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Temporalidad, Determinación, Azar PDF
Temporalidad, Determinación, Azar PDF
A., Azar y necesidad, Bernardi, Bleichmar, Caos, D., Determinismo psiquico, F., Ford, Hornstein, J.,
Kornblihtt, L., Naishtat, Najmanovich, Nuevos sistemas, Pensamiento no lineal, Piscitelli, Puget, R.,
S., Ulloa.
Al trabajar en la reseña del libro, más de una vez me preguntaba ¿tiene sentido reseñar un
libro? Indudablemente, no sería el de reemplazar su lectura, por el contrario, se trata que a partir
de la reseña el lector se vea obligado en primer lugar a leer el libro y luego a ampliar su lectura con
la bibliografía.
¿Es posible después de los desarrollos de la física actual, especialmente a partir de la llamada
física cuántica, la teoría del caos, el teorema de incompletud de Kurt Gödel, los atractores
extraños y las matemáticas fractales, seguir recurriendo a una tematización sin adecuar el marco
teórico y metodológico de nuestra propia disciplina?
Pero, ¿cuál es nuestra idea de sistema actualmente? ¿La misma que utilizaba Freud? ¿No es
que al variar la idea de sistema de la física, de la química, o de la biología, nos obliga a reformularla
a nosotros también? ¿Cómo podríamos hacer clínica utilizando los conceptos que nos provee la
teoría y sin embargo, no poder explicar de dónde proviene? A esto está abocado este trabajo.
Bernardi parte de la posibilidad del psicoanálisis para ensayar el uso de diferentes modelos,
tanto de tipos deterministas como indeterministas, intentando hallar los más idóneos, los que
mejor se adecuen a la naturaleza de los fenómenos que estudia.
Acerca del posicionamiento determinista de la teoría freudiana, sugiere que dicha creencia le
permite desarrollar a Freud un programa aplicable al campo de los síntomas, sueños, actos
fallidos, extendiéndolo a la vida psíquica en general. Sin embargo, muy pronto Freud percibirá que
las series causales eran múltiples, no permitían una solución única, lo que le lleva a sostener la
existencia del fenómeno de la sobredeterminación, lo que es lo mismo que decir "la superposición
de diferentes cadenas causales en torno a un mismo efecto".
Se apoya Bernardi en dos enunciados epistemológicos, por un lado, Klimovsky (1992) que
dice: "que si todas estas cadenas son concurrentes y cada una hubiera producido por sí el efecto,
tanto mejor" porque hay entonces más explicación que nunca. Y por otro lado, para Issaharoff
(1992), no sería tan sencillo debido a que: "si la serie determinística se expande hasta el infinito,
pierde la capacidad de determinar un hecho singular por una serie particular, pasando entonces a
una determinación de todo por todo".
Así como la teoría psicoanalítica francesa va a sostener que sin metapsicología el psicoanálisis
se alejaría del descubrimiento del inconsciente, otros, en cambio, enfatizan el papel de la clínica
para la construcción de la teoría clínica unitaria, apoyada en conceptos próximos a la experiencia,
buscando de esta forma una validez consensual. Los autores que se deciden por acercar el
psicoanálisis a la hermenéutica, señalan a Freud como víctima de un malentendido cientificista,
que confunde las metas inconscientes con las causas materiales.
Ante la enunciación de Einstein (Dios no juega a los dados), para otros autores el
indeterminismo pertenece a la realidad misma, es decir, es de carácter ontológico. Con Prigogine
(1990) el determinismo deja paso a una dialéctica compleja entre azar y necesidad, rechaza el
universo estático, propone un mundo abierto en el cual la actividad crea la novedad, la evolución
es innovación, creación y destrucción, nacimiento y muerte. "El interés teórico se desplaza así a los
fenómenos del caos, los atractores extraños, las matemáticas fractales, los caminos que conducen
a lo improbable, lo complejo, lo diverso, lo asimétrico, la autoorganización, lo nuevo".
