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Centro Universitario Casandoo

Asignatura: Desarrollo evolutivo en la primera


infancia

Tema: Desarrollo del niño de 2 años a 3 años

Docente: Bibiana Merlín Alarcón

Semestre: 1

Fecha: 17- diciembre- 2016

Grupo: A
Equipo 2 – Integrantes:
-José Daniel Gómez Pinacho
-Ana Rubí Aguilar Elorza
-Artur Carreño Velasco
-Alelí Maldonado Maldonado
-Ana María Cruz Calleja
Alimentación
Entre los 2 y los 3 años de edad, los niños empiezan a tener la capacidad
de morder y masticar gracias a que les salen los segundos molares de su
dentadura de leche. En esta etapa, ya se puede añadir algunos trocitos de carne,
de verduras o de frutas a sus papillas y purés. Es importante que los
niños aprendan a masticar para que adquieran buenos hábitos alimenticios.

La dieta de un niño de 2 o 3 años, suele incluir carne, cereales, legumbres,


huevo, pescado, leche y derivados, etc. Se recomienda el consumo de medio litro
de leche al día, que su desayuno sea completo, es decir, con leche, pan y fruta, y
que se eviten alimentos azucarados, grasos y calóricos, como forma de prevenir
la obesidad infantil.

En cuanto a los hábitos de alimentación, a estas edades, se debe compartir


mesa y comida con ellos. Es importante
que el momento de la comida o la cena,
sea un encuentro familiar de comunicación.
También es recomendable que se fomente
la higiene de los dientes, con un cepillado
tras las comidas principales. Los padres
deben dar el ejemplo.

Las calorías deben ser repartidas de la siguiente forma

Desayuno 25% del aporte calórico del día


Comida 30% del aporte calórico del día
Merienda 15% del aporte calórico del día
Cena 30% del aporte calórico del día
Desarrollo físico del niño de 2 a 3 años y medio

A los dos años de edad, el peso medio del bebé es de 12,9 kilogramos y su
estatura es de 88 centímetros si es niño. Mientras que si es niña, su percentil
medio es de 12,4 kilogramos y 86 centímetros. Un enorme crecimiento para un
bebé que hace unos meses cabía entre nuestros brazos.
A partir de los dos años, tu hijo crece a un ritmo más lento que en etapas
anteriores. Aumenta alrededor de 5 centímetros entre los 2 y los 3 años de edad.
Durante su tercer año de vida experimenta cambios físicos muy evidentes. Su
cuerpo se estiliza y gana en proporción, pasando a tener aspecto de niño
pequeño. Recuerda que no todos los niños se desarrollan a la misma velocidad.
Entre los 2 y los 3 años, tu hijo sigue creciendo, aunque el crecimiento se
produce de forma más lenta y gradual que en sus primeros años. En líneas
generales, el niño aumenta unos 3 o 4 kilos de peso y crece alrededor de 5
centímetros.
En esta etapa culmina la transformación de bebé a niño. Uno de los
cambios más evidentes es la pérdida de volumen del cuerpo. Comprobarás que
las piernas y los brazos de tu hijo se estilizan y que los músculos de las
extremidades se desarrollan. Esto es gracias, en gran medida, a que el niño
practica más actividades físicas: andar, correr, saltar...

La columna se endereza, por lo que el niño camina más erguido.


El cuello se alarga (se diferencia mejor la cabeza del cuerpo) y el tronco
pierde corpulencia. En general el niño adquiere un aspecto más proporcionado.
La cara se afina (el niño pierde los mofletes característicos de los bebés) y
la dentadura, por lo general, se completa. Los dientes que le faltan suelen brotar
durante esta etapa.
También notarás que el aspecto de sus pies cambia, ya que empieza a
desaparecer la almohadilla de grasa en la planta del pie bajo el arco, típica de los
bebés. Esta almohadilla le daba una apariencia de pies planos.

