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Administración

de cooperativas

Verónica Lilián Montes

Índice de contenidos
Introducción
Unidad
Unidad

Versión digital de la Unidad

Carpeta de trabajo Unidad


Unidad
Unidad

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2

Montes, Verónica Lilián


Administración de cooperativas. - 1a ed. - Bernal : Universidad Virtual
de Quilmes, 2014.
E-Book.

ISBN 978-987-3706-32-5

1. Economía. 2. Cooperativa. I. Título


CDD 334

Procesamiento didáctico: Bruno De Angelis, Ana Elbert y Gustavo


Luchini
Diseño original de maqueta: Hernán Morfese, Marcelo Aceituno
y Juan Ignacio Siwak
Diagramación: Juan Ignacio Siwak

Primera edición: octubre de 2014

ISBN: 978-987-3706-32-5

© Universidad Virtual de Quilmes, 2014


Roque Sáenz Peña 352, (B1876BXD) Bernal, Buenos Aires
Teléfono: (5411) 4365 7100 http://www.virtual.unq.edu.ar

La Universidad Virtual de Quilmes de la Universidad Nacional de


Quilmes se reserva la facultad de disponer de esta obra, publicarla,
traducirla, adaptarla o autorizar su traducción y reproducción en
cualquier forma, total o parcialmente, por medios electrónicos o
mecánicos, incluyendo fotocopias, grabación magnetofónica y cual-
quier sistema de almacenamiento de información. Por consiguiente,
nadie tiene facultad de ejercitar los derechos precitados sin permiso
escrito del editor.

Queda hecho el depósito que establece la ley 11723


3

Íconos

LL
Leer con atención. Son afirmaciones, conceptos o definiciones destacadas
y sustanciales que aportan claves para la comprensión del tema que se
desarrolla.

PP
Para reflexionar. Propone un diálogo con el material a través de preguntas,
planteamiento de problemas, confrontaciones del tema con la realidad,
ejemplos o cuestionamientos que alienten la autorreflexión.

Texto aparte. Contiene citas de autor, pasajes que contextualicen el desa-


rrollo temático, estudio de casos, notas periodísticas, comentarios para for-
mular aclaraciones o profundizaciones.

Pastilla. Incorpora informaciones breves, complementarias o aclaratorias de


N algún término o frase del texto principal. El subrayado indica los términos a
propósito de los cuales se incluye esa información asociada en el margen.

CC
Cita. Se diferencia de la palabra del autor de la Carpeta a través de la inser-
ción de comillas, para indicar claramente que se trata de otra voz que ingre-
sa al texto.

Ejemplo. Se utiliza para ilustrar una definición o una afirmación del texto
principal, con el objetivo de que se puedan fijar mejor los conceptos.

AA
Para ampliar. Extiende la explicación a distintos casos o textos como podrían
ser los periodísticos o de otras fuentes.

KK
Actividades. Son ejercicios, investigaciones, encuestas, elaboración de cua-
dros, gráficos, resolución de guías de estudio, etcétera.

SS
Audio. Fragmentos de discursos, entrevistas, registro oral del profesor expli-
cando algún tema, etcétera.

EE
Audiovisual. Videos, documentales, conferencias, fragmentos de películas,
entrevistas, grabaciones, etcétera.

II
Imagen. Gráficos, esquemas, cuadros, figuras, dibujos, fotografías, etcétera.

WW
Recurso web. Links a sitios o páginas web que resulten una referencia den-
tro del campo disciplinario.

OO
Lec­tu­ra obli­ga­to­ria. Textos completos, capítulos de libros, artículos y papers
que se encuentran digitalizados en el aula virtual.

RR
Lectura recomendada. Bibliografía que no se considera obligatoria y a la que
se puede recurrir para ampliar o profundizar algún tema.

Código. Incorpora al material un determinado lenguaje de programación.


Línea de tiempo. Se utiliza para comprender visualmente una sucesión cro-
nológica de hechos.
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Índice

La autora................................................................................................ 9
Introducción.......................................................................................... 11
Problemática del campo........................................................................ 12
Reflexiones acerca del aprendizaje en un entorno virtual.......................... 12
Mapa conceptual.................................................................................. 15
Objetivos del curso................................................................................ 17

1. La economía y las cooperativas ........................................................ 19


Objetivos ............................................................................................. 19
1.1. Inserción de las cooperativas en los distintos sistemas económicos.19
1.1.1. Rochdale y la cooperativización de la economía...................... 19
1.1.2. George Fauquet y el sector cooperativo.................................. 21
1.1.3. Los sistemas económicos tradicionales y el
¿sistema cooperativo? .................................................................. 21
1.2. Economía social: antecedentes, significados, alcances y
perspectivas.................................................................................. 23
1.2.1. Conceptualización................................................................ 25
1.2.2. Algunas acepciones en la República Argentina ...................... 28
1.3. Hacia la definición de la economía solidaria y sus implicaciones........ 31
1.4. El sector cooperativo y su impacto en la economía. Experiencias
actuales........................................................................................ 34
Referencias bibliográficas...................................................................... 43
Referencias web................................................................................... 44

2. Identidad social y jurídica de las cooperativas................................... 47


Objetivos ............................................................................................. 47
2.1. Identidad cooperativa..................................................................... 47
2.1.1. Los elementos de la declaración........................................... 48
2.1.2. La definición de cooperativa.................................................. 49
2.1.3. Los valores cooperativos...................................................... 49
2.1.4. Los principios cooperativos................................................... 53
2.2. El marco legal. Antecedentes y evolución del movimiento
cooperativo argentino..................................................................... 57
2.3.1. El artículo 2. Concepto. Caracteres........................................ 61
2.3.2. El artículo 42. Excedentes repartibles. Concepto.................... 63
2.4. Los modelos cooperativos.............................................................. 64
Referencias bibliográficas...................................................................... 67
Referencias web................................................................................... 67

3. Gestión cooperativa.......................................................................... 69
Objetivos ............................................................................................. 69
3.1. Concepto de gestión cooperativa..................................................... 69
3.2. Gobierno y gestión cooperativa........................................................ 73
3.2.1. El Gobierno cooperativo........................................................ 75
3.2.2. Características especiales de la gestión cooperativa.............. 75
3.2.3. Los problemas de gestión cooperativa................................... 79
6

3.3. Los modelos de gestión cooperativa ............................................... 82


3.3.1 La organización burocrática.................................................... 83
3.3.2. La organización autogestionaria............................................ 83
3.4. Los modelos de evaluación del desempeño social y la
construcción de indicadores del balance social................................ 86
3.4.1. Introducción......................................................................... 86
3.4.2. Empresa y responsabilidad social ......................................... 88
3.4.3. Concepto de balance social.................................................. 90
3.4.4. Diferentes modelos de balance social .................................. 91
3.5. Diferentes modelos y experiencias de balance social cooperativo...... 93
3.5.1. La experiencia argentina....................................................... 93
3.6. Nuevos paradigmas para el management cooperativo....................... 96
Referencias bibliográficas...................................................................... 99
Referencias web................................................................................. 100

4. Constitución de cooperativas.......................................................... 103


Objetivos ........................................................................................... 103
4.1. Tareas previas a la constitución.................................................... 103
4.1.1. Tareas iniciales.................................................................. 103
4.1.2. La reunión preparatoria...................................................... 105
4.1.3. La Comisión Provisoria....................................................... 106
4.1.4. Requerimientos legales previos a la asamblea en la
provincia de Buenos Aires............................................................. 110
4.2. La Asamblea Constitutiva............................................................. 111
4.2.1. Documentación posterior a la asamblea ............................. 112
4.3. Los asociados............................................................................. 115
4.3.1. Derechos de los asociados................................................. 116
4.3.2. Deberes de los asociados.................................................. 117
4.3.3. Causas de extinción del vínculo asociativo .......................... 117
4.4. Fiscalización pública .................................................................... 118
4.4.1. El rol del Inaes................................................................... 121
4.4.2. Régimen sancionatorio....................................................... 125
Referencias bibliográficas.................................................................... 127
Referencias web................................................................................. 127
Anexo................................................................................................. 129

5. Organización de las cooperativas.................................................... 131


Objetivos ........................................................................................... 131
5.1. Estructura organizacional.............................................................. 131
5.2. La Asamblea ............................................................................... 132
5.2.1. Características funcionales de la Asamblea......................... 132
5.2.2. Competencia de la Asamblea.............................................. 133
5.2.3. Clases de asambleas......................................................... 134
5.2.4. Convocatoria a asamblea.................................................... 136
5.2.5. Funcionamiento de las asambleas ...................................... 137
5.3. El Consejo de Administración ....................................................... 139
5.3.1. Características funcionales................................................. 140
5.3.2. Funciones y facultades....................................................... 140
5.3.3. Funcionamiento ................................................................ 142
5.3.4. Responsabilidad de los consejeros ..................................... 142

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5.4. La fiscalización privada................................................................. 143


5.4.1. Sindicatura ....................................................................... 143
5.4.2. Auditoría ........................................................................... 145
Referencias bibliográficas.................................................................... 149

6. La comercialización, el financiamiento y las relaciones con


las personas ............................................................................... 151
Objetivos ........................................................................................... 151
6.1. Planeamiento estratégico ............................................................ 151
6.2. La función de comercialización en las cooperativas........................ 152
6.2.1. Definición de marketing...................................................... 152
6.2.2. Marketing cooperativo........................................................ 153
6.2.3. Inserción de las cooperativas en el proceso de integración... 157
6.3. El capital y el financiamiento en las cooperativas........................... 165
6.3.1. El capital en las cooperativas.............................................. 165
6.3.2. Fuentes de financiamiento.................................................. 166
6.3.3. Las reservas y su utilización............................................... 169
6.4. Las relaciones con las personas en las cooperativas...................... 172
6.4.1. El planeamiento del personal.............................................. 174
6.4.2. Las políticas del personal................................................... 175
Referencias bibliográficas.................................................................... 179
Referencias web................................................................................. 180

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La autora

Verónica Lilián Montes


Es egresada de las carreras de Técnico en Cooperativas y Contador Público
Nacional de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Actualmente, dirige el Instituto de Estudios Cooperativos de la Facultad
de Ciencias Económicas de la UNLP y es profesora titular de las cátedras de
“Sociología y Educación Cooperativa” y “Gestión Cooperativa”.
Desde el año 2004 se desempeña como consejera directiva por el claustro
docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP.
Forma parte del Banco de Evaluadores de Proyectos de Extensión de la
UNLP desde el año 2011, y es evaluadora de trabajos de investigación en el
área de procesos cooperativos y asociativos de la UNLP y de universidades
de Latinoamérica.
Ha realizado la especialización en Docencia Universitaria (UNLP) y es estu-
diante en el Plan de Complementación Curricular. Actualmente, se encuentra
en la etapa de realización del trabajo final integrador.
Es investigadora categorizada de la UNLP. Participa en calidad de directora
en proyectos de extensión dirigidos a cooperativas o grupos precooperativos
y en proyectos de investigación a nivel nacional e internacional, por ejemplo,
el Proyecto de Balance Social en las Cooperativas, y realiza la transferencia
de dicha temática en nuestro país y en el exterior.
Expone en conferencias, congresos y seminarios nacionales e internacio-
nales sobre la disciplina. Es autora de numerosas publicaciones en la temá-
tica de su especialidad.
En representación del Instituto de Estudios Cooperativos de la Facultad
de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata, integra diver-
sas redes académicas vinculadas con organizaciones cooperativas y asocia-
tivas, entre ellas: UNIRCOOP, PROCOAS, RULESCOOP y el Programa Marie
Curie-IRSES.

La autora agradece la participación de Magdalena Nievas en la elaboración de


la unidad 6, así como el apoyo y la colaboración de todo el equipo docente del
Instituto de Estudios Cooperativos de la Facultad de Ciencias Económicas de
la Universidad Nacional de La Plata (www.econo.unlp.edu.ar/estudios_coope-
rativos) que hicieron posible materializar este proyecto.

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Introducción

La cooperativa es una forma organizacional extendida en todo el mundo.


Efectivamente, las cooperativas y el movimiento por ellas constituido, por su
tamaño y amplitud, la convierten en la organización socioeconómica de carác-
ter universal más grande del mundo.
Tienen presencia e incidencia en la economía de los distintos países, situa-
ción que puede demostrarse al hacer mención a las principales estadísticas
así como a experiencias concretas, de modo de despejar dudas acerca de su
real participación en la economía mundial.
La primera cooperativa moderna, cuyo origen se remonta al año 1844 en
Inglaterra, fue producto de la iniciativa y visión de los pioneros de Rochdale,
quienes articularon un sistema simple, claro y contundente de principios que
aseguraron a sus fundadores conducir la organización y los negocios en bene-
ficio de sus asociados para la satisfacción de sus necesidades.
La adaptación a los cambios económicos, sociales y políticos ocurridos a
través del tiempo generó la reformulación de tales principios, que hoy conflu-
yen junto a la definición de cooperativa y los valores cooperativos en la amplia-
mente difundida Identidad Cooperativa.
Esta Carpeta de trabajo está pensada para quienes deseen ingresar al fas-
cinante mundo de esta forma empresarial particular que crean los hombres
cuando deciden abastecerse por sus propios medios de los bienes y servicios
que necesitan. Las cooperativas tienen sustento en la propiedad colectiva; la
gestión voluntaria, participativa y democrática; y un profundo compromiso en
dignificar al ser humano por medio de la educación cooperativa, capacitación
permanente y progreso social.
Se propone animar al estudiante a adentrarse en los orígenes de la coope-
ración, su evolución y trascendencia; conocer la especificidad de las coope-
rativas, su legislación y su administración diferenciada; las distintas modali-
dades, que permiten la satisfacción de las necesidades más sentidas por los
asociados como sus más altas aspiraciones individuales; los desafíos que
afrontan a diario las personas involucradas en estas organizaciones y la solu-
ción mediante decisiones con base en el privilegio de las personas, en la res-
ponsabilidad social y no en el capital.
Pretende que el estudiante internalice y apropie las bases del sistema coo-
perativo mediante la comprensión de su estructura dinámica de funcionamien-
to participativo y democrático, con igualdad de derechos y deberes para todos
sus asociados, sin ningún tipo de discriminación.
Aborda una variedad de aspectos que definen la genuidad de la forma coo-
perativa desde el momento mismo de su constitución.
Al momento de desarrollar la temática referenciada, se prestó especial
atención al uso de las diversos recursos disponibles de manera de motivar al
estudiante a la comprensión teórica, ilustrada con las realizaciones prácticas.
Los numerosos ejemplos, los vínculos de internet, los videos, los estudios
de caso y la vasta bibliografía propuesta en esta Carpeta tienen la intención
de proporcionar al estudiante los materiales adecuados para la cabal com-
prensión y estudio del mundo cooperativo.

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Problemática del campo


Las cooperativas son la expresión de un modelo de gestión, de una práctica
organizacional especial que tiene como fundamento la doctrina cooperativa.
Podría decirse que cada cooperativa tiene su propio modelo o estilo de ges-
tión. El desafío consiste en construir y hacer funcionar cada cooperativa desde
su dimensión económica y social (empresa-asociación) mediante la aplicación
de estrategias y técnicas que tengan en cuenta la particularidad cooperativa.

Reflexiones acerca del aprendizaje en un entorno


virtual
La educación no presencial impartida a través de un entorno virtual de ense-
ñanza y aprendizaje nos enfrenta a un nuevo paradigma educativo que modifica
la forma y los tiempos de la interacción docente-estudiante. El desafío se cen-
tra en la comunicación, en la calidad del mensaje, en la actitud responsable
del estudiante para organizar su tiempo y del docente para dar respuesta
oportuna a las consultas efectuadas por aquel y evaluar sus actividades.
Dictar clases virtuales tiene muchas ventajas para este tipo de asignatura.
Desde el punto de vista pedagógico, se trata de una escuela centrada en los
aprendizajes. El oficio del profesor se redefine: más que enseñar, se trata de
hacer aprender. La pregunta adecuada entonces es la de Saint-Onge (1996):
“yo enseño, pero ellos, ¿aprenden?”
Las nuevas tecnologías pueden reforzar la contribución de los trabajos
pedagógicos y didácticos contemporáneos, puesto que permiten crear situacio-
nes de aprendizajes enriquecedoras, complejas, diversificadas, con la ayuda
de una división de trabajo que ya no hace descansar toda la inversión en el
profesor, puesto que de la información, así como la dimensión interactiva se
encargan los productores de instrumentos (Perrenoud, 2007).
En el mundo actual, y en particular en Argentina, los cambios tecnológicos
y el acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) están en
constante desarrollo y atraviesan nuestras actividades diarias. Hay un emer-
gente de convergencia de las tecnologías digitales que generan nuevas cons-
trucciones sociales en relación con cómo se percibe y se entiende la tecnolo-
gía. Los estudiantes y profesores estamos situados en un contexto dinámico
y cambiante donde se requiere la puesta en práctica de estrategias de apro-
piación de los medios. La educación, y en particular la educación universita-
ria, han transitado diferentes propuestas de revisión de prácticas en el aula.
En el último tiempo a nivel internacional se están trabajando en propuestas
innovadoras que incorporen diferentes usos de tecnología digital en el ámbi-
to educativo. Esto ofrece la aparición y resignificación de diferentes prácticas
y modalidades de enseñanza (Casamayor, 2008). Entre las propuestas exis-
tentes incorporar al estudiante al nuevo ámbito de estudio a través del apoyo
de las TIC atiende a la diversidad de estudiantes que llegan a la comunidad
universitaria, y para los cuales el uso de las TIC es parte de su vida diaria, es
un ámbito naturalizado en el cual ellos se mueven. Acercar la nueva “cultura
universitaria” a su forma de vida puede verse favorecida y reconocida en la
incorporación paulatina de TIC para estudiar.
En el aula virtual el estudiante aprende de manera activa, siendo partícipe
de un entorno dinámico donde interactúa con el contenido y con otras perso-

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nas. Dentro de este contexto, interesa formar un estudiante que pueda res-
ponder preguntas, pero que también pueda formularlas, que pueda pregun-
tarse, que establezca una relación de diálogo pragmático con los otros. No
solamente hay que resolver problemas, sino también proponer problemas en
forma conjunta. El modelo de profesor está basado en el aprendizaje y en el
trabajo colaborativo, entendiendo al aprendizaje como la construcción de cono-
cimiento socialmente compartido. La vía de comunicación asincrónica, al ser
diferida en el tiempo, permite un espacio de análisis y construcción del cono-
cimiento para los estudiantes y docentes. Hay un proceso de elaboración para
las preguntas y las respuestas permitiendo la reflexión y la modificación de los
mensajes antes de ser socializados (Casamayor, 2008).

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Mapa conceptual

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Objetivos del curso

Al finalizar el curso se espera que el estudiante adquiera los conocimientos


necesarios para:

•• Apropiar las bases del cooperativismo y de la economía social.


•• Internalizar los conocimientos sobre valores cooperativos y responsabilidad
social empresarial.
•• Entender las particularidades de las cooperativas y su gestión diferenciada.
•• Comprender el rol que estas empresas desempeñan en la economía.
•• Intervenir en la consolidación del sistema cooperativo mediante la difusión
y concientización acerca de la figura cooperativa.

••

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La economía y las cooperativas

Objetivos
•• Conocer las distintas teorías que sustentan el origen y la evolución del
cooperativismo.
•• Describir los antecedentes, significados y alcances de la economía social.
•• Comprender el rol que desempeñan las cooperativas para la construcción
de otra economía.
•• Conocer el impacto de la forma cooperativa en la economía nacional y
mundial.

1.1. Inserción de las cooperativas en los distintos


sistemas económicos

Las cooperativas constituyen una forma jurídica de larga data, hoy ampliamen-
te difundida en el mundo. Se han instalado y desarrollado en distintos secto-
res de la economía, así como en los distintos sistemas económicos, con base
en una forma diferente de administrar sus asuntos, de integrar su capital, de
distribuir sus resultados, en definitiva, con una concepción doctrinaria original.
Veremos que existen diversas posturas acerca de la interpretación del
origen y el rol que desde sus inicios estas cooperativas estaban llamadas a
cumplir en la economía. Cuestiones que continúan debatiéndose en la actua-
lidad, no solo en relación con su concepción sino también con las posibilida-
Los pioneros de Rochdale, funda-
des futuras para su expansión. dores de la primera cooperativa
moderna en 1844, fijaron reglas o
pautas de funcionamiento, amplia-
mente conocidas como principios,
1.1.1. Rochdale y la cooperativización de la economía que constan en su estatuto primi-
Aranzadi (1976) plantea la discrepancia que existe entre los tratadistas res- tivo y en las sucesivas reformas.
pecto a la interpretación de los postulados de los pioneros de Rochdale, que
conducirían a ratificar o rectificar su intención de cooperativizar la economía.
Para algunos, el fin principal de la reforma social se manifiesta en el artí-
culo 1 del estatuto de la cooperativa de los pioneros de Rochdale, al mencio-
nar el propósito de emprender, “en cuanto sea posible, la organización de las
fuerzas de producción, distribución, educación y gobierno” en el entendimien-
to de que ello implica una profunda transformación social.
Para otros, lo que aparece de modo explícito es la aspiración a formar una
colonia autónoma y no a cooperativizar toda la economía, dado que la cita del
artículo señalado continúa diciendo: “O, dicho en otras palabras, el estable-
cimiento de una colonia que se baste a sí misma y en la que se unirán los

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intereses, o bien prestará ayuda a otras sociedades para establecer colonias


de esta clase”.
Vienney (1961), citado por Aranzadi (1976), señala:

CC
(…) los pioneros de la cooperación parecían no haber diferenciado, al comien-
zo, entre proyectos de gestión de empresas y programas de transformación so-
cial completa, o más exactamente han pensado que una evolución continua
les permitía pasar del primer término al segundo. Esta asimilación entre em-
presa y sistema económico es explicable dado que para los mismos economis-
tas clásicos la ‘mano invisible’ del mercado convertía automáticamente el inte-
rés individual en interés general…”. Esta ilusión no ha sido exclusiva de los
cooperadores; “la mayor parte de los movimientos socialistas obreros (…) han
fundado sobre la empresa construcciones o reivindicaciones que tomaban
prácticamente la forma de manifiestos para una reorganización social comple-
ta. (Aranzadi, 1976).

En cuanto a la concepción de la Escuela de Nimes y en particular de Charles


Gide, su “plan de acción” tenía por finalidad crear un nuevo sistema econó-
Charles Gide (Uzès, 1847; París, mico social, más conocido como la “república cooperativa”. Consistía en tres
1932). Economista. Una de las etapas sucesivas:
personalidades más destaca-
das del pensamiento cooperati-
vista moderno. Junto a Édouard
de Boyve y Auguste Fabre, fundó 1. Agrupar las cooperativas entre sí y deducir de sus beneficios la mayor
en 1895 la Escuela de Nimes. parte posible para formar grandes capitales, fundar grandes almacenes de
En dicha escuela siguieron el venta al por mayor y realizar las compras en gran escala, y así conquistar
programa de acción de Gide, se
el comercio.
basó en las reglas de Rochdale e
intensificó la inspiración moral y 2. Con los capitales así conformados, dedicarse a producir directamente todo
espiritual del movimiento coope- lo que se requiere para cubrir las necesidades de los asociados, creando
rativo para edificar la “república panaderías, molinos, fábricas de telas y confección de ropas, fábricas de
cooperativa”.
calzado, fábricas de galletas o pastas, etc., a fin de conquistar la industria
manufacturera.
3. Por último, adquirir tierras y granjas a fin de producir de manera directa el
trigo, el vino, la carne, las aves, las legumbres, las frutas, etc., que son la
base del consumo, y así conquistar la industria agraria.

De esa manera, se conseguiría la “república cooperativa”, programa de la


cooperación aplicable a todos los países. Se aboliría el lucro, y el campo de
acción no se limitaría a la vida económica, sino que incluiría la organización
de la vida del individuo en sociedad.
Gide destaca el papel preponderante del consumidor en la economía. Su
apoyo a la soberanía del consumidor y a las cooperativas de consumo se funda
en la convicción de que el interés de los consumidores asociados se confun-
de con el interés de la comunidad, con el interés general. Las personas como
consumidoras de bienes y servicios están interesadas en que estos se pro-
porcionen en las mejores condiciones de precio y calidad, en tanto los produc-
tores buscan obtener el mejor precio por sus productos o servicios y pueden
enfrentarse en ocasiones al interés general.
Figuras reconocidas defienden esta aspiración, con diferentes matices;
entre ellas merecen citarse Beatrice Potter Web, Bernard Lavergne, Ernest
Poisson, Georges Lasserre y Paul Lambert.

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1.1.2. George Fauquet y el sector cooperativo


El Dr. George Fauquet rehúsa la visión global precedentemente comentada.
Es el representante más conocido de las concepciones sectoriales del coo-
perativismo. En su obra publicada en el año 1935, denominada El sector George Fauquet (1873-1953).
cooperativo, escribe: Gran teórico cooperativista
francés.

CC
Ateniéndonos a una visión positiva de la realidad, se ve claramente que ni la
cooperación de consumo, por sí sola, ni todo el conjunto de formas de la coo-
peración pueden invadir el campo todo de la economía. Es bastante con que
pretendan ocupar un sector, cuya extensión podrá de otro lado variar según la
naturaleza de las fuerzas económicas y políticas del medio circundante y las
cualidades de los cooperadores mismos. (Fauquet, 1962).

Para este autor, el sector cooperativo se ubica principalmente en los extremos


inicial y final del proceso económico, es decir, la agricultura y el consumo, en
tanto la zona central conformada por la industria de transformación es capi-
talista o pública.
El campo de acción de la cooperación está limitado a la solución de los
problemas económicos de la familia y de los pequeños agricultores, produc-
tores y comerciantes; al ámbito no ocupado por las empresas capitalistas y
las oficiales. Para Fauquet, las cooperativas agrupan estas pequeñas unida-
des con fines de autoprotección y emancipación: las cooperativas de consu-
mo y vivienda sirven a la familia, las cooperativas rurales y agrícolas sirven a
la pequeña economía campesina, y las cooperativas de artesanos y obreros
sirven a la pequeña economía manual.
Plantea que hay cuatro grandes sectores o subdivisiones de la economía: el
sector público; el capitalista; el propiamente privado; y el sector cooperativo,
que abarca todas las formas de cooperativismo. Esta última es una caracte-
rística propia de esta concepción, que la diferencia de las integrales basadas
en el desarrollo preponderante de las cooperativas de consumo.
Acompañan esta postura Hermann Schulze Delitzsch, Friedrich Wilhelm
Raiffeisen y Léon Walras.

1.1.3. Los sistemas económicos tradicionales y el ¿sistema


cooperativo?
Portnoy (1979) expresa que la organización de la sociedad en el mundo actual
se ha polarizado en dos grandes sistemas: capitalismo y colectivismo. Cada
uno de ellos ha ido adquiriendo los elementos propios de un sistema y ha
generado un conjunto de relaciones entre sus diversas estructuras.
El sistema económico capitalista, surgido en el siglo XVII en Inglaterra, vino
a sustituir al feudalismo. Se desarrolló apoyado en la propiedad privada de los
medios de producción, en la distribución de los bienes y servicios cuyos pre-
cios son determinados por la oferta y la demanda, y en la división de poderes
como soporte de la democracia desde el punto de vista formal.
El sistema económico colectivista partió de la socialización de la propie-
dad, de la fijación de los precios por los órganos de planificación y de formas
de gobierno inspiradas en la denominada dictadura del proletariado.

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22

Las críticas a cada uno de estos sistemas son conocidas y surgidas de


valoraciones de hecho.
En estos sistemas, sostiene Portnoy (1979), se encuentran prácticamente
todas las economías nacionales, a excepción, por ejemplo, de sectores des-
prendidos del sistema por razones antropológicas o economías no moneta-
rias. De esa manera, el sistema cooperativo aparece hasta ahora incorpora-
do en los grandes sistemas y puede ser caracterizado como un subsistema,
por cuanto no reúne todas las características requeridas para conformar un
sistema en sí mismo, entre ellas: no ha caracterizado la propiedad y no está
en condiciones de determinar cómo se establecen los procesos productivos
y los precios.
Aranzadi plantea el distanciamiento de la cooperación respecto de los sis-
temas económicos vigentes y el hecho de que se constituye en una solución
original, en una “tercera vía”. En tal sentido, resulta pertinente reproducir su
cita de Lavergne:

CC
Cuando la humanidad se cree todavía condenada a este dilema crucial: o el ré-
gimen individualista con su fecundidad técnica, pero su injusto reparto, o bien
el estatismo con su gestión improductiva y encima la desaparición de las liber-
tades privadas y públicas, pero con su equitativo reparto del ingreso, he aquí
que se presenta una tercera alternativa que a la fecundidad de la producción
capitalista asocia la equidad del reparto socialista de los ingresos: el coopera-
tivismo. (Aranzadi, 1976).

Por su parte, Veverka (1983) hace referencia a las organizaciones de la “eco-


nomía social”, que operan en muchos sectores de la economía y “que no son
como las otras”, ya que las distingue la manera en que se administran y la
forma en que reparten sus resultados. Las organizaciones cooperativas inte-
gran este campo de la “economía social”, que se situaría entre la economía
privada y la economía pública.
Se trata de empresas que se agruparían bajo el lema “no lucro, no Estado”
a las que se les atribuye la característica de formar parte de un “tercer sector”,
situado entre el sector público y el sector privado. De manera que se constata
que la economía social no tiene su propia doctrina.
El autor concluye que, si bien estas instituciones cumplen una función
indispensable en una economía de mercado, no es posible considerarlas como
un sistema económico autónomo e independiente, razón por la cual les asig-
na un sector en la economía.
Por otro lado, Vainstok señala:

CC
La economía social no se desarrolla y funciona como una realidad autónoma,
extrapolada de las leyes generales que regulan el desenvolvimiento de la eco-
nomía, la sociedad y el Estado; está necesariamente condicionada por las re-
glas comunes del sistema vigente. (Vainstok, 1985).

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23

Por su parte, Carello (1986) recuerda que Alexander Laidlaw, experto canadien-
se, manifestó que en los tiempos modernos los líderes del movimiento coope-
rativo tienen una visión más realista y son muy pocos los que se inclinan por la
idea de la “república cooperativa”. Las cooperativas coexisten con las empresas
públicas y privadas, de manera que las tres integran la economía total.

1.2. Economía social: antecedentes, significados,


alcances y perspectivas
Las raíces ideológicas de la economía social se reconocen en los precursores
del socialismo utópico y asociacionista, entre ellos: Owen, Saint-Simon, Fourier
y Bouchez.
La expresión “economía social” data del siglo XIX. La mayor parte de los
autores atribuyen su creación a economistas franceses interesados en la acti-
vidad dedicada a elevar la situación de los grupos sociales económicamente
sumergidos. La relevancia alcanzada en Francia obedeció al desarrollo teóri-
co de varios tratadistas y prácticamente no tiene equivalente en las demás
lenguas. Su inicio se vincula a la conmoción desatada por las graves conse-
cuencias sociales producidas por la Revolución Industrial y como respuesta a
la omisión que la ciencia económica dominante hacía de la dimensión social.
De acuerdo con Girard:

CC
En su origen se trataba esencialmente de un movimiento de resistencia a la
puesta en marcha de una economía de comerciantes que intentaba establecer
una división entre lo social y lo económico y de ofrecer una solución de recam-
bio a la hegemonía del modelo de un individuo racionalista y egoísta, movido
por sus estrictas necesidades. De un proyecto de sociedad, las comunidades
de vida y de producción de Owen y Fourier, el concepto de Economía Social evo-
lucionará hacia una especialización sectorial: cooperativas, sindicatos, mutua-
les (Girard, 2001).

En el siglo XX, el prestigioso cooperador y economista francés ya citado,


Charles Gide, utiliza esta expresión en uno de sus libros, que lleva por título La
economía social (1905), para referirse a un conjunto de fenómenos heterogé-
neos, no siempre iguales a los que en la actualidad comprende este término.
Según Martínez (1990), la economía social resurge en los últimos años
como reacción ante las carencias del capitalismo y de la gestión pública en la
nueva era y debido al anhelo de ruptura y desconfianza respecto a los valores
dominantes, a efectos de impulsar una descentralización y adaptación de la
producción, mediante la potenciación de los niveles locales y el desarrollo de
tecnologías y nuevas formas de trabajo.
Sin embargo, de acuerdo con Monzón (1992), no se orienta a la sustitu-
ción del sistema capitalista, ni se considera que sea un subproducto de este,
pues emerge como una institución más del sistema.
El término “economía social”, de origen europeo, ha sido utilizado desde
largo tiempo en ese continente, “aunque con un sentido más amplio e impre-
ciso que el que se ha ido consolidando en el último cuarto de siglo” (Barea y
Monzón, 1988).

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24

La terminología ha sido y es criticada, según muchos autores, por redun-


dancia de lo social. ¿Por qué motivo?
Aquí deberíamos partir del análisis del concepto de economía. ¿Qué es
la economía? Encontramos distintas formas de referirnos a ella, podríamos
decir que es la ciencia que estudia el modo en que las personas resuelven
sus problemas.
Hay autores que la definen diciendo que es la ciencia que se ocupa de la
producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios, y que, por lo
tanto, la actividad económica es siempre una actividad social, pues no exis-
te sin sociedad.
Los defensores del término “economía social” señalan que su objetivo prin-
cipal es colocar lo económico al servicio de las personas.
Según Monzón, la economía social:

CC
Concibe la economía al servicio del hombre y de la sociedad, armonizando las
dimensiones social e individual, y pretende conectar los problemas económi-
cos con el entorno natural-ecológico, ampliando la visión centrada en la proble-
mática de la asignación de recursos de la economía ortodoxa hacia los conflic-
tos relativos a la distribución, condiciones de producción, desempleo, pobreza
y calidad de vida. (Monzón, 1992).

Más allá de esas críticas, y a pesar de la ambigüedad de la expresión “eco-


nomía social” y de que no existe acuerdo general sobre su significado y su
utilización, el término se ha adoptado en Bélgica y España, además de en
Francia (su país de origen).
Numerosos han sido los intentos de definir la economía social. Al respecto,
cabe decir que los mayores esfuerzos para su definición y su concreción se
han hecho, fundamentalmente, desde los campos de la economía y la sociolo-
gía, pero la realidad impone que hasta el momento no existe consenso sobre
la delimitación de sus fronteras, lo que impide el logro de una definición uná-
nimemente aceptada en la comunidad científica, así como en ámbitos institu-
cionales. Como consecuencia de ello se plantea un escenario donde, en cada
nación, como dentro de cada región, se adoptan distintas terminologías para
hacer referencia a la economía, terminologías que, por otro lado, no siempre
aluden a la misma realidad objeto de análisis.
Entre las posibles denominaciones se encuentran “tercer sector”, “econo-
mía solidaria”, “sector emergente”, “sector no lucrativo”, “sector voluntario”
y “organizaciones no gubernamentales”, entre otros.
La proliferación de esas expresiones obedece a razones de carácter histó-
rico, sociocultural y político, a las que se suman las barreras del idioma, mar-
cando distintos trazos del sector tanto a nivel internacional, como dentro de
las mismas fronteras nacionales.
Una entidad científica internacional de reconocido prestigio, el Centro
Internacional de Investigaciones e Información sobre la Economía Social (más
conocido por su acrónimo en francés, “Ciriec”), fundado por Edgard Milhaud
y continuado por Paul Lambert, con sede en Lieja, Bélgica, se ha dedicado
durante décadas a estudiar las diversas cuestiones de la economía social y
a tratar de resolver los problemas que plantea su denominación en los distin-
tos idiomas.

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25

En virtud de ello se abordarán las organizaciones que integran la economía


social, partiendo de su conceptualización diversa.

1.2.1. Conceptualización
En Francia, la economía social comienza a gestarse en su forma actual en la
década de 1970, a partir de la constitución del Comité Nacional de Enlace de
las Actividades Mutualistas, Cooperativas y Asociativas (CNLAMCA). Producto
de esta iniciativa es la Carta de la Economía Social, donde las empresas de
la economía social son definidas de la siguiente manera:

CC
El conjunto de entidades no perteneciente al sector público que, con funciona-
miento y gestión democráticos e igualdad de derechos y deberes de los socios
practican un régimen especial de propiedad y distribución de las ganancias,
empleando los excedentes del ejercicio para el crecimiento de la entidad y la
mejora de los servicios a los socios y a la sociedad. (CNLAMCA, 1980).

Sintéticamente, sus características son:


•• entidades que no pertenecen al sector público;
•• con funcionamiento y gestión democráticos;
•• igualdad de derechos y deberes para los socios;
•• libertad de adhesión para los miembros;
•• ausencia de fines lucrativos.

Por lo tanto, la economía social en Francia integra:


•• cooperativas
•• mutuales
•• asociaciones

Es decir, entidades que comparten como valor el sentido de la solidaridad


como una expresión de la acción colectiva de personas que persiguen un fin
común.
De igual modo, en Bélgica se acepta el término economía social para refe-
rirse a las organizaciones del tercer sector, donde se reconoce a las citadas
organizaciones como integrantes de él, señalando lo siguiente:

CC
La economía social está constituida principalmente por cooperativas, mutuali-
dades y asociaciones que comparten entre sí cuatro notas características: fi-
nalidad de servicio a los miembros o a la colectividad, autonomía de gestión,
procesos de decisión democrática y primacía de las personas y del trabajo so-
bre el capital en el reparto de los beneficios. (Consejo Valón de la economía
social, 1990).

En Italia no está resuelto aún el debate sobre el significado y el alcance de la


actividad económica que no se considera parte del sector privado lucrativo ni
perteneciente al sector público, y se emplean alternativamente términos como
terzo settore, associazionismo y volontariato.

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26

Una interpretación en sentido amplio incluiría una extraordinaria diversidad


de formas empresariales y de asociacionismo propias del país:

•• Cooperativas sociales: de acuerdo con la ley italiana n.° 381, del año 1991,
tienen por objeto procurar el interés general de la comunidad, la promoción
humana y la integración social de los ciudadanos por medio de la gestión
de los servicios sociosanitarios y educativos (tipo A), el desarrollo de acti-
vidades diversas (agrícolas, industriales, comerciales o de servicios) y la
inserción laboral de las personas desfavorecidas (tipo B).
•• Pequeñas cooperativas.
•• Organizaciones de trabajo voluntario.
•• Agencias eclesiásticas.
•• Friendly societies: tienen la finalidad de proveer a sus miembros de asig-
naciones en caso de enfermedad o de muerte, en contrapartida de los
aportes regulares. Se multiplican a partir del siglo XVIII en Inglaterra y se
expanden a otros países.
•• Fundaciones.
•• Instituciones de ayuda pública y obras benéficas (IPAB).
•• Corporaciones de ópera y musicales.
•• Asociaciones de promoción social.

La visión de origen anglosajón conserva el criterio de “no lucro” como uno de


los principales requisitos para aceptar la pertenencia de una organización al
tercer sector. Ello no implica la inexistencia de beneficio, sino que, en caso de
que exista, este no debe ser repartido entre sus miembros y debe destinarse
al cumplimiento de los objetivos para los que fue creada la sociedad.
En este enfoque está ampliamente difundida la caracterización propuesta
por Anheier y Salamon (1992), quienes entienden que, para poder ser incluidas
en este sector, las organizaciones deben tener las siguientes características:

1. Estar organizadas con cierto grado de institucionalización, con independen-


cia de que tengan reconocimiento legal. Se contemplan tanto organizacio-
nes formales como informales.
2. Ser privadas, es decir, estar claramente separadas del sector público. Si
bien pueden beneficiarse de la financiación pública y los funcionarios pue-
den pertenecer a sus órganos de dirección, en el plano estructural debe
existir una clara separación respecto de los organismos públicos.
3. Ser no lucrativas, lo que implica la no distribución de beneficios entre los
socios o administradores. Los beneficios obtenidos serán reinvertidos con
el fin de asegurar la consecución de los objetivos propuestos.
4. Tener capacidad de autogobierno, si bien se reconoce que algunas de estas
organizaciones pueden estar controladas por otros organismos, tanto públi-
cos como privados.
5. Presentar cierto grado de participación voluntaria. La participación no
remunerada debe proceder de una iniciativa libre y voluntaria (no debe ser
impuesta, como es el caso de la afiliación obligatoria a ciertas asociacio-
nes profesionales para el ejercicio de una actividad).

La identificación entre economía social y tercer sector es, en principio, inme-


diata, al dedicarse ambos al campo de la economía que no es pública ni pri-
vada capitalista, e incluso se llega a utilizar indistintamente.

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27

Este marco de referencia se encuentra entre los más divulgados y es apli-


cable a una amplia gama de instituciones: ONG, clubes, fundaciones, biblio-
tecas populares, mutuales, etcétera.

1.

KK De acuerdo con lo expresado, la concepción anglosajona excluye las


organizaciones cooperativas. Indique cuál es el fundamento de esa
exclusión.

En EE. UU. se reconoce desde finales de los años setenta la existencia de un


sector no lucrativo, independiente de los sectores público y privado capitalista,
identificado con los cinco principios de la concepción antes citada.
En el Reino Unido es de uso común la expresión Voluntary Sector, acep-
ción de “tercer sector” más próxima a la versión no lucrativa estadounidense
que a la de economía social que mantienen países como Francia, Bélgica o
España. El voluntariado adquiere relevancia en el desarrollo del sector, cuya
acción tiene origen en la tradición de la caridad privada individual y puritana.
Se incluirían en el tercer sector británico el trust (fideicomiso), las unin-
corporated associations (asociaciones) y la company limited by guarantee (sin
capital representado por acciones). Otras formas empleadas son la friendly
society y la industrial and provident society.
Dentro de la Unión Europea, el tercer sector ocupa todavía un lugar margi-
nal en el debate político. Asimismo, la diversidad conceptual existente, fruto
de la historia y la tradición de cada país, ha impedido el logro de un consenso
en torno a su definición. Por tal motivo, se ha tendido a optar por una interpre-
tación amplia de la economía social, cuestión que se ha impuesto en forma
definitiva desde finales de los años noventa.
La creación, en el año 1998, del Comité Consultivo de la Comisión Europea
de las Cooperativas, Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones refuerza y
ratifica aquella visión, y hace que resulte inequívoca la identificación del ter-
cer sector con un concepto de economía social ampliado, ya que a las coope-
rativas, mutuales y asociaciones, finalmente, se incorporan las fundaciones
(estas últimas generan cierta controversia, ya que, si bien no pueden cues-
tionarse sus fines sociales y su carácter no lucrativo, no cumplen el requisito
de gestión democrática).
En el año 1999, este Comité Consultivo expresa las características comu-
nes de las organizaciones de la economía social:

•• Primacía de las personas y del objeto social sobre el capital. Todas son
empresas de personas, excepto las fundaciones.
•• Adhesión voluntaria y abierta, y control democrático ejercido por sus miem-
bros desde la base.
•• Conjunción de los intereses de los miembros y usuarios y/o del interés
general.
•• Defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad.
•• Autonomía de gestión e independencia de los poderes públicos.
•• Aplicación de los excedentes al objeto social mediante su reinversión o dis-
tribución según los deseos de sus miembros (creación de empleo, servicios
para los miembros, actividades socioculturales, etcétera).

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28

Dentro de la misma línea se manifiesta la Comisión Europea, según un dic-


tamen de 2000 sobre la economía social y el mercado único, en el que se
afirma que la economía social “se definirá como aquella que tenga por objeto
trabajar para sus miembros y usuarios y para la sociedad a fin de satisfacer
necesidades precisas de interés público”.
Ese mismo dictamen destaca la gestión independiente y el control demo-
crático como rasgos característicos de las empresas del sector.

2.

KK ¿Qué criterios comunes destacan en las concepciones descriptas?


Enúncielos y explíquelos con sus palabras.

1.2.2. Algunas acepciones en la República Argentina


Según el autor Blas José Castelli (1999), los caracteres que asume el concep-
to de economía social se pueden describir de la siguiente manera:
•• Desde el punto de vista económico, significa que nadie será explotado por
otra persona, corporación o Gobierno.
•• Pretende crear oportunidades para que cada familia se gane honrosamen-
te, con su labor productiva, todo cuanto necesite para subsistir.
•• Desde el punto de vista político-social, procura el fin de toda discriminación
basada en la raza, la clase o la condición económica, y marca el principio
de una auténtica hermandad entre la gente.
•• En la educación, tiende a garantizar el acceso a las oportunidades de
capacitación para el desarrollo de los mejores talentos en niños, jóvenes
y adultos.
•• En el sentido religioso, rescata la igualdad de los seres humanos.

Para este autor son integrantes de la economía social las cooperativas, las
mutuales y los sindicatos, que define del siguiente modo:

•• La asociación mutual es una auténtica y sublime empresa social de servi-


cios; toda su estructura está destinada a concretar dicha finalidad.
•• Los sindicatos: como “Asociaciones constituidas para la defensa de inte-
reses, especialmente económicos, comunes a todos los asociados”. Por
esta razón, representan y forman parte de las instituciones necesarias en
la economía social.
•• El sistema cooperativo es el que practican libremente grupos de personas,
sin espíritu de lucro, quienes, con sus propios medios y recursos, procuran
resolver las dificultades que afrontan en su condición de consumidores,
trabajadores o productores independientes.

Estas empresas de la economía social son las que crean los hombres con
sacrificio cuando deciden abastecerse por sus propios medios de los bienes y
servicios necesarios para subsistir y promover la comunidad. Los basamentos
de dicha doctrina son los siguientes:

•• Primacía de la persona: ni subordinación al Estado ni al dinero. La persona


emerge por encima de ambas cosas como base de una práctica democrá-

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29

tica que posibilite a los hombres organizarse pacíficamente en igualdad y


libertad.
•• Avance social: el progreso se alcanza mediante la educación y la capacita-
ción con oportunidades para todos sin discriminación.
•• Economía: las crisis sociales demandan resolver con urgencia los proble-
mas económicos.
•• Capacitación: la nueva filosofía de la capacitación no debe tender a la ele-
vación de unos pocos.
•• Participación: participar en una institución mutual o sindicalista o en una
cooperativa es el primer paso para cimentar una sociedad más equilibrada.
Trabajar en tales instituciones posibilita el cambio de actitudes y hábitos,
así como la inserción en la sociedad.

Con lo expuesto hasta ahora, observamos que la economía social siempre se


proyectará como modelo de solidaridad y grandeza moral. En ese aspecto, la
Economía Social se basa en conceptos como los siguientes:
•• Libertad: para mantener y consolidar la iniciativa individual, que no anule
la capacidad creativa de los hombres y que no limite la esfera de la acción
de las organizaciones solidarias.
•• Justicia: para la promoción del hombre y como garantía de oportunidades
para actuar y progresar en el campo de las instituciones solidarias sin
discriminaciones.
•• Democracia social: es la fuente ética que provee los elementos de equili-
brio en las relaciones humanas; la libertad no se ejerce conforme a la ley
del más fuerte, sino que cada hombre debe ser respetado por su calidad
de ser humano, y cada institución que integra la economía social debe ser
apoyada por los objetivos que persigue.

