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4.

EL EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS: El título de este capítulo y de los tres


siguientes reproduce el nombre que se daba a los cuatro evangelios en los antiguos
manuscritos. El Evangelio según san Marcos fue uno de los cuatro relatos que configuraron
el “evangelio tetramorfo”. En los primeros siglos no gozó de la misma estima que los
demás, sin embargo, cuando hace dos siglos comenzaron a estudiarse las relaciones entre
los sinópticos y se fue abriendo paso la convicción de que era el evangelio más antiguo,
este hecho despertó un gran interés. El conocimiento de este evangelio reviste un gran
interés, no sólo porque es el primer relato sobre Jesús que ha llegado hasta nosotros, sino
también porque influyó en la composición de los otros tres evangelios.

1. LA COMPOSICIÓN DEL EVANGELIO

El Evangelio de Marcos depende de tradiciones anteriores que su autor seleccionó, ordenó


y reelaboró. Pero, al mismo tiempo, es una verdadera obra literaria que incorpora un nuevo
marco y dispone de las tradiciones anteriores de manera original. El estudio literario del
Evangelio de Marcos debe centrarse en la identificación de las tradiciones que utilizó su
autor y en los procedimientos que le permitieron componer, a partir de ellas, un relato
coherente. Los testimonios sobre la transmisión manuscrita del Evangelio de Marcos
anteriores a los códices unciales del siglo IV d.C. se reducen a un solo papiro del siglo III
d.C. (P45), en el que Marcos aparece junto a los otros tres evangelios canónicos. Este
evangelio fue, probablemente, el primer ensayo de una nueva manera de formular la
tradición sobre Jesús o, en todo caso, aquel que tuvo más difusión. No es extraño, por tanto,
que, a medida que se copiaba y se difundía, los copistas lo fueran completando. El proceso
de composición del Evangelio de Marcos tan sólo se puede reconstruir a partir de la forma
final del evangelio. El autor del Evangelio de Marcos utilizó dos recursos básicos para
componer su relato a partir de las tradiciones y composiciones anteriores a él; las suturas
redaccionales (breves transiciones, Mc 1, 19) y los sumarios (descripciones sintéticas, Mc
1, 14-15). El estudio minucioso de Marcos con estos recursos ha permitido descubrir que su
autor utilizó tradiciones orales sueltas y pequeñas colecciones. Las tradiciones sueltas
pueden reconocerse fácilmente en las unidades que conservan la forma adquirida durante su
transmisión oral. Las colecciones y composiciones anteriores a Marcos pueden identificarse
también en una lectura atenta del evangelio. El autor del Evangelio de Marcos no sólo
utilizó tradiciones orales sueltas, sino también algunas composiciones conservadas en los
primeros grupos de discípulos, que muy probablemente llegaron hasta él también a través
de la tradición oral. El evangelista quiso conservar fielmente las tradiciones, y por eso a
veces se observan ciertas disonancias. Pero sobre todo tenía la intención de componer un
relato coherente. Para llevar a cabo este propósito, Marcos seleccionó, ordenó y reelaboró
las tradiciones sobre Jesús que se habían difundido entre sus discípulos y seguidores. El
estudio del vocabulario y la sintaxis propia de estos tres tipos de intervenciones
redaccionales es de gran ayuda para identificar las modificaciones que el evangelista ha
introducido dentro de algunas composiciones que ya existían en la tradición. Junto a estos
recursos básicos, se encuentran en el evangelio verdaderos procedimientos de composición
que le permitieron ampliar y relacionar de forma creativa algunas de estas tradiciones.
Todos estos recursos redaccionales que sirven para relacionar e interpretar las tradiciones
recibidas están al servicio de un proyecto más amplio y original: componer un relato
(diégesis). Este es el nombre con el que se refiere a él, muy probablemente, el autor del
Evangelio de Lucas cuando afirma que muchos otros han compuesto antes que él un relato
similar al suyo (Lc 1, 1). Al contar la historia de Jesús a través de un relato, Marcos quiso,
sin duda, persuadir a sus lectores-oyentes acerca de la buena noticia que les anunciaba por
este medio. Sin embargo, ello no significa que su historia sea inventada. Al tratar sobre el
género literario de los evangelios, ya indiqué que la vida de Jesús compuesta por Marcos
inicia un desarrollo peculiar dentro del género biográfico. Las biografías helenísticas
comenzaban refiriendo el origen y la educación de sus protagonistas, mientras que Marcos
comienza su relato presentando a un Jesús ya adulto. Marcos podía haber comenzado su
biografía de Jesús refiriendo todos estos datos, pero no lo hizo porque sabía que esta parte
inicial de las biografías tenía como objetivo informar a los lectores acerca del honor del
protagonista, y los datos de los que disponía no contribuían a resaltar el honor de Jesús.
Pero para Marcos el honor de Jesús no procede de su ascendencia humana, sino de su
íntima relación con Dios.

