentario (...) lo que no puede
ser ya que en caso que la morena estuviera en vida hubiera sido despojada de sus
tierras en virtud de la Real Cédula de su Majestad... con el fin de que sean
restituidas a los indios las tierras que les habían sido asignadas por legítima
Repartición”. (Piel 1975: 180).
13 Aunque en apariencia conocía las leyes y los derechos de las comunidades, el cacique no
pudo impedir que el mestizo se apoderara de esas tierras cercanas a Acos. Si lo que dice
Sondor es exacto, resulta que en una primera visita las tierras de Rauri fueron registradas
e incluidas en los linderos comunales, aunque “físicamente” estaban fuera de ellos.
23

14 Otra observación respecto a este documento: en esa época, los mulatos y negros no tenían
derecho a residir en los pueblos; al instalarse en esta quebrada, no lejos de un núcleo
poblado como Acos, esta mujer que quebrantaba la norma supo aprovechar de su
condición de mestiza.
15 Es en esta época, en 1686, que por primera vez un “nombramiento de Notario” menciona
la existencia del “pueblo de San Miguel de Acos, anexo a la doctrina de San Juan de
Lampián”.5 Este anexo parece haberse originado en el lugar de un antiguo tambo, más que
en un simple caserío. En efecto, un documento notarial del 16 de febrero de 1687, hace
constar que una reunión entre “Mayordomos, Gobernadores” y otras autoridades, ha
tenido lugar en “el cementerio de la iglesia de Acos”; y aunque Lampián era “cabeza de
repartimiento”, este tipo de reuniones se llevaban a cabo de preferencia en Acos. Se
puede suponer que gracias a las “ordenanzas de tambos” promulgadas por Vaca de Castro
en 1543, y sobre todo gracias a su situación estratégica y a su población ya formada, Acos
pasó del rango de tambo al de pueblo, sin dejar de sumplir su función de tambo, descrita
así: “Estos tambos debían ser centros de aprovisionamiento, ubicados en lugares
estratégicos. Las famosas “ventas”, con el objeto de servir de bases de alojamiento,
comida, forraje y defensa, fueron servidas por mitayos indígenas”. (Matos Mar 1964: 303).
16 Juan de Matienzo escribe a este respecto:
“Las audiencias proveían que se pueblen los lugares de los indios en los mesmos
tambos o cerca de ellos, habiendo comodidad para ello...” (Matienzo 1967).
17 Un cronista del siglo XVII que recorrió el valle, agrega:
“En todos los tambos hay mita de indios que están allí depositados para el servicio
personal de los pasajeros que caminan de unas tierras a otras, y luego en entrando
el pasajero en el tambo acude un alcalde de indios que allí asiste y le da indio para
que lo sirva”. (Anónimo 1958: 74).
18 Instalados en las quebradas, como en Antacoto, los religiosos parecen defender muy bien
sus intereses; en las comunidades de vertiente, sin embargo, los bienes de la iglesia son
codiciados por mestizos.6 Así, siempre en 1686, se asiste a un intento de usurpación del
rebaño de esta misma doctrina de Lampián:
“digo: que Sebastián Arroyo, mestizo del pueblo de San Juan de Coto, en dicha
doctrina se ha introducido por arrendatario de cantidad de tres mil y más cabesas
de ganado obejuno (y ganado caprino) pertenesientes a la Iglesia de San Pedro de
Carac”. (Documento de la Biblioteca Nacional titulado: “Expediente sobre la
petición presentada por el Br. Fr. Sebastián Romero, cuya propio de San Juan de
Lampián a fin de que se embargue los bienes de Sebastian Arroyo arrendatario de
cantidad de ganado perteneciente a esa doctrina”. “Huamantanga Fevrero, 11 de
1686”).
19 Este mestizo, que ocho años antes era “administrador de la iglesia de Carac”, empleaba en
1686 a cuatro pastores indios y controlaba unas 3,285 cabezas de ganado. Habiéndose
calculado el arriendo en 887 pesos y tres reales, las autoridades comunales y religiosas
tomaron en pago su casa y su rebaño personal, es decir 450 cabezas de ganado. La iglesia
entregó entonces a las “Cofradías del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora de las
Animas”, este bien y lo confió a un “indio pastor de la iglesia de Carac quedando al cargo
de Mayordomo”.
20 Es necesario señalar que una rama mestiza de la familia Arroyo, originaria de Coto, se
instaló en Lampián y luego (o simultáneamente) en Acos, seguramente ya desde el siglo
XVIII; en todo caso, en 1850 era una de las familias más poderosas de Acos y, gracias a sus
24

vínculos matrimoniales, una de las principales aliadas de la antigua familia de los Pariasca
(véase capítulo iv).

2. El siglo XVIII, una etapa decisiva: reconocimiento de


linderos e inicio de los conflictos jurídicos en las
tierras de fundos
21 En los últimos treinta años del siglo XVII numerosas familias españolas y mestizas de
agricultores, comerciantes o artesanos comenzaron a instalarse en las comunidades de la
sierra. Coincidiendo con un crecimiento demográfico, su llegada produjo una especie de
competencia entre comuneros, “vecinos” y comunidad para tener acceso a las tierras de
yunga, no muy apreciadas hasta entonces. Mientras que los conflictos del siglo XVII tenían
como origen pastos y tierras cultivadas cercanas a los pueblos, entonces las comunidades
quisieron legalizar su derecho sobre las tierras cálidas, haciéndolas registrar como
“suyas”, durante las “Revisitas y composiciones de tierras”;7 ya que “la única forma en
que un individuo o una comunidad podía asegurar la posesión de su tierra era por la
transformación de ésta en propiedad privada o corporativa legalmente adquirida a las
autoridades españolas” (Spalding 1974).8
22 Y así, muchas comunidades trataron de recuperar tierras, principalmente de las yungas y
quebradas de yungas.
23 Pese a las limitaciones de las reducciones, los ayllus nunca habían olvidado sus derechos
sobre estas tierras. Vieron en estas “visitas” y “revisitas” la ocasión de reestructurar el
espacio del que disponían y de incluir nueva y legalmente las yungas dentro de sus
linderos. Pero esta posibilidad sólo existía cuando las yungas se hallaban dentro de sus
linderos y cuando formaban junto con los pastos y el maizal un espacio unitario. En
cambio, las comunidades siempre fracasaron en sus propósitos cuando trataron de
imponer su antigua percepción del espacio “diseminado” y quisieron registrar su derecho
de propiedad sobre tierras que no se hallaban dentro de los límites impuestos por los
españoles. Este fue el caso de los Piscas con las tierras de Rauri, de los Vilcash de Pampas
con las yungas comprendidas en los linderos de Sum-bilca, y el de Acos, como comunidad
de yunga, con los pastos de Lomo Largo, ubicados en los linderos de Lampián.
24 La mayoría de estas comunidades que, a fines del siglo XVII y en el XVIII, no eran capaces
de trabajar en forma permanente y regular estas tierras, pero que virtualmente las
conservaban, las perdieron definitivamente, ya que la sentencia fue dictada por el
gobierno colonial, al que aún debe apelarse cuando se trata de justificar los linderos
comunales.
25 1. Cuatro tipos de conflicto
26 ¿Cuál fue la suerte de estas quebradas de yungas?
27 Generalmente, las comunidades de altura que ya las habían incluido parcialmente dentro
de sus linderos, terminaron por apropiárselas definitivamente después de las “visitas” y
“revisitas”. Sin embargo, algunas quedaron fuera al permanecer entre las manos de
algunos individuos que las habían hecho registrar como propiedad privada.
28 Gracias a documentos de archivos, es ahora posible describir los principales conflictos del
siglo XVIII en los fundos de la margen derecha del Chancay, entre Huataya (1,050 m.) y
Acos (1,600 m.), tierras cálidas poseídas únicamente por la comunidad de Lampián.
25

Veamos pues cuáles fueron las tomas de posesión legales o ilegales, así como los conflictos
que opusieron a comunidades, mestizos y órdenes religiosas (ver mapa 5). El 20 de abril de
1718 se realizó la “Solicitud para el reconocimiento de las tierras de la Repartición de
Lampián ante el Juez para la Visita de Venta y com posición de tierras de esta Provincia
de Canta”: 9 “... y por cuanto queremos excusar los costos de la mensura para nuestro
Repartimiento ofrecemos voluntariamente servir a su Majestad con I y 38 pesos de a 8
reales * de donativo a su Majestad por todas de aquellas sobras y demasías que podemos
tener en dicho repartimiento según la Real Ordenanza”.

MAPA N° 5

Los números encerrados en cuadrados corresponden a las tierras mencionadas en la Revisita y


Composición de 1730.

29 En respuesta a esta solicitud, el 20 de febrero de 1730, tuvo lugar en Lampián, una


“Revisita de Venta y Composiciones de Tierras” que certificaba lo siguiente: 10
“A favor de los indios del pueblo de San Juan de Lampián. A. Condiotti y Muxia, 11
(yo) ... les di posesión de las tierras siguientes: 12 Accharutuy, Cararin [2], Acayura
(Acaiura), el corral de Tapo [3], Uchucpuyau (Pullao) [4], Atunpuyau [5], Cuian
(Collan) [6], Guacrayoc (Guan-cayo), Pie de Hircaparan, [9] Dos canchas de Quinqui
(r) na, Alto de Matarcan (Matacaran) [10], Guaracrin (Gua-rachin, Yacía (o) Coto,
Ullancaca (Yyrancaca ou Ollanca-ca) [13], Guataya (Huataya) [14], Sucha Rauri
(Rauray) [15], Muyucunto (Monicunto ou Mollocunto [16], el Pie de Acos [17] que
sale una cuadra más abajo de la puente de Palca y de ahí corre hasta Canchapirca
que encuentra con Accharrutuy... Estando como en dicho juntos todos los indios del
dicho pueblo con el dicho su Segundo, Alcalde, Principales, Camachicos y Mandones
en nombre de su Majestad les di posesión Real, actual y Corporal”... “En señal de
dicha posesión cada uno de los expresados indios se dieron vueltas, tiraron piedras
y jerrones y arrancaron hierbas... diciendo de una voz todos juntos: Posesión,
posesión, posesión”.
30 Entre las tierras citadas en este documento como pertenecientes a Lampián, y que fueron
objeto de conflicto, es necesario señalar las siguientes:
26

31 — Guataya o Huataya: (—14)


32 a 1,050 m., da a la vez sobre la quebrada de Chipiyoc y sobre la de Chancay, es el punto
más bajo dentro de los linderos de Lampián. Corresponde, llegando a la quebrada, al lugar
de confluencia del río Yunguy (que baja de la quebrada Chipiyoc) con el río Chancay.
33 — Sucha Rauri: (—15)
34 Entre los 1,200 y 1,450 m. en la quebrada de Chancay, las tierras de Sucha Rauri
representan un espacio importante de terrazas aluviónicas que siempre han sido
cultivadas. Trinchera, que también fue objeto de varios conflictos, pertenece a este
conjunto.
35 —El pie de Acos: ( — 17)
36 a 1,650 m., Acos ocupa una situación comparable a la de Huataya, ya que se encuentra en
la confluencia del río Palca con el Chancay.
37 Según el documento de 1730, el territorio del pueblo de Acos, que ocupa una imponente
terraza coluvial, no está comprendido dentro de los linderos de Lampián.
38 — Ollancaca: ( — 13)
39 a 1,400 m. en la quebrada de Chipiyoc, en la parte inferior de Yunguy y al pie de los pastos
temporales de Lomo Largo, no mencionados en dicho documento, que se disputaban
Lampián y Acos.
40 Respecto a estas tierras cálidas de quebrada yunga poseída por Lampián antes de 1730,
observaremos que estaban situadas tanto en la margen derecha del Chancay como a
ambas márgenes del río Yunguy (ya que Quinquera —1800 m.— se halla entre estos
límites) lo que permite suponer que los habitantes de Lampián tenían, desde hacía mucho
tiempo, acceso a las yungas de quebrada, no sólo del Chancay, sino también de la
quebrada del Chipiyoc. Estas mismas yungas de Chipiyoc fueron, además, reivindicadas
por la comunidad de Ihuarí (2,82.2 m.). Previamente a su adjudicación definitiva a
Lampián, hubo muchos intentos de apropiación por las comunidades en referencia, así
como por mestizos.
41 Antes de analizar cada uno de los conflictos, señalemos la particularidad y similitud de la
situación topográfica de los pueblos de Yunguy (1,500 m.) y Acos (1,645 m.). Ambos están
enclavados en un espacio que no les corresponde, uno en las yungas de la quebrada de
Chipiyoc, y el otro en la de Chancay.
42 a. Conflicto que opone a Juan Guardamino con la Comunidad de Lampián a propósito de
las tierras de Yunguy, Ollancaca, Hua-taya 1722 (T.P.T.A.L. 1722):
43 Entonces, aunque los trámites ante la Real Audiencia para el reconocimiento de sus
tierras y linderos ya los habían iniciado las comunidades de Ihuari, Yunguy y Lampián,
algunas personas intentaron instalarse en ellas.
44 En 1722, Lampián controlaba las tierras de Yunguy y, como numerosas comunidades
durante los siglos XVII y XVIII, arrendaba parte de sus tierras a particulares.13 En este caso,
el arrendatario, descendiente de “Achabarria, español” y casado con una mestiza, se llama
Juan Guardamino y era “Principal” de Lampián.
“...arrendamos esta tierra de yunguy por tiempo de dos años forzosos en precio de
treinta pesos cada año, lo ha de pagar para la fábrica de la Iglesia de San Juan de
Lampián”.
27

45 Se trata de “tres chacaritas de maiz y sementeras”. Guarda-mino no pagó el arriendo de


Huataya y se instaló allí durante ocho años. El 4 de febrero de 1730 la comunidad intentó
recuperar estas tierras y las reivindicó en su solicitud de “Revisita”, la que tuvo lugar en
diciembre del mismo año. Después de haber amenazado a Guardamino “de la Isla de
Piedra del presidio del Callao... se le notifique que dejo a los indios del Pueblo de San Juan
de Lampián en quieta y pacífica pocesión de las dichas tierras sin inquietarlos”.
46 Guardamino no era el único arrendatario. Durante la “visita” de 1718, cuando Lampián y
Yunguy no habían logrado ponerse de acuerdo sobre sus respectivos linderos, el Juez
constataba:
“... lo primero que se encuentra es que el Gobernador y los Indios de Lampián están
en posesión de las tierras de este Litigio, y las tienen arrendadas a diversas personas”.
(T.P.T.A.L. 1953).
47 b. Conflicto que oponía a Juan Estevan Guarman, Principal y Gobernador del
Repartimiento de Lampián, y la Comunidad de Lampián. 1721 (T.P.T.A.L. 1953).
48 Este cacique, Principal y Gobernador, usó y abusó de su poder y arrendó a mestizos como
Guardamino las antiguas tierras de Hua-ca, cercanas a Sucha Rauri. Fue acusado de
apropiarse de los recursos comunales y maltratar a los indios, a quienes obligaba a
trabajar en sus tierras (cuando el servicio personal estaba teóricamente abolido desde
hacía un siglo).
49 Es el antiguo noble típico que sigue gozando de los privilegios tradicionales, gracias a los
cuales se apodera de las tierras que debían corresponder a la comunidad y que utiliza la
fuerza de trabajo gratuita de los comuneros. Otros nobles se encuentran también en los
fundos: se trata de los Pariasca que poseen Rauri, seguramente aliados al cacique
Guarman que también posee parte de Rauri. Entre los Pariasca hubo Principales en 1721 y
1731, año en que Mateo Pariasca fue Gobernador. También en 1789, cuando Alonso
Pariasca tuvo que luchar contra los “indios de Pacaraos” que reivindicaban esas tierras
cuatro años después que fuera promulgada la “Cédula” que suprimía los cacicazgos. 14
50 c. Litigio entre las comunidades de Lampián y Ihuarí sobre las tierras de Yunguy por
intermedio de dos religiosos. 1721 (T.P.T.A.L. 1953).
51 Este conflicto es más complejo pues exige abordar el problema del origen del pueblo de
Yunguy, y porque se relaciona con las reivindicaciones formuladas por ciertas
comunidades muy alejadas en el momento de las “visitas”. Aunque las tierras que rodean
Acos al parecer pertenecieron antiguamente a los indios de Paca-raos, las que rodean
Yunguy —y quizás el mismo pueblo de yunguy— parecen haber pertenecido a Lampián y/
o Ihuarí. Situada a 2,822 m.s.n.m. y orientada hacia el valle de Huaura-Huacho, Ihuarí no
es mucho más distante de Yunguy, que Lampián (2,450 m); y aunque administrativamente
depende, desde la colonia, de Chan-cay, la comunidad de Ihuarí se encuentra en la
prolongación de Yunguy, en la quebrada Chipiyoc.
52 Esta división administrativa acentuó el conflicto y no sólo se enfrentaron dos
comunidades, sino que el conflicto fue también religioso. La orden de la Merced apoyó a
Lampián (doctrina de la Merced) contra Yunguy y el cura de Ihuarí,
“En esta atención el licenciado don Bartolomé de Rivas Cura de Iguarí impide a mis
partes (Lampián) el beneficio de las tierras de Iyunguy, Guarcrin y Guataya…”
(T.P.T.A.L. 1953).
“El reverendo Padre Fray Francisco Belasco, cura de Lampián puede alegar para
quererse entremeter en dicho pueblo de yunguy...” (T.P.T.A.L. 1953).
28

53 Es sorprendente que las reivindicaciones no fueran hechas por autoridades locales sino
por religiosos.
54 Algunos informes llegaron hasta los archivos de Lampián, pero a semejanza de muchos
juicios se conservan en forma fragmentaria, por lo que no ofrecen una visión completa de
la evolución del litigio.
55 Documento del 17 de febrero de 1721:
“A Usted Señoría Ilustrísima pide y suplica haya por demostrados dichos
instrumentos y en su virtud se sirva de mandar que cualesquiera sacerdote o cura el
más de inmediato a la Doctrina del dicho licenciado don Bartolomé de Rivas 15
debajo de todas censuras que fuese requerido le notifique que deje en quieta
posesión a mis partes, y que usen libremente de todas las tierras 16 pastos y además
que se contienen en dichos instrumentos con apercibimiento que será aclarado por
descomulgado lo contrario siendo, y que si tuviese alguno que pedir lo haya y use
del derecho dondes les convenga, pide justicia lo cual espera de la grandeza y pieda
de Usted Señoria Ilustrísima y que el decreto sirva de bastante despacho en autos”.
56 Con este documento, el frayle de Lampián intenta neutralizar la acción emprendida por el
cura de Ihuarí, Bartolomé de Rivas, para apoderarse de las tierras de Yunguy.
57 Cabe preguntarse si estas tierras sagradas de yunga no habrían sido asignadas a la Iglesia
luego de las “reducciones” y de la extirpación de las idolatrías, lo que explicaría porqué
dos religiosos las reivindican. Puede suponerse que pertenecieron a diferentes ayllus y
que con las “reducciones” pasaron a Lampián e Ihuarí, según se infiere del litigio entre
dichos religiosos. Esto explicaría por qué dos comunidades quisieron hacer prevalecer sus
derechos prehispánicos sobre sus antiguas tierras sagradas.

2. Una comunidad expulsa a la otra


58 Pronto las verdaderas intenciones de las dos comunidades quedan al descubierto y el
conflicto toma un aspecto sorprendente.
59 El 14 de agosto de 1721 (T.P.T.A.L. 1953): “el señor Doctor Don Bartolomé de Carrión
Villasanta abogado de esta Real Audiencia, cura Rector de esta Santa Iglesia, Catedrático
de Código, Provisor y Vicario General de este arzobispado...
Yo Francisco de Arredondo, escribano público de la Provincia de Canta, habiendo
venido en este pueblo de Yun-guy a dar posesión de la toma de este nombre por
estar inclusa en las tierras y pastos de composición que hicieron los Indios del
pueblo de Lampián en la dicha provincia de Canta. Reconocí que dichas tierras de
yunguy y su toma toca a los Indios de él (es decir de Lampián)...”.
60 Así, después de haber perdido sus tierras de Guarcrin, Yunguy y Gustayo en una
“Composición”17 anterior, los indios de Yunguy perdían esta vez su toma de agua, lo que
equivalía a privarlos de sus cultivos.
61 La presión de Lampián no se explica sólo por su deseo de recuperar antiguas tierras.
Muestra también el crecimiento demográfico, general a todo el Perú, que creaba la
necesidad de poner en cultivo nuevas tierras. Los inicios del cultivo de la alfalfa y de la
ganadería alentaron este fenómeno. A este respecto, Piel escribe:
“Este movimiento de reconquista del status, aparentemente generalizado en todo el
Perú a fines del siglo XVIII, acompañado de la creación de caseríos alejados de los
pueblos de reducción —en ciertas ocasiones sobre antiguos ayllus abandonados
(exactamente el caso de Rauri y de Guataya) — es el signo más seguro de un
29

verdadero auge agrícola ligado al aumento de la producción, de la población y de los


intercambios” (Piel 1975: 227).
62 Otra característica es el valor mercantil que comienza a tener la tierra. Despreciada
mucho tiempo por los españoles, se convierte en una fuente de ingresos, para las
comunidades que esperan arrendarla y para los mestizos y pequeños españoles que se
instalan en las comunidades de vertiente. Estos buscan, además, reforzar su poder,
apoderándose gracias al arriendo de las tierras capaces de producir bienes para el
mercado. Este fue el caso de los pastos y de los fundos para trigo, maíz y frutas, productos
destinados esencialmente al trueque local y a los mercados costeños (valle bajo de
Chancay).
63 Este comienzo de control económico dentro de la comunidad permitió a los mestizos
afirmar su poderío, interviniendo mucho más en la política comunal; y al mismo tiempo
que se aliaban con las antiguas familias de curacas, terminaron suplantándolas en el
poder comunal. El caso de Juan Guardamino ilustra bien esto: simple arrendatario a su
llegada, diez años más tarde y pese al conflicto que lo opuso a la comunidad de Lampián,
era “principal” de la comunidad y era testigo obligado en todos los actos oficiales que
concernían a ésta.
64 Con el manuscrito de 1° de diciembre de 1747, el conflicto que durante treinta años opuso
las comunidades de Lampián y Yun-guy parece terminar. Su resultado plantea
nuevamente el problema del origen del poblamiento de estas yungas de quebrada.
‘Memorial: Joseph Mexia de Estella…
— Digo que el dicho mi parte por si (Lampian defendida por Salvador Gerónimo de
Portalanza) y el común de dicho repartimiento de Aucallama por veinte fanegadas
de tierras nombradas Luncuy (Yunguy), Olancaca (Ollanca-ca), e Guataya (Huataya),
medida y Revisita que hizo el Reverendo P. Maestro Fray Diego de Baderrama el año
1593 18 y se refiere a la que hizo Don Pedro Angulo y Zarate Corregidor de la Villa de
Chancay el año 1652 19... Otro si digo: que para comprobar el crecido número de
Indios Tributarios que notó en el pueblo de Lampián Dn. A. Candillo, y a la falta de
tierras que tienen, y así mismo que en el pueblo de Yunguy son muy pocos y tienen
tierras suficiente, la dicha ejecución reduzca a los dichos Indios al dicho pueblo de
Aucallama”. (T.P.T.A.L. 1953).
65 Gracias a esta tardía “reducción”, Lampián logró despojar a los indios de Yunguy de las
tierras que cultivaban y obtuvo que fueran trasladados a la costa y se establecieran en
Aucallama. Pero en lo que queda de los archivos de Lampián no se ha encontrado noticias
que confirmen un real desplazamiento de tributarios de Lampián hacia Yunguy, lo que
hubiera sido lógico después de la partida de los “indios” de Yunguy hacia Aucallama.
66 De todos modos, el recurso de Lampián de considerar a los habitantes de Yunguy como
simples “trabajadores temporales” plantea el siguiente problema.
67 El territorio de Lampián era bastante amplio20 y, además de los pastos, incluía numerosos
campos de cultivo que alcanzaban la altura límite para el maíz. Si estas tierras no eran
suficientes para los de Lampián, el recurso más simple era atacar Acos, más próximo a
Lampián que Yunguy. Pero, a mediados del siglo XVIII, existía ya en Acos un mercado,
lugar de trueque y parada, constituido por mestizos imposibles de erradicar. En cambio
Yunguy parece haber estado compuesto por descendientes de mitimaes.
68 La combinación del factor étnico y del factor económico explicaría porqué Lampián no
dudó en desalojar a los “indios” de Yunguy, obedeciendo quizá más a los intereses y
ambiciones de los mestizos que a una real necesidad de tierras. 21 En todo caso es
30

improbable que simples indios del “común” aprovecharan de este desalojo; si lo hubo los
beneficiados fueron seguramente mestizos o religiosos.22
69 Cabe agregar una segunda observación sobre esta “reducción”, que ocurrió justamente
cuando Aucallama se despobló y desapareció.
70 En 1561 los españoles crearon el “pueblo indígena” o “República de Indios de Aucallama”.
Originalmente, en este pueblo, convertido en “Comunidad Indígena” en 1572, se dio el
reagrupamiento de cuatro ayllus (Matos Mar 1964): Pallpa, Caqui, Pasamayo, Aucallama,
que en 1516 reunían una población de 1,000 indios. En 1573, debido a epidemias y fugas,
sólo quedaban 837 y durante el siglo XVII, Santo Domingo el Real de Aucallama se fue
despoblando, hasta desintegrarse.
71 En 1642 hubo entonces una repartición y distribución de las tierras vacas por la partida de
numerosos indios, en beneficio de españoles y mestizos. Finalmente en 1712, muchas de
estas tierras fueron sacadas a remate y adquiridas por pequeños propietarios. En 1723
Aucallama habría desaparecido como comunidad indígena. Sin embargo, en 1792
(Celestino 1976) existía un núcleo de población compuesto de la siguiente manera: 2
curas, 32 españoles entre hombres y mujeres, 72 indios entre hombres y mujeres, 42
mestizos entre hombres y mujeres, 410 esclavos negros (fugados).
72 Después de haber dudado de este traslado de Yunguy a Auca-llama se pensaría,
comparando el número de indios registrados en 1712 con el de 1792, que sí ocurrió. Las
cifras pasan de 8 indios originarios de Aucallama, más 10 indios forasteros, es decir de 18
indios a 72 en 1792.
73 Lamentablemente, no conocemos ningún documento que pruebe este traslado y las
siguientes preguntas siguen sin respuesta: ¿obedeció a la necesidad de tierras de los
habitantes de Lampián? ¿Fue sólo un medio para que los mestizos acapararan las tierras
de yungas de quebrada? ¿Se intentó realmente en esa época repoblar Aucallama?
74 De los documentos de archivos sobre los fundos cercanos a Acos, se ha podido constatar
tres tipos de conflictos propios del siglo XVIII: los de los mestizos que usurpan las tierras
de yunga y se enfrentan a las comunidades; los de los caciques que las utilizan en su
provecho personal; los que enfrentan a dos comunidades que persiguen un mismo fin,
pero que en realidad son manipuladas por caciques o religiosos que quieren apoderarse
de esas tierras.
75 Exceptuando algunos conflictos que dieron lugar a juicios, existían desde el siglo XVII
otros medios para acceder a la propiedad privada de la tierra (Spalding 1974 y Celestino
1976).
76 La forma más simple era la adquisición legal de la parcela por compra; pero en esas
regiones las transacciones en dinero no eran todavía muy corrientes y no era raro que un
comprador pagara una chacra con ganado, que tenía un fuerte valor mercantil.
77 Este tipo de transacciones fue muy limitado, la compra-venta de la tierra era muy
restringida. En efecto, sólo caciques, mestizos y comerciantes podían tener acceso al
mercado y ejercer su control, ya que gracias a un capital líquido o en tierras 23 y al
endeudamiento podían monopolizar el máximo de tierras y hacer fluctuar el mercado.
Más importante que la adquisición por venta, la práctica del endeudamiento permitía
obtener tierras. Ahora bien, las costumbres y exigencias socioculturales hacían necesario
recurrir al endeudamiento; era corriente endeudarse para pagar, después del entierro ya
bastante caro, las conmemorativas misas de difuntos; pagar a los comerciantes y
31

artesanos; pasar el cargo de mayordomo, pagar los gastos de un juicio. La vida comunal
estaba llena de conflictos que era necesario solucionar con la ayuda de un “tinterillo” y
los gastos eran fuertes. Los usureros eran numerosos.
78 Para un hombre del “común” era difícil liberarse de estas deudas. Para acceder a los
cargos honoríficos si no tenía capital, necesitaba recurrir a un préstamo.
79 Existía, pues, un mercado de tierras, aunque limitado a un pequeño grupo. No se sabe bien
cómo y con qué ritmo circulaban estos bienes; quizás, como en el caso de las grandes
familias terratenientes de Acos o Lampián —descendientes de caciques y de mestizos—
puede suponerse que hubo una cierta estabilidad en la transmisión de la tierra (los
Pariasca poseyeron las mismas tierras hasta el siglo XX) mientras que en el caso de las
familias mestizas recién llegadas hubo cierta inestabilidad.
80 A fines del siglo XVIII, Acos, centro de trueque y comercio, pequeño pueblo de yunga de
quebrada dedicado a la agricultura, aparece como una comunidad más entre “las
comunidades de pequeños usufructuarios, colectivistas e independientes, de la tierra de
los pueblos de reducción” (Piel 1975).
81 Con la presencia de estos arrendatarios, pequeños propietarios, comerciantes y artesanos,
se esbozan en el marco comunal las estructuras sociales nacidas de “castas”, que se
confirman en el siglo XIX, al mismo tiempo que se amplía el mercado de tierras.

NOTAS
1. Puede haber sido su cuñado.
2. La coca “coxese un año tres veces y aún en quatorce meses quatro que llaman mitas”
(Matienzo [1567] 1967).
3. Visitador D.J. Sarmiento de Rivera en 1659; esta campaña será seguida de la extirpación de la
Huaca Yanamaran de San Agustín, por la orden de los mercedarios (Fuenzalida, Villarán, Valiente
y Golte 1968).
4. El cacicazgo se transmitía tanto por el hombre como por la mujer, al menos durante la época
colonial.
5. Documento de la Biblioteca Nacional de 1687: “papel” del 16.2.1687.
6. La “Real Cédula” de 1609 permitió a los mestizos y blancos de rango inferior, como los
artesanos que formaban “el orden servil”, hacer fortuna en la agricultura, las minas y las obras
públicas.
7. Esta observación de María Rostworowski sobre el siglo XVI es todavía válida para los siglos XVII
y XVIII e incluso para el XIX : “A mediados y fines del siglo XVI, aún se conservaba el recuerdo de
cada chacra que había pertenecido ya sea al soberano o al Sol, hecho confirmado en las
tempranas “Visitas y composiciones de tierras” efectuadas por la administración española”.
(Rostworowski 1973: 211).
8. Según la “Ley Real de Indias”, una “composición de tierras” no podría ser efectiva sin prueba
de posesión de por lo menos diez años.
9. Estos documentos provienen de los Archivos Comunales de Lampián, 1953, aparecen en la
“Traducción Paleográfica del Título Antiguo de Lampián —1953—” (De ahora en adelante
32

T.P.T.A.L.). Todas las actas de posesión que allí se encuentran han sido certificadas el 5 de julio de
1872 por el Receptor Fiscal don Manuel Navarro: “son legales en las posesiones que obtienen...”.
10. En Huayopampa, donde el Visitador se detuvo ocho días después, “los tributarios, pagando la
suma de 200 pesos a la caja real obtuvieron el 28 de abril de 1718, la mayor parte de las tierras
cultivables del sector meridional, con el compromiso de no vender, trocar, donar, anexenar en
manera alguna dichas tierras”. (Fuenzalida y otros 1968: 57).
11. Juez nombrado por el Superior Gobierno de estos Reynos para la Revisita y Numeración de
Indios en esta Provincia de Canta y su Jurisdicción.
12. Entre paréntesis se anota la ortografía antigua que corresponde a la misma solicitud
formulada en 1718; el segundo topónimo corresponde a la ortografía actual, utilizada en los
mapas. Entre corchetes las cifras corresponden a la situación de los lugares en el mapa de los
linderos y conflictos; los topónimos en cursivas señalan las tierras que se hallaron en conflicto.
13. “Los ayllus o los grupos de parentesco con tierras extra de pastoreo alquilaban aquellas
parcelas a otros pobladores a cambio de dinero en lugar de servicio de trabajo, o las alquilaban a
foráneos es decir a indios o europeos de otras provincias”. (Spalding 1974).
14. Cédula Real que terminaba con los privilegios de los antiguos curacas transformados en
“caciques” y que continuaban ejerciendo un poder local paralelo al del Estado.
15. Cura de Ihuarí que se opone a que las tierras de Yunguy pasen a Lampián.
16. Tierras de Iyunguy, Guarcrin, Guataya…
17. Se trata sin duda de la Composición de Tierras que hubo el 28 de abril de 1718.
18. Aucallama tenía entonces: 80 Indios Tributarios, 7 “Reservados”, 350 “personas de Confesión”
(indios bautizados), 400 ánimas (indios no bautizados), es decir 837 habitantes (Celestino 1976:
83).
19. ¿Hubo un error en las fechas en el momento de la transcripción del manuscrito? ¿Sería 1642 o
1652? Si es 1642, la fecha corresponde a una “Composición de Tierras” que tuvo lugar en
Aucallama y que declaró “vacías” numerosas tierras, vendiéndolas a españoles. Siguió una
segunda venta en 1643 y una venta al remate en 1712 y 1715. (Matos Mar 1964; Celestino 1976).
20. Actualmente su territorio comprende 11,869 Hás. según el plano oficial de 1963 que incluye
todas las tierras poseídas en el siglo XVIII.
21. Situadas a unas 5 horas de camino, estas tierras están muy lejos de Lampián para que en base
a un traslado de población no surgiera una nueva comunidad anexa que tarde o temprano, como
Acos, reclamaría su independencia y derecho a esas tierras.
22. Según una información oral de un comunero de Yunguy en 1976, las tierras de la Beneficencia
representarían hasta principios de siglo casi la mitad de las tierras con riego; permanecieron
importantes hasta 1964 en que fueron entregadas a los “eventuales” gracias a la reforma agraria.
Actualmente, Yunguy es como Acos “cabeza de distrito” y produce trigo, maíz, frejoles, melones,
naranjas, manzanas, melocotones, guayabas y café.
23. Sin poseer capital en dinero era posible durante estos diez últimos años cambiar unas tierras
por otras o por ganado, ejemplo: Pampas-Acos.

NOTAS FINALES
*. O sea 138 pesos y 8 reales.
33

3. El siglo XIX o el “comunero


pequeño propietario”

1. Disturbios políticos y libre compraventa de la tierra


1 Históricamente, el siglo XIX se presenta como un siglo de confusión, con grandes cambios
políticos, sociales y económicos. El fin del siglo XVIII se había caracterizado por rebeliones
como las de Túpac Amaru y, la colonia, debilitada por las dificultades de España en
Europa, no pudo contener durante mucho tiempo el descontento. Después de guerras,
transacciones, compromisos y ruptura con España se inicia la República.
2 Independencia, guerras, dictaduras, constituciones y legislaciones se sucedieron, dándose
las nuevas leyes que iban a regir la sociedad peruana, animadas por el “espíritu del
capitalismo liberal”. Es así como a partir de los decretos refrendados por Bolívar se
instaura en el Perú, “un nuevo régimen jurídico de la tierra” (Piel 1975: 267). Sin entrar en
detalles, es necesario sin embargo, referirse sucintamente a ellos.

a. La Independencia y los decretos de Bolívar: ¿utopía o realidad?

3 Después que San Martín otorgara el 27 y 28 de agosto de 1821, a los indígenas llamados
hasta entonces “indios” el status de peruanos, y aboliera los tipos de servidumbre
personal a la que se hallaban sometidos, Bolívar a través de los decretos sobre “la
propiedad y distribución de tierras”, acometió la tarea de independizar económicamente
el mundo rural peruano, en base a la promoción de la propiedad privada de la tierra: “Hay
que protegerla y promoverla donde no existe, en el seno de las comunidades indígenas
cuyas tierras en posesión indivisa, no corresponden a la definición de la propiedad en
términos de liberalismo” (Piel 1975: 268). Es pues con este espíritu que se conciben estos
decretos.
4 Considerando: 1
1° “que la decadencia de la agricultura de estas provincias depende en mucha parte
del desaliento con que se labran las tierras por hallarse las más de ellas en posesión
precaria o en arrendamiento;
2° “que nada es más justo que admitir la composición y vender todas las tierras
34

sobrantes de las que han sido rematadas, compuestas o adjudicadas conforme a la


ley...
5 he venido en decretar y decreto lo siguiente:
1° “Se venderán de cuenta del estado todas las tierras de su pertenencia por una
tercera parte menos de su tasación legítima.
2° “No se comprenden en el artículo anterior las tierras que tienen en posesión los
denominados indios, antes bien se les declara propietarios en ellas, para que puedan
venderlas o enagenarlas de cualquier modo.
3° “Las tierras llamadas de comunidad se repartirán conforme a ordenanza entre
todos los indios que no gocen de alguna otra suerte de tierra quedando dueños de
ellas como las declara el artículo 2° y vendiéndose las restantes según el artículo
1?...
6° “Serán preferidos en la venta de que hablan los artículos 1° y 3° los que
actualmente las poseyeren, habitaren, o tuvieran en arrendamiento.
Dado en la Casa de Gobierno de Trujillo el 8 de abril de 1824. S. Bolívar
6 En los años inmediatos a su publicación, estos decretos no sólo tuvieron poca repercusión,
sino que además fueron continuamente modificados, suspendidos, y nuevamente dados.
En su análisis del “programa agrario liberal de los “Libertadores”, Piel hace notar:
“Recordemos que el decreto supremo del 8 de abril de 1824 prevé la constitución de una
propiedad india y mestiza, privada y alienable. Pero el 4 de julio de 1825, el artículo 9 del
decreto supremo que afecta las tierras de los antiguos caciques, prohibe a los indios
alienar sus parcelas antes de 1850, tiempo considerado necesario para su completa
secularización. Esto es confirmado en la circular del 2 de noviembre de 1826, con el fin de
evitar que estas parcelas “queden en pocas manos”. Igualmente, el 3 de agosto de 1827, el
Congreso decreta la suspensión de “todas las ventas de tierras de comunidades en espera
de nuevas resoluciones en la materia... El 31 de marzo de 1828 una nueva ley del Congreso
autoriza nuevamente a los indios a disponer de allí en adelante de sus bienes” y reconoce a
los llamados indios y mestizos como propietarios, con plena soberanía, de las tierras que
ocupan con o sin contradicción” (Piel 1975: 282).
7 Los primeros en aprovechar estas leyes fueron, sin duda, los arrendatarios, los mestizos y,
como siempre, los caciques. Privilegiados por su educación y por el papel de
intermediarios que ya desempeñaban en esa sociedad, estaban, en efecto, aptos para
responder a los deseos del Estado y a participar en el desarrollo de una economía liberal.
Por el contrario, aun después de 1850 las comunidades indígenas no estaban maduras
para aceptarla y adoptarla. Respecto a la reticencia, la reserva y a menudo el rechazo de
las comunidades para comprender y aplicar esas leyes, Piel agrega esta observación: “El
problema de fondo es siempre el mismo que en 1830 o en 1849: la dificultad de conciliar el
derecho constitucional sobre las tierras comunales con el derecho consuetudinario
practicado de hecho con la tolerancia de las autoridades, dentro de las comunidades”
(Piel 1975: 294).
8 Es así como estas medidas que apuntaban a destruir las comunidades y crear una clase de
pequeños propietarios no tuvieron el éxito esperado; en todo caso, beneficiaron a las
mismas clases privilegiadas del mundo rural y no sirvieron de mucho a los comuneros
pobres. Para la mayoría, esta primera mitad del siglo XIX no fue tanto el siglo de su
liberación como el de los abusos y saqueos.
9 Por el contrario, para otros, poco numerosos el período de la Independencia, confuso y
agitado, representó una ocasión para escapar de su comunidad, particularmente a través
35

de su enrolamiento en el ejército. Este pequeño grupo de mestizos e indios rompió con el


orden social e intentó acceder a los privilegios de sus gobernantes.

Los disturbios de la Independencia en el valle de Chancay

10 El estado de guerra, tanto en el valle bajo como en las comunidades de altura, como Viscas
o Pacaraos, hizo huir a numerosos indígenas y mestizos hacia las “yungas de quebrada”,
escapando así a su enrolamiento forzado en las montoneras y evitando que les fueran
requisado el poco ganado que conservaban. En 1822, en la cabecera del valle entre Canta y
Viscas, se les embargó 12,000 animales,2 y en 1823, 6,000 animales más fueron confiscados
para el abastecimiento de las tropas. Así aunque menos saqueado y comprometido que
otras regiones del país, durante la lucha por la Independencia el valle de Chancay fue
sustantivamente afectado.3 Sin embargo, parecería que los resistentes, francotiradores y
montoneros fueron quienes más saquearon la zona.
11 El “Escuadrón de Dragones de San Martín”, por ejemplo, organizaba desde Canta asaltos y
ataques a las comunidades, y reclutaba a la fuerza a comuneros y artesanos. En 1822, 62
habitantes de Viscas fueron enrolados y llevados a Lima. En 1823 un campamento de 1,000
chilenos se instaló allí y saqueó lo que quedaba por saquear (Dumbar Temple s/f), y, en
mayo de dicho año, ante la amenaza enemiga, todos los rebaños, tanto los de propiedad
privada como comunal fueron puestos a salvo en las “doctrinas de Lampián” (es decir en
los pastos de Coto, Carac, Canchapilca, Lampián y Acos) y en el “partido de Sumbilca”.
12 Relativamente fuera del alcance de las tropas en campaña, los fundos parecen haber
servido de refugio tanto a una parte de la población serrana como a lo que quedaba del
ganado.
13 Sin embargo, terminada la campaña libertadora se mantuvo la confusión en el país
durante mucho tiempo. Aprovechando la inseguridad y debilidad de las comunidades, los
montoneros de los valles del Chancay y Chillón siguieron haciendo estragos durante
algunos años más.4 Entre los “grandes” saqueadores de los fundos de los alrededores de
Acos, se recuerda particularmente a los montoneros del Comandante y Gobernador
Toribio Dávalos,5 a los hombres del Capitán Severino Bueno; a los de Quiroz, Zárate, y
Mariano Vargas de Canchapilca; a los de M. Flores, teniente de Ihuarí o de J.M. Rosas en el
curato de Lampián. Gracias a su poder de intimidación y al prestigio ganado en esas
famosas montoneras, algunos de éstos se instalaron en los fundos. Es el caso de los
Dávalos en Lampián, los Quiroz y Zárate entre Lampián y Acos y los Vargas en
Canchapilca. Con ellos se inicia en estos pueblos las familias que gracias a su poder
económico buscarían suplantar las formas tradicionales del poder local que tenían los
antiguos “principales” o alcaldes.
14 Esta confusión se dejó sentir en todo nivel. En el económico las comunidades salieron
empobrecidas del conflicto, con sus rebaños diezmados y parte de su población dispersa.
¿Y qué sucedió con las familias que se desplazaron hacia las yungas? ¿Qué sucedió con las
tierras y los alfalfares de los fundos que habían sido asignados a los montoneros y en qué
estado se encontraban los cultivos y el ganado?...
15 Tuvo también una repercusión sociológica. Al introducirse en las comunidades, los
nuevos propietarios crearon otras relaciones de dependencia y rivalizaron en poder con
las autoridades tradicionales. La llegada de los serranos a una comunidad como
Canchapilca o Acos contribuyó a acentuar la escisión entre el antiguo y el nuevo poder.
36

16 En el nivel político también se dejó sentir, no sólo a escala local por la redefinición del
poder comunal que se esbozaba, sino también a escala regional. En 1826 la confusión y los
desórdenes eran tales que las elecciones de la provincia de Canta tuvieron que anularse
por haber “sido hechas contra la constitución y la ley”.6

Las yungas de quebrada o “fundos”

17 Debido a la falta de documentos e informaciones sobre los fundos cercanos a Acos, es


difícil medir el impacto de los decretos de Bolívar sobre la apropiación y propiedad
privada de las tierras de yungas. En 1826, las comunidades de San Juan y de Huascoy
decidieron recuperar7 de manos de los franciscanos las tierras y el molino de Coyas,
situados en una terraza aluvial frente a Acos. Gracias al decreto sobre la
“desamortización” de las tierras pertenecientes a las órdenes religiosas, esta
reintegración de Coyas a los linderos comunales de San Juan constituyó una primera
etapa en el proceso de apropiación, que generalmente se cumplió de la siguiente manera:
en muchos casos aunque se tratara de una acción comunal, los beneficiados resultan ser
las autoridades comunales —mandones y principales— que después de haber empujado a
la comunidad a la recuperación de sus tierras, se atribuyen su uso u obtienen una renta
personal arrendándolas a mestizos. Contrariamente, en el caso de San Juan, luego que la
comunidad recuperó Coyas, parece que pocos comuneros o autoridades se interesaron
por dichas tierras y menos aun aceptaron instalarse en ellas. Teniendo en cuenta la
cohesión comunal de San Juan, se hubiera podido pensar que la comunidad escaparía a
este proceso. De hecho, sólo se postergó iniciándose hacia 1850, cuando la comunidad
empezó a alquilar Coyas a los mestizos establecidos en Acos o en Canchapilca, quienes se
vieron fortalecidos en sus intenciones de apropiarse de dichas tierras gracias a los
famosos decretos de Bolívar.
18 Cuando otros conflictos de tierras estallan por doquier, se ve que ponen en escena
nuevamente a los mismos actores. En 1867, en pleno período de recuperación económica
nacional, las tierras de Coyas estaban alquiladas a una mestiza8 originaria de Acos. El
conflicto opuso esta vez a la comunidad de San Juan contra los herederos de la
arrendataria, quienes después de su muerte intentaron apropiarse del fundo. “Toda la
comunidad” bajó al piso del valle a luchar contra los herederos y sus aliados; un
comunero resultó herido durante el enfrentamiento y, finalmente, la comunidad
recuperó su tierra.
19 En este caso, como en el anterior, es notable la voluntad comunal de no perder su
integridad; y aunque esas tierras de fundo sean atributo indirecto de las autoridades
comunales, son defendidas en tanto bien comunal por la comunidad. De hecho, aunque
sería necesario disponer de mayor documentación histórica,9 parece que la situación ha
evolucionado muy poco desde el siglo XVIII y que los decretos de Bolívar no originaron
comuneros propietarios. Hasta hubo una cierta resistencia de las comunidades para
aceptar estas decisiones.
20 “En 1876, los comuneros de San Juan y los alcaldes del pueblo de Acos bajaron a cultivar
en común las tierras de Coyas situadas en el estrechamiento del valle. Allí, fueron
agredidos por tres mayordomos de la hacienda San Miguel que, armados de palos y
fusiles, les impidieron penetrar en las tierras; se originó una batalla en la cual un
individuo de San Juan murió y su cadáver fue arrojado al río” (Celestino 1976: 161). En
víspera de la guerra del Pacífico, Coyas era como Rauri y Huataya (fundo de Lampián) la
37

presa de los hacendados del valle bajo. Lampián, con dominio sobre un área importante
(más de 12,000 Has.), que no podía controlar, cedió a veces ante esta forma de presión. Por
el contrario, la comunidad de San Juan, limitada por su escasez de tierras, luchó
denodadamente para que esto no ocurriera, y conservó Coyas incluso cruentamente.
21 Tal sensibilización y movilización de los comuneros para defender un bien comunal
resulta inconcebible para comunidades como Lampián o Acos. Esta, comunidad yunga de
quebrada, es un caso particular: desde la terraza aluviónica donde está situada los
habitantes pueden controlar sus territorios. Al residir en el lugar mismo de sus
actividades, no están nunca a más de tres cuartos de hora de sus parcelas y así pueden
defenderse mejor de cualquier tipo de penetración. Una ocupación de este tipo es además
difícil de imaginar en Acos, puesto que las tierras ya son propiedad de las grandes familias
mestizas o blancas, las “familias legítimas”.
22 De estos ejemplos se desprende que en las comunidades de vertiente como San Juan, sin
economía de mercado, los decretos de Bolívar no afectaron la cohesión comunal. Por el
contrario, en los fundos de Lampián y sobre todo en Acos, donde la economía basada en el
comercio, en la explotación de los alfalfares 10 cada vez más numerosos y en la producción
de maíz y frutas, el cambio a la propiedad privada de la tierra se había iniciado desde
hacía mucho tiempo y tomaba forma el status de comunero-propietario. Es así como
algunos comuneros endeudados de las comunidades vecinas, Coto, Lampián o Canchapilca
11 aprovecharon estos decretos para vender sus parcelas en las tierras cálidas, dejándolas

automáticamente en manos de los mestizos arrendatarios y de las familias poderosas de


Acos.

b. La guerra del Pacífico: aparición de los gamonales e invasión de


los fundos

23 Decir que en el valle de Chancay no hubo durante la guerra del Pacífico “pedidos de
reclutamientos forzados ni exacciones en plata y en víveres” (Celestino 1976: 153) sería
minimizar sus repercusiones.
24 Parece en todo caso que, en esta parte de la quebrada alrededor de Acos, la guerra y
postguerra perturbaron las actividades y la vida agrícola. No sólo se transtornó la
economía local, sino que ocasionó cambios en la tenencia de la tierra así como el
trastocamiento de las alianzas entre los terratenientes. Los siguientes hechos ilustran las
tensiones reinantes de 1883 a 1886 en las comunidades y entre los propietarios.
25 Fernando Espinoza,12 “caballero de industria”, instalado entre Acos y Canchapilca, era un
hombre poderoso: se había apropiado de numerosas tierras y se dedicaba a la ganadería,
al cultivo del maíz y había traido de la costa numerosos chinos para trabajar en sus
chacras. En 1884 fue acusado de haber aprovechado de la inseguridad general para
extorsionar a sus conciudadanos fuertes sumas en concepto de “gastos de guerra”. Como
apoyaba a Iglesias fue el blanco de los ataques de los hombres del antiguo subprefecto de
Canta, el coronel Mariano Vargas. Ahora bien, éste último era también residente de
Canchapilca donde poseía tierras 13 y, en 1884, Vargas, aprovechando el cambio político y
su posición de fuerza, encargó a sus montoneros apoderarse de 22 vacas y muías
pertenecientes a F. Espinoza. Catorce de estos animales fueron marcados con el hierro del
antiguo subprefecto, mientras que los otros ocho fueron entregados a sus montoneros.
Además del ganado, se apoderó de dos reconocimientos de deudas contraidas a favor de F.
38

Espinoza. Ocupando el lugar de su enemigo, Vargas reclamó el pago de estas deudas


(saldadas en animales o en tierra). Las quejas de F. Espinoza no tuvieron efecto, M. Vargas
y sus montoneros contaban con el apoyo de prefectos y gobernadores.14
26 En setiembre de 1884 se formó un escuadrón de 87 hombres armados15 conducidos por
jefes originarios de Huaroquín y del “pie de Lampián”, es decir de Acos. Entre ellos
debemos citar a Juan Dávalos de Lampián o de Acos, Pedro y Procopio Naupari (que
terminaron instalándose en Acos) y Marcelino Silva, los tres de Huaroquín. Después de
haber atacado y saqueado Lampián, Acos y Canchapilca, subieron la quebrada de Palca en
dirección a lo alto del valle de Huaura, saqueando el 12 de octubre el distrito de Parquín:
(Biblioteca Nacional: sección “crímenes”, doc. del 13.9.1884).
“Comunicándome los escandalosos crímenes de saqueo, incendio y asesinatos
puestos en práctica por Manuel Sánchez16 en los pueblos de la provincia (...)
Ydilfonso Sánchez y sus hijos José y Manuel en unión a los pocos bandoleros que le
obedecen llegaron ayer a Parquín con un gran cantidad de ganado vacuno, lanar,
bestias y mulos cargados de las especies que han robado en los pueblos de Lampián
y de esta jurisdicción. . . Aquellos se han unido a quinientos montoneros que de
Cajatambo avanzaban a esta provincia”.
27 En 1885, la montonera de Sánchez, con Juan y Agustín Dávalos y Alejo Navarro de
Lampián a la cabeza17 “saquea, incendia, mata y recluta a la fuerza a los habitantes” de
Canchapilca y de sus alrededores: Acos.
28 Este encarnizamiento contra los pueblos del distrito de Lampián puede explicarse así:
• Por un lado, parece que el gobernador del distrito de Lampián acusó en 1885 18 al diputado M.
Vargas, antiguo subprefecto de Canta, de levantar a los otros gobernadores contra él y de
apoyar especialmente a su predecesor en Lampián en las acciones destinadas a impedirle
tomar posesión de su cargo, obligando a sus habitantes a firmar peticiones. El futuro
gobernador de Lampián era entonces, sin duda, un partidario poco entusiasta de Cáceres o se
trataba simplemente de rivalidades de personas originarias de un mismo distrito y que
trataban de aprovechar de esa época confusa para asentar y aumentar su poder.
• Por otro lado, concluida la ocupación chilena la región es relativamente rica y sus habitantes
se dedican a la ganadería, al comercio y al cultivo del maíz “morocho”. Estos conflictos son
muy reveladores: ponen de manifiesto la riqueza efectiva y potencial de los fundos de
yungas de quebrada, pues pese a su saqueo produce lo suficiente para alimentarse, vestirse y
comerciar. Es potencial en cuanto se busca poseer tierras en la zona.
29 Hasta hoy es sabido que, desde 1880, para escapar a la leva, ciertos comuneros de
Canchapilca, Acos, Lampián y Coto, cedían parte de sus tierras al subprefecto de Canta a
cambio de sus servicios y de su olvido.19 Ahora bien, Vargas, cuya familia todavía posee
actualmente cerca de la mitad de las tierras de Canchapilca, no las trabajó; al contrario,
parece que después de algunos años, revendió cierta cantidad a otros comuneros-
propietarios. De este modo, frente a Acos, el fundo Coto pasó definitivamente a su
propiedad privada. Las familias Jurado y Córdova aumentaron a través de compras su
patrimonio ancestral, mientras que los Quiroz y los Santos se instalaron
permanentemente.
30 Así, a fines del siglo XIX, la tierra es un bien de poca movilidad, reservado a la clase con
poder social, económico y político. Quizás produce ahora una renta un poco más
importante, en todo caso su explotación es limitada, de allí la impaciencia de las
haciendas para apoderarse de ella y hacerla más productiva.20 Además, hasta la guerra
con Chile, y aún después, la tierra no es para los acosinos sólo una forma o condición de la
39

capitalización; es también “la garantía hipotecaria indispensable para todo préstamo de la


Iglesia, de los comerciantes”, (Piel 1975) o de la comunidad.
31 Es en este aspecto que la guerra y la postguerra contribuyeron a abrir el mercado de
tierras en los fundos. Era, en efecto, inevitable que con el estallido del conflicto y el
ascenso de una aristocracia local de “pequeños militares ambiciosos”, se quebrara el
estancamiento. Los gamonales y “pequeños jefes” que surgieron entonces, intentaron,
mediante el robo y acaparamiento de tierras, inmiscuirse e integrarse a una clase
dominante, compuesta tradicionalmente de mestizos y antiguas familias indígenas.
32 Desde entonces hubo una tendencia a que la tierra circulara más rápidamente, es decir sin
esperar la herencia. Por compraventa pasó de mano en mano, y al estudiar la composición
de la población de Acos a fines del siglo XIX se ve que el acceso a la propiedad de la tierra
está al alcance de una mayor variedad de personas.
33 Esta apertura duró poco tiempo, lo suficiente para modificar la composición de las
estructuras socioeconómicas de fines de siglo, pero no para permitir a la nueva
generación beneficiarse de este privilegio. La demanda se hace entonces apremiante y la
oferta es nuevamente inexistente. Las tierras comunales, insignificantes en Acos, casi han
desaparecido; y la escasez determinó que los precios de las pocas disponibles aumentaran
hasta ser accesibles sólo para los más ricos, repitiéndose en el esquema anterior a 1879,
con menos esperanzas para la nueva generación de una próxima apertura del mercado de
tierras.

2. Los acosinos: del chino al austriaco, del peón al


negociante de ganado
34 Contrariamente a lo que escribe Olinda Celestino, antes de 1891 Acos no era sólo “un
simple alto en el camino de Huaral a Cerro de Pasco” (Celestino 1976: 158); pero sería
demasiado aventurado decir que este pueblo ya tenía en los siglos XVIII y XIX el mismo
modelo que el de las comunidades de vertiente. Sin embargo, desde 1850, era un pueblo
importante, por su población y actividad económica.
35 Son los archivos y registros parroquiales los que han aportado mayores informaciones en
este campo, las que desde 1850 permiten describir, la evolución de la ocupación de los
fundos de quebrada y poner en evidencia, en lo que se refiere a la composición y
estructura de la población, la orientación y actividades económicas de los acosinos. 21
36 El fundo presenta entonces dos tipos de asentamiento. El primero podría calificarse como
habitat agrupado, cuya población permanece estable y vive casi todo el año en el pueblo
de Acos, donde la vida social se ordena alrededor de la iglesia, de los locales de reunión de
las autoridades comunales y de las hermandades. Tanto para ellos como para todas las
comunidades del valle alto, Acos es el centro más importante de la vida económica y el
más cercano antes de alcanzar la costa. Es un mercado donde coexisten el trueque y el
intercambio monetario. Además, y sobre todo, sirve de tambo a viajeros y comerciantes,
lo que hizo que Acos fuera llamado puerto terrestre por los de Lampián. El segundo tipo
de asentamiento se muestra como un habitat disperso de caseríos. En efecto, la mayoría
de las familias ricas, poseedoras de varias tierras, podían hacerlas trabajar por sus
obligados o allegados, parientes o aliados, lo que les permitía residir permanentemente en
el mismo Acos, y así darse el gusto de dirigir la vida social. En cuanto a los obligados,
parientes pobres y nuevos comuneros, a partir de 1880 fueron parcialmente reemplazados
40

por peones chinos o italianos que en su mayoría vivían, en las tierras del propietario o en
su propia parcela, y que viajaban a Acos con motivo del mercado o fiestas religiosas.
37 Por otro lado, algunas familias originarias de Coto o Lampián, establecidas recientemente
en esos fundos y que, sin embargo, no habían decidido todavía vivir e integrarse en el
pueblo, conservaron cierta autonomía. Así se originaron pequeños caseríos de cuatro a
cinco casas, pertenecientes a una misma familia y que dominaban el espacio controlado
por ésta. Tal el caso de las familias Córdova y De la Cruz en el fundo de Coto, Herrera de
Lampián en Pateria, Villanueva en Pampas y posteriormente Rodríguez en San Juan. Sin
embargo, a fines de siglo XIX, al crecer la importancia económica de Acos y siendo
imposible que se mantuvieran al margen, se establecieron en el mismo pueblo,
conservando casa y depósito en sus tierras.
38 Numerosos propietarios y arrendatarios mestizos que desde el siglo XVIII intentaban
apoderarse de las tierras de fundo, los imitaron. Residiendo primero en sus parcelas,
terminaron atraídos por las ventajas de Acos estableciéndose algunos durante una o dos
generaciones.
39 La fisonomía del pueblo y el tipo de asentamiento de los fundos aledaños evolucionaron
en dos etapas, que se reconocen en el estudio demográfico hecho en base a los archivos
parroquiales. Estos se utilizarán a título indicativo, como escala o estimado de referencia, ya que
no consideran sino a los niños bautizados y a las parejas legales. Se puede pensar que muchos
escaparon a este censo, sobre todo los de estratos más pobres que vivían lejos del pueblo.
Pero estas cifras, pese a ser subestimadas, ilustran bien la ruptura ocasionada por la
Guerra del Pacífico y determinan dos períodos: antes y después del conflicto.
40 En el transcurso de estos veinte años, según este cuadro, se aprecian pocos rasgos
notables; la población de Acos se caracteriza entonces por un crecimiento demográfico
relativamente débil, que se manifiesta en la imagen de una población estable. En realidad,
su estabilidad es muy frágil y fue suficiente una peste entre 1859 y 1862 para que la
mortalidad infantil disminuyera en 7.9% la población total respecto al decenio anterior. El
dinamismo demográfico de Acos no es una consecuencia exclusiva del crecimiento
vegetativo de su población (desequilibrio entre natalidad y mortalidad), sino de la
presencia de una numerosa población forastera.
41 De 26 personas originarias de otras comunidades que viven en Acos en 1860, se pasa a 31
personas, es decir un aumento muy débil de 2.9% en un período de 20 años. Esta cifra que
puede sorprender, se explica por dos razones: pese a que Acos aparece como una
comunidad con una gran mezcla de población, se trataba muy a menudo de
asentamientos temporales. Por ejemplo, entre los 16 forasteros censados entre 1850 y
1860, 8 permanecieron en la comunidad y 8 partieron. De las 31 personas llegadas antes
de la guerra, 10 abandonaron el pueblo y las otras no permanecieron allí sino durante una
generación, sólo 5 se establecieron definitivamente en Acos. Este hecho permitiría pensar
que el tipo de migración registrado entre los años 1862 y 1870 afectó a personas más
móviles entre las que se deben contar artesanos, comerciantes, pequeños arrendatarios
que parten al finalizar el contrato,22 y los peones agrícolas relacionados con estos
arrendatarios.
41

CUADRO 1. Evolución y composición de la población, primer período 1850-1870

* Es decir 9.2% de la población total.


** Es decir 11.9% de la población total.
*** Estimado por exceso, calculado en base al número de los nacimientos del decenio en curso y para
un crecimiento cero.

42 Otra razón que puede explicar el número reducido de residentes forasteros es el tipo de
habitat propio a esos fundos de yunga de quebrada en aquel período; es todavía un
habitat muy disperso y las familias extensas de las comunidades vecinas, así como los
arrendatarios mestizos y los jornaleros, viven en sus chacras.

Composición de la población

43 Los acosinos están dominados por siete grandes familias llamadas “legítimas”, que se
analizarán in extenso. De éstas, dos son blancas y las otras son designadas
alternativamente según sus alianzas o casamientos desacertados, como blancas, mestizas
y hasta indias.23 En este último caso, el “término indio se refiere más a la categoría social
que a la diferencia étnica” (Celestino 1976: 106).
44 Estas familias legítimas están rodeadas de familias satélites o clientes con las que
mantienen relaciones privilegiadas basadas en alianzas matrimoniales o compadrazgo.
Estas, que suman aproximadamente doce, también son originarias de Lampián, si bien
sólo las familias legítimas han marcado realmente la historia local. Aliadas, estas familias,
forman y formarán todavía por mucho tiempo el núcleo de la población de Acos.
45 Finalmente, las otras familias de Acos pasan desapercibidas y a menudo desaparecen.
Además parecen no tener un status definido en la comunidad. Cabe preguntarse si los
llamados acosinos hasta 1870 no han sido esencialmente sino pequeños propietarios
42

blancos y mestizos, rodeados de sus aliados, de algunos comuneros pobres, y de artesanos


e inmigrantes.
46 Entre los inmigrantes, debe distinguirse entre los que estaban en búsqueda de trabajo o
de tierras (artesanos, comerciantes y arrendatarios) y los que llegaron como los primeros
peones agrícolas independientes. Sin embargo, se sabe que esta última categoría estaba ya
representada en Acos en 1858, ya que los registros dan fe del nacimiento de Hipólito
Medrano, de padres peones originarios de Viscas y que trabajan en Acos.
47 La presencia en Acos de estos peones agrícolas no puede discutirse, pese a no ser
importante pues no responde una verdadera migración serrana proletaria. Aunque
efectivamente se registra en esta época la llegada de personas que provienen de la sierra
y que son relegadas al rango de “indios” sólo por su origen geográfico, se observa
rápidamente que se trata de mestizos serranos, ganaderos o comerciantes, mucho menos
considerados e integrados que quienes llegan de la costa. Otras personas que provienen
de la sierra, a partir de 1870, son los italianos. Estos migraron primero hacia la sierra
central, a las zonas mineras. Muchos al retornar a la costa, se detuvieron temporal o
definitivamente en Acos, primera etapa importante a mitad de camino entre la sierra y las
grandes propiedades de la costa. Es así como las familias Sotto, Matta, Leiva, Pastrano
(procedente de Ravira), Bocanegra, entre otras, se instalaron en Acos y Canchapilca.
48 Los otros migrantes son mestizos con tierras alquiladas en Huayo (fundo de Lampián),
como José González o Andrea Rojas, o en San Miguel como Nicolás Ramírez. De la misma
costa, es decir de Huaral, Chancay o las grandes haciendas, hay un sólo representante, un
mestizo, J. Luis de la Casa. Finalmente, anotemos también la llegada, en 1857, del primer
chino, Justo Callao, cuyo amo parece haber sido J.L. de la Casa. En 1870, sólo había tres
chinos que trabajaban en los fundos de Acos.
49 Así, la población de Acos presenta, desde esta época, el aspecto de un pueblo con fuerte
mestizaje, en el cual los estratos socioeconómicos que separan a los ricos de los pobres
están bien definidos.
50 Es un tipo de asentamiento estable, representado por el núcleo local, pero
constantemente renovado por aportes foráneos constituidos por arrendatarios o
comerciantes, costeños o serranos. Hasta 1870 la migración que proviene de la cabecera
del valle es, desde el punto de vista numérico, más importante. ¿Se debe a un “empuje
hacia abajo” que responde a un imperativo demográfico o a un renovado interés por las
tierras de fundo? Ambos factores están ligados, por la atracción de la propiedad.
51 Así, en estos fundos, reivindicados a la vez por la comunidad de la que dependen y por los
arrendatarios que los pretenden, nace una rivalidad entre los que tienen el poder
comunal, fieles a la comunidad (caso de San Juan), y los mestizos o hasta los comuneros
emprendedores que se han alejado de ella.
52 Lo que caracteriza este segundo periodo, es la importancia del empuje demográfico local
y foráneo, particularmente de chinos.24
53 En 1900 la población total de Acos había aumentado en un 50.7% en relación a la del
decenio de 1850-1860. No obstante la guerra y las epidemias se había duplicado en medio
siglo. Estas cifras son aún más sorprendentes si se les compara con las de 1862-1870, ya
que en ese caso hay un aumento de 63.4%, pero este porcentaje se explica por la gravedad
de la epidemia25 que durante 3 años diezmó la población infantil de 0 a 10 años,
registrándose una baja de 33.4%.
43

54 Finalmente, en 1900 la población de Acos había aumentado en un 32.8% en relación a los


diez años anteriores, lo que equivale a un aumento anual de 3.2% contra sólo 1% de
promedio durante 50 años.

CUADRO 2 Segundo período 1880 - 1900

* Es decir +19.4%.
** A veces estaban al servicio de amos que vivían en Lampián, aunque residían en los fundos y
alrededor de Acos o en el mismo Acos.
*** Sus compañeras o esposas, como las de los italianos, eran a menudo originarias de otras
comunidades, no las hemos contado dos veces.
**** Es decir +57.8%
***** Es decir +32.8%.

Evolución de la población local de Acos entre 1880 y 1900

55 Aunque no aparezca claramente a partir de estos datos, la guerra parece haber tenido
ciertas repercusiones sobre la población local.26
56 — Los jefes de familia entre 18 y 50 años:
57 Entre 1850 y 1860, pasan de 27 a 23, baja considerable; desgraciadamente los registros
parroquiales que nos han servido para este cuadro, no mencionan la edad de los padres,
además el decenio 1870-80 está muy incompleto27 para que sea posible hacer una
comparación patronímica con el fin de extraer las nuevas parejas. Teniendo en cuenta los
disturbios que caracterizan este periodo, no es imposible pensar que esta débil
representatividad se debe, por un lado, a la guerra y por, el otro, a los montoneros.
44

CUADRO 3. Población forastera 1880-1900


45

MAPA N° 6

58 — Hombres y mujeres de Acos sin descendencia en este periodo


59 Según la hipótesis anterior, sería lógico encontrar en esta categoría más mujeres que
hombres, ya que cierto número de éstos habría desaparecido. En realidad y dejando de
lado a las personas de edad comprendidas en este grupo, por el contrario hay un mayor
número de hombres. Son en total 18 y a la mayoría se le encuentra también en el decenio
1860-70. Estamos tentados de concluir, aunque no es sino una hipótesis, que estos
hombres habrían abandonado Acos durante la década de 1870 para regresar durante la
guerra, buscando refugio, o bien después por motivos familiares y económicos. Aunque no
es posible presentar más pruebas, esta hipótesis explicaría por un lado, la disminución de
la población registrada entre 1870-1880 y la débil tasa de natalidad, si se tratara de una
migración de población joven. En todo caso es posible que el auge económico costeño, 28 la
creación de nuevas actividades, hayan atraído tanto a ciertos jóvenes de Acos
perteneciente a las familias legítimas como a otros. Siempre basándonos en esta hipótesis,
podría pensarse que ya en esa época, o por lo menos para esa generación, haya habido
una saturación del acceso a las tierras cultivadas (el caso de Acos, comunidad de yunga de
quebrada, no puede compararse con el de las tierras comunales que se encuentran en el
fondo de la quebrada y que siguen perteneciendo a las comunidades de vertiente).
60 —Bautizos realizados entre 1860-1890
61 Entre 1860-70, para una población de 24 mujeres se contaban 46 niños bautizados. Aunque
esta cifra no es muy elevada no significa baja de natalidad. Entre 1880-1890, para una
población de 23 mujeres había 45 niños. En ambos casos es necesario ser prudentes, pues
lo que podría aparecer como un relativo aumento de la tasa de natalidad, quizás no era
sino consecuencia de la evangelización y catequización, ocurrida durante este período
hasta principios de siglo, que pudo haber incidido en un aumento de los bautizos y no
46

necesariamente de los nacimientos. Esto significaría, también, que las anteriores tasas
estaban subestimadas y que el crecimiento espectacular de 33.3% de 1890-1900 no fue
quizás tan importante como parece.
62 Los últimos diez años del siglo XIX muestran un claro aumento de la población local. Sin
entrar en detalles, señalemos que los jefes de familia, las mujeres casadas, los niños
bautizados (¡y hasta las madres solteras!) son las categorías que mejor prueban este
aumento. Sin embargo, aquí cabe una salvedad:
63 En cifras absolutas, la población local aumentó solamente en 41 individuos y, en
comparación a la población total, disminuyó, es decir en un 6.7%, pasando de 65.9% a
59.2%. Y si el paso de una población de 320 habitantes a 425, en diez años, es
impresionante, se debe esencialmente a la llegada de numerosos migrantes. Recordemos
simplemente que la población no originaria de Acos aumentaba en 58.7%, mientras que en
el mismo lapso la población local había aumentado en 19.4%, lo que representa una tasa
muy elevada para basarse únicamente en el aumento de los nacimientos registrados por
la Iglesia.

Naturaleza y origen de las migraciones de la guerra y de la


postguerra, 1880-1890
La guerra: 1880-1884

64 Durante este periodo de disturbios parece que algunos indios y mestizos encontraron
refugio en la región de Acos.
65 Desde la costa norte, muy afectada por las tropas chilenas que saqueaban las haciendas,
llegan “blancos”, como Daniel Giménez de Pativilca y su mujer, Rosa Marqués de Lima. De
la sierra, las migraciones son más numerosas y, como antes de la guerra, pueden dividirse
en dos categorías claramente definidas: por un lado, los migrantes indios, como esas
mujeres provenientes de Cerro de Pasco (Cipriana Domingas), o de Carac, que se emplean
en Acos y se casan con chinos. Por otro lado, mestizos, ganaderos, comerciantes en lana o
cuero, y también arrendatarios de alfalfares o chacras, como Dámaso Padilla y Manuel
Tafur, de Carac.
66 Los mestizos, costeños o serranos, traen consigo peones chinos; de 3 que eran antes de
1880, pasan a 11 en 1884, y viven en Acos o en las parcelas de sus patrones. Entre ellos: A-
Chon Elguera, Maximiliano Marques, José Lino, Juan Sallan, A-Chuy, A-Chau, Manuel
Encarnación, Ho-Lau-Lu o Antonio Sánchez, Pablo Espinoza, etc.... provenientes de
Cantón, cuyos patrones son los blancos y mestizos llegados recientemente de la costa
(Pativilca), de la sierra (Carac) , o residentes en los fundos de Acos desde varias
generaciones como los Herrera, que formaron una pequeña hacienda en Patería, o los De
la Cruz en el fundo de Coto.
67 Dos observaciones son necesarias:
68 Durante este corto periodo y a pesar, o debido al estado de guerra, se siente la necesidad
de traer numerosos obreros y sirvientes que comienzan a formar en Acos una verdadera
clase de proletarios. Según el cuadro 2, parece que la población masculina originaria de
Acos se vio afectada por la leva o el enrolamiento voluntario en el ejército regular. Este
hecho explicaría la necesidad de contratar peones entre los serranos, cuando en tiempo
normal éstos se hubieran elegido entre los acosinos pobres. Este periodo aceleró así la
47

contratación de peones foráneos, acentuándose aún más la distancia entre la población


originaria de Acos —que junto con los arrendatarios poseía la tierra— y una capa
proletaria de asalariados agrícolas, sometida a servidumbre como en el caso de los chinos.
69 Ahora bien, sin la guerra y la llegada de los arrendatarios provenientes de regiones de
haciendas que impusieron la intensificación del trabajo asalariado, 29 este fenómeno de
proletarización, así como de contratación de mano de obra foránea, habría aparecido en
Acos seguramente unos diez años más tarde, en el momento de la reconstrucción. Pese a
los azares de la guerra, Acos logró cierto avance en relación a las otras comunidades.
Evidentemente, este puede explicarse también por los intentos locales, de entonces, de
cultivar algodón y caña de azúcar en esas yungas de quebrada, siguiendo el ejemplo de las
haciendas costeñas; cultivos que exigen mayor cantidad de mano de obra, y de mano de
obra calificada, que los cultivos tradicionales.
70 El pueblo pasó pues la guerra sin mucho sufrimiento; la explotación de la tierra no fue
abandonada en ningún momento, pese a la ausencia de algunos acosinos. Sin embargo, se
observó entonces un aumento del número de arrendatarios, una diversificación de los
cultivos y de las actividades, favoreciendo la privilegiada situación de encrucijada
comercial de Acos.
71 Se podría decir que Acos no se debilitó mucho durante la guerra, pese a las constantes
agresiones y saqueos sufridos de parte de las montoneras, e incluso que este periodo
permitió la intensificación de las relaciones entre la costa y las yungas, anunciando la
apertura a la economía de mercado de un pueblo que significa un paradero en el camino
que lleva a las minas, a las haciendas ganaderas y a Huánuco, en la ceja de montaña.

La post-guerra: 1885-1890

72 Los rasgos económicos y sociológicos que caracterizaron los años de guerra se


mantendrán, en lo que concierne a:
73 — El aumento de las asalariados agrícolas
74 Este se manifiesta con la llegada de 12 chinos que en 1890 ascienden a un total de 23, así
como por la contratación de numerosos peones, hombres y mujeres, llegados de las
comunidades de vertiente y de la sierra central.
75 En el caso de migraciones cercanas, se trata esencialmente de mujeres destinadas al
servicio doméstico, como lavanderas o cocineras (y justificadas por la presencia de
numerosos mestizos arrendatarios en los fundos) o como jornaleras agrícolas. A menudo,
y es por ello que se las encuentra en Acos, se emplean en los fundos de su propia
comunidad: en Mataca en el caso de las de Pampas; en Oquendo y Coyas en el caso de las
de Coto; en Acos, Patería, Mataca, Chalamaque en el caso de las de Lampián y, finalmente,
en Acos en el caso de originarias del mismo Acos y de Canchapilca. En el caso de las
migraciones de mujeres son muy raros los desplazamientos hacia lugares alejados,
excepto cuando acompañan a familiares masculinos.
76 ¿Cómo explicar este fenómeno? Quizás este tipo de migración demuestra en esas
comunidades la dificultad de ciertos sectores de su población para acceder a la propiedad
privada la tierra. Esta situación, tal como se dio en Acos, se originó de un acaparamiento
de las mejores tierras por las autoridades comunales, lo que habría provocado la partida
de comuneros hacia la costa, mientras que las mujeres encontraban, bajando a los fundos
y sin exilarse de la comunidad, la posibilidad de emplearse con los arrendatarios. En su
48

mayoría terminaron instalándose allí como convivientes de los mestizos, italianos o


chinos residentes en Acos o Canchapilca.
77 A diferencia de la migración femenina, los hombres peones proceden generalmente de
sitios más lejanos, como Huaraz, Huaroy, Huamantanga, Huancayo, Ihuarí... y además no
representan una mano de obra estable. De hecho, pocos serranos se instalan en Acos por
matrimonio y en su mayoría se desplazan de comunidad en comunidad. Sólo los artesanos
parecen instalarse definitivamente en el pueblo, aunque su número es limitado.
78 — El aumento de los arrendatarios
79 Este es de dos tipos: por un lado, hay lo que podría llamarse arrendatarios tradicionales —
mestizos o blancos, agricultores o ganaderos— que llegan del valle bajo o de la sierra.
Salvo las tierras de Acos, en posesión de los parceleros usufructuarios de la comunidad al
parecer no existen tierras de fundos en arriendo (tierras comunales de San Juan, Pampas,
Lampián...) o en litigio.
80 Entre los arrendatarios tradicionales, pueden citarse Juan Pérez de Huaral, al “armador”
Felipe Nichos y N. Rosario, de Huacho. Además de otros que suben desde las haciendas de
Huayo y Cuyo hacia San Miguel, donde la pequeña propiedad ya está implantada, hacia
Vilca donde un chileno se ha apoderado de las tierras de yunga de quebrada de la
comunidad de Sumbilca y, finalmente, hacia los fundos aledaños a Acos. ¿A qué se debe
exactamente este aumento de los arrendatarios costeños? Tal vez esté ligado al esfuerzo
que hacen los hacendados en la costa para concentrar sus haciendas, modernizarlas y
hacerlas rentables, originando la recuperación de tierras anteriormente arrendadas.
Ahora bien, este proceso empuja hacia la periferia de las haciendas a los pequeños
arrendatarios que se apresuran a buscar nuevas tierras. Pese a su nuevo carácter, esta
migración costeña sigue siendo tradicional.
81 Entre los arrendatarios tradicionales debe considerarse también a los ganaderos y
comerciantes de ganado de la sierra: los de Carac, Huamantanga, en lo que se refiere al
valle alto, o de Huaraz como Sebastián Velásquez y Verónica Gutiérrez30 y de Cerro de
Pasco con I. Idilfonsa. Además, de la sierra bajan nuevamente italianos. En este caso es
difícil saber si se trataba únicamente de arrendatarios o de peones. Gran parte de ellos
terminó instalándose en Canchapilca, donde uno de ellos, Francesco Lucci (Luiche) había
adquirido cierto poder.
82 En oposición al arrendatario tradicional, aparece un nuevo tipo al que con más propiedad
podría llamársele acaparador de tierras. Se trata de los gamonales, pequeños señores de la
guerra, militares y montoneros de los que hablamos en el capítulo anterior. Recordemos
sólo el papel del coronel Vargas, que vendió su clemencia contra algunos arriendos
preferenciales o propiedades.
83 Recordemos igualmente, el papel poco claro que tuvo F. Espinoza, “caballero de
industria”, así como el de los pequeños gamonales que se rebelaron entonces y se
instalaron en Acos, abusando de su nuevo poder y construyendo su fortuna gracias a
compraventas y arriendos forzados de tierras.
84 Algunos de ellos, como los Dávalos, habían sido montoneros de padres a hijos. 31 Entre los
gamonales lugareños están A. Navarro y la familia Quiroz de Acos, así como un acosino,
sólo desde 1879: L. Velarde, de Arequipa. También se instalaron en Acos, los Naupari,
originarios de Huaroquín, que supieron igualmente aprovechar la situación para adquirir
y acaparar las parcelas que les aportaron la posesión de tierras necesaria para ejercer el
poder en Acos. Finalmente, no debemos olvidar la presencia temporal, pero notable para
49

este pueblo, del coronel Manuel Sánchez, subprefecto de Canta, cacerista, propietario de
algunas chacras cultivadas por tres peones chinos. Es posible que este protector de
montoneros hubiese obtenido las tierras gracias a los favores que concedía, como fue el
caso de M. Vargas. De estos dos coroneles, sólo este último siguió ligado, al menos en
parte, a sus tierras. En cuanto a M. Sánchez desaparece de Acos después de 1887, pero los
chinos que trabajaban para él continuaron allí y uno de ellos pasó al servicio de F.
Espinoza, de Canchapilca. La última presencia del coronel Vargas se remonta pues a 1887,
año en que fue testigo honorífico, con la mujer de uno de los otros protagonistas locales
de esta guerra (el mismo F. Espinoza), del matrimonio celebrado entre dos austriacos
residentes en Acos: Marino Yvella y Matilde Milovicic.32
85 La presencia en Acos de estos extranjeros podría explicarse por constituir —como se ha
dicho— un paradero en el camino que lleva a Huánuco y ceja de montaña. Ahora bien,
justamente en esta época, el tráfico entre Huánuco y Acos cobra importancia, 33 y en el
caso de esta pareja, es posible que se tratara de tiroleses o renanos que, desde 1857,
habían formado una colonia en la región de Pozuzo y que se separaron de ella aquel año
(Piel 1973: 468). Aunque esta hipótesis no es del todo satisfactoria, es imprescindible
constatar que Acos se convierte cada vez más en un paradero y residencia temporal, para
aquellos que se dirigen hacia la sierra o ceja de montaña, o para quienes como los
italianos, regresan a la costa.