El Dr. Ravina, en una disertación presentada en la Universidad Nacional de La


Plata en el año 2004, sostuvo:

CC
No hay una doctrina unificada en la materia; pero hay que destacar que la eco-
nomía es una ciencia que estudia la forma en que la gente soluciona los pro-
blemas. A la economía social la ubicamos siempre al servicio del hombre.
(Ravina, 2004).

Este autor establece que, además una economía pública y una privada, hay
una economía social, cuyas características son:

•• Democracia institucional
•• Actividades de interés general
•• Inexistencia de fines de lucro
•• Distribución y justicia social

Asimismo, para Arturo Vainstok:

CC
Es aceptado que integran el campo de la Economía Social las estructuras coo-
perativas, las mutualidades, las organizaciones económicas de los sindicatos
obreros y las instituciones asociativas que realizan actividades económicas de
bien común. (Vainstok, 1985).

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30

Los autores Luis A. Carello y Dante Cracogna consideran la economía social


como:

CC
(…) un sector integrado por empresas que son dirigidas por asociaciones de
personas que, movidas por el espíritu de solidaridad y a través de procedimien-
tos democráticos, se dedican a trabajar por la elevación del nivel económico,
social y cultural de sus integrantes, al mismo tiempo que a servir el interés ge-
neral, aplicando para realizar esos objetivos los excedentes económicos obte-
nidos en el desarrollo de su actividad y, cuando los distribuyen, no lo hacen en
función del aporte de cada persona al capital. (Carello y Cracogna, 1987).

Este tipo de empresas surge como solución a una dificultad impuesta por una
realidad económica que tiende a excluir, o a poner barreras de entrada en su
entorno, a ciertos grupos de personas que no encuentran respuesta a sus
necesidades en el ámbito público ni en el privado.
Respecto de los objetivos de la economía social, los autores citados com-
parten el criterio del especialista francés Thierry Jeantet, quien establece los
siguientes principios de la economía social:

•• Libre asociación de los individuos.


•• Gestión democrática (una persona = un voto).
•• No acumulación individual de utilidades (justa distribución de excedentes).
•• Solidaridad interna y externa.
•• Calidad de servicios y productos.
•• Elevación del individuo por medio de la formación y la cultura.
•• Federalismo.

Los objetivos asociados a estos principios son:

•• Hacer de cada individuo un actor libre, informado y formado, responsable


y solidario, además de creador.
•• Sustituir las organizaciones impuestas por las elegidas, sean estas econó-
micas, sociales o de otro tipo.
•• Permitir a los individuos imaginar, forjar y realizar un proyecto cuya finali-
dad sea el hombre.
•• Conciliar las preocupaciones sociales y económicas a fin de permitir el sur-
gimiento de actividades que respondan a necesidades reales.

De acuerdo con estas premisas, las cooperativas y las mutuales comparten


un pasado con raíces idénticas. La mayoría surgió para proteger los intereses
económicos y sociales. Por otra parte, las asociaciones y las fundaciones se
han desarrollado, por lo general, de manera independiente, pero comparten
determinados valores y objetivos con las cooperativas y mutuales que se
podrían resumir en “poner la economía al servicio de la sociedad”.
Las anteriormente citadas serían las organizaciones que conformarían la
economía social, a las que deberían adicionarse las siguientes: las asociacio-
nes civiles que venden bienes o prestan servicios, las proveedurías sindicales,
y las entidades y sociedades comerciales que son de propiedad de algunas
de las entidades ya mencionadas.

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31

La visión de los distintos autores citados, tanto a nivel nacional como inter-
nacional, así como el desarrollo y la presencia de diversos tipos de organi-
zaciones enmarcadas en la economía social, evidencian la discrepancia que
existe respecto a la concepción de la autoridad de aplicación de nuestro país,
el Inaes (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social), en cuanto
a que solamente promociona y fiscaliza a las organizaciones cooperativas y
mutuales.
Finalmente, el concepto de economía social ha ido evolucionando a través
del tiempo por factores diversos, muchos de los cuales se han podido apreciar
en el presente desarrollo. Asimismo, queda claro en las nociones vertidas que
no existe consenso a nivel mundial respecto de los criterios como tampoco
de las organizaciones integrantes de este sector, situación que nos anima a
seguir de cerca no solo la evolución teórica de esta temática, sino más aún la
práctica, el impacto y la inserción en crecimiento que va teniendo este sector
dentro de la economía, tanto nacional como mundial.

LECTURA RECOMENDADA

RR
Salminis, J. A. Significados, alcances y perspectivas del sector de la economía Social [en
línea http://www.economiasolidaria.info/biblioteca-virtual/economia-social-solidaria-
popular.html?download=101:significados-alcances-y-perspectivas-del-sector-de-la-eco-
nomia-social&start=20 [Consulta: 5 agosto 2014].

1.3. Hacia la definición de la economía solidaria y sus


implicaciones
Es preciso comprender que el concepto de solidaridad al que se hace referen-
cia al hablar de economía solidaria no está emparentado con la beneficencia,
la caridad o la filantropía, sino con la solidaridad entendida como acción recí-
proca, ayuda mutua, para la solución de problemas compartidos.
En Europa, el antecedente de la economía solidaria se identifica con el
concepto de empresa social, que surge en la literatura alrededor de los años
ochenta. Se trata de nuevas formas empresariales que emergen en algunos
países para hacer frente a la exclusión social generada por el desempleo en
poblaciones vulnerables, como es el caso de las cooperativas sociales de
Italia (que, como se mencionó, fueron legisladas en el año 1991) o las socie-
dades con finalidad social de Bélgica, legisladas también ese mismo año.
En 1992 se crea en Bélgica la Red Europea de Economía Alternativa
y Solidaria, con 50 redes y asociaciones de diversas partes del planeta y
que tiene su repercusión en la formación de la Red de Economía Alternativa
Solidaria (REAS) en 1995 en Córdoba (España), que adoptó la Carta Solidaria
donde expresó que la economía solidaria:

CC
(…) es un enfoque de la actividad económica que tiene en cuenta a las perso-
nas, el medio ambiente y el desarrollo sostenible y sustentable, como referen-
cia prioritaria, por encima de otros intereses. (Carta Solidaria, 1995).

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32

Esta es, como puede apreciarse, una definición muy amplia y ha llevado a
diversos investigadores a la búsqueda de un concepto más restringido por
medio de su caracterización.
Para Razeto Migliaro (1997), la definición de economía solidaria es supe-
radora de la definición de economía social, se vincula con un lenguaje ético.
Implica incorporar solidaridad en la economía, al mismo tiempo que se produ-
ce, se distribuye y se consume, y no en la etapa posterior, a modo de paliati-
vo para los que fueron desfavorecidos en ese proceso. Habrá economía de la
solidaridad en la medida en que, en las diferentes estructuras y organizacio-
nes de la economía global, la acción de los sujetos que las organizan genere
solidaridad y en la medida en que, de manera intensiva, esa solidaridad esté
presente en los procesos de producción, distribución, consumo y acumulación.
Se trata de poner más solidaridad en las empresas, el mercado, el sec-
tor público, las políticas económicas, el consumo, el gasto social y personal,
etcétera.
La economía solidaria engloba un conjunto de realidades, tales como el
cooperativismo, la autogestión, la economía de comunidades, la economía
de grupos étnicos tradicionales, la economía familiar, la economía campesi-
na, etcétera.
Coraggio (2013) sitúa el eje en la economía popular (EP) para la construc-
ción de un proyecto alternativo, la construcción de otra economía. Plantea la
tesis de que la EP es un sustrato imprescindible del sistema económico en
su conjunto, cumpliendo funciones vitales pero aún subordinadas a la lógi-
ca del sistema de mercado capitalista. En su alcance más amplio, la EP es
la economía de los trabajadores, sus familias y sus comunidades primarias,
cuya lógica no es la de la acumulación sin límites (economía capitalista), sino
la de obtención de medios para la reproducción de sus vidas en las mejores
condiciones posibles, en la búsqueda del buen vivir. De tal manera, esta otra
economía traspasa e interrelaciona los tres sectores (el público –de provisión
planificada–, el empresarial capitalista –orientado al mercado– y el popular) en
aras de un cambio social más profundo. En la misma línea se enrolan Catani
(2004) y Laville (2013).
Varios países de América han acuñado en su carta magna o en leyes recien-
tes tanto la terminología como la concepción señalada.
En Brasil es de uso frecuente el término “economía social”, junto con los
conceptos de “economía de la solidaridad” y “economía popular de la soli-
daridad”, y, en el mundo académico, el de “socioeconomía de la solidari-
dad”. Es utilizado desde los años noventa por un movimiento paralelo a la
Organización de las Cooperativas del Brasil (OCB), movimiento que incluye a
su vez al Movimiento de los Sin Tierra (MST), conformado por más de cuatro
millones de campesinos, y a la Confederación de Cooperativas por la Reforma
Agraria (Concrab).
Después del año 2002, con el gobierno del presidente Lula da Silva, se han
puesto en práctica políticas públicas de economía solidaria. Fruto del avan-
ce es la creación de la Secretaría Nacional de Economía Solidaria (Senaes),
adscrita al Ministerio de Trabajo y Empleo, bajo la responsabilidad de Paul
Singer, economista y profesor de la Universidad de São Paulo. El objetivo de
esta secretaría es promover el fortalecimiento y la divulgación de la economía
solidaria mediante políticas integradas, apuntando a una gerencia del trabajo
y la renta con inclusión social y la promoción del desarrollo justo y solidario.

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33

Según la Senaes (2014), el término “economía solidaria” es definido como


“un conjunto de actividades económicas organizadas y realizadas solidaria-
mente por trabajadores y trabajadoras bajo la forma de autogestión”.
Se incluye a las cooperativas, las asociaciones, las empresas autogestio-
nadas, los grupos solidarios, las redes solidarias, los clubes de intercambio,
etc., a partir de la idea de “emprendimientos económicos solidarios”.
En Colombia, el término “economía solidaria” adquiere rango constitucio-
nal y es regulado por una ley específica, la Ley 454 de 1998, que lo define
en su artículo 2.º:

CC
(…) sistema socioeconómico, cultural y ambiental conformado por el conjunto
de fuerzas sociales organizadas en formas asociativas identificadas por prácti-
cas autogestionarias solidarias, democráticas y humanistas, sin ánimo de lu-
cro para el desarrollo integral del ser humano como sujeto, actor y fin de la
economía. (Congreso de la República de Colombia, 1998).

Comprende cooperativas, organismos de segundo y tercer grado que agrupen


cooperativas u otras formas asociativas y solidarias de propiedad, empre-
sas comunitarias, empresas solidarias de salud, precooperativas, fondos de
empleados, asociaciones mutualistas, empresas de servicios en las formas
de administraciones públicas cooperativas, empresas asociativas de trabajo,
etcétera.
En Ecuador, la Constitución establece, en el segundo inciso del artículo
283, la regulación de la economía popular y solidaria de acuerdo con ella,
donde se incluyen los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios.
En el año 2009 se crea el Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria
(IEPS), adscrito al Ministerio de Inclusión Económica y Social, con la misión
fundamental de impulsar el crecimiento y la consolidación de la econo-
mía popular y solidaria en el contexto del sistema económico previsto en la
Constitución. Se entiende por “economía popular y solidaria” el conjunto de
formas y prácticas económicas individuales o colectivas que son gestionadas
por sus propietarios; privilegian al ser humano como sujeto y fin de su activi-
dad; y están orientadas al buen vivir y en armonía con la naturaleza, por enci-
ma del lucro y de la acumulación de capital (artículo 1.º de la Ley de Economía
Popular y Solidaria).

LEER CON ATENCIÓN

Finalmente, no puede obviarse el hecho de que, por cualquiera de las

LL tres vías conceptuales analizadas (economía social, economía solida-


ria y economía de la solidaridad), es posible trazar emprendimientos
colectivos para transformar la sociedad mundial. Esas tres concep-
ciones podrían marcar las pautas para una globalización alterna, otra
globalización que haga contrapeso a la neoliberal que actualmente se
desarrolla. En definitiva, podrían marcar al mundo con otra forma
de hacer economía: la globalización de la economía social.

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34

LECTURA OBLIGATORIA

Pérez de Mendiguren, J. C., Etxezarreta Etxarri, E. y Guridi

OO Aldanondo, L. “¿De qué hablamos cuando hablamos de econo-


mía social y solidaria? Concepto y nociones afines” [en línea]. En:
Eco Cri 2008. Bilbao, 2008. Disponible en: <http://pendientede-
migracion.ucm.es/info/ec/ecocri/cas/perez_etxezarreta_guridi.pdf>.
[Consulta: 15 agosto 2014].
Coraggio, J. L. (2013) “La economía social y solidaria y el papel
de la economía popular en la estructura económica” [en línea].
Disponible en: <http://www.coraggioeconomia.org/jlc_publicacio-
nes_ep.htm>. [Consulta: 15 agosto 2014].

2.
KK a. Analice y sintetice el origen y la concepción de la economía solida-
ria en Latinoamérica estableciendo diferencias y similitudes con la
economía social.
b. Escriba una reflexión acerca de sus perspectivas futuras.

1.4. El sector cooperativo y su impacto en la economía.


Experiencias actuales
La cooperativa es una forma organizacional que se ha extendido por todo el
planeta. Efectivamente, las cooperativas y el movimiento por ellas constituido,
debido a su tamaño y su amplitud, componen la organización socioeconómica
de carácter universal más grande del mundo.
Las cooperativas tienen presencia e incidencia en la economía de los dis-
tintos países, situación que puede demostrarse al hacer mención de las prin-
cipales estadísticas, así como de experiencias concretas, a fin de despejar
dudas acerca de su efectiva participación en la economía mundial.
Guarco (2014) sintetiza numerosos estudios e informes de los cuales surge
que el movimiento cooperativo reúne a más de mil millones de personas en el
mundo, lo que representa una de cada siete.
Las cooperativas dan empleo a más de cien millones de personas en todo
el mundo, lo que implica alrededor del 20 % más que todas las empresas mul-
tinacionales juntas.
Las trescientas cooperativas de mayores dimensiones alcanzaron una fac-
turación anual conjunta de 1,6 billones de dólares en 2008, cifra similar al
producto bruto interno (PBI) de la novena economía del mundo (Canadá).
El movimiento cooperativo global representa un poder económico apenas
inferior a la quinta economía a nivel mundial (Italia) y significa una fuente de
ingresos para la mitad de la población mundial.
Se estima que 250 millones de agricultores pertenecientes a las naciones
en vías de desarrollo pertenecen a una cooperativa (Banco Mundial, 2007).
En Kenya, las cooperativas proporcionan empleo directo a trescientas mil
personas y empleos indirectos a dos millones, a través de las oportunidades

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35

financieras que han creado (Organización Internacional del Trabajo, 2012)


Según un informe del año 1994, la Organización de las Naciones Unidas esti-
mó que las cooperativas son capaces de proporcionar alimento a alrededor
de tres mil millones de personas, es decir, cerca de la mitad de la población
mundial.
Hay muchos ejemplos de experiencias cooperativas exitosas en el mundo.
Podemos citar el caso de España, donde el grupo empresarial Mondragón
Corporación Cooperativa, fundado por el padre José María Arizmendiarrieta
en el año 1956, está constituido en la actualidad por cooperativas autóno-
mas e independientes, con filiales productivas y delegaciones corporativas en
41 países y ventas en más de 150, que abarcan los cinco continentes en los
sectores industrial, financiero, de distribución y de conocimiento. Sus ingre-
sos superan los catorce mil millones de euros, y es el grupo económico más
grande del País Vasco y uno de los mayores de España.

Corporación Mondragón – 2011

<https://www.youtube.com/watch?v=JytyVr8v0ZU>

La experiencia Mondragón

<https://www.youtube.com/watch?v=IexGW4P6VVQ>

3.

KK Realice una búsqueda, en medios de su elección, de otras experiencias


exitosas. Mencione al menos cuatro. Detalle como mínimo tres razo-
nes del éxito.

En Argentina, las organizaciones cooperativas han realizado y realizan una


importante contribución al país. El impacto que generan puede verificarse,
entre otros, en los aspectos económicos, sociales, culturales y ambientales.
La ilustración numérica y estadística puede utilizarse para dar cuenta de los
impactos señalados, en la medida que sea posible su obtención, no obstante
lo cual es necesario considerar que para un análisis más integral es preciso
combinarla con datos, mediciones y/o estudios cualitativos.

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


36

Las cooperativas, en un número superior a 28 000 (véase G.1.1), están


presentes en todas las provincias argentinas, con una mayor concentración
en Buenos Aires, Capital Federal, Tucumán, Santa Fe y Córdoba. Desarrollan
la más variada gama de actividades, que, de acuerdo con la clasificación pro-
puesta por la autoridad de aplicación nacional (INAES), se presenta en G.1.2,
donde puede verse que más del 77 % de las cooperativas son cooperativas
de trabajo, cuya evolución se muestra en G.1.3.
Dentro de la clasificación señalada encontramos servicios públicos (ener-
gía eléctrica, agua potable y saneamiento, gas de red y envasado, telefonía)
y no públicos (telefonía móvil, televisión por cable, radios y periódicos coope-
rativos), servicios sociales y educativos (sepelios, salas de primeros auxilios,
ambulancias, parques de paz y cementerios cooperativos, salas de capacita-
ción, bibliotecas, cines, etc.), servicios de salud y farmacias, ahorro y crédito,
turismo, vivienda, consumo, seguros, transporte y cooperativas agropecuarias
diversas (tamberas, yerbateras, algodoneras, agrícolas, ganaderas, frutihortí-
colas, etcétera).
Guarco (2014) señala que 1,6 millones de hogares de 14 provincias, lo
cual da un total de casi siete millones de personas, reciben energía eléctrica
provista por una cooperativa, mientras estas organizaciones superan el 80 %
del tendido de la electrificación rural.
Más de 2,5 millones de argentinos reciben atención de la salud por medio
de cooperativas.
El Grupo Sancor Seguros, cuyo surgimiento se produjo en el año 1945,
ocupa el primer puesto en el ranking del mercado del seguro con casi el 10 %
de participación.
El Banco Credicoop ocupa el octavo lugar del sistema financiero argentino
en términos de depósitos y el noveno en términos de préstamos. Cuenta con
más de 250 sucursales en dieciocho provincias, con corresponsales en seten-
ta y dos países y cerca de 830.000 asociados.
En la rama del consumo, la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca, con más
de 1,2 millones de asociados, es reconocida a nivel mundial. Su importancia
radica no solo en que cuenta con productos de marca propia, producción en
condiciones orgánicas y calidad de servicio, sino también en su participación
en la vida cultural, social y educativa de las comunidades en que está inserta.
Cientos de ejemplos de pequeñas cooperativas y su impacto en la econo-
mía, así como su repercusión en la vida de las comunidades, pueden encon-
trarse en nuestro país.
Guarco afirma:

CC
El movimiento cooperativo argentino está conformado por empresas sólidas,
con probada eficiencia y trayectoria, la que ha sido demostrada en los más de
cien años de presencia en el país y que en la actualidad representa, en forma
conjunta con las otras entidades de carácter asociativo, aproximadamente el
10 % del producto bruto interno de nuestro país.

No se puede negar la trayectoria e importancia del movimiento cooperativo


nacional, situación que se verá en el desarrollo de la materia. Sin embargo,
amerita un serio análisis el estado en que se encuentran nuestras cooperati-
vas: más del 77 % del movimiento está constituido por cooperativas de trabajo

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37

recientes, como lo demuestra el cuadro de su evolución en los últimos diez


años. Solo los números y el tiempo transcurrido nos llevan a reflexionar acer-
ca de cuán consolidado puede estar este movimiento, situación que se torna
más dudosa cuando indagamos el origen de estas cooperativas de trabajo, su
constitución, su funcionamiento, su gestión, solo por citar algunos aspectos.
Otro ingrediente debe incorporarse al análisis, y si se quiere al debate, que
es recordado por Guarco, cuando se refiere a las palabras del ya mencionado
padre Arizmendiarrieta, quien decía: “Para que haya cooperativas, debe haber
cooperativistas”.
La forma cooperativa ha sido el camino elegido en los últimos 10 años
para encauzar la desocupación, la exclusión social, la marginación, el conflic-
to social y otros tantos problemas que el propio sistema ha generado. ¿Puede
entenderse esto como consolidación del movimiento cooperativo nacional? La
forma cooperativa originaria surgió como reacción a las graves consecuencias
sociales desatadas por la Revolución Industrial, para dar respuesta a necesi-
dades de sus miembros, por su propia iniciativa y necesidad.
¿Cómo se vislumbra el tentador discurso de cambio social que la economía
solidaria pregona donde las cooperativas de trabajo se convierten en su eje
central? Solamente el tiempo nos dará las respuestas. Mientras tanto, resulta
imprescindible revalorizar nuestras cooperativas y el rol que están llamadas a
cumplir en la sociedad. Para contribuir a este desafío, es preciso su estudio,
la comprensión de sus particularidades, el trabajo constante y la educación
cooperativa permanente.

PARA AMPLIAR

Textos para analizar y reflexionar:

AA Bertolini, G. ¿Cooperativas sin cooperativismo? [En línea]. Fundación


Cieso. Disponible en: <http://www.fundacioncieso.org.ar/down-
loads/Cooperativas_sin_cooperativismo.pdf>. [Consulta: 16 agos-
to 2014].
Guimenez, S. y Hopp, M. Programa Ingreso Social con Trabajo
“Argentina Trabaja”: una mirada reflexiva desde el corazón de su imple-
mentación [en línea]. Disponible en: <http://trabajosocial.sociales.
uba.ar/jornadas/contenidos/27.pdf> [Consulta 16 agosto 2014].

PARA REFLEXIONAR

Reflexione sobre los impactos que las experiencias cooperativas de su

PP zona generan a nivel económico, social, cultural y ambiental.

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38

Presentación FE COO TRA UN FV (primera parte)

<https://www.youtube.com/watch?v=St32MqUGGW0>

G.1.1. Cooperativas por provincia (según datos del Inaes al 26/06/2014)

BUENOS AIRES 11.229 MENDOZA 525


CAPITAL FEDERAL 2572 SAN JUAN 468
TUCUMÁN 1694 CORRIENTES 451
SANTA FE 1541 CATAMARCA 423
CÓRDOBA 1490 NEUQUÉN 422
CHACO 1212 SANTA CRUZ 377
JUJUY 1109 LA RIOJA 346
MISIONES 1048 FORMOSA 309
SALTA 776 CHUBUT 302
ENTRE RÍOS 771 SAN LUIS 154
SANTIAGO DEL ESTERO 753 LA PAMPA 89
RÍO NEGRO 544 TIERRA DEL FUEGO 86
TOTAL 28.691

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39

G.1.2. Cooperativas por actividad (según datos del Inaes al 26/06/2014)

TRABAJO 22.251
VIVIENDA 1787
PROVISIÓN 1562
AGROPECUARIA 1297
SERVICIOS PÚBLICOS 1167
CRÉDITO 290
CONSUMO 195
FEDERACIONES 120
SEGUROS 22
TOTAL 28.691

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40

G.1.3. Evolución de altas, cooperativas de trabajo diferenciadas (según


datos del Inaes al 26/06/2014)

AÑO 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
TOTAL 1246 750 948 1235 1272 970 675 897 760 1279 2233
TRABAJO 754 409 499 772 775 565 392 445 446 825 1821

AÑO 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
TOTAL 2428 1451 1650 1035 3159 1796 1778 6024 2005 922
TRABAJO 1962 994 1198 667 2824 1552 1555 5848 1870 897

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41

Mondragón Corporación Cooperativa:

WW <www.mondragon-corporation.com/>
Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes):
<www.inaes.gov.ar/>

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42

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43

Referencias bibliográficas

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Buenos Aires, pp. 15-25.
Guarco, A. E. (2014), El cooperativismo argentino. Una esperanzadora mirada al
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Guerra, P. (2014), “Nuevos modelos empresariales híbridos: algunos vínculos
teóricos con la empresa de la economía social y solidaria” en: Revista
Idelcoop, n.º 212, Ediciones Idelcoop, Ciudad de Buenos Aires, pp. 11-29.

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hablamos cuando hablamos de economía social y solidaria? Concepto
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Crítica Bilbao, 2008. Disponible en: <http://pendientedemigracion.ucm.
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Secretaría Nacional de Economía Solidaria. <http://portal.mte.gov.br/ecosolidaria/
o-que-e-economia-solidaria.htm>. [Consulta: 25 de septiembre de 2014].

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46

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47

Identidad social y jurídica de las


cooperativas

Objetivos
•• Comprender los valores y principios que sustentan a las empresas
cooperativas.
•• Conocer los inicios históricos del movimiento cooperativo.
•• Interpretar la legislación específica de las cooperativas en Argentina.
•• Describir los distintos tipos de cooperativas.

2.1. Identidad cooperativa


La identidad es una condición de existencia para la organización y, como tal,
es autosuficiente, de manera que no incluye la necesidad de adaptación,
educación o cambio.
Según J. Etkin y L. Scvarstein (1992): “La identidad no es un resultado del
intercambio con el contexto; no es información o actitudes que vengan ‘desde
afuera’ por efecto de los procesos de educación o socialización”.
En concordancia con esas expresiones, el concepto de identidad en las Fundada en Londres en el año
cooperativas se refiere a sus rasgos esenciales, a aquellos que se sostienen 1895. Es el máximo organismo a
a pesar de los cambios en las actividades que ella desempeña o de las alte- nivel mundial que reúne y repre-
raciones que puedan generarse en su entorno. Se vincula con la singularidad senta a las cooperativas de todas
las clases. Reformuló los princi-
de la empresa cooperativa, con nociones fuertemente arraigadas en el tiem- pios cooperativos en otras dos
po y en la práctica de una filosofía compartida por sus miembros, que no clau- oportunidades: 1937 y 1966, en
dica en su concepción y permanece a pesar de las variaciones del contexto. los congresos celebrados en París
y Viena, respectivamente.
En el año 1995, en ocasión de celebrarse en Manchester, Inglaterra, el
Congreso Centenario de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), la Asamblea
aprobó la Declaración de Identidad Cooperativa, integrada por tres partes:

•• Una definición de cooperativa


•• Los valores cooperativos
•• Los principios cooperativos

En su introducción, el documento manifiesta:

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48

CC
Los valores y principios son elementos distintivos de las empresas cooperati-
vas. Desde 1844, los 28 pioneros de Rochdale articularon un sistema simple,
claro, pero contundente de principios que les aseguraron conducir la organiza-
ción y los negocios en beneficio de sus miembros. La observancia de esos
principios garantizó el éxito de más y más organizaciones en todos los conti-
nentes, transformando al cooperativismo en una de las mayores fuerzas eco-
nómicas y sociales a nivel mundial. (ACI, 1995)
En Inglaterra, en medio de una
prolongada huelga textil, se reu-
nieron en una modesta casa alqui- Vale la pena resaltar que el propósito de la declaración consistió en otorgar
lada de dos plantas, ubicada en a las cooperativas una herramienta que las posicionara de modo inconfundi-
Toad Lane, el Callejón del Sapo,
para fundar la Sociedad de los ble en el mundo, permitiéndoles enfrentar los rápidos cambios económicos,
Justos Pioneros de Rochdale. Lo sociales y políticos que en él suceden.
hicieron creyendo en la unión y
la solidaridad para la solución
de los problemas comunes que Video sobre la historia de los pioneros de Rochdale (duración 5 minutos)
los afectaban: la desocupación
y las condiciones de vida mise-
rables que padecían junto a sus
familias. Hoy, en todo el mundo,
se los considera como los visio-
narios trabajadores que iniciaron
el cooperativismo moderno.

<http://www.youtube.com/watch?v=_UrfTZneepI>

2.1.1. Los elementos de la declaración


Se trata de las novedades que se presentaron en la Declaración de Identidad
Cooperativa y que se dieron a conocer como los seis elementos, los cuales
se detallan y se comentan a continuación:

•• Integralidad
Como se mencionó, la declaración consta de tres partes: una definición de
cooperativa, un resumen de los valores cooperativos y los principios coo-
perativos, entendidos como las guías para poner en práctica los valores.
Este conjunto tiene por finalidad trasmitir qué es y qué hace una cooperativa.
•• Consulta mundial
Durante siete años, a partir del Congreso de Estocolmo en 1988, se rea-
lizaron discusiones y consultas a nivel mundial, y América Latina tuvo por
primera vez una importante participación, que se dio a través de tres puntos
clave: Costa Rica, San Pablo y Colombia.

•• Perspectiva global del movimiento cooperativo


Se disminuyó la marcada orientación hacia el sector del consumo, tradicio-
nal postura arduamente criticada.
•• Perspectiva de género
Se puso énfasis en lograr la participación de la mujer y superar las rela-
ciones de subordinación, tanto dentro del propio movimiento cooperativo
como en la sociedad.

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49

•• Definición explícita de la condición empresarial de la cooperativa


Se realizó en los contenidos de las tres partes de la declaración, con una
fuerte apuesta al reconocimiento de dicha condición.

•• Reposicionamiento del asociado como el elemento más importante en la


organización y en todo el sistema cooperativo
Se resaltó la condición de empresas que tienen las cooperativas y la rela-
ción que mantienen con sus asociados, aspectos que las distinguen y las
hacen únicas.

2.1.2. La definición de cooperativa

CC
Una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido
voluntariamente para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas,
sociales y culturales comunes, por medio de una empresa de propiedad con-
junta y democráticamente controlada. (ACI, 1995)

Una adecuada interpretación de esta definición, formulada por vez primera


por la ACI, nos permitirá internalizarla de manera más sencilla y apropiada.
Con esa finalidad, lo primero que se debe tener en cuenta es su carácter de
asociación y empresa. La asociación está dada por el conjunto de personas
(físicas o jurídicas) que se unen para hacer frente a sus necesidades y aspi-
raciones económicas, sociales y culturales comunes; y el medio, establecido
con claridad y sin equívocos, es la empresa.
La cooperativa, en su carácter de empresa, requiere capital, trabajo, insu-
mos y tecnología; tiene una misión; está inserta en un mercado; y, como tal,
debe funcionar eficiente y eficazmente para servir a sus miembros.
La asociación autónoma implica que será independiente del Gobierno y de
otras empresas, es decir, que sus decisiones no se verán afectadas por los
vínculos que con ellos pueda mantener.
La unión voluntaria significa que no debe ser obligatorio integrarse a una
cooperativa; cada persona debe decidir libremente, tanto para unirse así como
para retirarse.
Respecto de las necesidades, resulta interesante destacar que la coope-
rativa persigue la satisfacción no solo de las necesidades económicas, sino
también de las sociales (servicios de salud, guardería, etc.) y culturales de
sus asociados, de modo que contribuye a su realización individual integral.
Finalmente, la definición agrega: “una empresa de propiedad conjunta y
democráticamente controlada”. Esta frase recalca que el control se distribu-
ye entre sus miembros sobre una base democrática (un asociado, un voto),
lo cual constituye una diferencia entre las cooperativas y otros tipos de orga-
nizaciones, como las empresas controladas por el capital o por el Gobierno.

2.1.3. Los valores cooperativos


Los valores cooperativos constituyen la fuente de diferenciación de las coope-
rativas, son los que conducen y llevan a las acciones, porque los valores se
muestran con obras, no con palabras.

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50

El éxito (o el fracaso) de una cooperativa dependerá de cómo se apliquen


estos valores en las decisiones que se tomen en las actividades cotidianas,
en el funcionamiento de los órganos de deliberación, administración y control;
en definitiva, en el ejercicio de la gestión de la cooperativa.

LEER CON ATENCIÓN

Los valores de la declaración están divididos en dos grupos: el pri-

LL mero tiene más relación con la asociación (dimensión asociativa) y el


segundo con la empresa (dimensión empresarial).
La primera oración enuncia los valores de ayuda mutua, responsabi-
lidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad.
La segunda oración expresa los valores éticos de honestidad, transpa-
rencia, responsabilidad social y preocupación por los demás.
Esos son los valores en los que creen sus miembros, siguiendo la tra-
dición de sus fundadores.

El movimiento cooperativo tiene una vasta y profunda historia intelectual, que


incluye un minucioso y enriquecedor estudio sobre los valores. El logro del con-
senso para su determinación implicó largas discusiones sobre su naturaleza
y sus alcances, así como un gran esfuerzo conjunto.
Pueden sintetizarse los valores de la primera oración de la siguiente
manera:

•• Ayuda mutua: se basa en la creencia de que toda la gente puede y debe


controlar su propio destino, pero solo la asociación con otras personas
posibilitará el completo desarrollo individual, ya que la acción conjunta y
la responsabilidad mutua permitirán superar las limitaciones individuales
y aumentarán la influencia colectiva.
•• Responsabilidad: la existencia, así como la continuidad de la cooperativa
es responsabilidad de sus asociados, quienes asumen el compromiso de
su promoción en el entorno de la familia, de los amigos y de la gente cono-
cida. Además, son responsables de garantizar la independencia de su coo-
perativa respecto a otras organizaciones públicas y privadas.
•• Igualdad: la unidad básica de la cooperativa son sus asociados. La perso-
na como base es una de las principales características que distinguen a
la cooperativa de las empresas controladas primordialmente por los inte-
reses de capital. Este valor les otorga el derecho a participar, el derecho
a ser informados, el derecho a ser escuchados y el derecho a involucrarse
en la toma de decisiones.
•• Democracia: se refiere a la manera de administrar o gerenciar los intere-
ses comunes.
•• Equidad: esta concepción fue introducida en el estatuto del año 1844
de la Cooperativa de los Pioneros de Rochdale, por uno de ellos, Charles
Howarth. Si bien suele reconocerse que no fue ideada por él, fue esta coo-
perativa la primera en practicar con tesón la equidad, y la principal respon-
sable de difundir su aplicación. Se emplea en el momento de retribuir la
participación de los asociados en la cooperativa, tanto cuando se trata de

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51

beneficios o asignación de reservas como cuando se trata de reducción de


costos. El trato equitativo se condice con la participación y deja a un lado
la especulación.
•• Solidaridad: este valor tiene una larga historia dentro del movimiento coo-
perativo internacional. Los dirigentes tienen la responsabilidad de que
prime el interés general por sobre el particular. Deben garantizar a todos
los asociados el trato justo. Ello es extensivo a los empleados y a quienes
están vinculados con la cooperativa.
La solidaridad significa también que la cooperativa tiene la responsabilidad
de velar por el interés colectivo de sus miembros. Las cooperativas son
más que asociaciones de individuos, son afirmaciones de la fuerza colec-
tiva y de la responsabilidad mutua.
La solidaridad expresa la comunión entre los cooperativistas y las coopera-
tivas, cuyas aspiraciones consisten en organizar un movimiento cooperativo
que trascienda el ámbito local, nacional y regional, llegando a la unidad
internacional. Cooperan para proporcionarles a los asociados la mejor cali-
dad y el precio justo en los bienes y servicios.
Debe resaltarse que la solidaridad es la mera causa y consecuencia de la
autoayuda y la ayuda mutua, dos de los conceptos fundamentales que son
el corazón de la filosofía cooperativa.

La segunda oración de los valores en la declaración de 1995 dice: “Siguiendo


la tradición de sus fundadores, los miembros de la cooperativa creen en los
valores éticos de la honestidad, la transparencia, la responsabilidad social y
la preocupación por los demás” (ACI, 1995).
La mención de los fundadores tiene la intención de recordarlos y desta-
car la obra que todos y cada uno de ellos realizaron, así como la contribución
al movimiento cooperativo. Los hombres y mujeres que intervinieron en esas
organizaciones, en sus orígenes, reunieron atributos que engrandecieron a
sus cooperativas y repercutieron de manera increíble en la solución de las
necesidades básicas de las personas, como el trabajo, el consumo y el cré-
dito, entre otros.
El documento de la ACI hace referencia a la importancia del pragmatismo,
así como a la ética y la moral de aquellos fundadores, y cita a quienes son
mundialmente respetados y admirados, entre ellos, los pioneros de Rochdale,
Friedrich Raiffeisen, Hermann Schulze-Delitzsch, Philippe Buchez y Alphonse
Desjardins.

Friedrich Wilhelm Raiffeisen (1818-1888)


Considerado el padre de las cooperativas de crédito agrícolas. Se basaba en la respon-
sabilidad solidaria e ilimitada. Inspirado en principios morales y religiosos, apelaba a la
solidaridad y la caridad de los que tenían, aportando su capital y responsabilizándose de
la administración para distribuir créditos entre los agricultores que más lo necesitaban.

Hermann Schulze-Delitzsch (1808-1883)


Iniciador del movimiento cooperativo en Alemania. Desarrolló cooperativas de crédito
urbanas, cajas de crédito o bancos populares, sobre la base de la unión de pequeños aho-
rros y el aprovechamiento de circuitos financieros conforme a las necesidades tempora-
les; permitía la rotación del crédito, la autogestión y la satisfacción a partir de la asocia-
ción de los propios usuarios del servicio, valorizando las posibilidades propias de ahorro.

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52

Philippe Buchez (1796-1865)


Considerado el padre de las cooperativas de producción. Fue uno de los pensadores y rea-
lizadores del cooperativismo de trabajo en Francia. Propuso cooperativas de artesanos por
especialidad, donde los trabajadores independientes podían acordar formas y niveles de
producción conjunta y colocarlas en cantidad y calidad en el mercado, a partir del aporte
del capital, las herramientas y la capacidad de trabajo de cada uno.

Alphonse Desjardins (1854-1920)


Luego de estudiar el crédito cooperativo en Europa, creó en 1909 la primera cooperativa de
crédito en Estados Unidos. Manifestó que debían obrar en repudio a la usura que imperaba
en América. Consagró sus energías a la aprobación de una legislación que permitiera operar
a las cajas populares, a la vez que preservaba aún más su autonomía. 

A la evocación merecen sumarse los fundadores de cada movimiento nacional,


razón por la cual es fundamental conocer los acontecimientos de nuestro país,
a partir del instante mismo en que iniciaron su andar las primeras manifesta-
ciones cooperativas, y así destacar a “nuestros fundadores”. En el desarrollo
del punto 2.2 se profundizarán estos temas.
A continuación se explican sucintamente los valores mencionados en la
segunda oración:

•• Honestidad: muchas de las primeras cooperativas del siglo XIX, entre las
cuales se destacó la de los pioneros de Rochdale, se sintieron muy compro-
metidas con la honestidad. Sus esfuerzos se distinguieron en el mercado
por su insistencia en la calidad y en los precios justos. Las cooperativas
financieras se ganaron una excelente reputación en el mundo por su hon-
radez en la conducción de sus negocios y en el cálculo en los pagos del
interés. Las cooperativas agrícolas prosperaron por su compromiso con la
alta calidad.
•• Transparencia: este valor se refiere a que las cooperativas son organiza-
ciones que regularmente les brindan a sus asociados, al público y a los
Gobiernos una amplia información sobre sus operaciones.
•• En la actualidad, las cooperativas de ahorro y crédito y los bancos coope-
rativos consiguen diferenciarse y obtener la preferencia de sus miembros
debido a que se los considera honestos y transparentes en el cálculo y el
pago de los intereses y de los excedentes que se distribuyen.
•• Responsabilidad social y preocupación por los demás: estos valores éticos
proceden de la relación especial que tienen las cooperativas con sus comu-
nidades, que se manifiesta en el hecho de estar abiertas para sus miem-
bros y en el compromiso de asistir a las personas que desean ayudarse a
sí mismas, preocupándose de este modo por el bienestar de la comunidad.
Se espera que las cooperativas se esfuercen por ser responsables ante la
sociedad en todas sus actividades.

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53

PARA REFLEXIONAR

Encontramos muchas acepciones del término “valor”. Suele utilizarse

PP para referir al significado económico de las cosas, pero también se usa,


por ejemplo, cuando decimos que una obra es valiosa o una persona
tiene gran valía. La noción de “valor” en sentido general está ligada
a las ideas de selección y preferencia, entre otras, pero ello no quiere
decir que algo tiene valor porque es preferido o preferible. “Valor”
también significa cualidad, tanto de una persona como de una cosa.
¿Cómo define “valor”? ¿Qué acepción de las mencionadas corres-
ponde a la concepción de valor de la ACI? ¿Qué otros conceptos
propone?
¿Los valores enunciados por la ACI están presentes en otras organiza-
ciones? ¿Por qué son la aspiración de las cooperativas? ¿Por qué cons-
tituyen su diferencia?

2.1.4. Los principios cooperativos


Los valores sirven de fundamento a los principios. Los principios cooperativos
son pautas generales por medio de las cuales las cooperativas ponen en prác-
tica sus valores. Por eso, los principios pueden cambiar y deben cambiar según
se modifican las condiciones globales en que funcionan las cooperativas.
Como se mencionó en el apartado 2.1, la formulación anterior a la de 1995
data del año 1966. Por ese entonces, en el Congreso de Viena, se afirmó
que los principios formaban un sistema y eran inseparables. Con esa acla-
ración, se desarrolló cada uno de ellos con amplitud de pensamiento sobre
cada tópico considerado y se manifestó la inexistencia de prioridad de unos
sobre los otros.
Los seis principios enunciados fueron los siguientes:

1. Adhesión libre y voluntaria


2. Organización democrática
3. Interés limitado al capital
4. Distribución de los excedentes en proporción a las operaciones realizadas
con la cooperativa
5. Promoción de la educación
6. Integración cooperativa.

En comparación con esta declaración, el Congreso Centenario marcó tres


cambios importantes: se incluyeron dos principios nuevos, el de autonomía e
independencia y el de compromiso con la comunidad; se fusionaron los princi-
pios 3 y 4 (interés limitado al capital y distribución de los excedentes en pro-
porción a las operaciones realizadas con la cooperativa) en uno denominado
“participación económica de los miembros”; y la mayor trascendencia se dio
en las modificaciones introducidas en el área de funcionamiento económico
de las cooperativas como empresas.
Antes de avanzar en la profundización de dichos conceptos, resulta conve-
niente comentar de manera sucinta el contenido de los siete principios de la
Declaración de Identidad:

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54

•• 1.er principio: membresía abierta y voluntaria


Este principio destaca que las cooperativas son organizaciones abiertas a
todas las personas que elijan de manera voluntaria formar parte de ellas
con la finalidad de hacer uso de sus servicios y con el compromiso de acep-
tar las responsabilidades que implica la asociación. Como miembro de la
cooperativa se deben asumir obligaciones como, por ejemplo, participar y
votar. A su vez, se prohíbe la discriminación por cuestiones de género, raza,
clase social o posición política o religiosa.
Este principio suele ser menospreciado, pero, en realidad, la ACI lo señala
como “el principio más fuerte”, ya que de él proviene el desafío de generar
una relación especial entre la cooperativa y las personas a quienes priori-
tariamente sirve, relación que debe definir un muy alto nivel al servicio de
quienes son la razón de su existencia: sus asociados.
•• 2.o principio: control democrático de los miembros
Las cooperativas son organizaciones democráticas controladas por sus
miembros; ellos participan de forma activa en la definición de las políticas
y son quienes toman las decisiones. Los hombres y mujeres elegidos para
actuar en representación de la cooperativa son responsables ante la tota-
lidad de los miembros. En las cooperativas de primer grado o de base, los
asociados tienen derecho a un voto cada uno (un miembro, un voto); en
cambio, las cooperativas de otros niveles definen sus propias reglas para
votar, pero siempre respetando los procedimientos democráticos.
•• 3.er principio: participación económica de los miembros
Las cooperativas requieren capital para operar, y son sus asociados quie-
nes lo integran de manera equitativa y mediante el control democrático. Por
lo menos una parte de ese capital es propiedad común de la cooperativa.
Para el caso en que se reconozca una compensación al capital, se pagará
una tasa competitiva y no especulativa, que suele denominarse “justa” o
“limitada” y responde a la filosofía de la organización. Cuando de la opera-
toria se generan excedentes, los asociados deciden cómo distribuirlos.
•• 4.o principio: autonomía e independencia
Las cooperativas son organizaciones autónomas, pertenecen a sus asocia-
dos y son controladas por ellos. Pueden realizar acuerdos con otras organi-
zaciones, incluso con los Gobiernos, u obtener capital de fuentes externas,
siempre que aseguren el control democrático por parte de sus miembros y
mantengan la autonomía de la cooperativa.
•• 5.o principio: educación, entrenamiento e información
Este principio es esencial. La educación nutre a la organización y a
sus integrantes, contribuye a su eficaz desarrollo y le otorga el carácter
diferenciador.
Un largo compromiso existe con la educación, tanto para los asociados
como para los dirigentes electos, gerentes y empleados.
Se añadió el entrenamiento y la información al público en general, particu-
larmente a los jóvenes y a los creadores de opinión, de modo que conozcan
la naturaleza y los beneficios que brinda el cooperativismo.
•• 6.o principio: cooperación entre cooperativas
Este principio se refiere a la importancia de que las cooperativas coope-
ren entre ellas por medio de estructuras locales, nacionales, regionales e
internacionales.

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55

El trabajo conjunto fortalece el movimiento cooperativo a la vez que resulta


más eficaz para sus miembros.
•• 7.o principio: compromiso con la comunidad
La cooperativa tiene la obligación de trabajar por la protección del medio
ambiente y la responsabilidad del desarrollo de su comunidad en los aspec-
tos económico, social y cultural, por mediante políticas aceptadas por sus
asociados.

Si bien los principios reseñados no son mandamientos que deben cumplir-


se al pie de la letra, sí son pautas que guían, que marcan un camino hacia
determinados comportamientos, a la vez que restringen otros, de modo que
son parámetros de medición. Lo importante es que el espíritu que transmi-
ten los principios se refleje en las decisiones y actividades cotidianas de las
cooperativas.
Al desarrollo realizado hasta aquí debe agregarse la visión novedosa de la
formulación de 1995 en relación con el reconocimiento de que la cooperativa
es una empresa, cuestión que se incorpora en la definición y que es preciso
analizar en los principios.
Mediante el 3.er principio, participación económica de los miembros, se
intenta no desmotivar a quienes pueden aportar más, pero estableciendo lími-
tes sobre la propiedad (al menos una parte es propiedad común de la coope-
rativa) y acentuando el poder de los asociados para controlarla (cuestión refor-
zada en los principios 2.o, 4.o y 5.o). Los conceptos plasmados determinan la
diferencia crucial respecto del resto de las empresas.
El 4.o principio, autonomía e independencia, es, empresarialmente hablan-
do, una continuidad del principio anterior. Destaca que la cooperativa es pro-
piedad de sus miembros y que no podrá transferirse a elementos externos, ni
siquiera al Gobierno. En el momento de ampliar el capital, no se cederá auto-
nomía a cambio de capital, porque, si eso ocurriera, se perdería la identidad.
Es una cooperativa aquella que mantiene su identidad, ya que no es el nom-
bre el que otorga la condición de cooperativa.
El 6.o principio, cooperación entre cooperativas, desde el punto de vista
empresarial, promueve las alianzas estratégicas entre las cooperativas y
refuerza que son un beneficio derivado de la membresía y de las redes exis-
tentes a distintos niveles, que contribuyen a mantener la empresa cooperati-
va funcionando para servir a sus miembros.
Por su parte, el 7.o principio, compromiso con la comunidad, propone la
defensa de los mercados locales y de los espacios geográficos ganados. Estos
podrán mantenerse en la medida que las cooperativas se identifiquen con sus
comunidades y las personas que las integran, detectando sus necesidades y
generando los servicios y productos requeridos para su satisfacción.
Representa un gran desafío conservar e incrementar la ventaja competitiva
que implica el vínculo con la comunidad.
Los tres principios restantes, desde la perspectiva empresarial, se orien-
tan al poder de control y propiedad de los asociados en la cooperativa. Y es la
asociación lo que hace posible su ejercicio, así como el conocimiento y la com-
prensión de la forma cooperativa, cuestión que sólo se consigue por medio de
una continua educación cooperativa.
Podemos concluir diciendo que el principio de educación, entrenamiento e
información sintetiza el enfoque empresarial por cuanto en su vigencia yace el
futuro como organización y como empresa de nuestras cooperativas.

