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Semestre: 1
Grupo: A
Equipo 2 – Integrantes:
-José Daniel Gómez Pinacho
-Ana Rubí Aguilar Elorza
-Artur Carreño Velasco
-Alelí Maldonado Maldonado
-Ana María Cruz Calleja
Alimentación
Entre los 2 y los 3 años de edad, los niños empiezan a tener la capacidad
de morder y masticar gracias a que les salen los segundos molares de su
dentadura de leche. En esta etapa, ya se puede añadir algunos trocitos de carne,
de verduras o de frutas a sus papillas y purés. Es importante que los
niños aprendan a masticar para que adquieran buenos hábitos alimenticios.
A los dos años de edad, el peso medio del bebé es de 12,9 kilogramos y su
estatura es de 88 centímetros si es niño. Mientras que si es niña, su percentil
medio es de 12,4 kilogramos y 86 centímetros. Un enorme crecimiento para un
bebé que hace unos meses cabía entre nuestros brazos.
A partir de los dos años, tu hijo crece a un ritmo más lento que en etapas
anteriores. Aumenta alrededor de 5 centímetros entre los 2 y los 3 años de edad.
Durante su tercer año de vida experimenta cambios físicos muy evidentes. Su
cuerpo se estiliza y gana en proporción, pasando a tener aspecto de niño
pequeño. Recuerda que no todos los niños se desarrollan a la misma velocidad.
Entre los 2 y los 3 años, tu hijo sigue creciendo, aunque el crecimiento se
produce de forma más lenta y gradual que en sus primeros años. En líneas
generales, el niño aumenta unos 3 o 4 kilos de peso y crece alrededor de 5
centímetros.
En esta etapa culmina la transformación de bebé a niño. Uno de los
cambios más evidentes es la pérdida de volumen del cuerpo. Comprobarás que
las piernas y los brazos de tu hijo se estilizan y que los músculos de las
extremidades se desarrollan. Esto es gracias, en gran medida, a que el niño
practica más actividades físicas: andar, correr, saltar...
Los niños de dos años desprenden una enorme vitalidad. A esta edad, tu
hijo desarrolla mucho sus habilidades motoras. Aprende a correr, saltar, trepar,
andar a la pata coja e incluso bailar sin la ayuda de sus padres. Todo esto hace
que tu hijo sea cada vez más autónomo.
Los niños pequeños despliegan una enorme actividad. Les encanta correr,
saltar, trepar, ir a la pata coja...
El niño realiza gran parte de sus desplazamientos corriendo de un lado para
otro. De hecho, si la madre o el padre le pide que recoja algún objeto del suelo,
correrá en su búsqueda, en lugar de ir caminando.
Si se cae, lo normal es que se vuelva a levantar y lo intente de nuevo.
Esta etapa se caracteriza, pues, por la enorme vitalidad y actividad física
que despliega la mayoría de los niños de entre 2 y 3 años.
Esto contribuye a fortalecer su cuerpo y a mejorar la coordinación, pero
sobre todo favorece su autonomía.
Entre los 2 y los 3 años, el niño se muestra cada vez más independiente de
la madre y el padre. Quiere hacerlo todo sin ayuda gracias a sus avances en las
habilidades motoras.
Su enorme curiosidad le invita a explorar todos los rincones de la casa y de
la calle. En esta etapa del desarrollo infantil tu hijo está más expuesto a sufrir
accidentes, ya que aún no es consciente del peligro que entraña el mundo que le
rodea.
No olvidéis, por tanto, adoptar las medidas de seguridad adecuadas para
que vuestro hijo se pueda desenvolver en un entorno seguro.
¿Cómo camina un niño de 2 a 3 años?
Entre los 2 y los 3 años los niños controlan por completo el proceso de andar.
Cuando están en movimiento son capaces de cambiar de sentido con facilidad y
coordinan mejor sus movimientos.
Su mayor sentido del equilibrio, les permite caminar y llevar objetos en las dos
manos sin caerse. El niño ya no utiliza los brazos para equilibrarse como hacía en
su segundo año de vida, aunque a veces se tambalea un poco.
Saltar, trepar, brincar y correr. El niño de 2 a 3 años cada vez corre con más
seguridad, aunque son inevitables algunas caídas. Le encanta trepar por los
columpios, subir a los bordillos de las aceras y a los bancos del parque.
Sostenerse sobre una sola pierna. Al principio de los dos años es posible que
pierda el equilibrio y se caiga con frecuencia, pero al final del tercer año controlará
con mayor precisión sus movimientos.
Chutar una pelota. En los momentos de juego se divierte chutando la pelota y
lanzándola con fuerza al aire.
Subir y bajar escaleras. Puede subir y bajar las escaleras sin ayuda. Hasta el
momento, necesitaba la mano de un adulto para hacerlo. Al final del tercer año
sube y baja las escaleras alternando las dos piernas. Algunos niños experimentan
por vez primera la sensación de vértigo, por lo que puede que les guste subir
escaleras, pero no bajarlas o deslizarse desde grandes alturas.