La Reconstrucción 1890-1900

86 Los diez últimos años del siglo XIX son los de la recuperación económica, de la
“Reconstrucción” nacional. Esta se muestra en la costa en el nuevo auge de los cultivos
comerciales de algodón y caña de azúcar, mientras que en la sierra corresponde al
desarrollo de la ganadería extensiva de ovinos y camélidos, para la lana, y de vacunos
para carne y cuero.
87 Ciertas regiones próximas a Lima, cuya población se ha duplicado en treinta años,
orientan ya sus actividades agropecuarias en función del crecimiento de los mercados
urbanos costeños. Es el caso del valle de Jauja que aumenta su ganado de engorde y
lechero. En el curso medio de ciertos valles se intensifican, por el contrario, los cultivos
alimenticios, que disminuyen en la costa ante la extensión de las haciendas y de sus
cultivos comerciales. Este es el caso de los fundos cercanos a Acos. Dejando de lado sus
intentos de cultivar algodón y caña, ahora anti-económicos individualmente, los
pequeños arrendatarios y propietarios se dedican nuevamente a los cultivos alimenticios,
al maíz, a las frutas, etc...
88 Para el valle de Chancay este periodo es también de recuperación económica, no obstante
que las montoneras son, esporádicamente, los huéspedes forzados de algunos pueblos,
como la del capitán Rutté que se instaló en Acos, de octubre a diciembre de 1899. 34
89 El despliegue de activdades registradas en Acos y en los fundos aledaños demuestra la
urgente necesidad de una mano de obra barata. Estando la totalidad de los chinos
liberados de su contrato y dedicados sobre todo al comercio, se recurrió a los serranos, lo
que puede verse claramente en el cuadro 3.
90 — Las nuevas migraciones:
91 Es necesario distinguir las migraciones originadas por la necesidad de trabajo asalariado
de las motivadas por el comercio.
50

Los peones

92 La mayoría de peones llegados a Acos durante la década anterior, se instalaron en las


haciendas del valle bajo, donde el salario era mayor. Otros hombres y mujeres los
reemplazaron, viniendo esta vez de mucho más lejos. Este fenómeno se explica en parte,
por la modalidad del enganche, practicada en las comunidades de sierra. En efecto, los
hacendados financian a enganchadores de mano de obra que van por los valles a
contratar a los comuneros más necesitados, los jóvenes que esperan tener tierras y los
comuneros que desean pasar un cargo pero que carecen de recursos. De Pampas, San
Juan, Lampián y Acos35 los comuneros parten hacia las haciendas de Pallpa o Cuyo.
93 Los peones del valle alto llegan entonces de comunidades como: Viscas, Ravira (E.C.
Minaya), Baños, Chaupis y Huandaro, así como de las regiones mineras, de Cerro de Pasco
o Paccha.
94 Sólo entre 1897 y 1900, en los archivos comunales se cuentan 25 peones o jornaleros (de
los cuales 5 son italianos), sin considerar a los chinos o a los artesanos que además de sus
actividades comerciales ocasionalmente trabajan como peones.

El comercio

95 La presencia de comerciantes provenientes por un lado de Huánuco (A. Flores) y por otra
de Moyobamba (Baldión Bermúdez y S. Huertos) indica la reanudación del tráfico entre la
vertiente oriental y el valle. De Acos, pasando por Carac, Parquín, Cerro de Pasco o
Caryacayan (A. Atanacio y Francisca Guadalupe) , partían recuas de muías destinadas a las
regiones mineras y ceja de montaña. Efectuando trueque en cada etapa, sus conductores
llegaban finalmente a la vertiente amazónica, donde a cambio de sus muías, lana y
metales, obtenían coca y café, que regresaban a vender en las comunidades de la
quebrada de Palca y Acos. Agreguemos a esto el número creciente de peones agrícolas en
esos fundos que motivó, sin duda, la intensificación de las relaciones entre estas dos
regiones.
96 De las otras comunidades son particularmente negociantes de ganado quienes llegan a
Acos. Según los registros, parece que para cada comunidad existió un tipo de migración
preferencial, que obedecía quizás a contratos entre ellas sobre el arrendamiento de pastos
en época de seca. En el caso de Acos, por ejemplo, que posee entonces las tierras de pastos
temporales de Lomo Largo, los que más la frecuentan son los pastores de Ihuarí,
Huachinga, Chaupis y Huascoy; y Lampián recibe a los de Carac, Junín, Vichaycocha,
Pallac e Ihuarí.
97 Muchos de esos migrantes, peones, pastores, o artesanos aprovecharon el auge de Acos
para ejercer pequeños oficios que no existían en el pueblo y que en realidad muestran el
enriquecimiento de los habitantes y la importancia que adquirían el mercado y los
bodegueros chinos.
98 Zapatero, peluquero, sombrerero y sastre encuentran así en Acos, una clientela estable
entre los residentes, los comuneros-propietarios, los viajeros ambulantes y los comuneros
acomodados de las comunidades vecinas, como Pampas, Huascoy, Coto, Carac y Lampián,
que bajan al mercado de Acos para intercambiar sus productos y comprar alcohol y coca a
los chinos. Entre otros artesanos se nota la presencia de dos plateros. Seguramente se
51

abastecían en las actuales minas de Huarón, Santander o Chungar, o entre los propietarios
de pequeñas minas locales, que se reabrieron en esa época. En efecto, algunos comuneros
y pequeños mineros se apropiaron y explotaron pequeñas minas cerradas desde fines del
siglo XVIII. Este fue el caso de Coto y Carac, de donde justamente era originario el primer
platero, Cirilo Ascasibar, mientras que el segundo era chino y, quizás, su aprendiz. No
podemos descartar esta hipótesis, ya que Acos aparece entonces como un centro de
aprendizaje. Así en 1891 “la comunidad (de Pacaraos) decide mandar dos jóvenes a que
aprendan el oficio de herreros en el pueblo de Acos” (Degregori y Golte 1973: 12).
99 Sería falso pensar en base a esta descripción que el auge del comercio se basó
principalmente en las actividades de los migrantes de la sierra o costa. Son los chinos
quienes en verdad dominaron, innovaron y remodelaron, este sector. Monopolizaron muy
rápido el comercio minorista y las actividades artesanales de las que despojaron a los
comuneros y migrantes mestizos venidos de la costa. Todo nos lleva a pensar que Acos y
fundos vecinos aprovecharon y participaron de la recuperación nacional y regional. El
auge del comercio, la implantación de una artesanía local, la presencia de numerosos
arrendatarios, la mención en los libros comunales de “los propietarios” para designar a
ciertos comuneros, estarían entre los que determinaron su auge económico. Sin embargo,
la presencia de tantos peones agrícolas provenientes de comunidades alejadas, no es un
signo de buena salud económica para el pueblo que, pese a su aparente riqueza, también
tiene necesidad de enviar a algunos de sus comuneros a trabajar en faena a las haciendas
con el fin de equilibrar su economía (cf. nota, pág. 136). Este rasgo ¿no será ya el resultado
de una excesiva apropiación de las tierras comunales, por algunas familias que privaban
así del acceso a la tierra a una parte de la población, haciéndola incapaz de aportar su
contribución fiscal para la marcha de la comunidad si no era vendiendo su fuerza de
trabajo?
100 La importancia del número de arrendatarios tampoco es una prueba de riqueza para estos
fundos, ya que el arriendo a largo plazo de esas parcelas la sustraía de una potencial
adquisición o arrendamiento por cuenta de los comuneros, y, aún más grave, imponían
por esta forma de monopolio, los precios de arriendo y compraventa de la tierra.
101 No puede negarse, sin embargo, que hubo un real despegue económico, una verdadera
penetración de la economía de mercado; aunque al parecer no hizo sino agrandar la
separación entre “comuneros-propietarios” y el resto de la comunidad, a la que sumaban
los peones. Entonces no es dudoso que esta parte de la población haya llegado
empobrecida al siglo XX. Y, dejando de lado su aspecto anticlerical, este documento
fechado en 1898, expresa también la crisis y malestar económico que atraviesa gran parte
de la población de la Parroquia de Lampián, de la que forma parte Acos:
Gobernación — Acos, Marzo 28 de 1898,
A los Tenientes Gobernadores,
Con fecha de ayer he recibido un oficio del Señor Alcalde Municipal, cuyo tenor es
como sigue:
Señor Gobernador del Distrito de Lampián,
en seción de la fecha celebrada por el consejo de mi presidencia se ha resuelto que en
atención a la mala situación por la que atraviesan los pueblos sería gravioso a sus habitantes
el celebrar esta Semana Santa, pues sabido es que tanto el pueblo en que se celebra, como
también los otros tienen que hacer muchos gastos que en las circunstancias actuales son un
sacrificio.
No por esto crea U. Señor Gobernador que nuestra fe y creencia católica aminore (sic), lejo de
nosotros esta idea pero se ha resuelto por la crítica de nuestra situación. Espero pues que
U. Circulara a sus subordinados para que pongan esta decisión en conocimiento de
52

sus pueblos los fines del caso.


José Espinoza
Gobernador: Anselmo Mansilla
Fuente: Archivos Parroquiales de Huaral, 1898. Los subrayados son nuestros.

3. La colonia china de Acos: comerciantes contra


propietarios de tierras y mestizos
102 Por muy discutido que sea el auge económico que tuvo lugar en Acos y los fundos desde
fines de siglo, es seguro que los que más contribuyeron a reavivar la vocación de mercado
y del comercio fueron los chinos.
103 Para comprender por qué mecanismo llegaron a tener tal poder, hay que remontarse a su
presencia inicial en los fundos y distinguir dos etapas en el proceso de integración socio-
económica de este nuevo grupo de inmigrantes:
104 La primera etapa abarca de 1877 a 1891 en la que nace la colonia china. Sólo
numéricamente, ya que no aparece estructurada desde el punto de vista social ni
organizada desde el punto de vista económico. Por lo menos no se infiere de los archivos
locales.
105 La segunda etapa comienza hacia 1890, con la llegada de un nuevo grupo de chinos, que
vienen a instalarse libremente en Acos como comerciantes. Se asiste entonces a una
recomposición cultural que da origen a la constitución de una verdadera comunidad.
Gracias a las leyes internas que la rigen y a una estructura muy jerarquizada, sus
miembros logran antes que finalice el siglo XIX el control de casi todas las actividades
comerciales practicadas en Acos.
106 Antes de abordar la descripción del proceso de integración socioeconómica de una
colonia china en una comunidad de yungas de quebrada, es necesario —sin repetir la
reseña histórica— situar esta migración en el contexto nacional. Con tal fin recurrimos a
la relación de las condiciones bajo las cuales se efectuó la inmigración china al Perú.
107 “En vista de la falta de brazos, en 1848, la Sociedad de Agricultura de Lima aconseja al
gobierno y al Congreso dictar una ley autorizando la inmigración asiática al Perú (Piel
1973: 470). Durante el gobierno de Ramón Castilla fue promulgada, el 17 de noviembre de
1849, la llamada “Ley China”, cuyos dos primeros artículos son:
1. “Todo introductor de colonos extranjeros, de cualquier sexo, cuyo número no baje de
cincuenta, y cuyas edades sean de diez a cuarenta años, disfrutará una prima de treinta
pesos por individuo, que pagará el Tesoro nacional al momento de la internación teniendo a
la vista las contratas respectivas autorizadas por los cónsules de la República”.
2. “Se concede a los primeros introductores de colonos don Domingo Elias y don Juan
Rodríguez, privilegio exclusivo por el término de cuatro años, con la misma prima de treinta
pesos señalada en esta ley, por cada colono de la China que introduzcan en los
Departamentos de Lima y La Libertad, conforme al artículo anterior, comprendiendose en
esta gracia, los chinos que de cuenta de los interesados llegaron al puerto del Callao en el
buque “Federico Guillermo”. (Fernández y Granda 1977).

108 “Abierta”, desde la guerra del opio, a las empresas occidentales, China atraviesa entonces
una crisis terrible que provoca, justamente en 1899, la rebelión de los Tai-Ping, que dura
hasta 1864. En esta sociedad agitada, donde la generalización de la economía abierta de
mercado, a partir de las concesiones portuarias europeas, provoca la ruina y la
53

proletarización de miles de campesinos y artesanos chinos, masas desterradas llegan a los


puertos en busca de trabajo o de sueños. Numerosos son los que van a parar a los
fumaderos de opio. Consumo que los ingleses, productores de opio en la india, han
impuesto por la fuerza en China en 1840. Es justamente en estos fumaderos, en Cantón,
que operan los agentes de los armadores peruanos, apresando el ganado humano y
haciéndolo firmar contratos de trabajo en condiciones dudosas.
109 “De 1849 a 1874, 87,647 culíes chinos, embarcados así, de grado o fuerza, llegaron al
Callao. Hasta 1854, son embarcados en Cantón voluntaria o forzadamente —hasta que el
gobierno chino, conmovido por los fraudes, lo prohibiera. Después de 1857, se evita esta
dificultad embarcando a los culíes en Macao, con la complicidad de las autoridades
portuguesas (Piel 1973: 470). Este tráfico no se redujo hasta 1873, cuando el presidente de
la República Manuel Pardo, promulga una legislación protectora de los chinos. Cesó en
1874 cuando, por el tratado de Tien Tsin del 26 de junio, los plenipotenciarios peruanos
aceptan las cláusulas del gobierno imperial. Antes de esto fueron necesarias las
incontables muertes durante la travesía, los motines chinos en las escalas o durante el
viaje, y finalmente las rebeliones de los culíes en las haciendas peruanas donde eran los
más humillados y los más explotados” (Piel 1973: 471).
110 “Cuando es embarcado en Cantón o Macao, se supone que el culí chino ha firmado
voluntariamente un contrato redactado en su lengua con el siguiente contenido:
111 Enrolado para un trabajo de ocho años en las empresas peruanas, recibirá, al término del
contrato, un peculio constituido de un salario de cuatro piastras por mes, a razón de seis
días de trabajo por semana, desde que amanece hasta que anochece. Este contrato se
entiende, a condición de no estar en deuda en el momento de su expiración. Si no la
duración del contrato se extiende hasta la expiración de la deuda...
112 Este proletariado rural inmigrantes, sufre en realidad una verdadera vida de esclavos, a
pesar de su status de contratado y libre, en principio (Piel 1973: 471).
113 Este status híbrido entre el asalariado y el esclavo, no se concibe fuera de condiciones
muy particulares de la sociedad latifundista peruana de la era del guano” (Piel 1973: 474).
114 Entonces, es casi siempre después de haber cumplido ocho años, sino más, de
semiservidumbre, que ciertos chinos libres de su contrato buscan emplearse nuevamente.
Aquellos que han conseguido no endeudarse demasiado y recibir efectivamente “el salario
de su pena”, tienen la posibilidad de abrir pequeños negocios en los pueblos costeños y en
las haciendas. En el valle de Chancay nació así una verdadera ciudad comercial china
dentro de la misma ciudad de Huaral. Pero, cuando en 1877 en Acos y fundos vecinos se
observa la llegada regular de numerosos chinos,36 lo hacen en condición de peones. Su
integración en la comunidad fue notoria, ya que llegaron —los del primer periodo—
desprovistos de dinero y que las relaciones que mantuvieron con el resto de la población
fueron tales que pudieron haber permanecido dependientes y sumisos.

Integración clásica y relaciones de dominación

115 El siguiente cuadro ofrece la relación de chinos llegados a Acos entre 1877 y 1899.
54

* A o Ah es un prefijo que se emplea a menudo familiarmente delante de los nombres en el sur de


China. Véase La verdadera historia de Ah Q de Lou Sin, edición en lenguas extranjeras, Pekín.
Nota. La mayoría de estos chinos, como su nombre y su proveniencia lo confirman, son originarios
del Fu Kien, del Yun Nan, del Guang-Dong y de las proximididades de Cantón en el sur de China.
Hemos tenido la oportunidad de conversar con el último de ellos (F. Sánchez) que habla todavía el
dialecto de su bisabuelo y no hay duda que se trataba, al menos en la mayoría de los casos, de chinos
“Hakka” o “Kejia” (.....) etnia del Fu-Kien pero también del Guang-Dong, del Sichuan o del Tiangxi.

116 Antes de la guerra con Chile, pocos chinos trabajaban en los fundos aledaños a Acos y sus
conductores empleaban todavía mano de obra indígena, local o proveniente de otras
comunidades. Es indudable que la llegada de los chinos estuvo directamente ligada al
conflicto: por un lado porque la guerra provocó una disminución de la mano de obra local
disponible (migraciones y levas) y, por otro, porque muchos chinos rebeldes, libres o aún
bajo contrato, huían de las haciendas de la costa buscando refugio en la sierra.
117 En efecto, desde 1870, estallaron numerosas revueltas37 de chinos, a causa del maltrato y
explotación de que eran víctimas en las haciendas. Muchos se escapaban y buscaban
trabajo en la sierra, donde era difícil capturarlos. Justamente en 1880, cuando el conflicto
con Chile entraba en su etapa crítica es cuando en la costa los culíes se sublevaban,
saqueaban, pillaban, huían y pactaban con el enemigo,38 uniéndose a él en la cordillera.
Cierto número de chinos llegó en esta época y en los tres o cuatro años siguientes,
provenientes justamente de regiones donde las revueltas habían sido violentas, tales los
casos de Ignacio Elguera y Juan Sallan (o Sayán) quienes antes de 1880 vivían cerca de
Pativilca,39 o San Mutin que bajaba de Viscas. Es posible que éstos, al igual que otros que
procedían de las haciendas de Chancay y Huacho se valieran de los problemas y el “terror
chino” para abreviar su contrato y refugiarse en las yungas de quebrada, donde
justamente se hacía sentir una fuerte necesidad de mano de obra.
118 Estas pocas observaciones tienen por objeto describir el contexto y las condiciones en las
que, a partir de 1880, se constituyó la colonia china de Acos.
55

Bautizo40 y Concubinato: dos factores de integración


“recordemos que a su llegada a la hacienda, se daba a los chinos un nombre
cristiano para comodidad del amo y del capataz. Sabemos por los diarios que al
obtener su libertad, conservaban este nombre y adoptaban otro igualmente
cristiano y español” (Stewart 1976).
119 Llegaban directamente de las haciendas donde se les había asignado un nombre español,
si bien no era costumbre aún que el hacendado los hiciera bautizar como modo de
reforzar los lazos ya determinados por un contrato de servidumbre. No habiendo tenido
más patrones que los grandes hacendados de la costa, los chinos llegaron a Acos sin haber
recibido el bautizo, que los convertía en “gente” ante la comunidad. Aceptar el bautizo
equivalía a aceptar las leyes de la sociedad nacional, integrarse religiosamente y, por
consiguiente, culturalmente. A cambio de esta posibilidad, que les era a la vez ofrecida e
impuesta, debían someterse a las exigencias de los patrones de conducta imperantes.
120 Con el bautizo del chino adulto se crea entre éste y el padrino que “se compromete ante la
iglesia a velar por su alma”, una relación de dependencia. El chino es de cierta manera el
obligado de aquel, que generalmente es también su empleador, pues éste le asegura un
principio de integración a la comunidad. A cambio de cierta sumisión y de servicios
prestados, padrinos y madrinas — mestizos, blancos o indios— adoptan hacia ellos una
actitud paternalista. Por tal razón el bautismo se percibe como una de las numerosas
obligaciones sociales que deben aceptar; imponiéndoseles una relación de dominación
que duraba, no el tiempo de un contrato, sino toda una vida.
121 Estos dos ejemplos de bautizos de chinos: “1877... puse óleo y crisma a Manuel Valverde,
natural de Cantón, de Treinta y seis años, hijo de Li Sen y de N.N., fue su padrino Luis
Valverde”. (Archivos Parroquiales de Lampián (Huaral): Libro de bautismos 1872-1879).
Otro, con fecha 22 de mayo de 1888, dice “puse por nombre Dionicio Espinoza de 55 años
de edad, hijo de padres infieles de la China habiendo sido su padrino Daniel Espinoza”
(op. cit.).
56

CUADRO 4. Bautizos de chinos en Acos 1877 - 1880

* Antes de serlo él mismo.

CUADRO 5. Padrinos de bautizo de chinos adultos


57

122 Chinos de los que no se sabe si fueron bautizados fuera de Acos, pero que hacen
bautizar a sus hijos nacidos de uniones ilegitimas.
123 A. Chong Elguera Seguramente, pero no echó raíces en Acos. No se quedó en Acos
124 José Lino No se quedó en Acos
125 Juan Sayán Seguramente.....
126 A. Chuy No (?)
127 A. Chau No (?)
128 José Monje Seguramente...
129 San Mutin No se quedó en Acos
130 José Alvarado Seguramente
131 Antonio Sánchez Se bautizó en 1898 para casarse legalmente.
132 Es decir, todos los chinos que fueron bautizados tuvieron como padrinos a los
arrendatarios que los empleaban o a los notables locales de los fundos de Coto,
Canchapilca, Acos y Lampián; y es de ellos que tomaron el apellido.
133 Los que no cayeron directamente bajo la dependencia de su propio padrino de bautizo, no
pudieron sustraerse a la de los padrinos y madrinas de los hijos que habían tenido en
concubinato con las jornaleras o, en el caso de los más afortunados, con una mujer
perteneciente a la rama pobre de una poderosa familia local.
134 En este caso, el chino no sufre el padrinazgo, sino que solicita un compadre que sin
exigirle demasiado, le permite mejorar su status.
135 Entre los chinos casados era común pedir a un pariente o a un aliado de la familia de la
madre que fuera padrino de sus hijos al que racialmente se calificaba de “injertos”. En el
cuadro N° 6 se ofrece ejemplos de relaciones de concubinato:
1. Manuel Sánchez, originariamente peón del coronel Manuel Sánchez, gracias a su
concubinato con Anselma Córdova, se vinculó con una familia mestiza de Coto, residente en
el fundo de la comunidad en Oquendo. Era familia de propietarios, arrendatarios y
artesanos. M. Sánchez solicitó a Juliana de la Cruz, perteneciente también a una importante
familia de Coto, relacionada con los Córdova, que fuera su comadre. Gracias a este lazo de
compadrazgo se integró a la familia de su mujer y contribuyó a la ampliación de las alianzas
según un modelo muy mestizo.
2. Antonio Salinas hizo padrino de su hijo a un pariente próximo de su mujer: Valentino
Espinoza, mestizo de Canchapilca quien, además, hizo también bautizar a dos chinos adultos.
Hecho significativo es que en la generación siguiente desaparece el apellido Salinas,
quedando sólo el más importante, Espinoza.
3. Mariano Ramírez, que por su mujer estaba unido a la familia Buitrón de Canchapilca, buscó
una aliada mejor, pidiendo a Guadalupe Torres que fuera su comadre. Esta pertenecía, en
efecto, a una familia blanca, muy poderosa, originaria de Lampián.
4. José Alvarado, por su parte, que ya llevaba el nombre de una importante familia mestiza de
Lampián, se unió con una mujer perteneciente a la familia Ciriaco. Los Ciríaco, mestizos o
indios según los registros, formaban parte de las familias satélites de las “legítimas” de Acos.
En este caso, los padrinos solicitados fueron nada menos que Anselmo Mansilla, gobernador
del distrito, y Lorenza León, perteneciente a una de las más antiguas familias de Lampián
5. Finalmente, el caso de Simona Santos — Pariasca (esquema № 1), quien tuvo en total 6 hijos
de tres chinos diferentes. Los Santos también formaban parte de una antigua familia de
58

Lampián. Su unión con Antonio Sánchez fue la más seria, puesto que se casaron, lo que no
era frecuente. Para Simona Santos la elección de sus compadres fue una marca de distinción:

CUADRO 6. Concubinatos*

Esquema N° 1

136 Para las dos mediohermanas, Gabriela Sayán Santos y Carmen Lino Santos, la madrina fue
Bárbara Herrera. De familia blanca, poseía un fundo en Lampián y dos pequeñas
haciendas en Rauri y Huayo. Otro de sus hijos tuvo como padrino a un pariente próximo,
Cristóbal Santos.
137 Estos son casos excepcionales, que muestran el aspecto positivo de una aparente
integración social.
138 En realidad, entre 1877 y 1890, la mayoría de las mujeres de los chinos de Acos, fueron
simples jornaleras, a menudo de comunidades alejadas (véase cuadro 3). Para ellos
también, el bautizo de los hijos hubiera podido servir para vincularse a las familias más
importantes, pero en realidad fue el caso de muy pocos.
59

139 Algunos de estos chinos, que no tenían una mujer que les permitiera establecer vínculos
con las familias importantes, tuvieron como padrinos de sus hijos a los pequeños
arrendatarios mestizos, como: J. Pérez. M. Tafur, J. Beto, S. Velásquez, P. Luciano, V. Rojas,
etc. .. Generalmente, eran quienes los empleaban. En tal caso el solicitante no podía
esperar nada y se mantenía aún más en su condición de obligado.
140 Se podría concluir que gracias a la fórmula clásica —uniones y bautizos— los numerosos
chinos que se establecieron en Acos hicieron todo, o casi todo, para integrarse a la
población local. Sería posible imaginar que a través de la práctica del compadrazgo se
formó una estratificación sociocultural entre chinos de un mismo grupo, calcada sobre la
de mestizos e indios, cada estrato uniéndose con el que le correspondía. En realidad, no
ocurrió así y este comportamiento social es una de esas apariencias de integración, a la
que aludiremos posteriormente.

Recuperación cultural y monopolio comercial

141 Mientras los chinos aceptaron pasivamente este tipo de integración a la sociedad
peruana, se mantuvieron dispersos en los fundos, dependiendo de sus compadres
mestizos.
142 Hasta 1890 no muestran ninguna forma de organización, sea familiar, social, religiosa o
económica. Si bien por su número, están presentes, carecen como grupo de ubicación
social. Cumplen servicios, a semejanza de los indios más pobres, aunque estos mantienen
una homogeneidad social y cultural.
143 A fines de siglo, sin embargo, los chinos llegaron a constituir un grupo poderoso, regido
por leyes internas propias al convertirse en dueños del comercio minorista.
144 ¿Cómo se realizó la recuperación de su identidad, cultural capaz de reunirlos y qué
relación guarda con el monopolio comercial que alcanzaron? La explicación de este
proceso no es posible sin una referencia a conceptos sociales chinos, de los que
expondremos lo esencial.

Papel del patronímico chino y del bautizo

145 Para un chino, la familia es la reunión de personas que llevan el mismo patronímico (o
Xing).41 Es una colectividad de personas que descienden por los hombres (familia
agnática) de un antepasado común, mítico o real. No se trata en este caso de la familia
nuclear sino de la familia o extensa. En su seno, la autoridad se transmite de padre a hijo y
pertenece al más anciano de la rama mayor, que es el heredero y el representante del
antepasado común. Su papel consiste en velar porque el grupo se mantenga indiviso, en
mantener el culto a los antepasados y en llevar los registros familiares. Vela también por
el cumplimiento de las normas morales inculcadas por el confucionismo, base de la vida
social. Principalmente por el culto a los antepasados, cuyos nombres están inscritos 42 en
tablillas ancestrales; por el respeto y sostén a los padres.
146 La importancia del apellido, bajo el que se reúnen todos los grupos familiares —
subdivisiones de una misma familia— es tal que sirve de base para la formación del clan.
Por ejemplo, en la China rural es corriente que del clan se origine el pueblo, cuyos
habitantes llevarán todos el mismo apellido; parientes consanguíneos o por alianza
rendirán culto al antepasado común en las fiestas rituales y formarán un clan territorial.
60

147 Cuando el clan se amplía demasiado, el grado de parentesco no es sino nominal, pero
sigue prohibido el matrimonio dentro del clan. La regla de alianza matrimonial —basada
en la exogamia de clanes— prohibía el matrimonio entre personas que llevaran el mismo
patronímico. Esta regla es muy fuerte ya que, por ejemplo, un individuo llamado Li,
originario del norte de China, no podrá casarse con otro Li, aun si éste procede del sur,
puesto que veneran a un mismo antepasado.
148 El varón, debe buscar mujer en otro clan. A menudo la escoge en la familia de su madre,
manteniendo así relaciones preferenciales con un clan aliado pero no pariente, debido a
que no existe el parentesco por línea femenina. Así, sus hijos seguirán llevando su
apellido y el de su clan y perpetuarán el culto a los antepasados, inscribiendo su apellido
en las tablillas familiares.
149 Por todo lo anterior no es difícil imaginar el grado de desarraigo cultural en que llegaron
y se instalaron hasta 1874 43 los chinos traídos al Perú por la fuerza.
150 Sin mujeres,44 completamente desarraigados, no pudiendo cumplir sino una vez al año
con sus devociones,45 lo único que les quedaba era su apellido y su dialecto. Y fue gracias a
este apellido que pudieron crearse vínculos, formar nuevamente clanes, asociarse y
ayudarse.46
151 Hasta 1890, los chinos de los fundos y de Acos vivieron en el anonimato. Algunos ya
habían cambiado de nombre dos veces, la primera en la costa, en alguna hacienda, la
segunda al ser bautizados en Acos. Parece que no se asociaron y que intentaron formar un
núcleo familiar de tipo mestizo. A partir de 1890 esta tendencia desapareció,
observándose un fenómeno bastante sorprendente.
152 Desde tiempo atrás, los chinos que vivían en la costa, al margen de las haciendas o en las
ciudades y pueblos comerciantes, como en Huaral en el valle de Chancay, habían
constituido colonias 47 poderosas y organizadas. En Huaral, los chinos tenían sus clubes o
“hermandades”. Habían comprado un terreno para hacer su cementerio y construido un
asilo. Mucho menos controlados y reprimidos en el cumplimiento de sus ritos, habían
logrado revivir nuevamente, los elementos esenciales de su cultura.
153 Ahora bien, los chinos que por entonces se establecieron en Acos habían vivido y
comerciado en Huaral bastante tiempo, o eran libres inmigrantes recientes. Su llegada
provocó inmediatamente entre los chinos residentes en Acos una reacción cultural que se
mostró en lo siguiente: 1. Reutilización del apellido chino unido al español en los actos
oficiales; 2. Considerando al bautizo como una simple pero inevitable formalidad social, lo
siguieron utilizando pero sólo escogieron como compadres a otros chinos en elección
dictada por la necesidad de rehacerse una parentela a fin de volver a encontrar, gracias a
estos lazos a la vez ficticios y reales, su identidad cultural; 3. Reconstituyen sus clanes y
practican nuevamente el culto a los antepasados; 4. Después de haberse visto en la
necesidad de tomar mujer entre las indias y las mestizas, una vez viudos, de edad
avanzada, o en el caso de sus hijos, las alianzas matrimonimales se establecieron sólo
entre mestizos chinos; y 5. Asociaron sus intereses económicos: comerciando entre ellos o
con arrendatarios chinos.
154 En lo relativo a la reutilización de los apellidos chinos, si bien legalmente mantuvieron el
español, en diferentes documentos se encuentran asociados los dos apellidos y a veces
sólo el apellido chino, lo que hace difícil la identificación del individuo. Así, Elguera
abandonó definitivamente su nombre español, en 1893, por el de A-Chon, siendo imitado
61

por Sipilino. Por su parte, Gabriel Cañamero, que llegó a fines de 1891, hizo valer su otro
nombre, Lon Soy.
155 Desde entonces, los recién llegados se llamaron: José Villegas, José Vargas, Dámaso Pablo,
Isidoro Domínguez, Emiliano Amador o César Contellín. Pero también: Francisco A-Soma,
Francisco Espinoza A-Yan, Zelmo la Torre Tun, A-Pen, A-Chin, A-Chon, Jon y Jon Fu, A-Lon
Lao, Ho Lao Lu, A-Soma, A-Sun. Basándose en referencias patronímicas, socialmente
reivindicadas, abiertamente o no, es que se recomponen los clanes y se remueva el culto a
los antepasados.
156 Padrinazgo entre chinos: veamos primeramente algunos ejemplos. Antonio Sánchez:
hasta 1890, éste hizo padrino de sus hijos a mestizos poderosos, vinculados a la familia de
su mujer. Después de 1890, renunció a esto y sus dos últimos hijos tuvieron como padrino
al chino de más edad de toda la colonia, Dionisos Espinoza, nacido en 1833. A falta de un
ascendiente común para todos, D. Espinoza, el más anciano, era el jefe del grupo. Por lo
tanto, A. Sánchez, chino poderoso en la comunidad gracias a su matrimonio y sus dones
de curandero, no se rebajaba al someterse a la autoridad del más anciano. Fue el primero
en decidirse por esta opción cultural, finalmente imitada por la mayoría de sus
compatriotas residentes en Acos.
157 Gabriel Cañamero Lon Soy: tres de sus cuatro hijos fueron apadrinados por chinos; siendo
el padrino del primero nuevamente D. Espinoza, en lo que imitaba a F.A.-Soma.
158 Los ejemplos de este tipo fueron numerosos; en general se buscaba como padrino de un
niño a un hombre de edad, respetable, que representaba al “padre” de una de las ramas
del clan. Por otro lado, algunos casos permiten pensar que a través de las alianzas
matrimoniales se intentó reconstituir el modelo de parentesco chino que confía el niño al
tío materno. En el caso de los chinos que habían tomado mujer peruana, la dificultad fue
salvada de esta manera:

Esquema 2

159 Epifanía se casó en primer lugar con un joven chino llegado libre al Perú. Originario de
Cantón, era comerciante y tenía 24 años cuando fue bautizado y a la vez se casó. Por
respeto, el primer hijo tuvo el mismo padrino que su padre, José Mansilla. Los tres hijos
siguientes, Elena, Julio y Leonor, tuvieron como padrino a su abuelo materno, Pablo
Espinoza. Julia, cuyo marido chino también había sido apadrinado por J. Mansilla, pidió a
su cuñado Clemente, pariente (por el patronímico) mayor de su marido, de ser el padrino
de su hijo Joaquín, del que era tío materno por alianza.
160 Pero este caso es particular puesto que en la demostración interviene ya la segunda
generación de injertos (véase esquema N° 3); veamos mejor dos ejemplos de los primeros
tiempos de esta recuperación cultural y que constituyen una prueba de ella.
62

Esquema N° 2

Esquema 3

161 José Villegas, chino llegado recientemente a Acos, se convirtió en el compadre de José
García, siendo el padrino de su hijo Juan, del que era tío materno por alianza.
63

Esquema N° 3

Esquema 4

162 Aliado por su mujer, de origen italiano, a los mestizos de Canchapilca, César Cantellín fue
el padrino de Tomás C.C., hijo del comerciante Gabriel Cañamero Lon-Soy que pertenecía,
según parece, al clan de los Chan(g). Su mujer, Natividad Cario, por su parte, fue madrina
de una injerta, Francisca, hija del chino Simeón A-Lon, ligado al clan de los Hon 48 (o Kong
según los testimonios).
163 En este ejemplo, se trata de tres chinos poderosos, pertenecientes a clanes diferentes y
distribuidos entre los fundos de Coto, Acos y Canchapilca, quienes utilizando el
compadrazgo tal como se practica en la sociedad rural mestiza, trataron de aprovechar en
toda su extensión este sistema social del compadrazgo. Es necesario observar el nuevo
papel desempeñado por la mujer; quien hasta entonces había permanecido al margen de
todas las manifes taciones sociales que hubieran podido contribuir a un acercamiento
entre los chinos. En este caso, y de allí en adelante, la mayoría de las mujeres de los
chinos fueron solicitadas para establecer un parentesco social (amadrinar niños y
matrimonios) para buscar una solución a la falta de parentela consanguínea.
164 Este otro ejemplo es singular:
64

Esquema N° 4

165 Al practicar el compadrazgo sólo entre ellos, los chinos de Acos encontraron la forma —
además de su parentesco patronímico— de unirse y de recuperar cierta independencia
social, puesto que evitaron, en lo posible, ser los “obligados” de “dueños” mestizos o
blancos. Utilizado de esta manera, el compadrazgo fue una estrategia de defensa a la vez
que de ataque hacia los mestizos, frente a la cual opuso una colonia cerrada, organizada y
libre. Fue esta libertad, entre otros factores (organización, alianzas, capitales), lo que les
permitió ejercer, sin demasiadas presiones exteriores, las actividades comerciales tanto
los llegados antes de 1890 como los de años posteriores.

La alianza y el monopolio comercial

166 Antonio Sánchez: nacido en 1854 según ciertos registros, llegado al Perú en 1872, por lo
tanto con un contrato, trabajó desde 1878 en los fundos de Acos. Estuvo entre los chinos
que se aliaron (véase el esquema de parentesco № 1) a mujeres pertenecientes a la rama
pobre de una familia poderosa y que adquirieron, tanto entre sus compatriotas como
entre los mestizos, cierto poder y prestigio. En el caso de Ho-Lao-Lu, nombre chino de A.
Sánchez, hay que decir que este hombre sí podía impresionar a sus vecinos: curandero, un
poco brujo, hábil comerciante, y sobre todo alfabeto en chino,49 fue una figura importante
de Lampián y Acos. Su política social fue muy significativa: mediante el compadrazgo
supo aliarse con los mestizos (jorge de la Cruz de Coto), con la familia de su mujer
(Cristóbal Santos), y, cuando se organiza la colonia china, Dionisos Espinoza, su jefe.
Además, su mujer y él apadrinaron numerosos matrimonios entre comerciantes chinos.
167 Sobre esto es necesaria una observación. Es a partir de 1895 que las parroquias registran
matrimonios de chinos. Esta legitimación de las uniones entre chinos y mestizas sólo
concierne a los comerciantes y a tres agricultores arrendatarios chinos emparentados con
los comerciantes; es el caso (véase el esquema de parentesco N° 2) de Pablo Espinoza,
65

obligado a casarse en 1907 para que su hija pudiera también hacerlo con el comerciante
chino Clemente Jon. ¿A qué se deben estos matrimonios? ¿Son el resultado de las
presiones del cura de la parroquia que quiere obligar a los chinos importantes de la
colonia a consagrar sus uniones con el fin de estimular a los demás chinos a seguir el
ejemplo? Al parecer la libre práctica del comercio era lo que estaba en juego tras esta
estrategia; hipótesis que no debe dejarse de lado, pues es difícil explicar de otro modo los
numerosos matrimonios católicos de los comerciantes, en una época en que la Iglesia
reacciona vigorosamente ante la laicización y envía misiones de evangelización a la
sierra. En todo caso, a través de estas concesiones, se trata de proteger su actividad y de
congraciarse con los diferentes poderes, como lo prueba la presencia de testigos y
padrinos tanto mestizos como chinos.
168 Antonio Sánchez, uno de los chinos más antiguos de Acos, considerado y respetado por los
comerciantes chinos más jóvenes recién llegados, estuvo a la cabeza de este grupo y
dominó con sus parientes y aliados el comercio local. Sus dos hijos, Leoncio Sánchez
Santos (Ventes) y Teodoro Sánchez Santos (Pariasca) se hicieron también comerciantes,
desde los primeros años del siglo. Teodoro se casó con la hija injerta de Sipilino Ramírez,
agricultor y arrendatario, mientras que Leoncio lo hizo con la hija del comerciante
Francisco A-Soma. Leoncio, gracias a su matrimonio se dedicó al comercio de bueyes; en
cuanto a Teodoro, gracias a su suegro, M. Ramírez, pudo proporcionar a su padre y
hermano los potreros y pastizales necesarios. Por otro lado, siempre en la familia de
Antonio Sánchez, su mujer fue la madrina del matrimonio, celebrado en 1903, del
comerciante chino Gabriel Cañamero (Lon-Soy) con E. Alzamora.
169 Lon-Soy: Como la mayoría de los chinos de Acos, tuvo varias convivientes (se conocen
cuatro) mediante las cuales fue el aliado de diferentes chinos. La primera, Natividad
Cario, era la hermana de la mujer del respetable chino agricultor-comerciante Pablo
Espinoza. Al igual que su cuñado Pablo Espinoza que había elegido como yerno a un joven
chino comerciante (Clemente Jon) para perpetuar la vocación comercial de la familia,
Lon-Soy vio también a dos de sus hijos dedicarse al comercio. Gracias a otra de sus
mujeres, Catalina Fernández, que pertenecía a una familia acomodada de Lampián, se
convirtió en cuñado de su compatriota Soi-Lin; éste también era comerciante y se había
casado a la edad de 48 años con María Fernández de 17.
170 En cuanto a Manuel Luiche, —llamado también Lenchi— se casó finalmente con una
mestiza, Victoria Rodríguez, que había sido madrina del matrimonio del chino Pablo
Espinoza con Toribia Cario. En este caso es la mujer quien crea una vinculación entre dos
chinos comerciantes. También por su mujer, M. Luiche pudo hacer valer sus lazos de
parentesco con el último de este grupo de comerciantes chinos, Francisco Espinoza o
Francisco A-Soma, quien se casó con una Pardo-Rodríguez, pariente de la mujer de
Luiche. Finalmente, al igual que otros chinos comerciantes de Acos, Manuel Luiche casó a
su hija Isidora, de 15 años, con un cantonés mucho mayor, quien llegó de Huaral para
establecer un negocio.
171 — Actividades comerciales:
172 ¿En qué consistía este comercio aparentemente tan atractivo? Se trataba de productos
manufacturados provenientes de la costa, vendidos en especies de bazares donde las
transacciones se hacían por compraventa y trueque. Así algunos chinos, recorrían el valle
alto vendiendo o intercambiando sus mercaderías. A menudo bajaban a Acos para vender
a los ricos comerciantes chinos que ya tenían tienda, el producto de su intercambio,
obteniendo así dinero en efectivo. Por su parte, los comerciantes de Acos los revendían,
66

con beneficio, a residentes y viajeros; y sin despreciar el trueque, recibían a cambio el


alcohol y la coca que los serranos, que bajaban a Acos los días de mercado, habían
obtenido de los arrieros de Huánuco.
173 Además de este comercio minorista, los chinos abrieron chinganas y pequeños
restaurantes donde generalmente criaban cerdos alimentados con los restos de comida.
Estos cerdos se destinaban, tanto al consumo local como a su venta en la costa. Por esto,
como en el caso de los otros comerciantes, los propietarios de restaurantes se aliaron con
chinos agricultores-arrendatarios para tener acceso a potreros y alfalfares. Esta cadena de
actividades comerciales y agrícolas que se estableció entre chinos ligados por relaciones
de parentesco por consanguinidad, afinidad o espiritual, reforzó la cohesión del grupo y
le permitió controlar la mayoría de las actividades comerciales del pueblo.
174 Localmente este proceso se vio favorecido por la llegada de una clientela serrana,
compuesta de peones agrícolas, pastores y negociantes de ganado; factor al que se sumó el
establecimiento definitivo en Acos de habitantes y arrendatarios que hasta entonces
habían vivido dispersos en los fundos de la quebrada.
175 Otro factor a tener en cuenta, aunque actualmente sea imposible estimarlo es el capital
inicial. ¿Por qué medios los chinos de Acos de la primera época (1877-1890) pudieron
posteriormente invertir un capital, si bien reducido, en un pequeño comercio? ¿Fue
gracias a la ayuda de sus parientes por alianza, los mestizos, o bien esperaron la llegada
de la segunda migración de chinos, que llegó con mayor fortuna?
176 En todo caso, a partir de 1890 y durante dos generaciones, gracias a sus alianzas, los
chinos más privilegiados de Acos y Lampián lograron acumular un capital que sólo
fructificó dentro del grupo. Pocos son los casos en que el capital así adquirido se
reinvirtió en la tierra. No existieron en esta época chinos propietarios, sino únicamente
arrendatarios que subalquilaban sus alfalfares a los negociantes de ganado, a otros chinos,
a los viajeros que poseían caballos; algunos, sin embargo, trabajaron por sí mismos la
tierra, produciendo cultivos de panllevar para el mercado local.
177 En 1898 dos chinos eran arrendatarios y las parcelas que cultivaban se contaban entre las
más pequeñas. ¿Por qué razones no tuvieron acceso a la tierra, ni siquiera como
arrendatarios? ¿Los miembros de la colonia china eran verdaderamente sólo
comerciantes? o bien ¿los acosinos les impidieron invertir en tierras con el fin de que no
se volvieran demasiado poderosos? ¿O fue simplemente, como lo suponíamos
anteriormente, el déficit de tierras?
178 Citemos finalmente el ejemplo de un último chino, bastante marginal respecto a los otros
miembros de la colonia, de oficio platero, que se casó con una mujer perteneciente a la
muy importante familia Mansilla. Por su status privilegiado y sus posibilidades
financieras, él también hubiera podido invertir su capital en la compra de tierras. No
aparece él mismo como propietario, pero sí parece que en 1898 su mujer, Pascuala
Mansilla, tuvo en propiedad o alquiler (el documento no lo especifica) cuatro parcelas de
medianas dimensiones. En el estado actual de nuestras investigaciones es, entre el fin del
siglo XIX y la primera década del siglo XX, el único ejemplo en que un chino haya tenido
acceso a la tierra a través de su mujer.
179 Los chinos de Acos, de 1890 a 1945 más o menos, consiguieron monopolizar las principales
actividades comerciales. Como grupo estructurado, pese a sus concesiones, compromisos
y alianzas locales, se opusieron a la ambición de los mestizos para los cuales la tierra ya
no era una fuente de beneficios suficientes. Este latente conflicto de intereses no cesó de
67

desarrollarse a medida que la economía de mercado penetraba en el valle y que los


mestizos se sentían perjudicados. Como siempre en estos casos, muy pronto este rencor se
tradujo en ataques personales y en una xenofobia notoria frente a los chinos de Acos.
180 Es por eso que, cuidando al máximo sus intereses, se esforzaron por dar a su grupo una
imagen de acuerdo al código moral imperante, y fue a través de las prácticas católicas
como mejor lo consiguieron; prácticas que forman parte de las “apariencias de integración”.

Las apariencias de integración

181 Entre estas apariencias se ha visto como a partir de los sacramentos del bautizo, del
matrimonio y de la práctica del compadrazgo, los chinos consiguieron constituir un grupo
estructurado, unido por lazos de parentesco propios a su cultura. Así, para el exterior
ellos daban la esperada imagen de un grupo sumiso al catolicismo — primer caso en la
integración— y hasta devoto, aunque sólo se tratara de una imagen social:
“Conste por éste, como Yo Antonio Sánchez en unión de todos mis paisanos (es
decir la colonia china de Acos)† me comprometo voluntariamente a entrar de
mayordomo de la festividad del Angel San Miguel tomando a mi cargo todos los
gastos que ocasionare en dicha festividad; siendo del modo siguiente: pagando los
derechos al señor Cura, traendose una banda de música de viento y otra de cuerda,
cuatro arrobas de cera blanca adornada y castillo; es de responsabilidad de la
comunidad proporcionar pastos de los músicos y mandar esclusivamente bestias
para su venida e ida de los coheteros con sus respectivos aderentes y propios hasta
Ancón quedando también de cuenta de nosotros la alimentación de todos ellos.
Para su constancia lo firmo juntos con el Inspector y mayores.
Acos, Octubre 2 de 1895 (Libro de Actas)
Antonio Sánchez (firma en castellano y chino)
Por ruego de Manuel Luiche (chino)
Por su paisano Don Manuel Sánchez (chino)
182 Por este acto, Antonio Sánchez se comprometía, en nombre de toda la colonia china, a
pasar el tradicional cargo de mayordomo, que suponía un fuerte gasto. No tenemos un
balance económico, pero para darse cuenta de lo que podía representar hemos tomado el
ejemplo dado por Piel (1973: 759), que data de 1911:
183 20 músicos 20 x 8 soles = 160 soles
184 2 quintales de aguardiente de caña = 46 soles
185 almuerzos y otros gastos = 100 soles
186 cohetes y pólvora = 50 soles
187 O sea, en total, 356 soles a cargo de un solo hombre y su parentela. Suma enorme si se
considera que el mismo año el jornal promedio de un obrero minero, por ejemplo, era
inferior a 50 centavos diarios. No hay cifras para Acos, pero este ejemplo es suficiente.
188 Tanto en la sociedad mestiza como en la china es evidente que esta forma de compromiso
obedece a la necesaria redistribución de un excedente de riqueza, cuyo objetivo principal
es aumentar el prestigio del donante. Este cargo es también uno de los más fuertes que
debe soportar un comunero y en el caso de Acos precede a la nominación al título de
Inspector de la comunidad.
189 A través del más poderoso de entre ellos, los miembros de la colonia china escogieron este
medio para expresar, a la vez, su devoción hacia el Santo Patrón del pueblo y su deseo de
integrarse a los asuntos comunales. Esta elección refleja también la ambición de elevar a
68

uno de ellos al mismo rango de las autoridades locales, que sólo cuentan entre ellas con
miembros de “familias legítimas” y familias “satélites”.
190 En esta operación de prestigio antes que de fe, la comunidad china invierte de todas
maneras mucho menos de lo que hubiera debido invertir una autoridad comunal. En
efecto, en casos parecidos eran en general los comerciantes e intermediarios los que se
beneficiaban con los gastos hechos por el mayordomo. Aquí fueron los comerciantes (a
menudo organizados en China en corporaciones muy poderosas) los que financiaron los
gastos de la fiesta. Sería justo pensar que los chinos se justificaron y cumplieron así con la
población de Acos por su rápida fortuna.
191 El siguiente ejemplo, es la demostración que los cultos ancestrales chinos se mantenían
latentes y que la tan ostentosa aceptación del catolicismo formaba parte de las
apariencias de integración: se trata del relato de una costumbre referida por tres mestizos
chinos que fueron los últimos testigos.50 Su descripción es como sigue:
192 A fin de año, es decir el último día de diciembre y los dos primeros días de enero, los
chinos tenían por costumbre, desde su llegada al Perú, de celebrar su Año Nuevo, aunque
en realidad no correspondiera a esta fecha. En esta ocasión, todos los chinos de las
comunidades vecinas Lampián, Coto, Pampas, San Juan, Huascoy, o de las más alejadas
como Viscas, Pasac, Huaroquín y Carac, descendían con mujeres e hijos a Acos donde eran
alojados por los miembros de la colonia china. Teodrica Estrada, originaria de Acos, se
acuerda de su tía bajando a lomo de mula y llevando hábito de ceremonia. 51 El primer día
se pasaba entre las visitas de cortesía y los preparativos.
193 El 1° de enero los chinos invitaban a los habitantes de Acos a participar de un gran festín
en honor de SAN ACON (en realidad San A-Kong), santo patrón de la colonia china. Así
como Antonio Sánchez había celebrado San Miguel, a su vez los acosinos debían
participar en el homenaje a San Acon. Caída la noche tenía lugar la verdadera ceremonia
en la cual sólo participaban los chinos.
194 Todos los testimonios concuerdan, pero sigue siendo difícil determinar el sentido de la
reunión, que aparece como una amalgama de varias fiestas del calendario chino
celebradas en una sola con ocasión de esta reunión extraordinaria.
195 La ceremonia comenzaba con un banquete;52 que en China tiene una función ritual. En
esta ocasión, cada uno aportaba una cierta cantidad de alimentos. Durante el banquete
todos los manjares eran reunidos y consumidos, uniendo así a los participantes; pero
antes de ser ingeridos, los platos debían ser bendecidos por el jefe de la asamblea. Aquí se
presenta un problema, ya que en general sólo hay un “rezador” representante de los
antepasados comunes de los miembros de una misma familia. Ahora bien, en el caso de
Acos, el grupo estaba dividido en dos clanes, los Hon o Kong y los53 Chang, que significa
que todos los miembros de dos familias diferentes habían decidido celebrar en común las
fiestas rituales, lo que implicaba mantener entre todos un solo templo ancestral. 54
196 Así, gracias a la comida ritual se ligaban familias de virtudes y condiciones diferentes. Al
finalizar la comida, los chinos veneraban a San Acon, cuyo retrato, colocado en un
pequeño templo, reposaba sobre un altar escalonado. Así lo describe Nicanor Estrada. 55
“San Acón, el hombre mas sabio de China al cual adoraban estaba en una sala
especial amplia (capilla) colocado el cuadro en un altar con 4 gradas o peldaños
donde colocaban diferentes y exquisitas comidas en platitos ofrecidas al Santo
intercaladas con sahumerios que prendidos despedian humo aromático que
impregnaban todo el ambiente... Las uñas del Santo eran largas, sus mejillas
ligeramente coloradas en forma de chapas, tenía bigotes bastante largas y caidos,
69

ala derecha del Santo en el mismo cuadro, estaba de pie un chino de cara morena
sin bigote, a su izquierda otro chino joven con bigote caido pero cortito, ambos
ponían una mano sobre el hombro de San Acón”.
197 La descripción de este cuadro, y el hecho de calificar a San Acon como el hombre más
sabio de China, haría suponer que se trataba de Kongzi (Confucio) y de su discípulo
Mengzi (Mencio), representado tradicionalmente con bigotes cortos. Sin embargo, este
supuesto puede descartarse inmediatamente, ya que el culto a Confucio correspondía a
letrados y nobles. Sería más verosímil en este caso ver en San Acon, al popular dios
Guanyu o Guan (k) gong, quien era la deidad de la valentía, del comercio y del hogar. Este
dios de la “Epoca de los Tres Reinos”, tenía en efecto la cara colorada56 y se representaba a
menudo rodeado por su hijo adoptivo (el joven chino de bigotes cortos) y su
guardaespaldas de tez oscura. Además, a este culto, muy extendido entre los chinos del
sur, correspondía una fiesta de fin de año que duraba varios días.
198 Con tal motivo levantaban en honor de San A- (k) gong57 convertido en San Acon, un altar
en el que quemaban incienso y donde se colocaba pequeñas copas y platos para ser
bendecidos durante el banquete ritual que reunía a todas las familias.
199 La capilla de San Acon estaba entre las casas de los dos personajes importantes, en el
mismo centro del pueblo.
200 Los acosinos creyeron siempre que se trataba verdaderamente de un santo chino y
respetaron la capilla. Igualmente, no se asombraban de las ofrendas de alimentos,
costumbre que muchos de ellos practicaban el día de Todos los Santos. Juzgaron a los
chinos como doblemente piadosos ya que veneraban a San Miguel con tanto fasto y gastos
como a San Acon.
201 En este ejemplo aparecen todos los factores que han determinado la cohesión y poder de
este grupo. No debe olvidarse que la otra finalidad de esta reunión era el encuentro de los
jóvenes “injertos” para concertar los matrimonios y unir las familias, obedeciendo así a la
regla matrimonial de exogamia.
202 Es sólo a partir del momento en que los chinos se afianzan culturalmente, lo que coincide
con la llegada de una importante oleada de inmigrantes chinos, en su mayoría
comerciantes, que realmente se constituye la colonia china de Acos. Su cohesión, basada a
la vez en el retorno a las antiguas costumbres y reglas de alianza chinas y en la adopción
disfrazada de las reglas y costumbres peruanas, fue coronada por el éxito económico.
203 Comenzando con un pequeño capital los chinos terminaron por controlar la mayoría de
las actividades ligadas al comercio minorista. A partir de entonces en el pueblo quedan
establecidas dos fuerzas económicas: de un lado, los terratenientes y mestizos para
quienes la tierra constituía la base principal de su poder económico; del otro, los chinos
obstinados en su política de integración y muy activos y eficaces en todas las
transacciones que emprendieron.
204 Lo que estaba en juego en este latente conflicto de intereses entre quienes venían
ejerciendo el poder y quienes lo pretendían no era la tierra, pues como se ha visto muy
pocos chinos tuvieron acceso a ella en esta época. Al contrario, controlar el comercio fue
el principal objetivo de algunos miembros de las antiguas familias, que comprendieron
que dejar los negocios en manos de los chinos resultaría, a la larga, peligroso. En su
condición de propietarios de la tierra fueron, en efecto, los únicos capaces, en este
naciente siglo XX, de oponerse organizadamente a esta colonia organizada en tan poco
tiempo, por quienes eran considerados apenas superiores al indio serrano.
70

NOTAS
1. En Colección de las leyes. Decretos y Ordenes publicados en el Perú desde su independencia hasta 1831.
Dr. Mariano Santos Quiróz.
2. Estas cifras e informaciones han sido extraidas de la “Colección Documental de la
Independencia del Perú. Tomo V, vol. 4” y de la “Separata prólogo del Tomo V”. Ella Dumbar
Temple.
3. El valle vecino a Canta, por ejemplo, tuvo un papel histórico más importante.
4. En los valles vecinos del Chillón y del Rímac los saqueos no cesaron sino entre 1835 y 1839.
5. Dávalos fue luego destituido y condenado por haber seguido en su tradición con los
monarquistas al primer Presidente del Perú, Don José de la Riva Agüero: “Queda arrestado Dn.
J.R. Agüero y los cómplices de su tiranía, entre quienes se numeran los diputados: Toribio
Dávalos, ...”. (Gaceta del Gobierno del Perú 3-12-1823). Fuera de la ley en 1823, T. Dávalos había
sido “Comandante general de todas las partidas de la sierra incluso del Escuadrón”'(20/6/1822) y
Gobernador político y militar del “partido de Canta”.
6. Gaceta del Gobierno del Perú, T. III, 23 de abril de 1826.
7. Archivos comunales de San Juan —H. Locker— desde 1775, las dos comunidades arrendaban las
tierras de Coyas a los franciscanos.
8. Archivos comunales de San Juan, Locker 1975.
9. Las archivos comunales de Acos comienzan en 1895, los de Lampián en 1920 y los de Pampas
han desaparecido. En SINAMOS, los datos sobre las comunidades poseedoras de un fundo aledaño
a Acos, en las yungas de quebrada, no han aportado nada para el período 1820-1880.
10. En 1877 San Juan obligó al arrendatario del fundo (Huacho) a sembrar alfalfa y a cuidar los
árboles frutales (A.C. de San Juan; Locker 1975).
11. Actualmente familias de Acos poseen como propiedad privada y, en un espacio comunal,
parcelas diseminadas en Coto, Canchapilca o Lampián.
12. Biblioteca Nacional: Manuscritos de la República D. 3832, 1884.
13. En el “libro de bautismo 1872-1879” se encuentra Mariano Vargas, de raza blanca, domiciliado
en Canchapilca, coronel en jefe del segundo batallón de Canta, padrino de un niño. Antiguo
subprefecto, fue diputado en 1885.
14. Fue gracias a la presión que ejerció, que obtuvo los apoyos necesarios a su nombramiento
como diputado en 1885.
15. Biblioteca Nacional: sección “crímenes”, doc. del 2.9.1884 y del 13.9.1884.
16. Manuel Sánchez, subprefecto de Canta, cacerista, protegía a un grupo de montoneros cuyos
jefes eran sus parientes.
17. Biblioteca Nacional: Manuscritos de la República D. 4403, 1885.
18. Biblioteca Nacional: Manuscritos de la República D. 4335, 1885.
19. Esta costumbre continuó hasta principios del siglo XX; familias ricas de Canchapilca
reconocen haber cedido tierras con el fin de que uno de los hijos (seguramente el mayor) se
librara del servicio militar obligatorio establecido por Piérola en 1895.
20. Habría habido intentos de cultivar algodón en Rauri y Huataya.
21. Libros Parroquiales de la Doctrina de San Juan de Lampión —Huaral - 1850-1860 / 1862-1870 /
1872-1879 / 1879-1891/ 1892-1896 / 1897- 1902 / 1906-1915 / 1916-1925. “Registros de
Inscripciones de Matrimonios”: 1879-1915/ 1915-1940.
22. Los contratos son de 3, 6 ó 9 años máximo, después hay apropiación.
71

23. En los registros de bautismos se señalaba la raza “indio, blanco, mestizo”. Después de 1890, el
carácter racial ya se menciona menos, excepto en el caso de los chinos e italianos.
24. La llegada de los coolíes y trabajadores chinos al Perú se remonta a 1854, véase el párrafo
siguiente.
25. Aunque los registros parroquiales no precisan de qué epidemia se trata no hay duda de que es
la peste.
26. Por ejemplo, no hay matrimonios entre 1881 y 1886, anotados en el “Registro de Inscripciones
de Matrimonios —Parroquia de Lampián— Provincia de Canta, 1879-1915”. Archivos parroquiales
de Huaral.
27. Nuestras informaciones van de 1872 a 1879 y son demasiado fragmentarias e incompletas
para permitimos completar el cuadro 2. Señalemos, sin embargo, la presencia de mestizos como
Enrique Kruger que se alió temporalmente a la familia legítima de los Mansilla; así como la de
Francisco Velarde, originario de Arequipa, que llegó en vísperas de la guerra y que se convirtió
luego en gamonal de Acos.
28. Este auge, basado en los cultivos de exportación del algodón y de la caña de azúcar, sufrió una
desaceleración entre 1873 y 1880.
29. Faltan datos a este respecto, ya que no se sabe quien estaba afectado por la circulación
monetaria ni en qué proporción. Es probable que la mayoría de los peones no hayan recibido sino
una mínima parte de su salario en efectivo, al menos hasta alrededor de 1900. Excepto algunas
cifras de principios de siglo, es difícil conocer el valor monetario de los salarios acostumbrados
en Acos.
30. Su llegada concuerda con el levantamiento indígena que tuvo lugar en 1885 en Huaraz contra
los blancos, mestizos y comerciantes chinos.
31. Debemos, en efecto, notar que desde la guerra de Independencia se han constituido especies
de dinastías de gamonales; los Quiroz de Acos son un ejemplo de ello, desgraciadamente no se
conoce ni el origen social ni las motivaciones de estos mestizos, siempre listos a levantarse.
32. En Acos y en los fundos se dice que una colonia alemana se estableció en Palca. Las tres
familias habrían muerto a causa de las inundaciones provocadas por el desborde del torrente
Palca, a principios de siglo.
33. La coca venía y viene de Huánuco; el aumento del número de peones aumentó la demanda.
34. Archivos comunales de Acos 1899, Rutté apoyaba entonces a Cáceres.
35. Archivos comunales de Acos del 14 de marzo de 1898. “... y así mismo se averigua las entradas
del común del pueblo dados en trabajos personales hechos en diferentes personas y aún también
haberlo hecho en la hacienda Cuyo que sumado el total de la ganancia hasendió a la suma de 67
soles 50 centavos”.
36. Muy raros son los Archivos consultados que mencionan el pueblo de origen de estos chinos
reclutados y agrupados en las regiones próximas a Cantón y embarcados en Cantón o en Macao.
37. Citemos las más conocidas: en 1870 en la región de Pativilca, en 1871 en la hacienda Maranga
(Lima); en 1875 la revuelta de los chinos de Huacho seguida de las revueltas en las haciendas de
Trujillo en 1876.
Véanse los trabajos de Rodríguez Pastor (1977) y (1979).
38. En setiembre de 1880 numerosos chinos se aliaron a las tropas chilenas del general Lynch que
los liberaron de las haciendas de Chimbote, Lambayeque y Trujillo donde eran tratados como
esclavos.
39. Además estos chinos llevan el nombre de hacendados de la región de Pativilca: Ignacio
Elguera en el caso de Huayto y la familia Sayán en los de Arguay y Potao.
40. En 1893, los chinos introducidos en las Filipinas consideraban así el matrimonio y el
bautismo: “En Manila por ejemplo, existe una comunidad cristiana china bastante numerosa. El
hecho se debe principalmente a una ley, decretada por el gobierno español de las Filipinas, que
prohibe a todo chino que no haya abrazado la fe católica casarse con una mujer Tagale. Cuando
72

un Celeste emigrado quiere casarse, recibe el bautismo sin repugnancia y cuando quiere regresar
a su patria, abandona sin mayor problema tanto a la mujer que desposó como la religión que
había aceptado.. .” (Bouinais y Paulus 1893). En el Perú, como veremos, los chinos aceptaron con
menos facilidad esta “medida policial”. De hecho, estos chinos, contrariamente a los que llegaron
a Filipinas que estaba mucho más cerca de China, no esperaban regresar nunca a su patria y
conservaron mucho más tiempo la práctica acostumbrada del concubinato.
41. En China existen 456 patronímicos, registrados desde la más alta antigüedad en el “Bai Jia
Xing” o “Libro de los cien apellidos”.
42. Los chinos analfabetos recurrían a un dignatario, o a un escribano público.
43. Después de 1874, año del Tratado de Tien Tsin, los inmigrantes chinos llegaron libremente,
algunos con sus tablillas y hasta con su ataúd. (Información oral — Huaral).
44. Hubo seguramente mujeres —en número reducido— introducidas clandestinamente al Perú
(Véase la foto de una mujer vestida de hombre que está sujeta por el cuello con una argolla de
hierro, en la tesis de M. Quintanilla del Mar, 1978, informe de C. Lombard), pero, en todo caso,
ninguna llegó a Acos.
45. En realidad, es difícil afirmar que estas devociones sólo se realizaron una vez al año, ya que
podía existir —lo que es probable— en cada hogar un pequeño altar sobre el que estaban
colocadas las tablillas y las ofrendas, manteniendo así el culto a los antepasados; además no se
conocen las prácticas religiosas de los chinos que vivieron en las haciendas.
46. En realidad, no se puede decir verdaderamente que lo único que les quedaba a los chinos era
su apellido y su dialecto; en efecto, es raro que los chinos se encuentren aislados, ya que muy
rápido fundan o se afilian a una asociación cualquiera, aunque generalmente secreta. En todas
partes donde se establecen chinos, “las asociaciones de comerciantes regionales” (las de Huaral,
el principal pueblo de todo el valle, fueron muy importantes), hasta transcienden los clanes. “Se
sabe además, que los ricos comerciantes chinos establecidos en Lima desempeñaban un papel
importante en la vida local china, y también en las relaciones entre esta diaspora y la madre
patria”: Precisión de C. Lombard-Salmon, CNRS.
47. “Las asociaciones regionales más antiguas agrupan a cantoneses de Gang Zhou, del mismo
tipo de las que había en 1850 en los Estados Unidos”. Comunicación de C. Lombard-Salmon —
CNRS.— En el caso de Huaral, una investigación es necesaria para saber sobre qué bases se
crearon y cuál fue su papel económico en el auge del valle.
48. JON en la transcripción fonética española.
49. La mayoría de chinos que adquirieron cierto poder sabían leer y escribir (por ejemplo Leiko
de Huascoy).
50. Se trata de Nicanor Estrada de Huascoy (testimonio oral y escrito: carta del 20-5-79, Huaral).
Padre J.M. Gamarra C.
51. Esta mujer era la hija de un poderoso chino, Lei-Ko, agricultor y comerciante instruido.
52. Para ampliar la información véanse Granet (1968); Farjenel (1904); Bounals y Paulus (1893).
53. En el marco de esta publicación no es posible desarrollar más este detalle que confirma una
sociedad muy jerarquizada y tradicional.
54. “En China sólo los clanes ricos mantenían templos ancestrales; y no era raro que varios clanes
pobres se reunieran para construir uno colectivo, práctica muy corriente entre los chinos de los
Mares del Sur. Hay también clanes que por razones históricas particulares tienen lazos
privilegiados entre ellos; pero éste no parece ser el caso aquí”. (Precisiones proporcionadas por C.
Lombard Salmon, CNRS.
55. Carta del 20-5-1979, Huaral N. Estrada y Padre J. Gamarra Cortijo.
56. También es posible que se haya tratado de Ah-Kong, es decir, “el más antiguo de la familia, el
antepasado”, como se le llama todavía familiarmente en el sur de China. Otra posibilidad nos ha
sido sugerida por C. Lombard: “Guang-gong”, el dios del suelo puede corresponder también al
73

“Primer chino” llegado como pionero a Acos, o bien, al miembro que fundó el o los clanes más
antiguos.
57. Guanyu era un héroe militar de la “Epoca de los Tres Reinos” convertido en dios. Cuando era
perseguido los dioses lo ayudaron pintando su cara de rojo, haciéndolo irreconocible. Al
abandonar el ejército se. hizo comerciante de soya y muchos mercaderes lo veneraron.

NOTAS FINALES
*. Sin olvidar el quinto caso, resumido más clamarente gracias a un esquema de parentesco
(véase esquema N°1).
†. Los comentarios entre parentesis son nuestros.
74

II. Poder y pequeña propiedad


privada: 1890 -1950
75

4. La investidura de la tierra:
fundamentos de la legitimidad del
poder

1 La investidura, “acto formal que acompaña la toma de posesión de un feudo o de un bien


inmueble”, es en efecto, uno de los principales argumentos y factores de la legitimidad del
poder que tienen algunas familias de Acos. Hecho significativo, estos términos de
“investidura” y “legitimidad”, vienen del derecho y pertenecen a la idea de dinastía, de
linaje y de poder, mostrando así rastros de la feudalidad que, todavía actualmente, pesa
sobre las relaciones internas entre quienes poseen legítimamente la tierra y el poder y el
resto de la población de Acos.
2 Este antiguo orden, estático hasta fines de siglo XIX y principios del XX, fue finalmente
sacudido por el desarrollo local de una economía de mercado que introdujo un nuevo tipo
de relaciones y que promovió dentro de la comunidad a una clase comerciante.