Desarrollo psicomotor del niño de 2 años – 3 años y medio

Los niños de dos años desprenden una enorme vitalidad. A esta edad, tu
hijo desarrolla mucho sus habilidades motoras. Aprende a correr, saltar, trepar,
andar a la pata coja e incluso bailar sin la ayuda de sus padres. Todo esto hace
que tu hijo sea cada vez más autónomo.
Los niños pequeños despliegan una enorme actividad. Les encanta correr,
saltar, trepar, ir a la pata coja...
El niño realiza gran parte de sus desplazamientos corriendo de un lado para
otro. De hecho, si la madre o el padre le pide que recoja algún objeto del suelo,
correrá en su búsqueda, en lugar de ir caminando.
Si se cae, lo normal es que se vuelva a levantar y lo intente de nuevo.
Esta etapa se caracteriza, pues, por la enorme vitalidad y actividad física
que despliega la mayoría de los niños de entre 2 y 3 años.
Esto contribuye a fortalecer su cuerpo y a mejorar la coordinación, pero
sobre todo favorece su autonomía.
Entre los 2 y los 3 años, el niño se muestra cada vez más independiente de
la madre y el padre. Quiere hacerlo todo sin ayuda gracias a sus avances en las
habilidades motoras.
Su enorme curiosidad le invita a explorar todos los rincones de la casa y de
la calle. En esta etapa del desarrollo infantil tu hijo está más expuesto a sufrir
accidentes, ya que aún no es consciente del peligro que entraña el mundo que le
rodea.
No olvidéis, por tanto, adoptar las medidas de seguridad adecuadas para
que vuestro hijo se pueda desenvolver en un entorno seguro.
¿Cómo camina un niño de 2 a 3 años?
Entre los 2 y los 3 años los niños controlan por completo el proceso de andar.
Cuando están en movimiento son capaces de cambiar de sentido con facilidad y
coordinan mejor sus movimientos.

Su mayor sentido del equilibrio, les permite caminar y llevar objetos en las dos
manos sin caerse. El niño ya no utiliza los brazos para equilibrarse como hacía en
su segundo año de vida, aunque a veces se tambalea un poco.

El niño de 2 a 3 años se orienta mejor en el espacio. Al tocar, manipular, correr,


saltar el niño tiene cada vez más clara la noción del espacio.

Logros del niño de 2 a 3 años: saltar, trepar, chutar,...


Entre los 2 y los 3 años el niño consigue:

Saltar, trepar, brincar y correr. El niño de 2 a 3 años cada vez corre con más
seguridad, aunque son inevitables algunas caídas. Le encanta trepar por los
columpios, subir a los bordillos de las aceras y a los bancos del parque.
Sostenerse sobre una sola pierna. Al principio de los dos años es posible que
pierda el equilibrio y se caiga con frecuencia, pero al final del tercer año controlará
con mayor precisión sus movimientos.
Chutar una pelota. En los momentos de juego se divierte chutando la pelota y
lanzándola con fuerza al aire.
Subir y bajar escaleras. Puede subir y bajar las escaleras sin ayuda. Hasta el
momento, necesitaba la mano de un adulto para hacerlo. Al final del tercer año
sube y baja las escaleras alternando las dos piernas. Algunos niños experimentan
por vez primera la sensación de vértigo, por lo que puede que les guste subir
escaleras, pero no bajarlas o deslizarse desde grandes alturas.
Desplazarse en triciclo. Al principio, se centra sobre todo en mover y dirigir el
volante. Poco a poco, irá colocando los pies en los pedales y conseguirá poner el
triciclo en movimiento, gracias a la mejor coordinación entre los pies y las manos.
Bailar. A todos los niños, sean tímidos o extrovertidos, les encanta la música. En
seguida captan el ritmo y se ponen a bailar.

Edad del
Logros del bebé
bebé

24 Corre sin caerse.


meses
Sube y baja un escalón sólo.

Trepa obstáculos

Construye una torre con seis cubos o más.

Repite todas las palabras.

Sigue instrucciones con 2 órdenes.

Ayuda a guardar sus juguetes

Nombra por sí mismo tres partes del cuerpo

Señala las partes de la cara en otra persona.

Reconoce nociones arriba – abajo en su cuerpo

25 - 30 Salta
meses
Sube y se lanza por la resbaladera solo.

Sube escalera de pie.

Construye una torre de ocho cubos

Imita un trazo vertical y otro horizontal

Ayuda a vestirse, se pone sus zapatillas.

Agrupa objetos por tamaño y forma

Se señala y nombra partes de su cuerpo y de su cara como cabeza


manos, pies, dedos, barriga, ojos, nariz, boca, orejas y cabello.
Realiza frases como: dame agua.

31 - 36 Salta con los dos pies juntos


meses
Sube y baja escaleras de pie.

