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Isabelle Lausent
DOI: 10.4000/books.ifea.1547
Editor: Institut français d’études andines, Instituto de Estudios Peruanos
Año de edición: 1983
Publicación en OpenEdition Books: 28 mayo 2014
Colección: Travaux de l'IFEA
ISBN electrónico: 9782821845169
http://books.openedition.org
Edición impresa
Número de páginas: 424
Referencia electrónica
LAUSENT, Isabelle. Pequeña propiedad, poder y economía de mercado: Acos, valle de Chancay. Nueva
edición [en línea]. Lima: Institut français d’études andines, 1983 (generado el 14 août 2019).
Disponible en Internet: <http://books.openedition.org/ifea/1547>. ISBN: 9782821845169. DOI:
10.4000/books.ifea.1547.
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De las comunidades campesinas del valle de Chancay, estudiadas por el Instituto de Estudios
Heñíanos desde 1964, aparte de su ubicación geográfica, el tipo de tenencia y conducción de la
tierra es el rasgo distintivo de Acos.
Acos es la única comunidad campesina del Perú, onde sus habitantes poseen, además de 118.64
Has. de tierras comprendidas en sus linderos, 61 Has. en "fundos" de las comunidades vecinas y,
donde, paradójicamente, los comuneros controlan casi 40 Has. de tierras como propiedad
privada.
Isabelle Lausent, autora del presente estudio, es geógrafa graduada en la Universidad de París,
investigadora del Centre Nationale de la Recherche Scientifiquc y miembro del Instituto Francés
de Kstudios Andinos.
2
ÍNDICE
Introducción
1. Tierras y hombres
1. Las chaupi-yungas, medio insalubre para el hombre
2. Posibilidades de asentamiento humano
3. Referencias toponímicas relativas al paisaje, a la flora y a la fauna así como a las actividades y
huellas de asentamiento
4. Toponimia y huellas de asentamiento
Introducción
Conclusión
La tierra
El comercio
Archivos y documentos
Bibliografia
4
Introducción
MAPA N° 1
1 ENTRE LOS PRIMEROS decretos, promulgados a partir de 1824, está el destinado a favorecer
la transformación de las tierras comunales en propiedad privada. Según José María de
Pando lo importante era “aumentar el número de propietarios o de productores; aliviar la
suerte de los indígenas; poner en circulación y cultivo una riqueza estancada y estéril;
preparar nuevos ingresos al erario público y formar ciudadanos de la masa de (nuestros)
infelices proletarios”. (Quiroga 1915).
• Describir la evolución histórica del paso de la propiedad privada de las tierras cálidas de
yungas de quebrada, donde se encuentra Acos.
• Relacionar este proceso con el papel desempeñado por los grupos de parientes que tienen el
poder.
5
• Asociarlo con la precoz penetración de la economía de mercado, cuyos efectos se han dejado
sentir muy pronto en la comunidad.
2 A medida que nuestra investigación progresaba, nos pareció, en efecto, que en ningún
momento se podía disociar la propiedad privada de la tierra y poder (como origen o
consecuencia); que tampoco era posible separar economía de mercado y poder;
finalmente estos dos últimos aspectos no podían tratarse sin considerar la tenencia de la
tierra.
3 Siendo éste un tema nuevo en relación al conjunto de estudios hechos sobre las
comunidades del valle de Chancay, esta investigación se inscribe entre aquéllas que han
sido iniciadas desde 1964 por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) dirigidas por José
Matos Mar. Los tres grandes ejes de investigación del IEP y de la Universidad
norteamericana de Cornell habían sido definidos así:
• destacar los modelos de asentamiento de la población del valle,
• hacer un balance de las estructuras agrarias,
• estudiar los cambios socioculturales contemporáneos.
4 Finalmente, la atención se centró en 7 asentamientos humanos correspondientes a 3
comunidades de altura (Pacaraos, Huayopampa, Lampián), las haciendas Caqui, Esquivel,
Miraflores y Chancay-11o, y también sobre 2 asentamientos humanos compuestos de
pequeños propietarios y situados en el valle bajo: la comunidad costeña de Aucallama y la
irrigación de La Esperanza.
5 Esta división geográfica que opone costa y sierra no considera la parte estrecha y
encajonada correspondiente a las tierras cálidas del valle interandino o yungas de
quebrada,1 en la que justamente se encuentra Acos, a 1,650 m.s.n.m. Su situación
geográfica es el primer rasgo distintivo de Acos. Existen, en efecto, pocas comunidades
cuya existencia se remonte al siglo XVII instaladas en este piso ecológico de la vertiente
occidental de los Andes, infestado hasta este siglo por las “fiebres” y enfermedades
parasitarias, además y sobre todo sin tener acceso a otros pisos. Por otro lado, debido a su
situación geográfica, Acos, situada en la confluencia de 3 cursos de agua (el Chancay, el
Palca y el Chacur), presenta además la originalidad de ser un antiguo “tambo” y de haber
cobijado en sus “fundos” poblaciones dedicadas a los cultivos sagrados de la coca y el
maíz. Este aspecto es muy importante ya que las primeras tierras arrebatadas en el
momento de la Conquista fueron las tierras sagradas.
6 El asentamiento de Acos presenta todavía muchos aspectos originales: por una parte su
población local ha estado y está todavía dominada por las familias llamadas “legítimas”
que concentran tierras y poder, y por otra parte se basa en familias de migrantes, tanto
serranas como costeñas. La migración más interesante y espectacular fue la de una
microcolonia china cuya instalación en Acos tuvo, entre fines del siglo XIX y principios del
XX, repercusiones económicas muy importantes; chinos y miembros de las familias
legítimas se enfrentaron, los primeros para conseguir el poder económico, los segundos
para conservarlo.
7 La tenencia de la tierra y el tipo de conducción distinguen una vez más a Acos del resto de
las comunidades estudiadas por el equipo pluridisciplinario de José Matos Mar. Es, en
efecto, la única en el valle donde los habitantes poseen además de las tierras
comprendidas en sus linderos (118.61 Ha.), 61 Ha. dispersas en los “fundos” de las
comunidades vecinas, y donde, paradójicamente, los “comuneros propietarios” controlan
6
39.67 Ha. de tierra como propiedad privada. Frente a los grupos de familias legítimas que
poseen 90.25 Ha., la comunidad no cuenta sino con 8.45 Ha.
8 Debido al tema de la investigación y a la elección de la comunidad de Acos, esperamos
contribuir a un mejor conocimiento de las comunidades del valle de Chancay.
***
desaparecer una parte de los documentos y que otros fueron sustraídos a fin de eliminar
los rastros de usurpaciones.
15 Fuera de esto, los contactos personales con los acosinos han sido ricos en enseñanzas y las
personas de más edad han podido aportar testimonios orales de lo que fue la “era de la
alfalfa” y de la colonia china. Nunca se hizo un cuestionario sistemático, oral ni escrito.
16 Por último, en nuestro trabajo sobre la comercialización, hemos emprendido un estudio
de mercado del que sólo se presenta un aspecto en esta publicación.
17 Nuestro trabajo ha podido realizarse también gracias a la colaboración y amistad de los
acosinos y a la del personal del Ministerio de Agricultura (Zona Agraria IV), de la
Universidad Nacional Agraria La Molina y del Ministerio de Alimentación.
NOTAS
1. En la parte etnohistórica designaremos estas tierras con el término “chaupi-yungas” que
significa “entre cálido y frío” y que conviene a las poblaciones residentes en estas quebradas.
Posteriormente, tal como lo hacen los habitantes de la región, utilizaremos una terminología
menos rigurosa, es decir yunga y yungas de quebrada.
8
1. Tierras y hombres
MAPA N° 2
2 Los testimonios que califican como insalubres las quebradas de yungas son numerosos:
“Dicen también que la tierra donde se cría esta coca es caliente y humida y muy
enferma para los indios de la sierra y que comúnmente mueren muchos indios que
andan en el beneficio de ella, y otros cobran una enfermedad que llaman de los
Andes, que se comen las narices como el mal de san Lázaro, (...) y pues esto procede
de labrar y beneficiar la coca que es cosa muy perniciosa a los indios... El mal de los
Andes les solía venir del desmontar las tierras nuevas para plantar la coca”
(Matienzo 1567).
3 Esta enfermedad llamada “de los Andes”, y en la costa, “enfermedad de las llagas” o “de
los llanos” (Basto Girón 1957) no es otra cosa que la Leishmaniasis (Pulgar Vidal 1946).
Parecida a la lepra, impresionó mucho a los españoles, que evitaron las yungas y chaupi-
yungas. Comúnmente se conoce como uta o llaja, por el nombre del insecto que la trasmite
(la titira o Phlebotomus verrucarum) y que es el parásito del huanarpo, planta frecuente en
las yungas.
4 Muchas otras enfermedades endémicas hacen malsanas a las quebradas, por ejemplo: la
caracha (escabiosis) o disentería, el chuccho, llamada también “calenturas” en las regiones
yungas de Yauyos y Chancay.
“Tal vez en los lugares citados identificaban las calenturas con el paludismo o mal
del valle como se le llamaba también” (Basto Girón 1957).
5 Las observaciones anteriores recuerdan un hecho importante: los habitantes de la sierra y
más aún los del altiplano tenían repugnancia a cambiar de medio y permanecían lo menos
posible en las chaupi-yungas y en la costa.1
“Para que no enfermase la gente que bajaba a los llanos, se hacía sacrificios al mar
porque creían que era poderoso para sanarlos”. Juana Conua 1160, III, 18, Chancay
(Basto Girón 1957).
6 En cuanto a los costeños parece que temían menos el clima de las quebradas, pues las
enfermedades allí dominantes eran las mismas que las de sus oasis. Podían pues invocar la
protección de dioses familiares y a sus curanderos no les faltaba recursos para los males
conocidos, mientras que los de la sierra se sentían impotentes ante un mal que les era
desconocido.2
7 El carácter inhóspito de la chaupi-yunga se sufría pues con mayor o menor intensidad
según se procediera de la sierra o costa. Sin embargo, este medio es en general insalubre.
8 ¿No se podría, en este caso, plantear la hipótesis de que la ocupación de estas yungas de
quebrada no fue el resultado de una colonización espontánea y permanente? Parecería
entonces posible sugerir que las poblaciones asentadas en las yungas corresponden a
grupos desplazados temporalmente para cultivar allí la coca. En este caso, dichos grupos
debían llevar con ellos los productos de su piso de origen, o bien ser aprovisionados por
miembros de su etnía.
(?) Este signo convencional muestra que la hipótesis considerada no se excluye totalmente por falta
de informaciones complementarias, pero que se ha preferido otra posibilidad más acorde con los
factores considerados determinantes para este medio.
humano cerca a las orillas de los torrentes, eran algunas terrazas aluviónicas, siendo
necesario que no fueran sólo zonas rocosas sino que estuvieran fuera del alcance de las
inundaciones. Estos lugares privilegiados fueron seguramente consagrados
prioritariamente a la coca y se puede pensar que las poblaciones se instalaron más bien en
los rellanos de las vertientes o en terrazas de confluencia.
17 El mapa 3, por su parte, muestra los restos reales del asentamiento humano prehispánico.
Lo que sorprende es, en primer lugar, la densidad de los andenes construidos en las
vertientes y la gran cantidad de lugares que testimonian la antigua presencia humana, sea
por las construcciones (casas de piedra más o menos grandes y “chulpas”), sea por su
misma toponimia.
18 Finalmente, debe señalarse la presencia conjunta de casas, abrigos, terrazas y tumbas en
la región de Acos, en el lugar donde los ríos Palca, Chucar y Lampián aportan sus aguas al
Chancay. Esta triple confluencia que se realiza solamente en 6 kms. de largo, es la primera
de este tipo que se encuentra ascendiendo desde la costa. Este fenómeno hace pensar que
se trata de un importante nudo de comunicación en el valle.
19 El estudio de la toponimia de esta parte de la quebrada yunga confirma la hipótesis de un
antiguo asentamiento humano y trae indicaciones complementarias al respecto.
primera versión, debe aceptarse que esta terraza fue uno de los numerosos espacios
sagrados que se encuentran esparcidos en las quebradas yungas. Paria coto —1 — : Según
Villagómez (1919), “paria” quiere decir tierra extraida de las minas, de allí la
interpretación: monte de los residuos de minas. Si no, se puede tratar simplemente del
monte de los pájaros (Espinoza Galarza 1973). Carbón monte —1 — : los habitantes lo
llaman también “carhua (n)” monte. Carhua(n) monte — 1 —: más acertada que monte
amarillo parece la interpretación de Aguilar Páez (1970). Carhuan viene de “charan” que
significa lodazal, y justamente este rellano bordea el curso de agua y su base se inunda a
menudo. Antacoto — 1 —: Anta tendría dos sentidos (Santillán 1950): animales como la
vaca, mineral de cobre (en el sentido más común). En cuanto al término coto, puede ser un
simple monte, rellano o terraza, o como lo piensa Villar Córdova, un espacio sagrado, un
adoratorio:
“donde se halla situada alguna aldea que forma parte de una ciudad o marca”
(Villar Córdova 1935).8
MAPA N° 3
b. Flora y fauna9
32 Además de los numerosos términos como: Pacas, Acay, Cabulla, Chirimoyo, Guayabo,
Tunas, Molle, Lúcuma, etc., la toponimia permite una aproximación más detallada
todavía:
33 Picanchinche — 1 —: maíz molido con una hierba odorífera (Tagetes alliptoca) (Espinoza
Galarza 1973). Hualhuarache — 1 —: lugar donde se cosecha una planta odorífera (Psoraela
glandulosa) (Espinoza Galarza 1973). Mantaga + —1 — : viene de manta que significa, dulce
delicioso y de tánger, fruta llamada también “zarzamora” (mora salvaje — Rubus roseus).
Esta traducción ha sido preferida a tanka que significa: lugar de arrepentimientos, que
14
c. Actividades
39 Marcahuasi — 1 —: casas del ayllu. En ciertos casos “marca” también puede significar:
colonia (Espinoza Galarza 1973). Este pueblo, por su posición y su estructura, plantea
muchos problemas. Su construcción recuerda bastante la de los pueblos fortificados y
establecidos hacia los 3,600 m.s.n.m. Los restos de muros de piedra que subsisten sugieren
casas de por lo menos dos pisos. El pueblo está cortado netamente en dos por un camino,
y, sobre las casas, contra la pared rocosa, invadido de escombros, se encuentra un
cementerio compuesto de numerosas chulpas redondas, de unos 0.80 m. de altura y
diámetro. Marcahuasi parece aislado, arrinconado entre una vertiente abrupta y el curso
alto del Chancay. Hacia arriba, la pendiente hace muy difícil el acceso a otra terraza
aluviónica llamada Obraje, sobre la que hay antiguos andenes y chulpas. Hacia abajo, un
camino que sigue la ladera, une Marcahuasi a Antacoco. Ahí, cerca de un reservorio
prehispánico y de algunas casitas de piedra totalmente destruidas, existen ruinas sobre
las que se ha colocado una cruz muy reveladora de lo que hay en la enorme terraza
inferior. En efecto, quedan los restos de una imponente construcción, pero de otro tipo,
con base de piedras y muros de adobe que se dice fue hecha por los curas. 12
40 La casa-hacienda habría pertenecido a una orden religiosa. ¿Sería como en Obraje, a la
orden de los franciscanos? En cuanto al sitio mismo de Marcahuasi es inesperado. Su
situación en un medio sometido a inundaciones, insalubre y sin espacio, se explica
defícilmente. Su disposición es también un enigma: dividido en dos por una vía central
con un cementerio a su alrededor, hace pensar por su estructura en una “reducción”
española dominada, por un lado, por un obraje y, del otro, por un espacio sagrado
ocupado por una orden religiosa. Se recuerda entonces la lista de las “reducciones”
formadas por los españoles hacia 1570 en esta parte de Atavillos Bajos. Entre los ocho
pueblos entonces creados, uno desapareció inmediatamente después de su fundación, del
que no existe mención mayor en los archivos: San Gregorio de Antacoto (Degregori y
Golte 1973). Entonces es muy posible que aunque aparezca bajo la forma de un
establecimiento prehispánico, Marcahuasi haya sido una tentativa de reagrupamiento de
poblaciones chaupiyungas,13 antes dispersas sobre la margen izquierda de esta quebrada,
intento fracasado a causa de la mala ubicación y de su dificultad de acceso.
41 Construido sobre la terraza de la margen derecha, Acos no ha conservado mayores
vestigios de establecimiento prehispánico, aunque es seguro que el sitio estuvo ocupado
antes de la llegada de los españoles.14 Para Acos, a la traducción corriente de arena o limo,
se preferirá la de Espinoza Galarza:
42 Acos — 1 —:
“Acos, en el caso de Canta es de origen aymara y deriva de Aco que significa
Hombre. Otros piensan que deriva del Cauki con el mismo significado de hombre. La
“s” terminal es plural castellano”.
43 A igual distancia entre dos antiguos tambos,15 uno costeño: San Miguel (1,000 m.), el otro
último pueblo antes de llegar al altiplano: San Miguel de Vichaycocha, San Miguel de Acos
puede también haber sido un tambo16 ya que, como importante eje de comunicación,
nunca ha dejado de ser un sitio de etapa.
44 Los principales caminos incas son los que recorren la sierra y el que sigue la costa. Entre
ambos ejes se encuentran numerosas ramificaciones que, a través de los valles
interandinos, unen costa y sierra. En el caso del valle de Chancay, el camino pasa por
Huaral viejo, Lumbra y Acos. Enseguida parten varios caminos, hacia Huánuco y Bombón
por la margen derecha o hacia Huancayo o Cusco siguiendo la margen izquierda.
16
45 Huamanmarca —2 — : territorio del ayllu del águila o halcón. Esta vez el ayllu se
encuentra en la terraza que desciende a Anta-coto, frente a Acos. Se sabe que las
poblaciones chaupiyungas estaban organizadas en clanes totémicos, de ahí la costumbre
de atribuir un emblema animal no sólo al linaje, sino también a los lugares sagrados y al
área de la población.
46 En el valle mismo, este hecho está ilustrado por una leyenda que describe una guerra
entre dos tribus en tierras de yungas: la tribu Chaucarrume (dependiente del actual
pueblo de Chaupis) tenía por totem al puma, mientras que la de Piscocoto adoraba la
serpiente, amaru, (también venerada por los Incas). Transformándose en un torrente
impetuoso, la serpiente impidió a los Chaucarrumes que pasaran a la otra vertiente e
invadieran las tierras de los Piscocotos. Este torrente se llama también Añasmayo o
torrente de los zorrinos (añás), animal totémico importante en la mitología yunga
(Arteaga León 1976).
47 Tambo silencio —2—: al centro de la terraza redonda empedrada, justo al final de un
camino escarpado y duro, se encuentra una construcción aislada. Sin duda, como lo
prueba el término “silencioso”, este tambo dejó de usarse después de la llegada de los
españoles.
MAPA N° 4
definitivamente de tres chacras de coca, Quilla, Sullca y Colipa, el curaca principal de los
Piscas, Alonso Pariacaca (o Pariasca) mata en el pueblo de Cuyan a su primo paterno,
Carayuna. El juicio por los españoles tiene lugar en los pueblos de Rauri y Cuyan; la
reconstrucción del crimen en Guanchocalla y Cuanchuy. Se trata de un conflicto debido a
la apropiación por los curacas de tierras que pertenecían a toda la etnía y de las que no
habían sido sino depositarios. En el vecino valle del Chillón, donde había un asentamiento
multiétnico, con la presencia de mitimaes y de miembros de los grupos serranos locales,
los curacas, jefes de ayllus, se apropiaron desde los primeros tiempos de la conquista
española de parte de esas tierras, al mismo tiempo que del trabajo de yanaconas 19
encargados anteriormente de cultivarlos para toda la etnía. Ha ocurrido, pues, el mismo
fenómeno en los valles, lo que prueba la rápida conversión a la propiedad privada y el
naciente individualismo que se percibe a través de los conflictos entre curacas.
59 Sin embargo, y considerando que los Atavillos y los Piscas pertenecían a dos etnías
distintas, pensamos a diferencia de María Rostworowski que tal vez hubo también en el
valle de Chancay un asentamiento multiétnico.
“Se desprende del documento que las tierras estaban en poder de personas y no de
grupos y que el más poderoso había despojado de sus bienes al que no lo era. Para
que este caso corresponda al de una colonia vertical hace falta uno de los requisitos
principales, o sea el de ser multiétnico”. (Rostworowski 1973: 216-217).
60 Ahora bien, la localización de las tierras, objeto del litigio lleva a sostener otra hipótesis,
ya que tres de estas tierras han podido ser ubicadas.
61 El crimen se produjo en el pueblo de Cuyan; se trata de Cayan, que se encuentra en la
quebrada de Pacaybamba, a una altura ideal (1079 m.) para el cultivo de la coca. Guanchuy
o Huanchuy, en la misma quebrada, existe hasta hoy: es un lugar donde todavía subsisten
numerosas ruinas prehispánicas. En cuanto a Rauri, ya no se le encuentra situado en esta
quebrada adyacente, sino en la quebrada principal del río Chancay, poco más abajo del
pueblo de Acos. En este mismo Rauri quedan algunas huellas del “pueblo” si fue allí donde
se habría llevado a cabo el juicio.
62 ¿Estaban las chacras de coca situadas en la quebrada de Pacaybamba? Si es así, es
interesante notar que los Piscas poseían tierras chaupi-yunga en la margen izquierda del
Chancay, que pertenecían teóricamente a la “etnía” de los Atavillos. Si, por el contrario,
los cocales se encontraban cerca de Rauri, los Piscas permanecían en su territorio, y es
entonces difícil explicar por qué el conflicto tuvo lugar en esas yungas de Atavillos.
63 De hecho, el segundo documento menciona Rauri como un maizal de los Hanan Piscas y la
toponimia en los alrededores de Cayan evoca el cultivo sagrado de la coca, así como los
ritos ligados a este cultivo (Cayan viene de Caljan, lugar de invocación a las huacas). La
segunda interpretación parece pues la más verosímil: confirma que pudo haber
asentamiento multiétnico en los “islotes” de yungas, lo que también se nota en el mapa de
la región de Acos, donde el territorio de Marcahuay se extendía a ambas márgenes del
Chancay.
64 Documento N° 2: encontrado por Carlos Degregori y Jürgen Golte en los archivos comunales
del pueblo de Pacaraos (Degregori y Golte 1973), relata un conflicto iniciado en 1596 y que
sólo concluye en 1687. Este conflicto revela el apego de los indios de la parte alta del valle
a la posesión de tierras chaupi-yungas. Los Hanan Piscas, agrupados por la política de
reducción de los españoles en territorios limitados desde el punto de vista ecológico,
quisieron recuperar el acceso a las tierras de Rauri, donde afirmaban haber cultivado
siempre maíz. “Los Hanan Pircas piden y obtienen a cambio de su trabajo, chacras de maiz
19
NOTAS
1. Según Anne Marie Hocquenghem (tesis doctoral sobre la iconografía mochica) el mar, la
Mamacocha, representa la muerte y la costa el dominio de los muertos, de allí esta aversión.
2. En la costa se veneraba sobre todo a Pachacamac (creador de la tierra), al igual que a
Vichaycocha en la sierra; Pachacamac también era solicitado como dios curador, cualidad que
correspondía al dios Huari de la sierra.
3. Se piensa que la mayoría de ellas estaban ya “muertas” sólo algunos años después de la llegada
de los españoles, debido a epidemias y fugas de poblaciones.
4. Una excepción es el caso de Marcahuasi en el valle de Chancay y frente a Acos; pueblo de
piedras a 1,600 m. cuya historia es difícil de describir.
5. A este respecto se presenta un problema; parece que el clima de esta vertiente occidental de
los Andes ha cambiado durante estos últimos siglos (Juan de Matienzo describe el invierno
lluvioso de la sierra, comenzando en octubre y terminando en marzo) de manera que no se sabe
hasta qué altura las chaupi-yungas habrían gozado de un clima suficientemente seco que
permitiera la construcción de casas de cañas o bambú. Actualmente las chaupi-yungas situadas
entre 1,200 y 1,700 m. reciben en invierno frecuentes lluvias. Si el clima no ha cambiado desde
esa época es difícil concebir en esas chaupi-yungas un habitat únicamente vegetal a menos que
no haya sido sino temporal.
6. La toponimia ha sido tomada en el mismo terreno. Los topónimos en su mayoría quechuas han
sufrido algunas alteraciones a lo largo de los siglos. Algunos son fáciles de comprender, otros
necesitan más prudencia. Para cada uno de ellos se mencionará la referencia bibliográfica y la
elección hecha en la acepción de la palabra. Ejemplos de deformaciones encontradas en Espinoza
Galarza 1973: Collpa viene de Jollpa, Huala de Hualay o Huaray; arampacay se ha transformado en
aracay y ccarccoyo es otra forma de qarqoy o jarjoy, pongo es una deformación de puncu.
7. La cifra que sigue permitirá localizar mejor dichos lugares en el mapa; corresponde a:
—1— Acos y la zona yunga de la quebrada principal. —2— alrededores de la quebrada de Chacur.
—3— alrededores de la quebrada de Palca. —4— fundo y quebrada del río Lampián (margen
derecha). —5— quebrada Añasmayo. —6— quebrada de Huataya-Yunguy. —7— quebrada de
Pacay-bamba.
8. El autor piensa que el “wacoto” (después de la muerte, las almas debían errar, solitarias, hacia
el “wacoto” o camino de los muertos) pasa del valle de Canta al de Chancay. En efecto, se cuenta
una gran cantidad de lugares llamados Coto o Cuto con ruinas: Cuto en Pampas, Llipancoto,
Challan-coto (Huayopampa), Acocoto, Sococoto, Pumacoto, Ayacoto, Vilcacoto, Pish-cocoto y
20
finalmente el pueblo de Coto, situado sobre las ruinas de una antiquísima población aymara.
Agregamos a esta lista Antacoto —1— terraza sobre la que subsisten algunas ruinas y tumbas.
9. La interpretación y la traducción de los topónimos seguidos de un signo + son mucho menos
seguras. Conociendo casi todos estos lugares, la elección se ha hecho en función de lo que parecía
más verosímil.
10. Aunque ya no queda casi nada de estos depósitos Pizarro dice haberlos visto. “Y estos
depósitos ya dichos que tienen los yungas en la sierra, los indios comarcanos a ellos los toman y
los llevan al Cusco”.: (Pizarro 1571: 73).
11. Sólo han sido retenidos los sitios observados sobre el terreno y conocidos por los habitantes
de los pueblos. Las ruinas situadas en las quebradas de Yunguy y de Pacaybamba, poco conocidos,
no son mencionados en este trabajo. Los asteriscos indican que en esos lugares se encuentran
huellas de asentamiento humano, como casas, cementerios, templos o andenes.
12. Son las piedras del sitio destruido que han servido para hacer estas bases y para construir los
bellos muros que la rodean.
13. En efecto hay que distinguir la margen izquierda que formaba parte de un reino Atavillos y
que englobaba el valle adyacente del Chillón (margen derecha solamente), de la margen derecha
dependiente del cacicazgo de los Piscas.
14. Según los documentos a los que hemos tenido acceso, Acos ha sido siempre un centro de
población importante y sobre todo un sitio de etapa. La ausencia (aparente) de ruinas, se puede
explicar así: 1. un habitat construido en su mayoría con material ligero; 2. el deseo que han
manifestado, desde principios del s. xx las autoridades progresistas, de modernizar el pueblo. Por
ejemplo en 1930, algunas casas viejas fueron destruidas para agrandar o abrir nuevas calles y tres
años antes el pueblo había sido incendiado para luchar contra una epidemia de peste bubónica.
15. Los tambos podían estar situados cada 3, 4, 5 ó máximo 6 leguas uno de otro.
16. Es curioso encontrar estos tres pueblos bajo la protección de San Miguel. Es posible que este
santo haya sido elegido porque se trataba de antiguos tambos; en efecto, es el patrón de todos los
tenderos y comerciantes (véase Foster, 1959). Otra suposición: esta margen derecha del Chancay,
sobre todo en la parte alta de los Hanan Piscas, ha estado dominada por la orden de los
mercedarios, cuyo patrono era San Miguel.
17. La margen derecha del Chancay pertenecia a la etnía de los Piscas, dividida en Hanan Piscas,
que habitaban la parte alta del valle, y Hurin Piscas, que ocupaban la parte media de aquél. Los
Hanan Piscas fueron reagrupados en ocho reducciones y los Hurin Piscas en cuatro. Entre los
cuatro pueblos así creados, no se menciona a Acos. Sin embargo, tenemos un documento que data
de 1680, en el que Acos es un pueblo donde se detienen los religiosos, antes de subir hacia
Lampián u otros pueblos.
18. Los Yauyos conquistaron los valles de Lurín y Rimac y fueron detenidos en la parte superior
del valle del Chillón por los Chocorbas, los Chancas y los Yaros. Luego, aliados de los Incas, fueron
enviados por éstos como colonos o Mitimaes a ese último valle. (Gentille Lafaille 1977).
19. Estos yanaconas, enviados por sus ayllus para cultivar las tierras de chaupi-yunga,
permanecían ligados a su grupo de parentesco. Poco a poco, habrían perdido este lazo, para
convertirse en trabajadores dependientes de los curacas.
20. Los tocados diferentes según los grupos étnicos permitían distinguirlos. Por ejemplo la tribu
de los Huacra Chuco, de la de los Huamachuco cuyo tocado estaba coronado por una cabeza de
halcón.
21
7 En el siglo XVI es difícil diferenciar el status de estos “criados heredados” que dependen
de los curacas o que cultivan estas tierras de yungas. Para Matienzo, los yanaconas se
transforman pronto en camayos, especie de feudatarios que reciben una tierra a cambio
de su trabajo para los indios o mestizos; y es difícil diferenciar estos dos grupos. Venidos
de la sierra a las yungas, algunos de estos indios se mantuvieron al servicio de un curaca,
mientras que otros se emanciparon y vendieron su fuerza de trabajo a cambio de parte del
usufructo de una parcela.
8 Se imponen así nuevas relaciones entre los propietarios de la tierra y quienes las trabajan;
pero cualquiera que sean estas formas “las contrataciones entre los indios y sus amos no
pueden ser muy libres de fuerza y de opresión” (Matienzo 1967: 180).
9 No sabemos nada de los indios encargados de cultivar maíz en Rauri; pero puede
suponerse que quienes escaparon a la mita, a las enfermedades, permanecieron
seguramente al servicio de los Pariasca, que en 1789 todavía poseían esas tierras.
10 Más que por la supresión del servicio personal gratuito, el siglo XVII se caracterizó por las
“composiciones de tierras”. Así, en 1647, se lleva a cabo la “visita y composición de
tierras” de Manuel del Castillo, seguida en 1659 por una nueva campaña de extirpación de
idolatrías.3 También fue el siglo de la penetración en las comunidades de “vecinos”
españoles o mestizos en busca de tierras y poder. Así comenzó un largo proceso de
usurpación de tierras, gracias a estas “composiciones de tierras”. Pero las quebradas, más
que un bien económico, representaban para caciques y principales el símbolo de la
permanencia de un poder pasado y presente. Abusando de la fuerza de trabajo gratuita,
fueron los únicos, con algunos mestizos, en seguir cultivando estas tierras. La comunidad
pareció renunciar a cultivarlas y a reivindicarlas, aunque sin olvidar sus derechos sobre
estas yungas.
11 A finales de siglo, la demanda de maíz aumentó; por lo que la parte baja de las vertientes
irrigadas de la quebrada volvió a su antiguo destino y las yungas atrajeron nuevos
mestizos. Ya se observaban conflictos entre arrendatarios y usurpadores, que al principio
se originaban sobre todo por la usurpación de pastizales o de rebaños comunales, ya que
la ganadería era el sustento de la economía comunal.
12 Cuando en la segunda mitad del siglo XVII, los fundos fueron nuevamente ocupados para
cultivar el maíz en los antiguos andenes, o para trabajar pequeños cañaverales, las
comunidades intervinieron e intentaron oponerse a esta usurpación. Así, los Piscas de
Pacaraos se levantaron para defender sus tierras de Rauri-Acos contra “una morena y un
mestizo” (Degregori y Golte: 1973). Pedro Sondor, “Cacique principal y gobernador del
pueblo Santa Lucía de Pacaraos” relató los hechos de la siguiente manera:
“...una morena se introdujo en dichas tierras, pretendiendo que el medidor de
tierras se las había entregado, y a su muerte (se introdujo) un mestizo valiéndose de
su matrimonio con una india cacique4 de dicha doctrina (Pacaraos), y que dicha
morena había nombrado su heredero y ejecutor testamentario (...) lo que no puede
ser ya que en caso que la morena estuviera en vida hubiera sido despojada de sus
tierras en virtud de la Real Cédula de su Majestad... con el fin de que sean
restituidas a los indios las tierras que les habían sido asignadas por legítima
Repartición”. (Piel 1975: 180).
13 Aunque en apariencia conocía las leyes y los derechos de las comunidades, el cacique no
pudo impedir que el mestizo se apoderara de esas tierras cercanas a Acos. Si lo que dice
Sondor es exacto, resulta que en una primera visita las tierras de Rauri fueron registradas
e incluidas en los linderos comunales, aunque “físicamente” estaban fuera de ellos.
23
14 Otra observación respecto a este documento: en esa época, los mulatos y negros no tenían
derecho a residir en los pueblos; al instalarse en esta quebrada, no lejos de un núcleo
poblado como Acos, esta mujer que quebrantaba la norma supo aprovechar de su
condición de mestiza.
15 Es en esta época, en 1686, que por primera vez un “nombramiento de Notario” menciona
la existencia del “pueblo de San Miguel de Acos, anexo a la doctrina de San Juan de
Lampián”.5 Este anexo parece haberse originado en el lugar de un antiguo tambo, más que
en un simple caserío. En efecto, un documento notarial del 16 de febrero de 1687, hace
constar que una reunión entre “Mayordomos, Gobernadores” y otras autoridades, ha
tenido lugar en “el cementerio de la iglesia de Acos”; y aunque Lampián era “cabeza de
repartimiento”, este tipo de reuniones se llevaban a cabo de preferencia en Acos. Se
puede suponer que gracias a las “ordenanzas de tambos” promulgadas por Vaca de Castro
en 1543, y sobre todo gracias a su situación estratégica y a su población ya formada, Acos
pasó del rango de tambo al de pueblo, sin dejar de sumplir su función de tambo, descrita
así: “Estos tambos debían ser centros de aprovisionamiento, ubicados en lugares
estratégicos. Las famosas “ventas”, con el objeto de servir de bases de alojamiento,
comida, forraje y defensa, fueron servidas por mitayos indígenas”. (Matos Mar 1964: 303).
16 Juan de Matienzo escribe a este respecto:
“Las audiencias proveían que se pueblen los lugares de los indios en los mesmos
tambos o cerca de ellos, habiendo comodidad para ello...” (Matienzo 1967).
17 Un cronista del siglo XVII que recorrió el valle, agrega:
“En todos los tambos hay mita de indios que están allí depositados para el servicio
personal de los pasajeros que caminan de unas tierras a otras, y luego en entrando
el pasajero en el tambo acude un alcalde de indios que allí asiste y le da indio para
que lo sirva”. (Anónimo 1958: 74).
18 Instalados en las quebradas, como en Antacoto, los religiosos parecen defender muy bien
sus intereses; en las comunidades de vertiente, sin embargo, los bienes de la iglesia son
codiciados por mestizos.6 Así, siempre en 1686, se asiste a un intento de usurpación del
rebaño de esta misma doctrina de Lampián:
“digo: que Sebastián Arroyo, mestizo del pueblo de San Juan de Coto, en dicha
doctrina se ha introducido por arrendatario de cantidad de tres mil y más cabesas
de ganado obejuno (y ganado caprino) pertenesientes a la Iglesia de San Pedro de
Carac”. (Documento de la Biblioteca Nacional titulado: “Expediente sobre la
petición presentada por el Br. Fr. Sebastián Romero, cuya propio de San Juan de
Lampián a fin de que se embargue los bienes de Sebastian Arroyo arrendatario de
cantidad de ganado perteneciente a esa doctrina”. “Huamantanga Fevrero, 11 de
1686”).
19 Este mestizo, que ocho años antes era “administrador de la iglesia de Carac”, empleaba en
1686 a cuatro pastores indios y controlaba unas 3,285 cabezas de ganado. Habiéndose
calculado el arriendo en 887 pesos y tres reales, las autoridades comunales y religiosas
tomaron en pago su casa y su rebaño personal, es decir 450 cabezas de ganado. La iglesia
entregó entonces a las “Cofradías del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora de las
Animas”, este bien y lo confió a un “indio pastor de la iglesia de Carac quedando al cargo
de Mayordomo”.
20 Es necesario señalar que una rama mestiza de la familia Arroyo, originaria de Coto, se
instaló en Lampián y luego (o simultáneamente) en Acos, seguramente ya desde el siglo
XVIII; en todo caso, en 1850 era una de las familias más poderosas de Acos y, gracias a sus
24
vínculos matrimoniales, una de las principales aliadas de la antigua familia de los Pariasca
(véase capítulo iv).
Veamos pues cuáles fueron las tomas de posesión legales o ilegales, así como los conflictos
que opusieron a comunidades, mestizos y órdenes religiosas (ver mapa 5). El 20 de abril de
1718 se realizó la “Solicitud para el reconocimiento de las tierras de la Repartición de
Lampián ante el Juez para la Visita de Venta y com posición de tierras de esta Provincia
de Canta”: 9 “... y por cuanto queremos excusar los costos de la mensura para nuestro
Repartimiento ofrecemos voluntariamente servir a su Majestad con I y 38 pesos de a 8
reales * de donativo a su Majestad por todas de aquellas sobras y demasías que podemos
tener en dicho repartimiento según la Real Ordenanza”.
MAPA N° 5
53 Es sorprendente que las reivindicaciones no fueran hechas por autoridades locales sino
por religiosos.
54 Algunos informes llegaron hasta los archivos de Lampián, pero a semejanza de muchos
juicios se conservan en forma fragmentaria, por lo que no ofrecen una visión completa de
la evolución del litigio.
55 Documento del 17 de febrero de 1721:
“A Usted Señoría Ilustrísima pide y suplica haya por demostrados dichos
instrumentos y en su virtud se sirva de mandar que cualesquiera sacerdote o cura el
más de inmediato a la Doctrina del dicho licenciado don Bartolomé de Rivas 15
debajo de todas censuras que fuese requerido le notifique que deje en quieta
posesión a mis partes, y que usen libremente de todas las tierras 16 pastos y además
que se contienen en dichos instrumentos con apercibimiento que será aclarado por
descomulgado lo contrario siendo, y que si tuviese alguno que pedir lo haya y use
del derecho dondes les convenga, pide justicia lo cual espera de la grandeza y pieda
de Usted Señoria Ilustrísima y que el decreto sirva de bastante despacho en autos”.
56 Con este documento, el frayle de Lampián intenta neutralizar la acción emprendida por el
cura de Ihuarí, Bartolomé de Rivas, para apoderarse de las tierras de Yunguy.
57 Cabe preguntarse si estas tierras sagradas de yunga no habrían sido asignadas a la Iglesia
luego de las “reducciones” y de la extirpación de las idolatrías, lo que explicaría porqué
dos religiosos las reivindican. Puede suponerse que pertenecieron a diferentes ayllus y
que con las “reducciones” pasaron a Lampián e Ihuarí, según se infiere del litigio entre
dichos religiosos. Esto explicaría por qué dos comunidades quisieron hacer prevalecer sus
derechos prehispánicos sobre sus antiguas tierras sagradas.
improbable que simples indios del “común” aprovecharan de este desalojo; si lo hubo los
beneficiados fueron seguramente mestizos o religiosos.22
69 Cabe agregar una segunda observación sobre esta “reducción”, que ocurrió justamente
cuando Aucallama se despobló y desapareció.
70 En 1561 los españoles crearon el “pueblo indígena” o “República de Indios de Aucallama”.
Originalmente, en este pueblo, convertido en “Comunidad Indígena” en 1572, se dio el
reagrupamiento de cuatro ayllus (Matos Mar 1964): Pallpa, Caqui, Pasamayo, Aucallama,
que en 1516 reunían una población de 1,000 indios. En 1573, debido a epidemias y fugas,
sólo quedaban 837 y durante el siglo XVII, Santo Domingo el Real de Aucallama se fue
despoblando, hasta desintegrarse.
71 En 1642 hubo entonces una repartición y distribución de las tierras vacas por la partida de
numerosos indios, en beneficio de españoles y mestizos. Finalmente en 1712, muchas de
estas tierras fueron sacadas a remate y adquiridas por pequeños propietarios. En 1723
Aucallama habría desaparecido como comunidad indígena. Sin embargo, en 1792
(Celestino 1976) existía un núcleo de población compuesto de la siguiente manera: 2
curas, 32 españoles entre hombres y mujeres, 72 indios entre hombres y mujeres, 42
mestizos entre hombres y mujeres, 410 esclavos negros (fugados).
72 Después de haber dudado de este traslado de Yunguy a Auca-llama se pensaría,
comparando el número de indios registrados en 1712 con el de 1792, que sí ocurrió. Las
cifras pasan de 8 indios originarios de Aucallama, más 10 indios forasteros, es decir de 18
indios a 72 en 1792.
73 Lamentablemente, no conocemos ningún documento que pruebe este traslado y las
siguientes preguntas siguen sin respuesta: ¿obedeció a la necesidad de tierras de los
habitantes de Lampián? ¿Fue sólo un medio para que los mestizos acapararan las tierras
de yungas de quebrada? ¿Se intentó realmente en esa época repoblar Aucallama?
74 De los documentos de archivos sobre los fundos cercanos a Acos, se ha podido constatar
tres tipos de conflictos propios del siglo XVIII: los de los mestizos que usurpan las tierras
de yunga y se enfrentan a las comunidades; los de los caciques que las utilizan en su
provecho personal; los que enfrentan a dos comunidades que persiguen un mismo fin,
pero que en realidad son manipuladas por caciques o religiosos que quieren apoderarse
de esas tierras.
75 Exceptuando algunos conflictos que dieron lugar a juicios, existían desde el siglo XVII
otros medios para acceder a la propiedad privada de la tierra (Spalding 1974 y Celestino
1976).
76 La forma más simple era la adquisición legal de la parcela por compra; pero en esas
regiones las transacciones en dinero no eran todavía muy corrientes y no era raro que un
comprador pagara una chacra con ganado, que tenía un fuerte valor mercantil.
77 Este tipo de transacciones fue muy limitado, la compra-venta de la tierra era muy
restringida. En efecto, sólo caciques, mestizos y comerciantes podían tener acceso al
mercado y ejercer su control, ya que gracias a un capital líquido o en tierras 23 y al
endeudamiento podían monopolizar el máximo de tierras y hacer fluctuar el mercado.
Más importante que la adquisición por venta, la práctica del endeudamiento permitía
obtener tierras. Ahora bien, las costumbres y exigencias socioculturales hacían necesario
recurrir al endeudamiento; era corriente endeudarse para pagar, después del entierro ya
bastante caro, las conmemorativas misas de difuntos; pagar a los comerciantes y
31
artesanos; pasar el cargo de mayordomo, pagar los gastos de un juicio. La vida comunal
estaba llena de conflictos que era necesario solucionar con la ayuda de un “tinterillo” y
los gastos eran fuertes. Los usureros eran numerosos.
78 Para un hombre del “común” era difícil liberarse de estas deudas. Para acceder a los
cargos honoríficos si no tenía capital, necesitaba recurrir a un préstamo.
79 Existía, pues, un mercado de tierras, aunque limitado a un pequeño grupo. No se sabe bien
cómo y con qué ritmo circulaban estos bienes; quizás, como en el caso de las grandes
familias terratenientes de Acos o Lampián —descendientes de caciques y de mestizos—
puede suponerse que hubo una cierta estabilidad en la transmisión de la tierra (los
Pariasca poseyeron las mismas tierras hasta el siglo XX) mientras que en el caso de las
familias mestizas recién llegadas hubo cierta inestabilidad.
80 A fines del siglo XVIII, Acos, centro de trueque y comercio, pequeño pueblo de yunga de
quebrada dedicado a la agricultura, aparece como una comunidad más entre “las
comunidades de pequeños usufructuarios, colectivistas e independientes, de la tierra de
los pueblos de reducción” (Piel 1975).
81 Con la presencia de estos arrendatarios, pequeños propietarios, comerciantes y artesanos,
se esbozan en el marco comunal las estructuras sociales nacidas de “castas”, que se
confirman en el siglo XIX, al mismo tiempo que se amplía el mercado de tierras.
NOTAS
1. Puede haber sido su cuñado.
2. La coca “coxese un año tres veces y aún en quatorce meses quatro que llaman mitas”
(Matienzo [1567] 1967).
3. Visitador D.J. Sarmiento de Rivera en 1659; esta campaña será seguida de la extirpación de la
Huaca Yanamaran de San Agustín, por la orden de los mercedarios (Fuenzalida, Villarán, Valiente
y Golte 1968).
4. El cacicazgo se transmitía tanto por el hombre como por la mujer, al menos durante la época
colonial.
5. Documento de la Biblioteca Nacional de 1687: “papel” del 16.2.1687.
6. La “Real Cédula” de 1609 permitió a los mestizos y blancos de rango inferior, como los
artesanos que formaban “el orden servil”, hacer fortuna en la agricultura, las minas y las obras
públicas.
7. Esta observación de María Rostworowski sobre el siglo XVI es todavía válida para los siglos XVII
y XVIII e incluso para el XIX : “A mediados y fines del siglo XVI, aún se conservaba el recuerdo de
cada chacra que había pertenecido ya sea al soberano o al Sol, hecho confirmado en las
tempranas “Visitas y composiciones de tierras” efectuadas por la administración española”.
(Rostworowski 1973: 211).
8. Según la “Ley Real de Indias”, una “composición de tierras” no podría ser efectiva sin prueba
de posesión de por lo menos diez años.
9. Estos documentos provienen de los Archivos Comunales de Lampián, 1953, aparecen en la
“Traducción Paleográfica del Título Antiguo de Lampián —1953—” (De ahora en adelante
32
T.P.T.A.L.). Todas las actas de posesión que allí se encuentran han sido certificadas el 5 de julio de
1872 por el Receptor Fiscal don Manuel Navarro: “son legales en las posesiones que obtienen...”.
10. En Huayopampa, donde el Visitador se detuvo ocho días después, “los tributarios, pagando la
suma de 200 pesos a la caja real obtuvieron el 28 de abril de 1718, la mayor parte de las tierras
cultivables del sector meridional, con el compromiso de no vender, trocar, donar, anexenar en
manera alguna dichas tierras”. (Fuenzalida y otros 1968: 57).
11. Juez nombrado por el Superior Gobierno de estos Reynos para la Revisita y Numeración de
Indios en esta Provincia de Canta y su Jurisdicción.
12. Entre paréntesis se anota la ortografía antigua que corresponde a la misma solicitud
formulada en 1718; el segundo topónimo corresponde a la ortografía actual, utilizada en los
mapas. Entre corchetes las cifras corresponden a la situación de los lugares en el mapa de los
linderos y conflictos; los topónimos en cursivas señalan las tierras que se hallaron en conflicto.
13. “Los ayllus o los grupos de parentesco con tierras extra de pastoreo alquilaban aquellas
parcelas a otros pobladores a cambio de dinero en lugar de servicio de trabajo, o las alquilaban a
foráneos es decir a indios o europeos de otras provincias”. (Spalding 1974).
14. Cédula Real que terminaba con los privilegios de los antiguos curacas transformados en
“caciques” y que continuaban ejerciendo un poder local paralelo al del Estado.
15. Cura de Ihuarí que se opone a que las tierras de Yunguy pasen a Lampián.
16. Tierras de Iyunguy, Guarcrin, Guataya…
17. Se trata sin duda de la Composición de Tierras que hubo el 28 de abril de 1718.
18. Aucallama tenía entonces: 80 Indios Tributarios, 7 “Reservados”, 350 “personas de Confesión”
(indios bautizados), 400 ánimas (indios no bautizados), es decir 837 habitantes (Celestino 1976:
83).
19. ¿Hubo un error en las fechas en el momento de la transcripción del manuscrito? ¿Sería 1642 o
1652? Si es 1642, la fecha corresponde a una “Composición de Tierras” que tuvo lugar en
Aucallama y que declaró “vacías” numerosas tierras, vendiéndolas a españoles. Siguió una
segunda venta en 1643 y una venta al remate en 1712 y 1715. (Matos Mar 1964; Celestino 1976).
20. Actualmente su territorio comprende 11,869 Hás. según el plano oficial de 1963 que incluye
todas las tierras poseídas en el siglo XVIII.
21. Situadas a unas 5 horas de camino, estas tierras están muy lejos de Lampián para que en base
a un traslado de población no surgiera una nueva comunidad anexa que tarde o temprano, como
Acos, reclamaría su independencia y derecho a esas tierras.
22. Según una información oral de un comunero de Yunguy en 1976, las tierras de la Beneficencia
representarían hasta principios de siglo casi la mitad de las tierras con riego; permanecieron
importantes hasta 1964 en que fueron entregadas a los “eventuales” gracias a la reforma agraria.
Actualmente, Yunguy es como Acos “cabeza de distrito” y produce trigo, maíz, frejoles, melones,
naranjas, manzanas, melocotones, guayabas y café.
23. Sin poseer capital en dinero era posible durante estos diez últimos años cambiar unas tierras
por otras o por ganado, ejemplo: Pampas-Acos.
NOTAS FINALES
*. O sea 138 pesos y 8 reales.
33
3 Después que San Martín otorgara el 27 y 28 de agosto de 1821, a los indígenas llamados
hasta entonces “indios” el status de peruanos, y aboliera los tipos de servidumbre
personal a la que se hallaban sometidos, Bolívar a través de los decretos sobre “la
propiedad y distribución de tierras”, acometió la tarea de independizar económicamente
el mundo rural peruano, en base a la promoción de la propiedad privada de la tierra: “Hay
que protegerla y promoverla donde no existe, en el seno de las comunidades indígenas
cuyas tierras en posesión indivisa, no corresponden a la definición de la propiedad en
términos de liberalismo” (Piel 1975: 268). Es pues con este espíritu que se conciben estos
decretos.
4 Considerando: 1
1° “que la decadencia de la agricultura de estas provincias depende en mucha parte
del desaliento con que se labran las tierras por hallarse las más de ellas en posesión
precaria o en arrendamiento;
2° “que nada es más justo que admitir la composición y vender todas las tierras
34
10 El estado de guerra, tanto en el valle bajo como en las comunidades de altura, como Viscas
o Pacaraos, hizo huir a numerosos indígenas y mestizos hacia las “yungas de quebrada”,
escapando así a su enrolamiento forzado en las montoneras y evitando que les fueran
requisado el poco ganado que conservaban. En 1822, en la cabecera del valle entre Canta y
Viscas, se les embargó 12,000 animales,2 y en 1823, 6,000 animales más fueron confiscados
para el abastecimiento de las tropas. Así aunque menos saqueado y comprometido que
otras regiones del país, durante la lucha por la Independencia el valle de Chancay fue
sustantivamente afectado.3 Sin embargo, parecería que los resistentes, francotiradores y
montoneros fueron quienes más saquearon la zona.
11 El “Escuadrón de Dragones de San Martín”, por ejemplo, organizaba desde Canta asaltos y
ataques a las comunidades, y reclutaba a la fuerza a comuneros y artesanos. En 1822, 62
habitantes de Viscas fueron enrolados y llevados a Lima. En 1823 un campamento de 1,000
chilenos se instaló allí y saqueó lo que quedaba por saquear (Dumbar Temple s/f), y, en
mayo de dicho año, ante la amenaza enemiga, todos los rebaños, tanto los de propiedad
privada como comunal fueron puestos a salvo en las “doctrinas de Lampián” (es decir en
los pastos de Coto, Carac, Canchapilca, Lampián y Acos) y en el “partido de Sumbilca”.
12 Relativamente fuera del alcance de las tropas en campaña, los fundos parecen haber
servido de refugio tanto a una parte de la población serrana como a lo que quedaba del
ganado.