Desplazarse en triciclo. Al principio, se centra sobre todo en mover y dirigir el
volante. Poco a poco, irá colocando los pies en los pedales y conseguirá poner el
triciclo en movimiento, gracias a la mejor coordinación entre los pies y las manos.
Bailar. A todos los niños, sean tímidos o extrovertidos, les encanta la música. En
seguida captan el ritmo y se ponen a bailar.
Edad del
Logros del bebé
bebé
Trepa obstáculos
25 - 30 Salta
meses
Sube y se lanza por la resbaladera solo.
Ayuda a bañarse.
• Sube y baja solo las escaleras, pero aún apoya los dos pies en cada escalón.
Puede saltar desde el primer escalón sin ayuda, adelantando un pie en el salto. Su
equilibrio y precisión le permiten correr más rápido, girar, saltar, trepar, inclinarse
par coger cosas y saltar sobre los dos pies.
• Su muñeca ha adquirido mucha flexibilidad y tiene bien establecida la presión
fina, por lo que puede hacer garabatos, reproducir los trazos del adulto, pasar las
hojas de un libro una a una, abrir y cerrar puertas y lavarse y secarse la cara él
solo, cortar con tijeras y ensartar cuentas con una aguja.
• Le gusta hablar, aunque no tenga nada que decir. Parlotea sus palabras. Su
musculatura oral ha madurado y ya mastica casi automáticamente.
Por naturaleza, los niños de esta edad pueden estar más preocupados por
sus propias necesidades y hasta actuar de manera egoísta. Con frecuencia, se
rehúsan a compartir cualquier cosa que les interese y no interactúan fácilmente
con otros niños, aun cuando juegan juntos, a menos que sea para permitir que su
compañero de juegos sepa que desean un juguete u objeto para ellos solitos.
Puede haber ocasiones en las que el comportamiento de su hijo pueda molestarle,
pero si observa detenidamente, notará que todos los otros niños pequeños en el
área de juegos probablemente están actuando de la misma manera.
A los dos años, los niños ven el mundo casi exclusivamente a través de sus
propias necesidades y deseos. Ya que todavía no pueden comprender cómo otras
personas se podrían sentir en la misma situación, asumen que todos piensan y
sienten exactamente como ellos. Además, en esas ocasiones cuando se dan
cuenta de que se salen de los límites, no pueden controlarse a sí mismos. Por
estas razones, es inútil intentar formar el comportamiento de su hijo usando
aseveraciones como "¿Te gustaría que te hiciera lo mismo?". Guarde estos
comentarios hasta que su hijo sea mayor; luego, su hijo podrá comprender
realmente cómo las demás personas piensan y sienten y son capaces de
responder a dicho razonamiento.
La mejor manera para que su hijo de dos años aprenda a comportarse con
otras personas es con suficientes períodos de prueba. No permita que su
comportamiento relativamente antisocial lo desanime de organizar juegos en
grupo. Al principio puede ser inteligente limitar los grupos a dos o tres niños.
Además, aunque necesitará supervisar estrechamente sus actividades para
asegurarse de que nadie salga lastimado o se moleste demasiado, deberá permitir
que los niños se guíen a sí mismos lo más que se pueda. Es necesario que
aprendan a jugar entre sí, no con los padres de los demás.
A estas edades el niño puede mostrarse terco, recurre a las pataletas y las
rabietas para conseguir lo que quiere; la paciencia es el mejor aliado. Quiere
sentirse independiente y piensa que él debe ser quien mande, quien tome las
decisiones (algunas de ellas). Por ello es bueno que se le proporcione cierto
espacio y margen para que tome alguna decisión que otra, dentro de las normas y
límites de los padres.
También notará que los juegos del pequeñito se están haciendo más
complejos. Aún más notorio será que comenzará a enlazar actividades diferentes
para crear una secuencia lógica. En lugar de deambular de un juguete a otro, es
posible que ponga una muñeca en la cama y luego la cubra con una frazada. O
que pretenda alimentar a varias muñecas, una después de la otra. En unos
cuantos años más, recopilará secuencias más largas y más elaboradas de
situaciones fingidas, al actuar muchas de sus propias rutinas diarias, desde
levantarse por la mañana hasta tomar un baño e irse a dormir por la noche.
Lograr razonar con un niño de dos años de edad es difícil con frecuencia.
Después de todo, él ve todo en términos sumamente simples. Todavía confunde a
menudo la fantasía con la realidad, a menos que practique activamente
situaciones fingidas. Por lo tanto, durante esta fase, asegúrese de elegir sus
palabras cuidadosamente: Comentarios que crea usted que son graciosos o
divertidos, tales como “Si comes más cereal, explotarás”, de hecho pueden
hacerlo entrar en pánico, ya que él no sabrá que usted está bromeando.