1. Las familias legítimas de Acos y el monopolio de la


tierra
“La Legitimidad”

3 La “legitimidad” es un concepto imprecisamente definido por los acosinos, pese a que ha


sido muy importante en el desarrollo de la vida social y económica del pueblo. En efecto,
desde siempre, Acos ha sido dominado y dirigido por unas cuantas familias, calificadas
como “legítimas”, más o menos del mismo modo como en el siglo XVIII se decía “los
legítimos”, “los verdaderos mestizos”, en oposición a los “ilegítimos” o “mestizos
adulterinos” (Spalding 1974), y a aquellos a los que llamaban los “originarios”, es decir los
nativos. En el caso de Acos estas interpretaciones resultaron insuficientes; en efecto, la
“legitimidad” no puede haber sido el único atributo de los verdaderos mestizos, que
surgidos de una primera alianza legal entre familias de caciques y españoles, hubiesen
continuado aliándose únicamente con mestizos o blancos. Aunque dinastías de este tipo
76

se hayan podido constituir, la “legitimidad” de las familias principales de Acos, oculta una
realidad más compleja.
4 En términos jurídicos la “legitimidad” es una noción que supone, a la vez, un “estado
heredado según el derecho, la justicia y la ley”, y la calidad de lo que es “justo, equitativo
y razonable”. Los acosinos, por su parte, le dan una interpretación no sólo simple sino
insuficiente. A la pregunta: ¿por qué una familia es legítima? se obtiene la siguiente
respuesta: “porque es originaria de Lampián y porque vive desde siempre en Acos”. Lo
que en otras palabras significa: es legítima la familia que vive en Acos y que puede
proclamar o hacer valer su pertenencia a la comunidad madre de Lampián.
5 Aparte de que la realidad no corresponde siempre a esta percepción que los de Acos
tienen de la “legitimidad”, la respuesta así enunciada, es la expresión de una visión
espontánea, cuya formulación tiene el inconveniente de plantear más problemas que
soluciones. Este discurso, al no disociar “familias legítimas” de “comunidad-madre”,
obliga a interrogarse sobre cuál fue realmente el papel de Lampián en la creación de Acos,
es decir, a abordar el problema de la escisiparidad de las comunidades andinas, lo que en
apariencia nos aleja del concepto de la “legitimidad” en Acos. Debido a la importancia del
papel de estas familias “legítimas”, es necesario previamente aclarar lo que comprendió,
y se entiende aún con la expresión “comunidad-madre”, como modo de explicar las
familias “legítimas” de Acos.

a. “Comunidad madre y legitimidad”

6 No hay duda que antiguamente existió escisiparidad entre Lampián, primero “cabeza de
Repartimiento” y luego “capital de distrito”, y su anexo Acos; pero ¿cuándo ocurre este
proceso y en qué circunstancias tuvo lugar? Los mismos acosinos no han conservado un
recuerdo exacto. Veamos, a través de algunos textos recientes, cómo se constata o relata
actualmente este fenómeno.
7 En 1936, con ocasión de un litigio que lo opone a Acos, Lam-pián decide hacer un
levantamiento de los límites de sus linderos y aprovecha para incorporar en éstos a Acos
con todas sus tierras, justificando esta actitud con un texto de 1730:
“Por lo expuesto anteriormente, se tendrá en conocimiento que los linderos de la
comunidad de Lampián encerraban tierras que ahora se hallan en posesión de Acos,
Canchapilca y parte de Carac. Estas desmembraciones se han producido a través de
muchos años y el suscrito no ha podido conseguir informes precisos sobre el
particular”1
8 Al año siguiente, Acos contrata a su vez, y como respuesta a Lampián, a un agrimensor
jurado, a fin de garantizar sus límites. Este simplemente constató:
“La comunidad carece de títulos por haber sido parte de la comunidad de Lampián a
la que perteneció desde su fundación y que con el tiempo se independizó
conservando dos secciones de terrenos, uno en la población (— el común de Acos
560 ha—) la otra sección es las lomas de Lomo Largo más al oeste de Acos (y de 3000
ha). ... Por mi parte dejo constancia de que las tierras medidas para Acos son las que
en menor cantidad les corresponde dentro de los derechos a que tienen opción a
percibir como condominos de las tierras y pastales de la jurisdicción de Lampián” 2
9 En otra carta agregaba:
“Considero que al confeccionarse y aprobarse el plano de la comunidad de Lampián
no se ha tomado en cuenta a la comunidad de Acos quien ha existido inmemorial-
mente”.3
77

10 Así los funcionarios contratados sucesivamente por Lampián y Acos, concordaban en


reconocer, la pasada pertenencia o dependencia de la comunidad de Acos respecto a
Lampián, y la existencia muy antigua de Acos, sin que sea posible precisar la fecha de su
creación ni las condiciones de su dependencia y desmembramiento.
11 En los hechos, esta duda sobre los orígenes de Acos, acompañada de la certeza de una
dependencia pasada, permitieron a Lampián reivindicar las tierras de Acos y pretender
apropiárselas. Por su parte, los de Acos hicieron valer finalmente esta dependencia
pasada con la finalidad de obligar a la comunidad madre a cederles las tierras que
necesitaban. Veamos cómo utilizaron un vínculo cuya naturaleza ignoraban ambos:
“Acos, pueblo desmembrado de la vecina comunidad de Lampián... En cuanto al
pueblo de Acos, se halla completamente oprimido y sin ninguna ventaja como
muchas comunidades de la región Sierra que poseen tierras comunales de riego,
lomas y pastos punales, debo hacerle presente que la comunidad de Lampián de
donde dependió el pueblo de Acos es quien preferentemente debe dotarle de tierras
de regadío y pastos a la comunidad de Acos quienes son sus mismos hijos y
parientes que hoy son comuneros...”4
12 Tres meses más tarde, el personero de la comunidad hacía llegar al Ministerio de Trabajo
y Asuntos Indígenas, una nueva carta en la que reiteraba las reivindicaciones de los
acosinos:
“... resuelva por lo menos que la Comunidad de Lampián primeramente devuelva
cerros pastales que hace años en forma violenta se nos arrebató con el nombre
Lomo Largo y por otra parte, que aclaro que la comunidad ultimamente creada Acos
en el distrito, según antecedentes históricos fue una desmembración de la
comunidad de Lampián, hoy somos en mayor parte ciudadanos de Acos. Pedimos
que habiendo sido madre comunal el pueblo de Lampián, hoy nos dé parte de las
tierras y cerros pastales que en años atras conjuntamente se aprovechaba según el
número de habitantes con que hoy se compone la Comunidad de Acos” 5
13 Esta vez, además de las reivindicaciones de tierras, se hace claramente alusión a las
relaciones de parentesco, pasadas y actuales, que unen a los habitantes de las dos
comunidades. Lampián, considerada por Acos como madre debía asegurar la subsistencia
de sus hijos.
14 Una vez más, esta alusión no da suficientemente cuenta de las relaciones y lazos pasados
y no explica la constitución de las familias “legítimas” de Acos. El problema de la
legitimidad sigue planteado y es tanto más difícil de resolver cuanto que los intentos de
explicación hacen intervenir elementos contradictorios, como los siguientes:
15 — En Acos, las familias “legítimas” están investidas de un poder que no posee ninguna
otra familia.
16 Sin embargo, no todas son originarias de Lampián —primera contradicción— y habrían
migrado a los fundos en una época que ignoramos, contribuyendo, si no a la fundación, al
menos al desarrollo de Acos.
17 — En los casos más conocidos (véase Houdart-Morizot 1976) de escisiparidad de
comunidades andinas del siglo XIX, las migraciones se han hecho hacia las tierras altas y
pastizales y no hacia las tierras cálidas de yunga como Acos. Además las familias que se
han separado de comunidades-madres son familias sometidas, pobres que quieren
escapar a la dominación de las poderosas familias locales, lo que parece ser otra
contradicción, pues nada indica que las familias “legítimas” de Acos hayan sido pobres y
dominadas. Este modelo, propio del siglo XIX, es tanto más difícil de aceptar por cuanto
78

algunas familias consideradas legítimas no pueden reivindicar su pertenencia a Lampián,


mientras que otras, muy antiguas y directamente originarias de Lampián, no son tratadas
como “legítimas”, pese a su inmemorial residencia en Acos.
18 Sin negar un fenómeno aceptado popularmente, la “legitimidad” no puede, explicarse
cabalmente por proceder las familias de Lampián. Debido a este hecho, dos problemas
permanecen sin resolver: a. la escisiparidad de las dos comunidades —cualquiera que sea
la época en que tuvo lugar— ha podido originar en Acos la aparición de las familias
“legítimas”. ¿Cómo, con el correr del tiempo, pudo darse la legitimidad como atributo a
familias no originarias de Lampián?

b. En relación a la escisiparidad

19 En 1686, San Miguel de Acos era ya un anexo importante que tenía una iglesia y contaba
con un grupo de notables. Ahora bien, si nos referimos a Favre (1976), los procesos de
“disidencia y de escisiparidad” observados en las comunidades andinas se traducen por
un rechazo de parte de los grupos separados de la comunidad de origen “de asumir las
mayordomías de las fiestas religiosas”, y por la reivindicación del “derecho de celebrar las
fiestas en su propia iglesia” (Favre 1976: 75). Esta observación, hecha a partir de la
fragmentación de numerosas comunidades a principios del siglo XIX, es aplicable a Acos
desde el siglo XVII, puesto que este anexo celebraba a un santo patrono diferente al de
Lampián (que es San Juan Bautista), y que su iglesia —construida en el siglo XVII— era sede
de numerosas misiones. Sabiendo que en Acos se guardaban las reliquias y objetos del
culto, antes de que los religiosos salieran a evangelizar a las comunidades vecinas, no
puede dudarse que esta iglesia fuera consagrada antes del siglo XIX. Ahora bien, según
Favre, “a partir del momento que la secesión está sancionada oficialmente (por la
consagración de la iglesia, por ejemplo N. del A. ), provoca ipso-facto la escisión territorial
de la comunidad de origen”. Aunque se trata de una observación relativa al siglo pasado,
es muy probable que la escisión de Acos haya ocurrido en el siglo XVII; lo que significaría
que los habitantes de Acos, siendo en su mayoría originarios de Lampián, tenían ya
independencia territorial. Es posible que el acceso a las tierras de pastoreo temporal de
Lomo Largo date de esta época.
20 Si admitimos que esta escisiparidad viene del siglo XVII, las razones y naturaleza de este
desplazamiento nos son mal conocidas. El modelo propuesto por Favre para explicar la
creación o, para el caso de Acos, “la independencia o el desmembramiento”, de sus
múltiples anexos durante el siglo XIX, presenta aspectos interesantes que podrían
aplicarse a Acos si no se tratara de una comunidad yunga del siglo pasado. Favre da
cuenta de este proceso en los siguientes términos:
“La tendencia a la dispersión es animada por un movimiento de disidencia que lleva
a una concentración y a la formación por escisiparidad de una nueva comunidad
independiente de aquélla de donde proviene. Este movimiento inscribe el desarrollo
de la comunidad en la que actúa, en un ciclo cuyas fases pueden definirse así:
Fase I: la comunidad está enteramente concentrada en un pueblo.
Fase II: una fracción de la comunidad se dispersa en una cantidad de cabañas de
pastores de altura que dependen política, económica y socialmente del pueblo.
Fase III: las cabañas se agrupan en un caserío que reivindica su autonomía política,
económica y social.
Fase IV: el caserío transformado en pueblo se convierte en el centro de una nueva
comundiad concentrada.
79

Fase V: la nueva comunidad se separa de la antigua que vuelve a concentrarse


enteramente en un pueblo” (Favre 1976: 75-76).
21 Dejando de lado que en todos los casos mencionados6 las partidas son hacia tierras de
altura y de pastizales, este modelo de “ciclo de desarrollo” corresponde
esquemáticamente a lo que debió ocurrir en el siglo XVII entre Lampián y Acos.
22 ¿Cuáles son los argumentos de Favre para justificar este proceso de evolución? Según él,
la comunidad madre existe (o por lo menos se apoya) gracias a “una red estable de
intercambios desiguales (...), se ignora así la extorsión que se realiza a través de las
prestaciones y contra-prestaciones... Esta interpretación de las relaciones entre estratos
sociales con intereses antagónicos corresponden a una ideología dominante, pero no
podría dar cuenta de la realidad de estas relaciones, salvo en el caso límite en que el
grupo dominante lograra legitimar plenamente su poder, y si los dominados quedaran
satisfechos de lo que reciben en contraparte del trabajo que entregan. Ahora bien,
generalmente, el poder de los dominantes nunca es aceptado totalmente como legítimo. A
los ojos de aquéllos que lo sufren con todo su rigor, el sistema llamado de “reciprocidad
asimétrica” aparece... como un mecanismo de explotación y de despojo del que intentan
sustraerse huyendo hacia las (alturas) y organizándose como comunidades
independientes” (Favre 1976: 77).
23 Así, la escisiparidad seguida de la creación de un núcleo de población independiente y del
correspondiente desarrollo agropecuario, se sustentaría en la necesidad y deseo de
sustraerse al poder de quienes dominan las comunidades de las que huyen; expresaría,
además, el rechazo de reconocer la legitimidad del poder que detenta esta misma clase
dominante. Por un lado, existe la tentación de pensar que quienes, se separan son los
elementos dominados, que no posen nada y no pueden pretender el acceso al poder. Por
otro lado, podemos imaginar una segunda situación que, haciendo intervenir la noción de
legitimidad, no dejaría de lado la posibilidad de un conflicto entre miembros de un mismo
grupo, de un mismo estrato social, que se disputan el poder, intentando cada uno el
reconocimiento de su legitimidad. Como resultado de este conflicto, las familias del grupo
perdedor habrían escogido establecerse en otro lugar —especialmente en las tierras
ancestrales de yunga— sin renunciar a su legitimidad, afirmándola en su nuevo lugar de
residencia, recordando continuamente que son los “legítimos”, condición que les viene de
la comunidad de origen, Lampián, de la que han sido excluidos o han abandonado
voluntariamente.
24 Esta interpretación que responde, en parte, al primero de los dos problemas pendientes,
explicaría la presencia, entre las familias legítimas, de familias originarias de Lampián,
cuyo papel histórico e importancia política y económica hasta principios del siglo XX,
resulta innegable. Por otro lado, se comprendería mejor la presencia en Acos de familias
muy antiguas, originalmente de Lampián, que llamaremos “satélites”, quizás llevadas por
las familias legítimas en el momento de su partida, con las que en todo caso conservaron
durante mucho tiempo relaciones privilegiadas de alianza.

c. Familias legítimas y familias satélites

25 Las familias más antiguas y originarias de Lampián son: Pariasca, León, Arroyo y Huamán.
Las que llegaron como arrendatarias de fundos de yunga en el siglo XVIII, son: Herrera,
instalada en Lampián, Mansilla y Oriundo, establecidas en Acos. Datos extraídos de los
archivos nacional y comunales, así como de los registros parroquiales, permitieron
80

elaborar una breve reseña histórica de las consideradas familias “legítimas” de Acos.
Trabajo necesario, pues si en 1976 sus miembros estaban de acuerdo en considerarse
legítimos, ninguno podía explicar a qué se debía esta legitimidad.

— Familia Pariasca

26 El apellido se registra desde 1558. Antiguos caciques de los Piscas, se establecieron en


Lampián y han conservado siempre el acceso privilegiado a las tierras de fundo cercanas a
Acos, como Rauri y, sobre todo, Marcahuay. Entre sus miembros se encuentran: Juan y
Mateo Pariasca, sucesivamente caciques y principales entre 1721 y 1747, así como Xptobal
Pariasca, cacique gobernador en la misma época. En 1850, fecha a partir de la cual existen
registros parroquiales disponibles, una rama de esta familia, poderosa desde Lampián,
instaló su residencia en los fundos de Acos y reside. Es una familia mestiza a la que en el
pueblo se le considera blanca.

— Familia León

27 Si el barrio de arriba7 estaba dominado por las familias Pariasca y Navarro, el de abajo lo
eran parte por la familia León. Esta familia mestiza, de la cual un miembro fue en 1722
Alcalde de Lampián y Recolector de impuestos en la provincia, también puede reivindicar
su legitimidad. En realidad, tiene poca representación en Acos y sus miembros más
prominentes son quienes aún dirigen la vida de Lampián.

— Familia Arroyo

28 Considerada tanto familia mestiza como india, los Arroyo se habrían instalado en Lampián
durante el siglo XVII, hacia 1678. El miembro conocido más antiguo de esta familia fue un
mestizo ganadero8 residente en Coto, en conflicto con Carac, que terminó instalándose en
Lampián y Acos.

— Familia Huamán

29 Entre sus ascendientes conocidos, esta familia Guamán o Huamán, tenía en 1721 a Juan
Estevan Guamán, cacique principal y gobernador del repartimiento de Lampián.
30 De estas cuatro familias, sólo las dos primeras podrían reivindicarse su legitimidad, ya
que su genealogía se puede trazar hasta el siglo XVI porque poseen efectivamente la
tierra. En realidad, estas familias fueron, como las mestizas que llegaron posteriormente
al valle entre las que se contaban Oriundo, Herrera y Mansilla, consideradas legítimas por
la población de Acos.

— Familia Oriundo

31 No se encuentra ningún vestigio de esta familia anterior al siglo XIX. En 1850 estaba
establecida en Acos, contando entonces con 7 miembros adultos (mientras que la familia
Pariasca tenía sólo cinco). A la vez mestiza e india, su origen se remonta sin duda a fines
del siglo XVIII, época en la que un Oriundo se habría establecido en los fundos alrededor
de Acos.
81

— Familia Mansilla

32 De raza blanca, habría llegado, hacia 1790,9 como arrendataria de fundos. Se les encuentra
establecida en Lampián hacia 1876.10 De hecho, desde 1850 figura en primer plano en
Acos.

— Familia Herrera

33 Posiblemente se establecieron durante el siglo XVIII. Era una familia con mucho poder,
que se ha caracterizado por sus frecuentes intentos de apropiarse de tierras comunales. 11
En la segunda mitad del siglo XIX, una rama de la familia se instala en los fundos de
Lampián, donde han formado dos pequeñas haciendas en Rauri y Huayo, mientras que
uno de los miembros va a Acos. Será la última gran familia blanca que se instala y tiene
descendencia en Acos.
34 Familias “satélites” en las que se apoyan las familias legítimas:
• Los Torres: poderosa familia blanca de Lampián.
• Los Blas: aliados de los León en el barrio bajo de Lampián. 12
• Los Navarro: aliados de los Pariasca en el barrio alto. 13
• Los Guardamino: mestizos, el primer miembro llegó en 1730 a Lampián y usurpó las tierras
de Huataya, llegando a ser principal de Lampián.
• Los Ruiz, Ortiz, Avia, López, Santos, Valverde, Aquino, Medina, Lescano y Valles, cuyos
miembros están emparentados con las más antiguas familias mestizas de Lampián.
35 A las familias legítimas y satélites, originarias de Lampián o Acos, hay que agregar:

— Familia Jurado

36 En 1722, Pedro Jurado, al mismo tiempo que Mateo Pariasca, firmaba un acta de Lampián.
Sin embargo, la familia es originaria de la vecina comunidad de Coto. ¿Se trata de dos
ramas de una misma familia? Siendo incompletas las referencias genealógicas, no se
puede afirmar esto. Pero en todo caso, desde la primera mitad del siglo XIX, la familia
Jurado aparece establecida en los fundos de Acos y Coto, en Pomas y Collas. A principios
del siglo XX se establecen definitivamente en Acos.

— Familia Córdova

37 Familia mestiza que hasta el siglo XIX residió en la comunidad de Coto, en un caserío cerca
de Huirtec. A partir de entonces establecen alianzas con los vecinos de Acos.
38 En realidad, ambas familias están frente a Coto en la misma situación que las familias
legítimas respecto a Lampián. En nuestra investigación ocurrió que algunos comuneros
acosinos los asocian a las familias legítimas, aunque en ningún caso reunieran las
cualidades que harían de ellas linajes comparables a los Pariascas o Mansilla. Sin
embargo, sobre todo en el caso de la familia Jurado, ambas han alcanzado gran
importancia y resulta difícil clasificarlas. Convencionalmente asociaremos a la familia
Jurado con las familias legítimas por estar más próxima a ella.
39 Con esta revisión de las familias legítimas se aborda el segundo problema que debíamos
tratar. ¿Por qué han recibido esta calificación familias no originarias de Lampián o Acos,
82

como la Jurado, o por qué se ha rehusado a algunas familias “satélites” muy antiguas con
origen en Lampián?
• En el caso de las familias legítimas más antiguas, la legitimidad reviste una connotación
ideológica que evoca los lazos míticos o reales con el antepasado originario de Lampián, del
cual les viene su poder así como el acceso privilegiado a las tierras sagradas de yunga.
• En el caso de las familias legítimas, llegadas entre fines del siglo XVII y principios del siglo XIX
—familias que, contrariamente a lo que afirman los acosinos, pueden haber vivido desde
siempre en Acos sin ser originarios de Lampián—, su legitimidad radica en dar cuenta de una
forma de poder, basada tanto en razones políticas como económicas. Este poder no puede
compararse con el que caracteriza a las familias salidas de Lampián. Corresponde a un poder
logrado por un proceso histórico, gracias a los cargos pasados, al apoyo político conseguido,
y a las tierras apropiadas o compradas. Es un poder construido, no heredado, aunque con el
tiempo los habitantes de Acos han confundido los diferentes orígenes de un poder que se
traducía de la misma manera, es decir, por el control político de la comunidad y por el
control del acceso a la tierra.
40 Este concepto, que se aplica a las actuales familias legítimas está íntimamente ligado al
poder, tanto pasado como presente, y evoca a través del linaje la transmisión de una
cualidad.
41 Finalmente, ¿a qué se debe que las familias no participen de esta condición?
Consideramos dos razones, una política y otra económica.
42 A diferencia de las familias legítimas, las familias “satélites” no se establecieron
verdaderamente en Acos. Sólo uno o dos miembros adultos por generación y familia,
vivían en Acos, mientras que algunas familias, como Arroyo, en 1900 tenían hasta 11
miembros adultos. Como allegadas de las familias legítimas y moviéndose en su órbita,
eran constantemente solicitadas para mantener la alianza aunque en número limitado
para mantener la dependencia.
43 El poder de la familia legítima estaba reforzado porque se encontraba entre manos de un
número importante de personas que formaban un sólido núcleo. Por el contrario, el poder
que hubieran podido ejercer o tener ciertas familias “satélites”, de descendencia española
o indígena de Lampián, se encontraba dividido entre los numerosos miembros que
quedaron en Lampián y de algunos individuos que se establecieron en Acos.
44 Así como en el caso de las familias legítimas salidas de Lampián hubo una transferencia de
poder entre las dos comunidades, en el caso de las familias “satélites”, esta transferencia
no se produjo. Así, al establecerse en Acos toda la familia extensa le permitió a la familia
legítima afirmar sus pretensiones y poder. Los pocos miembros de las aisladas familias
“satélites” no pudieron asumir el rol político ni económico que les incumbía de acuerdo a
su ascendencia, pues este había quedado en los miembros residentes en Lampián.
45 Es este segundo factor, esencialmente económico, el que contribuyó a mantener a las
familias “satélites” dependientes de las familias legítimas, desde las más antiguas hasta
las más recientes. Por “económico” debe entenderse el acceso a la tierra y su control,
elementos determinantes del concepto de legitimidad. Las familias legítimas más antiguas
de Acos estaban compuestas, básicamente, por propietarios de tierras, y podían
pretender, por su ascendencia noble ascendencia indígena a las mejores tierras de yunga,
entre ellas Marcahuasi, las que se repartieron. Las familias legítimas foráneas —que
llegaron como arrendatarias— se unieron a las primeras comprando y apropiándose de
otras tierras de yunga entre las mejor situadas, es decir, en el rellano de la vertiente,
83

próximo a Acos, a lo largo de las quebradas que desembocan en el Caracuay o Pirquihuay.


Los pocos miembros de las familias “satélites” que, lentamente, tuvieron acceso a la tierra
del fundo lo lograron a costa de alianzas y compra-ventas. Entonces, ¿cuál era el interés
de las familias legítimas para buscar su alianza?
46 Cabe suponer que, fuera del aspecto ideológico, las familias legítimas mantuvieron estos
matrimonios, poco interesantes a nivel del aporte potencial de tierras de yunga, con la
simple finalidad de continuar teniendo acceso a los pisos ecológicos que no controlaban y
donde dominaban los miembros de las familias “satélites” residentes en Lampián.
47 Aun reconociendo que para las familias legítimas estas alianzas no estaban desprovistas
de interés económico, es significativo que la poca importancia de la propiedad de tierras
en zona yunga de las familias “satélites” haya contribuido ampliamente a que la
legitimidad quede como atributo exclusivo de las más antiguas familias de Acos,
generalmente originarias de Lampián.

El monopolio de la tierra

48 El acceso y monopolio de la tierra son factores determinantes del poder económico y


político.
49 En Acos, durante mucho tiempo, la tierra ha sido la condición sine qua non para el ejercicio
del poder al mismo tiempo que era el elemento ritual aunque no secundario de su
legitimación, como dice Bravo Bresani. En efecto, es sólo con la penetración de la
economía de mercado que la tierra se convierte en atributo y en esa condición secundaria
de la legitimación del poder.
50 Pese a los escasos documentos que se refieren directamente a la posesión o propiedad
privada de la tierra, es posible dar cuenta de ese monopolio gracias a los padrones
comunales de regantes.14 En las “champerías”, limpieza de los canales de regadío cada
propietario estaba obligado a limpiar parte de los mismos en proporción a la calidad y
extensión de las tierras poseídas.
51 Antes de comenzar el análisis de estos datos, recordemos brevemente cuál es el sistema
de irrigación de Acos y cuál territorio.
52 Dos grandes canales comunales permiten cultivar las tierras de Acos. Se trata de la toma
alta o toma del Limoncillo y de la toma baja o toma del Pueblo. Ambas bocatomas captan
aguas del Palca, afluente del río Chancay, que proporciona a los regantes15 de la
comunidad un volumen de agua mayor del necesario.
53 Estos dos canales permiten la irrigación de las tres grandes unidades de cultivo que
conforman el territorio de Acos.
54 La primera toma, la de Limoncillo, riega los dos terrenos que dominan el pueblo, mientras
que la segunda, la “del Pueblo”, irriga parte de la vertiente río arriba de Acos y, sobre
todo, la mayoría de las tierras situadas río abajo.
55 Esos terrenos son los siguientes: dispuestos en forma de media luna, están limitados en su
parte superior por las acequias y en su parte inferior por los ríos Palca y Chancay al oeste.
Al noroeste, sobre el Palca, las tierras de Lacsacocha y Pirquihuay forman la primera de
estas grandes unidades de cultivo. Las tierras que hacia el norte limitan con las de
Canchapilca y al sur con el pueblo de Acos son regadas por la toma de Limoncillo.
84

56 Este límite marca el paso de la vertiente occidental-oriental a la vertiente septentrional-


meridional que domina el río Chancay y que corresponde a la segunda gran unidad de
cultivo, que agrupa las tierras de Patería-Pamparcayoc, tierras irrigadas también por la
toma de Limoncillo.
57 Finalmente, el tercer terreno es el de Marcahuay que incluye todas las tierras situadas al
pie de Acos, siguiendo una curva noroeste, así como las parcelas más bajas que bordean el
Palca por el norte y el Chancay por el oeste. El agua llega gracias a la “acequia del Pueblo”
que, situada río arriba, viene de regar las tierras bajas de la vertiente Lacsacocha-
Pirquihuay. Atraviesa, el pueblo y se dirige hacia Marcahuay, Carbonmonte
(Carhuamonte), siguiendo el curso del Chancay. Las tierras con puquiales y captaciones
hídricas no dependen del sistema comunal de regadío.
58 Las “champerías” se inician al finalizar la época de lluvias. En el trabajo comunal se utiliza
la “brazada” como unidad de medida, es decir, la porción de canal que le toca limpiar a
cada individuo. Se sabe que a cada brazada correspondía entonces una superficie de
terreno; pero esta superficie no sólo ha sufrido numerosas variaciones con el transcurso
del tiempo sino que además ha sido modificada durante la repartición de brazadas, según
la calidad y posición de las parcelas. Por consiguiente, si bien es imposible establecer la
extensión de las propiedades a partir de este cuadro, sí es posible precisar la relación
entre brazadas y superficie-calidad de la tierra. Como regla general, cuanto más elevado
es el número de brazadas por limpiar, más importante la extensión de la tierra o su
calidad.

CUADRO 7. 1898: Documento N° 1 “Tajos de la Toma del Pueblo”. Documento N° 2 “Tajos de la


acequia del Limoncillo”

59 Como medida y ya no como patrón, la brazada, que aún hoy equivale a 1. 60 m., permite
conocer el largo de los dos principales canales de irrigación. La toma alta, mantenida
85

sobre una extensión de 1, 936 brazadas, cubría así, una distancia de 3. 1 km. La toma del
Pueblo, en la que la captación del agua se encuentra mucho más abajo que la primera,
recorría 749 brazadas, o sea 2. 2 km.

a. Los regantes

60 Al proponernos demostrar el monopolio de acceso a la tierra de las familias legítimas a


fines del siglo XIX, en el padrón de regantes resulta notable la ausencia de tres de estas
familias, aparte de las familias Jurado y Córdova, que aún no han adquirido o heredado
tierras y parecen poseer sólo las del fundo de Coto.

—Familia León

61 Su ausencia es nominal, pues en 1898 estaba representada por mujeres. Una casada con
un Torres de familia “satélite”, otra con un Avia, perteneciente también, a una familia
“satélite”. Doroteo León se casó con María Fernández, de una antigua y rica familia de
Lampián, y tuvo un hijo, Pedro, del que se conoce mál su descendencia. Además como los
miembros de la familia León tenían mayor vinculación con Lampián que con Acos, la poca
tierra que poseían pasa a través de las mujeres16 a los Torres y los Avia.

— Familia Huamán

62 Solamente un Huamán vivía en Acos en 1850. Sus dos hijos no se casaron con gente de
Lampián o Acos sino con mujeres de otras comunidades y su rastro se pierde. En cambio
una hija se casó con un Cuadros, comunero originario de Lampián que decidió quedarse
en Acos. Sus hijos, Cuadros-Huamán, se casaron en Acos, con mujeres de familias aliadas,
como Torres, de familia legítima como Arroyo y, con una mujer pobre originaria de
Ravira. Las tierras de los Huamán ha pasado por diferentes matrimonios a familias
poderosas de Lampián y Acos, como Cuadros, Arroyo y Torres. Cabe, sin embargo, anotar
que, en 1920, llegó a Acos una maestra de apellido Huamán, sin vinculación con la que nos
ocupa, casándose con un Mansilla, una de las figuras más importantes del pueblo.

— Familia Herrera

63 Antes de 1850, José Manuel y Román Herrera vivían en los fundos de Lampián. A
diferencia de su pariente Matilde, que residía tanto en su fundo como en la comunidad de
Lampián, decidieron instalarse en Acos, no obstante que todas sus tierras estaban fuera de
sus linderos. Esta etapa corresponde al paso del disperso habitat familiar a la
concentración de familias en Acos a fines del siglo XIX. Los hijos de José Manuel se casaron
así: el primero, José Pedro, con una Pariasca de familia legítima. De su unión nació
Hipólito, casado con una Arroyo, de familia legítima. En el caso de esta familia parece que,
ni aún por sus mujeres los Herrera tuvieron acceso a las tierras comprendidas dentro de
los terrenos de Acos y que sus dominios estuvieron hasta 1940 en las cercanías del fundo
de Lampián. El segundo hermano se casó con una Fernández (conviertiéndose así en el
cuñado del último de los León); habiendo tenido sólo una hija, Clorinda, que se casó con
un Mansilla. Las tierras que hubieran podido tener en Acos o en otro sitio se repartieron
de todas maneras entre las ya poderosas familias Fernández y Mansilla. Se desconoce la
descendencia de Inocente, el último de los hermanos. Es posible que sus miembros hayan
emigrado muy temprano hacia la costa.
86

64 Aunque pertenecientes al grupo de familias legítimas, los Huamán, León y Herrera


parecen estar al margen del poder debido a que ya no poseen, como núcleo familiar,
tierras propias dentro de los linderos de Acos. En efecto, su papel consiste en apoyar en
toda ocasión, por su política de alianza, a las familia Pariasca, Arroyo, Oriundo y Mansilla
después de haberles cedido sus tierras. Tienen tierras fuera de los linderos de Acos. Sin
embargo, su legitimidad no es puesta en duda, aunque comienzan a perder importancia
ante sus aliados y parientes. En su caso, dentro del marco de Acos, no se puede pues
pretender que haya habido monopolio de acceso a la tierra; pero, a través de sus alianzas
repetidas y calculadas con las otras familias legítimas o “satélites”, han contribuido (como
en el caso de las familias Huamán y León) a favorecer y fortalecer entre estas últimas la
posesión y control de las tierras de Acos.
65 El siguiente cuadro aporta las pruebas de este monopolio:

b. Familias legítimas

66 Dos familias, Mansilla y Oriundo, poseen cerca de la mitad de las tierras irrigadas. Este
grupo de 11 personas monopoliza el 35.63% de las parcelas de la toma del Pueblo y 43.74%
de las de Limoncillo, o sea 41.48% del total.
67 Las familias Arroyo y Pariasca, cada una representada por dos miembros regantes, poseen
8.81% de la toma baja y 7.58% de la toma alta, es decir, 7.92% del mismo total.
68 En suma, el conjunto de familias legítimas llegan a controlar el 44.44% de las tierras
irrigadas de Pamparcayo-Lacsacocha y el 51.32% de las tierras irrigadas de Marcahuay-
Caracuay, es decir, el 49.4% de las tierras de Acos regadas por los dos grandes canales
comunales.
69 Puede sorprender la poca extensión de tierras de la familia Pariasca, por ejemplo. En
efecto, desde hace varios siglos ésta posee los parajes de Marcahuay, donde el riego
depende de puquiales o del río Chancay. Justamente en 1898, Mateo Pariasca decidió no
participar más en las faenas. Debe entonces comprar su cargo. La comunidad le reclama
entonces la suma de 40 soles de plata; “El referido Mateo Pariasca aceptó la condición
estipulada según las bases anteriores del indicado año (1885) y ofre-siéndose de hacer (el)
pago la referida Comunidad con los mismos fundos denominados Marcahuay. Cualquiera
que sea el comprador de dichos fundos para ponerse en posesión abonará primero la
suma indicada”.17
87

CUADRO 8

70 Mateo Pariasca debió vender una parte de sus tierras de Marcahuay, para liberarse de sus
cargos.
71 En este documento se ve por una parte que la familia Pariasca declinaba su poder
económico y político, y especialmente que las tierras de Marcahuay, así como las que
bordean el Chan-cay, al tener un sistema de riego propio, escapan a la tentativa de censo
de los propietarios, tal como aparece en los dos cuadros precedentes. Estos propietarios
son poco numerosos y pertenecen, en su mayoría a las familias legítimas, como Mateo
Pariasca o a las familias aliadas, como testimonia este otro documento de 1907:
“... teniendo en consideración: que los terrenos denominados Marcahuay y
Carbonmonte es la propiedad exclusiva de los herederos: Don Segundino Arroyo,
Brígido Oriundo
Cosme Ruiz ... etc.
72 En realidad, no hay que considerar a estas familias como aisladas, sino más bien muy
ligadas, sostenidas por toda una parentela. En conjunto, constituyen la clase dominante
de la comunidad.
73 Ciertamente, no se trata de un control directo de la tierra por estos grupos de alianza sino
de una particular capacidad de maniobra. Desde un punto de vista abstracto podría
representar la esfera de alianza potencial y privilegiada, donde la elección se haría en
función de las tierras poseídas por una u otra familia. Desde un punto de vista concreto,
esta concentración de tierras en las familias legítimas y aliadas suscita necesariamente en
éstas la toma de conciencia y la materialización de su poder.
74 Así, con 1,713 brazadas, la familia Oriundo y sus aliados dominan el 63.7% del total de
brazadas otorgadas, que son 2,685 (véase cuadro 1). La familia Mansilla 1,627 brazadas,
domina el 60.59%.
88

75 La familia Arroyo, caracterizada por haber establecido muy pocas alianzas fuera de su
parentela, tiene a su cargo 1,407 brazadas, o sea un 52.40% del total. La familia Pariasca,
poco numerosa, tiene pocos aliados. Sus 670 brazadas agrupadas representan el 24.95%
del total.

CUADRO 9. Familias “satélites” y aliadas Alianzas entre 1850 — 1898. Familias “brazadas” Oriundo
Mansilla Arroyo Pariasca León

Fuente: Cuadro elaborado gracias a los Archivos parroquiales de Acos. Se refiere a las alianzas
contraídas entre estas familias en un período de 50 años.

76 La familia León en cambio, cuyos miembros son mujeres, que aparentemente aportaron
tierras al matrimonio, aparentemente carece de tierras. Sin embargo, por alianzas y
parientes por alianza, tienen aliados que poseen 871 brazadas, o sea, el 32.4% de las
brazadas de las dos tomas.
77 En realidad estas brazadas son mínimas, pero representan un potencial que se expresa en
extensión, calidad y disposición de los terrenos, representando esto, a su vez, un
verdadero sostén económico, una presión socio-económica y un sólido apoyo para el
ejercicio del poder.
78 Otros regantes:
79 Además de las familias legítimas y de sus aliados, se observa la presencia de ciertos
propietarios, no menos importantes, pero que no pertenecen a esta élite local.
80 Notemos, entre otros, la presencia de propietarios surgidos e instalados en Acos durante
la Guerra del Pacífico: los Naupari, bajados de la comunidad de Huaroquín que ganaron
prestigio en los saqueos llevados a cabo por los montoneros del coronel M. Vargas.
Además de las familias Navarro y Dávalos, originarias de Lampián, figura también un
individuo apellidado Quiroz, que demostró gran ambición. Para entonces no habían
89

logrado conseguir muchas tierras, pero tenían mayor extensión (28 y 20 brazadas) que las
familias Torres o Anardo.
81 Los ausentes también se hacen notar: mientras que a fines del siglo XIX Acos se
caracterizaba por una importante población de migrantes (costeños, serranos, italianos o
chinos), en este cuadro aparecen muy pocos. Ya no figuran F. Velarde, llegado a Acos en
1879, ni Felipe Nichos, armador de Huacho que por matrimonio, en 1896, se emparentó
con la familia Mansilla. Estos ausentes son en realidad arrendatarios, y aunque todavía no
han adquirido tierras, lo que ocurrirá pronto, pues por razones económicas algunas
familias importantes buscan emparentarse con ellos. Dedicados al comercio, están
acumulando capitales que les permitirá comprar tierras comunales o apropiárselas antes
que, por la Constitución de 1920, sean reintegradas al dominio comunal.
82 Después de 1898 se inicia la apropiación de las tierras comunales. Los documentos
disponibles muestran las dificultades que sufren las familias legítimas para conservar este
monopolio ante la llegada o la instalación de nuevos propietarios y comerciantes. En
efecto, estos últimos tienen un prestigio basado tanto en sus disposiciones de mando
como en el poder del dinero; y este prestigio tiende a oponerse al sustentado en la
legitimidad.
83 En 1913 se mantenía el número de 47 regantes para las dos tomas. Algunas familias
“satélites” ya poco representadas en 1898, desaparecen o se ausentan, seguramente con el
fin de trabajar en la costa, para reaparecer diez o quince años después. Y finalmente son
los antiguos arrendatarios, y comerciantes quienes pasan a ser nuevos propietarios, como
L. Lembi, I. Calderón, B. Velarde, I. Ríos, S. Saravia, y también Froilán Jurado, el mayor de
una familia muy antigua de Coto, que vivía en el fundo. Entre éstos están los futuros
dueños de Acos.
84 En este época se observa un decaimiento de la antigua élite, que es reemplazada por los
nuevos propietarios que buscan asegurar su posición mediante la compra de tierras, a la
comunidad, a la vez que se emparentan con las antiguas familias. 18
85 Entre 1919-1921 concluye la apropiación de las tierras comunales, permitiendo que las
familias legítimas lograran conservar el monopolio de la tierra, valiéndose de sus alianzas
con los nuevos mandones, cuyo apoyo económico buscan.
86 Sin embargo, en este lapso se ven obligados a dotar de tierras comunales a la nueva
parentela. Esto ocurrió poco antes de promulgarse la Constitución de 1920, que reconocía
la existencia legal de las comunidades indígenas y garantizaba la propiedad comunal de la
tierra.
87 La distribución de tierras comunales tuvo lugar en el primer año del Segundo gobierno de
Augusto B. Leguía.
88 ¿A qué obedece este reparto? Parece ser, según la siguiente lista de propietarios y
beneficiarios, que las autoridades comunales, es decir las familias legítimas, los aliados y
los recién integrados, gamonales y comerciantes, percibiendo la situación y conducidos
por su síndico H. Arroyo, decidieron repartirse lo que quedaba de las tierras comunales
irrigadas por la toma Limoncillo.
90

CUADRO 10. Toma Limoncillo 1919

* Propietarios que ya poseían tierras en esta vertiente en 1898.


** Injertos.
Fuente: la misma del cuadro 9.
91

... “Se acordó nueva partición de topos de la acequia alta Limoncillo teniendo en
consideración el número de potreros y el lugar de ubicación de los topos de cada
propietarios para aumentar o disminuir el número de topos”. 19
89 Una vez más, y aunque el topo sea una unidad de superficie, no nos es posible indicar la
extensión exacta de estos terrenos. En 1936, el topo representaba, según O. Celestino, 7
áreas en la comunidad vecina de Lampián. Tomaremos pues esta referencia, con las
reservas necesarias, cuando se trate de medidas convertidas; y a falta de mayor certeza,
se tendrá simplemente en cuenta el número de topos distribuidos, que como en el caso de
las brazadas, muestran una relación.
90 Es difícil saber, en base al acta citada, si este precipitado reparto se hizo efectivamente en
1919 con el objeto de tener el título de propiedad. Surge una duda, por un lado porque al
reparto no siguió el pago simbólico de estas tierras a la comunidad y, por otro, porque en
1921 tuvo lugar un nuevo reparto de las mismas tierras de la toma Limoncillo, en
beneficio de las mismas personas a las que se agregó un nuevo propietario. No cambio el
área repartida de 1,960 topos, pero sí difería la extensión asignada a cada quien. En el caso
de Leonardo Arroyo por ejemplo, los 250 topos se redujeron a 40, es decir 2.8 Has. en lugar
de 17.5 Has., lo que parece corresponder más a la realidad; Froilán Jurado, al contrario,
veía pasar la extensión de sus tierras de 130 topos a 160.
91 Pero esta lista no fue seguramente satisfactoria, ya que a fin de año todos los topos
distribuidos anteriormente como propiedad privada fueron discretamente anulados con
lápiz. Una nueva distribución, muy modesta, hizo que cada propietario no recibiera más
de 32 topos (2.2 Has.), y la asignación más pequeña bajó a 7 áreas.
92 De las 137 Has. que se debían dividir en 1919 como propiedad privada, sólo lo fueron 31.2
Has., y esto en 1921, cuando estaba porhibido privatizarlas.
93 ¿Qué ocurrió en Acos entre 1919 y 1921? Es particularmente difícil saberlo, ya que las
páginas siguientes a estas actas20 fueron arrancadas intencionalmente.
94 Proponemos la siguiente interpretación:
95 En 1919, las familias legítimas en complicidad con sus aliados, se apresuraron —antes que
fuera demasiado tarde— a apoderarse con visos de legalidad de la mayor extensión de
tierras aún de propiedad comunal.
96 El año 1920 aparece como un año de expectativa. No se menciona a Síndico alguno que
dirija la comunidad y fuera de la decisión colectiva de oponerse a la llegada de nuevos
chinos, aparentemente no ocurre nada.
97 En 1921, la comunidad despierta. El nuevo Síndico, Brijido Oriundo —de familia legítima—
emprende la inspección de las tierras que dependen de la toma Limoncillo y empadrona a
los propietarios y sus posesiones; fija y reglamenta las costumbres referentes a la limpieza
de las acequias e impulsa a la comunidad a comprar un gran terreno comprendido dentro
de los linderos de Acos, pero que desde la Guerra con Chile pertenecía a la familia del
coronel Vargas. Estas tierras de Pamparcayoc deberán así repartirse entre 60 personas,
obedeciendo a criterios socioeconómicos y favoreciendo siempre, aunque en menor
proporción, a las familias legítimas y sus nuevos aliados.
98 Lo que ocurrió fue quizás reflejo y resultado de un conflicto nacional que opuso a
demócratas (seguidores de Piérola) y civilistas. Los civilistas seguían y apoyaban a Leguía
en sus medidas tendientes a insertar a la comunidad indígena en la vida pública y
económica, reintegrándole sus propiedades.
92

99 La reacción observada en Acos entre 1919 y 1921 responde a que los partidarios de Leguía
después de un tiempo de incertidumbre, tomaron el control de la comunidad. 21 No debe
sorprender que un miembro de familia legítima —B. Oriundo— fuera llevado al poder,
pues esta toma de conciencia política sólo podía provenir de los miembros más activos,
más preparados de la comunidad. Es también significativo que los recién accedidos, al
grupo de poder, no hayan podido aprovechar esta oportunidad para apoderarse del poder
comunal.
100 Profundizando el análisis, cabe reconocer que esta reacción es oportuna: no sólo los
dirigentes de la comunidad deciden apoyar la política de Leguía, lo que más tarde les
traerá numerosas ventajas, sino que además aprovechan para reforzar su poder local.
101 En efecto, en lugar de mermar su poder, esta política los favorece. Desde hacía más de 10
años las transacciones de compraventa de tierras se habían multiplicado. Los gamonales y
comerciantes invertían en una tierra sin mucho valor productivo hasta más o menos
1915; la población aumentaba y los compradores reales y potenciales de parcelas
resultaban cada vez más numerosos. Este movimiento de democratización del acceso a la
tierra era peligroso para las familias legítimas, que corrían el riesgo de perder su
monopolio y con él la base de su poder y el atributo de su legitimidad.
102 Al recuperar el poder en 1921, B. Oriundo detuvo la democratización de la tierra y
protegió a la clase que representaba. Mantuvo así la distancia necesaria al ejercicio y
justificación del poder, entre aquéllos que desde hacía generaciones monopolizaban la
tierra como bien de prestigio y secundariamente como medio de producción y quienes,
recientemente, por sus medios económicos y ambiciones políticas, la reivindicaban.
103 Las tierras secularmente adquiridas por las familias legítimas y sus aliados, estaban
definitivamente protegidas, garantizadas; y gracias a la no aplicación del reparto de 1919
fue imposible para las familias en ascenso mostrarse como rivales, al menos en este
campo.
104 Cuando, en su papel de Síndico, B. Oriundo, tuvo que repartir las tierras de Pamparcayoc,
lo hizo sin restricciones y, según la costumbre, reservando las mejores tierras para los de
más edad, los notables, las autoridades y sus aliados. Quienes en esa fecha recibieron
tierras en Pamparcayoc, pasaron a poseer un bien inalienable y muchos de ellos tomaron
posesión de su primera tierra. Los miembros de las familias beneficiadas por esta
distribución conservaron, además de este nuevo privilegio, la superioridad de poseer
tierras alienables, que representaban un capital móvil.
105 En 1922, los propietarios de la bocatoma del pueblo, miembros de las familias legítimas o
de sus aliados, estaban seguros de su propiedad privada. Entre ellos se encontraban
quienes poseían Marcahuasi como un bien ancestral, pero también algunos comuneros
recientes que habían comprado y hasta cambiado, algunas parcelas cercanas al pueblo
incluso por una vaca, la mayoría de estas tierras eran pues alienables. Esta condición
presentaba ciertas ventajas, pero estimuló las transacciones de compra-venta de tierras,
iniciando así el proceso de desposeer a las familias más vulnerables, es decir, de las
familias aliadas.
106 El siguiente cuadro muestra los primeros síntomas de este proceso y permite prever la
evolución futura.
107 Las familias legítimas y sus aliadas poseían todavía en 1898 por lo menos el 90% de las
parcelas irrigadas de estas antiguas tierras de ayllus. A partir del año 1898, cuando M.
Pariasca comienza a vender su tierra, el proceso está en marcha y aunque en 1922 las
93

antiguas familias de Acos controlan todavía el 70% de la toma baja, su posición es muy
frágil y temporal, ya que han perdido frente a sus nuevos aliados y rivales, el apoyo de las
antiguas familias aliadas, que han desaparecido o dirigen su apoyo a los comerciantes y
nuevos propietarios, permitiendo que éstos últimos se instalen en las tierras que rodean
al pueblo. En lo que se refiere a la aparición de los propietarios chinos, data sólo de
1919-1920 (véanse los cuadros 10 y 11) y corresponde a la necesidad de convertirse en
propietarios antes de que la ley lo prohiba. En efecto, estas tierras son las mejores para la
producción del maíz y alfalfa. Pese a que los chinos se vieron limitados al comercio
minorista, algunos particularmente bien integrados y aliados a los poderosos del pueblo,
lograron tener acceso a la tierra. En el caso de la toma baja, sólo la familia Espinoza la
conserva como patrimonio; los otros chinos la revendieron muy pronto, especulando con
su precio.

CUADRO 11. Bocatoma del pueblo: 1922

Fuente: Libro de Actas 24/2/1922, Archivos Comunales de Acos.


* No es cierto que el topo sea aquí una superficie, también será tenido como índice de relación.

108 El mismo proceso de alienación de las propiedades de las familias aliadas tradicionales en
provecho de los nuevos aliados gamonales y comerciantes, puede observarse comparando
los padrones de propietarios de Limoncillo de 1898 y de 1923.
109 Contrariamente a lo que ocurre con las tierras de la toma baja, las de Limoncillo
experimentan constantes modificaciones en su extensión y tenencia. A los regantes que
poseen tierras en 1898, hay que agregar los nuevos propietarios (además de los que
acaban de ser mencionados) beneficiados por repartos sucesivos de tierras eriazas. Todos
los repartos son confusos, tanto los de 1919, 1921, 1930, como el de 1946. Las áreas
repartidas no son nunca las mismas, pese a que se trata de la misma distribución. Las
94

actas que se refieren a la privatización de estas tierras comunales no son claras y la


delimitación de dichas tierras está muy mal presentada.

CUADRO 12 Toma de limoncillo 19231

110 Pese a ser difíciles de interpretar, estos documentos muestran al menos la presión
ejercida sobre la tierra entre 1920 y 1950. Así, con el fin de satisfacer al creciente número
de comuneros sin tierra y de residentes, en 1921 la comunidad compró las tierras de
Pamparcayoc, regadas también por la toma Limoncillo. En un primer momento se pensó
dividirla entre los 62 propietarios de esta toma, pero el proyecto fue rechazado. Fue
necesario esperar hasta 1929 para que 26 usufructuarios pudieran ser satisfechos. Entre
ellos se encontraban muy pocos miembros de familias legítimas o aliadas tradicionales y
también muy pocos de los nuevos aliados poderosos. La mayoría se componía de
migrantes serranos, así como de 6 jóvenes injertos que deseaban ser miembros de la
comunidad.
111 Es sorprendente no volver a encontrar en el momento de los repartos, el antiguo orden,
que favorecía siempre, a las familias legítimas. En realidad, las autoridades comunales
lograron una vez más, como antes en 1921, sacar provecho de la situación acatando a la
vez la disciplina comunal y dando satisfacción a los solicitantes.
112 Es así que de la extensión total de las tierras de Pamparcayoc, las que fueron distribuidas
eran tierras de ladera, escarpadas y rocosas. Al carecer de andenerías no podían dedicarse
sino a pastizales, a condición de sembrar alfalfa. En cuanto a la otra mitad de
Pamparcayoc se destinó a su arriendo a los ganaderos que ofreciesen el mejor precio. Las
autoridades actuaron pues muy hábilmente, ya que gracias al sistema de arriendo por
remate, estaban en la mejor situación para acaparar su uso. La lista de arrendatarios no
necesita comentarios: C. Arroyo, I. Torres, A. Oriundo, B. Torres, M. Mansilla y finalmente
Froilán Jurado, quien logró permanecer seis años como arrendatario.
113 Sin embargo, la década de 1920, marca la ruptura del monopolio de las familias legítimas
y sus aliados tradicionales sobre las tierras de Acos. Para ellas, la tierra simbolizaba y
justificaba su poder. Habían conseguido conservar relativamente intacto este monopolio,
especialmente gracias a su fidelidad a las alianzas preferenciales.
114 Pero a una nueva situación económica y política corresponden nuevas estructuras
socioeconómicas y si no se adaptaban y reconsideraban sus alianzas acostumbradas, las
familias legítimas estaban condenadas a ser absorbidas por familias que ya no ejercían su
poder a partir de relaciones tradicionales sino monetarias.
95

2. Poder y estrategia de alianzas entre las familias


115 Ya que el poder de las familias legítimas provenía en gran parte del acceso a la tierra, este
patrimonio no debía dispersarse, también parece que cada familia tenía sus “reglas” de
alianza. Pero, evolucionando Acos hacia una sociedad compleja, resulta difícil trazar un
esquema del comportamiento social de sus miembros.
116 Por “reglas de alianzas” en Acos debe entenderse las relaciones que se establecen
mediante el matrimonio o compadrazgo.

El matrimonio

117 Según la terminología local, pertenecen a las familias legítimas, todas las familias
nucleares en las que los jefes tienen un apellido “legítimo”. Así se dice “los Oriundos”,
para referirse a los miembros varones, pero también a las mujeres casadas con ellos (a
condición de que éstas sean de familia satélite o de otra familia legítima y que se
encuentren en situación inferior al marido), así como a los niños nacidos de estas uniones.
Las mujeres, aun las casadas, para la familia y la parentela, 22 mantienen el apellido
paterno hasta su muerte.
118 Según las genealogías que se ha tratado de reconstruir, parece que dentro del “grupo de
filiación” que forma la gran familia legítima hay una rama, a veces dos, que producen
siempre los miembros que tienen la mayoría de las tierras heredadas, así como el poder
político y económico; a menudo, cuando una de estas ramas desaparece, otra toma el
relevo. Sólo la ausencia de una descendencia masculina puede, a la muerte de las
hermanas, condenar a una familia a la desaparición. Tal el caso de la familia legítima León
de Acos, ya que había otras ramas León en Lam-pián. Además no se excluye que, en el caso
que un vecino de Lampián, portador del apellido, al instalarse en Acos, hiciera renacer la
familia legítima desaparecida.
119 Este trabajo no tiene como objetivo hacer un estudio detallado del parentesco en Acos. Sin
embargo, no podemos ignorar la importancia de la elección de las alianzas entre estas
familias legítimas, puesto que en ellas se apoyó por mucho tiempo la comunidad, y es de
su comportamiento, conservador o progresista, pasivo o dinámico, que dependió el
desarrollo socioeconómico de Acos.
120 A partir de estas genealogías,23 se ha visto que hasta 1880 más o menos, las familias
legítimas se aliaban poco entre ellas, apoyándose más bien en las familias “satélites”. No
parece que este tipo de alianzas haya podido resultar de una rivalidad preexistente entre
esas familias. Antes de 1880 se presentaban como relativamente autónomas, disponiendo
cada una de tierras suficientes y relevándose en el acceso al poder. Esta organización que
se infiere a través de diferentes esquemas de situaciones posibles, corresponde al período
en el que algunas de estas familias vivían todavía agrupadas en caseríos alrededor de
Acos.
121 Sean las familias legítimas A, B, C ... y las familias “satélites” a, b, c ...
122 1. Autonomía de A y B con una posible alianza común a nivel de c.
96

123 2. ínter-matrimonio de familias legítimas con autonomía relativa y alianza común.

124 3. Familias legítimas autónomas

125 Hacia 1880-1890, las familias legítimas terminaron por casarse más a menudo entre ellas,
pero manteniendo la práctica de una endogamia de grupo o clase. Así, por ejemplo:
97

126 Esta etapa no ha sido positiva para todas las familias legítimas ya que ha provocado la
disolución de las relaciones preferenciales y exclusivas existentes anteriormente entre la
familia legítima (a lo máximo entre dos familias legítimas) y las familias satélites,
relaciones que reforzaban la cohesión de la familia legítima. Esta reacción, sin duda
dictada por la necesidad de afirmarse como grupo, y ya no como familia, frente a la
llegada de los inmigrantes, favoreció en primer lugar a las familias más representadas
numéricamente por varones. En efecto, la familia que recibe a la mujer se apropia de la o
las tierras que ésta es susceptible de aportar. Conduciendo, la posesión de la tierra al
poder, y permitiendo el poder favorecer a su propio grupo, se da la primera disensión
entre las familias legítimas.
127 Después de 1890 y particularmente después de 1900 fue necesario optar por actuar en
función del grupo formado por las familias legítimas aliadas desde hace poco y asegurar
así nuevas alianzas fundadas, ya no en la seguridad de recibir tierras, sino en la
posibilidad de disponer de un capital en efectivo, o perseverar en las tradicionales
alianzas.
• El primer comportamiento, adoptado especialmente por las familias Oriundo y Mansilla,
consistió en apartarse de la endogamia de linaje, o simplemente local, y romper con el modo
tradicional de reproducción de la sociedad de Acos. Así se puso en funcionamiento un
mecanismo de transición que correspondió no solamente al estallido de las antiguas
estructuras, sino especialmente al paso a la economía de mercado. Las familias que hicieron
esta elección se caracterizaron entonces por una tendencia muy marcada a la exogamia,
acompañada de un acrecentamiento del capital, en tierras o dinero, producto de las nuevas
alianzas que permitieron un fortalecimiento en la transmisión o adquisición de bienes.
• El segundo comportamiento ha sido el de las familias más antiguas (“las más legítimas”),
como Pariasca y Arroyo. Estas dudaron demasiado tiempo en aliarse a los inmigrantes,
actitud motivada por el miedo a la fragmentación de sus tierras, a fin de conservar su poder
local basado en el concepto de legitimidad. Este comportamiento trata entonces de
reproducir la sociedad que los había engendrado, de la que les venía el poder. Algunas de las
familias que hicieron esta elección reaccionaron hacia 1920-1930, 24 pero demasiado tarde ya
que estaban constituidas las nuevas zonas de influencia determinadas por las alianzas entre
las familias legítimas más avisadas y los comerciantes. Al no haber seguido este ritmo,
perdieron la ocasión de afirmar y confirmar su poder, guardando sin embargo su legitimidad
como una ventaja social; la que permitió a algunos de sus miembros resurgir en 1950-1960.
128 Estos dos tipos de comportamiento pueden resumirse mediante las siguientes fórmulas:
129 X, Y, Z, son forasteros en la comunidad de Acos.
130 A’, A”, A’”: miembros de la familia legítima A que forman otro tanto de familias nucleares.
131 Primer comportamiento:
98

1o. comportamiento:

132 Tendencia a la desaparición de las alianzas con las familias satélite a, b, c ... éstas se
emancipan y contraen a su vez alianzas con X, Y, Z.
133 a = Xb = Yc = Z son aX, bY, cZ, que a veces, después de haberse enriquecido y aumentado
su patrimonio en tierras, se aliaron de nuevo a AX, BY, CZ.
134 Segundo comportamiento:

C , D , E = familias legítimas

135 C, D, E continúan casándose de preferencia entre ellos y ya no encuentran el sostén de las


familias satélite que buscan otras alianzas.
136 C-D y D-E son conducidos a aliarse mal con * porque han perdido paridad económica.
99

137 Política de las diferentes familias de Acos.

—Los Pariascas: (véase esquema de parentesco I)

138 Desde la venta y pérdida —debido a la partida de las mujeres— de las tierras de
Marcahuasi, los Pariasca no parecen haber poseído a la tierra por otro medio que el
matrimonio, la alianza. En 1922 y 1923 en ausencia de los padrones de regantes y
propietarios (véanse los cuadros 11 y 12) indica que serían las mujeres las que habrían
aportado a los últimos descendientes de esta familia las tierras que poseen actualmente
en Acos.25 La elección de pareja ha representado entonces un papel importante en el
destino de los Pariasca. Hasta principios del siglo XX se limitaron a alianzas muy
tradicionales con otras familias legítimas, Arroyo y Oriundo, así como con dos familias
aliadas igualmente escogidas por estas últimas, Blas y Arenas.
139 Entre la generación de los Pariasca nacidos entre 1820 y 1830 hay cuatro mujeres, cuyo
matrimonio recortó el patrimonio familiar poique una parte de los bienes pasó a las
familias con que se emparentaron: Santos, Blas y Luciano, sin que en las generaciones
siguientes estas tierras fueran devueltas. Sin embargo, en el caso de casada con un
Arroyo, la tierra quedó en los Pariasca. Los matrimonios contraídos por los hombres son
más reveladores, pues la política matrimonial de los Pariasca es bastante característica de
lo que pudo significar la alianza en determinada época: Ll y M2 son hermanos. El primero
se casa con una Chinchay, de familia aliada de Lampián; el segundo se casa con una
Oriundo, de familia legítima de Acos. Cuando Ll murió, su viuda volvió a casarse en la
familia de su cuñada Oriundo. De este modo los intereses de ambas familias quedaron
doblemente ligados y la tierra no salió de la alianza Pariasca-Oriundo.

Esquemo I de parentesco

140 Ll tuvo un hijo, R4, que a su vez se casó con una Oriundo26 mientras que uno de sus primos
N6 se casaba con una Arroyo, perteneciente a la familia del esposo de su tía paterna. En
este caso también, la tierra circuló entre un número bastante restringido de familias, ya
que los miembros que hicieron malas alianzas desaparecieron rápidamente; quizás
100

porque, privados de tierras27 y no teniendo ni siquiera la esperanza de conseguirlas por


medio de su pareja, abandonaron el pueblo.
141 R9, hijo de R4 y de una Oriundo, se casó con una Arenas. Aunque él sólo podía esperar
tierras por su madre, porque Marca-huay ya no era de los Pariasca, por su mujer 28 pudo
acceder a una pequeña propiedad que heredaron sus hijos, dividiéndola. Así, él tuvo que
dividir sus dos terrenos en seis parcelas para dotar a sus hijos pero desigualmente,
quedando las mujeres desfavorecidas. ¿Fue por conservar este bien, por pequeño que
fuera, o por costumbre de alianza, que cuatro de sus hijos se casaron con parientes
próximos (sobrinos, sobrinas, primos) de su madre? La pregunta se mantiene, pero se
puede pensar que los dos factores debieron intervenir ya que no es casual que cuatro
hermanos y hermanas se casan en una misma familia.
142 Así, los Pariasca eligieron contraer alianzas muy tradicionales, próximas de la endogamia,
gracias a las cuales los bienes no se dispersaron pero tampoco aumentaron. Cuando no
iban hacia los Arroyo ni hacia los Oriundo, se volvían hacia las familias satélite que eran
también los aliados privilegiados de las dos anteriores: se trata de los Arenas, muy
emparentados a los Oriundo y Arroyo, y los Blas, igualmente ligados a los Arroyo.

143 Así, sin contar las malas alianzas que muestran una tasa baja de exogamia local, este tipo
de matrimonios terminaba en la no circulación de los bienes y demostraba una clara
ineptitud para romper las reglas tradicionales de alianza, así como para abrirse a nuevas
alianzas, especialmente con fines políticos o económicos. Fue este rechazo, acompañado
de la pérdida de la tierra, lo que provocó el empobrecimiento y casi desaparición de los
últimos descendientes de la familia más antigua del pueblo.

Familia Arroyo: (véase esquema de parentesco II)

144 La familia Arroyo, como la Pariasca, siguió una política matrimonial que reflejaba una
neta preferencia por la endogamia. Lo demuestran estos pocos ejemplos:
101

145 Tomasa Blas-Pariasca, nieta de Felipe Pariasca, esposa de Juan Arroyo, se casó en 1866 con
S. Arroyo, su primo hermano; su hijo, Justo se casó en 1893 con su prima, en segundo
grado, Inés Lo-batón. La propiedad recibida por Margarita Arroyo por su matrimonio se
reincorporó así el patrimonio de los Arroyo-Pariasca al fin de la segunda generación,
gracias al matrimonio de sus dos hijos con parientes consanguíneos.

FAMILIA ARROYO

146 Fortunata Arroyo-Pariasca se casó con un Medina; su hijo, Ido Medina-Arroyo se casó, en
1898, con la hermana de Inés Lobatón, ambas eran sus primas. Al igual que en el caso de
su tía Margarita, los bienes que recibió Fortunata, por reparto o herencia, retornaron esta
vez al patrimonio Arroyo-Blas.
147 En ambos casos, los esposos de las mujeres Arroyo — Sandoval y Medina— pertenecían a
antiguas familias aliadas de Lampián. Este tipo de alianza responde entonces a la
necesidad de hacer circular la tierra de manera que no pudiera recaer en beneficio de
familias no aliadas; reflejo observado de la misma manera a través de las alianzas
repetidas entre los Arroyo y los De la Cruz, los Arenas, los Taboada de Coto y las familias
legítimas Oriundo y Pariasca.
102

148 Fuera de su alianza con los Taboada, es un hecho que los Arroyo sólo se casaron con
familias originarias de Lampián que vivían en Acos o en el fundo de la comunidad madre.
Al igual que los Pariasca —y este factor explica en parte su comportamiento— no habían
cortado las relaciones que los ataba a Lampián.
149 Fue sólo hacia 1930-1940 que se formaron alianzas entre los ricos ganaderos y también
entre la segunda generación de inmigrantes establecidos en Acos: por ejemplo los Buitrón
de San Miguel, los Castro de Carac y los Retuerto de Parquin. La escasez de una tierra
limitada a ser patrimonio familiar, la multiplicación de las alianzas anteriores con los de
Lampián alentaron, cuando no provocaron, la salida de numerosos miembros de la familia
Arroyo hacia Lampián, donde algunos tenían tierras heredadas en el fundo (Acay y
Chunchuhuaca), o hacia la costa donde, justamente en esta época (1940-1950), mestizos de
la sierra en posesión de un pequeño capital, irrigan y se instalan en las tierras que
bordean las haciendas algodoneras del valle bajo. En 1969 sólo quedaban dos hombres
adultos de apellido Arroyo; las tierras controladas por los últimos descendientes de esta
familia eran solamente 6.4 Has.
150 En los dos ejemplos anteriores las familias legítimas habían conservado lazos muy
estrechos con Lampián, la comunidad madre. Es posible que los representantes de esas
familias, naturales de Lampián hayan continuado pese a su aparente independencia de
Acos, manteniendo una cierta influencia, una especie de presión que se habría ejercido
mediante uniones preferenciales y habría tenido como finalidad mantener a la rama de
Acos dependiente de Lampián. Como en el caso de familias Arroyo y Pariasca, mucho son
los que durante las pasadas generaciones regresaron a establecerse en Lampián,
conservando a veces la propiedad de tierras dentro de los linderos de Acos. Actualmente,
siete miembros de la familia Pariasca, todos nacidos de diferentes matrimonios, es decir
P.A., P.Ar., P.F., P.G., P.M., P.N., viven o dependen administrativamente de Lampián y aún
poseen en Acos un total de 3.2 Has.
151 Este no es el caso de las familias Oriundo y Mansilla, pues pese a que muchos de sus
miembros ya no viven realmente en Acos, sino en la costa, hasta donde se sabe, ninguno
de los que poseía tierras en Acos se instaló en Lampián. ¿Tiene este hecho un sentido
tradicional o significa la apertura de las uniones propias a tal o cual familia? Es posible, en
todo caso, que las familias Mansilla y Oriundo, llegadas mucho más tarde, estuvieran
menos implicadas en este tipo de relaciones preferenciales, establecidas entre las
primeras familias legítimas y Lampián, la comunidad madre, desde hacía varios siglos.
103

Familia Oriundo (véase el esquema de parentesco III)

152 En 1907 esta familia formaba parte de las tres grandes familias dueñas de Marcahuasi. La
disposición de las parcelas que esta familia posee actualmente hace suponer que poseía la
mayor parte. ¿Resulta esta posesión de una compra efectuada después de que M. Pariasca
pusiera en venta sus tierras en Marcahuasi o se trata de un bien recibido como dote? Esta
última solución parece más verosímil, ya que en 1890 Felipe Oriundo Arbanado (FA),
mestizo rico, se casaba con una Pariasca, y hoy los nietos de esta pareja son dueños de
gran parte de estas tierras. Lo mismo ocurre en el caso de la rama de primos hermanos:
Brígido Oriundo (B2), hermano de Felipe, en 1907 cedió a la comunidad tierras de su
propiedad. Esta decisión al parecer no tuvo efecto, pues a la fecha son propiedad de los
nietos.
153 Aunque las alianzas contraídas por los Oriundo son en parte tradicionales (Navarro,
Pariasca, Santos o Mansilla), no hay, como entre las otras familias, una circulación
cerrada de las tierras. Ya desde fines del siglo XIX, estas propiedades debían ser extensas,
puesto que después de tres generaciones, en conjunto muestran pocas huellas de
subdivisión entre coherederos y cada descendiente ha sido dotado ventajosamente.
154 En realidad, el comportamiento de la familia Oriundo es intermedio y se sitúa entre el de
las viejas familias tradicionales y la de los Mansilla por ejemplo. Así, una rama (I) de los
Oriundo (Oriundo-Arbanado) parece soportar muy bien la endogamia local, sin duda
porque en una zona definida diversifica sus alianzas y se une a personas más poderosas.
La otra rama, al contrario (II), abandona desde 1890 esta estrategia matrimonial para
adoptar una más dinámica, basada en objetivos económicos y no políticos como en el caso
de la primera. Entonces, se encuentra en una misma familia una complementación de
intereses a través de la búsqueda de alianzas matrimoniales.
155 Entre los descendientes de las familias Oriundo-Valles, uno de los hijos casó con una
mestiza italiana (Notta) con recursos económicos suficientes como para que la pareja
pudiera adquirir unas tierras, entonces poco valorizadas, ubicadas en el fundo de Coto, en
la margen derecha del Chancay. En la siguiente generación, la hermana de Francisco (F3)
también hizo un matrimonio interesante casándose con un propietario agrícola
104

importante instalado en Acos desde la guerra del Pacífico, que buscaba acceso en el poder
local. Finalmente, se notará en esta rama exógama de la familia Oriundo, la búsqueda muy
precoz de uniones con los mestizos que vivían en el fundo de Coto: familias Jurado y
Cordova. Mediante su alianza con la familia Jurado, terminaron emparen-tándose con
José Caporal, el comerciante chino más rico del pueblo. La unión Oriundo-Cordova
permitió a los Oriundo aumentar sus propiedades en Coto.
156 A través de la sucesión de estas alianzas es posible describir la transmisión de bienes, y en
este caso particular, de las tierras de Marcahuasi; que habiendo pertenecido
originalmente a la familia Pariasca pasaron, pese a su rigurosa endogamia, a manos de los
primeros arrendatarios, otras familias legítimas en potencia, y después a las de una
reciente familia propietaria, aliada a los chinos.

Familia Mansilla: (véase esquema IV)

157 Esta familia se encuentra en situación opuesta a la de las familias Pariasca y Oriundo.
Desde 1850, estableció en el exterior alianzas interesantes. Así en 1866 José (J1) E. Mansilla
casaba con la hermana 29 de Barbarita Ureta de Obrajillo, mujer del coronel Mariano
Vargas. Indudablemente, el prestigio de esta alianza debía recaer sobre esta familia,
consolidando el poder que ya ejercía en Acos. Sin embargo, serán sólo los descendientes
de esta pareja, y no de los hermanos y hermanas, quienes concentraron posteriormente
todas las formas de poder.
158 La población de Acos no cesó de enorgullecerse de la actividad de los miembros de esta
familia ya que todos se pusieron “al servicio de la comunidad”, como autoridad comunal,
gobernador, subprefecto, inspector escolar o maestro.
159 Las alianzas que contrajeron revelan tanto dinamismo, como disponibilidad y apertura
hacia el exterior: José (J3), propietario de tierras, hijo de Anselmo (A2), casó con una
Herrera-Ramírez perteneciente a una poderosa y rica familia de agricultores y ganaderos.
Dos de las hijas de esta pareja casaron con hijos de agricultores y ganaderos que vivían en
Acay, arriba de Acos, o en el mismo pueblo (Medina y Ramos), otra se casó con un
empleado (Malpartida de Huánuco); la última prefirió a un agricultor que había dejado la
hacienda Cuyo. José tuvo también dos hijos: el primero, Pedro (P4), fue profesor,
siguiendo el ejemplo familiar, porque tíos, tías, primos y primas se habían dedicado al
magisterio desde la generación anterior. Este casó con una mujer proveniente de una
“comunidad chilena” de pequeños propietarios, situada río abajo de Acos. Su hermano
José (J5), aunque casó con una maestra de Acos, R. Huaman, siguió siendo agricultor.
105

FAMILIA MANSILLA

MAPA N° 7

160 Las tierras que habían pertenecido a esta rama tienen una extensión de 6.88 Ha. en
Caracuay y han sido repartidas más o menos equitativamente. Estas tierras son las de los
Mansilla y no parece que los hombres que se integraron a esta rama de la familia hayan
aportado un patrimonio en tierras, heredadas o adquiridas, pero sí disponían de rebaños.
161 Anselmo tuvo otro hijo, José Manuel (C6), célebre en Acos; de profesor llegó a inspector de
instrucción, siendo su mujer también maestra. Sin descendencia, sus tierras pasaron a la
rama, era aparentemente menos favorecida, nacida del segundo matrimonio de María —
106

hermana de José M.M.— con un viudo, I. Calderón, originario de Pasac. Los sobrinos de
José heredaron entonces una de las partes, casi iguales, de un terreno que formaba parte
del conjunto de Caracuay, dividido así en cuatro parcelas de 15, 17, 18 y 13 áreas.
162 Las otras dos hermanas de J.M.M. contrajeron matrimonios más interesantes: Adela casó
con un armador de Huacho, F. Nichos, llegado a Acos poco tiempo después de la Guerra
del Pacífico. Primero fue arrendatario, y antes de 1920 compró varias tierras,
convirtiéndose rápidamente en un propietario (véanse los cuadros 5 y 6). De su mujer,
tuvo una tierra en Marcahuasi, crisol de todas las familias,30 pero el resto de sus
propiedades fueron adquiridas en Acos o en el fundo de Lampián. Sus hijos, a su vez, se
aliaron a familias que ya poseían un capital mixto, es decir: tierra y rebaños o tierra y
dinero. La familia Retuerto, por ejemplo, dueña de tierras de pastoreo en Chalamaque y
Acay, en el fundo de Lampián.
163 La última hermana, también profesora, casó con el más poderoso de los miembros de la
familia Oriundo. Siguiendo el ejemplo de sus hermanos y hermanas, sus hijos se dedicaron
también al magisterio, y no obstante vivir fuera de Acos conservaron sus propiedades.
Finalmente, uno de los hijos de esta pareja casó con una Naupari, de una familia de
agricultores enriquecidos.
164 En este caso también las alianzas matrimoniales permiten conservar los bienes
adquiridos; el patrimonio crece y la transmisión no significa la parcelación de la tierra. En
el caso de las familias Pariasca o Arroyo, las mismas tierras circulaban entre las familias y
eran parceladas después de cada herencia. Incapaces de abrirse a otras alianzas, no
podían, financieramente ni gracias a la dote, adquirir nuevas tierras. Murieron por
asfixia, mientras que las más osadas, renunciando a reproducir el modelo tradicional de
alianza, “oxigenaban” la transmisión, ganaban más tierras al mismo tiempo que nuevos
aliados.
165 Más o menos hasta 1950, época en que perdían importancia la ganadería lechera y la
venta de semilla seleccionada de alfalfa, los lazos de parentesco buscados y creados entre
las familias se tradujeron, a nivel de las relaciones, en una solidaridad de intereses. El
siguiente documento lo prueba:
166 Los de Acos poseían desde tiempos inmemoriales 3,000 Has. de pastos naturales en Lomo
Largo a 2,700 m.s.n.m., comprendidas entre los linderos de Lampián. Así, aunque habían
vivido en las yungas, algunos a las familias legítimas y a sus aliados practicaban la
ganadería. Este derecho sobre Lomo Largo permitía a la comunidad arrendar a foráneos,
como O. Bringas y J. Rodríguez de San Juan, sus pastos naturales y alfalfares de yunga, en
el lugar llamado Pamparcayoc. Pero muy rápido, ante el auge de la ganadería y el éxito de
los alfalfares, Lampián, que ya no podía satisfacer a sus miembros, que solicitaban tierra y
pastos, recuperó ese derecho y entró nuevamente en posesión de sus tierras de pastoreo
temporal. Los de Acos, ante esta situación debiera suprimir los contratos con foráneos,
reservando la utilización de Pamparcayoc, para sus propios ganaderos. Es aquí que
interviene esta solidaridad de intereses entre las familias. En efecto, a partir de 1924 el
gobierno comunal, conducido por su Apoderado, debió designar cada año al arrendatario
que aprovecharía los pastos comunales de Pamparcayoc. Esta elección, que recaía en el
Apoderado, respondía al deseo de utilizar el poder así conferido para hacer aprovechar a
los parientes que, por su status o poder económico, podían a su vez devolver un servicio
equivalente, y es sobre esto que informa la siguiente lista:31
107

El compadrazgo32

167 Si la solidaridad existe entre parientes, es menos manifiesta y quizás menos fuerte entre
compadres. El compadrazgo, parentesco social que liga a los padres de un niño bautizado
con su padrino o madrina, es un lazo que no hace intervenir necesariamente la voluntad
de proteger un patrimonio, pero sí permite mantener, durante una generación, relaciones
de dominación y obtener servicios gratuitos para los padrinos.
168 ¿De qué manera las familias legítimas utilizaron este medio de presión que les representa
también la posibilidad de ascenso y apertura social, ¿Adoptaron hacia el compadrazgo la
misma actitud que hacia la alianza matrimonial? Los diferentes comportamientos
observados permitirán confirmar o matizar las estrategias que cada una había adoptado
con relación al matrimonio.

Familia Pariasca

169 Durante un primer período que termina con el siglo XIX, esta familia fue poco solicitada
para este tipo de relación. Por tal razón sólo tenía vínculos de compadrazgo con las
familias legítimas Oriundo, Arroyo y Herrera. Esta actitud reforzó aparentemente la
endogamia practicada por esta familia. Hasta 1930 los Pariasca sólo fueron solicitados
como compadres dos veces. Es así como al mismo tiempo que su política matrimonial los
limitaba que disminuía su control sobre la tierra, su poder declinaba y dejaban de
pertenecer a la clase dominante de Acos.
108

Familia Arroyo

170 En lo que concierne al compadrazgo inicialmente su situación es similar. Hasta 1897 los
Arroyo establecían lazos de compadrazgo con los Mansilla, Medina, Herrera, De la Cruz y
Ortíz, de tal manera que éste no venía sino a reforzar los lazos de parentesco: el padrino o
la madrina eran el tío, la tía o el primo-hermano del niño o de uno de los padres. Durante
este mismo período, incluso los Arroyo eran solicitados como padrinos de sus propios
parientes.
171 Entre 1897 y 1900 se produce una modificación, los Arroyo ya no llamaron a las familias
legítimas sino a ocho nuevas familias. Su elección deja entrever el deseo de aliarse a los
parientes de los mestizos chinos comerciantes (Avia-Cristóbal), a los propietarios de
alfalfares (Rodríguez-Fernández), así como a los que, como los Quiróz, impusieron su
poder de gamonales. Se podría pensar que, pese a su tradicional estrategia matrimonial,
los Arroyo están dispuestos a insertarse en una sociedad que, gracias al auge de la
ganadería y a la llegada de la carretera que la une a la costa, ha encontrado por fin la
oportunidad de integrarse a la economía de mercado. Sería concluir demasiado rápido,
pues que si en efecto los Arroyo buscan nuevos aliados a través del compadrazgo, no los
encuentran sino entre los habitantes de Acos o del fundo de Coto. El hecho de que, por
otra parte, los miembros de la familia Arroyo no sean solicitados como compadres sino
por los miembros de una familia legítima y un peón, confirma el fracaso de su tentativa.
Esto no impide que dentro de la familia, de actitud colectiva manifiestamente negativa,
dos o tres miembros continúen distinguiéndose y ejerciendo el poder.

Familia Oriundo

172 Así como la tentativa de los Arroyo estaba destinada al fracaso por no haber estado
respaldada por una política matrimonial de “apertura”, la familia Oriundo, consolidada
por sus alianzas, consiguió mantener el poder.
173 Entre 1850 y 1926, se registraron en ella cuarentitrés bautizos. Sólo cuatro veces en 70
años un tío o tía paterna fueron elegidos como padrino o madrina; otros 18 niños fueron
bautizados también por parientes sin que signifique un repliegue de la familia sobre sí
misma, ya que esos compadres habían sido anteriormente escogidos —gracias al
matrimonio— entre los forasteros a la comunidad y en su mayoría entre los forasteros
poderosos. En ese caso, el compadrazgo, dentro de la familia tuvo como finalidad reforzar
las nuevas alianzas matrimoniales. Así modificaron su concepto de la familia legítima.
Hubo todavía otros 22 bautizos, en los que la mayoría de los compadres provenían de
familias económicamente importantes de Lampián, Acos, u otros lugares. Entre éstas
figuran las familias Sandoval, De la Cruz, Gutiérrez y Monroy de Lampián, los italianos
Luicci, Lembi y Legarda y el comerciante chino Sánchez. Las antiguas familias satélites
Torres, Blas o Medina, no fueron dejadas de lado. Sin embargo, se fueron apartando
progresivamente de las alianzas matrimoniales con las familias legítimas, a fin de buscar
fuera de la comunidad la ocasión de afirmarse económica y políticamente.
174 Por su lado, la familia Oriundo Continuó apadrinando bautizos. Sin ser un fracaso para
esta familia legítima, se comprueba una vez más que de los 13 compadres mencionados, 9
son parientes. Ahora bien, estos últimos pertenecen a familias de igual importancia —
Jurado, Mansilla, Zárate— ya unidas por matrimonio a la familia Oriundo. Lo positivo es
que cualquiera sea el sexo del Oriundo, de la pareja que se forma, es que la elección del
109

compadre recayera en la propia familia Oriundo. Cabe señalar, finalmente, la predilección


de alianza con los Mansilla, familia que por entonces acumulaba todos los poderes. En lo
que, corresponde al compadrazgo, los Oriundo les solicitaron más de cinco veces para
apadrinar a sus hijos. En cuanto al matrimonio, su deseo de aliarse a la familia
políticamente más importante de Acos y quizás también de Lampián, se concretó en 1916
con el matrimonio de Jacinto Oriundo, rico propietario, con la profesora Teodomira
Mansilla A.

Familia Mansilla

175 Aunque cada año ganaba más poder político, esta familia no se encuentra entre la de
mayores propietarios de tierras, en lo que la aventaja la familia Oriundo. La
complementariedad de ventajas puede haber sido causa de la búsqueda de alianzas
privilegiadas entre ambas familias.
176 En la familia Mansilla la apertura se confirma en la elección de compadres. Los hay
italianos, comerciantes costeños, agricultores, ganaderos, en resumen, una elección en la
que los foráneos son más numerosos que los parientes. Este rasgo es peculiar de la familia
Mansilla y evidencia su rol social y la división existente entre ella y demás familias
legítimas. Entre otras manifestaciones, esta división se traduce, respecto a las alianzas, de
la siguiente manera:
1. Por el matrimonio, en 1920,33 de Manuel María Mansilla Anardo con Dorila Murga Hidalgo,
ambos profesores, celebrado en Acos por el Arzobispo de Lima, Emilio Lisson, cuando fue a
inaugurar el Seminario de Huayopampa. Imaginamos la significación y peso social de tal
sacramento en una comunidad que ni siquiera es capital de distrito. Los testigos fueron un
miembro de la familia y un sargento de la Guardia Civil.
2. El nacimiento y el bautizo, en 1921, del hijo de esta pareja que permitió a la familia Mansilla,
la oportunidad de ampliar aún más sus alianzas, pues solicitaron al Subprefecto de Canta,
Luis Augusto Bedoya, natural de Tarma, que fuera padrino del niño.

177 Al mismo tiempo que los matrimonios permitían a la familia Mansilla afirmar su poder
local económico y sociopolítico, a través del compadrazgo entraron en relación con el
poder extra-local: Iglesia, educación, policía y gobierno. Fue la única de las familias
legítimas en la que se dio este cambio en un periodo tan corto, es decir entre 1900 y 1920.
No obstante esta ventaja, cabe preguntarse si estaba realmente preparada para integrarse
a una economía de mercado que se introducía en la comunidad y modificaba las
estructuras sociales? Parece que no. Al contrario, utilizó sus recursos agrícolas y
relaciones sociales para que miembros de la familia llegaran a ser profesores,
funcionarios, “altos empleados”, en número mucho mayor que quienes permanecieron
como agricultores o ganaderos. Sus miembros, rápidamente, aún manteniéndose fieles al
origen familiar y a la comunidad, debieron abandonar Acos para ejercer fuera actividades
más lucrativas. Si por su comportamiento social y político fueron los agentes de esta
penetración de la economía de mercado en Acos, económicamente no fueron los
principales beneficiarios. La familia Oriundo, cuyo principal interés siguió siendo la
tierra, a la que permanecieron ligados mucho tiempo, supo aprovechar mejor las
oportunidades que se presentaban. Con sus aliados comerciantes, fue el elemento
dinámico de este nuevo auge.
110

3. Posesión de la tierra y poder comunal


178 En efecto, como se ha visto anteriormente a través de los diversos documentos, posesión
de la tierra y poder comunal van casi siempre juntos. Aunque resulte difícil dilucidar en el
tiempo, el interés de las familias legítimas por el poder comunal fue más vivo en algunos
periodos que en otros. Hasta 1940 este interés fue tan fuerte que se hablará de
“identificación de familias legítimas con poder comunal”.