13 Sin embargo, terminada la campaña libertadora se mantuvo la confusión en el país
durante mucho tiempo. Aprovechando la inseguridad y debilidad de las comunidades, los
montoneros de los valles del Chancay y Chillón siguieron haciendo estragos durante
algunos años más.4 Entre los “grandes” saqueadores de los fundos de los alrededores de
Acos, se recuerda particularmente a los montoneros del Comandante y Gobernador
Toribio Dávalos,5 a los hombres del Capitán Severino Bueno; a los de Quiroz, Zárate, y
Mariano Vargas de Canchapilca; a los de M. Flores, teniente de Ihuarí o de J.M. Rosas en el
curato de Lampián. Gracias a su poder de intimidación y al prestigio ganado en esas
famosas montoneras, algunos de éstos se instalaron en los fundos. Es el caso de los
Dávalos en Lampián, los Quiroz y Zárate entre Lampián y Acos y los Vargas en
Canchapilca. Con ellos se inicia en estos pueblos las familias que gracias a su poder
económico buscarían suplantar las formas tradicionales del poder local que tenían los
antiguos “principales” o alcaldes.
14 Esta confusión se dejó sentir en todo nivel. En el económico las comunidades salieron
empobrecidas del conflicto, con sus rebaños diezmados y parte de su población dispersa.
¿Y qué sucedió con las familias que se desplazaron hacia las yungas? ¿Qué sucedió con las
tierras y los alfalfares de los fundos que habían sido asignados a los montoneros y en qué
estado se encontraban los cultivos y el ganado?...
15 Tuvo también una repercusión sociológica. Al introducirse en las comunidades, los
nuevos propietarios crearon otras relaciones de dependencia y rivalizaron en poder con
las autoridades tradicionales. La llegada de los serranos a una comunidad como
Canchapilca o Acos contribuyó a acentuar la escisión entre el antiguo y el nuevo poder.
36
16 En el nivel político también se dejó sentir, no sólo a escala local por la redefinición del
poder comunal que se esbozaba, sino también a escala regional. En 1826 la confusión y los
desórdenes eran tales que las elecciones de la provincia de Canta tuvieron que anularse
por haber “sido hechas contra la constitución y la ley”.6
presa de los hacendados del valle bajo. Lampián, con dominio sobre un área importante
(más de 12,000 Has.), que no podía controlar, cedió a veces ante esta forma de presión. Por
el contrario, la comunidad de San Juan, limitada por su escasez de tierras, luchó
denodadamente para que esto no ocurriera, y conservó Coyas incluso cruentamente.
21 Tal sensibilización y movilización de los comuneros para defender un bien comunal
resulta inconcebible para comunidades como Lampián o Acos. Esta, comunidad yunga de
quebrada, es un caso particular: desde la terraza aluviónica donde está situada los
habitantes pueden controlar sus territorios. Al residir en el lugar mismo de sus
actividades, no están nunca a más de tres cuartos de hora de sus parcelas y así pueden
defenderse mejor de cualquier tipo de penetración. Una ocupación de este tipo es además
difícil de imaginar en Acos, puesto que las tierras ya son propiedad de las grandes familias
mestizas o blancas, las “familias legítimas”.
22 De estos ejemplos se desprende que en las comunidades de vertiente como San Juan, sin
economía de mercado, los decretos de Bolívar no afectaron la cohesión comunal. Por el
contrario, en los fundos de Lampián y sobre todo en Acos, donde la economía basada en el
comercio, en la explotación de los alfalfares 10 cada vez más numerosos y en la producción
de maíz y frutas, el cambio a la propiedad privada de la tierra se había iniciado desde
hacía mucho tiempo y tomaba forma el status de comunero-propietario. Es así como
algunos comuneros endeudados de las comunidades vecinas, Coto, Lampián o Canchapilca
11 aprovecharon estos decretos para vender sus parcelas en las tierras cálidas, dejándolas
23 Decir que en el valle de Chancay no hubo durante la guerra del Pacífico “pedidos de
reclutamientos forzados ni exacciones en plata y en víveres” (Celestino 1976: 153) sería
minimizar sus repercusiones.
24 Parece en todo caso que, en esta parte de la quebrada alrededor de Acos, la guerra y
postguerra perturbaron las actividades y la vida agrícola. No sólo se transtornó la
economía local, sino que ocasionó cambios en la tenencia de la tierra así como el
trastocamiento de las alianzas entre los terratenientes. Los siguientes hechos ilustran las
tensiones reinantes de 1883 a 1886 en las comunidades y entre los propietarios.
25 Fernando Espinoza,12 “caballero de industria”, instalado entre Acos y Canchapilca, era un
hombre poderoso: se había apropiado de numerosas tierras y se dedicaba a la ganadería,
al cultivo del maíz y había traido de la costa numerosos chinos para trabajar en sus
chacras. En 1884 fue acusado de haber aprovechado de la inseguridad general para
extorsionar a sus conciudadanos fuertes sumas en concepto de “gastos de guerra”. Como
apoyaba a Iglesias fue el blanco de los ataques de los hombres del antiguo subprefecto de
Canta, el coronel Mariano Vargas. Ahora bien, éste último era también residente de
Canchapilca donde poseía tierras 13 y, en 1884, Vargas, aprovechando el cambio político y
su posición de fuerza, encargó a sus montoneros apoderarse de 22 vacas y muías
pertenecientes a F. Espinoza. Catorce de estos animales fueron marcados con el hierro del
antiguo subprefecto, mientras que los otros ocho fueron entregados a sus montoneros.
Además del ganado, se apoderó de dos reconocimientos de deudas contraidas a favor de F.
38
por peones chinos o italianos que en su mayoría vivían, en las tierras del propietario o en
su propia parcela, y que viajaban a Acos con motivo del mercado o fiestas religiosas.
37 Por otro lado, algunas familias originarias de Coto o Lampián, establecidas recientemente
en esos fundos y que, sin embargo, no habían decidido todavía vivir e integrarse en el
pueblo, conservaron cierta autonomía. Así se originaron pequeños caseríos de cuatro a
cinco casas, pertenecientes a una misma familia y que dominaban el espacio controlado
por ésta. Tal el caso de las familias Córdova y De la Cruz en el fundo de Coto, Herrera de
Lampián en Pateria, Villanueva en Pampas y posteriormente Rodríguez en San Juan. Sin
embargo, a fines de siglo XIX, al crecer la importancia económica de Acos y siendo
imposible que se mantuvieran al margen, se establecieron en el mismo pueblo,
conservando casa y depósito en sus tierras.
38 Numerosos propietarios y arrendatarios mestizos que desde el siglo XVIII intentaban
apoderarse de las tierras de fundo, los imitaron. Residiendo primero en sus parcelas,
terminaron atraídos por las ventajas de Acos estableciéndose algunos durante una o dos
generaciones.
39 La fisonomía del pueblo y el tipo de asentamiento de los fundos aledaños evolucionaron
en dos etapas, que se reconocen en el estudio demográfico hecho en base a los archivos
parroquiales. Estos se utilizarán a título indicativo, como escala o estimado de referencia, ya que
no consideran sino a los niños bautizados y a las parejas legales. Se puede pensar que muchos
escaparon a este censo, sobre todo los de estratos más pobres que vivían lejos del pueblo.
Pero estas cifras, pese a ser subestimadas, ilustran bien la ruptura ocasionada por la
Guerra del Pacífico y determinan dos períodos: antes y después del conflicto.
40 En el transcurso de estos veinte años, según este cuadro, se aprecian pocos rasgos
notables; la población de Acos se caracteriza entonces por un crecimiento demográfico
relativamente débil, que se manifiesta en la imagen de una población estable. En realidad,
su estabilidad es muy frágil y fue suficiente una peste entre 1859 y 1862 para que la
mortalidad infantil disminuyera en 7.9% la población total respecto al decenio anterior. El
dinamismo demográfico de Acos no es una consecuencia exclusiva del crecimiento
vegetativo de su población (desequilibrio entre natalidad y mortalidad), sino de la
presencia de una numerosa población forastera.
41 De 26 personas originarias de otras comunidades que viven en Acos en 1860, se pasa a 31
personas, es decir un aumento muy débil de 2.9% en un período de 20 años. Esta cifra que
puede sorprender, se explica por dos razones: pese a que Acos aparece como una
comunidad con una gran mezcla de población, se trataba muy a menudo de
asentamientos temporales. Por ejemplo, entre los 16 forasteros censados entre 1850 y
1860, 8 permanecieron en la comunidad y 8 partieron. De las 31 personas llegadas antes
de la guerra, 10 abandonaron el pueblo y las otras no permanecieron allí sino durante una
generación, sólo 5 se establecieron definitivamente en Acos. Este hecho permitiría pensar
que el tipo de migración registrado entre los años 1862 y 1870 afectó a personas más
móviles entre las que se deben contar artesanos, comerciantes, pequeños arrendatarios
que parten al finalizar el contrato,22 y los peones agrícolas relacionados con estos
arrendatarios.
41
42 Otra razón que puede explicar el número reducido de residentes forasteros es el tipo de
habitat propio a esos fundos de yunga de quebrada en aquel período; es todavía un
habitat muy disperso y las familias extensas de las comunidades vecinas, así como los
arrendatarios mestizos y los jornaleros, viven en sus chacras.
Composición de la población
43 Los acosinos están dominados por siete grandes familias llamadas “legítimas”, que se
analizarán in extenso. De éstas, dos son blancas y las otras son designadas
alternativamente según sus alianzas o casamientos desacertados, como blancas, mestizas
y hasta indias.23 En este último caso, el “término indio se refiere más a la categoría social
que a la diferencia étnica” (Celestino 1976: 106).
44 Estas familias legítimas están rodeadas de familias satélites o clientes con las que
mantienen relaciones privilegiadas basadas en alianzas matrimoniales o compadrazgo.
Estas, que suman aproximadamente doce, también son originarias de Lampián, si bien
sólo las familias legítimas han marcado realmente la historia local. Aliadas, estas familias,
forman y formarán todavía por mucho tiempo el núcleo de la población de Acos.
45 Finalmente, las otras familias de Acos pasan desapercibidas y a menudo desaparecen.
Además parecen no tener un status definido en la comunidad. Cabe preguntarse si los
llamados acosinos hasta 1870 no han sido esencialmente sino pequeños propietarios
42
* Es decir +19.4%.
** A veces estaban al servicio de amos que vivían en Lampián, aunque residían en los fundos y
alrededor de Acos o en el mismo Acos.
*** Sus compañeras o esposas, como las de los italianos, eran a menudo originarias de otras
comunidades, no las hemos contado dos veces.
**** Es decir +57.8%
***** Es decir +32.8%.
55 Aunque no aparezca claramente a partir de estos datos, la guerra parece haber tenido
ciertas repercusiones sobre la población local.26
56 — Los jefes de familia entre 18 y 50 años:
57 Entre 1850 y 1860, pasan de 27 a 23, baja considerable; desgraciadamente los registros
parroquiales que nos han servido para este cuadro, no mencionan la edad de los padres,
además el decenio 1870-80 está muy incompleto27 para que sea posible hacer una
comparación patronímica con el fin de extraer las nuevas parejas. Teniendo en cuenta los
disturbios que caracterizan este periodo, no es imposible pensar que esta débil
representatividad se debe, por un lado, a la guerra y por, el otro, a los montoneros.
44
MAPA N° 6
necesariamente de los nacimientos. Esto significaría, también, que las anteriores tasas
estaban subestimadas y que el crecimiento espectacular de 33.3% de 1890-1900 no fue
quizás tan importante como parece.
62 Los últimos diez años del siglo XIX muestran un claro aumento de la población local. Sin
entrar en detalles, señalemos que los jefes de familia, las mujeres casadas, los niños
bautizados (¡y hasta las madres solteras!) son las categorías que mejor prueban este
aumento. Sin embargo, aquí cabe una salvedad:
63 En cifras absolutas, la población local aumentó solamente en 41 individuos y, en
comparación a la población total, disminuyó, es decir en un 6.7%, pasando de 65.9% a
59.2%. Y si el paso de una población de 320 habitantes a 425, en diez años, es
impresionante, se debe esencialmente a la llegada de numerosos migrantes. Recordemos
simplemente que la población no originaria de Acos aumentaba en 58.7%, mientras que en
el mismo lapso la población local había aumentado en 19.4%, lo que representa una tasa
muy elevada para basarse únicamente en el aumento de los nacimientos registrados por
la Iglesia.
64 Durante este periodo de disturbios parece que algunos indios y mestizos encontraron
refugio en la región de Acos.
65 Desde la costa norte, muy afectada por las tropas chilenas que saqueaban las haciendas,
llegan “blancos”, como Daniel Giménez de Pativilca y su mujer, Rosa Marqués de Lima. De
la sierra, las migraciones son más numerosas y, como antes de la guerra, pueden dividirse
en dos categorías claramente definidas: por un lado, los migrantes indios, como esas
mujeres provenientes de Cerro de Pasco (Cipriana Domingas), o de Carac, que se emplean
en Acos y se casan con chinos. Por otro lado, mestizos, ganaderos, comerciantes en lana o
cuero, y también arrendatarios de alfalfares o chacras, como Dámaso Padilla y Manuel
Tafur, de Carac.
66 Los mestizos, costeños o serranos, traen consigo peones chinos; de 3 que eran antes de
1880, pasan a 11 en 1884, y viven en Acos o en las parcelas de sus patrones. Entre ellos: A-
Chon Elguera, Maximiliano Marques, José Lino, Juan Sallan, A-Chuy, A-Chau, Manuel
Encarnación, Ho-Lau-Lu o Antonio Sánchez, Pablo Espinoza, etc.... provenientes de
Cantón, cuyos patrones son los blancos y mestizos llegados recientemente de la costa
(Pativilca), de la sierra (Carac) , o residentes en los fundos de Acos desde varias
generaciones como los Herrera, que formaron una pequeña hacienda en Patería, o los De
la Cruz en el fundo de Coto.
67 Dos observaciones son necesarias:
68 Durante este corto periodo y a pesar, o debido al estado de guerra, se siente la necesidad
de traer numerosos obreros y sirvientes que comienzan a formar en Acos una verdadera
clase de proletarios. Según el cuadro 2, parece que la población masculina originaria de
Acos se vio afectada por la leva o el enrolamiento voluntario en el ejército regular. Este
hecho explicaría la necesidad de contratar peones entre los serranos, cuando en tiempo
normal éstos se hubieran elegido entre los acosinos pobres. Este periodo aceleró así la
47
La post-guerra: 1885-1890
este pueblo, del coronel Manuel Sánchez, subprefecto de Canta, cacerista, propietario de
algunas chacras cultivadas por tres peones chinos. Es posible que este protector de
montoneros hubiese obtenido las tierras gracias a los favores que concedía, como fue el
caso de M. Vargas. De estos dos coroneles, sólo este último siguió ligado, al menos en
parte, a sus tierras. En cuanto a M. Sánchez desaparece de Acos después de 1887, pero los
chinos que trabajaban para él continuaron allí y uno de ellos pasó al servicio de F.
Espinoza, de Canchapilca. La última presencia del coronel Vargas se remonta pues a 1887,
año en que fue testigo honorífico, con la mujer de uno de los otros protagonistas locales
de esta guerra (el mismo F. Espinoza), del matrimonio celebrado entre dos austriacos
residentes en Acos: Marino Yvella y Matilde Milovicic.32
85 La presencia en Acos de estos extranjeros podría explicarse por constituir —como se ha
dicho— un paradero en el camino que lleva a Huánuco y ceja de montaña. Ahora bien,
justamente en esta época, el tráfico entre Huánuco y Acos cobra importancia, 33 y en el
caso de esta pareja, es posible que se tratara de tiroleses o renanos que, desde 1857,
habían formado una colonia en la región de Pozuzo y que se separaron de ella aquel año
(Piel 1973: 468). Aunque esta hipótesis no es del todo satisfactoria, es imprescindible
constatar que Acos se convierte cada vez más en un paradero y residencia temporal, para
aquellos que se dirigen hacia la sierra o ceja de montaña, o para quienes como los
italianos, regresan a la costa.
La Reconstrucción 1890-1900
86 Los diez últimos años del siglo XIX son los de la recuperación económica, de la
“Reconstrucción” nacional. Esta se muestra en la costa en el nuevo auge de los cultivos
comerciales de algodón y caña de azúcar, mientras que en la sierra corresponde al
desarrollo de la ganadería extensiva de ovinos y camélidos, para la lana, y de vacunos
para carne y cuero.
87 Ciertas regiones próximas a Lima, cuya población se ha duplicado en treinta años,
orientan ya sus actividades agropecuarias en función del crecimiento de los mercados
urbanos costeños. Es el caso del valle de Jauja que aumenta su ganado de engorde y
lechero. En el curso medio de ciertos valles se intensifican, por el contrario, los cultivos
alimenticios, que disminuyen en la costa ante la extensión de las haciendas y de sus
cultivos comerciales. Este es el caso de los fundos cercanos a Acos. Dejando de lado sus
intentos de cultivar algodón y caña, ahora anti-económicos individualmente, los
pequeños arrendatarios y propietarios se dedican nuevamente a los cultivos alimenticios,
al maíz, a las frutas, etc...
88 Para el valle de Chancay este periodo es también de recuperación económica, no obstante
que las montoneras son, esporádicamente, los huéspedes forzados de algunos pueblos,
como la del capitán Rutté que se instaló en Acos, de octubre a diciembre de 1899. 34
89 El despliegue de activdades registradas en Acos y en los fundos aledaños demuestra la
urgente necesidad de una mano de obra barata. Estando la totalidad de los chinos
liberados de su contrato y dedicados sobre todo al comercio, se recurrió a los serranos, lo
que puede verse claramente en el cuadro 3.
90 — Las nuevas migraciones:
91 Es necesario distinguir las migraciones originadas por la necesidad de trabajo asalariado
de las motivadas por el comercio.
50
Los peones
El comercio
95 La presencia de comerciantes provenientes por un lado de Huánuco (A. Flores) y por otra
de Moyobamba (Baldión Bermúdez y S. Huertos) indica la reanudación del tráfico entre la
vertiente oriental y el valle. De Acos, pasando por Carac, Parquín, Cerro de Pasco o
Caryacayan (A. Atanacio y Francisca Guadalupe) , partían recuas de muías destinadas a las
regiones mineras y ceja de montaña. Efectuando trueque en cada etapa, sus conductores
llegaban finalmente a la vertiente amazónica, donde a cambio de sus muías, lana y
metales, obtenían coca y café, que regresaban a vender en las comunidades de la
quebrada de Palca y Acos. Agreguemos a esto el número creciente de peones agrícolas en
esos fundos que motivó, sin duda, la intensificación de las relaciones entre estas dos
regiones.
96 De las otras comunidades son particularmente negociantes de ganado quienes llegan a
Acos. Según los registros, parece que para cada comunidad existió un tipo de migración
preferencial, que obedecía quizás a contratos entre ellas sobre el arrendamiento de pastos
en época de seca. En el caso de Acos, por ejemplo, que posee entonces las tierras de pastos
temporales de Lomo Largo, los que más la frecuentan son los pastores de Ihuarí,
Huachinga, Chaupis y Huascoy; y Lampián recibe a los de Carac, Junín, Vichaycocha,
Pallac e Ihuarí.
97 Muchos de esos migrantes, peones, pastores, o artesanos aprovecharon el auge de Acos
para ejercer pequeños oficios que no existían en el pueblo y que en realidad muestran el
enriquecimiento de los habitantes y la importancia que adquirían el mercado y los
bodegueros chinos.
98 Zapatero, peluquero, sombrerero y sastre encuentran así en Acos, una clientela estable
entre los residentes, los comuneros-propietarios, los viajeros ambulantes y los comuneros
acomodados de las comunidades vecinas, como Pampas, Huascoy, Coto, Carac y Lampián,
que bajan al mercado de Acos para intercambiar sus productos y comprar alcohol y coca a
los chinos. Entre otros artesanos se nota la presencia de dos plateros. Seguramente se
51
abastecían en las actuales minas de Huarón, Santander o Chungar, o entre los propietarios
de pequeñas minas locales, que se reabrieron en esa época. En efecto, algunos comuneros
y pequeños mineros se apropiaron y explotaron pequeñas minas cerradas desde fines del
siglo XVIII. Este fue el caso de Coto y Carac, de donde justamente era originario el primer
platero, Cirilo Ascasibar, mientras que el segundo era chino y, quizás, su aprendiz. No
podemos descartar esta hipótesis, ya que Acos aparece entonces como un centro de
aprendizaje. Así en 1891 “la comunidad (de Pacaraos) decide mandar dos jóvenes a que
aprendan el oficio de herreros en el pueblo de Acos” (Degregori y Golte 1973: 12).
99 Sería falso pensar en base a esta descripción que el auge del comercio se basó
principalmente en las actividades de los migrantes de la sierra o costa. Son los chinos
quienes en verdad dominaron, innovaron y remodelaron, este sector. Monopolizaron muy
rápido el comercio minorista y las actividades artesanales de las que despojaron a los
comuneros y migrantes mestizos venidos de la costa. Todo nos lleva a pensar que Acos y
fundos vecinos aprovecharon y participaron de la recuperación nacional y regional. El
auge del comercio, la implantación de una artesanía local, la presencia de numerosos
arrendatarios, la mención en los libros comunales de “los propietarios” para designar a
ciertos comuneros, estarían entre los que determinaron su auge económico. Sin embargo,
la presencia de tantos peones agrícolas provenientes de comunidades alejadas, no es un
signo de buena salud económica para el pueblo que, pese a su aparente riqueza, también
tiene necesidad de enviar a algunos de sus comuneros a trabajar en faena a las haciendas
con el fin de equilibrar su economía (cf. nota, pág. 136). Este rasgo ¿no será ya el resultado
de una excesiva apropiación de las tierras comunales, por algunas familias que privaban
así del acceso a la tierra a una parte de la población, haciéndola incapaz de aportar su
contribución fiscal para la marcha de la comunidad si no era vendiendo su fuerza de
trabajo?
100 La importancia del número de arrendatarios tampoco es una prueba de riqueza para estos
fundos, ya que el arriendo a largo plazo de esas parcelas la sustraía de una potencial
adquisición o arrendamiento por cuenta de los comuneros, y, aún más grave, imponían
por esta forma de monopolio, los precios de arriendo y compraventa de la tierra.
101 No puede negarse, sin embargo, que hubo un real despegue económico, una verdadera
penetración de la economía de mercado; aunque al parecer no hizo sino agrandar la
separación entre “comuneros-propietarios” y el resto de la comunidad, a la que sumaban
los peones. Entonces no es dudoso que esta parte de la población haya llegado
empobrecida al siglo XX. Y, dejando de lado su aspecto anticlerical, este documento
fechado en 1898, expresa también la crisis y malestar económico que atraviesa gran parte
de la población de la Parroquia de Lampián, de la que forma parte Acos:
Gobernación — Acos, Marzo 28 de 1898,
A los Tenientes Gobernadores,
Con fecha de ayer he recibido un oficio del Señor Alcalde Municipal, cuyo tenor es
como sigue:
Señor Gobernador del Distrito de Lampián,
en seción de la fecha celebrada por el consejo de mi presidencia se ha resuelto que en
atención a la mala situación por la que atraviesan los pueblos sería gravioso a sus habitantes
el celebrar esta Semana Santa, pues sabido es que tanto el pueblo en que se celebra, como
también los otros tienen que hacer muchos gastos que en las circunstancias actuales son un
sacrificio.
No por esto crea U. Señor Gobernador que nuestra fe y creencia católica aminore (sic), lejo de
nosotros esta idea pero se ha resuelto por la crítica de nuestra situación. Espero pues que
U. Circulara a sus subordinados para que pongan esta decisión en conocimiento de
52
108 “Abierta”, desde la guerra del opio, a las empresas occidentales, China atraviesa entonces
una crisis terrible que provoca, justamente en 1899, la rebelión de los Tai-Ping, que dura
hasta 1864. En esta sociedad agitada, donde la generalización de la economía abierta de
mercado, a partir de las concesiones portuarias europeas, provoca la ruina y la
53
115 El siguiente cuadro ofrece la relación de chinos llegados a Acos entre 1877 y 1899.
54
116 Antes de la guerra con Chile, pocos chinos trabajaban en los fundos aledaños a Acos y sus
conductores empleaban todavía mano de obra indígena, local o proveniente de otras
comunidades. Es indudable que la llegada de los chinos estuvo directamente ligada al
conflicto: por un lado porque la guerra provocó una disminución de la mano de obra local
disponible (migraciones y levas) y, por otro, porque muchos chinos rebeldes, libres o aún
bajo contrato, huían de las haciendas de la costa buscando refugio en la sierra.
117 En efecto, desde 1870, estallaron numerosas revueltas37 de chinos, a causa del maltrato y
explotación de que eran víctimas en las haciendas. Muchos se escapaban y buscaban
trabajo en la sierra, donde era difícil capturarlos. Justamente en 1880, cuando el conflicto
con Chile entraba en su etapa crítica es cuando en la costa los culíes se sublevaban,
saqueaban, pillaban, huían y pactaban con el enemigo,38 uniéndose a él en la cordillera.
Cierto número de chinos llegó en esta época y en los tres o cuatro años siguientes,
provenientes justamente de regiones donde las revueltas habían sido violentas, tales los
casos de Ignacio Elguera y Juan Sallan (o Sayán) quienes antes de 1880 vivían cerca de
Pativilca,39 o San Mutin que bajaba de Viscas. Es posible que éstos, al igual que otros que
procedían de las haciendas de Chancay y Huacho se valieran de los problemas y el “terror
chino” para abreviar su contrato y refugiarse en las yungas de quebrada, donde
justamente se hacía sentir una fuerte necesidad de mano de obra.
118 Estas pocas observaciones tienen por objeto describir el contexto y las condiciones en las
que, a partir de 1880, se constituyó la colonia china de Acos.
55
122 Chinos de los que no se sabe si fueron bautizados fuera de Acos, pero que hacen
bautizar a sus hijos nacidos de uniones ilegitimas.
123 A. Chong Elguera Seguramente, pero no echó raíces en Acos. No se quedó en Acos
124 José Lino No se quedó en Acos
125 Juan Sayán Seguramente.....
126 A. Chuy No (?)
127 A. Chau No (?)
128 José Monje Seguramente...
129 San Mutin No se quedó en Acos
130 José Alvarado Seguramente
131 Antonio Sánchez Se bautizó en 1898 para casarse legalmente.
132 Es decir, todos los chinos que fueron bautizados tuvieron como padrinos a los
arrendatarios que los empleaban o a los notables locales de los fundos de Coto,
Canchapilca, Acos y Lampián; y es de ellos que tomaron el apellido.
133 Los que no cayeron directamente bajo la dependencia de su propio padrino de bautizo, no
pudieron sustraerse a la de los padrinos y madrinas de los hijos que habían tenido en
concubinato con las jornaleras o, en el caso de los más afortunados, con una mujer
perteneciente a la rama pobre de una poderosa familia local.
134 En este caso, el chino no sufre el padrinazgo, sino que solicita un compadre que sin
exigirle demasiado, le permite mejorar su status.
135 Entre los chinos casados era común pedir a un pariente o a un aliado de la familia de la
madre que fuera padrino de sus hijos al que racialmente se calificaba de “injertos”. En el
cuadro N° 6 se ofrece ejemplos de relaciones de concubinato:
1. Manuel Sánchez, originariamente peón del coronel Manuel Sánchez, gracias a su
concubinato con Anselma Córdova, se vinculó con una familia mestiza de Coto, residente en
el fundo de la comunidad en Oquendo. Era familia de propietarios, arrendatarios y
artesanos. M. Sánchez solicitó a Juliana de la Cruz, perteneciente también a una importante
familia de Coto, relacionada con los Córdova, que fuera su comadre. Gracias a este lazo de
compadrazgo se integró a la familia de su mujer y contribuyó a la ampliación de las alianzas
según un modelo muy mestizo.
2. Antonio Salinas hizo padrino de su hijo a un pariente próximo de su mujer: Valentino
Espinoza, mestizo de Canchapilca quien, además, hizo también bautizar a dos chinos adultos.
Hecho significativo es que en la generación siguiente desaparece el apellido Salinas,
quedando sólo el más importante, Espinoza.
3. Mariano Ramírez, que por su mujer estaba unido a la familia Buitrón de Canchapilca, buscó
una aliada mejor, pidiendo a Guadalupe Torres que fuera su comadre. Esta pertenecía, en
efecto, a una familia blanca, muy poderosa, originaria de Lampián.
4. José Alvarado, por su parte, que ya llevaba el nombre de una importante familia mestiza de
Lampián, se unió con una mujer perteneciente a la familia Ciriaco. Los Ciríaco, mestizos o
indios según los registros, formaban parte de las familias satélites de las “legítimas” de Acos.
En este caso, los padrinos solicitados fueron nada menos que Anselmo Mansilla, gobernador
del distrito, y Lorenza León, perteneciente a una de las más antiguas familias de Lampián
5. Finalmente, el caso de Simona Santos — Pariasca (esquema № 1), quien tuvo en total 6 hijos
de tres chinos diferentes. Los Santos también formaban parte de una antigua familia de
58
Lampián. Su unión con Antonio Sánchez fue la más seria, puesto que se casaron, lo que no
era frecuente. Para Simona Santos la elección de sus compadres fue una marca de distinción:
CUADRO 6. Concubinatos*
Esquema N° 1
136 Para las dos mediohermanas, Gabriela Sayán Santos y Carmen Lino Santos, la madrina fue
Bárbara Herrera. De familia blanca, poseía un fundo en Lampián y dos pequeñas
haciendas en Rauri y Huayo. Otro de sus hijos tuvo como padrino a un pariente próximo,
Cristóbal Santos.
137 Estos son casos excepcionales, que muestran el aspecto positivo de una aparente
integración social.
138 En realidad, entre 1877 y 1890, la mayoría de las mujeres de los chinos de Acos, fueron
simples jornaleras, a menudo de comunidades alejadas (véase cuadro 3). Para ellos
también, el bautizo de los hijos hubiera podido servir para vincularse a las familias más
importantes, pero en realidad fue el caso de muy pocos.
59
139 Algunos de estos chinos, que no tenían una mujer que les permitiera establecer vínculos
con las familias importantes, tuvieron como padrinos de sus hijos a los pequeños
arrendatarios mestizos, como: J. Pérez. M. Tafur, J. Beto, S. Velásquez, P. Luciano, V. Rojas,
etc. .. Generalmente, eran quienes los empleaban. En tal caso el solicitante no podía
esperar nada y se mantenía aún más en su condición de obligado.
140 Se podría concluir que gracias a la fórmula clásica —uniones y bautizos— los numerosos
chinos que se establecieron en Acos hicieron todo, o casi todo, para integrarse a la
población local. Sería posible imaginar que a través de la práctica del compadrazgo se
formó una estratificación sociocultural entre chinos de un mismo grupo, calcada sobre la
de mestizos e indios, cada estrato uniéndose con el que le correspondía. En realidad, no
ocurrió así y este comportamiento social es una de esas apariencias de integración, a la
que aludiremos posteriormente.
141 Mientras los chinos aceptaron pasivamente este tipo de integración a la sociedad
peruana, se mantuvieron dispersos en los fundos, dependiendo de sus compadres
mestizos.
142 Hasta 1890 no muestran ninguna forma de organización, sea familiar, social, religiosa o
económica. Si bien por su número, están presentes, carecen como grupo de ubicación
social. Cumplen servicios, a semejanza de los indios más pobres, aunque estos mantienen
una homogeneidad social y cultural.
143 A fines de siglo, sin embargo, los chinos llegaron a constituir un grupo poderoso, regido
por leyes internas propias al convertirse en dueños del comercio minorista.
144 ¿Cómo se realizó la recuperación de su identidad, cultural capaz de reunirlos y qué
relación guarda con el monopolio comercial que alcanzaron? La explicación de este
proceso no es posible sin una referencia a conceptos sociales chinos, de los que
expondremos lo esencial.
145 Para un chino, la familia es la reunión de personas que llevan el mismo patronímico (o
Xing).41 Es una colectividad de personas que descienden por los hombres (familia
agnática) de un antepasado común, mítico o real. No se trata en este caso de la familia
nuclear sino de la familia o extensa. En su seno, la autoridad se transmite de padre a hijo y
pertenece al más anciano de la rama mayor, que es el heredero y el representante del
antepasado común. Su papel consiste en velar porque el grupo se mantenga indiviso, en
mantener el culto a los antepasados y en llevar los registros familiares. Vela también por
el cumplimiento de las normas morales inculcadas por el confucionismo, base de la vida
social. Principalmente por el culto a los antepasados, cuyos nombres están inscritos 42 en
tablillas ancestrales; por el respeto y sostén a los padres.
146 La importancia del apellido, bajo el que se reúnen todos los grupos familiares —
subdivisiones de una misma familia— es tal que sirve de base para la formación del clan.
Por ejemplo, en la China rural es corriente que del clan se origine el pueblo, cuyos
habitantes llevarán todos el mismo apellido; parientes consanguíneos o por alianza
rendirán culto al antepasado común en las fiestas rituales y formarán un clan territorial.
60
147 Cuando el clan se amplía demasiado, el grado de parentesco no es sino nominal, pero
sigue prohibido el matrimonio dentro del clan. La regla de alianza matrimonial —basada
en la exogamia de clanes— prohibía el matrimonio entre personas que llevaran el mismo
patronímico. Esta regla es muy fuerte ya que, por ejemplo, un individuo llamado Li,
originario del norte de China, no podrá casarse con otro Li, aun si éste procede del sur,
puesto que veneran a un mismo antepasado.
148 El varón, debe buscar mujer en otro clan. A menudo la escoge en la familia de su madre,
manteniendo así relaciones preferenciales con un clan aliado pero no pariente, debido a
que no existe el parentesco por línea femenina. Así, sus hijos seguirán llevando su
apellido y el de su clan y perpetuarán el culto a los antepasados, inscribiendo su apellido
en las tablillas familiares.
149 Por todo lo anterior no es difícil imaginar el grado de desarraigo cultural en que llegaron
y se instalaron hasta 1874 43 los chinos traídos al Perú por la fuerza.
150 Sin mujeres,44 completamente desarraigados, no pudiendo cumplir sino una vez al año
con sus devociones,45 lo único que les quedaba era su apellido y su dialecto. Y fue gracias a
este apellido que pudieron crearse vínculos, formar nuevamente clanes, asociarse y
ayudarse.46
151 Hasta 1890, los chinos de los fundos y de Acos vivieron en el anonimato. Algunos ya
habían cambiado de nombre dos veces, la primera en la costa, en alguna hacienda, la
segunda al ser bautizados en Acos. Parece que no se asociaron y que intentaron formar un
núcleo familiar de tipo mestizo. A partir de 1890 esta tendencia desapareció,
observándose un fenómeno bastante sorprendente.
152 Desde tiempo atrás, los chinos que vivían en la costa, al margen de las haciendas o en las
ciudades y pueblos comerciantes, como en Huaral en el valle de Chancay, habían
constituido colonias 47 poderosas y organizadas. En Huaral, los chinos tenían sus clubes o
“hermandades”. Habían comprado un terreno para hacer su cementerio y construido un
asilo. Mucho menos controlados y reprimidos en el cumplimiento de sus ritos, habían
logrado revivir nuevamente, los elementos esenciales de su cultura.
153 Ahora bien, los chinos que por entonces se establecieron en Acos habían vivido y
comerciado en Huaral bastante tiempo, o eran libres inmigrantes recientes. Su llegada
provocó inmediatamente entre los chinos residentes en Acos una reacción cultural que se
mostró en lo siguiente: 1. Reutilización del apellido chino unido al español en los actos
oficiales; 2. Considerando al bautizo como una simple pero inevitable formalidad social, lo
siguieron utilizando pero sólo escogieron como compadres a otros chinos en elección
dictada por la necesidad de rehacerse una parentela a fin de volver a encontrar, gracias a
estos lazos a la vez ficticios y reales, su identidad cultural; 3. Reconstituyen sus clanes y
practican nuevamente el culto a los antepasados; 4. Después de haberse visto en la
necesidad de tomar mujer entre las indias y las mestizas, una vez viudos, de edad
avanzada, o en el caso de sus hijos, las alianzas matrimonimales se establecieron sólo
entre mestizos chinos; y 5. Asociaron sus intereses económicos: comerciando entre ellos o
con arrendatarios chinos.
154 En lo relativo a la reutilización de los apellidos chinos, si bien legalmente mantuvieron el
español, en diferentes documentos se encuentran asociados los dos apellidos y a veces
sólo el apellido chino, lo que hace difícil la identificación del individuo. Así, Elguera
abandonó definitivamente su nombre español, en 1893, por el de A-Chon, siendo imitado
61
por Sipilino. Por su parte, Gabriel Cañamero, que llegó a fines de 1891, hizo valer su otro
nombre, Lon Soy.
155 Desde entonces, los recién llegados se llamaron: José Villegas, José Vargas, Dámaso Pablo,
Isidoro Domínguez, Emiliano Amador o César Contellín. Pero también: Francisco A-Soma,
Francisco Espinoza A-Yan, Zelmo la Torre Tun, A-Pen, A-Chin, A-Chon, Jon y Jon Fu, A-Lon
Lao, Ho Lao Lu, A-Soma, A-Sun. Basándose en referencias patronímicas, socialmente
reivindicadas, abiertamente o no, es que se recomponen los clanes y se remueva el culto a
los antepasados.
156 Padrinazgo entre chinos: veamos primeramente algunos ejemplos. Antonio Sánchez:
hasta 1890, éste hizo padrino de sus hijos a mestizos poderosos, vinculados a la familia de
su mujer. Después de 1890, renunció a esto y sus dos últimos hijos tuvieron como padrino
al chino de más edad de toda la colonia, Dionisos Espinoza, nacido en 1833. A falta de un
ascendiente común para todos, D. Espinoza, el más anciano, era el jefe del grupo. Por lo
tanto, A. Sánchez, chino poderoso en la comunidad gracias a su matrimonio y sus dones
de curandero, no se rebajaba al someterse a la autoridad del más anciano. Fue el primero
en decidirse por esta opción cultural, finalmente imitada por la mayoría de sus
compatriotas residentes en Acos.
157 Gabriel Cañamero Lon Soy: tres de sus cuatro hijos fueron apadrinados por chinos; siendo
el padrino del primero nuevamente D. Espinoza, en lo que imitaba a F.A.-Soma.
158 Los ejemplos de este tipo fueron numerosos; en general se buscaba como padrino de un
niño a un hombre de edad, respetable, que representaba al “padre” de una de las ramas
del clan. Por otro lado, algunos casos permiten pensar que a través de las alianzas
matrimoniales se intentó reconstituir el modelo de parentesco chino que confía el niño al
tío materno. En el caso de los chinos que habían tomado mujer peruana, la dificultad fue
salvada de esta manera:
Esquema 2
159 Epifanía se casó en primer lugar con un joven chino llegado libre al Perú. Originario de
Cantón, era comerciante y tenía 24 años cuando fue bautizado y a la vez se casó. Por
respeto, el primer hijo tuvo el mismo padrino que su padre, José Mansilla. Los tres hijos
siguientes, Elena, Julio y Leonor, tuvieron como padrino a su abuelo materno, Pablo
Espinoza. Julia, cuyo marido chino también había sido apadrinado por J. Mansilla, pidió a
su cuñado Clemente, pariente (por el patronímico) mayor de su marido, de ser el padrino
de su hijo Joaquín, del que era tío materno por alianza.
160 Pero este caso es particular puesto que en la demostración interviene ya la segunda
generación de injertos (véase esquema N° 3); veamos mejor dos ejemplos de los primeros
tiempos de esta recuperación cultural y que constituyen una prueba de ella.
62
Esquema N° 2
Esquema 3
161 José Villegas, chino llegado recientemente a Acos, se convirtió en el compadre de José
García, siendo el padrino de su hijo Juan, del que era tío materno por alianza.
63
Esquema N° 3
Esquema 4
162 Aliado por su mujer, de origen italiano, a los mestizos de Canchapilca, César Cantellín fue
el padrino de Tomás C.C., hijo del comerciante Gabriel Cañamero Lon-Soy que pertenecía,
según parece, al clan de los Chan(g). Su mujer, Natividad Cario, por su parte, fue madrina
de una injerta, Francisca, hija del chino Simeón A-Lon, ligado al clan de los Hon 48 (o Kong
según los testimonios).
163 En este ejemplo, se trata de tres chinos poderosos, pertenecientes a clanes diferentes y
distribuidos entre los fundos de Coto, Acos y Canchapilca, quienes utilizando el
compadrazgo tal como se practica en la sociedad rural mestiza, trataron de aprovechar en
toda su extensión este sistema social del compadrazgo. Es necesario observar el nuevo
papel desempeñado por la mujer; quien hasta entonces había permanecido al margen de
todas las manifes taciones sociales que hubieran podido contribuir a un acercamiento
entre los chinos. En este caso, y de allí en adelante, la mayoría de las mujeres de los
chinos fueron solicitadas para establecer un parentesco social (amadrinar niños y
matrimonios) para buscar una solución a la falta de parentela consanguínea.
164 Este otro ejemplo es singular:
64
Esquema N° 4
165 Al practicar el compadrazgo sólo entre ellos, los chinos de Acos encontraron la forma —
además de su parentesco patronímico— de unirse y de recuperar cierta independencia
social, puesto que evitaron, en lo posible, ser los “obligados” de “dueños” mestizos o
blancos. Utilizado de esta manera, el compadrazgo fue una estrategia de defensa a la vez
que de ataque hacia los mestizos, frente a la cual opuso una colonia cerrada, organizada y
libre. Fue esta libertad, entre otros factores (organización, alianzas, capitales), lo que les
permitió ejercer, sin demasiadas presiones exteriores, las actividades comerciales tanto
los llegados antes de 1890 como los de años posteriores.
166 Antonio Sánchez: nacido en 1854 según ciertos registros, llegado al Perú en 1872, por lo
tanto con un contrato, trabajó desde 1878 en los fundos de Acos. Estuvo entre los chinos
que se aliaron (véase el esquema de parentesco № 1) a mujeres pertenecientes a la rama
pobre de una familia poderosa y que adquirieron, tanto entre sus compatriotas como
entre los mestizos, cierto poder y prestigio. En el caso de Ho-Lao-Lu, nombre chino de A.
Sánchez, hay que decir que este hombre sí podía impresionar a sus vecinos: curandero, un
poco brujo, hábil comerciante, y sobre todo alfabeto en chino,49 fue una figura importante
de Lampián y Acos. Su política social fue muy significativa: mediante el compadrazgo
supo aliarse con los mestizos (jorge de la Cruz de Coto), con la familia de su mujer
(Cristóbal Santos), y, cuando se organiza la colonia china, Dionisos Espinoza, su jefe.
Además, su mujer y él apadrinaron numerosos matrimonios entre comerciantes chinos.
167 Sobre esto es necesaria una observación. Es a partir de 1895 que las parroquias registran
matrimonios de chinos. Esta legitimación de las uniones entre chinos y mestizas sólo
concierne a los comerciantes y a tres agricultores arrendatarios chinos emparentados con
los comerciantes; es el caso (véase el esquema de parentesco N° 2) de Pablo Espinoza,
65
obligado a casarse en 1907 para que su hija pudiera también hacerlo con el comerciante
chino Clemente Jon. ¿A qué se deben estos matrimonios? ¿Son el resultado de las
presiones del cura de la parroquia que quiere obligar a los chinos importantes de la
colonia a consagrar sus uniones con el fin de estimular a los demás chinos a seguir el
ejemplo? Al parecer la libre práctica del comercio era lo que estaba en juego tras esta
estrategia; hipótesis que no debe dejarse de lado, pues es difícil explicar de otro modo los
numerosos matrimonios católicos de los comerciantes, en una época en que la Iglesia
reacciona vigorosamente ante la laicización y envía misiones de evangelización a la
sierra. En todo caso, a través de estas concesiones, se trata de proteger su actividad y de
congraciarse con los diferentes poderes, como lo prueba la presencia de testigos y
padrinos tanto mestizos como chinos.
168 Antonio Sánchez, uno de los chinos más antiguos de Acos, considerado y respetado por los
comerciantes chinos más jóvenes recién llegados, estuvo a la cabeza de este grupo y
dominó con sus parientes y aliados el comercio local. Sus dos hijos, Leoncio Sánchez
Santos (Ventes) y Teodoro Sánchez Santos (Pariasca) se hicieron también comerciantes,
desde los primeros años del siglo. Teodoro se casó con la hija injerta de Sipilino Ramírez,
agricultor y arrendatario, mientras que Leoncio lo hizo con la hija del comerciante
Francisco A-Soma. Leoncio, gracias a su matrimonio se dedicó al comercio de bueyes; en
cuanto a Teodoro, gracias a su suegro, M. Ramírez, pudo proporcionar a su padre y
hermano los potreros y pastizales necesarios. Por otro lado, siempre en la familia de
Antonio Sánchez, su mujer fue la madrina del matrimonio, celebrado en 1903, del
comerciante chino Gabriel Cañamero (Lon-Soy) con E. Alzamora.
169 Lon-Soy: Como la mayoría de los chinos de Acos, tuvo varias convivientes (se conocen
cuatro) mediante las cuales fue el aliado de diferentes chinos. La primera, Natividad
Cario, era la hermana de la mujer del respetable chino agricultor-comerciante Pablo
Espinoza. Al igual que su cuñado Pablo Espinoza que había elegido como yerno a un joven
chino comerciante (Clemente Jon) para perpetuar la vocación comercial de la familia,
Lon-Soy vio también a dos de sus hijos dedicarse al comercio. Gracias a otra de sus
mujeres, Catalina Fernández, que pertenecía a una familia acomodada de Lampián, se
convirtió en cuñado de su compatriota Soi-Lin; éste también era comerciante y se había
casado a la edad de 48 años con María Fernández de 17.
170 En cuanto a Manuel Luiche, —llamado también Lenchi— se casó finalmente con una
mestiza, Victoria Rodríguez, que había sido madrina del matrimonio del chino Pablo
Espinoza con Toribia Cario. En este caso es la mujer quien crea una vinculación entre dos
chinos comerciantes. También por su mujer, M. Luiche pudo hacer valer sus lazos de
parentesco con el último de este grupo de comerciantes chinos, Francisco Espinoza o
Francisco A-Soma, quien se casó con una Pardo-Rodríguez, pariente de la mujer de
Luiche. Finalmente, al igual que otros chinos comerciantes de Acos, Manuel Luiche casó a
su hija Isidora, de 15 años, con un cantonés mucho mayor, quien llegó de Huaral para
establecer un negocio.
171 — Actividades comerciales:
172 ¿En qué consistía este comercio aparentemente tan atractivo? Se trataba de productos
manufacturados provenientes de la costa, vendidos en especies de bazares donde las
transacciones se hacían por compraventa y trueque. Así algunos chinos, recorrían el valle
alto vendiendo o intercambiando sus mercaderías. A menudo bajaban a Acos para vender
a los ricos comerciantes chinos que ya tenían tienda, el producto de su intercambio,
obteniendo así dinero en efectivo. Por su parte, los comerciantes de Acos los revendían,
66
181 Entre estas apariencias se ha visto como a partir de los sacramentos del bautizo, del
matrimonio y de la práctica del compadrazgo, los chinos consiguieron constituir un grupo
estructurado, unido por lazos de parentesco propios a su cultura. Así, para el exterior
ellos daban la esperada imagen de un grupo sumiso al catolicismo — primer caso en la
integración— y hasta devoto, aunque sólo se tratara de una imagen social:
“Conste por éste, como Yo Antonio Sánchez en unión de todos mis paisanos (es
decir la colonia china de Acos)† me comprometo voluntariamente a entrar de
mayordomo de la festividad del Angel San Miguel tomando a mi cargo todos los
gastos que ocasionare en dicha festividad; siendo del modo siguiente: pagando los
derechos al señor Cura, traendose una banda de música de viento y otra de cuerda,
cuatro arrobas de cera blanca adornada y castillo; es de responsabilidad de la
comunidad proporcionar pastos de los músicos y mandar esclusivamente bestias
para su venida e ida de los coheteros con sus respectivos aderentes y propios hasta
Ancón quedando también de cuenta de nosotros la alimentación de todos ellos.
Para su constancia lo firmo juntos con el Inspector y mayores.
Acos, Octubre 2 de 1895 (Libro de Actas)
Antonio Sánchez (firma en castellano y chino)
Por ruego de Manuel Luiche (chino)
Por su paisano Don Manuel Sánchez (chino)
182 Por este acto, Antonio Sánchez se comprometía, en nombre de toda la colonia china, a
pasar el tradicional cargo de mayordomo, que suponía un fuerte gasto. No tenemos un
balance económico, pero para darse cuenta de lo que podía representar hemos tomado el
ejemplo dado por Piel (1973: 759), que data de 1911:
183 20 músicos 20 x 8 soles = 160 soles
184 2 quintales de aguardiente de caña = 46 soles
185 almuerzos y otros gastos = 100 soles
186 cohetes y pólvora = 50 soles
187 O sea, en total, 356 soles a cargo de un solo hombre y su parentela. Suma enorme si se
considera que el mismo año el jornal promedio de un obrero minero, por ejemplo, era
inferior a 50 centavos diarios. No hay cifras para Acos, pero este ejemplo es suficiente.
188 Tanto en la sociedad mestiza como en la china es evidente que esta forma de compromiso
obedece a la necesaria redistribución de un excedente de riqueza, cuyo objetivo principal
es aumentar el prestigio del donante. Este cargo es también uno de los más fuertes que
debe soportar un comunero y en el caso de Acos precede a la nominación al título de
Inspector de la comunidad.
189 A través del más poderoso de entre ellos, los miembros de la colonia china escogieron este
medio para expresar, a la vez, su devoción hacia el Santo Patrón del pueblo y su deseo de
integrarse a los asuntos comunales. Esta elección refleja también la ambición de elevar a
68
uno de ellos al mismo rango de las autoridades locales, que sólo cuentan entre ellas con
miembros de “familias legítimas” y familias “satélites”.
190 En esta operación de prestigio antes que de fe, la comunidad china invierte de todas
maneras mucho menos de lo que hubiera debido invertir una autoridad comunal. En
efecto, en casos parecidos eran en general los comerciantes e intermediarios los que se
beneficiaban con los gastos hechos por el mayordomo. Aquí fueron los comerciantes (a
menudo organizados en China en corporaciones muy poderosas) los que financiaron los
gastos de la fiesta. Sería justo pensar que los chinos se justificaron y cumplieron así con la
población de Acos por su rápida fortuna.
191 El siguiente ejemplo, es la demostración que los cultos ancestrales chinos se mantenían
latentes y que la tan ostentosa aceptación del catolicismo formaba parte de las
apariencias de integración: se trata del relato de una costumbre referida por tres mestizos
chinos que fueron los últimos testigos.50 Su descripción es como sigue:
192 A fin de año, es decir el último día de diciembre y los dos primeros días de enero, los
chinos tenían por costumbre, desde su llegada al Perú, de celebrar su Año Nuevo, aunque
en realidad no correspondiera a esta fecha. En esta ocasión, todos los chinos de las
comunidades vecinas Lampián, Coto, Pampas, San Juan, Huascoy, o de las más alejadas
como Viscas, Pasac, Huaroquín y Carac, descendían con mujeres e hijos a Acos donde eran
alojados por los miembros de la colonia china. Teodrica Estrada, originaria de Acos, se
acuerda de su tía bajando a lomo de mula y llevando hábito de ceremonia. 51 El primer día
se pasaba entre las visitas de cortesía y los preparativos.
193 El 1° de enero los chinos invitaban a los habitantes de Acos a participar de un gran festín
en honor de SAN ACON (en realidad San A-Kong), santo patrón de la colonia china. Así
como Antonio Sánchez había celebrado San Miguel, a su vez los acosinos debían
participar en el homenaje a San Acon. Caída la noche tenía lugar la verdadera ceremonia
en la cual sólo participaban los chinos.
194 Todos los testimonios concuerdan, pero sigue siendo difícil determinar el sentido de la
reunión, que aparece como una amalgama de varias fiestas del calendario chino
celebradas en una sola con ocasión de esta reunión extraordinaria.