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56

LECTURA OBLIGATORIA

Los principios cooperativos para el siglo XXI. Alianza Cooperativa

OO Internacional:
<http://www.elhogarobrero1905.org.ar/sites/default/files/editores/
Los%20principios%20cooperativos%20para%20el%20Siglo%20
XXI.pdf>

1.

KK Indique si la siguiente afirmación es verdadera o falsa. Justifique su


respuesta.
a. La Alianza Cooperativa Internacional define a las cooperativas como
una asociación de personas, con lo cual no pueden asociarse personas
de otro carácter jurídico.
b. Los valores son pautas fundamentales mediante las cuales las coope-
rativas ponen en práctica sus principios.
c. Las cooperativas son organizaciones autónomas de autoayuda ges-
tionadas por los socios.

2.

KK Indique cuál/es de las siguientes opciones responde/n a las consignas:

a. La equidad en la cooperativa da cuenta de:


1) La recompensa que reciben los asociados por su participación
2) La manera en que se trata a los socios en una cooperativa
3) El derecho a intervenir en la toma de decisiones
4) Todas las anteriores
b. ¿Cuál/es de los siguientes principios se refiere/n a la dinámica interna
de una organización cooperativa?
1) Control democrático por los socios
2) Participación económica de los socios
3) Asociación voluntaria y abierta
4) Todos los anteriores
5) Ninguno de los anteriores
c. En caso de generarse excedentes en la cooperativa, pueden ser
destinados:
1) Al desarrollo de la cooperativa
2) A la distribución a los socios en proporción al capital aportado
3) A constituir reservas de las cuales al menos una parte debe ser
indivisible
4) Al apoyo a toda actividad de la comunidad
5) A todas las anteriores

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57

2.2. El marco legal. Antecedentes y evolución del


movimiento cooperativo argentino
A lo largo del tiempo, el cooperativismo en Argentina se desarrolló en todas
sus formas y respondió, en la mayoría de los casos, a los momentos socioeco-
nómicos y problemas institucionales de nuestro país.
A fines del siglo XIX, se originaron las primeras cooperativas gracias a la
acción de inmigrantes europeos que impulsaron sus actividades de manera
asociativa. Este tipo de experiencia era por aquella época una realidad muy
promisoria en el Viejo Continente.
La primera expresión legal que recogió la novedosa forma asociativa fue
la reforma de 1889 al Código de Comercio, que a través de una disposición
del Congreso incorporó los artículos 392, 393 y 394, referidos a las socieda-
des cooperativas. El fundamento consistió en la voluntad de legislar y fijar los
requisitos principales, así como favorecer su desarrollo.
El artículo 392 estableció que debían acompañar a su firma o denomina-
ción social las palabras “sociedad cooperativa, limitada o ilimitada”, según
correspondiera.
El artículo 393 determinó que en el acto constitutivo debían expresarse
siempre las condiciones de administración y cese o exclusión de los socios,
así como el mínimo de capital social y la manera de constituirlo, capital que
podría aumentarse conforme a dicho acto.
El artículo 394 indicó el carácter nominal de las acciones y la singularidad
del voto (un voto por cada socio). Esta última disposición es la única que se
entendió como una genuina expresión de la doctrina cooperativa, ya que con-
templó el principio rochdaleano referido a que cada socio tiene un voto, inde-
pendientemente del número de acciones que posea.
No se reguló la autonomía de las cooperativas, por cuanto se aceptó que
se establecieran de acuerdo con cualquiera de las formas societarias mercan-
tiles previstas en el citado código. Eso derivó en la fácil confusión de las coo-
perativas con entidades de otra índole y produjo el uso de la denominación de
cooperativa en figuras diversas.
De acuerdo con los datos con que se cuenta, se estima que antes del año
El espíritu cooperativo se iden-
1900 se fundaron unas 56 cooperativas. Este número revela su escasa impor- tifica con el esfuerzo propio y
tancia y su débil progreso, situaciones vinculadas a la falta de educación eco- la ayuda mutua. Se refiere a la
nómica, de unión gremial, de organización y de disciplina. La mayor parte de las disposición de los asociados a
aplicar normas justas, que res-
cooperativas que fueron autorizadas e inscriptas no llegaron a constituirse o, si peten sus derechos, establezcan
lo hicieron, fracasaron; y entre las sociedades que en el siglo pasado utilizaron obligaciones razonables, permitan
el nombre de “cooperativa”, hubo algunas que en verdad lo eran y otras que la libre manifestación y ejercicio
cumplieron parcialmente los principios rochdaleanos. Un gran número de esas de su voluntad y les aseguren el
mayor bienestar espiritual y mate-
sociedades fueron mercantilistas o lucrativas, a veces por ignorar en qué con- rial. También se traduce en un
sistían las cooperativas y otras por tratar de aprovecharse de su finalidad social. profundo respeto a la dignidad
A continuación, se presenta una cronología que permite conocer la realidad personal y a trascender los obje-
tivos socioeconómicos inmediatos
de la época y la evolución producida en el sector, así como las dificultades
para tender al mejoramiento de
que se señalaron de manera precedente: la calidad de vida humana de los
1875. Se creó la Sociedad Cooperativa de Producción y Consumo de asociados mediante el desarrollo
Buenos Aires, inspirada por el sociólogo francés Adolfo Vaillant, que impulsó de sus cualidades personales, de
su conciencia democrática y su
la acción cooperativa en Uruguay y Argentina. No se conocen datos acerca de responsabilidad.
la constitución o el eventual funcionamiento de la entidad; sin embargo, resul-
tó un intento serio de difusión del espíritu cooperativo, cuya finalidad consistió
en el mejoramiento de la clase obrera.

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1884. Se organizó la Sociedad Cooperativa de Almacenes (Limitada), fun-


dada por un argentino, el señor David H. Atwell. En sus inicios se dedicó al
abastecimiento de comestibles y bebidas, y más tarde abarcó otros ramos
del comercio y la industria. Adoptó algunos rasgos no cooperativos, como la
cotización de las acciones en la Bolsa de Comercio, la distribución del 75 %
de las utilidades como dividendo sobre las acciones y la asignación de un por-
centaje de esas utilidades a su fundador o sus herederos.
1885. Un grupo de colonos galeses constituyó en Trelew la Compañía
Mercantil del Chubut. Colocó en condiciones convenientes la producción de
sus asociados y los proveyó de diversos artículos. Aplicó parcialmente algu-
nas normas de las cooperativas agrarias. Se inscribió como cooperativa en
1893, pero en 1911 se transformó en sociedad anónima, carácter con el cual
funcionó hasta 1922.
Se fundó en la Capital Federal la Cooperativa de Consumo, formada por un
grupo de pioneros de tendencia socialista, llegados de Francia con motivo de
las medidas represivas a que se los había sometido en su país. Adoptó algu-
nos principios rochdaleanos y se desempeñó de manera precaria debido al
abuso del crédito. Fue cerrada en 1888.
1887. Un grupo de socialistas alemanes, emigrados a raíz de las leyes
represivas implantadas en su país, fundaron la Cooperativa de Panadería,
instalada en el Club Vorwaerst, al cual pertenecían sus asociados. Funcionó
hasta 1896.
Nació el Banco Popular Argentino, fundado como cooperativa de crédito por
iniciativa del señor Sixto J. Quesada. El general Bartolomé Mitre fue uno de
sus primeros suscriptores. Funcionó como una de las mejores instituciones
de su clase en el país hasta el año 1927.
David H. Atwell fundó en la ciudad de Buenos Aires la Sociedad Cooperativa
Telefónica, con el propósito de contrarrestar el monopolio que ejercía la Unión
Telefónica, objetivo que no logró, ya que, si bien tuvo un período de progreso
y prosperidad, finalmente fue absorbida por aquella en el año 1925.
1898. Se creó la Cooperativa Obrera de Consumos, cuya finalidad consis-
tió en contribuir a mejorar las condiciones generales de vida de la población.
La iniciativa del Dr. Juan B. Justo concluyó pocos años después, cuando se
liquidó en 1902. Sin embargo, sirvió de base para crear El Hogar Obrero, junto
al Dr. Nicolás Repetto.
En el ámbito rural, un grupo de colonos franceses de la localidad de Pigüé,
ubicada en la provincia de Buenos Aires, formó la Sociedad Cooperativa de
Seguros Agrícolas y Anexos Limitada “El Progreso Agrícola”. Se constituyó
como una sociedad de seguros mutuos a prima fija contra el granizo, a fin de
Curiosidades
“El Progreso Agrícola” es la más beneficiar a los agricultores de la zona.
antigua de las cooperativas en 1900. Un grupo de colonos israelitas radicados en Basavilbaso, provincia
funcionamiento en nuestro país. de Entre Ríos, fundó la cooperativa La Agrícola Israelita, que en el año 1907
adoptó la denominación de Sociedad Agrícola Lucienville Cooperativa Limitada.
1902. Se organizó en Campana, provincia de Buenos Aires, la Cooperativa
Cosmopolita de Consumo, denominada más tarde La Primera, Cooperativa de
Consumo, Provisión de Electricidad y Servicios Anexos Ltda.
1904. Nacieron tres importantes cooperativas vinculadas con el sector
agrario. En la provincia de Buenos Aires, ciudad de Tres Arroyos, se creó
la sociedad La Previsión, Cooperativa de Seguros Agrícolas, Colonización y
Crédito Limitada, especializada en seguro agrario. En la misma provincia, en

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59

la ciudad de Junín, nació la Liga Agrícola Ganadera. La tercera surgió en Entre


Ríos, localidad de Colonia Clara, con el nombre de Fondo Comunal.
1905. Se puso en marcha en Margarita Belén, en la provincia del Chaco,
la primera cooperativa algodonera del país, cuya primitiva denominación fue
Cooperativa Agrícola Ganadera Limitada de Colonia Margarita Belén.
El 30 de julio del mismo año se creó El Hogar Obrero, cooperativa fundada
por iniciativa del Dr. Juan B. Justo y con la valiosa colaboración del Dr. Nicolás El Hogar Obrero posee la matrícu-
Repetto y de otro pequeño grupo de personas. la n.o 1 otorgada por la autoridad
de aplicación de las cooperativas
La obra de esta cooperativa tiene reconocimiento por sus asombrosas pro-
en nuestro país. Nació con el pro-
yecciones, tanto desde el punto de vista de su desarrollo material como en pósito de contribuir a la solución
relación con el meritorio aporte a la difusión de las prácticas cooperativas. del problema de la vivienda obre-
En sus inicios, el estatuto estableció en su objeto proporcionar crédito a sus ra. El primer préstamo se otorgó
en 1907 y tres años después se
asociados para la adquisición de sus hogares y para otros fines. Durante los
registraron 130 casas construi-
primeros años se construyeron casas y, a partir de 1912, se decidió construir das. Sin abandonar este rubro, en
viviendas colectivas. El crecimiento de la institución fue firme e ininterrumpi- 1913 comenzaron a crecer pau-
do, conforme lo señala Rodríguez Pérez: latinamente las actividades con
la incorporación de una sección
de consumo: alimentos, tienda,
mercería, zapatería, librería, car-
bón y sastrería, con la cual alcan-

CC
En monto de ventas llegó a ser la primera cooperativa obrera de consumo del
zó el mayor grado de desarrollo y
mundo. Por razones diversas fue el símbolo del cooperativismo argentino: 1)
popularidad.
Desde el 1 de noviembre de 1913 publicó, durante casi 80 años, el mensuario
La Cooperación Libre. 2) Desarrolló una intensa actividad educativa, cultural y
artística a través del Instituto de Educación Cooperativa (IEC). 3) Vendió pro-
ductos con sus propias marcas desde la década de 1920. 4) Facilitó la incor-
poración de las mujeres a la vida social admitiéndolas como asociadas en un
plano de igualdad cuando en el país no tenían derecho a votar en las eleccio-
nes nacionales ni provinciales… (Rodríguez Pérez, 2001)

Su expansión se tornó verdaderamente explosiva durante los tiempos previos


a su entrada en convocatoria de acreedores, acaecida en el año 1991.

PARA AMPLIAR

Para profundizar en el estudio de la crisis institucional hasta la actua-

AA lidad, se puede ver el siguiente texto:


Bazán, R. C., “El Gigante Obrero”, [en línea]. En: Ecos. El Diario
de la Región, Resistencia, 20 de setiembre de 2013. Disponible en:
<http://www.elhogarobrero1905.org.ar/sites/default/files/editores/
El%20Gigante%20Obrero.pdf>
[Consulta: 12 febrero 2014].

1913. Surgió la primera cooperativa de segundo grado o cooperativa de


cooperativas, como se las llamó inicialmente. Se trata de la Confederación
Entrerriana de Cooperativas, de la provincia de Entre Ríos, refundada en 1933
con el actual nombre de Federación Entrerriana de Cooperativas.
Los hechos y experiencias relatados pusieron de manifiesto la insuficien-
cia legal, y a partir de ahí surgieron diversas iniciativas, tanto parlamentarias

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60

como del movimiento cooperativo, con la finalidad de promover una legislación


específica. Entre las segundas, vale la pena destacar las conclusiones de las
dos primeras ediciones del Congreso Argentino de la Cooperación, que tuvie-
El primero de estos dos congresos, ron lugar en los años 1919 y 1921.
en una etapa previa a su realiza- Se presentaron numerosos proyectos y finalmente, en diciembre del año
ción en la ciudad de Buenos Aires, 1926, se sancionó la Ley 11388, que en sus 13 artículos estableció de mane-
recolectó información sobre el esta-
do y el desarrollo del cooperativis- ra exacta y precisa las particularidades de las cooperativas. Esta ley se inspiró
mo en el país a fin de conocer las en los principios de los pioneros de Rochdale.
causas que lo dificultaban y deter- Transcurridos dos años de la vigencia de esta ley, una estadística realizada
minar los medios para su impulso
por el Ministerio de Agricultura reveló que existían 79 cooperativas urbanas,
y su evolución genuina, y concluyó
con la aprobación de un proyec- ubicadas en su mayoría en la Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires,
to de ley general de sociedades y 143 cooperativas rurales, situadas en el Litoral, en la provincia de Córdoba
cooperativas. En el segundo, rea- y en los territorios nacionales.
lizado en la ciudad de Paraná, se
profundizaron las temáticas abor-
También se desarrollaron las cooperativas de segundo grado, que en pri-
dadas en el primero y se recalcó la mera instancia se organizaron según su actividad y provincia, y más tarde solo
necesidad de la aprobación de una por actividad, reuniéndose a nivel nacional.
ley general de cooperativas y otra En las décadas de 1930 y 1940 surgió el modelo de servicios públicos, que
específica de cooperativas agrarias.
alcanzó de manera inmediata un desarrollo notorio. Su gran virtud fue cubrir
las necesidades de las zonas poco habitadas, tanto rurales como urbanas,
donde el Estado no garantizaba la provisión de servicios tan básicos y fun-
Curiosidades
La más antigua federación argen- damentales como el agua, la luz, el gas y el teléfono. Y, si bien con el correr
tina en funcionamiento es la del tiempo las empresas privadas adquirieron estos servicios, no empañaron
Asociación de Cooperativas la importancia del creciente desempeño de las cooperativas, comprometidas
Argentinas, Cooperativa Ltda.
con sus asociados y usuarios para brindarles el mejor servicio, aun en zonas
(ACA), que data del año 1922
y originalmente se denominó no rentables, poniendo de manifiesto así los beneficios de la cooperación.
Asociación de Cooperativas En las décadas siguientes el sector cooperativo se consolidó y se expandió
Rurales Zona Central. como una forma diferente de organización, más solidaria y equitativa, y ocupó
Al principio agrupó a varias coo-
un lugar prestigioso en el desarrollo de nuestro país. Esto posibilitó que sur-
perativas de las provincias de
Córdoba y Santa Fe, y luego exten- gieran las cooperativas de tercer grado.
dió su radio de acción. Este crecimiento del sector cooperativo acrecentó, aunque en proporciones
pequeñas, los capitales nacionales a través de la promoción del ahorro interno.
Además, permitió explotar otras ventajas, como utilizar una forma socialmente
más eficiente y más justa de organizar la actividad económica. Sin embargo,
1956: Coninagro (Confederación
con los golpes militares y las presidencias de facto sobrevino el estancamiento
Intercooperativa Agropecuaria
Cooperativa Limitada). y el retraso del movimiento. Pese a esto, en la década de 1970 se reformuló la
1962: Cooperar (Confederación ley de cooperativas y, aunque muchas desaparecieron, la nueva ley permitió un
Cooperativa de la República marco institucional más acorde a las necesidades de la época.
Argentina Limitada).
1985: Cecovira (Confederación
de Entidades Cooperativas
de Vivienda de la República 2.3. La Ley 20337/73. Normativa complementaria
Argentina).
2009: CNCT (Confederación Las disposiciones de la Ley 11388 del año 1926 se aplicaron hasta 1973,
Nacional de Cooperativas de
Trabajo año en el cual entró en vigor la Ley 20337. Sus 121 artículos regulan la
constitución, el funcionamiento, la disolución y/o la liquidación de todo tipo
de organizaciones cooperativas de nuestro país, debido a que se trata de una
normativa de carácter general.
Si bien hubo intentos de reforma e incluso proyectos para alguno de los
tipos de cooperativas en particular, hasta hoy la Ley 20337 constituye el
marco jurídico de estas organizaciones.
De manera complementaria, todas las cooperativas están sujetas asimis-
mo a las disposiciones que emergen de la autoridad de aplicación en mate-

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61

ria cooperativa, que actualmente es el Instituto Nacional de Asociativismo y


Economía Social (Inaes). Además, de acuerdo con la actividad específica que
desarrollen, están sujetas a normas emitidas por otros órganos de contraloría,
por ejemplo: el Banco Central de la República Argentina (BCRA) para el caso de
las entidades financieras, la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN)
para el caso de las entidades aseguradoras, la Comisión Nacional de Valores
(CNV) para las cooperativas que cotizan en bolsa o mercados de valores, y el
Ministerio de Educación cuando se trata de cooperativas escolares.
El Dr. Alfredo Althaus realiza una evaluación crítica de la Ley 20337 y seña-
la virtudes y defectos, de los cuales citaremos algunos a fin de comprender
mejor el espíritu de la legislación vigente:

CC
a) Evita la potencialmente perjudicial aplicación de normas contenidas en la
Ley 19550, inadecuadas a la naturaleza y fines de las cooperativas […]; b) en
general, recepta con fidelidad los principios cooperativos fundamentales en
sus más recientes formulaciones, a salvo lo concerniente a la mutualidad, ma-
teria en la que abandona el rigor de la Ley 11388; c) emplea una técnica más
depurada que su predecesora y es más completa y reglamentista que esta; d)
utiliza una terminología precisa y cuidada […], incorporando el léxico de gene-
ral aceptación en la doctrina cooperativa […]: f) […] es también imprecisa, al
subordinar la aplicación de la normatividad supletoria a la no contradicción con
la naturaleza de las cooperativas […]; g) omite la regulación especial de los
distintos tipos de cooperativas, cuyas peculiaridades reclaman una normación
específica, sin perjuicio de una parte general común a todos ellos... (Althaus,
1977)

2.3.1. El artículo 2. Concepto. Caracteres


Los aspectos esenciales de las cooperativas, acordes a la doctrina universal,
son resaltados en los doce caracteres que el artículo 2 de la ley enuncia
inmediatamente luego de la definición de las cooperativas como “… entida-
des fundadas en el esfuerzo propio y la ayuda mutua para organizar y prestar
servicios…”.
Tales caracteres hacen referencia a lo siguiente:
•• En las cooperativas el capital es variable y está dado por el ingreso y el
egreso de los asociados; y la duración de la organización, a diferencia de
lo que ocurre en las sociedades comerciales, es ilimitada.
•• No hay límite estatutario en cuanto al número de asociados ni al capital
que tendrá la cooperativa.
•• Cada asociado, independientemente del número de las cuotas sociales que
posea en la cooperativa, tiene un voto, y no hay ventaja ni privilegio para
los iniciadores, fundadores o consejeros, como tampoco hay preferencia
para parte alguna del capital.
•• Para el caso en que se apliquen excedentes a alguna retribución al capital,
solamente se reconoce un interés limitado a las cuotas sociales y debe
estar autorizado por el estatuto.
•• Las cooperativas de primer grado o de base deben contar con un número
mínimo de diez asociados.

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62

•• Se menciona que los excedentes se distribuyen en proporción al uso de


los servicios sociales y se remite al artículo 42 de la misma ley, que se
comenta en el apartado 2.3.2.
•• Las cooperativas no tienen por finalidad la propaganda de ideas políticas,
religiosas, de nacionalidad, de región ni de raza.
•• Las cooperativas fomentan la educación cooperativa y prevén la integra-
ción cooperativa.
•• Los servicios se prestan a los asociados y a no asociados.
•• La responsabilidad de los asociados se limita al monto de las cuotas socia-
les suscriptas.
•• Las reservas sociales son irrepartibles, y el sobrante patrimonial tendrá un
destino desinteresado para el caso en que la cooperativa se liquide.

Del análisis del artículo 2 surge que la definición de una cooperativa sólo se
torna completa adicionando las características comentadas.
La prestación de servicios constituye la “causa” que da nacimiento a la
empresa cooperativa y que debe diferenciarse del “objeto social” contenido
en el estatuto y que tiene relación con la actividad económica de la coopera-
tiva; por ejemplo: la producción, la comercialización o el consumo de bienes
o servicios. La “causa” es el servicio mismo, es decir, brindar trabajo, faci-
litar la comercialización de la producción individual o el consumo de bienes
materiales o espirituales, entre otros. A modo de comparación, la causa que
determina la creación de una empresa lucrativa es la obtención de un lucro,
una ganancia sobre el capital invertido, es decir, no es tampoco la materia a
la cual se dedica.
Según Althaus, la gestión de servicio que debe realizar la cooperativa, y
eventualmente su preponderancia sobre un fin lucrativo accesorio y contingen-
te, es asegurada normativamente por tres medios:
1) El retorno de excedentes (art. 2, inc. 6, y art. 42), que consiste en la
distribución de los excedentes formados entre los asociados usuarios en pro-
porción al uso que hayan hecho de los servicios sociales (llamado principio
de Howarth). Produce una corrección a posteriori del precio cobrado en opor-
tunidad de la prestación del servicio, que deviene provisional, y, practicada la
distribución, coincidirá con el costo. Al equivaler matemáticamente precio y
costo, se anula todo beneficio.
2) La constitución de reservas irrepartibles (art. 2, inc. 12, y art. 42), que
acentúa el aspecto dinámico de la evolución de la cooperativa con la finalidad
de su desarrollo y expansión. Pone de manifiesto el carácter colectivo a tra-
vés de la formación de un patrimonio común sustraído a la propiedad privada
de los asociados.
3) El interés limitado al capital (art. 2, inc. 4, y art. 42), que restringe la
finalidad especulativa.
A modo de cierre, debemos mencionar que el artículo 2 recibe en su conte-
nido los principios cooperativos formulados por la ACI en el año 1966 (expli-
citados en el punto 2.1.4 de esta unidad).

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63

2.3.2. El artículo 42. Excedentes repartibles. Concepto


Como se desprende de los aspectos comentados en los apartados anteriores,
el artículo 42 de la Ley 20337/73 recoge estos conceptos y forma parte de
la esencia cooperativa a la que nos venimos refiriendo.
Textualmente expresa:

CC
Se consideran excedentes repartibles solo aquellos que provengan de la dife-
rencia entre el costo y el precio del servicio prestado a los asociados.
Distribución
De los excedentes repartibles se destinará:
1. El cinco por ciento a reserva legal.
2. El cinco por ciento al fondo de acción asistencial y laboral o para estímulo
del personal.
3. El cinco por ciento al fondo de educación y capacitación cooperativas.
4. Una suma indeterminada para pagar un interés a las cuotas sociales si lo
autoriza el estatuto, el cual no puede exceder en más de un punto al que cobra
el Banco de la Nación Argentina en sus operaciones de descuento.
5. El resto para su distribución entre los asociados en concepto de retorno…
(Ley 20337/73)

El artículo 42 detalla a continuación la forma en que esos retornos se distri-


buyen en cada tipo de cooperativa, de modo que en las cooperativas o sec-
ciones de consumo de bienes o servicios se hará en proporción al consumo
realizado por cada asociado; en las cooperativas de producción o trabajo, en
proporción al trabajo efectivamente prestado por cada uno; en las cooperati-
vas o secciones de adquisición de elementos de trabajo, de transformación
y de comercialización de productos en estado natural o elaborados, se hará
en proporción al monto de las operaciones realizadas por cada asociado; en
las cooperativas o secciones de crédito, en proporción al capital aportado o
a los servicios utilizados, conforme lo disponga el estatuto; y en el resto de
las cooperativas, en proporción a las operaciones realizadas o a los servicios
utilizados por cada asociado.
Para finalizar, deja claro que los excedentes que deriven de la prestación
de servicios a no asociados se destinarán a una cuenta especial de reserva.

LECTURA OBLIGATORIA

Artículos 1, 2 y 42 de la “Exposición de motivos” de la Ley 20337/73.

OO

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64

PARA REFLEXIONAR

¿Considera correcta la denominación de “interés” al pago de las cuo-

PP tas sociales, que otorga el artículo 42, cuando ello está supeditado a
la existencia de excedentes? ¿Cuál es la razón del destino a una cuen-
ta especial de reserva de los excedentes generados por la prestación
de servicios a no asociados?

2.4. Los modelos cooperativos


La enumeración de distintas clases de cooperativas realizada en el artículo 42
de la Ley 20337/73 responde al propósito práctico de establecer el reparto
de los excedentes, es decir, es meramente enunciativa y no taxativa.
Con esa salvedad, en el presente apartado se procede a realizar su clasifi-
cación y a describir los distintos modelos existentes en nuestro país.
El criterio distintivo puede estar dado:

•• Según su ubicación
-- Urbanas: actúan en las ciudades o grandes centros de población.
-- Rurales: actúan en el medio agrario.

•• Según la calidad de los asociados, que surge de su objeto social


-- Profesionales: satisfacen las necesidades específicas de un determinado
grupo o categoría social, por ejemplo, trabajo, pesca, agrarias.
-- No profesionales: satisfacen las necesidades compartidas por todas las per-
sonas; es el caso de las cooperativas de consumo o de crédito entre otras.

•• Según la variedad del objeto


-- Unifuncionales: su objeto social es único.
-- Multifuncionales: su objeto es múltiple, por ejemplo: vivienda, crédito y
consumo.
-- Integrales: su objeto es satisfacer la totalidad de las necesidades
socioeconómicas de sus asociados. Es el caso de las comunidades coo-
perativas como los ejidos mexicanos y los kibutz israelíes.

•• Según el nivel de organización


-- Cooperativas primarias o de base: son las cooperativas de personas, ya
sean físicas o jurídicas.
-- Cooperativas de segundo grado: sus asociados son cooperativas, deno-
minadas federaciones o asociaciones.
-- Cooperativas de tercer grado: como el caso de Cooperar (Confederación
Cooperativa de la República Argentina) o Coninagro (Confederación Inter-
cooperativa Agraria), entre otras.
-- Cooperativas de cuarto grado: su función consiste en promover y defen-
der los intereses del movimiento cooperativo argentino. La institución a
cargo de este cometido es el Consejo Intercooperativo Argentino (CIA).

•• Según la naturaleza de las funciones que desempeñan


-- Cooperativas de distribución: proporcionan a sus asociados los artículos
y servicios en mejores condiciones de calidad y precio (cooperativas de
consumo, de provisión y especializadas).

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65

-- Cooperativas de colocación de la producción o comercialización: procu-


ran colocar la producción de sus asociados en las mejores condiciones
de precio, calidad, regularidad y seguridad (cooperativas de agricultores,
pescadores, artesanos, tamberos o apicultores, entre otras).
-- Cooperativas de trabajo: organizan en común el trabajo de sus asociados
con el fin de brindarles fuentes de ocupación estables y convenientes,
a la vez que ocupan la totalidad o gran parte de su actividad económi-
ca (cooperativas de transporte, textiles, de artesanos, de pescadores,
etcétera).

LECTURA OBLIGATORIA

Kaplan de Drimer, A. y Drimer, B. (1981), “Capítulo IV:

OO Clasificación de las cooperativas. Caracterización y líneas generales


de desenvolvimiento de diversos tipos de cooperativas” en: Las coo-
perativas: fundamentos, historia y doctrina, Intercoop, Buenos Aires.  

El siguiente gráfico permite interpretar el rol del asociado en vinculación con


la cooperativa, tomando en cuenta el servicio que de ella recibe:

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66

LECTURA OBLIGATORIA

Ley 20337/73. “Régimen Legal de las Cooperativas”, (1973), Buenos

OO Aires, Argentina, Editorial Intercoop.

Los sitios web más destacados en relación con esta temática son los

WW siguientes:
Alianza Cooperativa Internacional: < www.aciamericas.coop>
Instituto de Estudios Cooperativos:
<http://www.econo.unlp.edu.ar/estudios_cooperativos>
El Hogar Obrero: <http://www.elhogarobrero1905.org.ar>

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67

Referencias bibliográficas

ACI (1995). Declaración sobre la identidad y principios cooperativos.


Althaus, A. (1977), Tratado de derecho cooperativo, Zeus Editora, Rosario.
Kaplan de Drimer, A. y Drimer, B. (1981), Las cooperativas: fundamentos, historia
y doctrina, Intercoop, Buenos Aires.
Ley 20337/73. “Régimen Legal de las Cooperativas”, (1973), Intercoop,
Buenos Aires.
Montes, V., Ressel, A y Tévez, D. (2003), “El cooperativismo en Argentina”,
mimeografiado, La Plata, Argentina, 90 páginas.
Rodríguez Pérez, J. (2001), Cooperativismo para jóvenes, Ediciones Lazos
Cooperativos, Argentina.

Referencias web
Bazán, R. C., “El Gigante Obrero”, [en línea]. En: Ecos. El Diario de la Región,
Resistencia, 20 de setiembre de 2013. Disponible en: <http://
www.elhogarobrero1905.org.ar/sites/default/files/editores/El%20
Gigante%20Obrero.pdf> [Consulta: 12 febrero 2014].
Etkin, J. y Scvarstein, L. “Rasgos de la cultura organizacional”, [en línea].
En: Antología básica. La gestión como quehacer escolar. México. UPN.
1992. Disponible en: <http://recursos.udgvirtual.udg.mx/biblioteca/
bitstream/20050101/1236/1/Lectura_3_Rasgos_de_la_cultura_
organizacional.pdf> [Consulta: 21 abril 2014].
Montes, V. y Ressel, A. “Presencia del Cooperativismo en Argentina”, [en línea].
En: UNIRCOOP. Editorial IRECUS. 2003. Disponible en: <http://www.
econo.unlp.edu.ar/uploads/docs/cooperativas_presencia.pdf> [Consulta:
14 febrero 2014].

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68

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69

Gestión cooperativa

Objetivos
•• Comprender el concepto de gestión cooperativa.
•• Resaltar la importancia de la doble dimensión (asociación-empresa).
•• Introducir el concepto de Gobierno cooperativo.
•• Conocer las características especiales de la gestión cooperativa y sus dife-
rentes modelos.
•• Reconocer la importancia del balance social cooperativo como herramienta
de gestión cooperativa.
•• Reflexionar sobre los diferentes paradigmas de la gestión y su impacto en
la cooperativa.

3.1. Concepto de gestión cooperativa


Las cooperativas son la expresión de un modelo de gestión, de una práctica
organizacional especial que tiene como fundamento la doctrina cooperativa.
Podría decirse que cada cooperativa tiene su propio modelo o estilo de
gestión, ya que esta se realiza de diversas maneras y puede demostrarse por
medio de la evidencia empírica determinada por los estudios de casos reali-
zados en cooperativas de distintos países.
El hecho de que existan múltiples y diversos modos y estilos de gestión
genera mayor imprecisión en la comprensión del concepto. Podemos partir de
la concepción más sencilla, propuesta por el autor argentino José San Pedro,
hasta llegar a una más compleja, como es la elaborada por el autor venezola-
no Oscar Bastidas Delgado.
Según San Pedro (1987), la gestión cooperativa es “el conjunto de tareas
vinculadas al cumplimiento del objeto social”. De esa manera, si el objeto
social de la cooperativa es proveer a sus asociados de artículos de consumo,
consistirá en todas las actividades que se deben implementar para el logro
de su cumplimiento; esto es: comprar los productos, controlar su calidad,
establecer su precio, almacenarlos, disponerlos para su adquisición por los
asociados, contratar personal, realizar las registraciones contables, pagar los
impuestos, contratar seguros, comprar o alquilar locales, coordinar las acti-
vidades detalladas, administrar los recursos económicos, aceptar el ingreso
de nuevos asociados, mantener en condiciones las instalaciones, etcétera.

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PARA REFLEXIONAR

¿La cooperativa realiza las mismas actividades que una empresa lucra-

PP tiva? ¿Lo hace del mismo modo? ¿Pueden surgir problemas en el desa-
rrollo de estas actividades? ¿Se resuelven de la misma forma en la coo-
perativa que en una empresa lucrativa?
Analice el fundamento de sus respuestas positivas o negativas

Rojas Molina (1980), también argentino, aborda el tema señalando que, según
el Diccionario de la Lengua Española, los términos administrar y gestionar son
sinónimos. Administrar significa ‘gobernar, regir’, mientras que gestionar se
define como ‘acción y efecto de administrar’. Si gestionar es gobernar, los
alcances estarán determinados por el objetivo del ente. La introducción del
autor al tema puede interpretarse en la línea de San Pedro.
La OIT (1974) realiza un aporte fundamental al conceptualizar la gestión
cuando expresa: “Regir dentro de una empresa cooperativa es hacer funcio-
nar las estructuras de acuerdo con el espíritu cooperativo”.
Si bien ya se ha señalado el concepto de espíritu cooperativo en el aparta-
do 2.2, resulta interesante retomarlo y completarlo con el enfoque de Drimer y
Kaplan de Drimer (1981) en cuanto a que, para que exista una cooperativa, no
basta que un conjunto de personas asocien su esfuerzo al de los demás con
el objeto de satisfacer sus necesidades o de solucionar sus problemas comu-
nes. Será preciso también organizar y poner en funcionamiento una empresa
económica propia, donde los asociados tendrán el carácter de copropietarios,
tomarán a su cargo la dirección, participarán de sus beneficios y asumirán los
riesgos empresarios. En definitiva, gestionarán, de manera directa o por repre-
sentación, una organización que comprenderá dos elementos: el elemento
social (es decir, la asociación de personas) y el elemento económico, que es
la empresa común. Así también, de acuerdo con la definición formulada por
la ACI, haremos referencia a dos dimensiones: la asociación de personas y la
empresa, que será el medio para satisfacer las necesidades y aspiraciones
económicas, sociales y culturales de los asociados.
La gestión de la cooperativa requiere, entonces, prestar atención a esos
dos elementos o dimensiones, interconectados entre sí por la aplicación prác-
tica de los principios cooperativos. Su inobservancia podría poner en peligro
la cooperativa.
Podríamos imaginar, para hacerlo más sencillo, una balanza, según se gra-
fica a continuación:

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71

PARA REFLEXIONAR

¿Cuál es el riesgo para la cooperativa en cada caso? ¿Cuál le parece la

PP situación ideal?

Para Bastidas Delgado, de acuerdo con la concepción de la doble dimensión,


la gestión cooperativa consiste en:

CC
(…) la sinergia de los procesos que el Gobierno Cooperativo pone en marcha
para hacer realidad la estrategia formulada; es un proceso continuo orientado
por la estrategia de la Asociación que por delegaciones continuas se proyecta
hacia la(s) empresa(s) de la cooperativa, estructurándola en unidades de eje-
cución ajustadas a los requerimientos de los objetivos y la estrategia misma,
por lo que se influyen mutuamente en permanente retroalimentación (Bastidas
Delgado, 2004).

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72

Este autor afirma que el comportamiento de los actores en la sinergia poder-


estrategia-delegaciones-unidades proporciona las bases para determinar los
modelos de gestión de las cooperativas.
En este nivel de desarrollo del concepto de gestión es preciso incluir la
visión de la OIT (1974):

CC
La gestión cooperativa debe permitir al individuo integrarse plena y voluntaria-
mente en una comunidad en desarrollo constante y participar en ella mediante
el esfuerzo personal (...) Verificar esta participación, observar hasta qué punto
es consciente y aceptada de buen grado, he aquí el nudo de la cuestión. Pues
la metodología de la gestión cooperativa es aún un terreno que debe ser explo-
rado. (OIT, 1974).

La participación va de la mano de la democracia; para que exista democracia,


debe haber participación y las cooperativas deben practicarla, en honor a su
propia definición constitutiva.
En nuestro país, la ley de cooperativas a través de su articulado recepta la
gestión democrática y participativa, y fija una estructura organizativa acorde,
en la cual, para integrar los órganos, solo se requiere la calidad de asociado.
El siguiente gráfico muestra la estructura legal básica de una cooperativa:

G.3.1.

Varias preguntas surgen rápidamente: ¿esa estructura es garantía de parti-


cipación?, ¿qué afecta el grado de participación en la cooperativa?, ¿cómo
se puede incidir para mejorar la participación?, ¿cómo influye la participación
en la gestión? En la presente unidad iremos encontrando respuestas a estos
interrogantes.

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73

LEER CON ATENCIÓN

El análisis y la profundización de cada uno de los conceptos inclui-

LL dos en el presente punto nos permitirá ver que la gestión cooperativa


se construye a la medida de cada cooperativa, y de tal modo se gene-
ra una multiplicidad de estilos o modelos de gestión. No existe una
“receta” que indique cada uno de los “ingredientes” ni su cantidad
exacta, si bien hay “ingredientes” esenciales, aquellos de los que no
se puede prescindir si se pretende lograr la “receta”, es decir, realizar
una gestión acorde a las particularidades de la organización coopera-
tiva. Por tal razón, cada cooperativa será la responsable de combinar
esos “ingredientes”, así como también sus cantidades.

LECTURA OBLIGATORIA

Rojas Molina, R. (1978), “Capítulo 1: Concepto de gestión” en:

OO La gestión en las cooperativas, Idelcoop, Rosario

3.2. Gobierno y gestión cooperativa


En cada una de las dos dimensiones señaladas se toman decisiones. El mayor
poder de la cooperativa está en la Asociación, donde se concentran las deci-
siones estratégicas, como por ejemplo, la constitución de la cooperativa, su
disolución, la prestación de determinados bienes o servicios, la integración
cooperativa, la distribución de excedentes, la educación cooperativa, entre
otros. Y está reservado a la Asamblea.
La empresa concentra las actividades cotidianas, aquellas que cristali-
zan los intereses de los asociados: producción, compra/venta de productos,
prestación de atención médica, transporte, percepción de ahorros y otorga-
miento de créditos, etc., las cuales están a cargo de quienes administran la
cooperativa.
La intersección de las dos esferas la llena la gerencia o la unidad de
coordinación. La gerencia es la responsable de convertir las estrategias en
realidades.
Se trata de los tres sistemas que, según Bastidas Delgado (2004), están
presentes en toda organización; esto es: el sistema estratégico decisional, el
sistema operativo o esfera técnico-operativa y el sistema gerencial.

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74

G.3.2.

Relaciones: Procesos Administrativos – Funciones Administrativas


Esferas Organizacionales – Entorno Externo

Fuente: Bastidas Delgado (2004:29).

En cada uno de esos espacios, los asociados establecen órganos o instancias


a los cuales les atribuyen las decisiones propias del nivel y las actividades que
se deseen, ocupen y realicen. Así, tenemos que la instancia básica y obligato-
ria de toda cooperativa se concreta en la asociación y es la Asamblea General
de Asociados, que funciona según el principio de “una persona = un voto”.
En función de las condiciones técnicas, la complejidad de las actividades,
el número de asociados y las dimensiones operativas, todos los asociados o
algunos de ellos pueden realizar directamente las actividades gerenciales y
las operativas, o atribuirlas a grupos con responsabilidades específicas, con
la posibilidad además de rotar entre ellas. Estas decisiones son propias de la
Asamblea. Si se opta por atribuirlas a grupos, uno deberá garantizar la opera-
tividad de la cooperativa, bajo la denominación de Consejo de Administración.
Este, a su vez, podrá designar un gerente. En algunas cooperativas se evita
ese nombramiento como una forma de ahorro o a fin de preservar esas atri-
buciones para el Consejo de Administración.
Otro grupo debería encargarse del control de las actividades de la coope-
rativa, de la legalidad de sus acciones y del cumplimiento de los mandatos
establecidos por la Asamblea, bajo la denominación de Comisión Fiscalizadora
(compuesta, como mínimo, por tres asociados, respetando siempre el número
impar) o Síndico en caso de ser unipersonal.

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75

Adicionalmente, pueden establecerse una o dos instancias para cumplir


con el principio de la educación cooperativa, que recibirían nombres diferentes
según su ubicación, ya sea en la asociación, para la formación cooperativa, o
en la empresa, para el adiestramiento. Generalmente, existe una sola instan-
cia, llamada Comité de Educación, para toda la cooperativa.

3.2.1. El Gobierno cooperativo


El Gobierno cooperativo centraliza la responsabilidad de lo estratégico. Su
centro es la Asamblea de Asociados, apoyada normalmente en unidades de
administración (Consejo de Administración, Gerencia) y de control (Comisión
Fiscalizadora o Sindicatura). Según Cracogna:

CC
Alrededor de estos tres elementos puede actuar el buen gobierno cooperativo,
no para sustituir las normas de la ley, sino para facilitar su cumplimiento, de
manera especial para prevenir los conflictos que se puedan presentar entre los
integrantes de cada una de las fuerzas correspondientes (Cracogna, 2003).

Esos órganos se encuentran en la asociación y con todo derecho actúan sobre


la empresa.
Al Gobierno cooperativo le corresponde cohesionar y dirigir la empresa
hacia sus objetivos (gestionarla), respetando los principios y los valores coo-
perativos. En la acción equilibrada de ese Gobierno reposa la dirección y la
marcha de la cooperativa. Cracogna precisa que no existe un esquema único
para realizar un buen gobierno cooperativo, pero es necesario tomar en cuen-
ta el marco legislativo de cada país.
Al actuar de esa forma, el Gobierno cumple con su obligación de preservar
la identidad cooperativa. Tal desempeño requiere ciertas condiciones: debe
ser fuerte con visión para adelantarse a los cambios; con flexibilidad para faci-
litarlos; con legitimidad de origen y representatividad, es decir, nombrado por
la amplia mayoría de los asociados; con actores calificados para las activi-
dades asignadas; y con un liderazgo basado en valores y concentrado en las
necesidades que condujeron a formar una cooperativa.
Quienes ocupen el espacio del Gobierno deben conocer y estar comprome-
tidos con las fortalezas de la forma cooperativa para aprovechar su ventaja
competitiva y preservar su identidad.

3.2.2. Características especiales de la gestión cooperativa


Se espera que la gestión que desarrolla en su accionar la cooperativa respon-
da a sus particularidades. Con diferentes denominaciones se han explayado
sobre tales particularidades diversos autores, entre ellos los ya citados en
esta unidad (San Pedro, Rojas Molina, Bastidas Delgado), a los que haremos
referencia a continuación.
Su conocimiento es vital a efectos de tenerse en cuenta para establecer
parámetros, tomar decisiones y delimitar actuaciones en el proceso de ges-
tión de una cooperativa. San Pedro (1987) destaca lo siguiente:

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76

•• Las cooperativas son empresas que, si bien no tienen la finalidad de obte-


ner un lucro, tampoco son sociedades de beneficencia, razón por la cual
deben al menos cubrir los gastos con los ingresos.
•• Las cooperativas están insertas en un sistema económico en el que inte-
ractúan con otras empresas que cumplen diferentes roles (a veces, son sus
proveedores; otras veces, sus clientes; otras, sus competidores).
•• El asociado reúne una doble condición en relación con su cooperativa, por
cuanto es dueño de la empresa y usuario de los servicios. En tal sentido
se identifican tres tipos de usuarios: compradores (en las cooperativas de
consumo y prestación de servicios), vendedores (en las cooperativas de
transformación y venta de productos) y trabajadores (en las cooperativas
de trabajo).
•• Las cooperativas son asociaciones de personas, no de capitales, las nutre
el ideal humano y social de ayuda mutua que les dio origen.

El autor señala que una gestión es eficiente en la cooperativa si tiene en


cuenta “los elevados principios y normas morales, sin los cuales no hay ver-
dadera cooperación”. Será necesario, entonces, que las técnicas de la gestión
empresarial se adapten a las necesidades de cada cooperativa y que a la
estructura administrativa tradicional se incorpore la función cooperativa, que
debe impregnar con un estilo propio a todas las demás funciones.
Rojas Molina (1978) parte de distinguir a la organización cooperativa de las
empresas de lucro y considera que el traslado de las experiencias de estas
últimas no asegura una correcta gestión cooperativa.
Propone diferenciarlas según lo siguiente:

•• El objeto: la finalidad de la cooperativa no es obtener lucro; el resultado


económico es consecuencia de las operaciones que realiza para cumplir
con su objeto, que es la prestación del servicio. El incentivo de la coopera-
tiva es prestar cada vez más y mejores servicios; fijar el precio es la clave
de su desarrollo, y de eso puede depender incluso su supervivencia.
•• En cambio, en las empresas de lucro, el incentivo es maximizar la ganancia.
•• La forma de conducción: en la cooperativa cada asociado tiene un voto;
mientras que en las empresas de lucro las decisiones se toman en función
del capital aportado por cada uno.
•• La forma de coexistencia: las cooperativas tienden a la integración, el prin-
cipio de cooperación entre cooperativas constituye una fortaleza del movi-
miento, mientras que las empresas de lucro compiten entre sí.
•• La forma de integración al medio: en las cooperativas está previsto en el
principio de compromiso con la comunidad, situación que en las empresas
de lucro puede o no ser tenida en cuenta.
•• La educación cooperativa es un compromiso que la cooperativa debe asu-
mir de manera permanente en beneficio de la gestión participativa de los
asociados.
•• El doble carácter del objetivo de la cooperativa: sus objetivos son múltiples,
vinculados al plano empresarial (satisfacer la actividad económica con efi-
ciencia) y al plano institucional o social (difundir los principios, por medio
de las operaciones de la cooperativa y la actividad educativa, así como
expandir los servicios y captar más asociados).