Ante una respuesta clásica a la causalidad de los trastornos psicopatológicos, basada en las
series complementarias de Freud, y en el modo de concebir la sucesión temporal de los
fenómenos psíquicos, permiten señalar cuatro formas de entender la relación temporal: una
primera donde un hecho psíquico es capaz de permanecer inalterado a través del tiempo
produciendo efectos a distancia. Un segundo modelo, el del nachträglich o a posteriori, en este
caso el hecho psíquico no permanece inalterado, es reformulado sobre la base del nuevo
contexto. En tercer lugar, el fantaseo retrospectivo, desde lo actual se sexualiza la infancia. Y por
último, la de Lacan, privilegiando el tiempo lógico ante la historia natural del desarrollo.
Estos modelos de temporalidad producen una polémica con respecto a la interpretación, ésta
crea o descubre el pasado del que habla. Basándose en el concepto de una semiosis infinita
tomada de Pierce, la interpretación se vuelve inagotable y el número de interpretaciones
indeterminado.
Tomar al analista y a su ecuación personal como parte del hecho psicoanalítico, permite que
la determinación sea multifactorial, y complejiza a las interrelaciones.
Para terminar, se podría agregar que los factores de incertidumbre hacen que la semiosis sea
ilimitada, que existan puntos de bifurcación a nivel de significantes enigmáticos, y que lo aleatorio
de las traducciones verbales, de fenómenos no verbales, hace que se plantee la necesidad de
nuevos marcos conceptuales.
Importar conceptos hace que, desde el momento que comienzan a circular en un campo
específico, no tienen porque caer con las transformaciones que sufren en sus regiones científicas
de origen. No subordinar un campo a otro, puede resultar de carácter estimulante evocativo para
que ciertas problemáticas comunes sean propuestas.
Tercero, la teoría psicogenética de las neurosis: a) Una "Teoría traumática de las neurosis", lo
acontencial vivido es privilegiado como causación de la patología mental; b) Una causación
psicogenética determinada por "fijación" y "regresión". A esto, Freud agrega el concepto de
"pluricausalidad" separándolo de una explicación monocausal.
Propone Silvia Bleichmar, desde este punto tomar posición, adentrarse en la obra de Freud, y
establecer paradigmas desde el efecto del propio trabajo. Habría que concebir el aparato psíquico
funcionando como abierto, la realidad en la cual está inmerso le proveerá de nuevas
representaciones. Realidad que no seria toda ella, sino realidad atravesada por líneas de fuerzas
marcadas libidinalmente. No sólo por el análisis hay posibilidad de transformación, ésta también
se da por procesos históricos vivenciales.
Las dos legalidades, o los dos modos del funcionamiento del aparato psíquico, una vez
instalada la represión, deben ser tenidos en cuenta siempre y cuando no existan funcionamientos
psíquicos regidos por otras características, por ejemplo: niños muy pequeños o psicóticos, donde
se ha producido un derrumbe de la represión originaria y en los que, por tanto, estas leyes dejan
de operar.
Es factible hacer coincidir lo que la física llamará punto de bifurcación con nuestra idea acerca
del síntoma en psicoanálisis, como la recomposición espontánea de la ruptura de un sistema de
equilibrio. Un relato clínico va a servir para precisar un tanto más las ideas aquí desarrolladas.
Aníbal Ford, nos presenta dos tiempos: uno, objetivo, medible, lineal, secuencial, en pleno
corazón de la modernidad; y otro, de memoria, sueños, recuerdos y en lo periférico de la
modernidad.
Realiza un amplio recorrido por la mitología griega, a través de de Cronos y otros dioses del
Parnaso helénico. Sostiene que el hombre necesita transformar el tiempo, lo inaprensible, en
objetos medibles.
"... hay un plano en que la propia naturaleza humana, desde su interior, destruye la noción
establecida del tiempo. No sólo los sueños, sino también un olor, un sonido, un sabor, como en
Proust, pueden provocar traslados, discronías".
Las confrontaciones del psicoanálisis con otras formas de pensamiento, no sólo son legítimas
sino imprescindibles, para ir hacia unos modelos nuevos, que aporten metáforas fértiles para
nuestro propio campo, así comienza Hornstein esta ponencia acerca del determinismo, la
temporalidad, y el devenir.
Comprender una historia es abarcar a la vez lo que permanece y lo que cambia. Freud
postulaba las series complementarias. El azar reina, salvo en los momentos críticos que se alternan
con etapas mesetarias donde prevalecen las leyes deterministas.