195 La ceremonia comenzaba con un banquete;52 que en China tiene una función ritual. En
esta ocasión, cada uno aportaba una cierta cantidad de alimentos. Durante el banquete
todos los manjares eran reunidos y consumidos, uniendo así a los participantes; pero
antes de ser ingeridos, los platos debían ser bendecidos por el jefe de la asamblea. Aquí se
presenta un problema, ya que en general sólo hay un “rezador” representante de los
antepasados comunes de los miembros de una misma familia. Ahora bien, en el caso de
Acos, el grupo estaba dividido en dos clanes, los Hon o Kong y los53 Chang, que significa
que todos los miembros de dos familias diferentes habían decidido celebrar en común las
fiestas rituales, lo que implicaba mantener entre todos un solo templo ancestral. 54
196 Así, gracias a la comida ritual se ligaban familias de virtudes y condiciones diferentes. Al
finalizar la comida, los chinos veneraban a San Acon, cuyo retrato, colocado en un
pequeño templo, reposaba sobre un altar escalonado. Así lo describe Nicanor Estrada. 55
“San Acón, el hombre mas sabio de China al cual adoraban estaba en una sala
especial amplia (capilla) colocado el cuadro en un altar con 4 gradas o peldaños
donde colocaban diferentes y exquisitas comidas en platitos ofrecidas al Santo
intercaladas con sahumerios que prendidos despedian humo aromático que
impregnaban todo el ambiente... Las uñas del Santo eran largas, sus mejillas
ligeramente coloradas en forma de chapas, tenía bigotes bastante largas y caidos,
69
ala derecha del Santo en el mismo cuadro, estaba de pie un chino de cara morena
sin bigote, a su izquierda otro chino joven con bigote caido pero cortito, ambos
ponían una mano sobre el hombro de San Acón”.
197 La descripción de este cuadro, y el hecho de calificar a San Acon como el hombre más
sabio de China, haría suponer que se trataba de Kongzi (Confucio) y de su discípulo
Mengzi (Mencio), representado tradicionalmente con bigotes cortos. Sin embargo, este
supuesto puede descartarse inmediatamente, ya que el culto a Confucio correspondía a
letrados y nobles. Sería más verosímil en este caso ver en San Acon, al popular dios
Guanyu o Guan (k) gong, quien era la deidad de la valentía, del comercio y del hogar. Este
dios de la “Epoca de los Tres Reinos”, tenía en efecto la cara colorada56 y se representaba a
menudo rodeado por su hijo adoptivo (el joven chino de bigotes cortos) y su
guardaespaldas de tez oscura. Además, a este culto, muy extendido entre los chinos del
sur, correspondía una fiesta de fin de año que duraba varios días.
198 Con tal motivo levantaban en honor de San A- (k) gong57 convertido en San Acon, un altar
en el que quemaban incienso y donde se colocaba pequeñas copas y platos para ser
bendecidos durante el banquete ritual que reunía a todas las familias.
199 La capilla de San Acon estaba entre las casas de los dos personajes importantes, en el
mismo centro del pueblo.
200 Los acosinos creyeron siempre que se trataba verdaderamente de un santo chino y
respetaron la capilla. Igualmente, no se asombraban de las ofrendas de alimentos,
costumbre que muchos de ellos practicaban el día de Todos los Santos. Juzgaron a los
chinos como doblemente piadosos ya que veneraban a San Miguel con tanto fasto y gastos
como a San Acon.
201 En este ejemplo aparecen todos los factores que han determinado la cohesión y poder de
este grupo. No debe olvidarse que la otra finalidad de esta reunión era el encuentro de los
jóvenes “injertos” para concertar los matrimonios y unir las familias, obedeciendo así a la
regla matrimonial de exogamia.
202 Es sólo a partir del momento en que los chinos se afianzan culturalmente, lo que coincide
con la llegada de una importante oleada de inmigrantes chinos, en su mayoría
comerciantes, que realmente se constituye la colonia china de Acos. Su cohesión, basada a
la vez en el retorno a las antiguas costumbres y reglas de alianza chinas y en la adopción
disfrazada de las reglas y costumbres peruanas, fue coronada por el éxito económico.
203 Comenzando con un pequeño capital los chinos terminaron por controlar la mayoría de
las actividades ligadas al comercio minorista. A partir de entonces en el pueblo quedan
establecidas dos fuerzas económicas: de un lado, los terratenientes y mestizos para
quienes la tierra constituía la base principal de su poder económico; del otro, los chinos
obstinados en su política de integración y muy activos y eficaces en todas las
transacciones que emprendieron.
204 Lo que estaba en juego en este latente conflicto de intereses entre quienes venían
ejerciendo el poder y quienes lo pretendían no era la tierra, pues como se ha visto muy
pocos chinos tuvieron acceso a ella en esta época. Al contrario, controlar el comercio fue
el principal objetivo de algunos miembros de las antiguas familias, que comprendieron
que dejar los negocios en manos de los chinos resultaría, a la larga, peligroso. En su
condición de propietarios de la tierra fueron, en efecto, los únicos capaces, en este
naciente siglo XX, de oponerse organizadamente a esta colonia organizada en tan poco
tiempo, por quienes eran considerados apenas superiores al indio serrano.
70
NOTAS
1. En Colección de las leyes. Decretos y Ordenes publicados en el Perú desde su independencia hasta 1831.
Dr. Mariano Santos Quiróz.
2. Estas cifras e informaciones han sido extraidas de la “Colección Documental de la
Independencia del Perú. Tomo V, vol. 4” y de la “Separata prólogo del Tomo V”. Ella Dumbar
Temple.
3. El valle vecino a Canta, por ejemplo, tuvo un papel histórico más importante.
4. En los valles vecinos del Chillón y del Rímac los saqueos no cesaron sino entre 1835 y 1839.
5. Dávalos fue luego destituido y condenado por haber seguido en su tradición con los
monarquistas al primer Presidente del Perú, Don José de la Riva Agüero: “Queda arrestado Dn.
J.R. Agüero y los cómplices de su tiranía, entre quienes se numeran los diputados: Toribio
Dávalos, ...”. (Gaceta del Gobierno del Perú 3-12-1823). Fuera de la ley en 1823, T. Dávalos había
sido “Comandante general de todas las partidas de la sierra incluso del Escuadrón”'(20/6/1822) y
Gobernador político y militar del “partido de Canta”.
6. Gaceta del Gobierno del Perú, T. III, 23 de abril de 1826.
7. Archivos comunales de San Juan —H. Locker— desde 1775, las dos comunidades arrendaban las
tierras de Coyas a los franciscanos.
8. Archivos comunales de San Juan, Locker 1975.
9. Las archivos comunales de Acos comienzan en 1895, los de Lampián en 1920 y los de Pampas
han desaparecido. En SINAMOS, los datos sobre las comunidades poseedoras de un fundo aledaño
a Acos, en las yungas de quebrada, no han aportado nada para el período 1820-1880.
10. En 1877 San Juan obligó al arrendatario del fundo (Huacho) a sembrar alfalfa y a cuidar los
árboles frutales (A.C. de San Juan; Locker 1975).
11. Actualmente familias de Acos poseen como propiedad privada y, en un espacio comunal,
parcelas diseminadas en Coto, Canchapilca o Lampián.
12. Biblioteca Nacional: Manuscritos de la República D. 3832, 1884.
13. En el “libro de bautismo 1872-1879” se encuentra Mariano Vargas, de raza blanca, domiciliado
en Canchapilca, coronel en jefe del segundo batallón de Canta, padrino de un niño. Antiguo
subprefecto, fue diputado en 1885.
14. Fue gracias a la presión que ejerció, que obtuvo los apoyos necesarios a su nombramiento
como diputado en 1885.
15. Biblioteca Nacional: sección “crímenes”, doc. del 2.9.1884 y del 13.9.1884.
16. Manuel Sánchez, subprefecto de Canta, cacerista, protegía a un grupo de montoneros cuyos
jefes eran sus parientes.
17. Biblioteca Nacional: Manuscritos de la República D. 4403, 1885.
18. Biblioteca Nacional: Manuscritos de la República D. 4335, 1885.
19. Esta costumbre continuó hasta principios del siglo XX; familias ricas de Canchapilca
reconocen haber cedido tierras con el fin de que uno de los hijos (seguramente el mayor) se
librara del servicio militar obligatorio establecido por Piérola en 1895.
20. Habría habido intentos de cultivar algodón en Rauri y Huataya.
21. Libros Parroquiales de la Doctrina de San Juan de Lampión —Huaral - 1850-1860 / 1862-1870 /
1872-1879 / 1879-1891/ 1892-1896 / 1897- 1902 / 1906-1915 / 1916-1925. “Registros de
Inscripciones de Matrimonios”: 1879-1915/ 1915-1940.
22. Los contratos son de 3, 6 ó 9 años máximo, después hay apropiación.
71
23. En los registros de bautismos se señalaba la raza “indio, blanco, mestizo”. Después de 1890, el
carácter racial ya se menciona menos, excepto en el caso de los chinos e italianos.
24. La llegada de los coolíes y trabajadores chinos al Perú se remonta a 1854, véase el párrafo
siguiente.
25. Aunque los registros parroquiales no precisan de qué epidemia se trata no hay duda de que es
la peste.
26. Por ejemplo, no hay matrimonios entre 1881 y 1886, anotados en el “Registro de Inscripciones
de Matrimonios —Parroquia de Lampián— Provincia de Canta, 1879-1915”. Archivos parroquiales
de Huaral.
27. Nuestras informaciones van de 1872 a 1879 y son demasiado fragmentarias e incompletas
para permitimos completar el cuadro 2. Señalemos, sin embargo, la presencia de mestizos como
Enrique Kruger que se alió temporalmente a la familia legítima de los Mansilla; así como la de
Francisco Velarde, originario de Arequipa, que llegó en vísperas de la guerra y que se convirtió
luego en gamonal de Acos.
28. Este auge, basado en los cultivos de exportación del algodón y de la caña de azúcar, sufrió una
desaceleración entre 1873 y 1880.
29. Faltan datos a este respecto, ya que no se sabe quien estaba afectado por la circulación
monetaria ni en qué proporción. Es probable que la mayoría de los peones no hayan recibido sino
una mínima parte de su salario en efectivo, al menos hasta alrededor de 1900. Excepto algunas
cifras de principios de siglo, es difícil conocer el valor monetario de los salarios acostumbrados
en Acos.
30. Su llegada concuerda con el levantamiento indígena que tuvo lugar en 1885 en Huaraz contra
los blancos, mestizos y comerciantes chinos.
31. Debemos, en efecto, notar que desde la guerra de Independencia se han constituido especies
de dinastías de gamonales; los Quiroz de Acos son un ejemplo de ello, desgraciadamente no se
conoce ni el origen social ni las motivaciones de estos mestizos, siempre listos a levantarse.
32. En Acos y en los fundos se dice que una colonia alemana se estableció en Palca. Las tres
familias habrían muerto a causa de las inundaciones provocadas por el desborde del torrente
Palca, a principios de siglo.
33. La coca venía y viene de Huánuco; el aumento del número de peones aumentó la demanda.
34. Archivos comunales de Acos 1899, Rutté apoyaba entonces a Cáceres.
35. Archivos comunales de Acos del 14 de marzo de 1898. “... y así mismo se averigua las entradas
del común del pueblo dados en trabajos personales hechos en diferentes personas y aún también
haberlo hecho en la hacienda Cuyo que sumado el total de la ganancia hasendió a la suma de 67
soles 50 centavos”.
36. Muy raros son los Archivos consultados que mencionan el pueblo de origen de estos chinos
reclutados y agrupados en las regiones próximas a Cantón y embarcados en Cantón o en Macao.
37. Citemos las más conocidas: en 1870 en la región de Pativilca, en 1871 en la hacienda Maranga
(Lima); en 1875 la revuelta de los chinos de Huacho seguida de las revueltas en las haciendas de
Trujillo en 1876.
Véanse los trabajos de Rodríguez Pastor (1977) y (1979).
38. En setiembre de 1880 numerosos chinos se aliaron a las tropas chilenas del general Lynch que
los liberaron de las haciendas de Chimbote, Lambayeque y Trujillo donde eran tratados como
esclavos.
39. Además estos chinos llevan el nombre de hacendados de la región de Pativilca: Ignacio
Elguera en el caso de Huayto y la familia Sayán en los de Arguay y Potao.
40. En 1893, los chinos introducidos en las Filipinas consideraban así el matrimonio y el
bautismo: “En Manila por ejemplo, existe una comunidad cristiana china bastante numerosa. El
hecho se debe principalmente a una ley, decretada por el gobierno español de las Filipinas, que
prohibe a todo chino que no haya abrazado la fe católica casarse con una mujer Tagale. Cuando
72
un Celeste emigrado quiere casarse, recibe el bautismo sin repugnancia y cuando quiere regresar
a su patria, abandona sin mayor problema tanto a la mujer que desposó como la religión que
había aceptado.. .” (Bouinais y Paulus 1893). En el Perú, como veremos, los chinos aceptaron con
menos facilidad esta “medida policial”. De hecho, estos chinos, contrariamente a los que llegaron
a Filipinas que estaba mucho más cerca de China, no esperaban regresar nunca a su patria y
conservaron mucho más tiempo la práctica acostumbrada del concubinato.
41. En China existen 456 patronímicos, registrados desde la más alta antigüedad en el “Bai Jia
Xing” o “Libro de los cien apellidos”.
42. Los chinos analfabetos recurrían a un dignatario, o a un escribano público.
43. Después de 1874, año del Tratado de Tien Tsin, los inmigrantes chinos llegaron libremente,
algunos con sus tablillas y hasta con su ataúd. (Información oral — Huaral).
44. Hubo seguramente mujeres —en número reducido— introducidas clandestinamente al Perú
(Véase la foto de una mujer vestida de hombre que está sujeta por el cuello con una argolla de
hierro, en la tesis de M. Quintanilla del Mar, 1978, informe de C. Lombard), pero, en todo caso,
ninguna llegó a Acos.
45. En realidad, es difícil afirmar que estas devociones sólo se realizaron una vez al año, ya que
podía existir —lo que es probable— en cada hogar un pequeño altar sobre el que estaban
colocadas las tablillas y las ofrendas, manteniendo así el culto a los antepasados; además no se
conocen las prácticas religiosas de los chinos que vivieron en las haciendas.
46. En realidad, no se puede decir verdaderamente que lo único que les quedaba a los chinos era
su apellido y su dialecto; en efecto, es raro que los chinos se encuentren aislados, ya que muy
rápido fundan o se afilian a una asociación cualquiera, aunque generalmente secreta. En todas
partes donde se establecen chinos, “las asociaciones de comerciantes regionales” (las de Huaral,
el principal pueblo de todo el valle, fueron muy importantes), hasta transcienden los clanes. “Se
sabe además, que los ricos comerciantes chinos establecidos en Lima desempeñaban un papel
importante en la vida local china, y también en las relaciones entre esta diaspora y la madre
patria”: Precisión de C. Lombard-Salmon, CNRS.
47. “Las asociaciones regionales más antiguas agrupan a cantoneses de Gang Zhou, del mismo
tipo de las que había en 1850 en los Estados Unidos”. Comunicación de C. Lombard-Salmon —
CNRS.— En el caso de Huaral, una investigación es necesaria para saber sobre qué bases se
crearon y cuál fue su papel económico en el auge del valle.
48. JON en la transcripción fonética española.
49. La mayoría de chinos que adquirieron cierto poder sabían leer y escribir (por ejemplo Leiko
de Huascoy).
50. Se trata de Nicanor Estrada de Huascoy (testimonio oral y escrito: carta del 20-5-79, Huaral).
Padre J.M. Gamarra C.
51. Esta mujer era la hija de un poderoso chino, Lei-Ko, agricultor y comerciante instruido.
52. Para ampliar la información véanse Granet (1968); Farjenel (1904); Bounals y Paulus (1893).
53. En el marco de esta publicación no es posible desarrollar más este detalle que confirma una
sociedad muy jerarquizada y tradicional.
54. “En China sólo los clanes ricos mantenían templos ancestrales; y no era raro que varios clanes
pobres se reunieran para construir uno colectivo, práctica muy corriente entre los chinos de los
Mares del Sur. Hay también clanes que por razones históricas particulares tienen lazos
privilegiados entre ellos; pero éste no parece ser el caso aquí”. (Precisiones proporcionadas por C.
Lombard Salmon, CNRS.
55. Carta del 20-5-1979, Huaral N. Estrada y Padre J. Gamarra Cortijo.
56. También es posible que se haya tratado de Ah-Kong, es decir, “el más antiguo de la familia, el
antepasado”, como se le llama todavía familiarmente en el sur de China. Otra posibilidad nos ha
sido sugerida por C. Lombard: “Guang-gong”, el dios del suelo puede corresponder también al
73
“Primer chino” llegado como pionero a Acos, o bien, al miembro que fundó el o los clanes más
antiguos.
57. Guanyu era un héroe militar de la “Epoca de los Tres Reinos” convertido en dios. Cuando era
perseguido los dioses lo ayudaron pintando su cara de rojo, haciéndolo irreconocible. Al
abandonar el ejército se. hizo comerciante de soya y muchos mercaderes lo veneraron.
NOTAS FINALES
*. Sin olvidar el quinto caso, resumido más clamarente gracias a un esquema de parentesco
(véase esquema N°1).
†. Los comentarios entre parentesis son nuestros.
74
4. La investidura de la tierra:
fundamentos de la legitimidad del
poder
se hayan podido constituir, la “legitimidad” de las familias principales de Acos, oculta una
realidad más compleja.
4 En términos jurídicos la “legitimidad” es una noción que supone, a la vez, un “estado
heredado según el derecho, la justicia y la ley”, y la calidad de lo que es “justo, equitativo
y razonable”. Los acosinos, por su parte, le dan una interpretación no sólo simple sino
insuficiente. A la pregunta: ¿por qué una familia es legítima? se obtiene la siguiente
respuesta: “porque es originaria de Lampián y porque vive desde siempre en Acos”. Lo
que en otras palabras significa: es legítima la familia que vive en Acos y que puede
proclamar o hacer valer su pertenencia a la comunidad madre de Lampián.
5 Aparte de que la realidad no corresponde siempre a esta percepción que los de Acos
tienen de la “legitimidad”, la respuesta así enunciada, es la expresión de una visión
espontánea, cuya formulación tiene el inconveniente de plantear más problemas que
soluciones. Este discurso, al no disociar “familias legítimas” de “comunidad-madre”,
obliga a interrogarse sobre cuál fue realmente el papel de Lampián en la creación de Acos,
es decir, a abordar el problema de la escisiparidad de las comunidades andinas, lo que en
apariencia nos aleja del concepto de la “legitimidad” en Acos. Debido a la importancia del
papel de estas familias “legítimas”, es necesario previamente aclarar lo que comprendió,
y se entiende aún con la expresión “comunidad-madre”, como modo de explicar las
familias “legítimas” de Acos.
6 No hay duda que antiguamente existió escisiparidad entre Lampián, primero “cabeza de
Repartimiento” y luego “capital de distrito”, y su anexo Acos; pero ¿cuándo ocurre este
proceso y en qué circunstancias tuvo lugar? Los mismos acosinos no han conservado un
recuerdo exacto. Veamos, a través de algunos textos recientes, cómo se constata o relata
actualmente este fenómeno.
7 En 1936, con ocasión de un litigio que lo opone a Acos, Lam-pián decide hacer un
levantamiento de los límites de sus linderos y aprovecha para incorporar en éstos a Acos
con todas sus tierras, justificando esta actitud con un texto de 1730:
“Por lo expuesto anteriormente, se tendrá en conocimiento que los linderos de la
comunidad de Lampián encerraban tierras que ahora se hallan en posesión de Acos,
Canchapilca y parte de Carac. Estas desmembraciones se han producido a través de
muchos años y el suscrito no ha podido conseguir informes precisos sobre el
particular”1
8 Al año siguiente, Acos contrata a su vez, y como respuesta a Lampián, a un agrimensor
jurado, a fin de garantizar sus límites. Este simplemente constató:
“La comunidad carece de títulos por haber sido parte de la comunidad de Lampián a
la que perteneció desde su fundación y que con el tiempo se independizó
conservando dos secciones de terrenos, uno en la población (— el común de Acos
560 ha—) la otra sección es las lomas de Lomo Largo más al oeste de Acos (y de 3000
ha). ... Por mi parte dejo constancia de que las tierras medidas para Acos son las que
en menor cantidad les corresponde dentro de los derechos a que tienen opción a
percibir como condominos de las tierras y pastales de la jurisdicción de Lampián” 2
9 En otra carta agregaba:
“Considero que al confeccionarse y aprobarse el plano de la comunidad de Lampián
no se ha tomado en cuenta a la comunidad de Acos quien ha existido inmemorial-
mente”.3
77
b. En relación a la escisiparidad
19 En 1686, San Miguel de Acos era ya un anexo importante que tenía una iglesia y contaba
con un grupo de notables. Ahora bien, si nos referimos a Favre (1976), los procesos de
“disidencia y de escisiparidad” observados en las comunidades andinas se traducen por
un rechazo de parte de los grupos separados de la comunidad de origen “de asumir las
mayordomías de las fiestas religiosas”, y por la reivindicación del “derecho de celebrar las
fiestas en su propia iglesia” (Favre 1976: 75). Esta observación, hecha a partir de la
fragmentación de numerosas comunidades a principios del siglo XIX, es aplicable a Acos
desde el siglo XVII, puesto que este anexo celebraba a un santo patrono diferente al de
Lampián (que es San Juan Bautista), y que su iglesia —construida en el siglo XVII— era sede
de numerosas misiones. Sabiendo que en Acos se guardaban las reliquias y objetos del
culto, antes de que los religiosos salieran a evangelizar a las comunidades vecinas, no
puede dudarse que esta iglesia fuera consagrada antes del siglo XIX. Ahora bien, según
Favre, “a partir del momento que la secesión está sancionada oficialmente (por la
consagración de la iglesia, por ejemplo N. del A. ), provoca ipso-facto la escisión territorial
de la comunidad de origen”. Aunque se trata de una observación relativa al siglo pasado,
es muy probable que la escisión de Acos haya ocurrido en el siglo XVII; lo que significaría
que los habitantes de Acos, siendo en su mayoría originarios de Lampián, tenían ya
independencia territorial. Es posible que el acceso a las tierras de pastoreo temporal de
Lomo Largo date de esta época.
20 Si admitimos que esta escisiparidad viene del siglo XVII, las razones y naturaleza de este
desplazamiento nos son mal conocidas. El modelo propuesto por Favre para explicar la
creación o, para el caso de Acos, “la independencia o el desmembramiento”, de sus
múltiples anexos durante el siglo XIX, presenta aspectos interesantes que podrían
aplicarse a Acos si no se tratara de una comunidad yunga del siglo pasado. Favre da
cuenta de este proceso en los siguientes términos:
“La tendencia a la dispersión es animada por un movimiento de disidencia que lleva
a una concentración y a la formación por escisiparidad de una nueva comunidad
independiente de aquélla de donde proviene. Este movimiento inscribe el desarrollo
de la comunidad en la que actúa, en un ciclo cuyas fases pueden definirse así:
Fase I: la comunidad está enteramente concentrada en un pueblo.
Fase II: una fracción de la comunidad se dispersa en una cantidad de cabañas de
pastores de altura que dependen política, económica y socialmente del pueblo.
Fase III: las cabañas se agrupan en un caserío que reivindica su autonomía política,
económica y social.
Fase IV: el caserío transformado en pueblo se convierte en el centro de una nueva
comundiad concentrada.
79
25 Las familias más antiguas y originarias de Lampián son: Pariasca, León, Arroyo y Huamán.
Las que llegaron como arrendatarias de fundos de yunga en el siglo XVIII, son: Herrera,
instalada en Lampián, Mansilla y Oriundo, establecidas en Acos. Datos extraídos de los
archivos nacional y comunales, así como de los registros parroquiales, permitieron
80
elaborar una breve reseña histórica de las consideradas familias “legítimas” de Acos.
Trabajo necesario, pues si en 1976 sus miembros estaban de acuerdo en considerarse
legítimos, ninguno podía explicar a qué se debía esta legitimidad.
— Familia Pariasca
— Familia León
27 Si el barrio de arriba7 estaba dominado por las familias Pariasca y Navarro, el de abajo lo
eran parte por la familia León. Esta familia mestiza, de la cual un miembro fue en 1722
Alcalde de Lampián y Recolector de impuestos en la provincia, también puede reivindicar
su legitimidad. En realidad, tiene poca representación en Acos y sus miembros más
prominentes son quienes aún dirigen la vida de Lampián.
— Familia Arroyo
28 Considerada tanto familia mestiza como india, los Arroyo se habrían instalado en Lampián
durante el siglo XVII, hacia 1678. El miembro conocido más antiguo de esta familia fue un
mestizo ganadero8 residente en Coto, en conflicto con Carac, que terminó instalándose en
Lampián y Acos.
— Familia Huamán
29 Entre sus ascendientes conocidos, esta familia Guamán o Huamán, tenía en 1721 a Juan
Estevan Guamán, cacique principal y gobernador del repartimiento de Lampián.
30 De estas cuatro familias, sólo las dos primeras podrían reivindicarse su legitimidad, ya
que su genealogía se puede trazar hasta el siglo XVI porque poseen efectivamente la
tierra. En realidad, estas familias fueron, como las mestizas que llegaron posteriormente
al valle entre las que se contaban Oriundo, Herrera y Mansilla, consideradas legítimas por
la población de Acos.
— Familia Oriundo
31 No se encuentra ningún vestigio de esta familia anterior al siglo XIX. En 1850 estaba
establecida en Acos, contando entonces con 7 miembros adultos (mientras que la familia
Pariasca tenía sólo cinco). A la vez mestiza e india, su origen se remonta sin duda a fines
del siglo XVIII, época en la que un Oriundo se habría establecido en los fundos alrededor
de Acos.
81
— Familia Mansilla
32 De raza blanca, habría llegado, hacia 1790,9 como arrendataria de fundos. Se les encuentra
establecida en Lampián hacia 1876.10 De hecho, desde 1850 figura en primer plano en
Acos.
— Familia Herrera
33 Posiblemente se establecieron durante el siglo XVIII. Era una familia con mucho poder,
que se ha caracterizado por sus frecuentes intentos de apropiarse de tierras comunales. 11
En la segunda mitad del siglo XIX, una rama de la familia se instala en los fundos de
Lampián, donde han formado dos pequeñas haciendas en Rauri y Huayo, mientras que
uno de los miembros va a Acos. Será la última gran familia blanca que se instala y tiene
descendencia en Acos.
34 Familias “satélites” en las que se apoyan las familias legítimas:
• Los Torres: poderosa familia blanca de Lampián.
• Los Blas: aliados de los León en el barrio bajo de Lampián. 12
• Los Navarro: aliados de los Pariasca en el barrio alto. 13
• Los Guardamino: mestizos, el primer miembro llegó en 1730 a Lampián y usurpó las tierras
de Huataya, llegando a ser principal de Lampián.
• Los Ruiz, Ortiz, Avia, López, Santos, Valverde, Aquino, Medina, Lescano y Valles, cuyos
miembros están emparentados con las más antiguas familias mestizas de Lampián.
35 A las familias legítimas y satélites, originarias de Lampián o Acos, hay que agregar:
— Familia Jurado
36 En 1722, Pedro Jurado, al mismo tiempo que Mateo Pariasca, firmaba un acta de Lampián.
Sin embargo, la familia es originaria de la vecina comunidad de Coto. ¿Se trata de dos
ramas de una misma familia? Siendo incompletas las referencias genealógicas, no se
puede afirmar esto. Pero en todo caso, desde la primera mitad del siglo XIX, la familia
Jurado aparece establecida en los fundos de Acos y Coto, en Pomas y Collas. A principios
del siglo XX se establecen definitivamente en Acos.
— Familia Córdova
37 Familia mestiza que hasta el siglo XIX residió en la comunidad de Coto, en un caserío cerca
de Huirtec. A partir de entonces establecen alianzas con los vecinos de Acos.
38 En realidad, ambas familias están frente a Coto en la misma situación que las familias
legítimas respecto a Lampián. En nuestra investigación ocurrió que algunos comuneros
acosinos los asocian a las familias legítimas, aunque en ningún caso reunieran las
cualidades que harían de ellas linajes comparables a los Pariascas o Mansilla. Sin
embargo, sobre todo en el caso de la familia Jurado, ambas han alcanzado gran
importancia y resulta difícil clasificarlas. Convencionalmente asociaremos a la familia
Jurado con las familias legítimas por estar más próxima a ella.
39 Con esta revisión de las familias legítimas se aborda el segundo problema que debíamos
tratar. ¿Por qué han recibido esta calificación familias no originarias de Lampián o Acos,
82
como la Jurado, o por qué se ha rehusado a algunas familias “satélites” muy antiguas con
origen en Lampián?
• En el caso de las familias legítimas más antiguas, la legitimidad reviste una connotación
ideológica que evoca los lazos míticos o reales con el antepasado originario de Lampián, del
cual les viene su poder así como el acceso privilegiado a las tierras sagradas de yunga.
• En el caso de las familias legítimas, llegadas entre fines del siglo XVII y principios del siglo XIX
—familias que, contrariamente a lo que afirman los acosinos, pueden haber vivido desde
siempre en Acos sin ser originarios de Lampián—, su legitimidad radica en dar cuenta de una
forma de poder, basada tanto en razones políticas como económicas. Este poder no puede
compararse con el que caracteriza a las familias salidas de Lampián. Corresponde a un poder
logrado por un proceso histórico, gracias a los cargos pasados, al apoyo político conseguido,
y a las tierras apropiadas o compradas. Es un poder construido, no heredado, aunque con el
tiempo los habitantes de Acos han confundido los diferentes orígenes de un poder que se
traducía de la misma manera, es decir, por el control político de la comunidad y por el
control del acceso a la tierra.
40 Este concepto, que se aplica a las actuales familias legítimas está íntimamente ligado al
poder, tanto pasado como presente, y evoca a través del linaje la transmisión de una
cualidad.
41 Finalmente, ¿a qué se debe que las familias no participen de esta condición?
Consideramos dos razones, una política y otra económica.
42 A diferencia de las familias legítimas, las familias “satélites” no se establecieron
verdaderamente en Acos. Sólo uno o dos miembros adultos por generación y familia,
vivían en Acos, mientras que algunas familias, como Arroyo, en 1900 tenían hasta 11
miembros adultos. Como allegadas de las familias legítimas y moviéndose en su órbita,
eran constantemente solicitadas para mantener la alianza aunque en número limitado
para mantener la dependencia.
43 El poder de la familia legítima estaba reforzado porque se encontraba entre manos de un
número importante de personas que formaban un sólido núcleo. Por el contrario, el poder
que hubieran podido ejercer o tener ciertas familias “satélites”, de descendencia española
o indígena de Lampián, se encontraba dividido entre los numerosos miembros que
quedaron en Lampián y de algunos individuos que se establecieron en Acos.
44 Así como en el caso de las familias legítimas salidas de Lampián hubo una transferencia de
poder entre las dos comunidades, en el caso de las familias “satélites”, esta transferencia
no se produjo. Así, al establecerse en Acos toda la familia extensa le permitió a la familia
legítima afirmar sus pretensiones y poder. Los pocos miembros de las aisladas familias
“satélites” no pudieron asumir el rol político ni económico que les incumbía de acuerdo a
su ascendencia, pues este había quedado en los miembros residentes en Lampián.
45 Es este segundo factor, esencialmente económico, el que contribuyó a mantener a las
familias “satélites” dependientes de las familias legítimas, desde las más antiguas hasta
las más recientes. Por “económico” debe entenderse el acceso a la tierra y su control,
elementos determinantes del concepto de legitimidad. Las familias legítimas más antiguas
de Acos estaban compuestas, básicamente, por propietarios de tierras, y podían
pretender, por su ascendencia noble ascendencia indígena a las mejores tierras de yunga,
entre ellas Marcahuasi, las que se repartieron. Las familias legítimas foráneas —que
llegaron como arrendatarias— se unieron a las primeras comprando y apropiándose de
otras tierras de yunga entre las mejor situadas, es decir, en el rellano de la vertiente,
83
El monopolio de la tierra
59 Como medida y ya no como patrón, la brazada, que aún hoy equivale a 1. 60 m., permite
conocer el largo de los dos principales canales de irrigación. La toma alta, mantenida
85
sobre una extensión de 1, 936 brazadas, cubría así, una distancia de 3. 1 km. La toma del
Pueblo, en la que la captación del agua se encuentra mucho más abajo que la primera,
recorría 749 brazadas, o sea 2. 2 km.
a. Los regantes
—Familia León
61 Su ausencia es nominal, pues en 1898 estaba representada por mujeres. Una casada con
un Torres de familia “satélite”, otra con un Avia, perteneciente también, a una familia
“satélite”. Doroteo León se casó con María Fernández, de una antigua y rica familia de
Lampián, y tuvo un hijo, Pedro, del que se conoce mál su descendencia. Además como los
miembros de la familia León tenían mayor vinculación con Lampián que con Acos, la poca
tierra que poseían pasa a través de las mujeres16 a los Torres y los Avia.
— Familia Huamán
62 Solamente un Huamán vivía en Acos en 1850. Sus dos hijos no se casaron con gente de
Lampián o Acos sino con mujeres de otras comunidades y su rastro se pierde. En cambio
una hija se casó con un Cuadros, comunero originario de Lampián que decidió quedarse
en Acos. Sus hijos, Cuadros-Huamán, se casaron en Acos, con mujeres de familias aliadas,
como Torres, de familia legítima como Arroyo y, con una mujer pobre originaria de
Ravira. Las tierras de los Huamán ha pasado por diferentes matrimonios a familias
poderosas de Lampián y Acos, como Cuadros, Arroyo y Torres. Cabe, sin embargo, anotar
que, en 1920, llegó a Acos una maestra de apellido Huamán, sin vinculación con la que nos
ocupa, casándose con un Mansilla, una de las figuras más importantes del pueblo.
— Familia Herrera
63 Antes de 1850, José Manuel y Román Herrera vivían en los fundos de Lampián. A
diferencia de su pariente Matilde, que residía tanto en su fundo como en la comunidad de
Lampián, decidieron instalarse en Acos, no obstante que todas sus tierras estaban fuera de
sus linderos. Esta etapa corresponde al paso del disperso habitat familiar a la
concentración de familias en Acos a fines del siglo XIX. Los hijos de José Manuel se casaron
así: el primero, José Pedro, con una Pariasca de familia legítima. De su unión nació
Hipólito, casado con una Arroyo, de familia legítima. En el caso de esta familia parece que,
ni aún por sus mujeres los Herrera tuvieron acceso a las tierras comprendidas dentro de
los terrenos de Acos y que sus dominios estuvieron hasta 1940 en las cercanías del fundo
de Lampián. El segundo hermano se casó con una Fernández (conviertiéndose así en el
cuñado del último de los León); habiendo tenido sólo una hija, Clorinda, que se casó con
un Mansilla. Las tierras que hubieran podido tener en Acos o en otro sitio se repartieron
de todas maneras entre las ya poderosas familias Fernández y Mansilla. Se desconoce la
descendencia de Inocente, el último de los hermanos. Es posible que sus miembros hayan
emigrado muy temprano hacia la costa.
86
b. Familias legítimas
66 Dos familias, Mansilla y Oriundo, poseen cerca de la mitad de las tierras irrigadas. Este
grupo de 11 personas monopoliza el 35.63% de las parcelas de la toma del Pueblo y 43.74%
de las de Limoncillo, o sea 41.48% del total.
67 Las familias Arroyo y Pariasca, cada una representada por dos miembros regantes, poseen
8.81% de la toma baja y 7.58% de la toma alta, es decir, 7.92% del mismo total.
68 En suma, el conjunto de familias legítimas llegan a controlar el 44.44% de las tierras
irrigadas de Pamparcayo-Lacsacocha y el 51.32% de las tierras irrigadas de Marcahuay-
Caracuay, es decir, el 49.4% de las tierras de Acos regadas por los dos grandes canales
comunales.
69 Puede sorprender la poca extensión de tierras de la familia Pariasca, por ejemplo. En
efecto, desde hace varios siglos ésta posee los parajes de Marcahuay, donde el riego
depende de puquiales o del río Chancay. Justamente en 1898, Mateo Pariasca decidió no
participar más en las faenas. Debe entonces comprar su cargo. La comunidad le reclama
entonces la suma de 40 soles de plata; “El referido Mateo Pariasca aceptó la condición
estipulada según las bases anteriores del indicado año (1885) y ofre-siéndose de hacer (el)
pago la referida Comunidad con los mismos fundos denominados Marcahuay. Cualquiera
que sea el comprador de dichos fundos para ponerse en posesión abonará primero la
suma indicada”.17
87
CUADRO 8
70 Mateo Pariasca debió vender una parte de sus tierras de Marcahuay, para liberarse de sus
cargos.
71 En este documento se ve por una parte que la familia Pariasca declinaba su poder
económico y político, y especialmente que las tierras de Marcahuay, así como las que
bordean el Chan-cay, al tener un sistema de riego propio, escapan a la tentativa de censo
de los propietarios, tal como aparece en los dos cuadros precedentes. Estos propietarios
son poco numerosos y pertenecen, en su mayoría a las familias legítimas, como Mateo
Pariasca o a las familias aliadas, como testimonia este otro documento de 1907:
“... teniendo en consideración: que los terrenos denominados Marcahuay y
Carbonmonte es la propiedad exclusiva de los herederos: Don Segundino Arroyo,
Brígido Oriundo
Cosme Ruiz ... etc.
72 En realidad, no hay que considerar a estas familias como aisladas, sino más bien muy
ligadas, sostenidas por toda una parentela. En conjunto, constituyen la clase dominante
de la comunidad.
73 Ciertamente, no se trata de un control directo de la tierra por estos grupos de alianza sino
de una particular capacidad de maniobra. Desde un punto de vista abstracto podría
representar la esfera de alianza potencial y privilegiada, donde la elección se haría en
función de las tierras poseídas por una u otra familia. Desde un punto de vista concreto,
esta concentración de tierras en las familias legítimas y aliadas suscita necesariamente en
éstas la toma de conciencia y la materialización de su poder.
74 Así, con 1,713 brazadas, la familia Oriundo y sus aliados dominan el 63.7% del total de
brazadas otorgadas, que son 2,685 (véase cuadro 1). La familia Mansilla 1,627 brazadas,
domina el 60.59%.
88
75 La familia Arroyo, caracterizada por haber establecido muy pocas alianzas fuera de su
parentela, tiene a su cargo 1,407 brazadas, o sea un 52.40% del total. La familia Pariasca,
poco numerosa, tiene pocos aliados. Sus 670 brazadas agrupadas representan el 24.95%
del total.
CUADRO 9. Familias “satélites” y aliadas Alianzas entre 1850 — 1898. Familias “brazadas” Oriundo
Mansilla Arroyo Pariasca León
Fuente: Cuadro elaborado gracias a los Archivos parroquiales de Acos. Se refiere a las alianzas
contraídas entre estas familias en un período de 50 años.
76 La familia León en cambio, cuyos miembros son mujeres, que aparentemente aportaron
tierras al matrimonio, aparentemente carece de tierras. Sin embargo, por alianzas y
parientes por alianza, tienen aliados que poseen 871 brazadas, o sea, el 32.4% de las
brazadas de las dos tomas.
77 En realidad estas brazadas son mínimas, pero representan un potencial que se expresa en
extensión, calidad y disposición de los terrenos, representando esto, a su vez, un
verdadero sostén económico, una presión socio-económica y un sólido apoyo para el
ejercicio del poder.
78 Otros regantes:
79 Además de las familias legítimas y de sus aliados, se observa la presencia de ciertos
propietarios, no menos importantes, pero que no pertenecen a esta élite local.
80 Notemos, entre otros, la presencia de propietarios surgidos e instalados en Acos durante
la Guerra del Pacífico: los Naupari, bajados de la comunidad de Huaroquín que ganaron
prestigio en los saqueos llevados a cabo por los montoneros del coronel M. Vargas.
Además de las familias Navarro y Dávalos, originarias de Lampián, figura también un
individuo apellidado Quiroz, que demostró gran ambición. Para entonces no habían
89
logrado conseguir muchas tierras, pero tenían mayor extensión (28 y 20 brazadas) que las
familias Torres o Anardo.
81 Los ausentes también se hacen notar: mientras que a fines del siglo XIX Acos se
caracterizaba por una importante población de migrantes (costeños, serranos, italianos o
chinos), en este cuadro aparecen muy pocos. Ya no figuran F. Velarde, llegado a Acos en
1879, ni Felipe Nichos, armador de Huacho que por matrimonio, en 1896, se emparentó
con la familia Mansilla. Estos ausentes son en realidad arrendatarios, y aunque todavía no
han adquirido tierras, lo que ocurrirá pronto, pues por razones económicas algunas
familias importantes buscan emparentarse con ellos. Dedicados al comercio, están
acumulando capitales que les permitirá comprar tierras comunales o apropiárselas antes
que, por la Constitución de 1920, sean reintegradas al dominio comunal.
82 Después de 1898 se inicia la apropiación de las tierras comunales. Los documentos
disponibles muestran las dificultades que sufren las familias legítimas para conservar este
monopolio ante la llegada o la instalación de nuevos propietarios y comerciantes. En
efecto, estos últimos tienen un prestigio basado tanto en sus disposiciones de mando
como en el poder del dinero; y este prestigio tiende a oponerse al sustentado en la
legitimidad.
83 En 1913 se mantenía el número de 47 regantes para las dos tomas. Algunas familias
“satélites” ya poco representadas en 1898, desaparecen o se ausentan, seguramente con el
fin de trabajar en la costa, para reaparecer diez o quince años después. Y finalmente son
los antiguos arrendatarios, y comerciantes quienes pasan a ser nuevos propietarios, como
L. Lembi, I. Calderón, B. Velarde, I. Ríos, S. Saravia, y también Froilán Jurado, el mayor de
una familia muy antigua de Coto, que vivía en el fundo. Entre éstos están los futuros
dueños de Acos.
84 En este época se observa un decaimiento de la antigua élite, que es reemplazada por los
nuevos propietarios que buscan asegurar su posición mediante la compra de tierras, a la
comunidad, a la vez que se emparentan con las antiguas familias. 18
85 Entre 1919-1921 concluye la apropiación de las tierras comunales, permitiendo que las
familias legítimas lograran conservar el monopolio de la tierra, valiéndose de sus alianzas
con los nuevos mandones, cuyo apoyo económico buscan.
86 Sin embargo, en este lapso se ven obligados a dotar de tierras comunales a la nueva
parentela. Esto ocurrió poco antes de promulgarse la Constitución de 1920, que reconocía
la existencia legal de las comunidades indígenas y garantizaba la propiedad comunal de la
tierra.
87 La distribución de tierras comunales tuvo lugar en el primer año del Segundo gobierno de
Augusto B. Leguía.
88 ¿A qué obedece este reparto? Parece ser, según la siguiente lista de propietarios y
beneficiarios, que las autoridades comunales, es decir las familias legítimas, los aliados y
los recién integrados, gamonales y comerciantes, percibiendo la situación y conducidos
por su síndico H. Arroyo, decidieron repartirse lo que quedaba de las tierras comunales
irrigadas por la toma Limoncillo.
90
... “Se acordó nueva partición de topos de la acequia alta Limoncillo teniendo en
consideración el número de potreros y el lugar de ubicación de los topos de cada
propietarios para aumentar o disminuir el número de topos”. 19
89 Una vez más, y aunque el topo sea una unidad de superficie, no nos es posible indicar la
extensión exacta de estos terrenos. En 1936, el topo representaba, según O. Celestino, 7
áreas en la comunidad vecina de Lampián. Tomaremos pues esta referencia, con las
reservas necesarias, cuando se trate de medidas convertidas; y a falta de mayor certeza,
se tendrá simplemente en cuenta el número de topos distribuidos, que como en el caso de
las brazadas, muestran una relación.
90 Es difícil saber, en base al acta citada, si este precipitado reparto se hizo efectivamente en
1919 con el objeto de tener el título de propiedad. Surge una duda, por un lado porque al
reparto no siguió el pago simbólico de estas tierras a la comunidad y, por otro, porque en
1921 tuvo lugar un nuevo reparto de las mismas tierras de la toma Limoncillo, en
beneficio de las mismas personas a las que se agregó un nuevo propietario. No cambio el
área repartida de 1,960 topos, pero sí difería la extensión asignada a cada quien. En el caso
de Leonardo Arroyo por ejemplo, los 250 topos se redujeron a 40, es decir 2.8 Has. en lugar
de 17.5 Has., lo que parece corresponder más a la realidad; Froilán Jurado, al contrario,
veía pasar la extensión de sus tierras de 130 topos a 160.
91 Pero esta lista no fue seguramente satisfactoria, ya que a fin de año todos los topos
distribuidos anteriormente como propiedad privada fueron discretamente anulados con
lápiz. Una nueva distribución, muy modesta, hizo que cada propietario no recibiera más
de 32 topos (2.2 Has.), y la asignación más pequeña bajó a 7 áreas.
92 De las 137 Has. que se debían dividir en 1919 como propiedad privada, sólo lo fueron 31.2
Has., y esto en 1921, cuando estaba porhibido privatizarlas.
93 ¿Qué ocurrió en Acos entre 1919 y 1921? Es particularmente difícil saberlo, ya que las
páginas siguientes a estas actas20 fueron arrancadas intencionalmente.
94 Proponemos la siguiente interpretación:
95 En 1919, las familias legítimas en complicidad con sus aliados, se apresuraron —antes que
fuera demasiado tarde— a apoderarse con visos de legalidad de la mayor extensión de
tierras aún de propiedad comunal.
96 El año 1920 aparece como un año de expectativa. No se menciona a Síndico alguno que
dirija la comunidad y fuera de la decisión colectiva de oponerse a la llegada de nuevos
chinos, aparentemente no ocurre nada.
97 En 1921, la comunidad despierta. El nuevo Síndico, Brijido Oriundo —de familia legítima—
emprende la inspección de las tierras que dependen de la toma Limoncillo y empadrona a
los propietarios y sus posesiones; fija y reglamenta las costumbres referentes a la limpieza
de las acequias e impulsa a la comunidad a comprar un gran terreno comprendido dentro
de los linderos de Acos, pero que desde la Guerra con Chile pertenecía a la familia del
coronel Vargas. Estas tierras de Pamparcayoc deberán así repartirse entre 60 personas,
obedeciendo a criterios socioeconómicos y favoreciendo siempre, aunque en menor
proporción, a las familias legítimas y sus nuevos aliados.
98 Lo que ocurrió fue quizás reflejo y resultado de un conflicto nacional que opuso a
demócratas (seguidores de Piérola) y civilistas. Los civilistas seguían y apoyaban a Leguía
en sus medidas tendientes a insertar a la comunidad indígena en la vida pública y
económica, reintegrándole sus propiedades.
92
99 La reacción observada en Acos entre 1919 y 1921 responde a que los partidarios de Leguía
después de un tiempo de incertidumbre, tomaron el control de la comunidad. 21 No debe
sorprender que un miembro de familia legítima —B. Oriundo— fuera llevado al poder,
pues esta toma de conciencia política sólo podía provenir de los miembros más activos,
más preparados de la comunidad. Es también significativo que los recién accedidos, al
grupo de poder, no hayan podido aprovechar esta oportunidad para apoderarse del poder
comunal.
100 Profundizando el análisis, cabe reconocer que esta reacción es oportuna: no sólo los
dirigentes de la comunidad deciden apoyar la política de Leguía, lo que más tarde les
traerá numerosas ventajas, sino que además aprovechan para reforzar su poder local.
101 En efecto, en lugar de mermar su poder, esta política los favorece. Desde hacía más de 10
años las transacciones de compraventa de tierras se habían multiplicado. Los gamonales y
comerciantes invertían en una tierra sin mucho valor productivo hasta más o menos
1915; la población aumentaba y los compradores reales y potenciales de parcelas
resultaban cada vez más numerosos. Este movimiento de democratización del acceso a la
tierra era peligroso para las familias legítimas, que corrían el riesgo de perder su
monopolio y con él la base de su poder y el atributo de su legitimidad.
102 Al recuperar el poder en 1921, B. Oriundo detuvo la democratización de la tierra y
protegió a la clase que representaba. Mantuvo así la distancia necesaria al ejercicio y
justificación del poder, entre aquéllos que desde hacía generaciones monopolizaban la
tierra como bien de prestigio y secundariamente como medio de producción y quienes,
recientemente, por sus medios económicos y ambiciones políticas, la reivindicaban.
103 Las tierras secularmente adquiridas por las familias legítimas y sus aliados, estaban
definitivamente protegidas, garantizadas; y gracias a la no aplicación del reparto de 1919
fue imposible para las familias en ascenso mostrarse como rivales, al menos en este
campo.
104 Cuando, en su papel de Síndico, B. Oriundo, tuvo que repartir las tierras de Pamparcayoc,
lo hizo sin restricciones y, según la costumbre, reservando las mejores tierras para los de
más edad, los notables, las autoridades y sus aliados. Quienes en esa fecha recibieron
tierras en Pamparcayoc, pasaron a poseer un bien inalienable y muchos de ellos tomaron
posesión de su primera tierra. Los miembros de las familias beneficiadas por esta
distribución conservaron, además de este nuevo privilegio, la superioridad de poseer
tierras alienables, que representaban un capital móvil.
105 En 1922, los propietarios de la bocatoma del pueblo, miembros de las familias legítimas o
de sus aliados, estaban seguros de su propiedad privada. Entre ellos se encontraban
quienes poseían Marcahuasi como un bien ancestral, pero también algunos comuneros
recientes que habían comprado y hasta cambiado, algunas parcelas cercanas al pueblo
incluso por una vaca, la mayoría de estas tierras eran pues alienables. Esta condición
presentaba ciertas ventajas, pero estimuló las transacciones de compra-venta de tierras,
iniciando así el proceso de desposeer a las familias más vulnerables, es decir, de las
familias aliadas.
106 El siguiente cuadro muestra los primeros síntomas de este proceso y permite prever la
evolución futura.
107 Las familias legítimas y sus aliadas poseían todavía en 1898 por lo menos el 90% de las
parcelas irrigadas de estas antiguas tierras de ayllus. A partir del año 1898, cuando M.
Pariasca comienza a vender su tierra, el proceso está en marcha y aunque en 1922 las
93
antiguas familias de Acos controlan todavía el 70% de la toma baja, su posición es muy
frágil y temporal, ya que han perdido frente a sus nuevos aliados y rivales, el apoyo de las
antiguas familias aliadas, que han desaparecido o dirigen su apoyo a los comerciantes y
nuevos propietarios, permitiendo que éstos últimos se instalen en las tierras que rodean
al pueblo. En lo que se refiere a la aparición de los propietarios chinos, data sólo de
1919-1920 (véanse los cuadros 10 y 11) y corresponde a la necesidad de convertirse en
propietarios antes de que la ley lo prohiba. En efecto, estas tierras son las mejores para la
producción del maíz y alfalfa. Pese a que los chinos se vieron limitados al comercio
minorista, algunos particularmente bien integrados y aliados a los poderosos del pueblo,
lograron tener acceso a la tierra. En el caso de la toma baja, sólo la familia Espinoza la
conserva como patrimonio; los otros chinos la revendieron muy pronto, especulando con
su precio.
108 El mismo proceso de alienación de las propiedades de las familias aliadas tradicionales en
provecho de los nuevos aliados gamonales y comerciantes, puede observarse comparando
los padrones de propietarios de Limoncillo de 1898 y de 1923.
109 Contrariamente a lo que ocurre con las tierras de la toma baja, las de Limoncillo
experimentan constantes modificaciones en su extensión y tenencia. A los regantes que
poseen tierras en 1898, hay que agregar los nuevos propietarios (además de los que
acaban de ser mencionados) beneficiados por repartos sucesivos de tierras eriazas. Todos
los repartos son confusos, tanto los de 1919, 1921, 1930, como el de 1946. Las áreas
repartidas no son nunca las mismas, pese a que se trata de la misma distribución. Las
94
110 Pese a ser difíciles de interpretar, estos documentos muestran al menos la presión
ejercida sobre la tierra entre 1920 y 1950. Así, con el fin de satisfacer al creciente número
de comuneros sin tierra y de residentes, en 1921 la comunidad compró las tierras de
Pamparcayoc, regadas también por la toma Limoncillo. En un primer momento se pensó
dividirla entre los 62 propietarios de esta toma, pero el proyecto fue rechazado. Fue
necesario esperar hasta 1929 para que 26 usufructuarios pudieran ser satisfechos. Entre
ellos se encontraban muy pocos miembros de familias legítimas o aliadas tradicionales y
también muy pocos de los nuevos aliados poderosos. La mayoría se componía de
migrantes serranos, así como de 6 jóvenes injertos que deseaban ser miembros de la
comunidad.
111 Es sorprendente no volver a encontrar en el momento de los repartos, el antiguo orden,
que favorecía siempre, a las familias legítimas. En realidad, las autoridades comunales
lograron una vez más, como antes en 1921, sacar provecho de la situación acatando a la
vez la disciplina comunal y dando satisfacción a los solicitantes.