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77

Finalmente, este autor resalta que, en general, el asociado primariamente


forma parte de la cooperativa por razones de carácter económico, que no suele
existir una formación principista y, por lo tanto, la posibilidad de incorporar
nuevos asociados está directamente vinculada al precio del servicio que se
ofrece, y es este el motivo de la más permanente relación entre el asociado y
su cooperativa. Entiende que uno de los objetivos fundamentales de la gestión
cooperativa es trabajar en la vinculación servicio-asociado. Propone instru-
mentar esa relación centrándose en fortalecer el vínculo con la cooperativa y
ampliando esa relación más allá de lo exclusivamente económico, por medio
de la demostración de la aplicación de los principios de la cooperación.

LECTURA OBLIGATORIA

Rojas Molina, R. (1978), “Capítulo 2: Características de la coope-

OO rativa” en: La gestión en las cooperativas, Idelcoop, Rosario.

PARA REFLEXIONAR

¿Qué acciones implementaría en una cooperativa de consumo a efec-

PP tos de generar el vínculo servicio-asociado que trascienda el beneficio


meramente económico?

Bastidas Delgado (2007) introduce el concepto de la especificidad cooperativa


para referirse a los rasgos que permiten afirmar la existencia de un estilo de
gestión propio, que diferencia a las cooperativas de las organizaciones de la
economía de capital y pública, como también de otras que comparten el mismo
sector de la economía social, como las asociaciones y las mutuales. Aborda
los siete rasgos que se sintetizan a continuación:
Rasgo n.º 1. Las cooperativas desarrollan la lógica de sus actores. La manera
como se configure la cooperativa desde sus inicios marca en mucho su desa-
rrollo posterior. Los fundadores establecen como requisito previo y fundamen-
tal sus objetivos y, luego de constituidas, las políticas e instancias o centros
de poder necesarios para dirigir los esfuerzos y recursos hacia los objetivos
trazados. Un sello existe desde el nacimiento mismo de la cooperativa, dado
por la cultura, las costumbres, las actitudes y los procesos de sus actores.
Por tal razón, quienes la conforman deben conocer sus principales aspectos,
como su organización, su funcionamiento, sus valores éticos, etc.; puesto que,
de lo contrario, estaría condenada a cierto nivel de fracaso.
Rasgo n.º 2. Valores, principios y doctrina como guías de acción de las coo-
perativas. Los valores y principios cooperativos moldean las actividades de las
cooperativas, son las directrices para orientar su acción en un entorno cam-
biante y los fundamentos básicos de la doctrina cooperativa, que le dan uni-
dad, integridad e identidad al movimiento cooperativo mundial.

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78

Rasgo n.º 3. Desarrollan responsabilidad social sin buscar lucro. Las coope-
rativas tienen una responsabilidad social que se cumple en la medida en que
satisfacen las necesidades de sus asociados. Ellos contribuyen con sus recur-
sos y esfuerzos para conformarla, y estos no deberán ser mayores que los
que la entidad necesita para cubrir los gastos, continuar su marcha, generar
excedentes y crecer; si son mayores volverán por medio del reparto equitati-
vo a los asociados. Si bien, cuando la cooperativa opera con no asociados se
genera lucro, jamás los asociados se apropiarán de los excedentes, ya que,
si lo hicieran, estarían actuando como miembros de una empresa de capital.
En esos casos, la solución justa consiste en depositar esos excedentes en
una cuenta especial que los revierta a quienes los produjeron, lo que puede
hacerse mediante actividades educativas u otras de carácter social.
Rasgo n.º 4. Una fortaleza económica: los fondos irrepartibles. Se trata de
fondos que ni durante la existencia de la cooperativa ni en el caso de su diso-
lución serán apropiados por los asociados. Pertenecen al conjunto y le conce-
den perpetuidad en el tiempo, son la fortaleza de las distintas generaciones
de asociados y se enmarcan en el valor de la solidaridad.
Rasgo n.º 5. La cooperativa. Una misma unidad con la doble dimensión aso-
ciación/empresa. Surge de la definición de la ACI según la cual una condición
fundamental de la estructura y el funcionamiento de una cooperativa es su
doble carácter de (1) asociación autónoma de personas y (2) empresa de pro-
piedad conjunta y de gestión democrática.
Esa doble condición proporciona a los asociados la posibilidad de desarro-
llar una multiplicidad de roles en función de su movilidad en la organización:
asociados o dueños, directivos, trabajadores-asociados, trabajadores, y hasta
usuarios y proveedores de sus propias cooperativas.
Rasgo n.º 6. La participación en las cooperativas. Las cooperativas son orga-
nizaciones eminentemente participativas y deben tender a la autogestión. El
planteo consiste en determinar los espacios donde se participa y quiénes
son los que participan. Una organización que reúne todas las características
para desarrollar una gestión participativa puede tener tintes burocráticos.
Este punto se ampliará en el apartado 3.3, referido a los modelos de gestión
cooperativa.
Rasgo n.º 7. Integración e intercooperación como ejes de la autogestión coo-
perativa. La cooperación entre cooperativas es un proceso continuo y diná-
mico, mediante el cual, por propia naturaleza y razones de supervivencia, el
cooperativismo crece en el tiempo y el espacio. Existen formas “livianas” de
funcionamiento, por ejemplo, los acuerdos, las alianzas estratégicas y la con-
formación de redes organizacionales para actividades puntuales, como las
compras conjuntas o la educación, caso en el cual se estaría en presencia
de intercooperación. Por su alcance geográfico, la integración puede ser de
carácter local, regional, nacional e internacional. En cualquier caso constituye
una fortaleza del movimiento.

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79

LECTURA OBLIGATORIA

Dávila Ladrón de Guevara, R. “Capítulo II: La cooperativa. Una

OO forma organizacional y administrativa particular” [en línea]. En:


Innovación y éxito en la gerencia cooperativa. 2004. Disponible en:
<http://www.javeriana.edu.co/ier/recursos_user/documentos/inno-
vacion/capitulo2.pdf>. [Consulta: 20 de junio 2014].

1.

KK ¿Qué factores o variables puede mencionar como determinantes del


éxito de una cooperativa? ¿Qué acciones propone para incidir desde la
gestión en la generación de esas variables?

3.2.3. Los problemas de gestión cooperativa


Los problemas de gestión de una cooperativa derivan de su propia marcha, de
las actividades que desarrolla, de las decisiones que toman sus dirigentes,
del entorno en que se inserta, del grado de apego a su peculiar naturaleza,
de la complejidad de la organización, etcétera.
Se pueden enunciar algunos problemas concretos a modo de ejemplo:
obtener capital, iniciar las operaciones de la cooperativa, desarrollar su orga-
nización administrativa y contable, proyectar su expansión, emplear personal,
comprar, producir, vender, fijar los precios y mejorar la calidad de los produc-
tos o servicios, falta de capacitación de los dirigentes e inadecuada educación
de los asociados, entre muchas otras cuestiones.
Para el abordaje de estos problemas se deberá recurrir a aplicar el proceso
de toma de decisiones que es esencial en el quehacer organizacional y consti-
tuye el asidero de todos los procesos implicados en el comportamiento de la
organización, respondiendo a la modalidad burocrática, participativa o de auto-
gestión adoptada, que también determinará los métodos empleados para su
ejecución por los diversos niveles organizacionales. Así, en las organizaciones
con estilos autoritarios, quienes ejercen el poder, toman sus decisiones estra-
tégicas relegando al resto de los niveles la tarea de difundirlas y ejecutarlas.
En la cooperativa sería un error aplicar modelos gerenciales, ya que la
gerencia es apenas una parte de la estructura organizativa. Deberían aplicar-
se modelos organizacionales o modelos de gestión, pues estos incluyen la
totalidad de la cooperativa al abarcar desde su centro mayor de poder, que
es la Asamblea, hasta sus unidades operativas, pasando por el nivel coordi-
nador o gerencial.
Rojas Molina (1978), de acuerdo con esta postura, propone la instrumen-
tación del Acuerdo Colegiado de Gestión, acuerdo en el que todos los órganos
en su conjunto como el Consejo de Administración, las comisiones auxiliares,
los funcionarios, los empleados, los asociados, etc., participan en la toma
de decisiones. Son los acuerdos más importantes donde se fijan las políticas
y objetivos, las pautas fundamentales de actuación durante períodos más o
menos prolongados.

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80

LECTURA OBLIGATORIA

San Pedro, J. (1987), “Capítulo vigésimo. Cómo analizar y resol-

OO ver los problemas de la gestión cooperativa” en: Manual de organiza-


ción y gestión cooperativa, segunda edición, Intercoop, Buenos Aires.
Rojas Molina, R. (1978), “Capítulo 3: Aspectos comprendidos en la
Gestión Cooperativa” en: La gestión en las cooperativas, Idelcoop, Rosario.

2.

KK El caso siguiente plantea un problema de gestión en una cooperativa de


productores tamberos. Determine si el gerente actuó de manera correc-
ta y fundamente su respuesta.

Los productores tamberos de la zona de Gálvez, provincia de Santa Fe,


reciben desde hace varios años en su tambo el camión de la cooperativa
que retira diariamente la producción de leche de cada uno. Un deter-
minado día, el gerente de la cooperativa decidió, por razones de econo-
mía, que cada asociado llevara su producción hasta el camino asfaltado
para cargar allí el camión de la cooperativa. Los asociados se quejaron y
solicitaron la restitución del servicio de retiro en su tambo, situación a
la que el gerente no accedió.

Una cuestión clave: la participación


Uno de los principales indicadores para analizar el funcionamiento de una
organización es su capacidad de concentración o delegación de poder, lo que
permite afirmar la existencia de modalidades diversas de exclusión o inclusión
de actores en el proceso de toma de decisiones.
Es posible distinguir cuatro tipos de ideologías inspiradoras para el proceso
de participación, que son la resultante, en última instancia, del tipo del grupo
y del liderazgo (Acuña, E. et al., 2003).

1. La ideología democrática tiene por meta la plena participación. Se basa en


los principios de la democracia, que es ejercida directamente por los inte-
grantes. La moral es el método para la toma de decisiones y la educación
acontece por medio de procesos sistemáticos de aprendizaje, por cuanto
entiende que la democracia se aprende.
2. La ideología socialista tiene como meta el cambio revolucionario, está basa-
da en la liberación económica de los trabajadores, a través de la participa-
ción en el control económico de los medios de producción. La educación es
definida como un proceso de desarrollo de conciencia de los trabajadores.
3. La ideología humanista está basada en desarrollar la personalidad y la
salud mental de los trabajadores a fin de brindar un mayor bienestar a las
personas, con eficiencia y estabilidad de las instituciones. La participación
es el medio para conseguir el desarrollo. A fin de alcanzar la participación,
hay que dotar a las personas de oportunidades para ser activas, indepen-
dientes y capaces de autocontrolarse.

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81

4. La ideología de la productividad y la eficiencia tiene por propósito alcanzar


los mejores resultados de eficiencia y productividad. La participación se
convierte en un instrumento para contrarrestar los diversos efectos del
proceso laboral industrial, como, por ejemplo, la insatisfacción, el ausen-
tismo y los conflictos.

La ideología (implícita o explícita) de toda organización se refleja en la partici-


pación como en la estructura y su diseño. Cuanto mayor es la participación de
los actores, más democracia puede desarrollar la organización. En tal sentido,
la democracia genera espacios de libertad para la acción de los trabajadores
en diferentes niveles y modalidades.
El comportamiento de los actores organizacionales respecto al poder varía
según la estructura organizacional puesta en marcha por una organización,
ya sea que esta pertenezca al mundo de las organizaciones de la economía
social, de las de capital o de las privadas. En las organizaciones burocráticas,
por ejemplo, negadoras de todo tipo de participación, quienes ejerzan el poder
lo concentran en determinadas unidades con la finalidad de controlar desde
ellas la totalidad de la organización.
Al actuar con esa intención, establecen una departamentalización extrema
que, con pisos, techos y paredes, limita la visión de los subordinados, y se
reservan para ellos la visión integral de lo que sucede en la organización. Para
esos poderosos, la organización piramidal es la idónea, ellos se ubican en la
punta superior y desde allí deciden prácticamente todo. Una organización que
funciona de esa manera es burocrática.
Quienes deseen romper la estructura piramidal burocrática deberán romper
las parcelas mencionadas. En ese intento, podrán lograr desde simples “ero-
siones o fracturas” hasta la abolición total. Las magnitudes de transformación
de esa estructura piramidal burocrática serán directamente proporcionales a
la eficacia con que la participación de los interesados en las decisiones afec-
te los “simples” niveles operativos o crezca en importancia hacia el nivel de
coordinación (gerencial) o llegue al nivel estratégico.
La participación en las decisiones será, entonces, el proceso que permita
esos logros y puede entenderse como el eje conductor de superación de la
condición burocrática en las organizaciones.
Según Acuña et al. (2003), la participación es producto de acciones de lide-
razgo ejercidas por autoridades que, de manera deliberada y concertada, bus-
can constituir y mantener un sistema social en el que prendan y se plasmen
principios democráticos y participativos. Estos autores indican el sistema de
participación supone la existencia de políticas oficiales que fomenten y res-
palden de manera formal la participación de las personas. Además, señalan
que una de las formas de identificar la participación en las organizaciones es
a través de las siguientes dimensiones:
1. Formal e informal: la primera, a través de normas o reglas acordadas o
impuestas; y la segunda, por consensos establecidos entre los miembros.
2. Directa e indirecta: la modalidad directa se refiere a cómo las personas pue-
den influir y ejercer poder en las decisiones sin intermediarios; la indirecta
es a través del nombramiento de representantes para tomar decisiones.
Asimismo, señala que es común encontrar en las cooperativas ambas
modalidades.
3. Acceso a participar en decisiones por medio del manejo de información. Se
mencionan diferentes formas en que las personas pueden intervenir para

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82

adoptar o tomar decisiones, que van desde cuando las personas no reciben
información anticipada hasta cuando tienen plena autonomía para tomar
decisiones (Heller y Wilpert, 1981).

Una consecuencia casi inmediata de la participación en las organizaciones es


que ella “… se encarna en políticas, estructuras y procesos que permiten y
estimulan que socios y trabajadores se involucren de manera efectiva en la
operación de la organización” (Acuña et al., 2003).

LECTURA OBLIGATORIA

Acuña, E. et al. “Un marco conceptual para el estudio de la participa-

OO ción” Canadá. IRECUS. 2003. Disponible en: <http://www.captu-


ra.uchile.cl/bitstream/handle/2250/2059/Marco_EAcu%C3%B1a.
pdf?sequence=1>. [Consulta: 30 junio 2014].

3.

KK Responda:
a. ¿Dónde y cómo podría observarse cada una de las ideologías para el
proceso de participación en cooperativas? Identifique casos y causas
extremas que podrían presentarse.
b. ¿Qué variables cree usted que influyen para que una cooperativa
presente un modelo burocrático, participativo o autogestionario?

3.3. Los modelos de gestión cooperativa


Bastidas Delgado (2007) sostiene que las cooperativas se mueven entre dos
modelos organizacionales extremos: el “modelo de servicio”, denominado
por algunos “modelo de servicio civil”, y el “modelo colectivo”. Entre ellos se
ubicarían, a la manera de un continuo, infinitas modalidades intermedias con
“algo o mucho de participación”, según diferentes grados de centralización del
poder, propiedad, jerarquías, divisiones del trabajo, sentido de pertenencia,
fluidez comunicacional y otros aspectos.
Esos modelos extremos obedecen a organizaciones burocráticas o auto-
gestionarias, según los grados de participación. El grado de participación sería
igual a cero en las primeras y llegaría a cien en las últimas, y entiende el autor,
que las cooperativas deben marchar hacia la búsqueda de la autogestión.
Para una mejor comprensión del “modelo de servicio” y “el modelo colec-
tivo”, es preciso profundizar el conocimiento sobre las características de las
organizaciones burocráticas y las autogestionarias.

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83

3.3.1 La organización burocrática


Sobre la burocracia y su definición mucho se ha escrito. Marx se refería a la
burocracia como el cuerpo social del Estado.
En la actualidad ese término forma parte del lenguaje cotidiano; usualmen-
te se lo utiliza en el ámbito del Estado, vinculado a las organizaciones públicas
y a la concepción popular en cuanto a que en ellas el papeleo es grande, las
decisiones se toman con lentitud, con un fuerte apego de los funcionarios a
los reglamentos y las rutinas; todas situaciones que derivan en la ineficiencia.
Sin embargo, la burocracia también tiene lugar en el sector privado. Para
Max Weber (pensador alemán), estudioso de la burocracia y su organización,
la consecuencia de que la burocracia se organice de determinada manera es
la previsibilidad del comportamiento de sus miembros. Desde la teoría orga-
nizacional, Weber la observa como un modelo de organización eficiente por
excelencia, basado en la adecuación de los medios a los objetivos, es decir,
un modelo que busca la máxima eficiencia, que busca la racionalidad para la
resolución de los problemas con vistas a cumplir sus fines.
Para conseguir la eficiencia planeada, el modelo burocrático necesita deta-
llar y precisar por anticipado cómo deben hacerse las cosas.
Algunas características de la organización y el funcionamiento del modelo
organizacional burocrático son las siguientes: jerarquía de la autoridad; cen-
tralización de las decisiones; carácter racional, legal y escrito del sistema de
normas y reglamentos; carácter formal de las comunicaciones; impersonalidad
en las relaciones de trabajo; carácter racional de la división del trabajo; selec-
ción basada en méritos y competencias; rutinas y procedimientos de trabajo
estandarizados en guías y manuales; y profesionalización de los participantes.

El “modelo de servicio” o “modelo de servicio civil”


Es el que está presente en la amplia mayoría de las cooperativas y se identifi-
ca con una realidad: numerosas cooperativas tienen rasgos de organizaciones
burocráticas. Esta situación puede calificarse como paradójica, pues, teniendo
los asociados la propiedad y el poder para desarrollar en la cooperativa pro-
cesos participativos, concentran en pocas personas numerosas decisiones.
El calificativo “de servicio” se debe a que este modelo proporciona a la
organización una imagen de disposición a prestar servicios a un grueso núme-
ro de asociados e interesados, para lo cual dispone de unidades operativas
“alineadas de arriba hacia abajo”, ocupadas generalmente por un número de
empleados o trabajadores asociados menor que la cantidad de asociados y
usuarios de la cooperativa. Este modelo se observa con claridad en las coo-
perativas de consumo y en las de ahorro y crédito.

3.3.2. La organización autogestionaria


El término “autogestión” se ha convertido en una suerte de comodín para
explicar innumerables actividades y procesos que muchas veces no tienen
relación con su esencia.
En esa amplitud, se consiguen intentos generales y sencillos, como el de
Albert (2001), que la define como la “influencia en la toma de decisiones pro-
porcional al impacto que esas decisiones tienen sobre uno”.

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Bastidas Delgado (2007) la entiende como el proceso democrático en el


cual los afectados e interesados por resolver un problema toman decisiones
en asambleas u otras instancias colectivas, a razón de un voto por persona.
Otros rasgos de funcionamiento son los siguientes: buscar la unidad dentro
de la diversidad, identidad fortalecida en valores y principios, objetivos clara-
mente compartidos, ingreso voluntario, aportes laborales o económicos simi-
lares para ingresar, cuerpo de normas aprobado por la asamblea, régimen de
propiedad variado, descentralización extrema, rotación estratégico-operativa,
rotación en la esfera operativa, comunicación sin fronteras y uso de exceden-
tes decididos por la asamblea.
Estas organizaciones rompen la pirámide burocrática debido a la reducción
de las jerarquías y son lo opuesto a la organización burocrática.

El “modelo colectivo”
En este modelo, la movilidad interna es grande. Existe una rotación entre las
actividades, que se da cuando los asociados pasan de realizar su tarea a tomar
decisiones en las asambleas. Ese doble movimiento es característico de las
organizaciones autogestionarias: rotar en las actividades, rotar entre las activi-
dades y la toma de decisiones, rotar en las actividades, rotar entre las activida-
des y la toma de decisiones, y así sucesivamente. Es una modalidad que está
presente en los kibutz (Israel), donde los asociados se reúnen en asambleas
todos los sábados para tomar decisiones que ejecutarán ellos mismos al día
siguiente. Por lo tanto, dirigentes y dirigidos son las mismas personas.

“Kibutz” deriva de la palabra “kbutza”, que significa “grupo” en hebreo, y en sus comien-
zos, un siglo atrás, los kibutz fueron creados como pequeñas aldeas con cooperativas agrí-
colas en las que no se les permitía a los miembros ningún tipo de propiedad privada o
estatus social. En la actualidad aún perdura este tipo de organización.
El carácter único del kibutz se refleja en su naturaleza colectivista, que se hace particu-
larmente notable en cuatro esferas principales: la organización del trabajo y la producción,
la posesión de la propiedad, el consumo y la educación de los niños.
La agricultura y toda actividad económica del kibutz se administran como una unidad
de capital conjunto, de modo que no existen cuentas individuales. Todas sus necesidades
son satisfechas por una fuente central. No reciben ninguna remuneración, excepto un
fondo anual para gastos que deban realizar fuera del kibutz.
El kibutz es un instrumento para la realización del sionismo socialista y una forma de
vida independiente. Practica diariamente los valores de autogestión, trabajo productivo,
igualdad, democracia y ayuda mutua que, muy desarrollados en los kibutz, son de gran
significación para todas las fuerzas sionistas socialistas y para Israel.
(< http://jafi.org/JewishAgency/Spanish/Aliyah/Absorpton+Options/bait1/
What+is+a+kibboutz/>).

En función del número de asociados, una organización autogestionaria puede


prescindir de instancias intermedias; por ejemplo, una cooperativa de seis
carpinteros podría realizar asambleas informales en cualquier momento.
Si representáramos gráficamente la organización autogestionaria, vista de
perfil, tendría forma plana, horizontal, y, vista desde arriba, sería circular; es
decir, parecería una moneda.

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Es plana u horizontal porque la distancia entre quienes están en la esfera


política tomando decisiones y quienes están en la esfera tecnoadministrativa
ejecutándolas es igual a cero, es nula, pues son las mismas personas: quie-
nes deciden ejecutan.
Es circular porque, si imaginamos el centro de ella como aquel espacio
donde se concentra el poder, es decir, las decisiones (centro de poder o asam-
blea), el resto de las personas o instancias deben estar a la misma distancia
de ese centro, ya que no se admite la exclusión de nadie.
Esta modalidad se adapta a las cooperativas en las cuales la estructura y
las magnitudes operacionales se acoplan con el número de sus trabajadores,
que es muy aproximado al de sus asociados, unos más, unos menos, como
las cooperativas de trabajo.

LECTURA RECOMENDADA

RR
Diferentes ejemplos prácticos de las modalidades reseñadas pueden encontrarse en la
siguiente lectura.
Bastidas Delgado, O. et al. (2005), “Participación y gestión democrática de las
cooperativas”, mimeografiado, Canadá, 110 páginas.

De regreso al kibutz <www.youtube.com/watch?v=26uwQU87RCY>

Kibutz en Israel <www.youtube.com/watch?v=ROkHoXHYf7w>

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86

3.4. Los modelos de evaluación del desempeño social y


la construcción de indicadores del balance social
Las organizaciones (lucrativas/no lucrativas) reflejan, mediante los Estados
Contables tradicionales, las consecuencias en su patrimonio; entre ellas, de
hechos y acciones del entorno que lo afectan. También deberían informar
sobre las consecuencias de sus acciones, tanto en los socios, como en los
empleados, en el resto de la sociedad, entre otros. Y esa misma sociedad,
que actualmente tiene una concepción de la empresa como ente social, es la
que está demandando cada día más esta información.
Esta información que es presentada a través de distintos modelos y amplía
la que producen los estados contables tradicionales, se realiza a través de
informes denominados genéricamente Balances Sociales, por analogía con
los contables.
En este apartado se presentan diferentes enfoques con los que distintos
autores caracterizan al Balance Social, llegando algunos de ellos a cuestio-
nar esta denominación, proponiendo otras que consideran más convenientes.
Para procesar y exponer la información de tipo social se han propuesto varia-
dos métodos y formas. Ellos dependen de las necesidades informativas de la
empresa y del medio, y varían según el marco jurídico- institucional y el siste-
ma político económico en que la empresa se desarrolla. Consecuentemente, y
para favorecer su análisis, se presenta una tipología del denominado Balance
Social. A tal fin, se adoptan como criterios clasificatorios los propuestos por
el Instituto Nacional de Industrias de España. Se comenta cada modelo, pre-
sentando sus características más relevantes, como así también sus ventajas
y desventajas, y se brindan algunos ejemplos de aplicación práctica.

3.4.1. Introducción
La evolución del concepto de empresa ha estado ligada a las transformaciones
socioculturales que han ocurrido en el mundo, a los cambios en sus objetivos
o misiones, y a la responsabilidad que ella asume.
En el marco de la sociedad, toda organización, así como el hombre, debe
responder por las consecuencias de los actos que de manera libre realizan.
La libertad del empresario y de la empresa no son gratuitas y tienen un pre-
cio concreto: la responsabilidad. Si uno de los objetivos de la empresa es su
continuidad en el tiempo sin dejar de ser libre, entonces, debe asumir la res-
ponsabilidad social que le compete.
La cooperativa, como ya hemos visto, hace propia esa responsabilidad,
tanto en su concepción doctrinaria como en su inclusión en los valores y prin-
cipios que practica. Desde su dimensión empresarial, los resultados econó-
micos de sus operaciones se reflejan en el balance económico financiero, y
debería también informar sobre las consecuencias o impactos de sus accio-
nes sociales, aquellas vinculadas a la relación con sus asociados, con sus
empleados, con su entorno, con la sociedad en la que está inserta.
Ello está directamente vinculado a la concepción de empresa económi-
ca como fenómeno de intercambio social, donde tanto la empresa comercial
como la cooperativa constituyen hechos sociales y deben dimensionarse como
tales. Y es la misma sociedad la que actualmente reconoce a la empresa
como ente social y le demanda la mencionada información.

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En ese marco, las empresas de capital empiezan a aceptar responsabili-


dades más allá de las clásicamente aceptadas para con sus accionistas, y a
buscar consecuentes mejoras en sus mecanismos de rendición de cuentas,
así como a mostrar sus acciones en ese orden.
A las cooperativas, que recogen explícitamente en sus principios compro-
misos socioeconómicos y deben ser gestionadas dando respuesta a sus dos
dimensiones (empresa-asociación), les urge evaluar su actuación en el plano
social; ¿es la cooperativa socialmente responsable y coherente con su propia
definición constitutiva?
En Argentina, las realizaciones de la cooperativa en el terreno social cons-
tan solo en la Memoria Anual que presenta el Consejo de Administración
ante la Asamblea, de acuerdo con las disposiciones del artículo 40 de la Ley
20337/73, que establece lo siguiente:

CC
La memoria anual del consejo de administración debe contener una descrip-
ción del estado de la cooperativa con mención de las diferentes secciones en
que opera, actividad registrada y los proyectos en curso de ejecución. Hará es-
pecial referencia a:
1.º Los gastos e ingresos cuando no estuvieran discriminados en el estado de
resultados u otros cuadros anexos
2.º La relación económico-social con la cooperativa de grado superior a que
estuviera asociada, con mención del porcentaje de operaciones en su caso.
3º Las sumas invertidas en educación y capacitación cooperativa, con indica-
ción de la labor desarrollada o mención de la cooperativa de grado superior o
institución especializada a la cual se remitieron los fondos respectivos para
tales fines.

Esta información social normalmente se presenta de manera narrativa, con


algún grado de cuantificación y sin sistematizar, de modo que impide la com-
paración de resultados, así como la planificación.
Podríamos entonces concluir que las cooperativas no brindan información
sobre una de sus fuentes más importantes de diferenciación, que son los
valores y principios cooperativos. Ello no significa que la cooperativa deba
renunciar a la viabilidad económica, sino que debe incorporar su evaluación
de desempeño social, ya que un buen balance económico no es garantía de
una gestión genuinamente cooperativa.
Los valores de la cooperativa, entre los que se incluyen la responsabilidad
social y la preocupación por los demás y sus principios definen su esencia y
orientan su actuación y, por lo tanto, se convierten en criterios de evaluación
de su autenticidad, donde la responsabilidad social tiene injerencia en todos
ellos, más allá del séptimo principio.
De tal manera, surge como indubitable la necesidad de elaborar una herra-
mienta de información que ponga de manifiesto las acciones desarrolladas por
las cooperativas en el cumplimiento de su responsabilidad social. Esta infor-
mación puede presentarse a través de distintos modelos, que se denominan
genéricamente balances sociales, y en cualquier caso amplían la información
que producen los estados contables tradicionales.

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Para procesar y exponer la información de tipo social, se han propuesto


variados métodos y formas que dependen de las necesidades informativas
de la empresa y del medio, y varían según el marco jurídico- institucional y el
sistema político-económico en que la empresa se desarrolla.

3.4.2. Empresa y responsabilidad social


Hacemos alusión al término “empresa” porque la mayor parte de la bibliografía
se refiere a ella casi con exclusividad; pero resulta necesario aclarar que los
conceptos desarrollados son aplicables, en sentido amplio, a todo tipo de
organizaciones.
La concepción clásica de la empresa de Adam Smith resalta su finalidad
de lucro y concibe como único su objetivo de obtener beneficios. La respon-
sabilidad de la empresa queda limitada frente a sus propietarios a obtener
dichos beneficios; frente a los trabajadores, por el contrato laboral; y frente
a la sociedad en su conjunto, al estar obligada a cumplir las leyes que esta
impone. Es una concepción “cerrada” y exime a la empresa de toda respon-
sabilidad con su entorno.
La evolución del concepto clásico de empresa se genera a partir de una
visión más compleja de ella, donde intervienen factores diversos, a veces
antagónicos, cuya combinación es preciso optimizar para obtener el máximo
beneficio.
En los años cincuenta cobra más fuerza la interpretación de la empresa
como un conjunto de factores productivos. Su responsabilidad se manifiesta
en forma interna hacia sus socios (factor capital) y hacia los trabajadores (fac-
tor trabajo) ante quienes también debe rendir cuentas. Se observa una acen-
tuación hacia lo social al incluir este último factor.
Sin embargo, este enfoque ha sido gradualmente superado. El hecho de
“emprender” implica en primer lugar “elegir”, y esta elección en la vida de la
empresa se concreta en una continua toma de decisiones. Estas decisiones
tienen consecuencias múltiples, y a veces superpuestas, por ejemplo, finan-
cieras, económicas, tecnológicas, sociales, etc. La empresa desarrolla su acti-
vidad en un entorno social en el que influye y que a la vez influye en ella. Sus
actividades afectan a muchos sectores de la sociedad, y estos tienen distin-
tas expectativas frente a su accionar.
Así, se considera a la empresa como una coalición de intereses donde
participan el empresario, los propietarios, los trabajadores y todos aquellos
vinculados por el desarrollo de la actividad económica de la empresa. De tal
manera, se habla de agentes sociales internos (accionistas, trabajadores,
directores, etcétera) y de agentes sociales externos (clientes, proveedores, la
competencia, los consumidores, el estado, la comunidad, etcétera).
Cada uno de estos partícipes busca la consecución de sus objetivos parti-
culares. Solo están interesados en la continuidad de la empresa en la medida
en que su funcionamiento permita cumplir sus propios objetivos. Este enfo-
que recibe el nombre de teoría instrumental, y los objetivos de estos agentes
sociales no tienen por qué coincidir. En la medida en que se equilibren dichos
objetivos, se garantiza la continuidad de la empresa. Consecuentemente, sur-
gen responsabilidades empresariales internas y externas.
En la segunda mitad de los años sesenta, aparece otro enfoque del concep-
to de empresa: la teoría general de sistemas. En este enfoque, se considera a

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


89

la empresa como un subsistema económico-social donde se desarrolla y con el


cual interactúa, en el cual influye y por el cual se ve influida. En consecuencia,
se considera a la empresa responsable frente a los grupos sociales con los
que mantiene una relación directa o indirecta. Así, para tomar una decisión, es
necesario evaluar las distintas consecuencias que ella trae aparejadas (finan-
cieras, económicas, tecnológicas, sociales, humanas, ecológicas, etcétera).
Toda decisión implica realizar un juicio de valor, ordenar los criterios, prio-
rizar unos en desmedro de otros. Y es aquí donde se pone de manifiesto la
“ética empresarial” como conjunto de principios morales que regulan las acti-
vidades humanas estableciendo una valoración crítica de estas.
En el marco de la sociedad, la empresa es libre en la medida en que es
responsable de lo que hace. Esta responsabilidad social debe ser asumida
por la organización y se ve reflejada en su misión, en los credos empresaria-
les y en otras concreciones de la filosofía organizacional. Esta define la razón
de ser de una entidad, es el elemento cohesionador de los objetivos particu-
lares de los distintos agentes sociales que participan en ella. Son los objeti-
vos de orden superior, que no deben confundirse con el concepto general de
objetivos y fines empresariales.
Estos valores no deben quedar en un mero documento bien redactado, sino
que se deben integrar a las actitudes y comportamientos de todos los recur-
sos humanos de la empresa. Muchos estudios estadísticos relacionan estas
circunstancias con el éxito empresarial.
Es importante que los credos o conjuntos de principios estén formalmen-
te redactados y que todos los miembros de la organización tengan acceso a
ellos. No obstante, el hecho de que no estén redactados no implica la inexis-
tencia de dichos valores.
Alain Chevalier (1977), en su estudio sobre el balance social, se refiere a
estos valores como el sistema de valores de la empresa, como lo que le da
su personalidad y la diferencia del resto. Y es precisamente este sistema de
valores lo que nutre la responsabilidad social de la empresa y sirve de medio
para evaluar su actuación social.

LECTURA OBLIGATORIA

Arnaez, Arzadun y Gómez (2013), “Mondragón: integrando la

OO RSE en su modelo de gestión corporativo”. Congreso Rulescoop..


Disponible en: <http://www.congresorulescoop2012.es/wp-content/
uploads/2013/05/47_Arnaez_Arzadun_y_Gomez.pdf> [Consulta:
30 junio 2014]

4.

KK ¿Cómo debe una cooperativa incorporar la responsabilidad social en su


modelo de gestión?

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


90

3.4.3. Concepto de balance social


La expresión “balance social” tiene una fuerte resonancia de las técnicas
contables.
Para el Dr. Santiago García Echeverría es:

CC
(…) el instrumento contable que sirve para el cierre de cuentas de la contabili-
dad social de la empresa. Los componentes de este Balance Social son: el
Balance Patrimonial, que recoge las “obligaciones” y es “exigible” frente a los
distintos grupos sociales, y el Balance de Resultados, que representaría los
“costos y utilidades sociales” de un período. (Echeverría, 1978).

El Dr. William L. Chapman sostiene al respecto lo siguiente:

CC
Es obvio que no se trata de un “balance” o estado de situación a una fecha da-
da… En él se expone el costo-beneficio social de la actividad del ente y el re-
sultado periódico –comúnmente anual– de aquella relación, y que será una uti-
lidad o una desutilidad social neta. (Chapman, 1988).

Este autor prefiere denominarlo “estado de responsabilidad social”.


Para Hernando Campos Menéndez, el balance social:

CC
(…) consiste básicamente en reunir y sistematizar la información del área so-
cial, en un documento público, donde se pueden cuantificar los datos median-
te el elemento básico del balance social, que son los indicadores sociales. Un
control periódico de esta información, lo más amplio, preciso y objetivo posible
constituye un balance social. (Campos Menéndez, 1978).

Nuestra concepción del balance social se refiere:

… al informe que emite una organización, cuya finalidad es brindar

CC información metódica y sistemática referida a la responsabilidad


social asumida y ejercida por ella. Constituye una herramienta para
informar, planificar, evaluar y controlar el ejercicio de dicha respon-
sabilidad. Su conocimiento es de utilidad para directivos, trabajado-
res, sindicatos, Estado, universidades y público en general. En él se
encuentran temas concretos que permiten reflexionar y elaborar
propuestas para ayudar a concebir y perfeccionar cualquier organi-
zación (Fernández Lorenzo et al., 1998).

Existen en diferentes países otras denominaciones del balance social, no


siempre equivalentes, y expresiones que se refieren al tema, como, por
ejemplo: social audit o social report (Estados Unidos); bilan social (Francia);
Sozialbilanz o Sozialbericht (Alemania); rapporto sociale, bilancio sociale, ren-
diconto sociale (Italia); balance social, contabilidad social, auditoría social,

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91

informe social (España), balanco social (Portugal), memoria de sostenibilidad


(Global Reporting Initiative –GRI).

5.

KK El balance social en las empresas capitalistas y en las organizaciones coo-


perativas, ¿responde a los mismos objetivos? Fundamente su respuesta.

3.4.4. Diferentes modelos de balance social


La exposición de la responsabilidad social de la empresa a través de los
denominados balances sociales presenta en el mundo una gran diversidad,
tanto en su forma como en su contenido, de acuerdo con el método con que
se procesa y se elabora la información social. Estos informes comprenden
desde una simple exposición narrativa de propósitos y esfuerzos emprendidos
en materia social hasta la integración de la contabilidad financiera con la social
(totalmente cuantificada) en los balances socioeconómicos que determinan el
beneficio social neto de la empresa.

Los denominados “modelos contables”


Intentan aplicar el modelo de la contabilidad patrimonial y en algunos casos
respetan la partida doble. En esencia, se plantean como objetivo homoge-
neizar las variables sociales en unidades monetarias y determinar costos y
beneficios sociales. Entre ellos se pueden mencionar los que analizaremos a
continuación:

Estado del valor agregado


Es complementario del estado de resultados tradicional y a tal efecto presenta
una reclasificación de la información en él expuesta. Determina el valor agrega-
do o añadido por la empresa, tiene en cuenta la distribución de los resultados
por ella realizada e informa sobre su reparto entre los distintos agentes socia-
les que interactúan con la empresa. Así, por ejemplo: a los trabajadores, se
les distribuye parte de ese valor a través de los sueldos; al estado, a través
de los impuestos; a los acreedores, a través de los intereses; a los socios o
accionistas, por los dividendos; a la autofinanciación, a través de las amorti-
zaciones y de las utilidades retenidas, etcétera.

Estado del excedente de productividad global


Este método, también conocido como cuentas de surplus, se basa en el con-
cepto de productividad que constituye un punto de enlace entre aspectos eco-
nómicos y sociales, íntimamente relacionados con la responsabilidad social de
la empresa. Fue desarrollado en Francia por el Centro de Estudios de Rentas
y Costos en 1966. El excedente de productividad global surge de la diferencia
entre la variación de la cantidad de productos elaborados en un período y la
variación de la cantidad de factores empleados para obtenerlos, todos valo-
rizados en moneda de un momento determinado. Este excedente puede ser
positivo o negativo según sea el primer término mayor o menor que el segun-
do. Refleja la creación o pérdida de riqueza habida en ese ejercicio respecto
del que se toma como referencia (generalmente, el anterior).

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92

Balance socioeconómico
Dentro de este enfoque existen varios modelos, pero en todos ellos se trata
de poder llegar a determinar el beneficio social neto de la empresa.
Las críticas a estos modelos se centran esencialmente en la dificultad,
cuando no en la imposibilidad, de cuantificar las variables sociales objetiva-
mente, sobre todo en términos monetarios, como el clima laboral o la satis-
facción con el empleo. Estas dificultades se hacen aún mayores al tratar de
cuantificar y determinar la relación entre costos y beneficios sociales.
Las dificultades que presentan los modelos contables de balance social
han contribuido a que en la práctica no se haya generalizado su uso exclusivo
y se presenten junto a otros modelos no contables.

Los denominados “modelos no contables”


Estos modelos alejados de las técnicas contables tradicionales son más
flexibles que los mencionados anteriormente y más comprensibles para los
agentes sociales a los que se destina este tipo de información. Resulta difícil
diferenciar claramente estos modelos entre sí.

Informes sociales
Son modelos técnicamente sencillos, que se plasman en documentos fun-
damentalmente literarios, aunque a veces incluyen gráficos, cuadros, datos
cuantitativos, entre otros. Se redactan en forma de memoria, en la que se
describe la acción social desarrollada por la empresa en un período deter-
minado, utilizando en algunos casos variadas unidades de medida. Pueden
denominarse también “inventarios” o “listas de insumos”.
Son muy recomendables por su flexibilidad y su simplicidad. A veces, se
los critica porque se tornan excesivamente narrativos y solo se describen en
ellos los aspectos positivos de la gestión social de la empresa. Es un método
no sistemático y dificulta la comparación.

Contabilidad por objetivos


Para desarrollar este modelo, deben definirse en forma clara y precisa los obje-
tivos económico-sociales que deben lograr las distintas áreas de la empresa
y se debe evaluar en qué medida se han alcanzado o no, utilizando para ello
muchas veces indicadores sociales. Para poder implementarlo, la empresa
debe disponer de un sistema de gestión muy desarrollado. Se destaca su
utilidad como instrumento de planificación, de gestión y también de control,
que integra lo económico con lo social.
Su desventaja radica en el hecho de no permitir análisis comparativos entre
empresas y en la necesidad de definir cuál información debe hacerse pública
y cuál no.
Algunas empresas, como la alemana Deutsche Shell AG y la cooperativa
suiza Migros, ofrecen ejemplos de aplicación práctica de este modelo.

Indicadores sociales
Una técnica de medición de los fenómenos económico-sociales muy difundi-
da es la de utilizar distintos indicadores sociales que, combinados entre sí,
definen modelos de balance social. Este movimiento surgió en la década de
1960 en Estados Unidos, aunque se extendió rápidamente a Europa. En un
comienzo se aplicó en el ámbito estatal y más tarde en empresas.

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El indicador social no debe adoptar necesariamente la forma de ratio o


cociente, aunque siempre es una medida cuantificada, cifrada, que brinda
información sobre una situación, comparación o evolución de aspectos socia-
les de la empresa (en nuestro caso).
Como los fenómenos a que se refieren los indicadores pueden ser directa-
mente observables o no (inferibles), se distinguen dos tipos de indicadores:
subjetivos y objetivos.

3.5. Diferentes modelos y experiencias de balance


social cooperativo
A modo de ejemplo, pueden citarse algunas de las primeras experiencias más
relevantes sobre el balance social cooperativo:

•• En Francia, la aplicación realizada por la Confederación General de Socieda-


des Cooperativas Obreras de Producción, a partir del año 1965, de forma
voluntaria.
•• En Suiza, el desarrollo de la federación de cooperativas Migros, que en el
año 1978 efectuó la primera publicación de su balance social, con la infor-
mación del ejercicio anterior.
•• En Italia, el proceso de trabajo en la materia, que, por iniciativa de la Aso-
ciación Nacional de las Cooperativas de Consumidores, perteneciente a la
Liga Nacional de Cooperativas y Mutuales, se inicia en el año 1991.

Vale destacar también la obra publicada en el año 1976 por Louis Raymond
experto de la Organización Internacional del Trabajo. El autor plantea que el
balance cooperativo puede concebirse como una serie de respuestas precisas
a preguntas relativas a la aplicación de los principios. Esta manera, además de
permitir una comparación válida entre cooperativas de diversos tipos, e incluso
de diferentes países, ofrece una serie de ventajas, entre las que considera
que permite la autoevaluación por parte de las cooperativas, mostrando cuáles
son eventualmente los obstáculos de la aplicación de los principios. También
propone desarrollar una contabilidad cooperativa.
Por su parte, la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) concreta el inicio
del trabajo en el tema a partir del año 1997 mediante el Proyecto de Balance
Social, con el apoyo del Centro Cooperativo Sueco (SCC) y de la Asociación
Cooperativa Canadiense (CCA).

3.5.1. La experiencia argentina


Con respecto a nuestro país, se ha logrado un interesante desarrollo teórico
aunque asistemático, y una escasa implementación.
El primer trabajo sistemático de investigación sobre balance social en las
cooperativas fue realizado por el licenciado Gerardo Martínez y el sociólogo
Alberto Bialakowsky en el año 1984. Su enfoque articula la intención interna
de la cooperativa con la responsabilidad social ante las exigencias externas.
El modelo propuesto busca elaborar un balance social que a través de dife-
rentes estados refleje desde diversos abordajes las dimensiones sociales de
la cooperativa con el fin de brindar una información sistemática que posibilite
la evaluación, constituyendo de este modo la información y la evaluación fina-

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94

lidades principales del balance social cooperativo.


El modelo desarrollado por estos autores está condicionado por los esque-
mas contables tradicionales y utiliza cuentas que se dividen en internas y
externas según dónde recaiga el impacto de las actividades realizadas que
serán medidas por la cooperativa.
La propuesta del balance social cooperativo está integrada por tres esta-
dos y dos cuadros. Se trata de un documento de gestión social de la coope-
rativa, el cual se debe complementar con una memoria donde se redacten las
actividades más relevantes desarrolladas en el ámbito social junto con sus
consecuencias.

El modelo de balance social cooperativo integral


Otro importante trabajo sistemático en nuestro país surgió del interés de
la Dra. Teresa Novarese de Nieto, docente de una cátedra de la carrera de
Técnico en Cooperativas que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas
de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Su motivación partió de la obra
publicada por Louis Raymond y la condujo a abordar el tema desde el aspecto
teórico, así como desde el práctico. Este último lo materializó en su cátedra
de Aspectos Sociológicos de la Cooperación por medio de los trabajos mono-
gráficos de investigación que los alumnos debían realizar en vinculación directa
con una organización cooperativa, en cuyas tareas de campo indagaban, por
medio de un cuestionario base propuesto por la cátedra, acerca del grado de
cumplimiento de los principios cooperativos.
El desarrollo teórico se concreta a partir del año 1995, en que la Dra.
Nieto convoca a otros docentes universitarios de la Facultad de Ciencias
Económicas con la finalidad de elaborar una herramienta a la medida de las
cooperativas que permitiera hacer efectiva la recomendación del Congreso
Argentino de la Cooperación celebrado en el año 1989. En su documento final,
Fue organizado por las dos enti- el Congreso propiciaba:
dades federativas de tercer grado
del movimiento cooperativo argen-
tino, Coninagro (Confederación

CC
… la formulación concreta por parte de las cooperativas del denominado
Intercooperativa Agropecuaria
Cooperativa Ltda.) y Cooperar Balance Social en el cual, entre otros importantes datos y conceptos, se efec-
(Confederación Cooperativa de túe una detallada evaluación de las realizaciones en el campo de la educación
la República Argentina Ltda.,) que cooperativa, como base del planteamiento de este tipo de actividades y del in-
agrupaban a 19 y 13 federacio-
forme final anual a remitir a las entidades cooperativas de grado superior
nes asociadas, respectivamente.
En este congreso se abordaron, (Congreso Argentino de la Cooperación, 1989).
además de los problemas y las
perspectivas del cooperativismo,
diferentes aspectos relativos a la
sociedad, el territorio, el Estado
Sucesivas investigaciones concluyeron con el diseño de un modelo tipo de
y la economía de nuestro país. balance social cooperativo, que se denominó “balance social cooperativo
integral”, un modelo argentino basado en la identidad cooperativa (Fernández
Lorenzo et al., 1998), presentado en la Conferencia Regional de la Alianza
Cooperativa Internacional (Américas), realizada en Montevideo en diciembre
del año 1998. Desde ese momento se continúan realizando distintas activi-
dades para su difusión, así como para crear conciencia de su importancia y
de la necesidad de su implementación en las cooperativas.
El modelo de balance social cooperativo integral reúne ciertas característi-
cas que permiten sistematizar la información y aumentar su credibilidad y su
aplicabilidad. Ofrece una imagen más acabada del perfil cooperativo al com-
plementar la información económica con la social. Incorpora el enfoque de la

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95

contabilidad por objetivos (deben definirse en forma clara y precisa los objeti-
vos económico-sociales que las distintas áreas de la empresa deben lograr)
y cuantifica los datos a través de indicadores socioeconómicos, presentados
en forma de cantidades y porcentajes referidos al ejercicio actual y al anterior,
para facilitar su interpretación.
Tiene la doble finalidad de reflejar la identidad cooperativa (a través del
cumplimiento de los principios cooperativos) y el ejercicio de la responsabili-
dad social asumida por la empresa. Hace posible la comparación entre dis-
tintas cooperativas, puesto que los principios son comunes a todas ellas, y
la autoevaluación dentro de la propia cooperativa, al permitir fijar y medir el
cumplimiento de sus programas sociales.
Este modelo se denomina “balance social cooperativo integral” porque
combina información social y económica tanto para el área interna como para
el área externa de la cooperativa considerada como un todo. Consta de dos
informes básicos: el balance social cooperativo y el informe social interno,
acompañados de información complementaria y fundamentos y pautas para
su elaboración.
En ambos informes básicos, los datos se agrupan de acuerdo con los prin-
cipios cooperativos vigentes. Se considera cada principio por separado aten-
diendo a una necesidad metodológica, pero debe hacerse la salvedad de que
no son independientes unos de otros, y se debe evaluar a las cooperativas
por su adhesión a ellos como una totalidad.
Para concluir, diremos que el balance social es una herramienta que, incor-
porada a la gestión de la organización, logrará diagnosticar y mejorar el cum-
plimiento de las necesidades y aspiraciones socioeconómicas de la coopera-
tiva y redundará en el fortalecimiento del sector cooperativo en beneficio de
toda la comunidad.