Hace bolitas de papel

Agrupa seis o más objetos por color

Aparea objetos uno a uno (parejas)

Señala objetos largos y cortos por comparación.

Señala objetos altos y bajos por comparación.

Reconoce las nociones espaciales: encima, debajo, delante, detrás,


al lado de, junto a.

Su lenguaje es más fluido, mantiene el dialogo.

Ayuda a bañarse.

Habilidades motrices del niño de dos años


A los 24 meses, los más pequeños hacen las delicias de sus padres, pero
también son un pequeño gran reto para sus progenitores: hablan, saltan, su
caminar se hace más seguro y se dedican a explorar los límites de las personas
que más les quieren. En cuanto al movimiento, los niños de dos años se enfrentan
al mundo con menos precaución de la que deberían; ya comienzan a trabajar la
motricidad fina de los dedos cortando papel o ensartando cuentas, todo un logro
para ellos.
• El niño tiene una mentalidad motriz. Disfruta de la actividad motriz gruesa.

• Ha progresado en el control postural. Tiene rodillas y tobillos más flexibles un


equilibrio mayor, lo que le permite correr.

• Hay cambios importantes en su locomoción, como saltar, correr y saltar sobre


los dos pies. Puede acercarse a una pelota y patearla.

• Sube y baja solo las escaleras, pero aún apoya los dos pies en cada escalón.
Puede saltar desde el primer escalón sin ayuda, adelantando un pie en el salto. Su
equilibrio y precisión le permiten correr más rápido, girar, saltar, trepar, inclinarse
par coger cosas y saltar sobre los dos pies.
• Su muñeca ha adquirido mucha flexibilidad y tiene bien establecida la presión
fina, por lo que puede hacer garabatos, reproducir los trazos del adulto, pasar las
hojas de un libro una a una, abrir y cerrar puertas y lavarse y secarse la cara él
solo, cortar con tijeras y ensartar cuentas con una aguja.

• El control de sus movimientos de manipulado, ha mejorado, por eso actúa con


mayor precisión; puede construir torres de 6 cubos (coordinación motriz fina),
manejar la taza para beber solo y cooperar para comer y vestirse, sujeta el mango
de una cuchara con al pulgar y la palma hacia arriba o abajo.

• Tiende a expresar sus emociones de alegría bailando, saltando, aplaudiendo,


chillando o riéndose.

• Puede menear el pulgar y mover la lengua.

• Le gusta hablar, aunque no tenga nada que decir. Parlotea sus palabras. Su
musculatura oral ha madurado y ya mastica casi automáticamente.

Desarrollo psicosocial del niño de 2 – 3 años y medio

Por naturaleza, los niños de esta edad pueden estar más preocupados por
sus propias necesidades y hasta actuar de manera egoísta. Con frecuencia, se
rehúsan a compartir cualquier cosa que les interese y no interactúan fácilmente
con otros niños, aun cuando juegan juntos, a menos que sea para permitir que su
compañero de juegos sepa que desean un juguete u objeto para ellos solitos.
Puede haber ocasiones en las que el comportamiento de su hijo pueda molestarle,
pero si observa detenidamente, notará que todos los otros niños pequeños en el
área de juegos probablemente están actuando de la misma manera.

A los dos años, los niños ven el mundo casi exclusivamente a través de sus
propias necesidades y deseos. Ya que todavía no pueden comprender cómo otras
personas se podrían sentir en la misma situación, asumen que todos piensan y
sienten exactamente como ellos. Además, en esas ocasiones cuando se dan
cuenta de que se salen de los límites, no pueden controlarse a sí mismos. Por
estas razones, es inútil intentar formar el comportamiento de su hijo usando
aseveraciones como "¿Te gustaría que te hiciera lo mismo?". Guarde estos
comentarios hasta que su hijo sea mayor; luego, su hijo podrá comprender
realmente cómo las demás personas piensan y sienten y son capaces de
responder a dicho razonamiento.

Debido a que el comportamiento de su hijo de dos años parece solo


autodirigido, también puede darse cuenta de que se está preocupando porque
está malcriado o fuera de control. Con toda probabilidad, sus temores no tienen
fundamento y pasará esta etapa en un tiempo. Los niños altamente activos y
agresivos que jalan y empujan, usualmente son tan "normales" como tranquilos y
tímidos que nunca parecen expresar sus pensamientos y sentimientos.