112 Es así que de la extensión total de las tierras de Pamparcayoc, las que fueron distribuidas
eran tierras de ladera, escarpadas y rocosas. Al carecer de andenerías no podían dedicarse
sino a pastizales, a condición de sembrar alfalfa. En cuanto a la otra mitad de
Pamparcayoc se destinó a su arriendo a los ganaderos que ofreciesen el mejor precio. Las
autoridades actuaron pues muy hábilmente, ya que gracias al sistema de arriendo por
remate, estaban en la mejor situación para acaparar su uso. La lista de arrendatarios no
necesita comentarios: C. Arroyo, I. Torres, A. Oriundo, B. Torres, M. Mansilla y finalmente
Froilán Jurado, quien logró permanecer seis años como arrendatario.
113 Sin embargo, la década de 1920, marca la ruptura del monopolio de las familias legítimas
y sus aliados tradicionales sobre las tierras de Acos. Para ellas, la tierra simbolizaba y
justificaba su poder. Habían conseguido conservar relativamente intacto este monopolio,
especialmente gracias a su fidelidad a las alianzas preferenciales.
114 Pero a una nueva situación económica y política corresponden nuevas estructuras
socioeconómicas y si no se adaptaban y reconsideraban sus alianzas acostumbradas, las
familias legítimas estaban condenadas a ser absorbidas por familias que ya no ejercían su
poder a partir de relaciones tradicionales sino monetarias.
95
El matrimonio
117 Según la terminología local, pertenecen a las familias legítimas, todas las familias
nucleares en las que los jefes tienen un apellido “legítimo”. Así se dice “los Oriundos”,
para referirse a los miembros varones, pero también a las mujeres casadas con ellos (a
condición de que éstas sean de familia satélite o de otra familia legítima y que se
encuentren en situación inferior al marido), así como a los niños nacidos de estas uniones.
Las mujeres, aun las casadas, para la familia y la parentela, 22 mantienen el apellido
paterno hasta su muerte.
118 Según las genealogías que se ha tratado de reconstruir, parece que dentro del “grupo de
filiación” que forma la gran familia legítima hay una rama, a veces dos, que producen
siempre los miembros que tienen la mayoría de las tierras heredadas, así como el poder
político y económico; a menudo, cuando una de estas ramas desaparece, otra toma el
relevo. Sólo la ausencia de una descendencia masculina puede, a la muerte de las
hermanas, condenar a una familia a la desaparición. Tal el caso de la familia legítima León
de Acos, ya que había otras ramas León en Lam-pián. Además no se excluye que, en el caso
que un vecino de Lampián, portador del apellido, al instalarse en Acos, hiciera renacer la
familia legítima desaparecida.
119 Este trabajo no tiene como objetivo hacer un estudio detallado del parentesco en Acos. Sin
embargo, no podemos ignorar la importancia de la elección de las alianzas entre estas
familias legítimas, puesto que en ellas se apoyó por mucho tiempo la comunidad, y es de
su comportamiento, conservador o progresista, pasivo o dinámico, que dependió el
desarrollo socioeconómico de Acos.
120 A partir de estas genealogías,23 se ha visto que hasta 1880 más o menos, las familias
legítimas se aliaban poco entre ellas, apoyándose más bien en las familias “satélites”. No
parece que este tipo de alianzas haya podido resultar de una rivalidad preexistente entre
esas familias. Antes de 1880 se presentaban como relativamente autónomas, disponiendo
cada una de tierras suficientes y relevándose en el acceso al poder. Esta organización que
se infiere a través de diferentes esquemas de situaciones posibles, corresponde al período
en el que algunas de estas familias vivían todavía agrupadas en caseríos alrededor de
Acos.
121 Sean las familias legítimas A, B, C ... y las familias “satélites” a, b, c ...
122 1. Autonomía de A y B con una posible alianza común a nivel de c.
96
125 Hacia 1880-1890, las familias legítimas terminaron por casarse más a menudo entre ellas,
pero manteniendo la práctica de una endogamia de grupo o clase. Así, por ejemplo:
97
126 Esta etapa no ha sido positiva para todas las familias legítimas ya que ha provocado la
disolución de las relaciones preferenciales y exclusivas existentes anteriormente entre la
familia legítima (a lo máximo entre dos familias legítimas) y las familias satélites,
relaciones que reforzaban la cohesión de la familia legítima. Esta reacción, sin duda
dictada por la necesidad de afirmarse como grupo, y ya no como familia, frente a la
llegada de los inmigrantes, favoreció en primer lugar a las familias más representadas
numéricamente por varones. En efecto, la familia que recibe a la mujer se apropia de la o
las tierras que ésta es susceptible de aportar. Conduciendo, la posesión de la tierra al
poder, y permitiendo el poder favorecer a su propio grupo, se da la primera disensión
entre las familias legítimas.
127 Después de 1890 y particularmente después de 1900 fue necesario optar por actuar en
función del grupo formado por las familias legítimas aliadas desde hace poco y asegurar
así nuevas alianzas fundadas, ya no en la seguridad de recibir tierras, sino en la
posibilidad de disponer de un capital en efectivo, o perseverar en las tradicionales
alianzas.
• El primer comportamiento, adoptado especialmente por las familias Oriundo y Mansilla,
consistió en apartarse de la endogamia de linaje, o simplemente local, y romper con el modo
tradicional de reproducción de la sociedad de Acos. Así se puso en funcionamiento un
mecanismo de transición que correspondió no solamente al estallido de las antiguas
estructuras, sino especialmente al paso a la economía de mercado. Las familias que hicieron
esta elección se caracterizaron entonces por una tendencia muy marcada a la exogamia,
acompañada de un acrecentamiento del capital, en tierras o dinero, producto de las nuevas
alianzas que permitieron un fortalecimiento en la transmisión o adquisición de bienes.
• El segundo comportamiento ha sido el de las familias más antiguas (“las más legítimas”),
como Pariasca y Arroyo. Estas dudaron demasiado tiempo en aliarse a los inmigrantes,
actitud motivada por el miedo a la fragmentación de sus tierras, a fin de conservar su poder
local basado en el concepto de legitimidad. Este comportamiento trata entonces de
reproducir la sociedad que los había engendrado, de la que les venía el poder. Algunas de las
familias que hicieron esta elección reaccionaron hacia 1920-1930, 24 pero demasiado tarde ya
que estaban constituidas las nuevas zonas de influencia determinadas por las alianzas entre
las familias legítimas más avisadas y los comerciantes. Al no haber seguido este ritmo,
perdieron la ocasión de afirmar y confirmar su poder, guardando sin embargo su legitimidad
como una ventaja social; la que permitió a algunos de sus miembros resurgir en 1950-1960.
128 Estos dos tipos de comportamiento pueden resumirse mediante las siguientes fórmulas:
129 X, Y, Z, son forasteros en la comunidad de Acos.
130 A’, A”, A’”: miembros de la familia legítima A que forman otro tanto de familias nucleares.
131 Primer comportamiento:
98
1o. comportamiento:
132 Tendencia a la desaparición de las alianzas con las familias satélite a, b, c ... éstas se
emancipan y contraen a su vez alianzas con X, Y, Z.
133 a = Xb = Yc = Z son aX, bY, cZ, que a veces, después de haberse enriquecido y aumentado
su patrimonio en tierras, se aliaron de nuevo a AX, BY, CZ.
134 Segundo comportamiento:
C , D , E = familias legítimas
138 Desde la venta y pérdida —debido a la partida de las mujeres— de las tierras de
Marcahuasi, los Pariasca no parecen haber poseído a la tierra por otro medio que el
matrimonio, la alianza. En 1922 y 1923 en ausencia de los padrones de regantes y
propietarios (véanse los cuadros 11 y 12) indica que serían las mujeres las que habrían
aportado a los últimos descendientes de esta familia las tierras que poseen actualmente
en Acos.25 La elección de pareja ha representado entonces un papel importante en el
destino de los Pariasca. Hasta principios del siglo XX se limitaron a alianzas muy
tradicionales con otras familias legítimas, Arroyo y Oriundo, así como con dos familias
aliadas igualmente escogidas por estas últimas, Blas y Arenas.
139 Entre la generación de los Pariasca nacidos entre 1820 y 1830 hay cuatro mujeres, cuyo
matrimonio recortó el patrimonio familiar poique una parte de los bienes pasó a las
familias con que se emparentaron: Santos, Blas y Luciano, sin que en las generaciones
siguientes estas tierras fueran devueltas. Sin embargo, en el caso de casada con un
Arroyo, la tierra quedó en los Pariasca. Los matrimonios contraídos por los hombres son
más reveladores, pues la política matrimonial de los Pariasca es bastante característica de
lo que pudo significar la alianza en determinada época: Ll y M2 son hermanos. El primero
se casa con una Chinchay, de familia aliada de Lampián; el segundo se casa con una
Oriundo, de familia legítima de Acos. Cuando Ll murió, su viuda volvió a casarse en la
familia de su cuñada Oriundo. De este modo los intereses de ambas familias quedaron
doblemente ligados y la tierra no salió de la alianza Pariasca-Oriundo.
Esquemo I de parentesco
140 Ll tuvo un hijo, R4, que a su vez se casó con una Oriundo26 mientras que uno de sus primos
N6 se casaba con una Arroyo, perteneciente a la familia del esposo de su tía paterna. En
este caso también, la tierra circuló entre un número bastante restringido de familias, ya
que los miembros que hicieron malas alianzas desaparecieron rápidamente; quizás
100
143 Así, sin contar las malas alianzas que muestran una tasa baja de exogamia local, este tipo
de matrimonios terminaba en la no circulación de los bienes y demostraba una clara
ineptitud para romper las reglas tradicionales de alianza, así como para abrirse a nuevas
alianzas, especialmente con fines políticos o económicos. Fue este rechazo, acompañado
de la pérdida de la tierra, lo que provocó el empobrecimiento y casi desaparición de los
últimos descendientes de la familia más antigua del pueblo.
144 La familia Arroyo, como la Pariasca, siguió una política matrimonial que reflejaba una
neta preferencia por la endogamia. Lo demuestran estos pocos ejemplos:
101
145 Tomasa Blas-Pariasca, nieta de Felipe Pariasca, esposa de Juan Arroyo, se casó en 1866 con
S. Arroyo, su primo hermano; su hijo, Justo se casó en 1893 con su prima, en segundo
grado, Inés Lo-batón. La propiedad recibida por Margarita Arroyo por su matrimonio se
reincorporó así el patrimonio de los Arroyo-Pariasca al fin de la segunda generación,
gracias al matrimonio de sus dos hijos con parientes consanguíneos.
FAMILIA ARROYO
146 Fortunata Arroyo-Pariasca se casó con un Medina; su hijo, Ido Medina-Arroyo se casó, en
1898, con la hermana de Inés Lobatón, ambas eran sus primas. Al igual que en el caso de
su tía Margarita, los bienes que recibió Fortunata, por reparto o herencia, retornaron esta
vez al patrimonio Arroyo-Blas.
147 En ambos casos, los esposos de las mujeres Arroyo — Sandoval y Medina— pertenecían a
antiguas familias aliadas de Lampián. Este tipo de alianza responde entonces a la
necesidad de hacer circular la tierra de manera que no pudiera recaer en beneficio de
familias no aliadas; reflejo observado de la misma manera a través de las alianzas
repetidas entre los Arroyo y los De la Cruz, los Arenas, los Taboada de Coto y las familias
legítimas Oriundo y Pariasca.
102
148 Fuera de su alianza con los Taboada, es un hecho que los Arroyo sólo se casaron con
familias originarias de Lampián que vivían en Acos o en el fundo de la comunidad madre.
Al igual que los Pariasca —y este factor explica en parte su comportamiento— no habían
cortado las relaciones que los ataba a Lampián.
149 Fue sólo hacia 1930-1940 que se formaron alianzas entre los ricos ganaderos y también
entre la segunda generación de inmigrantes establecidos en Acos: por ejemplo los Buitrón
de San Miguel, los Castro de Carac y los Retuerto de Parquin. La escasez de una tierra
limitada a ser patrimonio familiar, la multiplicación de las alianzas anteriores con los de
Lampián alentaron, cuando no provocaron, la salida de numerosos miembros de la familia
Arroyo hacia Lampián, donde algunos tenían tierras heredadas en el fundo (Acay y
Chunchuhuaca), o hacia la costa donde, justamente en esta época (1940-1950), mestizos de
la sierra en posesión de un pequeño capital, irrigan y se instalan en las tierras que
bordean las haciendas algodoneras del valle bajo. En 1969 sólo quedaban dos hombres
adultos de apellido Arroyo; las tierras controladas por los últimos descendientes de esta
familia eran solamente 6.4 Has.
150 En los dos ejemplos anteriores las familias legítimas habían conservado lazos muy
estrechos con Lampián, la comunidad madre. Es posible que los representantes de esas
familias, naturales de Lampián hayan continuado pese a su aparente independencia de
Acos, manteniendo una cierta influencia, una especie de presión que se habría ejercido
mediante uniones preferenciales y habría tenido como finalidad mantener a la rama de
Acos dependiente de Lampián. Como en el caso de familias Arroyo y Pariasca, mucho son
los que durante las pasadas generaciones regresaron a establecerse en Lampián,
conservando a veces la propiedad de tierras dentro de los linderos de Acos. Actualmente,
siete miembros de la familia Pariasca, todos nacidos de diferentes matrimonios, es decir
P.A., P.Ar., P.F., P.G., P.M., P.N., viven o dependen administrativamente de Lampián y aún
poseen en Acos un total de 3.2 Has.
151 Este no es el caso de las familias Oriundo y Mansilla, pues pese a que muchos de sus
miembros ya no viven realmente en Acos, sino en la costa, hasta donde se sabe, ninguno
de los que poseía tierras en Acos se instaló en Lampián. ¿Tiene este hecho un sentido
tradicional o significa la apertura de las uniones propias a tal o cual familia? Es posible, en
todo caso, que las familias Mansilla y Oriundo, llegadas mucho más tarde, estuvieran
menos implicadas en este tipo de relaciones preferenciales, establecidas entre las
primeras familias legítimas y Lampián, la comunidad madre, desde hacía varios siglos.
103
152 En 1907 esta familia formaba parte de las tres grandes familias dueñas de Marcahuasi. La
disposición de las parcelas que esta familia posee actualmente hace suponer que poseía la
mayor parte. ¿Resulta esta posesión de una compra efectuada después de que M. Pariasca
pusiera en venta sus tierras en Marcahuasi o se trata de un bien recibido como dote? Esta
última solución parece más verosímil, ya que en 1890 Felipe Oriundo Arbanado (FA),
mestizo rico, se casaba con una Pariasca, y hoy los nietos de esta pareja son dueños de
gran parte de estas tierras. Lo mismo ocurre en el caso de la rama de primos hermanos:
Brígido Oriundo (B2), hermano de Felipe, en 1907 cedió a la comunidad tierras de su
propiedad. Esta decisión al parecer no tuvo efecto, pues a la fecha son propiedad de los
nietos.
153 Aunque las alianzas contraídas por los Oriundo son en parte tradicionales (Navarro,
Pariasca, Santos o Mansilla), no hay, como entre las otras familias, una circulación
cerrada de las tierras. Ya desde fines del siglo XIX, estas propiedades debían ser extensas,
puesto que después de tres generaciones, en conjunto muestran pocas huellas de
subdivisión entre coherederos y cada descendiente ha sido dotado ventajosamente.
154 En realidad, el comportamiento de la familia Oriundo es intermedio y se sitúa entre el de
las viejas familias tradicionales y la de los Mansilla por ejemplo. Así, una rama (I) de los
Oriundo (Oriundo-Arbanado) parece soportar muy bien la endogamia local, sin duda
porque en una zona definida diversifica sus alianzas y se une a personas más poderosas.
La otra rama, al contrario (II), abandona desde 1890 esta estrategia matrimonial para
adoptar una más dinámica, basada en objetivos económicos y no políticos como en el caso
de la primera. Entonces, se encuentra en una misma familia una complementación de
intereses a través de la búsqueda de alianzas matrimoniales.
155 Entre los descendientes de las familias Oriundo-Valles, uno de los hijos casó con una
mestiza italiana (Notta) con recursos económicos suficientes como para que la pareja
pudiera adquirir unas tierras, entonces poco valorizadas, ubicadas en el fundo de Coto, en
la margen derecha del Chancay. En la siguiente generación, la hermana de Francisco (F3)
también hizo un matrimonio interesante casándose con un propietario agrícola
104
importante instalado en Acos desde la guerra del Pacífico, que buscaba acceso en el poder
local. Finalmente, se notará en esta rama exógama de la familia Oriundo, la búsqueda muy
precoz de uniones con los mestizos que vivían en el fundo de Coto: familias Jurado y
Cordova. Mediante su alianza con la familia Jurado, terminaron emparen-tándose con
José Caporal, el comerciante chino más rico del pueblo. La unión Oriundo-Cordova
permitió a los Oriundo aumentar sus propiedades en Coto.
156 A través de la sucesión de estas alianzas es posible describir la transmisión de bienes, y en
este caso particular, de las tierras de Marcahuasi; que habiendo pertenecido
originalmente a la familia Pariasca pasaron, pese a su rigurosa endogamia, a manos de los
primeros arrendatarios, otras familias legítimas en potencia, y después a las de una
reciente familia propietaria, aliada a los chinos.
157 Esta familia se encuentra en situación opuesta a la de las familias Pariasca y Oriundo.
Desde 1850, estableció en el exterior alianzas interesantes. Así en 1866 José (J1) E. Mansilla
casaba con la hermana 29 de Barbarita Ureta de Obrajillo, mujer del coronel Mariano
Vargas. Indudablemente, el prestigio de esta alianza debía recaer sobre esta familia,
consolidando el poder que ya ejercía en Acos. Sin embargo, serán sólo los descendientes
de esta pareja, y no de los hermanos y hermanas, quienes concentraron posteriormente
todas las formas de poder.
158 La población de Acos no cesó de enorgullecerse de la actividad de los miembros de esta
familia ya que todos se pusieron “al servicio de la comunidad”, como autoridad comunal,
gobernador, subprefecto, inspector escolar o maestro.
159 Las alianzas que contrajeron revelan tanto dinamismo, como disponibilidad y apertura
hacia el exterior: José (J3), propietario de tierras, hijo de Anselmo (A2), casó con una
Herrera-Ramírez perteneciente a una poderosa y rica familia de agricultores y ganaderos.
Dos de las hijas de esta pareja casaron con hijos de agricultores y ganaderos que vivían en
Acay, arriba de Acos, o en el mismo pueblo (Medina y Ramos), otra se casó con un
empleado (Malpartida de Huánuco); la última prefirió a un agricultor que había dejado la
hacienda Cuyo. José tuvo también dos hijos: el primero, Pedro (P4), fue profesor,
siguiendo el ejemplo familiar, porque tíos, tías, primos y primas se habían dedicado al
magisterio desde la generación anterior. Este casó con una mujer proveniente de una
“comunidad chilena” de pequeños propietarios, situada río abajo de Acos. Su hermano
José (J5), aunque casó con una maestra de Acos, R. Huaman, siguió siendo agricultor.
105
FAMILIA MANSILLA
MAPA N° 7
160 Las tierras que habían pertenecido a esta rama tienen una extensión de 6.88 Ha. en
Caracuay y han sido repartidas más o menos equitativamente. Estas tierras son las de los
Mansilla y no parece que los hombres que se integraron a esta rama de la familia hayan
aportado un patrimonio en tierras, heredadas o adquiridas, pero sí disponían de rebaños.
161 Anselmo tuvo otro hijo, José Manuel (C6), célebre en Acos; de profesor llegó a inspector de
instrucción, siendo su mujer también maestra. Sin descendencia, sus tierras pasaron a la
rama, era aparentemente menos favorecida, nacida del segundo matrimonio de María —
106
hermana de José M.M.— con un viudo, I. Calderón, originario de Pasac. Los sobrinos de
José heredaron entonces una de las partes, casi iguales, de un terreno que formaba parte
del conjunto de Caracuay, dividido así en cuatro parcelas de 15, 17, 18 y 13 áreas.
162 Las otras dos hermanas de J.M.M. contrajeron matrimonios más interesantes: Adela casó
con un armador de Huacho, F. Nichos, llegado a Acos poco tiempo después de la Guerra
del Pacífico. Primero fue arrendatario, y antes de 1920 compró varias tierras,
convirtiéndose rápidamente en un propietario (véanse los cuadros 5 y 6). De su mujer,
tuvo una tierra en Marcahuasi, crisol de todas las familias,30 pero el resto de sus
propiedades fueron adquiridas en Acos o en el fundo de Lampián. Sus hijos, a su vez, se
aliaron a familias que ya poseían un capital mixto, es decir: tierra y rebaños o tierra y
dinero. La familia Retuerto, por ejemplo, dueña de tierras de pastoreo en Chalamaque y
Acay, en el fundo de Lampián.
163 La última hermana, también profesora, casó con el más poderoso de los miembros de la
familia Oriundo. Siguiendo el ejemplo de sus hermanos y hermanas, sus hijos se dedicaron
también al magisterio, y no obstante vivir fuera de Acos conservaron sus propiedades.
Finalmente, uno de los hijos de esta pareja casó con una Naupari, de una familia de
agricultores enriquecidos.
164 En este caso también las alianzas matrimoniales permiten conservar los bienes
adquiridos; el patrimonio crece y la transmisión no significa la parcelación de la tierra. En
el caso de las familias Pariasca o Arroyo, las mismas tierras circulaban entre las familias y
eran parceladas después de cada herencia. Incapaces de abrirse a otras alianzas, no
podían, financieramente ni gracias a la dote, adquirir nuevas tierras. Murieron por
asfixia, mientras que las más osadas, renunciando a reproducir el modelo tradicional de
alianza, “oxigenaban” la transmisión, ganaban más tierras al mismo tiempo que nuevos
aliados.
165 Más o menos hasta 1950, época en que perdían importancia la ganadería lechera y la
venta de semilla seleccionada de alfalfa, los lazos de parentesco buscados y creados entre
las familias se tradujeron, a nivel de las relaciones, en una solidaridad de intereses. El
siguiente documento lo prueba:
166 Los de Acos poseían desde tiempos inmemoriales 3,000 Has. de pastos naturales en Lomo
Largo a 2,700 m.s.n.m., comprendidas entre los linderos de Lampián. Así, aunque habían
vivido en las yungas, algunos a las familias legítimas y a sus aliados practicaban la
ganadería. Este derecho sobre Lomo Largo permitía a la comunidad arrendar a foráneos,
como O. Bringas y J. Rodríguez de San Juan, sus pastos naturales y alfalfares de yunga, en
el lugar llamado Pamparcayoc. Pero muy rápido, ante el auge de la ganadería y el éxito de
los alfalfares, Lampián, que ya no podía satisfacer a sus miembros, que solicitaban tierra y
pastos, recuperó ese derecho y entró nuevamente en posesión de sus tierras de pastoreo
temporal. Los de Acos, ante esta situación debiera suprimir los contratos con foráneos,
reservando la utilización de Pamparcayoc, para sus propios ganaderos. Es aquí que
interviene esta solidaridad de intereses entre las familias. En efecto, a partir de 1924 el
gobierno comunal, conducido por su Apoderado, debió designar cada año al arrendatario
que aprovecharía los pastos comunales de Pamparcayoc. Esta elección, que recaía en el
Apoderado, respondía al deseo de utilizar el poder así conferido para hacer aprovechar a
los parientes que, por su status o poder económico, podían a su vez devolver un servicio
equivalente, y es sobre esto que informa la siguiente lista:31
107
El compadrazgo32
167 Si la solidaridad existe entre parientes, es menos manifiesta y quizás menos fuerte entre
compadres. El compadrazgo, parentesco social que liga a los padres de un niño bautizado
con su padrino o madrina, es un lazo que no hace intervenir necesariamente la voluntad
de proteger un patrimonio, pero sí permite mantener, durante una generación, relaciones
de dominación y obtener servicios gratuitos para los padrinos.
168 ¿De qué manera las familias legítimas utilizaron este medio de presión que les representa
también la posibilidad de ascenso y apertura social, ¿Adoptaron hacia el compadrazgo la
misma actitud que hacia la alianza matrimonial? Los diferentes comportamientos
observados permitirán confirmar o matizar las estrategias que cada una había adoptado
con relación al matrimonio.
Familia Pariasca
169 Durante un primer período que termina con el siglo XIX, esta familia fue poco solicitada
para este tipo de relación. Por tal razón sólo tenía vínculos de compadrazgo con las
familias legítimas Oriundo, Arroyo y Herrera. Esta actitud reforzó aparentemente la
endogamia practicada por esta familia. Hasta 1930 los Pariasca sólo fueron solicitados
como compadres dos veces. Es así como al mismo tiempo que su política matrimonial los
limitaba que disminuía su control sobre la tierra, su poder declinaba y dejaban de
pertenecer a la clase dominante de Acos.
108
Familia Arroyo
170 En lo que concierne al compadrazgo inicialmente su situación es similar. Hasta 1897 los
Arroyo establecían lazos de compadrazgo con los Mansilla, Medina, Herrera, De la Cruz y
Ortíz, de tal manera que éste no venía sino a reforzar los lazos de parentesco: el padrino o
la madrina eran el tío, la tía o el primo-hermano del niño o de uno de los padres. Durante
este mismo período, incluso los Arroyo eran solicitados como padrinos de sus propios
parientes.
171 Entre 1897 y 1900 se produce una modificación, los Arroyo ya no llamaron a las familias
legítimas sino a ocho nuevas familias. Su elección deja entrever el deseo de aliarse a los
parientes de los mestizos chinos comerciantes (Avia-Cristóbal), a los propietarios de
alfalfares (Rodríguez-Fernández), así como a los que, como los Quiróz, impusieron su
poder de gamonales. Se podría pensar que, pese a su tradicional estrategia matrimonial,
los Arroyo están dispuestos a insertarse en una sociedad que, gracias al auge de la
ganadería y a la llegada de la carretera que la une a la costa, ha encontrado por fin la
oportunidad de integrarse a la economía de mercado. Sería concluir demasiado rápido,
pues que si en efecto los Arroyo buscan nuevos aliados a través del compadrazgo, no los
encuentran sino entre los habitantes de Acos o del fundo de Coto. El hecho de que, por
otra parte, los miembros de la familia Arroyo no sean solicitados como compadres sino
por los miembros de una familia legítima y un peón, confirma el fracaso de su tentativa.
Esto no impide que dentro de la familia, de actitud colectiva manifiestamente negativa,
dos o tres miembros continúen distinguiéndose y ejerciendo el poder.
Familia Oriundo
172 Así como la tentativa de los Arroyo estaba destinada al fracaso por no haber estado
respaldada por una política matrimonial de “apertura”, la familia Oriundo, consolidada
por sus alianzas, consiguió mantener el poder.
173 Entre 1850 y 1926, se registraron en ella cuarentitrés bautizos. Sólo cuatro veces en 70
años un tío o tía paterna fueron elegidos como padrino o madrina; otros 18 niños fueron
bautizados también por parientes sin que signifique un repliegue de la familia sobre sí
misma, ya que esos compadres habían sido anteriormente escogidos —gracias al
matrimonio— entre los forasteros a la comunidad y en su mayoría entre los forasteros
poderosos. En ese caso, el compadrazgo, dentro de la familia tuvo como finalidad reforzar
las nuevas alianzas matrimoniales. Así modificaron su concepto de la familia legítima.
Hubo todavía otros 22 bautizos, en los que la mayoría de los compadres provenían de
familias económicamente importantes de Lampián, Acos, u otros lugares. Entre éstas
figuran las familias Sandoval, De la Cruz, Gutiérrez y Monroy de Lampián, los italianos
Luicci, Lembi y Legarda y el comerciante chino Sánchez. Las antiguas familias satélites
Torres, Blas o Medina, no fueron dejadas de lado. Sin embargo, se fueron apartando
progresivamente de las alianzas matrimoniales con las familias legítimas, a fin de buscar
fuera de la comunidad la ocasión de afirmarse económica y políticamente.
174 Por su lado, la familia Oriundo Continuó apadrinando bautizos. Sin ser un fracaso para
esta familia legítima, se comprueba una vez más que de los 13 compadres mencionados, 9
son parientes. Ahora bien, estos últimos pertenecen a familias de igual importancia —
Jurado, Mansilla, Zárate— ya unidas por matrimonio a la familia Oriundo. Lo positivo es
que cualquiera sea el sexo del Oriundo, de la pareja que se forma, es que la elección del
109
Familia Mansilla
175 Aunque cada año ganaba más poder político, esta familia no se encuentra entre la de
mayores propietarios de tierras, en lo que la aventaja la familia Oriundo. La
complementariedad de ventajas puede haber sido causa de la búsqueda de alianzas
privilegiadas entre ambas familias.
176 En la familia Mansilla la apertura se confirma en la elección de compadres. Los hay
italianos, comerciantes costeños, agricultores, ganaderos, en resumen, una elección en la
que los foráneos son más numerosos que los parientes. Este rasgo es peculiar de la familia
Mansilla y evidencia su rol social y la división existente entre ella y demás familias
legítimas. Entre otras manifestaciones, esta división se traduce, respecto a las alianzas, de
la siguiente manera:
1. Por el matrimonio, en 1920,33 de Manuel María Mansilla Anardo con Dorila Murga Hidalgo,
ambos profesores, celebrado en Acos por el Arzobispo de Lima, Emilio Lisson, cuando fue a
inaugurar el Seminario de Huayopampa. Imaginamos la significación y peso social de tal
sacramento en una comunidad que ni siquiera es capital de distrito. Los testigos fueron un
miembro de la familia y un sargento de la Guardia Civil.
2. El nacimiento y el bautizo, en 1921, del hijo de esta pareja que permitió a la familia Mansilla,
la oportunidad de ampliar aún más sus alianzas, pues solicitaron al Subprefecto de Canta,
Luis Augusto Bedoya, natural de Tarma, que fuera padrino del niño.
177 Al mismo tiempo que los matrimonios permitían a la familia Mansilla afirmar su poder
local económico y sociopolítico, a través del compadrazgo entraron en relación con el
poder extra-local: Iglesia, educación, policía y gobierno. Fue la única de las familias
legítimas en la que se dio este cambio en un periodo tan corto, es decir entre 1900 y 1920.
No obstante esta ventaja, cabe preguntarse si estaba realmente preparada para integrarse
a una economía de mercado que se introducía en la comunidad y modificaba las
estructuras sociales? Parece que no. Al contrario, utilizó sus recursos agrícolas y
relaciones sociales para que miembros de la familia llegaran a ser profesores,
funcionarios, “altos empleados”, en número mucho mayor que quienes permanecieron
como agricultores o ganaderos. Sus miembros, rápidamente, aún manteniéndose fieles al
origen familiar y a la comunidad, debieron abandonar Acos para ejercer fuera actividades
más lucrativas. Si por su comportamiento social y político fueron los agentes de esta
penetración de la economía de mercado en Acos, económicamente no fueron los
principales beneficiarios. La familia Oriundo, cuyo principal interés siguió siendo la
tierra, a la que permanecieron ligados mucho tiempo, supo aprovechar mejor las
oportunidades que se presentaban. Con sus aliados comerciantes, fue el elemento
dinámico de este nuevo auge.
110
179 Gracias al poder derivado de la presión de la tierra, sólo cinco familias legítimas con sus
aliados próximos compartieron el poder desde principios de siglo hasta aproximadamente
1940. Entre éstas no figuran las familias León, Huamán ni Pariasca, cuyos últimos
miembros dirigentes fueron Juan Pariasca en 1896 y Ramón Pariasca en 1933. Por turno
entonces, desde 1900, las familias Arroyo, Oriundo y Mansilla, con las familias Herrera y
Jurado en su torno tuvieron las riendas del poder comunal. En 72 años, el gobierno
comunal34 fue ejercido durante 47 años por los miembros de estas familias; según se
aprecia en el siguiente cuadro.
a. Primer período
180 El periodo que precede a 1920 presenta varias facetas interesantes. Primero, a nivel
nacional, marca el fin de la “República aristocrática”, así como el auge del capitalismo
internacional, y porque el segundo gobierno de Leguía otorgó personalidad jurídica a las
comunidades. A nivel comunal las familias legítimas acaparan el poder local.
181 En este periodo las autoridades deberían haber sido elegidas. Sin embargo, al igual que en
muchas otras comunidades35 los cargos aparecen como hereditarios de las familias
legítimas. En Acos las familias Oriundo y Mansilla lo dominaron particularmente.
111
— Brígido Oriundo
182 Dos veces Presidente de la comunidad, B. Oriundo es más que una simple autoridad pues a
ésta se une su poder económico.
183 Propietario de tierras, B. Oriundo posee con M. Pariasca gran parte de las tierras de
Marcahuasi y es él quien, a fines del siglo pasado, obtuvo para el “común del pueblo” el
trabajo de temporada en la hacienda a fin de complementar la economía comunal.
Posteriormente, es quien reglamenta el sistema de riego para las nuevas tierras ganadas
con la toma de Limoncillo. Al promulgarse la Constitución de 1921, como leguiísta, asume
nuevamente la conducción de la comunidad, cargo que cumple con eficacia, aunque sin
perder de vista los intereses familiares. Finalmente, el poder indirecto que siempre
ejerció resultaba, además de sus préstamos en dinero a la comunidad.
—Ignacio Calderón
184 Fue un ganadero originario de Pasac que se instaló en Acos a fines del siglo XIX. Fue el
aliado privilegiado de la familia Mansilla. Casó en primeras nupcias con la cuñada de
Anselmo Mansilla. Al enviudar casó con la hija de A. Mansilla, es decir con su sobrina
política, con lo que consolidó su posición.
185 Este “vecino” de Acos pasó todos los cargos religiosos y, apoyado por sus parientes
políticos, obtuvo rápidamente la confianza de los notables, sobre los que se impuso. En
1904 fue nombrado Inspector de la comunidad. Convertido en notable, su función fue más
económico que política, mientras que sus parientes políticos estaban particularmente
acaparados por la actividad política. Entonces, su acción consistió en apoyarla. No
112
obstante sus alianzas familiares y ser propietario de tierras, jamás pudo concentrar una
gran posesión, aunque sus hijos, al igual que los de un primer matrimonio de su segunda
mujer, fueron dotados con tierras por la pareja pariente Mansilla-Murga que no tuvo
hijos. Su nieto, pese a tener problemas para afirmarse como propietario de tierras, siguió
el ejemplo de los Mansilla, interesándose más en el gobierno municipal que comunal,
dando pruebas de una gran ambición de poder.
186 Lo que Ignacio Calderón representó para la familia Mansilla, lo fue Cirilo Naupari para la
familia Oriundo, aunque con mayor ventaja.
187 Su padre y su tío, originarios de Huaroquín, llegaron como arrendatarios al finalizar la
Guerra del Pacífico. Aprovechando su status privilegiado y la relación de fuerzas
existentes en la época, su padre se alió con los Oriundo. Gracias a esta alianza y a sagaces
compras de tierra —lo que no consiguió realizar I. Calderón llegado más tarde y en otras
condiciones— se convirtió con las familias Pariasca, Mansilla y su aliado C. Ruiz en
propietario de tierras en Marcahuasi. Cirilo, contemporáneo de Ignacio Calderón, de su
padre heredó tierras y poder.
188 Autoridad de Acos en dos oportunidades, favoreció a sus allegados, los Oriundo,
oponiéndose a veces pero aliándose siempre a las familias Mansilla y Calderón.
189 Económicamente Cirilo Naupari tuvo más peso que I. Calderón, que se mantuvo como
ganadero y arrendatario. Adquirió tierras y buscó arriendos ya que se dedicó tanto a la
agricultura como a la ganadería y sus hatos pastaban en Acos, Lampián o Canchapilca. Se
distinguió también por su segundo matrimonio con una injerta natural de Huascoy, cuyo
tío y abuelo chinos, Lei Ko, fueron notables personalidades políticas y económicas.
Aunque no se le conocen “obras sociales” se le tuvo como hombre progresista y de
porvenir.
190 En 1908, siendo autoridad comunal, es que algunas tierras de Carbón Monte y Marcahuasi,
pertenecientes a Acos pero situadas en la otra orilla del río Chancay, se vendieron a las
comunidades sobre cuyos territorios se encontraban. Carbón Monte fue así vendido a
Pampas y Marcahuasi a San Juan, todo por “50 libras oro sellado”. Esta fuerte suma
constituyó un fondo comunal de préstamo. El primero en aprovechar de préstamos
excepcionales fue justamente el marido de su sobrina y antiguo Inspector, Ignacio
Calderón.36 Perteneciente a una familia de administradores y maestros, es con su impulso
que, en 1908, se comenzó a construir el local escolar.
191 A diferencia de la familia Oriundo, para quienes el poder comunal representaba el sumum
de su poder, la familia Mansilla, se interesó mucho menos por éste, manifestando más
entusiasmo por los cargos de alcalde y gobernador, que monopolizaban desde por lo
menos 1887 y que hacían de ellos representantes del Estado en la sociedad indígena local.
—Froilán Jurado
192 Es una figura célebre y pintoresca de Acos. Perteneciente a una familia antigua, que se
decía originaria de Coto, instalada en los fundos desde el siglo XIX por lo menos, aparece
como un importante propietario de tierras y ganado. Su actividad la dedicó
113
193 El papel que tenía, o que buscaba, H. Arroyo en la comunidad fue muy discutido por los
acosinos, que no cesaron de reclamarlo después de haberlo despedido.
194 En 1915, aparecía como “conservador”; quizás buscaba proteger a la comunidad contra
ella misma o más bien contra los recién llegados, aliados de los Mansilla, Oriundo o
Jurado, de familia legítima como él, con las que había roto las tradicionales relaciones de
alianza. En efecto, atacándolos se opuso a la tendencia de los nuevos miembros,
emparentados a las familias legítimas, de acaparar el usufructo de los derechos de los
bienes comunales, y de apropiarse de los recursos de la comunidad sin que, al tratarse de
compadres, éstos se hubieran integrado totalmente a la comunidad.
195 Durante su primer mandato, en 1915, exigía:
“Que los crianderos que gozan del beneficio de los pastos temporales de las lomas
de Lomo Largo, jurisdicción de este pueblo, quedan obligados a pasar el cargo de la
mayordomía de la Iglesia de esta localidad como es de costumbre por gozar estos de
los trabajos de faenas de todos los comuneros... Que las personas que se excusare a
recibir dicho cargo sera multado con cinquenta soles plata en su defecto se le
cobrara los arriendos de los pastos de las lomas indicadas para los fondos de este
pueblo fijando su precio un sol por cabeza”37
196 Esta disposición de H. Arroyo, pretextando el mantenimiento de una costumbre que sólo
permitía el acceso a los pastizales comunales a quienes habían pasado el cargo de
mayordomo, atacaba directamente a los intrusos, los residentes, los aliados por
matrimonio o compadrazgo de los Mansilla u Oriundo. En realidad, esta reacción que
parece defender la integridad de la comunidad frente a los usurpadores, tenía por
finalidad principal mantener las condiciones que reservaban el acceso a dichos pastizales
a los miembros de un grupo social muy limitado. Con esta selección, basada en el dinero y
el poder, H. Arroyo no defendía a los comuñeros de Acos sino a los dirigentes
tradicionales que representaba como miembro de familia legítima. En esta acción fue
apoyado por su primo F. Jurado quien, como comunero, miembro de familia legítima y
ganadero importante, no podía sino aprobar esta actitud destinada a apartar a los
ganaderos forasteros o simplemente aliados. Por el contrario, encontró una fuerte
oposición de familias legítimas, como los Mansilla u Oriundo, quienes, después de haber
establecido alianzas no tradicionales, deseaban introducir a sus nuevos parientes y
aliados ganaderos a este limitado grupo de privilegiados. La reacción fue tan viva y la
presión tan fuerte que debió anularse la decisión y tachar el texto, agregándose: “No vale.
Sin valor por abuso del Síndico”. Esta actitud le significó numerosas enemistades que le
costaron, cuando aún era responsable de la comunidad, ser destituido, juzgado y luego
indultado por los servicios prestados anteriormente, sin que se mencionara en el libro
comunal lo que se le reprochaba. Pese a esto, o quizás a causa de este episodio, fue
llamado nuevamente en 1924, cuando se trató de aplicar la política leguiísta que, entre
otras cosas, prohibía a las comunidades recientemente reconocidas arrendar sus pastos o
tierras a forasteros.
114
197 Ricos propietarios de tierras por herencia o por adquisición, las autoridades comunales
anteriores a 1920 favorecieron en su propio interés la penetración de la economía de
mercado, que se tradujo en el auge de la ganadería, con la consiguiente “protección” de
los pastos comunales, intensificación de intercambios con la costa y, finalmente,
desarrollo de una clase de asalariados agrícolas originarios de Acos y de comunidades del
valle alto, esto acompañado de una escasez de tierras sometidas a compra-venta o
arriendo, así como de una intensificación en el cultivo.
198 Estos personajes, para las que se ha precisado algunas de las actividades que
contribuyeron, durante los primeros veinte años de este siglo al desarrollo de Acos,
responden a la descripción que hace Piel de las autoridades comunales peruanas de
entonces:
“en numerosas comunidades, un grupo limitado de familias indígenas ricas —
reivindicando una ascendencia colonial o precolombina en algunos casos— sirvió de
intermediano bilingüe entre el gobierno o los hacendados republicanos, por una
parte, y su comunidad por la otra. No ya responsables de la mita o del tributo
colonial sino de su forma modernizada —faenas o repúblicas (trabajo oficial) y
contribución indígena—, negociaron los intereses comunitarios de su grupo frente
al Estado, a la justicia, a los empresarios deseosos de reclutar mano de obra —
hacendados, enganchadores, ingenieros de minas o de obras públicas. (...)
El resultado es que, combinada a las leyes de mercado que alteraron la igualdad
entre pequeños propietarios de las comunidades indígenas en el siglo XIX esta
situación reconstruye en las comunidades una estructura neo-colonial. En lo más
alto de la pirámide social comunal, dos o tres familias de nuevos caciques
republicanos disponen del poder político interno, basado en su capacidad de
negociación con la cultura y la sociedad blanca dominante. En medio de esta
pirámide, se encontraban los usufructuarios parcelarios que conservaban el
beneficio de los decretos de Bolívar bajo la forma de posesión de parcelas y ganado
en cantidad suficiente para vivir holgadamente con su familia. En la base de la
pirámide, los usufructuarios parcelarios empobrecidos por las malas cosechas, la
mala suerte o la falta de dinero, a quienes los recursos disminuidos no les alcanzaba
para sustentarse, obligándolos a prestar servicios al cacique o a los empresarios
blancos vecinos. Finalmente, debajo de esta pirámide, quienes nada poseen al
finalizar un proceso de proletarización secular, desde la Independencia, o por ser
extraños a la comunidad, que los tolera aunque privándolos de los derechos de los
originarios” (Piel 1973: 570-571).
199 Es este mismo grupo de poderosos, procedentes de las familias legítimas de Acos y de sus
aliados que, adaptándose admirablemente a lo dispuesto por la nueva Constitución sobre
las comunidades, continuó gobernando el pueblo.
200 Durante estos dos decenios, de los dieciocho años de los que conocemos las autoridades,
diecisiete fueron acaparados por las familias legítimas y sus aliados. Solamente un año,
1922, fue concedido a un representante de la colonia china, Germán Espinoza. Concesión
que se explicaría por el deseo de los propietarios de tierras de conciliar el poderío
comercial que tenía este grupo, pero quizás también con el fin de probar la capacidad de
apertura y civilidad del pueblo, oponiéndose así abiertamente a la comunidad de San
Juan, donde dos años antes, un rico agricultor y comerciante (un poco usurero también),
Enrique Estrada, hijo del chino Lei-Ko, fue asesinado y parte de su cuerpo “comido”
ritualmente por los comuneros responsables de este acto38 Aparte de esta concesión
115
207 La otra consecuencia fue el peligroso vacío que quedó en este período, cuando Acos se
batía por conseguir que la carretera “bienhechora y salvadora” pasara por el pueblo. Al
no ser entonces capital de distrito, ni estar reconocida como comunidad, su mayor
argumento era su peso político, el mismo que dependía mucho de su volumen
demográfico. La disminución de la población en 1926, si no se reaccionaba a tiempo, podía
privar a las autoridades y familias legítimas de su apoyo y podía mellar el dinamismo de la
actividad comercial de Acos. Por tal razón, en 1927, la comunidad decretaba:
“contemplando la urgencia de aglomerar en este pueblo el mayor número de
ciudadanos útiles laboriosos y honrados se ha acordado cederles un trozo de
terreno a favor de los señores...”47
208 Es así como, a partir de 1930, se vio con agrado la llegada de los serranos y también el
retorno de algunos comuneros que regresaban debido a la crisis que también afectaba las
actividades de la costa. Nuevamente fue difícil encontrar un trozo de tierra para comprar
o arrendar, ya que el control lo habían mantenido las familias legítimas y sus aliados. El
mercado de tierras se paralizó una vez más y se multiplicaron los conflictos, usurpaciones
y robos de tierras.48
209 Enfrentando situaciones cada vez más difíciles, los propietarios de tierras aliados a los
comerciantes mantuvieron el control del pueblo. Nunca, como en Lampián, Pacaraos o
hasta en Huayopampa, su poder se vio realmente discutido en este periodo. Las crisis
comunales fueron ahogadas por la amplitud de la crisis nacional o por sucesos locales tan
graves como las epidemias. En este contexto, las autoridades acumularon sus mandatos,
algunos llegando por tercera vez al poder, mientras que otros eran reemplazados por sus
hijos.
210 Es sobre estos últimos que es necesario un comentario para ilustrar la interrelación entre
familias legítimas y aliados y el poder comunal en este segundo periodo:
211 F. Nichos poseía gran cantidad de tierras que, actualmente repartidas entre tres
herederos, cubren más de 10 Hás. Adquiridas antes y después de 1920, su propietario las
dedicó al cultivo de alfalfa, para semillas y forraje. Al tener pocos animales, las alquilaba a
sus parientes, pero también a los ricos negociantes en reses de paso por Acos. Como
autoridad, fue de los que tomaron rápidamente conciencia de la importancia de la
construcción de la carretera y de su paso por Acos. Es con este fin que alentó el
establecimiento en el pueblo de nuevos comerciantes y comuneros y que buscó —en estos
términos— fijar una población cada vez mayor:
“es necesario protejer la agricultura y ayudar a los ciudadanos anexiadados (sic) a
este pueblo. Acordaron repartir los terrenos regados por la toma baja de Cancha-
pilca cediendo a cada comunero entrante sesenta “varas castellanas” aumentando
este numero en las condiciones del terreno”.49
212 Así como al exigir el paso de la carretera por Acos, F. Nichos defendía los intereses de su
clase antes que los de los comuneros, igualmente podía permitirse ofrecer terrenos
comunales cada vez menos importantes a los “futuros colonos” y a los nuevos comuneros,
cuando muchos de ellos no poseían más de una o dos pequeñas parcelas (entre 5 y 30
áreas cada una). En realidad, ninguno de esos marginales a los que F. Nichos hizo alusión
se benefició con esta decisión; al contrario, cinco hijos de grandes familias 50
a6provecharon para recibir tierras trasmisibles que agregaron a su herencia y que
contribuyeron a reforzar el poder de esas familias. Así, F. Nichos, aliado de los Mansilla,
118
llevó muy bien el juego de las familias legítimas y, siempre defendiendo sus propios
intereses, se hizo el portavoz de una política paternalista e indigenista, tal como la venía
practicando las denominadas familias blancas de Acos.
213 Las dos familias que dominaron la vida política de Acos, tuvieron, respectivamente, entre
sus aliados a un fiel representante: F. Nichos defendió los intereses de los Mansilla
mientras que M, Quiroz Oriundo, hijo de gamonal, defendió los de su familia materna.
214 Cuatro veces ejerció el cargo más alto de la comunidad, y durante años fue su personero.
Blanco, aliado con mestizos poderosos, él también propietario de tierras antes que
ganadero, favoreció a sus aliados y parientes ganaderos. Sin embargo su vocación era
otra: gran parte del capital sacado de la explotación o arriendo de sus tierras, lo invirtió
en la educación de sus hijos que, a semejanza de los de la familia Mansilla, se orientaron al
magisterio.
215 F. Nichos que no era comerciante ni agricultor, sino básicamente un político local, utilizó
la tierra como trampolín social, encontrando en su renta los medios financieros para
responder a todos los cargos voluntarios de prestigio — personero, fundador de sociedad,
mecenas— que buscaba. Aunque no fuera de familia legítima sino por la alianza, se insertó
en la de los Mansilla y Oriundo, con su progresismo impuso fácilmente su fuerte
personalidad a los acosinos.
216 Esta relación entre propietarios de tierras de familias legítimas y poder comunal aparece
nuevamente en el siguiente ejemplo:
— M.M. Mansilla
217 Al haber acumulado todas las formas de poder: síndico, apoderado, alcalde, sub-prefecto
de región e inspector de educación consideraba haberse entregado íntegramente al
pueblo de Acos, al que siempre sirvió, especialmente en el campo de la educación.
218 En 1958, después de varios conflictos con Lampián, entonces carente de poder, Acos fue
elevado a la categoría de capital de distrito. En tal ocasión, las autoridades decidieron dar
a la avenida principal el nombre de M.M. Mansilla, haciendo de él este panegírico:
“La trayectoria de su vida, bien valdría que las generaciones venideras la supiesen,
pues es llena de actividades de sacrificio, hombre de bien, dotado de una gran
inteligencia, siempre al servicio de las masas ciudadanas. Ha destacado en muchas
actividades y las que más ha absorbido su mente ha sido el desempeño de la labor
decente. Como autoridad laboró por su pueblo natal y por este sector de Canta
primero y luego como inspector y sub-prefecto de la provincia local” 51
219 Los retratos bosquejados de algunas de estas autoridades, así como las “obras” realizadas
a nivel comunal, dejarían suponer que la función de las familias legítimas y sus aliados
habría sido siempre servir a la comunidad, sin la que no existirían. Seguramente, como en
muchas comunidades de esta época, estas familias habían trabajado siempre
enfrentándose a fuerzas externas, en el caso de Acos, frente a Lampián y a los forasteros
usurpadores de tierras, para mantener la integridad territorial de la comunidad. Pese a su
individualismo continuaron defendiendo el tradicional derecho comunal. Pero este
comportamiento es sólo un aspecto y justificación del poder de estas familias y traduce la
119
necesidad de las familias legítimas de utilizar el marco comunal y su poder para defender
en primer lugar sus propios intereses. La comunidad se considera sólo en la medida en
que está al servicio de los propietarios de tierras de familias legítimas y sus aliados.
220 A través de los archivos comunales y diversos documentos resulta más fácil conocer
cuáles fueron las realizaciones de tal o cual autoridad en bien de la colectividad, que
averiguar de qué medios se valieron para favorecer sus proyectos y servir sus intereses.
221 Se analizarán “obras” comunales más importantes a fin de destacar quién, la comunidad o
las familias legítimas y sus aliados, obtuvo más provecho.
a. Las cuotas52
222 En 1898 las autoridades comunales presididas por Brígido Oriundo empezaron la
refacción de la iglesia. A diferencia de otras veces, la contribución exigida no fue en faena,
como era costumbre, sino en bolsas de yeso que los comuneros y residentes debieron
proporcionar a la comunidad. Esta donación, llamada asi a veces, suponía una compra
previa de parte de los contribuyentes, es decir un ingreso en efectivo importante como
para que una parte pudiera destinarse a este gasto. Debido a la desigualdad de ingresos de
los diferentes estratos sociales, de fines de siglo, la contribución se repartió así:
“A los de faena entera sufragaran con 20 arrobas, los de media faena con 10 arrobas
y los señores habitantes con 5 arrobas de yeso”.53
223 Sigue la lista de los interesados, con esta advertencia:
“El que no cumpliese se obliga a pagar dos soles plata por cada arroba”.