Uno de los problemas más cruciales es poder definir qué es natura y qué es nurtura en el
fenotipo observado. La complejidad del ser humano hace difícil establecer límites precisos entre lo
heredado y lo adquirido. La cultura, el lenguaje, los gestos, la forma de caminar, la postura y la
estructura psíquica se heredan, según el autor, pero luego agrega que, no a través de los genes,
sino a través de la crianza, la tradición oral y escrita, y la educación, proponiendo llamar a esto
herencia cultural. La evolución biológica no es lamarckiana, sino azarosa-selectiva y, sin embargo,
la evolución cultural sí es lamarckiana, en tanto que en su dinámica hay herencia cultural de los
caracteres adquiridos culturalmente.
La mala acción no es tanto la acción de alguien que elige y se decide por el mal (como en la
doctrina cristina del pecado), sino la acción de un sujeto que deseando el bien, ha incurrido en
fallas, como: a) ha deliberado mal; o b) ha deliberado bien y no pudo vencer sus inclinaciones. A
partir de esto, el autor desemboca en la TER (la Teoría de la Elección Racional) estipulando
condiciones necesarias para que un individuo (persona física o social) pueda ser considerado un
agente racional.
Este fin de siglo postmoderno nos mostrará nuevas formas de temporalidad, que expresan la
transformación de nuestras ideas de lo histórico del desarrollo de la evolución, del progreso, y la
tradición, del devenir y el ser, de la transformación y la estabilidad, del orden y el desorden, del
azar y la necesidad, en fin, todas las relaciones del sujeto y su mundo.
Sin embargo, los rasgos más típicos de la condición humana: el miedo a la muerte, el odio al
cuerpo, la ambición de ser moral y estar libre de error, son tal vez los motivos básicos que nos han
llevado a crear máquinas superinteligentes. Los híbridos humanos-máquinas abren un mundo
insospechado (superinteligencias), más que humanos, acabarán con nuestro concepto de tiempo,
espacio, identidad y muchas otras cosas.
Puget comenta que, desde el punto de vista de la teoría evolutiva, Freud propone que no
deben concebirse saltos bruscos entre la patología y la normalidad, ni entre la infancia y la
madurez, y que un proceso actual es un proceso del pasado, una concepción de determinismo
ontológico. Pero si, en cambio, incluimos la teoría de la significación destacando el contexto como
generador de significados, dentro del cual surgen los significantes, dejan de tener importancia los
datos iniciales. Este tipo de determinismo metodológico debería incluir lo aleatorio con derecho
propio.
El analista como dador de sentidos interpretante actúa como factor de aceleración de cambio.
Una interpretación, al dar un sentido, un otro sentido al material del paciente, propone una nueva
correlación dentro de una secuencia. El objetivo es promover o reencontrar la función primaria de
autoengendramiento en el paciente
Ya en Freud, nos recuerda el autor una vez más algo que no por muy dicho resulta más
comprendido: el concepto de identidad de percepción, donde todo se identifica
alucionatoriamente como propio, desconociendo lo extraño. Es la distancia del suministro sobre
todo el alimento, el abrigo, lo que obliga un reconocimiento que establece una forma de distancia.
La separación supone ausencia, y en el lugar de la ausencia, empieza a estructurarse el vocablo, lo
que llegará a ser el manejo simbólico de lo real, un vocablo en lugar del objeto. La envidia como
los celos, pueden categorizarse como de angustias señales. Reconocer los atributos del otro, Ulloa
lo llama un "reconocimiento de la propiedad privada". A los celos los ubica como señal que
demarca la territorialidad del otro, en su fracaso precipitan la masividad angustiosa de la
exclusión.
Compara luego la abstinencia freudiana y los aceleradores lentos, y dice: "si los aceleradores
lentos materializan en finita esa energía, la abstinencia psicoanalítica opera como un lentificador
que transforma el imposible deseo rechazado (como un goce sin fin) en deseo finito y eficaz.
Lo que acabo de saber lo volveré a olvidar, esa ignorancia que en cierta forma es sabida,
huellas némicas reprimidas, inscriptas en la intemporalidad, desreprimidas, entran a envejecer y
se tornan en temporalidad consciente.
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