2. LECTURA DEL EVANGELIO DE MARCOS

La tarea fundamental de una introducción a los evangelios es propiciar su lectura


ofreciendo los instrumentos necesarios. Para que toda introducción cumpla su objetivo es
necesario leer, antes o después del comentario, el texto del evangelio que se va comentar.
Los escritores antiguos no dividían sus obras con títulos y subtítulos como hacemos hoy. El
pergamino y el papiro eran escasos y caros, las obras escritas estaban destinadas a la
recitación en público y no a la lectura privada. Los discursos retóricos tenían una
estructuración muy precisa, que era conocida por los oyentes. En los relatos estas divisiones
se solían señalar recurriendo a las repeticiones o a las inclusiones situadas al comienzo y al
final de un bloque narrativo. La división de Marcos recurriendo a criterios geográficos
distingue tres momentos bien diferenciados: la actividad de Jesús en Galilea, su camino
hacia Jerusalén y su actuación en Jerusalén. La división basada en criterios teológicos torna
como eje la progresiva manifestación de la identidad de Jesús, que es un aspecto muy
importante en este evangelio. También se ha propuesto una división del evangelio a partir
de criterios literarios, esta propuesta da mucha importancia a las repeticiones que aparecen
en diversos momentos del relato. Por último, es posible también dividir el evangelio a partir
de un esquema que abunda en las biografías antiguas. En realidad, estas cuatro divisiones
no son excluyentes entre sí, sino que se complementan, revelando diversos matices de la
disposición literaria del evangelio. En la lectura seguida que proponemos a continuación
seguiremos la división del evangelio basada en criterios literarios, que es compatible con
otras divisiones, especialmente con la división geográfica en tres partes que refleja el
proceso de composición del evangelio. El Evangelio de Marcos comienza con una
presentación de Jesús que se distingue claramente del resto del relato. En estos versículos
puede distinguirse un prólogo, y un díptico que sitúa en paralelo a Juan y a Jesús. El
comienzo y el final están delimitados por la referencia al “evangelio”. Esta presentación de
Jesús, es al mismo tiempo una introducción narrativa muy elaborada. El sumario de Mc
1,14-15 es, al mismo tiempo, el final de la presentación de Jesús y el comienzo de su
actividad pública. La sección comienza con un sumario de la actividad de Jesús una escena
referida a los discípulos (Mc 1, 14-20), y termina con la reacción de los adversarios (Mc 3,
6). Las dos primeras controversias (Mc 2, 1-12.13-17) están relacionadas temáticamente.
En la primera se discute acerca del perdón de los pecados y en la segunda sobre la relación
con los pecadores. La controversia sobre el ayuno (Mc 2, 18-22) está relacionada con la
anterior y la siguiente a través del tema de la comida. Las dos controversias finales (Mc 2,
23-28; 3, 1-6) tienen su origen en comportamientos que no respetan el precepto del
descanso sabático. La sección se cierra con una reacción negativa de parte de los fariseos
que se alían con los partidarios de Herodes y toman la determinación de acabar con Jesús
(Mc 3,6). Un nuevo sumario, que introduce un episodio protagonizado por los discípulos
más cercanos de Jesús (Me 3, 7-19), señala el comienzo de la segunda sección del
evangelio que coincide con un cambio significativo de escenario. La acción se traslada de
Cafarnaún a orillas del lago, donde tendrá lugar gran parte de la actuación de Jesús (Mc 3,
7; 4, 1.35; 5,1.21). La sección comienza, al igual que la precedente y la siguiente, con un
sumario de la actividad de Jesús y una escena centrada en los discípulos (Mc 3, 7-12.13-
19), y concluye con una manifestación de rechazo hacia él (Mc 6,1-6a). La convocación del
grupo de los Doce (Mc 3, 13-19) se lleva a cabo en un monte. En Marcos, el monte es el
lugar privilegiado del encuentro con Dios. [6, 1 -6a] La sección concluye, como la anterior,
con una escena en la que aparece en primer plano el rechazo hacia Jesús. Quienes ahora le
rechazan no son los fariseos y los herodianos (Mc 3, 6), sino sus propios paisanos y
parientes. Al igual que las dos precedentes, esta tercera sección (Mc 6, 6b-8, 30) comienza
con un sumario de la actividad de Jesús (Mc 6, 6b) y un pasaje protagonizado por los
discípulos (Mc 6, 7-13). Su rasgo más característico es que el vocabulario relacionado con
el pan (pan, migajas, comer, hartarse, comida, etc.) es llamativamente abundante y encierra
un significado que los discípulos son invitados a descifrar. [8, 27-30] La sección se cierra,
como las dos precedentes, con una escena en la que aparece una actitud negativa hacia
Jesús. En torno a él se ha ido estrechando poco a poco el círculo de la incomprensión. La
escena con que concluye la sección precedente sirve, al mismo tiempo, para introducir esta
nueva sección (Mc 8,31-10, 52). Literariamente, esta nueva sección está delimitada por una
inclusión que sitúa la actuación de Jesús «en el camino» (Mc 8,27; 10,52). La sección está
organizada en torno a los tres anuncios de la pasión (Mc 8, 31; 9, 31-32; 10, 33-34). La
entrada de Jesús en Jerusalén señala el comienzo de una nueva sección que se distingue de
la precedente por su ambientación, pues mientras aquella tenía como escenario «el
camino», en ésta todos los episodios tienen lugar en Jerusalén o sus alrededores. El discurso
escatológico se distingue claramente de lo que precede y constituye un bloque diferenciado.
Los otros dos capítulos parecen estar organizados en tres jomadas de extensión desigual. La
última sección del evangelio (Mc 14, 1-16, 8) corresponde a la tercera parte de las
biografías antiguas, en las que se narraba la muerte del protagonista y los acontecimientos
relacionados con ella. Incluye, por tanto, no sólo los acontecimientos anteriores a la muerte
de Jesús, sino también los posteriores. En el relato marquiano de la pasión se distinguen
varios cuadros que se pueden delimitar observando los cambios de escenario y de
personajes. El primero narra el complot para apresar a Jesús (Mc 14, 1-11) y los demás
están ambientados sucesivamente en la casa donde Jesús celebra la cena con sus discípulos
(Mc 14, 12-25), en el palacio del Sumo Sacerdote (Mc 14, 53-72), en la residencia de Pilato
(Mc 15, 1-20a); en el lugar de la crucifixión (Mc 15, 20b-41), y en el lugar donde fue
sepultado (Mc 15, 42-16, 8). Este último versículo del evangelio, en el que se describe esta
reacción de las mujeres (Mc 16, 8), deja perplejo al lector, que no puede evitar preguntarse:
¿Cómo es posible que el evangelio termine así? Sin embargo, esta forma de terminar el
relato podría muy bien ser la última genialidad de un redactor creativo y provocador.