224 Para este cumplimiento hipotecaron sus bienes habidos y por haber. Quienes soportaron
el peso de esta imposición eran los que debían cumplir “faenas enteras”. Con este criterio
este tributo, que era el más elevado, recayó sobre los comuneros medianos y pobres ya
que, por lo menos desde 1895, la mayoría de los miembros de las familias legítimas había
tenido la posibilidad de comprar a la comunidad su parte de faena y, en el caso de que el
pago fuera demasiado elevado, preferían vender alguna de sus parcelas antes que asumir
la carga y presencia física en los trabajos al igual que un comunero pobre. El siguiente
ejemplo data de 1895:
“En continentemente nos hemos reunidos todos los mayores y menores en el
cabildo de costumbre. Por consiguiente se le llamó a Doña M. Oriundo y se le obligó
que pagase en soles de plata la suma de 20 como a otros se le ha pencionado (sic) en
lugar de prestar sus servicios como faenero o representante por dicha pensión” 54
225 En el caso de otro comunero, M. Pariasca:
“... dijo que se comprometía a sostener la media faena que por su parte le
correspondia segun las pensiones o costumbres en el pueblo, bajo la condición que
al desviarse de dicha obligación sera responsable de abonar la suma de 40 soles de
plata”55
226 Además del interés de estos textos al indicar que desde esa época la faena podía también
valorarse en dinero, muestran la desigual distribución tributaria. No cabe suponer que los
comuneros medianamente acomodados y, con mayor razón, los pobres pudieran disponer
del efectivo suficiente para comprar su cargo, ni siquiera en parte. En efecto, sólo los
miembros de las familias legítimas y sus aliados —a menudo residentes antes de ser
comuneros— pudieron permitirse tal compra y quedar dispensados de una imposición
cada vez más pesada.
120
229 En este caso la comunidad “se convierte en un testaferro al servicio de los más ricos”
(Celestino 1976: 165), es decir, de los propietarios de tierras de familias legítimas. En 1907,
L. Arroyo movilizó a la comunidad para defender las antiguas tierras de Marcahuasi,
entonces en poder de las familias legítimas y pretendidas por las comunidades de Pampas
y San Juan.
230 Nuevamente se utiliza el sistema de cuotas para permitir al inspector y al personero
entablar un juicio, especialmente contra Pampas. La decisión se tomó en los siguientes
términos:
“teniendo en consideración...
que nos comprometemos a sostener el juicio que recientemente nos ha iniciado la
Comunidad de Pampas sobre los terrenos de Maracahuay y Carbon-monte con
nuestros esfuerzos y pecuniarios este año y los futuros desta que se deslinde por
tribunales de justicia. Resolvieron a prestar nuestros servicios personales por el
turno como nos ordena el apoderado Dn. Juan Mansilla. Nos obligamos de una
manera espontanea y con sujecion de las autoridades competentes a la cuota que el
primero de cada mes debemos de (sufragar) de una manera voluntaria ante nuestro
apoderado en forma siguiente:
Sufragar la primera serie tres soles, la segunda serie dos soles y la tercera serie un
sol mensualmente. (Archivos comunales de Acos: Libro de Actas” 26-1-1908)”.
231 Al parecer las “series” no fueron calculadas en base a las faenas sino la extensión de
tierras poseídas. En la primera categoría, de las catorce personas, doce corresponden a
miembros de familias legítimas, un chino orfebre casado con una Mansilla y otra persona
cuyo origen se nos escapa. En la segunda, se cuenta veintidós personas, muchas de las
cuales son miembros jóvenes de familias legítimas, “gamonales” recientemente
instalados, propietarios de tierras aliados a las familias legítimas y algunos miembros de
familias satélites. Finalmente, la última categoría reúne a los miembros de familias
satélites y al resto de los comuneros, o sea, catorce personas.57
232 El juicio financiado por los comuneros de Acos no prosiguió y después de un año las
autoridades solucionaron el conflicto en su provecho: los terrenos fueron vendidos, uno a
Pampas y el otro a San Juan y el dinero obtenido de estas ventas que por fin las
autoridades habían proclamado comunales, se utilizó de la siguiente manera:
121
233 En 1908, la comunidad recibió “11 libras oro sellado peruano” por las tierras vendidas a
San Juan y “39 libras oro” por las compradas por Pampas. Es decir, la suma de “500 soles
plata”58 que las autoridades destinaron a un fondo comunal de préstamo. Pese a la
declaración de intenciones,59 sólo las familias legítimas y sus aliados tuvieron acceso a
esta caja de préstamo, con la tasa de interés de 3% mensual. El comunero medio, que
durante un año había cotizado para los gastos del juicio, nunca pudo disponer ni de la
mínima parte de este capital.
234 Los prestatarios fueron sucesivamente:
235 I. Calderón pariente de los Mansilla, Juan Mansilla, C. Ruiz, Felipe Nichos pariente de los
Mansilla, Juan Mansilla, José Mansilla, Leonardo Arroyo, Luciano Zarate..., 60
236 No hubo prestatario que antes no hubiera pasado el cargo más alto de la comunidad. Para
lograr este préstamo parecería que, además del origen social, era necesario haber
desempeñado el más alto cargo comunal.
237 En ese caso también la comunidad se puso al servicio de los propietarios de tierras de
familias legítimas y aliados. En efecto, acaparó un capital obtenido a partir no sólo de las
llamadas tierras comunales sino también debido al aporte de cuotas de todos los
comuneros. A partir de entonces, este capital permitió a las familias legítimas financiar
sus empresas privadas, disponiendo, lo que es aún más significativo, de un capital al que
sólo las autoridades tenían acceso.
238 El empleo de este capital contribuyó a aumentar la distancia entre la “clase” de los
comuneros modestos y la élite, a confirmar las diferencias entre los distintos estratos
internos de la comunidad y a reproducir una sociedad local basada en la dominación de
las familias legítimas y ahora también de sus aliados.
239 Gracias a estos fondos, a este capital común pero no comunal en sí, L.A. agrandó su
rebaño (lo que a continuación lo incitó a querer reservarse cada vez más alfalfares,
comunales o privados, imponiendo el valor del arriendo); F.N. compró nuevas tierras con
el fin de convertirlas en alfalfares; I.C. y los Mansilla, finalmente, invirtieron en la
educación de sus hijos.
240 Así, una vez más, la comunidad sirvió los intereses de los propietarios de tierras de
familias legítima y sus aliados. Más aún, puso a su disposición, en una época en que
justamente era necesario invertir, el capital suficiente para adherirse totalmente a la
economía de mercado, iniciar un despegue económico. Es decir, la comunidad les facilitó
los medios para perpetuar su dominio político y económico.
241 El mismo análisis, frente a este tipo de comportamiento, puede aplicarse también a lo
siguiente:
242 Originalmente, este capital no estaba destinado en su totalidad a los fondos de préstamo,
una parte debía reservarse para la adquisición de nuevas tierras comunales. 61 Al igual que
otras comunidades, entonces “la compra de terrenos a comuneros vecinos se (hizo) en
nombre de la comunidad, pero para grupos particulares (Celestino 1976: 165).
243 Cuando en 1921 se presentó la ocasión de adquirir un terreno, la comunidad no pudo
hacerlo por no disponer del dinero necesario, viéndose obligada a recurrir a las cuotas:
244 Se acordó (...) comprar el terreno de Dn. A. Vargas por la suma de 30 libras, situado en Pamparcallo,
y no habiendo fondos con que contar opinaron en unanimidad de votos de dichos señores bajo la
presidencia del Senor Sindico Apoderado B. Oriundo, sacar un empréstito por corto tiempo, dejando
en hipoteca la caja de la comunidad mientras se haga efectivo las cuotas de las mencionadas
122
secciones, como también las cobranzas atrasadas62 Por otra parte, recaudadas las cuotas y
adquirido el terreno, la comunidad maniobró de tal suerte que nuevamente sólo las
familias legítimas, sus aliados y sus hijos, aprovecharon de esta transacción. Inicialmente
se comenzó a parcelar el terreno y a ponerlo en venta. Obedeciendo a la siguiente
declaración de las autoridades: “reconociendo que todos gozamos de derecho igual en la compra
de los terrenos de Pamparcayoc”,63 las sesentiún personas que habían contribuido a esta
compra fueron solicitadas, pero en el orden selectivo de las cuatro secciones
correspondientes a las cuatro categorías de cuotas.64
245 Así, sobre la lista de los que tenían derecho a esta compraventa de tierras comunales
recientemente adquiridas, muy pocas personas —menos de 12 de las 61— tuvieron acceso
y, como siempre, sólo los miembros de las mismas familias dispusieron de medios.
246 Hasta aquí el proceso es trivial y hasta podría causar asombro el poco interés que suscitó
esta venta. Estas tierras en pendiente de ladera y de calidad mediocre eran finalmente
poco aptas para el cultivo, aunque como zona de pastoreo eran buenas.
247 Posteriormente, después de haber logrado, gracias al tributo de los comuneros, un
terreno que debía ser parcelado, las familias legítimas consiguieron desviar el destino de
esta inversión común, convirtiendo Pamparcayoc en tierras de pastoreo, a la vez que
monopolizaban su uso.
248 Este ejemplo resulta muy significativo: los miembros de las familias legítimas y aliadas
que detentaban el poder, tenían acceso a las tierras de pastos temporales de Lomo Largo
con la condición de pasar el cargo de mayordomo, que precedía al de gobernador de la
comunidad. Los pastizales quedaban así reservados a los “iniciados” y la entrada a este
grupo de privilegiados debió revestir antiguamente un sentido más o menos ritual.
249 Cuando se perdieron las tierras de tránsito de Lomo Largo, estos miembros de familias
legítimas y aliadas se vieron privados de pastizales, cierto, pero también del ritual que
simbolizaba su acceso y que de alguna manera ratificaba su poder. La desviación
comenzada por las familias legítimas y aliadas puede entonces considerarse de dos
maneras:
1. La pérdida de Lomo Largo (3,000 Hás.) resultaba muy peligrosa puesto que la ganadería se
encontraba entonces en pleno auge y la comunidad carecía de otras tierras de pastos
temporales.
2. Las familias legítimas, al quedar privadas del acceso a Lomo Largo, debían continuar
afirmando su diferencia y perpetuar un privilegio, uno de los atributos de su poder. Por éso
efectuaron esta desviación y trabajaron para mantener un acceso privilegiado a tierras que
cumplían la misma función.
de los pastizales de Pamparcayoc. La comunidad que, cediendo a este trato se veía privada
de ingresos, sin embargo, lo consideró como “protector”.
257 Después de haber ejercido la representación política y económica de las familias
legítimas, la comunidad pasó al finalizar la primera mitad del siglo XX de prestadora a
prestataria. Se convirtió en acreedora de algunos individuos que con más poder
económico que político. Aún si, como en este caso, el prestatario era un miembro de
familia legítima (aunque originaria de Coto), estos episodios sucesivos marcan el fin de la
hegemonía comunal basada solamente en las familias legítimas.
258 En cuarenta años, demasiados factores internos fundamentales, como los cambios de
estrategia matrimonial y de alianza, y el auge de la economía de mercado, alteraron la
concepción y función de la comunidad. En ese contexto, los propietarios de tierras ya no
fueron los únicos amos y el dinero proveniente del comercio ordenó entonces todas las
relaciones. Por su lado, las familias legítimas continuaron, ejerciendo o participando en el
poder, pero tuvieron problemas para hacer frente a las rivalidades, ya que se habían
debilitado por la migración de sus miembros a Lima o Huaral, y sobre todo por la carga,
más y más pesada, del factor económico engel ejercicio del poder.
NOTAS
1. “Plano de conjunto de la Comunidad de Lampián”. Ministerio de Trabajo. Dirección de Asuntos
Indígenas. Carta del 2 de junio de 1936. Archivos de SINAMOS de Huacho.
2. “Sobre levantamiento de plano de la comunidad de Acos ordenado por R. M. el 7 de setiembre
de 1937”. Fue enviado a Lima y registrado el 10 de marzo de 1947, carta del 10-3-1947. SINAMOS.
3. Idem. Carta del 27 de noviembre de 1937, SINAMOS, Huacho, p. 135.
4. Carta del 16 de julio de 1946 al Departamento General de Asuntos Indígenas. Archivo de
SINAMOS en Huacho (D. G. A. I.).
5. Carta del 8 de octubre de 1946, D. G. A. I., por L. A. Cruz, Archivos de SINAMOS en Huacho.
6. Véase por ejemplo Houdart-Morizot(1976: 89) que cita que los miembros de la sección Wanaco
de Cuenca, partieron en busca de nuevas tierras de cultivo a fines del siglo XIX, huyendo de la
opresión Qollana.
7. El barrio de arriba había estado pues, bajo el dominio de dos familias, Pariasca y Navarro,
reunidas en una misma cofradía: “La Virgen del Rosario”. Ahora bien, las cofradías se
constituyeron justamente en base a los antiguos ayllus. Véase archivos de Lampián: Libro de
Fiestas 1860-1880.
8. Véase documento p. 128.
9. AGN. Tributos Informes, Leg. 3, Cuad. 66. Fundos hipotecados arrendados, N° 2, 1790.
10. Archivos de Lampián: Libro de Fiestas 1860-1880.
11. Tierras de Trinchera: Archivos de Lampián.
12. Véase la nota 7. Archivos de Lampián: “Libro de Fiestas 1860- 1880”: En el barrio de abajo
dominaban, además de los León, los Blas. Los Blas dirigían la cofradía de la “Virgen Santa Isabel”,
mientras que los León se agrupaban en la del “Niño Dios” y que los Navarro se asociaban a la de
los Priasca.
Lampián —Arriba
125
29. Suponemos que se trata de su hermana ya que en esa época sólo había una familia Ureta, de
Obrajillo, viviendo en Canchapilca .
30. Acos está situado sobre una enorme terraza aluvial; Marcahuasi y Caracuchay representan
toda la parte plana. Es evidente que esas tierras de buena calidad, y fácil riego han sido las
primeras en ser explotadas y apropiadas; entonces no asombra encontrar allí a todas las familias
legítimas fundadoras de Acos.
31. Esta lista presenta un doble interés porque traduce también la relación entre poder comunal
y familias legítimas.
32. Estudio realizado a partir de registros de bautizos de 1850 a 1925.
33. Archivos parroquiales de Lampián, 1920. El hijo nacido de esta unión murió joven y sin
descendencia.
34. No ha sido posible conocer a todas las autoridades comunales; algunos años no aparecen en
los Libros de Actas o las autoridades no son mencionadas.
35. Situación que efectivamente ha sido descrita en una comunidad de este mismo valle,
Huayopampa, en donde familias cacicales controlan la comunidad. (Fuenzalida y otros 1968).
36. Archivos comunales de Acos, “Libro de Actas”, 29-2-1908.
37. Archivos Comunales de Acos —Libro de Actas: 10-1915.
38. Desde entonces los comuneros de San Juan son a veces llamados “los come lengua”. Véase
Locker (1979: 79).
39. Véase Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 18-2-1923/8-3-1925.
40. El proyecto estaba tan comprometido que entre 1931 y 1933 las minas como la de Santander
despidieron a los comuneros que trabajaban allí.
41. Había un hotel reservado para los viajeros y comerciantes.
42. El maíz morado habría sido introducido en el valle hacia 1930. Muy buscado por ser la base de
algunas preparaciones cuyo consumo estaba en constante aumento en la costa, el cultivo de este
maíz no tuvo, sin embargo, mayor importancia en la economía de Acos. Al contrario, parece que
fue más importante para la economía de la vecina comunidad de Cancha-pilca.
43. Crisis Comunal en Lampián de 1926 a 1930. Véase Celestino 1972).
44. Archivos comunales de Acos “Patronato general de Acos” 1929.
45. Esta peste que duró por lo menos siete meses, comenzó a fines de 1925.
46. Correspondencia I. Lausent, Padre J.M. Gamarra. Parroquia de Huaral, Provincia de Chancay.
Carta del 3-8-1979.
47. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 6-1-1927: esas parcelas medían 52.5 m2 y
debían ser devueltas a la comunidad a la muerte del que la utilizaba; éste debía también pasar
todos los cargos comunales.
48. Una de esas usurpaciones tipo fue la de la familia Rodríguez en el fundo de su comunidad, San
Juan, empresa en la que fue alentada y ayudada, en 1928, por las poderosas familias de Acos.
49. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 9-2-1925; se trata de parcelas de unas 65 áreas,
transmisibles.
50. Libro de Actas -Acos- 11-2-1925.
51. Archivos Municipales Acos 14-1-1958.
52. Cuota: cooperación (que a principios de siglo fue reclamada en especies y luego en dinero) o
contribución exigida a los comuneros y a ciertos residentes, de manera “proporcional” y
destinada a una “obra” o empresa comunal.
53. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 15-8-1898.
54. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 29-11-1895.
55. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 3-1-1898.
56. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 14-3-1898.
57. Un total de cincuenta comuneros activos.
58. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 29-2-1908.
127
59. Idem: “acordaron tambien que este dinero se dara exclusivamente a los hijos del lugar por los
intereses consabido y sucesivamente por un año a las personas que solicitaran en el presente y en
lo sucesivo”. 29-2-1908.
60. He aquí, a título de ejemplo, la base para uno de los préstamos: Archivos comunales de Acos
“Libro de Actas” 21-3-1909: “La comunidad teniendo en cuenta sus servicios prestados
principiando activamente a abonar a don Juan Mansilla unas cinco libras oro (50 soles plata)”.
61. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 29-2-1908: “Igualmente acordaron que se dara un
termino de tres meses al tesorero para la entriega del dinero en cualquiera tiempo dado al caso que pudiera
resultar algun terreno favorable en venta para esta comunidad”.
62. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 3-10-1921.
63. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 13-11-1921: “reconociendo que todos nos
beneficiamos de un derecho igual en la compra de los terrenos de Pamparcayoc...”.
64. Archivos comunales de Acos: Primera sección: 8 soles y 12 personas; segunda sección: 6 soles
y 15 personas; tercera sección: 4 soles y 17 personas; cuarta sección: 3 soles y 17 personas; en
total 305 soles, precio del terreno, y 61 comuneros.
65. Es interesante ver qué aspecto toma el pago de la cuota cuando se destina a la compra de
ornamentos de iglesia. Inmediatamente, y aunque haya sido especificado, “siendo formalizar una
cuota proporcionalmente a sus intereses de cada uno”, miembros de familias legítimas, aliadas,
comerciantes chinos y comuneros ricos se apuran, en un afán demostrativo, a cotizar más de lo
que deberían.
66. En este contexto, el valor de cambio de una tierra que se hace escasa ha aumentado mucho ya
que el precio del arriendo anual de un terreno equivalía en 1930 a tres veces su precio de venta
en 1910.
67. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 2-10-1939.
68. Los registros comunales no dan la explicación de este fracaso y no tenemos datos que nos
permitan dar una.
69. Archivos comunales “Libro de Actas” 7-11-1939.
70. Anteriormente y en las mismas condiciones en efecto, Pamparcayoc había sido alquilado al
mestizo chino G. Espinoza.
71. Hubo en efecto, en 1946, en Pamparcayoc, una “distribución-venta”. Las superficies variaban
alrededor de las 30 áreas; benefició a 36 comuneros.
72. Su padre, el coronel Vargas se atribuyó o se hizo dar numerosas tierras durante la Guerra del
Pacífico y fue imitado por su hijo a principios de siglo.
NOTAS FINALES
1. Libro de Actas 27-7-1923 — Archivos Comunales de Acos.
128
a. “Comerciantes-agricultores” y comerciantes
MAPA N°8
17 En este sistema de economía mixta, los chinos enfocaron las relaciones comerciales desde
un ángulo más dinámico. En el esquema tradicional de intercambio y aprovisionamiento,
los serranos debían bajar regularmente al mercado de Acos o esperar la llegada de los
arrieros que llevaban con ellos coca y café de la ceja de montaña, chuño, charqui, ollas,
vigas para minas de la sierra. Los chinos ya no esperaron que los serranos bajaran y,
rompiendo la formalidad tradicional, ellos mismos subieron a las comunidades. Por este
proceso de “conquista de mercados”, todavía poco utilizado a principios de siglo, y que los
chinos iniciaron, acapararon los mercados e intercambios futuros y suplantaron a
menudo a los pocos mestizos que en los grandes pueblos de la sierra también se habían
dedicado al comercio.
18 Desplazándose, imponiendo su precio, dando adelantos sobre cosechas, alentando para su
provecho la permanencia del trueque, contribuyeron a “agarrotar la economía familiar
indígena” en las comunidades de vertiente, a la vez que activaron las transacciones
comerciales en Acos. Esta “manipulación” del mercado y de la economía local les fue
duramente reprochada, por un lado por los miembros de las comunidades donde se
instalaron, incluyendo los campesinos ricos de Acos que, perjudicados, no veían bien que
forasteros adquiriesen tanto poder. Aunque la usura y la explotación económica de los
indígenas9 hayan sido muy anteriores a la llegada de los chinos, se tendió a declararlos
directamente culpables de las nefastas bajas del auge del comercio minorista, porque para
unos el espíritu mercantil favorecía el individualismo entre los comuneros y ponía en
peligro su cohesión, y, para otros, porque se les escapaba de las manos. Es en este
contexto y por razones primordialmente económicas que se desarrolló un cierto racismo.
19 Pocas veces expresado abiertamente o por escrito, no fue por ello menos implacable. En
1920, un decreto comunal invocando argumentos infundados10 pero justificando la
133
decisión tomada, concluía así: “Oponerse por los medios posibles a la intromisión en la
localidad de más asiáticos por resistencia de estos en las obligaciones del pueblo”. 11 El
mismo año, en Lampián, los comerciantes asiáticos eran gravados con un impuesto y se
decidió verificar sistemáticamente su sistema de pesas y medidas. 12 En 1930, con el
pretexto de hacer el trazo de la carretera, se destruían las casas de dos chinos. 13 No se
dejó tampoco de atacarlos por su poca higiene.14 De hecho, estaban resentidos con ellos
por “comprar” sus cargos; es decir que, siempre unidos, pagaban peones — a menudo
locales y serranos— para hacer los trabajos que les incumbían. Sin embargo, trabajaron
mucho en la construcción de la carretera, sin ahorrar esfuerzos. Además, contribuyeron a
la reconstrucción de la iglesia y al equipamiento del pueblo, a la contratación de
profesores. Sin duda, esto no era suficiente para hacer olvidar sus diferencias. Un
pequeño hecho lo atestigua: se ha visto cuánto se esforzaron para integrarse al
catolicismo. Sin embargo, los de Acos o Lampián no tuvieron siempre en cuenta estos
esfuerzos, sobre todo a partir de 1920, y apenas percibían una costumbre china, los
comuneros, exacerbados, aprovechaban para atacarlos. Es lo que sucedió en Lampián en
193115 al morir el más anciano de la colonia china, Pablo Espinoza. El entierro fue
espectacular; el cuerpo expuesto durante varios días fue llevado en procesión, seguido
por numerosos chinos de duelo. Esta manifestación chocó mucho y fue severamente
condenada por las autoridades comunales.
20 Estos celos y rivalidades, atizados por las manifestaciones de una diferencia y el poder
económico de algunos de esos chinos, indujeron a mestizos e indígenas a actos de
violencia. Entre 1930 y 1940 fueron destruidos e incendiados algunos bazares 16 y se acusó
a sus propietarios de tener tambos clandestinos, seguramente sitios cerrados de reunión
donde podían beber, fumar y jugar. Como en las haciendas de la costa, entre 1857 y 1887,
terminaron acusándolos de muchos vicios, sin dejar de sentir cierta admiración cuando
los veían leer o conversar en chino.
21 Un chino, o más bien un injerto, merece especial atención, porque su caso resume todo lo
que se podría informar sobre los chinos que se integraron a las comunidades. A fines del
siglo pasado, un comerciante de paso por la comunidad de Huascoy bautizó a un chino
llamado Lei-Ko, a quien dio su apellido: Urbano. M. Urbano casó con F. Estrada, natural de
Huascoy, pero con eso no consiguió instalarse en ninguno de los dos barrios (alto y bajo)
que formaban el pueblo. Entonces debió establecerse en la parte más baja, marginal y de
difícil acceso, al pie del barrio Huinco, correspondiente a los lugares llamados Saguán y
Huika-tampu. Es ahí que poco a poco constituyó con sus hijos y aliados (otros injertos
chinos y japoneses — Magan Pentoja —) el núcleo de una familia extensa de tipo chino. En
1920, Enrique, hijo de Lei-Ko, vivía con los suyos en una especie de gran casa cerrada que
constituía una finca y cuya construcción estaba ordenada alrededor de un patio. La
habitación que daba al camino servía de tienda, mientras que dos cuerpos de la
construcción, separados por el horno de la panadería, correspondían a las viviendas.
22 Enrique se volvió poderoso: crió cerdos y aves, tuvo tienda y panadería; mantuvo un
huerto del que comercializaba los productos; compró mulas y caballos que alquilaba a los
comuneros. Finalmente, gracias a sus actividades, reunió un fuerte capital como para
hacer préstamos a la comunidad. Alfabeto en chino,17 adquirió ante los otros asiáticos y
comuneros una notoriedad indiscutible y dio a sus hijos una educación “peruana” que
muchos le envidiaron. Si él fue comerciante, dio origen a generaciones de maestros y
“políticos locales”, respetados y discutidos a la vez, ya que estaban profundamente
influidos por las ideas apristas. “Comerciante-agricultor” del mismo tipo de los que se
134
ESQUEMA N°6
b. Los artesanos
cada vez mayor demanda, presentaba la ventaja de apartarse del comercio minorista y de
ejercer “socialmente” una actividad más integradora. Los injertos y chinos de Acos
desempeñaron los siguientes oficios:
• Los sastres. Se sabe de tres entre 1920 y 1940. No ha sido posible conocer la naturaleza
exacta del ejercicio de este oficio.
• Los zapateros y talabarteros. Se registran más de cuatro para estos mismos años. Su
presencia se explica por la abundancia de la materia prima y la importancia de la
talabartería. Aún antes de 1930, en las ferias se encontraba fácilmente cueros y pieles
comprados, u obtenidos por trueque de arrieros y pastores
• Platero. Se sabe de la presencia en Acos de un platero. Según un estudio hecho por La
Molina,19 en 1935, había en el distrito de Lampián siete pequeñas minas de oro y cobre, sin
contar las de plata. La mayor parte de sus minerales se vendían a la “fundación de San José
de las minas de Huarón”, mientras que una ínfima parte circulaba en las comunidades
vecinas a los puntos de extracción, o sea Coto, donde en 1928 había un joyero, Carac,
Canchapilca y Acos para terminar de descender la quebrada Palca. 20 Después de 1945, no hay
mayor información sobre el particular.
• Los panaderos. Hasta más o menos 1950 hubo en Acos cinco panaderías, que ocupaban diez a
quince personas. Entre los panaderos chinos se encuentra Α-Men, José León, quien casó con
una sobrina de Enrique Estrada, A-Sun y Clemente Jon... Eran buenos panaderos que
trabajaban para la población de Acos y comunidades vecinas. De Acos, pequeños comuneros
o intermediarios chinos partían con mulas cargadas con sacos de pan. Por su lado,los
comuneros bajaban regularmente en Navidad y Semana Santa para que hornearan pequeños
panes de maíz. Aunque desde 1920 el pan preparado en Acos fuera de trigo, por mucho
tiempo se siguió preparando pan de cereales mezclados, así como pequeños panes de maíz.
El trigo usado por las panaderías provenía de las tierras irrigadas de Lampián, Canchapilca,
Coto, San Juan, Huascoy o Pampas-La Florida, como de tierras de secano de Guaroy en
Pampas, que abastecía de trigo a casi todos los comuneros. Este trigo era enviado a los
molinos de la quebrada; a Coyas en el fundo de San Juan, a Canchar en el de Huascoy y a
Mollocunto, fundo común y límite entre Lampián y Acos. La elaboración de pan fue una de
las actividades más importantes de Acos, tanto del punto de vista económico como social,
pues contribuyó a mantener una relación de dependencia entre las comunidades aisladas y
el mercado acosino. Este mercado fue además codiciado por la corporación costeña de
panaderos peruanos, “La Estrella”, que más o menos a partir de 1940, comenzó a
introducirse en los mercados serranos enviando pan más barato, aprovechando del sistema
vial automotor. En esta época, la producción de trigo era poco importante en Lampián donde
el rendimiento por hectárea era de 953 Kg. frente a 1,207 en Pacaraos. 21 Este trigo era de baja
productividad y fue sólo en 1933 que el gobierno intervino alentando a las comunidades a
adoptar el trigo “Marqués” de calidad superior. Poco a poco, las comunidades no necesitaron
recurrir a los panaderos chinos para aprovisionarse; además se homogeneizó la producción
elaborando sólo “pan blanco”. Actualmente, solamente queda un panadero —nieto de Pablo
Espinoza— que provee de pan al pueblo, así como a algunas comunidades.
c. El capital chino
26 Tal despliegue de actividades, tal coordinación entre los chinos dispersos por las
comunidades, supone una buena organización y disponer de un capital inicial, sea en
dinero, mercancía o animales (esencialmente cerdos). Difícilmente evaluable, podía
tratarse de un aporte personal o de una suma confiada o más bien invertida por un grupo
136
27 Grupo I. Se trata de chinos llegados a Acos entre 1872 y 1890, que no tuvieron el tiempo ni
los medios para constituir un capital. Fueron peones agrícolas, sometidos a menudo a
servidumbre. Sólo en Acos pudieron percibir un salario, que ahorraron y luego
invirtieron. En este grupo se encuentra los chinos más respetados, como Pablo Espinoza o
Ho-Lao Lu. Fueron los primeros en invertir, a la vez, en el comercio y la agricultura, por lo
que se distinguen de los chinos comerciantes que hicieron su aparición a partir de 1890.
Aún hoy su descendencia posee las tierras que adquirieron.
137
28 Grupo II. No hubo chino que después de 1890 llegara sin capital. Las diferencias
observadas en este grupo, constituido en un principio únicamente por comerciantes,
tienen relación con las inversiones efectuadas durante su permanencia en Acos.
1. Los chinos pertenecientes a esta categoría llegaron a Acos con el único fin de comerciar y se
fueron como habían llegado. Dispusieron inicialmente de un pequeño capital, conseguido en
parte en la costa y en parte a lo largo de la carretera en construcción (1923-1933), en la que
participaron pero de la que aprovecharon también abriendo a cada fin de tramo un pequeño
comercio, como en Huataya, Chimcho y finalmente Mataca, antes de asentarse en Acos,
punto final de la carretera. Inviertieron en el pequeño comercio minorista y, según algunos,
especularon. Partieron entre 1945 y 1955, época en que decaían el comercio de semillas de
alfalfa y la economía local. Muchos de ellos, ancianos, decidieron regresar a terminar sus
días en Huaral que, en pleno desarrollo, ofrecía la ventaja de presentar un mercado más
amplio y una menor competencia. Entre ellos se encuentran los panaderos de Acos: Α-Lon
Lao, Magan, Caudivilla, Bariales.24
2. Otros, por el contrario, invirtieron en propiedades durante el tiempo que duró su presencia
en Acos, es decir una generación. En este caso, la adquisición de la tierra se tenía como un
medio de producción complementario de la actividad comercial. Propietarios y sobre todo
arrendatarios, no se establecieron definitivamente y abandonaron Acos en la misma época
que los anteriores.
3. Finalmente nombremos a los que, gracias a las ganancias obtenidas en el comercio, se
establecieron definitivamente en Acos. Hasta hoy son en Acos las familias de origen chino
más conocidas: Clemente Jon, Β. Velarde, José Caporal A-Pen, M. Bardiales A-Chang, D.
Ciriaco, José León.
29 Actualmente, entre los comuneros-residentes y los ausentes, controlan en Acos unas 15.7
Has. (sin contar 1.93 Has. de tierras comunales), es decir 14.4% de la totalidad de las
tierras parceladas de la comunidad (108.43 Has.). Las 33 parcelas adquiridas desde
principios de siglo se reparten así:
30 menos de 10 áreas: 4 parcelas
31 10 a 21 áreas: 9 parcelas
32 22 a 60 áreas: 9 parcelas
33 61 áreas a 1 hectárea: 4 parcelas
34 más de 1 hectárea: 4 parcelas25
35 A estas parcelas debe agregarse las que adquirieron en los fundos de Canchapilca y Coto; 5
parcelas entre 22 y 60 áreas y 6 parcelas de más de 1 Ha. Sólo estas últimas representan
15.9 Has., es decir, más que las 33 parcelas de Acos. De este modo, las parcelas más
importantes poseídas por los descendientes de chinos son, por una parte, las que
heredaron de sus parientes peruanos (caso de F. Jurado Caporal) y, por otra parte, las que
obtuvieron fuera de Acos.
36 Como propietario de tierras, este grupo social no exhibe un comportamiento homogéneo.
Así los Espinoza, descendientes de Pablo Espinoza (1850-1931), tienen actualmente 5.93
Has. de tierras en Acos, 11 parcelas que van de 4 a 1.83 Has. Forman parte de los que
invirtieron casi todo su capital en tierras. Al no haber podido extender más sus
posesiones en los linderos de Acos, compraron 7 hectáreas en los vecinos terrenos de
Canchapilca. La importancia numérica y económica de esta familia hace que en ella se den
todas las formas de tenencia —directa e indirecta— así como todos los tipos de
conducción. Sin embargo, la mayoría, vive y trabaja todavía en Acos; en la carnicería —
138
47 Paralelamente al comercio minorista monopolizado por los chinos e injertos hasta más o
menos 1945, el comercio mayorista basado en la explotación de la alfalfa y ganadería,
desempeñó un papel económico muy importante, para las familias legítimas y aliadas, al
permitirles elevar sus ingresos. Basado en la ganadería de engorde y en la producción de
semillas seleccionadas de alfalfa, hizo intervenir a mayoristas locales, a la vez negociantes
de ganado y comerciantes de abarrotes, a intermediarios locales que revendían ganado o
semillas a los mayoristas de Huaral, Chancay o Lima y finalmente a negociantes de ganado
y comerciantes viajeros.
48 Este tipo de comercio supuso, desde 1920, la búsqueda de una rentabilidad máxima de la
tierra y una orientación de la producción agrícola y ganadera en función de un mercado
externo controlado en el lugar por un nuevo grupo de “productores-comerciantes”, cuyo
poder se incrementó.
49 Gracias al “control” comunal anual del ganado y sus propietarios, a fin de recaudar el
impuesto proporcional sobre el ganado, debería ser posible conocer su número comunal e
individual. Sin embargo, de este “control” hay datos para 191326 y regularmente a partir
de 1922 a 1950 en que Acos perdió Lomo Largo.
50 La pérdida de Lomo Largo y la falta de pastos permitió la práctica de arriendos
individuales, sin contrato y de corta duración, por lo tanto sin registro documental.
140
Note 20229
Note 20330
55 Así, de 1920 a 1950 fueron las mismas familias privilegiadas de otras épocas quienes
hicieron posible el crecimiento de la ganadería local, tanto vacuna como ovina. Entre los
51 ganaderos de Acos que se sucedieron durante este período y cuya actividad es segura,
14 de los más importantes pertenecían a tres familias legítimas y 26 formaban parte de
sus parientes próximos y aliados. Esta situación se grafica para cada una de las familias
legítimas y sus aliados de la manera siguiente:
56 — Familia y aliados:
57 es decir: 1 Arrendatario de pastos comunales (Lomo Largo o Pamparcayoc)
58 2 = E Ganadero de animales de engorde
59 3 = C Negociante en reses
60 4 = C Productor mayorista de semillas de alfalfa
61 5 Aliado a las familias legítimas
62 6 = Aliado a las familias de mestizos chinos
63 7 = Ρ Que ha ocupado el más alto cargo comunal
64 8 Notable de la localidad
65 9 = Τ Propietario de tierras con menos de 1 Ha. pormás de 1 Ha.
ingresos — basados sobre todo en la venta del ganado— no podían aportarles todo el
capital necesario para una capitalización o una reinversión en la ganadería o en la tierra.
Lo limitado de sus ingresos procedía además de que no habían podido controlar la
comercialización de su ganado y para ello confiaban, cuando podía, en el único de ellos
que había reunido tierra, capital y poder: F. Arroyo. Finalmente, parece que la ganadería
de los ovinos, más tradicional, tuvo entre ellos mayor éxito que la de vacunos, lo que
económicamente no parece haber sido una buena opción; debido a que ésta exige muchas
tierras y porque su comercialización era poco rentable:
• en 1925, un carnero costaba 5.50 soles y un toro 50 soles
• en 1949, una oveja de dos años valía 50 soles y un toro de seis años, 800 soles, lo que
significaba más de seis años de arriendo de Pamparcayoc. 34
67 Muchos miembros de esta familia abandonaron finalmente la ganadería y las tierras para
buscar en la costa una mejor situación económica. Sólo quedaron los dos miembros más
importantes: Benjamín y Porfirio, que se había inclinado por la ganadería lechera y que
acaparaba más del 60% de las tierras que dependían de los miembros de esta familia
legítima.
68 Aunque en menor número que los Arroyo, los miembros de las familias Oriundo y
Mansilla estaban en mejor posición en el campo de la ganadería. Varios factores pueden
explicarla.
69 El mayor grado de instrucción recibido en la costa por varios miembros de estas familias,
hizo de ellos profesionales, convirtiéndoles en propietarios ausentes y, como
consecuencia, activaron el arriendo de tierras dentro de la misma familia.
70 Esta diversificación de las actividades agrícolas y no agrícolas permitió por ejemplo que
quienes se dedicaron al magisterio (J. Oriundo y J. y M. Mansilla) y lo ejercieron en Acos
tuvieran la oportunidad de supervisar sus rebaños.35
71 Al contar con una buena extensión de tierras (M. Mansilla, ocho potreros y J. Mansilla,
cinco potreros) arrendaron algunos de sus alfalfares, al corte o por temporada, o como
J.M. se dedicaron al comercio de semillas de alfalfa.
72 A diferencia de la familia Arroyo contaron con aliados en posesión de tierras suficientes
para que, por alianza y reciprocidad, no estuvieran obligados de cederles en arriendo
preferencial pastos que por otro lado, les proporcionaban una renta. La familia Oriundo
tuvo como aliados y parientes a:
73 — C. Naupari O., comerciante de “reses de negocio” pero también de caballos y asnos. En
1944 llegó a poseer 47 reses.36 Los caballos eran muy solicitados no sólo como animales de
carga, sino también para la trilla de alfalfa seca. En cuanto a los asnos, cuya crianza fue
estimulada al pasar por Acos un importante camino de arrieros, eran destinados a las
minas o a Huánuco.
74 — F. Jurado O., importante ganadero y arrendatario de Pamparcayoc, casó con la hija de
comerciante chino, reuniendo así capital comercial con capital agrario. Sus vínculos
familiares le permitieron poseer en 1944, además de un gran número de ovinos y vacunos,
49 porcinos (en 1946 un cerdo valía 50 soles).
143
77 Así, la asociación ganadería y comercio termina por ser tanto o más importante que la
propiedad o posesión de la tierra. Esta transformación del poder, en la que prevalece la
economía ante la legitimidad, la ascendencia histórica y la propiedad privilegiada de la
144
MAPA N° 9
81 Finalmente, parte de la población de Acos se adaptó muy bien y hasta obtuvo beneficios
de esta nueva situación. Algunos propietarios de tierras se convirtieron no sólo en
ganaderos sino también en productores de semillas seleccionadas de alfalfa. Siguiendo un
antiguo patrón continuaron sirviendo de punto de enlace entre agricultura y ganadería,
lo que permitió a los ganaderos serranos pasar sin problemas del fin de la estación seca
(setiembre-octubre) al principio de las lluvias (enero-febrero). Ofrecieron también a los
negociantes de ganado, que bajaban de las comunidades de altura, los pastos necesarios
para mantener el peso de los animales destinados al mercado de carne de la costa.
1° Espacios y actividades
83 Después de haber partido a finales de setiembre, de los pastos consumidos y secos de las
comunidades de Carac, Quipán, Marco o Sumbilca, los pastores llegaban a los fundos de
esta quebrada del Chancay donde encontraban campos de alfalfa. En su viaje en busca de
pastos, Acos era una etapa para los de Sumbilca que antes ya se habían detenido al pie de
Vilca y que subían en agosto hacia Acos, con vacas, carneros y cabras.
146
84 El pueblo aparecía entonces sobre su redonda cima aluviónica como un oasis de verdor; el
rellano estaba invadido por un boscaje en forma de damero, donde las parcelas,
irregulares, estaban separadas por filas de árboles frutales — chirimoyeros, guayaberos,
paltos, granados, árboles de limas— y tapias. Anteriormente ocupadas por maizales y
trigales, en 1945 estas parcelas, estaban mayormente dedicadas a la alfalfa. Su extensión
variaba entre 2 y 6 hectáreas, reservadas preferentemente al pastoreo de vacunos,
equinos, y aun porcinos. Las parcelas más grandes de este rellano (80 áreas y 1.14 Has.)
eran destinadas por su propietario a la obtención de semillas para su comercialización.
85 La mitad de estos alfalfares eran de cultivo permanente, se sembraban cada cinco o diez
años sin rotación de cultivos. La otra mitad quedaba sometida a rotación de cultivos.
Después de cuatro años de alfalfa, la tierra descansaba un año sin recibir riego, por lo que
la alfalfa moría. Al año siguiente se sembraba maíz, obteniéndose dos cosechas, y
nuevamente se cultiva alfalfa durante cuatro años. En la práctica parece que pocos
comuneros respetaban el año de descanso37 y más bien preferían después de cuatro años
de alfalfa dejar morir la hierba, arar muy rápido y sembrar el maíz inmediatamente. Esto
explicaría por qué en el mapa no se ven tierras en descanso, las parcelas que quedan en
blanco están abandonadas y no en reposo.
86 La intensidad de la explotación de la tierra se muestra también en un tipo de cultivo en
dos pisos, especie de “cultivo promiscuo”. Muchas eran las parcelas que combinaban el
sembrío de árboles frutales entre los que se extendía la alfalfa o los surcos de maíz con
otros cultivos. Al lado de un cultivo semi-comercial como la alfalfa, este sistema de cultivo
prueba que se mantenía la agricultura de autoconsumo.
87 En las quebradas, que hasta 1925 estuvieron abandonadas, los alfalfares eran
permanentes. En los lugares cercanos a Canchapilca los más extensos tenían 4 Has.;
siendo el promedio de 1 a 2 Has., como las que la comunidad arrendaba en Pamparcayoc.
Entre los alfalfares privados, dedicados no al pastoreo sino a la selección de semillas,
como era el caso de la mayoría, se notará el típico ejemplo de la parcela de Pateria, con
una extensión de 2.88 Has. en cuyo centro estaba la era.
1. Alfalfares permanentes38
147
CUADRO 13.
88 Las parcelas de la vertiente, regadas por la Toma Limoncillo estaban también separadas
por hileras de árboles, y dedicadas a la producción de semillas. Estas eran las que
contaban con mayor cantidad de eras. El paisaje de la vertiente parecía menos tupido y
más regular. La ausencia de “cultivo promiscuo”, la extensión de los alfalfares y la
construcción de eras en su centro, son factores que muestran en este caso, una
agricultura especializada que busca la máxima ganancia.
89 En 1945 los alfalfares permanentes de Acos cubrían 52.56 Has., distribuidos en 67 parcelas,
que representaban el 48% de las parcelas cultivadas y 62.7% del área total de cultivo.
90 Treintaicinco de estas parcelas tenía en promedio más de 70 áreas, correspondiendo en su
mayoría a tierras de vertiente. Mientras que 32 parcelas, con un promedio de 35 áreas,
estaban localizadas en el rellano. Grandes productores de semillas, estos alfalfares
pertenecían a comuneros, cuyo papel político y económico ya ha sido descrito.
91 Sólo la parte de Canchapilca que colinda con Acos y que puede ubicarse en el mapa
(Lacsacocha-Pirquihuasi), representa 22.8 Ha. de alfalfares permanentes. Encerradas
dentro de sus estrechos linderos, las familias legítimas de Acos poseían allí desde hacía
mucho tiempo parcelas importantes.
92 I.T. Mansilla: 2 Ha.; M.M. Mansilla: 1.84 Ha.; D.M. Mansilla: 55 áreas; G. Oriundo Mansilla:
1.88 Ha.; J. Oriundo Mansilla: 275 Ha.; L. Oriundo Mansilla: 90 áreas. Así como sus antiguos
aliados: A. Arroyo (48 áreas), y los recientes: Nichos con una era y 96 áreas.
93 En la parte de la quebrada correspondiente a Canchapilca, aproximadamente la mitad de
los alfalfares están destinados al pastoreo de animales en tránsito, procedentes de Carac o
Quipan, y especialmente al ganado lechero que pertenece a acosinos o a ganaderos de
Vilca, San Juan y Canchapilca. De las 25 parcelas entre Coto y Coyas, 15 tienen un
promedio mayor a 80 áreas. En este caso también se trata parcelas destinadas a la
148
selección de semillas. Otros alfalfares más reducidos —36 áreas de promedio— que se
encuentran sobre la terraza, se utilizaban para el pastoreo de los rebaños de sus
propietarios. Entre ellos las dos familias consideradas legítimas, originarias de Coto: los
Jurado, que poseían allí, cerca de 7 Ha.39 y los Córdova, cuyas 6 Ha. de tierras están
situadas más hacia abajo de la terraza que aparece en el mapa. Los Córdova eran en esta
época ganaderos importantes; como carniceros habían logrado en Acos, Lampián y Vilca
una selecta clientela. Su monopolio y los precios que imponían fueron denunciados por la
Municipalidad en 1922, 1957, 1964.40 Por otra parte los comuneros-ganaderos de San Juan,
ante la imposibilidad de adquirir alfalfares en su comunidad, lo hicieron en el fundo de
Coto, donde compraron más de 5 Ha. de tierras que destinaron exclusivamente a la
ganadería. Las motivaciones que llevaron a las familias de gamonales instaladas en Acos
desde dos generaciones, a buscar la posibilidad de adquirir tierras fuera de su comunidad,
fueron otras: en este caso, no fue la comunidad que defendió sus tierras, sino los
propietarios, es decir las familias legítimas. Los Quiroz, por ejemplo, ayudados por una
familia satélite y un nuevo aliado originario de Jauja, rompieron el monopolio y lograron
adquirir más de 4.5 Ha. de estos alfalfares, huertos y maizales.
94 Finalmente en San Juan, las tierras comunales de Obraje, Coyas y Marcahuasi ofrecían a
los arrendatarios de alfalfares, de Acos, Vilca o Puruchuco, más de 11 Ha. de pastos, sin
contar los pequeños alfalfares que la comunidad poseía río abajo, hasta sus límites con el
fundo Huascoy.
95 Para que en 1945 fuera posible contemplar un paisaje donde dominaban los grandes
alfalfares, fue necesario, entre 1920 y 1940, talar un buen número de árboles frutales en
los rellanos de Marcahuay y Carachuay. En las vertientes con fuerte pendiente, para
permitir una vegetación arbustiva importante, la roturación eliminó la vegetación nativa,
como el schimes molle. Pese a que la producción de frutas nativas (chirimoyas, guayabas),
su trueque y luego la venta de los productos obtenidos gracias al mismo (maíz, queso),
había permitido a ciertos comuneros obtener un ingreso complementario aceptable, no se
dudó en sacrificarlos para sembrar alfalfa. Sin embargo, los comuneros más pobres en
tierras intentaron asociar agricultura y ganadería, conservando siempre este ingreso
complementario. Con tal fin entresacaron árboles y sembraron alfalfa, lo que explica por
qué la mayoría de alfalfares combinados son pequeñas parcelas.
149
CUADRO 14
96 Estos alfalfares combinados representan sólo una décima parte de la superficie ocupada
por los alfalfares permanentes o en monocultivo. En esta clasificación, los alfalfares
permanentes y los combinados han sido separados, porque antes de 1930 e incluso
posteriormente, los alfalfares habían sido precedidos o seguidos por cultivo de hortalizas,
es decir que en este caso no se trata de alfalfares permanentes combinados.
97 El pequeño número de las parcelas (22 de 151) que entran en rotación: alfalfa, descanso,
panllevar y maíz, haría suponer que, pensando en la rentabilidad, los agricultores estaban
poco dispuestos a perder un año de producción de semilla o un año de arriendo de pastos
después de un año de descanso.
150
98 En total, (puntos 1.2 y 3) 71.3 Ha., es decir 85.5% de las tierras cultivadas de la jurisdicción
de Acos, estaban destinadas al cultivo de la alfalfa. Según el sistema de cultivos, puede
estimarse que anualmente entre 10 y 15 Ha., después de un descanso se utilizaban para la
producción de panllevar y de maíz.
99 Además de la yuca, camote, cebolla, ají y coliflor, los fundos se sembraban con pepino de
diciembre a julio y de agosto a noviembre con frejol. De diciembre a junio se sembraba la
variedad de maíz morocho y de julio a octubre la de maíz morado.
CUADRO 16
100 Si agregamos unas 8 Has. anualmente sembradas de maíz y leguminosas, un total entre 14
y 18 Ha. producían cultivos alimenticias para el mercado de Huaral.
101 En realidad, Canchapilca, que muestra en el mapa sólo la parte excéntrica del territorio
destinada a alfalfares, producía un porcentaje mayor de verduras y maíz que Acos.
Mientras que los acosinos se enriquecían vendiendo en Chancay o Lima la semilla de
alfalfa, los comuneros de Canchapilca seguían produciendo para la costa un maíz morado
muy apreciado. El paisaje de los alrededores de Canchapilca muestra muy bien esta
elección económica, ya que la roturación debida al avance de la alfalfa es menos marcada
que en Acos y que cerca de la comunidad muestra un aspecto todavía menos cultivado.
102 Los árboles de guayaba, pacay, chirimoya y palta, junto con los de mango, granada, limón
y lima, se cultivaban alrededor de las casas, a lo largo de las torrenteras y en algunas
parcelas, pequeñas huertas poco cuidadas. Como el trueque y la venta de algunas de estas
frutas constituían operaciones económicas no despreciables, se prefirió, en el momento
de roturar, talar los árboles menos rentables. De este modo desaparecieron imponentes
pacaes y guayabos.
103 Al mismo tiempo, se intensificaron los cuidados a los árboles “productivos” como los
chirimoyos. Sus frutos muy frágiles y apreciados por los costeños, se llevaban a lomo de
mula hasta el cruce de carretera más próximo y, de allí, se transportaban a Huaral o Lima.
Las limas soportaban el trayecto mejor que las chirimoyas. Partiendo de Acos, el arriero
conducía los sacos de limas y llegaba a Huaral en dos días. Allí tomaba el tren de las 9 y 30
a.m., almorzaba en Ancón y llegaba a Lima a las 15 y 30, donde vendía fruta, papas y maíz.
152
Menos apreciadas que las chirimoyas, las limas servían sobre todo para el trueque con los
serranos que las utilizaban en numerosas manifestaciones rituales.
104 Es difícil calcular en base a esta cartografía y testimonios, la extensión total de las tierras
correspondientes a los antiguos huertos. Las estimaciones son: Acos: 3.23 Has., Coto: 3.25
Has. y San Juan: 1 Ha. No se ha tomado en cuenta los árboles frutales que bordean los
canales de riego y que sirven de límite entre parcelas. Ahora bien, sabiendo que un palto o
un chirimoyo pueden producir hasta 10 cajones de fruta, no es posible ignorarlos.
105 Sin haber tenido un papel económico importante, la producción y venta de algunas de las
frutas locales generaba a la población un ingreso complementario importante. Así, en
1935, cuando los árboles de limas fueron atacados sucesivamente por la “limasa” o
“conchuela negra”, y el fruto por la “mosca blanca”, esto resultó una pérdida económica
difícil de compensar. Fue aún más grave cuando en 1956 los chirimoyos que también
habían sido afectados por la “conchuela negra” y la “plombajina negra”, comenzaron a
dar frutas enfermas. Los precios bajaron y la producción de chirimoyas dejó de constituir
una fuente de ingreso. Ese mismo año, en la sierra, las papas fueron atacadas por la
“arguya”. Las sequías y epizootias se sucedían, y desde el punto de vista económico, los
alfalfares perdían valor. En este contexto, el fin de la producción de chirimoyas significó
el fin de un ingreso, más difícil de reemplazar que veinte años atrás.
106 Sin embargo, desde 1930 en el valle bajo, la hacienda Huando había implantado los
primeros grandes huertos de cítricos. Una variedad de naranjos cultivada en Huando,
célebre por su fruta sin pepas, comenzó a propagarse por todo el valle, sobre todo en las
parcelas de pequeña y mediana propiedad, como San Miguel, a la entrada de la quebrada.
Algunos comuneros que habían trabajado en la costa o para estos pequeños propietarios,
se interesaron por una experiencia que se mostraba muy rentable: producir fruta para el
mercado de Lima. Poco a poco, naranjales y manzanares comenzaron a subir del valle a la
quebrada.