1° Identificación de familias legítimas con poder comunal

179 Gracias al poder derivado de la presión de la tierra, sólo cinco familias legítimas con sus
aliados próximos compartieron el poder desde principios de siglo hasta aproximadamente
1940. Entre éstas no figuran las familias León, Huamán ni Pariasca, cuyos últimos
miembros dirigentes fueron Juan Pariasca en 1896 y Ramón Pariasca en 1933. Por turno
entonces, desde 1900, las familias Arroyo, Oriundo y Mansilla, con las familias Herrera y
Jurado en su torno tuvieron las riendas del poder comunal. En 72 años, el gobierno
comunal34 fue ejercido durante 47 años por los miembros de estas familias; según se
aprecia en el siguiente cuadro.

a. Primer período

180 El periodo que precede a 1920 presenta varias facetas interesantes. Primero, a nivel
nacional, marca el fin de la “República aristocrática”, así como el auge del capitalismo
internacional, y porque el segundo gobierno de Leguía otorgó personalidad jurídica a las
comunidades. A nivel comunal las familias legítimas acaparan el poder local.
181 En este periodo las autoridades deberían haber sido elegidas. Sin embargo, al igual que en
muchas otras comunidades35 los cargos aparecen como hereditarios de las familias
legítimas. En Acos las familias Oriundo y Mansilla lo dominaron particularmente.
111

— Brígido Oriundo

182 Dos veces Presidente de la comunidad, B. Oriundo es más que una simple autoridad pues a
ésta se une su poder económico.
183 Propietario de tierras, B. Oriundo posee con M. Pariasca gran parte de las tierras de
Marcahuasi y es él quien, a fines del siglo pasado, obtuvo para el “común del pueblo” el
trabajo de temporada en la hacienda a fin de complementar la economía comunal.
Posteriormente, es quien reglamenta el sistema de riego para las nuevas tierras ganadas
con la toma de Limoncillo. Al promulgarse la Constitución de 1921, como leguiísta, asume
nuevamente la conducción de la comunidad, cargo que cumple con eficacia, aunque sin
perder de vista los intereses familiares. Finalmente, el poder indirecto que siempre
ejerció resultaba, además de sus préstamos en dinero a la comunidad.

—Ignacio Calderón

184 Fue un ganadero originario de Pasac que se instaló en Acos a fines del siglo XIX. Fue el
aliado privilegiado de la familia Mansilla. Casó en primeras nupcias con la cuñada de
Anselmo Mansilla. Al enviudar casó con la hija de A. Mansilla, es decir con su sobrina
política, con lo que consolidó su posición.

ESQUEMA N°5. Genealogías y cargos políticos

185 Este “vecino” de Acos pasó todos los cargos religiosos y, apoyado por sus parientes
políticos, obtuvo rápidamente la confianza de los notables, sobre los que se impuso. En
1904 fue nombrado Inspector de la comunidad. Convertido en notable, su función fue más
económico que política, mientras que sus parientes políticos estaban particularmente
acaparados por la actividad política. Entonces, su acción consistió en apoyarla. No
112

obstante sus alianzas familiares y ser propietario de tierras, jamás pudo concentrar una
gran posesión, aunque sus hijos, al igual que los de un primer matrimonio de su segunda
mujer, fueron dotados con tierras por la pareja pariente Mansilla-Murga que no tuvo
hijos. Su nieto, pese a tener problemas para afirmarse como propietario de tierras, siguió
el ejemplo de los Mansilla, interesándose más en el gobierno municipal que comunal,
dando pruebas de una gran ambición de poder.

—Cirilo Naupari Oriundo

186 Lo que Ignacio Calderón representó para la familia Mansilla, lo fue Cirilo Naupari para la
familia Oriundo, aunque con mayor ventaja.
187 Su padre y su tío, originarios de Huaroquín, llegaron como arrendatarios al finalizar la
Guerra del Pacífico. Aprovechando su status privilegiado y la relación de fuerzas
existentes en la época, su padre se alió con los Oriundo. Gracias a esta alianza y a sagaces
compras de tierra —lo que no consiguió realizar I. Calderón llegado más tarde y en otras
condiciones— se convirtió con las familias Pariasca, Mansilla y su aliado C. Ruiz en
propietario de tierras en Marcahuasi. Cirilo, contemporáneo de Ignacio Calderón, de su
padre heredó tierras y poder.
188 Autoridad de Acos en dos oportunidades, favoreció a sus allegados, los Oriundo,
oponiéndose a veces pero aliándose siempre a las familias Mansilla y Calderón.
189 Económicamente Cirilo Naupari tuvo más peso que I. Calderón, que se mantuvo como
ganadero y arrendatario. Adquirió tierras y buscó arriendos ya que se dedicó tanto a la
agricultura como a la ganadería y sus hatos pastaban en Acos, Lampián o Canchapilca. Se
distinguió también por su segundo matrimonio con una injerta natural de Huascoy, cuyo
tío y abuelo chinos, Lei Ko, fueron notables personalidades políticas y económicas.
Aunque no se le conocen “obras sociales” se le tuvo como hombre progresista y de
porvenir.

—Juan Mansilla Arroyo

190 En 1908, siendo autoridad comunal, es que algunas tierras de Carbón Monte y Marcahuasi,
pertenecientes a Acos pero situadas en la otra orilla del río Chancay, se vendieron a las
comunidades sobre cuyos territorios se encontraban. Carbón Monte fue así vendido a
Pampas y Marcahuasi a San Juan, todo por “50 libras oro sellado”. Esta fuerte suma
constituyó un fondo comunal de préstamo. El primero en aprovechar de préstamos
excepcionales fue justamente el marido de su sobrina y antiguo Inspector, Ignacio
Calderón.36 Perteneciente a una familia de administradores y maestros, es con su impulso
que, en 1908, se comenzó a construir el local escolar.
191 A diferencia de la familia Oriundo, para quienes el poder comunal representaba el sumum
de su poder, la familia Mansilla, se interesó mucho menos por éste, manifestando más
entusiasmo por los cargos de alcalde y gobernador, que monopolizaban desde por lo
menos 1887 y que hacían de ellos representantes del Estado en la sociedad indígena local.

—Froilán Jurado

192 Es una figura célebre y pintoresca de Acos. Perteneciente a una familia antigua, que se
decía originaria de Coto, instalada en los fundos desde el siglo XIX por lo menos, aparece
como un importante propietario de tierras y ganado. Su actividad la dedicó
113

principalmente a acaparar, mediante arriendo o apropiación, las tierras de pastoreo,


principalmente las comunales de Lomo Largo y Pamparcayoc. Enriquecido con la venta de
los vacunos y ovinos que poseía, fue el “banquero de la comunidad”. Esto hizo de él un
hombre poderoso, que lo llevó a ser Alcalde y luego Gobernador, siendo muy atacado por
los medios que se valía. Se enfrentó especialmente a la familia Herrera.

—Hermenegildo Arroyo Blas

193 El papel que tenía, o que buscaba, H. Arroyo en la comunidad fue muy discutido por los
acosinos, que no cesaron de reclamarlo después de haberlo despedido.
194 En 1915, aparecía como “conservador”; quizás buscaba proteger a la comunidad contra
ella misma o más bien contra los recién llegados, aliados de los Mansilla, Oriundo o
Jurado, de familia legítima como él, con las que había roto las tradicionales relaciones de
alianza. En efecto, atacándolos se opuso a la tendencia de los nuevos miembros,
emparentados a las familias legítimas, de acaparar el usufructo de los derechos de los
bienes comunales, y de apropiarse de los recursos de la comunidad sin que, al tratarse de
compadres, éstos se hubieran integrado totalmente a la comunidad.
195 Durante su primer mandato, en 1915, exigía:
“Que los crianderos que gozan del beneficio de los pastos temporales de las lomas
de Lomo Largo, jurisdicción de este pueblo, quedan obligados a pasar el cargo de la
mayordomía de la Iglesia de esta localidad como es de costumbre por gozar estos de
los trabajos de faenas de todos los comuneros... Que las personas que se excusare a
recibir dicho cargo sera multado con cinquenta soles plata en su defecto se le
cobrara los arriendos de los pastos de las lomas indicadas para los fondos de este
pueblo fijando su precio un sol por cabeza”37
196 Esta disposición de H. Arroyo, pretextando el mantenimiento de una costumbre que sólo
permitía el acceso a los pastizales comunales a quienes habían pasado el cargo de
mayordomo, atacaba directamente a los intrusos, los residentes, los aliados por
matrimonio o compadrazgo de los Mansilla u Oriundo. En realidad, esta reacción que
parece defender la integridad de la comunidad frente a los usurpadores, tenía por
finalidad principal mantener las condiciones que reservaban el acceso a dichos pastizales
a los miembros de un grupo social muy limitado. Con esta selección, basada en el dinero y
el poder, H. Arroyo no defendía a los comuñeros de Acos sino a los dirigentes
tradicionales que representaba como miembro de familia legítima. En esta acción fue
apoyado por su primo F. Jurado quien, como comunero, miembro de familia legítima y
ganadero importante, no podía sino aprobar esta actitud destinada a apartar a los
ganaderos forasteros o simplemente aliados. Por el contrario, encontró una fuerte
oposición de familias legítimas, como los Mansilla u Oriundo, quienes, después de haber
establecido alianzas no tradicionales, deseaban introducir a sus nuevos parientes y
aliados ganaderos a este limitado grupo de privilegiados. La reacción fue tan viva y la
presión tan fuerte que debió anularse la decisión y tachar el texto, agregándose: “No vale.
Sin valor por abuso del Síndico”. Esta actitud le significó numerosas enemistades que le
costaron, cuando aún era responsable de la comunidad, ser destituido, juzgado y luego
indultado por los servicios prestados anteriormente, sin que se mencionara en el libro
comunal lo que se le reprochaba. Pese a esto, o quizás a causa de este episodio, fue
llamado nuevamente en 1924, cuando se trató de aplicar la política leguiísta que, entre
otras cosas, prohibía a las comunidades recientemente reconocidas arrendar sus pastos o
tierras a forasteros.
114

197 Ricos propietarios de tierras por herencia o por adquisición, las autoridades comunales
anteriores a 1920 favorecieron en su propio interés la penetración de la economía de
mercado, que se tradujo en el auge de la ganadería, con la consiguiente “protección” de
los pastos comunales, intensificación de intercambios con la costa y, finalmente,
desarrollo de una clase de asalariados agrícolas originarios de Acos y de comunidades del
valle alto, esto acompañado de una escasez de tierras sometidas a compra-venta o
arriendo, así como de una intensificación en el cultivo.
198 Estos personajes, para las que se ha precisado algunas de las actividades que
contribuyeron, durante los primeros veinte años de este siglo al desarrollo de Acos,
responden a la descripción que hace Piel de las autoridades comunales peruanas de
entonces:
“en numerosas comunidades, un grupo limitado de familias indígenas ricas —
reivindicando una ascendencia colonial o precolombina en algunos casos— sirvió de
intermediano bilingüe entre el gobierno o los hacendados republicanos, por una
parte, y su comunidad por la otra. No ya responsables de la mita o del tributo
colonial sino de su forma modernizada —faenas o repúblicas (trabajo oficial) y
contribución indígena—, negociaron los intereses comunitarios de su grupo frente
al Estado, a la justicia, a los empresarios deseosos de reclutar mano de obra —
hacendados, enganchadores, ingenieros de minas o de obras públicas. (...)
El resultado es que, combinada a las leyes de mercado que alteraron la igualdad
entre pequeños propietarios de las comunidades indígenas en el siglo XIX esta
situación reconstruye en las comunidades una estructura neo-colonial. En lo más
alto de la pirámide social comunal, dos o tres familias de nuevos caciques
republicanos disponen del poder político interno, basado en su capacidad de
negociación con la cultura y la sociedad blanca dominante. En medio de esta
pirámide, se encontraban los usufructuarios parcelarios que conservaban el
beneficio de los decretos de Bolívar bajo la forma de posesión de parcelas y ganado
en cantidad suficiente para vivir holgadamente con su familia. En la base de la
pirámide, los usufructuarios parcelarios empobrecidos por las malas cosechas, la
mala suerte o la falta de dinero, a quienes los recursos disminuidos no les alcanzaba
para sustentarse, obligándolos a prestar servicios al cacique o a los empresarios
blancos vecinos. Finalmente, debajo de esta pirámide, quienes nada poseen al
finalizar un proceso de proletarización secular, desde la Independencia, o por ser
extraños a la comunidad, que los tolera aunque privándolos de los derechos de los
originarios” (Piel 1973: 570-571).
199 Es este mismo grupo de poderosos, procedentes de las familias legítimas de Acos y de sus
aliados que, adaptándose admirablemente a lo dispuesto por la nueva Constitución sobre
las comunidades, continuó gobernando el pueblo.

b. Segundo período: 1920-1940

200 Durante estos dos decenios, de los dieciocho años de los que conocemos las autoridades,
diecisiete fueron acaparados por las familias legítimas y sus aliados. Solamente un año,
1922, fue concedido a un representante de la colonia china, Germán Espinoza. Concesión
que se explicaría por el deseo de los propietarios de tierras de conciliar el poderío
comercial que tenía este grupo, pero quizás también con el fin de probar la capacidad de
apertura y civilidad del pueblo, oponiéndose así abiertamente a la comunidad de San
Juan, donde dos años antes, un rico agricultor y comerciante (un poco usurero también),
Enrique Estrada, hijo del chino Lei-Ko, fue asesinado y parte de su cuerpo “comido”
ritualmente por los comuneros responsables de este acto38 Aparte de esta concesión
115

interesada y pacificadora, el poder quedó en manos de los mismos comuneros que lo


habían ejercido durante el periodo anterior, o bien fue transmitido a sus hijos.
201 Pese a lo que podría parecer una continuidad uniforme, es entre 1920 y 1940 que para la
comunidad tuvieron lugar los cambios más importantes:
• La construcción y posterior llegada de la carretera que une Acos a la costa fue uno de los
principales. Una de las primeras medidas dictadas durante el gobierno de Leguía fue la
conscripción vial, trabajo obligatorio para la construcción de carreteras, impuesto por el
Estado, con el fin de comunicar la sierra con la costa, creando nuevas vías de comunicación
para facilitar y estimular los intercambios económicos entre estas dos regiones naturales tan
profundamente opuestas y aisladas. En el caso del valle de Chancay, este proyecto fue
apoyado por los poderosos hacendados Salvador S. del Solar y Umberto Piaggio, propietarios
de las haciendas de Esquivel y Cuyo. Inmediatamente los dirigentes de Acos, apoyados por
los comerciantes chinos, hicieron valer la posición privilegiada del pueblo, presente y
pasada, como “tambo” situado a medio camino entre las minas de Santander —donde debía
terminar la carretera— y la costa, para exigir que pasara por el pueblo. Esta reivindicación
obligaba a que la carretera siguiera por el fondo del valle, subiendo progresivamente hacia
Vi-chaycocha, en la cabecera del valle, sin pasar por las comunidades de vertiente, que
quedaban aisladas. Buscando desesperadamente contrariar tales planes, las comunidades de
Lampián, Carac y Coto reclamaron entonces que a partir de la quebrada de Huataya la
carretera comenzara inmediatamente el ascenso hacia dichas comunidades, sin pasar por
Acos. No obstante el peso numérico y político de éstas, Acos ganó la causa porque a los ojos
de los hacendados el proyecto de esas comunidades era difícil de realizar y poco rentable, y
porque Acos era un lugar de mercado importante para los ganaderos y agricultores del valle
y que sus autoridades, que habían conseguido movilizar a la población, apoyaban
políticamente a los mismos hacendados de la costa. 39 Después de numerosas dificultades,
esta carretera llegó finalmente a Acos en 1931. Los trabajos quedaron paralizados. Leguía
acababa de ser derrocado40 y el Perú, como otras muchas naciones, sufría a su vez el choque
de la crisis de 1929. Por tal razón, durante casi veinte años, hasta que se retomó el proyecto
carretero, Acos fue el último pueblo del valle hasta el que podía llegarse por carretera. Se
comprenderá mejor la importancia que representó entonces como mercado, y punto de
partida y llegada41 de las comunidades indígenas que mantenían su aislamiento.
• Localmente, la comunidad de Acos sintió también los efectos de la crisis de 1930, aunque
resultó poco afectada y hasta sacó alguna ventaja de esta situación. De las regiones mineras
y comunidades del valle alto descendían hombres buscando emplearse como pastores o
braceros. Las autoridades, los propietarios de tierras y los ganaderos no podían sino
alegrarse de su llegada, disponiendo así de una mano de obra barata que venía a reemplazar
a una población acosina que, desde hacía algunos años, tendía a disminuir a causa de
epidemias y por la migración hacia la costa de parte de su población joven, que no conseguía
tener acceso a la tierra. En efecto, los miembros de las familias legítimas y sus aliados
gamonales y negociantes en reses que continuaron acaparando la propiedad o el arriendo de
las mejores y más vastas tierras se encontraron, frente a la penetración de la economía de
mercado, en condiciones de adaptación y beneficio netamente más favorables que las de los
pequeños, medianos y nuevos comuneros pobres, mantenidos por esas mismas autoridades
en una dependencia que los obligó a arrendar o deshacerse de sus pequeñas parcelas y a
migrar en busca de trabajo. Lo limitado de las tierras de que disponían para continuar con
una economía basada entonces en la comercialización del maíz morocho y morado, 42
semillas de alfalfa, productos lácteos y ganado, no les era suficiente. Poseyendo algunos
animales pero poca tierra, no podían aumentar su ganado, ya que casi nunca disponían de
116

los medios financieros ni la posibilidad —las familias legítimas se lo impedían— de acceder a


los arriendos de pastos temporales ni alfalfares.
202 En este contexto, sólo el control de la tierra o la posibilidad de poseerla o arrendarla en
extensión suficiente permitía participar en el desarrollo económico del pueblo. Para
paliar esta pauperización del común del pueblo, de hecho poco favorable para el
florecimiento del comercio, hasta aproximadamente 1930 la comunidad puso en venta
algunas parcelas. Pequeñas pero valiosas, estas tierras fueron adquiridas sólo por los hijos
de familias legítimas y de gamonales (T. Arroyo, A. Nichos, T. Quiroz, C. Arroyo, I.
Torres...) ayudándoles a esperar la herencia familiar. En nuestro conocimiento, ningún
comunero pobre o mediano tuvo esta posibilidad.
203 Como peones agrícolas, pero buscando mejores salarios y no deseando ser asimilados a los
numerosos “serranos” que trabajaban entonces en las haciendas de la costa, continuó la
migración de algunos jóvenes. Con esto se amplió la brecha que separaba a quienes tenían
la tierra y el poder, con quienes ocupaban la base de la pirámide comunal, tal como la
describe J. Piel. Esta situación habría podido, como en la comunidad-madre de Lampián
donde se desarrolló un proceso similar, terminar en un conflicto abierto, 43 pero en Acos
no ocurrió. Evidentemente los comuneros estaban aún, poco politizados y en todo caso
poco proclives a las ideas apristas.
204 — Otros episodios ocurridos en este período fueron las dos epidemias que asolaron Acos y
los fundos, en 1926 y 1933. La primera, una peste bubónica particularmente grave,
provocó la muerte de numerosos habitantes. En 1929, como comuneros en Acos sólo había
58 jefes de familia, 18 viudas y 25 varones jóvenes.44 Habían desaparecidos más de 23
personas, cuya muerte fue legalmente registrada. La descripción que se hace aquí muestra
hasta qué punto la economía, en pleno auge, pudo ser bruscamente paralizada en esos
fundos aún muy insalubres:
“En 192345 se desató una peste, la bubónica (tumores en todo el cuerpo), comenzó en
el fundo Raure, frente a Chincho, en su propietaria María Herrera quien así enferma
pudo llegar a Lampián en busca de sus familiares y contagió a mucha gente, a ella le
enterraron viva por que no había medicina; se propagó el contagio que sólo en
Lampián murieron 60 personas, en Acos 23; había un curandero que los atendía
Juan Oriundo, algunos se salvaban.
En Huayopampa, entre chicos y grandes, murieron 30 personas que tuvieron que
emigrar al pueblo más alto llamado San Agustin porque Huayopampa tambien era
solo el maizal de San Agustin.
El calor y la proliferación de ratas a causa del mais trajeron como consecuencia esta
plaga que llevó mucha gente a la tumba. Duró 7 meses, controlado por un sanitario
Valdivieso. Este señor mando quemar muchas casas aveces con todos sus moradores
dentro y algunos familiares en represalia le quitaron las orejas.
Muchos enfermos caían en las calles, en los campos, otros escapaban atormentados
por la fiebre a las orillas de los ríos, allí morían y algunos todavía sobreviven hasta
hoy ya viejitos sin haber usado medicinas...”46
205 Las consecuencias de esta peste fueron las siguientes: liberaron un poco de tierras y
ganado, permitiendo a algunos comuneros quedarse en el pueblo. Como estas sucesiones
fueron poco importantes, resultaron insuficientes para retener a una población joven
dispuesta a trabajar en la costa.
206 A estas defunciones y migraciones se agregan la migración de los hijos de familias
legítimas, aliados y gamonales, a quienes se enviaba a proseguir sus estudios en la costa.
117

207 La otra consecuencia fue el peligroso vacío que quedó en este período, cuando Acos se
batía por conseguir que la carretera “bienhechora y salvadora” pasara por el pueblo. Al
no ser entonces capital de distrito, ni estar reconocida como comunidad, su mayor
argumento era su peso político, el mismo que dependía mucho de su volumen
demográfico. La disminución de la población en 1926, si no se reaccionaba a tiempo, podía
privar a las autoridades y familias legítimas de su apoyo y podía mellar el dinamismo de la
actividad comercial de Acos. Por tal razón, en 1927, la comunidad decretaba:
“contemplando la urgencia de aglomerar en este pueblo el mayor número de
ciudadanos útiles laboriosos y honrados se ha acordado cederles un trozo de
terreno a favor de los señores...”47
208 Es así como, a partir de 1930, se vio con agrado la llegada de los serranos y también el
retorno de algunos comuneros que regresaban debido a la crisis que también afectaba las
actividades de la costa. Nuevamente fue difícil encontrar un trozo de tierra para comprar
o arrendar, ya que el control lo habían mantenido las familias legítimas y sus aliados. El
mercado de tierras se paralizó una vez más y se multiplicaron los conflictos, usurpaciones
y robos de tierras.48
209 Enfrentando situaciones cada vez más difíciles, los propietarios de tierras aliados a los
comerciantes mantuvieron el control del pueblo. Nunca, como en Lampián, Pacaraos o
hasta en Huayopampa, su poder se vio realmente discutido en este periodo. Las crisis
comunales fueron ahogadas por la amplitud de la crisis nacional o por sucesos locales tan
graves como las epidemias. En este contexto, las autoridades acumularon sus mandatos,
algunos llegando por tercera vez al poder, mientras que otros eran reemplazados por sus
hijos.
210 Es sobre estos últimos que es necesario un comentario para ilustrar la interrelación entre
familias legítimas y aliados y el poder comunal en este segundo periodo:

—Felipe Nichos, esposo de Adela Maiisiila

211 F. Nichos poseía gran cantidad de tierras que, actualmente repartidas entre tres
herederos, cubren más de 10 Hás. Adquiridas antes y después de 1920, su propietario las
dedicó al cultivo de alfalfa, para semillas y forraje. Al tener pocos animales, las alquilaba a
sus parientes, pero también a los ricos negociantes en reses de paso por Acos. Como
autoridad, fue de los que tomaron rápidamente conciencia de la importancia de la
construcción de la carretera y de su paso por Acos. Es con este fin que alentó el
establecimiento en el pueblo de nuevos comerciantes y comuneros y que buscó —en estos
términos— fijar una población cada vez mayor:
“es necesario protejer la agricultura y ayudar a los ciudadanos anexiadados (sic) a
este pueblo. Acordaron repartir los terrenos regados por la toma baja de Cancha-
pilca cediendo a cada comunero entrante sesenta “varas castellanas” aumentando
este numero en las condiciones del terreno”.49
212 Así como al exigir el paso de la carretera por Acos, F. Nichos defendía los intereses de su
clase antes que los de los comuneros, igualmente podía permitirse ofrecer terrenos
comunales cada vez menos importantes a los “futuros colonos” y a los nuevos comuneros,
cuando muchos de ellos no poseían más de una o dos pequeñas parcelas (entre 5 y 30
áreas cada una). En realidad, ninguno de esos marginales a los que F. Nichos hizo alusión
se benefició con esta decisión; al contrario, cinco hijos de grandes familias 50
a6provecharon para recibir tierras trasmisibles que agregaron a su herencia y que
contribuyeron a reforzar el poder de esas familias. Así, F. Nichos, aliado de los Mansilla,
118

llevó muy bien el juego de las familias legítimas y, siempre defendiendo sus propios
intereses, se hizo el portavoz de una política paternalista e indigenista, tal como la venía
practicando las denominadas familias blancas de Acos.
213 Las dos familias que dominaron la vida política de Acos, tuvieron, respectivamente, entre
sus aliados a un fiel representante: F. Nichos defendió los intereses de los Mansilla
mientras que M, Quiroz Oriundo, hijo de gamonal, defendió los de su familia materna.
214 Cuatro veces ejerció el cargo más alto de la comunidad, y durante años fue su personero.
Blanco, aliado con mestizos poderosos, él también propietario de tierras antes que
ganadero, favoreció a sus aliados y parientes ganaderos. Sin embargo su vocación era
otra: gran parte del capital sacado de la explotación o arriendo de sus tierras, lo invirtió
en la educación de sus hijos que, a semejanza de los de la familia Mansilla, se orientaron al
magisterio.
215 F. Nichos que no era comerciante ni agricultor, sino básicamente un político local, utilizó
la tierra como trampolín social, encontrando en su renta los medios financieros para
responder a todos los cargos voluntarios de prestigio — personero, fundador de sociedad,
mecenas— que buscaba. Aunque no fuera de familia legítima sino por la alianza, se insertó
en la de los Mansilla y Oriundo, con su progresismo impuso fácilmente su fuerte
personalidad a los acosinos.
216 Esta relación entre propietarios de tierras de familias legítimas y poder comunal aparece
nuevamente en el siguiente ejemplo:

— M.M. Mansilla

217 Al haber acumulado todas las formas de poder: síndico, apoderado, alcalde, sub-prefecto
de región e inspector de educación consideraba haberse entregado íntegramente al
pueblo de Acos, al que siempre sirvió, especialmente en el campo de la educación.
218 En 1958, después de varios conflictos con Lampián, entonces carente de poder, Acos fue
elevado a la categoría de capital de distrito. En tal ocasión, las autoridades decidieron dar
a la avenida principal el nombre de M.M. Mansilla, haciendo de él este panegírico:
“La trayectoria de su vida, bien valdría que las generaciones venideras la supiesen,
pues es llena de actividades de sacrificio, hombre de bien, dotado de una gran
inteligencia, siempre al servicio de las masas ciudadanas. Ha destacado en muchas
actividades y las que más ha absorbido su mente ha sido el desempeño de la labor
decente. Como autoridad laboró por su pueblo natal y por este sector de Canta
primero y luego como inspector y sub-prefecto de la provincia local” 51

2° La comunidad al servicio de los propietarios de tierras de familias


legítimas y de sus aliados.

219 Los retratos bosquejados de algunas de estas autoridades, así como las “obras” realizadas
a nivel comunal, dejarían suponer que la función de las familias legítimas y sus aliados
habría sido siempre servir a la comunidad, sin la que no existirían. Seguramente, como en
muchas comunidades de esta época, estas familias habían trabajado siempre
enfrentándose a fuerzas externas, en el caso de Acos, frente a Lampián y a los forasteros
usurpadores de tierras, para mantener la integridad territorial de la comunidad. Pese a su
individualismo continuaron defendiendo el tradicional derecho comunal. Pero este
comportamiento es sólo un aspecto y justificación del poder de estas familias y traduce la
119

necesidad de las familias legítimas de utilizar el marco comunal y su poder para defender
en primer lugar sus propios intereses. La comunidad se considera sólo en la medida en
que está al servicio de los propietarios de tierras de familias legítimas y sus aliados.
220 A través de los archivos comunales y diversos documentos resulta más fácil conocer
cuáles fueron las realizaciones de tal o cual autoridad en bien de la colectividad, que
averiguar de qué medios se valieron para favorecer sus proyectos y servir sus intereses.
221 Se analizarán “obras” comunales más importantes a fin de destacar quién, la comunidad o
las familias legítimas y sus aliados, obtuvo más provecho.

a. Las cuotas52

222 En 1898 las autoridades comunales presididas por Brígido Oriundo empezaron la
refacción de la iglesia. A diferencia de otras veces, la contribución exigida no fue en faena,
como era costumbre, sino en bolsas de yeso que los comuneros y residentes debieron
proporcionar a la comunidad. Esta donación, llamada asi a veces, suponía una compra
previa de parte de los contribuyentes, es decir un ingreso en efectivo importante como
para que una parte pudiera destinarse a este gasto. Debido a la desigualdad de ingresos de
los diferentes estratos sociales, de fines de siglo, la contribución se repartió así:
“A los de faena entera sufragaran con 20 arrobas, los de media faena con 10 arrobas
y los señores habitantes con 5 arrobas de yeso”.53
223 Sigue la lista de los interesados, con esta advertencia:
“El que no cumpliese se obliga a pagar dos soles plata por cada arroba”.
224 Para este cumplimiento hipotecaron sus bienes habidos y por haber. Quienes soportaron
el peso de esta imposición eran los que debían cumplir “faenas enteras”. Con este criterio
este tributo, que era el más elevado, recayó sobre los comuneros medianos y pobres ya
que, por lo menos desde 1895, la mayoría de los miembros de las familias legítimas había
tenido la posibilidad de comprar a la comunidad su parte de faena y, en el caso de que el
pago fuera demasiado elevado, preferían vender alguna de sus parcelas antes que asumir
la carga y presencia física en los trabajos al igual que un comunero pobre. El siguiente
ejemplo data de 1895:
“En continentemente nos hemos reunidos todos los mayores y menores en el
cabildo de costumbre. Por consiguiente se le llamó a Doña M. Oriundo y se le obligó
que pagase en soles de plata la suma de 20 como a otros se le ha pencionado (sic) en
lugar de prestar sus servicios como faenero o representante por dicha pensión” 54
225 En el caso de otro comunero, M. Pariasca:
“... dijo que se comprometía a sostener la media faena que por su parte le
correspondia segun las pensiones o costumbres en el pueblo, bajo la condición que
al desviarse de dicha obligación sera responsable de abonar la suma de 40 soles de
plata”55
226 Además del interés de estos textos al indicar que desde esa época la faena podía también
valorarse en dinero, muestran la desigual distribución tributaria. No cabe suponer que los
comuneros medianamente acomodados y, con mayor razón, los pobres pudieran disponer
del efectivo suficiente para comprar su cargo, ni siquiera en parte. En efecto, sólo los
miembros de las familias legítimas y sus aliados —a menudo residentes antes de ser
comuneros— pudieron permitirse tal compra y quedar dispensados de una imposición
cada vez más pesada.
120

227 Establecida la participación desigual de los comuneros, ¿puede considerarse la


reconstrucción de la iglesia como una obra comunal? Es dudoso, sobre todo porque la
comunidad utilizará además “las entradas del comun del pueblo, dados en trabajos
personales hechos en diferentes personas, aun también haberlo hecho en la hacienda
Cuyo”,56 y que al año siguiente confió el trabajo a un albañil foráneo (P. Alberto). Los
comuneros quienes mayormente soportaron el peso de esta empresa son los peones
eventuales de las haciendas, que no podían comprar sus cargos. En este csao, que data de
fines del siglo XIX, los proyectos comunales no representaban la expresión de una
voluntad común. El prestigio de la obra realizada correspondía a las familias legítimas.
228 La comunidad quedaba al servicio de los propietarios de tierras de familias legítimas al
imponer una política basada en la explotación de una desigualdad de recursos, dirigida al
despojo de los comuneros más pobres, obligándolos a vender su fuerza de trabajo o a
deshacerse de sus tierras en el caso que no pudieran cubrir la cuota.

b. Caja comunal de préstamo

229 En este caso la comunidad “se convierte en un testaferro al servicio de los más ricos”
(Celestino 1976: 165), es decir, de los propietarios de tierras de familias legítimas. En 1907,
L. Arroyo movilizó a la comunidad para defender las antiguas tierras de Marcahuasi,
entonces en poder de las familias legítimas y pretendidas por las comunidades de Pampas
y San Juan.
230 Nuevamente se utiliza el sistema de cuotas para permitir al inspector y al personero
entablar un juicio, especialmente contra Pampas. La decisión se tomó en los siguientes
términos:
“teniendo en consideración...
que nos comprometemos a sostener el juicio que recientemente nos ha iniciado la
Comunidad de Pampas sobre los terrenos de Maracahuay y Carbon-monte con
nuestros esfuerzos y pecuniarios este año y los futuros desta que se deslinde por
tribunales de justicia. Resolvieron a prestar nuestros servicios personales por el
turno como nos ordena el apoderado Dn. Juan Mansilla. Nos obligamos de una
manera espontanea y con sujecion de las autoridades competentes a la cuota que el
primero de cada mes debemos de (sufragar) de una manera voluntaria ante nuestro
apoderado en forma siguiente:
Sufragar la primera serie tres soles, la segunda serie dos soles y la tercera serie un
sol mensualmente. (Archivos comunales de Acos: Libro de Actas” 26-1-1908)”.
231 Al parecer las “series” no fueron calculadas en base a las faenas sino la extensión de
tierras poseídas. En la primera categoría, de las catorce personas, doce corresponden a
miembros de familias legítimas, un chino orfebre casado con una Mansilla y otra persona
cuyo origen se nos escapa. En la segunda, se cuenta veintidós personas, muchas de las
cuales son miembros jóvenes de familias legítimas, “gamonales” recientemente
instalados, propietarios de tierras aliados a las familias legítimas y algunos miembros de
familias satélites. Finalmente, la última categoría reúne a los miembros de familias
satélites y al resto de los comuneros, o sea, catorce personas.57
232 El juicio financiado por los comuneros de Acos no prosiguió y después de un año las
autoridades solucionaron el conflicto en su provecho: los terrenos fueron vendidos, uno a
Pampas y el otro a San Juan y el dinero obtenido de estas ventas que por fin las
autoridades habían proclamado comunales, se utilizó de la siguiente manera:
121

233 En 1908, la comunidad recibió “11 libras oro sellado peruano” por las tierras vendidas a
San Juan y “39 libras oro” por las compradas por Pampas. Es decir, la suma de “500 soles
plata”58 que las autoridades destinaron a un fondo comunal de préstamo. Pese a la
declaración de intenciones,59 sólo las familias legítimas y sus aliados tuvieron acceso a
esta caja de préstamo, con la tasa de interés de 3% mensual. El comunero medio, que
durante un año había cotizado para los gastos del juicio, nunca pudo disponer ni de la
mínima parte de este capital.
234 Los prestatarios fueron sucesivamente:
235 I. Calderón pariente de los Mansilla, Juan Mansilla, C. Ruiz, Felipe Nichos pariente de los
Mansilla, Juan Mansilla, José Mansilla, Leonardo Arroyo, Luciano Zarate..., 60
236 No hubo prestatario que antes no hubiera pasado el cargo más alto de la comunidad. Para
lograr este préstamo parecería que, además del origen social, era necesario haber
desempeñado el más alto cargo comunal.
237 En ese caso también la comunidad se puso al servicio de los propietarios de tierras de
familias legítimas y aliados. En efecto, acaparó un capital obtenido a partir no sólo de las
llamadas tierras comunales sino también debido al aporte de cuotas de todos los
comuneros. A partir de entonces, este capital permitió a las familias legítimas financiar
sus empresas privadas, disponiendo, lo que es aún más significativo, de un capital al que
sólo las autoridades tenían acceso.
238 El empleo de este capital contribuyó a aumentar la distancia entre la “clase” de los
comuneros modestos y la élite, a confirmar las diferencias entre los distintos estratos
internos de la comunidad y a reproducir una sociedad local basada en la dominación de
las familias legítimas y ahora también de sus aliados.
239 Gracias a estos fondos, a este capital común pero no comunal en sí, L.A. agrandó su
rebaño (lo que a continuación lo incitó a querer reservarse cada vez más alfalfares,
comunales o privados, imponiendo el valor del arriendo); F.N. compró nuevas tierras con
el fin de convertirlas en alfalfares; I.C. y los Mansilla, finalmente, invirtieron en la
educación de sus hijos.
240 Así, una vez más, la comunidad sirvió los intereses de los propietarios de tierras de
familias legítima y sus aliados. Más aún, puso a su disposición, en una época en que
justamente era necesario invertir, el capital suficiente para adherirse totalmente a la
economía de mercado, iniciar un despegue económico. Es decir, la comunidad les facilitó
los medios para perpetuar su dominio político y económico.
241 El mismo análisis, frente a este tipo de comportamiento, puede aplicarse también a lo
siguiente:
242 Originalmente, este capital no estaba destinado en su totalidad a los fondos de préstamo,
una parte debía reservarse para la adquisición de nuevas tierras comunales. 61 Al igual que
otras comunidades, entonces “la compra de terrenos a comuneros vecinos se (hizo) en
nombre de la comunidad, pero para grupos particulares (Celestino 1976: 165).
243 Cuando en 1921 se presentó la ocasión de adquirir un terreno, la comunidad no pudo
hacerlo por no disponer del dinero necesario, viéndose obligada a recurrir a las cuotas:
244 Se acordó (...) comprar el terreno de Dn. A. Vargas por la suma de 30 libras, situado en Pamparcallo,
y no habiendo fondos con que contar opinaron en unanimidad de votos de dichos señores bajo la
presidencia del Senor Sindico Apoderado B. Oriundo, sacar un empréstito por corto tiempo, dejando
en hipoteca la caja de la comunidad mientras se haga efectivo las cuotas de las mencionadas
122

secciones, como también las cobranzas atrasadas62 Por otra parte, recaudadas las cuotas y
adquirido el terreno, la comunidad maniobró de tal suerte que nuevamente sólo las
familias legítimas, sus aliados y sus hijos, aprovecharon de esta transacción. Inicialmente
se comenzó a parcelar el terreno y a ponerlo en venta. Obedeciendo a la siguiente
declaración de las autoridades: “reconociendo que todos gozamos de derecho igual en la compra
de los terrenos de Pamparcayoc”,63 las sesentiún personas que habían contribuido a esta
compra fueron solicitadas, pero en el orden selectivo de las cuatro secciones
correspondientes a las cuatro categorías de cuotas.64
245 Así, sobre la lista de los que tenían derecho a esta compraventa de tierras comunales
recientemente adquiridas, muy pocas personas —menos de 12 de las 61— tuvieron acceso
y, como siempre, sólo los miembros de las mismas familias dispusieron de medios.
246 Hasta aquí el proceso es trivial y hasta podría causar asombro el poco interés que suscitó
esta venta. Estas tierras en pendiente de ladera y de calidad mediocre eran finalmente
poco aptas para el cultivo, aunque como zona de pastoreo eran buenas.
247 Posteriormente, después de haber logrado, gracias al tributo de los comuneros, un
terreno que debía ser parcelado, las familias legítimas consiguieron desviar el destino de
esta inversión común, convirtiendo Pamparcayoc en tierras de pastoreo, a la vez que
monopolizaban su uso.
248 Este ejemplo resulta muy significativo: los miembros de las familias legítimas y aliadas
que detentaban el poder, tenían acceso a las tierras de pastos temporales de Lomo Largo
con la condición de pasar el cargo de mayordomo, que precedía al de gobernador de la
comunidad. Los pastizales quedaban así reservados a los “iniciados” y la entrada a este
grupo de privilegiados debió revestir antiguamente un sentido más o menos ritual.
249 Cuando se perdieron las tierras de tránsito de Lomo Largo, estos miembros de familias
legítimas y aliadas se vieron privados de pastizales, cierto, pero también del ritual que
simbolizaba su acceso y que de alguna manera ratificaba su poder. La desviación
comenzada por las familias legítimas y aliadas puede entonces considerarse de dos
maneras:
1. La pérdida de Lomo Largo (3,000 Hás.) resultaba muy peligrosa puesto que la ganadería se
encontraba entonces en pleno auge y la comunidad carecía de otras tierras de pastos
temporales.
2. Las familias legítimas, al quedar privadas del acceso a Lomo Largo, debían continuar
afirmando su diferencia y perpetuar un privilegio, uno de los atributos de su poder. Por éso
efectuaron esta desviación y trabajaron para mantener un acceso privilegiado a tierras que
cumplían la misma función.

250 Naturalmente el aspecto ritual pronto desapareció, poniendo en evidencia el sentido


político y económico de ese privilegio mantenido en una sociedad donde se iban
imprimiendo las presiones y transformaciones de una economía de mercado sobre una
sociedad tradicional.
251 La comunidad no estaba al servicio de los propietarios de tierras de familias legítimas y
aliadas únicamente facilitándoles el dinero comunal y entregándoles sus bienes: tierras y
pastizales. También lo estaba en la ejecución de obras públicas: como al construir en 1908,
bajo la iniciativa de J. Mansilla, una escuela que precisaba la “cooperación proporcional a
las necesidades de la obra”. Cuarenticuatro personas participaron, pero muchas de ellas
nunca tuvieron los medios para pagar la cotización mensual que les permitiera asegurar
una educación continua para sus hijos. Nuevamente, sólo los miembros de las mismas
123

familias tuvieron el privilegio, hasta 1950 más o menos, de aprovechar el funcionamiento


de la escuela.
252 Así, con un juicio, con la compra de tierras o con la construcción de una escuela, en Acos
la comunidad se mantiene como el símbolo del poderío de las familias legítimas y sus
aliados. El sistema de cuotas, sobre el que se apoyan y justifican arguyendo una política
“progresista”, se basa en principios falsamente equitativos, puesto que alivia sus propios
gastos permitiéndoles emprender “obras” de las cuales serán los únicos beneficiados. 65
253 La comunidad dependiente
254 Además de estar al servicio de los propietarios de tierras de familias legítimas y aliadas,
no existe sino por éstas. Continuamente se queja de que, fuera del arriendo de algunos
pastizales, no cuenta con otra fuente de ingresos. Sin embargo, cuando dispone de algún
capital acepta que éste sea inmediatamente acaparado por quienes tienen el poder local.
Hacia 1940, la situación se agravó, debido al mal uso de este capital común, que acentuaba
la dependencia entre comunidad/propietarios de tierras, y también a causa de la presión
de la economía de mercado, que la comunidad no puede resistir tanto por la pobreza de su
patrimonio en tierras como por la falta de recursos financieros.66 Es entonces que las
familias legítimas parecen desinteresarse del poder comunal. En realidad, y según el
contexto, sería más justo decir que se trata de apartarlas de él, pues sus parientes y
aliados tratan de suplantarlas. En efecto, prima el individualismo. La comunidad tiene
ahora problemas no sólo para definirse sino para conservar su integridad. Después de
haber estado al servicio de las grandes familias, aparece acorralada por diversos factores
externos e internos, y es acreedora de los comuneros más poderosos.
255 El ejemplo más claro de esta dependencia es el siguiente: en 1939, F. Alcántara, forastero
instalado en Acos67 se apodera de parte de las tierras comunales de Pamparcayoc.
Inmediatamente, la comunidad le entabla un juicio, y, al igual que antes, decide recurrir
infructuosamente al sistema de cuotas.68 En estas condiciones se opta por arrendar
Pamparcayoc por dos años a la persona que pudiera pagar de una vez, y en efectivo, el
arriendo total, para con esta suma sostener el juicio. F. Jurado, propietario de tierras y
ganadero de familia legítima, aprovechó esta inesperada ocasión ya que, a ese precio, el
arriendo estaba “regalado” y aseguraba por dos años el apacentamiento de sus animales. 69
Sin embargo, después de aceptado, el trato fue rechazado por el “Apoderado”, H. Herrera,
quien decidió sacar a licitación este arriendo, por considerar que era engañoso y que su
procedimiento ya había sido utilizado dos años antes,70 y que no se corriera el riesgo de
despojar a la comunidad. (Señalemos que más allá de las consideraciones económicas, nos
encontramos frente a conflictos de “clanes” y personas). Ante este rechazo, F. Jurado
aceptó retirarse pero exigió que la comunidad le devolviera la totalidad de la suma
pagada durante los meses que duraron las transacciones, más 20% de interés mensual. El
apoyo económico de F. Jurado era muy importante y su retiro le costó muy caro a la
comunidad. Siguió una modificación, renunció el Apoderado, siendo reemplazado por
A.N.M. favorable a F. Jurado. H. Herrera procedía de la antigua generación de familias
legítimas mientras que A.N.M. representaba la unión de propietarios de tierras de familias
legítimas con ganaderos y comerciantes. Estos últimos con intereses diferentes.
256 En 1946 la comunidad se encontró nuevamente en la misma situación de prestataria.
Desde hacía tiempo buscaba adquirir nuevas tierras;71 esta vez la ocasión se presentó
cuando A. Vargas,72 vendió un terreno en 800 soles. Al contar la comunidad con sólo 200
soles, recurrió una vez más a F. Jurado, prestamista de la comunidad, quien estuvo
dispuesto a proporcionar los 600 soles restantes a cambio de la ocupación por cinco años
124

de los pastizales de Pamparcayoc. La comunidad que, cediendo a este trato se veía privada
de ingresos, sin embargo, lo consideró como “protector”.
257 Después de haber ejercido la representación política y económica de las familias
legítimas, la comunidad pasó al finalizar la primera mitad del siglo XX de prestadora a
prestataria. Se convirtió en acreedora de algunos individuos que con más poder
económico que político. Aún si, como en este caso, el prestatario era un miembro de
familia legítima (aunque originaria de Coto), estos episodios sucesivos marcan el fin de la
hegemonía comunal basada solamente en las familias legítimas.
258 En cuarenta años, demasiados factores internos fundamentales, como los cambios de
estrategia matrimonial y de alianza, y el auge de la economía de mercado, alteraron la
concepción y función de la comunidad. En ese contexto, los propietarios de tierras ya no
fueron los únicos amos y el dinero proveniente del comercio ordenó entonces todas las
relaciones. Por su lado, las familias legítimas continuaron, ejerciendo o participando en el
poder, pero tuvieron problemas para hacer frente a las rivalidades, ya que se habían
debilitado por la migración de sus miembros a Lima o Huaral, y sobre todo por la carga,
más y más pesada, del factor económico engel ejercicio del poder.

NOTAS
1. “Plano de conjunto de la Comunidad de Lampián”. Ministerio de Trabajo. Dirección de Asuntos
Indígenas. Carta del 2 de junio de 1936. Archivos de SINAMOS de Huacho.
2. “Sobre levantamiento de plano de la comunidad de Acos ordenado por R. M. el 7 de setiembre
de 1937”. Fue enviado a Lima y registrado el 10 de marzo de 1947, carta del 10-3-1947. SINAMOS.
3. Idem. Carta del 27 de noviembre de 1937, SINAMOS, Huacho, p. 135.
4. Carta del 16 de julio de 1946 al Departamento General de Asuntos Indígenas. Archivo de
SINAMOS en Huacho (D. G. A. I.).
5. Carta del 8 de octubre de 1946, D. G. A. I., por L. A. Cruz, Archivos de SINAMOS en Huacho.
6. Véase por ejemplo Houdart-Morizot(1976: 89) que cita que los miembros de la sección Wanaco
de Cuenca, partieron en busca de nuevas tierras de cultivo a fines del siglo XIX, huyendo de la
opresión Qollana.
7. El barrio de arriba había estado pues, bajo el dominio de dos familias, Pariasca y Navarro,
reunidas en una misma cofradía: “La Virgen del Rosario”. Ahora bien, las cofradías se
constituyeron justamente en base a los antiguos ayllus. Véase archivos de Lampián: Libro de
Fiestas 1860-1880.
8. Véase documento p. 128.
9. AGN. Tributos Informes, Leg. 3, Cuad. 66. Fundos hipotecados arrendados, N° 2, 1790.
10. Archivos de Lampián: Libro de Fiestas 1860-1880.
11. Tierras de Trinchera: Archivos de Lampián.
12. Véase la nota 7. Archivos de Lampián: “Libro de Fiestas 1860- 1880”: En el barrio de abajo
dominaban, además de los León, los Blas. Los Blas dirigían la cofradía de la “Virgen Santa Isabel”,
mientras que los León se agrupaban en la del “Niño Dios” y que los Navarro se asociaban a la de
los Priasca.
Lampián —Arriba
125

Pariasca (familia legítima) + Navarro (familia satélite) de Acos


“Cofradía de la Virgen del Rosario”
—Abajo
León (familia legítima) + Blas (familia satélite)
“Cofradía del Niño” “Cofradía Santa Isabel”
13. Véase la nota 7. Archivos de Lampián: “Libro de Fiestas 1860- 1880”: En el barrio de abajo
dominaban, además de los León, los Blas. Los Blas dirigían la cofradía de la “Virgen Santa Isabel”,
mientras que los León se agrupaban en la del “Niño Dios” y que los Navarro se asociaban a la de
los Priasca.
Lampián —Arriba
Pariasca (familia legítima) + Navarro (familia satélite) de Acos
“Cofradía de la Virgen del Rosario”
—Abajo
León (familia legítima) + Blas (familia satélite)
“Cofradía del Niño” “Cofradía Santa Isabel”
14. Archivos Comunales de Acos desde 1891: Libros de Actas.
15. Los regantes son comuneros propietarios o poseedores de tierras de las que son
usufructuarios desde 1824, cuando las fueron individualizadas. Son también residentes no
comuneros. Si bien conocemos a los residentes, es difícil, por documentos que faltan, distinguir
propietarios de poseedores.
16. A propósito de la transmisión de tierras, el caso de Acos es parecido al de muchas otras
comunidades, especialmente al de su vecina Lampián, de la cual Fuenzalida y otros (1968) han
escrito: “Es posible que la confirmación de los accesos a la tierra haya venido produciéndose de
padres a hijos varones ya desde finales del siglo XVIII sin convertirse aún en dominante; creemos
sin embargo, que hay razones suficientes para suponer que no se haya generalizado y hecho
extensiva a las hijas, antes de la Constitución Republicana”, p. 13.
17. Archivos Comunales de Acos — Libro de Actas N° 1, 3-1-1898.
18. Acos vende en 1907, por 500 soles de plata, parte de las tierras de Carbonmonte y Marcahuasi
en Pampas y San Juan — Archivos del 29-2-1908.
19. Archivos Comunales de Acos, Libro de Actas: 18-11-1919. Edad y profesiones: Archivos
comunales de Lampián, Libro de Actas 1921 — Registro de Electores Municipales del distrito de
Lampián: 1921-1923-1926-1928.
20. Archivos Comunales de Acos: Libro de Actas N° 1, pp. 132, 133.
21. Además de los testimonios orales de viejos comuneros en este sentido, el comportamiento de
la comunidad en 1920 y 1930 prueba la adhesión a la política de Leguía y los civilistas.
22. “Los hombres de una misma parentela no tienen todos el mismo antepasado común aún
cuando todos son parientes de ego” (Fox 1967: 162).
23. Estas genealogías han podido reconstruirse gracias a los archivos parroquiales de Acos
(Huaral): Libros de bautismos 1850-1924, Libros de matrimonios: 1879-1940-1957-1974 y Libros de
fallecimientos: 1957-1974.
24. 1920-1930 marea la llegada de numerosos pastores y ganaderos a Acos; es el principio de la
“era de la alfalfa” y de la ganadería lechera. Véase “La era de la alfalfa” en el capítulo V.
25. No es raro que en esas listas sean mencionadas mujeres no viudas de familias legítimas y
hasta aliadas como propietarias de una tierra generalmente recibida al momento del matrimonio.
26. Puede ser que ella sea su prima hermana, pero no podemos afirmarlo.
27. El reciente ejemplo de una mujer de familia legítima casada con un peón, por lo que fue
desheredada, prueba que las alianzas desiguales conducían a la exclusión.
28. Los Arenas poseían en 1922 el 8.41% de las tierras de la toma baja, que riega justamente
Marcahuasi, y los Oriundos el 8.11%.
126

29. Suponemos que se trata de su hermana ya que en esa época sólo había una familia Ureta, de
Obrajillo, viviendo en Canchapilca .
30. Acos está situado sobre una enorme terraza aluvial; Marcahuasi y Caracuchay representan
toda la parte plana. Es evidente que esas tierras de buena calidad, y fácil riego han sido las
primeras en ser explotadas y apropiadas; entonces no asombra encontrar allí a todas las familias
legítimas fundadoras de Acos.
31. Esta lista presenta un doble interés porque traduce también la relación entre poder comunal
y familias legítimas.
32. Estudio realizado a partir de registros de bautizos de 1850 a 1925.
33. Archivos parroquiales de Lampián, 1920. El hijo nacido de esta unión murió joven y sin
descendencia.
34. No ha sido posible conocer a todas las autoridades comunales; algunos años no aparecen en
los Libros de Actas o las autoridades no son mencionadas.
35. Situación que efectivamente ha sido descrita en una comunidad de este mismo valle,
Huayopampa, en donde familias cacicales controlan la comunidad. (Fuenzalida y otros 1968).
36. Archivos comunales de Acos, “Libro de Actas”, 29-2-1908.
37. Archivos Comunales de Acos —Libro de Actas: 10-1915.
38. Desde entonces los comuneros de San Juan son a veces llamados “los come lengua”. Véase
Locker (1979: 79).
39. Véase Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 18-2-1923/8-3-1925.
40. El proyecto estaba tan comprometido que entre 1931 y 1933 las minas como la de Santander
despidieron a los comuneros que trabajaban allí.
41. Había un hotel reservado para los viajeros y comerciantes.
42. El maíz morado habría sido introducido en el valle hacia 1930. Muy buscado por ser la base de
algunas preparaciones cuyo consumo estaba en constante aumento en la costa, el cultivo de este
maíz no tuvo, sin embargo, mayor importancia en la economía de Acos. Al contrario, parece que
fue más importante para la economía de la vecina comunidad de Cancha-pilca.
43. Crisis Comunal en Lampián de 1926 a 1930. Véase Celestino 1972).
44. Archivos comunales de Acos “Patronato general de Acos” 1929.
45. Esta peste que duró por lo menos siete meses, comenzó a fines de 1925.
46. Correspondencia I. Lausent, Padre J.M. Gamarra. Parroquia de Huaral, Provincia de Chancay.
Carta del 3-8-1979.
47. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 6-1-1927: esas parcelas medían 52.5 m2 y
debían ser devueltas a la comunidad a la muerte del que la utilizaba; éste debía también pasar
todos los cargos comunales.
48. Una de esas usurpaciones tipo fue la de la familia Rodríguez en el fundo de su comunidad, San
Juan, empresa en la que fue alentada y ayudada, en 1928, por las poderosas familias de Acos.
49. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 9-2-1925; se trata de parcelas de unas 65 áreas,
transmisibles.
50. Libro de Actas -Acos- 11-2-1925.
51. Archivos Municipales Acos 14-1-1958.
52. Cuota: cooperación (que a principios de siglo fue reclamada en especies y luego en dinero) o
contribución exigida a los comuneros y a ciertos residentes, de manera “proporcional” y
destinada a una “obra” o empresa comunal.
53. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 15-8-1898.
54. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 29-11-1895.
55. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 3-1-1898.
56. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 14-3-1898.
57. Un total de cincuenta comuneros activos.
58. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 29-2-1908.
127

59. Idem: “acordaron tambien que este dinero se dara exclusivamente a los hijos del lugar por los
intereses consabido y sucesivamente por un año a las personas que solicitaran en el presente y en
lo sucesivo”. 29-2-1908.
60. He aquí, a título de ejemplo, la base para uno de los préstamos: Archivos comunales de Acos
“Libro de Actas” 21-3-1909: “La comunidad teniendo en cuenta sus servicios prestados
principiando activamente a abonar a don Juan Mansilla unas cinco libras oro (50 soles plata)”.
61. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 29-2-1908: “Igualmente acordaron que se dara un
termino de tres meses al tesorero para la entriega del dinero en cualquiera tiempo dado al caso que pudiera
resultar algun terreno favorable en venta para esta comunidad”.
62. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 3-10-1921.
63. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 13-11-1921: “reconociendo que todos nos
beneficiamos de un derecho igual en la compra de los terrenos de Pamparcayoc...”.
64. Archivos comunales de Acos: Primera sección: 8 soles y 12 personas; segunda sección: 6 soles
y 15 personas; tercera sección: 4 soles y 17 personas; cuarta sección: 3 soles y 17 personas; en
total 305 soles, precio del terreno, y 61 comuneros.
65. Es interesante ver qué aspecto toma el pago de la cuota cuando se destina a la compra de
ornamentos de iglesia. Inmediatamente, y aunque haya sido especificado, “siendo formalizar una
cuota proporcionalmente a sus intereses de cada uno”, miembros de familias legítimas, aliadas,
comerciantes chinos y comuneros ricos se apuran, en un afán demostrativo, a cotizar más de lo
que deberían.
66. En este contexto, el valor de cambio de una tierra que se hace escasa ha aumentado mucho ya
que el precio del arriendo anual de un terreno equivalía en 1930 a tres veces su precio de venta
en 1910.
67. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 2-10-1939.
68. Los registros comunales no dan la explicación de este fracaso y no tenemos datos que nos
permitan dar una.
69. Archivos comunales “Libro de Actas” 7-11-1939.
70. Anteriormente y en las mismas condiciones en efecto, Pamparcayoc había sido alquilado al
mestizo chino G. Espinoza.
71. Hubo en efecto, en 1946, en Pamparcayoc, una “distribución-venta”. Las superficies variaban
alrededor de las 30 áreas; benefició a 36 comuneros.
72. Su padre, el coronel Vargas se atribuyó o se hizo dar numerosas tierras durante la Guerra del
Pacífico y fue imitado por su hijo a principios de siglo.

NOTAS FINALES
1. Libro de Actas 27-7-1923 — Archivos Comunales de Acos.
128

5. “Los nuevos términos del poder”

1 A semejanza de otras comunidades del Perú, a partir de 1920 la sociedad de Acos, se


caracteriza por “la racionalización de la ganadería lechera” (Piel: 1973), por la ganadería
de engorde, la presión de los peones agrícolas y la presencia de una renta de tierras poco
elevada, pero suficiente como para ser capitalizada; y, finalmente, por la creciente
actividad comercial. La fuerte penetración de la economía de mercado condujo, como se
ha visto, a un trastorno y redefinición de los términos del poder. En efecto, en tal
contexto el poder económico y político —a menudo asociados— primarían sobre “la
ascendencia histórica y sobre la legitimidad”, convirtiéndose en la base y justificación de
su ejercicio. Si en el caso de Lampián, la comunidad-madre, el factor político fue el
primero en provocar una reconsideración real de las antiguas formas del poder (Celestino
1972), por el contrario, en Acos el factor económico —particularmente el comercio— tuvo
un impacto superior y determinante en el desarrollo comunal.

1. El comercio de 1920 a 1950


2 Hasta 1920, el pueblo había estado dominado por las familias legítimas y aliadas que
formaban, poco antes del reconocimiento jurídico de las comunidades, una clase de
pequeños propietarios de tierras, en la que cada grupo de parientes podía controlar de
dos a diez hectáreas de tierras de cultivo alimenticio y alfalfares. Estas familias de
propietarios agrícolas habían permitido, especialmente en el siglo XIX, que mestizos de
paso o “vecinos” activaran los intercambios locales, aún dominados por el trueque.
3 Aprovechando que, a principios de siglo, las haciendas abandonaban la crianza de
porcinos para dedicarse al cultivo del algodón, y que el crecimiento de Lima y la
población costeña exigía un aumento de los productos de consumo doméstico, los chinos
tomaron el relevo y conquistaron los pequeños mercados de la sierra. Así ocurrió en Acos,
sin encontrar al principio mayor resistencia de parte de los señores tradicionales de la
economía local. El éxito logrado por los chinos desde 1900 actuó sobre las familias
legítimas como un catalizador. Estas últimas reaccionaron cuando éstos se habían
adueñado del sector comercial e incluso buscaban invertir en tierras. Sin mayor
capacidad económica ni política, estas familias se empeñaron en limitar la llegada de
nuevos chinos y que accedieran a la tierra y, por otra parte, se adhirieron a las nuevas
129

actividades. Actitud oportuna, porque al apoderarse del pequeño comercio y buscando


suplantar a los comerciantes de ganado y mayoristas, los chinos frenaban su participación
total en la economía de mercado, decisiva y necesaria para la conservación del poder.

1° Los chinos y el comercio minorista 1920-1950

4 En un capítulo anterior, se ha visto como los primeros chinos — proletarios sometidos a


servidumbre— ayudados por los chinos libres, consiguieron constituir una colonia muy
activa económicamente. Con el establecimiento de bazares, restaurantes, cantinas,
hortalizas y granjas de porcinos y aves, rápidamente controlaron casi todas las
actividades comerciales. Casi, pues nunca pudieron, controlar el comercio de ganado
vacuno ni el de semilla de alfalfa, que mantuvieron los “vecinos” y miembros de familias
legítimas.
5 Durante los primeros veinte años de este siglo, veinticuatro1 chinos vinieron a reforzar la
naciente colonia; después de 1920 hasta más o menos 1945 solamente unos quince
decidieron quedarse en Acos. Desde que había comenzado la inmigración de los asiáticos,
más de setenta chinos se habían establecido. Evidentemente todos no tuvieron
descendencia en el pueblo (cuya población nunca superó 300 habitantes), debido que la
capacidad de absorber población forastera era limitada, lo que contrario habría producido
saturación, rechazo y racismo; y porque luego, tal como había comenzado a constituirse
—a partir de clanes — , la colonia china de Acos no estaba dispuesta a adoptar a todos los
chinos “antojados de comercio”. En efecto, después de una estadía variable entre seis
meses y un año, a veces más, estos chinos que no pertenecían a la veintena de familias
que formaban la colonia de Acos, acumulaban un pequeño peculio y partían a las
comunidades de altura para comerciar, trabajar la tierra o ejercer una actividad
artesanal. Cualquiera que fuese su destino o empleo, todos guardaron estrechas
relaciones con Acos, no solamente con ocasión de la celebración de cultos o ceremonias,
sino también con ocasión de las ferias, que les permitían comerciar los productos que
unos y otros obtenían por trueque.
6 Fieles a las reglas de la jerarquía social china tradicional, y en el marco de una visión
socioeconómica de la colonia china entre 1920 y 1950, habría que tratar primero de los
“letrados”, después de los labradores o campesinos, enseguida de los artesanos y, por
último, de los comerciantes, distinguiendo bien todas las categorías que encierra esta
última “clase”.
7 “Letrados”, en el sentido chino del término, no hubo. Debe reconocerse que en el universo
serrano al que llegaron, todo se volvía relativo y, a falta de “letrados”, la cultura china
sólo encontró como representante en Acos al estrato dominante de comerciantes-
agricultores. Es en efecto entre ellos que se encontraban los pocos chinos que sabían leer
y escribir y eran, por lo tanto, capaces de asegurar la transmisión de costumbres y ritos.
8 Siguiendo siempre esta jerarquía, los campesinos deberían haber sido los más respetados
e importantes en ese medio rural; pero como en el ejemplo precedente, y salvo el caso de
tres de ellos, no formaron una clase representativa social ni económicamente y fueron
reemplazados por clase intermedia, típica en Acos, de los comerciantes-agricultores.
130

a. “Comerciantes-agricultores” y comerciantes

9 Entonces ¿quiénes eran esos comerciantes-agricultores que se encuentran, social y


económicamente, en la cumbre de la jerarquía local china? ¿Se trataba de campesinos
convertidos en comerciantes por necesidad o de comerciantes que habían invertido en
tierras? Aunque a la mayoría se le conoce, desde su llegada, la naturaleza —pero no la
cantidad— de los capitales que aportaron e invirtieron en Acos, sigue incierto el origen
del grupo que formaron, incluso segmentado y heterogéneo. Por un lado, este grupo
reunía a los comerciantes-agricultores radicados en Acos y, por otro, a los que estaban de
paso.
10 Es esencialmente entre los primeros donde se encuentran los propietarios. En efecto, el
proceso de acceso a la tierra, contrariado por los miembros de familias legítimas desde
1900, se hace a partir de 1920 un poco más fácil aunque limitado. Fácil, porque el
rendimiento económico chino es tal que no se le puede ignorar y las familias legítimas
terminan tratando con ellos. Limitado, porque este deshielo se produce “justamente”
después que la Constitución de 1933 ha promulgado leyes protegiendo las tierras
comunales.
11 Los únicos que hicieron poco caso de estas limitaciones fueron los chinos de Acos. Estos,
en efecto, tuvieron la posibilidad de hacer valer sus lazos de parentesco para comprar o
arrendar algunas parcelas —“el chino” en la familia de la esposa y el “injerto” en la de la
madre— o aún, de hacer valer su status de comunero para obtener de la comunidad un
solar2 o una casa; de lo que se benefició por ejemplo Jacinto Herrera o Germán Espinoza,
hijo del jefe de la colonia y agricultor. Comparativamente, en los primeros años de este
siglo, parece evidente los chinos de Acos consiguieron no quedar limitados a la condición
de peones o al comercio minorista; pero todavía era poco. En 1925, nueve chinos e
injertos, de los cuales seis eran negociantes de cerdos, poseían solamente once potreros
(parcelas cultivadas y alfalfares) y un huerto. La siguiente generación de injertos no
controló nunca más de 30 de los 176 potreros que componían el territorio comunal.
12 Disponiendo finalmente de pocas tierras y deseando asociar cultivos y crianza, la mayoría
arrendó a “comuneros-parcelarios”, de los fundos de Canchapilca, Lampián y Acos, un
cierto número de alfalfares con el propósito de alquilar los “cortes” por día, por semana o
hasta por temporada a ganaderos o pastores. Estos alfalfares eran muy estimados por los
chinos patrones de restaurantes, que no sólo servían para hacer pastar las cabalgaduras
de los viajeros sino también a sus propios animales. Próximos a los alfalfares se hallaban
los chiqueros de los porcinos destinados a su venta en la costa. Otro uso de esos alfalfares
era para la obtención de semilla seleccionada. En ese campo hubo una fuerte competencia
entre chinos y miembros de familias legítimas y aliadas. Estas últimas, que de hecho
poseían las más grandes parcelas y zonas de trilla, estaban mejor situadas que las de los
chinos, y su producción se destinaba a la exportación a Chile. Frecuentemente los chinos
compraban sus semillas a los comuneros de Acos o Canchapilca, que luego cambiaban por
maíz proveniente de las comunidades de la zona quechua.
13 En este grupo de los “comerciantes-agricultores” se encuentra finalmente a todos los
chinos que no permanecieron en Acos por más de una generación. Aunque muy
numerosos, se sabe muy poco respecto a ellos. Parece que, contrariamente a los de la
colonia, no consiguieron adquirir tierras y quedaron como arrendatarios. No obstante,
algunos afirman que entre 1930 y 1950 estos chinos especularon mucho, comprando una
131

parcela y revendiéndola al poco tiempo. Esta impresión de especulación, de la que según


nuestro conocimiento no existe evidencia alguna3 ¿no se debería más bien a una
inestabilidad de la tenencia y del mercado de la tierra, causada por las dificultades
económicas y sociales que obligaban a estos recién llegados a partir hacia otras
comunidades? Otros los describen como los sub-arrendatarios de los primeros chinos, o
como arrendatarios de chacras dejadas algunos meses por los comuneros “de temporada”,
que son empleadas en las haciendas algodoneras del valle.
14 Numéricamente importantes, pero siempre listos a partir4 es sobre todo entre ellos que se
encuentra a los intermediarios del comercio local de cerdos, semillas de alfalfa, y
pequeños comerciantes que a través de la venta y el trueque negociaban, alcohol, tabaco,
el arroz, y coca, además de los productos alimenticios, es decir hortalizas y aves de corral.
15 Favorecidos por un clima caliente y seco, sin diferencias importantes de temperatura
(promedio anual 20°C) y con un riego regular a lo largo del año, que permitía tres o cuatro
cosechas sin tener en cuenta las estaciones, estos fundos de quebrada de yunga convenían
de hecho a esta nueva orientación de la agricultura. Y, en un momento en que justamente
el mercado peruano estaba5 mal abastecido de productos alimenticios de primera
necesidad, se agregó la presencia oportuna y benéfica de chinos que manifestaban una
real actitud para la horticultura. En todos los fundos se cultivó hortalizas, alrededor de las
casas o enclavados en un alfalfar o en una parcela de maíz, y huertos que entraban en el
ciclo de rotación de los cultivos. Además de estos pequeños huertos, las parcelas de maíz
—un año de cada tres— y los alfalfares — un año de cada cuatro— producían a su vez
zanahorias, camotes, yucas, pepinos, cebollas, ají, arvejas, y, hacia 1940, coliflores para su
venta en la costa.
16 Además de los chinos establecidos en Acos, desde 1900 se encuentran pequeños
comerciantes ambulantes que van de comunidad en comunidad ofreciendo alcohol, coca,
arroz, telas y artículos de ferretería, y comprando cerdos para engorde que llevaban a
Acos con algunas cargas de papas6 para su venta. Los que tenían tienda, utilizaron el
trueque acostumbrado, la compra y la usura.7 Actualmente persiste este intercambio
entre Acos y las comunidades de la parte alta y aunque hasta más o menos 1955-1960 8
tenía lugar en forma permanente, siguiendo el calendario agrícola y para el consumo
familiar, a la fecha ocurre con ocasión de los rodeos y sólo entre determinadas familias. A
Acos se venía entonces a buscar fruta: limones, limas, naranjas; a partir de 1935-40
granadas, chirimoyas y paltas. El comercio incluía compraventa y trueque de quesos,
maíz, papas, habas, trigo, ocas, ollucos, arvejas y ajos.
132

MAPA N°8

17 En este sistema de economía mixta, los chinos enfocaron las relaciones comerciales desde
un ángulo más dinámico. En el esquema tradicional de intercambio y aprovisionamiento,
los serranos debían bajar regularmente al mercado de Acos o esperar la llegada de los
arrieros que llevaban con ellos coca y café de la ceja de montaña, chuño, charqui, ollas,
vigas para minas de la sierra. Los chinos ya no esperaron que los serranos bajaran y,
rompiendo la formalidad tradicional, ellos mismos subieron a las comunidades. Por este
proceso de “conquista de mercados”, todavía poco utilizado a principios de siglo, y que los
chinos iniciaron, acapararon los mercados e intercambios futuros y suplantaron a
menudo a los pocos mestizos que en los grandes pueblos de la sierra también se habían
dedicado al comercio.
18 Desplazándose, imponiendo su precio, dando adelantos sobre cosechas, alentando para su
provecho la permanencia del trueque, contribuyeron a “agarrotar la economía familiar
indígena” en las comunidades de vertiente, a la vez que activaron las transacciones
comerciales en Acos. Esta “manipulación” del mercado y de la economía local les fue
duramente reprochada, por un lado por los miembros de las comunidades donde se
instalaron, incluyendo los campesinos ricos de Acos que, perjudicados, no veían bien que
forasteros adquiriesen tanto poder. Aunque la usura y la explotación económica de los
indígenas9 hayan sido muy anteriores a la llegada de los chinos, se tendió a declararlos
directamente culpables de las nefastas bajas del auge del comercio minorista, porque para
unos el espíritu mercantil favorecía el individualismo entre los comuneros y ponía en
peligro su cohesión, y, para otros, porque se les escapaba de las manos. Es en este
contexto y por razones primordialmente económicas que se desarrolló un cierto racismo.
19 Pocas veces expresado abiertamente o por escrito, no fue por ello menos implacable. En
1920, un decreto comunal invocando argumentos infundados10 pero justificando la
133

decisión tomada, concluía así: “Oponerse por los medios posibles a la intromisión en la
localidad de más asiáticos por resistencia de estos en las obligaciones del pueblo”. 11 El
mismo año, en Lampián, los comerciantes asiáticos eran gravados con un impuesto y se
decidió verificar sistemáticamente su sistema de pesas y medidas. 12 En 1930, con el
pretexto de hacer el trazo de la carretera, se destruían las casas de dos chinos. 13 No se
dejó tampoco de atacarlos por su poca higiene.14 De hecho, estaban resentidos con ellos
por “comprar” sus cargos; es decir que, siempre unidos, pagaban peones — a menudo
locales y serranos— para hacer los trabajos que les incumbían. Sin embargo, trabajaron
mucho en la construcción de la carretera, sin ahorrar esfuerzos. Además, contribuyeron a
la reconstrucción de la iglesia y al equipamiento del pueblo, a la contratación de
profesores. Sin duda, esto no era suficiente para hacer olvidar sus diferencias. Un
pequeño hecho lo atestigua: se ha visto cuánto se esforzaron para integrarse al
catolicismo. Sin embargo, los de Acos o Lampián no tuvieron siempre en cuenta estos
esfuerzos, sobre todo a partir de 1920, y apenas percibían una costumbre china, los
comuneros, exacerbados, aprovechaban para atacarlos. Es lo que sucedió en Lampián en
193115 al morir el más anciano de la colonia china, Pablo Espinoza. El entierro fue
espectacular; el cuerpo expuesto durante varios días fue llevado en procesión, seguido
por numerosos chinos de duelo. Esta manifestación chocó mucho y fue severamente
condenada por las autoridades comunales.
20 Estos celos y rivalidades, atizados por las manifestaciones de una diferencia y el poder
económico de algunos de esos chinos, indujeron a mestizos e indígenas a actos de
violencia. Entre 1930 y 1940 fueron destruidos e incendiados algunos bazares 16 y se acusó
a sus propietarios de tener tambos clandestinos, seguramente sitios cerrados de reunión
donde podían beber, fumar y jugar. Como en las haciendas de la costa, entre 1857 y 1887,
terminaron acusándolos de muchos vicios, sin dejar de sentir cierta admiración cuando
los veían leer o conversar en chino.
21 Un chino, o más bien un injerto, merece especial atención, porque su caso resume todo lo
que se podría informar sobre los chinos que se integraron a las comunidades. A fines del
siglo pasado, un comerciante de paso por la comunidad de Huascoy bautizó a un chino
llamado Lei-Ko, a quien dio su apellido: Urbano. M. Urbano casó con F. Estrada, natural de
Huascoy, pero con eso no consiguió instalarse en ninguno de los dos barrios (alto y bajo)
que formaban el pueblo. Entonces debió establecerse en la parte más baja, marginal y de
difícil acceso, al pie del barrio Huinco, correspondiente a los lugares llamados Saguán y
Huika-tampu. Es ahí que poco a poco constituyó con sus hijos y aliados (otros injertos
chinos y japoneses — Magan Pentoja —) el núcleo de una familia extensa de tipo chino. En
1920, Enrique, hijo de Lei-Ko, vivía con los suyos en una especie de gran casa cerrada que
constituía una finca y cuya construcción estaba ordenada alrededor de un patio. La
habitación que daba al camino servía de tienda, mientras que dos cuerpos de la
construcción, separados por el horno de la panadería, correspondían a las viviendas.
22 Enrique se volvió poderoso: crió cerdos y aves, tuvo tienda y panadería; mantuvo un
huerto del que comercializaba los productos; compró mulas y caballos que alquilaba a los
comuneros. Finalmente, gracias a sus actividades, reunió un fuerte capital como para
hacer préstamos a la comunidad. Alfabeto en chino,17 adquirió ante los otros asiáticos y
comuneros una notoriedad indiscutible y dio a sus hijos una educación “peruana” que
muchos le envidiaron. Si él fue comerciante, dio origen a generaciones de maestros y
“políticos locales”, respetados y discutidos a la vez, ya que estaban profundamente
influidos por las ideas apristas. “Comerciante-agricultor” del mismo tipo de los que se
134

encuentran en la misma época en Acos, Enrique Estrada se volvió demasiado poderoso.


Fue asesinado “ritualmente” —dicen— en 1920 por los comuneros de San Juan, el pueblo
vecino, cuando exigía que esta comunidad le cediera sus tierras de yungas, los alfalfares
de Obraje, como cancelación de sus deudas.
23 A la vez silenciado y conocido de todos, este caso ocurrido en una comunidad vecina a
Acos no fue seguramente único. Es muy probable que en esas pequeñas comunidades
aisladas, donde no existía ningun tipo de comercio, salvo el que justamente aportaron
esos “recién llegados” chinos, se desarrollara un comportamiento “racista”. Las violencias
que siguieron fueron a menudo las consecuencias de luchas internas, sordas, con el fin,
por una parte, de controlar esta nueva forma de capitalización introducida en la
economía del pueblo y, por otra parte, de resistir al proceso de usurpaciones que se
suscitó. En San Juan esta tensión concluyó con un “asesinato colectivo”18 —como
seguramente ocurrió en otras partes — , mientras que en Acos donde la colonia era
bastante más fuerte, no pasó de una campaña sorda entre chinos comerciantes y acosinos.