3. EL CONTEXTO VITAL DEL EVANGELIO DE MARCOS

El Evangelio de Marcos se difundió muy pronto en las comunidades del naciente


movimiento cristiano. Sin embargo, su origen está estrechamente vinculado a la situación
concreta en que nació y a la comunidad o grupo de comunidades para las que fue escrito.
Estas circunstancias concretas configuran su contexto vital, que ayuda a entender por qué
su autor decidió escribir un relato biográfico sobre Jesús. El contexto vital del evangelio
puede comenzar a definirse abordando tres cuestiones (autor, lugar y fecha de
composición) que suelen aparecer unidas en las noticias antiguas sobre los evangelios. En
un testimonio de Papías habría que distinguir entre la atribución del evangelio a Marcos y
la vinculación de éste con Pedro, pero hay indicios que relacionan el Evangelio de Marcos
con la figura de Pablo. La vinculación a Roma parece un dato deducido de tal relación
Marcos-Pedro; en cuanto a la datación (antes o después de la muerte de Pedro), es mucho
más inestable; aunque en los últimos años se ha situado la composición de este evangelio
en la región de Siria. Respecto a la fecha, la mayoría de los autores coincide en situar la
composición de Marcos en torno al año 70 d.C., pero las razones que se aducen dependen
de la opción que se tome acerca de su localización. Con relación a la situación, numerosos
indicios confirman que el Evangelio de Marcos fue compuesto en el contexto social y
político del imperio romano. Respecto a los destinatarios, el dato que se percibe con mayor
nitidez al leer el relato de Marcos es que ellos vivían una situación de hostilidad. Vivieron
un tiempo difícil. Esta situación, le hace a Marcos, ser extremadamente cauto a la hora de
presentar a Jesús como Mesías o al explicar las causas de su muerte.

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