107 En 1945, como se ve en el mapa, algunos acosinos ya lo habían logrado. Entre ellos M.M.
Mansilla, que en 1932 parece haber sido el primero en plantar naranjos de Huando. Los
Pariasca Arenas lo habrían imitado, comprando en 1945 en San Miguel, las primeras
plantas de manzana. Dos forasteros apoyaron esta experiencia: Ν. Páez, rico comerciante,
mayorista de alfalfa, enemigo de los minoristas chinos y finalmente propietario en Acos
de 1.67 Ha. de tierra; y F. Igreda de Canta, ganadero que había invertido en Acos y que por
esta época comenzaba a incrementar su capital con tierras.
108 En 1945, las 3.27 Has. de huertas (5 parcelas de las cuales 1.94 Ha. eran alfalfares
combinados) todavía no reemplazaban a los antiguos huertos ni estaban listas para
sustituir a los alfalfares.
109 Sin embargo, puede suponerse a través de estos intentos que se iniciaba la búsqueda de
un cultivo comercial de reemplazo, a causa del decaimiento de la alfalfa, pese a que su
corte y arriendo era aún rentable.41 En 1945 además, algunos comuneros enriquecidos por
el comercio de vacunos o semillas de alfalfa, enviaban a sus hijos a la costa y ellos mismos
se convertían en ausentes, mientras que otros, empobrecidos por la explotación de los
comerciantes — blancos y mestizos, además de chinos — , y por la poca rentabilidad de las
parcelas que no habían vendido. Salían en busca de trabajo.
153
110 Aunque muchos habitantes de Acos habían abandonado el pueblo, según el censo 42 de
1946 contaba ese año con 488 habitantes, cifra nunca alcanzado hasta entonces. En
realidad, muchos de ellos (26 familias sobre un total de 98), atraídos por el éxito de los
alfalfares y ganadería habían llegado hacía poco tiempo a Acos donde eran simples
residentes temporales. En este censo no figura la procedencia ni ocupación de los nuevos
pobladores que, en todo caso, no eran sino arrendatarios o ganaderos.
111 Reuniendo todos los datos de archivos disponibles, se ha intentado hacer la lista de los
“forasteros, que desde 1920 han vivido temporal y regularmente en Acos, con el fin de
ejercer actividades relacionadas con la ganadería o el cultivo de los alfalfares. 43
1. La ganadería de engorde
112 En el valle de Chancay, después de Acos, los negociantes de ganado y ganaderos paracen
interesarse sobre todo por la comunidad de Carac (2,800 m.), cuyos pastizales eran muy
extensos y los rebaños importantes. Como Carac se encuentra en el camino a Cerro de
Pasco, el tráfico más frecuente era el siguiente: Guillacocha-Carac (donde se cerraban los
primeros tratos y donde los arrieros reservaban los pastos para el regreso). Acos, donde
se realizaban los negocios más importantes: compra de ovinos, vacunos, equinos y
mulares para las minas. Los alfalfares de los fundos de Coto, Canchapilca, San Juan y Acos,
eran puntos de etapa. Seguía la subida hacia Carac, donde los arrieros recuperaban el
rebaño de llamas que había confiado a un pastor a la ida y luego, después de un último
descanso, volvían a Guillacocha (Cerro de Pasco), de donde había salido siete meses antes.
113 De San Buenaventura, en la margen izquierda del Chillón, a la altura de Canta, los
compradores de ganado llegaban a Acos después de atravesar las comunidades ganaderas
de Huamantanga, Quipán, Marco y Sumbilca. Seguidos del rebaño que habían ido
formando, se detenían en Acos, donde peones, en su mayoría de Apurímac, se encargaban
de cuidar el ganado. Dejando pastar a los animales, estos negociantes se dirigían hacia
Carac con el fin de comprar más animales. Terminadas las transacciones, regresaban a
Acos. Una vez finalizados los negocios entre Carac y Acos, los animales ya engordados
bajaban lentamente a Huaral. Allí el ganado era sacrificado o enviado por tren o barco
(Chancay-Ancón) a los mataderos de Puente Piedra, a la entrada de Lima.
154
CUADRO 17. Origen geográfico y actividades de los residentes temporales de manera regular en
Acos entre 1920 y 1950 (véase el mapa)
114 Entre enero y mayo, los fundos recibían lluvias, aunque en poca cantidad. Con las
primeras lluvias, los rebaños abandonaban las yungas húmedas, donde los brotes de
alfalfa, siempre utilizados, no eran muy recomendable para los animales. Durante estos
155
cuatro meses algunos de los ganaderos locales aprovechaban para dar a sus animales
como forraje, las pancas de maíz y el heno conservado en forma de “pilones”, obtenido
después de las “cosechas” de semilla. Durante este período, además, los alfalfares no se
regaban y algunos animales todavía pastaban allí.
115 Después de 1940, a partir de mayo, los rebaños de ovinos, vacunos y caprinos llegaban
unos tras otros a los fundos. En julio, los de Quipan; en agosto, los de Sumbilca y Marco.
Los de Puruchuco parece que no llegaban sino entre noviembre y diciembre. Ya sea que
vinieran del noreste o del suroeste, las distancias recorridas por estos rebaños, entre su
comunidad y Acos, no eran mayores de 80 km. Los negociantes de ganado, por su parte,
venían aún de más lejos, como los de San Buenaventura.
MAPA N° 10
116 Además de los negociantes en reses y vacas lecheras, Acos atrajo también a los carniceros.
Uno de ellos provenía del fundo de Coto, pero los otros venían de la costa. Sacrificaban a
las reses en el lugar, proveyendo de carne de carnero y menos frecuentemente de vacuno,
a los pequeños restaurantes y a los particulares. Durante más de cuarenta años
impusieron sus precios y fueron acusados de imponer su ley hasta que, hacia 1960, la
recién creada municipalidad tomó disposiciones sobre el particular. Mientras tanto
algunos de ellos se habían formado una clientela en la costa, a la que enviaban la carne en
camiones. Aparte de este tráfico local de animales beneficiados, las reses se sacrificaban
en Huaral o Lima, destinadas a una población creciente, cuyos hábitos alimenticios
exigían una mayor cantidad de proteínas (a base de carne de res).
117 Fue el crecimiento de la población y consumo costeño, que originó una nueva actividad.
La iniciativa no fue seguramente local sino costeña; reunió alrededor de Acos a un grupo
156
119 Contrariamente a lo que pasó con la leche y los productos derivados, no hubo en Acos
centralización en la venta y distribución de semillas seleccionadas de alfalfa. Cada
productor mayorista vendía directamente su cosecha a casas de importación-exportación
del Callao. Por este procedimiento, que necesitaba muy pocos o ningún intermediario,
gran parte de la producción local de semillas seleccionadas se guardaba en los depósitos
del Callao y se exportaba a Chile.
120 Hubo, sin embargo, un comerciante mayorista, N. Paez, originario de Santa Cruz,
instalado desde 1940 en Acos, que logró imponerse. Como comerciante había logrado
endeudar a los pequeños y medianos propietarios de alfalfares, lo que le permitió
proponerles tener la prioridad en la compra de su producción (muy poco importante,
además, para interesar a las grandes casas exportadoras, pero bastante solicitada por los
mayores productores de Acos). Se convirtió así en el “intermediario-mayorista” del lugar,
privando a un cierto número de familias legítimas de su clientela habitual y, del mismo
modo, a los chinos de sus compradores habituales. Establecido en Acos, logró un capital
que invirtió en tierras. Actualmente sus hijos gozan de una renta gracias, procedente de
dos Has. de huertos adquiridas gracias a este comercio.
121 Después de dos meses de riego y de reconstitución, los alfalfares eran “cortados” por el
propietario con ayuda de parientes o, generalmente, de peones. El corte de tallos floridos
se llevaba al centro de la parcela o cerca de la era o abrigo reservado a los peones, donde
se apilaba. “Un pilón” representaba más o menos 420 K. de alfalfa fresca. En esta
descripción, que ha sido hecha para el caso de un corte de noviembre, no fue posible
averiguar cuánto tiempo era necesario para que la alfalfa estuviera suficientemente seca
antes de cubrir el “pilón” con paja, para protegerlo de las lluvias de enero y febrero. No
157
124 Sería erróneo suponer que todos los acosinos aprovecharon en igual forma esta
oportunidad económica. La mayoría tenía, es verdad, dos o tres alfalfares o el equivalente
a cuarenta o sesenta áreas de alfalfa, pero esto sólo bastaba para conseguir el ingreso en
dinero que necesitaban, en el momento que los intercambios comerciales entre la costa y
Acos habían aumentado, activado la circulación del dinero y restando importancia al
trueque. Demasiado “pequeños” para ser mayoristas de semillas, se encontraron a la
merced de los “grandes”, quienes, como ya vimos, pertenecían a familias legítimas, salvo
Páez que fue el primero en abrir una brecha en el monopolio chino. Para escapar del
sistema del adelanto sobre la cosecha, los pequeños propietarios o poseedores de
alfalfares, podían recurrir al arrendamiento. O entregaban en arriendo sus tierras a
productores más importantes de semillas o a pequeños ganaderos, resultándoles
imposible cualquier otra fuente de ingresos, especialmente la ganadería; o trataban de
arrendar, además de sus parcelas, otros alfalfares, no con el fin de aumentar su
producción de alfalfa, sino con la esperanza de incrementar su rebaño y cultivar
productos de panllevar.
125 Las fuentes de ingreso de estos pequeños agricultores se reducían, en realidad, a un poco
de maíz, cultivos de panllevar, a algunos animales y a la cosecha de alguna fruta. La
pobreza e insuficiencia de estas fuentes de ingreso se vieron agravadas por la dificultad
158
CUADRO 18
* No existen las categorías 4 (31 a 40) y 5 (41 a 50) ya que están representadas en otras
comunidades.
131 La poca participación de gran parte de la población (57.9%) nativa, prueba, una vez más,
que esta ocupación “selectiva” no dejaba de ser un elemento complementario de
dominación. Entre estos privilegiados, una gran mayoría tenía un rebaño mediano (cat. I:
7 animales) superior al de la categoría equivalente en Huayopampa en 1935, donde el
159
132 En 1946, este tipo de ganadería era poco practicada entre los ganaderos de Acos, 49 seis
sobre diecisiete. Los grandes rebaños de las categorías 2 y 3 pertenecían justamente a las
tres familias “adoptadas” pero no nativas. En esta época, el consumo de la carne
disminuía ante el incremento en el consumo de la carne de res. Paralelamente, el
comercio de la lana perdía importancia, y ya no era rentable tener un rebaño a menos de
contar con un número importante de ovinos (no menos de veinte) y los pastos suficientes.
Al no conocer la composición exacta de estos rebaños individuales, resulta imposible
establecer el valor del capital que representaban. Sin embargo, sabiendo que entre 1945 y
1949 el precio de un toro era 800 soles y el de una oveja 50 soles, se ha podido estimar que
un ganadero de vacunos de la categoría 1, la más representada en Acos, poseía un rebaño
valorizado entre 3,400 y 3,700 soles,50 mientras que un propietario de ovinos de las
categorías 2 y 3 poseía un capital que oscilaba entre 675 soles y 1,500 soles.
133 Un propietario “mixto” como H. Herrera-Rodríguez51 disponía así de un capital estimado
en 14,150 soles. Esta suma se veía todavía aumentada por el hecho que también era
propietario de tierras, poseía entonces más de 3 hectáreas de alfalfares y, por lo tanto, no
tenía necesidad de arrendar pastos para asegurar la alimentación de su rebaño, parte del
cual lo criaba en establos (vacas lecheras). Sus animales recibían el compost de alfalfa y,
pasando de una parcela a otra, no perdían peso en largos recorridos entre su lugar de
origen y puntos de descanso. Esta ganadería de calidad52 le aseguraba un ingreso
claramente superior al promedio local.
134 Este caso, aunque excepcional, muestra que en este estrato social, objeto de nuestro
estudio sobre el poder terrateniente y el poder económico, no hay únicamente monopolio
del capital en tierras y del modo de producción, sino también control del proceso de
acumulación del capital y de los medios de producción.
160
representaron los únicos ingresos regulares. Los irregulares fueron las cuotas impuestas
por las autoridades de Acos.
* Los años 1927, 1940 y 1949-50 corresponderían a los años en que se tuvo que sembrar
nuevamente, reconstituyéndose así los alfalfares comunales. Los 45.00 soles provienen de Vista
Alegre (1.65 ha.).
151 Como en toda la zona yunga de quebrada, 1950 marca un alza especulativa de los
arriendos. Hasta entonces, Acos no obtenía de ellos sino un ingreso mínimo, apenas
comparable con el de un “gran” propietario de tierras y muy inferior al de un ganadero o
productor de alfalfa. En ese entonces, la comunidad se hallaba en la incapacidad de
capitalizar y ni siquiera lograba conseguir los medios de aumentar sus ingresos,
comprando otras tierras por ejemplo, para así librarse —como se ha visto en el capítulo
anterior— del dominio de los poderosos propietarios y ganaderos.
152 La revalorización del costo de los pastos, que tuvo lugar en 1950, permitió tanto a Acos
como a Lampián y a otras comunidades, constituir “una nueva fuente de ingreso para la
comunidad” durante un período de quince años, pero no se logró mantener una
rentabilidad máxima constante y, a partir de 1960, los precios volvieron a bajar y los
arriendos no representaron nuevamente sino un pequeño ingreso en relación a las
exigencias de nuevos y crecientes gastos comunales.
153 — Los “fundos aledaños”
154 En el “fundo de Lampián” donde, antes de 1945, los alfalfares eran menos numerosos que
en Acos, la comunidad decidió recuperar antiguas tierras comunales y obligar a los
nuevos arrendatarios a reemplazar los tradicionales cultivos alimenticios por alfalfa; ésta
era una de las condiciones del contrato de arriendo que a cambio ofrecía un precio más
bajo.
“Los terrenos de riego arrendados por cosecha son otorgados con la finalidad de
que el comunero arrendatario entregue el fundo sembrado de alfalfa al término del
contrato para que la comunidad pueda obtener mayores ingresos al arrendar
alfalfares a los criadores de ganado”. (O. Celestino 1972: 60)
155 En su intento para capitalizar, Lampián hizo lo mismo que Acos, que sólo tenía las tierras
de Pamparcayoc-Vista Alegre. En 1963, Lampián había logrado que el arriendo de estos
nuevos alfalfares le proporcionaran 5,751 soles, es decir 13.7% de los ingresos comunales,
aporte comparable al conjunto de los arriendos de tierras, 11.5%. Hubiera sido imposible
que la comunidad de Acos resolviera sus dificultades financieras exigiendo que sus
autoridades recuperasen también antiguas tierras comunales para convertirlas en
alfalfares. En esa época su preocupación era más bien repartir las últimas tierras
163
MAPA Ν° 11
156 La comunidad de Coto presenta otro aspecto de la situación de estos fundos. Entre ellos
“Pate, Coyas, y Huirtec” fueron usurpados, por lo menos desde hace dos siglos, por
mestizos naturales de esta comunidad, o por arrendatarios llegados posteriormente y que
nunca residieron en este pueblo. Como en el caso de Lampián, el hecho de haber utilizado
sobre todo los alfalfares que poseía a la altura de su maizal, acentuó su desinterés por
tierras muy alejadas. Este desinterés, más la acción de los mestizos que se hicieron dueños
de estas tierras, dio como resultado que, en 1945, la comunidad de Coto perdiera
totalmente el control y que el arriendo de los dos pastizales de dos hectáreas, Pata y
Pomas, que aún poseía, no representaran un aporte mayor en sus ingresos; situación que
no puede compararse con la de San Juan.
157 A través del mismo proceso, San Juan, como Coto o Lampián, hubiera podido ser
despojado de su fundo, ya que desde la segunda mitad del siglo XIX, no faltaron
arrendatarios, ganaderos o agricultores que lo intentaron. No se explica debido a qué
fenómeno de cohesión interna los comuneros de San Juan lograron conservar —
pagándola con su sangre (Locker 1979) — la propiedad de sus tierras de fundo, y sus
alfalfares. En 1877,58 la comunidad obligaba al arrendatario de Obraje-Coyas a sembrar
alfalfa y a cuidar sus huertos. La comunidad ya era consciente del capital que
representaban los alfalfares para la colectividad y de la necesidad de mantenerlos en
estado de producción ventajosa.
164
158 San Juan arrendo primero sus alfalfares a forasteros establecidos temporalmente en los
fundos y, particularmente, a ganaderos de Acos, protegiéndose de eventuales despojos.
159 Arrendados sucesivamente a particulares, comuneros, luego nuevamente a forasteros,
estos alfalfares y posteriormente las huertas, nunca dejaron de representar la renta de un
inalienable capital en tierras, fuente de capitalización comunal:
160 Rentas comunales de San Juan proporcionadas por los alquileres de los alfalfares de los
fundos.
161 1926 360 soles por año
162 de 1927 a 1933 560 por año
163 de 1934 a 1936 440 soles por año
164 de 1937 a 1940 420 soles por año
165 1941 300 soles
166 1942 550 soles
167 1943 550 soles
168 de 1944 a 1947 450 soles por año
169 de 1948 a 1952 1300 soles por año de 1954 a 1957 8000 soles por año59
170 Frente a Acos, los fundos de Pampas-La Florida se presentaban, todavía en 1945, como una
gran extensión de alfalfares y huertos. Para preservar la renta que representaban y con el
fin de aumentar su capital en tierras,60 la comunidad emprendió dos tipos de acciones: la
primera, recuperar, como en Lampián, las tierras usurpadas dos generaciones atrás; la
segunda, a oponerse a los intentos recientes de despojos ligados al desarrollo de los
alfalfares y ganadería. En ambos casos, algunos particulares privaban a la comunidad de
parte de su renta. Sólo de una parte ya que Pampas había logrado mantenerse 3ueña de
algunas tierras que arrendaba a forasteros, particularmente a la familia Ramos, ganaderos
de Vilca a acosinos y a otros “crianderos”.61
171 De estos fundos, en 1950 Pampas obtenía un ingreso anual de 8,210 soles, San Juan 1,300
soles y Acos 45 soles.
172 La variedad de actividades y abundancia de ingresos ofrecidos por este cultivo, que en
1945 ocupaba casi tantos ganaderos como agricultores, hizo que las comunidades tomaran
conciencia de la importancia económica de sus tierras de yunga de quebrada. Algunas
decidieron preservarlas y aprovecharlas a fin de aumentar sus fuentes de ingresos —
Lampián, San Juan y Pampas —; otra — Cotono manifestó interés; finalmente, Acos
reaccionó en sentido contrario a la mayoría, no por el interés de la comunidad sino con el
fin de beneficiar a personas privadas. Aunque los individuos que más aprovecharon del
desarrollo de este cultivo y de una ganadería especializada son acosinos, fue Acos la
comunidad que menos lo aprovechó. Basta comparar los ingresos comunales
provenientes del arriendo de los alfalfares con el ingreso medio de un ganadero o de un
productor de semillas para que se ponga de manifiesto la pobreza de la comunidad y, a
través de ella, la de ciertos comuneros que no participaron en este desarrollo.
173 Sin embargo, numerosos acosinos pertenecientes a las generaciones nacidas entre 1915 y
1935, gracias a esta nueva forma de renta e ingresos, pudieron seguir estudios en Huaral o
Lima, o aprender un oficio. Muchos de ellos, sin abandonar verdaderamente sus tierras,
comenzaron a vivir “por temporada” en la costa, invirtiendo su renta en inmuebles,
siempre en Huaral o en Lima. Como los alfalfares no necesitaban de un cuidado particular,
165
179 Sin embargo, en esta segunda mitad del siglo XX, la tierra ha dejado de ser sustento del
poder. La propiedad o acceso a la tierra era antes la transposición material y simbólica de
un derecho a la diferencia. El origen y papel histórico de la familia daban derecho a esta
diferencia y, consecuentemente, le otorgaban a la tierra una función legitimadora.
180 Al convertirse en bien mercantil, la tierra perdió su simbolismo, pues no permitía
distinguir el origen histórico de la familia. En Acos para las familias recién llegadas, pero
poderosas, que habían logrado el acceso a la tierra por compraventa, su propiedad
resultaba uno de los atributos del poder, necesario pero no suficiente. A medida que el
concepto de legitimidad perdía vigencia y que nacían nuevas relaciones económicas, se
definía una forma más elaborada del poder.
181 Mientras que en el siglo XIX las familias legítimas habían tenido como única forma de
poder su “origen social”, pese a su condición de pequeños propietarios, en el lustro
1945-1950 se originan otras formas de dominación social, económica, política y
administrativa, regidas por un único interés: el auge de un capitalismo rural, basado
esencialmente en la explotación de las estructuras de dominación pre-existentes sobre las
que se apoyaban las familias legítimas. Es en este contexto socioeconómico que, después
de una primera etapa de capitalización y economía de mercado, Acos estaba lista a
lanzarse al monocultivo comercial de frutales.
167
NOTAS
1. Gracias a los Registros Parroquiales de bautizos, matrimonios y fallecimientos, así como a los
Archivos comunales y Municipales de Acos y Lampián hemos podido hacer una lista de 71 chinos.
Otros documentos escritos y orales han permitido rehacer en parte su itinerario y su vida.
2. En este caso se trata de una parcela que recibe el nuevo comunero que, a cambio, se
compromete a pasar todos los cargos tradicionales.
3. Esta ausencia de actas de venta, de contratos de arriendo o de menciones hechas en los
registros comunales no prueba nada.
4. Además de la colonia china permanente, residían temporalmente en Acos entre diez y quince
chinos.
5. En este caso se trataba de fresas y de tomates y de cuatro a cinco cosechas por año con riego
(Marie 1935).
6. Se compraban las papas por cargas, o sea, los dos sacos que un asno podía cargar, unos 80 kg.
en 1935 la carga era vendida en 30 y 40 soles.
7. Las informaciones “siempre orales” que tratan de los prestamistas son fragmentarias y poco
divulgadas.
8. A esta época corresponde la llegada de carreteras carrozables a las comunidades de Pampas,
Lampián, Cárac, San Juan...
9. En esas comunidades de indígenas como Pampas, San Juan o Lampián se trata en efecto de
indígenas mestizados y todavía bilingües en esa época.
10. Infundados ya que incluso antes de 1920, algunos chinos de la colonia de Acos habían pedido
ellos mismos, y obtenido, pasar los cargos comunales o religiosos. Este argumento es un pretexto
y sería más justo pensar que la comunidad no deseaba que otros chinos se convirtieran en
comuneros porque, por la Ley de 1920, éstos últimos hubieran podido exigir que les dieran
tierras.
11. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 2-5-1920.
12. Archivos municipales de Lampián “Libro de Sesiones” 11-7-1920.
13. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas”.
14. Archivos municipales de Lampián “Libro de Sesiones” 12-10-1930.
15. Archivos Municipales de Lampián “Libro de Sesiones” 15-2-1931.
16. Archivos policiales “Libro de Denuncias”. Estos libros se desruyen normalmente cada diez
años. El caso a que nos referimos tuvo lugar en 1941 y está registrado en el único libro que se
conserva (Libro de Denuncias 1941-1950), aunque hubo otros casos parecidos en las dos décadas
anteriores.
17. Es raro, sobre todo en un medio tan aislado como Huascoy, encontrar un injerto que supiera
todavía leer y escribir en chino, ya que la educación y el aprendizaje de la lengua pasa
tradicionalmente por la madre; ahora bien, ésta era peruana.
18. Las circunstancias de este asesinato son mencionadas en la tesis de Locker (1979: 79).
19. “Provincia de Canta” “Lima la Ciudad de los Reyes en el IV centenario de su Fundación”, Lima,
1935, Tomo I.
20. Según los “Registros de Electores Municipales del Distrito de Lampián”. Estas listas de
electores dan el nombre, la edad y la profesión.
21. “Provincia de Canta” “Lima La Ciudad de los Reyes en el IV centenario de su Fundación”.
Lima, 1935. Tomo I.
168
En 1953, según el censo electoral, la población estaba repartida así: distrito de Lampián 1083
personas, Pacaraos 1053 personas, Atavillos Altos 861 personas, Atavillos Bajos 921 personas.
22. Una parte del capital administrado por esas Sociedades venía directamente de China, traído
por los grandes comerciantes chinos de Lima, la otra parte se constituía localmente.
23. Celestino (1976: 196-208) plantea igualmente el problema del origen de los capitales chinos
invertidos en la costa.
24. En Huaral existía, organizada por los mismos chinos una estructura de recepción y ayuda
para las personas de edad o desheredadas. Además de un cementerio particular. Podían reunirse
en la “Hua xing gong guan” o “Asociación de la Prosperidad China” fundada en 1887 y reabierta
después de 1911 ( traducción de C. Lombard).
25. Todos los datos catastrales en “bruto” nos han sido proporcionados por un ingeniero del
Ministerio de Agricultura. Este catastro, establecido gracias a levantamientos de 1968-1970 es
muy discutible. Este problema será abordado en la parte 3 dedicada a la tenencia. Véase “Catastro
Rural” Hoja 43. Chancay 1/10,000. Zona Agraria IV.
26. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 21-4-1913.
27. Parece que el “rodeo” desapareció hacia 1930. Sin embargo, hemos podido conseguir una
descripción de esta fiesta. Se trata de un documento escolar de Acos, en el cual, a iniciativa de
una maestra (Rosa Huamán, esposa de José M. Mansilla), se ha reunido varias costumbres
acosinas desaparecidas en esa época.
“El rodeo consistía en que los pobladores de la comunidad reunían en un sitio determinado por
ellos a sus vacas, bestias, chanchos, ovejas y porcinos para luego efectuar la cortada de orejas, de
cola, cintas de colores para las vacas en las orejas pañuelos triangulares de seda de colores en la
frente y borlones en los pescuezos de los toros. Para los chanchos eran cortes en diferente formas
de las orejas. A las ovejas les colocaban borlones de colores en las orejas y luego las trasquilaban
la lana hasta el proximo año”, (sic) Acos, Costumbres del Pueblo de Acos. 13.12.1960.
28. 1939: “levantamiento de plano de Conjunto de las tierras de propiedad de la comunidad de
Pampas”. SINAMOS 20/3/1935.
1943: “Reconocimiento oficial de la Comunidad de Indígenas de San Salvador de Pampas”.
SINAMOS 1/5/1943.
1955 y 1960: “Rectificacion quinquenal de padrones de habitantes de Comunidades indígenas”
SINAMOS.
1936: “Plano de Conjunto de la Comunidad de Lampian” SINAMOS.
1946: “Censo general de la Villa de Acos” SINAMOS 15/10/1946.
29. En 1943, hubo en estas comunidades una epizootia de fiebre aftosa que diezmó el ganado. En
este período y durante los años siguientes también apareció y se desarrolló una enfermedad de la
papa: la “argulla”. En Pampas, por ejemplo, ésta destruyó la variedad de papa amarilla que hacía
la riqueza de los campesinos y provocó junto con varias epizootias sucesivas, la partida de los
pampasinos hacia su maizal donde, desde 1952, se dedicaron al cultivo de melocotoneros.
30. Durante este duro período de transición, muchos hombres partieron a emplearse a la costa
como pescadores (en Chancay). A pesar de la grave epizootía de 1957, el número de animales ha
aumentado considerablemente. Este hecho prueba que hubo una reinversión en la ganadería,
gracias al dinero ganado en la costa y con las primeras cosechas de melocotones. (I. Lausent,
1975).
31. “Plano de conjunto de la comunidad de S.S. de Pampas”. 1964, SINAMOS.
32. En Pampas, por ejemplo, cada mitad: los Vilcash y los Pampas, poserían un rebaño. El primero
pertenecía a la Virgen de las Nieves y el segundo a la Virgen Purísima (Lausent, 1975).
33. Véase el capítulo anterior, pp.
34. Archivos comunales de Acos: “Libro de Actas” 7 y 21-7-1946.
35. En esta época, numerosos peones —hombres y mujeres— bajan de la sierra y se emplean con
las familias legítimas y aliadas como guardianes de animales, ordeñadores y ordeñadoras.
169
36. Estas cifras y las que siguen se refieren a un aspecto de la ganadería no mencionado en el
censo comunal de 1946. La autenticidad de estas cifras proporcionadas por los Archivos Policiales
de Acos 1944 ponen en duda —como ya se ha analizado— los datos sobre los rebaños privados
encontrados en los archivos comunales de 1946.
37. En 1963, un ingeniero del Ministerio de Trabajo y de Asuntos Indígenas, haciendo un alto en
Acos antes de subir a Pampas hizo esta observación: “Ya no hacen las rotaciones de cultivos
convenientes” SINAMOS. Pampas La Florida, 1963, Huacho.
38. Cálculos efectuados en base a los datos catastrales (véase p. 247). Como faltan las superficies
de 12 parcelas, se trata de una estimación. Además las superficies cultivadas registradas en este
catastro para el caso de las parcelas de vertiente no pueden ser totalmente exactas.
39. De ellas, 4 Has. correspondieron posteriormente a un heredero injerto (véase p. 142). 1 Há. no
está cultivada.
40. Archivo Municipal de Lampián, 1922 y Archivo Municipal de Acos, 1957, 1964.
41. 1940 y 1943 se caracterizaron por epidemias o por sequías; durante esta época y algunos años
más tarde, los alfalfares son muy solicitados por los ganaderos que desean reconstituir rebaños.
Los precios suben. Pero el sobre todo después de 1950, cuando los comuneros recuperan sus
alfalfares y cuando la fruticultura se extiende, que los precios se multiplican por diez.
42. “Censo General de la Villa de Acos”, 15-10-1946 SINAMOS. Huacho.
43. Archivos comunales y municipales de Acos; Archivos policiales y judiciales; SINAMOS...
44. Se trata de los Sánohez-López-Valverde y Pique. Es posible, pero ningún testimonio aporta
nada en este sentido por el momento, que entre estos compradores hubiera “injertos” de Huaral.
45. T. Naupari E., 1977.
46. Del trigo: “Lima, la ciudad de los Reyes en el IV Centenario de su Fundación” “Provincia de
Canta. Censo de 1933”. Tomo I, Lima, 1935.
47. Este fenómeno muestra bien la situación en que se encontraba Acos entre 1930 y 1950,
durante el tiempo que duró la “era de la alfalfa”. Este período atrajo a numerosas personas que
en realidad nunca fueron sino “adicionales” y que ni siquiera se tomaban en cuenta en las
estadísticas internas, sabiendo que no se tenía ningún poder sobre ellas y que, de todos modos,
tarde o temprano se irían.
48. No hay que olvidar que en el momento del censo los rebaños acababan de disminuir (fiebre
aftosa de 1943) y que debían ser todavía más importantes; esta epidemia eliminó quizás a los muy
pequeños propietarios (2 a 3 animales), categoría mal definida (ganadería doméstica de los
pequeños propietarios de alfalfares).
49. Sin poder hablar de rebaño, según otros documentos parece que la mayoría de los comuneros
acosinos y adicionales tenía uno o dos carneros por familias.
50. (1 x 800) = (2 x 500) + (4 x 400) o (2 x 800) = (1 x 500 + (4 x 400.
51. Este miembro de la familia legítima Herrera se casó con una mujer de la familia Rodríguez de
San Juan. Estos eran grandes ganaderos y su instalación definitiva en los fundos se debió al
interés por los alfalfares. Este es un caso claro de alianza entre un gran propietario de tierras de
Acos y un ganadero forastero.
52. Algunos ganaderos tuvieron animales cruzados — “Brown — Swisse”.
53. El “sinchón” o molde empleado para dar forma al queso, se hacía en la sierra con hojas de
juncos y daba quesos de 500 gr. El de Acos se hacía de cañas afiladas y daba esos quesos de 2 kilos
fácilmente reconocibles.
54. En 1945, un padre de familia daba a la comunidad 20 centavos por mes y por hijo y un cerdo
valía 50 soles.
55. Una arroba = 12.5 kilos, una libra = 460 gr. (J. Piel, 1973, p. 354).
56. Véase la nota 1 en la p. 274 sobre la brusca alza de precios.
57. En su tesis (1976, p. 386) O. Celestino ha señalado precios de arriendo de los alfalfares que
varían según las estaciones. Así: en 1967, 1000 m2 se arrendaban de febrero a abril a 200 soles, de
170
mayo a agosto a 300 soles y en setiembre a 500 soles; la autora no indica en qué comunidad ha
registrado estos precios.
58. Archivos comunales de San Juan, H. Locker.
59. Archivos comunales de San Juan H. Locker.
60. La voluntad comunal responde también a una reivindicación histórica, que despierta cuando
las tierras “olvidadas” recuperan una significación política o económica, como en este caso, y
están en peligro.
61. Tierras de Hualhuarache, Antacoto toma alta, Chimcho y 14 “fanegadas” en Cotanga.
62. A partir de 1960 parte de los chinos habían abandonado Acos por Huaral.
171
Introducción
NOTAS
1. Hasta el 23.12.1956, Lampián ejerció su poder sobre Acos. Las relaciones entre las dos
comunidades eran tensas, Acos, mercado importante, atravesada por el eje Huaral-Cerro de
Pasco, no soportaba la tutela de ese pueblo de sierra, aislado, que no compartía ideas políticas.
Acos consiguió su independencia cuando comenzó a perder importancia económica.
2. En el valle de Chancay, por ejemplo, ocurrió el levantamiento de los yanaconas contra la
concentración de las tierras en manos de las grandes familias propietarias y que los medianos y
pequeños propietarios defendieron sus derechos de propiedad. Entre ellos se encontraban los
fruticultores de las yungas de quebrada, de Cuyo a San Miguel, y de Vilca a Acos, caso
intermediario entre la comunidad y la propiedad privada.
174
1 Este comentario de Marie recuerda la antigua vocación del valle de Chancay: abastecer a
Lima de productos frescos de consumo, especialmente de frutas. En 1935, cuando escribía
esas líneas, el espacio agrícola del valle bajo había sido “comido” sucesivamente por los
grandes cultivos industriales de caña de azúcar y algodón. Parece pues, que influenciados
por la buena experiencia de Huando,1 los agricultores del valle, tanto yanaconas como
propietarios, buscaron desde entonces nuevos recursos en las “huertas fruteras”. Ya
Chincha, Ica y Tacna producían melocotones (blanquillos y “abridores”) para Lima. Y
Mala, además de estos valles lejanos, debía asegurar, frente a Chile y California, el
abastecimiento de la capital en manzanas y melocotones. La fruticultura era un sector que
debía desarrollarse urgentemente y el Perú no escatimó gastos.2 Así, el desarrollo y éxito
de las naranjas sin pepa, luego el de los melocotones y manzanas en Cuyo, San Miguel y
Acos contribuyeron, después de la “crisis del algodón”, a que este valle se convirtiera en
uno de los grandes valles frutícolas del Perú.
1. La fruticultura
2 Adoptarla representó tanto para los hacendados costeños como para los yanaconas,
pequeños propietarios y comuneros de las quebradas una opción económica. Para unos, se
trataba de romper con los cultivos industriales sujetos al mercado internacional y
encontrar un nuevo cultivo comercial en el mercado nacional. Para otros, como para los
campesinos, se trataba de pasar la difícil etapa posterior a la alfalfa o al maíz y encontrar
en un nuevo cultivo el ingreso suficiente para conservar la tierra, integrándose al mismo
tiempo a la vida costeña. Para quienes deseaban permanecer en Acos significaba
convertirse en “pequeño propietario”, integrado a la sociedad nacional y al modo de
producción capitalista.
3 Esta evolución, muy rápida en el mundo rural costeño, en contacto con los sindicatos y la
sociedad urbana no siguió el mismo ritmo en la parte serrana y afectó de manera diversa
a las comunidades de vertiente (por ejemplo Pampas y San Juan) y a las de quebrada,
como Acos. Allí la evolución fue lo suficientemente lenta como para que hayamos
175
a. La transición (1955-65)
6 El cultivo del maíz, se considera como un cultivo de reemplazo. Acos con dos cosechas
anuales de maíz (“morocho” y “morado”) se iguala a los otros pueblos productores de
maíz para la costa. Este cambio es muy visible, no tanto en las estadísticas como en el
catastro rural. Cabe señalar la diferencia de progresión observada entre el maíz como
cultivo permanente, y el maíz asociado a los cultivos de panllevar y leguminosas. En el
primer caso, el aumento del número de parcelas de 6 a 9 no muestra los cambios que se
han producido desde hace diez años en Acos, en lo que se refiere a la elección de cultivos.
En efecto, a primera vista, este aumento comparado al registrado para las parcelas
asociadas de “maíz-panllevar” —de 12 a 13— permitiría creer que los cultivos de
substitución con más éxito en esa época, fueran los cultivos de panllevar y leguminosas, lo
que no es cierto.
7 En 1955, de las 6 parcelas antes dedicadas, exclusivamente al maíz, todas con menos de 60
áreas, no quedaban sino dos. Había nuevas parcelas que nada tenían que ver con el
antiguo tipo de cultivo: eran más grandes, con un promedio de 80 áreas, 3 con mayor uso
de fertilizantes. Las siete nuevas parcelas habían ganado 4.22 hectáreas, totalmente
dedicadas al maíz. Entre estas tierras se cuentan antiguos alfalfares de cultivo combinado
y dos terrenos baldíos.
8 Paralelamente a los intentos hechos en la fruticultura, hay una tendencia a querer
asegurarse un ingreso de transición importante (es necesario esperar cuatro años para
lograr una cosecha de frutas) a partir del maíz, valiéndose de técnicas modernas, que los
pobladores de Acos conocían.
9 No es sorprendente que los antiguos miembros de familias legítimas, gamonales y aliados,
sean los pioneros de una iniciativa que entre otras ventajas, protege sus ensayos de
producción de frutas y que fueron los primeros en transformar sus grandes alfalfares en
maizales y establecer los primeros huertos frutales. En 1955, los grandes productores de
maíz para la costa eran quienes la habían abastecido de semillas de alfalfa: las familias
Mansilla, Oriundo, Herrera...
10 Al mismo tiempo, aumentaban también las parcelas de maíz4 asociadas a cultivos de
panllevar dedicadas a abastecer a la costa, pero este aumento, importante en número —
once parcelas más— no significaba una extensión proporcional de tierras cultivadas; y las
2.3 Ha. suplementarias no pueden compararse a las 3.74 Ha. nuevas de maíz
“permanente”. Si a la inversa, se considera sólo la cantidad de parcelas, cabe reconocer
que hubo un verdadero aumento del número de pequeños propietarios de parcelas
atraídos por la posibilidad de comercializar coliflores, melones, camotes, ajíes o frejoles. A
diferencia del anterior cambio, esta elección (falseada desde el inicio ya que estas parcelas
176
ni siquiera alcanzan 20 áreas de promedio) proviene de una población muy afectada por
una crisis local y nacional.
CUADRO 21. Ocupación del terreno en 1955: Catastro5 Cuadro comparativo de las superficies entre
1945 y 1955
MAPA N° 13
19 El siguiente ejemplo aporta cifras sobre la valorización obtenida gracias a los nuevos
productos de comercialización y ayuda a definir el comportamiento socioeconómico de
un propietario —en este caso una comunidad— frente a la posible usurpación de sus
tierras recientemente sembradas con frutales.7 La familia A.D.C., originaria de Acos,
pretendía ser la propietaria de toda la parte baja de Antacoto,8 en el fundo de Pampas, con
22.5 Ha., de las cuales sólo 28.4 eran áreas de panllevar. El resto había sido plantado hacia
178
1945 con árboles frutales (sobre todo manzanos) por el arrendatario. La familia decidió
vender estas tierras, pero la comunidad que trataba de recuperar tierras valorizadas en
las que no había tenido que invertir, solicitó la expulsión del arrendatario en 1949,
ateniéndose al principio de “necesidad y utilidad públicas”.9 La familia A.D.C. hizo tasar la
propiedad que se valorizó en 30,786 soles + 30%, es decir 40,023 soles. El arrendatario,
para adelantarse a la comunidad, ofreció 50,000 soles, suma considerable si se sabe que en
1946 el valor de esas tierras era de S/. 1,300.
20 En 1950 la comunidad maridó abrir una investigación por los ingenieros del “Cuerpo
Técnico de Impuestos y del departamento técnico del Ministerio de Agricultura. 10
21 El precio del terreno y el costo de los árboles sembrados fueron calculados de la siguiente
manera:
3. Los alfalfares
26 Es evidente que los cambios de cultivo no pudieron hacerse sin la desaparición de uno o
que se pongan en barbecho tierras nunca trabajadas. En el caso de Acos no se trata de
competencia entre cultivos, sino más bien de un desinterés económico hacia determinado
cultivo. Esto se hace evidente al comparar los dos cuadros de ocupación del terreno. Lo
primero que en primer término destaca es el desarrollo del maíz y de la fruticultura a
expensas de la alfalfa, pero otro hecho igualmente notable es el abandono de tierras de
179
31 Basta esta breve descripción para darse cuenta que el paisaje de Acos había variado
respecto a 1955. Seguramente asombrado de encontrar a esa altura una comunidad
frutícola, este ingeniero no consignó otros detalles.
32 En 1963, aunque ya son pocas, existen todavía en este “océano de verdor”, algunas
pequeñas explotaciones familiares constituidas por una parcela de maíz, alfalfa y
panllevar y con pequeños maizales entre los huertos. Los alfalfares han desaparecido casi
totalmente y hay muchas tierras abandonadas. Además, en esta época fue muy activa la
compraventa de tierras (probablemente unas 20 parcelas) y denuncios de tierras eriazas.
Este ingeniero no prestó atención a las tierras abandonadas; sin embargo, por lo menos en
este punto, todos los testimonios concuerdan en que nunca fueron tan numerosas ¿por
qué?
33 En 1963, la situación general era muy mala. Las Fuerzas Armadas habían tomado el poder
y se hablaba de reforma agraria para calmar las movilizaciones y reivindicaciones
campesinas que estallaban en todas partes. Fue entonces que algunos comuneros optaron
por instalarse definitivamente en la costa; que otros comenzaron a pedir a la comunidad
que les proporcionasen las actas de venta de las tierras por las que habían pagado una
cierta cantidad a cambio de su usufructo. Finalmente, los más sagaces aprovecharon la
confusión para comprar las tierras abandonadas de los ausentes y de los que se
marchaban. Entre los compradores se encuentran los actuales fruticultores más
acomodados, de familias legítimas, de antiguos gamonales, comerciantes o funcionarios
que entonces se hallaban en Acos y disponían de capital. El origen del capital de esas
tierras es el siguiente:13
34 Según este cuadro, no son los que disponían de un capital obtenido localmente sino los
que disponían de sueldos, pensiones e ingresos comerciales quienes compraron las tierras
abandonadas para convertirlas en huertas.
35 Por su parte, la comunidad que estaba en crisis intentó reaccionar oponiéndose a las
usurpaciones de las tierras comunanales de Pamparcayoc, cuyos alfalfares estaban
abandonados hacía tiempo. Esto no dejó de ser una utopía, en el caso de una comunidad
181
casi inexistente, donde después del éxito de la fruticultura, el espíritu del pequeño
propietario —agricultor capitalista— se había desarrollado considerablemente y
dominaba todas las relaciones. En 1968, estas tierras estaban todavía abandonadas, pero
como la comunidad debía existir, ya no sólo en sus funciones o en espíritu, sino en su
forma administrativa para librarse de la cooperativización, fue necesario conseguir
rentas, además de otras soluciones, y hacer lo que desde 1961 hacía Lampián con su fundo
Mataca: arrendar los antiguos alfalfares de Pamparcayoc con la condición de que el
arrendatario transformara sus tierras en huertas de árboles frutales.
36 Además de la gran cantidad de nuevos peones especializados en la fruticultura que
llegaron a Acos, formados en la costa, en los archivos municipales hay pruebas del éxito
de la fruticultura.
37 El distrito de Acos14 agrupa a tres comunidades: Huascoy, y San Juan, ambas a más de
3,000 m.s.n.m. y cuya economía se basa en la ganadería y comercialización del maíz, y
Acos, comunidad de yunga, a 1,650 m.s.n.m., dedicada a la fruticultura. Como capital de
distrito, Acos había impuesto hasta entonces su política conservadora y de propiedad
privada de la tierra. En 1964, las elecciones que opusieron a la coalición APRA-UNO con la
alianza AP-DC, dieron el poder municipal a los representantes apristas de la “coalición”.
Ahora bien, estos tenían ideas progresistas, consideradas de izquierda y no eran acosinos,
sino originarios de Huascoy, comunidad serrana. La reacción de estos nuevos miembros
del municipio es interesante: uno de sus primeros objetivos fue imponer impuestos a los
fruticultores y comerciantes de frutas, actividades de la que el Municipio no obtenía
beneficios.
38 Seis meses después, decidieron nuevamente gravar todo el comercio de frutas con Huaral,
ya que hubiera sido absurdo que este gobierno local aprista, que deseaba ayudar a las
comunidades de vertiente menos favorecidas, no aprovechase esta fuente de ingresos.
“Por otro lado tenía interés de formar una garita de control a la salida de este
pueblo hacia Huaral para organizar una gabela a la venta de frutas que conducen al
mercado mayorista, este concepto de fomentar rentas para la municipalidad
reforzaría a los trabajos que se necesita verificar en beneficio del pueblo”. (Libro de
Actas del Concejo Distrital de Acos: 15/8/1965).
39 Estas decisiones dirigidas a gravar a los fruticultores de Acos, sumadas a otros
gravámenes, contribuyeron a empeorar las relaciones entre la municipalidad y la
comunidad de Acos, acusada además de no contribuir en nada con los proyectos
municipales; lo que era verdad, salvo en la construcción del mercado y puestos de venta,
de los que se beneficiaban sólo los comerciantes locales. Los puestos existían desde 1958,
construidos de cañas. Entre 1955 y 1965, se había duplicado el número de fruteras, que
revendían fruta a los viajeros serranos α costeños, pasando de 3 a 8. En 1965, los puestos
de caña pasaron a ser de cemento a lo largo de la carretera, frente a los restaurantes,
donde se detenían camiones y viajeros.
40 El mercado constuido fue rápidamente monopolizado por los miembros influyentes de las
familias de Acos. La garita de control no se construyó y el cobro de los impuestos no llegó
a implantarse, simplemente porque los fruticultores no se dejaron dominar. Las familias
legítimas y sus aliados ya habían recuperado el poder municipal y estaban decididas a que
nada ni nadie obstaculizase el crecimiento de su poder económico recuperado.
182
• En las vertientes, los accidentes del terreno y las parcelas de más de 1 Ha., la ocupación pasa
de 800 árboles/Ha. a 700 árboles/Ha., y hasta 600 árboles/Ha. 16 Es el caso de 27 huertas.
Según su importancia o posición geográfica, estas parcelas están organizadas de diferente
manera, reservándose parte del terreno para pequeñas instalaciones, ranchos y a veces
casas. A menudo también —sobre todo en las parcelas logradas a partir de 1971 — ,
acondicionarlas en terrazas exige un trabajo tan largo y costoso que una parte permanece
sin cultivar, lo que explica en el cuadro la extensión de tierras eriazas, mientras que las
terrazas ya terminadas están plantadas. Finalmente, estas grandes parcelas están a menudo
divididas por cercos de plátanos, o por tapias que marcan la división actual o la antigua,
producto de herencias. Estas subdivisiones no están consideradas en el esbozo del plano
catastral, y la matriz tampoco indica los herederos posibles.
47 Después de estas precisiones, presentamos el siguiente cuadro de ocupación del terreno:
48 La fruticultura comercial ocupa en Acos 77.8% del número de las parcelas, es decir 140 de
180, lo que indica una clara especialización por parte de los comuneros en la elección de
cultivos. Así en 1977, no quedaban sino 7 parcelas cultivadas con maíz o con alfalfa,
arrendadas a algún ganadero de San Juan o Lampián, o con panllevar. Existe una gran
parcela, mal delimitada (51 áreas de 1.68 Has. están cultivadas) donde crecen lado a lado
frejoles, melones, maíz, ajíes, lechugas, coles y cebollas, pero esta parcela está en “espera”
y según sabemos ya se han plantado algunos manzanos.
CUADRO 22
49 Como lo prueban estas superficies, el manzano domina. Los acosinos han pasado ya la
época de los ensayos: el naranjo no convenía, tampoco el melocotonero que necesita
cuidados especiales. De los dos propietarios que tienen en Acos huertas de melocotón, uno
posee otras dos más en Coto. En ambos casos los melocotoneros se han conservado como
“garantía”: si los manzanos se enferman, los melocotoneros pueden reemplazarlos.
Además, la comercialización de melocotones es mucho más ventajosa que la de manzanas.
En ciertos casos, para las categorías superiores (extra y primera) la ganancia es igual.
50 Este cuadro no destaca la importancia del palto pese a que es grande por su alto
rendimiento, que produce hasta 20 cajones de fruta mientras que un manzano adulto sólo
llegará a producir 2 ó 3 cajones en caso de buena cosecha. Hay sólo 3.85 Ha., es decir 4
parcelas, dedicadas a paltos. A éstas hay que agregar ocho parcelas más, actualmente
plantadas de paltos,17 en combinación con otros cultivos. A menudo están allí desde
siempre (en esos casos la variedad de árboles es muy grande),18 o han sido
voluntariamente plantados por los propietarios en las nuevas parcelas. Estos árboles
pueden haber sido adquiridos en el SIPA (nota 2 de este capítulo) de Huaral o en La
Molina. Pero el palto, sobre todo el injerto, es muy frágil y sufre en el valle de la misma
enfermedad que diezma los naranjales de Huando desde 1976: “la tristeza”. Este es uno de
los factores que limita su cultivo en Acos; los otros son más económicos, ya que los valles
han logrado una especialización en su abastecimiento a Lima. Así el valle vecino del
Chillón produce abundante carne, leche y fresas, por este hecho, los mercados están ya
establecidos y fijado el sistema. Un acosino no podría cambiar los cultivos establecidos y
dedicarse a la producción de otra fruta, que ya tiene su mercado organizado,
enfrentándose a un mercado que no conoce y a una fuerte competencia. Sin considerar lo
señalado, hay comuneros que estarían interesados —pese al monocultivo— en diversificar
su producción y encontrar en el palto un árbol tan ventajoso como el manzano. Los
detiene el hecho que necesitarían una nueva inversión y que el banco agrícola del valle de
Chancay no otorga préstamos para este tipo de cultivo, mientras que sí da crédito a los
cultivos de manzana y melocotón.
51 En comparación a las otras comunidades frutícolas —Huayopampa o La Florida—, Acos se
distingue por la amplitud de sus huertos. Las parcelas son diferentes a las de La Florida
donde se contó (Lausent 1975: 31) un promedio de 30 a 45 árboles por chacra. En Acos hay
sólo 4 chacras con menos de 100 árboles por parcela (o sea un promedio de 70).
52 La Florida, comunidad de vertiente, instalada en un cono de deyección aluvial, no tiene un
territorio mucho más accidentado que el de Acos. O sea que no es geográfica la razón para
la diferencia del tamaño de las parcelas. En Pampas como en otras comunidades, incluso
Acos, el crecimiento demográfico ha sido causa del fraccionamiento exagerado del
territorio. En Acos este fenómeno es menos visible, seguramente por el contacto con la
costa anterior al de otras comunidades, determinó que sus habitantes al marcharse
185
dejaran la tierra a un familiar que podía comprarla (costumbre que todavía se practica).
Además, allí había una concentración de tierras, resultado del proceso que hemos descrito
y que favoreció a las familias importantes, cuya práctica fue conservar este patrimonio
indiviso. A primera vista, en La Florida no se encuentra una división tan grande entre los
descendientes de mestizos o caciques, por lo menos, a diferencia de Acos esto no se
muestra en el paisaje, al contrario. Confirmaría esta observación, las gestiones realizadas
hacia 1965 por los fruticultores de La Florida, que cuando se reabrió el mercado de tierras,
intentaron comprar o intercambiar huertos a fin de agrupar sus parcelas, especie de
concentración espontánea dictada por la necesidad de hacer rentables huertos a veces
situados a más de una hora de camino. Es evidente que los fruticultores de Acos no tienen
esta desventaja, salvo cuando poseen parcelas en el fundo de Coto o en el de Canchapilca.
En este caso, se organizan para el uso camiones que pasan por Acos, donde el tráfico es
relativamente importante.
53 Aunque mantenemos en el marco del minifundismo — dentro del que Acos pertenece
simplemente a una categoría superior a la de Pampas o de cualquier otra comunidad
andina— puede afirmarse que la importancia relativa de estas parcelas y su
concentración, así como un riego regular y seguro, son las mayores garantías de la
economía de Acos.