ESQUEMA N°6

b. Los artesanos

24 Entre 1920 y 1950, junto con los comerciantes y “comerciantes-agricultores”, los


artesanos, aunque menos numerosos, tuvieron una actuación importante en el despegue
económico de Acos. Con sus diversos servicios, los artesanos de origen asiático atrajeron a
Acos a una importante clientela serrana, ofreciendo gran actividad al pueblo hasta
después de 1955.
25 Más que los chinos, fueron especialmente los injertos quienes tuvieron este monopolio.
Esto se debió al limitado acceso a la tierra y a la saturación del comercio. El artesano,
además de ejercer una actividad complementaria en un sector poco desarrollado pero con
135

cada vez mayor demanda, presentaba la ventaja de apartarse del comercio minorista y de
ejercer “socialmente” una actividad más integradora. Los injertos y chinos de Acos
desempeñaron los siguientes oficios:
• Los sastres. Se sabe de tres entre 1920 y 1940. No ha sido posible conocer la naturaleza
exacta del ejercicio de este oficio.
• Los zapateros y talabarteros. Se registran más de cuatro para estos mismos años. Su
presencia se explica por la abundancia de la materia prima y la importancia de la
talabartería. Aún antes de 1930, en las ferias se encontraba fácilmente cueros y pieles
comprados, u obtenidos por trueque de arrieros y pastores
• Platero. Se sabe de la presencia en Acos de un platero. Según un estudio hecho por La
Molina,19 en 1935, había en el distrito de Lampián siete pequeñas minas de oro y cobre, sin
contar las de plata. La mayor parte de sus minerales se vendían a la “fundación de San José
de las minas de Huarón”, mientras que una ínfima parte circulaba en las comunidades
vecinas a los puntos de extracción, o sea Coto, donde en 1928 había un joyero, Carac,
Canchapilca y Acos para terminar de descender la quebrada Palca. 20 Después de 1945, no hay
mayor información sobre el particular.
• Los panaderos. Hasta más o menos 1950 hubo en Acos cinco panaderías, que ocupaban diez a
quince personas. Entre los panaderos chinos se encuentra Α-Men, José León, quien casó con
una sobrina de Enrique Estrada, A-Sun y Clemente Jon... Eran buenos panaderos que
trabajaban para la población de Acos y comunidades vecinas. De Acos, pequeños comuneros
o intermediarios chinos partían con mulas cargadas con sacos de pan. Por su lado,los
comuneros bajaban regularmente en Navidad y Semana Santa para que hornearan pequeños
panes de maíz. Aunque desde 1920 el pan preparado en Acos fuera de trigo, por mucho
tiempo se siguió preparando pan de cereales mezclados, así como pequeños panes de maíz.
El trigo usado por las panaderías provenía de las tierras irrigadas de Lampián, Canchapilca,
Coto, San Juan, Huascoy o Pampas-La Florida, como de tierras de secano de Guaroy en
Pampas, que abastecía de trigo a casi todos los comuneros. Este trigo era enviado a los
molinos de la quebrada; a Coyas en el fundo de San Juan, a Canchar en el de Huascoy y a
Mollocunto, fundo común y límite entre Lampián y Acos. La elaboración de pan fue una de
las actividades más importantes de Acos, tanto del punto de vista económico como social,
pues contribuyó a mantener una relación de dependencia entre las comunidades aisladas y
el mercado acosino. Este mercado fue además codiciado por la corporación costeña de
panaderos peruanos, “La Estrella”, que más o menos a partir de 1940, comenzó a
introducirse en los mercados serranos enviando pan más barato, aprovechando del sistema
vial automotor. En esta época, la producción de trigo era poco importante en Lampián donde
el rendimiento por hectárea era de 953 Kg. frente a 1,207 en Pacaraos. 21 Este trigo era de baja
productividad y fue sólo en 1933 que el gobierno intervino alentando a las comunidades a
adoptar el trigo “Marqués” de calidad superior. Poco a poco, las comunidades no necesitaron
recurrir a los panaderos chinos para aprovisionarse; además se homogeneizó la producción
elaborando sólo “pan blanco”. Actualmente, solamente queda un panadero —nieto de Pablo
Espinoza— que provee de pan al pueblo, así como a algunas comunidades.

c. El capital chino

26 Tal despliegue de actividades, tal coordinación entre los chinos dispersos por las
comunidades, supone una buena organización y disponer de un capital inicial, sea en
dinero, mercancía o animales (esencialmente cerdos). Difícilmente evaluable, podía
tratarse de un aporte personal o de una suma confiada o más bien invertida por un grupo
136

de chinos asociados. Es indiscutible la influencia de estas asociaciones 22 y aunque su sede


haya sido Huaral, tuvieron una influencia moral y económica sobre los chinos
comerciantes dispersos en las comunidades, se ha hecho pocos estudios sobre el origen y
destino de los fondos que manejaron.23 En el caso de Acos se ha buscado establecer las
condiciones económicas en las que llegaron los chinos así como el destino de sus
inversiones; tentativa que lleva a distinguir a los comerciantes y agricultores chinos de
nacimiento, de los injertos, que a menudo dispusieron de un capital heredado. Entre los
chinos puede señalarse varios comportamientos —reproducidos aquí gráficamente-:

Origen geo-económico del capital inicial e inversiones

1 chinos censados en Acos


2 llegados sin capital
3 con capital adquirido en la costa con el comercio
4 con capital adquirido en la costa con la agricultura
5 capital conseguido en Acos
6 „ invertido en Acos en el comercio
7 capital invertido en Acos en la agricultura
8 chinos que pudieron especular con tierras pero que desaparecieron después de 1950
9 chinos cuya descendencia aún posee tierras
10 chinos de los que una parte de su descendencia está ausente.

27 Grupo I. Se trata de chinos llegados a Acos entre 1872 y 1890, que no tuvieron el tiempo ni
los medios para constituir un capital. Fueron peones agrícolas, sometidos a menudo a
servidumbre. Sólo en Acos pudieron percibir un salario, que ahorraron y luego
invirtieron. En este grupo se encuentra los chinos más respetados, como Pablo Espinoza o
Ho-Lao Lu. Fueron los primeros en invertir, a la vez, en el comercio y la agricultura, por lo
que se distinguen de los chinos comerciantes que hicieron su aparición a partir de 1890.
Aún hoy su descendencia posee las tierras que adquirieron.
137

28 Grupo II. No hubo chino que después de 1890 llegara sin capital. Las diferencias
observadas en este grupo, constituido en un principio únicamente por comerciantes,
tienen relación con las inversiones efectuadas durante su permanencia en Acos.
1. Los chinos pertenecientes a esta categoría llegaron a Acos con el único fin de comerciar y se
fueron como habían llegado. Dispusieron inicialmente de un pequeño capital, conseguido en
parte en la costa y en parte a lo largo de la carretera en construcción (1923-1933), en la que
participaron pero de la que aprovecharon también abriendo a cada fin de tramo un pequeño
comercio, como en Huataya, Chimcho y finalmente Mataca, antes de asentarse en Acos,
punto final de la carretera. Inviertieron en el pequeño comercio minorista y, según algunos,
especularon. Partieron entre 1945 y 1955, época en que decaían el comercio de semillas de
alfalfa y la economía local. Muchos de ellos, ancianos, decidieron regresar a terminar sus
días en Huaral que, en pleno desarrollo, ofrecía la ventaja de presentar un mercado más
amplio y una menor competencia. Entre ellos se encuentran los panaderos de Acos: Α-Lon
Lao, Magan, Caudivilla, Bariales.24
2. Otros, por el contrario, invirtieron en propiedades durante el tiempo que duró su presencia
en Acos, es decir una generación. En este caso, la adquisición de la tierra se tenía como un
medio de producción complementario de la actividad comercial. Propietarios y sobre todo
arrendatarios, no se establecieron definitivamente y abandonaron Acos en la misma época
que los anteriores.
3. Finalmente nombremos a los que, gracias a las ganancias obtenidas en el comercio, se
establecieron definitivamente en Acos. Hasta hoy son en Acos las familias de origen chino
más conocidas: Clemente Jon, Β. Velarde, José Caporal A-Pen, M. Bardiales A-Chang, D.
Ciriaco, José León.

29 Actualmente, entre los comuneros-residentes y los ausentes, controlan en Acos unas 15.7
Has. (sin contar 1.93 Has. de tierras comunales), es decir 14.4% de la totalidad de las
tierras parceladas de la comunidad (108.43 Has.). Las 33 parcelas adquiridas desde
principios de siglo se reparten así:
30 menos de 10 áreas: 4 parcelas
31 10 a 21 áreas: 9 parcelas
32 22 a 60 áreas: 9 parcelas
33 61 áreas a 1 hectárea: 4 parcelas
34 más de 1 hectárea: 4 parcelas25
35 A estas parcelas debe agregarse las que adquirieron en los fundos de Canchapilca y Coto; 5
parcelas entre 22 y 60 áreas y 6 parcelas de más de 1 Ha. Sólo estas últimas representan
15.9 Has., es decir, más que las 33 parcelas de Acos. De este modo, las parcelas más
importantes poseídas por los descendientes de chinos son, por una parte, las que
heredaron de sus parientes peruanos (caso de F. Jurado Caporal) y, por otra parte, las que
obtuvieron fuera de Acos.
36 Como propietario de tierras, este grupo social no exhibe un comportamiento homogéneo.
Así los Espinoza, descendientes de Pablo Espinoza (1850-1931), tienen actualmente 5.93
Has. de tierras en Acos, 11 parcelas que van de 4 a 1.83 Has. Forman parte de los que
invirtieron casi todo su capital en tierras. Al no haber podido extender más sus
posesiones en los linderos de Acos, compraron 7 hectáreas en los vecinos terrenos de
Canchapilca. La importancia numérica y económica de esta familia hace que en ella se den
todas las formas de tenencia —directa e indirecta— así como todos los tipos de
conducción. Sin embargo, la mayoría, vive y trabaja todavía en Acos; en la carnicería —
138

H.E. —, como artesano — G.E. —, en la tierra y el comercio mayorista de frutas — Z. y D.E.


— O también en el comercio minorista, sin olvidar el jefe de la familia, panadero y
fruticultor.
37 A esta familia se contrapone la familia Ramírez López, descendientes del chino Sepilino
(Acos 1890). Aunque los siete hermanos posee cada uno por lo menos una parcela en Acos
(34, 10, 50 y 20 áreas) y Coto (32, 41, 43, 24 y 25 áreas), todos están ausentes. Residen en
Huaral o Lima donde ejercen actividades comerciales o artesanales, viniendo poco al
pueblo (algunas de sus tierras están sin cultivar).
38 La familia Caporal. Los hijos de José Caporal (Acos 1897) se aliaron a familias oriundas,
entre ellas a una de las más importantes, la familia Jurado. Si bien los miembros de la
familia Caporal poseen pocas tierras (20, 28, 8, 8, 4 áreas), éste no es el caso de los Jurado-
Caporal. Por otra parte, es difícil considerar como “chinos” a sus miembros. La población
local algunas veces los considera “legítimos” (por los Jurado) y otras “asiáticos”. En su
caso, es cierto que la alianza entre F. Jurado, ganadero y prestamista de la comunidad y la
hija del rico comerciante J. Caporal, permitió una reinversión del capital en la tierra. Los
herederos de este patrimonio poseen actualmente 4.32 Has. en Acos y 4.01 Has. en Coto.
39 Otras familias “chinas”, los descendientes de Ho Lao Lu (Acos 1878) por ejemplo, ni
siquiera pudieron invertir en la comunidad. En efecto, la familia Sánchez no posee nada o
casi nada dentro de estos linderos aunque tienen 5.42 Has. en Canchapilca. Finalmente,
ciertas familias conservan una o dos parcelas en Acos: las hijas de Jacinto Herrera (Acos
1927) lograron continuar explotando una tierra comunal (80 áreas), que su padre había
recibido en usufructo hasta su muerte. En el caso de B. Jon Mansilla, hijo de un
comerciante chino de Acos que adquirió y posee todavía como propiedad privada una
extensión de 51 áreas y otra de 2.13 Has., de las que sólo 81 áreas son cultivables.
40 Del mismo modo que desde 1955 un gran número de acosinos sale del pueblo, los
propietarios de tierras de origen chino están generalmente ausentes; muchos dejaron
Acos poco tiempo después de haber adquirido tierras.
41 Grupo III. Este grupo reúne a los chinos llegados a Acos con un capital obtenido después
de haber trabajado sea como peón agrícola especializado en la costa, sea como yanacón en
una hacienda y que únicamente han invertido en la compra de tierras. Esta vez, también,
la mayoría desapareció (A. Pablo), sólo Valentín Mansilla Camchui, antiguo feudatario de
la hacienda Huayo, dejó sus tierras a sus descendientes. ¿Significa esto que sin el apoyo
del comercio las inversiones chinas en tierras estaban destinadas al fracaso?
42 Grupo IV. Finalmente, a este último grupo corresponden los chinos que fueron, a la vez,
comerciantes, arrendatarios y subarrendatarios, jornaleros eventuales o aprendices de
panadero. Gente que aparece y desaparece, no conocemos de ellos sino los nombres: Pio,
A-Xia, Sua-Jen, Α-Men, H. Tang, G. Lui, Siu, S. Chong, M. A-Chin, y en su caso no puede
hablarse de inversiones ni de capital.
43 Los injertos, muy numerosos entre 1935 y 1945, en realidad más de 50, trataron de
invertir y participar en la economía local. Al no tener éxito, por la saturación del mercado
se desplazaron hacia Huaral, Chancay o Lima para unirse a pequeñas colonias chinas que
los ayudaron a encontrar trabajo. A diferencia de sus padres injertos o abuelos chinos, es
de Acos de donde parten con un capital inicial.
44 Los más favorecidos, nietos de chinos pioneros o hijos de los primeros comerciantes-
agricultores, que disponían tierras heredadas intentaron quedarse. Pero aun así, a causa
de factores económicos y sociales locales, se vieron obligados a abandonar Acos. Como
139

poseían pocas tierras y ya no tenían el monopolio del comercio, en su mayoría debieron


arrendar sus tierras. La renta obtenida, salvo raras ocasiones no fue reinvertida en bienes
de capital sino dedicada a transacciones comerciales en la costa o en la educación de sus
hijos.
45 Las observaciones siguientes sobre “la epopeya china acosina”, son indispensables:
• La mayoría de los capitales —además bastante modestos — invertidos en Acos en el comercio
y la tierra, vino de la costa y se adquirió en el sector comercial.
• Este capital produjo utilidades en el mismo Acos todo el tiempo que duró la llamada “era de
la alfalfa”, es decir hasta más o menos 1950. Pero ya, la xenofobia de los habitantes, las
violencias, la dificultad de acceso a la tierra y la rivalidad que los oponía a la clase de los
mestizos, había hecho que muchos de ellos partieran.
• El capital en posesión de los chinos trabajó más de cincuenta años en Acos, pero
generalmente no fue invertido allí.
• En este contexto, es importante notar finalmente, que únicamente los capitales invertidos
por los chinos a la vez en la agricultura y el comercio, contribuyeron a fijar a una población
injerta acomodada y a dispersar el poder que entonces detentaban solamente los
propietarios de tierras de familias legítimas. Por el contrario, cuando las inversiones fueron
únicamente comerciales, se pudo hablar de fuerza económica de la colonia china pero no de
poder. Igualmente, cuando un agricultor o arrendatario chino no pudo disponer de un
capital comercial, tuvo también que retirarse.
46 Para los chinos como para los miembros de las familias legítimas, ya no es posible en esta
época separar agricultura e inversiones, poder y capital financiero.

2° Los acosinos y el comercio mayorista

47 Paralelamente al comercio minorista monopolizado por los chinos e injertos hasta más o
menos 1945, el comercio mayorista basado en la explotación de la alfalfa y ganadería,
desempeñó un papel económico muy importante, para las familias legítimas y aliadas, al
permitirles elevar sus ingresos. Basado en la ganadería de engorde y en la producción de
semillas seleccionadas de alfalfa, hizo intervenir a mayoristas locales, a la vez negociantes
de ganado y comerciantes de abarrotes, a intermediarios locales que revendían ganado o
semillas a los mayoristas de Huaral, Chancay o Lima y finalmente a negociantes de ganado
y comerciantes viajeros.
48 Este tipo de comercio supuso, desde 1920, la búsqueda de una rentabilidad máxima de la
tierra y una orientación de la producción agrícola y ganadera en función de un mercado
externo controlado en el lugar por un nuevo grupo de “productores-comerciantes”, cuyo
poder se incrementó.

a. Ganaderos y negociantes de ganado

49 Gracias al “control” comunal anual del ganado y sus propietarios, a fin de recaudar el
impuesto proporcional sobre el ganado, debería ser posible conocer su número comunal e
individual. Sin embargo, de este “control” hay datos para 191326 y regularmente a partir
de 1922 a 1950 en que Acos perdió Lomo Largo.
50 La pérdida de Lomo Largo y la falta de pastos permitió la práctica de arriendos
individuales, sin contrato y de corta duración, por lo tanto sin registro documental.
140

51 La falta de información se acentúa por la rápida desaparición de la fiesta del “rodeo” o


ganado en Acos. Celebrada entre parientes y no como fiesta comunal27 estaba destinado a
la marca del ganado. Los parientes constituían una “junta” que seguramente llevaba un
libro de cuentas para el registro de gastos, así como el nombre de los miembros y número
de animales. Sin embargo, no se ha encontrado, este tipo de documentos. Las
informaciones sobre ganadería y alfalfares provienen en su mayoría de los “archivos
policiales” locales, de los archivos comunales y de encuestas.
52 Los siguientes datos se refieren a la ganadería28 en las comunidades de Pampas, Acos y
Lampián.

Note 20229
Note 20330

53 La poca importancia de la ganadería en Acos, en comparación con Pampas y Lampián es


sólo aparente. En realidad, es necesario considerar 3 puntos: 1. mientras que Lampián,
para un número de habitantes apenas superior al de Acos, disponía de 11,869 Ha. de
linderos (20 veces superior a Acos) y Pampas de solamente 4,303,6 Ha., de las cuales sin
embargo, 2,153 Ha. eran de tierras de pastos temporales,31 Acos estaba entonces reducido
a un territorio de 560 Ha. de las que tres cuartas partes se hallaban en manos privadas. 2.
Otra observación necesaria: estas cifras engloban los rebaños comunales, los rebaños de
cofradías o de ayllus32 y los rebaños individuales; por lo que es imposible compararlas con
las de Acos que no posee rebaño comunal. El total de animales registrados en Acos se
refiere a la propiedad individual de ganado, que no es el caso de Lampián o Pampas. 3.
Finalmente, los resultados de las cifras para Acos, correspondientes a 1946, son
objetables. En efecto, para dicho año, los archivos policiales y comunales mencionan a
ganaderos acosinos y comuneros que no figuran en esta lista, la que además no menciona
el número de equinos, en realidad numerosos, ni el de porcinos, mular o caprinos de
propiedad de los acosinos. Sin embargo, a partir de este registro ha sido posible estimar
que un ganadero importante podía tener hasta 20 vacunos y/o de 30 a 40 ovinos, el
promedio superior se situaba entre 6 y 10 vacunos, con o sin ovinos.
54 En 1913, los únicos que tenían acceso al uso y locación simbólica de los pastos temporales
de Lomo Largo eran miembros de familias legítimas (Jurado, Arroyo, Mansilla) y sus
aliados (Calderón, Naupari, Quiroz . . .). Agregando este privilegio —más tarde trasladado
a los pastos de Pamparcayoc— al acceso a la tierra, se encontraron particularmente
dispuestos a intensificar las actividades ligadas a la ganadería, ya que algunos de ellos,
aún más favorecidos, habían podido incluso beneficiarse con préstamos comunales 33 que
les permitieron aumentar su ganado o adquirir nuevas tierras y alfalfares.
141

55 Así, de 1920 a 1950 fueron las mismas familias privilegiadas de otras épocas quienes
hicieron posible el crecimiento de la ganadería local, tanto vacuna como ovina. Entre los
51 ganaderos de Acos que se sucedieron durante este período y cuya actividad es segura,
14 de los más importantes pertenecían a tres familias legítimas y 26 formaban parte de
sus parientes próximos y aliados. Esta situación se grafica para cada una de las familias
legítimas y sus aliados de la manera siguiente:
56 — Familia y aliados:
57 es decir: 1 Arrendatario de pastos comunales (Lomo Largo o Pamparcayoc)
58 2 = E Ganadero de animales de engorde
59 3 = C Negociante en reses
60 4 = C Productor mayorista de semillas de alfalfa
61 5 Aliado a las familias legítimas
62 6 = Aliado a las familias de mestizos chinos
63 7 = Ρ Que ha ocupado el más alto cargo comunal
64 8 Notable de la localidad
65 9 = Τ Propietario de tierras con menos de 1 Ha. pormás de 1 Ha.

66 Siete miembros, entre hombres y mujeres, de la familia Arroyo se dedicaron a las


actividades ganaderas y fueron apoyados por seis aliados, de los cuales cuatro eran de
origen chino (alianza que respondía al deseo y necesidad de aumentar, gracias al capital
comercial de los chinos, el capital en efectivo de estas familias, y que favorecía la
circulación de los productos ganaderos o agrícolas). Entre los Arroyo la ganadería se
mantuvo como una actividad tradicional, lo que significaría un cierto atraso
socioeconómico. Siendo demasiado numerosos los que entre ellos practicaban la
ganadería, necesitaron todas sus tierras y no poseían muchas. Esta elección, les impidió
obtener una renta en dinero, que sin embargo, les hubiera sido muy útil ya que sus
142

ingresos — basados sobre todo en la venta del ganado— no podían aportarles todo el
capital necesario para una capitalización o una reinversión en la ganadería o en la tierra.
Lo limitado de sus ingresos procedía además de que no habían podido controlar la
comercialización de su ganado y para ello confiaban, cuando podía, en el único de ellos
que había reunido tierra, capital y poder: F. Arroyo. Finalmente, parece que la ganadería
de los ovinos, más tradicional, tuvo entre ellos mayor éxito que la de vacunos, lo que
económicamente no parece haber sido una buena opción; debido a que ésta exige muchas
tierras y porque su comercialización era poco rentable:
• en 1925, un carnero costaba 5.50 soles y un toro 50 soles
• en 1949, una oveja de dos años valía 50 soles y un toro de seis años, 800 soles, lo que
significaba más de seis años de arriendo de Pamparcayoc. 34
67 Muchos miembros de esta familia abandonaron finalmente la ganadería y las tierras para
buscar en la costa una mejor situación económica. Sólo quedaron los dos miembros más
importantes: Benjamín y Porfirio, que se había inclinado por la ganadería lechera y que
acaparaba más del 60% de las tierras que dependían de los miembros de esta familia
legítima.
68 Aunque en menor número que los Arroyo, los miembros de las familias Oriundo y
Mansilla estaban en mejor posición en el campo de la ganadería. Varios factores pueden
explicarla.
69 El mayor grado de instrucción recibido en la costa por varios miembros de estas familias,
hizo de ellos profesionales, convirtiéndoles en propietarios ausentes y, como
consecuencia, activaron el arriendo de tierras dentro de la misma familia.
70 Esta diversificación de las actividades agrícolas y no agrícolas permitió por ejemplo que
quienes se dedicaron al magisterio (J. Oriundo y J. y M. Mansilla) y lo ejercieron en Acos
tuvieran la oportunidad de supervisar sus rebaños.35
71 Al contar con una buena extensión de tierras (M. Mansilla, ocho potreros y J. Mansilla,
cinco potreros) arrendaron algunos de sus alfalfares, al corte o por temporada, o como
J.M. se dedicaron al comercio de semillas de alfalfa.
72 A diferencia de la familia Arroyo contaron con aliados en posesión de tierras suficientes
para que, por alianza y reciprocidad, no estuvieran obligados de cederles en arriendo
preferencial pastos que por otro lado, les proporcionaban una renta. La familia Oriundo
tuvo como aliados y parientes a:
73 — C. Naupari O., comerciante de “reses de negocio” pero también de caballos y asnos. En
1944 llegó a poseer 47 reses.36 Los caballos eran muy solicitados no sólo como animales de
carga, sino también para la trilla de alfalfa seca. En cuanto a los asnos, cuya crianza fue
estimulada al pasar por Acos un importante camino de arrieros, eran destinados a las
minas o a Huánuco.
74 — F. Jurado O., importante ganadero y arrendatario de Pamparcayoc, casó con la hija de
comerciante chino, reuniendo así capital comercial con capital agrario. Sus vínculos
familiares le permitieron poseer en 1944, además de un gran número de ovinos y vacunos,
49 porcinos (en 1946 un cerdo valía 50 soles).
143

– Familias ORIUNDO, MANSILLA y aliados:

75 — E. Zárate O. se dedicó por su parte a la ganadería lechera y al comercio de semillas de


alfalfa.
76 Entre 1920 y 1950, el poder estuvo en manos de las familias legítimas y aliadas que
combinaban propiedad o posesión de la tierra, ganadería y comercio. Según el siguiente
cuadro, en el que aparecen los atributos del poder (simbolizado por el cargo comunal más
alto), el cálculo de frecuencia de intervención de los factores que han contribuido a su
mantenimiento muestra que no puede romperse la combinación de ganadería y comercio.

77 Así, la asociación ganadería y comercio termina por ser tanto o más importante que la
propiedad o posesión de la tierra. Esta transformación del poder, en la que prevalece la
economía ante la legitimidad, la ascendencia histórica y la propiedad privilegiada de la
144

tierra, permitió, a numerosas familias recientemente aliadas a las familias legítimas


ejercer, a su vez, el poder comunal para luego ambicionar el poder municipal. Bajo su
impulso y por repercusión, esta transformación estimuló todo tipo de actividades
comerciales y permitió —luego de la partida de la mayoría de los desilusionados chinos
comerciantes de Acos— que en su lugar se establecieran nuevos comerciantes mestizos,
procedentes de la costa y de la sierra, con los que era más fácil tratar.
78 Indirectamente, la ganadería permitió a los acosinos escapar del dominio económico de la
colonia china y simbolizó —mucho antes de que el valle bajo y la quebrada yunga se
transformaran en un inmenso huerto— la apertura de las familias legítimas y con ellas del
pueblo entero, a la economía de mercado, basada en la agricultura comercial.

2. “La era de la alfalfa”


79 En efecto, la extensión de los alfalfares y la práctica de la ganadería intensiva fueron
decisivas en el paso de la economía tradicional a la economía de mercado. Entre 1920 y
1950, la “era de la alfalfa” puso fin, poco a poco, a una economía local relativamente
cerrada, en la que el trueque conservaba todavía un lugar preeminente.
80 Desde más o menos 1925, se extiende el cultivo de la alfalfa en Acos y fundos de las
comunidades vecinas, en perjuicio del trigo y maíz. Para Acos este cambio se debió en
parte, a la pérdida de los pastos temporales de Lomo Largo (3,000 Ha.) y, por otra, a la
intensificación de la ganadería lechera, no sólo en el valle de Chancay sino en todos los
valles vecinos. En este contexto, la coyuntura era claramente desfavorable para la
comunidad, que se encontraba sin pastos temporales en el preciso momento que las
demás comunidades se orientaban hacia la ganadería y los necesitaban. Era evidente que
Lampián, al recuperar sus derechos sobre Lomo Largo, había querido mutilar a Acos con
el fin de neutralizarla económica y políticamente. Frente a esta nueva situación, los pocos
propietarios ganaderos de Acos decidieron convertir sus parcelas de trigo, maíz, camotes
y yucas en alfalfares, a la vez que optaban por comprar y cultivar nuevas tierras. Es
también en esta época, que comenzó la tala indiscriminada de árboles de los bosques
naturales, sembrando alfalfa en estos nuevos claros, lo que acentuó todavía más el
aspecto silvestre que presentaba el territorio de Acos. En otro aspecto, la intensificación
de la ganadería en las comunidades de altura provocó una disminución de los pastos y una
tendencia el sobrepastoreo. Como las tierras comunales de pastos temporales estaban
reservadas prioritariamente a los rebaños comunales, muchos propietarios se vieron
obligados a buscar en esos fundos y en Acos el pasto que permitiera a sus animales
sobrevivir durante la estación seca de la sierra, es decir de setiembre a enero; pero
algunos que venían de más lejos (entre 50 y 60 Km.) se adelantaban a esta fecha y llegaban
desde el mes de agosto.
145

MAPA N° 9

81 Finalmente, parte de la población de Acos se adaptó muy bien y hasta obtuvo beneficios
de esta nueva situación. Algunos propietarios de tierras se convirtieron no sólo en
ganaderos sino también en productores de semillas seleccionadas de alfalfa. Siguiendo un
antiguo patrón continuaron sirviendo de punto de enlace entre agricultura y ganadería,
lo que permitió a los ganaderos serranos pasar sin problemas del fin de la estación seca
(setiembre-octubre) al principio de las lluvias (enero-febrero). Ofrecieron también a los
negociantes de ganado, que bajaban de las comunidades de altura, los pastos necesarios
para mantener el peso de los animales destinados al mercado de carne de la costa.

1° Espacios y actividades

82 Gracias a los testimonios y a la ayuda de algunos acosinos, ha sido posible reconstruir el


paisaje que ofrecían las yungas de quebrada alrededor de Acos. Desgraciadamente, esta
geografía no es representativa del apogeo del cultivo de la alfalfa (1935-1940), pues en
1945 los alfalfares destinados a la selección de semillas, se reducían ante los dedicados al
pastoreo. En esta época, también, aparecían los primeros huertos de naranjas y manzanas,
destinadas posteriormente a una comercialización intensiva.

a. Ocupación del suelo en 1945

83 Después de haber partido a finales de setiembre, de los pastos consumidos y secos de las
comunidades de Carac, Quipán, Marco o Sumbilca, los pastores llegaban a los fundos de
esta quebrada del Chancay donde encontraban campos de alfalfa. En su viaje en busca de
pastos, Acos era una etapa para los de Sumbilca que antes ya se habían detenido al pie de
Vilca y que subían en agosto hacia Acos, con vacas, carneros y cabras.
146

84 El pueblo aparecía entonces sobre su redonda cima aluviónica como un oasis de verdor; el
rellano estaba invadido por un boscaje en forma de damero, donde las parcelas,
irregulares, estaban separadas por filas de árboles frutales — chirimoyeros, guayaberos,
paltos, granados, árboles de limas— y tapias. Anteriormente ocupadas por maizales y
trigales, en 1945 estas parcelas, estaban mayormente dedicadas a la alfalfa. Su extensión
variaba entre 2 y 6 hectáreas, reservadas preferentemente al pastoreo de vacunos,
equinos, y aun porcinos. Las parcelas más grandes de este rellano (80 áreas y 1.14 Has.)
eran destinadas por su propietario a la obtención de semillas para su comercialización.
85 La mitad de estos alfalfares eran de cultivo permanente, se sembraban cada cinco o diez
años sin rotación de cultivos. La otra mitad quedaba sometida a rotación de cultivos.
Después de cuatro años de alfalfa, la tierra descansaba un año sin recibir riego, por lo que
la alfalfa moría. Al año siguiente se sembraba maíz, obteniéndose dos cosechas, y
nuevamente se cultiva alfalfa durante cuatro años. En la práctica parece que pocos
comuneros respetaban el año de descanso37 y más bien preferían después de cuatro años
de alfalfa dejar morir la hierba, arar muy rápido y sembrar el maíz inmediatamente. Esto
explicaría por qué en el mapa no se ven tierras en descanso, las parcelas que quedan en
blanco están abandonadas y no en reposo.
86 La intensidad de la explotación de la tierra se muestra también en un tipo de cultivo en
dos pisos, especie de “cultivo promiscuo”. Muchas eran las parcelas que combinaban el
sembrío de árboles frutales entre los que se extendía la alfalfa o los surcos de maíz con
otros cultivos. Al lado de un cultivo semi-comercial como la alfalfa, este sistema de cultivo
prueba que se mantenía la agricultura de autoconsumo.
87 En las quebradas, que hasta 1925 estuvieron abandonadas, los alfalfares eran
permanentes. En los lugares cercanos a Canchapilca los más extensos tenían 4 Has.;
siendo el promedio de 1 a 2 Has., como las que la comunidad arrendaba en Pamparcayoc.
Entre los alfalfares privados, dedicados no al pastoreo sino a la selección de semillas,
como era el caso de la mayoría, se notará el típico ejemplo de la parcela de Pateria, con
una extensión de 2.88 Has. en cuyo centro estaba la era.

1. Alfalfares permanentes38
147

CUADRO 13.

88 Las parcelas de la vertiente, regadas por la Toma Limoncillo estaban también separadas
por hileras de árboles, y dedicadas a la producción de semillas. Estas eran las que
contaban con mayor cantidad de eras. El paisaje de la vertiente parecía menos tupido y
más regular. La ausencia de “cultivo promiscuo”, la extensión de los alfalfares y la
construcción de eras en su centro, son factores que muestran en este caso, una
agricultura especializada que busca la máxima ganancia.
89 En 1945 los alfalfares permanentes de Acos cubrían 52.56 Has., distribuidos en 67 parcelas,
que representaban el 48% de las parcelas cultivadas y 62.7% del área total de cultivo.
90 Treintaicinco de estas parcelas tenía en promedio más de 70 áreas, correspondiendo en su
mayoría a tierras de vertiente. Mientras que 32 parcelas, con un promedio de 35 áreas,
estaban localizadas en el rellano. Grandes productores de semillas, estos alfalfares
pertenecían a comuneros, cuyo papel político y económico ya ha sido descrito.
91 Sólo la parte de Canchapilca que colinda con Acos y que puede ubicarse en el mapa
(Lacsacocha-Pirquihuasi), representa 22.8 Ha. de alfalfares permanentes. Encerradas
dentro de sus estrechos linderos, las familias legítimas de Acos poseían allí desde hacía
mucho tiempo parcelas importantes.
92 I.T. Mansilla: 2 Ha.; M.M. Mansilla: 1.84 Ha.; D.M. Mansilla: 55 áreas; G. Oriundo Mansilla:
1.88 Ha.; J. Oriundo Mansilla: 275 Ha.; L. Oriundo Mansilla: 90 áreas. Así como sus antiguos
aliados: A. Arroyo (48 áreas), y los recientes: Nichos con una era y 96 áreas.
93 En la parte de la quebrada correspondiente a Canchapilca, aproximadamente la mitad de
los alfalfares están destinados al pastoreo de animales en tránsito, procedentes de Carac o
Quipan, y especialmente al ganado lechero que pertenece a acosinos o a ganaderos de
Vilca, San Juan y Canchapilca. De las 25 parcelas entre Coto y Coyas, 15 tienen un
promedio mayor a 80 áreas. En este caso también se trata parcelas destinadas a la
148

selección de semillas. Otros alfalfares más reducidos —36 áreas de promedio— que se
encuentran sobre la terraza, se utilizaban para el pastoreo de los rebaños de sus
propietarios. Entre ellos las dos familias consideradas legítimas, originarias de Coto: los
Jurado, que poseían allí, cerca de 7 Ha.39 y los Córdova, cuyas 6 Ha. de tierras están
situadas más hacia abajo de la terraza que aparece en el mapa. Los Córdova eran en esta
época ganaderos importantes; como carniceros habían logrado en Acos, Lampián y Vilca
una selecta clientela. Su monopolio y los precios que imponían fueron denunciados por la
Municipalidad en 1922, 1957, 1964.40 Por otra parte los comuneros-ganaderos de San Juan,
ante la imposibilidad de adquirir alfalfares en su comunidad, lo hicieron en el fundo de
Coto, donde compraron más de 5 Ha. de tierras que destinaron exclusivamente a la
ganadería. Las motivaciones que llevaron a las familias de gamonales instaladas en Acos
desde dos generaciones, a buscar la posibilidad de adquirir tierras fuera de su comunidad,
fueron otras: en este caso, no fue la comunidad que defendió sus tierras, sino los
propietarios, es decir las familias legítimas. Los Quiroz, por ejemplo, ayudados por una
familia satélite y un nuevo aliado originario de Jauja, rompieron el monopolio y lograron
adquirir más de 4.5 Ha. de estos alfalfares, huertos y maizales.
94 Finalmente en San Juan, las tierras comunales de Obraje, Coyas y Marcahuasi ofrecían a
los arrendatarios de alfalfares, de Acos, Vilca o Puruchuco, más de 11 Ha. de pastos, sin
contar los pequeños alfalfares que la comunidad poseía río abajo, hasta sus límites con el
fundo Huascoy.

2. Los alfalfares combinados con la plantación de árboles frutales

95 Para que en 1945 fuera posible contemplar un paisaje donde dominaban los grandes
alfalfares, fue necesario, entre 1920 y 1940, talar un buen número de árboles frutales en
los rellanos de Marcahuay y Carachuay. En las vertientes con fuerte pendiente, para
permitir una vegetación arbustiva importante, la roturación eliminó la vegetación nativa,
como el schimes molle. Pese a que la producción de frutas nativas (chirimoyas, guayabas),
su trueque y luego la venta de los productos obtenidos gracias al mismo (maíz, queso),
había permitido a ciertos comuneros obtener un ingreso complementario aceptable, no se
dudó en sacrificarlos para sembrar alfalfa. Sin embargo, los comuneros más pobres en
tierras intentaron asociar agricultura y ganadería, conservando siempre este ingreso
complementario. Con tal fin entresacaron árboles y sembraron alfalfa, lo que explica por
qué la mayoría de alfalfares combinados son pequeñas parcelas.
149

CUADRO 14

96 Estos alfalfares combinados representan sólo una décima parte de la superficie ocupada
por los alfalfares permanentes o en monocultivo. En esta clasificación, los alfalfares
permanentes y los combinados han sido separados, porque antes de 1930 e incluso
posteriormente, los alfalfares habían sido precedidos o seguidos por cultivo de hortalizas,
es decir que en este caso no se trata de alfalfares permanentes combinados.

3. La rotación maíz y alfalfa

97 El pequeño número de las parcelas (22 de 151) que entran en rotación: alfalfa, descanso,
panllevar y maíz, haría suponer que, pensando en la rentabilidad, los agricultores estaban
poco dispuestos a perder un año de producción de semilla o un año de arriendo de pastos
después de un año de descanso.
150

CUADRO 15. Rotación maíz-alfalfa

98 En total, (puntos 1.2 y 3) 71.3 Ha., es decir 85.5% de las tierras cultivadas de la jurisdicción
de Acos, estaban destinadas al cultivo de la alfalfa. Según el sistema de cultivos, puede
estimarse que anualmente entre 10 y 15 Ha., después de un descanso se utilizaban para la
producción de panllevar y de maíz.
99 Además de la yuca, camote, cebolla, ají y coliflor, los fundos se sembraban con pepino de
diciembre a julio y de agosto a noviembre con frejol. De diciembre a junio se sembraba la
variedad de maíz morocho y de julio a octubre la de maíz morado.

4. Cultivos permanentes de panllevar y de maíz, huertos con frutales


151

CUADRO 16

100 Si agregamos unas 8 Has. anualmente sembradas de maíz y leguminosas, un total entre 14
y 18 Ha. producían cultivos alimenticias para el mercado de Huaral.
101 En realidad, Canchapilca, que muestra en el mapa sólo la parte excéntrica del territorio
destinada a alfalfares, producía un porcentaje mayor de verduras y maíz que Acos.
Mientras que los acosinos se enriquecían vendiendo en Chancay o Lima la semilla de
alfalfa, los comuneros de Canchapilca seguían produciendo para la costa un maíz morado
muy apreciado. El paisaje de los alrededores de Canchapilca muestra muy bien esta
elección económica, ya que la roturación debida al avance de la alfalfa es menos marcada
que en Acos y que cerca de la comunidad muestra un aspecto todavía menos cultivado.

5. Los antiguos huertos

102 Los árboles de guayaba, pacay, chirimoya y palta, junto con los de mango, granada, limón
y lima, se cultivaban alrededor de las casas, a lo largo de las torrenteras y en algunas
parcelas, pequeñas huertas poco cuidadas. Como el trueque y la venta de algunas de estas
frutas constituían operaciones económicas no despreciables, se prefirió, en el momento
de roturar, talar los árboles menos rentables. De este modo desaparecieron imponentes
pacaes y guayabos.
103 Al mismo tiempo, se intensificaron los cuidados a los árboles “productivos” como los
chirimoyos. Sus frutos muy frágiles y apreciados por los costeños, se llevaban a lomo de
mula hasta el cruce de carretera más próximo y, de allí, se transportaban a Huaral o Lima.
Las limas soportaban el trayecto mejor que las chirimoyas. Partiendo de Acos, el arriero
conducía los sacos de limas y llegaba a Huaral en dos días. Allí tomaba el tren de las 9 y 30
a.m., almorzaba en Ancón y llegaba a Lima a las 15 y 30, donde vendía fruta, papas y maíz.
152

Menos apreciadas que las chirimoyas, las limas servían sobre todo para el trueque con los
serranos que las utilizaban en numerosas manifestaciones rituales.
104 Es difícil calcular en base a esta cartografía y testimonios, la extensión total de las tierras
correspondientes a los antiguos huertos. Las estimaciones son: Acos: 3.23 Has., Coto: 3.25
Has. y San Juan: 1 Ha. No se ha tomado en cuenta los árboles frutales que bordean los
canales de riego y que sirven de límite entre parcelas. Ahora bien, sabiendo que un palto o
un chirimoyo pueden producir hasta 10 cajones de fruta, no es posible ignorarlos.

6. Los nuevos huertos

105 Sin haber tenido un papel económico importante, la producción y venta de algunas de las
frutas locales generaba a la población un ingreso complementario importante. Así, en
1935, cuando los árboles de limas fueron atacados sucesivamente por la “limasa” o
“conchuela negra”, y el fruto por la “mosca blanca”, esto resultó una pérdida económica
difícil de compensar. Fue aún más grave cuando en 1956 los chirimoyos que también
habían sido afectados por la “conchuela negra” y la “plombajina negra”, comenzaron a
dar frutas enfermas. Los precios bajaron y la producción de chirimoyas dejó de constituir
una fuente de ingreso. Ese mismo año, en la sierra, las papas fueron atacadas por la
“arguya”. Las sequías y epizootias se sucedían, y desde el punto de vista económico, los
alfalfares perdían valor. En este contexto, el fin de la producción de chirimoyas significó
el fin de un ingreso, más difícil de reemplazar que veinte años atrás.
106 Sin embargo, desde 1930 en el valle bajo, la hacienda Huando había implantado los
primeros grandes huertos de cítricos. Una variedad de naranjos cultivada en Huando,
célebre por su fruta sin pepas, comenzó a propagarse por todo el valle, sobre todo en las
parcelas de pequeña y mediana propiedad, como San Miguel, a la entrada de la quebrada.
Algunos comuneros que habían trabajado en la costa o para estos pequeños propietarios,
se interesaron por una experiencia que se mostraba muy rentable: producir fruta para el
mercado de Lima. Poco a poco, naranjales y manzanares comenzaron a subir del valle a la
quebrada.
107 En 1945, como se ve en el mapa, algunos acosinos ya lo habían logrado. Entre ellos M.M.
Mansilla, que en 1932 parece haber sido el primero en plantar naranjos de Huando. Los
Pariasca Arenas lo habrían imitado, comprando en 1945 en San Miguel, las primeras
plantas de manzana. Dos forasteros apoyaron esta experiencia: Ν. Páez, rico comerciante,
mayorista de alfalfa, enemigo de los minoristas chinos y finalmente propietario en Acos
de 1.67 Ha. de tierra; y F. Igreda de Canta, ganadero que había invertido en Acos y que por
esta época comenzaba a incrementar su capital con tierras.
108 En 1945, las 3.27 Has. de huertas (5 parcelas de las cuales 1.94 Ha. eran alfalfares
combinados) todavía no reemplazaban a los antiguos huertos ni estaban listas para
sustituir a los alfalfares.
109 Sin embargo, puede suponerse a través de estos intentos que se iniciaba la búsqueda de
un cultivo comercial de reemplazo, a causa del decaimiento de la alfalfa, pese a que su
corte y arriendo era aún rentable.41 En 1945 además, algunos comuneros enriquecidos por
el comercio de vacunos o semillas de alfalfa, enviaban a sus hijos a la costa y ellos mismos
se convertían en ausentes, mientras que otros, empobrecidos por la explotación de los
comerciantes — blancos y mestizos, además de chinos — , y por la poca rentabilidad de las
parcelas que no habían vendido. Salían en busca de trabajo.
153

b. Actividades relacionadas con los alfalfares

110 Aunque muchos habitantes de Acos habían abandonado el pueblo, según el censo 42 de
1946 contaba ese año con 488 habitantes, cifra nunca alcanzado hasta entonces. En
realidad, muchos de ellos (26 familias sobre un total de 98), atraídos por el éxito de los
alfalfares y ganadería habían llegado hacía poco tiempo a Acos donde eran simples
residentes temporales. En este censo no figura la procedencia ni ocupación de los nuevos
pobladores que, en todo caso, no eran sino arrendatarios o ganaderos.
111 Reuniendo todos los datos de archivos disponibles, se ha intentado hacer la lista de los
“forasteros, que desde 1920 han vivido temporal y regularmente en Acos, con el fin de
ejercer actividades relacionadas con la ganadería o el cultivo de los alfalfares. 43

1. La ganadería de engorde

112 En el valle de Chancay, después de Acos, los negociantes de ganado y ganaderos paracen
interesarse sobre todo por la comunidad de Carac (2,800 m.), cuyos pastizales eran muy
extensos y los rebaños importantes. Como Carac se encuentra en el camino a Cerro de
Pasco, el tráfico más frecuente era el siguiente: Guillacocha-Carac (donde se cerraban los
primeros tratos y donde los arrieros reservaban los pastos para el regreso). Acos, donde
se realizaban los negocios más importantes: compra de ovinos, vacunos, equinos y
mulares para las minas. Los alfalfares de los fundos de Coto, Canchapilca, San Juan y Acos,
eran puntos de etapa. Seguía la subida hacia Carac, donde los arrieros recuperaban el
rebaño de llamas que había confiado a un pastor a la ida y luego, después de un último
descanso, volvían a Guillacocha (Cerro de Pasco), de donde había salido siete meses antes.
113 De San Buenaventura, en la margen izquierda del Chillón, a la altura de Canta, los
compradores de ganado llegaban a Acos después de atravesar las comunidades ganaderas
de Huamantanga, Quipán, Marco y Sumbilca. Seguidos del rebaño que habían ido
formando, se detenían en Acos, donde peones, en su mayoría de Apurímac, se encargaban
de cuidar el ganado. Dejando pastar a los animales, estos negociantes se dirigían hacia
Carac con el fin de comprar más animales. Terminadas las transacciones, regresaban a
Acos. Una vez finalizados los negocios entre Carac y Acos, los animales ya engordados
bajaban lentamente a Huaral. Allí el ganado era sacrificado o enviado por tren o barco
(Chancay-Ancón) a los mataderos de Puente Piedra, a la entrada de Lima.
154

CUADRO 17. Origen geográfico y actividades de los residentes temporales de manera regular en
Acos entre 1920 y 1950 (véase el mapa)

114 Entre enero y mayo, los fundos recibían lluvias, aunque en poca cantidad. Con las
primeras lluvias, los rebaños abandonaban las yungas húmedas, donde los brotes de
alfalfa, siempre utilizados, no eran muy recomendable para los animales. Durante estos
155

cuatro meses algunos de los ganaderos locales aprovechaban para dar a sus animales
como forraje, las pancas de maíz y el heno conservado en forma de “pilones”, obtenido
después de las “cosechas” de semilla. Durante este período, además, los alfalfares no se
regaban y algunos animales todavía pastaban allí.
115 Después de 1940, a partir de mayo, los rebaños de ovinos, vacunos y caprinos llegaban
unos tras otros a los fundos. En julio, los de Quipan; en agosto, los de Sumbilca y Marco.
Los de Puruchuco parece que no llegaban sino entre noviembre y diciembre. Ya sea que
vinieran del noreste o del suroeste, las distancias recorridas por estos rebaños, entre su
comunidad y Acos, no eran mayores de 80 km. Los negociantes de ganado, por su parte,
venían aún de más lejos, como los de San Buenaventura.

MAPA N° 10

116 Además de los negociantes en reses y vacas lecheras, Acos atrajo también a los carniceros.
Uno de ellos provenía del fundo de Coto, pero los otros venían de la costa. Sacrificaban a
las reses en el lugar, proveyendo de carne de carnero y menos frecuentemente de vacuno,
a los pequeños restaurantes y a los particulares. Durante más de cuarenta años
impusieron sus precios y fueron acusados de imponer su ley hasta que, hacia 1960, la
recién creada municipalidad tomó disposiciones sobre el particular. Mientras tanto
algunos de ellos se habían formado una clientela en la costa, a la que enviaban la carne en
camiones. Aparte de este tráfico local de animales beneficiados, las reses se sacrificaban
en Huaral o Lima, destinadas a una población creciente, cuyos hábitos alimenticios
exigían una mayor cantidad de proteínas (a base de carne de res).

2. Productos de la ganadería lechera

117 Fue el crecimiento de la población y consumo costeño, que originó una nueva actividad.
La iniciativa no fue seguramente local sino costeña; reunió alrededor de Acos a un grupo
156

de productores de leche fresca y quesos, a fin de distribuir diariamente sus productos, en


las mejores condiciones, en Huaral y Lima. No hemos llegado a conocer muy bien la
historia del desarrollo de esta pequeña industria; en todo caso, cuatro familias
“mayoristas” establecidas en Huaral44 participaron sucesivamente, en el monopolio de su
comercialización. El testimonio de la última persona45 que se ocupó entre 1940 y 1947 de
mantener la producción de leche y queso en Acos, es el siguiente.
118 Las vacas lecheras estaban dispersas en los fundos cercanos a Canchapilca, Acos, Cotanga
(Pampas-La Florida) y Chalamaque (Lampián). Toda la producción de leche se concentraba
en el mismo Acos. El ordeño se llevaba a cabo a las seis de la mañana y la leche llegaba al
pueblo entre las siete y las ocho, donde era inmediatamente “pasteurizada”. En grandes
calderos, se hervía agua; estos calderos eran lo suficientemente grandes para contener
cinco o seis latas o porongos (de 20 a 40 litros de leche) que eran sumergidos hasta la
mitad en el agua hirviente. Luego se le agregaba a la leche un poco de agua caliente hasta
que alcanzara 25° de temperatura. Entonces se sacaban los porongos y se ponían
inmediatamente en una tina de cemento por la que corría agua fría. Terminada la
refrigeración, hacia las once de la mañana, la leche se enviaba diariamente a Huaral por
camión. Este camión llegaba de la costa por la mañana y regresaba inmediatamente
conduciendo leche, mantequilla y quesos —los miércoles y sábados—, que distribuían a
restaurantes y cafés. Se puede estimar que la producción lechera local diaria llegaba, en
1945, a 150 litros, de los que por lo menos 120 eran “pasteurizados”, transformándose el
resto.

3. Selección y venta de las semillas de alfalfa

119 Contrariamente a lo que pasó con la leche y los productos derivados, no hubo en Acos
centralización en la venta y distribución de semillas seleccionadas de alfalfa. Cada
productor mayorista vendía directamente su cosecha a casas de importación-exportación
del Callao. Por este procedimiento, que necesitaba muy pocos o ningún intermediario,
gran parte de la producción local de semillas seleccionadas se guardaba en los depósitos
del Callao y se exportaba a Chile.
120 Hubo, sin embargo, un comerciante mayorista, N. Paez, originario de Santa Cruz,
instalado desde 1940 en Acos, que logró imponerse. Como comerciante había logrado
endeudar a los pequeños y medianos propietarios de alfalfares, lo que le permitió
proponerles tener la prioridad en la compra de su producción (muy poco importante,
además, para interesar a las grandes casas exportadoras, pero bastante solicitada por los
mayores productores de Acos). Se convirtió así en el “intermediario-mayorista” del lugar,
privando a un cierto número de familias legítimas de su clientela habitual y, del mismo
modo, a los chinos de sus compradores habituales. Establecido en Acos, logró un capital
que invirtió en tierras. Actualmente sus hijos gozan de una renta gracias, procedente de
dos Has. de huertos adquiridas gracias a este comercio.
121 Después de dos meses de riego y de reconstitución, los alfalfares eran “cortados” por el
propietario con ayuda de parientes o, generalmente, de peones. El corte de tallos floridos
se llevaba al centro de la parcela o cerca de la era o abrigo reservado a los peones, donde
se apilaba. “Un pilón” representaba más o menos 420 K. de alfalfa fresca. En esta
descripción, que ha sido hecha para el caso de un corte de noviembre, no fue posible
averiguar cuánto tiempo era necesario para que la alfalfa estuviera suficientemente seca
antes de cubrir el “pilón” con paja, para protegerlo de las lluvias de enero y febrero. No
157

hemos podido saber cómo se evitaba su putrefacción ni en qué condiciones se secaba. En


ciertas condiciones, se dice que eran necesarios cinco meses antes de trillar la alfalfa. En
otras, bastaban dos meses. En el momento de la trilla, el forraje se desparramaba en la era
donde se golpeaba con palos y mazos para separar el tallo de la flor; luego se la hacía pisar
por dos caballos uncidos, esta vez para separar la cáscara de la semilla, operación que
podía repetirse si era necesario. Finalmente, se pasaba todo por una criba y se frotaba.
122 En julio —seguramente porque el secado se hacía en mejores condiciones y porque los
rebaños de las comunidades de vertientes todavía no habían invadido los alfalfares— se
obtenía en los fundos las cosechas más importantes de semillas seleccionadas. En Acos, los
principales productores, como la familia Jurado, vendían en esta época privilegiada del
año, de 15 a 20 fanegas de semilla trillada. La fanega pesaba en Acos un poco más de 4
arrobas (aproximadamente 50 kg.) o seguramente la medida oficial de 55 litros. Puede
estimarse que estos ricos propietarios producían entre 825 litros y 1,100 litros de semillas
sólo en esta cosecha, lo que es importante cuando se sabe que el propietario de una
hectárea de trigo en el distrito de Lampián obtenía 953 kg. de grano por año, de los que
debía retirar las semillas para el año siguiente, además de lo que reservaba para el
consumo familiar.46

2° La alfalfa, fuente de capitalización

123 Ya sea a través de la ganadería de engorde o lechera, ligada a la posesión o arriendo de


alfalfares, o gracias a la producción de semillas seleccionadas, la economía local se basó
esencialmente en la máxima explotación y rentabilización de sus alfalfares. La “era de la
alfalfa” significó así para los propietarios, comerciantes y comunidades una fuente de
capitalización distinta por su naturaleza e importancia de las que hasta entonces habían
podido acceder.

a. Ganaderos, propietarios y arrendatarios de alfalfares

124 Sería erróneo suponer que todos los acosinos aprovecharon en igual forma esta
oportunidad económica. La mayoría tenía, es verdad, dos o tres alfalfares o el equivalente
a cuarenta o sesenta áreas de alfalfa, pero esto sólo bastaba para conseguir el ingreso en
dinero que necesitaban, en el momento que los intercambios comerciales entre la costa y
Acos habían aumentado, activado la circulación del dinero y restando importancia al
trueque. Demasiado “pequeños” para ser mayoristas de semillas, se encontraron a la
merced de los “grandes”, quienes, como ya vimos, pertenecían a familias legítimas, salvo
Páez que fue el primero en abrir una brecha en el monopolio chino. Para escapar del
sistema del adelanto sobre la cosecha, los pequeños propietarios o poseedores de
alfalfares, podían recurrir al arrendamiento. O entregaban en arriendo sus tierras a
productores más importantes de semillas o a pequeños ganaderos, resultándoles
imposible cualquier otra fuente de ingresos, especialmente la ganadería; o trataban de
arrendar, además de sus parcelas, otros alfalfares, no con el fin de aumentar su
producción de alfalfa, sino con la esperanza de incrementar su rebaño y cultivar
productos de panllevar.
125 Las fuentes de ingreso de estos pequeños agricultores se reducían, en realidad, a un poco
de maíz, cultivos de panllevar, a algunos animales y a la cosecha de alguna fruta. La
pobreza e insuficiencia de estas fuentes de ingreso se vieron agravadas por la dificultad
158

de acceso a la tierra —escasez y precios elevados— que se mostraba, por ejemplo, en el


hecho que los grandes alfalfares se arrendaban con un año de anticipación, o por
contratos de siete años, a poderosos ganaderos locales o a pastores de Marco, Sumbilca o
Puruchuco. Sin embargo, no se puede negar que existió capitalización, pero sólo entre los
grandes propietarios de tierras o ganaderos.
126 — La ganadería de engorde.
127 El censo de 1946, al que nos referimos, presenta omisiones ya mencionadas y puede ser
cuestionado. Sin embargo, plantea varios puntos interesantes:
128 Sobre un total de 94 familias residentes, sólo 38 eran naturales de Acos y 26 otras eran
“adicionales”, según un término local que establece su estadía temporal.
129 Entre las 38 familias acosinas, más de 14, es decir un 15% del total de familias residentes,
habrían poseído un rebaño y, entre las 26 adicionales, 3 habrían sido propietarias de
reses. En el primer caso, no es imposible que esta cifra sorprendentemente baja sea
aproximada (con un margen de error de dos propietarios). En efecto, las 14 familias en
referencia pertenecían, o estaban ligadas muy estrechamente, sea a una familia legítima,
sea a un “gamonal” o a un comerciante chino. En el segundo caso, esta cifra no es muy
verosímil, pues la mayoría de los nuevos residentes se instaló en Acos, atraídos por la
ganadería y actividades conexas (ordeñadores, guardianes de rebaños, lecheros,
propietarios de caprinos, pequeños negociantes en reses y ganaderos). Además, las tres
personas que se mencionan —mujeres, ya que todos los rebaños estaban registrados a
nombre de éstas — , estaban emparentadas con gente de Acos y deben considerarse
“adoptadas” y no “adicionales”. Parecería, en este caso, que el censo de 1946, no tomó en
cuenta sino a los 17 propietarios reconocidos por pertenecer realmente al pueblo. 47
Aunque se limite a la población tradicional de Acos, este censo sigue siendo válido y
significativo.
130 — La ganadería de bovinos:

CUADRO 18

* No existen las categorías 4 (31 a 40) y 5 (41 a 50) ya que están representadas en otras
comunidades.

131 La poca participación de gran parte de la población (57.9%) nativa, prueba, una vez más,
que esta ocupación “selectiva” no dejaba de ser un elemento complementario de
dominación. Entre estos privilegiados, una gran mayoría tenía un rebaño mediano (cat. I:
7 animales) superior al de la categoría equivalente en Huayopampa en 1935, donde el
159

rebaño mediano se componía de 5 animales (Fuenzalida y Villarán, 1968: 93). En relación a


esta comunidad con mayores actividades agropecuarias, las categorías de ganaderos
estaban menos representadas (cat. I: 29% contra 47%; cat. 2: 01.5% contra 19% y cat. 3:
2.6% contra 4.7%; cat. 4: 0% contra 2% de representatividad en Huayopanpa). Pero, el
tamaño promedio de los rebaños de cada una de estas categorías era mayor; por ejemplo 7
animales frente 5 (cat. 1), 17 frente 15 (cat. 2). Como conclusión diremos que, en efecto,
las dos primeras categorías son proporcionalmente poco importantes, pero el tamaño de
sus rebaños48 muestra que los ganaderos eran más poderosos.

CUADRO 19. La ganadería de ovinos

132 En 1946, este tipo de ganadería era poco practicada entre los ganaderos de Acos, 49 seis
sobre diecisiete. Los grandes rebaños de las categorías 2 y 3 pertenecían justamente a las
tres familias “adoptadas” pero no nativas. En esta época, el consumo de la carne
disminuía ante el incremento en el consumo de la carne de res. Paralelamente, el
comercio de la lana perdía importancia, y ya no era rentable tener un rebaño a menos de
contar con un número importante de ovinos (no menos de veinte) y los pastos suficientes.
Al no conocer la composición exacta de estos rebaños individuales, resulta imposible
establecer el valor del capital que representaban. Sin embargo, sabiendo que entre 1945 y
1949 el precio de un toro era 800 soles y el de una oveja 50 soles, se ha podido estimar que
un ganadero de vacunos de la categoría 1, la más representada en Acos, poseía un rebaño
valorizado entre 3,400 y 3,700 soles,50 mientras que un propietario de ovinos de las
categorías 2 y 3 poseía un capital que oscilaba entre 675 soles y 1,500 soles.
133 Un propietario “mixto” como H. Herrera-Rodríguez51 disponía así de un capital estimado
en 14,150 soles. Esta suma se veía todavía aumentada por el hecho que también era
propietario de tierras, poseía entonces más de 3 hectáreas de alfalfares y, por lo tanto, no
tenía necesidad de arrendar pastos para asegurar la alimentación de su rebaño, parte del
cual lo criaba en establos (vacas lecheras). Sus animales recibían el compost de alfalfa y,
pasando de una parcela a otra, no perdían peso en largos recorridos entre su lugar de
origen y puntos de descanso. Esta ganadería de calidad52 le aseguraba un ingreso
claramente superior al promedio local.
134 Este caso, aunque excepcional, muestra que en este estrato social, objeto de nuestro
estudio sobre el poder terrateniente y el poder económico, no hay únicamente monopolio
del capital en tierras y del modo de producción, sino también control del proceso de
acumulación del capital y de los medios de producción.
160

135 — La ganadería lechera


136 Contrariamente a la ganadería de engorde, que proporcionaba un capital líquido en cada
época de venta, la ganadería lechera permitía a los pequeños y grandes ganaderos
percibir cada semana un ingreso inmediatamente disponible.
137 Entre 120 y 150 litros de leche (una vaca daba de 5 a 6 litros) se enviaban a la lechería de
Acos para su pasteurización y envío a Huaral. El resto, más o menos 256 litros semanales,
se transformaba en queso y mantequilla y se enviaba a la costa. La fabricación de quesos
no la hacían los ganaderos sino los “lecheros” de Acos con la leche que compraban. De
este modo los ganaderos recibían un precio por litro (en 1935, 25 centavos por litro, luego
40 c. en 1945) y no por queso, lo que les representaba una pérdida evidente. Ahora bien,
los productores no podían librarse de este sistema que los perjudicaba. Los moldes del
queso, en efecto, eran distintos a los de otros lugares.53 Su forma y peso los hacían
reconocibles en el mercado de Huaral y eran preferidos a los quesos más toscos de la
sierra. Un queso de Acos equivalía a 4 “sinchones” y pesaba más o menos 2 kilos. Producir
“un montón” representaba 4 quesos, es decir 8 kilos. Los quesos se enviaban por “cajas”
de “4 montones” cada una, es decir por 32 kilos. Es probable que un ganadero medio haya
entregado diariamente de 15 a 20 litros, como para hacer uno o dos “sinchones”. En ese
caso podía recibir, en 1945, entre 6.80 soles y 9.60 soles.54
138 — Los productores de alfalfa
139 Ser propietario de uno o varios alfalfares y a la vez ganadero, en esta época representaba
la posibilidad de criar sin gastos de pasto, un pequeño rebaño que podía asegurar un
ingreso semanal, temporal o estacional. Ser propietario de alfalfares, sin ser ganadero, no
era desventaja, pues permitía a los propietarios arrendar por día, por corte, o por varios
años, tierras que necesitaban poco cuidado, pero que proporcionaban un ingreso diario,
mensual o anual regular, con la posibilidad de disponer y combinar varias fuentes de
ingresos.
140 Basándonos en algunas cifras encontradas en los archivos comunales y policiales (sin
tener en cuenta, por supuesto, las fluctuaciones de un mercado controlado desde la costa
por las casas exportadoras), hemos intentado cuantificar el ingreso bruto de un productor
de semillas seleccionadas y de situarlo en el contexto de la economía local. En 1941, una
pequeña parcela de 42 áreas producía 3 “fanegas” de semillas, es decir 220 kilos o un
rendimiento de 524 kilos por hectáreas en cada cosecha, casi la mitad de lo que producía
en 1936 una hectárea de trigo en Lampián. Otras fuentes afirman que un gran propietario
de estos fundos obtenía por lo menos 20 “fanegas” (es decir 1,600 kilos por 3 hectáreas)
por cosecha. Según un testimonio oral, “siete arrobas más siete libras de semilla trillada”
55
costaban 50 soles. Es decir que la medida corriente de venta era: 90 kilos por 50 soles. A
60 centavos el kilo, la semilla puede parecer mal pagada; pero en la misma época, una
fanega de maíz la compraba el mayorista a 12 soles (20 centavos por kilo) y la papa a 55
centavos el kilo; el afrecho de trigo para los animales a 5 soles los 100 kilos (0.05 sol el
kilo).
141 En este contexto económico el productor de semillas estaba particularmente favorecido
frente a los productores de trigo, maíz, papa, ya que tenía varias cosechas por año (4 en
promedio) y que los alfalfares no necesitaban sembrarse anualmente.
142 En el caso de un mediano productor de semillas, cada cosecha le produce 10 “fanegas” por
un poco más de una hectárea de alfalfa. En un año puede haber producido 40 “fanegas”
que le proporcionarán más o menos 1,320 soles sin haber tenido que monopolizar, salvo
161

en el tiempo de las cosechas, su fuerza de trabajo y la de su familia. Pese a que no puede


hacerse un balance exacto, puede afirmarse que su ingreso es superior al de un productor
de trigo de Lampián. Aunque estas 40 “fanegas” o 2,000 kilos anuales de semillas por
hectárea, representan un rendimiento máximo, son siempre superiores a los 1,000 kilos
de trigo por hectárea producidos en el distrito. En Acos, los mayores propietarios de
alfalfa podían obtener hasta 5,500 kilos de semillas y disponer de un ingreso anual bruto
de 2,750 soles (sin contar el costo de las cosechas y los días de riego).
143 ¿Era más rentable producir semillas o arrendar los alfalfares? Es difícil precisarlo. En
1949, mientras se duplicaba el precio de los arriendos,56 un “corte”, es decir una cosecha,
de una parcela de 1.65 Ha., era de 45 soles. El propietario sólo podía obtener durante un
año entre 180 y 225 soles, lo que representa menos de lo que se podría obtener si esta
parcela se hubiera dedicado a la producción de semillas. Generalmente, un alfalfar
mediano (60 a 80 áreas) en 1945 se arrendaba en 30 centavos diarios. Pero no se puede
afirmar que el propietario ganase mensualmente 9 soles 30 centavos. Estas cifras
estimadas con largueza en muchos casos sirven únicamente como indicadores y para
mostrar realidades contradictorias.57 Así entre 1942 y 1946 la comunidad de San Juan,
arrendaba a Coyas más de 8 Ha. de pastos (de desigual calidad) por 450 soles anuales, es
decir a 4.70 soles por mes y hectárea, cifras que no guardan ninguna relación con los
arriendos individuales. Un “gran” propietario de tierras prefería, pues, reservar sus
tierras para la producción de semillas seleccionadas, pudiendo además perder una
cosecha, arrendando sus tierras para un “corte” a un ganadero, lo que le permitía el
abono cíclico de sus tierras.
144 En esta economía local, basada en la explotación de los alfalfares, los ganaderos eran los
más favorecidos pero también los más vulnerables. A merced de epidemias
desgraciadamente frecuentes, disponían de un capital difícil de conservar, pues debían
pagar a pastores, ordeñadoras, el arriendo de alfalfares... Como se aprecia en los cuadros
anteriores, sólo los miembros de las familias legítimas y los antiguos gamonales tenían
medios de capitalización: tierras, rebaños, capital y alianzas.
145 — Las comunidades
146 ¿En qué medida las comunidades se beneficiaron también de esta “era de la alfalfa” y
pudieron, del mismo modo que los propietarios de alfalfares, iniciar un proceso de
capitalización?
147 Los efectos de esta coyuntura fueron, en realidad, sentidos muy diferentemente en Acos y
fundos aledaños, que dependían de si las comunidades podían o no administrar sin
impedimentos e íntegramente, las tierras cálidas de yunga de quebrada.
148 —Acos
149 En el mismo Acos, los alfalfares de propiedad o posesión privada, eran los más numerosos.
Sólo los de Pamparcayoc pertenecen a la comunidad y representan su única fuente de
ingreso.
“Resuelve: Como única renta que posee la comunidad en el paraje Pamparcayoc
compuesto de dos lotes, poner en subasta de arriendo...”
Archivos comunales 20-11-1937.
150 El libro de cuentas de esta comunidad fue llevado muy desordenadamente, que hace
imposible elaborar un cuadro de los ingresos que proporcionaban los arriendos anuales o
los “cortes” hechos en Pamparcayoc y luego en Vista Alegre. Sin embargo, es seguro que
162

representaron los únicos ingresos regulares. Los irregulares fueron las cuotas impuestas
por las autoridades de Acos.

CUADRO 20. Ingresos comunales por arriendo de alfalfares

* Los años 1927, 1940 y 1949-50 corresponderían a los años en que se tuvo que sembrar
nuevamente, reconstituyéndose así los alfalfares comunales. Los 45.00 soles provienen de Vista
Alegre (1.65 ha.).

151 Como en toda la zona yunga de quebrada, 1950 marca un alza especulativa de los
arriendos. Hasta entonces, Acos no obtenía de ellos sino un ingreso mínimo, apenas
comparable con el de un “gran” propietario de tierras y muy inferior al de un ganadero o
productor de alfalfa. En ese entonces, la comunidad se hallaba en la incapacidad de
capitalizar y ni siquiera lograba conseguir los medios de aumentar sus ingresos,
comprando otras tierras por ejemplo, para así librarse —como se ha visto en el capítulo
anterior— del dominio de los poderosos propietarios y ganaderos.
152 La revalorización del costo de los pastos, que tuvo lugar en 1950, permitió tanto a Acos
como a Lampián y a otras comunidades, constituir “una nueva fuente de ingreso para la
comunidad” durante un período de quince años, pero no se logró mantener una
rentabilidad máxima constante y, a partir de 1960, los precios volvieron a bajar y los
arriendos no representaron nuevamente sino un pequeño ingreso en relación a las
exigencias de nuevos y crecientes gastos comunales.
153 — Los “fundos aledaños”
154 En el “fundo de Lampián” donde, antes de 1945, los alfalfares eran menos numerosos que
en Acos, la comunidad decidió recuperar antiguas tierras comunales y obligar a los
nuevos arrendatarios a reemplazar los tradicionales cultivos alimenticios por alfalfa; ésta
era una de las condiciones del contrato de arriendo que a cambio ofrecía un precio más
bajo.
“Los terrenos de riego arrendados por cosecha son otorgados con la finalidad de
que el comunero arrendatario entregue el fundo sembrado de alfalfa al término del
contrato para que la comunidad pueda obtener mayores ingresos al arrendar
alfalfares a los criadores de ganado”. (O. Celestino 1972: 60)
155 En su intento para capitalizar, Lampián hizo lo mismo que Acos, que sólo tenía las tierras
de Pamparcayoc-Vista Alegre. En 1963, Lampián había logrado que el arriendo de estos
nuevos alfalfares le proporcionaran 5,751 soles, es decir 13.7% de los ingresos comunales,
aporte comparable al conjunto de los arriendos de tierras, 11.5%. Hubiera sido imposible
que la comunidad de Acos resolviera sus dificultades financieras exigiendo que sus
autoridades recuperasen también antiguas tierras comunales para convertirlas en
alfalfares. En esa época su preocupación era más bien repartir las últimas tierras
163

comunales, los últimos alfalfares y pastos naturales. Situación reveladora de la diferencia


entre ambas comunidades. Desde 1930, Lampián había hecho su “revolución aprista”,
mientras que Acos seguía dominada por las antiguas estructuras del poder —simbolizadas
por las familias legítimas — , y su limitado “progresismo”, que a nivel comunal ofrecía
una imagen conservadora.

