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Hacia fines de la Edad Media, en Italia, surge un creciente interés por representar
el espacio de una manera coherente y unificada. Los artistas de este período realizan
grandes esfuerzos por trasladar elementos tridimensionales, como arquitecturas y
mobiliario, al plano bidimensional de la pintura. Sin embargo, la representación de la
profundidad espacial conlleva ciertas dificultades.
El estudio de los frescos, los mosaicos y las tablas de los siglos XIII y XIV en
Italia, revela la existencia de ciertos problemas "clave" en la representación espacial:
1 Para una exposición detallada del tema se recomienda consultar E. PANOFSKY, La perspectiva como
forma simbólica; J. W. WHITE, Nacimiento y Renacimiento del espacio pictórico; H. DAMISCH, El
origen de la perspectiva.
en el fresco de autor anónimo "Las bodas de Caná", siglo XIII, iglesia de
San Francisco en Asís).
A medida que transcurre el tiempo los artistas intentan soluciones cada vez más
coherentes, aunque sin lograr todavía la unidad total. Una forma característica de
representar arquitecturas durante el período gótico es la que se muestra en la figura 3.
Los edificios están sumamente apretados unos contra otros. Las lineas horizontales de la
arquitectura fugan hacia afuera del cuadro en direcciones diferentes, desviando la mirada
del observador más allá de los límites de la pintura. Por otra parte, aún siguen
coexistiendo puntos de vista altos y bajos o izquierdos y derechos. Este tipo de
representación espacial aparece, por ejemplo, en "La expulsión de los demonios de
Arezzo" de Giotto (fresco, 1297- 1300, iglesia de San Francisco en Asís), en la tabla de
Simone Martini titulada "El beato Agostino Novello salva al niño del lobo" (1328, iglesia
de San Agustín, Siena), y en la "Alegoría del buen gobierno" de Ambrogio Lorenzetti
(fresco, Palacio Público de Siena, 1338- 1339).
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2- La perspectiva renacentista.
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3- Las leyes de la perspectiva2.
2Para una discusión más detallada del tema se recomienda consultar E. PANOFSKY, Op. cit.; J.
PARRAMÓN, Perspectiva para artistas; M. KUVOBY, The Psychology of Perspective and Renaissance.
4- Las dimensiones iguales disminuyen hacia el fondo con cierta progresión, de
manera que, conocida la posición del ojo, cada dimensión es calculada respecto a la
precedente o la sucesiva.
En otras palabras, una vez determinados el punto de fuga y la linea del horizonte,
y dada una medida que sirva como "patrón", queda automáticamente determinada la
manera en que esta medida disminuye hacia el punto de fuga. Un ejemplo lo ilustrará
claramente:
La perspectiva central con punto único de fuga elimina, de esta forma, toda
posible ambigüedad relacionada con el tamaño y con la ubicación de los objetos
representados. Más aún, conociendo las dimensiones y la posición de uno de los objetos
representados, es posible reproducir la totalidad del espacio figurado en la pintura3.
Es importante recordar que la perspectiva central surge asociada a la
representación de la arquitectura y del mobiliario4. En efecto, únicamente la
arquitectura y el mobiliario ofrecen dos características fundamentales para el trazado de
la perspectiva. Estas cualidades son la ortogonalidad y la uniformidad en cuanto a las
alturas de los elementos representados. Ciertamente, se puede estar seguro de que, en un
edificio, todas las ventanas en una hilera se encuentran a la misma altura. Pero no se
puede asegurar que, en una hilera de personajes o de árboles, todos ellos tengan alturas
idénticas. Por lo tanto, no es posible trazar -ni analizar- la perspectiva a partir de objetos
no ortogonales, tales como la vegetación o las figuras humanas.
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3 Este tipo de estudio se ha realizado, por ejemplo, en "La Citta ideale" del Palazzo Ducale de Urbino, y en
la "Flagelación" de Piero della Francesca. Cf. H. DAMISCH, Op. cit.; y J. A. RAMIREZ, Construcciones
ilusorias. Arquitecturas descritas, arquitecturas pintadas.
4 Cf. J. A. RAMIREZ, Op. cit.
4- La perspectiva no es la forma natural de ver las cosas.
Una consecuencia de la curvatura del campo visual es que los tamaños relativos
con los que los objetos son percibidos, no dependen de sus respectivas distancias al ojo,
sino de los ángulos que forman sus alturas con el ojo5. (Figura 15). Por esta razón dos
objetos de igual tamaño situados a distintas distancias del observador serán percibidos
como de diferente tamaño.
5Para una demostración detallada se recomienda consultar E. PANOFSKY, Op. cit. Ver también M. C.
TOMASINI, Comentarios a "La perspectiva como forma simbólica" de E. Panofsky.
De lo expuesto se concluye que la perspectiva no traduce en el cuadro la forma
natural de ver las cosas. Sin embargo, como se dijo antes, crea una sensación
convincente de profundidad, puesto que instala en la obra un espacio coherente,
sistemático y unificado.
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- El punto de fuga puede ser único, como en el caso de la perspectiva central. Sin
embargo no necesariamente debe estar en el centro del cuadro. En la figura 17 se ilustra
un ejemplo en el cual el punto de fuga está dentro del cuadro, pero descentrado. Las
lineas de fuga llevan la vista del observador hacia el punto de fuga. En este caso el artista
ha empleado este recurso para llamar la atención sobre la escena del fondo y ligarla así,
visualmente, con la escena del primer plano. El ejemplo está tomado de la "Anunciación
de Crotona" (1433) de Fra Angélico. Los puntos de fuga desviados del centro del cuadro
aparecen frecuentemente en las obras de Tintoretto.
- En la pintura metafísica del siglo XX se realizan deformaciones intencionales a
la perspectiva matemática del Renacimiento. En estas pinturas los puntos de fuga son
múltiples, se sitúan por debajo o por encima del horizonte y, en muchos casos, se
encuentran ubicados más allá de los límites del cuadro
- Pueden trazarse también perspectivas con dos o tres puntos de fuga, como se
muestra en las figuras 18 y 19. Este tipo de trazado son muy empleados en diseño, dibujo
técnico y arquitectura.
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