PARA REFLEXIONAR

El éxito de las cooperativas requiere una gestión diferenciada, eficien-

PP te y eficaz, que dé respuesta a la razón de su existencia como asocia-


ción y empresa apegada a su identidad.

LECTURA OBLIGATORIA

Montes, V. L. El balance social, una importante herramienta de ges-

OO tión. 2005. Disponible en: <http://eco.mdp.edu.ar/cendocu/reposi-


torio/00296.pdf>. [Consulta: 30 junio 2014].

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96

6.

KK ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de aplicar el Balance Social en


la gestión de una cooperativa? ¿Están ellas vinculadas con el modelo de
balance social seleccionado? Fundamente su respuesta.

PARA AMPLIAR

Material multimedia: Responsabilidad social y balance social en los

AA emprendimientos cooperativos. Instituto de Estudios Cooperativos


de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP. Comité Acadé-
mico “Formaciones Cruzadas: Elaboración de Material Pedagógico
para las Américas”. Red Unircoop. IRECUS, Facultad de Adminis-
tración de la Universidad de Sherbrooke, Quebec, Canadá. Año 2005
<http://www.econo.unlp.edu.ar/uploads/docs/cooperativas_argen-
tina.zip>

3.6. Nuevos paradigmas para el management


cooperativo
Graham J. Melmoth, en el prólogo de la obra Management Cooperativista: una
filosofía para los negocios, cuyos autores son Peter Davis y John Donaldson,
expresó:

CC
Los autores identifican como uno de los problemas del movimiento cooperati-
vista su incapacidad para relacionar de manera coherente “los valores con la
práctica del management… La observación es válida (Melmoth, 2005).

En el citado prólogo, Melmoth induce al debate al manifestar que no se podría


trabajar para llevar a la práctica cotidiana los valores cooperativos sin ocu-
parse primero y de manera exitosa en producir beneficios adecuados con los
fondos de los miembros, cuestión que pone en manos de los managers.
Durante muchos años, Peter Davis pidió que la ACI adoptara una postu-
ra sobre el management, situación que no se incorporó en el producto del
Congreso Centenario del año 1995 que culminó con la formulación de la iden-
tidad cooperativa.
En la obra citada precedentemente, los autores enuncian los siete princi-
pios para el management cooperativista: (1) pluralismo, (2) mutualidad, (3)
autonomía individual, (4) justicia distributiva, (5) justicia “natural”, (6) interés
centrado en las personas, (7) papeles múltiples del trabajo.
Isaac Bleger (2002), en un artículo publicado bajo el título “Gestión por
valores”, expresa que los principios enunciados por Davis y Donaldson son
valores y que la diferencia en la visión parte de la definición misma de coopera-
tiva, donde se introduce el concepto de “propósito cooperativo”, que consiste
en brindar el acceso y la propiedad de los medios de subsistencia y bienes-
tar que suelen ser negados por sus entornos. La definición de Davis permite
evaluar el rendimiento de la administración dentro del contexto cooperativo

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97

en función de tres criterios: (1) el afianzamiento de la unidad, el compromiso


y la comunidad entre los miembros de la cooperativa; (2) la acumulación de
recursos colectivos e individuales por los miembros de la cooperativa; y (3) el
grado de control democrático ejercido por dichos miembros.
A continuación se cita la definición:

CC
Una cooperativa es una asociación voluntaria, democrática, autónoma de per-
sonas cuyo propósito es alentar a sus miembros para que crezcan en comuni-
dad y actúen en forma colectiva, tanto por el valor intrínseco de formar parte
de una comunidad como para superar sus problemas de dependencia y necesi-
dad económica, brindándoles el acceso y la propiedad de los medios de sub-
sistencia y bienestar. (Davis, 1995).

De tal manera, la administración cooperativa debe diferir de la que se basa


en el capital, se deben aplicar estrategias y técnicas que tengan en cuenta la
propiedad común y la gestión democrática.
Para los autores citados, los consejos de administración de las cooperati-
vas están formados por legos elegidos directamente y requieren técnicos que
reconozcan que no hay distinción entre el aspecto empresarial y el aspecto
social. También tienen en cuenta a todas las personas relacionadas con la
cooperativa, como los proveedores, los empleados, los clientes, entre otros,
a quienes llama stakeholders.
Isaac Bleger (2003) ilustra la postura de Davis y Donaldson en el esquema
monista que se grafica a continuación, donde se enfrentan las bases acercan-
do posiciones entre quienes gestionan la asociación y operan la empresa, en
el marco de los valores y principios, dentro del principio del pluralismo (que
reconoce a otros “stakeholders”), que constituyen la verdadera ventaja com-
petitiva de las cooperativas.

Estructura Monista

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Esta estructura difiere de la dualista, representada a continuación, donde se


plantea la disociación entre los intereses de los miembros (asociados) y quie-
nes gestionan la empresa, mediante la aplicación de técnicas que difieren de
la particularidad cooperativa.
De aquí derivan los peligros y conflictos, así como las distintas estrategias
que se pueden abordar para su solución o al menos su minimización (capaci-
tación, educación, control, etcétera).

Estructura dualista

PARA REFLEXIONAR

Reflexione sobre las distintas estructuras presentadas en esta unidad

PP y vierta su opinión fundada respecto a la que entiende más adecuada


para el cumplimiento del objeto de la cooperativa.

LECTURA RECOMENDADA

RR
Castreje Suárez, J. La gestión en las entidades cooperativas: un desafío permanente [en
línea]. Buenos Aires. 2006. Disponible en: <http://www.econ.uba.ar/cesot/docs/docu-
mento%2055.pdf>. [Consulta: 20 junio 2014].

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cooperativa. 2004. Disponible en: <http://www.javeriana.edu.co/ier/
recursos_user/documentos/innovacion/capitulo2.pdf>. [Consulta: 20
junio 2014].
Fernández Lorenzo et al. “Tipología del denominado Balance Social” [en
línea]. En Revista del Instituto de la Cooperación. Idelcoop. Año 25. N.º
111/98. Disponible en: <http://www.econo.unlp.edu.ar/uploads/docs/
cooperativas_tipologia.pdf>. [Consulta: 30 junio 2014].
Instituto de Estudios Cooperativos, Facultad de Ciencias Económicas de la
UNLP. “Responsabilidad social y balance social en los emprendimientos
cooperativos”. En: Comité Académico “Formaciones Cruzadas: Elaboración
de Material Pedagógico para las Américas”. Red Unircoop. IRECUS.
Facultad de Administración, Universidad de Sherbrooke, Quebec, Canadá.
2005. Disponible en: <http://www.econo.unlp.edu.ar/uploads/docs/
cooperativas_argentina.zip>. [Consulta: 30 06 2014].
Montes, V. L. El balance social, una importante herramienta de gestión. 2005.
Disponible en: <http://eco.mdp.edu.ar/cendocu/repositorio/00296.
pdf>. [Consulta: 30 junio 2014].
¿Qué es el Kibutz? Disponible en http://jafi.org/JewishAgency/Spanish/
Aliyah/Absorpton+Options/bait1/What+is+a+kibboutz/>. [Consulta: 30
junio 2014].

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


102

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


103

Constitución de cooperativas

Objetivos
•• Interpretar la relevancia de la etapa preconstitutiva.
•• Desarrollar el proceso legal de constitución.
•• Comprender las características propias que reviste la formación de una
cooperativa.
•• Conocer los derechos y deberes de los asociados.
•• Describir el ejercicio del control y la fiscalización de la autoridad de aplica-
ción y de los órganos locales competentes.
•• Reflexionar sobre el rol que debe cumplir el control.

4.1. Tareas previas a la constitución


Abordamos bajo este título el desarrollo de una serie de actividades que se
deben tener en cuenta antes de la celebración de la Asamblea Constitutiva,
acto legal en el cual la cooperativa se constituye.
Vale aclarar que no todas las cooperativas que llegan a constituirse for-
malmente siguen de manera sistemática los pasos que aquí se comentan,
e incluso que el realizar la totalidad de esos pasos no garantiza que se con-
cluya en la constitución formal de la cooperativa. Esto significa que serán las
personas involucradas en el proyecto cooperativo las que irán definiendo el
camino que se debe seguir. Lo cierto es que el camino que esas personas
comiencen a recorrer en este proceso definirá en gran medida el futuro de la
cooperativa como organización.

4.1.1. Tareas iniciales


Se plantean tres aspectos que son esenciales para dar comienzo a la idea de
constituir una cooperativa:

1) La existencia de un grupo de personas con una necesidad o un problema


en común.
2) La convicción de que la forma cooperativa representa la mejor solución
para satisfacer esas necesidades y aspiraciones comunes. La iniciativa
debe surgir del propio grupo, no por imposición, no por descarte, sino que
al menos deben tener conocimientos elementales de las peculiaridades
del sistema cooperativo.
3) Decisión y entusiasmo, a partir de ese momento y para siempre.

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104

Se dará paso entonces al proceso de constitución, donde la recolección de


información y el asesoramiento son pautas básicas para implementar, entre
las que vale citar:
•• La búsqueda de información y antecedentes sobre el movimiento coopera-
tivo y sobre la actividad específica que se pretende emprender. Para ello,
en nuestro país, es preciso conocer la Ley 20337/73 de cooperativas y los
distintos modelos de estatuto elaborados por la autoridad de aplicación,
es decir, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes).
•• El asesoramiento y el apoyo para obtener esa información, así como la
documentación que puede requerirse ante los órganos locales competen-
tes (en la provincia de Buenos Aires, la Secretaría de Participación Ciuda-
dana –SPC–, organismo dependiente del Ministerio de la Producción), la
autoridad de aplicación –Inaes–, las federaciones, otras cooperativas o
profesionales en la materia.

Todos los elementos reunidos serán analizados para su depuración y la toma de


decisiones siguientes, donde se planificará de forma concreta la estrategia que
conduzca a la formación de la cooperativa. No hay tiempos determinados ni suge-
ridos para el tratamiento de todas estas cuestiones; dependerá de las personas
implicadas en el proceso, de su decisión y entusiasmo, así como de su liderazgo.
El objeto de la cooperativa será el determinante para el número de perso-
nas que se deberán reunir y el capital necesario para funcionar, así como para
difundir y promocionar la iniciativa del proyecto cooperativo. Por ejemplo, si se
trata de constituir una cooperativa de agua potable, luz o gas en una zona, se
tratará de transmitir la iniciativa a todas las personas que necesiten ese ser-
vicio; en cambio, si el objeto consiste en constituir una cooperativa de trabajo
de seis integrantes, en sus inicios tal vez solo exista la posibilidad de brindar
una fuente de ocupación estable a ese número y tal vez ya esté cubierto con
el núcleo iniciador.
Hay que recordar que, de acuerdo con el artículo 2 de la Ley 20337/73, el
número mínimo para constituir una cooperativa es de diez personas, a excep-
ción de las cooperativas de provisión de servicios rurales y las cooperativas
de trabajo, que pueden conformarse con seis miembros, según lo establecen
las resoluciones n.º 302 y n.º 324 del INAC.
Con esa salvedad, se sugieren algunos de los medios que se pueden
emplear para dicha promoción:

•• Entrevistas personales a domicilio: son aconsejables en todos los casos,


aunque presentan dificultad en poblaciones o sectores numerosos, donde
será conveniente combinarlas con otros medios y reservar este recurso
para atraer a determinadas personas. La intención de aplicarlas consiste
en explicar el proyecto de manera directa y personal, y a la vez obtener
compromisos de suscripción de cuotas sociales de capital.
•• Cartas o circulares: el envío masivo de cartas personalizadas o circulares
es una vía que se puede utilizar para acceder a un importante número de
personas en un corto plazo. El costo y la efectividad de este medio son
cuestiones que se deben evaluar en cada situación.
•• Grupos de discusión: requieren una planificación y una organización ade-
cuadas. Estimulan la participación activa para el intercambio de ideas y
para profundizar el conocimiento, las ventajas y los riesgos de la iniciativa,
entre otras cuestiones.

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105

•• Conferencias o charlas informativas: esta metodología contribuye a una


exposición ordenada y concreta de lo que se quiere transmitir. Para evitar
la postura pasiva de los oyentes, se sugiere incluir un espacio de pregun-
tas a efectos de que los concurrentes tengan la posibilidad de expresar
sus inquietudes y obtener las respuestas del caso.
•• Mesas redondas: son un medio ampliamente utilizado y conocido en diver-
sos ámbitos. Para aplicarlo se requiere la reunión de cierto número de per-
sonas con conocimiento del proyecto cooperativo, dispuestas a debatir y
verter sus opiniones, bajo la coordinación de una persona que establecerá
las reglas de funcionamiento. Este recurso resulta interesante en la medi-
da que se analicen y debatan los diferentes enfoques sobre los beneficios
y riesgos del proyecto.
•• Conferencias de prensa.
•• Publicaciones (diarios, periódicos, revistas, folletos, etcétera).
•• Espacios radiales o televisivos.
•• Redes sociales, etcétera.

Estos medios de difusión ofrecen el acceso a un número importante de personas.


Pueden combinarse de diferentes modos y habrá que considerar sus costos.
Quedan reservadas a la iniciativa y a la creatividad del grupo iniciador otras
formas y propuestas de difusión.

4.1.2. La reunión preparatoria


Los iniciadores dispondrán el momento en que deba realizarse la reunión
preparatoria, cuya finalidad será constituir la Comisión Provisoria que tendrá
a cargo abocarse a todas las actividades necesarias que permitan finalmente
convocar a la Asamblea Constitutiva.
Con la finalidad de que la reunión tenga éxito se procederá, a su difusión, a
cuyo efecto se informará la convocatoria con el correspondiente orden del día.
Dicha convocatoria incluirá una explicación breve de la finalidad de la coo-
perativa a constituir e informará día, hora y lugar de la reunión.
El orden del día contendrá al menos los siguientes puntos:
•• designación de presidente y secretario para dirigir las deliberaciones,
•• informe sobre el objeto de la cooperativa que se proyecta y las posibilida-
des de su concreción,
•• consideración de la iniciativa,
•• elección de la Comisión Provisoria,
•• designación de dos personas para firmar el acta.

Luego de un tiempo prudencial de la hora prevista, se dará inicio a la reunión


de acuerdo con los puntos del orden del día.
La finalidad es informar y convencer a los potenciales asociados e inter-
cambiar y consensuar opiniones a fin de lograr por acuerdo general la apro-
bación de la iniciativa y el mandato para concretarla designando la Comisión
Provisoria, cuyo número y forma de designación habrán sido definidos previa-
mente por el grupo iniciador. Aquí se fijarán las facultades y funciones de sus
integrantes, quienes deberán conocer la iniciativa, tener disposición para tra-
bajar y contar con prestigio y buena imagen. Todas estas condiciones contri-
buirán a obtener el fin buscado.

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106

Conviene que aquí mismo se establezcan los plazos para cumplir con las
tareas asignadas. La promoción de la educación cooperativa y la participación
son cuestiones para tener en cuenta en todo este proceso.
San Pedro (1987) ofrece una minuciosa descripción del desarrollo de esta
reunión, que, de ser exitosa, concluirá con la conformación de la Comisión
Provisoria.
Es conveniente labrar un acta de la reunión y proceder a su firma por las
dos personas designadas al inicio.

4.1.3. La Comisión Provisoria


Un aspecto para destacar señalado por San Pedro (1987) se vincula a la dis-
posición y predisposición para trabajar en el proyecto cooperativo que deben
reunir las personas integrantes de la Comisión. Él lo denomina “espíritu coo-
perativo” y menciona seis elementos en su conformación:

•• Adhesión a la idea y entusiasmo.


•• Asistencia a reuniones.
•• Puntualidad.
•• Respeto mutuo.
•• División del trabajo.
•• Disposición para aceptar y cumplir las tareas asignadas.

Estos elementos pueden considerarse fundamentales, ya que promueven la


participación, el compromiso y el respeto. Esta situación no obsta para la
existencia del liderazgo natural que sin duda se pondrá de manifiesto desde
los propios inicios del proyecto.
En su transitar, la Comisión tendrá a cargo las siguientes actividades:

1) Informar y promocionar la iniciativa, a cuyo efecto será necesario continuar


la labor emprendida por el grupo iniciador.
2) Estudiar y redactar el proyecto de estatuto, que requerirá proveerse de una
serie de documentación acorde al objeto que tendrá la cooperativa y, en
todo caso, profundizar el análisis y el asesoramiento los iniciadores del
proyecto hayan comenzado.

Cabe resaltar que los distintos modelos provistos por la autoridad de apli-
cación contienen las disposiciones del artículo 8 de la Ley 20337/73, que
deberán respetarse en el caso de que los iniciadores decidan ellos mismos dar
forma al estatuto, es decir, sin utilizar los modelos previstos para cada tipo de
cooperativa. También será preciso advertir las restricciones existentes en la
normativa vigente respecto a la realización de determinado tipo de actividades,
como, por ejemplo, las limitaciones impuestas a las cooperativas de trabajo
por el Decreto 2015 del PEN y la Resolución N.º 1510 del INAC.
El citado artículo menciona los puntos siguientes:

a) La denominación y el domicilio: la denominación de la cooperativa debe


señalar con precisión su campo de operaciones y debe incluir los términos
“cooperativa” y “limitada” o sus abreviaturas, “coop.” y “ltda.”. La razón
de este requisito es no inducir a error respecto al tipo de organización, así

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107

como dejar en claro la responsabilidad de los asociados. Vale agregar que


el uso indebido de esos términos puede ocasionar multas y hasta la clau-
sura del establecimiento y las oficinas de aquellos que se atribuyan los
términos “cooperativa” o “limitada” sin serlo.
Asimismo, y en relación directa con el principio “rochdaleano” de neutrali-
dad política y religiosa, no deberán utilizarse denominaciones que tengan
el propósito de hacer propagandas o promoción de determinadas ideas
políticas, religiosas, de nacionalidad, de raza, etcétera.
La cooperativa debe fijar su domicilio legal indicando con precisión la loca-
lidad, y en su caso, el departamento o partido y la provincia en que tendrá
su asiento para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus
obligaciones.
b) La designación precisa del objeto social: su importancia radica en fijar la
capacidad de la cooperativa y los límites de actuación de sus órganos, ya
que estos no estarán obligados por actos notoriamente extraños a su obje-
to social (artículo 73 de la Ley 20337/73). El objeto social debe ser lícito,
preciso y fácticamente posible al tiempo de la constitución.
c) El valor de las cuotas sociales y del derecho de ingreso, si lo hay, expresado
en moneda argentina: en el estatuto se fija el valor de las cuotas sociales
de capital y, en caso que haya alguno, el importe que se cobrará en concep-
to de derecho de ingreso. Ambos montos deben expresarse en la moneda
argentina de curso legal.
d) La organización de la administración y la fiscalización y el régimen de las
asambleas: siempre debe respetarse el contenido legal respecto a su orga-
nización, funcionamiento, etcétera.
e) Las reglas para distribuir los excedentes y soportar las pérdidas: conforme
a las disposiciones de la Ley 20337/73.
f) Las condiciones de ingreso, retiro y exclusión de los asociados.
g) Las cláusulas necesarias para establecer los derechos y las obligaciones
de los asociados.
h) Las cláusulas atinentes a la disolución y la liquidación.

La disolución de la cooperativa tiene lugar en los siguientes casos:


•• por decisión de la Asamblea, adoptada por el voto de los dos tercios de
los asociados presentes;
•• por reducción del número de asociados a menos de diez;
•• por declaración de quiebra;
•• por fusión o incorporación, previa decisión de la asamblea, adoptada por
el voto de los dos tercios de los asociados presentes;
•• por retiro de la autorización para funcionar dispuesta por la autoridad de
aplicación (Inaes);
•• por corresponder en virtud de la Ley de Entidades Financieras para los
bancos cooperativas, la Ley de Compañías de Seguros las cooperativas de
seguros, etcétera.

El estatuto debe indicar el procedimiento de liquidación, es decir, de qué


manera se pondrá fin a la cooperativa. Para ello debe definir las funciones,
obligaciones y responsabilidades de los liquidadores; además, debe prever la
confección y la aprobación del balance final, el destino del sobrante patrimo-
nial y de los importes no reclamados, y la conservación de los libros y demás
documentos sociales.

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108

La elaboración del estatuto de la cooperativa en función de los requisitos


establecidos en el artículo 8 de la ley y de acuerdo con el marco legal especí-
fico generaba serios inconvenientes y demoras, los cuales fueron detectados
por la autoridad de aplicación a través de los años debido a los errores, las
omisiones, las reiteraciones y la lentitud, entre otras causas. Eso motivó a
aquel órgano para implementar algún modelo que resolviera esta situación y
permitiera, además, homogeneizar y agilizar el trámite constitutivo.
El primero de ellos fue elaborado en el año 1977 y aprobado mediante la
Resolución N.º 254 del entonces INAC. Se denominó Estatuto Tipo, y lo acom-
pañaba una serie de anexos en función de las distintas actividades que pue-
den desarrollar las cooperativas. Se complementaba con una cartilla de ins-
trucciones para su confección.
Con posterioridad, por medio de las resoluciones 255/88 de la Secretaría
de Acción Cooperativa (SAC) y 750/94 del Instituto Nacional de Acción
Cooperativa (INAC), se elaboraron modelos para la constitución de cooperati-
vas de trabajo, vivienda, crédito y consumo, y cooperativas simplificadas, es
decir, aquellas con un número mínimo de seis integrantes y reguladas a tra-
vés de dos resoluciones del INAC: la n.º 302 (cooperativas de trabajo simpli-
ficadas) y la n.º 324 (cooperativas de provisión de servicios rurales). También
se elaboró el modelo para cooperativas de crédito mediante la Resolución N.º
1139/94 del INAC.
Por lo tanto, los iniciadores deben completar el modelo acorde al tipo de
cooperativa que desean constituir.

3) Comprometer la vinculación de los futuros asociados y su aporte de capital


cooperativo.
Si bien la suscripción de las cuotas sociales se concreta en la Asamblea
Constitutiva, la firma de compromisos de suscripción de manera anticipada
para su ratificación en aquella es una práctica sugerida por varios autores
en el entendimiento de que facilitará tanto el desarrollo de la reunión asam-
blearia como la obtención de más suscriptores. Para ello será conveniente
estimar el capital que requerirá la entidad a fin de cumplir con el objeto
fijado.
4) Redactar el informe de los iniciadores, que será presentado en la Asam-
blea Constitutiva y consistirá en la descripción de la gestión llevada a cabo
hasta esa fecha.
5) Diseñar y evaluar el proyecto cooperativo.
La Resolución N.º 2037/03 del Inaes determina el régimen procedimental
previo al inicio de las actuaciones para la constitución de una cooperativa.
Uno de los requerimientos fijados tiene que ver con la presentación de
información que dé cuenta de la viabilidad del proyecto cooperativo, cuyo
análisis y evaluación serán realizados por el citado instituto. Con la finali-
dad de cumplir esta solicitud los iniciadores deben (a) explicar los motivos
por los cuales decidieron formar la cooperativa, por ejemplo, para continuar
con la actividad de una empresa cerrada, para cubrir un nicho de mercado,
etc.; (b) informar si cuentan con herramientas, instalaciones y/o personal
calificado, a efectos de desarrollar las actividades; (c) en caso de elaborar
algún producto o brindar algún servicio, detallar de manera breve y clara la
forma en que lo harán; (d) indicar el número de personas que integrarán
la cooperativa y si ese número es adecuado para la cobertura del servicio
que se pretende cubrir; (e) si otras empresas en la zona se dedican a la

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109

actividad que ellos emprenderán y toda otra información que resulte perti-
nente para sustentar la viabilidad del proyecto.

LECTURA OBLIGATORIA

Viabilidad del proyecto cooperativo <http://www.participacion-

OO ciudadana.gba.gov.ar/pdfs/ejemplo-cooperativa-de-trabajo.pdf>.
[Consulta: 29 julio 2014].

PARA REFLEXIONAR

¿Cuál es la finalidad de cumplir con el requisito de presentación del

PP proyecto de viabilidad? ¿Es pertinente solicitarlo para formar una


cooperativa? Justifique su análisis.

6) Organizar y convocar la Asamblea Constitutiva.


Especial atención debe prestarse a esta actividad. Será imprescindible cum-
plir con los requisitos legales y las formalidades establecidas para evitar
dificultades y demoras, y a la vez cuidar los detalles que se vinculan con las
relaciones públicas. Estos últimos dependerán del tipo de cooperativa que
se vaya a constituir y también de la trascendencia que se pretenda dar a tal
evento, situación que evaluarán los miembros de la Comisión Provisoria.
Algunas sugerencias para citar están referidas a las invitaciones institucio-
nales, protocolares y de difusión. Así, por ejemplo, puede resultar pertinen-
te contar con la presencia de autoridades, funcionarios, personalidades e
instituciones del medio en que operará la cooperativa. También delegados
de las federaciones de cooperativas de la especialidad, cooperativas pri-
marias afines, otras cooperativas, etcétera.
La radio, la televisión, la comunicación vía Internet y sus diferentes recur-
sos masivos de comunicación, entre otros, pueden contribuir a difundir los
servicios que brinda la cooperativa y otorgar a toda la comunidad el acceso
a esos servicios; por ejemplo, si se trata de una cooperativa de consumo,
de vivienda, de agua, etc., lo que redundará en beneficio mutuo.
Otras sugerencias para mencionar, siguiendo los lineamientos de San
Pedro (1987) son las siguientes:

•• Enviar una invitación personalizada a domicilio, que incluya el orden del día
que se va a considerar.
•• Difundir por medio de periódicos, radios y canales locales, redes sociales,
etcétera.
•• Elaborar un modelo de reglamento para ordenar las deliberaciones de la
Asamblea Constitutiva.
•• Habilitar planillas para registrar el nombre, el domicilio, el número de docu-
mento y la firma de cada asistente. Es el método más simple para tener
los datos personales que deben constar en el acta.

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110

•• Habilitar planillas con las columnas necesarias para hacer constar el nom-
bre y el apellido de cada suscriptor de cuotas sociales, el número de cuo-
tas sociales suscriptas, el valor nominal, la suma pagada al contado en
concepto de integración y la firma de los suscriptores.
•• Dar intervención en el uso de la palabra a los invitados protocolares, que
normalmente lo harán al inicio de la reunión.

LECTURA OBLIGATORIA

Decreto 2015/94 del PEN. Disponible en <http://www.participa-

OO cionciudadana.gba.gov.ar/legislacion/DECRETO%202015-94.
pdf>. [Consulta: 28 julio 2014].
Resolución 1510/94 del INAC. Disponible en
<http://www.inaes.gob.ar/es/Normativas/buscar.asp>. [Consulta: 28
julio 2014]

1.

KK En la localidad de Ranchos, diez personas tienen, individualmente,


serios inconvenientes para acceder al mercado laboral. Han trabajado en
relación de dependencia desarrollando actividades vinculadas a la vigi-
lancia privada durante veinte años. Ante tal situación, deciden unirse
para dar solución a la problemática que los aqueja.
Indique lo siguiente:
a. ¿Qué tipo de cooperativa deberían formar?
b. ¿Qué procedimiento considera pertinente para constituir la
cooperativa?

4.1.4. Requerimientos legales previos a la asamblea en la


provincia de Buenos Aires
De haberse constituido la Comisión Provisoria, será este órgano el que se
encargue de gestionar los puntos que seguidamente se detallan. De no ser
así, alguna persona designada a tal fin debe asumir la responsabilidad de
implementar los trámites y cumplir con todos los requisitos legales.

Curso de información y capacitación obligatorio.


Resolución N.º 2037/03 del Inaes
Conforme a lo estipulado en la Resolución N.º 2037/03 del Inaes, los futuros
asociados fundadores de la cooperativa deberán asistir a un curso de informa-
ción y capacitación sobre el tipo de entidad que desean constituir. A efectos de
concretar este requerimiento, deberán contactarse con la Dirección Provincial
de Promoción de Cooperativas, en el ámbito de la Secretaría de Participación
Ciudadana.
El curso tiene por finalidad que los destinatarios se enteren de los trámites
que deben realizar, del funcionamiento de los órganos de la cooperativa, de

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111

sus derechos y deberes como asociados de este tipo de organización y de la


esencia democrática y participativa de esta forma jurídica, entre otros temas.

Comunicación de la Asamblea Constitutiva


Conforme a la Resolución N.º 3/96, se deberá comunicar con 15 días de anti-
cipación, por medio de una nota dirigida al Sr. Subsecretario de la Secretaría
de Participación Ciudadana (SPC), la realización de la Asamblea Constitutiva,
a la vez que se solicitarán veedores y se informará el lugar, el día y la hora de
la realización de la citada asamblea. Con esta comunicación la cooperativa
cubre su responsabilidad, independientemente de que asistan o no los vee-
dores requeridos.

LECTURA OBLIGATORIA

San Pedro, J. (1987), “Capítulo segundo: Constitución de coope-

OO rativas; Capítulo tercero: Algunas ideas sobre el funcionamiento de


la Comisión Provisoria; y Capítulo cuarto: Las tareas a cumplir por
la Comisión Provisoria” en: Manual de organización y gestión coope-
rativa, segunda edición, Intercoop, Buenos Aires.

4.2. La Asamblea Constitutiva


En la Asamblea Constitutiva nace la cooperativa. Este nacimiento queda
plasmado en un acta, en la que se incluye el estatuto que regulará no solo
este nacimiento, sino también su organización y funcionamiento, así como su
extinción.
La ley 20337/73, en su artículo 7, establece que las cooperativas “se
constituyen por acto único y por instrumento público o privado, labrándose
acta que debe ser suscripta por todos los fundadores”.
El acto único a que se refiere la ley es la Asamblea Constitutiva y, si bien
esta puede pasar a cuarto intermedio, se debe labrar una sola acta, donde se
deja constancia del tratamiento de todos los puntos del orden del día inclui-
dos en la convocatoria respectiva.
Tales puntos son los enumerados en el artículo 7 ya citado, de tal manera
que la Asamblea Constitutiva debe proceder a pronunciarse sobre:

1) El informe de los iniciadores


2) El proyecto de estatuto
3) La suscripción y la integración de cuotas sociales
4) La designación de consejeros y síndico

Se dará comienzo al acto una vez reunido el número de personas que se esti-
me adecuado, momento en que el presidente de la Comisión Provisoria invi-
tará a los presentes a dar inicio a la Asamblea. Normalmente, se pronuncian
los discursos protocolares y a continuación el presidente propone designar
la Mesa Directiva, que suele estar integrada por un presidente y uno o dos
secretarios elegidos por aclamación.

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112

Acto seguido, se procede conforme al orden del día:


1) Informe de los iniciadores: como se comentó, es elaborado por la Comisión
Provisoria y leído a los presentes. Contiene la gestión realizada hasta la
fecha con detalle del proceso desarrollado, los gastos en que se ha incu-
rrido y especial mención de las finalidades y los objetivos perseguidos en
la constitución de la cooperativa.
Aprobado este punto, se pasará al siguiente.
2) Proyecto de estatuto: se deben distribuir copias del proyecto con antelación
a fin de agilizar su discusión y aprobación. Puede optarse por aprobarlo en
general, pero también es posible pasar a la lectura de cada uno de sus
artículos para dar por aprobados aquellos que no merezcan objeciones y
tratar de forma detallada los que ameriten observaciones. Merece desta-
carse que, en virtud de los modelos existentes, se han reducido al mínimo
los inconvenientes que se presentan para su consenso y aprobación.
Aprobado el proyecto de estatuto, se continúa con el siguiente punto del
orden del día.
3) Suscripción e integración de cuotas sociales: los compromisos de suscrip-
ción deben ratificarse en esta instancia. A la suscripción de las cuotas
sociales de capital le sigue su integración, que, conforme a lo establece el
artículo 25 de la Ley 20337/73, es como mínimo del 5 % y debe comple-
tarse en un plazo de 5 años.
Quienes hayan suscripto e integrado capital reunirán el carácter de asocia-
dos fundadores con la firma del Acta de Asamblea Constitutiva.
4) Designación de consejeros y síndico: solo reúnen los requisitos para ser
electos como miembros titulares y suplentes del Consejo de Administración
y de la Sindicatura o Comisión Fiscalizadora (en caso de ser plural) quienes
han suscripto e integrado total o parcialmente cuotas sociales de capital,
por cuanto son los únicos que tienen la condición de asociados.
La Asamblea puede haber contado con la concurrencia de personas que
finalmente optaron por no ser parte de la cooperativa y, en tal caso, sería
conveniente que la presidencia las invitara a retirarse y diera continuidad
a la elección conforme a las pautas fijadas al efecto.
Una vez que todos los fundadores hayan firmado el acta, en la que se con-
signará nombre y apellido, domicilio, estado civil y número de documento
de identidad de cada uno de ellos, se dará por concluida la Asamblea.

LEER CON ATENCIÓN

Hasta que la cooperativa esté regularmente constituida, los funda-

LL dores y consejeros serán ilimitada y solidariamente responsables de


los actos practicados y los bienes recibidos, funcionando como una
sociedad de hecho. Reconocida su personería jurídica, la responsabi-
lidad se limitará al capital aportado.

4.2.1. Documentación posterior a la asamblea


Concluida la Asamblea Constitutiva, se debe realizar el trámite para la inscrip-
ción de la cooperativa y la obtención de la matrícula respectiva.

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113

La presentación ante el Inaes del acta de la Asamblea Constitutiva debe


realizarse siguiendo los lineamientos establecidos por la Resolución N.º
974/93 del INAC.
Si el trámite se inicia ante el órgano local competente de una provincia,
este remitirá la documentación a la autoridad de aplicación. Para el trámite en
la provincia de Buenos Aires, se debe elevar la documentación que se enun-
cia a continuación:

1) Nota de presentación. Deberá realizarse y presentarse por duplicado,


estar dirigida al Sr. Secretario de la Secretaría de Participación Ciudadana
(SPC) y estar firmada por el presidente y el secretario de la cooperativa.
Se solicita la autorización para funcionar, el otorgamiento e inscripción en
la matrícula nacional y la posterior inscripción provincial. Además, debe-
rá señalarse el domicilio legal de la cooperativa y se fijará un domicilio
especial para el intercambio de información especial, con indicación de la
localidad, el partido, la calle, el número y el teléfono. Se requiere que en
dichas notas se autorice a uno de los asociados a continuar las gestiones
ante la secretaría.
2) Acta constitutiva. Será confeccionada conforme a lo dispuesto en el
instructivo correspondiente, poniendo el acento en la necesidad de que
figuren los nombres y apellidos completos de cada uno de los asociados
fundadores.
3) Estatuto social. Al final de dicho estatuto deberán firmar los consejeros
titulares. Esas firmas deben ser certificadas con la debida individualización
de los números de documento.
4) Acta n.º 1 del Consejo de Administración. En la Asamblea Constitutiva se
habrán elegido los miembros titulares y suplentes del Consejo de Adminis-
tración. Una vez finalizada aquella, los consejeros titulares celebrarán una
reunión a efectos de distribuir los cargos de presidente, secretario, teso-
rero, etc. (en función del número establecido en el estatuto, con el míni-
mo de tres), que se deberán informar a la autoridad de aplicación. Dicha
acta deberá ser firmada por el presidente y el secretario de la cooperativa,
cuyas firmas serán certificadas con individualización también del número
de documento de cada uno.
5) Boleta de depósito por el 5 % del capital suscripto. Deberá realizarse en
cualquier banco oficial o cooperativo y confeccionarse de la siguiente forma:
CUENTA DEPÓSITOS VARIOS O DEPÓSITOS GRATUITOS, A CARGO DEL PRE-
SIDENTE, SECRETARIO Y TESORERO DE LA COOPERATIVA. Ltda.
6) Arancel según la Resolución N.º 249/93 del INAC. Dicha resolución aprue-
ba el arancelamiento de los servicios que presta el organismo. Para el
trámite de constitución de cooperativas se requiere un arancel de $30
(treinta pesos), el cual deberá depositarse en la cuenta n.º 2849/21 de la
sucursal Plaza de Mayo del Banco de la Nación Argentina. Las cooperativas
de trabajo se encuentran exentas de ese arancel.
7) Tasa general de actuación ante el IPAC. Es de $10 (Res. D001/96) y se
realiza mediante depósito en la cuenta fiscal n.º 1283/0 de la casa matriz
del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Esta tasa puede abonarse en
cualquier sucursal del mencionado banco.
8) Certificación de constatación de domicilio. Este certificado debe ser expe-
dido por la Dirección Provincial del Registro de las Personas, o mediante
declaración jurada prestada ante funcionario del órgano local competente,

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


114

o nota con el carácter de declaración jurada firmada por el presidente y el


secretario de la cooperativa con sus firmas certificadas por autoridad com-
petente (escribanos públicos, funcionarios del Poder Judicial y funcionarios
bancarios con categoría no inferior a la de gerente).
9) Descripción del proyecto que va a desarrollar la cooperativa. Firmado por
presidente y el secretario. En la página web de la Secretaría de Participa-
ción Ciudadana (SPC) están disponibles los modelos para los distintos
tipos de cooperativas.
10) Certificación de firmas. En caso de certificar las firmas ante la secreta-
ría, se deberá abonar un valor de $10,00 en la cuenta fiscal n.º 1283/0
perteneciente al Banco del Provincia de Buenos Aires. Las firmas pueden
certificarse asimismo ante el juzgado de paz, el Inaes o un escribano públi-
co, entre otros.

De acuerdo con lo establecido en el artículo 9.º de la Ley 20337/73, dentro de


los sesenta días de recibida la documentación si no hay observaciones, o de
igual plazo una vez satisfechas estas, la autoridad de aplicación autorizará a
funcionar a la entidad, la inscribirá y le entregará los testimonios certificados.
Si se formulan observaciones, según su carácter e importancia la autoridad
de aplicación indicará el procedimiento que se deberá seguir para aceptar las
modificaciones que deban realizarse:

•• Por asamblea convocada a ese fin.


•• Por reunión del Consejo de Administración.
•• Por nota del presidente de la cooperativa.

Una vez otorgada la autorización para funcionar, la cooperativa tendrá que


proceder a rubricar los libros, a cuyo efecto deberá dar cumplimiento a la
Disposición N.º 54/94 del IPAC.
Es práctica corriente hacer las registraciones contables en libros sin rubri-
car. Obtenida la inscripción y autorización, la rúbrica se realiza en la primera
página no utilizada de cada uno de los libros. Inmediatamente después de
la rubricación, las autoridades sociales, mediante una nota firmada en cada
libro, dejan constancia de que se ratifica todo lo registrado con anterioridad.
Los libros exigibles son los detallados en el artículo 38 de la Ley 20337/73.
Además de los prescriptos por el artículo 44 del Código de Comercio (Diario
- Inventario y balance), la cooperativa deberá volcar sus registraciones en los
siguientes:

•• Registro de asociados
•• Actas de asambleas
•• Actas de reuniones del Consejo de Administración
•• Informes de auditoría

Resoluciones posteriores a la ley, emanadas de la autoridad de aplicación,


han incluido registros adicionales, como, por ejemplo, el libro de informes de
sindicatura para cooperativas con fiscalización privada unipersonal (Resolución
1028/94 del INAC).
El paso final es la inscripción de la cooperativa en los respectivos tributos
(nacionales, provinciales y municipales).

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115

LEER CON ATENCIÓN

La cooperativa se considera regularmente constituida con la autori-

LL zación para funcionar y la inscripción en el registro de la autoridad


de aplicación. No se requiere publicación alguna.

LECTURA OBLIGATORIA

San Pedro, J. (1987), Capítulo quinto, La Organización de la

OO Asamblea Constitutiva, en Manual de organización y gestión coopera-


tiva, segunda edición, Intercoop, Buenos Aires.
Ley 20337 (1973), “Capítulo II: De la constitución” en: Régimen
legal de las cooperativas, Editorial Intercoop, Buenos Aires.

2.

KK Respecto a la Asamblea Constitutiva de una cooperativa de vivienda,


crédito y consumo, explique:
a. ¿Qué gestiones deben realizarse para su convocatoria?
b. ¿Cuáles serían los puntos que al menos debería contener el orden del
día de dicha asamblea?
c. ¿Qué documentación debe presentar esta cooperativa a efectos de
iniciar ante el órgano local competente de la provincia de Buenos
Aires el trámite de autorización para funcionar?

3.

KK Investigue y señale los requisitos adicionales para la constitución de


una cooperativa de crédito. Explique con qué finalidad esos requisitos
se establecieron.

Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). <http://

WW www.inaes.gov.ar/es/>.
Secretaría de Participación Ciudadana de la Provincia de Buenos Aires
(SPC). <http://www.participacionciudadana.gba.gov.ar/>.

4.3. Los asociados


La calidad de asociado se adquiere mediante la suscripción y la integración
de cuotas sociales de capital en el momento de constituirse la cooperativa,
es decir, en la Asamblea Constitutiva, o (con posterioridad) mediante solicitud
presentada al Consejo de Administración, que es el órgano con atribución para
aceptar o rechazar el ingreso de asociados. En caso que este lo acepte, para
adquirir tal calidad se deben suscribir e integrar las cuotas sociales de capital
que establezcan las disposiciones estatutarias de la cooperativa.

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116

Pueden asociarse a las cooperativas las personas físicas mayores de die-


ciocho años (los menores de esa edad pueden hacerlo por medio de sus repre-
sentantes legales) y los demás sujetos de derecho, incluso las sociedades por
acciones, que reúnan los requisitos del estatuto. Si bien el ingreso es libre,
puede quedar subordinado a las posibilidades derivadas del objeto social.

4.

KK ¿En qué casos pueden darse situaciones como la descripta? Mencione


ejemplos.

Una vez más, recordamos que todos los asociados son iguales; tienen los
mismos derechos y obligaciones, y un voto en las asambleas, cualquiera que
sea su antigüedad en la cooperativa, el número de cuotas sociales que hayan
suscripto e integrado, o el cargo o función que desempeñen en la cooperativa.
Es una de las importantes diferencias respecto de las empresas capitalis-
tas, donde sus socios o accionistas valen en función del capital que tengan
aportado o de los privilegios que se hayan reservado como iniciadores o fun-
dadores: las decisiones y conducción de estas empresas están en manos de
los socios que reúnen la mayor proporción de acciones o prerrogativas.
En otro tipo de entidades, como las mutuales o asociaciones civiles y
deportivas, existen varias categorías de asociados, en función de las diferen-
tes condiciones de uso de los servicios sociales, representación en las asam-
bleas y participación en los órganos de administración y fiscalización: vitali-
cios, honorarios, activos, adherentes, entre otros.

5.

KK Responda y fundamente
a. Las personas físicas menores mayores de 18 años, ¿pueden constituir
una cooperativa de trabajo?
b. ¿Puede una persona jurídica conformar una cooperativa de trabajo?
c. ¿Puede una persona jurídica conformar una cooperativa?
d. Una persona que tiene trabajo en relación de dependencia, ¿puede
asociarse a una cooperativa de trabajo?

4.3.1. Derechos de los asociados


Podríamos referirnos a los derechos de los asociados en función de las dis-
tintas clasificaciones propuestas, por ejemplo, por Althaus (1977) o Cuesta
(2000), pero solo nos limitaremos a enumerarlos:

1. Hacer uso de los servicios de la cooperativa en las mismas condiciones


que el resto de los asociados.
2. Recibir los retornos en proporción al uso de los servicios sociales.
3. Participar en las asambleas con voz y voto
4. Ser elegido para formar parte del Consejo de Administración y la Sindicatura.
5. Acceder al Registro de Asociados (para acceder a los demás libros, hay que
recurrir al síndico).

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117

6. Percibir el interés que devenguen las cuotas sociales, siempre que el esta-
tuto lo autorice.
7. Recibir el reembolso del valor nominal de las cuotas sociales suscriptas
por disolución de la cooperativa o extinción del vínculo asociativo.
8. Retirarse de la cooperativa voluntariamente, en la época establecida en el
estatuto.
9. Solicitar la convocatoria a asamblea ante la autoridad de aplicación si el
Consejo de Administración no lo hiciese.
10. Presentar propuestas ante el Consejo de Administración.
11. Impugnación: se trata del derecho a impugnar las decisiones tomadas
por cualquiera de los órganos si ve afectados sus derechos o intereses
legítimos, o si se toman decisiones violatorias de la ley, el estatuto o los
reglamentos de la cooperativa.
12. Receso: tiene lugar únicamente en el supuesto de que la Asamblea resuel-
va el cambio sustancial del objeto social.

Suspensión de los derechos del asociado


La suspensión de los derechos del asociado está prevista por la ley como
sanción por la falta de integración de las cuotas sociales suscriptas. También
puede ser dispuesta por el órgano local competente de la cooperativa a modo
de sanción. Este órgano será el Consejo de Administración si el estatuto no
atribuye esa facultad a la Asamblea.

6.

KK Indague la clasificación de los derechos de los asociados, determine el


alcance de la suspensión de los derechos y escriba su opinión al respecto.

