Está en la página 1de 3

Un autor desconocido.

Un título sugerente.
Una portada divertida.
Un trabajo para R03 (Lengua Española).
Verdaderas razones por las cuales me inmiscuí en las páginas de este libro.

Pablo Nacach “tiene un... no se que“ (como dice el tango), en su forma de escribir, que
me resulta familiar. Para él las palabras hace rato se alejaron de las cosas que designan y
lo argumenta estupendamente, como todo buen sociólogo, con datos históricos,
menciones a otros pensadores, y mucha pero mucha reflexión personal.
Una combinación de éxito para quienes, como yo, no soportamos más de media hora
películas norteamericanas taquilleras ni novelas best seller. Una forma de leer el texto
de la realidad (desde ahora no tan real), muy crítica, parcial (dentro de lo que cabe en
un ensayo) y acertada. No sólo por su estilo reflexivo, sino por la coherencia de su
planteamiento con las diferentes situaciones políticas, sociales y comunicacionales, no
creo que junte en su haber muchos detractores.

Este libro podría llamarse: “La historia de la publicidad jamás contada”, pero de ese
modo llegaría a ser un best seller y yo nunca lo leería.

A nivel estructural, el libro se divide en seis capítulos, aunque el último incluye las
conclusiones de los anteriores. Recogeré un breve resumen de los mismos antes de pasar
a un examen más minucioso de algunos de los temas tratados.

En el primero, plantea que los hombres siempre necesitaron un ser supremo que los
guíe, y cómo de un Dios del Antiguo Testamento se pasó a la Ley como reguladora del
comportamiento social para luego hacer su entrada la Publicidad como creadora de
modelos de vida que todos querremos alcanzar.

En el segundo capítulo recoge la reflexión sobre el mundo creado por el lenguaje


publicitario. Aquí parte de Weber (en su intento de organizar la realidad a partir de unos
ideales) y lo compara con el trabajo que hace la publicidad insertando sus modelos de
vida a través de los anuncios. Para ejemplificarlo toma como referencia los productos
más destacados en inversión publicitaria y extrae la esencia de sus mensajes. Fútbol,
coches, comida y bebida dictan la pauta de los valores que se deben vender en
publicidad para que todo siga rodando como hasta ahora.

El tercer capítulo recae directamente en el elemento constitutivo de una empresa


moderna, comercialmente competitiva: la marca. De este modo, viaja por las fechas
decisivas en la historia, destacando los grandes cambios tecnológicos y culturales en
relación con la situación publicitaria de cada momento y cómo la importancia de las
marcas en el entramado socioeconómico del mundo va cobrando fuerza ante la
decadencia de las estructuras de producción conocidas y la privatización de las
instituciones públicas. Pero además hace una aproximación a la estrategia del discurso
publicitario para hacer llegar los valores de esa marca al público.

El capítulo número cuatro podríamos interpretarlo como el más didáctico, ya que


contiene las líneas esenciales de varios estudios sobre los pilares de las marcas. Entra en
juego la motivación que mueve a los consumidores en su conducta de compra y los
casos prácticos en que se han desarrollado estas estrategias sobre las marcas, y otras
teorías planteadas a lo largo del libro, con éxito.

En el quinto capítulo, trata los elementos diversos de la sociedad de consumo actual, su


relación de retroalimentación con la publicidad y la forma en que las “clases dirigentes”
hacen buen uso de su nomenclatura, proporcionando unos modelos de vida únicos que
serán puestos, luego, al alcance de todos a través del único producto gratuito: la
publicidad (y los valores asociados a los productos que ella difunde). Es interesante que
el autor haya decidido ir más allá en el análisis de la naturalidad con que las personas
aceptan el discurso publicitario porque se topa con una idea esencial en el libro: la re-
presentación de la realidad. Desarrollará para explicarlo el “Sistema de los Objetos” y
terminará con un sub-apartado dedicado a explicar cómo se ha conformado la
publicidad misma en objeto de consumo.

Por último, en el capítulo seis deja un breve resumen de cada capítulo, formulando
algunas preguntas que surgen sin respuesta en la mente del lector y aportando su propio
granito de arena en la búsqueda efectiva de un encuentro con la realidad real.
En esta segunda parte del resumen, destacaré algunas ideas que el autor aborda en
distintos capítulos para poder realizar una especie de línea del tiempo con
acontecimientos importantes, puntos de inflexión en el modo de leer la realidad de las
distintas sociedades. (Citas)

En nombre de la tecnología punta, del progreso, de la comunicación, de la defensa


nacional o del miedo, el individuo contemporáneo ha dejado escapar la oportunidad de
diseñar los deseos a imagen y semejanza de sí mismo.

De discípulo, a ciudadano a consumidor, las personas se precipitan hacia los modelos


designados.

Por último quiero destacar las ideas que podemos sacar en referencia directa al lenguaje
como articulador y medio para que la publicidad se eleve como dios de todas las
personas que consumen las cosas que ella misma no menciona al hablar.

1º Jesús justifica y consolida el discurso divino

2º Conquista de América. Publicidad informativa para vender productos y esclavos en


mercado europeo

3º 1º Rev industrial. Nace el capitalismo y la mercancía, el valor y el precio de los


productos se separa

4º Revolución Francesa. Cambio del discurso, necesidades y universo simbólico.


Muere Dios como concepto aceptado y nace ley como expresión de los derechos
comunes. Estrategias publicitarias tempranas, informan cualidades y precio.

5º Revolución industrial. Mecanismos que hacen público el valor de cambio de un


producto (resaltan lo saludable y beneficioso) pero sigue siendo referencial. Publicidad
informativa orientada a calmar la ansiedad de la población “nueva consumidora” que se
ve sumergida entre inventos y nuevos productos que debería incorporar a su vida.

También podría gustarte