Irónicamente, a pesar de que su hijo está muy interesado en sí mismo, gran


parte de su tiempo de juego lo usará para imitar las actitudes y actividades de
otras personas. La imitación o "simulacro" son los juegos favoritos a esta edad.
Así que, cuando su hijo ponga a su oso de peluche a dormir o alimente a su
muñeca, puede escuchar usar exactamente las mismas palabras y tono de voz
que usted usa cuando le dice que se vaya a dormir o que coma sus vegetales. No
importa cuánto se resista a sus instrucciones en otros momentos, cuando realiza
el rol del padre, lo imita a usted exactamente. Estas actividades de juego le
ayudan a aprender cómo es estar en los zapatos de alguien más y sirven como
ensayos valiosos para futuros encuentros sociales. También le ayudan a apreciar
la importancia de ser un buen ejemplo a seguir, al demostrar que los niños con
frecuencia hacen lo que hacemos, no lo que decimos.

La mejor manera para que su hijo de dos años aprenda a comportarse con
otras personas es con suficientes períodos de prueba. No permita que su
comportamiento relativamente antisocial lo desanime de organizar juegos en
grupo. Al principio puede ser inteligente limitar los grupos a dos o tres niños.
Además, aunque necesitará supervisar estrechamente sus actividades para
asegurarse de que nadie salga lastimado o se moleste demasiado, deberá permitir
que los niños se guíen a sí mismos lo más que se pueda. Es necesario que
aprendan a jugar entre sí, no con los padres de los demás.

Entre los 24 y los 30 meses en lo referido a sonidos y vocabulario, es ahora


cuando el pequeño comenzará a nombrar objetos concretos de su entorno
siempre que quiera algo en concreto. Ya no nos dará pistas vagas sobre qué es lo
que desea en ese momento. De este modo, será más fácil entenderle y evitar que
se frustre ante la impotencia de que nadie le comprenda. Ahora que puede
referirse a determinados objetos concretos, le resultará más fácil elaborar
preguntas del tipo “¿qué es…?”, “¿dónde está…?”.

La capacidad de imitación verbal y gestual poco a poco va siendo más


precisa, siendo ahora cuando nuestro hijo podrá repetir versos sencillos que
escuche, podrá imitar modelos de acciones sencillas que vea en una imagen,
podrá repetir modelos rítmicos sencillos o incluso, debido a que su capacidad de
elaboración de frases está evolucionando, podrá imitar correctamente frases de
hasta tres palabras.
Su comprensión continúa evolucionando al igual que el resto de sus
capacidades lingüísticas, y se nota en que ahora es capaz de identificar acciones
sencillas que están representadas en una imagen (ya hemos visto anteriormente
que también será capaz de imitarlas) o de interpretar correctamente los
significados de los sonidos que escucha (identificar cuando suena el teléfono, oye
una ambulancia, un animal…).
La comunicación poco a poco va siendo más eficiente, pudiendo contar
ahora algún acontecimiento reciente que le ocurriese, o responder a preguntas del
tipo “¿qué es…?”, “¿qué hace…?”, “¿dónde está…?”, “¿de quién es…?” o “¿quién
es…?”.
Entre los 30 y 36 meses se inicia un período en el que el uso de los sonidos
y el vocabulario empieza a ser cada vez más y más complejo; nuestro hijo
comienza a usar distintos cuantificadores (todo, ninguno, mucho, poco…) y a
hacer preguntas usando correctamente las partículas “cómo”, “cuándo”, “dónde” y
“por qué”. Los verbos que emplea le sirven para describir lo que está haciendo o
las acciones que ve representadas en su día a día.
Su repertorio de pronombres, preposiciones y demostrativos se encuentra
en aumento, emplea el verbo “ir” más otro verbo en infinitivo para los diferentes
tiempos (presente, pasado y futuro) y usa el gerundio para describir diferentes
acciones.
Modos de Interactuar
El niño necesita ampliar su mundo social, aparte de relacionarse con sus
padres o hermanos; necesita el contacto con otros niños. Con niños de su
guardería, del parque, sus vecinitos; con ellos comienza a relacionarse, a ser
seres sociales que comparten y respetan las normas de los juegos.

A estas edades el niño puede mostrarse terco, recurre a las pataletas y las
rabietas para conseguir lo que quiere; la paciencia es el mejor aliado. Quiere
sentirse independiente y piensa que él debe ser quien mande, quien tome las
decisiones (algunas de ellas). Por ello es bueno que se le proporcione cierto
espacio y margen para que tome alguna decisión que otra, dentro de las normas y
límites de los padres.