4.3.2. Deberes de los asociados


El adquirir la calidad de asociado conlleva los siguientes deberes:

1. Integrar las cuotas sociales suscriptas en tiempo y forma.


2. Abonar el derecho de ingreso (si está previsto).
3. Cumplir los compromisos contraídos con la cooperativa.
4. Acatar las resoluciones de los órganos sociales.
5. Mantener actualizado el domicilio y notificar fehacientemente a la coopera-
tiva cualquier cambio al respecto.
6. Conocer y respetar la ley, el estatuto y los reglamentos.
7. Participar activamente en la cooperativa.
8. Comunicar su retiro dentro de los plazos previstos en el estatuto.
9. Actuar lealmente con la cooperativa.

4.3.3. Causas de extinción del vínculo asociativo


Son las siguientes:
1. Muerte del asociado.
2. Retiro.
3. Receso.

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118

4. Disolución de la cooperativa.
5. Exclusión, que tiene lugar en los siguientes casos:
a) Incumplimiento debidamente comprobado de las disposiciones del esta-
tuto o de los reglamentos sociales.
b) Incumplimiento de las obligaciones contraídas con la cooperativa.
c) Comisión de cualquier acto que perjudique moral o materialmente a la
cooperativa.

PARA AMPLIAR

Moirano, A. A. (1995), “Capítulos V y VI” en: La cooperativa de

AA trabajo. Manual para asociados y profesionales, Ghersi Editor, Bue-


nos Aires.

4.4. Fiscalización pública


Desde su constitución y hasta la conclusión de la liquidación, todas las coo-
perativas, cualquiera que sea su objeto, número de asociados o capital, están
sujetas a la fiscalización pública.
Según Cuesta (2000), la fiscalización pública “… consiste en el deber del
Estado de hacer observar las leyes y reglamentos, a través de los órganos
públicos con competencia para ello”.
La repartición oficial encargada de la fiscalización pública de las coopera-
tivas tuvo distintas jerarquías y dependencias a lo largo del tiempo desde su
creación en 1912 como Sección Mutualidad y Cooperación de la Dirección
General de Economía Rural y Estadística del Ministerio de Agricultura de la
Nación. A partir del año 1923 la fiscalización correspondió a la Inspección
General de Justicia.
Según el artículo 10 de la Ley 11388:

CC
El Ministerio de Agricultura tendrá a su cargo el control público de las socieda-
des cooperativas, revisará y certificará los balances que le sean sometidos por
ellas y establecerá un servicio de información para y sobre el movimiento coo-
perativo de la República (Ley 11388, 1926).

Para tal efecto, el decreto reglamentario de 1927 creó en la Dirección General


de Economía Rural y Estadística del citado ministerio, la sección Registro,
Inspección y Fomento de Cooperativas, entre cuyas funciones merecen citarse
las siguientes:

a) Llevar un registro especial de las cooperativas, en el que se inscriban las


actas constitutivas y las reformas de los estatutos de estas sociedades.
b) Ejercer el contralor público de las sociedades cooperativas y revisar y cer-
tificar sus balances.
c) Fomentar la cooperación por los medios que juzgue convenientes.

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119

d) Organizar un servicio de información para y sobre el movimiento cooperativo


del país.
e) Colaborar en la aplicación de la ley de fomento de sociedades cooperativas,
n.º 11388.

En los años cincuenta, esas funciones fueron transferidas al Ministerio de


Industria y Comercio de la Nación, incorporándose a su estructura la Dirección
de Cooperativas que, en 1958, pasó a la órbita de la nueva Secretaría de
Estado de Comercio como Dirección Nacional de Cooperativas, al mismo
tiempo que se creaba, en la Secretaría de Estado de Agricultura y Ganadería,
la Dirección General de Cooperativas Agrarias para atender a las cooperativas
del sector rural. Esa dirección general fue disuelta en 1961 debido a la impo-
sibilidad de lograr sus objetivos.
En el año 1967, con la llamada Revolución Argentina, la Dirección Nacional
de Cooperativas se mudó de jurisdicción y resignó jerarquía al integrarse a la
Secretaría de Promoción y Asistencia de la Comunidad (Sepac) del flamante
Ministerio de Bienestar Social, bajo la denominación de Servicio Nacional de
Cooperativas, más tarde denominado Departamento de Cooperativas.
En el año 1971, la Ley 19219 creó el Instituto Nacional de Acción
Cooperativa (INAC) como organismo descentralizado dependiente del
Ministerio de Bienestar Social de la Nación y puso a su cargo la autorización
para funcionar, el registro, el control público, la promoción, la asistencia téc-
nica y el apoyo económico-financiero de las cooperativas.
En el año 1973, la Ley 20337 incorporó, con algunas modificaciones, el
contenido de la Ley 19219 como capítulo XII, estableciendo en su artículo 105 Se modificó la composición del
que el INAC es la autoridad de aplicación del régimen legal de las cooperati- directorio del Instituto Nacional
vas y tiene por fin principal concurrir a su promoción y desarrollo. Asimismo, lo de Acción Cooperativa (INAC) a
efectos de hacer posible la par-
estableció como órgano local competente en la Capital Federal y demás luga- ticipación en él de dos represen-
res de jurisdicción nacional. tantes del movimiento cooperativo.
Althaus advierte a lo largo de este proceso el afianzamiento de las siguien-
tes tendencias:

CC
(…) a) concentración en un organismo de casi todas las funciones estatales
relacionadas con las cooperativas, b) ampliación creciente de la órbita de sus Maestro mayor de obras, pro-
curador, escribano, abogado,
facultades, que exceden notoriamente de las que se arroga el Estado respecto doctor honoris causa. Ejerció
de otras entidades societarias o asociativas, c) centralización de un número su función de secretario desde
cada vez mayor de ellas en un organismo nacional, con parejo menoscabo de el 10/12/1987 hasta el
07/07/1989. Fue diputado
las atribuciones de las reparticiones provinciales, progresivamente reducidas,
nacional por el Partido Socialista
en lo sustancial, a las que aquel les delega. (Althaus, 1977). durante varios períodos. Ha reci-
bido innumerables reconocimien-
tos y premios por sus aportes al
cooperativismo, a la defensa de
En el año 1983, con el advenimiento del gobierno democrático del Dr. Raúl la democracia y a la lucha por
Alfonsín, se produjo un cambio significativo. El INAC fue elevado de catego- los derechos humanos. Se puede
ría institucional al convertirse en Secretaría de Acción Cooperativa (SAC), obtener más información sobre su
en la órbita del Ministerio de Economía (Decreto N.º 15 del Poder Ejecutivo trayectoria consultando <www.hec-
torpolino.com>.
Nacional), a cargo de una persona de destacada trayectoria en el movimiento
cooperativo argentino, el Dr. Héctor Polino.
En el año 1989 se volvió al nivel anterior con la denominación de INAC,
organismo dependiente de la Secretaría de Minería e Industria del Ministerio
de Economía y Obras y Servicios Públicos.

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120

En el año 1996 se concretó una nueva modificación y, mediante el Decreto


N.º 420 del Poder Ejecutivo Nacional, se creó, en el ámbito de la Secretaría de
Desarrollo Social de la Presidencia de la Nación, el Instituto Nacional de Acción
Cooperativa y Mutual (Inacym), como resultado de la fusión del INAC, autoridad
de aplicación de las cooperativas, y del INAM, autoridad de aplicación de las
mutuales. Esto estuvo fundamentado en la decisión del PEN, según surge de
la lectura de algunos de los considerandos del decreto citado, de dar a estas
actividades mayor apoyo y difusión, para lo cual resultaba necesario unificar
los cometidos de cada instituto en uno. Otro fundamento fue el siguiente:

CC
(…) la unificación de responsabilidades permitirá ejecutar una política coheren-
te y eficiente tanto para la acción cooperativa como mutual, estableciéndose
una mejor asistencia a ambas actividades en el interior del país. Facilitando la
debida atención, fiscalización y control, seguimiento, asistencia técnica, capa-
citación y plena participación de vastos sectores sociales que en la actualidad
no disponen de la debida información ni de asesoramiento en la materia…
(Decreto N.º 420/1996 del Poder Ejecutivo Nacional).

Finalmente, el 25 de agosto del año 2000, el Decreto N.º 721 del PEN
creó, en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente, el
Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), considerando
lo siguiente:

CC
(…) que el sector de la economía social, cimentado en los principios de solida-
ridad, ayuda mutual y equidad social, ha alcanzado un notable nivel de creci-
miento que exige la presencia de un organismo del sector público cuya misión
primordial sea la de contribuir a su desarrollo... (Decreto N.º 721/2000 del

Poder Ejecutivo Nacional)

Según Domínico:

CC
La repartición nacional responsable de la aplicación del régimen legal de las
cooperativas tuvo titulares que, más allá de sus denominaciones, dependen-
cias y rango administrativo, la prestigiaron con su capacidad profesional, voca-
ción de servicio y franca adhesión a los valores y principios cooperativos: Dr.
Domingo Bórea, Dr. Federico Rodríguez Gomes, Dr. Armando Moirano, Dr.
Antonio J. Garibaldi, Lic. Blas J. Castelli, Ricardo J. Álvarez de Toledo, Dr.
Héctor Polino, Juan Ricci. Todos ellos, más allá de sus improntas personales,
ejercieron la función convencidos de que “el desarrollo y la personalidad que
ha alcanzado el movimiento cooperativo en la Argentina aconsejan reducir y no
ampliar la intervención del Estado con fines tutelares”. (Domínico, 2011).

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121

4.4.1. El rol del Inaes


De acuerdo con el desarrollo anterior, en la actualidad, el órgano público de
contralor con competencia para el ejercicio de la fiscalización pública es el
Inaes. Eso significa que a este órgano le corresponde hacer observar las leyes
y los reglamentos.
Domínico (2011) manifiesta que entre sus objetivos ejerce el control públi-
co y la superintendencia de cooperativas, fiscalizando su organización, su fun-
cionamiento, su solvencia y la calidad y la naturaleza de las prestaciones y los
servicios, así como su disolución y su liquidación.
Para dar cumplimiento a su cometido, la Gerencia de Inspección del Inaes
cuenta con la facultad de realizar las siguientes acciones respecto de todo
tipo de cooperativas:

1. Ordenar las inspecciones administrativas, contables y financieras.


2. Realizar la supervisión de las asambleas.
3. Analizar y controlar la documentación que deben remitir, así como realizar
las observaciones e intimaciones del caso.
4. Rubricar los libros.
5. Llevar los legajos.
6. Recibir las denuncias de irregularidades en el funcionamiento.
7. Analizar los estados contables y determinar la situación económica y
financiera.
8. Realizar el análisis y el control de los balances.
9. Efectuar auditorías contables.
10. Evacuar consultas y brindar asesoramiento sobre cuestiones técnico-
contables y sobre aspectos impositivos y previsionales.

Características de la fiscalización pública (estructura central,


estructura federal)
El Inaes es conducido y administrado por un Directorio, que está integrado
por un presidente, dos vocales en representación del PEN, un vocal en repre-
sentación de las asociaciones mutuales y un vocal en representación de las
cooperativas. Los integrantes son designados por el PEN, a excepción de los
que actúan en representación de mutuales y cooperativas, que son propuestos
por sus respectivas entidades.
El INAES cuenta con un Consejo Consultivo Honorario cuyas funciones son,
entre otras:
a) Asesorar al Directorio del Inaes en la elaboración de planes y programas
relacionados con el cumplimiento de los objetivos y las responsabilidades
del instituto.
b) Evaluar en forma permanente la normativa aplicable a las cooperativas y
mutuales, así como sus defectos, proponiendo las modificaciones que con-
sidere pertinentes.
c) Tomar conocimiento y emitir opinión sobre los proyectos de normas del
ámbito de responsabilidad del Inaes.

También se integra a la estructura federal, el Consejo Federal Cooperativo


y Mutual, que es presidido por el presidente del Inaes e integrado por los

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122

representantes de los Gobiernos provinciales y de la Ciudad Autónoma de


Buenos Aires, titulares de los organismos con competencia en materia coo-
perativa y mutual.
Su responsabilidad primaria, establecida en el Decreto 721/2000, con-
siste en:

Planificar, coordinar, asesorar y acordar los aspectos de las políti-

CC cas de Estado sobre mutualismo y cooperativismo, que comprome-


tan la acción conjunta de la nación, las provincias y la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, con el objetivo de afirmar el desarrollo
sostenible de los sectores que integran la economía social, consoli-
dando los valores de solidaridad y ayuda mutua. (Decreto N.º
721/2000 del Poder Ejecutivo Nacional)

Entre las acciones establecidas merecen señalarse las siguientes:


a) Colaborar con el Inaes en la definición de políticas y la implementación de
programas tendientes a impulsar la promoción y el desarrollo cooperativo
y mutual.
b) Analizar y evaluar el estado de los movimientos cooperativo y mutual, cola-
borando en la realización de estudios técnicos y relevamientos estadísticos.
c) Proponer medidas tendientes a la implementación de planes y programas
de educación cooperativa y mutual, a través de organismos oficiales e ins-
tituciones privadas vinculadas al sector social de la economía.
d) Identificar y evaluar situaciones de orden legal, social, político, económi-
co, organizativo y de cualquier otra índole, que sea necesario modificar
para el mejor cumplimiento de sus funciones, proponiendo las acciones
pertinentes.

Completan el cuadro federal, los consejos regionales, cuya misión es asistir


al Consejo Federal Cooperativo y Mutual en el cumplimiento de sus funciones.
Lo componen representantes de los Gobiernos provinciales y de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
El Consejo Federal y los consejos regionales están bajo una Coordinación
General, creada con la misión de representar al Inaes ante los organismos
provinciales con competencia en materia cooperativa y mutual.
En el esquema presentado, y dentro de la estructura central, se detallan
las secretarías y gerencias, como la Unidad de Auditoría Interna con que cuen-
ta la autoridad de aplicación a efectos de cumplir no solo con los objetivos ya
señalados, sino también con la educación y promoción de la acción coopera-
tiva y mutual en todo el territorio nacional; la asistencia técnica, económica y
financiera a las entidades bajo su órbita; la elaboración de políticas, objetivos
y acciones atinentes al desarrollo y la consolidación de tales entidades; y el
reconocimiento de las mutuales y cooperativas por medio del otorgamiento,
la denegación o el retiro de la personería jurídica para funcionar.

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123

Características de la fiscalización pública (fiscalización


concurrente)
Conforme a lo establecido en el artículo 99 de la Ley 20337/73, la fiscaliza-
ción pública a cargo de la autoridad de aplicación será ejercida por ella o a
través de un convenio con el órgano local competente.
Dispone el artículo 117 de la citada Ley que el órgano local competente
es el que cada provincia establezca para entender en materia cooperativa en
su jurisdicción.
Althaus (1977) opina que la fiscalización pública compete concurrentemen-
te a ambos tipos de organismos, el nacional y los provinciales, pudiendo ejer-
cerla estos últimos aun en ausencia de convenios previstos, por tratarse de
atribuciones propias.
Esto es así por cuanto la Argentina es una nación organizada jurídicamente
como república federal, en la que se dan dos niveles o estamentos de gobier-
no, el nacional o federal y el provincial, cuyas respectivas facultades están
delineadas en la Constitución nacional.
Conforme a la exposición de motivos de la Ley 20337, los convenios pue-
den tener la amplitud y la extensión apropiadas a las características de cada
caso y en función de las reales posibilidades de la autoridad de aplicación y
de los órganos locales competentes (el nivel de la organización, el personal,
los recursos técnicos existentes, el número y el tipo de cooperativas, etc.,
con la salvedad de la limitación prevista en el artículo 101 en materia de san-
ciones respecto a que la sanción máxima, que es el retiro de la autorización
para funcionar como cooperativa, compete exclusivamente a la autoridad de
aplicación.
Entre las funciones del órgano local competente pueden citarse las
siguientes:

a) el ejercicio de la fiscalización pública;


b) la recepción de documentación y recursos que deben ser presentados a la
autoridad de aplicación para su posterior remisión;
c) la recepción del testimonio que remite la autoridad de aplicación una vez
inscripta la cooperativa;
d) la autorización del empleo de medios mecánicos y libros de hojas movibles
en reemplazo o complemento de los prescriptos legalmente en el artículo
38 de la ley;
e) la rúbrica de los libros de contabilidad;
f) la recepción de las copias del balance general y demás estados contables,
anexos, memoria e informes del síndico y del auditor que deben ser con-
siderados por la asamblea; de su modificación por esta en su caso; y del
acta de asambleas;
g) la recepción de la comunicación de la convocatoria de asambleas y del
nombramiento de liquidadores;
h) las impugnaciones judiciales de nulidad a las resoluciones de la asamblea
que sean violatorias de la ley, el estatuto o el reglamento;
i) la recepción de los informes de los síndicos de las cooperativas, con las
observaciones formuladas por infracciones contra la ley, el estatuto o el
reglamento, que no hayan sido satisfechas una vez agotada la gestión
interna.

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124

Todas las provincias argentinas cuentan con reparticiones estatales que tienen
incumbencia en materia cooperativa (incluidos órganos locales competentes).

Características de la fiscalización pública (fiscalizaciones


especiales)
El citado artículo 99 contempla también una fiscalización especial, ya que,
sin perjuicio de la fiscalización pública referida, las cooperativas pueden ser
inspeccionadas por otros organismos gubernamentales en razón de su acti-
vidad (crédito, seguros, telefonía, etc.), por tener a su cargo concesiones de
servicios, por su condición de contribuyentes y empleadoras, etcétera. Algunas
de estas fiscalizaciones especiales están expresamente mencionadas en la
Ley 20337/73, según se detalla a continuación:

a) Fiscalización por autoridad concedente. El artículo 104 de la ley establece:

CC
Las cooperativas que tengan a su cargo concesiones de servicios públicos, o
permisos que signifiquen autorización exclusiva o preferencial, podrán ser fis-
calizadas por la autoridad respectiva. Esta fiscalización se limitará a vigilar el
cumplimiento de las condiciones de la concesión o el permiso y de las obliga-
ciones estipuladas a favor del público. Los fiscalizadores podrán asistir a las
reuniones del consejo de administración y a las asambleas y hacer constar en
acta sus observaciones, debiendo informar a la autoridad respectiva sobre
cualquier falta que advirtieran. Deben ejercer sus funciones cuidando de no en-
torpecer la regularidad de la administración y los servicios sociales. (Ley
20337/73).

b) Fiscalización por el Estado asociado. De acuerdo con lo dispuesto en el


artículo 19, el Estado nacional, las provincias, los municipios, los entes
descentralizados y las empresas del Estado pueden asociarse a las coo-
perativas y también pueden utilizar sus servicios, previo consentimiento,
aun cuando no se asocien.
Cuando se asocien, pueden convenir la participación en la administración
y en la fiscalización de sus actividades, siempre que contribuya a los fines
perseguidos y que no se restrinja la autonomía de la cooperativa.
La disposición recoge el hecho de que las cooperativas son un instrumento
de desarrollo con objetivos de promoción social y económica que coinciden
con la finalidad de bien común del accionar del Estado; por lo tanto, tiende
a posibilitar una actividad concurrente, a la vez que preserva el principio de
autonomía e independencia.
Respecto de las fiscalizaciones vinculadas a la actividad o servicio que
presta la cooperativa, merecen mencionarse las siguientes:

1) La fiscalización que ejerce el Banco Central de la República Argentina.


Las cooperativas que operan como bancos comerciales o como cajas de
crédito están sometidas a la fiscalización del Banco Central de la República
Argentina (BCRA), limitada a los aspectos vinculados con la constitución
de la sociedad y la vigilancia del cumplimiento de las disposiciones lega-
les, reglamentarias y estatutarias. En su funcionamiento deben ajustar su
contabilidad, la presentación de los balances, las cuentas de ganancias

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


125

y pérdidas, y demás documentación a las normas del BCRA, y deben dar


acceso a su contabilidad, sus libros, su correspondencia y sus documentos
y papeles a los funcionarios que el banco designe para la fiscalización u
obtención de informaciones.
2) La fiscalización realizada por la Superintendencia de Seguros de la Nación.
Las cooperativas que operan como aseguradoras están sometidas a la fis-
calización de la Superintendencia de Seguros de la Nación de acuerdo con
la Ley 20091 del año 1973, que establece el régimen de las entidades
aseguradoras y su control. Esta ley determina, en su constitución, entre
otros que la cooperativa debe tener como objeto exclusivo efectuar opera-
ciones de seguro, integrar totalmente el capital mínimo fijado con carácter
general por el citado organismo según el artículo 30 de la ley mencionada,
ajustarse a los planes de seguro establecidos por el régimen específico.
También debe citarse la exigencia de la mutualidad rigurosa por cuanto solo
pueden contratar seguros con sus asociados, quienes deben ser titulares
del interés asegurable en el momento de la contratación.
Por Circular 3724, Resolución 25804, se incrementan los montos de capi-
tal mínimo a integrar a partir de los estados contables correspondientes a
ejercicios y/o períodos cerrados al 30/09/98. Se considera que esta dis-
posición es reguladora, y atenta contra un modelo de libertad de mercado.
Tanto los montos como lo exiguo del plazo para producir su cumplimiento
han afectado gravemente a pequeñas y medianas entidades, en gran parte
cooperativas, algunas de las cuales operaban en localidades del interior y
venían cumpliendo exitosamente con sus compromisos de servicios y con
un alto grado en sus estados de solvencia.

En su carácter de contribuyentes y empleadoras, están sujetas al contralor


de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), de las dependen-
cias de rentas provinciales y municipales, de la Administración Nacional de
la Seguridad Social (Ansés), de los departamentos de relaciones laborales
nacional y provinciales, de las obras sociales sindicales, etcétera.

4.4.2. Régimen sancionatorio


En el caso de que las cooperativas no cumplan la normativa vigente, pueden
ser sancionadas (artículo 101 de la Ley 20337/73 y enmiendas incorporadas
por la Ley 22816) en sede administrativa, según la gravedad de la infracción,
sus antecedentes y los daños causados, con las siguientes medidas:

1) Apercibimiento.
2) Multa.
3) Retiro de la autorización para funcionar.

Para la aplicación de las sanciones debe instruirse un sumario, procedimien-


to que permite a la entidad conocer el cargo que se le imputa, presentar los
descargos, ofrecer las pruebas y alegar sobre la producida, en uso del legítimo
derecho de defensa que garantiza la Constitución Nacional.

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


126

Cabe aclarar que la ley no tipifica las infracciones, ya que solo se refie-
re a las sanciones de manera genérica, a excepción del uso indebido de la
palabra “cooperativa”, en cuyo caso igualmente debe practicarse idéntico
De acuerdo con la reforma intro-
ducida por la Ley 22816, esa procedimiento.
conducta será penada con multa Vale reiterar que las sanciones de los incisos 1.º y 2.º pueden ser mate-
y generará la clausura del esta- ria de competencia de los convenios previstos por el artículo 99 de la Ley
blecimiento, las oficinas, los loca-
20337/73, en tanto queda reservado exclusivamente a la autoridad de apli-
les y demás dependencias de la
infractora mientras no suprima el cación (Inaes) la sanción del 3.º, consistente en el retiro de la autorización
uso de la palabra “cooperativa”. para funcionar.
Se pretende proteger a los terce- El artículo citado también prevé que el destino de las multas será la pro-
ros de buena fe.
moción del cooperativismo y, además, según el domicilio de la cooperati-
va, ingresará al Inaes o al órgano local competente (Dirección Provincial de
Cooperativas o dependencia que haga sus veces).

LECTURA OBLIGATORIA

Ley 20337 (1973) “Capítulo XI: De la fiscalización pública” en:


OO Régimen Legal de las Cooperativas, Editorial Intercoop, Buenos Aires.
Cuesta, E. (2000), “Capítulo XII: De la fiscalización pública” en:
Manual de Derecho Cooperativo, Ábaco de Rodolfo Depalma S. R. L.,
Buenos Aires.
Levin, A. y Verbeke, G. El carácter de la fiscalización en las organiza-
ciones cooperativas, Publicación del Centro de Estudios de Sociología
del Trabajo. Nro 23 – Noviembre-Diciembre de 1999 [en línea].
Disponible en: <http://www.econ.uba.ar/cesot/docs/documen-
to%2023.pdf>. [Consulta: 25 julio 2014].
Kesselman de umansky, , S. (1992), “Estado, Autonomía y
Autocontrol Cooperativo” en: Derecho Cooperativo Actual, Anales de
las Jornadas Nacionales de Derecho Cooperativo, Intercoop Editora
Cooperativa Ltda., Buenos Aires, Páginas 101-106.

7.

KK a. Caracterice la fiscalización pública nacional. Analícela y exprese su


opinión.
b. ¿Considera pertinente la existencia de un organismo estatal a efectos
de fiscalizar a las cooperativas? Fundamente su respuesta.

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


127

Referencias bibliográficas

Althaus, A. (1977), Tratado de derecho cooperativo, Zeus Editora, Rosario,


Argentina.
Cuesta, E. (2000), Manual de derecho cooperativo, Ábaco de Rodolfo Depalma,
Buenos Aires.
Domínico, H. F. (2011) Breviario de Iniciación Cooperativa, Colegio de Graduados
en Cooperativismo y Mutualismo de la República Argentina.
Garbarini, J. (2007), Aprendiendo cooperativismo, Lazos Cooperativos, Buenos
Aires.
Kaplan de Drimer, A. y Drimer, B. (1981), Las cooperativas: fundamentos, historia
y doctrina, Intercoop, Buenos Aires.
Kesselman de umansky, S. (1992), “Estado, Autonomía y Autocontrol Cooperativo”
en: Derecho Cooperativo Actual, Anales de las Jornadas Nacionales de
Derecho Cooperativo, Intercoop Editora Cooperativa Ltda., Buenos Aires,
Páginas 101-106.
— (1993), “Estado, autonomía y autocontrol cooperativo” en: Derecho
cooperativo actual, anales de las Jornadas Nacionales de Derecho
Cooperativo, Intercoop Editora Cooperativa Ltda. Buenos Aires, p. 142.
Ley 20337. Régimen Legal de las Cooperativas (1973), Editorial Intercoop,
Buenos Aires: http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/
anexos/15000-19999/18462/norma.htm
Moirano, A. (1995), La cooperativa de trabajo. Manual para asociados y
profesionales, Ghersi Editor, Buenos Aires.
Montes, V., Ressel, A., Tévez, D. (2003), “El Cooperativismo en Argentina”,
mimeografiado, La Plata, Argentina, 90 páginas.
Ressel, A., et al. (2013), “Manual teórico práctico de introducción al
cooperativismo”, Universidad Nacional de La Plata, La Plata.
San Pedro, J. (1987), Manual de organización y gestión cooperativa, segunda
edición, Intercoop, Buenos Aires.

Referencias web
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cooperativas, Publicación del Centro de Estudios de Sociología del
Trabajo. Nro 23 – Noviembre-Diciembre de 1999 [en línea]. Disponible
en: <http://www.econ.uba.ar/cesot/docs/documento%2023.pdf>].
[Consulta: 25 julio 2014].

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128

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


129

Anexo

•• Resolución N.º 254/77 del INAC: modelo de estatuto para todo tipo de
cooperativas.
•• Resolución N.º 255/88 de la SAC: modelo de estatuto para cooperativas
de trabajo.
•• Resolución N.º 974/93 del INAC: trámite para la constitución. Inscripción
de modificaciones de estatutos y reglamentos.
•• Resolución N.º 1028/94 del INAC: norma a la que se ajustarán las coop-
erativas con fiscalización privada unipersonal.
•• Resolución N.º 750/94 del INAC: modelo de estatuto para cooperativas
de provisión de servicios para productores rurales y para cooperativas de
trabajo.
•• Resolución N.º 1139/94 del INAC: modelo de estatuto para cooperativas
de crédito.
•• Resolución N.º 324/94 del INAC: constitución de cooperativas de trabajo
con un número mínimo de seis (6) integrantes.
•• Resolución N.º 302/94 del INAC: constitución de cooperativas de provisión
de servicios para productores rurales con un número mínimo de seis (6)
integrantes.
•• Decreto N.º 2015/94 del PEN: establece un límite al otorgamiento de autor-
ización para funcionar a cooperativas de trabajo que prevean la contratación
de servicios cooperativos por terceras personas. 
•• Resolución N.º 1510/94 del INAC: actividades comprendidas en el Decreto
2015/94. Esta norma detalla cuáles son las actividades que no pueden
formar parte del objeto social de las cooperativas de trabajo, interpretando
lo prescripto por el Decreto del PEN 2015/94.
•• Disposición N.º 54/94 del IPAC: establece cuáles son los requisitos que
se deben cumplir para proceder a la rúbrica de libros por parte de las
cooperativas.
•• Resolución 3/96: comunicación de realización de Asamblea Constituti-
va. Establece la obligatoriedad de comunicar al órgano local competente
(SPC), con al menos 15 días de anticipación, la realización de la Asamblea
Constitutiva.
•• Resolución N.º 2036/03 del Inaes: requisitos adicionales del trámite, artí-
culo 9.º de la Ley N.º 20337/73, para la constitución de una cooperativa
de crédito o de objetos diversos cuya futura operatoria incluya una sección
de crédito.
•• Resolución 2037/03 del Inaes: establece requisitos obligatorios dentro del
proceso constitutivo de cooperativas, referidos a la realización por parte
de los asociados fundadores de un curso de capacitación obligatorio y la
elaboración de un proyecto de viabilidad cooperativo.

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130

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


131

Organización de las cooperativas

Objetivos
•• Conocer la estructura legal de las cooperativas.
•• Distinguir las funciones de los diferentes órganos.
•• Comprender el rol de cada uno de ellos en la gestión cooperativa.
•• Reflexionar sobre el ejercicio de la democracia en las cooperativas.

5.1. Estructura organizacional


Como vimos en la unidad 3, conforme a las disposiciones de la Ley 20337/73,
las cooperativas deben contar con una estructura integrada por los siguientes
órganos:

Cada uno de estos órganos tiene asignadas funciones específicas. La estruc-


tura presentada responde a las características particulares de la organización
cooperativa, y su finalidad consiste en el logro del objeto social de cada enti-
dad dentro de los principios de solidaridad, esfuerzo propio y ayuda mutua, que
son primordiales y deben impregnar con un estilo propio todas las actividades
desarrolladas en este tipo de organización.
Un servicio técnico de apoyo para el ejercicio del control es ejercido por
la auditoría, a cargo de un contador público nacional inscripto en la matrícu-
la respectiva.
Esta estructura irá adoptando una complejización y una dinámica diferentes
en cada organización en función de factores diversos y del grado de utilización
de las posibilidades otorgadas por la ley, así como de las propias decisiones
que se tomen en cada cooperativa.
Por esa razón, se abordará el tema en detalle en la presente unidad
temática.

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132

5.2. La Asamblea
Según Althaus (1977) la Asamblea es el instrumento primario de manifesta-
ción de la voluntad de la cooperativa.
Es el ámbito propicio para el ejercicio de la democracia participativa, requi-
sito necesario, aunque no suficiente, para la concreción de la democracia eco-
nómica, objetivo perseguido por esta forma asociativa que pretende contribuir
al desarrollo de hábitos de responsabilidad solidaria entre los asociados que
se expresan a través del uso consciente y responsable de los derechos y obli-
gaciones que acuerda la calidad de asociado.
Desde un punto de vista formal, la Asamblea es un órgano con competen-
cia específica, en cuyo marco valen sus deliberaciones, subordinado a normas
legales y estatutarias.
Sustancialmente, es el ámbito donde se concreta la aplicación de uno de
los principios cooperativos distintivos de esta experiencia empresarial aso-
ciativa: la singularidad del voto. Cumple, por lo tanto, una función docente en
el sentido más amplio del término: aquella a través de la cual se procura la
capacitación de las personas en las prácticas democráticas, en el ejercicio y
la aceptación del disenso y de las resoluciones aprobadas por las mayorías,
previo debate en el que es ejercido el derecho del asociado a manifestar la
propia opinión.
Decimos, entonces, que el gobierno de la cooperativa se atribuye a un órga-
no específico, denominado Asamblea, que Cuesta define como:

CC
(…) la reunión de asociados que han sido convocados con arreglo a la ley y a
los estatutos, para considerar los asuntos incluidos en el orden del día, en
cumplimiento de su función de gobierno, la cual se concreta a través de la ma-
nifestación de una voluntad colectiva (Cuesta, 2000)

5.2.1. Características funcionales de la Asamblea


Althaus (1977) y Cuesta (2000) señalan una serie de características que son
propias del funcionamiento de la Asamblea y que pueden resumirse en las
siguientes:
•• Órgano corporativo: los acuerdos de los asociados sirven como manifes-
taciones de la voluntad del ente, virtualidad de la que carecerían si estu-
viesen reunidos de cualquier modo y sin ajustarse a los requisitos legales
y estatutarios.
•• Órgano que manifiesta inmediatamente la voluntad social: su poder no se
deriva a otros órganos.
•• Órgano que obra con efectos internos: su voluntad se exterioriza por medio
del órgano de representación.
•• No es un órgano permanente: solo funciona cuando es convocado, carece
del poder para autoconvocarse.
•• Está dotado de autonomía limitada: sus acuerdos no pueden salir del
marco fijado por la ley y el estatuto.
•• Órgano colegiado: Sus decisiones se adoptan según reglas de colegio, es
decir, por mayoría.

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133

•• Órgano imprescindible: no se concibe la cooperativa sin la existencia de la


Asamblea, por cuanto de ella devienen las normas que rigen su vida y es la
que permite el ejercicio de la democracia, principio del sistema cooperativo.
•• Sus facultades son indelegables: las facultades de la Asamblea atribuidas
por la ley y/o reservadas por el estatuto son indelegables. Podrá modificar
la competencia que se le haya asignado en el estatuto por medio de una
reforma estatutaria.
•• Ámbito natural para el ejercicio del principio democrático: a lo ya comentado
puede agregarse que el derecho de información del asociado reviste funda-
mental trascendencia a la hora de la toma de decisiones en la Asamblea.

5.2.2. Competencia de la Asamblea


La competencia delimita el poder de obrar con eficacia de la Asamblea, y en la
cooperativa es de excepción, o sea que debe resultar de expresa disposición
de la ley o del estatuto. De no ser así, se consideran implícitas del Consejo de
Administración, conforme lo establecido en el artículo 68 de la Ley 20337/73.
La misma ley, en su artículo 58, determina:

CC
Es de competencia exclusiva de la Asamblea, siempre que el asunto figure en
el orden del día, la consideración de:
1) Memoria, balance general, estado de resultados y demás cuadros anexos.
2) Informes del síndico y del auditor.
3) Distribución de excedentes.
4) Fusión e incorporación.
5) Disolución.
6) Cambio del objeto social.
7) Participación de personas jurídicas de carácter público, entes descentraliza-
dos y empresas del Estado en los términos del último párrafo del artículo 19.
8) Asociación con personas de otro carácter jurídico.

El tratamiento de los tres primeros puntos corresponde a la Asamblea


Ordinaria. Respecto al inciso 7, se pretende preservar la autonomía de la
entidad a cubierto de la injerencia estatal. Y, en relación con el inciso 8, se
aclara que tendrá lugar toda vez que sea conveniente para su objeto social
y no desvirtúe su propósito de servicio, en consonancia a la disposición del
artículo 5.
En su último párrafo, el citado artículo 58 establece que el estatuto puede
disponer que otras resoluciones queden reservadas a la competencia exclu-
siva de la Asamblea.
Asimismo, resultan aplicables otros artículos de la Ley de Cooperativas (LC)
y de la Ley de Sociedades (LS), y resoluciones de la autoridad de aplicación
que le otorgan competencias exclusivas a la Asamblea, a saber:

•• Modificación del estatuto (LS, art. 235).


•• Resolver en apelación la exclusión de asociados dispuesta por el Con-
sejo de Administración (LC, art. 23), si el estatuto no le atribuye com-
petencia originaria para entender en la materia.

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134

•• Valuación de aportes no dinerarios efectuada en el acto constitutivo o con-


venida con posterioridad con el Consejo de Administración (LC, art. 28).
•• Distribución de cuotas sociales en pago de retornos e intereses limitados
(LC, art. 44).
•• Designación de consejeros y síndicos (LC, art. 63 y art. 76) y liquidadores
en su caso (LC, art. 88), y su remoción (LC, arts. 59 y 90).
•• Retribución del trabajo personal de consejeros (LC, art. 67), síndicos (LS,
art. 234, inc. 2) y liquidadores (LS, art. 235, inc. 4).
•• Responsabilidades de consejeros y síndicos (LS, art 234, inc. 3).
•• Renuncia de consejeros, cuando afecte el regular funcionamiento del Con-
sejo de Administración (LC, art. 66).
•• Integración federativa en cooperativas de grado superior, originariamente o
ratificando la decisión del consejo de administración (LC, art. 85).
•• Inventario y balance que deben confeccionar los liquidadores dentro de
los treinta días de asumido el cargo (LC, art. 91) y balance final de la
liquidación, con los informes del síndico y del auditor que acompañen
(LC, art. 94).
•• Escisión (LS, art. 235, inc. 4)
•• Medidas relativas a la gestión de la cooperativa, que sometan a su deci-
sión el Consejo de Administración o los síndicos (LS, art. 234, inc. 1).
•• Facultad de comprar, vender o gravar bienes muebles o inmuebles den-
tro de ciertas condiciones y límites.

Según la Resolución N.º 371/75 del INAC, toda solicitud de apoyo económico-
financiero por parte de la cooperativa a la autoridad competente debe ema-
nar de una decisión previa de la Asamblea, la cual deberá resolver sobre el
importe que se solicitará y las garantías que se ofrecerán y se constituirán.
Esta resolución es de aplicación aun cuando el estatuto faculte al Consejo de
Administración a solicitar préstamos y ofrecer garantías.
La Resolución N.º 4664/13 del Inaes (que reemplaza la Resolución N.º
183/92), faculta a los asociados de las cooperativas de trabajo a optar en
asamblea por continuar cotizando en el régimen de trabajadores autónomos,
o bien dentro del régimen de trabajadores en relación de dependencia. Cabe
destacar que dicha resolución permite optar por el régimen previsional, pero
deja claramente expresado que la relación jurídica entre la cooperativa de tra-
bajo y sus asociados es de naturaleza asociativa, autónoma e incompatible
con las contrataciones de carácter laboral, civil o comercial.

5.2.3. Clases de asambleas


En la unidad 4 vimos en detalle la Asamblea Constitutiva. Además de ella,
en la cooperativa existen la Asamblea Ordinaria y la Asamblea Extraordinaria.
Salvo que el estatuto lo prohíba
se puede votar por poder; el man-
Estas pueden ser directas o por representación, en función del número de
dato debe recaer en un asociado asociados de la entidad.
con la restricción de que este no La participación del asociado en las asambleas es un objetivo de política
puede representar a más de dos. legislativa procurado a través de la limitación del ejercicio de la representación
fijado en el artículo 51 de la Ley de Cooperativas, referido al voto por poder y
la organización de la Asamblea General de Delegados elegidos en asambleas
electorales de distrito, cuando el número de asociados pasa de 5000 (esta-
blecido en el artículo 50 de la Ley 20337/73).

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135

Asamblea ordinaria
En el aspecto temporal, su realización es de carácter legalmente imperativo.
Debe realizarse obligatoriamente una vez al año, dentro de los cuatro meses
(plazo en que debe convocarse y realizarse) siguientes a la fecha de cierre del
ejercicio (LC, art. 47).
Althaus (1977) entiende que basta que se inicie en dicho plazo, y que este
puede excederse en cuanto a su clausura, por ejemplo, con motivo de que
pase a cuarto intermedio.
Se somete a su consideración: la gestión del Consejo de Administración,
para lo cual debe incluirse en el orden del día el tratamiento del balance gene-
ral, estado de resultados y cuadros anexos, memoria e informes del síndico y
del auditor (documentos mencionados en el artículo 41 de la LC); la elección
de consejeros y síndico, si corresponde por expiración del período o existencia
de vacantes; y los demás temas contenidos en el orden del día.

Asamblea extraordinaria
Se realiza en cualquier tiempo. Su convocatoria tiene lugar por disposición
del Consejo de Administración, por decisión del síndico o cuando lo solicite
un número de por lo menos el 10 % (o menor por disposición del estatuto) de
los asociados.
Puede realizarse en cualquier época del ejercicio; pero, si la iniciativa parte
de los asociados, no será obligatorio para el Consejo de Administración con-
vocarla especialmente si dentro de los noventa días se realiza la Asamblea
Ordinaria, a condición de incorporar en su orden del día los temas que moti-
van la petición.
Puede resolver válidamente sobre cualquier asunto incluido en el orden del
día, incluso la designación de consejeros y síndico, cuando ha sido convocada
a tal fin en virtud de una cesación anormal. La consideración de la memoria,
el balance y demás estados contables, documentos e informes anexos com-
pete exclusivamente a la Asamblea Ordinaria.

Asamblea de distrito
Como dijimos, cuando el número de asociados pasa de 5000, la asamblea no
se realiza con participación directa de aquellos, sino a través de delegados ele-
gidos en asambleas electorales de distrito. Igual procedimiento puede adoptar
el estatuto, aunque el número de asociados sea inferior, para la representa-
ción de los domiciliados o residentes en lugares distantes de la asamblea.
Su organización está concedida al estatuto y los reglamentos. Deberá regla-
mentarse la división en distritos y, eventualmente, en secciones; la constitu-
ción; la presidencia; la forma de emisión de votos; el número de delegados y
su proporción con el número de asociados existentes en cada distrito; el sis-
tema electoral, los plazos de conclusión, entre otros.
La ley 20337/73 limita el contenido de las asambleas de distrito al pura-
mente electoral. Los delegados no quedan vinculados a instrucciones o man-
datos. La duración del cargo, salvo limitación estatutaria, es hasta la próxima
asamblea ordinaria.
Si bien la ley no lo dice expresamente, por aplicación extensiva de análo-
go requisito pautado para los órganos de administración y fiscalización, los
delegados deberán ser asociados. En lo demás, y en tanto no sea materia de

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136

especial reglamentación, se aplican a estas asambleas las normas comunes


a este órgano social.
Conviene mencionar que existen dos resoluciones vigentes relativas a la
cuestión en análisis:
•• La Resolución N.º 665/82 del INAC, que expone un modelo de reglamen-
to electoral de distrito y una cartilla de instrucciones para completar el
modelo.
•• La Resolución N.º 1692/97 del Incym, que regula en forma detallada las
asambleas de distrito para cooperativas de trabajo.

Asamblea general de delegados


El funcionamiento de esta asamblea no difiere del de la directa, la ordinaria
o la extraordinaria, cuyas reglas le son aplicables. Cada delegado tendrá los
mismos derechos y responsabilidades que cualquier asociado en una asam-
blea y dispondrá de un voto.
Si bien no se necesita regulación estatutaria o reglamentaria para su
funcionamiento, puede ser necesario regular su régimen de remoción y
responsabilidad.

5.2.4. Convocatoria a asamblea


Se entiende por convocatoria la citación a los asociados, o, en su caso, a los
delegados, para la celebración de la asamblea. La convocatoria se realizará
con quince días de anticipación. El mismo plazo rige para informar a la autori-
dad de aplicación y al órgano local competente.
La forma de convocatoria debe ser la prevista en el estatuto; la más fre-
cuente es la notificación postal, por razones probatorias. La convocatoria
incluirá el orden del día, que es el detalle de los asuntos que se tratarán en
la reunión.
Toda decisión extraña al orden del día será nula, excepto los siguien-
tes casos:

•• la elección de los encargados de suscribir el acta;


•• la remoción de consejeros y síndicos, si es consecuencia directa de asun-
tos incluidos en el orden del día;
•• si están presentes todos los asociados y la decisión se adopta por
unanimidad.

El orden del día debe ser claro, preciso y completo. Su función es informar a
los asociados sobre las materias que estarán sometidas a deliberación para
que puedan tomar parte en la asamblea con conocimiento de causa, a fin de
opinar, deliberar y decidir.
La asamblea debe realizarse en la sede de la cooperativa o en un lugar
que corresponda a la jurisdicción del domicilio social. Esta disposición legal
(LC, art. 48) es idónea para resolver problemas concretos en cuanto a posi-
bilitar la efectiva participación de los asociados y facilitar la labor de fiscali-
zación pública.

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137

5.2.5. Funcionamiento de las asambleas


Debe desarrollarse de acuerdo con las normas de la ley, el estatuto y el regla-
mento. Además, debe respetarse el derecho de información de los asambleís-
tas, a cuyos efectos el Consejo de Administración y el síndico suministrarán
todos los informes atinentes a las cuestiones en deliberación.
Asimismo, se garantizará el derecho de discusión, para lo cual se dará la
posibilidad de hacer conocer la propia opinión durante la asamblea. Este dere-
cho de voz es inderogable; no obstante, se admite su reglamentación con la
finalidad de poner límites, por ejemplo, respecto al tiempo, al idioma, a hacer
uso de la palabra, etcétera.

Quórum
Se denomina quórum al número mínimo de asociados que deben encontrarse
presentes para que la asamblea pueda realizarse.
De acuerdo con lo estipulado en el artículo 49 de la LC, las asambleas se
realizan válidamente, sea cual fuere el número de asistentes, una hora des-
pués de la fijada en la convocatoria, si es que antes no se ha reunido la mitad
más uno de los asociados.

Mayoría
En todo cuerpo colegiado, las resoluciones no requieren unanimidad, sino que
basta el voto favorable de determinada mayoría. Por esta se entiende el núme-
ro de votos necesarios para la formación válida del acuerdo sobre determinada
materia sometida a la decisión de la Asamblea.
La regla general, salvo excepciones de la ley y el estatuto, es la mayoría
simple u opción más votada. Las mayorías se computan sobre el número de
asociados presentes en el momento de la votación.
Las excepciones impuestas por la ley requieren la aprobación de las dos
terceras partes para resolver sobre el cambio del objeto social, la fusión o la
incorporación, y la disolución.
El estatuto puede fijar mayorías superiores pero nunca inferiores a las esta-
blecidas por la ley.

Cuarto intermedio
Una vez constituida, la Asamblea debe considerar todos los asuntos incluidos
en el orden del día. Ello no impide que se pase a cuarto intermedio una o más
veces dentro de un plazo de treinta días a contar desde su iniciación. Este
período puede ser ampliado por la autoridad de aplicación cuando la circuns-
tancia lo aconseje, especificando día, hora y lugar de reanudación, no siendo
menester nueva convocatoria ni comunicación a los organismos administrati-
vos de contralor, por tratarse de la misma Asamblea.
El cuarto intermedio tiene fundamento con motivo de deliberaciones que
se dilatan en el tiempo, o por la necesidad de efectuar algún tipo de investiga-
ción, informes, etc., que deban ilustrar la decisión. Su limitación en el tiempo
se atribuye a garantizar la marcha de la cooperativa.