54 En el caso de la fruticultura, la concentración de las parcelas es importante en la medida
que una de las principales actividades de este cultivo es la manipulación y distribución de
productos químicos (insecticidas, fertilizantes). En grandes parcelas o en parcelas
próximas, el propietario concentra todo su material y calcula las medidas para
extensiones mayores, evitando el desperdicio y economizando fuerza de trabajo, que se
hace en una o dos etapas y en un sólo lugar. En Pampas y otros lugares, es una desventaja
la pérdida de energía y dinero debida a la dispersión y tamaño reducido de las parcelas
(incluso cuando se trata de un cultivo comercial muy rentable).
55 Acos y los fundos vecinos tienen una alta población forestal de manzanos. En el área del
pueblo se han registrado 51,436 árboles; en la vertiente del frente, en el fundo de Pampas
se cuentan 10,000 árboles —manzanos, paltos, naranjos — . En el fundo de San Juan parece
haber 6,260 manzanos, de los que 4,550 pertenecen directamente a la comunidad, como es
también el caso de La Florida. En 1977, en el fundo de Coto había 13,068 manzanos y
varios huertos de paltos. En Canchapilca, sólo en la parte donde se ha levantado el
catastro se ha registrado 6,950 árboles. Tomando en cuenta algo más que los límites
geográficos de San Juan y Coto, los fundos aledaños a Acos, e incluyendo el pueblo de
Acos, se puede estimar la población total de árboles frutales en 92,856, que incluye 1,740
paltos en Canchapilca y 800 en Coto.
56 En el inmenso huerto que bordea los ríos Chancay y Palca, en esta yunga de quebrada,
Acos ocupa el lugar más importante en lo que respecta a la producción de manzanas.
CUADRO 24
57 Estas cifras muestran un conjunto homogéneo, con pocas variedades están representadas,
lo que puede ser peligroso desde el punto de vista fitosanitario. Las categorías
anteriormente fijadas representan cuantitativamente parcelas con un promedio de:
CUADRO 25
59 Así, de los 51,436 manzanos plantados actualmente en Acos, 9,915 árboles eran en 1976-77,
demasiado tiernos para tener cosechas comercializables (es decir que tenían menos de 5
años). La mayoría de los huertos jóvenes se encuentran en la categoría 2 (cuadro pág. 300)
(17 parcelas; un promedio de 192 árboles). A menudo se trata de sectores de parcelas
eriazas muy grandes, difíciles de acondicionar, recientemente incorporados. Algo similar
ocurre con la categoría 3 (8 parcelas —un promedio de 800 árboles—), donde los trabajos
están más avanzados.
60 Actualmente sólo 41,521 manzanos deben hallarse en estado de producción, reuniendo
todas las condiciones favorables (fitosanitarias, cuidados, etc.). Hay que considerar que un
2% de estos árboles no produce, por estar muertos o enfermos, o mal podados (éste es uno
de los problemas técnicos más graves). En este caso, sería más exacto calcular que en Acos
el número total de árboles productivos es de 40,690.
61 Las cifras y planos catastrales son un testimonio suficiente del paso de la “era de la
alfalfa” a la del monocultivo comercial del manzano.
Balance económico
62 La evolución de la ocupación del suelo tal como ha sido descrita, histórica y gráficamente,
no ha podido llevarse a cabo sin una transferencia de tecnologías, sin el surgimiento de
nuevas ideas y sin la búsqueda de otros mercados. Ahora bien, no era seguro —teniendo
en cuenta la coyuntura local y nacional— que este paso de un monocultivo comercial
“tradicional”, a otro monocultivo comercial, esta vez “moderno”, resultara un éxito
económico. “Tradicional”, en el caso del primero, ya que se basaba en antiguas relaciones
entre agricultores y ganaderos que sustentaban, ordenaban y activaban intercambios,
contratos y mercados; “moderno”, en el caso del segundo, porque esas relaciones
socioeconómicas, otrora esenciales al éxito de la economía local, fueron reemplazadas por
factores mucho más determinantes, como el dominio de una nueva tecnología de cultivo,
la búsqueda de la calidad asociada a una alta productividad.
63 Con el fin de ilustrar este éxito, se presenta el balance económico de un fruticultor con un
huerto de unas 70 áreas y 500 árboles, de los que 10 no son verdaderamente productivos.
Se trata de un huerto común, plantado con las variedades más generalizados: “pero-
manzana” y “corriente rayada”. Este balance se ha establecido en base a la producción y
precio de venta de una cosecha media correspondiente a la estación seca. En efecto de
mayo a noviembre la producción es más elevada y se estima que el 82% de los árboles de
esta huerta proporcionan 1.5 cajón, que un 15% producen 2 cajones y que un 3% debe
llegar a producir 2.5 cajones por árbol. La producción total estimada de un huerto de esta
área puede alcanzar un máximo de 14.15 toneladas de fruta y un mínimo de 10 toneladas
si las plantas están enfermas.
64 Las categorías y calidades son, después y a veces antes de la cosecha, los elementos
determinantes del tipo de venta y de su éxito. Es necesario saber que sólo el 4% de las
frutas producidas puede pretender a la denominación “Extra”, 6% a la de primera, 65% a
la de segunda, 25% a la de tercera, cuarta y quinta, y que sólo pueden comercializarse en
buenas condiciones hasta la tercera categoría.
65 Precio de venta de una cosecha: huerta de 500 árboles
66 Sin tener en cuenta en este caso formas de venta que condicionan el tipo de cosecha
elegido, consideraremos una cosecha y venta promedia.
188
68 Precio de venta a los mayoristas de Lima y de Huaral en 1979.19 Las primeras categorías se
venden por cajones en el Mercado Mayorista de Lima —N° 2— (precios de mayo 1979).
CUADRO 26
71 Estimado total de la venta de una cosecha de manzanas en mayo de 1979: 979,080 soles.
72 a. Evaluación de los elementos del costo de una producción (precio de mayo 1979)
73 Tiempo de trabajo dedicado a la preparación de la cosecha o costo de la mano de obra.
74 En base a los trabajos relacionados con esta preparación, el tiempo de trabajo ha sido
evaluado de la siguiente manera:
189
CUADRO 27
75 De este cuadro se deduce que de un ciclo vegetativo de seis meses, los trabajos ligados a la
preparación de la cosecha movilizan cada vez dos hombres para tareas que representan
un total de 54 días. Expresado en días pagados para el propietario, esto representa 93 días
que, según se trate de un podador o de un peón, se pagarán diferentemente. Sin participar
siempre en los trabajos, el propietario, asiste a la mayoría de las operaciones en un total
de 20 días. En la realidad, y sobre todo cuando se trata de un pequeño propietario que no
emplea tanto mano de obra, este tiempo debería ser mayor.
76 Una última observación sobre la mano de obra: no es frecuente que para cada tarea
(suman 12 y 27 con los riegos) se requieran nuevos peones. Para este tipo de conducción,
el propietario contrata la fumigación, de 6 veces seguidas, a 2 hombres, salvo que tenga
peones estables pagados mensualmente, en principio con beneficios sociales. En ese caso
serán siempre los mismos los que fumigarán y abonarán los árboles; dejando el deshierbe
para los peones eventuales.
77 En 1979, en Acos los salarios establecidos eran:
190
CUADRO 28
* Un “podador” llega a podar hasta 50 árboles por día, a 50 soles por unidad.
** Se han descontado 2 fumigaciones: una ha sido ya contabilizada en la defoliación y la otra, en el
abono.
79 Podría sorprender el alto costo que representa la poda de los árboles (2,500 soles diarios,
es decir el 74.4% del costo total de la mano de obra). Sin embargo es una operación que, a
diferencia de las otras, no está asociada a ningún otro gasto. Por ejemplo, defoliaciones,
fumigaciones y abono no resultan caras (8,550 soles), pero están ligadas a fuertes
inversiones en productos químicos que hacen a estas operaciones mucho más costosas
que una simple poda.
80 2. Costo de la mano de obra empleada para la cosecha
191
81 Más que para los otros trabajos, existe una gran división de las actividades durante la
cosecha y los salarios están muy jerarquizados:
82 El costo total de la mano de obra para una cosecha es como lo muestra el siguiente
cuadro, mayor a 50,000 soles.
CUADRO 29
Note 25821
83 Durante las cosechas, el propietario tiene que pagar 176 jornales en un mes, casi tanto
como pagar para la preparación de la cosecha. Estos salarios representan un gasto
equivalente al invertido en seis meses. Se comprende pues que muchos productores,
habiendo costeado la preparación de la cosecha y compra de productos químicos estén sin
fondos en el momento de la cosecha, necesitando recurrir a un préstamo. Pero algunos
fruticultores son más precavidos y deciden vender su cosecha al remate, con todos los
riesgos que acarrea. Cada vez más los fruticultores de Acos prefieren vender el producto
en el árbol, cayendo en manos de mayoristas o intermediarios.
84 — Inversiones en productos agrícolas
192
85 Los gastos en fertilizantes y pesticidas resultan muy elevados para los actuales
fruticultores. Las alzas22 de estos últimos años los han obligado a reducir sus compras. Las
dosis utilizadas se han estabilizado, con una cierta tendencia a disminuir.
86 3. Tratamiento para una cosecha
Note 26124
Otros gastos
93 Algunos fruticultores, los residentes más acomodados, poseen una motobomba manual o
eléctrica. Hay quienes poseen fumigadoras a motor, que por su característica son muy
cómodas, para un huerto pequeño pero no para uno de gran extensión, de 500 árboles.
Existe un sistema de alquiler de quienes poseen una y a veces dos motobombas a los
propietarios de menos de 400 árboles. Más allá de este límite casi todos los propietarios
poseen una motobomba. En su mayoría no tienen que gastar en este rubro. Es necesario
señalar que quien se ve obligado a alquilar y mantener la máquina deberá gastar, además,
la cantidad total de 12,600 soles por siete fumigaciones (insecticidas y defoliante).
94 Entre los gastos complementarios, hay uno inevitable: el agua de riego. Sin embargo,
algunos medianos productores tienen “agua libre”, especialmente cuando el huerto se
halla en el fundo de Coto. Pero es excepcional y los gastos de agua del mediano productor:
15 turnos de riego a 10 soles cada uno, sólo suman S/. 150.
95 4. Costo y beneficios para una cosecha hecha en julio en una huerta de 500 árboles de los
cuales 490 son productivos (1979) Intento de balance
96 La descripción de estas nuevas tareas y técnicas es muy diferente a la realizada al tratar
de “la era de la alfalfa”. Es natural que los beneficios —cuando el modo de conducción lo
permite— no sean los mismos.
97 La huerta de 500 árboles es actualmente representativa de un mediano propietario de
Acos, como anteriormente lo eran 70 áreas de maíz o de alfalfa y, por tal razón, hemos
conservado esta cifra que representa en superficie el promedio superior de las parcelas
cultivadas. Sin embargo, esta elección no puede considerarse como modelo del sistema de
fruticultura, ya que en Acos no faltan los casos singulares.
98 En conclusión puede decirse que el mediano productor de antes ha tenido que aprender a
administrar su tierra, lo que no resulta fácil teniendo en cuenta las sumas manejadas.
99 Total de gastos para una cosecha:
100 Esta suma está por debajo de la realidad, ya que habría que agregar los impuestos 27 sobre
los bienes inmuebles y sobre los ingresos que el productor debe pagar. Aunque antes
podía escapar a este control, las actuales formas de conducción y comercialización se lo
impiden. Las ventas en el Mercado Mayorista de Lima se registran y el mayorista declara
el precio pagado. Además, al solicitar un préstamo al Banco Agrario, se hace el balance de
195
sus bienes y un estimado de la cosecha como garantía del préstamo. Otros gastos son las
devoluciones de los préstamos y el pago de los intereses. Cada vez más a menudo, el
fruticultor pide préstamos de S/. 50,000 o 100,000 soles al 13%,28 o se dirige directamente
a su mayorista. Hay además el mantenimiento de dos domicilios, uno en la costa y otro en
Acos. Y finalmente, el mantenimiento, la reparación del material, el transporte de los
productos químicos hasta el pueblo y los frecuentes viajes del propietario entre Acos y
Huaral, entre su domicilio principal en la costa y Acos.
CUADRO 32
101 Sobre la base de una encuesta como la realizada, puede estimarse, teniendo en cuenta los
gastos complementarios, que la cosecha del periodo seco —que es la más importante de
las dos cosechas anuales— cuesta directamente (compra de productos, mano de obra) e
indirectamente (impuestos...) una cantidad global de 400,000 soles que deben deducirse
del precio de venta de la cosecha que alcanza los 979,080 soles. El producto neto de esta
cosecha sería de S/. 579,080 soles (suma que no percibe nunca en una sola vez ni en su
totalidad). En realidad más de la mitad se invierte inmediatamente en los gastos para la
cosecha siguiente. La renta que obtiene de estos seis meses de inversiones en fuerza de
trabajo y en dinero no puede exceder los 200,000 soles. Se podría entonces evaluar en
33,000 soles lo que equivaldría a un salario mensual. En la costa, una empleada doméstica
ganaba en ese momento entre 8,000 y 9,000 soles y una maestra entre 15,000 y 20,000
soles.
196
ESQUEMA N°7
102 Este ejemplo no puede aplicarse a todos los acosinos y menos aún a los que dominan
económicamente el pueblo desde varias generaciones. El pueblo, su territorio y sus
actividades han cambiado de aspecto; la fruticultura ha permitido a muchos pequeños
propietarios permanecer en Acos. Sin embargo, se distinguen siempre del resto de la
población al obtener, basándose en su “monopolio” de la tierra, los ingresos más altos. Se
distinguen también por su sistema de conducción y especialmente por su control de una
parte del circuito de la comercialización y de distribución de la producción.
104 Desde Acos se distribuye la producción en cuatro direcciones. Dos son fijas durante todo
el año: Huaral, importante pueblo costeño del valle bajo, el mercado más antiguo de Acos;
197
ESQUEMA N° 8
106 Entre enero y mayo las cosechas no son muy buenas; la calidad baja y las frutas son más
pequeñas. La venta de la producción es más difícil teniendo en cuenta que los mercados
costeños del centro y sobre todo Lima, están abastecidos en cantidad y calidad con frutas
de estación y frutas tropicales: uvas, peras, ciruelas amarillas y rojas, melones y sandías,
toronjas, papayas, piñas, higos, plátanos, chirimoyas...
107 Fuera del plátano, se trata de frutas frescas que se consumen durante el verano. Para el
limeño la manzana es la típica fruta de otoño-invierno. En estas condiciones, los acosinos
sólo envían a Lima las frutas de mejor calidad, las pocas “extra” y de primera y cajones de
segunda. Para economizar los gastos de embalaje, muy elevados, sólo envían las frutas
que les proporcionarán una ganancia segura, aunque no es siempre el caso, ya que a
partir de enero se distribuye en los mercados limeños el excedente de la producción de
las manzanas de los meses de agosto a noviembre del año anterior. Como salen de los
198
grandes frigoríficos del Mercado Mayorista o del Callao, estas manzanas se dañan muy
rápido en tiempo de calor y son vendidas muy baratas por los mayoristas a los vendedores
ambulantes. La coyuntura es pues muy desfavorable y los acosinos tienen dificultades
para vender hasta sus mejores frutas con una ganancia normal. Ocurre también que los
mayoristas piden a los acosinos y a los productores de Vilca o San Miguel, suspender sus
envíos durante dos o tres semanas. En otras épocas, esto hubiera podido significar una
escasez creada voluntariamente para hacer subir los precios, pero en este caso sólo se
trata de poder vaciar los frigoríficos de manzanas para llenarlos nuevamente con las
variedades de frutas de verano que llegan en abundancia al mercado.
108 En estas circunstancias, los acosinos no tienen más remedio que distribuir su producción
en los mercados de Huaral y Huacho, o en las ciudades del norte.
109 Aunque entre junio y setiembre hay muchos intermediarios que vienen a comprar (y
quedan satisfechos) frutas de categoría 4, 5 y a veces 3, que los productores no quieren
vender en Lima; de diciembre a mayo no se los ve. Y estos intermediarios, casi todos
originarios de Huaral, eran los que aseguraban la distribución de los excedentes de los
grandes productores y la distribución a bajo precio (compras por sacos de 60 kilos y no
por cajones) de los productores más pequeños. En su ausencia son los mismos acosinos
quienes deben ocuparse de su distribución, para lo cual los grandes propietarios locales,
propietarios de un camión, desempeñan un papel muy importante asegurando, para ellos
y los demás, la comercialización, convirtiéndose de fruticultores en mayoristas y
transportistas.29
110 Los dueños de camionetas llevan a los mayoristas de Huaral las cosechas compradas a
varios pequeños productores. Para éstos el problema es menor que para los grandes
fruticultores quienes deben vender una producción de 800 a 1,000 árboles. La única
solución es partir, cargado al máximo, por la costa hacia la frontera ecuatoriana.
111 Pero esta partida no es simple. En primer lugar porque el productor, que además de su
cosecha ha comprado la de otros, debe tratar primero de vender la mayor parte de la
fruta en Lima o Huaral, ya que en esta época del año las manzanas del valle de Chancay
son todavía las más cotizadas en el mercado. Luego, la astucia consiste en partir sólo con
la mitad de carga e ir directamente al valle de Cañete, también productor de manzanas,
con el fin de comprar cosechas “anónimas”30 en forma indiscriminada, que en el enorme
cajón (que puede contener hasta 10 toneladas de carga) se mezclan con las manzanas de
los acosinos. Finalmente, el “mayorista-transportista” emprende su viaje hacia el norte.
112 Hay que precisar otros detalles. Antes de partir, el camionero debe averiguar dónde
piensan dirigirse los otros “mayoristas-transportistas” que están en su misma situación.
Si averigua que varios camiones ya han partido con la intención de detenerse en las
grandes ciudades de la costa, recorrerá mil kilómetros sin escalas y de noche para llegar a
Piura antes que ellos. Si al contrario, la mayoría ha partido directamente hacia Piura, irá
por etapas, haciendo un alto, a partir de Trujillo, en todas las grandes ciudades. Evitará
los mercados centrales y buscará los centros de venta periféricos, como las cooperativas,
donde el abastecimiento es difícil. ¿Por qué dirigirse hacia las ciudades del norte, si es
verano en toda la costa y si el abastecimiento en frutas es tan variado? Una respuesta es
que, a partir de Trujillo, los valles están ocupados por las grandes cooperativas de cultivos
industriales o por ciudades como Chimbote, cuyo abastecimiento plantea muchos
problemas. En la costa, sólo Lima tiene el privilegio de aprovechar la llegada de todas las
frutas de estación y las acapara, mientras que las otras ciudades de la costa no pueden
ofrecer a los consumidores la misma variedad y calidad de frutas. Es cierto que sus valles
199
tienen también “quebradas de sierra”, que podrían asegurarles frutas frescas variadas,
pero no siempre es el caso y la cantidad no es suficiente. En lo que se refiere a los
productores de las vertientes orientales, que corresponden a estos valles y que se
especializan en ciertas variedades de frutas tropicales (piña, maracuyá, etc.), el verano
representa para ellos la mejor estación de venta; por lo que su interés consiste en enviar
—bajo contrato o no— toda su producción a Lima, principal centro de distribución y
consumo. La costa norte que también produce fruta, no aprovecha del verano para
mejorar su abastecimiento. Además, hay frutas de verano, como la uva, que es muy
apreciada, que se produce sobre todo en el sur y que sólo puede llegar al norte después de
pasar por el Mercado Mayorista de Lima, después de sucesivos controles. Esta fruta es más
delicada que la manzana, viene de más lejos (1,200 km.) y resulta mucho más cara. En
estas condiciones, las clases media y obrera dan buena acogida a la llegada de manzanas,
sobre todo del “pero manzano”, del que puede hacerse refrescos que se toman helados.
113 ¿Qué representa para los acosinos esta solución a la distribución de su producción en esta
época del año? Si bien no hay mayor ganancia, por lo menos este sistema evita las
consecuencias del exceso de oferta. Los beneficios varían según la situación de cada
productor. Para la mayoría, esta forma de comercialización es una solución de
emergencia, ventajosa en la medida que no se registra ni declara la venta de gran parte de
la producción. Esta práctica “paralela”, no autorizada, sin embargo, es tolerada porque los
organizadores del mercado nacional no tienen soluciones para crisis estacionales. Algunas
de estas soluciones podrían ser: descentralizar el mercado mayorista, reorganizar el
sistema de abastecimiento de Lima; permitir que ciertos valles se autoabastezcan en
productos que monopoliza el mercado mayorista; replantear el destino de los valles
considerados especializados. En el estado de cosas actual, una cosecha puede ser mala y
nadie se asombra del bajo ingreso declarado. Además, en lo que respecta al
acondicionamiento, se logran grandes economías. Se emplea un embalador sólo para los
cajones destinados a Lima; el resto se vende en sacos o se vende al granel. Para el
productor, el empleo limitado de uno de los jornaleros, cuyo salario es mayor en la
cosecha, no comprar cajones clavos, palos, ahorrar en gastos de transporte, le significa
economías que compensan en parte lo mediocre de la cosecha.
114 En 1979, el acondicionamiento de la cosecha que ha servido de referencia, salía a 140 soles
por un precio de venta por cajón que oscilaba entre 950 y 1,850 soles. Representaba el
9.2% del precio de venta de un cajón de manzana corriente “extra”, lo que es bastante
razonable, mientras que para uno de tercera, se elevaba al 14.7%. Temporalmente, este
tipo de comercialización libera a los acosinos de una parte de sus gastos y resuelve
parcialmente su problema. Esto fue válido para los años 1977-78, y dejó de serlo debido al
constante aumento del precio de la gasolina. Ahora bien, este comercio ayudaba a los
pequeños productores pero favorecía más a los poderosos, pues permitía que fuera
rentable el mantenimiento y cargas inherentes a la propiedad de un camión. Estos
aumentos amenazan seriamente un equilibrio interno que satisface a autoridades y
productores.
115 El “tiempo de las manzanas“ comienza en la costa con la primera neblina y en Acos con la
llegada de los mayoristas de Lima, que llegan a evaluar la próxima cosecha. El pueblo
desierto durante los meses de lluvias se anima. Los acosinos no tienen que desplazarse,
son los compradores de todo tipo quienes los buscan. La producción es abundante y hay
200
una fuerte demanda, sobre todo de agosto a octubre. Pocas frutas, salvo los melocotones
que también provienen del valle, pueden competir con la producción de manzanas. La
venta de la producción de los acosinos y de sus vecinos de Vilca o San Miguel queda
asegurada. La intensidad de la demanda proviene sobre todo de los mayoristas limeños,
por lo que el circuito comercial que durante la estación anterior se extendía hasta el
Ecuador, se restringe a Lima y a una pequeña parte de Huaral, en el valle bajo.
ESQUEMA N° 9
116 En la época de máxima producción parten diariamente al Mercado Mayorista de Lima uno
o dos camiones. La producción enviada ha sido cosechada y embalada directamente por el
propietario, que por intermedio del camionero la envía a su mayorista, o comprada al
remate por un mayorista o un intermediario que, además de los gastos de cosecha, que ha
adelantado, debe enviarla a Lima. También es posible que sea uno de los grandes
productores de Acos, a la vez mayorista y transportista, quien distribuya su producción y
la de un compadre; lo que le permite reducir los gastos de comercialización de su propia
cosecha. Durante esta campaña se envía a Lima del 70 al 80% de la producción de
manzanas de Acos y fundos aledaños.
117 Entre Acos y Huaral el comercio se reduce al 30% de la producción. Sin embargo, tiene un
lugar mucho más importante en la vida del pueblo. En efecto, cada día llegan del valle
bajo uno, dos o hasta tres compradores intermediarios y mayoristas locales que intentan
por todos los medios comprar la fruta que no ha sido embalada, incluso la de calidad
superior, que están dispuestos a comprarla al granel, a menos precio que en Lima. Así el
propietario, al ahorrar los gastos de embalaje, se ve beneficiado en su ganancia. Esto no es
lo más frecuente porque muchos productores tienen contratos suscritos, pero ocurre en
Acos.
118 Algunos de estos mayoristas que viajan hasta Acos, llamados “manzaneras”, 31 tienen
puestos de venta en depósitos cercanos al mercado de Huaral. La trayectoria de parte de
201
ESQUEMA N° 10
122 Cosa similar realizan los transportistas-mayoristas de Acos cuando van a Piura. Si hacen
el viaje por etapas, se detienen en cada lugar para comprar los productos locales que
venderán en la siguiente. En este caso particular el transportista-mayorista de Chiclayo
pasaba regularmente por Acos cada agosto.
123 Los circuitos comerciales son más complejos de lo que parece y no debe suponerse que
vender directamente la producción a un mayorista de Lima permite su distribución
inmediata. A partir de ese momento, los intermediarios que intervienen en su
distribución — una vez salida la mercadería del Mercado Mayorista— son todavía más
numerosos y la complejidad de estos circuitos y las manipulaciones que se llevan a cabo
hacen que el consumidor limeño compre una manzana de San Antonio en lugar de una
Delicia o un “pero manzano” de primera, cuando en realidad se vendió como si fuera de
tercera. Este cuadro intenta presentar esquemáticamente la síntesis de todos los
eslabones de venta por los que pasa la producción de Acos, sin olvidar que esta sucesión
de intermediarios aumenta acumulativamente el precio por kilogramo.
203
ESQUEMA N° 11
124 Se ha analizado el circuito comercial de las manzanas. Ahora se examina los dos extremos
de la cadena: por un lado, los productores — y cómo planean la distribución de su
producción— y por otro los mercados y el consumidor.
125 — La venta al remate o venta en el árbol
126 Aunque algunas experiencias han sido malas, la venta al remate es cada vez más utilizada
por los medianos productores de Acos. Es la única forma de no tener que enfrentar todos
los gastos de la cosecha, que normalmente representan el 31.9% de las inversiones
realizadas para una cosecha. Además del factor financiero, hay también un cambio de
mentalidad entre los medianos productores. Cada vez con más frecuencia, los acosinos
recurren a un negociante que tiene un puesto en el Mercado Mayorista o simplemente a
su intermediario. Así, un productor que trabaja en el fundo de Pampas, con muy buenas
relaciones con mayoristas limeños, les propuso compraran al remate las cosechas de otros
productores del fundo, pidiéndoles una fuerte participación —el resto lo proporcionaba él
mismo— a cambio de compartir proporcionalmente los beneficios de la venta. Se ofreció
como intermediario o representante local responsable de hacer un estimado de la
cosecha, de contratar a los peones, de buscar a los transportistas y de llevar la producción
hasta el Mercado Mayorista, puesto que la compra al remate o en lote implica que el
comprador se encarga de todos los gastos. Ambas partes corren riesgos y todo depende de
la correcta evaluación de la cosecha cuando la fruta está todavía en el árbol. Entre los
compradores al remate, hay productores-transportistas y mayoristas de Acos. Estos
“rematadores” son en su mayoría de familias legítimas —7 de los 10— que se presentan
por sí mismos. Este punto es importante, porque al hacer antes el balance económico
204
Huaral— y compran sacos de manzanas no sólo en Acos, sino también en los fundos
vecinos. Gracias al camión pueden desplazarse más y son menos dependientes de los
transportistas; su radio de acción es más amplio y pueden ir hasta Chimbote para vender
la fruta de Acos. Como en el caso de María Pacheco, en 1976, ganaban 10 soles por kilo.
132 — Otras mujeres practican este tipo de venta. Llegan en omnibus, camión o camioneta,
luego alquilan en el mismo Acos el camión que las llevará al “depósito mayorista”. Juntas
pueden comprar hasta 1,000 kilos por vez, lo que las hace “peligrosas” para los otros
mayoristas de Huaral, a quienes imponen los precios.
133 Al tratar las formas locales de venta, hemos pasado del “productor-mayorista-
transportista acosino”, que muestra el papel socioeconómico que puede desempeñar en
Acos, a los intermediarios forasteros que comercian en cantidades más pequeñas e
inferior calidad. En lo más bajo de esta escala se sitúa una forma de venta insignificante
económicamente, pero muy significativa sociológicamente, que es la de los puestos ya
mencionados.
134 En 1932 se concluyó la carretera de Acos, incrementándose la importancia de su mercado
local. En 1965, la carretera llegó finalmente a las comunidades más altas, lo que no
impidió que el pueblo siguiera siendo el lugar tradicional de parada, donde se comía algo
y se compraba fruta. Por tal razón se construyeron puestos, que también representan los
restos de un mercado que desapareció a causa de las tiendas. Dichos puestos son
atendidos por mujeres —en su mayoría jefas de familia, es decir mujeres solas, viudas y de
escasos recursos— que se instalan en ellos a las horas de paso de los camiones y ómnibus.
Están frente a los restaurantes y ofrecen a los viajeros frutas muy mediocres y, sobre
todo, más caras que en la costa al haber pasado por varios intermediarios. En realidad
venden pocas manzanas porque casi todas salen para el mercado costeño, y los acosinos
no necesitan comercializarlas en su propio pueblo, ya que todos poseen un huerto,
cuando no varios.
ESQUEMA N° 12
137 En base a encuestas realizadas entre 1976 y 1977, cinco zonas de venta destacan en el
plano. Es necesario señalar que este plano corresponde únicamente al mercado dominical.
Este punto es importante porque se trata de un abastecimiento diferente y de diferente
calidad y, sobre todo, porque las cinco zonas del domingo, se reducen a tres los días de
semana. La llegada de numerosos vendedores tanto costeños (propietarios y
arrendatarios mini-fundistas) como serranos, modifica totalmente su estructura.
138 — Zona 1
139 Estos son puestos fijos, por los que en 1976 sus propietarios pagaban seis soles de
impuesto mensual a la Municipalidad y 5 soles a un guardián nocturno. Colocados
alrededor del mercado cerrado, se especializan en frutas, verduras o granos y son los
únicos que venden regularmente productos de calidad y, sobre todo, los que no se
encuentran en los puestos de las otras zonas. Esta última observación es válida
especialmente para la fruta. En estos puestos se encuentra diversidad de frutas, no
siempre de la estación y una mayor variedad de manzanas y melocotones. No se expende
frutas de cuarta calidad, ni frutas dañadas. ¿Cuál es la procedencia de estas manzanas? En
todo caso no son de Acos, por lo menos no directamente, salvo raras ocasiones. En efecto,
el minorista está obligado a abastecerse en el Mercado Mayorista de Lima, ya que muy
pocas frutas de calidad superior llegan a Huaral. Los negociantes de Huaral deben ir a
Lima a comprar manzanas provenientes en parte del mismo valle y aprovecha para traer
variedades de “lujo”, producidas por algunos acosinos o por fruticultores de Vilca y San
Miguel, aunque provenientes también de otros valles, como Cañete o Mala. Veamos un
esquema resumido del circuito seguido por un kilo de manzanas Winter de segunda. Se
escoge este ejemplo debido a que esta variedad no se expende en otras zonas del mercado,
207
ya que representa justamente a cierto tipo de productor acosino del que hablaremos más
adelante y porque está destinada a una clientela diferente.
140 Un consumidor acomodado de la ciudad de Huaral compra un kilo de manzanas
provenientes de su mismo valle, a un precio 26% más caro del recibido por el productor
de Acos. En este caso los beneficios se reparten más o menos equitativamente: 55% para el
mayorista y 45% para el minorista de Huaral.
ESQUEMA N° 13
141 Este tipo de puesto y esta área (Zona 1) de venta del mercado, vende principalmente a la
población criolla instalada desde hace mucho en Huaral. Esta clientela, relativamente
acomodada (representante de la clase media emergente del Perú), la constituyen
pequeños funcionarios y representantes de las profesiones liberales.
142 Además que, en general, el abastecimiento de productos alimenticios frescos los
minoristas lo hacen en los depósitos de Huaral, sin tener que ir a Lima. Sólo los minoristas
en frutas de la zona 1 están suficientemente motivados y tienen suficientes recursos para
proveerse en Lima. Parece que entre todas las compras de los consumidores, después de la
carne, la fruta es el producto que marca el standard de vida.
143 — Zona 2
144 Es una zona mixta. Durante los días de la semana incluye la zona 3, que sólo funciona los
domingos. Está situada en la avenida que bordea el mercado cerrado, cerca de los
depósitos mayoristas. La disposición es diferente. Los puestos fijos bordean las aceras y
ofrecen mercadería de calidad variable pero generalmente buena. La variedad es casi tan
grande como en la zona 1 en lo que respecta a las verduras, pero mucho más reducida en
frutas. Las variedades que se encuentran son esencialmente las “pero-manzana” y
“corrientes”.
145 Las categorías que se anuncian no corresponden a la calidad de la fruta, aunque sí el
precio. Los ambulantes utilizan este procedimiento; y si una fruta proveniente de Acos
corresponde a la cuarta categoría, se ofrece como de tercera.
146 Después de esta reconsideración “personal” de las categorías de manzanas —operación
facilitada por la venta en sacos— el minorista ganaría 3.75 soles por kilo (es decir 225
soles por saco) pero, hay que restar la suma pagada a la persona o al niño encargado de
escoger la fruta, para conocer la verdadera ganancia obtenida de esta manera. Así en
208
ESQUEMA N° 14
147 Es difícil calcular la venta por unidades. Hay vendedores ambulantes que venden en el
suelo pequeños montones de fruta de muy baja calidad, lado a lado con otros que también
la ofrecen en el suelo pero que dependen de los puestos fijos, con productos de mejor
aspecto.
148 — El domingo, la zona 3 está ocupada más densamente por los ambulantes, que tratan de
evitar el pago de la “sisa” municipal. También venden frutas de procedencia desconocida
y pésima calidad.
149 Los domingos llegan numerosos vendedores particulares, pequeños propietarios o
arrendatarios minifundistas, que buscan vender su producción. Por esto, después de
haber atravesado una zona muy desfavorecida, que muestra la pobreza tanto del
comprador como del vendedor, se pasa a la zona 4, con productos de mejor calidad. Entre
estos pequeños productores no hay acosinos, todos son habitantes de los pueblos vecinos
de Huaral y socios de cooperativas del valle bajo. Hay poca fruta en sus puestos, siendo su
precio inferior al de la zona 2 y la fruta mejor que la de la zona 3.
150 En uno de los extremos del mercado se perturba el orden, hasta entonces bastante
respetado. Los particulares que allí se agrupan tienen grandes puestos y parecen vender
la producción de varias personas especializadas en un mismo producto. Por el contrario,
los camiones que cierran el mercado ofrecen a veces gran cantidad de fruta, como
sandías, mangos y ocasionalmente manzanas. Según lo que hemos podido averiguar, estas
manzanas no provienen de Acos, Vilca o San Miguel, sino de una cooperativa del valle
bajo o del valle de Cañete, pasando por Lima.
209
151 A partir de estas observaciones puede señalarse lo siguiente: el mercado está dividido en
varias zonas de precios. En la primera, los precios y la calidad corresponden —con un
margen de beneficio mediano— a la categoría anunciada. En la segunda, las
denominaciones son generalmente falsas y las categorías no corresponden a la calidad
real de la fruta —que se sobrevalora— a fin de indicar un precio inferior al oficial en la
categoría anunciada, pretendiendo venderla barato. En la tercera la calidad de la fruta es
inaceptable. Y en el resto del mercado no se comercializan manzanas de Acos. Hay que
señalar también que las frutas de mejor calidad que pasan por el mercado mayorista de
Lima antes de llegar a Huaral, son distribuidas entre una clientela más acomodada. En la
segunda zona, el color de los vendedores es más oscuro y entre las minoristas se
encuentran zambas y mestizas instaladas desde hace muchos años en Huaral, cuya
indumentaria es totalmente urbana. En este caso la venta se orienta a una clientela de
economía limitada. Los ambulantes de la zona 3 son generalmente serranos y algunos
conservan parte de su vestimenta tradicional (faldas en el caso de las mujeres).
152 Así, la presencia o la ausencia, la variedad, categoría y calidad de la fruta determinan en
el mercado de Huaral un modo particular de venta, con áreas determinadas que reflejan
las categorías socioeconómicas de los consumidores.
153 Finalmente, cabe señalar que para la provincia de Lima, de los 61,343 personas (INE 1977)
registradas en 1976 como ambulantes y pequeños revendedores minoristas, 18,967 de
ellas —es decir el 31% — sólo se dedicaban a productos agrícolas comestibles;
correspondiendo un buen porcentaje al comercio de frutas. El gran número, origen racial
y geográfico, la inestabilidad y el peso económico (35% del comercio de Lima y 30 millones
de soles de transacciones libres de impuestos, La Prensa 23/11\77) de estos ambulantes e
intermediarios plantea graves problemas a la ciudad de Lima los que obligarán a
reorganizar y sanear un proceso de distribución mucho más complejo que en Huaral.
NOTAS
1. La hacienda de Huando, en el valle de Chancay pertenecía a la familia Graña, en 1930, fue la
primera en experimentar una nueva variedad de naranjas a la que dio su nombre. Las haciendas
vecinas siguieron su ejemplo y se especializaron al principio en el cultivo de limones (Matos Mar
1964).
2. Especialmente con la creación del SCIPA (Servicio Cooperativo Interamericano de Producción
de Alimentos) y del “Departamento Técnico de Fruticultura” del Ministerio de Agricultura, y del
SIPA (Servicio de Investigación y Promoción Agraria) de Huaral.
3. Los nuevos productores de maíz tenían parcelas más grandes, pero si se trataba de los mismos
propietarios, éstos utilizaban las parcelas más grandes para el maíz.
4. Comprenden los cultivos de panllevar entre los árboles de las huertas y el maíz en rotación.
5. Ha sido posible levantar el catastro del terreno en 1955, gracias a la utilización de una
fotografía de toda el área, hecha en 1955, que T. Naupari poseía y a informaciones orales.
6. Por ejemplo apañadores de algodón. En Lima se contrataba a muchos obreros para trabajar en
las grandes construcciones de prestigio emprendidas entonces.
210
23. Como los sacos que se venden pesan 50 kg. el productor no puede comprar exactamente la
cantidad que necesita. El producto sobrante será utilizado en la cosecha siguiente. Por eso hemos
decidido calcular el precio del producto por kilo.
24. El guano se compra en la costa en Huaral o en las cooperativas que crían aves. Se vende por
camionadas y el precio del transporte está incluido.
211
8 4. “Todas las otras formas de tenencia que no se han citado anteriormente en esta
clasificación; incluyendo los comités especiales y provisionales de Administración”. Esta
sección agrupaba 38 parcelas, es decir 21.41 Has. con una situación mal definida.
9 Este punto trae a colación otra dificultad para la interpretación del catastro. Si bien los
numerales 1, 2, y 7 (propiedad comunal) definen relativamente bien la situación de la
tierra, distinguiendo así a los propietarios privados (— 1 —) y poseedores privados (— 2 —)
de los usufructuarios permanentes y arrendatarios de tierras comunales (— 7 —), los
textos no permiten saber si los propietarios de los arriendos registrados legalmente (— 3
—) son sus propietarios o poseedores. Siendo los propietarios y arrendatarios miembros
de familias legítimas, y sobre todo tratándose de arriendos declarados, creemos que se
trata de propiedad privada y no de posesión. Por el contrario, la situación de las tierras
agrupadas en la categoría “otras formas” (6) resulta menos clara. Se refiere, por ejemplo,
a ciertas sucesiones sin arreglar; en todo caso, la mayor parte de estas tierras se halla en
conducción indirecta; pero ¿se trata de propiedad o posesión privada? Teniendo en
cuenta la estricta clasificación anterior de los propietarios privados y la mediana
importancia de la representatividad de la propiedad privada, en el estudio siguiente estas
tierras han sido agrupadas con el conjunto de las tierras en posesión privada de
conducción indirecta.
10 Los pobladores de Acos que conduzcan sus tierras, directa o indirectamente, como
residentes o ausentes, poseen y/o arriendan algunas parcelas dispersas o agrupadas no
sólo dentro de los linderos reconocidos de Acos, sino también en los fundos de las
comunidades vecinas:
11 Coto (20.86 Has.) en el fundo de esta comunidad son más numerosos, aunque éste sigue
siendo el feudo de una gran familia originaria de Coto, los Córdova. 6 En el caso de los
otros propietarios, se nota que en su mayoría han adquirido esas tierras recientemente.
Entre estos se encuentra, a miembros de familias legítimas como los Jurado, Oriundo y
Mansilla, a descendientes —seis en total— de una familia de injertos y, finalmente, los de
dos familias de gamonales, una originaria de Acos; los Quiroz, y la otra de San Juan; los
Rodríguez. Al igual que para la familia Rodríguez el interés por los alfalfares y la posesión
de un rebaño importante fue lo que motivó el desplazamiento y posterior instalación en
este fundo de F. Igreda, un antiguo negociante en reses de Canta.
12 En Canchapilca (29.6 Has.),7 se trata de una instalación mucho más antigua, sobre todo de
las familias legítimas Oriundo y Mansilla (ya que en realidad el expansionismo de los
acosinos, es decir de las familias legítimas y de sus aliados), muy limitadas en cuanto a
tierras que se dirigió en primer lugar hacia Canchapilca, de modo tal que actualmente
parte de este territorio fronterizo con Canchapilca, les pertenece.
215
* Establecido según el catastro de 1970, este cuadro trata de ser exhaustivo, sin embargo, algún error
(por exceso) puede haberse deslizado, pero este margen de error, que sería reducido, no modificaría el
alcance general de la información.
13 Pocos acosinos se dirigieron hacia los fundos de Lampián (11.38 Has.), ocupados en parte
por forasteros y en parte por comuneros de este pueblo. Cuando los acosinos poseen
tierras allí es por herencia y no por compra-venta, (10.61 Has.).
14 Topográficamente, el territorio de Acos presenta una imagen de campos agrupados; las
parcelas más pequeñas están concentradas alrededor del pueblo, en la parte central del
territorio; luego se fragmenta hacia la periferia — sin pasar el curso alto del río Chancay
— y se dispersa en los territorios de Coto, Canchapilca y Chalamaque. Desde principios de
siglo se han realizado numerosos casos de colonización, generalmente de las alturas hacia
la parte baja, sobre todo cuando, como en el caso de Lampián, la comunidad sobrepoblada
sufre terriblemente por la escasez de tierras; pero es raro no encontrar huellas de presión
de Lampián sobre Acos. Algunos acosinos — de familias legítimas — por el contrario,
después de haber ganado tierras de los fundos de Coto y Cancha-pilca, emprendieron
desde 1937 (8), la conquista de algunas tierras por Acay, Chumchuhuaca y Chalamaque,
pero estos intentos no fueron muy numerosos y cesaron pronto. Este expansionismo,
consecuencia de la fuerte presión demográfica que se dio en el Perú a partir de 1930, no se
manifestó de igual manera en Pampas, Huayopampa o Acos. Así, después de haber
parcelado su territorio al extremo (Lausent 1976), en 1949 Pampas solicitó una orden de
expulsión contra los propietarios establecidos en su fundo Cotanga (otro ejemplo de
conquista de las tierras bajas), justificando su gestión por su sobrepoblación — 95
comuneros en 1949 contra 70 en 1935 — y su falta de tierras; éste es un caso de
expansionismo comunal. En Acos, donde ya estaban bien implantadas la propiedad
privada y la posesión privada, el considerable desarrollo de la población, que pasó de 251
216
habitantes en 1936 a 488 en 1946,8 no tuvo repercusiones a nivel comunal, sino que
condujo a un expansionismo individual que evidentemente favoreció a las familias
privilegiadas, capaces de invertir en la compra de tierras. Sin embargo, como en todas
partes, la “huida” hacia la costa fue uno de los principales remedios a esta carencia de
tierras. En 1922, en Acos, 36 propietarios estaban ausentes y en 1964, 48 vivían en Lima o
Huaral. Además de los diferentes tipos de expansion que provocó, este crecimiento
espectacular de la población tuvo otro efecto; la parcelación extrema de los terrenos
debido a la importante división de las parcelas entre herederos:
15 En el estudio hecho sobre Huayopampa (Fuenzalida y otros 1968: 113), se constata que el
número de propietarios que poseía menos de una hectárea pasó de 61 en 1927 a 114 en
1966.
16 En Acos, esta minifundización, además de ser visible en el terreno (parcelas divididas por
pequeñas tapias o por cercos de árboles, 130 parcelas en 1945 y 183 parcelas en 1976), se
muestra en las fichas de propiedad hechas para cada acosino. La desigualdad entre los
acosinos poderosos y el resto de los comuneros, ya notable en 1940, se acentúa aún más
con las herencias posteriores:
ESQUEMA N° 15
17 Además de una flagrante desigualdad entre sexos, propia a las categorías de propietarios
menos acomodados (en efecto, esto no se ve entre las familias legítimas), este ejemplo
plantea el problema de los futuros herederos y de su mantenimiento en Acos como
propietarios o poseedores de tierras. Lo que actualmente no representa sino una renta
ínfima obtenida por el arriendo, ya no representará nada para los herederos a los que sólo
les quedará vender la tierra y dividirse el capital.
18 Otro tipo de sucesión es interesante; se trata de una familia que goza de cierto poder
local, aliada desde hace dos generaciones a la familia legítima Mansilla:
217
ESQUEMA N° 16
Cultivos en explotación
19 Este segundo ejemplo da una idea más exacta del área promedio de las parcelas
compradas a principios de siglo, y que variaba entre 60 áreas y 1.2 Ha. En este caso el
capital en tierras heredado ha permitido que cada uno pueda disponer de una parcela
individual de regular tamaño, bastante rentable para la fruticultura a condición de ser
bien trabajada. Señalemos también que cada uno ha recibido una pequeña parte
equitativa de un gran huerto natural de la época de las chirimoyas y guayabas.
20 Finalmente el caso de una familia “gamonal”, cuyo jefe, antiguamente muy poderoso,
tuvo que dividir sus tierras (ya que las tierras son más o menos atribuidas en vida del
propietario) entre los hijos de sus sucesivas esposas.
ESQUEMA N° 17
21 Como en el caso de las familias legítimas en que las herencias casi nunca son menores de
50 áreas por persona. Las familias ricas de Acos no han sufrido todavía, en comparación a
los comuneros, esta minifundización. De este modo, durante los últimos años se efectúa,
sobre todo en la propiedad privada, una recomposición de la propiedad a partir de la
218
venta de las pequeñas parcelas. Este proceso se muestra en el paisaje, por la reducción y
división de las parcelas situadas directamente alrededor del pueblo y de las habitaciones,
afectando principalmente las tierras que antes la comunidad entregaba como solar a los
comuneros pobres, o con la expresa condición de que desempeñen todos los cargos. Al
contrario, las tierras más grandes — que son propiedad o están en posesión privada— no
han sido afectadas por esta parcelarización. Entre estas tierras se hallan aquellas que las
familias ricas han adquirido en la periferia del pueblo y, sobre todo, en otras
comunidades.
22 Es entre 1950 (principio de las herencias que beneficiaron a la mayoría de los actuales
propietarios) y 1964 (año de la primera reforma agraria) que quedó fijada la actual
división parcelaria, basada en un proceso de capitalización agraria en lo que se refiere a
las familias legítimas y aliadas, y de pauperización en el caso de los pequeños
usufructuarios, despojados de sus parcelas por venta o arriendo. Señalaremos, sin
embargo, que el éxito de la fruticultura, asociado al fácil y rápido acceso a la costa,
permitió a pequeños propietarios ausentes, con 10 a 40 áreas, con una situación
excepcionalmente estable,9 evitar el arriendo y mantener, gracias a peones o a un
pariente, con la conducción directa de su tierra .
23 Esta fuerte desigualdad entre propietarios parece propia de comunidades que, como Acos,
han sido siempre dominadas por algunos grupos de familias y que muy pronto se han
visto privadas de sus tierras comunales. Lo prueba la comparación entre una comunidad
considerada “tradicional” como Huayopampa en 1966 y una comunidad fragmentada
como Acos.
24 Comparación de los porcentajes del número de propietarios en función de la superficie poseída. 10
CUADRO 34
2. Porcentajes establecidos sobre la base de 180,45 ha. (Superficie total controlada por los acosinos),
menos 55 áreas pertenecientes al centro educativo, es decir 179,9 ha.
3. En la tenencia privada se han incluido las 21.41 ha. sin status definido, ya que en realidad se trata
de tierras en posesión privada y no de propiedad. Se debe a las dificultades de las sucesiones que
aparecen en esta categoría y a la débil tasa de ventas.
4. Las cifras señaladas para Huayopampa son exactas pero falta el 0.01%. Total 99.99%.
CUADRO 36
Note 28011
CUADRO 37
Concejo Municipal de Lampián, ante quienes denunció este terreno como abandonado y
sin propietario. Les pidió que fueran a constatar el hecho y les entregó la suma de 50 soles
a cambio de un acta de venta de la comunidad firmada por el Juez de Paz de Acos.
Habiendo tenido que realizar esta acta en papel sellado, este documento fue suficiente en
el momento de la reforma agraria y durante el establecimiento del catastro, para que se
reconociera ante un abogado la propiedad privada del padre. En lo que se refiere a la hija,
para conservar su tierra, tuvo que presentar el testamento y recibo de pago de los
derechos de sucesión.
30 En estos dos casos y a más de 70 años de intervalo, las tierras fueron “denunciadas”, luego
usurpadas y reconocidas legalmente; aunque, en realidad, la mayoría de las tierras
adquiridas de esta manera antes de 192014 no fueron reconocidas luego como propiedad
privada, como lo hacía notar E. Mendizábal Losack para el caso de la comunidad de
Pacaraos (valle del Chancay): “los contratos de compra-venta de terrenos se legalizan
ante el Juzgado de Paz pero no se escriben en el Registro de la propiedad inmueble en la
capital de la provincia sino en algunos casos”. (Mendizábal Losack 1964: 12-127). Hay dos
razones: la primera es la mala información y lo difícil de las gestiones necesarias, y la
segunda, se debe a que sólo en 1888 15 se creó el registro de la propiedad inmueble donde
se registran todos los títulos y las transacciones.
31 Además de “denunciar las tierras eriazas”, era posible, para acceder a la propiedad
privada de la tierra, hacer constar la ocupación de hecho de una tierra, primero durante
40 años (Ley de 1871), y luego sólo durante 20 años (Ley de 1913). Si esta posesión se había
ejercido sin ser cuestionada, había que registrar legalmente los títulos de propiedad
inmueble y pagar un derecho de 440 soles (Piel 1973: 555-556) (en 1913). Lo elevado de
este derecho, impidió que la mayoría de los pequeños usufructuarios, como los de Acos,
pudieran realizar esta legalización. Estos siguieron en posesión de tierras compradas o
poseídas desde varias generaciones — del mismo modo que una propiedad privada
legalizada — pero sin poder probar su propiedad legal después de 1920. Estos propietarios
que en Acos se consideran como propietarios privados han pasado, según el régimen
jurídico de la tierra, a la categoría de poseedores privados de tierras comunales lo que,
normalmente les prohibe venderlas a quien no pertenezca a la comunidad.
32 En otros casos, y sobre todo cuando, como en Acos el poder comunal está en manos de
grupos de familias aliadas, la comunidad — que ellos mismos representan — propone
ventas “especiales” u otorga donaciones de tierras sobre las que pierde todo poder y que
pasan a formar parte del dominio privado de las autoridades. Se trata de tierras cedidas
como “agradecimiento” a servicios extraordinarios a la comunidad, o de ventas de tierras
(Acos 1908) que le permiten a ésta resolver una necesidad urgente de dinero;
procedimiento que también utilizaron las familias legítimas y sus aliados en Acos.
33 Finalmente, entre las tierras legalmente privatizadas están las antiguas tierras de
cofradías, confiscadas en 1907, que fueron puestas en venta o arriendo en remate público.
Entre las tierras de la iglesia repartidas entre Acos y los fundos aledaños, actualmente en
manos de acosinos,16 cuatro no tienen status definido y cuatro están en posesión privada.
