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¿El sello de Dios es el sábado o el

Espíritu Santo?

Algunas personas tienen dificultad para armonizar la función del Espíritu


Santo y el papel del sábado en el sellamiento final del pueblo remanente
de Dios. No cabe duda de que la presencia del Espíritu Santo en la vida
del creyente es la mayor evidencia de que éste se encuentra en estado de
salvación (ver ​Rom. 8: 1-17​, ​Gál. 5: 16-26)​ . Por eso, el apóstol Pablo se
refirió al Espíritu Santo como “garantia” (​II Cor. 1:21​ y ​22​) y “sello” (​Efes.
1:13​, ​4:30​) de la salvación. Elena de White añade que “A todo el que ha
aceptado a Cristo como Salvador personal, el Espíritu Santo ha venido
como consejero, santificador, guía y testigo. “. – ​Hechos de los Apóstoles​ ,
pág. 49.

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Además, el Espíritu Santo es también el agente sellador y capacitador de


los creyentes para el cumplimiento de la misión evangélica. Comentando
los últimos momentos antes de la ascensión de Cristo, Elena de White dice
que “La presencia visible de Cristo estaba por serles quitada a los
discípulos, pero iban a recibir una nueva dotación de poder. Iba a serles
dado el Espíritu Santo en su plenitud, el cual los sellaría para su
obra”(​Hechos de los Apóstoles​ , pág. 25). En relación a Pentecostés, la
misma autora afirma que “los que creyeron en Cristo fueron sellados por el
Espíritu Santo”. – ​Comentario Bíblico Adventista​ , vol. 6, pág. 1.055.

El proceso de restauración de las verdades bíblicas por los pioneros


adventistas del séptimo día también fue sellado, es decir, aprobado por el
Espíritu Santo. “Sabemos muy bien cómo se estableció cada rasgo de la
verdad, y conocemos el sello puesto sobre la verdad por el Espíritu Santo
de Dios.” (​Mensajes selectos​ , vol. 2, pp. 118). Al describir su participación
en algunas reuniones en South Lancaster, Massachusetts, en la década de
1880, la Sra White menciona que “el Señor escuchó nuestras oraciones, y
su Espíritu puso su sello en nuestro trabajo” (​Review and Herald​ , 15 de
enero de 1884, página 33). Hoy, Dios “Desea que su obra se lleve
adelante con perfección y exactitud, a fin de sellarla con su aprobación.”. –
Hechos de los Apóstoles​, pág. 79.

Pero la función selladora del Espíritu Santo en el plano de la salvación no


conspira contra la identificación del sábado como “el sello del Dios vivo”
(​Apoc. 7: 2,​ ​9: 4​) en el desenlace de la gran controversia entre la verdad y
el error (ver ​Apocalipsis 12:17​, ​14: 9-12​). En realidad, el Espíritu Santo es
concedido a los que obedecen a Dios (​Hechos 5:32​) y, por esa razón, es
llamado por Cristo como “el Espíritu de la verdad” (​Juan 14:17;​ ​15:26;​
16:13;​ ). Su obra es conducir a los seguidores de Cristo “a toda la verdad”
(​Juan 16:13​), de la cual forma parte el cuarto mandamiento del decálogo,
que ordena la observancia del sábado (​Éxodo 20: 8-11​; ​119: 142​).

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Elena G. de White afirma que “el sábado fue insertado en el decálogo


como el sello del Dios vivo, identificando al Legislador, y haciendo
conocido su derecho de gobernar. Era la señal entre Dios y su pueblo, una
prueba de su obediencia a él. Moisés fue ordenado a decirles de parte del
Señor: ‘Ciertamente, guardaréis mis sábados; porque es señal entre Mí y
vosotros en vuestras generaciones; para que sepáis que Yo soy el Señor,
que os santifica’ [​Éxo. 31:13​]. Y cuando algunos del pueblo salieron el
sábado a recoger el maná, el Señor preguntó: ¿Hasta cuándo os negaréis
a guardar mis mandamientos y mis leyes? [​Éxo. 16:28​].”- ​Sings of the
Times​ 13 de mayo de 1886, p. 273.

“La obra del Espíritu Santo es convencer al mundo del pecado, de justicia
y de juicio. El mundo sólo será advertido al ver a los que creen en la
verdad siendo santificados por la verdad, actuando por principios altos y
santos, demostrando en sentido alto y elevando la línea divisoria entre
aquellos que guardan los mandamientos de Dios y aquellos que los
pisotean. La santificación del Espíritu marca la diferencia entre los que
tienen el sello de Dios y los que guardan un día de descanso espurio.”-
Comentario Bíblico Adventista​ , vol. 7, pág. 980.

Por lo tanto, la presencia santificadora del Espíritu Santo en la vida es el


sello de la salvación del creyente, que permanece en él mientras éste
permita que el Espíritu Santo lo conduzca “a toda la verdad” (​Juan 16:13​).
En el conflicto final entre la verdad y el error, la humanidad acabará
polarizada entre los que observan el sábado bíblico instituido por Dios y los
que veneran el domingo de origen pagano. En ese contexto, el sábado
asumirá la función de señal escatológica de lealtad incondicional a Dios.

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