Está en la página 1de 4

Conflictos de Violencia

Luisa Fernanda Mora Amador Cod. 30000039808

Consideraciones profesionales para la prevención de la violencia

De la lectura del documento Prevención de la violencia: la evidencia

(OMS, 2013) se han tomado las estrategias Prevención de la violencia mediante

el desarrollo de relaciones sanas, estables y estimulantes entre los niños y sus

padres o cuidadores y Prevención de la violencia mediante el desarrollo de

habilidades para la vida en los niños y los adolescentes. De acuerdo con López

Gallardo (2018) el núcleo familiar es el primer contexto de convivencia y de

socialización de los infantes, en donde se producen los primeros vínculos de

intensidad y, como primer ambiente de relación desde la concepción, es un

modelo que el menor tomará como referencia.

Por ello, esta estrategia se focaliza en realizar una orientación que

analice las intervenciones que puedan fomentar relaciones sanas, estables y

estimulantes como un medio para prevenir el maltrato de los menores y que no

tengan modelos de comportamientos agresivos durante su infancia, de forma

que, a través de una intervención primaria y pronta se pueda evitar, en los niños

y las niñas, el desarrollo de conductas violentas dirigidas hacia los menores y,

de esta forma, prevenir que esos mismos menores sean violentos más

adelante.

Así, por ejemplo, Torres y Aguilar (2017) han encontrado que los

comportamientos agresivos en adolescentes tienden a ser el resultado de un


estilo de crianza autoritario, puesto que, durante su desarrollo, han interiorizado

la falta de calidez y afecto de sus padres con un mayor grado de severidad y

coerción en sus acciones, lo que genera un desajuste emocional y

comportamental en los hijos.

De otra parte, la estrategia se divide en un programa crianza positiva,

que proporciona información y apoyo para ayudar a los padres; un programa de

ayuda en educación temprana, que proporciona a padres e hijos apoyo familiar,

educación preescolar y cuidados sanitarios y servicios. Así mismo se integra

con los grupos de apoyo social, tales como Padres Anónimos, en el que se

ayuda a los padres a crear redes de relaciones sociales para que puedan

proporcionarse apoyo mutuo y así reducir el aislamiento social. También hay un

apoyo comunicacional en la serie de televisión Families en la que se trata de

educa y aumentar los conocimientos que tengan los padres y cuidadores para

reforzar la concientización sobre el maltrato de menores.

La siguiente estrategia es la de Prevención de la violencia mediante el

desarrollo de habilidades para la vida en los niños y los adolescentes, que parte

del reconocimiento de que la violencia, tanto en la infancia como en la juventud,

es un problema de salud pública que afecta a todos los países del mundo.

Al respecto, Jaccya (2018) considera que el aumento de actos violentos

ha sido influido por el deterioro social y familiar, puesto que los padres no pasan

tanto tiempo con sus hijos y se desvinculan de su crianza para dar prioridad a

las actividades laborales en procura del sustento económico del hogar, lo que
ha generado que los menores, desde sus primeros años de infancia, se vean

sometidos a condiciones de inseguridad, desafecto y desapego.

La estrategia, al evidenciar que la competencia social deficiente, un

rendimiento académico bajo, el ausentismo escolar, la pobreza y emociones

como la impulsividad son determinantes para que los jóvenes, niños y niñas se

vean permeados por conductas violentas que pueden acabar con sus vidas o

comprometer su salud e integridad física por lo que ha considerado que esta

violencia se puede prevenir mediante el desarrollo de habilidades para la vida,

ya sean estas de tipo cognoscitivo, emocional, interpersonal y social.

Márquez y Gaeta (2017) han considerado que, en la etapa

preadolescente, es cuando más se requiere de una educación emocional,

aunque esta debería estar presente toda la vida, pero en este momento

particular el individuo se ve enfrentado a la búsqueda de la consolidación de su

personalidad, lo que desemboca en el enfrentamiento a decisiones que

incrementan la presión académica, personal, familiar, social y sexual, entre

otros.

De acuerdo con la estrategia, existen datos científicos que corroboran la

importancia del refuerzo preescolar y el desarrollo social en las etapas más

tempranas de la infancia como un medio para prevenir la agresividad, mejorar

las aptitudes sociales, estimular un mejor rendimiento escolar y las perspectivas

laborales del sujeto.


Referencias

Gallardo, C. L. (2018). Comportamiento agresivo y variables psicoeducativas en la

infancia tardía. Alicante: Universidad de Alicante.

Jaccya, Y. (2018). Estilos de crianza y conductas agresivas en adolescentes .

Lima: Escuela profesional de psicología.

Márquez, M., & Gaeta, M. (2017). Desarrollo de competencias emocionales en

pre-adolescentes: el papel de padres y docentes. Revista Electrónica

Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 20 (2), 221-235.

OMS. (2013). Prevención de la violencia: la evidencia. El Paso: Organización

Panamericana de la Salud.

Torres, E., & Aguilar, C. (2017). Estilos de crianza en adolescentes con conductas

agresivas. Conference Proceedings, 1 (1), 68-71.

También podría gustarte