MAPA Ν° 11

156 La comunidad de Coto presenta otro aspecto de la situación de estos fundos. Entre ellos
“Pate, Coyas, y Huirtec” fueron usurpados, por lo menos desde hace dos siglos, por
mestizos naturales de esta comunidad, o por arrendatarios llegados posteriormente y que
nunca residieron en este pueblo. Como en el caso de Lampián, el hecho de haber utilizado
sobre todo los alfalfares que poseía a la altura de su maizal, acentuó su desinterés por
tierras muy alejadas. Este desinterés, más la acción de los mestizos que se hicieron dueños
de estas tierras, dio como resultado que, en 1945, la comunidad de Coto perdiera
totalmente el control y que el arriendo de los dos pastizales de dos hectáreas, Pata y
Pomas, que aún poseía, no representaran un aporte mayor en sus ingresos; situación que
no puede compararse con la de San Juan.
157 A través del mismo proceso, San Juan, como Coto o Lampián, hubiera podido ser
despojado de su fundo, ya que desde la segunda mitad del siglo XIX, no faltaron
arrendatarios, ganaderos o agricultores que lo intentaron. No se explica debido a qué
fenómeno de cohesión interna los comuneros de San Juan lograron conservar —
pagándola con su sangre (Locker 1979) — la propiedad de sus tierras de fundo, y sus
alfalfares. En 1877,58 la comunidad obligaba al arrendatario de Obraje-Coyas a sembrar
alfalfa y a cuidar sus huertos. La comunidad ya era consciente del capital que
representaban los alfalfares para la colectividad y de la necesidad de mantenerlos en
estado de producción ventajosa.
164

158 San Juan arrendo primero sus alfalfares a forasteros establecidos temporalmente en los
fundos y, particularmente, a ganaderos de Acos, protegiéndose de eventuales despojos.
159 Arrendados sucesivamente a particulares, comuneros, luego nuevamente a forasteros,
estos alfalfares y posteriormente las huertas, nunca dejaron de representar la renta de un
inalienable capital en tierras, fuente de capitalización comunal:
160 Rentas comunales de San Juan proporcionadas por los alquileres de los alfalfares de los
fundos.
161 1926 360 soles por año
162 de 1927 a 1933 560 por año
163 de 1934 a 1936 440 soles por año
164 de 1937 a 1940 420 soles por año
165 1941 300 soles
166 1942 550 soles
167 1943 550 soles
168 de 1944 a 1947 450 soles por año
169 de 1948 a 1952 1300 soles por año de 1954 a 1957 8000 soles por año59
170 Frente a Acos, los fundos de Pampas-La Florida se presentaban, todavía en 1945, como una
gran extensión de alfalfares y huertos. Para preservar la renta que representaban y con el
fin de aumentar su capital en tierras,60 la comunidad emprendió dos tipos de acciones: la
primera, recuperar, como en Lampián, las tierras usurpadas dos generaciones atrás; la
segunda, a oponerse a los intentos recientes de despojos ligados al desarrollo de los
alfalfares y ganadería. En ambos casos, algunos particulares privaban a la comunidad de
parte de su renta. Sólo de una parte ya que Pampas había logrado mantenerse 3ueña de
algunas tierras que arrendaba a forasteros, particularmente a la familia Ramos, ganaderos
de Vilca a acosinos y a otros “crianderos”.61
171 De estos fundos, en 1950 Pampas obtenía un ingreso anual de 8,210 soles, San Juan 1,300
soles y Acos 45 soles.
172 La variedad de actividades y abundancia de ingresos ofrecidos por este cultivo, que en
1945 ocupaba casi tantos ganaderos como agricultores, hizo que las comunidades tomaran
conciencia de la importancia económica de sus tierras de yunga de quebrada. Algunas
decidieron preservarlas y aprovecharlas a fin de aumentar sus fuentes de ingresos —
Lampián, San Juan y Pampas —; otra — Cotono manifestó interés; finalmente, Acos
reaccionó en sentido contrario a la mayoría, no por el interés de la comunidad sino con el
fin de beneficiar a personas privadas. Aunque los individuos que más aprovecharon del
desarrollo de este cultivo y de una ganadería especializada son acosinos, fue Acos la
comunidad que menos lo aprovechó. Basta comparar los ingresos comunales
provenientes del arriendo de los alfalfares con el ingreso medio de un ganadero o de un
productor de semillas para que se ponga de manifiesto la pobreza de la comunidad y, a
través de ella, la de ciertos comuneros que no participaron en este desarrollo.
173 Sin embargo, numerosos acosinos pertenecientes a las generaciones nacidas entre 1915 y
1935, gracias a esta nueva forma de renta e ingresos, pudieron seguir estudios en Huaral o
Lima, o aprender un oficio. Muchos de ellos, sin abandonar verdaderamente sus tierras,
comenzaron a vivir “por temporada” en la costa, invirtiendo su renta en inmuebles,
siempre en Huaral o en Lima. Como los alfalfares no necesitaban de un cuidado particular,
165

bastaba un miembro de la familia para verificar la sucesión de los arrendatarios o la


realización de las cosechas.
174 En conjunto, a partir del auge de los alfalfares y actividades conexas, hubo una
capitalización cierta aunque no una reinversión del capital en tierras, salvo casos aislados
y sólo hacia 1960. El ejemplo de los comerciantes es a este respecto revelador: salvo uno,
ninguno de los que encontró en Acos un mercado de granos y de ganadería se estableció;
todos se marcharon62 cuando dejaron de obtener provecho de los alfalfares (fin de la
exportación hacia Chile) y ganadería. Los pequeños industriales lecheros, dependientes de
los mayoristas de Huaral, se marcharon igualmente cuando las haciendas costeñas
comenzaron a practicar una ganadería lechera complementaria, a fin de abastecer a
Huaral y Lima. Pero antes de partir habían constituido un pequeño capital: ya que en
1945, por ejemplo, el litro de leche comprado a 40 centavos era revendido, después de
pasteurizado, a 80 centavos en Huaral. Los mayoristas de Huaral pagaban semanalmente
al lechero de Acos; que a su vez también pagaba semanalmente a los ganaderos. En este
sistema, los pequeños ganaderos se convertían en deudores del lechero, así como los
pequeños propietarios de dos o tres alfalfares lo eran del mayorista en semillas.
175 Es evidente que todos no fueron beneficiados y que esta fuerte penetración de la
economía de mercado en una sociedad de economía mixta, hasta entonces poco
perturbada, contribuyó a emancipar a unos y a someter a otros, aumentando las
diferencias ya existentes.
176 Los privilegiados en el antiguo sistema económico continuaron siéndolo en el nuevo.
177 De la relación “tierra-legitimidad” se pasó insensiblemente a la relación “tierra-renta”; de
la asociación “legitimidad-poder” con connotación histórica se llegó a la del poder
económico; y ahora, después de haber constatado que, a fines del siglo XIX y principios del
XX, la tierra sirvió de fundamento de la legitimidad del poder ¿cuál era la situación de
Acos después de la “era de la alfalfa”?
178 A raíz de las nuevas alianzas, esta legitimidad, anteriormente proveniente del parentesco
endogámico, se vio compartida por más personas, muchas de ellas originarias de clases,
medios y regiones diferentes. El concepto resultó diluido, sin atacar el hecho social que
representaba una familia legítima. Aunque perdió parte de su influencia y que la
exogamia le hizo perder el control de algunas tierras, en 1945 en Acos la familia legítima
seguía siendo de pequeños propietarios de tierras agrícolas.
166

179 Sin embargo, en esta segunda mitad del siglo XX, la tierra ha dejado de ser sustento del
poder. La propiedad o acceso a la tierra era antes la transposición material y simbólica de
un derecho a la diferencia. El origen y papel histórico de la familia daban derecho a esta
diferencia y, consecuentemente, le otorgaban a la tierra una función legitimadora.
180 Al convertirse en bien mercantil, la tierra perdió su simbolismo, pues no permitía
distinguir el origen histórico de la familia. En Acos para las familias recién llegadas, pero
poderosas, que habían logrado el acceso a la tierra por compraventa, su propiedad
resultaba uno de los atributos del poder, necesario pero no suficiente. A medida que el
concepto de legitimidad perdía vigencia y que nacían nuevas relaciones económicas, se
definía una forma más elaborada del poder.
181 Mientras que en el siglo XIX las familias legítimas habían tenido como única forma de
poder su “origen social”, pese a su condición de pequeños propietarios, en el lustro
1945-1950 se originan otras formas de dominación social, económica, política y
administrativa, regidas por un único interés: el auge de un capitalismo rural, basado
esencialmente en la explotación de las estructuras de dominación pre-existentes sobre las
que se apoyaban las familias legítimas. Es en este contexto socioeconómico que, después
de una primera etapa de capitalización y economía de mercado, Acos estaba lista a
lanzarse al monocultivo comercial de frutales.
167

NOTAS
1. Gracias a los Registros Parroquiales de bautizos, matrimonios y fallecimientos, así como a los
Archivos comunales y Municipales de Acos y Lampián hemos podido hacer una lista de 71 chinos.
Otros documentos escritos y orales han permitido rehacer en parte su itinerario y su vida.
2. En este caso se trata de una parcela que recibe el nuevo comunero que, a cambio, se
compromete a pasar todos los cargos tradicionales.
3. Esta ausencia de actas de venta, de contratos de arriendo o de menciones hechas en los
registros comunales no prueba nada.
4. Además de la colonia china permanente, residían temporalmente en Acos entre diez y quince
chinos.
5. En este caso se trataba de fresas y de tomates y de cuatro a cinco cosechas por año con riego
(Marie 1935).
6. Se compraban las papas por cargas, o sea, los dos sacos que un asno podía cargar, unos 80 kg.
en 1935 la carga era vendida en 30 y 40 soles.
7. Las informaciones “siempre orales” que tratan de los prestamistas son fragmentarias y poco
divulgadas.
8. A esta época corresponde la llegada de carreteras carrozables a las comunidades de Pampas,
Lampián, Cárac, San Juan...
9. En esas comunidades de indígenas como Pampas, San Juan o Lampián se trata en efecto de
indígenas mestizados y todavía bilingües en esa época.
10. Infundados ya que incluso antes de 1920, algunos chinos de la colonia de Acos habían pedido
ellos mismos, y obtenido, pasar los cargos comunales o religiosos. Este argumento es un pretexto
y sería más justo pensar que la comunidad no deseaba que otros chinos se convirtieran en
comuneros porque, por la Ley de 1920, éstos últimos hubieran podido exigir que les dieran
tierras.
11. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 2-5-1920.
12. Archivos municipales de Lampián “Libro de Sesiones” 11-7-1920.
13. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas”.
14. Archivos municipales de Lampián “Libro de Sesiones” 12-10-1930.
15. Archivos Municipales de Lampián “Libro de Sesiones” 15-2-1931.
16. Archivos policiales “Libro de Denuncias”. Estos libros se desruyen normalmente cada diez
años. El caso a que nos referimos tuvo lugar en 1941 y está registrado en el único libro que se
conserva (Libro de Denuncias 1941-1950), aunque hubo otros casos parecidos en las dos décadas
anteriores.
17. Es raro, sobre todo en un medio tan aislado como Huascoy, encontrar un injerto que supiera
todavía leer y escribir en chino, ya que la educación y el aprendizaje de la lengua pasa
tradicionalmente por la madre; ahora bien, ésta era peruana.
18. Las circunstancias de este asesinato son mencionadas en la tesis de Locker (1979: 79).
19. “Provincia de Canta” “Lima la Ciudad de los Reyes en el IV centenario de su Fundación”, Lima,
1935, Tomo I.
20. Según los “Registros de Electores Municipales del Distrito de Lampián”. Estas listas de
electores dan el nombre, la edad y la profesión.
21. “Provincia de Canta” “Lima La Ciudad de los Reyes en el IV centenario de su Fundación”.
Lima, 1935. Tomo I.
168

En 1953, según el censo electoral, la población estaba repartida así: distrito de Lampián 1083
personas, Pacaraos 1053 personas, Atavillos Altos 861 personas, Atavillos Bajos 921 personas.
22. Una parte del capital administrado por esas Sociedades venía directamente de China, traído
por los grandes comerciantes chinos de Lima, la otra parte se constituía localmente.
23. Celestino (1976: 196-208) plantea igualmente el problema del origen de los capitales chinos
invertidos en la costa.
24. En Huaral existía, organizada por los mismos chinos una estructura de recepción y ayuda
para las personas de edad o desheredadas. Además de un cementerio particular. Podían reunirse
en la “Hua xing gong guan” o “Asociación de la Prosperidad China” fundada en 1887 y reabierta
después de 1911 ( traducción de C. Lombard).
25. Todos los datos catastrales en “bruto” nos han sido proporcionados por un ingeniero del
Ministerio de Agricultura. Este catastro, establecido gracias a levantamientos de 1968-1970 es
muy discutible. Este problema será abordado en la parte 3 dedicada a la tenencia. Véase “Catastro
Rural” Hoja 43. Chancay 1/10,000. Zona Agraria IV.
26. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 21-4-1913.
27. Parece que el “rodeo” desapareció hacia 1930. Sin embargo, hemos podido conseguir una
descripción de esta fiesta. Se trata de un documento escolar de Acos, en el cual, a iniciativa de
una maestra (Rosa Huamán, esposa de José M. Mansilla), se ha reunido varias costumbres
acosinas desaparecidas en esa época.
“El rodeo consistía en que los pobladores de la comunidad reunían en un sitio determinado por
ellos a sus vacas, bestias, chanchos, ovejas y porcinos para luego efectuar la cortada de orejas, de
cola, cintas de colores para las vacas en las orejas pañuelos triangulares de seda de colores en la
frente y borlones en los pescuezos de los toros. Para los chanchos eran cortes en diferente formas
de las orejas. A las ovejas les colocaban borlones de colores en las orejas y luego las trasquilaban
la lana hasta el proximo año”, (sic) Acos, Costumbres del Pueblo de Acos. 13.12.1960.
28. 1939: “levantamiento de plano de Conjunto de las tierras de propiedad de la comunidad de
Pampas”. SINAMOS 20/3/1935.
1943: “Reconocimiento oficial de la Comunidad de Indígenas de San Salvador de Pampas”.
SINAMOS 1/5/1943.
1955 y 1960: “Rectificacion quinquenal de padrones de habitantes de Comunidades indígenas”
SINAMOS.
1936: “Plano de Conjunto de la Comunidad de Lampian” SINAMOS.
1946: “Censo general de la Villa de Acos” SINAMOS 15/10/1946.
29. En 1943, hubo en estas comunidades una epizootia de fiebre aftosa que diezmó el ganado. En
este período y durante los años siguientes también apareció y se desarrolló una enfermedad de la
papa: la “argulla”. En Pampas, por ejemplo, ésta destruyó la variedad de papa amarilla que hacía
la riqueza de los campesinos y provocó junto con varias epizootias sucesivas, la partida de los
pampasinos hacia su maizal donde, desde 1952, se dedicaron al cultivo de melocotoneros.
30. Durante este duro período de transición, muchos hombres partieron a emplearse a la costa
como pescadores (en Chancay). A pesar de la grave epizootía de 1957, el número de animales ha
aumentado considerablemente. Este hecho prueba que hubo una reinversión en la ganadería,
gracias al dinero ganado en la costa y con las primeras cosechas de melocotones. (I. Lausent,
1975).
31. “Plano de conjunto de la comunidad de S.S. de Pampas”. 1964, SINAMOS.
32. En Pampas, por ejemplo, cada mitad: los Vilcash y los Pampas, poserían un rebaño. El primero
pertenecía a la Virgen de las Nieves y el segundo a la Virgen Purísima (Lausent, 1975).
33. Véase el capítulo anterior, pp.
34. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 7 y 21-7-1946.
35. En esta época, numerosos peones —hombres y mujeres— bajan de la sierra y se emplean con
las familias legítimas y aliadas como guardianes de animales, ordeñadores y ordeñadoras.
169

36. Estas cifras y las que siguen se refieren a un aspecto de la ganadería no mencionado en el
censo comunal de 1946. La autenticidad de estas cifras proporcionadas por los Archivos Policiales
de Acos 1944 ponen en duda —como ya se ha analizado— los datos sobre los rebaños privados
encontrados en los archivos comunales de 1946.
37. En 1963, un ingeniero del Ministerio de Trabajo y de Asuntos Indígenas, haciendo un alto en
Acos antes de subir a Pampas hizo esta observación: “Ya no hacen las rotaciones de cultivos
convenientes” SINAMOS. Pampas La Florida, 1963, Huacho.
38. Cálculos efectuados en base a los datos catastrales (véase p. 247). Como faltan las superficies
de 12 parcelas, se trata de una estimación. Además las superficies cultivadas registradas en este
catastro para el caso de las parcelas de vertiente no pueden ser totalmente exactas.
39. De ellas, 4 Has. correspondieron posteriormente a un heredero injerto (véase p. 142). 1 Há. no
está cultivada.
40. Archivo Municipal de Lampián, 1922 y Archivo Municipal de Acos, 1957, 1964.
41. 1940 y 1943 se caracterizaron por epidemias o por sequías; durante esta época y algunos años
más tarde, los alfalfares son muy solicitados por los ganaderos que desean reconstituir rebaños.
Los precios suben. Pero el sobre todo después de 1950, cuando los comuneros recuperan sus
alfalfares y cuando la fruticultura se extiende, que los precios se multiplican por diez.
42. “Censo General de la Villa de Acos”, 15-10-1946 SINAMOS. Huacho.
43. Archivos comunales y municipales de Acos; Archivos policiales y judiciales; SINAMOS...
44. Se trata de los Sánohez-López-Valverde y Pique. Es posible, pero ningún testimonio aporta
nada en este sentido por el momento, que entre estos compradores hubiera “injertos” de Huaral.
45. T. Naupari E., 1977.
46. Del trigo: “Lima, la ciudad de los Reyes en el IV Centenario de su Fundación” “Provincia de
Canta. Censo de 1933”. Tomo I, Lima, 1935.
47. Este fenómeno muestra bien la situación en que se encontraba Acos entre 1930 y 1950,
durante el tiempo que duró la “era de la alfalfa”. Este período atrajo a numerosas personas que
en realidad nunca fueron sino “adicionales” y que ni siquiera se tomaban en cuenta en las
estadísticas internas, sabiendo que no se tenía ningún poder sobre ellas y que, de todos modos,
tarde o temprano se irían.
48. No hay que olvidar que en el momento del censo los rebaños acababan de disminuir (fiebre
aftosa de 1943) y que debían ser todavía más importantes; esta epidemia eliminó quizás a los muy
pequeños propietarios (2 a 3 animales), categoría mal definida (ganadería doméstica de los
pequeños propietarios de alfalfares).
49. Sin poder hablar de rebaño, según otros documentos parece que la mayoría de los comuneros
acosinos y adicionales tenía uno o dos carneros por familias.
50. (1 x 800) = (2 x 500) + (4 x 400) o (2 x 800) = (1 x 500 + (4 x 400.
51. Este miembro de la familia legítima Herrera se casó con una mujer de la familia Rodríguez de
San Juan. Estos eran grandes ganaderos y su instalación definitiva en los fundos se debió al
interés por los alfalfares. Este es un caso claro de alianza entre un gran propietario de tierras de
Acos y un ganadero forastero.
52. Algunos ganaderos tuvieron animales cruzados — “Brown — Swisse”.
53. El “sinchón” o molde empleado para dar forma al queso, se hacía en la sierra con hojas de
juncos y daba quesos de 500 gr. El de Acos se hacía de cañas afiladas y daba esos quesos de 2 kilos
fácilmente reconocibles.
54. En 1945, un padre de familia daba a la comunidad 20 centavos por mes y por hijo y un cerdo
valía 50 soles.
55. Una arroba = 12.5 kilos, una libra = 460 gr. (J. Piel, 1973, p. 354).
56. Véase la nota 1 en la p. 274 sobre la brusca alza de precios.
57. En su tesis (1976, p. 386) O. Celestino ha señalado precios de arriendo de los alfalfares que
varían según las estaciones. Así: en 1967, 1000 m2 se arrendaban de febrero a abril a 200 soles, de
170

mayo a agosto a 300 soles y en setiembre a 500 soles; la autora no indica en qué comunidad ha
registrado estos precios.
58. Archivos comunales de San Juan, H. Locker.
59. Archivos comunales de San Juan H. Locker.
60. La voluntad comunal responde también a una reivindicación histórica, que despierta cuando
las tierras “olvidadas” recuperan una significación política o económica, como en este caso, y
están en peligro.
61. Tierras de Hualhuarache, Antacoto toma alta, Chimcho y 14 “fanegadas” en Cotanga.
62. A partir de 1960 parte de los chinos habían abandonado Acos por Huaral.
171

III. La fruticultura y la pequeña


propiedad agrícola: 1950-1979
172

Introducción

1 La fruticultura sucedió a la “era de la alfalfa”. La transición fue lenta y progresiva.


Después de una serie de epizootias, mientras se afirmaba la competencia de la ganadería
costeña y serrana y que la exportación de las semillas de alfalfa hacia Chile llegaba a su
fin, cierto desinterés hizo presa de numerosos comuneros.
2 Convertida en capital de distrito1 después de su éxito económico, dominada unas veces
por las antiguas autoridades comunales partidarias de la pasividad y otras por las nuevas
autoridades municipales más enérgicas, la comunidad misma atravesó una crisis. Para
muchos, la tierra perdió interés. Las tierras abandonadas ganaron las quebradas. Los
“ausentes” aumentaban año a año y algunos comenzaron a vender su tierra. Sin embargo,
durante el tiempo que duró este estancamiento, de diez a quince años, otros comuneros
siguiendo el ejemplo de las haciendas del valle bajo, convirtiéndose en productor de fruta,
ejemplo que siguieron también algunas comunidades entre 1955 y 1960, como
Huayopampa y Pampas-La Florida.
3 A los acosinos este cambio les exigió una nueva inversión y el aprendizaje de técnicas
agrícolas desconocidas y costosas aún con ayuda de estatales, o difíciles, como los
injertos. Sólo una parte pudo beneficiarse., la más apta al cambio y la más favorecida
económicamente.
4 Con esta renovación del interés por una tierra revalorizada, se agudizó el sentido de la
propiedad privada, sobre todo porque en este período, 1960-1967, ocurrieron las grandes
movilizaciones campesinas,2 y los primeros intentos de Reforma Agraria. Por otro lado,
este nuevo cultivo comercial, prometía significativas ganancias. Desde entonces, Acos no
fue sino un inmenso huerto en el que los árboles frutales ocupaban las pendientes más
empinadas. Los acosinos emigrados se interesaron nuevamente por su comunidad, tanto
porque se vieron obligados a encargarse de la administración de las tierras que habían
conservado, como porque vieron la oportunidad de desempeñar un papel social o político
que no alcanzaban en la costa. No sólo el paisaje cambió, modificado los cambios e
imperativos económicos, sino también la relación entre hombre y tierra.
173

NOTAS
1. Hasta el 23.12.1956, Lampián ejerció su poder sobre Acos. Las relaciones entre las dos
comunidades eran tensas, Acos, mercado importante, atravesada por el eje Huaral-Cerro de
Pasco, no soportaba la tutela de ese pueblo de sierra, aislado, que no compartía ideas políticas.
Acos consiguió su independencia cuando comenzó a perder importancia económica.
2. En el valle de Chancay, por ejemplo, ocurrió el levantamiento de los yanaconas contra la
concentración de las tierras en manos de las grandes familias propietarias y que los medianos y
pequeños propietarios defendieron sus derechos de propiedad. Entre ellos se encontraban los
fruticultores de las yungas de quebrada, de Cuyo a San Miguel, y de Vilca a Acos, caso
intermediario entre la comunidad y la propiedad privada.
174

6. La fruticultura, una nueva opcion


economica

1 Este comentario de Marie recuerda la antigua vocación del valle de Chancay: abastecer a
Lima de productos frescos de consumo, especialmente de frutas. En 1935, cuando escribía
esas líneas, el espacio agrícola del valle bajo había sido “comido” sucesivamente por los
grandes cultivos industriales de caña de azúcar y algodón. Parece pues, que influenciados
por la buena experiencia de Huando,1 los agricultores del valle, tanto yanaconas como
propietarios, buscaron desde entonces nuevos recursos en las “huertas fruteras”. Ya
Chincha, Ica y Tacna producían melocotones (blanquillos y “abridores”) para Lima. Y
Mala, además de estos valles lejanos, debía asegurar, frente a Chile y California, el
abastecimiento de la capital en manzanas y melocotones. La fruticultura era un sector que
debía desarrollarse urgentemente y el Perú no escatimó gastos.2 Así, el desarrollo y éxito
de las naranjas sin pepa, luego el de los melocotones y manzanas en Cuyo, San Miguel y
Acos contribuyeron, después de la “crisis del algodón”, a que este valle se convirtiera en
uno de los grandes valles frutícolas del Perú.

1. La fruticultura
2 Adoptarla representó tanto para los hacendados costeños como para los yanaconas,
pequeños propietarios y comuneros de las quebradas una opción económica. Para unos, se
trataba de romper con los cultivos industriales sujetos al mercado internacional y
encontrar un nuevo cultivo comercial en el mercado nacional. Para otros, como para los
campesinos, se trataba de pasar la difícil etapa posterior a la alfalfa o al maíz y encontrar
en un nuevo cultivo el ingreso suficiente para conservar la tierra, integrándose al mismo
tiempo a la vida costeña. Para quienes deseaban permanecer en Acos significaba
convertirse en “pequeño propietario”, integrado a la sociedad nacional y al modo de
producción capitalista.
3 Esta evolución, muy rápida en el mundo rural costeño, en contacto con los sindicatos y la
sociedad urbana no siguió el mismo ritmo en la parte serrana y afectó de manera diversa
a las comunidades de vertiente (por ejemplo Pampas y San Juan) y a las de quebrada,
como Acos. Allí la evolución fue lo suficientemente lenta como para que hayamos
175

intentado representar y comentar las diferentes etapas de esta adaptación, pasando de un


monocultivo forrajero a cultivos comerciales y luego a una especialidad agrícola: la
fruticultura.
4 Hacia el monocultivo de la manzana: catastro rural entre 1955 y 1977

a. La transición (1955-65)

5 Entre 1945 y 1955 el cultivo del maíz y la fruticultura progresan considerablemente.

1. El maíz, cultivo comercial

6 El cultivo del maíz, se considera como un cultivo de reemplazo. Acos con dos cosechas
anuales de maíz (“morocho” y “morado”) se iguala a los otros pueblos productores de
maíz para la costa. Este cambio es muy visible, no tanto en las estadísticas como en el
catastro rural. Cabe señalar la diferencia de progresión observada entre el maíz como
cultivo permanente, y el maíz asociado a los cultivos de panllevar y leguminosas. En el
primer caso, el aumento del número de parcelas de 6 a 9 no muestra los cambios que se
han producido desde hace diez años en Acos, en lo que se refiere a la elección de cultivos.
En efecto, a primera vista, este aumento comparado al registrado para las parcelas
asociadas de “maíz-panllevar” —de 12 a 13— permitiría creer que los cultivos de
substitución con más éxito en esa época, fueran los cultivos de panllevar y leguminosas, lo
que no es cierto.
7 En 1955, de las 6 parcelas antes dedicadas, exclusivamente al maíz, todas con menos de 60
áreas, no quedaban sino dos. Había nuevas parcelas que nada tenían que ver con el
antiguo tipo de cultivo: eran más grandes, con un promedio de 80 áreas, 3 con mayor uso
de fertilizantes. Las siete nuevas parcelas habían ganado 4.22 hectáreas, totalmente
dedicadas al maíz. Entre estas tierras se cuentan antiguos alfalfares de cultivo combinado
y dos terrenos baldíos.
8 Paralelamente a los intentos hechos en la fruticultura, hay una tendencia a querer
asegurarse un ingreso de transición importante (es necesario esperar cuatro años para
lograr una cosecha de frutas) a partir del maíz, valiéndose de técnicas modernas, que los
pobladores de Acos conocían.
9 No es sorprendente que los antiguos miembros de familias legítimas, gamonales y aliados,
sean los pioneros de una iniciativa que entre otras ventajas, protege sus ensayos de
producción de frutas y que fueron los primeros en transformar sus grandes alfalfares en
maizales y establecer los primeros huertos frutales. En 1955, los grandes productores de
maíz para la costa eran quienes la habían abastecido de semillas de alfalfa: las familias
Mansilla, Oriundo, Herrera...
10 Al mismo tiempo, aumentaban también las parcelas de maíz4 asociadas a cultivos de
panllevar dedicadas a abastecer a la costa, pero este aumento, importante en número —
once parcelas más— no significaba una extensión proporcional de tierras cultivadas; y las
2.3 Ha. suplementarias no pueden compararse a las 3.74 Ha. nuevas de maíz
“permanente”. Si a la inversa, se considera sólo la cantidad de parcelas, cabe reconocer
que hubo un verdadero aumento del número de pequeños propietarios de parcelas
atraídos por la posibilidad de comercializar coliflores, melones, camotes, ajíes o frejoles. A
diferencia del anterior cambio, esta elección (falseada desde el inicio ya que estas parcelas
176

ni siquiera alcanzan 20 áreas de promedio) proviene de una población muy afectada por
una crisis local y nacional.

CUADRO 21. Ocupación del terreno en 1955: Catastro5 Cuadro comparativo de las superficies entre
1945 y 1955

11 En 1952 había 36 comuneros registrados en la lista de ausentes (Archivos Comunales), lo


que significaba más de la mitad de la población masculina. Sin embargo, de distinguirse a
quienes gracias a una renta obtenida durante la “era de la alfalfa” habían acumulado
suficientes ingresos para tener una doble residencia y continuar arrendando sus tierras o
confiarlas a un pariente —es el caso de los propietarios de grandes parcelas de maíz— de
quienes se marchaban a la costa, temporal o definitivamente, en busca de un trabajo
remunerado,6 dejando sus parcelas a un pariente o arrendándolas a alguien más rico. De
hecho, el proceso de acumulación por un lado y de pauperización por otro no había
cambiado, mientras que el modo de cultivo se había modificado.
12 Finalmente, en 1955, el maíz ocupaba permanentemente 5.66 Ha., y estacionalmente más
de 6.39 Ha. Cubría en total 12.05 Ha., es decir el 17.5% de las tierras cultivadas. En 1945, el
cultivo permanente de maíz solo no cubría sino 1.92 Ha., a lo que se agregaba 1.95 Ha. en
cultivos combinados y 2.73 Ha. de promedio por año utilizadas para el ciclo de rotación
“alfalfa-maíz”, es decir un total de 6.6 Ha. de maíz.
13 Diez años más tarde Acos ofrecía un paisaje en “transición”, donde el maíz había ganado
5.45 Ha.

2. Los árboles frutales

14 Durante este decenio más espectacular aún es el auge de la fruticultura. La extensión de


los huertos de naranjas y manzanas — 17.52 Has.— sobrepasa ampliamente la del maíz
permanente de (5.66 a 12.05 Ha. según las estaciones). En verdad no puede decirse que
hubiera competencia entre ambos tipos de cultivo. En la mayoría de los casos, había
complementariedad, en espera de la “emancipación” del fruticultor.
15 Sin conocer el precio del maíz en 1955, ni su rendimiento (mayor desde la introducción de
los fertilizantes), es posible afirmar que la fruticultura se había impuesto por los ingresos
superiores que proporcionaba. La elección estaba hecha. Lo que sigue puede considerarse
como una anécdota pero hace reflexionar... A partir de 1947, los archivos policiales locales
(Libro de Denuncias, 1941-1950) dan testimonio de una recrudescencia de robos, pero ya
177

no de los acostumbrados robos de semillas o de animales, sino de frutas, de retoños, o


hasta de árboles en producción.
16 En 1947, son sustraídas 150 plantas de membrillos. En 1948 un arrendatario roba los
naranjos plantados por un acosino, así como su reserva de guano. En 1949, a consecuencia
de un conflicto entre Pampas y un arrendatario del fundo, los comuneros se llevan 42
limoneros, por un valor de 210 soles y de nísperos por un valos de 40 soles. En esta época
también son robados cajones de naranjas, cada uno con un valor de 45 soles (alrededor de
20 kilos de frutas).
17 En este contexto, desde 1955 no puede dudarse del alto valor productivo de la
fruticultura. Para una idea más precisa del valor de estos árboles, señalemos que un peón
acosino no alcanzaba a ganar 6 soles por día en 1952, que un peón agrícola de una
hacienda del valle bajo ganaba en 1953 (Celestino 1976: 324) 8 soles diarios y que en Acos
la cuota obligatoria de escolaridad sumaba 15 soles mensuales por escolar (Archivos
Comunales de Acos).
18 Este fuerte valor productivo suscitó rápidamente usurpaciones y conflictos, pero también
una renovación del interés de los propietarios ausentes. Mientras que hasta entonces en
Acos casi no había habido conflictos por el acceso al riego, éstos aparecen. Sin embargo,
los conflictos más significativos es el que ocurre en los fundos con la introducción de la
fruticultura entre propietarios y arrendatarios.

MAPA N° 13

19 El siguiente ejemplo aporta cifras sobre la valorización obtenida gracias a los nuevos
productos de comercialización y ayuda a definir el comportamiento socioeconómico de
un propietario —en este caso una comunidad— frente a la posible usurpación de sus
tierras recientemente sembradas con frutales.7 La familia A.D.C., originaria de Acos,
pretendía ser la propietaria de toda la parte baja de Antacoto,8 en el fundo de Pampas, con
22.5 Ha., de las cuales sólo 28.4 eran áreas de panllevar. El resto había sido plantado hacia
178

1945 con árboles frutales (sobre todo manzanos) por el arrendatario. La familia decidió
vender estas tierras, pero la comunidad que trataba de recuperar tierras valorizadas en
las que no había tenido que invertir, solicitó la expulsión del arrendatario en 1949,
ateniéndose al principio de “necesidad y utilidad públicas”.9 La familia A.D.C. hizo tasar la
propiedad que se valorizó en 30,786 soles + 30%, es decir 40,023 soles. El arrendatario,
para adelantarse a la comunidad, ofreció 50,000 soles, suma considerable si se sabe que en
1946 el valor de esas tierras era de S/. 1,300.
20 En 1950 la comunidad maridó abrir una investigación por los ingenieros del “Cuerpo
Técnico de Impuestos y del departamento técnico del Ministerio de Agricultura. 10
21 El precio del terreno y el costo de los árboles sembrados fueron calculados de la siguiente
manera:

22 La valorización en árboles frutales es relativamente importante, ya que alcanza cuatro


veces el valor del terreno vaco.
23 — Contrucciones (muros y habitaciones)... 1,761.20 soles.
24 Finalmente, este terreno de 28.4 áreas que había sido objeto de una oferta excesiva
(50,000 soles) fue estimado en 10,329.90 soles, con cultivos de maíz, cebada, leguminosas,
ají... y 2.25 Has. recientemente sembradas con árboles frutales.
25 Este ejemplo ilustra hasta qué punto un terreno convertido en huerto frutal (manzanos,
limoneros y chirimoyos) pudo subir considerablemente de precio e incitar a los
propietarios a recuperarlo de los arrendatarios, a éstos a comprarlo y a las comunidades a
valorizar ellas mismas los terrenos para poder arrendarlos a buen precio.

3. Los alfalfares

26 Es evidente que los cambios de cultivo no pudieron hacerse sin la desaparición de uno o
que se pongan en barbecho tierras nunca trabajadas. En el caso de Acos no se trata de
competencia entre cultivos, sino más bien de un desinterés económico hacia determinado
cultivo. Esto se hace evidente al comparar los dos cuadros de ocupación del terreno. Lo
primero que en primer término destaca es el desarrollo del maíz y de la fruticultura a
expensas de la alfalfa, pero otro hecho igualmente notable es el abandono de tierras de
179

cultivo dedicadas a alfalfares. En Cancha-pilca dejaron de cultivarse diez y en Coto más de


siete. En Acos de los grandes alfalfares de antes hay trece abandonados (3.03 Has., 1 Ha. 93
áreas...). De las 57.31 Has. de alfalfares que Acos poseía en 1945 (52.25 Has. permanentes y
5.05 combinados), en diez años hay 22 parcelas abandonadas que representan 20.17 Ha.
27 ¿Cuáles fueron los primeros alfalfares que desaparecieron? En base al plano de 1955,
parecería que fueron los destinados al pastoreo y no las de las vertientes que producían
semillas y que se mantenían en parte. En realidad, no se sabe con exactitud cuándo se
liquidó11 el comercio de semillas. Se sabe además que, en 1955, Acos seguía siendo
frecuentada, aunque en menor número por carniceros y ganaderos, y que sus pastizales
ya no tenían tanta demanda. Debido al desarrollo del transporte automotor, Acos ya no
constituía el paradero final del valle, pues la carretera llegaba a comunidades como
Lampián, Coto, Carac, Pacaraos, Vichaycocha y Baños. Paralelamente, se había
recomendado a las comunidades suprimir en lo posible los asnos, muías, caballos y cerdos
para limitar la utilización de los alfalfares en beneficio de la ganadería de engorde. Esta
ganadería que entonces interesaba menos a los acosinos ricos, se había desarrollado
mucho en algunas comunidades del Alto Chancay, como Baños o Vichaycocha, que en esa
época se organizan en función de esta especialización. Debido a esto, hubo un limitado
movimiento del ganado, pues muchos se enviaban en camión desde las mismas
comunidades o desde puntos cercanos, sin pasar por Acos, directamente a los mataderos
de Huaral o de Lima.
28 El año 1955 marca una primera etapa en la adopción de la fruticultura como nuevo tipo de
cultivo. Este cambio se vio alentado desde 1945 por el Servicio de Promoción Agraria
(SIPA)12 que trajeron retoños, difundieron el uso de fertilizantes químicos, insecticidas y
ofrecieron créditos sin intereses. Durante estos años, los habitantes de la comunidad de
vertiente de Pampas, decidieron abandonar su antiguo pueblo (3,100 m.) para instalarse
en el maizal Pumacán-La Florida (2,500 m.), y dedicarse a la fruticultura, primero de
naranjos, luego de manzanos y, finalmente, de blanquillos (Lausent 1975).
29 El cambio tiene un carácter socioeconómico. Gracias a la ayuda de organismos del Estado,
algunos comuneros de mediano status que no estaban limitados por parcelas demasiado
pequeñas, pudieron probar fortuna, teniendo en cuenta el alto valor productivo de la
fruticultura en un espacio reducido. Sin embargo, familias legítimas conservaban la
ventaja de haber sido las primeras en dominar las nuevas técnicas y en familiarizarse con
el mercado.
30 Los datos estadísticos y testimonios de esta última etapa, anterior a 1976 y al monocultivo
de frutales, son escasos e incompletos para permitir un catastro agrícola comparable al de
1955. En 1963, un ingeniero del Ministerio que se dirigía a Pampas, refiriéndose a Acos
informó lo siguiente:
“Sigue subiendo la carretera a través de fundos dedicados a cultivos frutales y
hortalizas hasta llegar luego de cinco horas de viaje al puente llamado Mataca
situado poco antes del pueblo de San Miguel de Acos...
“Por la margen derecha del río Chancay se encuentran los terrenos particulares de
los agricultores del pueblo Acos los cuales se encuentran cultivados en casi toda su
extensión por árboles frutales los cuales representan un gran potencial económico
para el pueblo de San Miguel de Acos.
“La comunidad es más agrícola que pastora. Señalaremos
que los árboles que resultan más productivos son los paltos, los melocotoneros y los
manzanos; la producción de estos últimos es considerable”. (Memoria descriptiva
de 1963, SINAMOS, Huacho.
180

31 Basta esta breve descripción para darse cuenta que el paisaje de Acos había variado
respecto a 1955. Seguramente asombrado de encontrar a esa altura una comunidad
frutícola, este ingeniero no consignó otros detalles.
32 En 1963, aunque ya son pocas, existen todavía en este “océano de verdor”, algunas
pequeñas explotaciones familiares constituidas por una parcela de maíz, alfalfa y
panllevar y con pequeños maizales entre los huertos. Los alfalfares han desaparecido casi
totalmente y hay muchas tierras abandonadas. Además, en esta época fue muy activa la
compraventa de tierras (probablemente unas 20 parcelas) y denuncios de tierras eriazas.
Este ingeniero no prestó atención a las tierras abandonadas; sin embargo, por lo menos en
este punto, todos los testimonios concuerdan en que nunca fueron tan numerosas ¿por
qué?
33 En 1963, la situación general era muy mala. Las Fuerzas Armadas habían tomado el poder
y se hablaba de reforma agraria para calmar las movilizaciones y reivindicaciones
campesinas que estallaban en todas partes. Fue entonces que algunos comuneros optaron
por instalarse definitivamente en la costa; que otros comenzaron a pedir a la comunidad
que les proporcionasen las actas de venta de las tierras por las que habían pagado una
cierta cantidad a cambio de su usufructo. Finalmente, los más sagaces aprovecharon la
confusión para comprar las tierras abandonadas de los ausentes y de los que se
marchaban. Entre los compradores se encuentran los actuales fruticultores más
acomodados, de familias legítimas, de antiguos gamonales, comerciantes o funcionarios
que entonces se hallaban en Acos y disponían de capital. El origen del capital de esas
tierras es el siguiente:13

34 Según este cuadro, no son los que disponían de un capital obtenido localmente sino los
que disponían de sueldos, pensiones e ingresos comerciales quienes compraron las tierras
abandonadas para convertirlas en huertas.
35 Por su parte, la comunidad que estaba en crisis intentó reaccionar oponiéndose a las
usurpaciones de las tierras comunanales de Pamparcayoc, cuyos alfalfares estaban
abandonados hacía tiempo. Esto no dejó de ser una utopía, en el caso de una comunidad
181

casi inexistente, donde después del éxito de la fruticultura, el espíritu del pequeño
propietario —agricultor capitalista— se había desarrollado considerablemente y
dominaba todas las relaciones. En 1968, estas tierras estaban todavía abandonadas, pero
como la comunidad debía existir, ya no sólo en sus funciones o en espíritu, sino en su
forma administrativa para librarse de la cooperativización, fue necesario conseguir
rentas, además de otras soluciones, y hacer lo que desde 1961 hacía Lampián con su fundo
Mataca: arrendar los antiguos alfalfares de Pamparcayoc con la condición de que el
arrendatario transformara sus tierras en huertas de árboles frutales.
36 Además de la gran cantidad de nuevos peones especializados en la fruticultura que
llegaron a Acos, formados en la costa, en los archivos municipales hay pruebas del éxito
de la fruticultura.
37 El distrito de Acos14 agrupa a tres comunidades: Huascoy, y San Juan, ambas a más de
3,000 m.s.n.m. y cuya economía se basa en la ganadería y comercialización del maíz, y
Acos, comunidad de yunga, a 1,650 m.s.n.m., dedicada a la fruticultura. Como capital de
distrito, Acos había impuesto hasta entonces su política conservadora y de propiedad
privada de la tierra. En 1964, las elecciones que opusieron a la coalición APRA-UNO con la
alianza AP-DC, dieron el poder municipal a los representantes apristas de la “coalición”.
Ahora bien, estos tenían ideas progresistas, consideradas de izquierda y no eran acosinos,
sino originarios de Huascoy, comunidad serrana. La reacción de estos nuevos miembros
del municipio es interesante: uno de sus primeros objetivos fue imponer impuestos a los
fruticultores y comerciantes de frutas, actividades de la que el Municipio no obtenía
beneficios.
38 Seis meses después, decidieron nuevamente gravar todo el comercio de frutas con Huaral,
ya que hubiera sido absurdo que este gobierno local aprista, que deseaba ayudar a las
comunidades de vertiente menos favorecidas, no aprovechase esta fuente de ingresos.
“Por otro lado tenía interés de formar una garita de control a la salida de este
pueblo hacia Huaral para organizar una gabela a la venta de frutas que conducen al
mercado mayorista, este concepto de fomentar rentas para la municipalidad
reforzaría a los trabajos que se necesita verificar en beneficio del pueblo”. (Libro de
Actas del Concejo Distrital de Acos: 15/8/1965).
39 Estas decisiones dirigidas a gravar a los fruticultores de Acos, sumadas a otros
gravámenes, contribuyeron a empeorar las relaciones entre la municipalidad y la
comunidad de Acos, acusada además de no contribuir en nada con los proyectos
municipales; lo que era verdad, salvo en la construcción del mercado y puestos de venta,
de los que se beneficiaban sólo los comerciantes locales. Los puestos existían desde 1958,
construidos de cañas. Entre 1955 y 1965, se había duplicado el número de fruteras, que
revendían fruta a los viajeros serranos α costeños, pasando de 3 a 8. En 1965, los puestos
de caña pasaron a ser de cemento a lo largo de la carretera, frente a los restaurantes,
donde se detenían camiones y viajeros.
40 El mercado constuido fue rápidamente monopolizado por los miembros influyentes de las
familias de Acos. La garita de control no se construyó y el cobro de los impuestos no llegó
a implantarse, simplemente porque los fruticultores no se dejaron dominar. Las familias
legítimas y sus aliados ya habían recuperado el poder municipal y estaban decididas a que
nada ni nadie obstaculizase el crecimiento de su poder económico recuperado.
182

b. Monocultivo del manzano en Acos en 1977

41 En 1977 era indiscutible el auge económico obtenido gracias a la fruticultura. El paisaje de


Acos, uniforme y densamente ocupado por los huertos de manzanos, lo comprueba. La
superficie cultivada, reservada a la fruticultura es mayor que en cualquier otra
comunidad del valle,15 dedicada a esta ocupación, como lo comprueban las cifras
obtenidas en nuestras encuestas y las de fuentes oficiales. Para hacer un balance del uso
de la tierra se ha recurrido a las siguientes fuentes:
42 1. Un esbozo de mapa que reproduce —no siempre con exactitud— el estado del conjunto
de parcelas en 1969; este intento de catastro se emprendió en el momento de la reforma
agraria. El documento, difícil de obtener, nos fue proporcionado por un ingeniero de la
Zona Agraria IV. Para encontrar a los propietarios y las superficies de estas parcelas, hubo
que buscar en un listado de propietarios, donde figuraban más de 4,000 nombres por
orden alfabético. Después de este trabajo de selección, que tomó mucho tiempo, hemos
podido hacer un plano catastral relativamente exacto ya que sólo nos faltaron las
superficies de cuatro parcelas — que hemos podido estimar sin demasiado riesgo de error
en base al conocimiento del terreno—, y la identificación de cuatro propietarios en el caso
de Acos y de otros cuatro en el fundo de Coto.
43 En base a este plano se puede conocer los linderos de Acos, oficialmente parcelados, que
incluyen un área de 118 Ha. Estas forman un conjunto cultivado, limitado en su parte
inferior por los cursos altos de Palca al norte, y Chancay al oeste y en su parte más
elevada por la “Toma de Limoncillo”. Rodeado de acantilados, pedregales y diversos
accidentes geográficos, estas tierras son incultivables salvo difíciles acondicionamientos
como los realizados cinco años atrás, construyendo andenes y si bien no están
registrados, los hemos considerado luego de estimar su extensión y la cantidad de árboles
que representan.
44 Sin embargo, el área total de Acos no se limita a la superficie parcelada de 118 Ha. A este
respecto, las informaciones son contradictorias. En 1923, el Diccionario geográfico del Perú
atribuía 166 Ha. a la comunidad de Acos, lo que parece inexacto.
45 En 1937 (SINAMOS - Huacho “Sobre levantamiento de plano de la comunidad de Acos”,
Lima, 10.3.1947. Carta del 25.4.47), un ingeniero encargado de levantar el plano
topográfico de Acos estimaba su extensión en 560 Ha. Diez años más tarde, escribía al
Ministerio que creía haber cometido un error de 131 Ha. “que puede ser en más o en
menos de lo real del terreno”. Dejando de lado este error, que hace dudar de las
condiciones en que las estadísticas pueden ser elaboradas, nos encontramos frente a dos
extensiones posibles: 691 Ha. ó 429 Ha. Aunque nos parece todavía un poco elevada, es
seguramente esta última superficie la que — con las reservas del caso— sería la más
cercana a la realidad.
46 2. En esta ocasión el plano catastral se levantó en el mismo Acos en 1976 y, no en base a
testimonios o fotografías. Así hasido posible distinguir las huertas antiguas de las
recientes. Desde entonces es posible que hayan ocurrido cambios que no tomaremos en
cuenta. Finalmente, como no ha sido posible contar el número de árboles de cada huerta,
los cálculos se basan en las siguientes estimaciones:
• En los rellanos y en las parcelas inferiores a 1 Ha. la densidad de plantación es de 800 árboles
por Ha., lo que supone un cuidado perfecto de la huerta y la práctica de una agricultura
intensiva. Este era el caso en 1976-77 de 80 huertas sobre un total de 140.
183

• En las vertientes, los accidentes del terreno y las parcelas de más de 1 Ha., la ocupación pasa
de 800 árboles/Ha. a 700 árboles/Ha., y hasta 600 árboles/Ha. 16 Es el caso de 27 huertas.
Según su importancia o posición geográfica, estas parcelas están organizadas de diferente
manera, reservándose parte del terreno para pequeñas instalaciones, ranchos y a veces
casas. A menudo también —sobre todo en las parcelas logradas a partir de 1971 — ,
acondicionarlas en terrazas exige un trabajo tan largo y costoso que una parte permanece
sin cultivar, lo que explica en el cuadro la extensión de tierras eriazas, mientras que las
terrazas ya terminadas están plantadas. Finalmente, estas grandes parcelas están a menudo
divididas por cercos de plátanos, o por tapias que marcan la división actual o la antigua,
producto de herencias. Estas subdivisiones no están consideradas en el esbozo del plano
catastral, y la matriz tampoco indica los herederos posibles.
47 Después de estas precisiones, presentamos el siguiente cuadro de ocupación del terreno:
48 La fruticultura comercial ocupa en Acos 77.8% del número de las parcelas, es decir 140 de
180, lo que indica una clara especialización por parte de los comuneros en la elección de
cultivos. Así en 1977, no quedaban sino 7 parcelas cultivadas con maíz o con alfalfa,
arrendadas a algún ganadero de San Juan o Lampián, o con panllevar. Existe una gran
parcela, mal delimitada (51 áreas de 1.68 Has. están cultivadas) donde crecen lado a lado
frejoles, melones, maíz, ajíes, lechugas, coles y cebollas, pero esta parcela está en “espera”
y según sabemos ya se han plantado algunos manzanos.

CUADRO 22

* Superficie total del terreno: 429 Has. (Estimación oficial) de Acos.


* Total de las parcelas consideradas en el catastro: 183 parcelas
* Superficie total del terreno parcelado: 118.61 Has.
* La importancia considerable de esta superficie no utilizada y sin cultivar se debe, por ejemplo, a
parcelas de vertiente que miden 3.69 Has., pero de las cuales sólo 50 áreas han sido condicionadas
hasta hoy para la fruticultura, otros ejemplos: 2.78 Has. y 40 áreas, 1.83 Has. y 25 áreas, 2 13 Has. y
40 áreas, etc..
184

Situación de los árboles frutales de producción comercial en Acos

49 Como lo prueban estas superficies, el manzano domina. Los acosinos han pasado ya la
época de los ensayos: el naranjo no convenía, tampoco el melocotonero que necesita
cuidados especiales. De los dos propietarios que tienen en Acos huertas de melocotón, uno
posee otras dos más en Coto. En ambos casos los melocotoneros se han conservado como
“garantía”: si los manzanos se enferman, los melocotoneros pueden reemplazarlos.
Además, la comercialización de melocotones es mucho más ventajosa que la de manzanas.
En ciertos casos, para las categorías superiores (extra y primera) la ganancia es igual.
50 Este cuadro no destaca la importancia del palto pese a que es grande por su alto
rendimiento, que produce hasta 20 cajones de fruta mientras que un manzano adulto sólo
llegará a producir 2 ó 3 cajones en caso de buena cosecha. Hay sólo 3.85 Ha., es decir 4
parcelas, dedicadas a paltos. A éstas hay que agregar ocho parcelas más, actualmente
plantadas de paltos,17 en combinación con otros cultivos. A menudo están allí desde
siempre (en esos casos la variedad de árboles es muy grande),18 o han sido
voluntariamente plantados por los propietarios en las nuevas parcelas. Estos árboles
pueden haber sido adquiridos en el SIPA (nota 2 de este capítulo) de Huaral o en La
Molina. Pero el palto, sobre todo el injerto, es muy frágil y sufre en el valle de la misma
enfermedad que diezma los naranjales de Huando desde 1976: “la tristeza”. Este es uno de
los factores que limita su cultivo en Acos; los otros son más económicos, ya que los valles
han logrado una especialización en su abastecimiento a Lima. Así el valle vecino del
Chillón produce abundante carne, leche y fresas, por este hecho, los mercados están ya
establecidos y fijado el sistema. Un acosino no podría cambiar los cultivos establecidos y
dedicarse a la producción de otra fruta, que ya tiene su mercado organizado,
enfrentándose a un mercado que no conoce y a una fuerte competencia. Sin considerar lo
señalado, hay comuneros que estarían interesados —pese al monocultivo— en diversificar
su producción y encontrar en el palto un árbol tan ventajoso como el manzano. Los
detiene el hecho que necesitarían una nueva inversión y que el banco agrícola del valle de
Chancay no otorga préstamos para este tipo de cultivo, mientras que sí da crédito a los
cultivos de manzana y melocotón.
51 En comparación a las otras comunidades frutícolas —Huayopampa o La Florida—, Acos se
distingue por la amplitud de sus huertos. Las parcelas son diferentes a las de La Florida
donde se contó (Lausent 1975: 31) un promedio de 30 a 45 árboles por chacra. En Acos hay
sólo 4 chacras con menos de 100 árboles por parcela (o sea un promedio de 70).
52 La Florida, comunidad de vertiente, instalada en un cono de deyección aluvial, no tiene un
territorio mucho más accidentado que el de Acos. O sea que no es geográfica la razón para
la diferencia del tamaño de las parcelas. En Pampas como en otras comunidades, incluso
Acos, el crecimiento demográfico ha sido causa del fraccionamiento exagerado del
territorio. En Acos este fenómeno es menos visible, seguramente por el contacto con la
costa anterior al de otras comunidades, determinó que sus habitantes al marcharse
185

dejaran la tierra a un familiar que podía comprarla (costumbre que todavía se practica).
Además, allí había una concentración de tierras, resultado del proceso que hemos descrito
y que favoreció a las familias importantes, cuya práctica fue conservar este patrimonio
indiviso. A primera vista, en La Florida no se encuentra una división tan grande entre los
descendientes de mestizos o caciques, por lo menos, a diferencia de Acos esto no se
muestra en el paisaje, al contrario. Confirmaría esta observación, las gestiones realizadas
hacia 1965 por los fruticultores de La Florida, que cuando se reabrió el mercado de tierras,
intentaron comprar o intercambiar huertos a fin de agrupar sus parcelas, especie de
concentración espontánea dictada por la necesidad de hacer rentables huertos a veces
situados a más de una hora de camino. Es evidente que los fruticultores de Acos no tienen
esta desventaja, salvo cuando poseen parcelas en el fundo de Coto o en el de Canchapilca.
En este caso, se organizan para el uso camiones que pasan por Acos, donde el tráfico es
relativamente importante.
53 Aunque mantenemos en el marco del minifundismo — dentro del que Acos pertenece
simplemente a una categoría superior a la de Pampas o de cualquier otra comunidad
andina— puede afirmarse que la importancia relativa de estas parcelas y su
concentración, así como un riego regular y seguro, son las mayores garantías de la
economía de Acos.
54 En el caso de la fruticultura, la concentración de las parcelas es importante en la medida
que una de las principales actividades de este cultivo es la manipulación y distribución de
productos químicos (insecticidas, fertilizantes). En grandes parcelas o en parcelas
próximas, el propietario concentra todo su material y calcula las medidas para
extensiones mayores, evitando el desperdicio y economizando fuerza de trabajo, que se
hace en una o dos etapas y en un sólo lugar. En Pampas y otros lugares, es una desventaja
la pérdida de energía y dinero debida a la dispersión y tamaño reducido de las parcelas
(incluso cuando se trata de un cultivo comercial muy rentable).

CUADRO23. Categorías de los huertos de manzanos según sus dimensiones


186

Importancia cuantitativa del manzano en Acos

55 Acos y los fundos vecinos tienen una alta población forestal de manzanos. En el área del
pueblo se han registrado 51,436 árboles; en la vertiente del frente, en el fundo de Pampas
se cuentan 10,000 árboles —manzanos, paltos, naranjos — . En el fundo de San Juan parece
haber 6,260 manzanos, de los que 4,550 pertenecen directamente a la comunidad, como es
también el caso de La Florida. En 1977, en el fundo de Coto había 13,068 manzanos y
varios huertos de paltos. En Canchapilca, sólo en la parte donde se ha levantado el
catastro se ha registrado 6,950 árboles. Tomando en cuenta algo más que los límites
geográficos de San Juan y Coto, los fundos aledaños a Acos, e incluyendo el pueblo de
Acos, se puede estimar la población total de árboles frutales en 92,856, que incluye 1,740
paltos en Canchapilca y 800 en Coto.
56 En el inmenso huerto que bordea los ríos Chancay y Palca, en esta yunga de quebrada,
Acos ocupa el lugar más importante en lo que respecta a la producción de manzanas.

CUADRO 24

* No incluye manzanos de menos de 4 años.

57 Estas cifras muestran un conjunto homogéneo, con pocas variedades están representadas,
lo que puede ser peligroso desde el punto de vista fitosanitario. Las categorías
anteriormente fijadas representan cuantitativamente parcelas con un promedio de:

CUADRO 25

58 La producción de estos árboles está en relación directa con la calidad de terreno y


cuidados proporcionados.
187

59 Así, de los 51,436 manzanos plantados actualmente en Acos, 9,915 árboles eran en 1976-77,
demasiado tiernos para tener cosechas comercializables (es decir que tenían menos de 5
años). La mayoría de los huertos jóvenes se encuentran en la categoría 2 (cuadro pág. 300)
(17 parcelas; un promedio de 192 árboles). A menudo se trata de sectores de parcelas
eriazas muy grandes, difíciles de acondicionar, recientemente incorporados. Algo similar
ocurre con la categoría 3 (8 parcelas —un promedio de 800 árboles—), donde los trabajos
están más avanzados.
60 Actualmente sólo 41,521 manzanos deben hallarse en estado de producción, reuniendo
todas las condiciones favorables (fitosanitarias, cuidados, etc.). Hay que considerar que un
2% de estos árboles no produce, por estar muertos o enfermos, o mal podados (éste es uno
de los problemas técnicos más graves). En este caso, sería más exacto calcular que en Acos
el número total de árboles productivos es de 40,690.
61 Las cifras y planos catastrales son un testimonio suficiente del paso de la “era de la
alfalfa” a la del monocultivo comercial del manzano.

Balance económico

62 La evolución de la ocupación del suelo tal como ha sido descrita, histórica y gráficamente,
no ha podido llevarse a cabo sin una transferencia de tecnologías, sin el surgimiento de
nuevas ideas y sin la búsqueda de otros mercados. Ahora bien, no era seguro —teniendo
en cuenta la coyuntura local y nacional— que este paso de un monocultivo comercial
“tradicional”, a otro monocultivo comercial, esta vez “moderno”, resultara un éxito
económico. “Tradicional”, en el caso del primero, ya que se basaba en antiguas relaciones
entre agricultores y ganaderos que sustentaban, ordenaban y activaban intercambios,
contratos y mercados; “moderno”, en el caso del segundo, porque esas relaciones
socioeconómicas, otrora esenciales al éxito de la economía local, fueron reemplazadas por
factores mucho más determinantes, como el dominio de una nueva tecnología de cultivo,
la búsqueda de la calidad asociada a una alta productividad.
63 Con el fin de ilustrar este éxito, se presenta el balance económico de un fruticultor con un
huerto de unas 70 áreas y 500 árboles, de los que 10 no son verdaderamente productivos.
Se trata de un huerto común, plantado con las variedades más generalizados: “pero-
manzana” y “corriente rayada”. Este balance se ha establecido en base a la producción y
precio de venta de una cosecha media correspondiente a la estación seca. En efecto de
mayo a noviembre la producción es más elevada y se estima que el 82% de los árboles de
esta huerta proporcionan 1.5 cajón, que un 15% producen 2 cajones y que un 3% debe
llegar a producir 2.5 cajones por árbol. La producción total estimada de un huerto de esta
área puede alcanzar un máximo de 14.15 toneladas de fruta y un mínimo de 10 toneladas
si las plantas están enfermas.
64 Las categorías y calidades son, después y a veces antes de la cosecha, los elementos
determinantes del tipo de venta y de su éxito. Es necesario saber que sólo el 4% de las
frutas producidas puede pretender a la denominación “Extra”, 6% a la de primera, 65% a
la de segunda, 25% a la de tercera, cuarta y quinta, y que sólo pueden comercializarse en
buenas condiciones hasta la tercera categoría.
65 Precio de venta de una cosecha: huerta de 500 árboles
66 Sin tener en cuenta en este caso formas de venta que condicionan el tipo de cosecha
elegido, consideraremos una cosecha y venta promedia.
188

67 La cosecha de la estación seca se presenta de la siguiente manera:

68 Precio de venta a los mayoristas de Lima y de Huaral en 1979.19 Las primeras categorías se
venden por cajones en el Mercado Mayorista de Lima —N° 2— (precios de mayo 1979).

CUADRO 26

69 El total20 de la venta de la cosecha de un productor medio es de S/. 965,800.


70 Las categorías cuarta y quinta se venden por kilos a los mayoristas de Huaral, al mismo
precio la manzana corriente y del pero.

71 Estimado total de la venta de una cosecha de manzanas en mayo de 1979: 979,080 soles.
72 a. Evaluación de los elementos del costo de una producción (precio de mayo 1979)
73 Tiempo de trabajo dedicado a la preparación de la cosecha o costo de la mano de obra.
74 En base a los trabajos relacionados con esta preparación, el tiempo de trabajo ha sido
evaluado de la siguiente manera:
189

CUADRO 27

75 De este cuadro se deduce que de un ciclo vegetativo de seis meses, los trabajos ligados a la
preparación de la cosecha movilizan cada vez dos hombres para tareas que representan
un total de 54 días. Expresado en días pagados para el propietario, esto representa 93 días
que, según se trate de un podador o de un peón, se pagarán diferentemente. Sin participar
siempre en los trabajos, el propietario, asiste a la mayoría de las operaciones en un total
de 20 días. En la realidad, y sobre todo cuando se trata de un pequeño propietario que no
emplea tanto mano de obra, este tiempo debería ser mayor.
76 Una última observación sobre la mano de obra: no es frecuente que para cada tarea
(suman 12 y 27 con los riegos) se requieran nuevos peones. Para este tipo de conducción,
el propietario contrata la fumigación, de 6 veces seguidas, a 2 hombres, salvo que tenga
peones estables pagados mensualmente, en principio con beneficios sociales. En ese caso
serán siempre los mismos los que fumigarán y abonarán los árboles; dejando el deshierbe
para los peones eventuales.
77 En 1979, en Acos los salarios establecidos eran:
190

78 1. Costo de la mano de obra para la preparación de la cosecha: para un propietario que no


tiene que pagar beneficios sociales ni cocineras.

CUADRO 28

* Un “podador” llega a podar hasta 50 árboles por día, a 50 soles por unidad.
** Se han descontado 2 fumigaciones: una ha sido ya contabilizada en la defoliación y la otra, en el
abono.

79 Podría sorprender el alto costo que representa la poda de los árboles (2,500 soles diarios,
es decir el 74.4% del costo total de la mano de obra). Sin embargo es una operación que, a
diferencia de las otras, no está asociada a ningún otro gasto. Por ejemplo, defoliaciones,
fumigaciones y abono no resultan caras (8,550 soles), pero están ligadas a fuertes
inversiones en productos químicos que hacen a estas operaciones mucho más costosas
que una simple poda.
80 2. Costo de la mano de obra empleada para la cosecha
191

81 Más que para los otros trabajos, existe una gran división de las actividades durante la
cosecha y los salarios están muy jerarquizados:

82 El costo total de la mano de obra para una cosecha es como lo muestra el siguiente
cuadro, mayor a 50,000 soles.

CUADRO 29

Note 25821

83 Durante las cosechas, el propietario tiene que pagar 176 jornales en un mes, casi tanto
como pagar para la preparación de la cosecha. Estos salarios representan un gasto
equivalente al invertido en seis meses. Se comprende pues que muchos productores,
habiendo costeado la preparación de la cosecha y compra de productos químicos estén sin
fondos en el momento de la cosecha, necesitando recurrir a un préstamo. Pero algunos
fruticultores son más precavidos y deciden vender su cosecha al remate, con todos los
riesgos que acarrea. Cada vez más los fruticultores de Acos prefieren vender el producto
en el árbol, cayendo en manos de mayoristas o intermediarios.
84 — Inversiones en productos agrícolas
192

85 Los gastos en fertilizantes y pesticidas resultan muy elevados para los actuales
fruticultores. Las alzas22 de estos últimos años los han obligado a reducir sus compras. Las
dosis utilizadas se han estabilizado, con una cierta tendencia a disminuir.
86 3. Tratamiento para una cosecha

CUADRO 30. Tratamientos para 500 árboles

87 Costo de los productos aplicados por fumigación —excepto de-foliantes y pesticidas:


193

CUADRO 31. Compra y aplicación de fertilizantes para 500 árboles

88 Costo de las aplicaciones de fertilizantes23

Note 26124

Gastos relacionados con la comercialización

89 Comparativamente menos elevados que el conjunto de trabajos y adquisición de


productos agrícolas, estos “pequeños gastos” son sin embargo, fuertes para el fruticultor,
que cada vez más trata de evitarlos, sea vendiendo su cosecha al remate, sea vendiendo
parte de su cosecha sin clasificación ni embalaje. Los cajones resultan muy caros al
productor, sobre todo cuando comercializa mucha fruta de categoría superior.
90 Antes de la cosecha, el productor debe comprar cajones nuevos ya que no ha conservado
—cuando tiene un depósito— sino los cajones en mejor estado de la cosecha anterior, que
le permitirán durante los primeros días de la cosecha hacer el embalaje. A medida que
avanza la cosecha, comprará otros cajones, mientras que los anteriores regresarán con el
camionero encargado de llevar la fruta al mayorista de Lima.
91 Para distribuir las categorías extra y primera, comprará 211 cajones nuevos, de primera
mano, por un valor aproximado de S/. 12,600 y 554 cajones usados que le costarán S/.
24,900. Generalmente le quedan unos 50 cajones en el depósito, lo que reducirá su gasto
194

en un 11 % aproximadamente. En total, el gasto en embalaje es de unos 35,000 soles.


Además se necesitan clavos y sobre todo los “palos de caña” que sirven para cerrar los
cajones y que se venden por cientos. Sin entrar en detalles, esto representa para el
propietario de la cosecha unos 4,000 soles más, que se agregan a un gasto mucho mayor,
el del flete.
92 Para distribuir sus cajones, el productor o el comprador al remate, depende de un
transportista. No hay en Acos ningún propietario con un promedio de 500 árboles que
posea también un camión. Hay excepción; pero el propietario no es un verdadero
fruticultor, sino un comerciante de abarrotes, dueño de camión de transporte. El flete
aumenta considerablemente cada vez que sube el precio de la gasolina. Se calcula en
función del gasto de gasolina,25 de aceite, del tiempo pasado en cargar los cajones, en
distribuir a los mayoristas y en regresar los cajones. El servicio viene a costar 60 soles, 26 o
sea que para un fruticultor que tiene que enviar 770 cajones, el gasto alcanza 46,200 soles.

Otros gastos

93 Algunos fruticultores, los residentes más acomodados, poseen una motobomba manual o
eléctrica. Hay quienes poseen fumigadoras a motor, que por su característica son muy
cómodas, para un huerto pequeño pero no para uno de gran extensión, de 500 árboles.
Existe un sistema de alquiler de quienes poseen una y a veces dos motobombas a los
propietarios de menos de 400 árboles. Más allá de este límite casi todos los propietarios
poseen una motobomba. En su mayoría no tienen que gastar en este rubro. Es necesario
señalar que quien se ve obligado a alquilar y mantener la máquina deberá gastar, además,
la cantidad total de 12,600 soles por siete fumigaciones (insecticidas y defoliante).
94 Entre los gastos complementarios, hay uno inevitable: el agua de riego. Sin embargo,
algunos medianos productores tienen “agua libre”, especialmente cuando el huerto se
halla en el fundo de Coto. Pero es excepcional y los gastos de agua del mediano productor:
15 turnos de riego a 10 soles cada uno, sólo suman S/. 150.
95 4. Costo y beneficios para una cosecha hecha en julio en una huerta de 500 árboles de los
cuales 490 son productivos (1979) Intento de balance
96 La descripción de estas nuevas tareas y técnicas es muy diferente a la realizada al tratar
de “la era de la alfalfa”. Es natural que los beneficios —cuando el modo de conducción lo
permite— no sean los mismos.
97 La huerta de 500 árboles es actualmente representativa de un mediano propietario de
Acos, como anteriormente lo eran 70 áreas de maíz o de alfalfa y, por tal razón, hemos
conservado esta cifra que representa en superficie el promedio superior de las parcelas
cultivadas. Sin embargo, esta elección no puede considerarse como modelo del sistema de
fruticultura, ya que en Acos no faltan los casos singulares.
98 En conclusión puede decirse que el mediano productor de antes ha tenido que aprender a
administrar su tierra, lo que no resulta fácil teniendo en cuenta las sumas manejadas.
99 Total de gastos para una cosecha:
100 Esta suma está por debajo de la realidad, ya que habría que agregar los impuestos 27 sobre
los bienes inmuebles y sobre los ingresos que el productor debe pagar. Aunque antes
podía escapar a este control, las actuales formas de conducción y comercialización se lo
impiden. Las ventas en el Mercado Mayorista de Lima se registran y el mayorista declara
el precio pagado. Además, al solicitar un préstamo al Banco Agrario, se hace el balance de
195

sus bienes y un estimado de la cosecha como garantía del préstamo. Otros gastos son las
devoluciones de los préstamos y el pago de los intereses. Cada vez más a menudo, el
fruticultor pide préstamos de S/. 50,000 o 100,000 soles al 13%,28 o se dirige directamente
a su mayorista. Hay además el mantenimiento de dos domicilios, uno en la costa y otro en
Acos. Y finalmente, el mantenimiento, la reparación del material, el transporte de los
productos químicos hasta el pueblo y los frecuentes viajes del propietario entre Acos y
Huaral, entre su domicilio principal en la costa y Acos.

CUADRO 32

101 Sobre la base de una encuesta como la realizada, puede estimarse, teniendo en cuenta los
gastos complementarios, que la cosecha del periodo seco —que es la más importante de
las dos cosechas anuales— cuesta directamente (compra de productos, mano de obra) e
indirectamente (impuestos...) una cantidad global de 400,000 soles que deben deducirse
del precio de venta de la cosecha que alcanza los 979,080 soles. El producto neto de esta
cosecha sería de S/. 579,080 soles (suma que no percibe nunca en una sola vez ni en su
totalidad). En realidad más de la mitad se invierte inmediatamente en los gastos para la
cosecha siguiente. La renta que obtiene de estos seis meses de inversiones en fuerza de
trabajo y en dinero no puede exceder los 200,000 soles. Se podría entonces evaluar en
33,000 soles lo que equivaldría a un salario mensual. En la costa, una empleada doméstica
ganaba en ese momento entre 8,000 y 9,000 soles y una maestra entre 15,000 y 20,000
soles.
196

ESQUEMA N°7

102 Este ejemplo no puede aplicarse a todos los acosinos y menos aún a los que dominan
económicamente el pueblo desde varias generaciones. El pueblo, su territorio y sus
actividades han cambiado de aspecto; la fruticultura ha permitido a muchos pequeños
propietarios permanecer en Acos. Sin embargo, se distinguen siempre del resto de la
población al obtener, basándose en su “monopolio” de la tierra, los ingresos más altos. Se
distinguen también por su sistema de conducción y especialmente por su control de una
parte del circuito de la comercialización y de distribución de la producción.

2. Los mercados y las formas de venta


103 En las actuales condiciones económicas del país es evidente que los gastos de
acondicionamiento y transporte se han vuelto excesivos para los pequeños y medianos
fruticultores, que intentan reducirlos para obtener el máximo de ganancia de su trabajo e
inversión; y lo logran combinando todas las formas de venta que se presentan o buscando
nuevos mercados. Esta estrategia de venta que algunos ya dominan es muy importante:
nunca como en estos últimos diez años, y particularmente en los años 1976-77-78 y 79, el
sistema de explotación frutícola del mediano productor acosino, ha estado tan
condicionado por las exigencias de los mercados tradicionales locales o costeños y de los
nuevos mercados.

Los circuitos comerciales de venta de la producción

104 Desde Acos se distribuye la producción en cuatro direcciones. Dos son fijas durante todo
el año: Huaral, importante pueblo costeño del valle bajo, el mercado más antiguo de Acos;
197

y Lima, cuyo abastecimiento sólo está verdaderamente organizado y controlado desde


1971. Las otras dos direcciones son eventuales, pero tienden a ganar la importancia de las
dos primeras: son Huacho, ciudad que en el valle de Huaura, tiene el mismo papel que
Huaral en el de Chancay, y todas las grandes ciudades de la costa norte: Trujillo,
Chimbote, Chiclayo y Piura, hasta la frontera con el Ecuador.
105 El área de distribución es pues más importante de lo que podía suponerse para un pueblo
de un poco de más de cien productores. Esto se debe a dos factores: el fenómeno
estacional. Acos entre enero y mayo (época de lluvias) tiene problemas para distribuir su
producción de frutas de calidad inferior en la costa, cuyos valles producen frutas de
calidad. Además, en esta época llegan frutas tropicales de la vertiente oriental andina y de
la selva. El segundo factor, ligado al primero y a los problemas económicos del fruticultor
de Acos corresponde a mercado o circuitos paralelos de venta.

a. Circuitos de comercialización entre enero y mayo (época de lluvias en Acos)

ESQUEMA N° 8

106 Entre enero y mayo las cosechas no son muy buenas; la calidad baja y las frutas son más
pequeñas. La venta de la producción es más difícil teniendo en cuenta que los mercados
costeños del centro y sobre todo Lima, están abastecidos en cantidad y calidad con frutas
de estación y frutas tropicales: uvas, peras, ciruelas amarillas y rojas, melones y sandías,
toronjas, papayas, piñas, higos, plátanos, chirimoyas...
107 Fuera del plátano, se trata de frutas frescas que se consumen durante el verano. Para el
limeño la manzana es la típica fruta de otoño-invierno. En estas condiciones, los acosinos
sólo envían a Lima las frutas de mejor calidad, las pocas “extra” y de primera y cajones de
segunda. Para economizar los gastos de embalaje, muy elevados, sólo envían las frutas
que les proporcionarán una ganancia segura, aunque no es siempre el caso, ya que a
partir de enero se distribuye en los mercados limeños el excedente de la producción de
las manzanas de los meses de agosto a noviembre del año anterior. Como salen de los
198

grandes frigoríficos del Mercado Mayorista o del Callao, estas manzanas se dañan muy
rápido en tiempo de calor y son vendidas muy baratas por los mayoristas a los vendedores
ambulantes. La coyuntura es pues muy desfavorable y los acosinos tienen dificultades
para vender hasta sus mejores frutas con una ganancia normal. Ocurre también que los
mayoristas piden a los acosinos y a los productores de Vilca o San Miguel, suspender sus
envíos durante dos o tres semanas. En otras épocas, esto hubiera podido significar una
escasez creada voluntariamente para hacer subir los precios, pero en este caso sólo se
trata de poder vaciar los frigoríficos de manzanas para llenarlos nuevamente con las
variedades de frutas de verano que llegan en abundancia al mercado.
108 En estas circunstancias, los acosinos no tienen más remedio que distribuir su producción
en los mercados de Huaral y Huacho, o en las ciudades del norte.
109 Aunque entre junio y setiembre hay muchos intermediarios que vienen a comprar (y
quedan satisfechos) frutas de categoría 4, 5 y a veces 3, que los productores no quieren
vender en Lima; de diciembre a mayo no se los ve. Y estos intermediarios, casi todos
originarios de Huaral, eran los que aseguraban la distribución de los excedentes de los
grandes productores y la distribución a bajo precio (compras por sacos de 60 kilos y no
por cajones) de los productores más pequeños. En su ausencia son los mismos acosinos
quienes deben ocuparse de su distribución, para lo cual los grandes propietarios locales,
propietarios de un camión, desempeñan un papel muy importante asegurando, para ellos
y los demás, la comercialización, convirtiéndose de fruticultores en mayoristas y
transportistas.29
110 Los dueños de camionetas llevan a los mayoristas de Huaral las cosechas compradas a
varios pequeños productores. Para éstos el problema es menor que para los grandes
fruticultores quienes deben vender una producción de 800 a 1,000 árboles. La única
solución es partir, cargado al máximo, por la costa hacia la frontera ecuatoriana.
111 Pero esta partida no es simple. En primer lugar porque el productor, que además de su
cosecha ha comprado la de otros, debe tratar primero de vender la mayor parte de la
fruta en Lima o Huaral, ya que en esta época del año las manzanas del valle de Chancay
son todavía las más cotizadas en el mercado. Luego, la astucia consiste en partir sólo con
la mitad de carga e ir directamente al valle de Cañete, también productor de manzanas,
con el fin de comprar cosechas “anónimas”30 en forma indiscriminada, que en el enorme
cajón (que puede contener hasta 10 toneladas de carga) se mezclan con las manzanas de
los acosinos. Finalmente, el “mayorista-transportista” emprende su viaje hacia el norte.
112 Hay que precisar otros detalles. Antes de partir, el camionero debe averiguar dónde
piensan dirigirse los otros “mayoristas-transportistas” que están en su misma situación.
Si averigua que varios camiones ya han partido con la intención de detenerse en las
grandes ciudades de la costa, recorrerá mil kilómetros sin escalas y de noche para llegar a
Piura antes que ellos. Si al contrario, la mayoría ha partido directamente hacia Piura, irá
por etapas, haciendo un alto, a partir de Trujillo, en todas las grandes ciudades. Evitará
los mercados centrales y buscará los centros de venta periféricos, como las cooperativas,
donde el abastecimiento es difícil. ¿Por qué dirigirse hacia las ciudades del norte, si es
verano en toda la costa y si el abastecimiento en frutas es tan variado? Una respuesta es
que, a partir de Trujillo, los valles están ocupados por las grandes cooperativas de cultivos
industriales o por ciudades como Chimbote, cuyo abastecimiento plantea muchos
problemas. En la costa, sólo Lima tiene el privilegio de aprovechar la llegada de todas las
frutas de estación y las acapara, mientras que las otras ciudades de la costa no pueden
ofrecer a los consumidores la misma variedad y calidad de frutas. Es cierto que sus valles
199

tienen también “quebradas de sierra”, que podrían asegurarles frutas frescas variadas,
pero no siempre es el caso y la cantidad no es suficiente. En lo que se refiere a los
productores de las vertientes orientales, que corresponden a estos valles y que se
especializan en ciertas variedades de frutas tropicales (piña, maracuyá, etc.), el verano
representa para ellos la mejor estación de venta; por lo que su interés consiste en enviar
—bajo contrato o no— toda su producción a Lima, principal centro de distribución y
consumo. La costa norte que también produce fruta, no aprovecha del verano para
mejorar su abastecimiento. Además, hay frutas de verano, como la uva, que es muy
apreciada, que se produce sobre todo en el sur y que sólo puede llegar al norte después de
pasar por el Mercado Mayorista de Lima, después de sucesivos controles. Esta fruta es más
delicada que la manzana, viene de más lejos (1,200 km.) y resulta mucho más cara. En
estas condiciones, las clases media y obrera dan buena acogida a la llegada de manzanas,
sobre todo del “pero manzano”, del que puede hacerse refrescos que se toman helados.
113 ¿Qué representa para los acosinos esta solución a la distribución de su producción en esta
época del año? Si bien no hay mayor ganancia, por lo menos este sistema evita las
consecuencias del exceso de oferta. Los beneficios varían según la situación de cada
productor. Para la mayoría, esta forma de comercialización es una solución de
emergencia, ventajosa en la medida que no se registra ni declara la venta de gran parte de
la producción. Esta práctica “paralela”, no autorizada, sin embargo, es tolerada porque los
organizadores del mercado nacional no tienen soluciones para crisis estacionales. Algunas
de estas soluciones podrían ser: descentralizar el mercado mayorista, reorganizar el
sistema de abastecimiento de Lima; permitir que ciertos valles se autoabastezcan en
productos que monopoliza el mercado mayorista; replantear el destino de los valles
considerados especializados. En el estado de cosas actual, una cosecha puede ser mala y
nadie se asombra del bajo ingreso declarado. Además, en lo que respecta al
acondicionamiento, se logran grandes economías. Se emplea un embalador sólo para los
cajones destinados a Lima; el resto se vende en sacos o se vende al granel. Para el
productor, el empleo limitado de uno de los jornaleros, cuyo salario es mayor en la
cosecha, no comprar cajones clavos, palos, ahorrar en gastos de transporte, le significa
economías que compensan en parte lo mediocre de la cosecha.
114 En 1979, el acondicionamiento de la cosecha que ha servido de referencia, salía a 140 soles
por un precio de venta por cajón que oscilaba entre 950 y 1,850 soles. Representaba el
9.2% del precio de venta de un cajón de manzana corriente “extra”, lo que es bastante
razonable, mientras que para uno de tercera, se elevaba al 14.7%. Temporalmente, este
tipo de comercialización libera a los acosinos de una parte de sus gastos y resuelve
parcialmente su problema. Esto fue válido para los años 1977-78, y dejó de serlo debido al
constante aumento del precio de la gasolina. Ahora bien, este comercio ayudaba a los
pequeños productores pero favorecía más a los poderosos, pues permitía que fuera
rentable el mantenimiento y cargas inherentes a la propiedad de un camión. Estos
aumentos amenazan seriamente un equilibrio interno que satisface a autoridades y
productores.

b. Circuitos de comercialiación entre junio y diciembre

115 El “tiempo de las manzanas“ comienza en la costa con la primera neblina y en Acos con la
llegada de los mayoristas de Lima, que llegan a evaluar la próxima cosecha. El pueblo
desierto durante los meses de lluvias se anima. Los acosinos no tienen que desplazarse,
son los compradores de todo tipo quienes los buscan. La producción es abundante y hay
200

una fuerte demanda, sobre todo de agosto a octubre. Pocas frutas, salvo los melocotones
que también provienen del valle, pueden competir con la producción de manzanas. La
venta de la producción de los acosinos y de sus vecinos de Vilca o San Miguel queda
asegurada. La intensidad de la demanda proviene sobre todo de los mayoristas limeños,
por lo que el circuito comercial que durante la estación anterior se extendía hasta el
Ecuador, se restringe a Lima y a una pequeña parte de Huaral, en el valle bajo.