Aunque ha habido privatización de estas tierras (todas en manos de familias legítimas y
aliadas), sus propietarios no han podido sin embargo registrarlas legalmente. Respecto a
este punto, de los 33 propietarios que se reparten las 39.67 Ha. de propiedad privada, 11
eran de familias legítimas y 5 de familias aliadas, es decir 16 propietarios, tanto ausentes
como residentes, corresponden a la clase dominante. Respecto a los otros 17, la mayoría
adquirió sus tierras de los miembros de estas familias que, entre 1955 y 1965, dejaron Acos
223
y vendieron algunas parcelas para instalarse en la costa. Al menos este es el caso de las
propiedades comprendidas dentro de los linderos de Acos; en otros casos estos
propietarios imitaron (a menos que ellos hayan sido imitados) a los miembros
“dinámicos” de las familias legítimas y aliadas y compraron tierras fuera de los linderos,
principalmente en Coto. Señalemos, finalmente, que estas transacciones de tipo
expansionista no se aplicaron únicamente a las propiedades privadas sino también a las
tierras en posesión privada.
b. La posesión privada
CUADRO 38
39 Esta vez las parcelas en posesión privada, entre 67 áreas y 1.33 hectáreas, están bien
representadas pero las parcelas superiores a este promedio se encuentran nuevamente
fuera de la comunidad. En esta categoría, son sobre todo las medianas y pequeñas
parcelas las que pueden arrendarse ya que sus poseedores, generalmente ausentes, tienen
poco interés en conducirlas directamente.
40 Las tierras en posesión privada se distribuyen de la siguiente manera:
CUADRO 39
en el fundo de Coto, y los otros 23 son residentes en Acos. La tasa de ausentes entre
poseedores y propietarios muestra bien que en Acos la noción de posesión privada ha
perdido hace mucho tiempo toda connotación comunal, no obstante que, más por
oportunismo que por convicción, la comunidad intentó durante los años de reforma
agraria, recuperar parte de sus tierras. Cuando logró hacerlo fue a través de
expropiaciones de utilidad pública: para construir un local escolar y un campo deportivo.
Los perjudicados fueron comuneros no originarios de Acos, llegados 20 ó 30 años antes y
que habían recibido una parcela.
“Siendo justo que la comunidad no posee terrenos comunales es de urgencia la
expropiación de estas tierras por necesidad y utilidad pública”. 18
42 Pero como el documento lo reconoce implícitamente, esto no dio nueva vida a la
comunidad. ¿Qué puede hacer una comunidad si el 76% de sus miembros viven fuera y sin
embargo, ejercen el control sobre más de 50% de sus tierras? Es sorprendente que se haya
mantenido como tal.
43 Aunque algunos rasgos sociológicos, como el poder de las Hermandades, prueban que
todavía existe entre los acosinos lazos comunes reconocidos y necesarios para su
existencia social, puede afirmarse que en Acos no hay posesión, producción, ni
distribución típicamente colectivistas. No sólo la comunidad ya no es funcional, sino que
ni siquiera tiene tierras. En 1976 la situación era la siguiente:
44 TIERRAS COMUNALES
• eriazas y difíciles de acondicionar: 2.78 Has. y 3 parcelas.
• trabajadas (fruticultura) desde 1967 por su arrendatario, M.T.Q. contrato de 9 años, 5.67 Has.
y 3 parcelas, pero ¿qué pueden representar 8.45 Has. para una comunidad cuyos linderos
comprenden 118 Has. y qué renta comunal pueden aportar 5.67 Has.? Ambas cifras son
insignificantes.
45 En lo que se refiere a la propiedad semi-comunal, cuya existencia en Acos sorprende, no
cubre sino 9.38 Has. es decir 7.9% de su extensión. Estas tierras semi-comunales,
trabajadas por 13 usufructuarios, se descomponen así:
46 1a época: 1927-1930 - 2.6 Hás. - 5 parcelas
47 2a época: después de 1958 — 6.78 Has. — 8 parcelas
48 Los usufructuarios permanentes de estas tierras comunales son de dos tipos: ā. los que
fueron dotados de tierras entre 1927 y 1930; y b. los que las reclaman a partir de 1958:
49 — En 1927 la comunidad resolvió dotar a cuatro forasteros: 19
50 “Y dada la circunstancia de la buena voluntad con que han prestado sus servicios algunos
ciudadanos de ajena jurisdicción y contemplando la urgencia de aglomerar en este pueblo
el mayor número de ciudadanos útiles laboriosos y honrados se ha acordado cederles un
trozo de terreno a favor de los señores Dn. E. Lopez — F. Marcelo — E. Obregón — J.
Herrera.20 Este terreno... lo fructuaron como cosa propia para sí y para sus hijos, sin poder
les vender a otra persona. Pues terminada su existencia pasara al dominio de esta misma
comunidad...”
51 Muy escasos son los que, como estos cuatro forasteros, fueron beneficiados por
donaciones de tierras comunales. Este privilegio “momentáneo” fue consecuencia de la
política de expansionismo económico de Acos ocurrido entre 1927 y 1935. Por entonces la
226
61 Esta reflexión sobre el poder y la tierra que ha dirigido hasta ahora nuestro enfoque
analítico de la situación agraria y económica de Acos, nos hace retomar los grupos de
parientes que han servido de base a este estudio.
228
62 Después de haber acaparado a través de una política de alianza, tierras y poder ¿cuál es la
situación actual?
63 Además del tamaño de las parcelas, el control de la tierra es una prueba de la diferencia
que existe entre las familias legítimas y el resto de la comunidad. Este control, algo
alterado por los acontecimientos ocurridos desde principios de siglo, no es cuestionado,
pudiendo concluirse en una cierta impresión de permanencia y estabilidad. El gráfico de
la pág. 350, que trata de la relación de las familias con la tierra en 1922 se estableció en
base a la distribución de los topos, unidad considerada aquí no como una medida de
superficie sino como indicador de una relación. Este cuadro, para el caso de las tierras
irrigadas por la “toma del pueblo”, indicaba que el 53.64% de estos topos correspondía a
familias legítimas.28 Aunque en 1976 el estudio se refiere a superficies y al conjunto de
tierras (Acos, Coto, Canchapilca, Lampián) poseídas, la comparación es posible puesto que
lo que interesa es la relación porcentual de la actualización del catastro, según el cual las
familias legítimas 29 mantenían el control del 50.1% de las tierras. Parecería pues que la
venta de sus parcelas más pequeñas, registrada ya en 1945-50, fue ampliamente
compensada por la compra, entre 1955 y 1965, de parcelas mayores fuera de la
comunidad: de ahí esta impresión de permanencia y estabilidad.
64 Actualmente ya no se puede hablar de alianzas estratégicas, para ello sería necesario
emprender un estudio muy detallado de los matrimonios realizados fuera de la
comunidad en el caso de los ausentes, y ver si hay alianzas preferenciales entre ciertos
sectores de actividades profesionales. En este caso, esta estrategia, como ha sido tratada
230
67 Esta clasificación comprende a las familias aliadas y a los nuevos aliados del cuadro de
1922. Parece que su importancia ha disminuido considerablemente. Mientras entonces,
controlaban en conjunto el 29.95% de los topos de la “Toma del pueblo” y el 31. 13% de los
de Limoncillo, actualmente sólo poseen el 14.8% del total de tierras de Acos. Ya en 1922, se
había hecho notar que esta capa de la población perdía importancia y que los miembros
de estas familias se marchaban. Se confirma pues que este movimiento continuó,
acentuado por las crisis y escasez de tierras. Son esencialmente éstos los que al emigrar a
la costa vendieron sus tierras, entre 1955 y 1965. Es evidente que también muchos
miembros de las familias legítimas partieron, aunque conservando la mayor parte de sus
tierras; que quedaron abandonadas.
68 Surgidas durante la época de la alfalfa, aprovecharon junto con las familias legítimas la
desintegración de las familias aliadas y la venta de sus tierras.
69 En 1922 estas familias controlaban el 10.8% de tierras de la “Toma del pueblo” y el 9.62%
de la de “Limoncillo”. Entonces había tres familias chinas y varias de injertos. La extrema
movilidad de los miembros de la colonia china de Acos hizo que la propiedad de estas
tierras tuviera gran circulación. Es en todo caso sorprendente comprobar que, como en el
231
caso de las familias legítimas, la ocupación china se ha mostrado muy estable. Poseen
19.48% Há. que representan el 10.8% (exactamente como en 1922) de las tierras poseídas
por los acosinos. Sin embargo, dos de estas tres familias chinas han desaparecido, siendo
reemplazadas por otras igualmente poderosas. En realidad, en Acos hay más de tres
familias injertas; existen muchas que pertenecen tanto a familias legítimas como a
aliadas, resultando inútil agruparlas en esta categoría. Sólo se ha considerado a las del
tipo de familia extensa, como la familia Espinoza, que forman grupos de pariente social y
económicamente unidos.
70 Este enfoque del actual conjunto de parcelas, de su constitución y distribución, tanto
topográfica, estatutaria como socioeconómica, quiere destacar las diferencias que separan
desde hace mucho tiempo a ciertos grupos del resto de la población acosina; diferencias
que se volverán a encontrar en el estudio del tipo de tenencia y conducción.
4° Formas de conducción
71 Entre la tenencia directa como propiedad, la tenencia directa como posesión y las tierras
sin status (probablemente en posesión), consideradas también en tenencia directa, el
catastro sólo reconocía como conducción indirecta, las de alquiler tácito o escrito, pero
registrado; contradicción no aclarada hasta hoy. Al ser la realidad tan diferente, fue
necesario reactualizar todos los datos en base a encuestas y trabajar sobre otros
principios ya que, si nos fiamos en las informaciones del catastro, sólo hubiera habido en
Acos 3.66 Há bajo el régimen legal de arriendo de las 180 Há. controladas. No obstante que
los arriendos son muy numerosos, son difíciles de detectar, del mismo modo que es difícil
distinguir con certeza la conducción directa, de la indirecta. Así, ¿en qué categoría puede
situarse a los propietarios o poseedores ausentes que entregan una “compensación” —
más que un salario o una pensión— a un pariente, generalmente de edad, encargado de
controlar el trabajo de los peones? ¿Se le debe considerar como un administrador y
decidir que se trata de una conducción directa? Hemos tenido que distinguir tres tipos
diferentes de conducción en Acos: la conducción directa, la conducción mixta, que agrupa
distintas formas intermedias, y la conducción indirecta no registrada. La situación puede
resumirse en el siguiente cuadro:31
232
CUADRO 41
a. Conducción directa
72 Se supone que quienes conducen en forma directa sus parcelas, no recurren al arriendo o
forma equivalente por la que cederían el uso y fruto de todo o parte de su bien a cambio
de una renta en fuerza de trabajo, en producto o en dinero.
73 Los acosinos que utilizan esta forma de conducción se dividen desigualmente en
propietarios, poseedores, o poseedores de tierras sin status.
79 Entre los poseedores privados — en total 63 — la conducción directa es menor que las
diferentes formas de conducción indirecta (c. mixta 35.85 Hás.) y conducción indirecta
(17.41). Un tercio de las 87.07 Há. que pertenecen a esta categoría es conducido por su
poseedor. En este caso también la primera razón considerada es el ausentismo. Sin
embargo, este fenómeno está ligado especialmente a las migraciones pasadas y a la edad
de los propietarios legales de estas tierras y no a sus conductores. Es así como en Acos,
donde residen 22 poseedores privados, todos estos no ejercen la conducción directa y una
fuerte proporción recae en la conducción mixta. En los ejemplos que siguen se harán las
observaciones pertinentes sobre el papel que juega el área del terreno.
80 Entre los ausentes tenemos a C.M.H., profesor que aunque tiene 60 años y un padre rico
(familia legítima Mansilla), hace muy poco compró a una tía una propiedad de 1.2 Há. que
le son suficientes. Llega regularmente y contrata peones temporales. F.N.S., ex-policía,
posee sólo 65 áreas. Viaja frecuentemente a Lima y se encarga de conducir la tierra de su
234
83 En su mayoría poseen terrenos pequeños, de 0.02 Há. (salvo en el caso de tres herencias
en familias legítimas, donde las parcelas son de 3.03 Há., 1.49 Há. y 1.27 Há.), que se
reparten entre propietarios y poseedores. Sin embargo, ocho de ellos sólo disponen de
estas tierras.
84 S.A.C. es maestro, ninguna de sus parcelas tiene status, incluso las que arrienda de sus
parientes. Conduce su explotación con peones locales y trabajando él mismo cinco
parcelas, es decir 1.28 Há. La posesión de estas tierras no es en este caso muy rentable,
están dispersas y son pequeñas.
85 Entre los poseedores de tierras sin status, sólo uno está ausente: R.M.H., de familia
legítima. Vive en Lima y ha seguido el ejemplo de M.T.Q. Su herencia sólo ha sido de 40
áreas, por lo que se ha convertido en arrendatario. Arrienda cuatro parcelas, es decir 2.46
Há. de sus parientes próximos, a las que se suman 6.24 Ha. que trabaja con su padre, al
que nos referiremos en el caso de la conducción mixta.
b. La conducción mixta
87 — Relación padre-hijo:
88 Corresponde a los propietarios que tenían entre 30 y 50 años en 1956, fin de la “era de la
alfalfa”, que emigraron a la costa y conservaron sus tierras.
89 Entre las personas de más de 60 años, 29 están ausentes y 13 viven en Acos. Es difícil que
personas de esta edad sea cual fuere su residencia, Huaral, Lima o incluso en Acos, se
235
ocupen de su huerta. Así, aunque la tierra esté registrada a su nombre y sean los únicos
propietarios legales, son sus hijos quienes la conducen.
CUADRO 42. Categorías de edad en 1976 de los propietarios acosinos residentes y ausentes
90 En Acos, como en otros lugares, existe lo que se llama “donación en vida”. Todo se hace
oralmente y nadie cuestiona la legalidad de la propiedad paterna o materna. El padre o la
madre dona el uso de sus tierras a uno de sus hijos o a todos. A cambio recibe una especie
de pensión o una “participación en las utilidades”. El padre está en Lima o en Huaral y son
los hijos, ausentes también, quienes las administran, generalmente uno solo se encarga de
esto con la autorización de los hermanos que le dan poder. En otros casos, el padre o la
madre vive en Acos pero necesita la ayuda de los hijos. Entonces las tareas se reparten de
tal modo que el propietario de edad únicamente capaz de dar órdenes a los peones, sea
tratado como guardián del predio, mientras los hijos se encargan de las gestiones,
comprar los productos y vender la cosecha, siendo en realidad los usufructuarios. Cuando
el propietario reside fuera de Acos, su status es más respetado. Doce acosinos de 60 a 70
años están en la misma situación que los ausentes. Para ocho de ellos la situación es
menos penosa porque, por lo menos, uno de sus hijos sigue en Acos y trabaja con él (hay
37 propietarios en Acos pero también 18 hombres y mujeres adultos, entre 50 y 50 años,
que no poseen tierras). Permaneciendo en Acos con sus hijos, el propietario sobre todo si
es hombre (ya que un hijo reemplazará rápidamente a la madre), mantendrá sobre la
tierra un mayor poder que si hubiera emigrado. Pero es difícil generalizar, ya que la
relación padre-hijo no es necesariamente una relación de sumisión o dominación de uno
hacia otro; puede ser también una forma de asociación que permite administrar en
común un bien familiar. En ese caso ¿qué representan y cómo debe considerarse la
donación y la pensión? Finalmente, esta forma de “contrato” tácito es menos utilizada por
la generación de 30 a 40 años que por la de 40 a 50 años, más acostumbrada a este tipo de
conducción; que pese a haber intentado adquirir tierras a través de la compra, espera
siempre la herencia. Es por eso que la tercera generación casi no está representada (9
propietarios de menos de 40 años entre los 118 conocidos). A menos que compre o
arriende tierras, o que eventualmente las herede, tiene que esperar — por este sistema de
donación en vida y del trabajo en común— que la generación de sus padres herede de la
generación de los abuelos, que mantienen su control sobre la tierra.
91 — Relación entre hermanos
92 El procedimiento es diferente en este caso ya que en principio cada uno es o continúa
siendo propietario o poseedor de su bien.
236
suficientes. Su padre lo favoreció y prefirió para administrar con él 0.24 Há. Según
nuestras informaciones no hay contrato de arriendo entre ellos (R.M.H. tiene que pagar
por otro lado el arriendo de 4 parcelas), sino más bien una participación en las utilidades.
Se dice que el hijo debe entregar al padre una pensión importante, además de “primas”
cuando las utilidades son elevadas. Se pueden tener algunas reservas, considerando que
es difícil concebir que 6.24 Há. se administren de esta manera. Sin embargo, no es el único
ejemplo de este tipo.
100 También en Acos —ya que ésta es la forma preferida de los acosinos y de los residentes en
Huaral— P.M.V. (60 años) acaba de heredar de su mujer 1.66 Há. que desde hace mucho
trabaja con su hijo, que es comerciante. La situación financiera del hijo así como el papel
político que desempeñó en una época hacen difícil una relación jerárquica.
101 Finalmente, siempre en Acos, J.N.A. (70 años) hace trabajar a su hija y yerno en sus 2.62
Há., casi como peones. Como en los otros casos, J.N.A. se comporta como dueño de la
tierra.
c. Conducción indirecta
102 De las 180 Há. mencionadas 3.66 Há. se hallaban en conducción indirecta, presente en los
fundos desde hace mucho tiempo. Se ha visto como esta práctica provocó, desde mediados
del siglo XIX, la pérdida de los fundos comunales por usurpación. Este proceso de
apropiación ¿era propio de los arrendatarios de tierras comunales o existía también entre
propietarios o poseedores privados y arrendatarios? Es difícil saberlo. En Acos aparece en
1964, con motivo de la primera reforma agraria. Ahora bien, es imposible que estos
conflictos no hayan tenido lugar en caso de abusos, de violación de contratos o de
propietarios ausentes durante mucho tiempo, en una comunidad donde la conducción
indirecta ha sido muy utilizada. En la decisión comunal que reproducimos a continuación
¿se buscaba, además de favorecer el ausentismo, controlar los movimientos de arriendos
y proteger así a los propietarios?
“... que también queda aprobado que los arrendatarios de propietarios aucentes son
directos responsables para la cancelación de las cuotas i discuntables de los
arrendamientos previo los recibos de la sindicatura de esta villa”. 33
103 Esta medida, tomada en Acos en 1928, que obligaba a los arrendatarios a ocuparse del
pago de las cuotas, normalmente hecho por los propietarios, contra entrega de un recibo
que permitía descontar este pago del arriendo, garantizaba en cierto modo la propiedad
del ausente, ya que ese recibo —sobre todo en el caso de contratos verbales— era la
prueba de quien como arrendatario cumplía con el pago.
104 A partir de 1964, los conflictos surgen realmente. La comunidad que durante todo este
período tuvo una actitud oportunista pide a la municipalidad pro-gubernamental su
intervención para expropiar las tierras de dos propietarios no originarios de Acos, que las
arriendan y de quienes se quieren librar. En este caso la conducción indirecta no podía
invocarse, puesto que por entonces se registraban otros 48 propietarios y poseedores
ausentes. Analizar el discurso de los expropiados es interesante:
“Oponiéndose a entregar su terreno por efecto de la expropiación, dice:
Sería cortarme la vida a mis hermanos e hijos que en años anteriores los usufructos
de arrendamientos que recibíamos nos ayudaba bastante, en nuestra economía domestica,
nos compartiamos proporcionalmente entre mis hermanos. Es verdad que hacen unos
cuatro o cinco años ha estado sin cultivar dicha tierra por efectos de una mala
administración de una hermana que se llama Dionicia y que su esposo lo había
238
1° La fuerza de trabajo
123 En las comunidades que recientemente se convierten en fruticultoras, los comuneros que
cuentan con una ayuda familiar importante, aprenden difícilmente y sin apoyo técnico
todas las operaciones necesarias a este nuevo cultivo. Podan, cuidan, cosechan y clasifican
ellos mismos, sin recurrir a obreros especializados. En Pampas, donde la fruticultura
comenzó en 1952, los primeros injertos realizados por los comuneros datan de 1975.
124 En cambio, en Acos el recurso a la mano de obra forastera se remonta a más de un siglo y
muy ligado al ausentismo y a la especialización de cultivos. Durante la “era de la alfalfa”,
llegaban de la sierra muchos de los lecheros, pastores y queseros. Como la fruticultura fue
una innovación costeña, los primeros obreros especializados procedían de Huaral; pero
entre ellos ya había serranos que justamente habían bajado a las haciendas de la costa
para especilizarse. Como en Acos faltaban brazos, fueron éstos los primeros peones
240
especializados que impusieron la división del trabajo entre especialistas; modelo costeño
que finalmente se adaptaba bien a Acos, donde los huertos eran bastante grandes y la
mano de obra familiar era insuficiente e ignorante de las técnicas frutícolas.
Posteriormente, los obreros de la costa ya no llegaron a Acos, donde eran menos
remunerados que en las haciendas, que cada vez en mayor número se dedicaban a la
fruticultura. Así otros peones originarios de las comunidades del valle alto encontraron
en Acos un nuevo centro de trabajo. Entre 1964 y 1968 la agitación era grande entre el
campesinado y muchos emigraban. Así, varias parejas de campesinos, originarios de las
regiones de Cerro de Pasco, Junín y Huánuco, se instalaron en Acos, formando el grupo de
los primeros obreros agrícolas residentes.
125 En una economía basada en gran parte en la mano de obra forastera ¿qué representa
todavía la mano de obra familiar?
126 Al abordar el problema de la conducción mixta se planteó si los hijos residentes de los
propietarios — algunos de los cuales tienen entre 30 y 45 años— así como los nietos,
podían considerarse asalariados. Si bien algunos pueden emplearse a tiempo completo en
los huertos de sus padres o primos, hay otros que deben vender su fuerza de trabajo a
otros propietarios, especialmente a los ausentes.
127 En las familias modestas, el trabajo de los niños es siempre después de la escuela, durante
los fines de semana y las vacaciones. Lo mismo ocurre con el trabajo de las personas de
edad. Cuando en 1975 llegaron a Pampas los primeros peones, las personas de más de 60
años cuidaban los huertos durante el día o de noche, trabajo simbólico de cuya eficacia
puede dudarse.
128 Sin embargo, han cambiado las relaciones de trabajo dentro de la familia. Son numerosos
los propietarios de 50 a 70 años que conservan la totalidad o casi totalidad de sus tierras,
sin haber hecho nunca donaciones a sus hijos. Llegados a la edad adulta, éstos, ya jefes de
familia, si residen en Acos se van a menudo obligados, a seguir al lado de su padre 36 y
trabajar para él. El mismo caso se ve entre hermanos, cuando uno de ellos ha heredado la
mayor parte de las tierras. Así, en la generación de los jóvenes de 20 a 40 años, se
241
130 Realizan los trabajos más penosos (trincha y deshierbe), pero también los de cierta
especialización (fumigador y hasta po-dador). Se han establecido con su familia. Sus hijos
(33) van a la escuela y tienen como padrinos a los propietarios ausentes, para quienes
trabajan. Cuando una jornalera trabaja y vive sola en Acos su empleador se convierte en
tutor del hijo; también cuando un fiel empleado tiene varios hijos, se busca un protector.
No es raro que los niños que han terminado la escuela primaria sean utilizados por su
propio padre para ayudarlo en un trabajo que no puede hacer solo, o que debe cumplir en
un plazo determinado, por ejemplo el deshierbe. También es frecuente que el niño realice
pequeñas tareas domésticas en la casa del patrón de sus padres.
131 Teniendo pues ciertas especializaciones y la costumbre de trabajar en los huertos, son
empleados bajo contrato por los propietarios locales, pero sobre todo por los propietarios
y poseedores ausentes que les confían responsabilidades y les pagan ligeramente más que
a peón eventual serrano. Esta actitud paternalista le permite a estos propietarios tener
una “clientela” sin la que no podrían trabajar sus tierras. Esto hace que el peón se sienta
integrado y diferente a los serranos que hablan quechua, mientras que él ha tratado de no
hablarlo desde su llegada a Acos.
132 En realidad, es ilusoria la integración de estos peones que viven en Acos a veces desde
hace más de 20 años.38
• Sus hijos van a la escuela primaria pero ninguno sigue estudios secundarios que sólo se
dictan en la costa. Algunos de sus hijos de más de 15 años siguen con ellos en pequeños
trabajos ocasionales, pero la mayoría emigra. Es significativo constatar que, entre los
propietarios, por más pequeños que sean, y aun entre los obligados a emplearse
temporalmente como obreros agrícolas, todos los hijos entre 15 y 20 años cursan estudios
secundarios o universitarios.
• Tres de estos peones solicitaron en 1968 su ingreso a la comunidad y beneficiarse de algunas
tierras. En la comunidad ocupan cargos inferiores y ninguno posee tierras. La comunidad los
ignora.
• La vivienda refleja la condición socioeconómica. La de los obreros es de material ligero y en
las afueras del pueblo. A veces, cuando residen en Acos desde hace mucho tiempo, alquilan
casas de las que son en cierto modo guardianes. Veamos a continuación la solicitud
presentada a la comunidad por uno de los que lograron ser nombrados comuneros; éste,
242
134 La situación de los peones estables de Acos no es en nada comparable con la de los
eventuales. Los primeros tienen 35 y 50 años y son en su mayoría, originarios de Huaraz,
trabajan bajo contrato, tienen relaciones privilegiadas con los patrones y evidentemente
están integrados. Los otros son muy jóvenes, entre 14 y 25 años. En su mayoría proceden
de Cerro de Pasco. Son bilingües con predominio del quechua o monolingües quechuas, al
igual que las jóvenes — hermanas, esposas — que los acompañan para emplearse como
cocineras en restaurantes. Trabajan por jornal o al destajo y son peor pagados que
cualquier otro peón. Algunos de ellos, después de venir regularmente a Acos, han logrado
especializarse en la fumigación, siendo los más jóvenes entre 14 y 16 años aprendices.
Durante los trabajos, todos reciben comida y alojamiento por cuenta del propietario. Este
les paga la pensión en uno de los pequeños restaurantes de Acos — solución posible si
tiene más de 3 peones — , o bien los aloja en su casa y contrata los servicios de una
cocinera del mismo pueblo que los peones. En efecto, éstos forman grupos de parientes de
una misma comunidad. Llegan juntos a partir de enero y participan activamente en la
preparación de las cosechas de verano — las más cuidadas y las más importantes para el
mercado — y regresan todos juntos a partir de julio para pasar sus cargos en las diferentes
fiestas de los santos patronos de sus pueblos. Vienen a Acos a reunir dinero para
enfrentar o ayudar a sus padres, a enfrentar los pesados gastos de mayordomos o de
“positarios”.
135 En el caso de los más jóvenes, que legalmente no pueden trabajar, esta época de trabajo
remunerado corresponde a las vacaciones escolares. Aprovechan para ganar un poco y
aceptan trabajar por salarios bajos, que los peones estables rechazan. La competencia
entre estos dos tipos de peones agrícolas es grande; sobre todo, porque los empleadores
los prefieren, ya que no necesitan pagarles beneficios sociales. Reciben jornal y en caso de
control, lo que ocurre a veces, cuando la Guardia Civil de Acos quiere hacer méritos, son
despedidos.
136 Viven muy apartados, organizando sus propias fiestas con sus bailes y comidas, rasgo
cultural apoyado por los propietarios que se ofrecen a contratar a la cocinera y a
abastecerlos de los productos necesarios para su alimentación: harina, arroz, fideos, sopa,
charqui y algunas verduras. En 1976, tres grandes productores mantenían aún relaciones
de trueque con Pampas-La Florida, con el único fin de intercambiar paltas por choclos,
243
base de la alimentación serrana a partir de mayo. Solución conveniente para los peones
que consideran que la comida de los restaurantes es poca y mala.
137 A partir de junio los peones son más numerosos. Hay inclusive más peones que acosinos,
lo que genera una cierta tensión: aumentan los robos en huertos y casas, hay ajustes de
cuentas entre ellos, borracheras, etc. Esta tensión es inevitable. En junio los peones de
Cerro de Pasco permanecen todavía en Acos. Como se los contrata por día, a veces entre
contrato y contrato están sin trabajo. Ahora bien, Acos es un lugar de paso, donde el
comercio es muy activo y donde los cafés y restaurantes están abiertos todo el día; es muy
probable que gran parte del salario de los peones se gaste en el mismo Acos. En junio,
llegan de la costa algunos obreros especializados en la clasificación y embalaje, que es el
trabajo mejor pagado en ese momento. Las cosechas comienzan a ser más importantes
que el trabajo de preparación de los huertos y, frente a los costeños, mejor pagados y más
arrogantes, los serranos reaccionan con cierta agresividad. Este ambiente depende mucho
del propietario, de su presencia en ciertos momentos y, entre los serranos, del jefe de
cada grupo.
138 La presencia de los peones acosinos y la temporal de los serranos es vital para el mercado
económico de Acos. No es posible imaginar que los propietarios ausentes así como los
residentes trabajan sin ellos, ni que obtengan utilidades sin la explotación de su trabajo,
ya que sucede en Acos al igual que en otros lugares. En junio es cuando esta
estratificación social es más marcada y cuando se puede encontrar en Acos desde el más
pobre de los peones hasta el más rico mayorista, ligados no sólo a este tipo de cultivo y de
economía sino también a este tipo de sociedad. Pero ¿por qué la dominación y el poder de
los propietarios ausentes es tan fuerte? En realidad, la comunidad sólo vive gracias a los
subsidios, donaciones y actividades que ofrece la “Hermandad San Miguel” dirigida desde
la costa por los ausentes; pero también se puede decir que sólo vive porque 53 padres de
familia peones ponen a sus 33 hijos en la escuela de Acos y que para cualquier trabajo se
puede recurrir a ellos. El comercio, al que se dedican los mismos propietarios o sus hijos
sin tierras, encuentra en estos peones su clientela más importante, ya que los viajeros de
paso no son tan numerosos como para justificar en Acos la presencia de ocho tiendas muy
bien surtidas. Finalmente, los peones estables, bastante ingenuos a veces, apoyan en todo
momento, y esto ha ocurrido recientemente, las reivindicaciones y descontentos de los
pequeños propietarios y parientes pobres de los propietarios. Esta primera manifestación
de unión entre lo que podría considerarse como dos “clases” dentro del pueblo, nació en
relación a la escolaridad, enseñanza y porvenir de los hijos, campo en el que los “estables”
son mayoría. Bastaría que cuatro o cinco de ellos se fueran para que el pueblo, con un
número de alumnos insuficiente, se viera privado de maestro, con clases cerradas o una
enseñanza reducida. Ahora bien, algunos propietarios permanecen en Acos porque el
pueblo permite que los niños tengan una escolaridad normal. En caso de que la escuela se
cerrara, estos comuneros partirían seguramente hacia la costa donde ya tienen una casa.
¿Quienes quedarían en Acos? En todo caso más peones que propietarios y comuneros.
139 A través del intento de describir históricamente la génesis del acceso a la propiedad y
poder de los pequeños propietarios y poseedores de tierras, desde los más antiguos hasta
los más recientes, debería ser posible colocar en su contexto socioeconómico local a cada
uno de los tipos de fruticultores, elegidos por su re-presentatividad.
244
140 Por su padre, I.T.C. es heredera con sus dos hermanos de una parcela de 62 áreas que
forma parte de las tierras “sin status”. El patrimonio es de 2.46 Há. entre su padre y sus
dos tíos. Este no adquirió más tierras antes de morir y dejó a sus hijos una parcela
difícilmente divisible dada la topografía del terreno. La tierra no fue dividida y los
herederos decidieron trabajarla por turno. Este modo de conducción es de transición, ya
que esta situación no puede durar mucho, es frecuente en Acos entre los propietarios de
tierras heredadas y tierras sin status (sistema que no aparece en el registro, ya que en
este caso sólo un miembro de la familia es designado como heredero). Cada uno prepara
una cosecha y cede la tierra a un hermano para la cosecha siguiente. En el presente caso,
Inés es la única que reside en Acos, por lo que sirve de administradora cuando le toca el
turno a los hermanos. Originaria de una familia importante, pertenece a una rama que fue
despojada de sus bienes. El conflicto que la opone a su familia viene de la primera reforma
agraria que perjudicó a su padre. Habiendo trabajado como asistente escolar, se radicó en
Acos con su marido — peón originario de Huaral. Su situación económica es precaria, ha
intentado abrir una bodega, sin mayor éxito. El local no era apropiado y su capital
insuficiente; además no podía competir con las otras seis tiendas. El marido, por su parte,
cuando no trabajaba en el huerto de su mujer, se empleaba en otras propiedades. Este es
uno de los pocos casos en que el trabajo de los hijos — 7 en total— era todavía utilizado. La
ayuda proporcionada por los tres hijos mayores, de 11, 12 y 13 años, equivalía al trabajo
de un peón estable, salvo en lo referente a los trabajos pesados.
141 Esta familia no dispone de ninguna ventaja para administrar un bien del que sólo obtiene
una cosecha de cada tres, recibiendo, al mismo tiempo, una pensión de los hermanos de
Inés.
142 — Las fumigaciones (defoliación y pesticidas)
143 El primer ahorro será de mano de obra. En la mayoría de los casos, el hombre alquila una
motobomba y trabaja con su mujer, quien cierra el negocio, y con los hijos después de las
clases o durante las vacaciones escolares. Si los miembros de la familia no están
disponibles, contrata a un peón, paisano suyo; así parece un servicio mutuo, aunque
remunerado. Como son varios en la misma situación, hubieran deseado comprar en
común una motobomba y el material necesario.
144 También se economiza en las mismas fumigaciones. El árbol recibe muy pocos cuidados
preventivos. Las fumigaciones se reducen a cuatro, en vez de seis, para la mayoría de
agricultores. Los productos empleados son los mismos, pero la cantidad y frecuencia de
uso disminuyen.
145 — Los fertilizantes
146 En este punto el ahorro no se hace ni sobre la cantidad ni sobre la calidad de los
productos sino sobre la fuerza de trabajo, ya que laboran sólo los padres y los tres hijos
mayores, aunque necesiten un día más.
147 Conocemos lo elevado que resultan los gastos de acondicionamiento de la producción y su
comercialización, difíciles de afrontar aún para los propietarios más acomodados.
148 En este caso también el primer ahorro será limitarse en mano de obra Para la misma
cantidad de árboles, un mediano propietario emplea ocho personas; en este caso se
reducen a cinco. Se contratan dos enjabadores que clasifican y colocan las frutas en los
245
cajones y tres cosechadores (ya que los niños no pueden reemplazarlos porque la cosecha
dura quince días). La pareja ayuda; él clasificando, cargando, cosechando y ella cocinando.
Pese a todo, este tipo de cosecha resulta demasiado caro y deciden vender su cosecha en
el árbol, lo que implica una comercialización totalmente diferente.
b. La empresa familiar
149 Esta vez se trata de dos hermanos, cuyo padre, de familia legítima, ha cedido todas sus
tierras a sus hijos a cambio de una importante pensión. Ambos hermanos (el tercero está
en España), poseen tierras heredadas de la madre, compradas y arrendadas. Trabajando
juntos desde siempre, se ayudan en lo que se refiere a las técnicas, mano de obra y
comercialización. Cada uno tiene un camión para su propio transporte y venta. A
diferencia del caso anterior, su balance es positivo pero frágil, ya que se han endeudado
para comprar, arrendar y mantener tierras y peones, para lo que dependen de los
arriendos disponibles. En su caso, la producción está orientada más a la cantidad que a la
calidad.
150 El caso de R.J.R. de su acceso a la tierra y al mercado es interesante. Era transportista-
mayorista cuando H.J.R., su hermano, terminó a los 17 años sus estudios secundarios y
siguió sus pasos. Desde 1959, el mayor iba a Sayán, valle vecino a Huacho, a comprar
cosechas enteras de uva, de primera y segunda que vendía en Pucallpa. Saliendo de Sayán,
pasaba por Acos donde ayudado por sus padres y peones, ponía las uvas en cajones para
que pudieran soportar el viaje. Al regreso, R.J.R. traía maderas finas y yute que vendía en
Lima. La asociación con su hermano comenzó cuando las recién abiertas carreteras entre
la costa y la selva eran poco practicables. R.J.R., tuvo pronto suficiente capital para
comprar un camión que manejó su hermano, el joven H.J.R. Desde 1964-65 formaban parte
de una sociedad anónima de “compradores de producciones” y adquirieron un puesto en
el Mercado Mayorista. Compraban cosechas enteras de melocotones y manzanas en Vilca,
Huayopampa, Canchapilca y Acos.
151 Sus actividades comerciales no disminuyeron sus lazos con la tierra. Cuando sus padres
fueron ancianos, los ayudaban a administrar sus tierras, 4.12 Há. y contrataban los
peones. Entre los dos ya habían acumulado un capital y aprovechando la ocasión que les
ofrecía la reforma agraria, invirtieron en tierras. En efecto, había en Canchapilca una
familia cuyo poder se remontaba a la guerra del Pacífico y que se basaba en el abuso y la
usurpación de tierras, que luego fueron registradas como bien privado. En 1966, esta
familia se vio perjudicada por la ley que estipulaba que la propiedad familiar no debía
exceder las 15 Há., tolerándose hasta 17 Hás. Los Vargas vendieron así parte de sus
tierras. En esta época, por un lado, a causa del ausentismo, había muchas tierras eriazas y,
por otro lado, los problemas causados por la reforma agraria no alentaban a nuevos
compradores, salvo a los especuladores. H.J.R. y R.J.R. compraron entonces tierras sin
esperar la herencia que, sin embargo, ya administraban. El primero compró 1.46 Há. en el
fundo de Coto, mientras que el segundo adquirió en Canchapilca y Coto 5.76 Há. de tierras
eriazas. Para esta compra debió pedir un préstamo. Su hermano, H.H.R., con menos suerte
en la compra de tierras, también solicitó un préstamo para comprar un camión, 40 y se
dedicó más bien a arrendar tierras, especialmente 4.11 Ha. de huertos en el fundo San
Juan. A partir de 1967 se dedicaron definitivamente a la fruticultura. La muerte de su
madre algunos años más tarde aumentó su hacienda, herencia importante, ya que se
trataba de huertos de árboles en plena producción, de 10 y 14 años, pues los suyos
plantados recientemente apenas iniciaban su producción. El padre que también tenía
246
derechos sobre la herencia pero era muy anciano para continuar conduciendo él mismo
las tierras, las entregó a sus hijos a cambio de una pensión.
152 En el caso de estos dos hermanos, la iniciativa es anterior a la herencia y el comercio es
una actividad transitoria para capitalizar, esperar e invertir. Todos los acosinos no
tuvieron los medios de seguir este camino y acceder de esta manera a la tierra. Los J.R.
sacaron ventaja de su experiencia de transportistas-mayoristas, de su conocimiento del
mercado y de los riesgos que afrontaron. Este poder económico los llevó temporalmente
al poder municipal (1967-1973), pero ocupados por sus actividades agrícolas se retiraron,
ya que eran más productores y negociantes que políticos.
153 Teniendo que conducir uno 6.63 Ha. y el otro 7.82 Ha. ¿varía su forma de producción
agrícola respecto a un mediano productor?
154 Esta varía poco entre los dos hermanos; hay más diferencia entre la forma de explotación
que elige H.J.R. cuando se trata de sus tierras y de las que arrienda a particulares por un
lado, y cuando se trata de los grandes huertos de la comunidad de San Juan, por el otro.
155 El deshierbe que resulta caro en mano de obra, sólo se efectúa una vez por cosechar en los
huertos de Obraje de San Juan, mientras que en las suyas se realiza dos o tres veces por
cosecha. En lo que se refiere a los fertilizantes, H.J.R. respeta las dosis comúnmente
utilizadas pero insiste en el uso del guano, más económico, ya que él mismo va a cargar su
camión en una granja del valle del Chillón, en Santa Rosa de Quives.
156 Además de economizar en mano de obra durante el deshierbe y durante la poda que sólo
realiza una vez al año, economiza también en los cuidados de los árboles. Las
fumigaciones quedan reducidas a tres — todavía menos que en el anterior caso —, en que
el minifundista no contaba con medios económicos suficientes. Sin embargo, se
preocupaba principalmente de los cuidados. H.J.R. sólo fumiga los árboles de la
comunidad de San Juan tres veces, a menos que estén muy enfermos; sólo utiliza dos
productos en lugar de ocho y reduce la dosis a la mitad (100 cl. por cilindro). En las
cosechas emplea el número necesario de peones, pero recurre al igual que en sus propios
huertos, a una mano de obra mal pagada.
157 En este caso, el productor adopta una actitud muy diferente según se trata de su
propiedad, de la de un particular o de un bien comunal, cuyo mantenimiento y
conservación no le interesa. Para él las tierras comunales sólo sirven para permitirle
producir más cantidad — la calidad no le interesa, pero sí la busca en sus propias huertas
— porque todas las inversiones que pudiera hacer en las huertas comunales no serían
recuperadas aunque la comunidad se las reembolsara, debido a la rapida devaluación.
Además, para mejorar la calidad sería necesario injertar los árboles. Ahora bien, el
contrato impuesto por la comunidad prohibe que se hagan almácigos en estas parcelas,
ante el temor que sirvan sólo a los intereses del arrendatario.
158 Los dos hermanos asociados siempre para algunos trabajos que realizan juntos, practican
el mismo tipo de cultivo.
159 Ambos insisten en la utilización de fertilizantes y tienden a forzar la producción. H.J.R.
utiliza además de los fertilizantes clásicos, dos veces más fertilizantes líquidos que los
otros fruticultores; su hermano prefiere aumentar la cantidad de guano; pero la cifra
indicada nos parece excesiva, ya que R.J.R. pretende comprar en la granja de San Miguel
con la que tiene un contrato, 4,800 kilos para 500 árboles (y dos cosechas). En este caso
cada árbol recibiría 4.8 kilos por cosecha, cuando la dosis habitual es de 2 kilos.
247
NOTAS
1. F. Birou escribía con justeza: “Una de las dificultades de una reforma rápida se debe a que no
existe un catastro para el Perú en su conjunto. El gobierno ambiciona realizar un catastro rural
completo en ocho años, cuyo costo se elevaría a 400 millones de soles” (Birou 1970: 215).
2. Oficina de Catastro Rural — Zona Agraria IV — Hoja 43 — Distrito de Acos - 1/10,000 -
1970-1973. Listado alfabético de propietarios del valle de Chancay.
3. Convencionalmente usaremos la sigla CD. para la conducción directa y CI. para la conducción
indirecta.
4. Es en efecto la situación actual; esta cifra debe ser aproximadamente la misma que hace diez
años, ya que si algunos se han ido, otros han vuelto.
5. Si desde 1970 ha habido nuevas “creaciones” de parcelas, éstas se nos han escapado; pero hay
espacios que han sido ganados gracias a andenes acondicionados para la fruticultura, pero se
trataba de partes que no eran explotadas, de parcelas ya apropiadas y delimitadas.
6. Su situación frente a Acos es muy difícil de definir ya que participan limitadamente en las
actividades económicas o sociales del pueblo y viven en su fundo y no en Acos. La mayor parte de
250
sus tierras, situadas río abajo de la margen del Chancay pertenecen a Coto y no aparecen en los
mapas.
7. Nuestras informaciones son incompletas ya que las tierras que los acosinos poseen en
Canchapilca son en realidad más numerosas. Al no conseguir más informaciones, sólo hemos
considerado las parcelas que se pueden ubicar en el plano parcelario gracias a un número de
registro.
8. 1936: Censo General de los ciudadanos del distrito de Lampián: pueplo de Acos, Archivos
Comunales de Lampián.
1946: Censo General de la Villa de Acos - SINAMOS (Huacho).
9. Los emigrados que continúan administrando ellos mismos sus parcelas sin adquirirlas,
pertenecen a menudo al magisterio y a la policía, o son comerciantes acomodados.
10. En la medida en que la reforma agraria contribuye a frenar muchas de las transferencias y
ventas de tierra, y pese a que existen variaciones en los datos recolectados para esos 10 años en
estas comunidades, éstas no representan un obstáculo para la comparación.
11. De las 41 parcelas legalmente privatizadas, 11 de entre las más grandes (promedio superior a
1.48 Has.) están situadas fuera de los linderos de Acos.
12. Instituto Indigenista Peruano: Relativo a la expropiación del terreno denominado Antacoto —
SINAMOS — (Huacho).
13. San Agustín es la comunidad-madre de la actual Huayopampa y fue hasta 1950 más o menos,
la capital de Atavillos Bajo del que formaba parte Pampas.
14. La nueva Constitución de 1920 terminó con la aplicación de los decretos de Bolívar sobre la
propiedad privada. Detuvo las usurpaciones legalizadas de este tipo y prohibió toda transacción
de compra y venta sobre tierras que no habían sido registradas legalmente en propiedad privada,
durante los años anteriores a 1920. Reconoció la personería jurídica de la comunidad y garantizó
la integridad de sus bienes.
15. El 2 de marzo de 1888 (Piel 1973: 499).
16. Santa Rosa (39 a.), Santa Rosa (1.03 Hás.), San José de Collas, San Inocente, Cruz, San José
Escalón (96 a.), San José Escalón (54 a.), S,anto Domingo.
17. Archivos del centro educativo de Acos. Este documento se encuentra en los archivos escolares
debido a que después de muchas presiones, el nuevo comprador tuvo que cederlo a la Escuela
para la construcción de un nuevo local.
18. Archivos municipales de Acos — Acta del 2.3.1966.
19. Archivos comunales de Acos. Libro de Actas 6/1/1927.
20. Por lo menos dos de estos nuevos comuneros son de origen chino, como Jacinto Herrera.
21. Archivos comunales 16/3/1958.
22. En 1960 la construcción de un muro que necesitaba 2,000 adobes costaba 1,400 soles —
(Archivos Municipales); y el trabajo de un peón, 35 soles diarios.
23. Archivos comunales de Acos “Libro de Actas” 29/10/1961.
24. En realidad, en 1968, hubo una encuesta para establecer el catastro de 1970. En ese momento,
es decir sólo 5 años después de esta solicitud, todos presentaron sus títulos de propiedad o
posesión.
25. Las parcelas comunales son bastante grandes (10 de 13 miden más de 60 áreas), pero están
situadas en las afueras del pueblo y la mayoría en zonas de fuerte pendiente. La fruticultura que
permitía trabajarlas, previo acondicionamiento en andenes, fue seguramente el motivo del nuevo
interés por estas tierras, a partir de 1958.
26. Archivos comunales “Libro de Actas” 21/7/1969.
27. Archivos Comunales “Libro de Actas” 10/8/1963.
28. En el cuadro 5 (p. 168), la familia Pariasca ya no aparece entre las familias legítimas porque
perdió importancia y fue “absorbida” por los Arroyo o los Oriundo. En éste se ha conservado el
patronímico para subrayar justamente su debilidad.
251
NOTAS FINALES
1. En “Estructuras tradicionales...”. IEP, Lima 1968, p. 111.
2. Teniendo en cuenta el trabajo femenino que consiste en alimentar a los peones u ocuparse de
una tienda, trabajar en el correo y en el huerto.
252
Conclusión
1 Los tres temas centrales de este estudio, tratados separadamente, han sido la pequeña
propiedad, el poder y la economía de mercado en Acos. Estudio que también tenía la
pretensión de describir la génesis del acceso a la propiedad en una comunidad de
“quebrada de yunga”. Pero es difícil concluir, ya que tenemos la impresión que muchos
datos se nos han escapado o no han podido ser canalizados con la suficiente profundidad.
2 Las siguientes reflexiones sobre las condiciones actuales del poder y de la economía en
Acos deberían permitirnos acabar este trabajo y abrir el debate partiendo de datos y
observaciones nuevas.
3 La pequeña propiedad privada es fruto del progreso y de la actitud conservadora de la
economía liberal.
4 En efecto, aunque los decretos de Bolívar tuvieron poco impacto en los primeros años de
su promulgación, el proceso de privatización de la tierra estaba iniciado y la idea de la
pequeña propiedad individual como base y apoyo de la nueva economía nacional se había
lanzado y se propagaba en forma lenta y segura en el mundo rural. Es evidente que este
proceso no tuvo en todas partes el mismo éxito y que su impacto y rápido progreso
dependieron de numerosos factores locales. Uno de ellos fue la resistencia de los
comuneros, quienes, como en los casos de San Juan y Pampas, se opusieron violentamente
a todas las formas de usurpación de las tierras de fundos; y aunque esas tierras estaban
entonces poco trabajadas, la cohesión comunal defendió su integridad. Por los
documentos comunales a través de los cuales la comunidad parece fuerte, o al menos
estructurada, se podría pensar que existía en Acos una cohesión comunal comparable,
que hubiera podido impedir el fenómeno de usurpación de tierras comunales; como éste
no es el caso ¿debemos dudar de la existencia misma de la comunidad?
5 En realidad, aunque esto es sólo una hipótesis, es posible que el desmembramiento del
espacio comunal y el imperceptible desmantelamiento de la comunidad se hayan
originado por la extrema jerarquización de sus estructuras económicas, así como por la
extrema codificación de las relaciones y vínculos existentes entre las familias acosinas.
Así debido al mantenimiento de estas estructuras “semifeudales” que favorecían a las
familias legítimas, éstas pudieron apoderarse de las tierras comunales e introducirse con
éxito en la economía de mercado. Formando el estrato superior de los pequeños
propietarios agrícolas de Acos, se han situado económicamente del lado del “progreso”.
253
La tierra
20 El mercado de la tierra está congelado. La mayoría de las tierras siguen, a través de la
propiedad o arriendo, en manos de las familias legítimas y de los últimos en ocupar el
poder comunal y municipal. Desde hace 20 años, este fenómeno es posible porque ya no se
entregan tierras a los jóvenes. Al no aceptar distribuir las últimas tierras comunales, la
comunidad los ha obligado a permanecer en ella con el status de peón, o a migrar hacia
255
Huaral o Lima. Esta situación permanece aún más estática porque numerosos propietarios
ausentes utilizan a un pariente de edad como guardián o capataz de sus tierras; los
jóvenes y los ancianos, además de los peones, son las clases menos favorecidas y más
explotadas económicamente.
El comercio
21 Además, los pequeños propietarios agrícolas pertenecientes a las familias legítimas como
a las de otras autoridades, han aunado actividad agrícola y comercial, gracias a la
posesión de una tienda, de un restaurante o de un camión. Entre ellos, algunos poseen la
mayoría de los medios de producción, al mismo tiempo que controlan su distribución
gracias a su camión o a un capital que les permite comprar en el árbol cosechas enteras,
manteniendo así bajo su dependencia a numerosos pequeños productores. Los
propietarios, que no poseen un camión como medio de presión y dominación, pueden
compensar esta limitación a través de una alianza matrimonial o compadrazgo. No es raro
encontrar este tipo de vínculos entre propietarios importantes y mayoristas, o con algún
pariente o vecino que tiene un camión, etc...
22 Como podemos ver, todos los aspectos de la pequeña propiedad, del poder y de la
economía de mercado no han sido tratados. Sin embargo, en base al estudio de Acos y
fundos aledaños, hemos logrado despejar ciertos rasgos que expondremos a modo de
conclusión.
23 En estos fundos, y particularmente en Acos, una combinación de factores ha favorecido la
aparición temprana de la pequeña propiedad privada:
• factores geográficos de las “yungas”, tierras de cultivos sagrados y su posición de “tambo”
en el valle.
• factores históricos con la llegada de mestizos, luego de “caballeros de industria” y de
gamonales.
24 Lo que también distingue a Acos de los otros pueblos parece ser la existencia de familias
legítimas. Su papel ha sido determinante en la conducción económica de la comunidad,
que hasta 1920 no existe sino por las familias legítimas.
25 Al modificar su política de alianzas matrimoniales, basada antiguamente en la legitimidad
y la propiedad terrateniente, se abrieron, gracias a uniones con gamonales y
comerciantes, a la economía de mercado y cambiaron el fundamento tradicional de su
poder. Aunque su legitimidad no ha sido nunca cuestionada y conservan la comunidad un
cierto prestigio, se verán obligadas, frente a una nueva clase de pequeños propietarios-
comerciantes, a afirmarse con otras “armas”; sobre todo, porque este grupo rival busca, a
su vez, reproducir el “antiguo esquema señorial/feudal”, creando también una especie de
aristocracia, basada no sólo en la posesión de la tierra y el origen histórico de la familia,
sino en el poder comercial y político.
26 En este conflicto que opone a los más ricos terratenientes y a los productores más
importantes, se nota la misma falta de dinamismo a nivel comunal. En efecto, estos
pequeños propietarios de tierras, portadores de una ideología conservadora, han utilizado
y siguen utilizando a la comunidad para mantener su superioridad. Controlándola,
controlan el acceso a la tierra, aseguran la distribución de su producción y justifican su
actividad comercial.
256
NOTAS
1. Los datos que posemos actualmente sobre esta hermandad nos permitirán, posteriormente,
continuar con la reflexión: “Mecanismos que permiten que una hermandad constituida por
ausentes se sustituya a la comunidad”.
257
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