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138

Actas
Las deliberaciones de las asambleas deben asentarse en un libro de actas
con las formalidades legales (artículos 55 y 38 de la LC). El acta debe resumir
las manifestaciones hechas en la deliberación, las formas de las votaciones y
sus resultados. En el caso de que se haya pasado a cuarto intermedio, deberá
labrarse un acta por cada reunión (artículo 57 de la LC).
El acta debe ser confeccionada y firmada dentro de los cinco días por las
autoridades que establezca el estatuto y dos asambleístas designados por la
Asamblea. El acta se perfecciona con su firma, dando constancia de plena fe
de expresión fiel a la verdad, en tanto su impugnante no demuestre efectiva-
mente lo contrario.
Cualquier asociado puede pedir copia del acta; el costo corre a su cargo
(artículo 55 de la LC). Una copia del acta también puede ser requerida judicial-
mente, por oficio, como prueba dentro de un juicio de nulidad de asamblea.
En un plazo de treinta días desde la celebración de la asamblea, debe remi-
tirse una copia del acta a la autoridad de aplicación y al órgano local compe-
tente (artículo 56 de la LC).

Obligatoriedad de las decisiones


El artículo 61 de la Ley 20337/73 dispone que las decisiones de la Asamblea,
de acuerdo con la ley, el estatuto y el reglamento, son obligatorias para todos
los asociados.
Sin embargo, el artículo 60 de la citada norma expone una excepción al
reconocer el derecho a receso por parte de los asociados que votaron en con-
tra o se ausentaron, limitada al caso de cambio sustancial del objeto social.
De acuerdo con el artículo 62 de la LC:

CC
Toda resolución de la asamblea que sea violatoria de la ley, el estatuto o el re-
glamento puede ser impugnada de nulidad por consejeros, síndicos, autoridad
de aplicación, órgano local competente y asociados ausentes o que no votaron
favorablemente. También podrán impugnarla quienes votaron favorablemente,
si su voto es anulable por vicios de la voluntad o la norma violada es de orden
público. (Ley 20337/73).

Cabe aclarar que se entiende por vicios, la alteración que afecta la voluntad
en cualquiera de los aspectos de formación de ella, ya sea, discernimiento,
elección, libertad, entre otros. Por ejemplo, pueden producirse por confusión,
engaño según la circunstancia del sujeto (fuerza, presiones psíquicas o físicas,
etcétera).
El ejercicio de la acción, conforme lo determina la norma, debe promover-
se ante el juez competente en un plazo de 90 días desde la clausura de la
asamblea.

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139

LEER CON ATENCIÓN

“Los asociados que votaran favorablemente las resoluciones que se

LL declaren nulas, responden ilimitada y solidariamente por las conse-


cuencias de las mismas, sin perjuicio de la responsabilidad que corres-
ponda a los consejeros, síndicos…” (artículo 254 de la LS).

Althaus (1977) expresa que la responsabilidad de los asociados tendrá lugar


cuando la resolución que hayan votado viole por su contenido o su causa la
ley, el estatuto o el reglamento; incluso cuando consientan expresamente
algún otro vicio con conocimiento de él.
Los consejeros responden por los vicios de convocatoria y formalidades a
cargo del Consejo de Administración, sin perjuicio de la responsabilidad que
les corresponda como asambleístas o como autoridades de la Asamblea.

LECTURA OBLIGATORIA

San Pedro, J. (1987), “Capítulo octavo: Organización de coopera-

OO tivas, las asambleas” en: Manual de organización y gestión cooperativa,


2.ª edición, Intercoop, Buenos Aires.
Ley 20337/73. “Capítulo VI: De las asambleas” en Régimen legal de
las cooperativas, 1973, Intercoop, Buenos Aires.

Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes). <http://

WW www.inaes.gov.ar/es/>
Secretaría de Participación Ciudadana de la Provincia de Buenos Aires
(SPC). <http://www.participacionciudadana.gba.gov.ar/>

5.3. El Consejo de Administración


El Consejo de Administración es el órgano que ejerce la administración de la
organización cooperativa, con subordinación a las directivas de la Asamblea y
sujeto al control del síndico o la comisión fiscalizadora.
Según lo establece la ley, tiene a su cargo la dirección de las operaciones
sociales dentro de los límites que fije el estatuto, con aplicación supletoria
de las normas del mandato, en virtud de su actuación como delegado de la
Asamblea, de la cual emana su nombramiento y a la cual debe informar su
actividad.
Debe estar integrado como mínimo por tres consejeros, que deben reunir
la calidad de asociados y ejercer su cargo de forma personal e indelegable.
La duración no puede exceder los tres ejercicios, y los cargos son reelegibles,
salvo prohibición expresa del estatuto.

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140

5.3.1. Características funcionales


Althaus (1977) y Cuesta (2000) señalan las siguientes características:
•• Órgano colegiado: sus decisiones se adoptan según la regla colegial, es
decir, por mayoría.
•• Órgano indispensable: no es posible prescindir de él ni reemplazarlo por
otro órgano.
•• Órgano permanente: distinto de la Asamblea, que solo funciona cuando
es convocada.
•• Integrado por asociados: el artículo 63 de la ley de cooperativas exige que
los consejeros tengan calidad de asociados.
•• Renovación periódica de sus miembros: los cargos tendrán una duración
limitada, fijada por el estatuto, que no podrá exceder los 3 ejercicios. Ade-
más, son reelegibles, salvo que el estatuto lo prohíba expresamente.
•• Elegidos por la Asamblea.

El éxito o el fracaso de la cooperativa dependen en buena medida de la ges-


tión del Consejo de Administración, en virtud de las funciones otorgadas, así
como de su carácter duradero y permanente para atender la marcha diaria de
la entidad.
Cuesta (2000) expresa que la circunstancia de ser la cara visible de la
cooperativa y debido a la falta de participación activa de los asociados en
las asambleas, este cuerpo concentra en sus manos el verdadero poder,
de manera tal que se desnaturaliza el sistema, que requiere para su efec-
tiva vigencia la participación activa y responsable de todos los asociados.

5.3.2. Funciones y facultades


Para el desempeño de su cometido cuenta con amplias funciones y facultades
asignadas en el estatuto y los reglamentos, como también las indicadas para
la realización del objeto social.
San Pedro (1987), agrupa por temas las citadas disposiciones. Dado que
eso facilita su comprensión, se desarrollan a continuación siguiendo esa línea.

a) Funciones y facultades de orden general:


-- Atender la marcha de la cooperativa.
-- Cumplir el estatuto, los reglamentos, sus propias decisiones y las reso-
luciones de las asambleas.
b) Facultades de carácter normativo:
-- Redactar los reglamentos internos necesarios para el cumplimiento de
los fines de la cooperativa.
c) Funciones y facultades relacionadas con el cumplimiento de los objetivos
sociales:
-- Según el carácter de cada cooperativa; por ejemplo: si se trata de una
cooperativa de servicios, fijar las tarifas de los servicios que preste la
cooperativa; si se trata de una cooperativa de consumo, fijar los precios
de los artículos que adquieren los asociados; en una cooperativa de cré-
dito, dar dinero en préstamo a los asociados.
d) Facultades para contratar préstamos y contraer obligaciones.
e) Facultades para disponer de bienes muebles e inmuebles.

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141

f) Facultades para realizar gestiones judiciales y extrajudiciales.


g) Funciones y facultades para gestionar el apoyo de la cooperativa:
-- Apoyo moral y material de los poderes públicos, instituciones y coope-
rativas que puedan facilitar la realización de los objetivos de la entidad.
h) Funciones y facultades en relación con los asociados:
-- Resolver con fundamento, sobre la aceptación o el rechazo de las solici-
tudes de ingreso a la cooperativa.
-- Convocar las asambleas ordinarias y extraordinarias, asumiendo el com-
promiso de estimular la participación activa de los asociados.
-- Autorizar o negar la transferencia de cuotas sociales entre los asociados.
-- Redactar la memoria anual, conforme lo determina el artículo 40 de la
ley de cooperativas.
i) Facultades relacionadas con designaciones y delegaciones:
-- Designar un comité ejecutivo o mesa directiva integrada por conseje-
ros: la ley otorga esta facultad al estatuto o al reglamento, a efectos de
asegurar la continuidad de la gestión ordinaria del consejo, sin que su
establecimiento modifique las obligaciones y responsabilidades de los
consejeros. Su competencia se limita al manejo de los asuntos de ruti-
na, y el Consejo puede dejar sin efecto sus decisiones, cualquiera que
sea la índole de estas.
-- Designar comisiones internas: su constitución es de práctica corriente
en las más diversas cooperativas. Permite organizar el trabajo por áreas,
con la pertinente división entre los consejeros de acuerdo con su cono-
cimiento y vocación, a la vez que posibilita la participación y la profundi-
zación de los temas.
-- Designar al gerente y demás empleados necesarios; establecer sus
deberes, atribuciones y remuneraciones; suspenderlos y despedirlos;
e, incluso, otorgarles los poderes que juzgue necesarios para la mejor
administración de la organización cooperativa, reteniendo el Conse-
jo de Administración las facultades de decisión y de control que son
indelegables.

Limitaciones a sus atribuciones


a) Funciones y facultades implícitas: tiene la potestad de resolver sobre todo
lo concerniente a la cooperativa que no esté previsto en el estatuto, excep-
to aquello que esté reservado a la competencia de la Asamblea.
b) El objeto social delimita su competencia. Una cooperativa de crédito, por
ejemplo, podrá otorgar préstamos, contratar empleados para el trabajo
administrativo, etc., dado que ello concierne directa o indirectamente a la
realización de su objeto, pero no podrá adquirir inmuebles con fines espe-
culativos o de pura inversión.
c) Los derivados de la necesaria concordancia del acto, en su forma y su con-
tenido, con las disposiciones de la ley, el reglamento y el estatuto. Los
actos que transgredan estas limitaciones serán nulos, salvo que sean rati-
ficables por la Asamblea, la que solo podrá dar validez al supuesto “a” y
no a los restantes.

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142

5.3.3. Funcionamiento
El quórum será de más de la mitad de los consejeros por lo menos (artículo
69 de la LC). Las decisiones que se adopten sin contar con dicho quórum
serán ineficaces.
Este órgano debe reunirse al menos una vez al mes y cuando lo requiera
cualquiera de sus miembros (artículo 70 de la LC).
El trabajo personal realizado por los consejeros en el cumplimiento de su
tarea institucional puede ser retribuido, siempre que la Asamblea así lo haya
resuelto (la mera participación en las reuniones no se contempla como trabajo
personal). Los gastos que los consejeros efectúen en el ejercicio de su cargo
les serán reembolsados (artículo 67 de la LC).
La renuncia de un consejero debe presentarse al Consejo de Administración,
que la aceptará siempre que no afecte su regular funcionamiento. En caso con-
trario, el renunciante deberá continuar en funciones hasta que la Asamblea se
pronuncie (artículo 66 de la LC). Pese a lo dispuesto por la ley, Althaus consi-
dera que no se debe aguardar a dicha asamblea si se incorpora un consejero
suplente o el síndico hace uso de la facultad legal de designar reemplazante
hasta su reunión.
De acuerdo con el artículo 59 de la LC, los consejeros pueden ser remo-
vidos por resolución de la Asamblea en cualquier momento, aunque la cues-
tión no figure en el orden del día, si es directa consecuencia de los asuntos
incluidos en él. Esto significa que la designación de los consejeros puede ser
revocada en la oportunidad que la Asamblea considere pertinente, sin nece-
sidad de justa causa. Dicha revocabilidad no puede ser suprimida ni restrin-
gida por el estatuto. También puede proceder la remoción por vía judicial. La
acción compete a cualquier asociado, consejero o síndico cuando, existien-
do la incompatibilidad, la Asamblea rechaza el pedido. La remoción de los
consejeros debe comunicarse a la autoridad de aplicación y al órgano local
competente.
De cada reunión debe labrarse un acta, que será firmada por el presiden-
te y un consejero (artículo 69 de la LC). El síndico podrá asistir a estas reu-
niones, y es aconsejable que así lo haga. Debe tenerse en cuenta que sola-
mente puede participar con voz (artículo 79 de la LC), no integra este órgano.

5.3.4. Responsabilidad de los consejeros


Cuesta (2000) expresa que la ley de cooperativas solo regula la exención de
responsabilidad de los consejeros, pero nada dice en cuanto a su determina-
ción a partir de la constitución regular de la cooperativa.
Los consejeros son solidaria e ilimitadamente responsables de los actos
realizados antes de su constitución regular, de acuerdo con lo estipulado en
el artículo 11.
El artículo 74 establece que solo pueden ser eximidos de responsabilidad
por violación de la ley, el estatuto o el reglamento, mediante la prueba de no
haber participado en la reunión que adoptó la resolución impugnada o median-
te la constancia en acta de su voto en contra.
Las causas de responsabilidad son por aplicación supletoria del artículo
274 de la Ley 19550.

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143

LECTURA OBLIGATORIA

San Pedro, J. (1987), “Capítulo decimocuarto: Algunas normas

OO legales” en: Manual de organización y gestión cooperativa, 2.ª edición,


Intercoop, Buenos Aires.
San Pedro, J. (1987), “Capítulo decimoquinto: El Consejo de
Administración y su funcionamiento” en: Manual de organización y
gestión cooperativa, 2.ª edición, Intercoop, Buenos Aires.
Ley 20337/73. “Capítulo VII: De la administración y represen-
tación” en: Régimen legal de las cooperativas, 1973, Buenos Aires,
Argentina, Editorial Intercoop.

5.4. La fiscalización privada


La Ley 20337/73 instituye un régimen mixto para la fiscalización privada de
las cooperativas. Esa función se atribuye a un órgano institucional individual o
plural, asumido por uno o más asociados elegidos por la Asamblea y a los que
no se les requiere calificación profesional (Sindicatura individual o colegiada,
conocida esta última también como Comisión Fiscalizadora), y un servicio téc-
nico profesional (auditoría externa), ejercido por un contador público nacional
matriculado que puede ser designado indistintamente por la Asamblea o por
el Consejo de Administración.
Esta regulación está prevista en el capítulo VIII, artículos 76 a 81, ambos
inclusive, de la citada ley.

5.4.1. Sindicatura
Cuando la Sindicatura es singular debe también elegirse como mínimo un
suplente y debe fijarse el orden de las suplencias en el caso de que sean
más de una.
Cuando se trata de una Comisión Fiscalizadora, debe elegirse un núme-
ro impar de asociados y un número no menor del total de los síndicos como
suplentes.
En todos los casos, el estatuto debe reglar su constitución y su funcio-
namiento, así como la duración del cargo, que no puede exceder los tres
ejercicios.
Se trata de un órgano que actúa con independencia del Consejo de
Administración y tiene funciones internas de fiscalización y control referidas
principalmente a la administración y la gestión cooperativas; al respeto de los
derechos de los asociados; y al cumplimiento de la ley, el estatuto, los regla-
mentos y las resoluciones de las asambleas.
Bajo cualquiera de las formas que el estatuto adopte, Sindicatura uniper-
sonal o plural (Comisión Fiscalizadora), las funciones de control que se desa-
rrollan son de extraordinaria importancia en la actividad cooperativa.
El artículo 79 realiza una enumeración de las atribuciones del síndico, sin
perjuicio de las que, conforme a sus funciones, le confieren la ley y el estatu-
to. Entendemos por atribuciones los derechos y deberes para el ejercicio de
su rol.

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144

La primera mencionada consiste en fiscalizar la administración, para cuyo


efecto examinará los libros y documentos siempre que lo juzgue conveniente:
ello significa que queda librado al real saber y entender del síndico, por cuan-
to la ley no fija plazo, forma ni periodicidad.
Otra atribución de control contable es la de verificar periódicamente el esta-
do de caja y la existencia de títulos y valores de toda especie (inciso 3).
En relación con los órganos, puede mencionarse el inciso 2, que expre-
sa que el síndico debe convocar, previo requerimiento al Consejo de
Administración, una asamblea extraordinaria, en caso de que lo juzgue nece-
sario, y una asamblea ordinaria, en caso de haberse omitido por parte del
Consejo de Administración, una vez vencido el plazo legal. También pueden
mencionarse el inciso 4, referido a asistir con voz a las reuniones del Consejo
de Administración; el inciso 7, que le otorga la posibilidad de incluir en el orden
del día de la asamblea los puntos que considere pertinentes; y el inciso 10,
que establece que debe velar por que el Consejo de Administración cumpla la
ley, el estatuto, el reglamento y las resoluciones de la Asamblea.
Le corresponde también verificar y facilitar el ejercicio de los derechos de
los asociados (inciso 5); designar consejeros cuando falten (por cualquier
causa, según el inciso 8); vigilar las operaciones de liquidación (inciso 9); y,
finalmente, informar por escrito sobre todos los documentos presentados por
el Consejo de Administración a la Asamblea Ordinaria (inciso 6).
Podría agregarse la obligación de atender los reclamos y pedidos de infor-
mes de los asociados que no tienen acceso directo a los libros institucionales
y contables de la entidad, excepto el registro de asociados, al que, conforme
al artículo 21 de la LC, los asociados tienen libre acceso.

Responsabilidad de los síndicos


En el ejercicio de su función, el síndico no debe entorpecer el regular funcio-
namiento de la administración de la cooperativa.
El control que ejerce el síndico es legal, razón por la cual deberá proceder
a realizar observaciones ante infracción a la ley, al estatuto o al reglamento, y
deberá indicar de manera precisa las disposiciones que se hayan transgredido.
A fin de salvaguardar su responsabilidad, deberá documentar su actuación,
para lo cual llevará un libro de actas.
Documentadas sus observaciones o requerimientos y agotada la gestión
interna, le corresponde informar a la autoridad de aplicación y al órgano local
competente.
El cargo del síndico es indelegable, lo cual no impide que recurra a cola-
boradores y/o asesores técnicos, pero deberá tener en cuenta que será bajo
su responsabilidad.

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145

LECTURA OBLIGATORIA

San Pedro, J. (1987), “Capítulo decimosexto; La fiscalización pri-

OO vada” en: Manual de organización y gestión cooperativa, 2.ª edición,


Intercoop, Buenos Aires.
Ley 20337/73. “Capítulo VIII: De la fiscalización privada” en:
Régimen legal de las cooperativas, 1973, Intercoop, Buenos Aires.

Schaposnik, R. y Montes, V. (1998), “El síndico: asociado no pro-


fesional” en: Periódico Mundo Cooperativo, n.º 19, Editorial Paraná
S. R. L., Buenos Aires, 2 páginas.

1.

KK Existe un amplio debate acerca de la remuneración de la actividad de


los consejeros y síndicos. Investigue las diferentes posturas al respecto
y emita su opinión fundamentada.

2.

KK Se afirma que la actividad del síndico contribuye al ejercicio de la demo-


cracia. ¿Por qué motivo? Fundamente su respuesta.

5.4.2. Auditoría
La auditoría es la actividad profesional de evaluación independiente, destina-
da a medir el grado de aceptabilidad de las salidas de los sistemas vigentes
en un ente.
La auditoría externa es un servicio técnico contable del que se vale la coo-
perativa para verificar la información contable tendiente a determinar la con-
fiabilidad de los estados contables.
En un único artículo, el 81, la Ley de Cooperativas determina el régimen
de la auditoría. En su primer párrafo expresa textualmente: “Las cooperativas
deben contar desde su constitución y hasta que finalice su liquidación con un
servicio de auditoría externa a cargo de un contador público nacional inscrip-
to en la matrícula respectiva…”.
Esta disposición es de carácter obligatorio y permanente. La exposición de
motivos de la citada ley menciona lo siguiente:

•• El servicio técnico complementario de fiscalización privada, desempeñado


por un profesional especialmente habilitado a tal efecto, asegura el más
cabal cumplimiento del control de la administración y suple las posibles
carencias de la sindicatura, a la vez que la complementa para el logro de
una efectiva labor de eficaz e integral fiscalización.
•• La experiencia muestra los excelentes resultados derivados de la actua-
ción de este servicio en numerosas cooperativas de toda clase, razón que
lleva a exigir su presencia desde la constitución misma y hasta que finalice
la liquidación de la cooperativa.
•• Para la prestación del servicio, el mismo artículo prevé una gama de posi-
bles soluciones y será la cooperativa quien optará, basada en la eficiencia
y la economía.

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146

El mismo artículo 81 dispone:

CC
El servicio de auditoría puede ser prestado por cooperativa de grado superior
o entidad especialmente constituida a ese fin. Cuando la cooperativa lo solici-
te y su condición económica lo justifique la auditoría será realizada por el ór-
gano local competente. En este caso el servicio será gratuito y la cooperativa
estará exenta de responsabilidad si no fuera prestado. La auditoría puede ser
desempeñada por el síndico cuando este tuviera la calidad profesional indica-
da (…).

Cabe aclarar que el servicio será siempre prestado por los profesionales que
determina la ley, ya sea que pertenezcan a una cooperativa de grado superior,
formen parte del órgano local competente o estén agrupados en una sociedad
o asociación profesional de contadores públicos, siempre matriculados. O,
finalmente, se tratará del síndico si reúne tal calidad profesional.
En cuanto a la exención de responsabilidad de la cooperativa para el caso
de que el servicio no sea prestado por el órgano local competente, la exposi-
ción de motivos de la ley manifiesta que la peticionante deberá acreditar los
extremos indicados y el órgano local competente resolverá en función ello y de
sus posibilidades de prestación. También alude a que esta tarea se compagi-
na con la labor de promoción y fomento que estos organismos desempeñan.
Las que están facultadas para la presentación de la solicitud son las coo-
perativas previstas en la Resolución 1029/94 del INAC, es decir, aquellas
cooperativas constituidas o que se constituyan con un número de integrantes
inferior al previsto por el art. 2 (inc. 5) de la Ley de Cooperativas, con arreglo
a las resoluciones del INAC n.º 302/94 (constitución de cooperativas de pro-
visión de servicios para productores rurales con el mínimo de 6 integrantes)
y n.º 324/94 del INAC (constitución de Cooperativas de trabajo con el míni-
mo de 6 integrantes).

Naturaleza y régimen de la auditoría


La auditoría no reemplaza a la sindicatura. Además, no es un órgano social
dotado de independencia y ámbito propio de competencia frente a los res-
tantes órganos de la entidad. Sus funciones son exclusivamente técnicas al
efecto de la revisión y el control de las cuentas sociales.
La auditoría es un servicio profesional contable que la cooperativa contrata
mediante un contrato de locación de servicios. Se extraen de ello las siguien-
tes consecuencias:

“El que hiciere algún trabajo, o •• La celebración del contrato y su resolución competen al Consejo de
prestare algún servicio a otro,
puede demandar el precio, aun- Administración en tanto el estatuto no las asigne expresamente a la
que ningún precio se hubiese Asamblea (art. 68 in fine).
ajustado, siempre que tal servicio •• El locador del servicio debe ser alguno de los sujetos enumerados en
o trabajo sea de su profesión o
el artículo 81; el locatario es la cooperativa.
modo de vivir. En tal caso, entién-
dase que ajustaron el precio de •• El objeto del contrato será la prestación del servicio de auditoría, al
costumbre para ser determinado menos, contable o financiera.
por árbitros”. •• La cooperativa debe pagar honorarios (precio) por el servicio contrata-
do. El servicio se presupone oneroso, de acuerdo con el artículo 1627
del Código Civil

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147

•• El contrato concluye por:


-- expiración del plazo pactado;
-- fallecimiento o incapacidad del locador, y quiebra o conclusión de la liqui-
dación de la cooperativa;
-- rescisión por culpa o incumplimiento de alguna de las partes;
-- imposibilidad de ejecución por caso fortuito o fuerza mayor;
-- cumplimiento de condición resolutoria pactada;
-- resolución por cualquiera de las partes, si es de plazo indeterminado;
-- la resolución unilateral (si no es fundada en culpa o incumplimiento de
la contraparte) no es admisible si está pendiente el plazo pactado, gene-
rando el deber de resarcir los daños y perjuicios ocasionados.

Del ejercicio de la labor de auditoría se confeccionarán los informes de audi-


toría, que serán por lo menos trimestrales, y deberán asentarse en un libro
especial (art. 81 y art. 38, inc. 4, de la LC).

3.

KK Determine si las siguientes afirmaciones son correctas o incorrectas.


Fundamente:
a. El auditor tiene voz y voto en las reuniones asamblearias.
b. El auditor emite dictamen sobre los estados contables.

4.

KK Análisis de caso:
Analice el planteo fundamentando cada una de sus respuestas.
El Consejo de Administración de la Cooperativa Comunicar Ltda. está
integrado por un presidente, un secretario, un tesorero, cuatro voca-
les titulares, cuatro vocales suplentes, un gerente general y un síndico,
todos elegidos por la Asamblea.
Los puntos que se tratarán según el orden del día son (1) remuneración
de los consejeros; (2) renuncia del síndico; (3) constitución de un comi-
té ejecutivo; (4) designación de un auditor externo.
Puesto en tratamiento el primer punto, no hubo objeciones a la pro-
puesta del vocal Pérez, que estimó en razonable la suma de $1500 como
retribución a cada uno de los 13 integrantes del consejo, motivo por el
cual todos votaron favorablemente. Respecto del segundo punto, obtu-
vo el voto favorable de los cuatro vocales titulares y del presidente, por
lo cual se desestimó. El tercer punto propuesto obedeció a la necesidad
de dar continuidad a la gestión diaria de la cooperativa, hasta ahora
bajo la responsabilidad de la totalidad del Consejo de Administración.
El presidente opinó que el comité ejecutivo liberará al Consejo de
Administración de su obligación de reunirse dos veces al mes, según
lo establecido legalmente. El único voto en contra fue el del gerente,
quien alegó que se perjudicará, ya que cobrará lo mismo ($1500) que el
resto de los consejeros, pero deberá trabajar más al integrar dicho comi-
té junto al presidente y al tesorero, y manifestó no entender el porqué
del voto a favor de aquellos.

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148

Finalmente, hubo unanimidad en la designación de un auditor exter-


no, ya que la cooperativa lleva tres años de funcionamiento y, debido a
su crecimiento, se torna fundamental contar con un auditor que cola-
bore con el Consejo de Administración, resuelva las inquietudes de los
asociados, elabore mensualmente su informe dando cuenta al Consejo
de Administración y alivie al síndico en labrar las actas y los informes
periódicos para el Inaes.

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149

Referencias bibliográficas

Althaus, A. (1977), Tratado de derecho cooperativo, Zeus Editora, Rosario,


Argentina.
Cuesta, E. (2000), Manual de derecho cooperativo, Ábaco de Rodolfo Depalma,
Buenos Aires.
Domínico, H. F. Breviario de iniciación cooperativa, [CD-ROM]. Colegio de
Graduados en Cooperativismo y Mutualismo de la República Argentina,
2011.
Kaplan de Drimer, A. y Drimer, B. (1981), Las cooperativas: fundamentos, historia
y doctrina, Intercoop Editora Cooperativa Ltda., Buenos Aires.
Ley 20337/73. Régimen legal de las cooperativas, 1973, Intercoop Editora
Cooperativa Ltda., Buenos Aires.
San Pedro, J. (1987), Manual de organización y gestión cooperativa, 2.ª edición,
Intercoop Editora Cooperativa Ltda., Buenos Aires.
Moirano, A. (1995), La Cooperativa de Trabajo Manual para asociados y
profesionales, Ghersi Editor, Buenos Aires.
Montes, V., Ressel, A. y Tévez, D. (2003), El cooperativismo en Argentina,
mimeografiado, La Plata, 90 páginas.
Ressel, A. et al. (2013), Manual teórico-práctico de introducción al
cooperativismo”, Universidad Nacional de La Plata, La Plata.
Schaposnik, R. y Montes V. (1998), “El síndico: asociado no profesional” en:
Periódico Mundo Cooperativo, n.º 19, Editorial Paraná S. R. L., Buenos
Aires, 2 páginas.

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150

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


151

La comercialización, el financiamiento y las


relaciones con las personas

Objetivos
•• Desarrollar el concepto de marketing cooperativo.
•• Conocer las particularidades de la función de comercialización en las
cooperativas.
•• Describir las posibles fuentes de financiamiento con que cuentan las
cooperativas.
•• Entender el problema del financiamiento en las cooperativas.
•• Comprender la importancia que tiene la integración cooperativa en estos
procesos.
•• Interpretar la complejidad de las relaciones con las personas en las
cooperativas.

6.1. Planeamiento estratégico


El hecho de que las empresas operen en un medio de cambios constan-
tes derivados del proceso de globalización hace necesario que planeen sus
acciones.
Según Kotler, el planeamiento estratégico es:

CC
(…) el proceso gerencial de crear y mantener una congruencia viable entre los
objetivos, habilidades y recursos de la organización y sus cambiantes oportuni-
dades de mercado. El propósito de la planeación estratégica es moldear los
negocios y los productos de la empresa de modo que produzcan mayores utili-
dades y crecimiento. (Kotler, 1990).

En las cooperativas será el Consejo de Administración el encargado de llevar


adelante el proceso de planificación estratégica a través del cual definirá la
visión, la misión, los objetivos y las estrategias. Durante este proceso se
responde a preguntas como estas: ¿qué somos?, ¿qué es nuestra empresa
cooperativa?, ¿dónde estamos?, ¿qué queremos lograr?, ¿qué queremos lle-
gar a ser?, ¿qué podemos lograr?, ¿cómo vamos a hacerlo?
La misión es la razón por la que existe la organización. Para Peter Druker,
la misión debe responder al interrogante “¿cuál es nuestro negocio?”. Debería
incluir a los clientes de la empresa, los principales productos o servicios que
ofrece, el mercado geográfico donde compite, su filosofía, sus valores y creen-
cias, y su ventaja competitiva.

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152

La visión es una imagen específica de la organización en un futuro desea-


do. Debe ser compartida por todos los miembros de la empresa.

1.

KK En los enlaces que se suministran a continuación, busque la misión y la


visión de esas empresas cooperativas y responda:
a. ¿Qué opinión le merecen estos ejemplos de misión y visión?
b. ¿Considera que reflejan la naturaleza de las empresas cooperativas?
Justifique.
Seguros Bernardino Rivadavia Cooperativa Limitada: <http://www.
segurosrivadavia.com/institucional/nosotros/>
Mondragón Corporación Cooperativa:
<http://www.mondragon-corporation.com/sobre-nosotros/gobernanza/
mision-vision-valores/>
Cooperativa Obrera Limitada de Consumos y Vivienda:
<http://www.cooperativaobrera.coop/que-es-la-cooperativa-obrera/
nuestra-mision>
Banco Credicoop Coopertivo Limitado:
<http://www.bancocredicoop.coop/nuestrobanco/mision.html>

En el plan estratégico, una vez que la misión y la visión ya estén definidas,


se establecerán los objetivos a largo plazo y las estrategias para cada una de
las áreas de la empresa: marketing, finanzas, producción, recursos humanos,
investigación y desarrollo, etcétera. Dichas áreas deberán actuar en conjunto
para alcanzar los objetivos la organización.
A continuación se analizarán tres de las funciones más importantes que
llevan a cabo las cooperativas, y a las que su particular identidad las hace
diferentes de las que realizan otro tipo de empresas: la comercialización (o
marketing), el financiamiento y la gestión de las personas.

6.2. La función de comercialización en las cooperativas


La comercialización es una de las actividades que las cooperativas, al igual
que cualquier empresa, lleva adelante para cumplir su objetivo. Recordemos
que el principal fin en estas organizaciones es satisfacer las necesidades de
sus asociados (que pueden ser variadas y no solo de carácter económico), y
no el maximizar ganancias. Satisfacer de la mejor manera posible esas nece-
sidades implica que la cooperativa planifique, organice, ejecute y controle la
función de comercialización. Estas acciones estarán sujetas a las particulari-
dades de la identidad cooperativa.

6.2.1. Definición de marketing


Antes de analizar la función comercial de las cooperativas, es conveniente
definir qué se entiende por comercialización.

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153

¿Comercialización, mercadotecnia o marketing? Todos estos términos sue-


len ser utilizados como sinónimos. Desde que surgió, en la década de 1960,
el concepto de marketing ha ido variando. La American Marketing Association
(AMA) en 1960 definió al marketing como “...la realización de actividades
empresariales que dirigen el flujo de bienes y servicios desde el productor al
consumidor o usuario”.
Stanton (1969) lo describió como un “sistema de actividades empresa-
riales encaminadas a planificar, fijar precios, promover y distribuir productos
y servicios que satisfacen las necesidades de los consumidores actuales y
potenciales”.
McCarthy (1969), agregó que estas actividades comerciales que constitu-
yen el marketing, tienen como finalidad “... satisfacer a los clientes y realizar
los objetivos de la empresa”.
Así concebido, el marketing era sólo para las empresas comerciales.
A partir de definiciones como la de Kotler y Levin (1969), donde señalan
que el marketing se trata de un “conjunto de actividades humanas dirigidas a
facilitar y realizar intercambios”, se abrió la posibilidad de poder ser aplicado
en las empresas sin fines lucrativos.
Así también lo interpretó la AMA, en la reformulación de la definición del
“marketing” en 1985: “Es el proceso de planificación y ejecución de la con-
cepción, fijación del precio, promoción y distribución de ideas, bienes y servi-
cios para crear intercambios que satisfagan los objetivos de los individuos y
de las organizaciones”. Aquí se sumaron las “ideas”, además de los bienes
y servicios, como elemento de intercambio.
El concepto continuó evolucionando. En los últimos años se incorporó la
idea de creación de valor. Según Kotler (2002): “Es un proceso social y admi-
nistrativo a través del cual individuos y grupos satisfacen sus necesidades
y deseos mediante la creación, oferta y libre intercambio de productos y ser-
vicios valiosos con otros”. La AMA (2007), también la incluyó en una de sus
últimas revisiones, “es la actividad, conjunto de instituciones y procesos para
crear, comunicar, distribuir e intercambiar ofertas que tengan valor para los
consumidores, clientes, socios y la sociedad en general”. Es interesante seña-
lar que ya no solo se considera a los consumidores o usuarios, sino que se
contempla a la sociedad en general como destinarios del marketing.

6.2.2. Marketing cooperativo


Dentro del movimiento cooperativo, existen posturas en contra del marketing,
que lo consideran una herramienta embrutecedora del consumidor, una forma
de manipulación que impide la libre elección a la hora de realizar la compra.
Otros lo creen el potenciador de una sociedad consumista que no tiene repa-
ros por los costos sociales e individuales. De hecho, muchas cooperativas
se han resistido a participar en campañas de publicidad con el argumento de
que no deben “venderse” a sus asociados, y con la justificación de que deben
trabajar en la educación cooperativa y no en el marketing.
Sin embargo, no todos piensan así. Hay quienes reconocen sus beneficios
y la necesidad de su aplicación por parte de las cooperativas.
Del análisis de las definiciones anteriores, se puede resumir que el marke-
ting es un proceso tendiente a satisfacer las necesidades de los consumido-
res de manera más eficiente.

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


154

Las cooperativas también tienen como finalidad la satisfacción de las nece-


sidades, en particular de sus asociados, y para ello es preciso que dediquen
esfuerzos a conocer cuáles son esas necesidades. El accionar de las coope-
rativas no debe estar enfocado solamente en este objetivo, sino que también
deben considerar su impacto en la sociedad en la que están insertas. No
caben dudas, luego de la declaración de identidad de la ACI, de que las coo-
perativas son empresas y, como tales deben sobrevivir ante la competencia
en el mercado en el que actúan. Para todo ello, el marketing constituye una
herramienta indispensable.
¿Podemos pensar en la existencia de un marketing cooperativo, o el mar-
keting es igual para todo tipo de empresa?
Comparto la opinión de Losada y Maruny (1981), quienes sostienen que
el marketing aplicado por las cooperativas es diferente al que utilizan otros
tipos de empresas. Justifican en parte su pensamiento debido al espíritu con
el que se originan las cooperativas y a los valores y principios, que son los
que guían su accionar y modelan su gestión. Además, señalan tres factores
fundamentales del marketing cooperativo:

1. La posibilidad y/o la preferencia de acudir a los circuitos comerciales coo-


perativos, tanto de aprovisionamiento como de producción.
2. La integración cooperativa, que constituye una ventaja competitiva, ya que,
por ejemplo, les permite acceder a mercados a los que, de otra manera,
no podrían acceder.
3. El trato con el “cliente”, ya que no es puramente comercial, sino que tiene
un trasfondo social. En las cooperativas, muchas veces, el asociado tam-
bién es el cliente, y la cooperativa no pretenderá venderle un producto,
sino que lo orientará a realizar la compra más adecuada y conveniente, que
satisfaga de la mejor manera posible su necesidad. Buscará en su relación
con el cliente establecer un vínculo más allá de lo comercial, en el cual la
educación cooperativa cumplirá una importante función.

Al estudiar la función comercial de las cooperativas, encontramos elemen-


tos comunes con la empresa comercial, por ejemplo: estudios de mercado y
productos, mecanismos de compras y ventas, gestión de stocks, control de
calidad y presentación del producto. No obstante, hay otros que son propios
del marketing cooperativo: objetivos de política comercial, redes de aprovisio-
namiento y producción, publicidad y propaganda, contratación interasociadas
e intercooperativas y asistencia comercial entre cooperativas.
El marketing que realizan las cooperativas puede asimilarse al concepto de
lo que es conocido como marketing social, el cual sostiene que la organiza-
ción debe determinar las necesidades, los deseos e intereses de los merca-
dos meta y ofrecerles los satisfactores deseados más eficaz y eficientemente
que los competidores, de modo tal que se conserve o se mejore el bienestar
del consumidor y de la sociedad.
Básicamente, el proceso de administración de la comercialización consta
de las siguientes etapas:

1. Investigación del mercado y del entorno:


Para satisfacer las necesidades y deseos de sus clientes, lo primero que la
empresa debe realizar es un exhaustivo estudio del mercado. Esta investi-
gación deberá tener un objetivo que determine cuál es la información que

Administración de cooperativas Verónica Lilián Montes


155

se debe obtener y para qué. Se pretende descubrir necesidades latentes


en el mercado, la percepción respecto a la empresa y sus competidores,
segmentos del mercado, tendencias de crecimiento del mercado, estima-
ción del tamaño de mercado y sus segmentos.
Tampoco se deben olvidar los agentes y fuerzas externas, ajenos al marke-
ting, pero que influirán generando oportunidades y amenazas para la empre-
sa. Se deberán examinar, entonces, los entornos: demográfico, económico,
natural, tecnológico, político y cultural.
El estudio del mercado y del entorno de la organización no es solo la fase
inicial del proceso, sino que estará presente en varias de sus etapas,
nutriéndolo de información.
2. Elección del mercado meta:
Estudiado el mercado, deberá seleccionarse a qué segmento se atende-
rá. Podrá elegir uno o varios de ellos. Un segmento está compuesto por
consumidores que responden de manera parecida a una serie dada de
estímulos de marketing. Se evaluará el atractivo de cada uno de los seg-
mentos y se optará por aquellos a los que la empresa pueda satisfacer con
los recursos que posee y del valor que pueda generar a los consumidores,
así como sostenerlo en el tiempo. Para ello, la empresa requerirá también
autoanalizarse.
3. Definición del posicionamiento en el mercado y la estrategia de marketing:
Se deberá definir qué posición se quiere ocupar en la mente de los con-
sumidores respecto a los competidores; habrá que identificar cuáles son
las ventajas competitivas que posee y que crean un mayor valor para el
segmento.
Las cooperativas cuentan con una gran ventaja respecto a los competido-
res: “la ventaja cooperativa”. Las personas valoran la cooperación, y las
cooperativas deben sacar el mejor rédito de ello, que no es solo económi-
co. El marketing es una gran herramienta para darse a conocer, para educar
cooperativamente.
La estrategia de marketing que adopte la empresa dependerá no solo de
los consumidores, también del rol que tenga dentro de la industria, situa-
ción que requiere identificar a sus competidores y analizar sus objetivos,
estrategias, fuerzas y debilidades, como también los patrones de reacción.
Sobre la base de este análisis, diseñará su estrategia de marketing. Puede
optar por ser líder de mercado, retadora del mercado o seguidora del mer-
cado, u ocupar nichos (segmentos más pequeños).
4. Elaborar el plan de acción: mezcla de marketing:
La mezcla de marketing es el conjunto de herramientas de marketing que En los años sesenta, E. Jerome
la empresa controla y que se combinan para provocar la respuesta que se Mc Carthy resume la mezcla de
desea obtener del mercado meta. marketing en las 4 “P”: Product
(producto), Price (precio), Place
(plaza), Promotion (promoción).
Estas cuestiones continúan sien-
do estudiadas constantemente,
y hoy algunos autores que han
profundizado el tema reconocen
las 8 “P” del marketing, aunque
manteniendo siempre las 4 “P”
básicas de Mc Carthy.

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156

Mezcla de marketing

Dentro de cada uno de los elementos que componen la mezcla de marketing,


existen diferentes componentes sobre los que las empresas pueden decidir
para lograr el objetivo de satisfacer de la manera más eficaz posible a los
consumidores.

G.6.1. Componentes de la mezcla de marketing

PRODUCTO PRECIO DISTRIBUCIÓN PROMOCIÓN

Calidad Precio Canales de distribución Publicidad

Relaciones
Marca Descuentos Localización
públicas

Envase Formas de pago Almacenamiento Venta personal

Etiqueta Aprovisionamiento Internet

Diseño Transporte

2.

KK ¿Cómo pueden los valores y principios cooperativos incidir en los dis-


tintos elementos de la mezcla de marketing?

5. Implantación, evaluación y control:


Finalmente, para poner en marcha el plan establecido, será preciso dotarlo
de los recursos necesarios.
El control permitirá la medición y la evaluación de los resultados de las
estrategias y de los planes, de manera que se tomen las acciones correc-
tivas en el caso en que la actuación real difiera de la esperada, con el fin
de garantizar el cumplimiento de los objetivos. A lo largo de este proceso,
la cooperativa no deberá olvidar cuál es su misión, y tendrá que mante-
nerse dentro de los parámetros que establecen los valores y principios
cooperativos.

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157

LECTURA OBLIGATORIA

Losada, C. y Maruny, F. (1981), “Prólogo y Capítulos 1, 2 y 3” en:

OO Marketing para cooperativas, Ediciones CEAC, Barcelona, España.


Webb, T. (1998) “El marketing de la cooperación, en la economía
global” en: Revista de la Cooperación Internacional, vol. 31, n.º 1,
Intercoop Editora Cooperativa.

3.

KK A partir de las lecturas indicadas (Losada y Maruny, y Webb), responda


las siguientes preguntas:

a. ¿Considera que existe un marketing específico para las cooperativas?


Justifique su respuesta.
b. Explique los motivos de la resistencia de las cooperativas a aplicar
el marketing.
c. Según Webb, “las cooperativas son más vulnerables que las empresas
capitalistas porque tienen valores, principios y una imagen”. ¿Qué
opina usted sobre esta afirmación?
d. Proponga dos maneras creativas que podrían utilizar las cooperativas
para realizar marketing.

6.2.3. Inserción de las cooperativas en el proceso de integración


A efectos de avanzar en el tema, resulta apropiado que repasemos el sexto
principio cooperativo formulado por la ACI (1995): “Las cooperativas sirven
más eficientemente a sus asociados y fortalecen al movimiento trabajando
mancomunadamente a través de estructuras locales, nacionales, regionales
e internacionales”.
Así como las personas se unen en cooperativas para satisfacer sus nece-
sidades comunes, las cooperativas colaboran entre sí de diferentes maneras
para cumplir con su misión de satisfacer las necesidades de sus asociados
de la forma más eficiente. La idea de la integración es propia de la esencia
misma del cooperativismo; pese a ello, recién fue reconocida como principio
por la ACI en la revisión realizada en 1966.

CC
Integrarse, para todos aquellos que se identifican con el cooperativismo, signi-
fica no solo formar parte de un todo, en este caso de un grupo o sector, sino
que significa que a partir de desafíos comunes que representan mejoras en la
vida del conjunto, se estrechen vínculos, se tracen relaciones que en la mayo-
ría de los casos duran toda la vida, se encaren proyectos que no solo tengan
como objetivo dar solución a los propios problemas, sino que fundamentalmen-
te signifiquen una mejor calidad de vida para todos los habitantes de las comu-
nidades donde ellos están insertos. (Guarco, 2013).

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158

Más allá de formar parte de su base doctrinaria, la integración entre las coo-
perativas, también por razones económicas, se ha convertido en una necesi-
dad para subsistir, enfrentar con eficiencia a la competencia y tener mayores
posibilidades de éxito en el mercado actual.
Pueden distinguirse básicamente dos tipos de integración cooperativa: la
integración vertical y la horizontal.

Integración vertical
También denominada, según Drimer y Kaplan de Drimer (1981), “organización
federativa”, resulta de la tendencia del cooperativismo de asociar entre sí a
las cooperativas de base (cooperativas de primer grado) en federaciones (coo-
perativas de segundo grado), que llevan a cabo determinadas actividades de
interés común a todas ellas, y luego asociar a las federaciones para constituir
confederaciones (cooperativas de tercer o cuarto grado), dentro de una línea
ascendente en la que las cooperativas mantienen su autonomía.

CC
El esquema de la organización integrada del cooperativismo de nuestro país
permite señalar una característica casi única en el cooperativismo de América
y con pocas similitudes en el orden mundial. En efecto, el cooperativismo ar-
gentino exhibe una organización netamente piramidal: tiene una ancha base
de sustento democrático y remata en entidades de cúspide estructuradas a
través de sucesivos eslabones intermedios. (Cracogna, 1990).

Esta ancha base de sustento democrático se encuentra conformada por orga-


nizaciones cooperativas de primer grado, que se constituyen con un mínimo
de diez asociados, salvo las excepciones expresamente admitidas por la
autoridad de aplicación.
En un segundo escalón, se ubican las federaciones o asociaciones de coo-
perativas. Están formadas por la asociación de al menos siete cooperativas
primarias para el cumplimiento de objetivos económicos, culturales o sociales.
También rigen para ellas las disposiciones de la Ley 20337/73.
Es más frecuente la asociación de cooperativas que desarrollan funciones
similares. En el ámbito agrario, la mayoría de las cooperativas de segundo
grado tienen funciones de apoyo económico como también de representación
institucional. Así, por ejemplo, de la cooperativa agraria primaria que realiza
el acopio se pasa a la federación, que es la encargada del corretaje, luego de
la industrialización y finalmente de la venta. Es lo que en general se conoce
como integración económica e institucional. Al respecto cabe aclarar una ven-
taja fundamental que adquieren estas federaciones:

CC
Otro elemento favorable para estos entes Federativos, es tener actividad eco-
nómica y prestación de servicios a sus Cooperativas asociadas, que se autofi-
nancien, y por ende los fortalece e independiza de sus aportes sociales que re-
ciben mensualmente de sus asociadas, aún de las más importantes
económicamente, lo que permitirá desarrollar una democracia más participati-
va. (Cúparo y Sarmiento, 1988).