ESQUEMA N° 9

116 En la época de máxima producción parten diariamente al Mercado Mayorista de Lima uno
o dos camiones. La producción enviada ha sido cosechada y embalada directamente por el
propietario, que por intermedio del camionero la envía a su mayorista, o comprada al
remate por un mayorista o un intermediario que, además de los gastos de cosecha, que ha
adelantado, debe enviarla a Lima. También es posible que sea uno de los grandes
productores de Acos, a la vez mayorista y transportista, quien distribuya su producción y
la de un compadre; lo que le permite reducir los gastos de comercialización de su propia
cosecha. Durante esta campaña se envía a Lima del 70 al 80% de la producción de
manzanas de Acos y fundos aledaños.
117 Entre Acos y Huaral el comercio se reduce al 30% de la producción. Sin embargo, tiene un
lugar mucho más importante en la vida del pueblo. En efecto, cada día llegan del valle
bajo uno, dos o hasta tres compradores intermediarios y mayoristas locales que intentan
por todos los medios comprar la fruta que no ha sido embalada, incluso la de calidad
superior, que están dispuestos a comprarla al granel, a menos precio que en Lima. Así el
propietario, al ahorrar los gastos de embalaje, se ve beneficiado en su ganancia. Esto no es
lo más frecuente porque muchos productores tienen contratos suscritos, pero ocurre en
Acos.
118 Algunos de estos mayoristas que viajan hasta Acos, llamados “manzaneras”, 31 tienen
puestos de venta en depósitos cercanos al mercado de Huaral. La trayectoria de parte de
201

la cosecha de un productor de Acos, después que la “manzanera” la haya transportado


hasta uno de los puestos de la avenida Cahuas, es como sigue:
119 Las “manzaneras” y compradores, que llegan más o menos a las 6 de la tarde con su
cargamento, entran al depósito Bernulla-Túpac Amaru o al de Mayo —reservados a la
compraventa de frutas — , donde registran y pesan la mercadería. En 1976, pagaban un
derecho de depósito de 3 soles por saco, permaneciendo en sus puestos de venta. Se
presentan entonces particulares, pequeños productores del valle bajo, cuyos pocos
árboles les proporcionaban un ingreso complementario, que les venden cuatro o cinco
sacos más, o un comprador minorista que la revende a los ambulantes de Huaral o la
vende él mismo en su puesto. Al salir con la fruta, el comprador también tendrá que pagar
2 soles por cada saco32 al propietario de este depósito particular (el propietario no
interviene en ningún momento y generalmente sólo un adminitrador está a cargo del
depósito).
120 Estos depósitos no son el último eslabón de este circuito comercial. En efecto, hay
transportistas-compradores que llegan de Huacho, Chimbote y hasta de Piura para
abastecerse; es un eslabón importante no tanto por la cantidad de transacciones —que
aunque no muy numerosas, son muy regulares— porque permiten a compradores de la
costa norte pagar precios más bajos —ya que las frutas vienen directamente de Acos y el
número de intermediarios es limitado— y, sobre todo, porque les evita entrar a Lima para
comprar en el Mercado Mayorista. Son más elevados los precios de los mayoristas que han
tratado directamente con el productor de Acos o que han comprado la cosecha en el
lugar. Incluso a veces llegan a los puestos de Huaral los llamados “Manadas de Lima”,
minoristas clandestinos que cargan su camioneta de manzanas, para luego venderlas en la
parte exterior del Mercado Mayorista a revendedores ambulantes. Como se ve, los
eslabones del circuito comercial entre Acos y los consumidores son numerosos y todos los
medios parecen buenos para abrir un circuito paralelo al oficial y conseguir la
mercadería, puesto que lo aquí descrito para las manzanas también es válido para las
otras frutas que expenden ambulantes a menor precio. Pero el interés de unos no es el de
otros. Así, en la parte exterior de estos puestos de Huaral, se instalan vendedores con sus
sacos de manzanas, el origen de su mercancía no es muy claro, se trata muchas veces de
frutas robadas durante la noche en los huertos del valle. Estos ofrecen a los eventuales
compradores, manzanas a precios más bajos, obligando a los mayoristas, que alquilan
oficialmente su puesto en el depósito, a bajar los precios para que sean competitivos.
Todo ocurre bajo la mirada indulgente de los responsables locales del control de precios.
121 Finalmente, además de estos dos mercados principales: Lima y Huaral, se da el caso de un
transportista-mayorista de Chiclayo que en verano llega a Lima con un cargamento de
plátanos, para comprar bidones de aceite y que a su regreso aprovecha, con el fin de
hacer más rentable su viaje, para detenerse en Huaral; allí deja su camión bajo cuidado y
parte a la quebrada, a San Miguel, Vilca y Acos a indagar. Concluidos los tratos, alquila en
el lugar un transportista, generalmente en Acos, y vuelve a Huaral de donde parte con su
camión cargado de aceite y manzanas hacia Chiclayo.
202

ESQUEMA N° 10

122 Cosa similar realizan los transportistas-mayoristas de Acos cuando van a Piura. Si hacen
el viaje por etapas, se detienen en cada lugar para comprar los productos locales que
venderán en la siguiente. En este caso particular el transportista-mayorista de Chiclayo
pasaba regularmente por Acos cada agosto.
123 Los circuitos comerciales son más complejos de lo que parece y no debe suponerse que
vender directamente la producción a un mayorista de Lima permite su distribución
inmediata. A partir de ese momento, los intermediarios que intervienen en su
distribución — una vez salida la mercadería del Mercado Mayorista— son todavía más
numerosos y la complejidad de estos circuitos y las manipulaciones que se llevan a cabo
hacen que el consumidor limeño compre una manzana de San Antonio en lugar de una
Delicia o un “pero manzano” de primera, cuando en realidad se vendió como si fuera de
tercera. Este cuadro intenta presentar esquemáticamente la síntesis de todos los
eslabones de venta por los que pasa la producción de Acos, sin olvidar que esta sucesión
de intermediarios aumenta acumulativamente el precio por kilogramo.
203

ESQUEMA N° 11

b. Formas de ventas y transacciones realizadas en Acos

124 Se ha analizado el circuito comercial de las manzanas. Ahora se examina los dos extremos
de la cadena: por un lado, los productores — y cómo planean la distribución de su
producción— y por otro los mercados y el consumidor.
125 — La venta al remate o venta en el árbol
126 Aunque algunas experiencias han sido malas, la venta al remate es cada vez más utilizada
por los medianos productores de Acos. Es la única forma de no tener que enfrentar todos
los gastos de la cosecha, que normalmente representan el 31.9% de las inversiones
realizadas para una cosecha. Además del factor financiero, hay también un cambio de
mentalidad entre los medianos productores. Cada vez con más frecuencia, los acosinos
recurren a un negociante que tiene un puesto en el Mercado Mayorista o simplemente a
su intermediario. Así, un productor que trabaja en el fundo de Pampas, con muy buenas
relaciones con mayoristas limeños, les propuso compraran al remate las cosechas de otros
productores del fundo, pidiéndoles una fuerte participación —el resto lo proporcionaba él
mismo— a cambio de compartir proporcionalmente los beneficios de la venta. Se ofreció
como intermediario o representante local responsable de hacer un estimado de la
cosecha, de contratar a los peones, de buscar a los transportistas y de llevar la producción
hasta el Mercado Mayorista, puesto que la compra al remate o en lote implica que el
comprador se encarga de todos los gastos. Ambas partes corren riesgos y todo depende de
la correcta evaluación de la cosecha cuando la fruta está todavía en el árbol. Entre los
compradores al remate, hay productores-transportistas y mayoristas de Acos. Estos
“rematadores” son en su mayoría de familias legítimas —7 de los 10— que se presentan
por sí mismos. Este punto es importante, porque al hacer antes el balance económico
204

“anónimo” de un mediano productor, no se ha considerado la presencia de estas familias


que, después de haber atravesado momentos económicos difíciles, han logrado conservar
sus tierras y adquirir nuevas. Algunos de los miembros de estas familias poseen entre 500
y 1,000 árboles y son los que tienen los huertos más grandes. No es pues sorprendente que
en la situación actual sean ellos quienes aseguran, sobre todo en invierno, la distribución
de la producción de los otros productores de Acos hacia Lima y menos hacia Huaral. Pero
allí no se detiene la manifestación de su poder sobre los acosinos que forman su clientela,
ya que tienen suficiente fuerza económica para oponerse a los mayoristas de Lima,
reemplazarlos y comprar por su propia cuenta, y no como delegados-asociados, varias
cosechas al remate en cada estación. Es evidente, ahora que esta práctica se extiende, que
algunos parientes acosinos o aliados prefieren recurrir a ellos antes que a un limeño o un
intermediario. Contribuye a esto la mala experiencia de uno de ellos: un mayorista de
Lima que compró en el árbol toda la cosecha de un acosino, abusando de los derechos que
da este tipo de contrato, hizo perder dos meses de producción al fruticultor. Una cosecha
se hace generalmente en dos etapas para dejar madurar las frutas que faltan.
127 Este mayorista exigió cinco cosechas seguidas, a intervalos de una semana, para cosechar
hasta la última fruta. Aunque la mayoría de las frutas comercializables ya habían sido
cosechadas, prohibió detener el riego que prepara al árbol para la defoliación e iniciar un
nuevo ciclo. El fruticultor estuvo obligado a seguir regando hasta que estas pequeñas
frutas estuvieran suficientemente grandes para ser negociables. La terquedad casi
“sádica” del mayorista, atrasó dos meses el programa del fruticultor, lo que era grave —
no para la cosecha siguiente que tocaba en tiempo de lluvias— sino para la otra que
esperaba comercializar durante la estación seca y, que por esta razón, se demoró y estuvo
lista cuando los precios habían bajado.
128 Además de la venta directa y de la venta al remate, se usa también la venta a
consignación, por la que el fruticultor, generalmente acreedor del mayorista, acepta el
precio que el mayorista le impone, a toda su cosecha.
129 En los meses de lluvia están también presentes las “manzaneras” y los “compradores”
quienes compran directamente una parte — muy pocas veces la totalidad— de la
producción de los fruticultores de Acos. Su asiduidad data de varios años y tienen con los
acosinos lazos de compadrazgo. Normalmente, llevaban a Huaral las categorías, cuarta y
quinta de fruta que, debido al precio de acondicionamiento, el fruticultor prefiere no
enviar a Lima. Actualmente, como la situación es cada vez más difícil, el productor no
puede enfrentar tanto gasto y las “manzaneras” y “compradores” prefieren comprar las
frutas de tercera y hasta de segunda. Las formas de compraventa utilizadas son las
siguientes:
130 María Pacheco —viene de Huachinga— sube a Acos en ómnibus como cualquier viajero.
Llega donde un compadre y allí hace los contactos para comprar por sacos la producción
de pequeños productores. Luego busca un acosino propietario de camioneta o un pequeño
camión, para que la lleve a Huaral con su mercancía. Si ninguno está libre, tomará al día
siguiente, a mediodía, un omnibus que parte de las comunidades de quebrada y que llega
a Huaral a últimas horas de la tarde después de detenerse hacia medio día en Acos. Por
una propina, el camionero la llevará hasta el “depósito mayorista” de Huaral, donde tiene
un puesto fijo. En Huaral, ya no es la intermediaria de Acos, especie de mayorista rural,
sino una mayorista urbana que fija los precios para los minoristas de Huaral.
131 — Familia Morales, integrada por la madre y sus hijos que llegan regularmente a Acos
donde tienen lazos de compadrazgo. Viajan en camión —que dicen haber alquilado en
205

Huaral— y compran sacos de manzanas no sólo en Acos, sino también en los fundos
vecinos. Gracias al camión pueden desplazarse más y son menos dependientes de los
transportistas; su radio de acción es más amplio y pueden ir hasta Chimbote para vender
la fruta de Acos. Como en el caso de María Pacheco, en 1976, ganaban 10 soles por kilo.
132 — Otras mujeres practican este tipo de venta. Llegan en omnibus, camión o camioneta,
luego alquilan en el mismo Acos el camión que las llevará al “depósito mayorista”. Juntas
pueden comprar hasta 1,000 kilos por vez, lo que las hace “peligrosas” para los otros
mayoristas de Huaral, a quienes imponen los precios.
133 Al tratar las formas locales de venta, hemos pasado del “productor-mayorista-
transportista acosino”, que muestra el papel socioeconómico que puede desempeñar en
Acos, a los intermediarios forasteros que comercian en cantidades más pequeñas e
inferior calidad. En lo más bajo de esta escala se sitúa una forma de venta insignificante
económicamente, pero muy significativa sociológicamente, que es la de los puestos ya
mencionados.
134 En 1932 se concluyó la carretera de Acos, incrementándose la importancia de su mercado
local. En 1965, la carretera llegó finalmente a las comunidades más altas, lo que no
impidió que el pueblo siguiera siendo el lugar tradicional de parada, donde se comía algo
y se compraba fruta. Por tal razón se construyeron puestos, que también representan los
restos de un mercado que desapareció a causa de las tiendas. Dichos puestos son
atendidos por mujeres —en su mayoría jefas de familia, es decir mujeres solas, viudas y de
escasos recursos— que se instalan en ellos a las horas de paso de los camiones y ómnibus.
Están frente a los restaurantes y ofrecen a los viajeros frutas muy mediocres y, sobre
todo, más caras que en la costa al haber pasado por varios intermediarios. En realidad
venden pocas manzanas porque casi todas salen para el mercado costeño, y los acosinos
no necesitan comercializarlas en su propio pueblo, ya que todos poseen un huerto,
cuando no varios.

3. Un ejemplo de mercado: Huaral, “del productor al


consumidor” Tierras comunales
135 En los grandes centros urbanos donde cada barrio tiende a representar las clases sociales
que le corresponden, generalmente se encuentra un mercado cuyo abastecimiento,
calidad y precios de los productos representan el poder adquisitivo y prácticas
alimenticias de sus habitantes. Es lo que ocurre en Lima, y también en una ciudad
pequeña como Huaral, 19,960 habitantes en 1972 (Censo Nacional Agropecuario 1972), al
existir estratos socioeconómicos diferenciados.
136 Ahora que conocemos todos los eslabones de esta cadena de comercialización,
intentaremos ver quién vende qué en estos mercados, es decir, a qué estrato de
vendedores y consumidores corresponde cada variedad y categoría de manzanas
provenientes de Acos.
206

ESQUEMA N° 12

a. Huaral (véase el plano del mercado)

137 En base a encuestas realizadas entre 1976 y 1977, cinco zonas de venta destacan en el
plano. Es necesario señalar que este plano corresponde únicamente al mercado dominical.
Este punto es importante porque se trata de un abastecimiento diferente y de diferente
calidad y, sobre todo, porque las cinco zonas del domingo, se reducen a tres los días de
semana. La llegada de numerosos vendedores tanto costeños (propietarios y
arrendatarios mini-fundistas) como serranos, modifica totalmente su estructura.
138 — Zona 1
139 Estos son puestos fijos, por los que en 1976 sus propietarios pagaban seis soles de
impuesto mensual a la Municipalidad y 5 soles a un guardián nocturno. Colocados
alrededor del mercado cerrado, se especializan en frutas, verduras o granos y son los
únicos que venden regularmente productos de calidad y, sobre todo, los que no se
encuentran en los puestos de las otras zonas. Esta última observación es válida
especialmente para la fruta. En estos puestos se encuentra diversidad de frutas, no
siempre de la estación y una mayor variedad de manzanas y melocotones. No se expende
frutas de cuarta calidad, ni frutas dañadas. ¿Cuál es la procedencia de estas manzanas? En
todo caso no son de Acos, por lo menos no directamente, salvo raras ocasiones. En efecto,
el minorista está obligado a abastecerse en el Mercado Mayorista de Lima, ya que muy
pocas frutas de calidad superior llegan a Huaral. Los negociantes de Huaral deben ir a
Lima a comprar manzanas provenientes en parte del mismo valle y aprovecha para traer
variedades de “lujo”, producidas por algunos acosinos o por fruticultores de Vilca y San
Miguel, aunque provenientes también de otros valles, como Cañete o Mala. Veamos un
esquema resumido del circuito seguido por un kilo de manzanas Winter de segunda. Se
escoge este ejemplo debido a que esta variedad no se expende en otras zonas del mercado,
207

ya que representa justamente a cierto tipo de productor acosino del que hablaremos más
adelante y porque está destinada a una clientela diferente.
140 Un consumidor acomodado de la ciudad de Huaral compra un kilo de manzanas
provenientes de su mismo valle, a un precio 26% más caro del recibido por el productor
de Acos. En este caso los beneficios se reparten más o menos equitativamente: 55% para el
mayorista y 45% para el minorista de Huaral.

ESQUEMA N° 13

141 Este tipo de puesto y esta área (Zona 1) de venta del mercado, vende principalmente a la
población criolla instalada desde hace mucho en Huaral. Esta clientela, relativamente
acomodada (representante de la clase media emergente del Perú), la constituyen
pequeños funcionarios y representantes de las profesiones liberales.
142 Además que, en general, el abastecimiento de productos alimenticios frescos los
minoristas lo hacen en los depósitos de Huaral, sin tener que ir a Lima. Sólo los minoristas
en frutas de la zona 1 están suficientemente motivados y tienen suficientes recursos para
proveerse en Lima. Parece que entre todas las compras de los consumidores, después de la
carne, la fruta es el producto que marca el standard de vida.
143 — Zona 2
144 Es una zona mixta. Durante los días de la semana incluye la zona 3, que sólo funciona los
domingos. Está situada en la avenida que bordea el mercado cerrado, cerca de los
depósitos mayoristas. La disposición es diferente. Los puestos fijos bordean las aceras y
ofrecen mercadería de calidad variable pero generalmente buena. La variedad es casi tan
grande como en la zona 1 en lo que respecta a las verduras, pero mucho más reducida en
frutas. Las variedades que se encuentran son esencialmente las “pero-manzana” y
“corrientes”.
145 Las categorías que se anuncian no corresponden a la calidad de la fruta, aunque sí el
precio. Los ambulantes utilizan este procedimiento; y si una fruta proveniente de Acos
corresponde a la cuarta categoría, se ofrece como de tercera.
146 Después de esta reconsideración “personal” de las categorías de manzanas —operación
facilitada por la venta en sacos— el minorista ganaría 3.75 soles por kilo (es decir 225
soles por saco) pero, hay que restar la suma pagada a la persona o al niño encargado de
escoger la fruta, para conocer la verdadera ganancia obtenida de esta manera. Así en
208

estos puestos, un kilo de manzanas corrientes costaría 40 soles y ha sido vendido a 20


soles a la “manzanera”.

ESQUEMA N° 14

147 Es difícil calcular la venta por unidades. Hay vendedores ambulantes que venden en el
suelo pequeños montones de fruta de muy baja calidad, lado a lado con otros que también
la ofrecen en el suelo pero que dependen de los puestos fijos, con productos de mejor
aspecto.
148 — El domingo, la zona 3 está ocupada más densamente por los ambulantes, que tratan de
evitar el pago de la “sisa” municipal. También venden frutas de procedencia desconocida
y pésima calidad.
149 Los domingos llegan numerosos vendedores particulares, pequeños propietarios o
arrendatarios minifundistas, que buscan vender su producción. Por esto, después de
haber atravesado una zona muy desfavorecida, que muestra la pobreza tanto del
comprador como del vendedor, se pasa a la zona 4, con productos de mejor calidad. Entre
estos pequeños productores no hay acosinos, todos son habitantes de los pueblos vecinos
de Huaral y socios de cooperativas del valle bajo. Hay poca fruta en sus puestos, siendo su
precio inferior al de la zona 2 y la fruta mejor que la de la zona 3.
150 En uno de los extremos del mercado se perturba el orden, hasta entonces bastante
respetado. Los particulares que allí se agrupan tienen grandes puestos y parecen vender
la producción de varias personas especializadas en un mismo producto. Por el contrario,
los camiones que cierran el mercado ofrecen a veces gran cantidad de fruta, como
sandías, mangos y ocasionalmente manzanas. Según lo que hemos podido averiguar, estas
manzanas no provienen de Acos, Vilca o San Miguel, sino de una cooperativa del valle
bajo o del valle de Cañete, pasando por Lima.
209

151 A partir de estas observaciones puede señalarse lo siguiente: el mercado está dividido en
varias zonas de precios. En la primera, los precios y la calidad corresponden —con un
margen de beneficio mediano— a la categoría anunciada. En la segunda, las
denominaciones son generalmente falsas y las categorías no corresponden a la calidad
real de la fruta —que se sobrevalora— a fin de indicar un precio inferior al oficial en la
categoría anunciada, pretendiendo venderla barato. En la tercera la calidad de la fruta es
inaceptable. Y en el resto del mercado no se comercializan manzanas de Acos. Hay que
señalar también que las frutas de mejor calidad que pasan por el mercado mayorista de
Lima antes de llegar a Huaral, son distribuidas entre una clientela más acomodada. En la
segunda zona, el color de los vendedores es más oscuro y entre las minoristas se
encuentran zambas y mestizas instaladas desde hace muchos años en Huaral, cuya
indumentaria es totalmente urbana. En este caso la venta se orienta a una clientela de
economía limitada. Los ambulantes de la zona 3 son generalmente serranos y algunos
conservan parte de su vestimenta tradicional (faldas en el caso de las mujeres).
152 Así, la presencia o la ausencia, la variedad, categoría y calidad de la fruta determinan en
el mercado de Huaral un modo particular de venta, con áreas determinadas que reflejan
las categorías socioeconómicas de los consumidores.
153 Finalmente, cabe señalar que para la provincia de Lima, de los 61,343 personas (INE 1977)
registradas en 1976 como ambulantes y pequeños revendedores minoristas, 18,967 de
ellas —es decir el 31% — sólo se dedicaban a productos agrícolas comestibles;
correspondiendo un buen porcentaje al comercio de frutas. El gran número, origen racial
y geográfico, la inestabilidad y el peso económico (35% del comercio de Lima y 30 millones
de soles de transacciones libres de impuestos, La Prensa 23/11\77) de estos ambulantes e
intermediarios plantea graves problemas a la ciudad de Lima los que obligarán a
reorganizar y sanear un proceso de distribución mucho más complejo que en Huaral.

NOTAS
1. La hacienda de Huando, en el valle de Chancay pertenecía a la familia Graña, en 1930, fue la
primera en experimentar una nueva variedad de naranjas a la que dio su nombre. Las haciendas
vecinas siguieron su ejemplo y se especializaron al principio en el cultivo de limones (Matos Mar
1964).
2. Especialmente con la creación del SCIPA (Servicio Cooperativo Interamericano de Producción
de Alimentos) y del “Departamento Técnico de Fruticultura” del Ministerio de Agricultura, y del
SIPA (Servicio de Investigación y Promoción Agraria) de Huaral.
3. Los nuevos productores de maíz tenían parcelas más grandes, pero si se trataba de los mismos
propietarios, éstos utilizaban las parcelas más grandes para el maíz.
4. Comprenden los cultivos de panllevar entre los árboles de las huertas y el maíz en rotación.
5. Ha sido posible levantar el catastro del terreno en 1955, gracias a la utilización de una
fotografía de toda el área, hecha en 1955, que T. Naupari poseía y a informaciones orales.
6. Por ejemplo apañadores de algodón. En Lima se contrataba a muchos obreros para trabajar en
las grandes construcciones de prestigio emprendidas entonces.
210

7. Documento registrado en SINAMOS/Huacho “Instituto Indigenista Peruano, División de


Promoción y Desarrollo Comunales, Departamento de Adquisiciones de tierras, relativo a la
expropiación del terreno denominado Antacoto.
8. El papel desempeñado por Antacoto en el siglo XVI y XVII ha sido estudiado en la primera parte.
9. Pampas justificó su solicitud por el elevado número de familias —95— y la escasez de tierras.
10. Mismo informe (SINAMOS) carta del 28/11/1949.
11. También se habla a menudo en Acos de una plaga que habría atacado a los alfalfares por esta
época. Los comuneros de San Juan también la mencionan, seguramente tuvo lugar y no fue
combatida eficazmente, puesto que el interés había disminuido.
12. SIPA (Servicio de Investigación y Promoción Agraria), tenía un centro de consulta y difusión
en Huaral.
13. Estas ventas han podido conocerse gracias a los registros del “Padrón General de Regantes —
Acos— Toma Baja-Toma Limoncillo. 1969-1972”.
14. El distrito de Acos, constituido en 1957 después de la separación de Lampián, contaba también
con la comunidad de Pampas (igualmente frutícola) que se separó en 1958.
15. Acos, con sus 90 Has. plantadas de árboles frutales, sobresale sobre las comunidades más
conocidas por su producción de melocotones como Huayopampa; ésta no dedica sino de 60 a 80
Hás. de sus tierras a estos cultivos (teniendo en cuenta los accidentes del terreno, Fuenzalida y
Villarán 1968); o La Florida, cuyos huertos, en las mismas condiciones, no cubren ya 77 Has. sino
65. En el valle bajo Acos ocupa un lugar destacado: S.M. Retes 1.5 Has., Jecuán 7 Has., La
Candelaria 17 Has., Jesús del Valle 44 Has., Valle Hermosa 52 Has., Unión Torreblanca 75 Has.,
(Acos 90 Has.), Palpa 100 Has., Miraflores 113 Has., Boza 110 Has., Cuyo 13 Has., y finalmente
Huando 734 Has. (Frutales en la Zona Agraria IV -La Molina- 1974, N° 21503).
16. En su obra sobre Huayopampa, los autores han estimado la tasa de ocupación en 600 árboles/
Há.; el promedio es un poco más alto en Acos (Fuenzalida y Villarán 1968: 80).
17. Hay cuatro variedades de paltos en Acos: la mexicana, la naba, la fuerte y la corriente.
18. Estas parcelas han sido clasificadas como huertas de manzanos; pero cuando se han contado
los árboles, todos los paltos han sido agrupados. Su densidad se estima en 400 árboles por Ha.
19. Todos los precios corresponden a 1979. En efecto, entre 1976, inicio de nuestra encuesta y
1979, los precios de venta y de compra han aumentado en más de .300%. La inflación hace que los
precios sean válidos sólo unos meses.
20. El productor no recibe nunca la totalidad de esta suma ya que a menudo tiene una deuda con
su mayorista; éste resta el préstamo y los intereses en el momento de la venta. No fue posible
conocer el monto de esta suma.
21. Cada uno llena alrededor de 19 cajones diarios, pero su jornal no corresponde exactamente al
número de cajones llenados, ya que deben también poner de lado las categorías 4 y 5 para que
sean puestas en sacos. Su jornal puede estimarse en 500 soles.
22. Para ilustrar hasta qué punto han aumentado estos productos, veamos la siguiente lista con
los precios registrados en una encuesta en 1976:

23. Como los sacos que se venden pesan 50 kg. el productor no puede comprar exactamente la
cantidad que necesita. El producto sobrante será utilizado en la cosecha siguiente. Por eso hemos
decidido calcular el precio del producto por kilo.
24. El guano se compra en la costa en Huaral o en las cooperativas que crían aves. Se vende por
camionadas y el precio del transporte está incluido.
211

25. En julio de 1979 el galón valía 170 soles.


26. Teniendo en cuenta la competencia y las bruscas alzas, estos precios pueden variar de un
transportista a otro y de un día a otro.
27. Los impuestos se fijan, según el precio del terreno para la venta o arriendo, en función de la
plusvalía, alcanzando 10 y 20% del valor declarado de los terrenos construidos y plantados. Por
tal razón muchos subestiman sus bienes en sus declaraciones, aunque con el temor de ser poco
indemnizados en caso de expropiación o de reformas.
28. La inflación es tan importante que este 13% no son exagerados.
29. Posteriormente se estudiarán más en detalle las formas de venta.
30. Estas transacciones no se hacen siempre con facturación y los sacos no llevan —como los
cajones—, el nombre del productor y el origen de la fruta.
31. Este término empleado siempre en femenino, designa a las mujeres que compran las frutas.
Hay pocos hombres que hacen este trabajo, pero a ellos se les llama simplemente compradores.
32. Cada “manzanera” entra al depósito con 5 sacos que hace registrar. Esa misma tarde vende
dos (el comprador paga al gerente del depósito 2 soles por el derecho de compra en su local). Le
quedan a la “manzanera” tres sacos que van a pasar la noche en el depósito y por los que va a
pagar 15 soles (3 x 5).
212

7. La pequeña propiedad actual

1 Para conocer el verdadero impacto de la fruticultura en Acos, no bastaría un balance de


producción y explotación, sino una multitud de balances personalizados, ya que en la
realidad las situaciones son variadas y complejas, tanto en lo que se refiere a las formas
de propiedad y de uso como a los modos de explotación. Sin cuestionar lo ya establecido,
ahora presentamos algunas reservas que deben permitir modificar los datos para cada
caso:
2 — Se ha considerado los casos de los propietarios privados de las tierras que explotan, o
los de usufructuarios vitalicios y hereditarios de antiguas tierras comunales; lo que, pone
de lado a los demás agricultores con — que son numerosos— huertos en conducción
indirecta bajo diferentes formas, así como a los arrendatarios. Cabe tener en cuenta las
siguientes variantes: el monto y condiciones de pago del arriendo o su equivalente; lugar
de residencia del propietario y frecuencia de sus viajes; número de personas asalariadas
de una u otra manera para asegurar la conducción de los cultivos, etc. . . De allí que se
hiciera necesario un estudio profundo de las formas de tenencia y de los tipos de
conducción. Con los datos ya proporcionados sobre las sumas que se mueven, invierten o
ganan, este enfoque nos llevará a subrayar el paso a una economía de mercado, basada en
el monocultivo del manzano; pero esto gracias a la subsistencia de antiguas relaciones de
dominación, tanto familiares como sociales, de las que no podremos examinar sino
algunos aspectos.

1. Conjunto de parcelas y tipo de conducción


3 Sin un catastral rural hubiera sido imposible intentar un enfoque de este tipo.
Desgraciadamente en pocas regiones del Perú se han levantado catastros 1 (sobre todo en
las vertientes entre la costa y el altiplano) y los existentes, presentan deficiencias
superables, generalmente no reflejan cabalmente el uso, propiedad de la tierra o
conducción de la tierra. El catastro de Acos2 que tuvimos la suerte de conseguir no podía
utilizarse tal como estaba. Fue levantado entre 1967 y 1970, es decir entre la primera y
segunda reforma agraria, ofrecía información no sólo deficiente, sino errada, aunque sí
refleje el espíritu político de la época. El código utilizado para clasificar a los propietarios
y agricultores es la principal prueba:
213

4 1. “El propietario conduce directamente la unidad catastral”, se trata de los propietarios


privados que poseen títulos de propiedad anteriores a 1920, año en que la nueva
constitución reconoce la existencia legal de las comunidades y la integridad de sus bienes.
Dentro de esta sección, el número de propietarios (43 en 1970) bajó a 33 en 1976; esta
modificación se debió a la venta de parcelas aisladas, después de la defunción de sus
propietarios, por los herederos actuales y ausentes; hay un inicio de concentración de
tierras y ya no de dispersión.
5 2. “Tenencia directa declarada inalienable: el propietario conduce directamente la unidad
catastral, que por la aplicación del decreto-ley 20136 o de otro dispositivo de la legislación
agraria vigente, ha sido expresamente declarado inalienable”. Se reconocían así 135
parcelas en posesión privada, es decir 100,099 Has. declaradas por sus propietarios en
conducción directa.3 A este nivel la información no es completa; en efecto, en este
contexto político preciso resultaba imposible que quienes usufructuaban antiguas tierras
comunales y vivían fuera del pueblo declararan sus tierras como arrendadas bajo contrato
tácito o escrito. Varias leyes y decretos se los impedía. Así, el artículo 24 (Ley 15037 de
1964) autorizaba a todos los pequeños arrendatarios y sub-arren-datarios a tomar
posesión definitiva de las tierras que trabajaban. Como estos artículos ya se habían
aplicado varias veces en los fundos de los alrededores de Acos, los propietarios se
cuidaron de no mencionar ninguna forma indirecta de conducción y por otro lado
redujeron temporalmente, la frecuencia de estos arriendos. La siguiente ley 17716 (1969)
proscribió el ausentismo y el artículo 127 prohibió el arriendo de parcelas inferiores a la
unidad agrícola familiar mínima, es decir 3 a 5 Has., como promedio. Finalmente, otro
artículo (120) de la ley 18003, “invitaba” a las comunidades a recuperar las “tierras
parceladas no conducidas en forma directa por los “comuneros”. Sin embargo, es
evidente que las tierras continuaron conducidas en forma indirecta, pues de los 125
propietarios mencionados sólo unos 304 residían permanentemente en Acos; pero nunca
fueron registradas como tales y no aparecieron en el catastro. Fue necesario realizar una
encuesta en el terreno, a menudo mal recibida — y se comprende por qué — y establecer
para cada propietario una ficha de tenencia y modo de conducción totalmente diferente a
lo hecho anteriormente; y actualizar las informaciones (defunciones, herencias, ventas,
etc.). Contrariamente a la información fija proporcionada por el catastro, este trabajo
cuya base es siempre el conjunto de parcelas y las superficies declaradas —que son
elementos constantes5 — ha intentado mostrar la importancia de la conducción indirecta
no declarada oficialmente. En 1977 representaba 45.34 Ha. de las 180.45 Ha. de
“conducción directa” y 84.48 Has. si se consideran algunas formas mixtas de conducción
como la “guardianía” y el “don”.
6 3. No sorprende en estas condiciones encontrar en el catastro y sección “Arriendos”: (El
conductor eleva la unidad de propiedad de un tercero bajo contrato escrito u oral,
incluyendo el subarriendo”), sólo 3.66 Has. de tieras (2.02% de las tierras en referencia)
cuyos propietarios y arrendatarios residentes pertenecían a una misma familia
“legítima”.
7 Estas dos categorías agrupan dos formas de tenencia: un campesino trabaja la tierra que
le ha sido cedida a cambio de una prestación de servicios personales con o sin retribución
salarial (feudatario o colonato); o que ha obtenido como acreedor (contrato de anticresis).
No se ha registrado ningún caso de estas dos formas de tenencia; sin embargo, hace diez
años, la primera era bastante utilizada, como lo es todavía actualmente, por ejemplo,
entre un padre y un hijo.
214

8 4. “Todas las otras formas de tenencia que no se han citado anteriormente en esta
clasificación; incluyendo los comités especiales y provisionales de Administración”. Esta
sección agrupaba 38 parcelas, es decir 21.41 Has. con una situación mal definida.
9 Este punto trae a colación otra dificultad para la interpretación del catastro. Si bien los
numerales 1, 2, y 7 (propiedad comunal) definen relativamente bien la situación de la
tierra, distinguiendo así a los propietarios privados (— 1 —) y poseedores privados (— 2 —)
de los usufructuarios permanentes y arrendatarios de tierras comunales (— 7 —), los
textos no permiten saber si los propietarios de los arriendos registrados legalmente (— 3
—) son sus propietarios o poseedores. Siendo los propietarios y arrendatarios miembros
de familias legítimas, y sobre todo tratándose de arriendos declarados, creemos que se
trata de propiedad privada y no de posesión. Por el contrario, la situación de las tierras
agrupadas en la categoría “otras formas” (6) resulta menos clara. Se refiere, por ejemplo,
a ciertas sucesiones sin arreglar; en todo caso, la mayor parte de estas tierras se halla en
conducción indirecta; pero ¿se trata de propiedad o posesión privada? Teniendo en
cuenta la estricta clasificación anterior de los propietarios privados y la mediana
importancia de la representatividad de la propiedad privada, en el estudio siguiente estas
tierras han sido agrupadas con el conjunto de las tierras en posesión privada de
conducción indirecta.
10 Los pobladores de Acos que conduzcan sus tierras, directa o indirectamente, como
residentes o ausentes, poseen y/o arriendan algunas parcelas dispersas o agrupadas no
sólo dentro de los linderos reconocidos de Acos, sino también en los fundos de las
comunidades vecinas:

1° Instalación del conjunto parcelario actual

11 Coto (20.86 Has.) en el fundo de esta comunidad son más numerosos, aunque éste sigue
siendo el feudo de una gran familia originaria de Coto, los Córdova. 6 En el caso de los
otros propietarios, se nota que en su mayoría han adquirido esas tierras recientemente.
Entre estos se encuentra, a miembros de familias legítimas como los Jurado, Oriundo y
Mansilla, a descendientes —seis en total— de una familia de injertos y, finalmente, los de
dos familias de gamonales, una originaria de Acos; los Quiroz, y la otra de San Juan; los
Rodríguez. Al igual que para la familia Rodríguez el interés por los alfalfares y la posesión
de un rebaño importante fue lo que motivó el desplazamiento y posterior instalación en
este fundo de F. Igreda, un antiguo negociante en reses de Canta.
12 En Canchapilca (29.6 Has.),7 se trata de una instalación mucho más antigua, sobre todo de
las familias legítimas Oriundo y Mansilla (ya que en realidad el expansionismo de los
acosinos, es decir de las familias legítimas y de sus aliados), muy limitadas en cuanto a
tierras que se dirigió en primer lugar hacia Canchapilca, de modo tal que actualmente
parte de este territorio fronterizo con Canchapilca, les pertenece.
215

CUADRO 33. 1° Plan de parcelas

* Establecido según el catastro de 1970, este cuadro trata de ser exhaustivo, sin embargo, algún error
(por exceso) puede haberse deslizado, pero este margen de error, que sería reducido, no modificaría el
alcance general de la información.

13 Pocos acosinos se dirigieron hacia los fundos de Lampián (11.38 Has.), ocupados en parte
por forasteros y en parte por comuneros de este pueblo. Cuando los acosinos poseen
tierras allí es por herencia y no por compra-venta, (10.61 Has.).
14 Topográficamente, el territorio de Acos presenta una imagen de campos agrupados; las
parcelas más pequeñas están concentradas alrededor del pueblo, en la parte central del
territorio; luego se fragmenta hacia la periferia — sin pasar el curso alto del río Chancay
— y se dispersa en los territorios de Coto, Canchapilca y Chalamaque. Desde principios de
siglo se han realizado numerosos casos de colonización, generalmente de las alturas hacia
la parte baja, sobre todo cuando, como en el caso de Lampián, la comunidad sobrepoblada
sufre terriblemente por la escasez de tierras; pero es raro no encontrar huellas de presión
de Lampián sobre Acos. Algunos acosinos — de familias legítimas — por el contrario,
después de haber ganado tierras de los fundos de Coto y Cancha-pilca, emprendieron
desde 1937 (8), la conquista de algunas tierras por Acay, Chumchuhuaca y Chalamaque,
pero estos intentos no fueron muy numerosos y cesaron pronto. Este expansionismo,
consecuencia de la fuerte presión demográfica que se dio en el Perú a partir de 1930, no se
manifestó de igual manera en Pampas, Huayopampa o Acos. Así, después de haber
parcelado su territorio al extremo (Lausent 1976), en 1949 Pampas solicitó una orden de
expulsión contra los propietarios establecidos en su fundo Cotanga (otro ejemplo de
conquista de las tierras bajas), justificando su gestión por su sobrepoblación — 95
comuneros en 1949 contra 70 en 1935 — y su falta de tierras; éste es un caso de
expansionismo comunal. En Acos, donde ya estaban bien implantadas la propiedad
privada y la posesión privada, el considerable desarrollo de la población, que pasó de 251
216

habitantes en 1936 a 488 en 1946,8 no tuvo repercusiones a nivel comunal, sino que
condujo a un expansionismo individual que evidentemente favoreció a las familias
privilegiadas, capaces de invertir en la compra de tierras. Sin embargo, como en todas
partes, la “huida” hacia la costa fue uno de los principales remedios a esta carencia de
tierras. En 1922, en Acos, 36 propietarios estaban ausentes y en 1964, 48 vivían en Lima o
Huaral. Además de los diferentes tipos de expansion que provocó, este crecimiento
espectacular de la población tuvo otro efecto; la parcelación extrema de los terrenos
debido a la importante división de las parcelas entre herederos:
15 En el estudio hecho sobre Huayopampa (Fuenzalida y otros 1968: 113), se constata que el
número de propietarios que poseía menos de una hectárea pasó de 61 en 1927 a 114 en
1966.
16 En Acos, esta minifundización, además de ser visible en el terreno (parcelas divididas por
pequeñas tapias o por cercos de árboles, 130 parcelas en 1945 y 183 parcelas en 1976), se
muestra en las fichas de propiedad hechas para cada acosino. La desigualdad entre los
acosinos poderosos y el resto de los comuneros, ya notable en 1940, se acentúa aún más
con las herencias posteriores:

ESQUEMA N° 15

17 Además de una flagrante desigualdad entre sexos, propia a las categorías de propietarios
menos acomodados (en efecto, esto no se ve entre las familias legítimas), este ejemplo
plantea el problema de los futuros herederos y de su mantenimiento en Acos como
propietarios o poseedores de tierras. Lo que actualmente no representa sino una renta
ínfima obtenida por el arriendo, ya no representará nada para los herederos a los que sólo
les quedará vender la tierra y dividirse el capital.
18 Otro tipo de sucesión es interesante; se trata de una familia que goza de cierto poder
local, aliada desde hace dos generaciones a la familia legítima Mansilla:
217

ESQUEMA N° 16

Cultivos en explotación

19 Este segundo ejemplo da una idea más exacta del área promedio de las parcelas
compradas a principios de siglo, y que variaba entre 60 áreas y 1.2 Ha. En este caso el
capital en tierras heredado ha permitido que cada uno pueda disponer de una parcela
individual de regular tamaño, bastante rentable para la fruticultura a condición de ser
bien trabajada. Señalemos también que cada uno ha recibido una pequeña parte
equitativa de un gran huerto natural de la época de las chirimoyas y guayabas.
20 Finalmente el caso de una familia “gamonal”, cuyo jefe, antiguamente muy poderoso,
tuvo que dividir sus tierras (ya que las tierras son más o menos atribuidas en vida del
propietario) entre los hijos de sus sucesivas esposas.

ESQUEMA N° 17

21 Como en el caso de las familias legítimas en que las herencias casi nunca son menores de
50 áreas por persona. Las familias ricas de Acos no han sufrido todavía, en comparación a
los comuneros, esta minifundización. De este modo, durante los últimos años se efectúa,
sobre todo en la propiedad privada, una recomposición de la propiedad a partir de la
218

venta de las pequeñas parcelas. Este proceso se muestra en el paisaje, por la reducción y
división de las parcelas situadas directamente alrededor del pueblo y de las habitaciones,
afectando principalmente las tierras que antes la comunidad entregaba como solar a los
comuneros pobres, o con la expresa condición de que desempeñen todos los cargos. Al
contrario, las tierras más grandes — que son propiedad o están en posesión privada— no
han sido afectadas por esta parcelarización. Entre estas tierras se hallan aquellas que las
familias ricas han adquirido en la periferia del pueblo y, sobre todo, en otras
comunidades.
22 Es entre 1950 (principio de las herencias que beneficiaron a la mayoría de los actuales
propietarios) y 1964 (año de la primera reforma agraria) que quedó fijada la actual
división parcelaria, basada en un proceso de capitalización agraria en lo que se refiere a
las familias legítimas y aliadas, y de pauperización en el caso de los pequeños
usufructuarios, despojados de sus parcelas por venta o arriendo. Señalaremos, sin
embargo, que el éxito de la fruticultura, asociado al fácil y rápido acceso a la costa,
permitió a pequeños propietarios ausentes, con 10 a 40 áreas, con una situación
excepcionalmente estable,9 evitar el arriendo y mantener, gracias a peones o a un
pariente, con la conducción directa de su tierra .
23 Esta fuerte desigualdad entre propietarios parece propia de comunidades que, como Acos,
han sido siempre dominadas por algunos grupos de familias y que muy pronto se han
visto privadas de sus tierras comunales. Lo prueba la comparación entre una comunidad
considerada “tradicional” como Huayopampa en 1966 y una comunidad fragmentada
como Acos.
24 Comparación de los porcentajes del número de propietarios en función de la superficie poseída. 10

CUADRO 34

* Los datos que se refieren a Huayopampa provienen de Estructuras tradicionales y economía de


mercado, la comunidad de indígenas de Huayopampa. IEP, 1968, p. 113.

25 En lo que se refiere a las propiedades y/o posesiones de menos de 1 Ha., la comparación


no ofrece nada notable, pero sí en el caso de la “clase” de los medianos propietarios
(13.95% contra 23% en Huayopampa) y, especialmente, de la clase dominante, claramente
superior en Acos, con el 21.3% de propietarios que poseen más de 2 Has. contra 2% en
Huayopampa. En este último caso, estos propietarios “originarios” también representan
el poder local; pero este vestigio de arcaísmo no parece haber sido obstáculo para el
desarrollo del pueblo ya que las diferencias son relativamente poco marcadas (de 0 a 3.5
Has.) — cuando en Acos pueden ser de 0 a 8 Has. — y que el grupo de los propietarios de 1
219

a 2 has. no se aleja demasiado del resto de la población y no es bastante poderoso (con 2


Has.) como para que haya una ruptura o una relación de fuerza entre éstos y los pequeños
usufructuarios, y que se desestructure la sociedad de Huayopampa. Y aunque haya sufrido
mucho por la extrema parcelación, del mismo modo que las otras comunidades, guardó
cierta cohesión interna, a diferencia de Acos. Así, en Huayopampa, las familias pudientes,
al igual que el resto de la población, se vieron obligadas a parcelar su patrimonio a punto
tal que en 1927 los propietarios que poseían entre 2 y 5 Ha. representaban el 10.9% de los
agricultores y que en 1966 sólo el 2% poseía de 2 a 3.5% Has. En Acos, donde por un lado
las familias legítimas ejercían un poder que hacía impotente a la comunidad y, por otro,
las tierras eran de propiedad privada desde hacía mucho tiempo, las mismas familias
pudientes no sufrieron por esta parcelación extrema en proporciones comparables, ya
que tuvo los medios para compensar, adquiriendo nuevas tierras. Este proceso fue posible
por la desaparición de la propiedad comunal, que se hizo privada. En Huayopampa, por la
diferencia del status de la tierra, este proceso no pudo emprenderse mientras que en Acos
avanzó mucho como lo atestiguan los gráficos y cuadro siguiente:

CUADRO 35: Situación de las tierras en Huayopampa1 y Acos

2. Porcentajes establecidos sobre la base de 180,45 ha. (Superficie total controlada por los acosinos),
menos 55 áreas pertenecientes al centro educativo, es decir 179,9 ha.
3. En la tenencia privada se han incluido las 21.41 ha. sin status definido, ya que en realidad se trata
de tierras en posesión privada y no de propiedad. Se debe a las dificultades de las sucesiones que
aparecen en esta categoría y a la débil tasa de ventas.
4. Las cifras señaladas para Huayopampa son exactas pero falta el 0.01%. Total 99.99%.

2° Situación de las tierras conducidas por los acosinos


a. La propiedad privada
220

CUADRO 36

Note 28011

TIERRAS CONTROLADAS POR PROPIETARIOS PRIVADOS

26 Aunque en una comunidad tradicional como Huayopampa en 1966, la propiedad privada


es mínima (0.24%), es mucho más importante en Acos, ya que concierne 39.67 Hás., es
decir 22.08% del total de las tierras conducidas por lo sacosinos en Acos y en los fundos
aledaños:
221

CUADRO 37

27 En realidad la importancia de los pequeños propietarios privados es mayor si se considera


las otras tierras que poseen, sea en posesión privada, 17.73 Has. (lo que representa el
24.6% de las tierras que tienen este estatuto), sea en tierras heredadas sin estatuto
definido (27.7%). Estos propietarios, en número de 33 sobre 125, poseen en total el 35.2%
de las tierras — su importancia es pues grande —; sin embargo no se siente en el pueblo ya
que la mayoría está ausente definitiva o temporalmente. Algunos viven muy lejos de Acos
(Huánuco, Bolivia, España), otros viven y trabajan en Lima. En total, hay 14 que ejercen la
doble actividad de agricultor y profesional en las ramas del comercio, policía,
magisterio... Otra razón de su limitado poder se debe al tipo de conducción que han
escogido y que en su mayoría corresponde al arriendo. Ahora bien, en la sociedad acosina
actual ya no cuenta tanto la propiedad de la tierra, sino los medios de tener acceso y
monopolio del arriendo. Así existen poseedores privados mucho más poderosos que los
propietarios, a menos que éstos últimos arrienden otras tierras...
28 Como se ha visto, la aparición de la propiedad privada registrada legalmente data de fines
de la primera mitad del siglo pasado y se debe, básicamente, a las múltiples usurpaciones
de tierras comunales. Veamos el ejemplo del fundo de Pampas: Antacoto.
“Títulos antiguos de Antacoto12
Felipe Benicio Rosas denuncio las tierras eriazas de Anta-coto solicitando se le
adjudicaran en venta previa la publicación de avisos”: el 20 de febrero de 1837
Vicente Andres — Alcalde de San Agustín13
29 Denunciar tierras eriazas, prevenir a las autoridades y generalmente — aunque este
documento no lo menciona — entregarles una cantidad simbólica, fue una forma utilizada
durante mucho tiempo para acceder a la propiedad privada. Una acosina (INE, hija de un
gamonal) justificaba así la propiedad privada de una tierra que había recibido por
herencia: “en 1910, su padre que ya gozaba de la posesión de tierras dentro de los linderos
de Acos, decidió adquirir “un terreno abandonado sin cultivar”. Avisó a los miembros del
222

Concejo Municipal de Lampián, ante quienes denunció este terreno como abandonado y
sin propietario. Les pidió que fueran a constatar el hecho y les entregó la suma de 50 soles
a cambio de un acta de venta de la comunidad firmada por el Juez de Paz de Acos.
Habiendo tenido que realizar esta acta en papel sellado, este documento fue suficiente en
el momento de la reforma agraria y durante el establecimiento del catastro, para que se
reconociera ante un abogado la propiedad privada del padre. En lo que se refiere a la hija,
para conservar su tierra, tuvo que presentar el testamento y recibo de pago de los
derechos de sucesión.
30 En estos dos casos y a más de 70 años de intervalo, las tierras fueron “denunciadas”, luego
usurpadas y reconocidas legalmente; aunque, en realidad, la mayoría de las tierras
adquiridas de esta manera antes de 192014 no fueron reconocidas luego como propiedad
privada, como lo hacía notar E. Mendizábal Losack para el caso de la comunidad de
Pacaraos (valle del Chancay): “los contratos de compra-venta de terrenos se legalizan
ante el Juzgado de Paz pero no se escriben en el Registro de la propiedad inmueble en la
capital de la provincia sino en algunos casos”. (Mendizábal Losack 1964: 12-127). Hay dos
razones: la primera es la mala información y lo difícil de las gestiones necesarias, y la
segunda, se debe a que sólo en 1888 15 se creó el registro de la propiedad inmueble donde
se registran todos los títulos y las transacciones.
31 Además de “denunciar las tierras eriazas”, era posible, para acceder a la propiedad
privada de la tierra, hacer constar la ocupación de hecho de una tierra, primero durante
40 años (Ley de 1871), y luego sólo durante 20 años (Ley de 1913). Si esta posesión se había
ejercido sin ser cuestionada, había que registrar legalmente los títulos de propiedad
inmueble y pagar un derecho de 440 soles (Piel 1973: 555-556) (en 1913). Lo elevado de
este derecho, impidió que la mayoría de los pequeños usufructuarios, como los de Acos,
pudieran realizar esta legalización. Estos siguieron en posesión de tierras compradas o
poseídas desde varias generaciones — del mismo modo que una propiedad privada
legalizada — pero sin poder probar su propiedad legal después de 1920. Estos propietarios
que en Acos se consideran como propietarios privados han pasado, según el régimen
jurídico de la tierra, a la categoría de poseedores privados de tierras comunales lo que,
normalmente les prohibe venderlas a quien no pertenezca a la comunidad.
32 En otros casos, y sobre todo cuando, como en Acos el poder comunal está en manos de
grupos de familias aliadas, la comunidad — que ellos mismos representan — propone
ventas “especiales” u otorga donaciones de tierras sobre las que pierde todo poder y que
pasan a formar parte del dominio privado de las autoridades. Se trata de tierras cedidas
como “agradecimiento” a servicios extraordinarios a la comunidad, o de ventas de tierras
(Acos 1908) que le permiten a ésta resolver una necesidad urgente de dinero;
procedimiento que también utilizaron las familias legítimas y sus aliados en Acos.
33 Finalmente, entre las tierras legalmente privatizadas están las antiguas tierras de
cofradías, confiscadas en 1907, que fueron puestas en venta o arriendo en remate público.
Entre las tierras de la iglesia repartidas entre Acos y los fundos aledaños, actualmente en
manos de acosinos,16 cuatro no tienen status definido y cuatro están en posesión privada.
Aunque ha habido privatización de estas tierras (todas en manos de familias legítimas y
aliadas), sus propietarios no han podido sin embargo registrarlas legalmente. Respecto a
este punto, de los 33 propietarios que se reparten las 39.67 Ha. de propiedad privada, 11
eran de familias legítimas y 5 de familias aliadas, es decir 16 propietarios, tanto ausentes
como residentes, corresponden a la clase dominante. Respecto a los otros 17, la mayoría
adquirió sus tierras de los miembros de estas familias que, entre 1955 y 1965, dejaron Acos
223

y vendieron algunas parcelas para instalarse en la costa. Al menos este es el caso de las
propiedades comprendidas dentro de los linderos de Acos; en otros casos estos
propietarios imitaron (a menos que ellos hayan sido imitados) a los miembros
“dinámicos” de las familias legítimas y aliadas y compraron tierras fuera de los linderos,
principalmente en Coto. Señalemos, finalmente, que estas transacciones de tipo
expansionista no se aplicaron únicamente a las propiedades privadas sino también a las
tierras en posesión privada.

b. La posesión privada

34 Además de su origen algunas veces diferente (denuncios o donaciones de tierras


comunales), lo que en realidad distingue la posesión privada de la propiedad privada, es
su carácter en principio inalienable, o más exactamente la imposibilidad para su
propietario de venderla a una persona ajena a la comunidad.
35 Veamos el ejemplo de una de estas ventas en posesión privada realizada entre 1955 y 1965
y que afectó a una familia legítima (y a través suyo a varias otras: Oriundo, Pariasca,
Arroyo, Herrera).
“Conste por el presente contrato privado que en la fecha celebramos los suscritos:
Ja. Oriundo G., Ea. Oriundo G., Vo. Oriundo A., Cn. Oriundo A., en representación de
la testamentaria de don Ho. Oriundo Pariasca, de quien somos sus unicos sucesores i
don H. Herrera Arroyo, bajo las condiciones contenidas en las cláusulas que siguen:
1° — Nosotros Ja. Oriundo G., Ea. Oriundo G., Vo. Oriundo A., Cn. Oriundo A., como
sucesores de don Ho. Oriundo Pariasca, vendemos a don H. Herrera Arroyo, un
terreno solar de nuestra propiedad, ubicado en el distrito de San Miguel de Acos,
Provincia de Canta...
2° — Este terreno solar lo hemos adquirido por herencia de nuestro finado padre
don Ho. Oriundo Pariasca, cuya sucesión aún no hemos levantado, ni tampoco se ha
pagado el impuesto sucesorio, cuyo trámite seguiremos oportunamente a fin de
poder extender la respectiva escritura pública al comprador...
3° — La venta incluye todo cuanto de hecho o de derecho corresponde al solar
vendido sus entradas, salidas, usos, costumbres, servidumbres, aguas, desagues,
aires vuelos i todo cuanto de hecho y de derecho le corresponde sin reserva ni
limitación alguna.
Huaral 10.9.1958
Juzgado de Paz de Chancay”17
36 Hasta 1964 por lo menos, los poseedores se comportaron como propietarios y cuando fue
necesario registraron como propiedad privada tierras adquiridas hacía mucho tiempo,
que se encontraban en posesión privada de comuneros o simplemente de los usurpadores
de las tierras de estos fundos. La venta “no autorizada” de estas parcelas situadas fuera de
Acos permitió a las generaciones de agricultores, entre 45 y 60 años, adquirir grandes
parcelas que ya no existían en el pueblo. o simplemente adquirir una o dos parcelas que
les era imposible conseguir por herencia ni compra, dentro de los linderos de Acos. Así 26
propietarios y poseedores originarios de Acos, o residentes antiguos, no tienen ninguna
tierra dentro de los linderos de la comunidad; todas sus posesiones se hallan en los
territorios de Canchapilca o Coto.
37 Esta posesión privada de tierras heredadas y vendidas desde hace varias generaciones y
sobre las que la comunidad ha perdido todos sus derechos, es extremadamente
importante en Acos, donde representa el 68% de las tierras poseídas por los habitantes. Si
se compara con las tasas observadas en Huayopampa, este hecho conjuntamente con la
propiedad privada — representada en un 22.08% — , y con la pobreza de la propiedad
224

comunal: 4.70%, es la prueba de una “fragmentación” y de una disolución precoz de lo que


realmente era una comunidad.
38 De acuerdo a su extensión, actualmente las 135 parcelas en posesión privada pertenecen a
las siete siguientes categorías:

CUADRO 38

39 Esta vez las parcelas en posesión privada, entre 67 áreas y 1.33 hectáreas, están bien
representadas pero las parcelas superiores a este promedio se encuentran nuevamente
fuera de la comunidad. En esta categoría, son sobre todo las medianas y pequeñas
parcelas las que pueden arrendarse ya que sus poseedores, generalmente ausentes, tienen
poco interés en conducirlas directamente.
40 Las tierras en posesión privada se distribuyen de la siguiente manera:

CUADRO 39

41 La posesión privada como única forma de tenencia concierne a 63 poseedores, pero


también a 8 poseedores mixtos, que han recibido o comprado tierras con status mal
definidos — y de las que se piensa que se trata de posesiones todavía no legalizadas — .
Los otros ocho conductores de tierras en posesión son también propietarios y se incluyen
en la clasificación anterior. De estos 71 poseedores, 48 residen en la costa, en Lima, Huaral
o Huacho; 4 comparten su residencia entre Acos y Lima; 2 viven cerca a Acos, en Vilca y
225

en el fundo de Coto, y los otros 23 son residentes en Acos. La tasa de ausentes entre
poseedores y propietarios muestra bien que en Acos la noción de posesión privada ha
perdido hace mucho tiempo toda connotación comunal, no obstante que, más por
oportunismo que por convicción, la comunidad intentó durante los años de reforma
agraria, recuperar parte de sus tierras. Cuando logró hacerlo fue a través de
expropiaciones de utilidad pública: para construir un local escolar y un campo deportivo.
Los perjudicados fueron comuneros no originarios de Acos, llegados 20 ó 30 años antes y
que habían recibido una parcela.
“Siendo justo que la comunidad no posee terrenos comunales es de urgencia la
expropiación de estas tierras por necesidad y utilidad pública”. 18
42 Pero como el documento lo reconoce implícitamente, esto no dio nueva vida a la
comunidad. ¿Qué puede hacer una comunidad si el 76% de sus miembros viven fuera y sin
embargo, ejercen el control sobre más de 50% de sus tierras? Es sorprendente que se haya
mantenido como tal.

c. Propiedad comunal y posesión semi-comunal

43 Aunque algunos rasgos sociológicos, como el poder de las Hermandades, prueban que
todavía existe entre los acosinos lazos comunes reconocidos y necesarios para su
existencia social, puede afirmarse que en Acos no hay posesión, producción, ni
distribución típicamente colectivistas. No sólo la comunidad ya no es funcional, sino que
ni siquiera tiene tierras. En 1976 la situación era la siguiente:
44 TIERRAS COMUNALES
• eriazas y difíciles de acondicionar: 2.78 Has. y 3 parcelas.
• trabajadas (fruticultura) desde 1967 por su arrendatario, M.T.Q. contrato de 9 años, 5.67 Has.
y 3 parcelas, pero ¿qué pueden representar 8.45 Has. para una comunidad cuyos linderos
comprenden 118 Has. y qué renta comunal pueden aportar 5.67 Has.? Ambas cifras son
insignificantes.
45 En lo que se refiere a la propiedad semi-comunal, cuya existencia en Acos sorprende, no
cubre sino 9.38 Has. es decir 7.9% de su extensión. Estas tierras semi-comunales,
trabajadas por 13 usufructuarios, se descomponen así:
46 1a época: 1927-1930 - 2.6 Hás. - 5 parcelas
47 2a época: después de 1958 — 6.78 Has. — 8 parcelas
48 Los usufructuarios permanentes de estas tierras comunales son de dos tipos: ā. los que
fueron dotados de tierras entre 1927 y 1930; y b. los que las reclaman a partir de 1958:
49 — En 1927 la comunidad resolvió dotar a cuatro forasteros: 19
50 “Y dada la circunstancia de la buena voluntad con que han prestado sus servicios algunos
ciudadanos de ajena jurisdicción y contemplando la urgencia de aglomerar en este pueblo
el mayor número de ciudadanos útiles laboriosos y honrados se ha acordado cederles un
trozo de terreno a favor de los señores Dn. E. Lopez — F. Marcelo — E. Obregón — J.
Herrera.20 Este terreno... lo fructuaron como cosa propia para sí y para sus hijos, sin poder
les vender a otra persona. Pues terminada su existencia pasara al dominio de esta misma
comunidad...”
51 Muy escasos son los que, como estos cuatro forasteros, fueron beneficiados por
donaciones de tierras comunales. Este privilegio “momentáneo” fue consecuencia de la
política de expansionismo económico de Acos ocurrido entre 1927 y 1935. Por entonces la
226

comunidad buscaba atraer artesanos, comerciantes y jóvenes futuros comuneros con el


fin de reforzar el papel económico de Acos como centro de mercado, y aumentar su peso
en la confrontación Acos-Lampián, a nivel de objetivos económicos locales. Como había
pocas tierras que ofrecer, hasta 1958, sólo diez “entrantes” fueron dotados.
52 — Algunos se separaron de la comunidad dejando vacantes y abandonadas tierras que,
justamente, ante el desinterés general, fueron invadidas en 1958. En cuanto a los cuatro
forasteros mencionados, uno se comportó como propietario ausente y parece que no
conservó su tierra, mientras que los tres restantes — y aunque las cláusulas comunales lo
prohibían— transmitieron sus tierras a sus herederos, que las conducen actualmente. Sin
embargo, conservar la tierra no fue cosa fácil; como las herencias tenían lugar en plena
reforma agraria, el ambiente no resultaba propicio. Finalmente, dos herederos lograron
su objetivo y el 26/6/1968, don A. Obregón se comprometió a tomar la sucesión de su
padre.
53 1. Herrera que posee también un restaurante en Acos, continuó trabajando una tierra de
80 áreas adjudicada a su padre en 1927. Finalmente, se propuso a la viuda de uno de estos
primeros beneficiarios — según los archivos, ella lo habría solicitado espontáneamente —
cambiar su tierra por una pensión vitalicia y los gastos de su entierro. Aceptada esta
propuesta, un comunero rico pudo apropiarse de dicha tierra. En Acos el problema de los
gastos de entierro en relación a la herencia de tierras es anecdótico y frecuente. Así T.N.
entregaba una tierra más al hijo que le asegurara un entierro correcto. Después de su
muerte, una de sus hijas que quiso adquirir esta tierra, tuvo que pagar al hermano que la
heredara los gastos del entierro.
54 En relación con la agitación agraria, por un lado, y los fracasos de los repartos de 1946,
luego de 1953, algunos comuneros intentaron forzadamente, obtener nuevas tierras
comunales. En 1958, dos mujeres invadieron tierras comunales que deberían haber sido
repartidas.21 Ya no es el caso, como entre 1927 y 1930, de propuestas hechas por la
comunidad a forasteros, sino de reivindicaciones de tierras provenientes de comuneros
afectados por la parcelación. En 1961, B.H.F. logró que la comunidad le cediera por 1,500
soles,22 un terreno de 60 áreas situado en las tierras comunales de Pamparcayoc,
abandonadas después de la época de la alfalfa.
“Se acuerda que Dn. B.H.F. gozara del terreno comunal cito lugar Pamparcayoc...
para su usufructo así como lo de los suyos y al derecho de remuneración convenida
en la suma de 1,500 soles. Queda en su debido reconocimiento la facultad de
Dominio en el bien que se menciona”.23
55 Pero, en este caso ¿cuál es el verdadero status de estas tierras? Finalmente, ese mismo
año hubiera sido posible adquirir una tierra semejante en propiedad o posesión casi por el
mismo precio (2,000 soles). Así razonaron los actuales usufructuarios, los posteriores a
1958, quienes defendían que la tierra no podía ser heredada. En 1963, cuando se van
precisando los acontecimientos políticos que debían llevar a la aplicación de la primera
reforma agraria, exigieron que la comunidad les entregara un acta de venta regularizada.
Su gestión no prosperó y todos, salvo uno, en 1970, fueron registrados24 como
usufructuarios de un bien comunal.
56 La excepción es F.C.N. Miembro de una familia inmigrada a Acos a fines del siglo pasado y
aliado a la familia legítima Mansi-lla, cuya rama pobre representa. F.C.N. logró obtener
que la comunidad le cediera en posesión una de las pocas tierras comunales. Recordemos
a E. López (documento p. 411) y el terreno comunal 25 que había recibido en 1927; en 1968,
227

su viuda devolvió — seguramente por presiones — el terreno de Pamparcayoc, al que


ahora nos referimos.
57 Inmediatamente F.C.N. y uno de sus parientes O.Z.E. se constituyen como compradores de
este terreno, cuya extensión era de 1.13 Há. En esta época F.C.N., era un hombre muy
poderoso. Pese a su origen y su fortuna participa primero en el gobierno comunal,
ejercido por los miembros de familias legítimas. Luego, a partir de 1961, con la creación
del distrito de Acos (1957) penetra poco a poco en el gobierno municipal, más permeable y
más en la oposición. En las elecciones de 1964 es el principal apoyo del aprista T. Estrada
en la coalición APRA-UNO, que al vencer en las elecciones municipales de 1967, lo hace
alcalde del distrito. Autoritario y emprendedor no es apreciado por las autoridades
comunales, pasivas y conservadoras, pero es útil, ya que gracias a sus gestiones Acos
obtiene numerosos créditos de distinta procedencia, hasta de Acción Popular. En este
contexto, F.C.N. propone a la comunidad comprar por 20,000 soles un terreno que ni
siquiera había sido ofrecido a los herederos lejanos o indirectos a la viuda de López.
58 En un primer momento la comunidad acepta el trato, a condición que el alcalde se
responsabilice por la “pobre viuda”.
“La sesion en pleno cabildo acepta dicha suma para transar dejando constancia
expresa que dicho terreno lo toma como posesión mas no como propiedad. De la
misma manera se aclara que la viuda del que fue Dn. E. Lopez será sostenida por el
mencionado señor F.C.N. hasta el día que deje de existir. También deja constancia
que dicho terreno será para la posesion de F.C.N. et. O.Z.E. en condición de
comuneros activos como hasta hoy”.26
59 Un mes más tarde, F.C.N. se liberó de la obligación de mantener a la viuda, entregando la
cantidad de “2,000 soles oro a la comunidad para que con esta forma queda liberado de la
obligación con respecto al sostenimiento de la indicada señora”. La comunidad a su vez
los ofreció a la viuda que los aceptó: “aceptó y recibió dicha suma excluyendo al pueblo de
toda obligación con respecto a su salud, estadía y muerte, todo lo cual será de su propio
peculio”.27
60 Dejado de lado el trato que recibe la antigua usufructuaria y la forma como todos se libran
de ella, con el fin de vender la tierra (la comunidad) o con el fin de comprarla (F.C.N.),
esta reciente anécdota comunal muestra cómo la comunidad no se interesa en proteger
sus tierras y cómo su conducta es dictada por los intereses de los más poderosos,
pertenecientes o no a familias legítimas, bastando que hayan logrado acceder al poder.
Una observación más; el otro comprador de este terreno, O.Z.E. fue registrado como
usufructuario de un bien comunal, quien no tendrá derecho a legar o vender dicha tierra
que continúa siendo comunal. Por su parte, F.C.N. logró registrar legalmente la propiedad
del terreno, colindante con el de O.Z.E. Aunque es verdad que las dos reformas agrarias
sucesivas impidieron en parte que la comunidad pierda las pocas tierras que le quedaban,
es significativo ver que en plena reforma, una personalidad local con poder municipal,
lograra, con la complicidad de la comunidad, apropiarse de un bien con el mismo
procedimiento de 50 años atrás.

3° Los grupos de parientes

61 Esta reflexión sobre el poder y la tierra que ha dirigido hasta ahora nuestro enfoque
analítico de la situación agraria y económica de Acos, nos hace retomar los grupos de
parientes que han servido de base a este estudio.
228

62 Después de haber acaparado a través de una política de alianza, tierras y poder ¿cuál es la
situación actual?

CUADRO 40. Grupos de parientes y presión sobre la tierra - 1976-77


229

ESQUEMA 18: GRUPOS PARENTALES Y PRESION SOBRE LA TIERRA

1. Tierras controladas por las familias legítimas 90.25 ha. (50.16%)


2. Aiiados antiguos y nuevos 26.65 ha. (14.81%)
3. Familias nuevas instaladas desde 1940 - 9.63 ha. (5.35%)
4. Familias chinas 19.48 ha. (10.82%)
5. Otras, incluyendo tierras comunales 33.89 ha (18 83%)

a. Grupos de parientes de familias legítimas

63 Además del tamaño de las parcelas, el control de la tierra es una prueba de la diferencia
que existe entre las familias legítimas y el resto de la comunidad. Este control, algo
alterado por los acontecimientos ocurridos desde principios de siglo, no es cuestionado,
pudiendo concluirse en una cierta impresión de permanencia y estabilidad. El gráfico de
la pág. 350, que trata de la relación de las familias con la tierra en 1922 se estableció en
base a la distribución de los topos, unidad considerada aquí no como una medida de
superficie sino como indicador de una relación. Este cuadro, para el caso de las tierras
irrigadas por la “toma del pueblo”, indicaba que el 53.64% de estos topos correspondía a
familias legítimas.28 Aunque en 1976 el estudio se refiere a superficies y al conjunto de
tierras (Acos, Coto, Canchapilca, Lampián) poseídas, la comparación es posible puesto que
lo que interesa es la relación porcentual de la actualización del catastro, según el cual las
familias legítimas 29 mantenían el control del 50.1% de las tierras. Parecería pues que la
venta de sus parcelas más pequeñas, registrada ya en 1945-50, fue ampliamente
compensada por la compra, entre 1955 y 1965, de parcelas mayores fuera de la
comunidad: de ahí esta impresión de permanencia y estabilidad.
64 Actualmente ya no se puede hablar de alianzas estratégicas, para ello sería necesario
emprender un estudio muy detallado de los matrimonios realizados fuera de la
comunidad en el caso de los ausentes, y ver si hay alianzas preferenciales entre ciertos
sectores de actividades profesionales. En este caso, esta estrategia, como ha sido tratada
230

anteriormente, no es funcional y se podría pensar que la familia legítima se ha perdido o


desaparecido. Sin embargo, la cohesión del grupo de parientes sigue siendo la misma. Lo
que antiguamente se expresaba por el matrimonio se mantiene, traducido al nivel del tipo
de conducción de cada grupo que se comporta como una unidad cerrada autónoma que no
inicia ninguna (o muy pocas) transacción (arriendo o venta) con un miembro que no
pertenezca a su familia cercana o por alianza. Así, la tierra da en arriendo sólo dentro del
grupo. Esto origina un circuito cerrado: de padre a hijo, de hermano a hermana, de
sobrino a tío, o de suegro a yerno o nuera, sin olvidar a los primos.
65 Los ejemplos más destacados corresponden a las familias Oriundo (10.06 Has.) y Jurado
(22.07 Hás.) que nunca arrendaron tierras a un tercero. La primera consecuencia de este
comportamiento es proporcionar a una misma familia, una especie de mercado de
arriendo: así dentro del grupo, los miembros ausentes arriendan preferentemente las
tierras de miembros pertenecientes a su grupo de parientes. Así el grupo protege el
patrimonio y asegura así su presencia en Acos, pese a la ausencia de la mayoría de sus
miembros. Estos movimientos de arriendos internos son muy importantes, pues se
refieren a 27.00 Há., es decir al 30% de las tierras que poseen.
66 El segundo efecto de este comportamiento es el aislamiento en el que se encuentran,
finalmente, estos grupos, sin embargo, en 1976-77, algunos miembros de las familias
Jurado o Mansilla buscaron fuera de la parentela las tierras que necesitaban. Es casi
seguro que esta tendencia se confirmará en los próximos años, ya que por un lado hay
abandonos, es decir que los herederos de parcelas muy pequeñas renuncian a
conservarlas; y, por otro, el sistema de arriendos es muy ventajoso para quien dispone de
un capital.

b. Los antiguos y nuevos aliados

67 Esta clasificación comprende a las familias aliadas y a los nuevos aliados del cuadro de
1922. Parece que su importancia ha disminuido considerablemente. Mientras entonces,
controlaban en conjunto el 29.95% de los topos de la “Toma del pueblo” y el 31. 13% de los
de Limoncillo, actualmente sólo poseen el 14.8% del total de tierras de Acos. Ya en 1922, se
había hecho notar que esta capa de la población perdía importancia y que los miembros
de estas familias se marchaban. Se confirma pues que este movimiento continuó,
acentuado por las crisis y escasez de tierras. Son esencialmente éstos los que al emigrar a
la costa vendieron sus tierras, entre 1955 y 1965. Es evidente que también muchos
miembros de las familias legítimas partieron, aunque conservando la mayor parte de sus
tierras; que quedaron abandonadas.

c. Las nuevas 30 familias importantes

68 Surgidas durante la época de la alfalfa, aprovecharon junto con las familias legítimas la
desintegración de las familias aliadas y la venta de sus tierras.

d. Las familias de origen chino

69 En 1922 estas familias controlaban el 10.8% de tierras de la “Toma del pueblo” y el 9.62%
de la de “Limoncillo”. Entonces había tres familias chinas y varias de injertos. La extrema
movilidad de los miembros de la colonia china de Acos hizo que la propiedad de estas
tierras tuviera gran circulación. Es en todo caso sorprendente comprobar que, como en el
231

caso de las familias legítimas, la ocupación china se ha mostrado muy estable. Poseen
19.48% Há. que representan el 10.8% (exactamente como en 1922) de las tierras poseídas
por los acosinos. Sin embargo, dos de estas tres familias chinas han desaparecido, siendo
reemplazadas por otras igualmente poderosas. En realidad, en Acos hay más de tres
familias injertas; existen muchas que pertenecen tanto a familias legítimas como a
aliadas, resultando inútil agruparlas en esta categoría. Sólo se ha considerado a las del
tipo de familia extensa, como la familia Espinoza, que forman grupos de pariente social y
económicamente unidos.
70 Este enfoque del actual conjunto de parcelas, de su constitución y distribución, tanto
topográfica, estatutaria como socioeconómica, quiere destacar las diferencias que separan
desde hace mucho tiempo a ciertos grupos del resto de la población acosina; diferencias
que se volverán a encontrar en el estudio del tipo de tenencia y conducción.

4° Formas de conducción

71 Entre la tenencia directa como propiedad, la tenencia directa como posesión y las tierras
sin status (probablemente en posesión), consideradas también en tenencia directa, el
catastro sólo reconocía como conducción indirecta, las de alquiler tácito o escrito, pero
registrado; contradicción no aclarada hasta hoy. Al ser la realidad tan diferente, fue
necesario reactualizar todos los datos en base a encuestas y trabajar sobre otros
principios ya que, si nos fiamos en las informaciones del catastro, sólo hubiera habido en
Acos 3.66 Há bajo el régimen legal de arriendo de las 180 Há. controladas. No obstante que
los arriendos son muy numerosos, son difíciles de detectar, del mismo modo que es difícil
distinguir con certeza la conducción directa, de la indirecta. Así, ¿en qué categoría puede
situarse a los propietarios o poseedores ausentes que entregan una “compensación” —
más que un salario o una pensión— a un pariente, generalmente de edad, encargado de
controlar el trabajo de los peones? ¿Se le debe considerar como un administrador y
decidir que se trata de una conducción directa? Hemos tenido que distinguir tres tipos
diferentes de conducción en Acos: la conducción directa, la conducción mixta, que agrupa
distintas formas intermedias, y la conducción indirecta no registrada. La situación puede
resumirse en el siguiente cuadro:31
232

CUADRO 41

a. Conducción directa

72 Se supone que quienes conducen en forma directa sus parcelas, no recurren al arriendo o
forma equivalente por la que cederían el uso y fruto de todo o parte de su bien a cambio
de una renta en fuerza de trabajo, en producto o en dinero.
73 Los acosinos que utilizan esta forma de conducción se dividen desigualmente en
propietarios, poseedores, o poseedores de tierras sin status.

i. Conducción directa y propietarios privados

74 Entre los propietarios y poseedores privados — 33 en total — la conducción directa cubre


30.11 Há., equivalentes al 56.19% de sus tierras (superficie que excluye las tierras sin
status que también poseen). En general, como se ha señalado, estos propietarios de
familias legítimas, aliadas y gamonales tienen ocupaciones estables (policías o maestros),
o lucrativas (comerciantes) en Limo o Huaral, que les proporcionan salarios o ingresos
suficientes (sin ser muy elevados) para mantener en Acos permanentemente a uno o
varios peones encargados de sus huertos. En realidad, todo depende, por un lado, de la
superficie del bien y, por otro, de si el propietario se contenta en trabajar su tierra desde
la costa, o si además es emprendedor y quiere ampliar sus negocios. Los siguientes
ejemplos ilustrarán las diversas situaciones observadas.
75 — A.A.Q. es policía en Huacho. Cuando ejercía sus funciones en Acos, adquirió dos
parcelas de 15 y 22 áreas. Actualmente trabaja con peones que contrata temporalmente y
viaja a Acos cada fin de semana.
233

76 M.T.Q. es chofer (50 años) interprovincial. Al ser propietario de un vehículo, puede


disponer más fácilmente de su tiempo. Propietario por herencia de una pequeña parcela
— 40 áreas— ha alquilado tres parcelas comunales y dos que pertenecen a parientes. En
total conduce directamente 6.86 Há. Solicitó y obtuvo un préstamo del Banco Agrario
(para acondicionamiento de tierras comunales). Tiene un peón permanente y contrata a
otros en los momentos de mayor trabajo. Viaja con frecuencia a ocuparse de sus tierras.
77 — Siempre entre los propietarios ausentes que conducen sus tierras en forma directa,
tenemos a A.N.C., propietaria de dos parcelas (80 áreas), 3.23 Há. de tierras heredadas de
status no definido, y 64 áreas que ha comprado recientemente a una tía. Posee 4.7 Há. de
las que conduce directamente 0.8 Há. solamente con 2 peones, ya que no regresa muy
frecuentemente, y arrienda el resto de sus tierras (3.9 Hás.), lo que le proporciona una
renta. Este caso es diferente al anterior, ya que M.T.Q., además de ser propietario,
arrienda otras tierras para conducirlas directamente. En cambio A.N.C. no tiene mucho
interés o mucho tiempo para ocuparse de sus propiedades y prefiere obtener una renta
por arriendo. El primero tiene poca tierra en propiedad privada (42 áreas) y gasta una
parte importante de su presupuesto en pagar el arriendo de las otras tierras. La otra tiene
una superficie un poco más grande en propiedad privada (80 áreas) pero tiene la ventaja
de poseer otras tierras y poder vivir con las rentas que obtiene.
78 Todos los propietarios privados no viven fuera de Acos. Ocho son residentes permanentes
y tres comparten regularmente su residencia entre la costa y Acos (donde están inscritos
en el Registro Electoral). Entre ellos: A.T.A., propietario de 20 áreas, ha heredado en
propiedad privada 1.24 Há. de su madre y posee en posesión privada 4.14 Há. Su mujer
posee también 0.53 Hás. y arrienda la parcela de propiedad de un hermano que vive en el
extranjero. Ambos, ayudados por peones permanentes y ocasionales administran y
trabajan sus huertos. Esto es lo que a menudo, pero no siempre, distingue a los residentes
de los ausentes. En este caso la tierra está realmente conducida por su propietario.
Señalemos, finalmente, que ausente o residente, el propietario privado de sólo una
pequeña parcela, seguro de no tener problemas para conservarla, no la conducirá nunca
directamente, o si no como M.T.Q., preferirá convertirse en arrendatario, y en este caso
su elección es la misma que la de los poseedores privados. El deseo de mayor rentabilidad
condiciona el tipo de conducción.

ii. Conducción directa y poseedores privados

79 Entre los poseedores privados — en total 63 — la conducción directa es menor que las
diferentes formas de conducción indirecta (c. mixta 35.85 Hás.) y conducción indirecta
(17.41). Un tercio de las 87.07 Há. que pertenecen a esta categoría es conducido por su
poseedor. En este caso también la primera razón considerada es el ausentismo. Sin
embargo, este fenómeno está ligado especialmente a las migraciones pasadas y a la edad
de los propietarios legales de estas tierras y no a sus conductores. Es así como en Acos,
donde residen 22 poseedores privados, todos estos no ejercen la conducción directa y una
fuerte proporción recae en la conducción mixta. En los ejemplos que siguen se harán las
observaciones pertinentes sobre el papel que juega el área del terreno.
80 Entre los ausentes tenemos a C.M.H., profesor que aunque tiene 60 años y un padre rico
(familia legítima Mansilla), hace muy poco compró a una tía una propiedad de 1.2 Há. que
le son suficientes. Llega regularmente y contrata peones temporales. F.N.S., ex-policía,
posee sólo 65 áreas. Viaja frecuentemente a Lima y se encarga de conducir la tierra de su
234

hermana — 12 áreas — . Los poseedores y propietarios de más o menos 80 áreas,


regularmente acomodados y con una ocupación permanente, es raro que busquen
parcelas suplementarias para arrendar. En cambio, quienes poseen menos de 60 áreas,
tienen a menudo dos tipos de comportamiento: o no consideran su terreno rentable (en el
caso de los residentes esto ocurre con menos de 40 áreas) y en ese caso lo entregan a un
arrendatario, o piensan que deben aprovechar de lo que ya tienen y comienzan a arrendar
otras tierras. En los casos de C.M.H. y de F.N.S., las superficies que poseen son suficientes
para su nivel de vida.
81 Entre los residentes, los poseedores en conducción directa son de varias clases: desde
J.T.A., viudo y anciano, continúa trabajando solo sus 20 áreas, hasta I.A.L., quien con sus
dos parcelas (98 áreas) organiza su predio, sin recurrir al arriendo; y F.C.N., antes
mencionado en relación a una “usurpación reciente de tierras comunales”, quien con su
mujer y hermanos trabaja 96 áreas, 19 de su esposa y 37 que arrienda a uno de sus
parientes.
82 Finalmente, V.O.A., también muy poderoso, que ejerce al igual que otros en Acos una
doble actividad, fruticultor y comerciante, posee 1.03 Hás. trabajada por peones y se
dedica a su bazar. Durante las cosechas se convierte en mayorista y transportista.

iii. Conducción directa y poseedores de tierras sin status

83 En su mayoría poseen terrenos pequeños, de 0.02 Há. (salvo en el caso de tres herencias
en familias legítimas, donde las parcelas son de 3.03 Há., 1.49 Há. y 1.27 Há.), que se
reparten entre propietarios y poseedores. Sin embargo, ocho de ellos sólo disponen de
estas tierras.
84 S.A.C. es maestro, ninguna de sus parcelas tiene status, incluso las que arrienda de sus
parientes. Conduce su explotación con peones locales y trabajando él mismo cinco
parcelas, es decir 1.28 Há. La posesión de estas tierras no es en este caso muy rentable,
están dispersas y son pequeñas.
85 Entre los poseedores de tierras sin status, sólo uno está ausente: R.M.H., de familia
legítima. Vive en Lima y ha seguido el ejemplo de M.T.Q. Su herencia sólo ha sido de 40
áreas, por lo que se ha convertido en arrendatario. Arrienda cuatro parcelas, es decir 2.46
Há. de sus parientes próximos, a las que se suman 6.24 Ha. que trabaja con su padre, al
que nos referiremos en el caso de la conducción mixta.

b. La conducción mixta

86 Algunos casos no pueden ubicarse en la categoría de conducción directa. Tampoco


pertenecen claramente a la conducción indirecta; constituyen un conjunto un poco
artificial para el que no se ha encontrado una denominación más exacta.

i. Predios compartidos entre parientes

87 — Relación padre-hijo:
88 Corresponde a los propietarios que tenían entre 30 y 50 años en 1956, fin de la “era de la
alfalfa”, que emigraron a la costa y conservaron sus tierras.
89 Entre las personas de más de 60 años, 29 están ausentes y 13 viven en Acos. Es difícil que
personas de esta edad sea cual fuere su residencia, Huaral, Lima o incluso en Acos, se
235

ocupen de su huerta. Así, aunque la tierra esté registrada a su nombre y sean los únicos
propietarios legales, son sus hijos quienes la conducen.