Las normas le orientarán en sus acciones, le darán seguridad y la


oportunidad de ir desarrollando poco a poco los criterios de valor; lo que está bien
y lo que está mal. Este período requiere una actitud muy cariñosa pero firme.

El juego proporciona al niño la capacidad de tomar sus propias decisiones,


como los de planificación y construcción donde además de desarrollar su
creatividad, experimenta la sensación de dominio.

Desarrollo cognitivo del niño 2-3 años y medio

En este período el niño irá aprendiendo a utilizar adecuadamente sus


sentidos, que le acompañarán en todas sus aventuras, a la hora de explorar el
mundo que le rodea. Así, le permitirá asimilar y entender la información que capte
por sus sentidos, como diferenciar temperaturas, saber si hace frío o calor.
Percibirá nuevas dimensiones como el afecto o el amor.

En el transcurso de este año va construyendo su pensamiento mediante


sus acciones e interacciones; realiza imágenes mentales con toda esa información
y va avanzando en la expresión oral para contarnos sus experiencias.
Su desarrollo cognoscitivo no es lineal, sabe que tiene que acabar una
etapa para pasar a otra y empieza a ser consciente de que las personas y las
cosas no desaparecen; comienza a generar ideas sobre ellos y asociarlas entre sí.
Será muy curioso, siempre preguntando el porqué de las cosas. Empieza a jugar
con la imaginación. Clasifica los objetos por su color y sus formas.

Regrese en su mente a la etapa de infancia y primeros meses de vida de su


hijo. Era una época en que él aprendía acerca del mundo por medio de tocar, ver,
manipular y escuchar. Ahora, como todo un niño de dos años, el proceso de
aprendizaje se ha vuelto más meditado. Sus conocimientos del lenguaje han
aumentado y está empezando a formarse imágenes mentales para cosas,
acciones y conceptos. También puede resolver algunos problemas en su cabeza,
practicar mentalmente bajo “prueba y error” en lugar de tener que manipular
objetos físicamente. Además, a medida que se desarrollan sus habilidades
intelectuales, comenzará a comprender conceptos sencillos relativos al tiempo,
tales como “Puedes jugar después de que termines de comer”.
El pequeño también está comenzando a comprender la relación entre los
objetos. Por ejemplo, podrá hacer coincidir formas similares cuando le dé juguetes
para ordenar formas geométricas y rompecabezas sencillos. También comenzará
a reconocer el propósito de los números al contar objetos, especialmente el
número dos. Y a medida que se desarrolla su comprensión del concepto de causa
y efecto, se interesará mucho más en juguetes de cuerda y en encender y apagar
electrodomésticos.

También notará que los juegos del pequeñito se están haciendo más
complejos. Aún más notorio será que comenzará a enlazar actividades diferentes
para crear una secuencia lógica. En lugar de deambular de un juguete a otro, es
posible que ponga una muñeca en la cama y luego la cubra con una frazada. O
que pretenda alimentar a varias muñecas, una después de la otra. En unos
cuantos años más, recopilará secuencias más largas y más elaboradas de
situaciones fingidas, al actuar muchas de sus propias rutinas diarias, desde
levantarse por la mañana hasta tomar un baño e irse a dormir por la noche.

Si tuviéramos que especificar la mayor limitación intelectual de esta edad,


sería que su hijo sienta que todo lo que sucede en su mundo es el resultado de
algo que ha hecho. Con una creencia como esta, se vuelve muy difícil para él
comprender correctamente conceptos tales como la muerte, el divorcio o la
enfermedad, sin sentir que él ha jugado algún un rol en el asunto. Así que si los
padres se separan o se enferma algún miembro de la familia, a menudo los niños
se sienten responsables.

Lograr razonar con un niño de dos años de edad es difícil con frecuencia.
Después de todo, él ve todo en términos sumamente simples. Todavía confunde a
menudo la fantasía con la realidad, a menos que practique activamente
situaciones fingidas. Por lo tanto, durante esta fase, asegúrese de elegir sus
palabras cuidadosamente: Comentarios que crea usted que son graciosos o
divertidos, tales como “Si comes más cereal, explotarás”, de hecho pueden
hacerlo entrar en pánico, ya que él no sabrá que usted está bromeando.

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