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Arquitectura e ilusiones ópticas: del Partenón a la torre de Pisa.

Algunas de las características que cualquiera destacaría del Partenón de la Acrópolis


ateniense son la perfecta simetría o las proporciones ideales de sus líneas. Sin embargo,
estas son sólo una ilusión óptica, que es, por cierto, el resultado de la compensación de otra
ilusión óptica.

Cuando observamos dos líneas rectas paralelas de gran longitud tendemos a verlas
combadas en torno al centro de las mismas. A esta ilusión óptica contribuye además el
hecho de que haya otras líneas alrededor. Un ejemplo claro de esta ilusión es la creada por
Edwald Hering en 1861. Las dos líneas horizontales son rectas, pero tendemos a verlas

curvadas.

Figura 1

Los arquitectos griegos conocían esta ilusión óptica y por ello idearon un par de sistemas
para evitar que el observador de un gran edificio como el Partenón viese las columnas
como si estuviesen combadas. Así, el Partenón incluye una serie de curvaturas y
distorsiones calculadas con el fin de que nuestra percepción del mismo se correspondiese
con la percepción de un edificio recto y simétrico. De hecho, en 1846, la Sociedad de
Diletantes inglesa envió a Francis Penrose a medir el Partenón para verificar la teoría de
John Pennethorne de que lo que parece recto y paralelo en la arquitectura griega del mejor
período es generalmente curvo o inclinado, pues este es el único modo de conseguir el
efecto óptico de la línea recta. Inmediatamente después de su regreso a Inglaterra en 1847,
publicó, como primer resultado de su medición, un artículo titulado: “Anomalías en la
construcción del Partenón”, en el que demostraba que las líneas del estilóbato se curvan
ligeramente hacia adentro. Observaciones posteriores confirmaron que el estilóbato
presenta esta curvatura y que en las fachadas laterales es de unos 10cm hacia el centro de
las mismas y de unos 5cm en el caso de las fachadas frontales.
La curvatura del estilóbato permite que las columnas no se construyan de forma
exactamente paralela, sino que presenten una desviación de unos pocos grados hacia
adentro, lo que corrige la ilusión óptica que crearía el que estas fuesen construidas de forma
paralela (las veríamos combadas hacia afuera). En la Figura 2 puede verse en a) cómo
vemos el Partenón; b) vista exagerada de cómo se construyó el edificio y c) vista exagerada
de cómo se vería el edificio si hubiese construido tal y como lo vemos.

Figura 2

Otra modificación también ayuda a conseguir esa vista simétrica y de líneas rectas y
consiste en construir columnas cuyo diámetro no sea igual a lo largo de las mismas. Se
denomina éntasis a la región de la columna que posee un mayor diámetro. Esta región se
encontraba en torno a la mitad inferior de las columnas, lo que ayudaba a conseguir una
visión más estilizada de las mismas en función de la perspectiva.

Es interesante cómo a través de la arquitectura y los modelos a escala de los edificios los
arquitectos eran capaces de predecir esas ilusiones ópticas y corregirlas para lograr la
apariencia que ellos querían para sus edificios. Por entonces, la pintura todavía no ayudaba
demasiado en estos menesteres debido a que además muchas de estas ilusiones dependen de
la perspectiva con la que se observe la imagen o incluso de la presencia de otras líneas u
objetos cercanos. En relación con esto último, otra ilusión muy interesante y que los
arquitectos también deben tener en cuenta cuando construyen edificios cercanos a otros es
la que se muestra en la Figura 3.
Figura 3

Las dos fotografías son exactamente la misma pero la torre de la derecha parece estar más
inclinada a la derecha. Esto se debe a que el sistema visual tiende a integrar las dos
imágenes en una misma escena. Lo que el cerebro espera es que ambas torres tengan un
punto de fuga común, pero no lo hacen, por lo que interpreta que las torres presentan
ángulos diferentes de inclinación.

El cerebro crea la realidad tomando como base lo que está "ahí fuera". ¿Significa esto que
el cerebro crea la realidad? No, más bien interpreta lo que hay "ahí fuera" de modo que nos
sea más provechoso (que incremente nuestras posibilidades de supervivencia). Pero como
los humanos somos muy listos nos hemos dado cuenta de que a veces podemos encontrar
formas de engañar al cerebro al interpretar la realidad.

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