CUADRO 42. Categorías de edad en 1976 de los propietarios acosinos residentes y ausentes

90 En Acos, como en otros lugares, existe lo que se llama “donación en vida”. Todo se hace
oralmente y nadie cuestiona la legalidad de la propiedad paterna o materna. El padre o la
madre dona el uso de sus tierras a uno de sus hijos o a todos. A cambio recibe una especie
de pensión o una “participación en las utilidades”. El padre está en Lima o en Huaral y son
los hijos, ausentes también, quienes las administran, generalmente uno solo se encarga de
esto con la autorización de los hermanos que le dan poder. En otros casos, el padre o la
madre vive en Acos pero necesita la ayuda de los hijos. Entonces las tareas se reparten de
tal modo que el propietario de edad únicamente capaz de dar órdenes a los peones, sea
tratado como guardián del predio, mientras los hijos se encargan de las gestiones,
comprar los productos y vender la cosecha, siendo en realidad los usufructuarios. Cuando
el propietario reside fuera de Acos, su status es más respetado. Doce acosinos de 60 a 70
años están en la misma situación que los ausentes. Para ocho de ellos la situación es
menos penosa porque, por lo menos, uno de sus hijos sigue en Acos y trabaja con él (hay
37 propietarios en Acos pero también 18 hombres y mujeres adultos, entre 50 y 50 años,
que no poseen tierras). Permaneciendo en Acos con sus hijos, el propietario sobre todo si
es hombre (ya que un hijo reemplazará rápidamente a la madre), mantendrá sobre la
tierra un mayor poder que si hubiera emigrado. Pero es difícil generalizar, ya que la
relación padre-hijo no es necesariamente una relación de sumisión o dominación de uno
hacia otro; puede ser también una forma de asociación que permite administrar en
común un bien familiar. En ese caso ¿qué representan y cómo debe considerarse la
donación y la pensión? Finalmente, esta forma de “contrato” tácito es menos utilizada por
la generación de 30 a 40 años que por la de 40 a 50 años, más acostumbrada a este tipo de
conducción; que pese a haber intentado adquirir tierras a través de la compra, espera
siempre la herencia. Es por eso que la tercera generación casi no está representada (9
propietarios de menos de 40 años entre los 118 conocidos). A menos que compre o
arriende tierras, o que eventualmente las herede, tiene que esperar — por este sistema de
donación en vida y del trabajo en común— que la generación de sus padres herede de la
generación de los abuelos, que mantienen su control sobre la tierra.
91 — Relación entre hermanos
92 El procedimiento es diferente en este caso ya que en principio cada uno es o continúa
siendo propietario o poseedor de su bien.
236

93 Ocurren varias situaciones:


• Puede tratarse de un hermano que permanece en Acos y se ocupe de sus tierras y de las de su
hermano. Puede limitarse a administrarlas pero también puede sustituir totalmente al
propietario. En este caso, además de los honorarios convenidos, hay seguramente una
participación en las utilidades, sin que se trate de arriendo. Estas situaciones no son muy
frecuentes y ocurren especialmente entre hermanos de más de 60 años y solteros. A veces el
que vive en Acos es quien no posee nada propio; entonces se le considera como un simple
“guardián” al que se mantiene “generosamente”.
• También puede tratarse de hermanos ausentes y uno de ellos se encarga de los bienes de los
otros. En este caso se fijan honorarios sólo cuando se trata de parcelas muy pequeñas (10-20
hasta 25 áreas). Para superficies mayores se pasará fácilmente a la conducción indirecta con
contrato de arrendamiento.
94 — Relación entre esposos
95 En este último caso, son siempre las mujeres quienes viven en Acos y administran la
parcela, propiedad o posesión del esposo. O la mujer no ha querido seguir al esposo
obligado a salir de Acos por su actividad profesional, o simplemente el hombre ha
abandonado a la mujer. En ambas situaciones conflictivas, la tierra representa el
compromiso financiero y el marido deja que la mujer sea la usufructuaria, conservando el
derecho de recuperar su propiedad.
96 Todas estas formas basadas en la transferencia del usufructo de un bien familiar entre
parientes se consideran como servicio remunerado y no como arriendo.
Lamentablemente no conocemos bien los distintos tipos de “compensaciones” que existen
y que escapan a todo contrato.

2. Conducción mixta y poseedores de tierras


97 Poco utilizada por los propietarios (6.14% de sus tierras), la conducción mixta es muy
utilizada por los poseedores de tierras, ya que representa 35.85 Há., es decir el 41.77% de
la superficie total de tierras en posesión. Es difícil explicar esta diferencia. Probablemente
se debe a que la mayoría de estos propietarios viven en Lima y no en Huaral y por ello su
relación con la tierra es diferente. Es evidente que los propietarios limeños y acosinos
prefieren el arriendo (37.67%), mientras que los poseedores lo aprecian menos (20%).
98 — En Acos, E.A.E., de familia china, es carpintero y poseedor de un huerto de 1.48 Há. Su
edad (65 años) y su salud ya no le permiten ejercer su oficio ni trabajar directamente su
parcela. Su hijo H.E. sigue en el pueblo y se ha casado con una jornalera, originaria de
Huaraz. No tiene tierras propias y como no puede ejercer su oficio de carnicero sino dos
veces al mes,32 no tendría otra alternativa que trabajar como peón. Padre e hijo trabajan
juntos pero el hijo, que no es arrendatario recibe una compensación que podría
considerarse como salario.
99 El caso de R.M.H. ya ha sido abordado, porque fue el ejemplo típico del joven poseedor (39
años), perjudicado por el monopolio de tierras poseídas por su padre, que se había
convertido en poseedor-arrendatario. El padre, J.M.H., de la familia legítima Mansilla,
tiene cerca de 70 años y vive en Lima, visitando Acos ocasionalmente. Tiene dos hijos de
los cuales uno, maestro, también sin tierras, logró gracias a sus haberes de empleado
público comprar la tierra de una tía. Su segundo hijo, sin formación profesional, se dedicó
a trabajar huertos y a la “compra de cosechas en remate”. Arrienda 2.46 Há. que no le son
237

suficientes. Su padre lo favoreció y prefirió para administrar con él 0.24 Há. Según
nuestras informaciones no hay contrato de arriendo entre ellos (R.M.H. tiene que pagar
por otro lado el arriendo de 4 parcelas), sino más bien una participación en las utilidades.
Se dice que el hijo debe entregar al padre una pensión importante, además de “primas”
cuando las utilidades son elevadas. Se pueden tener algunas reservas, considerando que
es difícil concebir que 6.24 Há. se administren de esta manera. Sin embargo, no es el único
ejemplo de este tipo.
100 También en Acos —ya que ésta es la forma preferida de los acosinos y de los residentes en
Huaral— P.M.V. (60 años) acaba de heredar de su mujer 1.66 Há. que desde hace mucho
trabaja con su hijo, que es comerciante. La situación financiera del hijo así como el papel
político que desempeñó en una época hacen difícil una relación jerárquica.
101 Finalmente, siempre en Acos, J.N.A. (70 años) hace trabajar a su hija y yerno en sus 2.62
Há., casi como peones. Como en los otros casos, J.N.A. se comporta como dueño de la
tierra.

c. Conducción indirecta

102 De las 180 Há. mencionadas 3.66 Há. se hallaban en conducción indirecta, presente en los
fundos desde hace mucho tiempo. Se ha visto como esta práctica provocó, desde mediados
del siglo XIX, la pérdida de los fundos comunales por usurpación. Este proceso de
apropiación ¿era propio de los arrendatarios de tierras comunales o existía también entre
propietarios o poseedores privados y arrendatarios? Es difícil saberlo. En Acos aparece en
1964, con motivo de la primera reforma agraria. Ahora bien, es imposible que estos
conflictos no hayan tenido lugar en caso de abusos, de violación de contratos o de
propietarios ausentes durante mucho tiempo, en una comunidad donde la conducción
indirecta ha sido muy utilizada. En la decisión comunal que reproducimos a continuación
¿se buscaba, además de favorecer el ausentismo, controlar los movimientos de arriendos
y proteger así a los propietarios?
“... que también queda aprobado que los arrendatarios de propietarios aucentes son
directos responsables para la cancelación de las cuotas i discuntables de los
arrendamientos previo los recibos de la sindicatura de esta villa”. 33
103 Esta medida, tomada en Acos en 1928, que obligaba a los arrendatarios a ocuparse del
pago de las cuotas, normalmente hecho por los propietarios, contra entrega de un recibo
que permitía descontar este pago del arriendo, garantizaba en cierto modo la propiedad
del ausente, ya que ese recibo —sobre todo en el caso de contratos verbales— era la
prueba de quien como arrendatario cumplía con el pago.
104 A partir de 1964, los conflictos surgen realmente. La comunidad que durante todo este
período tuvo una actitud oportunista pide a la municipalidad pro-gubernamental su
intervención para expropiar las tierras de dos propietarios no originarios de Acos, que las
arriendan y de quienes se quieren librar. En este caso la conducción indirecta no podía
invocarse, puesto que por entonces se registraban otros 48 propietarios y poseedores
ausentes. Analizar el discurso de los expropiados es interesante:
“Oponiéndose a entregar su terreno por efecto de la expropiación, dice:
Sería cortarme la vida a mis hermanos e hijos que en años anteriores los usufructos
de arrendamientos que recibíamos nos ayudaba bastante, en nuestra economía domestica,
nos compartiamos proporcionalmente entre mis hermanos. Es verdad que hacen unos
cuatro o cinco años ha estado sin cultivar dicha tierra por efectos de una mala
administración de una hermana que se llama Dionicia y que su esposo lo había
238

empenado en el Banco de Crédito, pues ahora ya se encuentra libre de todo gravamen.


Pues aquí han procedido con maldades tan mesqui-nas (...) para expropiarme el
terreno que es la herencia de mi madre, a lo cual le estimo como el tesoro mas valioso dentre
de la herencia. Por lo que no aceptaría de ninguna manera entregar mi terreno 34.
105 La demandante, única residente en Acos de una familia que vivía en la costa era heredera
de este terreno con sus hermanos. La tierra, seguramente demasiado pequeña para ser
dividida, estaba arrendada y la renta compartido entre los herederos. Esta parece haber
sido suficiente para contribuir al sostenimiento de una familia. Además, este terreno
había sido hipotecado y, una vez levantada la hipoteca, arrendado. En el caso de esta
mujer que parece ser la única de la familia que se mantuvo en el pueblo, la expropiación
le arrebata su única fuente de ingresos: el arriendo.
106 Según este otro testimonio, el único propietario-arrendatario se fue a vivir “de sus
rentas” a Huacho, hace mucho tiempo:
“Nunca han sabido avisarme toda vez que aqui tengo un arrendatario de dicha
desde luego han procedido con ambigua de parte de la comunidad, (malo critico
porque es persona ajena de este pueblo), recien he llegado a conocer. Pues en
ninguna forma me conviene entregar mi terreno porque actualmente esta en poder de mi
conductor J.T. quien me abona los arrendamientos anuales para el sostener de mi casa donde
vivo en la ciudad de Huacho que actualmente he quedado al imtemperie por efecto del sismo
que ha destruido mi casa que tenia arrendada y pienso venir a este pueblo para rehacer mi
hogar”35.
107 Además de la tierra que arrendaba en Acos, poseía una casa alquilada en Huacho. Había
vivido en Acos durante treinta años pero se declaraba dispuesto a regresar para no ser
expropiado.
108 Estos dos ejemplos no significan que la conducción indirecta haya sido condenada y
reprimida severamente en Acos. Al contrario, lo prueba la constancia que este tipo de
conducción ha tenido siempre entre los acosinos; las dos formas más utilizadas son: el
arrendamiento y “al partir”.
• La aparcería o “al partir”: el propietario y el aparcero están asociados. El primero pone la
tierra, la mitad de los fertilizantes y pesticidas y el segundo su fuerza de trabajo (si no es
suficiente contrata peones) y la otra mitad de las inversiones. La cosecha se divide
normalmente en dos mitades iguales. La aparcería dura por lo menos dos años y no da lugar
a contrato escrito.
• El arrendamiento, al contrario, está basado en un contrato que estipula su monto y
condiciones. En Acos se calcula en relación al número de árboles productivos del huerto. En
1976, una parcela de 35 a 40 áreas, con 300 árboles se arrendaba en 20,000 soles; y en 1978 un
huerto de 1.80 Há. con 1,350 árboles en 120,000 soles.
109 La forma “al partir” tiende a desaparecer, pero fue muy utilizada cuando se inició la
fruticultura, ya que así se compartían los riesgos del ensayo. Ahora que su éxito está
asegurado y que tanto los bancos como los mayoristas otorgan facilidades a los
comuneros, esta forma resulta obsoleta.
110 Cabe señalar algunos ejemplos de conducción indirecta:
111 Entre los propietarios y poseedores nos ocuparemos de los residentes en el extranjero
(Bolivia y España) que arriendan a sus hermanos una tierra heredada. En el caso del que
vive en España, se le envía el arriendo en divisas. Veamos también el caso de M.E.M.,
empleado en Lima, arrendatario de 2.86 Há. Como el sobrino no puede enfrentar sólo la
administración de estas tierras tiene peones permanentes. Entre hermanos cada vez se
239

utiliza más el contrato de arriendo, en lugar de la conducción mixta, ya que en 1968


(segunda reforma agraria) se dieron casos de apropiación de tierras entre hermanos,
cuando uno se quedaba en el pueblo como administrador. Así, las hermanas de O.S.B.,
acosino de familia legítima, le arriendan 44 y 55 áreas que se agregan a las 4.85 Há. que
conduce él mismo, ayudado por un peón permanente y por otros que contrata
eventualmente.
112 La importancia conjunta del área de las tierras en posesión y propiedad y la que requiere
la fruticultura, supone en la conducción directa, mixta o indirecta, los acosinos no pueden
trabajarlas sin recurrir a una importante fuerza de trabajo disponible en cualquier
momento.

3. Fuerza de trabajo y forma de explotación agrícola


113 El censo rural de 1972, estimaba que 524 personas vivían en Acos, cifra indicativa pero
inexacta porque los ausentes tienen doble residencia: en su pueblo de origen y en la costa.
Consideramos sólo 279 personas como residentes, de éstas sólo 37 eran propietarios o
poseedores conductores; 18 de sus parientes próximos — hijos, hermanos o sobrinos— los
ayudaban directamente sin tener acceso a la tierra, viéndose obligados a trabajar como
peones en otros lugares. Pero jerárquicamente ocupan un lugar diferente a los 53 peones
(29 hombres y 24 mujeres) residentes permanentes en Acos, con los que no se mezclan.
114 Algunas cifras y estimados sobre la población de Acos en 1976
115 — Propietarios y cónyuges 71 personas
116 — Población semi-proletaria (parientes de los propietarios) 35
117 — Hijos de estos dos grupos acosinos 32 niños entre 6 y 15 años
118 — Obreros agrícolas estables y cónyuges 53 hijos de 6 a 15 años 33 hijos de 15 a 20 años 15
119 — Estimado de la población de 0 a 6 años 40
120 — Estimado de la población acosina total: 279 personas
121 — Estimado de la población activa2 143 personas propietarios y cónyuges (50), parientes y
cónyuges (25), peones estables (53) y sus hijos (15)
122 — Población activa asalariada 86 personas

1° La fuerza de trabajo

123 En las comunidades que recientemente se convierten en fruticultoras, los comuneros que
cuentan con una ayuda familiar importante, aprenden difícilmente y sin apoyo técnico
todas las operaciones necesarias a este nuevo cultivo. Podan, cuidan, cosechan y clasifican
ellos mismos, sin recurrir a obreros especializados. En Pampas, donde la fruticultura
comenzó en 1952, los primeros injertos realizados por los comuneros datan de 1975.
124 En cambio, en Acos el recurso a la mano de obra forastera se remonta a más de un siglo y
muy ligado al ausentismo y a la especialización de cultivos. Durante la “era de la alfalfa”,
llegaban de la sierra muchos de los lecheros, pastores y queseros. Como la fruticultura fue
una innovación costeña, los primeros obreros especializados procedían de Huaral; pero
entre ellos ya había serranos que justamente habían bajado a las haciendas de la costa
para especilizarse. Como en Acos faltaban brazos, fueron éstos los primeros peones
240

especializados que impusieron la división del trabajo entre especialistas; modelo costeño
que finalmente se adaptaba bien a Acos, donde los huertos eran bastante grandes y la
mano de obra familiar era insuficiente e ignorante de las técnicas frutícolas.
Posteriormente, los obreros de la costa ya no llegaron a Acos, donde eran menos
remunerados que en las haciendas, que cada vez en mayor número se dedicaban a la
fruticultura. Así otros peones originarios de las comunidades del valle alto encontraron
en Acos un nuevo centro de trabajo. Entre 1964 y 1968 la agitación era grande entre el
campesinado y muchos emigraban. Así, varias parejas de campesinos, originarios de las
regiones de Cerro de Pasco, Junín y Huánuco, se instalaron en Acos, formando el grupo de
los primeros obreros agrícolas residentes.

125 En una economía basada en gran parte en la mano de obra forastera ¿qué representa
todavía la mano de obra familiar?

a. La mano de obra familiar

126 Al abordar el problema de la conducción mixta se planteó si los hijos residentes de los
propietarios — algunos de los cuales tienen entre 30 y 45 años— así como los nietos,
podían considerarse asalariados. Si bien algunos pueden emplearse a tiempo completo en
los huertos de sus padres o primos, hay otros que deben vender su fuerza de trabajo a
otros propietarios, especialmente a los ausentes.
127 En las familias modestas, el trabajo de los niños es siempre después de la escuela, durante
los fines de semana y las vacaciones. Lo mismo ocurre con el trabajo de las personas de
edad. Cuando en 1975 llegaron a Pampas los primeros peones, las personas de más de 60
años cuidaban los huertos durante el día o de noche, trabajo simbólico de cuya eficacia
puede dudarse.
128 Sin embargo, han cambiado las relaciones de trabajo dentro de la familia. Son numerosos
los propietarios de 50 a 70 años que conservan la totalidad o casi totalidad de sus tierras,
sin haber hecho nunca donaciones a sus hijos. Llegados a la edad adulta, éstos, ya jefes de
familia, si residen en Acos se van a menudo obligados, a seguir al lado de su padre 36 y
trabajar para él. El mismo caso se ve entre hermanos, cuando uno de ellos ha heredado la
mayor parte de las tierras. Así, en la generación de los jóvenes de 20 a 40 años, se
241

encuentran hijos de familias de pequeños y medianos propietarios que se emplean, a la


vez, en la propiedad familiar y en otras donde desempeñan el papel de administrador o
peón especializado.

b. La fuerza de trabajo local

i. Pequeños propietarios o poseedores, representados por cinco varones

129 El tamaño de sus huertos 37 y su condición económica no les permite un ingreso


suficiente, por lo que se ven obligados a trabajar ocasionalmente como peones.
Usufructuarios y jactándose de ser obreros especializados están mejor pagados y no se
comparan con los peones originarios de la sierra, que generalmente trabajan a sus
órdenes.

ii. Los peones por contrato o estables, representados por 53 personas

130 Realizan los trabajos más penosos (trincha y deshierbe), pero también los de cierta
especialización (fumigador y hasta po-dador). Se han establecido con su familia. Sus hijos
(33) van a la escuela y tienen como padrinos a los propietarios ausentes, para quienes
trabajan. Cuando una jornalera trabaja y vive sola en Acos su empleador se convierte en
tutor del hijo; también cuando un fiel empleado tiene varios hijos, se busca un protector.
No es raro que los niños que han terminado la escuela primaria sean utilizados por su
propio padre para ayudarlo en un trabajo que no puede hacer solo, o que debe cumplir en
un plazo determinado, por ejemplo el deshierbe. También es frecuente que el niño realice
pequeñas tareas domésticas en la casa del patrón de sus padres.
131 Teniendo pues ciertas especializaciones y la costumbre de trabajar en los huertos, son
empleados bajo contrato por los propietarios locales, pero sobre todo por los propietarios
y poseedores ausentes que les confían responsabilidades y les pagan ligeramente más que
a peón eventual serrano. Esta actitud paternalista le permite a estos propietarios tener
una “clientela” sin la que no podrían trabajar sus tierras. Esto hace que el peón se sienta
integrado y diferente a los serranos que hablan quechua, mientras que él ha tratado de no
hablarlo desde su llegada a Acos.
132 En realidad, es ilusoria la integración de estos peones que viven en Acos a veces desde
hace más de 20 años.38
• Sus hijos van a la escuela primaria pero ninguno sigue estudios secundarios que sólo se
dictan en la costa. Algunos de sus hijos de más de 15 años siguen con ellos en pequeños
trabajos ocasionales, pero la mayoría emigra. Es significativo constatar que, entre los
propietarios, por más pequeños que sean, y aun entre los obligados a emplearse
temporalmente como obreros agrícolas, todos los hijos entre 15 y 20 años cursan estudios
secundarios o universitarios.
• Tres de estos peones solicitaron en 1968 su ingreso a la comunidad y beneficiarse de algunas
tierras. En la comunidad ocupan cargos inferiores y ninguno posee tierras. La comunidad los
ignora.
• La vivienda refleja la condición socioeconómica. La de los obreros es de material ligero y en
las afueras del pueblo. A veces, cuando residen en Acos desde hace mucho tiempo, alquilan
casas de las que son en cierto modo guardianes. Veamos a continuación la solicitud
presentada a la comunidad por uno de los que lograron ser nombrados comuneros; éste,
242

confiando en su nueva condición, esperaba ayuda de la comunidad para mejorar sus


condiciones de alojamiento.
Señor Presidente del Consejo de Administración de la Comunidad Campesina de
Acos.
J.H.R., con residencia en la localidad de Acos, con mas de 36 años de estado civil
casado, comunero activo en actual servicio, ante Ud. me presento y expongo:
Que no teniendo medios económicos para la construcción de una casa y sabiendo
que en poder de la comunidad se encuentran las calaminas donadas por el estado
para los que la necesitan, es que le pido que me donen una determinada cantidad de
las calaminas para poder techar una casita modesta que puedo construir con mi
precaria situación economica.
A Ud. Sr. Presidente pido acceder a mi petición por ser justicia 39
133 Este documento nos dice que J.R.H. es analfabeto y padre de ocho hijos, para que los
cuatro en edad escolar puedan ir a la escuela, dos lo hacen por la mañana y dos por la
tarde. Así los uniformes de los de la mañana sirven para los de la tarde.

c. Trabajadores eventuales y peones serranos

134 La situación de los peones estables de Acos no es en nada comparable con la de los
eventuales. Los primeros tienen 35 y 50 años y son en su mayoría, originarios de Huaraz,
trabajan bajo contrato, tienen relaciones privilegiadas con los patrones y evidentemente
están integrados. Los otros son muy jóvenes, entre 14 y 25 años. En su mayoría proceden
de Cerro de Pasco. Son bilingües con predominio del quechua o monolingües quechuas, al
igual que las jóvenes — hermanas, esposas — que los acompañan para emplearse como
cocineras en restaurantes. Trabajan por jornal o al destajo y son peor pagados que
cualquier otro peón. Algunos de ellos, después de venir regularmente a Acos, han logrado
especializarse en la fumigación, siendo los más jóvenes entre 14 y 16 años aprendices.
Durante los trabajos, todos reciben comida y alojamiento por cuenta del propietario. Este
les paga la pensión en uno de los pequeños restaurantes de Acos — solución posible si
tiene más de 3 peones — , o bien los aloja en su casa y contrata los servicios de una
cocinera del mismo pueblo que los peones. En efecto, éstos forman grupos de parientes de
una misma comunidad. Llegan juntos a partir de enero y participan activamente en la
preparación de las cosechas de verano — las más cuidadas y las más importantes para el
mercado — y regresan todos juntos a partir de julio para pasar sus cargos en las diferentes
fiestas de los santos patronos de sus pueblos. Vienen a Acos a reunir dinero para
enfrentar o ayudar a sus padres, a enfrentar los pesados gastos de mayordomos o de
“positarios”.
135 En el caso de los más jóvenes, que legalmente no pueden trabajar, esta época de trabajo
remunerado corresponde a las vacaciones escolares. Aprovechan para ganar un poco y
aceptan trabajar por salarios bajos, que los peones estables rechazan. La competencia
entre estos dos tipos de peones agrícolas es grande; sobre todo, porque los empleadores
los prefieren, ya que no necesitan pagarles beneficios sociales. Reciben jornal y en caso de
control, lo que ocurre a veces, cuando la Guardia Civil de Acos quiere hacer méritos, son
despedidos.
136 Viven muy apartados, organizando sus propias fiestas con sus bailes y comidas, rasgo
cultural apoyado por los propietarios que se ofrecen a contratar a la cocinera y a
abastecerlos de los productos necesarios para su alimentación: harina, arroz, fideos, sopa,
charqui y algunas verduras. En 1976, tres grandes productores mantenían aún relaciones
de trueque con Pampas-La Florida, con el único fin de intercambiar paltas por choclos,
243

base de la alimentación serrana a partir de mayo. Solución conveniente para los peones
que consideran que la comida de los restaurantes es poca y mala.
137 A partir de junio los peones son más numerosos. Hay inclusive más peones que acosinos,
lo que genera una cierta tensión: aumentan los robos en huertos y casas, hay ajustes de
cuentas entre ellos, borracheras, etc. Esta tensión es inevitable. En junio los peones de
Cerro de Pasco permanecen todavía en Acos. Como se los contrata por día, a veces entre
contrato y contrato están sin trabajo. Ahora bien, Acos es un lugar de paso, donde el
comercio es muy activo y donde los cafés y restaurantes están abiertos todo el día; es muy
probable que gran parte del salario de los peones se gaste en el mismo Acos. En junio,
llegan de la costa algunos obreros especializados en la clasificación y embalaje, que es el
trabajo mejor pagado en ese momento. Las cosechas comienzan a ser más importantes
que el trabajo de preparación de los huertos y, frente a los costeños, mejor pagados y más
arrogantes, los serranos reaccionan con cierta agresividad. Este ambiente depende mucho
del propietario, de su presencia en ciertos momentos y, entre los serranos, del jefe de
cada grupo.
138 La presencia de los peones acosinos y la temporal de los serranos es vital para el mercado
económico de Acos. No es posible imaginar que los propietarios ausentes así como los
residentes trabajan sin ellos, ni que obtengan utilidades sin la explotación de su trabajo,
ya que sucede en Acos al igual que en otros lugares. En junio es cuando esta
estratificación social es más marcada y cuando se puede encontrar en Acos desde el más
pobre de los peones hasta el más rico mayorista, ligados no sólo a este tipo de cultivo y de
economía sino también a este tipo de sociedad. Pero ¿por qué la dominación y el poder de
los propietarios ausentes es tan fuerte? En realidad, la comunidad sólo vive gracias a los
subsidios, donaciones y actividades que ofrece la “Hermandad San Miguel” dirigida desde
la costa por los ausentes; pero también se puede decir que sólo vive porque 53 padres de
familia peones ponen a sus 33 hijos en la escuela de Acos y que para cualquier trabajo se
puede recurrir a ellos. El comercio, al que se dedican los mismos propietarios o sus hijos
sin tierras, encuentra en estos peones su clientela más importante, ya que los viajeros de
paso no son tan numerosos como para justificar en Acos la presencia de ocho tiendas muy
bien surtidas. Finalmente, los peones estables, bastante ingenuos a veces, apoyan en todo
momento, y esto ha ocurrido recientemente, las reivindicaciones y descontentos de los
pequeños propietarios y parientes pobres de los propietarios. Esta primera manifestación
de unión entre lo que podría considerarse como dos “clases” dentro del pueblo, nació en
relación a la escolaridad, enseñanza y porvenir de los hijos, campo en el que los “estables”
son mayoría. Bastaría que cuatro o cinco de ellos se fueran para que el pueblo, con un
número de alumnos insuficiente, se viera privado de maestro, con clases cerradas o una
enseñanza reducida. Ahora bien, algunos propietarios permanecen en Acos porque el
pueblo permite que los niños tengan una escolaridad normal. En caso de que la escuela se
cerrara, estos comuneros partirían seguramente hacia la costa donde ya tienen una casa.
¿Quienes quedarían en Acos? En todo caso más peones que propietarios y comuneros.

2° Diferentes formas de explotación agrícola

139 A través del intento de describir históricamente la génesis del acceso a la propiedad y
poder de los pequeños propietarios y poseedores de tierras, desde los más antiguos hasta
los más recientes, debería ser posible colocar en su contexto socioeconómico local a cada
uno de los tipos de fruticultores, elegidos por su re-presentatividad.
244

a. La pequeña unidad agrícola familiar

140 Por su padre, I.T.C. es heredera con sus dos hermanos de una parcela de 62 áreas que
forma parte de las tierras “sin status”. El patrimonio es de 2.46 Há. entre su padre y sus
dos tíos. Este no adquirió más tierras antes de morir y dejó a sus hijos una parcela
difícilmente divisible dada la topografía del terreno. La tierra no fue dividida y los
herederos decidieron trabajarla por turno. Este modo de conducción es de transición, ya
que esta situación no puede durar mucho, es frecuente en Acos entre los propietarios de
tierras heredadas y tierras sin status (sistema que no aparece en el registro, ya que en
este caso sólo un miembro de la familia es designado como heredero). Cada uno prepara
una cosecha y cede la tierra a un hermano para la cosecha siguiente. En el presente caso,
Inés es la única que reside en Acos, por lo que sirve de administradora cuando le toca el
turno a los hermanos. Originaria de una familia importante, pertenece a una rama que fue
despojada de sus bienes. El conflicto que la opone a su familia viene de la primera reforma
agraria que perjudicó a su padre. Habiendo trabajado como asistente escolar, se radicó en
Acos con su marido — peón originario de Huaral. Su situación económica es precaria, ha
intentado abrir una bodega, sin mayor éxito. El local no era apropiado y su capital
insuficiente; además no podía competir con las otras seis tiendas. El marido, por su parte,
cuando no trabajaba en el huerto de su mujer, se empleaba en otras propiedades. Este es
uno de los pocos casos en que el trabajo de los hijos — 7 en total— era todavía utilizado. La
ayuda proporcionada por los tres hijos mayores, de 11, 12 y 13 años, equivalía al trabajo
de un peón estable, salvo en lo referente a los trabajos pesados.
141 Esta familia no dispone de ninguna ventaja para administrar un bien del que sólo obtiene
una cosecha de cada tres, recibiendo, al mismo tiempo, una pensión de los hermanos de
Inés.
142 — Las fumigaciones (defoliación y pesticidas)
143 El primer ahorro será de mano de obra. En la mayoría de los casos, el hombre alquila una
motobomba y trabaja con su mujer, quien cierra el negocio, y con los hijos después de las
clases o durante las vacaciones escolares. Si los miembros de la familia no están
disponibles, contrata a un peón, paisano suyo; así parece un servicio mutuo, aunque
remunerado. Como son varios en la misma situación, hubieran deseado comprar en
común una motobomba y el material necesario.
144 También se economiza en las mismas fumigaciones. El árbol recibe muy pocos cuidados
preventivos. Las fumigaciones se reducen a cuatro, en vez de seis, para la mayoría de
agricultores. Los productos empleados son los mismos, pero la cantidad y frecuencia de
uso disminuyen.
145 — Los fertilizantes
146 En este punto el ahorro no se hace ni sobre la cantidad ni sobre la calidad de los
productos sino sobre la fuerza de trabajo, ya que laboran sólo los padres y los tres hijos
mayores, aunque necesiten un día más.
147 Conocemos lo elevado que resultan los gastos de acondicionamiento de la producción y su
comercialización, difíciles de afrontar aún para los propietarios más acomodados.
148 En este caso también el primer ahorro será limitarse en mano de obra Para la misma
cantidad de árboles, un mediano propietario emplea ocho personas; en este caso se
reducen a cinco. Se contratan dos enjabadores que clasifican y colocan las frutas en los
245

cajones y tres cosechadores (ya que los niños no pueden reemplazarlos porque la cosecha
dura quince días). La pareja ayuda; él clasificando, cargando, cosechando y ella cocinando.
Pese a todo, este tipo de cosecha resulta demasiado caro y deciden vender su cosecha en
el árbol, lo que implica una comercialización totalmente diferente.

b. La empresa familiar

149 Esta vez se trata de dos hermanos, cuyo padre, de familia legítima, ha cedido todas sus
tierras a sus hijos a cambio de una importante pensión. Ambos hermanos (el tercero está
en España), poseen tierras heredadas de la madre, compradas y arrendadas. Trabajando
juntos desde siempre, se ayudan en lo que se refiere a las técnicas, mano de obra y
comercialización. Cada uno tiene un camión para su propio transporte y venta. A
diferencia del caso anterior, su balance es positivo pero frágil, ya que se han endeudado
para comprar, arrendar y mantener tierras y peones, para lo que dependen de los
arriendos disponibles. En su caso, la producción está orientada más a la cantidad que a la
calidad.
150 El caso de R.J.R. de su acceso a la tierra y al mercado es interesante. Era transportista-
mayorista cuando H.J.R., su hermano, terminó a los 17 años sus estudios secundarios y
siguió sus pasos. Desde 1959, el mayor iba a Sayán, valle vecino a Huacho, a comprar
cosechas enteras de uva, de primera y segunda que vendía en Pucallpa. Saliendo de Sayán,
pasaba por Acos donde ayudado por sus padres y peones, ponía las uvas en cajones para
que pudieran soportar el viaje. Al regreso, R.J.R. traía maderas finas y yute que vendía en
Lima. La asociación con su hermano comenzó cuando las recién abiertas carreteras entre
la costa y la selva eran poco practicables. R.J.R., tuvo pronto suficiente capital para
comprar un camión que manejó su hermano, el joven H.J.R. Desde 1964-65 formaban parte
de una sociedad anónima de “compradores de producciones” y adquirieron un puesto en
el Mercado Mayorista. Compraban cosechas enteras de melocotones y manzanas en Vilca,
Huayopampa, Canchapilca y Acos.
151 Sus actividades comerciales no disminuyeron sus lazos con la tierra. Cuando sus padres
fueron ancianos, los ayudaban a administrar sus tierras, 4.12 Há. y contrataban los
peones. Entre los dos ya habían acumulado un capital y aprovechando la ocasión que les
ofrecía la reforma agraria, invirtieron en tierras. En efecto, había en Canchapilca una
familia cuyo poder se remontaba a la guerra del Pacífico y que se basaba en el abuso y la
usurpación de tierras, que luego fueron registradas como bien privado. En 1966, esta
familia se vio perjudicada por la ley que estipulaba que la propiedad familiar no debía
exceder las 15 Há., tolerándose hasta 17 Hás. Los Vargas vendieron así parte de sus
tierras. En esta época, por un lado, a causa del ausentismo, había muchas tierras eriazas y,
por otro lado, los problemas causados por la reforma agraria no alentaban a nuevos
compradores, salvo a los especuladores. H.J.R. y R.J.R. compraron entonces tierras sin
esperar la herencia que, sin embargo, ya administraban. El primero compró 1.46 Há. en el
fundo de Coto, mientras que el segundo adquirió en Canchapilca y Coto 5.76 Há. de tierras
eriazas. Para esta compra debió pedir un préstamo. Su hermano, H.H.R., con menos suerte
en la compra de tierras, también solicitó un préstamo para comprar un camión, 40 y se
dedicó más bien a arrendar tierras, especialmente 4.11 Ha. de huertos en el fundo San
Juan. A partir de 1967 se dedicaron definitivamente a la fruticultura. La muerte de su
madre algunos años más tarde aumentó su hacienda, herencia importante, ya que se
trataba de huertos de árboles en plena producción, de 10 y 14 años, pues los suyos
plantados recientemente apenas iniciaban su producción. El padre que también tenía
246

derechos sobre la herencia pero era muy anciano para continuar conduciendo él mismo
las tierras, las entregó a sus hijos a cambio de una pensión.
152 En el caso de estos dos hermanos, la iniciativa es anterior a la herencia y el comercio es
una actividad transitoria para capitalizar, esperar e invertir. Todos los acosinos no
tuvieron los medios de seguir este camino y acceder de esta manera a la tierra. Los J.R.
sacaron ventaja de su experiencia de transportistas-mayoristas, de su conocimiento del
mercado y de los riesgos que afrontaron. Este poder económico los llevó temporalmente
al poder municipal (1967-1973), pero ocupados por sus actividades agrícolas se retiraron,
ya que eran más productores y negociantes que políticos.
153 Teniendo que conducir uno 6.63 Ha. y el otro 7.82 Ha. ¿varía su forma de producción
agrícola respecto a un mediano productor?
154 Esta varía poco entre los dos hermanos; hay más diferencia entre la forma de explotación
que elige H.J.R. cuando se trata de sus tierras y de las que arrienda a particulares por un
lado, y cuando se trata de los grandes huertos de la comunidad de San Juan, por el otro.
155 El deshierbe que resulta caro en mano de obra, sólo se efectúa una vez por cosechar en los
huertos de Obraje de San Juan, mientras que en las suyas se realiza dos o tres veces por
cosecha. En lo que se refiere a los fertilizantes, H.J.R. respeta las dosis comúnmente
utilizadas pero insiste en el uso del guano, más económico, ya que él mismo va a cargar su
camión en una granja del valle del Chillón, en Santa Rosa de Quives.
156 Además de economizar en mano de obra durante el deshierbe y durante la poda que sólo
realiza una vez al año, economiza también en los cuidados de los árboles. Las
fumigaciones quedan reducidas a tres — todavía menos que en el anterior caso —, en que
el minifundista no contaba con medios económicos suficientes. Sin embargo, se
preocupaba principalmente de los cuidados. H.J.R. sólo fumiga los árboles de la
comunidad de San Juan tres veces, a menos que estén muy enfermos; sólo utiliza dos
productos en lugar de ocho y reduce la dosis a la mitad (100 cl. por cilindro). En las
cosechas emplea el número necesario de peones, pero recurre al igual que en sus propios
huertos, a una mano de obra mal pagada.
157 En este caso, el productor adopta una actitud muy diferente según se trata de su
propiedad, de la de un particular o de un bien comunal, cuyo mantenimiento y
conservación no le interesa. Para él las tierras comunales sólo sirven para permitirle
producir más cantidad — la calidad no le interesa, pero sí la busca en sus propias huertas
— porque todas las inversiones que pudiera hacer en las huertas comunales no serían
recuperadas aunque la comunidad se las reembolsara, debido a la rapida devaluación.
Además, para mejorar la calidad sería necesario injertar los árboles. Ahora bien, el
contrato impuesto por la comunidad prohibe que se hagan almácigos en estas parcelas,
ante el temor que sirvan sólo a los intereses del arrendatario.
158 Los dos hermanos asociados siempre para algunos trabajos que realizan juntos, practican
el mismo tipo de cultivo.
159 Ambos insisten en la utilización de fertilizantes y tienden a forzar la producción. H.J.R.
utiliza además de los fertilizantes clásicos, dos veces más fertilizantes líquidos que los
otros fruticultores; su hermano prefiere aumentar la cantidad de guano; pero la cifra
indicada nos parece excesiva, ya que R.J.R. pretende comprar en la granja de San Miguel
con la que tiene un contrato, 4,800 kilos para 500 árboles (y dos cosechas). En este caso
cada árbol recibiría 4.8 kilos por cosecha, cuando la dosis habitual es de 2 kilos.
247

160 Para las fumigaciones, su política es la misma: economizar el número de fumigaciones,


pero aumenta las dosis a 250 cm3, en lugar de 200 y de 100 para los huertos de San Juan.
Esta búsqueda de la calidad — en sus propios huertos— se muestra también en la
búsqueda de nuevas variedades muy cotizadas en el mercado, como la “española” y por
injertos superpuestos que transforman sus huertos de manzanas “Hoover” en huertos de
manzanas “delicius”.
161 Juntos, forman lo que se podría llamar una “empresa familiar”. Uno hace que sus
cosechas ocurran en los meses de setiembre, octubre y noviembre, mientras que el otro,
las obtendrá en agosto-setiembre, esto con el fin de ayudarse mutuamente. En efecto,
contratan juntos a la mayoría de sus peones. Una cosecha se realiza en varias etapas, con
intervalos de una o dos semanas. Después de haber trabajado diez días en cosechar la
huerta de H.J.R., los días de descanso siguientes, se uitlizan en la cosecha del hermano; los
mismos peones pasan de una huerta a otra sin perder tiempo. Su colaboración también
juega en la racionalización del transporte. Cuando la carga no es muy importante,
procuran para que un solo camión haga el viaje.
162 Son muy dependientes uno del otro. Por ejemplo, ambos son también “rematadores”, es
decir compradores de cosechas en el árbol cuya comercialización llevan a cabo: cada uno
tiene su negocio y emplea peones aparte. Finalmente, sus tipos de financia-miento son
muy diferentes, lo que viene de una concepción diferente de la fruticultura, siendo uno
más comerciante que el otro. R.J.R., el mayor, recurre a los préstamos del Banco Agrario.
Confiesa perder mucho tiempo en trámites pero su contabilidad es más fácil, lo que es
importante porque está muy endeudado. H.J.R. prefiere ser independiente y no pide
préstamos al Estado; al parecer también está muy endeudado, pero con los mayoristas. De
35 a 40 años, estos tres propietarios-poseedores presentan dos aspectos totalmente
opuestos a la “joven generación” de los agricultores acosinos. En el primer caso, el tipo de
conducción condena de antemano a I.T.C., pero no a sus hermanos ausentes, para los
cuales la tierra representa una renta que viene a sumarse a su salario. Aunque se trata de
una posesión privada, esta tierra — como muchas otras en Acos — hubiera podido
venderse dentro de la comunidad y repartirse el capital entre los coherederos; o bien uno
hubiera podido conservar en cultivo las 62 áreas, comprando el resto a sus hermanos.
Ahora bien, los dos hermanos Jurado ni siquiera disponían de esta superficie cuando se
lanzaron a comprar cosechas, y sin embargo su éxito es obvio. Se podría pensar que I.T.C.
como mujer tenía menos posibilidades de triunfar; pero varios ejemplos prueban que ni el
sexo del conductor, ni el número de hectáreas son factores limitantes. La historia Cha-
buca es un buen ejemplo: su padre, de origen chino, recibió en 1927 una tierra comunal
difícil de trabajar. Casado e instalado en Acos, vivió pobremente hasta el fin de su vida.
Chabuca, aprovechando la carretera hacia la sierra, se empleó como criada en la casa de
unos extranjeros que vivían en las minas de Santander. Su salario relativamente alto y sus
necesidades limitadas le permitieron ahorrar durante diez años cerca de 180,000 soles,
que invirtió en la compra de un camión. Transportista-mayorista, contrataba a un chofer
y ella era la ayudante (trabajo reservado a los hombres: viajes nocturnos, cargas y
descarga del camión, etc...). Fracasó porque la competencia era grande, porque no sabía
administrar bien su negocio. Pero liquidado su negocio y disponiendo de un pequeño
capital, pidió a la comunidad reemplazar a su padre en la tierra comunal. Después de
ciertas dudas, la obtuvo y la acondicionó en andenes para el cultivo de frutales. Mientras
tanto abrió un restaurante, ocupándose siempre de sus 80 áreas de huertos. Su situación
actual no es de las mejores del pueblo, pero ha logrado más que muchos otros. En Acos, la
248

importancia del capital comercial no ha cesado de crecer desde principios de siglo y de


apoyar —o completar— los ingresos provenientes del trabajo de la tierra.
163 A continuación se esboza la biografía de los tenderos (8), dueños de restaurantes (4),
rematadores (5), artesanos y transportistas que animan la vida económica y comercial de
Acos.
164 — T. Ñaupari (5.59 Hás. - 58 años en 1976)
165 Mujer sola, tuvo antes un restaurante que dejó por las exigencias del trabajo que
representaba. Actualmente es dueña de una tienda y emplea permanentemente dos
peones: una mujer de Hua-raz para el trabajo de la tienda y de la casa y un hombre para
los huertos. Muy desconfiada, o previsora, es una de las pocas que diversifica su
producción: paltas, melocotones y manzanas. Mantiene relaciones especiales con su
transportista (compadre y autoridad comunal) y mayorista, lo que le permite afrontar su
condición de mujer sola, sin hijos, residente y con un negocio. Representa el caso típico de
gran propietaria (5.59 Há.), para quien el comercio es un modo para acceder a la
propiedad de la tierra. Continúa capitalizando, tanto en la compra de tierras como en el
comercio.
166 — P. Tello (11.9 Há. - 65 años en 1976)
167 Ex-chofer de camión, originario de La Perla, se instaló en Acos por su matrimonio y luego
tuvo un cargo municipal importante. Adquirió un restaurante en Acos, como actividad
complementaria a la fruticultura. Da mucha importancia a la calidad e intenta injertos de
nuevas variedades. Emplea desde siempre los mismos peones y trata de utilizar los
productos más eficaces; su modo de cultivo es en la práctica el mismo que el de los
fruticultores-comerciantes mencionados. Su producción es regular, sus intermediarios le
son fieles y su balance económico es positivo, pero en gran parte gracias al negocio de
restaurante.
168 — B. Espinoza (1.83 Há. - 59 años en 1976)
169 Pertenece a la familia china de Acos que ha logrado integrarse realmente a la vida
comunal, al menos en lo que se refiere a los cargos políticos. Actualmente, es el único
panadero en Acos y comunidades vecinas. Se vio obligado a postergar la constitución de
un capital destinado a ser invertido en tierras, ya que tenía a su cargo una familia de ocho
hijos. Fue cuando la fruticultura alcanzaba las yungas de quebrada que tuvo la
oportunidad de comprar su tierra, convirtiéndose en fruticultor sin dejar de ejercer su
oficio; lo que no le hubiera convenido ya que tenía el monopolio. Hace trabajar sus tierras
por peones que residen en Acos y por eventuales para las cosechas. Teniendo en cuenta
las estructuras familiares y el tipo de familia amplia de la que es el jefe, no es
sorprendente que recurra más que otros a la mano de obra familiar. Su balance es
claramente positivo este año, pero se debe también a su capital comercial; constituido
muy anteriormente a la introducción de la fruticultura y su ingreso entre los medianos
propietarios acosinos.
170 Hay un gran contraste entre los diferentes tipos de estos agricultores acosinos y, por
ejemplo, los “aprendices-fruticultores” de las comunidades de vertiente vecinas. Sin
ninguna intención peyorativa, podemos decir que los sanjuaninos están en los principios,
mientras que los acosinos, al pie de su comunidad, por sus ingresos, técnicas y mentalidad
son “campesinos” ricos. Ahora bien, si consideramos el papel primordial desempeñado
por el capital comercial en la adopción de técnicas y cultivos nuevos y sobre todo en su
éxito, nos preguntamos a partir de qué base económica la fruticultura podría obtener en
249

estas comunidades un éxito comparable al de Acos. El éxito de Pampas (Lausent 1975)


confirma, en todo caso, que las inversiones de los ausentes y su aporte en dinero han
contribuido ampliamente a difundir este nuevo tipo de cultivo. Es cierto pero reciente
que este éxito se deba también al mantenimiento de un modo colectivista de distribución
de la producción. Lo que cuenta es ver sobre qué bases se asienta el éxito. En San Juan,
donde se admite que reiterados intentos han terminado en más fracasos que éxitos, el
papel del capital inicial ha sido importante en los casos de éxito. Se habla de aptitud,
mentalidad, “educación”: hay que reconocer que la fruticultura es un cultivo comercial y
que Acos ha atravesado en ese sentido varias etapas (la de la alfalfa especialmente) que las
comunidades mencionadas no han conocido. Acos es desde hace casi un siglo el dominio
de los productores-comerciantes, ahora bien, no olvidemos que las técnicas no son
siempre suficientes: también es necesario saber administrar una agricultura destinada a
un mercado tan importante como es el de Lima. En el caso de Pampas, por ejemplo,
muchos de los ausentes y su capital, se reintegraron a la comunidad. Gracias a su
experiencia, se adaptaron muy rápidamente a esta nueva forma de agricultura, como fue
también el caso de Huayopampa. El ejemplo de esta última comunidad, conocida por la
calidad de sus frutos, sugiere la siguiente observación: las dos comunidades tienen como
lo hemos visto una división parcelaria diferente y una repartición de las tierras
totalmente opuestas. Sin embargo, su éxito es comparable. De allí que el mantenimiento
de la forma comunal, la conservación de sus bienes, no deban considerarse como factores
limitantes que impiden las iniciativas personales y retardan la penetración de la
economía de mercado. Parece pues, y es lo que explicaría el éxito de Acos y otras
comunidades, que no es el capital en tierras, sino el capital en dinero originario, en la
mayoría de los casos de un capital comercial, que ha eliminado a la propiedad
terrateniente como primera condición del poder económico. Es por lo menos lo que
ocurrió en Acos.

NOTAS
1. F. Birou escribía con justeza: “Una de las dificultades de una reforma rápida se debe a que no
existe un catastro para el Perú en su conjunto. El gobierno ambiciona realizar un catastro rural
completo en ocho años, cuyo costo se elevaría a 400 millones de soles” (Birou 1970: 215).
2. Oficina de Catastro Rural — Zona Agraria IV — Hoja 43 — Distrito de Acos - 1/10,000 -
1970-1973. Listado alfabético de propietarios del valle de Chancay.
3. Convencionalmente usaremos la sigla CD. para la conducción directa y CI. para la conducción
indirecta.
4. Es en efecto la situación actual; esta cifra debe ser aproximadamente la misma que hace diez
años, ya que si algunos se han ido, otros han vuelto.
5. Si desde 1970 ha habido nuevas “creaciones” de parcelas, éstas se nos han escapado; pero hay
espacios que han sido ganados gracias a andenes acondicionados para la fruticultura, pero se
trataba de partes que no eran explotadas, de parcelas ya apropiadas y delimitadas.
6. Su situación frente a Acos es muy difícil de definir ya que participan limitadamente en las
actividades económicas o sociales del pueblo y viven en su fundo y no en Acos. La mayor parte de
250

sus tierras, situadas río abajo de la margen del Chancay pertenecen a Coto y no aparecen en los
mapas.
7. Nuestras informaciones son incompletas ya que las tierras que los acosinos poseen en
Canchapilca son en realidad más numerosas. Al no conseguir más informaciones, sólo hemos
considerado las parcelas que se pueden ubicar en el plano parcelario gracias a un número de
registro.
8. 1936: Censo General de los ciudadanos del distrito de Lampián: pueplo de Acos, Archivos
Comunales de Lampián.
1946: Censo General de la Villa de Acos - SINAMOS (Huacho).
9. Los emigrados que continúan administrando ellos mismos sus parcelas sin adquirirlas,
pertenecen a menudo al magisterio y a la policía, o son comerciantes acomodados.
10. En la medida en que la reforma agraria contribuye a frenar muchas de las transferencias y
ventas de tierra, y pese a que existen variaciones en los datos recolectados para esos 10 años en
estas comunidades, éstas no representan un obstáculo para la comparación.
11. De las 41 parcelas legalmente privatizadas, 11 de entre las más grandes (promedio superior a
1.48 Has.) están situadas fuera de los linderos de Acos.
12. Instituto Indigenista Peruano: Relativo a la expropiación del terreno denominado Antacoto —
SINAMOS — (Huacho).
13. San Agustín es la comunidad-madre de la actual Huayopampa y fue hasta 1950 más o menos,
la capital de Atavillos Bajo del que formaba parte Pampas.
14. La nueva Constitución de 1920 terminó con la aplicación de los decretos de Bolívar sobre la
propiedad privada. Detuvo las usurpaciones legalizadas de este tipo y prohibió toda transacción
de compra y venta sobre tierras que no habían sido registradas legalmente en propiedad privada,
durante los años anteriores a 1920. Reconoció la personería jurídica de la comunidad y garantizó
la integridad de sus bienes.
15. El 2 de marzo de 1888 (Piel 1973: 499).
16. Santa Rosa (39 a.), Santa Rosa (1.03 Hás.), San José de Collas, San Inocente, Cruz, San José
Escalón (96 a.), San José Escalón (54 a.), S,anto Domingo.
17. Archivos del centro educativo de Acos. Este documento se encuentra en los archivos escolares
debido a que después de muchas presiones, el nuevo comprador tuvo que cederlo a la Escuela
para la construcción de un nuevo local.
18. Archivos municipales de Acos — Acta del 2.3.1966.
19. Archivos comunales de Acos. Libro de Actas 6/1/1927.
20. Por lo menos dos de estos nuevos comuneros son de origen chino, como Jacinto Herrera.
21. Archivos comunales 16/3/1958.
22. En 1960 la construcción de un muro que necesitaba 2,000 adobes costaba 1,400 soles —
(Archivos Municipales); y el trabajo de un peón, 35 soles diarios.
23. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 29/10/1961.
24. En realidad, en 1968, hubo una encuesta para establecer el catastro de 1970. En ese momento,
es decir sólo 5 años después de esta solicitud, todos presentaron sus títulos de propiedad o
posesión.
25. Las parcelas comunales son bastante grandes (10 de 13 miden más de 60 áreas), pero están
situadas en las afueras del pueblo y la mayoría en zonas de fuerte pendiente. La fruticultura que
permitía trabajarlas, previo acondicionamiento en andenes, fue seguramente el motivo del nuevo
interés por estas tierras, a partir de 1958.
26. Archivos comunales “Libro de Actas” 21/7/1969.
27. Archivos Comunales “Libro de Actas” 10/8/1963.
28. En el cuadro 5 (p. 168), la familia Pariasca ya no aparece entre las familias legítimas porque
perdió importancia y fue “absorbida” por los Arroyo o los Oriundo. En éste se ha conservado el
patronímico para subrayar justamente su debilidad.
251

29. La familia Nichos-Mansilla se ha convertido en la familia legítima Mansilla, ya que es


imposible separar con exactitud el aporte de cada una.
30. No se cita a todas en el cuadro, ya que sus posesiones son insignificantes (0.30 Hás., 0.20 Hás.,
etc...), y su lugar ignorado.
31. Las tierras escazas han sido clasificadas como en conducción directa.
32. De 1970 a 1978 el Perú se vio obligado, para desarrollar su ganadería, a frenar las
importaciones de carne (Chile, Argentina, Bolivia), y de limitar su consumo a 15 días. En Acos sólo
se sacrifica animales el 14 y el 30 de cada mes.
33. Archivos comunales “Libro de Actas”, 23/3/1928.
34. Archivos municipales “Libro de Actas” 2/11/1966. El subrayado es nuestro.
35. Archivos municipales “Libro de Actas” 21/11/1966. El subrayado es nuestro.
36. El caso se diferencia cuando la que sigue viviendo es la madre, y si ésta es de edad, entonces el
hijo mayor toma el lugar del jefe de familia y conduce todos los bienes (a cambio de una pensión
o arriendo preferencial).
37. Pueden ser dos parcelas de 10 a 12 áreas ó 14 y 20 áreas hasta 40 áreas la fruticultura
únicamente no es rentable para un acosino sin otra fuente de ingreso.
38. Uno de ellos (A. Ciriaco) vive en Acos desde hace 30 años, y es originario de Lampián; otros
dos, J. Rocío y la viuda Mayta y sus hijos, vienen de Piura y Vichaycocha. Todos los demás
llegaron entre 1964 y 1968. La instalación más reciente es de 1970.
39. Archivos comunales — documento anexo al “Libro de Actas”, carta del 7/9/1975.
40. En 1975, un Dodge 500 costaba 570,000 soles.

NOTAS FINALES
1. En “Estructuras tradicionales...”. IEP, Lima 1968, p. 111.
2. Teniendo en cuenta el trabajo femenino que consiste en alimentar a los peones u ocuparse de
una tienda, trabajar en el correo y en el huerto.
252

Conclusión

1 Los tres temas centrales de este estudio, tratados separadamente, han sido la pequeña
propiedad, el poder y la economía de mercado en Acos. Estudio que también tenía la
pretensión de describir la génesis del acceso a la propiedad en una comunidad de
“quebrada de yunga”. Pero es difícil concluir, ya que tenemos la impresión que muchos
datos se nos han escapado o no han podido ser canalizados con la suficiente profundidad.
2 Las siguientes reflexiones sobre las condiciones actuales del poder y de la economía en
Acos deberían permitirnos acabar este trabajo y abrir el debate partiendo de datos y
observaciones nuevas.
3 La pequeña propiedad privada es fruto del progreso y de la actitud conservadora de la
economía liberal.
4 En efecto, aunque los decretos de Bolívar tuvieron poco impacto en los primeros años de
su promulgación, el proceso de privatización de la tierra estaba iniciado y la idea de la
pequeña propiedad individual como base y apoyo de la nueva economía nacional se había
lanzado y se propagaba en forma lenta y segura en el mundo rural. Es evidente que este
proceso no tuvo en todas partes el mismo éxito y que su impacto y rápido progreso
dependieron de numerosos factores locales. Uno de ellos fue la resistencia de los
comuneros, quienes, como en los casos de San Juan y Pampas, se opusieron violentamente
a todas las formas de usurpación de las tierras de fundos; y aunque esas tierras estaban
entonces poco trabajadas, la cohesión comunal defendió su integridad. Por los
documentos comunales a través de los cuales la comunidad parece fuerte, o al menos
estructurada, se podría pensar que existía en Acos una cohesión comunal comparable,
que hubiera podido impedir el fenómeno de usurpación de tierras comunales; como éste
no es el caso ¿debemos dudar de la existencia misma de la comunidad?
5 En realidad, aunque esto es sólo una hipótesis, es posible que el desmembramiento del
espacio comunal y el imperceptible desmantelamiento de la comunidad se hayan
originado por la extrema jerarquización de sus estructuras económicas, así como por la
extrema codificación de las relaciones y vínculos existentes entre las familias acosinas.
Así debido al mantenimiento de estas estructuras “semifeudales” que favorecían a las
familias legítimas, éstas pudieron apoderarse de las tierras comunales e introducirse con
éxito en la economía de mercado. Formando el estrato superior de los pequeños
propietarios agrícolas de Acos, se han situado económicamente del lado del “progreso”.
253

Conservar sus privilegios ancestrales significaba conquistar el mercado limeño; es pues


quizás más por su aspecto conservador que por su liberalismo económico que Acos ha
podido ser calificada como progresista respecto a otras comunidades más tradicionales.
6 El “progresismo”, tal como fue utilizado y explotado por los diferentes partidos políticos
frente a las comunidades, es un concepto carente de significado. Esta ideología ha sido a
menudo monopolizada por las antiguas autoridades locales que han surgido gracias a ella,
pero apoyándose como antes en el mantenimiento de las formas tradicionales de
dominación.
7 ¿Cuáles pueden ser estas formas de dominación en una comunidad que parece tan
desarticulada? Sólo una es real y funciona todavía: la “Hermandad San Miguel”. 1
8 Antiguamente, antes de acceder al poder comunal, era necesario haber pasado todos los
cargos religiosos, requisito exigido también a los futuros arrendatarios de las tierras de
pastos temporales de Lomo Largo (3,000 m.); el papel social de la Hermandad San Miguel
era entonces de mucho peso. Entre los devotos más generosos se encuentran, por
supuesto, los miembros de las familias legítimas; capaces financieramente de pasar los
más altos cargos, redistribuyendo “ritualmente” parte de su poder y asegurando así
definitivamente su posición de dominio. Paralelamente, primero a principios de siglo,
luego hacia 1950, las familias de antiguos gamonales, que muchas veces quisieron
competir con las familias legítimas por el control del poder tanto social como económico,
intentan dar nueva vida a la segunda patrona del pueblo, la Virgen de la Candelaria. Vano
intento, ya que actualmente sólo la Hermandad San Miguel tiene suficiente prestigio ante
la población migrante, sobre todo entre los jóvenes, para poder influenciarlos. La
Hermandad ha reemplazado totalmente a la comunidad; ella no sólo decide los proyectos
y obras comunales sino que también los financia.
9 Pero hay nuevas formas de dominación social y entre ellas la educación.
10 En sus comienzos, los únicos beneficiados con la instalación de escuelas estatales con
colaboración del pueblo, fueron los hijos de las familias privilegiadas, lo que significó en
Acos la escolarización de los hijos de las familias legítimas, comerciantes y gamonales.
Una vez democratizada, se suponía que la educación debía dar a todos las mismas
posibilidades, pero los factores económicos siempre fueron más importantes que las
aptitudes o las ambiciones. La instrucción ha reforzado a la clase dominante y, para
conservar esta posición privilegiada, numerosos miembros de familias legítimas se han
dedicado al magisterio.
11 Abandonando cada vez más el poder comunal cuyo interés se volvió secundario y perdió
todo su contenido de prestigio, las familias legítimas, conservando el control de la
Hermandad, prefirieron una nueva forma de dominación como la educación.
12 A través del magisterio y de su nueva clientela, los miembros de las familias legítimas no
tuvieron ningún problema para reproducir una sociedad tradicional en la que la sumisión
es cotidiana. Esta elección les permitió, además, diferenciarse de los otros aspirantes al
poder; estos últimos, gamonales y comerciantes, gracias a sus ingresos económicos
comparables a los de las antiguas familias, podían convertirse en rivales peligrosos. Había
pues que marcar la distancia que separaba a unos de otros.
13 El compromiso y el discurso político, más que la política misma, fueron también un medio
de ir más allá del simple poder comunal (las familias legítimas se aliaron rápidamente a
militares conservadores). Aunque económicamente pertenecientes a la capa
económicamente privilegiada de los pequeños propietarios, rechazaron esta
254

identificación económica que los colocaba entre los comerciantes o descendientes de


gamonales. Y así después de haber elegido el magisterio, trataron de seguir dominando la
vida social del pueblo a través de un pretendido compromiso político a nivel provincial y
luego distrital: el primer alcalde de Acos en 1957 fue el director de la escuela.
14 Muy ocupados por sus nuevas actividades económicas y privados de muchos de sus
miembros que emigraban a la costa, abandonaron los asuntos comunales, considerando
su poder asegurado.
15 En 1960, cuatro años después de la creación del distrito de Acos, reaccionaron e
intentaron recuperar el control de los acontecimientos locales, ocupando la cabeza de la
comunidad y del municipio. Pero tuvieron que enfrentarse a propietarios con clara
definición política. Estos, aliados a los apristas, belaúndistas y demócratas cristianos, les
ganaron la alcaldía en 1964. La comunidad, todavía en manos de las familias legítimas y de
sus aliados, respondió oponiéndose sistemáticamente a todas las decisiones municipales,
hasta retormar el poder municipal en 1974. Las fuerzas conservadoras y las fuerzas
pretendidamente progresistas, se habían enfrentado abiertamente. Como contraparte, la
oposición se apoderó de la comunidad en 1970 para perderla nuevamente en 1972. Y se
volvió entonces a la primera situación: las familias legítimas recuperan el poder comunal
y los gamonales, con apoyo externo, el poder municipal.
16 Es notable constatar que entre 1964 y 1968, marcados por las dos reformas agrarias, los
acosinos se mostraron prudentes y conservadores. Como la elección de las autoridades
comunales venía de las bases, mientras que las autoridades municipales eran nombradas
por el Estado durante el gobierno militar, su resistencia y oposición se mostraron en el
regreso temporal de las antiguas familias a la dirección de la comunidad, pero ahora
había que contar con la ambición y poder de una nueva capa de pequeños propietarios
agrícolas “arribistas y oportunistas”.
17 En el caso de Acos, sería falso pensar que éstos estaban realmente guiados por la ideología
aprista. Es verdad que se unieron al APRA —el tiempo necesario para vencer a las familias
legítimas — pero luego adoptaron la misma política conservadora de éstas. Se adaptaron
políticamente a la situación y aprovecharon para asegurar su poder, tal como lo habían
hecho las familias legítimas al adaptarse las primeras a la economía de mercado para
afirmar su poder; unos siguieron el ejemplo de los otros y todos se mantuvieron
igualmente conservadores.
18 Dentro de esta cuestionada ideología del “progreso” ¿cómo se transformaron y cuáles son
actualmente las estructuras económicas de dominación?
19 Antiguamente, bastaba el monopolio de la tierra para asegurar la dominación económica
y el poder. Insuficiente a principios de siglo, tuvo que asociarse con el monopolio
comercial. ¿Cuál es la situación actual de estas dos formas tradicionales de dominación
económica?

La tierra
20 El mercado de la tierra está congelado. La mayoría de las tierras siguen, a través de la
propiedad o arriendo, en manos de las familias legítimas y de los últimos en ocupar el
poder comunal y municipal. Desde hace 20 años, este fenómeno es posible porque ya no se
entregan tierras a los jóvenes. Al no aceptar distribuir las últimas tierras comunales, la
comunidad los ha obligado a permanecer en ella con el status de peón, o a migrar hacia
255

Huaral o Lima. Esta situación permanece aún más estática porque numerosos propietarios
ausentes utilizan a un pariente de edad como guardián o capataz de sus tierras; los
jóvenes y los ancianos, además de los peones, son las clases menos favorecidas y más
explotadas económicamente.

El comercio
21 Además, los pequeños propietarios agrícolas pertenecientes a las familias legítimas como
a las de otras autoridades, han aunado actividad agrícola y comercial, gracias a la
posesión de una tienda, de un restaurante o de un camión. Entre ellos, algunos poseen la
mayoría de los medios de producción, al mismo tiempo que controlan su distribución
gracias a su camión o a un capital que les permite comprar en el árbol cosechas enteras,
manteniendo así bajo su dependencia a numerosos pequeños productores. Los
propietarios, que no poseen un camión como medio de presión y dominación, pueden
compensar esta limitación a través de una alianza matrimonial o compadrazgo. No es raro
encontrar este tipo de vínculos entre propietarios importantes y mayoristas, o con algún
pariente o vecino que tiene un camión, etc...
22 Como podemos ver, todos los aspectos de la pequeña propiedad, del poder y de la
economía de mercado no han sido tratados. Sin embargo, en base al estudio de Acos y
fundos aledaños, hemos logrado despejar ciertos rasgos que expondremos a modo de
conclusión.
23 En estos fundos, y particularmente en Acos, una combinación de factores ha favorecido la
aparición temprana de la pequeña propiedad privada:
• factores geográficos de las “yungas”, tierras de cultivos sagrados y su posición de “tambo”
en el valle.
• factores históricos con la llegada de mestizos, luego de “caballeros de industria” y de
gamonales.
24 Lo que también distingue a Acos de los otros pueblos parece ser la existencia de familias
legítimas. Su papel ha sido determinante en la conducción económica de la comunidad,
que hasta 1920 no existe sino por las familias legítimas.
25 Al modificar su política de alianzas matrimoniales, basada antiguamente en la legitimidad
y la propiedad terrateniente, se abrieron, gracias a uniones con gamonales y
comerciantes, a la economía de mercado y cambiaron el fundamento tradicional de su
poder. Aunque su legitimidad no ha sido nunca cuestionada y conservan la comunidad un
cierto prestigio, se verán obligadas, frente a una nueva clase de pequeños propietarios-
comerciantes, a afirmarse con otras “armas”; sobre todo, porque este grupo rival busca, a
su vez, reproducir el “antiguo esquema señorial/feudal”, creando también una especie de
aristocracia, basada no sólo en la posesión de la tierra y el origen histórico de la familia,
sino en el poder comercial y político.
26 En este conflicto que opone a los más ricos terratenientes y a los productores más
importantes, se nota la misma falta de dinamismo a nivel comunal. En efecto, estos
pequeños propietarios de tierras, portadores de una ideología conservadora, han utilizado
y siguen utilizando a la comunidad para mantener su superioridad. Controlándola,
controlan el acceso a la tierra, aseguran la distribución de su producción y justifican su
actividad comercial.
256

27 Aunque indiferentes al futuro de la capa pobre y explotada de los otros pequeños


propietarios, mantienen la existencia de la comunidad para escapar a la creación de una
cooperativa, como lo deseaba el SINAMOS hasta 1977.
28 Disolver la comunidad para crear una cooperativa que colectivizara los medios de
producción y exigiera la distribución de las tierras comunales, hubiera significado para
ellos el fin de su hegemonía tanto social como económica.
29 Manteniendo la comunidad, protegen tanto su individualismo económico como su grupo
socio-económico; y es con este fin que conservan las estructuras de dominación
tradicionales.
30 El “peligro” de la reforma agraria ya pasó y Acos se muestra hoy como el símbolo de la
ideología conservadora terrateniente. Pese a los transtornos socio-económicos sufridos,
los fracasos económicos de algunas de ellas, las “familias legítimas” siguen siendo
“legítimas” y cuando esporádicamente, en un momento de crisis, como en 1964 y 1968,
recuperan el poder, esto es considerado “legítimo” por los acosinos.

NOTAS
1. Los datos que posemos actualmente sobre esta hermandad nos permitirán, posteriormente,
continuar con la reflexión: “Mecanismos que permiten que una hermandad constituida por
ausentes se sustituya a la comunidad”.
257

Archivos y documentos

I. ARCHIVOS DE LA COMUNIDAD DE SAN MIGUEL DE


ACOS:
1 1. Libros de Actas de la Comunidad de Acos.
2 — Libro 1 1895-1923
3 — Libro 2 1923-1934
4 — Libro 3 1934-1950
5 — Libro 4 1952-1964
6 — Libro 5 1964-1977
7 2. Libros del Concejo Distrital de Acos.
8 — Libro de Actas 1957-1966
9 — Libro de Actas 1967-1974
10 — Libro de Actas extraordinarias 1969-1972
11 — Libro de los bienes de la Alcaldía 1971-1974
12 — Libro de cajas correspondientes: 1957-1963
13 — Libro de rentas locales del Concejo Distrital 1967-1974
14 — Partidas de Matrimonios 1957-1977
15 3. Archivos policiales
16 — Libros de denuncios 1941-1950
1970-1976
17 — Guardia Civil. 36 Comandancia — Puesto de Acos
Libro de Tránsito: Registro de Control de ganado en Tránsito: 1966-1976
18 4. Libro del Administrador de Agua 1964-1976
19 5. Hermandad San Miguel
20 — Libro de Cuentas 1974-1977
21 — Colaboración de Hermanos 1965
258

22 6. Archivos escolares del Centro Educativo N° 20424


23 — Libro de Sesiones del Patronato Escolar de la Escuela de primer grado de varones del
pueblo de Acos 1945-1976 y del segundo grado: 1958-1977
24 — Registro General de Matrícula y Clasificaciones 1953 - 1955 - 1957 - 1959 - 1961 - 1964 -
1964 a 1976
25 Documentos:
26 — Documento Coordinador del trabajo de planeamiento de la educación del grupo del
sexto curso — Pontificia Universidad Católica del Perú
27 — “Costumbres del pueblo de Acos” Rosa Huamán 1960

II. ARCHIVOS DE LA COMUNIDAD DE SAN JUAN DE


LAMPIAN
28 1. Traducción paleográfica de los antiguos títulos y documentos de la comunidad hecha en
1953 por la “Dirección general de Asuntos Indígenas”. (TPTAL).
29 2. Libro de Fiestas 1860-1881
30 3. Proceso de la comunidad de Yunguy contra Antonio López, ocupante del “Fundo
Huataya” desde 1907. Documento de Huacho 1914-1916
31 4. Libro de Actas para la celebración del centenario — Año 1921
32 5. Libros de Sesiones de la Alcaldía - 1921-1931; 1931-1938
33 6. Libros de Actas de la Comunidad de Lampián 1932-1952
34 7. Registro de Electores Municipales del Distrito de Lampián — 1921, 1923, 1926, 1928.
35 8. Censo general de los ciudadanos del Distrito de Lampián. 20/12/1936
36 9. Documentos judiciales relativos a los juicios seguidos por la comunidad de Lampián
para entrar en posesión de su “Fundo Huayo”
37 — Documentos del 30/4/1968 al 14/10/1969.
38 — Causa N° 3-69 -Juzgado de Tierras- Lima: del 28/10/1969 al 7/1/1971.

III. ARCHIVOS PARROQUIALES DE HUARAL


39 “Libro Parroquial de la Doctrina de San Juan flautista de Lampián”
40 1. Libro de Bautismos - 1850-1860, 1862-1870, 1872-1879, 1879-1891
41 2. Registro de Inscripciones de matrimonios parroquial de Lampián 1879 a 1940
42 3. Correspondencia - M.J. GAMARRA/I. LAUSENT Cura de la parroquia de Huaral, Chancay

IV. DOCUMENTOS OBTENIDOS EN HUACHO:


ARCHIVOS REUNIDOS POR SINAMOS:
43 1. Archivos de la comunidad de Pampas
44 Ministerio de Trabajo y asuntos Indígenas
259

45 i. “Levantamiento del plano de conjunto de las tierras de propiedad de la comunidad de


San Salvador de Pampas 1935” Memoria descriptiva de 1963
46 ii. “Dirección de Asuntos Indígenas”
47 “Reconocimiento oficial de la Comunidad de S.S. de Pampas 1943” (con plano de la
comunidad).
48 iii. “Plano de conjunto de la Comunidad de S.S. de Pampas 1964”
49 iv. “Instituto Indigenista Peruano:
50 División de Promoción y desarrollo comunales — 1948-1959
51 Expropiación del terreno denominado ANTACOTO”
52 v. “Rectificaciones quinquenales de padrones de habitantes de comunidades indígenas —
Pampas 1955-1960-1965”
53 2. Comunidad de Lampián
54 i. Continuación del juicio seguido por la comunidad para recuperar las tierras de HUAYO -
1970-1977
55 ii. Proceso entre la comunidad y los arrendatarios del “Fundo Mataca”
56 iii. Censo y datos — Plano de conjunto de la Comunidad de Lampián 1936
57 3. Comunidad de Acos
58 i. “Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas — Levantamiento del plano de conjunto de
las tierras de la Comunidad Indigena de Acos - 27.8.1937”
59 ii. “Sobre levantamiento de Plano de la comunidad de Acos ordenado por Resolución
Ministerial de 7/9 de 1937 y entregado en 1947”
60 iii. Carta del Personero de Acos: Petición de reconocimiento de la comunidad - 16/7/1946
y 8/10/1946.
61 iv. “Censo general de la Villa de Acos — 1946”
62 v. “La Comunidad de Lampián contra Benjamín Torres Mansilla y Anselmo Torres sobre
Tierras de PATERIA - 1937-1964”
63 vi. Carta al Sub-Prefecto en relación al terreno denominado PATERIA: serie de cartas al
Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas

ARCHIVOS DE LA BIBLIOTECA NACIONAL:


64 1. D 3832/1884
65 Queja de F. Espinoza de Lampián contra Mariano Vargas ex subprefecto de la provincia de
Canta.
66 2. D 4163/1884
67 Sección Crímenes y saqueos en Lampián: 2/9/1884, 13/9/1884
68 3. D 4335/1885
69 Manuscrito República/gobierno
70 Queja de J. Mercedes Espinoza contra el vecino de Atavillos Bajo, Alberto Caro por abuso
de autoridad.
71 4. D 4403/1885
260

72 Manuscrito República/gobierno: Crímenes y saqueos en Canchapilca


73 5. Manuscrito Virreynato. B. 1468/1686 Huamantagga
74 Expediente sobre la petición presentada por el Br. Fr. Sebastián Romero, cura propio de
San Juan de Lampián a fin de que se embargue los bienes de Sebastián Arroyo
arrendatario de cantidad de ganado perteneciente a esa doctrina - 11/2/1686.
75 “Se realizó para este estudio y a partir de los documentos citados (Archivos parroquiales,
Archivos comunales y municipales) las genealogías de 42 familias mestizas de 1850 a 1876
y de 28 grupos parentales, así como 67 fichas genealógicas de familias chinas”.

FUENTES Y DOCUMENTOS DE TRABAJO


76 — DESCO (División de Estudios Económicos)
77 1. “Estado y Política Agraria; cuatro ensayos:
78 Problemas de comercialización agraria”
79 Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo — Lima 1977
80 2. Esculies — Rubio — Gonzales
81 “Comercialización de Alimentos” praxis N° 8
82 Centro de Estudios y Promoción de Desarrollo — Lima 1977
83 — Dirección Nacional de Estadísticas y Censos
84 1. Censo Nacional de Población y ocupación de 1940 — Lima 1944
85 2. IV Censo Nacional de Población de 1961 - Lima 1966
86 — Instituto Nacional de Estadísticas
87 1. “Primer Censo de vendedores ambulantes de Lima Metropolitana — 1976 - Lima, enero
1977
88 (Dirección General de Censos, Encuestas y Demografía)
89 — Instituto de Geografía Militar
90 Mapa de Canta: hoja 23j - 1/100 000
91 hoja 23i
92 — Instituto Nacional de Planificación — Dirección Nacional de Estadísticas y censos
“Primer Censo Nacional Agropecuario — 2/7/1961” Lima
93 — Universidad Nacional Agraria
94 Departamento de Investigación de Frutales y Hortalizas — Departamento de Ciencias
Humanas
95 — Ministerio de Agricultura
96 — Zona agraria IV de Huaral —
97 — Oficina de Catastro Rural — Zona Agraria IV — Lima — Hoja 43 — Distrito Acos - 1/10000
- 1970
98 — Ministerio de Alimentación
99 — Oficina de Huaral —
261

100 — Lima: Dirección General de Informática y Estadística — Area de Ejecución de Mercados


e Industrias
101 — SINEA — Sistema Nacional de Estadísticas Alimentarias — Area de Informática y
Estadística en las zonas de Alimentación
102 — Oficina Sectorial de Estadísticas Informáticas — Lima 1
103 — ONEC— Oficina Nacional de Estadísticas y Censos
104 1. Censo Nacional de Población Vol. V. 1940 — Lima
105 2. Censo Nacional de Población (VII) y Vivienda (II) de 1972 - Departamento de Lima —
1974 — Lima
106 3. Censo Provisional Agropecuario 1972 — Lima
107 — ONERN— Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales
108 “Inventario de Evaluación y utilización racional de los Recursos Naturales de la Costa —
Valle de Chancay-Huaral” 1969 Lima.
109 RMN: Revista del Museo Nacional
110 IEP: Instituto de Estudios Peruanos
111 IPEA: Instituto Francés de Estudios Andinos
112 RVP: Revista Visión del Perú
113 DF: Documentation Française
114 UNMSM: Universidad Nacional Mayor de San Marcos
262

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Revista del Museo Nacional. Tomo XXVI, Lima.
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