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159

En el ámbito no agrario, en cambio, las organizaciones de segundo grado son


básicamente de integración institucional; es decir, no realizan actividades
económicas, sino representativas, de coordinación, asesoramiento, educación
y capacitación, entre otras.
En un tercer nivel se cuenta con las confederaciones de cooperativas, pro-
ducto de la unión de federaciones o asociaciones. Actualmente existen cinco
cooperativas de tercer grado:

•• Coninagro (Confederación Intercooperativa Agropecuaria Cooperativa


Limitada). Es una entidad gremial representativa de distintas federaciones,
las que a su vez reúnen a un gran número de cooperativas de todo el país.
Su objetivo es representar y defender a los pequeños y medianos produc-
tores, sin descartar a aquellos de mayores extensiones que ven en el sis-
tema cooperativo un medio apto de integración y comercialización. Prioriza
la acción regional mediante las Comisiones Asesoras Regionales (CAR).
Además, Coninagro, modelo de cooperativismo agropecuario agrupado,
cumple una doble función a favor de sus productores asociados: por un
lado crea las condiciones para la formación y el desarrollo de las explotacio-
nes y establecimientos agropecuarios facilitando el acceso a los insumos,
la comercialización, la exportación, la industrialización, la asistencia técnica
y el agregado de valor; por otra parte, mira y vela por aquellos derechos
ante las autoridades políticas e institucionales que puedan afectar o entor-
pecer el normal y óptimo desenvolvimiento de la actividad.

•• Cooperar (Confederación Cooperativa de la República Argentina). Fue fun-


dada el 5 de diciembre de 1962 con el objeto fundamental de promover y
consolidar el sistema cooperativo, así como la difusión y defensa de los
valores y principios de la cooperación.
Representa al cooperativismo urbano ante los poderes públicos, sectores
políticos y gremiales, e instituciones no gubernamentales; asume la defen-
sa integral del movimiento cooperativo argentino; y proyecta en su nivel de
integración ampliada su estrategia orientadora.
Asocia a entidades y federaciones de cooperativas de diversos sectores de
actividad: consumo, electricidad urbana y rural, telecomunicaciones, agua
potable, saneamiento y otros servicios públicos, farmacia, salud, servicios
financieros, servicios sociales, trabajo, vivienda y administradoras de fon-
dos de jubilaciones y pensiones.
Está asociada a la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) y sostiene su
Oficina de Proyectos ACI Argentina.

•• CNCT (Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo). Surgió debido


a la creciente generación de empleo autogestionado mediante la recupera-
ción de fábricas o empresas recuperadas, y de las cooperativas originadas
a partir de planes de inserción laboral. Fue constituida formalmente en el
año 2009. Agrupa a 36 federaciones de cooperativas de trabajo de dife-
rentes rubros: textil, metalurgia, alimentación, gráfica, tecnología, comuni-
cación y reciclado.
Sus esfuerzos están principalmente centrados en que sus cooperativas
miembro mantengan continuidad laboral y puedan ser autosustentables.

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160

•• Cecovira (Confederación de Entidades Cooperativas de Vivienda de la


República Argentina). Esta entidad de tercer grado reúne a federaciones
que representan a muchas entidades cooperativas de base en el sector,
con permanencia y continuidad en la acción cooperativa de vivienda, que
en algunos casos superan los veinticinco años.
•• Conaice (Confederación Argentina Interfederativa de Cooperativas de
Electricidad y otros Servicios Públicos Limitada). Creada en el año 2008,
representa a cooperativas de servicios públicos, principalmente a las
eléctricas.

Finalmente, en la cúspide de la pirámide, se encuentra el Consejo


Intercooperativo Argentino, el cual está integrado por las mesas directivas de
las confederaciones Coninagro y Cooperar, y se encarga de tratar los asuntos
de interés general del movimiento cooperativo argentino y sus relaciones inter-
nacionales. Se trata de un organismo de coordinación no constituido como
persona jurídica.

Para conocer más sobre las cooperativas de grado superior recomenda-

WW mos visitar:
Confederación Intercooperativa Argentina: <www.coninagro.org.ar>.
Confederación Cooperativa de la República Argentina:
<www.cooperar.coop>.
Confederación de Cooperativas de Trabajo de la Argentina:
<www.cnct.org.ar>.
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC):
<www.imfc.coop>.
Federación de Cooperativas de Electricidad y Servicios Públicos de la
Provincia de Buenos Aires (Fedecoba): <www.fedecoba.com.ar>.
Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA): <www.acacoop.com.ar>.
Federación de Cooperativas de Trabajo (Fecootra):
<www.fecootra.org.ar>.

Integración horizontal
Se trata de las relaciones entre cooperativas de un mismo grado, ya sean del
mismo tipo o de distinto tipo. También la horizontalidad puede darse a nivel
regional. Esta integración supone la interrelación tanto en los aspectos produc-
tivos como en la planificación y el delineamiento de políticas que posibiliten
mayor desarrollo del sistema. Se advierte principalmente en cooperativas de
base, las cuales amplían su esfera de actuación para evitar intermediaciones;
tal es el caso, por ejemplo, de la cooperativa de electricidad, que pasa de la
provisión de energía a la prestación del servicio telefónico, o la distribución
de gas, o la pavimentación de calles, etcétera.
Entre las entidades de grado superior, la falencia en este aspecto es muy
notoria y puede decirse que es prácticamente inexistente la integración entre
entidades componentes de los distintos sectores del cooperativismo argenti-
no. Así, las cooperativas agrarias no tienen un importante lazo con las coope-
rativas de consumo, trabajo, seguro, crédito, etc. Al respecto se puede con-
cluir que, en materia de integración horizontal, existe un marcado aislamiento
entre los subsectores del movimiento cooperativo.

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161

Normativa legal argentina en materia de integración


La Ley de Cooperativas 20337/73 hace referencia a la integración como
una de las principales características de la organización. En efecto, el inciso
9 de su artículo 2 afirma: “Prevén la integración cooperativa”. Además dedi-
ca el capítulo IX al tema. Allí se describen las distintas formas posibles de
integración.
En primer lugar y en forma genérica el artículo 82 de la ley establece que
“las cooperativas pueden asociarse entre sí para el mejor cumplimiento de
sus fines”.
Otra posibilidad es la asociación con personas de otro carácter jurídico,
prevista en el artículo 5, que puede realizarse si se cumplen dos condiciones:

•• que sea conveniente para su objeto social;


•• que no desvirtúe su propósito de servicio.

En el cuerpo legal está definida la metodología mediante la cual se constituyen


estas asociaciones (resolución asamblearia, mayoría requerida, etcétera).
En el artículo 83, la ley abre la posibilidad a la que muchos autores consi-
deran la forma más perfecta de integración: la fusión o incorporación, cuando
los objetos sean comunes o complementarios.
En el caso de fusión, dos o más cooperativas se disuelven sin liquidarse,
dejan de existir como tales y, conforme las condiciones dispuestas en la ley,
forman una nueva cooperativa, la cual se hace cargo del patrimonio de las
que se disuelven.

En cambio, la incorporación se da cuando una cooperativa se disuelve sin


liquidarse y cede su patrimonio a otra, la incorporante.

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162

La Resolución 100/90 del Ministerio del Interior reglamenta el procedimiento


para los actos de integración cooperativa previstos en el artículo 83 de la Ley
20773/73.
El artículo 84 admite otra forma de integración, denominada operaciones
en común: “Las cooperativas pueden convenir la realización de una o más
operaciones en común, determinando cuál de ellas será la representante de
la gestión y asumirá la responsabilidad frente a terceros”. Según la opinión
de Rubén Vega (2000), esta forma de integración es, quizás, la más débil.
Este artículo deja abierto un amplio abanico de posibilidades, que en gene-
ral están reguladas por la Ley de Sociedades Comerciales. Entre otras expe-
riencias utilizadas en nuestro país, se pueden mencionar:

•• Sociedades accidentales o en participación.


•• Agrupaciones de colaboración empresarial (ACE).
•• Uniones transitorias de empresas (UTE).
•• Joint ventures.
•• Sociedades anónimas para fines empresariales comunes.
Creación doctrinaria y jurispruden-
cial moderna que puede mani-
festarse bajo las formas jurídicas Por último, la normativa recoge lo que denomina “integración federativa” en su
de sociedad anónima, sociedad artículo 85: “Por resolución de la asamblea, o del consejo de administración
colectiva, o simplemente en forma
meramente contractual.
ad referéndum de ella, pueden integrarse en cooperativas de grado superior
para el cumplimiento de objetivos económicos, culturales o sociales”.
La decisión de conformar una entidad de grado superior tiene las mismas
exigencias que la conformación de una cooperativa de primer grado; algunas
excepciones son el número mínimo de asociados (7 en lugar de 10 para las
cooperativas de base) y el modo de representación y voto, que deberá estar
establecido en el estatuto y, a efectos de asegurar una representación demo-
crática donde todos los integrantes tengan posibilidades de voto y ninguno de
ellos tenga un derecho tal que forme la voluntad social, podrá ser proporcional
al número de asociados, al volumen de operaciones o a ambos
Es importante señalar que la integración federativa no está acotada exclu-
sivamente a las cooperativas, sino que la autoridad de aplicación, mediante
la Resolución N.º 507/95 del INAC, habilitó la posibilidad de que entidades
de otro carácter jurídico se integren como asociadas a una federación de coo-
perativas, ya sea desde el acto fundacional o en un momento posterior. Esta
resolución impone ciertas restricciones con respecto a lo siguiente:

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163

•• Mayorías necesarias para aprobar su inclusión.


•• Límites en cuanto a cantidad de asociadas no cooperativas que pueden
incorporarse a la federación.
•• Límites respecto a la proporción máxima de votos que estas entidades no
cooperativas pueden tener.
•• Límites respecto a la proporción máxima de representación en órganos
directivos y de fiscalización que estas entidades no cooperativas pueden
ocupar.

PARA REFLEXIONAR

De acuerdo con el reempadronamiento nacional y censo económico

PP sectorial de cooperativas y mutuales realizado por el Inaes en el año


2006, el 72,8 % de las cooperativas de primer grado no están adheri-
das a ninguna federación. ¿Qué opinión le merece este dato respecto
al principio de cooperación entre cooperativas?

LECTURA OBLIGATORIA

Ley 20337 (1973), “Capítulo X De la integración”, en Régimen Legal

OO de las Cooperativas, Editorial Intercoop, Buenos Aires.


Alianza Cooperativa Internacional, Los principios cooperati-
vos para el siglo XXI: <http://www.elhogarobrero1905.org.ar/sites/
default/files/editores/Los%20principios%20cooperativos%20
para%20el%20Siglo%20XXI.pdf>
Cuesta, E. (2006), “Capítulo X: De la integración” en: Manual
de derecho cooperativo (2.ª edición actualizada), Editorial Ábaco de
Rodolfo Depalma, Buenos Aires, pp. 361 a 424
Montes, V., et al.(2010), “Procesos de integración cooperativa en el
Mercado Común del Sur” en: Ventajas cooperativas y organización soli-
daria en un mundo complejo, Editorial Fontamara, México. Disponible
en: <http://www.econo.unlp.edu.ar/uploads/docs/procesos_de_inte-
gracion_cooperativa_en_el_mercado_comun_del_sur.pdf>.

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164

Federación de Cooperativas de Trabajo Unidas de Florencio Varela:

Parte 1: <https://www.youtube.com/watch?v=SBFaYLOd7BQ>.

Parte 2: <https://www.youtube.com/watch?v=3OGKrlrI3yE>.

Parte 3: <https://www.youtube.com/watch?v=1uRI_Ik4UuU>.

4.

KK Luego de la lectura recomendada y de la visualización del video, resuel-


va estas consignas:
a. Liste ventajas que surjan de la integración cooperativa vertical y
horizontal.
b. ¿Qué condiciones cree que deben darse para que el proceso de inte-
gración sea exitoso, como en los casos de Fecorsur y Cabal?
c. Los presidentes de los consejos de administración de siete coopera-
tivas agropecuarias resuelven crear una federación.

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165

Durante la Asamblea Constitutiva, el síndico de una de las cooperativas


plantea las siguientes cuestiones.
• ¿Cuáles son los objetivos de la integración entre cooperativas?
• ¿Puede resolver el Consejo de Administración incorporarse a una
federación?
• ¿Cómo se garantiza la vigencia del principio de gestión democrática
en una federación?
Analice la situación y responda las preguntas realizadas por el síndico.

6.3. El capital y el financiamiento en las cooperativas


La globalización y la concentración han convertido en central para las empre-
sas la cuestión del capital, y las cooperativas no son ajenas a ello. En estas
la problemática es mayor. En palabras de Miguel Cardozo, ex presidente de
ACI Américas, durante su discurso en el Seminario Regional sobre estrate-
gias de capitalización y financiamiento de las cooperativas, organizado por la
Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas:

CC
Las estrategias de capitalización y financiamiento tienen mucho que ver con la
viabilidad de nuestro modelo empresarial solidario. La tarea se centra en la
forma de aumentar el capital sin perder la identidad cooperativa, porque mal
haríamos que ganara una parte de nuestra empresa si perdemos el corazón de
la misma, cómo hacer entonces esta ingeniería que tiene que tener en cuenta
los valores y la viabilidad empresarial. (Cardozo, 1996).

6.3.1. El capital en las cooperativas


Si bien el cooperativismo no se centra en el capital, este no deja de ser de
gran importancia para las cooperativas. Toda actividad económica requiere
factores de producción, y el capital es uno de ellos. No es el único factor,
pero no es posible prescindir de él. Es un instrumento para que la cooperativa
alcance sus objetivos.
El capital también constituye una fuente de financiamiento, aunque no la
única. Es la fuente con la que cuenta la cooperativa al iniciar su actividad e
irá evolucionando a través del tiempo.
Puede considerarse el capital como medida y expresión de la participación
de los asociados. De acuerdo con el principio de participación económica, son
los asociados quienes contribuyen de manera equitativa a la formación del
capital y lo gestionan democráticamente. A través del criterio de “una persona
= un voto” participan en la formación de la voluntad social de la cooperativa.
El capital cooperativo, a diferencia del de otro tipo de organizaciones, se
caracteriza por lo siguiente:

•• Es variable, debido fundamentalmente al principio de adhesión abierta y


voluntaria, también denominado de “puertas abiertas”. Justamente, como
los asociados integran su aporte al ingresar y pueden llevárselo consigo al
retirarse, el capital no se mantiene constante.
•• Es ilimitado; al ser libre el ingreso y no existir un límite máximo de asocia-
dos, el capital puede aumentar ilimitadamente.

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166

•• Es único, independientemente de las secciones o sucursales que posea.


Es inherente a la unidad del sujeto de derecho.
•• Es intangible, ya que se intenta preservar su integridad y evitar la reducción
de la garantía que el capital tiene para los acreedores.
•• Está dividido en cuotas indivisibles y de igual valor, fijado por el estatuto,
llamadas “cuotas sociales”.

6.3.2. Fuentes de financiamiento


Pueden clasificarse según el plazo de vencimiento (a corto plazo o a largo
plazo) y según la procedencia (interna o externa). Siguiendo este último criterio
de clasificación, se analizarán las diferentes fuentes de financiamiento con las
que pueden contar las cooperativas.
Dentro de las fuentes de financiamiento interno, entendidas como las que
no conllevan la obligación de reembolso (salvo la excepción del reintegro de
las cuotas sociales en el caso de retiro, disolución o liquidación), en primer
lugar, tenemos el capital. Como se señaló anteriormente, este se divide en
cuotas sociales. Su valor está establecido por el estatuto, todas las cuotas
tienen el mismo valor, que es nominal.
Al incorporarse a la cooperativa, el asociado, primero, suscribe las cuotas
sociales y, en ese mismo acto, debe integrar al menos el 5 % de las cuotas
suscriptas. La cantidad de cuotas sociales fija el límite de la responsabilidad
del asociado, y establece la medida de los derechos patrimoniales (dividendo
limitado y reembolso), mientras que es irrelevante para el ejercicio del dere-
cho de voto. Las cuotas pueden transferirse solo entre asociados, con acuer-
do del Consejo de Administración. Se trata de un tipo de aporte obligatorio.
También pueden existir aportes:

•• Voluntarios: son aquellos que superan a los obligatorios. Es difícil que los
asociados decidan aportar más de lo necesario para acceder al uso de los
servicios sociales, ya que no hay “otro atractivo” para hacerlo, teniendo en
cuenta que las cuotas sociales mantienen siempre su valor nominal y, en
caso de devengarse un interés, este es limitado.
•• Forzosos: como sería el caso si se decidiera la distribución de excedentes
o el pago de intereses en cuotas sociales.

Al menos una parte del capital que integran los asociados es de propiedad
común, de acuerdo con el principio de participación económica. Esa parte del
capital son las reservas, otra posible fuente de financiamiento. Se constituyen
con una parte de los excedentes que se generan anualmente. Existen reservas
establecidas por ley, como la reserva legal propiamente dicha y otras reservas
especiales, pero eso no quita que la cooperativa decida constituir otras reser-
vas para fines específicos. Más adelante se profundizará el tema.
La capitalización parcial o total de retornos e intereses es otra forma de
incrementar el capital. Sería el caso del aporte “forzoso”. Esta forma de capi-
talización está sujeta a la existencia de excedentes. El artículo 44 de la Ley
20337/73 hace referencia a ello.
Las cooperativas pueden establecer mecanismos de capitalización per-
manente. Como está previsto en el artículo 27 de la Ley de Cooperativas, se
puede establecer por estatuto un procedimiento para la formación o el incre-

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mento del capital en proporción al uso real o potencial de los servicios socia-
les. Se denomina “capital proporcional” y se basa en el valor de equidad; cada
asociado se verá obligado a aportar en función del uso de los servicios socia-
les, el cual deberá medirse de manera objetiva.
Las fuentes de financiamiento externo son aquellas que exigen la obliga-
ción de reembolso. El principio de autonomía e independencia señala que
las cooperativas pueden realizar acuerdos con otras organizaciones, incluso
con los Gobiernos, u obtener capital de fuentes externas, siempre que no se
desnaturalice la esencia propia del cooperativismo, que se asegure el control
democrático por parte de sus asociados y que se conserve la autonomía de
la cooperativa.
Las cooperativas pueden financiarse mediante créditos comerciales (obte-
nidos de los proveedores) o bancarios. Esta posibilidad de financiamiento
dependerá de la capacidad que tengan para endeudarse. No siempre los ban-
cos cuentan con líneas de crédito específicas para cooperativas.
También los mismos asociados pueden financiar a sus cooperativas, más
allá de los aportes obligatorios que realizan para hacer uso de los servicios
sociales. Pueden hacerlo mediante préstamos personales, compra de bonos
cooperativos o fondos rotativos.
Una mención especial merecen los títulos cooperativos de capitalización
(TICOCA), que son bonos emitidos por las cooperativas. Fueron creados por
la Resolución N.º 349/95 del INAC en respuesta a la demanda, por parte del
sector cooperativo, de una nueva fuente de financiamiento que respetara sus
valores y principios cooperativos. Su emisión es decidida por la asamblea, y
requiere la mayoría calificada (aprobación de dos tercios de los asociados pre-
sentes). La asamblea también debe pronunciarse sobre (a) el monto total de la
emisión, (b) el sistema de reembolso (c) la tasa de interés y (d) la afectación
total o parcial de excedentes repartibles al rescate de los títulos.
Solo pueden acceder a la compra de TICOCA los asociados de la coopera-
tiva. Se pueden transmitir también solamente entre asociados, y se requiere
la comunicación fehaciente a la cooperativa. Se trata de un aporte comple-
mentario y voluntario.
Sus principales características son las siguientes:

•• Los TICOCA serán emitidos en moneda de curso legal o en moneda extran-


jera de libre convertibilidad. Serán nominativos y de igual valor, y se deberá
cumplir con las mismas formalidades que para las cuotas sociales estable-
cidas en el artículo 26 de la Ley 20337/73.
•• Son reembolsables al titular, total o parcialmente, en los plazos fijados por
la asamblea que dispuso la emisión de los títulos.
•• Son retribuidos con intereses, que se pagan con excedentes repartibles,
según la tasa fijada por la asamblea que decidió la emisión, conforme a
lo normado por el artículo 42, inciso 4, de la Ley 20337/73, por lo que se
trata de un interés limitado. En caso de que no existan excedentes repar-
tibles o de que estos sean insuficientes para cubrir los intereses debidos,
el pago de aquellos se diferirá a futuros ejercicios.
•• Una vez suscripta totalmente la emisión, se admiten nuevas suscripciones,
cuyo monto ha de dedicarse íntegramente a rescatar las existentes, según
su antigüedad.
•• Los aportes deberán ser integrados totalmente en el momento de la sus-
cripción (modificación introducida por la Resolución N.º 593/99 del Inacym).

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•• Se deberá llevar un libro ad hoc, en el que se asentarán las emisiones de


TICOCA, incluidas las transferencias, y que contará con la rúbrica prevista
en el artículo 38 de la ley (Resolución N.º 1966/95 del INAC).

Respecto a los fondos rotativos, si bien no están previstos en la ley ni en


resolución alguna, nada impide que puedan ser aplicados por las cooperativas.
Constituyen un mecanismo complejo, pero que respeta la naturaleza cooperati-
va, ya que se basa en la proporcionalidad entre el servicio recibido y el capital
aportado. Para entenderlo, es útil el ejemplo de Alberta Pool (una de las coo-
perativas graneras más importantes de Canadá) expresado por el Lic. César
Basañes en su trabajo “Nuevas estrategias de la cooperativas agropecuarias”:

CC
Los excedentes repartibles de la cooperativa son distribuidos anualmente en-
tre los socios: un 20 % en efectivo; un 40 % pasa a integrar un fondo rotativo
de mediano plazo; un 40 % pasa a integrar un fondo rotativo a largo plazo.
Supongamos, un productor que tenga en su cuenta todos los años excedentes
repartibles por $100. De estos recibe $20 en efectivo, $40 pasan a integrar el
fondo rotativo a 10 años y $40 a un fondo rotativo a 20 años. Los $40 que
aporta anualmente al fondo rotativo de mediano plazo los recupera a lo largo
de 10 años, a razón de $4 por año. Al finalizar el año 2 recibirá los primeros
$4 de los excedentes aportados en el año 1 y tendrá en el fondo rotativo un
monto de $76 (los 36 que restan del año 1 más los 40 del año 2). Así sucesi-
vamente hasta el año 11, a partir del cual recibe todos los años $40, mientras
que mantiene $220 en el fondo rotatorio. El mecanismo del fondo rotativo a
largo plazo es exactamente el mismo. (Basañes, 2001).

En nuestro país es considerada una herramienta innovadora. La Asociación


de Cooperativas Argentina (ACA), a partir de su reforma estatutaria, creó el
Fondo Rotativo de Capitalización (FRC), que está formado por “certificados
de aportes” los que una vez que hayan cumplido quince años de vigencia…

CC
(…) tendrán derecho al reembolso de 6,66 % [1/15] de su valor en cada uno
de los años siguientes, hasta completar el reintegro total. Este derecho a rein-
tegro estará condicionado al flujo de nuevos aportes, de manera que la suma
acumulada en el FRC durante los primeros quince años se mantenga estable.
Si el flujo de nuevos aportes fuese menor que lo requerido por todos los
Certificados de Aportes en condiciones de percibir reembolsos, los recursos
disponibles se aplicarán por orden de mayor antigüedad y, en caso de igual an-
tigüedad, a prorrata. (Estatuto Social de ACA, 2005).

Anteriormente hemos visto que la integración cooperativa cumple un impor-


tante rol también en materia de financiamiento. Los préstamos de otros orga-
nismos cooperativos, como son las cooperativas de grado superior, permiten
a las cooperativas llevar a cabo inversiones, mejorar sus servicios, etcétera.
Las cooperativas también pueden recibir subsidios o tomar préstamos del
Estado en sus distintos niveles.

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Podemos citar algunos ejemplos de nuestro país: actualmente, el Inaes


cuenta con un servicio de financiamiento para proyectos de desarrollo coopera-
tivo o mutual. Dichos proyectos deben estar encuadrados dentro de las pautas
del anexo de la Resolución N.º 4156/10 del Inaes, la que establece el tipo de
proyecto que puede presentarse, el tipo de ayuda financiera que puede otor-
garse (subsidio o préstamo), los montos máximos, las aplicaciones autoriza-
das para los fondos otorgados, los criterios de priorización para la evaluación
del proyecto, condiciones de los préstamos y garantías, etc.
En lo referente a cooperativas, los proyectos que pueden presentarse son
los siguientes: consolidación de cooperativas emergentes de planes sociales;
regularización y creación de puestos de trabajo en empresas recuperadas;
ampliación o consolidación de agronegocios cooperativos; desarrollo coopera-
tivo para productores minifundistas; ampliación o creación de servicios públi-
cos cooperativos; servicios públicos para viviendas de carácter social; emer-
gencias para salud; educación cooperativa y mutual; creación de puestos de
trabajo; cooperativas de personas con problemas graves de inserción laboral.
Desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación se otorgan microcré-
ditos a cooperativas creadas por el Plan Argentina Trabaja y a otras organiza-
ciones de la economía solidaria.
A nivel provincial, la Secretaría de Participación Ciudadana de la provincia
de Buenos Aires cuenta con el Programa Oscar Raúl Bidegain, que da apoyo
mediante subsidios a proyectos que planteen instancias de equipamiento inte-
gral con el objetivo de fortalecer el accionar de las cooperativas.
Otras herramientas de financiamiento, como pueden ser los fideicomisos
financieros (Ley 24441/94) o las obligaciones negociables (Ley 23576/88),
también son viables para las cooperativas.

6.3.3. Las reservas y su utilización


Los fondos de reservas son excedentes netos de las operaciones de la
cooperativa, que son retenidos sin posibilidad de ser distribuidos entre los
asociados.
La irrepartibilidad de las reservas está consagrada en la Ley 20337/73. El
inciso 12 del artículo 2 afirma que las cooperativas “establecen la irrepartibi-
lidad de las reservas sociales”. El artículo 36 determina lo siguiente:

CC
En caso de retiro, exclusión o disolución, los asociados solo tienen derecho a
que se les reembolse el valor nominal de sus cuotas sociales integradas, de-
ducidas las pérdidas que proporcionalmente les correspondiera soportar (Ley
20337/73).

Asimismo, la ley establece que las reservas se constituirán conforme lo esti-


pulado en el artículo 42, el que se refiere a la reserva legal, al fondo de acción
asistencial y laboral o para estímulo del personal, y al fondo de educación y
capacitación cooperativa.
La constitución de las reservas está sujeta a la existencia de excedentes
repartibles, y a cada una de ellas debe destinarse el 5 % de esos excedentes.
La reserva legal tiene como finalidad reforzar la consistencia patrimonial,
y solo se puede utilizar para afrontar un quebranto, antes de afectar el capi-

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tal social. De ser utilizada, no podrán distribuirse excedentes en los períodos


futuros hasta tanto se haya reconstituido la reserva legal al nivel anterior de
su utilización.
Althaus explica que la reserva legal:

CC
Contribuye al financiamiento interno, brinda un margen de seguridad frente a la
eventualidad de ejercicios que arrojen quebrantos y da una mayor protección a
los terceros acreedores compensando el riesgo que representa la variabilidad
del capital. (Althaus, 1977).

El fondo de acción asistencial y laboral, o para estímulo del personal, tiene


una afectación específica a una inversión determinada: será destinado a bene-
ficiar a los empleados de la cooperativa (la exposición de motivos de la ley los
define como colaboradores) que contribuyen a formar los excedentes. Puede
distribuirse entre ellos a través de premios, asignaciones especiales por dedi-
cación, iniciativas, rendimientos, etc., o puede ser invertido en su beneficio.
Por ejemplo, puede destinarse al pago de obras sociales, coseguros, seguros
colectivos, becas de estudio, préstamos, organización de actividades cultu-
rales, recreativas, etc. Si bien la ley no fija un plazo cierto en el que deba ser
utilizado, por medio de la Resolución N.º 177/83 del INAC se estableció que
debe ser afectado en el año inmediato posterior al que lo originó (quedan
exceptuadas de ello las cooperativas que no cuenten con empleados en rela-
ción de dependencia).
El fondo de educación y capacitación cooperativa tiene como finalidad
fomentar la educación cooperativa. Debe ser invertido anualmente (artículo
46 de la ley), y en la memoria tiene que constar información sobre su utiliza-
ción (artículo 40, inciso 3).
El fondo puede ser invertido directamente por la cooperativa o a través
de cooperativas de grado superior. La Resolución N.º 577/84 de la SAC enu-
mera posibles destinos para este fondo, entre ellos: donaciones de material
didáctico sobre cooperativismo a establecimientos de educación; creación o
ampliación de bibliotecas especializadas en materia cooperativa; fomento y
desarrollo de cooperativas escolares; becas a docentes y alumnos dedicados
a la educación y la capacitación cooperativa; actividades de divulgación de la
doctrina cooperativa.
La Ley 20337/73, en el artículo 42, también prevé una cuenta especial de
reserva, la cual se conformará con los excedentes generados por la prestación
de servicios a no asociados y por operaciones ajenas a la gestión cooperativa.
No sería justo que estos excedentes se repartieran entre los asociados, ya
que ellos no contribuyeron a generarlos. Se rompería el principio de equidad
y se estaría ante la presencia de un acto lucrativo.
La autora Elsa Cuesta (2006) entiende que esta cuenta especial podrá ser
utilizada para cubrir déficits finales de los ejercicios sociales, con cargo de
reconstitución con excedentes de ejercicios futuros.
Podrían existir otras reservas estatutarias (que surgen por disposición del
estatuto) y facultativas (por decisión asamblearia). Esta posibilidad ha gene-
rado controversias, razón por la cual la autoridad de aplicación ha establecido
su posición en la “Circular de fiscalización Auditoría externa N.º 25”, conteni-
da en la Resolución N.º 519/74 del INAC. Esta norma determina un criterio

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totalmente restrictivo, y considera que no es admisible la constitución de otras


reservas diferentes a las previstas en el artículo 42 de la ley, por cuanto su
formación involucra una reducción del excedente y por ende una disminución
del retorno, con los cual se desvirtúa uno de los preceptos básicos del siste-
ma cooperativo.

LECTURA OBLIGATORIA

Cracogna, D. (2001), “El problema del capital y el financiamiento

OO cooperativo” en: Boletín de la Unidad de Estudios Cooperativos, n.º


2, año 8, Universidad de la República, Montevideo.
Cuesta, E. (2006), “Capítulo V: Del capital” en: Manual de derecho
cooperativo (2.ª edición actualizada), Ábaco de Rodolfo Depalma,
Buenos Aires, pp. 153 a 191.
L ey 20337 “Régimen Legal de las Cooperativas”, (1973), Editorial
Intercoop, Buenos Aires.
Resoluciones de la autoridad de aplicación: N.º 349/95 INAC; N.º
1966/95 INAC; N.º 593/99 Inacym; N.º 177/83 INAC; N.º 577/84
SAC; N.º 519/74 INAC (Circular de fiscalización N.º 25).

5.

KK Responda las siguientes preguntas:


a. ¿Cuál cree usted que es la mejor fuente de financiamiento desde el
punto de vista económico y social para las cooperativas? ¿Por qué?
b. ¿Qué estrategias pueden utilizar las cooperativas para incrementar y
preservar su capital?

6.

KK Analice y comente las situaciones que se plantean a continuación.


Indique si existen conceptos incorrectos en el enunciado. Fundamente
la respuesta:
a. A fin de incrementar el capital de la cooperativa de consumo, el
gerente comunica a los asociados (mediante una nota) su decisión de
emitir títulos cooperativos de acuerdo con la Resolución N.º 349/95
del INAC y la Resolución N.º 593/99 del Inacym. Las condiciones
que estableció el gerente para los títulos son las siguientes: (1) los
aportes serán obligatorios; (2) podrán ser integrados totalmente en el
momento de la suscripción o en forma fraccionada; (3) se garantiza
el pago de intereses aun cuando no existan excedentes repartibles en
el ejercicio; (4) los intereses no superarán la tasa que prevé el artícu-
lo 42 de la Ley 20337/73; (5) los títulos se emitirán en moneda de
curso legal o en moneda extranjera; (6) los títulos podrán transferirse
libremente entre asociados o a no asociados.
b. Durante la asamblea, los asociados por mayoría, han aprobado la
siguiente distribución de los excedentes totales, los generados por las
operaciones con asociados y con no asociados:

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• 5 % a reserva legal. Durante el ejercicio se utilizó la reserva legal para


compensar el quebranto del ejercicio anterior. La asamblea decidió
destinar el 5 % a la reserva, aunque este porcentaje no alcanza para
reconstituir el monto de la reserva previo a su utilización, funda-
mentando que es necesario destinar un monto mayor de excedentes
para ser repartido entre los asociados. Ya van más de tres ejercicios
sin que ello suceda.
• 1 % al fondo de acción asistencial y laboral. Se decidió afectar un
bajo porcentaje de los excedentes a este fondo, ya que lleva acumu-
lados excedentes de varios ejercicios y no ha sido utilizado en los
últimos años.
• 20 % al fondo de educación y capacitación cooperativa. Se decidió
un porcentaje mayor que el establecido en la ley, ya que han previsto
desarrollar actividades relacionadas con la educación, como otorgar
una beca para los empleados que no han terminado el nivel secunda-
rio a fin de que puedan hacerlo; brindar un curso sobre la identidad
cooperativa para los asociados; donar bancos, sillas y libros de lectura
para las escuelas de la región.
• 10 % a una reserva para renovar las dos camionetas que utiliza la
cooperativa.
• Los excedentes restantes serán distribuidos entre los asociados en
proporción al uso de los servicios sociales

6.4. Las relaciones con las personas en las


cooperativas
El mundo cooperativo, por sus características especiales, su funcionamiento y
las diversas formas en que puede materializarse, merece un estudio profundo
y particular en relación con las personas que integran la organización.
Constituye un compromiso y un desafío para los responsables de la gestión
cooperativa su adecuado tratamiento, a fin de responder a los fundamentos
éticos, doctrinarios y prácticos de las cooperativas.
De la bibliografía, así como de los estudios en la materia, surge una varia-
da gama de denominaciones, entre las que se encuentran, por ejemplo, ges-
tión de recursos humanos, gestión humana, gestión de personas, desarrollo
de personal y capital humano. Tanto “recursos” como “capital” tienen con-
notaciones capitalistas, razón por la cual no nos inclinamos por ese tipo de
nomenclatura.
Más allá de la denominación que utilicemos, debemos advertir la compleja
realidad de la convivencia entre las personas de las cooperativas, vinculada
a los roles que pueden adoptar los asociados, ya introducida en la unidad 2,
apartado 2.4, al hacer referencia a los modelos cooperativos y a la doble o
triple función del asociado respecto a la cooperativa.
Todos los asociados son propietarios o, mejor dicho, copropietarios de la
cooperativa; a la vez trabajadores y empresarios en las cooperativas de traba-
jo; a la vez proveedores en las de comercialización; y a la vez clientes o con-
sumidores en las de consumo y provisión.
Estos asociados, en el ejercicio de sus distintos roles, conviven con los tra-
bajadores no asociados (asalariados), que desempeñan actividades en diver-
sas áreas de la empresa cooperativa.

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La situación descripta puede visualizarse en el gráfico siguiente:

G.6.2. Las personas en las cooperativas

De acuerdo con lo expuesto, en función del rol que adopten, los asociados ten-
drán intereses y objetivos diferentes, calificables de contrapuestos. En función
de la situación, un rol pesa más que otro en la mente del cooperativista, lo
que provoca una jerarquía de los roles que se desempeñan. En el caso de las
cooperativas agrarias, el rol de proveedor predomina sobre el resto. El interés
prioritario de este asociado será que el precio de los productos que entrega
en la cooperativa sea el máximo posible. Por esa razón, su conducta es poco
proclive a la autofinanciación, a realizar inversiones de futuro e incluso a la
generación de beneficios, pues piensa que se consiguen a costa del precio
que le aplican (Aragonés Signes, 1987).

PARA REFLEXIONAR

Piense y reflexione sobre lo que sucede en las cooperativas agrarias

PP argentinas respecto al rol que cumplen los asociados.

Ese mismo asociado es el que participa de la Asamblea e incluso puede ser


miembro del Consejo de Administración (elegido democráticamente entre los
asociados). Como miembro de este órgano, planificará, organizará, dirigirá,
etc., al colectivo de asociados y gestionará también al personal asalariado de
la cooperativa.
Ahora bien, de la visión empresarial que los integrantes del Consejo de
Administración posean, así como de su manejo de las técnicas de gestión,
dependerán los resultados que se obtengan.
San Pedro (1987) menciona la variedad de problemas que pueden derivar-
se con motivo de la diversidad de actividades que presta el movimiento coo-
perativo y las particularidades de las personas a quienes este brinda sus ser-
vicios y entre las cuales recluta a su personal.

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Mozas Moral et al. (1997) entienden que al menos una proporción significa-
tiva de cooperativas aún no son plenamente conscientes de los retos que tie-
nen que afrontar para ser totalmente competitivas en un ambiente tan destruc-
tivo para los débiles y consideran crucial que las cooperativas asuman como
propias las recomendaciones planteadas a las empresas de capital con vistas
a poder sobrevivir, adaptadas a las condiciones particulares de las cooperati-
vas. En esa línea, deben alejarse de la gestión puramente administrativa que
las caracteriza y asignar a la gestión de las personas una dirección efectiva.
Por su parte, San Pedro (1987) destaca la necesidad de una fluida relación
informativa recíproca entre la cooperativa y su personal a fin de lograr la parti-
cipación activa de este, así como su integración en la vida de la cooperativa,
cuestiones coherentes con su filosofía y sus principios.
A fin de maximizar los buenos resultados y minimizar los problemas y con-
flictos de las personas, deberá tenerse en cuenta, tanto al seleccionar las polí-
ticas que se van a implementar como en el momento de su aplicación, que las
personas son lo más importante dentro de la cooperativa.
Coincidimos con las expresiones de los autores citados y entendemos que
las cooperativas se deben diferenciar del resto de las organizaciones des-
tacando en las relaciones y en la dirección de su personal los principios de
control democrático por los asociados; membresía abierta y voluntaria; y edu-
cación, entrenamiento e información (se sugiere releer los contenidos de la
unidad 2).
En ese sentido, la legislación cooperativa argentina prevé disposiciones de
avanzada, que contribuyen a la puesta en práctica de los principios y afianzan
el sentido social de la organización. Tal es el caso del artículo 42 de la Ley
20337/73, que da participación a los empleados en el resultado que contri-
buyen a formar, de acuerdo con lo estipulado en su inciso segundo, relativo al
destino del 5 % de los excedentes repartibles al fondo de acción asistencial y
laboral o para estímulo del personal, y el 5 % destinado a educación y capacita-
ción cooperativa, lo cual ya se ha desarrollado detalladamente en esta unidad.
Las cuestiones comentadas debieran marcar el rumbo, tanto en el
momento del planeamiento como en el de definir las políticas que se van a
implementar.

6.4.1. El planeamiento del personal


Haremos referencia al concepto de planeamiento que Bozzo realiza citando
a Eric Vetter por cuanto nos permite analizar algunos aspectos directamente
vinculados a las cooperativas:

CC
El planeamiento de los recursos humanos es el proceso encargado de proveer
la cantidad y calidad adecuada de gente, en el momento y lugar adecuados,
para concurrir con su trabajo al cumplimiento de los objetivos de la organiza-
ción, sin perjuicio de los de cada individuo. (Bozzo, 1984).

Es un error muy común en las organizaciones no lucrativas, situación de la


que no escapan las cooperativas, pensar primero en determinados nombres
y luego ver qué trabajo se les asigna, cuando lo aconsejable es definir las

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175

características del puesto y luego buscar a la persona más adecuada para


que lo ocupe.
En toda organización existe una diferencia entre los objetivos de la entidad
y los fines individuales de las personas que la componen. Cuanto mayor sea
la compatibilidad entre ambas aspiraciones, más involucrado estará el perso-
nal. En las cooperativas, esta compatibilidad es casi total y constituye una for-
taleza que debe ser bien canalizada por los responsables de la organización.
Todos los grandes equipos de trabajo, así como las organizaciones exito-
sas, se construyen alrededor de un sueño compartido y motivador. El punto
clave en las cooperativas está en la inspiración que su misión debe desper-
tar en los miembros.
Ahora bien, sabemos de la diversidad de las cooperativas en cuanto a
tamaño, servicio, complejidad, medio en que desarrollan su actividad, carac-
terísticas de los asociados que las integran, presencia a nivel nacional o inter-
nacional, etc. ¿Podemos afirmar que es viable el planeamiento en todas ellas?

PARA REFLEXIONAR

¿Qué factores impiden el planeamiento en las cooperativas? ¿Qué fac-

PP tores lo favorecen? ¿Por qué?

6.4.2. Las políticas del personal


Vinculadas al enfoque centrado en los principios citados precedentemente, se
destacan las siguientes políticas:
•• Reclutamiento y selección: el trato diario de los asociados con la entidad
se realiza por medio del personal, razón que no debería descuidarse y que
debe alentar la aplicación de criterios de calidad y efectividad por parte de
los responsables de ejecutar esta política.
•• Formación y capacitación: debe ser una actividad permanente orientada
a la formación cooperativa y a la capacitación técnica. San Pedro señala:

CC
Una de las condiciones ideales para la integración y la eficiencia del personal
consiste en lograr que técnicos, funcionarios, empleados y obreros de las coo-
perativas, además de poseer los conocimientos y la práctica necesarios para
el buen desempeño de sus tareas, sean cooperativistas convencidos (San
Pedro, 1987).

La formación y la educación cooperativas deben encararse como una estra-


tegia que posibilite actualizar los conocimientos, las habilidades y las capa-
cidades de las personas con la finalidad de optimizar su contribución a los
objetivos de la organización y no como un mero cumplimiento de un principio
cooperativo.
Son diversos los medios y métodos que se utilizan para llevar a cabo la for-
mación cooperativa; por ejemplo: cursos, grupos de discusión, charlas debate,

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conversaciones directas e individuales, especializaciones, etc. Se recomienda


apelar a la creatividad y a los recursos que cada cooperativa encuentre más
efectivos según sus propias características, con el objetivo claro de lograr:

•• el desarrollo de la conciencia cooperativa;


•• el estímulo para la participación;
•• actitudes de colaboración, solidaridad, respeto y confianza;
•• el conocimiento de la especificidad cooperativa;
•• la mejora constante de los conocimientos técnicos;
•• la cobertura de las necesidades actuales;
•• la preparación del personal de relevo;
•• el sentido de pertenencia a la cooperativa.

Cabe resaltar la labor de colaboración y fortalecimiento que las cooperativas


encuentran en las federaciones que las reúnen y en otros organismos vincu-
lados a la difusión y la promoción de este tipo de organizaciones, ya mencio-
nados a lo largo del desarrollo de la materia.

•• Remuneraciones: tenemos que recordar que los dirigentes, en general, no


reciben paga en las cooperativas, y ello genera que suelan ser reacios a
abonar sueldos de mercado a los empleados. El sueldo de cada empleado
debería estipularse en función de su desempeño, la política salarial de la
organización, los sueldos de mercado y el interés de la entidad por mante-
nerlo en su plantel, tendiendo a estimular su adhesión a la cooperativa. No
sería justo y ni acorde con la filosofía cooperativa otorgar a sus empleados
remuneraciones inferiores a las que son habituales en tareas iguales en el
ámbito de las empresas privadas.

•• Seguridad: la formación cooperativa, la información y la comunicación resul-


tan imprescindibles a efectos de crear un clima humano favorable y acorde
con la propia naturaleza de las cooperativas. Debe prestarse especial aten-
ción a la seguridad en el trabajo a fin de garantizar la integridad del perso-
nal, la salubridad en el ambiente, la organización racional de las tareas, la
prevención de accidentes, etcétera.
Los aspectos relativos a la seguridad social, como la cobertura de los
aportes previsionales, no deben descuidarse. Al respecto vale la pena
mencionar las disposiciones emanadas de la autoridad de aplicación, que,
mediante el dictado de la Resolución N.º 183/92, tuvieron la finalidad de
garantizar esos derechos a los trabajadores de las cooperativas de trabajo.
Recordemos que esa resolución reafirmó que el vínculo jurídico entre el
asociado y la cooperativa de trabajo es de naturaleza asociativa y está
exento, por lo tanto, de toda connotación de dependencia, encuadrado en
el derecho laboral. Además, estableció que la inexistencia de un vínculo
de dependencia laboral no debe impedir la atención de las contingencias
cubiertas por la seguridad social y, por ese motivo, tornó en obligatorias
las aportaciones al régimen previsional y de seguridad social antes supe-
ditadas a la decisión de cada cooperativa.

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LEER CON ATENCIÓN

A continuación, algunas consideraciones generales que considera-

LL mos pertinentes:
La solidaridad que caracteriza a las cooperativas debe trascender a su
personal.
No puede esperarse que los empleados actúen cooperativamente si
no se los educa en esa dirección.
No puede pretenderse que estén imbuidos de la filosofía cooperativa
si no se implementan políticas adecuadas a esa finalidad.
Los responsables de la gestión deben ser innovadores y creativos, y
mantener una atmósfera de formación y capacitación en todos los
niveles, para todos los miembros y de manera constante. Los esfuer-
zos esporádicos son insuficientes.
Finalmente, el control y la evaluación constituyen la etapa de balance
acerca de lo actuado. Un análisis crítico y objetivo sobre los resultados
obtenidos permitirá determinar las acciones correctivas necesarias.
El balance social se convierte en una herramienta de utilidad para el
proceso de administración del personal de las cooperativas.

7.

KK Responda:
a. ¿En qué instancia entiende que resulta de utilidad la aplicación del
balance social? Ejemplifique.
b. ¿Qué otras políticas de personal considera que deberían implemen-
tarse en las cooperativas? Fundamente.

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Referencias bibliográficas

Althaus, A. (1977), Tratado de derecho cooperativo, Zeus Editora, Rosario,


Argentina.
Aragonés Signes, J. (1987), Cooperativismo, participación y poder, Centro de
Educación Cooperativa, Valencia.
Arias, N. (2007), Títulos cooperativos de capitalización (TICOCA). Ponencia
presentada en el XII Congreso Nacional FACE. San Luis, 22 al 24/08/07.
Basañes, C. (2001), “Nuevas estrategias de las cooperativas agropecuarias”
en: Boletín de la Unidad de Estudios Cooperativos, n.º 2, año 8, Universidad
de la República, Montevideo.
Bossa, J. I. (1987), Políticas de personal en cooperativas argentinas, Intercoop
Editora Cooperativa Ltda., Buenos Aires.
Bozzo, R. N. (1984), El capital humano en el proceso de gestión cooperativa,
Intercoop Editora Cooperativa Ltda., Rosario.
Cracogna, D. (2001), El Problema del Capital y el Financiamiento Cooperativo.
Boletín de la Unidad de Estudios Cooperativos N.º 2 Año 8, Universidad
de la República, Montevideo.
Cuesta, E. (2006), Manual de derecho cooperativo, 2.ª edición, Ábaco de
Rodolfo Depalma, Buenos Aires.
Cúparo, E. y Sarmiento, M. (1998) La importancia estratégica y conceptual
de la integración cooperativa Aportes para una concreción en términos
apropiados en el marco de la globalidad. Ponencia de Fedecoba al
Congreso Nacional de Educación Cooperativa, Buenos Aires.
Discurso de Miguel Cardozo, expresidente de la ACI, en el Seminario Regional
sobre estrategias de capitalización y financiamiento de las cooperativas,
organizado por la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas,
Motevideo, 13 de noviembre de 1996.
Estatuto Social Asociación de Cooperativas Argentina ACA (2005).
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